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Arte en La Edad Antigua CAMPUS

El documento aborda las artes de la Edad Antigua, centrándose en las culturas egipcia, mesopotámica y griega. Se destacan las funciones y características del arte en cada cultura, como la búsqueda de la inmortalidad en Egipto, la relación entre lo divino y lo humano en Mesopotamia, y la búsqueda de la belleza en Grecia. Además, se describen las principales tipologías arquitectónicas, escultóricas y pictóricas de cada civilización.

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Arte en La Edad Antigua CAMPUS

El documento aborda las artes de la Edad Antigua, centrándose en las culturas egipcia, mesopotámica y griega. Se destacan las funciones y características del arte en cada cultura, como la búsqueda de la inmortalidad en Egipto, la relación entre lo divino y lo humano en Mesopotamia, y la búsqueda de la belleza en Grecia. Además, se describen las principales tipologías arquitectónicas, escultóricas y pictóricas de cada civilización.

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Tema 4: Edad Antigua.

Objetivos de lectura:

a. Conocer de forma cronológica las diferentes culturas que desarrollaron las artes en el
periodo de la Edad Antigua.
b. Explicar las funciones principales de las artes desarrolladas por las culturas de la Edad
Antigua.
c. Enumerar las características más importantes de las artes mayores desarrolladas por las
culturas en la Edad Antigua.

A. ARTE EGIPCIO

Toda la cultura del antiguo Egipto (2780-1100 a.C.) destaca por su conservadurismo, lo que le
da un carácter inconfundible.
Desde el punto de vista religioso, todo gira en torno a la creencia en la vida eterna, justificada
por el carácter permanente y cíclico de las inundaciones del rio Nilo.
La preocupación de los antiguos egipcios por alcanzar la inmortalidad se basa en la relación que
entablan entre cuerpo y espíritu. Estas prácticas funerarias son de obligado cumplimiento para
el faraón, máxima autoridad de un Estado unificado y vértice de una sociedad muy estratificada
y poco flexible, que incluye en un segundo nivel a los funcionarios y, en el último, a artesanos y
campesinos. El faraón es al mismo tiempo rey y dios, por lo que es digno de adoración, nunca
puede ser visto de cerca y su actitud es siempre solemne.
Tal es la importancia del faraón que la historia antigua de Egipto se divide según las treinta
dinastías que gobiernan el país a través de tres períodos: el Imperio Antiguo (2780-2200 a.C.), el
Imperio Medio (2000-1800 a.C.) y el Imperio Nuevo (1600-1100 a.C.).
En cualquiera de sus etapas, la función del arte egipcio es demostrar que la vida sigue después
de la muerte. Por eso, el arte forma parte del sistema general que constituye la existencia y,
como ésta, tiene que reflejar un ritmo constante y eterno que se manifiesta dentro de un orden
estático y ortogonal (sistema de coordenadas).

Arquitectura

El afán por superar con éxito la vida después de la muerte determina que la arquitectura egipcia
sea un complemento de la estructura natural del país y exprese el constante peregrinar del
hombre. Esto justifica la aplicación de criterios que se han mantenido inalterables a lo largo de
casi tres mil años: la piedra como material preferente, el sistema ortogonal y el espacio axial.
Por la conexión directa de la arquitectura egipcia con el paisaje y la religión, sus principales
tipologías son las tumbas, templos y pirámides.
Al mismo tiempo, nace la figura del arquitecto, que en Egipto asume el rango de sacerdote por
su importante responsabilidad de hacer posible la vida en el más allá.
Las pirámides poseen dos funciones: una práctica, pues sirve como tumba del faraón, y otra
simbólica, pues se refiere al sol (Ra) en su momento de mayor esplendor, cuando equivale a la
luz divina (vida eterna), que prevalece por encima de la muerte (sarcófago).
Aunque en el Imperio Medio se siguen construyendo, las pirámides disminuyen su tamaño y,
poco a poco, se sustituyen por los hipogeos (construcción subterránea), que se imponen
completamente en el Imperio Nuevo.
Junto a la pirámide, el otro tipo arquitectónico característico es el templo, que, por un lado, es
la mansión del dios y, por otro, la imagen del mundo. Existen dos clases: el funerario, que
pertenece al Imperio Antiguo y se dedica al faraón, y el cultual, para los dioses, que procede del
Imperio Nuevo.
Sin embargo, ambos se atienen al mismo esquema que, a su vez, parte de unas ideas básicas:
orientación hacia dentro, perímetro cerrado por altos muros, secuencia procesional de piezas
en torno a un eje y espacio ortogonal.

Escultura y pintura

La imagen desempeña en la tumba y en el templo una función religiosa muy importante. Así, la
figura esculpida o pintada se identifica con la misma persona y es en ella donde el espíritu
humano se aloja para siempre.
Para poder desempeñar su cometido funerario, las imágenes egipcias se atienen a un sistema
de normas que respeta la tradición y rechaza cualquier novedad. Se trata de un canon de
proporciones, que consiste en establecer unas medidas de longitud basadas en la observación
del cuerpo humano, teniendo en cuenta que en la realidad la relación entre sus partes
prácticamente es constante.
Una consecuencia del canon de proporciones es la concepción cúbica de la figura humana, lo
que determina su visión de frente o de lado, pero nunca oblicua, por lo que todo se resuelve en
un espacio plano y no profundo. De ahí su aspecto inconfundible, sin movimiento y sin
expresión, lo que no es privativo de Egipto, sino general del arte antiguo.

En la escultura, fundamentalmente de granito y policromada, las cuatro caras del bloque cúbico
del que se ha extraído la pieza se ven perfectamente. Son ellas las que se han marcado
previamente con la cuadrícula para establecer el tamaño exacto de cada sección del cuerpo.

En la pintura y en el bajorrelieve la concepción cúbica de la figura humana conlleva la síntesis


del perfil y del frente, algo que nuestros ojos no pueden ver en la realidad pero que el artista
egipcio realiza en aras de conseguir la mayor claridad posible.
En definitiva, los egipcios desarrollan un sistema completamente intelectual, pues captan la
realidad como se piensa y no como se ve, mostrando sólo lo esencial de la manera más
ordenada y clara posible.
B. ARTE MESOPOTÁMICO

Lo que antiguamente se conocía como Mesopotamia forma parte hoy del llamado Oriente
Próximo, que comprende países como Jordania, Israel, Líbano, Siria, Turquía, Irak e Irán.
También aquí el paisaje es determinante, pues se divide en dos partes: Parte alta, ocupada por
una meseta, y parte baja, con una llanura aluvial con los ríos Tigris, al norte, y Éufrates, al sur,
que desembocan en el Golfo Pérsico.
Desde el punto de vista histórico en Mesopotamia se suceden varias etapas que, a pesar de sus
diferencias, renuevan una misma tradición cultural y artística. Paralelamente a los Imperios
Antiguo y Medio de Egipto se desarrollan los sumerios (3000-2450 a.C.), los acadios (2350-2100
a.C.) y los babilónicos (h. 1840-1550 a.C.), mientras que los asirios (h. 1840-612 a.C.) y los
neobabilónicos (625-539 a.C.) se corresponden con el Imperio Nuevo

Arte Sumerio

Los sumerios fundan la civilización mesopotámica al asentarse en la región de Sumer, cerca de


la confluencia del Tigris y del Éufrates, y al establecer su capital en Ur. De este pueblo pacífico y
disciplinado se conoce muy poco por dos razones: primero, porque, al no disponer de piedra,
levanta sus edificios primordialmente con ladrillo, con lo que no se han conservado; segundo,
porque no cree en la vida eterna como los egipcios. Sin embargo, poseen un sistema político-
religioso independiente basado en ciudades-estado que se organizan según un socialismo
teocrático. Es decir, cada ciudad se consagra a un dios local, que es su propietario, así como
también de los recursos disponibles y del trabajo de sus habitantes.
El templo es, por tanto, crucial en la economía de la ciudad y también la principal tipología
constructiva del pueblo sumerio, que él crea y sigue vigente en las demás etapas de la historia
antigua de Mesopotamia. Recibe el nombre de zigurat y su estructura se deriva de las
limitaciones que impone el ladrillo, un material poco resistente.
El sentido religioso los templos se vinculan con la armonía del universo, pues cada piso del
templo se dedica a un planeta y recibe su color simbólico correspondiente.
También aquí la imagen posee un gran valor religioso como en Egipto, pero con algunas
diferencias. Mientras que los egipcios no distinguen entre lo humano y lo divino para asegurar
la inmortalidad, en Sumer se establece una tajante distancia entre dioses y fieles para reflejar,
además, que el destino del hombre es el tormento infernal y no el mundo divino. Por tanto, su
función no es funeraria sino cultual, teniendo en cuenta que la estatua tiene vida propia y que
el dios está presente en la imagen.
Arte Acadio

Con una lengua diferente y un carácter guerrero, los acadios terminan controlando todo el
territorio sumerio y fijan una nueva capital, Accad. Asimismo, introducen un nuevo concepto de
gobernante, ya no sólo como sacerdote o servidor del dios, sino, sobre todo, como jefe militar,
lo que es consecuencia de la política expansionista.
La repercusión artística de este cambio se traduce en el desarrollo del relieve, con una función
que, a diferencia de Egipto, deja de ser religiosa para hacerse propagandística, pues celebra
las victorias y los botines de guerra a través de la derrota de los enemigos.
El arte conlleva dos importantes cambios formales. En primer lugar, el tamaño sigue siendo el
criterio para expresar superioridad como en Egipto y Sumer, pero ahora esto se aplica al rey y
no a los dioses: si antes se marcaba la distancia entre las divinidades y los mortales, los acadios
subrayan la que hay entre el rey y sus súbditos. En segundo lugar, se opta por una escena única
que abandona la superposición de bandas al modo egipcio e incorpora el paisaje como fondo.
La capitalidad de Accad se reemplaza por la de Babilonia, con lo que se inicia un nuevo período
en la historia de Mesopotamia que, entre otras cosas, proporciona el código de leyes más
antiguo que se conoce y logra un gran imperio que decae poco a poco con sus sucesores ante la
irrupción de los hititas, lo que da lugar al periodo asirio.

Arte Asirio

El pueblo asirio se consolida como Estado independiente y se extiende hacia el Mediterráneo.


El punto de partida es la ciudad de Assur, que, situada en la parte superior del Tigris, debe su
nombre al dios mesopotámico así denominado. Se constituye un gran imperio que abarca
prácticamente todo el país y que consiste, aproximadamente, en lo que hoy es Irak, Siria,
Jordania, Líbano, mucha parte de Palestina y del sur de Turquía, además de Egipto septentrional.
De este modo, los asirios prosiguen la tendencia conquistadora iniciada antes por los acadios,
hasta tal punto de predominar con su poder militar durante más o menos trescientos años.
Distinguida por su brutalidad, la historia de Asiria consiste en una sucesión de guerras para
adueñarse de nuevos territorios y después mantenerlos. Todo gira en torno a la figura del rey,
del que se ensalzan su valentía y su fuerza frente a cualquier adversario.
Un palacio asirio participa de las características comunes de la arquitectura mesopotámica,
condicionada por la debilidad de sus aparejos, que en este caso es el adobe.
Sin embargo, lo más original es la escultura monumental, concretamente las estatuas situadas
en las jambas de las puertas de entrada al recinto y los relieves que recorren la parte baja de los
muros.
El relieve, bastante plano y bajo, es la aportación más significativa de los asirios con respecto al
resto de los mesopotámicos que le preceden y al arte egipcio del Imperio Nuevo con el que
coincide cronológicamente.
Con todo ello, los asirios consolidan la tradición del arte con un fin propagandístico, lo que fue
iniciado por los acadios pero ellos desarrollan introduciendo la práctica del relieve con carácter
narrativo, con tanta incidencia en el futuro.

Arte Neobabilónico

Tras la decadencia del poder asirio, producida con el saqueo de Nínive por persas y escitas (612
a.C.), la ciudad de Babilonia se vuelve a proclamar como nueva capital de gran parte del territorio
antes perteneciente a Asiria. De este modo, por segunda vez es también foco primordial de la
historia de Mesopotamia, aunque ya sólo por un breve, aunque muy floreciente, período de
unos setenta años aproximadamente, justo hasta que Ciro el Grande ocupa el trono de Persia
(539 a.C.).
Sin embargo, los pocos restos llegados hasta hoy permiten afirmar que el arte neobabilónico
trae algo nuevo: la ornamentación de los muros con ladrillos cocidos y vidriados, que, con su
abultamiento y policromía, cubrían las puertas de la ciudad con un desfile de dragones, toros,
leones y otros animales que se distinguen por su estatismo y su reiteración, frente al movimiento
y a la variedad de los relieves asirios.

C. ARTE GRIEGO

La civilización griega, que transcurre a lo largo de casi mil años, constituye la base del mundo
occidental, razón por la que nos resulta más afín a lo que nosotros somos hoy. Ella recibe el
legado de Egipto y del Próximo Oriente, pero lo transforma completamente al estar
condicionada por diversos factores geográficos, políticos y religiosos.

El territorio físico determina una organización política propia, ya no con Estados unitarios sino
con ciudades-estado o polis, que, independientes y normalmente enfrentadas entre sí, poseen
en común un idioma y una religión, por lo que se engloban en una entidad cultural superior. En
el marco de las polis nace la democracia, forma de gobierno donde una clase media próspera
lleva las riendas del poder y todos los ciudadanos libres participan de manera directa, lo que
tanta trascendencia ha tenido hasta hoy.

Tanto las condiciones físicas como políticas en Grecia se relacionan estrechamente con las
religiosas, dentro de un politeísmo novedoso por el enfoque humano de los dioses. A diferencia
de Egipto, donde tanto mortales como inmortales se adaptan al orden natural, ahora el hombre
es el centro de todo y, por tanto, los dioses son también hombres, aunque más perfectos y
eternos, que irradian su poder sobre la tierra.

Debido a la orientación humana de lo divino en Grecia lo religioso decae paulatinamente, pues


a través de la mitología el hombre se conoce a sí mismo y explica el mundo de modo racional,
con lo que nace la filosofía. Surge así también la ciencia como hija predilecta de la filosofía,
teniendo especial relieve las matemáticas, pues los números se convierten en la clave para
entender el universo, lo que repercute en la Física, en la Astronomía, en la Música y también en
el Arte.

La nueva situación política de Grecia con las polis y la democracia hace posible una
transformación artística radical que, con Atenas como protagonista, es decisiva para el futuro.
Dos consecuencias se derivan de ello: la demanda artística es más variada y menos lujosa, por
un lado y, por otro, surge la competencia, algo consustancial al mundo griego.

El arte en Grecia cumple otra función distinta a la funeraria de Egipto y a la propagandística de


Mesopotamia, pues ahora se trata de reflejar la perfección divina y, por tanto, de transmitir
belleza. Paulatinamente, se abandonan las normas antiguas aprendidas de los egipcios para
experimentar de manera libre con formas inspiradas en lo que se ve, es decir, en la realidad.
Este proceso se realiza a través de las tres etapas que constituyen la historia de la Grecia antigua:
la arcaica (siglos VII y VI a.C.), la clásica (siglos V y IV a.C.) y la helenística (siglos III - I a.C.).
Arquitectura

La arquitectura griega constituye el punto de partida de la que se va a desarrollar


posteriormente en el transcurso de más de dos mil años. Aunque al principio utiliza adobe o
madera, después opta por la piedra policromada, sobre todo el mármol, muy fácil de pulir. En
Grecia no se expresan la preocupación por la muerte, sino la inteligencia humana.
En Grecia también hay un trazado sistemático con mucha trascendencia, pues inician un camino
que conduce a la época de la Revolución Industrial, cuando nace el Urbanismo como disciplina
científica encargada de distribuir el espacio vital. La arquitectura griega se localiza en parajes
que, según sus peculiaridades, se vinculan a una divinidad u a otra.

La tipología principal de la arquitectura griega es el templo, que sirve para guardar la estatua
del dios. No está pensado para acoger a los fieles, que no se reúnen dentro de él sino fuera,
donde se levantan altares para los ritos religiosos. Así entendido, el templo es el núcleo de la
polis y en él importa más el volumen que el espacio interior. Los mismos criterios se aplican en
el alzado, en donde los griegos ofrecen su principal aportación: los órdenes arquitectónicos.
Consisten en soluciones que armonizan lo constructivo y lo decorativo para expresar caracteres
humanos individuales. Como los griegos utilizan de tres maneras diferentes la columna y el
entablamento, se establecen tres órdenes o estilos: el dórico y el jónico, que se desarrollan
prácticamente desde el principio, y el corintio, que aparece más tarde.
Además del templo, en la ciudad griega destacan otros tipos de edificios como la casa y el teatro.

Escultura y pintura

La escultura griega se conoce fundamentalmente a partir de descripciones escritas y de copias


hechas en época romana, pues la mayor parte de ella se destruye con el cristianismo, que, al
defender el monoteísmo, elimina las imágenes de los dioses paganos. Su función es religiosa en
una triple vertiente: cultual, votiva y funeraria.
Los materiales más frecuentes son la piedra policromada (caliza y mármol) y el bronce, con su
color dorado natural y las pátinas que lo recubren por la acción del tiempo. Pero también se
usan terracota, madera, oro y marfil. Además, se añaden accesorios, como ojos incrustados
con piedras de colores, vidrio y marfil, pero también rizos, diademas y coronas de metal.
El tema por excelencia es el cuerpo humano, entendido como el máximo logro de belleza y
tratado a partir de la naturaleza para luego idealizarlo, aunque finalmente se llega a un nuevo y
más directo contacto con la realidad.
En la segunda mitad del siglo V a. C. se perfecciona la representación del movimiento y se
consigue un cuerpo humano perfecto. Para alcanzar la perfección en la figura humana y, por
tanto, unas proporciones ideales se recurre a la geometría, con lo que se establece una relación
armónica de las partes, de unas con otras y de cada una con el conjunto.

La misma ruptura con lo egipcio se lleva a cabo en la pintura griega, comenzando en la cerámica
arcaica, con la decoración de vasos que generalmente se destinan a un uso doméstico. En ellos,
las figuras mantienen el cuerpo de perfil y los ojos de frente, pero, al mismo tiempo, muestran
otras partes con menos rigidez, como los brazos y las manos, y otras quedan ocultas.

D. ARTE ROMANO

Partiendo de los griegos, los romanos conciben el arte como un medio de hacer propaganda
del poder político. Tras los primeros momentos de la monarquía (siglos VIII -VI a.C.), durante la
república (siglos VI – I a.C.) conquistan Italia y comienzan una expansión que les garantiza su
futuro control del Mediterráneo occidental y oriental. Después, el imperio iniciado por Octavio
Augusto sobre la ruina de los reinos helenísticos trae un largo período de paz que hace posible
la transformación de Roma como capital de un vastísimo territorio encarnado en la figura del
emperador (siglos I a.C. – V d.C.). Se logra así la unidad de todo el Mediterráneo a través de una
fuerte administración central, una sólida economía de conjunto, una lengua común (el latín),
unas mismas leyes (el Derecho), una sola religión y una única moneda. A diferencia de los
grandes imperios orientales, aquí existe un centro fijo que es la ciudad de Roma, punto de
partida y de regreso en sus dominios. Surgen entonces dos ideas fundamentales que están
presentes en todas las realizaciones artísticas romanas: el de ciudad (urbs) y el de mundo (orbis),
que remiten respectivamente a los de centro y recorrido.

En una sociedad rígidamente dividida entre hombres libres, con patricios y plebeyos, y esclavos,
todo gira alrededor de muchos dioses que, si bien con frecuencia son los griegos con nombres
diferentes, se interpretan ahora de manera distinta.
Así se explica la tendencia del arte romano hacia el realismo y, dentro de éste, la importancia
del retrato, en el que el rostro deja constancia del momento presente y de lo individual.
De igual modo se explica el carácter divino del emperador, pues sus hazañas son queridas por
los dioses y, por ello, se perpetúan a través de monumentos que, en sus inscripciones, siempre
remiten a importantes hechos históricos, lo que no ocurre en el mundo griego. Todo esto
justifica el sentido oficial de la religión romana, en la que el Estado interviene a través de los
sacerdotes, ahora cargos públicos íntimamente relacionados con la política. Y es este mismo
servicio al Estado el que justifica todo el arte romano, que, tendente a enaltecer el poder
imperial, contribuye a crear el escenario donde los hombres viven inspirados por la divinidad
y donde cada lugar recuerda a cada uno el orden general al que pertenece.

Arquitectura

La aportación artística más importante de los romanos es la arquitectura, tanto en lo práctico


como en lo teórico. La arquitectura romana es muy diferente de la griega y de la egipcia en lo
que se refiere al espacio, a las técnicas, a los materiales y a las tipologías.
Por tanto, su significado difiere tanto del eje egipcio, cuyo recorrido no tiene fin ni admite un
retorno, como del griego, que logra la simetría ideal. Si ambos reflejan una imagen estática y
eterna del mundo, el eje romano organiza el entorno con un sentido dinámico que requiere la
colaboración humana. De ahí la gran contribución de los romanos a la arquitectura, de la que
derivan sus otras aportaciones: son los primeros en valorar el espacio interno y en integrar el
edificio con el entorno urbano.
Mientras que en Egipto y en Grecia la masa predomina sobre el vacío y, por tanto, el edificio no
se piensa para acoger al público, en Roma es prioritario el interior para ser ocupado por los
hombres y así convertirse en el escenario de la vida humana regida por los dioses.
Requisito indispensable para desarrollar el espacio interior es introducir nuevas técnicas
constructivas basadas en el arco, en la bóveda y en el muro. Para sus nuevas técnicas
constructivas los romanos recurren a materiales como la piedra, el hormigón y el ladrillo.
Pero el verdadero descubrimiento romano es el hormigón, imprescindible para desarrollar la
arquitectura abovedada. Barato y fácil de obtener y de aplicar, consiste en una mezcla de
cemento (caliza y arcilla), arena, agua y grava, o en lugar de ésta también cascotes irregulares
de piedra. Por tanto, gracias al hormigón los romanos hacen del espacio interior el auténtico
protagonista de su arquitectura, que se puede moldear libremente porque los muros se asumen
como envolvente.
La arquitectura romana también destaca sobre la egipcia y sobre la griega por su enorme
variedad de tipologías, algunas ya existentes pero otras nuevas.
Se construyen obras con carácter lúdico (teatro, anfiteatro y circo), público (acueductos,
calzadas, puentes y termas), civil (basílicas), conmemorativo (arcos de triunfo y columnas),
religioso (templos) y doméstico (viviendas). Cualquiera de ellas respeta el espacio característico
de la arquitectura romana y enaltece el poder político.

Pintura

Las pinturas murales se realizan con la técnica del fresco, que consiste en enlucir previamente
la pared, que ha de ser de piedra o de ladrillo, pero no mixto, además de presentar una
superficie rugosa. Después se pinta sobre ella mientras está húmeda, de manera que el color
se fija gracias a la transformación de la cal en carbonato cálcico una vez que se combina con
los gases carbónicos del aire.

Se desarrollan diversos géneros, como el histórico, el retrato, el paisaje o el bodegón, este


último con objetos relacionados con la comida. También se aplican varios estilos, pues, por
ejemplo, las paredes se dividen en recuadros ornamentales donde se imitan las incrustaciones
de mármol y también se pintan motivos arquitectónicos que sugieren cierta profundidad para
situar a unas figuras muy emparentadas con las esculturas helenísticas en sus actitudes. El
mosaico consiste en colocar sobre una superficie pequeñas piezas cúbicas (teselas) de distintos
colores, que en el caso de los romanos son de mármol y se utilizan en los pavimentos, donde se
representan, igual que en la pintura, temas muy diversos.
E. ARTE PALEOCRISTIANO

El arte paleocristiano es el realizado por los primeros cristianos aproximadamente durante los
cinco siglos iniciales de nuestra era. El cristianismo nace en el Bajo Imperio romano como uno
de tantos cultos individuales que garantizan la salvación eterna, en contraposición con el que se
rinde públicamente a los dioses que aseguran el bienestar político. Tras la muerte de Jesucristo,
San Pablo hace posible su rápido crecimiento y le da un carácter universal. Después, en el año
313, el emperador Constantino hace de él la religión oficial dentro del Imperio romano a través
del Edicto de Milán, lo que supone un antes y un después en su historia. Antes de este año los
cristianos gozan generalmente en la práctica, aunque no en la ley, de tolerancia, pues mantienen
sus posesiones y no han de esconderse para el culto. Luego surgen conflictos con el Estado, pues
defienden de manera tajante el monoteísmo y rechazan las demás creencias, incluido el culto
imperial. Sin embargo, la fe se extiende aceleradamente durante los siglos II y III por todo el
territorio romano y cala también en los sectores más influyentes de la sociedad, que llegan a
abandonar sus cargos públicos. Ésta es una de las principales razones por la que se
desencadenan las persecuciones generales, se prohíben las reuniones de las congregaciones y
se confiscan sus propiedades.

Sin embargo, esta situación crítica es sólo temporal, pues si la última oleada sangrienta contra
los cristianos la promueve Diocleciano en el 305, muy pocos años después, en el 313,
Constantino reorganiza la Cristiandad. Esto sucede cuando el Imperio romano y su religión, de
la que el emperador es sumo sacerdote, ya han comenzado su decadencia. Constantino aspira a
la unidad política con ayuda de la religión, lo que supone poner todos los medios a su alcance
para aumentar el prestigio de la Iglesia. Ésta se establece como otro poder dominante dentro
del mundo romano y, como tal, se organiza jerárquicamente según el modelo de la
administración imperial, con el clero y los obispos. Algunas ciudades se desarrollan como centros
eclesiásticos destacados en el Imperio, como Alejandría, Roma y Constantinopla, y queda
definida la relación directa entre Iglesia e Imperio.
Pintura

La única contribución cristiana destacada de los tres primeros siglos de nuestra era son las
pinturas que se encuentran en las catacumbas. Éstas son cementerios cristianos subterráneos
con carácter comunitario que surgen aproximadamente en el siglo II y están vigentes hasta
finales del siglo V o principios del VI, cuando se convierten en lugar de peregrinación para
después ser olvidadas durante la Edad Media. Por tanto, su única función es funeraria.

Mucho antes que en la escultura y en la arquitectura, los primeros temas cristianos aparecen en
las pinturas de las catacumbas, aunque tarde, aproximadamente en el siglo II, debido a que al
principio no se admite la imagen de Dios por temor a la idolatría. Realizadas con la técnica del
fresco, se localizan en los muros de ciertas zonas de los corredores y en las cámaras, donde unas
escenas son independientes de otras. La función de la imagen en estos momentos es sólo
funeraria y no doctrinal, aunque la Iglesia supervisa la elección de los asuntos con miras a
mantener la unidad de la fe. El tema central es Cristo como salvador de los hombres en su
victoria sobre la muerte.

Arquitectura

A partir del año 313 comienza verdaderamente la arquitectura cristiana, con una tipología que
a partir de entonces será la principal durante muchos siglos. Se trata de la basílica, que nace
como consecuencia de los cambios importantes que Constantino introduce en la Iglesia y que
está condicionada por la liturgia cristiana.

En este contexto surge la basílica cristiana, que es la casa de Dios y lugar donde celebrar la misa
ante una congregación que se reúne bajo la presidencia del obispo y de los presbíteros. Se
precisa entonces un gran espacio interior que, además de permitir la reunión, exprese el alto
rango que la nueva religión ha alcanzado dentro del Estado.

Con el nacimiento de la arquitectura cristiana la Iglesia da a las imágenes una función didáctica,
pues son muy útiles para transmitir la doctrina a quienes no saben leer ni escribir. Se forja así
una tradición iconográfica que es común en la parte occidental del Imperio romano y que se
manifiesta tanto en los sarcófagos como en los mosaicos. Es entonces cuando se crea una
tipología de Cristo de acuerdo con la realidad y también con el dogma eclesiástico.
Para asegurar su fin didáctico la nueva iconografía cristiana recurre a un estilo claro y sencillo
que, fijándose sólo en lo esencial, pretende evitar la distracción y ser fácilmente inteligible para
captar el mensaje de la Iglesia.

Así se puede ver en los mosaicos paleocristianos que cubren los muros con una novedosa
técnica a base de teselas de vidrio –y no de piedra como usan los romanos en el pavimento–,
que proporcionan colores brillantes que atraen al espectador para recibir las enseñanzas de la
fe (San Apolinar Nuevo, Ravena).

Preguntas de autoevaluación

• ¿Cuáles son las culturas artísticas más importantes de la Edad Antigua?


• Enumere las culturas principales que desarrollaron las artes en Mesopotamia.
• ¿Cuáles son las funciones principales del arte egipcio, griego, romano y paleocristiano?
• ¿Cuál es la tipología principal de arquitectura del arte egipcio, griego, romano y
paleocristiano?
• ¿Cuáles son las técnicas de pintura más usadas en las culturas de la Edad Antigua?

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