[go: up one dir, main page]

0% encontró este documento útil (0 votos)
30 vistas165 páginas

Andrews, Ilona - Hidden Legacy 03.5 - Diamond Fire

Cargado por

camilalunas851
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
30 vistas165 páginas

Andrews, Ilona - Hidden Legacy 03.5 - Diamond Fire

Cargado por

camilalunas851
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 165

Página 1

2
Esta traducción fue realizada por un grupo de personas que de manera

3
altruista y sin ningún ánimo de lucro dedica su tiempo a traducir, corregir y
diseñar de fantásticos escritores. Nuestra única intención es darlos a conocer a
nivel internacional y entre la gente de habla hispana, animando siempre a los
lectores a comprarlos en físico para apoyar a sus autores favoritos.

El siguiente material no pertenece a ninguna editorial, y al estar realizado por


aficionados y amantes de la literatura puede contener errores. Esperamos que
disfrute de la lectura.
Sinopsis ........................................................................................... 6
Prólogo ............................................................................................ 8
Capítulo 1 ...................................................................................... 25

4
Capítulo 2 ...................................................................................... 32
Capítulo 3 ...................................................................................... 40
Capítulo 4 ...................................................................................... 54
Capítulo 5 ...................................................................................... 69
Capítulo 6 ...................................................................................... 83
Capítulo 7 .................................................................................... 102
Capítulo 8 .................................................................................... 114
Epílogo ........................................................................................ 125
Tipos de magia ............................................................................. 129
Extras .......................................................................................... 133
POV Rogan: Burn For Me .......................................................... 134
POV Rogan: Wildfire .................................................................. 150
Debate Dabwaha ....................................................................... 157
Sobre los Autores ......................................................................... 162
Próximo libro ............................................................................... 163
Serie Hidden Legacy ..................................................................... 164
Sinopsis

5
Sinopsis

Catalina Baylor está ansiosa por usar su vestido de dama de honor y ver a su
hermana mayor caminar por el pasillo. Entonces, la organizadora de bodas es
escoltada fuera de las instalaciones, la valiosa tiara de la novia desaparece y la
extensa familia de Rogan invade la casa de su madre. Alguien está engañando,

6
alguien está mintiendo y alguien está tramando un asesinato.

Para hacer que esta boda sea una realidad, Catalina tendrá que hacer lo que
más teme: usar su magia. Pero ella es una Baylor y no hay nada que no haría por
la felicidad de su hermana. Nevada tendrá su boda de cuento de hadas, incluso
si Catalina tiene que destrozar la mansión ladrillo a ladrillo para hacerlo..
En 1863, en un mundo parecido al nuestro, los científicos europeos descubrieron el
suero Osiris, un brebaje que hacía despertar talentos mágicos en la gente. Estos talentos
son muchos y variados. Algunas personas ganaron la capacidad de ordenar a los animales,
algunos aprendieron a sentir el agua a millas de distancia, y otros pronto se dieron cuenta
de que podían matar a sus enemigos mediante la generación de una explosión de un rayo
entre sus manos.

El suero se extendió por el mundo. Se dio a los soldados con la esperanza de hacer las
fuerzas militares más mortales. Fue obtenido por los miembros de la aristocracia,

7
desesperados por mantenerse en el poder. Era comprados por los ricos, que deseaban
hacerse más ricos.

Finalmente, el mundo se dio cuenta de las consecuencias de despertar poderes divinos


en la gente común.

El suero fue enterrado, pero era demasiado tarde. Los talentos mágicos transmitidos de
padres a hijos, cambiaron el curso de la historia humana para siempre. El futuro de
naciones enteras se modificó en el lapso de unas pocas décadas. Los que previamente se
casaban por el estado, el dinero y el poder ahora se casaban por la magia, porque una
magia fuerte les daría todo.

Ahora, un siglo y medio más tarde, las familias con fuerte magia hereditaria se han
convertido en dinastías. Estas casas —familiares, como ellos se llaman— verdaderas
corporaciones, tienen sus propios territorios dentro de las ciudades, e influencia política.
Emplean ejércitos privados, que pelean unos contra otros, y sus diferencias son mortales.
Es un mundo donde cuanta más magia se tiene y más potente es esta, más rico y más
importante eres. Algunos talentos mágicos son destructivos. Algunos son sutiles.

Pero ningún usuario de la magia debe tomarse a la ligera.


Prólogo

Nevada

8
Todas las familias tienen momentos extraños. Nuestra familia solo los tenía
más a menudo que otras.

Estaba sentada en la mesa de la cocina de nuestra familia y atiborré mi boca


con tortitas.

Arabella, mi hermana pequeña, me miraba fijamente desde el otro lado de la


mesa.

—¿Por qué estás aquí? Ni siquiera vives aquí ya, Nevada.

Oficialmente me había trasladado ayer. Había pasado los últimos nueve años
de mi vida en la habitación del segundo piso del almacén que servía tanto como
nuestra casa como nuestro negocio. Dado que ahora pasaba más de mi tiempo
con Connor, conocido de otra manera como Mad Rogan, y recientemente nos
habíamos convertido en prometidos oficialmente, decidí trasladarme.
Sorprendentemente hubo un pequeño espectáculo. No había acumulado mucho,
y me tomó menos de un día empaquetar mis pertenencias en cajas. La gente de
Rogan se las llevó la pasada noche y las entregó en su casa, en las afueras de
Houston. La abuela Frida lloró un poco y mamá hizo mucho ruido gruñón, así
que me había quedado por la noche en el cuartel general de Rogan en la calle de
enfrente solo por si acaso decidían tener una crisis nerviosa por eso.

No debería haberme preocupado.


—Déjala en paz —le dijo mamá a Arabella—. Es su tercera tortita.

—¿Y? —Arabella me miró.

La saqué la lengua y corté otro trozo de tortita con mi tenedor.

—Está comiendo por estrés —ofreció la abuela Frida—. Rogan la recogerá en


cinco minutos. Tiene miedo de conocer a su madre.

Gracias, abuela. Me atraganté con mi tortita y tragué mi café.

—No tengo miedo.

Estaba totalmente asustada. Él había querido llevarme a verla justo después


de los juicios, pero había suplicado por tres días. No había escapatoria ahora.
Tenía que conocer a mi futura suegra.

9
Arabella me miró de reojo. La abuela Frida pasaba los setenta y Arabella aún
tenía quince, pero en ese momento, parecían remarcadamente similares: ambas
con ojos azules, ambas pelo pálido —aunque los rizos de la abuela Frida eran
blancos por su edad— y ambas llevaban idénticas expresiones traviesas.

—Llevas un par de pantalones vaqueros nuevos y tu blusa verde favorita —


dijo Arabella.

—¿Y?

Mi hermana bajó su rubia cabeza debajo de la mesa.

—Y bonitas sandalias con tiras. Y tus uñas de los pies pintadas.

—Puedo pintar las uñas de mis pies. —Normalmente llevaba deportivas


porque ocasionalmente necesitaba correr por mi trabajo, pero era dueña de tres
pares de sandalias también.

—Mejor cepíllate los dientes —dijo la abuela Frida—. No quieres que el aliento
te huela a café.

Mi cepillo de dientes estaba en el cuartel general de Rogan. Maldición.

—Parad, las dos —gruñó mamá y se giró hacia mí—. Estarás bien.
Después de que papá muriera, mamá se convirtió en una roca inamovible en
nuestro turbulento mar. Sin importar lo que ocurriera, ella estaría allí,
arreglándolo. Me llevó mucho tiempo aprender a mirar más allá de esa
armadura. El último año hizo eso especialmente claro. Pero hoy necesitaba esa
roca y me agarré a ella.

—Mamá dice que estaré bien —les dije—. Tú ya las has conocido, Arabella.
Podrías decirme cómo es.

Arabella sonrió.

—Me gusta verte avergonzada.

Mi teléfono sonó. Un texto de Rogan.

10
Te estás perdiendo el espectáculo.

¿Qué espectáculo?

Sal fuera.

Realmente quería correr escaleras arriba a mi vieja habitación y cerrar la


puerta. No podía hacer eso por dos razones. Una, era adulta, y dos mi otra
hermana, Catalina, se había trasladado a mi habitación, así que técnicamente no
era mía ya.

Era absurdo. Era investigadora privada entrenada con casi diez años de
experiencia. La Agencia de Investigaciones Baylor existía hoy porque me
encargué de ella cuando papá se puso enfermo y lo hice exitosamente contra
todas las probabilidades. No solo eso, sino que era Prime, el nivel más alto de
usuario mágico que se podía alcanzar. Mi abuela paterna tenía el mismo talento,
y la gente se encogía cuando oían su nombre. Había estado de pie con ella y una
docena de otros Primes. En el año pasado había sido disparada, golpeada con un
coche, quemada, teletransportada, y congelada hasta casi la muerte. Un autobús
casi me había caído encima, enfrenté a un psionico quién casi destruyó mi mente,
y le dije a Connor Rogan, el Azote de México, ‘no’ repetidamente y me quedé en
mi sitio. Debería ser capaz de conocer a la madre de mi prometido.

Podía hacer esto.

Me levanté, puse mi plato en el fregadero, abracé a mi madre, y fui a la puerta.


Un Range Rover gris plomizo esperaba delante de nuestro almacén. A menos
que mirases de cerca y supieras lo que estabas viendo, nunca adivinarías que el
coche estaba armado.

Rogan estaba apoyado contra el vehículo. Le había visto en un traje de veinte


mil dólares y en vaqueros manchados de polvo y una camiseta. Sin importar lo
que llevara, siempre tenía una fuerte masculinidad en él. Tenías la sensación de
que nada le derribaría de su camino. Fuera lo que fuera lo que pasara, él lo
manejaría y no entraría en pánico. El hecho de que fuera enorme —casi dos
metros de alto y construido como si luchara con la gente para vivir— solo lo
añadía. Hoy llevaba un par de vaqueros y una camiseta verde oliva. Con su piel
bronceada y pelo oscuro, se parecía a algún tipo de explorador de la jungla.

Oh no.

11
Paré.

—¿Qué? —preguntó él.

—Vamos a juego —solté.

—¿Y?

—Voy a cambiarme.

Atrapó mi mano y me tiró hacia él. Sus ojos azul oscuro se estaban riendo
cuando se inclinó y me besó. Sabía a menta y a café y el toque de sus labios me
encendió. Ya sabes, estaría bien.

—Te ves genial. Además, si te vas, te perderás la mejor parte.

Él asintió hacia mi izquierda. Miré en esa dirección.

Un Maserati GranCabrio azul zafiro estaba aparcado en el bordillo. A su lado,


directamente debajo de mi —no, de la de mi hermana— ventana estaba de pie
Alessandro Sagredo.

Cuando vi por primera vez la foto de Alessandro recientemente antes de los


juicios, pensé que se parecía al hijo de un gladiador listo para su primer combate.
Esa impresión era incluso más fuerte en persona. Su cara aún tenía rastros de
suavidad, pero estaba desapareciendo rápidamente. Las líneas de su cara se
estaban convirtiendo en duras y precisas, pero cualquier forma que tomaran, una
cosa permanecería segura —Alessandro estaba condenado a pasar su vida siendo
ridículamente apuesto.

Mi bastante tímida hermana estaba asomada por su ventana y parecía


claramente agitada.

—¡No! —declaró Catalina.

—¿Por qué no? —La voz de Alessandro contenía solo el rastro más ligero de
acento italiano.

—Porque lo que estás sintiendo por mí no es real.

—¿Quién dice que estoy sintiendo algo? Solo estoy sugiriendo que vayamos a

12
dar una vuelta. —Alessandro asintió hacia el Maserati brillante azul a la luz del
sol—. Tengo el coche justo aquí.

—No.

Solo hacía unos días, nuestra familia tuvo que someterse a los juicios para
probar que poseíamos al menos dos Primes y por lo tanto poder ser declarados
una Casa. Necesitábamos las protecciones concedidas a las Casas emergentes
desesperadamente, lo cual significaba que yo y mis hermanas teníamos que
demostrar nuestras habilidades mágicas ante un jurado de jueces Prime.
Alessandro fue el examinador de Catalina. Un poderoso Prime Antistasi, podía
anular la magia de otros, mientras que mi hermana poseía la habilidad de hacer
que la gente la amara. Habían estado de pie uno enfrente del otro, con una línea
blanca entre ellos. Entonces Catalina le había contado una historia sobre nuestras
vacaciones en Florida y al final, Alessandro cruzó la línea y luchó a cuatro
personas quienes intentaban detenerle. Él se había encogido fuera en segundos,
pero mi hermana fue declarada Prime.

—Creía que la magia de Catalina desaparecía con el tiempo —dijo Rogan


tranquilamente.

—Lo hace. No creo que él esté aquí por su magia. La siguió en Instagram antes
de los juicios.

Las oscuras cejas de Rogan se levantaron una fracción de centímetro.


—¿Y eso es significante por qué?

—Es un adolescente rompecorazones y es el favorito de Herald con un par de


millones de seguidores. Él sigue a tres personas y a Catalina. Ella se convirtió en
famosa en Instagram por la noche y borró su cuenta.

En nuestro mundo los Primes las celebridades más destacadas. Había una red
con una sociedad entera dedicada a la obsesión —el Herald, dónde los miembros
anunciaban conjeturas, rumores, y fans. Alessandro Sagredo, siendo joven, sin
casar, y devastadoramente apuesto, era un Prime imán para los seguidores, y
Catalina odiaba la atención de cualquier tipo. Tenía una buena razón. Habría
dado cualquier cosa para facilitárselo, peo toda magia viene con un precio y mi
hermana había sacado el palo corto.

13
—Necesitas distancia —declaró Catalina—. Desaparecerá con el tiempo y la
distancia.

Alessandro colgó su cabeza, el largo de su pelo marrón caía sobre su cara.

—¡Per l’amor del cielo!

Me giré hacia Rogan.

—¿Qué ha dicho?

—Ni idea.

—No estoy bajo la influencia de tu magia. No estoy subiendo las paredes para
llegar a ti. Solo estoy aquí para invitarte a salir a un paseo.

Una larga pausa siguió.

Alessandro ladeó su cabeza y miró a la ventana. El Romeo moderno en


vaqueros de lujo cerca de su corcel de ciento setenta mil dólares.

El silencio se estiró.

—¿Habrá una respuesta? —me preguntó Rogan.

—No.

—¿Solo le dejará ahí de pie?


—No, me refería a que la respuesta será no. —Le sonreí—. Vamos. Esto es
bastante difícil para Catalina tal como está, y no estamos ayudar.

—Odio esa ventana —dijo Rogan, cuando entramos a su coche.

A través de la calle, una pesada caja rosa a pocos centímetros del suelo.

—No te atrevas —le dije. El recuerdo de la última vez que habíamos tenido
una discusión por esa ventana aún estaba fresco. Rogan era un Prime
Telequinético y no le gustaba discutir conmigo desde la calle. Había amontonado
la mitad de los contenidos de su flota contra la pared de nuestro almacén, así
podía llegar a la ventana y hablarme cara a cara—. En serio, esto no ayudará.

La caja aterrizó de vuelta en el pavimento. Rogan condujo fuera del


aparcamiento.

14
—Pobre conde.

Le miré.

—¿A qué te refieres?

—Alessandro es Conde. Conte di Sagredo. Se remontan al siglo doce.

—No se lo digas a Catalina —dije.

Mi hermana era bastante auto consciente de la gente normal alrededor. Llevar


una conversación con alguien quién venía de una vieja familia causaría una
negación completa. Se obsesionaría por cada palabra intentando asegurarse que
no dijo nada vergonzoso o llamó la atención.

Era suficiente que Alessandro fuera apuesto, un Prime, y un adolescente


confirmado rompecorazones. Tirar un título ahí solo empeoraría las cosas.

La larga carretera viraba gentilmente entre escabrosas colinas que se alzaban


desde el cojín verde de enebros y robles. Estábamos subiendo nuestro camino
noroeste, en Texas Hill Country. El suelo parecía seco, con grandes rocas de caliza
empujando a través de la delgada capa de mantillo. Después de la humedad de
Houston, mirar por la ventanilla del coche me provocó sed.

—¿Por qué aquí?

—Ella dice que las colinas la recuerdan al hogar —dijo él.

—¿Dónde está el hogar?

—España. País Vasco, cerca de Navarra, en las montañas. He estado allí. No


es una combinación perfecta, pero es seco y accidentado en lugares, como aquí.

La carretera giró, y cuando Rogan suavemente tomó la curva, vi la casa.


Coronaba la colina, una bella mansión Mediterránea, sus paredes de adobe
estaban interrumpidas por altas y brillantes ventanas. Seguimos girando y la casa

15
seguí y seguía…

—¿Y si no la gusto?

—La gustarás. Te quiero y eso es todo lo que realmente importa. Pero le


gustarás a mi madre.

La carretera nos llevó a una cima de la colina, una pared de piedra coronada
por un tejado de arcilla rojo. Una robusta puerta de metal protegía la entrada. Se
abrió cuando nos acercamos y el Range Rover giró suavemente por la larga
carretera de entrada, pasó del paisaje de tierra a otra entrada arqueada. Pasamos
a través de esta al patio con una maravillosa fuente en su centro. Rogan paró el
coche.

—Esto es una casa gigante —dije.

—Mountain Rose. Veintidós mil pies cuadrados. Diez dormitorios. Doce


cuartos de baño. Dos piscinas. Pista de tenis, jardines, las obras. —Rogan hizo
una mueca—. Una vez pregunté a mi madre por qué necesitaba una casa tan
grande, y ella dijo: ‘Para los nietos.’

—No tienes ningún hermano, ¿verdad?

—No. —Él movió su mano, indicando la longitud de la casa—. Un dormitorio


para ella, uno para nosotros, eso deja ocho dormitorios para los nietos, todo sobre
nuestros hombros.
—Genial. —No eran mis hombros lo que me preocupaba, pero si le decía eso,
le tomaría otros diez minutos sacar toda la divertida insinuación de su sistema.

Nos sentamos durante un largo momento. No quería salir.

—¿Asustada? —preguntó él.

La gente mentía cada día, algunas veces docenas de veces un día, a menudo
por la mejor de las razones, pero cada vez que torcían la verdad, mi magia me
advertía. Así que hacía mucho había establecido un punto para mentir tan poco
como fuera posible, y a Rogan menos después de todo. Él no podía mentirme, y
teníamos que ir en esta relación como iguales.

—Sí.

16
—Estará bien. —Él levantó la mano y me besó. Fue un beso rápido, para
tranquilizar, pero en medio segundo, Rogan cambió de opinión. Su mano atrapó
mi pelo. Sabía a sándalo, menta, y a Connor. Me hundí en él y le devolví el beso.
No había nada como besar a Rogan. Todas mis preocupaciones desaparecían y
era yo y él, su sabor, su olor, su tacto…

Rompimos el beso. Sus ojos azules se volvieron más oscuros. Parecía como si
fuera a seguir durante segundos.

No podíamos quedarnos solo en el coche fingiendo. Arrosa Rogan era una


Prime. Vivía en una mansión con seguridad nivel Prime, lo cual significaba que
nuestro beso probablemente estaba salpicado en horroroso detalle HD en las
pantallas de seguridad interna.

Abrí mi puerta. Él me sonrió y salimos del coche.

El interior de la casa era tan impresionante como el exterior. Las paredes


cubiertas con delicados remolinos de yeso beige y crema, barridos hasta techos
altos. El suelo era travertino, en grandes losas en lugar de azulejos típicos. Los
muebles tenían la misma calidad atemporal que en la casa de Rogan, pero donde
sus muebles eran sólidos y casi lisos, con muchos ángulos cuadrados, las capas y
las sillas aquí eran más ornamentadas. Había algo innegablemente femenino en
ello.
Nadie vino a saludarnos. Raro. ¿Era este un juego de poder de algún tipo? ¿Me
estaba poniendo en mi lugar haciéndome esperar? Todo mi nerviosismo volvió.

Rogan se dirigió a la cocina y abrió la enorme nevera. Casi lo llamé para


detenerle, pero me contuve. Para mí era una mansión. Para él era la casa de su
madre, y como cualquier niño que regresa a casa, se dirigió directamente a la
nevera. Yo hice lo mismo cuando entré por la puerta en el almacén esta mañana.

—¿Te gustaría una bebida?

—¿Cuáles son mis opciones?

—Agua con gas, té helado, zumo…

—Té. Gracias.

17
La cocina era enorme, con armarios de color marrón oscuro y hermosas
encimeras de granito. Aparatos de última generación esperaban para ser
utilizados. La estufa se veía como algo salido de un concurso de cocina.

Rogan nos sirvió dos vasos altos de té. Deslicé mi trasero en un taburete en el
otro lado de la isla. Lo recogí y bebí.

Ocho dormitorios para nietos. Bien.

Siempre me pregunté por qué Rogan era hijo único. Primes garantizados con
otros como los estados urbanos medievales, y la mayoría de las familias Prime se
esforzaban para asegurarse un heredero y un repuesto. No había repuesto. Solo
había Rogan. Había estado queriendo preguntarle por qué, pero seguía
olvidándolo, y ahora mismo no parecía el mejor momento.

Un susurro mecánico me hizo girar. Una mujer en silla de ruedas motorizada


giró dentro de la cocina. Era de mediana edad y hermosa, con el pelo oscuro
tocado por ojos grises, sin fondo, oscuros, y piel bronceada.

Oh.

Rogan se acercó a ella, se inclinó y la besó en la mejilla.

—Hola mamá.

Ella le sonrió. Se veían tan parecidos.


—Hay pechuga ahumada en la nevera —dijo.

—Lo vi.

Arrosa se volvió hacia mí.

—Hola, querida.

—Hola. —Recordé levantarme de la silla, di unos pasos hacia adelante y me


detuve sin estar segura de qué hacer.

—Está nerviosa, porque das miedo —le dijo Rogan.

Tú, traidor. Recordaría esto.

Mi futura suegra echó la cabeza hacia atrás y se echó a reír.

18
Nos sentamos bajo el techo de un balcón en el segundo piso. Rogan había
entrado para hacer el té para su madre. La lluvia finalmente llegó, y el aire se
sintió fresco y frío.

—No te ha hablado sobre la silla, ¿verdad?

—No.

Ella sonrió.

—Niño tonto. Sucedió cuando tenía tres años. Su padre fue blanco de un
asesinato. Se suponía que estaba solo en una habitación de hotel en Nueva York,
pero fui con él. Tuve un mal presentimiento sobre ese viaje. Él y yo sobrevivimos,
lo cual era todo lo que importaba.

Ella se lastimó tratando de proteger a su marido.

—Lo siento mucho.

—Estoy acostumbrada. Y mi magia hace las cosas mucho más fáciles. ¿Tienes
frío?

—Estoy bien.
—Te ves helada. Aquí.

El gran cofre de madera en el lado del sofá al aire libre se abrió y una manta
flotó hacia mí. Como Connor, Arrosa era un Prime Telequinético.

—Gracias. —Puse la manta a mi alrededor.

—La mayoría de los hombres en la posición de Will se habrían divorciado de


mí. Connor era nuestro único hijo. Era un riesgo confiar en ello. Pero Will me
amaba mucho y aquí estamos.

—Rogan dijo que tu matrimonio fue un matrimonio concertado. —


Probablemente no debería haber dicho eso.

Los ojos de Arrosa brillaron.

19
—Lo hizo, ¿verdad? Connor está muy enojado con mi padre. Sí, comenzó de
esa manera. Mi familia no es una Casa. La línea de sangre frecuentemente
produce usuarios mágicos de calibre Significativo y Medio, pero mi abuelo fue
un Prime. La familia siempre esperó que naciera otro y cuando hice la prueba
como Prime, mis padres organizaron la fiesta más grande. Cientos de personas
fueron invitados. Mi padre, el abuelo de Rogan, tenía grandes esperanzas para
mí. No iba a casarme; me quedaría con la familia; mi esposo se uniría a la familia
y tomaría mi nombre; y se esperaría que los dos tuviéramos tantos hijos como
fuera posible con la esperanza de que produjéramos más Primes.

Tenía sentido. Había buscado a la familia Ramírez. Para ser considerada una
Casa, tenían que producir dos usuarios de magia Prime en tres generaciones. El
abuelo de Arrosa murió antes de que ella naciera, pero si Arrosa tenía un hijo que
aprobaba como Prime, la familia Ramírez podría solicitar convertirse en una
Casa.

Arrosa se ajustó el chal alrededor de los hombros.

—Todos esos planes… y entonces apareció Will Rogan. Mi perfil genético


coincidía con sus requerimientos y viajó a España para conocerme. Recuerdo la
primera vez que lo vi. Estaba de pie en la biblioteca, tratando de ordenar los libros
así que tenía varios libros flotando sobre mi cabeza, y él caminó y se detuvo en
la puerta. Solo nos quedamos allí de pie y nos miramos. Nunca había visto a
nadie como él.

Ella sonrió ante los recuerdos. Tuve un momento así también. La primera vez
que vi a Connor, caminaba hacia mí por el parque y yo solo estaba sentada allí y
le observé y deseé que un día pudiera encontrar a alguien como él.

—¿Qué pasó? —pregunté.

—Mi padre le dijo que no. No mucha gente decía que no a Will Rogan. Era una
tercera Generación de Prime. Su magia estaba fuera de juego. Tenía contratos
militares, contratos civiles, contratos extranjeros y la mitad del mundo le debía
un favor. Es justo decir que en algunos aspectos Connor se parece mucho a su
padre.

20
En mi experiencia, Connor actuaba como si la palabra no significara nada a
menos que él fuera quién la dijera.

—Will se aseguraba de correr cuando estaba en la ciudad. Hablamos. Entonces


me encontré con él de nuevo. Y otra vez. Era tan fácil hablar con él. Éramos
diferentes, pero era sin esfuerzo. Entonces, vino a ver a mi padre otra vez, y mi
padre, quien en ese momento se dio cuenta de que ofender a la Casa Rogan no
estaría bien, le dijo a Will que tendría que compensar a la familia por la pérdida
de un Prime. Él nombró una abusiva cantidad de dinero. Will escribió el cheque
en el momento. Casi se arruinó. —Arrosa entrecerró los ojos y vi un destello de
poder, agudo y aterrador. La alarma se disparó a través de mí.

—Mi padre me llamó a su estudio y me dijo que Will me había comprado y


que tenía que irme con él. ¿Y sabes qué le dijo mi Will?

—No.

—Él dijo: ‘¿No le vas a preguntar si ella quiere venir conmigo? Es su decisión.’
Y mi padre le dijo que haría lo mejor para la familia. No lo entendía. Nunca lo
hizo.

Estaba cien por cien con Rogan. Tampoco me gustaba su abuelo.

—¿Alguna vez lo lamentaste?


—Nunca. Will lo fue todo para mí. Nosotros llegamos a casa. Su familia no
estaba emocionada que hubiera firmado casi las tres cuartas partes de sus activos.
Su padre una vez me llamó su compra de Louisiana. No importaba. Trabajamos
juntos para reconstruir lo que él había perdido. Éramos un gran equipo. Él me
amó, Nevada. Pude experimentar el tipo de amor que muy pocas personas
experimentan. Lo extraño todos los días. A veces me despierto, y levanto la mano,
esperando que él esté en la cama conmigo. Pero nunca está allí. Todavía hablo
con él. Está enterrado en los jardines, junto a sus padres.

Esta podría ser yo. Si me casaba con Rogan, en pocos años podría estar sentada
en su lugar, llorando a mi marido. Los Primes nadaban en aguas peligrosas. Era
casi suficiente para hacerte reconsiderarlo, pero quería demasiado a Connor. Una
semana o cincuenta años, tomaría el tiempo que pudiéramos tener juntos.

21
—¿Amas a Connor? —preguntó Arrosa.

—Sí. —Ni siquiera fue una pregunta.

—¿Y los niños? Probablemente no eres genéticamente compatible. ¿Eso te


molesta?

—Quiero tener a sus hijos. Los amaré tanto si tienen magia como si no.

Los ojos de Arrosa se estrecharon de nuevo.

—Connor, tú y tus hijos estaréis en peligro mucho más frecuente que la


mayoría de la gente. Sois Primes. Vivimos con diferentes reglas y mi hijo ha hecho
poderosos enemigos. Algunas mujeres tomarían un camino más fácil.

De acuerdo, no me gustaba lo que ella estaba insinuando. Levanté la cabeza.

—Puede que no sea Telequinética, pero te prometo, que cualquiera que piense
que puede dañar a Connor o a nuestros hijos tendrá que pasar por mí y
cambiarán de opinión rápidamente. Si les queda mente para cuando termine.

Ella escrudiñó mi cara.

—¿Y si decido que no me gusta este matrimonio?

Mi corazón dio un vuelco en mi pecho. Tenía miedo de eso.


—Entonces lo siento mucho. Tengo el más profundo respeto por ti y todavía
me esforzaría para ser la mejor nuera que pueda ser. Pero lo amo, y me casaré
con él.

Connor eligió ese momento para salir al balcón, llevando una bandeja con tres
humeantes tazas de café llenas de té.

—¿Has terminado de torturar a Nevada?

—Me gusta —dijo Arrosa.

¿Qué?

—¿Cómo demonios te las arreglaste para conseguirla?

—Me secuestró y me encadenó al suelo en su sótano.

22
—¿Qué?

—Fue un malentendido —dijo Rogan y me lanzó una mirada. Sí, el pago es


una perra. Lidia con eso.

—Voy a necesitar toda la historia —dijo Arrosa.

—¿Esto significa que irás a la boda? —preguntó.

—¿Qué clase de pregunta es esa?

Y mi futuro marido acababa de arruinar el tren de pensamiento de su madre


y la envió a una nueva dirección. Bonito.

Arrosa flotó su taza y tomó un sorbo.

—¿Habéis fijado una fecha?

—En un par de semanas —dijo Connor.

—Fuera de cuestión. Tomará mucho tiempo informar a toda la familia.

¿Familia? ¿Qué familia? Miré a Connor.

—¿Pensé que no tenías ninguna familia?


—Oh, lo hace. Tiene un abuelo, cuatro tíos, dos tías, catorce primos, algunos
de ellos con sus propios hijos, y eso no cubre la extensa familia. La mayoría de
ellos son por mi parte y viven en España. A él no les gusta demasiado.

Me giré hacia Connor.

—Algunos de ellos son buitres —dijo y bebió su té—. Quiero una boda simple,
madre.

—Connor Anders Rogan.

Oh—oh. Segundo nombre. Nunca una buena señal.

—Estaba planeando invitar al tío Íñigo —dijo—. Y al tío Mattin. ¿Y si solo


invitamos a los que me gustan? Si invitamos a todos, tal vez deberíamos invitar

23
a Kelly.

Oh, eso fue un golpe bajo. Kelly Waller era la prima de Connor y ella y su hijo
eran los únicos supervivientes parientes de sangre del lado de su padre. En una
familia de usuarios de magia, ella nació con un talento débil, mientras que el
poder de Connor estaba fuera de los gráficos. Estaba casada por amor en lugar
de genética, y sus padres la repudiaron. Desde su punto de vista, ella lo había
perdido todo. Ella y su esposo lucharon, y había esperado que Connor, su primo
bebé, arreglara las cosas cuando se convirtió en adulto. En cambio, Connor se
alistó en el ejército y fue a luchar su propia guerra. Ella se sintió traicionada dos
veces.

En el momento en que regresó y trató de alcanzarla, sus celos y resentimiento


se habían vuelto tóxicos. Ella lo odiaba a él y a la familia tanto que había intentado
matar a Connor en múltiples ocasiones. Para ese propósito, entregó a su único
hijo, Gavin, a un Prime psicopático, quién fue usado para matar a un policía fuera
de servicio. Ahora Gavin estaba sentado en prisión, y solo la influencia de Connor
y un gran trabajo de investigación por mi parte habían evitado que fuera
disparado a la primera señal.

Probablemente invitaríamos a Gavin y su padre. Era razonablemente seguro


que el apellido de la familia Rogan le compraría un pase de un día a Gavin. Kelly
era una fugitiva, tanto de la ley como de la Asamblea de Casas. Si veía a Kelly,
pondría una bala entre sus ojos sin vacilación. No me gustaría escucharla o hablar
con ella. No intentaría arrestarla o hablar con ella. La dispararía hasta que me
quedara sin balas.

Arrosa lo miró.

—¿Es este un matrimonio de práctica para ti? ¿Estás planeando divorciarte de


Nevada y hacer esto otra vez?

La cara de Rogan tomó esa mirada de intensa concentración que generalmente


significaba que esperaba que alguien nos disparara.

—No.

La magia salió de mi suegra y casi me caí de mi silla.

—Tú eres mi único hijo —declaró Arrosa Rogan.

24
La madre amorosa había desaparecido. Su expresión se endureció, sus ojos se
estrecharon, y el tono de orden en su voz me hizo querer hundirme para
obedecer. Ella le daría a la Abuela Victoria una carrera por su dinero.

—Si la fortuna nos sonríe, esta será tu única boda. Esto será un asunto formal.
Tu novia llevará un vestido impresionante, llevarás un esmoquin, y os veré
intercambiar votos y besaros frente a toda nuestra familia y todos nuestros
amigos, y brillaré con orgullo en ese momento. No me robarás esa alegría.
Después hablaré con tu padre sobre ello y le diré cuán maravilloso fue. ¿He sido
clara?

El Azote de México y el Prime más terrorífico de Houston dejó caer su


masculina mandíbula y dijo la única cosa que podía:

—Sí, madre.

—Maravilloso. Fijaremos la fecha dentro de tres meses. Eso dará a todos


tiempo para reorganizar sus programas. —Arrosa se volvió hacia mí y sonrió,
todo calor y sol otra vez—. ¡Estoy tan emocionada! Querida, el vestido, el pelo,
las flores. Tienes tantas decisiones maravillosas que tomar.
1

25
Dos meses y dos semanas después.

Catalina

Me abrí paso por el pasillo de la casa Mountain Rose tratando de esquivar a


los niños. Todo lo que leí sobre mi futuro cuñado en el Herald sugería que
Connor Rogan era un solitario sin familia inmediata, además de su madre y su
prima, Kelly Waller, que no contaba.

El Herald mintió.

La manada de niños venía directamente por mí.

Presioné mi tablet contra mi pecho y me preparé.

Corrieron a mi alrededor en círculos, riendo, y corrieron por el pasillo, dejando


a una niña sosteniendo un unicornio de peluche en su estela. Dejé escapar un
suspiro.
Rogan tenía montones de familiares, dispersos por todo el Mediterráneo, y
todos ellos descendieron a la casa de su madre para asistir a la boda. Me gustaban
los niños, pero había entre veinte y treinta niños menores de doce años en el
establecimiento y viajaban en manadas. La última vez que me encontré con esta
pandilla de preadolescentes, me quitaron la tablet de las manos. Nada podía
pasarle a la tablet. Todos los archivos de la boda estaban allí.

La niña y yo nos miramos. Tenía probablemente cinco años y era súper linda,
con cabello castaño y grandes ojos oscuros. Llevaba un bonito vestido lavanda
decorado con pequeñas flores de seda. Si madre me hubiera puesto ese vestido
cuando tenía su edad, estaría cubierto de lodo y grasa de motor en unos cinco
minutos. Cuando tenía cinco años, jugaba fuera o en el garaje de la abuela Frida,
mientras ella reparaba los tanques y la artillería de campaña.

26
—Hola —dije—. Soy Catalina.

—Mia Rosa García Ramírez Arroyo del Monte.

La había visto antes, me di cuenta. Siempre parecía seguir a la señora Rogan.


La arrastraba al porche, al estudio, a la sala audiovisual. Incluso quería sentarse
a su lado en el comedor.

Mia Rosa empujó su unicornio hacia arriba. Era casi tan grande como ella y
estaba decorado con joyas de plástico azules y plateadas del tamaño de uvas y
demasiados destellos.

—Esta es Zafiro.

—Es muy bonita.

—Vive en las nubes de medianoche y su cuerno brilla con la luz de la luna.

Por supuesto. Jewel Legends. Era una historieta infantil muy popular con
animales míticos. Era demasiado mayor para eso, pero Arabella, mi hermana
menor, fue fanática desde el principio. Todo tenía que ser Jewel Legends por un
tiempo: cuadernos, mochilas, fundas para teléfonos… Y luego pasó a la escuela
secundaria y eso terminó.

—Quiero una pistola de brillantes —anunció Mia Rosa con voz ligeramente
acentuada.
—Um, ¿qué?

—Hay una pistola que te permite poner más brillantes.

—¿Quieres una pistola decoradora?

Mia Rosa asintió varias veces.

—Sí. Mi mamá dijo que eras la chica de los recados y que debería preguntarte.

Chica de los recados. Escondí un suspiro.

—Veré lo que puedo hacer. ¿Cuál es el nombre de tu mamá, así sabré dónde
entregar la pistola decoradora?

—Teresa Rosa Arroyo Roberto del Monte. Gracias. Pero no se lo des a mamá.

27
Dámelo a mí.

Awww. Dijo gracias.

—De nada.

Hizo una reverencia y corrió tras los niños, arrastrando su unicornio.

Mi teléfono sonó. Miré el mensaje de texto. Arabella escribió:

—¿Dónde estás? ¡¡¡Ven aquí!!! — y agregó un gif de un bebé llorando


con ríos de lágrimas con Photoshop. Me apresuré.

Todo comenzó con Nevada despidiendo a la organizadora de bodas. La


primera planificadora de bodas.

Normalmente mi hermana mayor era una persona perfectamente razonable.


Bueno, tan razonable como alguien puede ser cuando es un detector de mentiras
humano. Sin embargo, hace dos semanas, Simon Nightingale desapareció y la
Casa Nightingale nos contrató para encontrarlo. Hace solo tres meses, nuestra
familia se registró como una Casa, y nuestra pequeña firma de investigación
privada pasó de Agencia de Investigación Baylor a Casa Baylor Agencia de
Investigación. El caso Nightingale era nuestra primera investigación. Toda la élite
de Houston nos estaba observando, y volvió a Nevada un poco loca. Muy loca.
Estaba casi desquiciada.
La primera organizadora de bodas fue despedida porque discutía con Nevada.
Mi hermana explicaba cómo quería que se hicieran las cosas y la planificadora le
decía por qué no podían hacerlo de esa manera. La mayoría de las veces ‘no
podía’ significaba ‘no lo haremos porque es una boda Prime y no es la forma en
que se hacen las cosas’. Finalmente, la planificadora le explicó a Nevada que no
era realmente su boda, sino La boda de la Casa Rogan y ella debía dejar de
impedírselo con ‘exigencias ridículas’, como servir queso como aperitivo en la
cena de ensayo. La planificadora fue escoltada inmediatamente fuera de las
instalaciones.

La segunda planificadora fue despedida, porque solo mentía. Su enfoque de


la planificación de la boda fue apaciguar a la novia simulando que todo estaba
bajo control incluso cuando no lo estaba. No quería ser micro gestionada. Pero,

28
mi hermana era una loca del control épica y su atención a los detalles era
legendaria dentro de la familia. Nevada preguntaba si algo era un problema, y la
planificadora le aseguraba repetidamente que las cosas estaban bien, a pesar de
que se le advirtió que Nevada podía sentir sus mentiras. Las cosas llegaron a un
punto crítico cuando Nevada le preguntó directamente si ella y la señora Rogan
habían llegado a un acuerdo con el proveedor. Después de que se le dijera por
décima vez que no se preocupara, Nevada estalló. Me di cuenta de que dejaron
ir a la segunda planificadora cuando la vi corriendo hacia su coche en tacones de
cinco pulgadas con una expresión de puro pánico en su rostro. Mi hermana había
irrumpido en el porche detrás de ella, gritando:

—¿Está bien ahora? ¿Todavía está bien? —No nos molestamos con una tercera
planificadora de bodas. Arabella y yo tomamos un fin de semana, nos armamos
con comida para llevar, y después de treinta episodios extraños de ¿De quién es la
boda de todos modos? Y cuatro temporadas de Bridezilla, decidimos planear la boda
nosotras mismas. Era eso o no habría boda.

Desafortunadamente, mientras Rogan y su madre nos trataban con perfecta


cortesía, el resto de su familia no estaba muy segura de nuestro estatus. Tanto
Arabella como yo estábamos registradas como Primes, pero nuestros registros
estaban sellados. Además, nuestra familia no era rica, y Rogan era
multimillonario. Como yo tenía dieciocho años y Arabella cumplía dieciséis, no
sentían que tuviéramos ninguna autoridad. Tenía la sensación de que estábamos
clasificadas como ‘parientes pobres que hacen recados’, en algún lugar justo por
encima de la ayuda contratada. Al parecer, yo era la chica de los recados. Ni
siquiera quería saber qué era Arabella.

Justo lo que necesitaba. Ya me sentía como una torpe intrusa en todo este
hermoso lujo. Este no era mi hogar. Mi casa estaba en el desván del almacén. Si
hubiera alguna forma de no estar aquí, lo habría tomado. Pero amaba a mi
hermana.

Sería mucho más fácil si pudiéramos hacer todo esto en la casa de Rogan, pero
Rogan y Nevada declararon la casa de Rogan como una zona libre de bodas y se
escondían allí cada vez que podían.

Doblé la esquina y entré en una habitación donde Nevada estaba sobre una
tarima, con zapatos de tacón alto y el vestido de novia en progreso, que en la

29
actualidad era muselina marcada con líneas de lápiz azul. Dos personas se
arrastraban a su alrededor, sujetando el dobladillo.

Arabella estaba de pie frente a ella, con los brazos cruzados sobre el pecho.
Tanto Nevada como Arabella eran rubias, pero el cabello de Nevada estaba más
cerca de la miel de trébol, mientras que Arabella se parecía a la seda dorada de
maíz. Yo era la única morena en la familia, además de mamá. En este momento,
las similitudes entre mis dos hermanas eran realmente evidentes, y si no mirabas
sus caras, Arabella parecía una copia más pequeña y más baja de Nevada.

Ooo, debería decirle eso la próxima vez que peleáramos. Lo odiaría.

—¿Qué pasa? —pregunté.

—Quiere lilas en su ramo de boda.

—Bueno… —Nevada había dicho que quería claveles, pero podríamos meter
algunas lilas rosadas bonitas allí. No veía el problema.

—Azules —dijo Arabella entre dientes—. Quiere lilas azules.

No y también no.

—Nevada…
—Ayer tuve que esconderme en un arbusto de lilas francesas, eran muy
bonitas y olían bien. La tarjeta en el árbol decía ‘Wonder Blue: prolífico en flor y
exuberante en perfume’.

Busqué en Google la lila francesa, Wonder Blue. Era azul como en tu cara azul.

—¿Por qué te escondías en un arbusto?

—Le estaban disparando —dijo Arabella con una cara agria.

—¿Así que te detuviste a oler las lilas mientras la gente te disparaba? —Yo ni
siquiera podría.

—Mmm. Estaba en un invernadero y resultó un escondite encantador.

Decidí ir con la lógica. Mi hermana era una persona lógica.

30
—Pediste una boda de primavera. Escogiste rosa, blanco y verde claro como
tus colores. No hay azul en ninguna parte de la boda.

—Ahora lo hay.

—Tu ramo tiene claveles rosados, flores rosadas de guisantes dulces, rosas
blancas y aliento de bebé. —Tres variedades de claveles rosados, porque ella no
podía escoger uno. Y Nevada nunca reconocería el pánico en los ojos del
diseñador floral cuando le dijimos que tenía que ser un ramo de clavel. Al
parecer, los claveles no eran lo suficientemente exclusivos para la boda de Mad
Rogan. La pobre mujer seguía intentando sugerir orquídeas.

—Y lilas azules —dijo Nevada.

—Va a desentonar —gruñó Arabella.

Busqué en Google la vestimenta de dama de honor, sostuve la tablet hacia


Nevada y repasé las imágenes.

—Mira las flores. Rosa y blanco. Rosado. Rosado. Blanco. Rosa y blanco.

—No me importa —dijo Nevada—. Quiero lilas azules.

Y yo quiero volar lejos de aquí, pero eso no sucedería en el corto plazo, ¿verdad?
—De todos modos, tengo que volver a la oficina —dijo Nevada—. Envíame un
mensaje de texto si es que hay algo.

—La reina nos ha despedido —anunció Arabella.

Hice una profunda reverencia.

—Su Majestad.

—Os odio chicas.

—También te odiamos —le dijo Arabella.

—Te odiábamos antes de la boda.

—Antes era genial odiarte.

31
—¡Fuera! —gruñó Nevada.

Salí de la habitación.

Arabella me alcanzó.

—No podemos tener lilas. Arruina el tema.

—Lo sé.

—¿Qué vamos a hacer?

—Consultarlo con la almohada —dije—. Vamos a casa.

—Catalina —llamó una mujer.

Me volví hacia el sonido. Arrosa Rogan, la futura suegra de Nevada me hizo


señas desde la puerta, desde su silla de ruedas.

—¿Puedo hablar contigo en privado, querida?

Oh-oh. Esto no podía ser bueno.

—Sí, señora.

—Te esperaré fuera —dijo Arabella.


2

32
Seguí a la señora Rogan hacia el interior de la habitación. La gran oficina se
extendía ante mí, paredes y paredes de estanterías llenas de libros de todas las
edades, grosores y colores. La luz del día se vertía desde las grandes ventanas
arqueadas hacia la derecha, y el pulido suelo de mármol crema brillaba cuando
los rayos del sol lo tocaban. Cada ventana tenía un banco de lectura equipado
con cojines de color turquesa y almohadas ornamentales. En cada banco se
doblaban mantas mexicanas, blancas, negras y lavanda. Las delicadas linternas
marroquíes colgaban del techo que estaba pintado con un diseño geométrico
intrincado de rosa, blanco y azul.

Debería haberme estrellado, pero en cambio, todo se fundió en una mezcla


perfecta de Texas, España y Marruecos. Había algo mágico en ello. Cómo abrir
un libro de cuentos de hadas y recorrer las páginas de un castillo de fantasía. Y
la Sra. Rogan se deslizó a través de ella con elegancia sin esfuerzo, una graciosa
reina del palacio. Incluso su silla de ruedas de alguna manera cabía.

Miré hacia el suelo. Por supuesto, encajaba aquí. Pertenecía aquí. Era su casa.
No era culpa de nadie que esta casa me hiciera sentir rara. Estar aquí era como
caminar por una tienda de muebles caros o un museo lleno de antigüedades
invaluables y tener miedo de tocar cualquier cosa. Era el espacio de otra persona
y solo quería salir y volver al espacio familiar de nuestro almacén.

—Me gustaría mostrarte algo. —Un pesado volumen encuadernado en cuero


se deslizó desde el estante superior y flotó hacia la mano de la señora Rogan. Ella
lo abrió.

Me acerqué y me paré a su izquierda. En una página gruesa, una vieja


fotografía amarilla mostraba a un hombre con un uniforme oscuro y una hermosa
mujer con un vestido negro que sostenía un velo negro, con un ramo de flores
blancas en la mano. Una hermosa tiara aseguraba el velo. En su centro, bajo el
pico más alto, había una impresionante joya en forma de corazón. Tenía que ser
del tamaño de una nuez y brillaba incluso a través del papel usado.

33
—Mi bisabuela en su boda —dijo la Sra. Rogan.

—Oh guau. Pero el vestido es negro.

—Los vestidos de novia españoles tradicionales son negros. —La Sra. Rogan
sonrió—. El catolicismo tiene esta parte un poco morbosa. Al llevar un vestido
negro, las mujeres católicas prometen amar a su marido hasta la muerte.

Eso era más que poco morboso. ¿Quién quiere pensar en la muerte durante
una boda?

—Vestidos negros para la devoción y azahar para la fertilidad y la felicidad.


Los vestidos de novia blancos no se pusieron de moda hasta que la realeza
británica los adoptó en el siglo XIX. Las familias europeas de élite siguieron su
ejemplo, pero mi bisabuela era muy tradicional.

La señora Rogan pasó la página. Otra novia hermosa, con un vestido blanco
esta vez, junto a un novio con un traje negro. El tren de seda de la cola se
desplegaba frente a ellos a través del suelo. La misma tiara aseguraba un hermoso
velo.

—Mi abuela.

—Ella era muy hermosa.


—Gracias.

Otro giro de la página. Una tercera novia con un vestido blanco que le ceñía la
cintura junto a un hombre con un esmoquin, con un peinado de 1960. La misma
corona retenía un velo que volaba con el viento, pero esta vez la fotografía era en
color y el verde azul de la joya me dejó sin aliento.

—Mi madre —dijo la señora Rogan.

—Ella también era muy hermosa.

¿Por qué no tenemos esto? Tan pronto como llegara a casa, compraría un álbum
de fotos online y haría que la abuela Frida y su madre pegaran sus fotos de boda.

—Gracias.

34
La señora Rogan pasó la página y la vi, joven y radiante, junto a un hombre
que se parecía a Mad Rogan. Ella estaba brillando. Su vestido era delicado como
telarañas. La tiara se posaba en su cabello oscuro como si siempre hubiera estado
allí.

—Guau.

La señora Rogan se rio.

—Muchas gracias por animarme. Voy a añadir la foto de Nevada a este álbum.
Rogan es mi único hijo, pero estaré ganando una hija y su foto pertenecerá a este
álbum.

—Será un gran honor —dije.

—¿Te fijaste en la tiara? —preguntó ella.

—Sí. Es espectacular.

—Se llama la corona Sealight. Técnicamente es una tiara, no una corona, pero
suena más impresionante. La joya es una aguamarina. La mayoría de las personas
no lo saben, pero la aguamarina natural se encuentra a menudo en el color de la
espuma del mar. Lo calientan para conseguir el azul claro. Pero esta piedra no ha
sido alterada de ninguna manera. Este tono particular de verde azul es
importante para nuestra familia.
Rogan le había dado a Nevada un hermoso collar con un colgante. Ella pensó
que era una esmeralda en ese momento, pero resultó ser la Lágrima del Egeo, un
diamante azul verdoso único en su clase. Ahora tenía totalmente sentido.

—¿Dejarás que Nevada use la tiara? —Probablemente no debería haber


preguntado eso. Era grosero.

—Estaba contando con ello. Después de la boda, Sealight le pertenecerá y ella


puede pasársela a sus hijos. Pero hay un pequeño problema.

—¿Sí?

—Falta la corona.

35
—¿Quieres decir que se ha perdido?

La preocupación parpadeó sobre los rasgos de la señora Rogan.

—Estaba en su lugar habitual hace dos días y hoy no está allí.


Desafortunadamente, tenemos que concluir que fue robada.

Teniendo en cuenta la cantidad de personas que habían entrado y salido de la


casa, no era sorprendente. Habíamos examinado a todos, pero las verificaciones
de antecedentes nunca te daban el panorama completo. Un equipo de jardinería
preparaba el terreno para la boda, los carpinteros estaban construyendo el
cenador personalizado, otro equipo estaba levantando una enorme carpa
transparente, al menos ocho personas colgaban luces en los árboles, la diseñadora
de interiores y su gente, la gente de entrega de muebles… Eso sería mucha gente
para entrevistar. Le llevaría a Nevada al menos dos horas. Conseguir que se
quedara quieta durante tanto tiempo sería un desafío.

—El Sealight está etiquetado con un sensor —dijo la Sra. Rogan—. Está
incrustado en la corona y no se puede quitar sin destruir la tiara. El sistema puede
rastrearlo a través de un satélite con una precisión de hasta una milla. En este
momento, me está diciendo que la tiara todavía está en las instalaciones. Me
gustaría que lo encontraras.
¿Yo? Trabajaba para nuestra agencia desde que tenía doce años, primero
haciendo cosas pequeñas como vigilancia y contestando teléfonos, luego
cambiando a mis propios trabajos, pero ninguno de mis casos fue tan
significativo. En su mayoría, lidié con el fraude de seguros porque era de bajo
riesgo, y de adolescentes fugitivos porque los chicos me contaban cosas que
normalmente no le contaban a un adulto. Este era un gran salto.

—Nosotros… —Era una idiota grosera. Debería darle las gracias por su
confianza—. Quiero decir, gracias por confiar en mí. Pero debemos clasificar por
lo menos a cien empleados, muchos de ellos nuevos en la casa. Nevada puede
hacerlo en una fracción del tiempo que me llevaría a mí, y lo haría sin lugar a
dudas. Mi hermana nunca tuvo un falso positivo.

—No creo que el culpable sea un empleado. —La Sra. Rogan parecía haber

36
mordido un limón—. Estoy segura de que es un miembro de mi familia.

—¿Por qué?

La señora Rogan se volvió hacia la librería. Una sección de este (seis pies de
ancho y doce estantes de altura, todos abarrotados hasta el borde) se levantó
alrededor de un octavo de pulgada del suelo y se dirigió hacia nosotros.

Contuve la respiración. El peso tenía que ser enorme.

Las estanterías se deslizaron junto a nosotros y aterrizaron suavemente en el


suelo, revelando un pasaje corto que conducía a una cámara redonda. Se
encendieron las luces, destacando las paredes de color caqui con huecos y nichos,
cada uno con un tesoro: estatuas, dagas enjoyadas, rollos y libros en estuches
sellados al vacío, y en el centro, en el lugar de honor un nicho con un porta-joyas
desnudo.

Me acordé de respirar.

—Mover la estantería por medios normales llevaría varias personas —dijo la


Sra. Rogan—. Tendrían que descargar los libros, deslizarlos hacia fuera sin dañar
el suelo, luego deslizarlos nuevamente y llenarlo con libros. Estuve en esta oficina
durante toda la tarde de ayer y casi todo el día anterior. Por la noche, la oficina
está cerrada y asegurada por varias alarmas instaladas por la gente de Connor.
Para desarmarlas, el perpetrador habría necesitado el código y mi huella digital.
Las ventanas aquí dan al acantilado, y también están aseguradas por alarmas.

Aunque la mayoría de los sistemas de seguridad biométricos eran difíciles de


evitar, se podía hacer. Las huellas dactilares e incluso los iris se podían clonar
digitalmente mediante el uso de fotografías, a veces las tomadas con un teléfono
móvil normal.

—¿Quién sabe el código?

—Connor y yo. El servidor de la casa registra cada vez que se abre la puerta,
y no hubo intentos de inicio de sesión después de que cerré la oficina por la noche.

—¿Bloquea la oficina durante el día si la deja por un corto período de tiempo?

—No. A los niños les gusta jugar aquí, y como solo un poderoso telequinético

37
puede abrir la bóveda, no pensé que nadie la tocaría.

Eché un vistazo a las esquinas donde la cámara de seguridad nos vigilaba.

—¿Qué pasa con la alimentación de seguridad?

La señora Rogan parecía tímida.

—Las cámaras no están encendidas.

—¿Por qué?

Ella suspiró.

—Porque una mujer tiene derecho a la privacidad dentro de su propia casa.


Las cámaras que cubren los puntos de entrada y salida siempre están encendidas
y las grabaciones de seguridad son monitoreadas por la gente de Connor, pero
no quiero que extraños me estén mirando dentro de mi casa. Llegamos a un
acuerdo.

Conociendo a mi futuro cuñado, a él no le habría gustado ni un poco. Connor


Rogan era profundamente paranoico cuando se trataba de seguridad. Nevada
también lo era. Me estremecí al pensar cómo serían sus hijos.

—Lo ves ahora —dijo la señora Rogan—. No hubo oportunidad de sacar el


Sealight por medios ordinarios. El culpable es un poderoso telequinético, lo que
hace que este sea un asunto de familia. Y es exactamente por eso que no quiero
involucrar a tu hermana. He tenido la oportunidad de observar Nevada en los
últimos tres meses y siento respeto y afecto por tu hermana.

—Entonces, ¿por qué no la dejas manejar esto?

La señora Rogan cruzó las manos sobre su regazo.

—Mi hijo no se preocupa por algunos miembros de la familia de mi lado. Él


tiene razones perfectamente justificables para ello. Son difíciles, se creen con
derecho, y a menudo son desagradecidos. Sin embargo, siguen siendo mis
parientes. Recuerdo jugar en el jardín con mis hermanos y hermanas, los viajes a
la playa y las celebraciones familiares. Tengo esperanzas de que reparemos la
expansión del abismo entre nosotros. Si le pedimos a tu hermana que se encargue
de este robo, interrogará a la familia.

38
Tenía sentido para mí.

—¿Y no quieres eso?

—No. La primera introducción de Nevada a la familia no puede ser la de un


interrogatorio y sospecha.

Sin mencionar que cuando mi hermana realmente usaba su magia, podía


paralizar su objetivo y sacar todos los secretos de sus mentes. Los que lo
experimentaban nunca lo olvidaban. Es por eso que nuestra abuela paterna,
Victoria Tremaine, era tan temida por otros Primes.

—Sé que ya tienes mucho en tu plato —dijo la Sra. Rogan—. Lo siento, pero
no tengo a nadie más a quien preguntar. Si voy a Connor, mi hijo sostendrá a sus
familiares boca abajo uno por uno y los sacudirá hasta que confiesen.

Lo que sería muy divertido de ver.

—Tienes experiencia como investigadora y quiero mantener esto dentro de


nuestra familia. ¿Harás esto por mí? Como un favor.

—Por supuesto —dije—. Y no es un favor. Los miembros de la familia no se


deben favores unos a otros.

Esos idiotas robaron la corona de mi hermana. Nevada llevaría el Sealight a su


boda incluso si tenía que derribar la casa hasta los cimientos para encontrarla.
Me enfrenté a la señora Rogan.

—¿Entiendo que su condición es que Nevada no puede saberlo?

—Sí.

—Tengo algunas condiciones también. Primero, necesitaré acceso y autoridad


para interrogar a sus familiares. No puedo llegar muy lejos si se niegan a
responderme.

—Sin problema —dijo ella.

—Necesitaré acceso a tus imágenes de seguridad. También me gustaría colocar


algunas cámaras de vigilancia adicionales en el interior. Serán vigilados por mi
primo, no por un extraño, y las eliminaremos una vez que se encuentre la tiara.

39
—¿Se puede evitar esto?

—No. —Una de las primeras cosas que aprendí sobre la investigación era
reunir toda la información que pudiera.

—Muy bien. —La señora Rogan asintió.

—Por último, tengo que decírselo a Connor.

—Mientras no interfiera.

—También tengo que avisarte —dije. He escuchado a Nevada dar este


discurso antes y me pareció extraño repetirlo—. Cuando una investigación
incluye a los miembros de la familia, a menudo encontramos algo que todos
desearían que hubiera quedado enterrado. Tienes que estar preparada para esa
posibilidad.

La señora Rogan lo consideró.

—Si uno de ellos pone en peligro la boda de mi hijo, quiero encontrarlos. Y


castigados. La familia perdonará la vergüenza, pero no la traición.
3

40
Me subí al Honda Element azul que tomamos prestado a mamá. Las opciones
a elegir eran limitadas, ya que la mayoría de los coches que teníamos eran más
bien viejos y anodinos, de modo que no llamasen la atención durante las misiones
de vigilancia, y el Element era el vehículo disponible más atractivo que teníamos.

—¿Qué está pasando? —preguntó Arabella.

—La señora Rogan quiere mi ayuda con un robo.

Los ojos de Arabella se iluminaron.

—¿Qué robaron?

—Una tiara de bodas.

—¿Nevada lo sabe?

—No. Y lo vamos a mantener así. Tenemos que pasar por casa de Rogan.

—¿Qué piensas que soy, tu chofer?

—Yo conduje hasta aquí, así que tú nos llevas de vuelta.


El viaje entre nuestra casa y la mansión de la señora Rogan duraba
aproximadamente tres o tres horas y media, dependiendo del tráfico.
Normalmente, podíamos hacer muchas cosas a distancia, pero a medida que la
boda se acercaba, terminábamos yendo a la mansión, cada vez más a menudo. Y
como éramos una nueva Casa y nuestra hermana se casaba con Mad Rogan,
ambos insistieron en que nunca viajáramos solas.

Arabella arrugó la nariz.

—Sí, pero nos desvía media hora de nuestra vuelta.

Saqué veinte dólares.

—Bien, ha sido requerida formalmente. —La agencia pagaría por ello.

41
Arabella arrebató el dinero de mis manos.

—Mío.

—Vamos.

Los ojos de mi hermana se entrecerraron.

—En un minuto.

Miré en dirección a su mirada. Un chico joven caminaba hacia nosotros. Era


delgado, con un corte de pelo ondulado oscuro largo en la parte superior. Tenía
una cara bonita, con ojos color chocolate, cejas grandes y labios carnosos. Su
mandíbula estaba bien afeitada.

Tenía que tener al menos mi edad, pero tenía algo de ídolo un poco
adolescente, algo deliberadamente desordenado, pero al mismo tiempo pulido,
como si se levantara de la cama, se despeinara el cabello, se pusiera encima
accidentalmente ropa de diseñador y ahora solo estuviera deambulando, sin
estar seguro de qué hacer consigo mismo y disculpándose un poco por ser tan
guapo.

—Él está caminando en esta dirección —dijo Arabella.

—Si te vas ahora, no tendremos que hablar con él.

—Quiero hablar con él. Es lindo.


Ugh.

—Conduce.

—No. A veces eres como una anciana.

Ugh.

El chico nos alcanzó. Por un momento pensé que iría del lado de Arabella, pero
cambió de rumbo y golpeó mi ventanilla. Oh, genial. Simplemente genial.
Deseaba poder fundirme en el asiento del automóvil.

El cristal se deslizó hacia abajo. Iba a matar a mi hermana.

Se apoyó en el techo de nuestro coche para poder mirar por la ventana y


sonrió. Tenía una sonrisa muy bonita que le iluminaba la cara.

42
No. No, no te puede gustar su sonrisa. Sabes lo que pasa cuando te gustan las personas.
Para.

—Hola —dijo.

—Hola —respondió Arabella.

Me estaba mirando

—Hola —dije.

—Te he estado viendo por aquí —dijo—. He intentado decirte hola, pero
parece que siempre estás ocupada.

Ya lo has hecho, ahora vete.

—Soy Xavier —dijo.

Esperé a que Arabella saltara, pero por una vez en su vida, de repente decidió
mantener la boca cerrada. Traidora.

—Soy Catalina —dije.

Él sonrió de nuevo.

—Lo sé.

Esta era una conversación estúpida.


—¿Te gusta el tenis? —preguntó.

¿Qué que? Di algo...

—A ella le encanta —soltó Arabella.

—Tal vez podríamos jugar en algún momento. —Se encogió de hombros—. Lo


siento, sé que no es una gran cosa, pero la ciudad más cercana está a una hora de
distancia y no me dejan conducir. No hay mucho que hacer por aquí. ¿Entonces
qué dices?

—Claro. —Esta era la forma más rápida de deshacerse de él.

—Genial. Nos vemos.

Se apartó, me dio otra sonrisa deslumbrante y se alejó. Levanté mi ventanilla.

43
Arabella condujo fuera del patio.

—¿A ella le encanta? ¡Ni siquiera sé jugar!

—A él no le importa el tenis. Sabe tu nombre.

—Lo sé —gruñí—. Sabes que no puedo.

—No, no quieres. Has estado controlando tu magia mucho mejor.

—No puedo correr el riesgo.

—No, ni siquiera lo intentarás. —Arabella negó con la cabeza.

—¡Es irresponsable!

—Salir con un chico lindo es irresponsable. Escúchate a ti misma. Tienes


dieciocho años, no treinta.

—No puedo tratar a las personas como juguetes. Podría comenzar a gustarme.
Tal vez quiera salir con él.

—¿Y?

—Y a veces eso es lo poco que se necesita.

—¡Por qué no te rindes y te haces monja, entonces!


—¡Tal vez lo haga!

Nos quedamos en silencio.

—No estoy diciendo que debas enamorarte o besarte con él o perseguirlo


gritando, ¡cásate conmigo! —expuso Arabella.

—Lo sé.

—Todo lo que estoy diciendo es que podrías darle una oportunidad. Una
pequeña posibilidad. Una migaja de oportunidad. ¿Qué es lo peor que puede
pasar?

—Mi control podría deslizarse por un instante. Mi magia podría filtrarse. Se


quedará fascinado por mi magia y me seguirá con una mirada relajada en su

44
rostro escuchando cada una de mis palabras y haciendo cosas espeluznantes
como robar el cabello de mi cepillo para poder esconderlo debajo de su almohada
y olfatearlo por la noche cuando se sienta solo.

Arabella me miró.

—Eso fue extrañamente específico.

—Michael Sánchez en mi primer año. Vista en la carretera.

—Supongamos que esto sucede. —Mi hermana se incorporó al carril central—


. Digamos que se vuelve embobado. ¿Y qué? Se va en una semana. Tu magia
desaparece con el tiempo y la distancia. Incluso si sucede lo peor, en un mes
estará bien. Las personas tardan más en superar sus vacaciones de verano.

—Todavía no está bien. —No tenía derecho a manipular los sentimientos de


otras personas. No importaba que no hubiera querido hacerlo. La posibilidad
existía.

—¿Recuerdas el rancho?

El rancho era propiedad de uno de los amigos de mamá, doscientos acres de


matorral y rocas en medio de la nada. Llevábamos a Arabella allí, para que
pudiera metamorfosearse sin que nadie se asustara.

—Íbamos al rancho, para que yo pudiera practicar. Y fui cada vez y daba lo
mejor de mí. Incluso cuando tenía doce años y era una loca bola de rabia, porque
sabía que, si quería tener algún tipo de vida, tenía que aprender a controlar mi
magia. Tuve que averiguar qué podía hacer, cuánto tiempo podía hacerlo, qué
no podía hacer. Es como conducir y aprender dónde termina el coche y qué tan
rápido puede detenerse. Tú no prácticas.

La fulminé con la mirada.

—Practico todo el tiempo.

—Sí, practicas no usarlo. Eres excelente en no usar tu poder. Tienes esa parte
bajo control.

—Soy excelente en no usarlo. Tengo que serlo.

Los ojos de Arabella se estrecharon.

45
—Entonces Xavier no está en peligro, ¿verdad?

Me había pillado.

—Te odio a veces.

—Odias que tenga razón. En serio, ¿qué tiene de malo hablar con Xavier? Vas
a ir a la universidad en otoño. Habrá todo tipo de personas allí. Chicos, Catalina.
Habrá chicos lindos en la universidad.

—Tal vez no vaya a la universidad.

—Claro —contestó Arabella.

Me quedé callada.

—Espera, ¿hablas en serio?

—Sí.

—¿Por qué?

Por qué era complicado. Había muchas razones. Era caro. No sabía en qué
quería especializarme y no quería perder mi tiempo y el dinero de la familia.
Pero, sobre todo, había pasado los últimos cuatro años corriendo hacia la meta
de graduación tratando de obtener el puntaje más alto en todo. Había existido en
un estado de presión constante, donde siempre tenía algo pendiente y una vez
que lo terminaba, ya estaba atrasada en el próximo trabajo, el próximo examen o
el próximo proyecto. Cuando finalmente terminé todos los cursos esta Navidad,
sentí que podía respirar por primera vez desde que empecé la escuela secundaria.
Todavía me hacían volver para la graduación y caminar por el escenario. Me
graduaría este mayo. Finalmente sería libre.

Y cuando se lo dijera a mamá y a la abuela Frida, habría un infierno que pagar.


Había obtenido 1580 en el SAT de 1600 posibles. Formaba parte de ese 1% que
eran los mejores a nivel nacional. Hice mi selección de escuelas. Podría obtener
una beca en casi cualquier lugar. Dirían que estaba malgastando mi futuro.

—Incluso si no vas a la universidad, eventualmente tendrás que interactuar


con otras personas de fuera de la familia. No quiero que estés sola, Catalina. Si
quieres estar sola, está bien, pero no quiero que te veas obligada a estar sola

46
porque piensas que no tienes otra opción. Si solo se tratara de magia, entonces
podrías haber salido con Alessandro. Él es un Antistasi Prime. Él podría haberse
resistido a ti.

Tenía que sacar el tema.

—Él había estado expuesto a todo el poder de mi magia.

Arabella hizo una mueca.

—Oh no me vengas con eso. He visto a gente después de que les encantases.
No tenían ninguno de los síntomas. Todo lo que quería hacer era llevarte a dar
una vuelta en su lujoso coche y hablar contigo. Amenazaste con llamar a la
policía. En serio, ¿de qué tienes miedo?

—Que no sería real. —Mis palabras cayeron como piedras—. Nadie me quiere
por mí misma, Arabella. —Y realmente quería que lo hicieran.

El silencio se alargó.

Arabella se acercó y acarició mi mano. Y siguió haciéndolo, como si yo fuera


un perro.

—Para.

—Ya, ya.
—Dije que dejes de tocarme.

—¿Cómo puedes gustarles si no les hablas? ¿Quién de fuera de la familia te


conoce? Es una pregunta seria. ¿Se supone que la gente te escanee
telepáticamente para ser tus amigos?

Gruñí.

—Si le doy una oportunidad a Xavier, ¿te callarás?

—¡Sí!

—Entonces está bien. Si se me acerca de nuevo, hablaré con él. ¿Feliz?

—Extasiada.

47
—Bien.

Tenía su punto. No podía seguir quejándome de que a nadie le gustaba mi


personalidad, si no le daba a nadie la oportunidad de ver quién era yo. Tal vez si
empezaba poco a poco. Solo un chico. Una conversación. Mantendría un férreo
control sobre mi magia. Tal vez no sería tan malo.

Me gustaba mucho más la casa de Rogan que la mansión de su madre. Todavía


estaba llena de muebles caros, pero se sentía diferente, más simple, reconfortante.
Más como un hogar y menos como un palacio. Estar aquí era casi como estar en
el almacén. Llamé antes para asegurarme de que Rogan estaría allí, pero
podríamos haber aparecido y nadie se habría sorprendido.

Llamé al timbre. La puerta se abrió, revelando a un hombre robusto con


hombros anchos y pelo corto y rubio. Como la mayoría de la gente de Rogan, él
era ex militar.

—Señoras —dijo Troy—. Estoy autorizado a decirles que hay sushi en la


cocina.

—Ooo. —Mi hermana cambió de rumbo y se dirigió directamente a la cocina.


—El comandante la está esperando en la oficina —informó Troy.

—Gracias. —Subí las escaleras, crucé el balcón y entré en la zona de negocios


de la casa, donde Rogan dirigía sus asuntos. Saludé a la gente que conocía.

En el camino hasta llegar a la sala de vigilancia, había un hombre delgado y


flaco con cabello oscuro sentado frente a nueve monitores. Giró su silla cuando
me escuchó venir. Su cara hizo una mueca.

—Hola Bug.

—Hola.

Bug era un Swarmer. Los Swarms existían en el reino arcano. Nadie sabía
mucho sobre el reino arcano o las criaturas dentro de él. Los invocadores y otros

48
magos arcanos podían alcanzar y sacar cosas, pero no lo entendían realmente.

Por ejemplo, era un hecho establecido que la implantación de un Swarm en un


ser humano dispararía sus capacidades de vigilancia, permitiéndoles procesar
información visual a un ritmo irreal. También era un hecho comprobado que
estos humanos aumentados morían al cabo de un par de años. Bug se había
ofrecido voluntario para el procedimiento durante su tiempo en la Fuerza Aérea.
Todo salió como estaba previsto. Sobrevivió al proceso de implantación, se
convirtió en un Swarmer y recibió una bonificación sustancial. Solo hubo un
inconveniente: Bug no murió. Cuando Nevada lo encontró por primera vez,
estaba en el límite de la locura. De alguna manera, Rogan logró arreglarlo y ahora
Bug estaba al cargo de toda la vigilancia de Rogan.

—Xavier Ramírez Secada —dijo—. 19 años, primogénito y heredero de Iker


Ramírez Madrid y Eva Secada Escudero. Calificado como un nivel inferior
Telequinético significativo. Le gusta decirle a la gente que es el sobrino de Rogan.

—¿Y?

—Él no es el sobrino de Rogan. Su padre, Iker Ramírez, es el primo de Rogan,


lo que hace que Xavier sea Primo Segundo o primer primo una vez sean
destituidos. Pasa de él, Catalina. Pasa.

—Mantente fuera de mi vida, Bug. —Seguí caminando.

—Su nick de Instagram es Boss Moves —gritó—. ¡Aléjate!


Di otro giro y fui a la oficina de Rogan. La mayor parte del tiempo usaba la
habitación adyacente al nido de Bug, pero de vez en cuando se escondía en la
parte de atrás, en su estudio. Llamé a la pesada puerta de roble rojo. Se abrió,
invitándome a entrar.

Al igual que su madre, Rogan dedicó toda la pared, desde el suelo al techo, a
los libros, pero aquí la madera era oscura, las sillas eran de cuero color chocolate
suave y el suelo era madera vieja y desgastada. Rogan se sentaba detrás de un
gran escritorio, sus dedos bailaban sobre el teclado de un ordenador portátil. Una
silla se deslizó para mí. Me senté. Un vaso grande con una pajita extra ancha flotó
y esperó en el aire, inmóvil. Lo tomé y sorbí. Mmmh, té: lichi boba. Mi favorito.

No sabía, si Rogan realmente nos quería, o si nos trataba bien porque éramos
importantes para Nevada y él la amaba. Me gustaba pensar que le gustábamos.

49
Rogan levantó la vista de su ordenador portátil.

—¿Actualización de presupuesto?

—En tu bandeja de entrada.

Revisó el archivo.

—¿Un bedazzler por $ 19,99?

—Es una pistola pequeña que une pedrería a la tela.

Él frunció el ceño.

—¿Eso es por su velo? Porque sabes que no puedo tener nada que ver con eso.

Mi hermana y Rogan habían llegado a un acuerdo. Ninguno de los dos había


querido una boda cara. Nuestra familia tampoco podía ir a medias con Rogan,
no en la escala de esta boda, así que se decidió que como no se negaría a la señora
Rogan, compraríamos el vestido, el velo, los zapatos y el ramo, y Rogan pagaría
por todo lo demás. Rogan habría estado feliz de pagar todo, pero Nevada insistió,
y si se enteraba de que la rodeábamos de alguna manera, habría un infierno que
pagar.

—No, el bedazzler no es para el velo. Es para el unicornio de Mia Rosa García


Ramírez Arroyo del Monte.
—Bien entonces. ¿Siguiente?

—Sealight ha desaparecido —dije.

Hubo un segundo de silencio.

—Esos gilipollas lo robaron —dijo.

Guau. Él fue directo al grano.

—La señora Rogan me pidió que lo investigara. Quiere que se maneje de forma
discreta, y no quiere que Nevada se involucre.

Rogan suspiró.

—Por supuesto. Cuanto menos tenga que ver mi futura esposa con esos

50
imbéciles, mejor.

—¿Todos son imbéciles?

—No. El tío Iñigo, su esposa Emilia y sus tres hijos tienen toda mi confianza.
Lo mismo para el tío Mattin y su familia. No estoy de acuerdo con su política,
pero él nunca deshonraría el nombre de la familia. Podemos borrarlos de la lista.
Tía Miren y su hija la prima Gracia son mujeres de una integridad impecable, y
confío en el esposo de Gracia y en sus dos hijos. Pero los hermanos menores de
mi madre son perfectamente capaces de robarle a la novia en la boda.

Me recosté en mi asiento.

—¿Me puedes hablar sobre eso?

Él suspiró.

—Mi abuelo es uno de esos hombres que cree que los niños pertenecen a sus
madres hasta que tienen la edad suficiente para contribuir al negocio familiar. Es
un viejo bastardo cascarrabias. Se casó con mi abuela y tuvo cuatro hijos, entre
ellos mi madre. Cuando mamá tenía diez años, su madre murió, dejando a mi
abuelo con cuatro hijos y sin idea de cómo criarlos. Tan pronto como terminó con
el luto, se volvió a casar. La segunda esposa era solo doce años mayor que mi
madre. Se casó con ella porque tenía el pedigrí correcto, el conjunto correcto de
poderes, y era joven y saludable. La he conocido. Era muy joven cuando se casó,
y soñaba con un marido amoroso y una hermosa familia, y en cambio se vio
relegada al papel de niñera glorificada, a quien mi abuelo ignoró la mayor parte
del tiempo.

—Eso no fue justo.

—Mi abuelo tuvo tres hijos con ella. Para cuando nació el último, los niños
mayores habían crecido y asumido sus responsabilidades, por lo que recibieron
su porción de atención del viejo. Y dejaron a los tres más jóvenes que se las
arreglaran por sí mismos y su madre no les negó nada. Crecieron hedonistas y
con la creencia que tenían derecho a todo. Tienen un profundo desdén por
nuestro lado de la familia y una vez que el anciano muera, la familia
probablemente se dividirá. Pero mi madre los recuerda como unos bebés lindos
a quienes cuidaba. Ella está decidida a perdonar sus faltas, y ellos están
perfectamente dispuestos a usarla. La única vez que escucho de ellos es cuando

51
quieren algo: dinero, influencia, garantías, etc. Aparte de eso, ni siquiera se
preocupan por el mantenimiento básico, como enviarle sus tarjetas de Navidad.
Así que tienes a Iñigo, Mattin, Miren y mi madre a un lado y a Markel, Ane y
Zorion por el otro.

Revisé mi tableta para ver el gráfico de huéspedes, que tomé del escritorio de
la señora Rogan antes de irme. Habían colocado a los tres hermanos mayores y
sus hijos en el ala este y a los tres hermanos medianos y sus hijos en el oeste. Eso
hizo mi trabajo más fácil.

—¿Tu abuelo no va a venir a la boda?

—Tenía una extraña rivalidad con mi padre. Era unilateral, pero ahora que
papá se ha ido, ha trasladado esta rivalidad a mí. Su salud está fallando, y él no
quiere que nadie, especialmente yo, lo sepa.

—¿Podría alguno de sus familiares abrir la bóveda de la señora Rogan?

Rogan hizo una mueca.

—Es posible. Se enorgullecen de ocultar todo el alcance de sus poderes. Es un


deporte familiar. Curiosamente, mantiene la paz. Nadie está seguro de cuán
fuertes son todos, por lo que nadie quiere arriesgarse a una confrontación. La
mayor parte de ese lado de la familia se ubica en el rango Significativo, pero de
vez en cuando, por lo general una vez por generación, producen un Prime fuera
de serie. Mi madre es una. Mi padre fue al País Vasco porque ella igualaba los
poderes correctos que él quería en una novia y una vez que la conoció, se negó a
dejarla ir. Había firmado casi la mitad de su capital con su padre para casarse con
ella.

—Entonces, ¿tu abuelo la vendió?

—Bastante cerca. Pídele que te cuente la historia alguna vez.

Esto se ponía cada vez mejor.

—¿Quién podía saber que las cámaras en la oficina no funcionan?

—Todo el mundo. Mi madre les aseguró a todos que tendrían privacidad


dentro de la casa.

52
Nos miramos con expresiones idénticas. A veces mi madre hacía cosas como
esa. Como cuando dijimos: no escales hasta el puesto de vigilancia, porque te
duele la pierna, y ella lo hacía de todos modos y para pasarse después toda la
noche frotándose la rodilla con hielo y cojeando.

—Voy a vigilar la casa —dije.

—¿Mi madre estuvo de acuerdo con esto?

—Sí, con la condición de que nadie excepto la familia vea la grabación. Bern es
familia.

Rogan se reclinó.

—Llegaste más lejos que yo en los últimos doce años. Felicidades.

—Gracias. Ella realmente quiere que la Sealight sea encontrada. Me mostró el


álbum de bodas.

—¿Que necesitas de mí?

—Necesito archivos de todos, incluso de personas de las que no sospechas.


Necesito a alguien que se introduzca como parte del equipo de paisajismo e
instale las cámaras. Podría lograr que Bern lo hiciera, pero si han hecho su tarea,
lo reconocerán y no quiero arriesgarme. Además, me gustaría que asumiera el
control del sensor Sealight.
—Lo que es una antigüedad. —Rogan hizo una mueca de nuevo.

—Quiero que me avisen de inmediato si la tiara abandona el lugar.

—Muy bien —dijo.

—Además, necesito que convenzas a Nevada de que las lilas azules no


pertenecen a su ramo.

Sus ojos brillaron.

—Buen intento. En eso estás por tu cuenta.

—Valía la pena intentarlo.

53
4

54
La gente decía que la cocina era el corazón de la casa. Si eso fuera cierto, ¿qué
sería la mesa de la cocina? Uno de los atrios, porque la comida fluía en ella, ¿o
uno de los ventrículos, porque teníamos comida y fluía? A veces cosas raras como
esas se atoraban en mi cerebro. Normalmente cuando estaba cansada, y mi
cerebro quería hacer otra cosa.

Me froté la cara y bebí más café. La mesa estaba cubierta con tabletas y libretas.
A mi derecha, mi primo Bern estaba jugando con colibríes… pequeñas cámaras
impermeables en carcasas que podrían teñirse del color de su elección. Decidimos
esconderlos en los bonitos arbustos. Bern era un enorme oso rubio de hombre,
las cámaras eran pequeñas y las manejaba con la precisión de un cirujano. Era el
más mayor de todos, a excepción de Nevada.

En frente de la mesa Arabella estaba repasando el menú en su tableta. Cuando


la señora Rogan era niña, casi fue envenenada en una fiesta de cumpleaños. Su
primo pequeño había muerto en su lugar. Ahora ella preparaba la mayor parte
de su comida, pero eso no era una opción para la boda. Nevada aplazó a la Sra.
Rogan, y después de entrevistar a diecisiete empresas de catering, finalmente se
decidió por una. Ahora teníamos que seleccionar el menú, y la Sra. Rogan se
había retrasado hasta el último minuto.

Junto a Arabella, el hermano de Bern, Leon, oscuro y delgado, había


desarmado alguna especie de pistola y la estaba limpiando. Desde que Leon
descubrió su talento mágico hacía unos meses, era sobre las pistolas todo el
tiempo. Mamá no intentó detenerlo más. Ella estaba en el fregadero, tratando con
precisión la gelatina fundida en moldes de silicona. Arabella le había dicho que
no había forma de que los ositos de gominolas caseros supieran igual que
comprarlos en la tienda. Ahora la mitad de la nevera estaba ocupada con
bandejas de silicona.

Mi cerebro zumbaba, tratando de pasar a través de los antecedentes de los


archivos en las dos ramas de la sospechosa familia Rogan.

55
Solíamos sentarnos donde lo hacíamos cuando hacíamos nuestra tarea.

—¿Qué es un canapé? —preguntó Arabella.

—Algo con un melón en él —dijo Leon.

—Es una cosa —dijo Bern.

Una puerta se abrió en el almacén y unos momentos después la abuela Frida


emergió vestida con un mono para tareas pesadas resistente, manchada con grasa
de motor. Sus rizos platinos blancos enmarcaban su cara como un halo y sus ojos
azules brillaban. La abuela Frida casi nunca estaba de mal humor. Una vez la
pregunté por qué y dijo que no tenía tanto tiempo para desperdiciarlo siendo
miserable. Me obsesioné con cada tos que tenía una vez al mes después de eso.

—Abuela, ¿qué es un canapé? —preguntó Arabella.

La abuela Frida aterrizó en su silla y arrugó la nariz.

—¿No es un postre italiano con crema en él?

—Eso es cannoli —dijo mamá.

—Simplemente búscalo en Google —dijo Leon.

Arabella gruñó por lo bajo.


—Cada vez que encojo su ventana de pedido, se restaura, y mi teléfono está
muerto.

Le pasé la mía.

—¿Cómo te va? —preguntó mamá.

—Si elimino a todos los menores de diez años y a todos los Rogan que han
respondido, me quedo con 12 sospechosos primarios —dije.

—Un adulto podría hacer que un niño cometiera una sucia acción —dijo la
abuela Frida.

—Sí, pero cualquier persona menor de diez años lo diría —dije.

—Estos niños corren por la casa en paquetes, sin supervisión —dijo Arabella—

56
. Ellos hablarían. Además, Bern tenía razón. El canapé es una cosa de pan.

Estudié mi lista de sospechosos. Tenía una habitación en el ala oeste, yendo de


norte a sur. Los nombres españoles eran terriblemente confusos y algunos de
ellos eran muy largos, así que, para mayor claridad, los descarté a un nombre de
pila y un apellido de casada. El apellido en la familia era Ramírez. La señora
Rogan tenía tres hermanos en el ala oeste, sus dos medios hermanos, Markel y
Zorion, y su media hermana, Ane.

Primero, estaba Markel, el medio hermano mayor de la señora Rogan, y su


segunda esposa, Isabella. Markel no parecía estar empleado. Vivía de las
ganancias de las inversiones de la familia. Una búsqueda en Facebook de Isabella
reveló una casa lujosa y bonitos coches. Sin embargo, los archivos de Rogan
notaron que Markel se quejaba repetidamente en privado que su estipendio no
era lo suficientemente grande. Nada de este estipendio parecía haberlo hecho
para su hijo e hija.

En la habitación contigua se encontraban Mikel Ramírez, el hijo de Markel, y


su esposa María. Mikel Ramírez Capital, una empresa de capital de riesgo
propiedad de la familia, con enfoque en las empresas de telecomunicaciones e
internet. Era alto, pálido, de pelo oscuro con una barba prematuramente canosa
y ojos tristes. Su esposa era delgada, demasiado bronceada con cabello rubio
decolorado en blanco, y joyas de oro grueso. La había visto dos veces. En ambas
ocasiones la había visto con una copa de vino en su mano y algunas veces había
preguntado si había visto a su marido. Tenían cuatro hijos, tres menores de doce
años.

Luego estaban Lucian y June de Baldivia. June era la hija de Markel, una mujer
gordita con piel olivácea y una gran cantidad de pelo oscuro y rizado. Su marido
era alto, atlético, guapo, con cabello oscuro y ojos estrechos, sorprendentemente
azules. Corría por la finca todas las mañanas. Lucian trabajaba para una empresa
de informática especializada en seguridad cibernética, mientras que June estaba
muy involucrada en una empresa de nueva creación tratando de limpiar los
plásticos de los océanos. Tenían dos hijas, que parecían exactamente iguales a su
madre.

Luego, estaban Zorion y Teresa Rosa del Monte, los padres de la chica más
deslumbrante. Zorion, el medio hermano más joven de la señora Rogan, tenía

57
cuarenta años, bajito, atlético, y guapo. Vivía de las ganancias de la familia y
parecía tener dos intereses: fútbol y coches. Teresa era un ama de casa con un
corte pixie vanguardista. Cuidaba a sus hijos y trataba de escribir una novela.
Una búsqueda de su actividad online mostró un uso intensivo de Twitter donde
acechaba a una serie de escritores románticos y agentes literarios, tanto dentro
como fuera de España. No estaban en gran angustia financiera.

La siguiente habitación está ocupada por Ane, la medio hermana de la Sra.


Rogan, quien había llegado con un niño-juguete, como Arabella lo describió. El
juguetito tenía unos veinte años, rubio, de ojos azules, guapo, y pasaba por Paul
Sarmiento. Ane no trabajaba, dependiendo de su parte de la familia como
ingreso. Paul no tenía antecedentes penales y la gente de Rogan no pudo
encontrar sus huellas dactilares en ninguna de las bases de datos, pero no estaba
claro lo que realmente hacía para ganarse la vida. Puse una marca para
comprobar su nombre.

Finalmente, en el extremo sur, teníamos a Iker y Eva Ramírez. Iker, el único


hijo de Ane, tenía piel olivácea y pelo rubio oscuro y era arquitecto. Había estado
trabajando en su firma durante los últimos cuatro años. Su esposa era pequeña y
delicada. Había empezado su carrera como actriz, pero se cerró la ventana
cuando se casó con Iker. Solo tenían un hijo, Xavier.
—Una cosa que no entiendo —dijo Leon, deslizando una parte de la pistola en
la otra. Lo hizo sin mirar hacia abajo, como si sus manos estuvieran en piloto
automático—. ¿Por qué robaron el Sealight? Todos son ricos.

—Déjame ver una foto de nuevo —preguntó la abuela Frida.

Saqué una imagen del Sealight y se la mostré.

La abuela Frida entrecerró los ojos y golpeó la aguamarina.

—Ahí está tu respuesta.

Negué con la cabeza.

—No creo que sea por dinero. El Sealight está valorado y asegurado por
doscientos cincuenta mil, principalmente debido a su edad y los pequeños

58
diamantes que enmarcan la aguamarina. El corazón de aguamarina vale
probablemente setenta y cinco mil por sí mismo. Las tres ovejas negras cada uno
recibe más de un millón de dólares anuales de las inversiones de la familia. Por
no hacer nada.

—Debe ser agradable —dijo mamá.

Arabella frunció el ceño.

—Así que, si los atrapan robando la tiara, casi seguramente les cortarán eso.
¿Arriesgarías un millón fácil robando algo que vale un cuarto de eso?

Bern aplaudió sus manos.

—Hiciste los cálculos en tu cabeza, estoy muy orgulloso.

Arabella le sacó el dedo.

—Lo he visto —espetó mamá.

—Lo siento. —Mi hermana no parecía arrepentida.

—Incluso si lo robaran —dije—, ¿qué harían con él? Ninguno de ellos ha


estado en los Estados Unidos en los últimos cinco años. No conocen ningún
perista ni ningún joyero legítimo lo tocaría. Si lo buscas en Google, aparece la
imagen de ‘La Corona Sealight, reliquia de la Casa Rogan’. Nadie en Texas tocaría
algo robado a Mad Rogan. No podrían venderlo.
—Tal vez están planeando llevárselo a casa —dijo Arabella.

—Tendrían que declararlo en el aeropuerto —dijo Leon.

—¿Cómo sabes eso? —preguntó mamá.

—Se registró en el transporte aéreo —dijo Arabella.

Mamá dejó de llenar el lavaplatos y le dio a Leon una mirada dura.

—Solo trato de estar preparado, eso es todo —dijo.

Me eché hacia atrás y suspiré.

—No pueden venderlo y no pueden llevárselo a casa. Por lo tanto, no se trata


del dinero.

59
—Bueno, ¿de qué se trata entonces? —preguntó la abuela Frida.

—Se trata de la señora Rogan, Connor, o Nevada —dije—. O ellos odian a la


Sra. Rogan o a Connor, y quieren avergonzarlos, u odian a Nevada y no quieren
que ella lo tenga. Es por eso que ella no puede saberlo, y tenemos que manejarlo
y no decírselo nunca.

—De acuerdo —dijo Bern.

—Entonces, básicamente, tienes que averiguar quién odia más a Rogan y


Nevada —dijo Arabella—. ¿Es Xavier un sospechoso?

Muerto.

La abuela Frida cobró vida como un tiburón oliendo una gota de sangre en el
agua.

—¿Quién es Xavier?

—Nadie. —Qué brillante respuesta se me ocurrió. Eso los lanzaría al olor. No.

—Xavier es el primo guapo de Rogan, y le gusta —dijo la hermana Engendro


del Infierno.

—Si crees que es guapo, entonces deberías hablar con él —dije.

Arabella me miró con grandes ojos.


—Ella le dijo su nombre y él dijo: 'Lo sé’.

La abuela Frida y Leon me hicieron ruiditos.

Mis mejillas se estaban calentando. Odiaba cuando mis mejillas se calentaban.

—Deberías ir por él —dijo la abuela Frida.

Eso era suficiente.

—Mamá.

—¿Qué le pasó a ese guapo chico italiano? —preguntó la abuela Frida.

—Ella le echó —dijo Leon—. Le dijo que se fuera de nuestra tierra o llamaría
a la policía. —Él había gruñido ‘la policía’ como si tuviera la boca llena de grava.

60
Estaban hablando de mí como si no estuviera allí.

—¡Mamá!

—Déjala estar —dijo mamá—. Está tratando de hacer un trabajo.

—Tal vez deberías intentarlo —dijo la abuela Frida—. Has estado haciéndolo
bien con tu magia.

—Sí —dijo Leon—. Y si las cosas no funcionan, siempre puedo dispararle, y


nadie encontrará el cuerpo.

Tomé mi tableta y me fui a mi habitación.

Estaba de pie junto a la escalera en la habitación de Iker y Eva y observé a


Rivera instalar una pequeña cámara en el detector de humo. Rivera era uno de
los mejores tipos de Rogan. Normalmente llevaba un corte fino y limpio, pero
hoy en día la gorra de béisbol mugrienta y su mandíbula lucía un oscuro rastrojo
de dos días. Parecía ridículo.
Cada una de las parejas invitadas tenía una suite y estaba colocando
micrófonos en las salas de estar. Afuera, Simone, uno de los especialistas en
vigilancia de Rogan, estaba instalando cámaras colibrí en los arbustos.

—Hey —dijo Xavier detrás de mí.

Me las arreglé para no saltar y darme la vuelta. Estaba apoyado casualmente


contra el marco de la puerta. Cierto. Era su habitación también.

—Hola —me las arreglé para decir.

—Hola —dijo él.

Había pasado mucho tiempo conduciendo hacia Mountain Rose, pensando en


qué hacer si veía a Xavier. Le había prometido a Arabella que hablaría con él.

61
Desafortunadamente, no era muy buena para hablar con las personas,
especialmente con personas de mi edad. Al final, decidí que tenía que hablar con
Xavier. No solo porque era guapo y parecía querer hablar conmigo, sino porque
era un líder potencial. Él era adolescente y miembro de la familia extendida de
Rogan. Los adultos generalmente nos veían como niños, tanto si estaban
dispuestos a admitirlo como si no, y a menudo decían cosas a nuestro alrededor
sin pensar.

Una vez que decidí que Xavier era trabajo, las cosas se volvieron mucho más
fáciles. Solo tenía que conocerle sin usar mi magia.

—¿Necesitas algo de la habitación? Ya casi terminamos.

—No, solo te vi por la ventana y me pregunté qué estabas haciendo en mi suite.


¿Qué estás haciendo?

Sonó como si sospechara que habíamos revisado el cajón de su ropa interior.


Rivera puso los ojos en blanco.

—Estamos revisando todos los detectores de humo y reemplazando las


baterías —mentí.

—¿Por qué?

—A la señora Rogan le preocupa que, si se produce un incendio, algunas


personas no salgan.
—Cada habitación en esta ala tiene puertas francesas que se abren al jardín —
dijo Xavier—. ¿No crees que es un poco extra? No es probable que quedemos
atrapados y la mayoría de nosotros somos telequinéticos.

Parecía el chico del poster para la multitud de los ‘adultos son irrazonables y
débiles’. Yo también pasé por esa fase. Cuando tenía doce años.

—Es cierto. Pero ella está paranoica y tengo que hacer esto. Ya sabes cómo es.
—Me encogí de hombros—. Personas mayores.

Xavier sonrió y miró a Rivera, luego a mí.

—¿Tienes que supervisarlo o puedo robarte un rato? Necesito tu ayuda con


algo.

62
Los ojos de Rivera tenían un brillo peligroso. Tenía que sacar a Xavier de aquí
antes de que hiciera demasiadas preguntas o dijera algo que Rivera lo hiciera
arrepentirse.

—¿Tienes esto? —pregunté.

—Sí, señora —dijo Rivera.

—Por favor, avísame cuando hayas terminado. —Me volví hacia Xavier—.
Está bien.

Caminamos por el pasillo. Xavier giró a la izquierda, y seguimos adelante, a


través de un largo pasillo hacia el extremo norte de la casa, a través de las puertas
francesas y al otro lado del jardín. Un camino de granito descompuesto
comenzaba en la puerta y giraba a la derecha, corriendo a través del huerto hacia
el lado noreste de la colina que bordeaba el acantilado.

Xavier comenzó el camino, giró, con gracia, y me sonrió. Realmente era muy
guapo. Casi tan guapo como Alessandro Sagredo, pero era un tipo de belleza
diferente. Xavier parecía que sería perfecto para el papel principal en algún
espectáculo angustioso sobre adolescentes ricos en una escuela preparatoria.
Había algo sofisticado pero despreocupado en él. Alessandro parecía que
necesitaba una espada y sombrero con plumas.

Xavier era guapo, pero Alessandro me había gustado mucho. Me había


gustado la primera vez que vi su foto. Me había sentado allí durante varios
minutos mirándolo, sin pensar realmente en nada en absoluto. Era como si mi
cerebro se hubiera callado. Eso casi nunca sucedía. Y luego lo conocí, y supe que
no había ninguna manera.

—¿Con qué necesitabas ayuda? —pregunté.

—Necesito ayuda para estar más aburrido. Eres la única persona interesante
que he conocido. Hagamos algo divertido. No tienes eso aquí, ¿verdad?

—Tengo que trabajar. —No sabes lo que estás pidiendo. Si me divierto contigo, no
terminará bien para ninguno de nosotros.

—¿Qué pasará si dejas de trabajar un poco? —Se encogió de hombros—. ¿Se


caerá la casa? ¿Arrosa te despedirá? Ella no puede despedirte, tú eres la hermana
de la novia. Vamos, al menos camina conmigo. ¿Soy realmente peor que trabajar?

63
No, no era peor que trabajar; él era trabajo. Él era una fuente potencial de
información, una que tenía que explorar. ¿O aprovechar?

—Un segundo —dije. Abrí la ventana de mi tableta y envié a Rivera un texto


rápido. Por favor cambia la ubicación de la cámara en la suite
de Xavier. Los expedientes de Rogan aseguraban que Xavier tenía un
Significativo nivel bajo, lo que significa que cuando estaba motivado
adecuadamente, probablemente podía mover el detector de humo a doce pies en
el techo con su magia y examinarlos. No quería arriesgarme a que encontrara la
cámara.

La tableta devolvió el ping. Lo tengo.

—Está bien. —Bajé los escalones hacia el sendero—. Estoy lista. Pero solo hasta
las dos en punto.

—¿Qué pasa a las dos? —preguntó.

—Mi hermana presentará el menú de catering a la Sra. Rogan y podría


necesitar respaldo. —Arabella no necesitaba respaldo. La mayor parte del tiempo
ella era el respaldo, la artillería de campo y el apoyo aéreo, pero Nevada siempre
me enseñó a tener una estrategia de salida. Le sonreí a Xavier, tratando de parecer
entusiasmada—. Dirige el camino.
Dimos un paseo por el camino.

—¿Te preocupa que ese tipo vaya a robar algo?

¿Qué?

—No, todas las personas a las que contraté han sido investigadas.

—¿Contrataste? —Él lo dejó colgar.

—Sí, bueno, Arabella y yo los contratamos. Realizamos una extensa


verificación de antecedentes, historial de empleo, historial de arrestos y
verificación de crédito. Todos en el terreno ahora mismo tienen referencias.

La máscara despreocupada de Xavier se deslizó por un segundo y me miró


fijamente.

64
—¿Cómo sabes cómo hacer esto?

—Es mi trabajo. Trabajo para nuestro negocio familiar.

—Sí, lo sé. Pero pensé que tu familia era dueña del negocio. Quiero decir, eres
una niña como yo. ¿Por qué te hacen trabajar? ¿Eres tan… pobre? —dijo la
palabra como si fuera algo sucio o vergonzoso.

Escondí un suspiro. No era culpa de Xavier. Creció con diferentes estándares.


Eso no lo hacía mejor o peor que yo, solo diferente.

—Nadie me hace trabajar. Me gusta. Todos en mi familia trabajan para la


agencia. Incluso mi abuela, que tiene su propio negocio, a veces nos ilumina. Es
interesante. A veces consigo ayudar a la gente. Y nunca tengo que pedirle a mi
madre dinero. Recibo un cheque de pago y nadie me dice qué hacer con él. ¿Cómo
funciona para ti?

—Siempre tenemos dinero. Si necesito algo o si quiero, uso mi paga, si no


tengo suficiente, le pregunto a mi madre.

—¿Qué haces para tu paga?

—¿Qué?

—¿Qué haces? Tienes buenas notas, ¿no? ¿Ayudas en la casa? ¿Cortas el


césped? —Le guiñé un ojo.
—Te estás burlando de mí —dijo, sonando ligeramente herido.

—Tal vez un poco. Pero en serio, ¿cómo funciona en tu familia? Sé que Rogan
usó la telequinesis para muchos de los contratos militares que tiene su Casa. ¿Tus
padres esperan que uses tu magia para el negocio familiar o insisten en que vayas
a la universidad también?

Xavier se encogió de hombros.

—No creo que les importe. Mi madre ha estado haciendo ruido sobre la
universidad, pero es así porque piensa que tiene que hacerlo. Mi padre obtiene
su dinero de las inversiones familiares. No recuerdo nunca que tuvieran trabajo.
No el tipo donde deben estar allí todo el día. Ojalá tuvieran trabajo. Los sacaría
de la casa.

65
Cuando estaba en la escuela secundaria, la escuela me asustó hasta la muerte.
Yo había sido educada en casa. Entonces, investigué, y me topé con Como ganar
amigos y la Influencia de la Gente por Dale Carnegie. Saqué dos cosas de ese libro:
a la gente le gustaba hablar de sí mismos y a la gente les gustabas cuando estabas
de acuerdo con ellos.

—Tus padres merodean, ¿verdad? Odio cuando los adultos hacen eso.

—Sí. —Chasqueó los dedos—. Ellos merodean. En realidad, no les importa,


solo pasan el rato. Solo se fijan en mí, así pueden arrastrarme a alguna pelea
familiar.

—¿No querías venir a la boda? —Abrí mis ojos en señal de sorpresa burlona.

—No, quería tener la casa para mí solo.

—Sí, lo entiendo. Para ser honesta, no me siento cómoda aquí, pero soy una
chica de cartel fuera de lugar.

—¿Qué?

—Fuera de lugar significa una sensación sutil pero molesta de no encajar


sabiendo que no perteneces al lugar en el que estás. Esta casa es demasiado.
Demasiado grande, demasiadas habitaciones. Yo no crecí siendo rica.
—Mi familia tiene dinero, pero no me siento cómodo aquí. —Sus ojos
chispearon. Su rostro se volvió animado, como si estuviera a punto de montar
una montaña rusa—. Hay riqueza. Esto es riqueza. Con mayúscula. ¿Sabes que
Rogan vale 1.27 billones de dólares? Y no hay prenupcial. Tu hermana obtendrá
la mitad de eso. Si él muere, ella obtiene todo eso.

Bueno, eso se puso morboso rápidamente.

Xavier sonrió.

—Buen momento para fastidiarlo, ¿eh?

Nevada estaba pagando su propio vestido de novia, pero él no lo sabía.

—Tienes razón. Será mejor ser amable.

66
Hasta ahora nada de esta conversación hizo que Xavier fuera atractivo. Él
podría haber estado simplemente incómodo hablando conmigo y estaba tratando
de decir cosas para impresionarme, pero salió mal. Yo había estado allí.

—¿Es verdad que tu hermana es un Prime Buscador de la Verdad? —preguntó.

—Sí. —A diferencia de mis poderes y de los de Arabella, Nevada era ahora un


registro público. Tanto Arabella como yo estábamos registradas como Prime,
pero nuestros registros estaban sellados.

—Entonces, no puedes mentirle. ¿Cómo en absoluto?

—Puedes, pero lo sabrá. —Ahora era un buen momento—. ¿Esta tu familia


nerviosa porque se casa con Rogan? No muchas familias darían la bienvenida a
un Buscador de la Verdad.

—Ella los está haciendo retorcerse. —Él sonrió—. Tu hermana entra en la


habitación, y todos se callan. Cada vez que la abuela Ane la ve, su cara se pone
verde. El primo Mikel acaba huyendo. Me encanta.

Realmente no había respondido a mi pregunta.

El camino llevaba a la parte delantera de la casa. Dos niñas de mi edad estaban


de pie en la fuente, hablando. Una era alta y rubia, la otra era más curvilínea con
el pelo oscuro casi negro. Una tercera muchacha, vestida de blanco, con el cabello
castaño trenzado sobre su hombro izquierdo, estaba sentada en el borde de la
fuente escribiendo en su teléfono. La rubia alta era la hija mayor de Gracia,
Adriana; la de pelo muy oscuro Samanta o Malina, una de las hijas de Lucian y
June. Parecían tan iguales, que me era difícil distinguirlas. La chica del teléfono
era la hija de Mikel y María. Como su madre, Elba se vestía de blanco y le
gustaban las joyas de oro.

Adriana y Samanta —estaba segura en un 75 por ciento de que era Samanta—


saludó. Adriana se fijó en mí y entrecerró los ojos. Samanta parecía incómoda.

—¿No sabes que se supone que hablar ayuda? —preguntó Elba sin levantar la
vista de su teléfono.

Bueno, hola a ti también, Sra. Bruja. Yo sonreí.

—¿Tu padre lo sabe? —preguntó Xavier—. ¿A cuántas personas ha pagado

67
ahora… tres o cuatro? Todos hemos perdido la cuenta.

—Que te folle un pez —dijo Elba.

¿Espero que seas follada por un pez? ¿Qué significaba eso? Su español era
diferente del usado en Texas, pero lo entendí bastante bien.

Xavier puso su brazo alrededor de mí y tuve que detenerme de conducir mi


codo a sus costillas. No me gustaba que me tocaran. Especialmente por personas
que no conocía. Él lo hizo de forma protectora, pero todavía no me gustaba.

—No te preocupes por ella —dijo Xavier.

Cruzamos el patio de vuelta al ala oeste. Mi tableta sonó. La miré. Las cámaras
se habían puesto en línea.

—Me tengo que ir.

—¿En serio? —Xavier se agachó un poco para mirarme la cara—. ¿Estás


segura?

—Sí.

—Me lo pasé muy bien —dijo. Parecía que lo decía en serio. Tal vez lo hizo.

La cosa era que yo también lo pasé bien. Claro, dijo algunas cosas
cuestionables, pero tuvo una conversación conmigo, y eso no sucedía todos los
días. Y él trató de protegerme de su prima. No necesitaba ninguna ayuda, pero
fue un poco entrañable. Además, me dijo que su abuela y Mikel tenían algo que
esconder.

—También me lo pasé bien —dije.

—Entonces haremos esto de nuevo, ¿verdad? —preguntó—. Di sí, Catalina.

Dijo mi nombre.

—Sí. Lo haremos de nuevo.

Entré, me metí en una de las salas de conferencias, y comprobé la alimentación


de las cámaras una por una. Todas las cámaras de la suite estaban funcionando.
Cambié a las cámaras colibrí del exterior. Uno, dos, tres, cuatro… ¿nueve?

68
Debería haber solo seis. Toqué la alimentación de la cámara siete. Mostraba una
sala de estar en el lado oeste, justo afuera del edificio. La cámara ocho cubría el
camino en el lado este por el que Xavier y yo acabamos de llegar. La cámara
nueve estaba instalada en la parte superior de la fuente. Bern debió haber querido
cobertura adicional.

Xavier caminaba hacia sus primas.

Mi teléfono móvil sonó. Reconocí el número. Casa Valentina Catering. Oh no.


No, no, no. Arabella estaba a cargo del menú. Si me estaban llamando, había un
problema.

Contesté el teléfono.

—Catalina Baylor.

La voz de Valentina sonó en mi oído.

—Hemos tenido un pequeño, pequeño, pequeñísimo problema. Alguien entró


en nuestro restaurante.

Mierda.

—Voy para allá.


5

69
Casa Valentina Catering estaba en New Braunfels, una ciudad muy alemana
en el centro de Texas. Habíamos entrevistado a grandes firmas de catering de
Austin y San Antonio, pero la señora Rogan decidió que confiaba en Valentina y
por eso es con quien fuimos.

Aparqué frente a un viejo edificio de ladrillo. Leon salió del asiento del
pasajero. Arabella todavía estaba en la escuela, y hoy estaba escribiendo un
ensayo de dos mil palabras, que le fue asignado hace un mes y que había
comenzado esta mañana. Leon era mi compañero de batalla para esta misión y
estaba emocionado.

—Pastelería —dijo.

—Sí.

Leon dejó escapar un largo suspiro.

—¿Estás segura de que seré suficiente? Estos lugares pueden ser bastante
difíciles. Entras en una pastelería y luego un pistolero te dice: “No eres de por
aquí, compañero”, y lo siguiente que sabes es que estás en medio de la calle, tu
caballo está muerto, el malo tiene a tu chica por el pelo, y te queda una sola bala.

—¿Qué está pasando en tu cabeza?

—Es un lugar oscuro, sin ley, Catalina. Tan oscuro.

Rodé los ojos.

—Es un pequeño restaurante y panadería. La mayor parte de su dinero


proviene del catering, pero tienen una pequeña tienda de cupcakes a unas dos
cuadras. Cuatro empleados a tiempo completo, además del propietario.
Contratan camareros para grandes eventos.

—Entonces, ¿estamos contratando a alguien y están contratando a alguien?

70
¿Quién está examinando a los camareros?

—Estamos contratando a los camareros esta vez —le dije. Rogan me había
dado un presupuesto casi ilimitado y me aseguré de contratar camareros con
excelentes referencias—. Este es el único lugar donde la señora Rogan confía para
el catering, así que hicimos lo que pudimos para asegurar la ubicación. La gente
de Rogan instaló un excelente sistema de alarma y seguridad.

—Pensé que habías dicho que descubrieron el robo esta mañana. —Leon miró
el edificio.

—Sí, lo hicieron.

—Entonces, ¿no armaron su excelente sistema de alarma?

—Vamos a averiguarlo.

La mayor parte del edificio interior estaba ocupado por una gran cocina.
Largas mesas de preparación de metal se extendían por el suelo en dos filas. A la
izquierda, dos refrigeradores de tamaño industrial estaban contra la pared, junto
con tres lavabos grandes, un lavaplatos y una hilera de hornos. Junto a ellos, una
puerta conducía a una habitación estrecha con dos congeladores igualmente
grandes. En línea recta, justo enfrente de la entrada, otra puerta ofrecía acceso a
una gran despensa. Una fila de ventanas en la pared a nuestra derecha inundaba
el espacio con luz natural. Era un espacio limpio y ordenado. El aire olía
ligeramente a vino agrio.
Valentina saltó de su silla cuando entramos. Una mujer blanca en sus treinta y
cinco años, su pelo corto y rubio tenía una mancha de púrpura salvaje en él. Sus
gafas se mantenían deslizándose por su nariz y siguió empujándolas hacia arriba.
Manchas rojas coloreaban sus mejillas. Estaba claramente estresada y al borde de
las lágrimas. Su segundo al mando, Carlos, un hombre sólidamente construido
en sus cincuenta años, con cabello negro y piel de bronce, estaba de pie junto a
ella, con las manos en las caderas.

—Irrumpieron anoche —dijo Valentina—. Tres en sudaderas oscuras.

Leon asintió hacia la primera ventana a nuestra derecha, con el alféizar


manchado con polvo gris de huellas dactilares.

—¿Así es como entraron?

71
—Sí —dijo Carlos—. Abrimos mucho las ventanas para ventilar la cocina.

—¿No se disparó la alarma? —pregunté.

Tanto Valentina como Carlos parecían querer atravesar el suelo.

—El sensor inalámbrico en esa ventana sigue apagándose al azar —dijo Carlos.

—¿Por qué no nos notificaron que el sensor estaba funcionando mal? —


pregunté.

—No parecía un gran problema. Es una ventana muy pequeña. Usualmente lo


pasamos por alto —dijo Valentina—. De lo contrario, se dispara en medio de la
noche.

—Son niños —gruñó Carlos, su rostro se volvió rojo oscuro—. Probablemente


probaron la ventana, descubrieron que olvidamos cerrarla y se metieron.
Apuesto a que es ese idiota de Hudson. Él y su compinche siempre están en el
parque al otro lado de la calle. Tramando algo. Se sientan en el parque, beben
cerveza todo el día y buscan problemas en que meterse. Cuando tenía su edad,
tenía un trabajo. Tenía responsabilidades. Yo…

Tuve que interrumpirlo antes de que se convirtiera en una verdadera


conferencia sobre los niños en estos días.

—¿Qué se llevaron?
Valentina hizo una mueca.

—Champán. Tomaron una caja. Probablemente todo lo que podían llevar. Es


pesada. Y rompieron el resto.

—Doscientas cincuenta botellas, doscientos veinte dólares por botella —


escupió Carlos.

Cincuenta mil dólares de champán. Todo se había ido.

—Maldita sea. Apesta —ofreció Leon amablemente.

Valentina se veía verde.

—¿Tienes las imágenes de seguridad? —pregunté.

72
Un minuto después, observé a tres figuras con sudaderas oscuras con pañuelos
en las caras, rociando las cámaras de seguridad con crema batida, que
encontraron en la nevera.

—Generalmente no usamos crema batida enlatada —dijo Valentina—. La


clienta la había solicitado específicamente para su despedida de soltera. No
preguntamos.

Los sonidos de champán siendo aplastado vinieron de la pantalla. Miré a Leon.


Asintió.

Rebobiné la grabación.

—Mira. Salen por la ventana y van directamente a la nevera. Sabían que la


ventana estaría abierta y desconectada, y sabían dónde estaba la crema batida.

—¿Qué estás insinuando? —preguntó Carlos. Sus ojos se desorbitaron—.


Conozco a todos los que trabajan aquí. Respondo por todos los que trabajan aquí.

Los humanos trataban el riesgo fingiendo que no existía. A pesar de que miles
de personas morían cada año en accidentes automovilísticos, seguíamos
subiendo a nuestros automóviles y conduciendo todos los días. Construíamos
ilusiones de seguridad alrededor de nosotros mismos y las creíamos o nos
volveríamos locos.
Un hogar era una de esas ilusiones vitales. Era nuestro refugio, el lugar donde
bajamos la guardia. Se suponía que nada malo te pasaría en tu casa. Cuando
nuestro almacén fue atacado por mercenarios, se sintió como si mi mundo se
resquebrajara. Me hizo sentir débil e indefensa.

Valentina y Carlos se sentían impotentes ahora. La pérdida financiera era


aplastante, pero la violación de su cocina era probablemente peor. Este era un
pequeño negocio. Los empleados probablemente eran más de la familia que
ayuda contratada. Pasaban mucho tiempo juntos en esta cocina, haciendo
deliciosa comida y hermosos pasteles. Alguien había hecho pedazos todos esos
recuerdos felices. La idea de que uno de ellos podría haberlo hecho era
demasiado.

—¿Quedan botellas? —preguntó Leon.

73
Valentina metió la mano debajo del mostrador y sacó una pesada botella. Leon
agarró la botella por el cuello y la estrelló contra la pared. La botella se mantuvo
ilesa.

—¡Oye! —gritó Carlos.

Levanté mi mano.

—Te lo reembolsaremos.

Le tomó a Leon dos intentos más antes de que la botella finalmente se


rompiera.

Jadeando un poco, me tendió la botella.

—¿Doscientos, así?

Me volví hacia Valentina.

—Si solo son niños entrando para robar un poco de vino, deberías tomar unas
cuantas botellas y salir. Esto tomó mucho tiempo y esfuerzo. La pregunta es por
qué.

—Sí, ¿por qué? ¿Por qué alguien haría esto? —preguntó Valentina.
—Dos posibles razones —dije—. Primero, estaban encubriendo el sonido de lo
que estaban haciendo, y segundo, contaban con que te concentraras en la pérdida
del vino. Nuestro contrato con ustedes especificaba que debían llamarnos de
inmediato en caso de cualquier complicación. ¿Por qué no nos llamaron?

—Llamamos a la policía —dijo Carlos.

—No entiendes —dijo Valentina, con el rostro rojo ciruela ahora—. Entramos
y había pilas de vidrio en el piso. Todo este vino, el olor…

Y ella había querido limpiarlo lo antes posible, para borrar la profanación de


su hermosa cocina.

—Es un mal manejo. —Leon asintió ante los vidrios rotos en el suelo—.
Botellas rotas, vidrios rotos, vino caro en el suelo, todo huele, todo está manchado

74
y pegajoso. Ves esto y si nada más parece perturbado, simplemente te concentras
en limpiar las cosas.

Miré a Valentina y a Carlos, y mis entrañas trataron de apretarse en una bola


apretada y dolorosa. Había cosas que tenía que decir ahora, cosas duras y
desagradables, y tenía que decirlas a dos personas que ya estaban desesperadas
y traumatizadas. Me sentía malvada y una mierda. Pero era mi trabajo. Prometí
que lo haría.

—Estás en incumplimiento del contrato —dije—. Fuiste contratada por la Casa


Rogan. Esto es un negocio de la Casa. Las reglas normales no se aplican aquí.
Fuimos muy claros cuando revisamos el contrato contigo. Mi hermana y yo nos
sentamos en esta mesa y leímos el contrato, párrafo por párrafo, dijiste que habías
entendido y lo firmaste. En primer lugar, fallaste en poner la alarma.

Carlos aspiró una bocanada de aire, a punto de decir algo, pero Valentina le
puso la mano en el brazo.

—Segundo, no nos notificaste el robo. El contrato específicamente detalla que


debemos ser informados en caso de cualquier problema antes de cualquier
contacto con la policía, a menos que sea una emergencia que ponga en peligro la
vida. En tercer lugar, limpiaste, destruyendo la evidencia.

Nadie dijo nada.


Valentina se mordió el labio.

—Si cancelas todo ahora, nos arruinaremos.

Sabía exactamente lo que estaba pensando. Estaba mirando hacia el futuro y


viendo la muerte de su negocio. Y yo era la persona que decidía si vivía o moría.
Nunca había querido teletransportarme más en toda mi vida. Si pudiera, me
hubiera escapado y fingido que esto nunca sucedió.

—¿Hay algo que podamos hacer para arreglar esto? —preguntó Valentina.

—Depende —le dije—. Me gustaría tener acceso a tu ordenador. Podré decirte


más dependiendo de lo que encontremos. Bajo los términos de nuestro contrato,
no puedo obligarte a que me concedas el acceso. Puedes negarte.

75
—¿Y si lo hacemos? —preguntó Carlos.

Levanté mis manos.

—Nos alejamos.

—Adelante. —Valentina hice un gesto hacia un ordenador en la esquina de un


pequeño escritorio.

Activé la función de grabación en mi teléfono.

—Soy Catalina Baylor. Hoy es 20 de abril. Estoy aquí con Valentina Krueger,
dueña de Casa Valentina Catering. ¿Puedo tener acceso al ordenador de tu
negocio?

—Sí.

—Gracias.

Leon se dirigió al escritorio. Sus dedos volaron sobre el teclado.

—¿Apagaste el ordenador antes de irte?

—Sí —dijo Valentina. Sonaba como si esperara que la golpeáramos con un bate
de béisbol—. La apagamos todas las noches antes de irnos.

—¿En qué fue lo último en lo que trabajaste? —preguntó Leon.


—Lista de pescaderías —dijo Valentina.

—Bien —dijo Leon—. Alguien la volvió a encender en el momento del robo y


accedió al archivo de Pastel Rogan.

Mierda. Me volví hacia Valentina y Carlos.

—¿Puedo tener vuestros teléfonos móviles, por favor? No necesito que los
desbloqueéis, solo quiero que los pongáis en la mesa de allí. Y no los toquéis,
hasta que os los devuelva.

—Oh, Dios mío. —Los ojos de Valentina se agrandaron—. Manipularon el


pastel. Pero ni siquiera está arreglado todavía. Acabamos de empezar los
pastelitos ayer.

76
—Teléfonos, por favor —dijo Leon. Su tono era práctico, pero había algo en la
forma en que lo dijo que comunicaba que desobedecerlo era una muy mala idea.

Dos teléfonos cayeron sobre la mesa de metal.

—Me gustaría que fuerais a la despensa y revisarais vuestro inventario. No


toquéis nada. Si algo se ve mal, si se ha movido o si la tapa no está bien, decídmelo
de inmediato. Por favor, mantened la puerta de la despensa abierta, para que
pueda veros.

Los dos panaderos entraron en la despensa. Marqué el número de Rogan.


Respondió en el segundo timbre.

—¿Sí?

—Creo que alguien envenenó tu pastel de bodas. ¿Cómo te gustaría que


procediera?

En media hora, las tropas de Rogan, asignadas a la casa de la señora Rogan,


llegaron en dos vehículos blindados. New Braunfels estaba a solo media hora de
Mountain Rose, pero parecía que les había llevado una eternidad. Pasé el tiempo
tratando de averiguar quién podría haber querido envenenar el pastel de
Nevada. Rogan y Nevada se habían hecho muchos enemigos cuando detuvieron
una conspiración de varias Casas prominentes para tomar el poder en Texas. La
mayoría de estos enemigos estaban muertos o en la cárcel.

Cuando los Primes mataban a alguien en venganza, querían que todo el


mundo lo supiera. No delegaban. Querían mirarte a los ojos mientras su magia
te ahogaba la vida. El veneno parecía tan mundano. Y, como acabábamos de
convertirnos en una Casa, ninguno de los Primes podía atacarnos legalmente
durante los próximos tres años.

Además, asistirían muchos Primes. La lista de invitados se leía como una


página de Poderosos e Influyentes en el Herald. Quien envenenó el pastel habría
matado a miembros de la élite mágica de Houston. No habría lugar para que se
escondieran. No se sentía como un intento motivado política o financieramente.

77
Se sentía como odio. Odio cegador, tan poderoso, que te hacía olvidar tu propia
seguridad.

Había hecho una lista de sospechosos. Un nombre seguía apareciendo.


Alguien que odiaba a Rogan. Quien era celoso, odioso e imprudente.

Rivera fue el primero en cruzar la puerta. Detrás de él, vino una mujer con el
uniforme suelto que llevaban muchos de los empleados de Rogan. Una gorra de
béisbol calada con fuerza sobre su cabeza. El resto del equipo aseguró el
perímetro, extendiéndose a través y fuera de la panadería.

La mujer se quitó la gorra. Tenía más o menos mi edad, pelirroja, con la piel
tan pálida que casi brillaba. Uno de mis abuelos era negro, y no estábamos
seguros del otro. Mis dos abuelas eran blancas, y todos los genes mezclados me
dieron una piel naturalmente bronceada y cabello castaño oscuro. Muchos de mis
amigos eran más pálidos que yo, pero esta chica tenía niveles épicos de palidez.
Es como si ella ni siquiera supiera qué era el sol. ¿Cómo sobrevivía en Texas?

—Runa Etterson de la Casa Etterson, Magus Venenata. —Extendió su mano


hacia mí.

Venenata era veneno en latín. Runa era una maga de venenos y me estaba
sonriendo y extendiendo su mano. Probablemente podría envenenarme
simplemente respirando en mi dirección.
—Catalina Baylor. De la Casa Baylor. —Le estreché la mano.

Me sonrió.

—Ajá, te tomaste un segundo. No te preocupes, solo enveneno a extraños los


martes.

—Hoy es martes —dijo Leon.

—Oops. Bueno, está bien. Me dijiste tu nombre, así que no somos extrañas.
Deberías estar a salvo. —Se volvió hacia Leon—. Pero no sé quién eres. Sin
promesas.

—Este es mi primo, Leon.

—Encantada de conocerte, primo Leon. Entonces, ¿dónde están las golosinas

78
potencialmente envenenadas?

La llevé a los refrigeradores y abrí las puertas. Bañeras de glaseado y fondant


en todos los colores llenaban los estantes. Runa se frotó las manos.

—Vamos, muchachos, no se queden parados ahí. Tomen una cuchara y vamos


a ocuparnos.

Nadie dijo nada ni se movió.

—¿Qué? ¿Cómo creían que esto funcionaba? ¿Qué menearía mi nariz y


olfatearía el veneno? Ojalá pudiera. No, lo comes y si mueres, puedo decir: “Sí,
ha sido envenenado”.

Rivera suspiró.

—Señora. Por favor, tómese esto en serio. Según el acuerdo entre la Casa
Rogan y la Casa Etterson…

—Sí, sí. He estado atrapada en la caseta de vigilancia por la posibilidad de que


alguien en esta boda sea envenenado durante las últimas dos semanas. Déjame
divertirme un poco.

Runa levantó las manos. Una leve neblina verde se extendió desde ella, pasó a
través de los refrigeradores y se disipó. Dio un paso adelante, sacó una tina de
fondant blanco hielo, la abrió, le quitó un poco de fondant y se la metió en la
boca.

—Mmm, delicioso cianuro. Vieja escuela. Hipoxia histotóxica en ti, hipoxia


histotóxica en tu casa, hipoxia histotóxica en tu vaca. Espera. —Levantó la
mano—. ¿Qué es este regusto a pescado?

Runa comió un poco más y golpeó sus labios con fuerza.

—Está en la punta de mi lengua. Oooh. Tetrodotoxina. Furtivo. El cianuro te


mataría en cuestión de minutos, pero si tomaras un antídoto de alguna manera,
la tetrodotoxina aún te atraparía.

Runa extendió las manos.

79
—Cada recipiente aquí está envenenado. Todo el fondant. Si el envenenador
quisiera simplemente asesinar a la feliz pareja, podrían haber usado talio. Es
inodoro, insípido, letal, y demora varios días. Lo que esta persona hizo es tan
sutil como tomar un martillo y golpear a la novia y al novio en la cabeza con él.
Estás buscando a alguien para quien la muerte de Connor y Nevada sea
profundamente personal. Esta persona quiere verlos sufrir y morir.
Probablemente estarán en la fiesta de la boda o cerca de ella. Quieren infligir
dolor y ser testigos de ello, están dispuestos a arriesgar su seguridad personal.
No pueden esperar para hacerlo. Hay alegría en esto y una horrible malicia.

Eso se ajustaba con todo lo que estaba pensando hasta ahora. Saqué a mi
principal sospechoso y le mostré la tablet a Rivera y Leon. Los ojos de Rivera se
estrecharon.

—Tiene sentido —dijo.

Una sonrisa loca tiró de la boca de Leon.

—Oh, eso espero. Realmente lo espero.

—¿Quién es el responsable del fondant? —pregunté.

—Jeremy —dijo Carlos—. Pero es un buen chico. No haría esto.

Rivera habló en su teléfono.


—Bug, necesito un trabajo completo sobre Jeremy Wagner. Pagos, historial de
deudas, cualquier conexión con Rogan o Baylor. Quiero saber dónde estaba y qué
estaba haciendo desde que Valentina fue contratada para la boda. Cualquier cosa
que puedas desenterrar.

Habíamos hecho una verificación de antecedentes de todos los empleados.


Jeremy Wagner había salido limpio, lo que significaba que, o éramos
incompetentes, o que su oscuridad estaba bien escondida. Tratar de volver sobre
los pasos de Jeremy en los últimos días, incluso con el talento de Bug, tomaría
tiempo. No teníamos tiempo. En este momento, en Mountain Rose, la señora
Rogan podría estar sirviendo limonada envenenada a los niños.

Tenía que usar mi magia. Me sentía fría, con náuseas y pegajosa, como si me
hubieran envenenado. Era una sensación horrible. Mi corazón estaba martillando

80
en mi pecho. Quería ir a algún lugar solitario y tranquilo, a cualquier lugar menos
aquí. Deseaba que esto fuera un problema de alguien más.

Iban a envenenar a mi hermana. Y a Rogan. Y a su madre. Y a todos sus amigos,


familiares e hijos. Mia Rosa con su deslumbrante unicornio. Podía pensar en una
sola persona que tenía ese tipo de odio.

—Voy a entrevistar a Jeremy.

Rivera se sobresaltó. Leon me frunció el ceño.

—¿Estás segura?

—Sí.

—El verdadero objetivo es la persona que contrató a Jeremy —dijo Rivera.

—Estoy al tanto. El registro de antecedentes tomará tiempo y puede que no


aparezca nada. Es una cuestión simple de lo que sería más rápido y producir los
mejores resultados. Si le pregunto, él me lo dirá.

Rivera habló lenta y deliberadamente.

—Si quisiera envenenar a alguien manipulando el pastel de bodas, vigilaría la


panadería para asegurarme de que no se descubriera la manipulación. En el
momento en que preguntes a Jeremy, tendremos que vigilarlo. Si el envenenador
sospecha que sabemos sobre el pastel, lo intentarán de nuevo, y esta vez no lo
encontraremos a tiempo. Rastrear al empleador de Jeremy a través de Bug es más
limpio y conlleva menos riesgo.

—¿Y qué pasa si Bug no encuentra nada? —preguntó Leon.

Pase lo que pase, mi primo estaba de mi lado.

—Si no encuentra nada, entonces apretamos a Jeremy —dijo Rivera.

—Puedo interrogar a Jeremy y asegurarme de que no lo recuerde.

Las cejas de Leon se alzaron.

—¿Estás segura? —preguntó Rivera.

No estaba segura, pero tarde o temprano tenía que intentarlo. Tenía que

81
funcionar. La vida de mi hermana dependía de ello.

—Sí. Es plausible que hablemos con todos los empleados después del
allanamiento.

—Si Catalina dice que puede hacerlo, puede hacerlo —dijo Leon.

—Está bien —dijo Rivera.

Me volví hacia Valentina.

—Por favor llama a tus empleados. Hazles saber que ha habido un robo y que
serán entrevistados. Mientras tanto, necesito que reemplacen todos los fondant
con un producto idéntico. Si Jeremy está involucrado, no probará el fondant,
porque sabe que es letal, por lo que no tendrá forma de saber que fue cambiado.

—Ejem —dijo Runa—. O podrías dejarme purificar el fondant para ti, sin
necesidad de reemplazar o desechar nada.

—¿Pero será seguro? —preguntó Valentina.

La sonrisa desapareció de la cara de Runa. De repente su expresión se volvió


fría y ruda.

—Déjame presentarme de nuevo. Runa Etterson de la Casa Etterson, Prime


Venenata. Entré en una casa llena de sarín y, una vez que terminé, la familia
escondida arriba en la habitación segura, salió y me preparó un café en la cocina.
Mad Rogan confió a mi Casa la seguridad de las personas que son más preciosas
para él. Si digo que es seguro usar el fondant, es seguro usarlo. Retrocede por
favor.

Runa sacó tiza y comenzó a dibujar un círculo arcano en el suelo.

82
6

83
Me senté en la pequeña oficina al otro lado del edificio. Normalmente esta sala
se utilizaba para reunirse con clientes y revisar menús y libros de pasteles. Hoy
habría preguntas sobre los pasteles, pero tendrían un sabor diferente.

Rivera se tomaba su trabajo como jefe de seguridad muy en serio. Él y dos de


sus muchachos no se moverían de su posición detrás de mí. Runa se sentó en la
silla, ojeando un catálogo de fotos de hermosos pasteles, en el caso de que, Jeremy
intentase envenenarme.

Leon se apoyó en la mesa a mi lado.

—¿Estás bien? —preguntó en voz baja.

—Sí. —Tendría que usar mi magia con delicadeza. Las pocas veces que lo
había hecho, requería mucha energía. La sutileza era completamente diferente.

Cuando nací, la enfermera que me ayudó en el parto, me sacó de la cuna junto


a mi madre y huyó conmigo. La atraparon antes de que ella saliera de la planta,
y cuando me alejaron de ella, ella gritó y lloró. En veinte años de enfermería,
nunca había hecho algo así. Esa mujer perdió su carrera porque nací con el tipo
de magia que hace que la gente me ame.

Ella fue la primera, pero no la última. A lo largo de los años, ha habido otros.
Un dentista que examinó mis dientes trató de esconderme en su oficina y luego
afirmó que me escapé. Yo tenía dos años. La maestra de preescolar me metió en
su coche y trató de atropellar a mi madre cuando intentó detenerla. Cuando
íbamos de compras, los extraños me seguían, mientras montaba en el carrito y
los empleados trataban de darme cosas gratis.

Otros bebés y niños pequeños eran animados a ser lindos. Me enseñaron a


nunca llamar la atención, a no sonreír a los extraños ni a hacer amigos. Si me
gustaba otro niño, lo abandonaría todo para jugar conmigo. Pero pronto jugar no

84
sería suficiente. Me seguían hipnotizados, y luego querían un pedazo de mí, un
pedazo de mi vestido, un mechón de mi cabello, algo de piel, tal vez un dedo.
Una vez que comenzaba, no sabía cómo detenerlo. Solo mi familia y mi médico
primario eran inmunes.

Fui educada en casa, hasta la escuela secundaria, cuando quedó claro que
podía controlar mi poder lo suficientemente bien como para evitar que se filtrara.
Practiqué el control de mi magia desde el momento en que comprendí que había
arruinado vidas. Mi talento era extremadamente raro, pero estudié magia similar,
practiqué círculos arcanos y leí todo sobre teoría de la magia, pero la teoría, por
definición, no es práctica.

Ya había experimentado con mis hermanas antes, porque eran inmunes, y no


tenía forma de saber si algo que aprendiera realmente funcionaría. Rivera no
debería haberse molestado con la conferencia. Lo necesitaba a él y a sus
muchachos aquí. Él sabía lo que podía hacer. Si fallaba en controlar mi poder y
Jerome reaccionaba bruscamente, lo apartarían de mí.

La puerta se abrió y Jeremy Wagner entró. Justo como en las fotos, que había
revisado, cuando lo investigamos. Jeremy era un hombre alto y de pelo oscuro,
de raza blanca. Tenía una de esas caras genéricas, ni feas ni hermosas, pero en
general agradable. Había algo suave y tímido sobre su comportamiento. Parecía
un hombre tímido que sabía que era tímido y decidió usarlo a su favor.
Debería haber estado nervioso, al menos preocupado, posiblemente a la
defensiva. La mayoría de la gente estaría en alerta. En su lugar, parecía un poco
soñoliento. Podría haber sido porque había pasado la noche trabajando en la
panadería, pero sus fotos confirmaron que siempre se veía de esa manera.

—Por favor, siéntate —le dije.

—Hola. —Se sentó y me dio una sonrisa. Incluso la forma en que me sonrió,
reforzó la vergüenza, como si tratara de decir: Muchacho, soy un desastre, pero
¿no soy mono?

—Estás aquí porque alguien entró en la tienda anoche.

—¿Ah, sí? ¿Tomaron algo?

85
Cuando mi magia fue evaluada por un jurado de Primes, el Guardián de los
Registros, que registraba a los miembros de cada Cámara en Houston, tuvo que
inventar un nombre para mi marca de poder. Me llamó sirena. La mayoría de la
gente pensaba que las sirenas eran sirenas, pero en los mitos originales, tenían
plumas y alas. Yo también tenía alas. Impresionantes, hermosas alas que
brillaban con magia. Nadie las había visto, excepto yo, pero cuando las abría, la
gente se centraba en mí y se olvidaba de todo lo demás.

Para la mayoría de las personas, el uso de la magia requiere un pensamiento


y esfuerzo conscientes, como golpear un saco, o hacer flexiones. Practicaron y se
hicieron más fuertes. Para mí, era todo lo contrario. Mantener mis alas cerradas
cuando estaba cerca de extraños era siempre como aguantar la respiración.
Abrirlas no requería esfuerzo.

No necesitaba todo mi poder para Jeremy. Solo necesitaba un poquito, así que
le dejé ver una pizca de mis plumas. Parpadeó y me sonrió.

Abrí mi boca y mi magia se extendió hacia adelante, se fusionó con mi voz y


me até a él con un hilo invisible que lo atrajo. El esfuerzo por retener mi poder,
solo dejando pasar un poco, era agotador.

—Rompieron algunas botellas de vino. ¿Te gusta el vino, Jeremy?

Estaba enfocado completamente en mí ahora.


—Soy más bien un tipo de cerveza. Me gusta todo tipo de cerveza. Me gustan
las IPA lo mejor. Ya sabes, cuando realmente puedes degustar cada sorbo, es una
verdadera cerveza. Es como estudiar el surrealismo. Tú bebes una IPA y no hay
nada abstracto o vago al respecto. Son cítricos y lúpulos…

Lo tenía. En la esquina, Runa se enderezó y dejó su libro de fotos.

—… es el baremo con el que se deben comparar todas las otras cervezas. ¿Qué
es más fuerte que una IPA? ¿Es más dulce o tiene menos lúpulo? ¿Te gusta la
cerveza? Hay un gran biergarten al que podemos ir ahora mismo y te compraré
una IPA.

—Jeremy, ¿eres bueno decorando pasteles?

—Soy el mejor en la decoración de pasteles. Mejor que la gente de la televisión.

86
—Los ojos de Jeremy se abrieron de par en par—. Veo The Cake Tournament y
la mayor parte de esa porquería es pura mierda. Soy un maldito mago con el
fondant. Si tuviéramos un poco de fondant en este momento, realmente podría
mostrarte algo.

—Hay fondant en la panadería —dije.

—Oh no, no podemos usar eso. Está envenenado.

Leon sonrió.

—Eso es raro. ¿Quién lo envenenó?

Jeremy agitó su mano.

—Mi hermano menor y dos de sus amigos de la escuela secundaria. Eso no es


importante. Hice todo el trabajo duro, lo organicé.

Mi voz se envolvió alrededor de él, seductora y tranquilizadora.

—Wow, debes ser muy inteligente, Jeremy. ¿Por qué lo harías?

—Nunca me gustaron los Primes. Actúan como si fueran mucho mejores que
nosotros. Ah, y esta mujer me pagó cien mil dólares en efectivo. Lo tengo
enterrado en mi patio trasero. Soy rico, ya no tengo que trabajar aquí. Déjame que
te lleve a algún lugar fuera de aquí. Podríamos ir a South Father.
Encendí mi tablet y le mostré la foto que había conseguido.

—Es ella —afirmó—¿La conoces? ¿Te dio dinero? Yo te daría dinero, tengo
dinero.

—¿Sabes cómo piensa infiltrarse en la boda? —pregunté.

—No. Solo me dio un montón de jeringas con cosas en ellas y me dijo que
inyectara en el fondant. Y me dijo que no me metiera con ellos, y que usara
guantes de plástico. —Puso los ojos en blanco—. Ja, como si fuera estúpido.

Ahora venía la parte más difícil.

Abrí mi boca y canté. Las palabras no importaban, solo la magia. Jeremy


escuchó, su mandíbula colgando floja. La magia se envolvió alrededor de él,

87
como un velo brillante, y comenzó a cantar conmigo.

—Bee, bee, oveja negra, ¿tienes lana, sí señor, sí señor, tres bolsas llenas…?

Me quedé en silencio y suavemente desenredé mi magia de él, mientras


susurraba en su mente. Olvida, olvida, olvida.

Su cabeza se inclinó, su barbilla cayó sobre su pecho. Y cayó hacia adelante


lentamente. Su estómago tocó la mesa. Jeremy se despertó bruscamente.
Parpadeó hacia mí, sus ojos parecían salvajes.

—Rompieron algunas botellas de vino —le dije—. ¿Te gusta el vino, Jeremy?

—Soy más un tipo de cerveza.

—¿Tuviste algo que ver con el robo? —pregunté.

—No. Aunque es una pena. Quiero decir, ¿quién sería lo suficientemente tonto
como para entrar en una panadería?

—¿Dónde estabas anoche entre la una y las dos? —Estaba tan cansada ahora,
mi voz temblaba.

—Estaba en casa. Mi hermano responderá por mí. Nos quedamos jugando


videojuegos.

—Está bien, Jeremy, eres libre de irte.


—Genial. —Se levantó y me ofreció su mano. La sacudí. Su apretón de manos
era flojo—. Encantado de conocerte. —Y salió.

Nadie dijo nada. Rivera se quedó mirando su teléfono. Leon me estaba


sonriendo como un loco y levantó dos pulgares hacia arriba.

Rivera miró hacia arriba.

—Está bien, se fue a la cocina.

—Bueno, eso era otra cosa —dijo Runa.

Se me ocurrió un pensamiento salvaje. Extendí mi mano.

—Catalina Baylor, de la Casa Baylor, Prime Siren.

88
Runa miró mi mano, la tomó con cuidado y la sacudió.

—Mantente fuera de mi cabeza.

—No envenenes a nadie que conozca, y así lo haré.

—¿Es la pérdida de memoria permanente? —preguntó Rivera.

—No lo sé —respondí.

—Vamos a averiguarlo —dijo Rivera—. Supongo que él te contó todo lo que


sabe, y ella es demasiado inteligente para darle algo que pueda llevarnos a ella.
Vamos a proceder como si hubiésemos comprado la historia del vino. Vamos a
poner guardias aquí, porque es lo que se espera.

—Si ella quiere entrar en la boda, tendrá que ser el personal de servicio —dije.
Rivera asintió.

—Eso parece lo más probable.

Leon se agitó.

—Carlos puede ser un problema. Si sospecha que Jeremy hizo esto, no podrá
controlarse.

Rivera sonrió.
—Le diremos que pasó con gran éxito. Ya tienes los informes para firmar la
NDA.

Rogan me había enviado un correo electrónico con un acuerdo de


confidencialidad que prohibía a Valentina y Carlos mencionar la palabra veneno
en las próximas dos semanas. Si rompían este acuerdo, inmediatamente
terminaríamos nuestro contrato. Si lograban mantenerlo, Rogan pagaría las
botellas de vino rotas. Tuve que explicarles con insoportable detalle que ellos, sus
comunicaciones en línea y sus llamadas telefónicas serían monitoreadas hasta
después de la boda. Me hizo sentir como un gánster corporativo. Como si hubiera
entrado en su tienda y lo hubiera destrozado exigiendo dinero de protección,
pero era legal y vinculante.

—Creo que me gustaría irme ahora —le dije a Leon.

89
Leon condujo, mientras luchaba a través de mis mensajes de texto. La Sra.
Rogan quería saber si había algún progreso en la búsqueda de Sealight. No lo
había, así que le dije que estábamos trabajando en ello. Rogan quería saber si
estaba bien. No lo estaba, así que le dije que estaba bien. Mamá quería saber si
íbamos a casa a cenar. Estábamos de camino, le dije que sí. Arabella quería saber
si podía poner un trozo de cinta adhesiva sobre la boca y los dedos de Nevada,
para que dejara de cambiar la estúpida boda. Le dije que no. Recibí un largo
correo electrónico de Mia Rosa escrito por su madre, que me daba las gracias por
la pistola. Lo que fue increíble. Alguien me había pedido algo, lo hice, y se
alegraron y me dieron las gracias.

El último texto era de Bern.

¿Dónde estás?

En el coche, con Leon.

¿Vas a volver a Mountain Rose?

Sí, pero solo por un minuto. —Necesitaba asegurarme de que


colocaran la carpa como se suponía.
Necesito que encuentres un lugar seguro para detenerte. Te
estoy enviando algunas imágenes que necesitas ver antes de
llegar allí.

¿Qué? Mándalo. Solo lo miraré mientras Leon está


conduciendo.

No, necesito que te detengas.

Suspiré.

—Tu hermano se está comportando raro.

—¿Y desde cuándo es eso una novedad?

—¿Puedes tomar la siguiente salida y encontrar un lugar adecuado para


detenerte?

90
Dos minutos más tarde, Leon salía por la 281 y entraba en un estacionamiento
de una estación de servicio y aparcaba. Le envié un mensaje a Bern. Mi correo
electrónico zumbó y comencé la descarga desde mi móvil. Le estaba llevando una
eternidad.

—Estuviste increíble allí —dijo Leon—. No sabía que podías hacer eso.

—Yo tampoco sabía que podía.

—¿Se siente bien cuando usas tu magia?

—Se siente bien no ocultarla.

Si no estuviéramos en un estacionamiento en público, abriría mis alas y


simplemente descansaría. Incluso tenía miedo de hacerlo mientras conducíamos.
No podría arriesgarme a que alguien se me acercara y destruyera el coche.

—Él iba a envenenarnos a todos, Leon. Cuando lo pienso, me asusta un poco.


Cualquiera, todos los que comieran ese pastel habrían muerto. Los niños
pequeños habrían muerto. Y a él no le importó. Podía saber cuándo estaba
hablando, que en parte era por el dinero, pero no todo. Lo hizo porque nos odia.
Él ni siquiera nos conoce. No se sintió mal por eso, Leon, estaba orgulloso de ello.

Leon se acomodó en su asiento.


—Todos en nuestra familia tienen magia. La tía Penélope, la abuela Frida, tú,
tus hermanas, Bern… Pensé que no tenía magia. Pensé que era un fracaso. Solía
subir a la cima del almacén. Hay una manera de llegar al techo desde el ático.
Caminaba por el borde del tejado.

—¿Por qué demonios harías eso?

—Pensé que tal vez si me asustaba lo suficiente, saldrían mis poderes. —Leon
hizo una mueca—. Puedes practicar y ser bueno en los deportes. Puedes estudiar
y sacar buenas notas. Pero con la magia, lo tienes o no lo tienes. Eso es. Y es
jodidamente injusto. Aquí estás, un accidente de nacimiento, algo en tu ADN
sobre el que no tienes control, decide, antes de que nazcas, cómo va a ir tu vida.

No podía recordar un momento en el que no tuviera magia. El miedo había

91
gobernado mi vida. Tenía tanta culpa envuelta en eso. Nunca le conté a Leon
sobre eso, porque sabía que habría renunciado a la mitad de su vida por algo de
ese poder.

—Pero no vas envenenado a la gente —le dije.

—¿A quién envenenaría? Tú eres mi familia y te quiero. Ni siquiera


envenenaría a mamá, si ella se le ocurriera aparecer. La odiaba, ya sabes. Aún lo
hago. Primero, si se hubiera acostado con el padre de Bern, en lugar de quien
quiera que fuera mi padre, habría tenido magia. Un poco de magia. En segundo
lugar, es una pobre excusa de madre.

Intentaba buscar las mejores cosas de la gente. No había nada bueno en tía
Gisele. Solía pensar que solo la entendían mal, pero luego apareció y destruyó
nuestra vida, y ahora la odiaba también.

—Jeremy es un cabrón —dijo Leon—. Es demasiado estúpido para darse


cuenta de que no es inteligente. Pero ve a todos los Primes en las noticias y en el
Herald, y los envidia. Los celos se lo están comiendo vivo. Una vez que termine
la boda, Rivera se asegurará de que sea entregado a las autoridades
correspondientes.

Rogan podría hacer desaparecer a Jeremy, pero no lo haría. Una vez le


pregunté a Nevada sobre cosas como esa y ella dijo que ser una Casa significaba
proyectar una demostración de fuerza. Si alguien como Jeremy atacara una Casa,
querría hacer un ejemplo muy público de él.

El archivo por fin se había descargado, y lo pude abrir. El contenido captado


por una de las cámaras colibrí inundó la pantalla. Xavier caminaba hacia sus
primos. Subí el sonido.

Adriana, la rubia alta, dio un paso hacia Xavier, con el rostro lleno de ira. Las
palabras en español salieron veloces.

—¿Por qué estás haciendo esto? Ella es una buena chica. Déjala en paz.

Estaban hablando de mí.

—Cállate, joder —espetó Xavier.

92
Desde la fuente, Elba se rio, sus pulseras de oro tintineaban alrededor de sus
brazos bronceados, mientras agitaba las manos.

—Lo digo en serio. —Adriana cruzó el espacio entre ellos y se plantó frente su
cara—. Deja a Catalina en paz. Está trabajando muy duro. No sabe que eres una
serpiente. Encuentra a alguien más a quién joder.

Xavier se cruzó de brazos.

Adriana era alta, pero él era más alto por al menos cuatro pulgadas.

—¿O qué? ¿Qué vas a hacer? Déjame decirte lo que harás: nada. No has estado
haciendo nada. Ninguno de vosotros está haciendo nada acerca de esta boda. Se
va a casar con esa perra.

Mi corazón martilleaba en mi pecho. Mis mejillas se estaban calentando.


Adriana tenía razón. Él era una serpiente. Y casi le dejé que me mordiera.

—¿Qué te importa? —dijo Samanta, la de pelo oscuro y rizado—. Que se case.

Se volvió hacia ella.

—Si dejas de meter comida en tu boca el tiempo suficiente para pensar, lo


resolverías. ¿Quieres explicárselo a ella, Elba?

—Rogan lleva una vida peligrosa —dijo Elba—. Tiene enemigos poderosos.
Piénsalo, es viejo, tiene como treinta años, y esta es la primera vez que intenta
casarse con alguien. Su madre está en una silla de ruedas porque la gente seguía
intentando matar a su padre. Además de eso, todos saben que él es un enfermo.
Entonces esta perra, una completa don nadie, aparece y ahora se casa con ella sin
un acuerdo prenupcial.

—Exactamente —intervino Xavier—. Muere un día después de la boda, ella


recibe todo y nosotros no obtenemos nada. Déjame explicártelo con palabras
sencillas y frases cortas, para que lo puedas entender. Nuestros abuelos están
sacando dinero de las inversiones familiares. No están recibiendo tanto, una o
dos mil al año cada una. Nuestros padres tienen que trabajar. Para cuando los
abuelos se mueran y nuestros padres empiecen a ganar su parte, recibirán incluso
menos dinero, porque hay más de ellos. Tendremos que trabajar y cuando sea
nuestro turno, puede que no quede nada. ¿Sabes quién tiene dinero?

93
—Rogan —dijo Elba—. Unos bonitos, bonitos millones.

—Rogan se matará tarde o temprano. Mi padre dice que se ganó muchos


enemigos poderosos el año pasado. Arrosa es vieja. Todo lo que tenemos que
hacer es esperar. —Xavier chasqueó los dedos.

—Y vamos a heredar. Pero para que eso suceda no tiene que haber esposa ni
heredero.

—¿Qué vas a hacer, Xavier? —Adriana se burló de él—. Incluso si rompes la


boda, ¿vas a seguirlo con una goma para asegurarte de que no tenga hijos?

—Eso será más tarde. En este momento, tenemos un problema más urgente.
Se está casando con esa perra.

—Son Primes —respondió Samanta.

—Sí, la última vez que lo comprobé, Xavier, no eras Prime. —Adriana cruzó
los brazos.

—Tampoco tú —contraataco Xavier—. Busqué sus registros y se convirtieron


en una Casa este año. Ella busca la verdad, hay un mago de patrones, pero los
registros de todos los demás están sellados. Ellos son recién llegados. Si tuvieran
magia útil, la habrían anunciado. ¿Qué tipo de Prime no revela su magia? Confía
en mí, son basura. ¿Has visto a Catalina corriendo con su tablet, como un ratón
con un trozo de queso viejo? ¿Ella es una Prime? Por favor. Un prime friki. Ella
sabe que no pertenece aquí. Me dijo que se siente “incómoda”. Se sentirá
incómoda cuando la saque de su casa y la de su hermana.

Vi rojo. De hecho, vi rojo, como si alguien de repente tirara una cortina roja
translúcida cerrada delante de mí.

—Voy a empujar un arma a través de ese culo —gruñó Leon.

Xavier paseaba de un lado a otro.

—Todo lo que se requiere de ti es mantener la boca cerrada y permanecer fuera


de mi camino, mientras rompa a esa rata. Ella tiene toda la boda y probablemente
la mitad de los secretos de su familia en la tableta que lleva consigo. Voy a
conseguir esa tableta.

94
—Realmente eres un gilipollas —dijo Adriana.

—No te preocupes —dijo Xavier—. Aunque el bisabuelo echó a tu madre de


la familia por ser lesbiana, tú y yo podemos resolver algo cuando heredemos.

—¡Xavier! —Samanta lo fulminó con la mirada.

Elba sonrió.

—No seas celoso. Si yo fuera tú, estaría haciendo todo lo posible.

—Podría ayudarnos. De la forma en que comparte cama Lucian, tendrás que


compartir tu herencia con un ejército de bastardos.

—¡Ugh! —Adriana se giró y se alejó. Samanta la miró, miró a Xavier y Elba, y


se apresuró a buscar a Adriana.

—No te preocupes —dijo Elba—. Samanta es una cobarde, y Adriana no dice


nada. Ella me compró las pastillas de Isabella un par de veces. Ella tiene
“ansiedad” y si su madre se entera, la despellejará viva.

Xavier hizo una mueca.

—Bien, mantenlas bajo control y yo me encargaré del resto.

La grabación se detuvo.
—Voy a matarlo —gruñó Leon—. Lo ahogaré en esa maldita fuente y luego lo
reanimaré y lo ahogaré de nuevo.

Un agujero se había abierto en mi estómago. Probé ácido en mi lengua y lo


tragué de nuevo. Lágrimas calientes humedecieron mis mejillas, quemando la
piel. Era como si me hubieran envenenado y mi cuerpo intentara expulsarlo
desesperadamente.

—No llores, Catalina, no vale la pena. No dejes que te ponga triste. —Leon se
movió a mi lado—. Por favor no llores. Lo haré bien de alguna manera. Solo no
llores, o podría llorar contigo, y luego se lo dirás a todo el mundo y me
avergonzaré. ¿Necesitas pañuelos? Tengo pañuelos.

Agarró una caja de pañuelos de papel del asiento trasero y los puso en mis

95
manos.

—No estés triste.

—No estoy triste —rechiné con los dientes apretados—. Estoy cabreada.

Leon parpadeó.

—No te enfades.

Me di vuelta y lo miré. Y retrocedió.

—Ese desperdicio de oxígeno, en realidad piensa que tiene alguna


oportunidad contra nosotros. Piensa que estoy tan halagada de que me prestara
atención durante diez minutos y que solo haré lo que él quiere. Piensa que me
deslumbró. ¡Ese arrogante gilipollas!

Leon se estremeció.

—¡Y su brillante plan! Se apoderarán de mi tablet, porque ahí es donde


guardamos los oscuros y vergonzosos secretos de toda la familia.

—¿Están? —preguntó Leon.

—No, pero lo piensan, y encontraré hasta el último de ellos. Creen que pueden
impedir la boda, por lo que, en un futuro lejano, Rogan morirá solo. ¡No puedo
creerlo siquiera! Esta es la cosa más tonta que he oído. Es como una película cutre
de televisión para adolescentes.

—Sí, eso es una mierda al nivel de The Parent Trap, calcado.

—Es algo que se le ocurriría a un niño de doce años. ¡Pero Xavier es un adulto!
Elba tiene dieciséis años. No pueden cuidarse a sí mismos, son petulantes, son
inmaduros, no saben las cosas básicas, son tontos y su magia no está cerca de la
nuestra. ¿De dónde viene exactamente esta actitud superior?

Leon arrancó el coche y cerró las puertas.

—Está bien —dijo con voz suave—. Tu cara se está poniendo de color púrpura
y nunca había visto que te pasase antes. Realmente creo que deberíamos irnos a
casa.

96
—No, volveremos a Mountain Rose y le daré de comer esta tablet.

—Bueno, soy yo quien conduce, así que digo que nos vamos a casa.

—¡Leon!

—Solo recuerda —replicó León, incorporándose a la carretera—, que soy tu


primo y me quieres. Si me atacas, mientras estoy conduciendo, ambos
moriremos, entonces él ganará. No le dejes ganar, Catalina.

Me senté en la cocina, revisando los archivos a fondo. Leon se había ido a su


cuarto y a ducharse. Bern estaba trabajando en la sala de informática que nosotros
llamábamos El Cuchitril del Diablo. Solo estábamos Arabella, mamá, la abuela
Frida y yo en la cocina.

Ayer, había revisado los archivos, pero parecían más largos que un día sin pan,
y no los revisé tan a fondo como necesitaba. Gracias a la pequeña perorata de
Xavier, tenía algunos buenos sospechosos.

Me centré en Mikel, quien manejaba Ramírez Capital, y era el esposo de María


que bebía muchos cócteles, usaba ropa blanca y una gran cantidad de joyas de
oro, además de ser el padre de Elba, que era una perra viciosa. Cuando Xavier
realizó su pequeña actuación para mí, mientras caminábamos por la fuente y le
dijo a Elba que se fuera, dijo algo sobre que Mikel había pagado al personal de la
casa. En el camino de regreso al almacén, había rastreado su archivo. En el papel,
Mikel tenía un salario equivalente a un cuarto de millón de dólares. No tenía
otras fuentes importantes de ingresos. María gastaba dinero a un ritmo
alarmante. Vivían en una mansión valorada en siete millones de dólares; tenían
una segunda casa en Barcelona, valorada en cinco millones; poseían cuatro
coches de lujo, que en total costaban más de ochocientos mil dólares; un yate; y
no mostraron signos de desaceleración. ¿De dónde venía todo ese dinero?

Le pedí a Bug que revisara sus estados financieros y me avisara tan pronto
como encontrara algo.

97
Lucian de Baldivia fue el siguiente en mi lista. Estaba casado con June, pero
parecía que todos los miembros de la familia sabían que estaba teniendo
aventuras. Había estado rastreando a infieles durante años y sabía que los
escarceos siempre dejaban un rastro. Hoteles, regalos, citas, escapadas de lujo
disfrazadas de conferencias o convenciones de trabajo, más regalos, esta vez para
el cónyuge perjudicado. Los archivos de Rogan enumeraban a veintitrés mujeres
con las que Lucian se habría acostado desde que se casó hacía veinte años, y doce
de estas relaciones eran asuntos a largo plazo. Cada par de años él tenía una
picazón y encontraba a alguien que lo rascara. Su último asunto terminó hacía
dieciocho meses. Estaba a punto de empezar una nueva aventura, y Sealight sería
un bonito regalo.

Todavía estaba Paul Sarmiento, el niño-juguete, que parecía haberse


materializado de la nada. Era un misterio: nadie lo conocía, nadie sabía cómo lo
conocía Ane, y nadie sabía lo que hacía. Doscientos cincuenta mil dólares podrían
no ser una gran ganancia inesperada para Ramírez y de Baldivias, pero era un
premio atractivo para el ladrón de poca monta…

Arabella gimió y golpeó dramáticamente su cabeza contra la mesa. Mamá y la


abuela Frida bajaron sus utensilios y aplaudieron.

—He terminado con el tema —anunció mi hermana—. Nevada no tendrá esas


malditas lilas y esto es definitivo.
—Si ella quiere lilas, déjala tener lilas. ¿Cuál es el problema? —preguntó la
abuela Frida.

—Su esquema de colores es salvia, rosa y blanco. El azul va a chocar con eso.
Va a ser feo. El ramo estará en todas las fotografías importantes y todos se darán
cuenta de lo feo que se ve. No lo entiendes, abuela. Las personas en Herald son
viciosas. No quiero que Nevada sea destruida. Ellos van a ser malos. Están
celosos. Nadie quiere escuchar una historia sobre una hermosa boda, pero todos
se burlarán de una Novia Prime que se casa con un multimillonario pero que no
puede darse el lujo de coordinar su ramo. ¡No!

—¿Desde cuándo nos importa lo que piense la gente de Herald? —preguntó


mamá.

98
—Desde que nos convertimos en una Casa y todos piensan que somos unos
paletos. —Arabella se giró hacia mí—. Catalina, díselo

Todos me miraron.

—Que le den al Herald —dije.

La abuela Frida dejó caer su tenedor.

—¡A la mierda los Primes y a sus paparazzi! Si Nevada quiere lilas, debería
tener todas las lilas de la historia. Yo misma compraré las malditas lilas, con mi
propio dinero. —Cogí mi tablet y salí.

Detrás de mí, Arabella dijo:

—¿Mamá?

—Creo que tu hermana está un poco estresada —respondió mamá.

Torcí a la izquierda hacia otro pasillo y caminé hacia el Rincón del Diablo.
Cuando vendimos nuestra casa para pagar el tratamiento médico de papá y nos
mudamos al almacén, el plan original era configurarlo de la manera más
hogareña posible. Pero en lugar de eso, simplemente levantamos las paredes
donde se necesitaban y terminamos con algunos lugares inusuales. Para un
extraño, nuestro diseño no tenía mucho sentido, pero para nosotros funcionaba
muy bien. El Rincón del Diablo era uno de esos lugares extraños. Era una
habitación pequeña dentro de un espacio más grande con la puerta y un techo y
levantada del suelo para acomodar todos los cables y el enfriamiento. Tuve que
subir tres escalones para entrar.

La temperatura interior era por lo menos cinco grados más fría que en el resto
de la casa. Bern estaba sentado en su asiento habitual frente a tres monitores. Me
senté en la silla de Leon.

—Día duro —dijo Bern.

—Mienten, engañan, y roban. Y piensan que son mejores que nosotros, porque
trabajamos y no tenemos tanto dinero. Este es el tipo de familia con la que se está
casando Nevada.

—Nevada se está casando con Rogan. Me gusta Rogan, también me gusta la


señora Rogan, y el ala este de la familia parece decente. Mira, la mayoría de ellos

99
volverá a Europa después de esto, y nunca los volveremos a ver. Solo tenemos
que sobrevivir la boda.

—No, Nevada tiene que pasar por la boda. Nosotros tenemos que atrapar a un
ladrón y evitar el asesinato en masa en la ceremonia de la boda. ¿Los has visto
haciendo algo raro? ¿Algo que podría ayudarnos a encontrar el Sealight o a quien
lo haya tomado?

Bern vaciló.

—Bueno, no estoy seguro de si está relacionado, pero tienes que ver esto. Pero,
¡estate atenta!

Sus dedos volaron sobre el teclado y apareció una imagen en la pantalla


central, una mesa en un patio, flanqueada por algunas sillas. Los pintorescos
arbustos crujían, y un hombre alto y flaco salió de ellos, como una especie de
explorador de la jungla emergiendo de la selva. Mikel Ramírez se ajustó los
anteojos, miró a su alrededor y echó a andar por un sendero, lejos del edificio,
hacia el huerto.

—Sigue mirando —dijo Bern. Pasó un largo minuto.

María Ramírez irrumpió en la imagen, sus tacones gruesos hacían chasquidos


en el patio. Una leve mancha verde manchaba su vestido blanco. Había una
ramita en su cabello rubio decolorado. Sostenía una copa de martini en la mano.
Se quitó las gafas de sol, se detuvo, como un perro que encuentra su rastro, y se
fue en la dirección en la que huyó su marido.

Puse mi mano sobre mi boca y negué con la cabeza.

—Esto es sencillamente extraño.

—Ella lo persigue así, por toda la casa. —Bern giró su rubia cabeza y me
miró—. En el almuerzo, se excusó de la mesa y nunca regresó. Creo que se
arrastró por la ventana porque ninguna de las cámaras de salida lo atrapó, y
luego él estaba afuera. Podría haber robado el Sealight, es bastante bueno en eso
de esconderse.

—Sí, pero es un pésimo telequinético, apenas un promedio, y todo lo que hay

100
en su archivo respalda que está desesperado por la aprobación de su padre, por
lo que es poco probable que esté ocultando su poder. Él no podría levantar la
pared. ¿Qué hay de Paul Sarmiento?

Bern tecleó una secuencia rápida. Ane y Paul aparecieron a la vista. Estaban
sentados en las suaves sillas que daban a las colinas distantes. Paul se acercó a la
mesa, levantó el pequeño hervidor y le sirvió a Ane una taza de té.

—Están unidos por la cadera —dijo Bern—. Si él robara el Sealight, ella lo


habría ayudado, porque nunca los veo separados por más de diez minutos.
Además, la mayoría de ellos han usado sus poderes desde que comencé a
mirarlos. Levitan algo menor o abren una puerta con un gesto de la mano. Voy a
revisar esto, pero hasta ahora, no ha hecho nada. No creo que sea telequinético.

En otras palabras, todavía no teníamos nada.

—¿Estarás aquí mañana?

—Sí —contestó Bern—. ¿Por qué?

—Voy a agitar este nido de serpientes con un palo y podría necesitar mucha
ayuda.

—Aquí estaré —prometió Bern—. Catalina, no dejes que esto se vuelva


personal. Encontremos la joya, atrapemos al envenenador y terminemos con
ellos. Lo que piensen de nosotros no importa. Esta es una investigación como
cualquier otra. Son sospechosos. Solo interactúas con ellos para alcanzar tu
objetivo.

—Lo sé.

Nos sentamos juntos en un cómodo silencio, viendo a Lucian burlar a su


suegro con un poco de whisky y cigarros.

—¿Te gustaba? —preguntó Bern.

—No mucho.

No como Alessandro Sagredo. Caminar con Xavier había sido agradable, antes
de darme cuenta de que era un cabrón de dos caras, pero no era nada especial.
Pero cuando vi a Alessandro, quise abrir mis alas tanto como pudieran y

101
deslumbrarlo con todo lo que tenía, para que él fuera mío para siempre. Me
gustaba tanto que tuve que dejarlo ir.
7

102
Era casi la hora del brunch, y estaba caminando por el jardín de Mountain
Rose, llevando una mimosa en cada mano.

—Gira a tu derecha —dijo Bern en mi auricular.

Me di la vuelta y me detuve en la pequeña mesa con dos sillas. Los jardines


estaban llenos de estos pequeños rincones, bonitos lugares para sentarse y
disfrutar del aire libre. Me volví hacia el camino y me concentré, dejando pasar
solo un poco de mi magia. Llegó lentamente. Todavía estaba cansada de ayer.
Mis libros decían que mejoraría con la práctica. Traté de no pensar en cómo
obtendría esa práctica.

—Entrando en tres, dos, uno.

María Ramírez tropezó en el camino. Llevaba un vestido de funda blanco que


tenía un escote modesto pero que le dejaba los hombros y los brazos al
descubierto. Una gruesa cadena de oro colgaba de su cuello y un brazalete a juego
rodeaba su antebrazo.

Le di un vistazo y lancé mi brillante magia con mi voz.


—¿Te apetecería una mimosa?

María se congeló. Su expresión se relajó y luego se dirigió hacia mí.

—Me encantaría una.

Nos sentamos a la mesa y tomamos nuestras mimosas.

—Es tranquilo aquí —dijo María—. Es agradable.

—Es agradable —dije, saturando mis palabras con más magia.

—¿Has visto a mi esposo? —preguntó María—. Le gustaría estar aquí.

—No. Háblame de tu marido. ¿Qué clase de hombre es?

103
—Es gentil e inteligente. Y lo amo mucho. Por eso me duele tanto cuando me
traiciona. —Lágrimas brotaron de los ojos de María—. Me traiciona con hombres.
No puedo competir con eso. Puedo ser más bonita, puedo ser más delgada, pero
no puedo ser un hombre. Y eso es lo que le gusta.

Oh Dios.

—¿Cómo sabes que le gustan los hombres?

—Él tenía un secretario y los atrapé escabulléndose juntos. Cuando los


encontré, toda conversación se detuvo. Y luego el secretario fue despedido, pero
Mikel le pagó quinientos mil dólares. Vi el registro del pago en su oficina. Luego
estaba el jardinero. Solía verlos reunirse cuando pensaban que no me daría
cuenta. Se pasaban trozos de papel como niños en la escuela. Cartas de amor.

—¿Has leído una?

—No.

De alguna manera, dudaba que los pedazos de papel doblados igualaran las
cartas de amor. Drogas serían una explicación mucho mejor.

—Y ahora lo está haciendo de nuevo. ¿Sabes con quién lo está haciendo? —Se
inclinó hacia mí—. Lucian. Mi esposo está teniendo una aventura con Lucian. Vi
a Mikel irse en medio de la noche para reunirse con él.

María se tragó el resto de su mimosa.


—Debo encontrarlo. —Sus ojos se agrandaron, su labio inferior tembló. Parecía
asustada. Todas sus emociones estaban enfocadas en Mikel. No obtendría mucho
de ella y sería cruel intentarlo.

—Creo que bajó por ese camino. —Señalé el sendero y retiré mi magia.

María se levantó de un salto y se encaminó por esa dirección sin mirar atrás.

Nada de eso tenía sentido. Si Lucian fuera bisexual, habría tenido relaciones
con hombres y mujeres. Lucian tenía un apetito voraz y no se negaba nada. Si
hubiera querido hombres, habría tenido hombres y no había registro de ningún
compañero masculino.

Le envié un mensaje a Rogan.

104
Perdón por interrumpir. ¿Sabes por qué Mikel pagó una gran
bonificación a su secretario después de despedirlo? No hay
nada en los archivos.

No, no sé, pero pregunta a mi madre.

Le escribí la misma pregunta a la señora Rogan. Una burbuja gris me hizo


saber que ella estaba escribiendo la respuesta. Le estaba tomando un tiempo.
Tamborileé mis dedos sobre la mesa y bebí un poco más de mi mimosa.

Ese no era un secretario, querida. Era Ángel. Es lo que la


gente de mi generación llama a un amor ilícito de niños.
Mikel tuvo algunos días salvajes y logró engendrar un hijo
a los dieciséis años. La familia compensó bien a la madre,
pero cuando Ángel creció, quería tener una relación con su
padre. Es un chico dulce, pero no funcionó. Mikel no era lo
que Ángel esperaba. ¿Algún progreso en Sealight?

Todavía no y gracias.

Tienes toda mi confianza.

El teléfono sonó. La señora Rogan me envió una selfie de ella y Mia Rosa en
su oficina. Me estaban dando la V de la victoria con sus dedos.

Si Lucian y Mikel no tenían una aventura, ¿por qué Mikel se escabullía para
encontrarse con él?

Se me ocurrió un pensamiento.
—Bern, ¿puedes enviar un mensaje de texto, pero hacer que parezca que viene
de otra persona?

—Sí. ¿El número de quién quieres que te aparezca?

—Te lo diré cuando llegue a casa. —Esto funcionaría mejor si no estaba aquí.
Bajarían la guardia si todos nos íbamos.

No podía irme todavía. Tenía que reunirme con Paul Sarmiento en diez
minutos. Le pedí a la señora Rogan que me organizara la reunión para que Paul
no tuviera excusas para esquivarme.

—Eso fue impresionante —dijo un hombre.

Levanté la vista. Paul estaba apoyado contra un árbol.

105
—¿Planeas hacerme eso a mí? —preguntó.

Me enfrenté a Paul. Me había atrapado usando mi magia. Sabía mi secreto.


Normalmente habría tratado de escapar de la confrontación. Pero algo sucedió
en los últimos días, en algún lugar entre el pastel envenenado y Xavier
llamándome ratón. Quitó la timidez de mí.

Una vez nuestros padres nos llevaron de vacaciones de invierno a Colorado.


Esquiamos y montamos en trineos todo el día y me divertí lo máximo que podía
recordar mi yo de ocho años. La noche anterior a la hora en que debíamos ir a
casa, me escabullí de nuestra cabaña al atardecer y monté mi trineo colina abajo
en el bosque. Era tan bonito, la nieve caía suavemente, y por un tiempo vagué
por ahí. Entonces el sol se había puesto, el viento se levantó, y pasó de ser mágico
a dar miedo. La nieve había cubierto mis huellas y no sabía a dónde ir. Intenté
llamar, pero nadie vino. El frío me mordía la cara, y me di cuenta de que tenía
que salvarme. Escogí una dirección y caminé. Después de un tiempo, no podía
sentir mis pies ni las yemas de mis dedos. Hacía tanto frío, y me dolía tanto, que
al final me acostumbré. Lo acepté y me adormecí. Seguí caminando por el dolor,
hasta que mi padre me encontró y me llevó a la cabaña.
Así es como era ahora. Sucedieron cosas malas e incómodas, una tras otra.
Cualquiera de ellas me habría hecho entrar en pánico por sí sola, pero todas
juntas me hicieron adormecer. Tenía que salir de este bosque. Acepté que no sería
fácil ni agradable.

Miré a Paul y le pregunté:

—¿Vas a obligarme a hacer eso contigo o preferirías sentarte y hablar?

Se acercó y se sentó a la mesa.

—¿Cómo puedo ayudarte?

—Tengo un problema. Según cada verificación de antecedentes que hayamos


ejecutado, no existes. No tienes licencia de conducir, tus huellas digitales no están

106
en ninguna de las bases de datos, y los documentos que siguen a la mayoría de
las personas a lo largo de la vida, como certificados de nacimiento, diplomas y
currículums, simplemente no se pueden encontrar. Entonces, tengo dos
preguntas: ¿Quién eres y por qué estás aquí?

—¿Y si me niego a contestar?

—Me temo que tendré que obligarte a hacerlo. Hemos tenido algunas
complicaciones y la seguridad de los invitados a la boda está en juego.

—No creo que tengas miedo en absoluto.

Paul buscó en su bolsillo, sacó una billetera y sacó una tarjeta de visita. Me la
deslizó por la mesa. Era una tarjeta azul pálido con dos palabras grabadas en azul
oscuro: Wishing Well1. Bajo las palabras estaba una dirección ubicada en Seattle,
con un número de teléfono.

—Mi nombre es Lance Gibson. Soy un empleado de Wishing Well. Nuestra


sede corporativa está en Japón, pero yo trabajo fuera de la oficina de Seattle. Ane
es uno de mis clientes.

No había una manera discreta de hacer la siguiente pregunta.

1 Pozo d los deseos


—¿Eres un escolta?

—No soy un prostituto, pero, en cierto modo, soy el acompañante de Ane.


Nuestra empresa se especializa en el cumplimiento de deseos de una naturaleza
muy específica. ¿Alguna vez has sentido que echas de menos a una persona
importante en tu vida?

Extrañaba a mi padre todos los días.

—No entiendo. ¿Es como la experiencia del novio?

—Puede ser, pero por lo general no lo es. —Lance juntó sus dedos—. La gente
viene a nosotros porque hay un agujero en sus vidas. Por ejemplo, supongamos
que un padre abandona a su esposa y su hijo pequeño. La esposa se divorcia de

107
él. El niño necesita un padre, pero ella no puede obligarse a entrar en otra
relación. Podría venir a nosotros y por una tarifa, uno de nosotros se convertirá
en su cónyuge divorciado para su hijo.

—Entonces, ¿te haces pasar por personas? ¿Cómo un actor?

—Exactamente así. Sin embargo, un actor asume una persona diferente solo
por un corto tiempo, mientras que nosotros podemos hacerlo durante años. Una
pareja me contrató porque tienen una hija que sufre de lupus. En ese momento,
ella tenía ocho años. Adoraba a su hermano mayor, que era quince años mayor
que ella. Era un individuo notable, dotado, compasivo y aventurero. Debido a la
naturaleza de su trabajo caritativo, viajaba y siempre hacía tiempo para llamar o
enviar un correo electrónico a su hermana pequeña. Un día los correos
electrónicos se detuvieron. Murió en un conflicto en Belice. Sus padres estaban
aterrorizados de que la noticia la mataría. Así que, poco a poco, reemplazaron
sus fotografías con las mías. Comenzamos con correos electrónicos, luego
llamadas telefónicas, y luego, un día, su hermano entró por la puerta. Estoy ahí
para cada cumpleaños. Soy la persona a la que llama cuando tiene problemas en
la escuela o con sus padres. Este verano la llevaré de gira por la universidad.

—Pero no eres su hermano.

Lance sonrió.

—No. Pero estoy cumpliendo su papel.


No estaba segura de qué pensar al respecto.

—¿Alguna vez se lo dirás?

—No. Eso está prohibido. Sus padres pueden decírselo, si y cuando lo elijan.
Tal vez, cuando ya no necesite un hermano, haré una salida elegante. Un
accidente aéreo, un accidente de paracaidismo. Pero por ahora, estoy allí para
brindar un hombro en el que apoyarse y el amor incondicional y la amabilidad
que uno esperaría de un hermano mayor.

—Entonces, ¿qué eres para Ane?

—Ane es soltera por elección. Le gusta ser soltera. La presionaron para que se
casara, y después de que su esposo murió, la presionaron nuevamente para

108
volver a casarse. En cambio, ella me contrató. Nuestra relación no es sexual. La
acompaño a los eventos familiares y las vacaciones, la cuido durante estas salidas
de una manera en que se espera que una pareja amorosa la cuide y, en ocasiones,
actúo como su guardaespaldas. Mis servicios vienen con una garantía que una
relación real no puede proporcionar. Nunca la avergonzaré. Nunca me
emborracharé, causaré una escena, la engañaré, intentaré robarle o forzaré a que
tome un curso de acción que sea beneficioso para mí, todas las cosas que había
experimentado en sus relaciones anteriores. Ane está en completo control.
Contrata mis servicios como lo desea y puede terminar nuestra relación
comercial en cualquier momento.

—¿Te molesta que la gente piense que eres un gigoló?

Lance sonrió de nuevo.

—¿Por qué me importaría lo que alguien menos Ane piense de mí? Las
necesidades de mi cliente son lo único que importa. Me pagan para anticipar las
complicaciones y suavizarlas, por lo que te estoy hablando ahora. He enviado
por correo electrónico mis credenciales al señor Rivera, a quien entiendo es
responsable de la seguridad. Encontrará todos los documentos necesarios
adjuntos. ¿Soy libre de irme, señorita Baylor?

Nadie me había preguntado eso antes.

—Sí.
Lance se levantó y se alejó.

—¿Escuchaste todo eso? —le pregunté a Bern.

—Sí, lo escuché.

—Voy a volver a casa —le dije—. Creo que he tenido suficiente por hoy.

Le envié un mensaje a Troy, uno de los chicos de Rogan. Bern y yo habíamos


decidido que deberíamos mantener a Leon tan lejos de Xavier como fuera
humanamente posible, por lo que Troy era mi compañero de batalla por el día.

109
Él conseguiría el coche.

Avancé por el camino que me llevaba al patio. En el centro, junto a la fuente,


Xavier y Raul, uno de los primos de Rogan del Ala Este, se enfrentaban con
estoques. La señora Rogan y otros adultos observaban desde la sombra del
porche. La manada de adolescentes que los rodeaban alternaba entre gritar
ánimos y fingir estar aburridos.

Genial. Tendría que pasar por delante de ellos hasta mi coche. Comencé a
moverme, esperando que nadie se diera cuenta.

—¡Catalina! —Xavier corrió hacia mí. El círculo de niños se separó para dejarlo
pasar. La gente gritaba.

Hice todo lo posible por ignorarlo. Era eso o darle un puñetazo en la garganta.
Por lo general, las personas apuntaban a la cara, porque eso es lo que veías en las
películas y la televisión, pero yo crecí en una familia de veteranos. Un golpe en
la garganta no lastimaba tu mano y deshabilitaba a tu oponente.

Xavier corrió delante de mí y bloqueó mi camino. Sostenía dos estoques y me


ofreció uno.

—Vamos a entrenar. Será divertido.

Oh, imbécil. Colosal imbécil. Si supieras.


—¡Xavier! —llamó Raul—. ¿Estamos haciendo esto o qué?

—Vamos —dijo Xavier—. Te mostraré.

—No sé cómo, y tengo cosas que hacer. —Todos me miraban. Era como una
especie de pesadilla, pero era real y estaba sucediendo ahora mismo.

—Vamos —repitió—. No seas una anciana.

Estaba tan enojada que me temblaban las manos. Este era el peor de los casos.
Toda la familia estaba allí, todos los niños y todos los adultos, y solo yo sin nadie
de mi lado.

Xavier agitó el estoque delante de mí.

110
Algo en mí se rompió. Se lo quité y entré en el círculo.

Raul hizo una reverencia y se hizo a un lado. Xavier se colocó frente a mí y se


deslizó en una postura. Probablemente tuvo clases de esgrima en la escuela a la
que asistió. Yo no tenía lecciones, pero tenía mucho odio. No tenía ni idea de cuál
era el punto de esto, además de avergonzarme.

—Lo primero que haces es meterte en posición. Me gusta esto. Gira tu pie
principal hacia adelante, dobla tus rodillas, asegúrate de que tus rodillas estén
sobre tus dedos de los pies.

Me quedé de lado, como siempre, cuando practicábamos defensa personal.

—Dobla las rodillas —dijo Xavier.

Alguien se rio.

—¿Vamos a pelear o vas a hablar todo el día? —pregunté.

Los niños abuchearon. Raul me dio un pulgar hacia arriba.

—Voy a ser fácil contigo —dijo Xavier—. Voy a lanzarme, trata de bloquearme.

La ira y mi magia se fusionaron. El mundo se redujo a solo Xavier y yo. La


espada se sentía ligera y flexible en mi mano, una extensión de mí, casi como un
brazo. La sostuve frente a mí señalando su sección media.

Se lanzó.
Me aparté de su camino y conduje la punta roma del estoque hacia sus
costillas, a su izquierda.

—Touché —gritó alguien.

Xavier se echó hacia atrás, con ira parpadeando en su rostro.

—Te dejo tener esa. ¿Estás lista?

—¿Y tú?

Atacó. No sabía cómo, pero sabía exactamente dónde golpearía. Se sentía


como si la propia espada me guiara fuera del camino. Lo esquivé y puse mi
espada con todas mis fuerzas encima de su espada, golpeándola de su mano.

Xavier me miró fijamente.

111
—No estabas listo —le dije—. Tu espada está allí. ¿Se supone que eres bueno
en esto?

Xavier levantó su estoque. Su cara estaba roja ahora. Mostró los dientes y se
lanzó. Lo vi, como si ambos estuviéramos bajo el agua, la punta de su estoque
apuntando directamente a mi rostro desprotegido. De alguna manera supe que
no había tiempo para retroceder, así que avancé, deslizando mi estoque contra el
suyo, tratando de forzarlo a mi derecha. Chocamos. El plano de su espada se
deslizó contra el mío, todo el camino hacia la empuñadura, y de repente nuestros
rostros estaban muy cerca.

Los ojos de Xavier estaban locos.

Me golpeó con la frente en la cara. Me retiré, pero no lo suficientemente lejos


ni lo suficientemente rápido.

Círculos oscuros estallaron frente a mis ojos. Dolía. Realmente me dolía.

Raul corrió hacia nosotros, y también Adrianna. Xavier me empujó hacia atrás.

Algo se estrelló contra él desde la derecha, haciéndolo a un lado como si no


pesara nada.

El suelo bajo mis pies tembló y una voz terrible sonó desde todas partes a la
vez.
—Suficiente.

Adrianna puso sus brazos alrededor de mí.

—¿Estás bien?

Parpadeé tratando de limpiar las lágrimas de mi cara. Xavier estaba tendido


en el suelo a dos docenas de metros de distancia, con una expresión de asombro
en su rostro. Un pesado cojín lo inmovilizaba. Luchaba por levantarlo, sus brazos
temblaban por la tensión. Debería haber sido capaz de empujarlo, pero lo
atrapaba como si estuviera hecho de cemento.

El patio estaba completamente en silencio. Me di la vuelta y vi a la señora


Rogan en el porche. Magia emanaba de ella, como una corona invisible. No podía
verlo, pero la sentía y el poder en ella me dejaba sin aliento. Era como estar

112
parada en el ojo de una tormenta catastrófica. No podías ver el viento, pero
podías sentirlo a tu alrededor y, si dabas un paso, te desgarraría. No podía
moverme, no podía hablar. Me quedé allí, sintiendo el terror rodar sobre mí en
olas heladas.

Detrás de ella, sus tres hermanos mayores y sus hijos parecían indignados. La
multitud del Ala Este no compartía la indignación. Markel y Zorion se estaban
burlando; Lucian enarcó las cejas, divertido; Mikel y María parecían alarmados;
Eva, la madre de Xavier, miraba a la señora Rogan, e Iker, el padre de Xavier,
tenía una expresión completamente plana. La línea dividiendo a la familia por la
mitad nunca fue tan clara.

La señora Rogan volvió la cabeza y miró a Eva. Su magia giró con ella y miró
a Eva, también, como un dragón antiguo que notaba a un intruso.

Eva se miró los pies. Su labio inferior tembló.

Iker se paró frente a su esposa y agachó la cabeza.

—Nuestras más sinceras disculpas. Él es joven y estúpido. No quisimos faltarle


el respeto.

La señora Rogan habló, y su voz resonó a través de mí, pulsando en mis


huesos. El agua de la fuente se estremeció.

—Llévalo a tus aposentos. Él no sale a menos que yo lo llame.


Iker se acercó a su hijo. El cojín se levantó por sí solo y volvió al sofá al aire
libre en el porche. Nadie se movió para ayudar a Iker. Agarró a Xavier por el
hombro derecho y lo levantó.

—¿Estás bien, querida? —preguntó la señora Rogan.

El dragón me estaba mirando. Tenía que decir algo, y era muy difícil.

—Sí, señora.

—Lo siento mucho —dijo la señora Rogan—. Por favor perdóname.

Quería caer por el suelo y seguir cayendo hasta que estuviera en el otro lado
del mundo.

—Está bien. Estoy bien, todo está bien. Todo está bien. —Cerré mis dientes con

113
fuerza antes de que salieran más tonterías.

—Muy bien. Creo que me retiraré a mi oficina. He tenido toda la emoción que
pude soportar. —El dragón dobló sus alas y se derrumbó, y la señora Rogan giró
su silla de ruedas y regresó a la casa.

Me di la vuelta y hui hacia la puerta tan rápido como pude. Un familiar Honda
Element condujo a través de las puertas hacia mí, Troy detrás del volante. Casi
corrí. El Honda se detuvo, y salté al asiento del pasajero. Troy estaba mirando mi
mano y me di cuenta de que todavía estaba agarrando el estúpido estoque. Había
sangre en la hoja. Debí haber cortado a Xavier de alguna manera.

—¿Qué demonios pasó? —preguntó Troy.

—Demasiado complicado. ¿Podrías simplemente conducir?

Dio la vuelta al coche y salió de Mountain Rose.

—¿Qué te tomó tanto tiempo? —pregunté.

—Encontramos el Sealight —dijo y dejó caer una bolsa de lona en mi regazo.

Desabroché el bolso negro. La brillante corona me devolvió la mirada, los


diamantes brillaron cuando captaron la luz.

La aguamarina en forma de corazón faltaba.


8

114
Me senté en el sofá en medio de la oscuridad, observando la cinta de seguridad
de la cámara. Bern lo había reenviado a nuestra TV. El Sealight sin la joya
descansaba en el sofá a mi izquierda. La espada ensangrentada yacía sobre mi
regazo. Mi cara estaba hinchada. Un gran bulto se había formado en el lado
derecho de mi frente, me palpitaba la piel, se sentía caliente e hinchada. Tuve la
absurda sensación de que un pedazo de piel se desprendería de mi cara. Google
probablemente me diría que estaba loca, pero no me importó lo suficiente como
para buscarlo. Dejé de preocuparme por muchas cosas. Había sido un día terrible.

En la pantalla, la mesa y las sillas donde había entrevistado a María y Lance,


las víctimas de la llamada falsa que Bern había hecho a sus teléfonos.

Mamá entró a la habitación y encendió las luces.

—¿Por qué estás sentada sola en la oscuridad? —Ella vio mi cara, y se sentó en
silencio cerca de mí. Nos sentamos juntas y observamos la mesa vacía.

—No quiero ir a la universidad —dije.

Mamá solo me miró.


—Hay tanta presión para ir a la universidad. Comienza desde el primer día de
la escuela secundaria y nunca termina. Cada grado, cada examen, cada club, cada
deporte, todo importa, y no porque quieras hacerlo, sino porque puede contar
para calificar para la universidad. Se supone que debes hacerlo bien en tu SAT,
obtener una beca, graduarte con honores y luego tener esta increíble experiencia
universitaria. Los ganadores van a las universidades, los perdedores se quedan
en casa y trabajan en empleos de mala calidad. Bueno, soy una perdedora, mamá.

—Creo que deberías ir a la universidad. Si hay algo que quieras hacer no lo


puedes hacer sin un título.

—No sé lo que quiero hacer. No voy a gastar tu dinero y no me torturaré solo


porque alguien piense que fracasé en la vida porque no me esforcé para obtener
un título que no quiero.

115
Me preparé para la decepción aplastante en el rostro de mamá.

—Está bien —dijo mamá.

¿Bien? ¿Qué significaba bien? Seguimos sentadas.

—Alguien ha envenenado el pastel de bodas de Nevada. Hay un hombre cuyo


trabajo es acompañar a las personas por una tarifa. Bug dice que la compañía
tiene un plan financiero muy bueno. Además, me metí en una pelea de espadas.

—¿Has ganado? —preguntó mamá.

—No perdí, y él hizo trampa. —La miré—. -Además, he aprendido a usar mi


magia para que las personas me cuenten sus secretos y luego hacer que olviden
que lo hicieron. Soy como Nevada y la abuela Victoria, excepto que no obligo a
la gente. Cuando entro en sus mentes, solo coloco mi magia frente a ellos y
empiezan a decirme todo lo que saben.

Miré de nuevo a la pantalla. Mamá me abrazó.

—¿Estás decepcionada por lo de la universidad? —pregunté.

—No, he hecho mi trabajo. Te he criado para ser una buena persona. Eres
amable e inteligente y cuando ves un error, intentas arreglarlo. Eso es todo lo que
un padre puede esperar. El resto depende de ti, es tu vida. Tienes que vivirla y
yo sería una madre terrible si intentara hacerlo por ti. No tengo ninguna duda de
que, si deseas una educación formal en el futuro, obtendrás una. El camino de
cada uno es diferente, Catalina.

—Encontramos la corona debajo de unos arbustos —dije—. Le quitaron la joya


y dejaron atrás los caros diamantes. No tiene ningún sentido, ¿verdad?

—No tiene sentido, porque asumes que el ladrón quería la corona por el dinero
o porque quería avergonzar a la familia. Tal vez solo querían la joya desde el
principio.

Bern entró a la habitación con su portátil. Se sentó en el sillón reclinable.

—¿Viste el correo electrónico de Bug sobre Mikel?

116
—Lo vi. —Explicaba muchas cosas.

—¿Estamos listos para esto? —preguntó Bern.

Asentí. Bern escribió en una secuencia rápida. La cámara hizo un poco de


zoom, enfocando mejor la mesa.

—¿Qué está pasando? —preguntó mamá.

—Hoy temprano le enviamos a Lucian un mensaje de texto del número de


Mikel que le decía que se reuniera en ese lugar a las ocho en punto. —Señalé la
pantalla—. Enviamos un texto idéntico a Mikel de Lucian. Son las siete y
cincuenta y cinco.

—Mamá —llamó Arabella desde el fondo del almacén.

Mamá me abrazó de nuevo, me besó en la frente y salió.

Lucian entró en el marco. Miró a su alrededor, claramente impaciente.

Pasó un minuto. Otro.

Mikel llegó caminando por el sendero. Se apresuró hacia la mesa y se acercó a


Lucian. Tenían la misma altura, pero donde Mikel era delgado y torpe, Lucian se
veía en forma y atlético.

—¿Qué pasa? —siseó Mikel—. Se realizó el pago. ¿Qué demonios quieres de


mí?
—No quiero nada de ti. Tú…

—Entonces mantente alejado de mí. Ya no hay más. Me estás desangrando.


Déjame en paz.

Mikel salió por el sendero casi corriendo. Lucian lo miró burlonamente. Había
algo muy familiar en ese gesto. Lucian sacó su teléfono y tecleó algo.

—¿A quién le está enviando un mensaje de texto? —pregunté en voz alta.

—No hay forma de saberlo —dijo Bern—. El ángulo es incorrecto.

Lucian no parecía tener prisa por irse. Esperamos. Una figura delgada bajó por
el sendero y se detuvo junto a la mesa, su cabello castaño se derramaba sobre su
hombro.

117
—¿Has perdido la cabeza? —preguntó Eva.

—Te extraño —dijo Lucian.

—¿Qué? ¿De verdad? Ahora, aquí de todos los lugares, con toda la familia
aquí, ¿me extrañas?

Lucian se movió hacia ella, y ella dio un paso atrás.

—Lo que tú y yo hicimos fue en el pasado —dijo Eva—. Se terminó.

—No está realmente terminado, ¿verdad? Algunas consecuencias no pueden


ser ignoradas especialmente cuando se equivocan tanto. —Él dio otro paso hacia
ella—. Vamos, Eva. Déjame ayudarte a escapar de esta casa, aunque solo sea por
una hora o dos.

Ella se dio la vuelta y corrió. Lucian puso los ojos en blanco y comenzó a
caminar en dirección a la casa lentamente.

—Claramente, esta no es la noche de Lucian —dijo Bern.

—¿Se puede ver la imagen de Lucian? —pregunté.

La cara de Lucian llenó la pantalla. Era un hombre muy guapo, cabello oscuro,
con una línea distintiva de la mandíbula. Cogí mi teléfono y marqué el número
de Rogan. Él respondió:
—¿Sí?

—¿Puedo tener permiso para solicitar una prueba de ADN de la base de datos
de Scroll para determinar si alguien es pariente de la Casa Rogan?

—¿Por qué? —preguntó Rogan.

Se lo dije.

—Haré la llamada —dijo.

Le di las gracias y colgué.

—Bueno, eso es un infierno de cosas —dijo Bern.

Me froté la cara y deseé no haberlo hecho. Dolió.

118
—Esta es una familia complicada.

—Tengo una muy buena foto de Isabella recolectando dinero de Elba y


reaprovisionándola con Oxy —dijo Bern—. ¿Eso te anima?

—Todavía no sabemos quién tomó el Sealight.

—Debes descansar —dijo Bern—. Te sentirás mejor por la mañana.

—Quiero ver algunas imágenes más. Tal vez hay algo que me perdí.

Bern se levantó y puso el portátil delante de mí.

—Las carpetas están marcadas por fecha. Que te diviertas.

Eran más de la una de la madrugada, cuando vi a una pandilla de niños correr


por el pasillo. Detrás de ellos, la señora Rogan los seguía en su silla de ruedas,
con una sonrisa feliz en su rostro. Nunca sabrías que ella era un dragón. Mia Rosa
la seguía, arrastrando su unicornio. Estaba tan cansada, que casi lo pasé. Mamá
debió escucharme riendo como una lunática, porque entró, confiscó el ordenador
y me echó a la cama.

Era viernes, dos días después de que Xavier me hubiera golpeado y la


hinchazón finalmente había bajado. Tenía otro moretón en el hombro, porque el
jueves por la mañana, Arabella me vio la cara y tuvimos que impedir que saltara
al coche y condujera a Mountain Rose para —arreglar la cara de Xavier tan bien
que su madre no lo reconocería. Accidentalmente me golpeó mientras la tomaba
del brazo y luego se sintió mal, siguió tratando de hacerme comer chocolate que
compró para mí.

Además, el jueves Nevada llamó. Finalmente había cerrado la investigación


de Nightingale. La Casa Nightingale estaba satisfecha, y Rogan y mi hermana
iban a celebrarlo. Arabella y la abuela Frida querían saber a qué restaurante irían,
y la respuesta resultó ser Domino's. Pidieron pizza y pasaron la noche viendo
películas malas.

Hoy era el día de la cena de ensayo. Ninguno de los invitados Prime vendría,
por lo que serían solo las dos familias, la de Rogan y la nuestra. La boda sería el
sábado, y todos los invitados pasarían la noche en Mountain Rose.

119
Conduje hasta la casa de Rogan y lo encontré en su cocina, mientras Nevada
se estaba preparando. Rogan tenía prisa, y por eso utilizó su magia para hacer
varias cosas a la vez. Nunca me acostumbraría a la jarra de café que sirve el café
solo.

—¿Qué pasa? —preguntó, mientras la taza de café aterrizaba en su mano.

—Descubrí algunas cosas sobre tu familia que probablemente deberías saber.


Son desagradables.

—Lo sé desde hace años.

—No, quise decir que las cosas que descubrí son desagradables.

—Se lo que quieres decir —dijo—. ¿Por qué no me dices qué te molesta?

—Puedo exponer todas esas cosas, o puedo decíroslas a ti y a la Sra. Rogan en


privado. Si lo hago en público, se pondrá feo.

—¿Tienes miedo? —preguntó.

—No —dije—. Pero no quiero que tú o la Sra. Rogan os sintáis avergonzados


o incómodos. Eres el afectado, dime lo que te gustaría que hiciera.

—¿Alguna de esas cosas compromete o tiene el potencial de comprometer la


seguridad de la familia? —preguntó.
—Sí.

Rogan bebió su café.

—Vamos a exponerlo todo por mucho que mi madre quiera conservar su


privacidad. Ella sería la primera en decirte que los problemas de seguridad lo
anulan. Haz lo que necesites hacer.

—Está bien. —Solo esperaba que no se arrepintiera.

La cena de ensayo fue en el patio. En veinticuatro horas todos iban a vestirse,

120
así que para el ensayo fuimos con algo informal. Las mesas estaban dispuestas,
cubiertas con manteles blancos. Se distribuyeron jarras de limonada y té helado.
Cestas de rollos se colocaron en las mesas, junto a simples centros de flores
silvestres en jarrones de vidrio liso. El Catering de Casa Valentina preparó una
barbacoa tradicional de Texas, y platos de carnes ahumadas recorrían cada mesa:
pechuga húmeda y seca, pollo y pavo ahumados, costillas de res y cerdo, aros de
salchicha con salsa de jalapeño, seguidos de cuencos de ensalada de col, maíz en
la mazorca, y horneados frijoles.

Me senté en la mesa principal, con Rogan y Nevada, junto con Arabella, Bern,
Leon, mamá y la abuela Frida, y la señora Rogan. Mi asiento estaba a la izquierda
de Nevada, porque yo era la Dama de Honor. Mi hermana prácticamente
brillaba. Me sentí tan mal. Le había advertido que venían algunas cosas
desagradables, pero no entré en detalles. Era arruinar la cena de ensayo o la boda.
Este era el menor de los dos males.

La señora Rogan me sonrió.

—Es la hora, querida.

Me levanté y caminé hacia el porche donde Rogan había instalado una enorme
televisión de pantalla plana. A mi derecha había un atril cubierto con un paño
azul. Toda la familia de Rogan y mi familia estaban frente a mí. Todos me
miraban. Me sentía demasiado tensa. Miré alrededor de las mesas, notando las
caras familiares. Lucian y Juno; María y Mikel; Markel e Isabella; Iker y Eva, el
sombrío Xavier emparedado entre ellos; Ane y Lance; Zorion y Teresa…

Tomé una respiración profunda. Me había pasado una buena hora escribiendo
la introducción a mi discurso e intentando sonar lo más adulto posible.

—Recientemente nos dimos cuenta de que la tiara Sealight, que


tradicionalmente llevan las novias de la familia Ramírez, ha sido robada.

El patio quedó en silencio, sorpresa y preocupación registrándose en los


rostros de las personas. La tela azul que escondía el atril cayó al suelo, revelando
una almohada azul con el Sealight en ella, su joya aún faltaba.

—Pudimos recuperar el Sealight y en el proceso de nuestra investigación,


varios hechos salieron a la luz, que ahora compartiré con ustedes.

121
Miré a Elba sentada a la mesa con sus padres, Mikel y María. Elba me sonrió.
Sigue sonriendo a ver si todavía sonríes cuando termine. Le devolví la sonrisa y
miré hacia la mesa donde estaban sentados Markel y su esposa, Isabella.

—Isabella Ramírez está comprando y vendiendo medicamentos recetados y


está usando a Elba y a otros dos niños, no relacionados con la familia, para
distribuirlos. Aquí están las imágenes de su reabastecimiento de Elba y la
recolección del dinero.

La pantalla plana cobró vida mostrando a Isabella contando las pastillas de


Oxy Contin en el frasco y entregándoselo a Elba.

—Las autoridades de Bilbao son conscientes de sus actividades debido a que


uno de los padres de los otros niños presentó una denuncia policial.

Una copia de la denuncia policial apareció en la pantalla. Bug realmente era


un mago. La sonrisa cayó de la cara de Elba. Isabella se puso roja luego blanca.
Markel la miró fijamente.

—¿Por qué?

—Porque me racionas todo y me tratas como a un niño —espetó ella—. Este


hombre raciona todo. Quiere saber a dónde fue cada euro. Racionaría mis
tampones si pudiera.
María estaba mirando a Elba. La siguiente parte iba a ser aún mejor.

—María Ramírez —dije.

María se sacudió en su asiento.

—Tu marido no es bisexual. Él no está teniendo una aventura con Lucian.


Mikel está ejecutando un esquema Ponzi a través de Ramírez Venture Capital.
Hasta la fecha, ha malversado treinta y cuatro millones de euros de los
inversores. Lucian de Baldivia se dio cuenta del robo porque su compañía
proporciona seguridad cibernética a Ramírez Capital. Él ha estado chantajeando
a tu esposo durante los últimos cinco meses. Aquí están los estados financieros
para probarlo. También se han enviado a todos a su correo electrónico.

El patio explotó. Todos gritaban a la vez. Ramírez Capital era el patrimonio de

122
la familia.

—¡He hecho algunas malas inversiones! —gritó Mikel por encima de los gritos.

—¡No tenías autoridad para hacer inversiones! —tronó Mattin Ramírez.

—Se suponía que solo ibas a administrar el dinero. Hasta un idiota podría
haberlo hecho.

—Voy a pagar cada euro con intereses —gritó Mikel.

—¿Cómo? —demandó Ane—. ¿Con más fraude?

—¿Si no hubo una aventura? —gritó María—. ¿Por qué sigues huyendo de mí?

—¡Porque me vuelves loco! —le gritó Mikel.

Rogan apoyó el codo sobre la mesa y apoyó la barbilla en la mano, observando


el caos como si fuera una caricatura del sábado por la mañana. La señora Rogan
se frotaba las sienes. Nevada se apartó de la vista de su suegra y me hizo un gesto
de aprobación.

—¡Quiero el divorcio! —dijo María.

—No he terminado —dije—. Por favor, dejadme terminar.

—No puede haber más —dijo Zorion Ramírez.


La imagen parpadeó, reemplazada por Xavier en la fuente. Dejé que su
discurso se oyera en toda su gloria. Cuando llegó al punto de cómo heredaría, el
patio quedó completamente en silencio. Todos lo miraron fijamente
horrorizados, la mirada en el rostro de Xavier era puro odio. Presioné pausa en
el control remoto y lo miré directamente.

—Xavier, ¿sabes por qué tu plan no funcionará?

Él me maldijo.

Presioné Play. Dos imágenes aparecieron en la pantalla, una al lado de la otra.


Lucian y Eva. Una tercera imagen, un documento con el permiso de la familia
apareció debajo de ellos.

—Hemos obtenido el permiso de Mattin Ramírez, quien es el jefe interino de

123
tu familia durante la duración de esta visita, para analizar la sangre que dejaste
en mi espada. No compartes el ADN con nadie de la familia Ramírez. Sin
embargo, tu perfil de ADN indica con una certeza del 99.999998 por ciento de
que estas dos personas son tus padres. No heredarás, porque no estás relacionado
con Rogan.

El silencio era ensordecedor. Todos miraban a Lucian y Eva. Lucian mostró los
dientes mientras Xavier se puso de pie.

—¡No es verdad! ¡Mamá, diles que no es verdad!

Eva se desmayó. Iker la miró como si no supiera quién era ella.

—Casi lo olvido —dije.

Cogí el Sealight. Salí del porche, caminé hacia la mesa de los niños y le sonreí
a Mia Rosa.

—¿Puedo ver a zafiro, por favor?

Mia Rosa levantó su unicornio. Una brillante joya azul con la forma de un
corazón brillaba en la frente del juguete de peluche, la piel blanca alrededor de
ella manchada con rayas de pegamento púrpura.

—¿Intentaste deslumbrarlo? —pregunté.


—El bedazzler no era lo suficientemente grande —dijo Mia Rosa—. Lo pegué.

—Lo siento, pero no es tuyo. —Saqué la joya de zafiro de la cabeza y la coloqué


en la corona. El Sealight estaba completo de nuevo.

—Probablemente deberías devolvérselo a tu tía —dije.

Mia Rosa, Prime teleqinetica, suspiró. La tiara flotó de mis manos, esquivando
a los invitados con precisión quirúrgica, y se posó suavemente sobre la mesa
frente a la Sra. Rogan.

Detrás de mí, una mesa cayó cuando Iker Ramírez se arrojó sobre Lucian de
Baldivia.

124
Epílogo

La boda fue maravillosa.

125
Nevada se veía como una princesa con la tiara de Sealight en la cabeza,
mientras Rogan se parecía a sí mismo en un esmoquin. La poderosa y mágica
élite de Texas se había reunido en toda su fuerza. El Herald había declarado que
una invitación a esta boda exclusiva fue la más codiciada en los últimos diez años.
Ellos también metieron a un topo en la boda. Le dije a Rivera que no los reventara
hasta después de decir los votos. Cuando la mujer fue suavemente expulsada, su
último post en el Herald anunció que el ramo de lilas de Nevada era para morirse.
Aparentemente poder y riqueza triunfó sobre los colores en conflicto.

La ceremonia de la boda terminó, y comenzó la recepción. La lista de invitados


se leyó como un quién es quién de las Casas de Texas. Agustín Montgomery,
padrino, Prime. Linus Duncan, Prime. Lenora Jordan, Prime. Casa Harrisson,
Casa Latimer, Casa Ade-Afefe, Casa Etterson, Casa, Casa, Casa… Incluso la
Abuela Victoria logró asegurarse una liberación supervisada temporal. Ella bailó
con Linus Duncan y tuvo una conversación civilizada con la abuela Frida, lo cual
nos extrañó a Arabella y a mí.

Tantas personas ricas y poderosas se reunieron en un solo lugar. A Xavier le


habría encantado. Desafortunadamente para él y la mitad de otros parientes de
Rogan, sus invitaciones habían sido revocadas y estaban volando a Europa. Del
ala oeste, solo quedaban Zorion y Teresa y Ane y Lance. June y sus hijas habían
sido invitadas, pero se negaron a quedarse.
En la feliz conmoción nadie me notó, Rivera y varios de los soldados de Rogan
caminaron a la cocina, donde estaban los camareros y los proveedores de comida
preparando y emplatando los diferentes cursos para la recepción. Nadie me
prestó ninguna atención mientras caminaba hacia una mujer de mediana edad
con un rubio blanqueado cabello. Ella estaba enderezando su uniforme de
camarero.

—¿Kelly Waller? —pregunté.

Ella levantó la mirada, con un destello de pánico en sus ojos, pero ya había
lanzado mi encanto mágico.

—Dame tu arma —dije. Y ella lo hizo. Y luego ella y Jeremy me siguieron fuera
de la casa dócilmente y los metí en un vehículo blindado que me esperaba. Así

126
terminó la historia de Kelly Waller, sin fanfarria, con un gemido, como ella se
merecía.

Lo que sea que le haya pasado después de esto, no me sentía nada mal por
ella. Su hijo, Gavin, estaba en la boda y habría comido el pastel envenenado. Su
odio era tan fuerte, que estaba dispuesta a sacrificar a su hijo por ello. Escribí un
correo electrónico a Rogan y Nevada delineando todo el asunto. Fue mi regalo
de boda para ellos. Lo leerían más tarde cuando tuvieran la oportunidad.

Había visto a Nevada y a Connor bailar bajo las brillantes luces que colgaban
de los árboles. Parecían haber salido de un cuento de hadas. La felicidad
iluminaba la cara de mi hermana e hizo que todo valiera la pena. Ella cuidó de
nosotros durante mucho tiempo. Se merecía tener toda la felicidad del mundo.

Todavía bailaban, pero yo estaba agotada. Deambulé por la casa, lejos de la


música que se desvanecía, hasta que terminé en el estudio de la Sra. Rogan. Ella
no se había molestado en cerrarlo. Me senté en la ventana y miré hacia la luna.

Me sentí tan cansada y vacía.

Quería llorar.

Un susurro mecánico me hizo girar.

—Ahí estas —dijo la Sra. Rogan—. Te he estado buscando.

—Lo siento. No quise entrometerme en tu espacio privado.


—No estás entrometiéndote. Quería darte las gracias por ayudarme. Fue una
carga muy pesada para poner en alguien tan joven. Si hubiera sabido lo difícil
que sería, probablemente no te hubiera pedido que lo hicieras.

—No era mi intención arruinar la relación entre usted y los miembros de su


familia.

—No arruinaste nada. No hiciste trampa, no robaste, y no conspiraste para


sacar provecho de la desgracia de mi hijo. Pareces muy triste, Catalina. Has hecho
mucho bien. Todo el mundo está orgulloso de ti. Pensé que estarías celebrándolo.

Las palabras cayeron solas.

—No pertenezco aquí.

127
La Sra. Rogan frunció el ceño.

—¿Aquí donde? ¿En esta casa?

—No. En este espacio. —No lo estaba explicando muy bien—. Antes de que
Nevada conociera a Connor, todos fingíamos que éramos ordinarios. Incluso
después de que ella lo conociera, cuando había tenido que usar mi magia, aún
podría decir que esos fueron incidentes aislados. Nadie sabía que yo era Prime,
excepto las personas en las que confiábamos. Y luego nos convertimos en una
Casa. Cuando estaba trabajando en esta boda, tuve que usar mi magia. Y
funcionó. Había intentado cosas que eran puramente teóricas, y funcionaron.

—¿Por qué es eso motivo de preocupación? —La Sra. Rogan frunció el ceño.

—Porque mi magia siempre viene con un precio. Solo fue utilizada como
último recurso. No había ninguna expectativa sobre mí. No puse ninguna
expectativa en mí misma. Ahora he aprendido que puedo usar mi magia como
cualquier otro Prime. No hay escondite ahora. La próxima vez que esté
involucrada en una investigación para nuestro negocio familiar, es probable que
lo use. Tarde o temprano, la gente se dará cuenta que soy una Prime y eso me
asusta.

—¿Porque ser Prime te pone en mayor peligro? —preguntó la Sra. Rogan.


—No. Sé cómo ser Catalina Baylor, persona ordinaria. Sé lo que se espera de
mí. No tengo ni idea de cómo ser un Prime. No sé cuáles son las reglas. Necesito
reglas. Me hacen sentir segura. Mientras siga las reglas para usar mi magia, nadie
resultará herido. —Agité mis brazos—. Todas mis reglas se han ido. No sé cómo
ser. No sé cuándo otras personas están rompiendo las reglas y cómo se supone
que debo reaccionar cuando lo hacen. Como esta habitación. —Señalé el banco
donde estaba sentada y las coloridas almohadas—. No sé cómo mezclar estos
patrones. Si lo intentara, no tengo ni idea de si el resultado sería de buen gusto o
pegajoso. Siento que me estoy ahogando.

No debería haber dicho todo eso.

La Sra. Rogan se recostó en su silla.

128
—Cuando salí de España y vine aquí con el padre de Connor, sentí que
también me estaba ahogando. No conocía a nadie. No tenía ni idea de cómo ser
un Prime en Texas. No sabía qué se esperaba de mí y no podía decir si estaba
haciendo el ridículo. Pero aprendí. Todas esas cosas que has enumerado se
pueden aprender.

—No tengo a nadie que me enseñe.

La Sra. Rogan sonrió.

—Eso no es cierto. Me tienes a mí. Y no tengo nada más que tiempo. Creo que
deberíamos empezar con la esgrima. Sospecho que hay mucho más en la manera
que mueves tu espada que en la pura suerte.
Tipos

En el mundo de Hidden Legacy, la magia pasa a través de la línea de sangre,


de padres a hijos. Por lo general, una persona tendrá un tipo dominante de magia,
y si bien hay una manera de mejorar y fortalecer su talento mágico mediante la

129
práctica y el uso de círculos arcanos, no podrá aprender un tipo diferente. Es
decir, si nació con la habilidad de disparar un rayo desde la punta de sus dedos,
no puede aprender a controlar el agua, sin importar cuánto lo intente.

A continuación, se encuentra la lista de algunos talentos mágicos:


Los usuarios de magia elemental controlan
las fuerzas de la naturaleza. Algunos pueden
doblar el agua a su voluntad, algunos
pueden causar la formación de moho y otros

130
pueden conjurar fuego o crear una corriente
eléctrica. Los magos elementales pueden
causar un gran daño. La mayoría trabaja en
la producción. Las casas elementales más
grandes tienden a operar corporaciones
industriales y de construcción.

Pyrokinesis: dominio sobre el fuego.

Aquakinesis: dominio sobre el agua.

Geokinesis: dominio sobre la tierra

Aerokinesis: maestría sobre el aire.

Fulgurkinesis: dominio sobre los rayos.


La magia de la mente se describiría mejor
como la magia de la voluntad. Esta categoría
incluye una gran cantidad de poderes que
dependen de la voluntad del usuario. Los

131
talentos mentales son muchos y variados,
desde la telequinesis, que puede usarse con
efecto devastador, hasta la armonización, lo
que permite al mago hacer hermosos
arreglos florales.

Telequinesis: capacidad de mover objetos con la mente.

Proyección: capacidad de transmitir imágenes y sentimientos a las mentes de


los demás.

Therionología: capacidad de comunicarse con los animales. Los practicantes


son generalmente conocidos como magos animales. Es un don raro.

Armonización: capacidad de organizar el entorno para invocar un sentimiento


o estado de ánimo específico.

Elenchus: capacidad de distinguir la mentira de la verdad, también conocida


como búsqueda de la verdad. Extremadamente raro.
La palabra "arcano" significa “cosa
conocida o entendida por muy pocos”. Fiel
a la definición, la rama arcana de los talentos
mágicos es poco conocida incluso por

132
aquellos que nacen con estos poderes
mágicos. El poder de los usuarios de la
magia arcana proviene de alcanzar el reino
arcano, un lugar de magia fuera de nuestra
realidad típica. Sus talentos son
frecuentemente perturbadores.

Enerquinesis: dominio sobre la energía mágica.

Invocación: capacidad de provocar la manifestación de criaturas.

Animar: capacidad de impartir vida a objetos inanimados.

Encuadernación: capacidad de fusionar o unir algo encontrado en el reino


arcano con el anfitrión humano con el propósito de darle al anfitrión nuevos
poderes mágicos.
Extras

Hola chicos, para el relanzamiento de “Burn For Me” queríamos incluir regalitos

133
extra, pero como la portada seguía siendo la misma (excepto por el cambio de letra), se
optó por no agregar ningún material adicional. Y esta es nuestra pequeña forma de
compensaros.

De acuerdo con nuestra tradición POV masculina, ésta se centrará en la primera vez
que Rogan ... quizás la palabra no sea ‘encuentra’, tal vez sea mejor ‘secuestra’ o ‘abduce’,
a Nevada.

La siguiente será la escena en “Burn For Me”, donde Rogan le muestra a Nevada su
asombrosa “guarida para tíos-barra-sala de interrogatorios” en el sótano.

Para la escena de Wildfire, muchas gracias a todos los generosos lectores nigerianos
que donaron su tiempo y experiencia para asegurarse de que no estaba inventando
tonterías

Gordon Andrews
134
Era un hermoso día. El sol era cálido, el cielo era azul, y nada me hubiera
gustado más que tomarme la tarde libre y estar en cualquier lugar, excepto
sentado en un coche esperando a que apareciera un cierto Prime. Adam Pierce
correteaba por Houston provocando incendios y matando a personas. No sabía
el por qué, y normalmente no me hubiera involucrado, pero había jodido a mi
familia y ahora merecía mi atención. No es que fuera particularmente cercano a
ellos, pero cuando tu prima viene a ti llorando y con la soga al cuello porque su
hijo adolescente está implicado en un asesinato y fuga, solo no dices que no.
Quiero decir, podrías hacerlo, pero entonces serías el bastardo frío que todos
piensan que eres. Tal vez lo era, pero ella era mi prima favorita, y la idea de que
el ostentoso Pierce usara al chico para ayudarlo a hacer toda su horrible mierda
realmente me enojó.
Había conocido a tipos como Adam toda mi vida. Nacían con fortuna,
apariencia, la mejor educación, los juguetes más elegantes, con todo menos con
el sentido del deber. No tenían otra responsabilidad más que la de gastar dinero
y pasar un buen rato. En su mayoría eran imbéciles inofensivos que
eventualmente se establecían y criaban más idiotas inútiles. La mayoría no hacía
estallar los bancos e incineraba a policías fuera de servicio. ¿A qué jugaba Pierce?
Él no necesitaba el dinero. Sabía que su madre todavía le estaba dando su
asignación a escondidas. ¿Se estaba divirtiendo? ¿Por qué el repentino giro desde
el vandalismo mezquino al asesinato? A pesar de ser un mago de fuego
increíblemente poderoso, Adam parecía hasta ahora contentarse divirtiéndose
con pequeñas travesuras: pequeños incendios, peleas de bar, problemas de los
que su familia siempre lo había sacado. Esto era diferente. Ahora había matado a
un hombre, a un policía, sin ninguna razón, y había involucrado a mi familia en

135
ello.

La gran pregunta era ¿por qué? ¿Por qué ir del rompecorazones malote a la
lista de los más buscados de Houston? ¿Alguien estaba tirando de sus cuerdas,
manipulándolo como lo hacía con Gavin? Cuando lo encontrara, tenía que
preguntarle antes de arrancarle la lengua y empujársela por el culo. Ese
pensamiento puso una sonrisa en mis labios.

Pero primero tendría que encontrarlo y hasta ahora, era más fácil decirlo que
hacerlo. Se suponía que era simple. El hombre era un jodido fantasma. Ninguno
de mis contactos encontró nada útil, excepto una sola pista, un taller de
reparación de motos, donde se suponía que Adam recibía el dinero de su madre
una vez al mes. Hoy era el día, así que me instalé en un estacionamiento cercano
y lo esperé. Excepto que él sabía que ahora había demasiada actividad. No había
aparecido, pero alguien más lo había hecho. Una joven con ropa formal que no
parecía tener ningún motivo para estar ahí. Miró a su alrededor antes de entrar,
como si no fuera un cliente regular que hubiera estado aquí antes. No era policía,
sino algo…

¿Quién eres, niña bonita? Vamos a averiguarlo.

Saqué una rápida foto de ella de perfil y otra de su matrícula después de que
desapareciera en el interior. Al poco tiempo sabía que ella era Nevada Baylor,
investigadora principal y copropietaria de la Agencia de Detectives Baylor. Eso
no me dijo nada; sin embargo, el informe financiero indicó que la empresa estaba
hipotecada a MII.

Montgomery no los poseía del todo, pero Augustine sostenía su correa, lo que
confirmé una vez que salió del taller de reparaciones y se dirigió directamente
hacia MII. Aparqué dos filas detrás de ella y la observé mientras salía del coche
y marchaba hacia el ridículo edificio de Augustine. Sin duda para ver a
Augustine Montgomery. Caminé junto a su coche, conecté un rastreador y
regresé a mi vehículo. No apareció ninguna seguridad para preguntarme qué
estaba haciendo en el estacionamiento de Augustine. Decepcionante.

Me senté en mi coche y observé el edificio. Entonces, Pancakes, ¿qué estás


haciendo mezclado en todo esto?

136
Entonces me golpeó. La casa Pierce debía de haberlo contratado para ayudar
a Adam.

El cheque debía de haber sido enorme. Adam era el enemigo público número
uno en este momento. Todos los policías en Houston querían un pedazo.

Aun así, el dinero era dinero. Además, Pancakes tendría sus trapos sucios, y
Casa Pierce le debería, a él y a la Casa Montgomery, un favor. ¿Mamá había
insistido en que también le pasaran el dinero del almuerzo al pequeño Adam?
Una cosa era huir de todas las agencias de aplicación de la ley en Houston, pero
dejarlo en la indigencia, bueno, eso simplemente no resultaría.

El Augustine que recordaba nunca se habría ensuciado las manos con este tipo
de negocios sórdidos. Si se supiera que él había ayudado a un asesino de
policías... a menos que obligara a alguien más a hacer su trabajo sucio, alguien a
quien retenía y podría rechazar con la misma facilidad si fuera conveniente
hacerlo. Alguien como la niña bonita. Tenía que saber que ayudar a un fugitivo
famoso podía significar perder su licencia de IP y su negocio familiar. ¿Augustine
la estaba obligando a hacerlo, o ella quería ayudarlo? Esto último era lo más
probable. Los Primes atractivos y codiciables siempre fascinaron a ciertos tipos
de personas. Quizás la imagen del chico malo tuvo algo que ver con eso, tal vez
el ser un hombre buscado lo hizo aún más atractivo para ella.
Casi quería entrar al edificio y preguntarle a Augustine qué demonios le había
pasado al joven idealista que iba a cambiar el mundo y no quería participar en la
política de las Casas. Supongo que se convirtió en su viejo después de todo.

La chica salió de MII casi corriendo hacia su coche. Ahora, eso era interesante.
¿A dónde vamos ahora? Ella debía de haber recogido el dinero de la tienda de
reparaciones, se lo llevó a Augustine, quien llamó a Pierce y autorizó el pago. Ella
iba a encontrarse con Adam. Arranqué el coche.

Al fin.

Esto era así de sencillo. Sigue a la chica, encuentra a Adam, envuélvelo


apretadamente con este bonito rollo de tela ignífuga de grado militar (el regalo
perfecto para el pyrokinetic psicótico de tu vida), llévalo a casa y pasa un tiempo

137
agradable juntos. Luego, después de que te diga cómo encontrar a Gavin, deja lo
que quede de él en alguna estación de policía.

Ella conducía como una maníaca, e hice todo lo posible por mantenerme a su
estela sin ser notado. El bicho que había colocado en su coche me permitiría
encontrarla en cualquier lugar de Houston, pero si lo descubría o si se fijaba en
mí, sería mucho más cautelosa. Siempre y cuando me guiara hasta Pierce.

El tráfico se detuvo, parachoques a parachoques, obstruyendo la carretera. Un


coche por delante, un tipo con un casco y un chaleco naranja estaba puesto en la
salida marcada con advertencias viales y sostenía una señal de stop. Los
camiones volquete rugieron y comenzaron a circular hacia la carretera.

Respiré hondo y conté los volquetes entre nosotros. ¡Uno, dos, tres, cuatro,
cinco... por todos los santos! Válgame Dios, quería simplemente apartarlos como
juguetes de un niño o aplastarlos y tirarlos como latas de refrescos vacías. La
mayoría de la gente se sentía así a veces. La diferencia era que yo podía hacerlo.
Podría, pero no lo haría. Estos eran solo hombres, civiles, haciendo su trabajo, y
no les iba a hacer daño. No, eso es lo que haría alguien como Adam. Lo que
significaba que, según mis reglas, podía hacerle daño. De muchas maneras
maravillosas. Pensé en todas ellas, mientras esperaba a que pasara la
interminable corriente de vehículos de construcción. Finalmente, después de las
fracturas, pero antes de pasar a las quemaduras químicas y eléctricas, se nos
permitió avanzar. Por supuesto, en ese momento ella tenía una ventaja de diez a
quince minutos sobre mí.
El rastreador parpadeó en mi pantalla, moviéndose hacia el norte. ¿A dónde
diablos iba?

Cinco minutos después entró en los Jardines Botánicos de Mercer. El


rastreador se detuvo. Maldición.

Quince minutos más tarde, pasé corriendo junto a su coche por el


estacionamiento en Mercer Arboretum, con el rollo de tela debajo de mi brazo.
Tenía sentido. Un lugar público, pero al mismo tiempo aislado. El sendero
serpenteaba a través de los jardines botánicos, ramificándose en una docena de
lugares, salpicados por pabellones, fuentes y plazas. Tenían que estar en algún
lugar en los senderos. Eso es lo que yo haría. Demasiadas personas en las plazas.
Llevaba una diana en la espalda y ella probablemente estaba enamorada, por lo
que querrían al menos algo de privacidad. ¿Dónde llevaría a una chica bonita que

138
me traía dinero?

El jardín de bambú. Un lugar donde ocultarse fácilmente, pero todavía


convenientemente pintoresco. Me apresuré.

Estaba a diez metros de distancia, cuando el sonido de una moto cobrando


vida sonó desde muy cerca. Definitivamente dentro del parque. Tenía que ser él.
¿Quién más era lo suficientemente idiota para llevar una moto a un lugar como
este? Y ahora estaba despegando y no había ningún bicho de rastreo útil en su
moto. No podía hacer que se estrellase si no podía verlo y nunca lo atraparía
yendo a pie antes de que saliera del parque y entrara a la ciudad.

Este día seguía mejorando cada vez más. Adam, cuando te encuentre, y lo haré,
me aseguraré de agregar una buena fractura de escafoides o dos, sin cargo adicional.
Incluso una vez curado, sus días en moto habrían terminado. Sería difícil montar
con tus muñecas doliendo como el infierno.

No todo estaba perdido. Adam se largó, pero la chica iría a pie. Ella le trajo
dinero; seguramente sabría cómo encontrarlo de nuevo. El rugido de la moto
venía de la izquierda. Probablemente saldría por la plaza. Me apresuré.

Un minuto después entré a la plaza. Una mujer rubia en un banco junto a la


fuente. Sí, esa era ella. Nevada Baylor. Oye chica, tenemos que hablar. Me frené. No
la aceches, no la asustes, recuerda dar un paseo, agradable e informal. Solo eres
un tipo agradable que ve a una chica bonita y quiere conversar con ella. ¿Qué es
esto debajo de mi brazo? Oh, esto no es tela ignífuga de alta tecnología. Es solo
un gigantesco rollo de fruta, ¿quieres un poco? No te preocupes, soy inofensivo.
No estoy interesado en ti o en el hecho de que estés ayudando a un asesino que
quemó a un hombre hasta la muerte y usó a mi primito para ayudarlo. Esa muerte
estaría para siempre en el alma de Gavin. A Adam no le importaba, pero un niño
de dieciséis años tendría que vivir el resto de su vida con eso.

Ella levantó la vista.

Tal vez no me vio.

Mierda. Me vio. No corras, por favor, no corras. Maldición.

Corrí tras ella. Ella corrió por el parque como si estuviera en llamas.

139
Probablemente gritar "no quiero hacerte daño, solo quiero envolverte y
sedarte, para poder llevarte a mi secreta mazmorra de tortura para interrogarte"
no ayudaría a mi causa. Se desvió por el sendero y se dirigió hacia la salida. Tan
conveniente. Menos gente alrededor.

Ella era bastante rápida, pero sabía que la atraparía antes de que llegara a la
tienda de regalos por la salida del parque. El truco para atrapar a alguien con tela
es no sofocarlos. Reuní mi magia, realineándola. Envuélvela en tela, levántala y
llévatela directamente. Ordenado y fácil.

Ella se dio la vuelta.

Y ahora tenía un arma. Realmente no me gustaba cuando la gente me apuntaba


con sus armas.

Ella me miró y gritó:

—Detente o te pego un tiro

La miré a los ojos. No, no me dispararía. Seguí caminando. Incluso si lo hacía,


otros me habían disparado antes y nunca les fue bien.

—Ayuda —gritó, sin mirar a nadie.

No, no lo harían. No había un alma en este lugar que pudiera salvarla ahora.
Era demasiado tarde. Pasó en el minuto en que sacó la pistola. Nadie querría
involucrarse y simplemente pasó de ser un simpatizante del enemigo a una
amenaza activa. Ahora era un blanco legítimo.

Ella disparó el arma, no a mí, sino hacia lo alto de los árboles. Debería haber
aprovechado la oportunidad. Usé mi magia para empujar la manta ignífuga hacia
ella y la envolví bien apretada. La atrapé antes de que cayera al suelo y le inyecté
un tranquilizante.

Ahí vamos, ya casi ha terminado, un golpe rápido y luego puedes tomar una buena
siesta larga. La levanté y me dirigí hacia la salida.

—Hey —me gritó un idiota con un sombrero de vaquero y se dirigió hacia


nosotros. Gran error.

140
—No se lo aconsejo —le dije. Lo miré, prometiéndole que, si daba un paso más,
sería el último. Debió creerme porque se detuvo en seco. Suerte para él.

La mujer se agitó y trató de decir algo. La moví en mis brazos para que pudiera
ver su cara. Sus ojos estaban muy abiertos por el miedo y la confusión. Entonces
se percató.

—Meh… ma… Mad…

Allí estaba. Era bueno ser reconocido.

—Mad Rogan —terminé por ella. Está bien que sepas quién soy. Esperaba que
eso hiciera que la próxima parte fuera más fácil para los dos.

Poco después, deposité a la Bella Durmiente en un catre en mi sótano y me


preparé para el emocionante próximo episodio titulado “Tiempo de Tortura del
Tío Connor”. ¿Puede nuestro héroe romper la voluntad de la pistolera de Adam para
encontrar una manera de detener al loco antes de que queme Houston hasta los cimientos?
Sí, probablemente. Una vez que se despertara en el "Claw"2, técnicamente

2 Garra
Acubens Exemplar, sería realmente una conclusión inevitable. Ella me diría todo
lo que sabía, de buena gana y agradecida. Aunque preferiría, llegado el
momento, exprimir la verdad de ella como el agua de una toalla mojada.

Con suerte, no llegaría a eso. Despertar encadenados al suelo solía ser


suficiente para poner a la mayoría de mis… invitados en un estado mental lo
suficientemente cooperativo. La cosa es que, la mayoría de las personas, incluso
en una gran ciudad como Houston, se sienten seguras. La idea de que puedan ser
sacados de la calle, secuestrados y mantenidos en un lugar remoto, sometidos a
interrogatorios intensivos o incluso a torturas es absurdo. Algo así nunca podría
pasarles. Y entonces les pasa. Y se acojonan. Acabas de arrancarles la ilusión de
seguridad y la mayoría haría cualquier cosa para recuperarla. Primero viene la
indignación, luego la comprensión y la desesperación. Algunos pelean, otros

141
lloran, eventualmente todos se rinden. Nadie ha resistido el Claw o la presión
que puedo ejercer sobre ellos, al menos no por mucho tiempo.

Nevada Baylor no sería diferente. Ella todavía estaba durmiendo


profundamente. En función de su tamaño y edad aproximados, debería estar
fuera por lo menos una hora o dos más. Tiempo suficiente para que todo saliera
bien. Me quité el atuendo de civil y me puse la ropa de trabajo, un par de
pantalones sueltos de seda oscura. La seda era propicia para el flujo mágico.
Luego estaban los símbolos cuidadosamente garabateados en mi piel. Me
ayudarían a canalizar toda mi magia y mi voluntad en el círculo que nos
conectaría y tenían el beneficio adicional de hacerme ver como un maníaco loco
con algunos poderes oscuros indescriptibles.

Todo giraba en torno al ritual. Construir el hechizo, dibujar el círculo, todo


requería habilidad y precisión, práctica y repetición. En cierto modo, era casi
meditativo, como pasar por los complicados pasos de una kata. En algún
momento, apagabas tu mente consciente y confiabas en la memoria muscular y
el recuerdo. Este círculo en particular tomó dos semanas de trabajo. Lo había
preparado para un problema anterior con el que tenía que lidiar, pero se resolvió
solo, así que planeé usarlo para Adam Pierce. Como Adam no estaba cerca, su
fan era la siguiente mejor cosa.

Una vez que la aseguré y ocupé mi lugar, cerré los ojos y "recorrí"
psíquicamente todo el elaborado círculo. Los trazos eran familiares e incluso si se
hubieran desviado unos centímetros, lo habría sabido de inmediato.
No, era impecable. Haría su trabajo. Con un poco de suerte, no tendría que
utilizarlo. Esperaba que la señorita Baylor fuera sensata. Preferiría no usar mi
poder sobre ella. Sería mucho más fácil si solo respondiera a mis preguntas y no
me obligara a romperla. El círculo era la forma menos dolorosa de extraer
información, pero no era agradable. Aun así, ella había elegido involucrarse con
Adam y si las próximas horas eran fáciles o difíciles, dependía totalmente de ella.

Mientras esperaba que despertara, introduje gradualmente mi magia en el


Claw. Lento pero seguro. Mucho y muy rápido, y me quedaría seco. No era un
sprint, sino más bien una maratón, una marcha lenta que podía seguir durante
horas sin cansarme o disminuir la velocidad. Incluso si se resistía, dudaba que
necesitara más de una fracción de mi magia para someterla.

Incluso con los ojos cerrados, supe el momento en que recuperó la conciencia.

142
Esperé a que hablara, para averiguar dónde estaba y qué estaba pasando. Mejor
no apresurarse en estas cosas. Nos miramos a los ojos y luego trató de levantarse.
Lo intentó y falló.

—Me has encadenado al suelo. —¿Había un temblor en su voz, miedo o enojo?

—¿Qué te da derecho… —continuó ella cuando no contesté—… a agarrarme


en la calle y encadenarme en tu sucio sótano?

¿Sucio? Nada en mi casa estaba sucio. Y la saqué del parque para ser precisos.
¿Qué me dio derecho? Podía. Eso era suficiente. Nada de eso realmente
importaba. Ella necesitaba entender la gravedad de la situación. Cuanto más
rápido se diera cuenta de lo que estaba sucediendo, más rápido obtendría mi
información y podríamos ir por caminos separados.

—¿Sabes lo que es esto? —pregunté.

Por supuesto, no lo sabía, pero claro, ¿por qué habría de saberlo? Pocas
personas fuera de las casas poderosas estaban familiarizadas con el Claw, y pocas
dentro de una podían dibujarlo correctamente. Parecía estudiar cuidadosamente
el elaborado círculo en el que se encontraba en el centro. ¿Fue eso un
reconocimiento? Seguramente no.

—Acubens Exemplar requiere de un telépata. Eres telequinético.


¿Cómo diablos sabía eso? Daba igual. Suficiente juego previo, era hora de
ponerse a trabajar. Introduje un poco más de magia en el círculo para llamar su
atención e ir al grano.

—Quiero saber todo lo que tienes sobre Adam Pierce. Su ubicación, sus planes,
los planes de su familia para él. Todo. —Hora de cantar, pajarito.

Ella cruzó sus brazos sin cadenas sobre su pecho.

—No. En primer lugar, me han contratado para encontrar a Adam Pierce, y mi


cliente tiene una cláusula de confidencialidad. En segundo lugar, me has atacado
y luego me has dejado pegada al suelo. —Ella sacudió las piernas como para
enfatizar el hecho de que había esposado sus tobillos a las restricciones instaladas
permanentemente en el suelo. Lo cual era por su propia seguridad. Si corres

143
dentro de un círculo activo, duele. Si fluía suficiente energía a través de ti, te
noquearía, y esperar hasta que se despertara de nuevo llevaría demasiado
tiempo.

Ella me fulminó con la mirada. Bueno, tenía agallas y por mucho que admirara
su coraje, eso no significaba que íbamos a hacer esto de una manera agradable y
fácil. Lástima.

—No quiero hacerte daño —le expliqué—. Quiero la información. Obligarte


no me va a dar placer.

No lo hacía. No me gustaba la tortura. Realmente no me había gustado nada


cuando me lo hicieron. Y, sin embargo, aquí estábamos, ella encadenada al suelo
y yo tratando de convencerla de que hablara, para que no forzara mi mano.

—Si no te gusta obligarme, deja que me vaya.

No, no lo creo. Me tomé muchas molestias para localizarla y ella era mi único
vínculo con Adam. Ella sabía quién era yo, estaba encadenada a mi suelo y sabía
lo que hacía el hechizo, pero no estaba ni histérica ni llorando. No me rogó para
que la soltara. Había calculado mal. No era una amateur. Era una profesional, y
la mayoría de los profesionales eran pragmáticos.

—Dime lo que quiero saber, y podrás marcharte de aquí. —Bueno, lo más


probable es que la drogase, le vendase los ojos y la dejase en algún lugar seguro,
pero eso no sonaba tan bien.
—No. Sería poco ético y poco profesional.

Qué mala suerte, un contratista íntegro.

Ella se movió hacia adelante y me lanzó una mirada desafiante.

—Bien, tipo duro. Veamos lo que tienes.

La rutina de tipo duro. Que así fuera. Alimenté el círculo con un poco más de
magia. Aceleremos el paso y veamos si puedes seguir el ritmo. Le di a su mente un
suave apretón, no demasiado fuerte, más como una advertencia.

Ella me lo devolvió.

Bueno, alguien tiene un poco de poder. No la ayudará, no será suficiente.

144
—Adam Pierce —le dije.

Era como hacer un puño con tu magia. Cada vez que decía el nombre, la
agarraba un poco más fuerte. Tensión y liberación. El objetivo no era aplastar su
mente, eso la haría inútil, era más seguro desgastarla, agotarla mental y
físicamente. Ella se rompería. Todos lo hacían eventualmente.

Mi magia se encontró con la dura pared de su voluntad. Ella me devolvió la


mirada. —Vete a la mierda y muérete.

Supongo que lo íbamos a hacer de la manera difícil, después de todo.

En definitiva, estaba demorándose en exceso. Me estaba cansando. El sótano


estaba caliente como el infierno y aunque había sudado copiosamente, la Sra.
Baylor no mostraba otros signos de rendición. ¿Cómo estaba haciendo esto?
Tenía que estar agotada. Había roto a Significantes en menos tiempo.

—Eres rico, ¿verdad? —Parecía agotada. Al menos no era solo yo.

—Sí. —Traté de mantener mi voz tan normal como pude. No le hagas saber
que estás casi agotado.
—¿No podrías haber puesto aire acondicionado en esta habitación?

—No esperaba tener que sentarme aquí durante horas. Pero si tienes
demasiado calor, no dudes en quitarte el sujetador. —¿Lo haría? ¿Sobornarme o
distraerme con las gemelas? No, me mostró el dedo en su lugar. Ay.

—¿Qué eres? —¿Había secuestrado a un Significante extremadamente bien


entrenado? O era una no entrenada pero poderosa… no. Había demasiados
beneficios por ser un Prime. Ella habría usado su magia y se habría puesto en
evidencia. Si fuera una Prime, no estaría hipotecando su negocio con Augustine.

—Soy la mujer que has dejado pegada en tu sótano. Soy tu prisionera. Tu… —
Ella me miró—. Tu víctima. Sí, esa es la palabra correcta. Toda esa educación.
¿Cómo es que nunca nadie te ha explicado que no se puede simplemente

145
secuestrar a alguien solo porque lo desees?

Ella había malinterpretado la pregunta, pero era una respuesta válida. Yo


había podido, y lo hice, porque nadie le había enseñado a no dejarse secuestrar.

—Tuviste un segundo completo para dispararme. —Aunque había vacilado y


ahora la tenía. Ahí.

—No me decido a disparar a extraños a menos que mi vida esté claramente en


peligro. Por lo que sabía, podrías haber sido un policía asignado al caso de Pierce.
Si disparo, tengo que estar preparada para la posibilidad de matar a mi objetivo.
Además, disparar un arma de fuego contra una multitud es irresponsable.

Al fin. Adam Pierce aparecía, pero todavía no estábamos hablando de él.

—Un .22 rebotará por todo el objetivo. ¿Por qué incluso llevarlo? —Algún día
podría dispararle a alguien y molestarlo seriamente.

Ella se echó hacia atrás y escuché crujir su espalda. No me sorprendió. Se


sentía como si hubiéramos estado en esto durante horas y era agradable tomar
un pequeño descanso.

—Porque no dispararé a menos que lo haga para matar. Una de gran calibre
hará un agujero a través del objetivo y saldrá por el lado opuesto, posiblemente
rebotando en personas inocentes. Un .22 entrará en el cuerpo y rebotará en su
interior, convirtiéndolo en una hamburguesa. Los disparos de pequeño calibre
en el pecho y el cráneo son casi siempre fatales. Si hubiera sabido que ibas a tirar
de una bonita cinta de la manga como un mago de tres al cuarto, atarme con ella,
además de gozar torturándome mentalmente en tu sótano, te habría disparado.
Muchas veces.

¿Así lo recordaba ella? Tal vez había dañado su mente.

—¿Mago de tres al cuarto? —¿Terca o estúpida?

—Hombres, como os gusta ser halagados

Vale, tal vez fueron ambas cosas. No más charlas. Ya era hora de terminar con
esto. Vale, princesa, las vacaciones han terminado y realmente no te va a gustar esto en
el próximo momento. La aplasté como si fuera un tornillo de banco, convocando
mis reservas.

146
—He roto a magos importantes en esta trampa. —Ella no sería diferente—. Te
voy a romper.

—Lo intentarás,

Todavía estaba peleando. Maldición. Ya debería haberse resquebrajado.

Flexioné y vertí toda mi voluntad y magia restantes en el círculo. No más


apretones, ahora estaba golpeando, como se golpea un saco de boxeo. Estaba
poniendo todo en cada golpe, imaginando que se rompía y toda su resistencia se
derramaba como arena. Me estaba quedando sin energía. No podía mantener
esto por mucho tiempo, pero ella tampoco.

—Date por vencida —mascullé entre dientes.

Su voz temblaba por la tensión.

—Tú, primero.

Maldita sea.

Había desaparecido cualquier sutileza, cualquier arte. Todo fue rabia y


voluntad.

Golpe duro, Adam Pierce.

Exhalar.
Golpe duro, Adam Pierce.

Mis brazos se volvieron tan pesados que apenas podía sostenerlos. Mi cabeza
estaba empezando a caer. Pero ella también estaba herida. Podía sentir sus
defensas desmoronándose. Las paredes se estaban derrumbando.

Casi allí. Estaba tan cerca que podía oler la sangre. Nunca me había tomado
tanto tiempo. Mi nariz sangraba.

—Ríndete.

—Tú, primero —graznó ella.

Dime lo que estás escondiendo.

147
Dímelo.

Dímelo…

Sus defensas se quebraron. ¡Sí! Sí, ahí estaba.

—Cuando tenía quince años, encontré la carta de nuestro médico con el


diagnóstico de mi padre. Me atrapó y me hizo prometer que no se lo contaría a
nadie. Mantuve su secreto durante un año. Soy la razón de que mi padre muriera
cuando lo hizo. Si se lo hubiera dicho a mamá, podríamos haber comenzado el
tratamiento un año antes. Soy responsable. No se lo dije. No se lo dije a nadie
hasta hoy, porque soy una cobarde.

La magia estalló y de repente el círculo se bañó en luz brillante. Entonces


murió, gastado y roto.

Mierda.

Me había superado. En lugar de Adam Pierce, ella me contó un secreto, algo


tan personal que lo había escondido de todos durante años. Lo sacrificó al círculo
y ahora se había ido.

Nevada Baylor se desplomó en el suelo.

¿La rompí? Parecía muerta. Mierda. Realmente fastidié esto.


Me puse de pie. Me dolía todo el cuerpo como si hubiera pasado por un
molinillo. Me arrastré hacia ella a través de las líneas inertes del círculo. No se
movió.

Maldición. "No te mueras, pequeña imbécil".

—Que te jodan también —murmuró ella.

Con vida.

El alivio me recorrió. Había una diferencia entre una muerte en combate y un


asesinato, y no deseaba agregar asesinato a mi currículum.

El sudor la empapaba. La habitación estaba tan caliente como el infierno. Tenía


que estar deshidratada. Conseguí mi vieja cantimplora, le levanté la cabeza e

148
intenté meter el contenido en su boca. Incluso agotada se me resistió. Dioses,
nunca renunciaba, nunca se rindía. Apretó los dientes con fuerza. No cedía,
incluso ahora.

—Es agua, terca idiota —gruñí. ¿Por qué tuvo que hacerlo todo tan difícil?

Forcé su boca para abrirla y le eché un poco de agua, no demasiada o se


ahogaría. Se despejó un poco y luego volvió a apagarse. No había necesidad de
sedarla después de todo. Estaba agotada, pero viviría.

Buen espectáculo, mayor. Simplemente pondremos eso en la columna de la


victoria a través de nuestras bajas, que incluyen el secuestro de una mujer al azar
en un parque público a plena luz del día y frente a varios testigos, llevarla a
nuestra casa, encerrarla en nuestro calabozo y luego forzar a la luz su vergüenza
más profunda y secreta. Una que no tenía absolutamente nada que ver con Pierce
y que no te ayudó en absoluto. Bueno, la noche es joven, quizás después de haber
acompañado a la joven a casa, podrías encontrar un buen orfanato y nivelarlo
dramáticamente. Tal vez puedas leer los restos como si fueran hojas de té y buscar
algunas pistas sobre el paradero de Adam.

Miré a la mujer en mis brazos, "¿Qué voy a hacer contigo, Sra. Baylor? Tal vez
deberíamos atribuirlo a la peor primera cita y llevarte a casa. ¿Te suena bien?

Ella no protestó.

La saqué de allí y llamé a un médico.


Media hora más tarde, después de un diagnóstico de agotamiento con
prescripción de líquidos y reposo, la llevé de regreso a su casa. Ella yacía
desplomada en su asiento. Nos las arreglamos para volver a vestirla. Es
sorprendentemente difícil ponerle la ropa a una persona inconsciente. Es cierto
que el resultado no fue excelente, pero fue mejor que dejarla en topless y
desmayada. La llevé a la puerta, la bajé al suelo, toqué el timbre y fui a mi coche.

Nevada Baylor, al menos un Significativo que no estaba registrado, que vivía


en un almacén y que era mi mejor pista para Adam Pierce. Le daría descanso esta
noche. Pero mañana teníamos cosas que discutir.

149
150
El vuelo de Houston al aeropuerto ejecutivo de Austin fue corto, menos de
media hora en el aire. Tomaría más tiempo llegar desde el aeropuerto hasta el
complejo de Adé-Afẹ́fẹ́ en Costa Bella. La mayoría de los días hubiera preferido
simplemente conducir, pero necesitaba volver a tiempo para la gran cita de
Nevada con Garen Shaffer. No sé por qué tenía que conocerlo. Podría decirle
cómo iría, cuál sería su discurso.

"Oh, Nevada, tu eres tan bonita, y yo soy tan guapo y rico, ¿mencioné que era rico?,
seguramente todavía no lo eres, pero tengo suficiente para los dos. Criemos y hagamos
una poderosa y bonita progenie. Ven conmigo Nevada, cásate conmigo y vive una vida
segura, cómoda y perfectamente aburrida."

Lo que no prometía, sobre lo que no podía mentir, no especialmente a ella, era


amor. No, lo que Garen realmente estaba ofreciendo era un acuerdo de negocios.
Más fusión que matrimonio. Uno que, por mucho que odiara admitirlo, tenía
sentido. Nevada era una Prime Buscadora de la Verdad, más fuerte que Garen o
cualquier miembro de su familia. Lo que él ofrecía era la protección y la
seguridad financiera que venía de ser parte de una casa establecida y respetada.
Lo que ofrecía valía millones, lo que pedía a cambio no tenía precio. Al buscador
de la verdad más poderoso de su generación, el legendario hijo perdido de la casa
Tremaine. O más específicamente, su ADN. Los niños potenciales que su unión
produciría.

No sería así como lo expresaría, por supuesto. Usaría términos como sociedad,
familia y potencial. Tal vez incluso lo diría en serio, pero Shaffer y yo sabíamos
que lo que quería, ante todo, era lo que la riqueza y la reputación de su familia
no podían comprar: una descendencia Prime garantizada. Su talento era raro, y

151
a menos que la Casa Shaffer quisiera comenzar a casarse con primos lejanos,
Garen tenía que encontrar una familia igualmente poderosa o enfrentar la
posibilidad muy real de que el poder de la Casa disminuyera con cada nueva
generación.

Por supuesto, no le dije nada de esto. ¿Por qué habría de hacerlo? Ella sabía
cómo me sentía al respecto, pero la decisión tenía que ser suya. Lo que yo quería,
tal vez lo que ella quería, no importaba. Al final, la mujer que amaba, que creía
que me amaba, haría lo mejor para su familia y para la futura Casa Baylor. Y no
podía hacer nada al respecto.

No, era mejor enfocarme en lo que venía a hacer aquí. En el trayecto desde el
aeropuerto hasta la mansión Adé-Afẹ́fẹ́, pensé en cómo acercarme mejor al clan
meteorológico. Muy respetados, con una reputación de neutralidad y trato justo,
el Clan Adé-Afẹ́fẹ́ rara vez, o nunca, se involucraba en la política de los Primes.
Habían venido al condado de Travis décadas atrás, durante la peor sequía de la
que se tiene memoria. El lago Travis cayó por debajo de los quinientos pies, más
bajo que nunca en la historia registrada. Los cultivos se secaron, los incendios se
desataron, Spicewood se quemó. Finalmente, el ayuntamiento de Austin envió
un grito de auxilio a cualquiera, ya fuera científico o hechicero, que pudiera
romper la sequía. Semana a semana, el lago se hizo más pequeño y la recompensa
se hizo más grande y aun así no era reclamada. Las temperaturas y los ánimos
ardieron. Finalmente, cuando parecía que nunca volvería a llover, los Adé-Afẹ́fẹ́,
“Coronados por el viento” en su lengua nativa Yorùbá, aparecieron, y con ellos
vinieron las nubes de tormenta. Antes de la tormenta, algunos se reían, otros se
burlaban, pero mientras la tempestad rugía, los adultos bailaban bajo la lluvia
como niños pequeños. Los magos del clima fueron aclamados como salvadores
y recompensados con diez acres en el lago que habían rescatado. A medida que
la zona había prosperado, también lo había hecho la Casa Adé-Afẹ́fẹ́. Al final de
un camino privado y detrás de una enorme puerta se alzaba la mansión de piedra
caliza blanca pura de casi catorce mil pies cuadrados que el Clan llamó "Ilé
Mọ̀lẹ́bí".

Cuando subía los escalones, la pesada puerta ornamentada se abrió. Táyọ̀ Adé-
Afẹ́fẹ́ salió y me dio un abrazo de oso. Cosa que estaba muy lejos de la primera
vez que conocí al hijo menor de la Casa Adé-Afẹ́fẹ́. Cuando entré por primera
vez en la clase de sexto grado, él había vaciado un bote de basura sobre mi cabeza.

152
Táyọ̀ sonrió.

—Connor. Mamá dijo que vendrías a hablar con papá. El gran héroe de guerra
y recluso trágico adorna nuestra humilde morada. Debe de ser importante si has
roto tu exilio autoimpuesto.

—¿Todavía eres el rey de los insultos de la escuela secundaria, Táyọ̀?

—Difícilmente, y es Dr. Afefe para ti, recluta Rogan.

—Soy Mayor, y ¿desde cuándo distribuyen doctorados para comediantes de


tres al cuarto?

—De Ciencias climáticas, en realidad, y todos estábamos orgullosos de tu


servicio, Connor. Ah, yo también te he extrañado. ¿Cómo están las cosas en
Houston?

—No muy bien —dije—, esperaba poder hablar con tu padre para que me
prestara a Ọmọ́tọ́lá por un tiempo.

—¿Tọ́lá? —Parecía sorprendido—. ¿Qué quieres con mi bella prima? Porque


si la pones en peligro, te romperé todos los huesos de tu cuerpo. Y no estoy
bromeando esta vez. Será como en la escuela media de nuevo. Tendrás que volver
a la jungla de Ondo para esconderte de mí.

Antes de que pudiera responder, una voz profunda resonó en la casa.


—Arákùnrin, si has terminado con tu insensatez, lleva a nuestro invitado al
estudio.

Táyọ̀ elaboró una mirada de horror simulada y fingió encogerse.

—Sí, padre. —Se volvió hacia mí y susurró al momento—: Es hora de irse.

Seguí a mi amigo a través del vestíbulo y por un pasillo a nuestra izquierda


hasta un conjunto de puertas dobles de vidrio. Táyọ̀ se detuvo ante las puertas,
llamó dos veces y esperó.

Un momento después, la misma voz sonora ordenó:

—Entra.

153
Táyọ̀ abrió la puerta y se giró hacia mí, murmurando “Buena suerte” y me hizo
pasar. Una vez que entré, cerró la puerta detrás de mí y se quedó afuera.

Adépérò Adé-Afẹ́fẹ́ estaba de pie contra la pared más alejada de la habitación,


frente a una enorme chimenea de mármol. Sobre ella había un blasón3: un escudo
negro entre dos corceles blancos con un águila roja en la parte superior. El suelo,
las paredes y los estantes de libros, incluso el techo, parecían ser de la misma
madera caoba. Sillas de cuero mullidas y un sofá a juego estaban sobre una
alfombra persa exquisita. Un auténtico y genuino estudio inglés antiguo. Tal vez
después de que discutiéramos mi situación, podríamos tomar brandy y cigarros
mientras debatíamos el estado actual del imperio británico.

—La Casa Rogan nos honra con esta visita —entonó formalmente—. ¿Cómo
podemos ayudarte, Connor?

Adépérò se veía casi exactamente igual que la primera vez que lo conocí,
cuando mi padre me trajo aquí por negocios familiares, hace casi veinte años:
afeitado, magro, con la calva rasurada y la piel oscura estirada sobre los pómulos
prominentes. La misma mirada pensativa, penetrante y, a diferencia de su hijo,
estoica. Sabía que tenía cincuenta y ocho años, pero podría haber pasado por un
atlético hombre en sus cuarenta y tantos. Cuando me estrechó la mano, el agarre
fue firme y los músculos de su brazo rodaron debajo de la sencilla y holgada
camisa blanca. Según Táyọ̀, su padre era un practicante de toda la vida tanto de

3 Escudo de armas
Dambe como de Lutte, el boxeo y la lucha tradicionales de África Occidental. Me
pregunté por un momento si podría vencerlo. Sí, claro que podría. Pero
probablemente golpear a un anciano en su casa no era la mejor manera de obtener
un favor de él. Sería mejor halagarlo.

—Señor Adé-Afẹ́fẹ́, tiene buen aspecto.

—Gracias, Connor, como tú. Ahora, otra vez, ¿qué podemos hacer por la Casa
Rogan?

Directo a los negocios entonces.

—Vine a pedirle un favor. Alexander Sturm está planeando desencadenar una


tormenta en Houston y me gustaría la ayuda de su familia para impedirlo. En
concreto, Omotola Ogidan. Por supuesto, pagaría por sus servicios y le

154
garantizaría un retorno seguro.

Adépérò frunció el ceño.

—¿Por qué Sturm haría esto? ¿Qué podría esperar ganar?

—Es un asunto privado entre nuestras casas.

—Sí, conocemos bien la historia de vuestras casas, Connor. Sabemos cómo


lucharon vuestros padres. La destrucción, la pérdida de vidas por ambos lados.
Y aquí estáis los dos, años más tarde y no habéis aprendido nada. ¿Qué logran
estas pequeñas guerras privadas vuestras? ¿Por qué crees que mi casa te
ayudaría?

—Porque si no lo hace, va a provocar un tornado tan grande que la cifra de


muertos en Houston y las áreas circundantes será catastrófica. Él cree que tengo
algo que no poseo, y está amenazando con nivelar la ciudad y culparme por ello.

—Perdona, Connor, pero eso no tiene sentido, no puedo creer que cualquier
Casa, incluso la Casa Sturm, destruya una ciudad por venganza. El Consejo lo
cazaría como a un perro. Sería un fugitivo, todas las manos se volverían contra
él. Además, lo que estás describiendo requiere una tremenda cantidad de tiempo
y poder. Nosotros no creamos, Connor, persuadimos, dirigimos o desviamos. El
clima no es un entorno aislado. Cuando uno llama a la lluvia en un lugar, en
algún otro lugar habrá una sequía. Cuando su padre atacó al tuyo, usó un núcleo
de tormenta existente. Le dio un empujoncito y luego guió el tornado resultante.
No hay condiciones propicias para la creación de tornados en este momento, lo
que significa que Sturm tendría que fabricarlo de la nada, literalmente,
arriesgándose a consecuencias que nadie puede predecir. Nosotros, que
regulamos el clima, no hacemos esto. Es impensable. ¿Tienes alguna prueba de
esto?

—Ninguna —admití—. Él ha amenazado con hacerlo y mi instinto me dice que


lo hará.

—¿Tu instinto?

Estaba perdiendo esta batalla.

—¿Se podría hacer? ¿Usted lo podría hacer?

155
La ira brilló en sus ojos.

—Yo podría. Pero nunca lo haría. Vinimos aquí, extraños en esta tierra extraña,
sin nada, excepto nuestro poder y nuestro orgullo. Nos recibieron y hemos
prosperado… —Hizo un gesto con la mano para indicar su hermoso hogar—…
porque ayudamos a las personas. No hacemos mal uso ni abusamos de nuestro
don. Hacemos negocios con las otras Casas, como hicimos con tu padre, pero
nunca nos involucramos en la política de las casas ni en conspiraciones. Por esto
estamos solos. Esta pelea entre tú y Sturm es, como has dicho, un asunto privado.
Si hacemos esto por ti, intervendremos directamente en tu nombre, y ya no nos
veremos cómo neutrales. Nos verán, y con razón, como tus aliados, y tus
enemigos serán los nuestros. Esto no lo haré.

—Ya veo. Gracias por tu tiempo.

—Joven, no me dejaste terminar. Porque conocí a tu padre y porque mi hijo


habla muy bien de ti, consideraremos seriamente lo que has dicho. Haremos
consultas y, si es necesario, enviaremos a alguien para que investigue tus
afirmaciones. Si encontramos que lo que dices es verdad, enviaremos a alguien
para que te ayude. No porque nos sintamos obligados a interceder por ti, sino
porque lo que describes es una abominación. Si uno de los nuestros elige jugar a
ser dios, haremos todo lo posible para evitar que la ciudad y su gente sufran
daños. Ahora, ¿nos acompañarás a cenar, Connor?
Supongo que eso era todo entonces. No era tanto como esperaba, pero era
mejor que nada.

—Gracias, pero no puedo, me temo que tengo un compromiso muy


importante esta noche en Houston y no puedo llegar tarde.

—¿Condujiste o volaste?

—Volé.

—Toma un coche —sugirió.

—¿Por qué?

—Porque se está acumulando una tormenta de granizo entre Austin y

156
Houston, y te llevará demasiado tiempo rodearla.

Miré por la ventana, al día bañado por el sol.

Adépérò sonrió.

—Olvidé mencionarlo antes. La razón por la que mi esposa no está aquí hoy
es porque está en un Festival de Arte Estudiantil al aire libre en Zilker Park.
Nuestra nieta mayor hace una presentación. Sería una pena que se arruinara.
El DABWAHA (= Dear Author of Bitchery Writing Award for Hella Authors4) es un
torneo de libros románticos donde se presenta una competencia de 64 libros y los lectores

157
votan hasta que queda un libro, un campeón. El torneo está organizado por
smartbitchestrashybooks.com y dearauthor.com

Vs

Dina: Bienvenidos al debate Dabwaha. Estamos aquí, en la Posada Gertrude


Hunt, para ayudarlos a tomar una decisión entre dos libros, Magic Breaks y Burn
For Me. Una de estas novelas se llevará a casa el título de Campeón Dabwaha. A
nuestra derecha, tenemos a Kate Daniels y Curran Lennart, que abogarán por
Magic Breaks. A nuestra izquierda tenemos a Nevada Baylor y Connor Rogan,
para Burn For Me.

4 Estimado Autor del Premio de Escritura Perversa para Super Autores


Vamos a empezar con Kate y Curran. ¿Por qué creen que su libro debería ganar
Dabwaha?

Curran: Somos una serie más consolidada.

Kate: Sí. Estuvimos aquí primero.

Curran: Además, somos una verdadera pareja.

Dina: ¿Replica?

Rogan: ¿Estáis casados?

Kate: Estamos comprometidos.

Nevada: Pero os vais a casar en este próximo libro, ¿verdad?

158
Kate: No exactamente.

Rogan: Así que habéis estado comprometidos durante dos libros ahora. Vivís
juntos. Claramente tenéis un hijo adoptado. Sin embargo, estáis solteros.

Curran: ¿Cuál es tu punto?

Rogan: ¿Es eso algo común en el futuro?

Nevada: Tal vez sea como la magia. Tal vez a veces estás casado y otras veces,
cuando es conveniente, ¿no estás casado?

Dina: Ahora debo reiterar que no se tolerará ninguna violencia. Por favor,
continuad.

Curran: ¿Por qué el matrimonio tan siquiera es un problema?

Rogan: Está claro que el héroe y la heroína de los libros deberían predicar con
el ejemplo. No os reunisteis hasta el cuarto libro, ahora estáis en el libro ocho y
aún no habéis concretado vuestro compromiso. Estamos cuestionando vuestra
integridad moral.

Curran: No estáis casados. Ni siquiera estáis juntos. Acabáis de empezar a


notar esa lujuria por el otro ahora.

Kate: Sí, solo estáis "forzados a estar juntos" por "las circunstancias", para que
así podáis hacerlo en público. Tu integridad moral parece ser situacional.
Además, la última vez que lo comprobé, el exhibicionismo no es exactamente un
comportamiento que las personas deberían imitar.

Nevada: Fue una vez. Tu cambiaformas irrumpió en tu apartamento. Y


físicamente peleáis a lo largo de la serie.

Kate: Tu multimillonario te secuestró y te encadenó al suelo. Si necesitas


algunos consejos de autodefensa, estaré encantada de enseñarte después del
debate.

Nevada: Viniendo de una mujer que por su propia admisión no puede golpear
un granero con una bala, eso no es un gran insulto. Te puedo ayudar con eso.

Kate: Puedo golpear un granero con una bala.

159
Nevada: ¿Cómo?

Kate: Solo tendré que tirarlo.

Rogan: Solo te quedan dos libros.

Curran: No, a ti solo te quedan dos libros. Nosotros tenemos tres.

Nevada: Estamos bajo contrato para dos libros más y, a diferencia de vosotros
dos, no vamos a alargarnos y jugar con las emociones de la gente.

Kate: Eso es probablemente porque vosotros dos tenéis la profundidad


emocional de un tater tot5.

Rogan: Estás al final del camino. Nosotros somos más recientes, más geniales
y tenemos el beneficio de un mundo creado que no provoca dolores de cabeza.

Kate: Ajá. Así que eres como nosotros, pero a nivel inferior.

Nevada: No, somos más jóvenes, más dinámicos y tenemos el beneficio de los
muchos años de experiencia que nuestros autores acumularon mientras
trabajaban en vuestros libros.

Rogan: Enfrentadlo, fuisteis un ensayo.

5Los Tater Tots consisten en una fritura de patata rallada, crujientes por fuera y cremosos por
dentro, de forma cilíndrica y de pequeño tamaño.
Curran: Tenemos a los fans. Vosotros solo os estáis aprovechando de nuestro
éxito.

Kate: En dos palabras: serie secundaria.

Nevada: Somos financieramente estables. Primero, tengo una agencia de


detectives que realmente hace dinero. Rogan tiene una empresa que…

Kate: ¿Hace algo no especificado que también produce dinero? Ni siquiera


sabes lo que hace para ganarse la vida.

Nevada: Al menos, él no se convierte en un león por la noche.

Kate: Al menos, él no intenta comprarme.

160
Rogan: Primero, no intenté comprarla. Segundo, es probable que sea porque él
no tiene dinero para comprarte.

Curran: No tengo que comprarla. Ella me ama. ¿Alguna vez Nevada dijo "te
amo"?

Rogan: A diferencia de ti, no necesito tener la confirmación.

Curran: Es una pregunta de sí o no, rico niño mimado.

Rogan: Lo siento, ¿alguna vez tuviste un trabajo? ¿Cualquier trabajo? Pareces


un tipo fuerte y grande. ¿Servicio militar, tal vez?

Curran: Serví a mi gente durante diecisiete años. Tú, con todo tu dinero, ni
siquiera puedes comprar una camisa para no tener que estar desnudo en la
portada de tu libro. La gente está pegando ahora cosas en ella para cubrirte. Eres
una vergüenza.

Nevada: Sí, tú eras el rey, un mujeriego al que atendían todas sus necesidades
para que de vez en cuando pudiera rugir. Algunos de nosotros trabajamos para
vivir.

Kate: ¿De verdad? ¿Cuántos años tienes? ¿Veinticuatro más o menos? ¿Todavía
vives con tu madre?

Curran: Oh, chúpate esa.


Nevada: Vivo con mi madre porque ella me necesita. A diferencia de ti, en
realidad tengo una buena relación con mi progenitor vivo.

Kate: Eso fue un golpe bajo. No esperaba nada mejor de ti.

Curran: Es una buena pregunta. ¿Cómo va a funcionar este romance,


exactamente? ¿Rogan tendrá que despejar a todos tus parientes como un corredor
en un campo de fútbol y luego, cuando llegue a tu desván, todos podrán escuchar
el touchdown y gritar cuando aterrice allí?

Dina: Sr. Rogan, por favor, baje el refrigerador. Sr. Lennart, sus garras y dientes
no son necesarios. Creo que hemos terminado aquí. Cada uno de ustedes, últimas
palabras.

Curran: Vota por nosotros. Estuvimos aquí primero. Te hemos entretenido

161
durante años. Tenemos una historia juntos.

Nevada: Lo que está en el pasado está en el pasado. Vota por nosotros. Somos
lo más novedoso y te entretendremos en los próximos años.

Kate: ¡Solo hay un Señor de las Bestias!

Rogan: Sí, y su nombre es Jim Shrapshire. Vota por nosotros. No somos


Dorothy y el León Cobarde.

Dina: Eso es todo. Sentimos mucho cortar este debate. Por favor, no se
preocupen por sus héroes y heroínas, la Posada los está restringiendo muy
suavemente y no serán dañados. Esperamos que hayan disfrutado este debate.
Como siempre, Gertrude Hunt les da la bienvenida en cualquier momento.
Autores

Ilona Andrews es el nombre usado por la misma

162
Ilona Andrews y su marido Gordon Andrews para
la publicación de sus novelas de fantasía urbana.

Autores de dos grandes series, la de Kate


Daniels y The Edge, sus novelas se sitúan en un
entorno contemporáneo con grandes dosis de
fantasía y fenómenos paranormales.

Ilona nació en Rusia y llegó a Estados Unidos siendo una


adolescente. Asistió a la Universidad de Western California, dónde se especializó
en bioquímica y conoció a su esposo Gordon, quién la ayudó a escribir y enviar
su primera novela, La magia muerde. Su secuela, La magia quema, alcanzó el
puesto nº 32 en el New York Times en la lista de los más vendidos en abril de
2008.

Ilona y Gordon en la actualidad viven en Texas


Próximo

En un mundo donde la magia es la clave del

163
poder y la riqueza, Catalina Baylor es una Prime, el
rango más alto de usuarios de magia y la Jefa de su
Casa. Catalina siempre ha tenido miedo de usar sus
poderes únicos, pero cuando la madre y la hermana
de su amiga son asesinadas, Catalina arriesga su
reputación y seguridad para desentrañar el
misterio.

Pero detrás de la escena están actuando


poderosas fuerzas, y una de ellas es Alessandro
Sagredo, el Prime italiano que una vez fue el
enamoramiento adolescente de Catalina. Peligrosos
e impredecibles, los verdaderos motivos de Alessandro no están claros, pero se
siente atraído por Catalina como una polilla hacia una llama.

Para ayudar a su amiga, Catalina debe poner a prueba los límites de sus
poderes extraordinarios, pero hacerlo puede costarle tanto su Casa como su
corazón.
Serie

164
1.- Burn for Me (2014)

2.- White Hot (2017)

3.- Wildfire (2017)

3.5.- Diamond Fire (2018)

4.- Sapphire Flames (2019)

También podría gustarte