Grado de Estudios de Asia y África (Japón) 3ºAño
Historia de Asia Oriental (Japón)
La contradicción americana
SENTIMIENTO ANTIJAPONÉS en Estados Unidos
entre los siglos XIX y XX
lola marina vela moreno
Número de palabras: 5830
Fecha de entrega: 30/01/2022
Introducción
La política de inmigración Gentlemen’s Agreement de 1908, motivada por el presidente Roosevelt,
restringió la mano de obra japonesa. Este acuerdo puso en evidencia la exclusión y discriminación
racial y de clase sobre los japoneses que cierto sector estadounidense llevaba aplicando durante
décadas.
A partir de este suceso, analizaremos los precedentes que dieron lugar a dicha discriminación,
cómo se llevaron a cabo las restricciones, la ejecución del Gentlemen’s Agreement y las
evidencias sobre la exclusión de japoneses a principios del siglo XX. Además, analizaremos las
contradicciones expuestas por supremacistas estadounidenses, quienes rechazaban a los japoneses,
pero que a su vez consumían y simulaban productos y estilo de vida nipones.
Concluiremos con una reflexión sobre la xenofobia que afectó profundamente a la unión obrera
estadounidense, dado que multitud de organizaciones sindicales, que nacieron para promover los
derechos de todos los trabajadores, decidieron promover campañas contra los jornaleros asiáticos
en Estados Unidos.
Precedentes Históricos
En la segunda mitad del siglo XVIII, nace la idea de la raza amarilla, una invención europea.
Según Rotem Kowner, esta nueva raza se situaba en el segundo nivel en el ideario de la jerarquía
racial. A los asiáticos del este, considerados amarillos, se les atribuyeron ciertas características,
como la impasibilidad, mediocridad e inclusive se percibían como amenazantes (3, 2014)1.
No obstante, esta percepción de otredad no se había producido anteriormente. A lo largo de varios
siglos, desde Europa se consideraba a los asiáticos orientales como civilizados, y más
sorprendentemente, blancos, no se diferenciaba su raza. De hecho, en el paso de Marco Polo por
Cipango (antigua denominación de las islas japonesas) en el siglo XIII, este describió a los
japoneses como blancos (bianca, bianchi), “Es una isla muy grande. Los indígenas son blancos,
de buenas maneras y hermosos. Son idólatras y libres y no están bajo la señoría de nadie” (Polo,
1298)2.
En el siglo XVI se consideró a los japoneses como la mejor civilización con la que Europa había
dado, manteniendo las lindes japonesas intactas sin invasiones a nivel territorial o cultural. Según
Kowner (2014):
Early modern Japan is notable for two aspects that Together made the discourse on it
somewhat different from that of others. From their first references, Europeans perceived
1
Kowner, R. (2014). From White to Yellow, 63: The Japanese in European Racial Thought, 1300–1735.
Quebec, McGill-Queen’s University Press. P. 3
2
Polo, M. (1298). Libro de las maravillas. Madrid, Ediciones Generales Anaya. P. 133
2
this society not only as civilized and technologically advanced but also as extremely
powerful. Very few non-European groups shared this amalgam of characteristics, and
even fewer maintained it for so long (p.18)3.
Es por ello por lo que, durante tantos siglos, dada la percepción europea positiva de Japón y por
su política de clausura, que el país pudo disfrutar de un estatus privilegiado resistiendo cualquier
coerción externa, como el intento de cristianización llevado a cabo por los jesuitas. Sin embargo,
en el siglo XVIII, con la influencia de la Ilustración, los japoneses se vieron sometidos a una
decadencia en la jerarquía racial europea.
Si bien a finales del periodo Edo Japón reforzó la capacidad de desplegar su poder, los
occidentales engrandecieron su arrogancia frente a los no europeos. A finales del XVII,
desarrollaron nuevas ideas sobre un orden racial, al tener una mayor comprensión geográfica y
promover la taxonomía biológica. Kowner (2014), apunta: “When in 1735 Linnaeus offered his
first version of hierarchical taxonomies of the natural world, the Japanese, together with other
Asians, were separated immutably from Europeans” 4. Dos décadas después, Linneo (1707-1778)
escribió en Systema Naturae (1758) sobre los asiáticos, donde los distinguía de otras razas por
sus aspectos físicos, su supuesta piel amarilla, cetrina y pálida (luridus, una terminología
peyorativa que denotaba vagancia y enfermedad)5 y por ciertas características culturales negativas,
que los distinguía y dejaba muy por debajo de los europeos6.
Portada de la edición de 1758 de Systema Naturae de Linneo7
3
Kowner, R. (2014), p.18
4
Kowner, R. (2014), p.31
5
Keevak, M. (2011). Becoming Yellow: A Short History of Racial Thinking. Nueva Jersey, Princeton
University Press. P. 51
6
Kowner, R. (2014), p.31
7
Linneo, C. (s. f.). Systema naturae per regna tria naturae:secundum classes, ordines, genera, species,
cum characteribus, differentiis, synonymis, locis. Biodiversity Heritage Library. Recuperado 20
de diciembre de 2022, de https://www.biodiversitylibrary.org/bibliography/542 3
Carlos Linneo fue un científico y naturalista sumamente influyente y respetado en su tiempo, con
numerosos sucesores que relevaron su estudio y mantuvieron el concepto de los asiáticos del este
como una raza inferior. A principios del siglo XIX se desarrolló la idea de que tanto japoneses
como chinos eran mongoles, una raza considerada entonces como destructiva, salvaje e inferior
(Keevak, 2011) 8. William Lawrence, cirujano de renombre, escribió en 1819 sobre los mongoles,
y por extensión, sobre los japoneses:
When the Mongolian tribes of central Asia have been united under one leader, war and
desolation have been the objects of the association. Unrelenting slaughter, without
distinction of condition, age, or sex, and universal destruction have marked the progress
of their conquests, unattended with any changes or institutions capable of benefiting the
human race, unmingled with any acts of generosity, any kindness to the vanquished, or
the slightest symptoms of regard to the rights and liberties of mankind. The progress of
Attila, Genghis, and Tamerlane, like the deluge, the tornado, and the hurricane, involved
every thing in one sweeping ruin9.
Estas teorías sobre la naturaleza del hombre y de la evolución, que situaban a los occidentales en
una categoría superior al resto, suscitaron en cierta medida la expansión de unos europeos
cargados de seguridad sobre su superioridad racial y moral, lo que desembocó posteriormente en
el desarrollo industrial y económico occidental del siglo XIX, que dejaba atrás a las economías
asiáticas. Con el tratado de Kanagawa de 1854, que abrió las puertas de Japón al mundo, nace el
Japón moderno, pero a nivel racial, respecto a los estándares europeos, ello supuso el declive de
los japoneses, que quedaron postergados a ser el otro.
Gentlemen’s Agreement de 1908: precedentes y situación laboral de japoneses en E.E.U.U.
Con la apertura de las islas se produjeron los primero flujos migratorios desde Japón hacia Estados
Unidos, dichas migraciones se organizaban con compañías privadas, que en muchas ocasiones
sometían a los migrantes japoneses a trabajos forzados, una deplorable calidad de vida y a un trato
imprudente por parte de empleadores. Estos primeros emigrantes pidieron la ayuda del gobierno
japonés, que les concedió el regreso a las islas y una ley dictada en 1896 sobre la protección de
inmigrantes, que controlaba a las fraudulentas empresas de emigración (Brody, 2002)10.
Con esta nueva protección, durante los primeros años del siglo XX, la inmigración japonesa que
se instaló en la costa oeste de Estados Unidos y en Hawái, creció exponencialmente. A finales del
XIX se abrieron numerosas plantaciones de azúcar en Hawái, donde se movilizaron muchos
8
Keevak, M. (2011), p.79
9
Lawrence, W. (1819). Lectures on Physiology, Zoology, and the Natural History of Man. London, Ulan
Press, p. 79
10
Brody, B. (2002). Opening the Door: Immigration, Ethnicity, and Globalization in Japan. Nueva York,
Routledge, p. 57
4
japoneses, que constituían la mayoría de inmigración en las islas. Para 1908, 31.774 japoneses
trabajaban en las plantaciones, constituyendo un 69,7 por ciento del total de empleados (Labor
Conditions in Hawaii, 1916)11. Entre 1894 y 1907, la producción de azúcar en Hawái creció de
las 153.342 toneladas, a 440.017 toneladas; se trataba de un negocio en crecimiento constante con
grandes beneficios. Los japoneses tuvieron una buena acogida en las islas, contaban con sus
propias escuelas, 59 para 1910, y con 32 templos budistas (Ballard, 1910)12. En 1915 La población
filipina tomó una gran parte del trabajo de los japoneses, ya que en 1908 había 183 empleados
filipinos, y para 1915 este número aumentó a 8.695 (1916)13, esto se pudo deber a la intención de
los empleadores de que los japoneses no se hicieran con el monopolio de las plantaciones de
azúcar, ya que al haber mayor diversidad de trabajadores asiáticos los japoneses no acapararían
el negocio.
Además de las plantaciones de azúcar en Hawái, los inmigrantes japoneses tomaron parte en la
industria de la piña, muy fructífera a principios del siglo XX. Los empleados cobraban más por
el trabajo de enlatado de piña que en la recogida de azúcar, y se cobraba lo mismo
independientemente de la nacionalidad, un punto a destacar, dado que en la industria del azúcar
se discriminaba el pago según el origen del trabajador, por ello convenía contratar a asiáticos
orientales, que constituían el 81 por cierto de la mano de obra, y recibían un sueldo más bajo14.
Tabla que expone el número de empleados adultos masculinos y el pago anual que recibían según su nacionalidad en
las plantaciones de azúcar (1916)15
En este informe que analiza las condiciones laborales en Hawái escrito en 1916, se considera que
todos los logros sobre la mejora de condiciones en el trabajo, tanto en el aumento del salario,
reducción de horarios o la mejora sanitaria, se consiguieron entonces gracias a los empleadores
11
Labor Conditions in Hawaii. (1916). Monthly Review of the U.S. Bureau of Labor Statistics, 3(3). P.46
12
Ballard, W. J. (1910). JAPANESE IN HAWAII. The Journal of Education, 71(10 (1770)). P. 272
13
Labor Conditions in Hawaii. (1916), p. 46.
14
Labor Conditions in Hawaii. (1916), p. 51
15
Labor Conditions in Hawaii. (1916), p. 49
5
que buscaban mano de obra, y no gracias a los trabajadores, que según el informe carecían de
organización sindical16. Sobre el posible peligro que los trabajadores japoneses en las plantaciones
de azúcar pudieron suponer se menciona:
There is no reason for an alarmist attitude toward the Japanese. Those in Hawaii are not
unmindful that some mischance may in the future disturb the friendly relations between
their country and our own; but they do not court such an event. (…) If the coming
generation of Japanese born in Hawaii are treated with fairness, they may become as
thoroughly Americanized as any of our citizens of European descent, and may
contribute much to the solution of social, economic, and political problems, instead of
passively existing in the community as knotty problems requiring solution by our social,
economic, and political mathematicians. To Americanize the Orientals in Hawaii we
must isolate them from direct contact and competition with the laboring classes of Asia
itself. Complementary to such a policy, necessary encouragement should be given to the
immigration of Europeans17.
Podemos observar que para 1916 no se tenía una concepción muy negativa sobre los trabajadores
japoneses en Hawái, de hecho, se mantiene la esperanza de que estos se americanicen y formen
parte de la sociedad estadounidense. Pero para ese momento, los inmigrantes japoneses aún se
consideran foráneos y un problema presente que se ha de americanizar para ser válido. Además,
la mano de obra europea se sigue respetando y deseando más que la asiática. A continuación
observaremos el impacto que los inmigrantes japoneses tuvieron en California, ¿fueron tan
aceptados como en Hawái?
En la costa oeste de Estados Unidos, la llegada de japoneses fue considerada un grave problema,
generando un fuerte sentimiento antijaponés en la zona. Un precedente a esta aversión hacia la
comunidad asiática en América se dio a finales del siglo XIX, con el movimiento de exclusión de
chinos. Los trabajadores chinos, en busca de nuevas oportunidades, emigraron a la costa oeste a
mediados del siglo XIX, esto produjo que parte de la comunidad de inmigrantes europeos
buscaran la exclusión de los chinos, bajo la premisa de que se trataban de mongoles, y que por
esta misma condición no eran válidos para el trabajo. En este momento, quienes discriminaban a
los asiáticos, mantenían la concepción de que estos inmigrantes tenían una moralidad cuestionable,
al ser jornaleros y en el caso de las mujeres, trabajadoras sexuales, todo a causa de no ser cristianos.
Esta campaña de discriminación llevó a la aprobación de la Ley de Exclusión China de 1882, que
redujo a mínimos a la inmigración china y promovió un rechazo generalizado hacia los
inmigrantes asiáticos, por su moralidad y políticas que iban en contra de sus principios cristianos.
16
Labor Conditions in Hawaii. (1916), p. 51
17
Labor Conditions in Hawaii. (1916), p. 52
6
Con la llegada de inmigrantes japoneses a Estados Unidos que se concentraron en la ciudad de
San Francisco, quienes se habían enfrentado con anterioridad a la inmigración china, pasaron a
acusar a los japoneses de su inmoralidad, buscando, de nuevo, la exclusión de estos 18 . La
presencia de una comunidad trabajadora japonesa se vivía como una invasión que hacía peligrar
la existencia de los hombres blancos americanos. Sidney Coryn (1909) escribió sobre la
“problemática” japonesa:
There are hundreds of Japanese janitors, and Japanese house cleaners, while the
invasion of other branches of activity is steady and persistent. Divisions of the city are
becoming known as Japanese quarters, and Japanese stores in a chronic state of "selling
off" are to be found everywhere. All these things mean the dispossession of white
men19.
Quienes excluían a los inmigrantes japoneses llegaron a organizar ataques contra estos,
nombrándolos la causa del paro entre jornaleros blancos. Se describía a los japoneses como
personas sin razonamiento, que no respetan los estándares americanos de precios, desesperados
por conseguir algo de negocio, si se permitía que estos influyeran en el negocio americano, esto
supondría el decaimiento del comercio blanco. Coryn (1909) defiende estas ideas:
The Japanese will enter into no trade agreement, he will respect no standard of prices.
He is a law unto himself, and his only rule is to get the business at any and every cost. It
is not surprising that the opinion among the wage earners of San Francisco is nearly
unanimous. The presence of the Japanese trader means that the white man must either
go out of business or abandon his standard of comfort and sink to the level of the
Asiatic, who will sleep under his counter and subsist upon food that would mean
starvation to his white rival20.
James Phelan (1861-1930), quien fue alcalde de San Francisco y congresista, fue uno de los
representantes de la ideología basada en el nativismo blanco, llevó en su política el lema de
“mantener a California blanca”. Phelan dedicó años de su carrera a excluir y rechazar a la
comunidad china en San Francisco, con la intención de suprimir el barrio chino de la ciudad, sin
mucho éxito dado que el gobierno chino intervino en la acción. Con el reemplazo de trabajadores
chinos por jornaleros japoneses que trabajaban por un sueldo muy bajo, el foco de xenofobia en
la ciudad de San Francisco se centró en la japonofobia, promoviendo políticas segregacionistas
18
Anti-Japanese exclusion movement. (2020, 8 octubre). Densho Encyclopedia. Recuperado 26 de enero
de 2022, de https://encyclopedia.densho.org/Anti-Japanese_exclusion_movement/
19
Coryn, S. (1909). The Japanese Problem in California. The Annals of the American Academy of
Political and Social Science, 34(2), p. 43.
20
Coryn, S. (1909), p. 43, 44 7
en escuelas, con la intención de que los japoneses se mantuvieran a raya del país21. En la junta de
educación de San Francisco se dictó la siguiente acta:
The Board of Education is determined in its efforts to affect the establishment of separate
schools for Chinese and Japanese pupils, not only for the purpose of relieving the
congestion at present prevailing in our schools, but also for the higher end that our
children should not be placed in any position where their youthful impressions may be
affected by association with pupils of Mongolian races22.
Después de la Primera Guerra Mundial, Phelan publicó en 1919 el artículo The japanese evil in
California a modo de campaña para ganar las elecciones al Senado en 1920. En este escrito, el
candidato a Senador desarrolla sobre su teoría del peligro que suponían los japoneses para la
américa blanca, proponiendo que se desarrollara menos la producción agrícola a cambio de
expulsar al “mal” japonés (ya que estos solían trabajar en agricultura y ganadería) que se llevaba
las ganancias a Japón. Phelan escribe líneas como las siguientes:
We could well afford to produce less and have a free, happy, and homogeneous
population, tilling the soil and contributing, by family life, education, religion, science,
and art to the upbuilding of our Western Civilization (…) The money produced from the
soil by Japanese in California circulates among Japanese, in shop and store, which are
conducted by their own countrymen; and thence it flows to Japan, impoverishing the
State that provides it, to be invested in industries which compete with our own23.
Cartel nativista que respalda la reelección de James Phelan para el Senado del estado de California C.1920 24
21
Phelan, M. (2018). ‘Keep California White’—James D. Phelan and the ‘Yellow Peril’ race
controversy. History Ireland, 26(4).
22
Johnson, H. B. (1907). Discrimination Against the Japanese in California, Action of San Francisco
Board of Education May 6 1905. Berkeley, Courier Pub.
23
Phelan, J. D. (1919). The Japanese Evil in California. The North American Review, 210(766), p. 324
24
Cherny, R. (1994). Mayor James Phelan. FoundSF. Recuperado 22 de enero de 2022, de 8
https://www.foundsf.org/index.php?title=Mayor_James_Phelan
Lo cierto es que esta supuesta problemática de la invasión inmigrante japonesa se había
desorbitado, Lesley Solomon (2012) señala que según un informe del comisionado general de
inmigración, en el área continental de Estados Unidos se registraron unos escasos 5.000
inmigrantes japoneses en 1900, y unos 11.000 en 190525 cifras lejos de lo estimado por políticos
como Phelan, que las acercaban al medio millón.
La guerra rusojaponesa que finalizó en 1905 con la victoria de Japón constituyó un punto clave
para aquellos antijaponeses, ya que se esperaba que creciera exponencialmente la inmigración
japonesa tras la guerra. El San Francisco Chronicle (1905) avisó de ello “once the war with Russia
is over the brown stream of Japanese immigration will become a raging Torrent”26. Un año más
tarde, en 1906, el gobierno japonés protestó a cerca del acta que llevó a cabo la Junta escolar de
San Francisco sobre la segregación de niños asiáticos en escuelas públicas27. Se manifestó que
esta ley era anticonstitucional, ya que violaba la Decimocuarta Enmienda de la Constitución de
los Estados Unidos, que avalaba a todas las personas la igual protección bajo la ley. A su vez, se
expuso que la ley de segregación violaba el tratado de 1894 entre Japón y Estados Unidos sobre
los “derechos de residencia”, ya que el poder asistir a las escuelas públicas americanas era un
derecho de residencia de los niños japoneses.
Ante esta situación, Theodore Roosevelt (1858-1919), presidente de Estados Unidos entre 1901
y 1909, negoció con la Junta Escolar de San Francisco para solucionar esta problemática. Como
consecuencia se desarrollaron dos demandas, la primera, en enero de 1907, que ordenaba la
admisión de los niños japoneses en las escuelas públicas. La segunda demanda fue introducida
por el gobierno federal, que exigió una orden judicial contra la Junta Escolar de California, para
cesar la exclusión de pupilos japoneses. La reacción general ante estas demandas fue negativa, se
consideró que Roosevelt se estaba rebajando, y las campañas xenófobas prosiguieron28.
Gentlemen’s Agreement de 1908: Proceso y resultados
Para resolver definitivamente la disputa entre las dos naciones, el presidente Roosevelt llevó a
cabo ciertas negociaciones con la embajada de Japón en Estados Unidos, especialmente sobre el
“problema” de la creciente migración por la que tanto reclamaban quienes lideraban los
movimientos antijaponeses, como el Partido Laborista o la Liga de Exclusión. El 27 de noviembre
de 1906, Roosevelt escribió una carta a Victor Metcalf, secretario de Comercio y Labor en la que
describe una conversación que el presidente mantuvo con el embajador japonés al que le instiga
25
Solomon, L. (2012). Japanese Exclusion and the American Labor Movement: 1900 to 1924. US, Asia,
and the World: 1914–2012, 17(3), p.1
26
Daniels, R. (1999). The Politics of Prejudice: The Anti-Japanese Movement in California and the
Struggle for Japanese Exclusion. Oakland, University of California Press, p. 25
27
Solomon, L. (2012), p.2
28
Buell, R. L. (1922). The Development of the Anti-Japanese Agitation in the United States. Political
Science Quarterly, 37(4), p. 626, 627.
9
el cese de la entrada de coolies, la designación despectiva para describir a los trabajadores
japoneses de escasa cualificación:
Let me begin by complimenting you upon the painstaking thoroness and admirable temper with
which you have been going into the case of the treatment of the Japanese on the coast . . . I had a
talk with the Japanese Ambassador before I left for Panama; read him what I was to say in my
annual message, which evidently pleased him very much; and then told him that in my judgment
the only way to prevent constant friction between the United States and Japan was to keep the
movement of the citizens of each country into the other restricted as far as possible to students,
travelers, business men, and the like; that in as much as no American laboring men were trying
to get into Japan what was necessary was to prevent all immigration of Japanese laboring men –
– that is, of the Coolie class – – into the United States; that I earnestly hoped his Government
would stop their coolies, all their working men, from coming either to the United States or to
Hawaii. He assented cordially to this view and said that he had always been against permitting
Japanese coolies to go to America or to Hawaii . . . I hope that my message will smooth over
their feelings so that the government will quietly stop all immigration of coolies into our country.
At any rate I shall do my best to bring this about.
Sincerely yours,
Theodore Roosevelt29
En esta breve carta se observa la intención de Roosevelt de cesar la entrada de jornaleros
inmigrantes japoneses a Estados Unidos. En su lógica, dado que prácticamente ningún trabajador
blanco estadounidense había intentado entrar a Japón, una situación a la inversa se había de
cumplir de la misma forma. Cabe añadir que, en la argumentación del presidente, el jornalero
americano (se asume, blanco) se sitúa en un escalafón superior al coolie japonés. Ambos son parte
de la clase obrera, pero japonés se distingue del primero porque está racializado, como hemos
visto, a principios del siglo XX los trabajadores asiáticos eran considerados salvajes, estorbos
para la sociedad americana que pretendían quedarse con sus trabajos y apoderarse de su economía.
En la lógica de Roosevelt, limitar la inmigración obrera japonesa a cambio de un parón en la
segregación de niños por razas en las escuelas públicas, era un trato justo.
Así pues, en enero de 1907, Roosevelt citó a la Junta de Educación de San Francisco a Washington
para llegar a un acuerdo, solicitando a su vez que cesaran las protestas antijaponesas, para no
empeorar las relaciones diplomáticas30. Paralelamente, el 20 de febrero de 1907, se autorizó una
ley que permitía al presidente de los Estados Unidos denegar la entrada a inmigrantes con
pasaportes emitidos anteriores a dicha ley. El 14 de marzo de 1907 Roosevelt ordenó: "Japanese
or Korean laborers, skilled and unskilled, who have received passports to go to Mexico, Canada
29
Roosevelt, T. (1906, November 27). Letter from Theodore Roosevelt to Victor Howard Metcalf. MS Am
1540 (408). Theodore Roosevelt Collection. Harvard College Library. Recuperado 20 de
diciembre de 2022, de https://www.theodorerooseveltcenter.org/Research/Digital-
Library/Record?libID=o280328.
30
Buell, R. L. (1922), p.629
10
or Hawaii, and come therefrom, be refused permission to enter the continental territory of the
United States."31
A pesar de esta ley, se rumoreaba que miles de japoneses había accedido desde México a Estados
Unidos ilegalmente, lo que resultó en una nueva ola de odio antijaponés. En San Francisco se
tomaron decisiones como el negar licencias a las agencias de empleo japonesas, y proyectos de
ley de exclusión japonesa que se llevaron al congreso, que afortunadamente fueron ignoradas.
Pero ello no limitaría la campaña antijaponesa, ya que se comenzó a rumorear sobre la presencia
de espías y barcos de guerra japoneses que rondaban por los E.E.U.U., sugiriendo el comienzo de
una guerra entre ambos países. En diciembre de 1907, Roosevelt tomó la decisión de enviar una
flota americana alrededor del mundo, admitiendo ante el secretario de guerra y de estado Elihu
Root que la razón tras la toma de esta decisión era la situación con los japoneses, su mayor
preocupación32.
Pese a que el conflicto parecía estar en su punto más álgido, se consiguió llegar a un acuerdo en
enero de 1908, que se hizo efectivo en julio del mismo año, conocido como el Gentlemen’s
Agreement, donde la Junta Escolar abolió la orden de segregación de niños japoneses, y, a cambio,
desde el gobierno japonés se aseveró la restricción de inmigración japonesa (concretamente de
clase obrera) a Estados Unidos, especialmente a la costa oeste y a Hawái33.
Rechazo y adopción de la cultura japonesa
A lo largo de este escrito, hemos observado las numerosas situaciones en las que los inmigrantes
japoneses, más concretamente la clase trabajadora, han tenido que hacer frente a un fuerte
sentimiento antijaponés, cargado de violencia y desigualdad jurídica. Muchos de estos
inmigrantes de primera generación tuvieron que forzarse a adoptar un estilo de vida americano,
rechazando sus raíces japonesas para evitar reprimendas y discriminación. Observamos esta
americanización en los niños de origen japonés en Hawái que acudían a la escuela pública, donde
eran aleccionados sobre patriotismo estadounidense, haciendo honores a la bandera, como se
describe en un reportaje de la revista Harper’s Weekly escrito en 1907, donde más de 600 niños
corean “We give our heads and our hearts to God and our Country! One Country! One Language!
One Flag!”34.
En la otra cara de la moneda, nos encontramos con norteamericanos blancos que tomaron parte
de la cultura japonesa desde un punto de vista orientalista, apropiándose de los aspectos más
31
Buell, R. L. (1922), p.632
32
Buell, R. L. (1922), p.633
33
Buell, R. L. (1922), p.635, 636
34
Americanization in Action in 1907 at Ka‘iulani Elementary School in Honolulu. (2013, 26 febrero).
Hawaiian Kingdom Blog. Recuperado 26 de enero de 2022, de
https://hawaiiankingdom.org/blog/americanization-in-action-at-kaiulani-elementary-school-in-
11
1907/
exóticos y atractivos de la cultura nipona, pero sin cesar la discriminación hacia los inmigrantes
sin recursos, que en su etnocentrismo quedan reducidos a pobres salvajes capaces de realizar
cualquier trabajo por mínimos salariales. Este chocante contraste surge paralelamente a la apertura
de Japón a finales del XIX, y al comienzo del movimiento migrante japonés. En este momento,
en Europa se produce el fenómeno del japonismo. Con la llegada de arte japonés a exposiciones,
los artistas europeos, como Monet o Degas, se interesaron en el trato de la luz y los volúmenes de
la xilografía japonesa, y a partir de esta inspiración, desarrollaron el impresionismo. A finales del
XIX millonarios europeos como Frederick Richards Leyland se habían adueñado de vastas
colecciones de grabado japonés35. Muchos de los artistas impresionistas como Van Gogh crearon
una visión de Japón exótica e idealizada, como si se tratara de un paraíso. Pero esta visión era
muy lejana a la realidad de un Japón industrializado del finales del siglo XIX36.
En Estados Unidos, a lo largo de los siglos XIX y XX (e inclusive XXI), igualmente se produjo
una gran fascinación por las reliquias japonesas. Constance Chen explica que se produjo un
fenómeno en el que se buscaba la colección de objetos asiáticos, bien para decorar sus hogares o
para exhibirlos públicamente. Describe casos como el de Bunkio Matsuki (1867-1940),
comerciante de arte, fue contratado en 1889 por James Almy (1833-1899), dueño de unos grandes
almacenes, y por Edward Sylvester Morse (1838-1925), zoólogo marino, para estudiar artículos
provenientes de Japón. Almy vendía los objetos, y Morse se dedicó a investigar su creciente
colección de cerámica japonesa37. Comerciantes como Matsuki aprovecharon el interés en las
mercancías japonesas para vender una idea de raza y arte japones, donde ser japonés se convirtió
en su estrategia de marketing38. Los estadounidenses blancos de clase alta se sintieron atraídos
por el misterioso oriente que veían en Japón, se convirtió en una moda entre los ricos el recolectar
mercancías japonesas y chinas, ya que les aportaba el estatus de conocer lo desconocido, y de
tener entre sus manos objetos difíciles de conseguir 39 . Al igual que objetos, Empresarios
americanos como David Gamble, buscaron construir sus bungalós al estilo japonés, con
decoración tanto exteriores como interiores niponas40.
Reflexiones finales
Con la llegada de obreros japoneses a la costa californiana, desde el punto de vista de los
sindicatos del trabajador estadounidense, la afluencia japonesa se vio como una nueva
35
Abou-Jaoude, A. L. (2016). A Pure Invention: Japan, Impressionism, and the West, 1853-1906. The
History Teacher, 50(1), p. 57, 58
36
Abou-Jaoude, A. L. (2016), p. 62
37
Chen, C. J. S. (2010). Merchants of Asianness : Japanese Art Dealers in the United States in the Early
Twentieth Century. Journal of American Studies, 44(1), p. 20
38
Chen, C. J. S. (2010), p. 22
39
Chen, C. J. S. (2010), p.26 12
40
Sand, J. (2009). Gentlemen’s Agreement, 1908: Fragments for a Pacific History. Representations,
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competencia, un peligro. Se observó que los japoneses ponían un mayor esfuerzo en su trabajo,
estaban dispuestos a cobrar menos y su aspecto era diferente. El desconocimiento de estos
inmigrantes sobre la cultura del trabajo en Estados Unidos dio pie a que muchos de ellos fueran
explotados por sus contratistas, que preferían mano de obra japonesa explotada, a un
estadounidense que presentaría mayores exigencias.
Ciudades como San Francisco tenían gran presencia sindical, que, en lugar de apoyar a la mano
de obra japonesa que sufría discriminación, se dedicó a expresar gran hostilidad hacia los
inmigrantes, sin haber evidencia si quiera de que los japoneses estuvieran dejando sin empleo a
los blancos. Se creó la Liga de Exclusión asiática para este cometido, donde sus prejuicios raciales
y violencia resultaron en dolorosos efectos tanto para las relaciones entre Estados Unidos y Japón,
como para, y más importante, los inmigrantes asiáticos, los grandes olvidados en este conflicto,
quienes sufrieron en primera personas el racismo y clasismo.
El movimiento obrero estadounidense tomó el papel protagonista en la definición de los
inmigrantes asiáticos como constituyentes de un problema económico y racial, siendo los propios
trabajadores quienes lideraron un movimiento político donde se defendía el odio y rechazo hacia
los jornaleros chinos y japoneses, quienes en sus ojos, no eran validos para formar parte de la
lucha obrera. El racismo pseudocientífico de pensadores como Linneo o Lawrence influyó en la
visión de los excluyentes de inmigrantes asiáticos. A ello se le sumó la posición de Japón a inicios
del siglo XX como una nueva potencia mundial, que en el argumento antijaponés, era capaz de
amenazar la seguridad nacional estadounidense.
Este recorrido histórico por la experiencia de los japoneses en el ojo del occidental nos ha
permitido observar constantes contradicciones. Hemos comentado la contradicción entre el deseo
del americano por los objetos japoneses mientras en su país los inmigrantes nipones sufrían
violencia y discriminación por el hecho de provenir de Japón. Por otro lado, damos con la
contradicción entre la narrativa estadounidense de tener unos ideales basados en la igualdad, con
el nacimiento de organizaciones como la Federación Estadounidense del Trabajo en 1886, que
surge para fomentar los derechos de todos los jornaleros, mientras en estas se presenta una actitud
cargada de racismo hacia inmigrantes asiáticos.
Si hacemos un viaje al presente, desde el inicio del siglo XX, numerosos sucesos históricos han
transformado las relaciones entre Estados Unidos y Japón, pero encuentro que hay una
contradicción que se mantiene. Estamos ante una nueva ola de japonismo, la creciente pasión
popular por todo lo relacionado con Japón, desde su gastronomía, hasta el anime, son muestra de
ello. Pero nos encontramos paralelamente con una ola de odio en el país americano. La pandemia
por el Covid-19 produjo en parte de la población americana un rechazo exacerbado por los
asiáticos americanos, a quienes culpaban del origen del virus (dado que este se produjo en Wuhan,
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China), ello resultó en numerosos ataques de odio hacia comunidades asiáticas, quienes sufrían
las represarías de algo que no estaba en sus manos. Parece que la ola de violencia hacia la
comunidad asiático-americana ha cesado, pero esta comunidad continuará estando en una
posición vulnerable en un país que, a pesar de su diversidad, continúa experimentando el
supremacismo blanco.
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