Burning The Midnight Oil (Copper Lake 3) - Ashley
Burning The Midnight Oil (Copper Lake 3) - Ashley
ASHLEY JAMES
CONTENIDO
Lista de reproducción
Descargo de responsabilidad de Copper Lake
Capítulo 1
Capitulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Epílogo
Prólogo
Agradecimiento
Sobre la Autora
También por Ashley James
Quemando el aceite de medianoche Copyright © 2024 por Ashley James
Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, lugares e incidentes son productos de la imaginación del autor o
se utilizan de manera ficticia.
Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, o con acontecimientos es pura coincidencia.
Diseño de portada: Mel D. Designs
Formato interior: formato Wanderlust
Edición: Ediciones traviesas de chica agradable
Traducción al español NO OFICIAL por fans y para fans sin fines de lucro. Por favor,
apoyen al autor comprando su historia en las plataformas oficiales y no difundan por
redes sociales como Instagram, TikTok, X (antiguamente Twitter), etc.
Este es para mi increíble equipo beta, Shann, Jill, Becca, Ali y Mads.
Os amo y aprecio.
LISTA DE REPRODUCCIÓN
Esta serie tiene lugar en el pequeño pueblo ficticio de Copper Lake, del estado de
Wyoming, y sigue a vaqueros que compiten en el rodeo profesional. El uso de la
Asociación Profesional de Vaqueros de Rodeo (o PRCA, por sus siglas en inglés, como
se la conoce con frecuencia en los libros) es una obra de ficción. Hice lo mejor que pude
para mantener la organización lo más precisa posible con respecto a las reglas,
regulaciones, calendario del circuito, etc., pero hay casos en los que tuve que tomarme
libertades creativas por el bien de la historia. Los nombres, personajes, empresas,
lugares, eventos e incidentes son producto de la imaginación del autor o se utilizan de
manera ficticia. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, o con
acontecimientos reales es pura coincidencia.
1
Grady Wilde
Si tuviera que adivinar, diría que es demasiado temprano para estar despierto en este
momento. Mis ojos arden y mi cuerpo se siente pesado, pero sé, sin siquiera abrir un
párpado, que los rayos de sol entran a raudales a través de las persianas. Gruñendo y
maldiciendo en silencio a los dioses por estar ya despierto, me pongo de costado,
queriendo enterrar mi cara en la almohada y volver a dormir. Excepto cuando me doy la
vuelta y paso un brazo por la cama, lo que encuentro es un cuerpo diminuto.
Las risitas estallan en la habitación que de otro modo estaría silenciosa.
—Buenos días, tío Grady. —La pequeña y alegre voz viene justo al lado de mi cabeza,
sonando demasiado alegre para lo temprano que estoy seguro que es.
Abriendo un ojo, miro a mi sobrina de cuatro años, sus rizos rubios caen
desordenadamente sobre sus hombros, sus ojos color chocolate mirándome, con una
amplia sonrisa dirigida a mí. Lleva su habitual pijama de alguna princesa de Disney (hoy es
un camisón de Elsa) y tiene una tablet en su regazo y su espalda presionada contra mi
cabecera.
—Buenos días, Suzy Q1 —respondo, con la voz espesa y ronca por el sueño—. ¿Dónde
está tu mamá?
—Limpiando abajo.
—¿Y no la estás ayudando? —resoplo, consternado.
—Puse mi tazón de cereal en el lavavajillas —dice, encogiéndose de hombros.
—Qué chica tan servicial eres.
—Lo sé. —Suzy se ríe—. ¿Puedes llevarme a la piscina hoy?
Me paso una mano por la cara, me siento y busco mi teléfono en la mesa de noche.
—¿Qué hora es?
—No sé.
Gimo cuando la pantalla se enciende y veo que apenas son poco más de las ocho de la
mañana.
—Niña, es demasiado temprano para estar despierta, maldita sea.
—Se supone que no debes decir maldita sea, tío Grady.
Con un bufido, tiro mis piernas por el costado de la cama y me levanto.
—Sí, y tú tampoco.
—¿Adónde vas?
—Al baño y luego abajo para hablar con tu mamá.
Han pasado unas tres semanas desde que me alejé de la Universidad Bishop-Presley
por las vacaciones de verano. Aproximadamente una semana antes de que terminaran mis
clases del semestre, llamé a mi hermana en el último minuto y le pregunté si podía pasar el
verano en nuestra ciudad natal, Copper Lake, con ella y mi sobrina. El plan original era
1
Hace referencia a la famosa canción de igual nombre de rock and roll de los años 50.
quedarme en el campus porque volver a casa parecía demasiado problemático, pero cuanto
más empezaba a hacerse realidad ese plan, más me daba cuenta de que lo menos que
quería era quedarme en Colorado, en mi dormitorio universitario, por el resto del verano.
Especialmente porque no hay una sola parte de mí que quiera regresar en otoño cuando se
reanuden las clases.
Aunque nadie lo sabe. Ni siquiera mi hermana. Probablemente no me habría dejado
quedarme con ella si lo hubiera sabido. Joder, la única razón por la que probablemente dijo
que sí fue porque su esposo se fue durante el verano al rodeo y ella sabía que yo podía
ayudar con su hija. Boone Stanton es un gran y famoso jinete de toros 2 profesional (énfasis
en gran) y viaja cuatro o cinco meses al año para eso. Jade, mi hermana, suele viajar con él,
así que me sorprendió encontrarla en casa.
Después de lavarme y secarme las manos, abro la puerta del baño y encuentro a Mabel,
la cachorrita labradora chocolate de mi hermana, esperándome. Solo tiene seis o siete
meses y, pensándolo bien, podría ser la razón por la que mi hermana decidió quedarse en
casa en lugar de viajar con Boone como lo hace normalmente. Me imagino que sería un
dolor de cabeza viajar tanto con un cachorro.
—Hola, linda. —Su cola se mueve ante el sonido de mi voz y da vueltas en el lugar
como si estuviera tan emocionada que no pudiera contenerse. Lanzando una rápida mirada
hacia el dormitorio que estoy ocupando, veo la cama vacía. Suzy ya debe haber ido a buscar
a su mamá.
Mientras bajo las escaleras, me paso los dedos por el pelo y hago una mueca cuando se
me engancha uno en un nudo. Necesito darme una ducha y cepillarme el pelo, pero es
demasiado pronto para eso. La casa de mi hermana y Boone es bonita, es espaciosa, abierta
y ventilada. Fue construida para ellos, pero se asemeja a antiguas casas estilo granja. La
parte inferior de la escalera se abre a la sala de estar, que tiene una pared de ventanas que
dan al espacioso patio trasero. No estoy seguro de en cuántos acres viven, pero es mucho.
Los muebles de cuero blanco llenan la gran habitación con varias mantas y
almohadas colocadas por todas partes, esto parece una elección de color atrevida con una
niña pequeña y un cachorro, pero qué sé yo. Junto al sofá hay una mecedora
completamente negra que solo es lo suficientemente grande para un niño. Si no me
equivoco, creo que Boone la hizo él mismo cuando Jade estaba embarazada de Suzy. Una
pequeña manta de La Sirenita está colocada sobre uno de los diminutos brazos de la silla.
Hay una chimenea en la pared al frente, debajo de un enorme televisor de pantalla plana
montado en la pared, y a cada lado de la chimenea hay cestas de mimbre de color crema;
una que contiene juguetes para Suzy, la otra con juguetes para Mabel.
Al caminar por el espacio, la madera dura bajo mis pies se siente fría y desearía
haberme puesto unos calcetines antes de bajar aquí. El comedor está al otro lado de la
pared donde está la chimenea, que conduce directamente a la cocina de concepto abierto
que ocupa actualmente mi hermana. Está parada frente al fregadero, el agua corriendo
2
El rodeo de toros (bull riding) es un evento en el que los vaqueros intentan montar toros adultos
durante ocho segundos. Al igual que en los eventos de caballos, cada monta exitosa se evalúa con una
puntuación máxima de 100 puntos. Gana el vaquero con mayor puntuación. Aunque se requieren
habilidades y equipo similares a los necesarios para el rodeo de (caballos) broncos sin montura, el evento
difiere considerablemente de la competencia con caballos debido al peligro que implica ya que los toros
son impredecibles y pueden atacar a un jinete caído.
mientras coloca los platos en el lavavajillas abierto a su lado. Suzy ahora está sentada en la
barra, con un plato de frutas variadas frente a ella mientras mira los dibujos animados que
se reproducen en su tablet. Jade es bastante estricta con respecto al tiempo que ella pasa en
la tablet durante el día. Le gusta que Suzy juegue afuera y descargue parte de la energía que
lleva dentro de ella, pero por la mañana he notado que le deja ver uno o dos programas
mientras se preparan para el día.
—Buenos días —murmuro mientras tomo un vaso del gabinete y lo lleno con agua de
la puerta del refrigerador. Aunque sé que esta agua proviene directamente del grifo, sigue
siendo superior al agua del fregadero. Nadie puede convencerme de lo contrario.
Jade me mira por encima del hombro antes de volver a centrar su atención en los
platos.
—Te levantaste temprano.
Resoplé.
—Sí, pregúntale a la pequeña señorita Suzy Q.
Suzy se ríe.
—¿Tienes algún plan para hoy? —pregunta Jade.
—Sí, en realidad. —Me siento al lado de Suzy y saco una fresa de su plato antes de
llevármela a la boca. Su ceño se frunce mientras me mira—. Me dirijo a la arena esta tarde
para reunirme con la hermana de mi amigo Benji para un trabajo de fotografía.
Jade cierra el agua, agarra una toalla y se seca las manos mientras se gira y se apoya
contra la encimerq, encontrando mi mirada.
—¿Hannah?
—Sí.
—¿Qué tipo de trabajo de fotografía?
—Ese festival anual… —chasqueo los dedos mientras trato de ubicar el nombre que
claramente no me viene a la cabeza.
—Los Días de la Estampida —termina Jade por mí.
—Ese. Necesitan un par de fotógrafos para trabajar en ese evento.
La fotografía ha sido algo que he disfrutado desde que era adolescente. Mis padres me
regalaron mi primera cámara para Navidad en la escuela secundaria y de inmediato la
encontré fascinante. Mostrarle a la gente cómo veo el mundo me hace sentir especial.
Encontrar cosas simples y ordinarias y darles vida, mostrando su belleza, es algo que me
produce una gran alegría.
Desde que tengo uso de razón, es algo que he querido hacer como carrera, pero nunca
sentí que pudiera hacerlo. Después de años y años de que mi padre me inculcara la
importancia de tener un trabajo real (sus palabras, no las mías) que sea estable y confiable,
y que él me señale una y otra vez que “tomar fotografías para ganarse la vida” es cualquier
cosa menos eso, simplemente abandoné el sueño. Sin embargo, la pasión nunca
desapareció; arde dentro de mí.
Pasé gran parte de este año en la universidad pensando realmente en lo que quería
con mi vida. Donde quería que fuera. Cuanto más me acerco a mi último año, más temor me
invade. Nunca quise seguir una carrera en el campo en el que voy a estudiar. Siempre fue
algo destinado a apaciguar a mi papá. Hacer que se sienta orgulloso de mí. Pero cuanto más
tiempo pasa, más me doy cuenta de que no quiero vivir una vida apaciguando a nadie. La
idea de terminar mis estudios suena tan atractiva como tragar pedazos de vidrio.
La fotografía es lo que quiero hacer. Es mi pasión. Me trae una sensación de plenitud. Y
creo que me debo a mí mismo intentar al menos ver si puedo hacer una carrera sólida a
partir de ello. Si no puedo, al menos me esforcé al máximo. Este trabajo en los Días de la
Estampida paga y tomé varios trabajos de fotografía mientras estaba en la escuela, así que
tengo suficientes ahorros. Y además, la vida no siempre se trata de ganar la mayor cantidad
de dinero. Claro, el dinero es genial y me encantaría tener suficiente para no tener que
preocuparme. Pero la felicidad también importa. Hacer algo que te llene.
—Eso será divertido —murmura Jade mientras se sienta al lado de Suzy.
—¿Cuándo llega Boone a casa para el evento?
No pasé por alto la forma en que Jade se tensa ligeramente ante mi pregunta.
Interesante. Me pregunto de qué se trata.
—El domingo —responde ella, sin mirarme a los ojos.
—¿Estará en casa por cuánto tiempo?
—Una semana.
—¿Papá viene a casa? —pregunta Suzy, con los ojos muy abiertos y una sonrisa
plasmada en su rostro.
Jade le sonríe, la vista es cálida y amorosa, mientras pasa una mano por la cabeza de
Suzy.
—Sí, bebé. Papá llegará a casa en unos días.
—¿Estás emocionada de tenerlo en casa? —le pregunto a Jade.
Sus ojos se levantan para encontrarse con los míos, algo pasa a través de ellos que no
puedo ubicar antes de que ella asienta.
—Estoy emocionada de que Suzy pueda pasar algún tiempo con él antes de que tenga
que salir de viaje nuevamente.
—¿Y tú? —pregunto—. ¿Tienes plan?
—Tengo que llevar a Suzy a casa de mamá y papá en unas horas. Se la llevarán por un
par de noches. Y luego me reuniré con algunos amigos para almorzar.
—Eso suena divertido. —Empujando a Suzy con el codo, agrego—: Apuesto a que te
divertirás con la abuela y Pop-Pop3.
Ella asiente.
—Pop-Pop me dijo que podíamos tomar helado y ver Moana después de cenar.
—Demonios, sí. Será divertido.
—Se supone que no debes decir demonios —dice Suzy, haciendo que Jade me mire con
el ceño fruncido desde arriba de su cabeza.
—Sí, bueno, tú tampoco, niña.
Antes de que mi hermana pueda criticarme por decir malas palabras otra vez, su
teléfono suena y el nombre de Boone parpadea en la pantalla. En lugar de responder ella
misma, se lo entrega a Suzy.
—Toma, papá te llama para hablar contigo antes de que vayas a casa de la abuela.
3
Es el abuelo, pero le dicen así.
Suzy toma el teléfono y corre hacia la sala de estar. Puedo escuchar débilmente el
sonido áspero y profundo de la voz de Boone llenando los parlantes cuando finalmente
responde.
—¿No quieres hablar con él? —le pregunto a Jade, sintiendo la necesidad de presionar.
Algo no se siente bien. Ella parece fuera de lugar, y lo ha sido todo el tiempo desde que
estoy aquí.
Ella se encoge de hombros, se baja del taburete de la barra y evita mi mirada.
—Solo llama brevemente para hablar con Suzy. No necesito hablar con él.
Observo a mi hermana por un momento, con los ojos entrecerrados.
—¿Estás bien?
Lanzándome una mirada desde el otro lado de la cocina, sus cejas se juntan como si mi
pregunta la tomara con la guardia baja.
—Sí, estoy bien.
—¿Estás segura?
—Sí, Grady. —Ella deja escapar un profundo suspiro.
—Está bien, pero… sabes que puedes hablar conmigo, ¿verdad? Si no estuvieras bien.
—¿Por qué no estaría bien?
Levantando las manos, respondo:
—Solo digo.
Sus ojos se suavizan en las esquinas.
—Bueno, gracias, pero estoy…
—Bien —termino por ella—. Sí, ya lo dijiste.
Jade pone los ojos en blanco y suelta una carcajada, mostrándome el dedo corazón
antes de salir de la cocina.
Yo también me río, pero no puedo evitar sentir que hay algo que ella no me está
diciendo.
2
Boone Stanton
Me duele el cuerpo después de los rodeos consecutivos que hice las últimas dos
noches. Cada año que pasa, competir se vuelve más difícil para mi cuerpo. Montar toros
no es exactamente fácil, pero lo siento mucho más a la mañana siguiente que cuando
tenía solo veinte años. No ayuda que todos nos quedáramos despiertos hasta tarde y
bebiéramos demasiado anoche, celebrando lo bien que lo hicimos. Disfrutar de victorias
consecutivas siempre sacará a relucir a los fiesteros de un grupo de vaqueros.
Después de tomar un par de ibuprofenos para el dolor de cabeza y la espalda, y
tomarme una botella de agua, empaqué todas mis cosas y salí a la carretera esta
mañana. Todos podemos regresar a casa esta semana, ya que nuestras próximas
competencias son allí. Estamos a principios de julio y no he estado en casa desde
mediados de mayo. Decir que estoy emocionado de estar en casa, dormir en mi propia
cama y ver a mi hija sería quedarse corto.
No tener a Jade y Suzy conmigo de gira esta temporada ha sido extraño. Por un
lado, ha sido agradable no tener que lidiar con las discusiones y peleas que siempre
parecen surgir cuando estoy cerca de Jade, pero por otro lado, no ver a Suzy en persona
ha sido una mierda. He hecho videollamadas con ella la mayoría de los días, pero eso
no es lo mismo. Tenerla de viaje conmigo siempre ha sido divertido. Claro, cuando era
bebé, era un poco desafiante, pero cuanto más crece y más emocionada está de poder
verme competir, es algo que espero con ansias. Sin embargo, siempre supe que el hecho
de venir no duraría para siempre. El año que viene, comenzará el jardín de infantes, por
lo que de todos modos no sería factible.
Conduciendo por el camino de grava a mi casa, mis ojos se posan en un Hyundai
negro estacionado frente a mi garaje. El coche de Grady. La molestia se apodera de mi
pecho mientras estaciono al lado y salgo. No tengo nada en contra del hermano menor
de Jade. De hecho, incluso lo consideraría una especie de amigo, pero ella le ofreció
quedarse en nuestra casa sin siquiera hablarme de ello. Luego tuve que escuchar las
noticias de Suzy cuando deberían haber venido de Jade. Con el estado de nuestra
relación en este momento, lo último que quiero hacer es poner una cara feliz falsa frente
a su familia con el fin de mantener nuestras mierdas en secreto. Solo estaré en casa una
semana y lo único que realmente quiero hacer es relajarme durante el tiempo limitado
que tengo.
La puerta de entrada de la casa se abre antes de que yo suba el último escalón, y
pequeños pies descalzos golpean el porche mientras Suzy corre hacia mí.
—¡Papá! —su pequeño cuerpo choca con el mío, sus brazos rodean mis piernas—.
¡Estás en casa!
Me agacho, la levanto y luego nos acompaño al interior, cerrando la puerta detrás de
mí con el talón de mi bota.
—Te extrañé, mi niña.
—También te extrañé —murmura ella.
—¿Donde esta tu mamá?
—Atrás con el tío Grady.
Atravesamos la casa y salimos por la puerta trasera, donde encuentro a Jade y Grady
sentados en el borde de la piscina con los pies en el agua y a Mabel jugando en el jardín.
Jade mira por encima del hombro cuando nos oye acercarnos. Unas gafas de sol oscuras
le protegen los ojos, pero me dedica una sonrisa forzada.
—Bienvenido a casa —dice, levantándose y sacudiéndose con las manos.
Ajustando a Suzy para que quede situada en mi cadera, digo:
—Gracias. —Luego vuelvo mi atención hacia Grady, que ahora también está de pie
—. Hola, Grady.
Me ofrece una sonrisa que parece menos forzada que la de su hermana.
—Hola, hombre. Apuesto a que estás feliz de estar en casa.
—No tienes idea —murmuro. Y luego, pensándolo mejor, agrego—: Bueno, estoy
seguro que tú también, considerando la universidad y todo eso.
Grady se ríe.
—Sí, mas o menos.
—Un pajarito me dijo que trabajarás en los Días de la Estampida esta semana.
Su sonrisa brilla.
—¡Sí! De hecho, quería ver si te parecía bien ir juntos por la mañana, ya que ambos
vamos al mismo lugar.
Por supuesto que le parecía bien.
—Está bien —respondo—. ¿Pero te quedarás allí todo el día?
—No. —Él niega con la cabeza—. Los primeros días solo trabajo en el turno de la
tarde, pero puedo ir a casa con Hannah. Luego, más adelante esta semana, trabajaré por
las tardes y podré fotografiar el rodeo.
—Está bien, está bien. Probablemente saldré de aquí alrededor de las diez, así que
prepárate.
—Genial. Gracias, Boone. —Es tan genuino y amable. Me hace sentir como una
mierda al estar tan molesto porque él se queda aquí—. Voy a entrar y daros algo de
tiempo.
Él hace precisamente eso y, de repente, estoy aquí solo con mi esposa mientras Suzy
juega en el jardín con el perro, y el aire que nos rodea se vuelve repentinamente tenso,
pero no en el buen sentido. Las cosas entre Jade y yo han sido… difíciles desde hace un
tiempo. Cuando empezamos a salir, a ella le encantaba que yo fuera un jinete. Apoyó
plenamente mi sueño de convertirme en profesional. Pero a medida que pasó el tiempo,
y a medida que comprendió la realidad de lo que eso realmente significaba para ella (y
para nuestra familia), su entusiasmo fue disminuyendo constantemente. Ella odia
viajar, lo que le hace a mi cuerpo, el reconocimiento que conlleva. Lo más comprensible
es que no le guste lo peligroso que es. Esto último no lo manifestó hasta que nació
nuestra hija, lo cual tiene sentido.
—¿Cómo ha ido tu temporada? —ella pregunta.
Ambos nos hemos movido para sentarnos en la mesa del patio para poder vigilar a
Suzy y Mabel. Ella está arrojando el juguete de cuerda de Mabel, el cual la perrita corre
felizmente para buscar y llevarlo. Suzy lleva un vestido blanco que le llega hasta los
tobillos, sus pies descalzos están cubiertos de tierra como una verdadera niña de campo,
y su cabello rubio bañado por el sol está recogido en un moño en la parte superior de su
cabeza. Sonríe alegremente, se ríe cada vez que Mabel va por la cuerda.
Juro que parece que ha crecido por años desde que me fui hace apenas unos meses.
Siempre dicen lo rápido que crecen, pero nunca lo entiendes realmente hasta que lo
vives.
—Ha sido una gran temporada —digo en respuesta a la pregunta de Jade. Y en
verdad ha sido increíble. Mis estadísticas son impresionantes en mi humilde opinión y
creo que solo mejorarán a medida que avance la temporada. Una parte de mí siente que
debería doler que Jade tuviera que preguntarme eso en lugar de saberlo ya, como si
hubiera sido diferente. Pero con el tiempo, a medida que acepté en qué nos hemos
convertido, el dolor se ha disipado casi por completo.
—Papá, ¿viste qué tan lejos lancé eso? —Suzy grita desde unos seis metros de
distancia, con la mano protegiéndose los ojos del sol.
—Lo vi, cariño —respondo, mi voz adquiere un tono más suave, como suele ocurrir
con ella—. Lo arrojaste bien lejos ¡Buen trabajo!
Ella sonríe, con los ojos entrecerrados por la gran sonrisa. Es contagiosa. Es
imposible no sentir que la felicidad me calienta desde adentro hacia afuera al mirar su
rostro alegre. Ser padre es lo más extraño y desafiante que he hecho en mi vida, y al
mismo tiempo es lo más simple. Esa es una gran contradicción, y no tendría ningún
sentido a menos que seas padre. Amarla incondicionalmente es muy fácil. Más fácil que
el aire que inhalo y exhalo de mis pulmones. Estar allí para ella y hacer todo lo posible
para garantizar que esté segura y feliz es fácil, es algo en lo que ni siquiera tengo que
pensar. Movería cielo y tierra por ella sin pensarlo dos veces.
Pero poner una cara feliz cuando siento algo diferente y preguntarme si estoy
haciendo lo correcto por ella... esa es la parte difícil.
—Hablé con la abogada —murmura Jade en voz baja, para que solo yo pueda oírla.
Una punzada en mi pecho me hace tragar con dificultad.
—¿Qué dijo?
—El estado de Wyoming tiene un período de espera de veinte días una vez que
solicitamos el divorcio antes de que pueda finalizar. Por lo tanto, sería mejor esperar
hasta estar en casa al final de la temporada.
Esta es una conversación que sabía que vendría, pero es una que he estado
temiendo. Jade y yo decidimos separarnos al final de la última temporada de rodeo.
Había tardado mucho en llegar y parecía que debería haber sido una decisión más
difícil, pero no lo fue. Ambos sabíamos que era el momento. No podíamos seguir así, así
que nos dimos un año. Nos dijimos que esperaríamos para hacer cualquier movimiento
permanente hasta el final de la próxima temporada de rodeo: esta Actualmente estoy de
acuerdo. Principalmente por el bien de Suzy. No queríamos trastornar toda su vida
hasta que ambos estuviéramos seguros de que esto había terminado. Hasta que
estuviéramos seguros de que no había forma de salvarlo.
Pero estamos seguros.
Ni siquiera es la mitad de la temporada, y creo que los dos estamos más seguros de
eso que de cualquier otra cosa. Incluso con la nube oscura del proceso de divorcio
flotando sobre mi cabeza, me siento más ligero que en años, y aunque es difícil hablar
de ello, sé que Jade siente lo mismo. Esta era la vida a la que se había apuntado, pero
cuando lo hizo, no tenía idea de lo que significaba. Estar casada con un jinete de toros
no es una vida convencional de ninguna manera, y puedo reconocer y respetar lo difícil
que ha sido para ella. No soy solo yo de quien tengo que preocuparme. No soy el único
afectado por el resultado cada noche cuando me subo a una bestia salvaje de mil libras.
Creo que Jade se enamoró de la idea de estar con un jinete de toros más que de la
realidad. Y puedo ver el atractivo. Ella era joven (los dos lo éramos) y buscaba hacer
cualquier cosa que fuera en contra de la visión perfecta de un futuro que sus padres
tenían para ella. El señor y la señora Wilde no son las personas más fáciles de tratar.
Provienen de una familia acomodada y remilgada. Esperan mucho de sus hijos (siempre
lo han hecho) y casarse con un jinete de toros alborotador ciertamente no estaba en los
planes que tenían para su hija.
Siempre han tratado a Jade y a Grady como si fueran posesiones que controlar.
Objetos para moldear como mejor les parezca. Si tratas así a los niños, especialmente a
los adolescentes en crecimiento, se rebelarán. Creo que cuando nos juntamos, ella vio la
vida que yo quería y supo que era una manera de cabrear a sus padres. No digo que esa
sea la única razón por la que se casó conmigo, porque sé que me ama pero, como suele
suceder con el amor joven, una vez que la emoción y el frenesí de la lujuria se calmaron
un poco, y después de que nos convertimos en padres, ambos nos dimos cuenta de que
no éramos tan compatibles como habíamos pensado originalmente. No somos con
quienes el otro necesariamente quiere hacer todas las cosas mundanas y cotidianas, y
creo que eso es importante cuando se trata de alguien con quien planeas pasar el resto
de tu vida.
Por primera vez desde que me senté, miro a Jade. Mi esposa y la madre de mi hija.
—¿Y esto es lo que quieres?
No lo pregunto porque lo esté dudando. Lo pregunto porque necesito estar seguro
de que pensamos lo mismo. Aunque no estoy seguro de por qué, porque incluso si ella
dijera que no, no creo que pudiera quedarme. Yo solía quererlo, quería hacer que
volviera a funcionar para Suzy. Quería poder darle un hogar que no estuviera “roto”,
que, por cierto, es un término muy anticuado y tóxico. Pero poder darle dos hogares
felices es mejor que un hogar miserable donde tenga que aguantar las peleas de sus
padres o, peor aún, lidiar con la tensión que surge de una fricción obvia.
—Creo que es nuestra única opción, ¿no crees? —pregunta, su rostro ilegible bajo
sus gafas de sol.
Suzy es la viva imagen de Jade en muchos sentidos. Sus rizos rubios y saltarines. Su
linda y estrecha nariz de botón. Sus ojos, aunque son del mismo color que los míos, su
forma es de Jade. Gran parte de ella está en nuestra hija, y más de una vez me he
sentado conmigo mismo y me he sentido culpable por no querer hacer que esto
funcione. Ella me dio a la persona más importante de mi vida. Pero me he dado cuenta
de que esos dos no son mutuamente excluyentes. Puedo amar a Jade por lo que me ha
dado y puedo estar agradecido y apreciar los buenos momentos que hemos
experimentado sin querer pasar mi vida con ella. Eso no hace que el amor que
compartimos sea menos real y no hace que mi amor por Suzy sea menos significativo.
Puedo amar a Jade sin estar enamorado de ella.
—Sí.
—¿Te sientes triste? —pregunta, tomándome por sorpresa. Lo único de lo que no
hemos hablado respecto a este lío es de nuestros sentimientos. Hemos hablado de la
logística, de las finanzas, del futuro, de cómo funcionará todo con Suzy y con la casa.
Pero nunca de nuestros sentimientos.
Mi garganta está seca mientras asiento.
—Un poco —respondo honestamente.
Jade se pasa la mano por la mejilla y se limpia una lágrima que cayó justo debajo de
las gafas de sol.
—Yo también.
Me siento con su respuesta por un momento, absorbiéndola y permitiéndome
sentir... mirándola, le pregunto:
—¿Seguimos con nuestro plan original? ¿Con la casa?
Cuando empezamos a discutir la posibilidad de una separación y un eventual
divorcio, obviamente surgió el tema de nuestra casa, junto con todos nuestros demás
bienes. Al principio estuvimos discutiendo si uno de nosotros se haría cargo de la
hipoteca y se quedaría en la casa, mientras que el otro se marcharía. Sin embargo, esa
opción no nos sentó bien a ninguno de los dos. La compramos juntos y seguir viviendo
aquí sin el otro nos parecía mal.
Al final, decidimos que lo más sensato sería venderla y dividir las ganancias.
Jade asiente.
—Sí, eso creo. —Ella gira su cabeza hacia mí—. Hemos logrado vivir tanto tiempo
bajo el mismo techo, ¿qué más da un año más?
La risa se escapa de mis labios.
—Tienes razón.
Antes de vender, hay algunas cosas que queremos actualizar o reparar en la casa
para mejorar el precio de venta. Uno de los más importantes es una nueva valla
alrededor de la propiedad, algo de lo que ambos queremos formar parte. Debido a mi
agenda con el rodeo, no estaré en casa hasta mediados de septiembre. Luego tenemos
que investigar y encontrar una empresa que lo haga, y con la llegada del invierno y el
frío que hace, tenía más sentido esperar hasta la primavera para instalar la cerca una
vez que encontremos a alguien. Calculando el momento de todo, volveré a viajar, así
que esperaremos hasta estar en casa el próximo otoño antes de ponerla en venta.
No es lo ideal, pero como dijo Jade, hasta ahora hemos hecho que funcione ¿Qué
más da un poco más? A pesar de nuestro inminente divorcio, todavía nos llevamos bien
y, de todos modos, estoy fuera la mayor parte del tiempo debido al rodeo.
Jade deja escapar un suspiro y se endereza.
—Bueno, entonces está arreglado. —Hay un toque de tristeza en su tono y es un
sentimiento que comparto. Es un momento agridulce.
Mi pecho se abre, las emociones inundan mi sistema. Me abruma la dicotomía de
sentirme aliviado y apesadumbrado por el fin de nuestro matrimonio. Pero como los
padres nunca descansamos, guardamos esos sentimientos nuevamente en las pequeñas
cajas que escondemos dentro de nosotros mismos mientras Suzy y Mabel se acercan a
nosotros. Nos levantamos y seguimos con nuestro día, sin dejarle ver nunca lo que
sucede detrás de escena. Es algo que necesitará saber pronto... pero no ahora. No
cuando solo estaré en casa por unos días.
Esta semana seremos una familia feliz por ella, porque pronto su pequeño mundo se
pondrá patas arriba y odio que ella tenga que pasar por eso. Desearía poder preservar
su inocencia el mayor tiempo posible. Dejarla creer que todo es perfecto.
Solo puedo esperar que estemos haciendo lo mejor para ella y para nosotros a largo
plazo.
3
Boone Stanton
El vapor se esparce a mi alrededor cuando salgo de la ducha y alcanzo la lujosa
toalla de color morado oscuro que cuelga del estante. La primera noche de los Días de la
Estampida terminó y fue un comienzo de semana sólido. Monté con fuerza y obtuve
buenos puntajes, pero de alguna manera me jodí el cuello en algún momento. Está
rígido y apenas puedo girar la cabeza. Espero que entre el ibuprofeno que tomé cuando
llegué a casa, la ducha de agua hirviendo en la que me acabo de sumergir y la
almohadilla térmica que estoy a punto de ponerle cuando baje las escaleras, mañana me
sentiré como nuevo.
Jade trajo a Suzy al rodeo esta noche para que pudiera verme. La acosté tan pronto
como llegamos a casa, y después de un rápido vistazo a su habitación me hizo saber que
ya se había dormido, dejo mi toalla sucia en el cuarto de lavado antes de bajar las
escaleras. Las luces en el nivel inferior están apagadas, pero un brillo del televisor se ve
a la vuelta de la esquina, lo que significa que Jade o Grady están allí viendo algo. Ojalá
sea él, porque no me importaría relajarme, tomar unas cervezas y ver una película con
Grady. Mientras que pasar el rato con Jade suena como tan atractivo como sacarme un
diente. Grady y yo prácticamente siempre nos hemos llevado bien. Claro, prefiero pasar
mi tiempo solo cuando estoy en casa por un rato, pero hay peores personas con quienes
pasar el rato.
Asomo la cabeza por la esquina y lo veo en el sofá.
—Oye, voy a tomar una cerveza —le digo—. ¿Quieres una?
Gira la cabeza en mi dirección y una sonrisa se extiende por su rostro.
—Me asustaste. —Él exhala con una risa—. Claro, tomaré una.
Con dos latas frías en la mano, me dirijo a la sala de estar y le entrego una a Grady
antes de tomar asiento en el otro extremo del sofá.
—¿Qué estás viendo? —mirando realmente la televisión, agrego—: Espera, ¿Harold y
Kumar van a White Castle?
Grady resopla mientras toma un trago de su cerveza.
—Oh sí. Nunca pasa de moda.
Soltando una carcajada, digo:
—Mierda, no había visto esto desde que era un adolescente.
Abro la lata, la llevo a mis labios y dejo que el líquido frío llene mi boca. Reprimo un
gemido que quiere liberarme, porque esto es exactamente lo que necesito después de un
largo día en el rodeo. los Días de la Estampida es mi evento favorito del año. En el
circuito acudimos a un puñado de eventos similares, pero ninguno tan especial como
este. Uno de los rodeos al aire libre y celebraciones del oeste más grandes, los Días de la
Estampida existe desde principios del siglo XX y es mucho más que un simple rodeo.
Hay un desfile, un carnaval, toneladas de pequeños negocios instalados en puestos a lo
largo de la calle, comida, bebidas y, el último día, hay un enorme desayuno con gofres
que es gratis para todos en la ciudad.
Hablando de…
—¿Cómo te fue hoy? —le pregunto a Grady, girando la cabeza y observándolo.
Me mira, apoyando su cerveza sobre su muslo.
—Estuvo bien —responde, como si lo dijera en serio—. Hay tanto que ver, así que
espero haber conseguido algunas buenas fotos. Creo que sí, pero nunca se sabe.
—Estoy seguro de que lo hiciste muy bien —murmuro en voz baja—, los Días de la
Estampida es un evento enorme; Hannah no te habría contratado para hacerlo si no
hubiera pensado que podrías manejarlo o no hubiera pensado que tenías lo que se
necesita.
Uno de sus hombros se levanta perezosamente.
—Sí, pero pensar que alguien tiene lo que se necesita es muy diferente a tener
realmente lo que se necesita.
—No le restes importancia, G. Te lo ganaste. —Al tomar otro sorbo, me viene a la
mente un pensamiento—. ¿Viste a tus padres hoy? ¿Saben de tu trabajo?
Grady se muerde el interior de la mejilla mientras niega con la cabeza y me
arrepiento de haberlo mencionado.
—No fueron y no les he dicho. Si lo saben, no fue por mí.
—¿Hablas mucho con ellos?
—No —murmura antes de tomar un sorbo de su cerveza—. Creo que ambos saben
que mi corazón no está en la escuela, que lo hago para complacer a mi papá más que
cualquier otra cosa. Nunca hemos tenido una relación muy estrecha, pero nos hemos
distanciado cada vez más ahora que estoy fuera de casa.
Mi corazón se estremece por Grady. No puede sentirse bien saber que no cuentas
con el apoyo de tus padres.
—¿Cómo te sientes sobre eso?
Al girar la cabeza y encontrarse con mi mirada, una sonrisa se dibuja en sus labios.
—¿Eres mi terapeuta ahora? —él se ríe, el sonido hace que mi pecho se apriete y una
risa mía brota—. Dr. Booney.
—Vete a la mierda —bromeo—. Solo estoy tratando de tener una conversación,
idiota ¿Cómo que Dr Booney? ¿Qué demonios? ¿Por qué ese sería mi nombre de
terapeuta?
Eso solo parece hacerlo reír más fuerte.
—Vete tú a la mierda —dice entrecortadamente—. Booney.
Le levanto una ceja, la sonrisa en mi rostro es tan amplia que me duelen las mejillas.
—¿Estás bien, G? ¿Sobrevivirás?
—Joder —jadea, con las mejillas surcadas de lágrimas—. No sé por qué me río tanto.
—Aspira una bocanada de aire—. No dormí mucho anoche, y creo que entre eso y el
largo día, me está afectando. —Grady respira profundamente y deja que salga por la
boca mientras se limpia las mejillas mojadas—. Oh, diablos, necesitaba eso. Gracias, Dr
Booney. —Mueve las cejas, la sonrisa burlona en su rostro es contagiosa cuando me
encuentro reflejándola.
Bebiendo el resto de su cerveza, se levanta y me mira, levantando la lata vacía como
si quisiera preguntar: “¿Quieres otra?”
—Claro, gracias. —Termino el resto de la mía y le entrego la lata vacía.
Cuando regresa, me entrega una lata nueva antes de dejarse caer en el sofá y nos
quedamos en un cómodo silencio mientras miramos la ridícula película. Es una de esas
películas que es tan absolutamente estúpida que resulta divertida. Estamos a la mitad
cuando me doy cuenta de que me olvidé de agarrar la almohadilla térmica para mi
cuello, pero luego me doy cuenta de que el dolor ha desaparecido.
Hmm, el ibuprofeno y la ducha caliente debieron haber funcionado después de todo.
—¿Cómo estuvo esta noche en el rodeo? —Grady pregunta, aparentemente de la
nada.
—Estuvo bien —le digo—. Podría haberlo hecho un poco mejor, pero estoy contento
con mi puntuación.
—¿Sientes que la ventaja de que sea en casa es algo importante en el rodeo?
Me llevo la cerveza a los labios y tomo un sorbo mientras pienso en la pregunta.
—Dependiendo de a quién le preguntes, probablemente obtendrás una respuesta
diferente, pero en mi caso, no lo creo. En todo caso, siento que mis nervios aumentan
más cuando compito en casa que en cualquier otro lugar.
—¿En serio? —sus ojos se abren mientras mueve su cuerpo para mirarme más.
—Sí, todo es mental, estoy seguro. Es como si supiera que los ojos que me miran son
personas que conozco, así que lo hace sentir más, supongo. Probablemente eso no tenga
sentido.
Él asiente.
—No, tiene mucho sentido.
Para cuando llegan los créditos de la película, hemos bebido cada uno una cerveza
más y el cansancio ya se está asolando. Siento que, por primera vez en mucho tiempo,
podría acostarme en la cama y quedarme dormido de inmediato ¿Quién diría que todo
lo que necesitaba era un refresco de cerveza después del rodeo, una película tonta y
risas?
4
Grady Wilde
Es la cuarta noche de los Días de la Estampida. Es el primer rodeo en el que trabajo y
estoy sorprendentemente emocionado por esto. Los primeros tres días del evento,
trabajé más temprano, tomando fotografías de todos los stands, la multitud y los otros
eventos que no estaban relacionados con el rodeo. Cuando se trata del rodeo real, no
mentiré, todo ese mundo es un poco confuso y extraño para mí. He asistido a una buena
cantidad de rodeos en mi vida (si creces en un lugar como Copper Lake es imposible no
ir), así que entiendo el concepto básico de cómo se ejecutan y qué se hace en cada uno
pero en general no tengo ni idea.
Aunque no necesito ser un nerd del rodeo para tomar fotografías espectaculares del
evento para la página de redes sociales de la arena, que es para lo que estoy aquí.
—¡Oh! Tío Grady, ¿podemos comprar uno? ¡Por favor!
Deteniéndose frente a la mesa que tiene docenas de sombreros de vaquero de varios
colores y tamaños, Suzy me mira con sus grandes ojos marrones suplicantes. Ella es una
mezcla tan perfecta de mi hermana y Boone. Tiene los ojos oscuros de su padre, pero el
cabello rubio pálido de Jade. El atrevimiento de su madre, pero la determinación de su
padre. Suzy puede ser bien terca cuando quiere serlo, pero también sabe cómo
convencerte cuando quiere algo, que es completamente de Jade. Como ahora mismo
cuando me pone sus ojos de cachorrito y el labio inferior haciendo puchero, con sus
pequeñas manos entrelazadas frente a su pecho.
Tengo aproximadamente una hora antes de empezar a trabajar, y Jade acaba de
dejar a Suzy conmigo para volver corriendo a casa muy rápido. Hemos estado
deambulando por los terrenos de la arena durante los últimos diez minutos,
observando todo lo que hay que ver aquí. Está montado casi como una feria, pero
mucho más pequeña. Hay filas y filas de stands llenos de cosas a la venta. Pulseras y
pendientes, sombreros, tatuajes temporales, camisas. Lo que sea, probablemente esté
aquí.
Mabel también está con nosotros. Para lo joven que es, se porta muy bien. La
adoptaron hace solo unos meses. No tira demasiado de la correa, no ataca a las personas
que están cerca de nosotros, no ladra ni se queja.
—¡Por favor, por favor, por favor, tío Grady! —Suzy continúa, realmente
aumentando su poder de convencimiento—. No pediré nada más en toda la noche ¡Lo
prometo!
Me río entre dientes porque eso es mentira.
—¿Cuál quieres, Suzy Q?
Una sonrisa divide su rostro mientras mira los sombreros.
—¡Este! —señala uno verde azulado con pedrería por todas partes—. No, no, no,
este. —Toma uno rosa con el frente decorado y me lo muestra—. Quiero este.
—Póntelo —le digo—. Veamos si te queda primero.
Suzy se lo deja caer en la cabeza, luciendo como la vaquera en miniatura que es.
—¡Me queda!
Había un pequeño espejo sobre la mesa que Suzy usó para admirarse. Después de
pagar, continuamos con nuestra exploración del terreno. Llegamos a un pequeño campo
vacío justo al otro lado de la arena, y dejé que Suzy y Mabel fueran a correr y jugar un
rato. La gente comenzará a llenar el espacio poco después y Jade regresará pronto.
Tendrán que entrar también y encontrar un buen asiento en el frente donde Suzy pueda
ver a su papá. Desde que la vi hoy, ha mencionado no menos de cinco veces lo
emocionada que está de ver a su padre montar los “toros salvajes”.
El sol comienza a ponerse, el horizonte está coloreado con hábiles pinceladas de
rojos, naranjas y amarillos quemados, dándole a todo un brillo dorado. Es uno de mis
momentos favoritos del día, donde el cielo está apagado pero brillante al mismo tiempo.
Una época en la que el mundo se siente asentado. Una vez escuché a alguien describir
una puesta de sol como el último suspiro de belleza antes de la muerte del día y,
aunque morbosa, era una hermosa metáfora.
Saco un brazo de una de las asas de mi mochila, la giro para colocarla delante de mí
antes de abrir la cremallera y agarrar mi cámara. Viéndolas a las dos correr juntas, a
Mabel con la lengua fuera de la boca y meneando la cola, y a Suzy con los ojos
iluminados y risitas saliendo de ella, me agacho y acerco la cámara a mi línea de visión.
Varios clics de mi dedo producen una docena de tomas espontáneas de ambas, con el
horizonte dorado como telón de fondo. En un momento, Suzy cae al suelo y Mabel se
acerca y le lame la cara, haciendo que Suzy se ría a carcajadas. Probablemente su ropa
se ensuciará un poco, pero ¿a quién le importa? Ella se está divirtiendo.
Se levanta, se quita el pelo rubio y rizado de la cara y es entonces cuando se da
cuenta de la cámara. Como una pequeña modelo, saca la cadera y coloca la mano sobre
ella mientras me muestra una sonrisa con dientes. No puedo evitar reírme mientras
tomo las fotos, con Suzy cambiando de pose en pose. En una de las tomas, ella se coloca
detrás de Mabel, rodea el cuello del cachorro con sus brazos y, lo juro, Mabel también
sonríe mientras tomo la foto.
En poco tiempo, Jade regresa y lleva a Suzy y Mabel a buscar sus asientos mientras
yo me dirijo a la arena y me preparo para el espectáculo para comenzar. La emoción
zumba en mis venas por poder hacer esto. Puede que no parezca un trabajo grande e
importante, pero para mí lo es. Powder Ridge Arena tiene una gran presencia en las
redes sociales, tanto de personas dentro como de fuera de Copper Lake. Es un estadio
conocido por sus vaqueros y vaqueras ganadores de campeonatos mundiales, por lo
que dentro del mundo del rodeo, este lugar es bastante importante. Poder tomar
fotografías de estos hombres y mujeres en acción es emocionante y, para ser honesto, un
honor. Las fotografías que tomaré obtendrán muchas visitas si aparecen en el sitio web
o en las redes sociales. Es una exposición excelente.
El evento ha sido increíble hasta ahora. El talento que poseen estas personas es
extraordinario. Yo puedo montar a caballo muy bien… ¿pero esto? Lo que están
haciendo es muy divertido de ver. Ya sé que obtuve algunas imágenes increíbles de esta
noche. Si no me equivoco, lo siguiente es la monta de toros, y ese es el último evento de
la noche. Justo cuando el pensamiento cruza por mi mente, el comentarista suena por el
altavoz y presenta al primer jinete. Alguien de un pueblo del que nunca he oído hablar.
La multitud ruge y aplaude cuando comienza la música y el tipo sale por la puerta
como un murciélago salido del infierno. No sé mucho sobre cómo funciona todo, aparte
de que tiene que mantener una mano en el aire todo el tiempo y no caerse antes de que
suene el timbre de ocho segundos. Ambas cosas las hace.
Mientras el siguiente par de jinetes van y vienen, mi dedo hace clic en mi cámara,
tomando foto tras foto. A todos parece que les va bien y obtienen puntuaciones bastante
altas, excepto uno que se cayó y no recibió puntuación. Apesta ser él. No puedo
imaginarme saliendo, montando uno de esos toros salvajes y arriesgando mi vida
entera, literalmente, solo para terminar sin puntuación. A la mierda eso.
Colt Bishop es el siguiente. Es otro jinete de Copper Lake y uno de los amigos más
cercanos de Boone. Lo conozco básicamente de toda mi vida. Tiene veintitrés años, si no
me equivoco, solo unos pocos años más que yo, y este es su tercer año en el rodeo
profesional. Como muchos otros chicos, su padre también estuvo en el rodeo cuando él
era más joven, así que siguió sus pasos. Max Bishop era un jinete de toros que quedó
para la historia. Extremadamente conocido en este mundo. Se han hecho películas sobre
él y su carrera, y sobre cómo casi pierde la vida montando una de estas bestias.
Queriendo acercarme un poco más a la puerta, recorro la arena y encuentro un lugar
frente a una fila de gradas. Después de asegurarme de que no estoy en el campo de
visión de nadie, me preparo mientras el comentarista da la presentación.
Colt es conocido por superar los límites. Tiene un legado que cargar y monta así. La
multitud ruge cuando él sale, y cuando suena el timbre, se están volviendo locos
nuevamente. Es uno de los favoritos de los fanáticos, eso es seguro. Probablemente
ayude el hecho de que es pecaminosamente guapo y un total playboy. No se
avergüenza de las mujeres ni de los hombres a los que entretiene; siempre aparece en
las redes sociales con una nueva cara... o caras. Su manager probablemente lo odia, una
pesadilla de relaciones públicas, pero en realidad es un tipo muy agradable si lo
conoces fuera del rodeo.
Una vez que sale de la arena, el hombre detrás del micrófono presenta a Boone a
continuación. Al igual que con Colt, los fans se vuelven locos. No puedo evitar la
amplia sonrisa que se apodera de mi rostro, tanto por su reacción hacia él, como
también porque puedo ver a Boone al frente y al centro. Debido a la escuela, solo lo he
visto competir en un entorno profesional en persona unas cuantas veces, la última vez
fue hace unos dos años. Antes de la universidad, solía ir con Jade a verlo mucho.
Es otro favorito de los fanáticos, y por una buena razón. Con una altura de metro
noventa y dos, es una anomalía en el mundo de la monta de toros. Aplicando la lógica,
no debería poder montar. Es significativamente más grande que cualquier otro hombre
en el circuito de su deporte y, aun así, sigue siendo de lo mejor que hay. Su tamaño
juega en su contra, pero de alguna manera lo aprovecha, y la gente en Internet se vuelve
loca con él.
Al igual que Colt, Boone tiene una enorme presencia en las redes sociales. Le
encanta mostrar lo que hay detrás de escena, le encanta dejar que la gente vislumbre su
vida cuando no está de viaje. Mientras que Colt es visto como peligroso y sexy en
Internet, Boone es un sano hombre de familia. Lo cual es jodidamente gracioso para mí
porque, en mi opinión, Boone es tan sexy como Colt, si no más. Internet simplemente no
ve ese lado de él.
Er, no es que note lo guapo que es Boone con tanta frecuencia.
Bull Ridin' Son of a Gun de The Charlie Daniels Band llena la arena cuando se abre el
tobogán y el toro sale por la puerta. Con una mano en la cuerda del toro y la otra en el
aire, Boone se mueve con destreza encima de la bestia. El toro enojado salta, gira y
patea, tratando de echar a Boone, pero como el profesional que es, Boone lo domina
todo. Casi como si previera cada movimiento del toro.
Tiene un casco que protege su cabeza, algo que he notado que no todos los jinetes
usan, un chaleco azul marino decorado con parches de patrocinadores encima de una
camisa de manga larga de color azul más claro y un par de zahones 4 que cubren sus
gruesa y musculosas piernas revestidas de mezclilla. Los flecos de cuero en el costado
de los zahones combinan con su chaleco. El timbre suena ocho segundos después, pero
esos segundos parecen una eternidad mientras lo vemos montar. Casi todas las
personas en esta arena, incluido yo mismo, saltamos y aplaudimos a Boone cuando se
bajó del toro.
Mi corazón late con más fuerza y la sangre corre caliente por mis venas. La
adrenalina que siento al verlo ni siquiera compite con la forma en que él se siente, estoy
seguro. Ni siquiera puedo empezar a imaginar lo que debe sentirse al hacer lo que hace.
Seguramente en la cima del mundo una vez que suena el cronómetro. Es admirable y
jodidamente increíble presenciarlo.
El payaso del rodeo5 saca al toro del lugar y, antes de que Boone salga, se acerca a
donde están sentadas Jade y Suzy, con el pecho agitado y el sombrero de vaquero
calado sobre sus ojos oscuros. Señalando con el dedo a Suzy, forma un corazón con sus
manos que ella imita, con una brillante sonrisa en su rostro y risas brotando de ella. Al
ver videos de él de otros programas en el pasado, sé que esto es algo que hacen después
de casi cada viaje. Es lindo ver su relación y cuánto se aman. Me las arreglo para tomar
fotos de la interacción, junto con todas las otras tomas increíbles que tomé de él antes de
que dejara la tierra.
A continuación vienen un par de jinetes más, y aunque hago un trabajo decente al
obtener imágenes de ellos, no puedo evitar reproducir en mi mente a Boone montando
su toro una y otra vez. Es un milagro que pueda prestar atención a mi trabajo ¿Por qué
diablos?
4
Especie de mandil, principalmente de cuero, con perneras abiertas por detrás que se atan a la pierna,
con el objetivo de resguardar la ropa.
5
Los payasos de rodeo son encargados de entretener a los toros bravos, principalmente, para darle
tiempo al vaquero a que se baje y salga de la arena y evitar que el toro le ataque.
5
Boone Stanton
No poder dormir cuando tu mente y tu cuerpo están agotados es una de las cosas
más frustrantes. Es más de la una de la mañana y he estado acostado en la cama,
intentando obligarme a quedarme dormido durante las últimas horas, sin éxito.
—A la mierda con esto. —Quitándome las mantas, salgo de la cama y del
dormitorio. Después de pasar rápido y silenciosamente por la habitación de Suzy para
ver cómo está (profundamente dormida como una estrella de mar sobre la cama y
Mabel durmiendo a sus pies), subo las escaleras lo más silenciosamente posible hasta el
piso principal, tomando una botella de agua del refrigerador antes de regresar.
Me senté en una de las sillas del patio y abrí las piernas, dejé el agua en la mesa a mi
derecha antes de echar la cabeza hacia atrás y mirar hacia el cielo de medianoche. Es
una noche clara y tranquila, las estrellas brillan intensamente. Son una luz entre la
oscuridad, acompañada de la luna creciente. Esta hora de la noche es pacífica.
Aunque lo sería mucho más si pudiera dormir un poco.
El insomnio no es algo desconocido para mí. Siempre he sido una especie de ave
nocturna. Viene con el oficio. La adrenalina de montar un toro de dos mil libras no
desaparece inmediatamente ni te tranquilizas lo suficiente como para irte a dormir. Pero
cuanto más me acerco a los treinta, más problemas tengo. Es como si mi mente no
pudiera tranquilizarse. Me acuesto y, de repente, cada pensamiento, preocupación y
tarea me inunda. Sin embargo, los últimos meses han sido peores. El final de mi
matrimonio y lo que eso significa para mi hija son preocupaciones que me atormentan
una y otra vez.
En específico por mi hija. No puedo apagar mi mente. Y claro, ha sido así desde que
nació, pero últimamente se ha amplificado ¿Estoy haciendo lo correcto para ella? ¿Estoy
siendo un buen padre? ¿Un modelo a seguir suficientemente bueno? ¿Crecerá y se
resentirá conmigo por la vida que le he dado?
Y luego está Jade... ¿Nos esforzamos lo suficiente para que nuestro matrimonio
funcionara? ¿La estoy decepcionando? ¿Terminará resentida conmigo? ¿Vamos a ser el
tipo de padres que no pueden mantener la compostura el tiempo suficiente para ser
padres de nuestros hijos de manera respetuosa y pacífica? ¿Y qué tipo de vida tendrá
Suzy si nos divorciamos y vivimos en hogares separados? ¿Me tendrá resentimiento por
eso?
Durante el día, especialmente cuando estoy de viaje, cuando estoy muy ocupado,
puedo, en su mayor parte, mantener estos pensamientos a raya. Pero la culpa es
abrumadora y asfixiante tan pronto como me relajo en la cama. No puedo huir de mis
pensamientos. De mi estrés. Especialmente viniendo de una familia donde el divorcio se
considera un tabú. Sí, mis padres están felizmente casados y muy enamorados, pero sin
duda sé que si no lo fueran, todavía lo estarían, no se divorciarían. Simplemente no es
algo que, según ellos, se deba hacer. Es una forma de pensar muy anticuada.
No quiero ni pensar en tener que contarles sobre esto. El miedo a su decepción hace
que se me revuelva el estómago. Hemos tenido mucho cuidado de no contarle a nadie
sobre esto porque no estábamos seguros de qué camino íbamos a tomar. No
necesitamos la simpatía y el juicio de nadie hasta que estemos seguros. Pero con un plan
ya en marcha, supongo que la gente empezará a descubrirlo con el tiempo. Ya no
seremos vistos como Boone y Jade, los novios de la secundaria.
Nos convertiremos en una estadística más. Un jinete de toros y su matrimonio
fallido. Su hogar roto.
Pero ni siquiera el pavor que me eriza la piel al pensar en todo el pueblo
enterándose de esto no es suficiente para hacerme cambiar de opinión. Tampoco creo
que sea suficiente para cambiar la de Jade. Ya no hay forma de salvarnos, y cuanto más
lo intentemos, más difícil será mantener las cosas civilizadas.
Quiero que ella sea feliz, pero puedo desearlo y aun así no querer pasar más mi vida
con ella.
Hay movimiento a mi derecha, y me sobresalto, girando la cabeza en esa dirección.
Grady se ríe mientras se sienta a mi lado. Está envuelto en un edredón y su cabello
está liso de un lado, claramente del lado en el que estaba durmiendo.
—Lo siento, no me di cuenta de que estabas aquí.
—Está todo bien. —Aclarándome la garganta, pregunto—: ¿Qué haces despierto?
Él me mira. Está demasiado oscuro para distinguir la mayoría de sus rasgos, pero
sus ojos color avellana brillan bajo la luz de la luna.
—Estaba durmiendo —responde con voz ligeramente ronca—. Pero me desperté y
no pude volver a dormirme.
—No fue por mi culpa, ¿verdad?
La habitación en la que se hospeda está en el piso principal, justo al lado de la
cocina, y aunque yo estaba tratando de ser lo más silencioso posible, probablemente
podría haberlo despertado si tiene el sueño ligero.
Grady niega con la cabeza.
—No, sucede mucho.
Soltando una carcajada, digo:
—Igual yo.
—¿Qué te tiene despierto? —pregunta con curiosidad.
—Hay muchas cosas en mi mente.
—¿Quieres hablar de ellas?
La sinceridad en su tono me hace girar la cabeza para encontrar su mirada
nuevamente. Grady es joven. Apenas tiene veintiún años, pero ha crecido mucho en los
últimos años desde que fue a la universidad. Se parece menos al adolescente plagado de
acné, que siempre quería salir con Jade y conmigo, y más a un hombre. Los ángulos de
su rostro ahora son más duros, más definidos. Menos redondos y juveniles.
—Gracias, pero es mucho con lo que no quiero cargarte.
Aunque sería bueno sacarme toda esta mierda del pecho, pero no puedo hacerle eso.
Jade es su hermana. Si ella quisiera que él lo supiera, se lo habría dicho.
Muchas noches pensé en contárselo a uno de mis amigos en el camino, pero nunca
me pareció bien. Todos somos cercanos, pero no tengo el vínculo tan estrecho con ellos
como ellos lo tienen entre sí. Shooter tiene a Cope, y ahora a Sterling, y Colt tiene a
Jessie y Clementine. No sé si es porque soy el mayor de todos, o tal vez es porque soy el
único casado y hablar con ellos (o con cualquiera) sobre los problemas de mi
matrimonio siempre me pareció mal. Aunque sería bueno tener ese tipo de amistad
ahora.
Sorprendiéndome, Grady pregunta:
—¿Tiene esto algo que ver con que Jade y tú durmáis en habitaciones separadas?
La risa brota de mis labios, aunque nada es gracioso. Estoy tan desconcertado.
—¿Qué?
Se retuerce un poco en su asiento.
—No estoy husmeando ni nada por el estilo —aclara, luciendo nervioso e incómodo
—. Jade me pidió que guardara algunas sábanas limpias en el armario de ropa blanca de
arriba y la puerta del dormitorio de invitados estaba abierta. Noté todas tus cosas allí y
la cama deshecha.
Mierda. Pensé que si dormía abajo no se daría cuenta. Solo estoy aquí por una
semana y cuando llegue a casa del circuito, él estará de regreso en la universidad.
Exhalando un suspiro, miro hacia el patio oscuro y digo:
—Aún no se lo diremos a nadie.
Grady está en silencio a mi lado. No tengo que mirarlo para saber que está mirando
a un lado de mi cara.
—¿Decirle qué a quién? —pregunta, con un tono que suena cauteloso.
Joder, esto no es algo que debería ser yo quien le diga. Jade me va a matar cuando se
entere. Hay un largo período de silencio. Demasiado largo. Probablemente piense que
voy a esquivar la pregunta. Finalmente, lo miro a los ojos.
—Jade y yo nos vamos a divorciar.
Sus ojos se abren por una fracción de segundo, pero controla sus rasgos lo
suficientemente rápido como para que apenas lo capte.
—¿Qué? ¿Por qué?
La pregunta me hace reír, porque suena muy horrorizado. Y porque no hay una
respuesta sencilla para eso.
—Son varias cosas. Ya no somos felices. No funciona.
—¿Cómo...? —traga fuerte, su nuez rodando en su garganta, algo en que mis ojos se
fijan por alguna razón. Probablemente por la falta de sueño—. ¿Por cuánto tiempo ha
estado sucediendo esto?
Dejé que Grady haga las preguntas ultrapersonales que la mayoría de la gente no
haría.
—Hemos estado con problemas por un tiempo —respondo—. Pero decidimos
separarnos en septiembre después de regresar a casa del circuito de rodeo.
—¿Y no se lo habéis contado a nadie? —con el ceño fruncido, sus ojos buscan los
míos.
—No. Queríamos estar seguros de qué haríamos antes de preocupar a nadie.
—Sí, pero tenéis que hablar con alguien. Esto es algo importante y mantenerlo
reprimido no puede ser fácil.
Su preocupación me hace sonreír.
—Bueno, sí, pero así es la vida, G. No todo es fácil. No tiene sentido involucrar a
otras personas en este lío.
—Lamento que estéis pasando por esto —dice, exhalando un suspiro pesado. Niego
con la cabeza y me encojo de hombros.
—Gracias. Aunque no es tu culpa. La vida no siempre va como pensamos.
—¿Estás bien?
Un escalofrío recorre mi espalda cuando lo miro de nuevo. La forma en que me mira
es desconcertante.
—Estoy bien —digo, moviendo la barbilla—. Hemos pensado mucho en esto y creo
que es lo mejor.
Grady guarda silencio por un momento, una especie de silencio pensativo antes de
decir:
—Sabes, estoy aquí si necesitas alguien con quien hablar. Puede que sea el hermano
de Jade, pero también soy tu amigo.
El sentimiento me golpea justo en el pecho y se me forma un nudo en la garganta.
—Gracias —digo en voz baja.
Él asiente y el silencio cae sobre nosotros. Grady reajusta el edredón que lo envuelve
mientras se mueve en la silla, su cuerpo gira más hacia mí mientras apoya su cabeza
contra el respaldo. Es el final de la conversación, pero seguimos sentados aquí juntos,
disfrutando del consuelo que brinda estar cerca de alguien, durante no sé cuánto
tiempo.
No parece que sea algo relajante. Parece una situación que me incomodaría, pero es
todo lo contrario. Saber que me saqué este gran secreto de encima y ahora podemos
sentarnos juntos sin llenar el silencio... es agradable. Es algo que ni siquiera sabía que
necesitaba hasta este momento. Y cuando ambos finalmente decidimos regresar Entro e
intento dormir de nuevo, subo las escaleras silenciosamente de dos en dos, me subo a la
cama y no tengo problemas para quedarme dormido.
Es como si mi mente hubiera necesitado que lo dijese en voz alta antes de poder
descansar
6
Boone Stanton
—Es muy temprano, papá —se queja Suzy mientras la desabrocho del asiento del
coche y la saco de mi camioneta—. El sol apenas está en el cielo.
La capucha de su sudadera Powder Ridge Arena está levantada sobre su
desordenado cabello rubio recogido en un moño, y su boca está arrugada mientras me
mira con el ceño fruncido. No puedo evitar reírme mientras la miro porque esta fue su
idea. Me ha estado rogando que la lleve a pescar.
—Princesa, este es el mejor momento para pescar. Tenemos que llegar muy
temprano.
—¿Y si los peces todavía están durmiendo?
—Bueno, si es así, están a punto de despertarse en un minuto 6 —bromea Grady
mientras rodea la camioneta y abre la puerta trasera.
Suzy suspira exageradamente.
—Se supone que no debes decir infierno, tío Grady.
Una sonrisa juvenil se dibuja en sus labios mientras sus ojos se dirigen a los míos.
—Tú tampoco, niña bonita —responde, encogiéndose de hombros inocentemente y
no puedo evitar reírme.
Grady agarra la caja de aparejos y las sillas de camping mientras yo agarro las cañas
de pescar, luego nos dirigimos hacia el muelle, que afortunadamente está vacío.
Esperaba que llegar temprano asegurara que no hubiera una multitud, y parece que
estaba en lo cierto. Ya no es frecuente que yo vaya a pescar, realmente no tengo tiempo,
pero lo disfruto de vez en cuando. Esta será la primera vez que traigo a Suzy, y no estoy
tan convencido de que le guste, pero ella ha estado queriendo que la lleve desde que
encontró una foto mía y de mi papá pescando cuando yo era un niño. Era algo que
hacíamos todo el tiempo cuando él no estaba de rodeo. Pescar con él el sábado por la
mañana era una de mis actividades favoritas cuando era más joven.
—¿Esos son gusanos? —Suzy grita, retrocediendo un paso de Grady.
Grady está arrodillado y suelta una carcajada mientras sus ojos color avellana se
posan en los míos, antes de mirar a Suzy.
—Sí, niña bonita. Son gusanos. Así es como se pesca el pez.
Su cara se arruga y cruza sus bracitos sobre su pecho desafiante.
—Qué asco. No voy a tocar los gusanos, tío Grady.
Riéndose, él responde:
—Está bien, no es necesario. Creo que entre tu papá y yo podemos cebar los
anzuelos muy bien.
Presionando mi mano sobre su hombro, le digo:
6
Grady había dicho “they’re about to wake the hell (infierno) up”. Pero se pierde en la traducción.
—¿Por qué no colocas las sillas, princesa? De esa manera, tendremos un lugar donde
sentarnos una vez que estemos listos.
Descruzando los brazos, me mira asintiendo bruscamente.
—¡Yo puedo hacer eso!
Un poco más tarde, ya tenemos nuestras cañas colocadas y estamos sentados en las
sillas de camping que Suzy nos preparó. Grady y yo estamos afuera, mientras que Suzy
está en el medio. El sol ahora brilla cae sobre nosotros, el cielo está claro como el cristal
y todavía hace fresco. Pero estoy seguro de que eso no durará mucho. Aquí afuera todo
está tranquilo, sereno… Eso tampoco durará mucho.
Se demuestra que tengo razón ni siquiera treinta segundos después cuando Suzy
pregunta:
—¿Cuándo pescaremos?
No puedo evitar soltar una carcajada porque los sedales han estado en el agua
durante unos tres minutos. Antes de que tenga la oportunidad de volver a explicarle el
proceso, Grady habla.
—La pesca es un juego de espera, niña bonita —le dice—. A veces puede llevar
tiempo. Un largo rato. Hay peces por todo este lago, pero eso no significa que haya
peces específicamente donde se lanzaron nuestros sedales. Tenemos que esperar a que
vean y muerdan nuestro anzuelo.
Sus hombros se hunden un poco.
—Bueno, ¿qué se supone que debemos hacer mientras esperamos?
Grady mete la mano en el bolsillo de la sudadera que lleva puesta y saca su teléfono.
—Pongamos algo de música —dice en voz baja—. Pero tenemos que mantenerla
baja, de lo contrario los peces no vendrán a nosotros, ¿de acuerdo?
Suzy asiente y susurra en voz alta:
—Está bien.
Chattahoochee de Alan Jackson empieza a sonar y yo resoplo. Los ojos de Grady se
dirigen a los míos, una sonrisa se extiende en su rostro mientras percibe mi risa apenas
contenida.
—¿Qué? No puedes decirme que esta no es la canción de pesca perfecta.
Levantando las manos frente a mí, murmuro:
—No dije nada.
Suzy y Grady terminan jugando un juego tranquilo pero acalorado de Veo, veo,
mientras nos sentamos y esperamos que suceda algo. No me sorprendería en lo más
mínimo si los tres no pescamos ni un solo pez porque cada vez que Suzy dice lo que
Grady está espiando, se ríe y salta arriba y abajo, probablemente asustando a los
posibles ganadores. Pero para ser honesto, no me importa. Verlos jugar juntos es mejor
que pescar.
—Está bien, tu turno. —Grady le hace un gesto a Suzy.
Suzy se mueve rápidamente en su asiento mientras escanea el área, su dedo índice
golpea su barbilla.
—¡Um, está bien! Veo, veo, algo de color marrón.
Al echar un vistazo rápido a los alrededores, encuentro un enorme álamo y estoy
dispuesto a apostar que el tronco es el algo marrón al que se refiere. Una mirada a
Grady y sé que él también lo ve, pero continúa mirando a su alrededor como si no
tuviera idea.
—Hmm, eso es difícil, Suzy Q —reflexiona—. Marrón… veamos…
Ella se ríe, ansiosa en su asiento, así que sé que se está emocionando, pensando que
ha ganado.
—¿Es la arena? —pregunta en broma, con los labios fruncidos como si estuviera
sumido en sus pensamientos.
—¡Tío Grady! —Suzy se levanta y se ríe—. La arena no es marrón, tonto ¡Era el árbol
detrás de papá!
—¡Oh, el árbol! —golpeándose la frente con la palma de la mano, dice—: Esa era mi
segunda suposición.
Continúan así por un tiempo. Algo profundo en mi pecho se aprieta mientras veo a
mi hija interactuar con él. Sé que es su tío, pero es muy bueno con ella. Ella lo ama, y
está claro que él también la ama, pero debido a la universidad, nunca pasó mucho
tiempo con ella. Me siento ridículo por enojarme con Jade por decir que podía quedarse
con nosotros durante el verano. Debería haber sabido que todo estaría bien. De vez en
cuando, él dirige su mirada hacia mí, y la sonrisa en su rostro mientras me mira hace
que mi corazón lata un poco más fuerte, y desearía saber por qué.
Por algún milagro, Suzy se duerme con la cabeza apoyada en mi hombro. Se estaba
poniendo inquieta y quejosa, y pensé que probablemente estaba cansada, pero no pensé
que en realidad se dormiría aquí. La música todavía suena a un volumen bajo y eso,
combinado con la tranquilidad del agua, lo convierte en un momento relajante.
momento. Mirando a Grady, está jugando con su teléfono. Tiene el ceño fruncido y el
labio inferior metido entre los dientes.
—¿Cuándo tienes que volver a la escuela? —le pregunto, y me encuentro con ganas
de hablar mientras estamos sentados en silencio, lo que me sorprende.
Guardando su teléfono en su bolsillo, su mirada se dirige hacia mí sin llegar a
mirarme a los ojos antes de mirar hacia adelante. No puedo evitar notar cómo sus
hombros se levantan, como si estuviera tenso de repente.
—El trimestre de otoño comienza en septiembre —responde en voz baja—. ¿Estás
emocionado de volver a viajar de nuevo?
—Sí. —Mis labios se curvan en una sonrisa—. El último tramo de la temporada
después de este mini descanso siempre es divertido. Después de los Días de la
Estampida descansamos y recargamos energías en casa, y luego aprovechamos el
último viento de la temporada con todo nuestro ser.
Su mirada encuentra a Suzy antes de encontrarse con la mía.
—Apuesto a que ha sido difícil no tenerla de gira contigo esta temporada.
—Sí, lo ha sido —lo admito.
—Ella ha ido contigo todos los años desde que nació, ¿verdad?
—Más o menos.
Puedo decir que quiere preguntar más sobre mi separación, pero no lo hace, y lo
aprecio. Ni siquiera debería haberle dicho nada al respecto, pero se sintió bien
sacármelo del pecho. Hermano de Jade o no, hay algo en Grady que me hace sentir que
puedo confiar en él. Ser mi confidente. Pero al mismo tiempo, tampoco quiero que sea
así porque es su hermana. Es una línea muy fina, y se siente como una especie de broma
cósmica enfermiza de que la única persona con quien me sentí lo suficientemente
cómodo para confiarle este gran secreto que Jade y yo hemos estado cargando durante
el último año es alguien en quien probablemente no debería confiar. Pero lo hecho,
hecho está, y fue un peso que me quité de encima. Probablemente ni siquiera sepa
cuánto ayudó que me escuchara esa noche.
Algo pasa entre Grady y yo, un momento en el que nuestras miradas se cruzan y se
siente como si el mundo exterior se desvaneciera. Se me cierra la garganta y se me pone
la piel de gallina por todo el cuerpo. Dura menos de un minuto, una bandada de pájaros
volando sobre nosotros nos saca, pero fue visceral. Me encuentro repitiendo el extraño
momento mucho después de que haya terminado. Incluso después de que Suzy se
despierta.
¿Qué fue eso?
Con la ayuda de los sándwiches de mantequilla de maní y mermelada que Grady
nos preparó esta mañana, podemos quedarnos varias horas antes de que Suzy pierda
todo interés. Tal como me lo imaginaba, no pescamos nada, pero no creo que a ninguno
de nosotros le importe. Aunque técnicamente no fue un éxito, esta mañana fue mucho
más divertida de lo que esperaba, y eso se debe en gran parte a Grady.
Después de cargar todo en mi camioneta, la abrocho a su asiento de seguridad y se
duerme incluso antes de que abandonemos la calle que sale del lago. Solo quedan unos
días antes de que tenga que salir de nuevo de viaje. Se me revuelve el estómago al saber
que tendré que dejar a Suzy, y pasará otro mes y medio antes de que vuelva a casa, pero
me gusta saber que ella tendrá a su tío y a su madre con quienes pasar el rat o mientras
yo no esté.
Justo antes de que nos detengamos frente a la casa, miro a Grady.
—Gracias por venir con nosotros hoy. Creo que eres la única razón por la que se
divirtió.
Los ojos de Grady encuentran los míos, y una descarga de algo que no entiendo del
todo rueda por mi espalda.
—No fue problema. Yo también me divertí.
Ambos bajamos de la camioneta y le desabrocho el arnés a Suzy, maniobrando con
cuidado para sacarla de su asiento sin despertarla mientras Grady descarga todo de la
plataforma de la camioneta. De alguna manera puedo entrar y subir las escaleras sin
molestar a Suzy, pero tan pronto como la acuesto en su cama, ella se mueve un poco y
abre un ojo. Con una sonrisa, se pone de lado.
—Hoy fue divertido, papá —murmura antes de suspirar y volver a quedarse
dormida.
Presionando un beso en la parte superior de su cabeza, pienso para mis adentros que
hoy fue divertido.
7
Grady Wilde
—¿Jalea de fresa o de uva?
De pie frente al refrigerador abierto, miro hacia donde Suzy está sentada en uno de
los taburetes del bar en la encimera. Se frota la barbilla con la cabeza inclinada mientras
piensa, como si esta fuera la decisión más difícil que tomará en su vida. Aquí solo hay
una respuesta correcta, así que no sé por qué tarda.
—Vamos, señorita. No tenemos todo el día.
Suzy arruga la nariz y me mira entrecerrando los ojos.
—Eres grosero, tío Grady. Yo quiero fresa.
Mal. La uva es la jalea superior cuando se trata de sándwich de mantequilla de maní.
Pero, por desgracia, no todos podemos tener buen gusto, así que selecciono el recipiente
exprimible de gelatina de fresa de la puerta del refrigerador y lo coloco en la encimera,
tomando la mantequilla de maní y el pan del interior del gabinete.
Afuera llueve a cántaros y las gruesas gotas golpean rítmicamente contra la ventana.
Ha pasado un tiempo desde la última vez que llovió y definitivamente nos vendría bien
un poco de humedad. Días como este son mis favoritos. Afuera hace calor, pero
también es gris y lúgubre. hay algo sobre un día nublado y lluvioso que es muy
reconfortante. Me dan ganas de sentarme afuera, con un libro y una manta y
simplemente perderme. Lo cual es exactamente lo que planeo hacer una vez que
termine de prepararle el almuerzo a Suzy.
Después de hacerle el sándwich de mantequilla de maní y jalea de fresa, lo dejo en
un plato con algunas fresas frescas y un pequeño puñado de peces de colores, y se lo
paso a una sonriente Suzy. Arranca un bocado de la esquina del sándwich y se mueve
rápidamente en su asiento. Lo tomo como un trabajo bien hecho. Luego limpio el
desorden antes de guardarlo todo. Justo cuando estoy terminando, Jade entra a la
cocina, con el cabello recién lavado y colgando sobre su espalda en mechones húmedos.
—¡Mamá, mira! —Suzy murmura con un bocado de pan—. El tío Grady me preparó
el almuerzo.
—Bueno, eso fue muy amable de su parte —le da un beso en la parte superior de la
cabeza a Suzy cuando pasa, abre el refrigerador y toma una Coca-Cola—. ¿Quieres una?
—ella me pregunta.
—Sí, gracias.
Al entregarme la lata fría, me pregunta:
—¿Quieres sentarte en el porche?
Sonrío y asiento con la cabeza, porque nuestro amor por la lluvia es compartido.
Salimos y ella deja la puerta trasera abierta. Uno, para poder vigilar a Suzy. Podemos
verla y oírla claramente desde donde estamos sentados. Y dos, para que Mabel pueda
salir y entrar si quiere, pero probablemente no lo hará porque es muy llorona cuando se
trata de la lluvia. Actúa como si se fuera a derretir si se moja aunque sea un poco.
—¿Cuándo regresas al campus? —pregunta mi hermana después de unos minutos.
Hago una mueca antes de poder detenerme. Cuanto más me acerco al inicio del
trimestre de otoño, más temor me inunda. Todavía no le he dicho a Jade que no planeo
volver, y cuanto más tiempo pasa, más me siento como un imbécil. Especialmente
sabiendo lo que ella y Boone tienen detrás de escena. Ella solo accedió a dejarme
quedarme aquí durante el verano, con el pretexto de que regresaría a la escuela después
¿Qué pasa si se lo digo y ella dice que ya no puedo quedarme aquí? Ella estaría en su
derecho, por supuesto. Pero tampoco puedo esperar que ella me ofrezca un lugar
cuando está a punto de divorciarse. Y quién sabe cuánto tiempo llevará o qué tan difícil
será.
Cuando hablé con Boone al respecto, aunque fue breve, parecía que estaban de
acuerdo y habían accedido, pero quién sabe. Entonces, además de todo eso, ¿tendrá que
preocuparse por su hermano? Soy un completo idiota. Pero realmente no tengo otra
opción. Mis padres no me dejan volver a vivir con ellos y yo no querría hacerlo. No me
dejarían en paz si supieran que abandoné la escuela. He trabajado algo para Powder
Ridge Arena y estoy tratando de desempeñar un papel más permanente allí, pero
incluso si lo hago, dudo que gane lo suficiente para vivir por mi cuenta.
Aún así... no puedo posponer esto para siempre. Respiro profundamente, evito su
mirada y digo en voz baja:
—No creo que quiera volver.
Ella se queda callada por un momento, y eso me pone más nervioso que si hubiera
explotado conmigo desde el principio.
—¿Por qué? —ella finalmente pregunta. No parece haber ningún enfado en su tono.
—Porque soy jodidamente miserable, Jade. —Me froto la cara con las manos antes
de acariciarme el cabello y cubro mi cara con las palmas.
—Oye —dice ella—. Mírame, por favor.
Con el pulso acelerado y el estómago en la garganta, giro la cabeza y encuentro su
mirada.
—No soy mamá y papá, ¿sabes? —dice en voz baja—. Puedes hablar conmigo y no
te juzgaré ni te reprenderé.
Una sensación de alivio me recorre. Todavía estoy nervioso por cómo resultará todo
esto, pero solo escucharla decir eso me tranquiliza.
—Simplemente no puedo hacerlo, Jade. —Niego con la cabeza con un suspiro—. Me
sentía miserable en la universidad, tomando clases para cosas que no me importaban.
Saber que me iba a graduar este año y que tenía que poner en práctica el título me dio
ganas de gritar. No puedo hacerlo… no quiero. —Sacando la barbilla, agrego—: Y ahora
soy un adulto. No tengo por qué hacerlo.
Jade se ríe.
—Calma, campeón.
Mirando a mi hermana, continúo.
—Esto no es lo que quiero para mí. La idea de trabajar en una oficina corporativa me
da ganas de vomitar. Y tal vez estoy siendo ingenuo, pero ¿no debería al menos intentar
encontrar una carrera que me haga feliz?
—Estoy de acuerdo contigo en eso, Grady —dice Jade—. No tienes que
convencerme.
—¿De verdad?
Ella asiente una vez.
—¿Sabes lo que quieres hacer? Si no vas a volver a la universidad, debes tener una
manera de sustentarte.
—He estado hablando con Hannah desde que trabajé en los Días de la Estampida —
le digo—. Están trabajando para abrir un puesto de tiempo completo para fotógrafo de
sus cuentas de redes sociales y su sitio web.
Jade sonríe.
—Eso sería emocionante y una oportunidad increíble.
—Probablemente me tomará un poco de tiempo sostenerme por mí mismo —
murmuro, evitando su mirada—. ¿Crees que tal vez… podría quedarme aquí un poco
más?
Mi corazón late con fuerza, golpeando y haciendo eco en mis costillas, esperando a
que ella se ría en mi cara o me diga que no. Aunque ella no hace ninguna de esas cosas.
—En realidad, eso puede funcionar —dice, y mis ojos se levantan hacia los de ella
con sorpresa.
—¿En serio? ¿Cómo?
Un destello de algo (aprehensión, posiblemente) cruza su rostro un momento antes
de que desaparezca.
—Sí. Bueno, hay algo que quería decirte. —Su lenguaje corporal me deja saber lo que
está a punto de decirme incluso antes de que abra la boca.
—Eh, está bien. Eso suena siniestro ¿Qué es?
Se muerde la comisura del labio como si estuviera nerviosa y luego procede a
reiterar todo lo que Boone me dijo hace unas semanas cuando estaba en casa. Pero ella
me da muchos más detalles que él. Como no quiero meter a Boone en problemas, actúo
como si fuera la primera vez que escucho esta información. La emoción se siente espesa
en su voz, pero al igual que Boone, parece estar de acuerdo con la decisión. Parece muy
mutuo.
Cuando termina, quedo un poco confundido.
—¿Cómo funciona entonces que me quede aquí?
El destello de nerviosismo ha vuelto y se pasa los dedos por el pelo como lo hace
cuando está ansiosa.
—No le he dicho esto a Boone todavía porque se acerca el final de su temporada y
no quiero ponerle ningún estrés adicional sobre sus hombros, pero obviamente tengo
que volver a trabajar si nos vamos a divorciar.
—Está bien...
Todavía no entiendo qué quiere decir.
—¿Recuerdas el lugar en el que trabajaba antes de tener a Suzy?
Asiento con la cabeza.
—Bueno, todavía soy amiga de mi antigua jefa, estuve hablando con ella hace unas
semanas y tienen una vacante y estarían dispuestos a aceptarme de nuevo. —La ansiosa
energía de Jade se desvanece cuando la emoción ocupa su lugar. Me hace sonreír— . Lo
único es que fueron comprados por una empresa más grande con sede en Salt Lake
City.
Mis ojos se abren como platos y mis cejas se alzan hacia arriba.
—¿Te mudas a Utah?
—No —responde ella con una pequeña risa—. Pero tendrían que enviarme allí
durante unas seis a ocho semanas para entrenar, y ahí es donde tú podrías entrar.
—Te escucho.
—Boone vuelve a casa en un par de semanas y creo que puedo esperar hasta que
regrese antes de irme, pero sería de gran ayuda si pudieras ayudarlo con Suzy mientras
estoy fuera. No tendrá que trabajar mucho, pero tendrá que entrenar y esas cosas, por lo
que sería bueno tener a alguien aquí para cuidar a Suzy mientras él no está. Si terminas
consiguiendo el trabajo, probablemente podamos llegar a un acuerdo con nuestros
padres o con Boone para los momentos en que ambos no estéis.
—Lo haré —dejo escapar sin siquiera pensar.
Jade resopla.
—¿Estás seguro? Ni siquiera lo has pensado. No necesito una respuesta de
inmediato.
—Sí, estoy seguro. No necesito pensar en eso. Necesito un lugar donde quedarme y
tú necesitas ayuda. Es una situación en la que todos ganan.
—Está bien, bueno... gracias.
Una sonrisa se extiende por los labios de Jade y me hace sonreír a mí también. Esto
se siente bien, como si tal vez finalmente estuviera a punto de seguir el camino que
siempre debí seguir antes de decidir ir a la universidad.
—No, gracias a ti ¿Boone estará de acuerdo con esto?
—Estará bien —me asegura—. Déjame a mí preocuparme por él y tú preocúpate por
hacerles saber a mamá y papá que vas a dejar la escuela.
Y así, el miedo, los nervios y las manos húmedas han vuelto.
—¿Tengo que hacerlo?
—Sí, Grady, tienes que decírselo. Actúas como si no viviéramos en un pueblo
pequeño y no te los encontrarás en algún momento. Solo díselo.
—Gracias por dejarme quedarme aquí, pero ahora te odio.
Jade echa la cabeza hacia atrás y se ríe mientras se levanta de la silla.
—También te amo, hermanito.
Acariciando mi cabeza como si fuera un niño, se ríe antes de regresar adentro,
dejándome aquí afuera para hacer lo que había planeado hacer de todos modos... leer
con la lluvia como sonido de ambiente. Paso la mayor parte del día aquí, sintiéndome
relajado y como si me hubieran quitado un peso de encima. Incluso si me han puesto un
nuevo peso sabiendo que todavía tengo que decírselo a mis padres. Es un peso mucho
más pequeño y manejable, sabiendo que no tendré que decírselo y luego pedirles que
me dejen regresar a casa.
Puedo hacerlo.
8
Boone Stanton
Te extraño, princesa—.
—También te extraño, papá. —Suzy sostiene el teléfono mientras se acuesta en su
cama. Por la forma en que lo tiene en ángulo, solo puedo ver desde sus ojos hacia arriba
—. ¿Cuándo vienes a casa?
—Solo unas semanas más, cariño. Estamos en la recta final.
—¿Qué es una recta final?
Soltando una carcajada, digo:
—Solo significa que estamos cerca de la meta. Cerca de que yo esté en casa.
—Ooooh, está bien.
Hemos estado hablando por FaceTime durante la última media hora y ella me ha
estado dando detalles paso a paso sobre lo que ha estado haciendo hoy. De que corrió
por el jardín con Mabel esta mañana y jugó a lanzar la pelota con ella, pero que Mabel
no es buena jugando porque agarra la pelota y se niega a devolvérsela a Suzy. O cómo
el tío Grady le preparó el tipo equivocado de avena para el desayuno mientras su
madre estaba en su cita en la peluquería. Aparentemente le dio plátano y crema, lo cual,
según Suzy, es “muy repugnante”, y debería haber sabido que quería fresas y crema,
aunque no se lo dijo. Y de que él la llevó a la arena, y ella pudo ver todo tipo de
caballos, y que ahora ella realmente quiere ser jinete cuando sea mayor, pero cuando lo
dice, sale como “guinete”.
Está cansada, pero no lo admite. Puedo notar cada vez que bosteza porque
entrecierra los ojos y se le ponen llorosos.
—Bueno, voy a dejar que se vaya a la cama, señorita Suzy Q. Te amo, mi niña,
espero que duermas bien.
—También te amo, papá. —Como si fuera una señal, bosteza de nuevo.
—¿Puedes darle el teléfono a mamá?
Suzy se baja de la cama y ahora la cámara apunta al techo. Solo puedo ver la esquina
de la parte superior de su cabeza cuando sale de su habitación y camina por el pasillo
hacia la casa de Jade.
—¡Mamá! Papá quiere hablar contigo.
Jade toma el teléfono y me mira brevemente antes de devolver su atención a Suzy.
—¿Puedes ir a cepillarte los dientes y luego meterte en la cama? Estaré dentro
después de un rato para arroparte. —Al levantar el teléfono, me ofrece una sonrisa
cansada—. Ey ¿Cómo estás?
—Bastante bien ¿Cómo te va?
—Bien. De hecho, necesitaba hablar contigo sobre algo.
Mis cejas se levantan con preocupación.
—Está bien, ¿qué pasa?
Jade pone esta mirada cuando está a punto de decirme algo que cree que no me
gustará. Es como su forma de decirme que no va a ceder, aunque no me guste. Su
mandíbula hace tictac, sus ojos se entrecierran ligeramente y echa los hombros hacia
atrás. Ella lo está haciendo ahora mismo, así que ya no me gusta hacia dónde va esto.
—Hablé con Presley hace un tiempo, ya sabes, mi antigua jefa.
Asiento con la cabeza.
—Bueno, están contratando y ella está dispuesta a darme un trabajo. Puedo empezar
a principios de octubre.
Obviamente necesitaría volver a trabajar, eso no es ninguna sorpresa, así que estoy
confundido por qué parecía que decirme que esto me agitaría. No hemos hablado
demasiado en profundidad sobre lo que sucederá una vez que regrese a la ciudad, pero
por lo poco que tenemos, ella expresó lo emocionada que está de regresar a la fuerza
laboral y tener algo que sea solo para ella. Estaba más que dispuesta a ser ama de casa
cuando tuvimos a Suzy, pero sé cuánto le gusta ser más independiente.
—Eso es genial, Jade. Estoy feliz por ti.
—Aún no he terminado —afirma, sonando vacilante—. Han sido comprados por
una empresa más grande desde que trabajé allí antes. La capacitación ahora se lleva a
cabo en su oficina principal, por lo que tendría que viajar allí para eso. Cubrirían
alojamiento, comida y todo eso, pero tendría que ir a Salt Lake City para capacitarme.
—¿Por cuánto tiempo?
Haciendo una mueca, Jade dice:
—Seis semanas —antes de agregar apresuradamente—, pero estaré en casa antes del
Día de Acción de Gracias, así que eso es una ventaja.
—Ya estaré en casa después del circuito cuando tengas que irte, así que no veo el
problema.
—¿De verdad?
Soltando una carcajada por la nariz, digo:
—Sí, Jade ¿Qué? ¿Esperabas que me enojara? ¿Cuántas veces a lo largo de nuestra
vida has reorganizado tu agenda para acomodar mis viajes por trabajo? Creo que lo
menos que puedo hacer es mantener el fuerte con Suzy mientras no estás.
Incluso antes de que tuviéramos a Suzy, mi carrera siempre fue exigente y requería
flexibilidad constante. Puedo reconocer plenamente que estar casado con un jinete no es
fácil, en ningún sentido del término. Viajamos casi la mitad del año y cuando estamos
en casa, entrenamos. Nuestros trabajos son peligrosos e impredecibles. Nunca sabes
cómo te irá, por lo que un año podrías estar ganando dinero y, al siguiente, estar
luchando para llegar a fin de mes. Claro, eso no sucede ahora que soy tan conocido
como lo soy, gracias a los patrocinadores y lo que sea, pero en los primeros años, las
cosas fueron complicadas.
Aunque Jade y yo nos vamos a divorciar, todavía tenemos que ser padres de Suzy
juntos. Lo que significa que todavía tendrá que lidiar con el horario y el estilo de vida
de un jinete, al menos hasta que yo me jubile.
—Hay más —murmura, pareciendo repentinamente incómoda de nuevo—. Grady
abandonará la universidad y le dije que podía quedarse en la casa por un tiempo y que
sería genial si pudiera ayudarte mientras yo no estoy, ya que sé que tendrás que ir a la
arena para entrenar y esas cosas. —Jade dice la frase completa de un solo suspiro y su
rostro se arruga cuando termina.
Con los labios apretados formando una fina línea, aprieto los molares y me obligo a
respirar profundamente unas cuantas veces antes de responder. Esta es la segunda puta
vez que le ofrece la casa a su hermano sin siquiera hablarme de ello primero.
—¿Estás enojado? —ella pregunta.
—Estoy un poco molesto porque le dijiste que podía quedarse sin hablar conmigo al
respecto primero —respondo antes de agregar—: Otra vez.
Ella suspira.
—Podría ser de gran ayuda, Boone. Piénsalo. No tendrías que pedirle a ninguno de
nuestros padres que cuide a Suzy cuando necesites ir a la arena. Además, os lleváis
bien. Debería ser divertido.
—Sí, pero solo porque me llevo bien con alguien no significa que lo quiera en mi
casa las veinticuatro horas del día.
—Él es familia, Boone, y apenas está descubriendo qué quiere de la vida. No pasa
nada si dejamos que se quede con nosotros. Estoy seguro de que apenas notarás que
está allí.
Lo dudo.
—Le conté que nos vamos a divorciar —continúa. Mi mandíbula se mueve y mi
pulso se acelera. No le dije a ella que él ya se había enterado, pero supongo que nunca
se lo dijo.
—¿Y?
—Y nada —dice a la defensiva—. Simplemente no quería que fuera un shock total
para él cuando presentemos la solicitud una vez que estés en casa. Pensé que sería más
incómodo que se enterara de esa manera.
Poco después colgamos, pero mi mente está atrapada en Grady ¿Por qué no le dijo a
Jade que yo le conté sobre el divorcio? ¿Por qué se lo guardó? Sabiendo que Jade estará
ausente durante semanas mientras Grady esté en casa, no puedo evitar preguntarme
cómo será eso. Ella tiene razón, él y yo nos llevamos muy bien. La semana que estuve
en casa para los Días de la Estampida, él estuvo tranquilo, y prácticamente se mantuvo
apartado. Quizás sea así. Supongo que eso no sería tan malo.
Exhalando un suspiro, me levanto y meto mi teléfono en el bolsillo de mis jeans
antes de salir de la caravana y regresar a donde está mi grupo de amigos sentados
alrededor del fuego. Nos quedan dos fines de semana en el circuito y mañana empezará
el primero. Estamos pasando una noche tranquila con un fuego y un poco de cerveza,
todos agotados y listos para regresar a casa.
—Oye, hijo de puta —grita mi amigo Shooter cuando me ve acercarme—. ¿Dónde
coño has estado?
Me detengo en una de las neveras portátiles y saco una botella helada de Bud Light
antes de sentarme junto al fuego.
—Llamé a Suzy antes de irse a la cama y luego hablé con Jade por un minuto.
Después de que todos volvimos a salir a la carretera después de los Días de la
Estampida, finalmente decidí contarles a mis amigos sobre el divorcio. Parecía que ya
era hora. Estoy bastante seguro de que todos lo vieron venir. Nadie se mostró muy
sorprendido, pero de todos modos fueron solidarios y empáticos. No ha sido
exactamente un secreto que Jade y yo éramos infelices. Peleábamos constantemente en
los viajes cada año y nunca mejoraba. Estoy seguro de que era incómodo para ellos estar
cerca. No lo han dicho abiertamente, pero creo que se alegraron de saber que ella no
vendría esta temporada.
He extrañado muchísimo a Suzy, pero no puedo negar lo agradable que ha sido no
tener a Jade cerca, resoplando y quejándose de todo lo que la molesta. Porque todo lo
relacionado con el viaje le molestaba.
La cama en la caravana.
Viajar.
Las duchas.
Los asientos de las gradas en las arenas.
Todo.
—¿Cómo está todo en casa? —pregunta Sterling, el novio de Shooter y uno de los
jinetes de broncos.
—Bien. Estoy emocionado de llegar a casa con Suzy. —Me llevo el borde de la
botella de cerveza a la boca y le doy un trago lento—. Supongo que Grady dejará la
universidad y se mudará con nosotros por un tiempo.
Shooter se ríe.
—¿No jodas?
—Aparentemente —me quejo, tomando otro trago.
—Apuesto a que el pequeño Wilde disfrutará muchísimo con eso —bromea Shooter
con una sonrisa.
—¿De qué están hablando? —Colt, otro jinete, pregunta mientras él y Jessie se
sientan a nuestro lado.
—Grady va a vivir con Boone por un tiempo —le dice Shooter con un sugerente
movimiento de cejas que no entiendo.
—¿Por qué lo dices así? —pregunto, con el ceño fruncido.
—Oh, vamos —dice Shooter arrastrando las palabras—. No actúes como si no vieras
la forma en que Grady te mira.
—Uh... —miro alrededor del fuego—. No ¿Qué carajo quieres decir?
Cope se ríe desde donde está sentado al otro lado de Shooter, seguido de una risita
de Colt ¿Qué carajo está pasando?
Shooter refunfuña mientras se sienta un poco más derecho.
—El pequeño Wilde prácticamente tiene corazones por ojos cuando se trata de ti,
Stanton ¿Estás ciego?
Me burlo, justo cuando mi estómago se aprieta.
—No seas ridículo, Shooter, joder. No es así.
—Um, sí es totalmente, hombre —interviene Cope entre ataques de risa.
—Ustedes están jodidamente locos. Soy su cuñado.
—No por mucho tiempo —añade Shooter con una sonrisa arrogante.
—Vete a la mierda. Grady no me ve así.
—Lo que tú digas, hermano. Te lo digo... el pequeño Wilde se estará tocando la polla
como un puberto, sabiendo que estás al final del pasillo.
—Shooter, ¿qué coño te pasa? —Básicamente grito. No soy alguien que se irrita
fácilmente, pero me están cabreando con esta mierda.
—Oye. —Él levanta las manos—. Solo digo lo que veo, amigo.
Ahora la imagen de mi futuro hermano pequeño de mi ex esposa haciendo eso está
atrapada en mi mente... y eso es algo en lo que definitivamente no quiero ni necesito
pensar. Shooter ha perdido la cabeza si cree que Grady me ve como algo más que
familia. Además, no importa si es así de todos modos. Es mi cuñado y a mí no me
gustan los hombres.
Bebiendo el resto de mi cerveza, me levanto de la silla y la tiro a la basura.
Señalando a Shooter con el dedo, le digo:
—Me voy a la cama, pervertido.
—¡Vete a la mierda tú también! —grita, su sonrisa es clara en sus palabras.
No hay manera de que tenga razón. Ya me habría dado cuenta si Grady me hubiese
mirado de otra manera... ¿verdad?
9
Grady Wilde
Jade se fue hace unos días y las cosas van sorprendentemente bien. Me inquietaba
cómo sería sin ella aquí, especialmente porque Boone ha estado bastante ocupado desde
que regresó a casa del circuito. No nos hemos visto mucho, así que no estaba seguro de
cómo se sentía él sobre que me quedara aquí. Jade me aseguró que estaba bien con eso,
pero no descarto que mi hermana me dijo eso para calmar mis nervios. Boone siempre
me ha parecido un tipo de persona reservada. No es cerrado, de ninguna manera, pero
tiende a ser reservado, y sus noches después de que Suzy se va a la cama las pasa
mayormente en su habitación, lo cual puedo entender.
Vivir con alguien no es fácil, especialmente si disfrutas de tu propio tiempo.
Estoy preparando la cena cuando mi teléfono suena con un mensaje. Suzy está
sentada en la encimera en un taburete detrás de mí mientras colorea. He notado que a
ella realmente le gusta hacer eso y la mantendrá entretenida durante horas; está bien, tal
vez no horas, pero ya entiendes el punto. Agarrando mi teléfono, un mensaje de texto
de Boone parpadea en la pantalla. Se suponía que estaría en casa hoy, pero terminó
teniendo que ir hasta el rancho Grazing Acres porque los toros se salieron y tuvo que ir
a ayudar a devolverlos a sus corrales. Todos los chicos terminaron yendo allí para
ayudar a llevarlos de regreso al rancho, así que me ofrecí a quedarme con Suzy.
De todos modos, no es que fuera bueno lidiando con una manada de toros. Aunque,
y nunca lo admitiría en voz alta, mataría por tener la oportunidad de verlos a todos
hacer precisamente eso. Un puñado de vaqueros ridículamente sexys (y probablemente
sudorosos) montados a caballo, probablemente lanzando lazos, mientras traen un
montón de toros de regreso a casa. Sí, por favor.
Esa imagen mental me recuerda aquella vez, hace unos años, cuando llegué a casa
para las vacaciones de verano después de mi primer año en la universidad y tuve que
quedarme con mi hermana y Boone porque mis padres estaban remodelando su casa.
Me obligaron a ayudar a Boone a construir el cobertizo que tienen atrás.
Con el sol ardiente y el calor, fue la primera vez que admití lo atractivo que
encontraba a mi cuñado. Por supuesto, en el fondo, ya había notado esto en él mucho
antes de ese día, pero siempre lo negué. Es alto, con músculos abultados (del tipo que
surge después de años y años de montar toros) y estaba sin camisa y cubierto de sudor.
Un par de Wranglers7 desgastados y pecaminosos se sentaban bajos sobre sus caderas,
lo que hacía imposible desviar mi mirada, un cinturón de herramientas marrón y negro
enrollado encima de ellos, con su camiseta desechada metida en su bolsillo trasero y un
sombrero de vaquero protegiendo sus ojos del sol mientras cargaba listones de madera
7
Wrangler es un fabricante norteamericano de jeans y otras prendas de vestir, particularmente ropa
de trabajo.
desde la parte trasera de su camioneta hasta el área donde se estaba construyendo el
cobertizo.
Él era, y sigue siendo, el sueño húmedo de un hombre gay, y estoy seguro de que ni
siquiera se da cuenta. Sus manos grandes y curtidas. Venas visibles en sus antebrazos.
Las gotas de sudor que corrían por su pecho brillando bajo el sol. Incluso la forma en
que pude dar un vistazo al espeso cabello negro debajo de sus brazos cuando los tenía
arriba de su cabeza mientras cargaba la madera.
Eso no debería haber sido excitante.
El vello de sus axilas no tenía por qué ser tan sexy.
Recuerdo vívidamente querer arrastrar la parte plana de mi lengua desde debajo de
su ombligo hasta su tentadora nuez de Adán solo para saborear su sudor y sentir su piel
caliente y resbaladiza debajo. Joder, incluso ahora, años después, lo visual es suficiente
para revolver algo en lo más profundo de mis entrañas. Boone Stanton, aunque es mi
cuñado, es uno de los hombres más sexys que he visto en mi vida. Es injusto,
sinceramente.
Sacudiendo la cabeza y obligando a mi mente a dejar esos pensamientos, abro el
mensaje de texto que me envió.
Boone: Eso tomó mucho más tiempo de lo que pensé. Debería estar de camino a
casa pronto. Lo siento ¿Crees que podrías empezar a cenar para Suzy?
Yo: Ya lo hice.
Yo: Es solo una lasaña al sartén con pajarita. Nada especial. También tengo pan de
ajo en el horno y una ensalada en el refri.
Grady Wilde
Mientras entro en el camino de entrada y estaciono mi coche, dejo caer mi cabeza
sobre el reposacabezas, apretando los dientes mientras la voz de mi mamá suena a
través del altavoz.
—Cariño, no sé qué esperabas de nosotros —murmura, con voz nasal y molesta—.
¿Que estuviéramos felices por ti?
—Quiero decir, sí —respondo, manteniendo mi voz tranquila—. Soy tu hijo y estoy
haciendo algo que me hace feliz.
—Al abandonar la universidad en tu último año. —Su tono es muy condescendiente.
Su rostro está claro como el día en mi mente; nariz levantada, cara torcida por la
decepción. He estado posponiendo esta conversación, pero sabía que tenía que suceder.
Vivimos en un pueblo pequeño, solo sería cuestión de tiempo antes de que se dieran
cuenta de que no estaba en la universidad. Sin mencionar que tarde o temprano
descubrirían que dejé los estudios.
Después de salir de la arena, decidí terminar con esto y llamarlos de camino a casa.
Ahora me arrepiento de esa elección. Debería habérselo escrito todo en una carta y
enviarla por correo a la antigua usanza. No merecen mis esfuerzos.
Apretando mis molares, respiro profundamente por la nariz y exhalo por la boca,
tratando de mantener la calma suficiente para terminar esta conversación.
—Escuchen, sé que esto no es lo que ninguno de vosotros tenía en mente para mí,
pero soy un adulto y esto es lo que quiero. Espero que con el tiempo puedan aprender a
respetar eso.
—Grady… —mi mamá deja escapar un largo y exagerado suspiro—. No veo que eso
suceda pronto. Tu padre y yo estamos decepcionados de ti. Teníamos tantas esperanzas
sobre adónde irías en la vida, y ahora no serás más que un pobre, viviendo de cheque
en cheque, trabajando en un trabajo de tomar fotografías que nunca te llevará a ninguna
parte. —Ella resopla, justo cuando mi pecho se oprime—. Tengo que irme, Grady.
Tengo cosas que hacer y no puedo sentarme aquí y discutir contigo sobre tus sueños
tontos.
La línea se corta y dejo que mis ojos se cierren, mientras la ira y la frustración bullen
dentro de mí. Cuando los llamé, sabía que no lo entenderían, sabía que no estarían
contentos, pero una pequeña parte dentro de mí esperaba que lo vieran desde mi
posición. Que tal vez, por una vez, se alegrarían por mí. Cuanto más pasa el tiempo,
menos relación tengo con mis padres ¿Cuál es el punto? No tenemos nada en común,
les importan una mierda mis intereses y siempre salgo de las conversaciones con ellos
sintiéndome una mierda conmigo mismo. No veo ninguna razón para mantener una
relación con personas que me hacen sentir así, familiares o no. No vale la pena.
Por muy perturbador que sea esto, también se siente como el colmo. Es la instancia
que finalmente me permite cortarlos para siempre, sin sentirme mal por ello. Si no
pueden estar felices por mí y aprender a aceptar mis decisiones, entonces no tiene
sentido mantener una relación.
Llegar a esa conclusión me resulta liberador, como si me hubieran quitado un peso
de encima. Como si pudiera respirar de nuevo. Antes de todo esto, fue un buen día. Un
largo, pero bueno, y me niego a que esto arruine mi noche.
Estoy listo para olvidarme de esa llamada, llenarme la boca de algo de comida,
darme una ducha caliente y relajarme. Tomando mis cosas del asiento del pasajero,
salgo y cierro el coche. La camioneta de Boone está aquí, así que sé que está en casa.
Pasó por la arena antes por alguna razón, y Suzy estaba con él. Ella corrió hacia mí,
emocionada de ver lo que estaba haciendo. No me importa lo que digan los demás, los
niños son el mejor equipo publicitario que existe. O tal vez es solo Suzy, pero todo lo
que le muestro, ella actúa como si fuera literalmente la cosa más genial que jamás haya
visto y como si yo fuera el ser humano más increíble que jamás haya conocido. Es genial
para la confianza de alguien.
El silencio me saluda mientras cruzo la puerta principal y me quito los zapatos.
Deben estar atrás. Caminando por la casa, llego al patio trasero y veo a Suzy primero.
Con su traje de baño de una pieza de sirena, su cabello rubio y rizado está mojado y
desordenado mientras corre por el césped, persiguiendo a Mabel. Veo el aspersor
alejado, pero no está encendido.
A medida que me acerco al cristal, aparece Boone y, joder, es como el verano del
primer año de nuevo. Hoy no es necesariamente un día caluroso en Copper Lake, pero
sale el sol y hace bastante calor, pero aquí está Boone, sin camisa, con los músculos al
descubierto, la piel reluciente (por el sudor o el agua del aspersor, no estoy seguro),
mientras construye lo que parece ser un columpio para Suzy. Lleva ese maldito
cinturón de herramientas marrón y negro atado alrededor de su cintura, y tiene un par
de sudaderas negras colgadas hasta las caderas. Esos dos parecen una combinación
arriesgada, pero estoy aquí por ello. Su cabello negro está escondido debajo de una
gorra de béisbol Powder Ridge de color amarillo dorado que está volteada hacia un
lado para que pueda ver su perfil lateral.
Arrodillado, lee las instrucciones con un destornillador en una mano, los dedos de la
otra se alisan el bigote, algo que he notado que hace cuando está sumido en sus
pensamientos. La forma en que el sol brilla ilumina los pelos de sus brazos y le da un
brillo dorado. Es impresionante.
Mis manos se mueven antes de que mi mente tenga la oportunidad de alcanzarme
mientras me quito el bolso de la cámara que llevo colgada del brazo. Abro la cremallera
y saco la cámara, todo sin quitar mis ojos de Boone. Coloco la correa alrededor de mi
cuello, acerco la cámara a mi cara, asegurándome de que esté enfocada, y tomo foto tras
foto, admirando su belleza y el arduo trabajo que es evidente en su cuerpo. Está
concentrado en el trabajo, y no se da cuenta de lo hermoso que se ve en este momento.
Bueno, ahora y siempre.
En un momento dado, mira hacia el patio, presumiblemente para comprobar cómo
está su hija. Se está divirtiendo como nunca jugando con el perro. Capturo lo que sé que
será una toma épica de él mirándolos jugar juntos, con el sol poniente como telón de
fondo. Me recuerda a la foto que tomé de Suzy y Mabel en los Días de la Estampida, y
ya no puedo esperar para editar esta y comparar las dos.
Me pregunto si Boone se da cuenta de lo mucho que lo ama la cámara.
De pie, estira los brazos por encima de la cabeza, y un pequeño mechón de pelo se
asoma por debajo de sus pantalones de chándal. Por supuesto, tengo que tomar una
foto de eso, pero luego me apresuro y guardo la cámara, y justo a tiempo. Porque un
momento después, Suzy me ve y comienza a correr.
—¡Tío Grady! —sus pequeños pies descalzos golpean el césped del jardín mientras
se apresura hacia mí. Boone mira, se encuentra con mi mirada, levanta la barbilla y
sonríe a modo de saludo, a lo que yo le devuelvo el gesto.
Gracias a Dios no me pilló con la cámara en la mano. Eso hubiera sido incómodo.
—Tío Grady —repite Suzy, sin aliento, deteniéndose frente a mí. Me inclino y abro
los brazos mientras ella se envuelve alrededor de mí—. ¿Ves lo que papá está
construyendo para mí?
—¡Sí! —llevándola conmigo, me levanto y le quito los rizos mojados y sudorosos de
la cara—. Estoy un poco celoso. Nadie me construye columpios.
—¡Tú puedes usarlo también!
—Creo que tal vez estoy demasiado grande para eso, niña bonita. No querría
romperlo después de que tu papá se tomó todas las molestias para construirlo.
Suzy se ríe.
—Sí, eres un poco grande.
Alguien dijo que los niños son esencialmente adultos diminutos y borrachos y,
sinceramente, esa es una de las comparaciones más precisas que he oído jamás.
Francamente honesto, dejarán lo que estén haciendo y se dormirán, sin coordinación,
sin vergüenza, y constantemente dicen cosas que no tienen ningún sentido.
Mirando a Boone, me río entre dientes y lo encuentro mirándonos con una expresión
divertida en su rostro. Nos miramos a los ojos y algo que no puedo explicar pasa entre
nosotros. Lo siento en mi pecho, bajando por mis brazos y piernas. Incluso lo siento en
mis entrañas. Dura tal vez un par de segundos, Boone parpadea y corta lo que sea que
acaba de suceder, pero mi corazón acelera a una milla por minuto después, y me siento
en exhibición. Como si de alguna manera supiera lo que estaba pensando cuando le
estaba tomando la foto, lo cual es obviamente ridículo. Boone Stanton puede ser muchas
cosas, pero no es un lector de mentes.
Antes de que cualquiera de nosotros tenga la oportunidad de decir algo (sin estar
realmente seguro de lo que hay que decir), su teléfono suena donde está sobre la mesa
del patio. Se sobresalta al escucharlo, sus pies se mueven hacia la mesa en un instante.
Al presionar un botón en la pantalla, sostiene el teléfono frente a su cara y la voz de mi
hermana sale del altavoz, actuando como un balde de agua fría arrojado sobre mi
cabeza.
De repente, la culpa se adhiere al revestimiento de mi estómago y se forma un nudo
en mi garganta tan grueso y grande que apenas puedo tragar. Me distraigo, sin
escuchar nada de lo que Boone le dice, pero finalmente le pasa el teléfono a Suzy y la
dejo. Diciendo un rápido “hola”, me dirijo directamente hacia el interior. En la cocina,
me sirvo un vaso de agua y lo bebo todo de una vez mientras me reprendo
mentalmente por comerme con los ojos al esposo de mi hermana mientras ella está
fuera de la ciudad. Después de que ella tan amablemente me ofreció su casa para
quedarme mientras no estaba ¿Qué dice eso de mí como hermano? ¿De mí como
persona?
¿Sabes qué? No, basta. No hay absolutamente nada de malo en admirar la belleza de
alguien. Soy fotógrafo, por el amor de Dios. Lo que hice ahí, tomarle fotos en su
elemento, es mi trabajo. No es espeluznante ni inapropiado, y ciertamente no me
convierte en un hermano terrible. Está bien.
Totalmente bien.
—Sí —murmuro para mis adentros mientras pongo mi vaso de agua en el
lavavajillas y me dirijo a mi habitación para tomar una muda de ropa para poder
meterme en la ducha y olvidarme de todo esto.
Está bien.
11
Boone Stanton
—Bueno, te traje un café —le digo a Grady mientras le paso la taza para llevar antes
de llevarme la mía a la boca y tomar un sorbo.
Él lo mira y luego levanta la vista hacia mí.
—¿Qué es?
—Un moca de avellanas.
Finalmente, lo toma, con una sonrisa dibujando en sus labios.
—¿Cómo supiste que me gustan?
—No sé. —Me encojo de hombros—. Tal vez la forma en que bebes uno todas las
mañanas.
Grady toma un sorbo y cierra los párpados mientras deja escapar un gemido de
agradecimiento.
—Joder, está muy bueno. Gracias.
—¡Papá! —Suzy entra corriendo a la cocina, vestida con un abrigo acolchado rosa y
un par de botas con parte superior de piel—. Estás de vuelta ¿Podemos irnos ahora?
—Sí, vamos. —Miro a Grady—. ¿Estás seguro de que quieres ir? No te culparía si
quisieras quedarte en casa.
Él se ríe.
—No, quiero ir.
—Papá, tiene que ir —se queja Suzy.
—Bien, entonces. Vamos.
Nos subimos a mi camioneta y salimos a la carretera. Hay una nueva película en los
cines que Suzy ha estado rogando por ver, pero el pequeño cine de la ciudad no la tiene,
así que tenemos que conducir hasta Cheyenne. Ella ha estado hablando de ello sin parar
durante semanas, pero he estado tan ocupado con cosas en la arena que no he tenido
tiempo, así que le prometí que iríamos este fin de semana.
—Entonces, Suzy Q —dice Grady, moviéndose en su asiento para verla mejor desde
atrás—. ¿De qué se trata la película?
Mi mirada la encuentra en el espejo retrovisor y una sonrisa divide su rostro antes
de sumergirse en una sinopsis muy entusiasta de una película de princesas que suena
horrible, pero claramente está muy emocionada. Todo el tiempo que habla, Grady se
concentra en ella, aferrándose a cada una de sus palabras. Cuando termina, él se da
vuelta y mira en mi dirección, sorprendiéndome ya mirándolo.
—¿Entusiasmado? —pregunto con una sonrisa.
—Diablos, sí, estoy emocionado ¿Cómo no estarlo?
Es cierto que tenía dudas acerca de que Grady se quedara con nosotros,
particularmente que ayudara con Suzy mientras Jade estaba fuera, porque no había
pasado mucho tiempo con ella hasta ahora. Pero los dos se llevan muy bien y sé que a
ella le gusta mucho tenerlo cerca. Se sienta en el suelo con ella y juega a las muñecas
durante horas. Ayer, él la ayudó a hacer pulseras de la amistad porque aparentemente
es lo “nuevo”. Incluso lleva un par ahora, ante lo cual no puedo evitar sonreír.
Aunque ha estado trabajando cada vez más en la arena, es de gran ayuda cuando
está en casa y tengo que hacer recados o entrenar. Jade ya hace aproximadamente un
mes que se fue y hasta ahora todo ha ido bien. Ella y yo decidimos esperar hasta que
esté en casa antes de solicitar el divorcio, ya que ella tuvo que irse tan pronto después
de que yo llegué del circuito, y todavía hay muchas cosas que tenemos que resolver.
Grady conecta el Bluetooth a su teléfono, pone música y sube el volumen. Es una
canción pop con la que no estoy familiarizado, pero él y Suzy parecen conocerla bien
por la forma en que ambos cantan. La risa sube por mi garganta por lo desafinado que
suena Grady y cómo Suzy no se sabe ni la mitad de la letra.
Cantan canción tras canción durante el resto del viaje y no recuerdo la última vez
que sonreí tanto. Se tarda unos cuarenta y cinco minutos en llegar al cine y no está tan
lleno como esperaba para ser un sábado por la tarde. Después de comprar nuestras
entradas, unas palomitas y unos refrescos, buscamos unos asientos y nos ubicamos.
Suzy insiste en sentarse en el medio para poder estar cerca de nosotros dos, pero creo
que es más para que ella pueda sentarse con las palomitas de maíz en su regazo.
El cine se oscurece y comienza la película. No hay muchas cosas que puedan captar
la atención de Suzy, pero parece muy interesada en esta película porque no habla
durante las dos horas completas. Para cuando pasan los créditos y las luces se vuelven a
encender, ella está saltando de su asiento, divagando sobre lo genial que fue. Mi mirada
se encuentra con la de Grady, y él rueda los labios mientras nos levantamos y nos
estiramos, preparándonos para salir del teatro.
—¿Te gustó? —él se burla de mí.
—Me encantó —respondo sarcásticamente—. Estaré pensando en ella todo el día.
Él ríe.
—Yo también.
—¡Y yo! —interviene Suzy, sacándonos de la habitación con el cubo de palomitas de
maíz casi vacío en sus brazos. Después de obligarla a tirar el resto al salir, nos subimos a
la camioneta y salimos a la carretera. Suzy se duerme casi de inmediato.
—¿Algún plan para el resto del día? —le pregunto a Grady mientras entramos en la
autopista y me doy cuenta de que hay tráfico. Debe haber un accidente más adelante.
—En realidad, sí —responde—. Iré a la casa de mi amigo Benji cuando lleguemos.
Vamos a salir a cenar con su novia y un chico con el que están intentando juntarme.
Arqueando una ceja, lo miro.
—¿Una cita a ciegas?
—Sí. No sé cómo sentirme al respecto.
—Entonces, ¿por qué irás?
Él se encoge de hombros.
—No sé. Supongo que podría ser bueno para mí.
—¿Haces eso con frecuencia? —pregunto por curiosidad—. Las citas, quiero decir.
Grady se declaró gay cuando tenía quince años. Fue a Jade a quien le dijo primero
en la familia. Estaba nervioso por contárselo a sus padres, y era comprensible. No son
las personas más fáciles de abordar. Se lo tomaron bastante bien, pero nunca lo he visto
con novio. No digo que nunca haya tenido uno, estuvo en la universidad durante
algunos años. Aunque nunca me ha hablado de citas ni de chicos.
—A veces. —Se mueve un poco en su asiento, mi visión periférica capta el
movimiento.
Me pregunto qué tipo de chicos le gustan. Mi mente se remonta a esa noche en la
carretera cuando Shooter insistió en que Grady se sentía atraído por mí. Desde entonces
he pasado tiempo intentando verlo por mí mismo, pero simplemente no lo veo. Claro, a
veces sus miradas se demoran un poco más de lo apropiado. Y sí, a veces tropieza con
sus palabras cuando hablamos, pero Grady hace eso cuando habla con casi todos
excepto con Suzy. Puede ser un poco torpe, pero eso no significa que esté enamorado de
mí.
—¿Estás emocionado? —pregunto, tragando saliva y alejando esos pensamientos.
—Eh. —Él ríe—. Debería ser divertido.
—¿A dónde van?
—Simplemente al pequeño restaurante italiano en la ciudad.
—¿Cuál es tu tipo? —la pregunta me toma por sorpresa, saliendo totalmente sin mi
permiso, y en base a la forma en que su cabeza gira en mi dirección, diría que también
lo tomó por sorpresa.
—Uh… —Grady exhala una risa nerviosa—. No sé. Supongo que realmente no
tengo uno.
—¿Cómo es este tipo?
¿Porqué me importa?
—Ni idea —responde—. Cita a ciegas, ¿recuerdas?
—Cierto. —Me río para minimizar cualquier rareza—. ¿Tuviste muchas citas en la
universidad?
Es como si estas preguntas salieran de mi boca sin ningún tipo de interacción con mi
cerebro. Mantengo mis ojos fijos en el camino, pero puedo verlo mirándome.
—Um, un poco. Nada serio.
—Bien, bien. Los encuentros casuales pueden ser divertidos.
¿Los encuentros casuales pueden ser divertidos? ¿De dónde diablos salió eso, Boone?
¿Cuándo tú tuviste algún encuentro casual?
—Sí, puede ser —él está de acuerdo, y de repente, sin mi permiso (aparentemente
un tema en este momento), visiones de él revolcándose en las sábanas con hombres sin
rostro pasan ante mis ojos. Nunca he pensado mucho en Grady y los chicos con los que
ha estado, pero ahora es como si mi mente estuviera inundada y realmente debería
cambiar de tema. Es raro que esté pensando en esto. Pensando en él así.
Culpo a Shooter.
Si él nunca hubiera puesto en mi mente ese pequeño indicio de que Grady estaba
interesado en mí, nunca habría pensado en mirarlo bajo esa luz. Soy hetero… y todavía
estoy muy casado con su hermana. Incluso si nos divorciamos en menos de un mes, no
debería pensar en esto.
—Boone —dice Grady, sacándome de mis pensamientos. La forma en que dice mi
nombre me hace pensar que no es la primera vez que intenta llamar mi atención.
—Sí, lo siento ¿Qué pasa? Me distraje.
—Te pasaste la salida.
—Oh, mierda. Mi error.
Tomo la siguiente salida y doy la vuelta, vuelvo a la autopista, asegurándome esta
vez de tomar la correcta. Llegamos a casa unos quince minutos más tarde. Suzy todavía
está durmiendo y Grady se ofrece a sacarla mientras yo abro la puerta y dejo salir a
Mabel. Ella está profundamente dormida, ni siquiera se mueve cuando él la levanta. Su
cabeza cae sobre su hombro mientras él la carga con un brazo debajo de sus rodillas y el
otro sobre sus hombros. Su camisa se levantó en el proceso, dejando al descubierto unos
centímetros de su abdomen.
Mis ojos se fijan en la vista, notando el mechón de cabello oscuro que va desde la
parte inferior de su ombligo hasta sus jeans. Aparto los ojos antes de que pueda
atraparme mirando y piense que soy un pervertido. Me tomó por sorpresa, eso es todo.
Lo he visto antes en bañador en la piscina y no recuerdo que tuviera vello en el pecho.
Pero claro, tal vez no estaba lo suficientemente cerca para verlo. O tal vez sea nuevo.
Solo tiene veintiún años.
Dios, ¿por qué estoy mirando el vello corporal de mi cuñado de veintiún años? ¿Qué
coño me pasa?
Al entrar a la casa, saco mi teléfono y envío un mensaje de texto.
Yo: Te odio.
Shooter: Bueno, hola igualmente. Por favor, dime, ¿qué hice ahora?
Shooter: ¡JAJAJAJAJAJA!
Yo: Te odio.
Grady Wilde
Odio las citas a ciegas.
Son incómodos y horribles, y hay mucha presión, incluso si intentas ser discreto. No
quiero volver a participar en una nunca más.
La única razón por la que acepté que Benji me preparara una esta noche fue porque
necesito dejar de pensar en Boone. Siempre lo he encontrado atractivo y nunca ha sido
un problema. Joder, él es el chico que cuando era más joven me hizo darme cuenta de
que me gustaban los hombres. Al parecer, hasta ahora. Me atraen muchas personas,
pero eso no significa que quiera relacionarme activamente con ellas o que tenga
sentimientos reales por ellas.
No sé si es solo todo este tiempo que paso con él ahora que me quedo en su casa y
Jade se ha ido, o el hecho de que sé que se van a divorciar, así que mi mente es como
“¡Ja! ¡Está listo para ser tomado ahora!” aunque eso no podría estar más lejos de la verdad.
Pero es como si aparecieran sentimientos que nunca antes había tenido hacia él y no sé
cómo detenerlos.
En retrospectiva, la velada no fue terrible en general. La película fue buena, la
comida deliciosa y pasar el rato con Benji fue divertido. Incluso el chico (Jacob es su
nombre) fue bastante amable. Pero fue simplemente incómodo. Sentí que necesitaba
entretener a este extraño, lo cual supongo que en una cita es lo que se hace. Pero esa es
la cuestión... no quería hacerlo. Quería salir con mi amigo y eso es todo.
Ahora tengo que llevar a este tipo a casa porque Benji pensó que sería “divertido”.
Benji tiene buenas intenciones, pero está a un “divertido” más de recibir una bofetada.
Todo lo que quiero es llegar a casa ya, ponerme un pijama e irme a la cama. Este cabrón
de Jacob vive claramente al otro lado de la ciudad. Y es hablador.
—No puedo creer que nunca nos hayamos conocido antes, viviendo en la misma
ciudad —parlotea.
Agarrando el volante con tanta fuerza que mis nudillos palidecen, respiro por la
nariz. Estoy que exploto.
—Bueno, he pasado los últimos tres años fuera de la universidad durante nueve
meses al año —respondo con una sonrisa, esperando que oculte cómo me siento. No
quiero ser grosero. No es su culpa que yo no tenga absolutamente ningún interés de
hablar en este momento.
—Me divertí esta noche.
Le lanzo una mirada rápida. Por supuesto, ya me está mirando.
—Sí, yo también.
Es una mentira piadosa. Está bien.
—Gira a la izquierda allí mismo —me indica—. Vivo en la segunda casa a la
derecha.
Al detenerme contra la acera frente a su casa, no me molesto en estacionarlo.
—Bueno, fue un placer conocerte, Jacob —le digo cortésmente.
—Igualmente, Grady. —Se desabrocha el cinturón de seguridad, pero no intenta
alcanzar la puerta. En cambio, gira su cuerpo hacia mí y mueve su mano, apoyándola
en mi muslo. La miro y luego a él, confundido. Jacob se acerca unos centímetros más.
Oh, no. Por favor no me digas que va a intentar besarme—. Ojalá podamos hacerlo de nuevo.
Y luego se acerca aún más. Entro en pánico. Besar es lo último que quiero hacer en
este momento, pero tampoco quiero herir sus sentimientos. Justo antes de que sus
labios se encuentren con los míos, retrocedo lo más que puedo y digo:
—¡Herpes labial!
Jacob se recuesta, con una expresión de perplejidad en su rostro.
—¿Qué?
Joder, ¿por qué diría eso?
—Yo, uh... —soltando una carcajada, digo—: Tengo un herpes labial en el interior
del labio. —Me encojo de hombros—. Sabes, dicen que se supone que no debes besar a
alguien cuando tienes uno de esos porque son contagiosos.
—Oh. —Las cejas de Jacob se hunden y se juntan mientras asiente—. Cierto, sí. He
escuchado eso. Joder. Tal vez la próxima vez.
No habrá “próxima vez”, Jacob.
—Sí, quizás. —Le ofrezco una sonrisa que estoy seguro parece forzada—. Bueno,
será mejor que te vayas a casa.
—¿Me das tu número? —pregunta, con la mano en la manija de la puerta.
Mierda.
—Sabes, hace poco compré un teléfono nuevo y no estoy seguro del número, pero
puedo dárselo a Benji para que te lo de luego.
—¿O podrías enviarme un mensaje de texto y así lo tendría?
Dios mío, es un pequeño cabrón persistente.
—No tiene carga —miento, ofreciendo otra sonrisa.
—Mierda, está bien. Bueno, sí, dáselo a Benji y te llamaré en algún momento.
—¡Suena bien! —digo, demasiado ansioso por sacarlo de mi coche.
Tan pronto como se cierra la puerta, dejo escapar un suspiro. Gracias a todo lo
sagrado, eso se acabó. Subiendo el volumen de la música, conduzco a casa, emocionado
cuando finalmente estaciono el coche frente al garaje. La casa está en silencio cuando
entro, lo cual tiene sentido ya que son casi las once. Dejo toda mi mierda en mi
habitación, con ganas de darme una ducha. Me quito los zapatos y dejo que los
pantalones caigan hasta los tobillos, me los quito antes de alcanzar detrás de mi cabeza
y quitarme la camisa. Con solo un par de calzoncillos, tomo mi teléfono y me dirijo al
baño, que está convenientemente justo al lado del dormitorio que ocupo aquí en el piso
principal.
Enciendo la luz y busco una toalla debajo del fregadero.
No hay toalla.
Joder.
El cuarto de lavado está arriba, y ahora que Jade se ha ido, queda muy claro lo mal
que Boone y yo lavamos la ropa. Ninguno de nosotros tiene ningún problema para
lavarla o secarla, pero el aspecto de doblarla y guardarla parece ser demasiado para los
dos. Odio subir allí cuando sé que Suzy está durmiendo, especialmente porque Mabel
duerme con ella la mayoría de las noches, y si el perro me escucha, lo más probable es
que despierte a Suzy, pero el cuarto de lavado está al otro lado del piso de arriba y estoy
descalzo, así que seguramente puedo estar en silencio y ser lo suficientemente rápido
como para no despertarla.
—A la mierda —murmuro, saliendo del baño y dirigiéndome hacia las escaleras. Me
tomará dos segundos y realmente me encantaría darme una ducha caliente antes de
dormir. Hay algo en acostarme por la noche, completamente limpio después de una
ducha caliente, que lo soluciona todo. También he notado que esas son las noches en las
que no tengo tantos problemas para conciliar el sueño.
Afortunadamente, ninguna de las escaleras cruje cuando subo y puedo llegar al
cuarto de lavado sin ningún problema. Hay una luz de noche encendida allí, así que no
tengo que encender la luz del techo, y tal como me imaginé... hay una pila de toallas
limpias encima de la secadora. Tomando algunas, para no tener que volver a subir aquí
la próxima vez que me duche, me voy, planeando completamente regresar abajo.
Eso es hasta...
¿Que es ese ruido?
Es débil, apenas perceptible, pero como aquí arriba hay mucho silencio, puedo oírlo.
Parece que viene del dormitorio principal.
No. Mi corazón late con fuerza en mi pecho, mi pulso se acelera. No lo hagas, Grady.
No lo hagas.
Mis pies se mueven por sí solos, llevándome por el suelo hasta que se detienen
frente a la puerta que está abierta un poco más de la mitad. Si me muevo aunque sea un
centímetro hacia la izquierda, podré ver el interior de la habitación.
No debería.
Realmente, realmente no debería.
Es una invasión de la privacidad.
Pero... un pequeño vistazo no hará daño... ¿verdad?
¡Grady! ¡No!
Otro sonido llega a mis oídos, esta vez un poco más fuerte ya que estoy más cerca.
Es gutural. Se me pone la piel de gallina y me doy dolorosamente cuenta de mi actual
estado de desnudez. Como si mis pies tuvieran vida propia esta noche, me muevo unos
cinco centímetros hacia la izquierda y, joder, iré al infierno. Me van a quemar en el fuego
infernal por ser el pervertido más grande del mundo por lo que estoy presenciando.
La luz está encendida en el baño, cubriendo la habitación con un cálido resplandor.
Boone claramente tuvo la misma idea de ducharse a altas horas de la noche porque hay
una toalla tirada en la cama a su lado. Donde está sentado… completamente desnudo.
Incluso desde aquí, puedo ver que su cabello todavía está mojado, lo que significa que
probablemente acaba de salir, por lo que la luz del baño todavía está encendida.
No sé cuándo regresó a esta habitación desde la que se alojaba al final del pasillo.
Probablemente cuando Jade se fue. Aunque eso no es jodidamente importante. Lo
importante es el cuerpo alto, musculoso y muy desnudo de Boone expuesto ante mis ojos
codiciosos. Con la espalda apoyada en la cabecera, está descansando con una pierna
plantada en el suelo. No puedo verlo en este ángulo, y la otra está extendida sobre la
cama, dándome una vista casi sin obstáculos de todo. Polla, bolas, perineo, agujero…
todo.
Trago fuerte y me quedo inmóvil, con cuidado de no respirar demasiado fuerte ni
moverme ni un centímetro, o podría notar mi presencia. Está oscuro aquí afuera, así que
tendría que concentrarse mucho, pero no quiero correr el riesgo. Mi mente me grita que
me dé la vuelta y baje las escaleras. Soy muy consciente de que lo que estoy haciendo
está mal. Pero no puedo. Estoy congelado en el lugar.
Congelado en el lugar y empapado de excitación mientras observo la gran mano de
Boone deslizarse arriba y abajo por su igualmente grande longitud. El esposo de mi
hermana se está masturbando... y yo estoy mirando. Se me hace la boca agua al
contemplar la vista. Su polla es bonita. Realmente jodidamente bonita. No es demasiado
larga, pero es gruesa. Y sus bolas... la forma en que rebotan con cada movimiento, un
golpe pesado y rítmico contra su cuerpo que es francamente hipnotizante. La forma en
que la luz del baño se derrama en la habitación, cubriéndolo con un suave brillo
dorado. Sus músculos abdominales se tensan, su brazo musculoso se flexiona mientras
mueve su puño de manera lenta y metódica.
Su polla está apretada en su mano izquierda, lo que me parece interesante. Boone es
ambidiestro y sé que principalmente sostiene la cuerda con la izquierda, pero escribe
con la derecha. Nunca había pensado mucho en con qué mano se masturba...
obviamente ¿Quién pensaría algo así? Su mano derecha está sobre su pecho, sus dedos
pellizcando su pezón mientras su mano izquierda trabaja su eje. Un rayo de ardiente
lujuria recorre mi columna vertebral y se hunde en mis pelotas.
Miro el movimiento erótico, los giros y tirones en su pezón, y es como si pudiera
sentir la sensación en el mío recién endurecido. Sus gruñidos llegan a mis oídos de vez
en cuando, sus labios están entreabiertos y puedo ver su pecho subir y bajar con
respiraciones superficiales. Con los ojos cerrados, su cabeza descansa contra la cabecera
mientras claramente se pierde en el placer.
Lo que daría por ser yo quien se lo diera ahora mismo. Reemplazar su mano con la
mía. Reemplazar sus dedos en su pezón con mi boca. Mi lengua. Mis dientes.
Joder, esto es tan caliente y al mismo tiempo está tan mal.
La muñeca de Boone se tuerce cada vez que acaricia hacia arriba, y un gemido
queda atrapado en mi garganta al verlo. Mi polla está dolorosamente dura detrás de los
calzoncillos que llevo puestos. Quiero bajar mi mano y tocarme, pero no lo haré.
Supongo que esa es la línea que no estoy dispuesto a cruzar. Debería retroceder ahora e
ir a mi habitación antes de que me atrape. Pero no puedo. Estoy atrapado en este
hechizo. No puedo apartar la mirada. No puedo moverme. Joder, apenas puedo
parpadear.
La vista que tengo ante mí es sexy, prohibida y jodidamente seductora. La forma en
que Boone cede a sus impulsos carnales. Está tomando lo que quiere de sí mismo. Se ve
tan poderoso y fuerte. Es el jinete de toros rudo que es. Boone Stanton es un hombre
sexy completamente vestido, pero es un puto dios tumbado ahí en todo su esplendor
desnudo. Cada depresión y surco de su cuerpo está tallado con nitidez como si
estuviera hecho de piedra. Su cuerpo es una obra de arte.
Suaves gemidos salen de sus labios y su respiración se acelera. Se está acercando,
creo. Joder, necesito irme. Esto ya es muy jodido. No puedo verlo mientras se corre
también. Eso es cruzar una línea… ¿verdad? Pero nuevamente, mis pies están
enraizados en su lugar y es como si mi cerebro no pudiera impulsar mi cuerpo. Sé lo
que tengo que hacer, pero no puedo hacerlo.
Como si Boone pudiera sentir que estoy aquí, sus ojos se abren mientras se muerde
el labio. Lo juro, mi corazón deja de latir por un momento cuando su mirada parece
posarse directamente en mí. Pero aquí afuera está oscuro. No puede verme... de
ninguna manera.
Pero él me está mirando directamente, y en lugar de detenerse, en lugar de venir
aquí y patearme el culo por ser un mirón, él... continúa. La única indicación de que
realmente pudo haberme visto es la forma en que su mano vaciló sobre su polla durante
un milisegundo antes de volver a hacerlo. Si algo, ahora se está tocando más rápido y
más fuerte. Sus ojos, oscuros y entrecerrados, permanecen fijos en mi dirección, y juro
que puedo sentir su atención por todo mi cuerpo.
La mandíbula de Boone se afloja y el gemido más sexy sale de su garganta mientras
observo, en parte horror y en parte asombro, cómo su polla estalla. Joder... Boone se está
corriendo, y realmente creo que me está mirando mientras lo miro. Gruesas cuerdas
salen a borbotones, cubriendo su mano y derramándose sobre su abdomen. Sus piernas
y músculos abdominales se contraen mientras su semen cae encima de su cuerpo.
Joder, esto es lo más sexy que he visto en mi vida.
Se acaricia hasta la última gota y deja que sus ojos se cierren una vez que termina. Y
de repente, es como si el hechizo se hubiera roto y mi conciencia regresa,
abofeteándome por lo que acabo de hacer. Antes de que Boone tenga la oportunidad de
abrir los ojos nuevamente y encontrarme todavía de pie aquí, retrocedo lo más
silenciosamente posible antes de girar y bajar las escaleras lo más rápido que puedo sin
tropezar ni caer. No me permito respirar hasta que estoy a salvo dentro de mi
habitación con la espalda contra la puerta cerrada.
Hostia puta.
Hostia puta.
No puedo creer que acabo de ver eso. No puedo creer que vi a Boone Stanton, mi
puto cuñado, masturbarse en su habitación. Me iré al infierno. Voy a arder en el infierno
por disfrutarlo tanto como lo hice.
Sin siquiera pensarlo, meto mi mano en mis calzoncillos, apretando mi longitud
dura como el acero.
Esto es malo.
Esto es realmente jodidamente malo.
Usando mi mano libre, empujo el material por mis piernas hasta que se acumula
alrededor de mis tobillos. Mi puño se mueve febrilmente mientras el placer recorre mi
cuerpo y una presentación de diapositivas de lo que acabo de presenciar se repite en mi
mente. Su cuerpo desnudo. Su polla dura y gruesa atrapada en su puño. Sus pelotas
grandes y saltarinas. La mirada de la lujuria salpicado en su cara. Joder, es un hombre
tan maravilloso. Un hombre hermoso y prohibido, que está casado con mi hermana.
Y me vio. Sé que me vio. Boone abrió los ojos, me vio parado en la puerta y
continúo. No solo continuó, sino que terminó. Se corrió con mis ojos puestos en él.
¡Joder, joder, joder!
Mis caderas embisten mi puño, la excitación se apoderó de mi mente y mi cuerpo.
Esto es tan jodido. Tan equivocado. Tan caliente. Se siente tan bien. Muevo mi muñeca
como lo hizo él mientras me follo el puño, mis labios se abren mientras gimo. En
cambio, me imagino la mano de Boone en mi polla. Nos imagino masturbándonos en la
oscuridad. Donde nadie más puede vernos. Es un secreto. Nuestro secreto.
Él elevándose sobre mí, sus labios justo al lado de mi oreja mientras susurra cosas
sucias. El cosquilleo de su bigote contra el pabellón de mi oreja aumentaría el placer.
Añadiendo la suciedad. Apuesto a que Boone puede hablar tan sucio.
Joder, lo que daría por escuchar las cosas que él gruñiría solo para que yo las
escuchara.
Mis bolas se aprietan a mi cuerpo y una ola de placer se apodera de cada
terminación nerviosa dentro de mí. Siento la cabeza ligera y mareada, y mi respiración
sale entre jadeos. Estoy cerca. Estoy tan jodidamente cerca.
—Joder… joder —jadeo.
Gimiendo mucho más fuerte de lo que debería a estas horas de la noche, mi
liberación me recorre, mi polla y mis pelotas palpitan mientras la presa se rompe y me
corro una, y otra... y otra vez. Es interminable y visiones del hombre que está arriba
destellan en mi mente.
Mi cuerpo se hunde contra la puerta mientras bajo de la nube del orgasmo, la
realidad de los últimos veinte minutos me golpea con dura claridad. Esto no es bueno
¿Cómo coño se supone que voy a enfrentarme a Boone mañana? ¿Qué se supone que
debo decirle?
“Ey, hombre. Perdón por mirarte cuando te corrías ¡Mi error! Pero fue muy caliente.”
Tendré que mudarme. No, a la mierda mudarme. Tendré que cambiar de país.
Nunca podré volver a verlo a los ojos. O a mi hermana ¡Mierda! ¿Y si le cuenta a Jade?
¿Qué pasa si Jade se lo cuenta a mis padres?
Estoy tan jodido.
Muy jodido.
Soy tan estúpido.
13
Boone Stanton
—¡Papá! —Suzy irrumpe en mi habitación, con su Squishmallow rosa favorito en la
mano mientras se arroja sobre mi cama—. ¡Quiero gofres!
Me paso una mano por la cara, el cansancio todavía se refleja en mis ojos. Anoche no
me resultó fácil dormir. Aunque no me sorprende. Mi mente estaba dando vueltas y no
puedo entender lo que pasó hace ni siquiera doce horas. En un mundo perfecto, podría
esconderme en mi cama todo el día, evitando tener que enfrentarme a Grady, pero eso
no es exactamente factible con Suzy.
—¿Sí, princesa? —pregunto, rodando sobre mi costado y mirándola. Está sentada en
forma cruzada en el lado de la cama de Jade.
—Sí ¿Puedes por favor prepararme un poco? —juntando sus manos frente a su pecho,
su labio inferior sobresale en un puchero y sus mejores ojos de cachorrito miran
fijamente los míos—. ¡Con chispas de chocolate!
Cuando queda claro que no puedo posponer esto para siempre, suspiro y me
levanto de la cama.
—Nos vemos abajo, cariño —le digo mientras camino hacia el baño.
—¡Gracias, papá!
Cierro la puerta detrás de mí, enciendo el interruptor de la luz y me miro a los ojos
en el espejo. Mi cabello es un desastre, mis ojos inyectados en sangre, e incluso se están
formando algunas bolsas bastante impresionantes debajo de mis ojos.
Joder.
¿Qué carajo fue eso de anoche? Mi pulso se acelera mientras mi mente repite lo que
sentí al abrir los ojos y encontrar a Grady parado en mi puerta, sorprendiéndome en
una posición tan comprometedora.
¿Y por qué estaba él allí? Ya era tarde y ni siquiera sabía que todavía estaba en casa.
Sin embargo, una pregunta más preocupante es... ¿por qué no me detuve?
Algo se apoderó de mí, algo fuerte y lascivo, y fue como si mis manos no fueran
mías. Mi cuerpo no fuera mío. Los dos estaban tan desconectados de mi mente y de
todo pensamiento racional que se movieron por sí solos.
Él simplemente se quedó allí, joder, en la oscuridad. Usando nada más que su ropa
interior, para empeorar las cosas, no es que pudieran haber empeorado mucho. Ojos
enfocados con láser. Incluso en el pasillo oscuro, la luz de mi baño fue suficiente para
mostrar la expresión de su rostro. La forma en que sus labios estaban abiertos en shock.
Y yo… jodidamente desnudo, con mi mano alrededor de mi polla. Ha pasado tanto
tiempo desde que tuve sexo. Ni siquiera sé cómo ni por qué terminé masturbándome
así. Por lo general, simplemente lo hago debajo de las sábanas como un puto ser
humano normal, pero algo me invadió cuando salí de la ducha y ni siquiera me molesté
en apagar las luces.
¿Y por qué coño no paré?
Una pregunta igualmente confusa e inquietante es: ¿por qué me excitaba tanto el
hecho de que me estuvieran observando? Nunca me había gustado eso, pero mirar
hacia arriba y encontrar una sombra alta en mi puerta fue una adrenalina como nunca
antes había experimentado. Y eso es mucho decir ya que mi trabajo es adrenalina pura.
¿Qué quiere decir esto?
Nada, obviamente. Estaba excitado y pueden suceder cosas raras cuando estás
excitado. Además, estaba agotado.
—Joder, deja de pensar en eso —le gruño a mi propio reflejo mientras abro el grifo y
paso las manos por debajo, reuniendo suficiente agua para salpicarme la cara. Tengo
que recomponerme. Las probabilidades de encontrarme con Grady tan pronto como
baje las escaleras son mucho mayores, especialmente considerando que su dormitorio
está allí abajo. No puedo ahogarme y hacer el ridículo delante de él, o alertar a Suzy de
cualquier cosa que esté pasando. Tengo que arreglarlo. Fue una situación extraña, pero
no significa nada.
Después de cepillarme los dientes y enjuagarme la boca, me pongo un chándal y una
camiseta antes de bajar las escaleras a saltos. Cuando llego al último escalón, ya puedo
escuchar a Grady hablando con Suzy, y me detengo en seco por un momento, dándome
unos segundos para recuperarme.
No significa nada.
Probablemente se sienta tan incómodo como yo.
Puedo hacerlo.
Cuadrando mis hombros y trabajando mi mandíbula, camino hacia la cocina,
encontrándolos a ambos allí como me imaginé. Suzy está sentada en la barra mirando
mientras Grady toma la mezcla para gofres y las chispas de chocolate de la despensa.
Sonrío, asimilando la vista. Ella lo tiene comiendo de su mano y probablemente él ni
siquiera se da cuenta. Tan pronto como entro a la cocina, ambos se giran y me miran, mi
sonrisa desaparece mientras mi corazón golpea contra mi caja torácica. Todo el color
desaparece del rostro de Grady mientras se congela en su lugar. Nuestras miradas se
conectan por un momento, y los recuerdos sucios de anoche aparecen al frente y al
centro. Puedo sentir mis mejillas calentarse y sé que probablemente estén rojas.
¿Él también está pensando en eso?
—¡Papá! —Suzy retumba, rompiendo el contacto visual entre Grady y yo mientras
giro mi atención hacia ella. Está sonriendo y todavía tiene su peluche en el regazo—. El
tío Grady dijo que me haría los gofres.
—Bueno, cariño, te dije que bajaría enseguida.
Su cara se arruga.
—Sí, pero el tío Grady los hace mejores que tú.
Grady resopla y me quedo boquiabierto ante el insulto pronunciado con una
vocecita tan dulce.
—Yo hago gofres estupendos —argumento, sin saber muy bien por qué siento la
necesidad de defenderme.
Suzy extiende la mano y junta los labios como si acabara de decir algo
tremendamente ridículo.
—Papá, la última vez los quemaste.
Riendo, digo:
—Eso fue una vez.
—No me molesta —interviene Grady, su voz sale más temblorosa de lo normal—.
No tengo que ir a la arena por un par de horas más y también tengo hambre.
Lo miro y, como antes, tan pronto como nuestras miradas se cruzan, es como si se
abrieran las compuertas y cada detalle de anoche me golpea en la cara. El shock que
sentí cuando levanté la vista y lo vi en la puerta, la excitación que me consumió,
tomándome por sorpresa, cuando me di cuenta de que estaba siendo observado, la
forma en que mi cuerpo cobró vida como no lo había hecho en tantos años. No lo
entiendo ¿Por qué?
Me aclaro la garganta y me paso los dedos por el pelo mientras asiento.
—Bien, entonces. Supongo que iré a darme una ducha mientras haces eso, ya que no
me necesitan aquí abajo.
Él también asiente, viéndose igualmente incómodo.
—Suena bien ¿Quieres alguno?
Negando con la cabeza, me doy vuelta para salir de la cocina.
—No, estoy bien. Pero gracias.
Después de prácticamente correr escaleras arriba como si mi maldita cola estuviera
en llamas, tomo una toalla del armario y me dirijo directamente al baño. dentro de mi
habitación. Me quedo bajo la corriente caliente mucho más tiempo del que debería, con
las manos apoyadas en la pared mientras contemplo la erección completa que tengo. Mi
cuerpo late como si no me hubiera corrido en semanas en lugar de haberlo hecho hace
ni siquiera doce horas. Mi polla palpita, rogándome que la rodee con mi mano y me
saque de mi miseria, pero no puedo hacer eso. Si hago eso, si me obligo a correrme
ahora mismo, será pensando en lo de anoche. Será el recuerdo de la sombra en mi
puerta mirándome, y no puedo volver a pensar en eso por segunda vez. Simplemente
no puedo.
Una vez ya es bastante malo.
Una vez es suficiente para hacerme cuestionar mi cordura, porque ¿en qué puto
mundo es normal correrse de esa forma cuando te das cuenta de que estás siendo
espiado en tu propia casa, y precisamente por tu cuñado? ¿Qué tanta necesidad tengo si
eso es lo que acelera mi motor?
Afortunadamente, cuando salgo de la ducha (después de esperar una cantidad
absurda de tiempo para que mi erección se desinfle), me visto y bajo las escaleras,
Grady está terminando de poner los platos del desayuno en el lavavajillas diciendo que
tiene que prepararse para el trabajo. Cuando se va, Suzy y yo hacemos algunos recados
antes de parar en casa de Lou para almorzar. Ginny ha estado pidiendo verla las
últimas veces que he estado, así que pensé que hoy sería una buena oportunidad ya que
no tenemos nada importante que hacer.
Una vez que terminamos con el almuerzo, pasamos por la casa de mis padres. Mi
mamá me envió un mensaje de texto la otra noche informándome que compró algunos
conjuntos para Suzy durante su viaje a Sam's Club en Cheyenne el fin de semana
pasado. Suzy sale con mi mamá mientras mi papá y yo echamos un vistazo al nuevo
barco de pesca que acaba de adquirir. Ahora que está jubilado, compra todo tipo de
juguetes, lo que vuelve loca a mi mamá. El mes pasado compró un coche de mierda que
aparentemente planea reconstruir y vender. Antes de eso, decidió dedicarse a la caza,
algo que nunca había hecho. El invierno pasado se fue de caza con un par de amigos.
Sinceramente creo que está aburrido. Al crecer alrededor del rodeo y luego
convertirse en profesional, siempre tienes cosas que hacer. Entrenar, hacer ejercicio,
viajar a diferentes ámbitos. No hay demasiado tiempo de inactividad, ni siquiera fuera
de temporada. Me imagino que pasar de una vida activa a una vida de retiro tranquilo
es suficiente para que alguien se vuelva un poco loco.
Cuando Suzy y yo llegamos a casa, es hora de empezar a cenar. Sin muchas ganas de
hacer mucho, decido preparar una olla de espaguetis. Por suerte, saqué un poco de
carne molida del congelador antes de irnos esta mañana, de lo contrario no tendríamos
suerte. Grady todavía no está en casa cuando comemos, pero le guardé un plato para
que lo coma más tarde.
Después de cenar, Suzy se acurruca en el sofá con Mabel y mira una película
mientras yo limpio la cocina. Una vez que termino, meto a Suzy en la bañera para que
se bañe rápidamente antes de prepararla para ir a dormir.
—¿Puedes leerme un cuento antes de irme a dormir, papá? —pregunta mientras la
meto bajo las sábanas.
—Sí, princesa, pero solo uno. —Suzy tiene una forma innata de sonsacarme siete
cuentos y tres canciones antes de dormir antes de que me dé cuenta de lo que está
pasando.
—Está bien, pero ¿puedes acostarte conmigo mientras lees? —los ojos de cachorrito
y el labio fruncido han regresado, y exhalo una carcajada.
—Bien —me quejo mientras me subo a su lado.
No sé qué pasa, pero en un momento le estoy leyendo una historia sobre una
princesa en el bosque, y al siguiente, abro los ojos y percibo la oscuridad que cubre la
habitación. Mierda. Debo haberme quedado dormido a mitad de la historia. Mirando
hacia arriba, incluso en la oscuridad, puedo decir que Suzy está inconsciente. Mabel está
a nuestros pies y de alguna manera puedo salir de la cama sin despertar a ninguno de
los dos. Metiendo la mano en mi bolsillo, saco mi teléfono para comprobar la hora.
Joder, son más de las nueve. Estuve dormido por un tiempo.
Bostezando, estiro los brazos sobre la cabeza en el pasillo antes de bajar las escaleras
en busca de algo de beber. Mi boca está muy seca. Tan pronto como mis pies dejan el
último escalón, me viene a la mente Grady ¿Ya está en casa? La casa está a oscuras, así
que tal vez no. Una vez en la cocina, mantengo las luces apagadas y saco un vaso del
armario. Frente al fregadero, estoy a punto de abrir el grifo y llenar la taza, cuando algo
afuera llama mi atención.
La ventana encima del lavabo da al patio. La luz del porche está apagada, pero
puedo ver el brillo del portátil de Grady que está en su regazo. Lleva una chaqueta
negra con cremallera, la capucha puesta sobre su cabeza y un par de pantalones de
pijama a cuadros oscuros, con las piernas levantadas en la silla frente a él. Está de
espaldas a mí, así que no hay manera de que pueda verme, especialmente teniendo en
cuenta lo oscuro que está ahí fuera y aquí.
Pero es la pantalla de su computadora la que capta toda mi atención.
Mi pulso ruge en mis oídos mientras me agarro al borde de la encimera para
mantener el equilibrio cuando mis rodillas se tambalean. Grady parece estar editando
fotografías, pero son todas… mías. Tragando saliva, trato de darle sentido a lo que estoy
viendo. Imagen tras imagen, soy yo. No son inapropiadas de ninguna manera. Todos
parecen ser de cuando construí el columpio de Suzy hace unas semanas. En la que está
trabajando ahora, estoy arrodillado, pero estoy mirando hacia el patio a Suzy. De
alguna manera, Grady tomó una foto de mi perfil y se puede ver la forma en que miro a
mi hija. Logró capturar completamente el amor en mis ojos, y no sé cómo lo hizo sin que
yo me diera cuenta.
Es una toma increíble, pero el hecho de que él la haya tomado calienta algo en mi
pecho y al mismo tiempo hace que mi corazón lata más rápido. Está funcionando a toda
marcha, junto con mis pulmones ¿Debería asustarme por esto? Porque si soy honesto
conmigo mismo en este momento, no lo estoy. Ni siquiera un poquito.
¿Qué coño está pasando conmigo?
14
Boone Stanton
—¿Está todo listo para partir? —le pregunto a Conrad mientras miro su camioneta
frente a mí y el remolque original que acabamos de conectarle. El sol apenas ha besado
el horizonte, las temperaturas bajaron durante la noche a niveles helados y el vaso de
poliestireno para llevar que tengo en las manos enguantadas hace todo lo posible para
mantenerlas calientes. Ya no nieva, pero sí nevó la mayor parte de anoche.
Conrad echa un vistazo a la camioneta y al remolque antes de asentir brevemente.
—Sí, vámonos. Nos llevará un tiempo llegar allí con el estado de las carreteras, estoy
seguro.
Hace unos días, Conrad me llamó y me preguntó si podía ir con él a Orton Creek
esta mañana a recoger un par de crías de bisonte que estaba adoptando. Se trataba de la
petición más extraña viniendo de él, ya que nunca ha tenido bisontes en su vida, pero
acepté porque realmente me vendría bien algo de tiempo fuera de casa. En un día
normal, el viaje nos llevaría un par de horas, pero hoy será aún más largo debido al
hielo y la nieve.
En la carretera suena la música a bajo volumen y la calefacción está a todo volumen.
No hay muchos coches a esta hora de la mañana. Todo está cubierto por una gruesa
capa de hielo y nieve fresca. Incluso Copper Lake parece congelado mientras lo
rodeamos para llegar a la autopista.
—Entonces, ¿por qué bisontes? —pregunto. La pregunta me ha estado haciendo
cosquillas en la mente.
Se encoge de hombros, con los ojos fijos en la carretera.
—Solo quería unos.
—Un poco fortuito, ¿no? —me río.
Conrad, que ronda los cuarenta y tantos, es el mayor de todos nosotros. También es
el más melancólico. Es propietario del rancho Grazing Acres, que es hogar de algunos
de los mejores toros bravos que existen. El rancho ha pertenecido a su familia durante
generaciones y, en un momento u otro, todos hemos trabajado allí o hemos ayudado.
Sobre todo cuando éramos adolescentes y estábamos ansiosos por entrar en la escena
del rodeo. Su rancho, o el rancho de sus padres en ese momento, fue donde realmente
encontré mi amor por los toros y la monta de toros.
—No es más extraño que tener caballos —bromea—. Solo porque crío toros para el
rodeo no significa que no pueda tener otros animales.
—Bien. Bien. Bien. —Levanto mis manos.
Conducimos hasta la granja en Orton Creek en poco menos de tres horas. Una cosa
que me encanta de salir con Conrad es el cómodo silencio. Es un hombre de pocas
palabras y no siente la necesidad de llenar cada momento de silencio con charlas sin
sentido. Los dueños de la granja están listos para recibirnos cuando llegamos,
ayudándonos a cargar las dos crías de bisonte en el remolque. Son diminutas y
realmente lindas. Solo había visto pocos de estos animales en persona de cerca antes, y
este lugar tiene toneladas de ellos. El sol ya brilla intensamente en el cielo, por lo que los
caminos no son tan accidentados como en nuestro camino hasta aquí. Con los bisontes
en el remolque, nos dirigimos de nuevo a casa.
—¿Tienes nombres para ellos? —le pregunto a Conrad.
—Bogart y Biscuit —gruñe sin pensarlo, como si hubiera elegido estos nombres
durante semanas.
Toso y me aclaro la garganta para ocultar la risa que quiere estallar.
—Bogart y Biscuit —repito—. ¿De dónde diablos vienen esos nombres?
Se encoge de hombros, con una mano agarrando la parte superior del volante
mientras el otro brazo descansa en su regazo. Conrad es un gran hombre. Yo mido poco
más de metro noventa, y él tiene unos cuantos centímetros más que yo, y tiene la
constitución de una puta pared.
—No sé. Simplemente me gustó cómo sonaban.
—¿Pueden estar con los toros?
—Sí, eventualmente podrán. Probablemente no cuando son tan pequeños. —La
conversación se desvía después de eso por un tiempo, pero luego lo veo mirarme
brevemente antes de preguntar—: ¿Qué pasa entre Jade y tú?
Me sorprende que Conrad me pregunte sobre esto. No es propio de él. No es que me
importe. Me siento lo suficientemente cómodo con él como para compartir este tipo de
cosas.
—Nos vamos a divorciar.
—¿Cómo te sientes al respecto?
Si alguien de nuestro grupo entendería por lo que estoy pasando, ese es Conrad.
Hace unos años, él y Whit se divorciaron. Esto tomó a todo el pueblo por sorpresa
porque habían estado juntos durante mucho tiempo. Conrad no habla mucho sobre el
divorcio, y Whit tampoco, pero pareció difícil para ambos, y por un tiempo, realmente
pensé que lo solucionarían y volverían a estar juntos. Es decir, hasta el año pasado,
cuando Whit empezó a salir con otra persona.
—Estoy bien —le digo—. Es lo mejor, pero aún así es una mierda tener que pasar
por eso.
—¿Cuándo vuelve a casa?
—En unos dias.
No sé si el regreso de Jade hará que las cosas en la casa mejoren o se pongan aún
más tensas. La verdad no puedo verlas volverse más incómodas de lo que ya están. Ha
pasado una semana desde el incidente, como lo llamo en mi cabeza. Ni siquiera sé cómo
seguir adelante con eso. O procesarlo. Mis manos se ponen húmedas y es como si mi
lucha o huida se activara cada vez que pienso en ello.
Tanto Grady como yo hemos hecho un excelente trabajo evitándonos lo más posible
la semana pasada. O si estamos juntos en la misma habitación, nunca estamos solos.
Suzy de alguna manera se ha convertido en un terreno neutral sin saberlo entre
nosotros. Lo cual es ridículo. Es como si ambos pensáramos que si estamos en una
habitación sin alguien más allí, de repente volverá a suceder y no podremos detenerlo.
Al menos así me siento yo. No sé Grady.
Mi mente es un puto desastre y no sé cómo arreglarla o detener estos pensamientos.
Toda la situación está mal. Tan jodidamente mal. Por multitud de razones.
Sin embargo, lo que más me jode es que… Grady es un hombre. No se puede negar
que es un hombre. Y aunque he estado con Jade durante más de una década y mi
experiencia con cualquiera que no sea ella es extremadamente mínima, una cosa
siempre ha sido segura: me gustan las mujeres. No soy gay. Nunca me he preguntado si
tal vez era bisexual. Nunca me ha excitado un hombre. Nunca. Pero por alguna razón,
los ojos de Grady sobre mí me volvieron feroz. Algo que me hizo correrme más fuerte
que nunca en mi vida.
Mierda.
Y como si el incidente no fuera suficientemente malo, lo que vi la noche siguiente
también pesa mucho en mi mente. No entiendo por qué tenía fotografías mías que había
tomado. Hermosas imágenes de nivel profesional. Intento pensar en lo que pasaba por
su mente cuando sacó su cámara y empezó a tomarlas ¿Fue algo inocente que se dio
cuenta de que sería una buena toma y lo hizo? ¿O fue más profundo que eso? Después
del incidente, no puedo estar tan seguro.
Mi teléfono suena y cuando le doy la vuelta, veo que es un mensaje de texto de la
última persona con la que quiero hablar.
Grady: Oye, no hay prisa, pero me preguntaba si sabías cuándo podrías estar en
casa. Hannah acaba de llamar y me preguntó si podía pasar por Powder Ridge más
tarde. Está bien si no puedo, solo pregunto.
Yo: Estamos de regreso. Lo ayudaré a descargar los bisontes y luego podré regresar
a casa. Entonces, probablemente un par de horas como máximo.
Esto es lo máximo que hemos hablado en toda la semana, aparte de la charla con
Suzy. Por supuesto, es por texto, por lo que es mucho más fácil, pero sigue siendo
jodidamente incómodo. Siento que nunca podré volver a mirar a Grady de la misma
manera. O a mí mismo. Y no quiero ni imaginarme todas las cosas horribles que pasan
por su cabeza. Probablemente piense que soy un pervertido.
Aunque él fue quien estaba husmeando en mi puerta en medio de la noche. Si
alguien es un pervertido aquí, es él. No es que yo piense eso.
Dios mío, todo esto es un puto desastre.
Mirando a Conrad, considero confiar en él y obtener su opinión. Una gran parte de
mí grita que mantengan la boca cerrada, pero otra parte dice que podría ayudar. Y es
Conrad, no creo que se lo dijera a nadie. Últimamente estoy constantemente nervioso y
creo que desahogarme un poco ayudaría a aliviarlo.
Antes de que pueda pensarlo demasiado, dejo escapar:
—¿Fue extraño para ti tener una cita después de que Whit y tú se divorciaron?
No me molesto en mirarlo, pero puedo sentir el peso de su mirada en un lado de mi
cara, probablemente preguntándome de dónde diablos vino esa pregunta.
—No lo sé —gruñe.
Girando la cabeza, es mi turno de mirar su perfil con confusión.
—¿Qué quieres decir?
—Significa que no he salido con nadie.
—¿Con nadie? —mis ojos se abren.
—Con nadie —repite, con los ojos fijos en la carretera—. ¿Por qué lo preguntas?
Mi corazón late con fuerza mientras me obligo a respirar profundamente por la
nariz. Yo empecé esto, así que es mejor que continúe. No tiene sentido acobardarse
ahora.
—He... —mierda, ¿cómo puedo decir todo esto sin sonar como un idiota?— He
tenido algunos pensamientos confusos sobre alguien últimamente —decido continuar
—. Alguien que no es Jade.
Eso lo hace mirarme.
—No creo que eso sea algo inaudito cuando se está pasando por un divorcio.
—Sí, pero son sentimientos que nunca antes había sentido. Pensamientos que nunca
antes había tenido, pero que ahora no salen de mi cabeza. —Decidiendo seguir siendo
vago, agrego—: Recientemente me encontré en una… posición comprometida, y no
puedo dejar de pensar en ello y en lo que significa todo. Es jodidamente confuso.
Conrad no pregunta quién es, no es que esperara que lo hiciera, pero de todos
modos lo aprecio.
—¿Has hablado con esta persona sobre esto?
—No.
—¿Por qué no?
Soltando una carcajada, digo:
—Probablemente porque estoy tratando de hacerme creer que si finjo que nunca
sucedió, eventualmente desaparecerá.
Conrad arquea una ceja y pregunta:
—¿Y cómo te va con eso?
—No muy bien. —Me río entre dientes—. Bastante mal, en realidad.
—Bueno, tal vez empezar por ahí —ofrece simplemente, como si fuera la cosa más
fácil del mundo.
En el fondo sé que tiene razón. Grady y yo necesitamos hablar sobre lo que pasó,
pero no sé cómo. Todavía no estoy preparado para hacerlo y no sé si alguna vez lo
estaré.
15
Boone Stanton
—Princesa, ¿puedes traerme esos platos de papel y servilletas a la sala, por favor?
—¡Sí! —agarrando la pila de la encimera, corre descalza hacia la sala de estar, donde
Jade y Grady están preparando la película.
Jade llegó a casa anoche y, a petición de Suzy, todos tendremos una noche de pizza
y cine. Con las cajas en la mano, camino hacia la sala de estar y las coloco encima de la
mesa de café, una al lado de la otra. Sin mi permiso, mis ojos se dirigen a Grady, donde
está sentado en el sofá de dos plazas con las piernas dobladas debajo de él. Un gorro
verde oliva cubre su cabello y está vestido con una sudadera con capucha blanca y un
par de pantalones cortos deportivos negros. Mi pulso se acelera cuando sus ojos se
levantan y se encuentran con los míos, algo pasa a través de ellos que no puedo
nombrar.
Aclarándome la garganta, miro hacia otro lado, rompiendo el contacto visual
mientras me siento en el sofá junto a Suzy. Su madre está al otro lado de ella y ambas
sirven sus platos antes de que yo haga lo mismo. Grady es el último en agarrar su pizza.
Dejamos que Suzy eligiera el película, así que es una princesa de la que nunca he oído
hablar. Ella termina quedándose dormida hacia el final, y la llevo arriba para acostarla
antes de regresar abajo y unirme a los otros dos.
Abrieron otra botella de vino en mi ausencia, y ambos bebieron de sus copas.
—¿Cómo fue el entrenamiento? —Grady le pregunta a Jade mientras yo me siento.
—¡Estuvo bien! Una de mis antiguas supervisoras de cuando trabajé allí estaba en la
nueva oficina de Salt Lake, así que pude ponerme al día con ella, lo cual fue bueno.
—¿Cuando empiezas? —él pregunta.
—Este lunes no, sino el próximo.
—Joder, sí, ¿estás emocionada?
Jade asiente.
—En realidad estoy mucho más emocionada de lo que pensaba —murmura—. Es
estresante volver al trabajo después de estar fuera durante tanto tiempo, pero creo que
será bueno para mí, ¿sabes? —ella encuentra mi mirada, sus ojos se suavizan—. He
pasado tanto tiempo siendo esposa y madre, y siento que esta será una oportunidad de
hacer algo que sea solo para mí.
Mi pecho se aprieta mientras asiento pensativamente.
—Creo que mereces tener cosas que sean solo para ti, Jade. Estoy orgulloso de ti y
emocionado por ti en este nuevo viaje.
Ella sonríe mientras sus ojos se vuelven un poco nublados y rojos.
—Caramba, no esperaba ponerme emocional esta noche —dice riendo—. Gracias,
Boone. —Jade se abanica la cara por un momento antes de aplaudir—. Está bien,
contadme ¿Qué pasó mientras no estaba?
Como si fuera una señal, Grady y yo nos miramos a los ojos. Es un momento muy
breve, pero está ahí. Afortunadamente, Grady piensa de pie mucho más rápido que yo.
—Suzy y yo descubrimos lo mal que Boone jugando a las muñecas —dice,
mirándome con una sonrisa que me ha parecido Mi pecho se apretó y mi pulso se
aceleró—. Y en las fiestas de baile. No participaría en ninguna de las fiestas de baile.
—Él nunca lo hace —dice Jade con un bufido.
—Un poco aburrido —responde Grady encogiéndose de hombros.
—¿Por qué crees que siempre he sido la divertida de los dos?
—Wow, espera, espera —interrumpí—. ¿Cuándo se convirtió esto en todos contra
Boone?
Jade y Grady se miran antes de estallar en carcajadas, y no puedo evitar unirme.
—Nos lo pones demasiado fácil. —Grady dice después de que se han recuperado.
Arqueando una ceja, pregunto:
—¿Por qué lo piensas?
—Eres demasiado fácil de molestar —le dice Jade.
Me levanto y murmuro:
—¿Sabes qué? Si voy a ser sometido a este tipo de abuso, también necesito una copa
de vino. —Eso me hace ganar otra ronda de risas mientras desaparezco en la cocina
para tomar una copa.
Cuando regreso, están en medio de una conversación. Por lo que parece, Jade le está
contando a Grady sobre su entrenamiento y cómo fue. Mientras ambos están en ello, me
permito un momento para observar a Grady. La forma en que escucha tan atentamente
a Jade mientras ella habla, la forma en que la mira. Está claro cuánto la ama y respeta
solo por lo atento que es. He notado que él hace lo mismo con Suzy, le brinda toda su
atención y entusiasmo, pase lo que pase.
Me doy cuenta de cuánto he extrañado esto. La normalidad de hablar y bromear con
Grady, estar en su presencia sin la incómoda nube de lo que ha estado pasando entre
nosotros. Extraño... a Grady.
Entre los tres, terminamos el resto de esta botella más una más antes de terminar la
noche. El ambiente seguía siendo alegre y divertido, y se sentía realmente bien dejarse
llevar así. Dios sabe que pasar por un divorcio no es lo más fácil, y si a esto le sumamos
seguir viviendo bajo el mismo techo y tratar de ser padres, las cosas pueden ser un poco
tensas. Por supuesto, tenemos suerte de poder llevarnos bien durante la mayor parte de
todo este proceso, pero estar relajados esta noche ayudó mucho. Me hace pensar que tal
vez podamos sobrevivir a este desastre después de todo, que tal vez podamos seguir
siendo amigos una vez que todo esté dicho y hecho. Lo cual, solo por el bien de Suzy,
sería increíble.
Arriba, me doy una ducha rápida antes de ponerme un pijama. Las palabras de
Conrad del otro día se han estado repitiendo en mi mente en un bucle casi constante.
Todavía no siento que esté ni cerca de estar listo para hablar con Grady sobre lo que
pasó, aunque sé que Conrad tiene razón. Especialmente si Grady va a quedarse aquí, no
podremos aferrarnos a esta tensión tácita para siempre. Pero no lo sé... se siente
demasiado pronto. Simplemente no puedo.
Una vez que estoy vestido, bajo las escaleras en busca de algo para beber antes de
intentar dar por terminada la noche. En la cocina, tomo una botella de agua del
refrigerador y entonces es cuando lo veo. Grady. Acurrucado en su edredón, con su
Kindle en la mano, de la misma manera que lo he visto en el pasado. Con mi mano
todavía alrededor del asa del refrigerador, lo miro. No sé por qué, no tiene ningún
sentido para mí, pero lo hago.
Centrado, sus ojos permanecen fijos en el dispositivo que tiene en la mano,
aparentemente ajenos al mundo exterior.
¿Qué está leyendo?
No lo entiendo, y no puedo explicar por qué, pero antes de darme cuenta, mis pies
me llevan a la puerta trasera, la abro y salgo a la noche fresca, tomándome asiento en la
silla a su lado.
Grady levanta la vista, se encuentra con mi mirada y algo sucede entre nosotros sin
palabras. Una especie de comprensión. Me guste o no, siento una atracción hacia él, una
atracción que es confusa, pero tal vez no tengamos que descifrarla.
Tal vez podamos simplemente sentirla.
Tal vez en noches como esta, cuando ambos estemos despiertos tan tarde,
simplemente podamos hacernos sentir mejor con el consuelo que encontramos el uno en
el otro sin tratar de encontrarle sentido a todo.
Así que nos sentamos aquí juntos y ninguno de los dos dice nada. Es agradable. Es
relajante de una manera que no puedo explicar. No podría decir cuánto tiempo
permaneceremos ahí afuera, pero él es el primero en entrar, y después de unos minutos,
hago lo mismo.
Y se vuelve algo semi-regular encontrarnos en el porche en medio de la noche.
Siempre es lo mismo y me gustaría creer que tal vez él lo necesita tanto como yo. Como
si tal vez él estuviera tan confundido por todo lo que nos rodea como yo.
Quizás algún día finalmente nos enfrentemos al elefante en la habitación, pero por
ahora, me permito la oportunidad de disfrutar esto tal como es.
16
Grady Wilde
Tienes que estar de puta broma.
Hoy ha sido el jodido día más largo de mi vida y todo lo que quiero es llegar a casa,
darme una ducha caliente y hacer ejercicio hasta quedarme dormido ¡Es todo lo que
quiero! Es todo lo que he estado pensando en hacer durante las últimas horas, y ahora
finalmente puedo dejar la arena e irme a casa, y se me pincha una puta rueda.
De pie al costado de la carretera con el pulgar y el índice pellizcando el puente de mi
nariz, maldigo a los dioses antes de abrir mi maletero. Si te digo que he cambiado una
llanta una vez en toda mi vida estoy exagerando. Tendré que ver un video de YouTube
con instrucciones si quiero llegar a casa con mi coche en una sola pieza. Levanto la
alfombra del suelo del maletero y localizo fácilmente el neumático ¿Pero dónde están
las herramientas?
—Tienes que estar de puta broma. —Gruñendo, dejo caer mi cabeza sobre mis
hombros mientras miro hacia el cielo nocturno como si tuviera todas las respuestas.
Como si las herramientas que necesitaría cayeran mágicamente desde allí, con suerte
evitando golpearme, pero diablos, tal vez eso es lo que necesito.
Hoy no solo ha sido el día más largo, sino también uno de los más jodidos. El Gran
Premio se acerca rápidamente (es este puto fin de semana) y mi cámara eligió hoy para
joderme. Tendré que comprar una nuevo mañana y realmente no planeaba gastar esa
cantidad de dinero. Un puto trabajo estable me vendría bien ahora mismo. Y si eso no
es suficientemente malo, antes me resbalé y caí al suelo. Estoy cubierto de eso que
siento que huele a mierda de caballo.
Sacando mi teléfono, encuentro el número de Benji y presiono llamar. Suena y suena
antes de conectarse al correo de voz. Cuelgo y lo intento de nuevo. Y otra vez.
—¡Vamos!
Finalmente, pruebo el número de Jade y, afortunadamente, contesta después del
primer timbre.
—Grady, ¿qué pasa?
—¿Puedes venir a ayudarme? —te apuesto.
—¿Dónde estás? ¿Qué ocurre?
—Estoy junto al Jeffrey Place, aproximadamente a un kilómetro de Powder Ridge
con una rueda pinchada. No tengo las herramientas necesarias para cambiar el
neumático.
Ella suspira.
—¿No puedes pedírselo a uno de tus amigos? Estoy tratando de acostar a Suzy.
—¿Crees que habría llamado si tuviera otra opción?
—Dame veinte minutos —dice finalmente, y puedo decir por su tono de voz que no
está contenta con eso. Me hace sentir como una mierda, pero ¿qué más se supone que
debo hacer? ¿Hacer autostop?
—¡Gracias!
Jade regresó de Salt Lake City hace dos semanas y ha sido interesante quedarse con
ella y Boone mientras resuelven sus problemas con el regreso de Jade al trabajo. He
estado ayudando mucho más a Suzy cuando no estoy en la arena, lo cual no me importa
en absoluto. De hecho, disfruto mucho pasar tiempo con mi sobrina tanto como lo he
hecho hasta ahora.
Las cosas entre Boone y yo están... tensas. Han pasado poco más de tres semanas
desde que lo pillé masturbándose y todavía no hemos hablado de ello. Ni una sola vez.
En realidad, no hemos hablado de nada, aparte de la noche que todos vimos una
película. Lo cual me desanima. Teníamos una especie de amistad y siento que la he
arruinado por completo. Aunque sí diré que aunque no hemos hablado estas últimas
semanas, cuando ninguno de los dos puede dormir, parece que ambos tenemos la
misma idea. En numerosas ocasiones nos hemos encontrado sentados juntos en el
porche trasero en un cómodo silencio en plena noche. Es una de las únicas veces que me
agrada el silencio entre nosotros. Se siente bien, como si tal vez estos pequeños
momentos sanaran lo que pasó cuando lo espié.
Si Jade ha notado alguna fricción, seguro que no ha dicho nada, al menos a mí.
Aunque probablemente piense que el extraño estado de ánimo de Boone tiene que ver
con su próximo divorcio y todo lo que conlleva. Lo cual podría ser cierto. Es muy
posible que esté generando toda esta tensión en mi cabeza, tratando de que se trate de
mí cuando no es así.
Probablemente ni siquiera estoy en su mente.
Los faros giran la esquina y se detienen detrás de mi coche, y lo primero que noto es
que las luces son demasiado altas para que sea el coche de Jade. Efectivamente, la
puerta se abre, iluminando el interior con la luz del techo, y es a Boone a quien veo
saltando de su camioneta.
¡Mierda! Ella envió a Boone.
—¿Qué estás haciendo aquí? —le pregunto mientras se acerca a mí.
—Tu hermana dijo que tenías un neumático pinchado y necesitabas ayuda. —Su
tono es apagado y su expresión facial parece como si preferiría estar en cualquier lugar
menos aquí.
Vale, tal vez no lo olvidó todo.
—Bueno, yo le pedí a ella que viniera.
—Sí, bueno, ella prácticamente me empujó hacia la puerta, así que... —habla
mientras se mueve a mi alrededor para inspeccionar el neumático.
—Perdón por hacerte venir hasta aquí.
—Está bien.
No suena bien... en absoluto.
Pasan unos momentos en silencio. Es asfixiante, no lo soporto.
—Solo he hecho esto una vez, pero si me muestras qué hacer, puedo hacerlo todo yo
mismo. Simplemente no tenía las herramientas.
—Yo lo haré —dice—. Será más rápido así.
Bueno, entonces.
Me entrega una linterna para apuntar hacia la llanta ya que ahora está totalmente
oscuro afuera, especialmente porque el área donde estoy estacionado está cubierta de
árboles. Se pone en cuclillas y comienza a trabajar de inmediato, quitando el neumático
reventado antes de poner el nuevo. Se mueve rápidamente y está claro que él, a
diferencia de mí, sabe lo que está haciendo. Boone parece el tipo de hombre hábil en
todo lo que hace. Como si no hubiera ningún trabajo extraño que no pudiera hacer. Es
un hombre de hombres en todos los sentidos de la palabra.
Y, por supuesto, en el momento en que pienso en Boone y sus habilidades, esa noche
pasa por mi mente como si no hubiera estado en un bucle constante todos los días
desde entonces. Dios, si antes pensaba que mi atracción por Boone era fuerte, ahora que
lo he visto desnudo, el nivel es completamente diferente. Ahora que lo he visto darse
placer a sí mismo. Veo porno como cualquier otro hombre normal, pero hay algo tan
erótico... tan emocionante en verlo en persona. Observar la forma en que alguien como
Boone se comporta. Con qué fuerza se agarró a sí mismo. La forma en que sus músculos
se contraían y flexionaban. Mi sangre se calienta ahora solo de pensarlo.
Nunca me consideré un voyeur, pero esa noche me hizo querer repetirlo todos los
días desde entonces. Lo cual obviamente nunca va a suceder. Jamás. Especialmente no
con Boone, si la forma en que su nivel de evasión me dice algo.
El silencio entre nosotros es ensordecedor y me estoy poniendo inquieto. Ni siquiera
hay animales ni sonidos de coches a nuestro alrededor. Es puro silencio que eriza la
piel. El aire a nuestro alrededor se siente tenso y sofocante, y si yo siento esto, no hay
manera de que él no lo sienta. Mi corazón late salvajemente contra mi caja torácica, mi
pulso ruge en mis oídos.
En pánico, dejo escapar:
—Entonces, sobre esa noche... —la mano de Boone se congela y veo cómo sus
hombros se elevan hasta sus orejas. Pensarías que esa sería mi pista para cerrar la boca.
Pero no lo hago. No, eso sería demasiado fácil. Yo continúo—: Yo, uh... no vi nada.
¿Qué? ¿Por qué carajo diría eso?
Joder. No es como si Boone fuera a denunciarme por la mentira. Eso requeriría que
él realmente hablara de ello. Esta es mi manera de darle una salida. Dándole una
manera de seguir adelante.
¿Pero se desquita como esperaba que lo hiciera? Por supuesto que no.
Mirándome por encima del hombro, entrecierra los ojos y abre la mandíbula.
—¿De qué coño estás hablando, Grady? Lo viste todo.
Bueno.
Okey.
Está bien. Esto esta bien.
Pero si la tierra quisiera abrirse y tragarme entero, lo recibiría con mucho gusto.
Nos miramos fijamente durante un momento muy tenso, mis mejillas se sonrojan y
mi estómago toca fondo ¿Por qué coño él diría eso?
¿Y qué le respondo?
Dios santo.
—¿Y bien? —suelta, levantando las cejas mientras me mira fijamente expectante—.
¿Te vas a quedar ahí mirándome?
—Está bien, sí —farfullo—. Sí vi... todo. —Cada centímetro glorioso. Cada gota de semen
que salpicaba tu piel resbaladiza y sudorosa. Cada ola de placer escrita en tu rostro.
Boone se levanta en toda su altura, pero no se acerca más de lo que ya está.
—Está bien. —Él suelta un suspiro—. ¿Podemos simplemente... olvidar que pasó?
Esta vez me está dando la salida él a mí.
Debería tomarla. Realmente debería.
Pero mi boca parece no poder callarse en este punto porque sigo adelante.
—Realmente no parece que esté bien ya que casi no hemos hablado desde que
sucedió. Quizás deberíamos hablar de ello.
—¿Y de qué hay que hablar exactamente? —pregunta, dando un gran paso adelante,
su presencia más grande que la vida e imponente—. ¿Qué coño estabas haciendo ahí
arriba de todos modos?
—Yo, uhm… —esto no es bueno—. ¡Lo siento! Estaba buscando una toalla para
ducharme y escuché algo.
—¿Y pensaste en inspeccionar?
—Sí. —Me encojo de hombros con torpeza, sintiendo que el corazón se me va a subir
a la garganta en cualquier momento—. No sabía qué era.
—Eso no explica exactamente por qué te quedaste allí —responde. Boone está tan
cerca de mí que puedo oler su loción para después del afeitado. Me está mareando y no
me ayuda.
Una disculpa debería ser lo que salga de mis labios. Eso arreglaría todo. Solo di que lo sientes
por fisgonear en su espacio cuando no deberías haberlo hecho, Grady. Dilo.
—Tú tampoco te detuviste cuando me viste —escupí en su lugar, cruzando los
brazos sobre mi pecho, desafiante. La mandíbula de Boone se aprieta de nuevo, los ojos
entrecerrados. Necesito cerrar mi puta boca. La parte lógica de mi cerebro lo sabe. De
hecho, me está gritando que me calle. El problema es que claramente la parte lógica de
mi cerebro no está dirigiendo el espectáculo esta noche—. Más bien, según lo que vi,
casi parecía que lo disfrutaste.
—¿Perdona? —su voz sale baja: un estruendo de advertencia.
Saco el pecho por alguna razón desconocida y digo:
—Me escuchaste. Creo que te gustó tener público.
Oh, joder. Parece enojado.
En un movimiento rápido, Boone agarra la parte delantera de mi camisa, nos hace
girar y empuja mi espalda contra el costado de mi coche con tanta fuerza que me quedo
sin aliento.
—Tienes el descaro de quedarte en mi puta casa, meter las narices donde no te
incumbe y luego acusarme de algo así.
No lo niega exactamente. Pero tiene razón.
Respiro profundamente y asiento; la parte derecha de mi cerebro parece finalmente
tener control del lado salvaje.
—Tienes razón. Lo siento, Boone. Me pasé de la raya —digo temblorosamente—. En
ese momento y ahora. No debería haber espiado así tu habitación y debería haberme
ido inmediatamente después de ver lo que vi. Lo siento.
Su pecho se agita con respiraciones rápidas, al igual que el mío. Basado en la forma
en que me mira, con el ceño fruncido en confusión, diría que no esperaba que me
disculpara. Ninguno de nosotros dice nada por un tiempo, todo lo que acabo de decir
está hirviendo sobre nosotros. Mi corazón todavía late a mil por hora y tengo la boca
muy seca. Saco la lengua para mojarme los labios y observo en estado de shock cómo
los ojos de Boone bajan para seguir el movimiento.
Hostia puta.
¿Me acabo de imaginar eso?
Rápidamente, se desvían para encontrarse con mi mirada. Traga fuerte, su nuez de
Adán se mueve en su garganta, y ahora es mi turno de observar.
¿Qué está pasando?
Sus manos todavía agarran mi camisa y nuestros cuerpos están a solo unos
centímetros de distancia. Su aliento caliente abanica mi cara mientras ninguno de
nosotros parece saber qué hacer a continuación.
Finalmente, después de mucho tiempo, suelta mi camisa, alisando las arrugas que
provocó con su mano. Boone se aclara la garganta y me sostiene la mirada.
—Mira, no pasó nada. No exageremos más esto, ¿vale? Olvidemos lo que sucedió y
tratemos de seguir adelante.
Una parte de mí se siente aliviada... pero otra parte está decepcionada. Asiento,
aclarándome la garganta.
—Sí, vale.
Como si los últimos diez minutos tampoco hubieran sucedido, ambos volvemos a la
tarea que tenemos entre manos y, antes de darme cuenta, el neumático está colocado.
Boone empaca sus herramientas.
—Te seguiré a casa en caso de que pase algo —dice—. Debería estar más que bien,
pero no vayas demasiado rápido.
Asintiendo de nuevo, digo:
—Está bien. Gracias.
Quizás nunca haber dicho nada sobre esa noche hubiera sido mejor. Con suerte,
podremos hacer exactamente lo que él dice y seguir adelante. No tengo exactamente el
dinero para mudarme en este momento, así que esto tiene que funcionar.
Como dijo, Boone me sigue durante todo el camino a casa, y cuando salimos de
nuestros vehículos y entramos, ninguno de los dos intercambia otra palabra o mirada.
Jade ya debe estar arriba en su habitación porque no la veo. Me dirijo a mi habitación y
él sube las escaleras, y eso es todo. Un sentimiento de decepción se instala mientras me
siento en el borde de mi cama, repitiendo los eventos que acaban de ocurrir. Todo lo
que dijimos, el destello de calor en sus ojos cuando le respondí, probablemente por
enojo, pero tal vez por algo completamente diferente. Es una esperanza a la que no
debería aferrarme, por muchas razones. Como dijo Boone, debemos olvidar lo que
sucedió y seguir adelante.
Desearía que fuera asi de fácil.
17
Boone Stanton
Soy oficialmente un hombre divorciado.
Jade y yo estamos saliendo del juzgado ahora mismo, con la documentación firmada
y archivada, y estoy lleno de una mezcla de emociones. Me siento aliviado de que este
proceso haya terminado y estoy feliz de que finalmente podamos seguir adelante con
nuestras vidas, pero al mismo tiempo, tampoco puedo evitar sentir una sensación de
tristeza por la pérdida. No necesariamente porque pensé que deberíamos haber
permanecido juntos, sino porque ambos pusimos mucho de nosotros mismos en este
matrimonio a lo largo de los años. Ambos nos hemos rendido y sacrificado mucho...
para que esto simplemente termine. Y no siempre fue terrible. Pasamos momentos
increíbles. Algunos momentos felices. Juntos trajimos una vida hermosa y brillante a
este mundo.
El final de algo tan monumental como esto seguramente causará una variedad de
emociones, y he escuchado a gente decir esto, pero supongo que pensé que no sería un o
de ellos.
Jade se detiene frente a los coches y se vuelve hacia mí.
—¿Cómo te sientes? —le pregunto, acercándola para abrazarla. Es rápido, pero
reconfortante.
Ella me da una sonrisa que no llega a sus ojos.
—Estoy bien. Un poco triste, un poco... libre, supongo. Realmente no sé cómo
explicarlo.
Riendo entre dientes, digo:
—No, lo entiendo totalmente, porque siento lo mismo.
Jade cruza los brazos sobre el pecho y me mira con los ojos entrecerrados por el sol.
—¿Y ahora qué?
—¿Supongo que nos dirigimos a casa? —no sé por qué lo planteo como una
pregunta.
—Bueno. —Ella asiente—. Tengo que pasar por la casa de mis padres para recoger
algunas cosas que le compraron a Suzy, pero puedo verte allí.
—Suena bien —murmuro, y luego nos subimos a nuestros vehículos separados.
Cuando llego a la casa, el coche de Grady está en el camino de entrada como era de
esperar, y mi estómago se contrae mientras subo los escalones que conducen a la puerta
principal. No veo a Grady, Suzy o Mabel cuando entro a la casa, así que después de
quitarme los zapatos, deambulo por la casa buscándolos. No están en la sala ni en la
cocina. La habitación de Grady parece vacía cuando paso, así que subo las escaleras.
La luz de la habitación de Suzy está encendida y escucho una charla en voz baja, así
que camino por el pasillo y asomo mi cabeza a su habitación en silencio. La vista ante
mí me deja sin aliento, lo cual es sorprendente. Mabel está en la cama durmiendo
mientras Suzy y Grady están sentados en el suelo. Ella tiene una alfombra peluda de
color rosa intenso colocada frente a su cama que están ocupando. Suzy tiene las manos
extendidas frente a ella mientras las admira mientras Grady le pinta las uñas de los pies.
Ninguno me ha notado todavía, pero la brillante sonrisa en el rostro de Suzy hace que
se me oprima el pecho.
El fin de semana pasado, Jade y yo finalmente sentamos a Suzy y le contamos sobre
el divorcio. Probablemente deberíamos habérselo dicho antes, pero no queríamos
confundirla ni preocuparla hasta que fuera necesario. Con nuestro plan de no vender la
casa hasta el otoño, no parecía necesario decírselo hasta ahora. Ella lo tomó mejor que
yo esperaba que lo hiciera. Estaba confundida y tenía varias preguntas, pero en su
mayor parte, una vez que le aseguramos que ambos todavía la amaríamos hasta el
infinito y más allá, parecía estar bien.
Creo que es demasiado joven para comprenderlo por completo, y probablemente
tendrá más preguntas a medida que pase el tiempo, y tal vez incluso se emocione un
poco más cuando nos mudemos de esta casa, pero hasta entonces, me alegro de que lo
sepq. Me hace sentir mejor verla tan feliz, como lo está ahora. Como si tal vez no
estuviéramos arruinando totalmente su infancia después de todo.
—¿Te gusta este color? —le pregunta a Grady.
—Sí —responde él, levantando la vista para mirarla y deteniendo su trabajo en los
dedos de sus pies—. Te queda hermoso, Suzy Q.
—¿Puedo pintarte las uñas?
Espero que diga que no o que se ría, pero no lo hace. Vuelve a trabajar con su pie
derecho y dice:
—Claro, si quieres. Podríamos combinar ¿Qué te parece?
Sus ojos marrón oscuro se abren como platos.
—¡Muy genial!
Incapaz de evitarlo, los observo un rato más. Seguramente se darán cuenta pronto
que estoy aquí, así que lo absorbo mientras puedo. Es muy bueno con ella y se adapta
muy fácilmente. A ella le encanta estar cerca de él y él nunca parece molesto por ella.
Grady la lleva mucho a la arena cuando tiene que ir allí, que es algo que ella siempre
me ha rogado que haga, pero nunca he podido hacerlo porque mi entrenamiento es
muy práctico. No podría vigilarla adecuadamente. A ella le encantan los caballos. Al
crecer alrededor del rodeo, siempre he sentido amor y aprecio por los animales, así que
disfruto ver su vínculo con ellos.
Está de espaldas a mí, así que no puedo ver la concentración en su rostro, pero
puedo decir que se está esforzando mucho para que sus uñas luzcan bonitas. De vez en
cuando, se equivoca y tendrá que empezar de nuevo. Y Suzy observa cada uno de sus
movimientos como si estuviera tratando de memorizar qué hacer, para que cuando sea
su turno de pintar el de él, pueda perfeccionarlo.
Finalmente, Suzy me mira y me ve parado en la puerta.
—¡Papá!
—Hola, cariño ¿Qué estás haciendo?
Al entrar a la habitación, cierro el espacio entre nosotros. Grady me lanza una
mirada por encima del hombro y se dibuja en una pequeña sonrisa en sus labios
mientras nuestras miradas se conectan.
—Hola, ¿acabas de llegar?
Asiento con la cabeza.
—Sí. Jade llegará pronto a casa.
—¡Mira, papá! El tío Grady me pintó las uñas.
—Son muy bonitas, cariño.
—¡El tío Grady me dejará pintárselas a él! —la emoción brilla en su tono y en la
amplia sonrisa en su rostro que hace que entrecierre los ojos.
—¿Ah sí? —miro a Grady y suelto una carcajada.
—Sí, el morado es realmente mi color, ¿no crees?
—Cien por ciento —bromeo.
Grady me muestra una sonrisa con dientes y me guiña un ojo antes de volver a
centrar su atención en los dedos de los pies de Suzy. La vista provoca un revuelo en mi
estómago que no entiendo. Termino sentándome en el borde de la cama junto a Mabel
mientras terminan. Hay un nudo en mi garganta mientras los miro. Mabel está
despierta ahora, girada sobre su espalda para que pueda acariciarle el vientre, pero es
automático. No estoy del todo aquí porque mi mente está tomando nota de todo lo que
no debería.
De cómo las espesas cejas de color marrón oscuro de Grady se unen con
concentración mientras aplica la pintura en las uñas. Cuando se equivoca y le mancha la
piel, lo raspa con la uña del pulgar antes de limpiarlo con su sudadera. El material
negro tiene pequeños puntos morados donde lo ha hecho más de una vez. Lleva una
gorra snapback de Powder Ridge en la cabeza volteada hacia atrás, piezas
desordenadas de color rubio miel colgando desde debajo y enroscándose alrededor de
sus orejas.
Sus pestañas son oscuras y largas. Onduladas. Desde aquí, parece como si
estuvieran abanicando sus mejillas con la forma en que sus ojos están fijos en los pies de
Suzy, pero de vez en cuando, él levantará la mirada hacia su rostro y sonríe de una
forma que calienta mi pecho. Ella se sienta con mucha paciencia mientras él trabaja.
Nunca antes me había dado cuenta de lo bonita que es su estructura ósea, pero no
puedo evitar seguirla con mis ojos. Su nariz es recta y estrecha, las mejillas altas y la
mandíbula prominente. Los labios son carnosos y de color rojo cereza, sus dientes
aprietan el inferior mientras trabaja. Es entrañable y adorable lo concentrado que está
en asegurarse de hacer un buen trabajo.
Grady termina.
—¿Qué piensas, niña bonita? —él le pregunta.
—¡Me encanta! —ella vuelve sus manos hacia mí—. ¡Mira mis pies, papá!
—Se ven muy bien. Parece que el tío Grady sabe lo que hace.
Mi mirada se encuentra con la de Grady y algo pasa por sus ojos que no puedo
ubicar. Él traga y no puedo evitar mirar hacia abajo y seguir la forma en que su nuez de
Adán se balancea en su garganta. Grady es el primero en romper el contacto visual y
dirige su atención a Suzy mientras le entrega la botella de esmalte de uñas.
—Tu turno, Suzy Q.
Ella grita de emoción y él rápidamente le muestra cómo sacar la brocha y limpiarla
en el borde de la botella para no ensuciar. Ella igual hace un desastre, principalmente en
sus dedos, pero él lo lleva bien todo el tiempo.
Grady me mira mientras ella está ocupada pintándose la uña del pulgar y me pilla
mirándolo. Los latidos de mi corazón golpean fuertemente en mis oídos al ser atrapado
y siento mis mejillas calentarse.
—¿Todo fue bien hoy? —pregunta fríamente.
Asiento una vez.
—Sí, todo salió bien.
—¿Está hecho?
—Sí.
—¿Te doy las 'felicitaciones' o un 'lo siento'?
La sinceridad en su tono me hace reír.
—Probablemente algún intermedio.
Él sonríe.
—Bueno, entonces felicidades, lo siento.
Eso realmente me hace reír.
—Gracias, G. Te lo agradezco.
Ninguno de nosotros aparta la mirada y el aire aquí dentro se siente más denso de
alguna manera. Como si se estuviera evaporando a nuestro alrededor. Puedo sentir su
mirada sobre mí como una fuerza física, y es confuso… pero atractivo al mismo tiempo.
No lo entiendo. Se me erizan los pelos de la nuca y el órgano de mi pecho se contrae.
Sus ojos se sienten suaves sobre los míos y derriten algo dentro de mí.
Siento la lengua espesa en la boca y trago para evitar la sequedad que cubre mi
garganta. Debería decir algo, romper este tenso silencio, pero antes de que pueda, hay
un movimiento a mi derecha. Volviendo mi mirada hacia allí, veo a Jade parada en la
puerta, con los ojos fijos en Suzy pintando las uñas de Grady, la sonrisa en su rostro
genuina y brillante.
La culpa me atormenta los nervios mientras me levanto de la cama. No entiendo los
sentimientos que burbujean dentro de mí. Son extraños, pero son cada vez más fuertes.
Jade entra a la habitación, ocupa mi lugar en la cama, me disculpo y les digo que me
voy al gimnasio. Tal vez un entrenamiento duro y largo sea justo lo que necesito sacar
de mi cabeza.
18
Grady Wilde
Hannah: Hola, ¿podemos vernos en Powder Ridge en una hora?
Xander: Saldremos todos al bar esta noche alrededor de las 7 ¿Quieres venir?
Yo: Mierda. Lo siento, acabo de ver esto ¿Todavía está bien si voy?
Xander: ¡Sí!
Yo: Está bien, genial. Estoy a punto de comer, pero una vez que termine, iré allí.
Yo: estoy con Benji. Me llevará una vez que terminemos de comer. Pero gracias.
Le entrego un plato a Benji y él mueve las cejas como si estuviera a punto de decir
algo inteligente. Levantando una mano e interrumpiéndolo, le digo:
—Cállate y prepara tu comida.
Él se ríe.
—No dije nada.
Tomo otra cerveza con la cena, con ganas de calmar mis nervios, porque no importa
cuán indiferente sea con Benji, estoy emocionado de ver a Boone esta noche. No hemos
salido de su casa sin que Suzy o Jade estuvieran allí desde hace bastante tiempo. Tal vez
esta finalmente pueda ser la noche en que realmente podamos olvidarnos de lo que vi y
volver a la normalidad. Volver al nivel de amistad que alguna vez tuvimos. Tengo
demasiadas esperanzas, pero es todo lo que tengo ahora.
—¿Crees que tu cuñado sexy sabe que estás enamorado de él? —pregunta Benji, casi
haciéndome ahogar la bebida que acabo de tomar. Él siempre supo que me atraía, pero
nunca lo dijo.
—Vete a la mierda —siseo—. No estoy enamorada de él. Y ya no es mi cuñado.
—Oh, claro, claro ¿Eso significa que ya no está fuera de los límites?
Una risa burbujea por mis labios.
—No, idiota. Todavía está fuera de los límites. Él todavía es heterosexual. Y no estoy
enamorado de él.
—Lo que tú digas —reflexiona, mirándome como si no me creyera. No sé por qué no
le he contado lo que pasó entre Boone y yo. No es que haya pasado nada entre nosotros,
per se. Es algo que normalmente le diría a Benji, pero hay algo en la situación que me
hace querer guardármelo para mí.
Tal vez sea porque sé que está mal y no quiero afrontar el juicio. De cualquier
manera, no le dejo saber a Benji lo cerca que está de la verdad.
19
Boone Stanton
El bar está lleno para ser un jueves por la noche, casi a reventar de clientes. Mientras
los chicos y yo nos abrimos paso entre la multitud, nos dirigimos hacia la barra para
pedir algunas bebidas. No puedo hablar por todos, pero ya estoy caminando por la fila
hasta quedar borracho después de beber un poco en mi casa. Algunos de los chicos
vinieron esta tarde para ayudarme a armar el nuevo juego de dormitorio que Jade y yo
le compramos a Suzy. Ambas están fuera de la ciudad con la hermana de Jade, así que
fue el único momento en que pude hacerlo.
Al llegar a la barra, Colt se gira para mirarnos a todos.
—¿Qué pediremos? —él pregunta—. ¿Shots?
Un gruñido general de reconocimiento nos recorre a todos, y él se vuelve hacia el
camarero y pide una ronda de Jameson. Todo el grupo está aquí esta noche y es bueno
que todos podamos pasar tiempo juntos antes de ocuparnos de prepararnos para el
circuito dentro de unas semanas. Incluso Percy, nuestro nuevo jinete de becerros, pudo
venir. Llegó a la ciudad hace unas semanas y viajará con nosotros en mayo. es su
segundo año profesional, pero se mudó aquí desde Montana. No hemos tenido ningún
novato desde que Sterling se mudó aquí hace un par de años.
Colt reparte los tragos y, con un brindis rápido, los devolvemos y luego pedimos
otra ronda.
—¿Dónde está Grady? —Xander me pregunta al oído, apenas escuchado por la
charla aquí.
—Creo que estará aquí pronto —respondo, mientras trato activamente de calmar los
nervios que se han descontrolado desde que descubrí que Grady vendría esta noche—.
Lo traerá su amigo con el que estaba pasando el rato.
Xander asiente antes de inclinarse hacia algo que Cope le está diciendo. Grady y
Xander se han vuelto más cercanos últimamente, salen más a menudo y eso me encanta
por ambos. Xander se mudó recientemente a Copper Lake el año pasado, por lo que
realmente no conoce a mucha gente fuera de nuestro grupo de amigos, y Grady tiene a
su amigo, Benji, con quien está ahora mismo, pero aparte de eso, no lo veo con muchos
otros amigos.
Tomamos otro par de tragos y nos dirigimos hacia las mesas de billar, preparando
un par de juegos. Mirando mi reloj, son las ocho y cuarto. Me pregunto cuándo llegará
Grady. Ha estado fuera de casa todo el día. Sterling y yo jugamos contra Cope y Shooter
en una mesa, mientras que los demás juegan en la que está al lado de nosotros. La
música está alta y mantenemos las bebidas fluyendo. Conduje yo mismo hasta aquí,
pero si esto sigue así, tendré que pedir un Uber a casa. Simplemente se siente como una
buena noche para dejarse llevar.
Aproximadamente a la mitad de que Sterling y yo pateemos los traseros de Shooter
y Cope, hay movimiento hacia el frente de la barra, y cuando giro la cabeza, noto que
Grady entra. Nos da a todos un rápido gesto de reconocimiento antes de dirigirse a la
barra para pedir algo de beber. No puedo evitar mirarlo por un momento y me odio por
ello.
—Vaya, tu sugar baby ha llegado —se burla Shooter en mi oído. Se aparta lo
suficientemente rápido como para que no pueda darle un codazo, pero cuando vuelvo
mi mirada hacia él, se ríe mientras marca con tiza la punta de su palo de billar—. Tu
turno, semental.
—Eres un imbécil —gruñí, preparándome para disparar. La bola logra entrar y el
ceño fruncido de Shooter hace que valga la pena. Amo a Shooter, pero es uno de los
peores perdedores que he conocido. Es muy competitivo y no soporta no ser el mejor.
—Hola, chicos —dice Grady mientras se detiene en nuestra mesa.
—Oye, viniste —responde Xander con una sonrisa mientras se acerca de la mesa a
nuestro lado—. ¿Quieres jugar una partida conmigo, Cope y Colt?
Grady toma un sorbo de su cerveza.
—Claro, hagámoslo.
Grady toma un sorbo de su cerveza. —Claro, hagámoslo.
Al parecer, toda la ciudad de Copper Lake está en el bar esta noche. No sabía que los
jueves son noches de karaoke aquí, lo cual es claramente un gran problema. Son casi las
diez en punto y hemos estado viendo a la gente subir al escenario y dar sus mejores
asesinatos a sus canciones favoritas durante la última hora. Lo admito, es entretenido
por decir lo menos.
He tomado un par de tragos más y unas cuantas cervezas y me siento bastante bien.
La persona que está actualmente en el escenario está terminando su horrible
interpretación de Picture de Kid Rock y Sheryl Crow cuando Xander, Grady y Colt se
abren paso entre nuestro grupo hacia la pasarela.
—Volveremos enseguida —anuncia Xander, principalmente a Cope.
—¿A dónde váis? —pregunta, con confusión frunciendo el ceño.
Xander le da a Cope una pequeña sonrisa maliciosa.
—A hacer karaoke.
—¿Los tres? —pregunta Shooter.
—¡Sí! —la respuesta proviene de Colt, y parece bastante satisfecho consigo mismo.
Esto será bueno.
Mis ojos se encuentran con los de Grady por un momento, y él me da una pequeña
sonrisa antes de dirigirse hacia el frente. Llevamos aquí unas horas y Grady y yo apenas
hemos hablado. Un hecho que me molesta más de lo que pensaba. Después de que
todos jugamos algunas rondas de billar, armamos un par de mesas, pedimos algunos
tragos más, un par de jarras de cerveza y nos sentamos hasta que comenzó el karaoke.
Si lo pensara con profundidad, diría que Grady me estaba evitando a propósito, porque
toda la noche ha estado en lo opuesto a donde estoy yo.
No sé por qué me importa.
Al verlos a los tres subir al escenario, queda muy claro que, como mínimo, están
borrachos. Tienen las mejillas sonrojadas, los ojos inyectados en sangre y se ríen como
un grupo de colegialas.
—Esto debería ser bueno —dice Cope, con humor en sus palabras.
El fuerte ritmo pop de Wannabe de las Spice Girls comienza a sonar y, como si fuera
una señal, toda nuestra mesa abuchea y silba, aplaudiendo mientras los tres en el
escenario se echan a reír antes de tratar de contenerse. Es cómico ver a tres hombres
adultos cantando al ritmo de las Spice Girls. Especialmente alguien como Colt, quien,
para el mundo, es un jinete de toros grande, fuerte y rudo.
Por mucho que lucho, mi mirada encuentra a Grady y permanece fija en él. No
puedo evitar mirarlo. Se ha quitado la gran chaqueta negra que llevaba cuando llegó
aquí. Ahora lleva un par de jeans rectos, una sudadera con capucha verde oscuro y un
gorro gris piedra. Lleva unas Converse altas para rematar todo el look. Tiene los ojos
entrecerrados por sonreír con tanta fuerza y, de vez en cuando, se ríe, y puedes oírlo en
las palabras que canta. Honestamente, no suena tan mal.
Mi pecho se aprieta cuando su mano agarra el micrófono, su mirada se centra en la
forma en que sus dedos se flexionan en él. Mi pulso y mi corazón se aceleran. No lo
entiendo. Ya no entiendo este extraño sentimiento que tengo cuando lo miro.
La lengua de Grady sale de su boca, humedeciendo sus labios mientras observa a
Colt cantar la siguiente parte. Durante los tres minutos que suena la canción, estoy
hipnotizado. La charla a mi alrededor, el sonido de la canción, mis amigos sentados a
mi lado… no registro nada de eso. Lo único a lo que puedo prestar atención es a los
latidos de mi corazón y al hombre en el escenario. El hombre que no tengo por qué
mirar así. En el que no tengo por qué pensar tanto como lo hago.
Por mucho que lo intente, él siempre está ahí. Siempre al frente y al centro en mi
mente. Cuando me despierto por la mañana, uno de mis primeros pensamientos
después de querer levantarme y ver cómo está Suzy es preguntarme si Grady estará
abajo, descalzo y con un par de pantalones de pijama. Preguntándose si su cabello
estará despeinado como si hubiera estado dando vueltas en la cama toda la noche.
Entonces eso lleva a pensar en Grady en la cama haciendo otras cosas además de
dormir. Cuando me dirijo a la arena para entrenar, constantemente me pregunto si me
lo encontraré allí. Me miento a mí mismo y digo que es porque estoy tratando de
evitarlo porque las cosas entre nosotros no han sido iguales desde esa noche que él se
paró en mi puerta, nada más que una sombra en la noche mientras me veía ceder al
deseo.
Grady despierta mi interés de una manera que no conozco. En cierto modo ningún
hombre lo ha hecho jamás. Siento que ha pasado mucho tiempo desde que tuve
verdadera intimidad con alguien. Jade y yo estuvimos separados por un tiempo antes
de que decidiéramos oficialmente divorciarnos, y durante ese tiempo, e incluso en
algún momento antes, no tuvimos sexo, y cuando lo hicimos, fue más bien para
rascarnos la picazón. No se trataba de la conexión. Tal vez tengo tanta hambre de
intimidad que cuando lo sorprendí mirándome, me jodió, y ahora lo miro de una
manera que normalmente no lo haría.
No soy gay.
Ni siquiera soy bisexual. Nunca en toda mi vida me he sentido atraído por otro
hombre. Y seguramente, a mi edad, eso ya habría sucedido si ese fuera el caso. Aunque
ni siquiera sé si eso es lo que es ¿Me siento atraído por Grady? Quiero decir, claro,
puedo reconocer que es una persona atractiva. No soy ciego. Y claro, me encuentro
observándolo con mucha más atención que a cualquier otra persona. Encuentro
fascinante la forma en que sus pestañas son tan oscuras, largas y rizadas. Cubren sus
ojos marrón dorado de una manera que es difícil pasar por alto. Y sí, he notado lo
carnosos que son sus labios. Lo suaves que se ven.
Y mientras está de pie en el escenario, no puedo evitar observar lo despreocupado
que parece. Cómo la sonrisa en su rostro es brillante y cómo hace que salgan arrugas en
la comisura de sus ojos. Su nuez de Adán sube y baja con cada risa. Su cuerpo está
relajado mientras se balancea al ritmo. Pasa un brazo alrededor del hombro de Xander,
y Xander hace lo mismo con él y Colt. Sus cuerpos se balancean de lado a lado mientras
terminan la canción, y mis ojos se dirigen a la sudadera con capucha de Grady que se
sube a su lado derecho. Cómo se ve una línea de piel. Cómo me está secando la boca y
mi corazón galopa.
¿Qué me está pasando? ¿Por qué me siento así? ¿Es el alcohol en mi sistema? Quiero decir
que sí, pero eso no explicaría todos los otros casos en los que estuve completamente
sobrio.
Los tres abandonan el escenario y sé que necesito tomarme un momento para calmar
mis nervios antes de encontrarme cara a cara con él. Todo lo que siento está escrito en
mí para que todos lo vean, y no puedo permitirlo.
Inclinándome, les digo a los chicos de la mesa:
—Ya vuelvo —antes de levantarme y salir por la puerta trasera de la barra. El aire es
frío esta noche y me muerde las mejillas cuando doblo la esquina hacia el callejón que
conecta con el establecimiento. Tal vez la gélida temperatura me ayude a entrar en
razón. Me apoyo contra la pared de ladrillos y dejo caer la cabeza hacia atrás mientras
miro el cielo nocturno como si pudiera contener todas las respuestas.
Me estoy volviendo loco.
Eso es lo que es esto.
Mi vida ha dado un vuelco, sin importar cuán amistoso haya sido este divorcio, y
ahora mi mente está actuando mal. Se está aferrando a todo lo que veo.
O tal vez sea una crisis de la mediana edad. Aunque solo tengo veintiocho años…
entonces, ¿una crisis tardía del cuarto de vida, tal vez?
Tiene que ser eso, porque no hay manera de que ahora esté descubriendo una
atracción por los hombres después de estar casado con una mujer, y hasta ahora solo me
siento atraído por las mujeres. Y no hay manera de que ese descubrimiento se produzca
a través de una atracción hacia mi cuñado.
Bueno, ahora ex cuñado, supongo.
—Oye, ¿estás bien?
Mi cabeza se gira hacia un lado y mi mirada encuentra a la última persona que
debería estar aquí en este momento. Trago pesadamente mientras se acerca, mi
garganta se siente como si se moviera entre papel de lija y vidrio.
—Estoy bien —miento con los dientes apretados.
El olor de Grady me rodea cuando se detiene directamente frente a mí. Sus mejillas
están sonrojadas, probablemente por estar en el escenario bajo las luces de neón, y se ha
quitado la sudadera con capucha, revelando una camiseta negra de una banda que está
ajustada alrededor de sus brazos y pecho pero holgada alrededor de su cintura.
—¿Seguro? —pregunta, más suave esta vez—. Saliste corriendo del bar.
Me obligo a respirar profundamente por la nariz. Manteniendo el aire en mis
pulmones durante varios momentos, y luego expulsándolo por la boca. Al repetir el
proceso varias veces, me decepciono, pero no me sorprende, darme cuenta de que no
ayuda. Especialmente cuando lo único que puedo oler es a Grady.
—Estoy bien —repito, esta vez girando la cabeza para encontrar su mirada—. Solo
estoy... fuera.
Ladea la cabeza hacia un lado, sus espesas cejas se juntan mientras su boca se frunce
hacia abajo. Odio lo adorable que lo encuentro.
¿Adorable? Dios santo, Boone.
—¿Cómo?
Mordiéndome el interior de la mejilla, uso el dolor que siento para tranquilizarme (o
al menos intentar hacerlo) mientras pienso en la mejor manera de responder a esta
pregunta (o evitarla). Grady me está mirando tan fijamente. Es suficiente para hacerme
querer retorcerme, y no soy alguien que se sienta incómodo fácilmente.
—¿Alguna vez has…? —dejo escapar un suspiro de frustración—. ¿Alguna vez has
sentido algo que no deberías sentir? ¿Algo que te confunda?
Él traga. Mis ojos se hunden, siguiendo el nudo en su garganta. De nuevo. Joder.
—Claro que sí.
Se siente como si de alguna manera estuviera más cerca de mí ahora. Como si el
espacio entre nosotros se estuviera desvaneciendo ante mis ojos, excepto que no
recuerdo que él haya dado un solo paso en mi dirección.
—¿Cómo lo manejaste?
La mirada de Grady rebota entre mis ojos antes de caer a mi boca. Saca la lengua
mientras se moja los labios y levanta la mirada para encontrarse con la mía nuevamente.
El movimiento fue tan rápido que si no hubiera estado prestando tanta atención, lo
habría pasado por alto.
Aclarándose la garganta, murmura:
—Tiendo a inclinarme por las cosas que quiero, incluso si me hacen sentir
incómodo.
—¿Quién dijo algo acerca de que yo lo quisiera? —pregunto, mi voz de repente sale
ronca.
Su labio se inclina hacia un lado.
—Pero lo quieres... —él responde—. ¿O no?
Joder, ahora hace cincuenta grados más calor aquí que hace un momento. El sudor
cubre la parte posterior de mi cuello y siento como si no pudiera respirar. Grady
definitivamente está más cerca, prácticamente puedo contar sus pestañas si lo intentara.
Contar las pecas en su cara. Puedo ver la forma en que su mandíbula se flexiona
mientras espera mi respuesta. Siento su aliento rozar mis labios.
Labios que de repente siento que me hormiguean.
Ese dolor de saber cómo se sentirían los suyos cubriendo los míos.
Mi mente está confusa. Está llena de niebla que empiezo a pensar que no tiene nada
que ver con el alcohol.
Recordando que me hizo una pregunta, trago y asiento.
—Quizás lo quiera.
La vena en el cuello de Grady late y hay una corriente eléctrica que parece fluir de
mí a él. Está cargando el aire que nos rodea, haciéndolo sentir diferente… asfixiante.
—Te reto a que lo hagas —dice, y el aire es succionado de mis pulmones.
Todo mi pensamiento racional sale de mi mente como humo que se disipa y mi
cuerpo se mueve por voluntad propia. Primero mi mano, subiendo para agarrar la nuca
de Grady. Su respiración se entrecorta cuando sus ojos bajan a mis labios nuevamente.
Luego mi cuerpo, mientras me empujo de la pared de ladrillos, me acerca al suyo. Y
finalmente, mi cabeza se inclina hasta que mis labios se fusionan con los de Grady.
Esto se siente como una experiencia extracorporal. Como si me estuviera viendo
hacerlo desde arriba. Desde la forma en que mis uñas muerden la carne de su cuello,
hasta la forma en que separo nuestros labios y meto mi lengua en su boca caliente y
húmeda. La forma en que Grady lleva ambas manos a mis caderas. La forma en que es
tan receptivo. Es como si no necesitara ni un solo momento para ponerse al día, su
cerebro, su boca y su cuerpo supieran exactamente qué hacer. Como si estuvieran
hechos para este momento. Su lengua rueda contra la mía y gime en mi boca. Lo trago,
saboreando su sabor.
El dulce sabor de la tentación y las malas decisiones.
Nuestros movimientos rápidamente se vuelven febriles y, antes de que me dé
cuenta, su cuerpo empuja el mío contra la pared. Presionándose contra mí. Puedo
sentirlo. Sentir la forma en que este beso, que yo lo hago sentir. Y sé que él también
puede sentirme. Los dientes chocan, muerden, nuestras lenguas devoran. Grady roba
cada aliento. Excepto que cuanto más dura esto, más creo que no es robado... sino
regalado. No me di cuenta de cuán verdaderamente necesitaba esto, cuán profunda y
visceralmente lo deseaba, hasta que sentí su boca moverse en sincronía con la mía. Lo
malditamente bien que se sienten sus labios rozando los míos.
Pero entonces… bueno, entonces mi mente jodida se interpone en mi camino, y la
realidad de lo que está pasando me golpea como un camión. Alejándolo, mis dedos
encuentran mis labios resbaladizos y los rozan como si eso pudiera reemplazar el
éxtasis que sentí al tener su boca sobre mí. Mi pecho se agita cuando lo miro, sus ojos
oscuros y salvajes.
—Joder —exhalo—. ¡Joder, joder, joder!
Grady da un paso atrás, se lleva las manos a la cabeza y parece tan asustado como
yo.
—Mierda.
—Yo… —Joder ¿Qué mierda fue eso?—. Lo siento mucho. —Las palabras salen de
mi boca—. Eso no debería haber sucedido.
—Está bien—, susurra.
—No está bien, Grady —gruñí—. No está nada bien. Me tengo que ir.
Me sorprende que mis pies no echen a correr cuando salgo del callejón, sin
molestarme en regresar al bar. En medio de la niebla, camino unas cuantas cuadras
antes de recobrar el sentido y sacar mi teléfono para pedir un Uber.
No puedo creer que haya hecho eso.
20
Grady Wilde
No pensé que fuera posible que las cosas se pusieran más incómodas, pero aquí
estamos. Reunidos alrededor de la mesa, como una gran familia feliz, desayunando.
Suzy está sentada a mi lado y Jade está a la cabeza de la mesa, con Boone directamente
frente a su hija. Puedo decir que ni siquiera quería comer en la mesa, pero Suzy insistió.
No hemos hecho contacto visual ni una sola vez esta mañana.
Después de que me dejó parado en el callejón, con el sabor de su boca aún fresco en
mis labios, regresé al bar y fingí lo mejor que pude que todo estaba bien y que no me
estaba comiendo la boca con mi ex cuñado momentos antes. Afortunadamente, nadie
pensó que algo estaba pasando. Supongo que Boone terminó yéndose a casa porque no
lo vi durante el resto de la noche, y cuando llegué a casa, estaba en silencio.
Todavía no puedo creer que eso haya pasado. Y de la nada. Había estado actuando
un poco raro toda la noche desde que llegué al bar. Siguió mirándome, pero cada vez
que yo miraba en su dirección, él miraba hacia otro lado. Luego, cuando estaba en el
escenario haciendo karaoke con Xander y Colt, Me estaba mirando de nuevo, pero con
mucha más atención. Después de que salió furioso del bar una vez que terminamos con
la canción, pasé tres segundos y medio haciendo un trabajo mediocre para convencerme
de no seguirlo. En el fondo, sabía que era una mala idea. Sabía que nada bueno saldría
de ello. No sé cómo lo supe, pero lo sabía... y tenía razón.
Ese beso... joder, fue bueno. Es algo con lo que he fantaseado durante más tiempo
del que quisiera admitir, y fue tan bueno como la fantasía. Mejor, de hecho. La forma en
que sus labios dominaron los míos. La forma en que tomaron lo que querían. La forma
en que su cuerpo se sentía contra el mío. Cómo se sintieron sus manos sobre mí. No
quería que terminara... pero terminó. El pánico y el arrepentimiento aparecieron
inmediatamente en su rostro.
Fue una estupidez y no debería haber sucedido. Ver cuánto me deseaba Boone en
ese callejón, presenciar el ardiente deseo en sus ojos, silenció las alarmas en mi cabeza.
Las que me han estado diciendo que mantenga la distancia desde que vi a Boone
masturbarse. Me besó y algo completamente distinto se hizo cargo y yo simplemente no
pude detenerlo. En ese momento, con la sensación de sus labios moviéndose contra los
míos, fue una nueva realidad, una en la que podía ver cómo sería si Boone fuera mío.
Pero eso nunca podría suceder, ¿verdad? Eso no fue más que una fantasía que se
apoderó de él en un momento de debilidad.
—¿Os la pasasteis bien anoche? —la voz de Jade me saca de mis pensamientos.
—¿Eh?
—En el bar —aclara—. Ambos fuisteis anoche, ¿verdad? ¿Fue divertido?
—Oh, sí. —Solté una carcajada y arriesgué a mirar en dirección a Boone. Está
concentrado en una migaja invisible sobre la mesa—. Fue divertido. Xander, Colt y yo
hicimos una ronda de karaoke.
Jade asiente, con una sonrisa jugando en sus labios que hace que mi pulso se acelere.
—¿Hay algo que quieras decirme? —pregunta, y lo juro, se me hiela la sangre. Esta
vez ni siquiera me molesto en mirar a Boone.
—¿Qué, eh… qué quieres decir?
—Oh, vamos —dice ella—. No te hagas el tímido. Ayer por la tarde hablé con
Hannah.
Hannah… oh. A eso se refiere. No es el hecho de que anoche me besé con su exmarido.
—Oh, eso. —Me río—. Sí, ella me ofreció un trabajo a tiempo completo en la arena.
—¡Grady, eso es increíble! —exclama, con los ojos muy abiertos—. Hannah me dijo
que había noticias emocionantes, pero no me dijo cuál ¡Felicidades!
El peso de la mirada de Boone está en un lado de mi cara, pero no puedo mirarlo.
Mis mejillas están calientes y sé que están rojas. Probablemente se esté preguntando por
qué no les dije nada a los chicos anoche.
—Gracias. Estoy muy emocionado.
—Entonces, ¿cuál es el trabajo? —pregunta, metiéndose una cucharada de cereal en
la boca.
Me sumerjo en todo lo que Hannah me contó sobre el puesto, incluido el viaje
durante la temporada de rodeo. Suzy hace algunas preguntas a lo largo del camino,
pero en su mayor parte, todos guardan silencio mientras lo explico todo.
—Esto es muy emocionante, Grady. Estoy tan orgullosa de ti.
Escuchar estos elogios de mi hermana me calienta el pecho. Siempre he tenido la
necesidad de hacerla sentir orgullosa. Probablemente porque sé que lo más probable es
que nunca enorgullezca a mis padres, por lo que tener su aprobación significa mucho.
Después de que dejé la universidad, me preocupaba que ella se decepcionara de mí.
Como si pensara que todavía era un niño inmaduro que no podía aguantar cualquier
cosa. Su apoyo a lo largo de todo esto ha significado mucho... y ahora la culpa se
apodera de lo que pasó anoche.
Aunque siempre me he sentido atraído por Boone, nunca me he sentido
avergonzado de ello. Es decir, míralo. Es rudo y hermoso. Pero actuar con respecto esos
sentimientos es completamente diferente. La he traicionado, y si alguna vez se enterara,
probablemente nunca me perdonaría.
Ella no puede descubrirlo. Ella nunca podrá descubrirlo. Y basándonos en la forma en
que Boone se está comportando esta mañana, creo que es seguro decir que está de
acuerdo. Claro, ahora están divorciados, pero aún así. Está mal. Estoy jodido.
—Dijiste que conducirías a cada lugar como lo hacen los muchachos —continúa Jade
—. ¿Por qué no duermes en la caravana con Boone?
Mi garganta cae hasta mi estómago.
—¿Qué?
—Sí, hay mucho espacio para los dos —explica, claramente ajena a lo que está
sugiriendo—. Hay dos camas y así no tendrías que pagar alojamiento ni acampar en
una tienda de campaña todo el verano. Eso sería miserable.
Cuando mis ojos se deslizan hacia Boone, está blanco como un fantasma. No está
mirando a Jade ni a mí, pero está más que claro que escuchó la sugerencia si la forma en
que se contraen los músculos de su mandíbula es una indicación.
Está justo en la punta de mi lengua decirle que la arena se ofreció a cubrir mi
alojamiento, pero no lo hago. Me guardo esa información para mí, aunque no sé por
qué.
Una risa sale de mis labios, el sonido es incómodo y forzado.
—No podría hacer eso —digo, con la voz entrecortada—. Probablemente Boone ya
esté bastante estresado en la carretera; no necesita un compañero de cuarto en la
caravana que lo empeore. Está bien. Puedo comprar una tienda de campaña y dormir
así. O en mi coche. Tengo un asiento trasero grande, ¿sabes?
—No seas ridículo —se burla Jade—. Está bien. Hay mucho espacio y es solo para
dormir. No hay ninguna razón por la que debas gastar demasiado dinero en hoteles y
esas cosas cuando hay un caravana perfectamente buena disponible con una cama
vacía. —Vuelve su atención hacia Boone—. ¿Podrías decirle por favor que está bien?
Boone finalmente la mira antes de que su mirada se dirija hacia mí. Aclarándose la
garganta, asiente, el movimiento se corta.
—Está bien —dice—. Jade tiene razón. Hay una cama extra que no se utiliza.
Hostia puta. Esta es una idea jodidamente horrible.
—¿Ves? —Jade parece tan jodidamente satisfecha consigo misma. Si tan solo supiera
—. ¿Te irás a la misma hora que todos los demás?
Aparto el resto de mi panecillo. Ya no tengo hambre.
—Sí.
—¿Por qué no váis juntos? —ella sugiere—. Así podréis dividir el costo de la
gasolina.
Oh, por el amor de Dios.
—Jade, detente —le digo lo más fríamente posible—. Estoy seguro de que Boone
realmente aprecia su tiempo a solas en la carretera. No voy a obstaculizarle eso durante
toda la temporada.
No puedo viajar en la misma camioneta que Boone todos los días durante meses. Me
volveré loco.
Incluso tratando de imaginar eso, me quedo en blanco. Claro, antes de los últimos
meses, Boone y yo hemos salido antes y ha estado bien. Pero esto es todos los días
durante meses. Seguramente nos sacaríamos de quicio y terminaríamos matándonos… o
peor, follando. Y por mucho que desee que eso suceda, no puede ser así. Eso es mucho
peor que un beso. Un beso es una traición, claro, pero el sexo es imperdonable.
Jade me odiaría.
Ella nunca volvería a hablarme.
Mis padres se enterarían y entonces realmente me repudiarían. La oveja negra de la
familia. El pervertido que sedujo al exmarido de su hermana.
—¿Por qué estás siendo tan raro con esto? —Jade resopla—. Ahorrarías mucho
dinero y sé que estás pasando apuros en este momento. —Una vez más, se vuelve hacia
el hombre fantasma que está al otro lado de la mesa—. ¿Por qué estás tan callado?
Ambos estáis raros esta mañana. Dado que parece que os comió la lengua el gato, lo
decidiré yo. Grady, irás con Boone. Podréis manejar ambos, dividir el costo de la
gasolina, y Grady, dormirás en la cama de Suzy en la caravana. Es pequeña, pero es
mejor que una tienda de campaña. Fin de la discusión.
Jade agarra su cuenco vacío y abandona la mesa, con el peso de sus demandas
flotando en el aire. Suzy se levanta y se aleja también, dejándonos a Boone y a mí
sentados allí en un tenso silencio.
—No es necesario —digo finalmente.
Los ojos de Boone se mueven para encontrarse con los míos, su rostro es
completamente ilegible.
—Está bien, Grady. Ella no va a dejarlo pasar, así que es mejor que simplemente la
escuchemos. Y tiene razón, tiene sentido.
Luego se fue.
Esto no puede estar pasando.
21
Boone Stanton
Golpeando con el puño la puerta del dormitorio, grito:
—Vamos, Grady. Necesitamos salir ya.
Deberíamos habernos ido hace media hora, pero está encerrado en su habitación y
dice que está terminando de hacer las maletas ¿Quién diablos espera hasta la mañana
para hacer las maletas? Si esto es una indicación sobre cómo van a ser los próximos
cuatro meses, estoy jodido. Voy a perder mi estado mental siempre amorosa. No soy
desorganizado ni llego tarde a las cosas.
—Saldré en tres minutos —grita, el sonido amortiguado a través de la puerta.
Poniendo los ojos en blanco, vuelvo a la cocina donde Suzy me está esperando.
Tiene lágrimas en los ojos y ha estado así toda la mañana. Esta es la segunda temporada
del circuito que hago sin ella, pero no es menos difícil que la primera.
—No quiero que te vayas, papá —se queja.
—Sé que no, princesa, pero tengo que hacerlo. —Agarrando el plato vacío frente a
ella, lo enjuago antes de ponerlo en el lavavajillas—. Este es el trabajo de papá. Así es
como gana dinero para pagar las cuentas, cariño.
—Pero te voy a extrañar.
Mi pecho se aprieta. Odio verla llorar.
—Yo también te extrañaré, pero nos llamaremos todo el tiempo, lo prometo
¿Recuerdas cómo lo hicimos el año pasado?
—Sí.
—Será así. Y estaré en casa antes de que te des cuenta.
Grady finalmente entra a la cocina y deja su equipaje en la entrada.
—Buenos días, señorita Suzy Q.
—No es justo —murmura—. ¡El tío Grady también irá! Ambos me dejáis.
Él viene a sentarse a su lado y le rodea los pequeños hombros con el brazo. Ella lo
mira con sus ojos grandes y redondos y el labio inferior tembloroso. Mi corazón se abre
un poco al verlo.
—Nos vamos —dice en voz baja—. Pero volveremos. Es solo por un corto tiempo y
tenemos que irnos. Es trabajo. No nos vamos porque queramos.
—¿Pero qué pasa si os gusta más allá y no volvéis?
—Eso es imposible —responde con convicción—. ¿Sabes cuánto te amamos los dos?
Ella asiente.
—Nunca podríamos permanecer alejados por mucho tiempo ¿Y sabes qué? Tomaré
todo tipo de fotografías geniales. Tendré mucho que mostrarte ¿Qué dices sobre
ayudarme a elegir las mejores una vez que regresemos? ¿Crees que puedes hacer eso
conmigo? ¿Ser mi pequeña ayudante?
Suzy se enjuga las lágrimas y una sonrisa se dibuja en sus labios.
—¡Sí! Puedo hacerlo.
—¿Segura? Es un trabajo importante. Solo las mejores niñas pueden ayudar.
—¡Sí! ¡Puedo hacerlo, tío Grady!
Él le da un beso en la parte superior de la cabeza mientras se levanta de la silla.
—Bueno, bien. Prométeme que mientras no estemos, practicarás. Le enviaré a tu
mamá algunas fotos que puedas ver y tú le dirás cuáles son las mejores opciones, ¿de
acuerdo?
—¡Está bien!
Mis ojos permanecen enfocados en Grady mientras mi mente intenta estabilizar los
erráticos latidos de mi corazón. Me asombra la facilidad con la que Grady calmó esta
situación con Suzy. Un segundo estaba molesta y al siguiente estaba muy emocionada
de poder ayudarlo cuando volviéramos. Es una sensación tan interesante verlo ser tan
bueno con ella, como una punzada en mi pecho o un hundimiento en mi estómago,
similar a lo que se siente si tomas una curva en el coche demasiado rápido.
Grady mira hacia arriba y se encuentra con mi mirada.
—¿Listo?
Asiento, levantándome de la encimera, haciendo lo mejor que puedo para fingir que
no lo estaba mirando por más tiempo del apropiado.
—Sí. Déjame ir a buscar a Jade y hacerle saber que nos vamos.
Durante las últimas semanas, Grady ha intentado varias veces evitar viajar conmigo.
Inventando excusas, como que se marea en el coche si se sienta en el asiento del
pasajero por mucho tiempo. Jade es implacable. No sé por qué es tan inflexible en que
vayamos juntos. Sé que solo está tratando de cuidar de su hermano, pero si supiera lo
que pasó entre nosotros, estaría horrorizada. Cada vez que intentó cambiar los planes,
quise estar de acuerdo con él y decirle que encontrara su propio camino, pero sabía que
Jade me daría una paliza por eso, así que cerré la boca, pero no creo que sea una buena
idea.
Ha estado muy ocupado para los dos y hemos logrado evitar hablar de lo que pasó
fuera del bar. Preferiría mantenerlo así, fuera de la vista, fuera de la mente, pero tengo
la sensación de que Grady no lo dejará así por mucho tiempo. Especialmente si pasamos
horas juntos y solos en la camioneta viajando de ciudad en ciudad. Es probable que
surja, para mi molestia.
He pasado bastante tiempo intentando fingir que nunca sucedió. Como si fuera una
alucinación de borracho. No sé qué coño me pasó esa noche. Él estaba allí, yo había
tomado la cantidad justa de alcohol para nublarme la mente y mis habilidades para
tomar decisiones estaban débiles, y simplemente… sucedió. No significa nada. Y nunca
volverá a suceder.
No puede volver a suceder.
Y no quiero que vuelva a suceder.
A quién le importa si fue un gran beso. Ha pasado mucho tiempo desde que besé a
alguien, así que anhelaba el toque de otra persona. Eso es todo lo que fue. En todo caso,
tener a Grady conmigo de viaje es como demostrarme a mí mismo y al universo que la
noche fuera del bar no significó nada. Fue algo pasajero. Estará bien.
Después de vernos con Jade y que ella se despida de Grady, nos ponemos en
camino. Son poco más de las nueve de la mañana y tenemos seis horas por delante antes
de llegar a nuestro primer campamento. El primer rodeo de la temporada es mañana
por la noche y estoy listo. Este es un ciclo por el que siempre paso. Cuando termina la
temporada, estoy exhausto y no quiero nada más que descansar en casa, sin tener que
preocuparme por competir. Luego, cuando la temporada comienza de nuevo, me siento
inquieto y activado, y lo único que quiero es volver a subirme al lomo de un toro.
Llevamos aproximadamente una hora en el camino cuando Grady finalmente habla.
Hasta ahora hemos estado escuchando música y se siente bien.
—Gracias por dejarme ir contigo —murmura.
—No me molesta, G.
Mirándolo brevemente, noto el rosa en sus mejillas.
—No me has llamado así por un tiempo.
Con el ceño fruncido, miro hacia el camino.
—¿Llamarte cómo?
—G. Solías llamarme así todo el tiempo hasta... —exhala una risa nerviosa—. Ya
sabes.
Ni siquiera me di cuenta hasta que él lo señaló, pero tiene razón.
—Lamento que esa mierda haya sido tan rara últimamente —respondo, sintiéndome
de repente como una mierda—. He tenido tantas cosas en la cabeza durante el último
año (probablemente más tiempo) que me han hecho sentir un poco fuera de mí mismo.
Siento que pude haberme desquitado contigo y lo siento.
—Oye, no —responde rápidamente—. No es necesario que hagas eso. Está bien.
Cambiemos de tema. Lamento haberlo mencionado ¿Estás emocionado por esta
temporada?
Giro la cabeza, me encuentro con su mirada nuevamente y él asiente como para
decirme que está bien. Sonriendo, me concentro en la carretera y digo:
—Sí, estoy listo para volver a viajar ¿Estás emocionado?
—No puedes imaginarlo. —Él ríe—. Yo también estoy nervioso. Quiero que Hannah
y todos en la arena se sientan orgullosos, ¿sabes?
—Lo vas a hacer genial —respondo honestamente—. Tienes un gran ojo y creo que
has demostrado tu valía ante ellos.
—Gracias, Boone. —Pasa un momento antes de que agregue—: Ni siquiera sé qué
esperar en el camino.
—¿Qué quieres decir?
—Bueno, he estado en muchos rodeos en Copper Lake, pero ¿qué pasa entre rodeos
en la carretera? ¿Qué hacéis vosotros?
—Todo tipo de cosas —murmuro. El estilo de vida de un vaquero de rodeo
profesional no es para todos. Especialmente en esta época del año. Pero yo y los demás
de Copper Lake dominamos el viaje como si fuera una ciencia—. Cambia cada año, pero
normalmente nos quedamos en cada campamento durante tres o cuatro días antes de ir
a la siguiente parada. Y los días que no competimos encontramos cosas divertidas que
hacer juntos.
—¿Cómo qué?
—Muchas caminatas, hemos hecho rafting en el río antes un par de veces, o vamos a
ferias que se celebran en el lugar donde estamos. Cada año, también pasamos por la
finca de la familia Clementines. Tienen una gran barbacoa y fiesta. Eso siempre es
divertido. Es una propiedad enorme rodeada de una vista de las montañas.
—Vaya, eso suena fantástico —responde Grady. Sus ojos se iluminan y sus labios se
dibujan en una sonrisa—. ¿Alguna vez te cansas de todo esto? ¿Tanto viajar y dormir
fuera de casa?
Me encojo de hombros.
—A veces. Generalmente hacia el final de la temporada. Aunque para mí vale la
pena. La emoción de poder montar y competir supera todo eso. Y no podré hacer esto
por mucho más tiempo.
—¿Cuándo crees que te jubilarás?
—Es difícil de decir. Muchos jinetes de toros profesionales se retiran alrededor de
los treinta y tantos, pero con mi tamaño, probablemente tendré que irme antes. He
notado, especialmente en los últimos años, que me duele la espalda mucho más
fácilmente y sé que tiene que ver con mi altura. Hay una razón por la que los jinetes de
toros, en promedio, son más bajos.
Me río para mis adentros, pensando en cuando comencé a montar. Cómo tanta gente
me dijo que no lo lograría por mi talla. No solo soy más alto que la mayoría de los
jinetes, sino que también soy mucho más ancho. Por supuesto, el joven y decidido
Boone nunca permitió que eso se interpusiera en mi camino, pero estoy pagando por
ello ahora.
—¿Sabes lo que quieres hacer cuando te jubiles?
Es una pregunta en la que he pensado mucho durante los últimos años, pero
siempre salgo con las manos vacías.
—No precisamente. Aunque quiero hacer algo. Me volveré loco sentado en casa
todo el tiempo.
—Sí, puedo entender eso. —Grady se ríe antes de quedarse callado. Sé que vendrá
antes de que él diga algo. Mi mano aprieta el volante mientras espero lo inevitable—.
Sobre este beso... —dice finalmente.
—Grady... —suspiro, sintiendo el peso del arrepentimiento sobre mis hombros.
Nunca debimos habernos puesto en esta situación y todavía no sé ni cómo ni por qué
sucedió.
—Solo estoy tratando de decir que no tiene por qué significar nada —murmura, y
cuando miro y lo encuentro mirándome, nos miramos a los ojos por un momento antes
de que él mire hacia otro lado—. Ambos habíamos estado bebiendo y obviamente no
debería haber sucedido. No tiene por qué ser gran cosa. No es que vaya a volver a
suceder y no quiero que este verano sea incómodo. Esta es una gran oportunidad para
mí y no quiero arruinarla, ¿sabes?
Exhalando el aliento que había estado conteniendo, asiento.
—Sí, lo sé. Y tienes razón, no debería haber sucedido.
—Está bien, exactamente. Entonces, hagamos como si no hubiese pasado, ¿vale?
Me siento mucho más ligero cuando respondo:
—Está bien.
El resto del viaje lo pasamos con una agradable mezcla de charlas casuales y
simplemente escuchando música. El aire no se siente tan tenso ahora que hemos tenido
esa conversación, y ahora siento que las cosas están bien otra vez y que podemos seguir
adelante.
Finge que no sucedió.
No tiene por qué significar nada.
Todo estará bien.
Ambos estamos de acuerdo, y es verdad… no significó nada. Fue solo un beso de
borrachos. Nada más.
22
Grady Wilde
Hemos estado de viaje durante algunas semanas y todo va bien. Estoy un poco
sorprendido. Con lo tensas que estaban las cosas antes de dejar Copper Lake, supuse
que las cosas serían incómodas, pero no fue así. Ha sido divertido viajar con todo el
grupo y poder ver los rodeos todas las noches mientras trabajaba ha sido una locura en
el mejor de los sentidos. Siento que soy parte de algo especial y es gratificante. Mucho
más satisfactorio que lo que alguna vez fue la universidad.
Nuestra primera parada fue en Bellfire, Colorado, y fue un evento de rodeo de dos
noches. Hice algunas fotografías increíbles de todos los vaqueros y vaqueras; una pareja
que Hannah subió a las redes sociales de inmediato y se volvieron virales. Ese es un
gran sentimiento. Ver mi trabajo en Internet y que los fans se vuelvan locos con él. Le
envié algunas de las fotografías que obtuve de los animales a mi hermana para que
pudiera mostrárselas a Suzy, y ella me llamó, prácticamente gritando de emoción.
Luego, la semana pasada estuvimos en Sugar Creek, Colorado, para un evento de tres
días. Fue divertido y hubo una gran participación. Allí la multitud estaba enloquecida.
Todos compitieron realmente bien, pero Boone estuvo alucinante las tres noches. Verlo
competir es una experiencia en sí misma. El talento natural que posee me deja
boquiabierto. Es como si hubiera nacido para montar.
Acabamos de llegar a Elder Village, Colorado, donde aparentemente nos
quedaremos las próximas cuatro noches. Hay un rodeo esta noche en un par de horas,
así que tengo que ir pronto a la arena. Xander nos recibió aquí y viajará con Cope en las
próximas paradas. Estoy emocionado de tener una cara familiar que no sea parte del
circuito con quien pasar el rato. Los muchachos han estado ocupados con sus rituales
previos al viaje durante las últimas horas, algo de lo que aprendí recientemente. Por
ejemplo, Sterling medita y hace yoga antes de salir a la arena. Algunos de los chicos
ponen música exagerada y se animan, o tienen que ducharse y vestirse de una manera
específica. Los vaqueros son un grupo supersticioso. Para pasar el tiempo, Xander y yo
decidimos ir a darnos un chapuzón en el lago.
Ha hecho muchísimo calor estos últimos días, así que el agua se sentía bien. Ahora
decido regresar a la caravana para cambiarme y tomar mi equipo antes de dirigirnos a
la arena. Dormir tan cerca de Boone no ha sido tan extraño como pensé que sería. Por
supuesto, nunca nos ponemos en situaciones de estar solos con mucha frecuencia.
Normalmente estoy dormido, o al menos casi dormido, cuando él entra en la caravana y
se mete en la cama. Nos llevamos bien y las cosas no han sido incómodas ni tensas
desde nuestra conversación, pero creo que ayuda que siempre estemos rodeados de los
demás, especialmente si estamos bebiendo. Por supuesto, estamos solos en la camioneta
cuando viajamos a cada nueva ciudad, pero eso es diferente.
Por mucho que me dolió decirle que ese beso no significaba nada, creo que
contribuyó en gran medida a aclarar las cosas. Era necesario decirlo, incluso si fuera una
mentira descarada. Porque la verdad es que ese beso significó todo para mí. Todavía es
todo en lo que pienso cuando estoy solo. Pienso mucho en ello cuando estoy en la
ducha, como una cuestión de hecho. Pero lo que le dije a Boone ese día fue en serio...
esta es una gran oportunidad para mí, y no quiero arruinarla dejando que mis estúpidos
sentimientos se interpongan en mi camino.
La forma en que él actuó inmediatamente después de que terminó el beso me dijo
todo lo que necesitaba saber sobre su posición, e incluso si claramente no es tan
heterosexual como pensé originalmente, no soy la persona con la que está a punto de
explorar esa nueva revelación, y eso está bien. Apesta y desearía que fuera diferente,
pero no puede serlo. No podría hacerle eso a mi hermana. Ella ha luchado muy duro
para llevarme a este lugar donde estoy haciendo algo que amo. Ella no ha sido más que
un gran apoyo desde que le dije que dejaría la universidad. No puedo ser el hermano
menor idiota que se caga en su amabilidad. Incluso si ya no están juntos, ella nunca me
perdonaría.
Esto es lo mejor, y creo que tan pronto como me di cuenta y lo acepté, las cosas se
volvieron más sencillas entre nosotros. Puedo estar cerca de él sin pensar en mis
sentimientos por él. Claro, repito esa noche una y otra vez, pero puedo controlarme.
Abro la puerta de la caravana y entro. Hace fresco aquí gracias a la unidad de aire
acondicionado que Boone había instalado. Estoy agradecido por ello, de lo contrario
sería miserable. No hay nada peor que tener demasiado calor cuando intentas dormir.
Tomo un cambio rápido de ropa y lo guardo en mi mochila, antes de hacer lo mismo
con mi equipo. Me cambiaré en los baños muy rápido antes de caminar hacia la arena.
Justo cuando estoy a punto de salir, la puerta de la caravana se abre y entra Boone... con
nada más que una puta toalla alrededor de su cintura y sandalias de ducha en sus pies.
Contra mi voluntad, mi mirada recorre su cuerpo casi desnudo antes de que el
sentido común intervenga y levanto los ojos para encontrarme con los suyos. Mis
mejillas se calientan de inmediato y Boone parece un ciervo atrapado por los faros.
—Mierda, lo siento —murmura, quedándose congelado en su lugar—. Había
olvidado mi ropa en la cama cuando fui a ducharme. —Señala detrás de mí hacia la
cama como para probar su afirmación.
Hay gotas de agua cayendo de su cabello oscuro, y su pecho amplio, tonificado y
velloso también está mojado. La toalla alrededor de su cintura deja poco a la
imaginación. Parece un puto dios griego parado frente a mí. No puedo apartar la
mirada. Tengo la boca seca y mi corazón late tan rápido que me cuesta respirar. No sé
qué hacer. Necesito irme, alejarme lo más que pueda de él, pero está bloqueando la
salida.
Sin estar seguro de qué hacer, levanto mi mochila y digo:
—Estaba cogiendo mis cosas.
Él asiente una vez, pero no dice nada. Su nuez de Adán se mueve mientras traga y,
como el masoquista que soy, mis ojos bajan y siguen el movimiento. Quiero arrastrar mi
lengua a lo largo de su garganta antes de bajar y hacer lo mismo con su pecho, bebiendo
toda la humedad y saboreándolo. El aroma fresco y limpio de cual sea gel de baño que
use me llega y me marea. Huele bien y pecaminoso. Es una combinación peligrosa para
mis sentidos. Necesito salir de aquí, o todos mis pensamientos previos sobre que las
cosas van bien y no estamos incómodos se volverán nulos y sin valor. Si me quedo aquí
un segundo más, no sé qué podría hacer.
Mi mirada baja cuando un movimiento llama mi atención. La mano que sostiene la
toalla alrededor de su cintura se flexiona mientras él aprieta su agarre, y todo lo que
puedo pensar es en esa misma mano soltándose y observando cómo el material cae al
suelo. Lo imagino parado allí completamente desnudo frente a mí, y luego lo imagino
agarrando su gran y gruesa polla con un puño apretado como lo hizo esa vez en su
habitación. La sangre ruge en mis oídos, y cuando mi mirada vuelve a su rostro, siento
como si hubiera estado de pie aquí durante horas, cuando en realidad solo ha pasado
aproximadamente un minuto.
Trago saliva y doy un paso en su dirección antes de finalmente hablar.
—Voy a pasar junto a ti. Tengo que cambiarme y dirigirme a la arena.
Boone asiente de nuevo y parece recobrar el sentido también.
—Sí, uh... —se gira hacia un lado, dejándome pasar—. Yo también.
Cometo el error de mirarlo a los ojos cuando paso junto a él. Sus ojos bajan a mi boca
antes de volver a subir. Es algo que no creo que él siquiera se dé cuenta de que hizo,
pero yo sí. Está tan cerca y tan desnudo que podría moverme incluso un centímetro hacia
adelante y mi cuerpo tocaría el suyo. Es malo... tan malo. Esto no puede pasar. Me
aclaro la garganta, desvío la mirada y salgo de la caravana antes de que pueda pasar
algo. Antes de que pueda ceder ante las ganas de que todo suceda. Mi pecho está
agitado y mi pulso se ha disparado cuando llego al baño.
Mierda.
Tan pronto como termino de cambiarme, saco mi teléfono y noto que tengo un
nuevo mensaje de texto esperándome.
Yo: Me voy para allá ahora ¿Nos vemos frente a la fuente de agua?
Boone Stanton
La noche puede irse a la mierda. De hecho, todo este día puede irse a la mierda. Mi
monta fue una puta basura. Todos tenemos nuestros días, y no todas las noches van a
ser ganadoras, pero joder, no he montado tan mal en años. Era como si volviera a ser un
novato. Como si nunca antes hubiera montado a lomos de un toro bravo. Esta noche me
beberé mis penas, lo cual es una idea terrible ya que tenemos que competir de nuevo
mañana, pero pregúntame si me importa.
Respuesta: No.
Las cosas entre Grady y yo han ido bastante bien. No es excelente, pero tampoco
horrible. Es decir, hasta esta tarde, cuando entré a la caravana completamente desnudo
excepto por la toalla atada a mi cintura y me encontré con Grady con los ojos muy
abiertos. La forma en que sus ojos hambrientos bailaron sobre mi cuerpo mojado fue
como un toque físico. Bailaron sobre cada centímetro de piel expuesta, absorbiéndome.
Fue una experiencia embriagadora y mi cuerpo reaccionó.
Cuando pasó rozándome en su apresurado intento de escapar, percibí su olor, lo que
no ayudó. Su aroma masculino me mareó. Se me hizo la boca agua y me invadió una
necesidad feroz de agarrarlo por el brazo y arrastrar su cuerpo hacia el mío. No
entiendo cómo reacciona mi cuerpo ante él. La forma en que mi mente está
constantemente abrumada por esta necesidad carnal de hacer… algo. Ni siquiera sé qué
¿Poseerlo? ¿Consumirlo?
Está en mi cabeza y no se irá.
Son poco más de las diez y algunos de nuestro grupo estamos reunidos alrededor de
la fogata, bebiendo cervezas y hablando. Bueno, el resto sí. Yo estoy mayormente
sentado aquí lamiendo mis heridas después de lo terrible que actué esta noche. Y
cuando digo “todos”, me refiero a todos menos Grady, quien fue directamente a la
caravana y se durmió tan pronto como terminó el rodeo. No puedo evitar preguntarme
qué ha estado pasando por su mente desde nuestro pequeño encuentro posterior a la
ducha ¿Ha estado pensando en eso todo el día también?
Si lo que dijo Shooter al final de la temporada pasada es una indicación, diría que
probablemente lo haya pensado ¿Me gusta eso? Mi instinto me dice que sí, pero mi
mente odia esa respuesta ¿Por qué me gusta saber que él piensa en mí? ¿Por qué fue tan
excitante tener sus ojos puestos en mí hoy en la caravana?
¿Por qué, por qué, por qué?
Parece que ya es todo lo que me pregunto.
Dirigiendo mi atención a Xander, que está sentado directamente frente a mí, está
sacando fotos de su teléfono para mostrarnos los nuevos animales que él y Cope acaban
de tener.
—¿Cómo se llaman? —pregunta Colt, mientras Xander les muestra a todos una foto
de los dos cerditos.
—Peanut y Pixie. —Xander sonríe ampliamente.
Colt se ríe antes de tomar un trago.
—¿Cuántos animales tienes ahora?
Xander empieza a contar con los dedos.
—Bueno, tenemos las tres vacas de tierras altas, dos cabras, Jerry, el burro, las seis
gallinas y ahora los dos cerdos. Catorce.
—¿Quién los cuida a todos mientras estás aquí? —Sterling le pregunta a Xander—.
¿Tu tía?
Xander vino originalmente a Copper Lake desde el estado de Washington para
ayudar a su tía cuando se sometió a una cirugía de cadera. Terminó enamorándose (de
la ciudad, pero también de Cope, que resultó ser vecino de la tía de Xander) y se mudó
allí. No pasó mucho tiempo para que Xander se mudara de la casa de su tía a la de
Cope, donde ambos viven juntos ahora. Xander es un chico de ciudad que se adaptó
muy fácilmente a la vida agrícola. Cope siempre nos cuenta sobre todos los animales
que Xander quiere tener, y a Cope le gusta fingir que los odia, pero sé que en secreto lo
ama.
Compró su casa originalmente con el plan de algún día llenarla con una familia y un
montón de animales, y ahora está a mitad de camino. Solo estoy esperando el día en que
Xander y Cope nos digan que agregarán un bebé a todo este caos. Estoy seguro de que
vendrá pronto.
—Tenemos un peón para que ayude a mi tía. Cuando salgo de la ciudad, él también
ayuda en nuestra casa, ya que está justo al lado.
Terminando la cerveza que tengo en la mano, me levanto y la tiro a la basura antes
de dirigirme hacia la caravana. Me digo a mí mismo que es para coger una sudadera
con capucha que ponerme ya que hace un poco de frío esta noche, pero sé que no es así.
Es porque no puedo evitarlo. Necesito tener mis ojos sobre él, aunque sea por un
momento. Es patético, y cada paso que me acerco a la puerta me enoja aún más.
El interior de la caravana está envuelto en oscuridad, pero con la luz de la luna
asomándose a través de las persianas, mis ojos no tardan mucho en acostumbrarse. Mi
cama y todas mis cosas están a la derecha y la cama de Grady está a la izquierda. Cruzo
el pequeño espacio, donde la sudadera con capucha que quiero ya está sobre la cama.
Me la pongo y me siento en el borde del colchón, con los codos en las rodillas mientras
una guerra se desata dentro de mí. Como si no tuviera nada que decir al respecto, mi
mirada se arrastra automáticamente a la forma dormida de Grady. Está rodado de
costado, frente a mí, con una mano debajo de la mejilla y la otra extendida frente a él.
Labios ligeramente entreabiertos, pestañas largas y oscuras que se posan sobre sus
mejillas.
Los recuerdos inundan mi mente mientras lo veo dormir tan pacíficamente.
Recuerdos de mi polla en mi mano. Él en mi puerta, mirándome. Sobre lo bien que se
sintió tener su atención sobre mí mientras hacía algo que solo yo debería ver. Me
encantó. Por mucho que quisiera fingir que me repugnó, no fue así. Me sentí vivo.
Libre. Deseado.
Luego está el recuerdo de nosotros fuera del bar. Sus labios presionados contra los
míos. Mi lengua rodando con la suya. Su sabor dulce y prohibido. La sensación de
nuestros cuerpos alineados.
Mierda. Ese puto beso.
Está grabado en mi memoria. Se ha convertido en parte de mí. Y joder, quiero
desesperadamente una repetición.
Resoplando por la nariz, me levanto y, sin mirar dos veces, salgo de la caravana.
Tomo otra cerveza de la nevera antes de volver a sentarme junto al fuego, donde todos
los demás siguen hablando y riéndose de quién sabe qué, completamente ajenos a mi
confusión interior.
Abro la cerveza y tomo algunos tragos, deseando poder borrar todos los recuerdos
de Grady y yo.
—¿Qué problema tienes, hombre?
Al girar la cabeza, mi mirada se conecta con Shooter. Está sentado al otro lado de
Sterling, que está justo a mi lado. Algo en la sonrisa en su rostro mientras espera mi
respuesta me irrita los nervios. Es como si no preguntara porque estuviera preocupado.
Es casi como si preguntara porque lo sabe y, sinceramente, probablemente lo sepa. Todo
esto es culpa suya de todos modos.
Tomo otro trago y me limpio la boca con el dorso de la mano.
—¿Sabes qué, Shooter? Tú eres mi problema.
Él resopla.
—¿Yo? ¿Qué coño hice?
—Nunca se sabe cuándo meter tu puta nariz en tus propias mierdas —escupo—.
Siempre te estás metiendo en la vida de los demás, dando opiniones que nadie te pidió
¿Por qué no te callas y te ocupas de lo tuyo de vez en cuando?
Toda la charla ha quedado en silencio alrededor del fuego. Sterling nos mira a los
dos, divertido y confundido a partes iguales.
Shooter mira alrededor del fuego por un momento antes de que sus ojos encuentren
los míos nuevamente. Están brillando y me dan ganas de golpearlo.
—Espera un minuto —dice, con una sonrisa en su rostro—. ¿Se trata de Grady?—m
—¿Qué pasa con Grady? —Colt pregunta desde el lado de Shooter.
Ignorándolo, digo:
—Se trata de que tu boca de imbécil nunca sabe cuándo cerrarse.
—Oh, ¿a alguien le molesta la revelación que te hice hace todos esos meses?
—¡No sabes de lo que estás hablando!
—Oh, pero creo que sí —bromea—. Creo que lo sé bastante bien. También creo que
sé cuánto te ha afectado ¿Qué pasa, Booncito? ¿Sientes algo ahora que te han abierto los
ojos? ¿Lo ves de forma diferente, tal vez?
—Jódete —grité, con las fosas nasales dilatadas—. ¡No tienes ni puta idea!
Shooter se encoge de hombros.
—No te culpo. Es una lindura. —Le da un codazo al brazo de Sterling antes de
agregar—: ¿O no, bebé?
—Shooter, ya basta —sisea Sterling.
Eso solo hace que su sonrisa crezca.
—¿Quieres mantenerlo en familia, Boone? —se burla—. Ya has tenido a Jade. Tal vez
quieras darle una probada a Grady a continuación. Seré honesto —continúa—, apuesto
a que Grady la chupa de maravilla. Esa actitud de buen chico que tiene y su necesidad
de complacer. Esos labios…
Mi visión se pone roja cuando me lanzo de mi asiento, derribándolo al suelo antes
de que pueda decir otra palabra. Damos vueltas unas cuantas veces, ambos intentando
tomar ventaja. Finalmente, me pongo encima de él, y mi sangre está caliente cuando
levanto mi puño golpeándolo justo en la boca. Es el único golpe que puedo darle antes
de que nos haga rodar, dándole ventaja. Le sangra el labio, pero sonríe como un imbécil
maníaco.
—Hombre, esto realmente te jode, ¿no? —dice antes de escupir un poco de sangre a
nuestro lado.
—Dios mío —escucho a Sterling murmurar.
Cambiando mi peso, nos hago rodar de nuevo, colocándome de nuevo encima
mientras le doy un puño a su camisa.
—Estaba perfectamente bien sin saberlo, y luego tuviste que venir y abrir tu puta
bocota, ¡y ahora estoy confundido! —grito, sintiéndome tan furioso como desesperado
por entender.
—¿Alguien no es tan hetero como pensaba? —se burla, riéndose mientras extiende
la mano para acariciarme la mejilla de la manera más condescendiente. Me cabrea
muchísimo y le doy otro golpe en la mandíbula. Engancha su pierna detrás de la mía,
usando su peso para quitarme de encima—. La primera vez que me pegaste, lo dejé
pasar, cabrón. Esta vez no.
El dolor explota en mi mejilla, irradiando a través de mi cara, pero antes de que
tenga tiempo de reaccionar, él se aparta de mí. Me levanto y encuentro a Colt entre
nosotros dos y a todos los demás mirándonos.
—¡Esto ya es suficiente! —Colt empuja a Shooter en el pecho hacia Sterling—. Tú, ve
a limpiarte. —Luego me mira y me empuja también—. Y tú, ven conmigo.
—Déjame, jode-
—¡Ahora! —Colt me interrumpe.
Me lleva más adentro del campamento hasta una mesa de picnic cerca del agua. Me
siento en la parte superior de la mesa mientras él se sienta en el banco. Me palpita la
mejilla y estoy seguro de que mañana tendré un moretón. Colt no me presiona para
obtener información de inmediato, sino que nos deja sentarnos en silencio. Se lo
agradezco, pero sé que las preguntas están por llegar.
Unos minutos más tarde, tengo razón cuando pregunta:
—¿Qué cojones fue eso?
Levantando uno de mis hombros y encogiéndome de hombros, murmuro:
—Shooter me enojó.
—Sí, me di cuenta. —Él se ríe—. ¿Pero por qué? Nunca te había visto perder los
estribos de esa manera, especialmente con uno de nosotros.
Con los codos apoyados en las rodillas, exhalo y dejo caer mi cabeza entre las
palmas de las manos. Considero dejarlo pasar, no decirle nada, pero tal vez sacarme
esta mierda del pecho me ayude. Tal vez tener a alguien con quien hablar, que sé que
no me juzgará, es lo que necesito ahora. Me paso una mano por la cara mientras miro y
encuentro su mirada.
Inspiro profundamente y lo contengo por un momento antes de exhalar. Luego le
cuento todo. La paja. El beso. La forma en que todo me hace sentir. Todo. Y todo el
tiempo, escucha sin una pizca de humor o juicio en su rostro, y debo admitir... se siente
jodidamente bien decir esto en voz alta después de todo este tiempo.
—Joder —murmura cuando finalmente termino.
Riendo, digo:
—Sí, lo sé.
—Seré honesto contigo, hombre —comienza Colt—. No pensé que fueras capaz.
Mis cejas se fruncen cuando lo miro.
—¿Qué diablos se supone que significa eso?
Soltando una carcajada, dice: —Desde que te conozco, has sido un gran
complaciente con la gente. Lo veas o no, siempre estás anteponiendo las necesidades de
los demás a las tuyas. Durante años fue Jade. Lo cual, bueno, lo que sea, ella era tu
esposa. Pero aparte de montar toros, nunca hiciste nada por ti mismo. Toda tu vida giró
en torno a Jade y luego a Suzy, pero nunca hiciste nada solo por ti.
—Eso no es cierto —respondo con desdén, aunque, en el fondo, tengo la sensación
de que tiene razón.
—Lo es, y eres un padre increíble y, por lo que puedo decir, fuiste un gran esposo,
pero puedes ponerte a ti mismo en primer lugar de vez en cuando. Puedes hacer cosas
que te hagan feliz, pero que tal vez no tengan sentido para los demás. También puedes
explorar esta parte de ti que supongo que no sabías que existía hasta ahora ¿Estoy en lo
cierto?
Miro mis manos en mi regazo y asiento.
—No entiendo lo que está pasando dentro de mi cabeza últimamente.
—¿Por quién es Grady para ti o porque es un hombre?
Mirando a Colt, digo:
—Ambos.
—Eso es justo. Soy la persona equivocada para disuadirte de tomar decisiones
potencialmente malas en lo que respecta al sexo y las relaciones, pero puedo intentar lo
último. —Colt saca un paquete de cigarrillos y me ofrece uno. Niego con la cabeza
mientras él enciende uno y le da una calada—. La sexualidad es un espectro, amigo mío
—continúa—. Y solo porque hayas vivido toda tu vida sintiéndote atraído únicamente
por las mujeres, eso no significa que nunca vendrá un hombre que te hará cuestionar
eso. Mira a Grady.
—Sí, pero ¿por qué coño tiene que ser Grady? ¿El hermano de mi ex esposa?
—Para eso no tengo la respuesta. —Él se ríe y toma otra larga calada—. Mírame a
mí, por ejemplo. Soy bisexual, pero mi preferencia suelen ser las mujeres. Sin embargo,
algunos de los mejores encuentros sexuales que he tenido y algunas de las conexiones
más profundas que he sentido han sido con hombres. La sexualidad rara vez es algo
que pueda encajar perfectamente en una caja para la mayoría de las personas. No
podemos opinar sobre a quién queremos.
Me quedo pensando en lo que dijo por un momento, tratando de darle sentido a
todo esto.
—¿Alguna vez te has acostado o has querido acostarte con alguien con quien
realmente no deberías?
Colt resopla.
—Uh, sí, alguna vez lo he hecho.
—¿Te importaría decirme? —pregunto riendo—. Ya que he compartido mucho esta
noche contigo.
Colt me mira por el rabillo del ojo por un momento mientras termina el cigarrillo.
Parece vacilante e inseguro, dos cosas que no estoy acostumbrado a ver en él.
Finalmente, asiente.
—Está bien, pero esto queda entre tú y yo solo, ¿entendido?
Asiento con la cabeza.
—Por supuesto. Ni siquiera necesitas decir eso.
—Una vez me lié con el mejor amigo de mi padre.
Mis ojos se abren y las cejas se elevan hasta la línea del cabello.
—¿Tu qué? ¿Cuántos años tenías?
—Fue el año pasado.
—Joder, de repente mis problemas no parecen tan locos.
Colt me empuja la rodilla en broma.
—Que te jodan. —Él ríe—. El tipo es realmente jodidamente sexy.
—¿Cuánto tiempo hace que lo conoces? ¿Cuántos años tiene él?
—Ha sido amigo de mi papá desde que yo era un niño. Creo que tiene poco más de
cuarenta años.
—¿Vive en Copper Lake? —pregunto, las preguntas se acumulan en mi mente.
—No, solía vivir allí, pero ahora vive en la costa oeste.
—¿Lo conozco?
La cara de Colt se arruga y me hace reír.
—Tal vez, pero su padre es Roger Andino.
Casi me ahogo con mi propia saliva.
—¿El Dr. Andino, el dueño de Andino Family Medicine?
—Ese.
Echando la cabeza hacia atrás sobre mis hombros, me río, sintiéndome más ligero
que en toda la semana.
—Joder, eso es bueno —murmuro entre risas.
—¿Cuándo pasó esto a que tú te burles de mí? Eres tú quien quiere follarse a tu ex
cuñado. Volvamos a eso.
Limpiándome la humedad de los ojos, sacudo la cabeza y encuentro su mirada.
—No volvamos a eso. Y no quiero follármelo.
—Sí, quieres fóllatelo —afirma claramente—. Niégalo todo lo que quieras, pero
quieres. Y si se me permite adivinar, diría que sucederá.
—No, no pasará. No puede pasar. —Hago lo mejor que puedo para alejar la imagen
de mí haciendo precisamente eso, pero no puedo negar lo intrigado que me tiene la
idea.
—Sí, puede pasar, si así lo deseas. Os quedaréis en la misma caravana durante toda
la temporada y todos sabemos lo que él siente por ti, y ahora que sé que tú también lo
sientes, es solo cuestión de tiempo.
—¿No me digas que crees la misma mierda que Shooter? —me quejo.
—Aunque se comporta como un idiota para meterse contigo, está en lo cierto. Es
imposible que Grady no haya estado enamorado de ti desde que era un adolescente.
Todos lo vemos. No entiendo cómo tú no.
—Supongo que soy jodidamente estúpido.
—Ciego, tal vez. Pero estúpido, no. Y como dije antes, has estado tan perdido
tratando de complacer a todos los demás en tu vida que tiene sentido que no veas lo
que tienes frente a tu cara.
Joder… ¿Colt tiene razón? ¿Me he perdido intentando ser todo para todos? ¿Eso es lo
que ha estado pasando? Mientras nos levantamos y regresamos al campamento, no me
siento menos confundido que antes.
24
Grady Wilde
Ya no puedo hacer esto.
No podré dormir tan cerca de Boone ni una noche más. No puedo dormir
profundamente, imaginando cómo se sentiría tener el calor de su cuerpo calentándome
mientras dormimos. No puedo despertarme con la misma fuerza y tener que ir a los
putos baños o a las duchas para aliviar la tensión siempre presente en mi cuerpo debido
a su proximidad.
No puedo hacerlo.
Así es como me encuentro en la sección de campamentos del Walmart en la ciudad
donde nos hospedaremos esta semana. Voy a comprar una puta tienda de campaña y
un colchón de aire, y de ahora en adelante dormiré ahí.
—Esta se ve bien, ¿verdad? —le pregunto a Xander, a quien obligué a venir
conmigo, mientras alcanzo la tienda que está en oferta.
—Uh... —su mirada alterna entre mí y la caja que alberga la tienda—. Quiero decir,
luce como una tienda de campaña ¿No son todas iguales?
Mirándolo fijamente, le pregunto:
—¿Nunca has acampado?
—Grady, ¿te parece que yo me voy de acampada con regularidad?
Le doy a Xander un vistazo rápido antes de que ambos nos echemos a reír en medio
del pasillo.
—A la mierda —murmuro, agarrando la caja—. Me voy a quedar con esta.
Después de encontrar un colchón de aire y pagar, nos subimos a la camioneta de
Cope que tomó prestada Xander y regresamos al campamento.
—Esto parece extremo —dice Xander, señalando la bolsa con mis necesidades de
campamento—. ¿Es realmente tan malo dormir en la caravana con Boone?
—Xander —dije inexpresivamente—. La otra noche tuve un sueño húmedo ¡Un
sueño húmedo!
Tose, tratando de ocultar su risa.
—Sí, vale. Eso apestaría. Aún así, ¿una tienda de campaña? ¿Por qué no duermes en
nuestra caravana?
Le lanzo una mirada de reojo, como si hubiera perdido la cabeza.
—¿Te refieres a la caravana que tú y Cope comparten con Shooter y Sterling? —me
resisto—. Estoy bien. Eso suena como un festival de sexo masivo del que no necesito
estar al tanto.
Xander se ríe, pero no niega nada.
Regresamos al campamento e inmediatamente empiezo a intentar construir esta
tienda (intentar es la palabra clave) antes del anochecer. Xander también ayuda, pero
tiene tanta idea como yo cuando se trata de instrucciones tan poco informativas. No sé
dónde están Boone y el resto de los chicos, pero él no aparece hasta que la tienda está
casi completamente construida y yo estoy empapado de sudor.
—¿Qué mierda es esto? —pregunta, con las cejas fruncidas.
—¿Qué crees? —respondo. —Es una tienda de campaña.
—Obviamente es una tienda de campaña, G —responde—. ¿Qué está haciendo
aquí?
De repente, sintiéndome como un niño petulante, me pongo de pie, coloco las manos
en las caderas y levanto la barbilla.
—Es donde dormiré de ahora en adelante.
Boone estrecha su mirada hacia mí, cruzando los brazos sobre el pecho, haciendo
que su forma parezca aún más grande e intimidante de lo que ya es.
—No, no vas a dormir aquí.
Mis cejas se juntan, desconcertadas por su tono duro y severo.
—Eh, sí, dormiré aquí.
—¿Por qué? —mantiene el contacto visual de una manera que resulta intimidante.
Me dan ganas de retorcerme.
De repente, siento como si Boone y yo estuviéramos en un incómodo
enfrentamiento. No estoy preparado para esta pregunta, y queda muy claro cuando me
quedo aquí como un pez fuera del agua, buscando cualquier respuesta que se me
ocurra. Finalmente, digo:
—Porque disfruto del aire libre.
Entrecierra los ojos, claramente sin creerme.
—Grady…
—Boone —respondo, sin dar marcha atrás.
—No dormirás en una puta tienda de campaña cuando hay una cama perfectamente
buena en la caravana. No seas ridículo.
—No estoy siendo ridículo —me quejo—. Es mi eleccion. Soy un puto adulto que
puede tomar decisiones por sí mismo. Si quiero dormir en una tienda de campaña,
dormiré en una puta tienda de campaña.
Los ojos de Boone se abren y lo juro, mi corazón se detiene en mi pecho ¿De dónde
vino esa actitud?
—Me doy cuenta de que eres un adulto —responde lentamente, casi como si él
también estuviera aturdido por mi arrebato.
—Está bien, entonces está arreglado.
Parece que quiere insistir más en el tema, pero al final, pone los ojos en blanco y
murmura:
—Da igual, Grady.
Y se aleja. Antes de desaparecer dentro de la caravana, Boone mira por encima del
hombro y dice:
—Estaré en videollamada con Suzy esta noche antes de cenar si quieres hablar con
ella también.
Después de que termino de inflar el colchón de aire y de poner mis mantas y
almohadas en la tienda, me uno a todos los demás para cenar. Colt hace filete y patatas
a la parrilla, y todos pasamos el rato alrededor del fuego, bebiendo unas cuantas
cervezas antes de que todos dieran por terminada la noche. El primer rodeo del fin de
semana es mañana, por lo que todos quieren descansar bien por la noche. Elijo tomar
una ducha antes de terminar la noche, pero cuando termino, está lloviendo a cántaros.
Excelente.
Esto es simplemente genial.
Mirando al cielo como si contuviera todas las respuestas, maldigo a los dioses antes
de pisar fuerte hacia mi tonta tienda.
¿Sabes que? Está bien. Estaré bien. Las tiendas son impermeables, ¿verdad? Sí, todo
estará bien.
Justo cuando estoy a punto de entrar en la tienda, oigo el crujido de una puerta y,
cuando miro hacia atrás, noto que Boone está allí de pie mirándome.
—Entra, Grady —dice con severidad, una vez más con los brazos cruzados sobre el
pecho de manera autoritaria.
—No.
—Estás empapado.
—Sí, acabo de darme una ducha.
—Está lloviendo.
—No voy a dormir en un banco, Boone. Estaré en la tienda. Estoy bien.
—Estas siendo ridiculo.
—Buenas noches —digo a modo de respuesta, ignorando el revuelo en mi estómago
ante la idea de que Boone se preocupe lo suficiente como para ver cómo estoy. Es un
buen tipo, no significa nada más.
Boone murmura algo en voz baja que no entiendo antes de darse vuelta y regresar al
interior de la caravana, dejándome solo aquí bajo la lluvia.
—Está bien —murmuro para mis adentros una última vez antes de sumergirme en
la tienda.
Vale, la primera noche en la tienda no fue ideal, pero tampoco fue horrible.
Sobreviví y me mantuve seco, lo cual es toda una hazaña considerando el clima de
anoche. Y lo bueno es que no me desperté con una erección furiosa. De acuerdo,
probablemente fue porque mi espalda estaba rígida y me estaba congelando, pero está
bien. El progreso es progreso, ¿verdad?
Ahora es la segunda noche y estoy decidido a que funcione. Esta noche no llueve, así
que ya he tenido un mejor comienzo. El rodeo terminó hace unas horas y fue genial. No
creo que alguna vez supere lo emocionante que es trabajar en estos eventos. Ver a estos
vaqueros y vaqueras fuertes, valientes y salvajes ganarse la vida noche tras noche es un
poco surrealista, pero lo acepto. Boone lo hizo increíblemente. Lo que me lleva a creer
que no dormir cerca de mí también fue útil para él. Lo cual es bueno… ¿verdad?
Excepto que lo único que puedo pensar es que eso significa que él también está afectado
por mí, es decir, que hay algo entre nosotros. No es unilateral. Y claro, probablemente
podría haberlo comprendido de esa manera antes... como cuando nos besamos, por
ejemplo, pero es fácil echarle la culpa al alcohol.
Ojalá estos sentimientos desaparecieran. Son molestos, muy indeseados, y en este
punto, es todo en lo que pienso. Estoy consumido por pensamientos sobre Boone y
sobre nosotros, y luego por la culpa por tener esos pensamientos. Es un ciclo
interminable. Como ahora, por ejemplo, me estoy preparando para ir a la tienda
después de mi ducha, y lo único en lo que puedo pensar es en qué está haciendo Boone
en la caravana, ya que está completamente solo ¿Está leyendo? Mirando su teléfono?
¿Se está tocando otra vez como aquella noche que lo miré? O tal vez no sea nada de lo
anterior y simplemente esté durmiendo.
Al acercarme a la tienda, noto que algo está mal de inmediato. Se me erizan los pelos
de la nuca y se me acelera el pulso. Está medio caída, pero creo que es culpa mía.
Probablemente olvidé cerrarla antes de ir al patio de butacas. Pero es el crujido del
interior lo que me pone los pelos de punta. Encendiendo la linterna de mi teléfono con
dedos temblorosos, apunto la luz en dirección a la tienda mientras me acerco a ella lenta
y cautelosamente. Mi corazón late tan rápido que juro que puedo sentirlo en mi
garganta.
Finalmente doy la vuelta al frente de la tienda, logrando ver bien el interior, y un
grito se aloja en mi garganta cuando la criatura peluda de color marrón grisáceo aparece
a la vista. Debe oírme porque se da vuelta y se para sobre sus patas traseras mientras
sus patas delanteras están levantadas frente a él como si lo hubieran atrapado con las
manos en la masa. Sus ojillos pequeños y brillantes miran fijamente mi alma y un
escalofrío recorre mi espalda. Estoy congelado en mi lugar, mirando al mapache que
actualmente ocupa mi tienda.
¿Qué se supone que uno debe hacer en este caso?
¿Y si tiene rabia?
Ay, Dios mío. Me va a atacar y voy a morir de rabia.
¡Joder, joder, joder!
¡¿Qué debo hacer?!
El mapache y yo nos quedamos aquí, mirándonos fijamente, durante lo que parece
una eternidad. Cuando finalmente vuelve a ponerse a cuatro patas y da un paso en mi
dirección, un grito espeluznante sube por mi garganta. Me tapo la boca con una mano y
el demonio peludo vuelve a levantarse sobre sus patas traseras. Mierda, va a atacarme,
¿no?
Eso es todo.
Agita sus patas en el aire unas cuantas veces antes de salir corriendo de la tienda.
Salto hacia atrás y suelto otro grito, pero en lugar de venir hacia mí, se aleja corriendo.
Al verlo huir, dejé escapar un profundo suspiro, inclinándome y apoyo mis palmas de
las manos sobre mis rodillas mientras respiro profundamente, tratando de recuperar el
aliento. La puerta de la caravana de Boone se abre y él sale corriendo vistiendo nada
más que un par de calzoncillos negros ajustados.
—¿Qué pasa? —pregunta, con pánico en su voz, los ojos muy abiertos y el cabello
hecho un desastre encima de la cabeza.
Mi sangre bombea junto con mi corazón acelerado, así que ni siquiera puedo
detenerme a admirar lo jodidamente sexy que se ve en este momento.
—Mi tienda... —dejo escapar—. Mapache… dentro… tienda...
Boone baja descalzo los escalones de la caravana hacia la tienda. Se acerca y mira
hacia adentro, como si ni siquiera le asustara la posibilidad de rabia y una muerte
prematura.
—No veo nada —dice después de un momento.
—Se escapó —respondo, claramente incapaz de hablar con oraciones completas en
este momento. Mi cabeza está mareada mientras mi ritmo cardíaco vuelve lentamente a
un ritmo normal.
Boone se acerca a mí y me examina con la mirada.
—¿Estás bien? Estás temblando.
Exhalo y siento que mis hombros se desinflan.
—Me dan miedo los mapaches.
—No puedes dejar tu tienda abierta —dice claramente.
—Sí, lo sé —resoplo—. Fue un accidente.
—Grady... —Boone suspira, pasándose una mano por el pelo—. Esto es estúpido. No
necesitas dormir en una maldita tienda de campaña. Dormirás en la caravana, fin de la
discusión.
Mis labios se abren con sorpresa mientras mis ojos se abren.
—¿Fin de la discusión? —me resisto—. ¿Quién coño te crees que eres? ¿Mi papito?
Los ojos de Boone se estrechan y aprieta la mandíbula, exhalando un fuerte suspiro
por la nariz. Veo sus puños apretarse y abrirse un par de veces, como si necesitara darse
un momento antes de poder responder.
—Si vas a ser un idiota y tomar malas decisiones, entonces sí, supongo que lo soy.
—¿Disculpa?
—Me escuchaste, Grady. —Boone da un paso en mi dirección y hace un gesto detrás
de él con un solo dedo.m—. Métete en la caravana.
Mi corazón late con fuerza en mi pecho, la sangre ruge en mis oídos mientras me
mantengo firme. Entrecerrando los ojos, digo:
—No.
Otro paso.
—Grady, no me obligues a echarte sobre mi hombro y llevarte adentro, porque lo
haré.
Dejando escapar un suspiro exasperado, lanzo mis manos en el aire antes de girar
sobre mis talones y salir corriendo en dirección al sendero cubierto de árboles que
conduce al agua. Él no se atrevería.
—Si te dan miedo los mapaches, probablemente no sea inteligente ir allí —me grita.
Le muestro el dedo medio, sin molestarme en mirar atrás o pensar en la validez de
su declaración.
—¡Jódete, Boone!
Vagamente, escucho el sonido de la puerta de la caravana cerrándose de golpe, y por
un momento creo que me dejó aquí como quería, pero luego lo escucho... pasos detrás
de mí. Hijo de puta. Echo un vistazo rápido detrás de mí y, tal como pensé, él me sigue,
sus grandes pasos devoran la distancia entre nosotros. Todavía sigue en calzoncillos, al
menos tuvo la astucia de ponerse un par de botas antes de caminar por el puto bosque
detrás de mí.
Él está acercándose, pero yo no reduzco la velocidad ni me detengo. Ya no puedo
dormir en esa caravana. Simplemente no puedo. Nada bueno saldrá de ello y no puede
suceder. Por mucho que quiera que suceda, no puede. Esto es para lo mejor. Y sí, claro,
casi me mata un mapache, pero está bien. Seré más cuidadoso a partir de ahora. Cerraré
la tienda cada vez que salga y todo estará bien. Fue una vez y dudo que la criatura
regrese.
No me morderá un mapache y no me dará rabia.
No pasará.
Estará bien.
Estaré bien.
Una palma grande, cálida y áspera se envuelve alrededor de mi codo, deteniéndome
y me doy cuenta de dos cosas... no estará bien, y yo tampoco. Nos quedamos en silencio
por un momento, y puedo sentir el calor de su cuerpo casi desnudo. Me envía un
escalofrío por la espalda.
—Mírame, G —dice con voz áspera.
Las lágrimas suben y me pican en los ojos por lo frustrado que me siento, pero
parpadeo para mantenerlas a raya, enojado porque me está afectando de esta manera.
Aprieto los molares con tanta fuerza que me sorprende no romperme ninguno.
—No.
Soy muy consciente de su mano todavía alrededor de mi brazo, y no hace ningún
movimiento para quitarla.
—¿Qué pasa contigo? ¿Por qué estás actuando así?
—Estoy bien —miento, y sin siquiera mirar a Boone, sé que está poniendo los ojos en
blanco.
—Háblame —murmura, su voz adquiriendo un tono más suave—. Mírame. Por
favor.
Trago contra el nudo que se forma en mi garganta, odiando la facilidad con la que
me está desgastando.
—Boone…
—Grady, por favor ¿Cuándo llegamos aquí? Solo háblame, bebé.
Bebé. La palabra sale como un susurro, como si no hubiera querido decirla... pero la
dijo.
Me doy la vuelta, me encuentro cara a cara con él y al instante me arrepiento. Es tan
increíblemente guapo que duele. Sus rasgos afilados, sus ojos marrón oscuro que
parecen negros bajo el cielo de medianoche y los kilómetros de músculos y piel en
exhibición, iluminados por la luna llena.
Mi pulso ruge en mis oídos y puedo sentir todo lo que no debería decir subiendo a
mi garganta como bilis. Es ácido y, a pesar de lo mucho que lucho por controlarla, no
funciona. No puedo retenerlo más. Especialmente no cuando me mira como es.
—No puedo hablar contigo porque, cuando lo hago, lo único que pienso es en
besarte otra vez, y no puedo dormir en esa puta caravana porque lo único que puedo
pensar es en meterme en tu cama y hacer cosas que no debería pensar en hacer contigo.
Te deseo tanto que me está volviendo loco, Boone. Es una tortura estar cerca de ti, y es
como si lo supieras y te burlaras de mí de todos modos. Estoy seguro de que ese beso
fuera del bar no significó nada para ti. Estoy seguro de que fue el alcohol y nada más,
pero para mí lo fue todo. —Respiro profundamente, incapaz de mirarlo a los ojos, antes
de continuar—. Lo fue todo para mí, y no puedo estar cerca de ti sin desear que vuelva
a suceder, y eso nunca sucederá, así que tengo que distanciarme, Boone. No puedo
seguir haciendo esto.
Mi pecho se agita. Ninguno de nosotros dice nada por un momento, e
inmediatamente me arrepiento de haber dicho todo eso porque ahora que lo dije, no
puedo retractarme. Está ahí fuera, y ahora sabe, sin lugar a dudas, lo patético que soy.
Él lo sabe, y hay...
—¿Crees que yo no pienso en esa noche? —pregunta, interrumpiendo mi línea de
pensamiento mientras mi corazón tartamudea.
—¿Q-qué?
—Esa noche fue algo para mí. —Boone acorta la distancia entre nosotros con un
único y gran paso. Está tan cerca que puedo ver el ligero temblor en su labio inferior—.
Fue algo —repite no más fuerte que un susurro antes de envolver su palma alrededor
de mi nuca y estrellar sus labios contra los míos.
25
Boone Stanton
Dios, no puedo pensar con claridad cuando estoy con él. Me hace perder todo sentido
del pensamiento racional. Me hace olvidar el bien y el mal. Me hace querer cosas que
nunca supe que quería. Y estar aquí justo ahora, viéndolo admitirme sus sentimientos y
sus deseos, y pensando que eran unilaterales, era demasiado. No podía quedarme
callado ni un segundo más y dejarle pensar eso, incluso si todavía estoy tan
jodidamente confundido. No podía soportar ver la expresión de su rostro, creyendo que
no significaba nada para mí. Que el beso no significó nada. Que fue algo que pasó y
nunca más volví a pensar en ello. Eso no podría estar más lejos de la verdad, y
aparentemente decirle todo eso no fue suficiente. El impulso carnal de mostrárselo me
superó y, antes de darme cuenta, mis labios se presionaron contra los suyos y mi lengua
se metió en su boca.
Las yemas de los dedos de Grady están enterrándose en la carne de mis costados
mientras me deja guiar el beso. Tiene un sabor increíble. Se siente increíble. Y cuando
mi lengua rueda contra la suya, curvándose alrededor de ella, él gime en mi boca y creo
que podría quemarme. De alguna manera, caemos al suelo y él se sube a mi regazo. Soy
muy consciente de mi estado actual de desnudez mientras el rocío que se forma en la
hierba se filtra a través de mis calzoncillos, pero no me importa. Los brazos de Grady
rodean mi cuello, mis manos van hacia sus caderas, guiándolo, meciéndolo hacia
adelante y hacia atrás encima de mí. La fricción es adormecedora, pero no lo suficiente.
Estoy tan fuera de mi elemento aquí con él, ni siquiera sé qué hacer, pero me niego a
dejarme llevar por esos pensamientos. Aquí no. Ahora no, cuando la presión de su peso
se siente tan jodidamente correcta.
Está prácticamente temblando, como si estuviera tratando de contenerse para no
ceder. Eso no servirá. Deslizo mis manos debajo del dobladillo de su camisa, sintiendo
su piel cálida y desnuda. Quiero pasar las puntas de mis dedos por todo su cuerpo,
trazar cada curva y cada elevación. Memorizar el camino. Sacando el material por su
cabeza, lo arrojo al pasto junto a nosotros, rozando mis labios a lo largo de su
mandíbula, hasta su cuello. Un escalofrío recorre todo su cuerpo y no puedo evitar la
sonrisa que se extiende por mi rostro. Al girar la cabeza, nuestras bocas se alinean de
nuevo, sus labios cubren hambrientos los míos.
Nos movemos juntos con tanta fluidez, nuestros labios, nuestros cuerpos… encajan
como piezas perfectas de un rompecabezas. No lo entiendo. Besar a Grady se siente
como algo que he hecho un millón de veces. Se siente natural, tan fácil como respirar
aire en mis pulmones. Pero entonces algo cambia. Los labios de Grady dejan de
moverse y su cuerpo se tensa bajo mi agarre.
—Espera —murmura sin aliento contra mi boca. Torpemente, se levanta y yo
rápidamente hago lo mismo—. No podemos hacer esto —afirma con firmeza mientras
pone distancia entre nosotros.
Y de repente, cada una de las razones que me he dado durante los últimos meses
regresa de golpe, abofeteándome. Todas las razones por las que no podíamos terminar
aquí, en esta posición, vuelven a ser muy claras.
—No, tienes razón —respondo, aunque me duele físicamente.
Él me mira a mí y yo a él, y no creo que ninguno de los dos sepa adónde ir desde
aquí.
—Es… —Grady se aclara la garganta—. No es que no quiera.
—Lo sé —digo abatido—. Yo tampoco.
Dándome una sonrisa definitivamente forzada, hace un gesto detrás de mí.
—¿Deberíamos…?
—¿Volver al campamento? Sí, hagámoslo.
Da un paso, luego dos, en mi dirección, y antes de que pueda pasar a mi lado,
envuelvo mi mano alrededor de su antebrazo y se queda inmóvil, girando la cabeza
para encontrarse con mi mirada. Una docena de pensamientos diferentes pasan entre
nosotros sin siquiera decir una palabra.
Si las cosas fueran un poco diferentes...
Pero también te deseo a ti. No lo entiendo, pero es cierto.
Su cabello rubio sucio, ahora casi seco, le cae desordenadamente sobre la cara, sus
mejillas están sonrojadas y se muerde el labio inferior. Bajo el cielo iluminado por la
luna, se ve hermoso. Tímido. Qué jodidamente tentador.
—¿Puedo besarte una vez más? —pregunto, incapaz de evitarlo. Esta necesidad
insaciable de probarlo es tan nueva y confusa.
Sus ojos bajan a mi boca antes de que él me mire a los ojos. Él asiente.
No podría decir quién fue el próximo en actuar, pero no hay prisa. El calor, la
pasión, están ahí, pero no tenemos prisa. Nuestros labios se mueven juntos, nuestras
lenguas se saborean profundamente y nuestros brazos se abrazan como si no
quisiéramos dejar ir al otro. Hablando solo por mí, no quiero dejarlo ir.
Pero lo hago.
Nos separamos, un poco sin aliento, con el pecho agitado, y caminamos uno al lado
del otro de regreso al campamento. Todo está tranquilo y vacío cuando llegamos allí,
todos los demás probablemente estén dormidos, completamente ajenos al caos que está
ocurriendo aquí.
—No dormirás en esa puta tienda —gruñí cuando Grady actúa como si estuviera a
punto de caminar hacia ella.
Su cabeza gira en mi dirección, con el ceño fruncido.
—Sí, lo haré.
Un gruñido crece en mi garganta.
—Joder, Grady.
Inclinándome, envuelvo mi brazo alrededor de sus muslos y el otro sobre su espalda
baja, mientras lo levanto del suelo y camino por el campamento hacia la caravana.
—¡Boone! —él chilla—. ¿Qué cojones estás haciendo? ¡Bájame!
—No, estás siendo un mocoso difícil y es demasiado tarde para discutir contigo.
—¡Bá-ja-me! ¡Justo en este instante! —le golpeo el culo con la palma, haciéndolo
sobresaltarse y gritar—. ¡¿Me acabas de dar una nalgada?!
—Y te puedo dar otra, G.
Grady deja escapar un gemido de descontento, pero no dice nada.
Cuando llego a la caravana, tengo que agacharme cuando entramos para
asegurarme de no golpear su cuerpo contra el marco. Dando unos pasos, me inclino y lo
bajo. Parece enojado, pero no creo que en realidad lo esté. Con el aliento entrecortado,
se quita el pelo de la cara.
—Dejamos mi camisa ahí afuera —dice suavemente.
—Podemos recogerla por la mañana.
Se me hace un nudo en la garganta mientras observo a Grady apartar
descaradamente su mirada de mi cara, bajarla a mi pecho y luego más abajo... y más
abajo. Mi polla se mueve detrás de mis calzoncillos cuando sus ojos se posan en mi
entrepierna y permanecen allí por un momento. Saca la lengua, mojando su labio
inferior mientras levanta los ojos y se encuentra con mi mirada nuevamente. Una
emoción que no puedo ubicar cruza sus rasgos, una mirada en su rostro que hace que
mi estómago se revuelva.
—Tal vez solo una noche —susurra antes de arrodillarse frente a mí—. Tal vez solo
por esta noche, no soy Grady y tú no eres Boone… el exmarido de mi hermana. Solo
una noche.
Mi boca está seca, mi lengua pegada al paladar, dejándome incapaz de responder.
No es que crea que pueda formular una respuesta adecuada ahora mismo de todos
modos. Mirándome desde debajo de sus pestañas, levanta la mano y engancha los
dedos en la cinturilla de mis calzoncillos. Hace una pausa por un momento,
presumiblemente esperando a ver si pongo fin a esto.
Y debería hacerlo.
Debería poner fin a esto.
Debería insistir en que nos vayamos a la cama.
Porque esto está mal en muchos niveles.
Es confuso, nuevo y muy malo.
Pero no puedo. No puedo hacer nada. No puedo decirle que pare. No puedo
moverme. No puedo pensar. Joder, apenas puedo respirar. Especialmente no cuando
comienza a arrastrar el material por mis muslos, o cuando mi polla se libera,
balanceándose en su cara, ya casi completamente dura.
Grady deja que mis calzoncillos caigan hasta mis tobillos mientras envuelve una
mano alrededor de mi longitud, dándole una caricia mientras me mira.
—Joder —respira.
Aprieto los dientes y las fosas nasales se dilatan mientras el placer se agita dentro de
mí por su toque. Se siente tan jodidamente bien. Se acerca, sin dejar de mirarme, y
mueve su lengua contra mi punta ensanchada, gimiendo mientras recoge la gota de
líquido preseminal que se encuentra en la hendidura. Me estremezco.
—Sabes tan bien —gime antes de cerrar sus labios a mi alrededor. Grady gira su
lengua antes de hundirse más profundamente, tomando más de mí en su boca. El calor
húmedo me rodea y él me chupa profundamente, con las mejillas hundidas y la lengua
aplastada en la parte inferior de mi eje.
—Dios, Grady —gimo, mis piernas tiemblan por la intensidad de este placer.
Mirándome con la humedad acumulándose en sus ojos, sonríe alrededor de mi
polla, mi corazón da un vuelco ante la vista. Luego se hunde más, tragándose el resto de
mí como si fuera nada. Hostia puta. Su garganta apretada se contrae alrededor de la
cabeza de mi polla mientras traga, y lo juro por Dios, veo estrellas.
Hostia… puta. Realmente puede chupar una polla. Dejando que mi cabeza caiga
hacia atrás, cierro los ojos y me dejo perder en este sentimiento que él me está dando.
En los ruidos descuidados que está haciendo. De la forma desordenada y húmeda en
que está tomando mi polla. Excepto que tan pronto como hago eso, se detiene. Cuando
lo miro, él sonríe y se limpia la boca con el dorso de la mano.
—¿Por qué paraste?
—Tienes que mirarme —responde con la voz ronca—. No puedes olvidar quién te
está haciendo sentir tan jodidamente bien.
Virgen Santísima. Sus palabras y la forma tentadora en que me mira con los labios
rojos e hinchados y los ojos inyectados en sangre borran mi cordura. El deseo y la
excitación se apoderan de todas mis terminaciones nerviosas, disparándome tan alto
que ya ni siquiera sé en qué lugar estoy. Asintiendo, las palabras se me escapan una vez
más, paso mis dedos por su cabello, tirando de su cabeza en mi dirección. Una sonrisa
aparece en su rostro momentos antes de que abra la boca y mi polla pase más allá de
sus labios carnosos.
Follo su boca con vehemencia, esperando que empuje mis muslos y me haga
retroceder, pero eso nunca sucede. En cambio, juguetea con sus pantalones, bajándolos
lo suficiente como para sacar su polla. Alzando la mano, recoge la saliva que cubre su
barbilla, usándola mientras se rodea con una mano y se masturba al mismo ritmo que
estoy usando su boca.
Dios… Joder…
¿Por qué es tan jodidamente caliente verlo masturbándose mientras le meto mi polla
en la garganta?
Mierda.
Joder.
Mi agarre se aprieta en su cabello mientras el calor se acumula en mi columna. Se
extiende por todo mi cuerpo y se instala profundamente en mis pelotas.
Estoy cerca.
—Si no quieres que me corra en tu boca, será mejor que pares ahora —logro decir.
Su mirada oscura y hambrienta se dirige a mi cara y lo juro, veo al cabrón sonreír de
nuevo, pero no hay señales de que retrocederá. También es algo bueno porque no
puedo contenerme más. La presión aumenta en mi entrepierna, y mi polla palpita
mientras me descargo en su garganta, un gemido profundo y gutural sale de mi
garganta mientras me corro.
Grady gime, frunciendo el ceño antes de que su liberación se derrame sobre su mano
y el suelo. Mantiene mi polla en su boca mientras folla su puño durante su orgasmo, y
es tan caliente que casi hace que me corra de nuevo.
Ambos respiramos con dificultad cuando me saca de su boca, y la tensión en la
caravana cambia, la realidad de lo que acaba de pasar se instala una vez más. Grady se
levanta y toma una toalla de papel y la usa para limpiar sus manos y el piso. Luego
vuelve a meter su polla en los pantalones mientras yo me inclino y me subo los
calzoncillos.
Mirándonos fijamente el uno al otro, es como si nos quedáramos sin palabras.
Finalmente, deja escapar un suspiro y dice:
—Mañana. Ocupémonos de esto mañana.
Asiento, con el pecho apretado.
—Buena idea.
—Buenas noches. —Me da un medio gesto incómodo antes de pasar junto a mí y
meterse en su cama. Se cubre con las mantas hasta la barbilla, se da vuelta, de espaldas
a mí, y lo tomo como una señal para hacer lo mismo.
Esto no va a terminar bien.
26
Grady Wilde
Inhalo por la nariz... El aire de la mañana es frío y llena mis pulmones.
Exhalo por la boca... Mi corazón late a doscientos latidos por minuto mientras mis
pies golpean el camino lleno de tierra.
Por la nariz... Intento soltar el nudo que se retuerce en mis entrañas. El sabor amargo
en la parte posterior de mi lengua. Sé que el peso sobre mi pecho no se debe al esfuerzo
de esta carrera.
Suelto por la boca... El viento pasa rápidamente por mi cara, mis labios y mejillas se
sienten agrietados. Mis piernas tan cansadas que sienten que podrían explotar.
El constante sonido de mis pasos resuena en mis oídos, gotas de sudor bajando por
mi frente. Estoy jadeando por aire, mis pulmones me gritan que me detenga. No soy un
corredor, ni siquiera recuerdo la última vez que corrí así. Me levanté con el sol esta
mañana. Desperté por completo, con la culpa comiendo el revestimiento de mi
estómago. Boone todavía estaba profundamente dormido cuando me levanté de la
cama, cogí una muda de ropa y fui al baño a cambiarme. Todavía estaba dormido
cuando regresé para dejar mi ropa sucia y salí de la caravana sin mirar atrás.
No sé a dónde lleva este camino, pero necesito poner cierta distancia entre Boone y
yo. Necesito procesar lo que pasó anoche y no puedo hacerlo si él está cerca de mí. Su
proximidad tiene una forma de nublar mi cerebro, haciéndome simplemente olvidar lo
que está bien y lo que está mal. Y anoche fue lo más alejado de lo que está bien... incluso
si en el momento seguramente no hubiera estado de acuerdo.
Al detenerme abruptamente, mis manos llegan a mis rodillas mientras me doblo,
aspirando bocanada tras bocanada de oxígeno. El sol de la mañana se asoma entre los
árboles, bañando mi cuerpo con calidez, el canto de los pájaros en la distancia es el
único sonido aparte de mi respiración agitada mientras lucho por estabilizarla.
¿Qué cojones me pasa?
Como si besarnos en el bosque no fuera suficientemente malo, tuve que ir y
empeorar exponencialmente todo en la caravana cuando me arrodillé ante Boone
¡Mierda! Lo habíamos detenido. Habíamos puesto fin a los besos. Habíamos dicho que
no debería ir más lejos. Lo acordamos. Mierda, ¿qué he hecho? Jade nunca me perdonará
si se entera.
Ella no puede descubrirlo. Nunca. Y para asegurarme de eso, necesito hablar con
Boone. Lo que pasó anoche no puede volver a pasar nunca más.
Una punzada en mi pecho me invade, sabiendo que anoche será la única vez que
tendré a Boone de esa manera. Entonces la culpa me abruma y borra cualquier otro
sentimiento. Es el exmarido de mi hermana y el padre de mi sobrina. Es muy jodido,
pero tenerlo así... verlo tan excitado, tan desinhibido, todo por mí, fue una experiencia
en sí misma. Fue liberador y diferente a todo lo que haya presenciado. Lo mucho que
me deseaba, que él me deseara tanto como yo lo deseaba a él, me empoderó. Y la forma
en que nos movimos juntos... la forma en que nuestros cuerpos se moldearon en el suelo
del bosque anoche, la forma en que su gruesa polla se deslizó por mi lengua, su peso en
mi boca, la sensación de sus manos en mi cabello fue explosiva.
La parte más jodida de todo esto es que realmente creo que si la situación fuera
diferente, si Boone no fuera quien es para mí, si no tuviera tanto que perder,
probablemente seríamos increíbles juntos. Pero las cosas no son diferentes y tengo
mucho que perder. Principalmente a mi hermana, que dado que mis padres no son
exactamente miembros activos en mi vida, realmente no quiero perder a la única familia
que me queda.
Me seco el sudor de la frente con el dorso de la mano y vuelvo corriendo al
campamento a un ritmo mucho menos errático esta vez, sabiendo que la conversación
que estoy a punto de tener va a apestar. Pero tiene que suceder. Una vez de regreso,
abro una de las hieleras que quedaron afuera anoche, tomo una botella de agua y la
destapo. Bebo la mayor parte de una sola vez, mirando alrededor del espacio vacío
como si algo a mi alrededor pudiera contener las respuestas o de alguna manera
librarme de tener que hacer esto ¿Quizás una máquina del tiempo para volver atrás y
no hacer lo que hice anoche?
Mi mirada se dirige a la puerta de la caravana y una sensación de temor se apodera
de mis entrañas. Termino la botella de agua, la tiro a la basura, pongo un pie delante del
otro y dejo que me lleven al interior. El interior de la caravana huele a Boone. Hace que
mi cabeza nade con recuerdos de anoche. De la forma en que su olor me envolvió. De su
sabor en mi lengua, bajando por mi garganta. Sus ojos puestos en mí. El hambre en
ellos, la lujuria.
Joder, ya basta.
Mirando hacia la parte trasera de la caravana, todavía está en la cama, pero está
despierto, revisando su teléfono. Boone se sienta cuando me ve y, por supuesto, está sin
camisa. Ofreciéndome una débil sonrisa, deja caer el teléfono en su regazo, como si de
alguna manera supiera exactamente lo que está a punto de suceder.
Gimo, mirando hacia otro lado. Pasándome una mano por la cara, murmuro:
—¿Puedes ponerte algo de ropa? Necesitamos hablar.
Cinco minutos después, está completamente vestido hasta los calcetines y apoyado
en su cama, mientras yo estoy sentado a una distancia segura en la mesa. El aire aquí
está tenso y no sé por dónde empezar, así que simplemente… improviso.
—Escucha, esto es realmente incómodo, pero tenemos que hablar sobre lo que pasó
anoche.
Boone asiente.
—Sí.
—No puede volver a suceder nunca más —dejo escapar.
Su mirada se fija en la mía y algo se cruza en sus ojos. No lo puedo distinguir, pero
si tuviera que adivinar, diría que no esperaba que dijera eso. Quizás no esperaba que yo
fuera responsable y pusiera fin a esto.
Hmm, me pregunto de dónde sacó esa idea, idiota. Tal vez de cuando te arrodillaste como una
putita hambrienta y lo tragaste como muerto de hambre.
Aprieto la mandíbula, obligándome a sostener su mirada mientras espero a que
responda. Afortunadamente, no me hace esperar mucho.
—Estoy completamente de acuerdo contigo —dice—. Creo que fue un error de juicio
por parte de ambos, y creo que era algo que tenía que suceder, estaba destinado a
suceder, pero no podemos volver a hacerlo. Es demasiado complicado.
—Jade es la única familia que tengo —digo—. No puedo hacerle eso.
—Yo tampoco. Puede que ya no estemos casados, pero nunca querría lastimarla
intencionalmente ni causar ningún tipo de ruptura entre vosotros dos. No solo eso, sino
que te respeto y nunca querría hacer nada que te haga las situaciones más difíciles.
Asiento, una sensación de orgullo llena mi pecho al escuchar a Boone decir que me
respeta. Especialmente después de que anoche me faltara el respeto de la mejor manera.
Detente.
—Está bien, me alegro de haberlo resuelto.
—Pero todavía me gustaría que seamos amigos —continúa. Me duele el pecho al
oírlo decir eso—. Y ni se te ocurra volver a intentar dormir en esa puta tienda. No hay
razón para que no podamos ser maduros con esto y dormir en el mismo lugar sin
lanzarnos sobre el otro.
Quiero pelear con él por esto. Quiero decirle que está equivocado y que no podemos,
pero por ser maduro, y asiento.
—Está bien, sí. Además, ya lo sacamos de nuestros sistemas. Estoy seguro de que
estaremos bien.
Mentira.
Boone asiente, con una pequeña sonrisa en los labios. No llega a sus ojos, y tengo la
sensación de que él sabe lo mentirosos que somos, al igual que yo.
—Me alegro de que esté arreglado.
El grupo regresa a casa para los los Días de la Estampida dentro de unas semanas, y
esto es lo mejor. Aunque no lo parezca. No hay manera de que pueda vivir en la misma
casa que Boone y Jade, mientras trato de ocultar una relación secreta. No es que alguna
vez tengamos una relación, pero esto es lo mejor. También tendré que encontrar mi
propio piso cuando termine la temporada. Ya no puedo vivir con ellos. Es demasiado
raro. Pero tampoco tendré tiempo para encontrar piso cuando estemos en casa durante
la semana.
Mordiéndome el interior de la mejilla, miro a Boone.
—Sabes, aunque ya no vayamos a liarnos de nuevo, estoy aquí si quieres hablar de
las cosas.
Sus cejas se juntan.
—¿Qué quieres decir?
—Podría estar muy equivocado, pero supongo que nunca antes te has acostado con
un chico, y si estás un poco asustado o confundido, o lo que sea, puedes hablar
conmigo. No lo volveré raro. Sé que tienes a Shooter, Sterling, Colt y, literalmente, a
cualquier otro hombre queer de nuestra ciudad, pero yo también estoy aquí.
Casi estoy esperando que me diga que me vaya a la mierda. La verdad es que no sé
por qué dije eso. No sé nada de él, tal vez no soy su primera experiencia gay y
simplemente hice el ridículo.
Sorprendiéndome, pregunta:
—¿Cómo lo supiste?
Dejando escapar el aliento que había estado conteniendo, digo:
—Solo era una suposición. Y con lo cercanos que sois tú y los chicos, y lo abiertos
que ellos son con su sexualidad, pensé que podría haber surgido si tú también, ya sabes,
tuvieras tus dudas. —Se me acelera el pulso cuando me doy cuenta de lo jodidamente
ridículo e ignorante que sueno—. No es que le debas a nadie tu sexualidad, y no es que
todos tengan que salir del armario solo porque sus amigos lo han hecho. Joder, no digo...
—Grady, cálmate. —Boone suelta una carcajada—. Estás divagando, pero sé lo que
quieres decir.
—Ah, okey. —Exhalo—. Muy bien.
Boone se mueve y de repente parece un poco más... ¿tímido? ¿Incómodo?
—La verdad es que no lo sabía.
—Oh... ¿cuándo te diste cuenta? —Incluso desde aquí, puedo ver el rubor manchar
sus mejillas—. No tienes que decírmelo, Boone. Lamento preguntar.
—No, está bien. —Me mira, pero solo por un momento—. Creo que principalmente
se me ocurrió que tal vez no sea tan heterosexual como pensé originalmente cuando,
eh… me pillaste esa noche. En mi cuarto.
El calor inunda mi cuerpo, acumulándose en mi entrepierna. Joder, no tenía
intención de que esta conversación terminara aquí.
—¿Te gustó? —mi voz ni siquiera suena como la mía.
Él asiente.
—Pensando en el pasado, hubo cosas que noté o sentí antes de esa noche que
deberían haber sido un claro indicio, pero no me di cuenta.
Estoy tratando de no sobrepensar demasiado todo lo que dice. Solo porque ahora
esté teniendo su extraño descubrimiento por algo que tiene que ver conmigo, no
significa nada. Y ciertamente no cambia nuestra situación. Dejando de lado eso,
pregunto:
—¿Cómo te sientes con todo esto?
—No lo sé, estoy confundido, más que nada. —Boone me mira a los ojos—. No estoy
entrando en pánico, si eso es lo que estás pensando.
—Si así fuera, estaría bien —digo.
—¿Siempre lo has sabido?
—¿Que yo era gay? —pregunto. Cuando él asiente, hago lo mismo—. Sí, más o
menos. Pero mira a Cope. No es mucho más joven que tú y acaba de descubrir también
esta parte de sí mismo.
—Sí… —un momento de silencio pasa sobre nosotros. Siento que debería decir algo
para llenarlo, pero no sé qué. Finalmente, dice en voz baja—: ¿Puedo decir algo que
probablemente no debería?
Mi garganta se aprieta y mi corazón golpea contra mis costillas.
—Claro —exhalo.
Hace una pausa y la anticipación crece en mi estómago.
—Me gustaría que nuestra situación fuera diferente porque me resulta fácil y
cómodo explorar este nuevo descubrimiento contigo.
Las palabras de Boone flotan en el aire. No sé qué hacer con ellos. Me retuercen el
estómago y hacen que me duela la parte posterior de la garganta. Es exactamente el
pensamiento que tuve mientras corría esta mañana. No es justo, pero supongo que la
vida no siempre es justa ahora, ¿verdad?
—Yo también. —Esas dos palabras son todo lo que puedo pronunciar en este
momento.
Afortunadamente, suena un golpe en la puerta antes de que ninguno de nosotros
pueda decir algo más.
—Oye, ¿estáis despiertos? —es Shooter—. El desayuno esta listo. Arriba esos culos y
salgan de aquí ¡Tenemos un día ocupado!
Una sonrisa tira de mis labios.
—¿Qué vamos a hacer hoy? —le pregunto a Boone mientras ambos nos levantamos.
—Joder, no sé. —Él se ríe y, de repente, el ambiente se vuelve más alegre.
Me alegro de que hayamos hablado, porque era necesario decirlo todo, pero eso no
hace que sea menos incómodo. Solo espero que podamos terminar la temporada sin
ningún otro incidente. Realmente amo este trabajo y salir de viaje, y odiaría que lo que
sea que esto sea (o haya sido) entre nosotros lo arruine. Pero el año que viene tendré
que idear otro plan. Comprar mi propia caravana o algo así.
Todo el mundo ya está afuera cuando salimos. Colt ha preparado unos burritos de
desayuno para todos nosotros, y están realmente jodidamente buenos. A veces puedes
extrañar la buena comida cuando viajas, pero esto es una delicia esta mañana.
—Entonces, ¿qué tipo de día ajetreado tienes planeado para nosotros? —le pregunto
a Shooter.
Él sonríe.
—Pensé que nunca lo preguntarías.
—Oh, Dios —se queja Cope cerca.
—Pensé que sería divertido hacer una pequeña caminata hasta un lugar donde
podamos hacer tirolesa8.
—¿Qué? —siseo—. No puede ser. Me quedaré atrás.
—Nadie se quedará atrás, pequeño Wilde —gruñe—. Todos haremos tirolesa y nos
vamos a divertir muchísimo.
—Eso es peligroso —digo, sintiendo ya náuseas al pensar en ello.
—No es más peligroso que montar caballos salvajes y toros —responde.
—Sí, bueno, no hago ninguna de esas cosas, así que estoy bien.
Boone se ríe a mi lado y le lanzo una mirada furiosa. Se encoge de hombros
inocentemente.
—Él no te dejará salir de esto.
—Ahora eres parte de nosotros, pequeño Wilde —dice Shooter en un tono suave
pero dominante—. Todos somos familia y la familia siempre permanece unida. —Es
algo muy dulce que me golpea justo en el pecho. Pero luego tiene que arruinarlo
8
Una tirolesa, tirolina, dosel, canopi, canopy, cable o zip line consiste en una polea suspendida por
cables montados en un declive o inclinación. Están diseñados de modo que una o varias personas,
sujetadas por un arnés, se impulsan mediante gravedad, y pueden deslizarse desde la parte superior
hasta el fondo por un cable.
añadiendo—: Incluyendo en tirolesa. Vendrás con nosotros si tengo que atarte a mi
espalda y obligarte.
—Por el amor de Dios —murmuro.
Por mucho que no quiera hacer esto, porque las alturas y yo no nos llevamos bien,
no puedo evitar inclinarme hacia la parte en la que él dijo que yo era parte de ellos. Que
éramos familia. Y después de la pelea que tuve con mis padres, eso significa más para mí
de lo que creo que cualquiera de los chicos cree.
Esta fue una idea terrible. Horrible. Estamos todos en un puto acantilado, usando
cascos, arneses y cámaras Go-Pro colocadas en nuestras cabezas, listos para saltar hacia
nuestra puta muerte. Daisy, Jessie y Sterling ya se lanzaron en tirolesa. Los sonidos de
sus gritos resonaron en la montaña y no hicieron nada para aliviar mis nervios.
¿Quién coño hace esta mierda por diversión?
Shooter se acerca a mí, con una sonrisa arrogante en su rostro mientras me acaricia
la mejilla con la palma.
—Estás blanco como papel, pequeño Wilde —reflexiona—. Relájate.
—Tú relájate —escupo—. Esta fue tu estúpida idea y yo ni siquiera quiero estar aquí.
—Oh, es luchador —bromea Shooter con una sonrisa—. Vamos, Grady. Sabes que
no dejaremos que te pase nada malo. Papi —señala hacia Boone, con una sonrisa en sus
labios— nunca lo permitiría.
Sin mi permiso, mi mirada se dirige a Boone, la forma en que Shooter se refería a él
como papi rodando a través de mí como lava fundida. Eso realmente no debería
excitarme, pero aquí estoy, atado, a punto de volar siete mil metros a través de un
cañón, y mi polla se retuerce dentro de mis pantalones.
Mi cara se calienta y trago saliva mientras nuestras miradas se conectan.
Rápidamente aparto la mirada, pensando tal vez que si lo miro demasiado tiempo, él
sería capaz de leer lo que pasa por mi mente, y joder, tal vez pueda.
Shooter nos mira a Boone y a mí, con una expresión divertida en su rostro.
—Sigues tú, pequeño Wilde —murmura.
—No seré el próximo.
—Sí, lo serás —responde—. Es hora de acabar con esto de una vez. Será divertido,
créeme. Hacemos esto todos los años.
—Entonces ve tú primero —digo, manteniéndome firme, realmente, realmente no
quiero hacer esto. El nudo de temor en mi estómago crece y siento que voy a vomitar
¿Por qué coño acepté esto? Oh, es cierto... no lo acepté. Fui forzado. Contra mi voluntad.
Shooter se acerca a mí y mis palmas empiezan a sudar. Él no... me empujaría por el
precipicio, ¿verdad? Pero luego sus rasgos se suavizan y, en voz baja, dice:
—Bromas aparte, Grady, va a estar bien. Estoy seguro de que es difícil de creer, pero
el primer año que hicimos esto, me sentí exactamente como tú te sientes ahora y, una
vez que estuve del otro lado, me alegré mucho de haberlo hecho porque es divertido,
estimulante y la emoción que viene con él es demasiado buena para dejarlo pasar.
—¿Por qué tengo que ser el siguiente? —pregunto, sintiéndome de alguna manera
un poco menos ansioso después de lo que acaba de decir.
Él sonríe, bajando aún más la voz.
—Porque me gusta ir el último y Papi Boone irá justo detrás de ti.
Siento que la sangre vuelve a subir a la superficie de mi cara.
—¿Por qué sigues llamándolo así hoy?
Shooter se encoge de hombros, con el labio fruncido en una sonrisa torcida mientras
se inclina y susurra junto a mi oído:
—Tienes algo aquí en tu cuello. —Respiro profundamente cuando siento la yema de
su dedo rozar un punto justo debajo de mi oreja... un lugar en el que sé que Boone tenía
la boca anoche ¿Cómo no vi eso?
Antes de que pueda siquiera pensar en formular una respuesta, una excusa, Shooter
es alejado de mí. Mi mirada se dirige a Boone, que ahora observa a Shooter con los ojos
entrecerrados.
—Quítate de encima suyo —gruñe.
Mis ojos se abren como platos y trago con fuerza. No creo que Boone haya
escuchado lo que dijo Shooter, pero de todos modos parece enojado.
—¿Qué te pasa, Booncito? —Shooter arrastra las palabras—. ¿No te gusta que toque
al pequeño Wilde?
Boone da un paso hacia Shooter, pero antes de que pueda acercarse más, Colt se
interpone entre los dos.
—Está bien, chicos —murmura—. Calma.
Shooter da un paso atrás y niega con la cabeza con una sonrisa. Colt me mira y
observo con horror cómo su mirada se dirige al lugar que Shooter tocó hace un
momento antes de mirar a Boone, con una sonrisa en su rostro.
—Hmm, vaya, vaya —reflexiona, dándole una palmada a Boone en el pecho
mientras suelta una carcajada y se aleja.
¿Qué coño está pasando ahora mismo? Se siente como si fuera el extraño en alguna
broma interna entre los tres.
Boone mueve la mandíbula y aprieta el músculo antes de mirarme.
—Vas a estar bien, G —dice, con un tono mucho más suave que cuando hablaba con
Shooter—. Y voy justo detrás de ti. Te lo prometo, te alegrarás de haberlo hecho cuando
estés del otro lado.
Asiento, dejando escapar un profundo suspiro.
—Lo sé, estoy bien. Hagámoslo.
Y lo hago... respiro unas cuantas veces y salto desde el enorme, alto y aterrador
acantilado y me elevo por el cielo. El viento azota a mi alrededor y mi estómago hace un
nudo. Un grito sale de mi garganta, pero tampoco puedo negar, como dijo Shooter, lo
emocionante que es esto. Cuando mis pies vuelven a estar plantados en tierra firme, mi
pecho late con fuerza y me siento elevado. Me siento bien. Me siento orgulloso porque
hice eso.
Sterling, Daisy y Jessie me chocan los cinco y, todo el tiempo, estoy muy consciente
del chupetón en mi cuello. No puedo evitar preguntarme si todos pueden verlo. Al
tratar de ajustar el cuello de mi camisa, las visiones de Boone alejando a Shooter de mí
se repiten en mi mente. Casi parecía... celoso. Pero eso no puede ser cierto...
27
Boone Stanton
En mi estado actual medio dormido, siento que la cama se hunde. Pequeñas manos
aterrizan en mi hombro porque no dejo ver que todavía estoy despierto.
—Papá —susurra Suzy en voz alta, sacudiendo mi brazo con fuerza—. ¡Papá,
despierta! —la cama vuelve a hundirse y, cuando abro un ojo, veo a Mabel acostada en
la cama, con la lengua fuera de la boca mientras me mira. Paso mi mirada del perro a mi
hija y una sonrisa aparece en su rostro—. ¡Estás despierto!
—En realidad no —me quejo, rodando sobre mi espalda—. Buenos días, princesa.
—Buenos días, papá ¿Puedes levantarte ahora?
—¿Cuál es la urgencia? —pregunto mientras me paso una mano por la cara.
—¡Quiero ver Moana contigo!
Me acerco y tomo mi teléfono de la mesa de noche. Lo desbloqueo y observo que son
más de las ocho. Cuando Grady y yo llegamos a casa anoche, le prometí a Suzy que hoy
vería una película con ella. Tengo unos días libres antes de que comiencen los Días de la
Estampida, y aunque dormir todo el día suena increíble, quiero pasar todo el tiempo
que pueda con Suzy antes de salir de viaje nuevamente, lo cual serán otros dos meses
antes de volver a casa. Entonces, aunque mi cuerpo me grita y mis ojos arden por el
cansancio, me quito las mantas y salgo de la cama.
Me pongo un par de pantalones de chándal y una camiseta y sigo a Suzy y Mabel
escaleras abajo. Tan pronto como llego al nivel principal, mis ojos escanean el área. No
veo a Grady ni a Jade, pero sé que ambos están aquí abajo. Caminando por el suelo frío
y duro, desearía haberme puesto calcetines antes de bajar aquí ¿Por qué hace tanto frío
aquí? Dios santo, mis pezones podrían cortar vidrio.
Veo la cocina, al igual que a Jade, mientras lava los platos. Me lanza una mirada por
encima del hombro cuando me oye acercarme.
—Hola —dice, con una sonrisa en los labios.
—Hola, ¿por qué hace tanto frío aquí?
—Eh, no.
—Sí, hace frío —respondo, sacando una botella de agua del refrigerador—. Estamos
en la Antártida aquí.
Jade suspira.
—Boone, estamos solo a veinte grados, es cómodo.
—¿Veinte? ¿Quién necesita una casa tan fría?
—Boone tiene razón —dice Grady, entrando a la cocina y aumentando
efectivamente mi ritmo cardíaco—. Aquí ya hay una nevera.
—Oh, Dios mío. —Jade cierra el agua, se seca las manos y se da vuelta para mirarnos
—. Entonces ponte una sudadera. Es verano y hace calor. No voy a subir la
temperatura, así que ocúpate de tu frío.
Ella sale corriendo de la cocina después de tirar el trapo sobre la encimera. Bueno,
vaya buen humor tiene esta mañana.
—Dios, ¿cuál es su problema? —Grady se queja.
—Joder, no sé —respondo encogiéndome de hombros—. Me acabo de levantar.
Saco un tazón del gabinete y me preparo un poco de cereal antes de sentarme a la
mesa. Mis ojos siguen a Grady mientras toma un plátano del frutero y se sienta frente a
mí. Hago lo mejor que puedo para no mirarlo, realmente lo hago, pero me quedo
hipnotizado cuando retira la cáscara y se mete la punta del plátano en la boca. No
debería ser erótico... pero, Dios, sí que lo es. Mi polla se contrae y mi sangre se calienta
cuando imágenes de él arrodillado ante mí flotan en mi mente. La forma en que se le
llenaron los ojos de lágrimas. Cómo la saliva goteaba por el costado de su boca mientras
me tomaba hasta su garganta. La sensación de él gimiendo a mi alrededor, claramente
disfrutando mientras me complacía.
He recibido muchas mamadas en mi vida, pero nunca una tan entusiasta como la que
él me hizo.
Ni siquiera es solo la mamada lo que quiero de nuevo. Ambos estuvimos de acuerdo
en que no puede volver a suceder, pero joder, ha estado en mi mente todos los días
desde entonces. Es como si cuanto más tiempo estemos juntos de viaje, más quiero estar
cerca de él. No entiendo los sentimientos que nadan dentro de mí. No entiendo de
dónde vienen porque, antes de los últimos nueve meses, ni siquiera lo miré dos veces.
Él era simplemente Grady, el hermano menor de Jade. Quizás sea por eso. Tal vez no lo
noté de esa manera porque estaba casado, y realmente no miraba a nadie excepto a Jade
de esa manera durante todo el tiempo que estuvimos juntos.
No puedo evitar preguntarme si este mismo descubrimiento habría sucedido con
alguien más, otro chico, si Grady simplemente no estuviera en la escena. Mirando a
todos los chicos que conozco, no encuentro a ninguno de ellos atractivo en ese sentido.
Claro, puedo reconocer que son hombres guapos, pero ciertamente no echaría espuma
por la boca viéndolos comerse un plátano, ni tampoco querría que me chuparan la
polla.
Grady hojea su teléfono mientras come, completamente ajeno a los pensamientos
sucios que corren desenfrenados por mi mente. Probablemente es lo mejor. Estoy tan
perdido en mi cabeza que ni siquiera me doy cuenta de que me he terminado todo el
plato de cereal hasta que tomo otra cucharada y solo trago leche. Necesito calmar mi
mente.
Después de enjuagar mi tazón y ponerlo en el lavavajillas, encuentro a Suzy en la
sala de estar y ponemos Moana mientras ella se acurruca conmigo en el sofá y Mabel a
nuestros pies. Ella chilla y se emociona cuando suena la música como si fuera la primera
vez que la ve, en lugar de la centésima. Ella también me explica cada detalle como si yo
tampoco hubiera visto la película un número absurdo de veces. Termino quedándome
dormido un rato hasta que mi teléfono suena en la mesa de café frente a nosotros,
sobresaltándome.
Un vistazo rápido a la pantalla muestra que es Conrad llamando y normalmente no
llama a menos que sea importante. Lo agarré de la mesa, presioné aceptar y lo acerqué a
mi oreja.
—Conrad.
—Boone, hola. —Su voz ronca y grave llena la línea—. Perdón por molestarte, pero
necesito pedirte un favor.
—¿Qué pasa?
—Mi vecina me acaba de llamar y me dijo que vio algunos de los toros
deambulando fuera del límite de mi propiedad. Creo que volvieron a atravesar la valla.
Actualmente estoy en Chester, así que lo que normalmente me llevaría dos horas llegar
a casa me llevará mucho más tiempo debido a que la tormenta llegó antes de lo
previsto. Odio pedírtelo, pero eres el más cercano a mi casa, ¿hay alguna manera de que
tú y Grady podáis ir allí y llevar el ganado de regreso a mi propiedad y al pasto que no
tiene la cerca rota?
—Oh, mierda. —Sentándome y moviendo a Suzy a mi lado, me levanto del sofá—.
Sí, por supuesto que podemos. Iré a avisarle a Grady y nos dirigiremos allí.
—Gracias —gruñe—. Y si yo fuera tú, me daría prisa. Parece que la tormenta
también se dirige en esa dirección antes de lo esperado. Lo último que quieres hacer es
tratar de arrear un montón de toros en medio de una tormenta además de lidiar con los
caballos asustados.
Soltando una carcajada, porque sí, eso no sería bueno, digo:
—Entendido. Nos iremos de inmediato y te enviaré un mensaje de texto una vez que
los tengamos todos bien asegurados.
Cuelgo con Conrad y me guardo el teléfono en el bolsillo.
—Suzy Q, papá tiene que salir de prisa y hacer algo muy rápido. Sigue viendo la
película y veré otra contigo esta noche, ¿de acuerdo?
Ella asiente, demasiado cautivada con lo que está sucediendo actualmente en la
pantalla como para preocuparse por lo que tengo que decir. Salgo de la sala y me dirijo
hacia la habitación de Grady. Golpeando la puerta con los nudillos, espero a que la
abra. Después de informarle de lo que está pasando, me apresuro a subir las escaleras y
le hago saber a Jade que volveremos. Corro a la habitación de invitados muy rápido
para quitarme los pantalones de chándal y ponerme un par de jeans y luego las botas y
el sombrero.
Grady me está esperando junto a la puerta cuando llego al final de las escaleras.
—¿Listo? —él pregunta.
—Sí, vámonos.
Las nubes han empezado a aparecer y el viento ha aumentado, pero aún no ha
empezado a llover. Con suerte, seguirá siendo así, al menos hasta que estemos en casa.
Cuando estacionamos en el rancho, el cielo está aún más oscuro que antes y, en este
punto, está bastante claro que pronto comenzará a llover. Lo único que puedo esperar
ahora es que los truenos y relámpagos se detengan. Antes de salir, meto la mano en la
parte de atrás y agarro el sombrero de repuesto que tengo allí.
—Ten. —Se lo entrego a Grady—. Va a llover al cien por cien, así que usa esto.
Duda por un segundo antes de tomarlo y ponérselo en la cabeza.
—Gracias.
Al bajar de la camioneta, trato de no concentrarme en lo jodidamente bien que se ve
Grady con mi sombrero, pero no funciona. Corremos hacia el granero y agarramos un
par de caballos antes de partir. Tenía razón y ni siquiera diez minutos después empieza
a llover. Los toros son muy tercos, pero al final los acorralamos a todos en el pasto. Un
puñado de ellos todavía están en el que tiene la cerca rota, ya que aparentemente no
notaron que sus amigos escaparon, pero terminamos moviéndolos también.
—¿Son todos? —Grady grita por encima del sonido del aguacero. La camiseta blanca
que lleva ahora está completamente empapada y es transparente. Puedo ver sus
pezones endurecidos a través del material, y me distrae.
—Creo que sí. Regresemos.
En ese momento, suena un trueno a lo lejos. No es demasiado fuerte todavía, solo un
estruendo, pero estoy seguro de que llegará hasta aquí. La yegua en la que está Grady
resopla y retrocede unos pasos, una advertencia de que probablemente se asustará si el
ruido aumenta. Grady ha estado rodeado de caballos desde que era un niño y tiene
bastante experiencia montándolos, pero incluso los vaqueros más experimentados a
veces tienen dificultades para manejar un caballo cuando este se asusta, especialmente
si están montándolo. Me doy unos momentos para pensar antes de tomar una decisión.
Extendiendo la mano, digo:
—Pásame las riendas y súbete detrás de mí.
Me mira como si hubiera perdido la cabeza.
—¿Qué?
—Tu caballo está actuando como si fuera a asustarse, y si lo hace, podría tirarte y
podrías lastimarte gravemente, G —le explico—. Entonces, dame las putas riendas y
súbete detrás de mí ahora.
Dudando solo un segundo más, me entrega las riendas con un suspiro y, cuando lo
acerco, se sube detrás de mí. Es un ajuste perfecto, su cuerpo duro y húmedo se aferra al
mío mientras envuelve sus brazos alrededor de mi cintura. No tengo tiempo para
saborear la electricidad que nos atraviesa donde nos tocamos, porque tenemos que
regresar antes de que la tormenta empeore. Manteniendo el otro caballo al lado del mío,
me dirijo hacia el granero, con un paso constante.
Las manos de Grady se abren y flexionan contra mi abdomen, y puedo sentir su
calor a través de mi camisa. Me abraza con fuerza, pero de vez en cuando, cuando el
viaje se vuelve más accidentado, su mano baja un poco más y envía una chispa
directamente a mi núcleo cada vez. La sangre silba en mis oídos cuanto más tiempo
pasamos conectados así, mi cuerpo se ilumina con nuestra proximidad. Se me pone la
piel de gallina y tengo frío por la lluvia que cae y nos empapa, pero me estoy quemando
de adentro hacia afuera por él.
Afortunadamente, podemos regresar al granero y volver a colocar los caballos en
sus establos antes de que la tormenta empeore, pero por poco. Como si fuera una señal,
un rayo de electricidad zigzaguea a través del cielo oscuro momentos antes de que un
trueno ensordecedor nos sobresalte. La lluvia cae a cántaros, tan intensamente que
apenas puedo ver la camioneta estacionada enfrente.
—Mierda —respira Grady, parándose a mi lado mientras ambos miramos hacia el
patio.
Saco mi teléfono y le envío un mensaje de texto a Conrad para informarle que ya
está hecho. Él responde de inmediato.
Conrad: Está bien, gracias. Todavía estoy a una hora y media de distancia,
estacionado en una parada de descanso esperando que pase la tormenta. Siéntete
libre de hacer lo mismo si no te sientes cómodo conduciendo así. La casa está cerrada,
pero puedes esperar en el granero.
Grady Wilde
Traté de ser fuerte. Realmente lo intenté, pero soy un simple hombre gay mortal que
solo puede contenerse hasta cierto punto cuando el único hombre en el que he pensado
obsesivamente durante meses (años, si finalmente soy honesto conmigo mismo) está
prácticamente rogándome que me rinda ante él. Nuestras bocas se fusionan en un
desordenado choque de labios, dientes y lenguas. Nos saboreamos como si ambos
estuviéramos hambrientos, como si no pudiéramos tener suficiente.
Las manos de Boone abandonan el escritorio y me rodean la cintura con los brazos
mientras me acerca más a su cuerpo. Las mías rodean su cuello, aferrándome con todas
mis fuerzas mientras efectivamente me provoca. Algo en Boone Stanton me hace sentir
fuera de control de la mejor y más confusa manera. Con su lengua lamiendo mi boca,
enredándose con la mía, es como si estuviera tratando de memorizar mi sabor. Sus
dientes mordisquean mi labio inferior, tirando, provocando, antes de abandonar mi
boca en favor de mi cuello.
Él está en todas partes. No hay ni un solo centímetro de carne en mi cuello que no
haya sido tocado por sus labios firmes, calientes y hambrientos, mi cuerpo esta
vibrando con una necesidad tan fuerte por él, siento que podría arder si no lo tengo.
Usando mis manos en su cabeza, guío su boca hacia la mía. Afuera la lluvia no ha
amainado. Está cayendo a cántaros y, en mi opinión, borrará todo el mal que estamos a
punto de cometer. Lo malo que se siente tan completamente bien en este momento. Lo
eliminará todo siempre que lo saquemos de nuestros sistemas antes de que
desaparezca. Porque eso es todo lo que esto es... otra picazón que ambos debemos
rascarnos. Tiene que ser así.
Dejaré que me folle esta vez y podré seguir adelante, porque es solo sexo. Es solo
una atracción física y carnal. Nada mas. Nunca podrá ser nada más. Es una
desesperación a la que me aferro cuando sus dedos encuentran el dobladillo de mi
camiseta empapada y me la pasa por la cabeza, dejándola caer al suelo. Boone da un
paso atrás y me recorre el pecho con la mirada. Sus dedos recorren desde la base de mi
garganta hasta mi ombligo. Un escalofrío me recorre cuando sus ojos y su toque ligero
como una pluma están sobre mi cuerpo.
Su dedo índice sube, girando provocativamente alrededor de mi pezón derecho, su
otra mano sube para hacer lo mismo hacia el izquierdo. Mis labios se abren, un gemido
entrecortado sale entre ellos mientras él toma los duros capullos entre sus dedos,
retorciéndolos y pellizcando de una manera que puedo sentir profundamente en mis
bolas. Me recuesto, apoyando los codos en el escritorio detrás de mí mientras observo a
Boone beberme. Se acerca más y reemplaza sus dedos con su boca en uno de mis
pezones. Un hormigueo recorre mis venas cuando siento su lengua girar alrededor de
esa zona sensible. Mi cabeza cae hacia atrás mientras él chupa un poco más antes de
moverse para hacer lo mismo en el otro. Con mi polla dura y palpitante debajo de mis
jeans empapados, mis caderas se mueven por voluntad propia cuanto más me lame y
chupa. Es una sensación que se siente en todas partes, y es demasiado y no suficiente al
mismo tiempo.
—Boone... —su nombre sale de mis labios sin aliento. Es una súplica por más. Es
desesperación. Está goteando de excitación.
Con un rápido roce de sus dientes, me suelta, manteniéndose erguido mientras sus
ojos oscuros y ebrios de lujuria me contemplan.
—Te deseo —declara, su voz ronca y profunda, una declaración descarada y segura.
Envía otro escalofrío a través de mi cuerpo que no puedo ocultar.
—Yo también —admito en un susurro, como si tal vez si lo dijera lo suficientemente
bajo, no contara.
Sus manos grandes y ásperas se flexionan a los costados antes de llevar los dedos al
botón de mis jeans. Una mirada de incertidumbre pasa por su mirada por un momento,
pero desaparece casi tan pronto como apareció. Boone abre el botón antes de deslizar la
cremallera hacia abajo, luego su mirada se levanta para encontrarse con la mía y hay
una sensación de vulnerabilidad mirándome.
—No sé lo que estoy haciendo —me dice en voz baja, y algo calienta algo en mi
pecho. Me recuerda que esto es nuevo para él, estar con un hombre.
Me muerdo el labio inferior y asiento, levantando las caderas del escritorio a modo
de invitación. Boone mete los dedos en la cintura y, sin quitarme los ojos de encima,
arrastra el material húmedo (también mis bóxers) por mis piernas. Tiene que detenerse
aproximadamente a la mitad para poder quitarme las botas, lo cual hace lentamente.
Antes de darme cuenta, estoy acostado en este escritorio, desnudo frente a Boone,
mientras él todavía está completamente vestido. Mi piel arde con el peso de su mirada.
Una parte de mí quiere que me cubra, mientras que la otra no se cansa de la forma en
que me mira.
Mi polla está dolorosamente dura y descansa contra la parte inferior de mi
abdomen. La excitación gotea a través de la hendidura, acumulándose en mi piel, y una
rápida mirada hacia abajo me permite saber que Boone también está duro.
—Dios mío, mírate —murmura, casi para sí mismo. Me pregunto si siquiera se dio
cuenta de que lo dijo en voz alta. Pasa sus palmas por mis muslos antes de curvar sus
dedos y volver a bajar, la ligera sensación áspera me pone la piel de gallina por todo el
cuerpo. Mi polla da un tic de agradecimiento (y ligeramente necesitado) cuando se
acerca a ella, y sus ojos se dirigen hacia los míos—. ¿Qué debo hacer?
Mi corazón late más rápido en mi pecho, mi cabeza está mareada. Trago por la
sequedad en mi garganta.
—Haz lo que te harías a ti mismo, pero a mí. Empieza por ahí.
Boone aprieta la mandíbula y asiente. Levantando su mano hacia su cara, lame toda
su palma antes de llevarla a mi polla. La rodea con mano firme y su mirada alterna
entre mi cara y mi polla. Silbo entre dientes tan pronto como hace contacto conmigo, y
dejo escapar un gemido largo y bajo cuando comienza a acariciarme. Sus movimientos
son lentos e inseguros al principio, pero después de unos momentos se vuelve un poco
más seguro. Un poco más de confianza.
Levantando la mano y agarrando la camisa de Boone, lo tiro hacia abajo hasta que
sus labios se encuentran con los míos. Envuelvo mis piernas alrededor de la parte
posterior de sus muslos, acercándolo aún más a mí mientras su mano continúa
trabajando entre nosotros.
—Qué bien se siente —gimo contra su boca, moviendo mi lengua dentro.
A pesar de estar completamente vestido, Boone aprieta sus caderas contra mí
mientras me masturba en su mano, y el conocimiento de que necesita buscar algo de
fricción y placer debido a esto me excita mucho más. Alternamos entre besarnos
salvajemente, como si no pudiéramos tener suficiente y jadear contra la boca del otro.
Necesito más de él, todo él. Necesito sentirlo dentro de mí.
Agarro el pelo de la nuca de Boone y alejo su rostro del mío. Mirándolo a los ojos, le
digo:
—Quiero que me folles.
La expresión de sorpresa en su rostro y la forma en que traga con fuerza me harían
reír si no estuviera tan jodidamente cachondo.
—¿De verdad?
Asiento con la cabeza.
—Por favor, Boone. Te necesito.
Un gruñido bajo y sexy surge desde el fondo de su garganta mientras lleva las
manos detrás de su cabeza y se quita la camisa, arrojándola al suelo junto a la mía.
Apoyándome en un brazo, envuelvo una mano alrededor de mi polla, masturbándome
mientras lo veo deshacerse de sus jeans también. Lo hace lentamente. Metódicamente.
Primero los pantalones, luego los calzoncillos, ofreciendo un espectáculo seductor para
mí, y ni siquiera creo que se dé cuenta de que lo está haciendo.
Se me hace la boca agua cuando su gruesa y venosa polla se libera, con la punta
hinchada y morada. Arrastro mi mirada lentamente por su increíblemente tenso cuerpo.
Desde la marcada línea V, hasta sus abdominales, hasta sus definidos pectorales que se
flexionan bajo mi mirada. Su pecho tiene vello, pero no demasiado. Es perfecto. Boone
Stanton es enorme, imponente y todo un hombre. Imitando mis movimientos, envuelve
un puño apretado alrededor de su longitud, acariciándose lánguidamente desde la base
hasta la punta. Su muñeca se tuerce en el movimiento descendente y las venas de su
antebrazo se hinchan de una manera que hace que mi estómago se hunda.
Me doy cuenta de que no tenemos lubricante. Mirando detrás de mí en el escritorio,
busco cualquier cosa que podamos usar en su lugar, pero no encuentro nada. Me
inclino, abro el cajón superior y ¡bingo! Hay tubo de Aquaphor atrás. Agarrándolo, abro
la tapa y vierto un poco en mis dedos, llevándolos entre mis muslos mientras me abro.
La mirada de Boone se centra en la forma en que mis dedos entran y salen de mi culo
mientras él se acaricia perezosamente.
Es una pomada sin agua que repara, protege y calma la piel seca a muy seca,
agrietada e irritada.
—¿Tienes un condón? —pregunto una vez que siento que me he preparado lo
suficiente.
Su mano deja de moverse mientras su boca se frunce.
—No.
Mierda.
—Yo tampoco.
Boone se muerde el interior de la mejilla por un momento antes de decir:
—Me hago pruebas antes del rodeo todos los años durante mi examen físico.
Siempre han sido negativas y hace más de un año que no estoy con nadie.
Mis cejas se levantan sorprendidas. Estoy tratando activamente de ignorar el hecho
de que él ha tenido intimidad con mi hermana antes, pero el hecho de que no hayan
tenido sexo en más de un año es un poco impactante para mí. Aclarándome la garganta,
dejo ese pensamiento a un lado.
—Yo también soy negativo.
—¿Deberíamos parar? —pregunta, su mano moviéndose de nuevo.
No puedo evitar la risa que burbujea por mis labios.
—Quiero decir… sí, probablemente. Pero no por eso. —Hago una pausa por un
momento, tragándome el impulso de pensar racionalmente porque, por una vez, quiero
tomar lo que quiero sin sentirme mal por ello. Entonces agrego—: Pero no quiero parar.
Da un paso hacia mí, acorta la distancia y toma el tubo de mi mano.
—Bien. Yo tampoco.
Mirando en absorto silencio mientras se lubrica la polla con la pomada, la lujuria
fluye por mis venas y mi corazón late a doscientos por minuto. En el fondo de mi
mente, sé que es una mala idea. Va a cambiar todo y probablemente me castigará el
karma, pero ¿aquí y ahora? Simplemente no me importa, porque lo quiero, no, lo
necesito, en mi culo. Necesito a Boone como mis pulmones necesitan aire. Es así de
simple. Así de primitivo. Por qué es a él a quien necesito en lugar de a alguien más...
aceptable, no lo sé. Pero eso es un problema del Grady del futuro.
Boone se alinea, la punta roma y acampanada de su polla presionando contra mi
agujero. Se aprieta la base con una mano, mientras que la otra se aferra a mi cadera. Los
ojos de color marrón oscuro se encuentran con los míos y hay una vulnerabilidad, un
nerviosismo en ellos que hace que mi pecho se apriete.
Asintiendo y digo en voz baja:
—Al principio ve despacio.
Una de mis manos está apoyada sobre el escritorio detrás de mí, mientras que la otra
rodea la nuca de Boone. Mi pulso se acelera y la sangre ruge en mis oídos. Inclinándose
hacia mí, Boone captura mis labios con los suyos mientras introduce solo la punta
dentro de mí. La intrusión duele, me roba el aliento de los pulmones, pero es como si
me estuviera alimentando el oxígeno que necesito con este beso. Desliza su lengua por
mis labios y la hace rodar contra la mía. Avanzando lentamente, centímetro a
centímetro, finalmente toca fondo, pero nunca deja de besarme. Lo hace con reverencia,
como si necesitara esto.
Dejo caer la cabeza hacia atrás, el dolor y el escozor se transforman en placer
mientras él sale casi por completo antes de hundirse nuevamente, esta vez con más
fuerza. Sus labios recorren mi mandíbula mientras pellizca y chupa, bajando hasta mi
cuello, donde entierra su rostro.
—Dios, Grady —gime contra mi piel—. Estás tan apretado.
Las palabras me son imposibles, así que agarro su cuello un poco más fuerte
mientras un gemido se escapa de mis labios. El placer rebota en cada centímetro de mi
cuerpo, sale a través de mis brazos, baja por mis piernas, sube hasta mi cabeza,
haciéndola sentir ligero y confuso. Me duelen las pelotas, mi polla palpita, goteando un
charco de excitación pegajosa en mi abdomen mientras él embiste dentro de mí,
acelerando el ritmo con cada momento que pasa.
—Boone… más fuerte, por favor —le ruego—. Te necesito.
—Te sientes tan bien —murmura antes de sellar su boca con la mía nuevamente en
un beso que me atraviesa.
Envuelve su brazo alrededor de mi espalda baja, manteniéndome unido a él
mientras usa su otra mano para mantenerme firme en el escritorio. Aprieto ambos
brazos alrededor de su cuello, necesitando desesperadamente estar lo más cerca posible
de él. Tiene un control tan poderoso sobre mi cuerpo que prácticamente me levantan
del escritorio mientras folla mi culo, dándome exactamente lo que pedí con creces.
—Eres perfecto. —Boone susurra las palabras en mi boca como una oración—.
Mírate tomando mi polla tan bien... —otro beso hambriento, y se traga el gemido que
sale de mis labios con otra embestida brutal—. No puedo tener suficiente de ti… —Beso.
Embestida—. Me vuelves jodidamente loco. —Más, más, más—. ¿Y tú? ¡Joder!
Boone me penetra con más fuerza, me folla más rápido y más profundo. Una capa
de sudor cubre mi piel sobrecalentada. El ruido de los truenos afuera no tienen nada
que ver con el sonido de nuestros cuerpos resbaladizos chocando. Es sucio, adictivo y
eufórico.
No puedo pensar.
Parece que no puedo tomar aire lo suficientemente rápido.
No puedo hacer nada excepto aguantar y dejar que me destruya.
Nos movemos juntos en perfecta sincronía, y cuando él se aleja un poco y me mira a
los ojos, casi me quemo en el acto. Tiene las pupilas hinchadas, los ojos vidriosos, los
párpados pesados y caídos, las mejillas de un rojo rosado. Nunca lo había visto más
desconectado de lo que parece ahora.
El calor se acumula en mi entrepierna a medida que aumenta la presión. Se propaga
hasta que siento que no puedo aguantar más.
—Estoy cerca —grito, extendiendo la mano entre nosotros para envolver una mano
temblorosa alrededor de mi palpitante longitud—. Boone... ¡Joder!
Un gruñido retumba en su pecho y de alguna manera me folla aún más fuerte que
antes.
—Déjame ver cómo te corres, G —dice con voz áspera—. Dámelo.
Estoy jadeando, mi pecho se agita con respiraciones rápidas y superficiales mientras
la presión aumenta dentro de mí hasta que no puedo aguantar más. Grito, con la cabeza
echada hacia atrás mientras mi polla late y mi liberación cubre mi mano.
—Joder, sí —sisea Boone—. Eso es.
Él no para. En todo caso, se esfuerza más. Con cada embestida brutal, siento que mis
paredes se derrumban. Cada mirada a mis ojos, cada gemido que se escapa de sus
labios, siento que me rompo. Y mientras su cuerpo se tensa y derrama su liberación
dentro de mí, lo sé... arruiné todo no solo porque dejé que Boone entrara en mi cuerpo
hoy. También porque lo dejé entrar en mi corazón y las consecuencias me aplastarán.
Después de limpiarnos en el granero, la tormenta amainó lo suficiente como para
que podamos regresar a casa. Ninguno de los dos dijo una palabra durante todo el viaje,
y si tuviera que adivinar, diría que probablemente ambos estábamos un poco en shock
por lo que pasó. Ese fue sin duda el mejor sexo que he tenido en mi vida. Y nunca
debería haber sucedido. Si antes pensaba que me gustaba Boone, no tiene nada que ver
con cómo me siento ahora que sé lo que se siente tenerlo dentro de mí. Ahora que sé lo
que se siente tener su cara a centímetros de la mía, un aliento caliente y entrecortado
rozando mis labios mientras se corre.
Soy un idiota. Un idiota enamorado y cachondo por Boone.
Tener que sentarme a la mesa con Jade, Suzy y Boone después de llegar a casa
mientras cenábamos fue la experiencia más incómoda que he tenido. Saber lo que
habíamos hecho apenas unas horas antes era una tortura. Ni siquiera podía mirarlo a él.
O a Jade. Y no me hagas hablar de la maldita culpa que siento. Traicioné a mi hermana
otra vez. Dios, ella me odiaría si lo supiera.
Se oye un golpe suave y apenas visible en mi puerta. Mirando el reloj al lado de mi
cama, noto que son casi las once. Mi corazón se acelera mientras salgo de la cama y
camino por el piso de madera hacia la puerta ¿Es Jade? ¿Se enteró y ahora está aquí para
repudiarme y echarme de su casa?
Abro la puerta y me sorprende encontrar a Boone parado al otro lado. Mi corazón se
acelera de nuevo, pero por una razón muy diferente. Está vestido solo con un par de
calzoncillos negros y huele muy bien. Es difícil saberlo en la oscuridad, pero las puntas
de su cabello parecen estar mojadas, como si tal vez se hubiera duchado no hace mucho.
Con el rostro ilegible mientras me mira fijamente, pregunta en voz baja:
—¿Puedo entrar?
Incapaz de pensar con claridad o responder, abro más la puerta y me hago a un
lado, dejándolo pasar a mi lado. Su aroma fresco y limpio flota con más fuerza esta vez
cuando entra en mi espacio, y odio lo mucho que quiero enterrarme contra él para
poder vivir y respirar ese olor el mayor tiempo posible. No me molesto en encender la
luz. El aire entre nosotros es tenso. Hierve a fuego lento sin que ninguno de nosotros
tenga que decir una palabra.
Boone rodea mi cama, se sube y se mete debajo de las sábanas, y yo hago lo mismo.
Es como si se dijeran un millón de cosas sin siquiera hablar. En un instante, los fuertes
brazos de Boone me rodean y me atraen hacia su pecho. Los latidos de su corazón
golpean contra mi mejilla y dejo escapar un suspiro ¿Cómo puede sentirse tan bien estar
aquí así cuando sé que está mal?
Mi corazón se siente dos veces más grande de lo que debería, con el estómago en la
garganta. Una de sus manos ahueca la parte posterior de mi cabeza, sus dedos se
enroscan entre los mechones de cabello mientras que la otra frota círculos sin sentido en
mi espalda desnuda. Es reconfortante y calmante. Casi siento que de alguna manera él
sabe la culpa que siento y está tratando de quitármela. Tratando de calmar mi mente
por mí.
Mis ojos arden con lágrimas calientes cuanto más me abraza, y realmente creo que
podría perder el control cuando siento sus suaves labios presionar la parte superior de
mi cabeza. Durante toda esta interacción, ninguno de los dos dice una sola palabra. Pero
de algún modo es exactamente lo que necesito, al menos por esta noche.
El sexo con Boone es trascendental.
Pero esto: ¿quedarme dormido envuelto en su tacto? Es todo.
Al final me duermo y, cuando me despierto, ya no está y el lado de la cama que
ocupaba está frío. No puedo evitar preguntarme si todo fueron imaginaciones mías, tal
vez no fue nada más que un sueño, excepto que cuando me doy la vuelta y presiono mi
cara contra la almohada a mi lado, percibo su olor y sé que fue real.
Lástima que eso no cambia nada.
29
Boone Stanton
Han pasado tres días.
Tres putos días desde que Grady y yo tuvimos sexo y él me dejó abrazarlo mientras
se dormía, y me ha evitado desde entonces. No debería molestarme tanto como lo hace.
No debería obsesionarme con lo que significa ¿Me está evitando porque fue malo? ¿No
lo disfrutó y por eso me evita como a la peste? ¿Se arrepiente? ¿Qué significa? Me estoy
volviendo loco y no sé cómo parar. Nunca antes había estado tan metido en mi cabeza
después de liarme con alguien. Por supuesto, no me he liado con tanta gente,
considerando que me casé con Jade poco después de graduarme de la escuela
secundaria.
Se me forma un hoyo en el estómago cada vez que pienso que tal vez no fue tan
bueno para él como lo fue para mí. Me da náuseas pensar que tal vez esto sea unilateral.
Quiero preguntarle, pero ¿cómo diablos se supone que voy a iniciar una conversación
así?
Actualmente falta una hora y un poco más para el mediodía y ya hace un calor
infernal. Estoy sentado en el porche trasero, viendo a Suzy y Mabel jugar juntas en el
patio. Están corriendo por el aspersor mientras Suzy intenta jugar a atrapar la pelota
con Mabel, pero Mabel apesta en este juego. Ella buscará la pelota sin problema, pero lo
que parece ser un problema es devolvérsela a Suzy después. Ha sido agradable estar en
casa la semana pasada, poder pasar tiempo con mi hija, incluso si mi cabeza está
atascada con todos los pensamientos molestos sobre Grady y lo que compartimos en el
granero.
El viaje a casa transcurrió en silencio después. Sin música, sin hablar. Nada. Fue
dolorosamente incómodo. Tan pronto como llegamos a la casa, Grady saltó y se dirigió
directamente a su habitación. Entrar a la casa y encontrar a Jade abajo esperándonos fue
incómodo. Mis orejas y mis mejillas ardían. Sentí como si pudiera leer lo que
acabábamos de hacer en mi cara.
Intenté sacarme de la cabeza el granero toda la noche. Traté de darle espacio porque
sabía que probablemente era mucho para que él lo procesara (joder, es mucho para que
yo lo procese), pero no podía quitarme la sensación de necesitar estar cerca de él.
Cuando aparecí fuera de su habitación, esperaba que me rechazara, pero luego me
sorprendió dejándome entrar. Toda mi agitación interior se desvaneció tan pronto como
nos acostamos juntos, y ninguna parte de mi cuerpo quería dejar esa cama, pero sabía
que tenía que hacerlo.
—¿Estás bien?
Girando la cabeza hacia la izquierda, donde Jade está sentada en una de las sillas a
mi lado, asiento.
—Estoy bien.
—¿Seguro? —ella pregunta. Puedo verla arquear una ceja incluso debajo de sus
gafas de sol—. Has actuado extraño los últimos días ¿Pasó algo entre tú y Grady?
Mi corazón intenta salir de mi cuerpo a través de mi garganta.
—¿Qué? —mi voz se quiebra. Aclarándome la garganta, agrego—: ¿Por qué
preguntas eso?
Ella se encoge de hombros.
—No sé. Él ha estado reservado últimamente y tú has estado actuando raro. Pensé
que tal vez tuvisteis una pelea o algo así. Tendría sentido, dado todo el tiempo que
habéis pasado juntos en el viaje. —Jade trae sus gafas de sol. hasta la parte superior de
su cabeza, mirándome con una preocupación que hace que se me revuelva el estómago
—. Sé que las cosas han estado raras entre nosotros desde hace un tiempo, pero sabes
que solo porque estemos divorciados no significa que no pueda estar ahí para ti.
Tenemos que criar a Suzy juntos, no hay ninguna razón por la que no podamos ser
amigos.
Aparto la mirada y veo a Suzy y Mabel atravesar el jardín, incapaz de siquiera mirar
a Jade después de lo que he hecho. Lo que quiero hacer de nuevo. Y de nuevo. Soy una
persona terrible ¿Por qué esto tiene que ser tan complicado? ¿Tan jodido? ¿Por qué la
primera persona por la que he sentido algo en mucho tiempo es alguien por quien
definitivamente no debería sentir nada? ¿Qué tan jodido es eso? Estuve fielmente
casado durante años, y la primera persona que hace que mi corazón se acelere y mi
sangre bombee más caliente es su puto hermano.
Grady insiste en que Jade nunca lo perdonaría si se enterara, pero está equivocado.
Ella sí lo haría. Ninguno de los dos es cercano a sus padres, son todo lo que tiene el otro.
Claro, ella estaría enojada, pero lo perdonaría. Yo no creo tener la misma suerte. Y lo
que es aún más jodido que esta situación en la que nos encontramos es el hecho de que
durante los últimos tres días, me he preguntado, en más de una ocasión, qué tan malo
sería realmente decírselo. No puedo dejar de pensar en cómo me hace sentir Grady. En
lo vivo que me siento con él. En lo bien que me siento conmigo mismo. Estar con él me
ha mostrado un lado completamente nuevo de mí que creo que nunca habría explorado
o descubierto si no hubiera sido por él.
Por supuesto, si Jade se entera, se sentirá herida y enojada, pero si hay algo entre
Grady y yo (algo real), seguramente aprenderá a aceptarlo, ¿no? Porque como acaba de
decir, solo porque ya no estemos casados, no significa que no seamos nada el uno para
el otro. Tal vez podemos ser amigos. Quizás ella lo entienda.
—No, estoy bien —respondo finalmente—. Solo estoy tratando de entrar en el
espacio mental para el rodeo de esta noche, eso es todo.
No es una mentira total. Los Días de la Estampida comienzan esta noche. De hecho,
pronto tendré que ir a la arena. Grady también lo hará, y le preguntaría si quiere que
vayamos juntos, pero ha estado ausente toda la mañana.
—Bueno, entonces, ¿sabes qué le pasa a Grady?
Sí, me lo follé el otro día y ahora me odia.
—Estoy seguro de que está bien. Probablemente esté preparándose para trabajar en
el evento. Ya sabes lo importantes que son los Días de la Estampida para esta ciudad.
Estoy seguro de que es mucha presión para él.
—¿Cómo ha estado? —pregunta, esta vez más tranquila.
—Ha estado bien, Jade. Parece estar disfrutando del nuevo trabajo.
Ella suspira.
—Me dijo el otro día que intentó llamar a nuestros padres antes de irse al circuito
para contarles sobre el nuevo trabajo, y nunca le respondieron ni le devolvieron la
llamada. —Hace una pausa por un momento—. Es una mierda, Boone. Él no se merece
eso. Sí, abandonó la universidad, pero ¿a quién le importa? Siguió sus sueños y
consiguió un trabajo que ama, entonces, ¿por qué importa?
Él nunca me dijo eso. Odio que haya estado luchando con esto y sentado con el peso
sobre sus hombros durante tanto tiempo sin decírselo a nadie. Quiero decir, tal vez le
dijo a Xander, pero lo dudo. Grady siempre ha sido reservado cuando se trata de
problemas con su familia. Pero desearía que hubiera sentido que podía confiar en mí.
Desearía que se abriera a mí en lugar de excluirme. La necesidad que siento de
consolarlo, de hacerlo sentir mejor, de protegerlo, de mostrarle lo especial que es a
pesar de lo que sus putos padres tienen que decir, es tan fuerte que puedo sentirla en
mis huesos. Es vehemente.
—¿Quizás podrías intentar hablar con él? —pregunta Jade, rompiendo mi batalla
interna—. ¿Asegurarte de que está bien? Por favor.
Finalmente la miro y encuentro su mirada. Sus ojos son del mismo color que los de
Grady. Asintiendo, me levanto y digo:
—Sí. Voy a ver si quiere que lo lleve a la arena.
Necesito verlo, estar cerca de él, antes de esta noche. No puedo explicarlo. Siento
que me voy a salir de mi piel si no lo miro ahora mismo. Una vez dentro, el aire frío me
golpea, sintiéndome bien después de estar afuera en el calor. Dirigiéndome
directamente a su habitación porque es exactamente donde sé que está, levanto la mano
y golpeo con el puño su puerta, probablemente un poco demasiado fuerte.
Un momento después, se abre y Grady aparece a la vista, con una expresión de
perplejidad en su rostro. Mira a su alrededor por un momento, como para ver quién
está conmigo.
—¿Qué eres, la policía? ¿Por qué llamaste tan fuerte?
Empujándolo hacia la habitación, llevo la mano detrás de él y cierro la puerta antes
de empujar su espalda contra ella. Grady inhala bruscamente y abre los ojos con
sorpresa antes de que me incline y capture sus labios con los míos. Se congela y pasa un
minuto antes de que su cuerpo responda al mío, pero cuando lo hace, se siente como un
puto premio. Sus manos se levantan, agarrando mi camisa a mis costados, y sus labios
se abren, su lengua deslizándose para encontrarse con la mía, luchando por el control.
El beso es desordenado, descoordinado y lleno de dientes que chocan, pero lo acepto
todo. Necesito esto. Lo necesito a él. Después de tres días de ser excluido, esto se siente
como si me hubieran quitado un peso de encima. Como si todo volviera a estar bien.
Finalmente, el beso termina, para mi desgana. Ambos respiramos con dificultad,
nuestros labios resbaladizos y nuestros ojos fijos el uno en el otro.
—¿Que estas haciendo aquí? —Grady pregunta temblorosamente.
—Me has estado evitando.
Desvía la mirada y su cuerpo se apoya contra la puerta.
—Lo sé.
—¿Por qué?
Los ojos de Grady se estrechan mientras me mira.
—Porque, Boone, esto es muy jodido. —Él resopla—. Jade está ahí afuera. No
podemos hacer esto, y cada vez que estoy cerca de ti, parece que lo olvido. —Señala
entre el pequeño espacio entre nosotros—. Ejemplo. Entonces, lo mejor que puedo hacer
es evitar estar contigo tanto como pueda.
Mi estómago se aprieta.
—No me gusta eso.
—Sí, bueno, qué lástima.
—Me gustas, Grady. —Mi corazón late con más fuerza en mi pecho, incluso
diciendo esas palabras en voz alta.
Sus rasgos se suavizan mientras me mira, sus ojos se abren grandes y redondos, su
aliento se queda atrapado en su garganta.
—Tú también me gustas, pero eso no cambia nada.
—Entonces, digámosle a ella.
—¿Qué? —susurra, sus ojos se abren como si estuvieran a punto de salirse.
—Hablémosle a Jade sobre nosotros —digo sin un temblor de vacilación.
—Te escuché la primera vez —responde negando con la cabeza—. ¿Has perdido la
cabeza? En ningún universo puedo decirle a mi hermana que me follé a su marido
¿Estás loco?
—Está bien, antes que nada, estoy bastante seguro de que yo te follé a ti. —Una
sonrisa se dibuja en mis labios mientras su ceño se profundiza—. En segundo lugar,
exmarido.
Él se ríe secamente.
—Oh, por supuesto, estoy seguro de que a Jade le importará ese pequeño detalle
técnico.
—Puede que sí —digo débilmente—. Dale un poco de crédito, G. Ella quiere que
seas feliz.
Grady deja escapar un suspiro y se mete las manos en el pelo.
—¿Por qué siento que soy el único que tiene sentido común en este momento? —Él
sisea—. Has perdido la cabeza si crees que ella estaría de acuerdo con esto. No se lo
vamos a decir, Boone, y no puede volver a suceder. Ya ha durado demasiado. Tenemos
que poner fin a esto.
Se siente como si me hubieran dado un puñetazo en el estómago. Como si me
hubieran sacado todo el aire de los pulmones y no pudiera recuperar el aliento. Mis
cejas se juntan mientras lo miro, seguramente escuchándolo mal. No hay manera de que
pueda marcharse.
—Grady…
—Me gustaría que salieras, por favor —dice con firmeza.
No me da ninguna oportunidad de responder porque baja la mano hacia atrás, gira
el pomo y abre la puerta antes de agacharse para rodearme. Aprieto la mandíbula,
ignorando el hueco en mi estómago y la forma en que mi sangre silba en mis oídos. Lo
último que haré es suplicarle a alguien que claramente no quiere tener nada que ver
conmigo así que, sin mirarlo más, hago exactamente lo que me pidió.
30
Grady Wilde
—¡Tío Grady!
Dejo que mi cámara cuelgue de mi cuello, giro la cabeza y observo cómo mi pequeña
sobrina de cabello rubio y ojos brillantes corre hacia mí, seguida por su madre a un
ritmo normal, con la emoción en su rostro como si hubieran pasado meses desde que
ella me ha visto en lugar de los dos días que en realidad han sido.
—Hola, Suzy Q —digo efusivamente, inclinándome y abriendo los brazos para que
ella corra hacia él—. ¿Te estás divirtiendo?
—¡Sí! Mami dijo que pronto podremos comprar granizado.
—Mmmm, eso suena bien —le digo mientras se aleja del abrazo—. Estoy un poco
celoso.
—¿Por qué no compras también? —pregunta inclinando la cabeza.
—Estoy trabajando, señorita, de lo contrario lo haría.
Me levanto y miro a mi hermana.
—Hola.
Ella sonríe, pero puedo ver la preocupación en sus ojos.
—¿Cómo estás?
—Bien, pero ocupado —respondo, mirando hacia el suelo. Estamos en un
intermedio ahora mismo, pero lo siguiente es la monta de toros. El evento casi ha
terminado por la noche y ha sido un día largo.
—¿Vendrás a casa antes de salir de viaje nuevamente?
Una punzada de culpa me golpea en el centro de mi pecho. Después de que Boone
me arrinconara en mi habitación y sugiriera locamente que le contáramos a Jade sobre
nosotros, decidí quedarme en casa de Benji. Eso fue hace dos días y desearía poder
esconderme ahí fuera para siempre. No sé qué hacer ni cómo manejar esta situación en
la que me he metido.
—Claro que lo haré —le respondo a mi hermana, incapaz de mirarla a los ojos—.
Benji pasó por una ruptura de mierda, así que solo intento estar ahí para él mientras
estoy aquí.
Es mentira.
En todo caso, es al revés: Benji está ahí para ayudarme mientras estoy de mal humor.
La primera noche que estuve allí, nos emborrachamos juntos después de que llegué a
casa después de la primera noche de los Días de la Estampida. Le conté todo, y cuando
llegué a la parte en la que Boone sugirió contárselo a Jade, él estaba tan sorprendido
como yo.
—¿Estás bien?
—Estoy bien. —Mentira.
—¿Seguro? Sabes que siempre puedes hablar conmigo, ¿verdad?
Asiento con la cabeza.
—Sí, lo sé.
—No me dejes fuera —murmura suavemente, lo suficientemente bajo como para
que Suzy no la escuche—. Sé que estás descubriendo quién eres después de dejar la
escuela y estoy seguro de que ha sido difícil para ti, pero estoy aquí. No quiero que
pases por todo esto tú solo.
Me duele la parte de atrás de la garganta. Odio mentirle a mi hermana, pero si ella
supiera la verdadera razón por la que he estado distante, me odiaría. No solo eso, sino
que la destrozaría. Se sentiría traicionada y, conociéndola, lo cuestionaría todo. Se
preguntaría si empezó antes de que se separaran, y simplemente no puedo hacerle eso.
Me dije a mí mismo que era solo un error de juicio. Que era solo sexo. Puramente
físico. Si ese es el caso, entonces ¿por qué me dolió tanto decirle que todo había
terminado? ¿Por qué las últimas dos noches han sido insoportables durmiendo en la
casa de Benji, sabiendo que Boone no está a solo un tramo de escaleras de distancia?
Parece que no solo le estoy mintiendo a mi hermana, sino que también me estoy
mintiendo a mí mismo.
Empujando suavemente a Jade con mi brazo, digo:
—Gracias. Últimamente he estado de un humor extraño, pero estaré bien.
—¿Volverás a casa esta noche? —ella pregunta—. Suzy pidió panqueques con
chispas de chocolate de Mickey Mouse por la mañana, hechos específicamente por ti.
Soltando una carcajada, recuerdo la última vez que Jade intentó prepararle esos
panqueques e insistió en que nadie los hacía tan buenos como yo. A pesar de sentir que
es un terrible error, asiento.
—Sí, vale. Estaré en casa después del rodeo esta noche.
Ella sonríe antes de decirle a Suzy:
—¿Escuchaste eso? El tío Grady te preparará tortitas de Mickey por la mañana.
El comentarista suena por el altavoz y les informa a todos que el evento de monta de
toros está a punto de comenzar. Jade y Suzy permanecen cerca, sentadas en las gradas
detrás de mí mientras yo me preparo para el primer jinete. Es una locura pensar en
cómo el año pasado a estas alturas estaba trabajando en los Días de la Estampida por
primera vez, con la esperanza de que me ofrecieran un trabajo de tiempo completo en la
arena. Ahora, aquí estoy, trabajando en el evento por segundo año consecutivo, con el
trabajo que me moría por conseguir. Puede que a algunas personas no les parezca
mucho, pero estoy orgulloso de mí mismo por seguir mi corazón. Por conseguir un
trabajo que fácilmente podría convertir en una carrera.
Los primeros jinetes van y vienen. A todos les va bastante bien y consigo algunas
tomas geniales. Boone es el siguiente, y tan pronto como se anuncia su nombre, un
escalofrío recorre todo mi cuerpo. Mis ojos se dirigen al tobogán en el que se encuentra
y observo cómo desciende sobre el toro. Alzando la cámara, obtengo algunas tomas de
él calentando la resina de la cuerda antes de concentrarse en colocando la cuerda justo
en su mano izquierda. Le toma algunos intentos, pero finalmente parece satisfecho con
la ubicación.
Con mi cámara en mano, mi corazón palpitando en mi pecho, observo cómo él
asiente con la cabeza momentos antes de que se abra el portón y salga por la puerta.
Con su mano derecha en el aire, la izquierda agarrando la cuerda, el cuerpo de Boone se
catapulta hacia adelante y hacia atrás, haciendo todo lo que está a su alcance para
permanecer sobre la agitada bestia hasta que suene el cronómetro de ocho segundos. En
un momento, el toro está completamente levantado del suelo y mueve sus patas traseras
hacia un lado con un movimiento giratorio y rodante.
Mucha gente piensa que montar caballos broncos y toros es lo mismo solo que en un
animal diferente, y para mí, eso es completamente incorrecto. Los toros bravos tienen
más potencia bruta y un estilo de movimiento totalmente diferente que los caballos.
También he notado que es más probable que los toros giren en círculos cerrados y
rápidos que los broncos, pero no suelen correr ni saltar muy alto como lo hacen estos
últimos. Hay una razón por la que la monta de toros estadounidense ha sido
considerada los ocho segundos más peligrosos en los deportes.
Suzy está apoyada contra la barandilla conmigo, animando a su padre mientras
suena el timbre. Mientras lo veo bajar del toro, mi pecho se oprime y todo el ruido de la
arena se desvanece. Su cabeza gira y su mirada me encuentra de inmediato, de la misma
manera que lo ha hecho casi toda la temporada. Cualquiera que mire demasiado de
cerca probablemente pensará que está mirando a su hija, pero puedo sentir su mirada
fija en mí. La forma en que se me erizan los pelos de la nuca. La forma en que me sudan
las palmas. Mi pulso acelerado. El calor inunda mis entrañas y de repente soy muy
consciente de que mi hermana está detrás de mí ¿Ella está viendo cómo sucede esto?
Afortunadamente, un momento después, sus ojos dejan los míos y se posan en Suzy.
Él forma un corazón con sus manos y ella hace lo mismo. Es algo que siempre hacen
cuando ella viene a cualquiera de sus rodeos. En realidad, sus ojos solo me observaron
probablemente durante una fracción de segundo, pero pareció mucho más tiempo. No
me arriesgo a mirar de nuevo a Jade. Siento que si lo hago, ella podrá leerlo todo en mi
cara.
Boone abandona la arena rápidamente cuando el comentarista presenta a Colt. Él
está en el portón más cercano a mí y puedo realizar excelentes tomas mientras prepara
la cuerda, similar a lo que hizo Boone. Él es diestro, por lo que sostiene la cuerda del
toro con esa mano. Con un movimiento de cabeza, abren el portón y, desde el primer
segundo que sale por la puerta, queda claro que algo anda mal. Colt no tiene tanta
experiencia como Boone, ya que solo ha sido profesional durante unos pocos años, pero
es igual de talentoso.
Se caracteriza por ser una bestia, por ser capaz de predecir cualquier movimiento.
Está firme y concentrado. Pero esta noche parece estar diferente. Los segundos cuentan,
y en lugar de moverse con el toro, es como si Colt no pudiera predecir el siguiente
movimiento. Su equilibrio está perdido, sus movimientos son bruscos y puedo verlo
tratando de reajustar su agarre en la cuerda, algo que no deberías hacer durante una
monta.
La arena está en silencio mientras observamos, en lo que parece una dolorosa
cámara lenta, cómo las cuatro patas se levantan del suelo y el toro gira su cuerpo de un
lado a otro. Colt parece a un muñeco de trapo al que lanzan, completamente incapaz de
mantener el equilibrio. Se desliza por el costado del toro y cae al suelo, pero su mano
permanece atrapada debajo de la cuerda del toro. Pasan segundos agonizantes antes de
que su mano finalmente se libere y se desplome en el suelo. El payaso de rodeo y
algunos de los otros chicos corren hacia él, tratando de protegerlo del toro que todavía
se resiste y gira. Sin embargo, no son lo suficientemente rápidos porque en un
movimiento tan rápido, la pata trasera del toro aterriza justo en el pecho de Colt. Está
acostado en posición fetal, por lo que probablemente sea más bien un roce, pero aún así,
un animal de dos mil libras que roza tu pecho no puede sentirse bien.
Mi cámara cuelga de mi cuello, mi mano tapándome la boca mientras una arena
llena de gente espera con gran expectación para ver si él está bien. Se las arreglan para
sacar al toro de la plaza sin lastimar a nadie más, y luego el movimiento se detiene en la
esquina más alejada. Boone corre hacia donde Colt yace, inmóvil, en el suelo. Se agacha,
con cuidado de no tocarlo. Puedo distinguir vagamente sus labios moviéndose. Le está
diciendo algo a Colt mientras el médico se acerca y comienza a revisarlo.
Una mano presiona mi hombro, giro la cabeza y encuentro a mi hermana parada a
mi lado. Su rostro está pálido.
—Voy a sacar a Suzy de aquí —dice en voz baja—. No quiero que ella vea esto.
Asiento, la comprensión pasa a través de mí mientras miro hacia abajo, viendo a
Suzy parada allí, con los ojos muy abiertos, mientras observa lo que sucede en la arena.
—Te avisaré si pasa algo —le digo.
Ella me da una pequeña sonrisa que no llega a sus ojos.
—Gracias.
Mientras se alejan, puedo escuchar a Suzy preguntar con voz asustada:
—¿Qué le pasó al tío Colt? ¿Por qué no se movía?
Se alejan del alcance del oído antes de que pueda distinguir con qué responde Jade,
pero mi corazón se hunde en mis entrañas.
Varias horas después, estoy sentado en la sala de espera del hospital. Boone,
Shooter, Sterling, Cope, Xander, Jessie, Clementine, Daisy, Conrad y Whit también
están aquí, el aire en la habitación es muy sombrío. Los padres de Colt también están
aquí, sentados tranquilamente al otro lado de la habitación. Colt está en cirugía y todos
estamos esperando saber cómo va. No sé cuánto tiempo lleva este tipo de cosas, pero
parece que hemos estado esperando para siempre. Nadie dice nada, creo que todos
estamos demasiado preocupados para hablar.
Colt estaba consciente cuando se lo llevaron, lo que tomé como una buena señal.
Con suerte, cualquier lesión que haya sufrido no ponía en peligro su vida, pero nunca
se sabe. Y luego pienso en su padre mientras mi mirada se dirige hacia donde está
sentado, con la cabeza de su esposa apoyada en su hombro. Él casi muere en su época
montando toros. De hecho, apuesto a que su esposa estaba sentada en esa misma sala
de espera (o en una exactamente igual), probablemente tan asustada como ahora. No
puedo imaginar que estar casado con un jinete de toros sea fácil. Y luego pasar por todo
eso con su esposo, solo para que su hijo siga sus pasos. Como padre, siento que nunca
podría descansar.
Boone es un desastre. La mayoría de grupo lo es. Está sentado a unas cuantas sillas
de mí, con los ojos enrojecidos y no ha dicho mucho desde que salimos de la arena.
Probablemente sea la incertidumbre lo que más lo está confundiendo. Aún no sabemos
nada y han pasado horas. Tengo el corazón en el estómago y la necesidad de acercarme
a consolarlo es fuerte. Tan silenciosamente como puedo, para no llamar la atención, me
levanto de la silla y me muevo dos lugares, sentándome a su lado.
Boone todavía está vestido de rodeo ya que apenas se había bajado de su propio toro
cuando ocurrió el accidente. Sin embargo, desde entonces se quitó el sombrero, que
tiene apoyado en la rodilla derecha y su cabello es un desastre. Gira ligeramente la
cabeza y me mira mientras me siento. La más pequeña de las sonrisas se dibuja en sus
labios, pero es forzada, sin mirarlo a los ojos, sin calidez detrás de ellos. Parece agotado.
—Oye —murmuro suavemente. Embarazosamente.
Él levanta su barbilla hacia mí en respuesta.
—Él va a estar bien —digo, con suerte de manera convincente.
Boone se pasa una mano por la boca un par de veces antes de que su mirada
vidriosa se encuentre con la mía.
—Eso espero —responde, con la voz quebrada por la emoción.
31
Boone Stanton
Es más de la una de la madrugada y no puedo dormir. No estoy tan sorprendido,
dado todo lo que pasó esta noche. Después de que Colt salió de la cirugía y los médicos
vinieron y nos dijeron que había salido bien, su mamá y su papá nos enviaron a todos a
casa para descansar un poco, ya que las enfermeras no nos dejaron verlo esta noche.
Todavía no sé el alcance total de sus lesiones, pero sí sé que, sea lo que sea,
probablemente lo dejó fuera por el resto de la temporada. Se despertará, descubrirá lo
que pasó y quedará absolutamente destrozado.
Estoy feliz de que esté vivo. Por la forma en que el toro lo pisó, fácilmente podría
haberlo matado. Creo que nunca me he sentido tan asustado e impotente como cuando
vi cómo uno de mis mejores amigos era pisoteado. Mi cabeza está hecha un desastre
esta noche y no puedo calmarla. Pensamientos no deseados corren sin frenos.
Repitiendo el accidente. Tengo un nudo en el estómago y sé que por la mañana, cuando
pueda verlo en persona, me sentiré mejor. Al estar en el rodeo, todos somos conscientes
de los riesgos. Está grabado en nuestro cerebro las docenas de formas en que una monta
puede salir mal. Todos lo entendemos... pero verlo suceder, y con alguien tan cercano a
ti, es un tipo completamente diferente de control de la realidad.
Quitándome el edredón del cuerpo, balanceo las piernas sobre la cama, sentándome,
hasta que mis pies tocan el suelo duro y frío. Tal vez un poco de agua y aire fresco me
ayuden a aclarar mi cabeza y me permitan dormir un poco. Bajo las escaleras y entro en
la cocina, donde la luz de la luna se cuela por la ventana sobre el fregadero. Saco un
vaso del armario, lo lleno con agua, lo bebo con el culo apoyado contra la encimera y mi
mente corre a un kilómetro por minuto.
Mientras termino mi agua, el piso cruje, y cuando giro la cabeza hacia donde vino el
ruido, veo la puerta abierta de la habitación de Grady. Está oscuro, pero puedo
distinguir su figura alta apareciendo a la vista. De pie, con el hombro apoyado contra la
puerta, cruza los brazos sobre el pecho desnudo. El silencio entre nosotros es pesado
mientras mi corazón se aprieta en mi pecho. Después de algunos momentos tensos,
descruza los brazos, pone un pie delante del otro y entra en la cocina. Metiendo la mano
en el armario, agarra un vaso, lo llena con agua y se para directamente frente a mí.
Con su mirada fija en la mía, los ojos nublados por el sueño, el cabello rubio oscuro
revuelto en todas direcciones, se lleva el vaso a los labios entreabiertos y toma un trago.
Y luego otro. Cuanto más bebe, más seca se me vuelve la boca. El calor de su cuerpo
irradia hacia el mío, yo con un par de pantalones de pijama bajos, él con nada más que
sus boxers.
—¿Cómo estás? —pregunta, con su voz un simple susurro en la noche, los labios
resbaladizos por el agua y la forma en que los mojó con la lengua.
Dejé mi vaso vacío en el fregadero antes de agarrar el borde de la encimera con las
manos a cada lado de mi cuerpo, mi culo aún descansando en el borde.
—Preocupado por Colt —admito honestamente, mi voz igualmente tranquila.
Él asiente con comprensión y se acerca para dejar su vaso junto al mío. Cuando
corrige su posición, da un paso más hacia mí.
—Él va a estar bien —ofrece Grady.
Su proximidad me pone la piel de gallina. Mi piel se calienta y el pulso se acelera.
—No lo sabes.
—No, pero tenemos que pensar positivamente por él.
Él tiene razón. Sé que tiene razón, pero es muy fácil pensar lo peor cuando no sabes
nada. Todo lo que realmente sé es que sobrevivió a la cirugía. Que está vivo ¿En qué
estado se encuentra su cuerpo? Ni puta idea.
Grady sostiene mi mirada y da un último paso hacia mí, quedando casi al ras de mi
cuerpo. Luego desliza sus brazos alrededor de mi cintura, atrayéndome para darme un
abrazo inesperado. Al instante, mis brazos también lo rodean, sosteniéndolo cerca de mí
mientras entierra su rostro en la curva de mi cuello. Su aliento se siente cálido contra mi
piel, el momento sorprendentemente tierno y de alguna manera exactamente lo que
necesito. El pecho de Grady sube y baja a un ritmo constante contra mí, y después de
unos momentos, mi respiración coincide con la suya, nuestros cuerpos están
sincronizados.
Su nariz se apoya alrededor de mi cuello, debajo de mi oreja, a lo largo de mi
mandíbula. Es suave, pero lo siento en todas partes. Con las manos extendidas sobre mi
espalda, sus uñas rasgan suavemente mi carne de una manera que envía una chispa por
mi columna. El calor inunda mi cuerpo mientras apoyo mi mejilla contra el costado de
la cabeza de Grady, inhalando su dulce aroma.
—Grady... —susurro su nombre. Para mis propios oídos, suena doloroso. El
consuelo que me brinda en este momento con solo abrazarme es más de lo que podría
haber pedido. A pesar de la forma en que dejamos las cosas, él todavía está aquí, de
alguna manera sabiendo exactamente lo que necesito.
Siento sus labios presionar mi cuello, el toque suave pero firme. Se mueve de un
lugar a otro, besando mi garganta hasta llegar al otro lado. Se me corta el aliento cuando
siento sus dientes tirar del lóbulo de mi oreja antes de que su lengua salga, calmándola
suavemente. Luego, sus labios trazan un camino más allá de mi clavícula, hasta mi
pecho, salpicando la amplia extensión con su afecto. Mi respiración ahora sale con
jadeos pesados, bocanadas de aire rápidas y calientes se derraman por mis labios y un
hormigueo se extiende por todo mi cuerpo.
¿Puede sentir lo rápido que late mi corazón?
¿Sabe que es todo para él?
Grady se aleja, con los ojos oscuros y entrecerrados, y su mano se acerca a un lado
de mi cara.
—Lamento que estés estresado y preocupado ¿Me dejarás consolarte de la única
manera que sé?
Trago con dificultad y mi lengua se siente el doble del tamaño que debería tener
dentro de mi boca. La insinuación es clara, pero es más que un poco impactante
viniendo de él, especialmente después de todo lo que dijo. Pero ni creas que voy a
recordárselo ahora cuando se ha ofrecido a mí en bandeja de plata.
El bien y el mal simplemente no existen en este momento.
Ya sea que deba o no, Grady es una persona en la que encuentro consuelo. No
puedo explicarlo, ni siquiera querría intentarlo. Asiento en respuesta a su pregunta y él
se inclina y sella sus labios con los míos. La mano de Grady se desliza hacia atrás,
agarrando los mechones de cabello en mi nuca mientras separa sus labios, dejando que
mi lengua se sumerja dentro. Se me escapa un suspiro que parece el peso de mil libras y
él se lo traga. Siento su sabor dulce en mi lengua.
Demasiado pronto, se retira, pero antes de que pueda discutir, baja su mano y toma
la mía entre las suyas, llevándome hacia su dormitorio. Cualquier campana de
advertencia que debería sonar en este momento mientras caminamos con solo la luz de
la luna iluminando el camino se silencia. Mi mente acelerada se queda repentinamente
en silencio y disfruto de esa sensación mientras cruzamos el umbral de su habitación.
Mientras cierro la puerta detrás de nosotros, también estoy cerrándonos de todo el
mundo exterior. Solo él, yo y lo que sea que estemos a punto de tener juntos somos lo
que importa en este momento.
Necesito esto.
Lo necesito a él.
Grady nos lleva hasta su cama y se vuelve hacia mí cuando nos detenemos frente a
ella. Ninguno de los dos se mueve al principio, nuestros ojos se beben mutuamente.
Está oscuro, apenas podemos ver, pero es suficiente para captar la mirada en sus ojos: la
lujuria, el deseo... pero también la ternura, el cuidado. Sus labios están ligeramente
separados y su pecho sube y baja con su respiración constante. No sé quién se mueve
primero, o tal vez lo hacemos al mismo tiempo, pero en un momento estamos
separados y al siguiente estamos uno encima del otro. Nos convertimos en nada más
que brazos que luchan, dientes que chocan, labios hambrientos y lenguas calientes y
resbaladizas. Estamos en todas partes al mismo tiempo, Grady invade todos mis
sentidos de la mejor manera. Él retrocede, se deja caer en su cama y yo lo sigo, trepando
por su cuerpo ágil y duro. Nuestros labios nunca se separan mientras nos situamos
correctamente en la cama. De alguna manera, Grady es capaz de cubrirnos con su
edredón antes de envolver sus piernas alrededor de mi cintura.
Nuestros cuerpos se alinean perfectamente, la dureza de mi erección cada vez más
pronunciada roza la suya. Suspiros, gemidos y la humedad de nuestros besos son los
únicos sonidos que se escuchan en la habitación, que de otro modo estaría en silencio.
Mi corazón late con fuerza contra mis costillas, mi mente está confusa y mis venas
bombean calor y excitación a través de cada grieta de mi cuerpo. Es un zumbido
constante justo debajo de la superficie, una sensación punzante que me hace desear
más. Una vibración de necesidad de Grady. Es embriagador.
Nos besamos durante lo que parecieron horas, hasta que ambos nos quedamos sin
aliento, las manos explorando y las caderas moviéndose una contra la otra. Esto parece
algo que no he hecho desde que era adolescente. Este tipo de besos, frotamientos y
caricias pausadas, sensuales pero necesitados. Está claro lo que ambos queremos que
suceda, pero ninguno de los dos parece tener prisa por llegar allí.
Finalmente, terminamos el beso, ambos tragamos aire, respirando el uno al otro.
Grady se quita el pelo de la cara, con los labios hinchados y resbaladizos.
—Estoy tan duro —murmura, moviendo sus caderas hacia arriba para mostrarme.
Un rayo de electricidad atraviesa mi cuerpo al tocarlo y, de repente, lo necesito
completamente desnudo debajo de mí más que cualquier otra cosa.
—Yo también.
Sentándome en cuclillas, engancho mis dedos debajo de la cinturilla de su ropa
interior y los arrastro hacia abajo. No me siento tan nervioso como la primera vez que
hicimos algo como esto, pero los nervios siguen ahí, justo debajo de la superficie. Una
vez que lo libero de la poca ropa que tenía puesta, hago lo mismo conmigo, tirando mis
pantalones de pijama al suelo junto a la cama. Inclinándome de nuevo, planto mis
manos a ambos lados de la cabeza de Grady mientras él envuelve sus piernas alrededor
de mi cintura, alineando nuestras longitudes desnudas. La sensación de su polla dura,
sedosa y suave frotándose contra la parte inferior de la mía es suficiente para que mis
ojos se pongan en blanco, especialmente cuando baja la mano entre nosotros y nos toma
a ambos, girando sus caderas y moviéndonos juntos.
—Tu polla se siente tan bien —gime, añadiendo una segunda mano a la mezcla,
creando un agarre aún más fuerte sobre nosotros.
—Joder —gemí—. La tuya también.
—Muévete —me instruye—. Fóllame el puño.
Haciendo lo que me pide, embisto, deslizándome junto a su polla mientras él hace lo
mismo. En poco tiempo, ambos estamos goteando, lo que hace que el movimiento sea
mucho más delicioso. Nuestros ojos están fijos entre sí, ninguno de nosotros es capaz de
apartar la mirada del otro mientras nuestra respiración se vuelve agitada. Gotas de
sudor caen por mi espalda y cubren mi frente, mi cuerpo arde.
—¡Grady, joder!
—¿Te gusta? —pregunta con voz grave.
Asiento, con los labios entreabiertos, pero nada más que aire escapa.
La espalda de Grady se arquea sobre la cama y, si es posible, sus ojos se oscurecen
aún más.
—Quiero que me folles de nuevo.
—Joder. —Mi sangre ruge en mis oídos, los brazos tiemblan mientras me levanto.
—He pensado en ti dentro de mí todos los días desde que sucedió —admite, con los
ojos fijos en los míos—. Eres tan grande y me follaste tan profundo. Tan bien.
Con un gemido, me inclino y rozo mis labios contra los suyos. Tragando sus suaves
gemidos, moviendo mi lengua en su boca, saboreando su deseo. Sus labios se curvan en
una sensual sonrisa. En un movimiento que no anticipo, nos da la vuelta y se coloca
encima de mí.
—¿Quieres follarme? —pregunta, arrastrando perezosamente su polla junto a la mía
mientras espera mi respuesta.
—Sí. —Joder, ¿alguna vez no he querido?
Los ojos de Grady brillan mientras sonríe. Inclinándose sobre mí, mete la mano en el
cajón de la mesita de noche y saca una botella transparente y delgada. Presumiblemente
lubricante. Se sienta a horcajadas sobre mis caderas y abre la tapa. Se echa un poco en
los dedos, lleva su mano detrás de sí y comienza a abrirse.
Una punzada de decepción se instala en mi pecho. Él también hizo esta parte la
última vez y esperaba que, si alguna vez lo hacíamos de nuevo, yo podría hacerlo por
él. Me siento inusualmente inseguro acerca de mis habilidades con él, ya que es el único
hombre con el que he estado. Estar con mujeres era algo que sabía. Era algo en lo que
era bueno, en lo que tenía confianza. Esto es nuevo y odio lo nervioso que me pone.
Estoy tan nerviosi que parece que ni siquiera puedo encontrar mi voz para hablar y
decirle que quiero hacerme cargo.
Grady debe sentir algo en mi cara porque, con una sonrisa inclinada hacia un lado,
trepa por mi cuerpo hasta que esta vez está a horcajadas sobre mi pecho. La nueva
posición pone su polla justo en mi cara. Agarrándose a sí mismo por la base, me mira
fijamente con los ojos enloquecidos por el calor, mientras arrastra la punta de su polla a
lo largo de mi labio inferior. Mi lengua sale para lamer el desastre que dejó atrás, el
sabor salado explota en mis papilas gustativas y me hace la boca agua.
—Abre —ordena, con voz ronca y baja, llena de excitación y fervor. Haciendo lo que
me pide, mi corazón se acelera a un kilómetro por minuto mientras Grady guía la
cabeza pasando mis labios entreabiertos—. Chupa.
Muevo mi lengua contra su longitud antes de ahuecar mis mejillas y hacer
precisamente eso. Él deja escapar un gemido largo y bajo, dejando caer la cabeza hacia
adelante mientras lleva las manos a su culo y continúa abriéndose. Su rostro se
transforma en placer, sus ojos siguen la forma en que su polla desaparece detrás de mis
labios, avanzando cada vez más hasta que las lágrimas brotan de mis ojos y tengo
arcadas.
—Tu boca se siente tan bien —susurra, el elogio calienta mi pecho—. Nunca pensé
que vería el día en que mi polla estaría en la boca de Papi Boone.
Mis cejas se juntan, gimo y Grady deja escapar una risita gutural, saliendo de mi
boca.
—No me llames así —me quejo, tratando de ignorar el cosquilleo que recorre mi
cuerpo al escucharlo decir eso.
Él arquea una ceja.
—¿Por qué? ¿Tienes miedo de que te guste demasiado? —golpeando mi muslo con
su mano, agrega—: Siéntate.
Grady agarra el lubricante mientras me levanto para sentarme con la espalda contra
la cabecera. Después de lubricar mi longitud con el gel frío, se coloca encima de mí y
lentamente me introduce dentro de él. Una vez que estoy completamente dentro, ambos
dejamos escapar un gemido de satisfacción y él deja caer su frente sobre la mía.
Tener a Grady tan cerca de mí, estar tan dentro de él, es abrumador en el mejor de
los sentidos. Siento como si mi corazón fuera a salirse de mi pecho si él sigue
mirándome como está. Con las manos subiendo a sus caderas, lo sostengo mientras él
comienza a moverse. Lentamente, se sienta completamente de rodillas antes de volver a
bajar.
Arriba abajo.
Arriba abajo.
Grady toma la parte posterior de mi cabeza entre sus palmas y acerca su boca a la
mía. Besándome sensual y tiernamente, sus movimientos se mantienen lentos y
controlados. Se siente bien... demasiado bien. Está en todas partes al mismo tiempo. Me
estoy ahogando en él y me encanta. No puedo pensar más allá de lo que está haciendo,
los sonidos que hace y la forma en que me hace sentir. Envuelvo mis brazos alrededor
de su espalda, abrazándolo lo más fuerte posible hacia mí. Con la nueva posición más
cercana, su dura longitud queda atrapada entre nosotros, arrastrándose por mi
abdomen con cada movimiento.
Es muy fácil perderme en él y en este momento. Nuestros cuerpos se mueven juntos,
una y otra vez, hasta que el sudor gotea por mi espalda y ninguno de nosotros puede
recuperar el aliento.
Grady emite un gemido profundo y gutural y su cabeza cae hacia atrás.
—Estoy justo ahí —gime entrecortadamente. Sus dedos agarran los mechones de la
parte posterior de mi cabeza mientras mantiene un ritmo constante—. Tócame, estoy
tan cerca.
Apenas tengo tiempo de extender la mano entre nosotros y rodear su longitud con
una mano antes de que él se tape la boca con una mano y deje escapar un grito
ahogado, derramando su liberación por todo mi pecho. Su culo exprime muchísimo mi
polla, contrayéndose con cada pulso de su liberación, y entre eso y verlo entregarse al
éxtasis, siento que mi propio orgasmo aumenta rápido y con fuerza. Grady baja la
cabeza, con sus rasgos saciados y relajados, mientras continúa montándome. Me llega
justo al pecho lo hermoso que se ve. El sudor brilla en su pecho y a lo largo de su frente,
sus labios carnosos y rojos están entreabiertos y tiene ese brillo post-sexo que lo hace
parecer etéreo. Es precioso y todo lo que quiero es probarlo mientras me corro.
—Bésame —le digo con voz áspera, apretando mi agarre alrededor de su cintura.
El atisbo de una sonrisa roza sus labios mientras se inclina hacia adelante y choca su
boca contra la mía. Mi lengua se mete hambrientamente en su boca, lamiendo y
devorando, mientras siento que mis bolas se aprietan contra mi cuerpo. La presión
aumenta en la base de mi columna, extendiéndose por mis extremidades, hasta que no
puedo aguantar más. Me vacío dentro de Grady mientras nuestras lenguas se enredan,
y nunca nada se ha sentido tan bien.
Seguimos conectados mucho después de que ambos terminemos. Creo que ninguno
de los dos quiere romper la burbuja en la que nos hemos metido. Todo lo que quiero es
acurrucarme en la cama detrás de Grady, rodearlo con mis brazos y finalmente
dormirme.
Pero no puedo. Es demasiado arriesgado.
Grady se baja de mi regazo, nos limpiamos lo mejor que podemos sin tener que salir
de la habitación y entrar al baño, y luego ambos nos vestimos, todo mientras el miedo
se arremolina en mis entrañas. No quiero salir de esta habitación y subir las escaleras.
No quiero dormir solo. No quiero dejar a Grady, porque sé que en el momento en que
lo haga, todo terminará. Él volverá a decirme que no podemos hacer esto, y ese
pensamiento no es más que un dolor sordo justo en el centro de mi pecho.
Mirándolo con la intención de decirle precisamente eso, me interrumpe antes de que
tenga la oportunidad y levanta una mano para detenerme.
—Esta noche no, ¿vale? Dejemos esta noche como fue y podremos hablar del resto
después de haber dormido un poco.
Asintiendo de mala gana, le doy un último beso rápido antes de salir de su
habitación y regresar a la mía. Algo en mí ha cambiado, y ese algo es sin duda gracias a
Grady. Él me ha cambiado y no estoy dispuesto a renunciar a eso.
32
Grady Wilde
—¿Qué dices, niña bonita? —le murmuro a Suzy, mirándola por el espejo retrovisor
—. ¿Deberíamos tomar un helado antes de regresar a la casa?
—¡Sí! —su respuesta es instantánea y me hace reír.
Giro a la derecha en la Calle Principal y estaciono frente a la heladería. Pasamos la
mayor parte de la noche después de cenar en el centro comercial. Tenía que comprar un
cargador nuevo para mi portátil, el que tengo no parece estar funcionando, y luego
Suzy me convenció para que entráramos a una tienda que parecía estar hecha para ella.
Disponía de todo tipo de pendientes, pulseras, anillos y complementos para el pelo para
los más pequeños. Salimos de allí después de haber gastado demasiado dinero, pero me
encantó verla tan emocionada por todo. Jade probablemente me gritará por malcriarla,
pero vale la pena.
Es casi su hora de acostarse, así que sé que tengo que llevarla a casa pronto, pero
seguramente una parada rápida para tomar un helado estará bien. La campana de la
puerta suena cuando entramos, y el olor dulce nos saluda.
—¿Qué sabor quieres, Suzy Q?
—Hmm… ¡del con malvaviscos que a mamá le gusta pedir!
Me toma un minuto registrar de qué tipo está hablando.
—¿Rocky road9?
—¡Sí!
—A la orden, niña bonita.
Le ordeno a ella una bola de ese y a mí, una de Peanut Butter Cup10, y nos las
devoramos antes de regresar a casa. Suzy se queda dormida en el camino, y en lugar de
despertarla una vez que llegamos a casa, opto por llevarla adentro. La casa está casi a
oscuras al entrar, a excepción de la luz del televisor que viene de la sala de estar. Boone
me mira por encima del hombro cuando entro en la habitación.
—Eh, habéis vuelto.
Mi estómago da un vuelco cuando sus ojos me recorren.
—Sí, se quedó dormida en el coche —le susurro, indicándole a Suzy—. No quería
despertarla, pero solo comimos helado, así que pensé que probablemente querrían que
se cepillara los dientes antes de dejarla en la cama. —Mirando a mi alrededor, agrego—:
¿Dónde está Jade?
Boone se levanta del sofá y se acerca a nosotros.
9
El helado sabor Rocky road es una variante del helado de chocolate creada en 1929 y considerada
muy popular en los Estados Unidos. Tradicionalmente se realiza con helado de chocolate, nueces y
malvaviscos.
10
Helado con sabor a mantequilla de maní y trozos de chocolate.
—Tenía migraña, así que se fue a la cama hace aproximadamente media hora. —
Pasando una mano por el cabello de Suzy, la observa con tanto amor que hace que mi
corazón palpite con fuerza. No sé qué tiene ver a un hombre ser un padre amoroso,
pero me debilitan las rodillas al presenciarlo—. Suzy Q —susurra—. Princesa, tienes
que despertar.
Su mirada se levanta para encontrarse con la mía y se me corta el aliento. La
intensidad de su mirada me recuerda la forma en que me miró anoche cuando estaba
dentro de mí. El afecto desbordante que noto. Me hace querer alejarme y apoyarme en
ello al mismo tiempo. Su mirada cae a mis labios por un momento antes de que vuelva
a intentar despertar a Suzy. Finalmente, ella se mueve y abre los ojos, gimiendo al ser
despertada.
—Tienes que cepillarte los dientes y ponerte el pijama antes de acostarte, princesa —
le dice Boone en un tono suave. La agarra de mis brazos antes de que sus ojos
encuentren los míos nuevamente—. Si quieres pon una película, la llevaré arriba, la
acostaré en la cama y volveré a bajar.
El calor se extiende por mi pecho y baja hasta mis extremidades mientras los veo
subir las escaleras. Algo tan simple como ver una película con él no debería parecer tan
monumental, pero lo es después de todo el tiempo que hemos pasado evitándonos. Y
especialmente después de lo que compartimos anoche. Eso no fue solo sexo. Fue mucho
más. Había una intensidad y una pasión que nunca antes había sentido. Sentí como si
mi pecho estuviera abierto y su esencia envuelta alrededor del órgano que late allí, que
estaba en plena exhibición para él, para que lo tome. La forma en que nos movíamos
juntos como uno solo, la forma en que nos mirábamos, la forma en que nos besábamos...
no se parecía a nada que hubiera experimentado. No se parecía a ningún sentimiento
que creyera que existía.
No hay vuelta atrás a quien era antes de Boone. Es imposible. Pero no sé qué hacer
con eso porque todavía está mal. Sigue siendo una traición a mi hermana. Todavía
mintiéndole y ocultándole este enorme secreto trascendental ¿Qué dice eso sobre mí?
Quince minutos más tarde, Boone baja las escaleras y tengo una película encendida
de la que nunca había oído hablar pero que tiene excelentes calificaciones.
—¿Quieres una cerveza? —pregunta, pasando detrás del sofá, revolviendo el cabello
sobre mi cabeza mientras avanza.
Una sonrisa se dibuja en mis labios antes de que pueda detenerme.
—Sí. Gracias.
La película termina siendo muy aburrida, pero ni siquiera puedo sentirme molesto
por eso. Todo el tiempo que la miramos, estamos sentados lo suficientemente cerca
como para que nuestros muslos estén tocándose, pero nos portamos bien y no cruzamos
ninguna línea. No mientras estemos en la sala de estar. Su cercanía y la forma en que el
calor de su cuerpo me calienta hace que mi corazón truene detrás de mis costillas. Es
increíble lo natural que se siente hacer las cosas cotidianas con Boone. Tan pronto como
termina la película, ambos nos levantamos, nos estiramos, tiramos nuestras latas de
cerveza a la basura y nos dirigimos a mi habitación como si esto fuera algo cotidiano.
Como me gustaría que fuera.
Con las luces apagadas, nos miramos mientras nos desnudamos hasta quedar en
calzoncillos. Luego nos metemos debajo de las sábanas, y antes de que tenga la
oportunidad de adivinar qué debería estar haciendo, Boone me atrae hacia su pecho, me
rodea con sus grandes y fuertes brazos y entierra su nariz en los mechones encima de
mi cabeza. Un escalofrío recorre mi espalda cuando lo escucho inhalar suavemente, un
gemido apenas visible retumba en su garganta. Acaricio mi cara en el hueco de su
cuello, inspirándolo también, sintiéndome mareado e intoxicado al mismo tiempo.
—Me encanta abrazarte —murmura en voz tan baja que casi lo extraño. La admisión
me pone la piel de gallina.
—¿De verdad?
Él asiente y me da un beso en la parte superior de la cabeza antes de bajar su mano,
enganchar su dedo índice debajo de mi barbilla y obligarme a echar la cabeza hacia
atrás hasta que nuestros ojos se encuentran.
—Se siente bien —gruñe. Luego me besa. Lento, sin prisas y muy, muy profundo.
Boone me besa hasta que mi sangre hierve y mis pulmones piden aire a gritos. Me besa
hasta que ambos estamos doloridos, duros y jadeando, pero ninguno de los dos hace
nada al respecto. Esta noche no se trata de eso. No lo decimos, pero puedo sentirlo. Se
trata de encontrar consuelo el uno en el otro y en el silencio. Se trata de fingir que las
cosas son diferentes y que lo que estamos haciendo está bien. Esta noche se trata de
decirnos cómo nos sentimos sin decir una palabra.
Y por esta noche, me dejo llevar por el engaño porque, aquí mismo, en sus brazos,
siento que es donde se supone que debo estar.
33
Boone Stanton
Las siguientes tres noches pasan de manera similar: no puedo dormir y encuentro el
camino hacia la cama de Grady. Estar allí, envuelto en él, con solo nosotros dos, no
debería ser tan reconfortante como lo es. No puedo explicarlo. Ninguno de los dos ha
sacado a relucir el elefante en la habitación, aunque ambos podemos sentirlo. Es casi
como si en medio de la noche, cuando solo estamos nosotros, podemos fingir que lo que
estamos haciendo está bien. Podemos fingir que no lastimaremos a nadie cuando la
verdad salga a la luz. Podemos fingir que las cosas no cambiarán. Por muy poco
saludable que sea, creo que lo necesito más que nada en este momento. Y creo que
Grady también. El consuelo en sus ojos cuando abre la puerta por la noche y me ve allí,
la forma en que me mira cuando hacemos el amor, la forma en que se aferra a mí
después… lo veo, lo siento. Él me necesita tanto como yo a él.
Pero luego llega la mañana y es como si todo lo que compartimos la noche anterior:
las cosas de las que hablamos, la forma en que nos hacíamos sentir, la conexión que
compartimos, la forma en que nos dormimos envueltos el uno en los brazos del otro, se
desvanece. Grady levanta su muro y es como si nada hubiera pasado.
¿Cómo puede fingir que no siente nada?
A menos que realmente no sienta nada. Quizás para él sea solo sexo.
Pero no puede ser... veo la forma en que me mira. No hay manera de que sea puramente físico.
Mientras estaciono mi camioneta frente a la casa de los padres de Colt, sacudo mi
cabeza para liberarme de la espiral en la que estoy a punto de caer, y salgo antes de
desabrochar a Suzy de su asiento de seguridad y sacarla también. Colt llegó a casa del
hospital hace dos días, pero esta es la primera vez que lo veo desde que le dieron el alta.
El primer día su madre dijo que casi siempre dormía, y ayer invitaron a la familia.
Su padre, Max, está parado en el porche cuando me acerco. Suzy sube corriendo las
escaleras, poniéndose de puntillas mientras lo rodea con sus brazos.
—¡Papa Max!
Agachándose, la atrae para darle un abrazo como es debido.
—Cada vez que te veo estás más grande.
—Pronto cumpliré años —afirma Suzy con total naturalidad—. Entonces, me estoy
haciendo más grande.
Riendo, digo:
—Tu cumpleaños no es hasta dentro de unos meses. No es exactamente lo que
llamaría pronto, princesa.
Max se levanta y alcanza la puerta mosquitera.
—Nana está en la cocina y creo que le vendría bien un poco de ayuda —le dice a
Suzy, y sus ojos se iluminan antes de entrar corriendo sin mirar atrás.
Los Bishop, aunque no tienen parentesco consanguíneo, siempre han sido como una
familia con los Stanton. Suzy ha llamado a Max y Trish “Nana y Papa” desde que
aprendió a hablar, y Colt siempre ha sido su tío. Lo mismo ocurre con Shooter y Cope,
pero ella definitivamente tiene preferencia por Shooter. Probablemente porque la
malcría muchísimo.
Levantando la barbilla hacia él, meto las manos en los bolsillos de mis vaqueros.
—¿Cómo le va hoy?
Colt sufrió lesiones en el hombro, la muñeca y las costillas debido al accidente. Tuvo
que someterse a una cirugía reconstructiva del hombro izquierdo por un desgarro del
labrum y del manguito rotador, su muñeca de la mano dominante está fracturada, pero
afortunadamente no necesitó cirugía y se rompió un par de costillas cuando el toro lo
pisó. En general, está bastante golpeado, pero a la larga estará bien, que es lo que
realmente importa.
—Ha estado bastante de mal humor toda la mañana, pero eso era de esperarse —
dice Max, sacando su paquete de cigarrillos y encendiendo uno—. Está enojado por
todo esto y no puedo culparlo.
Si alguien entiende por lo que está pasando Colt en este momento, es Max. Durante
su carrera, sufrió lesiones mucho peores que acabaron con sus días de rodeo y que casi
lo matan. Estaba en su mejor momento, un nombre conocido en todo el mundo, cuando
un accidente cambió todo para él. Por lo que Colt me dijo en el pasado, fue un momento
difícil en su casa después del accidente. Colt era pequeño, ni siquiera seis años, pero
Max cayó en una depresión bastante profunda de la que le fue difícil salir. No puedo
imaginarme pasando por algo así, y él no era mucho mayor que Colt cuando sucedió.
—¿Está bien si entro?
Él asiente y da otra calada.
—Por favor. Estoy seguro de que estará feliz de verte. Sterling y Shooter estuvieron
aquí antes, lo que ayudó.
Exhalo una carcajada.
—Sí, a todos se nos ocurrió un horario para venir a verlo antes de salir de viaje
mañana. Daisy y Jessie deberían venir más tarde esta noche con la cena para vosotros, y
Clem pasará mañana. Lo hablamos con Trish, pero supongo que es posible que no lo
hayas oído.
—Lo adivinaste. —Él se ríe—. Ha estado destrozada los últimos días, pero creo que
ayuda ahora que él ha regresado del hospital y sabemos que estará bien.
La casa es cálida y huele a productos horneados cuando entro por la puerta
principal. Pan de plátano y algo más. Si tuviera que adivinar, la mamá de Colt, Trish,
está horneando para calmar sus nervios. Al crecer, nuestro grupo de amigos siempre
tenía abundantes galletas, pasteles y muffins porque así era como ella lidiaba con sus
sentimientos. Si estaba feliz, horneaba. Si estaba estresada, horneaba.
Hablando de Trish, asoma la cabeza por la esquina que conduce a la cocina. Una
sonrisa se dibuja en su rostro cuando hacemos contacto visual y entra a la habitación
secándose las manos con el paño de cocina sujeto a su delantal.
—Hola, Boone —murmura mientras me abraza—. Es un placer verte.
—Es un placer verte también —respondo.
—¡Papá, mira! —Suzy dobla la esquina, con una gran sonrisa en su rostro mientras
me muestra el delantal que lleva, que es perfectamente de su talla pero combina con el
que lleva Trish—. ¡Mira lo que Nana me dio!
—Denise lo hizo para ella —dice Trish, sonriendo—. ¿No es lindo?
—Lo es —estoy de acuerdo—. ¿Le diste las gracias?
—Por supuesto que sí —murmura Trish—. Ella conoce sus modales. —Le guiña un
ojo a Suzy y luego Suzy se ríe.
Señalando con la cabeza hacia la cocina, digo:
—Huele bien, sea lo que sea que estés horneando.
—Te prepararé un plato para que te lo lleves a casa cuando te vayas. —Haciendo un
gesto hacia las escaleras, dice—: Colt está en su habitación.
—Gracias. —Sonrío antes de subir las escaleras. He estado dentro de esta casa casi
tanto como en la mía, así que la conozco como la palma de mi mano. A pesar de la
diferencia de edad entre Colt y yo, todavía éramos bastante cercanos mientras
crecíamos, especialmente cuando éramos adolescentes. Sobre todo porque nuestros
padres también son muy buenos amigos.
La casa de la infancia de Colt es muy acogedora y tradicional. Fotos de Colt y su
hermana gemela, Cora, se alinean en los pasillos, hay trofeos y premios de todos sus
logros mientras crecían. Puedes sentir el amor entre estas cuatro paredes. La segunda
puerta a la derecha es la de Colt. Levantando el puño, golpeo suavemente la madera,
esperando el permiso para entrar. Está recostado en su cama, medio sentado, medio
acostado, cuando entro, y el televisor de su cómoda está encendido, reproduciendo una
película que creo que nunca he visto.
—Hola, hombre. —Cerrando la puerta detrás de mí, cruzo el espacio y me siento en
la silla del escritorio que está al lado de su cama—. ¿Como te sientes?
—Como si me hubiera pisoteado un toro. —Colt se ríe profundamente y luego
inmediatamente hace una mueca—. Ay, joder, eso duele.
—Joder, lo siento, Colt.
—Eh, peligros del trabajo, ¿verdad?
Asiento, porque sí, realmente lo es. Todos conocemos los riesgos que conlleva.
—¿Sabes cuánto tiempo te quedarás aquí?
—Probablemente solo hasta que pueda moverme y hacer cosas básicas sin sentir un
dolor insoportable. Fue la mejor solución que se nos ocurrió y que no implicaba que mis
padres se quedaran en mi casa. —Apaga la película y tira el control remoto a un lado—.
¿Se van mañana?
Ahora es mi turno de hacer una mueca. Colt estará fuera por el resto de la
temporada, lo cual era de esperarse, pero todavía me siento como una mierda hablando
de eso.
—Sí, por la mañana ¿Creen que estarás mejor la próxima temporada?
—Quién sabe. —Él deja escapar un suspiro—. Tendré que hacer mucha fisioterapia
tan pronto como pueda. Con suerte, como todavía falta tiempo, estaré bien.
Al encontrar su mirada, le digo:
—Sé que estás decepcionado porque tu temporada terminó, pero realmente me
alegro de que estés bien, hombre. Podría haber sido mucho peor y sé que eso no hace
que nada sea más fácil en este momento, pero me alegro de que estés aquí.
Sus labios están apretados en una línea apretada, sus cejas juntas y sus ojos están
inyectados en sangre y un poco brillantes. Me duele el corazón por él y por lo que está
pasando.
—Joder, apesta —murmura—. No voy a mentir. Estaba teniendo una gran
temporada, estaba en camino de patearte el culo.
—Bueno, no creo que tanto así —bromeo, soltando una carcajada.
Me golpea con su mano buena.
—Dime algo jugoso para dejar de pensar en esta mierda.
Dedico el siguiente rato a contarle todo lo que ha pasado entre Grady y yo desde la
última vez que hablamos de ello. Sus ojos están muy abiertos por la sorpresa todo el
tiempo mientras escucha atentamente. Cuando termino, siento como si me hubieran
quitado un peso de encima. No me di cuenta de lo mucho que necesitaba sacarlo todo a
la luz hasta ahora.
—Joder —respira—. Realmente sabes cómo cumplir cuando un hombre está
deprimido y necesita distracción.
—Me alegro de poder ser de utilidad —digo inexpresivamente.
—Pero de verdad, ¿qué vas a hacer?
—No lo sé —respondo honestamente—. Quiero decírselo a Jade. Quiero sacarlo a la
luz, para que ella pueda reaccionar como necesite y, con suerte, podamos dejarlo atrás.
Colt resopla y luego vuelve a hacer una mueca.
—¿De verdad crees que ella lo superará y que tú y Grady vivirán felices para
siempre?
—Bueno, no, estoy seguro de que estará enojada y herida, pero conozco a Jade, y
cuando se trata de eso, creo que una vez que se permita sentir lo que siente, creo que
querrá que seamos felices.
—No lo sé, amigo. Te estás tirando a su hermanito.
—Oye, cuando lo dices así, suena enfermo. Él es un adulto.
—Lo sé, pero no es como si hubieras pasado página con un extraño. Lo hiciste
adelante con su hermano. Eso va a doler.
Con un suspiro, me paso una mano por la boca y me aliso el bigote.
—¿Entonces qué sugieres?
—¿Por qué cojones me miras como si fuera el gurú del amor que lo sabe todo?
Actúas como si alguna vez en mi vida hubiera tenido una relación seria.
—No, pero claramente tienes una opinión —respondo—. Entonces, escuchémosla.
—Creo que lo que tenéis, aunque intenso, todavía es nuevo. Si fuera yo,
probablemente esperaría y vería a dónde va mientras estáis de viaje el resto de esta
temporada, y si todavía se siente real y serio cuando lleguéis a casa, entonces tal vez
habría que sentarse con ella y decírselo. No hay razón para perturbar las cosas ahora
por algo que podría esfumarse.
De repente, se me ponen los pelos de punta al sentirme extrañamente a la defensiva
sobre lo que Grady y yo compartimos.
—No va a desaparecer —gruño.
—Relájate. —Una sonrisa se dibuja en el rostro de Colt—. Solo digo. Dale tiempo
¿Cuál es la diferencia entre decirle ahora y en septiembre, sinceramente?
—¿El hecho de que no tendría que seguir mintiendo?
—Boone… escúchame o no me escuches, realmente no me importa. Eres un adulto y
puedes hacer lo que quieras. Pero estoy a punto de tomar mis medicamentos y me va a
dar sueño, así que ahí estamos. Adiós.
No puedo evitar reírme de su franqueza mientras me levanto de la silla.
—Gracias por el consejo, Colt. Planeo comunicarme con frecuencia, así que no
ignores mis mensajes.
—Sí, sí.
—Te amo. Me alegro de que vayas a estar bien.
Sus rasgos se suavizan cuando me mira.
—Gracias. También te amo, hombre.
Durante el viaje a casa, pienso en lo que dijo. Colt tiene razón, aunque nunca se lo
diría. Quizás esperar hasta que regresemos a casa del viaje sería la decisión más
inteligente. Nos daría tiempo para resolver lo que sea que haya entre nosotros sin
presión.
Es algo a considerar.
Son poco más de las nueve y finalmente estoy empezando a lavar los platos de la
cena. Suzy se fue a la cama hace aproximadamente una hora después del subidón de
azúcar que tuvo por comer todos los postres en la casa de los padres de Colt. La música
suena suavemente desde el altavoz Bluetooth que está conectado a mi teléfono mientras
enjuago los platos y cargo el lavavajillas.
Estoy terminando de limpiar las encimeras cuando Jade entra a la cocina.
Últimamente ha pasado mucho tiempo en su habitación y probablemente se deba a que
le resulta un poco incómodo vivir con su excónyuge. Puede que compartamos la
custodia y nos llevemos bien, pero incluso para mí, sigue siendo extraño vivir juntos. Lo
rectificaremos tan pronto como termine la temporada, pero aún así, estoy seguro de que
no es divertido para ella tener a su exmarido en su espacio.
—Oye —le digo por encima del hombro, pongo una cápsula de detergente en el
lavavajillas y lo enciendo.
—¿Podemos hablar por favor?
Mirándola, se sienta en uno de los taburetes de la encimera y no parece feliz. Me
seco las manos, tiro el trapo sobre la encimera y me giro para mirarla, apoyando mi culo
en el borde.
—¿Sí, que pasa?
Jade no me mira. Su mandíbula está apretada y está jugando con sus manos, lo cual
es un fuerte indicio de que está enojada.
—Me debatí sobre si debería decir algo porque, en circunstancias normales,
realmente no sería asunto mío, pero cuanto más pensaba en esto, más me enojaba y más
sabía que no podía no decir nada.
Oh, joder. Por favor, que esto no sea lo que creo que es.
—Jade, ¿qué está pasando?
—La otra noche me desperté con picazón en la garganta. Mi botella de agua no
estaba junto a mi cama como suele estar. —No no no—. Entonces decidí bajar y tomar un
vaso de agua antes de volver a la cama. —Mierda. Joder. Mi corazón late con fuerza
dentro de mi pecho, el sudor cubre mi cuerpo. Sucede en cámara lenta. Dolorosamente
lento—. Imagínate mi sorpresa cuando doblo la esquina para entrar a mi cocina y
encontrarte a ti y a Grady ahí.
—Jade-
—No, Boone —me interrumpe—. ¿Por cuánto tiempo ha estado sucediendo esto?
Estoy congelado. No sé qué decir ni a dónde ir desde aquí. El consejo de Colt de
esperar hasta el final de la temporada, ver adónde vamos Grady y yo, ya no existe. Mi
reacción instintiva, por mucho que odie admitirlo, es mentir, pero no puedo. Ella nos vio
¿Cuánto vio? Repaso esa noche en mi cabeza, dejando escapar solo una pizca de alivio
cuando recuerdo que lo máximo que hicimos en la cocina fue besarnos. Todo lo demás
se hizo detrás de la privacidad de la puerta cerrada de Grady.
Como si las cosas no pudieran empeorar, antes de que pueda intentar explicarme, lo
escucho. Se me erizan los pelos de la nuca y se me hiela la sangre cuando el crujido de
Grady abriendo su puerta llega a mis oídos. Al mismo tiempo, Jade y yo miramos
lentamente en esa dirección, y juro que mi corazón deja de latir mientras veo a Grady
salir de su habitación. Se detiene abruptamente cuando levanta la vista y nos ve a los
dos mirándolo.
—Eh, ¿hola? —murmura, con clara confusión en su tono.
Esto no terminará bien.
34
Grady Wilde
¿Qué carajo está pasando?
El rostro de mi hermana es completamente ilegible mientras me mira fijamente,
mientras que Boone parece estar tratando de decirme algo solo con sus ojos, pero no
comprendo su telequinesis.
—Siéntate, Grady —ladra Jade, su tono me tomó por sorpresa. Mis ojos van de ella a
Boone nuevamente y, de repente, la mirada en sus ojos es clara. Ella lo sabe.
Mientras mis piernas me llevan desde la puerta hasta la encimera, no se sienten
unidas a mi cuerpo. Me siento en el taburete de la barra en el extremo opuesto de la
encimera donde está Jade, con Boone junto al fregadero. Nadie habla por un momento,
simplemente existe una tensión extrema flotando en el aire. Es suficiente para
asfixiarme y creo que podría querer vomitar.
—¿Qué pasa? —finalmente pregunto cuando ya no puedo soportar más el silencio.
—¿Cuánto tiempo os habéis estado liando Boone y tú a mis espaldas? —Jade escupe,
haciéndome casi tragarme mi propia lengua.
—Jade, esto es entre tú y yo —dice Boone—. Déjalo fuera de esto.
Mi hermana se ríe sin humor y se pasa una mano por el pelo.
—Tienes que estar bromeando, Boone. —Deslizándose del taburete, nos mira a los
dos, con el dolor y la ira escritos en todo su rostro. Mi estómago da un vuelco en mi
garganta—. Atrapo a mi exmarido y a mi hermano besándose en la cocina en medio de la
noche, ¿y tienes el puto descaro de decirme que lo deje fuera de esto? ¿Cómo coño esto
es entre tú y yo? Claramente, es entre tú y él.
Hace un gesto hacia mí mientras enfatiza la última parte, y es un cuchillo en el puto
pecho. Un cuchillo que sé de todo corazón que merezco.
—¿Por cuánto tiempo ha sucedido esto? —pregunta de nuevo, pero no consigo
responder.
La mandíbula de Boone está tan apretada que no me sorprendería que se rompiera
un molar. Tiene el ceño fruncido y su rostro es de un tono rojo.
—Jade, déjame…
—¡Joder, Boone! —grita Jade—. Solo responde la puta pregunta ¿Por cuánto tiempo
ha sucedido esto?
Hay una parte de mí que desea, egoístamente, que mienta. Que diga que fue algo de
una sola vez. Un lapso. Pero no lo hará. No importa cuán complicada y jodida sea la
situación en la que nos hemos metido, en el fondo, Boone es una buena persona. Es
honesto y afectuoso, y sé que lo último que querría hacer es lastimar a alguien.
Aún así, me roba el aire de los pulmones cuando exhala un suspiro profundo y
resignado y dice:
—No mucho. Justo antes de que comenzara la temporada.
Jade deja escapar un suspiro, con los ojos vidriosos por las lágrimas no derramadas,
deslizándose hacia mí.
—¿Como pudiste?
La punta de mi nariz arde mientras mis ojos se nublan, el corazón se rompe en un
millón de pedazos, mientras Jade me mira como si ni siquiera me reconociera.
—Lo siento mucho, Jade. —La emoción obstruye mi garganta, mi voz está quebrada
—. Se suponía que esto nunca iba a suceder. Intentamos ignorarlo.
No me atrevo a mirar a Boone. Me temo que si lo hago, verá escrito en mi cara lo
mucho que él significa para mí. Ella verá que esto no fue solo una aventura, no importa
cuánto realmente intenté hacerme creer que lo era.
Ella nunca me va a perdonar por esto.
—No puedo creer esto —murmura Jade, con las manos entrelazadas detrás del
cuello. Parece que ha visto un fantasma—. Me voy a la cama. No puedo miraros a
ninguno de los dos.
—Jade, por favor —le ruego, ni siquiera totalmente seguro de lo que estoy rogando.
—No, Grady —dice, señalándome con el dedo—. Ahora no o voy a decir algo de lo
que no pueda retractarme.
Ella sale rápidamente de la cocina sin decir una palabra más, y con ella se va mi
capacidad de pensar, respirar o moverme. Me siento como si estuviera paralizado y
todos mis miembros hubieran perdido su capacidad de funcionar. No sé que hacer
¿Hay algo que pueda hacer? Probablemente no. El pánico en mi mente es tan fuerte que
ni siquiera me doy cuenta de que Boone se acerca hasta que está directamente frente a
mí.
Mi mirada abandona la puerta por donde acaba de pasar mi hermana y encuentra la
de Boone.
—Nos vamos mañana —es todo lo que puedo decir. Mi corazón late tan rápido que
tengo miedo de sufrir un paro cardíaco aquí mismo, en medio de la cocina.
—Solo dale algo de tiempo —dice suavemente, gentilmente, como si estuviera
tratando de apaciguar a un niño.
Boone me toca el hombro y la sensación de su toque es suficiente para sacarme de
este estado de aturdimiento. Con brusquedad, aparto su mano, doy un paso atrás y
pongo la distancia que tanto necesitamos entre nosotros.
—¡No! —gruño—. Te dije que era una mala idea. Te dije que no iba a terminar bien.
Que saldría herida. Yo lo terminé y tú seguiste insistiendo ¿Qué te pasa? —silbo
mientras me paso los dedos por mi cabello y tiro—. ¿Qué me pasa? Somos seres
humanos horribles ¿Cómo pudimos hacerle esto? Ella es mi hermana, Boone. ¡Mi
hermana!
—Grady, respira —susurra, acercándose a mí de nuevo—. Va a estar bien.
Mi piel está caliente, mi cabeza palpita. Me siento perdido y solo, como si acabara de
perder a la única familia que realmente tenía. No pienso mientras mis palmas llegan al
pecho de Boone y lo empujo con todo lo que tengo.
—No va a estar bien, Boone ¡Abre tus putos ojos! ¡Nada está bien!
Mi voz se quiebra en la última palabra mientras las náuseas me invaden. Esto es
exactamente lo que temía que sucediera, pero no podía evitarlo. Como una polilla a una
puta llama, tenía que tenerlo.
Boone flexiona la mandíbula y frunce el ceño con los labios hacia abajo.
—Creo que deberíamos dormir un poco —dice claramente.
No paso por alto que Boone no me echa en cara que en realidad fui yo quien se
acercó a él después de que le dije que habíamos terminado. Estúpidamente, necesitaba
estar ahí para él después de lo que pasó con Colt. No fue él. Fui yo. N o entiendo por
qué no me está criticando por eso, y por qué me permite echarle toda la culpa a él, pero
en este momento, es lo que necesito.
Asintiendo bruscamente, me doy vuelta y vuelvo a mi habitación, donde apenas
pego un ojo. Paso el resto de la noche dando vueltas y vueltas, repitiendo el dolor en el
rostro de Jade… el dolor que yo causé. Saber que mañana tengo que salir de viaje para
pasar el resto de la temporada me hace sentir peor. No hay manera de que pueda hablar
con Jade y tratar de arreglar las cosas por la mañana, lo que significa que esto
probablemente quedará sin resolver durante más de un mes. La idea de no hablar con
mi hermana y saber que está herida por mi culpa durante tanto tiempo me da ganas de
vomitar.
Al mismo tiempo, no puedo perder este trabajo. Es todo lo que siempre he querido y
paga bien. Sería un tonto si lo dejara.
Para cuando el sol empieza a colarse por las persianas, no estoy más preparado para
afrontar el día que hace horas, pero no puedo irme sin al menos intentar hablar con
Jade. Incluso si ella no quiere hablar conmigo. La casa está en silencio cuando salgo de
mi habitació, no hay televisión, ni sonido de Suzy corriendo. Por un momento, creo que
tal vez se fue. Quizás perdí la oportunidad de hablar con ella antes de irme, pero luego
la veo.
Afuera, sentada en el último escalón de la terraza, lanzando una pelota para que
Mabel la vaya a buscar, está mi hermana. Hay una taza rosa y blanca a su lado, llena de
lo que sé que es café, y ella todavía está en pijama. Mi corazón está en mi garganta
cuando salgo. Ella muy bien podría decirme que me vaya, espero que no lo haga, pero
podría hacerlo. Me siento a su lado y miro a Mabel en el patio.
Hay un silencio asfixiante entre nosotros. Es tenso y espeso, más incómodo que el
calor del verano de las primeras horas de la mañana.
—¿Dónde está Suzy? —pregunto, necesitando llenar el silencio con algo más que el
canto de los pájaros.
Jade agarra su taza, se la lleva a los labios y toma un sorbo antes de responder.
—Boone la llevó a desayunar antes de que tengáis que iros.
Con el estómago revuelto, asiento y respiro profundamente antes de preguntar:
—¿Podemos hablar, por favor?
Exhalando un suspiro, como si supiera que esto iba a suceder, se rodea las rodillas
con los brazos.
—Realmente no sé qué decirte, Grady.
Hay un claro indicio de dolor en su tono, y me corta justo en el pecho. Me siento
como un gran pedazo de mierda porque sabía que si ella se enteraba saldría herida y,
aun así, lo hice de todos modos ¿Qué dice eso sobre mí como persona? ¿Como
hermano? ¿Que pongo mis propias necesidades por encima de las de los demás? ¿Qué
me pasa?
—Jade, lo siento mucho. —Se me cierra la garganta y siento que la presión se
acumula detrás de mis ojos—. Quiero que sepas que decidí ir solo durante el resto de la
temporada y alojarme en hoteles. Así que ya no me quedaré en la caravana con Boone.
Ella resopla y pone los ojos en blanco.
—Bueno, esa es una decisión un poco tonta, ¿no crees? Eso te va a costar una
fortuna.
—Hablé con Hannah, ella pudo conseguirme un presupuesto de alojamiento.
Todavía tendré que pagar por otros, pero no será tan malo.
Jade finalmente gira la cabeza y su mirada encuentra la mía.
—Es una pérdida de dinero cuando hay una caravana en perfecto estado en la que
puedes dormir gratis. No desperdicies tu dinero por mí, especialmente cuando ya has
demostrado que mis sentimientos no son tan importantes cuando haces algo.
El hoyo en mi estómago crece.
—Tus sentimientos sí importan, Jade —respondo, mi voz se quiebra al escuchar su
nombre.
—¿De verdad? Dime, Grady… ¿importaron antes o después de que te acostaras con
mi exmarido? Vaya que no esperaste mucho para meterte y ocupar mi lugar, ¿verdad?
Me lo merezco, lo sé, pero joder, duele.
—No fue así —grazno.
Pasándose una mano por la cara, Jade se levanta y me mira.
—No quiero hacer esto contigo ahora, Grady. No puedo tener esta conversación
contigo. Por favor, solo... —se le quiebra la voz y hace una pausa, con los ojos llenos de
lágrimas—. Por favor, ve a terminar la temporada y podremos hablar cuando regreses,
¿vale?
No espera a que responda mientras llama a Mabel y entra. Me siento afuera por un
momento, tratando de estabilizar mi respiración y controlar mis nervios. Obligarla a
hablar conmigo no va a mejorar nada, pero siento que irme sin hablar con ella es igual
de malo.
Después de un rato, regreso a mi habitación y me encierro allí mientras termino de
empacar. Quise decir lo que le dije a Jade... iré solo en mi coche. No hay manera de que
pueda estar a solas con Boone en su camioneta durante horas mientras nos dirigimos al
siguiente lugar. necesito alejarme un poco de él, y esta es la única manera que conozco,
dado lo estrechamente que tenemos que trabajar juntos.
Realmente jodí esto, ¿no?
35
Boone Stanton
—¿Deberíamos comprar otro bidón de cerveza?
—Probablemente —murmuro, deambulando por la panadería en la tienda de
comestibles en la que estamos Shooter y yo, abasteciéndonos de comida para esta
semana.
Estaremos en Dirks, Colorado, durante los próximos cinco días, y las noches de
rodeo consecutivas comenzarán mañana. Llegamos a la ciudad esta mañana, de ahí la
compra, y simplemente estoy fuera de mí. Ha pasado más de una semana desde que
dejamos Copper Lake y volvimos al viaje, y en ese tiempo apenas he hablado con
Grady. Ha sido un puto profesional en desaparecer a menos que realmente tengamos
que estar cerca el uno del otro. Ya ni siquiera se queda en el camping.
—¿Finalmente vas a decirme qué te tiene deprimido? —pregunta Shooter, tomando
un paquete de muffins de arándanos de la mesa y colocándolos en el carrito. Él sabe que
Jade se enteró de lo mío con Grady. No había forma de ocultárselo cuando era obvio
que algo estaba pasando cuando Grady no viajó conmigo.
—No estoy deprimido —miento—. Estoy bien.
—No estás bien —insiste—. Incluso tu increíble y casi perfecta victoria del fin de
semana pasada no te animó ¿Se trata de Grady?
Shooter tiene razón. Obtuve un noventa y ocho en la segunda noche del rodeo en
Monroe el fin de semana pasado. Cien es una puntuación perfecta y es algo que
ninguno de nosotros ha alcanzado jamás. Es un puntaje que debería haberme dejado
todavía emocionado pero, aunque estoy orgulloso de él, simplemente no me animó. He
estado de un humor de mierda desde que ocurrió todo el enfrentamiento con Jade, y
odio que Grady ni siquiera me hable.
—¿Y qué si lo es? —murmuro, empujando el carrito por la esquina hacia el siguiente
pasillo.
—Joder, realmente te preocupas por él, ¿no?
Frunciendo el ceño, digo:
—Por supuesto que me preocupo por él, idiota ¿Hace cuánto que lo conozco?
—Eso no es lo que quiero decir, y lo sabes.
—No, no creo que lo sepa. —No sé por qué estoy siendo deliberadamente obtuso. Sé
exactamente lo que quiere decir, pero no estoy dispuesto a admitirlo.
Afortunadamente, Shooter deja el tema, al menos por ahora, y terminamos de
comprar lo que necesitamos. Después de cargarlo todo en la parte trasera de mi
camioneta, subimos al interior y nos dirigimos hacia el campamento. Está a solo diez
minutos de esta tienda. Desafortunadamente para mí, el hecho de que Shooter dejara el
tema solo duró nuestro viaje de compras.
—Háblame, hombre —murmura, moviéndose en su asiento hasta quedar frente a
mí.
—¿De qué?
—Dios, eres jodidamente molesto cuando tienes el corazón roto.
—No tengo el corazón roto.
Shooter resopla.
—Sí, lo tienes, Boone. Estás deprimido, triste y enojado y, francamente, me alegra un
poco ver que, después de todo, tienes corazón.
—¿Qué coño significa eso?
—Calma, hombre —dice riendo—. Simplemente significa que durante toda tu
separación con Jade, parecías totalmente bien. Joder, tardaste una eternidad en
decírnoslo a cualquiera de nosotros, y nos sorprendimos cuando lo hiciste porque no
teníamos ni idea. Parecías totalmente indiferente con el final de tu matrimonio.
—Eso no quiere decir que no tengo corazón, idiota.
—Está bien, tal vez esa fue una descripción equivocada —admite—. Pero esto es
totalmente diferente a entonces. Realmente te gusta, ¿no?
Lo miro por un momento, preguntándome si debería confiar en él. Claramente no va
a dejarlo pasar, y probablemente me beneficiaría sacar algo de esto de mi pecho. No es
que pueda hablar con Grady sobre eso.
Joder.
—Esto es diferente de cuando mi matrimonio con Jade terminó, porque cuando Jade
y yo admitimos que necesitábamos divorciarnos, creo que ambos ya no nos amábamos.
Se sentía como algo que tenía que suceder, y cuando llegamos a ese punto, ya lo había
superado mentalmente. No fue una ruptura rápida e inesperada. Las cosas entre Jade y
yo estaban mal mucho antes de que lo dejáramos.
—¿Y no es así con Grady?
—No. —Dejo escapar un suspiro, ya sintiéndome frustrado—. La situación con
Grady no se parece en nada a la de Jade. No son iguales en ningún sentido. Me
sorprendió la forma en que Grady me hizo sentir. Por las cosas que quería hacer con él.
—Mis mejillas se calientan y estoy seguro de que están rojas—. Grady era diferente. Es
diferente. Y la intensidad de lo que siento por él me tomó por sorpresa, y luego
simplemente terminó.
—¿Cómo viste que se desarrollaba en tu cabeza? —pregunta, sin juzgar—. A largo
plazo, digo.
Pensando en ello por un momento, digo:
—Realmente no lo sé. Supongo que nunca pensé demasiado en el futuro porque
quería disfrutarlo en el presente y me había engañado a mí mismo haciéndome creer
que era solo físico. Que era simplemente algo que dejaría atrás.
—¿Hablaste con él?
Niego con la cabeza y agarro con más fuerza el volante.
—Él no quiere hablar conmigo.
—¿Y como Jade?
Otro brusco movimiento de cabeza.
—En realidad tampoco hablamos, bueno, sí, pero no sobre eso. Sino principalmente
de Suzy.
Shooter guarda silencio por un segundo mientras tomamos el camino de tierra que
conduce al campamento.
—¿Quieres mi consejo? —me pregunta finalmente mientras estaciono la camioneta.
Lo miro ¿Yo? Supongo que no haría daño.
—Claro.
—Es muy posible que sea algo que superes. Podría pasar. Fue el primer chico con el
que estuviste y de ahí podrían venir tus sentimientos. —Hace una pausa y juro que es
solo para lograr un efecto dramático—. O realmente podría haber más allí. Si ese es el
caso, no dejes que te desconcierte. Dale espacio, pero no demasiado. Pero sé que, si ese
es el caso, dudo mucho que Jade esté de acuerdo fácilmente, y sé que tienes que criar a
Suzy con ella, así que eso puede hacer las cosas más difíciles. Pero si fuera Sterling, de
ninguna manera yo hubiera dejado que algo se interpusiera entre nosotros. Cuando lo
sabes, lo sabes, y a veces no siempre es la situación ideal, pero si así debe ser,
eventualmente lo superaréis.
Maldición. Eso no es lo que pensé que diría. Mi corazón late con fuerza mientras
repito mentalmente sus palabras.
—¿Cuándo te volviste tan… romántico y bueno con tus palabras?
Él sonríe y alcanza la manija de la puerta.
—Duh, cuando Sterling entró en mi vida. Por cierto, de nada. —Con un guiño, sale y
me deja seguirlo.
Como mañana competiremos, esta noche simplemente pasaremos el rato en el
campamento. Decidimos asar algunos filetes y papas al horno sobre la fogata para
cenar, y todos abrimos un par de cervezas mientras suena la música. En cuanto a los
campings, este está bastante vacío para la época del año. Casi no hay gente a nuestro
alrededor, lo cual es bueno.
Alrededor de las siete, me dirijo a la caravana para hablar por FaceTime con Suzy
antes de que ella se vaya a la cama. Suena un par de veces antes de que Jade responda.
—Hola, espera —dice—. Iré a buscarla.
—Bueno. Cuando termine de hablar con ella, ¿podemos hablar tú y yo, por favor?
Jade me mira fijamente a través del teléfono y juro que veo su mandíbula moverse
mientras la aprieta.
—Supongo. —Sube las escaleras saltando, con el teléfono apuntando hacia el techo
mientras camina hacia la habitación de Suzy. Jade abre la puerta y dice—: Suzy, cariño,
papá está en el teléfono.
—¡Papá! —una sonrisa se dibuja en mi rostro ante su emoción. El teléfono tiembla
un poco cuando Jade se lo entrega a Suzy y ella se coloca en su cama—. ¡Hola, papá!
—Hola, princesa ¿Qué estás haciendo?
—Jugando a las Barbies —responde ella—. Barbie y sus amigas van a la playa.
—¿Ah sí?
—Sí. Van a ir a nadar y comer algo en la arena.
—¿Tienen sus trajes de baño?
—Claro, papá. No pueden ir a nadar sin ellos.
—Lo siento mucho, tienes razón ¿Qué estaba pensando?
—¿Dónde está el tío Grady?
Mi pecho se aprieta.
—Él no está aquí ahora mismo, cariño.
Ella suspira dramáticamente. Su pequeña vida es muy dura.
—Pero quiero hablar con él.
—Bueno, lo siento. Tal vez intente llamar a su teléfono.
Suzy y yo hablamos sobre el viaje de sus Barbies a la playa y lo que ha estado
haciendo desde que yo me fui (tuvo una fiesta de pijamas en casa de mis padres que
aparentemente fue “súper divertida”, sus palabras, no las mías) durante
aproximadamente media hora antes de decir que se está cansando y quiere colgar el
teléfono.
—Está bien, te amo, princesa. Vuelve a devolverle el teléfono a tu mami. Tengo que
hablar con ella.
—También te amo, papá. —Casi me mareo mientras espero a que localice a su
madre y le entregue el teléfono.
Jade aparece en la pantalla, pero está mirando a Suzy, no a mí.
—Gracias, cariño. Ve a lavarte los dientes y métete en la cama. Te arroparé una vez
que termine de hablar con tu papá. —Después de unos momentos, ella me mira—. Ey.
—Ey. —De repente, esto se siente incómodo. He perdido todo de lo que quería
hablar, así que digo lo primero que me viene a la mente, y probablemente no sea lo
mejor que puedo decir—. Suzy preguntó por Grady. Ella quiere hablar con él. Tal vez
déjala que lo llame mañana si tienes tiempo.
Sus ojos se estrechan.
—Entiendo.
—Jade, tenemos que hablar. Esto no puede seguir así. Necesitamos arreglar las
cosas, por el bien de Suzy.
—Oh, lo siento —espeta—. Tal vez deberías haber pensado en eso antes de acostarte
con mi hermano y ocultármelo.
Hago una mueca antes de poder detenerme. Odio saber cuánto le ha dolido esto.
—¿Hubieras preferido que te lo dijera de inmediato? ¿Eso te habría sentado mejor?
Si las miradas mataran, ya estaría muerto hace mucho tiempo.
—Para ser honesta, preferiría que no hubiera sucedido en absoluto.
A pesar de lo molesto que estoy por la situación, ya que Grady no quiere hablar
conmigo, entiendo qué quiere decir. Nada en esta situación es justo para ella.
—Lo siento, Jade. Sé que esto no es lo ideal, y no es como si ninguno de nosotros se
haya propuesto hacerlo con la intención de lastimarte. Solo sucedió.
—¿Cómo fue que solo sucedió que te hayas acostado con tu cuñado?
—No se trata solo de sexo, Jade. —Me paso una mano por la cara y se me cierra la
garganta por la emoción—. No quise desarrollar sentimientos por él. Nunca estuvo en
mi plan. Eso es lo que solo sucedió.
Mordiéndose el interior de la mejilla, se queda callada por un momento.
—¿Tú...? —aclarándose la garganta, no me mira mientras continúa—. ¿Tú sentías
algo por él cuando todavía estábamos casados?
—¡No! —me apresuro a decir, sacudiendo la cabeza—. Jade, no te engañé. Yo no
haría eso. Nunca vi a Grady de esta manera en ningún momento durante nuestra
relación, te lo prometo.
El silencio cae sobre nosotros por un momento y lo odio. Aunque no me arrepiento
de lo que Grady y yo compartimos, odio haber lastimado a Jade. Ella no se merece eso.
Todavía la amo y ver el dolor que he causado me devora por dentro.
—Boone, no puedo hablar de esto contigo. Todavía estoy muy enojada con ambos.
No tengo la paciencia ni la energía para discutirlo contigo ni con Grady. Necesito
espacio. —Hace una pausa por un momento—. Y cuando llegues a casa, me mudaré con
Michelle hasta que vendamos la casa.
—Jade, no tienes que mudarte. Esa es tu casa. En todo caso, yo puedo irme.
—No, quiero mudarme —insiste, todavía sin hacer contacto visual conmigo—.
Michelle acaba de comprar una casa nueva, está cerca del trabajo y de todos modos
quiere alguien para compartir piso. Ya no quiero vivir en la casa. Además, la niñera de
Michelle es la que ha estado cuidando a Suzy mientras yo estaba en el trabajo, así que
tiene sentido.
Michelle es la mejor amiga de Jade. Han sido amigas desde la escuela secundaria y
ella acaba de pasar por su propio divorcio. Tiene un niño pequeño que tiene
aproximadamente la edad de Suzy.
—Podremos hablar más de esto cuando llegue a casa, Jade. Por favor, no tomes
decisiones precipitadas.
—No me hables con desdén como si tú fueras incapaz de tomar una decisión
responsable —espeta, entrecerrando los ojos cuando me encuentran—. He pensado en
esto y es lo que quiero. Podemos hablar de ello cuando llegues a casa, pero eso no me
hará cambiar de opinión ¿Sabes qué? Tengo que colgar.
Mi reacción instintiva es discutir con ella, pero me trago mis palabras y en lugar de
eso asiento.
—Bueno. Por favor, haz que Suzy llame a Grady. Ella realmente quiere hablar con él,
y él sigue siendo su tío, incluso si estás enojada con él.
—Vete a la mierda, Boone —dice entre dientes—. Soy muy consciente de que
todavía es su tío, ya que es mi puto hermano, pero gracias.
Jade cuelga antes de que pueda decir otra palabra, y probablemente sea lo mejor.
Tiro el teléfono en la cama a mi lado, dejando caer mi cabeza entre mis manos. Qué
puto lío. La peor parte de todo esto es lo mucho que extraño tener a Grady cerca. Solo
ha pasado una semana, pero no puedo soportarlo. Quiero hablar con él. Pensando en el
consejo de Shooter, sé que necesito darle espacio, pero no sé cuánto tiempo más podré
seguir haciéndolo.
Egoístamente, no puedo evitar preguntarme si esto es tan difícil para él como lo es
para mí ¿Quiere hablar conmigo y simplemente es terco y no se lo permite? ¿O ya lo
superó todo? ¿No soy más que un error que él cometió? Solo deseo con todas mis
fuerzas que no sea lo último.
36
Grady Wilde
—Va a ser divertido —me convence Xander mientras caminamos hacia Boots and
Bourbon, el bar al que me insistó para que viniera esta noche—. Confía en mí.
—Sí, ya veremos —murmuro en voz baja.
El grupo de Copper Lake ya está aquí, ya que llegaron tan pronto como terminó el
rodeo. No creo que ninguno de ellos se haya cambiado antes de venir. Lo máximo que
hicieron fue quitarse las chaparreras 11, lo cual, en mi opinión, es una verdadera lástima.
Xander vino conmigo a mi habitación después del rodeo para que pudiera dejar mi
equipo, razón por la cual llegamos más tarde que los demás. Afortunadamente, el hotel
en el que me quedaré esta semana está a una cuadra del bar, así que puedo beber esta
noche sin preocuparme por tener que conducir.
Mi estómago es un desastre al saber que estaré cerca de Boone. He logrado evitarlo
desde que dejamos Copper Lake hace casi un mes, pero sé que eso no durará para
siempre. No ha sido fácil. No me di cuenta de lo necesitado que me volví de él hasta
que pasó toda esta mierda. Hemos hablado algunas veces por aquí y por allá, pero en su
mayor parte, he tratado de mantener la distancia. Es lo mejor. Incluso en las noches en
que pasó el tiempo con todos en su campamento, me mantengo alejado de él a
propósito y definitivamente me voy mucho antes de que cualquiera se vaya a la cama.
Creo que lo peor que podría hacer es terminar a solas con él, porque no confío en mí
mismo para mantener mis manos quietas. Lo extraño.
He hablado con Jade varias veces cuando llamé para hablar con Suzy, pero ella
mantiene su postura de que tenemos que hablar una vez que esté en casa. Al parecer no
antes. Todo ha sido jodidamente difícil. Siento como si hubiera perdido a las personas
que más significan para mí y es mi culpa. No tengo a nadie a quien culpar excepto a mí
mismo. Fui yo quien traicionó la confianza de mi hermana y seguí ocultándolo. Fui yo
quien me permití desarrollar sentimientos por alguien que sabía que no debía.
Xander prácticamente me rogó que saliera esta noche, y al principio quise decirle
que no. Pero luego me puse a pensar en ello y tal vez sea bueno para mí. Estoy atrapado
en el viaje con estos chicos, ya sea que Boone y yo hablemos o no. También podría
aprovecharlo al máximo. No puedo refugiarme en mi habitación de hotel todas las
noches, quiero decir, podría, pero ¿qué tiene eso de divertido? Me volvería loco.
Entonces, a regañadientes, acepté, pero ahora mi corazón late con fuerza mientras la
ansiedad se arremolina dentro de mí.
11
Son revestimientos resistentes para las piernas que consisten en polainas y un cinturón. Se ciñen
sobre los pantalones con un cinturón integrado, pero a diferencia de los pantalones no tienen asiento y no
se unen en la entrepierna. Están diseñadas para proporcionar una protección para las piernas y se hacen
generalmente de cuero o un material similar al cuero.
Abriéndose paso entre la multitud, encontramos a todos en la esquina trasera del
bar. Han juntado un par de mesas y parece que ya tienen algunas jarras de cerveza.
Xander ocupa el lugar justo al lado de Cope y yo me siento a su lado. Un rápido barrido
de la mesa me muestra que Boone está al otro lado, a unas cuantas sillas de mí, y
nuestras miradas se encuentran por un breve momento antes de que yo aparte la
mirada. Por supuesto, él ya estaba mirándome.
—Vaya, el pequeño Wilde finalmente nos honró con su presencia —bromea Shooter
—. Qué linda sorpresa.
Una sonrisa aparece en mis labios mientras le enseño el dedo del medio antes de
servirme un vaso de cerveza. No sé qué les habrá contado Boone sobre por qué no me
quedaré en los campamentos, pero yo no les contaré nada. Xander lo sabe, lo que a su
vez probablemente significa que Cope también lo sabe, pero eso es todo.
Una cerveza rápidamente se convierte en muchas más a medida que pasa el tiempo.
Todos pedimos algo de comida para la mesa, comemos, charlamos, reímos y bebemos.
Cuanto más bebo, más feliz estoy de que Xander me obligara a venir. Tenía razón... esto
es lo que necesitaba. No hay ninguna razón por la que no pueda seguir divirtiéndome
con todos mientras evito coquetear con Boone.
Sin embargo, eso no significa que no lo mire en cualquier oportunidad que tenga
¿Cómo no podría? Es jodidamente hermoso. Actualmente está ocupado jugando al
billar con Daisy, Sterling y Jessie, así que puedo admirarlo con seguridad desde mi
asiento sin riesgo de que se dé cuenta. Una especie de victoria, en mi opinión.
—¿Cuánto tiempo vas a viajar con nosotros? —le pregunto a Xander mientras sirvo
otra cerveza.
—Solo esta semana. —Él extiende su vaso y me pide en silencio que se lo llene
también—. No quiero estar mucho tiempo lejos de los animales, especialmente con la
nueva cría.
—Pero alguien los está cuidando, ¿verdad?
—Sí. Teníamos un chico que habíamos contratado para ayudar a mi tía con
regularidad, que también ayudaba con los animales míos y de Cope cuando ambos nos
íbamos, pero consiguió un nuevo trabajo en Cheyenne y se mudó. El hijo de los
Hendrickson, que viven al otro lado de nosotros, está en casa durante el verano después
de la universidad, así que ahora lo tenemos controlando nuestros animales dos veces al
día.
—¿Te gustaría poder quedarte toda la temporada?
—Eh, sí y no. —Xander inclina su mano en un movimiento “más o menos”—. Sí,
porque extraño a Cope cada vez que estamos separados, pero no, porque nunca
trabajaría si viajara toda la temporada. Estoy tan atrapado en todo que es imposible
concentrarme.
—Eso tiene sentido. —El movimiento se apodera de las mesas de billar y, cuando
miro, tengo la suerte de ver a Boone inclinado sobre la mesa mientras realiza su tiro. Un
gemido se forma en el fondo de mi garganta antes de que pueda detenerlo al ver sus
Wranglers desgastados y cubiertos de polvo extendidos sobre su bonito culo.
Xander se ríe y niega con la cabeza.
—Te tiene mal, amigo mío.
Gimiendo, me paso una mano por la cara.
—Sí —admito con un resoplido—. Ni siquiera puedo mentir.
—¿Habéis hablado?
—No precisamente. Hemos hablado aquí y allá, pero nunca nada que valga la pena.
—¿Y con Jade? ¿Has hablado con ella?
—No. —Bebo el resto de la cerveza en mi vaso. Cuando me iba a servir otro, me doy
cuenta de que ninguno tiene—. Mierda, iré por un poco más.
En la barra, pido unas cuantas jarras más. Mientras espero, miro alrededor del lugar
y noto lo ajetreado que ha estado desde que llegamos. Ya es casi medianoche y está
prácticamente lleno. Un chico que parece tener más o menos mi edad se acerca a la
barra. Deja su vaso vacío y le indica al camarero que quiere otro. Probablemente ambos
estaremos esperando un rato con lo ocupado que está.
—Hola —grita por encima del sonido de la música y la charla.
—Hola —respondo con una sonrisa.
Ahora que lo estoy mirando realmente, parece mayor de lo que pensé originalmente.
Quizás más cerca de los treinta. Su cabello es rubio, más claro que el mío y un poco más
largo también. Huele a colonia cara, y aunque está bien, también es un poco exagerado,
especialmente por lo cerca que está de mí. Sus ojos están inyectados en sangre y
vidriosos, haciéndome saber que está drogado o borracho. Tal vez ambos.
Inclinándose, me dice al oído:
—Eres lindo. No te había visto aquí antes.
—Uh, gracias —murmuro, mirando a mi alrededor. Mis ojos parecen gravitar
automáticamente hacia donde está Boone y, por supuesto, él ya está mirando en esa
dirección, con los ojos entrecerrados—. No soy de aquí.
—¿De dónde eres?
Dios mío, lo último que quiero hacer es entablar una charla casual.
—Wyoming.
—¿Qué te trae por aquí entonces? —pregunta dando un pequeño paso hacia mí,
estoy seguro de que para poder escucharme mejor.
—El rodeo.
Sus labios se curvan en una sonrisa.
—Oh, un vaquero, ¿verdad?
¿Qué? ¿Qué parte de mí luce como vaquero?
—Eh, no. En realidad, yo...
El barman deja mis tres jarras de cerveza frente a mí, afortunadamente salvándome
de tener que continuar con esta conversación. Saco mi billetera y le entrego mi tarjeta al
chico detrás de la encimera. Cuando voy a agarrar el mango de los tres lanzadores, el
chico conversador a mi lado me detiene.
—Ven, déjame ayudarte.
—Oh, está bien —murmuro—. Creo que yo puedo.
—No seas grosero —responde, agarrando una de las jarras de todos modos—. Si
alguien se ofrece a ayudarte, simplemente dile gracias.
¿Qué coño? ¿Este tipo va en serio?
—No pedí tu ayuda. —Cuando trato de quitarle la tercera jarra de las manos, él se
echa hacia atrás y parte de la cerveza se derrama sobre su mano.
—Oye, idiota, no creo que él quiera tu ayuda.
Al mismo tiempo, el extraño y yo volvemos la cabeza para mirar la fuente de esa
voz. Boone. Sus ojos están fijos en el chico frente a mí, y vaya, parece enojado.
—Métete de tus propios asuntos, amigo —farfulla el tipo, todavía sin darme la jarra.
Boone se acerca, elevándose sobre nosotros dos en este punto.
—No soy tu puto amigo, amigo. Ahora, te sugiero que le devuelvas su cerveza antes
de que tenga que arrastrarte afuera por el cuello de tu camisa de mal gusto y realmente
avergonzarte.
Hostia puta ¿Por qué Boone estando enojado mientras amenaza a alguien es tan
jodidamente sexy?
El tipo mira a Boone con los ojos muy abiertos y la boca abriéndose y cerrándose
como un pez fuera del agua. Apenas me mira antes de empujar la jarra hacia mí,
derramando más cerveza.
—Listo ¿Feliz? —le pregunta a Boone.
Lo que creo que es un gruñido retumba en la garganta de Boone.
—No, no estoy feliz. Derramaste cerveza sobre su mano. Busca algunas servilletas
antes de que se ponga todo pegajoso.
—E-eso no será neces...
Boone me interrumpe.
—No, será necesario, G. Nadie te va a faltar el respeto y salirse con la suya.
Yyyyy estoy oficialmente cachondo. Un sonrojo recorre mis mejillas ante la autoridad en
su voz y la forma en que el tipo se apresura a agarrar una pila de servilletas de la barra
detrás de él, empujándolas hacia mí.
—Ten.
—Muy bien —murmura Boone, con voz enfermizamente dulce y ligeramente
trastornada—. Ahora, discúlpate.
—Amigo, tienes que estar bromeando.
—Creí haberte dicho que no era tu puto amigo, ¿y te parece que estoy bromeando?
Discúlpate por hacerlo sentir incómodo y por derramarle cerveza encima. Ven,
practiquemos. —Boone se aclara la garganta con un puño en el pecho—. Di: 'Lamento
ser un idiota. Estoy compensando lo que me falta de habilidad en la cama'.
El tipo se resopla, levantando la cabeza hacia atrás como si le hubieran dado un
puñetazo.
—Vete a la mierda, no diré eso.
Una sonrisa maníaca se dibuja en los labios carnosos de Boone, el bigote, lo juro, lo
hace parecer más malvado.
—Ah, pero ahí es donde te equivocas, amigo. —Hace un gesto hacia nuestros amigos,
donde ya todos nos están mirando—. ¿Ves a esos tipos de allí?
El amigo asiente.
—Somos un grupo de hijos de puta bastante locos que nuestra idea de pasar un
buen rato es pelear con toros salvajes y caballos broncos. Y no apreciamos mucho que la
gente le falte el respeto a uno de los nuestros, y Grady es uno de nosotros. Entonces, te
lo repetiré una vez, y solo una vez, antes de sacarte de aquí y todos nos turnemos para
mostrarte cuánto odiamos la falta de respeto ¿Está claro?
Asintiendo, el chico al menos tiene la decencia de parecer un poco asustado ahora.
No es que lo culpe. Boone es un hombre enorme, en más de un sentido, y no me
gustaría que me hablara así ¿Pero verlo? Esa es una historia completamente diferente.
Boone sonríe.
—Bien. Espero aquí.
El tipo arrastra sus ojos muy abiertos de Boone hacia mí.
—L-lo siento por hacerte sentir incómodo y derramar tu cerveza.
—Ah-ah —interrumpe Boone—. Eso no es lo que practicamos. Dilo correctamente.
—Boone —respiro, queriendo alejarme ya de esta situación.
—No, lo va a decir correctamente ¿No es así, amigo?
El chico aprieta la mandíbula, su cuello y su rostro se sonrojan de un profundo tono
carmesí. Por vergüenza o enojo, no estoy seguro. Tal vez un poco de ambas cosas. Sus
hombros se hunden cuando parece ceder ante su destino, me mira y murmura:
—Lamento ser un idiota. —Sus ojos se posan en Boone, quien hace un movimiento
amplio con la mano como diciendo: continúa. Con los labios apretados en una línea
delgada, exhala un suspiro. Antes de continuar—: Estoy compensando lo que me falta
de habilidad en la cama.
Boone agarra el hombro del chico, haciéndolo sobresaltarse.
—Vaya, eso no fue tan difícil, ¿verdad? Ahora, lárgate de mi vista.
Prácticamente huye de nosotros, y si no estuviera tan abrumado por la cercanía de
Boone y la forma en que defendió mi honor como un caballero de brillante armadura,
probablemente me reiría. Mi mirada se desliza de mala gana hacia Boone.
—Gracias, pero no tenías que hacer eso.
—Él estaba actuando como un puto imbécil y tú estabas claramente incómodo.
—Aun así, soy un adulto. Puedo manejar mis propias batallas.
El olor de Boone es embriagador. No debería encontrarlo tan irresistible,
especialmente porque no se ha duchado ni cambiado desde que compitió. Huele a
hombre sudado, y joder, eso hace que mi cabeza dé vueltas y mi corazón lata con más
fuerza en mi pecho. Después de abandonar la arena, cambió su sombrero de vaquero
por una gorra de camionero negra que lleva al revés. Su cabello oscuro se asoma por
debajo, especialmente alrededor de las orejas y la parte posterior de la cabeza. Es sexy.
Él es caliente.
Y es un caballero. Un caballero psicópata, pero un caballero al fin y al cabo.
Se siente como si hubieran succionado hasta el último gramo de oxígeno de esta
habitación. No puedo recuperar el aliento. Necesito aire.
—Disculpa —logro murmurar antes de pasar junto a él y dirigirme directamente
hacia la puerta principal. Es demasiado tenerlo ahí, defendiéndome. La ira en su rostro y
el tono mordaz en su voz cuando habló con ese tipo no deberían hacerme temblar las
putas rodillas.
El aire de medianoche me golpea en la cara y hace muy poco para enfriar mi cuerpo
sobrecalentado. Mi pulso late en mi cuello, la sangre zumba en mi oído, ahogando el
sonido que viene del bar y los coches que pasan. La puerta se abre detrás y sé, sin
siquiera mirar, que es Boone. Como si mi cuerpo pudiera sentirlo.
—¿Estás bien? —su voz profunda, ronca y sexy corta los golpes en mi cabeza,
bañándome como seda.
Me río sin humor.
—No, no estoy bien. —Inclinando mi cabeza hacia atrás, mis ojos encuentran los
suyos, y es un error. Su cálida mirada sobre mi cuerpo convierte mis entrañas en papilla
—. ¡No puedes ir por ahí haciendo eso, Boone!
—¿Hacer qué? Ese tipo era un idiota.
—¡No puedes defenderme y amenazar a otros por mí, Boone! ¡Me resulta difícil
mantener la cabeza en su lugar y alejarme de ti!
Con un solo paso, Boone acorta la distancia entre nosotros y, una vez más, me quedo
luchando por respirar.
—Entonces no lo hagas —gruñe—. Te extraño, y estoy muy cansado de que me
evites, G. Ya me harté de darte espacio.
Al parecer, literalmente.
—Boone, no podemos —grité, pero puedo sentir que mi resolución se desvanece a
cada segundo.
—Sí, podemos.
Mi cabeza da vueltas. Necesito salir de aquí.
—Me tengo que ir —espeto, alejándome por la calle. El hotel está justo al final, así
que iré allí. Sí, gran idea. Excepto que puedo oír los pasos de Boone mientras me sigue.
Pero tal vez… tal vez si no miro hacia atrás, tal vez si finjo que no lo escucho, que no me
doy cuenta de que me está siguiendo, será suficiente. Entonces, cuando finalmente ceda
ante él como sé que lo haré, al menos puedo decir que lo intenté. Porque así fue... lo
intenté, pero esta atracción hacia Boone es demasiado fuerte. No tengo ninguna
posibilidad.
Dios, soy patético.
37
Boone Stanton
No sé qué me pasó allí atrás. Normalmente me enorgullezco de lo sensato que soy,
pero algo en ver a Grady en la barra con ese maldito imbécil me hizo estallar. Estaba
claro, desde la expresión de su rostro hasta su lenguaje corporal, que él no estaba
interesado en la conversación, pero el tipo seguía insertándose donde no pertenecía.
Cuando le quitó la jarra de la mano, enloquecí.
Llegamos al hotel en el que se hospeda y nos dirigimos hacia la fila de ascensores
mientras Grady todavía finge que no sabe que lo sigo. Está bien, puede fingir todo lo
que quiera. Mi resolución está firme desde lo que dije en el bar. Ya me harté del espacio.
Del silencio. Del vacío que siento cuando él me excluye. Me harté. Entiendo que esta
situación con nosotros es complicada. Pero significa algo para mí, y lo admita o no, sé
que también significa algo para él.
El ascensor suena y las puertas se abren, nadie más nos espera para subir. Entramos,
uno al lado del otro, mientras se cierran. Grady presiona el botón del cuarto piso, el aire
aquí es eléctrico. Está chisporroteando con todo lo que no hemos dicho. Nuestras manos
están a los costados, los meñiques rozando uno contra el otro, y por el rabillo del ojo,
puedo ver la forma pesada en que su pecho sube y baja.
Al llegar al cuarto piso, las puertas se abren nuevamente y salimos. Grady todavía
no me mira mientras nos lleva por el pasillo hasta su habitación. Hace una breve pausa
antes de tomar la tarjeta de acceso y pasarla por el lector. Mi corazón late salvajemente
cuando la luz de la puerta cambia de rojo a verde, permitiéndonos acceder a la
habitación. Aunque se siente como algo más. Como si tal vez nos estuviera dando
acceso para expresar nuestras necesidades y deseos esta noche.
Cuando entramos, está oscuro, solo la luz de la lámpara cerca de su cama está
encendida. Huele a su gel de baño aquí y me está mareando. Ha pasado demasiado
tiempo desde que estuve tan cerca de él. Verlo durante unos minutos seguidos en los
estadios, o la rara ocasión en que se pasa por los campamentos, no es suficiente.
Necesito consumirlo todo.
Grady vacía sus bolsillos en la cómoda y sus ojos finalmente se encuentran con los
míos. Hay vacilación bailando en ellos, pero también hay un hambre inconfundible. Me
quito los zapatos y él hace lo mismo, ninguno de los dos dice nada por un momento.
—Te he extrañado. —Repito lo que dije en el bar, en serio.
Sorprendiéndome, Grady responde:
—Yo también te extrañé.
Cierro la distancia entre nosotros, alcanzando su mano. Lo acerco a mi pecho, lo
sostengo allí y pregunto:
—¿Sientes lo fuerte que late mi corazón por ti?
Mojándose los labios con la lengua, asiente. Los recuerdos de la última vez que
estuvimos juntos pasan por mi mente. La forma en que se sentía su cuerpo debajo del
mío. Los ruidos que hacía. La forma en que su rostro se contrajo de placer, cómo me
hizo sentir. He repasado esa noche en mi mente cientos de veces desde que sucedió. Esa
noche y todas las demás. Nuestro primer beso. La noche en el granero. Todo. Pienso en
todo el tiempo que pasamos juntos, no solo en lo sexual. Todo lo que compartimos. La
forma en que estar cerca de él era reconfortante. Pienso en cada momento que nos trajo
aquí, desde la primera vez que comencé a sentir algo por él hasta ahora.
Pienso en todo ello y pienso en lo mucho que lo necesito. En lo bien se siente cuando
estamos juntos. Cómo el sexo, e incluso la intimidad en general, nunca se había sentido
tan natural como con Grady. Extendiendo la mano, tomo un lado de su cabeza y bajo mi
boca sobre la suya. El más pequeño de los gemidos suena desde el fondo de la garganta
de Grady, pero lo trago mientras nuestros labios se fusionan. Su mano, todavía en mi
pecho, aprieta mi camisa, manteniéndome cerca, y separa sus labios, dándole a mi
lengua acceso para saborear, explorar y adorar.
Al principio nos besamos lentamente; una unión profunda y sensual. Una
provocación. Aunque no dura mucho. Demasiado pronto, no somos más que manos
luchando y labios hambrientos. Grady nos hace caminar hacia atrás hasta que toca los
pies de la cama. Sentándose, separa nuestros labios, pero solo lo suficiente para llevar
su mano detrás de él y sacarse la camisa por la cabeza. Hago lo mismo, me quito el
sombrero al mismo tiempo y lo arrojo detrás de mí sobre la cómoda, mientras sus dedos
alcanzan el botón de mis jeans, abriéndolos antes de deslizar la cremallera hacia abajo,
el sonido se intensifica en la habitación que de otro modo estaría silenciosa.
Grady me mira desde debajo de sus pestañas oscuras y gruesas mientras baja mis
jeans por mis muslos. Me los quito mientras él se recuesta y hace lo mismo con sus
pantalones. Una vez que se deshace del material, los arroja al suelo antes de deslizarse
hasta la cabecera de la cama. Me subo encima, arrastrándome sobre su cuerpo hasta
cubrirlo. Grady envuelve sus piernas alrededor de mi cintura mientras yo planto mis
brazos a cada lado de su cabeza.
Me permito unos momentos para empaparlo. Para arrastrar mi mirada por su rostro,
su pecho, su polla que ya está dura por mí. Me permito saborear el calor de su cuerpo,
el calor que emana de sus ojos oscuros sobre mí. Los hormigueos bailando a lo largo de
mi carne, sabiendo que estamos a punto de estar juntos de nuevo. Este momento es
embriagador.
Bajándome, alineo nuestros cuerpos, su longitud roza la mía, mientras me sumerjo y
capturo sus labios nuevamente. Las caderas de Grady se mueven contra las mías, la
fricción y el placer se disparan a través de mi cuerpo de manera loca. Estoy dividido
entre querer devorarlo entero y querer tomarnos nuestro tiempo y prolongarlo. Quiero
pasar toda la noche dando vueltas en las sábanas con él. Sudar y quedarnos sin aliento.
Probándonos, tocándonos. Hacer cosas que aún no he hecho, pero que muero por hacer.
Quiero salir de aquí mañana, sabiendo que no quedó ni un centímetro del cuerpo de
Grady sin tocar.
Nuestro beso se vuelve necesitado, sus manos se deslizan por mi espalda hasta que
agarra mi culo firmemente entre sus palmas. Los dedos se hunden en la carne, el ardor
llega a mi cabeza y me excita aún más. Aparto mis labios de los suyos y beso el borde
afilado de su mandíbula hasta su garganta. Él gime, profundo y gutural, mientras mis
labios salpican su cuello, bajando hasta su pecho. Su pezón se tensa y se endurece
mientras golpeo mi lengua contra el oscuro capullo antes de cerrar mis labios alrededor
de él, mordisqueando y tirando, amando la forma en que Grady se retuerce debajo de
mí.
—Joder, Boone —jadea sin aliento, retorciéndose.
Sus caderas todavía se mueven hacia arriba, su erección se arrastra a lo largo de mi
pecho mientras bajo por su cuerpo, sumerjo la lengua en la curva de su ombligo antes
de viajar aún más abajo. Acaricio mi nariz en su cabello oscuro y cuidadosamente
recortado, inhalando su aroma, drogándome con él. Mi cabeza da vueltas y mi polla se
contrae. Huele tan jodidamente bien, como si su sudor y su almizcle natural estuvieran
diseñados para rascar una picazón dentro de mi cerebro que ni siquiera sabía que
existía. No puedo tener suficiente, me siento salvaje por él.
—Boone, por favor —ruega, sus dedos se entrelazan a través del cabello sobre mi
cabeza mientras intenta mover mi boca hacia su dura y goteante longitud—. Necesito tu
boca sobre mí, por favor.
Sonriendo contra su ingle, lo miro mientras paso la punta de mi lengua por la parte
inferior de su polla. Respira profundamente, se muerde el labio inferior con los dientes
y deja escapar un largo gemido. Grady embiste tan pronto como mis labios se cierran
alrededor de su punta, y el sabor de su excitación estalla en mis papilas gustativas.
Ambas manos ahora sostienen mi cabeza mientras él me folla la boca desde abajo,
tomando descaradamente lo que quiere. Lo que necesita. Él introduce más de sí mismo
en mi boca hasta que siento arcadas... más de una vez (todavía no soy muy bueno en
esto, pero quiero serlo) antes de que sus embestidas se vuelvan más superficiales.
Sus piernas tiemblan y sus gemidos se hacen más fuertes, mi propia polla palpita
donde está atrapada entre mi cuerpo y la cama. Me muero por hundirme en él. Sentir su
canal apretado y cálido absorberme. La saliva sale de mi boca mientras me usa.
Probablemente sea la cosa más sucia que he hecho en mi vida y también la más caliente.
Saber que está tomando lo que quiere sin preocupaciones. Saber que está tan
enamorado de mí que ni siquiera puede contenerse. Es muy erótico.
Justo cuando empiezo a sentirlo hincharse, intenta salir de mi boca.
—Voy a correrme si no paras —jadea.
Soltándolo por un momento, acaricio su longitud con un puño apretado mientras
digo:
—Quiero que te corras en mi boca. —Es algo que quería probar pero estaba
demasiado nervioso para hacerlo—. Quiero saborearte mientras goteas en el fondo de
mi garganta, y luego quiero follarte mientras te pones duro otra vez y te corres con mi
polla tan adentro de tu agujero que podrás sentirlo mucho después de que haya
terminado.
Los ojos de Grady brillan con calor mientras sus labios se abren.
—Hostia puta, Boone —murmura—. Eso tiene que ser lo más canliente que alguien
me haya dicho en toda mi vida.
El orgullo se hincha en mi pecho y una sonrisa se fija en mi rostro, me inclino y tomo
su polla hinchada y goteante en mi boca nuevamente, redoblando mis esfuerzos. Esta es
una curva de aprendizaje. Principalmente me estoy desviando de cosas que sé que me
gustarían si fuera yo, pero basándome en los gemidos profundos y guturales que salen
de él, es fácil asumir que voy por el camino correcto.
Moviendo la cabeza de arriba a abajo, una y otra vez, mi lengua se arremolina
alrededor de la parte inferior de su longitud, trazando la vena gruesa de ese lugar, antes
de tragar más. Me duele la mandíbula cuanto más avanzo, más profundo lo tomo, pero
es un dolor que agradezco. Bajo y bajo por la base, apretando casi demasiado fuerte,
intentando evitar mi propia liberación. Chupársela a Grady, acercarlo al límite, me
excita tanto que me preocupa correrme demasiado pronto.
Sus gemidos se hacen más fuertes, sus caderas se ondulan más rápido y sé que está
cerca. Con la mano en mi hombro, sus uñas se clavan en mi carne mientras grita, su
polla se mueve en mi boca una… dos… tres veces antes de que un líquido espeso y
caliente inunde mi boca. Es salado y ligeramente dulce y lo trago con fervor. Hasta la
última gota, lo bebo mientras gime y se retuerce durante su liberación.
—Mi bolso de viaje —jadea antes de que tenga la oportunidad de quitarme de
encima—. En el bolsillo lateral hay lubricante. Cógelo… —está completamente sin
aliento, y cuando me encuentro su mirada, sus ojos están brillantes y entrecerrados, sus
mejillas sonrojadas—. Te necesito dentro de mí ahora.
Me encanta verlo así. Descaradamente ido por mí.
Tomando el lubricante, vuelvo a subirme a la cama y me pongo a trabajar,
preparándolo lo más rápido que puedo, amando el hecho de que finalmente me deja
hacerle esto en lugar de que él se lo haga a sí mismo. Ambos estamos muy excitados, la
energía aquí es explosiva. Una vez que estoy seguro de que está lo suficientemente
estirado, cubro mi longitud, dándome una caricia rápida por si acaso antes de darle la
vuelta a Grady y alinearme. Lentamente, me abro paso, centímetro a centímetro.
Cuando entro por completo, siento como si el corazón se me fuera a salir del pecho. La
presión, el calor, la sensación aterciopelada de su culo alrededor de mi polla es
suficiente para hacerme correrme en el acto. Se siente tan bien, y ha pasado demasiado
tiempo desde que estuvimos conectados así. Solo ha pasado un mes, pero parece una
eternidad.
Cuando Grady y yo estamos juntos así, el mundo exterior desaparece. Se desvanece,
dejándonos solo a nosotros dos y la forma en que nuestros cuerpos se hacen sentir el
uno al otro. Cuando estoy con él, estoy en la cima del mundo. Nada puede afectarme.
Es lo correcto. Es todo.
Los músculos de la espalda de Grady se tensan, el sudor cubre su piel, y cuando
salgo completamente y me hundo de nuevo, deja que su cabeza cuelgue entre sus
hombros, gimiendo largo y bajo. Mi mano se desliza a lo largo de su columna hasta
llegar a su cabeza, mis dedos se introducen en sus gruesos mechones. Agarrando un
puñado de su cabello, tiro de él hasta que su espalda queda al ras de mi pecho. Grady
envuelve su brazo alrededor de mi cabeza, sujetándose de mi nuca mientras aumento
mi velocidad, taladrándolo fuerte y rápido.
—Te sientes tan jodidamente bien —le gruño al oído—. No me canso de ti. Tan
apretado. Tan bueno.
—Yo igual —jadea—. Ah, yo igual. Tú, joder… te sientes tan bien ¡No pares!
—¿Escuchas eso? —pregunto, apretando los dientes—. ¿Escuchas cómo suenan
nuestros cuerpos al unirse? ¿Sientes lo que te hago sentir?
Él asiente, jadeando por aire. Me acerco a su frente, complacido de verlo ya duro. Un
escalofrío lo recorre mientras hago rodar sus bolas firmes y flexibles en mi mano antes
de acariciarlo al ritmo de mis embestidas. Girando su cabeza hacia un lado, sus labios
chocan con los míos. Es complicado y un poco incómodo con el ángulo, pero nos
besamos como si estuviéramos hambrientos.
Grady gime cuando mi lengua pasa por la suya.
—Joder, puedo saborearme en ti —respira contra mi boca, sumergiéndose de nuevo
—. Tan bueno.
El sudor gotea por mi espalda, su cuerpo resbaladizo contra el mío, la habitación
llena de jadeos entrecortados, gemidos y nuestra respiración agitada compartida.
Quiero que este momento dure para siempre. No quiero olvidar nunca cómo se siente
en mis brazos. Nunca quiero dejarlo ir. Algo primitivo y posesivo se apodera de mí.
—Eres mío, Grady ¿Me escuchas? —mis caderas golpean su culo, mi voz baja y
ronca, ajena hasta para mis propios oídos—. Este culo es mío, esa polla es mía, tu
boquita bonita es mía. Se acabó negar esto. Se acabó ignorarlo. Eres mío.
—Oh, Dios... —su polla, ahora completamente dura otra vez, palpita en mi agarre.
—Dilo —gruñí—. Déjame oírlo.
La cabeza de Grady descansa sobre mi hombro y su respiración se convierte en
jadeos rápidos y ásperos.
—Soy tuyo —grita—. ¡Pero tú también eres mío, joder!
Sonriendo contra su mejilla, una abrumadora sensación de orgullo me invade.
—Tienes toda la razón, bebé.
—Estoy cerca —jadea—. Boone, estoy muy cerca ¡Me corro otra vez!
—Yo también. —El calor se acumula en la parte baja de mi columna y un hormigueo
se extiende debajo de la superficie de mi piel. Mi sangre hierve y ni siquiera puedo
pensar con claridad. Envuelvo un brazo alrededor de su garganta y el otro deja su polla
y agarra su cadera con un moratón—. Tócate. Déjame sentir este culo apretándome
cuando te corras.
Grady no necesita que se lo digan dos veces. En poco tiempo, se derrama sobre la
cama, gritando durante su liberación mientras su culo exprime mi polla. Mis músculos
se tensan, mi cabeza se vuelve ligera y confusa, y luego me estoy vaciando
profundamente dentro de él, las estrellas bailando detrás de mis párpados cerrados
mientras murmullo palabras incoherentes.
Ambos estamos jadeando y sin aliento cuando salgo de él, la habitación está
demasiado caliente. Grady rápidamente agarra un pañuelo. Limpia la cama lo mejor
que puede antes de tirarla a la basura. Me toma de la mano y me lleva al baño, donde
abre la ducha. Pasamos bajo el chorro, dejando que el agua caiga en cascada por
nuestros cuerpos mientras nos abrazamos. Este momento se siente más profundo
incluso que el sexo. Se siente más íntimo.
Grady se toma su tiempo para lavar mi cuerpo antes de que yo lo lave a él. Es tierno
y dulce y hace que mi garganta duela. Quiero poder hacer esto con él todo el tiempo.
No quiero que esto sea un lapso de control de una noche. No sé cómo, pero necesito
encontrar una manera de hacer que esto funcione. Se siente demasiado bien como para
dejarlo ir.
Se siente demasiado bien. Nos sentimos demasiado bien. Demasiado correcto.
38
Grady Wilde
Anoche fue... increíble. Después de salir de la ducha, pedimos comida, la comimos
en ropa interior mientras hablábamos y reímos, y luego nos corrimos una vez más antes
de dormirnos en los brazos del otro. He estado despierto durante la última media hora,
repitiendo cada momento mientras espero a que Boone despierte. No sé qué viene
después de esto, pero sí sé que tendremos que hablar más seriamente una vez que esté
despierto.
Mi mente es un desastre. Por un lado, estoy en las nubes. La forma en que Boone
dijo que yo era suyo... era posesiva, gruñona y jodidamente ardiente. Pero por otro lado,
todavía está el tema de mi hermana. No puedo soportar la idea de que ella resulte
herida por mi culpa ¿No le he hecho suficiente daño ha? ¿No debería poder pasar
página y encontrar a alguien que no esté conectado con ella?
Resoplo para mí mismo, porque no, no sería fácil.
Actualmente, estoy acostado de lado con el duro cuerpo de Boone pegado a mi
espalda. Su pierna está envuelta alrededor de mi cuerpo y tiene su brazo alrededor de
mi cintura. Siento su aliento caliente en mi nuca. Estoy sudando, me destapo por
completo. Tan delicadamente como puedo, me libero de su agarre, salgo de la cama y
me dirijo al baño para lavarme la cara y cepillarme los dientes. Para cuando termino y
vuelvo a la habitación, Boone está despierto, mirando su teléfono.
—Buenos días —murmura tan pronto como me ve.
—Buenos días ¿Cómo dormiste?
Una sonrisa somnolienta se desliza por su rostro.
—Excelente ¿Y tú?
—Yo también. —Metiendo la mano en mi bolso, saco un par de boxers y una camisa,
y me los pongo—. ¿Quieres ir a desayunar? Creo que hay una cafetería al final de la
calle.
Boone se pasa una mano por la cara antes de asentir y saltar de la cama. Una mirada
a su cuerpo desnudo y musculoso me hace querer abandonar nuestros planes de
desayuno y volver a acostarme con él, pero sé que tenemos mucho de qué hablar, y si
nos quedamos aquí, no hablaremos mucho.
No más de veinte minutos después, estamos sentados en la cafetería. Es bueno estar
aquí y no hay mucha gente, lo cual es agradable. La anfitriona nos trae un café y agua
helada a cada uno y nos informa que nuestro camarero llegará en breve.
—Todo en este menú se ve delicioso —murmuro mientras mis ojos examinan todos
los elementos enumerados—. ¿Qué pedirás?
—Probablemente el revuelto con carne y verduras.
Mi mirada se eleva del menú hacia él.
—Bueno, eso es aburrido.
Él se ríe.
—¿Por qué es eso aburrido?
Dejo el menú sobre la mesa y hago un gesto hacia él con la mano.
—¡Mira todos estos dulces! Hay muffins, croissants, bollos daneses. Sin mencionar lo
jodidamente buena que se ve esa tostada francesa, pero ¿vas a pedir huevos revueltos,
salchichas, jamón y tocino mezclados con verduras? Aburrido.
Eso solo hace que Boone se ría más fuerte. Su sonrisa es amplia y brillante y las
líneas alrededor de sus ojos se arrugan. Se ve impresionante.
—Esta noche competiré —explica—. En los días de rodeo, trato de no comer nada
demasiado pesado. Aunque, si pides esa tostada francesa, probablemente te robe un
bocado.
Pongo los ojos en blanco dramáticamente, mis labios se inclinan en una pequeña
sonrisa mientras murmuro:
—Da igual. Sigue siendo aburrido.
Nuestro camarero pasa y toma nuestro pedido, y una vez que se va, respiro
profundamente y exhalo por la boca, sabiendo que tenemos que terminar esta
conversación de una vez. No quiero irme de aquí sin tener algún tipo de comprensión
mutua. Aun así, se me hace un nudo en el estómago cuando miro a Boone, que ya me
está mirando, y digo:
—¿Podemos hablar? Sobre anoche, y bueno… todo.
Boone arquea una ceja mientras junta las manos sobre la mesa.
—Solo si prometes no alejarme inmediatamente porque es la opción más fácil.
Con el corazón acelerado, respondo:
—¿Crees que esa fue la opción más fácil?
—Bueno, ¿no lo fue? —pregunta, no sin crueldad.
—Para nada. —Niego con la cabeza—. No creo que ninguna opción fuera fácil
¿Acabar lo que estábamos haciendo fue lo que pensé que tenía que suceder? Sí. Pero no
fue fácil, Boone.
Se queda callado por un momento, como si asimilara todo lo que dije.
—¿Aún crees que eso es lo que tiene que suceder?
—Yo... —pasando mis dedos por mi cabello, trato de frenar mi pulso acelerado—.
No lo sé —admito honestamente—. Pero no es lo que quiero. El último mes ha sido
miserable.
—Para mí también —dice, su expresión suave cuando encuentra mi mirada.
—Entonces, ¿qué? —le pregunto a Boone, deseando desesperadamente que
mágicamente tenga todas las respuestas porque seguro estoy de que yo no las tengo.
Sorprendiéndome, se acerca y cubre mi mano con la suya. Está cálida y estabiliza mi
respiración.
—No puedo decidir por ti, G. Yo sé lo que quiero, pero tú debes decidir lo que
quieres.
Me muerdo el interior de la mejilla y tengo un nudo en el estómago. Esa es la
cuestión... sé exactamente lo que quiero, pero ¿no es egoísta de mi parte perseguirlo?
—Ya sabes —empiezo—. He repasado todo lo que pasó entre nosotros desde que
empezó. Cada interacción, cada toque, cada mirada, cada sentimiento. En ese momento,
creo que fue fácil para nosotros olvidarnos de las consecuencias, de a quién heriríamos
con nuestras acciones, o simplemente de que heriríamos a alguien. Fue fácil para
nosotros ceder ante el deseo y la necesidad que ambos teníamos porque nos habíamos
metido en una pequeña burbuja. Jade se había ido al principio, y luego estábamos en el
viaje donde ella no estaba, así que fue fácil para nosotros asumir esta mentalidad de ojos
que no ven, corazón que no siente.
Exhalando un suspiro tembloroso, levanto la vista y encuentro la mirada de Boone.
—Creo que en el fondo siempre supe que ella lo descubriría. —Continúo, mis ojos
nunca abandonan los suyos—. No podríamos mantenerlo en secreto para siempre. Pero
estaba tan envuelto en la burbuja protectora y divertida en la que estábamos que
básicamente me creí lo contrario. Pensando que éramos invencibles. Que nunca tendría
que responder por lo que había hecho, por lo que habíamos hecho. Entonces, cuando
Jade se enteró y las consecuencias de nuestras acciones nos golpearon en la cara, entré
en pánico. La idea de perder a Jade me aterrorizaba, de perder la pequeña familia que
me quedaba. Pero creo... —mi voz se quiebra, la emoción se espesa en mi garganta—.
Creo que me he dado cuenta de que la idea de perderte me aterroriza más, Boone.
—¿Entonces, cuál es tu conclusión? —pregunta, su voz ronca y llena de esperanza
que me hace llorar.
—Estoy diciendo que me gustas mucho y no creo que pueda alejarme. No quiero.
Una sonrisa divide el rostro de Boone mientras deja escapar lo que solo puedo
describir como un suspiro de alivio.
—Yo tampoco ¿Y Jade?
La culpa amenaza con apoderarse nuevamente.
—No sé. Espero que eventualmente se recupere, pero también entiendo por qué está
herida.
—Ella te ama, G —dice suavemente—. Ella nunca podría odiarte.
—¿Y vosotros? ¿Y Suzy?
—Estaremos bien. Me gustaría pensar que ambos somos lo suficientemente maduros
para darnos cuenta de que Suzy está primero que todo lo demás, incluyendo cualquier
problema que podamos tener entre nosotros. Puede que Jade y yo ya no estemos
enamorados, pero siempre habrá una cosa en la que estaremos de acuerdo para
siempre, y es Suzy y lo que es mejor para ella. No lo dudo ni por un segundo.
Ojalá pudiera estar tan seguro como lo está Boone. Por dentro, soy un puto desastre.
Lo quiero, pero también tengo mucho miedo de dónde me dejará eso.
Llega nuestra comida y toda conversación pesada queda atrás. Una vez que
terminamos, Boone paga la cuenta y tomamos caminos separados. Él tiene que
prepararse para esta noche y yo quiero regresar a la habitación del hotel para calmarme
y tomar una ducha caliente. Todo el tiempo que estoy parado bajo la corriente hirviente,
el mismo pensamiento pasa por mi mente una y otra vez. Una vez que salgo, me visto
con una camiseta y un par de sudaderas, agarro mi teléfono y me dejo caer en la cama.
—Solo hazlo, Grady —murmuro para mis adentros, mientras los nervios me corroen
el estómago.
Con manos temblorosas, encuentro el contacto de mi hermana en mi teléfono y
presiono el botón FaceTime. Suena un par de veces y empiezo a pensar que tal vez no
responda. Hasta que lo hace.
Jade aparece en la pantalla, con el rostro fresco y el cabello recogido en un moño en
la parte superior de la cabeza. Ella está en el cuarto de lavado y apoya el teléfono en lo
que solo puedo suponer que es el estante detrás de la lavadora y la secadora.
—Hola —saluda—. Suzy no está en casa.
—Oh, ¿dónde está ella?
—Con la familia de Boone. Se quedarán con ella durante el fin de semana.
—Bueno, eso es divertido —murmuro—. Pero en realidad te llamé para hablar
contigo, si te parece bien.
Jade deja la toalla morada que estaba a punto de doblar.
—Oh, uh... sí, está bien. —Tomando el teléfono, sale del cuarto de lavado. No sé
muy bien a dónde va hasta que se sienta en el sofá y la sala aparece detrás de ella—.
¿Entonces que hay de nuevo?
De repente, siento como si pudiera vomitar. Mi estómago se aprieta y hay un nudo
en mi garganta, lo que me dificulta tragar. Debería haberla llamado en lugar de hacer
FaceTime para no tener que mirarla por esto ¿Porqué es tan dificil?
—Jade, odio esto. No hablar contigo y saber que estás enojada conmigo. Sé que lo
merezco, lo que hice fue una mierda, pero necesito que sepas que nunca lo hice con
intención de lastimarte.
Sus ojos se suavizan.
—Sé que no lo hiciste.
Mis cejas se juntan.
—¿Lo sabes?
—Sí, Grady. Eres una de las personas más cariñosas que he conocido. No tienes la
capacidad de lastimar a alguien intencionalmente, especialmente a tu familia. —Hace
una pausa, respira profundamente y luego exhala—. Pero eso no significa que no me
haya hecho daño de todos modos. Mi divorcio con Boone todavía está muy reciente, y
siempre supe que llegaría un momento en que él pasaría página, que ambos lo
haríamos, y quería eso para él. Él se lo merece. Pero descubrir que fue con mi hermano,
y tan pronto... me dolió, Grady. Realmente dolió.
Con el pecho apretado y dolorido, trato de parpadear para disipar la presión que se
acumula detrás de mis ojos. Mi visión se vuelve borrosa.
—Lo siento —grazno.
Jade solloza, mordiéndose el interior de la mejilla.
—Sé que Boone me fue fiel —continúa—. Nunca he cuestionado eso. No es el tipo de
hombre que engaña. Es un buen hombre y lo sé. Pero mentiría si dijera que todo esto no
me hizo dudar, aunque sea por un segundo. Me sentí como una mierda, no solo
descubrir que pasó página contigo, sino que tuve que atraparos para saberlo. No
sentisteis siquiera que podíais decírmelo. Probablemente eso sea lo que más me dolió.
Las lágrimas corren por mi rostro, incapaz de contenerlas. Odio esto. Odio saber que
la lastimé. Saber que no puedo retractarme. Saber que no puedo alejarme de Boone.
—¿Estás enamorado de él? —ella pregunta suavemente. No hay malicia en su voz
ante la pregunta. Tampoco ira.
Un sollozo ahogado se aloja en mi garganta y la humedad continúa saliendo de mis
ojos. La cara de Jade está roja y sus ojos también están vidriosos. La respuesta me llega
fácilmente. Es instantánea. Por supuesto, estoy enamorado de él ¿Pero cómo puedo decirle
eso? Parece que en el momento en que lo diga en voz alta, ya todo acabó. Ella me
alejará.
Incapaz de expresar mi verdad, en lugar de eso digo:
—Jade, no puedo perderte. Eres una de las personas más importantes de mi vida.
No puedo perderte.
—Grady —respira, mientras una lágrima cae por su mejilla—. Nunca vas a
perderme. Eres mi hermano y te amo mucho.
Por alguna razón, eso hace que los sollozos me atraviesen con más fuerza.
—¿Incluso si estoy enamorado de Boone?
Jade se limpia la cara y frunce el ceño.
—Grady, mi amor por ti no es condicional. Esto no funciona así. Sí, estoy herida y,
para ser honesta, todavía estoy enojada por todo esto, pero eso no significa que te ame
menos. Eres mi familia, pase lo que pase. Nada cambiará eso.
Ninguno de nosotros dice nada por un momento. Me empapo de la seguridad que
ella me acaba de dar y que ni siquiera creo que se dé cuenta de que lo necesito
desesperadamente.
—¿Entonces, qué hacemos ahora? —pregunto después de un momento.
Jade me da una especie de sonrisa triste.
—No sé. Creo que quizás necesite algo de tiempo para procesarlo todo. Para aceptar
todo.
—Puedo hacerlo —murmuro—. Darte espacio, digo.
—Te amo, Grady. Puede que me sienta herida, pero eso no cambia lo mucho que te
amo.
—Yo también te amo.
Colgamos y, a pesar de que estamos lejos de haber vuelto a la normalidad y estar
bien, me siento más ligero y a gusto de lo que me he sentido en mucho tiempo. No sé
qué nos depara el futuro, pero al menos ahora siento que existe la posibilidad de que
algún día Jade y yo podamos volver a ser lo que solíamos ser.
39
Boone Stanton
—Es tan hermoso —murmura Grady, mirando el paisaje y el horizonte que domina
el acantilado que encontramos en las afueras de la ciudad en la que nos hospedamos.
Todos salimos a la carretera por la mañana hasta la siguiente parada, pero yo quería
alejarme de nuestros amigos por el día y hacer algo solo con Grady, especialmente
después del increíble momento que compartimos hace dos noches. Me contó sobre la
conversación que tuvo con Jade después de que salimos a comer ayer, y ahora estoy
lleno de mucha esperanza. Aunque la situación no es ideal en ningún sentido, saber que
somos libres de hacer lo que creamos conveniente se siente realmente bien.
Es ridículamente temprano en la mañana, pero Grady quería ver el amanecer desde
este lugar. Al parecer, es muy conocido por sus pintorescos amaneceres y atardeceres.
Cuando me despertó, todavía estaba oscuro y solo nos habíamos acostado unas horas
antes, así que decir que estoy exhausto sería quedarse corto. Sin mencionar que tuvimos
que caminar unos cinco kilómetros para llegar aquí, y puedes estar seguro de que me
quejé de eso todo el tiempo, pero ahora que estamos aquí y el sol está comenzando a
aparecer en el cielo, lo entiendo.
Vestido cómodamente con una sudadera con capucha azul real, pantalones
deportivos negros y un par de zapatillas Converse blancas de talle alto (no son
exactamente los zapatos para caminar más apropiados), Grady luce impresionante en
este mirador. Su cámara cuelga de su cuello por la correa de cuero negro y, cada cierto
tiempo, se la acerca a la cara y toma algunas fotografías. Su cabello está revuelto y
despeinado por no haberlo tocado antes de salir del hotel, y me muero por pasar mis
manos por él, pero tengo un poco de moderación porque se ve muy feliz en su
elemento.
Dejando la cámara colgada, se gira hacia mí, con una amplia sonrisa fija en su rostro
mientras extiende su mano. La tomo, dejando que me acerque más, y me besa larga y
lentamente.
—Gracias por dejarme arrastrarte hasta aquí conmigo —respira contra mi boca—. Sé
que estás cansado, pero esto significa mucho.
Sonrío antes de presionar mis labios contra los suyos para darle otro beso.
—Vale la pena ver lo emocionado que estás.
Grady da un paso atrás, sus ojos brillan mientras levanta la cámara y me apunta. No
puedo evitar la leve risa que se escapa cuando escucho el sonido del obturador
tomando la foto. Siempre me ha resultado raro que me tomen fotografías, lo cual sé que
es una tontería dado que estoy ante el público en mi carrera y la frecuencia con la que
me fotografían, pero me gusta verme a mí mismo a través de los ojos de Grady.
—Déjame tomar unas de ti —murmuro mientras alcanzo la cámara.
Él resopla.
—De ninguna manera.
—¿Por qué no?
—No me gusta estar al otro lado de la lente —dice tímidamente, y eso me hace
sonreír—. Es... no lo sé.
Llevando mi mano a su cara, acaricio su mejilla, mi pecho se aprieta cuando él se
inclina hacia el toque.
—Enséñame a usarla —digo—. Y déjame mostrarte cómo te veo.
Algo suave y cariñoso pasa por su mirada ante mis palabras. No dice nada por un
momento, y cuando traga, la nuez de Adán se mueve en su garganta. Pero luego asiente
sin decir palabra, se quita la correa que lleva alrededor del cuello y me la entrega.
Cuando se lo quito, nuestros dedos se rozan y una descarga eléctrica pasa entre
nosotros. Grady me da un breve tutorial sobre etiqueta ante la cámara y luego se pone
muy nervioso cuando intento tomarle una foto. Es adorable.
—Estás actuando raro. —Me río—. Contempla el amanecer.
Con el ceño fruncido, Grady suelta una risita.
—Tú eres el que está actuando raro —me responde, pero hace lo que le pido y, en mi
muy humilde opinión, creo que puedo tomar algunas fotos bastante buenas de él.
Mirando la pantalla de la cámara antes de mirar a Grady, ahora lo entiendo. La
satisfacción que se obtiene al capturar a alguien de esta manera. Llegar a mostrarle al
mundo, o al menos mostrarle a Grady, cómo lo veo a través de mis ojos. Tomo varias
más, realmente dejándome llevar por eso, antes de que finalmente él suelte una
carcajada.
—Está bien, ya es suficiente. —No puedo evitar reírme del surco en su frente
mientras alcanza la cámara—. Creo que de ahora en adelante me quedaré en este lado
de la lente —se queja, deslizando la correa de cuero alrededor de su cabeza nuevamente
antes de mostrarme una sonrisa de satisfacción.
No nos quedamos allí por mucho tiempo, pero el tiempo que pasamos allí es
agradable. Es despreocupado y divertido, y poder disfrutar de algo tan simple como un
amanecer con él es algo que ni siquiera sabía que necesitaba hasta ahora.
En el camino de regreso a la ciudad, paramos y tomamos batidos para el desayuno
antes de regresar al hotel. De vuelta en la habitación, nos desnudamos y corremos hacia
el baño, donde abrimos la ducha y entramos. La caminata me agotó mucho y ahora lo
único que quiero es limpiarme y ensuciarme simultáneamente con Grady.
El agua corre por su cuerpo mientras me mira y se me corta el aliento en la garganta.
Es una persona tan hermosa, por dentro y por fuera. Es una locura pensar en cómo
llegamos hasta aquí y cómo el año pasado a estas alturas no tenía ni idea de que este
lado mío existía. Ahora, no puedo imaginar que sea de otra manera. Me inclino y beso a
Grady, poniendo todo en este beso. Para cuando cerramos el grifo y salimos, ambos
estamos duros y excitados, y me muero por ponerle las manos encima.
—Tengo una idea —murmuro tan pronto como salimos del baño.
Grady se da vuelta y me mira divertido.
—¿Cuál?
Agarro la cámara que está sobre la cómoda y la sostengo mientras sonrío.
—¿Qué tal si nos tomo algunas fotos?
Una sonrisa maliciosa dibuja sus labios mientras inclina su cabeza hacia un lado.
—¿Estás insinuando lo que creo?
Con la lengua metiendo el interior de mi mejilla, asiento.
El calor arde en los ojos de Grady.
—Qué chico tan sucio eres, papi Boone —bromea.
Mi polla da un tic de agradecimiento ante el apodo provocativo.
—¿Qué dices?
La mirada de Grady se dirige a la esquina de la habitación por un momento antes de
que una expresión traviesa se apodere de su rostro.
—Yo digo —comienza, cruzando la habitación hacia la silla en la esquina. Tomando
mi sombrero de vaquero, se lo coloca en la cabeza—. Hacemos un pequeño cambio.
Parado frente a mí con nada más que mi sombrero, es todo un espectáculo. Baja la
mano hasta su polla dura y se acaricia una vez... dos... tres veces antes de soltar un
gemido desde lo profundo del pecho, su cabeza cae hacia atrás, todo mientras sus ojos
permanecen fijos en los míos.
—¿Qué dices, bebé? —su voz es ronca mientras me baña como lava fundida—.
¿Quieres hacer un pequeño cambio de roles conmigo?
Mi estómago da un vuelco ante el deseo que irradia de él.
—¿Qué quieres decir exactamente con eso?
Grady acorta la distancia en tres largas zancadas y se detiene directamente frente a
mí. Mirándome, la lujuria y la necesidad brillando en sus ojos encapuchados, sonríe,
envolviendo una mano alrededor de mi dura longitud, y acariciándola unas cuantas
veces. Suave y lento.
—Quiero decir —dice, en voz baja y ronca—, que quiero follarte esta vez.
Se me aprieta la garganta y mi corazón late con fuerza en el pecho. Hostia puta ¿Yo
quiero eso? Definitivamente ha sido algo en lo que he pensado. Algo sobre lo que he
tenido curiosidad. Y no puedo negar la emoción que me transmite la idea.
—No sientas que tienes que decir que sí —dice Grady en voz baja, mientras su mano
todavía me acaricia lentamente.
—No, yo, uh... —aclarándome la garganta, trato de reducir el ritmo de mi corazón—.
Creo que sí... probémoslo.
Las cejas de Grady se alzan.
—¿En serio? —él se ríe—. No esperaba en absoluto que dijeras que sí a eso ¿Estás
seguro?
Asiento con la cabeza.
—Estoy seguro. Por favor, ve despacio y sé amable conmigo.
Se inclina y presiona sus labios contra los míos.
—Te trataré muy bien. —Y yo le creo. Grady me toma de la mano y me lleva a la
cama. Recostándome en el medio, cubre su cuerpo sobre el mío mientras me besa
suavemente pero con avidez. Puedo saborear su necesidad y sentir su adoración con
cada golpe lento y medido de su lengua contra la mía.
Recorriendo mi cuerpo, lame y besa por todas partes, tomándose su tiempo. Se me
pone la piel de gallina y mi corazón late tan rápido que estoy seguro de que va a
atravesar mi caja torácica. De alguna manera, soy capaz de pensar con suficiente
claridad para recordar lo que empezó todo esto. Levantando la cámara, tomo una
fotografía tras otra, enfocándome en el calor de su mirada. En el camino mira mientras
adora mi cuerpo. La forma en que su lengua golpea la cabeza de mi polla. La forma en
que sus labios envuelven mi longitud. Es todo tan, tan bueno.
—Pásame el lubricante —me ordena Grady, extendiendo su mano mientras continúa
lamiendo arriba y abajo la parte inferior de mi longitud. Extendiendo la mano a ciegas
hacia la mesa de noche, porque no puedo imaginar quitar mis ojos de lo que tengo ante
mí ni por una fracción de segundo, encuentro la botella delgada y transparente y se la
entrego. Mi pulso se acelera y cada centímetro de mi piel se siente ardiendo mientras lo
veo abrir la tapa y verter el gel en sus dedos—. Dime si necesitas que me detenga o
disminuya la velocidad, ¿vale?
Asiento, mordiéndome el labio inferior.
Pasando su dedo a lo largo de mi raja, toma mi polla en su boca, hundiéndose
mientras su dedo rodea mi entrada. Con cada segundo que pasa, me lleva un poco más
profundo mientras aplica más y más presión en mi agujero, hasta que se abre paso,
traspasando el apretado anillo de músculo. Lo miro con los codos sosteniéndome y dejo
caer la cabeza hacia atrás, jadeando cuando la intrusión me provoca una leve
quemadura. No es demasiado, pero es diferente.
Grady va suave y lentamente, asegurándose de sacar el placer de su boca y lengua
mientras introduce suavemente su dedo en mi canal. Empujando hacia adentro y hacia
afuera unas cuantas veces, finalmente mete un segundo dedo al lado del primero, el
estiramiento y el ardor se vuelve más fuertes. Se separa de mi longitud, manteniendo
sus dedos moviéndose perezosamente dentro de mí.
—¿Estás bien? —él pregunta.
—Sí —murmuro, con los ojos cerrados.
—Oye, mírame —dice en voz baja. Lo miro y una calidez me inunda cuando
nuestros ojos se encuentran—. ¿Quieres que me detenga?
Niego con la cabeza.
—No, continúa.
No pasa mucho tiempo para que la incomodidad y el ardor se transformen en algo
mucho más dulce. Grady continúa chupándome bien profundamente, llevándome hasta
el borde de la explosión mientras sus dedos me abren. Para cuando él considera que
estoy listo, estoy jadeando y a punto de correrme, tan excitado que ni siquiera tengo
tiempo para detenerme y estar nervioso por lo que va a pasar. Me estoy volviendo loco
por la necesidad de Grady, y no me importa que esto sea algo totalmente nuevo, lo
quiero porque es con él.
Una vez que se sienta y aplica una generosa cantidad de lubricante en su longitud,
empuja mis piernas hacia atrás, alineándose.
—¿Listo? —pregunta, la moderación y la lujuria en su voz son embriagadoras. Sus
ojos están salvajes, sus mejillas sonrojadas.
Asintiendo, sonrío.
—Sí, fóllame, bebé.
—Dios, no tienes idea de lo jodidamente sexy que eres. —Lo juro, si es posible, los
ojos de Grady se oscurecen aún más a medida que lentamente se introduce en mí. Fiel a
su palabra, es gentil y cuidadoso, pero su polla es más grande que sus dedos, así que
me toma un minuto adaptarme.
Aprieto los dientes mientras mi cuerpo trabaja para estirarse alrededor de él, y
siento que me toma una eternidad hasta que siento el placer, pero finalmente sucede, y
dejo escapar el aliento que había estado conteniendo.
—Lo estás haciendo muy bien —susurra Grady, trazando mi agujero con su pulgar.
Parece hipnotizado, mirando dónde estamos conectados. Mirándome y dice—: Pásame
la cámara.
Con una mano temblorosa, agarro la cámara y se la paso. Grady marca un ritmo
lánguido y captura el momento con solo hacer clic en un botón. Al entregármelo, tomo
algunas, con ganas de recordar esto cuando termine, pero luego lo dejo a un lado para
estar completamente presente.
—¿Estás bien? —él pregunta.
El dolor se ha disipado por completo y ha sido reemplazado por un calor ardiente.
La forma en que me penetra, su polla roza un punto dentro de mí que me hace ver
estrellas. Cada movimiento de sus caderas roza ese dulce lugar que nunca supe que
tenía.
—Sí. —Un gemido sale de mis labios mientras mis ojos se ponen en blanco—. Te
sientes tan bien.
Con una sonrisa tirando de sus labios, baja la mano y envuelve mi polla con un
puño apretado, el agarre y la sensación solo intensifican el placer que se eleva dentro de
mí.
—Oh, joder —jadeo, agarrando las sábanas debajo de mí.
Un gemido sale de la garganta de Grady mientras acelera el ritmo, sus caderas
golpean mi culo, el sonido es sucio y erótico.
—No voy a durar —gruñe—. Estás tan apretado ¡Mierda!
Alzando la mano, pellizco mis pezones entre mis dedos mientras él continúa
acariciando mi polla y follándome el culo. Todo mi cuerpo está iluminado, las llamas
lamen mis venas mientras Grady me acerca cada vez más al limite. Ambos respiramos
con dificultad, gemimos y jadeamos. Es demasiado, no puedo aguantar.
—Estoy cerca —grito, sintiendo mis bolas apretarse y una ola de hormigueo
bailando sobre mi piel—. Joder, bebé, me corro.
—Eso es —ronronea—. Córrete por mí, Boone. Dámelo, lo necesito.
Todo me golpea a la vez. El placer que le está dando a mi cuerpo, la forma en que
me mira embistiéndome, usando mi sombrero y el hambre y el deseo en sus ojos. Todo
eso me dispara al cielo. Estoy en las nubes, nadando en éxtasis, mientras mi polla late en
su puño y gruesas cuerdas cubren mi estómago y mi pecho. Echo la cabeza hacia atrás y
grito mientras Grady me folla hasta la última gota antes de derramarse dentro de mí.
—¡Oh, joder! —él gime—. Joder, joder, ya me...
Sus movimientos se detienen y retira su mano de mi longitud. Antes de salir de mí,
se inclina y pasa la lengua por mi torso, recogiendo hasta la última gota de mi
liberación, gimiendo mientras me saborea. La vista es lo suficientemente caliente como
para que pueda volver a correrme fácilmente.
Cayendo sobre la cama a mi lado, me mira, luciendo absolutamente saciado y
agotado.
—No puedo creer que me hayas dejado hacer eso. —Él se ríe.
Soltando una pequeña risa, me pongo de lado y apoyo la cabeza en la palma de mi
mano.
—Yo tampoco —admito.
Arqueando una ceja, pregunta:
—¿Qué te pareció?
—No lo odié —respondo honestamente—. De hecho, lo disfruté mucho más de lo
que pensaba. No sé si es algo que querré hacer todo el tiempo, pero estaría dispuesto a
hacerlo de nuevo.
Eso me hace ganar una sonrisa juvenil que siento en mi pecho.
—Yo también lo disfruté, pero prefiero que me folles. —Acercándose, me besa. Es
breve y dulce—. Gracias por confiar en mí lo suficiente para hacer eso.
—Gracias por hacerme sentir que puedo confiar en ti.
Acerco a Grady contra mi pecho y nos acurrucamos en la cama un rato antes de
vestirnos y pedir el servicio de habitaciones. Más tarde esa noche, hablamos por
FaceTime con Suzy, ambos la extrañamos, y luego nos reunimos con los chicos para
jugar un par de rondas de billar en un bar local. Sacar a la luz mis sentimientos hacia
Grady es un sentimiento extraño, pero también bueno.
40
Boone Stanton
Seis semanas después
Grady Wilde
Dos meses después
Grady Wilde
Un año después
Al cruzar las puertas dobles de Powder Ridge, agarro la mochila que tengo colgada
sobre los hombros mientras la llevo a mi coche. Dios, realmente se está cayendo el cielo.
Solo he estado aquí por unas pocas horas, pero el sol que brillaba cuando llegué hace
mucho que se fue, reemplazado por nubes oscuras y un aguacero. Para cuando llego a
mi coche, que tan convenientemente estacioné en la parte trasera del estacionamiento,
ya estoy empapado. Dejo mi mochila en el asiento del pasajero, enciendo el coche y
pongo la calefacción.
Mi teléfono suena mientras espero que el coche se caliente. Lo saco de mi bolsillo y
una sonrisa se dibuja en mis labios antes de presionar aceptar.
—Hola, sexy.
El sonido áspero de la risa de Boone llega a mis oídos y envía un escalofrío por mi
columna.
—Hola, ¿todavía estás en la arena?
—Estoy en el estacionamiento calentando mi coche ¿Por qué?
—Si te envío mi ubicación, ¿puedes venir a donde estoy?
Me río.
—Eh, ¿claro?
—Está bien, te la enviaré. Apúrate.
—¿Has visto el clima? Lo haré lo mejor que pueda.
—Estarás bien, bebé —bromea—. Conduce con cuidado. Te amo.
—Yo también te amo.
Cuelgo el teléfono con una sonrisa tonta en mi cara. La misma que siempre tengo
cuando Boone me dice que me ama. Ha pasado poco más de un año desde que lo
dijimos por primera vez y, a veces, todavía no parece real.
Después de conectar la dirección que Boone me dio en el GPS de mi teléfono, estoy
en camino. Está a unos siete minutos en coche desde el estadio, pero en sentido
contrario a la casa. La confusión frunce el ceño cuando llego al lugar que me dio y
descubro que es una casa. Estaciono junto a su camioneta frente al garaje para dos
coches y salgo. Todavía llueve a cántaros, así que me apresuro hacia el porche techado.
No parece que haya nadie más aquí a menos que estén estacionados en el garaje.
Levantando el puño, llamo a la puerta principal y miro a mi alrededor ¿Por qué me trajo
aquí? La puerta se abre y es Boone quien está parado frente a mí con una gran sonrisa en
su rostro.
—¿Qué estamos haciendo aquí? —pregunto mientras cruzo el umbral. Es una casa
vacía y está claro que nadie vive aquí. Mi estómago se revuelve cuando miro a Boone
inquisitivamente.
—¿Por qué crees que estamos aquí? —responde, con humor entrelazando su inútil
pregunta.
—No sé. —Es mentira. De hecho, estoy bastante seguro de que sé por qué me invitó
a venir, pero no voy a admitirlo. Quiero que me lo explique.
Caminamos por la casa, Boone al frente y yo siguiéndolo. Es hermosa. Espaciosa, de
concepto abierto, gran cantidad de luz natural. Solo sé que aquí será precioso cuando
haga sol.
—Bueno, ¿sabes que nuestro contrato de arrendamiento finalizará pronto?
—Sí…
—Así que estuve buscando casas porque habíamos hablado de querer comprar en
lugar de alquilar —continúa—. Quiero algo cerca del estadio, pero aún en el campo,
para que podamos tener tierra y espacio para respirar. Estar cerca de la escuela de Suzy
también es importante, pero también algo lo suficientemente grande como para que ella
tenga su propia habitación y quizás también lo suficientemente grande como para tener
una oficina.
Mi corazón galopa cuando entramos a la cocina. Electrodomésticos modernos, una
ventana gigante sobre el fregadero que da al enorme patio trasero.
—¿Oficina? —pregunto.
Me mira, con un brillo de emoción en sus ojos oscuros.
—Sí, ya sabes, para tu fotografía.
No pude ocultar la sonrisa en mi rostro, incluso si lo intentara. Mi estómago da una
vuelta de volteretas mientras mi garganta se aprieta.
—¿Qué estás diciendo?
—Estaba pensando... —Boone deja de caminar y se enfrenta a mí, levantando su
mano cálida y áspera para acariciar mi mejilla—. Si te gustó esta casa, tal vez podríamos
hacer una oferta. —Su mirada rebota entre mis ojos muy abiertos y mis labios que se
han abierto con sorpresa—. ¿Qué opinas?
Mi pecho se calienta ante el mínimo indicio de nerviosismo en las facciones de
Boone. No sé qué decir... vio esta casa en línea, vino a verla y me imaginó... nos imaginó
mientras lo hacía.
—¿De verdad quieres hacer esto? —pregunto, mi pulso se acelera en mis oídos.
Él suelta una carcajada.
—Obviamente —murmura—. ¿Por qué no?
—No sé ¿Quizás sea demasiado pronto para ti? Es un gran paso.
Me lanza una sonrisa que hace que mis rodillas se debiliten.
—G, nunca he estado más seguro de nada en mi vida.
Mis entrañas se están volviendo locas. Boone quiere comprar una casa... conmigo. Él
realmente quiere comenzar una vida juntos. Hostia puta ¿Esto es real?
Boone se inclina y junta su boca con la mía. Agarro su camisa, sosteniéndolo cerca
mientras separa nuestros labios, deslizando su lengua dentro. Sabe tan bien que mis
papilas gustativas cobran vida con cada lamida. No pasa mucho tiempo antes de que mi
cuerpo acepte este beso, mi polla se endurece a medida que la sangre se dirige hacia el
sur.
—¿Qué dices? —pregunta contra mis labios—. ¿Quieres comprar esta casa conmigo?
—Sabes que sí —respondo, mi voz sale espesa—. Aunque creo que deberíamos
bautizarla primero.
Boone se ríe.
—¿En serio? ¿Qué tienes en mente?
Manteniendo el contacto visual, me muerdo el labio inferior mientras me arrodillo
ante él. Él respira profundamente, pero no me detiene cuando llevo mis manos al botón
de sus jeans. Se me hace la boca agua cuando lo saco. Ya está medio duro y su punta
está húmeda y reluciente. Paso mi lengua por toda la cabeza, acumulando su dulce y
salada excitación, un gemido reverbera en mi garganta ante el sabor.
No me tomo mi tiempo, no lo hago limpiamente. Le chupo la polla a Boone en la
cocina de esta preciosa casa como si me muriera de hambre y no pudiera saciarme.
Mirándolo a través de mis pestañas mojadas y empapadas de lágrimas, lo llevo al fondo
de mi garganta, trago alrededor de la punta antes de retroceder y me balanceo hacia
arriba y hacia abajo, asegurándome de mostrarle atención hasta al último y delicioso
centímetro de su polla. Lamiendo, chupando, provocando, lo tomo todo. Levanto la
mano, ahueco sus bolas redondas y llenas, las hago rodar en mi palma y aprieto
suavemente.
Boone aprieta la mandíbula, con los párpados entrecerrados, mientras me mira. Su
mano está en mi cabello, agarrándome y guiándome. Respira con dificultad, gime cada
vez que lo tomo profundamente. Le tiemblan los muslos del placer, y eso me llena de
un intenso sentimiento de orgullo. Mi dedo retrocede, más allá de su perineo, y hago un
círculo con la yema de mi dedo sobre su apretado y arrugado agujero.
—Joder, Grady…. ¡Ah! —lo siento hincharse en mi boca un segundo antes de que se
derrame por mi garganta, jadeando por aire y gimiendo durante su liberación. Sus
dedos se aprietan en mi cabello, la punzada de dolor me excita más mientras se
desmorona por mi culpa. Apenas termina de correrse cuando sale de mi boca y me
obliga a levantarme. Empujándome contra la pared detrás de nosotros, junta de golpe
su boca contra la mía, metiendo la lengua para probarse a sí mismo. El beso es
desordenado y acalorado, sus manos se levantan para juguetear con mis jeans—. Tu
turno —gruñe mientras los deshace y los empuja hacia abajo por mis muslos.
Boone cae de rodillas, con la mano envuelta alrededor de mi polla dura como el
acero. Ver a un hombre como Boone (todo grande, alto y brusco) de rodillas ante mí
nunca dejará de ser atractivo. Especialmente no cuando sus labios rojos e hinchados se
envuelven alrededor de mi longitud y comienza a chuparme.
Tan jodidamente sexy.
Su reflejo nauseoso todavía es bastante delicado, pero hay algo tan jodidamente
excitante en verlo luchar por tomarme. Ver cómo sus ojos se vuelven inyectados en
sangre y llorosos mientras intenta llevarme lo más lejos que puede. Escuchar los
sonidos sucios que provienen de él mientras inhala mi polla con saliva bajando por su
barbilla. No hay nada mejor que esto, lo juro.
—Mierda, eso se siente tan bien —gemí, cerrando mis manos en puños a mis
costados—. Verte chuparme… joder, Boone. Es tan bueno.
Sus labios dibujan una sonrisa alrededor de mi longitud y gime ante el elogio, el
sonido envía una vibración a través de mi cuerpo, instalándose profundamente en mis
pelotas. No sé cómo logro contenerme y no estallar de inmediato, porque entre verlo,
los sonidos y la sensación, estoy nadando en un dulce, dulce éxtasis.
—Sí... estoy tan cerca. —Un hormigueo se extiende por todo mi cuerpo, mi cabeza
está liviana y confusa, y mis pelotas se acercan fuertemente a mi cuerpo. Estoy justo ahí.
El calor se acumula en la base de mi columna y siento como si estuviera flotando en el
cielo—. Sí, Boone. Joder… ¡sí! ¡Me corro!
No retrocede, no duda. Me chupa más fuerte, más profundo, con los ojos húmedos y
rojos, las mejillas sonrojadas y los labios estirados a mi alrededor. Mientras él sostiene
mi mirada, mis ojos luchan por permanecer abiertos. Boone me lleva justo al límite y
observa mientras me libero. Mi polla palpita cuando la vacio en su lengua, y él sorbe
cada gota como si fuera el bocadillo más delicioso que jamás haya probado, gimiendo
mientras lo hace. Mi orgasmo sigue, sigue y sigue, pulso tras pulso, hasta que estoy
hundido contra la pared, con mi cuerpo como gelatina.
Boone saca mi polla de su boca, se sienta sobre sus talones y se limpia la boca con el
dorso de la mano, y lo juro... podría volver a correrme al verlo.
—Mierda, eso fue caliente —exhalo.
Levantándose, presiona sus labios contra los míos en otro dulce y breve beso.
—Joder, sí, lo fue.
Miro alrededor del espacio una vez más antes de encontrar su mirada.
—Entonces, ¿realmente haremos esto?
Él sonríe, frotando distraídamente mi mejilla con el pulgar.
—Sí, G. Definitivamente.
—No puedo creer que esta sea mi vida —admito con una risa entrecortada—. Estoy
muy enamorado de ti.
—Y yo también estoy muy enamorado de ti, Grady Wilde.
EL FIN
Pasa la página para echar un vistazo a The Story Between Us, el cuarto libro de la serie
Copper Lake.
PRÓLOGO
Novelas Independientes
Kismet
Wounded
Say My Name