Oraciones Exequiales
Oraciones Exequiales
Oración:
Oremos: Alma cristiana, al salir de este mundo, marcha en el nombre de Dios Padre
todopoderoso, que te creó, en el nombre de Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que murió por ti, en
el nombre del Espíritu Santo, que sobre ti descendió. Entra en el lugar de la paz y que tu
morada esté junto a Dios en Sión, la ciudad santa, con Santa María Virgen, Madre de Dios, con
San José y todos los ángeles y santos.
R/. Amén.
Acoge, Señor, en tu reino a tu siervo para que alcance la salvación, que espera de tu
misericordia.
R/. Amén.
V/. Libra, Señor, a tu siervo, como libraste a Abrahám del país de los caldeos.
R/. Amén.
V/. Libra, Señor, a tu siervo, como libraste a Moisés del poder del faraón.
R/. Amén.
V/. Libra, Señor, a tu siervo, como libraste a Daniel de la fosa de los leones.
R/. Amén.
V/. Libra, Señor, a tu siervo, como libraste a los tres jóvenes del horno ardiente y del poder del
rey inicuo.
R/. Amén.
V/. Libra, Señor, a tu siervo, como libraste a David del rey Saúl y de las manos de Goliat.
R/. Amén.
V/. Libra, Señor, a tu siervo, por Jesús, nuestro salvador, que por nosotros sufrió muerte cruel
y nos obtuvo la vida eterna.
R/. Amén.
V/. Venid en su ayuda, santos de Dios; salid a su encuentro, ángeles del Señor.
R/. Recibid su alma y presentadla ante el altísimo.
V/. Cristo, que te llamó, te reciba, y los ángeles te conduzcan al regazo de Abrahám.
R/. Recibid su alma y presentadla ante el altísimo.
Oremos: Te pedimos, Señor, que tu siervo N., muerto ya para este mundo, viva para ti, y que
tu amor misericordioso borre los pecados que cometió por fragilidad humana. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
R/. Amén.
Antífona: ¡Dichoso el que ha muerto en el Señor! Que descanse ya de sus fatigas y que sus
obras lo acompañen.
Preces
Pidamos por nuestro hermano (nuestra hermana) a Jesucristo, que ha dicho: “Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree
en mí no morirá para siempre”.
Tú que resucitaste a los muertos, concede la vida eterna a nuestro hermano (nuestra
hermana).
R/. Te lo pedimos, Señor.
Tú que desde la cruz prometiste el paraíso al buen ladrón, acoge a nuestro hermano (nuestra
hermana).
R/. Te lo pedimos, Señor.
Oración: Señor, nuestra vida es corta y frágil; la muerte que contemplamos hoy nos lo
recuerda. Pero tú vives eternamente, y tu amor es más fuerte que la muerte. Llenos, pues, de
confianza, ponemos en tus manos a nuestro hermano (nuestra hermana) N., que acaba de
dejarnos. Perdónale sus faltas y acógelo (acógela) en tu reino, para que viva feliz en tu
presencia por los siglos de los siglos.
R/. Amen.
Padrenuestro...
Oración: Escucha, Señor, nuestras súplicas y ten misericordia de tu siervo (sierva) N., para que
no sufra castigo por sus pecados, pues deseó cumplir tu voluntad; y, ya que la verdadera fe lo
(la) unió aquí, en la tierra, al pueblo fiel, que tu bondad ahora lo (la) una al coro de los ángeles
y elegidos. Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
V/. Su alma y las almas de todos los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en
paz.
R/. Amén.
Suba nuestra oración a tu presencia, Señor, y que la alegría eterna acoja a nuestro hermano N.
Tú que lo creaste a tu imagen y lo hiciste tu hijo de adopción por el bautismo, concédele ahora
entrar en posesión de la herencia prometida. Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
En el aniversario de la muerte:
Oh Señor, Dios del perdón, concede al alma de tu siervo(a) N., de quien conmemoramos el
aniversario de la muerte, la morada de la paz, el reposo de la bienaventuranza y el esplendor
de tu luz. Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
Por el Papa:
Oh Dios, que, en tu providencia, elegiste para Sumo Pontífice a tu siervo nuestro Papa N.,
concede a quien fue Vicario de tu Hijo en la tierra ser recibido por Él mismo en la gloria
eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
Por el obispo:
Dios Todopoderoso, te rogamos que tu siervo N., nuestro Obispo, a quien encomendaste el
cuidado de tu familia, entre en el gozo eterno de su Señor con el abundante fruto de su labor
pastoral. Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
Por un sacerdote:
Te rogamos, Señor, que escuches bondadoso las oraciones que te presentamos por la
salvación de tu servidor N., sacerdote, para que se alegre perpetuamente en la compañía de
los santos, él que en la tierra desempeñó fielmente el ministerio sacerdotal en honor de tu
nombre. Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
¡Oh Dios, que nos has mandado honrar padre y madre!, ten misericordia de mi padre
(madre//mis padres) y haz que nos reunamos un día en la claridad de tu gloria. Por Jesucristo
nuestro Señor.
R/. Amén.
Oremos: Oh, Dios que nos mandaste honrar al padre y a la madre, apiádate clemente de las
almas de nuestros padres, y perdónales sus pecados; y haz que los veamos en el gozo de la
eterna caridad. Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
Por un niño que ha muerto:
Dios de amor y de clemencia, que en los planes de tu sabiduría has querido llamar a Ti, desde
el mismo umbral de la vida, a este niño, a quien hiciste hijo tuyo de adopción en el bautismo,
escucha con bondad nuestra plegaria y reúnenos un día con él en tu gloria, donde creemos
que vive ya contigo. Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
Oh Dios, que riges el curso de la vida humana, te encomendamos a tu siervo N., cuya muerte
prematura lloramos, para que le concedas vivir la perenne juventud de tu bienaventuranza.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
Oh Dios, que permitiste que nuestro hermano N. te sirviera en los dolores de una larga
enfermedad, te rogamos que este tu siervo, que imitó en la tierra el ejemplo de paciencia de
tu Hijo, obtenga en el cielo el premio de tu gloria. Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
Oh Señor, imploramos tu inmensa bondad, a fin de que quienes lloramos la muerte repentina
de nuestro hermano N., tengamos confianza de que ha pasado a disfrutar de tu compañía en
el cielo. Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
Oremos: ¡Oh Dios, que concedes el perdón de los pecados y quieres la salvación de los
hombres!, por intercesión de Santa María la Virgen, y de todos los santos, concede a nuestros
hermanos, parientes y bienhechores que han salido ya de este mundo alcanzar la eterna
bienaventuranza. Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
Oremos: Oh Dios, Creador y Redentor de todos los fieles, concede a las almas de tus siervos y
siervas el perdón de todos los pecados, para que consigan por nuestras piadosas suplicas la
indulgencia que siempre desearon. Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
V/. Concédele(s), Señor, el descanso eterno, Y que le(s) alumbre la luz eterna.
R/. Cuando vengas a juzgar al mundo por medio del fuego.
Padre nuestro...
V/. Su(s) alma(s) y las de todos los fieles difuntos descansen en paz, por la misericordia del
Señor.
R/. Amén.
V/. Concédele(s), Señor, el descanso eterno, Y que le(s) alumbre la luz eterna.
R/. Cuando vengas a juzgar al mundo por medio del fuego.
Padre nuestro…
Oremos: Te rogamos, Señor, que absuelvas el alma de tu siervo (de tu sierva) N. de todo
vínculo de pecado, para que viva en la gloria de la resurrección, entre tus santos y elegidos.
Por Cristo nuestro Señor.
Hermanos: Es lógico vuestro dolor, pues siempre duele la separación de los seres que
amamos. Pero en este momento tengamos confianza en el Señor, que nos dice: “Venid a mí
todos los que estáis cansados y agobiados, que yo os aliviaré”. Por eso, vamos a escuchar su
palabra de consuelo y a orar con la confianza de los hijos de Dios.
V/. Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y Dios del
consuelo, que nos alienta en todas nuestras tribulaciones.
R/. Amén.
Salmo Responsorial Salmo 23
El Señor es mi pastor, nada me falta, en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia
fuentes tranquilas y repara mis fuerzas; me guía por el sendero justo, por el honor de su
nombre. R/.
Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado
me sosiegan. R/.
Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi
copa rebosa. R/.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del
Señor por años sin término. R/.
Desde el hondo a Ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz; estén tus oídos atentos a la voz de mi
suplica. R/.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? Pero de ti procede el perdón, y así
infundes respeto. R/.
Confío en el Señor, mi alma espera y confía en su palabra, mi alma aguarda al Señor mucho
más que a la aurora el centinela. R/.
Porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa. Y Él redimirá a Israel de todos
sus delitos. R/.
Oremos: Señor nuestro, que eres amor, recibe en tu presencia a tu hijo(a) N., a quien has
llamado de esta vida. Perdónale todos sus pecados, bendícelo(a) con tu luz y paz eternas,
levántalo(a) para que viva para siempre con todos tus santos en la gloria de la resurrección. Te
lo pedimos por Cristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
O bien:
Oremos: Presta oídos, Señor, a las oraciones con que, suplicantes, imploramos tu misericordia,
para que el alma de tu siervo(a) N., que has hecho salir de este mundo, alcance de ti el lugar
de la luz y de la paz, y viva para siempre en la compañía de los santos. Por Jesucristo nuestro
Señor.
R/. Amén.
Hermanos, en estos momentos de dolor el Señor está con nosotros y nos conforta con sus
palabras: “Felices los que lloran, porque serán consolados”.
El ministro dice a continuación una de las siguientes oraciones para encomendar a la persona recién muerta a la
misericordia y bondad de Dios.
Oremos: Dios todopoderoso y eterno, escucha nuestras oraciones en favor de tu hijo(a) N., a
quien has llamado de esta vida a tu presencia. Concédele gozar de la luz, la felicidad y la paz.
Hazlo(a) pasar con seguridad las puertas de la muerte y vivir para siempre con todos tus
santos, iluminado(a) por la luz que prometiste a Abraham y a todos sus descendientes en la fe.
Líbralo(a) de todo mal y en el gran día de la resurrección y la recompensa, resucítalo(a) junto
con todos tus santos. Perdónale sus pecados y concédele la vida eterna en tu Reino. Te lo
pedimos por Cristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
O bien:
Lectura Bíblica
Lc 23, 44-46
Como al mediodía, se ocultó el sol y todo el país quedó en tinieblas hasta las tres de la tarde.
En ese momento la cortina del Templo se rasgó por la mitad, y Jesús gritó muy fuerte: «Padre,
en tus manos encomiendo mi espíritu», y al decir estas palabras, expiró.
Letanía
Uno de los presentes puede ir guiando a los demás al rezar una breve forma de letanía a los santos. Se pueden
incluir otros santos, especialmente los santos patronos de la persona difunta, de la familia, de la parroquia y otros
santos a quienes la persona difunta haya tenido devoción particular.
Oremos
Dios es infinitamente misericordioso para redimirnos; oremos como Jesús nos enseñó:
Señor Jesús, redentor nuestro, tú te entregaste voluntariamente a la muerte para que todos
pudiéramos salvarnos y pasar de la muerte a una vida nueva. Escucha, Señor, nuestras
oraciones y mira con amor a tu pueblo, que ora entristecido por la muerte de su hermano(a)
N. Señor Jesús, santo y compasivo: perdónale sus pecados. Con tu muerte nos has abierto las
puertas de la vida a aquellos que creemos en ti. No permitas que nuestro(a) hermano(a) se
aparte de ti; al contrario, con tu supremo poder concédele gozar de la luz, la alegría y la paz en
el cielo, en donde vives tú para siempre.
R/. Amén.
Para descanso de los presentes, el ministro puede concluir estas oraciones con una simple bendición o con un gesto
simbólico, por ejemplo, haciendo la señal de la cruz en la frente del difunto. El sacerdote o el diácono pueden rociar
el cuerpo con agua bendita.
Oremos: Señor Jesucristo, tú permaneciste tres días en el sepulcro, dando así a toda sepultura
un carácter de espera en la esperanza de la resurrección.
Concede a tu siervo reposar en la paz de este sepulcro hasta que tú, resurrección y vida de los
hombres, le resucites y le lleves a contemplar la luz de tu rostro. Tú que vives y reinas por los
siglos de los siglos.
Dicha la oración, si existe la costumbre, el sacerdote rocía con agua bendita e inciensa el sepulcro y el cuerpo del
difunto, a no ser que esto se haga dentro del rito de la última recomendación.
Rito de Inhumación
El acto de sepultar al difunto se hace inmediatamente o al final del rito, según la costumbre del lugar. Mientras se
coloca el cuerpo en el sepulcro, o en otro momento oportuno, el sacerdote puede decir:
Si hay homilía junto al sepulcro, téngase en este momento. Si también se hace junto al sepulcro la última
recomendación y despedida, téngase en lugar de las siguientes preces finales. En este caso el rito de última
recomendación y despedida concluye las exequias.
Preces Finales
V/. Pidamos por nuestro hermano(a) N. a Jesucristo, que ha dicho: «Yo soy; la resurrección y la
vida; el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá, y el que está vivo y cree en mí, no morirá
para siempre».
V/. Señor, tú que lloraste en la tumba de Lázaro, dígnate enjugar nuestras lágrimas.
R/. Te lo pedimos, Señor.
V/. Tú que resucitaste a los muertos, dígnate dar la vida eterna a nuestro hermano(a).
R/. Te lo pedimos, Señor.
V/. Tú que perdonaste en la cruz al buen ladrón y le prometiste el paraíso, dígnate perdonar y
llevar al cielo a nuestro hermano(a).
R/. Te lo pedimos, Señor.
V/. Tú que has purificado a nuestro hermano en el agua del Bautismo y lo ungiste con el óleo
de la confirmación, dígnate admitirlo entre tus santos y elegidos.
R/. Te lo pedimos, Señor.
V/. Tú que alimentaste a nuestro hermano con tu Cuerpo y tu Sangre, dígnate también
admitirlo en la mesa de tu Reino.
R/. Te lo pedimos, Señor.
V/. Y a nosotros, que lloramos su muerte, dígnate confortarnos con la fe y la esperanza de la
vida eterna.
R/. Te lo pedimos Señor.
Después todos pueden recitar el Padrenuestro, o el celebrante puede decir esta oración:
Señor, ten misericordia de tu siervo(a), para que no sufra castigo por sus faltas, pues deseó
cumplir tu voluntad. La verdadera fe lo(a) unió aquí, en la tierra, al pueblo fiel, que tu bondad
lo(a) una ahora al coro de los ángeles y elegidos. Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
Como conclusión del rito puede entonarse algún canto apropiado. Después el sacerdote bendice y despide al
pueblo.
V/. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo † y Espíritu Santo, descienda sobre
vosotros y os acompañe siempre.
R/. Amén.
V/. El Dios de todo consuelo, que con amor inefable creó al hombre y, en la resurrección de su
Hijo, ha dado a los creyentes la esperanza de resucitar, derrame sobre vosotros su bendición.
R/. Amén.
V/. Él conceda el perdón de toda culpa a los que vivís aún en este mundo y otorgue a los que
han muerto el lugar de la luz y de la paz.
R/. Amén.
V/. Y a todos conceda vivir eternamente felices con Cristo, al que proclamamos resucitado de
entre los muertos.
R/. Amén.
V/. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo † y Espíritu Santo, descienda sobre
vosotros y os acompañe siempre.
R/. Amén.
Oremos:
Por los fieles del Opus Dei y los socios de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz fallecidos y por los bienhechores
difuntos:
Oh Dios, que concedes el perdón de los pecados y quieres la salvación de los hombres, por
intercesión de Santa María, la Virgen, y de San José, de San Josemaría y de todos los Santos,
concede a los fieles del Opus Dei y a los socios de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz
fallecidos, así como a los bienhechores que han salido ya de este mundo, alcanzar la eterna
bienaventuranza. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Por los Abuelos y por los padres y familiares fallecidos de los fieles del Opus Dei y de los socios de la Sociedad
Sacerdotal de la Santa Cruz:
Oremos. Oh Dios, que nos has mandado honrar padre y madre y amar a nuestros allegados;
ten misericordia de los padres de nuestro Fundador, así como de nuestros propios padres y
parientes, perdona sus pecados y haz que nos reunamos un día con ellos en la claridad de tu
gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oremos. Oh Dios, Creador y Redentor de todos los hombres, concede a tus siervos el perdón
de sus pecados, para que consigan, por medio de nuestras súplicas, la misericordia que
siempre desearon. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
Tradición bizantina.
Dios de los espíritus y de toda carne, que sepultaste la muerte, venciste al demonio y diste la
vida al mundo.
Tú, Señor, concede al alma de tu difunto siervo N., el descanso en un lugar luminoso, en un
oasis, en un lugar de frescura, lejos de todo sufrimiento, dolor o lamento.
Perdona las culpas por él cometidas de pensamiento, palabra y obra, Dios de bondad y
misericordia; puesto que no hay hombre que viva y no peque, ya que Tú sólo eres Perfecto y
tu Justicia es justicia eterna y tu Palabra es la Verdad.
Oh Cristo Dios nuestro. Te glorificamos junto con el Padre no engendrado y con tu santísimo,
bueno y vivificante Espíritu.
NOTA: Las lecturas sugeridas aquí son solo unas pocas tomadas de
entre muchas opciones.
Introducción
La muerte permanecerá siempre como un misterio de dolor... Pero, como
cristianos, vivimos en fe y esperanza. Si tuviéramos suficiente fe,
soportaríamos la muerte sin miedo y la acogeríamos como un regreso a
la casa del Padre. En nuestra fe no hay lugar para dudar. Creemos que,
en la muerte, Dios no abandonará a sus gentes, que son obra de sus
manos, hechas a su imagen y semejanza, por quienes Cristo murió y
resucitó de entre los muertos. Dios no nos dejará perecer para siempre.
En Cristo tenemos la promesa de Dios de que nosotros resucitaremos
también de entre los muertos para la gloria y alegría eternas. Con esta
esperanza ponemos hoy espiritualmente a nuestros difuntos en las
manos del Dios de la Vida.
Acto Penitencial
Por su muerte y Resurrección,
Cristo nos trajo esperanza, vida y alegría.
Con la mayor confianza le pedimos perdón por nuestros pecados.
(Pausa)
Señor Jesús, Hijo del Dios vivo:
Tú viniste al mundo para compartir nuestras penas y alegrías.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Oración Colecta
Encomendemos al Señor a todos los fieles difuntos.
(Pausa)
Oh Dios de la vida y de los vivos:
Creemos que tú eres un Dios de un Amor que es más fuerte que la
muerte ya que tu Hijo Jesucristo, nacido como uno de nosotros, destruyó
la muerte para siempre.
Te pedimos confiadamente que todos los fieles difuntos vivan en la
seguridad de tu amor; que disfruten de paz, tu paz, que con tanta
frecuencia se les escapaba en la vida, y danos también a todos nosotros
el valor para enfrentar la vida dándole auténtico sentido, viviéndola en
unión íntima con tu Hijo Jesús,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
Oh Dios de vida, te damos gracias por la certeza que nos das de que los
muertos están en tus manos y que nosotros estamos llamados y
destinados a la vida eterna gracias a tu Hijo Resucitado, Jesucristo. No
permitas que se inquiete nuestro corazón, y reúnenos un día con gozo
con todos los que hemos conocido y amado. Llévanos a todos hacia ti
por medio de Aquel que es nuestro camino, Jesucristo nuestro Señor.
Líbranos, Señor
Líbranos, Señor, de todos los males
y concede la paz en nuestros días
a un mundo que no sabe crear paz
por estar siempre involucrado en guerras egoístas.
Otorga paz a los difuntos que murieron
en la esperanza de vivir en tu eterna felicidad.
Líbranos del miedo a la muerte,
mientras aguardamos con alegre esperanza
nuestra resurrección y la vida plena
de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.
R/ Tuyo es el Reino…
Invitación a la Comunión
Éste es Jesucristo,
el Señor Glorioso y Resucitado,
que dijo: “Yo soy la resurrección y la vida.
Los que creen en mí vivirán, aun cuando mueran;
y quienquiera que viva y crea en mí nunca morirá.”
Dichosos nosotros
por estar unidos como hermanos
mientras nos alimentamos
con el Pan de la vida eterna.
R/ Señor, yo no soy digno…
Bendición
Hermanos: Hemos rogado hoy por todos los difuntos, conocidos o
desconocidos, distantes o cercanos. Ha sido una ocasión para nosotros
de profundizar nuestra fe en la resurrección prometida a los difuntos, y
también a nosotros, peregrinos todavía en este mundo. Creemos en un
Dios vivo que quiere que todos vivan en su alegría y amor. Que nuestro
Dios de la vida nos bendiga a todos, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo,
y que esta bendición se prolongue por siempre.
Comentario
La memoria de las personas que se nos adelantan en el camino de la
VIDA nos impulsa a cuestionar el valor que le estamos dando a nuestro
paso por este mundo. La celebración de la “muerte” como entrada a otra
dimensión y no como el final nos abre a una comunión más profunda y
madura con las personas que llegamos a amar. No se trata de un amor
dependiente o condicionado sino del que se vive en libertad; incluso
llega a manifestarse como reconciliación frente a lo que pudo convertirse
en un pasado de sombras. Como comunidades de fe y en camino,
estamos invitadas a escuchar en el silencio de nuestra oración las voces
de quienes nos precedieron porque seguro tienen palabras sabias que
comunicar; no permitamos que sus voces sean acalladas por nuestra
manera muchas veces inconsciente de vivir. Que este sea un día no sólo
para llevar flores o encender velas, sino para ofrecer en su memoria
acciones a favor del cuidado de la vida.
II. EN EL ANIVERSARIO
Esta Misa puede celebrarse en el primer aniversario del día de la muerte, en las ferias, excepto
el Miércoles de Ceniza y los días de Semana Santa, y también en los días de la Octava de
Navidad y en los días en que cae una memoria obligatoria. En otros aniversarios solamente
puede celebrarse en las ferias del tiempo durante el año, incluso en las que tienen memorias
facultativas.
Antífona de entrada
Dios secará todas sus lágrimas
y no habrá más muerte, ni pena, ni queja, ni dolor,
porque todo lo de antes pasó. (Ap. 21,4)
Oración colecta
Dios nuestro, gloria de los fieles y vida de los justos,
que nos has redimido por la muerte y resurrección de tu Hijo,
ten piedad de nuestro hermano N.
y condúcelo a la alegría de la felicidad eterna
pues creyó en el misterio de la resurrección.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Prefacio de difuntos
Antífona de comunión
Dice el Señor: yo soy la resurrección y la vida.
El que cree en mí tiene vida eterna
y no será condenado, sino que pasará de la muerte a la vida. (Jn. 11,25; 3,36; 5,24)
Antífona de entrada
Señor Jesús, concede el descanso eterno a nuestros difuntos,
tú que por ellos derramaste tu preciosa sangre.
Oración colecta
En el aniversario de la muerte de tu hijo N.,
te pedimos, Padre,
que derrames sobre él la abundancia de tu misericordia
y lo asocies a comunidad de tus santos.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Prefacio de difuntos
Antífona de comunión
Señor, tú que eres el descanso después de la fatiga,
la vida después de la muerte, concédeles el descanso eterno.
Oración colecta
Dios omnipotente y misericordioso,
cuyo Hijo se entregó voluntariamente a la muerte por nosotros;
concede a nuestro hermano N.
participar en la admirable victoria de la resurrección de Jesucristo.
Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Prefacio de difuntos
Antífona de comunión Jn 6, 51
Dice el Señor: Yo soy el pan vivo bajado del cielo.
El que coma de este pan vivirá eternamente,
y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo, aleluia.
Oración colecta
Dios y Padre nuestro, en virtud de la Pasión de tu Hijo,
concede a tu servidor N.
el perdón de los pecados que siempre deseó,
para que conociéndote tal como eres,
pueda gozar siempre de la visión de tu rostro.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Oración colecta
Dios misericordioso, en el aniversario de la muerte de tu hijo N.
concede a su alma el lugar de la paz,
el gozo del descanso y la claridad de la luz.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
A. POR UN DIFUNTO
Antífona de entrada
El Señor le abra las puertas del paraíso
para que pueda volver a la patria
donde no hay muerte y el gozo permanece para siempre.
Oración colecta
Dios, Padre todopoderoso,
que nos has fortalecido por el misterio de la cruz
y nos has reconfortado
con el sacramento de la resurrección de tu Hijo,
concede que nuestro hermano N.,
pueda entrar a formar parte de la comunidad de tus elegidos.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
O bien:
Padre santo, escucha nuestras oraciones
que imploran tu misericordia
para que tu hijo N.;
a quien hiciste miembro de la Iglesia en esta vida,
sea llevado a la patria de la luz y de la paz,
y pueda participar de la asamblea de los santos.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Oración sobre las ofrendas
Señor Dios, ten misericordia de tu hijo N.
por quien te ofrecemos este sacrificio de alabanza;
te imploramos humildemente que,
por estos misterios de reconciliación,
merezca resucitar para la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio de difuntos
Oración colecta
Señor Dios, libra a tu hijo N. de toda atadura de pecado,
y ya que lo hiciste en la tierra imagen de Cristo,
concédele gozar la gloria de la resurrección
en compañía de tus santos,
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Prefacio de difuntos
Otras oraciones
Oración colecta
Dios nuestro, vida de los mortales y felicidad de tus santos,
escucha nuestras oraciones para que tu hijo N.,
que ha dejado la luz de este mundo,
y permítele gozar de tu luz eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Otras oraciones
Oración colecta
Padre de misericordia, que nuestras súplicas lleguen hasta ti
y que el alma de tu hijo N. sea recibida en las alegrías eternas;
ya que lo creaste a tu imagen y le diste la gracia bautismal,
admítelo también a participar de tu herencia.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Otras oraciones
Oración colecta
Padre de bondad, escucha nuestras súplicas
y concede al alma de tu hijo N. el perdón de sus pecados,
para que en el día de la resurrección final
alcance la vida eterna y goce de la luz que no tiene fin.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Antífona de entrada
Concédeles, Señor, el descanso eterno
y alegra sus almas con el esplendor de la gloria.
Oración colecta
Dios nuestro, hiciste entrar en el cielo
a tu Hijo único, vencedor de la muerte,
concede a tus hijos difuntos (N. y N.)
que, superada su condición mortal,
puedan contemplarte para siempre como su creador y redentor.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Oración colecta
Padre clementísimo,
quisiste que tu Hijo único, vencedor de la muerte,
entrara en el cielo;
concede a nuestros hermanos difuntos (N. y N.)
que, superada su condición mortal,
puedan contemplarte para siempre como su creador y redentor.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Prefacio de difuntos
Antífona de comunión
Dios envió a su Hijo único al mundo, para que tuviéramos vida por medio de él. (1 Jn. 4,9)
Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno,
vida de los mortales y gozo de los santos,
te pedimos humildemente por tus hijos (N. y N.);
haz que liberados de toda atadura terrenal,
participen de la gloria eterna en tu Reino.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Prefacio de difuntos
Antífona de entrada
¡Felices los que mueren en el Señor!
Sí, dice el Espíritu,
de ahora en adelante ellos pueden descansar de sus fatigas,
porque sus obras los acompañan. (Cf. Ap. 14,13)
Oración colecta
Dios nuestro,
por cuya misericordia descansan las almas de tus fieles,
perdona las culpas a tus hijos (N. y N.),
y de todos los que han muerto en Cristo,
para que, liberados de las ataduras del pecado,
puedan asociarse a la Resurrección de tu Hijo.
Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Prefacio de difuntos
Antífona de comunión
Concede, Señor, el descanso eterno a nuestros hermanos
en cuyo recuerdo nos hemos reunido
para participar del Cuerpo y de la Sangre de Cristo.
Antífona de entrada
Yo me refugio en ti, Señor, ¡que nunca me vea defraudado!
Líbrame, por tu justicia. (Cf. Sal. 30,2)
Oración colecta
Señor Dios, creador y redentor de todos tus fieles
concede a tus hijos difuntos la remisión de sus pecados,
para que, por nuestras súplicas,
obtengan el perdón que siempre anhelaron alcanzar.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Prefacio de difuntos
Antífona de Comunión Jn 8, 12
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor.
El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida
Oración colecta
Dios todopoderoso, Señor de vivos y muertos,
rico en misericordia con todos los hombres,
te suplicamos que perdones los pecados de tus hijos difuntos
para que, felices de estar contigo, te alaben eternamente.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Prefacio de difuntos
Oración colecta
Imploramos, Señor Dios,
tu infinita misericordia en favor de tus hijos difuntos;
permíteles alcanzar la salvación eterna,
ya que creyeron y esperaron en ti.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Prefacio de difuntos
Otras oraciones
Oración colecta
Padre, ten misericordia de tus hijos (N. y N.),
y ya que los purificaste con el agua del bautismo,
concédeles llegar a la felicidad de la Vida eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Oración sobre las ofrendas
Al ofrecer este sacrificio, Señor,
en sufragio de tus hijos N. y N.,
te pedimos que atiendas nuestros anhelos
y derrames sobre ellos tu eterna misericordia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Otras oraciones
Oración colecta
Padre, te encomendamos a tus hijos (N. y N.),
para que muertos a este mundo, vivan para ti,
y en tu inmensa misericordia
perdónales los pecados que hubieren cometido
por su humana fragilidad.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Otras oraciones
Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno,
que nunca dejas de escuchar
a los que esperan en tu misericordia;
apiádate de tus hijos (N. y N.),
y puesto que dejaron esta vida creyendo en tu nombre,
admítelos a compartir la felicidad de tus santos.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Oración sobre las ofrendas
Señor Dios, tu Hijo se ofreció a ti como Víctima viva;
te pedimos que recibas el sacrificio de tu Iglesia,
para que nuestros hermanos (N. y N.),
purificados de todos sus pecados,
merezcan alcanzar el premio de la inmortalidad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
4. POR UN DIÁCONO
Oración colecta
Dios misericordioso,
concede la felicidad eterna al alma de tu hijo N., diácono,
a quien confiaste al servicio de tu Iglesia.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
5. POR UN RELIGIOSO
Oración colecta
Dios todopoderoso,
te pedimos que el alma de tu hijo N.,
que por amor a Cristo siguió el camino de la caridad perfecta,
pueda alegrarse de la manifestación de tu gloria
y gozar con sus hermanos de la felicidad eterna de tu Reino.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Oración colecta
Padre santo, imploramos tu misericordia,
para que premies con el gozo de tu Reino
a nuestro hermano N.
que trabajó generosamente al servicio del Evangelio.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Oración colecta
Dios nuestro, tú diriges los acontecimientos
y la duración de la vida de los hombres;
te encomendamos humilde y confiadamente a tu hijo tuyo N.,
cuya muerte prematura lloramos;
te pedimos que le concedas una permanente juventud
en la felicidad de tu casa en el cielo.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Oración colecta
Dios nuestro, que has dado a nuestro hermano N.
la gracia de servirte en el dolor y la enfermedad;
concédele que, así como imitó la paciencia de tu Hijo,
obtenga también el premio de su misma gloria.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Oración colecta
Padre santo, muéstranos el infinito poder de tu bondad
para que quienes lloramos a nuestro hermano N.,
muerto inesperadamente,
podamos esperar que lo has llevado a gozar de tu compañía.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Oración colecta
Padre santo, recibe con bondad a tus hijos N. y N.,
a quienes el amor conyugal unió en esta vida,
y concédeles alcanzar
la plenitud de la caridad en la vida que no tiene fin.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Oración colecta
Dios nuestro,
que nos mandaste honrar al padre y a la madre,
ten misericordia de mi madre y de mi padre (de nuestros padres)
y perdona todos sus pecados;
concédeme (concédenos), por tu gracia, que pueda (podamos)
verlos en el eterno gozo de la gloria.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Oración colecta
Dios nuestro, tú eres generoso en el perdón
y deseas la salvación de todos los hombres;
imploramos tu clemencia para que,
por la intercesión de la santísima Virgen María
y de todos los santos,
concedas a nuestros hermanos (parientes) (amigos)
que dejaron este mundo,
la participación en la felicidad eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Introducción. Hermanos: Nos hemos reunido hoy ante el aniversario del fallecimiento de nuestros
familiares (Nombres), cargados con todos esos sentimientos de esperanza ante la resurrección en el día
final oremos para que quienes nos hemos reunido aquí perseveremos en la fe, mantengamos nuestra
solidaridad con los familiares y amigos que hemos sufrido está perdida, y ayudemos a nuestros hermanos
enfermos a bien morir. Si no tuviéramos nuestra Fe, podríamos pensar que la muerte es el final de todo.
Pero por la Fe creemos en la vida eterna y en la resurrección con Cristo para la eternidad.
Creemos en la ‘comunión de los santos”, creemos que la muerte no rompe del todo los lazos que nos unían
con los que partieron. Podemos ayudarles en su entrada en el más allá con nuestras oraciones, si es que las
necesitan, así como también esperamos que ellos, desde su nueva cercanía con Dios, pueden ayudarnos a
interceder por nuestro caminar aquí en la Tierra. Convencidos de esta hermosa realidad, vamos, pues, a
elevar nuestras oraciones al Padre en agradecimiento por la vida de Nicolasa Cruz y Pedro
Celestino Urrutia y pidamos también por las animas que no han podido llegar a él, en particular de todas las
que están en el purgatorio.
G/. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. T/. Amén.
G/. Bendigamos al Señor que, por la resurrección de su Hijo, nos ha hecho nacer a una esperanza viva.
T/. Bendito seas por siempre, Señor.
Cristo que ha vencido la muerte y nuestra esperanza de que él vencerá también nuestra muerte y nos
reunirá con nuestros seres queridos en su reino de gloria, este siempre en nuestro corazón para que nuestra
alma se prepare para el gran encuentro en el final de nuestra vida. Que esta celebración nos anime a ser
fieles al Señor y a seguir los buenos ejemplos que nuestros familiares nos dejaron en su vida; iniciemos
pues esta celebración pidiendo el perdón de nuestros pecados:
Oración de colecta. Dios nuestro, hiciste entrar en el cielo a tu Hijo único, vencedor de la muerte,
concede a tus hijos difuntos Nicolasa Cruz y Pedro Celestino Urrutia que, superada su condición mortal,
puedan contemplarte para siempre como su creador y redentor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
LITURGÍA DE LA PALABRA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 14, 7-9. 10b-12
Tanto en la vida como en la muerte, pertenecemos al Señor
Hermanos: Ninguno de nosotros vive para sí, ni tampoco muere para sí. Si vivimos, vivimos para el Señor,
y si morimos, morimos para el Señor: tanto en la vida como en la muerte, pertenecemos al Señor. Porque
Cristo murió y volvió a la vida para ser Señor de los vivos y de los muertos. Todos tendremos que
comparecer ante el tribunal de Dios, porque está escrito: «Juro que toda rodilla se doblará ante mí y toda
lengua dará gloria a Dios», dice el Señor. Por lo tanto, cada uno de nosotros tendrá que rendir cuenta de sí
mismo a Dios. Palabra de Dios.
Muéstrame, Señor, tus caminos, enséñame tus senderos. Guíame por el camino de tu fidelidad; enséñame,
porque Tú eres mi Dios y Salvador. R.
Acuérdate, Señor, de tu compasión y de tu amor, porque son eternos. Por tu bondad, Señor, acuérdate de
mí según tu fidelidad. R.
Alivia las angustias de mi corazón, y sácame de las tribulaciones. Defiende mi vida y líbrame: que no me
avergüence de haber confiado en ti. R.
Ésta es la voluntad de mi Padre: que el que ve al Hijo y cree en Él, tenga Vida eterna y que Yo lo resucite
en el último día.
Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de
Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza que el
Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y
por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las
Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar
a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede
del Padre y del Hijo, que, con el Padre y el Hijo, recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los
profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo Bautismo
para
el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
ORACIÓN UNIVERSAL
Por todos los pastores de la Iglesia, por todos los que nos ayudan en el camino de la salvación, para que
lo que enseñan con su palabra lo cumplan también con sus obras, roguemos al Señor.
Por quienes dirigen los destinos de los pueblos, para que promuevan la justicia y la paz, roguemos al
Señor.
Por quienes sufren en el cuerpo o en el espíritu, por los enfermos, por los tristes, por quienes están
solos, por lo que no consiguen trabajo, para que nunca se crean abandonados de Dios, roguemos al
Señor.
Para que el Señor se digne librar a sus siervos Nicolasa Cruz y Pedro Celestino Urrutia del reino de las
tinieblas de la muerte, roguemos al Señor.
Para que se digne colocarlos junto a Él, entre los santos del Cielo, roguemos al Señor.
Para que el Padre el Cielo que se dignó admitir entre sus hijos a Nicolasa Cruz y Pedro Celestino
Urrutia el día del Bautismo, ahora les reciba entre los Santos en la gloria, roguemos al Señor.
Para que el Dador de todo bien, que el día de la Confirmación les dio a Nicolasa Cruz y Pedro
Celestino Urrutia su Santo Espíritu, ahora los reconozca marcada por ese sello divino, roguemos al
Señor.
Para que el Dios Bueno, que tantas veces perdonó a nuestros hermanos en el Sacramento de la
Reconciliación, olvide todas las faltas que pudieron cometer, roguemos al Señor.
Para que Jesús que dijo “Quien come mi carne y bebe mi sangre, no morirá para siempre” y que vino
tantas veces al corazón de Nicolasa Cruz y Pedro Celestino Urrutia en la Eucaristía, le dé ahora la vida
eterna, roguemos al Señor
Para que El Dios de todo consuelo, se digne consolar ahora a los que aun lloramos la muerte de
nuestros hermanos Nicolasa Cruz y Pedro Celestino Urrutia, roguemos al Señor.
Por todos nuestros parientes y amigos difuntos, para que el Señor los reciba en la Asamblea de los
Santos, roguemos al Señor.
OREMOS: Escucha, Señor, nuestras súplicas y concede a la Iglesia la fidelidad a tu palabra, a todos los
pueblos la paz en la justicia, a los difuntos la misericordia y el perdón que siempre desearon, y a nosotros el
consuelo que necesitamos. Te lo pedimos por N.S.J.C.
Creo, Jesús mío, que estás verdaderamente en el Santísimo Sacramento del altar; te amo sobre todas las
cosas y deseo recibirte en mi interior. Pero ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos
espiritualmente a mi corazón. Y como si ya hubiera comulgado, te abrazo y me uno todo a ti. Señor, no
permitas que me separe de ti. PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO…
OREMOS: Señor que tienes piedad de nosotros, concede a Nicolasa Cruz y Pedro Celestino Urrutia el
descanso eterno y a nosotros el consuelo que te pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
(Una vez concluida la oración se inciensa la foto o el objeto personal del difunto, se rocía con agua,
también se esparce el agua bendita entre los que asisten; mientras todos cantan un cantico)
Él nos conceda el perdón de nuestras culpas a los que vivimos en este mundo y otorgue a los que han
muerto el lugar de la luz y de la paz. T/. Amén.
Y a todos nos conceda vivir eternamente felices con Cristo, al que proclamamos resucitado de entre los
muertos. T/. Amén.
Dales, Señor el descanso eterno... Brille para ellos la luz perpetua
Que las almas de los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz...
Oremos: Oh, Dios, cuyo Hijo, al pasar de este mundo a ti, clavado en el árbol de la cruz, reconcilió
contigo a la familia humana, dirige tu mirada sobre estos servidores tuyos, que han levantado esta señal de
salvación, y concédeles que, protegidos por su poder, cargando con su cruz cada día y siguiendo el camino
del Evangelio, alcancen felizmente la meta del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Oración de bendición de las cruces. Te bendecimos, Señor, Padre santo, que, en el exceso de tu amor, nos
procuraste el remedio de la salvación y de la vida en el árbol, de donde el primer hombre había sacado
ruina y muerte. Porque, cuando llegó la hora de su Pascua, Jesús, el Señor, sacerdote, maestro y rey,
ascendió voluntariamente al árbol de la cruz y lo convirtió en trono de su gloria, en altar de su sacrificio, en
cátedra de la verdad. Allí, elevado sobre la tierra, venció al antiguo enemigo y, vestido con la púrpura de su
sangre, atrajo hacia sí, lleno de amor, a todos los hombres; allí, con los brazos extendidos, te hizo, Padre, la
ofrenda de su vida e infundió una fuerza salvadora a los sacramentos de la Nueva Alianza; allí, enseñó con
su muerte lo que antes había anunciado de palabra: que el grano de trigo, cuando muere, produce fruto
abundante.
Así, pues, te suplicamos, Señor, que tus fieles, al venerar este signo de salvación, reciban los frutos de
redención que Cristo Jesús mereció con su Pasión; que en la cruz den muerte a sus pecados y que, por el
poder de esta cruz, dominen la soberbia y fortalezcan su debilidad; que en ella encuentren consuelo en sus
aflicciones y seguridad en sus peligros; y que, protegidos por su poder, recorran sin daño los caminos de
este mundo, hasta que tú, Padre, los recibas en el Hogar del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración final:
Tú, Señor, que has querido aceptar nuestras oraciones en favor de nuestros hermanos Nicolasa Cruz y
Pedro Celestino Urrutia, purifícalo por esta celebración para que pueda gozar eternamente de la paz de
Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Invoquemos a nuestro Redentor, que nos ha redimido por su cruz, y digámosle: R. Por tu cruz, sálvanos,
Señor.
Cristo, tú que te despojaste de tu gloria y tomaste la condición de esclavo, pasando por uno de tantos,
haz que todos los miembros de la Iglesia imitemos tu humildad. R.
Cristo, tú que te rebajaste hasta someterte incluso a la muerte, y una muerte de cruz, otórganos, a tus
servidores, la virtud de la sumisión y la paciencia. R.
Cristo, tú que fuiste levantado sobre todo por Dios, que te concedió el «Nombre- sobre-todo-nombre»,
concede a tus fieles la perseverancia hasta el fin en tu servicio. R.
Cristo, a cuyo Nombre ha de doblarse toda rodilla en el cielo, en la tierra y en el abismo, atrae a todos
los hombres hacia tu corazón, para que te veneren y te adoren con fe. R.
Cristo, a quien toda lengua proclamará Señor, para gloria de Dios Padre, recibe a nuestros hermanos
difuntos en el reino de la felicidad eterna. R.
Por todas las necesidades de la Iglesia Universal, por las animas del purgatorio y por nuestros
familiares y amigos difuntos decimos todos… Padre Nuestro… Dios te salve María…
Hermanos: que el recuerdo y la oración por nuestros difuntos nos lleven a vivir en cercanía de cariño y
amistad con quienes están a nuestro lado. Imploramos juntos la bendición de la Santísima Trinidad por
medio de nuestra Madre María y decimos todos:
Dulce Madre…
Vayamos a ser vida lo que aquí hemos celebrado nos podemos ir en paz. T//: Demos gracias a Dios.
“¡Oh Dios, confórtanos! A ti confiamos el cuidado de las almas de nuestros seres queridos que han
abandonado esta tierra. Que acepten tu juicio: El bien y el mal que hayan obrado. Que conozcan tu perdón
y misericordia. Que descansen tranquilos Y mientras los recordamos te agradecemos: Por el ejemplo de sus
vidas. Por la dulzura de su compañía. Por su venerada memoria y por la inspiración que dejaron tras suyo
en nosotros. Reanima nuestros corazones afligidos. Ayúdanos a elevarnos sobre nuestro dolor. Ayúdanos a
sobrellevar nuestra pena con fe en tu eterna sabiduría. Sobrellevando nuestro sufrimiento vamos por la vida
comprendiendo a todos los afligidos del mundo.
Abríganos, aunque no comprendamos y sostennos frente a la injusticia humana con tu divina justicia.
Afirmamos a pesar de nuestra aflicción y a pesar de nuestra angustia que la vida es buena y que su labor ha
de ser realizada. Que tu eterna sabiduría obre en nosotros para bien de todos.”
LITURGÍA DE LA PALABRA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 14, 7-9. 10b-12
Hermanos: Ninguno de nosotros vive para sí, ni tampoco muere para sí. Si vivimos, vivimos para el Señor,
y si morimos, morimos para el Señor: tanto en la vida como en la muerte, pertenecemos al Señor. Porque
Cristo murió y volvió a la vida para ser Señor de los vivos y de los muertos. Todos
tendremos que comparecer ante el tribunal de Dios, porque está escrito:
«Juro que toda rodilla se doblará ante mí y toda lengua dará gloria a Dios»,
dice el Señor. Por lo tanto, cada uno de nosotros tendrá que rendir cuenta
de sí mismo a Dios. Palabra de Dios.
La voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda nada de lo que él me dio Jesús
dijo a la gente: Todo lo que me da el Padre viene a mí, y al que venga a mí Yo no lo
rechazaré, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la de Aquél que
me envió. La voluntad del que me ha enviado es que Yo no pierda nada de lo que Él me
dio, sino que lo resucite en el último día. Ésta es la voluntad de mi Padre: que el que ve
al Hijo y cree en Él, tenga Vida eterna y que Yo lo resucite en el último día. Palabra del
Señor.
ORACIÓN UNIVERSAL
Por todos los pastores de la Iglesia, por todos los que nos ayudan en el camino de la
salvación, para que lo que enseñan con su palabra lo cumplan también con sus obras,
roguemos al Señor.
Por quienes dirigen los destinos de los pueblos, para que promuevan la justicia y la paz,
roguemos al Señor.
Por quienes sufren en el cuerpo o en el espíritu, por los enfermos, por los tristes, por
quienes están solos, por lo que no consiguen trabajo, para que nunca se crean
abandonados de Dios, roguemos al Señor.
Para que el Señor se digne librar a sus siervos Nicolasa Cruz y Pedro Celestino Urrutia
del reino de las tinieblas de la muerte, roguemos al Señor.
Para que se digne colocarlos junto a Él, entre los santos del Cielo, roguemos al Señor.
Para que el Padre el Cielo que se dignó admitir entre sus hijos a Nicolasa Cruz y Pedro
Celestino Urrutia el día del Bautismo, ahora les reciba entre los Santos en la gloria,
roguemos al Señor.
Para que el Dador de todo bien, que el día de la Confirmación les dio a Nicolasa Cruz y
Pedro Celestino Urrutia su Santo Espíritu, ahora los reconozca marcada por ese sello
divino, roguemos al Señor.
Para que el Dios Bueno, que tantas veces perdonó a nuestros hermanos en el
Sacramento de la Reconciliación, olvide todas las faltas que pudieron cometer,
roguemos al Señor.
Para que Jesús que dijo “Quien come mi carne y bebe mi sangre, no morirá para
siempre” y que vino tantas veces al corazón de Nicolasa Cruz y Pedro Celestino Urrutia
en la Eucaristía, le dé ahora la vida eterna, roguemos al Señor
Para que El Dios de todo consuelo, se digne consolar ahora a los que aun lloramos la
muerte de nuestros hermanos Nicolasa Cruz y Pedro Celestino Urrutia, roguemos al
Señor.
Por todos nuestros parientes y amigos difuntos, para que el Señor los reciba en la
Asamblea de los Santos, roguemos al Señor.
Cristo, tú que te rebajaste hasta someterte incluso a la muerte, y una muerte de cruz,
otórganos, a tus servidores, la virtud de la sumisión y la paciencia. R
Cristo, tú que fuiste levantado sobre todo por Dios, que te concedió el «Nombre-sobre-
todo-nombre», concede a tus fieles la perseverancia hasta el fin en tu servicio. R.
Cristo, a quien toda lengua proclamará Señor, para gloria de Dios Padre, recibe a
nuestros hermanos difuntos en el reino de la felicidad eterna. R.
https://www.monografias.com/docs/Moniciones-Para-Eucaristia-De-Difunto-P3PNLGPCDU2Z