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Bioetica

La bioética es una disciplina que establece principios éticos para la conducta humana respecto a la vida y el medio ambiente, surgida en el siglo XX. Se centra en la aplicación de la ética en las ciencias médicas y la investigación, abordando dilemas contemporáneos y promoviendo el respeto por la dignidad humana. Además, busca armonizar la autonomía del paciente con la responsabilidad moral del personal sanitario en la toma de decisiones éticas.

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Bioetica

La bioética es una disciplina que establece principios éticos para la conducta humana respecto a la vida y el medio ambiente, surgida en el siglo XX. Se centra en la aplicación de la ética en las ciencias médicas y la investigación, abordando dilemas contemporáneos y promoviendo el respeto por la dignidad humana. Además, busca armonizar la autonomía del paciente con la responsabilidad moral del personal sanitario en la toma de decisiones éticas.

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La bioética es la rama de la ética dedicada a proveer los principios para la conducta más apropiada

del ser humano con respecto a la vida, tanto de la vida humana como del resto de seres vivos, así
como al ambiente en el que pueden darse condiciones aceptables para la misma.

Se trata de una disciplina relativamente nueva, y el origen del término corresponde al pastor
protestante, teólogo, filósofo y educador alemán Fritz Jahr, quien en 1927 usó el término Bio-Ethik
en un artículo sobre la relación ética del ser humano con las plantas y los animales.1 Más adelante,
en 1970, el bioquímico estadounidense dedicado a la oncología Van Rensselaer Potter utilizó el
término bio-ethics en un artículo sobre «la ciencia de la supervivencia»234 y posteriormente en
1971 en su libro Bioética un puente hacia el futuro.
Ejemplos de bioética La bioética es un campo derivado de la ética que estudia la aplicación de la
ética y la moral en las ciencias médicas y de investigación científica. Esta rama pone un poco por
delante los conceptos morales por sobre las temáticas a investigar, delimitando el accionar de
médicos y científicos. Si bien la bioética se encuentra íntimamente ligada a temas del ámbito
científico, puede abocarse a otras temáticas algo más independientes de la vida cotidiana. Esta
ética usualmente surge cuando los individuos se dan cuenta de que se encuentran enfrentándose
a otro individuo o a personas que poseen sentimientos, es parte de ponerse en el lugar del otro.
En muchos casos controvertidos en los que ha intervenido la bioética, la opinión ha ido variado
junto con la cultura de las personas. En la actualidad hay una tendencia de colocar por delante la
vida de las personas. A continuación brindaremos algunos ejemplos de bioética

Fuente: http://ejemplosde.co/bioetica/
¿Qué es la Bioética? ¿Para qué sirve? ¿Cuál es su función en un ejercicio de la biomedicina cada
vez más tecnificado? ¿Es un freno o un motor para el progreso científico?
De modo clásico, la Bioética puede definirse como "el estudio sistemático de la conducta humana
en el ámbito de las ciencias de la vida y del cuidado de la salud, examinada a la luz de los valores y
de los principios morales" (Encyclopedia of Bioethics). Desde el año 1971 en que la palabra
"bioética" -un neologismo introducido por el oncólogo Van Rensselaer Potter- se utiliza por
primera vez en una monografía titulada "Bioethics: bridge to the future" (Bioética: un puente hacia
el futuro), la Bioética se ha convertido en uno de los temas de obligada referencia en la medicina y
la investigación actual, una nueva disciplina que ha ido adquiriendo a lo largo de los últimos treinta
años un importante cuerpo doctrinal, convirtiéndose en una de las ramas de estudio más
desarrolladas de la ética.

Esto ha dado lugar a un relanzamiento de la ética médica, enriquecida con nuevas formulaciones
y principios de argumentación, en los que la competencia profesional y los datos obtenidos de la
evidencia científica se convierten en requisitos básicos para la toma de decisiones morales.
Precisamente esta confrontación y armonización de datos científicos y dilemas éticos distinguirá a
la nueva Bioética de la clásica Deontología médica enunciada por Hipócrates ya en el siglo V a.C.
Surge, por tanto, esta nueva área de conocimiento y de discusión, partiendo del legítimo
pluralismo ideológico, como una necesidad de logros de acuerdos a nivel de la comunidad
científica internacional, para asegurar el respeto a la vida humana y la dignidad personal en el
ámbito de la investigación científica y el trabajo biomédico.
PRINCIPIOS ETICOS

De hecho, esa búsqueda de principios éticos reguladores de la actuación profesional resulta


especialmente necesaria en nuestro fragmentado ámbito cultural, ya que el recurso a la
conciencia individual, aludido frecuentemente como única fuente de ética o moralidad, en
demasiados casos sólo ha demostrado servir como puerta de escape o justificación de las opciones
éticas más cómodas o más propiciadoras de actuaciones utilitaristas en las que se busca sacar el
máximo provecho personal. Sin embargo, parafraseando a J.H. Newman, "si la conciencia tiene sus
derechos, es porque también tiene sus deberes". Asumiendo esto, la nueva ética biomédica
intenta recuperar el sentido de dignidad del ser humano, como paciente o sujeto de investigación,
en todas las fases de su vida, reconociéndolo en todo momento como sujeto de derechos, lo que
implica necesariamente el respeto a su libertad y el acceso a la información útil en cada caso,
integrando estos derechos con los deberes de conciencia del propio médico, que no debe quedar
en ningún momento despojado de su propia responsabilidad ni de sus propias convicciones, ya
que cada uno somos responsables de nuestros propios actos sin que podamos delegar en nadie
nuestra responsabilidad moral.

Si aludimos al ámbito de la investigación, es evidente que problemas tan actuales como el


incierto destino de los embriones crioconservados, la clonación, la aplicación en humanos de
vacunas de dudoso resultado para tratar el Sida, las consecuencias del conocimiento del genoma
de cada individuo o la terapia celular, investigada en algunos casos a partir de embriones en
desarrollo, han desbordado el campo específico de la práctica médica, llenando las páginas de los
medios de comunicación. Pero aparte de estos grandes problemas que surgen de la investigación
básica, también en la práctica diaria de los profesionales que realizan su labor a nivel clínico, tanto
en centros de salud como en grandes hospitales, surgen con frecuencia conflictos de valores,
dudas sobre qué datos relativos a la enfermedad se deben comunicar a los pacientes más
vulnerables o de edad más avanzada y nuevos dilemas éticos ante los cuales muchas veces el
clínico se encuentra con la obligación de tomar decisiones sin patrones de referencia en los que
saberse respaldado.
Desde un punto de vista práctico, no desde la discusión teórica realizada en los círculos
académicos, el respeto a la autonomía individual comienza a verse ya en la primera década del
siglo XXI no como un derecho absoluto del paciente, lo que reduciría la ética a un simple
acatamiento de los deseos de los enfermos de modo indiscriminado, sino como un importante
punto de referencia. Como afirma el cirujano Atul Gawanade, "en lo que muchos expertos en ética
se equivocan es en promover la autonomía del paciente sin reconocer que este concepto es solo
un valor añadido", aunque sea muy importante. Por ello, el respeto a la autonomía del paciente no
puede constituirse en una excusa para prescindir de la carga moral que recae sobre el personal
sanitario, que debe hacerse entender y, en lo posible, reconducir situaciones de rechazos de
tratamientos. Lo contrario podría llevar al abandono de los enfermos y al desinterés sobre las
consecuencias que pueden ocasionarse de algunas decisiones tomadas de modo erróneo o en
situaciones muy condicionantes invalidando las resoluciones tomadas.

ETICA Y DERECHO

Por otra parte, la presencia creciente de recursos o demandas legales en los que personas
provenientes del ámbito del Derecho, sin vinculación alguna con la experiencia de la práctica
clínica o quirúrgica, deben decidir la licitud del obrar médico pone aún más de manifiesto la
necesidad de la existencia de un cuerpo de doctrina establecido en el que se definan los criterios
éticos que pueden justificar (o no) la toma de decisiones cuestionables en los cuidados de la salud.

Pero cuando nos referimos a la Ética y las leyes, ¿qué genera qué?, ¿el camino "natural" es
de la formulación de unas leyes a las que la Ética debe amoldarse o es al contrario?, ¿es el
bioeticista el que debe buscar en la ley sus argumentos o es, por el contrario, el legislador el que
los debe fundamentar en la Ética? Si se reflexiona sobre ello, es bastante fácil concluir a la luz de la
experiencia que no es primariamente la ley la que enseña a los médicos, investigadores y personal
de enfermería a tratar a los pacientes a su cargo de acuerdo a su dignidad personal. Lo que hace
posible aprender cómo es la persona, y por ende, sus necesidades, sus cualidades, sus
carácterísticas, etc. Son las ciencias de la vida y las ciencias de la conducta. Es la reflexión sobre los
demás y sobre uno mismo lo que nos descubre como seres con dimensiones físicas, psíquicas,
espirituales y sociales, necesitados continuamente de ser cuidados y respetados. Conocer eso
marca un tipo de relación que va mucho más allá del estricto cumplimiento de lo marcado en una
ley.

Por otra parte, parece claro que el ser humano es portador de un conjunto de cualidades que le
son intransferibles, inajenables e inviolables y que el Derecho ha de proteger y defender. Por
tanto, es la persona, su valoración y la protección jurídica de sus derechos inherentes, la que se
convierte en el punto de contacto central entre el Derecho y la Bioética,

CONFLICTOS ACTUALES

Así, partiendo del estudio de conceptos básicos de Ética práctica, esta disciplina aplicada al
ámbito sanitario incide también en la siempre difícil problemática de priorizar recursos
asistenciales armonizándolos con las limitaciones habituales que impone un sistema público de
salud; la posible objeción de conciencia que puede ser planteada en base a criterios éticos propios;
el trasplante renal con la toma de decisiones respecto a implantar o no riñones subóptimos o,
participando en el debate sobre el momento de la muerte; la participación de médicos y
enfermeras en los centros de reproducción asistida y la deriva eugenésica de algunas de estas
sofisticadas técnicas; los problemas derivados de la extensa demanda de esterilizaciones a
demanda como un recurso más de planificación familiar; la justificación ética de la cirugía de la
transexualidad y la actitud de aceptación o rechazo que puede suscitar la solicitud de interrupción
voluntaria del embarazo y, en fin, la implicación de los profesionales sanitarios en las situaciones
del final de la vida con los conflictos de valores que pueden generarse entre médico y paciente
cuando se debe distinguir entre prácticas contrarias a la buena práctica clínica y una correcta
limitación del esfuerzo terapéutico.

UNA PROPUESTA DE FUTURO

A la resolución de todos estos posibles conflictos, espera contribuir la reflexión bioética,


aportando, desde la perspectiva de la experiencia y con opiniones razonables y argumentadas, una
referencia útil para algunos de los problemas surgidos en la práctica cotidiana y brindando una
oportunidad para replantear la propia actividad asistencial en base a factores distintos a los
meramente técnicos. Si se logra aportar algo más de luz a estos intrincados problemas, se estará
haciendo posible el deseo de Albert Schweitzer, médico y premio Nobel de la Paz: "Que el respeto
por la vida, como resultado de la contemplación en la propia voluntad consciente de vivir, no nos
lleve a buscar nuestro propio beneficio, sino a vivir al servicio de los que dependen de nosotros"

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