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Uncion y Reconciliacion Cuatro

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BLOQUE 13: SACRAMENTOS DE SANACIÓN RECONCILIACIÓN Y

UNCIÓN DE LOS ENFERMOS SÁBADO 24/10/2020


En el último encuentro estuvimos trabajando sobre los SACRAMENTOS DE INICIACIÓN
CRISTIANA: BAUTISMO, COMUNIÓN, CONFIRMACIÓN. Es decir, aquellos que comienzan con EL
camino de fe a través de la puerta de entrada; el BAUTISMO, y que continúan en una
formación permanente hasta el final de la vida. Este Sacramento de filiación adoptiva con Dios,
se alimenta con la COMUNIÓN, la CONFIRMACIÓN, donde nuestra vida de fe se retroalimenta
con la Palabra, el testimonio, la participación activa en la vida sacramentada. Por ello,
hablamos de la importancia que tienen padres, abuelos, tíos, padrinos y madrinas, para
sostener y evangelizar al nuevo hijo adoptado por Dios en su infinita bondad.

Sin embargo, el mismo camino que inaugura una decisión personal de seguir a Jesús y formar
parte de su Iglesia cuando somos bautizados, no es fácil. Dios nos está siempre esperando
como un Padre que mira contemplativamente a su hijo. Pero también, así como nos ama y
cuida, también nos da la libertad, es decir, esa capacidad de elegir y tomar decisiones, en
nuestra vida. Es allí, donde intervienen nuestros adultos responsables de nuestra educación,
cuando somos pequeños o jóvenes en formación. Pero cuando llegamos a la adultez,
empezamos a experimentar una conciencia moral y una voluntad expresada en nuestro
accionar. Desde que el pecado entró al mundo, por la desobediencia y fragilidad humana;
muchas veces corremos el riesgo de alejarnos de Dios, cuestionarlo, dejarnos tentar por
miradas prometedoras (en principio), pero que a la larga, nos llevan a la ruina, y por lo tanto;
entramos en la fragilidad del pecado. Esto significa, que el pecado original entró al mundo por
medio de Adán y Eva. Pero cuando vino Jesús, El restauró el pecado por medio de su entrega y
resurrección. El es el nuevo Adán, por lo tanto, se presenta como puente, mediador entre Dios
y el hombre. Y desde su misericordia, siempre nos perdona… Pues entonces… que es el
pecado? ES NO HACER EL BIEN, ES “NO AMAR”. Los pecados son como los síntomas de una
enfermedad: falta de amor. Si uno ama, no roba, no miente, no entristece al otro, no habla ni
piensa mal de él o de ella, menos aún mata, sino que trata de ayudar.

Cada actitud mala no puede ser tomada aisladamente, sino desde la actitud interior que nos
lleva a cometer esos actos. El problema del pecado, es que nos negamos a construir el mundo
según el plan de Dios, también debilitamos nuestra relación con Dios y hasta con el prójimo. En
lugar de la hermandad que debiera reinar entre los hombres, ponemos odios, violencia,
envidias, celos, rencores, acusación, división. Rompemos entonces nuestra amistad con Dios,
la comunión con El, única fuente de vida y de felicidad. Perdemos la armonía interior y nos
condenamos a nosotros mismos a vivir en soledad. Así el pecador rompiendo los lazos con
Dios y sus hermanos se castiga a sí mismo.

No es fácil amar. Por eso siempre necesitamos ser perdonados. Y para ello, es necesario
cambiar, convertirse. Toda la vida del cristiano ha de ser un camino de penitencia, RETORNO
CONSTANTE A DIOS Y AL HERMANO.

Para ello, la Iglesia nos ha regalado el SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN, también


conocido como la CONFESIÓN. Es el gran Sacramento del Perdón. El Señor dio a su Iglesia el
poder de perdonar en su nombre: “LOS PECADOS SERÁNPERDONADOS A LOS QUE USTEDES SE
LOS PEDONEN,Y SERÁN RETENIDOS A LOS QUE USTEDES SE LOS RETENGAN”

¿Cuándo debo confesarme? Cada vez que uno lo necesite. Si una persona rompió gravemente
la amistad con Dios y el prójimo (pecado grave o mortal), hay que confesarse cuanto antes,
como cuando uno tiene una enfermedad grave y va con urgencia al médico. Quien ha
cometido un pecado grave no debe recibir la Santa Comunión mientras no se haya confesado.
Si el sacerdote no estuviere, basta para poder comulgar que uno se arrepienta y debe
confesarse en la próxima oportunidad.

Cuando se es consciente de las pequeñas faltas (pecados veniales), no se tiene la obligación


estricta de confesarse. Pero de vez en cuando, conviene detenernos en la ruta y repasar el
camino recorrido para darnos cuenta de los errores, no ir acostumbrándonos a caer en
pecados. Lo mínimo e indispensable, es confesarse durante la CUARESMA, es decir, el tiempo
litúrgico previo a la SEMANA SANTA, o celebración de la PASCUA DEL SEÑOR.

También hay un Carácter COMUNITARIO DE LA RECONCILIACIÓN. Para ello, se puede hacer


una celebración comunitaria para la reconciliación o bien, pedir perdón en el acto penitencial
de la Misa, antes de la lectura de la PALABRA DE DIOS.

Para entender mejor estos conceptos, te invitamos a leer la Parábola del hijo prodigo (LUCAS
15, 11 - 32)

Te proponemos hacer una reflexión acerca de esta parábola, el rol que ocupa el hijo menor, el
hijo mayor, la actitud del Padre…

¿Cómo ME CONFIESO BIEN?

Vamos a prestar especial atención a los pasos que nos permiten hacer una buena confesión
para recibir el perdón de Dios y sentirnos aliviados en nuestras dolencias espirituales.

PRIMER PASO: RECONOCIMIENTO DE LOS PECADOS.

Para ello, debemos hacer un EXAMEN DE CONCIENCIA. Tratamos de ver todo lo que nuestra
consciencia recuerda como pecado.

Para la Iglesia Católica, encontramos estos siete pecados capitales:

SOBERBIA, AVARICIA, LUJURIA, IRA, GULA, ENVIDIA, PEREZA.

También podemos ir revisando nuestras actitudes a la luz de los mandamientos trabajados


anteriormente.

SEGUNDO PASO: ARREPENTIMIENTO POR LOS PECADOS

Todo rito de este Sacramento no tendrá sentido sino te arrepientes, sino te conviertes
interiormente. El arrepentimiento es algo más que la angustia, malestar, amargura o
quebrantos. Es el dolor de haber violado el amor de Dios y roto los lazos de hermandad.

TERCER PASO: DECISION DE CAMBIAR.


Aquí nace la decisión de cambiar nuestra conducta. No basta sentir un deseo general de ser
mejores, Se trata de ver concretamente en qué y cómo vamos a cambiar nuestra vida. Si
después volvemos a caer en lo mismo, podemos seguir trabajando nuestra fragilidad sin
desanimarnos y pulir nuestra voluntad. Sin embargo, si mañana decides confesarte y le dices al
sacerdote que hace una semana que no le hablas a tu esposa, aunque el ministro te de la
absolución, no estarás perdonado si no quieres a tu mujer y le hablas con cariño.

CUARTO PASO: CONFESION DE LOS PECADOS.

Así preparados podemos acercarnos al sacerdote para confesar NUESTROS PECADOS. No los
de los vecinos… ¡ojo!

El sacerdote es un delegado de Cristo y un representante de la Iglesia que nos expresa


visiblemente el perdón de Dios de de nuestros hermanos.

QUINTO PASO: MANIFESTACION DEL ARREPENTIMIENTO O PENITENCIA

Pecando rompemos el plan de Dios, causamos un desorden y hacemos un daño. Es normal que
uno tiene que hacer algo para arreglar esa situación. Ejemplo, si yo le robo dinero y después
voy a visitarlo para pedirle perdón, lo justo sería consumar la devolución de lo robado… ¿O no?
Es necesario cumplir la decisión de cambiar la conducta. Otro ejemplo, si confieso mi apego al
dinero, puedo proponerle al sacerdote, ayudar a una persona pobre, o a la Iglesia misma.

SEXTO PASO: ABSOLUCIÓN

Absolver significa “desatar”. Si uno está atado a los pecados, Dios nos libera desatando. Al
quedar reconciliado con DIOS, y con los hombres, lo hacemos con nuestros hermanos. Esto es
motivo de alegría y acción de gracias a Dios por su infinita bondad

EXAMEN DE CONCIENCIA

Consiste en interrogarse interiormente con plena sinceridad y en presencia de Dios, acerca del
mal hecho el bien omitido hacia Dios, el prójimo y uno mismo.

CON RESPECTO A DIOS

¿Me dirijo a dios solo cuando tengo necesidad?

¿Inicio y termino la jornada con la oración o le dedico algún tiempo durante el día?

¿Participo de la misa los domingos y las fiestas de precepto?

¿He nombrado en vano a Dios, la Virgen o los Santos?

¿ME He avergonzado de manifestarme como cristiano?

¿Qué hago para crecer espiritualmente?

¿Cumplo con mi deber misionero ¿Cómo? ¿Cuándo?


¿Me rebelo ante los designios de Dios?

¿Pretendo que Él haga mi voluntad?

¿Agradezco su Providencia y lo alabo?

CON RESPECTO AL PRÓJIMO

¿Sé perdonar, ayudar y compadecer a mi prójimo?

¿Juzgo sin piedad, con pensamientos o palabras?

¿Me hice solidario con los sencillos e indefensos?

¿Evadí o eludí obligaciones impositivas o sociales?

¿Atiendo a los pobres y a los enfermos?

¿Soy honrado y justo con todos. Logro ser imparcial?

¿He instigado a otros a hacer el mal?

¿Observo la moral familiar que enseña el Evangelio?

¿Cómo vivo la responsabilidad educativa hacia mis hijos?

¿Procuro escucharlos y también ponerles límites?

¿Honro yo respeto a mis padres. Les atiendo y visito?

¿He rechazado la vida recién concebida o facilitado el aborto?

¿Respeto la naturaleza y el medio ambiente?

CON RESPECTO A UNO MISMO

¿Exagero en la comida o en la bebida? ¿Y en el fumar? ¿Uso drogas?

¿Me preocupo en exceso por mi aspecto físico o por mis bienes?

¿Cómo uso de mis talentos, tiempo y dinero?

¿Soy perezoso? ¿Quiero que me sirvan?

¿Cultivo y amo la pureza de corazón de pensamientos y de acciones?

¿Contribuyo al sostenimiento de la Iglesia?

¿Guardo rencores o premedito venganzas?

¿Soy manso y humilde de corazón?

¿Sé escuchar? ¿Soy envidioso?


¿Procuro construir la paz y contagiar alegría?

ORACIONES PARA PEDIR PERDÓN A DIOS

Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de
pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso
ruego a Santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos, que
intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor. Amén.

Pésame Dios mío y me arrepiento de todo corazón de haberte ofendido. Pésame por el
infierno que merecí y por el cielo que perdí; pero mucho más me pesa porque pecando ofendí
a un Dios tan bueno y tan grande como Vos. Antes querría haber muerto que haberte ofendido
y propongo firmemente no pecar más y evitar todas las ocasiones próximos de pecado. Amén.

SACRAMENTO DE LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS

Este sacramento confiere al cristiano una gracia especial para enfrentar las dificultades de una
enfermedad grave o leve, en el caso de la vejez; salud del alma y del cuerpo. Muchas veces
ocurre, que este Sacramento se lo vincula con la extremaunción, pero no siempre es necesario
pedirlo antes de la partida definitiva hacia el cielo. Otras tantas, se puede pedir la unción antes
de una cirugía planificada, o de una enfermedad transitoria.

El signo fundamental de este Sacramento, es el aceite consagrado por el Obispo en la misa


crismal, al comienzo de la Semana Santa.

Las palabras de la oración que acompaña a la unción. “Por esta santa unción y por su
bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo, para que, libre de
tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad… (Santiago 5, 13 – 15)

Dicho sacramento solo puede ser suministrado por el Obispo y/o los sacerdotes. Están
exceptuados los diáconos, al igual que en el sacramento de la Reconciliación.

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