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Entrevista A Humberto Ak'Abal. 2005.

Humberto Ak’abal, poeta guatemalteco de origen maya K’iché, establece una profunda conexión entre el lenguaje, la naturaleza y la identidad cultural en su obra. Su famosa frase 'Nombrar a un pájaro es cantar con él' refleja la importancia de reconocer y celebrar la diversidad del entorno natural, convirtiendo el acto de nombrar en un ritual de respeto. A través de su poesía, Ak’abal invita a los lectores a explorar su propia relación con el mundo y a recordar la relevancia de sus raíces culturales.
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Entrevista A Humberto Ak'Abal. 2005.

Humberto Ak’abal, poeta guatemalteco de origen maya K’iché, establece una profunda conexión entre el lenguaje, la naturaleza y la identidad cultural en su obra. Su famosa frase 'Nombrar a un pájaro es cantar con él' refleja la importancia de reconocer y celebrar la diversidad del entorno natural, convirtiendo el acto de nombrar en un ritual de respeto. A través de su poesía, Ak’abal invita a los lectores a explorar su propia relación con el mundo y a recordar la relevancia de sus raíces culturales.
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HUMBERTO AK’ABAL

NOMBRAR A UN PÁJARO
ES CANTAR CON ÉL

Entrevista de Franklin Fernández


A LA MEMORIA DE HUMBERTO AK’ABAL: UN POETA
AMASADO CON MAÍZ MOLIDO EN PIEDRA

Franklin Fernández

En los orígenes la música estaba en la naturaleza. El


ritmo que dictaban las aguas. El agua colándose entre los bosques
y peinando pajonales. En el silencio. El silencio silbando entre
barrancones. La música era canto de pájaros, de paraulata, de
turupial. / En los orígenes también nuestros indios hicieron
música. En su contemplar fascinante de la naturaleza fueron
extrayendo sonidos, tomando lo que les brindaba: de un caracol,
una guarura; de una caña, una flauta, y otra flauta con otras
cañas y desde lo profundo del ser, el aire se hizo música; con el
cuero de un animal, un tambor, y así…
Fidel Flores.

La memoria tiene una manera peculiar de aferrarse a momentos que, aunque


breves, dejan una huella profunda en nuestra existencia. Hace dos décadas, por allá por
el año 2005, tuve la fortuna de entrevistar al poeta guatemalteco Humberto Ak’abal
(1952-2019), que había llegado a nuestro país como invitado de honor al “II Festival
Mundial de Poesía”, celebrado en Caracas.

Fue un encuentro casual. Al rememorar aquel día, me doy cuenta de que no solo
conocí al hombre detrás de las letras, de los cantos onomatopéyicos, sino también a un
espíritu que supo entrelazar su identidad con el paisaje y las tradiciones de Guatemala.

Su obra poética, profundamente enraizada en la cultura y la cosmovisión maya,


refleja su visión sobre el lenguaje, la identidad y la existencia misma. Al revisar esta
entrevista, en la que el autor comparte su pensamiento acerca de la interacción entre el
ser humano y sus alrededores, encontramos un punto focal en su famosa frase
“Nombrar a un pájaro es cantar con él”. Esta expresión no sólo resuena en el contexto
literario, sino que también invita a profundizar en la conexión intrínseca entre el hombre
y el medio natural.
En primer lugar, el acto de nombrar un pájaro puede interpretarse como un acto
de reconocimiento y respeto hacia la vida silvestre. Ak’abal, quien vivió gran parte de
su vida cerca de las montañas de Guatemala, rodeado de volcanes, establece un vínculo
crítico entre el lenguaje y la naturaleza. Nombrar, en su concepción, no es solo una
actividad semántica; es también un ritual en el que el ser humano se apropia de la esencia
de lo nombrado.
En segundo lugar, la frase implica un reconocimiento de la musicalidad propia
del entorno natural. Cantar con un pájaro sugiere una forma de diálogo, donde ambas
partes se comunican a través de sonidos, melodías y significados. En este sentido, el
canto se convierte en un símbolo de armonía y convivencia. Para Ak’abal, un poeta que
aprecia la sonoridad del lenguaje, esta idea de cantar se manifiesta en su poesía, donde
las imágenes evocan paisajes sonoros y visuales que invitan al lector a explorar la belleza
del mundo. La invocación del pájaro en su obra resalta la importancia de la sensibilidad
hacia el entorno, mostrando cómo la naturaleza se convierte en un elemento central en
su narrativa poética.
Ak’abal es un nombre que resuena con fuerza en la literatura latinoamericana, un
poeta que hablaba desde los rincones de la tierra maya, donde los susurros del viento
llevan cuentos ancestrales. Cuando lo conocí, me quedó claro que sus versos, eran eco
de su propia vivencia, de su conexión íntima con la tierra y la mágica historia de su país
natal. Hablaba de la importancia de la lengua materna, el k’iché, y de cómo esa herencia
cultural se manifestaba en su obra.

Su voz era un puente hacia un mundo que había permanecido oculto para mí.
Por ejemplo, su visión animista de la naturaleza, me llevó a reflexionar sobre mi propia
relación con el mundo y la manera en que a menudo olvidamos la belleza en lo
cotidiano. Ak’abal capturaba estos momentos efímeros y los transformaba en verdadera
poesía. Su humildad encendió el deseo de explorar mis raíces y dar voz a mi propia
narrativa. Aquella entrevista no sólo fue un encuentro con un poeta reconocido, sino
una invitación a sumergirme en la búsqueda de mi propia identidad como escritor.

Veinte años después, siento que nos ha dejado un legado: el de recordar siempre
la importancia de nuestras raíces y la responsabilidad que tenemos como narradores de
la realidad que nos rodea. Por ello, de cuando en cuando recito en mis talleres de poesía,
en voz alta, su onomatopéyico poema, Canto de pájaros:

Klis, klis, klis…


Ch’ok, ch’ok, ch’ok…
Tz’unun, tz’unun, tz’unun…
B’uqpurix, b’uqpurix, buqpurix…
Wiswil, wiswil, wiswil…
Tulul, tulul, tulul…
K’urupup, k’urupup, k’urupup…
Chowix, chowix, chowix…
Tuktuk, tuktuk, tuktuk…
Xar, xar, xar…
Tukur, tukur, tukur…
K’up, k’up, k’up…
Saq’kor, saq’kor, saq’kor…
Ch’ik, ch’ik, ch’ik…
Tukumux, tukumux, tukumux…
Xperpuaq, xperpuaq, xperpuaq…
Tz’ikin, tz’ikin, tz’ikin…
Kukuw, kukuw, kukuw…
Ch’iuwit, ch’iuwit, ch’iuwit…
Tli, tli, tli…
Ch’er, ch’er, ch’er…
Si-si-si-si-si-si-si-si…
Ch’ar, ch’ar, ch’ar…

Así, al mirar hacia atrás en el tiempo, veo en esa entrevista no solo un capítulo
de mi vida y de mi cándida actuación como entrevistador, sino el inicio de un viaje
literario que sigue vivo en mí. La conexión que establecí con Humberto Ak’abal, me
recuerda que la poesía es un hilo que une nuestras experiencias, el lenguaje que
trasciende culturas y un medio a través del cual podemos descubrir y redescubrir quienes
somos. En un mundo que a menudo parece desconectado, su legado sigue siendo un
faro que nos guía hacia un horizonte de esperanza y autenticidad.

Finalmente, al considerar la relevancia de la frase “Nombrar a un pájaro es cantar


con él”, entendemos que Ak'abal nos invita a reflexionar sobre nuestro papel en el
mundo. Cada uno de nosotros tiene la capacidad de reconocer, nombrar y celebrar la
diversidad del entorno natural, una acción que, lejos de ser banal, se convierte en un
acto de resistencia ante la deshumanización y la pérdida de conexión con la naturaleza.

***
HUMBERTO AK’ABAL
“NOMBRAR A UN PÁJARO ES CANTAR CON ÉL”

Humberto Ak’abal nació en Momostenango, Totonicapán, Guatemala, en 1952.


Es poeta de la etnia Maya K’iché. Piensa y escribe sus poemas en esa lengua y los traduce
al español. Es conocido en Europa y Sudamérica. Actualmente es el poeta guatemalteco
con mayor proyección internacional. Ha publicado varios libros de poemas que han
sido traducidos al japonés, francés, inglés, alemán e italiano: Ajyuq’ / El animalero (1990);
Jaguar (1994); Breve Antología (1995); Guardián de la caída de agua (1993); Desnuda como la
primera vez (1998) y Cinco puntos cardinales (1998); Hojas del árbol pajarero (1995); Lluvia de
luna en la cipresalada (1996). Ha recibido el Premio Internacional de Poesía Blaise Cendrars en
Neuchâtel (Suiza) en 1997 y el Premio Continental Canto de América de la Unesco en 1998.
En el año 2003 le fue concedido el Premio Nacional de Literatura Miguel Ángel Asturias,
pero lo rechazó, argumentando: “Es un premio que tiene dos nombres: se llama Premio
Nacional y eso ya es un nombre, y luego el otro, su nombre es Miguel Ángel Asturias.
Te digo la verdad, cuando yo conocí la tesis de Miguel Ángel Asturias, El problema
social del indio, a mí me lastimó muchísimo. Él con esa tesis ofendió a los pueblos
indígenas de Guatemala y yo soy parte de esos pueblos, por lo tanto, no me siento
honrado en recibir un premio con el nombre del Premio Nobel, aunque tenga muchos
méritos. De alguna manera esa tesis fue hiriente. Por lo menos para mí”. Además, su
poemario Ajkem Tzij / Tejedor de palabras (1996), fue editado por la Unesco. Dice de él
Francisco Morales Santos: “La poesía de Ak’abal es fuerte, toda vez que entre ésta y la
vida no existe límite alguno”.

Franklin Fernández: Poeta, tengo entendido que usted nació en


Momostenango, Totonicapán, Guatemala en 1952. Que escribe poemas desde
muy joven en maya-k’iché; su lengua natural. Lengua que usted mismo traduce
al castellano… ¿Estoy en lo cierto o me equivoco?

Humberto Ak’abal: primero permítame agradecer esta entrevista. y, efectivamente lo


que usted sabe de mis orígenes es lo correcto.
F.F. -¿Cómo descubre Humberto Ak´abal su vocación poética? ¿Cómo fue su
primer acercamiento a la escritura? ¿Desde dónde se debe comenzar a ver su
poesía?

H.A. -Esta pregunta me lleva a mis primeros años de vida; a mis padres, a mis abuelos.
Debo decirle que del lado materno mis abuelas eran contadoras de cuentos (lo que se
conoce como tradición oral), y mi madre heredó de ellas el arte de contar, así que los
primeros cuentos que escuché fueron en la voz de mi madre. Y del lado paterno, mis
abuelos eran músicos-marimbistas compositores, músicos que tocaban al oído, porque
tanto los unos como los otros eran analfabetas en el sentido de cómo se comprende en
el mundo occidental. Así que mis oídos por un lado se educaron con el manejo de lo
artístico de la palabra, y por el otro con el de la música, esto dio como resultado mis
búsquedas y esfuerzos en la poesía.

F.F. -Usted es uno de los pocos poetas que ha tratado de otorgar una dimensión
oral a la poesía escrita. Esto contribuye a que el oyente se acerque a la forma
original del poema, a los sonidos y silencios de la poesía. ¿Cómo se fue
acercando a la oralidad y sonoridad del poema?

H.A. -Mi lengua materna, la maya-k’iché, es muy rica en onomatopeyas, recurrimos


siempre a ella en cualquier momento. Un ejemplo de esto son los nombres de los
pájaros, éstos los tomamos de su canto de modo que nombrar a un pájaro es cantar con
él. Lo mismo ocurre con los nombres de algunos animales.

F.F. -El hombre, el mundo, los seres que lo habitan; la naturaleza, el paisaje, el
olor de la selva, el color de las montañas, el sonido de los bosques, los volcanes,
el canto de los pájaros… son los temas principales en su poesía ¿Cuándo escribe
o canta, todos estos elementos permanecen en comunicación directa con usted?

H.A. -Desde siempre los pueblos indígenas hemos mantenido una comunión,
comunicación y armonía con la naturaleza en general. Nuestros antepasados
descubrieron el lenguaje de los fenómenos físicos y del comportamiento de los
animales, esos conocimientos se han transmitido de generación en generación.
Personalmente heredé esos conocimientos de mis abuelos, ellos me enseñaron a “leer”
los relámpagos, las tempestades, el sonido del viento, etc. Todo esto de una u otra
manera se refleja en mis versos.

F.F. -¿De qué se nutre su poesía? ¿Cómo se perfila en usted el poema?

H.A. -A pesar de que mis poemas son breves detrás de ellos hay una angustia, un
trabajo, casi siempre escribo textos extensos y luego poco a poco voy recortando,
recortando hasta dejar, según yo, sólo las palabras necesarias. Casi toda mi poesía tiene
como base el recuerdo y tal vez también la tristeza…

F.F. -Sus poemas se fundamentan, profunda e intensamente, en los temas


tradicionales guatemaltecos y en la cultura indígena de su país ¿Se considera un
escritor indígena?

H.A. -Soy maya-k’iche’ de este tiempo, un indígena orgulloso de sus raíces y de sus
ancestros, un poeta amasado con maíz molido en piedra.

F.F. -Algunos de sus poemas pueden verse como un juego de sonidos o de


silencios. Su poesía es música y canto, oración y murmullo, celebración y fiesta
¿Qué me responde?

H.A. -Que tiene usted razón. Ha hecho una buena observación porque así es, hay en
ella una combinación de canto y voz, y lo que la poesía tiene de espiritual es justamente
porque es oración.

F.F. -Usted explora las potencialidades de la expresión humana. intenta


acercarse a la comprensión de las esencias emocionales y espirituales a través
de las palabras y las no palabras, de los sonidos y los no sonidos ¿No es cierto?

H.A. -Todo ser humano (eso quiero creer), lleva dentro de sí ese algo que se podría
llamar divino y en el alma el anhelo de volar. Y si me permite decirlo, creo que en la
poesía es donde se puede realizar ese anhelo. El poeta es un ser privilegiado porque
puede tomar el fuego y hacerlo palabra, canto o silencio.
Humberto Ak’abal (Mosmotenango, Guatemala, 1952-2019). Fotografía de Alvaro Figueroa.
F.F. -¿Cómo ve la poesía de nuestro continente? ¿Cómo siente la poesía
guatemalteca actual?

H.A. -Me compromete su pregunta y yo no voy a mentirle, conozco en la medida de


mis posibilidades algo de lo que se hace en américa, pero debo reconocer que es más lo
que desconozco. He tenido oportunidad de ver algunas cosas de las que se hacen en
Guatemala y en algunos países de nuestro continente, he encontrado voces bastante
depuradas, muy bella poesía, búsquedas, veo que hay mucho interés, lo difícil de este
oficio es que pocos son los que persisten porque este trabajo de poeta requiere dedicarle
hambre y desvelo.

F.F. -Usted también lee poesía en otros idiomas ¿Qué poetas extranjeros lee sin
discusión?

H.A. -Eso de “sin discusión” en mi caso sí es discutible. No leo con fluidez, me


esfuerzo por leer cosas en francés y en italiano, pero leo sólo para mí, no soy traductor,
para esos menesteres hay poetas y traductores especializados.

F.F. -Haber rechazado el Premio Nacional de Literatura Miguel Ángel Asturias


en el 2003, provocó reacciones a favor y en contra de su poesía ¿Cómo se sintió
después de haber rechazado un premio tan prestigioso e importante?

H.A. -No fue fácil. Yo lo tenía claro desde un principio, porque para mí primero está
mi dignidad y después lo demás. Sin embargo, como usted comprenderá en Guatemala
Miguel Ángel Asturias es un ícono y haber rechazado el premio que lleva su nombre
significaba meter las manos en el fuego. Las opiniones se dividieron, recibí apoyo de
muchas personas y a la vez fui objeto de la crítica y ataque de muchos otros,
particularmente del círculo de la intelectualidad guatemalteca, partieron de su
descontento por mi rechazo, siguieron con el insulto y terminaron con la ofensa, la
calumnia y la mentira. Fue difícil, se lo dije al principio, me llamaron papanatero, envidioso,
políticamente correcto, mancillador de asturias, rencoroso ancestral, judas, en fin… hube de poner
por algunos meses el océano atlántico de por medio para poder respirar. Mi posición
fue clara: no tengo nada en contra del escritor Asturias, y no soy nadie para criticar su
obra literaria, mi posición se centra en su tesis El problema social del indio, es una tesis
racista, una ofensa a los pueblos indígenas de Guatemala y yo soy parte de esos pueblos,
con dignidad de ser un hijo de la tierra.

F.F. -La poesía sonora incluye géneros didácticos y recreativos, pero también
ceremoniales y mitológicos ¿No es así?

H.A. -Sobretodo los dos últimos, ceremonial y mitológico, por lo menos en mi caso, y
este no es mérito personal sino de la influencia de la cultura a la que pertenezco que es
de por sí ceremoniosa, dicho en el mejor y más amplio sentido de la palabra.

F.F. -¿Qué opina de la poesía dicha a gritos, silbada o cantada de los africanos
y, especialmente, de la poesía sonora que se hace con sonidos guturales y con el
cuerpo?

H.A. -Creo que cada cultura tiene su propia manifestación y cada época tiene sus
propias búsquedas. Así como cada poeta o cada poema tiene su propio lector, así
también cada manifestación tiene su propio público. Creo finalmente como en otros
casos que lo que realmente vale perdurará y lo que no, muere con uno o se muere antes.
Aunque algunas veces se han sepultado cosas por diversas circunstancias, sin embargo
el tiempo se ha encargado de quitarles el polvo y las ha resucitado y les ha dado el brillo
que les fue negado en su oportunidad.

F.F. -¿Cómo se le revela la poesía en la actualidad?

H.A. -Como siempre se me ha revelado, en sueños, por un sabor, un olor, una palabra
remota o, un dolor y algunas veces por alguna alegría.

F.F. -Existe una expresión en idioma kariña* para denotar la poesía: vaare, vaa
rerü; que quiere decir canto ¿Cómo se escribe la palabra poema o poesía en
maya-k’iché?

H.A. -En maya-k’iché no tenemos la palabra poeta, decimos ajbix-el cantor, y no tenemos
la palabra poesía, decimos aqajtzij-palabramiel.
F.F. -¿Cómo deben verse las lenguas originarias de nuestros pueblos?

H.A. -Con respeto. Porque no es cosa de la casualidad que hayan florecido esas lenguas
en nuestras tierras, cada una de ellas tiene una cosmogonía y una filosofía, ellas son un
tesoro de identidad en nuestro continente, no debiéramos permitir que desaparezcan.
Con cada lengua originaria que se pierde es un pedazo del alma de américa que muere.

* El idioma kariña, es el lenguaje originario indígena del oriente venezolano. Pertenece a la familia lingüística
caribe, y es hablado por una población estimada de unas 11.000 personas, en comunidades dispersas situadas
en el Centro y Sur de Venezuela.
La entrevista fue realizada en el año 2005. Y publicada, posteriormente, en La Imagen
Doble. Fundación Editorial El Perro y La Rana. Caracas, 2006. (Págs. 105-121).
Manuscritos de Humberto Ak’abal para La Imagen Doble (2006).

Humberto Ak’abal por Álvaro Figueroa.


Entrevista de Franklin Fernández.
Fotografías de Augusto Escobar y Alvaro Figueroa.
Fotografía de la portada: Augusto Escobar.
Venezuela, Puerto La Cruz. Lunes 12 de mayo de 2025.
Contacto: franklinvnzla441@gmail.com
0426-7825059 / 0424-8804213
@ franklin_jose_fernandez
SIN FINES DE LUCRO

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