ANUARIO
32
Academia Boliviana de la Lengua
Correspondiente de la Real Española
2023
ANUARIO DE LA ACADEMIA BOLIVIANA DE LA LENGUA
Correspondiente de la Real Española
Volumen 32-2023
Coordinador del Anuario
Hugo César Boero Kavlin
Concejo Editorial
Hugo César Boero Kavlin
Tatiana Alvarado Teodorika
José Roberto Arze
Blithz Lozada Pereira
Diseño de tapa
Alvaro Velasco Delgadillo
Diagramación
Fernando Alvarado Flores
Academia Boliviana de la Lengua
Correspondiente de la Real Academia Española
c/o Universidad de Aquino – Bolivia.
c. Cap. Ravelo. Pasaje Isaac Eduardo, 2643.
Casilla 12175. Teléfono: (591-2) 244-5381
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La Paz, Bolivia
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Prohibida la reproducción total o parcial
La Paz – Bolivia 2023
La lengua y las máquinas
Cavilaciones en torno a la Inteligencia Artificial1
│ Juan Marcelo Columba-Fernández
La Biónica, en la búsqueda de sistemas de inteligencia artificial, [a decir
de José García Santesmases] estudia el sistema nervioso animal buscando
en la naturaleza lo que el hombre no encuentra en sí mismo. […] Quizás
estas investigaciones puedan ayudar algún día a desentrañar el misterio
de cómo el cerebro realiza las funciones de aprendizaje y otras similares.
[…] Se recuerda que, cuando el hombre intentó volar por primera
vez, estudió los pájaros; que las máquinas de volar más antiguas, que
fracasaron, fueron pájaros mecánicos; y que solamente cuando el hombre
dejó de estudiar los pájaros y empezó a estudiar aeronáutica se hicieron
grandes progresos. Pero no se puede dejar de reconocer que en el campo
de la inteligencia artificial, donde tantas cosas son aún desconocidas, se
han alcanzado resultados muy interesantes siguiendo este camino. […]
Biólogos y físicos se han aplicado al examen de estas semejanzas entre
los mecanismos naturales del espíritu y la conciencia, tales como la
memoria, el razonamiento, el lenguaje, la escritura y el funcionamiento
de las máquinas de la cibernética, que conservan el recuerdo de
informaciones recibidas, integran estas en otras, permiten sacar de ellas
informaciones nuevas, efectúan aún traducciones de señales de lenguaje,
de palabras y de frases de una lengua a otra, y se pueden así comparar a
organismos vivos capaces de razonar, de prever, de elegir y de pensar.
Martín Brugarola, Sociología y teología de la técnica, 1967.
Sin lugar a duda, durante los últimos meses, la expresión «inteligencia
artificial» (IA) ha venido concitando un creciente interés, entusiasmo,
sorpresa y, por momentos, incertidumbre entre los hablantes de la lengua
1
Exposición presentada a la Junta Plenaria de la Academia Boliviana de la Lengua, La Paz, viernes 27
octubre de 2023
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castellana. Si atendemos a la base de datos en español de Googlebooks2,
el resurgimiento de dicha locución –empleada ya desde la segunda mitad
del siglo pasado, como ha podido advertirse en el epígrafe que condensa
algunas de las ideas fuerza recogidas en el presente trabajo– muestra
una importante presencia en las décadas de los años 60 y 80, además del
inicio del siglo XXI cuando su empleo pertinaz ha motivado, en 2022, su
declaratoria como expresión del año por la Fundación del Español Urgente
(Fundéu)3. De la misma forma, dicha locución ha motivado recientemente
múltiples reflexiones en el ámbito local e internacional; disertaciones como
la del Dr. Blithz Lozada Pereira efectuada en el marco de las actividades de
la Academia Boliviana de la Lengua en junio de 2023 o recientes coloquios
como el de la Academia Colombiana de la Lengua sobre la temática
en cuestión –encuentro donde participó el Director de la Real Academia
Española (RAE) Santiago Muñoz Machado– dan fe de ello.
En este marco, creo pertinente destacar, en inicio, el singular vocabulario
metafórico empleado en torno a dicha locución que representa a las máquinas
de forma humanizante, a menudo, acudiendo a préstamos de la lengua inglesa,
a partir de la comparación de procesos propios de nuestra especie tales como
el «pensamiento» y «aprendizaje» o la propia capacidad de entender o
comprender que se atribuye a las máquinas mediante el adjetivo «inteligente»
cuyo origen, a decir de Corominas4, nos remite al latín intelligere (comprender,
entender), derivado de legere (coger, escoger), este último coincidente en su
étimo con «leer», verbo que refiere a la alta función cerebral característica del
2
Google Books Ngram Viewer, Consultable en https://books.google.com/ngrams/
3
Al respecto véase «La palabra del año son dos: inteligencia artificial según la FundéuRAE» Disponible
en https://elpais.com/ cultura/2022-12-29/ la-palabra-del-ano-son- dos-inteligencia- artificial-segun-la-
fundeurae.html. Asimismo, véase «inteligencia artificial es la expresión del 2022 para la FundéuRAE»,
disponible en https://www.fundeu.es/recomendacion/inteligencia-artificial-es-la-expresion-del-2022-
para-la-fundeurae/
4
J. Coromines, Breve diccionario etimológico de la lengua castellana. Madrid, Gredos, 2011, pág. 314.
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ser humano que nos permite descifrar, haciendo inteligibles y comprensibles,
los distintos caracteres, signos gráficos, palabras y textos que se presentan
ante nuestra percepción a manera de un logos o un flujo verbal razonado sobre
las cosas y seres en el mundo.
En este punto, resulta inevitable preguntarse si las modernas y prodigiosas
máquinas, con todos sus sorprendentes avances tecnológicos en los albores
de nuestro siglo, cuentan con esta alta función intelectual del entendimiento,
recogiendo y articulando los significados léxicos organizados en un discurso
razonado. Las repuestas pueden polarizarse fácilmente.
Pienso, por ejemplo, en la actual postura de Geoffrey Hinton5, científico
computacional británico, considerado uno de los fundadores de la IA, quien
afirma que por primera vez en la historia las máquinas son más «inteligentes»
que los seres humanos y que, efectivamente, estos sistemas pueden «entender».
Esta comprensión, por ejemplo, en los programas de conversación (chatbots)
–considerados como modelos del lenguaje que predicen las siguientes
palabras y respuestas sobre la base de modelos estadísticos y probabilísticos–
demandaría, según Hinton, una comprensión del significado de las oraciones
precedentes, aspecto que haría al programa conversacional «inteligente» y
que en un mediano plazo haría que «razone» mejor que un ser humano.
El trabajo de Hinton sobre la IA, nació de la simulación de una red neuronal
en una computadora en un intento de que los programas o aplicaciones
informáticas puedan imitar el cerebro humano. Actualmente, Hinton considera
que las innovaciones producidas por las redes neuronales artificiales y el
flujo de información que soportan han ayudado a las máquinas a «aprender a
aprender», vía ensayo y error, y que en un futuro no muy lejano superarían la
5
Véase la reciente entrevista «“Godfather of AI” Geoffrey Hinton» en el programa 60 Minutes de la
cadena televisiva norteamericana CBS, disponible en https://youtu.be/qrvK_KuIeJk?si=RDettABn3-
zb1vjx
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capacidad humana de establecer conexiones que les permite saber y generar
conocimiento; una capacidad que les permitiría incluso, en un escenario casi
de ciencia ficción, escapar al control humano al escribir su propio código
computacional y modificarse a sí mismas. Consciente de los potenciales
beneficios (fundamentalmente en áreas médicas o bioquímicas) y riesgos de
los sistemas de IA (notablemente, noticias falsas, sesgos en la vigilancia,
desempleo de sectores enteros de la población, etc.), Hinton considera
que nos encontramos ante un periodo de gran incertidumbre en el que nos
enfrentamos a realidades que no habíamos conocido anteriormente, un punto
de inflexión en el cual habrá que decidir si se continúa impulsando un mayor
desarrollo en este ámbito y, si es así, que medidas pueden adoptarse para
proteger a los seres humanos.
Un posicionamiento contemporáneo y expresamente contrario a la idea de la
capacidad de inteligencia de las máquinas, viene dado en los planteamientos
de Luc Julia6, ingeniero informático franco-americano, quien señala
literalmente que «la IA no existe»; al menos aquella en su versión mediática
que la representa como mágica, o bien, aterradora, esta última concebida
por el especialista como una suerte de figuración hollywoodiense. Julia
define de forma genérica a la IA, recurriendo a otro empleo metafórico,
como una «caja de herramientas» cuyos instrumentales diversos y variados
constituyen, en plural, las inteligencias artificiales (IIAA) concretas y
aplicables en distintos ámbitos de actividad humana. Cada una de estas
IIAA, comparables con martillos, destornilladores o sierras, a decir de Julia,
son altamente especializadas y eficaces en el dominio particular en el cual ha
sido fabricada, permitiendo al ser humano un mejor desempeño valiéndose
6
Al respecto puede verse la conferencia de L. Julia «L’intelligence artificielle n’existe pas» en el
marco del encuentro IA y Educación propiciada por France Université Numérique en junio de 2023,
disponible en https://youtu.be/yuDBSbng_8o?si=HpW55zYB2kSQypG-. Véase también una versión
impresa de su postura en L. Julia, L’intelligence artificielle n’existe pas, Institut Diderot, 2019.
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de ellas; una «inteligencia aumentada» para el ser humano. Se trataría,
en el caso de las IIAA, como en el caso de muchas otras herramientas
desarrolladas otrora por la humanidad, de instrumentales inspirados en el
parecido de las cosas que hacemos los seres humanos, pero en una forma
automatizada, valga como ejemplo la «pascalina», la primera máquina
de calcular inventada por el matemático francés Blaise Pascal que, ya el
año 1642, producía cálculos precisos y en pocos segundos, potenciando la
inteligencia aritmética del ser humano.
Julia indica que la modelización matemática y estadística que caracterizó a
la IA en su primera etapa de imitación y multiplicación de redes neuronales
entró en un receso hasta entrada la década de los años 80 y 90 cuando resurge
bajo la denominación de «IA lógica» (también denominada de «sistemas
expertos», es decir, conjuntos de bases de datos que almacenan distintos tipos
de reglas) cuya apoteosis se produjo en el momento en que la computadora
de IBM, Deep Blue, derrotó a Garry Kasparov, campeón mundial de ajedrez,
el juego no solamente emblemático de la inteligencia humana, pero también
una de las alegorías más conocidas en torno al sistema lingüístico, desde
la célebre comparación planteada por Ferdinand de Saussure7. Asimismo,
esos años marcaron el retorno de la «IA estadística», también conocida
como «aprendizaje de máquinas» (machine learning) impulsada por la
popularización de internet que brindará a la estadística computarizada una
base de datos inédita –conformada fundamentalmente por vastos datos
léxicos, textuales y gráficos anotados– que se ampliará exponencialmente
con la llegada de lo que se vino a denominar el «aprendizaje profundo» de
7
Señala Saussure que «de entre todas las comparaciones que se podrían imaginar, la más demostrativa
es la que se hace entre el juego de la lengua y una partida de ajedrez. En ambos juegos estamos en
presencia de un sistema de valores y asistimos a sus modificaciones. Una partida de ajedrez es como
una realización artificial de lo que la lengua nos presenta en forma natural». Al respecto véase F. de
Saussure, Curso de lingüística general, Losada, Buenos Aires, 1973, p. 158.
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las máquinas (deep learning) en los años 2000 y el advenimiento de la «AI
generativa», esta última en referencia a sistemas que producen resultados
sobre las masivas bases de datos actuales. Julia enfatiza que estos sistemas de
IA de última generación, consumidores voraces de información y de energía,
realizan tareas relativamente simples que los niños de corta edad pueden
realizar con información escaza, con un consumo frugal de energía y con un
100% de fiabilidad en los resultados, haciendo de la IA algo completamente
distinto de lo que ocurre con el aprendizaje natural del cerebro humano y con
su privativa característica «creativa».
Coincidentemente, el filósofo y lingüista norteamericano Noam Chomsky
ha señalado, en un artículo del New York Times publicado a inicios del
presente año8, que las limitaciones de la IA, notablemente con sus sistemas
más avanzados como ChatGPT, Bard o Sydney –motores estadísticos que
comparan patrones y, atiborrándose de billones de datos, generan las respuestas
conversacionales más probables–, se perciben en contraste con el elegante y
sofisticado pero también eficiente sistema gramatical de la mente humana que,
ya en la tierna infancia cuando se adquiere naturalmente el lenguaje, opera
con pequeñas cantidades de información para proporcionar explicaciones
satisfactorias; un «sistema operativo» innato, genéticamente instalado que
difiere diametralmente de un programa de aprendizaje artificial y automático,
cuando su desarrollo ulterior dota a los seres humanos de la capacidad de
generar nuevas y creativas oraciones complejas plasmadas en largas cadenas
de pensamiento sobre la base de un sistema lingüístico de estructura frugal. En
el mismo orden de ideas, el lingüista norteamericano destaca las prodigiosas
posibilidades de almacenamiento informativo de la tecnología actual, pero
8
Al respecto véase N. Chomsky, I. Roberts y J. Watumull, «The False Promise of ChatGPT» publicado
en The New York Times el 8 de marzo de 2023. Véase también «Noam Chomsky on ChatGPT, Uni-
versal Grammar and the Human Mind: Unlocking Language and AI Mysteries» entrevista en Practical
Wisdom, disponible en https://youtu.be/VdszZJMbBIU?si=z6wlMSjvlJrDusXC
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también señala que las limitaciones de la IA vienen dadas en el ámbito del
pensamiento crítico cuando se enfrentan a explicaciones de lo que es posible y
lo que no lo es (la tierra puede ser alternativamente plana o no para la IA según
la información de su base de datos), pero también se encontrarían limitaciones
de orden moral cuando la generación de resultados debe ser aceptable y
alejada de contenidos objetables para sus usuarios, aspecto problemático
que los programadores del aprendizaje automático siguen enfrentando. Al
respecto, resulta pertinente evocar el caso del programa conversacional Tay
que, en menos de 24 horas de interacción con usuarios reales de internet,
generó propuestas ofensivas, racistas y misóginas de forma que tuvo que ser
rápidamente suspendida por sus creadores quienes se disculparon señalando
que este chatbot, como proyecto de aprendizaje automático, generó respuestas
inapropiadas a manera de indicadores del tipo de interacción que algunas
personas tuvieron con él durante su proceso de aprendizaje9.
En contraste, el aprendizaje humano puede producir significativas conquistas
y fructíferas mejoras mediante el uso de las IIAA, ello desde una perspectiva
instrumental en la que estas herramientas permitan producir situaciones
de inteligencia humana aumentada (IHA)10, adoptando y adaptando la
terminología de Luc Julia. Es así que experiencias como las de Morris
Polanco11, presentadas en la más reciente edición de la Crónica de la
lengua española, muestran el uso de los «asistentes de escritura» que ha
venido desplegando el académico guatemalteco en el contexto universitario
centroamericano. Si bien Polanco señala que el uso de los procesadores de
9
Sobre el tema consúltese el artículo «Twitter taught Microsoft’s AI chatbot to be a racist asshole in
less than a day», disponible en https://www.theverge.com/2016/3/24/11297050/tay-microsoft-chatbot-
racist
10
Piénsese en las proyecciones del proyecto Neuralink y las posturas posthumanistas.
11
Al respecto véase M. Polanco Barrera, «Algunos usos de los asistentes de escritura de inteligencia
artificial en educación», en Crónica de la lengua española 2022-2023, RAE-ASALE, 2023.
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texto y sus funciones de corrección ortográfica y gramatical se encuentran
ampliamente extendidos en la actualidad –habría que añadir, sin haber causado
severas perturbaciones en las técnicas y métodos esenciales de escritura, y
al contrario, potenciándolos–, aporta la novedad tecnológica de que la IA
vendría dada por los programas «generadores de texto», modelos lingüísticos
de «aprendizaje profundo», entrenados con datos de millones de páginas
web, aplicaciones con la capacidad de producir contenido escrito sobre una
amplia variedad de temas, siguiendo reglas sintácticas y estilísticas para la
creación de contenido académico, empresarial o literario, esencialmente,
imitando patrones de lenguaje encontrados en su base de datos; las últimas
versiones, mediante la introducción de instrucciones (prompts), a decir del
académico guatemalteco, prescindirían de la necesidad de nuevos patrones,
pues «entenderían» la forma de producir textos. Así, entre las experiencias
en el aula señaladas por Polanco (en un curso de ética profesional), se pide
al alumno que pueda generar un caso de estudio de entre 500 y 800 voces
simplemente proporcionando las palabras clave de una lección al generador
de texto. El desafío consiste en asegurarse de que el caso de estudio ilustre
correctamente la teoría, cumpla con las expectativas del alumno, siga el
formato requerido y emplee adecuadamente la lengua. El resultado llegaría
a ser un texto que presenta un caso de estudio de alta calidad, bien escrito en
español y que explica claramente el punto de la teoría.
Otras experiencias incluyen, por ejemplo, en una clase de filosofía, la
producción de un diálogo ficcional con un afamado pensador (simulado
por el generador de texto) de manera que los estudiantes puedan formularle
preguntas pertinentes sobre los contenidos abordados. Asimismo, en el
ámbito de la enseñanza de la escritura, el académico sugiere emplear los
programas informáticos en la corrección de textos producidos por los
alumnos, comparando las versiones producidas por los estudiantes y la
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máquina, revisando las correcciones a la luz de las obras académicas de la
RAE, además de incluir la posibilidad de reformulaciones automáticas de los
textos producidos según el estilo de escritores consagrados. Aplicaciones,
estás, que sin duda motivan a los estudiantes a emplear las nuevas tecnologías
e incrementar sus habilidades de articulación de contenidos textuales, pero
también sus capacidades expresivas al momento de concentrarse en la forma
de los escritos. Las necesidades de la actividad docente y la creatividad de sus
facilitadores seguramente brindarán enriquecedoras experiencias pedagógicas
en diferentes ámbitos; fundamentalmente en aquellos vinculados al uso
talentoso de la lengua española.
Este último aspecto no ha sido descuidado por la RAE que, ante el ineluctable
empleo de los generadores de texto, busca promover el uso de un español
claro, adecuado y unitario en relación con la norma académica. Es así que la
RAE en colaboración con la Asociación de Academias de la Lengua Española
(ASALE) ha planteado el proyecto LEIA (Lengua Española e Inteligencia
Artificial) que desde su lanzamiento, el año 2019, conforma una iniciativa que
tiene como fin «cuidar y garantizar el uso de un correcto español en los medios
tecnológicos» buscando evitar el riesgo de la fragmentación lingüística,
evitando el efecto atomizador de dialectos digitales y procurando conciliar un
equilibrio entre la lengua al servicio de la IA y la IA al servicio de la lengua,
vale decir, velar por la «enseñanza» de un español correcto a las máquinas
(un objetivo relacionado con el uso de una base de datos cualitativamente
garantizado por la academia, tal el caso del Diccionario de la lengua española,
el Diccionario de americanismos, el Corpus diacrónico del español, el Corpus
de referencia del español actual o el Corpus del español del siglo XXI) además
de impulsar el desarrollo de herramientas que permitan a los hablantes aprender
la lengua de Cervantes y perfeccionar su uso (este último como un segundo
objetivo relativo a la mejora y desarrollo de aplicaciones de corrección textual,
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programas de diálogo automatizado, repertorios lexicográficos digitales de
voces varias, entre otros múltiples aspectos validados por la competencia
humana de especialistas y estudiosos de la lengua)12.
Mediante este tipo de iniciativas se pretende evitar, como ha puesto en relieve
el director de la RAE13, que las máquinas sean entrenadas con vocabularios
inapropiados y que, por el contrario, almacenen información gramatical
precisa de la totalidad del sistema lingüístico, evitando que los idiomas se
degraden y empobrezcan, disminuyendo su actual capacidad de expresión, su
riqueza y cohesión en la comunicación, aspecto que podría ocasionar graves
e indeseables menoscabos culturales al idioma español. En suma, mantener la
soberanía humana en el terreno lingüístico por encima de una posible primacía
de una «lengua de las máquinas» enmarañada en el campo de la intermediación
que propician los programas y aplicaciones informáticas.
A manera de cierre, siempre momentáneo y parcial, de las presentes cavilaciones
lingüísticas, permítaseme abogar por un uso inteligente e instrumental de
las diversas herramientas tecnológicas que permitan el cultivo y desarrollo
exponencial de la inteligencia natural y la razón, evitando, de esa forma, un
embrutecimiento automático colectivo de los individuos dentro de un mundo
cada vez más interconectado y expectante de los siguientes pasos –esperemos
que luminosos– de la inventiva y del artificio humano.
La Paz, octubre de 2023.
12
RAE, «Lengua Española e Inteligencia Artificial (LEIA)», Crónica de la lengua española 2020, RAE-
ASALE, 2020.
13
Véase S. Muñoz, «La lengua de las máquinas», en Crónica de la lengua española 2022-2023, RAE-
ASALE, 2023.
218 \\ Academia Boliviana de la Lengua
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"Beltran: Impresiones y estrategias"
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