ENCUENTRO
DE JOVS
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EL PODER DE
las lágrimas
REUNIÓN DE JOVS
RAFAEL
KELLER
EL PODER DE
las lágrimas
A. LAS LÁGRIMAS NOS ACERCAN A DIOS
La Biblia muestra que Dios presta atención a las lágrimas de Su pueblo. En el Salmo 56:8, David dice:
“Tú has tomado en cuenta mi vida errante; pon mis lágrimas en tu
redoma; ¿Acaso no están en tu libro?”
Salmos 56:8 (LBLA)
Esto refleja el cuidado íntimo de Dios, quien no solo ve el dolor, sino que también lo guarda en Su
memoria.
Las lágrimas, por otro, lado son un símbolo de arrepentimiento sincero. Pedro, después de negar a
Jesús, “salió fuera y lloró amargamente” (Mateo 26:75). Estas lágrimas marcaron el comienzo de su
restauración.
En Joel 2:12-13, Dios llama a Su pueblo a volver a Él con llanto. Esta expresión representa un
quebranto interno en contraposición a los “quebrantos figurativos” como el rasgar sus vestiduras.
Ahora bien», afirma el Señor, «vuélvanse a mí de todo corazón, con ayuno, llantos
y lamentos». Rásguense el corazón y no las vestiduras. Vuélvanse al Señor su
Dios, porque él es misericordioso y compasivo, lento para la ira y lleno de amor,
cambia de parecer y no castiga.”
Joel 2:12-13 (NVI)
“Las lágrimas son los diamantes de las emociones humanas,
talladas en los rincones más profundos del alma. Dios nunca
desprecia un corazón que ora entre sollozos.
Charles Spurgeon
B. LAS LÁGRIMAS EN NUESTRO DOLOR
“Cuando las lágrimas caen, Dios está más cerca de lo que
pensamos. Él conoce cada lágrima antes de que toque el suelo.”
Corrie ten Boom
Dios tiene un consuelo para cada lágrima de dolor. Las lágrimas muchas veces expresan un corazón
rendido, alguien que ha decidido dejar de intentarlo en sus fuerzas y que en su interior está
clamando por una respuesta.
El dolor es un vehículo que puede conducirnos al Descanso. En la vida de Job lo llevó a conocer en
profundidad a su Creador (42:15), en la generación de los UT operará de la misma manera. El dolor,
aunque profundo e injusto, siempre puede convertirse en una oportunidad de conocer
profundamente a Jesús.
“El dolor insiste en ser atendido. Dios nos susurra en nuestros
placeres, nos habla en nuestra conciencia, pero nos grita en
nuestro dolor; es su megáfono para despertar un mundo sordo.”
¡Las lágrimas no son eternas! al menos las que duelen. Caminamos con la esperanza de que se
acerca el día en el cual el sufrimiento será reemplazado por gozo eterno
“Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni
habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.”
Apocalipsis 21:4 (RVR1960)
C. EL MINISTERIO DE LAS LÁGRIMAS
Nuestro nivel de clamor está determinado por dos factores:
a. Nuestro conocimiento de Dios. Su bondad, sus planes, su justicia.
b. Nuestro compromiso con aquello por lo que oramos y nuestro deseo por ver a Dios hacer su
voluntad.
“Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también
llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió, 34 y dijo: ¿Dónde le pusisteis?
Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. 36 Dijeron entonces los judíos: Mirad cómo
le amaba. Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía este, que abrió los ojos al ciego,
haber hecho también que Lázaro no muriera?”
Juan 11:33-37 (RVR1960)
Jesús mismo lloró cuando vio el dolor de otros. Estas lágrimas muestran Su compasión por
Marta, María y todos los que sufrían por la muerte de Lázaro. Sus lágrimas son un modelo de
clamor para nuestra generación.
EL PODER DE RAFAEL
las lágrimas KELLER
“Dios recibe nuestras lágrimas como oraciones líquidas; cuando el
corazón no encuentra palabras, los ojos hablarán.”
John Bunyan
D. ¡QUITEN LA PIEDRA!
“Conmovido una vez más, Jesús se acercó al sepulcro. Era una cueva cuya entra-
da estaba tapada con una piedra.
39
—Quiten la piedra —ordenó Jesús.
Marta, la hermana del difunto, objetó:
—Señor, ya debe oler mal, pues lleva cuatro días allí.
40
—¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? —le contestó Jesús.
41
Entonces quitaron la piedra. Jesús, alzando la vista, dijo:
—Padre, te doy gracias porque me has escuchado. 42 Ya sabía yo que siempre me
escuchas, pero lo dije por la gente que está aquí presente, para que crean que tú
me enviaste.
43
Dicho esto, gritó con fuerza:
—¡Lázaro, sal fuera!
44
El muerto salió con vendas en las manos y en los pies, y el rostro cubierto con
un sudario.
—Quítenle las vendas y dejen que se vaya—dijo Jesús.
Juan 11:38-44 (NVI)
Hay piedras que solo pueden quitarse con lágrimas en los ojos. Los amigos de Lázaro, aún con
lágrimas en sus ojos, se alinean al plan de Jesús y corren la piedra que separaba a su amigo del
milagro.
Respondamos al llamado de quitar piedras con intercesión y lágrimas para que muchos puedan
experimentar la vida.
EL PODER DE RAFAEL
las lágrimas KELLER