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La Mujer y Sus Emociones Lec. 1

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Miriam perez
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Unidad Familiar Cristiana

La mujer y sus emociones


Damas UFC

Lección 1
Para estar bien debes: Ser autentica
La necesidad de honestidad emocional.

Introducción:
Bienvenida a este nuevo curso de damas, creemos sin duda que Dios esta trabajando con nosotras para que seamos las
personas que Dios planeo desde el principio. Como mujeres somos mas emocionales, pues como vimos el curso pasado,
tenemos mas conexiones cerebrales y hormonales que hacen que nuestro cuerpo sienta con mas facilidad los impulsos
emociónale. Pero eso no quiere decir que como cristianas no debamos someter a Dios nuestras emociones y que tengamos
dominio propio para controlar a las mismas. Es por eso que en este curso queremos estudiar las emociones y como
mujeres como se nos responsabiliza de ellas.

En esta primer lección conoceremos que son las emociones, la importancia de reconocerlas y ser honestos en lo que
sentimos, a través de esta lección entenderemos que Dios diseño las emociones con un propósito, pero el diablo ha
tratado de dañarnos por medio de ellas, muchos creemos que somos lo que nuestras emociones nos dictan aunque eso
sea contrario a la Palabra de Dios, a veces nos avergüenzan nuestras emociones y tratamos de aparentar que no sentimos
cierta emoción, cuando esa no es la sanidad para nuestra alma, es por eso que debemos poner en orden el mar de
emociones que tenemos dentro, por medio de la Palabra de Dios llegaremos a la sanidad emocional y podremos caminar
como las mujeres libres y amadas que Dios quiere de nosotros.

Recuerda que solo Jesús a través de su Palabra pueden poder en orden nuestra mente y nuestras emociones por eso es
que te invitamos a que te comprometas con Dios a permitir que su Espiritu obre en tu corazón y emociones durante este
tiempo.

Tus emociones revelan tus creencias:


Tus emociones tienen un papel importante en el proceso de renovar tu mente. En un sentido general, tus emociones son
el producto de tu vida pensante. Si no piensas en forma correcta, si no renuevas tu entendimiento, si no percibes a Dios y
su Palabra en forma correcta, eso se verá en tu vida emocional. Si no reconoces tus emociones en forma apropiada, podrías
hacerte espiritualmente vulnerable. Una de las mejores ilustraciones bíblicas de la relación entre las creencias y las
emociones humanas se encuentra en Lamentaciones 3. Nótese la expresión de desesperación de Jeremías cuando percibe
en forma incorrecta que Dios está en su contra y que es la causa de sus problemas físicos: “Yo soy el hombre que ha visto
aflicción bajo el látigo de su enojo. Me guio y me llevó en tinieblas, y no en luz; ciertamente contra me volvió y revolvió su
mano todo el día. Hizo envejecer mi carne y mi piel; quebrantó mis huesos; Edificó baluartes contra mí, y me rodeó de
amargura y de trabajo. Me dejó en oscuridad, como los ya muertos de mucho tiempo” (vv. 1-6).

Escucha su sensación de estar atrapado y de temor: Me cercó por todos lados, y no puedo salir; ha hecho más pesadas mis
cadenas; aun cuando clamé y di voces, cerró los oídos a mi oración; cercó mis caminos con piedra labrada, torció mis
senderos. Fue para mí como oso que acecha, como león en escondrijos. Torció mis caminos, y me despedazó; me dejó
desolado Y dije: Perecieron mis fuerzas, y mi esperanza en Jehová (vv. 7-11, 18). Si tu esperanza era Dios, y estas palabras
eran un retrato correcto de Dios, tú también te deprimirías. ¿Qué problema tenía Jeremías? Lo que creyó acerca de Dios
no era verdad. Dios no era la causa de su aflicción. Dios no lo hizo andar en tinieblas. Dios no es una bestia salvaje que
espera devorarlo. Jeremías no pensaba bien, ni interpretaba bien sus circunstancias, de modo que no sentía ni vivía en
forma correcta. Entonces sorprendentemente Jeremías comienza a cantar una tonada diferente: Acuérdate de mí aflicción
y de mi abatimiento, del ajenjo y de la hiel; lo tendré aún en memoria, porque mi alma está abatida dentro de mí; esto
recapacitaré en mi corazón, por lo tanto, esperaré. Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca
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decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por
tanto, en él esperaré (vv. 19-24). ¿Qué cambio? ¿Cambió Dios? ¿Cambiaron las circunstancias de Jeremías? No. Lo que
cambió es lo que pensaba acerca de Dios y sus emociones siguieron a sus pensamientos. Tú no te formas tanto por tu
ambiente, sino por la percepción que tienes de tu ambiente. Los sucesos de la vida no determinan lo que eres; Dios
determina quién eres, y tu interpretación de los sucesos de la vida determina tu modo de manejar las presiones de la vida.
Nos sentimos tentados a decir: ''Él me dejó tan mal" o "No me sentí deprimido hasta que ella apareció". Es como decir:
"No tengo control sobre mis emociones ni sobre mi voluntad". En realidad, tenemos muy poco control sobre nuestras
emociones, pero tenemos control sobre nuestros pensamientos, y nuestros pensamientos determinan nuestros
sentimientos y nuestras respuestas. Por eso es tan importante que tienes tu entendimiento con el conocimiento de Dios
y de su Palabra. Necesitas ver la vida desde la perspectiva de Dios y responderle en conformidad con ello.

Recuerda, si lo que crees no refleja la verdad, entonces lo que sientes no refleja la realidad. Decir a la gente que no deben
sentir como sienten es una forma sutil de rechazo. Poco pueden hacer acerca de lo que sienten. Sería mejor decir: "Siento
tu dolor y tu ira, pero no estoy seguro que entiendes plenamente toda la situación ni todos los hechos. Permíteme contarte
mis observaciones y luego veamos cómo te sientes". Por ejemplo, supongamos que tu sueño de tener tu casa propia está
en manos de una institución financiera que estudia tus antecedentes para prestar el dinero. Todos tus amigos oran para
que aprueben el préstamo. Una noche llegas a casa y el teléfono tiene un mensaje con el aviso de que no fuiste aprobado.
¿Cómo te sentirías? ¿Enojado? ¿Deprimido? ¿Frustrado? Estás por contarle a tu esposa la mala noticia de que el sueño de
la casa propia sigue siendo un sueño. Escuchas el mensaje siguiente en el teléfono que dice que el primer mensaje fue un
error. ¡Realmente fuiste aceptado! ¿Cómo te sientes ahora? ¡Eufórico! Lo que creíste antes no reflejaba la verdad, de
modo que lo que sentiste no reflejaba la realidad. Supón que el corredor de propiedades, que sabe que fuiste aprobado,
pasara a felicitarte antes que oyeras el segundo mensaje del contestador telefónico. Espera encontrarte rebosante de
alegría, pero te encuentra desesperado. "¿Por qué está usted deprimido? Tiene que sentirse feliz". Sus palabras de
estímulo no tienen sentido hasta que te dice la verdad acerca del préstamo que solicitaste. El orden de la Escritura es
conocer la verdad, creerla, vivir en conformidad a ella por la fe, y dejar que tus emociones sean el producto de tu confianza
en Dios y de tu obediencia a Él. ¿Qué clase de vida llevarías si creyeses lo que sientes en lugar de la verdad? Tu vida sería
tan incoherente como tus sentimientos. Después de la caída, "Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha
decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? (Génesis 4:6, 7). En el Nuevo Testamento Jesús dice: ''Si
sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis" (Juan 13:17). En otras palabras, tus sentimientos no son el
camino para una buena conducta; tu conducta te lleva a tener buenos sentimientos.

No pases por alto las señales de advertencia de tus emociones:


Tus emociones son a tu alma lo que tus sentimientos son a tu cuerpo. Nadie con una mente sana disfruta del dolor. Si no
sientes dolor, estás en peligro de hacerte daño y adquirir una infección. Si no sientes ira, pesar ni alegría, tu alma debe de
estar en problemas. Las emociones son los indicadores de Dios que te dan a conocer lo que pasa en tu interior. No son
buenas ni malas; son amorales, parte de tu humanidad. Así como respondes a las advertencias del dolor físico, es necesario
que aprendas a responder a los indicadores emocionales. Alguien ha comparado las emociones con la luz roja en el tablero
del auto que indican problemas en el motor. Puedes responder a las luces rojas de diversas maneras. Puedes cubrirla con
un trozo de cinta adhesiva. Puedes destrozar la luz con un martillo. O puedes responder a la luz en la forma que querían
los fabricantes y mirar el motor para arreglar el problema. Tienes las mismas tres opciones para responder a tus
emociones. En respuesta puedes cubrirlas, ignorarlas o contenerlas. Esto se llama supresión. Puedes responder
desatándolas irracionalmente, descargándolas sobre alguien o lanzando lo que tienes a la mano. Esto lo llamo expresión
indiscriminada. Puedes examinar tu interior para ver qué te pasa. Eso es reconocer.

La supresión es una negación consciente de los sentimientos (represión es una negación inconsciente). Los que suprimen
sus emociones ignoran sus sentimientos y prefieren no enfrentarlos. La supresión es una respuesta no saludable a nuestras
emociones. El rey David dijo algo acerca de los efectos negativos de suprimir sus sentimientos en su relación con Dios:
Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día... Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que
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puedas ser hallado; ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él. (Salmo 32:3) David no pide a
Dios que lo ponga fuera de nuestro alcance. Cuando las circunstancias extrañas te parecen mayores que Dios, no pasará
mucho tiempo antes que tus emociones te venzan. Cuando las emociones suprimidas se acumulan dentro de ti como
inundación de muchas aguas, es menos probable que te vuelvas a Dios. Serás arrastrado por tus emociones. Es importante
ser honesto delante de Dios mientras puedas, porque si escondes tus sentimientos por mucho tiempo, dominarán lo que
impulsa tu vida. David también comenta el efecto de la supresión sobre las relaciones con otras personas: La supresión
emocional puede ser una de las razones más importantes de que haya enfermos psicosomáticos. Mientras David calló su
pecado, "se volvió su verdor como sequedades de verano" (32:4). Nunca sepultas tus sentimientos muertos; los sepultas
vivos y salen a la superficie de alguna manera que no es saludable. La supresión de tus emociones lleva a una comunicación
deshonesta y no es físicamente saludable.

El martillo de la expresión indiscriminada Otra manera poco saludable de responder a las emociones es expresar sin pensar
lo que sientes. Decirle indiscriminadamente a otra persona y a todos exactamente lo que sientes es generalmente poco
saludable para la otra persona. El apóstol Pedro es un gran ejemplo. Pedro era el John Wayne del Nuevo Testamento: el
que cierra de golpe las puertas. No tenía problemas para decirle a otro lo que había en su mente o lo que sentía. Me gusta
decir que era el apóstol cojo, porque siempre llevaba un pie en la boca. La expresión indiscriminada de sus emociones hizo
que Pedro se metiera en problemas más de una vez. En un momento hace la confesión más grande de todos los tiempos:
"Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente" (Mateo 16:16). Poco más tarde, Pedro le dice a Jesús que nunca pase lo que ha
dicho, y Jesús tiene que reprenderlo: "Quítate de delante de mí, Satanás" (vv. 22, 23). Fue Pedro quien se equivocó en el
Monte de la Transfiguración al sugerir que hiciera tres cabañas en honor a Moisés, Elías y el Maestro. Pedro,
impulsivamente, cortó la oreja del siervo de Caifás durante el arresto de Jesús en Getsemaní. También Pedro prometió
seguir a Jesús hasta la muerte. Horas más tarde juró que no lo conocía. El hecho que llegara a ser el portavoz de la iglesia
primitiva es evidencia de la poderosa transformación efectuada por el Espíritu Santo. La expresión indiscriminada de las
emociones puede ser un tanto saludable para ti, pero generalmente es poco saludable para los que te rodean. ''Estoy
contento de haber sacado esto de dentro de mí', podrías decir después de una explosión. Sin embargo, en el proceso has
destruido a tu esposa, o a tu marido, y a tus hijos. Santiago advierte: "Todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar,
tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios" (Santiago 1:19, 20). Pablo amonesta: "Airaos,
pero no pequéis" (Efesios 4:26). Si deseas airarte sin pecar, aírate de la manera que Cristo lo hizo: aírate contra el pecado.
Voltea las mesas, no a los cambistas.

La franqueza del reconocimiento.


Nancy era estudiante en otra ciudad y vino a Los Ángeles para conversar conmigo sobre las difíciles relaciones que tenía
con su madre. Terminamos hablando más acerca de la incapacidad de Nancy de expresar su ira y resentimiento en esta
relación. Mi compañera de habitación a veces llega al punto en que explota emocionalmente para dejar escapar la presión.
Yo también tengo sentimientos profundos, pero no creo que un cristiano deba descargar de esa manera la presión que
siente. Abrí mi Biblia en el Salmo 109 y le leí los siguientes versículos: Oh Dios de mi alabanza, no calles; porque boca de
impío y boca de engañador se han abierto contra mí; han hablado de mí con lengua mentirosa; con palabras de odio me
han rodeado, y pelearon contra mi sin causa. En pago de mi amor me han sido adversarios; más yo oraba. Me devuelven
mal por bien, y odio por amor. Pon sobre él al impío, y Satanás esté a su diestra. Cuando fuere juzgado, salga culpable; y
su oración sea para pecado. Sean sus días pocos; tome otro su oficio. Sean sus hijos huérfanos, y su mujer viuda. Anden
sus hijos vagabundos, y mendiguen; y procuren su pan lejos de sus desolados hogares. Que el acreedor se apodere de todo
lo que obtiene, y extraños saqueen su trabajo. No tenga quien le haga misericordia, ni haya quien tenga compasión de sus
huérfanos. Su posteridad sea destruida; en la segunda generación sea borrado su nombre (vv. 1-13). - ¿Qué hace eso en la
Biblia? -murmuró-. ¿Cómo podía David pedir todos esos males para su enemigo? ¿Cómo podía hablar a Dios de esa
manera? Eso es puro odio. Las palabras de David no sorprenden a Dios -respondí, Dios ya sabía lo que David pensaba y
sentía. David simplemente expresa su dolor y su ira en forma honesta a su Dios que entendía su sentir y lo aceptaba como
era. Después de pensar unos momentos, Nancy preguntó: ¿Significa eso que está bien lo que hago? ¿Qué es lo que haces?
Bueno --dijo, mostrándose un poco avergonzada, cuando la presión sube en mi interior, me subo al auto y salgo. Lloro,
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grito y pateo. Cuando regreso al dormitorio me siento mucho mejor. Alenté a Nancy diciéndole que, si descargaba su
resentimiento e ira delante de Dios, probablemente no lo haría contra su compañera de pieza ni contra su madre de una
forma destructiva. Además, le recordé que David fue honesto en su necesidad de Dios al expresar sus sentimientos.
Termina el salmo pidiendo: "Ayúdame, oh Jehová, Dios mío_ Yo alabaré a Jehová en gran manera con mi boca (vv. 26, 30).

Pienso que el modo en que David y Nancy reconocieron sus sentimientos es sano. Quizás en los momentos de tensión
emocional tus oraciones no sean muy nobles, pero son reales y honestas delante de Dios. Si llegas a tu período de oración
y te sientes irritado, deprimido o frustrado, y luego tu boca lanza un atado de piadosas perogrulladas como si Dios no
conociera tus sentimientos, ¿piensas que Él se sentirá complacido? No, a menos que haya cambiado su opinión acerca de
la hipocresía desde los tiempos de los fariseos. Los fariseos trataban de parecer exteriormente correctos mientras estaban
lejos de estar bien en su interior. No eran reales; eran farsantes. Jesús dijo a sus discípulos: "Si vuestra justicia no fuere
mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos" (Mateo 5:20). Ante los ojos de Dios, si no eres
real, no estás bien. Si es necesario, Dios tendrá que hacerte real para que estés en buena relación con Él.

El reconocimiento de tus emociones como persona real es esencial para las relaciones más íntimas. No debes descargar
tu presión ante cualquier persona. Esa es una expresión indiscriminada y corres el riesgo de perjudicar a otros en lugar de
ayudarte a ti mismo y eso es malo. El modelo bíblico parece sugerir que tienes tres amigos con los que puedes comunicarte
con detenimiento. Durante sus viajes, Pablo tenía a Bernabé, a Silas o a Timoteo con quienes podía conversar. En el huerto
de Getsemaní, Jesús expresa su dolor delante de su círculo íntimo formado por Pedro, Jacobo y Juan. Los psicólogos nos
dicen que es difícil que la gente conserve la salud mental si no tienen por lo menos una persona con quien puedan ser
emocionalmente honestas. Si tienes dos o tres personas como estás en tu vida, tienes una verdadera bendición.

Honestidad emocional: cómo expresarla y como tomarla:


Uno de los desafíos que nos presenta la vida es aprender a responder ante los demás cuando reconocen honestamente
su dolor. Job estaba dolido cuando dijo a sus tres amigos que eran una pobre ayuda: "¿Pensáis censurar palabras, y los
discursos de un desesperado, que son como el viento?" (Job 6:26). No debiéramos dar importancia a lo que la gente dice
en medio de su extremo dolor. Tenemos que responder al dolor, no a las palabras que lo expresan. En muchos casos
ignoramos los sentimientos que hieren a la persona y nos fijamos en sus palabras de desesperación y luego reaccionamos
ante lo que dice o a la forma en que lo dicen. Aunque las palabras no debieran ser el centro principal en el reconocimiento
emocional, puedes cuidar tus relaciones íntimas observando cómo expresas tus emociones ante los demás. Por ejemplo,
has tenido un día terrible en la oficina; llamas a tu esposa y le dices: "Querida, he tenido un día de perros. No podré llegar
a casa sino hasta las seis, y tengo una reunión en la iglesia a las siete. ¿Podrías tener lista la cena cuando llegue?" Ella
asiente verbalmente. Cuando llegas a la puerta de tu casa, estás agotado físicamente y emocionalmente tenso. En la escala
emocional de 1-10, estás en el 9. Entonces te das cuenta que tu esposa no tiene preparada la cena como le pediste. "¡Esto
no puede ser! --explotas--, yo quería la cena a las seis. ¡Por eso te llamé!" ¿Es tu esposa realmente la causa de tu explosión
emocional? No. Has tenido un día terrible y estás cansado, hambriento y tenso desde antes de llegar a casa. Ella no tiene
la culpa. Cualquier cosa podía hacerte explotar. Con la misma facilidad podrías haber dado un puntapié al perro. Quieres
ser franco con tu esposa y acreditarlo a honestidad emocional. No olvides el amor en tu deseo de ser honesto. Al saber
que la cena no está lista como lo pediste, podrías decir: "Querida, estoy física y emocionalmente agotado". Ese tipo de
honestidad no dirigida cumple dos objetivos. Primero, al no culpar a tu esposa no tendrá que defenderse. Ella sabe que
no estás enojado con ella. Segundo, como no tendrá que defenderse tiene libertad para ayudarte en tu necesidad. Ella
puede decir. "La comida estará en diez minutos. Mientras tanto anda al baño y relájate. Procuraré que llegues a tiempo a
tu reunión". Supón que tú eres la esposa y has tenido un día muy agitado en casa. Tu marido llega silbando una alegre
tonada y pregunta si está lista la cena. "¿Qué quieres decir con eso de está lista la cena? explotas--. "¿Piensas que todo lo
que tengo que hacer es cocinar para ti? He cargado con los niños todo el día y... “Sí, eso es honestidad emocional, pero
estás ardiendo en llamas y vas a arrastrar a tu marido contigo. Más bien puedes decir: "Querido, ha sido terrible. La
lavadora de ropa se descompuso y los niños han tenido una conducta aterradora. Ya no soporto más". La honestidad que
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no va dirigida contra nadie permite que tu marido no tenga que defenderse y abre una vía para que diga: "¡Atención
todos! Nos vamos a comer a McDonald".

Cuando llega el momento de reconocer las emociones en tu círculo íntimo, la honestidad es la mejor política, pero
asegúrate de hablar "verdad con amor" (Efesios 4:15). Otra importante directriz para reconocer y expresar tus emociones
es conocer tus limitaciones. Fíjate que si estás en siete u ocho en tu escala emocional-ansioso, tenso, irritado, deprimid~
no es tiempo para tomar decisiones sobre asuntos importantes. Tus emociones pueden impulsarte a resolver aquello que
te molesta, pero podrías arrepentirte de tu resolución si presionas demasiado. Dirás cosas de las que te arrepentirás.
Alguien sale perjudicado. Es mucho mejor que reconozcas tus limitaciones emocionales y digas: ''Si seguimos hablando
me voy a enojar. ¿Podríamos seguir esta conversación en otro momento?" Tienes que comprender, además, que una
cantidad de factores físicos afectarán tus limitaciones emocionales. Si tienes hambre, posterga para después de la cena
una discusión potencialmente cargada de emoción. Si estás cansado, procura tener un buen sueño nocturno. Las mujeres
deben estar atentas a ciertos momentos del mes que conducen más a la expresión positiva de sus emociones que otros.
Los maridos deben entender con sabiduría el ciclo menstrual de su esposa por la misma razón. El importante proceso de
renovar la mente incluye la administración de tus emociones por la administración de tus pensamientos y percepciones y
por el reconocimiento honesto y amoroso de tus sentimientos en tu relación con otras personas. Una respuesta adecuada
a tus emociones es un paso importante para evitar que el diablo tenga influencia en tu vida.

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