TEORIAS DEL COMERCIO INTERNACIONAL
Stefanie julieth bastidas guerrero
Michell taliana zuluaga gil
Miguel angel polanco valderrama
Bernardo Vladimir rengifo
1105
San Vicente del caguan caqueta
administracion
Institución educativa promoción social
2025
INTRODUCCION
Bienvenidos a "Economía Global al Descubierto", el podcast donde exploramos las ideas que
mueven el mundo. Hoy nos sumergiremos en un tema fundamental para entender por qué los
países intercambian bienes y servicios: las teorías del comercio internacional.
Las fuentes que tenemos nos dicen que existen diversas teorías que nos ayudan a comprender la
importancia de participar en el comercio internacional y a explicar el comportamiento de un país
en la economía mundial. Es interesante notar que, en su mayoría, estas teorías se consideran
complementarias, no contradictorias, con la posible excepción del mercantilismo. Aunque ninguna
teoría por sí sola explica todo el patrón del comercio internacional, al combinarlas –como la
ventaja comparativa, Heckscher-Ohlin, el ciclo de vida del producto, la nueva teoría del comercio y
la ventaja competitiva nacional de Porter– se convierten en una excelente herramienta para
identificar los factores más importantes.
Para una empresa, entender estas teorías es crucial, ya que constituyen un punto de partida para
decidir dónde establecer sus actividades de producción. Además, las empresas involucradas en el
comercio internacional tienen una gran influencia en las políticas gubernamentales sobre el
comercio, orientando esfuerzos hacia sectores o industrias específicas con apoyos, acuerdos
comerciales o políticas proteccionistas.
Nuestro viaje comienza a mediados del siglo XVI, en Inglaterra, con la primera teoría del comercio
internacional: el mercantilismo.
Los mercantilistas creían que el oro y la plata eran los pilares fundamentales de la riqueza de una
nación y esenciales para el comercio creciente. Su principio central era que un país debía
esforzarse por mantener un excedente comercial, exportando más de lo que importaba. De esta
manera, se acumularían oro y plata, aumentando la riqueza y el prestigio nacionales. Consideraban
que el mayor beneficio se lograba a través de un excedente en la balanza comercial.
Pero había un problema fundamental en su visión: veían el comercio como un "callejón sin salida"
o un "juego de suma cero". Esto significa que la ganancia económica de un país se percibía como la
pérdida económica de otro. Uno de los principales exponentes de esta corriente fue Thomas
Munn, quien plasmó sus ideas en la obra England´s Treasure by Foreing Trade.
Sin embargo, esta visión fue desafiada.
En 1776, el gran economista Adam Smith, en su obra The Wealth of Nations, presentó una idea
revolucionaria que refutó el mercantilismo. Smith argumentó que los países difieren en su
capacidad para producir artículos eficientemente. Pensemos en su época: los ingleses eran muy
eficientes fabricando textiles, mientras los franceses eran muy eficientes produciendo vino, gracias
a factores como el clima, la tierra y la especialización.
Smith llegó a una conclusión: un país tiene una ventaja absoluta sobre otro cuando es el más
eficiente en la producción de una mercancía. Por lo tanto, su teoría sugiere que los países deben
especializarse en la producción de mercancías en las que tienen una ventaja absoluta e importar
aquellas en las que otros países también la tienen. Esto implica que el comercio puede ser un
juego de suma positiva, donde todos pueden ganar.
Años más tarde, David Ricardo llevó la teoría de Smith un paso más allá. ¿Qué pasa si un país tiene
una ventaja absoluta en todas las mercancías? ¿Significa que no debe comerciar? Ricardo
demostró que no.
Su teoría de la ventaja comparativa establece que un país debe especializarse en los bienes y
servicios que puede producir de manera más eficiente en comparación con otros bienes que podría
producir, e importar aquellos que produce de manera menos eficiente en comparación con otros
países, incluso si pudiera producirlos de manera más eficiente que el país extranjero. La clave está
en la eficiencia relativa o costo de oportunidad.
La gran conclusión de Ricardo es que el libre comercio ilimitado resulta en un incremento de la
producción mundial. El comercio es un beneficio generalizado, y los consumidores en todas las
naciones pueden acceder a una mayor cantidad de productos sin restricciones comerciales. La
apertura al libre comercio estimula el crecimiento económico, creando ganancias dinámicas a
partir del comercio. Junto con Smith, Ricardo demostró que el comercio es un juego de suma
positiva.
La siguiente gran contribución vino de los economistas suecos Eli Heckscher y Bertil Ohlin, a
principios del siglo XX. Su teoría Heckscher-Ohlin ofreció una explicación diferente para la ventaja
comparativa.
Ellos plantearon que la ventaja comparativa es producto de las diferencias en la dotación nacional
de factores. ¿Qué son los factores? Recursos como la tierra, la mano de obra y el capital. La
diferencia en la abundancia de estos factores entre naciones explica la diferencia en sus costos
relativos.
La teoría de Heckscher-Ohlin sostiene que el patrón del comercio internacional está determinado
por estas diferencias en la dotación de factores. Predice que los países exportarán aquellos bienes
que usan intensivamente los factores que localmente son abundantes, e importarán aquellos que
usan intensivamente los factores que localmente son escasos.
(Sonido de ciclo o evolución)
Presentador: A mediados de los años sesenta, Raymond Vernon propuso la teoría del ciclo de vida
del producto. Esta teoría se basaba en la observación de que, durante gran parte del siglo XX,
muchos productos nuevos fueron desarrollados y vendidos por primera vez por firmas
estadounidenses en Estados Unidos. La riqueza y el tamaño del mercado estadounidense, junto
con el alto costo de la mano de obra, incentivaban la innovación.
Vernon notó que, inicialmente, la mayoría de los productos nuevos se producían en Estados
Unidos, aunque a veces se fabricaban en el extranjero y se re-exportaban. Con el tiempo, la
demanda de estos productos crecía en otros países avanzados (como el Reino Unido, Francia,
Alemania y Japón). Los productores extranjeros comenzaban a fabricar estos bienes para abastecer
sus mercados.
Conforme el mercado maduraba, el producto se volvía más estandarizado, el precio se convertía en
el arma competitiva principal, y los costos cobraban aún más importancia. Eventualmente, Estados
Unidos pasaba de ser exportador a importador del producto, ya que la producción se trasladaba a
sitios extranjeros con menores costos.
Esta teoría sugería que los patrones comerciales estaban influenciados por el lugar donde se
introducía un nuevo producto. Sin embargo, las fuentes señalan que, en la economía global e
integrada de hoy, esta teoría parece ser menos profética de lo que fue entre 1945 y 1975, aunque
históricamente ha sido una explicación precisa.
En la década de los setenta, surgió la nueva teoría del comercio. Un grupo de economistas empezó
a cuestionar la suposición tradicional de rendimientos decrecientes de la especialización. Ellos
observaron que muchas industrias experimentaban rendimientos crecientes debido a las
economías de escala.
Las economías de escala ocurren cuando, a medida que la producción se expande con la
especialización, aumenta la capacidad de reducir los costos unitarios. Esto se debe,
principalmente, a la posibilidad de distribuir los costos fijos sobre una mayor producción.
La nueva teoría del comercio sostiene que un país puede llegar a predominar en la exportación de
un producto simplemente porque tiene una firma que fue la primera en entrar a una industria que,
debido a las importantes economías de escala, solo puede sostener lucrativamente a unas pocas
compañías. Algunos teóricos de esta corriente incluso han promovido la idea de una política
comercial estratégica, donde el gobierno podría usar subsidios para aumentar las posibilidades de
que las firmas nacionales tengan éxito en industrias crecientes.
Finalmente, en 1990, Michael Porter presentó su teoría de la ventaja competitiva de una nación,
conocida como el Diamante de Porter. Su objetivo era entender por qué ciertas naciones tienen
éxito y otras fallan en la competencia internacional.
A diferencia de la teoría de la ventaja comparativa tradicional, Porter sugiere que el patrón del
comercio está determinado por cuatro atributos de una nación que moldean el contexto en el que
compiten las empresas locales. Estos atributos promueven o impiden la creación de una mayor
ventaja competitiva. Porter los llamó los cuatro componentes del "diamante nacional".
Estos cuatro atributos son:
Dotación de factores: Se refiere a la posición de la nación en cuanto a factores de producción clave
como la mano de obra calificada o la infraestructura necesaria para una industria.
Condiciones de la demanda: La naturaleza de la demanda nacional para el producto o servicio de
una industria específica es crucial.
Industrias conexas e industrias de apoyo: La presencia o ausencia de proveedores y industrias
relacionadas que sean internacionalmente competitivas dentro de la nación.
Estrategia, estructura y rivalidad de las firmas: Las condiciones que rigen cómo se crean, organizan
y dirigen las compañías en la nación, así como la naturaleza de la rivalidad nacional.
Porter afirmaba que las empresas tienen más probabilidades de éxito en industrias o segmentos
donde el diamante es más favorable. Consideraba estos componentes como un sistema de
refuerzo mutuo, donde el efecto de un atributo depende del estado de los otros.
Hemos viajado desde el mercantilismo, que veía el comercio como un juego de suma cero, hasta
teorías modernas que consideran la eficiencia, la dotación de recursos, el ciclo de vida del
producto, las economías de escala y el contexto competitivo nacional.
Las fuentes que revisamos nos muestran que, si bien ninguna teoría explica por sí sola todo el
complejo panorama del comercio internacional, en conjunto –la ventaja comparativa, Heckscher-
Ohlin, el ciclo de vida del producto, la nueva teoría del comercio y el diamante de Porter– se
convierten en una excelente herramienta. Nos sugieren qué factores son los más importantes: las
diferencias en la productividad, la dotación de factores, el lugar de introducción de un producto
nuevo, los rendimientos crecientes y las ventajas del primero en actuar, y los factores
determinantes del diamante nacional de Porter.
Comprender estas teorías es esencial tanto para analizar el comercio global como para que las
empresas tomen decisiones estratégicas sobre dónde invertir y producir.
Y así concluimos nuestro recorrido por las principales teorías del comercio internacional.
Esperamos que este episodio de "Economía Global al Descubierto" te haya brindado una
perspectiva más clara sobre cómo funciona el intercambio de bienes y servicios a nivel mundial.
Gracias por acompañarnos, y hasta la próxima.
Link del podcast
https://drive.google.com/file/d/1u5qEkoElSjMWqSZsG830Kts_cqiNt0sd/view?usp=drivesdk
Bibliografía
Muñoz Puigcerver, J. M. (2021). Teorías clásicas del comercio internacional y sus antecedentes:
de Aristóteles a Rybczynski. Revista Compás Empresarial, 11(33), 124–149.
Este artículo ofrece una revisión exhaustiva de las teorías clásicas del comercio internacional,
desde los pensadores antiguos hasta los economistas contemporáneos, proporcionando un análisis
detallado de su evolución y relevancia en el contexto actual.
Leer artículo en ResearchGate
Modelo Heckscher-Ohlin
Heckscher, E., & Ohlin, B. (1933). Interregional and International Trade.
Leer aquí