Migración y democracia
La relación entre migración y democracia es compleja. La migración
puede afectar las democracias al plantear desafíos en la integración
de migrantes y en la política de derechos, así como influir en la
representación política. Además, las democracias deben cumplir
con sus obligaciones internacionales respecto a los derechos de las
personas migradas. Sin embargo, el hecho de adquirir nacionalidad
no siempre garantiza que los migrantes se sientan motivados a
participar en el proceso democrático. Es fundamental que los
estados encuentren un equilibrio que respete los derechos de los
migrantes y promueva su integración en la sociedad.
¿Qué derechos tienen las personas cuando migran?
Las personas migrantes tienen derechos humanos que les asisten
en virtud de su humanidad, según el derecho internacional. Estos
derechos incluyen, entre otros, el derecho a ser informados sobre
sus derechos, el derecho a comunicarse con sus autoridades
consulares, y el derecho a no ser discriminados,
independientemente de su estatus migratorio. Además, aunque no
sean considerados refugiados, tienen derechos que deben ser
respetados por los estados receptores.
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para
los Derechos Humanos (ACNUDH)
La labor del ACNUDH en materia de migración y derechos humanos
El ACNUDH trabaja con el fin de promover, proteger y hacer cumplir
los derechos humanos de todos los migrantes, cualquiera que sea
su condición, con especial atención a los migrantes que se
encuentran en situación de vulnerabilidad y corren mayor
riesgo de padecer violaciones de derechos humanos.* El
ACNUDH promueve una estrategia hacia la migración basada en
los derechos humanos, que sitúa al migrante en el centro de las
políticas migratorias y su gobernanza, y que trata de garantizar su
inclusión en todos los planes y las estrategias nacionales
pertinentes, tales como los proyectos de vivienda pública o las
estrategias nacionales para combatir el racismo y la xenofobia.