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Veo Tu Poder Cuando Ya No Tengo Fuerzas

El documento reflexiona sobre las aflicciones que enfrentan los cristianos, destacando que estas son parte de la vida de fe y que, aunque traen sufrimiento, también se acompaña de la consolación que proviene de Cristo. Se enfatiza el contraste entre las aflicciones temporales y la gloria venidera, sugiriendo que las dificultades actuales no se comparan con la recompensa eterna. Finalmente, se invita a confiar en las promesas de Dios, recordando que el sufrimiento es temporal y produce una gloria eterna en los creyentes.
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Veo Tu Poder Cuando Ya No Tengo Fuerzas

El documento reflexiona sobre las aflicciones que enfrentan los cristianos, destacando que estas son parte de la vida de fe y que, aunque traen sufrimiento, también se acompaña de la consolación que proviene de Cristo. Se enfatiza el contraste entre las aflicciones temporales y la gloria venidera, sugiriendo que las dificultades actuales no se comparan con la recompensa eterna. Finalmente, se invita a confiar en las promesas de Dios, recordando que el sufrimiento es temporal y produce una gloria eterna en los creyentes.
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VEO TU PODER CUANDO YA NO TENGO FUERZAS

Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así


abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación.

5 Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así


abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación.

AFLICCIÓN:

f. Sufrimiento físico, pena, tristeza:

CONSOLACIÓN: alivio de la pena o angustia de una persona

πάθημα pádsema; de un der. presunto de 3806; algo que se sufre, i.e. adversidad
o dolor; subj. emoción o influencia:—padecer, padecimiento, sufrimiento, sufrir,
aflicción.

sustantivo femeninoalivio de la pena o angustia de una persona Le dieron un


premio de consolación.

ES UN VERSÍCULO DENTRO DE UNA CARTA DE PABLO A LOS CORINTIOS


EN LA QUE LES RECUERDA UNA VEZ MAS COMO DIOS LES HA GUARDADO
A PESAR DE LAS PERSECUCIONES Y LOS MALOS MOMENTOS VIVIDOS EN
EL MINISTERIO Y QUE AUN SIGUEN VIVOS POR LA MISERICORDIA DE DIOS.

influencia:—padecer, padecimiento, sufrimiento, sufrir, aflicción.

ES UNA CARTA TAMBIEN DE ANIMO POR LOS MALOS MOMENTOS VIVIDOS


EN LA IGLESIA DE CORINTO Y POR LO QUE EL APÓSTOL TUVO DE ENVIAR
UNA CARTA ANTERIOR MUY FUERTE PARA EXHORTARLES A CORREGIR
SU CAMINO.

PERO ES INTERESANTE COMO SE DIVIDE ESTE VERSÍCULO EN DOS


PARTES CONTRASTANTES.

1. Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo


2. así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación.

1. ES CLARO QUE LA VIDA CRISTIANA NO ES UNA VIDA COLOR DE ROSA


EN ESTE MUNDO HOSTIL, ESTA PRIMERA PARTE HABLA DE LAS
AFLICCIONES QUE NOS TRAE EL SER SEGUIDORES DE CRISTO. A PABLO Y
SUS COMPAÑEROS ESTO LES SIGNIFICO PERSECUCIÓN, PELIGRO,
RECHAZO, AMENAZAS, CALUMNIAS, ETC. ESTAS SON LAS “AFLICCIONES
DE CRISTO” NO ES QUE EL SEÑOR NOS AFLIJA SINO QUE EL MUNDO NOS
AFLIGE POR CREER EN CRISTO.

ADEMAS EL CAMINAR CRISTIANO BUSCANDO CAMINAR EN OBEDIENCIA A


LA PALABRA NOS AFLIGE, EL DEJAR ATRÁS TODO AQUELLO QUE ANTES
NOS ATRAPABA Y NOS MANTENÍA PRESOS DEL PECADO Y LA MALDAD,
ESE PROCESO DE TRANSFORMACIÓN EN MOMENTOS ES UNA AFLICCIÓN
POR AMOR A CRISTO.

Muchas son las AFLICCIONES del justo, Pero de todas ellas le librará Jehová.

Miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y
aflicción de espíritu.

pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o
la persecución por causa de la palabra, luego tropieza.

Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis


aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.

Pues tengo por cierto que las AFLICCIONes del tiempo presente no son
comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.

Pues tengo por cierto que las AFLICCIONES del tiempo presente no son
comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.

2. SI POR CRISTO NOS VIENE LA AFLICCIÓN, POR EL MISMO CRISTO


TENEMOS LA CONSOLACIÓN.

SU AMOR NOS CONSUELA Y AUNQUE TENGAMOS ESAS AFLICCIONES, EL


MISMO A MUERTO PARA CON LA SALVACION TRAERNOS SU
CONSOLACIÓN. PABLO Y SUS COMPAÑEROS RECIBÍAN SU CONSOLACIÓN
AL SABER QUE LO QUE HACÍAN TENIA FRUTO Y QUE LAS PERSONAS OÍAN
EL MENSAJE DE SALVACION Y SE ARREPENTÍAN TRANSFORMANDO ASI
SU VIDA, ESE FRUTO, ERA PARA ELLOS SU CONSOLACIÓN.

VER QUE LOS HERMANOS CORREGÍAN SU CAMINAR Y VIVIAN SUS VIDAS


HONRANDO A DIOS, ESA ERA SU CONSOLACIÓN.

Yo, yo soy vuestro CONSOLADOR. ¿Quién eres tú para que tengas temor del
hombre, que es mortal, y del hijo de hombre, que es como heno?

Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán CONSOLACIÓN.

Pero el Dios de la paciencia y de la CONSOLACIÓN os dé entre vosotros un


mismo sentir según Cristo Jesús,

Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos
dio CONSOLACIÓN eterna y buena esperanza por gracia,

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias


y Dios de toda consolación,

VIDEO “ME SOSTENDRÁS”

Aflicciones de Pablo

3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias


y Dios de toda consolación,

Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te


dice: No temas, yo te ayudo.

13 Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice:


No temas, yo te ayudo.

«Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo


presente no son comparables con la gloria venidera que
en nosotros ha de manifestarse.» Romanos 8:18
Este versículo está en un contexto extraordinario. En el capítulo
7, el apóstol Pablo ha abierto su corazón expresando la realidad
de la lucha espiritual en su interior, y por supuesto, esa lucha la
vemos en nosotros mismos. Empieza el capítulo 8 con una
declaración victoriosa: «Ahora, pues, ninguna condenación hay
para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a
la carne, sino conforme al Espíritu» (8:1), y termina el capítulo
con una nota de victoria (8:28-39).
En el versículo que nos ocupa nos encontramos con un
contraste. Por un lado, «las aflicciones del tiempo presente», por
otro lado, «la gloria venidera». Las dos son una realidad. En el
presente, nos encontramos muchas veces en medio de
aflicciones por causa de la fe. Esto no nos resulta extraño. Jesús
ya dijo: «en el mundo tendréis aflicción». Por otro lado
esperamos un futuro distinto, y Pablo nos habla de este futuro
en términos de «la gloria venidera». El mismo apóstol escribe su
segunda carta a los Corintios y hace el mismo contraste; dice
que está atribulado, en apuros, perseguido, derribado … (2ª Cor
4:7-9) pero llega al vs. 17 y escribe, «porque esta leve
tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más
excelente y eterno peso de gloria».
¡Qué maravilla! nuestras aflicciones, del tipo que sean, son por
un tiempo limitado, pero producen en nosotros una gloria que
será eterna. Pablo pone en el platillo de una balanza las
aflicciones que sufrimos aquí por nuestra fidelidad a Cristo, y en
el otro platillo la gloria venidera, el resultado es que este
segundo pesa mucho más. Por eso Pablo dice que ambas cosas
no son comparables, no se pueden comparar, ni por su duración
(una es temporal y otra eterna) ni por su calidad o resultado
(una es aflicción y la otra es gloria).
Y un detalle más. Esta gloria venidera «en nosotros ha de
manifestarse». No será manifestada a nosotros, sino que será
manifestada en nosotros. Es decir, esta gloria vendrá a nosotros,
como de fuera, entrará en nosotros y tras habernos llenado se
manifestará en nosotros. Nosotros mismos seremos parte de esa
gloria, los redimidos la veremos los unos en los otros.
Damos gracias a Dios por sus promesas. Nuestros sufrimientos
presentes, no importa cuántos ni cuán severos sean, se pierden
en la insignificancia cuando se los compara con nuestra gloria
futura.
Oración: Señor, gracias por tu ejemplo. Tu sufriste hasta la
muerte de cruz por amor a nosotros, pero a la cruz siguió la
resurrección y la glorificación. Por tu promesa sabemos que
aunque suframos aquí, la gloria que nos espera es infinitamente
mayor. Que esta promesa aliente mi vida aquí.

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