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Desafíos para Guiar Nuevas Generaciones

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Nuevas Generaciones.

¿Cómo alcanzarlas?

Por. Josué Campos.


Coordinador Territorial GE.
Congreso Área la Familia.

Versículo clave: Jueces 2:6-10


6
Porque ya Josué había despedido al pueblo, y los hijos de Israel se habían ido cada uno a
su heredad para poseerla. 7 Y el pueblo había servido a Jehová todo el tiempo de Josué,
y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué, los cuales habían visto
todas las grandes obras de Jehová, que él había hecho por Israel. 8 Pero murió Josué
hijo de Nun, siervo de Jehová, siendo de ciento diez años. 9 Y lo sepultaron en su heredad
en Timnat-sera, en el monte de Efraín, al norte del monte de Gaas. 10 Y toda aquella
generación también fue reunida a sus padres. Y se levantó después de ellos otra
generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel.

Introducción.

Josué ha muerto, y todo el grupo que había sido testigo de las grandes obras de Dios por el
pueblo a través del desierto ha muerto también. Parece entonces, que se avecina una fuerte
tormenta para el pueblo de Israel; la generación que conoció a Dios ya no existe más, y ahora,
una nueva generación que desconoce la forma en cómo Dios ha obrado en favor de su pueblo
está naciendo. Ese problema generaría muchas otras dificultades entre el pueblo. Al no tener
contacto directo ni conocimiento del Dios de sus padres, las nuevas generaciones iban a tomar
decisiones que perjudicaría en gran manera el plan de Dios con el pueblo.

¡Es tiempo de buscar los culpables!

Parece que las Escrituras nos da algunas claves para comprender lo que está sucediendo
en este episodio. Deuteronomio 6:4-9 presenta una indicación interesante de parte de Dios al
pueblo:

»Escucha, oh Israel, el SEÑOR es nuestro Dios, el SEÑOR uno es.


5 »Amarás al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza.
6 »Estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón.
7 »Las enseñarás diligentemente a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu
casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.
(Deuteronomio 6:4-9)
Es evidente que Dios había solicitado a los padres, que tuvieran un discipulado estratégico
con sus hijos, de tal manera que, pudieran convertirse en adultos funcionales, temerosos de
Dios y hacedores del bien para el pueblo. Esta solicitud divina se desarrolla en el tiempo de
Moisés, y muchos años más adelante; estando Josué al frente tras un episodio que expresa el
compromiso mismo de Josué al ponerse en la brecha a la defensa de su familia “Yo y mi casa,
serviremos a Jehová” (Jos. 24:15). ¡Hasta el mismo pueblo se comprometió ese día en ejercer
una labor pedagógica y espiritual en la vida de sus hijos! “Y el pueblo respondió a Josué: A
Jehová nuestro Dios serviremos, y a su voz obedeceremos” (Jos. 24:24).

Sin embargo, pareciera ser que el pueblo se descuidó totalmente en su responsabilidad de


guiar a la generación futura de la manera en cómo se había comprometido. El texto clave nos
indica que; “Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la
obra que él había hecho por Israel” (Jueces 2:10). Es evidente, no se realizó la labor
discipuladora entre los niños, niñas, adolescentes y jóvenes.

Hemos encontrado a los primeros culpables; los padres, quienes, original y bíblicamente
hablando, han estado a cargo de la formación espiritual, cultural, y académica de sus hijos.

Quizá, es posible realizar una comparación entre el escenario de Jueces 2 y la realidad


actual de nuestras familias y comunidades eclesiásticas en El Salvador. Sería interesante
hacernos algunas preguntas para ayudarnos a realizar un diagnóstico de responsabilidad
actual:

1- ¿Los padres de familia hoy, están realizando una labor discipuladora efectiva con sus
niños, niñas, adolescentes y jóvenes a partir del hogar?
2- Si no se está haciendo de una manera correcta; ¿Están esperanzados a que sí lo haga
la iglesia?
3- Por último, si los padres evaden tal responsabilidad, ¿Son conscientes nuestras
iglesias y nuestros liderazgos de la necesidad de atender estratégicamente a las nuevas
generaciones, ejerciendo una labor espiritual y pedagógica integral, a través de
nuestras actividades y programas?

Estas preguntas resuenan con mucha más intensidad, cuando reaccionamos que,
lamentablemente, somos parte de un mundo roto.

Nuestra generación de cristianos es parte de un mundo entrópico casi irreversible, con


el que tenemos que batallar constantemente y establecer sistemas de alcance, que en el mejor
de los casos son medianamente efectivos.
Nuestros chicos y chicas están desconectados con el Dios de la historia y el mover pentecostal
del que nosotros hemos sido testigos. ¡Se sorprenden de los grandes relatos pentecostales de
nuestros abuelos o nuestros padres! Le invito a confirmarlo; haga preguntas básicas a su
adolescente sobre el movimiento pentecostal o la historia de nuestra iglesia, o de la
intervención divina en momentos específicos de la historia familiar, y muchos de ellos las
desconocen o en el peor de los casos, la desprecian.

Están siendo bombardeados con el cúmulo de ideologías contrarias a la Palabra de Dios


que se sobre exponen en todas las plataformas digitales y en algunas ocasiones, en las aulas
universitarias también. Necesitamos reconocer y comprender que no es lo mismo evangelizar
a la generación de los Boomers que tratar de evangelizar a los Centenialls o a los Alpha; que
la forma en cómo ellos ven a Dios ha ido cambiando alarmantemente en los últimos años, y
eso, debería preocuparnos en extremo.

Y es entonces, cuando nos damos cuenta que nuestros chicos y chicas están siendo parte
de las estadísticas del mundo corrupto en el que nos ha tocado vivir y, aunque siguen siendo
parte de nuestras iglesias en condición de números, hace muchos años abandonaron nuestros
templos desde su mente y su corazón. En el mejor de los casos, están sentados en nuestras
silllas, y cantando las canciones del día domingo, pero sus mentes están divagando entre una
cantidad de pensamientos que les ha enfriado el corazón y les ha pulverizado su mente.

Estamos perdiendo a nuestros adolescentes y jóvenes debido a dos razones que logro
identificar y me gustaría compartirles; la primera:

1- La secularización del mundo.

Es necesario comprender que la palabra secular, en términos de conversación sociológica e


intelectual contemporánea se refiere a la ausencia de cualquier autoridad o creencia teísta
vinculante. Es decir, en un mundo secularizado no existe Dios.

La referencia de Jueces 2:10 es interesante y la repetiré en un par de ocasiones en esta


reflexión: “Se levantó una generación que no conocía a Dios y tampoco conocía la obra que
había hecho con sus padres”. Esto es lo que sucede en el mundo secularizado; no se conoce
a Dios y tampoco se conoce la obra de Dios a través de la historia.

En 1977, el brillante observador cultural Cristopher Lasch publicó un libro con un título
muy interesante: Refugio en un mundo despiadado: La familia; ¿Santuario o institución
asediada? El titulo lo decía todo. Curiosamente el argumento de Lasch era que la familia era
necesaria como un oasis de seguridad y afecto en un mundo que se está enfriando aún más
con el avance de la era tecnológica. Las ideas de la modernidad estaba desde hace cincuenta
años, atacando directamente a la familia. Pareciera ser, que la tormenta que estamos
atravesando de la secularización en nuestras familias, iglesias y sociedades, es una batalla
que estamos librando desde hace ya varias décadas y muchos, ni siquiera nos hemos dado
cuenta.

La secularización, sin embargo, no puede tolerar, ni tolerará la cosmovisión bíblica en


ningún asunto. De hecho, la tormenta secular no solo amenaza cuestiones de política pública
como la libertad religiosa, el acceso al aborto o las leyes sobre el matrimonio, sino que
también supone una andanada hacia los hogares privados; la secularización quiere meterse
sin permiso en nuestros hogares y destruir desde adentro nuestras familias. Satanás se está
metiendo en nuestros hogares, y nosotros le estamos dando total acceso.

Debo realizar un comentario muy honesto, yo no puedo explicar mi vida sin la influencia
que he recibido de mis padres y de mi familia. Lo que Dios me permite hoy, se debe a la
gracia de Dios y el amor y cuido de mi padre y de mi madre. Su amor, su dedicación y la
educación Cristo-céntrica que me dieron, nutrieron mi formación y la de mis hermanos. Pero
hoy en día, el enemigo está desvalorizando a la familia y se está metiendo en nuestros hogares
para causar daños exagerados. Queriendo usurpar el lugar que siempre le ha pertenecido a
Dios entre las familias evangélicas, Satanás se ha inmiscuido con objetivos diabólicos. Y es
que, vivimos en un mundo muy distinto al de hace algunas décadas.

Hace algunos años, el reconocido filosofo Zygmunt Bauman acuñó un término


interesante para denominar a nuestra sociedad hoy; “la modernidad liquida” haciendo
referencia a la naturaleza cambiante y fluida con la que es posible que las estructuras y las
ideas se desintegren en nuestra sociedad. Vivimos en una sociedad secularizada y eso, debería
ser aterrador para las grandes tormentas que se avecinan y que quieren atacar al matrimonio,
a la familia, y a la iglesia misma.

Vivimos en el mundo en el que se obtiene todo al alcance de un clic. Nunca antes en la


historia de la humanidad, nuestros adolescentes habían estado expuestos a la pornografía
como hoy. Según una estadística del año 2022 expuesta por Save The Children, 7 de cada 10
adolescentes entre 12 y 17 años consumen recurrentemente contenido pornográfico al que
accedieron por primera vez a la edad de 12 años. Así que las próximas veces que leas
estadísticas similares, debes estar consiente que nuestros hijos e hijas son parte de esos
alarmantes datos.

Vivimos en el mundo, donde el matrimonio no vale nada. Nuestros chicos y chicas no


quieren casarse. La idea diabólica heredada de los Mileniales es; “no necesitas casarte, vive
en unión libre, es mucho más fácil así, si te rompen el corazón, o te tuercen las expectativas,
nadie pierde nada” “No tengas hijos, mejor cómprate un par de gatos” “No gastes en un boda,
mejor viaja por el mundo”. Estas propuestas suenan un tanto risible, pero es una de las ideas
más comunes que Satanás está metiendo en las mentes de los adolescentes y jóvenes para
frenar la idea original de la familia desde la Biblia. Y lo peor de estos casos, es que la mayoría
de veces, los mismos padres evangélicos, son los promotores o permisores de este tipo de
acciones.

Vivimos en el mundo donde los hombres quieren ser mujeres y las mujeres quieren ser
hombres; y se hacen colectivos de personas que no estuvieron dispuestos a aceptarse siquiera
ellas mismas, mientras reclaman ferozmente que el mundo no los acepta en su estado actual.
Tratan de justificarse con el concepto originado por Jonh Money en 1973 que conocemos
como Disforia de Género, un concepto biológicamente insostenible, pero popularmente
comercializado entre las masas, para tratar de defender una de las más grandes mentiras de
los últimos 50 años; el colectivo LGTBI+.

Mientras la iglesia estamos entretenidas en superficialidades, mientras nuestros


liderazgos siguen luchando en las batallas del poder, mientras nuestros equipos están
totalmente desenfocados o adormecidos, parece que Satanás ha encontrado a través de la
secularización; la oportunidad de arrancarnos de nuestras propias manos a los niños, niñas,
adolescentes y jóvenes. Lo que desde hace ya varios años se metió en nuestros hogares como
una especia de Caballo de Troya, actualmente nos está librando una seria batalla en el alcance
a las nuevas generaciones.

Y es que necesitamos ponernos a la brecha en la defensa de nuestra familia y nuestra


iglesia, tal como lo hizo Josué; no puede haber un dualismo de lo sagrado-secular en la
realidad creada, no cuando todas las cosas están bajo el reinado justo de Cristo, no cuando
toda la creación lleva la marca del Creador. La verdad es que, aunque hay muchas
perspectivas competitivas sobre la iglesia, el estado, la familia, la educación, el derecho, la
ciencia, la economía, el matrimonio, y la sexualidad, solo hay una percepción y concepción
correcta y verdadera de los diversos aspectos de la realidad creada. Y esa concepción correcta
es la que se alinea con la revelación escrita, inspirada, y proposicional de Dios, la cual es la
única interpretación autoritaria de la creación. Y esa es la fe que tenemos que defender, por
la que debemos sacar nuestras armas y librar la guerra por los nuestros. No podemos permitir
que estos conceptos diabólicos se integren en nuestros hogares y mucho menos en nuestras
congregaciones.

Entonces, estamos perdiendo a nuestros adolescentes y jóvenes debido a la secularización


del mundo, pero también hay un problema mucho más serio que estamos viviendo;
2- La secularización de la iglesia.

La famosa revista The Economist, hace seis meses lanzó un artículo titulado; Perdiendo la
religión; Latinoamérica se está convirtiendo más secular. Aborda una situación en extremo
interesante; la disminución del catolicismo en los países latinos, el aumento del cristianismo
evangélico, y la migración del cristianismo a la secularización invasiva. Es decir; ha
incrementado significativamente el aumento de personas que profesaban ser cristianos
católicos o evangélicos, y ahora declararse ateos, no creyentes o no profesantes. Y me parece
estos datos en extremos preocupantes, porque en palabras de Oliver Roy, un destacado
observador de la secularización en el contexto europeo; “Que el grave problema de que las
sociedades occidentales están siendo progresivamente descristianizadas, es que la
descristianización nunca da un paso atrás”.

Hace algunos meses, mientras compartía una catedra de ética en la universidad, se me


acerca una chica con un argumento interesante y muy común entre las nuevas generaciones;
“Josué, amo a Dios con todo mi corazón, amo y sirvo a la iglesia donde me congrego, pero
soy no binario; y realmente no tolero que el Dios que tanto amo y a la iglesia a la que tanto
sirvo, me rechacen”. Para quienes no se familiarizan con el término “No binario” refiere a
las personas que no encajan con la forma tradicional de entender el género; ellos no se sienten
hombres, pero tampoco mujeres, sino más bien, creen que el género es idea mucho más
diversa que la que se ha construido culturalmente o de lo que bien se cree bilógicamente.
Esas declaraciones son alarmantes, primero; porque evidencia la crisis de nuestra sociedad,
al tratar de defender conceptos totalmente insostenibles, y segundo; porque provienen de una
chica con influencia del evangelio durante posiblemente toda su vida. ¡Atención! no les estoy
contando el relato de una chica con orígenes paganos; es una chica, proveniente de una
familia evangélica pentecostal, no me extrañaría, que,de la Iglesia de Dios, que representa
tristemente, la realidad de un alto número de nuestros adolescentes y jóvenes hoy.

Si observamos con atención, podremos identificar cómo se ha introducido en nuestras


iglesias el secularismo pasivo y que ejerce inadvertidamente una presión sobre nosotros los
cristianos. El secularismo pasivo se ejerce porque somos parte de la cultura y de los
bombardeos a los que día a día están expuestos nuestros niños, niñas, adolescentes y jóvenes.

Tenemos acceso a plataformas digitales que están adoctrinando constantemente a los


nuestros. Mientras están aparentemente seguros en la sala de casa, frente a la pantalla de un
dispositivo; están siendo adoctrinados por los mensajes altamente inmorales que se ejercen
en una industria musical podrida que produce obscenidades, blasfemias, y vulgaridades en
gran escala. Los innecesarios personajes homosexuales en todas las series de Netflix. La
popularización de personajes inmorales y promotores de ideas contrarias a la Palabra de Dios,
en Tik Tok y Twich. La promoción de ideas ateas en los libros que leen las nuevas
generaciones y muchos otros espacios más.

Me da mucho terror pensar que el escenario de la muerte de Josué se esté repitiendo hoy
en día en nuestras familias y nuestras iglesias; que luego de que nuestras familias hayan
estado constituidas por pentecostales de primera, segunda y tercera generación, ahora
nuestras familias le dejen la puerta abierta a la secularización y nuestros chicos y chicas no
quieran ser expuestos al Evangelio; “Y se levantó después de ellos otra generación que no
conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel”. (Jueces 2:6-10).

Como lo dijera alguna vez Rene Padilla; “Cada generación, es un campo de misión”. Es
necesario, que insistamos en la construcción de algunas reflexiones que promueven nuestra
labor misionera hacia las nuevas generaciones. Por eso, en esta ocasión es importante
plantearnos la pregunta; ¿Cómo alcanzarlos? Para eso, sugiero las siguientes propuestas:

• Necesitamos unir fuerzas en el desarrollo de la Misión.

Según Chap Clarck, profesor de familia en el Seminario de Fuller “La iglesia moderna ha
sido descrita como un pulpo sin cerebro, como una colección de brazos que actúan de forma
independiente, sin una unidad central de pensamientos que coordine cada una de sus
acciones”. Este pensamiento está totalmente alejado de los orígenes de la iglesia, cuando
Lucas afirmaba que “ Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos
con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones”. (Lucas 2:42).

Más tarde el Apostol Pablo es enfatico en mencionar a la Iglesia en Filipos;

Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor,


si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna
misericordia, 2 completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo
amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. 3 Nada hagáis por contienda o
por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás
como superiores a él mismo; 4 no mirando cada uno por lo suyo propio,
sino cada cual también por lo de los otros. (Filipenses 2:1-4).

Es necesario que comprendamos que para el alcance de nuestras metas para la década a
través de los ejes del Área del desarrollo Integral de la Familia necesitamos ser conscientes
que tenemos que trabajar en comunidad; una familia de hombres, mujeres, adultos mayores,
niños, niñas, adolescentes, jóvenes y matrimonios que a partir de la referencia bíblica,
trabajemos en “En un mismo sentir, teniendo el mismo amor los unos por los otros, ser uno
en el espíritu y tener propósitos”. Esto quiere decir que cada uno de los ejes, deben estar tan
preocupados por el alcance de sus metas específicas, y al mismo tiempo igual de preocupados
por el alcance de las metas del resto de los ejes. Eso permite que trabajemos con una misión
unificada.

Jóvenes alcanzando jóvenes no siempre será la fórmula más adecuada; Necesitamos que
los padres sean conscientes que Satanás está desgarrando a nuestros niños y niñas, está
confundiendo a nuestros adolescentes y adormeciendo a nuestros jóvenes; que es urgente que
ellos se pongan a la brecha para pelear de manera directa contra el enemigo al rescate de sus
hijos. Es tiempo, que, como Josué, tomemos la decisión por nuestra familia: “Y si no os
parece bien servir al SEÑOR, escoged hoy a quién habéis de servir: si a los dioses que
sirvieron vuestros padres, que estaban al otro lado del Río, o a los dioses de los amorreos en
cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa, serviremos al SEÑOR” (Josué 24:15).

En relación a nuestras metas locales, reconocemos que tenemos varios ejes que pueden
ayudar al alcance de las metas, sin segmentar o clasificar las metas por grupos etarios
necesariamente. Por esa razón, entre los agentes de alcance para niños, niñas, adolescentes y
jóvenes necesariamente se encuentran los padres.

Debo comentarles algo con mucha honestidad; luego de más de cinco años de experiencia
pastoral directa y algunos otros años más trabajando con adolescentes y jóvenes, he
reconocido una realidad dolora con respecto al alcance de las nuevas generaciones; en la
mayoría de los casos, los agentes contrarios a la evangelización o discipulado de los hijos,
son los mismos padres. Padres que les molesta que sus hijos asistan a la iglesia o sirvan en
algún ministerio, padres que no están conscientes de los compromisos que tienen en relación
al ejercicio discipulador con sus hijos, y por último, padres que esperan que la iglesia resuelva
la atención espiritual de sus niños, niñas y adolescentes. Por esa razón, es necesario proponer
un compromiso inter-generacional para el alcance de las nuevas generaciones, es decir;
padres e hijos involucrados en la labor evangelizadora para este tiempo. Por tanto; es
importante reflexionar sobre algunas acciones que la Iglesia de Jesucristo en el poder del
evangelio debe llevar a cabo a través de los padres, para poder encarar la tormenta de la
secularización que se avecina para las próximas generaciones:

§ Los padres cristianos deben ver la iglesia como la principal y más importante
prioridad en el horario semanal de su familia. Siempre, con el cuidado de no hacer
de la vida cristiana cultica, una sin efecto, como sucedió con Eli, el sacerdote y sus
hijos rebeldes (1 Samuel 2:1-36). O como sucede con muchos de nuestros chicos y
chicas que no quieren asistir a nuestras iglesias por el mal comportamiento de los
padres en el hogar. Si no, más bien, este ejercicio cultico debe ser a través de una
experiencia espiritual familiar que promueva desarrollo en los hijos. ¿Se pueden
imaginar si la totalidad de padres de nuestras iglesias, inspiraran a sus hijos y
desarrollaran espacios de formación cristiana como un elemento infaltable en cada
hogar? ¡Nuestras iglesias estuvieran llenas!

§ Los padres cristianos deben ser serios en cuanto a su función como sacerdotes del
hogar, supervisando todo lo que sucede en el entorno familiar, por ejemplo, en cuanto
a los efectos de la tecnología, el tiempo ante la pantalla y los problemas que causan
el uso desmedido de las redes sociales. Los permisos innecesarios, el contenido
informativo y formativo ideológico presente en la mente de nuestros chicos y chicas,
la forma de vestir, hablar y de comportarse y todo lo relacionado al desarrollo
individual de los hijos. La falta de supervisión familiar ocasiona serios problemas en
el desarrollo de los hijos. Un ejemplo de la falta de supervisión que ocasionó serios
problemas en la familia fue el caso completo descrito en los libros de Samuel con
relación al Rey David; un gran Rey, un padre ausente, una familia con problemas.

§ Por último, las familias cristianas deben esforzarse por llenar sus hogares con el
aroma del evangelio; la adoración familiar, los devocionales familiares, el estudio de
las Escrituras, y un tiempo familiar de calidad, favorecerán la salud de la próxima
generación más de lo que imaginamos. De lo contrario, ¿Cómo puede un padre
cristiano esperar que su hijo llegue a conocer a Cristo y viva una vida conectada con
el pueblo de Dios si en casa nunca se habla del evangelio? El mismo Jesús
adolescente, nos presenta la posibilidad del desarrollo espiritual y lo necesario que
es para esta etapa de la vida, cuando el evangelista Lucas describe que Jesús “Crecía
en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y para los hombres” (Lucas
2:52).

No solo necesitamos unir fuerzas en el desarrollo de la misión, sino que


también;

• Necesitamos ser realmente estratégicos.

No se puede ir a la guerra sin estrategias, hacerlo, significa perder la batalla sin antes haberla
iniciado. 1 Crónicas 12 describe las grandes habilidades que destacaban entre los soldados
que pertenecían al ejército del Rey David, y presenta de forma detallada a los soldados que
poseían características físicas sobre salientes entre los demás, pero me llama mucho la
atención, que al llegar al versículo 32, se describe a un grupo con un factor diferenciador
interesante: 32 De los hijos de Isacar, doscientos principales, entendidos en los tiempos, y que
sabían lo que Israel debía hacer, para ganar las batallas.(1 Crónicas 12:32)
Los hijos de Isacar eran “entendidos en los tiempos”, y se encargaban de armar los planes
estratégicos para hacer que el pueblo ganara las batallas. No se puede ir a la guerra sin
estrategias.

En esta guerra que estamos librando para alcanzar a las nuevas generaciones, también se
necesita de hombres y mujeres, de adolescentes y jóvenes, de adultos mayores entendidos en
los tiempos, que sepamos lo que tenemos qué hacer para ganar las batallas.

Está bien los escenarios dinámicos, las luces son muy lindas, las bandas y cualquier otro
atractivo que se use para que nuestros chicos y chicas se sientan receptivos por estar en
nuestros templos. Sin embargo, todo eso pasa a segundo plano cuando en nuestras iglesias se
cuentan con programas de discipulado, espacios de atención segmentadas según las
necesidades de su edad, inyecciones económicas intencionadas y desarrollo de programas
contextualizados ante las exigencias del nuevo tiempo.

Una generación de líderes entendidos en los tiempos permitirá a la iglesia misma, alcanzar
a una generación que no conoce a Dios ni las obras que ha hecho con los suyos. Es por esa
razón, que debemos minimizar los esfuerzos que la iglesia hace y que no son realmente
esfuerzos funcionales y estratégicos en el alcance de las nuevas generaciones, y enfocarnos
en el cumplimiento de la misión, de forma inteligente y contextual, para ser relevantes hoy.
Por esa razón; propongo también algunas acciones estratégicas:

• Podemos comunicarles un mensaje en el idioma que ellos puedan entender.

Es importante reconocer la brecha generacional existente en nuestras congregaciones, y en


lugar que esta se convierta en un limitante, podemos pensar en verla como una oportunidad.
Nuestros chicos y chicas están familiarizados a nuevos estilos de liderazgo, procesos
contemporáneos de enseñanza y aprendizaje, edificios altamente atractivos y tecnológicos,
disertaciones muy bien elaboradas. Pero parece ser que en muchas de nuestras
congregaciones los programas y las estructuras no son funcionales para responder de manera
adecuada a las exigencias de las nuevas generaciones. Nuestros chicos y chicas entran a
nuestros templos, escuchan nuestros servicios y sermones y parece que han entrado a una
máquina del tiempo que los dirige a 1980.

Necesitamos generar espacios, con programas estratégicos, atractivos y comprensibles.


Que nuestros sermones cuenten con las características de los sermones de Jesús; que a través
de cuentos, parábolas y metáforas capten la atención de todos los grupos etarios. Que nuestro
mensaje pueda difundirse como lo que realmente es: “La verdad más preciosa e
impresionante de todos los tiempos”. Y podamos hacer la misión de una manera más
funcional a las necesidades de hoy.
• Podemos involucrarlos y enseñarles el servicio a Dios desmedido.

Los pastores How y Cecilia Chan de la Iglesia Generaciones en Corea del Sur, expresan en
su libro una analogía interesante en cuánto a integrar a niños, niñas, adolescentes y jóvenes
en el ministerio. Esto es similar a cuando se está preparando a un niño para convertirlo en
una super estrella de futbol mundial; No sería efectivo, si a este niño se le da la oportunidad
de entrenar al futbol hasta cuando cumpla veinte años. A esa edad, será demasiado tarde
cualquier esfuerzo que se realice para convertirlo en un jugador profesional. Por tanto, la
edad adecuada para comenzar a sentar sus bases y fortalecerle en el deporte, de seguro es
entre los cinco y siete años de edad; en ese caso, las posibilidades de que se conviertan en
una estrella de fútbol son altas.

Es así en la iglesia misma, ¿Por qué a veces esperamos a que ellos y ellas sean “lo
suficientemente maduros” para poder integrarlos? ¿Por qué se les cierra las oportunidades de
servir en todas las áreas en que puedan hacerlo? Pensar en que los niños, niñas, adolescentes
y jóvenes son la iglesia del mañana es un error que debemos comenzar a corregir. Hace
muchos años, que ellos se han convertido en los agentes y fuerza de misión en nuestras
iglesias, y algunos líderes no nos hemos dado cuenta o nos resistimos a aceptar esa realidad.

Necesitamos involucrarlos, como el viejo Elí involucró a un joven Samuel en el quehacer


de la iglesia. Necesitamos darles la oportunidad que descubran su espacio de servicio, su
compromiso con Dios y hasta su responsabilidad con el sostenimiento financiero de la misma
iglesia.

Para eso, me dirijo al último punto de esta reflexión; No solo necesitamos unir fuerzas
en el desarrollo de la misión, o siendo realmente estratégicos, sino que;

• Necesitamos verlos como un campo misionero.

Ya no podemos seguir permitiendo que nuestra generación se pierda entre las garras de la
secularización y las múltiples estrategias que Satanás ha diseñado para arrebatarlas de
nuestras iglesias.

Ya no podemos seguir permitiendo que nuestros niños, adolescentes y jóvenes no se vean


como miembros activos y funcionales de nuestra congregación, por algunas razones en las
que destaca, que, al mismo tiempo, no son miembros económicamente activos de las mismas.

Ya no podemos seguir detenidos en el tiempo justificando nuestra manera de hacer las


cosas, o la funcionalidad que algunas estrategias tuvieron hace treinta o cuarenta años.
Necesitamos comenzar a ver las nuevas generaciones como un campo misionero.
Necesitamos hacer esfuerzos conscientes por ser culturalmente pertinentes para llegar a la
Generación Z y a los Alpha con el evangelio. Para ello, debemos recordar tres puntos
concretos.

• En primer lugar, tenemos que invertir nuestro tiempo y energía para conocer mejor a
las nuevas generaciones. Debemos hacer lo posible para investigar cómo se
comportan y viven nuestros adolescentes y jóvenes de la iglesia, para conocerlos de
primera mano, practicando la observación participante y otros recursos que nos
recaven información acerca de ellos. Es importante conocer el campo en el que
queremos sembrar.

• En segundo lugar, debemos invitar a los miembros de la Generación Z y a los Alpha


a nuestros grupos y equipos de trabajo para beneficiarnos de su capacidad y
experiencia. Debemos apreciar sus preguntas y sugerencias. Tienen mucho potencial
para ser colegas y líderes competentes en el futuro en nuestras congregaciones. No
podemos seguir desestimando su valor en la iglesia, y proponerlos unicamente para
las actvidades que requieren dinamismo o creatividad. Las grandes organizaciones
del mundo ya lo entendieron, los gobiernos del mundo lo están entendiendo; No
podemos seguir pensando en que son la iglesia del futuro.

Necesitamos abrir los espacios de liderazgos prioritarios en nuestras


congregaciones, hacerles participes de las grandes decisiones de la iglesia, y tomar
en cuenta sus opiniones y sugerencias. Si seguimos esperando a que maduren lo
suficiente, los vamos a perder, si seguimos esperando que coordinen mejor un par de
ideas, el mundo los va escuchar, les va a dar oportunidades de desarrollo, y estando
fuera, será mucho más dificil que podamos recuperarlos. Como historicamente ha
sucedido con las grandes mentes del mundo; las grandes ideas siempre le han
pertenecido a la iglesia; Johan Sebastian Bach, Mozart, Copernico, Vicent Van Gogh,
Newton, Lois Pasteur, y hasta los mismos criticos cientifistas y ateos como Charles
Darwin y Friedrich Nietzsche, quienes un día estuvieron en nuestros templos, pero
que cuando se fueron, nadie los vio regresar jamás. Necesitamos involucrarlos.

• En tercer lugar, debemos contextualizar de forma crítica nuestros programas,


mensajes y entornos para que sean pertinentes para los miembros de la Generación Z
y los Alpha que están a nuestro alcance. Debemos crear una atmósfera de comodidad,
amabilidad y calidez adaptada a sus necesidades, siempre cuidando las normas
biblicas de convicencia y liturgia. Necesitamos comunicar lo que creemos que son
mensajes bíblicos eternos e importantes para abordar las “preguntas existenciales”
que quedan sin respuesta en sus corazones.
Termino con la referencia del Apostol Pablo al momento de pensar la tarea misionologica:
“Cuando estoy con los que son débiles, me hago débil con ellos, porque deseo llevar a los
débiles a Cristo. Sí, con todos trato de encontrar algo que tengamos en común, y hago todo
lo posible para salvar a algunos. Hago lo que sea para difundir la Buena Noticia y participar
de sus bendiciones” (1 Corintios 9:22-23, NTV).

Conclusiones.

§ “Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra


que él había hecho por Israel”. Es una referencia bíblica que nos debe mantener en
alerta en nuestro compromiso misional. No es posible avanzar en el alcance de
nuestras metas locales, haciendo un trabajo misional segmentado. Necesitamos unir
fuerzas y partir del ADN de la iglesia de Cristo, para evangelizar y re evangelizar a
las nuevas generaciones. Es necesario que trabajemos en equipo.

§ Satanás quien “ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la


verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque
es mentiroso, y padre de mentira”. (Juan 8:44). Está interesado en destruir las nuevas
generaciones a través de los serios efectos de la secularización del mundo y de la
iglesia. La respuesta de la iglesia de Cristo debe hacerse efectiva a través de la
construcción de estrategias de alcance a estos grupos, que hasta cierto punto, han sido
relegados en la importancia misional de nuestras congregaciones.

§ Es por esa razón, que hoy necesitamos ponernos a la brecha y luchar palmo a palmo
contra el mismo Satanás. No podemos seguir permitiendo que nuestros niños, niñas,
adolescentes y jóvenes sigan siendo objeto de confusión de parte del enemigo. Es
tiempo que la iglesia comience a ver a las nuevas generaciones como un campo
misional y una fuerza viva de servicio a la obra de nuestro Gran Rey.

§ La iglesia de Dios Territorio Central tiene metas establecidas al finalizar la década,


cada iglesia local debe hacer sus esfuerzos para que estas metas puedan cumplirse.
Pero más allá de verlas como una exigencia numérica, es tiempo de movilizarnos
debido a una exigencia misional que debería inquietar nuestros corazones todo el
tiempo: “Vayan por el mundo, y hagan discípulos a todas las naciones”. (Mateo
28:19).

M.A. Josué Campos.


Pastor IDES Bosques del Río.
Bibliografía.

• Chiristopher Lasch, Refugio en un mundo despiadado: ¿La familia, santuario o


institución asediada? (Barcelona: Gedisa,1894).
• R. Albert Mohler Jr, La tormenta que se avecina; secularismo, cultura e iglesia.
(Nashville, VIDA, 2021).
• Tan Seow How & Cecilia Chan, Generaciones; ¿Cómo hacer crecer tu iglesia más
joven y más fuerte? ( Seúl, Generations, 2022).
• Chap Clarck, Ministerio Intergeneracional; ¿Cómo involucrar y ministrar a los
padres de nuestros jóvenes? (Miami, VIDA, 2013).

*Todas las referencias bíblicas fueron extraídas de la Reina Valera 1960, a menos que se
indique lo contrario*

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