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Sínodo Resumen

hacer sinodalidad

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juan Jimenez
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XVI. ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA DEL SINODO DE LOS OBISPOS.

DOCUMENTO FINAL

HACIA UNA IGLESIA SINODAL EN MISION.

SINODO. - Un sínodo es una asamblea o encuentro religioso en el que obispos y el Santo


Padre se reúnen para intercambiar información y experiencias. El objetivo es buscar
soluciones pastorales que sean válidas y aplicables en todo el mundo.

Sinodalidad significa caminar juntos como Pueblo de Dios. Indica una manera de escuchar
a cada persona individualmente como miembro de la Iglesia para entender cómo Dios
podría estar hablándonos a todos nosotros.

SINODO 2021-2023 HACIA UNA IGLESIA SINODAL

El Sínodo sobre la Sinodalidad es un proceso de escucha y diálogo que comenzó en 2021


con una consulta mundial.

Finalmente, la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos se celebrará en
dos sesiones: la primera del 4 al 29 de octubre de 2023, y la segunda en octubre de 2024.
XVI. ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA DEL SINODO DE LOS OBISPOS.

DOCUMENTO FINAL

HACIA UNA IGLESIA SINODAL EN MISION.

El Documento Final consta de cinco partes (11).

 Primera parte. Corazón de la sinodalidad. Llamados por el espíritu santo a la


conversión.
 Segunda parte. En el barco juntos. La conversión de las relaciones.
 Tercera parte. Echad la red. Conversión de procesos
 Cuarta parte. Una pesca abundante. La conversión de los vínculos
 Quinta parte. Yo también os envió. Formar un pueblo de discípulos misionero.

PARTE I. EL CORAZÓN DE LA SINODALIDAD

LLAMADOS POR EL ESPIRITU SANTO A LA CONVERSION

tiene cinco apartados: Llamados por el Espíritu Santo a la conversión; Las raíces
sacramentales del Pueblo de Dios; Significado y dimensiones de la sinodalidad;
Espiritualidad sinodal y La sinodalidad como profecía social.

La primera parte del Documento (13-48) se abre con reflexiones compartidas sobre la
"Iglesia Pueblo de Dios, sacramento de unidad" (15-20) y sobre las "raíces sacramentales
del Pueblo de Dios" (21-27).
Es un hecho que, precisamente "gracias a la experiencia de los últimos años", el
significado de los términos "sinodalidad" y "sinodal" "se ha comprendido mejor y se ha
vivido cada vez más" (28). Y "se han asociado cada vez más al deseo de una Iglesia más
cercana a las personas y más relacional, que sea la casa y la familia de Dios" (28).
"En términos simples y sintéticos, se puede decir que la sinodalidad es un camino de
renovación espiritual y de reforma estructural para hacer la Iglesia más participativa y
misionera, es decir, para hacerla más capaz de caminar con cada hombre y mujer
irradiando la luz de Cristo" (28). Conscientes de que la unidad de la Iglesia no es la
uniformidad, "la valoración de los contextos, las culturas y las diversidades, y de las
relaciones entre ellas, es una clave para crecer como Iglesia sinodal misionera" (40). Con el
relanzamiento de las relaciones también con otras tradiciones religiosas en particular
"para construir un mundo mejor" y en paz (41).

PARTE II. EN EL BARCO JUNTOS

LA CONVERSIÓN DE LAS RELACIONES

"Para ser una Iglesia sinodal, por tanto, es necesaria una verdadera conversión relacional.
Debemos aprender de nuevo del Evangelio que el cuidado de las relaciones y de los
vínculos no es una estrategia o una herramienta para una mayor eficacia organizativa, sino
que es el modo en que Dios Padre se ha revelado en Jesús y en el Espíritu" (50).

Son precisamente "las recurrentes expresiones de dolor y sufrimiento por parte de


mujeres de todas las regiones y continentes, tanto laicas como consagradas, durante el
proceso sinodal, las que revelan cuán a menudo fallamos en hacer esto" (52).

En particular, "la llamada a la renovación de las relaciones en el Señor Jesús resuena en la


pluralidad de contextos" ligados al "pluralismo de las culturas" con, a veces, también "los
signos de lógicas relacionales distorsionadas, a veces opuestas a las del Evangelio" (53).

La acometida es directa: "Los males que afligen a nuestro mundo encuentran sus raíces en
esta dinámica" (54), pero "la cerrazón más radical y dramática es la que se dirige a la
propia vida humana, que lleva al rechazo de los niños, desde el seno materno, y de los
ancianos" (54).

PARTE III. ECHAR LA RED

LA CONVERSIÓN DE LOS PROCESOS

tiene dos apartados: Conversión de procesos y La articulación de los procesos de toma de


decisiones.

En la tercera parte del Documento (79-108), se subraya enseguida que "en la oración y el
diálogo fraterno, hemos reconocido que el discernimiento eclesial, el cuidado de los
procesos de toma de decisiones y el compromiso de rendir cuentas y de evaluar el
resultado de las decisiones tomadas son prácticas con las que respondemos a la Palabra
que nos muestra los caminos de la misión" (79). En particular, "estas tres prácticas están
estrechamente interrelacionadas. Los procesos de toma de decisiones necesitan un
discernimiento eclesial, que exige escuchar en un clima de confianza, que la transparencia
y la responsabilidad apoyan. La confianza debe ser mutua: quienes toman las decisiones
deben poder confiar y escuchar al Pueblo de Dios, que a su vez debe poder confiar en
quienes ejercen la autoridad" (80).
"El discernimiento eclesial para la misión" (81-86), en realidad, "no es una técnica
organizativa, sino una práctica espiritual que hay que vivir en la fe" y "nunca es la
afirmación de un punto de vista personal o de grupo, ni se resuelve en la simple suma de
opiniones individuales" (82). "La articulación del proceso decisorio" (87-94), "la
transparencia, la responsabilidad, la evaluación" (95-102), "la sinodalidad y los organismos
de participación" (103-108) son puntos centrales de las propuestas contenidas en el
Documento, que surgen de la experiencia del Sínodo.

PARTE IV. UNA PESCA ABUNDANTE

LA CONVERSIÓN DE LOS VÍNCULOS


"En un tiempo en el que cambia la experiencia de los lugares donde la Iglesia está
arraigada y peregrina, es necesario cultivar en nuevos modos el intercambio de dones y el
tejido de vínculos que nos unen, sostenidos por el ministerio de los Obispos en comunión
entre ellos y con el Obispo de Roma": esta es la esencia de la cuarta parte del Documento
(109-139). La expresión "arraigados y peregrinos" (110-119) nos recuerda que "la Iglesia
no puede entenderse sin estar arraigada en un territorio concreto, en un espacio y un
tiempo donde se forma una experiencia compartida de encuentro con Dios que salva"
(110). Asimismo, se centra en los fenómenos de la "movilidad humana" (112) y la "cultura
digital" (113).

PARTE V. YO TAMBIÉN OS ENVIÓ

FORMAR UN PUEBLO DE DISCÍPULOS MISIONEROS

"Para que el Pueblo santo de Dios pueda testimoniar toda la alegría del Evangelio,
creciendo en la práctica de la sinodalidad, necesita una formación adecuada: ante todo a
la libertad de hijos e hijas de Dios en el seguimiento de Jesucristo, contemplado en la
oración y reconocido en los pobres", afirma el Documento en su quinta parte (140-151).
"Una de las peticiones que ha surgido con más fuerza y de todas partes durante el proceso
sinodal es que la formación sea integral, continua y compartida" (143). Inclusive en este
ámbito, la urgencia del "intercambio de dones entre las diversas vocaciones (comunión),
en la perspectiva de un servicio a realizar (misión) y en un estilo de involucramiento y
educación en la corresponsabilidad diferenciada (participación)" (147).
Y "otro ámbito de gran importancia es la promoción en todos los ambientes eclesiales de
una cultura de la protección (salvaguardia), para hacer de las comunidades lugares cada
vez más seguros para los menores y las personas vulnerables" (150). Por último, "los
temas de la doctrina social de la Iglesia, el compromiso por la paz y la justicia, el cuidado
de la casa común y el diálogo intercultural e interreligioso también deben difundirse más
ampliamente en el Pueblo de Dios" (151).

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