INTRODUCCIÓN
La historia de Japón, como la de muchas otras naciones, se caracteriza por una
tendencia hacia la alternancia de gobiernos centralizados poderosos y, por el contrario,
la inestable descentralización del poder. En una de estas oscilaciones, el control central
de Japón se distendió y cada provincia estableció una suerte de gobierno autónomo,
hasta que un solo mando volvió a tomar las riendas del gobierno.
Es así como nos situamos entre los siglos X y XII a finales de la época Heian: un
conjunto de sublevaciones y guerras entre los clanes Taira (Heike) y Minamoto (Genji)
resultarán en la imposición del gobierno Kamakura encabezado por Minamoto no
Yoritomo. De esta forma, la batalla final de las guerras Genpei, Dan no Ura, marcará
este punto de no retorno en el que Yoritomo instalará su cuartel en Kamakura y
arrebatará el poder a la aristocracia de Kyoto. Es así como se materializa la constitución
de los bushi como fuerza política: con Yoritomo recibiendo el título de shogun y
asumiendo la definitiva legitimación del poder.
Heike Monogatari es una recopilación de las batallas que se dieron entre los Taira y
Minamoto en esta época convulsa para conseguir la supremacía del imperio. Con esta
prosa épica, se recoge la fase final de la lucha y la decadencia del dominio de los Taira
(quienes constituían la fuerza de poder del momento), marcado el fin de toda una era en
que la aristocracia Fujiwara reinaba en japón y abriendo un largo camino hacia la Edad
Media. Con todo esto, situamos esta obra en el género de los gunki monogatari o
cuentos de guerra.
Aunque Heike Monogatari podría considerarse una obra de carácter histórico, parte de
su contenido es de dudosa precisión: sigue el curso de los acontecimientos reales pero
los colma de florituras, podría incluso compararse con las obras históricas
shakespeareanas, con una base contrastada, pero de relativa veracidad histórica.
Siguiendo este hilo, resulta más que interesante la reflexión que la profesora Roberta
Strippoli hace en ese sentido:
“Los autores del grupo de variantes textuales que llamamos Heike monogatari
nacieron generaciones después de los hechos descritos en el cuento. Por lo tanto,
debemos tener en cuenta que todos los personajes que aparecen en él fueron
imaginados por autores masculinos que narraron la historia en un momento posterior
de acuerdo con sus propias percepciones de la realidad histórica, sus propias agendas
políticas y sus propios intereses y objetivos artísticos.”
Sin embargo, no podemos concluir que los personajes de la historia se alejan
completamente del Japón del Siglo XII, de hecho, la representación tanto de los
hombres como de las mujeres de Heike Monogatari no difieren demasiado de las
descripciones que nos brindan otras fuentes históricas.
Heike Monogatari es de fecha y autoría dudosas: Algunos autores apuntan a los bonzos
Yukinaga y Shobutsu como autores de la obra, probablemente escrita poco después de
la creación de Genpei Seisuiki o Josuiki (una monogatari dividida en 48 partes que
describe las guerras de Genpei también tratadas en nuestro objeto de estudio). Así,
algunos autores consideran Genpei Suseki como la obra pionera de Heike Monogatari,
esta última añadiendo relatos de eventos e incidentes que no aparecen retratados en su
obra de inspiración, quizás por motivos patrióticos o para brindar al relato un efecto más
dramático. Sea como sea, Heike Monogatari goza de un mérito y popularidad mucho
más amplios que su obra de referencia.
Ante todo, cabe precisar que los monogatari eran una de las principales formas de
literatura durante la época Kamakura, y conformaban un conjunto de tradición oral,
historia, poesía y prosa. Estas narraciones estaban pensadas para ser acompañadas por
los biwa -laúdes o vihuelas chinas de cuatro cuerdas- y cantadas por los llamados biwa-
hoshi, una especie de juglares ciegos de cabeza afeitada al estilo de los monjes budistas.
De hecho, una de las principales contribuciones de la era militar japonesa en el campo
musical fueron precisamente las recitaciones de los biwa-hoshi, las cuales se hicieron
sumamente populares. No es de menor importancia mencionar que los monogatari
frecuentemente remitían a historias o mitos tradicionales japoneses, por este motivo era
tan remarcable su componente oral. De hecho, la palabra monogatari se compone por el
verbo “Kataru” (contar) y “Mono” (cosa)”, dejando intuir en sí misma la naturaleza de
su significado. Sin embargo, algunos monogatari relataban historias más cercanas a su
época, sobre todo aquellas que trataban temas beligerantes como las batallas que
aparecen en El Cantar de los Taira.
Para el público de la época, Heike Monogatari no era simplemente un relato histórico,
sino que podía incluso servir como una especie de dogma moral con una moraleja
implícita: la advertencia de las consecuencias que puede traer consigo el pecado del
orgullo. En ese sentido, el libro posee una clara resonancia budista e incluso confuciana.
Nos enseña a comprender que todo es efímero y trascendental, y que esta vida es solo
un episodio de un ciclo. Como clave estética, destaca un Mono no Aware (El pathos de
las cosas, la noción estética que describe la belleza efímera) 1 en su máximo esplendor,
sobre todo en las primeras líneas de la historia: “El tañir de las campanas en el templo
de Gion presta su eco a lo efímero de todas las cosas. El rubor de las flores en el árbol
que se bifurca revela la verdad de que florecer es marchitarse. El que está orgulloso no
lo está por mucho tiempo, como un sueño en una noche de primavera. El valiente es
finalmente destruido, y no será más que polvo en el viento”. Con estas primeras líneas,
Heike Monogatari nos deja intuir que la búsqueda del orgullo, la fama, y la felicidad del
hombre está condenada des del principio por la propia naturaleza de la condición
humana; y es que finalmente, Heike Monogatari no deja de ser ese anhelo hacia la
belleza de una cultura cortesana pacífica que ya no podía continuar.
En cuanto a los aspectos formales, podemos decir que Heike Monogatari se aleja de las
tradiciones cortesanas de la época Heian, con su tan aclamada prosa romántica y los
diarios (nikki), en los que se emplea un estilo refinado, elaborado y con numerosas
referencias a literatos chinos. En este aspecto, Heike Monogatari rompe con los estilos y
temas más preciados de Heian y se desvía hacia una mezcla entre la doctrina budista y
el espíritu heroico que tanto caracteriza la época de Kamakura. Por este motivo,
hablamos de Heike Monogatari como una especie de epopeya del Japón, a veces
comparada con obras de la épica occidental como Beowulf , Ilíada de Homero o el
Cantar del mío Cid.
Por lo que refiere al lenguaje, existe un amplio rango de variantes del habla en Heike
Monogatari que contribuyen a humanizar los personajes y a situarlos en su determinado
rango social. Por lo tanto, nos encontramos ante diversos usos idiomáticos y estilísticos
en el interior de una narración compleja con un vocabulario a su vez elaborado: la
1
   Me fascina la descripción que Motoori Norinaga hace del Mono no Aware: “Cuando hablamos de conocer el
Mono no Aware, nos referimos al grito de asombro que sale de nuestros labios cuando nuestra mente se conmueve
al darse cuenta de que algo que hemos visto, oído o tocado es "aware". Incluso en nuestro lenguaje común de hoy la
gente dice “aa” o “hare”. Cuando hayan quedado impresionados por la vista de la luna o de los cerezos en flor,
dirán: "¡Aa, qué espléndidos capullos!". o "¡Hare, qué hermosa luna!" Aware es la combinación de los dos gritos de
aa y hare.
narración incluye términos kango2, onomatopeyas y palabras propias del lenguaje
hablado de Kamakura.
En cuanto al idioma del texto, a menudo se ha señalado que el uso del idioma y el estilo de
Heike monogatari son muy diversos. No sorprende encontrar un alto grado de variación dada
la narrativa detallada panorámica de eventos con un amplio espectro de participantes y una
vasta geografía. Heike monogatari es conocido por su complejidad y rico vocabulario, incluidos
muchos términos chino-japoneses (kango).7 Se cree que la mayoría de las variantes de Heike
contienen datos lingüísticos considerables de interés para los investigadores del lenguaje
hablado de Kamakura, a saber, onomatopeyas, dialécticas y zokugo 俗 語 ( vernáculos,
coloquialismos), especialmente en partes de diálogo.8 Se puede concluir que los datos
lingüísticos de Heike monogatari no son uniformes y existe una correlación significativa entre
las formas lingüísticas elegidas por el autor(es) para representar el habla de los personajes y el
entorno social en el que se encuentran. se pronuncia.
As for the language of the text, it has been often noted that the language use and style of
Heike monogatari is highly diverse. It is not surprising to find a great degree of variation given
the panoramic detailed narrative of events with a wide spectrum of participants and a vast
2
 Los Kango o Wasei-Kango son aquellos términos japoneses creados a partir de préstamos o palabras
chinas.
geography. Heike monogatari is known for its complexity and rich vocabulary, including many
Sino-Japanese (kango) terms.7 Most variants of Heike are believed to contain considerable
linguistic data of interest to researchers of Kamakura spoken language, namely onomatopoeia,
dialecticisms and zokugo 俗語 (vernacular, colloquialisms), especially in dialogue parts.8
It can be concluded that linguistic data of Heike monogatari is not uniform and there is a
significant correlation between linguistic forms chosen by author(s) to represent speech of
characters and the social setting in which it is uttered.
The authors of the group of textual variants we call the Heike monogatari were born
generations after the events described in the tale. We should therefore keep in mind that all
the characters who appear in it, were imagined by male authors who narrated the story at a
later time according to their own perceptions of historical reality, their own political agendas,
and their own artistic interests and goals. Nevertheless, these characters are not unrealistically
drawn. They are not obviously anachronistic, not wholly separated from the world of twelfth-
century Japan. The men and women who appear in the Heike monogatari, historical or
fictional, are generally credible. There is no huge divergence between the representation of
women in the Heike monogatari and what we know about them from other sources.
Sin embargo, Genpei Seisuiki es considerada una obra más austera en estilo
Los monogatari eran una de las formas principales de literatura durante la época Kamakura, y
conformaban un conjunto de tradición oral, historia, poesía y prosa. Estas narraciones estaban
pensadas para ser acompañadas por los biwa -laúdes o vihuelas chinas de cuatro cuerdas- y
cantadas por los llamados biwa-bozu, una especie de juglares de cabeza afeitada al estilo de
los monjes budistas. De hecho, una de las principales contribuciones de la era militar japonesa
en el campo musical fueron precisamente las recitaciones de los biwa-bozu, las cuales se
hicieron sumamente populares. No es de menor importancia mencionar que los monogatari
frecuentemente remitían a historias o mitos tradicionales japoneses, por eso era tan
remarcable su componente oral. De hecho, la palabra monogatari se compone por el verbo
“Kataru” (contar) y “Mono” (cosa)”, dejando intuir en su sí la naturaleza de su significado. Sin
embargo, algunos monogatari relataban historias más cercanas a su época, sobre todo
aquellas que trataban temas beligerantes como las batallas que aparecen en El Cantar de los
Taira.
One of the chief contributions of the military era to the art of singing was a
musical recitative performed by blind men using the four-stringed Chinese
lute, the libretto being based on some episode of military history. The
performers were known as biwa-bozu, the name "bozu" (Buddhist priest)
being derived from the fact that they shaved their heads after the manner of
bonzes. These musicians developed remarkable skill of elocution, and
simulated passion so that in succeeding ages they never lost their popularity.
One of the chief contributions of the military era to the art of singing was a
musical recitative performed by blind men using the four-stringed Chinese
lute, the libretto being based on some episode of military history. The
performers were known as biwa-bozu, the name "bozu" (Buddhist priest)
being derived from the fact that they shaved their heads after the manner of
bonzes. These musicians developed remarkable skill of elocution, and
simulated passion so that in succeeding ages they never lost their popularity.