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Vistos:: BVHDRFDXXF

Lina Sinisterra Carabalí interpone un recurso de protección contra el Departamento de Extranjería y Migración por la denegación de su solicitud de regularización migratoria y la validez de resoluciones que ordenaron su expulsión. La Corte de Apelaciones de Temuco acoge el recurso, anulando las resoluciones de expulsión y ordenando la concesión de residencia provisoria mientras se tramita su regularización. Se concluye que el acto administrativo impugnado es ilegal y arbitrario, vulnerando derechos constitucionales y principios de igualdad ante la ley.

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Lina Sinisterra Carabalí interpone un recurso de protección contra el Departamento de Extranjería y Migración por la denegación de su solicitud de regularización migratoria y la validez de resoluciones que ordenaron su expulsión. La Corte de Apelaciones de Temuco acoge el recurso, anulando las resoluciones de expulsión y ordenando la concesión de residencia provisoria mientras se tramita su regularización. Se concluye que el acto administrativo impugnado es ilegal y arbitrario, vulnerando derechos constitucionales y principios de igualdad ante la ley.

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Santiago, nueve de septiembre de dos mil veinte.

Vistos:

Se reproduce el fallo en alzada con excepción de sus

fundamentos sexto a noveno, que se eliminan.

Y se tiene en su lugar y, además, presente:

Primero: Que en estos autos Rol N° 50.696-2020 doña

Lina Sinisterra Carabalí, por sí y en representación de su

hijo menor de edad, deduce recurso de protección en contra

del Departamento de Extranjería y Migración dependiente del

Ministerio del Interior y Seguridad Pública, por la

dictación de la Resolución Exenta N° 147104 de 31 de mayo

de 2019, que rechaza su solicitud de regularización

migratoria y otorga validez a la Resolución Afecta N° 132

de 8 de abril de 2011 y a la Resolución Afecta N° 62 de 16

de marzo de 2015, que ordenaron su expulsión del territorio

nacional por infracción al Decreto Ley N° 1094 de 1975;

acto que, según acusa, es ilegal y arbitrario y que

conculca la garantía prevista en el numeral 1° del artículo

19 de la Constitución Política de la República, por lo que

pide acoger el recurso y dejar sin efecto el acto

administrativo cuestionado, de manera que se le permita

solicitar su regularización migratoria conforme a derecho,

con costas.

Por sentencia de veintidós de abril de dos mil veinte,

la Corte de Apelaciones de Temuco acogió el recurso y dejó

sin efecto las tres resoluciones mencionadas

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precedentemente, ordenando a la recurrida otorgar a la

actora residencia provisoria mientras se tramita la

regularización de su situación migratoria, con todos los

antecedentes allegados a estos autos.

En contra de dicha resolución se alzó el Ministerio

del Interior y Seguridad Pública, a través del respectivo

recurso de apelación.

Segundo: Que la cronología de los hechos en que incide

el presente recurso puede resumirse de la siguiente manera:

A. La recurrente, de nacionalidad colombiana, ingresó

al país con fecha 30 de abril de 2011, de manera

clandestina, esto es, eludiendo el control fronterizo

migratorio, permaneciendo en Chile en diferentes ciudades

hasta el año 2015, en que decidió retornar a su país de

origen.

B. Con fecha 9 de abril de 2015 la actora ingresó

nuevamente al territorio nacional, en forma clandestina,

iniciándose en su contra una investigación penal por

eventual infracción al Decreto Ley N° 1094 de Extranjería,

la cual terminó con el desistimiento de la acción penal y

el sobreseimiento definitivo de rigor.

C. Por Resoluciones Afectas N° 132 de 8 de abril de

2011 y N° 62 de 16 de marzo de 2015, la Intendencia de la

Región de Tarapacá ordenó la expulsión de la recurrente del

territorio nacional, por infringir lo dispuesto en el

artículo 69 del Decreto Ley N° 1094 de Extranjería.

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D. El 7 de abril de 2017 la actora concurrió a las

dependencias de la Policía de Investigaciones, con la

finalidad de autodenunciarse y regularizar su situación

migratoria, siendo notificada en ese acto de los decretos

de expulsión singularizados en el literal que antecede;

solicitando la recurrente con fecha 23 de junio de 2017 la

reconsideración de dichos actos administrativos.

E. El 24 de abril de 2018 la protegida solicitó

regularizar su situación migratoria conforme a las

disposiciones contenidas en la Resolución Exenta N° 1965 de

9 de abril de 2018 del Ministerio del Interior y Seguridad

Pública, requiriendo esta última repartición pública que la

actora acompañara el certificado de antecedentes penales de

su país de origen, debidamente apostillado.

F. Con fecha 14 de junio de 2018 la actora dio a luz,

en Chile, a su hijo G.I.P.S., de actuales dos años.

G. Por Resolución Exenta N° 147.104 de 31 de mayo de

2019 del Departamento de Extranjería y Migración, se

rechazó la solicitud de regularización migratoria, fundado

en que la solicitante no acompañó el certificado de

antecedentes penales de su país de origen en el plazo

otorgado por la Administración, declarándose la vigencia de

las Resoluciones Afectas N° 132 y N° 62, que ordenaron la

expulsión de la recurrente del territorio nacional.

Tercero: Que, para resolver el asunto en examen, es

preciso considerar que de acuerdo con el Derecho

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Internacional los Estados tienen la facultad para expulsar

a los extranjeros que residen en su territorio, regla que

se encuentra bien reconocida tanto en la doctrina como en

la jurisprudencia internacional, así como en la

jurisprudencia interna de la mayoría de los Estados (Vgr.

Corte Interamericana de Derechos Humanos, Opinión

Consultiva OC-18/03 sobre Condición jurídica y derechos de

los migrantes indocumentados, de 17 de septiembre de 2003;

Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso Nadege

Dorzema y otros v. República Dominicana, sentencia (fondo,

reparaciones y costas) de 24 de octubre de 2012; Corte

Interamericana de Derechos Humanos, caso Vélez Loor v.

Panamá, sentencia (excepciones preliminares, fondo,

reparaciones y costas) de 23 de noviembre de 2010.

Cuarto: Que, asimismo, se hace necesario destacar que

la expulsión no tiene en sí misma la naturaleza de una

sanción penal (aunque podría tenerla y, de hecho, la tiene

en el caso del artículo 34 de la Ley N° 18.216), sino que

se trata de un acto de carácter administrativo. Además, los

Estados gozan respecto de la expulsión de un importante

margen de discrecionalidad. Sin embargo, es incuestionable

que la facultad de expulsar extranjeros está sometida a

limitaciones que emergen tanto del derecho interno como del

derecho internacional.

Quinto: Que, tratándose del derecho internacional,

algunos de esos límites dicen relación con “la prohibición

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del abuso de derecho, el principio de la buena fe, la

prohibición de adoptar medidas arbitrarias, y el trato

mínimo debido a los extranjeros. Igualmente, se ha afirmado

que el derecho de expulsar debe ser ejercitado en los

límites de su función y propósito, y que está sometido al

requerimiento de justificación, aunque el Estado goce de un

cierto margen de apreciación al respecto” (Fernando

Arlettaz, La expulsión de extranjeros en el Pacto

Internacional de derechos civiles y políticos. Boletín

Mexicano de Derecho Comparado. Volumen 49, Issue 2016,

página 17).

Otras limitaciones emanan del Derecho Internacional de

los Derechos Humanos. Así, el artículo 22 N° 6 de la

Convención Americana sobre Derechos Humanos dispone que “El

extranjero que se halle legalmente en el territorio de un

Estado parte en la presente Convención, sólo podrá ser

expulsado de él en cumplimiento de una decisión adoptada

conforme a la ley”. A su vez, el Pacto Internacional de

Derechos Civiles y Políticos prescribe en su artículo 13

que “El extranjero que se halle legalmente en el territorio

de un Estado Parte en el presente Pacto sólo podrá ser

expulsado de él en cumplimiento de una decisión adoptada

conforme a la ley; y, a menos que razones imperiosas de

seguridad nacional se opongan a ello, se permitirá a tal

extranjero exponer las razones que lo asistan en contra de

su expulsión, así como someter su caso a revisión ante la

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autoridad competente o bien ante la persona o personas

designadas especialmente por dicha autoridad competente, y

hacerse representar con tal fin ante ellas”.

Sexto: Que, en el derecho interno, los extranjeros

gozan de todos los derechos garantizados en el artículo 19

de la Carta Fundamental, en igualdad de condiciones que los

nacionales, salvo las distinciones expresamente

establecidas por la ley. Interesa destacar, para los

efectos del presente recurso, el derecho a la tutela

judicial efectiva y la garantía un racional y justo

procedimiento, previstos en los incisos 1° y 6° del numeral

3 del mencionado artículo 19 de la Constitución Política de

la República.

Desde el punto de vista legal, además de las

disposiciones contenidas en el Decreto Ley de Extranjería,

y siendo la expulsión una medida esencialmente de carácter

administrativo, es claro que los actos que la dispongan

deben cumplir con el estándar de fundamentación exigido por

los artículos 11, inciso segundo, y 41, inciso cuarto,

ambos de la Ley N° 19.880 que establece Bases de los

Procedimientos Administrativos que rigen los actos de la

Administración del Estado. Se debe reconocer, incluso, que

el estándar de motivación es especialmente intenso cuando

se refiere a la expulsión de extranjeros, no sólo porque se

trata de un acto de contenido desfavorable para el

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administrado, sino, especialmente, debido a la normativa

internacional que otorga protección a los migrantes.

Séptimo: Que, atendidos los contornos de la

controversia, en la especie se ha producido lo que en

doctrina se conoce como decaimiento del acto

administrativo, respecto de las Resoluciones Afectas N° 132

de 2011 y N° 62 de 2015, que en su momento ordenaron la

expulsión de la recurrente del territorio nacional por

infracción a lo dispuesto en el artículo 69 del Decreto Ley

de Extranjería. Sobre el tópico, esta Corte ha sostenido

que el decaimiento consiste en “(…) la extinción de un

acto administrativo, provocada por circunstancias

sobrevinientes de hecho o de derecho, que afectan su

contenido jurídico, tornándolo inútil o abiertamente

ilegítimo” (CS Rol N° 7554-2015).

En el caso de marras tales circunstancias

sobrevinientes son, indudablemente, el nacimiento del hijo

de la actora, que sólo tiene dos años, por lo depende

completamente de ella; y la situación de pandemia por

COVID-19 que afecta a nuestro país y al mundo,

manteniéndose cerradas las fronteras de la mayoría de los

países, salvo casos excepcionales.

Octavo: Que, además, el fundamento esgrimido en la

Resolución Exenta N° 147104 de 31 de mayo de 2019 para

rechazar la solicitud de regularización migratoria de la

recurrente, radica en la no presentación dentro de plazo

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del certificado de antecedentes penales de su país de

origen, debidamente apostillado, por cuanto la invocación

de los artículos 15 N° 17, 16 N° 2 y 69, todos del Decreto

Ley de Extranjería, ya no resulta procedente, por haber

operado a su respecto el decaimiento de los actos

administrativos que le sirven de fundamento.

En este orden de consideraciones, consta en autos que

la actora acompañó el certificado de antecedentes penales

de su país de origen debidamente apostillado, por lo que

corresponde que la Administración pondere el valor de dicho

instrumento conforme a derecho, en el contexto del

procedimiento de regularización migratoria antes

mencionado, el que deberá reabrirse a fin de continuar su

tramitación hasta su término, conforme con el principio

conclusivo que orienta la sustanciación de los

procedimientos administrativos de acuerdo con el artículo 8

de la Ley N° 19.880.

Noveno: Que, en ese contexto jurídico, resulta que el

acto impugnado es ilegal, por cuanto declara la validez de

dos resoluciones respecto de las cuales se ha producido el

decaimiento del acto administrativo, debido a la variación

sustancial de las circunstancias de hecho tenidas a la

vista al decretarlas. En cualquier caso, el acto censurado

es contrario a derecho en lo que atañe a la Resolución

Exenta N° 132 de 2011, desde que los efectos jurídicos de

este acto administrativo se agotaron una vez que la

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recurrente salió del territorio nacional el año 2015,

siendo irrelevante si el abandono del país lo fue de manera

voluntaria o involuntaria.

Asimismo, el acto impugnado es arbitrario, toda vez

que el plazo otorgado a la recurrente para acompañar el

certificado de antecedentes penales de su país de origen es

manifiestamente exiguo, siendo del caso añadir que la

actora acompañó dicho instrumento, en los presentes autos,

apareciendo datado el 10 de julio de 2019 y debidamente

apostillado.

Décimo: Que las transgresiones constatadas vulneran la

garantía de igualdad ante la ley, por cuanto la recurrida

ha dado a la actora un trato diferenciado en relación a

otros solicitantes, al declarar la vigencia e imperio de

actos administrativos que han perdido su eficacia; y, por

otro lado, ha otorgado un exiguo plazo a la protegida para

acompañar antecedentes cuya obtención no resulta ágil ni

expedita, por lo que se acogerá el recurso, pero no en los

extremos decididos en el fallo en alzada, sino en la forma

que se dirá en lo resolutivo.

Por estas consideraciones y de conformidad, asimismo,

con lo que disponen el artículo 20 de la Constitución

Política de la República y el Auto Acordado de esta Corte

sobre la materia, se confirma la sentencia apelada de

veintidós de abril de dos mil veinte, con declaración que

la protección que se otorga a doña Luna Fernanda Sinisterra

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Carabalí y a su hijo menor de edad, por medio de la

presente acción constitucional, lo es para evitar su

expulsión del territorio nacional mientras no se resuelva

conforme a derecho su solicitud de regularización de

acuerdo con la Resolución Exenta N° 1965 de 2018 del

Ministerio del Interior y Seguridad Pública, debiendo esta

última repartición tener como presentado, para todos los

efectos legales, el certificado de antecedentes penales

acompañado en estos autos, continuar con la tramitación de

la solicitud hasta su término, y resolverla como en derecho

corresponda.

Se previene que el Ministro señor Muñoz concurre al

acuerdo, pero teniendo únicamente en consideración:

Primero: Que la legislación distingue entre las fases

administrativas y jurisdiccionales de los procedimientos

contencioso administrativos.

Por su parte, en relación con la primera etapa, la Ley

19.880 “establece y regula las bases del procedimiento

administrativo de los actos de la Administración del

Estado” (art. 1°). Regula igualmente en su Capítulo I lo

relativo a las disposiciones generales, debiendo, en lo

pertinente, atender a lo dispuesto en el artículo 8° que se

reconoce el principio conclusivo, conforme al cual todo

“procedimiento administrativo está destinado a que la

Administración dicte un acto decisorio que se pronuncie

sobre la cuestión de fondo y en el cual exprese su

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voluntad”, que, por lo mismo se ve complementado en el

inciso tercero del artículo 14, por el principio de

inexcusabilidad, que ante la terminación de un

procedimiento aún por causales extraordinarias corresponde

dejar expresada esta circunstancia, disponiendo al efecto :

“En los casos de prescripción, renuncia del derecho,

abandono del procedimiento o desistimiento de la solicitud,

así como la desaparición sobreviniente del objeto del

procedimiento, la resolución consistirá en la declaración

de la circunstancia que concurra en cada caso, con

indicación de los hechos producidos y las normas

aplicables”.

Es relevante que la ley establezca como causal

extraordinaria de término del procedimiento “la

desaparición sobreviniente del objeto del procedimiento”,

todo lo cual es complementado por el artículo 40, respecto

de la conclusión del procedimiento, dispone que terminará

normalmente por la “resolución final”, pero también por las

causales extraordinarias de desistimiento, abandono y

renuncia al derecho en que se funde la solicitud, cuando no

esté prohibida la renuncia, y también “producirá la

terminación del procedimiento la imposibilidad material de

continuarlo por causas sobrevinientes”, la que deberá ser

declarada por resolución fundada. En este contexto el

inciso quinto del artículo 41 dispone: “En ningún caso

podrá la Administración abstenerse de resolver so pretexto

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de silencio, oscuridad o insuficiencia de los preceptos

legales aplicables al caso, aunque podrá resolver la

inadmisibilidad de las solicitudes de reconocimiento de

derechos no previstos en el ordenamiento jurídico o

manifiestamente carentes de fundamento”.

La ley regula la renuncia, el desistimiento y el

abandono del procedimiento administrativo, en el entendido

que todas estas causales recaen en los casos que aquél se

inició por requerimiento del administrado. En tales

circunstancias no es posible declarar el abandono en

procedimientos iniciados de oficio por la Administración

(art.42 y 43), se excluye igualmente esta declaración

“cuando la cuestión suscitada afecte al interés general o

fuera conveniente continuarla para su definición y

esclarecimiento”.

En otro sentido es preciso destacar que el

cumplimiento de los plazos en la ley 19.880 “u otras leyes

obligan a las autoridades y personal al servicio de la

Administración en la tramitación de los asuntos, así como

los interesados en los mismos” (art. 23); fijándose los

plazos máximos de respuesta y la posibilidad que el

interesado solicite la certificación que la solicitud se

encuentra en estado de resolverse, originando

responsabilidad administrativa la “prolongación

injustificada de la certificación” (art. 24); para hacer

referencia expresa al silencio administrativo, de forma tal

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que los plazos “se computarán desde el día siguiente a

aquél en que se notifique o publique el acto de que se

trate o se produzca su estimación o su desestimación en

virtud del silencio administrativo” (art. 25); pudiendo

ampliarse los plazos en que no se encuentre prohibido y que

estén vigentes, lo que se podrá hacer de oficio o a

petición de parte, sin exceder la mitad de los mismos y en

“ningún caso podrá ser objeto de ampliación un plazo ya

vencido” (art. 26), expresando perentoriamente en el

artículo 27: “Salvo caso fortuito o fuerza mayor, el

procedimiento administrativo no podrá exceder de 6 meses,

desde su iniciación hasta la fecha en que se emita la

decisión final”.

Vinculado con lo anterior, se regula el silencio

administrativo, en el artículo 64, desde el prisma

positivo, en que se llega a acoger la solicitud del

administrado, previa denuncia de esta circunstancia a la

autoridad competente de resolver el requerimiento y

transcurrido que sea el plazo de cinco días, oportunidad en

que “la solicitud del interesado se entenderá aceptada” si

no ha existido pronunciamiento de la autoridad. En el

artículo 65 se desarrolla el silencio negativo, en que el

requerimiento a la Administración se entiende rechazado,

limitado a las peticiones de carácter patrimonial y que

afecte los intereses fiscales o la Administración actúe de

oficio, “cuando deba pronunciarse sobre impugnaciones o

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revisiones de actos administrativos o cuando se ejercite

por parte de alguna persona el derecho de petición

consagrado en el numeral 14 del artículo 19 de la

Constitución Política”. La consecuencia que los actos

concluyan por aplicación del silencio positivo o negativo

de la Administración, es que éstas circunstancias

producirán los mismos efectos “que aquéllos que culminaren

con una resolución expresa de la Administración, desde la

fecha de la certificación respectiva” (art. 66).

Por último, el artículo 54, inciso segundo ordena que

interpuesta “la reclamación se interrumpirá el plazo para

ejercer la acción jurisdiccional”, el cual volverá a

computarse “desde la fecha en que se notifique el acto que

la resuelve o, en su caso, desde que la reclamación se

entienda desestimada por el transcurso del plazo”.

De esta forma, la fase administrativa de todo

procedimiento, respecto a su sustanciación reposa, a lo

menos, en los siguientes supuestos:

a.- Acción de oficio. Teniendo presente lo dispuesto

respecto de la iniciación (art. 29) y la sustanciación

(art. 34), pero especialmente derivado de los principios

conclusivo (art. 8°) e inexcusabilidad (art. 14), el

procedimiento está destinado a obtener que la

Administración emita pronunciamiento sobre las materias que

éste trata, emita una resolución final, razón por la que se

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dota a la Administración de acción de oficio en el

procedimiento;

b.- A la Administración le vinculan los plazos y en

especial el término máximo de respuesta, el que la ley

establece para el procedimiento propiamente tal en seis

meses (art. 27), desde la iniciación y hasta la decisión

final, con la sola excepción, la que en todo caso deberá

probarse, de caso fortuito o fuerza mayor;

c.- La demora injustificada por parte de la

Administración da origen a responsabilidad, sin perjuicio

de aplicar positiva o negativamente el silencio como causal

de término del procedimiento.

d.- Se regula expresamente que “producirá la

terminación del procedimiento la imposibilidad material de

continuarlo por causas sobrevinientes” (arts. 14, inciso

final y 40, inciso segundo).

e.- La iniciación del procedimiento tiene como efecto

interrumpir cualquier plazo para ejercer acciones ante la

autoridad jurisdiccional. Los plazos volverán a computarse

(art. 54).

Segundo: Que en el Mensaje del Proyecto de Ley enviado

por el Ejecutivo, se lee:

“2. Los plazos en el procedimiento administrativo.

“Por mucho que estén reguladas las etapas que lo

componen, un procedimiento sin plazos, no funciona. En

efecto, mediante los plazos se logra fijar un límite

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temporal a las distintas etapas o a los diferentes trámites

por los que pasa un acto administrativo antes de surgir al

mundo del derecho.”

“De ahí que el plazo sea definido como aquel espacio

de tiempo que fija el ordenamiento jurídico para que un

órgano de la administración ejerza sus potestades o para

que un particular que se vincula con dichos órganos, ejerza

sus derechos o cumpla sus obligaciones.”

“Mientras en el derecho privado prevalecen los plazos

convencionales, en el derecho público los plazos son

fijados por la ley o el reglamento.”

“Sin embargo, la inexistencia de una regulación del

procedimiento administrativo ha llevado a que sea la

doctrina y la jurisprudencia de la Contraloría General de

la República las que definan los elementos centrales de los

plazos para la Administración. Estos pueden sintetizarse en

dos.”

“En primer lugar, se sostiene que para el cumplimiento

de sus fines, la Administración no puede concebirse, en

principio, como supeditada a un plazo determinado, más allá

del cual la Administración se vería impedida de actuar.”

“Ello, se agrega, derivaría en un perjuicio del

interés general, que exige que cada vez que las

circunstancias lo hagan necesario, la Administración provea

adecuada y oportunamente a la solución de las necesidades

públicas.”

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“De ahí que se concluya que requerida legalmente a

prestar un servicio que la ley ha puesto a su cargo, la

Administración no puede válidamente negarse a actuar, no

otorgándolo a pretexto de que haya transcurrido el plazo

dentro del cual debió responder al requerimiento de que fue

objeto; en este caso, su obligación de actuar no puede

encontrarse sujeta a prescripción.”

“En el derecho público, se sostiene, las obligaciones

que se imponen a la Administración tienen relevancia

colectiva y ello origina un interés general en su

cumplimiento. De este modo, deben armonizarse la finalidad

de los plazos y las consecuencias que involucra su

incumplimiento.”

“En segundo lugar, lo anterior no significa que el

incumplimiento de los plazos por parte de la Administración

no produzca consecuencias jurídicas. La exigencia de un

plazo tiene una finalidad conducente a la implantación de

un buen orden administrativo. Luego, cada vez que la

administración no cumpla una obligación dentro del plazo

fijado, se atenta contra este buen orden.”

“Ambos elementos han permitido arribar a la conclusión

de que la regla general es que la Administración no está

sujeta a plazos para cumplir sus obligaciones, aún cuando

la ley los fije determinadamente. Los actos de ejecución

extemporánea de dichas obligaciones son, en consecuencia,

válidos.”

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“Esta regla tiene una excepción: los casos en que la

ley contemple expresamente la "caducidad" como sanción al

incumplimiento del plazo, o bien, que la ley establezca

expresamente un mecanismo de sustitución de dicha sanción

que determine el destino de la obligación incumplida.”

“De este modo, por regla general, el incumplimiento

del plazo no tiene otra consecuencia que la de motivar la

adopción de medidas correctivas y sancionatorias respecto

de los funcionarios responsables de alterar dicho orden.”

“Pero no afecta la validez de los actos de ejecución

extemporánea, toda vez que en el efectivo cumplimiento de

las mismas existe un interés general comprometido, con

prescindencia de su oportunidad.”

“Dicha visión de los plazos para la administración

genera incerteza para las personas beneficiadas con una

decisión que deba adoptar un órgano de la administración

del Estado.”

“Si a esto se suma que muchos procedimientos no tienen

plazo para dictar el acto terminal, o que no contemplan

plazos para la emisión de los actos trámites que fundan o

preparan dicha decisión, el panorama no es alentador.”

“Precisamente a solucionar estos problemas apunta el

presente proyecto.” (Historia de la Ley 19.880, páginas 7 y

8 del Mensaje Presidencial).

Tercero: Que así las cosas, si bien el decaimiento de

los actos de la Administración se produce en el contexto

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del demérito o pérdida de eficacia primero por desaparición

sobreviniente de los presupuestos de hecho que ocasionan la

imposibilidad de producir sus efectos, en que la substancia

o contenido del acto pierde su eficacia, y en segundo

lugar, producto de su falta de legitimidad por

antijuricidad del acto también con posterioridad a su

dictación, por alteración del ordenamiento jurídico sobre

cuya base se dictó y que determina que, en el nuevo

escenario, el acto sea ilegal o, a lo menos ilegítima. Así

el profesor Enrique Sayagués Laso, caracteriza los motivos

del decaimiento en: a) Por la desaparición de un

presupuesto indispensable para la validez de un acto; b)

Por la derogación del precepto legal en que se funda el

acto, cuando dicha regla es indispensable para su vigencia,

y c) Por modificación del régimen legal, en términos tales,

que constituya un impedimento para el mantenimiento del

acto, por lo que define esta causal como “la pérdida de

eficacia que experimenta un acto administrativo por

circunstancias supervivientes que hacen desaparecer un

presupuesto de hecho o de derecho, indispensable para su

existencia” (Tratado de Derecho Administrativo, Editorial

Talleres Bianchi-Altuna, Montevideo, 1953, páginas 518 y

519, citado por Hugo A. Olguín Juárez, Extinción de los

Actos Administrativos, Universidad de Chile, páginas 268 y

269).

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Vinculado a lo anterior nuestro legislador hizo

referencia que el procedimiento puede terminar tanto por

“la desaparición sobreviniente del objeto del

procedimiento” (art. 14) como por la “imposibilidad

material de continuarlo por causas sobrevinientes” (art.

40), conceptos que están más bien referidos a

circunstancias de hecho, como el fallecimiento de un

solicitante de un derecho personalísimo o la destrucción

del bien respecto del cual se solicita el pronunciamiento

favorable de la Administración, pero que nada impide darle

aplicación en relación a presupuesto de derecho, puesto que

materialmente en tal caso la Administración tampoco podrá

actuar.

Ante la claridad del precepto del artículo 27, que “el

procedimiento no podrá exceder de 6 meses” de duración en

su sustanciación, contado desde su iniciación y hasta la

decisión final, como lo indicado por el Ejecutivo en su

Mensaje, en orden a que el proyecto, precisamente, tiende a

solucionar los problemas derivados de considerar que la

Administración no le afectan los plazos y que solamente

generan responsabilidades administrativas su

incumplimiento, entre otros aspectos, deriva en que existe

una imposibilidad material para continuar el procedimiento,

en que la causa sobreviniente es el cumplimiento del plazo,

deviniendo todo el actuar posterior en ineficaz por

ilegalidad. Teniendo presente que dentro de los

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presupuestos de la institución en análisis, no se encuentra

descartado que el antecedente de la ilegalidad esté

previsto al momento de dictarse el acto, corresponde darle

aplicación, en este caso en torno al procedimiento

sustanciado. Resolverse en sentido contrario, la ley no

habría solucionado lo que expresamente contempló entre sus

objetivos.

Cuarto: Que al encontrarse el procedimiento

sustanciado más de seis meses y materialmente paralizado

por más de este plazo, corresponde declarar su

imposibilidad material de continuarlo, de conformidad a lo

previsto en el artículo 40 inciso segundo de la Ley 19.880.

Acordada con el voto en contra del Abogado Integrante

señor Lagos, quien estuvo por revocar la sentencia en

alzada y rechazar el recurso de protección deducido,

teniendo presente para ello las siguientes consideraciones:

1°) Que la Resolución Exenta N° 147104 impugnada en

estos autos, al igual que las Resoluciones Afectas N° 132

de 2011 y N° 62 de 2015, constituyen actos administrativos

dictados por la autoridad competente, en los casos y en la

forma señalados por la ley y se encuentran debidamente

fundados, por lo que a su respecto rige la presunción de

validez establecida en el artículo 3 de la Ley N° 19.880

sobre Bases de los Procedimientos Administrativos.

2°) Que lo anterior no importa dejar a la recurrente

en la indefensión, toda vez que la validez e imperio de los

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señalados actos administrativos lo es sin perjuicio de los

recursos que establece la ley para impugnar la decisión

expulsiva de la Administración, en atención a que lo

cuestionado en estos autos es una resolución del

Departamento de Extranjería y Migración que rechazó la

solicitud de regularización migratoria presentada por la

recurrente, pero que no se refirió de manera primaria a la

expulsión, sino solo tangencialmente, como una consecuencia

directa y necesaria del rechazo de la solicitud de

regularización.

3°) Que el artículo 84 del Decreto Ley de Extranjería

establece que la medida de expulsión de los extranjeros

será dispuesta por decreto supremo fundado, suscrito por el

Ministro del Interior y, más adelante, el artículo 91 N° 7

expresa que corresponde al mencionado Ministerio aplicar

las sanciones administrativas que correspondan a los

infractores de las normas establecidas en el decreto ley.

4°) Que, en cuanto a los derechos del menor G.I.P.S,

en concepto de quien disiente éstos no se ven vulnerados en

los términos que consagra la Convención sobre los Derechos

del Niño, toda vez que la Administración no ha dispuesto,

en caso alguno, la separación del niño de su madre, sino

únicamente la expulsión de esta última conforme al derecho

interno.

En ese contexto, y atendido que el Estado goza de la

potestad discrecional para expulsar a los extranjeros que

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residen en su territorio, siempre, claro está, que se

acredite la existencia de una infracción a la regulación

normativa en materia de migración, la sola circunstancia de

haber dado a luz la recurrente a un niño en nuestro país,

no resulta suficiente para restringir el ejercicio de una

atribución estatal legítima, cuya finalidad propende al

bien común y no a los intereses particulares de quienes

puedan verse afectados por las decisiones de la

Administración.

Regístrese y devuélvase.

Redacción a cargo del Abogado Integrante señor Pierry

y de la prevención y disidencia sus autores.

Rol Nº 50.696-2020.

Pronunciado por la Tercera Sala de esta Corte Suprema


integrada por los Ministros (a) Sr. Sergio Muñoz G., Sra.
María Eugenia Sandoval G., y Sra. Ángela Vivanco M., y los
Abogados Integrantes Sr. Jorge Lagos G., y Sr. Pedro Pierry
A. No firman, no obstante haber concurrido al acuerdo de la
causa, el Ministro señor Muñoz por estar con permiso y el
Abogado Integrante Sr. Pierry por estar ausente. Santiago,
09 de septiembre de 2020.

MARIA EUGENIA SANDOVAL GOUET ANGELA FRANCISCA VIVANCO


MINISTRA MARTINEZ
Fecha: 09/09/2020 14:52:07 MINISTRA
Fecha: 09/09/2020 14:52:08

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JORGE LAGOS GATICA
ABOGADO INTEGRANTE
Fecha: 09/09/2020 15:06:26

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En Santiago, a nueve de septiembre de dos mil veinte, se incluyó en el
Estado Diario la resolución precedente.

Este documento tiene firma electrónica y su original puede ser


validado en http://verificadoc.pjud.cl o en la tramitación de la causa.
En aquellos documentos en que se visualiza la hora, esta
corresponde al horario establecido para Chile Continental. BVHDRFDXXF

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