Análisis de azúcar en sangre en ayunas
Se toma una muestra de sangre después de un ayuno de al menos ocho horas
o un ayuno nocturno.
En general:
Un nivel de glucosa sanguínea en ayunas por debajo de 100 miligramos
por decilitro (mg/dl) (5,6 milimoles por litro [mmol/l]) se considera normal.
Un nivel de glucosa sanguínea en ayunas entre 100 y 125 mg/dL (5,6 a
7,0 mmol/L) se considera prediabetes. Este resultado se denomina a
veces glucosa en ayunas alterada.
Un nivel de glucosa sanguínea en ayunas de 126 mg/dL (7,0 mmol/L) o
superior indica diabetes tipo 2.
En general:
Un nivel de glucosa en la sangre inferior a 140 mg/dl (7,8 mmol/l) se
considera normal.
Un nivel de glucosa en la sangre de entre 140 y 199 mg/dl (7,8 a 11
mmol/l) se considera prediabetes. Esto se suele conocer como tolerancia
alterada a la glucosa.
Un nivel de glucosa en la sangre de 200 mg/dl (11,1 mmol/l) o superior
indica diabetes tipo 2.
Qué es
Enfermedad crónica e irreversible del metabolismo en la que se produce un exceso de
glucosa o azúcar en la sangre y en la orina; es debida a una disminución de la secreción
de la hormona insulina o a una deficiencia de su acción.
La diabetes es una enfermedad crónica que se origina porque el
páncreas no sintetiza la cantidad de insulina que el cuerpo humano
necesita, la elabora de una calidad inferior o no es capaz de utilizarla con
eficacia.
La insulina es una hormona producida por el páncreas. Su principal
función es el mantenimiento de los valores adecuados de glucosa en
sangre. Permite que la glucosa entre en el organismo y sea transportada
al interior de las células, en donde se transforma en energía para que
funcionen los músculos y los tejidos. Además, ayuda a que las células
almacenen la glucosa hasta que su utilización sea necesaria.
En las personas con diabetes hay un exceso de glucosa en sangre
(hiperglucemia), ya que no se distribuye de la forma adecuada. Noemí
González, secretaria de la Sociedad Española de Diabetes (SED) y
especialista en Endocrinología y Nutrición del Hospital La Paz, de Madrid,
explica que la glucosa elevada puede ser perjudicial "para todo el
organismo, pero principalmente para el corazón, el riñón y las arterias,
por lo que las personas que tienen diabetes y no lo saben o no la tratan
tienen más riesgo de problemas renales, infartos, pérdida de visión y
amputaciones de miembros inferiores".
Diabetes tipo 1
Aparece generalmente en niños, aunque también puede iniciarse en
adolescentse y adultos. Suele presentarse de forma brusca y muchas
veces independientemente de que existan antecedentes familiares.
Se produce una destrucción de las células que producen la insulina en el
páncreas (las células beta) por autoanticuerpos. "Es decir, el organismo
ataca a sus propias células como si fueran extrañas (como ocurre en la
enfermedad celíaca, y en otras enfermedades autoinmunes)", aclara
González. El mecanismo inicial que induce la aparición de estos
anticuerpos no está totalmente identificado y es muy complejo. Se
investiga si el origen está, según Ávila, en "una predisposición genética
que, debido a diferentes factores ambiantales, produce esa respuesta
autoinmune que destruye esas células".
Diabetes tipo 2
Surge en la edad adulta, su incidencia aumenta en personas de edad
avanzada y es unas diez veces más frecuente que la tipo 1. En ella se
produce una disminución de la acción de la insulina, de forma que,
aunque haya mucha, no puede actuar. González indica que se da "un
componente mixto: por un lado, hay menor insulina en el páncreas y, por
otro, esta insulina funciona peor en los tejidos (la denominada resistencia
a la insulina)".
"Su principal causa es la obesidad porque el tejido graso produce
determinadas sustancias que disminuyen la sensibilidad de los receptores
de la insulina", agrega Ávila. Puesto que la obesidad ha crecido de forma
muy significativa en España, también lo ha hecho este tipo de diabetes.
Diabetes gestacional
Durante el embarazo la insulina aumenta para incrementar las reservas
de energía. A veces, este incremento no se produce, lo que puede
originar una diabetes gestacional. Suele desaparecer tras el parto, pero
estas mujeres tienen un alto riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 a lo largo
de su vida.
Síntomas
Entre los posibles síntomas de una elevación de la glucosa se encuentran
los siguientes:
Mucha sed (polidipsia).
Sensación de mucha hambre (polifagia).
Necesidad de orinar continuamente, incluso de noche (poliuria).
Pérdida de peso, a pesar de comer mucho.
Cansancio.
Visión borrosa.
Hormigueo o entumecimiento de manos y pies.
Infecciones fúngicas en la piel recurrentes.
Si la glucosa sube despacio, de forma progresiva (en general, en
la diabetes tipo 2), pueden pasar años hasta que comiencen los
síntomas, y por ello la enfermedad puede pasar inadvertida. "Que no
duela no quiere decir que no haga daño, y de ahí la importancia del
diagnóstico precoz para prevenir la aparición de complicaciones", recalca
González.
Prevención
En la actualidad no es posible prevenir la diabetes tipo 1, a pesar de
los múltiples intentos que se han hecho.
La diabetes tipo 2, que es la más frecuente, sí se puede prevenir. Puesto
que la causa más importante es la obesidad, "todas las acciones que
tengan que ver con la prevención de la obesidad -evitar el sedentarismo,
la comida basura, las bebidas azucaradas...- van a tener un resultado
positivo", subraya González, quien afirma que se sabe "que un estilo de
vida saludable reduce en un 80 por ciento las posibilidades de tener
diabetes tipo 2".
Una vez que se ha diagnosticado la enfermedad, hay que prevenir la
aparición de complicaciones micro y macrovasculares. El seguimiento del
tratamiento prescrito, así como de las recomendaciones dietéticas y de
actividad física es fundamental para evitar complicaciones como las
cardiovasculares, las renales, la retinopatía diabética o el pie diabético.
Además, se aconseja la realización de revisiones periódicas, entre las que
destacan las siguientes:
Fondo de ojo.
Análisis de la función renal.
Revisiones de los pies.
Electrocardiograma.
Medición de la presión arterial.
Las personas con diabetes también deben estar atentas a la aparición
de hipoglucemia (bajo nivel de glucosa en sangre). Actualmente se
considera que una persona tiene una hipoglucemia cuando su nivel de
azúcar en sangre es menor de 70 mg/dl. Es la complicación aguda de la
diabetes más frecuente y puede aparecer en multitud de circunstancias:
Dosis de insulina excesiva.
Insuficientes hidratos de carbono en las comidas.
Comidas retrasadas en el tiempo.
Ejercicio extra para la dosis de insulina administrada.
Algunos antidiabéticos orales también pueden causar hipoglucemia.
Administración de la insulina en músculo en lugar de en tejido
subcutáneo.
Errores en la administración de insulina (administrar insulina rápida en
lugar de retardada o errores de dosis).
Bañarse o ducharse con agua muy caliente poco después de haberse
pinchado la insulina.
Entre las medidas para prevenir la hipoglucemia cabe citar la realización
de un mayor número de controles de glucemia durante el día, sobre todo
si se ha hecho ejercicio físico, así como la planificación con antelación
del ejercicio físico que se va a realizar para poder ajustar la insulina que
se va a administrar y los hidratos de carbono que se van a comer. En este
sentido, los expertos recalcan que nunca se debe administrar la insulina
sin haberse hecho un control de glucemia.
¿Cómo medir los niveles de glucosa?
Existen diversas formas de medir la glucosa. Para la práctica de deporte
pueden resultar especialmente útiles los medidores continuos de
glucosa (MCG) implantables, que constan de un pequeño sensor que va
implantado en el antebrazo y un transmisor que envía los datos a una
aplicación que el paciente instala en su móvil.
Estos dispositivos proporcionan resultados en tiempo real, que además se
pueden descargar en otros móviles. También permiten programar alarmas
que se activan cuando el paciente tiene niveles próximos a la
hipoglucemia y ofrecen la posibilidad de llevar un registro de las glucemias
y analizar como la alimentación o la actividad física inciden en ellas.
Tipos
Diabetes Mellitus tipo 1
Está causada por la destrucción de las células productoras de insulina.
Suele aparecer en la infancia.
Diabetes Mellitus tipo 2
Es la más frecuente y prevenible y se produde por un défict de insulina,
que se suma a una acción reducida de esta hormona en los tejidos.
Diabetes gestacional
Aparece en entre un 2 y un 5 por ciento de los embarazos. Se asocia a
complicaciones maternofetales si no se trata adecuadamente.
Otros tipos de diabetes
Otro tipo de diabetes menos conocida es la que aparece por lesión del
páncreas, ya sea por una extirpación quirúrgica o por una inflamcación.
Se denomina diabetes pancreopriva. Otros tipos de diabetes aparecen por
causas genéticas o por el consumo de ciertos fármacos.
Diagnóstico
El diagnóstico de la diabetes se realiza midiendo los niveles
de glucosa en la sangre. Se trata de pruebas que puede realizar el
médico de atención primaria. Ávila explica que solo existen 4 formas de
diagnosticar la diabetes:
Glucemia basal (en ayunas) mayor de 126 mg/dl
Hemoglobina glucosilada mayor de 6,5 por ciento
Curva de glucemia con 75 g de glucosa mayor de 200 mg/ dl
Glucemia al azar (en cualquier momento del día) mayor de 200 mg/dl
con síntomas típicos
Todos ellos deben ser confirmados en una segunda ocación menos el
último, que se ratifica por los síntomas.
Tratamientos
Tratamientos
El tratamiento de la diabetes se basa en tres
pilares: dieta, ejercicio físico y medicación. Tiene como objetivo
mantener los niveles de glucosa en sangre dentro de la normalidad para
minimizar el riesgo de complicaciones asociadas a la enfermedad.
La insulina es el único tratamiento para la diabetes tipo 1. hoy en día solo
puede administrarse inyectada, ya sea con plumas de insulina o con
sistemas de infusión continua (bombas de insulina). "Es preciso ajustar la
administración de insulina a lo que la persona come, la actividad que
realiza y sus cifras de glucosa, por lo que el paciente debe medirse la
glucosa de forma frecuente, mediante el uso de glucómetros
(pinchándose los dedos) o con sensores de glucosa interticial (alguno ya
está financiado en varias comunidades autónomas), de forma más
sencilla y menos dolorosa", comenta González.
La diabetes tipo 2 tiene un abanico terapéutico más amplio. En este
caso, a diferencia de los pacientes con diabetes tipo 1, no siempre va a
ser precisa la administración insulina. Adoptando un estilo de vida
saludable y perdiendo peso, los niveles de glucosa pueden normalizarse.
Junto a ello, añade la endocrinóloga, "el uso de uno o más fármacos
que ayuden a que la insulina funcione mejor van a ser la mejor opción
de tratamiento". Según Ávila, el fármaco que se prescriba "dependerá
fundamentalmente de las características clínicas del paciente". Los grupos
terapéuticos disponibles son los siguientes:
Biguanidas, de las cuales solo se utiliza la metformina.
Inhibidores de la alfa decarboxilasa.
Sulfonilureas.
Inhibidores de la enzima DPP-4.
Antagonistas de SGLT-2.
Agnoistas de GLP-1.
Insulinas.
Otros datos
Complicaciones
Existe una relación directa entre el cumplimiento del tratamiento y un
adecuado control glucémico, que a su vez se relaciona con el riesgo de
desarrollar complicaciones crónicas asociadas a la diabetes.
Según el miembro de la junta directiva de la SED, "actualmente la
diabetes es la primera causa de diálisis y de amputaciones no
traumáticas, además de ser una causa muy importante de ceguera".
Asimismo, "tiene una gran influencia en el desrrollo de problemas
circulatorios, como angina de pecho e infarto".
En esta misma línea, González resalta que "la diabetes puede pasar
desapercibida durante años, en los que ya produce complicaciones. Por lo
tanto, es importante acudir al médico de atención primaria en caso de
historia familiar de diabetes o factores de riesgo (obesidad, hipertensión,
diabetes gestacional) para realizarse un análisis de glucosa".