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Fallo Carrefour

La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil confirmó la sentencia que rechazó la rescisión del contrato entre Carrefour y los demandados, argumentando que no se probó la frustración del fin del contrato y que los locatarios incrementaron sus ventas. Se destacó que la defensa de cosa juzgada es válida y que no se puede cuestionar una decisión firme en un proceso posterior. Además, se admitió el cobro de ciertas partidas que habían sido rechazadas inicialmente.

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Fallo Carrefour

La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil confirmó la sentencia que rechazó la rescisión del contrato entre Carrefour y los demandados, argumentando que no se probó la frustración del fin del contrato y que los locatarios incrementaron sus ventas. Se destacó que la defensa de cosa juzgada es válida y que no se puede cuestionar una decisión firme en un proceso posterior. Además, se admitió el cobro de ciertas partidas que habían sido rechazadas inicialmente.

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Voces: CAUSA FIN ~ COSA JUZGADA ~ EFECTOS DE LA COSA JUZGADA ~

EXCEPCION DE COSA JUZGADA ~ LOCACION ~ RESCISION DEL CONTRATO


Tribunal: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala G(CNCiv)(SalaG)
Fecha: 05/03/1998
Partes: Carrefour, Argentina c. Skidelsk y Levin, Edgardo.
Publicado en: LA LEY1998-F, 541 - DJ1998-3, 1187
Cita Online: AR/JUR/712/1998

Sumarios:
1. -- Es inadmisible la defensa fundada en la frustración del fin del contrato,
como sustento para rescindir el mismo por resultar ruinoso, si los locatarios de
un local ubicado en un centro comercial acrecentaron el lucro derivado de las
ventas al término de la vigencia del contrato, máxime si la locadora no garantizó
la subsistencia de las circunstancias tenidas en cuenta al contratar, y tampoco
existió certeza sobre ellas, pues, en tal caso, habrían tenido carácter de
condición, entendida como cláusula accidental, de la cual habría dependido la
existencia del negocio.
2. -- En el ámbito de la contratación privada, un hecho invocado como
"frustrante", a fin de rescindir el contrato, no adquiere carácter indiscutible o
notorio por la sola circunstancia de haber sido mencionado en una publicación
periodística, máxime si tal extremo no se encuentra probado por ninguno de los
medios de prueba previstos en el Cód. Procesal, los cuales resguardan el
principio de bilateralidad y el adecuado ejercicio de la defensa en juicio.
3. -- El juez, de cualquier grado y en cualquier estado del litigio, tiene el deber de
apreciar el presupuesto de admisibilidad de la defensa de cosa juzgada,
consistente en la existencia de una sentencia precedente, pues el pedido de las
partes para que se ejercite la jurisdicción respecto de la controversia tiene lugar
una sola vez, pero no más.
4. -- La parte a quien se le ha negado su pretensión u oposición no puede, en un
ulterior proceso, cuestionar la decisión firme pronunciada contra ella, en virtud
del efecto negativo de la cosa juzgada, el cual se proyecta a todo el contenido de
la norma individual creada en cada caso concreto, con prescindencia del lugar
del pronunciamiento donde la cuestión fue decidida.

Texto Completo: 2ª Instancia. -- Buenos Aires, marzo 5 de 1998.


¿Es justa la sentencia apelada?
A la cuestión planteada el doctor Montes de Oca dijo:
I. La sentencia de la anterior instancia hizo lugar parcialmente a la demanda,
en consecuencia, condenó a los demandados a pagar a la actora la suma de
dinero que resulte de la liquidación a practicar por el crédito por expensas y
gastos de administración referidos en el contrato que vinculara a las partes, así
como se excluyó lo que concierne al "fondo de promociones colectivas" y
"multas por abrir el local fuera del horario reglamentario". Apelaron ambas
partes, quienes en esta alzada exponen diversos argumentos en resguardo de
sus respectivos intereses.
II. En primer lugar, cabe poner de relieve la manifestación de la sociedad
actora en el sentido que ya existe cosa juzgada oponible a la parte demandada
respecto de la ausencia de responsabilidad de aquélla en el colapso del centro
comercial denominado "Shopping Soleil", donde se hallaba ubicado el salón
comercial locado por los demandados, y que las obligaciones a cargo de éstos
debían ser cumplidas hasta la finalización del vínculo (ver fs. 225 vta./226,
capítulo IV, íd. fs. 226 vta). Bien poco importa el momento procesal en el cual se
formula una manifestación de este tipo, por cuanto siempre existe el deber del
juzgador, en cualquier grado y estado del juicio, de apreciar este presupuesto de
admisibilidad de la defensa, derivada de la existencia de un fallo precedente,
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© Thomson La Ley 1
pues la jurisdicción que las partes pueden pedir que se ejercite, respecto de la
controversia, tiene lugar una vez, pero no más. (Palacio, "Derecho Procesal
Civil", t. V., p. 501 y sus citas).
El examen de la cuestión revela que en el juicio que los aquí demandados
Edgardo Skidelsky Levin y Elizabeth Guberman de Skidelsky promovieran por
rescisión (sic) del contrato por incumplimiento de la locadora e indemnización de
daños y perjuicios, la pretensión fue rechazada en ambas instancias, con la
debida aclaración que la involución y fracaso del emprendimiento comercial
respondió a circunstancias de riesgo propias de toda actividad empresarial,
antes que al incumplimiento culpable de las partes. En el pronunciamiento
confirmatorio de esta sala (cfr. estudiado voto del doctor Bellucci en la sentencia
del 18 de noviembre de 1997, fs. 192/194 del expte. 10.801/92) se dijo que la
parte actora había sustentado su reclamo en bases meramente conjeturales,
como así que en el acuerdo de rescisión suscripto por las partes el 29 de junio de
1992, no existió atribución de culpas, lo que sumado a la improbada existencia
de perjuicios por parte de los demandados en este proceso, correspondía
confirmar el rechazo de la pretensión. Sea permitido agregar que la apreciación
de la escasa prueba reunida por iniciativa de los actores en aquel reclamo, puso
de resalto que en el "anexo IV" del dictamen pericial contable se mencionó que
durante el período 1990/1992, la librería "Yenny" que funcionó en el local de
marras, acrecentó el monto de sus ventas (cfr. el voto señalado), circunstancia
que expande muy notorios efectos en el presente juicio, en orden al restante
agravio de la parte demandada, es decir, a las consecuencias de la frustración
del fin del contrato.
En tales condiciones, no cabe duda que dicho pronunciamiento debe ser
dotado del atributo en cuya virtud su contenido no debe ser alterado por el
presente, pues la parte a quien se ha negado la actuación de su pretensión u
oposición no puede, en un ulterior proceso, cuestionar la decisión firme emitida
contra ella: efecto negativo de la cosa juzgada (Palacio, obra citada, p. 499);
cabe añadir que dicho efecto debe ser proyectado a todo el contenido de la
norma individual creada en cada caso concreto, con prescindencia del lugar del
pronunciamiento en el que la cuestión aparece decidida (Imaz, E., "Límites
procesales de la cosa juzgada" en LA LEY, 75-876/885, espec. cap. V).
III. Aún cuando lo anteriormente expresado resulta suficiente para definir el
resultado adverso del recurso de la parte demandada, sea permitido señalar
"obiter dicta" la inadmisibilidad de la frustración del fin del contrato como
sustento de la defensa. En efecto, si se reconoce que las causas sobrevinientes
que autorizan a desligarse del contrato por resultar ruinoso, debido a la ruptura
de las bases del negocio jurídico, cabe tener en cuenta en el presente caso que,
según se ha visto de manera inmodificable, al término de vigencia del contrato,
los demandados acrecentaron el lucro derivado de las ventas. Por otra parte
nada garantizó la actora acerca de la subsistencia de las circunstancias tenidas
en cuenta al contratar; tampoco existía certeza sobre ellas, pues en tal caso
habrían tenido carácter de condición, entendida como cláusula accidental, de la
cual, a su vez, habría dependido la existencia del negocio. En suma, a la luz del
fundamental principio de la buena fe (art. 1198, parte 1ª, Cód. Civil) y por todo lo
expuesto respecto de la interpretación contractual y la conducta de las partes,
corresponde atenerse al resultado señalado en el considerando anterior,
valorándose, en lo pertinente, las consideraciones expuestas por la a quo que no
han sido objeto de crítica eficaz en esta instancia.
IV. A su vez, la parte actora se agravia de la desestimación de las partidas
señaladas al comienzo, cuyo reclamo la sentenciante entendió como un ejercicio
abusivo del derecho por parte de la reclamante. Los argumentos desarrollados
precedentemente sirven también como fundamento para admitir la procedencia
del reclamo, a poco que se aprecie que fue la conducta de los accionados, en

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© Thomson La Ley 2
tanto dejaron de pagar las prestaciones previstas en el contrato, la que
contribuyó al colapso del centro comercial (véase dictamen pericial contable de
fs. 155/162 y su ampliación de fs. 172/173). Ello sin perjuicio de reiterar el
comprobado incremento de las ventas durante los dos últimos años de vigencia
del contrato, que por cierto repele toda idea de ejercicio antifuncional del
derecho del acreedor.
En este mismo orden de ideas debe señalarse que en el ámbito de una
contratación privada, un hecho considerado "frustrante" no adquiere carácter
indiscutible o "notorio", en la terminología de fs. 195, por la sola circunstancia de
haber sido mencionado en una publicación periodística, con mayor razón y
sentido si, como lo señala la actora, el extremo no se encuentra probado por
ninguno de los medios de prueba que autoriza el ordenamiento procesal; medios
que, conviene señalar, resguardan el principio de bilateralidad y una adecuada
defensa en juicio. En conclusión, conforme los términos del acuerdo rescisorio
del 29 de junio de 1992 y la apuntada regla de buena fe, debe modificarse la
sentencia en tanto admitió la defensa y reconocerse el cobro de las sumas
correspondientes a las partidas "sub examine", por lo que al prosperar
íntegramente el reclamo, las costas, en ambas instancias, deben ser impuestas a
la parte demandada, que resulta vencida (art. 68, Cód. Procesal).
V. Por estas consideraciones, corresponde confirmar la sentencia apelada, en
lo principal que decide, y se la revoca en cuanto rechaza el cobro de las partidas
"fondo de promociones colectivas" y "multas por abrir el local fuera del horario
reglamentario", las que se admiten, por lo que el pago deberá efectuarse con las
modalidades y alcances indicados en el pronunciamiento de primer grado. Las
costas, en ambas instancias, se imponen a la parte demandada.
Los doctores Bellucci y Greco votaron en el mismo sentido por análogas
razones a las expresadas en su voto por el doctor Montes de Oca.
Por lo que resulta de la votación de que instruye el Acuerdo que antecede se
confirma la sentencia de fs. 193/196, en lo principal que decide, y se la revoca
en cuanto rechaza el cobro de las partidas "fondo de promociones colectivas" y
"multas por abrir el local fuera del horario reglamentario" las que se admiten,
por lo que el pago deberá efectuarse con las modalidades y alcances indicados
en el pronunciamiento de grado. Las costas, en ambas instancias, se imponen a
la parte demandada. Los honorarios de los profesionales intervinientes serán
regulados una vez fijados los de primera instancia. Por cuanto en este proceso la
"a quo" dispuso el llamado de "autos para sentencia" con fecha 22 setiembre de
1994, y sin ninguna nota intermedia, la sentencia se dictó el 3 de abril de 1997,
corresponde poner en conocimiento del Tribunal de Superintendencia dicha
circunstancia, conjuntamente con la que se dispusiera a fs. 194 de los autos
sobre rescisión tramitidos entre las partes, a los fines que estime correspondan,
librándose oficio de estilo. -- Leopoldo Montes de Oca. -- Carlos A. Bellucci. --
Roberto E. Greco.

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© Thomson La Ley 3

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