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Poesia de Miguel Hernandez Musicada Por JM Serrat

El documento presenta una recopilación de poemas de Miguel Hernández, destacando su profunda conexión con el sufrimiento, la vida y la libertad. A través de obras como 'Menos tu vientre', 'Elegía', y 'Nanas de la cebolla', se exploran temas de amor, pérdida y la lucha por la libertad en tiempos de guerra. Hernández utiliza su poesía como un medio para expresar su dolor personal y su compromiso social, reflejando la realidad de su época.

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Poesia de Miguel Hernandez Musicada Por JM Serrat

El documento presenta una recopilación de poemas de Miguel Hernández, destacando su profunda conexión con el sufrimiento, la vida y la libertad. A través de obras como 'Menos tu vientre', 'Elegía', y 'Nanas de la cebolla', se exploran temas de amor, pérdida y la lucha por la libertad en tiempos de guerra. Hernández utiliza su poesía como un medio para expresar su dolor personal y su compromiso social, reflejando la realidad de su época.

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POESÍA DE MIGUEL

HERNÁNDEZ Y
MÚSICA DE SERRAT
MENOS TU VIENTRE
Miguel Hernández escribió entre 1938 y 1939, en medio de la tragedia por la muerte del hijo, la guerra, la miseria y la soledad el Cancionero y romancero
de ausencias, al que pertenece Menos tu vientre. A pesar de todo el sufrimiento, le canta a la fuente de la vida.

Menos tu vientre
todo es confuso.

Menos tu vientre
todo es futuro
fugaz, pasado
baldío turbio.

Menos tu vientre
todo es oculto,
menos tu vientre
todo inseguro,
todo postrero,
polvo sin mundo.

Menos tu vientre
todo es oscuro,
menos tu vientre
claro y profundo.
ELEGÍA.
“Elegía” es un poema de Miguel Hernández perteneciente al libro «El rayo que no cesa» (1936). Este poema fue dedicado a la memoria de su “compañero del
alma”, José Ramón Marín Gutiérrez, conocido con el seudónimo de “Ramón Sijé”.

(En Orihuela, su pueblo y el mío, se Temprano levantó la muerte el vuelo, Alegrarás la sombra de mis cejas,
me ha muerto como del rayo Ramón temprano madrugó la madrugada, y tu sangre se irán a cada lado
Sijé con quien tanto quería).
temprano estás rodando por el suelo. disputando tu novia y las abejas.
Yo quiero ser llorando el hortelano
No perdono a la muerte enamorada, Tu corazón, ya terciopelo ajado,
de la tierra que ocupas y estercolas,
no perdono a la vida desatenta, llama a un campo de almendras
compañero del alma, tan temprano.
no perdono a la tierra ni a la nada. espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
Alimentando lluvias, caracolas
En mis manos levanto una tormenta
y órganos mi dolor sin instrumento.
de piedras, rayos y hachas estridentes A las aladas almas de las rosas
a las desalentadas amapolas
sedienta de catástrofes y hambrienta. del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas
daré tu corazón por alimento.
Quiero escarbar la tierra con los dientes, cosas,
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
quiero apartar la tierra parte a parte compañero del alma, compañero.
que por doler me duele hasta el aliento.
a dentelladas secas y calientes.
Un manotazo duro, un golpe helado,
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
un hachazo invisible y homicida,
y besarte la noble calavera
un empujón brutal te ha derribado.
y desamordazarte y regresarte.
No hay extensión más grande que mi
Volverás a mi huerto y a mi higuera:
herida,
por los altos andamios de las flores
lloro mi desventura y sus conjuntos
pajareará tu alma colmenera
y siento más tu muerte que mi vida.
de angelicales ceras y labores.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
Volverás al arrullo de las rejas
y sin calor de nadie y sin consuelo
de los enamorados labradores.
voy de mi corazón a mis asuntos.
Para la Libertad
Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.

Para la libertad, siento más corazones


que arenas en mi pecho dan espuma a mis venas;
y entro en los hospitales, y entro en los algodones,
como en las azucenas.

Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,


ella pondrá dos piedras de futura mirada,
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.

Retoñaran aladas de savia sin otoño,


reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida;
porque soy como el árbol talado que retoño:
aún tengo la vida.
LA BOCA
Miguel Hernández nos habla en este nuevo poema de la importancia que tiene para él la voz, todo lo que es capaz de transmitir por
escrito y, a la vez expresarlo con la palabra, con la boca. A través de las diferentes estrofas desarrollará esta idea y la importancia de
sus pensamientos como poeta y como altavoz de muchos.

Boca que arrastra mi boca: hasta que un roce celeste mientras descienden los siglos
boca que me has arrastrado: hace que vibren sus párpados. hacia los hondos barrancos
boca que vienes de lejos como una febril nevada
a iluminarme de rayos. Beso que va a un porvenir de besos y enamorados.
de muchachas y muchachos,
Alba que das a mis noches que no dejarán desiertos Boca que desenterraste
un resplandor rojo y blanco. ni las calles ni los campos. el amanecer más claro
Boca poblada de bocas: con tu lengua. Tres palabras,
pájaro lleno de pájaros. ¡Cuánta boca enterrada, tres fuegos has heredado:
Canción que vuelve las alas sin boca, desenterramos! vida, muerte, amor. Ahí quedan
hacia arriba y hacia abajo. escritos sobre tus labios.
Muerte reducida a besos, Beso en tu boca por ellos,
a sed de morir despacio, brindo en tu boca por tantos
das a la grama sangrante que cayeron sobre el vino
dos fúlgidos aletazos. de los amorosos vasos.
El labio de arriba el cielo Hoy son recuerdos, recuerdos,
y la tierra el otro labio. besos distantes y amargos.

Beso que rueda en la sombra: Hundo en tu boca mi vida,


beso que viene rodando oigo rumores de espacios,
desde el primer cementerio y el infinito parece
hasta los últimos astros. que sobre mí se ha volcado.
Astro que tiene tu boca
enmudecido y cerrado He de volverte a besar,
he de volver, hundo, caigo,
UMBRÍO POR LA PENA.
Pertenece a “El rayo que no cesa”, publicado em 1936, año en que comenzó la guerra civil. “Apenado” por el amor, se somete a la
rígida disciplina del soneto, que lo aprisiona más en su dolor.

Umbrío por la pena, casi bruno,


porque la pena tizna cuando estalla,
donde yo no me hallo no se halla
hombre más apenado que ninguno.

Sobre la pena duermo solo y uno,


pena es mi paz y pena mi batalla,
perro que ni me deja ni se calla,
siempre a su dueño fiel, pero importuno.

Cardos y penas llevo por corona,


cardos y penas siembran sus leopardos
y no me dejan bueno hueso alguno.

No podrá con la pena mi persona


rodeada de penas y de cardos:
¡cuánto penar para morirse uno!
NANAS DE LA CEBOLLA
Compuso este poema desde la cárcel (1939), donde esperaba ser ejecutado, como respuesta a una
carta que había recibido de su mujer, Josefina Manresa, en la que le contaba que lo único que tenía
para alimentarse era pan y cebolla. Su primer hijo había fallecido un año antes.

La cebolla es escarcha Ríete tanto Desperté de ser niño:


cerrada y pobre. que mi alma al oírte nunca despiertes.
Escarcha de tus días bata el espacio. Triste llevo la boca:
y de mis noches. ríete siempre.
Hambre y cebolla, Tu risa me hace libre, Siempre en la cuna,
hielo negro y escarcha me pone alas. defendiendo la risa
grande y redonda. Soledades me quita, pluma por pluma.
cárcel me arranca.
En la cuna del hambre Boca que vuela, Ser de vuelo tan lato,
mi niño estaba. corazón que en tus labios tan extendido,
Con sangre de cebolla relampaguea. que tu carne es el cielo
se amamantaba. recién nacido.
Pero tu sangre, Es tu risa la espada ¡Si yo pudiera Sientas un fuego
escarchaba de azúcar, más victoriosa, remontarme al origen correr dientes abajo
cebolla y hambre. vencedor de las flores de tu carrera! buscando el centro.
y las alondras
Una mujer morena Rival del sol. Al octavo mes ríes Vuela niño en la doble
resuelta en luna Porvenir de mis huesos con cinco azahares. luna del pecho:
se derrama hilo a hilo y de mi amor. Con cinco diminutas él, triste de cebolla,
sobre la cuna. ferocidades. tú, satisfecho.
Ríete, niño, La carne aleteante, Con cinco dientes No te derrumbes.
que te traigo la luna súbito el párpado, como cinco jazmines No sepas lo que pasa ni
cuando es preciso. el vivir como nunca adolescentes. lo que ocurre.
coloreado.
Alondra de mi casa, ¡Cuánto jilguero Frontera de los besos
ríete mucho. se remonta, aletea, serán mañana,
Es tu risa en tus ojos desde tu cuerpo! cuando en la dentadura
la luz del mundo. sientas un arma.
ROMANCILLO DE MAYO
Incluido en la obra de teatro “El labrador de más aire”, constituye un canto a la alegría en el despertar de la
naturaleza.

Por fin trajo el verde mayo y hunden con ira en la mueven, lo mismo que
correhuelas y albahacas arena espadas
a la entrada de la aldea sus enamoradas astas rabiosas y deseosas,
y al umbral de las Remudan los claros ciervos lenguas amantes y patas
ventanas. su cornamenta arbolada Van los asnos suspirando
Al verlo venir se han puesto igual que un ramo de rayos reciamente por las asnas.
cintas de amor las y una visión de navajas. Con luna y aves, las
guitarras, La cabra cambia de pelo, noches
celos de amor las clavijas, cambia la oveja de lana, son vidrio de puro claras;
las cuerdas lazos de rabia, cambia de color el lobo las tardes, de puro verdes,
y relinchan impacientes y de raíces la grama. de puro azul, esmeraldas;
por salir de serenata. Son otras las intenciones plata pura las auroras
En los templados establos, y son otras las palabras parecen de puro blancas,
donde el amor huele a en la frente y en la lengua y las mañanas son miel
paja, de la juventud temprana. de puro y puro doradas.
a honrado estiércol y a Los celosos chivos pierden Campea mayo amoroso;
leche, entre sus dientes sus el amor ronda majadas,
hay un estruendo de vacas barbas: ronda establos y pastores,
que se enamoran a solas se rinden a cabezazos, ronda puertas, ronda
y a solas rumian y braman. se embisten y se maltratan, camas,
Los toros de las dehesas y en medio de los ganados ronda mozas en el baile
las oyen dentro del agua y en el aire ronda faldas...
EL NIÑO YUNTERO
Este poema, así como su famoso poema Aceituneros, nos remonta a las tierras andaluzas trabajadas con esfuerzos inhumanos por las
pobres ignorantes víctimas de las desigualdades sociales de su tiempo.

Carne de yugo, ha nacido en los huesos de la tierra. para que la tierra inunde de los hombres jornaleros,
más humillado que bello, Contar sus años no sabe, de paz y panes su frente. que antes de ser hombres son
con el cuello perseguido y ya sabe que el sudor y han sido niños yunteros.
por el yugo para el cuello. es una corona grave Me duele este niño hambriento
de sal para el labrador. como una grandiosa espina,
Nace, como la herramienta, y su vivir ceniciento
a los golpes destinado, Trabaja, y mientras trabaja revuelve mi alma de encina.
de una tierra descontenta masculinamente serio,
y un insatisfecho arado. se unge de lluvia y se alhaja Lo veo arar los rastrojos,
de carne de cementerio. y devorar un mendrugo,
Entre estiércol puro y vivo y declarar con los ojos
de vacas, trae a la vida A fuerza de golpes, fuerte, que por qué es carne de yugo.
un alma color de olivo y a fuerza de sol, bruñido,
vieja ya y encallecida. con una ambición de muerte Me da su arado en el pecho,
despedaza un pan reñido. y su vida en la garganta,
Empieza a vivir, y empieza y sufro viendo el barbecho
a morir de punta a punta Cada nuevo día es tan grande bajo su planta.
levantando la corteza más raíz, menos criatura,
de su madre con la yunta. que escucha bajo sus pies ¿Quién salvará a este chiquillo
la voz de la sepultura. menor que un grano de avena?
Empieza a sentir, y siente ¿De dónde saldrá el martillo
la vida como una guerra Y como raíz se hunde verdugo de esta cadena?
y a dar fatigosamente en la tierra lentamente Que salga del corazón
CANCIÓN ÚLTIMA
Forma parte de “El hombre acecha” (1938), cuya publicación fue destruida en Valencia por las tropas franquistas poco antes de salir de
imprenta.
La obra se salva porque gracias a un par de ejemplares que se conservaron sin encuadernar. Sólo se conocen dos copias completas
de El hombre acecha, una conservada en la biblioteca de Antonio Rodríguez y otra en la biblioteca de José María Cossío.
Miguel Hernández se siente ya desanimado, fatigado, solo, vulnerado, afligido ante la dramática realidad de los acontecimientos de la
guerra civil, pero intenta conservar la esperanza.

Pintada, no vacía: El odio se amortigua


pintada está mi casa detrás de la ventana.
del color de las grandes
pasiones y desgracias. Será la garra suave.

Regresará del llanto Dejadme la esperanza.


adonde fue llevada
con su desierta mesa
con su ruinosa cama.

Florecerán los besos


sobre las almohadas.
Y en torno de los cuerpos
elevará la sábana
su intensa enredadera
nocturna, perfumada.

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