Principios Rectores
Principios Rectores
PRINCIPIOS
RECTORES
OBJETIVO:
Lección El alumno
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Lección El alumno
18 Perdón. Que como cristianos sepamos siempre perdonar a los que nos ofenden.
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Principios Rectores
grupos
Podemos agrupar los principios rectores en cuatro divisiones
Fe
Amor
Fidelidad
Humildad
Decisión
Obediencia
Servicio
Santidad
Temor de Dios
Integridad
Gratitud
Paciencia
Perdón
Disciplina
Verdad
Responsabilidad
Justicia
Respeto
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Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y
Lección esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo
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sea manifestado;
como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes
teníais estando en vuestra ignorancia;
sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros
santos en toda vuestra manera de vivir;
porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.
(1 P. 1:13-16)
SANTIDAD
Ahora bien, como Principio Rector de la Vida Cristiana, SANTIDAD es la virtud que mueve
al creyente a apartarse del pecado en general y de cada pecado en particular, para
consagrar su vida a Dios, en una búsqueda constante de la perfección espiritual y moral, al
a que es llamado por su Salvador. Principio Rector es la norma o máxima espiritual y moral
que puesto en el corazón por el Espíritu Santo, determina nuestros sentimientos, rige
nuestros pensamientos y gobierna nuestras acciones, haciéndonos cada día más
semejantes a Cristo. Es en este contexto que trataremos temas como santidad, fidelidad,
amor, verdad, justicia, paciencia, no como atributos morales de Dios, sino como Principios
Rectores de la Vida Cristiana cuyo fundamento es la palabra de Dios.
Si bien todo esto y las leyes de santidad y de justicia de Dios no implicaron un cambio
interior en el corazón del pueblo, esta congregación ceremonial o ritual de las personas y las
cosas a Dios da testimonio de la santidad de Dios y denotaba la necesidad de la
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santificación espiritual y moral de parte de los hombres, Lv.10:8-9; 11:44; Nm.6:1-3, 8;
Is.8:13; es decir, que se apartaran de toda contaminación y de toda clase de mal para
consagrarse sólo a Dios. “Santos seréis, porque santo soy yo Jehová vuestro Dios”. Lv.19:2
3. Por esta razón creemos en la santificación posicional que comienza desde que el
hombre cree en Jesucristo como su Salvador personal y es regenerado por el Espíritu
Santo, 1Co 1:2; 2Ts.2:13; Ef.1:13; y practicamos la santificación progresiva mediante
la cual el creyente crece en santidad y en perfección cada día 2Co.7:1
3. Caracteriza los actos externos, pero más todavía, el móvil o la intención del corazón.
Santo, en sentido cristiano, es aquel que manifiesta en su conducta la pureza interior,
la benevolencia y la consagración a su Salvador, con las cuales su corazón reboza
Fil.2:13
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Lección Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina.
Que los ancianos sean sobrios, serios, prudentes, sanos en la fe,
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en el amor, en la paciencia.
Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no
calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien; que enseñen
a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser
prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus
maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada.
Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes;
presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la
enseñanza mostrando integridad, seriedad,
palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se
avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros.
(Tito 2:1-8)
INTEGRIDAD
Integridad significa calidad de integro, es decir, recto, probo, intachable. Se entiende también
por integridad: honradez, pureza, moralidad, incorrupción, perfección, entereza castidad,
virginidad, plenitud, totalidad. Por tanto, un cristiano integro debe ser un hombre o una mujer
honrado, decente, moral, virtuoso, estricto, cumplidor, justo, recto, intachable, incorrupto,
insobornable. Considerando que un cristiano integro debe tener y mostrar todas estas
cualidades, la INTEGRIDAD, como Principio Rector de la Vida Cristiana, es la virtud que
mueve al creyente a conservar, en toda ocasión, la unidad de su naturaleza, alma y cuerpo,
en recta concordancia con las normas señaladas en la Santa Biblia.
¿Es posible que un cristiano sea integro? ¿Será posible alcanzar esa estatura? ¿Podremos
decir como el salmista: “júzgame, oh Jehová, porque yo en mi integridad he andado”?
Sal.26.1 ¿No será esto utópico?
¿Cómo pues se nos exige rectitud, honradez, moralidad, perfección, si nada podemos
hacer? ¿Dónde ir o a quien acudir para escapar de la condenación y alcanzar la integridad?
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a) Para que el cuerpo del pecado sea destruido a fin de que no sirvamos más al pecado.
Ro.6:6
b) Para que surja un hombre nuevo. Ap.21:5
c) Para entrar al reino de Dios y tener vida eterna. Jn.3:5; Ro.6:23
Aplicación: SI hemos nacido de nuevo por la obra exclusiva de Dios, sí podemos ser
íntegros. Por tanto, seamos imitadores de Dios como hijos amados. Vistámonos el nuevo
hombre creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad, hasta que todos lleguemos
a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.
Texto áureo: “sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los
cielos es perfecto” Mt.5:48
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Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las
buenas obras;
no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre,
sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se
acerca.
(Hebreos 10:23-25)
FIDELIDAD
Como Principio Rector de la Vida Cristiana es la virtud que mueve al creyente a conservar,
cotidianamente, la lealtad debida a su salvador, en plenitud de fe, anunciando y viviendo el
evangelio de nuestro Señor Jesucristo.
I. La fidelidad de Dios.
a) Dios es fiel por naturaleza. Así lo afirma la Santa Escritura. Dt.7:9; Is.49:7; 1Co.1.9;
1Ts.5:24
Los hijos de Dios por naturaleza deben ser fieles en todo. Esto es, deben amar y practicar la
lealtad, la sinceridad y la constancia; así como aborrecer la infidelidad, la deslealtad y la
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traición, en todas sus relaciones. ¿Quién, pues, es aquél siervo fiel, que cuando su señor
venga le halle haciendo así? Mt.24:45
a) Amándole con todo nuestro corazón sin admitir nada que esté por encima de
nuestro amor por el Señor Jesús. Dt.6:5; Mr.12:28-30
b) Obedeciendo su Palabra y haciendo su Voluntad a través de una vida de
santidad, de integridad y de justicia. Lo que yo hago cada día testifica acerca de
mi fidelidad a mi Señor. Jn.14:21
c) Sirviendo en el ministerio con todo esmero y constancia (aseo, cocina, música,
oración, evangelismo, discipulado, pastoreado, etc.) Este servicio en la obra del
reino aquí en la tierra debe ser en el mismo sentir de Cristo. Lc.22:25-26;
Mt.20:26-28; Fil.2:5
En todas sus relaciones el cristiano debe obrar con fidelidad a su Señor y su Palabra.
Aplicación. Si aceptamos que Dios es fiel y confesamos que somos de Él, practiquemos la
lealtad como verdaderos cristianos y gozaremos del cumplimiento de todas sus promesas.
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Texto áureo: “Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel,
sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor”. Mt.25:21
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Lección ¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la
gracia? En ninguna manera.
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¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para
obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado
para muerte, o sea de la obediencia para justicia?
Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis
obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis
entregados;
y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.
Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como
para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la
inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad
vuestros miembros para servir a la justicia.
Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la
justicia.
¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os
avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte.
Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de
Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida
eterna.
Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida
JUSTICIA
Como Principio Rector entendemos por JUSTICIA la virtud que mueve al creyente a obrar
con rectitud o conforme a la norma que, para toda ocasión, establece la Sagrada Escritura.
Entendida como virtud, la justicia tiene su origen en Dios. Dios es justo, Esd.9:15; Is.45:21;
Lm.1:18; Jer.12:1; Ap.16:5; ama la justicia, Sal.11:7; y exige, a los que son de la fe de Jesús,
hacer o practicar justicia. Ap.22:11
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Cristo cumplió perfecta y absolutamente la ley. Heb.7:26-27
Cristo satisface la justicia divina. He.7:28; 9:11-12; 24-26; 1P.3:18
Cristo, justicia nuestra. 2Co.5:21; 5:18; Ro.4:25; 1Co.1:30; 1Jn.2:1
Sí es posible alcanzar la justicia por la fe en Jesús, el Hijo de Dios. Ro.1:17;
3:21-26
c) En virtud de estas consideraciones debemos tener presente que Dios no es
indiferente al pecado ni lo considera de manera ligera. Al contrario, demuestra su
cualidad de santidad en su condena al pecado. Por ello, la justicia divina es el recto
trato de Dios con el pecado y con los pecados sobre la base de la muerte de su hijo
Jesucristo, en virtud de lo cual ahora recibimos justificación de vida.
1. El creyente que alcanza la justicia de Dios por la fe en Jesucristo es una persona sin
culpa, absuelta y libre de todo pecado y de condenación. 1Jn.1:9; 2:1; Ro.8:1
2. Esa nueva vida que nace en Dios por la sangre de Jesús, debe vestirse en la justicia
y santidad de la verdad haciendo todo lo que es justo, porque todo lo que hace
justicia es nacido de él. Ef.4:24; 5:9; 1Jn.2:29; 3:7
3. El Cristiano (secundario, intermedio, joven, adulto), una vez muerto al pecado, debe
vivir la justicia en toda circunstancia, tiempo y lugar, es decir, debe obrar con toda
rectitud o conformidad a la voluntad de Dios en razón de su nueva naturaleza (ha
sido hecho justicia de Dios en él) y a lo que Dios demanda de nosotros. El que no
hace justicia no es de él. Mt .5:20; 23:23; Ro.6; Ef.6:14
4. Esta justicia es inalcanzable por méritos propios del hombre o por cualquier otro
medio que no sea la fe en Jesucristo (fe contada por justicia). La fe así ejercida
lleva al alma una a unión vital con Dios en Cristo, produciendo rectitud de vida, esto
es, conformidad de todos nuestros actos a la voluntad de Dios, Ro.1:17; 2:13
Aplicación: “Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti;
solamente hacer justicia…” Por tanto, oh hombre de Dios, sigue la justicia, la piedad, la
fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre y la paz con los que de corazón limpio invocan al
Señor.
Texto áureo: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas
cosas os serán añadidas”. Mt.6:33.
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Lección
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Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de
esto, de mal procede.
(Mateo 5:37)
DECISIÓN
l. El carácter cristiano.
5. Josué y Caleb, y los apóstoles Pedro, Juan y Pablo muestran con su testimonio un
carácter inquebrantable en su decisión de hacer la voluntad de Dios.
Nm.13:30; 14:6-9; Hch.4:16-20; 5:28-29; 20:22-24; 21:10-13
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ll. Pobreza de carácter.
2) Hay otro grupo de personas, el de aquellos que pierden el equilibrio espiritual y toman
decisiones pero fuera de la voluntad de Dios; decisiones que aun cuando parezcan
razonables y/o tengan apariencia de piedad, son erróneas, equivocadas y de
lamentables consecuencias, 1S.13:9-14; 2S.24:1-4, 10; Hch.5:1-5
Pidamos al Espíritu Santo sabiduría y dirección para que todas nuestras decisiones guarden
un perfecto equilibro y sometimiento a la Palabra eterna.
Texto áureo: “Pero sea vuestro hablar: si, si; no, no; porque lo que es más
de esto, de mal procede”. Mt.5:37.
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Lección Venid, hijos, oídme;
El temor de Jehová os enseñaré.
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¿Quién es el hombre que desea vida,
Que desea muchos días para ver el bien?
(Salmo34:11-12)
TEMOR DE DIOS
Muchas veces hemos oído decir. “¿no sientes temor de Dios al hacer tal o cual cosa?”, o
bien: “debes hacer esto con temor de Dios”. ¿Qué es, pues, el temor de Dios? La Biblia
emplea diferentes vocablos al hablar de temor. Por ejemplo: miedo: Sal.23:4; terror:
Ex.23:27; reverencia: Sal.112:1. Asimismo la Santa Escritura refiere un temor servil: Gn.3:10;
el temor a los hombres: 1P.2:18; el “terror” como objeto del temor: Ex.23:27; y el temor
santo: Jer.32:40
Recordemos que Principio Rector es la norma o regla espiritual y moral que puesto en el
corazón por el Espíritu Santo, determina nuestros sentimientos, rige nuestros pensamientos
y gobierna nuestras acciones, haciéndonos cada día más semejantes a Cristo. Ez.36:27
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Dios vivo y Rey eterno; el Hacedor de todo. Grande eres tú, y grande tu nombre en
poderío. Jehová de los ejércitos es su nombre. Jer.10:1-16.
Siendo el santuario del Señor casa de Dios y puerta del cielo, estemos en él con
temor y reverencia, vistiendo con decoro, no cruzando la pierna pues el templo
no es lugar propio para ello, no masticando chicle, no estarse cortando las
uñas, no estar platicando sino escuchar con atención la Palabra de Dios
Neh.8:6-10; Ec.5:1; Sal.2:11.
5. La vida de Noé: He.11:7; Abraham: Gn.22:12; José: Gn.42:18; Job 1:8; los primeros
cristianos, Hch.9:31; es una inspiración para que hagamos del temor de Dios un
Principio Rector de nuestra vida. Pero sobre todos ellos hay un modelo perfecto y
un ejemplo inigualable que debemos imitar: JESÚS, el Hijo de Dios, es su nombre.
Is.11:2; He.5:7; Fil.2:5
Así como Dios advierte acerca de las consecuencias que vendrán cuando faltare su temor en
el corazón de Israel, Jer.2:19; también promete grandes y maravillosas bendiciones cuando
su temor viene a ser el tesoro de su pueblo, Is.33:6. Consideremos brevemente algunos
resultados de vivir en el temor de Dios:
Dios nos reconocerá como pueblo suyo. Ez.36:28; Jer.31:33; 32:38
Seremos prosperados nosotros y nuestros hijos en todo lo que hagamos. Dt.10:13;
Jos.1:7; Jer.32:39; Sal.34:9; Dt.7:12-13
Habitaremos confiados sin temor del mal. Sal.4:8; Pr.1:33; 3:24-25
Vivimos en la enseñanza y sabiduría de Dios. Sal.34:11-12; Pr 9:10; 15:33
Somos inclinados a hacer el bien y a rechazar el mal. Pr.8:13; 16:6; Sal.34:14
Dios prolongará nuestros días sobre esta tierra. Pr.10:27; Dt.4:40; 6:2
Es para vida. Pr.14-27; 19:23
Aplicación: “Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos
de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el
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temor de Dios” 2Co.7:1. Que el Señor nunca nos diga: “El hijo honra al padre, y el
siervo a su señor. Si, pues, soy yo Padre, ¿dónde está mi honra? Y si soy Señor,
¿dónde está mi temor?” Mal.1:6 “Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se
acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de
mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido
enseñado;” Is.29:13
Amados hermanos: “El fin de todo discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda
sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre” Ec.12:13
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Lección Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor.
Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra,
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aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la
tardía.
Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones;
porque la venida del Señor se acerca.
Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis
condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta.
Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los
profetas que hablaron en nombre del Señor.
(Stg. 5:7-10)
PACIENCIA
Entendemos por virtud la acción virtuosa o recto modo de proceder, o bien, la excelencia
moral como principio de acción que inspira a realizar el bien y evitar el mal. Entendida como
virtud, la paciencia tiene su origen en Dios. San Pablo nos habla del “Dios de la paciencia”,
Ro.15:5; el apóstol Pedro habla de “la paciencia de Dios”, 1P.3:20; y la Biblia es
nombrada por el Señor Jesucristo como “la palabra de mi paciencia”, Ap.3:10. Paciencia
no es pasividad. Pasividad es calidad de pasivo, y pasivo es aquel que deja obrar a los otros,
sin hacer por sí cosa alguna.
Como Principio Rector de la Vida Cristiana, PACIENCIA es la virtud que mueve al creyente
a soportar la adversidad y a ser tolerante en su relación con los demás, de manera
inalterable y apacible.
Ante la evidencia contundente de la paciencia de Dios para con el hombre a través de las
edades, hoy decimos como el Salmista: Sal.103:8-18; 136:1-3, 26
2. La PACIENCIA, como Principio Rector, debe gobernar nuestra vida cristiana en las
circunstancias adversas o de pruebas y en nuestras relaciones con los demás,
apartando de nosotros la intransigencia, el enojo, la desesperación, el arrebato, la
impaciencia, el nerviosismo, la ansiedad, la inquietud y la tensión.
a. En las circunstancias adversas o de prueba la paciencia consiste en esperar
persistentemente en Dios y mantener la fidelidad. Sal.37:25; 125:1; 20:7-8;
2Ti.2:11-13 La actitud voluntaria de sufrir el mal tranquilamente y de perseverar
en la fe y en el deber produce paciencia y bienaventuranza. Ro.5:3; Stg.1:2-3;
1P.2:20; Mt.5:10-12; Stg.5:11
Por tanto, no debemos airarnos ni rebelarnos en contra de Dios cuando os hayáis
en diversas pruebas, sino esperar en la paz del Señor su divina respuesta y el
cumplimiento de sus promesas Sal.25:3; 37:7; Jn.14:27; 16:33; He.6:13-15
La paciencia en las circunstancias adversas o de prueba no es simple resignación
sino lucha constante en la oración. Sal.31:24; Is.40:31; He.6:11-12; Fil.4:6-7
En suma, la paciencia es la cualidad que no se rinde ante las circunstancias ni
sucumbe ante la prueba.
b. En su relación con los demás, el cristiano debe ser paciente, es decir, debe
poseer la firmeza para no dejarse provocar ni reaccionar con ira. Debe seguir el
ejemplo de su Maestro porque para esto ha sido llamado por su Señor. He.5:7-10;
Ef.4:1-2; 1Ts.5:14; 1P.2:21-23
Esta virtud debe gobernar las relaciones en el hogar y en la familia. Ro.15:5; 2Ts.
3:5; 1Ti. 5:8
Aplicación: La paciencia para el cristiano, en tanto que Principio Rector, no es una opción,
es un compromiso. Cumplamos este compromiso con Dios. Mostremos su imagen y
semejanza. Seamos apacibles, tolerantes, ecuánimes, equilibrados e inalterables, para que
unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo y digamos en
aquél día: “He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará;
éste es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos
alegraremos en su salvación“. (Is.25:9)
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Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor,
Ni desmayes cuando eres reprendido por él;
Porque el Señor al que ama, disciplina,
Y azota a todo el que recibe por hijo.
Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué
hijo es aquel a quien el padre no disciplina?
Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido
participantes, entonces sois bastardos, y no hijos.
Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos
disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho
mejor al Padre de los espíritus, y viviremos?
Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos
les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que
participemos de su santidad.
Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de
gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los
que en ella han sido ejercitados.
(Hebreos 12:5-11)
DISCIPLINA
Para algunos el término disciplina tiene una connotación negativa ya que lo relacionan con
severidad, opresión, crueldad; sin embargo la disciplina es parte vital en todo proceso
educativo y muy necesaria para el desarrollo y madurez en la vida cristiana. En la Biblia la
palabra disciplina significa instrucción, doctrina, corrección, reprensión, castigo y muestra
una de las varias facetas de la sabiduría y se equipara y une a la prudencia. Pr.1:2-4; 2:1-6.
1. Dios nos capacita para ser disciplinados. Ro.6:14; Jn.14:15-17; 2Ti.1:7; 1Co.2:12
2. Guardar la palabra de Dios y ponerla por obra es evidencia de nuestra sabiduría e
inteligencia y ambas generan la capacidad de actuar rectamente. Dt.4:5-6;
Sal.111:10; Job 28:28
3. Como testimonio de nuestra disciplina en el Señor debemos cumplir lo que la Palabra
de Dios nos manda:
a. Negarse a sí mismo. Mt.16:24
b. Crucificar la carne con sus pasiones y deseos. Gá.5:24
c. Sujetar nuestra lengua. Stg.1:26; 3:2; Pr.12:18
d. Amar a Dios y a nuestros semejantes. Mr.12:30-31; Jn.14:21
e. Escudriñar las Escrituras. Jn.5:39
f. Practicar la oración como algo indispensable en nuestra vida. Hch.1:14; 3:1
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g. Ofrendar con alegría y de corazón. 1Co.16:2; 2Co.9:7
h. Ser puntual como hijos de Dios. Ec.3:1
i. Cumplir nuestros deberes cristianos. Ro.12 y 13
4. Recuerda: Siembra un pensamiento y cosecharás un acto, siembra un acto y
cosecharás un hábito, siembra un hábito y cosecharás un carácter, siembra un
carácter y cosecharás un cristiano disciplinado en el Señor.
lll. La disciplina del Señor da fruto apacible de justicia y una vida aprobada. He.12: 7-
11
1. Nuestra respuesta positiva a la disciplina del Señor testifica que somos hijos de Dios.
Heb.12:7-8
2. La disciplina del Señor confirma su amor y prueba que él está trabajando en nuestra
santificación. Heb.12:9-10
3. Este tipo de disciplina produce un temor santo, reverente y de obediencia a Dios.
Hch.5:1-11
Texto Áureo: “El que tiene en poco la disciplina menosprecia su alma; mas
el que escucha la corrección tiene entendimiento”. Pr.15:32.
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Lección Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que
tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo.
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Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas.
Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite;
mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus
lámparas.
Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron.
Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a
recibirle!
Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus
lámparas.
Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite;
porque nuestras lámparas se apagan.
Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a
nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para
vosotras mismas.
Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban
preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta.
Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor,
Señor, ábrenos!
Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco.
Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del
Hombre ha de venir.
(Mateo 25:1-13)
RESPONSABILIDAD
Por otra parte en el ámbito secular se habla de responsabilidad administrativa, civil y penal,
ya sea como deber o como consecuencia de no haber cumplido con ese deber. En el orden
religioso hablamos de responsabilidad cristiana para referirnos a todo aquello que debemos
hacer o no hacer de conformidad con la Santa Escritura y que nos permite cumplir con Dios,
con nosotros mismos y con nuestros semejantes.
RESPONSABILIDAD como Principio Rector, es el sentido del deber cristiano que nos hace
cumplir todos los compromisos convenidos a pesar de las circunstancias; pero, ¿Qué implica
esto en la vida cristiana?
1. De amarle. Mr.12:30
2. De ser temerosos de él. Sal.34:9; Ec.12:13
3. De escudriñar y guardar su Palabra. Jn.5:39; 14:15; Pr.4:4
4. De servirle con todo el corazón. Jos.22:5; 24:15; 1S.12:24
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5. De dar testimonio de su Nombre. Dn.3:17; Sal.22:22; 1Co.9:16
6. De tomar aceite en nuestras vasijas y en nuestras lámparas. Mt.25:4
7. De velar en oración. Mt.25:13
8. De serle fiel. Ap.2:10
Dice el apóstol Pablo a los Efesios: “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis,….”
Ef.5:15
Dice el apóstol Pablo a los Corintios: “Examinaos a vosotros mismos;… oramos a Dios
que ninguna cosa mala hagáis;… y aun oramos por vuestra perfección”. 2Co.13:5,
7, 9
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Definimos por Principio Rector la norma o regla espiritual y moral que puesta en el corazón
por el Espíritu Santo, determina nuestros sentimientos, rige nuestros pensamientos y
gobierna nuestras acciones, haciéndonos cada día más semejantes a Cristo. Ez.36:27
En esta ocasión haremos una reflexión para saber si por la observancia y práctica de estos
Principios Rectores nos hemos revestido del nuevo hombre, creado según Dios en la
justicia y santidad de la verdad, o vivimos todavía como los gentiles que no conocen a Dios o
como aquellos que habiéndole conocido viven en la vanidad de su carne.
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2. El Espíritu Santo viene a morar en el corazón del nuevo creyente (1Co.6:19) con el
propósito de hacerle partícipe de la naturaleza divina (2P.1:4) confirmarle que
verdaderamente es hijo de Dios (Ro.8:16), guiar su vida (Ro.8:14), formar en él el
carácter de Cristo (Gá.4:19) y ser glorificado cada día en su vida (1Co.6:20)
3. Consecuente con este propósito, el Espíritu Santo infundió en nuestros corazones
Principios Rectores para orientar, guiar y gobernar la nueva vida en Cristo. Es en
virtud de estos Principios espirituales y morales que ahora sentimos, pensamos y
actuamos conforme al nuevo hombre creado según Dios en la justicia y santidad de
la verdad.
3. Fidelidad. Este Principio Rector obliga al cristiano a ser fiel en su relación con Dios, a
ser sincero en la relación con su familia, a ser constante en su relación con la iglesia y a ser
exacto en su relación con las demás personas. Jn.14:21; He.13:4; 1Ti.4:16. ¿Somos
cristianos fieles?
4. Justicia. Habiendo sido hechos justica de Dios en Cristo, hoy por hoy el cristiano debe
practicar la justicia en todas sus relaciones haciendo lo que es justo, recto, imparcial y
dando a cada quién lo que le corresponde. Ef.4:24; 5:9; 1Jn.2:29; 3:7 ¿Practicamos la
justicia?
5. Decisión. Este Principio Rector permite al cristiano ser un hombre o una mujer de
carácter firme en Dios cuyas decisiones y acciones en toda circunstancia de su vida guardan
un perfecto equilibrio y sometimiento a la Palabra eterna. Por tanto, dejemos de ser
inconstantes, volubles, infieles, cobardes y pusilánimes. Que nuestra resolución de amar y
servir al Señor permanezca inquebrantable hasta el fin. Este es el tipo de cristiano que Dios
demanda. Mt.5:37 Stg.5:12; Mt.16:26; 1Jn.2:15-17; Fil.3:7; Ef.6:14-18
6. Temor de Dios. Principio integrador de todos los aspectos de la sabiduría divina. Implica
sumo reconocimiento de la majestad, poder y santidad de Dios; suma reverencia, respeto,
honor y obediencia a Él e íntima comunión y total consagración a Dios en toda nuestra
manera de vivir. ¿Es nuestro diario vivir la expresión del temor de Dios? ¿Qué tan cerca o
lejanos estamos de vivir en el temor de Dios? ¿El temor de Dios nos ha llevado a vivir una
vida piadosa, recta, santa y sujeta a la voluntad de Dios, apartándonos del mal? Ez.11:19-20;
36:26-27; Jer.32:39-40; Pr.9:10; 16:6
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serenos, ecuánimes, equilibrados e inalterables y hallaremos descanso para nuestras almas.
¿Es usted paciente? ¿Se esfuerza en practicar la paciencia? Col.3:12; Ro.5:3-5; Ef.4:1-2
Aplicación: La reflexión sincera acerca del cumplimiento de estos Principios Rectores nos
permite valorar el grado de madurez y crecimiento de nuestra vida cristiana. No
menospreciemos la obra del Espíritu Santo en nuestros corazones. Dios quiere un pueblo
diferente, especial y único. Tú y yo estamos llamados a ser ese pueblo. De ahora en
adelante, ¿Deseas ser diferente? ¿Quieres ser cada día más semejante a Cristo?
Texto Áureo: “¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa
de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del
alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel”. Jer.18:6
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que honra, honra.
No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros;
porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley.
(Ro.1
3:7-8)
RESPETO
La Biblia impone el respeto como un deber cristiano diciendo: “Pagad a todos lo que
debáis; al que respeta, respeto; al que honra. No debáis a nadie nada¨ Ro.13:7-8a.
Deber, del latín “debere”, es estar obligado a algo por la ley divina, natural o positiva; o por
obligaciones nacidas de respeto, gratitud u otros motivos.
1. Como regla de fe a la cual debe ajustarse nuestra vida, la Biblia contiene deberes
generales y específicos, entre ellos, el respeto. El respeto como deber cristiano tiene
su fundamento en la regla de oro establecida por nuestro Señor Jesucristo cuando
dijo: “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con
vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los
profetas”. Mt.7:12.
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demás? ¿no hacen también lo mismo los gentiles?” Mt.5:38-48; Ro.12:14, 17-
21. Como cristianos, sois como el buen árbol que da buenos frutos. “No puede el
buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. ¿acaso se
recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? ¿pude acaso la
higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así que, por sus frutos los
conoceréis”. Mt.7:16-20; Lc.6:43-45; Stg.3:7-12.
3. En el cumplimiento de esta obligación cristiana no debemos de hacer acepción de
personas (Lc.20-21). Es decir, como varones no podemos ser considerados y
corteses solo con las damas; como jóvenes no podemos ser reverentes y atentos
solo con los jóvenes y no con los ancianos; o bien, si somos gente preparada y culta,
no podemos saludar solo a los que son de nuestro nivel; o si somos ricos, no
podemos tener miramientos o veneración solo con los de nuestra misma condición,
no podemos tampoco ser atentos con los de afuera y no con los de nuestra propia
casa, debemos brindar nuestro respeto a todos por igual “para que seáis hijos de
vuestro Padre que está en los cielos”. Mt-5:45; Stg-2:1-4
Todo acto en el que intervengan dos o más personas es relación humana o relaciones
interpersonales como también se les conoce. Hombres y mujeres somos objeto y sujeto de
las relaciones humanas desde que nacemos. Las relaciones humanas podrán ser
indiferentes, agradables o desagradables, pero el respeto será siempre el fundamento que
permita desarrollar buenas relaciones humanas entre dos o más sujetos, por ejemplo:
a. Como muestra de respeto el pastor o ministro (a), debe ser leal y cortes en su
relación con la congregación. 1P.5:1-3; Jn.21:15-17.
b. Por su parte la iglesia debe guardar obediencia y consideración en su relación con el
siervo de Dios y los pastores y/o ministros(as). Ex.33:8; 1S.26:9; 1Cr.16:22; 1Ts.5:12-
13; 1Ti.5:17; He.13:7, 17.
c. En la relación matrimonial el respeto hace brillar el amor y la fidelidad entre los
cónyuges. Ef.5:21-22,25,28,33; 1P.3:7; 1Ts:4:4-5; He.13:4
d. La tolerancia equilibrada es la puerta del respeto que debe sustentar la relación
padres-hijos-padres. Ex.20:12; Ef.6:1-4.
e. En la relación con nuestras autoridades y gobernantes debemos mostrar obediencia y
honor. Ro.13:1; 1P.2:13-14,17.
f. Acatamiento y consideración permiten la relación obrero-patrón-obrero. 1P.2:18;
Ef.6:5-9; 1Ti.6:2; Tit.2:9-10.
g. La relación con nuestros ancianos debe ser de reverencia y veneración. Lv.19:32;
1Ti.5:1-2.
h. Buenas maneras, saludo y cortesía deben sustentar la relación unos con otros.
Ro.12:18:1P.2:17.
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Texto áureo: “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan
con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley
y los profetas”. Mt.7:12.
El anciano a la señora elegida y a sus hijos, a quienes yo
Lección amo en la verdad; y no sólo yo, sino también todos los que
11
han conocido la verdad,
a causa de la verdad que permanece en nosotros, y estará
para siempre con nosotros:
Sea con vosotros gracia, misericordia y paz, de Dios Padre
y del Señor Jesucristo, Hijo del Padre, en verdad y en
amor.
(2Jn.1:1-3)
VERDAD
Siendo la verdad un atributo moral de Dios, Dios revela la verdad a todos los hombres tanto
a través de la manifestación natural como en la revelación sobrenatural. Sal.19:1; Col.1:15-
16; Ro.1:19-20; Jn.1:17; 14:6; 2P.1:21.
Todo cuanto la Biblia dice acerca de la naturaleza de Dios, de sus atributos y designios, de la
creación y de los acontecimientos pasados, presentes y futuros, ha quedado consignado en
la Palabra escrita por determinación divina, de modo que nada hay en ella que pueda ser
sustraído o agregado. Por esta razón profesamos que toda la narración bíblica es verdadera.
Sal.119:160; Jn.17:17.
Como Principio Rector de la Vida Cristiana, VERDAD es conformidad de lo que se dice con
lo que se siente, se piensa o se hace a la luz de la Escritura.
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Por tanto el creyente que vive en Cristo sí puede andar en la verdad. Sal.43:3; Jn.3:21;
Jn.16:13; Ef.4:15; 4:25; Pr.3:3-4.
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1 de septiembre de 2010la fe la certeza de lo que se espera,
Es, pues, la
Lección convicción de lo que no se ve.
12
Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos.
Por la fe entendemos haber sido constituido el universo
por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho
de lo que no se veía.
Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que
Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo,
dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún
habla por ella.
Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue
hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese
traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es
necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y
que es galardonador de los que le buscan.
(He11:1-
6)
FE
FE. Como Principio Rector de la Vida Cristiana, es la certeza y convicción en Dios que le
permite al cristiano caminar seguro aguardando la esperanza bienaventurada y la
manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.
l. Fe salvadora. Ef.2:4-9.
1. La salvación se recibe como un don de Dios por medio de la fe. Ef.2:8; Ro.1:16;
10:17. Esa fe mueve al hombre a confesar a Cristo como su Salvador. Ro.10:8-9.
2. La fe salvadora se basa en la verdad revelada que es Cristo, por lo que el hombre
necesita arrepentirse y creer en Jesús el Hijo de Dios para ser salvo. Mt.4:17;
Mr.1:15; Hch.20:21; Gá.2:16; Hch.8:37; Ro.10:10. Dios da la base de la fe salvadora
a través su palabra, esto hace que el creyente confíe en el Señor Jesucristo, en su
obra redentora y en su propósito de salvación de manera que el hombre cree y goza
de una realidad:
a) Son perdonados sus pecados, es una nueva criatura. Col.2:13; 1Jn.1:7; 2Co.5:17.
b) Es justificado delante de Dios. Jn.1:12-13; Gá.4:7; Ro.8:16.
c) La promesa de una vida eterna. Jn.3:16,36; 6:47.
1) Las Escrituras enseñan claramente que el Señor quiere que sus seguidores vivan en
fe y en su nombre hagan señales y milagros que respalden la predicación de su
evangelio. Mt.10:1, Lc.9:1-2, Jn.14:12.
2) Es necesario que además de las señales, milagros y maravillas, la predicación del
evangelio sea con demostración del Espíritu y de poder. 1Ti.4:1; 2Ti.3:1-5; 1Co.2:4-5;
1Ts.1:5.
3) La iglesia de Cristo en estos postreros días debe moverse bajo esta misma visión.
Las señales indicadas en Mr.16:17-18 no son dones especiales para unos cuantos,
sino para todos los creyentes que en obediencia a Cristo y llenos de su poder den
testimonio del evangelio y se apropien de sus promesas.
4) La ausencia de esas señales en la iglesia actual no significa que el Señor deje de
cumplir sus promesas, la falla está en el corazón de su iglesia. Mt.17:14-20 nos hace
entender que bajar la guardia ante la opresión del enemigo sobre los hombres
demuestran falta de fe, de conocimiento y de poder espiritual. La victoria sobre
Satanás, el mundo y la carne solo se logrará mediante la fe, la oración y el ayuno.
Mt.17:20-21. Oremos para que estas señales sigan a la predicación del evangelio.
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Lección Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de
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amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si
alguna misericordia,
completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor,
unánimes, sintiendo una misma cosa.
Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con
humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él
mismo;
no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por
lo de los otros.
Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo
Jesús,
el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como
cosa a que aferrarse,
sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho
semejante a los hombres;
y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo,
haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre
que es sobre todo nombre,
para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están
en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;
y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios
HUMILDAD
No olvidemos que Principio Rector es la norma o regla espiritual y moral que puesto en el
corazón por el Espíritu Santo determina nuestros sentimientos, rige nuestros pensamientos,
y gobierna nuestras acciones, haciéndonos cada día más semejantes a Cristo. Ez.36:27.
Del latín “humus” (tierra) humildad significa modestia de espíritu. Modestia, virtud que
modera, templa y regla las acciones externas, conteniendo al hombre en el límite de su
estado, según lo conveniente a él. Cualidad de humilde, falta de engreimiento o de vanidad.
Pobreza, escasez de medios, recursos, bienes, etc. Humildad, según el Diccionario de la
Lengua Española, es virtud cristiana que consiste en el conocimiento de nuestra bajeza y
miseria y en obrar conforme a él. Humildad significa también modestia, recato, obediencia,
reverencia y sencillez.
Como Principio Rector de la Vida Cristiana, HUMILDAD es la virtud que mueve al creyente
a reconocer su condición ante Dios y a obrar de acuerdo a lo establecido en su Palabra,
siguiendo la enseñanza y ejemplo de nuestro Señor Jesucristo.
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Aplicación: “Así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre
es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde
de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el
corazón de los quebrantados”. (Is.57:15) El divino Maestro dijo: “aprended de mí, que
soy manso y humilde de corazón” (Mt.11:29). La exhortación del Espíritu es clara:
“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús” (Fil.2:5).
Por tanto, rechacemos todo orgullo y vanidad, hagamos de la humildad un Principio Rector
de nuestra Vida Cristiana y Dios habitará en medio de nosotros.
Texto Áureo: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy
manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas”.
Mt.11:29.
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Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las
Lección naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre
14
ellas potestad.
Más entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande
entre vosotros será vuestro servidor,
y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo;
como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y
para dar su vida en rescate por muchos.
(Mate
o 20:25-28)
Hubo también entre ellos una disputa sobre quién de ellos sería el
mayor.
Pero él les dijo: Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y
los que sobre ellas tienen autoridad son llamados bienhechores;
mas no así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más
joven, y el que dirige, como el que sirve.
Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve?
¿No es el que se sienta a la mesa? Más yo estoy entre vosotros como el
SERVICIO
Siguiendo la doctrina y las enseñanzas del divino Maestro, iban por todas partes
predicando el evangelio y sirviendo al Señor. Hch.8:4; 11:26.
Lo hacían con humildad y sencillez de corazón. Hch.2:46-47; 20:19.
Vendían sus propiedades y sus bienes y lo repartían a todos según la necesidad de
cada uno. Hch.2:45; 4:34-35.
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Obedecieron a Dios en toda circunstancia. Hch.5:28-29.
El Señor Jesucristo autenticaba su palabra con milagros y maravillas. Hch.8:4-8.
Servir al Señor Jesucristo como lo hicieron sus discípulos y los primeros cristianos.
Mt.10:8; 28:19-20; Mr.16:15-18.
Colaborar diligentemente en la iglesia. Gá.6:9-10; Ro.12:10-13; Col.3:23-24.
Ministrar con temor y reverencia. He.12:28-29.
Servir a Dios con todo nuestro corazón. Dt.10:12; Jos.24:14; Ro.12:6-7,11.
Dar fiel testimonio de que somos de Cristo. Mt.5:16; 10:33; 2Ti.1:8.
Por tanto, el servicio a Dios no es para quedar bien con algún hermano, no es para buscar
promociones o cargos, no es para lucimientos personales o de grupo, es para glorificar y
honrar única y exclusivamente su santo y precioso nombre en testimonio de nuestra gratitud
a Él. Y habiendo acabado todo decid: “Siervos inútiles somos, pues lo que
debíamos hacer, hicimos”. Lc.17:10.
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gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a
causa de su temor reverente.
Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia;
y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación
para todos los que le obedecen;
y fue declarado por Dios sumo sacerdote según el orden de
Melquisedec.
(Hebreos 5:7-10)
OBEDIENCIA
1. En el Antiguo Testamento:
Muchos son los ejemplos de obediencia a Dios: Noé: Gn.6:22; Josué y Caleb: Nm.32:12;
Elías: 1R.17:5; Ezequías: 2R.18:6; Josías: 2Cr.35:26; David: Sal.119:16; Zorobabel:
Hag.1:12, etc. sin embargo solo comentaremos los casos de Abraham y de Moisés.
La obediencia de Abraham. Gn.22:1-18.
Fue gratamente aceptada y abundantemente recompensada. Gn.22:18.
Dios se complace en dar testimonio de la obediencia de Abraham y habla de ésta con
encomio: “Por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu
único hijo…” “Por cuanto obedeciste mi voz…”.Gn.22:16, 18.
La obediencia para Dios es mejor que el sacrificio.
Es un ejemplo para todos los cristianos que quieren caminar por fe y en obediencia a
Dios. Gn.15:6; Ro.4:1-5; He.11:8-9; Stg.2:14-26.
La obediencia de Moisés. He.11:24-26
Obedece el llamado y a la comisión dada por Dios. Ex.3:1-10; 4:18; 5:1; 14:13, 30-31.
Cumple las ordenanzas de Dios en la construcción del tabernáculo. Ex.26; 36:8-38;
40.
Por su obediencia su fidelidad y mansedumbre son exaltadas. Nm.12:3,7; He.3:2.
Exhorta a los israelitas a la obediencia. Dt.4:6; 7:12-26; 10:12-13.
Resume sus argumentos a favor de la obediencia en dos palabras: “La bendición y
la maldición”. Dt.11:26-28.
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2. En el Nuevo Testamento:
Así como en el AT abundan los testimonios de obediencia a Dios, en el NT podríamos hablar
de José: Mt.1:24; los magos: Mt.2:12; Zacarías: Lc.1:6; Pablo: Hch.26:19; los apóstoles:
Hch.1:4, 12; 2:1-4; 5:42 (Mr.16.15), etc. sin embargo solo hablaremos del testimonio único de
obediencia excelsa, nuestro Señor Jesucristo.
Vino en obediencia al propósito eterno de Dios para la salvación del hombre.
He.10:5-9.
Su vida y ministerio expresan el cumplimiento perfecto de la voluntad de Dios.
Jn.4:34; 5:30; 6:38-39.
En su palabra y predicación obedece la instrucción del Padre.
Jn.7:17; 8:38; 12:50; 14:10.
La crisis de obediencia se produce en la agonía de la tribulación, del sufrimiento y de
la muerte sale vencedor. ¡GLORIA SEA A ÉL PARA SIEMPRE!
Mt.26:36-42; Fil.2:8-11; He.5:9.
Sigamos el ejemplo de nuestro precioso Salvador, seamos obedientes en todo tiempo,
circunstancia y lugar y recibiremos las bendiciones que él ha prometido a todos los que le
obedecen. Is.53:9-10; Fil.2:5; Sal.84:11.
Como resultado de su conversión y como fruto de su nueva vida en Cristo, el cristiano debe
manifestar obediencia en todos los ámbitos de su vida. Veamos:
En el ámbito espiritual:
Debe obedecer a Dios. Jos.1:8; Hch.4:19-20; 5:29; Jn.14:21, 23; Ro.8:14.
Debe obedecer al evangelio. Mt.7:24-25; Ro.10:16; 2Ts.1:8.
Debe obedecer a la doctrina de Cristo. Ro.6:17.
Debe obedecer a sus pastores. He.13:17.
En los demás ámbitos:
Los hijos deben obedecer a sus padres. Ef.6:1; Col.3:20; Pr.1:8-9; 6:20-21.
Debemos obedecer a nuestros gobernantes y autoridades. Ro.13:1-5; 1P.2:13-14;
Tit.3:1.
El empleado debe obedecer a su empleador (patrón). Ef.6:5-8; Col.3:22.
Siendo la obediencia a Dios la prueba suprema del amor y de la fe, la obediencia es más
importante que cualquier rito y sacrificio religioso. Por tanto, seamos obedientes a él y a su
palabra. 1S.15:22; 28:18; Jn.14:21, 23.
Texto Áureo: “Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos
disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedecemos mucho mejor
al Padre de los espíritus, y viviremos?” He.12:9.
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Lección Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra.
Servid a Jehová con alegría;
16
Venid ante su presencia con regocijo.
Reconoced que Jehová es Dios;
Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos;
Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
Por sus atrios con alabanza;
Alabadle, bendecid su nombre.
Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia,
Y su verdad por todas las generaciones.
(Salmo100:1-5)
GRATITUD
Por tanto, rechacemos todo sentimiento de ingratitud. Nunca olvidemos lo que Dios ha hecho
por nosotros desde el día en que le conocimos. No pensemos que por nuestra fuerza y poder
logramos lo que hoy tenemos. Todo, absolutamente todo. Proviene de Dios. Así que,
voluntaria y espontáneamente, manifestemos nuestra sincera gratitud a Dios.
42
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Aplicación: Por lo que Dios ha hecho, hace y hará por nosotros y con nosotros, démosle
honra, gloria y acción de gracias todos los días de nuestra vida. “Y la paz de Dios
gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuiste llamados en un solo
cuerpo; y sed agradecidos”. Col.3:15.
Texto Áureo: “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para
con vosotros en Cristo Jesús”. 1Ts.5:18.
17
El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.
En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios
envió a43
su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.
Instituto de Formación En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios,
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sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación
por nuestros pecados.
Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros
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1 de septiembre de 2010
AMOR
En contraste, el pueblo hebreo sabía que el amor no es un dios, porque el único Dios es
Jehová. Israel supo que el amor es un atributo divino que nada tiene que ver con las
pasiones de la carne, sino con la verdad, justicia y misericordia de Dios.
Teológicamente, amor es el atributo por el cual Dios establece relaciones con sus
criaturas para concederles todo el bien posible, de manera desinteresada, incesante y
perfecta.
1. El amor de Dios fluye de manera natural de su propia persona porque “Dios es amor”,
por tanto, el amor es la expresión de su misma esencia, de su soberanía y de su
misericordia. 1Jn.4:8-10; Ro.9:13; Dt.7:7-8; Jer.31:3.
2. El amor de Dios se manifiesta de mil modos: en la creación, Gn.1:1; en la redención,
Is.43:3, 4; 63:9; en la dádiva de la vida eterna mediante el sacrificio de su hijo, Jn.3:16;
1Jn.4:9-10; Ro.5:8; en nuestra adopción, 1Jn.3:1; en las bendiciones temporales, Fil.4:19; y
en fin, en todo cuanto él hace, porque “Dios es amor”. Jn.4:8.
3. Dios ama a los que le obedecen, Dt.7:12-13; el Señor ama a los justos, Sal.146:8; Dios
ama a los que son de su Hijo Jesús, Ro.5:5; pero también ama a los pecadores, Mt.9:10, 13;
Lc.15:1-2; Ro.5:8; 1Jn.4:9-10
4. Esto explica por qué Dios establece relaciones con sus criaturas para concederles todo el
bien posible, de manera desinteresada, incesante y perfecta. Jer.3:19; Os.11:4, 8; Stg.1:17;
Jn.3:16; Ef.3:17-19.
l. El amor a Dios es la más excelente de las virtudes. La actitud que corresponde al hombre
es la de un amor absoluto a Dios. “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó
primero”. 1Jn.4:8; 1Co.5:14-15.
2. ¿Cómo mostrar tu amor a Dios? Dándole lo que él te pide:
Tu corazón, amor, temor santo, servicio, justicia, misericordia, humildad,
entendimiento y prudencia. Pr.23:26; Dt.6:5; Mt.22:37; Dt.10:12-13; Mi.6:8; Os.14:9.
Obediencia en todo, la obediencia es la prueba suprema del amor. Dt.30:11-14;
Jn.14:21; 1Jn.5:3.
No hacer nada que pueda ofenderle. Sal.97:10; 119:11.
Adorando y bendiciendo su Santo y precioso Nombre. Jue.13:17-18; Is.9:6; Fil.2:9-11.
Esto es lo que significa amar al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con
toda tu mente y con todas tus fuerzas. Mr.12:30. Por tanto, si vivimos en Cristo y Cristo vive
en nosotros, mi amor será el de Cristo: mis deseos los suyos, mi voluntad la suya, mi vida, la
misma vida de Cristo. Gá.2:20.
Prójimo o próximo (del latín proximus, el más cercano. Amor al prójimo; blandura, suavidad).
¿Y quién es mi prójimo? Lc.10:25-37.
Nuestra pareja. (esposo o esposa) Ef.5:25; Tit.2:4.
Los hijos. Pr.13:24; Ef.6:4.
Los padres. Pr.23:22; Ef.6:1-2; Col.3:20.
Los hermanos en la fe. Jn.13:34-35; 1Jn.3:23; 4:11-12, 20-21; Gá.6:10; Ro.12:10.
Todas las personas en general. Mt.5:44-45.
En la parábola del buen samaritano (Lc.10:25-37) aprendemos por lo menos tres principios
acerca de lo que significa el amor al prójimo:
l. Nuestro prójimo es cualquiera persona que esté en necesidad, sin importar sexo, raza,
credo, posición social, etc. Mt.5:43-45; Ro.12:20.
2. Amor significa hacer algo para suplir la necesidad de esa persona de manera totalmente
desinteresada y de acuerdo a tus posibilidades. Hay gente necesitada a tu alrededor. No hay
justificación para negarse a brindar ayuda. Mt.25:34-40; Stg.1:27.
3. La “explicación” para no ayudar no es justificación, sino falta de amor. Hch.20:35;
1Jn.3:18.
Texto Áureo: “Todas vuestras cosas sean hechas con amor”. 1Co.16:14.
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Más si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en
boca de dos o tres testigos conste toda palabra.
Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la
iglesia, tenle por gentil y publicano.
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De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado
Instituto de Formación Ministerial en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado
en el cielo.
Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de
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PERDÓN
Uno de los escritores más notables de principios de siglo XX, Don Miguel de Unamuno,
rector de la Universidad de Salamanca (España), en su poema “Perdón” dice: “Hay un deber
tan solo y es el perdón”.
Perdón, como Principio Rector, es la obra del Espíritu Santo por la cual el creyente quita la
culpa del ofensor y restablece con él sus relaciones como si nunca hubiera habido ofensa.
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1. El perdón divino es la gloriosa manifestación de la misericordia que Dios tiene para con los
pecadores (Nm.14:18; Sal.86:5; Jer.31:34; 33:8). El perdón es concedido gratuitamente por
el Señor Jesucristo a todos los que verdaderamente se arrepienten y le aceptan como su
Salvador. El arrepentimiento y la fe en Cristo son requisitos necesarios para conseguirlo
(Is.55:7; Sal.32:1; Jn.3:16, 18). En Hechos 10:43 el apóstol Pedro dice: “Que todos los que
en El creyeren (en Cristo), recibirán perdón de pecados por su nombre”. Esta
experiencia única en la vida del hombre es el acto y el momento más glorioso e inolvidable
en la experiencia del cristiano, el saber que todos sus pecados, todas sus faltas y todas sus
ofensas son perdonadas por la sola gracia de Dios mediante el sacrifico expiatorio de
Jesucristo, fue sin duda la experiencia de aquellos que escucharán de los labios de Jesús las
palabras “Tus pecados te son perdonados” (Mt.9:2, 26-28). Esta fue también la
experiencia de Saulo de Tarso (Hch.26:15-18).
2. Sólo Dios concede el perdón. Porque es a Dios a quien el hombre ha ofendido. Es bien
cierto que el hombre cuando es ofendido puede perdonar la ofensa, pero hablando de la
salvación, sólo es Dios quien puede conceder el perdón (Ex.34:6-7, Mr.2:7; Jn.8:10-11;
Ro.5:8; Ef.1:6-7; He.9:11-15). Cuando el Señor Jesucristo tomó nuestro lugar y pagó por
nosotros el precio de nuestra culpa, se convirtió en el único que puede perdonar el pecado.
Cristo quita y borra el pecado. (Sal.103:12; 51:1, 9; He.8:12; 10:17; Col.1:14; 2:13; Jn.1:29;
1Jn.2:2.). La gloriosa realidad es que, cuando el hombre pecador conoce la obra expiatoria
del Señor Jesucristo y abre su corazón para que el Espíritu Santo lo toque, lo redarguya del
pecado y lo lleve al arrepentimiento y este hombre se arrepiente y cree que Jesús le perdona
quitando de él toda culpa y todo castigo por la culpa, se puede decir que tal hombre ha
nacido de nuevo. El perdón es entonces la obra cumbre que hace al hombre bienaventurado
(Sal.32:2; 1Jn.1:7).
3. Como ejemplo de cómo debe ser el perdón, Dios promete no acordarse de nuestros
pecados. (Is.43:25; 44:22; Mi.7:18-19).
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f). Al perdonar, debo hacerlo con misericordia. (Ef.4:32)
g) ¿Cómo sabremos que en verdad hemos perdonado? Cuando pueda orar por un
adversario de la manera que lo hizo Moisés, Esteban o el Señor Jesús y esperar que Dios
restituya al ofensor.
h). Al perdonar debo decir: “Nunca lo usaré en tu contra”, “Nunca hablaré de ello a nadie”,
“Jamás pensaré más en ello”.
Nosotros debemos perdonar. Solamente corresponde a Dios el derecho o la prerrogativa de
no perdonar, y sin embargo él nos perdonó. (Ro.5:8)
Aplicación: Permitamos que el Señor more en nuestro corazón para que así como Él
perdonó todos nuestros pecados, nosotros también estemos dispuestos a perdonar a todos
los que nos han ofendido, para que tengamos acceso al Padre.
11. Verdad. Siendo renacido en la verdad, sustentado en la verdad y guiado por la verdad, el
cristiano debe ser veraz en todo lo que dice y hace. En estos últimos meses, ¿Has mentido o
engañado a alguien? ¿Te has conducido con falsedad e hipocresía en el hogar, la escuela o
en el trabajo? Que tus palabras y tus hechos sean consecuentes con tu fe y todos sabrán
que eres de la verdad. 1P.1:23; Jn.14:6; Col.3:9; Ef.6:14.
“Cuando las tinieblas y los espectros y lo trasgos lleguen a inspirarte pavor, ¡cierra
los ojos, embaraza tu fe toda, y arremete! ¡Verás como los monstruos más horribles,
al embestirlos tú, se desvanecen!... ¡Que tu fe trace un círculo de fuego entre tu
alma y los monstruos que la cerquen; y si es mucho el horror de los fantasmas que
ves, cierra los ojos y arremete!” Fides, de Amado Nervo.
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13. Humildad. En reconocimiento a su condición y dependencia de Dios el cristiano nunca
debe tener más alto concepto de sí que el que debe tener. Debe ser humilde y por lo mismo
debe rechazar el orgullo, la arrogancia, la soberbia, la altanería, la vanidad, la persecución,
la altivez, y la rebeldía. Que tu juventud, tu fuerza, ti salud, tus vestidos, tu riqueza, tu
preparación, tus ingresos, tu trabajo y tu cargo o posición, no te hagan perder la sencillez, el
recato y la modestia. Dios promete morar con el humilde de espíritu, por tanto, seamos
humildes y sencillos de corazón. Sal.100:3; 103:14; Ro.12:3; 1Ti.6:17; Is.57:15; 1P.5:5;
Fil.2:5; Hch.2:46.
14. Servicio. Sabiendo que Cristo vino, no para ser servido, sino para servir, debemos
seguir su ejemplo mostrando un espíritu de servicio en el hogar, en el templo, en la secuela,
en el trabajo, etc. Jesús dijo: “Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí
también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará”.
(Jn.12:26). Por tanto, nuestra vida debe ser una vida de servicio permanente, porque el que
no vive para servir, no sirve para vivir. Cambiemos de actitud para que sea manifiesto que
somos de Cristo. Mr.10:45; Jn.12:26; Ro.12:11; Col.3:23:24.
16. Gratitud. Unos de los sentimientos que debe caracterizar al cristiano es la gratitud.
Gratitud a Dios por su amor, por su misericordia y por todos sus favores, gratitud a los
padres, a nuestros familiares, a los hermanos en la fe, a los amigos y a todos nuestros
semejantes. El apóstol Pablo dijo: “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad
de Dios para con vosotros en Cristo Jesús” (1ti.5:18). Que nunca se enorgullezca tu
corazón y te olvides de Jehová tu Dios diciendo: “Mi poder y la fuerza de mi mano me han
traído esta riqueza”, sino acuérdate que Jehová tu Dios te da el poder y la fuerza para hacer
riquezas. 1Ts.5:18; Stg.1:17; Sal.103:1-5; Dt.8:11-20; Sal.100. ¿Has recibido amor,
misericordias y favores de Dios? ¿Hay gratitud en vuestros corazones? ¿Cómo expresaste
tu gratitud a Dios?
17. Amor. Como Principio Rector de la Vida Cristiana, el amor en esta ley se cumple:
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu
mente y con todas tus fuerzas. Este es el primero y grande mandamiento. Y el
segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Mt.22:37-39;
Mr.12:30-31. Si en nuestros corazones hay amor, en nuestro corazón está Dios porque Dios
es amor. ¿Por qué entonces no amas a tus padres, a tus suegros, a tus hermanos en la
carne y en la fe?, Dice el Señor nuestro Jesucristo: “Amad a vuestros enemigos,
bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por
los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que ésta
en los cielos” (Mt.5:44-45). ¿Queréis hacerlo? Que este Principio Rector rija tu relación
de amor con Dios y con tus semejantes hasta que Cristo venga o nos llame a su presencia.
18. Perdón. Una de las expresiones más excelsas del amor de Jesucristo para con nosotros
es su perdón.” Padre perdónalos, porque no saben lo que hacen”. (Lc.23:34). En ese
ejemplo maravilloso de nuestro Salvador debemos perdonar a los hombres sus ofensas.
Cuando esto hagamos con sinceridad y en verdad no habrá pleitos ni contiendas entre
nosotros, sino una hermosa unidad en el amor y en el Espíritu de nuestro Dios. ¿Estáis
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enemistados con alguien de tu familia o en la iglesia? ¿Alguien tiene algo en contra de ti?
¿Estáis dispuestos a perdonar? “Si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco
vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas”, dice el Señor. Lc.23:24; Mt.6:14-15;
Mr.11:25-26; 5:23-24; 18:21-22; Col.3:12.13.
Aplicación: Que la práctica de los Principios Rectores en tu diario vivir te hagan ser cada
día más semejante a Cristo. El mundo busca y quiere ver a Jesús. ¿Lo encontrará en ti?
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