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400 Años de Silencio

Los 400 años de silencio se refieren al período intertestamentario en el que Dios no se comunicó directamente con Israel, comenzando con la advertencia del profeta Malaquías y culminando con la llegada de Juan el Bautista. A pesar de la falta de profetas, este tiempo estuvo marcado por importantes transformaciones históricas y culturales, como el dominio persa, griego y la rebelión de los Macabeos, que prepararon el camino para el cristianismo. El silencio se rompió con el anuncio del nacimiento de Juan y Jesús, cumpliendo profecías y marcando el inicio de una nueva era de revelación divina.
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400 Años de Silencio

Los 400 años de silencio se refieren al período intertestamentario en el que Dios no se comunicó directamente con Israel, comenzando con la advertencia del profeta Malaquías y culminando con la llegada de Juan el Bautista. A pesar de la falta de profetas, este tiempo estuvo marcado por importantes transformaciones históricas y culturales, como el dominio persa, griego y la rebelión de los Macabeos, que prepararon el camino para el cristianismo. El silencio se rompió con el anuncio del nacimiento de Juan y Jesús, cumpliendo profecías y marcando el inicio de una nueva era de revelación divina.
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Instituto bíblico de Oriente acequia el progreso jutiapa

Facilitador: Rubén Darío

Grado: Quinto

Tarea: Que pasó en los 400 años de silencio

Alumno: Edras López

Siclo: 2024

Fecha: 23/05/2024
Introducción
Durante cuatro siglos, conocidos como los 400 años de silencio, Dios no se comunicó
directamente con su pueblo, Israel, mediante profetas. Este período, también llamado el
período intertestamentario, comienza con la advertencia del profeta Malaquías en el
Antiguo Testamento: “He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día del
Señor, grande y terrible. Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón
de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición"
(Malaquías 4:5-6). A pesar de la ausencia de mensajes divinos directos, este tiempo estuvo
lleno de eventos históricos y transformaciones culturales significativas. Desde el dominio
persa hasta la llegada de los romanos, estos cambios prepararon el camino para el Nuevo
Testamento y la venida de Jesucristo, quien sería precedido por Juan el Bautista. Aunque
no hay textos bíblicos canónicos que documenten este período, los libros apócrifos y otros
escritos reflejan una época de intensa actividad política, religiosa y social.
400 años de silencio
 Durante cuatro siglos Dios permaneció callado ante su pueblo, Israel. Los judíos
tuvieron que soportar 400 años de silencio de parte de Dios. Ningún profeta trajo
algún mensaje para el pueblo. El periodo de los 400 años de silencio empezó con la
advertencia al final del Antiguo Testamento: “He aquí, yo os envío el profeta Elías,
antes que venga el día del Señor, grande y terrible. Él hará volver el corazón de los
padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo
venga y hiera la tierra con maldición" (Malaquías 4:5-6) y terminó con la llegada de
Juan el Bautista, el antecesor del Mesías.
 Los 400 años de silencio, el período intertestamentario, es el lapso de la historia en
la que Dios dejó de comunicarse con su pueblo. Aunque la Biblia no incluye libros
canónicos sobre este tiempo, es un período rico en eventos históricos y
transformaciones culturales que prepararon el escenario para el Nuevo
Testamento.
1. Dominio Persa (539-331 a.C.)
2. Dominio Griego (331-167 a.C.)
3. Dominio Ptolemaico y Seléucida (320-167 a.C.)
4. Rebelión de los Macabeos (167-160 a.C.)
5. Dominio Hasmoneo (142-63 a.C.)
Durante este período se escribieron varios libros que no se incluyeron en el canon hebreo,
pero que son parte de las Biblias católicas. Estos incluyen Tobit, Judit, y 1 y 2 Macabeos.
También surgieron Obras como el Libro de Enoc y el Libro de los Jubileos reflejan una
fuerte corriente apocalíptica y mesiánica en el pensamiento judío.
 Es el tiempo entre la liberación del cautiverio babilónico, y la venida de Jesucristo,
el Mesías. De hecho, uno de los últimos profetas al que Dios le habló fue
Malaquías, a quien le dio un mensaje de confrontación por los pecados del pueblo
y los llamó a restaurar su comunión con Dios, pues ya habían sufrido las
consecuencias de su desobediencia en el cautiverio, y sin embargo seguían
alejándose del Señor y no tomaban en cuenta Su Palabra con sinceridad.

Alrededor del año 435 a. de C., cuando el profeta Malaquías dejó de escribir, el centro de
la potencia mundial comenzó a cambiar de oriente a occidente. Hasta ese momento,
Babilonia había sido la principal potencia mundial, pero a esto siguió rápidamente el
Imperio Medopersa, el profeta Daniel había anunciado, que que se levantaría un oso que
sería más alto en un lado que en otro, representando la división entre Media y Persia, con
el predominio de los persas (Dan. 7:5). En el 330 a. de C. una terrible batalla entre los
persas y los griegos cambió radicalmente el curso de la historia.
En esa batalla, Alejandro, que era un joven de solo veinte años, llevó a los ejércitos de
Grecia a la victoria sobre los persas y destruyó por completo el poder de Persia. El centro
del poder mundial cambió más aún para concentrarse en la parte oeste de Grecia y así
comenzó el imperio griego.
Alejandro murió en el año 323 a. de C., cuando tenía más o menos treinta y tres años.
Bebió tanto que murió en lo mejor de su vida, entristecido por no tener más mundos que
conquistar. Después de su muerte, su imperio quedó destrozado por causa de las
disensiones y debido a que no había dejado heredero. Su hijo había sido asesinado con
anterioridad, por lo que no hubo quien heredase el imperio de Alejandro.
Durante este tiempo había ido en aumento la influencia griega en Palestina y surgió un
partido entre los judíos llamado los helenistas, que estaban ansiosos por introducir en la
nación la cultura y el pensamiento griego, así como por liberalizar algunas de las leyes
judías. Esto provocó una división en dos de los principales partidos. Estaban aquellos que
eran fuertes nacionalistas hebreos, que deseaban conservarlo todo conforme al orden
mosaico y que se resistían a toda influencia extranjera que se introducían para
desorganizar las antiguas costumbres judías. Este partido acabó por ser conocido como los
fariseos, que quiere decir "separar y que eran separatistas e insistían en conservar las
tradiciones. Estos se fueron haciendo cada vez más fuertes, más legalistas y rígidos en sus
requisitos, hasta convertirse en el blanco de algunas de las palabras más ardientes que
jamás pronunció el Señor. Se habían convertido en los religiosos hipócritas, que guardaban
la forma exterior de la ley, pero violaban completamente su espíritu.
Por otro lado, los helenistas, aquellos a los que le gustaba todo lo griego, se volvieron cada
vez más influyentes en la política de la tierra y formaban el partido conocido en los
tiempos del Nuevo Testamento como los saduceos o liberales. Estos se apartaban del
cumplimiento rígido de la ley y se convirtieron en los racionalistas de aquella época, sin
creer para nada en la ley sobrenatural. En el Nuevo Testamento se nos dice que vinieron
repetidamente al Señor haciéndole preguntas acerca de lo sobrenatural como: "¿Qué
sucederá a la mujer que haya estado casada con siete hombres diferentes? En la
resurrección, ¿de cuál de los siete será mujer? (Mat. 22:23-33) Ellos no creían en la
resurrección, pero al hacerle estas preguntas lo que pretendían realmente era poner a
Jesús en un aprieto.
Las escrituras hebreas fueron traducidas por primera vez a otro idioma alrededor del 284
a. de C. en Egipto, bajo el reino de uno de los Ptolomeos. El rey egipcio convocó a un
grupo de 70 eruditos para que hiciesen una traducción de las escrituras hebreas. Libro tras
libro tradujeron el Antiguo Testamento al griego. Cuando la terminaron, se le dio el
nombre de Septuaginta, que significa 70 por el número de los que las tradujeron y esta se
convirtió en la versión griega de la Biblia hebrea. De ellas se derivan muchas de las citas
del Nuevo Testamento y por eso es por lo que las citas que hay en el Nuevo Testamento
sacadas del Antiguo están en ocasiones expresadas con diferentes palabras, porque
proceden de la traducción griega.
Alrededor del 203 a. de C. un rey llamado Antioco el Grande llegó al poder en Siria, al
norte de Palestina. destruyó el templo, el que Nehemías había reconstruido, y ese templo
fue dedicado a Zeus. Más tarde en el 167 al 63 AC, surgió el grupo de los Macabeos con el
fin de defender y retomar el templo de Israel, por el celo que ellos tenían por la ley de
Moisés. Capturó Jerusalén de los egipcios y comenzó el reinado de la potencia siria sobre
Palestina. Este hombre, llamado Antioco Epifanes, se convirtió en uno de los más viciosos
y violentos perseguidores de los judíos que jamás se han conocido. De hecho, se le ha
llamado con frecuencia el anticristo del Antiguo Testamento porque en él se cumplen
algunas de las predicciones de Daniel con respecto a uno que habría de ser "una persona
despreciable y un "rey vil.
Su primer acto consistió en deponer al sumo sacerdote de Jerusalén, poniendo de este
modo fin a la larga línea de sucesión, comenzando con Aarón y sus hijos a lo largo de
muchos siglos de la línea judía. Antioco Epifanes vendió el sacerdocio a Jasón, que no
pertenecía a la línea sacerdotal. Epifanes derrocó a la línea sacerdotal autorizada por Dios
y luego y bajo su reinado, la ciudad de Jerusalén y todos los ritos religiosos de los judíos
comenzaron a deteriorarse al quedar completamente bajo el poder del rey sirio.
En el 171 a. de C. Antioco invadió Egipto y Palestina se vio nuevamente envuelta en una
gran rivalidad. Palestina es el país por el cual se han producido más luchas y Jerusalén ha
sido la ciudad que más veces ha sido capturada durante el curso de la historia. Ha sufrido
saqueos, secuestros, ha sido quemada y destruida 27 veces en su historia.
Mientras Antioco estaba en Egipto, se informó que le habían matado en la batalla y
Jerusalén se alegró de la noticia. Cuando le llegó la noticia a Antioco (que estaba vivo y
colean do en Egipto) de que Jerusalén estaba encantada con el informe de su muerte,
organizó sus ejércitos y asoló la tierra como una furia, cayendo sobre Jerusalén con una
terrible venganza.
Cuando se abrió camino por la fuerza en el lugar santísimo, destruyó los rollos de la ley y,
ante el espanto de los judíos, cogió una cerda y la ofrendó sobre el altar sagrado. Y luego
con el caldo hecho de la carne de este animal impuro, roció todo lo que había en el
templo, profanando y transgrediendo de ese modo el santuario.
El templo fue purificado bajo el liderazgo de un hombre que pertenece a la historia judía,
Judas Macabeo. Pertenecía a la línea sacerdotal que, juntamente con su padre y sus cuatro
hermanos, se levantó en una revuelta en contra del rey sirio. capturaron Jerusalén y
limpiaron el templo. El día en que limpiaron el templo fue llamado el día de la dedicación y
eso sucedió el 25 de Diciembre. En aquel día los judíos celebrarán cada año la Fiesta de la
Dedicación.
Los macabeos, que pertenecían a la familia de los asmoneos, fueron el principio de una
línea de sumos sacerdotes conocida como la Dinastía Asmonea. Sus hijos, durante las
próximas tres o cuatro generaciones, gobernaron como sacerdotes en Jerusalén, teniendo
que defenderse todo el tiempo contra el constante asalto del ejército sirio, que intentaba
capturar la ciudad y el templo.
Durante ese tiempo, uno de los sacerdotes asmoneos crearon una liga con un creciente
poder en el oeste, en Roma, firmando un tratado con el Senado de Roma, proveyendo
ayuda en caso de que se produjera un ataque sirio. Aunque el tratado se hizo con toda
seriedad y sinceridad, fue este pacto lo que hizo que Roma se introdujese en el escenario y
en la historia de Israel. tomaron el control de Israel en el 63 a.C.
Aunque no hay textos bíblicos que documenten este período, el "silencio" terminó con el
advenimiento de eventos y personajes fundamentales que introdujeron la era del Nuevo
Testamento.
1. Anuncio del Nacimiento de Juan el Bautista
Aparición del Ángel Gabriel: El fin del período intertestamentario está señalado por la
aparición del ángel Gabriel al sacerdote Zacarías. Gabriel le anunció que su esposa,
elizabet daría a luz a un hijo, Juan el Bautista, quien prepararía el camino para el Mesías
(Lucas 1:5-25).
2. Anuncio del Nacimiento de Jesús
Visita de Gabriel a María: Gabriel también se apareció a María, una joven virgen para
anunciarle que concebiría por el Espíritu Santo y daría a luz a Jesús, el Hijo de Dios (Lucas
1:26-38).
Sueño de José: Un ángel se apareció en sueños a José, prometido de María, para
asegurarle que el niño que ella llevaba era del Espíritu Santo y que debía llamarlo Jesús
(Mateo 1:18-25).
3. Nacimiento de Juan el Bautista
Nacimiento y Ministerio: Juan nació y más tarde comenzó su ministerio en el desierto,
llamando al arrepentimiento y bautizando a las personas como preparación para la llegada
del Mesías (Lucas 1:57-80; Mateo 3:1-12).
4. Nacimiento de Jesús
Cumplimiento de las Profecías: Jesús nació en Belén, cumpliendo las profecías del Antiguo
Testamento sobre el Mesías (Mateo 2:1-12; Lucas 2:1-20).
5. Ministerio de Juan el Bautista
Preparación del Camino: Juan comenzó su ministerio bautizando y predicando en el
desierto, proclamando la inminente llegada del Reino de Dios y la necesidad de
arrepentimiento (Mateo 3:1-12; Marcos 1:1-8; Lucas 3:1-18).
Bautismo de Jesús: Juan bautizó a Jesús en el río Jordán, evento que marcó el comienzo
del ministerio público de Jesús y fue acompañado por la voz de Dios y la aparición del
Espíritu Santo en forma de paloma (Mateo 3:13-17; Marcos 1:9-11; Lucas 3:21-22).

Conclusión
Los 400 años de silencio fueron una época de transformación y preparación para Israel y el
mundo. A pesar de la ausencia de comunicación directa de Dios mediante profetas, los
eventos históricos, como el dominio de varias potencias extranjeras, la traducción de las
escrituras hebreas al griego (Septuaginta), y la rebelión de los Macabeos, contribuyeron
significativamente a la configuración del escenario en el que surgiría el cristianismo. Este
período culminó con el nacimiento de Juan el Bautista, anunciado por el ángel Gabriel,
quien preparó el camino para Jesús, el Mesías. El silencio se rompió con la proclamación
de Juan y la llegada de Jesús, cumpliendo así las antiguas profecías y marcando el inicio de
una nueva era de revelación y redención divina para la humanidad. La historia de estos
400 años demuestra que, incluso en tiempos de aparente silencio, Dios estaba trabajando
preparando a Su pueblo para recibir la salvación a través de Su Hijo.

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