Instituto de Formación para Laicos al Servicio de la Pastoral Parroquial
EL CAMINO DE LA CRUZ (VIACRUCIS) MONICIÓN Un Justo fue "condenado entre los
malhechores", "arrestado con espadas y palos" como un vulgar ladrón. Conducido
a los tribunales religiosos de Anás y Caifás, lo juzgaron "con falso testimonio", "lo
escupieron en el rostro, le dieron puñetazos y lo abofetearon". Trasladado como
preso al tribunal militar de Pilato, fue acusado de ambiciones políticas y de
alborotar al pueblo. Llevado ante Herodes, fue "tratado con desprecio".
Finalmente Pilato, suprema autoridad política, por miedo al alboroto, ordenó su
ejecución. Con este juicio de los hombres sobre el Justo fue juzgado el pecado del
mundo. Jesús ha muerto por nosotros y sigue muriendo en los hombres que por
buscar la justicia padecen su suerte. Su muerte es un acto de amor, de servicio, de
entrega. Ha cargado con el pecado de todos. Se ha sentido solidario con la suerte
de la humanidad.
Jesús es hombre con los hombres, esclavo con los esclavos, sentenciado con los
condenados, muerto con los muertos. La Pasión de Cristo, su actualización
histórica en nuestro tiempo y en nuestro espacio, nos urge vivirla en el actual
proceso evangelizador de la Iglesia. Actualizar la Pasión de Cristo, nos llevará a la
contemplación de las prioridades y desafíos de nuestra actual pastoral. Hoy se
persigue a quienes defienden los derechos de los indígenas, de los campesinos sin
tierra, de los obreros y empleados explotados o sin trabajo, de los migrantes, de
los muchos hermanos sin techo, de los que tienen casa y carecen de servicios.
Jesús es el Hijo de Dios entregado para revelar el amor del Padre al mundo y la
promesa de vida a todos los que éramos malditos. Defendió los derechos de su
pueblo, la libertad, el amor, la paz y la dignidad. Trabajó duro hasta el cansancio,
la agonía y la muerte. La muerte de Jesús nos debe abrir a la contemplación del
amor de Dios. Los cristianos de ayer, los de hoy y los de siempre, transitamos por
esta tierra, sabedores de que podemos decir "ABBÁ" porque el Padre nos espera
como al hijo pródigo, Cristo así nos lo enseñó. Actualizamos la Pasión de Cristo
cuando convertimos la vida de nuestros hermanos en un hoy y aquí y con ellos
tomamos la cruz de todos los días y nos ponemos en marcha, cayendo y
levantándonos, hasta llegar a la crucifixión donde la muerte se convierte en vida:
una nueva vida, la de Cristo Resucitado. Durante este camino de la cruz démonos
tiempo para el arrepentimiento y reparación de los hechos de muerte en los que
hemos participado activa o pasivamente, callando o ignorando la muerte de unos
hermanos a manos de otros, cerrando los ojos para no ver nuestra realidad
Ser evangelizador, exige en el actual momento de la Iglesia, tomar la actitud de
discípulo para ser misionero, testigo del misterio la cruz.
ORACIÓN INICIAL Padre Dios, te suplicamos que al iniciar este camino, siguiendo las
huellas de tu Hijo Jesús, perdones nuestros pecados para que así podamos hacernos
acreedores de la Salvación que Él nos logró. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor.
Todos: AMÉN.
CANTOS (Nota: Los cantos son opcionales y se encuentran a partir de la página 65).
IªESTACIÓN
Celebrante: Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos.
Todos: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
JESÚS ES CONDENADO A MUERTE
Lector: Lectura del santo Evangelio según san Lucas (23,
20-25)
De nuevo Pilato intentó convencerlos de que debía soltar a Jesús. Pero ellos
gritaron: crucifícalo! crucifícalo!. Por tercera vez les dijo: Pues, ¿qué mal ha hecho
éste? No he encontrado nada en él que merezca la muerte. Por tanto, después de
castigarlo, lo soltaré.
Pero ellos insistían a grandes voces, pidiendo que lo crucificara, y sus gritos se
hacían cada vez más violentos. Entonces Pilato decidió que se hiciera como
pedían. Soltó al que habían encarcelado a causa de la revuelta y el homicidio, es
decir, al que habían pedido, y les entregó a Jesús para que hicieran con él lo que
quisieran.
Silencio.
REFLEXIÓN Señor, ahora ya es demasiado tarde para callarte. Has hablado
demasiado. Es demasiado tarde para que te dejen hacer. Has luchado demasiado.
Has llamado raza de víboras a la gente de "bien". Les has dicho que su corazón es
un negro sepulcro bellamente adornado. Has abrazado a los despreciados
leprosos. Has hablado descaradamente con extranjeros. Has comido con
pecadores públicos y has dicho que las mujeres de la vida fácil, serían las primeras
en el paraíso.
Has convivido con los pobres, con los enfermos, con los discapacitados. Has dado
un nuevo sentido a las prácticas religiosas. Has interpretado la Ley reduciéndola a
un sólo mandamiento: Amar. Y ellos se han vengado, se han confabulado contra Ti,
han ido a denunciarte ante las autoridades y las autoridades injustamente los han
escuchado. Señor, yo sé que si intento vivir como Tú, siendo Luz de Dios en mi
comunidad, voy a ser condenado. Y tengo miedo.
Ya empiezan a señalarme con el dedo. Algunos se sonríen, otros se burlan, otros
se escandalizan, varios de mis amigos ya me han traicionado. Tengo miedo de
pararme a la mitad del camino, de perder mi identidad. Tengo miedo de seguir
comprometiéndome como discípulo tuyo. Tengo miedo de participar en el esfuerzo
de seguir promoviendo la democracia en mi país, por la transformación de mi
pueblo, de mi colonia, de mi barrio. Tengo miedo de denunciar la injusticia, la
pobreza, la marginación y la matanza de mis hermanos en las diferentes regiones
de mi país.
Tengo miedo ante la inseguridad social. Tengo miedo de manifestar solidaridad a
hombres y mujeres que luchan por la justicia. Tengo miedo de comprometerme en
el proyecto y ejecución de un cambio personal y social. Porque amar, como me
enseñaste, podría llevarme a correr tu suerte. Tengo miedo de actuar en forma
diferente a la sabiduría de los hombres, la que dice: conviene hacer las cosas
despacio y esperar tranquilamente tiempos mejores, no hay que tomar todo a la
letra, es mejor esperar. Y yo Señor, sé que Tú tienes razón. Ayúdame a luchar.
Ayúdame a vivir tu Evangelio, hasta el final. Ayúdame a servir y a solidarizarme,
con mis hermanos los más necesitados hasta la locura, la locura de la Cruz.
Silencio
ORACIÓN Padre bueno y generoso, te damos gracias por haber entregado a tu
Hijo, y porque tanto nos amaste, que no dudaste en entregarlo incluso hasta la
muerte. Ayúdanos a nosotros a sabernos entregar con generosidad. Te lo pedimos
por Cristo Nuestro Señor.
Todos: AMÉN
CANTO
IIªESTACIÓN
Celebrante: Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos
Todos: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
JESÚS ES CARGADO CON LA CRUZ
Lector: Lectura del santo Evangelio según san Juan (19,17) Entonces Pilato les
entregó a Jesús para que fuera crucificado. Ellos se apoderaron de Jesús para que
fuera crucificado. Y él cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado la
calavera, que en hebreo se llama "Gólgota".
Silencio
REFLEXIÓN
He ahí Señor tu cruz, mi cruz, nuestra cruz. ¿Tu cruz? ¡Como si hubiera realmente
una cruz tuya! ¡No!, Tú no tenías cruz alguna, Tú viniste a buscar las nuestras, y a
todo lo largo de tu vida has cargado las cruces de nosotros. Ahora pues,
camina, dóblate, sufre, pero sigue
caminando. Es necesario que alguien lleve la cruz. Señor, Tú caminas en silencio.
¿Es qué 'entonces hay un tiempo para hablar y un tiempo para callar? ¿Es qué hay
un tiempo para luchar y otro para aceptar este silencioso llevar de todos los
pecados del mundo? A mí me ilusionaría batirme enarbolando la cruz; pero llevarla
es duro, y cuánto más avanzo y más miro el mal del mundo, la cruz se hace más
pesada en mi espalda. Señor, ayúdame a comprender que la acción más generosa
es nada si no es al mismo tiempo silenciosa redención. Y puesto que Tú has
querido para mí el largo viacrucis de mi vida, ayúdame cada mañana a tomar
todos los días mi cruz y abrazarla como Tú.
Ayúdame a entender mi cruz como un signo de esperanza en cada paso que doy
en mi vida. Como un medio para alcanzar mi salvación, no sólo después de la
muerte, sino desde hoy, en la transformación de mi escuela, en mi compromiso, en
el cuidado del hogar, en el mejoramiento en la oficina, en mi contribución a un
trabajo más eficiente en la fábrica, en el mercado y entonces seré luz de Dios para
los demás y estaré participando activamente en la construcción del Reino como su
discípulo.
Silencio '
ORACIÓN Señor, ninguno puede ser tu discípulo si no se niega a sí mismo, toma su
cruz y te sigue. ¡Qué pesado es seguirte con mi cruz a cuestas! Y sin embargo,
quiero ser de tus seguidores. Ayúdame a saber cargar mi cruz y a seguir
valerosamente tus caminos. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor.
Todos: AMÉN
CANTO.
IIIªESTACIÓN
Celebrante: Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos.
Todos: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo a mi pecador.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ (Las personas que estén en posibilidad se arrodillan)
Lector: Lectura del libro del Profeta Isaías (53,4) Eran nuestras dolencias las que
él llevaba, eran nuestros dolores los que le pesaban y nosotros lo creíamos
azotado por Dios, castigado y humillado.
Silencio
REFLEXIÓN.
¡Ha caído!. Se veía con su cruz tambaleante como un borracho. ¡Ha caído! No pudo
más y al fin se desplomó y mordió el polvo. También yo Señor, confiado, salí en tu
seguimiento. Intrépido como Pedro confié en mí mismo. Y mírame aquí caído... ¡Y
yo que creía haberme dado a Ti definitivamente! Creía que los avances de la
tecnología me harían feliz. Pero la irracionalidad me domina y domina a los demás.
Hoy los niños abandonan sus juegos creativos para ir a dejar las monedas y la
imaginación en las "maquinitas" que les quitan la oportunidad de pensar. Estamos
aquí sufriendo, consciente y resignadamente: la contaminación ambiental, la
escasez de agua y la explotación irracional de los recursos naturales. Estamos
aspirando el producto de las sustancias fecales de nuestros perros y de nosotros
mismos por falta de servicios sanitarios. Nuestras vías respiratorias están
enfermas.
¿Pero, qué hacemos para resolver estos males? La contaminación ambiental se
revierte contra la humanidad; la sociedad orgullosa de su modernización, padece
los cambios climatológicos. Creíamos que el progreso material y económico nos
resolvería todo. Que el dinero era lo más importante, incluso que estaba por
encima de la dignidad de la persona. Pero estamos agobiados por el peso de una
lacerante crisis social en la economía individual, familiar y nacional. Y estamos
aquí fuera del camino con una profunda soledad y los bolsillos vacíos y se preparan
más cruces, más espaldas se doblan. Y yo ya no estoy ahí para luchar contra el
mal y ayudar a los hombres con su pesada carga. Yo estoy fuera del camino. ¡Y me
sentía tan seguro! Y ahora, mordiendo el polvo de mis propias irresponsabilidades.
Silencio
ORACIÓN Señor, dame no solamente el salir en tu seguimiento, sino también el
mantenerme en él. Enséñame, que cuando me alejo de Ti, mi cruz se torna
insoportable y su peso me agobia. Sólo a tu lado la carga es ligera. Te lo pedimos
por Cristo Nuestro Señor.
Todos: AMÉN.
CANTO
IVªESTACIÓN
Celebrante: Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos
Todos: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
JESÚS ENCUENTRA A SU MADRE
Lector: Lectura del santo Evangelio según San Lucas (2,34-35) Simeón lo bendijo,
y después dijo a María, su madre: Mira este niño debe ser causa tanto de caída
como de resurrección para la gente de Israel. Será puesto como una bandera, de
modo que a Él lo atacarán y a ti misma una espada atravesará tu corazón.
Silencio
REFLEXIÓN ¡Qué pena me da, Señor, tu pobre madre! Ella te sigue. Sigue a la
humanidad en su camino de la cruz. Ella va entre la masa anónima, pero no quita
ni un instante los ojos de Ti. Ninguno de tus gestos, ninguno de tus suspiros,
ninguna de tus heridas, le resultan extrañas. Ella conoce tus sufrimientos y
también le causan dolor, sin acercársete, sin hablarte, sin tocarte, contigo Señor,
ella salva al mundo. A menudo, mezclado entre los hombres, yo los acompaño en
su camino de la cruz, y yo soy aplastado por el mal y me siento incapaz de salvar
al mundo: es demasiado pesado, demasiado viciado, y además en cada vuelta del
camino descubro nuevas injusticias. ¿Cuántas madres, como la tuya, a través de
los siglos han pasado inadvertidas, como constructoras de una nueva sociedad?
¿Cuántos siglos más tendremos que pasar sin reconocer su contribución en los
cambios y transformaciones de nuestra vida, de la vida de la Iglesia y de la
Sociedad? ¿Cuánto tiempo más lo permitiremos? Señor, ponme delante de los ojos
de María, tu Madre, la inútil, la ineficaz e inadvertida a los ojos de los hombres, a
tus ojos: ¡La corredentora de nuestra salvación!
Haz que no aparte los ojos, que jamás cierre mi corazón, para que acogiendo en
mí el dolor del mundo, yo sufra y rescate a mis hermanos como María, tu Madre.
Silencio
ORACIÓN Dios nuestro, que quisiste que la Madre de tu Hijo estuviera a su lado,
participando de sus sufrimientos, concédenos que, asociados con María en la
pasión de Cristo, merezcamos también de Cristo, participar en su resurrección. Te
lo pedimos Cristo Nuestro Señor.
Todos: AMÉN.
CANTO.
VªESTACIÓN
Celebrante: Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos.:.
Todos: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
EL CIRINEO AYUDA A JESÚS A LLEVAR LA CRUZ
Lector: Lectura del santo Evangelio según san Marcos (15,21) Al salir, se
encontraron con Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, que volvía del
campo y lo obligaron a llevar la cruz de Jesús.
Silencio
REFLEXIÓN Pasaba por ahí un hombre, y ellos lo obligaron a ayudarte. Dio la
casualidad de que fuera él, un desconocido. Señor, Tú aceptaste su ayuda, Tú no
has pedido ni siquiera un gesto de amor, un gesto del amigo generoso hacia el
amigo agotado y burlado. Tú has aceptado ese gesto del hombre temeroso y
obligado. Señor Jesús, Tú te haces ayudar por el hombre impotente, débil y
temeroso. Señor, Tú quieres tener necesidad del hombre. Señor, yo tengo
necesidad de los otros. La ruta de los hombres es demasiado dura para ser
recorrida a solas. Pero yo aparto las manos que me tienden. Quiero obrar yo solo,
quiero luchar yo solo, quiero triunfar yo solo. A mi lado caminan: un amigo, una
esposa, un hermano, un vecino, un compañero de trabajo. Tú los has colocado ahí
Señor, junto a mí, a mi lado y yo los ignoro con mucha frecuencia. Sin embargo
Señor, se que sólo uniéndolos, ayudándolos y permitiéndoles que me ayuden
salvaremos al mundo. Señor, permíteme descubrir y aceptar a todos los cirineos
en mi camino, aunque me ayuden obligados. Silencio
ORACIÓN Padre, en tu Hijo me enseñaste que yo no puedo llegar solo hasta ti,
ayúdame a aceptar su colaboración y a saber colaborar con ellos, mis hermanos,
pues sólo solidariamente podremos llegar hasta Ti. Te lo pedimos por Cristo
Nuestro Señor.
Todos: AMÉN.
CANTO.
V I ª ESTACIÓN
Celebrante: Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos.
Todos: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
LA VERÓNICA LIMPIA EL ROSTRO DE JESÚS
Lector: Lectura de la primera carta a los Corintios (13,12) Miren que en el presente
vemos como en un mal espejo y en forma confusa, pero después será cara a cara.
Ahora solamente conozco en parte, pero entonces le conoceré a él como a mí.
Silencio
REFLEXIÓN
La tradición de la Iglesia nos presenta a una mujer del pueblo. Ella te ha mirado
largamente, ha sufrido contigo, y no pudiendo más, ha burlado a los soldados, y
con un lienzo ha limpiado tu rostro. ¿Quedaron tus rasgos grabados en el lienzo?
Puede ser... en su corazón ciertamente quedaron. Hace falta, Señor, contemplarte
largamente y gratuitamente, como el hermano pequeño admira y ama al hermano
mayor.
Yo quiero parecerme a ti, y para esto, es preciso, mirarte. He perdido tiempo
buscando tu rostro en las alturas. Es difícil aceptar el compromiso de buscarte
entre aquellos cuyos derechos humanos han sido atropellados y violados, entre los
que tienen hambre, entre los que tienen frío, entre los que tienen sed de justicia y
de paz. Si tú quieres yo me convertiré en un poco de Ti, pues el amigo que ama a
su amigo, llega a ser una sola alma con él. Señor, al ser tu discípulo para llegar a
los más alejados de Ti, quiero reflejar tu rostro amoroso. Sin embargo, con mucha
frecuencia, lo único que ofrezco a los demás es una triste caricatura de Ti, pues no
te he contemplado como esta mujer te contempló. Perdón por mi mirada opaca.
Perdón porque no he aprendido a ver tu rostro como la Verónica, como todas las
mujeres, que valientemente, te siguen en esta misión. El amor, el compromiso, la
generosidad y valentía se reflejan en cada uno de sus rostros.
Silencio
ORACIÓN
Padre, gracias porque en Cristo, Tú nos has mirado con amor. Permítenos que a
través de nuestro rostro, nosotros te podamos reflejar a Ti, y ser luz de Dios en
nuestro ambiente de oscuridad. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor.
Todos: AMÉN.
CANTO.
VIIªESTACIÓN
Celebrante: Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos
Todos: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ (Las personas que estén en posibilidad se arrodillan)
Lector: Lectura del libro del Profeta Isaías (53,5) La tradición nos dice que el
Señor volvió a caer: Ha sido tratado como un culpable a causa de nuestras
rebeldías y aplastado por nuestros pecados.
Silencio
REFLEXIÓN
No puedes más Señor, de nuevo estás en tierra. Esta vez ya no es sólo el peso de
la cruz quien provoca la caída, es la fatiga acumulada, es el cansancio. El
sufrimiento repetido adormece la voluntad. Mis pecados, Señor, son unos terribles
adormecedores de la conciencia. Yo me habitúo rápidamente al pecado: una falta
de responsabilidad aquí, una infidelidad allá, una injusticia más lejos... Y mi mirada
se ensombrece, ya no veo los obstáculos, no vuelvo a ver a los demás en mi
camino. Y mis oídos se cierran, y me niego a escuchar los quejidos de los hombres.
La violencia y la inseguridad nos rodean. Hoy a más de dos mil años de tu segunda
caída, en nuestra Patria, hay miles de personas que viajan de diferentes lugares a
las ciudades, algunas del interior y otras de países hermanos, en busca de nuevas
y mejores oportunidades de vida. Hoy, la situación de pobreza generalizada, se
refleja en los rostros sufrientes de muchos de nuestros hermanos. Nuestros
compatriotas vienen a nuestra Ciudad en busca de solución ante los problemas de
injusticia y marginación. Buscan recobrar su dignidad y ser escuchados. Pero ellos,
a mí me estorban, obstaculizan las avenidas, me impiden mi llegada puntual a mi
trabajo.
Con frecuencia olvidamos la necesidad de amar y comprender a los niños de la
calle, fruto de la pobreza y de la desintegración familiar. Con frecuencia olvidamos
la atención a los muchachos y muchachas desorientados que viven en un mundo
de muerte. Ellos pasan desapercibidos ante nuestros ojos y ante nuestro corazón
indiferente. Con frecuencia olvidamos al enfermo, a nuestros hermanos
discapacitados, al anciano en soledad, frecuentemente marginados de la sociedad
del progreso, que prescinde de las personas que no producen. A todos ellos, Señor,
los veo caídos como yo. Son muchas las ocasiones en las que he vuelto a caer y
ahora, sobre el asfalto de nuestras calles, me doy cuenta que me encuentro lejos
del calvario que tú me has trazado.
Silencio
ORACIÓN Padre, con frecuencia nuestros pecados han acallado nuestra
conciencia, han adormilado nuestra voluntad. Por la pasión de tu hijo te
suplicamos que nos concedas despertar del sueño del pecado, levantarnos para
escalar las cumbres de la Santidad. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor.
Todos: AMÉN.
CANTO.
VIIIªESTACIÓN
Celebrante: Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos:
Todos: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
JESÚS REPROCHA A LAS MUJERES DE JERUSALEN
Lector: Lectura del santo Evangelio según san Lucas (23, 27-28) Lo seguía
muchísima gente, especialmente mujeres que se golpeaban el pecho y lo
compadecían. Jesús volviéndose hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloren
por mí. Lloren más bien por ustedes mismas y por sus hijos.
Silencio
REFLEXIÓN
Ellas lloran, sollozan. ¡Ven cómo te han dejado! Y ellas son impotentes, no lo
pueden impedir. Y entonces ellas van y lloran de compasión. Señor, tú las viste, las
oíste: "no lloren por mí lloren más bien por ustedes”. Compadecerme de tus
sufrimientos y de los del mundo, Señor, eso ya sé hacerlo, pero llorar por mis
pecados, eso ya es otra cosa. Me gusta tanto lamentarme de los demás, es más
fácil, en esto soy un verdadero maestro. Por mi tribunal pasa todos los días el
mundo entero. Y siempre encuentro culpables: la política, la economía, la comadre,
el vecino, la esposa, el coordinador, la delegación, el gobernante, el jefe, los
jóvenes, los mal vivientes, el sacerdote, la religiosa, los malos cristianos, en fin
todo el mundo, menos yo. Señor, aceptaste el gesto de la Verónica porque
valientemente aceptó padecer tu suerte y se arriesgó a auxiliarte. Las otras
mujeres, las sumisas, las resignadas, prefirieren llorar por ti, sin arriesgar, sin
superar los problemas diarios. Te pedimos por ellas para que como la Verónica
corran el riesgo de auxiliar y de comprometerse ante las necesidades urgentes de
nuestra sociedad, que se comprometan a denunciar la gran injusticia y a luchar por
la dignidad y derechos de todas las mujeres
Silencio
ORACIÓN
Padre Dios, ayúdanos a descubrir a las mujeres que por su generosa entrega,
construyen una nueva sociedad, haznos solidarios con ellas para construir tu
Reino. Te lo pedimos Cristo Nuestro Señor.
Todos: AMÉN
CANTO.
I X ª ESTACIÓN
Celebrante: Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos:
Todos: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo ya mi pecador
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
JESÚS CAE POR TERCERA VEZ (Las personas que estén en posibilidad se
arrodillan) Lector: Lectura del libro del Profeta Isaías (53.3)
Despreciado y tenido como la basura de los hombres, varón de dolores
habituado al sufrimiento; como uno del cual se aparta la mirada, despreciado y
desestimado.
Silencio
REFLEXIÓN
Y todavía cae por tercera vez. ¡Otra vez! Los soldados se gozan golpeándolo. Él no
se mueve.
¿Estás muerto, Señor? Minuto de angustia terrible. Y hay que seguir, seguir en el
estado en el
que tú estás, seguir... Un paso, otro más, otro aún... Señor, tú has caído por
tercera vez, y yo, sigo cayendo a cada paso. Así, no lograré llegar jamás a la cima
del calvario donde tú estás esperándome para medir mi confianza. Si me
desanimo, Señor, estoy perdido. Si renuncio a trabajar por los más necesitados, es
por miedo a caer. Si finjo no ver al indígena, estoy renunciando a luchar por su
dignidad, su cultura y sus derechos. Si desconozco mis derechos como trabajador,
como ciudadano, me habré rendido en esta caída. ¡Ayúdame, Señor! a levantarme
cuantas veces caigo y seguir luchando en el camino de la vida.
Silencio
ORACIÓN
Padre, que nuestras múltiples caídas no nos debiliten ni nos hagan perder la
confianza en tu misericordia y en tu amor. Gracias porque en Jesús nos animas a
levantarnos a pesar de nuestra debilidad. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor.
Todos: AMEN.
CANTO.
XªESTACIÓN
Celebrante: Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos.
Todos: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo ya mi pecador
Padre Nuestro, Ave María y Gloria
JESÚS, ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS
Lector: Lectura del santo Evangelio según san Juan (19,23-24) Se repartieron su
ropa en cuatro partes iguales, una para cada soldado. Se apoderaron también de
su túnica, sin costura, de una sola pieza. Se dijeron entre ellos: "No la rompamos,
más bien echémosla a suerte a ver de quién será. Así se cumplió la profecía que
dice: se repartieron mi ropa y sortearon mi túnica”.
Silencio
REFLEXIÓN Ya lo único que te quedaba era la túnica, le tenías un cariño especial,
la había tejido tu madre. Pero aún eso sobraba. Una sola cosa, Señor, es
necesaria: tu cruz. Ahora todo lo que los separaba ha desaparecido. Al fin pueden
tu cruz y tú abrazarse para siempre
¡Trágica pareja van a salvar al mundo! También yo Señor, debo abandonar todo lo
que me estorba en mi vida y me esconde a tus ojos. Así, Señor, yo debo poco a
poco, hacer morir en mi vida todo aquello que no sea fidelidad a tu voluntad. Y,
eso me cuesta mucho Señor. Hay que estar siempre muriendo... A mí como
trabajador me despojan de mis derechos. Nuestro pueblo, día a día, es despojado
de sus recursos naturales y de sus valores culturales. ¡Y aún no aprendo a
cuidarlos ni a defenderlos! ¡Qué exigente eres! Doy, y aún sigues pidiendo. Me
gustaría quedarme con algunas cosas a las que estoy muy acostumbrado, pero tú
lo quieres todo. Señor, tómalo todo. Arranca tú mismo mi último vestido. Pues yo
se bien que hace falta morir para merecer la vida, como el grano que cae en la
tierra, se pudre, y brota la nueva vida.
Silencio
ORACIÓN
Señor, ayúdame a tener el valor y la generosidad de ofrecerte todo lo que no eres
tú, enséñame a utilizar todo como un medio que me lleve a ti. No permitas que mi
corazón eche raíces en todo aquello que no puede dar la vida. Te lo pedimos por
Cristo Nuestro Señor.
Todos: AMÉN.
CANTO.
XIªESTACIÓN
Celebrante: Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos.
Todos: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ
Lector: Lectura del santo Evangelio según san Juan. (19,18) Allí lo crucificaron,
y con él a otros dos, uno a cada lado y en medio a Jesús.
Silencio
REFLEXIÓN
Señor, te extiendes en la Cruz todo lo largo que eres. No hay nada que aludir. Te
queda perfectamente a la medida, la ocupas toda entera, para que quede
entendido que te unes a ella. Sin protestar, dejas a los hombres que te claven en
ella. Esto si que es, Señor, un trabajo bien hecho, y hecho a conciencia. Ahora
quedas plenamente unido a tu cruz, como pieza del ajustador que poco a poco
lima, encaja según el proyecto del ingeniero. Tú quisiste llegar a esta precisión... y
no te mueves. Así, Señor, yo debo unir mi cuerpo, mi corazón, mi espíritu, y tan
largo como soy, a tu cruz, a la cruz de cada día. Y no tengo derecho a elegir la
madera a mi gusto: la cruz ya está preparada a mi medida. Tú me la ofreces cada
día, cada minuto, y yo debo de abrazarme a ella. Hacerla no es nada agradable
Señor. El momento presente es estrecho, incierto y tentador. ¿A qué cruz estoy
clavado? Me oprime la pobreza, los salarios no rinden, me agobian las deudas y el
pago de impuestos, la leche, las tortillas se convierten en una carga más. No hay
verdadera democracia. Y si protesto me reprimen. Me aseguran que todos somos
iguales, pero pocos tienen mucho y muchos carecen de todo. ¿Hacia dónde dirigir
la mirada? Asumiste nuestro sufrimiento, la injusticia, la humillación, el abandono,
la traición y la muerte, para que nadie que sufra se sienta solo porque en Ti y en tu
cruz, la esperanza florece
Silencio
ORACIÓN
Concédenos, Padre Dios, la dicha de abrazar la cruz que Tú nos das para que
unidos a ella, podamos participar del triunfo que Jesucristo en ella nos logró. Te lo
pedimos por Cristo Nuestro Señor.
Todos: AMÉN
CANTO.
XIIªESTACIÓN
Celebrante: Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos.
Todos: Porque por tu Santa Cruz, redimiste a/ mundo y a mi pecador
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
JESÚS MUERE EN LA CRUZ
Lector:
Lectura del santo Evangelio según san Marcos (15, 33-34) Al llegar el mediodía,
toda la región quedó a oscuras hasta las tres de la tarde. A esa hora Jesús gritó
con fuerte voz: -Eloí, Eloí, ¿lema sabactaní?, que quiere decir: Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado. Y al decir estas palabras el Señor expiró.
Silencio
REFLEXIÓN
Todavía unas horas, todavía unos minutos, todavía unos instantes... hace treinta y
tres años que dura esto, treinta y tres años, que vienes viviendo seriamente
minuto a minuto. Pero ahora ya no puedes seguirte escapando, ahora estás aquí,
volcado, hacia el fin de tu vida, hacia el final del camino. ¡Ea!, hay que dar el paso,
hay que dar el paso de la entrega, el último paso de la vida que desemboca en la
muerte por amor. Tres horas, tres horas de agonía son largas. Más largas que tres
años de vida, más largas que dos mil años de predicación de tus seguidores. Y
continúa la violencia, la muerte provocada por los que no creen en ti y aún no te
aman. ¡Qué hemos hecho! Tú estás ahí, inmóvil en tu cruz, pero aún circula la vida
por tu cuerpo clavado. ¡Vamos: muere pues carne mortal, y brote la eternidad!
Ahora es la vida que se escapa, abandona uno de sus miembros, y se refugia
acorralada por la muerte en este corazón, que todavía palpita. Señor, un esfuerzo
más... tu Padre se inclina y extiende sus brazos a ti, Señor, para salvarnos.
¡Sálvanos! El justo está clavado en la cruz. Mirad: Él ha cogido su pesado corazón y
lenta y penosamente solo entre el cielo y la tierra ... loco... loco de amor ha
levantado su vida, ha levantado el pecado del mundo hasta el borde de sus labios
y, en un grito, lo ha entregado todo: "¡Padre, en tus manos encomiendo mi
espíritu!".
Cristo murió por nosotros. Señor, ayúdame a morir por Ti, ayúdame a morir a mis
tentaciones y a esta vida cómoda.
Silencio
ORACIÓN
Señor Dios, que por la pasión de Cristo, Nuestro Señor, has destruido la muerte
ocasionada por el pecado, que alcanza a todos los hombres, haz que configurados
a imagen de tu Hijo, los que por naturaleza hemos llevado la imagen del hombre
viejo, seamos, por tu gracia, revestidos del hombre nuevo. Te lo pedimos por el
Cristo Nuestro Señor.
Todos: AMÉN.
CANTO.
XIIIªESTACIÓN
Celebrante: Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos
Todos: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ
Lector: Lectura del santo Evangelio según san Juan (19,38). Después de esto, José,
del pueblo de Arimatea, se presentó a Pilato. Era discípulo de Jesús, pero en
secreto, por miedo a los judíos. Pidió a Pilato la autorización para retirar el cuerpo
de Jesús y Pilato se la concedió. Vino y retiró el cuerpo de Jesús.
Silencio
REFLEXIÓN
Tu obra está concluida. Puedes dejar tus herramientas, puedes irte a descansar, te
lo has ganado bien... Y lentamente te deslizas sobre el leño de la cruz como un
hombre fatigado de su trabajo. Tu Madre te recibe en sus brazos: "¡Cómo estás,
hijo mío!”. ¡Estás muerto de cansancio!. ¡Quizá el Padre no te pedía tanto!
descansa en paz. Sobre tu rostro, sereno y apaciguado, hay un brillo de gozo, es el
reflejo de tu conciencia tranquila. En verdad que has hecho sufrir a tu Madre, pero
Yo estoy orgullosa de Ti: "Duerme ahora, pequeño mío, tu madre te contempla". Y
yo... mi fatiga y mi suciedad no siempre vienen del servicio del Padre. Mi cuerpo
está cargado de impurezas, mi corazón pide perdón. Santa María madre de Dios,
ruega por mí, pobre pecador. Concédeme, por los méritos de tu Hijo que jamás
duerma sin haber obtenido el perdón de tu Hijo. Y que, reposando cada noche en
tus brazos, en paz, vaya entrenándome a morir al egoísmo y a vivir la Pasión que
tu Hijo mostró, siendo obediente hasta la muerte. ¡Y muerte de cruz!
ORACIÓN
Padre bondadoso y misericordioso, mira la fragilidad de nuestra naturaleza y, con
la fuerza de la pasión de tu Hijo, levanta nuestra esperanza. Te lo pedimos por
Cristo Nuestro Señor.
Todos: AMÉN
CANTO.
XIVª~ESTACIÓN
Celebrante: Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos
Todos: Porque por tu Santa Cruz redimiste a/ mundo y a mi pecador.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
JESÚS ES COLOCADO EN EL SEPULCRO
Lector:
Lectura del santo Evangelio según san Juan (19,40-42). Envolvieron el cuerpo de
Jesús con lienzos perfumados, con mezcla de aromas, según la costumbre de
enterrar de los judíos. Cerca del lugar donde crucificaron a Jesús había un huerto, y
en el huerto, un sepulcro nuevo, donde nadie había sido enterrado. Aprovecharon
entonces este sepulcro cercano para poner ahí el cuerpo de Jesús, porque estaban
en la preparación del sábado solemne.
Silencio
REFLEXIÓN
No hablaremos más de ello, vuelvan todos a sus casas. Él ha sido enterrado y la
piedra está ya colocada, la familia llora, los amigos están dispersos.
Ahora sí todo se acabó... ¡Pero no Señor!, esto no se ha acabado. Tú estás
caminando con nosotros. Eres la esperanza para todo hombre que te busca. Estás
en la pasión de los pueblos que luchan por la paz y la justicia. Y yo estoy en el
camino, como verdadero discípulo tuyo, construyendo tu Reino de justicia y de
paz. Esta es mi esperanza y mi invencible confianza, pues no hay ningún pedazo
de pequeño dolor que no hayas vivido y transformado en infinita redención. Señor,
sé que la ruta es dura y monótona, que conduce al sepulcro, pero también sé que
al otro lado Tú me esperas glorioso, ayúdanos para que podamos ser tus discípulos
portadores de la esperanza. Luchando contigo por un mundo más justo.
Silencio
ORACIÓN
Mira Señor con bondad a tu pueblo, por el cual Jesucristo nuestro Señor aceptó el
tormento de la Cruz. Y permítenos vivir con la esperanza de la resurrección en el
umbral de una nueva vida, de "nuevos cielos y nueva tierra", donde reinen la
justicia y la paz. Te lo pedimos por el mismo Cristo Nuestro Señor.
Todos: AMÉN.
CANTO.
MONICIÓN FINAL Jesús murió clavado en una cruz y por su pasión llegó a la gloria
de la resurrección. La cruz es el signo del amor de Dios para su pueblo, desde ella
se anuncia la vida y se proclama la resurrección. La cruz nos hace referencia
esencial al celebrar la salvación que Jesucristo logró para todos los hombres.
Celebrante: De esta manera la Cruz cambió el signo: de escándalo y locura, se
convirtió en redención y salvación; de condenación e ignominia, se convirtió en
signo de esperanza y Resurrección.