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El Estado de Derecho en Venezuela

El documento analiza la desintegración del Estado de derecho en Venezuela bajo un régimen autoritario que ha ignorado la Constitución de 1999, convirtiéndola en un instrumento de control y represión. Se destaca la falta de separación de poderes, la manipulación del sistema electoral y la violación sistemática de los derechos humanos, lo que ha llevado a la creación de un 'Estado de derecho' fraudulento. Además, se discuten los principios fundamentales que deben regir un verdadero Estado de derecho, incluyendo la supremacía constitucional, la soberanía popular y la representación democrática.
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El Estado de Derecho en Venezuela

El documento analiza la desintegración del Estado de derecho en Venezuela bajo un régimen autoritario que ha ignorado la Constitución de 1999, convirtiéndola en un instrumento de control y represión. Se destaca la falta de separación de poderes, la manipulación del sistema electoral y la violación sistemática de los derechos humanos, lo que ha llevado a la creación de un 'Estado de derecho' fraudulento. Además, se discuten los principios fundamentales que deben regir un verdadero Estado de derecho, incluyendo la supremacía constitucional, la soberanía popular y la representación democrática.
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SOBRE EL ESTADO DE DERECHO EN VENEZUELA

Y SU DESINTEGRACION BAJO EL RÉGIMEN AUTORITARIO

Texto preparado como base para la conferencia dictada en el Congreso sobre


“Derecho Internacional y Estado de Derecho,” organizado por la Academia
mexicana de Legislación y Jurisprudencia, México 23 de septiembre de 2024.

Allan R. Brewer-Carías
Individuo de Número de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales,
Venezuela

La Constitución venezolana de 1999 expresamente declara que “Venezuela se constituye en


un Estado democrático y social de derecho y de justicia” (art. 2), agregando que su forma es la de
un “Estado federal descentralizado” (art.4), pero la misma, lamentablemente ni se respeta, ni se
cumple. Después de veinte años de populismo constitucional y del autoritarismo desarrollado al
margen del Texto fundamental, en el país puede decirse que se ha desarrollado, como innovación
histórica. un Estado de Derecho de mentira, falso y fraudulento.1
Y ello, sin duda tuvo su origen en que dicho Texto fue producto de una Asamblea Nacional
Constituyente que fue utilizada, ante la ceguera del liderazgo democrático en 1998-1999,2 no para
recomponer un sistema político en democracia, sino para asegurarle a un grupo político de
fracasados militares poder asaltar el poder para perpetuarse en el mismo, como expresión de
populismo constitucional. Y así, desde el poder, han resultado gobernantes que no han respetado
ni respetan la supremacía de la Constitución, que han hecho de la Constitución un texto de “papel
mojado,” que no respetan la separación de poderes, y al contrario han establecido un sistema de
concentración total del poder, donde no hay un sistema de checks and balance, y donde no hay
control ni independencia de ningún tipo entre los poderes. Y lo más grave en ese proceso, es que
desde el inicio asaltaron el Poder Judicial3 y lo han convertido en el principal instrumento del
autoritarismo, que nada controla en materia de control de constitucionalidad sino que más bien
avala las inconstitucionalidades de gobierno.4
Gobiernos que no garantizan el acceso al poder conforme a las reglas del Estado de Derecho,
pues el órgano electoral es utilizado a mansalva a favor del gobierno, el registro electoral es
manipulado, con el resultado de que así, no hay ni puede haber elecciones limpias, ni justas, ni
transparentes ni confiables. Un sistema en el que se inhabilita y se encarcela a los candidatos a
elecciones; donde en forma abierta sin cortapisas, se secuestra a todos los partidos políticos de
oposición, inclusive mediante decisiones del Juez Constitucional, el cual ha nombrado por vía de
1
Véase Allan R. Brewer-Carías y Humberto Romero Muci (Editores), El falseamiento del estado de derecho,
Textos de la Opening Session (marzo 2021) del World Law Congress, sobre Estado de Derecho, Barranquilla,
Colombia (diciembre 2021), Academia de Ciencias Políticas y Sociales, Editorial Jurídica venezolana, 2021,
2
Véase Allan R. Brewer-Carías, Crónica constitucional sobre el momento constituyente perdido de 1998. (Que el
liderazgo democrático no entendió ni supo asumir, y que Chávez le arrebató en 1999 para establecer un régimen
autoritario). Enseñanzas para el presente, Colección de Crónicas constitucionales para la Memoria Histórica,
No 8, Biblioteca Allan R. Brewer-Carías, Universidad Católica Andrés Bello, Caracas 2024
3
Véase Allan R. Brewer-Carías, La demolición de la independencia y autonomía del Poder Judicial en Venezuela
1999-2021, Colección Biblioteca Allan R. Brewer-Carías, Instituto de Investigaciones Jurídicas de la
Universidad Católica Andrés Bello, No. 7, Editorial Jurídica Venezolana, Caracas 2021,
4
Véase Allan R. Brewer-Carías, El Juez Constitucional y la aniquilación del Estado Democrático. Algunas claves
“explicativas” encontradas en una Tesis “secreta” hallada en Zaragoza, Colección de Crónicas constitucionales
para la Memoria Histórica, No 4, Biblioteca Allan R. Brewer-Carías, Universidad Católica Andrés Bello, Caracas
2024,
medidas cautelares nuevas autoridades de los mismos, pero vinculadas al gobierno. Así,
buscándose asegurar una supuesta “participación” de los mismos en unas posibles elecciones como
falsos “partidos de la oposición.”
Se trata, por supuesto, de un régimen donde no hay respeto a los derechos humanos, bastando
ahora solo referirme a los primeros Informes de la entonces Alta Comisionada de Naciones Unidas
para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet,5 donde incluso llegó a denunciar la comisión de
crímenes de lesa humanidad que luego motivó el inicio de un procedimiento ante la Corte Penal
Internacional en el cual se involucra a toda la cadena de mando que va desde el Presidente de la
República hacia abajo.
Un sistema en el cual se atenta contra la libertad de expresión y se confiscan medios de
comunicación; en el cual se desaparece e incomunica a personas, se las tortura y donde, incluso, a
los defensores de derechos humanos se los acusa de terroristas, traidores a la patria y de instigación
al odio.
En definitiva, se trata de un sistema donde se ha destruido a la democracia representativa,
eliminando la representación política, con base de una supuesta y falaz “democracia participativa”
que de participación no tiene nada, porque participar en política, aparte de mediante el voto, solo
es posible en sistemas de gobierno descentralizados. Y agregado a la destrucción de la democracia,
la agravación de la desigualdad social, al haberse destruido el aparato productivo del país,
convirtiéndose a la población en una masa dependiente de las migajas que reciben del gobierno.
Ese es el “nuevo” Estado de Derecho falso y fraudulento,6 producto de ese llamado “nuevo
constitucionalismo” que se sembró en América Latina, que por supuesto contrasta con todas las
características de lo que debe ser un Estado de derecho.

I. PRINCIPIOS DEL ESTADO DE DERECHO


En efecto, para que exista un Estado de derecho o un “Estado de democrático y social de
derecho y de justicia” como se califica en la Constitución venezolana de 1999, como forma de
organización política de una Sociedad, el mismo tiene que responder al menos a los siguientes
principios que son los que originaron su concepción como consecuencia de las revoluciones
norteamericana, francesa e iberoamericana de finales del siglo XVIII y comienzo del siglo XIX:
un Estado regido por una Constitución, con un sistema de gobierno de representantes electos
mediante sufragio, controlado mediante el principio de la separación de poderes, sometido a la
legalidad, con la tarea esencial de garantizar los derechos individuales y satisfacer los derechos
sociales, y cuyos actos están sometido al control jurisdiccional.7
1. La existencia de una Constitución como norma suprema
El primer principio es el del constitucionalismo o constitucionalización, es decir, la necesaria
existencia de una Constitución, como pacto político emanada de la soberanía popular, de carácter
rígida y permanente, contentiva de normas de rango superior, inmutable en ciertos aspectos y que

5
Véase Allan R. Brewer-Carías y Asdrúbal Aguiar (Editores), Venezuela. Informes sobre violaciones grave de
derechos humanos, (Editores), Iniciativa Democrática España América, Editorial Jurídica Venezolana, Miami
2019
6
Véase Allan R. Brewer-Carías, Kakistocracia depredadora e inhabilitaciones políticas: El falso Estado de
derecho en Venezuela, Colección Biblioteca Allan R. Brewer-Carías, Instituto de Investigaciones Jurídicas de la
Universidad Católica Andrés Bello, No 20, Editorial Jurídica Venezloana, Caracas 2023; y The Fake Rule of Law
and the Rise of Kakistocracy in Venezuela (Rule of Lies and Rule of Power), EJV International Editions, New
York 2023
7
Véase Allan R. Brewer-Carías, Principios el Estado de derecho. Aproximación histórica, Cuadernos de la
Cátedra Mezerhane sobre democracia, Estado de derecho y derechos humanos, Miami Dade College, Programa
Goberna Las Americas, Editorial Jurídica Venezolana International. Miami-Caracas, 2016.
no sólo organiza al Estado, es decir, no sólo tiene una parte orgánica, sino que también tiene una
parte dogmática donde se declaran los valores fundamentales de la sociedad y los derechos y
garantías de los ciudadanos; y configurado como una promesa para ser cumplida por los
gobernantes y gobernados. Por eso se la considera y califica como norma o ley suprema.
De ello deriva el más importante y fundamental de los derechos de los ciudadanos en un
Estado Constitucional de derecho, que es el derecho a la Constitución, a su supremacía, a su
rigidez, a su imperatividad; y a la vez, la más importante obligación del Estado Constitucional que
es la de respetar la Constitución, de asegurar su vigencia, y de controlar las violaciones a la misma.
Es decir, al regular las Constituciones en los Estados democráticos contemporáneos lo que
universalmente se ha calificado como un Estado democrático y social de derecho, desglosándose
en la misma lo que son sus tres componentes fundamentales que son la Constitución Política, la
Constitución Social y la Constitución Económica, quienes controlan el poder en los mismos tienen
que ser los principales obligados de garantizar y proteger la implementación efectiva de tal Estado,
y evitar que sus principios se tornen en declaraciones vacías.
Además, en el Estado Constitucional, aun siendo la Constitución emanación de la voluntad
del pueblo, el pueblo mismo también tiene el deber de respetarla y, por tanto, modificarla sólo
conforme a lo dispuesto por el mismo pueblo, en su texto, cuando la aprobó. Por ello, una vez que
una Constitución es aprobada por el pueblo en ejercicio de su soberanía, el principio de la propia
soberanía popular queda sujeto al principio de la supremacía constitucional conforme a lo que el
pueblo reguló.
Y por ello es que debe rechazarse todo intento de subvertir este último principio de la
supremacía constitucional por el primero de la soberanía popular, pretendiendo que el pueblo
pueda siempre y en cualquier forma cambiar la Constitución apartándose de las regulaciones en
ella establecidas por el propio pueblo para las reformas constitucionales. Ello no es otra cosa que
simple populismo constitucional que tanto daño ha hecho al constitucionalismo contemporáneo.8
En todo caso, para que la Constitución pueda tener supremacía y permanencia en cuanto a
los derechos y obligaciones que implica, en el Estado Constitucional es necesario que se cumplan
al menos, las siguientes condiciones: Primero, es necesario que la Constitución, como ley suprema,
sea efectivamente la consecuencia o resultado de un pacto político de la sociedad en un momento
dado. No puede ser un texto impuesto por una fracción o facción del pueblo, sobre otra. Estas
Constituciones, que han sido muchas en la historia, no tienen garantía de continuidad; y Segundo,
es necesario que exista un sistema de Justicia Constitucional que asegure su vigencia con
independencia y autonomía; es decir, un sistema de control de las actuaciones inconstitucionales
de los órganos del Estado, que realmente esté configurado como el sustituto al derecho del pueblo
de rebelión o resistencia frente a los gobernantes que violen su derecho a la Constitución. 9 Quienes
controlan el poder del Estado están obligados a asegurar que esos completos mecanismos de
justicia constitucional que se consagren no sean degradados, y no sean convertidos en meros
instrumentos para asegurar que las violaciones a la Constitución por los gobernantes nunca sean
controladas.

8
Véase Allan R. Brewer-Carías, “Nota del Editor sobre Democracia, Populismo y Constitución” al libro:
Elecciones y democracia en América Latina: El desafío autoritario – populista (Coloquio Iberoamericano,
Heidelberg, septiembre 2019, homenaje a Dieter Nohlen), (Editor: Allan R. Brewer-Carías), Colección
Biblioteca Allan R. Brewer-carías, Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad católica Andrés bello,
Editorial Jurídica Venezolana International, Caracas 2020, pp. 13-25; y el estudio: “El populismo constitucional
y el “nuevo constitucionalismo.” O de cómo se destruye una democracia desde dentro,” en Juan Carlos Cassagne
y Allan R. Brewer-Carías, Estado populista y populismo constitucional. Dos estudios, Ediciones Olejnik,
Santiago, Buenos Aires, Madrid 2020.
9
Véase sobre la Justicia constitucional como sustituto a la revolución y de la rebelión popular, Sylva Snowiss,
Judicial Review and the Law of the Constitution, Yale University, 1990, p. 113.
2. La soberanía popular y la representatividad democrática
El segundo principio del Estado de derecho es el de la democratización y representatividad,
basado en el principio de la soberanía popular, que surgió en el constitucionalismo moderno
cuando la soberanía se trasladó de un Monarca al pueblo y a la Nación, siendo en consecuencia las
Constituciones producto del ejercicio de dicha soberanía popular. De ello deriva el principio de la
representación, de la esencia de la democracia, cuyo ejercicio por el pueblo se realiza básicamente
en forma indirecta, mediante representantes electos por sufragio universal, directo y secreto,
independientemente de los mecanismos de ejercicio directo de la democracia que puedan
establecerse. Principio de representación que, además, debe asegurarse en todos los niveles
territoriales de gobierno, incluyendo los niveles locales, de manera que estando el poder cerca del
ciudadano mediante la descentralización política, se pueda asegurar la participación ciudadana en
esos niveles de gobierno. Al gobierno representativo, además, como gobierno civil representativo,
tienen que estar sujetas todas las autoridades del Estado, incluso la autoridad militar encargada
única y exclusivamente de la defensa de la Nación, del territorio y de los principios y valores
establecidos y garantizados en la Constitución.
El carácter democrático y representativo del gobierno, además, en los términos de la Carta
Democrática Interamericana, implica la necesaria “celebración de elecciones periódicas, libres,
justas y basadas en el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo” y
un “régimen plural de partidos y organizaciones políticas” (art. 3).
3. El principio de la separación de poderes
El tercer principio es el de la separación de poderes, es decir, de su desconcentración en la
organización del Estado con el objeto de limitar y controlar su ejercicio para garantizar la libertad
de los ciudadanos. Del mismo deriva la necesidad de que los diversos poderes, como lo son los
tradicionales Legislativo, Ejecutivo y Judicial, y los otros que puedan establecerse como
instrumentos de control, deben estar en manos de órganos independientes y autónomos que se
deben controlar entre sí, en particular, por parte del poder judicial independiente y autónomo, que
garantice la judicialización de la actuación del Estado, debiendo evitarse los posibles abusos o
usurpación de una rama del poder en relación con los otros.
A la desconcentración del poder, debe agregarse como principio el de la descentralización
del poder en el territorio de manera de que como se dijo, acercando el poder al ciudadano se permita
la efectiva participación política de manera que los ciudadanos puedan también controlar el
ejercicio del poder en la cotidianeidad democrática. Ello exige la creación de entidades políticas
territoriales regionales y locales, desparramadas en el territorio del Estado, gobernadas como se
dijo por representantes también electos mediante sufragio universal directo y secreto; principio
que es el origen del federalismo, de los regionalismos políticos y, en todo caso, del municipalismo.
4. La declaración de derechos fundamentales
El cuarto principio es el de la humanización o del reconocimiento y declaración formal de la
existencia de derechos fundamentales y naturales del hombre y de los ciudadanos, con rango
constitucional y de la primacía de la dignidad humana, siendo la misión esencial del Estado la de
garantizarlos y respetarlos, constituyéndose la libertad y los derechos en el freno al Estado y sus
poderes. Además, en relación con los derechos sociales, la Constitución debe organizar el
funcionamiento de los órganos del Estado, de manera de asegurar que estén al servicio de los
ciudadanos, y además, con el propósito fundamental de satisfacer las necesidades y servicios
sociales que se impongan como obligación del Estado en procura del bienestar social.

5. El principio de legalidad
El quinto principio es el de la juridificación, de la legalidad, que exige de todos los órganos
del Estado y, en particular de aquellos que actúan en representación del pueblo, la obligación de
sujetarse a la Constitución, a la ley y a las demás fuentes de ordenamiento jurídico, estando siempre
todos los actos de los órganos del Estado sometidos a control, en particular, por parte de órganos
judiciales autónomo e independiente dentro de la organización del propio Estado, con la potestad
incluso para anular los actos de los órganos del Estado que sean inconstitucionales o ilegales.
En ese esquema, en el Estado de derecho, partiendo de la supremacía del texto constitucional,
deriva siempre un sistema jerárquico de las normas que conforman el ordenamiento jurídico,
ubicadas en diferentes niveles según su esfera de validez; y que origina las fuentes diversas sub-
constitucionales del derecho, comenzando por la legislación que regula con primacía todas las
actividades del Estado, entendiéndose en este contexto por legislación, básicamente, la ley formal,
es decir, las leyes sancionadas por los parlamentos.
6. El control jurisdiccional de los actos del Estado
Y el sexto principio es el del control jurisdiccional de la acción del Estado, que es la
consecuencia esencial del sometimiento a la Constitución y a la ley, y que implica el
establecimiento de mecanismos de control jurisdiccional de la constitucionalidad y legalidad de
los actos del Estado, a cargo de la Jurisdicción Constitucional y de la Jurisdicción Contencioso
Administrativa impartida por jueces autónomos e independientes.
Ahora bien, en el aseguramiento de todos estos principios que conforman la Constitución
Política para el sustento de un Estado democrático de derecho, está la esencia del mismo, los
cuales, lamentablemente, sin embargo, por la insurgencia progresiva de regímenes autoritarios
populistas como ha ocurrido en Venezuela, han venido siendo despreciados, ignorados, falseados
o vaciados de contenido, habiéndose producido el incumplimiento de la promesa que en la
Constitución quedó plasmada por el pueblo que la sancionó, reflejada en el conjunto de principios
que lo conforman; tal como ha sucedido en las últimos dos décadas a la vista del propio mundo
democrático.10
II. LA DESINTEGRACIÓN DEL LOS PRINCIPIOS DEL ESTADO DE DERECHO
Ello ha conducido a un falseamiento del Estado de derecho, ya que todos los principios del
mismo han sido quebrantados, habiendo sido convertidos, todos en una gran mentira.11
1. La desconstitucionalizacion del Estado
En Venezuela, en efecto, la Constitución de 1999 nunca ha sido la norma suprema que en la
misma se declara que es (art. 7), habiéndose producido en la práctica un proceso de
desconstitucionalización del Estado, que, se inició en el proceso de sanción de la propia
Constitución, producto de una Asamblea Nacional Constituyente mal conformada y peor
estructurada,12 para cuya convocatoria se violó la Constitución anterior de 1961 que no establecía
ni regulaba la figura de la Asamblea Nacional Constituyente.

10
Véase Allan R. Brewer-Carías, Dismantling Democracy. The Chávez Authoritarian Experiment, Cambridge
University Press, New York 2010, 418 pp.; Authoritarian Government v. The Rule of Law. Lectures and Essays
(1999-2014) on the Venezuelan Authoritarian Regime Established in Contempt of the Constitution, Fundación
de Derecho Público, Editorial Jurídica Venezolana, Caracas 2014, 986 pp.; The Collapse of the Rule of Law and
the Struggle for Democracy in Venezuela. Lectures and Essays (2015-2020), Foreword: Asdrúbal Aguiar,
Colección Anales, Cátedra Mezerhane sobre democracia, Estado de Derecho y Derechos Humanos, Miami Dade
College, 2020, 618 pp.
11
Véase Allan R. Brewer-Carías, La mentira como política de Estado. Crónica de una crisis política permanente.
Venezuela 1999-2015, Colección Estudios Políticos, No. 10, Editorial Jurídica Venezolana, Caracas 2015.
12
Véase Allan R. Brewer-Carías, Golpe de Estado y proceso constituyente en Venezuela, Universidad nacional
Autónoma de México, México 2002.
Con ello se inició así en América Latina el llamado “nuevo constitucionalismo,”13 que luego
se extendió hacia Ecuador y Bolivia, producto del populismo constitucional que pretende justificar
que la supremacía constitucional debe ceder cuando supuestamente se convoque al pueblo
soberano, así sea en forma no autorizada en la Constitución, para modificarla; y que en el caso
venezolano llevó a que la propia Constitución de 1999 comenzara a ser violada después de
aprobada la Constitución por el pueblo mediante referendo del 15 de diciembre de 1999, pero antes
de que se publicara en la Gaceta Oficial (30-12-1999), al decretarse por la propia Asamblea
Constituyente (sin aprobación popular y a pesar de que ya había concluido sus funciones,
violándose el principio de la soberanía popular), un “Régimen Transitorio” de fecha 22 de
diciembre de 199914 que en la práctica dio origen a otra “constitución” paralela, que no fue
aprobada por el pueblo, cuya duración fue de varios lustros, contraria a lo que se prometía en el
texto aprobado popularmente, y destinada a asegurar que la misma no se pudiera cumplir, en lo
que entonces califiqué como un golpe de Estado constituyente.15
Con posterioridad, una de las manifestaciones más ostensibles de la desconstitucionalización
del Estado, ignorando la supremacía constitucional, fue y sigue siendo la de la “implementación”
mediante ley, violando la Constitución, de una reforma constitucional que propuso el presidente
Hugo Chávez en 200716 y que fue rechazada en referendo popular, desde 2006 mediante la Ley
los Consejos Comunales,17 y luego, en 2010, con las Leyes Orgánicas del Poder Popular y de las
Comunas,18 y además, con la reforma de la Ley Orgánica del Poder Público Municipal,19 las cuales
establecieron el marco normativo de un “nuevo” Estado, paralelo al Estado Constitucional,

13
Véase Allan R. Brewer-Carías, “El “nuevo constitucionalismo latinoamericano” y la destrucción del Estado
democrático por el Juez Constitucional. El Caso de Venezuela, Colección Biblioteca de Derecho Constitucional,
Ediciones Olejnik, Madrid, Buenos Aires, 2018, 294 pp.
14
Después de aprobada por el pueblo la Constitución (15 diciembre 1999), la Asamblea dictó el Régimen
Constitucional Transitorio (22-diciembre 1999), habiéndose publicado ambo textos a la vez (30 diciembre 1999)
Véase en Gaceta Oficial No. 36.859 de 29 de diciembre de 1999.
15
Véase Allan R. Brewer-Carías, Golpe de Estado y proceso constituyente en Venezuela, Universidad nacional
Autónoma de México, México 2002; y Golpe de Estado Constituyente, Estado Constitucional y Democracia,
Colección Tratado de Derecho Constitucional, Tomo VIII, Fundación de Derecho Público, Editorial Jurídica
Venezolana, Caracas , 2015..
16
Véase Allan R. Brewer-Carías, La reforma constitucional de 2007 (Comentarios al Proyecto
inconstitucionalmente sancionado por la Asamblea Nacional el 2 de noviembre de 2007), Colección Textos
Legislativos, No.43, Editorial Jurídica Venezolana, Caracas 2007
17
Véase en Gaceta Oficial N° 5.806 Extra. de 10-04-2006. Véase igualmente la reforma de dicha ley en Véase en
Gaceta Oficial N° 39.335 de 28 de diciembre de 2009. Véase Allan R. Brewer-Carías, Ley Orgánica de Consejos
Comunales, Colección Textos Legislativos, Nº 46, Editorial Jurídica Venezolana, Caracas 2010.
18
Véase en Gaceta Oficial Nº 6.011 Extra. de 21 de diciembre de 2010. La Sala Constitucional mediante sentencia
Nº 1330 de 17 de diciembre de 2010 declaró la constitucionalidad del carácter orgánico de esta Ley. Véase en
http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scon/Diciembre/1330-171210-2010-10-1436.html. Véase en general sobre
estas leyes, Allan R. Brewer-Carías, Claudia Nikken, Luis A. Herrera Orellana, Jesús María Alvarado Andrade,
José Ignacio Hernández y Adriana Vigilanza, Leyes Orgánicas sobre el Poder Popular y el Estado Comunal (Los
consejos comunales, las comunas, la sociedad socialista y el sistema económico comunal), Colección Textos
Legislativos Nº 50, Editorial Jurídica Venezolana, Caracas 2011; Allan R. Brewer-Carías, “La Ley Orgánica del
Poder Popular y la desconstitucionalización del Estado de derecho en Venezuela,” en Revista de Derecho
Público, Nº 124, Editorial Jurídica Venezolana, Caracas 2010, pp. 81-101.
19
Véase en Gaceta Oficial Nº 6.015 Extra. de 28 de diciembre de 2010.
desconstitucionalizándolo, 20 denominado “Estado Comunal” o Estado del “Poder Popular.”21 Y
todo ello, con el aval del Juez Constitucional (Sala Constitucional del Tribunal Supremo), que al
estar controlada políticamente por el gobierno, se ha abstenido de ejercer el control de la
inconstitucionalidad de las leyes que se dictaron impunemente violando la Constitución,
convirtiéndola en documento sin rigidez.
Es decir, la Constitución en Venezuela, desde su sanción, puede decirse que perdió todo
valor de norma suprema producto de la soberanía popular, y por la abstención del Juez
Constitucional en velar por su supremacía, se convirtió en un conjunto normativo maleable por
absolutamente todos los poderes públicos, cuyas normas, una vez abandonada su rigidez, han
tenido en la práctica la vigencia y el alcance que dichos órganos han dispuesto mediante
inconstitucionales leyes ordinarias y decretos leyes, que el Juez Constitucional se ha negado a
juzgar y controlar; 22 todo lo cual ha convertido a la Constitución en un texto de “plastilina.23
Adicionalmente a la desconstitucionalización por abstención del Juez Constitucional de
controlar la supremacía de la Constitución, esta también se ha desconstitucionalziado por la acción
directa y activa del mismo Juez Constitucional controlado políticamente, mediante sentencias de
interpretación constitucional, o mediante mutaciones ilegítimas de la Constitución, todas hechas a
la medida y en general a petición del propio abogado del Estado, para “garantizar” que dichas
actuaciones inconstitucionales no serán controladas.24
20
Véase en general sobre este proceso de desconstitucionalización del Estado, Allan R. Brewer-Carías, “La
desconstitucionalización del Estado de derecho en Venezuela: del Estado Democrático y Social de derecho al
Estado Comunal Socialista, sin reformar la Constitución,” en Libro Homenaje al profesor Alfredo Morles
Hernández, Diversas Disciplinas Jurídicas, (Coordinación y Compilación Astrid Uzcátegui Angulo y Julio
Rodríguez Berrizbeitia), Universidad Católica Andrés Bello, Universidad de Los Andes, Universidad
Monteávila, Universidad Central de Venezuela, Academia de Ciencias Políticas y Sociales, Vol. V, Caracas 2012,
pp. 51-82; en Carlos Tablante y Mariela Morales Antonorzzi (Coord.), Descentralización, autonomía e inclusión
social. El desafío actual de la democracia, Anuario 2010-2012, Observatorio Internacional para la democracia y
descentralización, En Cambio, Caracas 2011, pp. 37-84; y en Estado Constitucional, Año 1, Nº 2, Editorial Adrus,
Lima, junio 2011, pp. 217-236.
21
Véase Allan R. Brewer-Carías, “Reforma constitucional y organización del Estado en Venezuela: el desprecio a
la supremacía y rigidez constitucional, la creación del Estado Comunal y la desconstitucionalización del Estado
Constitucional,” en Memorial para la reforma del Estado. Estudios en homenaje al Profesor Santiago Muñoz
Machado, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid 2016, Tomo I, 139-173. Además, El 1 de
marzo de 2021, la Asamblea Nacional ilegítimamente electa en diciembre de 2020, aprobó en primera discusión
la Ley Orgánica de las Ciudades Comunales, y la Ley Orgánica del Parlamento Popular Nacional, como se
expresa en el artículo 1 de la última para se “aplicación en las diferentes escalas del Sistema Nacional de
Agregación Comunal, como instancias de participación democrática, protagónica y decisoria para el ejercicio
directo de la soberanía popular y sus relaciones con entes u órganos del poder público para la deliberación,
legislación, formulación, ejecución, control y evaluación de las políticas públicas, así como de los planes,
programas, normas y proyectos que propicien el desarrollo de la comunalización del Estado como vía de
materialización del Socialismo Comunal y Bolivariano del Siglo XXI.” Véase:
http://www.asambleanacional.gob.ve/noticias/an-aprobo-el-plan-legislativo-nacional-2021-con-35-leyes-de-
interes-prioritario-para-el-pais
22
Véase Allan R. Brewer-Carías, “El juez constitucional al servicio del autoritarismo y la ilegítima mutación de la
Constitución: el caso de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela (1999-2009) ,” en
Revista de Administración Pública, No. 180, Madrid 2009, pp. 383-418.
23
Véase Allan R. Brewer-Carías, La Constitución de plastilina y vandalismo constitucional. La ilegítima mutación
de la Constitución por el Juez Constitucional al servicio del autoritarismo, Colección Biblioteca Allan R.
Brewer-carías, Instituto de Investigaciones Jurídicas, Universidad Católica Andrés Bello, No. 13, Editorial
Jurídica Venezolana, Caracas 2022
24
Véase sobra la mutación constitucional por la Sala Constitucional véase: Allan R. Brewer-Carías, “El juez
constitucional al servicio del autoritarismo y la ilegítima mutación de la Constitución: el caso de la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela (1999-2009) ,” en IUSTEL, Revista General de
Derecho Administrativo, No. 21, junio 2009, Madrid, ISSN-1696-9650
2. La desdemocratización y la búsqueda de eliminación de la democracia
representativa
A la violación del principio del constitucionalismo, que ha originado la
desconstitucionalización del Estado, le ha seguido, como política de Estado, un proceso de
desprecio del principio de la democracia representativa, por una parte, impidiendo el ejercicio
pleno de la ciudadanía de la participación mediante elecciones, y en todo caso, impidiendo que las
que se han realizado sean libres, justas, transparentes y verificables;25 y por la otra pretendiendo
sustituir la democracia representativa por una llamada democracia “participativa,” como ha sido
difundido el discurso autoritario confundiendo en general, indebidamente, la democracia
participativa con elementos de democracia directa,26 eliminando la descentralización del poder e
impidiendo la propia participación política ciudadana. Y para ello, como antes se dijo, se han
establecido en paralelo a los propios órganos electos del Estado Constitucional, instancias del
llamado Estado Comunal para hacerle creer al ciudadano que participa, cuando lo que se está es
sometiéndolo al control del poder central.27
En todo caso, como producto del discurso autoritario de querer implantar una supuesta
democracia participativa eliminando la democracia representativa, durante los últimos veinte años
hemos sido testigos en Venezuela, de nuevo, de un proceso desarrollado en colusión entre el Poder
Ejecutivo y el Juez Constitucional para implantar un Estado Comunal, siendo éste último el
instrumento directo del proceso de demolición sistemática no sólo del principio democrático
representativo, incluso del propio principio democrático participativo, además del principio del
gobierno alternativo y electivo, del antes mencionado principio de la separación de poderes y el
principio descentralizador del Estado federal
En este campo, por tanto, la primera víctima del Juez Constitucional ha sido el principio
democrático representativo28 que ha sido sucesivamente lesionado, para cuyo efecto, el mismo
Juez Constitucional afectó el derecho político de los ciudadanos a elegir representantes en fraude
a la representación proporcional (2006); avaló las inconstitucionales inhabilitaciones políticas que
afectaron el derecho de ex funcionarios públicos a ser electos (2008, 2011); arrebató a una diputada
en ejercicio el poder continuar ejerciendo su mandato, revocándoselo inconstitucionalmente
(2014); revocó ilegítima e inconstitucionalmente el mandato popular a varios Alcaldes, usurpando

25
Véase Allan R. Brewer-Carías, Crónica constitucional del secuestro de la participación política y las elecciones
en Venezuela, que dejaron de ser libres, justas, plurales y transparentes 1999-2024, Colección de Crónicas
constitucionales para la Memoria Histórica, No 7, Biblioteca Allan R. Brewer-Carías, Universidad Católica
Andrés Bello, Caracas 2024.
26
Véase Allan R. Brewer-Carías, “La democracia representativa y la falacia de la llamada “democracia
participativa, sin representación,” en Jorge Fernández Ruiz (Coordinador), Estudios de Derecho Electoral.
Memoria del Congreso Iberoamericano de Derecho Electoral, Universidad Nacional Autónoma de México,
Coordinación del Programa de Posgrado en Derecho, Facultad de Estudios Superiores Aragón, Facultad de
Derecho y Criminología, Universidad Autónoma de Nuevo León, México 2011, pp. 25 a 36. Véase Allan R.
Brewer-Carías, “La necesaria revalorización de la democracia representativa ante los peligros del discurso
autoritario sobre una supuesta “democracia participativa” sin representación,” en Derecho Electoral de
Latinoamérica. Memoria del II Congreso Iberoamericano de Derecho Electoral, Bogotá, 31 agosto-1 septiembre
2011, Consejo Superior de la Judicatura, ISBN 978-958-8331-93-5, Bogotá 2013, pp. 457-482. Véase además,
el libro Allan R. Brewer-Carías, Sobre la democracia (con Prólogo de Mariela Morales Antoniazzi), Editorial
Jurídica Venezolana, New York / Caracas 2919, 576 pp.
27
Véase Allan R. Brewer-Carías, “El populismo constitucional y el “nuevo constitucionalismo.” O de cómo se
destruye una democracia desde dentro,” en el libro de Juan Carlos Cassagne y Allan R. Brewer-Carías, Estado
Populista y Populismo Constitucional, Ediciones Olejnik, Editorial Jurídica Venezolana, 2020, pp. 121 ss.
28
Véase Allan R. Brewer-Carías, “El Juez Constitucional en Venezuela y la destrucción del principio democrático
representativo,” en Revista de Derecho Público, No. 155-156, julio-diciembre de 2018, Editorial Jurídica
Venezolana, Caracas 2018, pp. 7-44.
las competencias de la Jurisdicción Penal (2014); demolió el principio del gobierno democrático
electivo y representativo, al imponerle a los venezolanos un gobierno sin legitimidad democrática
en 2013, sin determinar con certeza el estado de salud, del Presidente Hugo Chávez Frías, o si
estaba vivo; eliminó la exigencia de sufragio para designación de autoridades municipales (2017),
eliminó el sufragio universal, directo y secreto en la elección de diputados en representación de
las comunidades indígenas (2020), y eliminó el carácter alternativo del gobierno (2009).29
Y entre todas estas violaciones a la democracia representativa, como antes se mencionó está
la inconstitucional implementación, mediante las Leyes del Poder Popular, de la reforma
constitucional de 2007, 30 a pesar de que fue rechazada mediante referendo, para establecer el
Estado Comunal o del Poder Popular,31 para establecer como afirmó Chávez, una “democracia”
sin representación, es decir, según lo que fueron sus propias palabras, que “no nace del sufragio
ni de elección alguna, sino que nace de la condición de los grupos humanos organizados como
base de la población.” 32
En ese nuevo esquema se configuró un sistema político estatal ignorándose la democracia
representativa al establecerse que los “voceros” de los Consejos Comunales, sin autonomía
política, no son electos por sufragio universal, directo y secreto, sino a mano alzada “en nombre
del pueblo,” por asambleas controladas por el partido oficial y por el Ejecutivo Nacional. Además,
en dichas leyes, se le asignó a los “voceros” de los Consejos Comunales la función de designar a
los miembros de las Juntas Parroquiales, las cuales, en consecuencia, fueron “degradadas,”
dejando de ser las “entidades locales” que son conforme a la Constitución, con gobiernos electos
por sufragio universal directo y secreto; pasando a ser simples órganos “consultivos, de evaluación
y articulación entre el Poder Popular y los órganos del Poder Público Municipal” (art. 35), cuyos
miembros, además, los deben designar los voceros de los consejos comunales de la parroquia
respectiva (art. 35), y sólo de entre aquellos avalados por la Asamblea de Ciudadanos “de su
respectivo consejo comunal” (at. 36). 33
Por ser inconstitucionales, dichas Leyes Orgánicas del Poder Popular fueron impugnadas
ante la Sala Constitucional, al igual que la Ley de reforma de la Ley Orgánica del Poder Municipal

29
Véase Allan R. Brewer-Carías, “La democracia y su desmantelamiento usando la justicia constitucional: Peligros
del autoritarismo,” O de cómo, en Venezuela, el Juez Constitucional demolió los principios de la democracia
representativa, de la democracia participativa y del control del poder), preparado para la conferencia del autor
sobre “Democracia y Justicia Constitucional: Peligros del Autoritarismo,” en Elecciones y democracia en América
latina: El desafío autoritario – populista (Coloquio Iberoamericano, Heidelberg, septiembre 2019, homenaje a
Dieter Nohlen), (Editor: Allan R. Brewer-Carías), Colección Biblioteca Allan R. Brewer-carías, Instituto de
Investigaciones Jurídicas de la Universidad católica Andrés bello, Editorial Jurídica Venezolana International,
Caracas 2020, pp. 98-117.
30
Véase Allan R. Brewer-Carías, Hacia la consolidación de un Estado Socialista, Centralizado, Policial y
Militarista, Comentarios sobre el sentido y alcance de las propuestas de reforma constitucional 2007, Colección
Textos Legislativos, N° 42, Editorial Jurídica Venezolana, Caracas 2007, 157 pp.
31
Véase Allan R. Brewer-Carías, Estudios sobre el Estado Comunal o Estado del Poder Popular. O de cómo se
desconstitucionaliza al Estado en fraude a la Constitución y a la voluntad popular, Colección Biblioteca Allan
R. Brewer-Carías, Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Católica Andrés Bello, No. 8, Editorial
Jurídica Venezolana, Caracas 2021
32
Véase Discurso de Orden pronunciado por el ciudadano Comandante Hugo Chávez Frías, Presidente
Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela en la conmemoración del Ducentésimo Segundo
Aniversario del Juramento del Libertador Simón Bolívar en el Monte Sacro y el Tercer Aniversario del Referendo
Aprobatorio de su mandato constitucional, Sesión especial del día Miércoles 15 de agosto de 2007, Asamblea
Nacional, División de Servicio y Atención legislativa, Sección de Edición, Caracas 2007, p. 35
33
Adicionalmente, en forma evidentemente inconstitucional, la Ley de reforma del Poder Municipal de 2010,
decretó la “cesación” en sus funciones de “los miembros principales y suplentes, así como los secretarios o
secretarias, de las actuales juntas parroquiales, quedando las alcaldías responsables del manejo y destino del
personal, así como de los bienes correspondientes” (Disposición Derogatoria Segunda.
de 2010, caso este último que la Sala Constitucional si decidió mediante sentencia No. 355 de 16
de mayo de 2017,34 pero para simplemente, desconociendo el pilar de la democracia en Venezuela
que es la democracia representativa, admitir la posibilidad de que los miembros de las Juntas
Parroquiales fueran designados por los Consejos Comunales, en un proceso que ni siguiera es una
elección de segundo grado, porque no hay elección de primer grado en la designación a mano alzada
de los voceros de los consejos comunales; y ello lo hizo para pretender privilegiar la “participación
sin sufragio” sobre la participación mediante el sufragio, siguiendo la misma retórica “participativa”
vacía que ha utilizado en muchas de sus decisiones anteriores, afirmando que el “derecho general a
participar en los procesos de decisión en las distintas áreas” se ha establecido sin haber sido
limitado a “la designación de representantes a cargos públicos de representación popular, toda vez
que lo que se plantea, en definitiva, es el protagonismo fundamental de ciudadanos, la participación
como nuevo paradigma determinante del nuevo régimen constitucional.”
En todo caso, no es que el derecho a la participación política previsto en el artículo 62 de la
Constitución se limite a la participación mediante el sufragio conforme al artículo 63 del mismo
texto constitucional; sino que tratándose de pretendidas entidades políticas territoriales como son
los Consejos Comunales, la designación de sus autoridades no puede realizarse en otra forma que
no sea mediante elección por sufragio universal, directo y secreto; por lo que, contrario a lo resuelto
por la Sala en la sentencia, el artículo 35 de la Ley Orgánica impugnada sí estaba viciado de
inconstitucionalidad, en lo que respecta a la designación (mal llamada “elección”) de los miembros
de las Juntas Parroquiales Comunales, lo que efectivamente sí quebrantaba el derecho
constitucional al sufragio.
Conforme a lo antes señalado, en consecuencia, durante los últimos veinte años, los
principios del constitucionalismo, de la soberanía popular y de la representación democrática
consagrados en la Constitución han sido falseados. El texto fundamental lamentablemente ha
dejado de ser la Carta rígida, sola emanación de la soberanía popular, habiendo perdido sus normas
su carácter supremo e inmutable. Además, la soberanía popular ha sido usurpada mediante
Asambleas Constituyentes ilegítimas, convocadas igualmente en usurpación de la voluntad
popular.
Y el principio de la representación, de la esencia de la democracia, cuyo ejercicio por el
pueblo se realiza básicamente en forma indirecta, mediante representantes electos por sufragio
universal, directo y secreto, independientemente de los mecanismos de ejercicio directo de la
democracia que puedan establecerse, se ha querido eliminar, pretendiendo sustituirlo por supuestos
mecanismos de “participación” que no son otra cosa que sistemas de control estatal de la voluntad
popular, para impedir su manifestación efectiva.
Pero como se dijo al inicio, la demolición del principio de la democracia representativa en
los últimos años, aparte de su erradicación conceptual, se ha producido en la práctica, impidiendo
que en las elecciones que se han efectuado en el país en los últimos lustros se hayan podido realizar
en forman libre, justa, transparente, plural, verificable y auditable, conforme a los más elementales
estándares democráticos. Así ocurrió recientemente con las elecciones para la fraudulenta e inconstitucional
Asamblea Nacional Constituyente en 2017, para la elección de Gobernadores y Alcaldes ese mismo año

34
Caso: impugnación de la Ley de reforma de la Ley Orgánica del Poder Público Municipal. Véase en
http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scon/mayo/199013-355-16517-2017-11-0120.HTML. Véase los
comentarios a esta sentencia en Emilio J. Urbina Mendoza, “Todas las asambleas son sufragios, y muchos
sufragios también son asambleas. La confusión lógica de la sentencia 355/2017 de la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia y la incompatibilidad entre los conceptos de sufragio y voto asambleario,” y José
Ignacio Hernández G., “Sala Constitucional convalida la desnaturalización del Municipio. Notas sobre la
sentencia N° 355/2017 de 16 de mayo,” en Revista de Derecho Público, Nº 150-151 (enero-junio 2017), Editorial
Jurídica Venezolana, Caracas 2017, pp. 107-116 y 349-352.
2017, para la elección anticipada del Presidente de la República en 2018, para las elecciones parlamentarias
de 2020, y para la votación en el referendo consultivo sobre la Guayana Esequiba en 2023.
En todas ellas, el patrón que siguió con bastante regularidad el régimen fue el siguiente: (i) tomar
control total del Consejo Nacional Electoral, nombrándolo inconstitucionalmente por la Asamblea
Constituyente o por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo, eliminando su imparcialidad; (ii)
inhabilitar candidatos de oposición; (iii) secuestrar a los partidos políticos de oposición, nombrando nuevas
directivas con personas afectas al gobierno; (iv) monopolizar totalmente a los medios de comunicación; (v)
coaccionar a los votantes en los procesos electorales; (vi) manipular los resultados electorales a gusto del
Consejo Nacional Electoral; (vii) y todo ello en medio de una situación general de violación a los derechos
políticos de los ciudadanos mediante persecuciones, detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas, que
incluso en algunos casos apuntan a delitos de lesa humanidad que originaron el inicio de una investigación
por parte del Fiscal de la Corte Penal Internacional. 35
Y todo ello se manifestó ostensiblemente en la última elección presidencial realizada el 28 de julio
de 2024, para la cual los agentes del Estado hicieron todo para impedir que se realizaran con libertad y
seguridad,36 produciéndose así, entre otros, el secuestro de los principales partidos políticos de la oposición,
la inhabilitación política de sus principales líderes para impedir las candidatura de quienes tenían probadas
opciones de triunfo, como era el caso de la Sra. María Corina Machado, la detención y desaparición forzosa
y arbitraria de muchos de sus dirigentes, y la desaparición efectiva de la imagen de todos los líderes
opositores de todos los medios de comunicación escritos y audiovisuales, los cuales fueron monopolizados
por el candidato del gobierno, Sr. Nicolás Maduro Moros. Todo lo ocurrido quedó corroborado y
documentado por los observadores internacionales independientes que presenciaron el proceso electoral,
invitados por el Consejo Nacional Electoral, en particular, por el Centro Carter en su Informe de 30 de julio
de 2024,37 por el Departamento para la Cooperación y Observación Electoral (DECO) de la Secretaría para
el Fortalecimiento de la Democracia de la OEA sobre la elección presidencial de Venezuela en su Informe
para el Secretario General Luis Almagro fechado el 30 de julio de 2024,38 y por el Informe Preliminar del
Panel de Experto de la ONU sobre la Elección presidencial de Venezuela del 28 de julio de 2024.39
Todos constataron cómo los resultados de la elección, que sólo podían estar basados en la totalización
de las Actas de Escrutinio de las Mesas Electorales, que son públicas y que estaban en poder de miembros
de mesas y testigos de las mismas (globalmente aproximadamente 240 mil personas), fueron ignorados, y
se dio ganador en las elecciones al candidato del gobierno, Sr. Maduro, sin totalización alguna de actas,
cuando las recolectadas por la oposición y publicadas en internet daban un triunfo abrumador al candidato
de la oposición Sr. González Urrutia. Resultado, sin embargo, literalmente todo el mundo lo conoce, y es
posible cambiar, al punto de que el 24 de septiembre de 2024, en su discurso ante la Asamblea de las

35
Véase Allan R. Brewer-Carías, Crónica constitucional del secuestro de la participación política y las elecciones
en Venezuela, que dejaron de ser libres, justas, plurales y transparentes 1999-2024, Colección de Crónicas
constitucionales para la Memoria Histórica, No 7, Biblioteca Allan R. Brewer-Carías, Universidad Católica
Andrés Bello, Caracas 2024.
36
Véase el capítulo explicando “La inexistencia de las condiciones mínimas para que pudieran realizarse unas
elecciones justas, libres, plurales, transparentes y verificables en 2024,” en Allan R. Brewer-Carías, Ruina de la
democracia, elección presidencial y momento constituyente en 2024, Colección de Crónicas constitucionales
para la Memoria Histórica, No 9, Biblioteca Allan R. Brewer-Carías, Universidad Católica Andrés Bello, Caracas
2024, pp. 9 y 71.
37
Disponible en: https://www.cartercenter.org/news/pr/2024/venezuela-073024-spanish.pdf.
38
Disponible en: http://www.oas.org/fpdb/press/Informe-al-SG-sobre-Elecciones-Venezuela-2024-30-de-julio-
para-distribuir-(1).pdf.
39
Disponible en: https://news.un.org/en/sites/news.un.org.en/files/atoms /
files/Informe_Preliminar_PdE_Venezuela_090824.pdf.
Naciones Unidas, el Presidente Gabriel Boric de Chile expresó: “Estamos frente a una dictadura que
pretende robarse una elección,”40 y el Presidente de los Estados Unidos J. Biden dijo:
“Vimos ese anhelo universal por los derechos y libertades en Venezuela, donde millones votaron por
un cambio que no se ha reconocido. Pero no puede negarse, el mundo sabe la verdad.”41
3. La demolición del principio de la separación de poderes
Luego de la destrucción del principio del constitucionalismo, y el desprecio del principio de la
democracia representativa, en el caso venezolano lo siguió el vaciamiento del primer y fundamental pilar
de la Constitución en un Estado democrático de derecho, que es el de la separación e independencia de los
poderes públicos y del control recíproco entre los mismos, es decir, el de la desconcentración del poder, sin
el cual el mismo simplemente no existe; principio que está destinado a asegurar que el ejercicio del poder
esté sometido a control, particularmente al que debe ejercer una Justicia autónoma e independiente.42
Este principio, inserto en la Constitución, en los últimos veinte años en Venezuela no ha sido sino otra
máscara para el establecimiento, en su lugar, de un Estado Totalitario, de concentración y centralización
total del poder, donde por supuesto ninguno de los elementos esenciales y de los componentes
fundamentales de la democracia que se definen en la Carta Democrática Interamericana de 2001, se ha
asegurado,43
Se ha ignorado, en todo caso, que para que pueda existir un Estado democrático, por sobre todo, el
mismo tiene que estar montado sobre el dicho principio de la separación e independencia de los poderes
públicos,44 pues sin control del poder, en definitiva no pueden realizarse verdaderas elecciones libres, justas
y confiables; no puede haber pluralismo político, ni acceso al poder conforme a la Constitución; no puede
haber efectiva participación en la gestión de los asuntos públicos, ni transparencia administrativa en el
ejercicio del gobierno, ni rendición de cuentas por parte de los gobernantes; en fin, no puede haber sumisión
efectiva del gobierno a la Constitución y las leyes, así como subordinación de los militares al gobierno civil;

40
Véase en “Presidente Boric ante la ONU por Venezuela: “Estamos frente a una dictadura que pretende robarse
una elección,” en TB en vivo, 24 de septiembre de 2024, disponible en:
https://www.t13.cl/noticia/politica/presidente-boric-ante-onu-por-venezuela-estamos-frente-una-dictadura-
pretende-24-9-2024
41
Véase “Joe Biden se refirió al fraude electoral en Venezuela en su última Asamblea de la ONU: “El mundo sabe
la verdad,” en Infobae, 24 de septiembre de 2024, disponible en: https://www.infobae.com/estados-
unidos/2024/09/24/joe-biden-se-refirio-al-fraude-electoral-en-venezuela-en-su-ultima-asamblea-de-la-onu-el-
mundo-sabe-la-verdad/
42
Véase sobre el tema Gustavo Tarre Briceño, Solo el poder detiene al poder, La teoría de la separación de los
poderes y su aplicación en Venezuela, Colección Estudios Jurídicos Nº 102, Editorial Jurídica Venezolana,
Caracas 2014; y Jesús María Alvarado Andrade, “División del Poder y Principio de Subsidiariedad. El Ideal
Político del Estado de Derecho como base para la Libertad y prosperidad material” en Luis Alfonso herrera
Orellana (Coord.), Enfoques Actuales sobre Derecho y Libertad en Venezuela, Academia de Ciencias Políticas y
Sociales, Caracas, 2013, pp. 131-185.
43
Véase Allan R. Brewer-Carías, Estado totalitario y desprecio a la ley. La desconstitucionalización,
desjuridificación, desjudicialización y desdemocratización de Venezuela, Fundación de Derecho Público,
Editorial Jurídica Venezolana, 2014.
44
Véase sobre el tema Gustavo Tarre Briceño, Solo el poder detiene al poder, La teoría de la separación de los
poderes y su aplicación en Venezuela, Colección Estudios Jurídicos Nº 102, Editorial Jurídica Venezolana,
Caracas 2014; y Jesús María Alvarado Andrade, “División del Poder y Principio de Subsidiariedad. El Ideal
Político del Estado de Derecho como base para la Libertad y prosperidad material” en Luis Alfonso Herrera
Orellana (Coord.), Enfoques Actuales sobre Derecho y Libertad en Venezuela, Academia de Ciencias Políticas y
Sociales, Caracas, 2013, pp. 131-185.
no puede haber efectivo acceso a la justicia; y real y efectiva garantía de respeto a los derechos humanos,
incluyendo la libertad de expresión y los derechos sociales.45
Al contrario de todo ello, en Venezuela, las promesas de la Constitución fueron olvidadas y lo que se
desarrolló fue un Estado donde todo el poder se ha concentrado en las manos del Poder Ejecutivo al cual
todos los otros Poderes Públicos están sometidos, particularmente el Tribunal Supremo de Justicia y el
órgano electoral, e incluso la propia Asamblea Nacional, excepto entre 2015 y 2020, cuando estuvo
controlada por la oposición al gobierno, pero fue sofocada por el Juez Constitucional controlado por el
Ejecutivo.46
En ese proceso de concentración del poder y demolición del principio de separación de poderes, lo más
grave en Venezuela fue el efecto devastador que para todas las instituciones del Estado ha tenido el control
político que el Poder Ejecutivo ha ejercido sobre el Poder Judicial; proceso que comenzó desde 1999 como
consecuencia del régimen transitorio adoptado por la Asamblea Constituyente, interviniendo todo el Poder
Judicial.47 Con el mismo, en particular, se comenzó a integrar el Tribunal Supremo de Justicia con
magistrados controlados para asegurar su sujeción al Poder Ejecutivo; todo lo cual condujo al secuestro
total de la Judicatura, integrada toda por jueces provisorios o temporales completamente sometidos a
presiones políticas, quienes incluso, en la reforma de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de 2004,
pudieron ser despedidos sin garantías algunas del debido proceso.
El resultado de todo ello ha sido la trágica dependencia del Poder Judicial sometido a los designios y
control político por parte del Poder Ejecutivo,48 funcionando como instrumento al servicio del gobierno del
Estado y de su política autoritaria; tal cual como aquellos jueces del horror del régimen nazi, repudiados en
otra jurisdicciones.49

45
Véase Allan R. Brewer-Carías, “Prólogo” al libro de Gustavo Tarre Briceño, Solo el poder detiene al poder, La
teoría de la separación de los poderes y su aplicación en Venezuela, Colección Estudios Jurídicos Nº 102,
Editorial Jurídica Venezolana, Caracas 2014, pp. 13-49; “El principio de la separación de poderes como elemento
esencial de la democracia y de la libertad, y su demolición en Venezuela mediante la sujeción política del Tribunal
Supremo de Justicia,” en Revista Iberoamericana de Derecho Administrativo, Homenaje a Luciano Parejo
Alfonso, Año 12, Nº 12, Asociación e Instituto Iberoamericano de Derecho Administrativo Prof. Jesús González
Pérez, San José, Costa Rica 2012, pp. 31-43.
46
Véase Véase Allan R. Brewer-Carías, Crónica constitucional del sofocamiento del Poder Legislativo 2016-2020,
Colección de Crónicas Constitucionales para la Memoria Histórica, No 6, Biblioteca Allan R. Brewer-Carías,
Universidad Católica Andrés Bello, Caracas 2024, 2024
47
Véase nuestro voto salvado a la intervención del Poder Judicial por la Asamblea Nacional Constituyente en Allan
R. Brewer–Carías, Debate Constituyente, (Aportes a la Asamblea Nacional Constituyente), Tomo I, (8 agosto–8
septiembre), Caracas 1999; y las críticas formuladas a ese proceso en Allan R. Brewer–Carías, Golpe de Estado
y proceso constituyente en Venezuela, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2002
48
Véase Allan R. Brewer–Carías, “La progresiva y sistemática demolición de la autonomía en independencia del
Poder Judicial en Venezuela (1999–2004)”, en XXX Jornadas J.M Domínguez Escovar, Estado de derecho,
Administración de justicia y derechos humanos, Instituto de Estudios Jurídicos del Estado Lara, Barquisimeto,
2005, pp. 33–174; y “La justicia sometida al poder [La ausencia de independencia y autonomía de los jueces en
Venezuela por la interminable emergencia del Poder Judicial (1999–2006)]” en Cuestiones Internacionales.
Anuario Jurídico Villanueva 2007, Centro Universitario Villanueva, Marcial Pons, Madrid, 2007, pp. 25–57; “La
demolición de las instituciones judiciales y la destrucción de la democracia: La experiencia venezolana,” en
Instituciones Judiciales y Democracia. Reflexiones con ocasión del Bicentenario de la Independencia y del
Centenario del Acto Legislativo 3 de 1910, Consejo de Estado, Sala de Consulta y Servicio Civil, Bogotá 2012,
pp. 230-254..
49
Véase Allan R. Brewer-Carías, “Las Cortes Supremas de Costa Rica, Brasil y Chile condenan la falta de garantías
judiciales en Venezuela. De cómo, ante la ceguera de los gobiernos de la región y la abstención de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, han sido las Cortes Supremas de estos países las que con base en la
jurisdicción universal de protección de los derechos humanos, han comenzado a juzgar la falta de autonomía e
independencia del Poder Judicial en Venezuela, dictando medidas de protección a favor de ciudadanos
Controlado el Poder Judicial, el control político ejercido sobre el Tribunal Supremo y, en particular,
sobre su Sala Constitucional, la ha convertido, en lugar del guardián de la Constitución,50 en el instrumento
más utilizado por el régimen autoritario, para demoler el Estado de derecho y sus principios.51 Para ello,
incluso el Juez Constitucional se inventó un endémico “proceso autónomo de interpretación abstracta de la
Constitución”52 que le ha permitido administrar una “justicia constitucional a la carta,” a solicitud del
gobierno y, en particular, del Procurador General de la República, mediante la cual ha modificado y mutado
ilegítima y fraudulentamente,53 usurpando así las potestades del poder constituyente originario.54

venezolanos contra el Estado venezolano,” en Revista de Derecho Público, No. 143-144, (julio- diciembre 2015,
Editorial Jurídica Venezolana, Caracas 2015, pp. 495-500.
50
Véase Allan R. Brewer-Carías, El sistema de justicia constitucional en la Constitución de 1999 (Comentarios
sobre su desarrollo jurisprudencial y su explicación, a veces errada, en la Exposición de Motivos), Editorial
Jurídica Venezolana, Caracas 2000. Véase en general, Allan R. Brewer-Carías, El sistema mixto o integral de
control de la constitucionalidad en Colombia y Venezuela, Universidad Externado de Colombia (Temas de
Derecho Público Nº 39) y Pontificia Universidad Javeriana (Quaestiones Juridicae Nº 5), Bogotá 1995; Allan R.
Brewer-Carías, “La justicia constitucional en la Constitución de 1999”, en Derecho Procesal Constitucional,
Colegio de Secretarios de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, A.C., Editorial Porrúa, México 2001, pp.
931-961.
51
Sobre el tema nos hemos ocupado desde hace unos años. Véase por ejemplo: Allan R. Brewer-Carías, “El juez
constitucional al servicio del autoritarismo y la ilegítima mutación de la Constitución: el caso de la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela (1999-2009)”, en Revista de Administración
Pública, Nº 180, Madrid 2009, pp. 383-418; “La ilegítima mutación de la Constitución por el juez constitucional
y la demolición del Estado de derecho en Venezuela,” en Revista de Derecho Político, Nº 75-76, Homenaje a
Manuel García Pelayo, Universidad Nacional de Educación a Distancia, Madrid 2009, pp. 289-325. Véase
además, Allan R. Brewer-Carías, “Los problemas del control del poder y el autoritarismo en Venezuela”, en Peter
Häberle y Diego García Belaúnde (Coordinadores), El control del poder. Homenaje a Diego Valadés, Instituto
de Investigaciones Jurídicas, Universidad Nacional Autónoma de México, Tomo I, México 2011, pp. 159-188
52
Véase Sentencia Nº 1077 de la Sala Constitucional de 22 de septiembre de 2000, caso: Servio Tulio León Briceño.
Véase en Revista de Derecho Público, Nº 83, Caracas, 2000, pp. 247 y ss. Véase en general sobre ello, Allan R.
Brewer-Carías, “Quis Custodiet Ipsos Custodes: De la interpretación constitucional a la inconstitucionalidad de
la interpretación,” en VIII Congreso Nacional de derecho Constitucional, Perú, Fondo Editorial 2005, Colegio
de Abogados de Arequipa, Arequipa, septiembre 2005, pp. 463-489; y en Revista de Derecho Público, Nº 105,
Editorial Jurídica Venezolana, Caracas 2006, pp. 7-27.
53
Véase sobre la ilegítima mutación constitucional por el Juez: Néstor Pedro Sagües, La interpretación judicial de
la Constitución, Buenos Aires 2006, pp. 56-59, 80-81, 165 ss.
54
Todos mis estudios sobre las sentencias dictadas por la Sala Constitucional en Venezuela, además de los
publicados en la Revista de Derecho Público, Editorial Jurídica Venezolana, Caracas, pueden consultarse en los
siguientes libros: Allan R. Brewer-Carías, Golpe de Estado y proceso constituyente en Venezuela, Universidad
Nacional Autónoma de México, México 2002, 405 pp.; La Sala Constitucional versus el Estado democrático de
derecho. El secuestro del poder electoral y de la Sala Electoral del Tribunal Supremo y la confiscación del
derecho a la participación política, Los Libros de El Nacional, Colección Ares, Caracas 2004, 172 pp.; Crónica
sobre la “In” Justicia Constitucional. La Sala Constitucional y el autoritarismo en Venezuela, Caracas 2007;
Práctica y distorsión de la Justicia Constitucional en Venezuela (2008-2012), Colección Justicia Nº 3, Acceso a
la Justicia, Academia de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Metropolitana, Editorial Jurídica Venezolana,
Caracas 2012, 520 pp.; El golpe a la democracia dado por la Sala Constitucional (De cómo la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela impuso un gobierno sin legitimidad democrática,
revocó mandatos populares de diputada y alcaldes, impidió el derecho a ser electo, restringió el derecho a
manifestar, y eliminó el derecho a la participación política, todo en contra de la Constitución), Colección
Estudios Políticos Nº 8, Editorial Jurídica venezolana, Caracas 2014, 354 pp.; segunda edición, (Con prólogo de
Francisco Fernández Segado), 2015, 426 pp.; La patología de la Justicia Constitucional, Tercera edición
ampliada, Fundación de Derecho Público, Editorial Jurídica Venezolana, 2014, 666 pp.; Estado totalitario y
desprecio a la ley. La desconstitucionalización, desjuridificación, desjudicialización y desdemocratización de
Venezuela, Fundación de Derecho Público, Editorial Jurídica Venezolana, 2014, 532 pp.; segunda edición, (Con
prólogo de José Ignacio Hernández), Caracas 2015, 542 pp.; La ruina de la democracia. Algunas consecuencias.
Venezuela 2015, (Prólogo de Asdrúbal Aguiar), Colección Estudios Políticos, Nº 12, Editorial Jurídica
Ese rol del Juez constitucional que ha propiciado la concentración del poder, como se dijo, se acrecentó
a partir de enero de 2016 hasta 2020, cuando una nueva Asamblea Nacional electa en diciembre de 2015
pasó a estar controlada por la oposición al gobierno, originando ello una política pública, gracias a la
perversa colusión entre el Poder Ejecutivo y el Juez Constitucional, destinada a privar progresivamente a
la representación popular de todas sus competencias y funciones.55 Así, la Sala Constitucional, a solicitud
del propio Poder Ejecutivo o del partido de gobierno, se dedicó a la tarea de despojar a la Asamblea
Nacional de todas sus potestades y funciones mediante una serie interminable de desafueros judiciales, que
nadie puede controlar,56 dando lugar incluso a que muchos procesos constitucionales, abandonándose el
principio dispositivo, hayan sido iniciados de oficio por el Juez Constitucional.57
A partir de 2016, por tanto, la degradación de la Justicia Constitucional,58 se empeoró, habiendo dictado
la Sala Constitucional más de cien sentencias declarando la inconstitucionalidad de materialmente todas las

Venezolana, Caracas 2015, 694 pp.; 172. La dictadura judicial y la perversión del Estado de derecho. El juez
constitucional y la destrucción de la democracia en Venezuela (Prólogo de Santiago Muñoz Machado), Ediciones
El Cronista, Fundación Alfonso Martín Escudero, Editorial IUSTEL, Madrid 2017, 608 pp.; La consolidación de
la tiranía judicial. El Juez Constitucional controlado por el Poder Ejecutivo, asumiendo el poder absoluto,
Colección Estudios Políticos, Nº 15, Editorial Jurídica Venezolana International. Caracas / New York, 2017, 238
pp. Véase, además, los estudios de: Carlos M. Ayala Corao y Rafael J. Chavero Gazdik, El libro negro del TSJ
de Venezuela: Del secuestro de la democracia y la usurpación de la soberanía popular a la ruptura del orden
constitucional (2015-2017), Editorial Jurídica Venezolana, Caracas 2017, 394 pp.; Memorial de agravios 2016
del Poder Judicial. Una recopilación de más de 100 sentencias del TSJ, 155 pp., investigación preparada por las
ONGs: Acceso a la Justicia, Transparencia Venezuela, Sinergia, espacio público, Provea, IPSS, Invesp, en
https://www.scribd.com/-document/336888955/Memorial-de-Agravios-del-Poder-Judicial-una-recopi-lacion-
de-mas-de-100-sentencias-del-TSJ; y José Vicente Haro, “Las 111 decisiones inconstitucionales del TSJ
ilegítimo desde el 6D-2015 contra la Asamblea Nacional, los partidos políticos, la soberanía popular y los
DDHH,” en Buscando el Norte, 10 de julio de 2017, en http://josevicenteharo-garcia.blogspot.com/2016/10/las-
33-decisiones-del-tsj.html
55
Véase Allan R. Brewer-Carías, Crónica Constitucional del sofocamiento del Poder Legislativo 2016-2020,
Colección de Crónicas constitucionales para la Memoria Histórica, No 6, Biblioteca Allan R. Brewer-Carías,
Universidad Católica Andrés Bello, Caracas 2024, 2024
56
Véase Allan R. Brewer-Carías, “Quis Custodiet Ipsos Custodes: De la interpretación constitucional a la
inconstitucionalidad de la interpretación”, en Revista de Derecho Público, No 105, Editorial Jurídica Venezolana,
Caracas 2006, pp. 7-27.
57
Véase Allan R. Brewer-Carías, “The Unconstitutional Ex Officio Judicial Review Rulings Issued by the
Constitutional Chamber of the Supreme Tribunal of Venezuela Annulling all the 2019 National Assembly
Decisions Sanctioned within the framework of the 2019 Transition Regime Towards Democracy and for the
Restoration of the enforcement of the Constitution,” en el libro del VII Congreso de Derecho Procesal
Constitucional 2021, Universidad Monteávila, Caracas febrero de 2021.
58
Véase sobre el proceso de degradación de la justicia constitucional durante los últimos 20 años: Allan R. Brewer-
Carías, La ruina de la democracia. Algunas consecuencias. Venezuela 2015, (Prólogo de Asdrúbal Aguiar),
Colección Estudios Políticos, No. 12, Editorial Jurídica Venezolana, Caracas 2015; la mentira como política de
Estado. Crónica de una crisis política permanente. Venezuela 1999-2015, Colección Estudios Políticos, No. 10,
Editorial Jurídica Venezolana, Caracas 2015; Estado totalitario y desprecio a la ley. La desconstitucionalización,
desjuridificación, desjudicialización y desdemocratización de Venezuela, Fundación de Derecho Público,
Editorial Jurídica Venezolana, 2014, segunda edición, Caracas 2015; La patología de la justicia constitucional,
Tercera edición ampliada, Fundación de Derecho Público, Editorial Jurídica Venezolana, 2014; El golpe a la
democracia dado por la Sala Constitucional (De cómo la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia
de Venezuela impuso un gobierno sin legitimidad democrática, revocó mandatos populares de diputada y
alcaldes, impidió el derecho a ser electo, restringió el derecho a manifestar, y eliminó el derecho a la
participación política, todo en contra de la Constitución), Colección Estudios Políticos No. 8, Editorial Jurídica
venezolana, Caracas 2014, 354 pp.; segunda edición, (Con prólogo de Francisco Fernández Segado), 2015;
Práctica y distorsión de la justicia constitucional en Venezuela (2008-2012), Colección Justicia No. 3, Acceso a
la Justicia, Academia de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Metropolitana, Editorial Jurídica Venezolana,
leyes sancionadas por la Asamblea Nacional entre 2015 y 2019;59 procediendo además a reformar el
Reglamento Interior y de Debates de la Asamblea para someter la función de legislar de la Asamblea
Nacional a la obtención de un Visto Bueno previo del Poder Ejecutivo;60 a eliminar las funciones de control
político de la Asamblea Nacional sobre el gobierno y la Administración Pública; a imponer el visto bueno
previo del Vicepresidente ejecutivo para poder interpelar a un Ministro, con preguntas que solo pueden ser
formuladas por escrito; 61 a eliminar además, tanto la posibilidad de que la Asamblea pueda improbar los
estados de excepción que se decreten, como la posibilidad de aprobar votos de censura a los Ministros; 62 a
resolver que el Presidente de la República presentase su Memoria anual, no ante la Asamblea Nacional
como constitucionalmente corresponde, sino ante a propia Sala Constitucional; y a eliminar la función
legislativa en materia de presupuesto, convirtiendo la Ley de Presupuesto en un mero e inconstitucional
decreto ejecutivo para ser presentado por el Presidente de la República ante la Sala Constitucional y no ante
la Asamblea Nacional como corresponde constitucionalmente.
La Sala Constitucional eliminó además la potestad de la Asamblea Nacional incluso para que como
órgano deliberante pudiera emitir opiniones políticas como resultado de sus debates, habiendo anulado
todos los Acuerdos de importancia política que la misma adoptó; eliminó la potestad de la Asamblea
Nacional de revisar sus propios actos y de poder revocarlos, como fue el caso respecto de la viciada elección
de los magistrados al Tribunal Supremo efectuada en diciembre de 2015; y finalmente, eliminó la potestad
de legislar de la Asamblea Nacional en el marco de un inconstitucional y permanente estado de emergencia
que se ha prorrogado cada tres meses, sin control parlamentario alguno y con el solo visto bueno del Juez
Constitucional.63

Caracas 2012; Crónica sobre la “in” justicia constitucional. La Sala Constitucional y el autoritarismo en
Venezuela, Colección Instituto de Derecho Público, Universidad Central de Venezuela, No. 2, Caracas 2007.
59
Véase los comentarios en Allan R. Brewer-Carías, “La aniquilación definitiva de la potestad de legislar de la
Asamblea Nacional: el caso de la declaratoria de inconstitucionalidad de la Ley de reforma de la Ley Orgánica
del Tribunal Supremo de Justicia,” 16 de mayo de 2016, disponible en http://www.allanbrewer-
carias.com/Content/449725d9-f1cb-474b-8ab2-41efb849fea3/Content/Brewer.%20Aniquilaci%C3%-
B3n%20%20Asamblea%20Nacional.%20Inconstituc.%20Ley% 20TSJ % 2015-5-2016.pdf.
60
Véase.los comentarios en Allan R. Brewer-Carías, “El fin del Poder Legislativo: La regulación por el Juez
Constitucional del régimen interior y de debates de la Asamblea Nacional, y la sujeción de la función legislativa
de la Asamblea a la aprobación previa por parte del Poder Ejecutivo,” en Revista de Derecho Público, Nº 145-
146, (enero-junio 2015), Editorial Jurídica Venezolana, Caracas 2016, pp. 428-443
61
Véase.los comentarios en Allan R. Brewer-Carías, “Comentarios al decreto Nº 2.309 de 2 de mayo de 2016: La
inconstitucional “restricción” impuesta por el Presidente de la República, respecto de su potestad de la Asamblea
Nacional de aprobar votos de censura contra los Ministros,” en Revista de Derecho Público, Nº 145-146, (enero-
junio 2016), Editorial Jurídica Venezolana, Caracas 2016, pp. 120-129
62
Véase los comentarios en Allan R. Brewer-Carías, “El ataque de la Sala Constitucional contra la Asamblea
Nacional y su necesaria e ineludible reacción. De cómo la Sala Constitucional del Tribunal Supremo pretendió
privar a la Asamblea Nacional de sus poderes constitucionales para controlar sus propios actos, y reducir
inconstitucionalmente sus potestades de control político sobre el gobierno y la administración pública; y la
reacción de la Asamblea Nacional contra a la sentencia Nº 9 de 1-3-2016, disponible en
http://www.allanbrewercarias.com/Content/449725d9-f1cb-474b-8ab2-41efb849fea3/Con-
tent/Brewer.%20El%20ataque%20Sala%20Constitucional%20v.%20 Asam blea%20Nacional.%20Sent-
No.%209%201-3-2016).pdf; y “Nuevo golpe contra la representación popular: la usurpación definitiva de la
función de legislar por el Ejecutivo Nacional y la suspensión de los remanentes poderes de control de la Asamblea
con motivo de la declaratoria del estado de excepción y emergencia económica,” en Revista de Derecho Público,
Nº 145-146, (enero-junio 2016), Editorial Jurídica Venezolana, Caracas 2016, pp. 444-468.
63
Véase el estudio de todas esas sentencias en Allan R. Brewer-Carías, Dictadura judicial y perversión del Estado
de Derecho, Segunda Edición, (Presentaciones de Asdrúbal Aguiar, José Ignacio Hernández y Jesús María
Alvarado), Nº 13, Editorial Jurídica Venezolana International, 2016; edición española: Editorial IUSTEL, Madrid
2017.
Es decir, el Poder Legislativo representado por la Asamblea Nacional fue totalmente neutralizado y
vaciado de poderes y funciones, al punto de que mediante una sentencia de 2017, con base en un supuesto
desacato a una decisión de la Sala Electoral de diciembre de 2015 de suspender cautelarmente la
proclamación de cuatro diputados del Estado Amazonas ya proclamados, la misma Sala Constitucional del
Tribunal Supremo llegó al colmo de disponer la cesación definitiva, de hecho, de la Asamblea Nacional en
el cumplimiento de sus funciones constitucionales como órgano que integra a los representes del pueblo.
Para ello, en efecto, mediante sentencia Nº 2 de 11 de enero de 2017,64 la Sala anuló el acto de instalación
de la Asamblea para su segundo período anual, y resolvió declarar todas las “actuaciones de la Asamblea
Nacional y de cualquier órgano o individuo en contra de lo decidido como nula y carente de toda validez y
eficacia jurídica.”
Esa decisión fue ratificada mediante otras sentencias No 3 de 11 de enero de 2017,65 y No 7 de 26 de
enero de 2017, en este último caso, cercenándole definitivamente al pueblo su derecho más elemental, en
un Estado de derecho, que es el ejercicio de la soberanía a través de sus representantes, declarando nulas
de nulidad absoluta e inconstitucionales todas las actuaciones pasadas y futuras de la Asamblea Nacional,
amenazando incluso con enjuiciar a los diputados de la Asamblea por desacato, revocarle su mandato
popular y encarcelarlos. 66
Todo este desaguisado constitucional que no ha sido más que un golpe de Estado continuado, puede
decirse que culminó el mes de marzo de 2017 con la adopción por parte de la Sala Constitucional de dos
sentencias vergonzantes desde el punto de vista constitucional, la No 155 de 27 de marzo de 2017,67 y la
No.156 de fecha 29 de marzo de 2017,68 que fueron bien publicitadas, mediante las cuales el Juez
Constitucional usurpó la totalidad de los poderes del Estado, ordenó al Presidente ejercer ciertas funciones
en materia de relaciones internacionales, decretó inconstitucionalmente un estado de excepción, eliminó la
inmunidad parlamentaria, asumió de pleno derecho todas las competencias parlamentarias de la Asamblea
Nacional y delegó poderes legislativos que no tiene, sin límites, en el Presidente, ordenándole reformar
leyes y Códigos a su arbitrio, y entre ellos el Código Penal y el Código Orgánico Procesal Penal.
Sobre estas sentencias dijo el Secretario General de la OEA, Dr. Luis Almagro, que “despojar de las
inmunidades parlamentarias a los diputados de la Asamblea Nacional y al asumir el Poder Legislativo en
forma completamente inconstitucional son los últimos golpes con los que el régimen subvierte el orden
constitucional del país y termina con la democracia.”69 Lo más grave en torno este desaguisado fue que a

64
Véase en http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scon/enero/194891-02-11117-2017-17-0001.HTML
65
http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scon/enero/194892-03-11117-2017-17-0002.HTML
66
Véase en historico.tsj.gob.ve/decisiones/scon/enero/195578-07-26117-2017-17-0010.HTML.
67
Véase sentencia No. 155 de 27 de marzo de 2017, en http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scon/marzo/197285-
155-28317-2017-17-0323.HTML. Véase los comentarios a dicha sentencia en Allan. Brewer-Carías: “La
consolidación de la dictadura judicial: la Sala Constitucional, en un juicio sin proceso, usurpó todos los poderes
del Estado, decretó inconstitucionalmente un estado de excepción y eliminó la inmunidad parlamentaria
(sentencia no. 156 de la Sala Constitucional), 29 de Marzo de 2017, en
http://diarioconstitucional.cl/noticias/actualidad-internacional/2017/03/31/opinion-acerca-de-la-usurpacion-de-
funciones-por-el-tribunal-supremo-de-venezuela-y-la-consolidacion-de-una-dictadura-judicial/
68
Véase la sentencia No. 156 de 29 de marzo de 2017 en http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scon/marzo/197364-
156-29317-2017-17-0325.HTML. Véase los comentarios a dicha sentencia en Allan. Brewer-Carías: “El reparto
de despojos: la usurpación definitiva de las funciones de la Asamblea Nacional por la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia al asumir el poder absoluto del Estado (sentencia no. 156 de la Sala Constitucional),
30 de marzo de 2017, en http://diarioconstitucional.cl/noticias/actualidad-internacional/2017/03/31/opinion-
acerca-de-la-usurpacion-de-funciones-por-el-tribunal-supremo-de-venezuela-y-la-consolidacion-de-una-
dictadura-judicial/
69
Véase: “Almagro denuncia auto-golpe de Estado del gobierno contra Asamblea Nacional,” El Nacional, 30 de
marzo de 2017, en http://www.el-nacional.com/noticias/mundo/almagro-denuncia-auto-golpe-estado-del-
gobierno-contra-asamblea-nacional_88094 . Véase la insólita declaración sobre el tema de la antigua Fiscal
requerimiento del Poder Ejecutivo, el Consejo para la Defensa de la Nación, “exhortó” al Tribunal Supremo
de Justicia para que cometiera abiertamente la ilegalidad de “revisar las decisiones 155 y 156;70 lo que un
juez no puede hacer nunca, en ninguna parte del mundo, excepto en Venezuela, donde lo hizo al día
siguiente, 1 de abril de 2017, reformando y revocando parcialmente dichas sentencias mediante sentencias
Nos. 15771 y 158,72 todo en violación de los principios más elementales del debido proceso.
Todo este proceso lo que consolidó fue una dictadura judicial, resultando desde entonces que de los
cinco poderes públicos que conforman la separación de poderes en Venezuela (Ejecutivo, Legislativo,
Judicial, Ciudadano y Electoral), al neutralizar el Juez Constitucional a la Asamblea Nacional como
consecuencia del golpe de Estado continuado que ha dado el Poder Ejecutivo en colusión con el Poder
Judicial, el resto de los Poderes Públicos, también han quedado todos dependientes de Ejecutivo habiendo
abandonado sus poderes de control.
Eso ha sucedido con la Contraloría General de la República, y como muestra está el hecho de que por
ausencia de control fiscal alguno, el país tiene el primer lugar del índice de corrupción en el mundo; 73 con
el Defensor del Pueblo,74 que nunca ha protegido los derechos humanos,75 los cuales han sido impunemente
violados como resulta de los Informes de la Alta Comisionada de los Derecho Humanos de 2019 y 2020;
con el Ministerio Público que ejerce la Fiscalía General de la República, que en lugar de haber sido la parte
de buena fe en los procesos penales para garantizar la Constitución, ha sido el principal instrumento para

general de la república, responsable Hasta entonces de todas las persecuciones políticas en el país: “Fiscal General
de Venezuela, Luisa Ortega Díaz, dice que sentencias del Tribunal Supremo sobre la Asamblea Nacional violan
el orden constitucional,” en RedacciónBBC Mundo, BBC Mundo, 31 de marzo de 2017, en
http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-39459905 Véase el video del acto en
https://www.youtube.com/watch?v=GohPIrveXFE
70
Véase su texto en “Consejo de Defensa Nacional exhorta al TSJ a revisar sentencias 155 y 156 //
#MonitorProDaVinci,’1 de abril de 2017, en http://prodavinci.com/2017/04/01/actualidad/consejo-de-defensa-
nacional-exhorta-al-tsj-a-revisar-sentencias-155-y-156-monitorprodavinci/
71
Véase en http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scon/abril/197399-157-1417-2017-17-0323.HTML. Véase sobre
esta sentencia los comentarios en Allan R. Brewer-Carías, “La nueva farsa del Juez Constitucional controlado:
la inconstitucional y falsa “corrección” de la usurpación de funciones legislativas por parte de la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo (sentencias Nos. 157 y 158 de 1 de abril de 2017), New York 4 de abril,
2017, en http://allanbrewercarias.net/site/wp-content/uploads/2017/04/151.-doc.-Brewer-Nueva-farsa-del-Juez-
Constitucional.-Falsa-correcci%C3%B3n.-Sentencias-Sala-Constit.-157-y-158-.-4-4-2017.pdf:
72
Véase en http://Historico.Tsj.Gob.Ve/Decisiones/Scon/Abril/197400-158-1417-2017-17-0325.Html Véase
sobre esta sentencia los comentarios en Allan R. Brewer-Carías, “La nueva farsa del Juez Constitucional
controlado: la inconstitucional y falsa “corrección” de la usurpación de funciones legislativas por parte de la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo (sentencias Nos. 157 y 158 de 1 de abril de 2017), New York 4 de abril,
2017, en http://allanbrewercarias.net/site/wp-content/uploads/2017/04/151.-doc.-Brewer-Nueva-farsa-del-Juez-
Constitucional.-Falsa-correcci%C3%B3n.-Sentencias-Sala-Constit.-157-y-158-.-4-4-2017.pdf:
73
Véase el Informe de la ONG alemana, Transparencia Internacional de 2013, en el reportaje: “Aseguran que
Venezuela es el país más corrupto de Latinoamérica,”, en El Universal, Caracas 3 de diciembre de 2013, en
http://www.eluniversal.com/nacional-y-politica/131203/aseguran-que-venezuela-es-el-pais-mas-corrupto-de-
latinoamerica. Igualmente véase el reportaje en BBC Mundo, “Transparencia Internacional: Venezuela y Haití,
los que se ven más corruptos de A. Latina,” 3 de diciembre de 2013, en
http://www.bbc.co.uk/mundo/ultimas_noti-cias/2013/12/131203_ultnot_transparencia_corrupcion_lp.shtml.
Véase al respecto, Román José Duque Corredor, “Corrupción y democracia en América Latina. Casos
emblemáticos de corrupción en Venezuela,” en Revista Electrónica de Derecho Administrativo, Universidad
Monteávila, 2014.

75
Véase los comentarios en Allan R. Brewer-Carías, “La participación ciudadana en la designación de los titulares
de los órganos no electos de los Poderes Públicos en Venezuela y sus vicisitudes políticas”, en Revista
Iberoamericana de Derecho Público y Administrativo, Año 5, Nº 5-2005, San José, Costa Rica 2005, pp. 76-95.
asegurar la impunidad en el país, y la persecución política;76 y el Poder Electoral, a cargo del Consejo
Nacional Electoral, ha terminado siendo una especie de “agencia electoral” del propio gobierno, integrado
por militantes del partido oficial o, como lo denunció el Secretario General de la Organización de Estados
Americanos, por “activistas político partidistas [que] ocuparon cargos dentro del gobierno nacional,” 77 en
violación abierta de la Constitución, habiendo dejado de ser el árbitro independiente en las elecciones. 78
Este Poder, en todo caso, desde 2004 quedó totalmente secuestrado por el Poder Ejecutivo, al ser sus
jerarcas nombrados por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia conforme a las
instrucciones del primero, usurpando las funciones que corresponden a la Asamblea Nacional, como ocurrió
por última vez en 2020. 79
4. La deshumanización del Estado y la ausencia de garantías de los derechos humanos
y libertades ciudadanas
A todo lo anterior, se agrega el insólito proceso de deshumanización del Estado, resultado de que las
importantísimas normas que enuncian derechos humanos conforme al principio de la progresividad, lo que
se ha presenciado en Venezuela en los últimos lustros ha sido un lamentable proceso de progresiva de
violación y degradación de los derechos humanos al punto de que en el Informe de Michelle Bachelet, Alta
Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos sobre la situación de los derechos
humanos en el país, de 4 de julio de 2019,80 la misma destacó lo que denominó: “patrones de violaciones
que afectan directa e indirectamente a todos los derechos humanos: civiles, políticos, económicos, sociales
y culturales” (§ 2).
Ello ha afectado todos los derechos declarados en la Constitución, de manera que el Informe en cuanto
a los derechos sociales, coincide que “existen motivos razonables para creer que se han cometido graves

76
Como se destacó en el Informe de la Comisión Internacional de Juristas sobre Fortalecimiento del Estado de
Derecho en Venezuela, publicado en Ginebra en marzo de 2014, el “Ministerio Público sin garantías de
independencia e imparcialidad de los demás poderes públicos y de los actores políticos,” quedando los fiscales
“vulnerables a presiones externas y sujetos órdenes superiores.” Véase en http://icj.wpengine.netdna-
cdn.com/wp-content/uploads/2014/06/VENEZUELA-Informe-A4-elec.pdf
77
Véase la comunicación del Secretario General de la OEA de 30 de mayo de 2016 con el Informe sobre la situación
en Venezuela en relación con el cumplimiento de la Carta Democrática Interamericana, p. 88. Disponible en
oas.org/documents/spa/press/OSG-243.es.pdf.
78
Por ejemplo, en Allan R. Brewer-Carías y José Ignacio Hernández, Venezuela. La ilegítima e inconstitucional
convocatoria de las elecciones parlamentarias en 2020, (Iniciativa Democrática de España y las Américas,
Editorial Jurídica Venezolana International, 2020, 274 pp.
79
Véase Allan R. Brewer-Carías, “El secuestro del Poder Electoral y la confiscación del derecho a la participación
política mediante el referendo revocatorio presidencial: Venezuela 2000-2004”, en Juan Pérez Royo, Joaquín
Pablo Urías Martínez, Manuel Carrasco Durán, Editores), Derecho Constitucional para el Siglo XXI. Actas del
Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional, Tomo I, Thomson-Aranzadi, Madrid 2006, pp. 1081-
1126; y en en Boletín Mexicano de Derecho Comparado, Instituto de Investigaciones Jurídicas, Universidad
Nacional Autónoma de México, Nº 112. México, enero–abril 2005 pp. 11–73; La Sala Constitucional versus el
Estado Democrático de Derecho. El secuestro del poder electoral y de la Sala Electoral del Tribunal Supremo y
la confiscación del derecho a la participación política, Los Libros de El Nacional, Colección Ares, Caracas,
2004, 172 pp.
80
Véase “Informe de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos sobre la situación
de los derechos humanos en la República Bolivariana de Venezuela,” 4 de julio de 2019, en
https://www.ohchr.org/EN/HRBodies/HRC/RegularSessions/Session41/Documents/A_HRC_41_18_SP.docx.
Los “comentarios del Estado” (“Comentarios sobre errores de hecho del Informe de la Alta Comisionada de
Naciones Unidas para los derechos humanos sobre la situación de derechos humanos de la República Bolivariana
de Venezuela”), pueden consultarse en
https://www.ohchr.org/EN/HRBodies/HRC/RegularSessions/Session41/Documents/A_HRC_41_18_Add.1.doc
x
violaciones de los derechos económicos y sociales, incluidos los derechos a la alimentación y la salud, en
Venezuela” ( § 75); agregando:
Sobre la libertad de información, expresa que “en los últimos años: “el Gobierno ha tratado de imponer
una hegemonía comunicacional imponiendo su propia versión de los hechos y creando un ambiente que
restringe los medios de comunicación independientes” (§ 28);
Sobre las libertades políticas, el Informe destaca cómo a las numerosas instituciones de seguridad
ciudadana, que han sido militarizadas, han “permitido al Gobierno cometer numerosas violaciones de los
derechos humanos” refiriéndose en particular a que: “Las autoridades han atacado especialmente a
determinadas personas y grupos, entre ellos a miembros de la oposición política y a quienes se considera
que constituyen amenazas para el Gobierno por su capacidad para articular posiciones críticas y movilizar
a otras personas. Esta represión selectiva se manifiesta en una multitud de violaciones de los derechos
humanos, que pueden constituir persecución por motivos políticos (§ 77);
Sobre el derecho a manifestar, el Informe, constató que las fuerzas de seguridad, en los últimos anos,
“hicieron un uso excesivo de la fuerza de manera deliberada, con la finalidad de infundir miedo y
desalentar futuras manifestaciones” (§ 39);
Sobre el derecho a la libertad personal, el Informe hizo especial insistencia en las privaciones arbitrarias
de libertad de centenas de personas, por razones políticas, destacando que: “el Gobierno ha utilizado las
detenciones arbitrarias como uno de los principales instrumentos para intimidar y reprimir a la oposición
política y cualquier expresión de disensión, real o presunta, al menos desde 2014” (§ 41); y
Sobre el derecho a la vida, al referirse a las operaciones de uno de los muchos cuerpos de seguridad
del Estado, el Informe lo califica “como un “escuadrón de la muerte” o un “grupo de exterminio” (§47),
siendo considerada por “informes de ONGs,” como las “responsables de centenares de muertes violentas”
(§ 47), constatando cómo “manipularon la escena del crimen y las pruebas. Habrían plantado armas y
drogas y habrían disparado sus armas contra las paredes o en el aire para insinuar un enfrentamiento y
demostrar que la víctima se habría "resistido a la autoridad" (§49).
Al Informe Bachelet de 2019, le siguió el Informe y las Conclusiones de la misión internacional
independiente de determinación de los hechos sobre la República Bolivariana de Venezuela, presentado el
15 de septiembre de 2020 ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, en cumplimiento
de la resolución 42/25 del Consejo, de 27 de septiembre de 2019;81 en los cuales se presentaron las
conclusiones de dicha Misión “respecto a las ejecuciones extrajudiciales, las desapariciones forzadas, las
detenciones arbitrarias y la tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes, cometidos en el país
desde 2014,” mostrando un cuadro de horror, ciertamente inimaginable, no sólo pasado sino actual - que
está ocurriendo -, compuesto por funcionarios del horror, policías del horror, fiscales del horror, jueces del
horror y custodios del horror, que el Informe resume dando cuenta, que los actos y conductas descritos en
el mismo:
“constituyen asesinatos arbitrarios, incluyendo ejecuciones extrajudiciales, torturas y
otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes -incluyendo violencia sexual y de
género-, desapariciones forzadas (a menudo de corta duración) y detenciones arbitrarias, en
violación de la legislación nacional y las obligaciones internacionales de Venezuela.” (par.
151).
A esos hechos y conductas se agregan en el Informe, los crímenes de:

81
Informe de 15 de septiembre de 2020, disponible en: https://
www.ohchr.org/Documents/HRBodies/HRCouncil/FFMV/A_HRC_45_CRP.11_SP.pdf El Informe se
acompañó con unas “Conclusiones detalladas de la Misión internacional independiente de determinación de los
hechos sobre la República Bolivariana de Venezuela (443 pp.).
“asesinato, encarcelamiento y otras privaciones graves de la libertad física, tortura,
violación y otras formas de violencia sexual, desaparición forzada de personas […] y otros
actos inhumanos de carácter similar que causen intencionalmente grandes sufrimientos o
graves daños al cuerpo o a la salud mental o física.”
Dichos crímenes, la Misión consideró que constituyen “crímenes de lesa humanidad,” y algunas de
ellas, específicamente el crimen de lesa humanidad de persecución, tal como se define en el Estatuto de
Roma” (par 161).
En particular, en las Conclusiones detalladas se analizaron muchos de dichos crímenes, entre los que
se destacan los relativos a la represión política selectiva (Capitulo III) y los cometidos en el contexto de
“violaciones en un contexto de seguridad o control social (Capítulo IV), que la Misión igualmente
consideró que algunos de ellos “pueden constituir también el crimen de lesa humanidad de la persecución”
(par. 2085), consistente en:
“una privación intencional y grave de los siguientes derechos: el derecho a la vida, la
libertad y la seguridad de la persona, el derecho a no ser sometido a tratos o penas crueles,
inhumanos o degradantes, el derecho a no ser sometido a violación y otras formas de violencia
sexual, y el derecho a no ser sometido a arresto o detención arbitrarios. En conjunto, estas
violaciones pueden constituir actos de persecución, pero también pueden constituir distintos
crímenes de lesa humanidad” (par. 2085).
Lo más dramático del Informe fue que las violaciones y crímenes reseñados y analizados por la Misión,
según la misma lo expresó, formaron parte de una política de Estado “para silenciar, desalentar y sofocar
la oposición al Gobierno del Presidente Maduro, incluso dirigiendo a las personas que, a través de diversos
medios, demostraron su desacuerdo con el Gobierno o fueron percibidas como contrarias a él, y a sus
familiares y amigos que fueron blanco de ataques por estar asociados con ellos” (par. 160).
Concluyó la Misión en su Informe, al referirse a las responsabilidades que la misma:
“tiene motivos razonables para creer que tanto el Presidente como los Ministros del Poder
Popular para Relaciones Interiores, Justicia y Paz y de Defensa, ordenaron o contribuyeron a
la comisión de los delitos documentados en el presente informe, y teniendo la capacidad
efectiva para hacerlo, no adoptaron medidas preventivas y represivas” (par. 164).
Todo ello originó que en septiembre de 2018, un grupo de Estados Partes (Argentina, Canadá, Chile,
Colombia, Paraguay y Perú) en el Estatuto de Roma que estableció la Corte Penal Internacional sometieron
a la Fiscalía de dicha Corte documentación relativa a la situación en Venezuela a partir del 12 de febrero
de 2014, lo que condujo a la Fiscalía, en noviembre de 2021, a anunciar que había concluido el examen
preliminar con la decisión de iniciar las investigaciones, la cual está en curso, luego de que en 2023 se
desechó la solicitud de Venezuela por la Sala de Cuestiones Preliminares de que la Fiscalía “se inhibiera de
sus investigaciones en favor de las medidas adoptadas por las autoridades nacionales de Venezuela, con
arreglo al párrafo 2 del artículo 18 del Estatuto de Roma.” La Fiscalía, en efecto, en noviembre de 2022
solicitó a dicha Sala que autorizara la reanudación de la investigación, la cual con fecha 27 de junio de
2023, dictó su decisión por la que autorizó a la Fiscalía de la CPI a reanudar su investigación en la situación
en la República Bolivariana de Venezuela. Apelada dicha decisión por Venezuela, la Sala de Apelaciones
de la Corte Penal Internacional con fecha 1º de marzo de 2024, dictó su sentencia sobre el recurso de
apelación interpuesto desestimando la apelación por unanimidad, confirmando la decisión por la que se
autorizó la reanudación de la investigación.82

82
Véase la Nota de Prensa oficial de la Corte Penal Internacional, “Situación en Venezuela I: La Sala de
Apelaciones de la CPI confirma la decisión por la que se autoriza la reanudación de la investigación,” 1 de marzo
Sobre las violaciones a los derechos que justifican dicha investigación de la Corte Penal Internacional,
la Misión Independiente de verificación de los hechos sobre Venezuela presentó ante el Consejo de
Derechos Humanos de la ONU su Informe en septiembre de 2024, en el cual, entre múltiples denuncias,
sobre el delito de persecución y otros delitos de lesa humanidad ha quedado expresado lo siguiente:
“104. La misión tiene motivos razonables para creer que algunas de las violaciones de los derechos
humanos investigadas durante este período representan una continuación de la misma línea de conducta
que la misión caracterizó en informes previos como crímenes de lesa humanidad. Estas violaciones
constituyen los delitos de encarcelación o privación grave de la libertad física en violación de normas
fundamentales del derecho internacional, la tortura y la violación o cualquier otra forma de violencia
sexual de gravedad comparable, y otros actos inhumanos de carácter similar que causen
intencionalmente grandes sufrimientos o atenten gravemente contra la integridad física o la salud
mental o física. Estas conductas se produjeron como parte del mismo ataque generalizado y sistemático
contra la población civil, en cumplimiento de una política estatal de silenciar, desalentar y sofocar a la
oposición al Gobierno del Presidente Maduro, o en apoyo de la misma. La misión concluyó en el
pasado, y mantiene su entendimiento de que dichas violaciones y crímenes fueron cometidos
intencionalmente como parte de este ataque, y que los autores materiales e intelectuales tuvieron
conocimiento del ataque y de que sus actos formaron parte de éste.
105. En su informe de 2020 al Consejo de Derechos Humanos, la misión afirmó que algunas de las
conductas calificadas en ese informe como crímenes de lesa humanidad podían constituir también el
crimen de lesa humanidad de persecución. Tomando en consideración tanto la línea de conducta, como
la política estatal mencionadas, así como el perfil de las víctimas y las declaraciones públicas de altos
representantes del Estado, la misión tiene motivos razonables para creer que, durante el marco temporal
de su mandato, se ha cometido el crimen de persecución en la República Bolivariana de Venezuela.
Para llegar a esta conclusión, la misión tomó en cuenta las violaciones graves a los derechos humanos
que fueron documentadas e investigadas en este y en sus anteriores informes, incluyendo detenciones
arbitrarias, torturas, violencia sexual, así como otras violaciones cometidas en conexión con las
mismas, incluyendo al derecho a participar en asuntos públicos y a los derechos de expresión, reunión
y asociación. Todas esas violaciones, cometidas en el marco de una política discriminatoria, y,
consideradas en su conjunto, configuran el crimen de lesa humanidad de persecución fundada en
motivos políticos, en razón de la identidad de las víctimas, en tanto personas opositoras al Gobierno o
percibidas como tales, o simplemente críticas del Gobierno.”83
Lo anterior evidencia, de hecho, que en Venezuela desaparecieron los derechos humanos como valor
esencial y primordial del Estado, habiéndose producido una deshumanización total del mismo; a lo que se
suma la labor del Juez Constitucional que desde 2003 incluso desconstitucionalizó mediante sentencia No.
1492 del 7 de julio de 2003,84 la jerarquía constitucional de los derechos humanos declarados en los tratados
internacionales, y la garantía de su aplicación directa e inmediata por parte de todos los jueces.85

de 2024, disponible en: https://www.icc-cpi.int/news/venezuela-i-situation-icc-appeals-chamber-confirms-


decision-authorising-resumption?lang=Spanish
83
Véase el Informe de la misión internacional independiente de determinación de los hechos sobre la República
Bolivariana de Venezuela, 19 de septiembre de 2024, disponible en
https://www.ohchr.org/sites/default/files/documents/hrbodies/hrcouncil/sessions-regular/session57/advance-
versions/a-hrc-57-57-es.pdf
84
Véase en Revista de Derecho Público, No 93-96, Editorial Jurídica Venezolana, Caracas 2003, pp. 136 y ss.
85
Véase Allan R. Brewer-Carías, “La ilegitima mutación de la Constitución por el juez constitucional mediante la
eliminación del rango supra constitucional de los tratados internacionales sobre derechos humanos, y el
desconocimiento en Venezuela de las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos,” en Libro
Homenaje al Capítulo Venezolano de la Asociación Mundial de Jóvenes Juristas y Estudiantes de Derecho:
La Sala Constitucional, en sentencia Nº 1547 (Caso Estado Venezolano vs. Corte Interamericana de
Derechos Humanos) de 17 de octubre de 201186 negó el valor universal de los derechos humanos,
proclamando que “no puede ponerse un sistema de principios supuestamente absoluto y suprahistórico por
encima de la Constitución,”87 pasando posteriormente a desconocer las sentencias dictadas por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos. Específicamente, la Sala Constitucional en la sentencia Nº 1.939 de
18 de diciembre de 2008 dictada en el Caso Abogados Gustavo Álvarez Arias y otros,88 declaró inejecutable
en el país la sentencia que había dictado la Corte Interamericana de Derechos Humanos Primera cuatro
meses antes, el 5 de agosto de 2008 en el caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso
Administrativo”) vs. Venezuela, en la cual se había condenado al Estado Venezolano por violación de los
derechos al debido proceso de los jueces de la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo establecidas
en la Convención Americana, al haber sido destituidos sin garantías judiciales algunas de sus cargos.89
Posteriormente, en la misma línea, la Sala, resolvió que las decisiones de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos no eran de aplicación inmediata en Venezuela, sino que a sus decisiones sólo “se les
dará cumplimiento en el país, conforme a lo que establezcan la Constitución y las leyes, siempre que ellas
no contraríen lo establecido en el artículo 7 de la vigente Constitución,” arrogándose así la potestad de
declarar inejecutables en el país los fallos de la Corte Interamericana, como sucedió en varias ocasiones,
contrariando el carácter vinculante que los mismos tienen para los Estados.90
Para ello, la Sala Constitucional inventó aceptar, en el marco de sus funciones de Juez Constitucional,
una especie de “recurso de control de constitucionalidad” de las sentencias de la Corte Interamericana,
referido “a la interpretación acerca de la conformidad constitucional del fallo de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos,” intentado por los abogados del propio Estado, que buscaban formalizar cómo el
mismo incumplía la sentencia de la Corte Interamericana.
Con estas sentencias, el Estado venezolano comenzó el proceso de desligarse de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, y de la jurisdicción de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
utilizando para ello a su propio Tribunal Supremo de Justicia, el cual lamentablemente resultó ser el
principal instrumento para la consolidación del autoritarismo en el país,91 siendo la conclusión de todo ese

Recopilación de artículos que desarrollan temas de actualidad jurídica relacionados con el derecho público y el
derecho privado, Asociación Mundial de Jóvenes Juristas y Estudiantes de Derecho, Caracas 2015, ISBN 978-
980-6913-90-5.
86
Véase en http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scon/Octubre/1547-171011-2011-11-1130.htmll. Véase Allan R.
Brewer-Carías, “El ilegítimo “control de constitucionalidad” de las sentencias de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos por parte la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela: el caso de
la sentencia Leopoldo López vs. Venezuela, 2011,” en Constitución y democracia: ayer y hoy. Libro homenaje a
Antonio Torres del Moral. Editorial Universitas, Vol. I, Madrid, 2013, pp. 1095-1124.
87
Idem. Donde se hace referencia a un fallo anterior Nº 1309/2001.
88
Véase en Revista de Derecho Público, Nº 116, Editorial Jurídica venezolana, Caracas 2008, pp. 88 ss.
89
Véase Allan R. Brewer-Carías, “La interrelación entre los Tribunales Constitucionales de América Latina y la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, y la cuestión de la inejecutabilidad de sus decisiones en Venezuela,”
en Armin von Bogdandy, Flavia Piovesan y Mariela Morales Antonorzi (Coordinadores), Direitos Humanos,
Democracia e Integraçao Jurídica na América do Sul, Lumen Juris Editora, Rio de Janeiro 2010, pp. 661-70; y
en Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Nº 13,
Madrid 2009, pp. 99-136.
90
Como la propia CIDH lo resolvió en el caso Castillo Petruzzi y otros vs. Perú el 4 de septiembre de 1998
(Excepciones Preliminares). Véase en http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_41_esp.pdf
91
Véase Allan R. Brewer-Carias, Crónica sobre la “In” Justicia Constitucional. La Sala Constitucional y el
autoritarismo en Venezuela, Colección Instituto de Derecho Público. Universidad Central de Venezuela, Nº 2,
Editorial Jurídica Venezolana, Caracas 2007; y “El juez constitucional al servicio del autoritarismo y la ilegítima
mutación de la Constitución: el caso de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela
(1999-2009)”, en Revista de Administración Pública, Nº 180, Madrid 2009, pp. 383-418.
proceso, la denuncia formal de la Convención Americana de Derechos Humanos por parte de Venezuela el
día 6 de septiembre de 2012.92
5. El abandono del principio de la legalidad y la consecuente ausencia de mecanismos
de control judicial del Poder
La situación de deterioro de los principios de la supremacía constitucional, de la representatividad
democrática, de la separación de poderes y de la garantía de los derechos humanos antes referida, ha
afectado de muerte a los otros dos principios del Estado de derecho en el país, que son los principios de
legalidad y del control judicial de las acciones del Estado.
En efecto, el sometimiento del Poder Judicial a control político del Ejecutivo Nacional, producto de la
concentración del poder, ha provocado la deslegalización y desjudicialización del Estado, al quedar
eliminado de hecho el derecho ciudadano a controlar judicialmente las actuaciones de los funcionarios
públicos.
Es decir, una vez controlado el Tribunal Supremo de Justicia por el Poder Ejecutivo, las promesas
constitucionales sobre el sometimiento de todos los órganos del Estado a la ley y al derecho, es decir, al
principio de legalidad, y sobre la independencia y autonomía del Poder Judicial, que es la garantía de los
ciudadanos para exigir el cumplimiento de dicho principio de la legalidad por los órganos del Estado, y de
poder exigir ante los tribunales la supremacía de la Constitución y la protección de sus derechos, fueron
absolutamente violadas.
Para lograr este incumplimiento y la deslegalización y desjudicialización del Estado, como se ha dicho,
durante 25 años se irrespetaron las condiciones para la elección de los Magistrados del Tribunal Supremo,
así como la mayoría calificada de votos en la Asamblea requerida para ello y el derecho a la participación
ciudadana requerida en la nominación de candidatos. Igualmente, se irrespetó la condición más esencial de
los Magistrados de ser imparciales e independientes, designándose en forma progresiva desde 2000, a
personas totalmente comprometidas con el partido oficial, que incluso habían expresado públicamente que
su misión, antes que impartir justicia, era contribuir a la ejecución de la política socialista del gobierno.93
Además, como se dijo, en Venezuela, los jueces los designa el propio Tribunal Supremo de Justicia,
sin que se cumpla la Constitución en cuanto a la exigencia de concurso público con participación ciudadana.
El nombramiento ha sido libre, con el resultado de que la gran mayoría de los jueces son provisionales y
temporales, y por tanto, totalmente dependientes y controlados políticamente.
Por ello, los jueces en Venezuela, en general, no son capaces ni pueden realmente impartir justicia
justa, particularmente, si con ello afectan en alguna forma alguna política gubernamental o a algún
funcionario público, sabiendo, como lo saben, que una decisión de ese tipo significa destitución inmediata,
como tantas veces ha ocurrido en los últimos años. En algunos casos, incluso con encarcelamiento de los
jueces que osaron dictar una sentencia que no complació al gobierno.
En consecuencia, en el país, jamás se celebraron los concursos públicos de oposición para la elección
de los jueces como lo prevé la Constitución para que ingresen a la carrera judicial, que materialmente no

92
Véase Allan R. Brewer-Carías, “Los efectos de las presiones políticas de los Estados en las decisiones de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos. Un caso de denegación de justicia internacional y de desprecio al
derecho,” en Revista Ars Boni Et Aequi (año 12 n°2), Universidad Bernardo O’Higgins, Santiago de Chile 2016,
pp. 51-86.
93
Véase el Discurso de Orden de la Magistrada Deyanira Nieves Bastidas, Apertura del Año Judicial 2014, en
http://www.tsj.gov.ve/informacion/miscelaneas/DiscursodeOrdenAper-tura2014DeyaniraNieves.pdf.
existe.94 Además, como desde 1999 la Asamblea Nacional Constituyente intervino el Poder Judicial,95 la
cual fue luego ratificada con el régimen transitorio establecido después de la aprobación popular de la
Constitución, que no ha concluido del todo, como hemos dicho, los jueces fueron destituidos a mansalva y
masivamente, sin garantías al debido proceso, con la consecuencia de que la Judicatura se llenó de jueces
temporales y provisionales,96 sin garantía de estabilidad; quedando la destitución de los mismos al arbitrio
de una Comisión ad hoc del Tribunal Supremo de Justicia, todo ello con el aval del mismo. Así lo resolvió
expresamente la Sala Constitucional mediante sentencia No. 516 de 7 de mayo de 2013,97 sobre la
continuación del funcionamiento de dicha Comisión con el “derecho” de destituir los jueces sin garantía
alguna del debido proceso.
El resultado ha sido que los principios de independencia judicial, de legalidad y de justiciabilidad
insertos en la Constitución, no pasaron de ser declaraciones formuladas para no ser cumplidas, dada la
trágica dependencia del Poder Judicial sometido en su conjunto a los designios y control político por parte
del Poder Ejecutivo,98 terminando al servicio del gobierno del Estado y de su política autoritaria.
Todo ello ha conducido, en definitiva, a una desjusticiabilidad del Estado, siendo inconcebible que el
Poder Judicial en Venezuela hoy pueda llegar a decidir y enjuiciar la conducta de la Administración y sus
funcionarios, y frente a ellos, garantizar los derechos ciudadanos. A pesar de las excelente previsiones
constitucionales sobre el sistema de justicia constitucional, de carácter mixto, que puede considerarse

94
Como lo destacó la misma Comisión Internacional de Juristas, en un Informe de marzo de 2014, que resume todo
lo que en el país se ha venido denunciando en la materia, al dar “cuenta de la falta de independencia de la justicia
en Venezuela,” se destaca que “el Poder Judicial ha sido integrado desde el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ)
con criterios predominantemente políticos en su designación. La mayoría de los jueces son “provisionales” y
vulnerables a presiones políticas externas, ya que son de libre nombramiento y de remoción discrecional por una
Comisión Judicial del propio Tribunal Supremo, la cual, a su vez, tiene una marcada tendencia partidista.” Véase
en http://icj.wpengine.netdna-cdn.com/wp-content/uploads/2014/06/VENEZUELA-Informe-A4-elec.pdf
95
Véase nuestro voto salvado a la intervención del Poder Judicial por la Asamblea Nacional Constituyente en Allan
R. Brewer-Carías, Debate Constituyente, (Aportes a la Asamblea Nacional Constituyente), Tomo I, (8 agosto-8
septiembre), Caracas 1999; y las críticas formuladas a ese proceso en Allan R. Brewer-Carías, Golpe de Estado
y proceso constituyente en Venezuela, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2002
96
En el Informe Especial de la Comisión sobre Venezuela correspondiente al año 2003, la misma también expresó,
que “un aspecto vinculado a la autonomía e independencia del Poder Judicial es el relativo al carácter provisorio
de los jueces en el sistema judicial de Venezuela. Actualmente, la información proporcionada por las distintas
fuentes indica que más del 80% de los jueces venezolanos son “provisionales”. Informe sobre la Situación de los
Derechos Humanos en Venezuela 2003, párr. 161. Véase en Allan R. Brewer-Carías y Asdrúbal Aguiar
(Editores), Venezuela. Informes sobre violaciones grave de derechos humanos, Iniciativa Democrática España
América, Editorial Jurídica Venezolana, Miami 2019, 160 pp.
97
Véase en http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scon/Mayo/516-7513-2013-09-1038.html.
98
Véase Allan R. Brewer-Carías, “La progresiva y sistemática demolición de la autonomía en independencia del
Poder Judicial en Venezuela (1999-2004)”, en XXX Jornadas J.M. Domínguez Escovar, Estado de derecho,
Administración de justicia y derechos humanos, Instituto de Estudios Jurídicos del Estado Lara, Barquisimeto,
2005, pp. 33-174; y “La justicia sometida al poder [La ausencia de independencia y autonomía de los jueces en
Venezuela por la interminable emergencia del Poder Judicial (1999-2006)]” en Cuestiones Internacionales.
Anuario Jurídico Villanueva 2007, Centro Universitario Villanueva, Marcial Pons, Madrid, 2007, pp. 25-57; “La
demolición de las instituciones judiciales y la destrucción de la democracia: La experiencia venezolana,” en
Instituciones Judiciales y Democracia. Reflexiones con ocasión del Bicentenario de la Independencia y del
Centenario del Acto Legislativo 3 de 1910, Consejo de Estado, Sala de Consulta y Servicio Civil, Bogotá 2012,
pp. 230-254; y La demolición de la independencia y autonomía del Poder Judicial en Venezuela 1999-2021,
ISBN 978-1-63821-550-9Colección Biblioteca Allan R. Brewer-Carías, Instituto de Investigaciones Jurídicas de
la Universidad Católica Andrés Bello, No. 7, Editorial Jurídica Venezolana, Caracas 2021.
comparativamente en su formulación como uno de los más completos del mundo,99 en la practica no
funciona, porque la Jurisdicción Constitucional estando atribuida a la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia, lejos de ser la garante de la constitucionalidad de las acciones del Estado, se ha
convertido en la “legitimadora” de las inconstitucionalidades cometidas por todos los órgano de los Poderes
del Estado, y como se ha visto, la responsable, al servicio del autoritarismo, de la demolición d ellos
principios del Estado de derecho.100
Y lo más grave es que con la dependencia del Poder Judicial y en particular del Juez Constitucional
respecto del Poder Ejecutivo, por vía interpretación constitucional vinculante de la Constitución por la Sala
Constitucional, la Constitución ha sido objeto de mutaciones múltiples, 101 por ejemplo, para centralizar
competencias que eran exclusivas de los Estados de la Federación;102 para eliminar el principio de la
alternabilidad republicana dando paso a la reelección indefinida;103 para asegurar el financiamiento de las
actividades electorales del partido oficial;104 para impedir la revocación popular del mandato del Presidente
de la República;105 para ampliar las competencias de la Jurisdicción Constitucional, como por ejemplo
ocurrió en materia de interpretación abstracta de la Constitución106 e incluso para asegurar el absurdo e
improcedente “control de la constitucionalidad” de las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, que condujo a declararlas “inejecutables” en Venezuela.107 La interpretación constitucional a la
carta, además, ha servido para que la Sala Constitucional haya procedido a reformar leyes, como por

99
Véase Allan R. Brewer-Carías, El sistema de justicia constitucional en la Constitución de 1999
(Comentarios sobre su desarrollo jurisprudencial y su explicación, a veces errada, en la Exposición
de Motivos), Editorial Jurídica Venezolana, Caracas 2000,
100
Véase en general sobre el tema, Allan R. Brewer-Carías, “El juez constitucional al servicio del autoritarismo y la
ilegítima mutación de la Constitución: el caso de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia de
Venezuela (1999-2009)”, en Revista de Administración Pública, No. 180, Madrid 2009, pp. 383-418; y mi libro:.
101
Véase Allan R. Brewer-Carías, La Constitución de Plastilina y Vandalismo Constitucional. La ilegítima mutación
de la Constitución por el Juez Constitucional al servicio del autoritarismo, Colección Biblioteca Allan R.
Brewer-carías, Instituto de Investigaciones Jurídicas, Universidad Católica Andrés Bello, No. 13, Editorial
Jurídica Venezolana, Caracas 2022.
102
Véase Allan R. Brewer-Carías, “La Ilegítima mutación de la Constitución y la Legitimidad de la Jurisdicción
Constitucional: La “Reforma” de la forma federal del Estado en Venezuela mediante interpretación
constitucional,” en Anuario No. 4, Diciembre 2010, Instituto de Investigación Jurídicas, Facultad de
Jurisprudencia y Ciencias Sociales, Universidad Dr. José Matías Delgado de El Salvador, El Salvador 2010, pp.
111-143
103
Véase Allan R. Brewer-Carías, “El Juez Constitucional vs. La alternabilidad republicana (La reelección continua
e indefinida), en Revista de Derecho Público, No. 117, (enero-marzo 2009), Caracas 2009, pp. 205-211.
104
Véase Allan R. Brewer-Carías, “El juez constitucional como constituyente: el caso del financiamiento de las
campañas electorales de los partidos políticos en Venezuela,” en Revista de Derecho Público, No. 117, (enero-
marzo 2009), Editorial Jurídica Venezolana, Caracas 2009, pp. 195-203.
105
Véase Allan R. Brewer-Carías, “El secuestro del Poder Electoral y la confiscación del derecho a la participación
política mediante el referendo revocatorio presidencial: Venezuela 2000-2004”, en Juan Pérez Royo, Joaquín
Pablo Urías Martínez, Manuel Carrasco Durán, Editores), Derecho Constitucional para el Siglo XXI. Actas del
Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional, Tomo I, Thomson-Aranzadi, Madrid 2006, pp. 1081-
1126.
106
Véase Luis A. Herrera Orellana, “El recurso de interpretación de la Constitución: reflexiones críticas desde la
argumentación jurídica y la teoría del discurso,” en Revista de Derecho Público, N° 113, Editorial Jurídica
Venezolana, Caracas 2008, pp. 7-29.
107
Véase Allan R. Brewer-Carías, “la interrelación entre los Tribunales Constitucionales de América Latina y la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, y la cuestión de la inejecutabilidad de sus decisiones en Venezuela,”
en Armin von Bogdandy, Flavia Piovesan y Mariela Morales Antonorzi (Coodinadores), Direitos Humanos,
Democracia e Integracao Jurídica na América do Sul, Lumen Juris Editora, Rio de Janeiro 2010, pp. 661-701
ejemplo sucedió, en materia del procedimiento de amparo108 o para establecer normas tributarias nuevas en
materia de impuesto sobre la renta;109 y todo ello, casi siempre a iniciativa de los propios abogados del
Estado.
Con una Constitución maleable en esa forma, es difícil imaginar un Estado de justicia, salvo que sea
de justicia sólo impartida a la medida del propio Estado.
Ello ha afectado también a la Jurisdicción Contencioso Administrativa, la cual en los últimos
veinticinco años dejó de ser un efectivo sistema para el control judicial de la legalidad y legitimidad de la
actuación de la Administración Pública, comenzando su degradación cuando en virtud de una medida
cautelar dictada en 2003 por la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo suspendiendo la
contratación de médicos cubanos,110 el Ejecutivo utilizando al Tribunal Supremo de Justicia secuestró
competencia de dicha Corte Primera y destituyó a sus Magistrados,111 quedando la misma clausurada por
más de diez meses.112
La consecuencia ha sido que los tribunales contencioso administrativos dejaron de aplicar el derecho
administrativo, de controlar a la Administración Pública y de proteger a los ciudadanos frente a la misma.113
Esta situación, ha conducido a que antes de existir un Estado de Justicia, lo que en realidad existe en
Venezuela es un Estado de injusticia, por el hecho de que simplemente la justicia no funciona para juzgar
y castigar a quienes violan la ley. Así, la impunidad campea y es absoluta por ejemplo respecto de los

108
Véase Allan R. Brewer-Carías, “El juez constitucional como legislador positivo y la inconstitucional reforma de
la Ley Orgánica de Amparo mediante sentencias interpretativas,” en Eduardo Ferrer Mac-Gregor y Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea (Coordinadores), La ciencia del derecho procesal constitucional. Estudios en homenaje
a Héctor Fix-Zamudio en sus cincuenta años como investigador del derecho, Instituto de Investigaciones
Jurídicas, Universidad Nacional Autónoma de México, México 2008, Tomo V, pp. 63-80. Publicado en Crónica
sobre la “In” Justicia Constitucional. La Sala Constitucional y el autoritarismo en Venezuela, Colección
Instituto de Derecho Público. Universidad Central de Venezuela, Nº 2, Editorial Jurídica Venezolana, Caracas
2007, pp.545-563.
109
Véase Allan R. Brewer-Carías, “De cómo la Jurisdicción constitucional en Venezuela, no sólo legisla de oficio,
sino subrepticiamente modifica las reformas legales que “sanciona”, a espaldas de las partes en el proceso: el
caso de la aclaratoria de la sentencia de Reforma de la Ley de Impuesto sobre la Renta de 2007, Revista de
Derecho Público, Nº 114, Editorial Jurídica Venezolana, Caracas 2008, pp. 267-276
110
Véase sobre este caso los comentarios de Claudia Nikken, “El caso “Barrio Adentro”: La Corte Primera de lo
Contencioso Administrativo ante la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia o el avocamiento como
medio de amparo de derechos e intereses colectivos y difusos,” en Revista de Derecho Público, Nº 93-96,
Editorial Jurídica Venezolana, Caracas, 2003, pp. 5 ss.
111
Los Magistrados de la Corte Primera destituidos en violación de sus derechos y garantías, demandaron al Estado
por violación de sus garantías judiciales previstas en la Convención Interamericana de Derechos Humanos, y la
Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó al Estado por dichas violaciones en sentencia de fecha 5
de agosto de 2008, (Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”) vs.
Venezuela). Véase en http://www.corteidh.or.cr/ Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C
Nº 182. Frente a ello, sin embargo, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en sentencia Nº 1.939
de 18 de diciembre de 2008 (Caso Gustavo Álvarez Arias y otros), declaró inejecutable dicha decisión de la Corte
Interamericana. Véase en http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scon/Diciembre/1939-181208-2008-08-1572.html
112
Véase los comentarios a dicha sentencia en Allan R. Brewer-Carías, “La progresiva y sistemática demolición
institucional de la autonomía e independencia del Poder Judicial en Venezuela 1999-2004”, en XXX Jornadas
J.M Domínguez Escovar, Estado de derecho, Administración de justicia y derechos humanos, Instituto de
Estudios Jurídicos del Estado Lara, Barquisimeto, 2005, pp. 33-174.
113
Véase Antonio Canova González, La realidad del contencioso administrativo venezolano (Un llamado de
atención frente a las desoladoras estadísticas de la Sala Político Administrativa en 2007 y primer semestre de
2008), Funeda, Caracas, 2009.
depredadores del patrimonio público, quedando la Contraloría General de la República solo para investigar
lideres de la oposición, para inhabilitarlos políticamente.114
La impunidad también es el signo de la injusticia en materia de delitos comunes, en un país como
Venezuela, que tiene el récord mundial de violencia, secuestros y crímenes callejeros, 115 que en 2013
alcanzó la cifra de 24.773 personas asesinadas, 116 siendo considerado en 2014, como el país más inseguro
del mundo,117 y Caracas, la capital, como la segunda ciudad más peligrosa del Planeta;118 pero donde dichos
crímenes no se persiguen y quedan impunes. 119
Por todo ello, el Estado venezolano no es un Estado de justicia, pues la práctica política del gobierno
autoritario que se apoderó de la República desde 1999,120 lo que ha originado es un Estado totalitario que
además de haber empobrecido aún más al país, realmente no está sometido al derecho, cuyas normas no
siempre son justas y la mayor de las veces se ignoran y desprecian; o se mutan o amoldan a discreción por
los gobernantes; y que además, no está sometido a control judicial alguno, por la sumisión del Poder Judicial
al Poder Ejecutivo y legislativo.
Por último, el control por la vía del amparo constitucional121 respecto de las violaciones a los derechos
humanos, sobre todo cometidas por agentes del Estado, lamentablemente, lamentablemente no es sino letra
muerta ante el Estado totalitario, que ha secuestrado la otrora autonomía e independencia del poder judicial.

114
Véase por ejemplo, Allan R. Brewer-Carías, “La incompetencia de la Administración Contralora para dictar actos
administrativos de inhabilitación política restrictiva del derecho a ser electo y ocupar cargos públicos (La
protección del derecho a ser electo por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en 2012, y su violación
por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo al declarar la sentencia de la Corte Interamericana como
“inejecutable”), en Alejandro Canónico Sarabia (Coord.), El Control y la responsabilidad en la Administración
Pública, IV Congreso Internacional de Derecho Administrativo, Margarita 2012, Centro de Adiestramiento
Jurídico, Editorial Jurídica Venezolana, Caracas 2012, pp. 293-371
115
Véase Editorial de Le Monde, 30- marzo 2014, en http://www.eluniversal.com/nacional-y-politica/140330/le-
monde-dedico-un-editorial-a-venezuela.
116
Véase César Miguel Rondón, “Cada vez menos país,” en Confirmado, 16-8-2014, en
http://confirmado.com.ve/opinan/cada-vez-menos-pais/
117
Véase el reportaje de la Encuesta Gallup, “Venezuela fue considerado como el país más inseguro del mundo,”
en Notitarde.com, Caracas 21 de agosto de 2014, en http://www.noti-tarde.com/Pais/Venezuela-fue-
seleccionado-como-el-pais-mas-inseguro-del-mundo/2014/08/21/347656.
118
Después de San Pedro Sula, Caracas es considerada la segunda ciudad más peligrosa del mundo. Véase la
información en Sala de Información, Agencia de Comunicaciones Integradas. Información, opinión y análisis,
16-1-2914, en http://saladeinfo.wordpress.com/2014/01/16/ca-racas-es-la-segunda-ciudad-mas-peligrosa-del-
planeta-2/. Véase igualmente la información en El País Internacional, 20 de agosto de 2014, en
http://internacional.elpais.com/interna-cional/2014/08/20/actualidad/1408490113_417749.html
119
Sobre el tema de la “actividad hamponil” y la impunidad, Leandro Area ha observado que :”se ha convertido en
el pan y plan nuestro y maestro de cada día, sea por el éxito malandro que se ve apenas reflejado en muerte y
desolación en la prensa que queda y que está en vías de extinción o bien por el semblante que se enseña en el
rostro de todo aquel que sigue vivo y que debe enfrentar la penuria de existir secuestrado por una realidad
impuesta. Pero el asunto va más allá. El concubinato legitimado entre poder político, hampa común, poder
judicial, policía, fuerzas armadas y demás, no es misterio ni secreto a voces. Es un plan convertido en acción
permanente.” Véase Leandro Area, “El ‘Estado Misional’ en Venezuela,” en Analítica.com, 14 de febrero de
2014, en http://analitica.com/opinion/opinion-nacional/el-estado-misional-en-venezuela/
120
Véase Allan R. Brewer-Carías, Authoritarian Government vs. The Rule of Law, Lectures and Essays (1999-2014)
on the Venezuelan Authoritarian Regime Established in Contempt of the Constitution, Fundación de Derecho Pú
blico, Editorial Jurídica Venezolana, Caracas 2014.
121
Sobre la importantísima y extensa regulación sobre el amparo constitucional en Venezuela véase: Allan R.
Brewer-Carías, Derecho de amparo y acción de amparo constitucional. Academia de Ciencias Políticas y
Sociales, Serie Estudios No. 129, Instituto Iberoamricano de Derecho Procesal Constitucional, Editorial Jurídica
Venezolana, Caracas 2021
APRECIACION FINAL
Como lo expresé en un libro publicado en 2015, para un profesor de derecho público, la
paradoja que resulta de un gobierno cuyos funcionarios invocan a cada instante la Constitución
para justificar sus arbitrariedades, violándola a abierta y permanentemente, es sin duda algo
absolutamente incomprensible, salvo si esa conducta se entiende como parte de una política de
Estado basada en la mentira.122 Y eso es lo que explica cómo, a pesar de todo lo que se establece
en el texto constitucional de 1999 sobre el “estado democrático de derecho y de justicia,” lo que
se construyó en Venezuela fue un Estado autoritario producto de la demolición de las instituciones
democráticas,123 y del desprecio a la Ley; 124 “avalado” por un juez constitucional, que resultó ser,
no el guardián de la Constitución, sino el guardián del gobierno y el instrumento para afianzar el
autoritarismo. 125
El resultado ha sido un absurdo proceso, especie de “ilegalidad de derecho,” como la calificó
Piero Calamandrei al analizar la situación en el régimen fascista en Italia. De ello Calamandrei
concluyó afirmando, en definitiva, que de lo que se trató fue, jurídicamente, de una gran mentira
o falsedad.
En efecto, en un libro póstumo, publicado en 2014, titulado Il fascismo, come regime della
menzogna (Laterza, 2014),126 Calamandrei recordó lo que bien podía aplicarse a todos los
profesores de derecho en situación similar, como ha sido mi caso, al tener que escribir por
formación académica, sucesivamente, advirtiendo durante dos décadas sobre las
inconstitucionalidades e ilegalidades del régimen en Venezuela. Calamandrei, en efecto constató
al referirse a Italia, cuán admirable había sido:
“el empeño con el cual los profesores de derecho constitucional buscaban resolver las
miles de adivinanzas que provocaba el régimen fascista: ¿Era revolución o no lo era? ¿Había
sido o no eliminada la monarquía representativa? ¿La Constitución estaba en vigor o había
sido suprimida? ¿Existía igualdad entre todos los ciudadanos ante la ley, o acaso se había
introducido una distinción entre los inscritos (en el partido fascista) que tenían todos los
derechos, y los no inscritos, que tenían todos los deberes?"
Mutatis mutandi, cuánta verdad y similitud con nuestro caso, setenta años después!!
De ello, Calamandrei constató sobre el régimen fascista, lo que es enteramente aplicable al
régimen de Venezuela iniciado por Hugo Chávez, que el mismo:
“fue algo más profundo y complicado que una oscura ilegalidad: Fue la simulación de
la ilegalidad, el fraude, legalmente organizado, a la legalidad. A la tradicional clasificación de
las formas de gobierno cabía agregar, ahora, una palabra que lograse darle significado a este
nuevo y distinto régimen: El gobierno de la indisciplina autoritaria, de la legalidad
adulterada, de la ilegalidad legalizada, del fraude constitucional.”

122
Véase Allan R. Brewer-Carías, La mentira como política de Estado. Crónica de una crisis política permanente.
Venezuela 1999-2015 (Prólogo de Manuel Rachadell), Colección Estudios Políticos, No. 10, Editorial Jurídica
Venezolana, Caracas 2015.
123
Véase Allan R. Brewer-Carías, Dismantling Democracy. The Chávez Authoritarian Experiment, Cambridge
University Press, New York, 2010.
124
Véase nuestro libro: Estado Totalitario y desprecio a la Ley. La desconstitucionalización, desjuridificación,
desjudicialización y des-democratización de Venezuela, Editorial Jurídica Venezolana, 2014.
125
Véase nuestro libro: Golpe a la democracia dado por la Sala Constitucional, (De cómo la Sala Constitucional
del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela impuso un gobierno sin legitimidad democrática, revocó
mandatos populares de diputada y alcaldes, impidió el derecho a ser electo, restringió el derecho a manifestar,
y eliminó el derecho a la participación política, todo en contra de la Constitución), Colección Estudios Políticos
Nº 8, Editorial Jurídica venezolana, Caracas 2014.
126
Véase la edición en español: Piero Calamandrei, El Fascismo como régimen de la mentira, tirant humanidades,
Valencia 2019.
En un régimen como fue fascismo italiano, lo que se aplica totalmente al régimen que
Venezuela ha padecido desde 1999, simplemente, en palabras de Calamandrei:
“las instituciones se entienden no por aquello que está escrito en las leyes, sino por lo
que se lee entre líneas dentro de éstas: Las palabras no tienen más el significado registrado en
el vocabulario, sino un significado diverso y de ordinario opuesto al vocabulario común,
inteligible solamente para los "iniciados” [del régimen].
De lo anterior concluía Calamandrei, con razón, que lo que caracterizó al fascismo, es decir,
lo que fue su común denominador, tal y como también ocurrió con el régimen iniciado por Hugo
Chávez en 1999, fue la utilización de la mentira, de la falsedad, y del doblez, lo que:
“Resulta de la combinación de dos ordenamientos, uno dentro del otro: Hay un
ordenamiento oficial, que se expresa en las leyes, y otro oficioso, que se concreta en la práctica
política sistemáticamente contraria a las leyes. Y a dicha duplicidad de ordenamientos
corresponde otro doble nivel de órganos: una burocracia de Estado y una burocracia de partido,
pagadas ambas por los mismos contribuyentes y unidas en el vértice, alrededor de una sola
persona que es, a la vez, Jefe del Gobierno y Duce del fascismo (cabeza del partido). De modo
que, entre la burocracia de la legalidad y la burocracia de la ilegalidad no existe ningún
antagonismo, sino una alianza secreta, una especie de recíproca vicariedad: tanto que para
comprender lo que es exactamente ese régimen, mal se le debe pedir explicación a una sola de
esas burocracias, sino que hay que buscarla en el punto donde ellas se encuentran, es decir, a
mitad de camino entre la legalidad y la ilegalidad.”127
Al releer estas reflexiones de Calamandrei, me viene a la mente lo expresó el Papa Benedicto
XVI en una extraordinaria reflexión jurídica que hizo en 2011 en un discurso ante el Parlamento
federal Alemán en Berlín, remembrado la devastación del nazismo, en la cual dijo – que bien se
podía decir hoy lamentablemente de Venezuela -:
“Hemos experimentado cómo el poder se separó del Derecho, se enfrentó a él; cómo se
pisoteó el Derecho, de manera que el Estado se convirtió en el instrumento para la
destrucción del Derecho….”.128
Por ello, precisamente, en el Informe de la Misión Internacional Independiente de
determinación de los hechos sobre Venezuela, presentado al Consejo de Derechos Humanos las
Naciones Unidas el 20 de septiembre de 2024, se indica como, en especial, después de la crisis
postelectoral del 28 de julio de 2024, “las apariencias de legalidad, que ya eran mínimas en
períodos anteriores, desaparecieron casi por completo,” advirtiendo que “el riesgo de
desintegración del Estado de derecho es muy alto,” (par. 79), constatando que:
“la respuesta represiva del Estado marcó un nuevo hito en el deterioro del Estado de
derecho. Los principales poderes públicos abandonaron toda apariencia de independencia y
se sometieron abiertamente al Ejecutivo.”129
Esta es, lamentablemente, la triste realidad de la situación del Estado de derecho en Venezuela,
resultado en definitiva de un proceso que se inició cuando en 1999 se asaltó el poder con un
proceso constituyente populista realizado sin respaldo en la Constitución anterior de 1961, y que
marcó la pauta para la destrucción de todo lo que se reguló formalmente en la nueva Constitución
de 1999, la cual aun cuando llena de principios y de declaraciones, simplemente no se ha cumplido;
desde el inicio, ha sido inmisericordemente violada y desperdiciada, y además mutada a mansalva,
127
``Idem, pp. 37 ss.
128
Véase la cita en el libro Voz y Caminos. Los grandes temas del Siglo XXI en la obra de Joseph Aloisius Ratzinger
(Asdrúbal Aguiar y José Rodríguez Iturbe, Editores), Cátedra Mezerhane, Dade College, Ediciones EJI
International, Miami 2024, pp. 182-184.
129
Disponible en: ttps://www.ohchr.org/es/press-releases/2023/09/venezuela-un-fact-finding-mission-says-attacks-
civic-and-democratic-space
sin que exista órgano alguno que haya podido controlar o detener esas violaciones, porqué el
Tribunal Supremo de Justicia en definitiva ha sido el primer instrumento para afianzar el
autoritarismo en el país.
Nueva York, septiembre de 2024

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