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Introducción. Mauss - Marcel - Sociologia - y - Antropologia

Marcel Mauss ha influido profundamente en la etnología y sociología, destacando la relación entre el individuo y el grupo, así como la importancia de las técnicas corporales en la educación cultural. Su obra, aunque dispersa, ha sido fundamental para el desarrollo de la etnografía moderna y ha inspirado a numerosos investigadores en diversas disciplinas. Mauss propuso un enfoque que conecta la psicología y la sociología, enfatizando la necesidad de estudiar las técnicas corporales y su impacto en la integración cultural y la identidad social.

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Introducción. Mauss - Marcel - Sociologia - y - Antropologia

Marcel Mauss ha influido profundamente en la etnología y sociología, destacando la relación entre el individuo y el grupo, así como la importancia de las técnicas corporales en la educación cultural. Su obra, aunque dispersa, ha sido fundamental para el desarrollo de la etnografía moderna y ha inspirado a numerosos investigadores en diversas disciplinas. Mauss propuso un enfoque que conecta la psicología y la sociología, enfatizando la necesidad de estudiar las técnicas corporales y su impacto en la integración cultural y la identidad social.

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14 SOCIOLOGIA Y ANTROPOLOGIA

INTRODUCCION A LA OBRA DE MARCEL MAUSS


bajos sobre los que W. B. Cannon ha fundamentado su interpretación
psicológica de los trastornos que él denomina homeostáticos se remontan
a la primera guerra mundial, es en una época mucho más reciente 2 cuando
el ilustre biólogo incluye dentro de su teoría esos especiales fenómenos
que parecen poner inmediatamente en contacto lo psicológico y lo social,
tema sobre el que Mauss llamó la atención en 1926, y no porque fuera
Pocas enseñanzas han permanecido tan esotéricas y pocas también han él quien los descubriera, sino porque fue uno de los primeros en subrayar
ejercido al mismo tiempo una influencia tan profunda como las de Marcel su autenticidad, su generalidad y, sobre todo, su extraordinaria importancia
Mauss. De su pensamiento, oscuro a veces, debido a su misma densidad, para una adecuada interpretación de las relaciones entre el individuo y el
pero donde no faltaban continuos destellos de ingeniosidad; de su método grupo.
tortuoso, que parecía perderse hasta el momento en que el más inesperado
El problema de las relaciones entre el individuo y el grupo que do­
de los caminos conducía hasta el fondo del problema, sólo aquellos que
mina hoy la etnología contemporánea inspiró ya la comunicación sobre
conocieron y oyeron al hombre pueden plenamente apreciar su fecundidad
las «técnicas corporales», con la cual se cierra este volumen, al afirmar
y declararse en deuda con él. No nos ocuparemos aquí de cuál ha sido el
el valor fundamental para las ciencias del hombre, de un estudio de la
papel que ha jugado dentro del pensamiento etnológico y sociológico francés,
puesto que ya ha sido estudiado en otro lug ar1; limitémonos a recordar forma en que cada sociedad impone al individuo el uso rigurosamente
que la influencia de Mauss no sólo se ha ejercido sobre los etnógrafos, entre determinado de su cuerpo. Mauss anuncia una de las preocupaciones más
los cuales ninguno puede decir que ha escapado a ella, sino también sobre actuales de la escuela antropológica americana, que ha quedado plasmada
lingüistas, psicólogos, historiadores de las religiones y orientalistas, e incluso en los trabajos de Ruth Benedict, Margaret Mead, así como en los de la
dentro del campo de las ciencias sociales y humanas; una pléyade de inves­ mayor parte de los etnólogos de la joven generación. La estructura social
tigadores franceses le son de alguna forma deudores de su orientación. imprime su sello sobre los individuos por medio de la educación de las
Para los demás, su obra escrita estaba excesivamente dispersa y con fre­ necesidades y actividades corporales. «Se enseña a los niños... a dominar
cuencia difícilmente accesible; el azar de un encuentro o la lectura de uno sus reflejos... Se inhiben ciertos miedos..., se seleccionan los movimientos
de sus trabajos podía despertar intereses profundos, como puede verse en y lo que los detendrá.» Para esta búsqueda de la proyección de lo social
la obra de Radeliffe-Brown, Malinowski, Evans-Pritchard, Firth, Herskovits, sobre lo individual debe examinarse el fondo de las costumbres y de las
Lloyd Warberm, Redfield, Kluckhohn, Elkin, Held y muchos otros. En conductas, pues en este campo nada es fútil, ni gratuito, ni superfluo:
general, la obra y el pensamiento de Mauss han ejercido su influencia «la educación del niño está llena de lo que se llaman detalles, pero que
más a través de los colegas y discípulos que estaban en contacto continuo son esenciales», a lo que añade: «miles de detalles inobservados, pero
u ocasional con él, que por medio de sus palabras o escritos. Es a esta que deben ser objeto de observación, componen la educación física, cual­
situación paradójica a lo que viene a poner remedio esta colección de quiera que sea la edad y el sexo».
memorias y comunicaciones, que están muy lejos de agotar el pensamiento De este modo, Mauss estableció no sólo el que luego ha sido el plan
de Mauss y de la cual hay que esperar que sea el comienzo de una serie de trabajo de la etnografía moderna durante estos últimos diez años, sino
de volúmenes en que la obra completa, ya publicada, ya inédita, realizada que al mismo tiempo reconoció la importancia de las consecuencias de esta
personalmente o en colaboración, pueda por fin ser conocida en su to­ nueva orientación; es decir, el acercamiento de la etnología al psicoanálisis.
talidad. El hombre dotado de una formación intelectual y moral tan púdica como
la del neo-kantismo que reinaba en nuestras Universidades a finales del
siglo pasado, necesita mucho valor y clarividencia para lanzarse a la bús­
I queda «de estados psíquicos desaparecidos en la infancia», resultados «de
contactos de piel y de sexos», y para darse cuenta de que esto le lleva
Lo primero que sorprende es lo que podríamos denominar el moder­ a meterse «de lleno en el psicoanálisis, seguramente con bastante funda­
nismo del pensamiento de Mauss. El Essai sur Vidée de Mort hace pensar mento en este caso». De aquí la importancia, plenamente reconocida por
en problemas que la medicina psicosomática ha dado actualidad sólo a lo él, del momento y forma del destete, y de la forma en que el bebé es
largo de estos últimos años. Por otra parte, si bien es cierto que los tra- manejado; entrevé incluso una clasificación de los grupos humanos en
1 C. L évi-S tra u ss , “Sociología francesa” , en L a Sociologie au X X '" siècle. Presses «gentes de cuna... y gentes sin cuna».
Universitaires de France, 1947, vol. 2 (Tw entieth Century Sociology, New York, 1946 Será suficiente citar los nombres y las investigaciones de Margaret Mead,
capítulo XVII). Ruth Benedict, Cora du Bois, Clyde Kluckhohn, D. Leighton, E. Erikson,
2 W. B. C annon, "Voodoo'’ Death. American Anthropologist, n. s„ vol. 44, 1942.
INTRODUCCION A LA OBRA DE MARCEL MAUSS 15 16 SOCIOLOGIA Y ANTROPOLOGIA

K. Davis, J. Henry, etc., para comprender la novedad de estas tesis pre­ de los medios mecánicos a disposición del hombre tienda a apartar a éste
sentadas en 1934, es decir, el año en que aparecen Patterns of culture, del ejercicio y aplicación de los medios corporales, excepción hecha del de­
todavía muy alejados de este planteamiento del problema y al mismo porte, que es una parte importante, pero sólo una parte, de las con­
tiempo en que Margaret Mead estaba elaborando sobre el terreno, en Nueva ductas imaginadas por Mauss y que además varía según los grupos. Sería
Guinea, los principios de una doctrina bastante semejante, y de la que es de desear que una organización internacional, como es la UNESCO, se
sabido la influencia que estaba destinada a ejercer. ocupara de llevar a cabo el programa presentado por Mauss en esta comu­
Mauss permanece todavía hoy, desde dos puntos de vista diferentes, nicación. Si los Archives internacionales des Techniques corporelles reali­
por delante de todas las ;nvestigaciones llevadas a cabo a posteriori. Al zaran el inventario de todas las posibilidades del cuerpo humano, de los
abrir a las investigaciones etnológicas un nuevo campo, el de las técnicas métodos de aprendizaje y de los ejercicios empleados para el montaje de
corporales, no se limitó a reconocer la incidencia de estos estudios sobre cada técnica, llevarían a cabo una labor de -carácter realmente interna­
el problema de la integración cultural, sino que subrayó también , su im­ cional, ya que no hay en el mundo un solo grupo humano que no pueda
portancia intrínseca; a este respecto, nada o casi nada se ha añadido. aportar una contribución original a esta empresa; al mismo tiempo se
Desde hace diez o quince años los etnólogos se han ocupado de ciertas crearía un patrimonio común y accesible a toda la humanidad, patrimonio
disciplinas corporales, pero solamente en la medida en que confiaban con cuyo origen se remonta a hace millones de años y cuyo valor práctico es
ello determinar los mecanismos de que se sirve el grupo para modelar el y seguirá siendo siempre actual; por otra parte, la utilización común per­
individuo a su imagen. En realidad, nadie se ha ocupado todavía de llevar mitiría, más que cualquier otro medio, puesto que adopta la forma de
a cabo ese inmenso trabajo que consiste en la descripción y el inventario experiencias vividas, que cada hombre sienta la solidaridad intelectual y fí-
de los usos que los hombres han hecho y hacen de su cuerpo a lo largo sica que le une a toda la humanidad. Esta labor servirá al mismo tiempo
de la Historia y en todo el mundo, trabajo que Mauss consideraba de una ; para contrarrestar los prejuicios de raza, puesto que frente a las concep-
necesidad urgente. Coleccionamos los productos de la industria humana, \ ciones racistas que desean ver el hombre como un producto de su cuerpo, se
recogemos los textos orales o escritos, y, sin embargo, continuamos igno­ | demostrará por el contrario que es el hombre quien siempre y en todo
rando las inmensas y variadas posibilidades de ese instrumento universal / lugar ha sabido hacer de su cuerpo un producto de sus técnicas y de sus
y a disposición de cada uno, que es el cuerpo humano, exceptuando úni­ L_ actuaciones.
camente aquellas posibilidades, limitadas y parciales, que forman parte Pero no son sólo razones morales y prácticas las que militan en su
de nuestra cultura particular. favor; aportaría informaciones de una riqueza insospechada sobre migra­
Mas todo etnólogo que haya trabajado sobre este tema sabe que estas ciones, contactos culturales o aportaciones que se sitúan en un pasado
posibilidades varían asombrosamente según los grupos. Las capacidades lejano y cuyos gestos, en apariencia insignificantes, transmitidos de gene­
de excitabilidad, los límites de la resistencia son diferentes en cada cul­ ración en generación, protegidos incluso por su misma insignificancia, dan
tura; los esfuerzos «irrealizables», los dolores «insufribles», los placeres mejor testimonio que los yacimientos arqueológicos o los monumentos a de-
«extraordinarios» están menos en función de las particularidades indivi­ •terminadas personas. ^La^posición d e j a mano del^hombre durante la^mic-
duales que de los criterios sancionados por la aprobación o desaprobación : ción, la preferencia por lavarse en agua corriente o estancada, siempre
colectiva. Cada técnica, cada conducta, aprendida y transmitida por tra­ . ^vivar en la costumbre de cerrar o de dejar abierto el tapón del lavabo
dición, están en función de ciertas sinergias nerviosas y musculares que i mientras corre el agua, etc., son ejemplos de una arqueología de las cos-
constituyen cada una un verdadero sistema, solidario, por otra parte, con v tumbres corporales que en la Europa moderna y (con mayor razón en
un determinado contexto sociológico. Esto es una verdad aplicable no sólo otros continentes) aportarían al historiador de la cultura conocimientos de
a las más humildes técnicas, como son la producción de fuego por frota­ tanto valor como los de la prehistoria o la filología.
miento, o la talla de instrumentos de piedra a golpes, sino también a esas * · *
grandes construcciones, a la vez físicas y sociales, en que consisten las
diferentes gimnasias (incluida la gimnasia china, tan diferente de la nues­
tra, y la gimnasia visceral de los antiguos Maoris, de la que no sabemos - Nadie mejor que Mauss, que se entretenía en leer los límites de la
casi nada), o las técnicas de respiración china e hindú, e incluso los cultura céltica, en la forma de los panes, puestos en los estantes de las
ejercicios de circo, que constituyen un viejo patrimonio de nuestra cultura, panaderías, podría sentir esa solidaridad del pasado con el presente, trans­
cuj^coñservación abandonamos al azar de las vocaciones individuales y a crita en las más humildes y concretas de nuestras costumbres. Mas al sub­
las tradiciones familiares. rayar la importancia de la muerte mágica y de las técnicas corporales, su
.... Este conocimiento de las diversas modalidades de utilización del cuerpo pensamiento estaba dirigido a crear otro tipo de solidaridad, que es el
humano será especialmente necesario en el momento en que el desarrollo tema principal de la tercera comunicación publicada en este volumen:
INTRODUCCION A LA OBRA DE MARCEL MAUSS 17
18 SOCIOLOGIA Y ANTROPOLOGIA

Rapports réels et pratiques de la Psychologie et de la Sociologie. En este


es lo que Margaret Mead ha dejado sentado en una reciente publicación4,
caso, estamos en presencia de un tipo de hechos «que habrá que estudiar
al demostrar que los tests de Rorschach, aplicados a los indígenas, no
inmediatamente: aquellos en que la naturaleza social forma parte muy di­
recta de la naturaleza biológica del hombre» 3. Son estos datos privilegiados descubren nada que el etnólogo no haya aprendido ya, siguiendo los mé­
los que permitirán atacar el problema de las relaciones entre psicología todos de investigación propiamente etnológicos, aunque sí serán útiles para
y sociología. facilitar una traducción psicológica de los resultados establecidos de forma
Ha sido Ruth Benedict quien ha demostrado a los etnólogos y a los independiente.
psicólogos contemporáneos que la descripción de los fenómenos de que se Es justamente esta subordinación de la psicología a la sociología lo
ocupan unos y otros se puede realizar en un lenguaje común tomado de que Mauss pone de relieve. Ruth Benedict, sin duda, jamás ha pretendido
la psicopatología, lo que constituye en sí mismo un misterio. Diez años considerar determinados tipos de cultura como trastornos psicopatológicos,
antes, Mauss se había dado cuenta de ello con una lucidez tan profética .y todavía menos explicar los primeros por medio de los segundos, si bien
no. cabe duda de que h a sido imprudente utilizar una termmdogm_psi-
que, imputado únicamente al abandono en que habían quedado las ciencias
del hombre en nuestro país, puede llegar a ' comprenderse que este amplio quiátfica para ^definir los^'íenóme^^socklésT^cuaiHdüT^eirreándad, la ver-
campo de. investigación, cuya entrada había quedado tan preparada, no
^ en la natúraleza^€^tár~socieSad~^f^pr^Sr^sus costumbres y sus
fuera puesto en explotación. Efectivamente, desde 1924 Mauss se dirigirá
S instituciones por medio de símbolos, mientras que las conductas indivi-
a los psicólogos, y al definirles la vida social como <<un mundo de re­
I duales normales no son por sí mismas jamás simbólicas, ya que son los
laciones simbólicas» les dirá: «Mientras que vosotros~~captais estos casos
■ elementos a partir de los cuales se construye el sistema simbólico, que
de simbolismo muy de tarde en tarde, y con frecuencia dentro de una
i únicamente puede ser colectivo. Solamente las conductas anormales, por-
serie de actos anormales, nosotros los captamos en gran número continua­
f que no son sociales y porque, en cierto modo, están abandonadas a sí
mente, y, además, en la múltiple repetición de hechos normales.» La tesis
de Patterns of Culture se anticipó en esta fórmula, de la cual el autor, sin I mismas, al proyectarse sobre el plano individual, crean la ilusión de un
duda alguna, jamás tuvo conocimiento, y es una pena, pues si la hubieran ; símbolo autónomo: en otras palabras: las conductas individuales anor-
conocido acompañada de sus ulteriores desarrollos, Ruth Benedict y su '■ males, dentro de un grupo social determinado, entran dentro del campo
escuela se habrían defendido con más facilidad de los reproches que con | del simbolismo, pero a un nivel inferior, en un orden diferente y dentro
frecuencia se les hicieron. | de una medida totalmente diversa a aquella en que se expresa el grupo,
i Por lo tanto, fatal y naturalmente a la vez, las conductas psicopatológicas
Efectivamente, la escuela psicosociológica americana, al tratar de definir i individuales, al ser, por un lado, simbólicas, y, por otro, al traducir (por
un sistema de correlación entre la cultura de grupo y el psiquismo indi­ j definición) un sistema diferente del del grupo, ofrecen en cada sociedad
vidual, se había puesto en peligro de quedar encerrada en un círculo sin i una especie de equivalencia doblemente disminuida (porque es individual
salida. Su primera iniciativa fue dirigirse al psicoanálisis para pedirle que j y porque es patológica) de los simbolismos diferentes a los suyos, al mismo
señalara qué expresiones de la cultura de grupo determinaban actitudes ! tiempo que evocan vagamente formas normales, llevadas a cabo a escala
individuales duraderas, y a partir de entonces etnólogos y psicoanalistas : colectiva.
entraron en una discusión interminable sobre la primacía respectiva de cada Quizá incluso se podría ir más lejos. El campo de la patología no se
factor. ¿Tiene cada sociedad unos caracteres institucionales, debido a las [ confunde jamás con el de lo individual, ya que los diferentes tipos de
particularidades de carácter de sus miembros, o, por el contrario, esta ; trastornos se ordenan en categorías que admiten una clasificación y cuyas
personalidad está en función de ciertos aspectos de la educación durante ] formas predominantes no coinciden en todas las sociedades, como tampoco
la infancia, que son a su vez fenómenos de tipo cultural? La discusión í en todos los momentos de la historia de una misma sociedad. La reducción,
carecen de solución si no se parte de que las dos categorías no están la i intentada por algunos a través de la psicopatología, de lo social a lo pa-
una frente a la otra, en una relación de causa a efecto (cualquiera que sea, í tológico, será todavía más ilusoria d é lo queTiasta "aKofcThemos admitido,
por otra parte, la posición respectiva que se da a cada una de ellas), ya } si'Tgcóñbcemos que cada sociedad posee sus formas preferidas de trastor-
^aúe la formulación psicológica ps sriln una traducción, en el plano del l nos mentales, y que tanto éstas como las formas normales son producto
psiquisriio iñdividuai, de una estructura puramente sociológica. Esto mismo s de un orden colectivo, al cual la excepción misma no deja indiferente.
1 En su Memoria sobre la magia, de la que nos ocuparemos más tarde,
y en la cual es necesario considerar la fecha en que fue escrita para juz­
* El lector completará el estudio de este pensamiento de Mauss. leyendo otros dos garla con equidad, Mauss escribe que si «la simulación del mago es del
artículos que no aparecen en este volumen : “Salutations par le Rire et les Larmes”,
en Journal de Psychologie, 1922, y “L'Expression obligatoire des Sentiments", ibid., de!
mismo año. 4 M . M e a d , “The Mountain Arapesh”, v . American Museum of Natural History,
Anthropological papers, vol. 41, Parte 3. New York, 1949, pig. 338.
INTRODUCCION A LA OBRA DE MARCEL MAUSS 19 20 SOCIOLOGIA Y ANTROPOLOGIA

mismo tipo de la que se constata en los estados de neurosis», no es menos


que una teoría puramente sociológica de los trastornos mentales (o de
cierto que las categorías^ en donde se reclutan las brujas, «los enfermos,__
! aquello que nosotros consideremos como tales) podría elaborarse sin miedo
los extáticos, los nerviosos~y los feriantes, forman en realidad especies de T
de que un día los fisiólogos descubran en las neurosis un sustrato bioquímico,
clases soiU1cí>». Y añado?· «Lo que-les da virtudes mágicas no- cs~tanto su \
e incluso en esta hipótesis, la teoría seguiría siendo válida, siendo fácil
carácter fislcu iuüiviüuül"'cuanto ~la actitud tomada por la sociedad^ a su i
imaginar la economía de esfuerzos que supone. La cultura puede conside­
^ respecto.» Plantea así un problema que él dejó sin resolver y que nosotros [
rarse como un conjunto de sistemas simbólicos que~tiei'ieii situados-eB^grip
vamos a intentar aclarar a continuación, i
mesT termino el lenguaje, nSs~regIas~nrrratiTmoníal^, las relaciones econo1
* * * micas, el arteTla^cieñcía y la^li^ ro rirE sto s sistemas tienen como Tmaíidad
expresáfdeterm |rrados^as^H ^ ~ ~ ^ 3 a _realid^^7isica y de~Ia reafídjd lso -
cíál, e incluso las relaciones de estos dos tipos~ de realidades entre sí, y. las
Es bastante cómodo comparar al shaman en trance o al protagonista de que estos sistemas simbólicos guardarT los unos frente~a los'otrós T p q u e '
una escena de poseído con una neurosis. Nosotrosólo hemos hecho \ y la noHkrcrasígarTde una forma totalmente satisfactoria^y, sobre todo, equi­
"^comparación está legitimada en~eí sentido de que en los dos tipos de estados j valente, es primeramente resultado de las condiciones de funcionamiento
intervienen aparentemente elementos comunes. De todas maneras se impo- /
propias de cada sistema, además de que la historia coloca en estos sistemas
nen ciertas restricciones: en primer lugar, nuestros psiquiatras, en presencia /
elementos extraños, al mismo tiempo que produce trasplantes de una so-
de documentos cinematográficos relativos a danzas de posesos, se declaran
. ciedad a otra y diferencias de ritmo de evolución en cada sistema par-
incapaces de incluir estas conductas dentro de los tipos de neurosis que . ticular. La sociedad está siempre determinada por dos elementos, tiempo
están acostumbrados a ver. Por otro lado, y sobre todo, los etnógrafos, en
y espacio, y, por lo tanto, está sometida a la incidencia de otras socie­
contacto con brujos, o con posesos habituales u ocasionales, ponen en duda dades, así como a sus propios estados anteriores de desarrollo, teniendo ade­
que estos individuos, normales desde todos los aspectos, fuera de las cir­
más en cuenta que incluso en una sociedad teórica que se imaginara sin
cunstancias socialmente definidas en que se libran a sus manifestaciones,
relación con las demás y sin dependencia con su propio pasado, los dife­
puedan ser considerados como enfermos. En la sociedad en que se realizan
rentes sistemas de símbolos que constituyen su cultura o civilización serían
sesiones de posesos, tal situación es una conducta abierta a todos; sus
irreducibles los unos a los otros (al estar condicionada la traducción de un
formas vienen determinadas por la tradición, y su valor sancionado por la
sistema a otro por la entrada de constantes que son valores irracionales);
participación colectiva. ¿En nombre de qué podría afirmarse que indi­
resulta, pues, que la sociedad no es jamás total y absolutamente simbólica,
viduos que corresponden a la categoría media de su grupo, que en todos o, mejpr dicho, jamás consigue ofrecer a todos sus miembros, en el mismo
los demás actos de la vida corriente disponen de todos sus medios intelec­ girado, los medios de aplicarse totalmente a la construcción de una estruc­
tuales y físicos, y que ocasionalmente llevan a cabo una conducía signi­ tura simbólica, q u ep ara el pensamiento normaLsóíe-se-aüede llevar a cabo
ficativa y aprobada, deberían ser tratados como anormales? en el plano de la ví3a~socíafr^ues es e l que nosotros llaniaíñ6s~sano dg
La contradicción que hemos anunciado puede resolverse de dos formas «^spmit^-qt^leΓΓse^consiént e l a s t i r e n ^ u n ^ u n d o iq tte ^ g e ^ iiag
diferentes: o las conductas que se describen bajo el nombre de «trance» ~ utncam ent^p orlrT gig d^rger y Ó c m EÍTequilibrio del espíritu
o «posesión» no tienen nada que ver con las que en nuestra propia so­ 4ftdivi<te3i'lmpílc¿ria~^artfclpad^
ciedad denominamos psicopatológicas, o se las puede considerar del mismo ^Ufiegarse^arpártícipaí-eireIIaT3entro de las formas que ella impone)in dicg_2>
tipo, en cuyo caso la conexión con los estados patológicos debe conside­ la-apamióír~Hé^trastornos mentalgsr^rr—---- — ■ — ”
rarse como contingente y resultado de una determinada condición de la "— LsTsociedadT^ualquIera que tomemos como ejemplo, podría compararse
sociedad en que vivimos. En este caso estamos en presencia de una segunda a un universo donde sólo un grupo discreto de masas estaría perfectamente
alternativa: o las pretendidas enfermedades mentales, extrañas en realidad estructurado. Es, por tanto, inevitable que dentro de cada sociedad exista
a la medicina, deben considerarse como incidencias sociológicas sobre la un porcentaje ts.iempre variable) de individuos que están^ situados fuera del
conducta de individuos cuya historia y constitución personal se han diso­ sistema o entre dos o'íaásr'sistemas irreducib'lésr"ÉÍ grupd~esigé~a” estós,
ciado parcialmente del grupo, o hay que reconocer en estos enfermos la é'incluso íes impone^ adoptar."'ciertas formas de compromisos'irrealizables
presencia de un estado auténticamente patológico, pero de origen fisioló­ en. el- pÍano~dé~lk'^Iectíví3ádr^im ulaí“'transÍciones''imagínaríasí así como
gico, que únicamente produce una situación favorable, o si se quiere «sen- perspnificar^.sínt^^’lncómpafíblés. EiT es^s conductas, én apariencia abe­
sibilizadora» de ciertas conductas simbólicas, que seguirán dependiendo de rrantes, los «enfermos"»’no hacen sino transcribir un estado del grupo, po­
la interpretación sociológica. No es necesario que tal debate se plantee;
si se“iia recordado esta posible alternativa es únicamente para demostrar
------------- J 8 Tal nos parece la conclusión que se saca del profundo estudio del doctor J a c ­
ques L a c a n , “L’Agressivité en Psychanalyse”, Revue française de Psychanalyse, nú­
5 “Le Sorcier et sa magie”. Les Temps Modernes. marzo 1949. mero 3, julio-septiembre 1948.
INTRODUCCION A LA OBRA DE MARCEL MAUSS 21
22 SOCIOLOGIA Y ANTROPOLOGIA
niendo de manifiesto una u otra de sus constantes. Su posición periférica
en relación a un sistema local no impide que formen parte integrante del mos los fenómenos sociológicos un poco a ciegas, al incluirlos dentro de
sistema total; es más, si no se in fegfárí como testigos dóciles' dentro-de la patología, cuando en realidad no tienen nada que ver con ella, o en
.él-pondm n eir peligro de desintegrarse en sistemas locales al sistema total. todo caso, cada uno de estos aspectos debe ser tratado por separado. De
Podría, por tanto, afirmarse que dentro de cada socie d a d ja relación entre hecho la noción que de verdad está poco definida es la de enfermedad men­
conductasnormales y conductas especializadas es complementaria. Esto es tal, ya que si, como afirma Mauss, lo mental y lo social se confunden, sería
r'evideiiter'en el caso del shamanismo y de la «posesión», pero también es absurdo aplicar a uno de los dos órdenes, en aquellos casos en que lo
válido para aquellas conductas que nuestra sociedad se niega a agrupai social y lo fisiológico están directamente en contacto, una noción (como
la de enfermedad) que sólo tiene sentido para uno de ellos.
y a legitimar en vocaciones, al mismo tiempo que abandona en manos de
Al adentrarnos hasta lo más profundo del pensamiento de Mauss, e in­
personas sensibles a las contradicciones y a las lagunas de la estructura
cluso más allá, tarea que algunos considerarán imprudente, sólo hemos
'social "(tanto da que esto se deba a razones históricas, psicológicas, socio­
querido demostrar la riqueza y fecundidad de los temas ofrecidos a la me­
lógicas o fisiológicas) la tarea de llevar a cabo un balance estadístico.
ditación de sus lectores u oyentes. A este respecto debemos decir que su
Nos damos perfecta cuenta de por qué el brujo es un elemento de
reivindicación del simbolismo como derivado íntegramente de las discipli­
eqtííIibffeTsócial, y la misma constatación se impone en relación con las
nas sociológicas ha sido quizá, como en el caso de Durkheim, formulado
dañzas o ceremonias de la posesión 7.
imprudentemente, ya que en la comunicación sobre Rapports de la Psy-,
Si nuestra hipótesis es exacta hay que sacar una conclusión: tanto las
chologie et de la Sociologie, Mauss cree todavía posible elaborar una teoría
diversas formas de trastornos mentales característicos de cada sociedad
sociológica del simbolismo, cuando en realidad lo que hay que hacer es
como el porcentaje de individuos afectados p'OT'ellas son un elemento cons­
buscar el origen simbólico de la sociedad. Cuanto más neguemos a la
titutivo del equilibrio particular que caracteriza a cada una de ellas. Des­
psicología su competencia para aplicarse a todos los niveles de lo mental,
pués de haber observado que ningún shaman «es, en la vida cotidiana, un más debemos reconocerla como la única capaz (con la biología) de en­
individuo 'anormal’, neurótico o paranoico, pues de lo contrario sería con­ contrar el origen de las funciones básicas. También es cierto que las ilu­
siderado como un loco y no como un shaman», Nadel, en un reciente y no- siones que se han puesto hoy en la noción de «personalidad modal» o en
table estudio, mantiene que existe una relación entre las conductas pato­ la de «carácter nacional», sin olvidar el círculo vicioso que estas nociones
lógicas y las shamanicas, pero que esta relación no consiste tanto en una producen, se basan en la . creencia de que el carácter individual es por sí
asimilación de las segundas por las primeras cuanto en una necesidad de m ism o simbólico, mientras que de hecho, como Mauss ya nos advirtió (á
definir las primeras en función de las segundas. Precisamente porque las excepción de los fenómenos psicopatológicos), únicamente aportan la ma-
conductas shamanicas son normales, resulta que en las sociedades en que ' teria prima o los elementos de un simbolismo que, como hemos visto con
existe el shaman se consideran normales determinadas conductas que en anterioridad, incluso en el terreno relativo al grupo, no consiguen jamás
otras sociedades se considerarían y serían efectivamente patológicas. Un llegar a un conocimiento completo. Tanto en el plano normal como en el
estudio comparativo de los grupos shamanicos y no-shamanicos, restrin­ de lo patológico, la aplicación de los métodos y procedimientos del psico­
gido a una zona geográfica, demuestra que el shamanismo podría jugar análisis al psiquismo individual no pueden permitirnos llegar a conocer la
un doble papel respecto a las disposiciones psicopáticas; por un lado, las imagen de la estructura social, a pesar de que el camino del conocimiento
desarrollaría; pero, por otro, las canalizaría y les daría estabilidad. Pa­ Q uedaría asombrosamente abreviado al evitarse la etnología. ^
rece efectivamente que bajo la influencia del contacto con la civilización El psiquismo individual no es reflejo del grupo y aún menos le pre-
j la frecuencia de las psicosis y neurosis en los grupos que carecen de shaman forma. El valor y la importancia de los estudios que han seguido esta
tiende a aumentar, mientras que en los otros grupos se desarrolla el sha­ trayectoria estarían perfectamente legitimados si con ellos se reconociera
manismo, pero sin que aumenten por ello el número de trastornos men­ que lo que hace es completarlo. Esta complementariedad entre psiquismo
tales8. Los etnólogos que pretenden disociar completamente determinados individual y estructura social es el fundamento de la colaboración recla­
ritos del contexto psicopatológico están inspirados de una buena voluntad mada por Mauss y que se ha llevado a cabo entre etnología y psicología,
un poco timorata. La analogía es manifiesta, e incluso sus relaciones po­ colaboración que sólo será útil si la etnología continúa reivindicando, para
drían medirse. Esto no quiere decir que las sociedades que se conocen la descripción y el análisis objetivo de las costumbres y de las instituciones,
como primitivas estén dirigidas por locos, sino que a veces nosotros trata- un lugar que se consolide, a medida que se profundicen sus incidencias
subjetivas, sin llegar jamás a hacerla pasar a un segundo plano. '------
7 M i c h e l L e i r i s , “Martinica. Guadalupe, Haiti”, Les Temps Modernes, niim. 52.
febrero 1950, pags. 1352-1354.
8 S. F. N adel, “Shamanism in the Nuba Mountains". Journal of the Royal Antro-
pological Institute, vol. LXXVI, Parte I, 1946 (publicado en 1949).
INTRODUCCION A LA OBRA DE MARCEL MAUSS 23 24 SOCIOLOGIA Y ANTROPOLOGIA

í-
; -;el acto total no es sólo una simple reintegración de aspectos discontinuos
II ;'com o son el familiar, el técnico, el económico, el jurídico o el religioso, ya
; que podría caerse en la tentación de considerarlo en su totalidad sólo desde
Estos son, a nuestro parecer, los puntos esenciales sobre los que se debe uno de estos aspectos; es necesario, además, que quede encarnado en una
reflexionar en los tres ensayos: Psychologie et Sociologie, L ’Idée de Mort experiencia individual y esto desde dos puntos de vista diferentes: prime-
y Les Techniques du Corps. Los otros tres que completan este volumen ; ramente, dentro de una historia individual que permita «observar el com-
(y que incluso ocupan la mayor parte de éi): Théorie générale de la Magie, iportamiento de los seres en su totalidad y no divididos en sus diversas fa­
Essai sur le don y Notion de Personne9, nos sitúan ante un aspecto del cultades», y a continuación, dentro de lo que nos gustaría denominar (uti­
pensamiento de Mauss todavía más decisivo y que habría sido más resal­ lizando el sentido arcaico de un término cuya aplicación a este caso es
tado, si se hubieran podido jalonar los veinte años que separan la Magie ¡evidente), una antropología, es decir, un sistema de interpretación que
del Don con determinados trabajos, como son L ’Art et le Mythe I0, Anna- jrinda cuenta simultánea de los aspectos físico, fisiológico, psíquico y socio­
V irâjn, Origine de la Notion de Monnaie n, Dieux Ewhe de la Monnaie lógico de toda conducta. «El estudio de ese fragmento de nuestra vida que
et du Change13, Une Forme archaïque de Contrat chez les Thraces 14, Com­ 'ps nuestra vida en sociedad no es suficiente.»
mentaires sur un Texte de Posidonius 15 y si el Essai sur le don hubiera J El acto social total aparece, por lo tanto, con un carácter tridimen­
podido ir acompañado de otros textos que dieran testimonio de. esa misma sional; tiene que hacer coincidir la dimensión propiamente sociológica
orientación, como son De quelques Formes primitives de Classification con sus múltiples aspectos sincrónicos, la dimensión histórica o diacrònica
(escrito en colaboración con D urkheim ),é, Essai sur les Variations saison­ y por último la dimensión fisiopsicológica. Ahora bien: esta coincidencia
nières des Sociétés eskimo n, Gift, G ift 18, Parentés à Plaisanteries19, Wette, sólo se produce en los individuos. Si se tiene en consideración este «estudio
W edding70, Biens masculins et féminins en Droit celtique21, Les Civilisa­ de lo concreto, que es por lo mismo de lo completo», es necesario tener
tions22, Fragment d'un Plan de Sociologie générale descriptive23. en cuenta que «lo'que es cierto no es la oración o el derecho, sino el Mela-
En efecto, aunque el Essai sur le don sea, sin duda ninguna, la obra nesio de esta o aquella isla de Roma o de Atenas».
maestra de Mauss, y por lo tanto la más conocida y de mayor influencia, En consecuencia con esto, la noción de acto total está en relación di­
miseria un error considerarla aisladamente, separándola del resto de sus recta con una doble preocupación que hasta ahora sólo había aparecido
obras. Es el Essai sur le don el que ha introducido e impuesto la noción como una, que es, por un lado, la de relacionar lo social con lo individual,
de acto social total, mas no es difícil ver cómo esta noción está estrecha- y, por otro, lo físico (o fisiológico) con lo psíquico. Las razones para com­
m eriteT igádaa las preocupaciones, sólo en apariencia diferentes, de que prender esto son a su vez dobles: por un lado, únicamente estaremos en
nos hemos ocupado en las páginas anteriores. Se puede incluso decir que posesión del acto total al final de una serie de reducciones, las cuales in­
es el pensamiento rector, puesto que, como ellas, nace del deseo de definir cluyen: 1.°) diferentes modalidades de lo social (jurídica, económica, es­
la realidad social; es más, de definir lo social como la realidad, pero de tética, religiosa, etc.); 2°) diferentes momentos dentro de la historia de
forma más intensa y sistemática. La primera característica de la noción cada individuo (nacimiento, infancia, educación, adolescencia, matrimo­
de acto total es el siguiente: lo social sólo es real cuando está integrado nio, etc.); 3.°) diferentes formas de expresión que incluyen desde los fenó­
en un sistema. «Después de haberse visto obligados a dividir y abstraer es menos fisiológicos, como los reflejos, secreciones, moderaciones o acele­
necesario que los sociólogos se esfuercen por reconstruir el todo.» Mas raciones, hasta categorías inconscientes y representaciones conscientes in­
dividuales o colectivas. Todo esto es social, en un cierto sentido, ya que
^ Este se completa con “L’Ame et le Prénom”, Communication ¿i la Société de
Philosophie, 1929. es únicamente bajo la forma de acto social que todos estos elementos
Revue Philosophique, 1909. de naturaleza tan diversa pueden llegar a tener una significación global,
11 Mélanges Sylvain Lévy, 1911. transformándose en una totalidad. Pero también lo contrario es cierto,
13 L’Anthropologie, 1913, 1914.
13 Ibid. puesto que la única garantía que tenemos de que un acto total corresponde
14 Revue des Etudes grecques, vol. XXXIV, 1921. 3 la realidad y no es una simple acumulación arbitraria de detalles más
15 Revue Celtique, 1925.
16 Année Sociologique, VI, 1901-1902.
V o menos ciertos, es que éste sea conocido dentro de una experiencia con-
17 Année Sociologique IX, 1904-1905. ; creta; primeramente, dentro de una sociedad localizada en el tiempo y en
18 Mélanges Adler, 1925. : el espacio, «Roma, Atenas», pero también en un individuo determinado,
ra Rapport de VEcole des Hautes Etudes, Annuaire, 1928. i dentro de una sociedad determinada «el Melanesio de esta isla o de aqué-
20 Procès-verbaux de la Société t?Histoire du Droit, 1928.
Procès-verbaux des Journées d’Histoire du Droit, 1929. | lia». Así que, en un cierto sentido, es verdad que todo fenómeno psico-
sz En Civilisation, le mot et Vidée, Centre Internationa! de Synthèse, Première se­ I lógico es un fenóm eno sociológico ^ lo m e n ta l se~ldentiiica con lo social;
maine, 2.° fase., París, 1930. } pero, pnr ñf7a p artid la. prueha-deJb so aát^ó íSlSiedsjser mental; en otras.
33 Annales Sociologiques, serie A, fasc. 3, 1934.
26 SOCIOLOGIA Y ANTROPOLOGIA
INTRODUCCION A LA OBRA DE MARCEL MAUSS 25

palabras, jamás podremos saber si hemos averiguado el sentido y la función j interesan explicar, y aquellas otras que están en consideración del sujeto
de una institución si no podemos revivir su incidencia sobre una conciencia lv y que pueden dejarse de lado.
individual; como al mismo tiempo esta incidencia es parte integrante de Cuando Mauss habla de actos sociales totales entiende, por el contrario
la institución, cualquier interpretación tiene que hacer coincidir la obje­ (si nuestra interpretación es correcta), que esta dicotomía fácil y eficaz
tividad del análisis histórico con la subjetividad de la experiencia vivida. resulta prohibitiva para el sociólogo, o, todo lo más, que sólo puede darse
Al analizar antes lo que nos ha parecido una de las posibles orienta­ en un estado provisional y pasajero del desarrollo de su ciencia. Para
ciones del pensamiento de Mauss habíamos elaborado la hipótesis de una comprender adecuadamente un acto social es necesario considerarlo en su
complementariedad de lo psíquico y lo social. Esta complementariedad no totalidad, es decir, desde fuera, como una cosa, pero como una cosa de
es estática como las partes de un rompecabezas, sino que es dinámica y se la que forma parte integrante la consideración subjetiva (consciente o in­
deriva de que lo físico es al mismo tiempo simple elemento de significa­ consciente) que adoptaríamos si, hombres al fin, viviéramos el hecho como
ción de un simbolismo que le desborda y el único medio de verificación un indígena y no como un etnógrafo. El problema está en saber cómo se
de una realidad cuyos múltiples aspectos no pueden captarse fuera de él, puede llevar a cabo esto que no consiste sólo en comprender un objeto
en forma de síntesis. | simultáneamente desde dentro y desde fuera, sino que exige más, ya que
La noción de acto social total es algo más que una simple recomenda­ ) se hace necesario que la comprensión interna (la del indígena o por lo
ción hecha a los investigadores para que no dejen de poner en relación I menos la del observador que revive la experiencia del índigena) quede
las técnicas agrícolas y el rito o la construcción de una canoa, la forma i expresada en términos de comprensión externa, aportando- determinados
en que la familia se reúne y las reglas que dirigen la distribución de los I elementos de un conjunto que sólo son válidos si se presentan de una
productos de la pesca. Que el acto social sea total no. sólo significa que I forma sistemática y coordinada.
todp aquello que se observa forma: parte de la observación, sino también, f Esta labor resultaría imposible si la .distinción mantenida por las ciencias
y sobre todo, que en una ciencia en que el observador[es de la misma natu­ sociales entre lo objetivo y lo subjetivo fuera tan rigurosa como lo es la
raleza" que su objeto, éste es también parte integrante de su observación. mismá"3istinción cuando se fíacé'uso'fle ella provisionalmente en las cien­
Con esto no aludimos a las modificaciones que la observación etnológica cias físicas, a pesar de que estos últimos aceptan temporalmente esta dis­
aporta inevitablemente dentro del funcionamiento de la sociedad en que tinción que consideran rigurosa, mientras que las ciencias sociales la re­
ésta se lleva a cabo, pues esta dificultad no es sólo propia de las ciencias chazan definitivamente, puesto que en ellas resultaría un engaño. ¿Qué
sociales, sino que se produce dentro de cualquier ciencia que se proponga queremos decir con esto? Queremos decir que en la medida en que la
obtener unos resultados muy afinados, es decir, aquellas en que el obser­ distinción teórica es imposible, puede en la práctica llevarse hasta muy lejos.
vador (ya sea él mismo o sus medios de observación) son de la misma cate­ Considerando sin importancia alguno de sus términos, al menos en rela­
goría que el objeto observado, De hecho han sido los físicos los que han ción con la importancia de la observación, una vez mantenida la distinción
puesto en evidencia esta realidad y no los sociólogos, quienes únicamente entre objeto y sujeto, el sujeto puede desdoblarse a su vez y así ilimi­
han constatado que esta realidad les venía impuesta en la misma forma tadas veces sin que su consideración quede nunca reducida a la nada. La
que a aquéllos. La situación corresp ondíante^ las ciencias sociales es de--
observación sociológica, condenada, parece ser, por la antinomia insupe­
otra naturaleza, naturaleza que-está en funcinn~7í^rc3THritn[jñtrinseco rie~~
rable a que nos hemos referido, se salva gracias a la capacidad del sujeto
f^1 ser a] mfomo tiempo pbieto v sujeto, o como diríanZDúr-
a objetivarse indefinidamente, es decir (sin llegar por ello a abolirse como
IcHeim y Mauss «r.nsa» y«representación». Debería afirmarse, sin duda,
sujeto), a su capacidad para proyectar fuera de las fracciones siempre de­
qtíelas ciencias físicas y lasTñaturales se encuentran- eh la misma situación,
crecientes de sí mismo. Teóricamente esta división no tiene más límite que
ya que todo elemento de lo real es un objeto, objeto que da lugar a repre­
la de implicar siempre la existencia de dos términos como condición de su
sentaciones y cuya explicación integral tiene que dar cuenta simultánea
misma posibilidad.
de la estructura propia del objeto y de las representaciones a través de las
La importancia eminente de la etnografía dentro de las ciencias huma-
cuales conocemos sus propiedades. Todo esto es cierto en teoría: una quí­
mica completa debería explicarnos no sólo la forma y la distribución de las ’ ñas, lo cual explica el papel que juega dentro de algunos países con el
moléculas de la fresa, sino el porqué de su sabor, único resultado de esta nombre de antropología sociocultural como inspiradora de un nuevo hu­
composición. Sin embargo, la historia ha demostrado que una ciencia sa­ manismo, se debe a que presenta de forma experimental y concreta este
tisfactoria no necesita llegar tan lejos, ya que durante siglos e incluso miles ilimitado proceso de objetivación del sujeto que es tan difícil para el indi­
de años (pues ignoramos cuándo lo conseguirá) puede seguir haciendo pro­ viduo. Las miles de sociedades que existen o han existido sobre la super­
gresos en el conocimiento de su objeto, al abrigo de una distinoón'^emi­ ficie de la tierra son humanas y por este título nosotros participamos de
nentemente inestable entre las cualidades propias del objeto, únióa^ 'que ella de manera subjetiva; podríamos haber formado parte de ellas, y por
; lo tanto podemos intentar comprenderlas como si fuéramos parte de ellas.
INTRODUCCION A LA OBRA DE MARCEL MAUSS 27 28 SOCIOLOGIA Y ANTROPOLOGIA

Al mismo tiempo su conjunto, en relación con una cualquiera de ellas, hecho, cuando llegamos a la representación de las propiedades mágicas,
es testimonio de la capacidad del sujeto a objetivarse en proporciones prác­ , estamos en presencia de fenómenos semejantes a los del lenguaje». Es la
ticamente ilimitadas, ya que esta sociedad de referencia, que no constituye lingüística, y en especial la lingüística estructural, la que nos ha familia­
más que una ínfima fracción del conjunto, está siempre expuesta a subdi- rizado desde entonces con la idea de que los fenómenos fundamentales de
vidirse en dos sociedades diferentes, una de las cuales irá a unirse a la ' la vida del espíritu, aquellos que la condicionan determinando sus formas
enorme masa que para la otra es y será siempre objeto y así de modo =más generales, se sitúan dentro del pensamiento inconsciente. El inconsV,
indefinido. Cualquier sociedad distinta a la nuestra es objeto, un grupo . cíente sería, pues, el elemento mediador entre yo y los demás; aT'prefun-
cualquiera de nuestra sociedad distinto de aquel en que nos incluimos es 'cftzar'sus datos no proFundizamo^ ^ ñ o s o tr o s m lsm ^rTfiT^quéTlegam os
objeto, cualquier costumbre de ese grupo, al cual no pertenecemos, es ob­ a-vun. plano .que. no nos resulta extráfi^porgüé^ J
jeto. Mas esta serie ilimitada de objetos que constituye el objeto de la secreto, sino (mucho más normalmente) porque^ sin ‘hacernos salir de nos­
etnografía y que el sujeto tiene que separar dolorosamente de sí, si no otros mismos, nos hace coincidir con formas de actividaH que son aí mismo |
fuera porque la diversidad de hábitos y costumbres le coloca ante una : tiempo muestras, y de los otros, condiciones- de todas'las ávidas mentales, J
división llevada a cabo con anterioridad, jamás la cicatrización histórica ; dé iodos los hombres y de todos los tiempos. "De éste modo la comprensión I
o geográfica podría hacerle olvidar (bajo el peligro de deshacer el resul­ 1 de las formas inconscientes de la actividad del espíritu (que sólo puede 1
tado de sus esfuerzos) que proceden de él y que su análisis, aun realizado i ser objetiva) nos conduce, a pesar -de todo, a la subjetivación, ya que e n ^
lo más objetivamente posible, podría reintegrarlo en la subjetividad. , definitiva es la misma operación la que nos permite, en el psicoanálisis,
* * * ! reconquistar nuestro yo más ajeno y, en la investigación etnológica, llegar
; también a lo más ajeno de los otros, como a un otro nosotros. En ambos
El peligro trágico que acecha siempre al etnógrafo, metido en esta 1casos se da el mismo problema: el de encontrar una comunicación tanto
labor de identificación, es el de ser víctima de un malentendido. es decir, entre el yo subjetivo y el yo objetivo, como entre el yo objetivo y el otro
que la comprensión subjetiva a que ha llegado no tenga ningún punto en .subjetivo. En ambos casos igualmente es condición para el éxito la bús­
común con la del indígena, si no es la de su misma subjetividad. Esta queda rigurosamente positiva de los itinerarios inconscientes de este en­
dificultad no podría superarse si, en hipótesis, las subjetividades fueran in­ cuentro, trazados, de una vez para siempre, dentro de la estructura innata
comparables e incomunicables, si la oposición entre yo v los demás no í.del espíritu humano, así como en la historia particular e irreversible de
pudiera superarse en un terreno que es también aquel donde se^encueaíra t los individuos y de los grupos. -----
IcTohietivo v lo subietivoTes decir, en el inconsciente. En efecto, por un | %El problema etnológico es, por lo tanto, eryúltimo término^'un proble- r
laclo, las normas de la activida<f~mcotláCtente "están siempre fuera de la i ma "de comumcacjón3.j^ s t á ^ constatacróñ'"e5^ f f i ^ n t e _ p a r a separar radi- j
comprensión subjétiva' (podemos téher conciencia de ellas, pero como ob­ , cahíiefite^eT camino seguido por Máüss áílHeriíificar inconsciente yColectivo,
jeto); por otro lado, sin embargo, son ellas las que determinan las mo­ i del seguido por Jung, a "pesar de haberlo ii&entadó definir paralelamgitf€^;
dalidades de esta comprensión. ! puesto que no es lo mismo definir el inconciente como_jqi&ga^gategoría
No nos sorprende, por lo tanto, que Mauss, comprendiendo la necesidad del pensamiento colectivo, que clasificarlo en sectores, de acuerdo con el
de una estrecha colaboración entre sociología y psicología, haya acudido contenido que se le preste, según su carácter individual o colectivo. En
constantemente al inconsciente como aportador de la nota común y espe­ ambos casos se concibe el inconsciente como un sistema simbólico, pero
cífica de los actos sociales: «Tanto en magia como en religión, como en para Jung el inconsciente no se reduce a un sistema, ya que está lleno de
lingüística, son las ideas inconscientes las que actúan.» En su Memoria símbolos y de cosas simbolizadas que le crean una especie de sustrato;
sobre la magia, de donde se ha extraído esta cita, podemos ver el esfuerzo, ahora bien: o este sustrato es innato, lo cual, por otra parte, sin la hipó­
todavía indeciso, por formular los problemas etnológicos sin la ayuda de tesis teológica es inconcebible que el contenido de la experiencia le haya
«las categorías rígidas y abstractas de nuestro lenguaje y de nuestra razón», precedido, o este sustrato es adquirido, en cuyo caso el problema de la
en términos de una «psicología no intelectualizada extraña a nuestros herencia de un inconsciente adquirido no será menos temible que el de los
entendimientos de adultos europeos», donde sería difícil separar el acuerdo caracteres biológicos adquiridos. De hecho no se trata de traducir en símbo­
anticipado del prelogismo de Lévy-Bruhl, que Mauss no aceptó jamás. Hay los unos datos extrínsecos, sino de reducir a su naturaleza de sistema
que buscar mejor su sentido en el intento que él mismo hizo, a propósito simbólico aquellas cosas que sólo se escapan con el fin de incomunicarse;
de la noción de mana, de conseguir una especie de «cuarta dimensión» al igual que el lenguaje, lo social es una realidad autónoma (la misma, por
del espíritu, plano en que quedaría?Tconfundidas las" nociones de «cate­ otra parte); los símbolos son más reales que aquello que simbolizan, lo
goría inconsciente» y de «categoría del pensamiento colectivo». Mauss es­ que significa precede y determina el contenido de lo significado. Vol­
taba, por lo tanto, en lo cierto cuando constataba ya en 1902 que «de veremos a tratar este problema a propósito del mana.
INTRODUCCION A LA OBRA DE MARCEL MAUSS 29 30 SOCIOLOGIA Y ANTROPOLOGIA

El carácter revolucionario del Essai sur le don está precisamente en individuos que ponen en causa, como son los recipiendarios, intermediarios
impulsar a uno en esta dirección. Los hechos que pone de relieve no son o donatarios, lo que permite siempre la reducción de operaciones, grupos
un descubrimiento. Dos años antes, M. Davy había analizado y discutido o personas a un número más pequeño, donde, a fin de cuentas, sólo se
el potlatch24 sobre la base de las encuestas realizadas por Boas y Swanton. encuentran los fundamentos de un equilibrio concebido y realizado de forma
y el mismo Mauss había subrayado su importancia en las enseñanzas an­ diferente, según cual sea el tipo de sociedad objeto de consideración. De
teriores a 1914; por otra parte, el Essai sur le don tiene su origen directo este modo los tipos pueden ser definidos por sus caracteres intrínsecos y se
en el trabajo de Malinowski, Argonauts o} Western Pacific, publicado pueden comparar entre sí, ya que sus caracteres no se califican cualitati­
también dos años antes, en que independientemente éste llega a conclu­ vamente, sino por el nombre y ordenación de sus elementos, que a su vez
siones semejantes a las de M auss25. Este paralelismo nos incita a consi­ son constantes en todos ellos. Tomemos un ejemplo de un sabio que quizá
derar a los indígenas melanesios como los verdaderos autores de la teoría mejor que ningún otro ha sabido comprender y explotar las posibilidades
moderna de la reciprocidad. ¿Cuál es, pues, la razón del extraordinario que este método abre 26: las interminables series de fiestas y regalos que
poder de estas desordenadas páginas, que tienen todavía algo de borrador acompañan el matrimonio en Polinesia, poniendo en relación decenas
y donde quedan yuxtapuestas de forma curiosa anotaciones impresionistas e incluso cientos de personas, que parecen desafiar la descripción empírica,
al lado de una inspirada erudición, comprimida con frecuencia dentro de pueden, sin embargo, canalizarse en treinta o treinta y cinco prestaciones
un montaje crítico que destroza el texto, erudición que parece tomar al que se llevan a cabo a través de cinco líneas, líneas que están entre sí
azar referencias americanas, indias, célticas, griegas u oceánicas, pero todas en una relación constante y que pueden descomponerse en cuatro ciclos
con la misma fuerza probatoria? Pocas personas han leído el Essai sur le de reciprocidad entre las líneas A y B, A y C y A y E; la totalidad com­
don sin sentir la profunda emoción tan maravillosamente descrita por Male- pone un determinado tipo de estructura social, en que, por ejemplo, los
branche, al evocar su primera lectura de Descartes: el corazón batiente, la ciclos entre B y C o entre E y B o D, o incluso entre E y C, están ex­
cabeza en ebullición y el espíritu invadido de una certeza todavía indefi­ cluidos, siendo así que cualquier otra forma de sociedad los colocaría en
nida, pero imperiosa, de quien asiste a un acontecimiento decisivo para la lugar predominante. Este método es tan riguroso que si se produjera un
evolución científica. error en las ecuaciones así obtenidas es probable que hubiera que impu­
Y es que por primera vez en la historia del pensamiento etnológico tarlo más a una laguna en el conocimiento de las instituciones indígenas
se lleva a cabo un esfuerzopor superar las observaciones empíricas y llegar que a un defecto del cálculo. Así, en el ejemplo que acabamos de citar se
a realidades más profundas. Por primera vez lo social sale de la esfera constata que el ciclo entre A y B comienza con una prestación sin contra­
“dé l a cualidad pura: anécdota, curiosidad, materia de descripción mora­ partida, lo cual nos induciría inmediatamente, si no se conociera, a buscar
lizante o de comparación erudita, y se transforma en un sistema, ..entre la presencia de una acción unilateral, anterior a las ceremonias matrimo­
cuyas partes pueden descubrirse conexiones“ equivalencias y solidaridades. niales, aunque en relación directa con ellas, pues tal es el papel que dentro
'■Se~compá?án, en primar Tugar, los "resultaUós" dé la actividad social, bien de esta sociedad en cuestión juega la abducción de la prometida, cuya
sea técnica, económica, ritual, estética o religiosa— como son los instru­ primera prestación representa, según la terminología indígena, «la com­
mentos, productos manufacturados, productos alimenticios, fórmulas má­ pensación». Este hecho se hubiera podido deducir de no haber sido ob­
gicas, ornamentos, cantos, danzas y mitos— , comparación que es posible servado.
por el carácter común que todos poseen de ser transferibles, de acuerdo Podemos fácilmente darnos cuenta que esta técnica operatoria es muy
con modalidades que pueden ser objeto de análisis y clasificación y que semejante a la que Troubetzkoy y ¡akobson describían mientras Mauss
incluso cuando parece que no pueden separarse de determinados tipos rescribía su Essai, lo cual iba a permitirles crear la lingüística estructural.
de valores, sí pueden reducirse a formas más fundamentales, más generales. ; El problema radica aquí también en distinguir un dato puramente fenome­
No sólo son comparables, sino con frecuencia sustituibles, en la medida nología), del cual no se ocupa el análisis científico, de una infraestructura
en que valores diferentes pueden ser reemplazados unos por otros dentro más simple y a la cual debe su se r27. Gracias a las nociones de «variantes
de la misma operación, y, sobre todo, son las mismas operaciones, por facultativas», «variantes combinatorias», «términos de grupo» y a la de
diversas que puedan parecer, a través de los acontecimientos de la vida «neutralización», el análisis fonológico iba a permitir definir un lenguaje
social: nacimiento, iniciación, matrimonio, contrato, muerte o sucesión, por medio de un pequeño número de relaciones constantes en las cuales
y por arbitrarias que parezcan, debido al nombre y distribución de los
- fi R a y m o n d F irth , We The Tikopla, New York, 1936, cap. XV: Primitive Poly-
24 Potlatch—fiesta religiosa de los indios de América que consiste en un intercam­ nexian Ecanomics, Londres, 1939, pág. 323.
bio de dones—. {N. del T.) N. S. T r o u b e t z k o y , “Principios de Fonología” (Grundziige der Phonologie, 1939).
25 Sobre este panto, véase ]a nota de M a l i n o w s k i (pág. 4 . núm. 57) en su libro así como los diversos artículos de R. J a k o b s o n , publicados como anexo en Ja traduc­
Crime and Custom in Savagc Society, New York-Londres, 1926. ción francesa de J. Cantineau. París, 1949.
INTRODUCCION A LA OBRA DE MARCEL MAUSS 31 32 SOCIOLOGIA Y ANTROPOLOGIA

la diversidad y complejidad aparente de sa sistema fonético no hacen sino perspectivas abiertas a la lingüística, al aplicar el razonamiento matemático J
ilustrar la posible gama de combinaciones autorizadas. al estudio de los fenómenos de la comunicación28.
Del mismo modo que la fonología para la lingüística, el Essai sur le A partir de ese momento sabemos que un gran número de problemas
don inaugura una nueva era para las ciencias sociales. La importancia de etnológicos y sociológicos, ya sea en el terreno de la morfología, en el del
este doble acontecimiento (que desgraciadamente Mauss dejó en esquema) arte o en el de la religión, sólo esperan la buena voluntad de los matemá­
puede perfectamente compararse con la importancia del descubrimiento del ticos que en colaboración con los etnólogos podrán conseguir un progreso
análisis combinatorio para la matemática moderna. El que Mauss no se decisivo, si no todavía en el camino de la solución, sí, al menos, en el de
dedicara al desarrollo de este descubrimiento, incitando inconscientemente una unificación previa, que es condición para su solución.
con ello a Malinowski (de quien hay que reconocer, sin que ello le perju­
dique, que fue mejor observador que teórico) a lanzarse solo a la elabora­
ción del sistema correspondiente sobre la base de los hechos y conclusiones III
análogos a que ambos habían llegado, por caminos independientes, es uno
de los grandes males de la etnología contemporánea. "" No es por espíritu crítico, sino inspirados por el deber de no dejar
Es difícil hoy llegar a saber en qué sentido hubiera desarrollado Mauss perder o corromper lo más fecundo de su enseñanza, que nos hemos visto
su doctrina, si lo hubiera hecho. El principal interés de una de sus obras obligados a buscar la razón que motivó el que Mauss se detuviera al
tardías, la Notion de Personne, publicado también en este volumen, radica borde de estas inmensas posibilidades al igual que Moisés conduciendo su
menos en su argumentación, considerada a veces cursiva e incluso negli­ pueblo hacia una tierra prometida de la cual no contemplaría jamás el
gente, que en la tendencia actualizada hoy de aplicar al orden diacrònico esplendor. Tiene que haber ciertamente en alguna parte un pasaje decisivo
una técnica de permutaciones que el Essai sur le don concebía más en que Mauss no superó y que explicaría sin duda por qué el novum organum
función' de los fenómenos sincrónicos. En cualquier caso, probablemente de las ciencias sociales del siglo xx que se podía esperar de él, y del cual
Mauss habría encontrado ciertas dificultades en completar la elaboración poseía todos los hilos conductores, no ha salido a la luz sino bajo la forma
del sistema (más adelante veremos por qué), pero nunca, sin embargo, le de fragmentos.
habría dado la regresiva forma que recibió de Malinowski, para quien la Un curioso aspecto de la argumentación del Essai sur le don nos pondrá
noción de función, concebida por Mauss al estiló del álgebra, es decir, sobre las vías de la dificultacL-Mauss^ parece, v coa-razóo. estar dominado
implicando que los valores sociales se pueden conocer unos en función de por una certeza de orden lógico, la desque el cambio, os eldeñom inador
òìros, toma el camino de un simple empirismo cuyo objeto es únicamente comüri de úh gráñ n ú m e ro '^ e ^ c ñ ^ d ad es sociales^ aparentemente fiétef'o-
él d>e señalar los servicios prácticos prestados a la sociedad por sus cos- geneas/eñtre ellas, aunqué éste cambio no llega a encontrarlo en los he­
Tümbres e instituciones. Cuando Mauss consideraba la relación constante chos. La observación empírica sólo le aporta, como él mismo dice, «tres
entre los fenómenos, relación donde reside su explicación, Malinowski se obligaciones: dar, recibir y devolver», pero no el cambio. La teoría re­
pregunta únicamente para qué sirven, con el fin de hallarles una justi­ clama, pues, la existencia de una estructura, de la cual la experiencia sólo
ficación.^ La posición adoptada ante este problema deshizo los anteriores ofrece fragmentos, trozos dispersos o todo lo más los elementos. Si el
avances, ai dar entrada a una serie de postulados que carecían de valor cambio es una necesidad y no viene dado, hay que crearla. ¿Cómo? Apli­
científico. cando a los cuerpos aislados, únicos que están presentes, una fuente de
El fundamento de que la posición adoptada por Mauss ante el proble­ energía que opera su síntesis. «Se puede probar que las cosas objeto dé
ma es la única acertada ha quedado atestiguado por los más recientes de­ cambio... tienen una virtud que les obliga a circular, a ser entregadas
sarrollos de las ciencias sociales que permiten confiar en una matematización y devueltas.» Pero es aquí donde comienza la dificultad. ¿Se puede consi­
progresiva. En determinados campos fundamentales, como es el del paren­ derar esta virtud objetivamente como una propiedad física de los bienes
tesco, el de la analogía con el lenguaje, tan repetidamente mantenido por cambiables? Evidentemente no, pues esto sería imposible, ya que los bienes
Mauss, ha permitido descubrir las reglas concretas que permiten la crea­ en cuestión no son sólo objetos físicos, sino que pueden ser también digni­
ción dentro de cualquier tipo de sociedad de ciclos de reciprocidad cuyas dades, cargas o privilegios cuya función sociológica es, sin embargo, la
leyes de funcionamiento sean ya conocidas, permitiendo así el empleo del misma que la de los bienes materiales. Se hace, por tanto, necesario con­
razonamiento deductivo en un campo que parecía sujeto a la arbitrariedad cebir esta virtud desde un punto de vista subjetivo, en cuyo caso nos en­
más absoluta. -— contramos ante una alternativa: o esta virtud no es otra cosa que el mismo
Por otra parte, al asociarse cada vez más estrechamente con la lin­ acto de cambio, tal y como lo imagina el pensamiento indígena y siendo así
güística, con el fin de crear algún día con ella una amplia ciencia de la
comunicación, la antropología social espera beneficiarse de las inmensas i e n e r , Cybernetics, N e w York y Paris, 1948. C. E. S h a n n o n y W a r r e n W ea ­
28 N . W
ver, The Mathematical theory of Communication. University of Illinois Press, 1949.
INTRODUCCION A LA OBRA DE MARCÈt MAUSS 33 34 SOCIOLOGIA Y ANTROPOLOGIA

entramos en un círculo vicioso, o es de diferente naturaleza y entonces que merecían; «los_papúes-jy_,los_ melanesios— escribió-—tieneiL.una sola
el acto de cambio se transforma, en relación a ella, en un fenómeno se­ palabra para designar la compra y la" venta,_¿Tpréstamo jy ¿o_ prestado, las
cundario.
operaciones antitéticas se expresan con la misma palabra». Y la prueba
El único medio de superar el dilema habría consistido en darse cuenta está aquí: no es ^ ü e las” ópéraciongs" sean «antitéticas», sino que son dos
que es el cambio lo que constituye el fenómeno primitivo y no las operacio­ formas' de una misma realidad. Ño es necesario él hau para conseguir una
nes concretas en que la vida social lo descompone. Tanto a uno como síntesis, ya que la antítesis no existe. Es una ilusión subjetiva de los etnó­
a otro, pero especialmente a éstas* había que aplicar una norma que Mauss grafos, y a veces también de los indígenas, que cuando razonan sobre sí
mismo había formulado en el Essai sur la Magie: «la unidad del todo es mismos, lo cual les ocurre con frecuencia, se conducen como etnógrafos
todavía más real que cada una de las partes». Mas, por el contrarío, Mauss, o más exactamente como sociólogos, es decir, como colegas con los cuales
en'eí Essai sur te dòn intenta reconstruir un todo con..partes, y como esto está permitido discutir.
es imposible añade al conjunto una cantidad suplementaria que le permite A quienes„nos_repjochan el interpretar el pensamiento de Mauss en
creer que ha conseguido todo. Esta cantidad es el hau. un sentido demasiado racionalista, cuando nosotros lo que tratamos es de
¿No es éste quizá un caso (no tan extraño, por otra parte) en que el reconstruirle, sin hacer^uso~dé nociones mágicas o afectivas cuya inter­
etnólogo se deja engañar por el indígena? Y no por el indígena en general, vención nos parece parcial, responderemos que este esfuerzo por com­
que no existe, sino por un grupo indígena determinado de cuyos proble­ prender el Essai sur le don es tarea que Mauss se había asignado desde
mas se han ocupado los especialistas, preguntándose y tratando de resolver el comienzo de su carrera en su Esquisse d ’une théorie générale de la
sobre lo que se preguntan. En este caso, en lugar de aplicar hasta el final Magie que da comienzo a este volumen. EsJiLy. no nosotros..quieujifirnia
sus principios, Mauss renuncia en favor de una teoría neozelandesa que la necesidad de comprender el acto mágico como ~unrjuicio. Es él quien
tiene gran valor como documento etnográfico, pero que no deja de ser m troduc.Cdenffo~ de Ta~ crítica etnográfica la distinción fundamental Centre
otra cosa que una teoría. No hay motivo para que, porque unos sabios | juicio analítico-x luicio sintético, cüyo^rigenrfÍlosofí^^e~_eB.cueiiíra en la
maorís se hayan planteado los primeros unos problemas y los hayan resuel­ ; ' teoría' de las nociones matemáticas. Estamos^ pues, justificados para afirm ar
to de una forma atractiva, pero poco convincente, tengamos que aceptar que si" Mauss hubiera podido ^concebir el problema del juicio de forma
su interpretación. El hau no es la razón última del cambio, sino la forma distinta que dentro de los términos de la lógica clásica, y lo hubiera for­
consciente bajo la cual los hombres de una sociedad determinada, en que mulado en términos de la logica de ffladones^entonces. incluida la función
el problema tenía una especiel importancia, han comprendido una necesi­ de la cópula, las nociones que desarrollan su argumentación (lo dice ex­
dad inconsciente, cuya razón es otra. presamente: <<el mana. juega^elpapel^ de la cópula e n la ^ proposición ») t
Mauss, en el momento decisivo, se encuentra dominado por la duda es decir, el mana e f f ^ J e o ñ a ^de_la^ r ^ i a ^ ¿ I ^ i 3 i C E ~ ^ r í a d d don,'
y el escrúpulo; no sabe si lo que tiene que hacer es el esquema de Tíabrtari pérdldo tóda su fuerza y razón.
una teoría o la teoría de la realidad indígena. Aunque en parte tiene razón,
ya que la teoría indígena está en una relación mucho más directa con la
realidad indígena que no una teoría elaborada a partir de nuestras cate­
gorías y problemas. ^Fue, por lo tanto, un progreso, en el momento en El Essai sur le don reproduce, al menos en sus principios, con veinte
que él escribía, atacar^un problema etnográfico partiendo de la teoría neo­ años de intervalo, la argumentación de la Théorie de la Magie, motivo éste
celandesa o melanesia, antes que mediante nociones occidentales como el suficiente para que el trabajo haya quedado incluido en el presente volu­
animismo, el mito o la participación. Sin embargo, indígena u occidental, men, aunque habrá que tener en cuenta la fecha en que fue escrito (1902),
la teoría no es nunca más que una teoría; todo lo más, ofrece un camino para evitar cometer una injusticia al juzgarlo, pues fue aquélla la época
de acceso, ya que lo que los interesados creen, sean fuegianos o austra­ en que la etnología comparada no había todavía renunciado, en parte de­
lianos, está siempre muy lejos de lo que hacen o piensan efectivamente. bido al mismo Mauss, y como lo dejaría escrito en el Essai sur le don,
Después de haber expuesto la concepción indígena habría que haberla so­ «a una comparación constante, donde todo se mezcla, donde las institu­
metido a una crítica objetiva que permitiera llegar a la realidad de fondo. ciones pierden su colorido local y los documentos su sabor». Sólo más
Ahora bien: hay muchas menos oportunidades de que ésta se encuentre tarde pondría su atención en las sociedades que «al representar el máximo,
en las elaboraciones conscientes que en las estructuras mentales incons­ el exceso, permitirían analizar mejor los hechos que allí donde sin ser
cientes a las cuales se puede llegar por medio de las instituciones e incluso menos esenciales se ven todavía pequeños y poco desarrollados».
mejor por medio del lenguaje. El hau, es... el resultado de la reflexión indí- El Esquisse ofrece un valor excepcional para comprender la historia de
- gena^ mas la realidad está mas clara en ciertos" trazos lingüísticos que su pensamiento y deducir algunas de sus constantes, y no sólo porque nos
- MaussncTdejó de poner "dé relieve, sin darles, sin embargo, la importancia permita conocer la inteligencia del pensamiento de Mauss, sino también
INTRODUCCION A LA OBRA DE MARCEL MAUSS 35 36 SOCIOLOGIA Y ANTROPOLOGIA

porque permite apreciar la historia de la Escuela Sociológica francesa, y Polinesia sea un residuo o vestigio de un pensamiento religioso más
así como la relación entre el pensamiento de Mauss y el de Durkheim. Al completo. A pesar de las diferencias locales parece cierto que mana, wakan,
analizar las nociones de mana, wakan y de orenda, al construir en base orenda representan explicaciones de un mismo tipo; queda, por tanto,
a ellas una interpretación de conjunto de la magia, y al llegar por este legitimado el crear el tipo, intentar clasificarlo y analizarlo.
medio a lo que él considera categorías fundamentales del espíritu humano, Desde nuestro punto de vista, la dificultad de la postura tradicional en
Mauss anticipa en diez años la economía y ciertas conclusiones sobre materia de mana es de otra naturaleza, A la inversa de lo que se creía
Formes élémentaires de la vie religieuse. El Esquisse demuestra, por lo en 1902, las diversas concepciones del tipo mana son tan frecuentes y están
tanto, la importancia de la contribución de Mauss al pensamiento de Dur­ tan extendidas que convendría preguntarse si no estamos en presencia de
kheim, al permitir reconstruir en parte lo que fue una íntima colaboración una forma del pensamiento universal y permanente que lejos de carac­
entre tío y sobrino, la cual no se limitó al campo de la etnografía, puesto terizar determinadas civilizaciones o «estados» arcaicos o semiarcaicos de
que es de todos conocido el esencial papel que Mauss jugó en la prepa­ la evolución del espíritu humano, sería el resultado de una determinada si­
ración del Suicide. tuación del espíritu al encontrarse en presencia de las cosas, apareciendo,
Mas lo que aquí en realidad nos interesa es la estructura lógica de la por tanto, cada vez que se produce esa situación. Mauss cita en el Esquisse
obra. Toda ella está asentada sobre la noción de mana y es sabido que una importante observación del Padre Thavenet a propósito de la noción
ha llovido mucho desde entonces. Para ponerse al día habría primeramente de tnanitou entre los Algonkinos: «... Designa especialmente al ser que
que añadir al Esquisse las últimas investigaciones sobre el asunto, así como no tiene todavía un nombre común, al que no es todavía familiar; una
aquellas obtenidas por medio del análisis lingüístico29. Habría también mujer decía que tenía miedo de una salamandra, que era un tnanitou y se
que completar los diversos tipos de mana, dando entrada en esa vasta reían de ella al decirle el nombre. Las perlas de los traficantes son las
y no muy armoniosa familia a la noción, muy frecuente entre los indígenas conchas de un manitou, y la bandera, esa cosa maravillosa, es la piel de
de América del Sur, de una especie de mana sustancial, generalmente un manitou.» Del mismo modo el primer grupo de indios medio civiliza­
negativo, como fluido, que manipula el shaman y que se deposita sobre dos Tupi-Kawahib, con ayuda de los cuales entramos, en 1938, en un pue­
los objetos en forma visible, provocando desplazamientos y levitaciones cuya blo desconocido de la tribu, al admirar los trozos de franela roja que les
acción suele ser generalmente nociva, como, por ejemplo, el tsaruma de los regalamos gritaban: O que é este bicho vermelho? «¿Qué es este bicho
Jívaros, el nandé, cuya representación entre los Nambikwara nosotros mis­ rojo?» Lo cual no era ni el testimonio de un animismo primitivo ni la tra­
mos hemos estudiado30, y todas las demás formas que aparecen entre los ducción de una noción indígena, sino únicamente el idiotismo del jalar
Amniapá, Apapocuva, Apinayé, Galibi, Chiquito, Lamisto, Chamicuro, Xe- cabóclo, es decir, del portugués rústico del interior del Brasil. También
bero, Yameo, Iquito, e tc .31. ¿Qué quedaría de la noción de mana después los Nambikwara, que no habían visto nunca bueyes con anterioridad
de esta puesta al día? Es difícil saberlo; lo que sí es seguro es que saldría a 1905, los designaban, como habían hecho siempre con las estrellas, con
profanada. No es que Mauss y Durkheim se hayan equivocado, como a ve­ el nombre de alasu, cuyo sentido es muy semejante al manitou de los
ces se pretende, al aproximar unas nociones adquiridas en regiones del Algonkinos32.
mundo muy alejadas las unas de las otras y transformarlas en categorías. Aun Estas asimilaciones no son tan raras, ya que con mayores reservas, des­
en el caso en que la Historia confirme las conclusiones del análisis lin­ de luego, nosotros ponemos en práctica algunas del mismo tipo, cuando
güístico y que el término polinesio mana sea descendiente lejano de un calificamos un objeto desconocido cuya utilidad nos es poco conocida o cuya
término indonesio que define la eficacia de los dioses personales,, no sería eficacia nos asombra como truc o machín (chisme). Detrás de machín
posible concluir que la noción interpretada con este término en Melanesia está máquina y, más distante, la idea de fuerza o poder. En cuanto a truc,
los etimologistas le derivan de un término medieval que significa el golpe
28 A. M. H o c a r t , “Mana”, Man, n.° 46, 1914; “Mana again", Man, n.° 79, 192
“Natural and supernatural”, Man, n.° 78, 1932; H. I a n Hogbin, “Mana”. Oceania, j de suerte en los juegos de azar, es decir, uno de los sentidos que se da
vol. 6, 1935-36; A. C a p e l l , “The word ’mana’; a linguistic study”, Oceania, vol. 9, j al término indonesio en que algunos creen ver el origen de la palabra
1938; R . F ir t h , “The Analysis of Mana; an empirical aproach”, Journal of the j
m ana33. Es verdad que nosotros no decimos de un objeto que tiene «chis-
Polynesian Society, vol. 49, 1940; “An Analysis of Mana”, Polynesian Anthropological j
Studies, pigs. 189-218, Wellington, 1941; G. B l a k e P a l m e r , “Mana, some C h r is tia n i
and Moslem Parallels” , Journal of the Polynesian Society, vol. 55, 1946; G. J. \ ■32 C. L é v i -ST-RAUSS, La vie jamili-ale, etc..., L c., págs. 98-99; “The Tupikawahib”,
S c h n e e p , “El concepto de mana”, Acta Anthropologica, vol. I I , n.° 3, Mexico, 1947: 1 en el Handbook of South American Indians, Washington, 1948, vol. 3, págs. 299-305.
B. M a l i n o w s k i , Magic> Science and Religion, Boston, 1948. > Se puede comparar con los Dakota, que decían del primer caballo, traído, según el
3t> La Vie familiale et sociale, des Indiens Nambikwara, Société des American is- j mito, por el rayo: “No olía como les ¡demás seres humanos y se pensó que podía ser
tes, Paris, 1948, pâgs. 95-98. ; un perro, pero era más grande que im perro de carga, así que le denominaron sunke
âI A l f r e d M e t r a u x , “La causa y el tratamiento magico de las enfermedades en- ; wakan, perro misterioso" ( M . W . B e c k w i t h , “Mithology of the Oglala Dakota”, Jour­
tre los indios de la Región Tropical Sud-Americana”, America Indigena, vol. 4, Méxi- 1 nal of American Folklore, vol. XLII1, 1930, pág. 379).
co, 1944; “Le shamanisme chez les Indiens de l’Amérique du Sud Tropicale”, Act a i M Sobre la derivación de la palabra mana, vid. A. C a p e l l . /. c.
Americana, vol. TI, nüms. 3 y 4. 1944. :
INTRODUCCION A LA OBRA DE MARCEL MAUSS 37 40 SOCIOLOGIA Y ANTROPOLOGIA

me», pero sí decimos que una persona tiene «algo» y cuando en el slang estos caracteres no están señalados de la misma manera en unas y otras.
americano se dice de una mujer que tiene oomph, no es muy seguro, No es crear un foso entre tinas y otras el reconocer que el trabajo de pe­
si recordamos la atmósfera sagrada e imbuida de tabúes que rodea la vida regrinación del significado en relación con lo signíficadó se ha llevado
sexual en América más que en ningún otro sitio, que estemos muy alejados a cabo de forma más metódica y rigurosa, a partir del nacimiento y dentro
del sentido de mana, ha diferencia radica menos en las mismas nociones de los límites de su expansión, de la ciencia moderna.
cjue en el hecho de que', en nuestra sociedad, estas nociones tienen un : Sin embargo, por todas partes y constantemente entre nosotros (sin
carácter fluido y espontáneo, mientras que en otra's partes sirven de fúnda­ duda durante mucho tiempo) se ha mantenido una situación fundamental,
m e lo ^ " sistemas o ficialesypensadosde interpretación ,;es decir, a un papel inherente a la misma condición humana, a saber: que el hombre dispone
/qíie nosotrós—reservamos a la ciencia, aunque siempre, y en todo lugar, ; desde sus orígenes de la integridad de lo significado, encontrándose con
estas nociones actúan uiupoco como símbolos algebraicos, para representar grandes dificultades para situar un significado, dado como tal, pero que
tjn valor indetemiinado.jje_significación, vacío.ensim ism o de sentido y sus­ no es conocido. Continuamente se da una inadecuación entre ambos, sólo
ceptible, por J:anto, de que se le aplique cualquier sentido, cuya única superada por el entendimiento divino, producida por la existencia de una
furrielóff sena cubrir. j a distancia entre la significación y lo significado / ^ superabundancia de significados en relación con las cosas significadas
o, más exactamente, señalar el hecho de que en una circunstancia u oca­ I , \ sóbre las que puede recaer. En su esfuerzo por- comprender el“ mundo,
sión, o en una manifestación determinada, se ha establecido una relación | | el hombre posee un exceso de significados' "(que reparte" 'eñtre~las~'cosas
de inadecuación entre la significación y lo significado, en perjuicio de rela­
\ > j^de acuerdo-conJLa&Jeyes del pensamiento símbóHcoT pensamjento,_qüérios
ciones complementarias anteriores.
\ ,i j etnógrafos y lingüistas denen que estudiar). Este re p a rto 'd é la ración suple-
Estamos, pues, ante una situación paralela a la de Mauss cuando invo­
'v mentaría, si estos términos fueran válidos, es absolutamente necesaria para
caba la noción de mana como fundamento de determinados juicios sinté­
ticos a priori. que en el total los significados disponibles y las cosas significadas seña­
Nos negamos, sin embargo, a seguirle cuando busca el origen de ladas guarden entre sí la relación de complementariedad que es condición
la noción de mana en un orden de realidades distinto de las relacio­ esencial para el ejercicio del pensamiento simbólico.
nes que ayuda a construir; orden de sentimientos, deseos y creencias Nuestra opinión es que precisamente las nociones de tipo mana repre­
que son, desde el punto de vista sociológico, epifenómenos o misterios o en sentan, por muy diversas que parezcan, considerándolas en su función más
cualquier caso objetos extrínsecos al campo de la investigación. A nuestro general (que como hemos visto no han desaparecido en nuestra mentalidad
parecer, ésta es la razón de por qué una investigación tan aguda y profunda, y forma de sociedad), ese significado flotante que es la servidumbre de
tan llena de iluminación, falla y llega a una falsa conclusión. A fin de todo pensamiento completo 'y acabado "(pero también el gaje de cualquier
cuentas, el mana no sería sino «la expresión de los sentimientos sociales arte, poesía o invención mítica o estética), aunque el conocimiento científico
que se han creado, tanto fatal y universal como fortuitamente, respecto sea capaz, si no de estancarlo, sí al menos de disciplinarlo en parte. Por
':¡l determinadas cosas, elegidas generalmente de un modo arbitrario»34. otra parte, el pensamiento mágico ofrece otros métodos de canalización
“ Perojas^nociones de sentimiento, fatalidad, casualidad o arbitrariedad no y otros resultados, métodos que pueden muy bien coexistir. En otras pa-
sorf nociones científicas; no aclaran los fenómenos que se proponen expli- ; labras: al inspirarnos en la norma establecida por Mauss de que todos los
car.jya que participan en ellos. Podemos ver, por tanto, cómo, al menos en fenómenos sociales pueden quedar asimilados por el lenguaje, nosotros
este caso, la noción de mana presenta los caracteres de poder secreto, de vemos en el mana, wákan, orenda, así como en las demás nociones del
fuerza misteriosa que le. han atribuido Durkheim y Mauss, pues, éste es el mismo tipo, la expresión consciente de una función:semántica^,_c{iyo_.papel
papel que juega dentro de su sistema. Verdaderamente, en esa situación, ■ consiste^en pem A ir ^que se^ ejerza. eLpensamientci simbólico.f^a--pesar-de-las
el mana es mana, sin que por ello dejemos de preguntarnos si su teoría del contradicciones „que le son características. B e este modo quedan explica­
mana no es otra cosa que la imputación de estas propiedades al pensa­ das las antinomias propias de ésta noción, "aparentemente insolubles, que
miento indígena, dado el lugar predominante que la idea de mana iba a te­ han llamado tanto la atención de ios etnógrafos y que Mauss ha dejado bien
ner en su teoría. claras: fuerza y acción; cualidad y esencia; sustantivo, adjetivo. En
Nos vemos, pues, obligados a llamar la atención a aquellos sinceros \ efecto, el pierna es todo esto I f la vez. ¿Y no lo és acaso porque no es nada
A pesar de lo decisiva que ha sido da labor de Mauss al asimilar los (fenómenos de ello, al ser una simple forma o un puro símbolo, susceptible, por
sociales al lenguaje, en un punto iba a poner en dificultad el pensamiento sociológico. tanto, de adquirir cualquier contenido simbólico? Dentro del sistema de
Ideas como las que hemos reproducido en esta cita fueron invocadas en beneficio de símbolos que constituye la cosmología sería simplemente un valor simbólico
lo que, durante-mucho tiempo, iba a ser considerado como la muralla inexpugnable de
la lingüística^ salTsurien'· es decir, de la teoría de la naturaleza, arbitraria de las mani­ cero, es decir, un signo que señ ala la necesidad de un contenido simbó-
festaciones lingüísticas". Postura que es urgente superar hoy día. ; lico suplementario al que ya tiene la cosa significád'a'rpero^que puede ser
INTRODUCCION A LA OBRA DE MARCEL MAUSS 41 42 SOCIOLOGIA Y ANTROPOLOGIA
1
un valor cualquiera siempre que forme parte de la reserva disponible y no humanas que en esta fórmula en que reunió al mismo tiempo el método,,
sea ya, como dicen los fenólogos, un término de grupo35. ¡Ibs medios y el fin último de nuestras ciencias, fórmula que todo Instituto
Creemos que esta concepción es rigurosamente fiel al pensamiento de jde Etnología debería inscribir en su fachada: «Antes que nada es nece­
Mauss; de hecho, no es otra cosa que la traducción de la concepción sario crear el más grande catálogo posible de categorías, pues es necesario
de Mauss, desde su expresión originaria en términos de lógica de clases, ipartir de aquellas que sabemos que ha hecho uso el hombre; sólo entonces
a una lógica simbólica que resume las leyes generales del lenguaje. Esta ¡podremos ver todas las lunas muertas, pálidas u oscuras que hay en el
traducción no es una aportación nuestra, ni siquiera el resultado de un firmamento de la razón.»
exceso de libertad respecto a la concepción inicial, sino únicamente el : C la u d e L é v i -S t r a u s s
reflejo de la evolución objetiva que se ha producido dentro de las ciencias
psicológicas y sociales a lo largo de los últimos treinta años, para las cuales ^
el valor de las enseñanzas de Mauss consiste en haber sido una de las <
primeras manifestaciones contribuyendo a esa evolución. En efecto, fue ¡
Mauss uno de los primeros en denunciar la insuficiencia de la psicología
y de la lógica tradicional, rompiendo sus rígidas estructuras, al revelar
otras formas de pensamiento aparentemente «extrañas a nuestros entendí- '·■
mientos de adultos europeos». Cuando él escribía (recordemos que el en- ’
sayo sobre la Magia data de una época en que las ideas de Freud eran
totalmente desconocidas en Francia) este descubrimiento, sólo podía mani­
festarse de una forma negativa, haciendo alusión a una «psicología no in-
telectualizada». Nadie se hubiera alegrado más que Mauss de que esta
psicología se haya podido formular como una psicología intelectualizada
de forma diferente, como expresión generalizada de las leyes del pensar
humano, de la cual son modalidades las manifestaciones particulares, den­
tro de los distintos contextos sociológicos. Primeramente, porque fue el
Essai sur le don el que iba a definir el método que había que emplear
para conseguir esto, y después y sobre todo, porque fue Mauss quien
designó como fin principal: de la etnología el contribuir a ampliar la razón
humana, reivindicando pafea^elter, 'p o rfío l a rito, cuantos descubrimientos
pudieran todavía hacerse en esas zonas oscuras, por lo difícilmente ac­
cesibles que están las formas mentales, ya que al quedar relegados, al
mismo tiempo, a los confines más remotos del universo, así corno a los
rincones más secretos de nuestra mente, con frecuencia sólo pueden perci­
birse reflejados en una confusa aureola de afectividad. Mauss estuvo siem­
pre obsesionado por el principio comtista, que aparece constantemente en
este volumen, según el cual la vida psicológica sólo puede tener sentido en
dos planos: en el plano de lo social, que es el lenguaje, y en el de la
fisiología, es decir, en la otra forma, muda ésta, de la necesidad del ser
viviente. Jamás permaneció más fiel a su profundos-pensamiento y jamás
definió mejor al etnólogo su misión de astrónomo de las constelaciones
35 Los lingüistas se han visto ya obligados a formular hipótesis de ese tipo. Por
ejemplo: “Un fonema cero... se opone a los demás fonemas franceses al no poseer'"'’"!
ni carácter diferencial ni valor fonético constante, ya que, por el contrario, el fonema \
cero tiene como función^ oponerse a la ausencia de fonema.” R. J a k o b s o n y J. L o t z , j
'ñotas~en'eI French Phonemic Patfem, V/ord, val. 5, n,° 2, agosto 1949, New York,
1949, pág. 155. —'
Podría decirse también, esquematizando la concepción que aquí se ha dado, que
es función de las nociones de tipo mana, oponerse a la ausencia de significado, sin
aportar en sí ninguna significación determinada.

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