Filosofía y Alquimia: La Turba
Filosofía y Alquimia: La Turba
Arisleus dijo: Yo os digo que nuestro maestro Pitágoras es el pie de los Profetas y la
cabeza de los Sabios y que ha recibido tantos dones de Dios y de la sabiduría que
ninguna otra persona, después de Hermes, no ha recibido tantos como él. Es así
que quiso reunir a sus discípulos, que habían sido enviados por todas las regiones y
provincias, para que tratasen acerca de este precioso Arte, con objeto de que su
palabra sirviera de regulación a cuantos deberían venir después de ellos.
Y mandó que Iximedrus hablase el primero, porque era de muy buen consejo, el
cual dijo: Todas las cosas tienen un comienzo y una naturaleza que por sí misma es
suficiente, sin menester ayuda de ninguna otra naturaleza, para multiplicarse
infinitamente, pues de otro modo todo se echaría a perder y quedaría corrompido.
Arisleus dijo: La llave de esta obra es el arte de blanquear. Por tanto, tomad ese
cuerpo que os he mostrado y que nuestro maestro ha dicho y haced con él sutiles
tabletas; las colocaréis en el agua de nuestra marina, cuya agua es permanente y
dejad que nuestro cuerpo sea gobernado por ella; después lo pondréis todo a fuego
lento hasta que las tabletas se rompan y sean reducidas a agua. Mezclad y coced
continuamente a fuego ligero hasta que sea hecho un caldo pimentoso. Cocedlo y
transformadlo dentro de su propia agua hasta que quede congelado y os haga girar
los ojos (¿) como hacen aquellas flores que llamamos flores del Sol. Lo coceréis
hasta que lo negro desaparezca completamente y aparezca la blancura; después lo
deberéis gobernar y cocer juntamente con la goma del oro, mezclándolo todo por
medio del fuego y sin tocar nada, hasta que todo quede transformado de color rojo.
Y tened paciencia, no os fatiguéis: imbibidlo con el agua que ha surgido del cuerpo,
agua que es permanente, hasta que se torne de color rojo. Esto es el bronce
quemado, flor y levadura del oro, que deberá ser cocida con el agua permanente
que siempre le acompaña. Digerid y coced hasta que quede desecado. Haced esto
continuamente hasta que no quede más humedad, hasta que el conjunto se
convierta en un polvo muy sutil.
Parménides dijo: Sabed que los envidiosos han hablado de muy diversas maneras:
han hablado de aguas, de caldos, de piedras y de metales para confundir a quienes
buscáis esta ciencia secreta. Dejad todas esas cosas y haced rojo lo blanco.
En primer lugar debéis saber y entender qué significa que plomo y estaño vayan
uno detrás del otro. Y tomad nota: si no tomáis las naturalezas, si no conjuntáis los
parientes con sus parientes más cercanos, aquellos que tienen su misma sangre, no
conseguiréis nada. Las naturalezas se persiguen y se encuentran, se corrompen y
se engendran la una a la otra, pues la naturaleza gobierna la naturaleza, la
destruye, la pulveriza, la reduce a nada, para después poder renovarla y
engendrarla muchas veces.
Escuchad las palabras de los sabios y cómo han abarcan toda la Obra en las
siguientes palabras, diciendo: la Naturaleza se regocija en la Naturaleza, la
Naturaleza supera la Naturaleza y la Naturaleza contiene la Naturaleza. En estas
palabras está contenida toda la Obra. Por tanto, dejad todas las cosas superfluas y
tomad el agua viva, congeladla en su cuerpo y en su azufre que no quema y haced
con ello naturaleza blanca, operando así todo se tornará blanco; y si todavía cocéis
más se tornará rojo y el agua de mar se tornará roja y del color de la sangre, lo cual
es signo de que Dios todo lo ha hecho a su debido tiempo, Dios, que ahora viene
para glorificar a los buenos, y aquel es último signo antes de su advenimiento: pero
previamente, el Sol deberá perder su luz y la Luna ejercer la función del Sol y
después, de modo parecido, también se oscurecerá la Luna transformándose en
sangre; todo el mar y toda la tierra se abrirán y los cuerpos que estaban muertos se
levantarán de las tumbas, serán glorificados y tendrán la faz gloriosa, una y mil
veces más reluciente que el Sol; para entonces el cuerpo, el espíritu y el alma serán
glorificados en la unidad, darán gracias a Dios, pues después de tantos tormentos,
penas y tribulaciones, habrán alcanzado un bien semejante y una perfección tal que
ya jamás podrán ser ni corrompidos ni separados.
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Lucas dijo: sabed que el cuerpo y el espíritu se ayudan uno al otro.En primer lugar
el espíritu divide al cuerpo a fin de ser ayudado por él más tarde. Cuando el cuerpo
ya esté muerto, imbibidlo con la leche que está dentro de él pero tened cuidado de
que el espíritu no se escape, deberéis conservarlo siempre unido a su cuerpo y si al
principio uno rehuye el fuego y el otro lo tolera bien, más tarde, cuando los dos
cuerpos estén unidos ambos tolerarán bien el fuego: sabed que una parte de
cuerpo supera a diez de espíritu para fortificarlo: sabed que nuestro azufre lo
quema todo y que, si es ayudado según la Naturaleza, él se hará a sí mismo desde
el comienzo al fin,
El Vicario dijo: Sabed que sin fuego no se puede generar nada. Poned vuestra
composición dentro de su vaso y aplicad un fuego en todo y por todo moderado, y
guardáos bien del fuego fuerte y violento pues entonces no se podrían dar
movimiento el uno al otro, vigilad que el fuego sea lento pues si hacéis un fuego
más fuerte de lo que es conveniente enrojecería de un modo prematuro; primero lo
queremos negro, luego blanco y por último rojo, ya que la Naturaleza trabaja por
medio de grados y alteraciones.
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Por tanto, abrid la gallina negra, abrevadla de leche y dadle a comer de la goma
para que se cure. Guardad su sangre dentro de su vientre. Deberéis alimentarla con
tanta leche como sea necesario, hasta que pierda y mude sus plumas negras, hasta
que pierda sus alas y ya no pueda volar. Entonces podréis ver cuan hermosa es:
tendrá las plumas blancas y relucientes; entonces es momento de darle a comer
azafrán y herrumbre de hierro, de darle a beber sangre. De este modo deberéis
alimentarla por un largo espacio de tiempo, pasado el dual ya podéis dejar que se
vaya pues no existe ningún veneno que la pueda perjudicar y al que ella no pueda
vencer. Entonces puede mirar al Sol fijamente, sin parpadear.
Acsubofes dijo: Maestro, has dicho sin ninguna envidia lo que te correspondía decir.
Que Dios te recompense.
Pitágoras dijo: Y tú, Acsubofes di lo que te parezca bien. Y éste dijo: Sabed que
azufre contiene azufre y que una humedad contiene a la otra.
La Turba dijo: ¿y eso es todo? No has dicho nada nuevo. Y él dijo: la humedad es un
veneno que, de penetrar en el cuerpo lo tiñe con un color inmutable. Pues si un
cuerpo huye el otro también huye, pero cuando un cuerpo atrapa al otro cuerpo ya
no huyen más. La Naturaleza ha considerado enemiga a su semejante y ambas se
han matado entre ellas. He aquí como debéis operar, este es el régimen: antes de
teñirlo confitad el cuerpo en orina de niño y en agua de mar y en agua limpia
permanente; cocedlo con un pequeño fuego hasta que aparezca la negrura, que es
la señal muy cierta de que el cuerpo está disuelto y corrompido; después guisadlo
con su propio humor hasta que se revista de rojos ropajes. Cocedlo más y más,
hasta que veáis aparecer aquel color serpentino que estais reclamando.
Sictus dijo: Todos vosotros, investigadores del Arte, debéis saber que el fundamento
de este Arte por el que todo el mundo cavila, no es más que una cosa, que los
sabios aprecian como la más elevada entre todas las naturalezas, pero los locos la
consideran la más vil entre todas las cosas. ¡Estáis bien malditos, locos! Yo os juro
que si los reyes conocieran esta cosa jamás ninguno la vendería.
Sabed que todo el propósito y comienzo de la obra es la blancura, tras la cual viene
el rubor, que es la perfección de la obra. Por mi Dios yo os juro que durante largo
tiempo he buscado en los libros con la voluntad de arribar a esta ciencia y he
rogado a Dios que me enseñase cual es la cosa, y cuando Dios me escuchó me
mostró un agua limpia que yo conocí ser puro vinagre; después de esto, cuantos
más libros leía más los entendía.
Sócrates dijo: Sabed que nuestra obra está hecha de macho y de hembra: cocedlos
hasta el negro, después hasta el blanco; cocedlo todo durante ciento cincuenta días
y yo os digo que, siempre y cuando conozcáis las materias y regímenes de nuestra
obra, descubriréis que vuestros regímenes no son más que trabajo de mujeres y
juego de niños. Si los filósofos han explicado tantos regímenes es con el único
objeto de haceros errar. Pues ¿qué? entendedlo todo según la naturaleza y según
su régimen y creedme, no busqueis tanto. No os encomiendo otra cosa que cocer,
cocer al comienzo, cocer en el medio, cocer hasta el fin y no hagáis otra cosa,
porque actuando así, la naturaleza se perfeccionará bien.
Zenón dijo: Sabed que el año está dividido en cuatro partes. El invierno es de
complexión fría, lluviosa y acuática. La primavera es un poco caliente. El tercero es
caluroso, a saber, el verano. El cuarto es muy seco y en él se recogen los frutos
porque ya están maduros. De esta misma manera y no de otro modo, gobernaréis
vuestras naturalezas; si no lo hacéis así luego no nos acuséis a nosotros, sino a
vosotros mismos.
La Turba dijo: Hablas bien, di todavía alguna otra cosa. Y él dijo: con esto es
suficiente.
Platón dijo: Nuestra goma cuaja nuestra leche y nuestra leche disuelve nuestra
goma y ambas crecen en la piedra del Paraíso, que es el árbol de la vida. en dicha
piedra existen dos contrarios unidos, a saber, el fuego y el agua; (el fuego) vivifica
(al agua) y (el agua) mata (al fuego), y ambos, cuando están unidos, perduran por
siempre, a partir de aquí aparecen la rojez oriental y la rojez de sangre. Nuestro
hombre es viejo y nuestro dragón es joven y se come su cabeza con su cola, y la
cabeza y la cola son el alma y el espíritu y alma y espíritu han sido creados a partir
de él. Uno es de Oriente, a saber, el niño, y el viejo es de Occidente.
El cuervo que vuela por el aire en Agosto, muda su pluma dentro de un roble hueco.
Tiene la plumaje amarillo, y este plumaje se le cae cuando come serpientes y la
cabeza se le torna roja como una amapola.
La fuente del torrente fluye por dos cañadas y tiene su origen en un canal: una es
salada, la otra dulce. En esta fuente se purga el cuervo, la fuente le limpia y él dice:
"aquel mismo que me ha limpiado me hará enrojecer y si no es así, le mataré y
escaparé". Quien esto ha visto puede hablar y dar testimonio de ello, pero es
increible para quien no lo ha visto. Despierta a la bestia salvaje, cerca de ella pon
pájaros domésticos que la cojan y la impidan volar; luego, cuando ya esté presa y
para desgracia suya, darás a comer su hígado a los pájaros y les darás a beber su
sangre para después reanimarlos. A ese caballo que estás montando prepárale una
cobertura blanca. El caballo es un león fuerte recubierto de pelo, y debajo de uno y
de otro hay un hipogrifo.
Esta cosa tiene tres ángulos en su sustancia, cuatro ángulos en su virtud dos
ángulos en su materia y un ángulo en su raíz. He pasado por muchos caminos y mi
perro siempre ha estado cerca de mi. Ahora viene un lobo de Oriente y mi perro y
yo somos de Occidente. El lobo ha mordido al perro y el perro ha mordido al lobo;
los dos se han vuelto rabiosos y se matan el uno al otro. A partir de ellos se hará un
gran veneno y después una triaca. Aquella es la piedra oculta tanto a los hombres
como a los demonios.
Cocedla hasta que sea como un maná blanco pero (tened presente) que después
deberéis recomenzar de nuevo, hasta que veáis aparecer los diversos colores.
Notius dijo: yo también quiero decir alguna cosa. En el hombre hay dos digestiones,
la primera se hace en su estómago y es blanca; la segunda se hace en su hígado y
es roja. Cuando me levanto por la mañana y veo que mi orina es blanca, me vuelvo
a la cama y estoy tres o cuatro horas más; al mediodía, cuando miro mi orina, la
veo roja como la sangre, pues está muy cocida. La primera no fue cocida más que
tres horas y por eso todavía estaba blanca y cruda; pero con cuatro horas más ya
está muy bien cocida y tiene el color de la sangre.
Te he dicho lo que he hecho. Quien tenga oídos que los abra para escuchar y quien
tenga boca que la mantenga cerrada.
Bele dijo: Has hablado muy bien y sin envidia, que Dios te ayude y de gracia a los
discípulos para oírte y entenderte. Las gentes no errarían tanto como lo hacen si
algún filósofo no hubiese hablado demasiado. Pues ninguna cosa hace errar tanto a
la gente como las palabras y los diversos nombres. Pero yo digo que todos los
metales son imperfectos mientras permanecen en la negrura, por eso el plomo no
es perfecto, porque es negro. Pero aquello que aparta su negrura se encuentra
dentro del propio plomo, está en sí mismo y lo blanqueará, por esta razón apenas te
hace falta buscar.
Por tanto, blanquea el plomo, quita la rojez del latón y enrojece la Luna. Eso es
todo. Pero entiende bien que nuestro plomo no es un plomo vulgar, sino que
proviene de nuestra minera al igual que la plata y toda la composición.
Bocostus dijo: has hablado bien para aquellos que vendrán después de nosotros y
yo te quiero ayudar.
Sabed, vosotros que buscáis este precioso Arte que si no quitáis el espíritu del
cuerpo muerto, que si no lo escondéis en otro espíritu, y si de ambos no hacéis una
sola alma, no hacéis nada.
Bele respondió: Eres muy envidioso. Y él dijo: te ordeno que tomes lo que te ha sido
dicho y con eso hagas lo que debes, y sin errar que ahí tienes un buen ejemplo. Si
no sabes como operar sigue a la Naturaleza y limítate a ayudarla. Cuando la Luna
está en conjunción no tiene luz pero cuando está enfrente del Sol, es clara. Y si no
fuera por el aire que está entre nosotros y el fuego, el fuego lo consumiría todo.
La Turba dijo: Vicario, has hablado poco y con negligencia. Y él respondió: cuando
yo hable por primera vez explicaré los pesos, el régimen, los colores, los tiempos y
los lugares de nuestro veneno. Que cada uno de vosotros hable según su antojo. Yo
ya he dicho lo mío.
Bonellus dijo: tomad el Real Corsufle, que es rojo y dadle orina de buey hasta que
su naturaleza quede transformada, pues Naturaleza transforma Naturaleza y la
transmuta. Y la Naturaleza está oculta en el vientre del Corsufle. Alimentadla hasta
que sea mayor de edad y adulta, hasta que pueda valerse por sí misma.
Brimelius dijo: Tomad la materia que cada uno de vosotros ya conoce y quitadle la
negrura. Después, a su debido tiempo, fortificad su fuego, que para entonces
entonces ya lo podrá soportar y se sucederán los diversos colores. El primer día es
como azafrán, el segundo como herrumbre, el tercero como la amapola del
desierto, el cuarto es como sangre fuertemente quemada. Cuando todo esto ha
sucedido el cuerpo es espiritual, es tingente y purifica a todos los imperfectos. Ahí
tenéis todo el secreto.
Arisleus dijo: la piedra es una madre que concibe a su hijo y tras matarlo lo pone en
su vientre. Entonces, alimentándose dentro de ella, se torna más perfecto de lo que
era antes. Luego, a su vez, él mata a su madre y la pone en su vientre y la
alimenta. El hijo es el persecutor de su propia madre y ambos conocen tiempos de
tribulaciones. Este es uno de los más grandes milagros del jamás yo haya oído
hablar: y es cierto, pues la madre engendra al hijo y el hijo engendra a su madre y
la mata.
La Turba dijo: Sabed, hijos de doctrina, que nuestra piedra está hecha tan sólo de
dos cosas. No obstante los envidiosos dicen que no hay más que una sola, porque la
raíz no es más que una, pues todo se reduce a una sola materia. Los otros
envidiosos dicen que hay cuatro cosas, toda vez que hay cuatro cualidades: lo frío,
lo cálido, lo seco y lo húmedo, pero todas se reducen a dos, que se hacen hasta ser
finalmente culminadas.
Toda La Turba dijo: y todavía hablaríamos más claramente, pero tú nos has
encargado que no habláramos con demasiada claridad, pues entonces los locos
conocerían esta ciencia tan bien como los sabios.
Y Pitágoras dijo: la razón es que si habláis con demasiada claridad, no quiero que
vuestras palabras queden escritas en ningún libro, pero también os pido que no
seáis demasiado oscuros.
Baleus dijo: yo os digo que la madre lleva luto por la muerte de su hijo y el hijo lleva
ropajes festivos de color de sangre por la muerte de su madre y de este modo se
recompensan uno al otro. La madre siempre es más piadosa con respecto al hijo
que el hijo respecto a la madre.
Sticos dijo: Si no quitáis el fuego que está encerrado en el cuerpo y si no lo juntáis
con el agua, no hacéis nada. Por tanto, yo os encomiendo para que lavéis con fuego
vuestra materia y que la pongáis a cocer con agua, pues nuestra agua la cuece y la
quema y nuestro fuego la lava y la desnuda. Y entended bien mis palabras y no os
rompáis la cabeza imaginando tantas cosas.
Sabed que la nada no engendra nada y que lo semejante produce lo semejante. Por
más que hagáis no encontraréis lo que buscáis en la cosa si eso no está en ella .
Bonellus dijo: Sabed que nuestra agua no es agua vulgar, antes bien, es un agua
permanente que busca sin descanso a su compañero, y cuando lo encuentra
rápidamente lo coge. Él y ella tan sólo son una cosa. Ella le perfecciona y él la
perfecciona, sin necesidad de cualquier otra cosa; y todo se convierte en agua; en
primer lugar quedará cubierta de negrura y cuando la veáis negra sabed que la
negrura no durarará más de cuarenta días, todo lo más cuarenta y dos días.
Después la veréis blanca y espesa y eso es signo de que lo fijo comienza a tener
dominación sobre lo húmedo y que lo seco bebe lo frío y que lo cálido, por sí mismo,
lo está congelando.
Sistocos dijo: A vosotros, buscadores de este Arte, os ruego: dejad tantos nombres
oscuros pues nuestra materia no es más que una, es decir, agua. Pero, ¿qué?
cuando un ciego guía a otro ciego, los dos caen en la fosa: tú mismo puedes hacerlo
todo, pero será la Naturaleza quien te lo termine todo.
Coced la nieve, coced la leche, coced la flor de la sal, coced el mármol, coced el
estaño, coced la plata, coced el bronce, coced el hierro, coced el Sol y lo tendréis
todo. Veréis que no os pido sino cocer, porque el fuego lento es el todo.
Ephistus dijo: Sabed que el fuego ligero es causa de perfección y que lo contrario a
él siempre es causa de corrupción. Por tanto, coced primeramente con un fuego
lento hasta que el conjunto pueda sufrir un fuego fuerte, porque si hacéis vuestro
fuego demasiado fuerte no se disolverá y jamás se congelará. Pues el cuerpo no
puede cocer el agua por completo ni enteramente; y el fuego que está encerrado
dentro del cuerpo no es despertado ni excitado si el cuerpo no está disuelto.
Morien dijo: el agua tiñe al agua y un humor tiñe al otro humor y un azufre al otro
azufre y el blanco, poco a poco, blanquea al rojo; de modo parecido el rojo, poco a
poco, enrojece al blanco y si uno hace volátil al otro, el uno será fijado por el otro.
Después, de ambos se hará uno en una sustancia media perfecta, más perfecta de
lo que uno y otro eran anteriormente.
Entiéndeme y deja esas hierbas, y esas piedras, y esos metales y esas especies
extrañas y ruega a Dios, de todo corazón, que te haga ser de los nuestros.
Basem dijo: No podréis alcanzar el fin sin iluminación, sin paciencia y sin tener el
coraje de esperar; pues quien no tenga paciencia no entrará en este Arte. ¿Creéis
vosotros que podríais entender nuestra materia a la primera, a la segunda o a la
tercera vez? Leedlo todo tantas veces como dudas tengáis y conservad este libro
como una luz ante vuestros ojos y tened la paciencia de esperar.
En su momento vi a un gran filósofo que sabía más que yo y más que cualquiera de
nosotros, pero por su impaciencia y su demasiada precipitación y su excesiva
codicia, por la justicia de Dios, según creo, por la fuerza del fuego lo echó a perder
todo y no pudo ver lo que esperaba. Por eso nuestro maestro Pitágoras dice que
cualquiera que lea nuestros libros vencerá y no tendrá vanos pensamientos en la
cabeza y rogará a Dios y pedirá por el mundo.
Vosotros, que estáis buscando tan gran secreto ¿Acaso no querréis tomaros la
molestia? ¿Acaso no véis vosotros que por dinero un hombre mata a otro y termina
luego matándose a sí mismo? ¿Qué debíerais hacer pues, y con cuánto esfuerzo, a
fin de alcanzar esta ciencia tan elevada y de tan gran provecho? Cuando vosotros
plantais y sembrais ¿Acaso no esperais el fruto hasta el tiempo de su madurez? Por
tanto ¿Cómo pretendéis tener el fruto de este Arte en un tiempo tan escaso?
Esto os lo digo para que luego no nos maldigáis, que en este Arte toda precipitación
proviene del diablo, que intenta desviar a los hombres de sus buenos propósitos.
Sed firmes y obedeced a vuestro maestro, como nosotros obedecemos al nuestro.
Por haberlo obedecido y creído, hemos adquirido provecho: de modo parecido, si
vosotros nos creéis, también tendréis provecho.
Bele dijo: Has aconsejado bien a los discípulos. Yo os digo que Dios ha creado el
mundo a partir de cuatro elementos y de ellos el Sol es maestro y señor; pero de
estos cuatro elementos sólo dos los podemos ver: la tierra y el agua. Que existe un
aire que está contenido en el agua y otro en la tierra y que el aire es extraído de un
fuego que está en la tierra y en el aire y que la tierra tiene el agua y el fuego debajo
del aire. La tierra y el fuego son amigos, el aire y el agua son amigos, el fuego es
amigo del agua por el aire y el aire es amigo de la tierra por el agua y el agua tiene
el aire por debajo y por encima y la tierra tiene el aire tanto como el aire también
tiene la tierra. El fuego es sostenido por la tierra y el aire lo abre y lo contiene en el
agua y el agua lo abre por el aire y lo pone en el aire que está contenido en la
tierra, por el fuego que también está contenido en ella. El aire abre y el fuego cierra
el agua en el aire y el aire abre el fuego en la tierra.
Aquel que entienda mis palabras, que sea bendito, pues jamás un hombre habló
más claramente. Esas son las palabras de nuestro maestro Pitágoras.
Azarme dijo: Cuando Dios hizo el mundo lo hizo redondo por completo para que
abarcara más. Y el padre de todo es hijo de su tío y su tío es hijo de ese padre. El
hijo es hermano de su tío y el padre es su hermana. El hijo es padre del tío y el tío
es hijo del padre y el padre es hijo de su tío que, a su vez, es hijo de él. Y esto, a
quien no me comprenda, le parece increible. Su hermana es padre del hijo y el
padre es tío abuelo de su hermana que es padre del hijo. El hijo es la madre del tío
abuelo de su hermana que es su padre y su hijo es su tío, y su hermana es su
madre y su hija. Y la hija es sobrina del padre que es hijo de ella y aquel es padre
de ella que es su hijo.
Entendednos a los dos, que hablamos bien, pues Dios ha querido que hablásemos
así por su justicia y por su juicio.
Sirus dijo: todos vosotros sois unos envidiosos. Sabed, hijos de la doctrina, que el
niño es engendrado a partir de un hombre y de una mujer y si los dos espermas no
se juntan, no hacéis nada. Pero cuando el esperma de la mujer llega a la puerta de
la matriz y encuentra allí el esperma del hombre se juntan: y si uno es cálido y seco
el otro es frío y húmedo. Y tan pronto como han entrado en la matriz se han
mezclado y la Naturaleza, que gobierna por la voluntad de Dios, cierra la puerta de
la matriz. Luego entran dentro de una piel que está en la matriz y que es una de las
cámaras de aquélla y se cierra tan exactamente la puerta de la matriz y la celdilla
de dicha piel, donde están los espermas, que la mujer ya no tiene más sus
purgaciones y no sale nada fuera. Por tanto, el calor natural se mantiene en todo el
entorno de la matriz, suavemente, donde digiere a los dos espermas conjuntamente
y el esperma del hombre no hace sino transformar y madurar al de la mujer. Luego,
poco a poco, la sustancia que la mujer arroja, aumenta el esperma, lo nutre y lo
engrosa para transformarse por obra del esperma del hombre y del calor natural, y
se cuece y se digiere y se sutiliza y se purifica hasta que el espíritu tiene
movimiento dentro de la composición.
Durante los primeros cuarenta días hay movimiento y durante los restantes días se
alimenta de leche y después de sangre para formar el corazón y el hígado y los
otros miembros. Para entonces, las purgaciones, que antes eran sucias,
sanguinolentas y negras de putrefacción, se blanquean por decocción y son
transportadas, blancas, hasta los pechos, con lo cual se alimentará después el niño,
que lactará hasta hacerse mayor. Y entonces ya se le pueden dar a beber todo tipo
de bebidas y darle a comer de todas las viandas para que crezca y fortalezca sus
huesos, nervios, venas y sangre. Eso es mismo es lo que sucederá, dentro de
nuestra obra a quien la haya entendido bien.
Y sabed que aunque en muchos lugares digamos: poned esto, poned aquello,
siempre nos referimos a una sola cosa que se ha de poner en el vaso tan sólo una
vez y dejarlo cerrado hasta el final aunque digamos: abrid y poned. Todo esto lo
hacemos a fin de despistar a muchos. Pero los sabios, aquellos que entienden bien
nuestras palabras, conocen bien cual es nuestra intención y cómo ha de ser
gobernada la naturaleza. Nosotros no hacemos otra cosa más que administrar a la
naturaleza la materia con la que pueda, por sí misma, trabajar en conformidad con
su intención, como podeis ver en toda generación.
Por tanto, hacedlo así, y abandonad tantas palabras y regímenes: mirad como actúa
la naturaleza y tratad de imitarla en su régimen; no seáis tan temerarios de querer
hacer con vuestros regímenes más de lo que ella hace, pues si ella no lo hace
tampoco vosotros lo podréis hacer por más cosas que inventéis. Pues nuestra
piedra no puede ser hecha sino a partir de nuestra sola materia y nuestro único
régimen. Abandonad todas esas palabras extrañas y contentáos con la naturaleza.
Pues yo os digo que la causa de vuestro error no es otra sino esas palabras
extrañas y esos diversos términos y regímenes y tantos pesos como se han llegado
a decir. Pero sabed que sea cual sea la manera en que hayan hablado, la naturaleza
no es más que una sóla cosa y en esto todos están de acuerdo y todos dicen lo
mismo. Pero los locos toman nuestras palabras al pie de la letra, sin entender el qué
ni el porqué, lo que debieran hacer es mirar si nuestras palabras son razonables y
naturales y entonces, si son razonables y naturales, deben aceptarlas, pero si no
son razonables deberán investigar cual es nuestra intención (oculta) y no limitarse
tan sólo a las palabras. Pero todos nosotros estamos de acuerdo, sea lo que sea lo
que digamos.
Por tanto, conciliad a uno con el otro y entendednos, porque uno aclara lo que el
otro oculta. Y a cualquiera que lea nuestros libros y los entienda ya no le es
necesario ir a buscar ni a paises, ni a villas, ni tiene que malgastar su dinero.
Basen dijo: has sido demasiado osado. Nuestro maestro no quería que se hablase
tan claramente.
Y él dijo: yo no quiero ser envidioso como vosotros. Sabed, todos vosotros que
buscáis este Arte, que algunos filósofos, con objeto de ocultar esta ciencia han
dicho que conviene hacerla en momentos determinados y observar las imágenes
(celestes), pero yo te digo que esto no es necesario: no ayuda ni perjudica, pues la
materia siempre está presta a recibir la virtud debida.
Y más claramente lo dice nuestro maestro cuando dice: nuestra medicina se puede
hacer en todos los lugares, en todo tiempo, a todas horas y por todas las gentes y
se la encuentra por todas partes y no se debe hacer nada.
Quienes dicen aquellas cosas las dicen para ocultar la ciencia. Y yo te digo que tú
mismo, cuando la conozcas, también la sellarás, por eso no ha de sorprenderte que
ellos la sellen, porque esa es la voluntad de Dios.
Lanus dijo: sabed que nuestra obra está hecha de 3, de 4, de 2 y de uno y el fuego
es 1 y es 2 y los colores tres y los días 7 y 3 y 4 y uno: ya me entendéis. Y sabed
que si hacéis demasiado fuego el vinagre se evaporará y debajo de la casa
encontraréis como pequeños montículos blancos, porque el vinagre es espiritual y
se evapora; por eso yo os encomiendo que lo gobernéis sabiamente y con un
pequeño fuego, porque un pequeño fuego siempre es la única posibilidad de
recoger el calor del azufre disuelto. De otro modo no conseguiréis nada.
Y sabed que Dios creó una masa y siete planetas y cuatro elementos y dos polos,
donde todo se sostiene y nueve ordenes de ángeles y dos principios: materia y
forma. Entended lo que os he dicho porque os he revelado maravillas.
Acsubofes dijo: Unid al hombre rojo con la mujer blanca en una casa redonda,
rodeada continuamente de un calor lento y los dejáis allí hasta que todo quede
convertido en agua, no agua vulgar sino agua filosófica. Entonces, si habéis
gobernado bien la cosa, veréis una negrura debajo, que es signo de una
putrefacción que durará cuarenta o cuarenta y dos días. Dejadles allí a los dos,
continuamente, hasta que ya no quede más negrura operando al final como al
principio. Y sabed que el fin no es más que el principio y que la muerte es la causa
de la vida como el principio lo es del fin. Ved el negro, ved el blanco, ved el rojo, eso
es todo; después de la muerte gloriosa y perfecta esta muerte es vida eterna.
La Turba dijo: Sabed que habéis oído verdades. Tomadlas allí donde estén y
escogedlas como se escogen las buenas hierbas entre las malas. Y sabed que
nuestra obra ha de ser cocida siete veces y que a cada una de las siete es
necesario darle un color hasta la perfección. Y cuando es perfecta, constituye una
tintura viva, más excelente de lo que pueda concebirse en cabeza humana y no se
debe a nada más que a la materia y al régimen.
Pitágoras dijo: callaos y dejadme hablar. Veo que cada uno de vosotros empieza a
hablar de nuevo. Los envidiosos han echado a perder de tal manera esta ciencia
que ahora apenas si hay nadie que la pueda creer, de manera que ahora, este don
de Dios es reputado como falso. Mas yo os digo que conozco esta cosa, que la he
visto y he tocado y que sé la razón de ella y la razón está en todas partes, en las
hierbas, en los árboles, en los hombres, en los ángeles y en toda naturaleza.
Teophilus dijo: maestro nuestro, me parece que las serpientes traen un veneno en
su vientre del que si uno comiera, moriría; pero si ese uno después tomara del
veneno de una pasta, que es la Triaca, conseguiría que un veneno consumiera al
otro y eso le impediría morir.
Sócrates dijo: Sabed que los filósofos han llamado agua de vida a nuestra agua, y
han dicho bien, pues si primero mata al cuerpo luego lo hace revivir y lo rejuvenece.
Aristóteles dijo: sabed que hay muchos que hablan de maneras muy diversas, pero
la verdad no es más que una sóla cosa que está en el estercolero y se la conoce por
lo que es.
Pitágoras dijo: ¿Cómo, Aristóteles, eres tan atrevido como para hablar? Todavía no
eres lo bastante sabio para hablar con nosotros, has de escuchar; y sin embargo lo
que has dicho es cierto. Ahora escucha a los maestros y a Platón.
Lucas dijo: estoy tan maravillado con el Sol porque, cuando contemplo una nube
muy espesa, ante mí aparece amarilla, verde, roja y azul y esos son nuestros
diversos colores, que el azufre hace aparecer.
Nostius dijo: tomad la piedra que es llamada Benibel, toda su agua es de color
púrpura y tiene una rojez serpentina. Lavad pues la arena del mar hasta que quede
blanca y dejadla secar al Sol. Múltiples vientos se elevarán de Occidente y después
vendrá el Sol sobre el Mediodía, su reino, y después se elevarán los vientos de
Oriente pero la Luna hará que luego se levanten los vientos de Occidente y todo
quedará apaciguado.
Archimius dijo: Sabed que Mercurio está oculto bajo los rayos del Sol y que la Luna
se los hará perder cogiéndolo y dominándo sobre él, no obstante el Sol le ha
otorgado esta dominación tan sólo por dos días, trás los cuales ella la devuelve al
Sol y empieza a declinar. Y si Venus es la mensajera del Sol y le presta su señorío,
Marte es aquel que la representa.
El Filósofo dijo: nuestra materia es llamada huevo, serpiente, goma, agua de vida,
macho, hembra, Bembel, corsuffle, triaca, pájaro, hierba, árbol, agua; pero todo se
reduce a una sóla cosa, a saber: agua y el único régimen no es sino una cosa:
cocer.
Danaus dijo: sabed que los envidiosos han dicho que esta obra se hace en tres días,
otros han dicho que en siete, aquellos otros dicen que en uno; si consideramos la
intención, todos dicen verdad. Pero sabed que nuestros meses duran, cada uno, 23
días y dos días, y la semana de cada mes tiene siete días y cada día 40 horas: estos
son nuestros tiempos y nuestras horas, dentro de los cuales está todo.
Nostius dijo: sabed que un hombre no produce sino un hombre, y un pájaro otro
pájaro, y una bestia no puede sino producir otra bestia. Y sabed que ninguna cosa
puede ser corregirda fuera de su naturaleza y simiente. Y sabed que en cualquier
cosa que digamos, todos estamos de acuerdo.
Pero los ignorantes creen que discrepamos, sin embargo debéis saber que todo es
uno y que es necesario un fuego muy pequeño para disolver, pues la frialdad del
agua nos sería contraria a nosotros, que queremos que ella domine sobre su
cuerpo. ¿Y cómo podría dominar la frialdad si el agua ya se ha consumido?
Por ello, con frecuencia, te hemos hablado de un fuego pequeño, y con ese fuego
lento aparece la negrura, que es un espíritu alterando a otro espíritu. Después de
las tinieblas aparece la claridad y después de una gran tristeza, la alegría, y nuestra
intención, nuestra palabra repetida, está en fundamentar sobre piedra de mármol..
Isimindrius dijo: sabed que nuestro primer espíritu se altera: el segundo se mezcla y
el tercero se quema. Por tanto, primeramente, poned vinagre sobre nueve onzas de
nuestra materia , (en una proporción de dos a uno, y ponedlo sobre nuestro fuego;
cuece el Bembel, Yeldic, Salmich, Zarnech, Zenic, Oropimente blanco, azufre rojo, el
nuestro, no el vulgar.
Luego vienen Zarnech y Zenic muy blanco y Oropimente, cosa que acontece
cuando la Luna sube otros tres signos, los unos medio fríos y húmedos y los otros
medio calientes y húmedos, y cada uno de estos signos duran 23 puntos de su
número.
Y nuestro azufre rojo ocurre cuando el calor del fuego traspasa las nubes y se junta
con los rayos del Sol y de la Luna y Venus ya ha vencido a Saturno y a Júpiter por la
conveniencia que tiene de su complexión. Entonces Mercurio, que no recibe ayuda,
desciende, pues todas las influencias celestes están contra él: el fuego y Venus y el
Sol quema sus rayos fríos y húmedos: entonces, por la gran contrariedad de calor y
de frío, Mercurio centellea y arroja chispas espirituales impalpables y durante ese
debate desciende tres signos cálidos y secos y permanece en cada signo cuarenta y
tres, vigésimo cuarta de un grado y un tercio (?).
Y aquel que no me entienda, que relea, pues invoco a Dios como testigo de que
aquí está la palabra más clara que, para entender esta ciencia, jamás ha sido oída.
Yo mismo lo he hecho así.
Eximiganus dijo: Sabed que nuestra intención principal consiste en la verdadera
veste tenebrosa, pues sin negrura no podréis blanquear.
La Turba dijo: Maestro, todo lo que decimos se resume en hacer fijo el volátil y
volátil el fijo tras lo cual conviene preparar un medio entre ambos dos, que no sea
ni seco ni húmedo, ni frío ni caliente, ni duro ni blando, ni muy fijo ni muy volátil y
todo consiste en crear un medio entre ambos: pues este medio tiene en sí dos
naturalezas unidas muy estrechamente.
Y sabed que esto requiere sus siete buenos días y no puede hacerse en un
momento. Pues toda alteración se produce por acción y pasión continuada. Y notad
esto que digo, pues es el culmen de nuestra ciencia.
Archimus dijo: Tomad Arzent, esto es, lombrices negras y veneno de viejas tejas
rojas marinas y tienen un aspecto horrible. Cocedlas con un fuego que no sea ni
demasiado caliente ni demasiado frío, porque si es frío no se alterarán y si es
demasiado caliente no se producirá la conjunción por verdadero amor entre ellas.
Continuarás tu fuego durante tres días, (y el calor será) como el de los huevos de
pollo bajo su madre semejante a un envolvente calor de fiebre y guardadlos bien en
su cáscara.
Hace tiempo conocí a un hombre que conocía esto mas bien que yo mismo y que
cualquiera de nosotros, y trabajando, por sus excesivas prisas, por su gran avaricia
y codicia no pudo ver el fin, creyó haber errado y abandonó la obra.
Sed firmes, no seáis tan ligeros de entendimiento como para creer tan pronto a uno
tan pronto al otro, tan pronto para dudar como pronto para creer. Y antes de
ponerte a ello considera bien lo que te hemos dicho y piensa frecuentes veces en
nuestras palabras.
Mindius dijo: sabed todos vosotros, investigadores de este Arte, que el espíritu lo es
todo y que si en este espíritu no está contenido otro espíritu semejante, todo esto
no nos sirve para nada. Y sabed que cuando la magnesia está blanca después de la
negrura, la cosa está terminada. Y sabed que de su cuerpo ha de surgir aquello que
la enmienda. Sois libres de irla a buscar pero os es preciso gobernarla con ahorro,
pues aquellos que ignoran el régimen son como ciegos o como un asno que toca el
arpa.
Pitágoras dijo: Todos vosotros habéis hablado muy bien. Pero sabed que algunos
han hablado más claramente que otros. Yo os digo que nuestra obra tiene, desde
un primer momento, que operar con dos naturalezas que no son más que una
sustancia: la una es cara, la otra es vil, una es dura, la otra es acuática, una es roja,
la otra es blanca, una es fija, la otra es volátil, la una es cuerpo, la otra es espíritu,
la una es cálida y seca, la otra es fría y húmeda, una es macho, la otra es hembra,
de gran peso, y de materia muy viva, y una mata a la otra. Estas dos naturalezas no
son otra cosa sino magnesia y azufre.
Y sabed que al comienzo una domina tres partes y la otra, la que fué muerta,
comienza a dominar y a matar a su compañera cuatro partes y de tres partes se
eleva Kuhul negro, leche blanca, sal florida, mármol blanco, estaño y Luna y de las
cuatro partes se eleva bronce, herrumbre y hierro y azafrán, oro y sangre y
amapola y el espíritu venenoso que ha devorado a su compañero. Y sabed que una
tiene necesidad de la ayuda de la otra, pues no podréis hacer del cuerpo duro un
ser espiritual y penetrante sin el espíritu, ni tampoco podréis hacer que el espíritu
se torne corporal, fijo y permanente sin el cuerpo, cuerpo que es rojo y maduro y el
espíritu es muy frío y crudo en su minera.
Y sabed que entre el agua viva y el estaño blanco y limpio no hay proximidad
alguna ni otra naturaleza común. Pues el agua viva tiene su cierto cuerpo al que
debe ser conjuntada. Y sabed que aquel que no entiende lo que acabo de decir
ahora, no es mas que un asno y jamás ha de ponerse en este Arte ya que está
predestinado a no alcanzarlo jamás. Dejad hombre y naturaleza humana, dejad
volátiles y piedra marina, carbón y bestia bruta y tomad materia metálifera.
Y sabed que la primera obra está hecha más pronto que la segunda, que la segunda
se hace a partir del diez de Septiembre hasta el primero de Febrero, en razón del
gran calor del verano y los inviernos y las primaveras que ya han pasado, los frutos
ya están en su sazón y son recogidos de los árboles. Esto se hace así.
La Turba dijo: Maestro nuestro, con el mayor de los respetos: nos parece que habéis
hablado con demasiada claridad.
Y él dijo: os lo parece, pero aunque hablara más claramente los ignorantes apenas
lo entenderían.
La Turba dijo: es necesario ocultarlo a los locos y revelarlo a los sabios y no de otro
modo, pues eso significaría la condenación.
Florus dijo: el agua del azufre está mezclada de dos naturalezas y se congela y se
deseca, se altera y se blanquea y se enrojece con la ayuda del fuego solamente
cuando es administrado como es menester.
Bracchus dijo: tomad el árbol blanco de los cien años, rodeado de una casa redonda
de calor húmedo, casa que está protegida y cerrada a la lluvia, al frío y a los vientos
y haced entrar allí al hombre, que tiene cien años.
Y yo digo que si lo dejas allí durante ciento ochenta días, el viejo se comerá todo el
fruto de ese árbol hasta que muera tras lo cual quedará reducido a cenizas y así
quedará durante el mismo espacio de tiempo, ni más ni menos.
Zenón dijo: sabed que el árbol blanco viene de la minera negra de ochenta años.
Después de diez años se tornará blanco y bello, y después de otros diez años rojo
en diversos grados. Y sabed que si no teñís la Luna que tenéis en vuestro vaso,
hasta que sea resplandeciente como el Sol, no hacéis nada. Pues yo os digo que la
Luna es el medio de la concordancia que no el plomo o el estaño.
Lucas dijo: sabed que el fuego contiene al agua en su vientre y esta agua se extrae
por medio de un fuego conveniente y después, por medio de una agua caliente y
tibia en la que el fuego se baña continuamente. Y la doncella expulsa la negrura de
la noche, fuera y contra la chimenea.
Por eso, debes hacer que el fuego sea claro y que no se de a la fuga con demasiada
aspereza. Sabed que yo mismo he buscado mucho antes de alcanzar esto pero,
gracias a Dios, he cumplido mi deseo después de grandes esfuerzos, pues quien no
trabaja hoy no podrá comer ni reposar en su vejez.
Isindrius dijo: mezclad el agua con el agua, la goma con la goma, el plomo con el
plomo, el mármol con el mármol, la leche con la leche, la Luna con la Luna, el hierro
con el hierro, el bronce con el bronce, o Sol. Cocedlo todo ciento cincuenta días,
después coced según vuestro deseo, como sabéis, y que todo sea impalpable.
Leed y releed nuestros libros, a fin de que sepáis la verdad, porque nuestra ciencia
no consiste en otra cosa más que transformar lo duro en blando y lo caliente en frío
y lo frío en caliente, para que de este conjunto surja un medio ni caliente ni frío, ni
duro ni blando, sino moderado en toda su complexión .
La Turba dijo: sabed que cuanto más digerida está nuestra piedra, más activo es su
fuego y se torna de una naturaleza más ígnea respecto a los restantes elementos:
así tiñe más. Y sabed que quien entienda las venerables palabras de Isindrius
entiende un grado más que los otros y dos y tres y cuatro hasta el infinito en virtud
aumentada e ígnea.
Pitágoras dijo: Isindrius, Dios te recompense por lo que has dicho, pues ese es,
seguramente, el particular del cual ninguno de nosotros había hablado.
Sabed que al principio el mundo vivió doscientos ochenta años pero ahora viene el
tiempo en que el hijo del siglo no dure más que tres años y al final se torna más
malicioso, diez veces a tres, que el padre tenga doscientos ochenta y hará tanto en
un año como su padre en cuarenta y cuarenta. Y así es en todas partes. Y sabed
que quien se bien medica toma medicina laxante por dentro y confortativa por
fuera, por eso uno no apaga al otro. Entendednos y tomad nota de todo esto.
El Filósofo dijo: nuestra composición está hecha de dos cosas, de las que se hace
una sóla que es llamada, cuando ya son uno, bronce blanco y después, cuando todo
ha sido vencido, es llamado plata viva, no vulgar y esa es la tintura viva que los
filósofos han ocultado con tantas palabras.
Y yo os digo que esta Ciencia no es sino un don de Dios, que concede a quien Él
quiere y eso no consiste sino en disolver, en matar al vivo, en vivificar al muerto y
con todo junto hacer una vida inseparable.
La Turba dijo: sabed que nuestra obra tiene muchos nombres, que os quisiéramos
enumerar: Magnesia, Kukul, azufre, vinagre, piedra citrina, goma, leche, mármol,
flor de sal, azafrán, herrumbre, sangre, amapola, y oro sublimado, vivificado y
multiplicado, tintura viva, elixir, medicina, Bembel, Corsuffle, plomo, estaño, veste
tenebrosa, lombrices blanqueadas, hierro, bronce, oro, plata, rojo sanguinolento, y
rojo muy altivo, mar, rocío, agua dulce, agua salada, Dazuma, una Sustancia,
cuervo, camellos, árboles, pájaros, hombres, bodas, engendramientos, resurrección,
mortificación, estrellas, planetas y otros nombres infinitos.
Pero sabed que todo esto no obedece sino a una cosa: a los colores que aparecen
en la obra y los han llamado así en razón y a causa de las semejanzas de aquéllas
cosas con nuestra cosa.
Y tened cuidado de que esos nombres no os hagan errar; tened el corazón firme y
no mutable y estad seguros de que ninguna cosa tiñe al metal en su naturaleza
aparte del metal mismo. Y sabed que ninguna naturaleza es corregida sino en su
propia naturaleza pues de otro modo no será corregida.
Y sabed que en este libro está todo el Arte por completo y sin envidia ninguna: la
materia, los días, y los colores y el régimen y la manera y los pesos, sin ninguna
abreviación.
Ahora quiero decir cual ha de ser el fuego. Sabed que yo he visto hacer el fuego de
muchas maneras: uno lo hace con pequeñas astillas, el otro con carboncillos
mezclados con ceniza, a fuego lento. Otros hay que lo hacen con cenizas calientes;
los otros sin llama por medio de vapores calientes, los otros con muy pequeñas y
medianas llamas. Pero para alcanzar la perfección completa y llegar al
cumplimiento de vuestra obra no os pido sino un fuego lento, continuo, caliente,
digestivo y cociendo, como lo requiere la naturaleza, lo cual os mostrará la
experiencia si opeáis de este modo: y sabed que esta ciencia es más fácil que
cualquier otra de las que existen, pero los nombres y los regímenes la tornan
oscura, pues los ignorantes aplican nuestras palabras sin entendernos.
Y sabed que cualquiera que tenga este Arte está fuera de la pobreza, de la miseria,
de la tribulación y de la enfermedad corporal.
No creáis que nuestro Arte sea una mentira; es el fin oculto de nuestro precioso
Arte. Ocultadlo a cualquiera que os lo pida.
Pitágoras dice: ya lo hemos escrito todo sobre cómo ha de plantarse este precioso
árbol, para que no muera, de cómo el fruto, después de sus flores blancas, se puede
perfeccionar y comer; y cualquiera que coma de él no tendrá jamás ni hambre ni
tribulación, sino que será príncipe y estará entre el número de nuestros filósofos y
tendrá el don que Dios reserva a sus elegidos mas no a los otros y tendrá esta
recompensa por esfuerzo de su espíritu, como remuneración y retribución de
Filosofía.
Sin embargo, y aunque todos nosotros hayamos hablado bien, todavía habrá
algunos que no podrán alcanzar resultados plantando este árbol de no tener una
mayor certidumbre de este trabajo; y por eso, para que aquellos que lo planten no
puedan blasfemar contra nosotros, ni quedar frustrados en su intención en el caso
de que ese árbol muera, yo quiero, Arisleus, que tú, que has recogido todas
nuestras sentencias y que nos has convocado a mis discípulos y a mí, hables de ello
más claramente, por caridad y sin envidia, para provecho de los que vendrán
después y que nosotros podamos ser la causa del bien de nuestros sucesores y que
nadie de ellos pueda errar en este árbol precioso.
Arisleus dijo: de buena gana, pero dadme un poco de tiempo. Y Pitágoras dijo:
tienes tiempo hasta mañana. Y a la mañana siguiente cuando los discípulos y
Arisleus estaban reunidos, dijo Pitágoras: ¿qué has visto?
Arisleus dijo: me he visto a mí mismo y a diez de nosotros que nos juntábamos para
cruzar todo el mar y yo vi a los habitantes del mar, que hacían yacer a los machos
con los machos y de ellos no surgía ningún fruto y aquellos plantaban árboles que
no fructificaban y de todo cuanto sembraban no salía nada. Me parece que les dije:
"Sois muchas personas y no hay ninguno de vosotros que sea filósofo y que enseñe
a los otros".
Y el Rey dijo: "¿Y dónde está ese don?" Y yo respondí: "la ofrenda y el don están
ocultos, no están descubiertos". Y él dijo: "Dádmelos ahora, si no os mataré". Yo
respondí: "Nuestro maestro os envía por medio de nosotros el arte de engendrar y
plantar un árbol, y aquel que coma de su fruto jamás tendrá hambre".
"Pero a fin de que la ciencia no pereciera y para que fuese conocida por todas las
tierras y países, nuestro maestro, que es el maestro de los sabios y de los filósofos,
a quien Dios ha hecho más dones que a ningún otro hombre después de Adán, nos
ha enviado aquí con objeto de que cada uno de nosotros la comunicara a un país".
Y el Rey dijo: "Dime qué cosa es ésa". Y yo dije: "Señor Rey, aunque vos seáis Rey y
vuestro país sea muy fértil, empleáis un mal régimen, pues juntáis los machos con
los machos cuando sabéis que los machos no engendran, pues toda generación
está hecha de hombre y de mujer; sólo cuando los machos se juntan con las
hembras la naturaleza se regocija en su naturaleza, ¿cómo, pues, esperáis
engendrar algún fruto si juntáis las naturalezas con las naturalezas extrañas de un
modo indebido?".
Y el rey dijo: "¿Qué cosa es la más conveniente para juntar?" Y yo le dije: "Traedme
a vuestro hijo Gabertin y a su hermana Beya". Y el rey me dijo: "¿Cómo sabes que el
nombre de su hermana es Beya? Creo que tú eres un mago". Y yo le dije: "La
ciencia y el arte de engendrar nos ha enseñado que el nombre de su hermana es
Beya y en cuanto es mujer, ella lo corrige, pues ella está en él".
Y el rey dijo: "¿Para qué la quieres?" Y yo le respondí: "Porque sin ella no se puede
hacer una verdadera generación, ni ningún árbol puede ser multiplicado".
Entonces él nos envió a la hermana que era bella y blanca, tierna y delicada. Y yo
dije: "Juntaré a Gabertin y a Beya" Y él respondió: "El hermano ha traído a su
hermana, no el marido a su mujer". Y yo dije: "Así hizo Adán y por eso nosotros
somos muchos hijos, pues Eva era de la misma materia de Adán; lo mismo sucede
con Beya, que es de la misma materia sustancial de Gabertín, el bello y
resplandeciente".
Y así fuimos encarcelados en tres casas redondas, bien cerradas y bien tapadas.
Entonces yo le dije: "¡Oh, rey! ¿Por qué te enojas tanto y nos castigas tanto?
Dadnos al menos a vuestra hija y puede ser que Dios tenga piedad de nosotros y
haga que vuestra hija, con nuestra ayuda y en poco tiempo, os devuelva al hijo que
tiene muerto en su vientre al que ella ha reanimado, joven, fuerte y poderoso,
multiplicando su descendencia más de lo que vos hicisteis jamás".
Y el rey dijo: "¿Y encima queréis matar a mi hija?". Y yo le respondí: "¡Oh, rey! No
pienses con tanta malicia de nosotros y no nos hagas sufrir tantas penas. Tened un
poco de paciencia y dadnos, por favor, a vuestra hija". Y el rey nos la dió, y
permaneció con nosotros en la prisión de vidrio durante ochenta días. Y todos
nosotros permanecimos en las tinieblas y en la oscuridad de las olas del mar, que
jamás habíamos visto.
FIN