0 calificaciones 0% encontró este documento útil (0 votos) 178 vistas 104 páginas STORNI Alfonsina - Esta Es Mi Storni (Antologia)
Alfonsina Storni, poeta argentina nacida en Suiza en 1892, se destacó en el ámbito literario y cultural de su tiempo, publicando siete libros de poesía y colaborando con importantes revistas. Su obra refleja una mezcla de rebeldía y sensibilidad, abordando temas como el amor y la identidad femenina, y es reconocida por su estilo único y su profundidad emocional. Storni se suicidó en 1938, dejando un legado literario que continúa siendo estudiado y apreciado.
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Educacién
Presidencia de la Nacion | =Alfonsina Storni nacid en Suiza en 1892 y a los cuatro
afios se trasladé a la Argentina junto a su familia. Residié
en San Juan, Santa Fe y Rosario y desde joven ejercié ta-
reas docentes. En 1911 se radicé en Buenos Aires y comen-
26 a frecuentar los circulos literarios. Colaboré en las revis-
tas Caras y Caretas, Nosotros, Atlantida, La Nota y en el
diario La Nacion. Participé de la actividad artistica y cultu-
ral del grupo Anaconda junto a Horacio Quiroga y Enrique
Amorin y obtuvo importantes premios literarios. En la dé
cada de 1930 viajé a Europa y participd de las reuniones
del grupo Signos, donde asistian relevantes figuras de las
letras, tales como Federico Garcia Lorca y Ramén Gomez
de la Serna. En 1938 fue convocada al homenaje que la
Universidad de Montevideo brind6 a las tres grandes poe-
tas de América, trilogia que integré junto a Gabriela Mis-
tral y Juana de lbarbourou. Publicé siete libros de poemas,
La inquietud del rosal (1916), El dulce dafio (1918), Irre-
mediablemente (1919), Languidez (1920), Ocre (1920),
Mundo de siete pozos (1934) y Mascarilla y trébol (1938).
Escribié también piezas teatrales, cronicas y cuentos. El 25
de octubre de 1938 se quité la vida arrojandose al mar en
la ciudad de Mar del Plata.sil ty
olin,
EDICIONES EN DANZA
Comité editorial;
Javier Céfreces, Matias Mercuri,
Eduardo Mileo y Alberto Muitoz
Producci6n grifica: Rubén E. Iglesias
Disefio de cubierta e interiores: Sergio Kern
Tlustracin de tapa: Alfonsina, por Horacio Rodriguez Gerpe
© 2010, Ediciones en Danza
Gaspar Melchor de Jovellanos 1068 (CP 1269)
Ciudad de Buenos Aires, Argentina
Tel/fax: 4301-5031
E-mail: cofreces@edicionesendanza.com.ar
Pagina web: wiew.edicionesendanea.comar
Hecho el depésito que marca Ia ley 11.723
Tmpteso en la Argentina
ISBN 978-987-1869-17-6
“Coleccién Juan Gelman”.
Edicién especial
MINISTERIO DE EDUCACION DE LA NACION.
Storni, Alfonsina
Esta es mi Storni : Colecci6n Juan Gelman, edicién especial
Para el Ministerio de Educacién de la Nacién / Alfonsina Storni ;
Compilado por Diana Bellessi ; con prélogo de Diana Bellessi. - 1a
ed, - Ciudad Auténoma de Buenos Aires : En Danza, 2014,
108 p, ; 22x15 em,
ISBN 978-987-1869-17-6
1. Literatura Argentina, 2, Poesia. I. Bellessi, Diana, comp. II.
Bellessi, Diana, Prolog. HII. Titulo
CDD A861Alfonsina Storni
Esta es mi Storni
ob
vs
Seleccién y prélogo
Diana BellessiUn rayo clavandose
en el campo, un naufragio
por Diana Bellessi
Nunca fui una buena lectora de Alfonsina Stomi; {por qué, en-
tonces, seleccionar los poemas para esta antologia? Quizds, porque
afectuosamente me lo Pidiera mi amigo Javier Céfreces, y también
por curiosidad; leer para construir un libro es una manera diferen-
te de leer, aunque percibja en mi una relacién compleja como lec-
tora de Storni, de rechazo y de atraccién al mismo tiempo. Recién
ahora, concluido el trabajo, y habiéndolo dejado descansar duran-
te varias semanas, observo mi seleccién, Hay aqui una Alfonsina
que me gusta, donde prima la rareza de su estilo y una violencia
inusitada. Alfonsina contra Alfonsina en lo mejor de sf misma. Una
cabecita negra autodidacta, que nunca cabe con tranquilidad en los
salones de la época, 0 quizds, deberiamos decir, una rebelde que no
se vuelve revolucionaria, salvo en un pufiado de poemas. Encon-
trardn aquf algunos de sus versos més famosos y populares, como
“Hombre pequefiito” o “Tii me quieres blanca”, 0 el delicado poe-
ma que siempre fue visto como carta de despedida previa a un sui-
cidio roméntico: “Voy a dormir”. Y estén aquf porque son hermo-
Sos poemas. Pero hallarén otros ms extrafios, tomados de todos
sus libros, incluso de los primeros; Si quieres besarme... besa /
[...JEsta es una noche muerta / bajo la techumbre astral; ast co-
mienza este libro, con esa dura sentencia en la boca de una joven-
cita por la segunda década del siglo veinte. Las palabras se secan
como rios /y los besos se secan como rosas, continia en el poema
Posterior, y mas adelante, crispado por los cortes, aliteraciones y ri-
mas intensas, aparece un poema como “Primavera”, perteneciente
@ su segundo libro. O el chiflado “Ladrona”, donde nos dice en un
distico, Cuando, ladrona, trepe por los hierros / Huyendo del jar-din, suelta tus perros, para retomar la imagen al final: Tus blancos
«/ Cabe tus hierros. O el apretado y bello poema “El oro de
todo exceso retérico. En “Odio”: Odio tremendo,
como nada foseo, / Odio que truecas en puital la seda / Odio que
apenas te conozco, / Queda. Son versos endecasildbicos con su cla-
nto, claro como el odio, en cuarta y octava para quebrar e|
como un hachazo con la palabra Queda; rimas
finales y rima: nternas le otorgan una pasi6n a este odio
como po veces he visto. En el mano a mano con el mar, a quien
siente como un espejo, exclama: Oh mar, enorme mar, corazon fie-
ro / De ritmo desigual, corazén malo, Storni menciona a su propia
alma como a una vibora que ha devorado pequefios y dulces paja-
ros aflautados. Storni dice de Buenos Aires: Por eso cuando los
nervios / Se le ponen en tormenta / Siente que los muertos indios |
Se le suben por las piernas. En el poema “De mi padre se cuenta”,
hace su aparicién un macho poderoso y brutal, asi como en “En-
cuentro” narra el cruce con un antiguo amante que la tuvo poseida
por tres afios, para rematar en el segundo cuarteto con estos versos:
Y una pregunta mia, esttipida, ligera, / De un reproche tranquilo
Uené sus transparentes / Ojos, ya que le dije de liviana manera: /
—¢Por qué tienes ahora amarillos los dientes? El poema a Delmi-
ra Agustini me lava, como lectora, de tanta retérica dedicada al de-
seo y al olvido del otro. En “Coros”, observando la masa humana
de altos, bajos, ventrudos donde anidan quizés el traidor, el ladrén,
la ramera, frente a la limpida belleza del canto Storni escribe: El
arte, al fin, ignora la materia que elige, componiendo asf un arte
poética escueto y genial. Pero es en Mundo de siete pozos donde la
intensidad de Storni, esta cabecita, llega a su cima; Ronca y el Pa-
dre roncard contigo, nos dice, Pellejo muerto, el sol, se tumba al
cabo, / Como un perro girando sobre el rabo, / la tierra se echa a
descansar, cansada, Ya en Mascarilla y trébol, prosigue con esa
maquina, a veces irdnica, y a veces feroz y directa, del mal, de la
sombra de Alfonsina contra Alfonsina, con la que ella escribe sus
Mejores versos, Iéase “Ultrateléfono,
Esta es mi Storni, Un rayo clavandose en el campo, un naufragio.
“contraAl ofdo...
Si quieres besarme,,. besa
—yo comparto tus antojos—,
Mas no hagas mi boca Presa,
Bésame quedo en los Ojos.
No me hables de los hechizos
De tus besos en el cuello...
Estén celosos mis rizos
Acariciame el cabello.
Para tu mimo oportuno,
Si tus ojos son palabras,
Me dardn, uno por uno,
Los pensamientos que Jabras.
Pon tu mano entre las mias
Temblaraén como un canario
Y oiremos las sinfonfas
de algtin amor milenario.
Esta es una noche muerta
Bajo la techumbre astral.
Esté callada la huerta
Como en un suefio letal.
Tiene un matiz de alabastro
Y un misterio de pagoda,
iMira la luz de aquel astro!
jLa tengo en el alma toda!Silencio ... silencio... jCalla!
Hasta el agua corre apena,
Bajo su verde pantalla
Se aquieta cabe la arena.
iOh! jqué perfume tan fino!
iNo beses mis labios rojos!
En la noche de platino
Bésame quedo en los Ojos...Lo inacabable
No tienes ti la culpa si en tus manos
Mi amor se deshojé como una rosa:
Vendra la primavera y habré flores...
El tronco seco dard nuevas hojas.
Las lagrimas vertidas se harén perlas
De un collar nuevo: romper la sombra
Un sol precioso que dard a las venas
La savia fresca, loca y bullidora.
TU seguirds tu ruta; yo la mia
Y ambos, libertos, como mariposas
Perderemos el polen de las alas
Y hallaremos mis polen en la flora.
Las palabras se secan como rios
YY los besos se secan como rosas,
Pero por cada muerte siete vidas
Buscan los labios demandando aurora
4 !
Mas... zlo que fue? {Jamas se recupera:
iY toda primavera que se esboza é
Es un caddver mas que adquiere =
Y es un capullo mas que se deshoja
“Material de distribucién gratuita”,Desolacion
jOh! {Qué caricia inmensa la que en mi pecho habita!
Cabrfa el mundo entero en la entrafia que late,
Y allf se adormiria en dulzura infinita
EI grito de dolor que Ilega del combate.
Yo cuido esa mimosa que en mi pecho palpita.
La cuido y la defiendo del humano acicate,
Y tengo por sus nervios de inquietud exquisita
Tan enorme piedad que mis fuerzas abate.
\Jamés la entregaré! Mi pobre sensitiva
Se agostard en el hielo de mi coraza altiva,
Se morird en mi pecho castigada de sed.
Y cuando su cadaver me traiga mucho trio
Me iré serenamente del pais del hastfo
Al pais del misterio que nos tiende sy redRebeldia
Amo todas r
todas las auroras » odto todos los crepisculos.
{Qué hermosas las sendas
Que no tienen fin!,..
{Qué hermosos los dias
Que no tienen noche!
{Qué hermosas las cosas
Que nunca se hicieron!...
Las columnas truncas,
Los vasos trizados,
Las lineas no rectas...
jLo que no se rige
Por orden expreso!...
Ir como las barcas
Que no tienen remos...
jt como las aves
Que no tienen nido!
jSer algtin capullo que no se adivina!
jPoder algtin dia
Quebrar con la marcha
De las cosas hechas!...
jDetener la tierra!
Dos y dos son cuatro...
LY eso quién lo sabe?
Y... gsi se me ocurre
Que uno no es uno?Sabado
Levanté temprano y anduve descalza
Por los corredores; bajé a los jardines
Y besé las plantas; ;
Absorbf los vahos limpios de la tierra,
Tirada en la grama; .
Me baiié en la fuente que verdes achiras
Circundan. Més tarde, mojados de agua,
Peiné mis cabellos. Perfumé las manos
Con zumo oloroso de diamelas. Garzas
Quisquillosas, finas,
De mi falda hurtaron doradas migajas.
Luego puse traje de clarin m4s leve
Que la misma gasa.
De un salto ligero llevé hasta el vestibulo
Mi sill6n de paja.
Fijos en Ja verja mis ojos quedaron,
Fijos en la verja.
El reloj me dijo: diez de la mafiana.
Adentro, un sonido de loza y Cristales:
Comedor en sombra; manos que aprestaban
Manteles.
Afuera, sol como no he visto
Sobre el marmol blanco de la escalinata,
Fijos en Ja verja siguicron mis Ojos, :
Fijos, Te esperaba, 7Primavera
cY vendras ti? Por mis jardines vuelan
Ya las primeras mariposas
Sobre las rosas,
Velan
De noche los coyuyos
Entre los yuyos.
Sonrien las estrellas,
Palidamente bellas,
iY vendrds ti? Se cubren,
Alegres, mis floreros
De madreselvas.
Anda por los largos canteros
La risa azul del nomeolvides
Y se cargan las vides.
Selvas
Tengo en el corazén;
Arboles gruesos
Prietos de ramas;
Yuyos, retamas,
Flores de malv6n,
P4jaros en las ramas,
Todo eso tengo en el coraz6n.
LY vendrds ta?
Mis manos
Fabricaron panales. ;
Yendo de rosa en rosa cogi miel;
Hice linos; no recuerdo de males.
15El lecho mio es blanco
Y es primavera. Huele
Bien, el alto barranco
Mojado por Ia ria.
{Desde el mar que diviso
Vendra tu vela?
Vuela,
Primavera es gacela
Fugitiva
Y furtiva.
j Vuela!Dime
Dime al ofdo la palabra dulce,
Camoatf zumbador;
Las letras que se asomen a tus labios
Han de oler a malvén,
Y empacaran insectos en el rojo
Panal del corazén.
Dime al ofdo la palabra tenue,
Gasa, bruma, vapor...
Fineza de sus signos como leves
Alas de mariposa en la tensién
Del vuelo recto. Peligrosa tela
Urdida en los telares del amor.
Ay, que en los finos hilos de la malla,
Puede morir sin aire el corazén.
Dime al ofdo de palabras todas
La palabra mejor.
Si puedes, que se escurra de los labios
Modulada sin voz.
Masica de tu boca a mis ofdos
Todas palabras son.
Mésica que adormece bajo el fino
Rubio vell6n
De Jos cabellos de la primavera:
Gracia y olor.En silencio
Cerradas las puertas aguardo en silencio.
Entraré el primero que sepa llamarme,
Cerradas las puertas...
jAbre!
Aguardo dos manos que no maten pdjaros.
Si Hegan, Ja puerta se abriré sin lave.
Eres ti quien pasa?
No pierdas la hora,
jAbre!
Huye, si las manos
Tuviste algiin dia manchadas de sangre;
Cansards ganztias y musculos firmes;
Liavero, no sirve tu llave,
No insistas,
No abre...
{,Conoces la puerta? De rosas azules
La tejié Esperanza
—La esperanza es grave—.
Si sabes que importa cegar sus pupilas,
Abre...
Este es el momento.
Yo te daré todo cuanto pueda darte;
Mi corazén tiene dos alas sin duefio;
Mirame hacia adentro...
Abre.
18Hallards un tibio momento de suefio,
Bellamente suave,
Tan fino que acaso matarlo pudiera
La puerta que ahora, Dios mio,
Se abre.
Oh, no des un paso, Ilavero, suspende...
Es verdad que aguardo temblando me Ilames...
jLlavero... Iavero... no muevas la Ilave!Dos palabras
Esta noche al ofdo me has dicho dos palabras
Comunes. Dos palabras cansadas
De ser dichas. Palabras
Que de viejas son nuevas.
Dos palabras tan dulces, que la luna que andaba
Filtrando entre las ramas
Se detuvo en mi boca. Tan dulces dos palabras
Que una hormiga pasea por mi cuello y no intento
Moverme para echarla.
Tan dulces dos palabras
Que digo sin quererlo joh, qué bella, la vida!
Tan dulces y tan mansas
Que aceites olorosos sobre el cuerpo derraman.
Tan dulces y tan bellas
Que nerviosos mis dedos
Se mueven hacia el cielo imitando tijeras.
Oh, mis dedos quisieran
Cortar estrellas.
20Ladrona
Me llegaré al jardin donde reposas,
Me bafiaré en tu estanque,
Y robaré tus rosas.
Mi cuerpo echar lirios cuando arranque,
En tanto que reposas,
Todas tus rosas.
Cuando, ladrona, trepe por los hierros
Huyendo del jardin, suelta tus perros.
En mis brazos tus rosas,
Desgarrenme las carnes temblorosas
Tus blancos perros
Cabe tus hierros.
21
“Material de distribucion gratuita”.Tu me quieres blanca
Tu me quieres alba,
Me quieres de espumas,
Me quieres de nacar.
Que sea azucena
Sobre todas, casta.
De perfume tenue.
Corola cerrada.
Ni un rayo de luna
Filtrado me haya.
Ni una margarita
Se diga mi hermana.
Td me quieres nivea,
Td me quieres blanca,
TU me quieres alba.
Tu que hubiste todas
Las copas a mano,
De frutos y mieles
Los labios morados.
Td que en el banquete
Cubierto de pémpanos
Dejaste las carnes
Festejando a Baco.
Tt que en los jardines
Negros del engafio
Vestido de rojo
Corriste al estrago.
Td que el esqueleto
Conservas intacto
22No sé todavia
Por cudles milagros,
Me pretendes blanca
(Dios te lo perdone),
Me pretendes casta
(Dios te lo perdone),
jMe pretendes alba!
Huye hacia los bosques;
Vete a la montafia;
Limpiate la boca;
Vive en las cabafias;
Toca con las manos
La tierra mojada;
Alimenta el cuerpo
Con rafz amarga;
Bebe de las rocas;
Duerme sobre escarcha;
Renueva tejidos
Con salitre y agua;
Habla con los pajaros
Y lévate al alba.
Y cuando las carnes
Te sean tornadas,
Y cuando hayas puesto
En ellas el alma
Que por las alcobas
Se quedé enredada,
Entonces, buen hombre,
Preténdeme blanca,
Preténdeme nivea,
Preténdeme casta.
23El oro de la vida
De la corola negra de mi vida
Suelo brotar, estambrecillo en oro.
Fecundo frutos, cierro el céliz de oro,
Rife mi vida.
Vuelvo a ser negra. Pero en nueva vida.
Broto de nuevo estambrecillo en oro.
Rie mi vida.
Cuando la tocan mariposas de oro.
Negrura, luego el oro
Precioso de la vida.
24Sentirse
Miro pasar la gente. —Pobrecita la gente—.
Amis pies, de repente, -
La tierra tiembla toda como un nifio azorado.
Y ante el temblor funesto que de muerte me ha hablado,
Me oprimo una con otra mis dos manos y siento
Mi calor, que es el mismo que pone en movimiento
La inmensidad. Entonces mi vieja pena esquivo,
Crujen mis dedos; pienso: ;mi Dios, yo vivo, vivo!
25Alma desnuda
Soy un alma desnuda en estos versos,
Alma desnuda que angustiada y sola
Va dejando sus pétalos dispersos.
Alma que puede ser una amapola,
Que puede ser un lirio, una violeta,
Un peiiasco, una selva y una ola.
Alma que como el viento vaga inquieta,
Tuge cuando esta sobre los mares,
duerme dulcemente en una grieta.
Alma que adora sobre sus altares,
Dioses que no se bajan a cegarla;
Alma que no conoce valladares.
Alma que fuera facil dominarla
Con s6lo un coraz6n que se partiera
Para en su sangre cdlida regarla.
Alma que cuando esté en la primavera
Dice al invierno que demora: vuelve,
Caiga tu nieve sobre la pradera.
Alma que cuando nieva se disuelve
En tristezas, clamando por las rocas
Con que la primavera nos envuelve.
Alma que a ratos suelta mariposas
A campo abierto, sin fijar distancia,
Y les dice: libad sobre las cosas.
26Alma que ha de morir de una fragancia,
De un suspiro, de un verso en ¢
jUc se ruega,
Sin perder, a poderlo, su clegancia,
Alma que nada sabe y todo niega
Y negando lo bueno el bien Propicia
Porque es negando como mis se entrega.
Alma que suele haber como delicia
Palpar las almas, despreciar la huella,
Y sentir en la mano una caricia.
Alma que siempre disconforme de ella,
Como los vientos vaga, corre y gira;
Alma que sangra y sin cesar delira
Por ser el buque en marcha de la estrella.
27Luz
Anduve en la vida preguntas haciendo
Muriendo de tedio, de tedio muriendo.
Ricron los hombres de mi desvarfo...
iEs grande la tierra! Se rien... yo rf.
Escuché palabras; jabundan palabras!
Unas son alegres, otras son macabras.
No pude entenderlas; pedfa a las estrellas
Lenguaje mds claro, palabras més bellas.
Las dulces estrellas me dieron tu vida
Y encontré en tus ojos la verdad pedida.
jOh tus ojos Ienos de verdades tantas,
Tus ojos oscuros donde el orbe mido!
Segura de todo me tiro a tus plantas:
Descanso y olvido.
28Peso ancestral
Tu me te: no Horé mi padre;
Tu me dijiste: no loré mi abuelo;
No han Hlorado los hombres de mi raza,
Eran de acero.
Asf diciendo te broté una ldgrima
Y me cayé6 en la boca... Mas veneno
Yo no he bebido nunca en otro vaso
Asf pequeiio.
Débil mujer, pobre mujer que entiende,
Dolor de siglos conocf al beberlo;
Oh, el alma mfa soportar no puede
Todo su peso.
29Subconsciencia
Has hablado, has hablado y me he dormido,
Pero duermo y no duermo, porque siento
Que estoy bajo el supremo pensamiento:
Vivo, viviré siempre y he vivido.
Has hablado, has hablado y he caido
En un marasmo... cede hasta el aliento.
Tiempo atras, en las sombras, me he perdido:
Estoy ciega. No tengo sentimiento.
Como el espacio soy, como el vacio,
Es una sombra todo el cuerpo mio
Y puedo como el humo levantarme:
Oigo soplos etéreos... sobrehumanos...
Sujétame a la tierra con tus manos,
Que si el viento se mueve ha de Ilevarme.
30Hombre pequefiito
Hombre pequefiito, hombre pequefiito,
Suelta a tu canario que quiere volar...
Yo soy el canario, hombre pequeftito,
Déjame saltar.
Estuve en tu jaula, hombre pequeifiito,
Hombre pequefiito que jaula me das.
Digo pequefiito porque no me entiendes,
Ni me entenderds.
Tampoco te entiendo, pero mientras tanto
Abreme la jaula que quiero escapar;
Hombre pequefiito, te amé media hora,
No me pidas mas.
31
“Material de distribucion gratuita”.Eterna
Tui pasarés por mf como sobre una fuente,
En un vuelo soberbio de pajaro de presa,
Te beberds el agua de la vida que mana,
Y te irds por los cielos a buscar primaveras.
Se quedard la fuente manando siempre el agua,
Rebosaré la linfa donde bebieras, ave,
Y en las tardes de oro, cuando queme la tierra,
Sofiar4 con tus alas de brillante plumaje.
Puede ser que algtin dfa, nuevamente de paso,
Vuelvas por un momento a posar en la fuente,
Y el agua que la llena, inexperta nacida,
Te diré como entonces: ave de presa, bebe...
32OdiGw.
Oh, primavera de las amapolas,
Tu que floreces para bien mi casa,
Luego que enjoyes las corolas,
Pasa.
Beso, la forma mas voraz del fuego,
Clava sin miedo tu endiablada espuela,
Quema mi alma, pero luego
Vuela.
Risa de oro que movible y loca
Sueltas el alma, de las sombras, presa,
En cuanto asomes a la boca,
Cesa.
Lastima blanda del error amante
Que a cada paso el corazén diluye,
Vuelva tus micles y al instante,
Huye.
Odio tremendo, como nada fosco,
Odio que truecas en pufial la seda,
Odio que apenas te conozco,
Queda.
33Frente al mar
Oh, mar, enorme mar, coraz6n fiero
De ritmo desigual, coraz6n malo,
Yo soy més blanda que ese pobre palo
Que se pudre en tus ondas prisionero.
Oh, mar, dame tu célera tremenda;
Yo me pasé la vida perdonando;
Porque entendfa, mar, yo me fui dando:
“Piedad, piedad para el que mds ofenda”.
Vulgaridad, vulgaridad me acosa.
Ah, me han comprado la ciudad y el hombre.
Hazme tener tu célera sin nombre:
Ya me fatiga esta misién de rosa.
4Ves al vulgar? Ese vulgar me apena,
Me falta el aire y donde falta quedo.
Quisiera no entender, pero no puedo:
Es la vulgaridad que me envenena.
Me empobreci porque entender abruma,
Me empobrecf porque entender sofoca,
iBendecida la fuerza de la roca!
Yo tengo el corazén como la espuma.
Mar, yo sofiaba ser como tii eres
Alld en las tardes que la vida mia
Bajo las horas cdlidas se abrfa...
Ah, yo sofiaba ser como tti eres,
34Mframe aquf, pequefia, miserable,
Todo dolor me vence, todo suefio;
Mar, dame, dame el inefable empefio
De tornarme soberbia, inalcanzable.
Dame tu sal, tu yodo, tu fiereza,
jAire de mar! jOh, tempestad! jOh, enojo!
Desdichada de mf, soy un abrojo,
Y muero, mar, sucumbo en mi pobreza.
Y el alma mfa es como el mar, es eso,
Ah, la ciudad Ja pudre y la equivoca,
Pequeiia vida que dolor provoca,
iQue pueda libertarme de su peso!
Vuele mi empefio, mi esperanza vuele...
La vida mfa debié ser horrible,
Debio ser una arteria incontenible
Y apenas es cicatriz que siempre duele.
35Bien pudiera ser...
Pudiera ser que todo lo que en verso he sentido
No fuera mas que aquello que nunca pudo ser,
No fuera mas que algo vedado y reprimido
De familia en familia, de mujer en mujer.
Dicen que en los solares de mi gente, medido
Estaba todo aquello que se debja hacer...
Dicen que silenciosas las mujeres han sido
De mi casa materna...Ah, bien pudiera ser...
A veces en mi madre apuntaron antojos
De liberarse, pero se le subié a los ojos
Una honda amargura, y en la sombra Iloré.
Y todo eso mordiente, vencido, mutilado,
Todo eso que se hallaba en su alma encerrado,
Pienso que sin quererlo lo he libertado yo.
36EI silencio
Nunca habéis inquirido
Por qué, mundo tras mundo,
Por el cielo profundo
Van pasando sin ruido?
Ellos, los que traspiran
Las cosas absolutas
Por sus azules rutas
Siempre callados giran.
Sdlo el hombre, pequefio,
Cuyo humano latido
En la tierra es un suefio,
iS6lo el hombre hace ruido!
aeEl ojo azul
Arida roca junto al mar, no habias
Tenido nunca un ser blando en tus vetas.
Sabjas que existfas por el golpe
Del mar, pero eras cosa muerta y ciega.
Un dia te crecié en la dura
Cabeza pétrea, un ojo azul: pequefia
Corola fue, que te vivid unas horas
Timidamente, en una fértil grieta.
Aves, el cielo, el mar, asi pudiste
Mirar un rato por la flor aquella:
Ojillo azul, que al apagarse, a poco,
Ya te dejé de nuevo ciega y muerta.
La flor, que era una cosa blanda y tenue.
Tuvo piedad de ti, golpeada piedra,
Y, ser muy dulce, te crecié en el seno
A riesgo de morir, jpara que vieras!
38Siesta
Sobre la tierra seca
El sol quemando cae:
Zumban los moscardones
Y las grietas se abren...
El viento no se mueve.
Desde la tierra sale
Un vaho como de horno;
Se abochorna la tarde
Y resopla cocida
Bajo el plomo del aire...
Ahogo, pesadez,
Cielo blanco; ni un ave.
Se oye un pequefio ruido:
Entre las pajas mueve
Su cuerpo amosaicado
Una larga serpiente.
Ondula con dulzura.
Por las piedras calientes
Se desliza, pesada,
Después de su banquete.
De dulces y pequefios
Pajaros aflautados
Que le abultan el vientre.
Se enrosca poco a poco,
Muy pesada y muy blanda.
Poco a poco se duerme
Bajo la tarde blanca,
39Hasta cudndo su suefio?
Ya no se escucha nada.
Larga siesta de vfbora
Duerme también mi alma.
40Rosales de suburbio
Claro, como Ilegé la primavera,
Sobre las pobres casas
De latas y maderas,
De los suburbios, buen rosal que trepas,
Te has cubierto de rosas.
Si ti fueras
Como los hombres, oh, rosal, sin duda,
Como ellos, prefirieras
Para bien florecer las ricas casas,
Las paredes lujosas; y desiertas
Dejaras las paredes de los pobres.
Pero no eres asf.
La dulce tierra
Te basta en cualquier parte y te es lo mismo,
Para tu suerte. Acaso ti prefieras
Las modestas casuchas donde luces
Mejor, enredadera.
Unico adorno que no cuesta nada...
(El agua, buenas rosas, todavia
Se baja de los cielos sin gabelas.)
En las bellas mafianas, cuando miras
Las ventanas abiertas,
Tus brazos verdes y jugosos buscan
El espacio sin vidrios y penetran
Al interior del cuarto: —jBuenos dfas!
Tus corolas intentan
Decir con sus rosados labiezuelos
A la modesta pieza.
4
“Material de distribucién gratuita”.Luego, si muy risuefio
Se te acerca
EL nifio sucio de azulados ojos
Y carnes prietas,
Te haces el que no entiendes y no miras;
Pero entiendes y miras, y le sueltas
Con mucho disimulo,
Como quien no quisiera,
Sobre sus rizos de oro, una corola
Sabiamente deshecha.
EI nifio, entonces, de suburbio, luce
En la rubia cabeza
La corona divina. No la siente
Porque nada le pesa
Y como un Eros, haraposo, canta,
Y corriendo se aleja.
42Han venido
Hoy han venido a verme
Mi madre y mis hermanas.
Hace ya tiempo que yo estaba sola
Con mis versos, mi orgullo...casi nada.
Mi hermana, la mds grande, esté crecida,
Es rubiecita; por sus ojos pasa
El primer suefio. He dicho a la pequefia:
—La vida es dulce. Todo mal acaba...
Mi madre ha sonrefdo como suelen
Aquellos que conocen bien las almas;
Ha puesto sus dos manos en mis hombros,
Me ha mirado muy fijo...
Y han saltado mis lagrimas.
Hemos comido juntas en la pieza
Mas tibia de la casa.
Cielo primaveral.,.para mirarlo
Fueron abiertas todas las ventanas.
Y mientras conversdbamos tranquilas
De tantas cosas viejas y olvidadas,
Mi hermana, la menor, ha interrumpido:
—Las golondrinas pasan...
42El obrero
Mujer al fin y de mi pobre siglo,
Bien arropada bajo pieles caras
Iba por la ciudad, cuando un obrero
Me arrojé, como piedras, sus palabras.
Me volvi a él; sobre su hombro puse
La mano mfa: dulce la mirada,
Y la voz dulce, dije lentamente:
— Por qué esa frase a mi? Yo soy tu hermana.
Era fuerte el obrero, y por su boca
Que se hubo puesto, sin quererlo, blanda,
Como una flor que vence las espinas
Asom6, dulce y timida, su alma.
La gente que pasaba por las calles
Nos vio a los dos las manos enlazadas
En un solo perdén, en una sola
Como infinita comprensién humana.
44EI ensayo
siel corazon me fuera percutido
pudiera ser que resonara a muerto,
Pero pudiera ser que diese ruido
De pajaros cantores en un huerto.
Es verdad que a morir, desde nacido,
Este buen coraz6n se va ensayando,
Pero, ensayos de un drama no aprendido,
Asf vive, cayendo y levantando.
Las veces que ha cambiado de postura
No son una por cierto, sino cien,
Que el arte de morir es cosa dura:
Se ensaya mucho y no se aprende bien.
45La miseria
—Corazén mfo, dime: équé es aquello
Que asf defiendes de la humana feria
Al esconderlo tanto? Un suefio bello?
Y el corazén responde: —Mi miseria.
—Oh, con tan fiero empefio no lo escondas;
Los seres que circulan a tu lado
Te robaran acaso dichas hondas
Y todo suefio te serd robado.
Mas tu miseria, no: cese tu lidia;
Muestra tranquilo el fondo que la encierra.
Tu miseria es un bien que no se envidia;
Nadie te lo disputard sobre la tierra.
Todos celan su bien, pues por sus obras
Temen con el temor de las abejas.
Tu, mas feliz, ya puedes, sin zozobras,
Lucir tu solo bien, gde qué te quejas?
46Buenos Aires
Buenos Aires es un hombre
Que tiene grandes las piernas,
Grandes los pies y las manos
Y pequefia la cabeza.
(Gigante que esta sentado
Con un rio a su derecha,
Los pies monstruosos movibles
Y la mirada en pereza.)
En sus dos ojos, mosaicos
De colores, se reflejan
Las ctipulas y las luces
De ciudades europeas.
Bajo sus pies todavia
Estén calientes las huellas
De los viejos querandies
De boleadoras y flechas.
Por eso cuando los nervios
Se le ponen en tormenta
Siente que los muertos indios
Se le suben por las piernas.
Choca este soplo que sube
Por sus pies, desde la tierra,
Con el mosaico europeo
Que en los grandes ojos lleva.
47Entonces sus duras manos
Se crispan, va in, tiemblan,
iA igual distancia tendidas
De los pies y la cabezal
Sorda esta lucha por dentro
Le estd restando sus fuerzas,
Por eso sus ojos miran
Todavia con pereza,
Pero tras ellos, velados,
Rasguiia la inteligencia
Y ya se le agranda el créneo
Pujando de adentro afuera.
Como de mujer encinta
No fies en la indolencia
De este hombre que est4 sentado
Con el Plata a su derecha.
Mira que tiene en la boca
Una sonrisa traviesa,
Y abarca en dos golpes de ojo
Toda la costa de América.
Ponle muy cerca el ofdo;
Golpeando estén sus arterias:
iAy, si algtin dfa le crece
Como Jos pies, la cabeza!Las grandes mujeres
En las graneles mujeres reposé el universo,
Las consumi6 el amor, como el fuego al estafio,
A unas; reinas, otras, sangraron su rebafio.
Beatriz y Lady Macbeth tienen genio diverso,
De algunas, en el marmol, queda el seno perverso,
Brillan las grandes madres de los grandes de antafio
es la carne perfecta, dadivosa del dafio.
son las exaltadas que entretejen el verso.
De los libros las tomo como de un escenario
Fastuoso —;Las envidias, corazén mercenario?
Son gloriosas y grandes, y eres nada, te arguyo.
—Ay, rastreando en sus almas, como en selvas las lobas
A mirarlas de cerca me bajé a sus alcobas
Y of un bostezo enorme que se parece al tuyo.
SUE
49
oeDe mi padre se cuenta
De mi padre se cuenta que de caza partia,
Cuando rayaba el alba, seguido de su galgo,
Y en el largo camino, por divertirse en algo,
Lo miraba a los ojos, y su perro gemfa.
Que andaba por las selvas buscando una serpiente
Procaz, y al encontrarla, sobre la cola erguida,
Al asalto dispuesta, de un balazo insolente
Se gozaba en dejarle la cabeza partida.
Que por dias enteros, vagabundo y hurafio,
No volvia a la casa y, como un ermitafio,
Se alimentaba de aves, dormia sobre el suelo.
Y sdlo cuando el Zonda, grandes masas ardientes
De arenas y de insectos, levanta en los calientes
Desiertos sanjuaninos cantaba bajo el cielo.
ieFiesta
Junto a la playa, nubiles criaturas,
Dulces y bellas, danzan, las cinturas
Abandonadas en el brazo amigo.
Y las estrellas sirven de testigo.
Visten de azul, de blanco, de plata, verde
Y la mano pequefia, que se pierde
Entre la grande, espera. Y la fingida,
Vaga frase amorosa ya es creida.
Hay quien dice feliz: —La vida es bella.
Hay quien tiende su mano hacia una estrella
Y la espera con dulce arrobamiento.
Yo me vuelvo de espaldas. Desde un quiosco
Contemplo el mar lejano, negro y fosco,
Irdnica la boca. Ruge el viento.
sl
“Material de distribucién gratuita”.Encuentro
Lo encontré en una esquina de la calle Florida
Mas palido que nunca, distrafdo como antes,
Dos largos afios hubo posefdo mi vida...
Lo miré sin sorpresa, jugando con mis guantes.
Y una pregunta mia, estipida, ligera,
De un reproche tranquilo Ilend sus transparentes
Ojos, ya que le dije de liviana manera:
— (Por qué tienes ahora amarillos los dientes?
Me abandoné. De prisa le vi cruzar la calle
Y con su manga oscura rozar el blanco talle
De alguna vagabunda que andaba por la via.
Persegui por un rato su sombrero que hufa...
Después fue, ya lejana, una mancha de herrumbre.
Y lo engullé de nuevo la espesa muchedumbre.
5?Intitil soy
Por seguir de las cosas el compas
A veces quise, en este siglo activo,
Pensar, luchar, vivir con lo que vivo,
Ser en el mundo alguin tornillo mas.
Pero, atada al ensuefio seductor
De mi instinto, volvi al oscuro pozo,
Pues, como algtin insecto perezoso
Y voraz, yo nacf para el amor.
Initil soy, pesada, torpe, lenta,
Mi cuerpo, al sol, tendido, se alimenta
Y s6lo vivo bien en el verano,
Cuando la selva huele y la enroscada
Serpiente duerme en tierra calcinada;
Y la fruta se baja hasta mi mano.
53Palabras a Delmira Agustini
Estas muerta y tu cuerpo, bajo uruguayo manto
Descansa de su fuego, se limpia de su llama, ‘
Solo desde tus libros tu roja lengua llama
Como cuando viva, al amor y al encanto.
Hoy, si un alma de tantas, sentenciosa y oscura,
Con palabras pesadas va a sangrarte el oido,
Encogida en tu pobre cajoncito rofdo
No puedes contestarle desde tu sepultura.
Pero sobre tu pecho, para siempre deshecho,
Comprensivo vigila, todavia, mi pecho,
Y, si ofendida lloras por tus cuencas abiertas,
Tus lagrimas heladas, con mano tan liviana
Que mds que mano amiga parece mano hermana,
Te enjugo dulcemente las tristes cuencas muertas.Los coros
El escenario estaba rebosante de seres
De abigarrado aspecto que formaban el coro,
Pomposos bajo el casco de cartones al oro:
Altos, bajos, ventrudos, hombres, nifios, mujeres.
{Quiénes eran? Acaso en el seno de alguna
Fue muerto el ser pequefio en su tercera luna.
Acaso allf anidaban el traidor, la hechicera,
La mano que substrae, la astuta, la ramera.
Cantaron. jOh, pureza! jOh, sinfonia clara!
Era como si el aire, en suspenso, Ilevara,
Diluidos en notas, corazones divinos.
Entonces, comprendiendo, a mi misma me dije:
—Para cumplir algunos de sus nobles destinos
El arte, al fin, ignora la materia que elige.Una voz
Voz escuchada a mis espaldas,
En algitin ea las afueras,
Mientras cafa de mis faldas
El diario abierto, {de quién eras?
Sonabas célida y segura
Como de alguno que domina
Del hombre obscuro el alma obscura,
La clara carne femenina.
No me di vuelta a ver el hombre
En el deseo que me fuera
Su rostro anénimo, y pudiera
Su voz, ser misica sin nombre.
jOh, simpatia de la vida!
jOh, comuni6n que me ha valido,
Por el encanto de un sonido
Ser, sin quererlo, posefda!
56Naturaleza mia
Naturaleza mfa, la que fuera
Como pesada abeja en primavera
s siestas de oro
, mudadera.
Bajo las tardes célidas, dormida
De amor, ya el nuevo amor te daba brida,
Y ti arrastrabas un pesado cuerpo,
Pesado por el zumo de la vida.
{Qué hice de ti? Para enfrentar tus males
Sobre tus formas apreté sayales,
Y en flagelarte puse empeiio tanto
Que hoy filosofas junto a los rosales.
Disminuida, ataxica, robada, aa
En tu pura pureza violada,
Miras te baten palmas los sensatos
Con tu ya blanca y dltima mirada.
5?Mundo de siete pozos
Se balancea,
arriba, sobre el cucllo,
el mundo de las siete puertas:
Ja humana cabeza
Redonda, como dos planetas:
arde en su centro
el micleo primero.
Osea la corteza;
sobre ella el limo dérmico
sembrado
del bosque espeso de la cabellera.
Desde el nticleo
en mareas
absolutas y azules,
asciende el agua de la mirada
y abre las suaves puertas
de los ojos como mares en la tierra.
., tan quietas
esas mansas aguas de Dios
que sobre ellas
mariposas e insectos de oro
se balancean.
Y las otras dos puertas:
Jas antenas acurrucadas
en las catacumbas que inician las orejas;
pozos de sonidos,
caracoles de nécar donde resuenaJa palabra expresada
y la no expresada;
tubos colocados a derecha e izquierda
para que el mar no calle nunca,
y el ala mecdnica de los mundos
rumorosa sea.
Y la montafia alzada
sobre la Ifnea ecuatorial de la cabeza:
Ja nariz de batientes de cera
por donde comienza
acallarse el color de la vida;
las dos puertas
por donde adelanta
—flores, ramas y frutas—
la serpiente olorosa de la primavera.
Y el crater de la boca
de bordes ardidos
y paredes calcinadas y resecas;
el crater que arroja
el azufre de las palabras violentas,
el humo denso que viene
del corazén y su tormenta;
la puerta
en corales labrada suntuosos
por donde engulle, la bestia,
y el angel canta y sonrie
y el volcdn humano desconcierta.
Se balancea,
arriba,
Sobre el cuello,
el mundo de los siete pozos:
Ja humana cabeza.
59Y se abren praderas Tosadas
€n sus valles de seda:
las mejillas musgosas,
Y riela
sobre la comba de la frente,
desierto blanco,
la luz lejana de una luna muerta,
60¥ la cabeza comenz6 a arder
Sobre la pared
negra
se abria
un cuadrado
que daba
al mas alla.
Y rodé la luna
hasta la ventana;
se paré
y me dijo:
“De aqui no me muevo;
te miro.
No quiero crecer
ni adelgazarme.
Soy la flor
infinita
que se abre
en el agujero
de tu casa.
No quiero ya
rodar
detras de
las tierras
que no conoces,
mariposa,
libadora
de sombras.
61
“Material de distribucion gratuita”.Ni alzar fantasmas
sobre las ctipulas
lejanas
que me beben.
Me fijo.
Te miro”.
Y yo no contestaba.
Una cabeza
dormia bajo
mis manos.
Blanca
como tu,
luna.
Los pozos de sus ojos
flufan un agua
parda
estriada
de viboras luminosas.
Y de pronto
la cabeza
comenzé a arder
como las estrellas
en el creptsculo.
Y mis manos
se tifieron
de una substancia
fosforescente,
62E incendio
con ella
Jas casas
de los hombres,
Jos bosques
de las bestias.
“aEi cazador de palsajes
Levantado
sobre sus dos piernas,
como la torre
en la Hanura,
tu cabeza perfecta
cazaba paisajes.
Ya el sol,
tiltimo pez del horizonte.
Ya las colinas,
pequefios senos
cubiertos de vello
dorado.
Ya las balumbas
de nubes
heroicas,
ocultadoras
de las trompetas
de] trueno.
Sobre la maquina
voladora,
0 rodante,
0 la torre
de tu cuerpo,
trasponfan horizontes
absorbiendo
racimos
de formas
y colores,adherida a tu velocidad,
como la hoja
ala rueda,
Jancé timidas flechas
a tus paisajes soberbios,
Y sélo pequefios
rincones de formas
recogié mi corazén
adormecido.
65Luna de marzo sobre el mar
Pequefia,
recién nacido polluelo,
tibia de vellén dorado,
No, no corras.
De tu pequefiez amarilla,
destefiida sobre el mar,
se alegra la carne
azul del cielo.
Te lastimas, marchando
detrés de una estrella,
entre bosques de nubes albas,
y no miras mi cuerpo
parado sobre un buque
negro,
que busca
la raya negra de la tierra.
Me cabrias en las manos,
luminoso polluelo;
en las manos ya muertas
para las caricias humanas.
S6lo para ti
mis dedos se abririan,
suaves,
sobre tu vellén tibio,
luna amarilla...jNo, no corras!
s
pardo y seco,
clavado en ta frfa
flor del mar
cuyo fondo de hielo
esmeralda
rmiento es Mi Cuerpo,
desea.
No, no corra:
Sobre mi coraz6n
podrias mover
tu ultima danza
y apagarte conmigo,
luna de marzo.
a:Vaticinio
Un dfa,
la ciudad que desde arriba
veo
Se levantara sobre sus flancos
y caminard.
Sus grandes remos
de hierro,
moviéndose a un compas
solemne,
avanzarén rio adentro
y elagua
los sostendra.
Con su ancha proa roma,
hecha para calar
en el horizonte
tineles gigantes,
sus selvas de chimeneas,
Janzas negras;
sus nieblas y sus penachos
y su ejército de casas,
ordenado por una
voluntad prevista,
dejara sus hiimedos
s6tanos coloniales,
y, atravesando el mar,
entraré en la tierra
gastada y luminosa
de los hombres.
68Image”
palermo, espesa cabellera verde
sueltas sus crenchas ,
sobre el lomo diestro de Buenos Aires:
Cosas de ensuefio, como peinetas
de colores,
las avivan y fijan.
El rio de la Plata,
musculoso brazo derecho,
acciona
articulado al torso de hierro de la ciudad:
con sus dedos nerviosos
toma en racimo a los emigrantes,
los desparrama en el puerto;
conduce a los seres reparados
a sus tierras natales;
toca con la ufia
del dedo mayor
a Montevideo;
para con sus pufios terrosos
los toros azules del Atlantico;
alimenta sobre sus palmas
las grandes mariposas blancas de los veleros;
teje una ttinica de gasas htimedas
para su cuerpo descarnado y ciibico
y levanténdolo
por encima del hombro
alcanza los verdes lunares
del Paranda.
Paralitico casi,
osu brazo izquierdo de tierra pampeana
Pende a lo largo de su cuerpo
en un vaivén de espera...
Sus pies,
mal calzados
con botines de humo negro,
casuchas sombrias,
chapas de cine,
sudor, fatigas y Iagas,
se hunden
brutalmente
en los barrios del sur.
70plaza en invierno
Arboles desnudos
corren una carrera
por un recténgulo de la plaza,
En sus epilépticos esqueletos
de volcadas sombrillas
se asientan,
en bandada compacta,
los amarillos
focos luminosos.
Bancos inhospitalarios,
hiéimedos,
expulsan de su borde
a los emigrantes sofiolientos.
Oyendo faciles arengas ciudadanas,
un précer,
inmévil sobre su columna,
se hiela en su bronce.
a
“Material de distribucién gratuita”.La hora 19
Parda, la Montatia de nubes
camina Vertiginosamente
hacia la ciudad,
La empujan brutalmente
los hombres negros
del noroeste.
Detras de los altos
edificios, se planta
con un aire hosco
de cordillera sanjuanina
y apoya el lomo rectilfneo
sobre el florén de oro
del atardecer.
Un rojo letrero luminoso,
falso sol de la ciudad,
se entretiene en calentarle
los pies.
La vieja hoz de la luna
miserable, timida,
luna que no sé cé6mo
pudo trastornarme un dia
hasta entregar mi corazén,
asoma su l4mina
de azticar transparente,
disuelta en el agua
del cielo.
Asu lado
una estrella nifia,
desnudos los pies,
tiembla,
72Como un pajaro ahogado
aula estrecha,
Ja ba solar,
apretada entre las costillas
je arquea, con el estallido
de luz,
Jos huesos de hierro.
Blando, suelto, descorazonado
mundo de otro mundo, ,
un globo negro
cabecea alld arriba.
enj
3Haz de tus Pies
Haz de tus pies al fin la rafz fuerte
que para el paso; de tu lengua nudo;
de tus ojos lépida y escudo;
migaja el cuerpo, que alzaré la muerte.
Prensa tu boca sobre el labio triste
que pozos tiene de plumones blandos;
quitale el filo a los porqués y cudndos
y entrega, romo, cuanto aqui trajiste:
Romo tu verso, suéltalo, menguada;
tu amor romado entrégalo, romada;
y para aquél tu dar que era mendigo.
Que todo a medias se te dio en la vida
menos este dormir que te convida:
ronca y el Padre roncard contigo.Razones y paisajes de amor
I
Amor
Baja del cielo la endiablada punta
con que carne mortal hieres y engajias.
Untada viene de divinas majias
y cielo y tierra su veneno junta.
La sangre de hombre que en la herida apunta
florece en selvas: sus crecidas cafias
de sombras de oro, hienden las entrafias
del cielo prieto, y su ascender pregunta.
En un vano aguardar de la respuesta
las cafias doblan la empinada testa.
Flamea el cielo sus azules gasas.
Vientos negros, detras de los cristales
de las estrellas, mueven grandes masas
de mundos muertos, por sus arrabales.
Il
Paisaje del amor muerto
Ya te hundes, sol; mis aguas S¢ coloran
de Hamaradas por morir; ya ca
mi corazén desenhebrado, y trae
la noche, filos que en el viento lloran.
7576
Yaen Opacas orillas se avizoran
Manadas negras; ya mi lengua atrae
tin de muerte; y ya no se distrae
de mf la spina; y sombras me devoran.
Pellejo mwuerto, el sol, se tumba al cabo.
Como un Perro girando sobre el rabo,
la tierra se echa a descansar, cansada.
Mano huesosa apaga los luceros:
chirrfan, pedregosos sus senderos,
con la pupila negra y descarnada.Danzon portefio
Una tarde, borracha de tus uvas,
amarilla de muerte, Buenos Aires,
que alzas en sol de otofio en las laderas
enfriadas del oeste, en los tramontos,
vi plegarse tu negro Puente Alsina
como un gran bandoneén y a sus compases
danzar tu tango entre haraposas luces
a las barcazas rotas del Riachuelo:
sus venenosas aguas, viboreando
hilos de sangre; y la hacinada cueva;
y los bloques de fabricas mohosas,
echando alientos, por las chimeneas,
de pechos devorados, machacaban
contorsionados su obsedido Ilanto.
77otal
La sirena
Llévate el torbellino de las horas
y el cobalto del cielo y el ropaje
de mi arbol de septiembre y la mirada
del que me abria soles en el pecho.
Apdigame las rosas de la cara
y espantame la risa de los labios
y mezqufname el pan entre los dientes,
vida; y’el ramo de mis versos, niega.
Mas déjame la mAquina de azules
que suelta sus poleas en la frente
y un pensamiento vivo entre las ruinas;
lo haré alentar como sirena en campo
de mutilados y las rotas nubes
por él se hardn al cielo, vela en alto,
78Gran cuadro
Reunié la muerte el tronco derrumbado
yel capitel cafdo y los vellones
secos del drbol y mands a la luna
a que rezara por aquellas ruinas.
Atrajo a alguna rata su responso
y no quiso cantar allf el insecto
y el cielo bostezaba amanzanado
sus lentas madrugadas retrafdas.
Un ciervo herido con los cuernos rotos
dio contra el capitel y hallé nidada
de piedras negras, dientes del silencio.
No; no era un cuadro atin para pintores
de mucho fuste, pero entré en la tela
y 4gil movié la muerte sus pinceles.Ultrateléfono
{Con Horacio? — Ya sé que en la vejiga
tienes ahora un nido de palomas
y tu motocicleta de cristales
Vuela sin hacer ruido por el cielo.
—(Papa? — He sofiado que tu damajuana
esta crecida como el Tupungato;
atin contiene tu cdlera y mis versos.
Echa una gota. Gracias. Ya estoy buena.
Iré a veros muy pronto; recibidme
con aquel sapo que maté en la quinta
de San Juan —jpobre sapo!— y a pedradas.
Miraba como buey y mis dos primos
le remataron; luego con sartenes
funeral tuvo; y rosas lo seguian.
80Nido en una estatug
El brazo recogido de la estatua
ahuecé dulce: el ave pajas puso
y eriz6 el bronce de flechillas de oro,
y repos6. Y el ave no sabja.
El cielo abrié una enredadera malva
por aquel oro en su florén de gracia
y el bronce lo brindaba humanizado.
Pero el bronce y el ave no sabfan.
Pas6 un nifio y sofid con la pajuela
y un desdichado lo afioré por lecho
y el amor le sonrié desde dos rfos.
Brotaba un salmo en él como distante,
y una rosa de paz como invisible.
Y ser, pajaro y bronce, no sabian.
81
“Material de distribucién gratuita”.Alegoria de la primavera
La tierra gira y gira y va a buscarla
a un prado rosa donde estd yemando,
y Viene a saltos y se trepa al lomo
del mundo y latiguea el viejo musgo.
Se hacen trompos los arboles y zumban,
y la piedra cojfn y canto el agua;
y aprieta el pomo de las golondrinas
y desata las cajas de la flores.
Desgremia el cielo sus torzones lila
y cuelgan de ciudades y montafias,
y un tibio, verde viento los ondula.
La mano al hombre en la cintura pone
y aguas de vida stibensele al pecho
y alza el ensuefio Jargas sus trompetas.y
Un lapiz
por diez centavos lo compré en la esquina
y yendiémelo un Angel desgarbado;
cuando a sacarle punta lo ponia
Jo vi como un cafién pequefio y fuerte.
Salté la mina que estallaba ideas
y otra vez despuntolo el angel triste.
Salf con él y un rostro de alto bronce
Jo arrié de mi memoria. Distrafda
lo eché en el bolso entre pajiuelos, cartas,
resecas flores, tubos colorantes,
billetes, papeletas y turrones.
Iba hacia no sé dénde y con violencia
me alz6 cualquier vehiculo, y golpeando
iba mi bolso con su bomba adentro.
83Un diente
Torre sobre un monticulo se estaba
solo hacia el cielo y tercas sus rafces
pedifan tierra adentro nuevo apoyo
y relucia el marmol de su almena.
En su trapiche dio vuelta el mundo
mas de cien veces y agosté sembrados
que pasaron por él en aluviones,
ya el itdlico arroz, la nuez de Oriente.
No se movié de sf que el globo vino
a buscarlo en sus frutos y dio guerra
a Rusia, Holanda y a Noruega juntas.
Cuando los vientos duros lo vencieron
y cay6 como encina desgajada
tembl6 la tierra en que moliera, herida.A madona poesia
Aqui a tus pies lanzada, pecadora,
contra tu tierra azul, mi cara oscura,
tui, virgen entre ejércitos de palmas
que no encanecen como los humanos.
No me atrevo a mirar tus ojos puros
ni a tocarte la mano milagros
miro hacia atrds y un rio de lujurias
me ladra contra ti, sin culpa alzada.
Una pequeiia rama verdecida
en tu orla pongo con humilde intento
de pecar menos, por tu fina gracia,
ya que vivir cortada de tu sombra
posible no me fue, que me cegaste
cuando nacida con tus hierros bravos.
RFEl puente
Vengo de un pozo: la vida,
Voy hacia otro: la muerte...
Lo que va del uno al otro
Es un puente.
Me cruzo el puente cantando
Para no ver que alli enfrente
El pozo negro me espera
Para siempre.
Todos como yo, cantando,
Me acompaiian sobre el puente,
Se aturden unos con otros,
Van alegres.
EI sol parece refrse
De toda esa pobre gente
Que va cantando hacia el pozo
A perderse.
Pero una flor que acostada
Estd en la orilla del puente
Rie del sol y le explica:
—Todo vuelve.
onTernura
Pesa sobre la ciudad
un cielo demasiado tierno,
Cielo blando, htimedo, triste.
jLo Jastima acaso
la dureza
de la linea del horizonte?
Y las lanzas negras
de las cipulas
gle abren en la transparente
pulpa azul celeste
llagas de ofensa?
Llueve el cielo
su pradera de nomeolvides
sobre la piedra gris y angulosa
de la ciudad extendida;
tapa el hervidero humano,
lo abraza en su ancho
circulo de piedad,
lo acuna
tristemente
en su belleza.Niebla
La ciudad est4 enterrada
bajo la niebla,
Quejas largas,
quejas que vienen
del puerto
atraviesan el aire denso,
filtran los ladrillos
buscan el camino de mis ofdos
y muerden la carne
de mi corazén.
Y son aullidos de terror,
largos, desmayantes,
insistentes:
(Han visto,
han visto acaso
la cara de un ahogado
flotar sobre las aguas?
88Aun par de zapatos de Vibora
Mas de un afio, dfa a dia,
diles al andar empleo,
y pudo mas su porfia
que mi rudo taconeo.
Y, bello cuero jaspeado
que hubo de morir entero,
guarda intacto el botinero
al noble par jubilado.
Meditando en esta hazaiia
pensé: fue suyo el destino
de arrastrarse, asi es que vino
a mia continuar su mafia.
Y si a una envenenadora
transportaba en tiempo atras
gan6 en oficio, que ahora
lleva a quienes lo son mas...Poemita marino
Dios est4 agazapado
en el horizonte
violeta.
Va a echar a andar
sobre las aguas.
Se acercaré
hasta donde estoy,
rodeada de gaviotas.
Pero a mi
no ha de verme.
Se inclinara.
Alzaré un ave.
La sostendr sobre
el indice.
La gaviota,
en vuelo sesgado,
hendiré el cielo.Sapo y mar
Azul plomizo
e| mar
tejfa auroras
amarillas en el confin.
Y un sapo
sobre su VOZ,
crepuscular, dejaba
caer el goterén
metilico
de su habla.
Abierto
el infinito
ami derecha;
a izquierda
el punto matematico
rompiendo
en un verde
de musgos
oxidados,
Sola. Dispersa.
una cortina
helada
daba el sf... no...
del pensamiento
huyente,
ot
“Material de distribucién gratuita”.frente a mis ojos
era el tinico lazo
animal triste,
a mi mortal cadena.
92Voy a dormir
Dientes de flores, cofia de rocfo,
manos de hierbas, tt, nodriza fina,
tenme prestas las sbanas terrosas
yel edred6n de musgos encardados.
Voy a dormir, nodriza mia, acuéstame.
Ponme una ldmpara a la cabecera;
una constelacién; la que te guste;
todas son buenas; bajala un poquito,
Déjame sola: oyes romper los brotes...
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pajaro te traza unos compases
para que olvides... Gracias. Ah, un encargo
si él lama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido...
93Partida
Un camino
hasta el confin
altas puertas de oro
lo cierran;
galerias profundas;
arcadas,
El aire no tiene peso:
las puertas se balancean
en el vacio;
se deshacen en polvo de oro;
se juntan; se separan;
bajan a las tumbas
de algas;
suben cargadas de corales.
Rondas;
hay rondas de columnas;
las puertas se esconden
detrds de los parapetos azules;
el agua brota en campos de nomeolvides;
echa desiertos de cristales morados;
incuba grandes gusanos esmeralda;
se trenza los brazos innumerables.
Lluvia de alas,
ahora;
Angeles rosados
se clavan como flechas
en el mar,
O04Podrfa caminar sobre ellos
sin hundirme.
Una senda de cifras
para mis pies:
Columnas de nimero,
para cada paso,
submarinas.
Me llevan:
enredaderas invisibles
alargan sus garfios
desde el horizonte:
Mi cuello cruje.
Ya camino.
El agua no cede.
Mis hombros se abren en alas.
Toco con sus extremos
los extremos del cielo.
Lo hiero:
La sangre del cielo
bafiando el mar...
Amapolas, amapolas,
no hay mas que amapolas...
Me aligero:
la carne cae de mis huesos.
Ahora.
El mar sube por el canal
de mis vértebras,
Ahora,
BI cielo rueda por el lecho
de mis venas,
95Ahora,
jEl sol! ;EI sol!
Sus tiltimos hilos
me envuelven,
me impulsan,
Soy un huso:
iGiro, giro, giro, giro!jida
2.8
3 y 4. Retr
atos
de Alfonsina Storni en diferentes ports ee
975 y 6. Retratos de Alfonsina Storni tomados en la década de 1920
988
7. Gabriela Mi
riela Mistral, Alfonsina Storni y Juana de Tar
de M
ontevi ©
ideo de 1938.8 y 9, Fotos de la poet tomadas e!
ourou en el Encuentro
nla década de 1930.
9912
nel Barrio de Belgrano, LL. Monumento dedicado a Alfonsina
Storni del escultor Luis Perloti, fremte a la playa La Perla 2.
de Ja poeta en e] cementerio de ChacINDICE
“eunres6 ugionqiysip ap jevayey,,Un ray clavéndose en el campo, un naufragio
por Diana Bellessi.... « sie as Kea ee
La inquictud det rosal (1916)
ALOMdO.. oes eee ee
Lo inacabable
Desolacién .
Rebeldia cc ccc sc sescneee ene adds net ene nee nce tne een er
El dulce daiio (1918)
SERED: cesias scoyeaes yreress reresncs ccna ned Ld HEE EES Eola Bae 14
Primavera... 00. ccc ec cree nee ned ee ue ree Cee eee ee 15
Dime .
En silencio
Dos palabras 0.0... 00 ees cece eee e een e nent eee e eee 20
Ladtond wn. cessed ci aneesceene tenes «21
Td me quieres blanca .
EJ oro de la vida .
Sentirse ...
Irremediablemente (1919)
Alma desnuda
oo {0 0N GN DRY 10 CA Gham enls BOS 26
TRE testes pecra-eens en wel nach ee ee UeBTU RRM DORE a ee 28
Peso ancestral 6.1.0... ccc cesses evcaeeeenaeeeecennes 29
SUbCOMSCIENCIA 4.6. sce ce ee eeeuevacuaeuaeeeeuaenss 30
Hombre pequefilO .....0.s.sesseseccaccacvesuecvacuee 31
10332
Adlon. oo secre ee nee e eee e terete eters, 33
Frente al MAP so... sees eee cette eee, 34
Bien pudiera set... 6... eee eee, 36
Languidez (1920)
El silencio 6... eee, 37
El ensayo
La miseria
Ocre (1920)
Las grandes mujeres s sie ene i 00s 90s tase se apace eineinlaie da od 49
De thi Padresne cuenta wo. nies xa wey aera geewkeeane weed 50
Fiesta eee ec cece ee ee Sl
Encuentro 52
Palabras a Delmira Agustini
Los coros
7
Naturaleza mfa . . . sereed
104Mundo de siete pozos (1934)
Mundo de siete pozos
Luna de marzo sobre el mar
Vaticinio
Imagen ..-- eee eee,
Plaza en invierno
La hora 19
Haz de tus pies ...
Razones y paisajes del amor .......0...........000000.- 15
Mascarilla y trébol (1938)
Danzon portefio .. ae
TA SICDA ss sercece mxenen cane eace SOS ORE OEE ¢ i)
Gran cuadro ...... 06 eee eee eee eee -79
Ultrateléfono 2.2.2. ee eee ee ee eee - 80
Nido en una estatua ......-++00205 000s
Alegoria de la primavera .....--+seereeccrrsrees
Un lapiz
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Amadona poesia ......e000e0eee rere
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