Copia Ribla 27 Richard Evangelio de Mateo
Copia Ribla 27 Richard Evangelio de Mateo
Introducción
El Evangelio de Mateo ha sido el Evangelio más comentado en la historia de la Iglesia, pero
al mismo tiempo es también el Evangelio cuya interpretación es normalmente la más dogmática y
espiritualista. La fuerza y el mensaje de este Evangelio es tan grande y el proyecto de Iglesia que
propone es tan exigente, que ninguna Iglesia puede tolerarlo en su sentido literal, histórico y espiritual
auténticos. La Iglesia Católica, sobre todo después de la reforma constantiniana y el surgimiento de
la Cristiandad occidental (siglo IV), evolucionó en contra del sentido más original de este
Evangelio. La Iglesia sólo puede entender e interpretar un Evangelio cuando es capaz de vivirlo.
Cuando no puede vivirlo, lo ignora o lo espiritualiza. La tradición sacralizó dentro del Evangelio de
Mateo aquella frase de Jesús: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (16,18). Esta
sentencia se convirtió en el canon dentro del canon. Se leyó todo el Evangelio a partir de aquí, con
un sentido dogmático, autoritario, patriarcal y jerárquico. Se hizo de Pedro el primer Papa y se
institucionalizó la Iglesia con un esquema totalmente ajeno a la tradición y al texto del Evangelio de
Mateo.
Por todo esto es tan importante rescatar el sentido original del Evangelio, para confrontar a
la Iglesia con la utopía de sus orígenes. ¿Cómo fue la Iglesia, según el Evangelio de Mateo, antes de
la Cristiandad occidental? La Iglesia debe mirarse en el Evangelio como en un espejo, y preguntarse:
“Iglesia, qué dices de ti misma”. Justamente porque Mateo ha sido el Evangelio más comentado en
la tradición de la Iglesia, por eso mismo es urgente hoy rescatar su sentido auténtico y original.
Siempre que doy un taller sobre el Evangelio de Mateo, surge el interrogante: ¿existe realmente hoy
alguna Iglesia que responda al modelo eclesial propuesto por Mateo? Mi respuesta es siempre la
misma: el Evangelio nos propone un modelo utópico de Iglesia. El fin de la utopía es marcar una
dirección y orientar nuestra práctica y pensamiento en dicha dirección. Lo importante es estar, como
Iglesia, orientados por la utopía del Evangelio, sabiendo que algunos estarán más lejos y otros más
cerca de ese ideal; lo importante es que todos estemos caminando hacia ese proyecto de Iglesia
propuesto por Mateo. El problema fundamental no es si estamos lejos o cerca del proyecto, sino si
caminamos en la dirección utópica correcta y no en una dirección extraviada u opuesta a la utopía
evangélica.
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Algunos autores piensan que el Evangelio no fue escrito por una sola persona, sino por una
escuela de rabinos y escribas cristianos de Antioquía. El nombre de Mateo es una ficción literaria,
que pretende poner toda la obra bajo la autoría histórica de un discípulo directo de Cristo. Detrás del
texto, en todo caso, no hay solamente un autor o una escuela de autores, sino también cincuenta años
de tradición oral que se mantuvo viva en las comunidades cristianas de Galilea, Siria y Antioquía.
Cientos de testigos y profetas cristianos, hombres y mujeres, participaron de manera indirecta en la
creación de este Evangelio fundador de la Iglesia de Jesús.
¿Qué hizo nacer el Evangelio de Mateo? El Evangelio pertenece a la segunda generación del
movimiento de Jesús. Ya en los años ochenta habían muerto todos los discípulos y discípulas de Jesús.
Cuando ellos estaban vivos, la tradición estaba asegurada, pero ahora que desaparecían, se hacía
urgente poner por escrito dicha tradición. Esta será en general la tarea de la segunda y tercera
generaciones de discípulos, del período llamado comúnmente sub-apostólico (70-135 d. C.). Mateo
fue el primero que tuvo la idea de escribir en el período sub-apostólico un Evangelio, a partir de Q y
de Marcos. ¿Cuál fue el motivo inmediato para escribirlo?
El año 70, Jerusalén quedó arrasada por la guerra judía contra Roma. El Israel bíblico
desaparecía. El único grupo que se salvó fue el de los fariseos, cuyos escribas y maestros de la ley
pudieron salvar la Torah (la Biblia hebrea). Los otros grupos: saduceos, sacerdotes, esenios,
desaparecieron. Estos rabinos fariseos fundaron la Academia o Sanedrín de Jamnia o Yafné, donde
se dedicaron de forma exclusiva a comentar la ley. Aquí nació poco a poco el así llamado judaísmo
rabínico (con sus obras Mishna y Talmud), que en el fondo es una nueva religión. Si en el pueblo de
Israel, antes de la guerra, existía un pluralismo de tendencias y tradiciones (fariseos, saduceos,
esenios, herodianos, zelotas, y todos los movimientos proféticos y mesiánicos populares), ahora,
después del 70, la tendencia en el judaísmo rabínico fue hacia una interpretación única de la ley,
excluyente de todas las demás tendencias y tradiciones. Si el movimiento de Jesús, antes del 70, pudo
existir dentro del pluralismo judío, ahora, con el judaísmo rabínico ortodoxo e impositivo, empezó a
tener problemas. El judaísmo rabínico se presentó como la única reconstrucción auténtica y legítima
de la tradición de Israel después de la crisis del 70.
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práctica de Jesús y la práctica de los discípulos; una sola obra con una dimensión al mismo tiempo
cristológica y eclesiológica. En cada pasaje del Evangelio de Mateo están Jesús y la Iglesia. En el
mismo texto tenemos la memoria del Jesús histórico, y a la vez cómo esta memoria es vivida en la
comunidad de los discípulos de Jesús que es la Iglesia. En un mismo texto tenemos de forma directa
a Jesús, y cómo este Jesús es encontrado y vivido como Iglesia por sus discípulos. La importancia de
Pedro en este Evangelio está fundada en su carácter de discípulo, de testigo del Jesús histórico. Decir
Pedro, es decir, fidelidad al Jesús histórico de Galilea. Los doce discípulos representan el nuevo
pueblo de Israel, en continuidad con el pueblo de las doce tribus. El símbolo de doce discípulos tiene
un carácter social, no es de ninguna manera una opción de género (género masculino excluyente de
la mujer). Pedro no es el primer Papa, sino el discípulo real que representa la comunidad de hombres
y mujeres que constituyen la Iglesia. Sobre este discipulado, Jesús edifica su Iglesia.
II: Revelación de Jesús, rechazo de los dirigentes de Israel y construcción de la Iglesia: 4,17—16,20
1: Práctica de Jesús, práctica de la Iglesia: 4,17—9,35
2: Misión de Jesús y los discípulos; rechazo de los dirigentes: 9,36—12,50
3: Jesús anuncia el Reino y construye su Iglesia: 13,1—16,20.
Ahora veremos parte por parte, primero la estructura detallada del texto de cada sección, para
ayudar a una lectura atenta del mismo, y luego algunas claves para una interpretación liberadora del
texto.
1: Génesis de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: José: raiz histórica y cultural de Jesús (1,1-
17).
2: Génesis de Jesucristo, “Dios con nosotros”: María: irrumpe el poder del Espíritu (1,18-25).
3: Sabios de oriente buscan a Jesús para adorarlo (2,1-12)
4: Herodes y Arquelao buscan a Jesús para matarlo (2,13-23)
Huída a Egipto, matanza de los niños inocentes (16-18)
Retorno a Judá, huída a Galilea, por causa de Arquelao (19-23)
5: Juan Bautista: movimiento profético en el desierto (3, 1-12)
6: Vocación profética de Jesús (3,13-17)
7: Enfrentamiento entre Jesús y el Diablo (4,1-11)
8: Juan es encarcelado y Jesús se retira a Galilea (4,12-16)
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Claves de interpretación del texto
En niño que nace de María recibe el nombre de Jesús, que significa “Yahvéh salva” (1,21),
pues Jesús salvará a su pueblo de sus pecados. Sin embargo, también el niño, según la profesía de Is.
7,14, recibe el nombre de Emmanuel, que significa “Dios con nosotros” (1,22-23). Tenemos aquí una
inclusión con el final del Evangelio, donde las últimas palabras de Jesús son: “yo estoy con ustedes
todos los días hasta la consumación del mundo” (28,20). En el Evangelio de Mateo, Jesús es la
presencia de Dios en medio de la historia.
En el capítulo segundo tenemos una nueva oposición: unos sabios de oriente buscan a Jesús
para adorarlo (2,1-12), en tanto que Herodes y Arquelao lo buscan para matarlo (2,13-23). Tenemos
aquí las implicaciones internacionales y políticas del nacimiento de Jesús. Los sabios representan a
los gentiles que buscan a Jesús a tientas, siguiendo los signos de la naturaleza (la estrella), y que
finalmente lo encuentran escudriñando, junto con los sabios de Israel, las Sagradas Escrituras.
Herodes y Arquelao representan aquí a las autoridades de Israel, que posteriormente rechazarán de
manera radical a Jesús. Jesús huye de Herodes yendo a Egipto, y luego huye de Arquelao yendo a
Galilea. Jesús conoce así desde su nacimiento la persecución y el exilio. Salva su vida en medio de
una masacre de niños inocentes (2,16-18).
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En la última sección de esta primera parte del Evangelio, Jesús es llevado por el Espíritu al
desierto y es tentado por el Diablo (4,1-11). La tentación es ascendente: primero el hambre (en el
desierto), luego el poder religioso (en el Templo) y, finalmente, el poder político (en un monte muy
alto). Satanás ha reconocido en Jesús al Hijo de Dios (vv. 3 .6) y entra en una discusión hermenéutica
con El sobre diferentes textos bíblicos. Jesús rechaza radicalmente utilizar el poder del Espíritu para
fines personales o para dominar al pueblo con el poder religioso o político. Después de la tentación,
Juan es encarcelado y Jesús debe, por segunda vez, huir a Galilea (4,12, en paralelo con 2,22-23).
Todo termina con la cita de Isaías (8,23—9,1) sobre “Galilea de los gentiles” y la práctica de Jesús
allí.
En esta primera parte del Evangelio, donde Mateo presenta a Jesús (1,1—4,16), tenemos siete
citas explícitas delAntiguo Testamento (AT) (Is. 7,14;Miq. 5,1; Os. 11,1; Jr. 31,15; Jc. 13,1-7; Is.
40,3; Is. 8,23—9,1), siempre con la fórmula de cumplimiento: “...esto sucedió para que cumpliera el
oráculo del Señor por medio del profeta”. Mateo quiere con esto presentar a Jesús en continuidad con
la historia de Israel, mostrando cómo en Jesús (y en la Iglesia de Mateo) se cumple todo lo predicho
por los profetas.
Desde entonces comenzó Jesús a predicar (v. 17. Nuevo comienzo en 16,21)
Vocación de los primeros cuatro discípulos (4,18-22)
Sumario de la actividad de Jesús en Galilea (4,23-25. Inclusión con 9,35)
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(1) se dijo: no matarás... pero yo les digo (21-26)
(2) no cometerás adulterio... pero yo les digo (27-32)
(3) no perjurarás... pero yo les digo (33-37)
(4) ojo por ojo... pero yo les digo (38-42)
(5) amor al prójimo, odio al enemigo... pero yo les digo (43-47)
Conclusión: ser perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto (48)
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3: Liberación del pueblo (9,14-34)
— controversia sobre el ayuno (9,14-17)
oposición: fiesta ayuno, paño nuevo vestido viejo vino nuevo odres viejos
(1) Curación de la hija del magistrado (18-19 y 23-26)
(2) Curación de la mujer con flujo de sangre (20-22)
(3) Curación de dos ciegos (27-31)
(4) Curación de un mudo endemoniado (32-33a)
— reacción de la gente: jamás se vio cosa igual en Israel
— reacción de los fariseos: por el príncipe de los demonios expulsa a los demonios (33b-34)
Conclusión (9,35. Inclusión con 4,23)
El Sermón comienza con las siete bienaventuranzas (vv. 3-10). La primera y la última se
corresponden, pues tienen la misma promesa en tiempo presente. Entre las dos tenemos tres pares de
personas bienaventuradas. En la fuente (Evangelio Q 6,20b-21) hay apenas tres categorías: los pobres,
los que tienen hambre y los que lloran.
El discurso se dirige, en segunda persona plural, directamente a estos tres grupos. Mateo
agrega cinco nuevas categorías y pone el discurso en tercera persona plural, lo que le da un carácter
universal. Ya no se trata de los pobres ahí presentes, sino de los pobres de todas las épocas. Hay dos
categorías que Mateo transforma: ya se no trata de “los pobres”, sino de “los pobres de espíritu”; “los
que tienen hambre ahora”, en Mateo son “los que tienen hambre y sed de justicia”. La expresión
“pobres de espíritu” puede traducirse como “pobres con Espíritu”. No se trata de una espiritualización,
ya que en ambos casos se trata de pobres concretos, sin embargo, en Mateo son pobres portadores del
Espíritu de Dios. Otra traducción dice “los que tienen espíritu de pobre”, lo que es correcto si se
refiere a la experiencia de Dios que tienen los pobres. La expresión “bienaventurados” es débil. Mejor
es traducir por “felices, dichosos”, con la connotación dinámica de “arriba, en marcha”. Los pobres
con Espíritu son felices porque en sus manos está ahora construir el Reino de los Cielos. La felicidad
no está en ser pobres, sino en su misión de construir el Reino.
El primer par de personas después de los pobres son “los que lloran y los humildes” (vv. 4-
5), son una categoría casi sinónima de pobres. Son los que sufren una opresión profunda y los que
han sido excluidos o despojados (léase el Sal. 37, 1: los humildes poseerán la tierra). El siguiente
grupo de personas son los que se definen por la justicia y la misericordia (vv. 6-7). Por último, los
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que tienen el corazón limpio (limpio de codicia e idolatría), quienes verán a Dios; y los que trabajan
por la paz, que serán llamados hijos de Dios. La última bienventuranza: “los perseguidos por causa
de la justicia” (v. 10), corresponde de forma simétrica a “los pobres con Espíritu”. Son los
responsables de construir el Reino ahora (tiempo presente).
En la sección 5,17-48 Jesús perfecciona la tradición: incorpora la Biblia hebrea (la Ley y los
Profetas) como Biblia cristiana en la Iglesia. Mateo define el concepto de Justicia: opone la justicia
de los fariseos (ser perfectos por el cumplimiento de toda la ley) a la justicia de Jesús (ser perfectos
como el Padre es perfecto). Jesús hace una relectura de cinco mandamientos concretos a la luz de su
propio concepto de justicia (ver la estructura y leer el texto con ella). Aquí tenemos la oposición
histórica entre la práctica de la sinagoga (Academia de Jamnia) y la práctica del Reino de Dios (Iglesia
de Mateo). En la cuarta sección (6,1-18) sigue la oposición entre la religión de Jesús y la religión
hipócrita de los fariseos, en tres temas concretos: la limosna, la oración y el ayuno. La religión de los
fariseos es para ser vistos, es una religión del poder. Jesús define su concepto de justicia y religión
únicamente en función del Padre (diez veces aparece “Padre” en 6,1-18).
Jesús opta por tres pobres concretos: un leproso (excluido socialmente), un gentil (el criado
del centurión romano) y una mujer (la suegra de Pedro). El sentido de esta práctica de Jesús se da en
la cita de Is. 53,4: tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades. El centro del relato
está en la sección intermedia (8,18—9,13): la “otra orilla” (expresión que aparece en 8,18.28 y 9,1).
Esta expresión caracteriza la misión: el ir más allá de los límites, geográficos (la otra orilla del lago)
y sociales (más allá de los límites de la ley para perdonar los pecados y comer con los pecadores). La
misión exige un discipulado radical. Es lo que aparece de manera directa en 8,19-22, y es asimismo
el tema de la tempestad calmada: “subió a la barca y los discípulos le siguieron”, v. 23). La sección
termina con el llamado a Mateo.
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Jesús, al comer con los pecadores en casa de Mateo, se sitúa totalmente en “la otra orilla”.
De nuevo, un texto de la Escritura (Os. 6,6) viene a iluminar la acción de Jesús: Misericordia quiero,
no sacrificio (9,13). La misión queda situada en el campo de la misericordia, no en el Templo. En la
tercera sección de esta parte narrativa (9,14-34), Jesús define el sentido mismo de su acción: no viene
a reparar un vestido viejo, ni a echar el vino nuevo en odres viejos. El tiempo de Jesús es un tiempo
de alegría y fiesta, pues está llegando el Reino en la liberación del pueblo. El pueblo oprimido está
aquí representado por dos mujeres (la hija del magistrado y la mujer con flujo de sangre), por dos
ciegos y un sordomudo. En 9,3.11.34 aparece ya la oposición de los escribas y fariseos, tema éste que
será desarrollado en la sección siguiente: 9,36—12,50.
(2) acciones misioneras: proclamar la cercanía del Reino: curar enfermos, resucitar muertos,
purificar leprosos y expulsar demonios (7-8a)
(3) exigencias misioneras: gratuidad: dar gratuitamente lo recibido no llevar oro, plata,
monedas, alimentos no llevar dos túnicas, ni sandalias, ni bastón razón: el obrero merece su sustento
(8b-10)
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Sección narrativa:
Rechazo de los dirigentes de Israel
Revelación a los pequeños y sencillos: 11,1—12,50
Conclusión discurso anterior — transición a lo que sigue (11,1)
10
Hay aquí una eclesiología que nace de la misión y que está orientada a ella. La sección
comienza con la compasión de Jesús por la muchedumbre, porque están vejados y abatidos como
ovejas sin pastor (9,36). De esa compasión nace la misión, en función de la cual Jesús organiza e
instruye a sus discípulos. No se trata aquí de la organización de los doce apóstoles, como
continuadores de la misión de Jesús. La palabra “apóstol” aparece una sola vez en Mateo (aquí en
10,2). Aquí se trata de los discípulos de Jesús en general. Los apóstoles son siempre llamados en el
Evangelio con la expresión de los doce discípulos. Los discípulos no continúan la misión de Jesús,
sino que la realizan con la presencia siempre permanente de Jesús (véase el envío final en 28,16-20).
Jesús da a sus discípulos poder para expulsar espíritus inmundos y para sanar toda enfermedad y
dolencia. No le da todavía poder para enseñar, eso se les dará al final, en 28,20. Nunca les dará poder
para gobernar, ni mucho menos para dominar.
Debemos entender esta misión concreta de los discípulos en el contexto actual, sin
espiritualizarla o ignorarla. El texto nos ofrece tres instrucciones sobre la misión (ver esquema). 10,
5b enraíza el discurso en el contexto histórico de Jesús (no ir a los gentiles y samaritanos, sino sólo a
Israel), lo que será claramente superado después de la resurrección en 28,16-20. Este enraizamiento
necesario, no le quita a las instrucciones sobre la misión su dimensión futura para la vida de la Iglesia
de todos los tiempos. La instrucción insiste en la manera de vivir la misión y no en el contenido, que
no es sino de modo genérico la cercanía del Reino (tal como en 3,2 en Juan Bautista, y en 4, 17 en
Jesús).
Terminado el discurso sobre la misión, viene ahora la parte narrativa (11,1— 12,50). La unión
entre las dos partes se da en 11,1. La idea central de esta parte narrativa es la oposición mortal de los
dirigentes de Israel a la revelación de Jesús. Jesús condena a los escribas y fariseos como “esta
generación” (11,16/12,39.41.42.45) “malvada y adúltera” (12,39), que juzgan a Jesús (como “un
comelón y borracho, amigo de publicanos y pecadores”, 11,19) y que lo tientan igual que Satanás
(12,38-42). Jesús condena a las ciudades Corazaín, Betsaida y Cafarnaum, donde están sus sinagogas
11
que lo rechazan (11,20-24). Los fariseos interpretan la acción de Jesús como obra de Satanás (12,22-
28). El momento cumbre se da cuando se confabulan para ver cómo matarlo (12,14).
Jesús, sin embargo, encuentra una respuesta positiva en los pequeños: los humildes, los
pobres, los que están fatigados y sobrecargados (12,25-30). Jesús es interpretado como el siervo de
Yahvéh a la luz de Is. 42,1-4 (12,15-21). Reconoce en sus discípulos a su hermano, hermana y madre;
sus discípulos constituyen su casa, esto es su Iglesia (12,46-50). El tiempo de Jesús y de sus discípulos
es diferente al tiempo de los profetas, cuyo último representante es Juan Bautista. Ahora, “el Reino
de los Cielos sufre violencia y los violentos lo arrebatan” (11,11-15). El Reino sufre la violencia de
los dirigentes de Israel, de los que se oponen a Jesús y quieren matarlo. Los violentos no son aquí los
que responden con violencia a la violencia del sistema, sino que se refiere a los esforzados, a los que
resisten, a los que perseveran en medio de las persecuciones por causa del Reino. Jesús, ante la
violencia de los dirigentes de Israel, se presenta “manso y humilde de corazón” (11,29).
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Los discípulos adoran a Jesús: “verdaderamente eres hijo de Dios” (14,33)
(5) En tierra de Genesaret: numerosas curaciones (14,34-36)
(2) Ética interior del corazón contra pureza legal (15, 10-20)
Lo que entra no contamina; sí, lo que sale de la boca (10-11)
Jesús condena a los fariseos (12-14)
Explicación de la parábola: la ética del corazón (15-20)
En esta sección Mateo sigue muy de cerca la narrativa de Marcos. El discurso en parábolas
es el tercer discurso del Evangelio de Mateo. Son siete parábolas para explicar la naturaleza
sorprendente del Reino en medio del mundo. Las parábolas del sembrador y del grano de mostaza las
toma de Marcos. La de la levadura la tomó del documento Q (Lc. 13,20-21). Las cuatro parábolas
restantes son propias de Mateo: las de la cizaña, el tesoro, la perla y la red. En las parábolas del
sembrador y en la de la cizaña, hay dos contextos: el relato mismo de la parábola, que se sitúa en el
contexto de Jesús, y la explicación de ella, que se sitúa en el contexto de la Iglesia de Mateo. La
parábola propia de Mateo sobre el trigo y la cizaña, busca explicar cómo en el Reino y en la Iglesia
co-existen los hijos del Reino y los obradores de la iniquidad. No podemos separar antes de tiempo
el trigo de la cizaña sino esperar el fin del mundo, cuando el Hijo del Hombre recoja de su Reino
todos los escándalos y a los obradores de la iniquidad. También hoy vivimos esta situación en la
Iglesia.Al final del discurso podemos descubrir al escriba cristiano autor del evangelio: “todo escriba
que se ha hecho discípulo del Reino de los Cielos es semejante al dueño de una casa que saca de sus
arcas lo nuevo y lo viejo” (13,52).
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La sección narrativa (13,53—16,20) está íntimamente unida al discurso anterior. El texto
13,53 hace de unión entre ambas partes. La narrativa se halla dominada por el doble relato de la
multiplicación de los panes. Este episodio tiene diferentes coloridos: hace referencia a Moisés en el
desierto, a Jesús profeta que alimenta a multitudes; milagro con carácter social y con colorido
apocalíptico: comida mesiánica, anuncio del Reino; resonancias también eclesiales: anuncio de la
Eucaristía.
Otro escenario en la narrativa es el lago: la barca zarandeada por las olas y Jesús que viene a
ellos caminando sobre las aguas (14,22-33) y Jesús en la barca con sus discípulos, donde les advierte:
“abran los ojos y guárdense de la levadura de los fariseos y saduceos” (16,5-12). El contexto aquí es
fundamentalmente eclesiológico: Cristo resucitado presente en su Iglesia.
14
(Cuarto discurso del Evangelio de Mateo)
15
La sección que ahora tenemos entre manos (16,21—20,34), igual que las tres secciones
anteriores, tiene un discurso y una parte narrativa, no obstante, el ordenamiento es diferente. La
narrativa sigue el itinerario de viaje de Jesús hacia Jerusalén, dividido en tres etapas. El discurso de
Jesús, el cuarto del Evangelio de Mateo, se sitúa entre la segunda y la tercera etapa. El tema central
de toda la sección es la instrucción de Jesús a sus discípulos, por tanto, un contexto claramente
eclesial. Este es el contenido también del cuarto discurso de Jesús. El camina solo con sus discípulos,
sobre todo desde 19,10 hasta el final. La tensión principal no es entre Jesús y los dirigentes del pueblo
de Israel, sino entre Jesús y sus propios discípulos. Estos no entienden, o entienden bien y rechazan,
la perspectiva de la cruz y del servicio que propone Jesús. Este los instruye para que entiendan su
perspectiva. Al igual que en el bautismo de Jesús, Dios interviene de forma directa en el relato en la
escena de la transfiguración (17,1-8), donde se repiten las palabras del Padre: “Este es mi hijo amado,
en quien me complazco”, sin embargo, ahora se hace necesaria una orden de Dios: “¡escuchadle!”
(17,5).
2: Controversias (22,15-46)
(1) Sobre el tributo al Cesar: con fariseos y herodianos (22,15-22)
(2) Sobre la resurrección: con los saduceos (22,23-33)
(3) Sobre el mandamiento principal: con los fariseos (22,34-40)
(4) Sobre el Hijo de David: Jesús toma la iniciativa (22,41-46)
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(5) Tiempo y actitudes (32-44)
Referente a la caída de Jerusalén: sabemos, si somos capaces de discernir los signos
de los tiempos (32-35)
Referente al fin del mundo: nadie sabe nada, ni los ángeles, ni el Hijo; sólo el Padre
(36)
Referente a la venida del Hijo del Hombre para poner fin al tiempo presente: no
sabemos, pero debemos velar y estar preparados (37-44)
Mateo sigue la estructura básica del Evangelio de Marcos, no obstante, hace una relectura
propia y creativa. Agrega a la parábola de los viñadores homicidas, otras dos: la parábola de los dos
hijos (propia de Mateo) y la de los invitados al banquete (tomada de Q 14,16-24). El discurso profético
del capítulo 23 es una composición redaccional de Mateo. El discurso apocalíptico es asimismo una
relectura y actualización del discurso correspondiente en Marcos (13). Mateo añade tres parábolas de
vigilancia (24,45—25,30) y el juicio definitivo (25,31-46). Muchos otros detalles nos muestran la
intención del relato de Mateo, que no podemos examinar aquí.
Conclusión de todos los discursos de Jesús ruptura con lo que sigue: 26,1
Prólogo (26,2-5)
Jesús: llega la Pascua y el Hijo del Hombre será crucificado (2)
Confabulación de los sumo-sacerdotes y de los ancianos contra Jesús (3-5)
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3: Muerte de Judas (27,1-10)
4: Jesús da testimonio ante Pilatos (27,11-26)
Bibliografía mínima
Aguirre Monasterio, Rafael-Rodríguez Carmona, Antonio. Evangelios sinópticos y Hechos de los
Apóstoles. Estella (Navarra), Editorial Verbo Divino, 1994, 404 págs.
Aguirre Monasterio, Rafael-Rodríguez Carmona, Antonio (eds.). La investigación de los evangelios
sinópticos y Hechos de los Apóstoles en el siglo XX. Estella (Navarra), Editorial Verbo Divino, 1996, 397 págs.
Aguirre Monasterio, Rafael (coord.). Mateo, el escriba cristiano. Estella (Navarra), Editorial Verbo
Divino, 1994, 72 págs. (Reseña Bíblica No. 2).
Grelot, Pierre. Los Evangelios. Origen, fechas, historicidad. Estella (Navarra), Editorial Verbo Divino,
1984, 74 págs. (Cuadernos Bíblicos No. 45).
Kingsbury, Jack Dean. Matthew as Story. Minn., Fortress Press, 1987 (2a. ed. revisada y aumentada).
Luz, Ulrich. El Evangelio según San Mateo. Vol. I: Mt. 1-7. Salamanca, Ediciones Sígueme, 1993,
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Luz, Ulrich. Matthew in History. Interpretation, Influence, and Effects. Minn., Fortress Pres, 1994,
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Mateos, J.-Camacho, F. El Evangelio de Mateo. Lectura comentada. Madrid, Cristiandad, 1981, 292
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Mosconi, Luis. La Nueva Noticia de Jesús según San Mateo. México D. F., Ed. Dabar, 1993, 80 págs.
(traducido del italiano).
Pablo Richard
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