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Informe Medicina en La Edad Media

El informe examina la evolución de la medicina en la Edad Media, enfocándose en las tradiciones musulmana y cristiana, y su influencia en la medicina moderna. Se destacan los aportes de la Escuela de Salerno y la construcción de hospitales, así como las diferencias entre la medicina cristiana, poco desarrollada, y la musulmana, más avanzada y basada en la prevención. Además, se mencionan figuras clave como Razí y Avicena, quienes hicieron contribuciones significativas a la medicina árabe y su impacto en la tradición médica occidental.

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Informe Medicina en La Edad Media

El informe examina la evolución de la medicina en la Edad Media, enfocándose en las tradiciones musulmana y cristiana, y su influencia en la medicina moderna. Se destacan los aportes de la Escuela de Salerno y la construcción de hospitales, así como las diferencias entre la medicina cristiana, poco desarrollada, y la musulmana, más avanzada y basada en la prevención. Además, se mencionan figuras clave como Razí y Avicena, quienes hicieron contribuciones significativas a la medicina árabe y su impacto en la tradición médica occidental.

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN


UNIVERSITARIA UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL
‘’RÓMULO GALLEGOS”
PROGRAMA DE MEDICINA
PRIMER AÑO SECCIÓN 2
HISTORIA DE LA MEDICINA

EDAD MEDIA EN LA MEDICINA

PROFESOR:
Prof. Alvaro Natera
ALUMNAS:
Jannys Alarcon 31.342.582
Maria Rosales 31.863.316
Veronica Lugo 32.340.422
Maria Alvarez 31.719.821
INTRODUCCION

El presente informe analiza la evolución y desarrollo de la medicina medieval en occidente


desde una perspectiva histórica y diacrónica. En concreto nos centramos en los dos polos o
ejes; el musulmán y el cristiano como base del nacimiento de la medicina moderna; síntesis
de ambas tradiciones. Tras enmarcar su origen, delimitamos su área de influencia y su
posterior interacción a raíz del establecimiento de la Escuela de Salerno. Seguidamente,
perfilamos los aportes y contribuciones de ambas corrientes a otras ciencias como la
química, la farmacia y la botánica. El surgimiento de los primeros hospitales y su posterior
establecimiento generalizado en la atención de diversas plagas y epidemias nos sirve para
culminar esta contribución que marca un punto de inflexión en la historia de la medicina.
Origen y estado de la medicina medieval

Al disminuir el prestigio del imperio romano por las disolutas costumbres de los poderosos y
el descontento de una gran mayoría de súbditos que trabajaban en condiciones de esclavos
de sus amos donde surgían epidemias en las que morían millares, el pueblo romano no
pudo estar en óptimas condiciones para enfrentarse eficazmente a las invasiones de los
bárbaros y evitar la destrucción de Roma.
La medicina cayo así fácilmente en manos de los charlatanes, astrólogos y aventureros que
se aprovecharon de la penuria e ignorancia de gentes que habían perdido la confianza en
los médicos al comprobar su impotencia para contener las epidemias. Se abrieron asi las
puertas de la superstición y los amplios horizontes del poder sobrenatural, refugio habitual
de los que sufren grandes desventuras y de los que poseen gran fe.

En Bizancio los emperadores conservaban las mismas costumbres y refinamientos de


Roma, exaltados por la fastuosidad de los epicúreos y la molicie de los griegos. Sus
traducciones eran una mezcla de ley romana, religión cristiana, magia egipcia y cultura
griega.
A principios del siglo VII e pueblo árabe se levantó en armas a la voz del profeta, Mahoma,
predicando la religión del Islam y sometiendo sin reparos a los que no la aceptasen de buen
agrado. El libro sagrado del Islam es el Corán, en el cual Mahoma recogió las revelaciones
que había tenido. El Corán manifiesta que en la religión mahometana, la fuente de todas las
cosas es Alá y al oponerse a la voluntad divina, el hombre es castigado con la enfermedad.
Las enfermedades pueden también ser obras de los espíritus malignos, poseídos por
demonios enfermos o por el efecto del mal de ojo.

El Corán prescribía estrictamente las reglas de higiene personal con el lavado frecuente del
cuerpo (especialmente después de la excreción) y con vestidos limpios; permitía toda clase
de alimentos menos la carne de cerdo.
Gracias a sus conquistas, el mundo árabe tenía a Bagdad como sede del califato de
Oriente y a Córdoba como sede del califato de Occidente. Las artes y ciencias árabes
florecieron entre los dos imperios que fueron Bagdad y Córdoba, elevando la cultura de las
comunidades bárbaras y ciñendo a Europa con un delicado cinturón de arquitectura, fina
artesanía y el saber médico heredado de Hipócrates y Galeno, recolectados y copiados de
manuscritos griegos del idioma árabe.

La medicina cristiana y la medicina musulmana

En medicina medieval, por tanto, es necesario distinguir entre la medicina cristiana y la


musulmana. La diferencia entre ambas radica en la distinta concepción de la naturaleza y
de la intervención divina que tiene cada religión.
La medicina cristiana se encuentra realmente en un estado bastante poco desarrollada. La
cirugía está en manos de los barberos y se basa en un aprendizaje empírico sin base
teórica.
La medicina musulmana, en cambio, es una ciencia muy elaborada, fruto de una larga
tradición científica que tiene su origen en los clásicos greco-latinos (Hipócrates y Galeno) y
en la medicina oriental. Es una medicina poco agresiva que apuesta por la prevención antes
que por la intervención. Se intenta que el cuerpo se recupere por sí mismo con la ayuda
exclusiva de una dieta adecuada. Si ésta no es suficiente, se recurre a las recetas de
sustancias medicinales siempre en función de la edad y el temperamento del enfermo. En
último extremo, si nada de lo anterior funciona, se recurre a la cirugía, aunque de ésta se
teoriza más que se practica.

La medicina islámica

La mayoría de la medicina islámica medieval se presenta como heredera de la literatura


médica grecorromana. A ésta se le aplican en el mundo islámico variaciones, innovaciones
e incluso correcciones. De forma similar, la medicina del Islam medieval influirá en la
medicina europea de finales de la Edad Media, impactando así en la tradición médica
occidental. Una de las características principales de la medicina islámica es su diversidad.

Los límites geográficos del medioevo islámico se establecen, en su parte occidental, en la


Península Ibérica y el norte de África, y su parte oriental llega hasta la India occidental. Con
fronteras tan lejanas entre sí, en un territorio tan extenso, resultaba inevitable que el
ejercicio de la medicina fuese de gran diversidad y, permítase la expresión, colorido.

Los límites cronológicos son también impresionantes, pues se trata de un periodo de


aproximadamente nueve siglos, desde mediados del siglo VIII hasta mediados del siglo
XVII.
En un ámbito tan extenso, las necesidades médicas en el Islam medieval serán cambiantes
y poco uniformes. La salud de la comunidad islámica y la práctica médica dependían de
factores tan variados como la ley del ayuno obligatorio, las normas de higiene, las
condiciones climáticas de cada área geográfica, los largos viajes comerciales, el tráfico de
esclavos, las heridas de guerra, las epidemias como la plaga, la frecuencia de afecciones
-como las oculares-, la clase gobernante y su responsabilidad respecto a la atención médica
de la población, la clase social del paciente, etc.

La medicina cristiana

los monasterios Hasta mediados de la Alta Edad Media la medicina se ejerció


principalmente en los monasterios. fundaron monasterios en Italia, España, Francia,
Alemania e Irlanda. Hacia el inicio de la alta Edad Media cobraron importancia las escuelas
catedralicias, como por ejemplo, la Escuela de Chartres.
El ejercicio de la medicina por parte de los monjes estaba circunscrito a su misión
caritativa. En el siglo IX la biblioteca del Monasterio de San Galeno tenía seis obras de
medicina y mil de teología. Los textos médicos, escritos en latín, eran en su mayoría
fragmentos simplificados o resúmenes de las grandes obras griegas y tenían un marcado
carácter práctico. Ya no se sabía griego. Galeno, conocido a través de comentaristas, era la
autoridad indiscutida. Así, de sus obras se dedujo la tesis del pus laudabilis según la cual el
pus era un producto natural que favorecía la curación de las heridas. Esta tesis hizo más
difícil los progresos en el tratamiento de las heridas.

Medicina y cirugía

En la Edad Media se produjo claramente el divorcio entre medicina y cirugía. La separación


se había insinuado en la medicina alejandrina. Después contribuyeron a ahondarla el hecho
de que Galeno, llegado a Roma, abandona la práctica quirúrgica y dijera que la cirugía sólo
era una forma de tratamiento. Así, el cirujano quedó subordinado al médico. Pero en la
Edad Media actuaron factores decisivos de separación y degradación de la cirugía. Para el
Cristianismo de entonces el cuerpo del hombre era una vil prisión del alma. El organismo
humano no merecía mayor estudio. La doctrina islámica, que se hizo sentir después, era
similar en este aspecto: el cuerpo de los muertos era sucio e impío y había que abstenerse
de tocarlo y mancharse con su sangre. Por otra parte, la medicina medieval tuvo un
marcado carácter especulativo, la teoría médica constituía lo sustantivo, la labor manual era
desdeñada. Así, la práctica quirúrgica fue quedando en manos de los barberos. Por último,
en 1163 se formuló el famoso edicto del Concilio de Tours con el que oficialmente se
prohibía la práctica quirúrgica a los clérigos. La prohibición fue promulgada por el papa
Inocencio III y se hizo vigente en 1215. El edicto estaba basado en el derecho canónico: la
culpa de la muerte de un hombre anula para siempre el ejercicio sacerdotal. Pero en ese
mismo siglo los cirujanos barberos empezaron a subir de status en Francia y más todavía,
en el Renacimiento.

A este empobrecimiento de la medicina el cristianismo de entonces reintrodujo un elemento


religioso: la enfermedad era el castigo a pecadores o la posesión por el demonio o la
consecuencia de una brujería. De ahí, la oración y la penitencia para alejar el mal. También
los germanos reintrodujeron elementos mágicos, que se transmitieron a la medicina popular.
La medicina monástica se extendió oficialmente hasta el Concilio de Clermont de 1130, en
que se prohibió a los monjes ejercer la medicina porque perturbaba la vida sacerdotal. La
medicina dejó de enseñarse en los monasterios también por influencia de los árabes.

La medicina en las escuelas catedralicias y su enseñanza estuvo a cargo del clero secular.
Se trataba en lo fundamental de la doctrina hipocrática con un fuerte carácter especulativo y
elementos religiosos. Las especulaciones en torno a la orina y pulso del paciente eran parte
de esa medicina.

La construcción de hospitales

Tal vez el progreso más importante de la medicina medieval fue la construcción de


hospitales. Después de los construidos bajo el imperio de Constantino, comenzó bajo
influencia árabe una segunda ola de fundación de hospitales. En el curso de pocos siglos
había una red de hospitales en toda Europa. Estos hospitales cristianos eran hospicios, es
decir, estaban destinados a amparar peregrinos y pobres, enfermos o no, a darles
hospitalidad. Carácter propiamente médico tuvieron los administrados por ciertas órdenes
caballerescas, así la Orden de los Caballeros de San Juan con su hospital en Jerusalén. La
transformación de hospicio a hospital se aceleró en el siglo XIII.

La mayor parte de la Edad Media transcurrió entre dos pestes. La Peste Negra estalló en el
siglo XIV. Además, ya se había extendido la lepra por Europa, y, cuando había declinado,
apareció la sífilis.

La Escuela de Salerno

Bajo influencia árabe desde Sicilia y el sur de Italia, floreció en la ciudad italiana de Salerno
en los siglos XI y XII, antes que las universidades, una escuela doblemente excepcional: por
un lado, exclusivamente médica y, por el otro, laica, una civitas hippocratica, fundada, según
la leyenda, por un griego, un cristiano, un judío y un musulmán. La escuela data del
comienzo del siglo X. La ciudad, donde los benedictinos tenían un claustro, fue un
arzobispado desde fines del siglo X. Se dice que los médicos de la escuela y estos monjes
tenían buenas relaciones.
Curiosamente para la época, el interés de esa Escuela estaba centrado en el empirismo y
la observación y no en el aspecto teórico y especulativo. Los numerosos textos que datan
de entonces poseen muy buenas descripciones clínicas, por ejemplo, de la disentería y de
enfermedades del aparato urogenital. Muy importantes también las indicaciones
farmacológicas, entre ellas, ungüentos con mercurio para afecciones cutáneas y algas
marinas en caso de bocio; varios tratados de anatomía basados en la disección de cerdos y
diversas obras de cirugía. Pero la obra tal vez más famosa es el Regimen Sanitatis
Salernitatum, que resume en verso el saber en esa Escuela. Entre los estudiantes y
profesores hubo mujeres. La Escuela de Salerno también fue una excepción ya que
medicina y cirugía no se separaron al igual que en el sur de Francia.

Aportes y figuras de la medicina árabe

La medicina árabe fue una medicina hipocrática clásica. Tenía así con la medicina medieval
cristiana algunos rasgos comunes: sujeción a los autores considerados autoridades,
abandono de los estudios anatómicos, desinterés por la cirugía, apego a la cauterización,
observancia de la tesis del pus laudabilis en cirugía. Pero ya en el siglo IX se combatía la
charlatanería, se propiciaba una formación general del médico, se estimulaba la
observación, se fomentaba la salud pública, se abogaba por un control central de la
medicina. Los progresos aportados por la medicina árabe fueron la construcción de
hospitales, nuevas observaciones clínicas especialmente en enfermedades infecciosas y
oculares y la ampliación de la farmacopea (recetas médicas).

Dos son los médicos más famosos: Razí y Avicena, ambos de origen persa. Eran de
mentalidad muy diferente. Razí era el artista, inclinado a la historia clínica, al caso singular.
Avicena, en cambio, habiendo también observado mucho, era un aristotélico interesado en
lo general. Construyó un inmenso sistema unitario que comprendía la totalidad del saber
greco-árabe.

De la vida de Razí se conoce poco, se sabe que vivió entre los siglos IX y X, que quedó
ciego, y que escribió muchas obras. Impresas existen, sin embargo, muy pocas. Estudió
primero filosofía y música y su interés por la medicina nació de sus visitas a un amigo
farmacéutico en un hospital y con quién discutía temas médicos. Inició sus estudios
médicos a los treinta años. Después, dirigió un hospital en su ciudad natal. Su fama llegó
rápidamente a Bagdad.

Las obras de Razí versan sobre filosofía, matemáticas, física, química y medicina. Famoso
es su Mansuri, un conciso manual de medicina que prestó valiosos servicios en la
enseñanza. Particularmente estimada hoy es su monografía sobre la viruela y el sarampión,
la primera sobre esta materia. Es una obra clásica con excelentes descripciones de clínica y
en que se diferencian por primera estas enfermedades. Fue el primero en introducir el uso
sistemático de preparados químicos en la terapéutica. Su fama se difundió sobre todo por
su obra enciclopédica de la medicina llamada Hawi, obra póstuma recopilada por sus
discípulos. Razí fue el gran clínico del Islam. Rechazó la idea de que las enfermedades
podían diagnosticarse mirando sólo la orina.

Avicena (siglos X-XI) estudió filosofía, derecho, matemáticas y en particular, geometría. A


los 16 años comenzó a estudiar medicina, tenía un ansia inmensa por saber, estudiaba
hasta avanzada la noche. A los 18 años ya era famoso. Cuando tenía alrededor de 20 años
escribió su primera obra: una enciclopedia en 20 volúmenes. Después de la muerte de su
padre inició una vida errante, que tuvo altos y bajos. Fue visir, ministro de estado, estuvo en
prisión. En el último período de su vida pudo dedicarse enteramente a la ciencia. Dejó un
gran número de obras, que abarcan todo el saber de su tiempo. Apareció ante la posteridad
como un nuevo Aristóteles. Su mayor éxito lo alcanzó en medicina con su Canon de
medicina, una obra de cincuenta partes sobre la teoría médica. Esta obra, que contiene más
de un millón de vocablos, es tal vez la de mayor influencia existente, fue estudiada durante
seis siglos, traducida al latín en el siglo XII.

Uno de los aspectos de la medicina árabe que influyó más profundamente en el desarrollo
de la medicina en la Europa Medieval fueron los hospitales, tanto por el tratamiento que
recibía el enfermo como por su contribución a la enseñanza de la medicina. Como ejemplo
se puede citar al más famoso hospital de Bagdad, fundado en el año 970, que contenía un
farmacia donde se encontraban los remedios procedentes de todas partes del mundo, un
sistema de asistencia médica análogo al moderno de pacientes ambulatorios e internados,
una clasificación de médicos equivalentes al de externos e internos y una primitiva
organización de enfermeras y medicina social.

La medicina árabe conservó para el Occidente el tesoro médico producido por los griegos,
enriqueciéndolo con sus adelantados en química, farmacia, botánica y administración de
hospitales. Además, el choque entre el mundo árabe y cristiano, durante los dos siglos que
duraron las cruzadas, estrechó los lazos culturales, médicos y farmacológicos entre los
nacientes centros del saber. La gran contribución de los profesores y médicos árabes fue
realmente influyente convirtiéndola en un eslabón entre el Oriente y Occidente.
CONCLUSIÓN

La escasez de conocimientos anatómicos y filosóficos en la Edad Media, debida a la


prohibición de realizar disecciones humanas, por cuestiones religiosas, o motivada por la
gran autoridad que todavía ejercía la doctrina de Galeno, fue causa del atraso de la cirugía
y del lento progreso de la medicina en general. Persistían aún las ideas antiguas que decían
que en el corazón existían tres ventrículos, que el hígado tenía 5 lóbulos, que la orina se
formaba en el hígado a expensas de los humores y luego se filtraba en el riñón, y así
sucesivamente.
En los primeros siglos de la Edad Media, época llamada Edad Oscura, la Europa
Occidental pasó por un periodo de agotamiento material y decadencia intelectual, durante el
cual la ciencia y el conocimiento buscaron refugio en la Iglesia, dando inicio de esta forma al
periodo de la medicina Monástica, llamada así por cuanto fue principalmente en los
Monasterios donde se refugió la medicina, sitios donde a la vez que se mostraba gran celo
para conservar los restos de la antigua literatura y las tradiciones de un arte racional, crecía
el culto de las curaciones por la fe o la terapéutica quirúrgica.
El primer núcleo medieval de medicina laica, sede de la escuela de medicina más antigua
del Occidente cristiano, de la que se originaron todas las demás, fue Salerno. Ahí, durante
el siglo X existió una comunidad de médicos, maestros, estudiantes y traductores, donde se
centralizaron todas las corrientes del saber (griega, árabe, latina y hebrea). Su facultad de
médicos, monjas, profesores y boticarios fue la primera de los tiempos medievales. Si bien
los hospitales no se inician en la Edad Media (ya que los asirios-babilónicos, griegos y
hebreos tenían lugares de recogimiento para los enfermos) es en esta época donde se
difunde y presenta una mayor actividad.
En cuanto al inicio de los hospitales o lugares destinados a curación o reposo, se
distinguen tres etapas: la primera, en los inicios medievales, cuando aparecen los
“hospitales” cristianos, que estaban localizados en los monasterios; la segunda, cuando en
la época de las Cruzadas se establecen, a lo largo de las rutas, alojamientos de tipo
hospitalario para la atención de los heridos y enfermos de toda clase. Es en esta época
cuando surgen las órdenes militares de caballería con los nombres de caballeros
hospitalarios u órdenes de San Alejo, San Antonio, Hermanos de la Misericordia y otros que
se dedicaron al cuidado de los enfermos y prestaron importantes servicios a la humanidad
sin esperar otra recompensa que la del cielo. La tercera etapa, que se origina al ampliar los
servicios hospitalarios iniciados en las Cruzadas, es la aparición de verdaderos hospitales
en varias ciudades de Europa, seguidas inmediatamente por hospitales especializados
como asilos de enfermos mentales, llamados entonces "casas de orates"; en el siglo XII,
con la aparición de la epidemia de la lepra en Europa, se crean a su vez los lazaretos,
llamados así en honor a Lázaro, el leproso de la Biblia, llegando a principios del siglo XIII a
existir aproximadamente 19.000 de estos hospitales o lazaretos.
La peste bubónica hizo su aparición en Europa en el siglo XIV diezmando la población, lo
cual obligó a las comunidades a adoptar una serie de medidas de higiene pública, así los
viajeros provenientes de Oriente se los obligaba a estar incomunicados por 30 días al llegar
a Europa, por cuanto se creía que era de Oriente de donde provenía el contagio.
Posteriormente este aislamiento fue ampliado a 40 días, tomando entonces el nombre de
cuarentena, con que se le conoce hasta nuestros días.
A más del aislamiento, se dictaron otras medidas higiénicas destinadas a evitar la
epidemia: la primera recomendación era escapar de la región afectada; de no poder
hacerlo, había que practicarse sangrías, purificar el aire con fuego y combatir las
putrefacciones ácidas. La medicina medieval no aportó descubrimientos nuevos, sino que
más bien redescubrió la tradición griega; la medicina árabe asimiló los métodos y la
farmacología, dignificó al médico al reglamentar la enseñanza en Universidades y necesitar
el título para ejercer la profesión, construyó hospitales y, con la intención de darle un nuevo
nombre a los conceptos de higiene y salud pública, estableció la contagiosidad de las
enfermedades y epidemias.

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