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El documento presenta una antología sobre la espiritualidad bogomila, enfocándose en la historia de los templarios y su conexión con la Virgen María. Se argumenta que la historia del cristianismo ha sido tergiversada y que los templarios, guiados por revelaciones divinas, buscaban restaurar la verdadera enseñanza de Cristo. El texto sugiere que la misión de los templarios era revelar la auténtica imagen de Cristo y desmantelar la confusión creada por las interpretaciones erróneas de la fe.

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El documento presenta una antología sobre la espiritualidad bogomila, enfocándose en la historia de los templarios y su conexión con la Virgen María. Se argumenta que la historia del cristianismo ha sido tergiversada y que los templarios, guiados por revelaciones divinas, buscaban restaurar la verdadera enseñanza de Cristo. El texto sugiere que la misión de los templarios era revelar la auténtica imagen de Cristo y desmantelar la confusión creada por las interpretaciones erróneas de la fe.

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ANTOLOGÍA

DE LA ESPIRITUALIDAD
BOGOMILA

LOS T EMPL ARIOS


SIN RETOQUE HISTÓRICO

Asociación para el Estudio de la Cultura Cátara


Firmado por 44391842W JUAN 2020
CARLOS GARCIA (R: G64303217) el
día 20/02/2021 con un
certificado emitido por AC
Representación
LOS TEMPLARIOS SIN RETOQUE HISTÓRICO

Edición a cargo de la Asociación para el Estudio de la Cultura Cátara


Compilado por Miroslav Barkov a base de los textos de Juan de San Grial

Editor general: Victoria Bonmatí.


Traducción del ruso: Mark Amor Fino.
Revisión de la traducción: Polina Onipchuk.
Corrección de estilo: Victoria Bonmatí.
Corrección ortográfica: Cardimina Almela.
Revisión final: Victoria Bonmatí y Artemisa Bystron.
Diseño y maquetación: Melquisedec Sólntsev, Isabela Sánchez Díaz.

Este libro no podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin el previo


permiso por escrito del editor. Todos los derechos reservados.

© Juan de San Grial, 2019


© Asociación para el Estudio de la Cultura Cátara, 2020
www.juangrial.com, www.cataros.org
e-mail: juangrial@gmail.com

ISBN: 978-84-949288-7-1
Depósito Legal: B 22516 -2020

Impresión y encuadernación: Estilo Estugraf Impresiones, S.L.


Impreso en Madrid
LOS TEMPLARIOS
SIN RETOQUE HISTÓRICO
LA SEGUNDA CONVERSIÓN
DE LOS TEMPLARIOS

a historia de los templarios (así como toda la his-


L toria del cristianismo) está tergiversada y, de
hecho, convertida en su antítesis. Los candiles de la
humanidad han sido robados, profanados y suplan-
tados, a la gente buena la han denigrado... Por ello es
necesario regresar a los originales, hojeando las pági-
nas imperecederas de la Biblioteca Mística de la Sa-
biduría*1.
Por conocer los misterios originales, los templa-
rios pagaron con su gólgota conciliar. La orden cruci-
ficada resucitará en el siglo XXI sobre los principios
arquetípicos solares.

Según las crónicas históricas, el inicio del tem-


plarismo se remonta al francés Hugo de Payns y al
flamenco Godefroi de Saint-Omer, ambos aristó-
cratas europeos. Eran cristianos devotos que habían
abandonado el mundo, los ideales de familia y profe-
sión, y rechazado riquezas y ambiciones consagrán-
dose a la causa de salvar su alma y a toda la humani-
dad. La renuncia al orden mundano estaba unida al
voto de virginidad.
Estos paladines fundaron la primera hermandad
militar y virginal templaria. A esta se unieron otros

1
La explicación de los términos marcados con asterisco se
puede ver en el glosario alfabético al final del libro.

5
siete caballeros y en 1119 crearon una pequeña orden. Con el
consentimiento del rey francés Balduino I y el patriarca de Jeru-
salén, a los caballeros se les concedió residir en el ala sudeste del
Templo de Salomón, en la mezquita Al-Aqsa en el Monte del
Templo, conquistada por los cruzados.
*
No hay nada tan profanado en la historia del cristianismo
como la virginidad. El diablo puso todo su empeño en ello ya
que su poder está basado en la lujuria que engendra el mal. Es
difícil imaginar una blasfemia mayor contra una caballería vir-
ginal que calificar a los devotos de la Santísima Virgen de muje-
riegos corteses. ¡No hablamos de la caballería cortesana, sino de
la virginal !
La manifestación de la Reina Celestial en la época de los ca-
balleros era grandiosa. Esto se refleja en los manuscritos autén-
ticos de Eschenbach y Chrétien de Troyes, en los que se presta
mucha atención a cómo la Santísima Teoengendradora* guiaba
a sus paladines.
No se conoce ningún período de la historia humana en el que
el demonio de la lujuria no haya logrado supeditar a los irreflexi-
vos habitantes de la Tierra. En el siglo XIII proliferaba un liberti-
naje inaudito en la Iglesia y en el mundo. Se celebraban más jara-
nas y festines orgiásticos de lo que la mente pueda imaginar. ¿Es
pues de extrañar que en nuestros últimos tiempos tecnocráticos
el mundo esté sujeto al desenfreno de la lujuria y la vulgaridad?
A la lujuria solo le hace frente con firmeza el ejército de los
vírgenes. La batalla histórica entre el bien y el mal consiste en
la oposición de la luz virginal contra la oscuridad lujuriosa, por-
que la virginidad no es compatible con la lujuria, al igual que el
bien no es compatible con el mal.
Así, mientras que en el paladín se halle la más minúscula
partícula de mal (digamos, pensamientos de juicio a los enemi-

6
Hugo de Payns,
fundador de la Orden del Temple.

gos, incluso de modo inconsciente), seguirá estando bajo el po-


der del mal, aun cuando tenga abiertas en su interior las puertas
de la bonhomización* de un millón de veces. Hasta que no se
sella por completo el fogón* lujurioso y se apaga la última chis-
pa radiactiva del reactor nuclear interior, no se podrá conseguir
el escalón de la pureza perfecta en los castillos de la Reina Ce-
lestial, escalón llamado: la Virginidad Eterna .
Hugo de Payns y Godefroi de Saint-Omer pronto compren-
dieron que no es posible observar el voto perfecto de la virgini-
dad sin recibir la ayuda de la Reina de los mundos virginales y
almas puras. Ambos estaban enamorados de la Santísima Vir-
gen. Y un día, la Madre Divina se les presentó personalmente
y los envió a Jerusalén. Prometió que allí les revelaría un gran
misterio de suma importancia para los destinos del mundo.
Los fundadores de la orden templaria no llegaron a Jerusa-
lén por la bendición papal... ¡sino por la indicación directa de la
Santísima Virgen! La actividad ulterior de la orden también se
realizaba bajo la propia égida de la Señora Celestial.
*
7
En 1119, la Santísima Virgen se presentó a los caballeros-pa-
ladines y les indicó un escondrijo en las ruinas del templo jero-
solimitano. Allí estaba oculto un gran santuario que revolucio-
naría al mundo. Posteriormente, sobre el hallazgo de los tem-
plarios se contarían leyendas. ¡Un tesoro sin igual!, diría la gen-
te. Pero, ¿dónde está?...
Los templarios despreciaban el dinero. Cuando los armaban
caballeros daban el voto de ser altruistas. Ninguno de ellos te-
nía propiedades. Pero la gracia de los caballeros era tan grande
que los poderosos de este mundo se convertían al templarismo
uno tras otro, por lo que la maldad y la envidia se apoderaban
de los intrigantes romanos.
Es cierto que en las ruinas del templo se hallaron lingotes
de oro. Pero para los templarios que habían dado el voto de la
no posesión y amundanidad absoluta, el tesoro verdadero con-
sistía en las tablas antiguas, grabadas en láminas de cobre, que
se remontaban a los años 60 d. C. En la faz de las mismas y con
la ayuda de un traductor los nobles caballeros leyeron: “Bien-
aventurado es aquel que abra este pergamino pasados mil años.
Que consagre su vida a difundir la enseñanza verdadera de
Cristo y que le sirva nuestro Altísimo solar en todos sus cami-
nos que llevan al trono del Padre del Amor Puro y de la Bondad
inefable”.
¡Los templarios comprendieron entonces por qué la Santísi-
ma Virgen les había enviado a Jerusalén! Su misión era revelar
al mundo la imagen del Cristo auténtico, aquel a quien nadie
conocía aún. Su misión era manifestar otra Iglesia . Cristo de-
seaba ver el triunfo de su Padre, que permanecía desconocido
para el mundo.
La Madre Divina del Aposento nupcial* apareció con el Cá-
liz del Grial* en las ruinas del templo jerosolimitano. La acom-
pañaba Cristo en vestes blancas, decoradas con la conocida

8
cruz roja de esquinas puntiagudas en los extremos de los cua-
tro travesaños. Los primeros caballeros conocieron el misterio
del Cáliz y fueron nombrados custodios del Grial teogámico del
Monte del Ruiseñor*.
*
¿Qué clase de misteriosos pergaminos milenarios fueron los
hallados por los templarios? Se trataba de un archivo de infor-
mes hechos por los agentes del sanedrín, cuya tarea consistía
en penetrar en una u otra escuela religiosa, estudiar minucio-
samente la enseñanza que se predicaba y transmitir la informa-
ción obtenida a las autoridades para que estas reprimieran al
fundador si sus opiniones no resultaban conformes con los dog-
mas de la Torá.
Cumpliendo la misión propia del sanedrín, los agentes pene-
traron en la primera comunidad cristiana. Se infiltraron entre
los discípulos de Cristo e informaron a sus jefes: “Este mamzer
habla en contra de nuestro dios. ¡Es el primer enemigo de Israel!,
¡él solo nos hace más daño que todas las tribus hostiles juntas
que hay a nuestro alrededor!”. Más tarde, el sanedrín acusaría
a Cristo basándose en estos informes elaborados por los agentes
infiltrados. Lo acusaban por Sus crímenes contra el dios de Is-
rael. Lo condenaron a muerte precisamente por haber revelado
la última verdad sobre el pacto de la religión oficial de los judíos
con Satanás . En particular, todo ello está mencionado en el ca-
pítulo 8 del Evangelio de Juan (Jn. 8:44).
“¡Este blasfemo llama a nuestro gran legislador, al salvador
de los judíos, Satanás! —informaron los espías—. Predica que
los judíos se han vuelto locos al aceptar al diablo mismo como
dios. Sus palabras son estas: ‘¡No sois hijos de Abraham! Sois
hijos y herederos directos de Satanás. ¡Vuestras mentes están
trastornadas y vuestros compuestos, mezclados! He venido a re-
velar al Padre verdadero, quien hará al ser humano feliz y le de-

9
volverá su vocación inapreciable de perfección y divinización’.
¡Este sectario desdeñable y digno solo del manicomio se ha atre-
vido a rebelarse contra el gran Moisés y sus nietos! Lleno de un
espíritu insólito, va maldiciendo a nuestros profetas de todas las
maneras posibles y afirma que el judaísmo debe ser reformado
y que si no, desaparecerá sin remedio. Si le dejamos seguir pre-
dicando su enseñanza, terminarán apedreándonos y condenán-
donos a una terribilísima e ignominiosa muerte como a servido-
res del diablo. Entretanto, es precisamente Jehová-Elohím quien
nos ha encomendado juzgar al mundo, incluso a los profetas”.
*
Leyendo cuidadosamente los pergaminos, los asombrados
templarios llegaron a la conclusión de que los dogmas oficiales
de la Iglesia habían tergiversado a Cristo desde sus fundamen-
tos. El Rey de los ungidos* vino al mundo para entrar en un
combate mortal contra el Gran Mimetizador. ¡El objetivo de su
misión no era glorificar, sino desenmascarar a Jehová! ¡No for-
talecer la versión bíblica, sino derrumbar la fe del Antiguo Tes-
tamento!
Aquí se encuentra la llave para la salvación de la humanidad:
¡es menester desenmascarar al enemigo que pretende ser Dios!
Entonces se revelará el Reino del verdadero Padre de Cristo, de
aquel que no fue aceptado por Israel y que, por desgracia, tam-
poco fue conocido por la Iglesia cristiana heredera de la sinago-
ga veterotestamentaria.
Los caballeros, discípulos fieles de Cristo y la Madre Divina,
se quedaron atónitos, conmocionados. Las dudas empezaron a
atormentarles. ¡Era necesario revisar los cimientos de la fe! En-
tonces se les revela la Reina Celestial y con paciencia les expli-
ca todo y los fortalece. La llamada “Escritura Sagrada” es una
compilación falsa, compuesta en los pasillos del sanedrín. Los
asesinos de Cristo se apropiaron del mensaje original del Rey de

10
los ungidos y lo tergiversaron de modo consciente. ¡La enseñan-
za de Cristo no tenía absolutamente nada en común con el An-
tiguo Testamento! ¡No deben ser combinados en un todo, sino
separados de manera diametral! En caso contrario, la confusión
reinará en la mente del ser humano y la misión de Cristo jamás
podrá ser cumplida. “La misión de nuestro Bienamado todavía
ha de ser cumplida, hijos míos. Habéis sido elegidos para dar la
vuelta al mundo y salvarlo”.

Después de la aparición de la Madre Divina en las ruinas del


Templo de Jerusalén, los primeros templarios ahondaron aún
más en los pergaminos que corroboraban lo dicho durante la re-
velación de la Reina. Allí se mencionaban siete nombres de Je-
hová, uno de los principales era El-Shaddái, el Dios Fuerte. Dos
rabinos que simpatizaban con los templarios les explicaron que
la palabra “sheddeim” en hebreo significa ‘los repudiados’. “Sha-
ddái” es un ángel caído. “El” no es Dios, sino uno de los jerarcas
supremos del príncipe de este mundo. El-Shaddái, por lo tanto,
no es ningún “dios fuerte”, ¡sino el diablo que fue repudiado por
nuestro Padre desde el principio! El Altísimo no bendice su ver-
sión de la Torá ni sus reclamaciones por el reinado del mundo.
Los caballeros descubrieron para sí la horrenda verdad: el
que rinde culto al repudiado, automáticamente se convierte en
un repudiado. Los cristianos se consideran elegidos y salvados...
¡cuando en realidad son incluso más repudiados que los judíos!
Al principio los caballeros estaban aturdidos, pero más tar-
de comprendieron: negar a Elohím no menoscabaría su fe en el
Cristo que ya de por sí tanto adoraban. Al contrario, es esto lo
revelaría como si fuera de nuevo. ¡Los templarios hallaron al
Cristo auténtico, no tergiversado por el transcurso del tiempo
ni por los fariseos*! Al concebir que Cristo era el más bonda-
doso de los bondadosos y que procedía del buen Padre, se col-

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maron de un amor hacia él mil veces más grande que antes. ¡Si
antes anhelaban la santidad cristiana, ahora se habían converti-
do en fervorosos predicadores de la segunda conversión* y de la
profunda transfiguración interior!
En el caso de la tergiversación de las enseñanzas del Ungi-
do, los templarios vieron que el diablo usaba el lenguaje univer-
sal del ilit (distorsión). Lo que hizo con Cristo, lo hacía con ca-
da uno de los candiles divinos. Los templarios no salían de su
asombro y rezaban de rodillas a la Madre Divina, la única fuen-
te fiable de Luz, patrona y protectora. ¡No, la Madre Bondado-
sa nunca permitió la distorsión ulterior de la enseñanza de su
Hijo! El triunfo del mensaje evangélico original estaba por venir.
*
Esta situación dejó a los templarios profundamente descon-
certados. En sus mentes se estaba gestando una revolución: la
de la segunda conversión .
Pero, ¡qué desierto más grande! ¡Qué valentía y qué anhelo
de la última verdad debe tener uno para cambiar dos veces de fe
en el transcurso de una vida! La hazaña de los templarios con-
sistió en que tuvieron la capacidad de superar una profunda cri-
sis y convertirse con la segunda conversión al Cristo auténtico .
¡Gloria y honor a ellos por los siglos de los siglos!
Todos los cristianos de espíritu verdadero pasan la segunda
conversión, tanto los visionarios de Heroldsbach y Medjugor-
je, como los primeros templarios, precedidos mil años antes por
los marcionitas, seguidores del beato Marción, también calum-
niado. El shock experimentado por los templarios es el prototi-
po del shock que experimentará toda la humanidad, si quiere
salvarse y hallar el tesoro inapreciable, al Padre-Sol que quiere
transfigurar el mundo a través de su amor, liberándolo del mal y
convirtiéndolo en un oasis de inmortalidad y vida eterna.
*
12
En 1129, con la ayuda del abad prorromano Bernardo de
Claraval, la hermandad se granjeó el reconocimiento oficial co-
mo la Orden de los Pobres Compañeros de Cristo y del Templo
de Salomón. Los caballeros se reían de que los llamaran tem-
plarios (de Templo). Se consideraban como guardianes de otro
templo, el verdadero; los guardianes del santuario del Padre del
Amor Puro con sus 144 cámaras blancas y aposentos nupciales,
erigido por Cristo en el interior del ser humano.
Entretanto la hipnosis judeocristiana todavía seguía siendo
fuerte. A los primeros templarios les atacaban dudas y miedos.
“¿Acaso es posible —reflexionaban— que la humanidad se haya
equivocado durante más de mil años? ¿Es que cientos de miles
de cristianos han estado bajo una ilusión? ¿Y cómo se pueden
explicar entonces las reliquias imperecederas y los grandes mila-
gros obrados por los apóstoles, santos y beatos?”.
Las dudas de los templarios se desvanecieron por comple-
to después de conversar con los musulmanes iniciados. Un tal
imam Alí (Alí ibn Abu Talib) les reveló durante unas conversa-
ciones privadas que Mahoma había sido tergiversado y profana-
do de la misma manera que Cristo. Los templarios se quedaron
conmocionados otra vez: ¿¡es que toda la historia humana está
reescrita en pro del príncipe de este mundo!? El ladrón más in-
veterado, que no tiene nada suyo, aniquila a los santos del modo
más cruel, saquea los santuarios y se atribuye los tesoros ajenos.
Los templarios compartieron sus descubrimientos con Bernar-
do de Claraval. Este se horrorizó: “Os ruego que no contéis nada
sobre vuestras dudas a nadie, ¡de ningún modo! Guardad silen-
cio; si no lo hacéis, en el mejor de los casos os esperará la cadena
perpetua”.
A tales hallazgos le siguieron también otros descubrimientos
de importancia no menos impactante. Los cátaros inmortales
les dejaron en herencia un pergamino con algunos de los frag-

13
Ungido del Monte
del Ruiseñor,
el anciano beato Marción

mentos que habían sobrevivido del Protoevangelio: los dictados


al beato Marción por el apóstol Juan en el año 94 después de
Cristo. Los marcionitas guardaban dicho pergamino como algo
sagrado, llamándolo La fuente del Mensaje Verdadero.
Los templarios leyeron el excepcional pergamino de modo
muy atento. En este, Marción desenmascaraba a Jehová como
malvado supremo y fuente del mal mundial. Sostenía que la
salvación de la humanidad consistía en conocer al buen Pa-
dre que no es partícipe del mal ni del pecado ni de la corrup-
ción. Mencionaba quince nombres sagrados de nuestro Altí-
simo —y por primera vez lo llamó “Dieu d’Amour ” (Padre del
Amor)— entre los que estaba Su nombre supremo, Hieroda-
mante , revelado solo a los iniciados, pneumáticos (espirituales),
hierofantes.
En el judaísmo nadie se atreve a llamar a Jehová “padre”. El
dios de los fariseos no es Padre, sino Satanael, el séptimo en
la jerarquía oscura. El cristianismo permitió una tergiversación
horrible cuando atribuyó al Cristo original al príncipe de este

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mundo. ¡Qué dolor provoca al Rey de los ungidos la mezcla ex-
plosiva alquímica escondida bajo la dogmática apriorística! Isa
Ksantri Crestos* vino al mundo desde el trono de una inaudita
Divinidad; reveló a la humanidad al nuevo Dios, el Padre del
Amor Puro, que antes reinaba en Hiperbórea, Atlántida y en
otras civilizaciones inmaculadas. La enseñanza de Cristo se re-
sumía en llegar a la perfección espiritual a través de la revela-
ción del Padre Hierodamante y la sagrada Madre Divina que
instruye a las divinidades y a los teohombres (AMDH, Alma
Máter Dei et Humani ). Su mensaje fue rechazado en Jerusalén,
pero lo aceptaron en otros países.

Al leer el pergamino de Marción, los templarios cayeron en


un éxtasis indescriptible. ¡No solo habían hallado la fe, sino al-
go más: un Evangelio original que revelaba el mensaje verdade-
ro de Cristo! Los pergaminos del Monte del Ruiseñor pasaron a
ser la enseñanza fundamental de los caballeros virginales en su
objetivo de establecer el Templo espiritual.
Los templarios consideraron a Marción como el más grande
de los apóstoles del Monte del Ruiseñor, el tercero después de
Juan y Andrés. Adoptaron de los marcionitas la tradición de vi-
sitar regularmente el Monte del Ruiseñor. Allí, la Madre Divina
les reveló sus misterios arcanos.
Los herederos del apóstol Juan legaron a sus hermanos tem-
plarios la reliquia sagrada del Monte del Ruiseñor, el quitón
blanco de Cristo con la cruz roja grande como señal del cris-
tianismo puro y verdadero. Este regalo se lo entregaron con las
siguientes palabras: “Os transmitimos la iniciación misteriosa
que la Santísima Virgen prometió a Cristo en el Monte del Rui-
señor. El que se vista con el quitón blanco sagrado de la cruz ro-
ja pasional*, coronada de espinas puntiagudas, la misma Madre
Divina le pondrá su amparo incondicional, lo llamará su hijo

15
amado, un cristo menor. Este llevará su cruz, pero será glori-
ficado en los tronos de nuestro Altísimo en el Reino Celestial”.
*
En 1236 los templarios hallaron en Cartago el cáliz teogá-
mico, el santo Grial, la mayor de las reliquias de la Madre Divi-
na del Monte del Ruiseñor. Según dice la leyenda, el Grial fue
traído a la Tierra ya en los tiempos de la creación del mundo y
los reyes y ungidos de muchas civilizaciones eran iniciados en el
misterio del Santo Cáliz. El adalid cartaginés Aníbal lo tuvo en
sus manos. Con la ayuda de este cáliz se puede arrollar a todos
los enemigos.
Fue allí, en Cartago, donde la Madre Divina se apareció a los
templarios bajo la imagen de una antigua diosa, Tainit, la hipós-
tasis materna del Altísimo, y los exhortó: “¡Bebed del Cáliz del
Amor Supracelestial y rechazad al tentador, que se mimetiza co-
mo divinidad! Llevad este cáliz por todo el mundo y comunicad
que la tergiversación de la enseñanza de Cristo es su segunda
crucifixión, aún más terrible que la primera. Que los discípulos
verdaderos de Cristo se unan a las beatitudes de nuestro Altísi-
mo. Llegará el día en que se disipen las tinieblas condensadas y
nazca en la Tierra el Reino luminoso del Padre del Amor Puro”.
En aquel entonces los templarios recibieron la revelación so-
bre el Templo de la Paz arquetípico, la primera en la historia
cristiana.
*
El templarismo auténtico niega no solo a Jehová-Elohím,
sino también la 84ª civilización*, construida por este sobre la
mezcla del bien y el mal. Al judaísmo y al judeocristianismo se
les acusa por tres quimeras que han conquistado al mundo:
1. La falsa religión , que tergiversa y tapa al verdadero Cristo.
La versión judeocristiana desaparecerá súbitamente, será borra-
da totalmente de la faz de la Tierra. La rama petriana mezclada

16
será sustituida por la juánica, virginalmente pura. Entonces se-
rá glorificado nuestro Padre solar, transfigurado en la creación
terrestre.
2. La falsa economía , basada en la circulación monetaria y
la usura. Es el modelo judío en que Jehová reiteradamente in-
siste en el Pentateuco. El sistema bancario moderno con sus in-
cesantes créditos a intereses monstruosos es un programa fatal
creado por Elohím y dirigido a llevar a la humanidad a la ca-
tástrofe. Los templarios rechazaban el mammón* sin reservas.
Entre las personas deben establecerse las relaciones del servicio
desinteresado, del autosacrificio y de la hermandad.
3. El sistema autoritario del poder laico, procedente del ab-
solutismo jehovista. El rey secular es tan ajeno y distante de sus
súbditos, como Jehová de sus creyentes. Los regímenes autorita-
rios, surgidos bajo la égida de Satanael, deben ser desenmasca-
rados y obligados a marcharse. Tendrán lugar reformas drásti-
cas y una transfiguración total de la sociedad. La tiranía cederá
ante la república aristocrática en la que cada ciudadano será re-
conocido como el valor superior, como una divinidad potencial.

El acervo espiritual de los templarios recuperó los principios


arquetípicos de las civilizaciones inmaculadas de Hiperbórea y
Atlántida. Por lo tanto, no es de extrañar que los adeptos jeho-
vistas, que ocupaban los tronos europeos, se mostraran en con-
tra de ello. A los templarios, igual que a Cristo, no los aniquila-
ron por temor a que les arrebataran el poder, sino porque desen-
mascaraban a Jehová-Elohím y glorificaban a otro Dios.
*
¿Lograron los templarios llevar a cabo los proyectos de Alma
Máter Dei et Humani, quien se les aparecía en sus hipóstasis de
Teonovia del Monte del Ruiseñor, de Tainit cartaginesa, Tabiti
escita y otras mil quinientas? Solo parcialmente. En la 84ª civi-

17
lización, mezclada, es imposible llevarlos a cabo. Pero hoy esta-
mos en vísperas del cambio de eones. El eje mundial ha mudado
de dirección y ahora se mueve hacia la Teocivilización*. ¡Empie-
za otra revelación sobre AMDH de mil quinientas hipóstasis!
El Templo de la Paz de los templarios vuelve a revelarse a la hu-
manidad. Se construye la nueva Cartago, las nuevas Kitezhgra-
do*, Moscú, Berlín, Barcelona, Zagreb y Londres. ¡La caballería
virginal de la rama juánica del Cristo-XXI resplandecerá con la
luz anhelada de Oriente como nunca antes y anunciará el triun-
fo del Padre del Amor Puro por todo el mundo!

18
LOS TEMPLARIOS,
LOS CABALLEROS
DE LA VIRGINIDAD
el tesoro templario sigue hablándose hasta hoy
D día. Lo intentan hallar maníacos y buscadores de
tesoros... Pero este mito no tiene nada que ver con los
caballeros de la virginidad luchadora. En cambio, es-
tá el tesoro espiritual o, dicho más claro, la aportación
hecha por los caballeros espirituales, que puede cam-
biar los destinos del mundo de manera fundamental.
¿En qué consiste este tesoro? En pos de Cristo los
templarios revelaron al Padre verdadero. El Padre Sol
hace frente a El-Shaddái judío (omnipotente, fuerte), a
quien Cristo, según las denuncias de los agentes del sa-
nedrín, desenmascaraba como El-Shaddáim: el repu-
diado.
*
Muchos votos templarios fueron adoptados de la
Iglesia esenia —no de los fariseos romanos—: 1 no co-
mer carne, 2 no beber vino, 3 no matar a ningún ser vi-
vo, 4 no cometer ningún acto de violencia, 5 defender
al ofendido, 6 rechazar y desenmascarar toda mentira,
7
decir la verdad y solamente la verdad.
Pero el voto más elevado de los caballeros era el sa-
cramento de la entrega completa al servicio de la Santí-
sima Virgen, así como el sacramento de obtener de Ella
las vestes virginales e iniciarse en los misterios de la
Cruz y el Cáliz del Grial.
*

19
Los ancianos-sabeos musulmanes eran especialmente cer-
canos a los templarios. Sus libros secretos contenían la des-
cripción de otro Padre, de otra Divinidad, contemplada por
ellos con sus propios ojos en los tiempos del más grande de los
profetas sabeos. Se citaban algunos de sus nombres, la des-
cripción de su semblante y de sus actos. Leyendo los libros se-
cretos sabeos por primera vez, los templarios se fortalecieron
en la fe en otro Cristo. No romano, sino parto, solar, venido
de otro Dios.
Conforme a la comprensión templaria, sus predecesores y
maestros sabeos realizaban el sacramento de la ablución diaria
(del árabe sabah : verter agua, abluirse). Otra acepción del sa-
beísmo nos la sugiere el verbo español saber. Eran ancianos sa-
bios, como la madre Eufrosinia*. Con la ablución diaria en fuen-
tes se liberaban de los pecados y adoraban a la Sabiduría Divina.
Recordemos que en la saga de Gahmuret, es un anciano, Baruc,
quien conoce los misterios para el perdón de los pecados y envía
a Gahmuret a una fuente para que se abluya. También el hijo
de Gahmuret, Perceval, tomó del anciano-sabeo las llaves pa-
ra hallar los misterios del Santo Grial, después de lo cual, con
el Cáliz en sus manos, entraba al Reino del otro Juan, el Preste,
donde durante mucho tiempo permaneció oculto en un estado
extático-meditativo.
Cientos de comunidades gnósticas difundidas por todo el
mundo descartaban la mezcla de Cristo y Jehová. Los man-
deos (la corriente más popular del siglo I d. C. con más de
400 comunidades solo en los territorios del Imperio Parto)
afirmaban sin tapujos: ¡el Cristo romano no es el nuestro, no
es un ungido! Reconocían al Juan del Monte del Ruiseñor,
mas al Cristo romano lo llamaban Mshiha Rumaya —el me-
sías de los romanos— o el Cristo creado por el “alquimista”
Pablo (el mezclador del bien y el mal).

20
Los sabeos, igual que los mandeos y gnósticos, negaban el
Antiguo Testamento con sus profetas y revelaciones del monte
Sinaí. Afirmaban que en el Sinaí a Moisés se le reveló el cornu-
do Lucifer. Llamaban a la rama de Pedro, la del cristianismo ro-
mano, con el título despectivo de “cristianía”, que sonaba casi
como “tiranía”. Los sabeos adoraban a la Diosa Virgen Madre.
Encogiéndose de hombros, preguntaban cómo uno podía nacer
de lo alto sin Madre. Hasta ahora se oculta cuidadosamente la
gran adoración que los gnósticos de Oriente sentían por la Rei-
na Celestial.
Los sabeos fueron especialmente populares en los siglos X–XII.
Los templarios aprendieron mucho de ellos y muchos de sus dis-
cípulos eran enviados a Bagdad para su formación con la con-
vicción de que los sabeos tenían su origen en las “palomas” ba-
bilónicas, en los adoradores de las estrellas, los caldeos. De ellos
heredaron las doctrinas originales auténticas antiguas sobre el
buen Dios y el buen Cristo. Rechazaban al demiurgo de raíz,
lo acusaban de exterminador, asesino del ser humano. Veían a
Cristo como a un ungido más entre los demás (son incontables
en los buenos mundos), que vino del Buen Padre y fue ajeno al
príncipe de este mundo.
La conciencia templaria estaba en constante búsqueda de
la verdad, oponiéndose a la impuesta magia dogmática roma-
na. Jacques de Molay, el último Gran Maestre de la orden, por
ejemplo, se comunicaba con el franciscano Juan Duns Scoto,
partidario del nominalismo (doctrina que ganó muchos segui-
dores). El maestre quedó impresionado por su espiritualidad,
que se alejaba de la escolástica romana del Único. Los nomina-
listas argumentaban que el mundo no es limitado como lo ha-
bían enseñado Aristóteles y Ptolomeo, sino que el universo es
infinito y se mueve, que en él hay una multitud de mundos, di-
vinidades bondadosas y ungidos-cristos.

21
Una de las influencias más fuertes que recibió la espiritua-
lidad de los templarios fue la de los juanistas, partidarios y he-
rederos de la comunidad de Éfeso, seguidores de Juan y la Ma-
dre Divina del Monte del Ruiseñor. Cercanos a la cultura zo-
roástrica, se llamaban a sí mismos dosto-juanes o hermandad
y amigos de Juan. A través de ellos, los templarios habían oído
historias maravillosas sobre el Aposento nupcial, sobre Cristo y
la Teoengendradora del Monte del Ruiseñor; sobre la transfigu-
ración de Juan el Teólogo y el cumplimiento de su misión, en-
comendada por la Reina Celestial; sobre cómo el Fragantísimo
Libro Personificado de la Vida Eterna había grabado en su co-
razón escrituras misteriosas. Supieron que Juan ardía en deseos
de apostolar sobre el Aposento nupcial del Monte del Ruiseñor
por todo el mundo.

La imagen del Cristo de otro sello aterrorizaba a la Iglesia


romana. La Inquisición recriminaba a los templarios por adorar
al Anticristo. En los juicios y disputas los templarios objetaban:
“Adoramos a Cristo, ¡pero no al vuestro! Nuestro Cristo es Ce-
lestial, no guarda ninguna relación con el Antiguo Testamento.
El vuestro es una mezcla explosiva de Cristo con el Malvado ve-
terotestamentario, el mesías romano Mshiha Rumaya . ¡El vues-
tro es el Anticristo!”.
La inscripción “INRI” en la cruz durante la crucifixión que-
ría decir que Cristo era un seguidor de los nazareos , y no que
fuese de Nazaret. El rey parto era oriundo de la Partia bonda-
dosa y, como los nazareos, afirmaba el triunfo absoluto de los
dioses buenos y su victoria sobre Yaldabaot*.
La traducción de la palabra nazareo significa ‘separado, ale-
jado del mundo, ermitaño’. Cristo era nazareo en su espíritu,
sufrió estados pasionales2 propios del desierto espiritual. Se su-
2
Ver ‘pasional’ en el glosario. (N. del E.)

22
ponía que, para introducir a la humanidad en otro orden mun-
dial, el transcendental, el anciano primero debía entrar en es-
te personalmente y, de hecho, abandonar el mundo humano. El
Gólgota de la soledad es inevitable para el nazareo.
Los templarios adoptaron esta antigua cultura espiritual.
Luego es necesario conocer la verdad sobre sus conceptos espi-
rituales, los cuales, por razones obvias, ocultaban con sumo cui-
dado de los informadores romanos.
*
Los adeptos romanos ni siquiera ocultan que sus padres con-
sideraban a Cristo... el primer inquisidor. Los tratados históri-
cos aducen muchísimos ejemplos en los que Cristo maldice a
sus enemigos y estos perecen en sufrimientos horribles. El cielo,
según lo ve Roma, es un mero tribunal de la Inquisición. Otro
cielo no existe. A los inquisidores no se les juzga; ellos mismos
son los jueces. Con ello se explican sus inauditos privilegios te-
rrenales. Nadie en la Iglesia romana puede juzgarlos, y los que
se atreven a hacerlo, de forma automática son destinados a los
tormentos infernales. El cristo romano es el Juez Temible, devo-
rador de sangre inocente. Con facilidad condena a millones a la
perdición solo por no estar a favor del bando de los verdugos y
asesinos.
Los templarios experimentaron una fuerte conmoción al en-
contrar el documento de los espías judíos. De ahí su deseo de
construir un Nuevo Templo, el del Padre del Amor Puro, que es
un todo con la humanidad; el templo en el interior.

Los templarios, como Cristo, han sido tergiversados hacia


todo lo contrario. Los ejecutaron por una sola razón: su fe en
el Padre del Amor Puro. El eje Jerusalén-Roma tiene un miedo
mortal a la gran verdad sobre el Padre verdadero que trae la luz
de la salvación a la humanidad.

23
La mezclada 84ª civilización debe comprenderse como la
guerra universal e incesante de Elohím y sus malshomes con-
tra los bonshomes* del Padre del Amor Puro. Para construir el
Templo de la Paz es necesario como el aire adoptar la riqueza
templaria de la recuperación de la visión clara.
*
Los templarios, con su lema “Vive Dieu de Saint Amour! ”
(“¡Que viva Dios, el Santo Amor!”), provienen de la Teoengen-
dradora del Monte del Ruiseñor.
El Monte del Ruiseñor difunde el mensaje original incorrup-
tible del cristianismo bueno. Allí la Madre Divina instruyó a
Andrés el Primer Llamado, a Juan, a Marción y, 2000 años des-
pués, a Juan de San Grial. Les hablaba sobre el otro Padre, des-
conocido por la humanidad; sobre el eclipse jehovista de los úl-
timos 6000 años y sobre el Cristo que revela al verdadero Padre.
Pero el diablo puso su veto al misterio más grande y salvador de
todos los tiempos, al del Padre solar Minné* y Cristo, su hijo
elegido, el rey de todos sus hijos e hijas que juntos constituyen
la Iglesia del Dios Verdadero en la Tierra.
“Nuestro Padre —decía la Madre Divina del Monte del Rui-
señor— no es distante, está unido en un todo. No causa el mal
ni la muerte, ni tampoco el pecado. Lleva al ser humano a sus
orígenes verdaderos, a los altos cielos y a la vida eterna. ¡Libe-
raos de la mentira fundamental del Gran Hipnotizador, que ob-
sesiona al mundo! Su brujería y su fuerza diabólica superaron a
muchos ángeles caídos y despeñó en el abismo a multitudes de
almas ingenuas del primer y segundo cielo”.
La Reina pedía que difundiesen la enseñanza verdadera so-
bre Cristo como el Teohombre bueno, no partícipe del mal, del
pecado, del juicio ni la corrupción. Cristo como el sol más bri-
llante, el bien absoluto, el amor perfecto que envuelve en la luz
del Padre de las Luces.

24
En los años de las persecuciones, los guardianes del Templo
de la Purísima Virgen recibieron la bendición directa de la Rei-
na Celestial de dividirse en dos grupos. A unos se les encomen-
dó huir por salidas secretas indicadas desde lo alto y, bajo otro
nombre que no fuera el de templarios, seguir protegiendo el
misterioso y místico Templo de la Santísima Teoengendradora
por todo el mundo. Otros tuvieron que aceptar el martirio, para
el que la Madre Divina proporcionaba un fortalecimiento espe-
cial y los destinos inmortales más dichosos.
El martirio bendecido por la Reina Celestial se soportaba
con asombrosa facilidad. Solo desde fuera parecía terrible e in-
soportable. Y los frutos del martirio sagrado son inefables: el
noble camino de la vida termina con la corona de mártir, la ma-
yor de las posibles. La corona de mártir está por encima de la
profética, de la melquisedequiana*, la de testigo, la de la cruz,
la de lo pasional... Por encima de ella no hay nada en la Tierra.
Cristo mostró la imagen universal de los gólgotas terrenales, an-
teriores, coetáneos y posteriores a Él. ¡Obtuvo una beatitud tan
grande que todavía hoy quiere compartirla! Por desgracia, po-
cos están dispuestos a aceptarla.

25
LA CRUZ BLANCA
DE LOS TEMPLARIOS

iglo XIII, el florecimiento de la orden templaria.


S Los cátaros pasan a los templarios el testigo: la
Vela Inextinguible y el Cofre de la Sabiduría.
¿Fueron los cátaros borrados de la faz de la Tie-
rra? ¡Dios santo! A ellos les fue revelado el mapa (un
mapa que Cristo ya le había mostrado a la Teoengen-
dradora en el Monte del Ruiseñor) llamado literal-
mente “El Mapa de El-Elión, nuestro Padre Celestial”.
Indica 18 salidas secretas de cuevas cuyas entradas
están ocultas, cubiertas de tierra. Las reliquias de
muchos santos, como las de la madre Eufrosinita, ya-
cen en cuevas semejantes.
En muchos casos a lo largo de la historia los ini-
ciados por la Sabiduría conocieron e hicieron uso de
mapas revelados providencialmente. Pero no solo
ellos, cada alma tiene un camino que recorrer en la
Tierra, una búsqueda espiritual a través de entradas y
salidas secretas.
1)
Esas cuevas tienen una pequeña entrada en for-
ma de arco. A duras penas se puede entrar, y luego
viene un largo y aparentemente interminable co-
rredor. En unos tramos es estrecho, en otros, ancho.
Tiene bifurcaciones repentinas: ¿y ahora por dónde?
¿A la derecha? ¿A la izquierda? Te sientes conducido
por una fuerza misteriosa... la misma que te ha lle-
vado hasta la cueva. Es inútil buscar su localización

26
con la ayuda de los archivos del Ahnenerbe o en los mapas del
Vaticano. Quien lo tenga predestinado desde lo alto (en la ma-
yoría de los casos, el perseguido) es a quien se le revelarán las
entradas secretas a la quinta dimensión, al Claromundo.
2)
Uno atraviesa un largo corredor “de cemento”... Frío, du-
das, pensamientos: ¿para qué? ¿Qué me espera? Si apenas estoy
vivo... Y de pronto se siente escaldado como con agua hirvien-
do: ante él se abren arenas movedizas, un sol abrasador. 3) El de-
sierto de la tentación, la soledad y los pensamientos malos. Los
demonios lo atacan: “¿A dónde te han traido, miserable orgu-
lloso?... Ah, ¿quieres llegar vivo al cielo?... La primera criatura
con la que te cruces te agarrará la pierna, te asestará una mor-
dedura mortal y en media hora estarás muerto. Se te arrojarán
los mismos espíritus que pululaban dentro de ti como bacterias
que rasgan la carne del que vive impuramente”.
4)
Cuanto más arde lo pasional, más se siente la mano del
Guía. El desierto culmina con un valle floreciente. El paladín
se calma. El mal desaparece, llega un soplo de bondad. Una paz
maravillosa y serenísima abarca al alma. Alrededor se ven pra-
deras de gramíneas, colmenas de miel, mariposas y abejas. En
los pastizales pastan maravillosos caballos y vacas, cabras y
ovejas. ¡Y qué peces nadan en los lagos fluviales! Los pastores
y pastoras llaman al viajero. Las abuelitas llevan en balancines
de madera cubos llenos de leche. Van vestidas de forma insólita,
no como terrestres. Sus rostros son sencillos y felices...
Antes le atormentaba la desolación (cuando uno se sale del
mundo una hora parece un milenio). Pero en el valle el tiempo
transcurre diez veces más rápido. Los guías lo llaman el Valle
de la Iluminación. La mente se aclara, se hace extática y divina-
mente inspirada. Se revela el misterio de los corredores subte-
rráneos y de los desiertos candentes ya pasados: la transfigura-
ción del ser, la preparación para las beatitudes celestiales.

27
El valle señala el nacimiento del nuevo hombre. El
entorno es como un espejo que refleja todo lo que su-
cede dentro. La dicha entra en los castillos interiores y
alrededor se derrama luz.
5)
Has pasado el valle y subido los montes de más 1
de mil quinientos metros y... —¡oh, milagro!— te en-
cuentras cerca de un lago de montaña. La belleza del
2
lago Neigal no se puede describir. El lago de los cisnes
de Neuschwanstein fue creado a su imagen. Un espejo
del Reino. Le echas una ojeada y ves la ciudad de Dios.
Vuelves a mirar, y allí aparece Kitezhgrado, Rádonezh,
la Pocháev celestial... ¡El Aposento nupcial celestial!
Las imágenes no permanecen estáticas. Las ciudades
pasan como en una película. 6) Miras atentamente el la- 3
go y a lo lejos avistas barcas blancas. Caballeros albios
vestidos de blanco te dan señales amistosas. Se acercan,
recogen al peregrino y lo llevan a las lejanías solares...
Así es el camino espiritual del hombre. 1) La llega-
da al mundo es la cueva, al entrar en la misma te ha-
ces merecedor del sello de la cruz en la frente. Unos
la tienen apenas señalada con ceniza negra, otros lle- 4
van la cruz ígnea e inextinguible; el que abrazó la fe
verdadera tiene en la frente una cruz ardiente, la que
guía. Gracias a ella te reconocen en las aduanas del
otro mundo y te dejan pasar sin objeción. 2) El corre-
dor con interminables laberintos. La búsqueda del ca-
mino. 3) El desierto de las tentaciones, de la soledad.
4) El valle de las alegrías y beatitudes que espera en 5,6
el camino de ascensión. 5) Los ríos lácteos que corren
hacia el Reino y... 6) las Barcas blancas con brillantes
guerreros y mujeres-mirróforas.
*
Los escalones de la salida
28 de la Tierra hacia el mundo
empíreo.
Los cátaros no desaparecieron, el templarismo no es
otra cosa que el catarismo multiplicado, perfeccionado
y prolongado. Los templarios —los mismos cátaros, pe-
ro medio siglo después de su aniquilación por los inqui-
sidores romanos— al final fueron sometidos también al
genocidio por parte de Roma. La Inquisición reconoció
en ellos a los cátaros transfigurados.

Los caballeros de la orden heredaron a través de los cátaros


antiguos conocimientos eslavos de la época de Hiperbórea: los
sellos de la iniciación, los principios de la espiritualidad auténti-
ca y el término “los carabeleros blancos”. Blancos porque están
libres de lujuria, de mezclas con el mal, de inmundicia, sucie-
dad y pensamientos oscuros.
En Hiperbórea navegaban barcos blancos por los ríos lácteos
de Minné que corrían desde la cima del monte dorado Meru
(son ríos que llevan sus aguas al claromundo, los ríos dichosos
del nuevo nacimiento). Los cátaros adoptaron de los eslavos de
la Santa Escitia la tradición de los barcos blancos, una tradición
sagrada bendecida por la Madre Divina. En el Monte del Rui-
señor cerca de Éfeso Ella contemplaba el Aposento nupcial, que
navegaba por el Océano Intergaláctico bajo la imagen del Barco
Blanco. Nos referimos a unas dimensiones muy elevadas: desde
la sexta hasta la octava. El Barco Blanco revela el misterio de la
transición de las almas terrenales a las civilizaciones buenas.
Era un gran honor llamar a la comunidad espiritual o a la or-
den caballeresca Barco blanco. Los templarios contrajeron esa
tradición de los cátaros y la mantuvieron en secreto. Daban un
voto especial de no revelar el misterio, incluso bajo tortura. Ro-
ma nunca logró descifrarlo.

No es casual que los templarios se llamasen a sí mismos ca-


rabeleros. Sabían que los barcos blancos son el último escalón

29
del camino hacia el claromundo bueno. La definición de los
guardianes del Templo celestial como carabeleros blancos es
más precisa que referirse a ellos como “caballeros-monjes en
vestes blancas con una cruz roja”. Los vestidos de los templarios
eran diversos. Los navegantes llevaban capas azules con la cruz
cátara en un disco solar y la imagen de la Teoengendradora. ¡Y
qué canciones cantaban los carabeleros blancos! ¡Qué alegría
irradiaban sus rostros!
La mayoría de los templarios se dedicaron a la navegación
marítima. No para obtener ganancias o beneficios, sino por ra-
zones espirituales. El barco es la imagen de un templo que se
mueve, está en un proceso de transfiguración constante y na-
vega volando con rumbo directo (con unas cuantas paradas en
puertos prescritos desde lo alto) al Reino.
La espiritualidad en las imágenes cátaro-bogomilas se llama-
ba la construcción del barco. Los barcos blancos llevaban a la
ciudad de los dioses nombrada Mañana y desde allí se elevaban
aún más, a los mundos celestiales, a Protomañana : la Civiliza-
ción Central de los Mundos Empíreos.
Las rutas del Barco blanco partían desde el Pilar de la Teoen-
gendradora: la capital del Aposento nupcial de las Beatitudes
Empíreas del Monte del Ruiseñor. Los templarios-carabeleros
trazaron el camino hasta Solovkí*, Montserrat, San Salvador
Verdadero* y Caravaca de la Vera Cruz sobre los campos sagra-
dos de Iberia. Recorrían el mundo entero llevando el mensaje
sobre el Monte del Ruiseñor, sobre el nacimiento de una nueva
Teocivilización. Construían el Templo solar de la Paz, el aposen-
to del Novio y la Novia con su libre éter intergaláctico de Minné,
Bonné*, Puré* y su innumerable cantidad de reliquias fragantes,
que yacen en las cuevas secretas de las montañas sagradas.
Los inmortales —el escalón más alto de la iniciación cáta-
ra— se alejaron tanto del mundo que ya en sus días terrenales

30
empezaban a vivir en el Claromundo luminoso, en Avalón, co-
mo dicen las leyendas de los caballeros del rey Arturo.
Los templarios construían templos en forma de barco. Su
imagen espiritual arquitectónica más importante era una mesa
redonda, una iglesia de forma circular en aquellos lugares donde
antaño se situaban los santuarios de alguno de los buenos pan-
teones. Sobre su trabajo constructivo podría decirse que en ver-
dad eran los constructores de la Teocivilización (el reino de la
sabiduría, la bondad y el amor), del templo del Grial (como sus
guardianes), del templo de la Santísima Virgen como el Cáliz
Personificado y del templo de los Misterios de la Sabiduría de
nuestro Altísimo.
*
Existe una multitud de cruces, la mayoría son de proceden-
cia desconocida: no se sabe si tienen un origen divino o son
obras hechas por la mano del hombre. De entre todas las cruces,
los templarios destacaban una milagrosa, la llamaban la Vera
Cruz. No se trataba de una cruz jerosolimitana, sino de Éfeso,
de los cátaros. La cruz del Lecho Nupcial, del amor ardiente y
abnegado, que es tan grande que provoca el deseo de morir para
disolverse en el prójimo y vivir en él para siempre.
Cae en un error aquel que piensa que la cruz templaria era
un símbolo de color rojo en la espalda de una capa blanca. La
cruz roja denotaba la sangre derramada y el servicio médico ca-
ritativo. En la estructura interior de la jerarquía templaria se en-
contraba otra cruz: la de seis alas, la cruz milagrosa, la venida
de lo alto.
Los objetos sagrados descienden de lo alto. La imagen ori-
ginal de la Reina Celestial está tallada de una piedra milagrosa
que cayó del cielo. Las cruces de madera, las de cobre, las de los
altares… son solo copias. Los originales ígneos descienden del
claromundo celestial.

31
En el año 1230, en la ciudad de Caravaca del reino Taifa
de Murcia ascendió al poder un gobernante mauritano, Ceyt
Abuceyt, que tenía el carácter propio de un rey-déspota: podía
condenar a una persona indeseable a las torturas y a la pena de
muerte. Era al mismo tiempo severo y magnánimo, pero tam-
bién sentimental y a veces estaba dispuesto a perdonar al cri-
minal.
Ceyt Abuceyt tenía ciertas predilecciones benditas: le gusta-
ba la música, especialmente las canciones espirituales. A su al-
rededor se concentraban famosos juglares y trovadores de aquel
tiempo. Con su música y cantos deleitaban el oído del rey, lle-
gando a provocar en él en muchas ocasiones lágrimas enterne-
cidas.
El emir había heredado de su padre la intolerancia hacia los
cristianos, sus enemigos religiosos, pero tenía un carácter más
blando que su antecesor. Sus cortesanos se dividían en dos
grupos: unos pretendían reconciliarse con los cristianos, otros
aconsejaban sofocar toda divulgación del cristianismo y encar-
celar a los líderes de sus comunidades. En las cárceles del pala-
cio de Abuceyt se consumía mucha gente cristiana: tanto papis-
tas, como templarios. Pero el emir les permitía ejercer sus ofi-
cios aunque fuese de forma yuródiva*. Claro está, no disponían
de ningún altar dorado con velas de cera. Colocaban un mantel
lleno de manchas sobre una mesa de madera, de alguna parte
conseguían una taza y un trozo de pan: la eucaristía carcelaria
del Grial celestial.
El canto maravilloso de los caballeros alcanzaba los aposen-
tos palaciegos de Ceyt Abuceyt y este decidió asistir a una litur-
gia personalmente. Al bajar por la escalera de husillo, el emir se
encontró en un cuarto espacioso donde estaban varias decenas
de presos. La liturgia la servía un pastor llamado Ginés Pérez.
Su rostro resplandecía, y con los brazos en alto no dejaba de

32
Aparición de la Santísima
y Vera Cruz de Caravaca.
Estilización de la obra
de Hernando de Llanos,
s. XVI.

pronunciar el nombre de la Reina Celestial: “Solo Tú eres nues-


tra ayudante y patrona intercesora”. Sin profundizar en las pa-
labras, el rey árabe sintió un gran consuelo.
De repente, el techo por encima de él se abrió y en el cielo
hubo una visión: dos guardianes celestiales descendían hacia
el altar yuródivo catacumbal llevando en sus manos una cruz
ígnea de seis alas. La procesión se acercaba lentamente hacia
el altar. Más alejada, la acompañaba la Gran Diosa Virgen Ma-
dre; la cruz es Su regalo directo a la humanidad. Los mensaje-
ros del Espíritu Omnibueno colocaron la cruz en el altar y des-
aparecieron. Gradualmente, la cruz ígnea se fue convirtiendo
en una de madera que emanaba fragancias no terrenales. Cada
uno de los presentes se curó de las graves enfermedades que
carcomían su cuerpo y, en algunos casos, su alma. Alrededor
de la cruz se estableció la esfera de las moradas paradisíacas.
De repente, llegaron volando maravillosas aves celestiales, de-
leitando el oído de los allí reunidos. Los musulmanes y los cris-
tianos se bonhomizaron en un instante y el mal perdió todo su
poder. ¡Como si la nube del Reino hubiera bajado a la Tierra!

33
Más tarde, la ciudad del emir Ceyt Abuceyt, Caravaca, fue
llamada Caravaca de la Cruz, por la famosa aparición de la Vera
Cruz.
Los templarios iniciados interpretaban la Cruz de Caravaca
así: la barra horizontal significa 1) la Tierra; la vertical, 2) el cielo.
En su intersección se coloca 3) el barco-templo (los templarios).
La segunda barra horizontal que está un poco más arriba deno-
ta 4) el signo de la cruz en el Univérsum*: la entrada a la Tierra
desde los cielos y a los cielos desde la Tierra. A diferencia de la
cruz católica (la de cuatro puntas con la imagen del Cristo cru-
cificado), la cruz templaria milagrosa e ígnea es de seis alas y no
tiene el semblante de Cristo. Los caballeros la llamaban la Cruz
del Amor Fino. El travesaño superior era nombrado tabla del
Univérsum . La cruz implica sufrir lo pasional como condición
para llegar a la Tierra y volver al Cielo.
La cruz que se manifestó providencialmente sobre el altar
de las catacumbas del palacio de Ceyt Abuceyt obraba milagros
sin cesar. Los enfermos solo tenían que tocarla para ser sanados
de sus enfermedades incurables. ¡Miles de personas se curaban
gracias a la Cruz milagrosa! Los testigos decían que era de una
belleza indescriptible. Incrustada con piedras preciosas, la cruz
se transfiguraba: a veces adquiría un disco de fuego en su extre-
mo superior; a veces, unas pequeñitas coronas en sus aristas...
Se ensanchaba o se hacía más estrecha; desaparecía y volvía a
aparecer. Era la Cruz de la Eternidad. La veían aparecerse un
día en el hospital, otro día en una casa humilde de alguna al-
deana donde había algún familiar que se encontraba a las puer-
tas de la muerte. O iba a la cabeza de un ejército pequeño con-
denado a la pérdida en una batalla y lo salvaba milagrosamente.
Se dice que Teresa de Ávila adoró la Cruz de Caravaca de mane-
ra muy especial.

34
La Cruz del Amor Fino es magnífica. Del corazón de la Ma-
dre Divina sale un sol que ilumina el mundo, el sol en la cruz.
¡Desde la Cruz Blanca de la vida Cristo anunció el Reino del
Amor Fino! ¿Cuándo vendrá? Dios lo sabe; es a Él a quien le
está revelado todo. Ríos de dicha se derramarán del corazón
de cada sufridor de la cruz. Para el mundo será un castigo; pa-
ra los brujos, un horror (la idea de la cruz que hay que cargar
como sufrimiento) y para los discípulos de Cristo, el bien y las
puertas a la vida eterna, el amor que alcanza el grado del exce-
so y se desborda deseando enriquecer al prójimo, transmitirle
sus sellos.
El amor no se deber quedar en uno mismo por mucho tiem-
po; si no, se puede caer en el narcisismo y la autoadmiración. La
entrega del amor al prójimo supone el dolor de la cruz o un su-
frimiento sagrado que se troca en la más elevada beatitud, inal-
canzable de otra manera.

Cristo realizó una gran hazaña. ¿Quién fue capaz de com-


prenderla? Fue presentado en el marco judío como Salvador,
Redentor, víctima de la cruz. ¡Pero su corazón se desgarró por
el amor! La última oración del Rey de los ungidos no fue “¡Elí ,
Elí ! ¿Lama sabactani ?” (“¡Dios mío, dios mío! ¿Por qué me has
abandonado?”), sino “YO MUERO DE AMOR”, y de su cora-
zón se derramaron torrentes oceánicos de gracia.
Hay quienes cuentan que una monja anciana vivía en retiro
en los montes de Caravaca. Sobre sí misma decía de modo ex-
traño: “Soy sobrina de Cristo. Una parienta lejana. Cristo me
ha enviado a vosotros”. Y mostraba estigmas en las palmas de
las manos.
—¿Para qué has venido —preguntaban los templarios— si co-
noces a Cristo en persona?
—Para saber cuántos estigmas tenía Él.

35
Dejaron que la yuródiva se acercara a la cruz milagrosa. Ella
preguntó: “Señor, ¿cuántas heridas sangrientas tenías Tú, des-
de que te apalearon en los sótanos de la casa del Caifás, te pu-
sieron la corona de espinas y perforaron con clavos tus santas
manos, hasta que tu sangre se derramó hasta la última gota*?”.
De repente, el rostro de la anciana se transfiguró e inspirada
desde lo alto de modo evidente pronunció: “5455”. ¡Cinco mil
cuatrocientos cincuenta y cinco estigmas! “Basta uno solo de
estos estigmas —dijo la santa yuródiva , volviéndose hacia los
presentes— para curar al mundo entero. ¡Y cinco mil quinien-
tos son suficientes para que se sanen miles de mundos!”.
*
La Vera Cruz templaria era portadora de la esfera del uni-
vérsum del Templo de la Paz: no contribuía a la división con-
fesional, sino que servía a la unión de todos los pueblos de la
Tierra en un todo. Según enseñaban los caballeros-guardianes
del Templo de la Paz, la cruz no solo tenía carácter cristiano, si-
no también omnihumano, universal. De modo que la llamaron
también la Cruz del mundo.
Ceyt Abuceyt, impresionado por la actividad pacificadora
de los templarios, les encomendó custodiar la cruz milagrosa en
la mezquita real. A los padres de la orden templaria les fue reve-
lado el gran peligro que corría la cruz por parte de los partida-
rios celosos de la institución. Hacían guardia día y noche. De
1244 hasta 1290 la Vera Cruz estuvo en las iglesias de los tem-
plarios. Solo en Caravaca se erigieron más de 20 catedrales y ca-
pillas. A la Reina Celestial, los templarios la llamaban Madre de
la Cruz, y a sí mismos, los guardianes del Templo de la Madre
Divina.
En 1290 empezaron las persecuciones que acabaron con la
ejecución de los dirigentes de la orden, mas la mayoría de los
templarios desaparecieron por salidas y entradas secretas. Los

36
templarios-mártires salieron de la tercera dimensión a la quin-
ta. Una de estas salidas se situaba en un monte, a unos cuantos
kilómetros de Caravaca. Muchos intentaron encontrarla, pero
siempre en vano. A los hombres buenos siempre los declaran he-
rejes; los calumnian y los persiguen. Pero la Sabiduría cuida que
gocen de prosperidad y que tengan buenos destinos. Aquel mis-
mo año la cruz fue trasladada a un templo católico.
Durante una noche de 1934 la cruz desapareció del templo.
Dos fiscales se encargaron de aclarar el asunto. A uno de ellos lo
mataron en su despacho, al otro lo chantajearon y se vio obliga-
do a mudar de domicilio. El robo no ha sido resuelto hasta aho-
ra. Hay tres versiones:
1. La cruz fue robada por los agentes vaticanos y actualmen-
te está en los sótanos de la curia romana. En vez de esta se fabri-
có una copia pretendiendo que tuviera la misma madera que la
cruz jerosolimitana original.
2. Fue robada por la mafia que andaba a la caza de reliquias
preciosas. Pero la cruz era demasiado famosa para venderla.
3. De la cruz se apropiaron los fascistas que también busca-
ban el Grial y otras reliquias.

Han transcurrido siete siglos, pero la memoria de la cruz mi-


lagrosa sigue manteniéndose en el arquetipo popular. Casi en
cada hogar de la región, y en muchos hogares españoles, hay
una cruz o la imagen de la cruz de Caravaca que protege con-
tra los demonios. No han cesado las conversaciones sobre ella.
Pues... la reliquia no dejó de obrar milagros. Hoy Caravaca es el
Barco Blanco, y la cruz va delante del gran trono que guía a la
humanidad hacia los oasis de la Teocivilización venidera.
En los mundos divinos la cruz es el símbolo del Templo de
la Paz, el signo de la Tierra propio no solo de los seres humanos,
sino también de los animales, de los pajaritos… en virtud de la

37
naturaleza mortal de las criaturas terrestres a las cuales son in-
herentes enfermedades y malestares. Los caballeros identifica-
ban la cruz de seis alas con el consolaméntum*. La cruz univer-
sal consuela.
*
Una de las razones por las cuales los templarios fueron per-
seguidos fue por las discrepancias en cuanto a la naturaleza de
la cruz. Los templarios no negaban el Gólgota de Jerusalén, pe-
ro enseñaban sobre el univérsum del sufrimiento humano y so-
bre la cúspide de su pasional, la muerte, fuera cual fuera su ima-
gen: la hoguera, la horca u otras formas crueles de morir.
Los templarios enseñaban que el pequeño travesaño supe-
rior horizontal hereda la inscripción jerosolimitana INRI: ‘Jesús
de Nazaret, rey de los judíos’, según la crónica de los primeros
cristianos. La inscripción puede ser fácilmente sustituida por el
nombre de un sufridor de la cruz concreto que va a la crucifi-
xión lleno de amor superabundante y desea cumplir la más ele-
vada misión del hombre. Un océano de amor puede derramarse
desde el corazón solo en el momento de un sufrimiento extremo.
El hijo más amado del Padre Celestial, el más hermoso de
los dioses, fue enviado a la Tierra para obsequiar a la gente el
amor inconcebible. ¿Cómo podía Él lograrlo? Intentó hacerlo en
Jerusalén: en vano. La gente captaba migajas. ¡Pero de la cruz se
derramó un mar de amor! ¡Un pequeño cuerpo humano abarcó
océanos de minné! ¿Cómo si no podían derramarse? Fue nece-
sario el caduceo de oro : la perforación con la lanza de Longi-
nos. Los demonios y los humanoides* inmediatamente huyeron
en desbandada, y océanos de amor se derramaron por la Tierra.
Miles de mundos mezclados se despertaron del sueño profundo.
Resucitaron miles de millones de difuntos. Las aguas de la gra-
cia mínnica los inundaron y los revivieron. Los que dormían su-
mergidos en un pesado sueño se despertaron.

38
¡La cruz es una paradoja! Aparentemente el hombre muere,
la mayoría de las veces de modo deshonroso, sin dejar memo-
ria alguna. Al mismo tiempo, de su ser minúsculo (si lo compa-
ramos con el macrocosmos) se derraman océanos de minné (!)
que pueden abarcar no solo la Tierra, sino galaxias y constela-
ciones enteras.
Los católicos consideraban tales reflexiones como una profa-
nación. Creían que los templarios interceptaban la cruz católica,
que decían blasfemias predicando su universalidad. Los teólo-
gos católicos reconocían la singularidad de Cristo, del Gólgota y
de todo lo que estaba relacionado con Dios. Un único papa, una
única fe, un único templo central, una única reliquia posible...
La Iglesia no tendía al Univérsum, sino ambicionaba el dominio
mundial institucional.
*
¡Cuán elocuentemente hablaba Cristo sobre Caravaca, lla-
mándola la Cena Nupcial, la Ciudad de los Ancianos, el Ága-
pe de los Dioses, la capital espiritual del mundo, el centro de la
Teocivilización! La Verdadera Cruz ígnea, de seis puntas, reco-
nocida por los templarios, descendió hasta aquí para señalar el
enclave especial de Caravaca. Durante los tiempos de Atlántida,
las divinidades olímpicas celebraban aquí la Cena Nupcial. La
entrada estaba cerrada para los extraños, solo podían acceder
los ungidos. Entonces el lugar se llamaba el Olimpo de Carava-
ca. Las divinidades descendían del cielo en carros de fuego que
atravesaban con rayos de luz el aire que los rodeaba.
La Reina Celestial oyó en el Monte del Ruiseñor de los la-
bios de Cristo lo siguiente: “Después de tu dormición comen-
zarán las persecuciones contra los discípulos de Juan. Ordena
a Juan que envíe al menos a la mitad de sus seguidores, a tra-
vés del mar hasta llegar a Cartagena, al sur de España, donde
estarán protegidos. Los buenos habitantes de Iberia los recibi-

39
rán con alegría. Caravaca tomará el divino relevo del Monte del
Ruiseñor. Allí erigirán un nuevo templo en honor a Artemisa.
¡La gloria del Aposento nupcial resplandecerá en miles de mun-
dos! El Aposento nupcial permanecerá sobre Caravaca después
de tu partida del Monte del Ruiseñor. Las divinidades gustarán
en el ágape los manjares de la Cena nupcial”.
Y hoy, sobre el cielo de Caravaca manan fuentes de emana-
ciones luminosas. Antiguamente se llamaba El Tabá o el Ágape
de los Dioses. Otrora en cada montaña había palacios de dioses.
Las huellas de sus carros de fuego todavía penetran el cielo.

40
EL TEMPLE SUPRAETERNO
e qué templo jerosolimitano podía tratarse?
¿D ¡Qué calumnia y qué tergiversación hacia
todo lo contrario (fenómeno casi omnipresente en la
historia) es eso de llamar a los templarios los guar-
dianes del templo de Jerusalén que garantizaban la
seguridad de los peregrinos en los santuarios bíbli-
cos! La orden mendicante virginal de los construc-
tores del Templo de la Paz guardaba los misterios de
la historia esotérica. Los templarios rechazaban los
esquemas arquitectónicos catedralicios del profeta
Ezequiel, detalladamente expuestos en el código ve-
terotestamentario. Negaban el templo de Zorobabel.
Se reían del templo jerosolimitano que había sido
destruido por los romanos.
Los caballeros de la orden sagrada mendicante de
los Guardianes Blancos del Padre Celestial y la Madre
Divina no tenían nada que ver con la guarda del tem-
plo de Jerusalén. Se trataba de otro templo, del Con-
cilio3 Solar proveniente del intermundo. El Concilio
es el tercer signo distintivo de la Tierra después de la
Cruz (lo pasional asignado para el cumplimiento de
la misión y ascenso a un escalón más alto) y después
del Cáliz de la beatitud (las gotas mírricas de la Cruz).
El Concilio implica dos sentidos. (1) La Tierra co-
mo Templo universal que glorifica al Padre del Amor
Puro con un altar en su centro: el Aposento nupcial y,
3
La palabra rusa sobor tiene dos sentidos: catedral y
concilio, reunión. (N. del T.)

41
un poco más alejado, el Lecho nupcial. (2) La reunión de todos los
hijos de Dios en un cuerpo divino y en la sangre del Cristo de los
cristos, como se llama el Rey Minnelic* entre los candiles de la
Iglesia Misteriosa supracelestial.

A Hugo de Payns, el fundador de la orden, fue al primero


que le mostraron en una revelación el protoconcilio, el Pro-
to-Temple. Le dijeron: “En honor del triunfo del gran Concilio
de los buenos hombres de Dios en la Tierra, establece la Orden
de los Caballeros Virginales. Les prometemos un destino en el
séptimo círculo de nuestro Padre, llamado el Círculo Conciliar”.
Los mejores templos y catedrales de la humanidad son co-
pias del Proto-Temple. Y mientras la orden templaria estaba en
la Tierra, la gracia especial de la presencia de incontables divi-
nidades superiores, y de escalones intermedios e inferiores, per-
manecía en sus templos terrenales.
Por desgracia, cuando los templarios fueron ejecutados des-
piadadamente —otro crimen monstruoso después del extermi-
nio de los cátaros—, la luz se extinguió en el mundo. El Pro-
to-Temple fue sellado. Su cúpula solar sufrió daños y muchos
espíritus malos penetraron en la Tierra de manera ilegal. Estos
demonios causaron mucho mal. Comenzaron plagas y epide-
mias masivas, llevándose miles y millones de vidas. Muchos es-
píritus malignos ocuparon el lugar de los templos.
Exterminando a los cátaros y a los templarios, la Iglesia, ni
más ni menos, se suicidó. Los espíritus infernales de la gula, el
mammón, la crueldad, la lujuria y la soberbia entraron en ella.
No pudieron penetrar en el mundo, penetraron en los jerarcas
eclesiásticos. Más de la mitad de los templos fueron cerrados,
las anteriores catedrales católicas estuvieron a punto de com-
partir el destino de la sinagoga jerosolimitana que había visto
su decaimiento total un poco antes de la llegada de Cristo a Je-

42
rusalén. Estas son las consecuencias horribles de las torturas
monstruosas y ejecuciones masivas de los candiles de la Orden
del Concilio Celestial, como es llamada en los anales supraeter-
nos entre otros nombres.
Si los malvados y aquellos que tácitamente están de acuer-
do con sus crímenes pudieran ver las consecuencias de su rencor
contra los ungidos, gritarían de un horror mortal. Renegarían
de sus propios altares y unos de otros, y huirían de pánico, sin
querer quedarse en la Tierra. ¡Así de terrible es el resultado de la
persecución contra los candiles enviados desde lo alto! Al mun-
do le está revelado muy poco sobre las consecuencias del asesi-
nato de Zoroastro, Cristo, Mani, Inocencio de Balta*, Guillau-
me de Belibaste, Gilbert de Castres, Jacques de Molay y también
de su más cercano caballero, quien lo sustituyó en la dirección
de la caballería iluminada.
*
Por mucho que la ladrona romana intentara borrar la memo-
ria sobre los cátaros, fue en vano. Los que sobrevivieron crearon
en Europa, una tras otra, órdenes de templarios, hospitalarios,
alumbrados, etc. Posteriormente, Roma logró desunirlas.
Sobre los templarios hay que saber lo siguiente: son la gran
orden caballeresca de los cátaros . La versión romana los pre-
senta como católicos celosos que se propusieron proteger a los
peregrinos que viajaban a Jerusalén contra los ataques musul-
manes. Es toda una mentira que encaja perfectamente con la
ingeniosidad sutil de la cancillería secreta. En aquel tiempo los
peregrinos no se dividían en católicos y ortodoxos y no estaban
enemistados con los musulmanes. Eran los poderes celestiales
los que se ocupaban de que ni un solo bandido pudiera atrapar
o robar en el camino a la gente buena de Dios.
La espiritualidad cátaro-templaria despertaba la furia de
Roma. Era una espiritualidad distinta . Provenía de otros mun-

43
dos, de otras fuentes. Tenía diferente espíritu y suponía otra
versión. Externamente era lo mismo (la adoración a Cristo, a
la Madre Divina, al Cáliz), pero en cuanto al espíritu no tenían
nada en común. Ni la más mínima maldad, violencia o ambi-
ción imperial. El desprecio total por el dominio mundial, por el
mammón y las oscuras relaciones con las autoridades seculares.
Fragancias de jardines y flores paradisíacas.
Los adeptos de la rama petriana veían a los caballeros como
neocátaros. De ahí vino su deseo brutal de exterminarlos a to-
dos. Los mártires de la verdad, los apóstoles del amor les pisa-
ban los talones a los católicos. Llamaban a la conciencia. El pue-
blo, que todavía tenía viva la memoria sobre los cátaros, ama-
ba entrañablemente a los templarios. Casi todos los días en la
orden ingresaban aristócratas ricos y aldeanos humildes. Entre
ellos no se hacía diferencia alguna.

Los templarios veneraban profundamente a la Madre Divi-


na. Veían en Ella la personificación del Cáliz del Grial*, el Tem-
plo vivificador. ¡Los templarios la protegían a Ella , y no al edi-
ficio de piedra de Jerusalén! La adoraban a Ella . Era ante Ella
ante quien inclinaban sus nobles cabezas.
La imagen templaria de la Madre Divina se diferencia de la
cátara. Desde el siglo X hasta hoy en día nos han llegado esta-
tuillas talladas en piedra oscura de orígenes misteriosos caídas
directamente del cielo. No son judías ni africanas. La imagen
templaria tiene una belleza como la de la Dama de Elche, con
una expresión noble, aristocrática, en el rostro. Es exactamente
igual a la imagen de la Isis egipcia, tallada en la misma piedra
antigua.
El misterio de la Teoengendradora cátara es que Ella es
la Virgen-Madre del Univérsum. La llamaban la Gran Ma-
dre-Diosa. Bajó de los cielos de modo misterioso. Ascendió a

44
La imagen milagrosa de la
Virgen de origen sobrenatural,
encontrada en una de las cuevas
del monte Montserrat, s. IX.
su trono desde el Lecho de la Dormición del Monte del Ruise-
ñor y después, descendió a la Tierra.
¿Quién esculpió las maravillosas, milagrosas y curativas
imágenes de la Teoengendradora, de Isis, Afrodita Urania, Arte-
misa de Éfeso, la Gran Madre-Diosa íbera, la estatua de piedra
no terrenal en México y Ecuador...? Las imágenes milagrosas
exhalaban fragancias. Contemplándolas, miles de peregrinos
percibían a la Madre Divina como la Diosa que había bajado a
la Tierra. Se oía: “¡Es la piedra milagrosa de Bel-Bera de la era
de la Teoengendradora!”.
Los católicos odiaban la imagen templaria de la Reina como
una manifestación del Monte del Ruiseñor, lugar ajeno a ellos.
Con enormes martillos y mecanismos trituradores destrozaban
ferozmente las estatuas en pedazos, sin temor a la ira de nues-
tro Altísimo: supuestamente, el bondadoso Dios cátaro no pue-
de enojarse... ¡Se equivocan!
*

45
Después de su dormición en el Lecho nupcial y ascensión, la
Teoengendradora visitó la Santa Rusia de Kiev donde recibió la
adoración más sincera. Los teogamitas eslavos la siguieron ala-
bando profundamente desde el siglo II hasta el IX, cuando fue-
ron sometidos al genocidio por la horda bizantino-romana. Más
tarde, la Teoengendradora llegó a Iberia, a Sagradavaca . Así es
como los templarios descifraban el nombre de la antigua ciu-
dad: una buena vaca con una mancha dorada solar en la frente.
La santa vaca bondadosa es el símbolo de Ardvisura Anahíta.
La buena Diosa de alas ígneas, de ojos bondadosísimos y frente
dorada (el sol en la frente) simbolizaba no solo a la Madre Divi-
na mínnica, sino también a la Artemisa Lactante de dieciocho
pechos. Su templo también se construyó en Sagradavaca , des-
pués de la destrucción del de Éfeso.
Los grandes constructores de la Teocivilización venidera eri-
gían templos —el Templo de la Paz, el de la Santísima Teoen-
gendradora, la Madre-Virgen del Aposento nupcial; el Templo
del Cristo Novio, el Hijo y Heredero del Buen Dios— con la
ayuda de la Reina, que desde lo alto les proporcionaba todo lo
necesario.
Existía una relación entre las imágenes de la Madre Divina
y su intervención directa. Las estatuas de piedra celestial obra-
ban milagros, se trasladaban de un lugar a otro, hablaban. Pare-
cía que la misma Teoengendradora vivía en ellas: ¡las manos se
movían, los ojos brillaban! Algunas personas, las más sensibles,
oían su voz.
Muchos de los templos se erigían en honor de la Virgen del
Monte del Ruiseñor de la Piedra Milagrosa. De alguna parte ve-
nían súbitamente los recursos necesarios. Aparecían ricos bene-
factores que hacían donaciones generosas para la construcción
del templo de la Teoengendradora. Para alcanzar Su amparo, la
salvación de los prójimos, la familia o para la curación de gra-

46
ves enfermedades, estaban dispuestos a entregar todas sus pro-
piedades, a convertirse en mendigos y unirse a la orden templa-
ria. ¡La riqueza de los templarios provenía de la gracia suprema,
abundantísima!
Los templarios construyeron un templo en honor al Buen
Dios y a la Buena Diosa, en el que no había mistificaciones ro-
manas ni neorrabínicas de ninguna clase. Por mucho que los
enemigos intentasen derribarlo, era en vano. Siempre era re-
construido de sus ruinas, todavía más bello que antes, resplan-
deciendo para todos los mundos.
El sagrado tetragrámaton AMDH —Alma Máter Dei et Hu-
mani— estaba todo el tiempo en boca de los caballeros puros que,
igual que los cátaros, se deleitaban con el nombre “Madre nutrido-
ra de dioses y hombres”.
*
La Madre Divina les indicó a los templarios la Sagradavaca
de Cartago como una de las dieciocho rutas de cuya existencia
Le había hablado el Cristo del Monte del Ruiseñor: además de
Solovkí, San-Salvador Verdadero, Montserrat, Glastonbury...
En estos paraderos había que establecer los centros sagrados
del Grial de la Teoengendradora, del cáliz mírrico en las ma-
nos de la gran Suma Sacerdotisa Melquisedequiana.
Y los hilos se extendieron hasta el Templo de Salomón. Los
últimos justos de Jerusalén recordaron cómo el rey Salomón
adoraba a Alma Mater Dei, y emprendieron el peregrinaje al
nuevo templo salomónico de la ígnea Sagradavaca. No viajaron
a Jerusalén desde Iberia, sino desde Jerusalén a Sagradavaca, al
santuario de la Buena Vaca con el sello solar en la frente. Mu-
chos fueron curados y abandonaron Sagradavaca como apósto-
les de la Madre Divina.
Los templarios denominaron este lugar la Vera Cruz de Sa-
gradavaca, es decir, La Cruz Verdadera sobre Sagradavaca o La

47
Vaca Ígnea con la Cruz en la Frente. (Los perseguidos prefieren
la yurodivicidad 4. En su lenguaje es más sencillo expresar un
misterio que no se reduce a las palabras).
La cruz ígnea estaba sobre la Sagradavaca templaria,
donde la Virgen de Siete Espadas con lágrimas de sangre
por los pecados del hombre lloraba.

A Sagradavaca llegó la Mujer Envuelta en el Sol. Y en sus


montes brotaron fuentes sagradas y aparecieron flores no terre-
nales. La gente paseaba por las praderas, recogía las hierbas me-
dicinales, gustaba la fragancia de las flores, cocía tisanas y al-
canzaba la curación de las enfermedades. Decían: “La Madre
Divina no Terrenal ha elevado Sagradavaca al cielo”.
Aquí se sitúa uno de los más grandes tronos cátaro-templa-
rios del Santo Grial que hasta ahora permanece inaccesible para
los cazadores rapaces con fines impuros, que solo miran por su
interés propio.
*
Las apariciones de la Teoengendradora del Monte del Ruise-
ñor en Sagradavaca ostentaban un carácter especial. No tenían
nada en común con aquellas que a regañadientes había recono-
cido Roma. Los caballeros del Templo Celestial adoraban a la
Madre Divina no bajo la clave de Roma y Jerusalén, sino según
el Univérsum de la espiritualidad teogámica. La Reina apare-
cía en Sagradavaca envuelta en la cruz ígnea. Alrededor de la
cruz se trazaba el disco solar, y a través de este se manifestaba
el semblante de la Gran Diosa-Madre.
La Cruz—el Sol—la Madre Divina: la triple manifestación de
la esfera del Monte del Ruiseñor en Sagradavaca. Un pilar ígneo
del Cielo a la Tierra, sobre él estaba el Sol, y del Sol salía la Mujer

4
Amundaneidad. Comportamiento insólito o loco en los límites de la
“normalidad” mundana. (N. del E.)

48
Envuelta en el Sol. Y finalmente, el Sol como la revelación al mun-
do de Su Corazón Inmaculado, que ilumina la oscuridad terrenal.
Lamentablemente, el Monte del Ruiseñor fue calumniado.
Borraron la memoria de La de Éfeso, de La de Patmos, más tar-
de, de La de Mil quinientas hipóstasis, sumamente hermosa, tan
bella que no se La puede dejar de admirar... Solo ha quedado de
Ella una pobre versión, desvalijada por Roma: una judía con el
Niño Dios de Belén en un pesebre, la que, pasados tres años de
Su nacimiento, andaba tras Él como una sombra. Nada más. Y
luego, la Piedad llorando al lado de la cruz...
*
La adoración de los templarios al Grial no se puede separar de
la adoración a la Teoengendradora. ¡El Grial es impensable sin la
Reina Celestial! Los cazadores del Grial se forjan ilusiones cuan-
do buscan en él dones especiales, la inmortalidad, la clave para
la dominación del mundo entero... ¡El Grial es la Madre Divina!
Los templarios adoraban al Grial como si este fuera la misma
Madre Divina, quien aceptó la valiosa sangre de Cristo en su In-
maculado Corazón. Es el Cáliz vivo, el verdadero Grial de dones
y milagros inagotables… La Obradora de Milagros, la Sanadora,
el Recipiente Eucarístico personificado que se ofrece al mundo…
La Reina “absorbió”, grabó en su corazón la voz de Cristo,
sus vibraciones, entonaciones y timbre, su rostro. Podía repro-
ducir cada palabra de Cristo, cada movimiento de los músculos
de Su cara y cada gesto de Sus manos con una exactitud impre-
sionante. Retuvo las canciones que había interpretado Cristo y
las recordaba. En Ella se abrió una mística, elevada y eterna me-
moria. Yaciendo en malestares al son de la lira órfica de Cristo,
la Madre Divina, por primera vez, comprendió que Ella misma
era Sofía Pronoia.
La conmovía la voz de Cristo y su música que sonaba co-
mo los adagios de Mozart. Cristo siempre se le revelaba como

49
si fuera por primera vez. Lo que no pudo decir entre sus discí-
pulos de Jerusalén (cuando empezaron las persecuciones, muy
pocos de ellos permanecieron fieles a Él), lo formuló en total
plenitud a su Madre y Novia. La Reina soñaba con transmitir
cada pensamiento de Cristo, palabra por palabra, en forma de
música: tan singulares eran las entonaciones de su voz. La Ma-
dre Divina, escuchando, decía:
—Mi Rey, no puedo hacer distinción entre tu música y tu pala-
bra, ni entre tu palabra y tu música. Tu música habla, y tu pala-
bra canta. ¡Oh, si yo fuera compositora y pudiera grabar tus pa-
labras con notas musicales...!
—Grábalas con la luz —respondía Cristo—. DE LA LUZ NA-
CE LA PALABRA y las partituras musicales.
La Reina fue la única que grabó sus palabras sin la más
mínima distorsión. Fue la única que podría haber dado miles
de entrevistas describiendo de modo extático la hermosura
de su rostro, cada movimiento suyo... Memorizó no solo sus
parábolas, sino también su ropa, los ornamentos, los signos
misteriosos en Sus vestes, etc. Sin distorsión alguna, sin va-
riaciones con el transcurso del tiempo. Eternamente, tal y co-
mo era Su palabra, que suena en miles de mundos, espacios y
tiempos.
La Teoengendradora fue su primera colaboradora, su leal
amiga, madre fiel hasta lo último. Su primer apóstol. Ella fue el
Evangelio de los evangelios, el Evangelión del Aposento nupcial,
la suma de los códigos evangélicos sobre los cuales estaba su ver-
dadero Autor, el buen Altísimo El-Elión.
*
La Madre Divina se aparecía a los templarios en Sagrada-
vaca una y otra vez. El Cáliz en las manos de la Reina Celestial
destilaba gotas del Logos transubstanciado en mirró*. ¡Una
lluvia de gotas mírricas!

50
En la persona de la Madre Divina los templarios adoraban
al Grial , y no a un cáliz abstracto. Verdaderamente, la Virgen
sostenía el Cáliz en sus manos, pero hecho de la misma piedra
celestial (más tarde en la leyenda la llamaron esmeralda) con la
que estaban esculpidas las estatuas milagrosas de la Reina, los
prototipos de las posteriores imágenes de Fátima, Lourdes y de-
más copias romanas de barro y madera.
El recipiente de la sangre de Cristo fue guardado por la Ma-
dre Divina durante muchos años. La Reina no lo soltaba de sus
manos. Y solo a veces, valorándolo como el tesoro más grande
para la salvación del mundo, lo entregaba a sus queridos discí-
pulos en quienes confiaba sin reservas.
En la mayoría de sus apariciones, Ella sostenía el Santo
Grial. La Suma Sacerdotisa Melquisedequiana servía oficios ce-
lestiales. Bajaba de su trono de oro, dejaba el cetro de Soberana
del Mundo, tomaba el Cáliz en sus manos y se lo entregaba a los
sacerdotes-caballeros para la comunión.
*
Así pues, los templarios de la rama de Juan y Andrés, rama
verdadera en la que ellos estaban injertados, tenían otra Madre
Divina. Otro cáliz, el de las Últimas Gotas. Otro Evangelio, el
del Monte del Ruiseñor.
Los petrianos boicoteaban la esfera del misticismo del Mon-
te del Ruiseñor. Ya en sus días terrenales, la Reina Celestial, po-
niendo amparo a su Hijo, repetidamente advertía a Cristo Min-
nelic: “¡Ten cuidado! Pedro es tu primer enemigo. Un traidor”.
Por esto el vengativo Pedro la persiguió en Éfeso. La rama petria-
na heredó de su “apóstol supremo” y su primer obispo el odio a la
Madre Divina y el furor en las persecuciones contra Aquella que
poseía la perla arcana y la plenitud del Cristo auténtico.
El Evangelio del Monte del Ruiseñor escrito en el Inmacula-
do Corazón de la Madre Divina se correlaciona según su canti-

51
dad de verdad con el canon tetraevangélico de Jerusalén en una
proporción de 1000 a 1. Se ha de multiplicar el Evangelio autén-
tico mil veces más para poder escuchar el mensaje de Cristo: ¡así
está de borrado, tachado, olvidado y distorsionado el original
en la tradición cristiana!
¿Acaso no es por eso que el cristianismo institucional moder-
no está muriendo acorralado en un callejón sin salida? ¿No es por
eso que se ha sumido en el pantano de las más terribles equivoca-
ciones, perversiones, caídas y errores? ¿No es por eso que arrastra
tras de sí una sangrienta cola de asesinatos, torturas y crímenes
tan horribles que es difícil imaginar algo similar en el mundo?
*
Según el misticismo del trono de Sagradavaca, la cruz era
comprendida como LA LLAVE DORADA PARA ENTRAR EN
EL APOSENTO NUPCIAL. La cruz, enseñaban los místicos
iniciados de Sagradavaca, une con el Padre-Novio. El teohom-
bre puede nacer solo en el Lecho Nupcial, en el acto de la unión
matrimonial de la Divinidad con el ser humano.
La gran cruz de Sagradavaca no es aquella negra de Jeru-
salén que representa al Cristo crucificado, sino la Blanca Teo-
gámica . Es el signo de la Divinidad verdadera, odiado por el
dragón (este solitario y vagabundo envidioso). La Bestia no
comprende la cruz: “¿Un cordero tan amoroso que muere por
amor y se sacrifica para que el prójimo pueda vivir? ¡Bah! Solo
me queda devorarte por entero y… desaparecerás sin dejar hue-
lla alguna. Aquellos por quienes te sacrificas se burlarán de ti.
Cordero, eres débil. Te corresponde el Gulag...”. Con un rencor
infernal, la Bestia se lanza sobre el cordero... y de repente… re-
cula horrorizada, paralizada.
La acumulación de la fuerza de la Cruz Blanca de la Vida
posee una grandísima fuerza redentora. Por su sacrificio, el
mártir merece la victoria sobre la Bestia. La cruz ígnea en las

52
manos de un santo (de la Madre Divina, Eufrosinita, Inocencio
de Balta) es la suma de todos los corderos que se han sacrifica-
do por amor, y nadie puede vencer a tal mártir. Solo aquel gran
amor que desemboca en el abnegado sacrificio de uno mismo es
capaz de vencer el miedo a la muerte. Para el caballero la muer-
te no es nada más que la puerta de las beatitudes de Minné. To-
do lo terrenal se borra por este sacrificio.
La cruz ígnea, con una altura del Cielo a la Tierra, estaba
sobre el Monte del Ruiseñor, sobre Patmos y, más tarde, sobre
Sagradavaca. “La Cruz Blanca es la entrada al Aposento nup-
cial”, no se cansaban de repetir los ancianos. En Sagradavaca
había muchos ancianos blancos. También allí encontraban am-
paro los sabios musulmanes del Califato de Córdoba, persegui-
dos por la Inquisición romana.
La Cruz Blanca no presta atención a la crucifixión-muerte,
sino que representa la imagen triple universal de la transfigura-
ción del mundo:

1 2 3

1) la cruz en el círculo;
2) la cruz ígnea en el sol;
3) la Madre Divina que sale del sol.
El sol es su ardiente Corazón Inmaculado que lo abarca to-
do. Una imagen similar se puede encontrar en la conocida Torre
de los Templarios.
*
53
Cristo le entregó a la Reina Celestial un mapa con 18 rutas
(18 centros del Monte del Ruiseñor). En este, Sagradavaca está
señalada como un antiguo santuario o trono del Altísimo, bajo
Su amparo directo, y se llama el trono antiguo del Padre.
¡En qué tonalidades más maravillosas hablaba Cristo a la
Madre Divina sobre su querido Padre! La Reina no cesaba de
asombrarse y le respondía: “Hijo mío, el mensaje sobre tu buen
Padre ha de difundirse por todo el mundo. Si tú no logras hacer-
lo, lo haré yo”.
El mensaje de los apóstoles de Sagradavaca era el siguiente:
el cristianismo se ha limitado solo al período jerosolimitano del
Ungido. Blasfemia y calumnia. Iberia proviene de Bera , la Osa,
la constelación de la Reina Celestial.
Los templarios recibieron de la Madre Divina “el mapa de
las dieciocho” (el original se conservaba en Sagradavaca). Se-
guían la ruta de Caravaca a Éfeso y de Éfeso a Caravaca a través
de Cartago. Con la bendición de la Santísima Teoengendradora,
según su propio proyecto, los templarios construyeron aquí un
templo único del Monte del Ruiseñor.
La gracia del Monte del Ruiseñor anulaba la influencia del
neorrabinato romano. Se revelaba el Padre más bondadoso en
toda su belleza prístina. Aparecía el Lecho nupcial del Novio y
la Novia. ¿Cómo no iba a sublevarse Roma?
Los católicos deseaban borrar el período de Éfeso de la me-
moria cristiana porque desenmascaraba sus planes de “jehovi-
zar” a Cristo. De ahí vienen las persecuciones contra los cátaros
y templarios: otra rama, otro cielo, otro Dios.

P. S.
Año 1314. Ejecución de Jacques de Molay. El último gran
maestre de la orden de los templarios predice de modo profético
la muerte de Roma. ¡Y esta profecía se cumplirá!

54
Año 1321. Ejecución de Guillaume Belibaste. El gran per-
fecto cátaro profetiza que después de 700 años el laurel re-
verdecerá.
Año 2009. Los cátaros, sabiendo que se cumplen los pla-
zos, desde lo alto convierten a cuatro hermanos. A los cuatro se
unen varios miles. ¡La rama cátara ha reverdecido, florecido!

55
JACQUES DE MOLAY

1
l año nefasto de 1307. Francia está bajo la figura
E repulsiva del rey Felipe IV el Hermoso (el Gua-
petón, como lo apodaban en el pueblo). Amante de
las torturas inquisitoriales. Déspota cruel.
El Papa Clemente V envía despachos uno tras
otro a Felipe el Hermoso: “¡Los templarios son ene-
migos de Roma, enemigos de la fe, enemigos de Cris-
to! Los primeros enemigos del catecismo católico.
Destrúyanlos, hasta el último de ellos, o de lo contra-
rio conquistarán el mundo y del catolicismo romano
no quedará ni el recuerdo”.
Se sabe que los tiranos adoran a los pontífices por-
que encuentran en ellos la indulgencia y la justifica-
ción para sus crímenes. Felipe lo escuchó. Y llegó otra
sangrienta noche de San Bartolomé. Mercenarios-ca-
nallas, salvajes criminales a instigación del mammón
romano que les había prometido montañas de oro, ro-
dearon los asentamientos de los misteriosos templa-
rios y los asesinaron, ¡a veinte mil en una noche!

La caballería del Templo de la Paz era espiritual,


pacífica, de la Teoengendradora. Los templarios en-
tregaron sus castillos sin resistencia. Los conquista-
dores romanos, a su vez, estaban tan enloquecidos
que ni siquiera pensaron a quiénes estaban matando:
a santas y buenas personas de Dios, a corderos que se
sacrificaban por amor sin oponer resistencia.

56
Estos héroes morían con los sufrimientos más atroces, inima-
ginables. Sus verdugos eran expertos en las torturas de la inqui-
sición. Garruchos, potros, brasas, el tormento del agua, las ver-
siones ibéricas de los “tranvías” y “supermercados” de Solovkí5.
Por todas partes resonaban gritos desgarradores. Los malvados
amordazaban a los mártires pasionales para no enloquecer con
los gritos que lastimaban el oído como sirenas apocalípticas. Fi-
nalmente, los gemidos agónicos se acallaban y en los rostros de
los bienaventurados difuntos se imprimía una incomprensible
paz celestial, y de sus ojos brotaba la última lágrima...
Poniendo su cabeza bajo el hacha, los caballeros proferían
en el último instante: “Nosotros, al igual que los primeros cris-
tianos, nos sacrificamos en nombre del Templo del Amor Ce-
lestial”. Y sus almas eran llevadas al cielo, donde se armaron de
cruces ígneas para regresar llenos de gloria...
Su amor algún día incinerará a los enemigos. El bien vencerá al
mal. La paz vencerá la guerra. La beatitud derrotará la monstruo-
sidad de las torturas, asesinatos, el sadismo y el odio al hombre.
*
Jacques de Molay fue una reencorpulación de Cristo. Con-
tinuó la misión de Cristo que consistía en construir una Casa
Teohumana en la Tierra. Ante sus ojos veía el Aposento nupcial.
Llevó la cruz del Segundo Gólgota6 y derramó tanta sangre en
su Gólgota que bastó para llenar los 12 cálices multiplicados, y
los 12 x 12 = 144. ¡144 cálices templarios se alzan en el Tem-
plo supramundial, listos para el sacramento de la eucaristía del
amor de la rama de Juan!
5
Torturas propias del campo de concentración de Solovkí: el tranvía de
Petersburgo era una tortura consistente en hacinar a reclusos en una celda
hasta que no cabía ninguno más y dejarlos de pie en ella durante varios días. El
supermercado era el apodo que los reclusos daban a un edificio administrativo
de tres plantas que se convirtió en centro de horribles torturas. (N. del E.)
6
Ver ‘Solovkí’ en el glosario. (N. del E.)

57
El pueblo adoraba a Jacques de Molay. Él irradiaba una luz
serena. Su purísima voz virginal era suave y a la vez fuerte; su
autoridad en la orden, indiscutible. Lo adoraban por dos ras-
gos propios de la Teoengendradora: la suavidad de tempera-
mento y el valor de caballero. De Molay soñaba con elevar la
orden a un nivel espiritual superior, reformarla de una manera
pacífica.
Aun teniendo un corazón paternal sensible, de Molay se dis-
tinguía por su firmeza. En el inicio de su período como maes-
tre, la orden estaba atascada en conflictos bélicos fronterizos de
menor importancia y en intrigas financieras. El último maestre
instó a sus hermanos a que abandonasen el orden mundano y
que se dedicaran a la perfección espiritual.
En aquel entonces, la misión principal de los templarios con-
sistía en reconciliar a los musulmanes con los cristianos . Jac-
ques de Molay consiguió éxitos inauditos con los cuales ni si-
quiera podían haber soñado sus contemporáneos.
Participaba personalmente en las disputas entre cristianos
y musulmanes, señalando lo común entre ellos e intentando ni-
velar las diferencias. “¡Cristianos y musulmanes no tienen por
qué guerrear! Creen en el mismo Dios. Unos y otros reconocen
a Cristo como gran profeta y a la Madre Divina como la que
inmaculadamente concibió al ungido. ¿Acaso no es suficiente
para reunirse y dejar a un lado las diferencias insignificantes...?
No hay que entrar en particularidades dogmáticas. La filosofía
se ve condicionada por su carácter nacional, a veces incluso ge-
nético”. Sus argumentos eran tan convincentes y su habla esta-
ba impregnada de tanta benevolencia, que ambas partes se po-
nían de acuerdo y entre ellas se establecía la paz. La personali-
dad de Jacques de Molay producía un impacto tan fuerte que
nadie podía contrarrestarlo. Su autoridad no era dominante,
impuesta desde fuera, sino la del más suave y amoroso hermano

58
y padre. ¡Con qué atención de Molay escuchaba los argumentos
de sus interlocutores y entablaba diálogo con ellos, sin importar
en qué nivel jerárquico se encontraran!
La Inquisición enseñó sus dientes malvados al escuchar una
estrategia así. Sus planes incluían el aplastamiento de los mu-
sulmanes para devolver a la Iglesia la dominación mundial.

La misión de los últimos maestres de la Orden era recuperar


el cristianismo auténtico. Los legistas se aprovecharon de ello
y acusaron a de Molay con decenas de “delitos”, lo tildaron de
sincretista, maniqueo, adepto de cultos paganos de Irán, India,
China, Califato de Córdoba... Además de Cristo, reconoce a Bu-
da, Zoroastro, Mani. Aboga por la religión sincretista...
Los templarios no remarcaban el aspecto filosófico de la fe,
sino la divinidad agápica. A Cristo y al Padre uno ha de amar-
los como a su propio hermano y padre. No rendir culto a Cristo
de manera formal, sino adorarlo como al más grande de los un-
gidos. La Inquisición no quería contentarse solo con la adora-
ción. Según esta, para ser un cristiano cabal, había que seguir
los preceptos jurídicos y dogmáticos.
El ideal para Jacques de Molay era la cultura de druzhina
(hermandad de guerreros): la liga de los hermanos unidos por
un elevado concepto de justicia, de liberación de la humanidad
de la esclavitud, del mal, la hipnosis y las mentiras. Se suponía
que el caballero debía ser asceta, despreciar los placeres mun-
danos y los deleites sensuales. Defender a cualquiera que pidie-
ra protección, especialmente al estamento de pastores, sabios,
poetas y sanadores.
Se podían encontrar hermandades de guerreros nobles en
muchos países del arquetipo indoario. Similares druzhinas exis-
tieron en Rusia. En Europa estaban representadas por la caba-
llería del Santo Grial.

59
A los templarios los acusaban de llevar un tal “cordón heré-
tico”. Pero nadie podía explicar bien en qué consistía dicha he-
rejía. Claro que los católicos no llevaban cordones bajo su ves-
tido... Los caballeros se sentían atraídos por los símbolos de la
búsqueda espiritual interior que provenían de la tradición ca-
balleresca del zoroastrismo.
Los caballeros de la orden llevaban un cinturón dorado que
simbolizaba la consagración especial a la Teoengendradora (Ja-
cques de Molay ostentaba una franja gualda en su escudo). El
cinturón dorado señalaba al acumulador de espíritu. Los justos
de Nóvgorod lo usaban también; en la veche 7 se ceñían con el
cinturón dorado, signo de nobleza y de participación con pro-
puestas en las decisiones importantes.
Los maestres y padres espirituales de la orden distinguían
claramente entre la religión convencional de la cultura “popu-
lar”, ligada a las peculiaridades nacionales, y la espiritualidad
universal que servía como una plataforma a la causa de la paz
universal entre las autoridades religiosas y seculares.

2
Jacques de Molay es una personalidad más que misteriosa.
El último maestre de los templarios nació en la noche del 15 al
16 de marzo de 1244 en el castillo de Montsegur... durante el
asedio. Los cruzados disparaban contra los cátaros con catapul-
tas. La tierra temblaba. Alrededor era terrible el estruendo y el
polvo a causa de las piedras fragmentadas. El barco-castillo se
sacudía fuertemente. Lo protegían con valor 200 perfectos con-
tra 10 000 bandidos romanos armados.

7
Asamblea popular en los pueblos eslavos que hasta la Baja Edad
Media ejercía funciones semejantes a un parlamento, siendo en algunas
ciudades la más alta autoridad. (N. del E.)

60
En estas circunstancias nació un niño de una belleza increí-
ble y prodigiosa. Su madre, Esclarmonde de Pérella, hija de los
últimos señores de Montsegur, era amada por todos por su ado-
ración a la virginidad y a la Santísima Virgen María. Las con-
diciones del nacimiento fueron inconcebiblemente yuródivas .
¿Cómo logró el niño sobrevivir al estruendo del cañoneo, a la
locura de una vigilia permanente? Los habitantes de Montsegur
no podían dormir ni un instante: tenían que conseguir comida,
o escapar por sendas secretas, o curar a sus heridos o preparar-
se, como se les había predicho, para el sacrificio cual corderos: la
entrega voluntaria del castillo.
Los asaltos fracasaban. Montsegur podría haberse defendi-
do unos cuantos años más hasta que los guerreros romanos cru-
zados se hubieran hartado del asedio inútil y hubieran termi-
nado abandonando el castillo, sufriendo así una derrota. Pero
la Sabiduría lo arregló todo de otra manera. El amor sublime
se efectúa en el acto del sacrificio voluntario de uno mismo en
aras de este gran amor.

¿Dónde buscar cobijo para el recién nacido? Esclarmonde


sostiene al niño en brazos y no puede apartar su mirada de él.
Está extenuada, al borde del desmayo por el cansancio... En-
vuelve al niño en una manta de abrigo, lo deja sobre un zócalo...
pero enseguida vuelve a tomarlo en brazos. Se permite un mi-
nuto de descanso y sigue sosteniéndolo sin soltarlo de sus ma-
nos. Sentía el amparo de ángeles celestiales sobre ella. De mila-
gro habían conseguido una humilde cuna de campesinos —una
cesta de mimbre—, que servía de cama al recién nacido. Se ale-
graron de tan simple cosa.
Aquella noche Montsegur fue visitado por Cristo y la Ma-
dre Divina en vestes blancas. Esclarmonde de Pérella vio con
sus propios ojos a Cristo Minnelic acercarse a ella y a su hijo y

61
decir: “Mi heredero, mi hijo, mi hermano. El teoniño en la cu-
na de Belén”. Cristo miró a Jacques con gran amor, como si le
transmitiera algo de corazón a corazón. El niño se calmó en los
brazos de su madre, abrió sus ojitos y contempló al divino Ungi-
do con gran atención. Cristo lo bendijo y desapareció.
Desde el primer minuto de su vida Jacques corrió peligro de
muerte. Durante los asaltos al castillo sus padres realizaban to-
da una hazaña. Ellos debían vendar a los heridos, dar fuerzas a
los debilitados y desesperados... y al mismo tiempo encontrar
fortaleza para nutrir y sosegar a un hijo que lloraba por el dolor
que el estruendo provocaba en su sensible oído espiritual.
Colmado de espíritu, uno de los asistentes más próximos a
Esclarmonde de Pérella, exclamó mirando al niño: “¡Llegará a
ser el último Gran Maestre de nuestra orden, el reformador de
la humanidad! No podrá materializar sus ideas, pero lo harán
sus herederos. El templarismo se convertirá un día en un movi-
miento universal. La Tierra se transfigurará en un gran Templo.
¡Será el día en que homenajeen con buenas palabras a los tem-
plarios, a los primeros constructores del Templo de la Paz solar!
La hazaña de Jacques se glorificará en los siglos. No temerá a las
persecuciones ni torturas y seguirá el camino de nuestro Cristo
hasta lo último”.
Antes de la divina entrega, que no derrota (!) de los defenso-
res de Montsegur —los corderos se sacrificaron voluntariamen-
te—, Esclarmonde de Pérella ordenó que el niño fuera traslada-
do a una de las aldeas más cercanas, por la misma senda (a tra-
vés de una cueva oculta) por la que cuatro perfectos iniciados
se habían llevado el Grial unos días antes de la procesión de los
corderos desde Montsegur hasta la hoguera.
Jacques fue nombrado maestre y jefe de la Orden a los 48
años. Serían muchas las veces que sostendría en sus manos el
Cáliz del Grial y terminó convirtiéndose en el custodio de mu-

62
chos grandes misterios de la Orden que se le dieron a conocer.
Ante su mirada espiritual siempre tenía uno de los momentos
más formidables de la historia mundial: Cristo en vestes blan-
cas con un semblante sobreiluminado y hermosísimo, andando
a la cabeza, y en pos de Él, 200 corderos de Minné que habían
alcanzado la perfección más elevada, los padres de Jacques en-
tre ellos. Su último deseo era que su hijo fuera leal hasta lo últi-
mo, un verdadero seguidor del Cristo de Montsegur, del Cristo
del Aposento nupcial, del Cristo del Monte del Ruiseñor.
Setenta años más tarde, sus hermanos de lucha serían me-
recedores del mismo destino. Los templarios hubieran podido
resistir hasta lo último, pero bendecidos por su sabio padre
Jacques de Molay, cuya autoridad era impecable, 500 caballeros,
los mejores, se entregaron al sacrificio voluntario de amor. No
temían a nada. En pos de Cristo, sus labios susurraron el mín-
nico “Tengo sed ”: con el último suspiro las preciosas gotas de
Minné se derraman desde el corazón, enriqueciendo el valiosísi-
mo Cáliz sagrado, el Cáliz de la Inmortalidad.

Por orden de sus padres, santos mártires que ascendieron


al cielo al entrar en la hoguera, el niño fue entregado para su
crianza a una campesina bondadosa y sencilla que lo instruyó
en el amor y la bondad.
El chico crecía oculto del mundo y se mostraba ajeno a este.
Lo que más le gustaba de todo eran las narraciones sobre haza-
ñas de caballeros, de antiguos héroes y dioses. Sus ideales pre-
dilectos eran Cristo y María. Y cuando la campesina-nodriza,
su educadora, le leía capítulos del Evangelio, el niño literalmen-
te temblaba, viviendo los eventos evangélicos como si él mismo
participara en estos. Cuando la nodriza lo miraba, repetía las
palabras de la difunta Esclarmonde de Pérella: “¡Es la viva ima-
gen de Cristo, mira lo hermoso que es!”.

63
Profeta del templarismo solar,
Jacques de Molay

64
Los habitantes de la pequeña aldea Molay, situada cerca de
Montsegur, hubieran ocultado a Jacques durante mucho más
tiempo, pero el niño buscaba la consagración y llamaba a las
puertas arcanas. Ora se ausentaba de casa por mucho tiempo,
ora balbucía algo incomprensible; ora tenía visiones, ora invo-
caba a misteriosos caballeros... Jacques tenía poco más de sie-
te años cuando la morada de la campesina-nodriza fue visitada
por un caballero templario. El chico literalmente se pegó a es-
te. Sus tutores, a quienes llamaba padre y madre, recibieron así
una señal: es hora de entregar al niño en manos dignas.
A la edad de 21 años, en presencia de los jerarcas de la orden,
Jacques de Molay fue armado templario. Y en 1292 se convirtió
en uno de los maestres más jóvenes de la Orden. Lo llamaron
“el Grande” por la autoridad infalible que ostentaba este humil-
de, sabio e intrépido cordero-caballero. La viva imagen de Cris-
to: cabellos largos y un semblante bondadoso, sabio y que ema-
naba amor hacia la gente. En su ausencia lo apodaban Jacques
en Cristo, Jacques de Minné.
La magnitud de la personalidad del último maestre era ver-
daderamente grandiosa, colosal. Jacques hablaba con una osa-
día admirable, como fuera del tiempo, previendo el Templo de
la Paz, el triunfo del Padre bondadoso, la victoria sobre el mal
mundial, el dragón y el diablo. Predicaba cambios drásticos y
radicales en la conciencia humana. Divisaba la nueva civiliza-
ción y el Templo Solar de la Paz, cuya primera piedra la coloca-
ron, guiados de lo alto, los templarios ya en su vida terrenal a fi-
nales del siglo XIII y principios del XIV.
De Molay fue un profeta. Fijando la mirada en los tiempos
venideros, veía el triunfo del templarismo solar por toda la Tie-
rra. Cuando millones de personas lleguen a los brazos del Padre
bondadoso, la humanidad dejará de ser huérfana, abandonada,
y de estar sometida al poder de Satanás. El ser humano volverá

65
a su Padre, como el hijo pródigo de la parábola evangélica. ¡En-
tonces se celebrará el gran festín de los dioses! El Padre de la
Grandeza Inefable, la Luz de las luces convocará a los ungidos
de miles de mundos bondadosos. Y entre los invitados se encon-
trará el Gran Maestre de la Orden, quien desde su nacimiento
fue un retrato de Cristo: Jacques de Molay.

3
Jacques de Molay fue un verdadero heredero de Cristo. La
adoración al Amor Fino, el amor sublime sobrecelestial, ardía
en su corazón cual antorcha. Jacques alcanzó el nivel superior
del amor en el cual el alma desea sacrificarse para convertirse
en un océano de Minné.
El Gran Maestre recibió la iniciación más elevada en el mar-
tirio. A la vista de las persecuciones que empezaron contra la
orden, exhortó a sus quinientos mejores caballeros, sus amigos,
los comandantes de la Orden Virginal de la Santísima Virgen
María, a que se rindiesen en aras del mundo luminoso venidero.
Su sacrificio durante las torturas y la ejecución transfiguraría el
mundo posteriormente.
“Ha llegado el momento —escribía el Gran Maestre a sus
hermanos— de que proclamemos nuestra negativa a identificar-
nos con la Iglesia romana, con el poder seglar que desuella vivos
a los hombres de Dios...”.

Ya durante los primeros interrogatorios a Jacques de Molay


le atribuyeron terribles delitos. Al día siguiente, después de en-
carcelarlo, comenzaron las torturas. Lo patearon y humillaron;
injuriaron y sofocaron vertiéndole agua hirviendo en la boca...
Luego lo pusieron en el potro y le aplastaron las extremidades
hasta que crujieron y se fracturaron... Trataron de quebrantar
al Cristo templario.

66
Jacques de Molay decía: “No tengo miedo a la muerte. No
tengo miedo a nada. Pasé por tales cosas que después de ellas
la muerte parece una salvación. La espero con regocijo y alegría.
Estoy dispuesto a reconocer que tengo pecados como un simple
mortal. Puede que algo de lo que me han imputado sea verdad.
Pero una cosa es pura calumnia: la acusación de lujuria perver-
sa. ¡Ni un solo caballero ha practicado jamás perversiones se-
xuales! Y si alguno de los caballeros confesaba pensamientos
obscenos, lo transferían a un escalón inferior en la heterarquía
templaria”.
Cuando en el tribunal a de Molay se le imputaba este pecado
abominable, el maestre, quien de ordinario era reservado y blan-
do de carácter, se sublevaba con todo su ser, lleno de ira justa.

Durante las torturas le prometían la liberación para él y pa-


ra la Orden si revelaba el misterio de los tesoros templarios. El
Gran Maestre optó por el martirio beato. Al santo mártir lo cla-
varon en una puerta. Las circunstancias de la tortura se aseme-
jaban al Gólgota de Jerusalén. Los malvados decían: “¿La gente
te considera Cristo? ¡Pues muere y resucita!”. Lo sacrificaron en
una misa negra. De mil millones de habitantes de la Tierra es-
cogieron al cordero más inocente y sabio. En los inquisidores en-
tró el espíritu de los rabinos que blasfemaron a Cristo durante
su crucifixión.
La Reina Celestial adoraba a de Molay. Lo llamaba Su hi-
jo amado, la viva imagen del Cristo Minnelic. Le prometió Su
ayuda en los sufrimientos y compartir su cruz. No abandonó al
cristo europeo hasta el último momento de su vida.
A pesar de las atroces torturas, sus heridas se curaban de
manera milagrosa. Y los malvados seguían refinándose: al vir-
gen lo desnudaban, azotaban, le arrancaban su piel, lo clavaban
y ponían sobre su cabeza una corona entretejida de espinas.

67
... Después de la crucifixión, que duró tres días, de Molay yacía
en coma. Para que no muriese, lo envolvieron en una mortaja
impregnada de óleos especiales. No había órdenes de matarlo. A
él lo aguardaba la ejecución pública.
Debido al estado suprapasional que experimentó el ungi-
do, su cuerpo ardía. La mente permanecía en un estado no
terrenal. ¡No era sino una divinidad! No se podía mirar con
indiferencia: tan hermoso era el rostro del cordero atormen-
tado. Nadie, desde los tiempos de Cristo, había sido tan her-
moso.
El sudario de Turín, según la versión de muchos cien-
tíficos, no tiene impresa la imagen de Cristo..., sino la de
Jacques de Molay. El sudario no cobró fama hasta finales
del siglo XIV. Lo consideraron como la mortaja funeraria
de Cristo. Pero los científicos atestiguan: en el sudario está
impresa la imagen de Jacques de Molay. Bajo el control del
Museo Británico, tres laboratorios (de París, Berlín y Esta-
dos Unidos) sometieron la tela a la prueba del carbono 14, los
resultados revelaron el tiempo de su confección: de 1290 a
1360, el período en el que fue torturado el Gran Maestre de
los templarios.

La crucifixión después de las torturas no les pareció sufi-


ciente a los verdugos. La brutalidad de la Bestia era insaciable.
Para rematarlo, decidieron quemar al ungido en público. Y no
en algún arrabal de París, sino ante la catedral de la Santísima
Virgen, Notre Dame .
La Virgen estaba sobre la catedral y lloraba. Con gran dolor
miraba lo que sucedía ante sus ojos. Su corazón estaba atrave-
sado por flechas, de sus ojos se derramaban ríos de lágrimas...
Nunca volvió a visitar su santuario parisiense. Maldijo los ico-
nos y catedrales erigidas en su honor. Reconocía solamente los

68
santuarios templarios, incluso si eran convertidos en católicos.
Los reconocía en honor a la memoria eterna de los mártires para
la gloria de Cristo y la Teoengendradora del Monte del Ruiseñor.
*
Un poco antes de su arresto, los templarios se arrepintieron
mucho (Jacques de Molay lo corroboraba en los interrogatorios)
de un solo error cometido: la credulidad propia de los seres hu-
manos les había llevado a pactar compromisos con Roma.
¡La Iglesia romana es la perfidia encarnada! Toda la astucia
de la serpiente que puede darse a conocer en la Tierra ha entra-
do en ella. Todo el mal mundial, todo lo pésimo —doble jue-
go, espionaje, vigilancia, traición, soplonería...— se ha instalado
aquí. Cristo ya advertía la astucia serpentina de los rabinos. Los
sacerdotes romanos del medievo eran su copia indistinguible:
tanto exteriormente, como en lo interior. Tenían sobre sí el espí-
ritu multiplicado de Jehová.
Posteriormente, los maestres-comendadores de la orden
templaria lamentaron: ¡la perfidia de Roma no tiene límites! Es
impensable que alguien del género humano pueda tener tanta
astucia como ellos. Esta es la señal de la consagración especial
al diablo.

Los templarios distinguían tres períodos en la historia de su


movimiento caballeresco:
1. El libre: bajo la guía de la Reina Celestial y la égida de sus
antepasados hermanos-cátaros.
2. El prorromano (muy corto). Lo llamaban el período más
deplorable y se lamentaban de haber pactado con Roma cuando
su enviado, Bernardo de Claraval, compuso para la Orden el re-
glamento monástico cisterciense. Los templarios no soportaron
este orden jerárquico más de unos meses y entonces rompieron
bruscamente los lazos. Pero ya era demasiado tarde: se halla-

69
ban bajo el poder de la Bestia. Roma ya los consideraba suyos, y
los templarios fueron condenados a sufrir como corderos. De no
haber pactado con Roma, ni los caballeros haberse asustado por
las amenazas del dragón, la mayoría de los candiles de la Orden
habría sobrevivido y continuado su servicio.
3. El del martirio. Una gran gracia se derramaba sobre la Or-
den cuando los caballeros se desidentificaron de la Iglesia roma-
na y rompieron todo contacto con los católicos viendo en ellos
sellos de los monstruos. A esto le sucedió el gólgota de la consa-
gración y la transubstanciación en la eternidad. La multiplica-
ción y la propagación misteriosa de los sellos.
Algunos de los mártires que al final fueron sometidos al au-
to de fe tuvieron visiones de las civilizaciones oscuras que esta-
ban detrás de Roma. En los sacerdotes veían humanoides, ¡en
sentido literal! Al mismo tiempo recibían revelaciones del mun-
do espiritual solar. Se les aparecía la Iglesia Blanca Misteriosa,
la de los ancianos, en una hermosura y grandeza inenarrables;
de ella procedía la fuerza para soportar el estado pasional terre-
nal y para entrar por las puertas de las beatitudes de las novias
del Aposento nupcial.
*
Una de las razones por las cuales Jacques de Molay bendijo
a sus hermanos para que se entregasen al sacrificio se basaba en
una concepción gnóstica que recogía el misterioso culto órfico.
Morir y resucitar es una iniciación que está prohibida en el cris-
tianismo. Su sentido radica en el tránsito de un estado inferior
a otro superior. Morir para todo lo pasado con el fin de nacer
desde lo alto.
Los misterios órficos estaban destinados a revelar el arcano
de la muerte, señalándola como la clave para el nuevo nacimien-
to. Los órficos enseñaban: el hombre vive en el orden del miste-
rio. Cuando algo en él muere, algo vuelve a nacer. Las células se

70
regeneran, el organismo se renueva... La espiritualidad verdade-
ra debe experimentar un proceso semejante. Cristo murió y re-
sucitó, y el hombre un día morirá y resucitará. “La muerte ami-
ga” (Mozart), “como transubstanciación” (Orfeo).

La cruz en el Univérsum significa la capacidad del hom-


bre de convertirse en un cristo dando su propio testimonio, de
adoptar la imagen del Cordero, de sacrificarse por el Amor Su-
premo.
Jacques de Molay creía fielmente que con él estaba tenien-
do lugar un gran misterio y que, gracias a su sacrificio sagrado,
la humanidad ascendería a un escalón más alto de la bondad y
el amor que él anheló en sus días terrenales durante su regen-
cia de la Orden. Asfixiándose por el humo, el cristo templario
vio la civilización del futuro: el mundo mesiánico (una Edad de
Oro*), en aras del cual los templarios guardaban la Tierra con-
tra el mal. Alrededor del lugar del auto de fe se difundieron fra-
gancias.
*
La masacre de los templarios se tradujo en un acto de suici-
dio no solo para la Iglesia, sino también para toda la humani-
dad. Empezó la época del mal sin alternativa alguna. Ya no ha-
bía fuerzas para contrarrestarlo.
La pandemia de la peste negra llevó a la tumba a más de
un tercio de la población de Europa. En Asia se desencadena-
ron calamidades pavorosas: sequías, invasiones de langostas,
huracanes terribles... La peste empezó en China. Llegó hasta
Europa por la Ruta de la Seda. Antes, la seguridad de la Ru-
ta de la Seda estaba garantizada por los mismos templarios.
Gracias a ellos se mantenía el orden en el tráfico desde China
hasta el Califato de Córdoba. Cuando los templarios desapa-
recieron, no quedó nadie para custodiar la pureza en los ca-
minos ni en las costumbres.

71
La ejecución de la élite de la humanidad, de los caballeros
nobles, desembocó en una crisis horrenda para la Iglesia, que
perdió su autoridad ante la gente. Se avivaron muchísimos cul-
tos “paganos” o —mirándolo desde el punto de vista cultural y
religioso— costumbres antiguas. La Iglesia cayó en la desmora-
lización, quedó semiparalizada. Nadie confiaba en ella. Le pe-
dían cuentas y los inquisidores empezaron a ser considerados
como instrumentos del diablo, demonios de la peor marca oscu-
ra nunca antes vistos en la Tierra. Les decían: “Sacrificasteis al
Cristo europeo. Tenéis el mismo espíritu que los fariseos”.
*
Cristo testimoniaba: “¿Queréis crucificarme? No lo logra-
réis. Resucitaré. Soy inmortal”. Asesinaron a Zoroastro, y este
inmortal floreció en una cultura aún más esplendorosa que re-
novó el mundo. Asesinaron a Cristo, y la espiritualidad del cris-
tianismo parto se difundió por todo el Oriente. Asesinaron a
Mani, y el maniqueísmo fue aceptado desde China hasta el Ca-
lifato de Córdoba.
El ungido iniciado considera la muerte como un modo de
multiplicación. El Grial es el ejemplo para los ungidos. Se mul-
tiplicó en las manos del Padre de las Luces y aún más se multi-
plicó en las manos del Cristo Parútico (el segundo advenimien-
to de Cristo). Más tarde se volvió a multiplicar en el Monte del
Ruiseñor en las manos de la Suma Sacerdotisa Melquisedequia-
na... La muerte del ungido, incluyendo su ejecución, tiene como
consecuencia su triunfo y difusión por toda la Tierra.
*
Revelándose desde la eternidad, los templarios dicen hoy en
día que, cuando pasaron al Claromundo, ya en el momento de
la crucifixión, se afligieron al darse cuenta de cuán perfectos
se habían creído, dotándose unos a otros de ostentosos títulos:

72
La ejecución del último Maestre
de los templarios, Jacques de Molay,
en la plaza de Notre Dame.

maestres, comendadores, señores... ¡Y cómo se conmovieron al


ver qué lejos estaban de los ideales verdaderos, en qué estado
embrionario se encontraban sus almas! Esta asombrosa y autén-
tica visión, junto al anhelo del servicio ferviente y los sellos de
Minné es la herencia que los templarios quieren legar a la rama
de Juan, sus seguidores espirituales.
Los mundos de la Sabiduría Supracelestial están ceñidos
con numerosos Círculos ígneos de Minné. Existen civilizacio-
nes enteras del Amor Supracelestial, los terrestres no pueden ni
imaginárselas: tan alejados se encuentran de la perfección. Pe-
ro ahora ha sido encomendado que los sucesores espirituales de
los templarios, sus hermanos menores, conozcan la existencia
de las mismas.
El amor, del cual se atreven a hablar abiertamente por pri-
mera vez, es el don y la consecuencia de su hazaña como márti-

73
res. Los caballeros de la virginidad fueron sacrificados cual cor-
deros por la chusma malvada de la Inquisición, pero a cambio
se les permitió entrar sin trabas en el Universo de Minné, antes
inaccesible.
La condición principal para asimilar la espiritualidad tem-
plaria y recibir los sellos de caballero es adorar a la Madre Divina,
dándole los votos de la virginidad eterna. No hay nadie aparte
de Ella. Ella está en primer lugar. Sin Ella el hombre no es nada.

Oh, Señora mía, no me abandones


a la hora de la tentación, cuando asedia el mal,
Madre Misericordiosa de mil quinientas
hipóstasis de bondad.
*
Los templarios quieren conceder un gran tesoro a sus here-
deros. No es de oro, sino de una materia no terrenal: el Cofre
Solar. Este contiene la fuerza que vence el mal. Apenas se en-
treabre y los malos espíritus se retiran y desaparecen.
El Cofre Solar fue entregado a los caballeros de la Orden por
los médicos-sanadores de los mundos bondadosos. De ahí uno
de los nombres de la Madre Divina: la Sanadora. Las enferme-
dades se curan con ayuda de los milagrosos compuestos interga-
lácticos del Cofre.
Nuestros protectores bondadosos cuidaron de que el Cofre
fuera trasladado a la Tierra y entregado al ungido elegido por
la Madre Divina. Solo puede abrirlo el cetro gradulacional (el
que rige los mundos) de la Soberana del Mundo. En cuanto sea
abierto, la Bestia se retirará y las fuerzas del mal que se han
apoderado del mundo se marcharán. La Tierra y la humanidad
se transfigurarán hasta no ser reconocidas.
Para ello, los herederos de los templarios tendrán que resul-
tar vencedores en la lucha, resistir al período de agonía y rabia

74
de la Bestia. Esta ya está ahogándose de la furia y la cólera por
verse derrotada. Los guardianes del Cofre Solar (300 guerreros
a su alrededor) han empezado a entreabrirlo. Desde su interior
se están derramando y extendiendo, poco a poco por la Tierra,
los aromas mírricos de la bondad celestial.
*
En la actualidad, el Templo Solar de los templarios se en-
cuentra en el decimoséptimo cielo, que es el taller de proyectos
del futuro Templo de la Paz. Diecisiete maestres iniciados están
sentados en la Mesa Redonda: los herederos posteriores a los
templarios y sus precursores. Entre los que también se encuen-
tra Jacques de Molay, su último descendiente.
En sus manos está el Protoevangelio mínnico, el Evangelio
del Univérsum de Minné (el del amor supracelestial), los perga-
minos de Minné. La escritura sagrada de la que extraen sus en-
señanzas los ungidos terrenales.
Los templarios enseñan desde lo alto que el mensaje bueno,
sin mezclas ni confusión ni tergiversaciones mundanas, solo
puede proceder:
1) de una fuente buena, del Padre de las luces, de la Luz de la
luces, de la Voz de las voces, de la Escritura de las escrituras, del
Libro de los libros;
2) de la Buena Providencia libre de fatalidad y mal;
3) del buen mensajero, capaz de transmitir sin tergiversacio-
nes lo que se le dicta de lo alto, un cronista-ungido.

Ahora ha llegado el tiempo en el que el tesoro de oro templa-


rio regresa a la Tierra. Durante 700 años ha estado guardado
en un lugar seguro, a salvo de la sinfonía de los bandidos laicos
y eclesiásticos, quienes han empleado muchos esfuerzos en en-
contrarlo. Al igual que el inalcanzable Cáliz del Grial, se trans-
mite solo por canales espirituales hereditarios.

75
El Libro de la Sabiduría, el Proto-Evangelión, imprime en sí
las escrituras teorreveladas de la gente buena (por ejemplo, de
León Tolstói) e ignora a los mezclados institucionales, retorci-
dos y tenebrosos, como Dostoyevski, Maquiavelo, Lenin, Trots-
ki... La mayoría de los originales celestiales no figuran entre las
crónicas históricas. En un tiempo se proferían de modo mental
y ni siquiera eran transmitidos a nadie... pero los cielos los escu-
chaban y apuntaban. En cambio, otros dedicaron toda su vida
a escribir obras literarias, filosóficas, religiosas, pero el Protoe-
vangelio no hace ninguna mención de las mismas. Así tenemos
a Balzac, Maupassant, Diderot, Rousseau, Herzen y Ogariov, y
a otros muchos.
La censura celestial se limita a un único criterio: la corres-
pondencia con los arquetipos . Lo que no es digno de quedar
perpetuado en los tratados mínnicos del divino estar, en las cró-
nicas divinas, se quema en los basureros cósmicos. En los bue-
nos cielos no soportan ninguna mezcla. Los templarios valora-
ron la adecuación de nuestra transmisión del Verbo divino (El
Evangelión de la Madre Divina) de 9,2-9,8 sobre 10. Entre las
brillantes obras maestras del Libro de la Vida se encuentran
apuntes escritos desde prisiones, cartas de mártires escritas en
cámaras de la muerte, diarios de héroes-paladines de catacum-
bas, quienes se escondían en aldeas perdidas o eran llevados a
campos de concentración...
El dorado Libro de los libros, que está en el altar misterioso
de la Biblioteca Mística de la Sabiduría de la Buena Providencia,
tiene impreso únicamente lo bueno e imperecedero, lo que con-
cuerda con la mentalidad de los dioses y los teohombres. Todo
lo demás se borra inexorablemente, por muy expresivo que sea
su lenguaje o profundo su contenido, o por genial que parezca
alguna novela que goce de fama mundial o algún tratado filosó-
fico, religioso o gnóstico.

76
¡Oh, qué magnífica es la entrada en el Santuario de los Mis-
terios! Madrecita Divina, ¡cuántos tesoros hay en el interior del
ser humano! Miles de mundos, de espejos no deformantes, des-
pensas, altares, castillos, tronos, rascacielos de muchísimos pi-
sos. ¡Cuántos arcos triunfales y palacios reales! Y en la base, un
cofre divino con dones misteriosos, llamado el Cofre Perlero.
No está permitido abrirlo antes de tiempo. Y cuando se mani-
fiesten sus dones, el ser humano habrá llegado a la cumbre de la
escalera de divinización.

77
GLOSARIO
84ª civilización: Civilización actual en la que el bien y el mal
están tan entrelazados que no es posible distinguir la luz
de las tinieblas, a Dios del diablo. La venidera 85ª, la inma-
culada, está consagrada a la Diosa Virgen Madre.
Aposento nupcial: misterio de la unión de la humanidad con
la divinidad revelado por la Reina Celeste en La Rosa de
los Serafitas a Juan de San Grial en el Monte del Ruiseñor
(pr. s. XXI)
Biblioteca Mística: Depósito de los pergaminos auténticos del
Univérsum solar: históricos, de calendario, literarios, mu-
sicales… A ella solo han tenido acceso los ungidos de espí-
ritu verdadero, Zoroastro, Mani, Mahoma, Serafim de So-
lovkí y otros, y hoy en día Juan de San Grial.
Bonhomización: espiritualidad que consiste en hacerse un mi-
llón de veces más bondadoso y en la liberación absoluta
del mal.
Bonné: la bondad sobrecelestial, una de las cuatro virtudes
superantes de la Divinidad.
Bonshomes: (del occitano bon home): Buenos hombres cuya bon-
dad es celestial, no de este mundo, que siempre crece a pesar
de lo inaguantables que sean las circunstancias. Sus opues-
tos son los malshomes servidores del espíritu de Yaldabaot.
Cáliz del Grial: receptáculo sagrado en manos de la Sabidu-
ría donde se recogen los compuestos inmaculados de la di-
vinidad. Durante 2ooo años se ha multiplicado de forma
misteriosa y enriquecido con las últimas gotas de los már-
tires del amor puro.

78
Consolaméntum: gran consuelo que experimenta el alma
cuando recibe la revelación del amor Minné.
Cristo Minnelic: Cristo fuera de los mitologemas evangélicos,
candil parto del perfecto amor Minné.
Edad de Oro: época de una sociedad perfecta y feliz. Cuando
la humanidad vivía según los estatutos del Buen Univér-
sum, en unión con las buenas divinidades y la naturaleza.
Fariseos: aquí: fundamentalistas religiosos, hipócritas y per-
seguidores de los verdaderos discípulos de Cristo.
Fogón: el foco del enardecimiento lujurioso en el ser humano,
el corazón inferior.
Humanoides: representantes de civilizaciones oscuras de los
sistemas estelares de Zeta Retículi, Sirio, Orión, Pléyades,
etc. Su objetivo es desatar guerras mundiales, devastar la
Tierra y mutar a los terrestres, a través del matrimonio
con ellos, para crear una nueva raza.
Isa Ksantri Crestos: un término persa, zoroastriano, que se tra-
duce como “plenitud del buen poder”. Así los eslavos-teo-
gamitas llamaban a Cristo en el s. I. Isa Ksantri significa
la plenitud del poder bondadoso que proviene del ungido
regio de la bondad y el amor empíreos.
Inocencio de Balta: devoto ardiente del Espíritu Santo, pastor y
profeta, un cristo de principios del siglo XX. Predicaba so-
bre la transfiguración del mundo y la Boda de Fuego como
festín nupcial con Cristo.
Kitezhgrado: ciudad de la Atlántida eslava que se sumergió en
un lago para salvar a sus habitantes de la invasión de los
inquisidores bizantinos.
La madre Eufrosinia de Pocháev (1916-1993): perfecta cátara,
instructora de Juan de San Grial. Glorificada por el Padre

79
del Amor Puro con cuerpo incorrupto que exhala mirró
fragante. Su práctica espiritual está publicada en el libro
La Madre Eufrosinia. La guía del nuevo catarismo.
Mammón: el espíritu del dinero y de la usurpación a los de-
más para fines propios.
Melquisedeques: (del antiguo hebreo meloj, ‘rey’ y, sedek, ‘san-
to’) sacerdocio de la Madre Divina según el orden de la
verdad, la paz y el amor.
Minné: el amor divino, superante y extralimitado del Padre y
la Madre del amor puro que solo se encuentra en los cie-
los elevadísimos, desconocido en los cielos inferiores, en la
Tierra y en el mundo astral.
Mirró: líquido oleoso y fragante que indica la presencia de la
divinidad.
Montaña del Ruiseñor: montaña sagrada cerca de Éfeso (actual
Turquía) donde la Madre Divina fue instruida por Cristo
transfigurado que descendía de lo alto en el misterio del
Aposento nupcial*. De aquí proviene la rama juánica, el
cristianismo de la Teoengendradora.
Pasional: conjunto de sufrimientos consagrados que lleva al
alma a ser más bondadosa y a divinizarse.
Puré: la pureza superante. La categoría de la espiritualidad
universal que forma parte de la cuaternidad de la cruz cáta-
ra de las virtudes divinas: sabiduría, amor, bondad, pureza.
San Salvador Verdadero: montaña en el norte de España, Girona,
con un castillo en su cima, lugar de revelaciones de los in-
mortales cátaros a Juan de San Grial. Uno de los antiquísi-
mos tronos del Padre y de la Madre de la buena humanidad.
Solovkí: campo de concentración estalinista cuyo sacrificio consi-
guió la transfiguración del mundo. Es la capital espiritual del

80
Segundo Gólgota, sufrimiento colectivo de todos los mártires
de la Tierra en el s. XX. Antiguo trono sagrado de Hiperbórea.
Segunda conversión: en 2006, los inmortales cátaros, en espí-
ritu, pidieron a Juan de San Grial que hiciera la segunda
conversión: aceptar el estado no unívoco del mundo, recha-
zar al dios bíblico que combina en sí la luz y la oscuridad,
y recurrir a la espiritualidad auténtica del Padre del Amor
Puro.
Teoengendradora: Engendradora de divinidades. Uno de los
nombres de la Reina Celestial.
Teocivilización: Civilización divina. Aquella en la que no exis-
te el mal.
Última gota: extracto de los compuestos teohumanos que el
alma derrama en su hazaña pasional y que es recogido por
la Madre Bondadosa en el cáliz del Grial.
Ungido: (gr.: хριστός, “cristo”) alma elegida por la Sabiduría
Divina, que lleva Sus unciones espaciales y sellos espiri-
tuales para servir a toda la humanidad. En la tradición cá-
tara, Cristo es glorificado como “Rey de los ungidos”.
Univérsum (del latín “universo”): estatutos universales de la
Sabiduría; los principios en los cuales está basada toda
creación divina (la virginidad, el amor, la cruz, lo pasio-
nal, etc.). También el conjunto de los mundos y las esferas
regidas por estas leyes.
Yaldabaot (en su traducción del arameo ‘hijo del caos’): nom-
bre secreto del dios bíblico revelado a iniciados cátaros.
Yahvé, Jehová, Elohím, Demiurgo, es un dios autoprocla-
mado: demonio. Padrastro malvado que se hace pasar por
el Padre.
Yuródivo (ruso): amundano, que parece insólito o loco, perso-
na según los límites de la “normalidad” mundana.

81
82
ÍNDICE
LA SEGUNDA CONVERSIÓN DE LOS TEMPLARIOS ............................... 5

LOS TEMPLARIOS, LOS CABALLEROS DE LA VIRGINIDAD ................ 19

LA CRUZ BLANCA DE LOS TEMPLARIOS............................................... 26

EL TEMPLE SUPRAETERNO ......................................................................41

JACQUES DE MOLAY ................................................................................. 56

GLOSARIO ................................................................................................. 78

ÍNDICE ....................................................................................................... 83

83
TODOS LOS QUE DESEEN APRENDER LAS ENSEÑANZAS Y PRÁCTICAS
DE LA ESCUELA ESPIRITUAL DE JUAN DE SAN GRIAL
ESTÁN INVITADOS A LOS SEMINARIOS

Con la ayuda de guías espirituales, usted puede aprender la práctica de


la catarsis, la metanoia, el ayuno, la meditación, la oración contemplativa
y respiratoria, las postraciones espirituales, las abluciones curativas en
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En los centros cátaros, usted puede encontrarse con los cátaros de hoy,
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Asociación y solicitar cualquiera de ellos. Le invitamos a conocer la
música meditativa, interpretada por Juan de San Grial como una manera
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