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es un ser «excéntrico» porque es capaz lógica, Estado, etc.). En esto se mani-
de superar la limitación del instinto, fiesta también el carácter «excéntrico»
centralizada en el yo. La espiritualidad del hombre, puesto que es capaz de to-
humana es la condición de posibilidad mar conciencia de que la persona es un
para trascender los estrechos límites im- absoluto no subordinado a ningún con-
pulsivos que tienden a referir el medio texto, lo que supone la condición de
ambiente a la propia subjetividad. De posibilidad de ser un absoluto relativo a
esta manera se hace posible acceder a un Dios. La persona posee una naturaleza
verdadero conocimiento, que es conoci- pero al mismo tiempo es capaz de «dis-
miento en la medida en que versa sobre tanciarse» de ella proponiéndose sus fi-
la verdad de las cosas. nes propios (no los de la especie).
En el capítulo cuarto se explica, por El séptimo capítulo se centra en las
tanto, el conocimiento humano como notas fundamentales que surgen de la
apertura a la realidad. Para ello es preci- condición personal estudiada anterior-
so superar una visión representacionista mente: la intimidad, la casa, la familia.
del conocimiento, según la cual el hom- El tono de la exposición se muestra más
bre no sería capaz de conocer más allá práctico y vital, abordándose cuestiones
que sus propias representaciones (idea- de actualidad ética y social.
les o sensibles) de la realidad. Si esa vi-
Por último se plantea el tema de la
sión fuera cierta sólo cabría el perspecti-
Felicidad; su esencia y sus condiciones
vismo y el subjetivismo, y la vida social
de posibilidad. Se trata de un ideal no
descansaría no en lo justo y verdadero consumado, pero al mismo tiempo
en sí, sino en difíciles consensos sujetos siempre presente en el obrar humano
a relativismos culturales e historicistas: que reclama la eternidad y trascenden-
en última instancia, al escepticismo. cia del hombre.
El quinto capítulo se dedica a la di- El libro se encuentra prologado por
mensión sentimental del hombre. Se el profesor Alejandro Llano. Tiene unos
aborda aquí el complejo problema de la valiosos índices analíticos y onomásti-
objetividad del conocimiento y la subje- cos, así como una bibliografía actualiza-
tividad de la experiencia vivida. En estas da e interesante desde el punto de vista
páginas se analizan los errores prácticos antropológico. Desde luego, la lectura
que se derivaran de una existencia guia- de este libro será muy pertinente para
da principalmente por los sentimientos, alumnos sin una formación filosófica
o, por el contrario, una vida humana en previa, así como para profesores que
donde los afectos se encuentran desa- quieran encontrar modos nuevos de ex-
rraigados de una racionalidad que se plicar de manera atrayente la compleji-
acabaría convirtiendo en inhumana. dad de la persona humana.
El sexto capítulo («Personas. Una José Ángel García-Cuadrado
reflexión sobre la esencia del amor») su-
pone un cambio de enfoque, puesto
que el lector mismo es impelido a to- Sixto J. CASTRO, La trama del tiempo,
mar partido en la reflexión. Se critican San Esteban, Salamanca 2002, 346 pp.,
las pretensiones totalizantes abstractas 17 x 24, ISBN 84-8260-101-6.
de la Modernidad que tienden a reducir
la persona a individuo subordinado a El libro es un intenso estudio filosó-
los intereses del Absoluto (especie bio- fico acerca del tiempo. Sus páginas se
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abren con un apreciable prólogo de Ja- dio metafísico del tiempo que compen-
vier de Lorenzo y continúan con una sa sobradamente el tiempo que se dedi-
extensa sección de agradecimientos. La ca a leerlo, porque arroja cordialmente
larga introducción de 32 páginas es de luz sobre tantos fenómenos, experien-
lectura obligatoria; en ella se centran y cias y saberes que vivimos sin pregun-
se justifican cada uno de los temas que tarnos. Para el autor el núcleo intencio-
se van a tratar, el orden de su aparición nal del tiempo incluye necesariamente
y su importancia relativa. la referencia al cambio, la determinabi-
lidad de la relación antes-después por
El autor considera que existen mu-
referencia a un observador, la mensura-
chos tipos de tiempo, tanto de acuerdo
con nuestro modo de hablar acerca de bilidad o estimabilidad y la posibilidad
él, como de sus propiedades topológicas de recibir propiedades (p. 313).
y métricas, como también por sus dife- El libro se cierra con una breve sec-
rentes ámbitos semánticos. Por eso de- ción de conclusiones, la bibliografía
dica la primera parte del libro a la Ana- usada, que es completísima, y un índice
lítica del tiempo. Se trata de identificar de nombres que será de utilidad para
los tipos de tiempo que existen y vincu- todos los estudiosos. En definitiva,
larlos entre sí y respecto del ser huma- «una obra de auténtica filosofía», cuya
no. En un cuadro taxonómico (p. 36) lectura supondrá «un indudable enri-
se ordenan los once diferentes tipos de quecimiento en este horizonte cultu-
tiempo que ha identificado el autor, se ral», y un verdadero «disfrute», como
enumeran sus características distintivas afirma el autor del prólogo (p. 8).
y se mencionan los filósofos que a lo
largo de la historia se han enfrentado Enrique R. Moros
principalmente con cada uno de ellos.
«El tiempo consiste en un carácter plu- Javier HERNÁNDEZ-PACHECO, Hypokeí-
ral, una arquitectura, un sistema estrati- menon. Origen y desarrollo de la tradi-
ficado» (p. 31). Toda la primera parte se ción filosófica, Ed. Encuentro («Libros
usará para describir e iluminar el senti- de ensayo»), Madrid 2003, 445 pp., 15
do y la referencia real de cada uno de x 23, ISBN 84-7490-692-X.
esos diferentes tipos de tiempo.
La segunda parte del libro, notable- Es frecuente encontrar en los libros
mente menos extensa, se titula Analíti- de Historia de la Filosofía una exposi-
ca del cambio. Es clara, por tanto, la fi- ción —atenta y rigurosa desde el punto
liación aristotélica del autor al menos de vista científico— que tiende a subra-
respecto al tema del tiempo. Sin el es- yar las «rupturas» del pensamiento des-
tudio del cambio y del sustrato que de- de los antiguos griegos a los medievales,
sarrollara Aristóteles no podría alcan- y de éstos a la modernidad filosófica.
zarse el objetivo del libro. La meta se Sin duda ese análisis cuenta con buenas
explicita en la tercera parte titulada Sin- razones y argumentos; pero resulta tam-
tética del tiempo. Se trata de «recuperar bién gratificante —y es quizás más alec-
la unidad perdida» (p. 42), y así obtener cionador— encontrar análisis filosófi-
una visión sinóptica y global del tiem- cos que son capaces de encontrar la
po, que permita también enfrentarse a unidad del pensamiento a través de los
la irrealidad del tiempo descrita por diversos avatares intelectuales de la His-
McTaggart. Es decir se trata de un estu- toria.
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