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Experiencia de Raimundo Náder Con San Chárbel

Raimundo Náder describe una experiencia espiritual profunda con una luz extraordinaria que simboliza el amor divino. En su reflexión, enfatiza que el amor es la esencia de la existencia y que solo a través de Jesucristo se puede alcanzar la verdadera libertad y felicidad. Además, insta a las personas a permanecer firmes en su fe y a ayudar a otros en su camino hacia la luz, destacando que el amor y la humildad son fundamentales en la vida espiritual.
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Experiencia de Raimundo Náder Con San Chárbel

Raimundo Náder describe una experiencia espiritual profunda con una luz extraordinaria que simboliza el amor divino. En su reflexión, enfatiza que el amor es la esencia de la existencia y que solo a través de Jesucristo se puede alcanzar la verdadera libertad y felicidad. Además, insta a las personas a permanecer firmes en su fe y a ayudar a otros en su camino hacia la luz, destacando que el amor y la humildad son fundamentales en la vida espiritual.
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Experiencia de Raimundo Náder con San Chárbel

"Vi una extraña y asombrosa luz, distinta a todas las demás que hubiera visto alguna vez: era un mar luminoso
que se extendía desde un extremo del universo al otro. El sol se asemejaría a una pequeña vela, comparado con
aquella luz… Pero no era una luz natural; a pesar de su intensidad no deslumbraba ni quemaba… Una luz
suave y delicada; tenue, pero fuerte y poderosa al mismo tiempo. Tenía un color cristalino y era luz
extremadamente

clara y pura. Me sentí como si fuese una diminuta gotita de agua, nadando en un enorme mar de maravillosa
luz cristalina… "
Primera experiencia: Cristo es la verdad del amor encarnado
9/7/2021

Icono maronita de Jesús


Desde antes del principio existía el amor. Todo vino a través del amor y sin él nada existiría de lo que existió
desde el principio, o de lo que existe ahora, o lo que será por siempre. Desde el principio, existe el amor; la
base del universo, su ley y sus normas, es el amor. Cuando todo acabe, sólo el amor permanecerá; todo lo
ajeno al amor perecerá.

Dios es amor y verdad. Dios es el verdadero amor. El mundo de Dios es el mundo del amor, el mundo de la
verdad, y no hay verdad fuera del amor. El hombre no se realiza sino a través del amor y no conocerá la
verdad sino en el mundo de Dios. El hombre le pertenece a Dios; es hijo del amor, hijo de Dios, y su
verdadero hogar es el mundo de Dios.

Hay un camino que conduce al mundo de Dios, y ese camino es Cristo. Él es la verdad encarnada del amor.
Él es la manifestación de la verdad de la vida y el camino al mundo de Dios.

Todo hombre está llamado a transitar por ese camino mientras dure su viaje desde este mundo al otro. Igual
que hace al viajar en este mundo, el hombre debe traerse provisiones y armas en su trayecto hacia el otro
mundo. Pero la única provisión y única arma será sólo el amor. Pero este amor tiene que abarcar
gratuitamente a todos los seres humanos, sin esperar nada a cambio, sin condiciones y sin límites. Es así
como Dios les ama a ustedes, así que ámense, pues, mutuamente en este mismo amor, con el amor de
Dios.

Por sí mismo, el hombre no puede ofrecer este amor, sino que lo obtiene de Dios a través de Jesucristo,
para llenarse de él, en espíritu. Para esto tiene que orar. Sólo por la oración se adquiere el amor de Dios
Padre, fuente del amor; del Dios Hijo, Jesucristo, amor encarnado, y este amor es el Espíritu de Dios en el
hombre. Oren, pues, para alcanzar este amor, a fin de amar gratuitamente a todos los hombres, sin límites
ni condiciones, como ama Dios, y serán entonces los hijos de Dios. El hombre nació del corazón de
Dios y retornará a al corazón de Dios.

Segunda experiencia: Y cumplirán el propósito para el que fueron


creados
9/7/2021

1 Comentario

Imagen del padre Shadi Beshara

¿Por qué descienden los hombres, siendo que el amor del Señor es un ascenso? La gente soporta fardos
pesados que les curvan las espaldas hasta hacer que sus frentes toquen el suelo. Les impiden enderezarse
y elevar la cabeza para ver la faz de su Señor. Tratan de liberarse a sí mismos y a los demás de estas
cargas. Cada uno se deshace de ella colocándola encima de los demás, haciendo que sean otros los que
lleven el peso, lo que a la postre, hace que sus propias cargas sean más pesadas aún.
Solo Jesucristo puede liberar a todos los seres humanos de sus cargas, lastres y pesos, ya que un esclavo
no puede poner en libertad a otro esclavo. El hombre nace atado a sogas y cadenas, y queda maniatado en
amarras con las que se ha criado y con las que permanece a lo largo de la vida, siendo muchos los que
mueren sin poder zafarse de ellas.

La gente se acostumbra a sus cadenas, las cuales se convierten en parte de sus vidas, haciendo que sea
difícil librarles de ellas. El brillo de las cadenas les ciega los ojos para que no vean más la faz del Señor, y el
ruido de sus cadenas es tan ensordecedor que ya no les deja oír Su voz. Se jactan de sus relucientes
ataduras, las cuales les refrenan, y se deleitan en el tintineo de las cadenas, las cuales les aprisionan; los
grilletes siguen siéndolo, no importa lo mucho que brillen, y la cadena que les esclaviza sigue siendo
cadena de cautiverio, incluso si fuera de oro. En vez de sacarles brillo a sus grilletes, destrúyanlos, y en vez
de componer música con el tintineo de sus cadenas, desháganlas para que queden libres de todas ellas.

El Señor sufre al vernos como esclavos encadenados, buscando la felicidad allí donde no se encuentra: las
personas por quienes se hizo Él hombre, para darles libertad y por quienes murió y resucitó de entre los
muertos, para dar vida y felicidad eterna.

- Su felicidad en este mundo no es de este mundo; pues si de este mundo fuera, en él se quedarían
ustedes.

- Su felicidad no reside en piedras, pues éstas no la pueden dar. ¿Por qué los hombres corren en busca del
oro? ¡Bien vale más el hombre que el oro! Es hijo de Dios y su valor está en sí mismo. El oro no libera al
hombre de sus cadenas; sólo las hace brillar un poco más.

- Su felicidad tampoco viene de otros seres humanos, pues ellos no pueden ofrecer la felicidad ya que no la
poseen, y nadie puede dar de lo que no tiene.

Solamente Jesucristo puede darles la verdadera felicidad. Los hombres, no obstante, se han enorgullecido,
viviendo entre el asfalto y el cemento. Sus mentes se han vuelto como el asfalto, y sus corazones como el
cemento. De sus mentes no manan sino ideas oscuras y sombrías, y sus corazones están endurecidos; son
crueles y carentes de amor. Los hombres se han convertido en materia inerte que se mueve sin espíritu;
algunos se parecen a rocas que se desplazan emanando olores a pecado. Altivos como son, se empeñan
en procurar la felicidad en el pecado, el cual, a la postre, no les da más que angustia, tristeza, miseria y
vacío en la vida. Se han vuelto orgullosos; se jactan entre ellos mismos, unos ante otros, y en contra de
Dios. ¿Es que no saben que Dios puede pulverizarles en un abrir y cerrar de ojos?

Pero grande es el amor de nuestro Señor. Él ama enormemente a los hombres porque ellos son sus hijos, y
les ha hecho luz del mundo.

Toda persona es una antorcha de luz, creada por nuestro Señor para iluminar el mundo. Cada persona es
una lámpara hecha por nuestro Señor para brillar y dar luz. El que toma una lámpara lo hace para
esclarecer la oscuridad. Pero estas lámparas no se interesan sino por su exterior: colorean y pintan sus
pantallas, decorándolas y llenándolas de adornos. Estas pantallas que Dios había hecho finas y
transparentes para proteger la luz, se volvieron gruesas y oscuras, y bloquean la luz, de modo que el
mundo se ha quedado sumergido en las tinieblas. Estas lámparas que nuestro Señor hizo para portar la luz
e iluminar al mundo se transformaron en obras de arte, adornadas y coloreadas, pero incapaces de dar luz.
¿Para qué sirve una lámpara que no alumbra la oscuridad? Una lámpara en la oscuridad no se ve si no
ilumina. No importa cuán hermosa sea una lámpara, pues su luz es más bella aún.

El mundo se pierde en la oscuridad, y esto ocurre siendo ustedes su luz. Su vaso debe recuperar la finura y
transparencia a fin de alumbrar al mundo y realizar la meta para la que Dios les creó a ustedes.

Dios hizo a cada criatura para realizar el propósito de su existencia. Contemplen las criaturas de la tierra:
cada una de ellas lleva a cabo su deber con suprema precisión e integridad, y no hay ninguna miserable. La
menos estimada de todas es, ciertamente, más feliz que un pecador. El día del Juicio Final, el hombre
pecador no se preocupará tanto del duro juicio como se avergonzará ante la grandeza del amor de
Dios, este amor que creó el universo y que dio la vida. El amor es el único tesoro acumulado en este
mundo que permanecerá para acompañarles en la otra vida.

Todos los tesoros de ustedes, todo su dinero, su gloria y sus logros que pensaron que eran sus posesiones
en este mundo, permanecerán en este mundo; aún sus huesos, no les pertenecerán más. Solamente el
amor les acompañará al otro mundo, y todo aquel que comparezca vacío de amor ante el Señor,
morirá de vergüenza, y ese será el momento de su muerte verdadera, y no la que aconteció al dejar este
mundo.
Si el hombre no se transforma en amor, morirá, pues Dios es amor, y solamente el amor es eterno. Dejen
que reine el amor sobre sus corazones y que sea la humildad la que gobierne sus mentes. Oren y
arrepiéntanse. Oren a Jesucristo, y Él les escuchará. Ábranle sus corazones, y Él entrará en ellos para
colmarles de paz. Pero oren desde lo más hondo de sus corazones; que no sea mero balbuceo de palabras
que salen de sus labios mientras sus corazones están con otro señor. Nuestro Señor sabe lo que está en
sus corazones y Él quiere sus corazones.

No se cansen buscando la verdad fuera de Cristo. La verdad no existe fuera de Él. Cristo es la verdad, y
cuando conozcan a Cristo, conocerán la verdad, y ésta los hará libres. Cristo quiere que sean libres. No
tengan miedo; sean fuertes y confíen en que Cristo ha vencido al mundo.

Tercera experiencia: Su labor en este mundo


9/7/2021

1 Comentario

Imagen del padre Shadi Beshara

Cristo es el camino; permanezcan firmes en Cristo y sigan el camino, no dejen que nada les desvíe de Él.

Deténganse por cada hermano aunque sea por un brevísimo momento. Muéstrenle el camino; oriéntenle
hacia la luz. Si quiere marchar a su lado, déjenle que camine adelante. Si quiere que usted le dé la mano,
ofrézcale las dos; si intenta desviarse del camino o empujarles a ustedes hacia atrás, déjenle libre, pues
largo es el camino y mucho el trabajo. Su labor es sembrar de oraciones y de incienso la tierra. Siembren la
tierra de amor. Siembren en las rocas porque pueden contener un poco de tierra, capaz de hacer germinar
la semilla. Si hay que triturar la roca, golpéenla sin cejar; si no se quiebra al primer o segundo golpe,
acabará por partirse cuando les den cien. No se cansen ni queden rezagados, porque de hacerlo, otros
desmenuzarán la roca, ararán y sembrarán. Hay un tiempo para sembrar y un tiempo para cosechar.

No teman golpear la roca, pues los brazos son de ustedes, pero ni la tierra ni el mazo son suyos. No se
preocupen, no refunfuñen, no se agiten, ni se quejen. Las espigas que se están trillando para quitarles la
paja no se quejan bajo el peso del rastrillo que golpea porque se está preparando para hacerse alimento y
pan. Tampoco se estremecen las uvas cuando se prensan, se exprimen y se aplastan en las piedras de la
prensa, pues se van a convertir en vino y alegría. Sin la cruz no habría ni pan ni vino. El que quiera volverse
pan y vino, debe llevar la cruz. Lleven, pues, la cruz y caminen hacia la luz. El hombre en este mundo pasa
de la orilla de oscuridad y de no existencia a la ribera de la luz eterna, atravesando los mares de este
mundo a bordo de un barco, y son numerosos los barcos de este mundo:

1- Los hay muy hermosos, lujosos y también muy confortables porque sus velas siguen la indicación del
viento, y su timón se deja gobernar por las olas. No afrontan ni los vientos ni las olas, pues no tienen
dirección fija ni destino que alcanzar. La mayor parte de la gente se apresura a embarcarse en estos navíos
porque no ven nada en este mundo excepto la travesía, y lo único que quieren es que su trayecto sea
agradable y su viaje sea cómodo. Pero ninguna travesía de este mar es eterna. Se acaba el viaje, y con él
terminan los pasajeros de este barco en el fondo de las aguas, no lejos de la orilla de donde zarparon.

2- Otro tipo de barco tiene velas delgadas y endeble el maderaje; este buque se hace trizas en alta mar
cuando arrecien las olas y la tormenta. Así terminan sus pasajeros, que van a dar en algún lugar del mar
profundo.

3- Y hay un tercer barco de maderas fuertes y de resistentes velas, de seductoras y bellas formas. Pero su
capitán es un impostor que conduce a los pasajeros de una orilla de la muerte a otra. Y todos los pasajeros
de estos navíos encuentran la muerte sobre estas riberas letales y sin retorno.

Y también existe el navío del Señor, de maderas fuertes, de velas sólidas, y cuyo piloto está lleno de
sabiduría, de valor y de amor. Este bajel navega por los mares profundos, afronta las fuertes tempestades y
los vientos, atravesando las altas olas en el mar abierto: El viaje en este barco es duro, pero su arribo
será seguro.

Permanezcan firmes en el barco del Señor. No teman las tempestades ni las altas olas. No se dejen seducir
por los barcos lujosos y cómodos, porque ellos no llegan. Mejor que por el viaje mismo, preocúpense por
llegar al fin. No dejen que las profundidades del mar les fascinen y seduzcan para zambullirse en ellas. Los
mares de este mundo sirven solo de travesía, no para zambullirse en ellos. No pueden, al mismo tiempo,
estar a bordo del buque y en la profundidad del agua del mar, ni tampoco se puede estar a la vez a bordo
de dos navíos.

Sean firmes a bordo del barco del Señor y fortalezcan a sus hermanos para que sean firmes con ustedes:
En cada puerto donde arriben, llamen a las gentes para que les acompañen en su viaje para compartir con
ellos al llegar a la meta. Háblenles del piloto y de las riberas de luz. Pero sepan que no son sus palabras
las que incitan a subir a bordo del buque del Señor sino, más bien, su amor los unos por los otros y
su amor por el capitán así como su confianza y su fe en Él, y el gozo en sus rostros.

Sepan con certeza que el viaje a bordo de este barco acabará solamente en la orilla luminosa para
continuar viviendo con esa luz, pues el hombre es una criatura cósmica cuyos límites son los de la luz, y no
una criatura terrenal cuyos límites sean la tierra y el agua. El hombre fue creado de tierra y de luz. El que
viva en la tierra, a la tierra tornará y morirá; pero el que viva en la luz, a la luz volverá y en ella vivirá. No
dejen que la tierra les limite, pues los linderos de su patria en este mundo se extienden hacia los lugares
donde el mar termina y comienza el cielo. No se dejen esclavizar por la tierra; permanezcan libres. La
libertad consiste en zafarse del pecado; si se liberan del pecado, son libres y no hay nadie que les pueda
esclavizar; pero si son esclavos del pecado, considérense como esclavos, aunque portasen en la mano el
cetro real.

Conserven la gracia del amor y la marca de la humildad. Sean verdaderos testigos de Jesucristo. Devuelvan
amor por mal, pero no tomen el amor como pretexto para huir del enfrentamiento contra el mal. El labrador
no detiene su trabajo al encontrar las piedras, como excusa para no arar. No tengan miedo: el mal se
destruye a sí mismo.
Comprométanse totalmente con la Iglesia y con todas sus enseñanzas. Oren sin cansarse y sin cesar.
Honren a su madre, la Virgen María, armados del rosario, pues su nombre disipa las tinieblas y erradica el
mal.

Sean monjes de corazón en este mundo, aun si no portan el hábito monacal. Llenen la tierra de incienso y
de oración. Sean santos para que santifiquen la tierra. Es largo el camino de la santidad, mas no duden de
que si el pensamiento de Dios está en sus mentes y el amor de Dios en sus corazones, la fortaleza de Dios
estará en sus brazos y llegarán a la meta final. Estén seguros de que cada vez que oren, yo estaré rezando
con ustedes por su santificación y para que el nombre del Señor sea glorificado.

Cuarta experiencia: Hay que vencer la debilidad


9/7/2021

1 Comentario

(Raimundo recibió este mensaje el Viernes Santo de 1996).

A cada candado, su propia llave y cada puerta tiene una cerradura que se abre solamente con su propia
llave. La muerte cerró la puerta del Cielo y el pecado la bloqueó. La Cruz es la llave que libera la cerradura
del pecado, suelta el cerrojo de la muerte y abre la puerta del Cielo. La Cruz es la llave de la puerta del
Cielo; otra llave no hay.

La puerta del Cielo se encuentra allí donde se unen el cielo y la tierra, en la cima del Calvario. Es conocida
la puerta, palpable y visible, y todo el que tenga ojos la puede ver. Algunos piensan que no tiene cerradura y
que se abre con sólo empujarla. Pero cuando uno se acerca a ella, se da cuenta que tiene una cerradura
que no abre sino con su propia llave.

La verdadera llave no la podemos conocer sino cuando la introducimos en la cerradura. No hay más que
una sola llave verdadera: la Cruz de Cristo. No se fatiguen buscando otras llaves aparte de la Cruz para
abrir las puertas del Cielo, ni intenten en vano fabricarlas. Muchos son los que se pasan la vida concibiendo
sus propias llaves, fundiendo y formando llaves de diseño propio, esperando poder abrir con ellas la puerta.
Otros muchos se burlan de la Cruz de Cristo. Ante la puerta del Cielo, se revelará la verdad y se
comprobará que todas las otras llaves fracasarán.
Toda su vida es un viaje encaminado hacia esta puerta. Allí se llegará al final de la peregrinación, y tendrán
la propia llave en la mano para abrir y entrar. Si no, se quedarán fuera, sin poder entrar, con la otras llaves
que habrán fracasado y quedarán ustedes decepcionados. Lleven la Cruz de Cristo, que ésa es la llave de
la puerta del Cielo.

Lleven la Cruz de Cristo con gozo, determinación y coraje; no hagan caso de los burlones, no se detengan
ni lloren con los que gimen, y no se lamenten cada vez que les vaya mal. Los lloros y los lamentos no van
con la historia de la salvación, lo mismo que la puerta del Cielo no se franquea con golpes de pecho y
empujándola con gritos y lamentaciones. Son las lágrimas de conversión las que hacen la historia de la
salvación. Una sola lágrima basta para abrir la puerta del Cielo: la lágrima del arrepentimiento que
humedece la mejilla del que cree con valerosa fidelidad.

Es preciso vencer su debilidad y no tomarla como pretexto para dejarse llevar. Si llevan la Cruz de
Cristo, ningún sufrimiento les doblega, ni abate ninguna fatiga. Caminarán con firmeza, con paciencia y en
silencio. Cuando lleguen a la puerta, comprobarán que el gozo del arribo supera, con mucho, los
sufrimientos y las fatigas del camino.

El camino del Calvario en este rincón del mundo es largo, y la Cruz de Cristo en el Oriente la llevan ustedes
a la espalda. Sus enemigos son numerosos porque ellos lo son de la Cruz. No les tomen como enemigos.
Háblenles siempre el lenguaje de la Cruz, aunque sean enemigos suyos. Los meses y los años futuros
serán muy difíciles, muy duros, amargos y tan pesados como la Cruz.

Sopórtenlos con profunda oración que emane de su fe, con paciencia que proviene de la esperanza y con
amor que viene de la Cruz. La violencia regirá toda la tierra. El planeta se herirá con puñales de odio y de
ignorancia. Todos los pueblos que lo habitan se tambalearán bajo el peso del dolor. El pavor se abatirá
sobre toda la tierra como un viento, y la tristeza desbordará en el corazón de cada hombre. Personas
ignorantes y hostiles llevarán el destino de sus pueblos, y los precipitarán al desespero, a la miseria y a la
muerte, a causa del rencor ciego que ellos llaman “justicia”, y a causa de una lúgubre ignorancia que llaman
“fe”. El odio y la ignorancia dominarán los cuatro puntos cardinales. Mas ustedes, resistan y permanezcan
firmes en la fe y en el amor.

Cambiará la faz de la tierra, pero conserven ustedes la faz de Cristo. Fronteras, comunidades y sistemas
humanos serán borrados y escritos de nuevo, y los pueblos desmayarán bajo el poder del hierro y del
fuego. Pero ustedes manténganse en un amor sin límites. Salvaguarden su comunidad eclesial y que
su regla sea el Evangelio. Sean el ancla que salva a los barcos de navegar por mares rugientes.
Sean sus corazones el puerto de paz de todo hombre perdido, desamparado, que pide ayuda. Oren
para que se ablanden los corazones endurecidos, para que se abran las mentes oscurecidas, para reducir
las catástrofes y los horrores. No tengan miedo: al final la luz de Cristo se elevará, la señal de la Cruz
relucirá y la Iglesia se iluminará.

Resistan firmemente con su fe en Cristo y no teman; confíen en el Dios de la resurrección y de la vida. A Él


sea la gloria, por siempre.

Quinta experiencia: Hagan el bien infatigablemente


9/7/2021

1 Comentario
El paso del universo es la obra de la construcción del reino de Dios. Tiene el aspecto de la obra de un gran
templo cuyas piedras provienen de las rocas de las canteras de este mundo y las personas son los obreros
por el poder de Dios y son los constructores según Su voluntad. Extraen piedras de la roca de las canteras
de este mundo, las edifican una a una y un nivel tras otro. Dios les da vida convirtiéndolas en piedras
vivientes en el edificio del templo.

Numerosas personas construyen sus propios templos con piedras que extraen de rocas, las cuales declaran
como posesión propia; las edifican una a una y un nivel tras otro, mas no pueden darles vida y permanecen
muertas, porque solamente Dios da vida. Estas personas pasajeras dejan las piedras, las rocas y las
canteras, abandonando este mundo, y sus pequeños templos hechos de piedras muertas se desgastan y
desaparecen con el tiempo.

Efímeras, no persisten ni tampoco lo hacen sus templos. Solamente el templo del Señor es eterno y
permanente porque está vivo. Edifiquen el templo eterno del Señor y sean piedras vivientes en él, no
construyan sus pequeños templos temporales de piedras muertas que destruirá el tiempo. Trabajen con
perseverancia, gozo, solidaridad y amor; laboren con paciencia, humildad y obediencia al Señor del
Templo, porque trabajan con Su poder, construyan de acuerdo a Su voluntad.

Hagan el bien infatigablemente. No busquen el descanso, ya que éste es para ustedes un gran
peligro. Si ven a un trabajador que no haga su trabajo, no le critiquen, ni le juzguen, ni le maldigan, sino
más bien tomen ustedes su pico o su hoz y sigan con su labor; el esfuerzo de ustedes hará que él trabaje.
La construcción es de ustedes y de él, la mies es de ustedes y de él, y todo ello es del Señor del templo y
del Dios de la cosecha. Miren a su hermano del mismo modo en que se miran a sí mismos. Ustedes tienen
en sí mismos todo lo que ven en su hermano, porque ustedes son todo hombre salvo algunas diferencias; y
en lugar de hablar sobre su hermano, hablen con él o sigan amando el silencio. Jamás condenen y no
juzguen basados en lo que ven sus ojos. No juzguen el agua que ven en la jarra, pues tampoco pueden
ustedes saber con los ojos si está salada, fresca o rancia. Y todos los toneles de vino se parecen por fuera,
aun cuando el vino de su interior sea diferente. Miren lo externo con los ojos y lo interno con el corazón. El
corazón no condena.

No proclamen ustedes que lo saben todo, construyendo un templo del tamaño de sus conocimientos, pues
éste se derrumbará sobre sus cabezas y acabará con sus vidas. El conocimiento necesita amor para
convertirse en discernimiento. No importa cuánto uno sepa, si carece de amor no entenderá, aun si conoce
muchas cosas. El amor es mayor que la inteligencia. La lógica del amor supera a la lógica de la inteligencia.
El conocimiento carente de amor es carente del espíritu y destructivo para el hombre. La tierra es un
planeta sagrado, donde caminaron los pies del Dios del universo, donde iluminaron las luces del Espíritu y
en dónde está el corazón de Dios.

Los seres humanos, a través de sus conocimientos carentes de amor, han hecho enfermar a la tierra; sus
alimentos se han convertido en su veneno, y sus bebidas en su sed, su medicina es su enfermedad. Su aire
les está asfixiando, su descanso es fatiga y su paz, ansiedad; su gozo es tristeza y su felicidad sufrimiento;
su verdad es ilusión, y su ilusión, verdad; y su luz se ha convertido en tinieblas.

El hombre ha adquirido más conocimientos pero menos sabiduría. Las teorías en la mente de la gente se
han convertido en una niebla sobre las montañas y los valles que no les permiten ver nada tal y como es:
sus teorías están tapándole la vista. Se levantan sus edificios, pero su sentido de la moral está en declive.
Sus posesiones van en aumento, pero sus valores disminuyen. Sus palabras se multiplican, pero sus
oraciones van menguando. Sus intereses son profundos, mas sus relaciones son superficiales. Sus
escaparates están llenos, pero su interior está vacío. Sus caminos se están ensanchando, mientras que su
visión se hace más estrecha. Sus carreteras son numerosas, pero no les conducen los unos hacia los otros.
Sus medios de comunicación son numerosos, pero no les acercan los unos a los otros. Sus camas son
grandes, fuertes y cómodas; pero sus familias son pequeñas, están desunidas y desgastadas. Saben cómo
apresurarse, pero no saben esperar. Se dan prisa para ganarse la vida, pero se olvidan de afianzar sus
vidas y las vidas de los demás. Se afanan por fuera, pero descuidan lo interior.

Prisioneros que se jactan de los lujos de su cárcel; perdidos, alardean de las distancias que han cruzado;
muertos que se enorgullecen del esplendor de sus tumbas; hambrientos, mientras que están sentados
sobre platos de pan; son pobres, a pesar de posarse sobre tesoros que ellos mismos han enterrado. ¿Por
qué van debajo de la mesa para comer los mendrugos caídos cuando la mesa está puesta delante de
ustedes? La gente está sembrando la tierra de espinas que ahora son blandas y les hacen cosquillas en los
pies, pero cuando crezcan y se endurezcan arañarán y herirán los pies de las generaciones venideras.
Ustedes cortan la leña, la amontonan, la queman, la encienden, se lanzan a sí mismos al fuego que han
preparado, y ¿se preguntan por qué se han quemado? La humanidad está perdida, el hombre está enfermo,
y el mundo está en llamas.

Dios es amor, Él es la meta y guía para una humanidad perdida. Cristo es la medicina del hombre enfermo,
y el agua del Bautismo en fuego es lo que apaga las llamas del mundo. Edifiquen todo conocimiento sobre
Cristo; todo conocimiento que se edifique aparte del fundamento de Cristo les destruirá. El conocimiento sin
espíritu es ignorancia. Cuanto más se eleve el edificio construido sobre el hombre, más aplastará al ser
humano.

El hombre seguirá viviendo en angustia y preocupación, y no se conformará ni apagará su sed hasta


unirse con sí mismo en el corazón de Dios. Tiéndanse una mano los unos a los otros, mírense los unos a
los otros, escúchense los unos a los otros, salúdense los unos a los otros, consuélense los unos a los otros
con palabras de amor y de ánimo. Salgan de sí mismos y acérquense a los demás; abrácense los unos a
los otros en el amor de Cristo. Trabajen sin cansarse y sin fatigarse en la viña del Señor, dejando que los
sonidos de sus picos llenen los valles y sean más sonantes que el ruido del mundo, y dejen que los sonidos
de sus hoces recuerden a la gente que es época de cosecha. Que sus oraciones al Señor quiebren las
sordas rocas y causen que el agua salga a borbotones de las mudas fuentes.

Las piedras sí oyen las oraciones y las fuentes sí hablan, así como todas oran y dan gloria a Dios.
Sexta experiencia: La santidad no es una casualidad, la santidad es
una elección
9/7/2021

2 Comentarios

Imagen del padre Shadi Beshara

La gente busca milagros para poder creer y ver, así como mensajes para poder oír y saber; buscan un
camino para poder andar y donde alcanzar la salvación y la felicidad. El milagro es la Eucaristía, la señal es
la Cruz, el mensaje es el Evangelio y la salvación es a través de la Iglesia.

1- La principal señal, la mayor y más sagrada de todas, es la señal de la Cruz. La Cruz es la señal del amor
de Dios por ustedes; dejen que sea también una señal de su amor hacia Dios. La señal de la Cruz es una
señal de amor, no de desafío, y la luz de esta señal brillará en todo el ancho mundo.

2- La salvación de la humanidad es a través de la Iglesia, quien lleva a cabo el plan de salvación que inició
Cristo hace dos mil años, y que no acabará hasta el fin del mundo. Todas las olas de maldad se romperán
en la roca de la Iglesia. Comprométanse de lleno con la Iglesia y con todas sus enseñanzas, no seleccionen
de entre las mismas.

3- El mensaje más importante, el mayor de todos, es el mensaje del Evangelio, que trae las enseñanzas de
Cristo, y ni una tilde de entre Sus palabras pasará antes de que pase el mundo. Quien no conozca el
Evangelio sigue siendo ignorante y vive en tinieblas, aun si poseyera todos los conocimientos del mundo; y
quien sea que no viva según el Evangelio no está viviendo. No lo malinterpreten para justificarse. La verdad
del Evangelio permanece siempre tal y como es.

4- El milagro más importante y más grande es la Santa Eucaristía, Cuerpo de Cristo, Cordero
Pascual que quita el pecado del mundo, Dios viviente, resucitado de entre los muertos.

En vano buscan señales más importantes que la señal de la Cruz. No pidan mensajes que crean que son
más importantes que el mensaje del Evangelio. No busquen su salvación fuera de la Iglesia de Cristo. No se
distraigan, persiguiendo los milagros que les dejan atónitos, y que crean mayores que el milagro de la Santa
Eucaristía. Aléjense de la magia engañosa, pues les conducirá al vacío.
Eviten la señal que no les dirija hacia la Cruz. Ignoren el mensaje que no venga del Evangelio. Rechacen el
milagro que no les conduzca hacia la Eucaristía; a través de la Iglesia pueden discernirlos todos. A través
de la Cruz, la Iglesia y el Evangelio serán santificados. Dios les creó para ser santificados, y no para que
mueran.

La santidad no es una casualidad; la santidad es una elección. No esperen a que descienda sobre
ustedes desde el exterior; deben vivir y alcanzarla desde el interior. El Reino de Dios está en su corazón.

La santidad es gracia y voluntad; la gracia viene de Dios y la voluntad es la de ustedes.

Usted es un santo en potencia; esfuércese por ser un verdadero santo.

Séptima experiencia: Su viaje por este mundo es el camino hacia la


santidad
9/7/2021

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Imagen de Naanouh Productions

Todos los hombres están dotados de oídos, pero son pocos los que oyen. Entre los que oyen son pocos los
que comprenden. También, entre los que entienden y comprenden, muy pocos son los que viven conforme
a lo que han entendido. Pocos son los que avanzan hacia el Reino y la puerta es estrecha.

Escuchen, comprendan y den testimonio. Presten oído a la voz del Señor. Comprendan la verdad y den
testimonio de ella. Vívanla. Guarden silencio para poder oír y para escuchar la voz del Señor. Pero procuren
que lo que oyen no sean los ecos de sus propios pensamientos y que no se escuchen sino a sí mismos.
Despójense de sus pensamientos y dejen que les purifique la palabra de Dios, suprimiendo lo que la
palabra elimine y escribiendo de nuevo lo que se tiene que escribir de nuevo.

El hombre es parte de un todo. Esta parte debe escuchar el todo, como una gota de agua en el río. La gota
no puede ser un río aun si contuviera todo lo que comprende el río, mas éste está formado de tantas gotas
de agua en que todas siguen el mismo curso. Una gota de agua en un conjunto forma un río; pero fuera del
conjunto no es más que una gota. Presten oído a este proceso del universo del que ustedes son parte.

Verán que todo el universo está en un peregrinaje hacia el corazón del Padre, como la corriente del río
hacia el mar. No se permitan estar fuera de este movimiento. La gota de agua que se sale de su curso no
podrá nunca desembocar en el mar.

Escuchen y entiendan la verdad. Déjenla penetrar hasta el fondo del alma. Rompan todas las capas de
cortezas y pulvericen todo el resto en donde el mundo les envolvió, hasta el punto de ocultarles y apartarles
de la faz de Dios. Sean humildes y alejen todo pensamiento que les impida escuchar Su voz, aun si algunos
de aquellos les hayan concebido y formado. Escuchen con humildad. Que su corazón sea maleable y libre
su mente. Escuchar sin humildad ni arrepentimiento es como el eco que se pierde por los valles. Por más
que sea potente, la montaña se queda montaña, el valle no deja de ser valle, ni la piedra deja de ser piedra.
Escuchen humildemente, entiendan la verdad con profundidad y den testimonio con valentía.

Escuchen de tal modo que entiendan y sepan, y vivan según la verdad que han conocido. No basta con
conocer el camino para poder llegar. Hay que caminar por él.
Dios les ha iluminado las páginas; pero ustedes son los que han de leer. Dios les alumbrará el camino, pero
son ustedes los que han de caminar por él. El que trepa, sube usando sus pies; y el que baja, usando sus
pies baja.

Y a donde lleguen, son los pies los que los llevan. Estén siempre atentos, y examínense a cada instante.
Rehagan sus cálculos todos los días, cambien su vida y renuévenla. Si escuchan humildemente, oirán y
comprenderán la verdad, y ella les hará libres. Libérense de las cuerdas que les atan: sus pensamientos,
sus propias creencias y sus ilusiones les encadenan como las sogas que inmovilizan a los barcos en el
muelle. Una embarcación en un muelle está asegurada por cuerdas que proporcionan seguridad, pero sin
permitirles navegar. Dejen que la palabra de Dios les desate y rompa, una por una, las cuerdas, aunque
tengan que sufrir. No se estanquen en sus ilusiones y en sus pensamientos, aunque les den descanso y
seguridad.

Toda seguridad es ilusión si no está cimentada en la paz de Cristo; y es engaño el descanso lejos
del corazón de Dios. No teman ser libres del muelle y zarpar del puerto. Dejen que Dios les libere, que Su
palabra les oriente, y Su Espíritu sea el que infle sus velas. Así llegarán a la ribera de la luz. El propósito del
barco es atravesar los mares, no quedarse estancado en el puerto. Para que un navío pueda navegar lejos,
en alta mar, es menester desatar todas las amarras, y si queda incluso una sola cuerda que lo amarre,
entonces el barco permanecerá en el puerto.

Conserven sólo las cuerdas que sirven para amarrar sus velas, junto con los lazos del amor y de la
comunión con sus hermanos, los hombres. Su viaje por este mundo es un camino hacia la santidad.
La santidad es una transformación continua de lo material hacia aquello que ilumina.

Recen para escuchar; recen para comprender y recen para vivir su fe, practicándola y dando testimonio de
ella. Oren para transformarse en luz. Escuchen orando, comprendan la verdad con la oración, vivan y den
testimonio con oración. Que toda su vida sea oración y servicio. Si oran sin servir, reducirán la Cruz de
Cristo a un tronco de leña en sus vidas; y si sirven sin orar, a los que han servido es solamente a ustedes
mismos. Oren en su alcoba, con su familia y con su comunidad eclesial. Oren en la intimidad de su alcoba
al Señor para salvaguardar su alma y abrir su mente al misterio de Dios. Oren en familia para protegerla y
encerrarla en el corazón de la Santa Trinidad. Recen con la comunidad eclesial para preservar su Iglesia y
acercarse al reino de Dios. Su tiempo de oración particular les meterá en el corazón de Dios; su oración en
el seno de la familia les colocará en los brazos de la Santa Trinidad y las oraciones de la comunidad en el
corazón de la Iglesia les reafirmará en el cuerpo de Cristo.
El hombre que ora vive el misterio de la existencia, mientras que el que no ora, apenas si
existe. Ejercítense en el silencio; el tipo de silencio que es atento, viviente, y que está lejos de ser el
silencio de la nada. Ejercítense en el silencio, practiquen la caridad, maduren en la santidad. Escuchen para
oír. Humíllense para comprender. Tengan valor y fe para testimoniar, y amen para ser santificados.

Octava experiencia: Su meta es la santidad


9/7/2021

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Estatua de San Chárbel en la entrada del Monasterio de Annaya en el Líbano. Imagen de Naanouh Productions

La meta de ustedes es la santidad, y la perfección en el amor es su fin supremo. No se detengan en el


medio que trae la santificación y la adoración. No hagan de los medios un fin, ni del fin un medio.

No conviertan a los medios en un fin, ni tampoco al fin en un medio. No hagan de los medios de
santificación su meta y objetivo, y no permitan que la santidad sea su medio para otros fines. La oración
está para santificarles; no la santifiquen a ella. El ayuno sirve para fortalecerles; no hagan del ayuno un
dios. La mortificación existe para purificarles, pero no adoren la mortificación. Sus himnos están para
glorificar a Dios, mas no glorifiquen a sus himnos. No reemplacen a Cristo con hablar acerca de Él, pues
entonces estarían adorando a sus propias palabras; y no reemplacen a la verdad con expresiones que la
transmiten, pues entonces aquellas expresiones de ustedes se convertirían en “la verdad”. Una palabra no
es nunca más importante que la idea que expresa y la idea jamás es más importante que la verdad que se
esté pensando. Una caja fuerte no es nunca más importante que el tesoro que guarda, y un cáliz no es
jamás tan importante como el vino. El tabernáculo no es nunca más importante que el pan, y la custodia no
es jamás más importante que la hostia.

El Cristianismo no es una religión, ni tampoco un templo; no se trata de un libro ni de un lugar de adoración.


El Cristianismo es la Persona de Jesucristo Mismo. El espejo que refleja la luz no es la luz. Distingan entre
la luz y los espejos que la reflejan.

No presten atención al espejo, sino mantengan su corazón en la luz. No se escapen de sí mismos para
acudir a Dios, y no se acerquen a Dios para escapar de sí mismos. Dios quiere que se presenten a sí
mismos ante Él para que Él pueda elevarles y santificarles. No dejen que el mundo les empuje hacia Dios,
sino más bien dejen que Dios les atraiga hacia Sí Mismo. No ennegrezcan con sus escritos las blancas
páginas que habían redactado sus padres santos. La verdad es siempre la misma. Para que ustedes hablen
acerca de Dios deben estar en el corazón de Dios; no se puede hablar de Dios estando fuera de Él. Y el
Verbo se hizo carne no es un sonido que flota por el aire. Graben en sus mentes cada palabra que quieran
decir, escúlpanla en su espíritu, y límenla en su corazón, tráiganla de su boca tal y como se coloca una
piedra en su lugar correcto dentro de la obra. Y prescindan de la palabra que no edifique. No hablen a
menos que sus palabras sean más profundas y elocuentes que su silencio.

No dejen que sus expresiones acerca de lo que está más allá de los mares les distraigan de navegar.
Vayan en pos de la esencia, y distingan entre lo esencial y lo superficial de sus vidas, y entre lo fundamental
y lo marginal, entre la parte central y la carcasa. En este mundo no se llena un cesto de agua ni una jarra de
uvas, ni tampoco un tarro de higos: del mismo modo que usan ustedes las cosas de esta tierra para su
propio servicio, aprendan a utilizar lo que es del cielo con sabiduría de Dios para su salvación y para la
gloria de Dios.

Cada país posee su propia tierra y clima, tiene sus propias herramientas que se usan para arar y sembrar, y
tiene plantas que allí florecen y dan fruto. No se pueden machacar las piedras con una pala de dientes, ni
tampoco se puede arar la tierra con un mazo, ni cortar leña con un pico. Ni los cedros ni las encinas crecen
en la arena de la costa, ni tampoco crecen plátanos y naranjos en las rocas de las montañas. Lleven a
cabo su trabajo con las herramientas que tienen en la mano, allí donde el Señor les haya plantado,
florezcan y produzcan fruto. Si no están arraigados no pueden crecer.

Adapten la mente a la existencia, y no intenten acomodar la existencia a su mente. La existencia les


precede y permanecerá después de que ustedes no estén. Es para ustedes suficiente tener tan solo el
Espíritu, quien les trae hacia la armonía con Dios. Entenderán la profundidad del misterio de la existencia a
través de la luz del eterno Espíritu que está en ustedes. No intenten comprender la verdad a través de sus
sentidos, pues entonces les restringirán las limitaciones de éstos.

Sepan que sus sentidos existen para que ustedes puedan amar a través de ellos, y no para que ustedes los
amen a ellos. Cuando aman a su vista comienzan a adorar a las criaturas que ven, olvidándose del Creador
que está más allá de lo que perciben los ojos. Cuando aman a su oído, empiezan ustedes a amar las
melodías y sonidos del mundo, olvidándose de oír la voz de Dios en el silencio que alcanza a los oídos. Y
cuando aman a su nariz, comienzan ustedes a rendirse ante los perfumes del mundo, olvidando las flores
de las praderas (origen del perfume) que Dios formó para el hombre a través de Su amor. Cuando aman
ustedes a su sentido del gusto, quedan esclavizados por la comida y la bebida, olvidando la alimentación. Y
al amar su sentido del tacto se convierten en esclavos de lo externo, olvidando lo interno. Vayan más allá de
sus sentidos y no se ahoguen en ellos; vayan a través de ellos en pos de la verdad, tal y como el rayo de
luz atraviesa el cristal.

Si endurecen sus sentidos se harán éstos más espesos, y los rayos de luz rebotarán de ellos como de un
espejo, reflejando para ustedes las imágenes del mundo. No estén sumidos en sus sentidos, pues la alegría
de éstos comenzará a engañarles; el verdadero gozo no es aquel que procede de los sentidos, sino que el
gozo verdadero es el que va más allá de los sentidos y los supera, yendo hacia el centro de la luz, donde
están ustedes sumidos en el corazón de Dios, donde ven Su luz y se funden en Su amor. Vayan más allá
de sus sentidos y pasen más allá de sí mismos: entonces tocarán el borde de la luz. Siempre que quieran
ustedes mirar hacia fuera, cierren los ojos y miren hacia dentro, y entonces comenzarán a ver más
claramente las cosas; y cuando quieran oír, tápense los oídos y escuchen la voz interior; entonces
empezarán a oír mejor. Guíen sus sentidos para glorificar a Dios, y no dejen que sus sentidos les
lleven a glorificar a Sus criaturas. Amen hasta el punto del sacrificio: la sangre es la única tinta con
la que se escribe el amor, y todo lo demás es tinta sobre papel. En Cristo todo hombre es una palabra
en la boca de Dios, de modo que toda la humanidad se convierte en una canción de amor; y sea
siempre la gloria de Dios.

Novena experiencia: El centro del universo


9/7/2021

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Todo el universo gira alrededor del misterio de la Cruz. Todo hombre cree que el universo gira en torno a su
persona y que él es el centro del mismo.

El centro del universo es la Cruz, y todo el que quiera estar en el centro del universo debe estar
clavado en la Cruz. El que no viva el misterio de la Cruz no puede comprender el misterio del universo.
Todos tienen una forma y una entidad en el espacio y en el tiempo. Es como un trozo de hielo que si uno lo
quiere conservar, tiene que preservarlo del fuego. ¿Para qué sirve este hielo si conserva su forma y su
esencia? Si no se derrite, no podrá penetrar en la tierra para irrigarla, y los hombres no podrán apagar su
sed. No teman al fuego que les puede derretir para transformarles en agua viva que riegue la tierra. Que su
amor sea como el agua que penetra por doquier. No dejen que se quede congelado, dándole forma
inexplotable porque no irá a ningún lugar.

La sal que no se disuelve, es inútil para salar. La sal estropeada enturbia el agua que debía salar y inutiliza
los alimentos. La buena sal que se disuelve se confunde con el agua, y no le da a la comida ni forma ni
color, sino que le da sabor.

Ustedes son la sal de la tierra. Si hacen de su vida una propiedad privada, será muy barata. Pero cuanto
más la regalen, más aumentará su valor, y llegará a su plenitud cuando sea propiedad de todos. El pan es
el mismo, sea que esté en la mesa del rico o en la mesa del pobre. El pan delicioso, acabado de salir del
horno, no pregunta quién lo quiere comer. Un pan es para comerlo, el hombre bueno es un buen pan. Sin la
Cruz, la historia del hombre se vuelve vacía, efímera. Con la Cruz, será firme y duradera. La propia historia
de usted estará vacía sin la Cruz, porque usted solamente pasa y sólo el Crucificado le da vida y le confirma
en la vida eterna. Es ella la que le santifica en el tiempo.

Para Dios, el comienzo de la creación y el fin del universo se desarrollan juntos, en el presente. Si santifican
el momento presente de su vida por el amor, realizarán el misterio de la vida eterna en la presencia de Dios.
A través del amor con Dios, el hombre es inmortal. Santifiquen el tiempo. Santifiquen su vida por el amor,
santifiquen cada momento de su vida. No dejen que el tiempo les distraiga, pues ustedes no lo pueden
parar. Sólo pueden estar preparados cuando les llegue su hora. Quien aleja a Dios de su vida, de su
mente y de su corazón, el tiempo le apabullará y le hundirá en la muerte. Eso no significa que Dios
no exista, pero mas bien que ustedes dejarán de existir.

Al igual que la luz muestra a los ojos que lo existe, así Cristo revela la existencia a la mente y al corazón.
Sin la luz, el ojo del hombre no ve lo que existe y sin Cristo, el hombre no ve la existencia. Dios creó la
materia y estableció el orden de las cosas. Él también creó la mente, puso el espíritu y le dio la vida. Y al
igual que la mente que comprende el orden establecido y realiza la materia por la lógica y el análisis, así
también a través de la fe, de la oración y la verdadera adoración, el espíritu realiza el amor de Dios, el
misterio del universo y da vida.

Hay flores que se recogen en primavera para adornar; otras envejecen para dar nuevas semillas en otoño; y
las hay cuyos pétalos son diseminados por el viento y cuyo perfume se percibe desde lejos hasta llenar la
tierra.

En cada movimiento Dios ha manifestado Su sabiduría. Rueguen, pues, para comprenderla y vivirla según
Su voluntad, no para cambiarla. La voluntad del Padre busca siempre su bien. Perfúmense del olor del roble
y del tomillo. No lleven los colores de este mundo ni se embriaguen de sus perfumes. Las caricias de los
dedos de Dios en ustedes son más importantes que todo aquello que pueda brindarles ese mundo.
Caminen con paso firme por el camino de la santidad. Dejen que Cristo viva en ustedes; entonces vivirán en
el corazón del misterio del mundo, en la fuente de la luz.

Décima experiencia: Caminen por el sendero de la santidad en el


gozo de la resurrección
9/7/2021

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Jarras de barro en el Eremitorio de Annaya (Líbano). Imagen de Naanouh Productions.

Ustedes están caminando en los senderos de su vida llevando muchas cargas, presiones y preocupaciones,
portando jarras y más jarras, algunas de las cuales son necesarias y otras inútiles.
Han distribuido sus tesoros entre sus jarras, combinándolos con las baratijas, y ya no saben ustedes dónde
está su tesoro o en cuál jarra se encuentra. Algunas jarras se caen y se rompen, con lo que se pierden los
tesoros y no lo ven o no lo saben a causa del ruido de sus jarras; y algunas personas malgastan sus tesoros
en los senderos de sus vidas y llegan cargados de alfarería. Cada jarra que lleven que no contenga su
tesoro se llenará de distracciones y de peso excesivo que les dificultará el camino y les agotará.

Abandonen las jarras de arduo trabajo al que les somete el mundo aun cuando las hayan cargado durante
un largo trayecto, se hayan agotado por ellas, hayan sufrido por ellas y tal vez incluso se hayan
acostumbrado a ellas. Sepan dónde está su tesoro, y pongan ahí todo el corazón. Pongan todo su tesoro en
una sola jarra y llévenla bien. De este modo protegerán el tesoro y llegarán llenos.

Lleven una sola jarra: la de Cristo, y Él la colmará de amor y la cargará con ustedes. No importa lo mucho
que se llene, todavía dará cabida a más, y no importa cuán pesada se haga, pues seguirá siendo liviana.
Todas las otras jarras están hechas de barro, e incluso si están vacías, son pesadas y les doblan las
espaldas. Escojan para sí mismos sus caminos en este mundo: no dejen que sean los caminos del mundo
los que les escojan a ustedes, y no acarreen las jarras de este mundo, cuya carga les distraerá y les
fatigará.

Cuanto más se incrementen sus jarras, más se distanciarán de su prójimo. Cada jarra requiere espacio, y
cuanto más se multipliquen sus jarras, más espacio se acumula alrededor de ustedes, y empiezan a
apartarse de sus hermanos para evitar que choquen entre sí las jarras y se rompan. Las jarras adquieren
más importancia que sus hermanos. Pierden a sus hermanos y vecinos por proteger sus jarras.

Sepan que su tesoro es muy precioso, pero lo llevan en un vaso de barro. Cada hermano suyo tiene un
tesoro muy valioso, el cual también lleva en un vaso de barro. La jarra la hacen ustedes con sus manos y se
doblan a sí mismos dentro de ella, diciendo que el mundo es de barro. Quien se siente dentro de una jarra
verá a todo el mundo como barro. Salgan de sus jarras y vean el mundo tal y como es, y no como lo han
hecho dentro de ellas. Que todos llenen sus jarras del tesoro de Cristo, porque sólo Él es el verdadero
tesoro.

Para poder entender a su hermano, no se acerquen a él a través de un sistema intelectual creado en


su propia mente, sino más bien acérquense a él con amor del Espíritu del Creador que Él ha puesto
en su corazón.

Sean granos llenos de trigo en la era del Señor, cuando el aventador trabaje en ustedes y les lance al aire
para purificarles. Serán pesados y caerán al suelo de la era para ser reunidos en los graneros de la vida, y
no sean granos vacíos y pesados como la paja que se lleva el viento dispersándola fuera de la era y
esparciéndola. Estén seguros que nada les llenará ni les dará peso excepto Cristo.

Llénense de Cristo y quedarán en la era para ser reunidos; con tal de que estén en la era, la horca de
aventar seguirá aventándoles, y el heno y la paja saldrán volando. En la era, cada grano de trigo permanece
solo aun si fue reunido, medido y empaquetado con sus hermanos los demás granos.

La piedra del molino, el agua y el fuego convierten a los granos de trigo en una misma harina y un mismo
pan. El trayecto desde el campo al pan es largo: oren por la hoz que les cosecha, por el aventador que les
avienta, por la piedra del molino que les muele, por el agua que les amasa y por la lumbre que les
hornea. El camino de santidad va del campo al pan, de la tierra a la luz, del pesebre a la Cruz y la
Resurrección: caminen en el gozo de la Resurrección.
Undécima experiencia: El futuro es el primer día del otro mundo
9/7/2021

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Observen las aves del cielo, cómo preparan esmeradamente sus nidos, ponen cuidadosamente sus huevos,
guardan tiernamente a sus polluelos hasta que les salgan plumas y echen vuelo, protegiendo los árboles del
Señor. Ustedes están construyendo sus nidos, poniendo sus huevos e incubando a sus pequeños en
árboles cuyas raíces han sido afectadas por la putrefacción, los ácaros devoran sus troncos y las polillas
gitanas se alimentan de sus ramas. Si el árbol se cae, sus nidos se desparramarán, sus polluelos se
dispersarán y ustedes se quedarán solamente con las ramas desnudas en donde desplegar sus alas. Se
están esforzando y trabajando excesivamente para construir nidos seguros y cálidos donde a sus retoños
les saldrán plumas, y desde dónde saldrán ellos volando y anidarán también.

Cuiden del árbol tal y como cuidan de los nidos; asimismo, tal y como les confiaron los nidos, también se les
han confiado sus árboles. Ocúpense de las raíces, cuiden del tronco, cuiden de las ramas y las hojas:
entonces les bastarán unas cuantas pajas y una pizca de tierra para construir sus nidos. Las ramas del
árbol les protegerán y sus hojas les darán sombra. No se hundan en sus nidos ni eleven sus bordes de
modo que les ofrezcan seguridad; laboren en la confianza del Señor, y Él les afianzará.

Al apresurarse por asegurar su futuro y el de sus hijos, recuerden siempre que su futuro no son sus
últimos días en este mundo, sino el primer día en el otro mundo. Aseguran el futuro de sus hijos
cuando afianzan para ellos el cielo. Sus hijos están para que ustedes les den vida, y no hay vida mas que
en Cristo. Denle Cristo a sus hijos, pero si Cristo no está en ustedes, difícilmente le podrán compartir sus
hijos.

Si ustedes no se santifican, ¿cómo santificarán a sus hijos? Si Cristo no está en ustedes, ¿cómo se lo
darán a sus hijos? Si no les dan a Cristo, todo lo demás que les ofrezcan será inútil y efímero,
desaparecerá y dejará de existir con ellos. No son los altos edificios o las garantías de este mundo lo que
les dará a los hijos de ustedes seguridad y un futuro. Denles su santidad y sus oraciones, y asegurarán para
ellos seguridad en este mundo y un futuro en el otro mundo.

Van ustedes en pos de su propio éxito y del éxito de sus hijos en la vida, cuando el éxito en la vida consiste
en estar delante de Dios sin remordimientos.
Desciendan a las raíces, cuídenlas y sean desinteresados. El trabajo en las raíces está oculto, no está a la
vista, requiere esfuerzo y abnegación. La gente ve el árbol, no ve ni las raíces ni su trabajo, mas Dios que
está en los cielos, ve y bendice. Ocúpense de las raíces, guarden el tronco, protejan las ramas, cuiden de
las hojas y mantengan el árbol. Dios guardará sus obras. Ocúpense del árbol—aquello que les resguarda,
les da sombra y les acoge—desde sus raíces hasta la punta de sus ramas, incluso si es a costa del tamaño
de sus nidos.

El mismo tiempo pasa para los buenos y lo malos; si los rectos no ocupan el tiempo con lo que es bueno,
entonces los malos lo llenarán de maldad, y el tiempo será inútil. Cada momento de su vida es una cesta
colocada delante de ustedes para que la llenen de su mies, su siega y sus cosechas; permanece delante de
ustedes por un momento, y después desaparece pasando por detrás de ustedes, y jamás podrán ustedes
hacer que regrese. Si se detienen para mirar atrás y observar sus cestas vacías, solamente las llenarán las
lágrimas de su arrepentimiento por la misericordia de Dios, y la gracia de Dios es suficiente para ustedes.
Cada segundo es una gota de eternidad si lo llenan de Dios. No dejen que el mundo les arrebate las cestas
de su vida, pues entonces permanecerán vacías y amontonarán ustedes detrás de si mismos gavillas de
heno que quemará el tiempo sin quedar nada de ellas.

No participen en un diálogo con el Diablo; terminen su conversación con él antes de pronunciarse la primera
palabra y mantengan siempre su diálogo con Dios. Apisonen su tejado después de cada vez que llueva
antes de que gotee, pues si lo dejan, vendrán las lluvias torrenciales, las inundaciones y la nieve con lo que
se filtrará el agua por las vigas, desplomándose entonces el techo sobre ustedes y sobre sus familias.

No importa lo tentadora que sea la tentación, no justifica el pecado. Llenen su vida del amor de Dios y
santifiquen el tiempo en el que están, entonces su mies valdrá la pena y sus provisiones serán duraderas.
Sólo el dueño del tiempo puede llenarlo. Solamente el Señor de la mies y las cosechas puede llenar sus
cestas; ofrézcanselas a Él, y sus cosechas abundarán.

Duodécima experiencia: Cristo es el fundamento del edificio de Dios


9/7/2021

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Monasterio de Annaya (Líbano). Imagen de Naanouh Productions.


La lámpara se llena de aceite cuando su luz se empieza a apagar en la absoluta oscuridad. Ahora la lámpara
se está oscureciendo, su luz se debilita y las tinieblas son completamente negras. Llenen sus lámparas de
aceite antes de que se apaguen y queden envueltos en penumbra.

Ocúpense del aceite de la lámpara al lado de cuya luz deben mantenerse despiertos. Estén atentos al
aceite de la lámpara que alumbra sus noches. Cuiden de la lámpara que les guarda. Su lámpara se está
apagando y la luz de su hogar se ha ido oscureciendo. Están ustedes absortos, viendo lo que está delante e
ignorando la luz que les alumbra en sus tinieblas.

Iluminen la oscuridad con su lámpara, ya que es de noche; no duerman en negrura esperando que brille la
luz del día. Cuando resplandezca la luz del día, empieza otra labor, y les preguntarán sobre la labor
nocturna. Si la luz de su lámpara se apaga a falta de aceite, llénenla de aceite, no se queden en vela con la
lámpara de su hermano dejando que la suya se apague; les preguntarán por su lámpara bajo la cual
deberían permanecer en vigilia, y aquella se apagó. Que brille la luz en toda lámpara hasta que amanezca
el día. Una lámpara se llena de aceite; no se llena de buenas intenciones y deseos ni con el agua de la
humillación; cuiden de la luz de su lámpara durante su trabajo y su producción.

Vuelvan a examinar sus prioridades. Su escalera está al revés. El peldaño pequeño está debajo y el
peldaño grande está arriba. Vean como se construye el edificio del constructor sabio: la piedra más grande
abajo, y la más pequeña arriba. Hoy en día mucha gente construye sus paredes al revés: ya no distinguen
entre lo grande y lo pequeño, lo primero y lo último, lo importante y lo primordial. Un muro cuya piedra más
pequeña esté en la parte inferior y cuya piedra más grande esté en la parte superior se desmoronará y el
edificio se derrumbará. Muchos son los muros que se derrumban y las uniones que se rompen por culpa de
la ignorancia de los trabajadores y el orgullo de los constructores.

Levanten ustedes su edificio con sabiduría; construyan sobre el fundamento de Cristo, piedra esencial para
toda su construcción sobre la que se apoyan todas sus coyunturas. Coloquen sus piedras grandes en los
cimientos y las más pequeñas encima; y si en una de las paredes de su edificio ven que hay una piedra
grande en la parte superior y una piedra pequeña en los cimientos, derrumben su pared entera y vuelvan a
construirla. No importa cuán grande y alto sea su edificio, mejor será que lo vuelvan a construir desde el
principio que dejar que se derrumbe, se hunda y se desplome encima de su cabeza o de las cabezas de
sus hermanos o sus hijos.

Tengan la certeza que si Cristo no es el fundamento de todo edificio, éste se desmoronará y se derrumbará.
No se dejen impresionar por altas construcciones cuya base sea el hombre, ya que se desmoronarán, sin
importar cuán elevados sean, y el tiempo los borrará de la memoria. Si usted ya tiene construida su obra y
ha descubierto últimamente que no fue edificada sobre Cristo, derrúmbela y vuelva a hacerla. Una planta
edificada sobre Cristo es mejor que una elevada torre que derribe el viento. Cristo es el fundamento del
edificio del Señor, ustedes son sus piedras vivientes y el Espíritu Santo es la piedra angular. Cristo
sostiene todo el edificio y el Espíritu reúne todas las piedras del arco y apoya a las paredes. El Espíritu es
espíritu de amor. El amor es la piedra angular. Si se quitase el Espíritu, eliminaríamos la piedra angular, el
arco se rompería, las piedras se separarían y todo el edificio se derrumbaría.

El Espíritu Santo, espíritu de amor, es la piedra angular que guarda el pacto. Cada piedra del edificio tiene
su lugar; cada piedra en una planta recibe el apoyo de las piedras de debajo y lateralmente de otras piedras
a las que también apoya a su vez. Por encima hay piedras a las que soporta. Cada piedra ha sido cortada
para ocupar su lugar. La piedra que falta de un edificio deja un espacio hueco en su lugar, lo cual también
deja pasar la lluvia, el aire, el polvo y el viento. No dejen espacios entre una piedra y otra, o de lo contrario
el edificio terminará siendo débil. Tampoco dejen arena entre piedra y piedra, pues la lluvia se intensificará y
se acumulará la nieve haciendo que la arena se deslice y el edificio se desmorone. No es la arena lo que
mantiene pegadas entre sí a las piedras, sino que es el poder del Espíritu lo que mantiene juntas a las
piedras de la edificación.

Permanezcan firmes en el edificio del Señor. Perseveren en construir el Reino y sean piedras vivientes en el
templo del Señor; la piedra que no esté en el templo del Señor sigue siendo una piedra del montón con las
demás; tiene volumen pero carece de forma, lugar o función, no es más que una piedra amontonada con
otras piedras.

Ríndanse en las manos del Señor, Sabio Constructor; dejen que Él les pula y les talle; permitan que Él
elimine lo que les sobra y perfeccione lo que les falta; dejen que el Señor les dé forma, tamaño y lugar. Ya
sean ustedes piedra grande o pequeña, cada uno tiene su lugar según el tamaño al que fueron cincelados.

Permitan que el Señor les edifique y entonces tomarán su propio lugar en la planta. No se coloquen en el
sitio que les llama la atención: si ocupan un puesto más grande del que les corresponde sobresaldrán y se
descoyuntará toda la pared, y si toman un lugar demasiado pequeño quedará un hueco alrededor de
ustedes. Ocupen su propio lugar, apoyen a lo que está por encima de ustedes, apoyen a los que les rodean
y apóyense en aquel que les lleva. Cristo carga con todos, mientras que el Espíritu les junta y les dirige.

Decimotercera experiencia: El amor es una luz que resplandece


9/7/2021

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Imagen del padre Shadi Beshara

El amor no es apego, porque el amor es libertad y el apego es una atadura.

Dios es libertad. El amor no es una emoción humana; el amor es un poder divino de creación y un poder
celestial de resurrección. El amor no es un instinto que fluye del espíritu. El amor no es un hábito muerto
que nos ata y nos vincula. Es un poder de perpetua renovación que nos renueva y nos libera. El amor no es
un sentimiento que vaya hacia una dirección específica, el amor es una luz que brilla en todas las
direcciones.

Dios no es una sensación, Dios no es un sentimiento, Dios no es un hábito, Dios no es afecto, Dios no es
una idea. Dios es verdad, Dios es vida, Dios es el creador y dador de vida. El amor no pide un precio o una
compensación por dar de sí mismo. El amor siempre va hasta el fin.

El amor que brota de un ser humano tiene por propósito un retorno al ser humano del que nació. Cuando un
hombre ama desde su ser, ama para sí mismo, sea cual fuere el tipo de su amor o la fuerza del mismo. El
amor que origina de Dios y que el hombre recibe de Él tiene a la otra persona como propósito.

Si el amor de ustedes viene de Dios, entonces es para su hermano, mas si su amor viene de ustedes
mismos, entonces es para ustedes mismos. El hombre cuyo amor emana de sí mismo se ama a sí mismo
en los demás, creyendo que les ama a ellos. Nunca confundan el amor con el deseo, el amor con el
sentimiento, el amor con el hábito, ni el amor con el apego.

Decimocuarta experiencia: Confiesen sus pecados y acabarán con a


la maldad que está en ustedes
9/7/2021

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Cuando Cristo ascendió, el diablo cayó. Aquellas personas que se mantienen cerca de él, irán con él; y quien
esté en su camino caerá. No se aferren a él y no se pongan en su camino. A él lo único que le preocupa es
falsear la imagen de Dios en la mente y corazón de ustedes, así como falsificar la imagen propia que tengan
ustedes de sí mismos. Él quiere que conozcan mal a Dios y que se vean erradamente a sí mismos. Él
falsifica, tergiversa y engaña: intenta exaltarles cuando deberían empequeñecerse, les menosprecia cuando
deberían recibir honra. Intenta detenerles cuando deberían ustedes caminar, y les hace andar cuando
deberían ustedes parar; trata de hacerles hablar, cuando deberían guardar silencio, y acallarles cuando
deberían hablar. Intenta persuadirles para que se apresuren, cuando deberían ustedes frenar; y a caminar
lentamente cuando deberían darse prisa. En todo caso, él quiere confundirles a ustedes. El diablo es el más
grande engañador, el mayor falsificador, un vicioso malhechor. Nuestro Señor y Maestro le describieron
como mentiroso y padre de la mentira.

El diablo jamás viene mostrando su verdadera apariencia, jamás viene con una imagen fea; él sabe lo que
les gusta a los humanos y lo que les atrae. Les cuenta cosas que les agrada oír, les muestra a ustedes
cosas que les gusta ver, les da cosas que les agrada tocar, y les alimenta con aquello que les place
saborear.
Cuando un delincuente falsifica el oro, lo hace usando algo que se le parezca: amarillo y brillante. De este
modo también, para que el diablo falsifique la imagen de Dios – quien es Amor en las vidas de ustedes—lo
hace usando cosas que la gente llama amor, y las mezcla con Dios, quien es Amor. Los sentimientos que
surgen del instinto, la pasión, los lazos afectivos y los hábitos esclavizadores, los usa todos el diablo para
aturdir al hombre acerca de la verdad sobre Dios, el amor que da vida.

Al diablo lo único que le preocupa es entorpecer a aquellos que ascienden hacia el Señor. El diablo quiere:

1- Apartarles del camino; les creará un objetivo que les atraiga y hacia el cual ustedes se quieran dirigir,
para que puedan desviarse del camino y perderse.

2- O hará que caigan para que se detengan; les tenderá una trampa para que caigan en ella.

3- O les empujará hacia atrás; les cansará y les desanimará de modo que retrocedan y se vuelvan atrás. A
él lo que le importa es que ustedes no lleguen.

Toda cosa que reúna y que congregue alrededor de lo bueno es de Dios, y toda cosa que divida y disperse
es del diablo. El diablo domina a la gente a través de las cosas de este mundo; cuanto más se deshaga el
hombre de él, más protegido estará del maligno, y cuanto más se mantenga cerca de él, más estará bajo la
influencia del mal. El diablo es el señor de este mundo. Cuanto más estén sumergidos en el mundo, más
estarán ustedes bajo su poder, y cuanto más se separen del mundo, más se librarán de él. ¡No olviden que
ustedes no son de este mundo! ¡No se sumerjan en él! Naveguen por él, elévense por encima de él, y
levántenselo al Señor a través del poder de Cristo elevado en la Cruz.

El diablo al principio le hace reír al hombre, para hacerle llorar al final; y siempre se lleva al hombre al
infierno mientras ríe, mas una vez allí habrá llanto y crujir de dientes. El hombre que ahora se ríe con el
diablo ciertamente acabará llorando al final.

Dios tal vez inicialmente les haga a ustedes llorar, pero con Dios siempre reirán al final. Dios siempre les
hace llorar para disciplinarles, mientras que el diablo viene a hacerles reír y apartarles de Él, y cuando Dios
les hace reír y viene el diablo para hacerles llorar, no dejen que les engañe.

El diablo odia la imagen de Dios, aborrece al hombre que está asumiendo la imagen de Dios, y quiere
distorsionar esa imagen que está en él. El único modo en que Satanás puede deformar la imagen de Dios
en una persona es detener la obra del Espíritu de Dios en ella. Entonces, la única imagen que queda en
esta persona es la imagen del animal. El deseo del diablo es darle al ser humano la imagen de un animal.

La primera y primordial arma en contra del diablo es la honradez; cada palabra de verdad que
pronuncien es una flecha que disparan al corazón del maligno, y cada confesión honesta de pecado
es una lanza con la que le atraviesan el corazón.

La siguiente arma esencial es la humildad. La sinceridad y la humildad significan confesión. Confiesen sus
pecados y destruirán el mal dentro de sí mismos.

Al diablo lo único que le preocupa es distraerles de Dios. ¡Cuidado! Él intenta distraerles de Dios incluso con
asuntos de Dios; él les distrae del significado de la palabra que están orando con el vocablo en sí, y les
distrae de alabar al Señor con la melodía del himno con el que le están alabando a Él. Les distrae de Dios
con la oración que le están orando a Él.

Recuerden bien que no pueden mantenerse en pie cuando se enfrenten al diablo si no se arrodillan ante
Dios. El diablo no entra a través de las ventanas y aperturas que ustedes vigilen y cierren bien. El diablo
entra a través de la puerta que ustedes abran.

Decimoquinta experiencia: Movimiento y vida


9/7/2021

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Imagen del padre Shadi Beshara

Existe una gran diferencia entre movimiento y vida. Una persona puede moverse sin tener en sí vida; también
puede tener vida en sí pero no movimiento. El hombre es movimiento y vida. El universo, con sus
numerosas galaxias, estrellas y criaturas, está lleno de movimiento pero no todos ellos tienen vida. La vida
está solamente en Dios el creador. Dios es vida.

Cada movimiento en el universo está condenado a morir, pero la vida es eterna. Todo movimiento tiene un
fin, sea cual fuere su grandeza, pero la vida no tiene fin. La vida es eterna porque la vida es Dios y Dios es
eterno. El movimiento pasará, pero la vida no lo hará. El hombre tiene en sí movimiento y vida; el
movimiento está limitado por el espacio y el tiempo, pero la vida no está limitada por el tiempo ni por el
espacio. El movimiento del ser humano está condenado a morir y tiene un fin, no importa lo mucho que
dure, pero la vida que está en él es eterna.

Cristo ha venido a darnos vida, y a santificar el movimiento que está en nosotros. Cristo da vida eterna
porque Él es el Hijo de Dios y la vida es de Dios. Sin Cristo, nuestro movimiento está condenado a una
muerte inevitable; y con Cristo tenemos vida eterna; no hay ninguna otra opción intermedia: es muerte o
vida.

Santifiquen el movimiento que está en ustedes a través de la vida que proviene de Jesucristo. No busquen
la inmortalidad en este mundo, en el tiempo de este universo, alargando su movimiento en el tiempo por
siempre, ya que incluso el tiempo está destinado a morir y tiene final. La inmortalidad solamente existe en la
vida eterna en Jesucristo, y no hay vida inmortal y eterna en el tiempo porque todo el tiempo no es eterno.

Decimosexta experiencia: Toda familia es una familia sagrada


9/7/2021

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La familia humana sobre la tierra tiene la


imagen de la Sagrada Familia en el cielo. La
familia transmite el plan de Dios de una
generación a otra. Transmite el amor y la
palabra de Dios a través de las generaciones.
La desintegración de la familia significa
desintegración del plan de Dios en la
humanidad. Significa la destrucción del
mensaje de salvación y santidad para la
humanidad. Toda familia es una familia
sagrada porque está hecha a imagen de
Dios en Trinidad. La corrupción de la familia
significa corrupción de la imagen de Dios. La
familia lleva la antorcha de luz y la va
pasando de una generación a otra para que el
mundo permanezca iluminado por la luz del
Señor.

Icono maronita de la Sagrada Familia

La familia es el lazo que mantiene vinculada a la humanidad a través del tiempo, enlaza a las generaciones a
lo largo de la historia de modo que la humanidad pueda crecer y aumentar. Si este lazo que une a la
humanidad se rompe, y la humanidad se separa de su pasado, ya no será más que generaciones perdidas sin
historia ni identidad. La familia es lo que conserva la memoria de la humanidad; la humanidad sin familia es
humanidad sin memoria. Una persona sin memoria sigue dando vueltas en un mismo lugar, y la humanidad sin
memoria se detendrá en la historia y perecerá.

La familia es el fundamento del plan del Señor y todas las fuerzas de maldad están centrando todo su mal en
destruir a la familia porque saben que al acabar con ella se sacudirán los cimientos del plan de Dios. La batalla
del Maligno en contra del Señor es la guerra en contra de la familia, y la ofensiva del Maligno en contra de la
familia es el núcleo de su lucha contra el Señor. Ya que la familia es la imagen de Dios, desde el principio de la
creación de este universo el Maligno se ha centrado en destruir a la familia, fundamento del plan de Dios.

La familia es el lugar donde el hombre se comunica con Dios y con sus hermanos en la humanidad. Sin la
familia, esta comunicación se rompe y nada puede reemplazarla jamás. Si el hombre intenta reenlazar el
contacto roto usando sus medios humanos, éste será frágil, débil y estará torcido, y la humanidad estará
enferma y corrompida, dirigiéndose hacia una muerte lenta.

Guarden a sus familias y protéjanlas de las maquinaciones del maligno a través de la presencia de Dios en
ellas. Protéjanlas y guárdenlas a través de la oración y el diálogo, a través del mutuo entendimiento y el
perdón, a través de la honradez y la fidelidad, y sobre todo por medio de escuchar. Escúchense los unos a los
otros con sus oídos, ojos, corazones, bocas y palmas de las manos; mantengan lejos de sus hogares el
rugiente ruido mundanal, porque se parece a las tormentas enfurecidas y las olas embravecidas: una vez que
entra en el hogar, lo arrasará todo y les dispersará a todos. Conserven el calor de la familia ya que el calor del
mundo entero no puede compensar su pérdida.
De los cinco mensajes restantes de las palabras de San Chárbel
9/7/2021

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La vara del pastor se usa para guiar y proteger al rebaño de los lobos y las bestias del bosque; la vara del
Buen Pastor permanece pegada a Su mano, aunque sea un cetro. El cayado de roble en la mano del buen
pastor se hace como un cetro, y el cetro ornamentado permanece en su mano como cayado de roble.

El dedal lleno y la olla llena son parecidos: sea usted olla o dedal, lo importante es que esté lleno. Intenten
estar siempre llenos, sea cual fuere su tamaño. No se distraigan con cosas externas; las cosas a su alrededor,
delante de ustedes y detrás de ustedes son menos valiosas que aquellas cosas que están dentro de ustedes.
La verdad siempre sale, mientras que el mundo se hunde. El mundo nunca les da, siempre les deja
endeudados, solamente Dios da.

No pueden elevar a la gente más alto de donde estén ustedes. Pueden subir y arrastrarles a donde están
ustedes, cuanto más suban, pueden atraer hacia ustedes a sus hermanos. Cristo les levanta cuando están
elevados para que puedan levantar a sus hermanos, al ser ustedes levantados a través del poder de Cristo.
Cuando ustedes son atraídos hacia Cristo atraen a la gente que les rodea.

No vendan sus almas en los mercados de este mundo; sus almas son muy valiosas. Sea cual fuere el
intercambio de valor que les pague el mundo, seguirá siendo barato y bajo en comparación con su verdadera
valía. No vendan sus almas porque el mundo no puede repagarles su precio, ya que su precio es la sangre de
Cristo y fue completamente pagado en la Cruz. El reino de Dios no es una meta sino un sendero que pueden
seguir dentro de sí mismos por el poder del Espíritu Santo, paso a paso, día a día, en los pequeños detalles
que llenan los momentos de sus vidas, segundo tras segundo. La meditación es mirar a las cosas tal y como
son, no como las imaginan en sus mentes, o como quieren que sean.

Aman a sus ideas sobre la otra persona, no a la persona misma, y odian a la idea que tienen sobre la persona,
no a la persona en sí. Cuidado, no condenen y no permitan que penetren en su mente ideas preconcebidas ni
juicios acerca de nadie. Los prejuicios son lentes de color que se colocan sobre los ojos; a través de ellas
verán a cada persona según sea el color de las lentes, y no con el verdadero color de la persona. Pónganse en
la cabeza la sabiduría de la naturaleza, en su corazón su belleza y en su espíritu el poder de su continua
renovación.
Cuando cometan un error, reconózcanlo, manifiesten su falta, confiésenla y corríjanla cuanto puedan;
reconocer un error y corregirlo les hace sentirse bien y no les rebaja. Corrijan lo que puedan corregir, y Dios
recuperará lo que no puedan arreglar cuando a Él se lo confiesen, compensando por aquello que ustedes no
puedan restaurar…

No justifiquen su error por sus buenas intenciones: las buenas intenciones no nos llevan al cielo; sus obras
deben ser buenas al igual que sus intenciones; lo que cuenta es el fruto de sus esfuerzos y las consecuencias
de sus palabras, no sus buenas intenciones. Las buenas intenciones son el argumento del ignorante; y la
ignorancia se parece al sueño: uno no se percata de estar dormido hasta no despertar. Levanten a los que
duermen, quienes al despertar comprenderán que dormían. No hablen con un durmiente ya que no les oye;
despiértenle y después hablen con él.

Cuanto más aumente en el hombre la santidad, más deja de percatarse de ella, y cuando observa su propia
santidad, ésta desaparece.

Dejen que dé vueltas en sus cabezas la palabra, igual que hace el que lanza una piedra la girándola con la
honda, y no soltándola hasta estar seguro de estar apuntando al blanco. La palabra en sus bocas es como la
piedra en la honda y una vez que la sueltan ustedes ya no la pueden recuperar. Si su palabra no va a dar en el
blanco, no la lancen porque hará daño. Eviten pronunciar palabras que tengan varias explicaciones, usen
palabras que tengan un solo sentido. Sean un buen ejemplo en vez de dar buenos consejos. Cuando vean una
equivocación, corríjanla en silencio en lugar de criticar.

La piedra en el desierto bajo el sol, o en el río sumergida en el agua, o bañada en aroma, empapada de
incienso o pintada de colores, seguirá siendo piedra. Solamente los escombros, las piedras, los guijarros y la
arena vienen de la roca, y al ablandarse lo que da, como mucho, es solamente polvo. El ser un santo es algo
completamente distinto que mostrar que lo que somos; lo uno es posible sin lo otro.

Distingan siempre entre sus deseos y sus necesidades; el hombre anhela muchas cosas que no le hacen falta,
y necesita muchas cosas que no desea. La riqueza se mide según la falta de necesidades, no por la
abundancia de posesiones. Todo lo que crean poseer en este mundo, realmente les posee a ustedes. Lo que
crean que está bajo su dominio en este mundo, está realmente dominándoles a ustedes. Todas las cosas en
este mundo sobre las que ejercen control les hacen socios del diablo. Ustedes existen en este mundo para dar
y servir, no para poseer y dar órdenes.

Hay una gran diferencia entre participación y compromiso; vivan el compromiso en la iglesia, y no
involucrándose con la comunidad. La dirección que uno toma es más importante que la velocidad adoptada.
¿De qué sirve la velocidad y la aceleración si la dirección está mal? No empiecen nada sobre la tierra si no
termina en el cielo; y no caminen en un sendero sobre la tierra, que no conduzca hacia el cielo.

Sus cinco sentidos físicos están incompletos: lo completa el sentido espiritual. No se puede ser santo sin pasar
por la humanidad. Las cosas que ocurren dentro de ustedes son mucho más importantes que las que ocurren
en sus vidas.

Disciernan siempre entre la oportunidad y la tentación, pues el tratar de aprovechar una oportunidad es una
buena iniciativa, pero el caer en tentación es una caída vertiginosa hacia el mal.

El pecado es como un veneno; cuando se peca, es como beber veneno; son ustedes quienes se envenenan,
no importa cómo lo tomen o quien se lo dio. Cuando uno se envenena y muere, de nada sirve echarle la culpa
a los demás.

El ignorante se aferra al polvo hasta que él mismo se convierte en polvo; el sabio y prudente se aferra al cielo
hasta que lo alcance. El lugar al que usted se sujeta es al que pertenecerá.

Lo que entre en usted, y usted reciba, no es suyo; y lo que emane de usted y lo regale es suyo. Su opinión no
reside en lo que recibe, sino en lo que emana de usted; lo que entra en usted no es parte suya, sino que lo que
sale de usted es parte de usted. Por el poder del Espíritu, derivado de sus oraciones, transformen todo lo que
entre en ustedes, y que no posean, en santidad que irradie de ustedes y que les convierta en propietarios de
todo.

En el camino del Señor, si retroceden un paso, el diablo les hace retroceder diez; pero si avanzan un paso, el
Señor les ayuda a avanzar cien más.

El que se pasa toda la vida sonando la campana de la Iglesia no será necesariamente el que entre en el cielo y
salve su alma. Es mejor que escuche la campana de su conciencia cuando anuncie un pecado; muchos son
los que hacen resonar la campana de la iglesia para no oír la de su conciencia.

No coman hasta la saciedad, coman para calmar el apetito, pues el hombre sabe cuando no tiene hambre,
pero no sabe cuando se ha saciado. El hombre jamás está satisfecho. El sabor de la castidad es más delicioso
que el sabor del placer sexual. No es el vino el que embriaga al hombre, sino que es el hombre quien se
embriaga.

Los milagros de San Chárbel


Desde el tiempo de su encarnación, nuestro S
origen de todos los milagros, como se ve clar
Testamento. Además, los santos “Que sean gu
de Dios son hijos de Dios… Y si somos hijo
herederos de Dios y coherederos con Cristo, p
con él, también tendremos parte con él en su glo
18). San Chárbel se desapegó durante su vida d
y ofreció todo su ser a Dios. Desde la niñez ded
la oración y mediante el ejemplo de sus dos tío
vida monástica.

Pasó 23 años de su vida como seglar, otros 23 como monje y


después como sacerdote y los últimos 23 años de su vida fue
ermitaño. Dormía tan solo escasas horas cada día, pasaba horas
preparándose para la divina liturgia; oraba durante su trabajo en los
campos y se sumergía en la adoración del bendito Sacramento y en
la meditación de la palabra del Señor. Vivió en pobreza, silencio,
obediencia, ayuno y abstinencia. Soporto insultos y humillación con
amor hacia los demás.
Milagros durante su vida: Dios comunicó a San Chárbel en
diversos momentos influencia sobre los animales (langostas,
culebras…); También sanó a los enfermos, intercedió por una mujer
estéril para que concibiera, echo fuera demonios y fue fundamental
en las conversiones espirituales de otras personas.

Milagros adoptados para la beatificación y canonización del padre Chárbel. Véase la página de Biografía.

Más milagros
Hasta la fecha se han anotado más de 33.000 milagros de sanidad en los registros del monasterio de San Marón-
Annaya. Además hay incontables miles de Milagros reportados en el Líbano y en otros países que no figuran en
estos registros.
Cartas sobre milagros y las banderas de sus países de origen. Imagen de Naanouh Productions.

Por encima de todo, la gracia de un arrepentimiento sincero es la


obra más fundamental y significativa del Espíritu. El Santuario de
San Chárbel en el Líbano se considera uno de los santuarios
internacionales más importantes. En este lugar sagrado, santificado
por la presencia de San Chárbel, se es frecuente testigo de la gracia
de la conversión y el arrepentimiento y reconciliación con Dios y el
regalo de una conciencia libre de la carga del pecado.

Jesucristo sigue vivo, sanando las heridas de la humanidad que sufre


y perdonando los pecados que provocaron Su inevitable muerte,
dándonos vida eterna. (“San Chárbel. Según testimonios de la
época” del padre Hanna Skandar)

Siguen saliendo noticias e información acerca de las gracias y


milagros de San Chárbel del monasterio de San Marón en Anaya,
donde se encuentra la tumba del santo. Todos los años vienen unos 4
millones y medio de visitantes a Annaya, en el Líbano, para rezar y
pedir la intercesión del Santo.

Visitantes de la ermita de San Chárbel en Anaya, en el L


Shadi Beshara.

San Chárbel es un gran intercesor que forja una verdadera relación con aquellos que piden su intervención
mediante fe y oración. Muchas veces esto trae milagros mediante la voluntad de Dios.

Nohad El Shamy
Se han atribuido numerosos milagros a San Chárbel desde su
muerte. El más famoso es el de Nohad El Shamy, una señora de 55
años (en el momento del milagro), madre de 12 hijos que fue curada
de una parálisis parcial [ella sufrió una hemiplejia del lado
izquierdo, que afectó su pierna, su brazo y su boca].

Ella relató que durante la madrugada del 9 de enero de 1993 vio en


un sueño a dos monjes maronitas de pie al lado de su cama. Uno de
ellos le puso las manos en el cuello y la operó, aliviándola del dolor
mientras que el otro le colocó una almohada debajo de la espalda. Al
despertar, Nohad descubrió dos heridas en su cuello, una en cada
lado y había sido completamente curada. La siguiente noche, San
Chárbel le dijo en un sueño:
“…Yo te operé por el poder de Dios para que pudieran verte,
porque algunas personas han dejado la oración y ya no van a la
iglesia, ni respetan a los santos, y no se puede hacer nada con
ellos. Pero en cuanto alguien necesite cualquier cosa de mí, yo, el
padre Chárbel, estoy siempre presente en el eremitorio. Te pido
que visites el eremitorio el día 22 de cada mes y que asistas a
misa toda tu vida”.

Nohad El Shamy

Otras gracias y curaciones


Desde 1950 y hasta el día de hoy, los monjes del Monasterio de San
Marón en Annaya no han dejado de registrar gracias atribuidas a la
intercesión de San Chárbel. Los milagros que él ha hecho son
innumerables y se mantienen en los archivos del monasterio.

Merece la pena mencionar que estos milagros, que han sucedido en


todo el mundo incluyen a personas de diversas fases y creencias
(cristianos, musulmanes,…), solamente se registran después de
confirmar su autenticidad y de ser juzgados como fidedignas. La
mayoría de las curaciones físicas se produjeron dentro del ámbito de
enfermedades incurables y malignas y la manera en que se produjo
cada sanidad es distinta en cada caso. Algunos fueron curados a
través de la oración, otros a través del aceite bendito o el incienso,
otros tras ponerse una prenda bendita o participando en la misa en la
tumba del santo o en el eremitorio, o a través de rezar la novena a
San Chárbel. Estos milagros de sanidad siempre van más allá de los
aspectos físicos tocando las almas de las personas afectadas,
motivándoles para que se aparten del pecado y atrayéndoles hacia
Dios.

Un denominador común para todos estos milagros es la creencia en


el poder de Jesucristo obrando mediante la intercesión de su siervo
fiel, San Chárbel.

Sanidad registrada de Yasine Nidal Jaber, musulmán su


de Naanouh Productions.

Experiencia de Raimundo Náder con San Chárbel


9/7/2021

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Raimundo Francisco Náder, nació en el Líbano en 1961, es cristiano maronita, casado y padre de tres hijos. Comp
universitarios en la Universidad de San José en Beirut, donde obtuvo un título en Ingeniería Electromecánica. Más t
se especializó en física nuclear y trabajó en tecnologías

Desde que era niño, le fascinaba la historia de la creación y

Durante la guerra civil libanesa (1975-1990), Raimundo regresó a su país para estar con sus padres y s
incorporándose a las fuerzas cristianas libanesas y participando en varias batallas para defender a la comunida
como oficial de alto rango y fue el comandante de la escuela

Tras finalizar la guerra, regresó a la vida civil y trabajó como director ejecutivo de una empresa sueca en Beirut.
A partir de 1985, empezó a dedicarse
con regularidad a la oración, y a
participar en retiros espirituales
donde pasaba tiempo en meditación
y oración. Uno de estos lugares fue el
eremitorio de San Chárbel, en
Annaya[1], en el Líbano.

En la noche del 10 de noviembre de


1994, Raimundo estaba rezando en el
frío, al aire libre delante del
eremitorio de San Chárbel. Durante
su oración, recibió una nueva
experiencia del amor paternal y el
cuidado de Dios. A continuación se
expone un resumen de su relato[2]:
Eremitorio de San Chárbel, Annaya-Líbano por el
padre Shadi Beshara
“Estaba yo orando, igual que lo hago desde hace muchos años, y esta vez delante del eremitorio de
Annaya… Me encontré en otro mundo… todo se había detenido. Ya no veía las velas, que yo había en
árboles, ni el suelo…No oía sonido alguno… No podía sentir mi cuerpo. Comencé a ver—mas no con los o
jamás había visto en la vida. Había dejado de oír con los oídos, pero comencé a oír lo que jamás antes había
sentir en mi corazón lo que jamás antes había sentido, como si mi corazón ya no estuviese hecho de carne
extraña y asombrosa luz, distinta a todas las demás que hubiera visto alguna vez: era un mar luminoso
desde un extremo del universo al otro. El sol se asemejaría a una pequeña vela, comparado con aquella lu
una luz natural; a pesar de su intensidad no deslumbraba ni quemaba… Una luz suave y delicada; tenu
poderosa al mismo tiempo. Tenía un color cristalino y era luz extremadamente clara y pura. Me sentí com
diminuta gotita de agua, nadando en un enorme mar de maravillosa luz cristalina… Me encontraba muy s
bebé pequeñito, nadando confiadamente en el agua del vientre de su madre… Experimenté un gozo indescr
asombro.

No sabría decir si estaba de pie, sentado, nadando o en otra posición que desconozco. Lo que sí sé era
presencia de un ser supremo, o dentro del corazón de un ser muy poderoso y maravilloso. Esta presencia
de poder, conocimientos, así como de compasión y de amor… me sentí como si estuviera en contacto con
al mismo tiempo, me comunicaba con todas las criaturas del universo. Parecía que todo el universo se hab
uno y yo era parte de ello. Como si el universo se derritiera en esta luz y también yo me derretí en él. Enton
diálogo con aquella luz. Me hablaba sin palabras, sin voz, sin lenguaje, pero de una manera más elocuen
idioma. Aquella luz me hablaba directamente al alma y se dirigía directamente a mi mente y a mi corazón, s
oídos ni los ojos ni por ninguno de mis sentidos terrenales, de los cuales ya no er

Me dije: “Debo estar soñando”. La persona me respondió a Su manera y en Su idioma sin palabras, son
haciéndome comprender claramente, y de manera que no daba lugar a equívocos, malinterpretaciones
erróneas, que yo no soñaba. Aun así, me repetí a mí mismo: “Desde luego, que no estoy consciente…
manera, precisa y maravillosa, me explicó que yo estaba, en este momento, en el punto culminante de vig
en toda mi vida había alcanzado un nivel de consciencia sobre mi existencia y mi ser como el que tenía en
Era como si Él me dijera: “Ahora estás más consciente de lo que estado nunca en tu vida. Estás en e
consciente de tu

Entonces comencé a preguntarme dónde estaba, qué era esa luz, quién era el que me hablaba. Era en aquel
del más asombroso sentimiento que pueda sentir jamás una persona: una gran paz, un gozo indescriptible
intensa y absoluta…una claridad completa y maravillosa… un amor puro y fuerte que superaba millones d
que se encuentra en los corazones de todos los humanos. Un amor tremendo y grandioso, pero que no se
hombres; esto era otra cosa… un gran amor divino que sólo esta luz podría
Cuando se apoderó de mí este sentimiento maravilloso y yo me fundí en él, ‘oí’ que Él me dijo: “Soy Yo”, co
conocido desde hace muchísimo tiempo; desde mi nacimiento o tal vez desde antes. Me pareció que
perfectamente, desde que me formé en el seno de mi madre, y aún antes de que fuera formado… como si
que yo mismo todos los átomos de mi cuerpo, y todas y cada una de las células de mi cerebro, y como si
los pensamientos de mi alma y mis sentimientos mucho mejor de lo que lo hacía yo. Sentí que estaba tota
ante Él y que aquella luz atravesaba mi cuerpo de una parte a la otra... En aquella luz no hay sombras; Él se
de todo… Sentí que entraba en cada rincón de m

Me preguntaba cómo podría hacer para que esta luz se quedara en mí para siempre, y que yo permaneciera
que si Él quisiera marcharse que me llevara consigo. Pero Él me contestó, a Su manera, como diciénd
siempre aquí y en todo lugar. No me voy a ninguna parte... Estoy siempre en el tiempo y fuera del tiempo,
fuera de

Esta experiencia mística duró cuatro horas. Raimundo intentó entender todo lo que le había ocurrido, pero no lo co
maravillosa sensación continuó ardiendo en su alma. Recogió su biblia, sus velas y otras pertenencias y se dirigió ha
Explicó lo siguiente:
“C
erc
a
de
la
est
atu
a
de
Sa
n
Ch
árb
el,
not
é
alg
o
cal
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mi
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ad
o.
Mi
bra
zo
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ab
a
cal
ent
an
do
cad
a
vez

s
mi
ent
ras
qu
e el
res
to
de
mi
cue
rpo
est
ab
a
frí
o.
Llegué al automóvil, me quité el suéter y al subirme la manga vi [la huella de] cinco dedos en mi ant
grabados como una mano sobre mi brazo y los rodeaba un resplandor rojo como si hubiesen sido impre
fuego. Pero yo no sentía más que calor. Emprendí el viaje a casa, y al llegar, cuando mi esposa vio mi braz
me preguntó de quién era esa mano [impresa]. Sentí entonces un gran alivio. Ya no necesitaba más prue
había ocurrido era

Esta marca milagrosa en su brazo y su corazón le cambió la vida. Raimundo se puso bajo la autoridad de la Iglesia
solicitud de la misma de documentar el evento, tras haber sido evaluado física y p

El Dr. Nabil Hokayem, cirujano plástico de Beirut, examinó la marca en el brazo de Raimundo tres veces (en 1994,
su opinión profesional, la marca es una quemadura de tercer grado que destruye tanto la capa superior como las inf
médico dijo que la primera vez que vio la quemadura, quiso tratarla y vendarla como se hace habitualmente, pero R
diciendo que no le molestaba. Aparte de no causaba dolor alguno, el médico explicó que era raro que la quem
cicatriz, sino que más bien fue desapareciendo poco a poco hasta “curarse po

Raimundo sigue convencido de que San Chárbel la estampó sobre su brazo para asegurarle que su experiencia d
Dios era tan real como la marca en su brazo. Transcurridos cinco días, la herida se sanó por completo sin más y
alguna[4].
Después de este experiencia spiritual tan
especial, Raimundo dedicó su vida al
servicio de Cristo. En 1995, con un grupo de
laicos junto con sacerdotes, monjes y
monjas, fundó un grupo de oración en
Annaya bajo el nombre de “La Familia de
San Chárbel”[5], que se reunía todos los
viernes por la noche para estudios bíblicos,
celebrar la divina liturgia y después unirse en
una procesión al eremitorio de San Chárbel,
rezando el rosario y meditando en la Palabra
de Dios.

Miles de personas se han unido a “La Familia de San Chárbel” desde 1995, bajo la dirección de la autoridad de la I
se ha ido extendiendo a otros países. Su principal objetivo es vivir realmente acorde al Evangelio, las enseñanzas
Iglesia.

Después de nueve años de experiencia y estrecha observación por parte de la Iglesia (conforme a las reglas par
grupos dentro de la misma), La Familia de San Chárbel recibió el reconocimiento oficial como comunidad eclesial[6

En 1996, Raimundo empezó a trabajar en Télé Lumière, estación de televisión cristiana con sede en el Líbano,
dirigida tanto al Oriente Medio como a todo el resto del mundo. Él es el director ejecutivo del canal satélite de Télé

Raimundo ha estado viajando por todo el mundo desde el 2000 promocionando Télé Lumière y Noursat, y trabajand
cobertura de la estación al mundo entero, mejorando sus programas y equipos, y estableciendo grupos de “La
Chárbel” (en Estados Unidos, Polonia, Ucrania, Reino Unido, Francia, Australia…), con la profunda convicción de q
Cristo que transmite amor, paz y entendimiento entre los pueblos debe alcanzar a todos los corazon

En el 2007, profundamente conmovido por las palabras del Papa San Juan Pablo II, “El Líbano es más que un país
Raimundo fundó el “Movimiento Mensaje del Líbano”, con el objetivo de colaborar en la reconciliación y el estable
entre distintas facciones libanesas divididas por las guerras. Como presidente de “La Familia de San Chárbe
“Movimiento Mensaje del Líbano” y director ejecutivo de Noursat, Raimundo dedica su vida al servicio de nuestro S
Sus Buenas Nuevas e invitando a la gente a responder al llamamiento de Dios para que cada ser humano pueda alc
de Dios en su vida, la cual consiste en llegar a ser santo siguiendo el ejemplo

Hasta la fecha (2021) los encuentros con San Chárbel de Raimundo se han repetido 100 veces. Todos se han prod
en el Líbano, salvo dos veces en la iglesia del Monasterio de la Santísima Trinidad[7] en los Estados Unido
encuentros, la marca se renueva una o dos veces al año. Hasta el momento ha recibido 45 mensajes, de lo
publicado dieciséis hasta el momento.

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