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Introducción

• Breve reseña del origen del tema (aspectos históricos como origen de los números, de

la aritmética, del lenguaje, de la escritura, del aprendizaje entre otros)

La educación ambiental es un enfoque educativo cuyo objetivo principal es

aumentar la conciencia sobre los problemas ecológicos y fomentar actitudes y

comportamientos ambientalmente responsables. Según Sauvé (1999), esta forma de

educación tiene como objetivo "aumentar la comprensión de las relaciones recíprocas

entre los humanos y los sistemas naturales, así como promover una ética de

preocupación ambiental que permita la sostenibilidad a largo plazo". En este sentido,

la educación ambiental se ha convertido en una herramienta indispensable para afrontar

los desafíos del siglo XXI, como la crisis climática, la pérdida de biodiversidad y la

contaminación. Este enfoque es muy relevante hoy en día, donde los impactos del

cambio climático y la degradación de los ecosistemas son cada vez más evidentes.

La historia de la destrucción ambiental se puede rastrear a lo largo de la historia

moderna. La Revolución Industrial, que comenzó en el siglo XVIII, marcó un punto de

inflexión en la relación entre el ser humano y el medio ambiente natural. El uso masivo

de combustibles fósiles y el desarrollo de industrias altamente contaminantes

provocaron un aumento exponencial de las emisiones de gases de efecto invernadero y

de la explotación de los recursos naturales (McNeill, 2000). Este proceso, que

inicialmente estimuló el progreso económico, ha tenido un impacto devastador a largo


plazo en el medio ambiente, provocando deforestación, contaminación del aire y del

agua y la destrucción de hábitats naturales.

En este contexto, promover la educación ambiental en la educación preescolar

se convierte en una necesidad urgente. Según la UNESCO (2017), la educación

temprana juega un papel fundamental en la formación de valores y hábitos que

perduran durante toda la vida. El período preescolar es crucial ya que los niños

desarrollan su visión del mundo y su relación con el medio ambiente. Enseñarles la

importancia de proteger el medio ambiente desde una edad temprana no sólo ayuda a

crear conciencia ecológica, sino que también promueve habilidades críticas como la

resolución de problemas y la toma de decisiones informadas.

• Aterrizaje en la actualidad del problema de estudio contextualizándolo en la

actualidad nivel global, internacional, nacional, estatal y local.

En México la situación es preocupante tanto a nivel nacional como local.

Ciudades como la Ciudad de México históricamente han sufrido altos niveles de

contaminación del aire, lo que afecta la salud de millones de personas. Según la

Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT, 2020), más del

70% de la población de México vive en zonas con altos niveles de contaminación del

aire, lo que contribuye a enfermedades respiratorias y cardiovasculares. A nivel estatal,

muchos países enfrentan problemas relacionados con la deforestación, la pérdida de

biodiversidad y la contaminación del agua. A nivel local, las comunidades rurales y


urbanas se enfrentan a la contaminación de los ríos y del suelo debido al uso de

pesticidas y a la mala gestión de los desechos sólidos.

Ante esta realidad, la educación ambiental se presenta como la principal

herramienta para reducir el impacto del daño ambiental y fomentar una cultura de la

sostenibilidad. Impulsando esto desde la edad preescolar se puede formar una

generación más consciente y comprometida con el cuidado del medio ambiente, capaz

de enfrentar los desafíos ambientales actuales y futuros.

Desarrollo

• Se redacta sobre la necesidad de aprender los conocimientos necesarios en el

nivel correspondiente (preescolar o primaria) ¿Por qué es necesario que los

alumnos aprendan lo que deben saber en este nivel?

La importancia de incorporar la educación ambiental en el nivel preescolar es

evidente debido a varios factores clave que influyen tanto en el desarrollo individual

de los niños como en su preparación para el futuro. La educación ambiental temprana

no sólo promueve la conciencia ambiental desde una edad temprana, sino que también

promueve el desarrollo integral de los niños de una manera significativa y

multifacética.
En primer lugar, en la etapa preescolar es importante la formación de valores y

actitudes hacia el medio ambiente. Según De Los Reyes Vega (2011), los primeros

años de vida son críticos para desarrollar valores y actitudes que durarán toda la vida.

Los niños en esta etapa son especialmente susceptibles a la influencia del entorno y de

los educadores. Al introducir conceptos medioambientales básicos como el reciclaje,

el ahorro de agua y energía y el respeto a los seres vivos, se sientan bases sólidas para

una actitud de respeto y responsabilidad hacia la naturaleza. Estos valores ambientales,

aprendidos temprano en la vida, tienden a convertirse en patrones de comportamiento

arraigados a medida que los niños crecen, influyendo en cómo interactúan con el

mundo y toman decisiones sobre el medio ambiente.

Además, la educación ambiental en la primera infancia desempeña un papel

fundamental en el desarrollo cognitivo y la adquisición de habilidades prácticas. García

Fernández (2020) destaca cómo actividades respetuosas con el medio ambiente, como

el cuidado de las plantas, la clasificación de residuos y la observación de la naturaleza,

no sólo enseñan conceptos medioambientales, sino que también desarrollan

importantes habilidades cognitivas. Estas actividades prácticas permiten que los niños

experimenten directamente las consecuencias de sus acciones, promoviendo el

aprendizaje a través de la acción y la observación. La resolución de problemas, la

clasificación y el pensamiento crítico son habilidades que se desarrollan a través de

experiencias prácticas y contribuyen al desarrollo cognitivo y emocional de los niños.


La promoción de la salud y el bienestar es otro aspecto importante de la

educación ambiental en el nivel preescolar. Un ambiente limpio y saludable es esencial

para el bienestar físico y emocional de los niños. Enseñar prácticas de higiene

ambiental, como mantener limpio el patio de juegos y comprender la importancia del

reciclaje, ayuda a los niños a desarrollar hábitos saludables que benefician su salud y

calidad de vida. Además, un mayor respeto por la naturaleza y un entorno limpio y

ordenado también tienen un impacto positivo en el bienestar emocional de los niños,

proporcionándoles un entorno propicio para su desarrollo integral.

Preparar a las generaciones futuras para resolver problemas ambientales es otra

razón importante para incluir la educación ambiental en la educación preescolar.

Cuestiones ambientales globales como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad

y la contaminación son desafíos que la sociedad enfrentará en el futuro. Al introducir

temas ambientales desde una edad temprana, ayudamos a crear ciudadanos informados

y comprometidos con el desarrollo sostenible. La educación ambiental temprana brinda

a los niños una comprensión básica de estos temas y los equipa con el conocimiento

necesario para participar en prácticas que promuevan la conservación y el desarrollo

sostenible a lo largo de sus vidas.

• Se define lo que es aprender y a continuación se describen tres teorías de

aprendizaje haciendo hincapié en los roles del maestro y del alumno.


El aprendizaje a menudo se define como un cambio en el

comportamiento debido a la experiencia (Chance, 2001), pero el concepto

y la definición de aprendizaje no se consideran monolíticos: es bien conocido cómo los

autores, investigadores e investigadores abordan las cuestiones del aprendizaje desde

sus respectivas perspectivas y perspectivas. Por eso es necesario revisar los conceptos

clave propuestos en los últimos años que, en todos los contextos

sociales, especialmente en lo relacionado con la educación y la formación en todos

los niveles, representan importantes logros y beneficios en el desarrollo educativo.

Gagné (1985) define el aprendizaje como un cambio en

la personalidad o habilidades de las personas que se mantiene y no

simplemente un proceso de crecimiento.

En la educación preescolar, la integración de la teoría del aprendizaje

constructivista de Piaget, la teoría del aprendizaje experiencial de David Kolb y la

teoría del aprendizaje por descubrimiento de Jerome Bruner proporciona un

marco eficaz para promover el aprendizaje significativo. Estas

teorías brindan perspectivas adicionales sobre cómo los profesores pueden facilitar el

aprendizaje y cómo los estudiantes pueden participar activamente

en el proceso educativo.

En su teoría constructivista del aprendizaje, Jean Piaget creía que los niños
construyen su conocimiento mediante la interacción activa con el entorno.

Piaget afirmó que "los niños no son receptores pasivos de conocimiento, sino que

construyen activamente su propia comprensión a través de la exploración y la

experiencia" (Piaget, 1970). En el contexto de la educación ambiental,

esto significa que el papel del docente es crear un entorno que proporcione una

experiencia directa de la naturaleza. Por ejemplo, al hacer que los niños planten un

jardín o participen en actividades de reciclaje, los maestros pueden crear un ambiente

donde los niños puedan observar, experimentar y desarrollar

una comprensión de conceptos ambientales. En este contexto, los niños asumen el

papel de exploradores activos y desarrollan conocimientos sobre el entorno

interactuando con él.

David Kolb complementó esta visión con su teoría del aprendizaje

experiencial, proponiendo un ciclo de aprendizaje que incluye experiencia concreta,

reflexión, conceptualización abstracta y experimentación activa. Kolb cree que "el

aprendizaje es un proceso cíclico basado en la experiencia directa y la reflexión sobre

esa experiencia" (Kolb, 1984). En educación ambiental, esto significa que los maestros

deben guiar a los niños a lo largo de este ciclo. Por ejemplo, después de que los

niños participan en la plantación de plantas (experiencia concreta), el maestro los guía

a discutir y pensar sobre los fenómenos observados (reflexión), les ayuda

a comprender cómo sus acciones afectan el medio ambiente (conceptualización

abstracta) y luego les permite a ellos. Conocimientos adquiridos, como probar

diferentes técnicas de jardinería (experimentos activos). Este enfoque garantiza que los
niños no sólo experimenten conceptos ambientales, sino que también profundicen

su comprensión a través de la reflexión y la aplicación práctica.

Jerome Bruner abogó por el aprendizaje por descubrimiento, que enfatizaba la

importancia de que los niños descubrieran conceptos por sí mismos. Bruner dijo:

"Los niños aprenden mejor cuando tienen la oportunidad de descubrir por sí mismos a

través de la exploración y el cuestionamiento activo" (Bruner, 1961). En la educación

sobre el cuidado ambiental, esto significa que los maestros deben desempeñar un papel

facilitado al brindar a los niños los recursos y las bases necesarios para explorar y

descubrir los principios ambientales de forma independiente. Por ejemplo, en lugar de

simplemente explicar los beneficios del reciclaje, los maestros podrían diseñar una

actividad que permita a los niños clasificar diferentes tipos

de desechos y explorar cómo reciclarlos. De esta manera, los estudiantes se

convierten en descubridores activos, formulan hipótesis y construyen comprensión a

través de la investigación directa.

La integración de estas teorías define el papel del docente como facilitador

que crea un ambiente rico de aprendizaje, proporciona experiencia práctica, guía la

reflexión y fomenta el descubrimiento independiente. A su vez, los estudiantes

asumen el papel de participantes activos en el aprendizaje, la investigación, la

reflexión y la aplicación de conceptos ambientales. Esta combinación de

enfoques garantiza que el aprendizaje sobre el cuidado del medio ambiente sea
profundo, significativo y duradero, empoderando a los niños para que se conviertan

en ciudadanos responsables y respetuosos con el medio ambiente.

• Se presentan tres diferentes metodologías de solución a nuestro problema de

estudio

La Teoría del Desarrollo Cognitivo de Jean Piaget proporciona una

perspectiva importante sobre la educación ambiental en el nivel preescolar, enfatizando

la importancia del aprendizaje activo y la construcción de conocimientos a través de la

experiencia directa. Piaget argumentó que los niños aprenden más eficazmente cuando

interactúan con su entorno y descubren conceptos por sí mismos, un enfoque que es

fundamental para enseñar el cuidado del medio ambiente. Según Piaget, “los niños no

son receptores pasivos de información; construyen activamente su comprensión del

mundo a través de la exploración y el descubrimiento” (Piaget, 1970). Esta idea es

importante para la educación ambiental porque implica que los niños deben tener

oportunidades de explorar y experimentar el entorno natural para desarrollar una

comprensión profunda de los conceptos ambientales.

Un principio central de la teoría de Piaget es la construcción activa del

conocimiento. Piaget afirma que “los niños construyen su conocimiento mediante la

interacción activa con su entorno” (Piaget, 1970). En el contexto de la educación

ambiental, esto significa que las actividades deben permitir a los niños explorar y

experimentar directamente con el entorno natural. Por ejemplo, plantar un jardín o


recolectar hojas brinda la oportunidad de explorar conceptos ambientales de manera

práctica y significativa.

Además, Piaget introduce los conceptos de asimilación y acomodación como

procesos clave en la construcción del conocimiento. La asimilación ocurre cuando los

niños integran nueva información en esquemas existentes, mientras que la

acomodación consiste en modificar estos esquemas para integrar nueva información

(Piaget, 1970). La educación ambiental permite a los niños aprender conceptos como

el reciclaje y luego adaptar su comprensión para integrar cómo estos conceptos se

aplican a su vida diaria. Actividades como clasificar materiales reciclables y crear arte

a partir de residuos facilitan estos procesos cognitivos.

• ¿Qué dicen los expertos sobre el cómo solucionar nuestro problema? ¿Cómo

debe abordarse directamente el tema con nuestros estudiantes? ¿Qué recursos

(juego, cuentos, tecnologías) podemos utilizar para abordar el tema de

estudio?

En educación preescolar, varios autores han desarrollado métodos y actividades

prácticas para promover la comprensión y el compromiso de los niños con el entorno

natural. Estas actividades están diseñadas para ser interactivas y apropiadas

para el desarrollo de los niños pequeños, promoviendo un aprendizaje significativo

sobre temas ambientales.

David Sobel recomienda una serie de actividades que permitan a los niños
explorar la naturaleza y conectarse con ella directamente. Sobel enfatiza

"la importancia de las experiencias en el entorno natural que no sólo aumentan la

comprensión de los conceptos ambientales, sino que también fomentan las conexiones

emocionales con el mundo natural" (Sobel, 2008). Entre sus sugerencias se incluye

salir a caminar por el bosque o los jardines para observar insectos, recolectar hojas y

estudiar plantas, Además, recomienda que los niños se involucren en la creación

y mantenimiento de huertos escolares, donde puedan cultivar flores, vegetales

o hierbas y aprender sobre los ciclos de crecimiento de las plantas.

Ann Pelo recomienda utilizar historias y libros sobre el medio ambiente

para presentar conceptos y generar debates. Pelo afirma que "las

historias y narrativas ayudan a los niños a desarrollar conexiones emocionales con su

entorno y comprender mejor los problemas y soluciones ambientales" (Pelo, 2012).

Pellow también recomienda actividades de exploración sensorial al aire libre,

como recolectar y examinar hojas, rocas y otros elementos de la naturaleza, para

permitir que los niños desarrollen una conexión más profunda con su entorno natural.

Isabel A. Cole sugirió actividades relacionadas con el uso y la conservación

del agua, como juegos que enseñen a los niños la importancia de no desperdiciar agua.

Cole señala que “los juegos y experimentos sobre la conservación del agua permiten a

los niños comprender la importancia de gestionar este recurso de una manera divertida

y práctica” (Cole, 2010). Otro de sus consejos es crear hábitats para pequeños
animales o insectos, como aviarios o santuarios de insectos, que puedan ayudar a los

niños a aprender sobre la biodiversidad y la importancia de los hábitats naturales.

Conclusión

• Se realiza la elección basada en tu opinión sobre cuál teoría (o cuáles) de


aprendizaje y cuál metodología (o cuáles) crees que podrían funcionar en
un grupo de preescolar o primaria para dar solución a tu problema de
estudio, debes exponer las razones de tus aseveraciones.

La enseñanza de la conciencia ambiental en el nivel preescolar se enriquece

significativamente con la integración de las teorías de Jean Piaget, David Sobel y Ann

Pelo. Cada una de estas perspectivas proporciona enfoques complementarios que

facilitan un aprendizaje profundo y significativo sobre el entorno natural.

La Teoría del Desarrollo Cognitivo de Jean Piaget es fundamental para

comprender cómo los niños construyen su conocimiento del medio ambiente. Según

Piaget, “los niños no son receptores pasivos de información; construyen activamente

su comprensión del mundo a través de la exploración y el descubrimiento” (Piaget,

1970). Este enfoque constructivista implica que el aprendizaje será óptimo cuando los

niños interactúen directamente con su entorno y descubran sus propios conceptos. En

la Etapa Sensoriomotora (0-2 años), los niños exploran el mundo a través de sus

sentidos y acciones motoras. Por lo tanto, actividades como tocar diferentes tipos de

hojas, observar insectos o jugar con el agua y la tierra permiten a los niños experimentar

el entorno natural de una manera concreta y sensorial, proporcionando así una base

sólida para su comprensión del medio ambiente.


David Sobel, por su parte, aporta una perspectiva que se centra en la conexión

emocional y la exploración directa de la naturaleza. Sobel afirma que “las experiencias

directas con la naturaleza permiten a los niños desarrollar relaciones personales y

duraderas con el medio ambiente” (Sobel, 2008). Actividades como caminar por el

bosque, recolectar hojas y crear y mantener un huerto escolar permiten a los niños

experimentar y conectarse emocionalmente con la naturaleza. Este enfoque fomenta

una conexión personal con el medio ambiente, ayudando a los niños a desarrollar una

comprensión más intuitiva de la importancia de cuidar el medio ambiente.

Sobel también enfatizó el valor del juego y la exploración al aire libre sin una

estructura rígida, permitiendo a los niños desarrollar una relación espontánea y libre

con el entorno natural. Jugar al aire libre estimula la curiosidad y el interés por la

naturaleza, creando un contexto que enriquece el aprendizaje ambiental (Sobel, 2008).

Ann Pelo, por otro lado, se centra en utilizar historias y actividades sensoriales

para enseñar sobre el medio ambiente. Pelo sugiere que “la narración de historias sobre

la naturaleza y las actividades sensoriales facilitan la comprensión de conceptos

ambientales de una manera atractiva y accesible” (Pelo, 2012). Las historias permiten

a los niños explorar ideas ambientales en un formato fácil de entender y recordar,

mientras que las actividades sensoriales, como observar los cambios estacionales y

recolectar elementos naturales, les permiten interactuar con el medio ambiente de una

manera directa y práctica. Estas experiencias enriquecen la comprensión cognitiva y

emocional de los conceptos ambientales.


Referencias

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