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El Templo Hombre Universo

El documento explora la relación entre el templo masónico y la tradición universal, destacando su importancia en la construcción espiritual y la auto-mejora del individuo. Se analizan conceptos esotéricos como la numerología y la geometría, así como la influencia de la tradición judeo-cristiana en la masonería. Además, se menciona el templo de Salomón como un modelo fundamental para la comprensión del templo masónico y su simbolismo en la conexión entre el microcosmos humano y el macrocosmos del universo.

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El Templo Hombre Universo

El documento explora la relación entre el templo masónico y la tradición universal, destacando su importancia en la construcción espiritual y la auto-mejora del individuo. Se analizan conceptos esotéricos como la numerología y la geometría, así como la influencia de la tradición judeo-cristiana en la masonería. Además, se menciona el templo de Salomón como un modelo fundamental para la comprensión del templo masónico y su simbolismo en la conexión entre el microcosmos humano y el macrocosmos del universo.

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EL TEMPLO Y SU RELACIÓN HOMBRE-UNIVERSO

Autor: Ismael Berroeta

- Santiago de Chile -

- agosto de 2006 -
2

EL TEMPLO Y SU RELACIÓN HOMBRE-UNIVERSO

1. Tradición y construcción.

El tema del templo ha sido de mucha importancia en las


diferentes manifestaciones de la tradición universal o
unánime. En el texto que sigue se abordará dicho tema tomando
como centro de análisis el templo masónico.

A contar aproximadamente del siglo XVIII, la expresión Arte


Real pasó a ser sinónimo de francmasonería. Sin embargo, los
contenidos filosóficos y éticos que dicha expresión envuelve
tienen un origen muy anterior, el cual se pierde en la noche
de los tiempos. La raíz donde se pueden hallar sus rastros se
encuentra en las tradiciones de los constructores medievales
y que constituyeron una de las fuentes más o menos
comprobadas de la masonería moderna, así como en la filosofía
hermético-alquímica. Los masones han aspirado a ser los
constructores espirituales de un templo inmaterial,
representado por la sociedad futura, más sabia, solidaria y
ética. Oswald Wirth, al referirse a esta aspiración, comenta:

“Semejante obra sobrepasa la técnica arquitectural ordinaria.


Conlleva misterios de orden religioso que son los del
verdadero Arte Real. Al formar Iniciados, este arte forma
Reyes, es decir, hombres que se han sustraído a toda
dominación, por lo tanto libres, amos soberanos de ellos
mismos. Para elevarse a esta realeza iniciática, es
importante aprender a pensar con independencia, sin sufrir la
tiranía de los prejuicios reinantes o dejarse imponer las
ideas de otros. Es indispensable, por otra parte, haberse
sacudido el yugo de las pasiones y de no reaccionar en todo
orden de cosas sino realmente, como soberano consciente de su
responsabilidad.”1

Por una parte, el método masónico pretende convertir al plomo


vulgar en oro alquímico, es decir, al individuo cargado de
pequeñeces en un espíritu esclarecido o iluminado. Por otro,
transformar una piedra bruta capaz de tallarse ella misma y
de pasar del estado informe a una apariencia armónica que
formará parte del edificio de la sociedad futura, o sea, un
trabajo de auto mejoramiento para dar más solidez al
colectivo humano. Todo esto se transmite por los símbolos y
ritos del proceso iniciático y de ello se deduce que la
masonería es depositaria de una herencia hermético-alquímica

1
Oswald Wirth. Les Mystères de l’Art Royal. Introducción. Ed. Devry. Paris
3

que se combina con la simbología constructiva o


arquitectural. Sin embargo, ambas ramas esotéricas tienen su
expresión concreta en un contexto histórico específico, cual
es la tradición judeo-cristiana. Que la masonería sea judeo-
cristiana no tiene nada que ver con la confesión religiosa de
los masones, sino es una referencia al marco cultural en el
cual se desarrolla, tal como el sufismo surge en la tradición
musulmana o el Chi-kung en la tradición taoísta.

Un texto masónico relativamente antiguo, como el manuscrito


Cooke (aproximadamente 1.400), combina construcción y
tradición bíblica al señalar el hecho legendario de haber
sido grabada la sabiduría en dos columnas, las cuales,
después del diluvio de Noé, fueron descubiertas una por
Pitágoras y la otra por Hermes. Es casi obvio que esas
columnas se asimilarían a Jakin y Boaz que sirven de entrada
al templo masónico y son fuentes inspiradoras de la sabiduría
simbólica: conocimiento filosófico y geometría.

En las guías o manuales de rituales masónicos de los siglos


XVIII y XIX se ha hecho mención explícita de la tradición
bíblica respecto del mandato e inspiración divina a los reyes
de Israel sobre la construcción del templo dedicado a
Jehová2. Sin ir más lejos, Oswald Wirth en el Libro del
Aprendiz, fundamenta la iniciación descalza en el respeto
bíblico a los lugares sagrados3. En general, tanto los textos
como los símbolos y sus expresiones gráficas y artísticas
parecen cumplir la función de transmitir un mensaje revelado
por una entidad superior: Dios o el Gran Arquitecto del
Universo, el supremo constructor.

2. Cimientos de la construcción.

Uno de las tradiciones esotéricas que forman parte del bagaje


de la francmasonería es la numerología, actividad intelectual
que podría asimilarse al arte de filosofar con los números.
Esta tradición data desde antiguo y se acostumbra a citar
entre sus raíces occidentales al pitagorismo, aunque hay que
hacer dos constataciones: la primera, que los pitagóricos no
fueron sino herederos de conocimientos anteriores, elaborados
en Egipto antiguo y Babilonia y, la segunda, que los
conceptos esenciales de la numerología son compartidos por
numerosas culturas antiguas, las cuales han sido envueltas
bajo la denominación de Tradición Universal o Unánime.

2
Jules Mérias. La voie du Franc-MaÇon. Ediciones Devry. Capítulo Francmasonería y Tradición.
3
Oswald Wirth. El Libro del Aprendiz. Santiago de Chile. Edición de 1995, p. 160.
4

El número uno representa la unidad primordial u origen de


todo lo existente. El Todo es también conceptualmente el Uno
o único y equivale a lo que se acostumbra a denominar El
Cosmos. El uno, numéricamente, es la cantidad que, por
adición, va generando a todas las otras. Si al uno se
adiciona uno, se obtiene al dos. Si a éste se adiciona uno,
se obtiene al tres y, así, sucesivamente. Por tanto, todo
número o toda cantidad es capaz de contener al uno. Por otra
parte, la unidad contiene a todos los números, pues aquélla
puede ser dividida en infinitas partes como números haya. En
consecuencia, el uno es origen y término de todos los
números. El número uno es representativo de todas las grandes
religiones monoteístas, las del dios único, y también de las
grandes filosofías o concepciones del universo, como el
taoísmo. En éste, el Tao es el principio único y fuente de
todas las cosas. Desde el punto de vista de la vida o
generación de la vida, el uno representa la decisión o
autoafirmación de ser.

El dos es el número que expresa la primera manifestación


diferenciada. Representa la otredad, el no-yo, aquello que es
opuesto o dualidad. Representa toda la gama dialéctica de
opuestos o expresión de la sexualidad: macho-hembra, activo-
pasivo, racionalidad-intuición, padre-madre, etc. Desde el
punto de vista de la vida o generación de la vida, el dos
representa la decisión de escoger una fuente o localización
para nacer.

El tres es el número que representa la síntesis o solución de


la oposición entre dos factores que se auto afirman por la
negación mutua. El hijo o hija es la síntesis de la relación
generativa entre los dos padres de sexos diferentes. En
general, en una visión más cosmológica, las diferentes
religiones y filosofías han simbolizado en tríadas o
trilogías sus principios esenciales o fundadores. Sin ir más
lejos, el cristianismo con la trilogía padre-hijo-espíritu
santo; en el taoísmo, la trilogía yang-yin-tao o la trilogía
energética esencia generativa - esencia vital - esencia
espiritual, etc. En uso de los masones hay abundantes
trilogías: aprendiz-compañero-maestro, biblia-escuadra-
compás, venerable - primer vigilante - segundo vigilante,
sabiduría-fuerza-belleza, etc. Desde el punto de la vida o
generación de la vida, el tres representa la decisión de
nacer.

El cuatro es el número que representa la posibilidad de


proyectarse hacia algo concreto. Está ligado a lo espacial,
5

al movimiento. Es la primera expresión de la concreción.


Tiene que ver con el poder, la autoridad, la capacidad de
abrirse un espacio, lugar o cargo. Desde el punto de la vida
o generación de la vida, el cuatro representa la
incorporación al mundo.

Sin embargo, para una cultura constructivista los números son


insuficientes. Para que tengan una expresión perfilada y
sólida, tienen que ligarse con la geometría y, de ésta, con
la arquitectura.

El uno es lo adimensional. Es el punto geométrico. Aquél


espacio infinitesimal capaz de contener al todo y a todo, en
el cual teóricamente alguna vez estuvo contenido el Cosmos o
todas sus manifestaciones actuales en un caos apretado e
indiferenciado. A partir del uno o punto es posible ir
generando el resto de las expresiones geométricas.

El dos equivale a la primera dimensión. Su expresión gráfica


es la línea recta o trazo que une dos puntos.

El tres tiene a su haber tres puntos, los cuales, al unirlos,


dan lugar a tres trazos y a una cualidad diferente, pues se
genera un plano de dos dimensiones, de forma triangular. Es
decir, se crea la primera base sobre la cual se podrán
levantar las construcciones. Por lo demás, el triángulo es la
figura básica que tiene la resistencia suficiente para
construir y los profesionales de este oficio lo han usado
desde tiempo inmemorial para el montaje de estructuras.

El cuatro, al agregar un nuevo punto, permite elevar sobre el


plano de dos dimensiones una tercera, el primero o más básico
de los volúmenes, la pirámide de base triangular o tetraedro
regular. La importancia simbólica o constructiva del cuatro
es aún mayor, pues con cuatro puntos colocados sobre un mismo
plano a distancias iguales es posible generar un cuadrado o
planta cuadrada, figura básica que ha acompañado a las
construcciones. Además, si los lados opuestos del cuadrado
son fragmentados a la mitad, se forman dos escuadras y, al
unir éstas por el vértice, se genera una cruz. Esta última
figura ha tenido una importancia enorme en la Tradición
Universal o Unánime. Sus ejes intersectados representan los
puntos cardinales hasta el infinito o el plano base sobre el
cual asentar una civilización o una cultura. Son los ejes
cartesianos que permiten identificar o localizar cualquier
punto o construcción sobre dicho plano. En el punto sobre el
cual se cruzan los ejes del plano es posible atravesar un eje
6

vertical, el cual representaría nuevamente la generación de


volumen. Desde el punto de vista cosmológico representaría la
unión con lo trascendente o la unidad con los infinitos
mundos o planos de la existencia, de los cuales, el ser
humano, con sus limitados sentidos, sólo puede captar tres
dimensiones.

3. Filosofía arquitectural y templo.

Desde la más remota antigüedad, los constructores de


edificios se han reunido en algún lugar o pequeño recinto -
próximo a las obras en ejecución- donde podían almacenar sus
materiales y sus herramientas, así como podían reunirse para
analizar y discutir sus trabajos. Este lugar equivaldría a lo
que hoy se identifica como “instalación de faenas”. La
expresión más estricta que designa ese lugar es "logia" en
castellano o "loge" en francés. Con el tiempo –y
especialmente a contar desde la Edad Media- pasó a llamarse
logia no sólo al recinto ocupado por los obreros sino,
además, al grupo de trabajadores, en atención a que éstos
permanecían unidos por el trabajo durante largo tiempo (por
ser el caso la prolongada construcción de una catedral, por
ejemplo) e incluso constituían un grupo que se desplazaba a
otras partes del continente europeo a abordar una nueva
construcción de envergadura. Otra palabra que la masonería
simbólica utiliza como sinónimo es la de taller.

Por otra parte, el recinto del taller o logia de los masones


actuales es un lugar concreto, definido, acotado, un espacio
cuidadosamente delimitado, en el cual tanto las dimensiones
como los espacios, los sectores y sus ornamentos cumplen una
función simbólica y donde se recrea en forma recurrente el
proceso de iniciación y se utiliza la sustitución analógica
para transmitir una ética y un método de búsqueda de la
verdad. Este lugar es una construcción denominada “templo” y
se considera sagrado, en el sentido de que está concebido
para vincular la conciencia individual con aquello que
trasciende o va más allá del ser aislado e incluso más allá
de lo social o colectivo. Es decir, el diseño del templo
pretende configurar una cosmología o macrocosmos que estaría
reflejado en el ser humano o microcosmos. Este concepto no
sólo tiene un origen hermético sino que es compartido por
otras tradiciones.

Resumiendo, desde el punto de vista constructivo concreto, la


logia-taller-grupo tiene como punto de reunión para sus
trabajos la logia-recinto-templo. Sin embargo, además, tanto
7

este recinto como su denominación hacen referencia tanto al


cosmos global o macrocosmos como a la persona individual o
materia filosófica de los hermetistas o microcosmos. El
templo masónico se inspira en el modelo bíblico atribuido al
Rey hebreo Salomón.

Características del templo hebreo.

Históricamente, el templo de Salomón habría sido construido


en el siglo X a.e.c. Este edificio sufrió diversas
vicisitudes históricas, destrucciones y reconstrucciones. Hay
que señalar claramente que fuera de lo que se señala en la
Biblia no existe ninguna demostración arqueológica u otra
traza de la riqueza que se atribuye a esa construcción y, por
ende, deducible de la holgura económica de los hebreos. Más
aún, a ese pequeño estado gobernado por un reyezuelo
insignificante -comparativamente con los otros estados de la
época- no sería posible consignarle esa capacidad
constructiva sino bajo la salvedad de que generaciones
posteriores tomaron la decisión política de dotarse de una
historia oficial que les confiriera mayor jerarquía.

Las descripciones del templo de los antiguos hebreos,


atribuido a su rey Salomón, generalmente se basan en las
dimensiones señaladas en la Crónica de Ezequiel contenida en
La Biblia.
8

Esta construcción estaba dividida en tres lugares esenciales,


a saber, el Vestíbulo o Ulam, el Lugar Santo o Hikal y el
Santo de Los Santos o Debir. A ambos lados del Vestíbulo se
levantaban dos columnas llamadas Jakin y Boaz. El Santo de
Los Santos se levantaba al fondo o lado contrario a la puerta
principal, es decir, en dirección oeste. Mirando en esa
dirección, el costado norte se encontraba a la derecha y el
costado Sur, a la izquierda del observador. Por su parte,
tanto la puerta como las dos columnas se hallaban en la
dirección este u oriente. Al ingresar por la puerta,
entonces, Boaz se erguía en el norte o derecha y Jakin, en el
Sur o izquierda.

Otra particularidad de la construcción era que, al colocarse


el observador en un punto situado en el Lugar Santo y
orientaba su vista hacia la puerta, podía reconocer el punto,
en esa latitud, por donde se levantaba el sol en el Solsticio
de Verano por el costado norte y, al contrario, el punto por
donde se levantaba el sol en el Solsticio de Invierno por el
costado sur. Esos puntos estaban delimitados por las columnas
Jakin y Boaz, respectivamente.

Interpretación esotérica o sagrada del templo hebreo.

Según la geometría o arquitectura sagrada, cada lugar del


templo tenía un contenido esotérico o una simbología ligada
tanto al ser individual como al mundo cósmico y a la energía
o luz.

El Ulam estaba ligado a la Tierra, al cuerpo humano y a la


primera luz del día (luz directa).

El Hikal estaba ligado a la Atmósfera, al alma humana y


recibía la luz solar reflejada.

El Debir estaba ligado al Cielo, al espíritu humano y estaba


sumergido en la oscuridad.

Las columnas estarían ligadas a un eje vertical que tiene su


equivalente tanto en el cosmos como en el individuo.

A continuación se presenta un cuadro que esquematiza la


descripción anterior.
9

Nombre Nombre Relación Conexión Conexión


hebreo castellano con la cósmica humana
energía o individual
luz
Ulam Vestíbulo Primera luz Tierra Cuerpo
del día
Hikal Lugar Santo Luz Atmósfera Alma
reflejada
Debir Santo de Oscuridad, Cielo Espíritu
Los Santos Luz No
Manifestada

El eje Microcósmico.- La conexión humana individual es


denominada Eje Microcósmico. Este eje simboliza la vía
espiritual que potencialmente puede seguir el ser humano que
pretendería elevarse constantemente hasta alcanzar la plena
realización. En los límites del cuerpo físico esta dirección
se extiende desde la base de la columna vertebral hasta la
corona de la cabeza y se prolonga más allá. Cabe señalar que
este eje simboliza también un hecho histórico evolutivo de la
especie humana: el paso del antropoide en cuatro patas al
homínido erguido con sus manos o patas delanteras libres para
trabajar y construir. A lo largo de la columna se encuentran
diversos puntos o puertas, con denominaciones diversas en las
diferentes culturas tradicionales, centros de energía que
potencialmente el individuo podría ir abriendo o controlando
a lo largo de su vida, en un proceso espiral de muerte y
renacimiento recurrente, conocido como iniciación. Este
proceso interior realizado en el microcosmos puede tener
correspondencias formales con ceremonias realizadas en el
templo físico o construcción representativa del Cosmos o
mundo manifestado.

El cuerpo del ser humano es asociado al nacimiento físico. El


alma se relaciona con un segundo nacimiento o regeneración
psíquica que produce un ser humano centrado y corresponde a
la iniciación en los pequeños misterios, accesibles por la
puerta de los hombres. El espíritu se liga a un tercer
nacimiento que proporciona el acceso al dominio de
posibilidades supra humanas asociadas a la puerta de los
dioses o iniciación a los grandes misterios.

El eje Macrocósmico.- En la tradición o filosofía universal o


unánime, la esfera celeste y el horizonte son
10

representaciones del mundo trascendente y del mundo


terrestre. Estas dimensiones están ligadas o conectadas por
un eje vertical, denominado Eje del Mundo. Este concepto se
halla aún en las culturas más arcaicas, algunas cuyos
testimonios han llegado hasta el siglo XX, como las
iniciaciones de los chamanes siberianos o australianos, en
cuyas ceremonias un árbol o poste simboliza el eje universal
por el cual el iniciando debe trepar para recrear la
ascensión o unión de los mundos o planos de la existencia.
Así como la esfera celeste en el macrocosmos corresponde a la
corona de la cabeza en microcosmos, el eje del macrocosmos
debería prolongar la columna vertebral del ser hasta los
confines del cosmos (Zenit y Nadir). Hay que agregar que la
órbita aparente del sol o eclíptica se desplaza en dirección
del Polo Norte celeste entre los solsticios de invierno y de
verano. Al contrario, se desplazará hacia el Polo Sur celeste
entre los solsticios de verano y de invierno. Así en el
solsticio de invierno, en el hemisferio norte, cuando el
punto asociado al sol del amanecer surja en el horizonte
inclinado hacia el lado sur irá desplazándose hacia el
atardecer inclinado hacia el lado norte en el horizonte. En
el solsticio de verano la tendencia será la opuesta. De esta
constatación astronómica, la tradición asocia la puerta de
los dioses al solsticio de invierno y su representación en el
templo hebreo es la Columna Jakin, en tanto que la puerta de
los hombres es asociada al solsticio de verano y su
representación es la Columna Boaz.

4. El Templo físico masónico y algunas de sus relaciones


hombre-universo.

El templo masónico consta de tres partes, a semejanza del


templo mitológico de los hebreos. El Atrio, correspondiente
al Ulam; luego, el Centro, correspondiente al Hikal y,
finalmente, el Oriente, equivalente al Debir. La puerta de
acceso está flanqueada por dos columnas. Al contrario del
templo hebreo, el acceso y las columnas corresponden
simbólicamente al Occidente del recinto.

La luz física procedente del Sol surge por el Oriente y


desaparece al atardecer por el Poniente. De igual modo, la
luz del conocimiento trascendente es evocada en el templo
masónico por el aparente recorrido solar. Al entrar en el
templo, se avanza buscando la luz procedente del Oriente y,
al salir, se camina hacia el Poniente para descansar tras
haber trabajado.
11

Templo masónico Templo mítico

oriente occidente

Oriente Debir

Norte Sur Sur Norte

Hikal
Centro

Atrio puerta
Ulam
puerta Solsticio Solsticio
B J invierno J B verano

occidente oriente

La disposición de la arquitectura masónica vendría a ser de


alguna forma en espejo de la arquitectura mítica, salvo la
localización de los puntos cardinales.

Teóricamente, el recinto debe tener la forma de cuadrado


largo o rectangular, siendo deseable el trazado de acuerdo al
número o proporción áurea4.

4
Esta proporción, se obtiene al dividir un segmento en dos partes de manera que la longitud de la parte menor sea a la de
la mayor como ésta a la longitud total del segmento dado. Se dice que la parte menor es segmento áureo de la mayor y que
la mayor lo es del segmento inicial. La proporción áurea es la cantidad inconmensurable resultante del cociente entre la
longitud del segmento dado y la de su segmento áureo. El número áureo es el valor constante de 1,618.
12

Basándose en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, habría que


destacar algunos espacios constitutivos del templo masónico,
como el Cuadro de Logia, el techo y muros, y el Oriente.

El Cuadro de Logia o plano de obra es el espacio situado en


el Centro, encontrándose formado por baldosas blancas y
negras, colocadas en damero. Allí se concentra el trabajo o
intención laboral de los masones.

El techo natural de una logia debería ser la bóveda celeste.


Por esta razón, en el techo templo se representan algunos
astros, lo mismo que se destaca la presencia del Sol y de la
Luna, así como la superficie de los muros está circundada por
las doce constelaciones zodiacales. Los muros interiores se
denominan Mediodía y Septentrión o Sur y Norte,
respectivamente.

El Oriente se sitúa en el extremo opuesto a la puerta de


acceso. Se encuentra separado del Centro por tres peldaños y
una balaustrada. En ese lugar se encuentran, entre otros, los
sitiales del Venerable Maestro, el Secretario y el Orador.

La masonería también considera al Universo como un


macrocosmos y al Ser Humano como su reflejo o microcosmos.
Cada persona constituiría la réplica del gran templo
universal, cuyo conocimiento sería el objeto de la búsqueda
masónica, partiendo de la toma de conciencia de sí mismo.

El templo masónico representa, además, el lugar delimitado o


acotado que las antiguas tradiciones establecían para dar
lugar a sus procesos de iniciación, es decir, el punto de
partida de integración de sus miembros a lo sagrado ligado en
la mayoría de los casos al derecho a ser aceptado como un
miembro de la sociedad. Las iniciaciones arcaicas se
realizaban en una cueva o caverna y, a falta de ella, en un
bosque, pero siempre a cubierto, representando de esta forma
por intermedio de la caverna iniciática, la caverna cósmica.
Así como los antiguos recreaban los mitos de su origen o
fundacionales o de re nacer, los masones desarrollan su
elaborado rito de iniciación en su propio templo, el cual
representa también el universo o caverna cósmica.

Algunos autores van aún más allá y hablan de la Logia


Invisible o Logia Universal, entidad o logos no manifestado,
inmanente, supra cósmico, que estaría en una dimensión más
allá del universo manifiesto representado por el templo
masónico. En la interpretación del templo hebreo, el Debir o
13

Santo de los Santos, que se mantenía en la oscuridad,


representaría lo innombrable o luz no manifiesta.

5. Reflexiones finales o conclusiones.

El templo-recinto o construcción arquitectónica física podrá


contar con todos los elementos que establezcan las normas o
la tradición, pero el templo físico auténtico lo constituye
el número suficiente de masones para trabajar juntos. La
logia-recinto-templo, o el grupo de masones, es el contenedor
de un “espacio-tiempo psicológico” que va en todas las
direcciones del universo, como una esfera virtual en cuyo
centro está cada individuo trabajando para captar u observar
el cosmos.

Por tanto, cualquier lugar tranquilo –incluso a cielo


abierto– es apto para ser transformado en templo o lugar
sagrado por los constructores cuya voluntad sea trabajar
juntos bajo la bóveda celeste, a partir de su propio universo
interior. Los iniciados son las columnas del Templo así
recreado y pueden continuar la construcción del pensamiento y
del desarrollo de sus integrantes. Ellos son las columnas
espirituales que sostienen la estructura psicológica o
virtual del taller y su desafío será construir incluso a la
intemperie.

Hay que recordar que sólo el microcosmos o templo interior es


lo estrictamente esotérico. El templo-recinto físico es
esotérico respecto del mundo profano pero sigue siendo
exotérico desde el punto de vista del ser o psiquis del
iniciando.

El templo-recinto físico es una representación no sólo del


cosmos sino que representa la ligazón o eje vertical entre el
mundo individual y el mundo cósmico. En las culturas más
antiguas que carecían de la tecnología que la especie
desarrolló posteriormente, un simple menhir o un poste era la
arquitectura representativa de dicho eje. Por su parte, y en
forma análoga, el ser humano con la posición erguida de su
columna vertebral pasó a representar la correspondencia plena
de dicho eje en el plano universal.

El Microcosmos, vinculado al ser humano individual -entidad


dotada de vida-, por analogía viene a ser a su vez un templo
y, por consiguiente, un espacio tanto o más sagrado que el
edificio arquitectural. En tal circunstancia, pasaría a ser
inviolable. Esta forma de razonar nos vincula con los
14

derechos de la persona humana, hoy reconocidos universalmente


pero tantas veces pisoteados hasta el minuto en que se
escriben estas líneas. Sería una obligación para el iniciado
-sea masón u otro– y para su secta o escuela –es decir la
logia o grupo de masones– la defensa individual y colectiva
de los derechos del templo individual.

De lo anterior, se desprende la participación activa con


sentido ético por la democracia, la república y la política
en general. Por tanto, la lucha contra toda forma de
sometimiento, abuso, dominio, etc. sobre la entidad
individual. Lo anterior está por encima de todo, asumiendo
los riesgos que pudiera significar para el taller enfrentar
los rigores de la tiranía.

6. Bibliografía.

GONZÁLEZ, Federico. Hermetismo y Masonería. Doctrina,


Historia, Actualidad. Versión digital en Internet.

HURTADO, Amando. 2001. La Masonería. Las claves de una


institución viva y legendaria. Editorial EDAF S.A. Madrid,
España. 302 p.

MÉRIAS, Jules. 2000. La voie du Franc-MaÇon. Techniques


initiatiques de la Franc-MaÇonnerie spéculative. Ediciones
DEVRY. Paris, Francia. 175 p.

WIRTH, Oswald. 1995. El Libro del Aprendiz. Manual de


Instrucción Iniciática editado para el uso de los
francmasones del primer grado. Santiago de Chile. 185 p.

SIETE MAESTROS MASONES. 2003. Cosmogonía Masónica. Símbolo,


Rito, Iniciación. Buenos Aires. 253 p.

LOTUS FLEUR DU SYMBOLISME. 2006. Les colonnes du porche du


temple de Salomon. Artículo sobre la disposición y simbolismo
de las columnas. Sitio WEB Lotus Fleur du Symbolisme.

ARIZA, FRANCISCO. 2006. El Templo de Jerusalén en el


Simbolismo Masónico. Artículo en sitio WEB de la Gran Logia
Operativa Latina e Iberoamericana (GLOLIAM).

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