GÉNESIS
Mg. EVANDER CORTEZ PEÑA
          Prof. De CC.SS, filosofía y Religión
          Licenciado en Teología
          Mg. Liderazgo y Dirección de
          Centros Educativos
                     El Génesis
TESIS: El libro del Génesis no es un libro de historia, sino
un libro de fe. Trata de los orígenes del mundo, del
hombre y del pueblo de Israel. Al autor del libro no le
interesan los hechos en sí mismos, sino que usa de los
acontecimientos en la medida en que sirven para enseñar
y explicar el Plan divino. Por eso los nombres de los
personajes, su edad, sus fechas, los números...son
simbólicos y esconden una verdad revelada por Dios, que
sólo descubriremos desde la fe, ese regalo dado por Dios
el día del bautismo.
1.      La Biblia y la ciencia
         La Biblia nos dice que el mundo fue creado
en siete días; la ciencia nos dice que se necesitaron
millones de años para el desarrollo del universo. La
Biblia nos dice que Dios creó al hombre del barro, la
ciencia afirma que procede por evolución. ¿Hay
contradicción?
  No. Las dos, la ciencia y la Biblia, miran al mismo problema de
los orígenes, pero desde dos puntos de vista totalmente
diversos. La ciencia busca investigar y explicar lo que realmente
pasó al principio. La Biblia, por el contrario, hace una reflexión
religiosa sobre la vida y el hombre frente a Dios.
         Pongamos un ejemplo: coloquemos delante de la luna a
un científico y a dos enamorados. ¿Cómo hablarían de la misma
luna estas personas? El científico comenzaría a darnos datos,
distancias, cifras, noticias geográficas relativas a la luna...Los
enamorados empezarían a tejer sueños, ideales, sentimientos,
hasta darían vida propia a la luna, se la prometerían al otro.
  Así pasó con el problema de los orígenes: el autor
del Génesis quiere darnos una respuesta profunda,
inspirada por Dios, a los problemas fundamentales
del hombre y transmite sus respuestas a través de
un género literario “sapiencial” o “poético”. Así que
la verdad del Génesis no está en Adán y Eva, como
personas reales; en el Edén, como un lugar preciso;
en la serpiente, la manzana, el barro, etc., sino en el
mensaje religioso que estas historias encierran.
2.    Autor y fecha del Génesis
           El libro del Génesis no tiene un solo
autor sagrado. Es el resultado de antiguas
tradiciones orales, populares, y de la
recopilación de las tres fuentes o tradiciones:
yavista, eloísta y sacerdotal.
        Se compuso, más o menos, hasta el siglo
X a.C.
3.     Características literarias del Génesis
1.Se dan las tres tradiciones: Yavista, Elohísta y sacerdotal.
2.Las formas literarias que usan son: relatos míticos, leyendas y
genealogías.
3.Las narraciones de los primeros capítulos del Génesis no son
del todo originales. En la literatura antigua de los pueblos
cercanos a Israel, como toda la región de Mesopotamia, se
encuentran leyendas, cuentos, relatos populares, mitos que
hablan de los orígenes del mundo. En ellos se aprecia mucha
semejanza con las páginas bíblicas, especialmente en algunas
obras de Babilonia, como: el poema de Enuma-Elish, la epopeya
de Atra-hasis, el poema de Gilgamesh.
Sin embargo, las semejanzas son sólo aparentes: se habla del hombre
creado con el barro, de una serpiente, del diluvio, etc. pero el
pensamiento es muy diferente. En el texto bíblico salta a la vista la
enseñanza del monoteísmo, contra el mundo poblado de dioses en
Babilonia; la Biblia habla de un Dios-Amor, que es el Señor, amigo del
hombre, mientras que los mitos de Mesopotamia dan una visión de
dioses fracasados, egoístas, opresores del hombre, quien es el juguete
de los vicios de los mismos dioses. Finalmente, el relato bíblico está
purificado de toda tentación fantástica y mitológica: se presenta sobrio
y concentrado en la reflexión teológica, en contraste con las fantasías
de los relatos extrabíblicos.
      Concluimos: El Génesis es original y único, no en la
forma literaria, sino en el mensaje sobre Dios y el
hombre.
4.     Contenido temático del Génesis
      Está dividido en dos gran partes:
      a)      La historia de los orígenes: capítulos 1-11
•Cap. 1-3: relato de la creación, la caída del hombre, la intervención de
Dios y la sentencia, la promesa de la redención.
•Cap. 4 y 5: Caín y Abel. El progreso del mal y de la humanidad.
•Cap. 6-10: El diluvio universal. Consecuencias del pecado. Alianza de
Dios.
•Cap. 11: La torre de Babel. Consecuencias del pecado. Llamada de
atención de Dios
 b)       La prehistoria de Israel: La historia de los
patriarcas: capítulos 12-50
•Cap. 12-25: Vida de Abraham.
•Cap. 26-27: Vida de Isaac.
•Cap. 28-36: Vida de Jacob.
•Cap. 37-50: Vida de José
5.     Contenido teológico y espiritual de los capítulos 1-
11 del Génesis
      I.      Sobre Dios:
1.Dios es eterno, existe desde siempre, nadie lo ha creado.
Es trascendente, es decir, está más allá de nuestros
esquemas, no se puede fijar en unos rasgos o figuras que
nosotros dominamos o manejamos. Es el único y
verdadero Dios, que no puede confundirse ni mezclarse
con las creencias politeístas y panteístas entonces
existentes y a las que se sentían inclinados los mismos
israelitas. Se insiste mucho en el monoteísmo, es decir, un
solo Dios. Las demás cosas son creaturas y obras de Dios.
2. Es Creador del Universo, rector de la
historia, Dueño y Señor, y, en cuanto tal,
ha elegido unas personas con las que
formar un pueblo suyo: Israel. Por tanto,
todo lo demás es creatura de Dios. Por ser
Señor puede mandar y prohibir a sus
creaturas. Y lo hará siempre para nuestro
bien personal y comunitario.
3.Dios está lleno de Poder y Majestad:
Toda la creación es obra exclusiva de
Dios: crea de la nada para demostrar
su omnipotencia. Por un acto de amor
y voluntad mantiene en el ser a todo
lo que ha creado.
4.Dios, lleno de bondad: todo lo hizo bueno. Su bondad le hizo
estar cercano al hombre, dispuesto al perdón, a renovar la
alianza. Por eso hizo la promesa de redención (Gn 3, 15)[4].
Es lo que se llama el Protoevangelio (primera buena noticia).
Es un versículo esperanzador, en medio de los castigos del
pecado original. La victoria de esta lucha del demonio con el
género humano le tocará a la “Mujer” (es decir, a María), que
vencerá el mal, aplastándole su centro vital: la cabeza. En la
palabra “Linaje” se vislumbra ya la figura del Salvador, y en la
mujer los cristianos siempre han visto una figura de María, la
Virgen Madre de Dios.
    Esta bondad de Dios la demostró
también con Noé, que alcanzó el favor
de Dios, por ser hombre religioso,
justo y recto (cf. Gn 6, 8). Y Dios hizo
una promesa de vida con la
humanidad: “Ya no volverá a existir
diluvio que destruya la vida...” (Gn 9,
9-15).
          PRIMER RELATO                               SEGUNDO RELATO
"Y dijo Dios: «Hagamos al ser humano a      "Entonces Yahveh Dios formó al hombre con
nuestra imagen, como semejanza              polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento
                                            de vida, y resultó el hombre un ser viviente.
nuestra, y manden en los peces del mar      8.Luego plantó Yahveh Dios un jardín en Edén, al
y en las aves de los cielos, y en las       oriente, donde colocó al hombre que había
bestias y en todas las alimañas             formado.“
terrestres, y en todas las sierpes que      "Entonces Yahveh Dios hizo caer un profundo
serpean por la tierra. 27.Creó, pues,       sueño sobre el hombre, el cual se durmió. Y le
                                            quitó una de las costillas, rellenando el vacío con
Dios al ser humano a imagen suya, a         carne. 22.De la costilla que Yahveh Dios había
imagen de Dios le creó, macho y             tomado del hombre formó una mujer y la llevó
hembra los creó. 28.Y bendíjolos Dios, y    ante el hombre. 23.Entonces éste exclamó: «Esta
díjoles Dios: «Sed fecundos y               vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi
multiplicaos y henchid la tierra y          carne. Esta será llamada mujer, porque del varón
                                            ha sido tomada.» 24.Por eso deja el hombre a su
sometedla; mandad en los peces del          padre y a su madre y se une a su mujer, y se
mar y en las aves de los cielos y en todo   hacen una sola carne. 25.Estaban ambos
animal que serpea sobre la tierra.»"        desnudos, el hombre y su mujer, pero no se
                Gn 1,26-28                  avergonzaban uno del otro.“ Gn 2,6-8.21-25
II.    Sobre el hombre:
1.Dios creó al hombre a imagen y semejanza de Él: por
tanto, inteligente y libre, con su propia autonomía, su
capacidad de realizarse y dominar la tierra. Sólo con
alguien semejante Dios puede establecer una alianza, un
trato de amistad, un diálogo. La imagen más profunda de
Dios somos los hombres, por eso a Dios hay que
encontrarlo precisamente en los demás, no para
divinizarlos, sino para tratarlos con respeto y con justicia.
2. El hombre es dueño del mundo: dueño, en cuanto Dios le ha dado el
mundo como “casa”, y él organiza y disfruta de las cosas. Dueño, en
cuanto tiene que custodiarlo y cultivarlo, como algo encomendado. El
hombre es administrador sabio que cumple y realiza la voluntad de su
amo Para realizar esta misión, Dios le concedió el don de la palabra
para que pusiera nombre a todo (cf. Gn 2, 19-20). Poner nombre es
levantar un acto de dominio. No domina por la fuerza material, en
virtud de una potencia irresponsable y ciega; sino en virtud de la
palabra o pensamiento. Gracias a la palabra y el pensamiento, el
hombre puede discernir, sopesar, encontrar la verdad de las cosas,
y llevar adelante la técnica y la ciencia. El hombre se dignifica en el
trabajo y mediante el trabajo continúa transformando el mundo y
mejorándolo.
3.El hombre es responsable de sí mismo: El hombre ya no es
sólo el guarda satisfecho de la tierra. Su vida no se cierra
cultivando plantas y domando fieras o tesoros minerales. Debe
decidir sobre sí mismo: Dios le ha dado las llaves de su vida, una
conciencia para distinguir lo bueno de lo malo. De cuanto
decide, hace y dice es responsable. Aquí está la grandeza del
hombre: en decidir su propio destino. Dios no le impone el bien
o el mal. Le propone el bien y le pone en guardia sobre el mal.
Pero el hombre es quien opta. Puede escoger el bien o el mal. Si
escoge el bien, se realiza. Si escoge el mal, se destruye. Por
tanto, el mal y el pecado no vienen de Dios; la causa de todo
sufrimiento y del mal moral debe situarse en el misterio de la
libertad del hombre, que, aunque no debe hacer el mal,
lo puede hacer.
4.El hombre está abierto hacia los otros: el hombre no estaría
satisfecho totalmente sólo con el dominio de las cosas. Por eso
Dios le dio una ayuda semejante, una compañera. Sólo la mujer
es la única digna compañera del hombre; lo material y los
animales no pueden ser dignos de una relación personal. Y los
dos se convierten en personas, en cuanto entran en relación
mutua y dialogan entre sí. Sólo en el encuentro con el otro, que
es igual en dignidad y distinto en complementariedad, el
hombre puede admirarse y gozarse (cf. Gn 2, 24). La mujer aquí
es presentada como portadora de gozo, de vida, de fecundidad.
Sólo con Eva, Adán puede comunicarse en sentido radical:
dialoga en gesto de alteridad y encuentro.
5.El hombre es elevado por Dios a un
estado de santidad y justicia que lo
hace gozar de la felicidad, de la
intimidad divina. Esa felicidad
depende de la obediencia del hombre
y de la mujer a Dios.
6.El hombre, no obstante esta
dignidad, sigue siendo débil: El
hombre (Adán) ha salido del polvo
(Adamáh). Este juego de palabras
quiere explicar el débil arraigambre
del hombre: el autor anticipa ya en
cierto modo la posibilidad de la caída.
7.El hombre, instigado por Satanás, se deja llevar por la
soberbia y desobedece a Dios, pecando contra Él y contra el
plan que Dios le había marcado: quiere el hombre hacer su vida,
al margen de Dios. El hombre no acepta las limitaciones
inherentes a su propia naturaleza. Y se rebela. Tal rebeldía
acarrea malas consecuencias al hombre y a su familia,
sufrimientos, peleas, diluvios, muerte. El hombre y la mujer, con
el pecado, pierden los privilegios de santidad y justicia
originales, pierden la intimidad con Dios. Pero el castigo no es
definitivo, Dios es misericordioso y promete al hombre un
Redentor que triunfará sobre el pecado y el mal. De esta
realidad del pecado, destacamos unos rasgos:
•El pecado pertenece a Adán, no es de los dioses.
Adán es el hombre, el principio de lo humano que
subyace en cada uno de nosotros. No echemos la
culpa a Dios que nos hizo libres. Tampoco
descarguemos esa culpa sobre dioses o demonios;
ellos son los que derivan del pecado y no a la
inversa. Finalmente, no podemos refugiarnos en
ningún tipo de destino, como decían los griegos.
•En nuestra vida se entromete la
serpiente (cf. Gn 3, 1-6): esta
serpiente es el antidiós que quiere
inocular su veneno de soberbia y
de ansia de independencia en el
corazón del hombre.
•El pecado es pretensión de hacernos dioses a nosotros
mismos, olvidándonos de nuestra situación de criatura, como
los que quisieron construir la Torre de Babel (cf Gn 11). Es
buscar la propia autonomía en clave de independencia, como
endiosamiento de las propias apetencias, deseos y
realizaciones. Es querer realizarnos a nosotros mismos, en
virtud de nuestra técnica y esfuerzo, al margen de Dios. Es
querer dominar incluso a Dios, para usurparle su lugar y
rechazar el Plan que Él tenía para el hombre. Es querer levantar
un monumento, donde dar culto idolátrico al egoísmo, al placer,
a la libertad, a la moda. Dios, ante tan grande soberbia e
insolencia, intervino con severidad. Pero, no olvidemos, el
castigo del pecado lo escogemos nosotros. Cf. Rm 5, 12-21.
8. El hombre con el pecado original ha originado los restantes pecados:
Quedó rota la hermandad entre los hombres; así Caín mata a Abel (cf.
Gn 4, 1-16) y nace el reinado de la violencia y la ley del más fuerte,
simbolizada en las amenazas de Lamec (cf. Gn 4, 23). El hombre se
encuentra dominado por el mal y la tierra está llena de violencia, hasta
el punto que Dios permitió el diluvio (cf. Gn 6-9)[7]. La torre de Babel
(cf. Gn 11, 1-9) es el último eslabón de esta cadena de pecado que se
desparrama sobre la tierra.
       Frente a esto, está la historia de Dios, que teje la primera alianza
de salvación con Noé, como primicia de las alianzas con los patriarcas.
Hay almas buenas que fieles a Dios cumplen sus preceptos y Él tiene
piedad y misericordia de ellas. La justicia de estas almas buenas
beneficia a toda la humanidad.
9.Sobre el matrimonio:                   Dios creó el matrimonio y quiere que en el
matrimonio el hombre y la mujer sean iguales en naturaleza y dignidad y en
derechos, y que uno y otro se complementen. El hombre y la mujer forman una
unidad, se integran el uno a la otra, y son llamados a una comunidad de vida, en la
amistad con Dios. El matrimonio es una unión más fuerte que la de la sangre: es
afirmado ya desde aquí el carácter indisoluble y monogámico del matrimonio. La
sexualidad es un don de Dios para el hombre y la mujer: Dios los quiso sexuados.
La sexualidad tiene su razón honda y profunda en vistas a la unión de ambos en el
amor para la transmisión de la vida. Por eso, las relaciones entre un hombre y una
mujer son tan estrechas y profundas que los hacen ser “uno solo”. Ya desde el
Génesis está claro que el matrimonio es la unión de una mujer con un hombre; de
un hombre con una mujer.
10. Sobre el mundo y las cosas: El
universo entero fue creado por la
omnipotencia divina. Todo lo hecho
por Dios es bueno. Todos los seres de
la creación son creaturas de Dios.
                         CONCLUSIÓN:
A modo de resumen, las enseñanzas del Génesis son éstas: Dios
es el creador de todo cuanto existe; el hombre fue creado por
Dios para vivir en amistad con Él y fue colocado en un estado
de felicidad; los creó hombre y mujer para que compartieran el
amor y continuaran el género humano; por instigación del
demonio el hombre pecó por soberbia, y por el pecado
sobrevino el dolor, la muerte y todas las inclinaciones malas que
todo hombre lleva consigo en su corazón; a la primera falta o
pecado siguieron otros pecados de la humanidad; pero Dios no
abandonó al hombre sino que le brindó su auxilio lleno de
misericordia, continuamente, y le prometió mandarle un
Salvador, que sería su propio Hijo, Jesucristo.