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Quiero Ser Monaguillo

Los monaguillos son niños y jóvenes que sirven en el altar durante las celebraciones litúrgicas, buscando seguir a Jesús y dar testimonio de fe. Cualquier niño o joven que tenga una relación cercana con la Eucaristía puede convertirse en monaguillo, cuya labor es asistir al sacerdote y a la comunidad en la liturgia. Su servicio implica una actitud de humildad, oración y fraternidad, siendo un medio para acercarse al misterio eucarístico.
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Quiero Ser Monaguillo

Los monaguillos son niños y jóvenes que sirven en el altar durante las celebraciones litúrgicas, buscando seguir a Jesús y dar testimonio de fe. Cualquier niño o joven que tenga una relación cercana con la Eucaristía puede convertirse en monaguillo, cuya labor es asistir al sacerdote y a la comunidad en la liturgia. Su servicio implica una actitud de humildad, oración y fraternidad, siendo un medio para acercarse al misterio eucarístico.
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«Quiero ser monaguillo».

¿Quién puede serlo,


qué hace y a quién sirve?

Los monaguillos, son niños y jóvenes que prestan su servicio en el altar del Señor
durante las celebraciones litúrgicas. El término «monaguillo», viene de «monjecillo»
o «pequeño monje», esto como fruto de la actitud de servicio y espiritualidad en la
labor pastoral de estos niños.
Ser un monaguillo es ser un cristiano que busca seguir a Jesús cada vez más de
cerca, escucharlo, verlo e imitarlo, para a su imagen ser verdaderos hombres de
fe.

¿Quién puede ser monaguillo?

Todo aquel niño o joven que, enamorado de la Eucaristía y de la Iglesia, busque


tener una relación estrecha con Jesús y seguirle puede convertirse en uno. Esta
también es un llamado que Dios puede poner en el corazón de los más jóvenes.

¿Qué hace un monaguillo?

El monaguillo es un servidor por excelencia, su tarea es la de servir en el altar y en las


celebraciones de la liturgia. Debe ayudar tanto al sacerdote como a la comunidad en el hacer
más solemne, por lo que está sirviendo al mismo Cristo que se hace presente en la celebración.
Pero su tarea, como la de todo cristiano, es dar verdadero testimonio de discipulado. Pensemos
por ejemplo en que muchas personas por ver al monaguillo distraído en el altar, pierden la
concentración, por esto su actitud y testimonio constante son muy importantes, en especial
durante la misa.

¿A quién sirve?

El monaguillo sirve al sacerdote en la celebración litúrgica, y por medio de este


servicio está sirviendo a la comunidad en general, pero de manera espiritual. Su
servicio va más allá, pues le está sirviendo al mismo Jesús presente en el altar, en
el sacerdote y en la asamblea.

El hermoso oficio de asistir un milagro

«Servir en el altar es la dichosa oportunidad de estar más cerca del misterio y de


servirle a ese mismo misterio glorioso».

El monaguillo asiste al milagro eucarístico, sirviendo en el altar está próximo a la


presencia misma de Jesús, donde el distante es llamado, el triste es consolado,
el enfermo es sanado… allí donde ocurre lo extraordinario, allí mismo tiene lugar
su servicio.

Consejos para ser un buen monaguillo

Quiero darte una lista de consejos para fortalecer tu misión en el servicio del
altar:

— Enamorarse de la Eucaristía; confesarse y comulgar. Participar con


frecuencia.
— No olvidar la oración, es común que se dé la tentación de que por ejercer un
servicio constante, nos dejemos llevar por el hacer y dejemos de dialogar con
quien nos ha llamado y a quien servimos.

— Ser humildes, no hay verdadero servicio si no hay verdadera humildad.


Recuerda que la humildad es la base para tener una fructífera presencia de
Jesús en tu corazón.

— Vivir la obediencia, el servicio nos llama a la verdadera obediencia que no es


otra cosa que comprender y vivir la humildad.

— Vivir las virtudes cristianas, entre ellas el testimonio como un medio de


evangelización.
— La vida fraterna con los otros monaguillos, el aportar a un buen ambiente de
servicio es fundamental.

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