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Congreso Latinoamericano y Caribeño Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

Del 9 al 11 de agosto de 2024 celebramos el Congreso


Congreso
Latinoamericano y Caribeño

Comunicaciones científicas
"Una teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal"
en la sede del Consejo Episcopal Latinoamericano – CELAM
en Bogotá, Colombia. Esta publicación virtual reúne las
comunicaciones presentadas en los ámbitos temáticos.
Teología en clave sinodal
Este suceso manifiesta que caminamos juntos en la
para una Iglesia sinodal
comunidad teológica latinoamericana y caribeña, y que
deseamos, desde nuestra misión, servir a la sinodalidad
Comunicaciones científicas
misionera del Pueblo de Dios.
Bogotá (Colombia), del 9 al 11 de agosto de 2024
Congreso
Latinoamericano y Caribeño
Teología en clave sinodal
para una Iglesia sinodal
CONSEJO EPISCOPAL
LATINOAMERICANO Y CARIBEÑO

Congreso
Latinoamericano y Caribeño
Teología en clave sinodal
para una Iglesia sinodal
Bogotá (Colombia), del 9 al 11 de agosto de 2024

Congreso
latinoamericano y caribeño
Teología en clave sinodal
para una Iglesia sinodal

Bogotá, D.C., Colombia


2024
Con las debidas licencias eclesiásticas.

Reservados todos los derechos. Esta publicación no puede ser reproducida ni en todo ni en parte
por cualquier medio sin el permiso previo por escrito del CELAM

© Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño CELAM


Avenida Boyacá N.° 169D-75
Código postal 111166
PBX: 601 484 5804
celam@celam.org
www.celam.org
Bogotá, D. C., 2024

Editorial CELAM
PBX: 601 484 5804, ext. 215, 216 y 217
editorial@celam.org
ventas@celam.org
libreria@celam.org

Comité Editorial:
Pbro. Dr. Carlos María Galli
Dra. Carolina Bacher
Pbro. Dr. Agenor Brighenti
Dr. Rafael Luciani
Mg. Guillermo Sandoval

Dirección Editorial:
Dr. Óscar Elizalde Prada

Coordinación Editorial:
Natalia Delgadillo

Diagramación:
Doris Andrade
Dorisandrade26@gmail.com

Diseño de portada:
Alexander Ruiz
Alexande.ruiz@gmail.com

Corrección de estilo:
Disseny A.G.
Introducción

Una comunidad teológica en camino


CarloS María Galli*

D
el 9 al 11 de agosto de 2024 celebramos el Congreso Una teología en
clave sinodal para una Iglesia sinodal en la sede del Consejo Episcopal
Latinoamericano - CELAM en Bogotá, Colombia. El volumen impreso
publica las veinte exposiciones generales e intervenciones en paneles
presentadas. Esta publicación virtual reúne las comunicaciones presentadas
en los ámbitos temáticos.

Este suceso manifiesta que caminamos juntos en la comunidad teológica


latinoamericana y caribeña, y que deseamos, desde nuestra misión, servir a la
sinodalidad misionera del Pueblo de Dios.

1. La aLegría: un nuevo encuentro


CIRCUITO A – SÁBADO 10 – 11:00 a 12:30 hs

en La coMunidad teoLógica
Estamos muy contentos por habernos reunido para compartir la vida y la
reflexión. Nos acompañaron el presidente del CELAM Mons. Jaime Spengler,
arzobispo de Porto Alegre, y Mons. Luis Marín de San Martín, subsecretario
de la Secretaría del Sínodo de los Obispos. El CELAM puso al servicio del
encuentro su Secretaría General, con todos los colaboradores y los recursos de
su sede, con un trabajo magnífico. Agradecemos al secretario Mons. Lizardo
Estrada y a su adjunto P. Pedro Brassesco.

* Equipo de Reflexión - CELAM. Facultad de Teología - UCA. Buenos Aires - Argentina. 5


Una comunidad teológica en camino - Carlos María Galli

Dos organismos del CELAM se encargaron de convocar, planificar, organizar


y animar el Congreso. El Centro de Gestión del Conocimiento, dirigido por
el Magíster Guillermo Sandoval, quien coordinó la iniciativa, y el Equipo de
Reflexión Teológico-Pastoral, coordinado por el Doctor Carlos María Galli,
quien presidió el Congreso y, con este encuentro, concluyó su servicio en
el cuatrienio.

Con esta convocatoria quisimos dar un paso para fomentar el arte del
encuentro entre las instituciones teológicas de la región, un deseo que
tenemos desde hace años. También quisimos dar una respuesta sinodal al
pedido del Cardenal Mario Grech, Secretario del Sínodo de los Obispos, quien
en el documento Hacia octubre de 2024 solicitó a los teólogos y sus sociedades
hacer contribuciones a los distintos temas de la XVI Asamblea General
Ordinaria del Sínodo de los Obispos. Su tema general es Por una Iglesia sinodal:
comunión, participación, misión, y la segunda sesión se concentra en la cuestión:
¿Cómo ser Iglesia sinodal misionera? Por eso invitamos a participar a los padres y
las madres sinodales de la región que tuvieron su reunión específica a partir
del 12 de agosto.

Quisimos compartir la alegría de hacer teología juntos, que es nuestra


forma de participar en la alegría evangélica y evangelizadora que trasmite
el amor a la verdad y la verdad del amor. En 2017 el Papa Francisco promulgó
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

la Constitución Apostólica Veritatis gaudium (VG) sobre las universidades


y facultades eclesiásticas. El título expresa el estilo del magisterio en
movimiento, itinerante, abierto, que caracteriza al Papa argentino, con el cual
nos convoca a la alegría, la luz, la alabanza, el gozo.

Es un momento oportuno para impulsar con ponderada y profética


determinación, a todos los niveles, un relanzamiento de los estudios
eclesiásticos en el contexto de la nueva etapa de la misión de la
Iglesia, caracterizada por el testimonio de la alegría que brota del
encuentro con Jesús y del anuncio de su Evangelio, como propuse
programáticamente a todo el Pueblo de Dios en la exhortación
Evangelii gaudium1.

Vivimos este kairós sinodal como miembros del Pueblo de Dios que
peregrina en América Latina y El Caribe. El Espíritu Santo “sopla donde quiere”

1
Francisco, Constitución Apostólica ‘Veritatis gaudium’ sobre las universidades y facultades eclesiásticas,
6 Vaticano, Tipografía Vaticana, 2018, Proemio 1.
Introducción

(Jn 3,8) y está soplando como “una fuerte ráfaga de viento” (Hch 2,2) en el Sur.
El sur global es una categoría histórico-cultural. Hoy dos de cada tres católicos
viven en África, América Latina, Asia y Oceanía. En un siglo hubo una inversión
en la composición geocultural del catolicismo, una cierta migración en el
Pueblo de Dios2. En 1910 el 70% de los bautizados católicos vivía en el norte
y el 30% en el sur. En 2010 el 32% vivía en el norte y el 68% en el sur: 39%
en América Latina, 16 en África, 12 en Asia, 1 en Oceanía. Estamos en el inicio
del fin del eurocentrismo eclesial, con el primer Obispo de Roma surgido del
Sur. Esto se verifica en el Sínodo en curso en el que nuestra Iglesia regional
comparte su praxis y su teología de la sinodalidad, lo que se nota en frases que
ya son patrimonio común, como Iglesia sinodal misionera.

El Congreso fue una fiesta del encuentro. Hubo 235 partícipes presenciales
en una o muchas actividades; con delegados de 42 instituciones teológicas;
con 29 padres y madres sinodales que participarán de la Asamblea en octubre.
571 personas participaron por zoom gracias a una magnífica tecnología de
comunicación. El evento se trasmitió por 7 espacios virtuales, en algunos de ellos
se pueden seguir las conferencias. Además de las 20 ponencias, en los espacios
científicos se presentaron 33 comunicaciones. En los espacios vespertinos
dedicados a compartir iniciativas novedosas intervinieron representantes de
32 universidades; 23 de ellas presentaron libros. Las evaluaciones fueron muy
satisfactorias y plantearon sugerencias para el futuro.

2. La cuestión: por una teología en clave sinodal

Bogotá (Colombia), del 9 al 11 de agosto de 2024


Para señalar el sentido del Congreso vivido acudo al lenguaje del
testimonio. En 2017, al comenzar un nuevo mandato como decano en la
Facultad de Teología de Buenos Aires, afirmé que no basta hacer teología de
la sinodalidad sino que estamos llamados a hacer teología en forma sinodal3.
¿Cuál es el trasfondo de esa inquietud? Dos referencias me ayudan a responder.
La primera pertenece a la factura del documento sobre La sinodalidad en la vida y
en la misión de la Iglesia (S) de la Comisión Teológica Internacional aprobado por
Francisco en 2018. El texto nació de una propuesta mía en 2014, fue elaborado
por una Subcomisión presidida por Mario Flores y tuvo como redactor a Piero
Coda. Incluyó extensos debates. En una sesión plenaria, uno de los que se

2
Cf. B. Bayili, L’inculturation: de la Bible a la Tierce-Église du Sud, Paris, L´Harmattan, 2014, 83-102.
3
Cf. C. M. Galli, “Una Facultad más sinodal y una teología más profética. La Teología y la Facultad en
una Ecclesia semper reformanda”, Teología 123 (2017) 9-43. 7
Una comunidad teológica en camino - Carlos María Galli

oponía al tema, preguntó: ¿De qué manera esto nos afecta a los teólogos? Entonces
escribimos el párrafo 75, que dice: “La sinodalidad eclesial compromete
también a los teólogos a hacer teología en forma sinodal” (S 75)4.

La segunda referencia pertenece a esta fase intermedia entre las dos


sesiones de la única Asamblea. ¿Qué implica la forma sinodal de ser y vivir la
Iglesia para nuestro modo de hacer teología? Cuando el secretario del Sínodo
expuso las orientaciones para la segunda sesión dijo: “Como nos ha dicho
el Santo Padre al aprobar estas líneas de trabajo: el Sínodo trata sobre la
sinodalidad y no de un tema u otro… Lo importante es cómo se hace la reflexión,
es decir, de manera sinodal”5. Toda la vida sinodal nos estimula a pensar.
En ese marco queremos profundizar la teología en clave sinodal.

En la Carta de Anuncio del Congreso en 2023 planteamos que hablar de


teología “sinodal” en nuestro contexto tiene, al menos, tres significados, lo
que abre tres perspectivas complementarias.

I. Pensar la teología de la sinodalidad en línea con la enseñanza del Concilio


Vaticano II, el Papa Francisco, la Comisión Teológica Internacional.
El Informe de Síntesis de la primera sesión dice:

Se propone promover en un lugar adecuado la labor teológica de


Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

profundización terminológica y conceptual de la noción y la práctica


de la sinodalidad antes de la Segunda Sesión de la Asamblea,
aprovechando el rico patrimonio de estudios desde el Concilio
Vaticano II y, en particular, los documentos de la Comisión Teológica
Internacional sobre La sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia
(2018) y El Sensus Fidei en la vida de la Iglesia (2014)6.

4
“En la vocación sinodal de la Iglesia, el carisma de la teología está llamado a prestar un servicio
específico mediante la escucha de la Palabra de Dios, la inteligencia sapiencial, científica y profética
de la fe, el discernimiento evangélico de signos de los tiempos, el diálogo con la sociedad y las culturas
al servicio del anuncio del Evangelio. Junto con la experiencia de fe y la contemplación de la verdad
del Pueblo fiel y con la predicación de los Pastores, la teología contribuye a la penetración cada vez
más profunda del Evangelio. Además, como en el caso de todas las vocaciones cristianas, el ministerio
de los teólogos, al tiempo que personal, es también comunitario y colegial. La sinodalidad eclesial
compromete también a los teólogos a hacer teología en forma sinodal, promoviendo entre ellos la
capacidad de escuchar, dialogar, discernir e integrar la multiplicidad y la variedad de las instancias y
de los aportes” (S 75, cf. S 110-114).
5
Secretaría general del Sínodo, Hacia octubre de 2014, Vaticano, 11/12/2023.
6
XVI Asamblea general ordinaria del Sínodo de los Obispos, Primera sesión (4-9,10,2023), Relación de
8 Síntesis: Una Iglesia sinodal en misión, 2023, I, cap. 1, letra p.
Introducción

II. Profundizar algunos temas del Sínodo, lo que interesa directamente a los
sinodales. El capítulo sobre Fundamentos del reciente Instrumentum laboris
señala la circularidad entre vida y teología:

¿Cómo ser Iglesia sinodal en misión? requiere un horizonte en el


que situar las reflexiones y las propuestas pastorales y teológicas
orientando un camino que es fundamentalmente un camino de
conversión y de reforma. A su vez, los pasos concretos que emprenda
la Iglesia permitirán enfocar mejor el horizonte y profundizar
en la comprensión de los fundamentos, en una circularidad que
caracteriza toda la historia de la Iglesia.

III. Conversar sobre el ejercicio de un modo sinodal o comunitario de hacer


teología en base a la escucha abierta, el diálogo sincero, el discernimiento
comunitario, la integración de perspectivas.

Como en el caso de todas las vocaciones cristianas, el ministerio de los


teólogos, al tiempo que personal, es también comunitario y colegial»
La sinodalidad eclesial compromete también a los teólogos a hacer
teología en forma sinodal, promoviendo entre ellos la capacidad de
escuchar, dialogar, discernir e integrar la multiplicidad y la variedad
de las instancias y de los aportes7.

En esos tres días hicimos un camino común conforme con el programa, que
ordenó la reflexión en seis bloques temáticos y once momentos de trabajo.
Las ponencias generales y las intervenciones en paneles de este libro se

Bogotá (Colombia), del 9 al 11 de agosto de 2024


ubican en esos sentidos complementarios sobre la teología en clave sinodal.
Estos textos expresan una gran pluralidad de enfoques que ayudan a hacer
teología sinodalmente.

Los que nos dedicamos al oficio teológico somos siempre principiantes y


nos preguntamos una y otra vez: ¿Cómo hacemos teología? Hoy la cuestión
adquiere una nueva modulación: ¿Qué significa hacer teología sinodalmente? La
pregunta no es superflua si asumimos el desafío de ser una Iglesia sinodal
misionera. El Concilio Vaticano II nos incentivó a hacer teología “desde” las
iglesias encarnadas en nuestros ámbitos socioculturales (AG 22), lo que nos
llevó a hacer teologías inculturadas o contextuales en nuestra América. Como
miembros de la comunidad teológica latinoamericana podemos reformular

7
Comisión Teológica Internacional, La sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia, 2018, n. 75. 9
Una comunidad teológica en camino - Carlos María Galli

la quaestio: ¿qué significa caminar juntos y hacer teología en clave sinodal? Esto nos
ayuda a pensar nuestro servicio específico en la vida sinodal cotidiana del
Pueblo de Dios8.

Los que hacemos teología servimos a la Palabra de Dios en el Pueblo de


Dios. Estamos llamados a discernir el Soplo del Espíritu y descubrir lo que
está gestando en este tramo de la Iglesia en la compleja historia humana9.
Para caminar y discernir juntos el Obispo de Roma nos invitó a hacer teología
según los criterios del kerigma, el diálogo, la interdisciplinariedad y el trabajo
en redes (VG Pr 4).

Quisimos reunirnos presencialmente porque los vínculos personales


facilitan las colaboraciones institucionales. Junto a las conversaciones formales
e informales tuvimos dos espacios vespertinos para compartir los dones de
las distintas instituciones teológicas. Y en el trabajo grupal final pedimos
y recibimos sugerencias para avanzar en una red de redes de la comunidad
teológica regional.

Las hermosas celebraciones eucarísticas fueron animadas por miembros


de la Confederación Latinoamericana de Religiosos - CLAR, y el coro de
los alumnos de la diplomatura en Protección de menores que se da en el
CEBITEPAL, el Centro de estudios del CELAM. Les agradecemos mucho.
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

La Eucaristía es el corazón de la vida sinodal y del pensar teológico. La


liturgia del 9 de agosto, al comenzar el Congreso, recuerda a Edith Stein, mujer,
polaca, judía, filósofa, cristiana, carmelita, mística, mártir, canonizada como
santa Teresa Benedicta de la Cruz por Juan Pablo II en 1998 y luego declarada
copatrona de Europa. El 18 de abril el superior general de los Carmelitas
Descalzos pidió a Francisco iniciar el proceso para declararla Doctora de la
Iglesia, Que su martirio, su pensamiento, su ejemplo y su intercesión nos
ayuden a adquirir la sabiduría del amor, la ciencia de la cruz pascual.

Que Nuestra Señora de Guadalupe nos acompañe a caminar juntos al


servicio de nuestros pueblos.

8
“También debería profundizarse y clarificarse el modo en que los expertos de diferentes disciplinas,
especialmente teólogos y canonistas pueden contribuir al trabajo de la asamblea sinodal y a los
procesos de una Iglesia sinodal” (XVI Asamblea general, Relación de Síntesis: Una Iglesia sinodal en
misión, 2023, III, cap. 20, letra g).
10 9
Cf. C. M. Galli, El Espíritu Santo y nosotros, Bogotá - Buenos Aires, CELAM - Agape, 2024, 19-34, 323-370.
Comunicar(nos) la teología en clave sinodal
Carolina Bacher Martínez*

L
a presente publicación reúne veintinueve de las treinta y tres
comunicaciones presentadas en once mesas temáticas, seis de ellas
realizadas en la mañana del sábado 10 de agosto 2024 y otras cinco por
la tarde. Las propuestas fueron aprobadas previamente por los integrantes
del Equipo de Reflexión Teológico-Pastoral del Celam. El circuito de
comunicaciones contó con la colaboración de Francisco Campos, del Centro de
Gestión del Conocimiento del Celam. Sin ánimo exhaustivo, aquí se destacan
algunas de las características que tuvo este espacio.

En primer lugar, cuatro de las comunicaciones fueron presentadas por


duplas de autores, aspecto que pone de manifiesto una de las modalidades
que asume la teología en clave sinodal, esto es, el modelo colaborativo en la
reflexión y producción teológica.

Bogotá (Colombia), del 9 al 11 de agosto de 2024


En segundo lugar, los perfiles de los autores han ofrecido riqueza en su
diversidad haciendo presente las formas de vida cristiana: presbíteros, vida
consagrada, y laicos. Entre ellos, se contó con la presencia de seis autoras y
ocho expositores de nuevas generaciones.

En tercer lugar, dos de las presentaciones han sido realizadas de manera


remota, gracias al apoyo tecnológico del Celam, y a la disposición a la
modalidad híbrida de los participantes.

Por último, en cuarto lugar, hubo gran pluralidad temática en las propuestas,
subrayando algunos aspectos que han estado presentes en las conferencias
y paneles principales y, al mismo tiempo, sumando algunas elaboraciones

* Coordinadora Circuito de Comunicaciones. Facultad de Teología - UCA. Buenos Aires - Argentina. 11


Comunicar(nos) la teología en clave sinodal - Carolina Bacher Martínez

emergentes. Los títulos de las mesas ilustran esta diversidad: sinodalidad,


ecumenismo y diálogo interreligioso; conversión sinodal; teología en clave
sinodal; espiritualidad sinodal; Pueblo de Dios en clave sinodal; cultura eclesial
sinodal; sinodalidad ecológica integral; experiencias de sinodalidad eclesial.
Este último título refiere a las reflexiones realizadas a partir de experiencias
eclesiales concretas, aspecto que afianza la matriz teológica latinoamericana
de articular recíprocamente prácticas históricas y reflexión teológica.

Las mesas de comunicaciones contaron con la diligente moderación de


algunas y algunos colegas de distintos espacios eclesiales de América Latina,
a quienes les agradecemos especialmente: Alejandro Cerda (Universidad
Católica del Norte, Coquimbo), José Sols (Universidad Iberoamericana,
México), Marcela Mazzini (Universidad Católica Argentina), Claudia Montes
de Oca (Universidad Católica San Pablo, Bolivia), Karen Castillo (Instituto
Mexicano de DSI, México), Veronique Lescaros (Universidad Católica de Perú),
Ricardo González Sánchez (Pontificia Universidad Católica de México), Érica
Aldunate Loza (Universidad Católica San Pablo, Bolivia), Felipe Guala (del
Arzobispado de Santiago, Chile), Dante Gustavo Braida y Ricardo Morales,
obispos de La Rioja, Argentina y Coquimbo, Chile respectivamente.

Esta multiplicidad de contextos, de sujetos, de temáticas, de enfoques y


Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

servicios implicados constituyen el marco de posibilidad de una teología en


clave sinodal, esboza una práctica que ha sido ciertamente real, y al mismo
tiempo, expresa su provisoriedad ante los nuevos horizontes que se abren
en tensión escatológica. La pregunta, que encuentra algunas respuestas
animadas por el Espíritu aquí y allá, sigue abierta ¿qué teología sinodal para los
nuevos tiempos de América Latina y el Caribe?

12
Congreso
latinoamericano y caribeño
Teología en clave sinodal
para una Iglesia sinodal

Circuito A
Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

 MESA SINODALIDAD, ECUMENISMO Y DIÁLOGO INTERRELIGIOSO


 MESA CONVERSIÓN SINODAL
 MESA TEOLOGÍA EN CLAVE SINODAL (I)
 MESA ESPIRITUALIDAD SINODAL
 MESA EXPERIENCIAS DE PASTORAL SINODAL (I)
 MESA IGLESIA Y TEOLOGÍA SINODAL
Patricio Merino Beas
Caminar juntos implica el ecumenismo
(sin envío de publicación)
Universidad Católica Santísima Concepción, Chile.
Dr. Canónico en Teología Dogmática por la Universidad
Pontificia de Salamanca, España.
Profesor Asociado de la Facultad de Estudios Teológicos y
Filosofía.
Mesa Sinodalidad, ecumenismo

Especialista en Teología Sistemática, Ecumenismo y


Teología Latinoamericana.
Miembro del Equipo de Reflexión Teológico Pastoral del
y diálogo interreligioso
Universidad Católica del Norte, Coquimbo, Chile

Consejo Episcopal Latinoamericano y profesor invitado en


el Centro Bíblico Teológico Pastoral del CELAM.
Moderador: Alejandro Cerda

Elías Wolff
Ecumenismo e sinodalidade: implicações mútuas na
Igreja de comunhão, participação e missão
Pontifícia Universidade Católica do Paraná, Brasil.
Membro do Programa de Pós-Graduação em Teologia, da
Pontifícia Universidade Católica do Paraná - Brasil.
Dedica-se à pesquisa sobre ecumenismo e diálogo
inter-religioso, liderando o Grupo de Pesquisa “Teologia,
Ecumenismo e Diálogo Inter-religioso”, CNPq.

Carlos Arboleda Mora


Ética teológica integral y diálogo interreligioso: un
camino sinodal
Universidad Pontifica Bolivariana, Colombia.
Sacerdote de la Arquidiócesis de Medellín (Colombia).
Filósofo y teólogo, Magíster en Historia de la UNAL, Doctor
en Filosofía de la UPB (Medellín).
Profesor en la UPB y director del grupo de Investigación
Teología, religión y cultura (TRYC).
Ecumenismo e sinodalidade:
implicações mútuas na Igreja de
comunhão, participação e missão
EliaS WolFF*

Resumo

O objetivo desta comunicação tiva ao sínodo sobre sinodalidade.


é verificar como o processo sino- A conclusão é que a sinodalidade é
dal integra o ecumenismo como um “kairós ecumênico” que fortalece
dimensão da sinodalidade eclesial, a consciência do Batismo comum
propondo um caminhar com outras como fundamento da unidade na fé
igrejas na compreensão e no teste- cristã, impulsionando o diálogo teo-
munho da fé cristã. A hipótese a ser lógico e a cooperação pastoral, como
verificada é que o ecumenismo apre- testemunho comum do Evangelho
senta importantes desafios e contri- “para que o mundo creia” (Jo 17,21).
buições para a igreja sinodal como
comunhão, participação e missão. A Palavras chave: Igreja. Sinodali-
CIRCUITO A – SÁBADO 10 – 11:00 a 12:30 hs

metodologia é a análise qualitativa dade. Ecumenismo. Missão. América


bibliográfica e documental rela- Latina e Caribe.

* Membro do Programa de Pós-Graduação em Teologia, da Pontifícia Universidade Católica do Paraná -


Brasil. Dedica-se à pesquisa sobre ecumenismo e diálogo inter-religioso, liderando o Grupo de
Pesquisa “Teologia, Ecumenismo e Diálogo Inter-religioso”, CNPq. 17
Introdução

O
sínodo sobre a sinodalidade, realizado na Igreja católica de 2021
a 2024, desenvolve a natureza sinodal da Igreja como comunhão,
participação e missão. E nesse contexto, o ecumenismo é apresentado
como constitutivo do processo sinodal. Sinodalidade e ecumenismo se
implicam mutuamente fortalecendo nas igrejas a consciência do Batismo
comum, o intercâmbio de dons, o caminhar juntos no discipulado de Cristo.

Este estudo visa contribuir com o eixo temático do processo sinodal,


VI.10, que trata sobre “A recepção dos frutos do caminho ecumênico na
práxis sinodal” (IdS7). O objetivo é verificar como o processo sinodal integra
o ecumenismo como dimensão da sinodalidade eclesial, impulsionando o
caminhar com outras igrejas na compreensão e no testemunho do Evangelho.
A pesquisa se estrutura em cinco partes: analisa o vínculo entre sinodalidade
e ecumenismo nos documentos do processo sinodal; mostra as implicações
desse vínculo para o caminho sinodal da Igreja na América Latina e no
Caribe; reflete sobre elementos essenciais para a sinodalidade ecumênica;
trata da necessidade de estruturas eclesiais que possibilitem a afirmação da
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

perspectiva ecumênica da sinodalidade; e, por fim, apresenta a dimensão


missionária da sinodalidade ecumênica.

Espera-se, assim, mostrar que o ecumenismo é uma privilegiada expressão


da Igreja sinodal, contribuindo para a renovação que se busca na mentalidade,
na organização prática, e na missão da Igreja em nosso tempo.

1. O vínculo entre sinodalidade e ecumenismo no


atual processo sinodal da Igreja Católica
O papa Francisco afirma a sinodalidade como “o caminho que Deus espera
da Igreja do Terceiro Milênio” (Francisco, 2015), como conversão no modus
essendi et operandi que permite caminhar juntos – sínodo (Σύνoδος), na acolhida
dos diferentes jeitos de caminhar. Todos os batizados são companheiros de
viagem (Σύνοδοι) para uma meta comum, o Reino de Deus.

Isso tem implicações internas e externas à Igreja. Internamente, requer


18 uma reorganização no espírito da colegialidade, subsidiariedade, comunhão e
Ecumenismo e sinodalidade: implicações mútuas na Igreja de comunhão, participação e missão

participação de todos os seus membros. Externamente, a sinodalidade implica


nas relações da Igreja Católica com a sociedade, as culturas, as religiões.

É na perspectiva ad intra da sinodalidade que o Documento Preparatório


(DP) para a fase local e nacional do sínodo propõe o ecumenismo: “esta
perspectiva abrange também as relações e as iniciativas comuns com os
irmãos e as irmãs das demais Confissões cristãs, com os quais partilhamos
o dom do mesmo Batismo” (DP, n. 28). Esta perspectiva ad intra ecclesia do
ecumenismo tem implicações no próprio ser da Igreja, em sua identidade,
organização e missão. O Documento de Trabalho para a Etapa Continental
(DEC) vai nessa direção: “Não há sinodalidade completa sem unidade entre
os cristãos” (DEC, n. 48). E o Instrumentum laboris (IL) para a primeira etapa
do sínodo em âmbito universal afirma que “No caminho que percorremos,
esse aspecto da sinodalidade emerge com força especial em relação a outras
Igrejas e Comunidades eclesiais, às quais estamos unidos pelo vínculo de um
só Batismo” (IL, n. 24).

Isso apresenta desafios particulares ao processo sinodal, pois a comunhão,


participação e missão envolve todos/as os/as discípulos/as de Cristo. Então,
a sinodalidade é confessional, mas também inter-confessional. Afirma o
papa Francisco:

devemos sempre lembrar-nos de que somos peregrinos, e


peregrinamos juntos […] abrir o coração ao companheiro de estrada
sem medos nem desconfianças, e olhar primariamente para o que
procuramos: a paz no rosto do único Deus. (EG 244)

Por isso o ecumenismo está entre os objetivos do Sínodo, é elemento Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

transversal, não apenas como um eixo temático, mas constitutivo do processo


sinodal: “O diálogo entre cristãos de diferentes confissões, unidos por um único
Batismo, ocupa um lugar particular no caminho sinodal” (DP, n. 30, item VII), e
tem “grande relevância para a qualidade da vida eclesial e o desenvolvimento
da missão evangelizadora” (DP, n. 2). O DP pergunta: “Que relações mantemos
com os irmãos e as irmãs de outras confissões cristãs? A que âmbito se referem?
Que frutos obtivemos desse “caminhar juntos”? Quais são as dificuldades?”
(DP, n. 30.VII). A resposta requer do processo sinodal o esforço por “revigorar
as relações entre os membros das comunidades cristãs [...] comunidades de
crentes de outras confissões”, bem como “de outras religiões” (DP, n. 2). E é
importante verificar as implicações disso na etapa sinodal vivida também na
América Latina e no Caribe. 19
Elias Wolff

2. Implicações para a Igreja na América Latina


e no Caribe
2.1. Renovação da mentalidade teológica,
das práticas e das estruturas
A pergunta acima vista sobre como como a Igreja vive o ecumenismo em
seus diversos contextos, pode significar tanto uma busca de aprofundamento
na compreensão do lugar do ecumenismo nas comunidades católicas,
quanto a preocupação se o ecumenismo é de fato assumido. A resposta às
questões apresentadas compromete a Igreja latino-americana e caribenha
a assumir um modo de ser que dê visibilidade à ecumenicidade na sua
vida de comunhão, participação e missão. As Sínteses da fase continental
do sínodo sobre a sinodalidade na América Latina e no Caribe (Sínteses AL)
afirmam “A emergência de [...] imaginar reformas sinodais nas mentalidades,
atitudes, práticas, relações e estruturas eclesiais” (Sínteses AL, n. 98). Como o
ecumenismo entra nesse esforço?

Uma implicação direta para a Igreja neste continente é fortalecer sua


participação no movimento ecumênico da região. As Conferências do CELAM
incentivam isso, integrando o ecumenismo, e o diálogo inter-religioso, em
suas orientações pastorais (Celam, 1968, n. 11.14.19.20.26.30; 1979, n.1011107-
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

1108.1114-1127; 2007, n. 227-234). E muitas Conferências Episcopais são


membros de organizações ecumênicas em âmbito nacional. Mas a postura
ecumênica da Igreja na região é ainda tímida. O processo sinodal na América
Latina e no Caribe é estimulado a responder ecumenicamente à pergunta feita
no n. 2 do DP, contemplando o ecumenismo constitutivo do “como caminhar
juntos” para ser uma igreja verdadeiramente sinodal (cf. DP, n. 27). Pois, como
conclui as Sínteses da Etapa Continental, “um processo sinodal não é completo
sem encontrar as irmãs e os irmãos de outras confissões, partilhar e dialogar
com eles e comprometer-se em ações comuns” (DEC 22).

É de se esperar que a Igreja na América Latina e no Caribe colha as


oportunidades que o processo sinodal oferece para o fortalecimento das
iniciativas ecumênicas existentes na região, de modo que a a renovação
teológica, prática e pastoral que se busca em perspectiva sinodal, impulsione
também seu empenho ecumênico.

20
Ecumenismo e sinodalidade: implicações mútuas na Igreja de comunhão, participação e missão

2.2. Busca de sintonias teológicas na perspectiva


de uma sinodalidade ecumênica
2.2.1. O Batismo comum
O que foi considerado acima pode dar um significativo impulso para
sintonias e convergências no espírito da sinodalidade ecumênica. O DEC do
sínodo orienta para que se compreenda as especificidades do pluralismo eclesial
em cada contexto (DEC, n. 49). Isso leva a Igreja a aprofundar o conhecimento
das diferentes tradições eclesiais presentes na região, identificando tanto
divergências quanto convergências na concepção da fé cristã e da Igreja.
Exemplo: o protestantismo centra sua eclesiologia no sacerdócio comum
oriundo do Batismo, o que é central também nos documentos do sínodo
(DP, n. 12-13; DEC, n. 22-24; IL, n. 20). O relatório da fase continental, tratando
sobre “a sinodalidade do povo de Deus” (Sínteses AL, n. 33-42), afirma: “a
dignidade comum e a igualdade fundamental de todos os batizados, mulheres
e homens. O dom da fé e o sacramento do batismo nos fazem seguidores de
Jesus e conferem a todos a pertença ao único Povo de Deus” (Sínteses AL, n. 35).

Explicitando a dimensão ecumênica dessa afirmação, a Igreja latino-


americana tem o desafio de reconhecer o valor do Batismo de outras igrejas,
como afirma o Vaticano II (UR 3; LG 15), entendendo seus membros partícipes
do único Povo de Deus. Algumas Conferências Episcopais do continente
afirmaram declarações de mútuo reconhecimento do sacramento do Batismo1.
Tal consciência é presente também no magistério de Francisco (EG 244), e
agora nos documentos do sínodo sobre sinodalidade (DP, n. 30, item VII).

Explorar positivamente o Batismo comum impulsiona o caminhar Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs
ecumênico da Igreja na América Latina e Caribe. Nesse sentido, é importante
observar que nas sínteses da etapa regional do sínodo sobre sinodalidade, o
ecumenismo é colocado exatamente na seção que afirma “a sinodalidade de
todo o povo de Deus” (Sínteses AL, n. 33-52). E aqui tem lugar o ecumenismo
como “um caminho que envolve todo o povo de Deus e requer a conversão do
coração e a recíproca abertura para [...] descobrir, compartilhar e alegrar com
as muitas riquezas que nos unem como dons do único Senhor em virtude do
único Batismo” (Comissão Teológica Internacional - CTI, 2018, n. 115).

1
A título de exemplo, a Conferência Nacional dos Bispos do Brasil assinou, em 1979, com luteranos e
anglicanos o Ato de Mútuo Reconhecimento do Batismo, o que foi renovado em 2007, agora também
com a Igreja Presbiteriana Unida e a Igreja Ortodoxa Sirian (Cf. Conic, 2007). 21
Elias Wolff

2.2.2. Ecumenismo como unidade na diversidade


Nas Sínteses da etapa latino-americana e caribenha do sínodo sobre
sinodalidade, o ecumenismo aparece uma única vez, ao tratar do povo
de Deus:

A sinodalidade promove o compromisso ecumênico de todos os


cristãos porque é um convite para percorrermos juntos os caminhos
rumo à plena unidade em Cristo. Sem minimizar as diferenças, a
sinodalidade nos abre para reconhecer diversidades legítimas em
um recíproco intercâmbio de dons e orienta nossos passos rumo
a uma “harmonia reconciliada”. Ao mesmo tempo, uma Igreja
sinodal deseja continuar a avançar no diálogo inter-religioso e na
fraternidade universal em todos os continentes. (Sinteses AL, n. 41)

É claro nesse texto o vínculo entre sinodalidade e ecumenismo, um


estímulo a caminhar juntos na direção da unidade cristã. Para isso, a Igreja
latino-americana e caribenha é chamada a reconhecer riquezas nas diversas
formas de compreender e viver o Evangelho nas outras Igrejas, favorecendo
um mútuo enriquecimento e partilha de dons. Diz o Papa Francisco: “São
tantas e tão valiosas as coisas que nos unem” (EG 246). Isso permite acolher
a concepção de unidade cristã bastante consensual no mundo ecumênico,
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

como “unidade na diversidade” (Cullmann, 1986; EG 246). E o processo sinodal


contribui para isso mostrando que a Igreja sinodal “não tem medo da variedade
que comporta, mas a valoriza sem forçá-la à uniformidade” (IL, n. 25).

É importante observar também que as Sínteses da etapa latino-americana


e caribenha do processo sinodal entende que a sinodalidade eclesial estimula
também o diálogo com outras religiões e as culturas, favorecendo a construção
da fraternidade universal. A Igreja da região está, assim, em plena sintonia
com o que diz o Vademecum, n. 2.3: “Chegar às pessoas através do diálogo
ecumênico e inter-religioso: sonhar juntos e caminhar juntos com toda a
família humana”.

2.2.3. Aprender das outras Igrejas


O “intercâmbio de dons” possibilita o aprendizado das experiências
sinodais nas diversas Igrejas. No protestantismo, a sinodalidade é mais
expressiva do que no catolicismo, as formas de governo dão real espaço para
22 o laicato exercer o sacerdócio comum, atuando na eleição de ministros/as
Ecumenismo e sinodalidade: implicações mútuas na Igreja de comunhão, participação e missão

e na organização da vida eclesial. É comum a sinodalidade nos níveis local,


nacional e supranacional, com uma ação conjunta entre clero e laicato atuando
em “sinergia” com “o dom do Espírito Santo derramado sobre a comunidade
inteira” (CTI, 2018, n. 36). Também as Igrejas ortodoxas existentes na região
têm a sinodalidade como constitutiva de sua concepção de igreja, organização
e missão.

É importante que o processo sinodal vivido na Igreja latino-americana


e caribenha saiba acolher algo das experiências sinodais de outras Igrejas.
E “Não se trata apenas de receber informações sobre os outros para o
conhecermos melhor, mas de recolher o que o Espírito semeou neles como
um dom também para nós” (EG 246). Tal acontece como um processo de
conversão que coloca a Igreja “à escuta do Espírito Santo que, como o vento,
‘sopra onde quer’” [...] (Jo 3, 8), permanecendo abertos às surpresas para as
quais certamente nos predisporá ao longo do caminho” (DP, n. 2). Desse modo,
as diferentes igrejas poderão melhor trabalhar os elementos eclesiológicos
nos quais divergem; orientar a organização eclesial centrada na fé comum em
Cristo; expressar uma relação apropriada entre os diferentes níveis de vida
numa Igreja plenamente unida. É oportuno que se explore essa possibilidade
pelo processo sinodal, mostrando “quantas coisas podemos aprender uns dos
outros” (EG 246).

3. A busca do essencial para uma sinodalidade


ecumênica
Uma questão nuclear da sinodalidade com implicações ecumênicas é
entender como a Igreja una sancta se organiza na história, com estruturas, Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

ministérios, sacramentos, liturgias, missão. A eclesiologia católica afirma


elementos de iure divine, essenciais ao ser eclesial, imutáveis. Mas nem todas
as outras tradições eclesiais atribuem a Deus uma ordem institucional da
Igreja, a concebem conforme as circunstâncias da missão. Uns pensam
que “a fidelidade ao evangelho pode exigir uma ruptura na continuidade
institucional” (Comissão de Fé e Ordem, 2015, n. 24); e outros buscam manter
essa fidelidade sem rupturas ou separações.

A questão é complexa e pergunta como a Igreja de Cristo pode manifestar-se


por instituições históricas. O mútuo reconhecimento exige que cada Igreja
tenha em comum com as demais os elementos considerados essenciais
do ser eclesial. O artigo 7 da Confissão de Augsburgo (1980) afirma como 23
Elias Wolff

essenciais (satis est) a Palavra e os sacramentos (Batismo e Ceia); o Vaticano


II é mais amplo, afirmando a identidade eclesial com base no “Espírito de
Cristo” presente em sua organização e instituições, com a mesma fé, mesmos
sacramentos, mesmo governo eclesiástico e estrutura visível governada pelo
papa (LG 14). Então, o diálogo sobre o “essencial” não deve levar a uma ideia
minimalista, mas expressar o que é imprescindível, e suficiente, para a Igreja
perseverar na fidelidade à vontade de Cristo para os/as discípulos/as. No
diálogo multilateral, entende-se essenciais à Igreja

a comunidade dos que creem e são batizados, na qual a palavra de


Deus é proclamada, a fé apostólica é confessada, os sacramentos
celebrados, a obra redentora de Cristo pelo mundo é manifestada
no testemunho, e um ministério de supervisão (em grego episkopé)
é exercido por bispos ou outros ministros a serviço da comunidade.
(Comissão de Fé e Ordem, 2015, n. 31)

Como o processo sinodal vivido na América Latina e no Caribe contribui


para as Igrejas viverem no “essencial” da fé cristã, do discipulado de Cristo e do
testemunho do Evangelho? É uma questão difícil de responder. Uma primeira
atitude é “partir do coração do Evangelho” (EG 34-39), sem identificá-lo com as
próprias doutrinas ou “aspectos secundários, que, embora relevantes, por si
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

sozinhos não manifestam o coração da mensagem de Jesus Cristo” (EG 34). E no


Evangelho, “o seu centro e a sua essência são sempre os mesmos: o Deus que
manifestou o seu amor imenso em Cristo morto e ressuscitado” (EG 11). Isso é
fortemente crido nas diferentes igrejas. E não se pode padronizar o modo de
ser cristã/o e ser igreja, o que desafia a perceber o Espírito de Cristo para além
das próprias estruturas e instituições (UR 3; LG 15; UUS 11.13). Isso impulsiona o
processo sinodal à busca de uma Igreja que saiba viver a comunhão ecumênica
no conteúdo da fé, discernindo a diversidade de suas expressões no atual
pluralismo eclesial. A “Igreja em chave sinodal” é desafiada a compreender
ecumenicamente que é o Espírito que “configura o rosto da Igreja e o tecido
relacional que torna possível a unidade na diversidade” (Sínteses AL, n. 26). E o
mesmo Espírito “Pede-nos para que nos situemos em contexto [...] até deixarmo-
nos permear pela realidade reconhecendo que nela Deus se manifesta e
atua” (Sínteses AL, n. 27). Pois na realidade, social e religiosa, do continente
estão também as diversas tradições eclesiais e “O Espírito, que é ‘o princípio
da unidade da Igreja’ (UR 2), está atuando nessas Igrejas e Comunidades
eclesiais e nos convida a trilhar caminhos de conhecimento mútuo, de
24 partilha e construção de uma vida comum” (Instrumentum laboris, n. 24).
Ecumenismo e sinodalidade: implicações mútuas na Igreja de comunhão, participação e missão

4. Por estruturas sinodais em perspectiva ecumênica


É um desafio é visibilizar os elementos “essenciais” da fé em estruturas
sinodais pelas quais as igrejas se reconhecem mutuamente e atuam
conjuntamente na missão. Dos 8 temas prioritários para serem lidos “em
chave sinodal”, as Sínteses – AL apresentam a “Conversão sinodal e reforma
de estruturas” (n. 73-81), que nos levam a refletir sobre processos pastorais
nas comunidades, o exercício da episkopé nas Igrejas locais e o primado na
Igreja universal.

4.1. Estruturas sinodais para a cooperação ecumênica


na missão
As comunidades cristãs viverão o vínculo entre ecumenismo e sinodalidade
se tal se expressar na missão. Para isso, as Igrejas poderiam eleger determinada
área geográfica ou situações particulares, para atuarem juntas, articuladas por
Conselhos de Igrejas ou outras organizações que possibilitam um testemunho
e serviços comuns (Conselho Pontifício para a Promoção da Unidade Cristã –
CPPUC, n. 166-171). Tal é a orientação conciliar sobre a cooperação ecumênica
(UR 12; CPPUC, n. 163), o que pode acontecer na catequese (CPPUC, n. 188.),
na formação teológica (CPPUC, n. 191-203) na vida social e cultural (CPPUC,
n. 211-218), e tantas outras “situações particulares” nas quais “a necessidade
religiosa dos cristãos pode ser muito mais eficazmente assegurada se os
agentes pastorais, ministros ordenados ou leigos das diferentes Igrejas e
Comunidades Eclesiais, trabalharem juntos” (CPPUC, n. 204). (CPPUC, n.
204). E nessa direção pode-se entender as orientações do episcopado católico
latino-americano sobre o ecumenismo na ação pastoral, citadas acima. Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

4.2. Por uma episkopé compartilhada


Na Igreja sinodal ecumênica cabe uma variedade de organismos,
instrumentos e instituições que reúnem lideranças eclesiásticas colegialmente
não como indivíduos, mas como autoridade na vida das Igrejas. Assim são
os encontros conciliares e sinodais, que a Comissão Internacional Católica
Luterana (CICL, 1984, n. 29) chama de “reuniões de caráter representativo”,
pelos quais as Igrejas consultam-se mutuamente no discernimento da
verdade do Evangelho. Elas expressam tanto o sensus fidelium de cada igreja e
na comunhão entre elas, quanto a práxis sinodal da episkopé, o que há consenso
com a Comissão Internacional Católica-Anglicana (cf. CICA, 1999, n. 38). 25
Elias Wolff

Igrejas diferentes afirmam o valor do ministério da episkopé, fundamentado


no Evangelho de Jesus Cristo e reconhecido numa particular autoridade
de supervisão em benefício da koinonia eclesial (CICA, 1994, n. 18). Mas não
encontram consenso sobre o sujeito, a natureza sacramental e o modo de
exercê-lo. Uma sinodalidade ecumênica poderá avançar na afirmação da
ecumenicidade de uma episkopé desenvolvida por etapas e embasada em graus
diversos no seu exercício entre Igrejas que buscam a plena comunhão. Esses
graus podem expressar tanto a unidade já alcançada entre elas, quanto as
divergências existentes. Então a sinodalidade ecumênica tem “uma estrutura
de igreja local, na qual as nossas igrejas, sem serem absorvidas, são de fato
uma só coisa [como] unidade numa diversidade reconciliada” (CICL, 1984,
n. 127). Concretamente, no âmbito da cooperação pastoral, comunidades
de cada igreja mantém relações com os seus próprios bispos, mas em
muitas questões eles partilham o ministério de orientar pastoralmente suas
comunidades. Uma episkopé compartilhada é um passo exigente mas possível
na sinodalidade ecumênica. O caminho para tanto é ampliar a compreensão
de colegialidade, explicitando sua ecumenicidade pela cooperação entre
lideranças maiores de igrejas diferentes. Terá o atual processo sinodal do
catolicismo contribuições concretas para isso?
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

4.3. Sobre o ministério petrino


Infelizmente, a interpretação teológica do primado, suas estruturas e seu
exercício nem sempre favorecem o objetivo da koinonia, interna e externa ao
catolicismo (Kasper, 2012, p. 404-405.413.418-419). João Paulo II solicitou às
igrejas contribuições para um exercício do primado que seja mais favorável à
unidade cristã (UUS 95), que são agora conhecidas e aprofundadas (Dicastério
para a promoção da unidade cristã, 2024). Algumas igrejas concordam que a
comunhão requer alguma forma de primado universal como ‘centro visível
da unidade’ (CICA, 1995, n. 45). Mas discordam que seja na forma como Roma
historicamente o exerce, se como exercício pessoal, ele é necessário ou apenas
uma função possível. Afirmar Roma ou outra sede, exige mudanças significativas
em todas as igrejas. O Papa Francisco fortalece o diálogo sobre a colegialidade
no exercício do primado, buscando uma “salutar descentralização” (EG 16). Isso
é um passo importante para a sintonia com a tese de que o primado petrino
pode ser conciliar, como a forma viável a um serviço de unidade universal
26 (CICA, 1999, n. 45.47).
Ecumenismo e sinodalidade: implicações mútuas na Igreja de comunhão, participação e missão

O processo sinodal pode explorar essa proposta ouvindo as outras igrejas


no discernimento da verdade do ministério petrino para o nosso tempo.
A sinodalidade ecumênica permite que o primado “se abra a uma nova
situação” (UUS 93). E uma “conversão do papado” (EG 32) favorece para que
o dom do discernimento sobre a verdade cristã, que o Espírito lhe concede,
possa ser partilhado entre lideranças de diferentes igrejas.

5. A dimensão missionária da sinodalidade


ecumênica
A missão é constitutiva da natureza e finalidade da igreja, e “Mais
que dizer que a Igreja tem uma missão, afirmamos que a Igreja é missão”
(Síntese da primeira seção do sínodo, n. 8, letra “a”). A sinodalidade eclesial
fortalece isso, visando qualidade à vida eclesial no “cumprimento da missão
de evangelização” (DP, n. 2), ela é “um caminho através do qual a Igreja pode
cumprir de forma mais frutuosa sua missão de evangelização no mundo”
(Vademécum, n. 1.4).

O itinerário do sínodo realizado na América Latina e no Caribe assume essa


compreensão e propõe uma “igreja sinodal missionária” (Síntese AL, n. 53-62).
Vincula a missão da Igreja à missão de Jesus, centrada no Reino, e tem as
periferias como o lugar “especial” para estar e agir: “A missão evangelizadora da
Igreja não é outra coisa que dar continuidade à missão de Jesus, contribuindo
ao crescimento do Reino no mundo, em especial nas periferias, que devem ser
seu centro” (Síntese AL, n. 54)

Missão e ecumenismo estão vinculados. É o que se observa desde a origem


Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

do movimento ecumênico (Edimburgo, 1910), em documentos do Conselho


Mundial de Igrejas, nos diálogos bilaterais, no magistério conciliar e posterior
(AG 5; EN 77; RH 12), entre outros. Já foi afirmado que “a evangelização é o teste
da nossa vocação ecumênica” (Potter, 1974, p. 11). O processo sinodal mostra
esse vínculo afirmando que para desenvolver a missão da igreja é preciso
“recriar as relações” (DP, n. 2) com outras igrejas e religiões. O Documento de
Trabalho para a Etapa Continental vai na mesma direção: “Trata-se de uma
missão que os católicos reconhecem dever levar por diante com os irmãos e
as irmãs de outras confissões e em diálogo com os crentes de outras religiões”
(DEC, n. 11, item 2). Essa afirmação expressa coerência da proposta de uma
igreja sinodal não somente ad intra, mas como um caminhar ecumênico e 27
Elias Wolff

inter-religioso no anúncio do Evangelho e na promoção da vida humana e o


cuidado da criação (DEC, n. 45. 47).

Na América Latina e no Caribe, são muitas as situações em que a


missão exige ser assumida ecumenicamente, como as famílias constituídas
ecumenicamente, as populações de rua, o mundo da mobilidade humana,
das migrações e de pessoas refugiadas, as escolas e as universidades, as
capelanias hospitalares, entre outros. E “Nestes contextos, uma Igreja
sinodal está chamada a renovar sua opção preferencial pelos pobres e
manifestar a dimensão social da evangelização” (Síntese AL, n. 56). Nenhuma
igreja responde sozinha a tais desafios, de modo que a sinodalidade vivida
ecumenicamente expressa a missão “colaborando e dando vida a alianças
com outras confissões cristãs, crentes de outras religiões e pessoas de boa
vontade” (DEC, n. 45). Assim, “A sinodalidade leva a uma missionariedade
aberta, à participação e a um intercâmbio sem fronteiras” (Síntese AL, n. 56),
que inclui diferentes parcerias sociais, culturais e religiosas para “ouvir o
grito dos pobres e o da terra” (DEC, n. 45). Trata-se de afirmar no continente a
sinodalidade como “compromisso socioambiental num mundo fragmentado”
(Síntese AL, n. 63-72), de modo que é uma “conversão sinodal interna” da Igreja
católica, o que “tornará crível o compromisso eclesial no trabalho ecumênico”
(Méndez, 2021, p. 268).
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

Conclusão
Importante desafio ecumênico em nosso tempo é as diferentes igrejas
recuperarem as fontes da comunhão eclesial, sobre o que se assenta a
sinodalidade. E nessa fonte comum, elas exercitam a acolhida mútua, com
suas diferenças constitutivas. Na Igreja sinodal, a unidade exige a diversidade
(1Cor 12, 14-26) reconciliada na comunhão (Ef 5,27; Ap 21,2), reconhecendo nas
diferenças os dons que o Espírito de Cristo concede à sua Igreja. Não são posse
de uma identidade eclesial exclusiva, mas servem ao bem comum (1Cor 12,
4-7). Nos períodos bíblico e patrístico assim são as diferentes linguagens, os
símbolos e as imagens do Evangelho em cada época e lugar, que expressam a
catolicidade da fé. E tal deveria ser também em nosso tempo. Nessa direção
o processo sinodal na Igreja Católica é estimulado a avançar, percorrendo
caminhos para o reconhecimento de elementos da Igreja de Cristo nas
diferentes tradições eclesiais (LG 15; UR 3), pelo que o Espírito as torna “meios
de salvação” (UR 3), e Cristo tem nelas uma “presença operante” (UUS 11), de
28 modo que “para além dos limites da Comunidade católica, não existe o vazio
Ecumenismo e sinodalidade: implicações mútuas na Igreja de comunhão, participação e missão

eclesial” (USS 13). Isso é condição para a vivência do Evangelho num exercício
sinodal e ecumênico, superando posturas discriminatórias e proselitistas, e
afirmando um legítimo pluralismo no jeito de caminhar na fé, tão caro à Igreja
primitiva. Então progride-se no caminhar juntos, sinodal e ecumênico, “para
que o mundo creia” (Jo 17,21).

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30
Ética ecológica integral y diálogo
interreligioso: un camino sinodal
CarloS ArBoleDa Mora*
Eje Temático V.3. El rostro sinodal misionero de la Iglesia universal.

Resumen
El mundo actual, ante las situa- exclusiones ni conflictos. Un énfasis
ciones difíciles que vivimos, requiere especial se da al diálogo ecuménico e
una Ética ecológica integral en la interreligioso. Es la oportunidad para
línea de lo que propone Laudato si’. profundizar el ecumenismo receptivo
Esta encíclica mira a la formación de con los otros cristianos y para profun-
personas y comunidades que tengan dizar el entendimiento y trabajo con-
una visión integral de la cuaterni- junto con otras tradiciones religiosas.
dad (persona,sociedad, naturaleza y Sinodalidad también significa encon-
sentido) y una nueva forma de pen- trarse, amarse y actuar con quienes
sar para propiciar una nueva forma experimentan de modo diverso la
de vivir en la tierra y proponer una trascendencia. Lo original de la pro-
manera de convivir que permita puesta de Laudato si’ es la armonía del
CIRCUITO A – SÁBADO 10 – 11:00 a 12:30 hs

una vida verdaderamente humana, todo (Dios, hombre, sociedad, natura-


pacífica, comunitaria, cuidados y leza), la superación de los modos de
respetuosa. Existe la tentación de no pensar y actuar del sistema actual del
mirar más allá de los confines visibles mundo y mantener la esperanza de
de la Iglesia católica romana. Pero la vida humana en el planeta. Las per-
Sinodalidad expresa la voluntad de turbaciones antropogénicas no son
encontrarse y dialogar con perso- casos aislados, sino que constituyen
nas, grupos, religiones y culturas sin una amenaza para la totalidad del

*
Sacerdote de la Arquidiócesis de Medellín (Colombia). Filósofo y teólogo, Magíster en Historia
de la UNAL, Doctor en Filosofía de la UPB (Medellín), Profesor en la UPB y director del grupo de
Investigación Teología, religión y cultura (TRYC). 31
Carlos Arboleda Mora

mundo, pues todo está conectado y diendo que todo está en relación,
cada factor agrega efectos nocivos a que todo está interconectado. Por su
todo el Sistema tierra. Eso ha llevado parte. Aparecida nos habla de las vías
a una preocupación también mun- que deben guiar el camino del diálogo
dial por el estado del Sistema tierra con otras confesiones: conocimiento
sin exclusivismos de raza, religión, de las declaraciones, profundiza-
nacionalidad, etc. Sin embargo, no ción del diálogo, estudio del ecume-
hay todavía un compromiso político, nismo, colaboración en materia social
económico, cultural y religioso que (DA, 99), participación en las organi-
lleve a frenar lo que se ha convertido zaciones ecuménicas y la realización
en un Sistema global de destrucción. de acciones conjuntas con otros siste-
La propuesta de la ecología integral mas de fe (DA 232). La Iglesia sinodal
en sus versiones investigativas, ideo- provoca la práctica del diálogo inte-
lógicas, culturales… está recordando rreligioso como manera de construir
la utopía, ya indicada por Platón en comunión entre todos los pueblos y
el Gorgias, de la armonía de dioses, formas religiosas. En un mundo aco-
hombres, tierra y cielo. Heidegger sado por violencia, guerra, destruc-
recupera esa cuaternidad en su con- ción ecológica… las religiones tienen
ferencia “Construir, habitar, pensar” una exigencia de dar testimonio, de
y el Papa Francisco, en su encíclica fortalecer un humanismo creyente y
Laudato si’ (2015), recoge ese reclamo de buscar justicia, humanización, paz
de que si no hay armonía entre la y cuidado por la totalidad de la crea-
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

naturaleza, el hombre, la sociedad y el ción. La sinodalidad lleva a reconocer


sentido, no habrá paz en el mundo. Su que el Espíritu divino habla también
propuesta de ecología integral no es a través de las culturas, los contextos,
simplemente una preocupación por los acontecimientos reveladores aun-
la naturaleza, por lo verde, sino una que no sean de la línea cristiana, pues
ética ecológica integral que incluya sinodalidad es también búsqueda
la armonía del cuarteto (tierra, cielo, en común con otros peregrinos de la
mortales y divinos). La ecología transcendencia.
integral incluye todos los campos y
sectores de la vida de los hombres: Palabras clave: Sinodalidad, diá-
lo religioso, lo político, lo espiritual, logo interreligioso, ética ecológica
lo económico, lo educativo, enten- integral, teología relacional.

32
Introducción

E
l concepto de sinodalidad abre el campo al encuentro y al diálogo
no sólo con la comunidad cristiana católica sino también con otras
confesiones cristianas y con las otras religiones. Un lugar fecundo y
universal para el diálogo interreligioso es la Ética ecológica integral (EEI)
propuesta en la encíclica Laudato si’. La fundamentación de esta ética arranca
no sólo de la Escritura o del magisterio eclesiástico sino también del diálogo
con pensadores, filósofos, científicos y otros autores que han sentado las bases
de una ontología de lo humano que coloca las bases para un diálogo amplio
y una acción conjunta en favor del cuidado de la Casa común. Así, la primera
parte de este escrito describe lo que es una ética de la cuaternidad en general
a partir de diversos pensadores. Luego se muestra la Ética ecológica integral
que propone el Papa Francisco en la encíclica y que sirve para la relación
dialogal con otras confesiones y formas religiosas como la Iglesia ortodoxa
y con el Islam. El cuidado integral de la casa común permite perfectamente
hablar de una acción conjunta global o ética universal donde todos pueden
encontrarse, aportar, construir, dialogar y hacer un mundo humanizado y
humanizante. Se trata de una manera, dentro del catolicismo, de vivir una
sinodalidad ampliada como un caminar juntos con toda la humanidad. Para
ello se procederá a una presentación de lo que Heidegger llama la armonía de
la cuaternidad, para encontrar en la Laudato si’ una aplicación práctica de ella.
Luego se presentará la Ética ecológica integral que propone la encíclica y se
mencionarán unos documentos hermanos de la Iglesia ortodoxa griega con el
patriarca Bartolomé que recuerda que es un pecado cometer crímenes contra Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

la naturaleza y se mostrará un documento que se puede denominar gemelo


de la Laudato si’ que es el “Al-Mizan: A Covenant for the Earth” del Islam, para
concluir con el aporte de dicha EEI a la sinodalidad.

Desarrollo
La Encíclica Laudato si’ da un paso cualitativo y no sólo cuantitativo en la
Teología moral social, en cuanto propone un cambio en el modo de relacionarse
con todo lo creado ya que se asiste a una crisis que no es sólo ecológica sino
total. Es el Todo lo que está amenazado, y se abre camino una nueva forma
de pensar que abarque lo filosófico, lo teológico y lo científico-técnico. Hay
necesidad de regresar a lo esencial: humanizarse pues el pensamiento 33
Carlos Arboleda Mora

solamente cartesiano, mecanicista, tecnócrata y antropocentrista están


en la raíz del pensamiento actual. Esta manera de pensar da pie a la crítica
realizada por Lynn White en 19671. Este atribuye al cristianismo de la crisis
ambiental por su concepto de hombre racional y rey de la creación. La LS
recupera lo que se llama la armonía del cuarteto tomada de Platón, Holderlin,
Heidegger. El cuidado ha de tener en cuenta cielo, tierra, divinos y mortales en
cuyo cruzarse se revela el destino del Ser; dentro del cuadrante, la cuaternidad
o la cuaterna acontece el Ser al hombre: “ser como mortal sobre la Tierra,
quiere decir: habitar” (Heidegger, 1997, p. 202)2. En resumen construir, habitar,
pensar, recordar y agradecer, es la vida del hombre en este mundo. Para vivir la
cuaternidad, Heidegger indica que no se puede perderse en el ente, sino que
hay que preocuparse por el Ser para salir de las cosas e ir a la totalidad como
una construcción fenomenológica-existencial descartando lo simplemente
maquinal y técnico.

cielo divinos

SER

tierra mortales
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

(La cuaternidad en la Laudato si’: la armonía de la vida. PPT. https://es.slideshare.net/


slideshow/la-cuaternidad-en-la-laudato-si-la-armonia-de-la-vidapptx/266045292)

Bien lo dice: “Esta unidad de [los cuatro elementos] la llamamos la


Cuaternidad. Los mortales están en la Cuaternidad al habitar. Pero el rasgo
fundamental del habitar es el cuidar (mirar por). Los mortales habitan en el
modo como cuidan la Cuaternidad en su esencia”3.

Platón ya había planteado la cuaternidad en el Gorgias: “Los sabios,


Callicles, dicen que un lazo común une al Cielo con la Tierra, a los dioses y a
los hombres, y este lazo común es la amistad, la templanza, la moderación y
la justicia, y por esta razón, amado Callicles, dan a este universo el nombre de
Orden y no lo llaman desorden o licencia”4 (Platón, 2017, p. 1).

1
White, Lynn. (1967). The Historical Roots of Our Ecological Crisis. Science 155 (3767): 1203-1207.
2
Heidegger, M. (1994). “Construir, habitar, pensar” en Conferencias y artículos, Barcelona, Serbal, 1994.
3
Heidegger, M., “Construir, habitar, pensar” en Conferencias y artículos, Barcelona, Serbal, 1994, p. 132.
34 4
Platón (2017). Gorgias. Menorca: Textos.info.
Ética ecológica integral y diálogo interreligioso: un camino sinodal

El aporte de la Encíclica Laudato si’


La idea de una ecología integral no es original del Papa Francisco, pero
la Encíclica hace una síntesis de diversos aportes desde una mirada cristiana
abierta al encuentro dialogal con las religiones, las culturas y las ciencias y así
cuidar la casa común.

Los cuatro principios: el todo es superior a la parte, el tiempo es superior


al espacio, la realidad es superior a la idea y la unidad es superior al conflicto
proponen la urgencia de una mirada global, integral y humanista para abordar
una situación que es compleja y multifacética. No es cuestión simplemente
técnica sino también de la consideración trascendente de la obra de Dios:

La interdependencia de las criaturas es querida por Dios. El sol y la


luna, el cedro y la florecilla, el águila y el gorrión: las innumerables
diversidades y desigualdades significan que ninguna criatura se
basta a sí misma, que no existen sino en dependencia unas de otras,
para complementarse y servirse mutuamente. (LS 86.)

Estos cuatro principios proponen una comprensión relacional del misterio


cristiano de la trinidad que es un trabajo en obra en el momento actual por
parte de la teología:

Replantear en otros términos la categoría de relacionalidad y de una


ontología trinitaria es un trabajo arduo y difícil. Ya Agustín, que se
gastó 16 años para escribir De Trinitate, lo dice afirmando que es un
trabajo cuyo estudio es arduo, su descubrimiento invaluable y el
error es muy peligroso. Los peligros son grandes pues si se reduce la Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs
teología a antropología se puede construir un ídolo o una proyección
patológica; si se usa una metafísica estática y deductiva, los
acontecimientos salvíficos se reducen a ejemplos de una metafísica
autorreferencial (Hemmerle 1996: 23)5 y si se permanece en un una
metafísica dualista y conceptual, la noción de trinidad no tiene
utilidad social, histórica y ecológica. (Arboleda, 2021, p. 17)6

5
Hemmerle, K. (1996). Tesi di ontologia trinitaria. Per un rinnovamento del pensiero cristiano, Roma:
Città Nuova. p. 23.
6
Arboleda, C. y Meluso G. “Una ontología relacional en teología: donación, encuentro, comunión
trinitaria”. En Arboleda, C. Castrillón, L. A. Teología relacional, catolicismo e interculturalidad. Medellín:
UPB, 2021, pp. 14-40. Cfr. Piñero, R. (2007). El amor como relación. Reflexiones sobre el amor en
algunos escritos de J. Ratzinger. Recuperado de https://dehesa.unex.es:8443/handle/10662/2174 35
Carlos Arboleda Mora

El Dios relacional expresa su esencia y esto sólo puede entenderse desde


su realidad como amor. (Ratzinger, 2010: 151) La Trinidad expresa relación que,
en ella, es actualidad pura, como dice San Agustín:

Porque no se llama Padre para sí, sino para el Hijo; para sí es Dios. He
ahí lo decisivo. ‘Padre’ es un concepto relativo. En su ser hacia otro es
Padre, en su ser hacia sí mismo es simplemente Dios. La persona es
la pura relación de lo que es referido, nada más. La relación no es algo
que se añade a la persona —como entre los hombres— sino que la
persona consiste en la referibilidad. Y esa realidad es comunicada en
la creación del mundo y del hombre pues la relación que es unidad,
se trasluce en lo creado como manifestación del amor: La esencia de
la realidad cristiana consiste en eso, en recibir y vivir la existencia
como referibilidad y entrar en la unidad que es el fundamento motor
de lo real”. (Ratzinger, 2010: 152, 156)

Klaus Hemmerle, por ejemplo, usa el método fenomenológico para


comprender la relacionalidad en la vida trinitaria:

El principio en el amor está en el darse a sí mismo (ritmo, donación


y relación). Los rasgos fundamentales de esa ontología trinitaria
son: –Fenomenología del amor como fenomenología del ser
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

pues esta fenomenología del amor expresa un original mostrarse


del ser y del ente. –La nueva palabra clave es el verbo: la palabra
clave de tal pensamiento no es ya el sustantivo, sino el verbo.
–Unidad en la multiplicidad de orígenes: si el término principal de
la nueva ontología es el verbo, entonces en lugar de un solo sujeto
se da la plurioriginariedad. –Estructura lúdica: la identidad como
incremento. El proceso aparece a la vez claramente como proceso,
regreso y conexión. La identidad aparece como incremento donde
la estructura lúdica es la estructura del proceso. –La restitución del
sustantivo a partir del verbo: lo existente vuelve a poner en juego
el sustantivo pero para encontrar un nuevo sentido. –Analogía del
lenguaje como analogía del ser. La analogía del pensar y del hablar
realiza y desvela únicamente la analogía del ser, la cual, como acto,
«es» precisamente transición, comunión, darse. –Dimensiones de
la analogía: la múltiple relacionalidad, esa conexión de unión y
distinción, se ha de entender como analogía.–La cuestión acerca de
lo nuevo de una nueva ontología: esta nueva ontología ha tenido
36 sus predecesores: Tomás de Aquino, Buenaventura, Nicolás de Cusa,
Ética ecológica integral y diálogo interreligioso: un camino sinodal

Descartes, Schelling, Baader, Rosenzweig, Heidegger, Rombach que


han buscado la profundidad del darse”. (Hemmerle, 2005: 49-63)7

En síntesis se puede decir que lo que allí se manifiesta es el amor, el darse.


Es una fenomenología del amor que, en línea con la nueva fenomenología
francesa, redescubre la comunidad del amarse y allí lo propio y original.

El misterio de este misterio se llama amor, darse a sí mismo. Pero


a partir de ahí se manifiesta en su estructura todo ser, todo pensar,
todo acontecer; resulta la «relectura» de lo manifiesto para la fe en
los fenómenos, en la inmediata mirada hacia ellos. El pensamiento
mismo se aprende de nuevo en esta «fenomenología»; se trasforma
al acompañar con su paso el paso del darse a sí mismo, el paso que
es el amor. El pensamiento llega a descubrir en todo ello que esto
es precisamente su originalidad, su inmediatez, lo suyo propio.
(Hemmerle, 2005: 64)

Una ontología trinitaria relacional tiene su fundamento en el ágape


apoyado en un amor kenótico. No es como un adjetivo o un accidente de Dios
sino que es su esencia en cuanto su ser es relación. El misterio de Dios es un
misterio de relación comunitaria. Esa es la manifestación del plan trinitario
(Ef 1, 3-14). Dios como donación se descubre en lo creado (historia, persona,
naturaleza…), siendo imposible distinguir la theologia de la Oikonomía. Esto
abre el camino a una ontología relacional soteriológica: las interrelaciones del
mundo natural pueden verse como un reflejo de las relaciones intratrinitarias
y de ahí la convicción de que la conversión ecológica hacia el mundo, los
humanos y lo divino es requisito para la vivencia y para la naturaleza del
ser humano creado a imagen y semejanza de un Dios que es en sí relación Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

de amor8.

La cuaternidad ( Dios, hombre, mundo y comunidad) es esta relación


de complementariedad, que hace posible que exista una ecología
integral (LS 139)9.

7
Hemmerle, K. (2005). Tras las huellas de Dios. Ontología trinitaria y unidad relacional. Salamanca:
Sígueme
8
Edwards, D. (2017). “Everything is interconnected”: The trinity and the natural World in Laudato si’.
The Australasian Catholic Record, 94(1), 81-92. https://search.informit.org/doi/10.3316/informit.
658692611174225
9
Turkson, P. (2015). Laudato si’. Roma. 18 June 2015. Recuperado de http://en.radiovaticana.va/news/
2015/06/18/cardinal_turkson__laudato_si%E2%80%99_inspired_by_st_francis_/1152338 37
Carlos Arboleda Mora
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

Fuente propia: Arboleda, Carlos; Castrillón, LA.


38
Ética ecológica integral y diálogo interreligioso: un camino sinodal

La ética ecológica integral propuesta por Laudato si’ es un llamamiento


que se hace universal y no es un humanismo piadoso y débil. Recoge sus ideas
de pensadores, científicos, filósofos como Ken Wilber, Michael Zimmerman,
Leonardo Boff…, en una propuesta que no es absolutamente original, pero que
el Papa sintetiza en forma magistral y a la vez sencilla, para convocar a una
tarea enorme de salvar la Casa Común.

Laudato si’ recoge una tradición múltiple de pensamiento: Tomás


de Aquino, Romano Guardini, Raimon Panikkar, Martin Heidegger,
Charles Taylor, tradiciones espirituales orientales, datos científicos,
etc., pero una novedad en la encíclica, en lo que se refiere a filosofía,
es el uso de la fenomenología y la hermenéutica de tipo francés”10.
(Arboleda y Castrillón, 2021, o. 133)

Laudato si’ recuerda que Dios que no se aísla en sí mismo, sino que sale de
sí para revelarse amorosamente en toda la creación. Responder a esta salida
de sí por parte de Dios, pide la apertura del hombre a la cuaternidad (cielo,
tierra, divinos, humanos). La cuaternidad tiene una relación vulnerable,
afectando uno de los términos se afectan los demás. Mantener la armonía
es la ética mundial para el tiempo presente, ética de responsabilidad y de
cuidado amoroso.

El patriarca Bartolomé11 (el Patriarca Verde) lee a los estoicos y Aristóteles


desde la óptica de la tradición cristiana mostrando la dimensión trascendente
del ser humano como creado a semejanza de Dios (Gn 1,27), dato que él
considera uno de los símbolos más propios de la civilización judeo-cristiana.
Para Bartolomé ese símbolo es de carácter relacional e implica que el humano Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

se desarrolla dentro de ese ambiente de relaciones comunitarias y personales.


El ser humano se realiza teniendo en cuenta el rostro de las personas,
admirándose y cuidando la naturaleza y comprendiendo que en ellas se
muestra la bondad de la acción de Dios (Gn 1-2).

Toda forma de comunidad —el lugar de trabajo, la escuela, la


ciudad, la nación, e incluso la Unión Europea— tiene como vocación

10
Arboleda, Carlos y Castrillón, Luis. Influencias filosóficas y teológicas en Laudato si’. (Pp. 132-150.) En
Arboleda y Castrillón. Teología relacional, catolicismo e interculturalidad. Medellín: UPB, 2021.
11
Bartholomew I. (2008). Encountering the Mystery. Understanding Orthodox Christianity Today. New York:
Doubleday. 39
Carlos Arboleda Mora

el hacerse, cada una a su manera, un icono viviente de la Trinidad…


Ese es el rol de la religión en una Europa cambiante12.

En cuanto al Islam hace poco se publicó el documento Al-Mizan: Un pacto por


la Tierra13, es como la Laudato si’ islámica. Implica que toda criatura manifiesta
la obra y presencia divina y por tanto su destrucción es un ecocidio parecido
a un genocidio o a un crimen contra la humanidad pues si bien lo creado
manifiesta la obra de Dios en el mundo, los seres humanos no han hecho bien
en cuidarla. Se publicó en febrero de 2024 en la sexta sesión de la Asamblea
del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente en Nairobi
(Kenia). Fue redactado por 12 expertos musulmanes con aportes de Suníes,
chiíes, ibadíes, tradicionalistas, modernistas, salafíes, sufíes, intelectuales,
activistas, mujeres, hombres, jóvenes y mayores y tiene el aval del Gran Imán
egipcio Ahmad al-Tayeb14. Es un documento hermano o gemelo de Laudato si’
que abre el camino a un diálogo interreligioso.

Puntos centrales de este documento:

 La fe puede impulsar acciones para recuperar el equilibrio ecológico y


preservar la tierra para los futuros humanos.
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

 La crisis eclipsa otras crisis en la historia y hay que volver a conectarnos


con el Señor de todo.

 Hay que desarrollar la posibilidad de dialogar al respecto con otras


tradiciones religiosas, étnicas y científicas.

 Al-Mizan indica equilibrio y balance. Se basa en el Corán que propone


fomentar el bien público, prohibir las acciones incorrectas y actuar con
moderación en todo momento de tal manera que sea un desafío para
creyentes y no creyentes:

12
Rusch, William (ed.). The Witness of Bartholomew I, Ecumenical Patriarch. Cambridge (MA): Wm.B.
Eerdmans Publishing Co., 2013. Citado en Cárdenas-Támara, Felipe. (2017). La raíz ontológica de la
crisis ambiental. El magisterio de su santidad Bartolomé. Teológica Javeriana, 67 (183), 35-61. https://
doi.org/10.11144/javeriana.tx67-183.rocams p. 46.
13
Othman Llewellyn, Fazlun Khalid and others. Al-Mizan: Covenant for the Earth. The Islamic
Foundation for Ecology and Environmental Sciences, Birmingham, UK, 2024
14
Buena Voz Católica. http://blog.pucp.edu.pe/blog/buenavoz/2024/03/23/islam-publica-su-carta-
40 ecologica-evoca-laudato-si/
Ética ecológica integral y diálogo interreligioso: un camino sinodal

El más misericordioso, enseñó el Corán


A la humanidad creada le enseñó elocuencia
El sol y la luna se mueven en un cálculo preciso
y las estrellas y los árboles se postran
y el cielo elevó e le impuso la balanza (Mizan)
para que no transgredas dentro del equilibrio (Mizan)
y establecer peso en la justicia y no hacer deficiente el equilibrio
(Mizan).
(Corán 55:1-9)

Conclusión
Finalmente debemos mencionar la relación del diálogo interreligioso
con la sinodalidad en la Iglesia católica. El Documento Diálogo y Anuncio nos
habla de las siguientes formas de diálogo: el diálogo de la vida, de las obras, de
los intercambios teológicos y de la experiencia religiosa que bien se conjugan
con la mutua colaboración intercultural e interreligiosa en la ejecución de una
ética ecológica integral en la cual hay espacio para todo hombre y mujer de
buena voluntad15. “Una Iglesia sinodal desea seguir avanzando en el diálogo
interreligioso y en la fraternidad universal en todos los continentes”16.

Cuáles son los desafíos de la sinodalidad para la Iglesia hoy en el campo


interreligioso? El diálogo interreligioso responde a la voluntad divina de
la recapitulación universal en Cristo (Ef 1, 10). Este diálogo propuesto por el
Magisterio, especialmente desde el Concilio Vaticano II muestra cómo ha de
ser el encuentro de la Iglesia con las religiones no cristianas recordando la
misión de hacer crecer la unidad y la caridad entre gentes y pueblos, “aquello
Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

que es común a los hombres y conduce a la mutua solidaridad” (Nostra


Aetate 1). El creyente auténtico no es el fundamentalista encerrado en su propia
confesión sino aquél que descubre en las manifestaciones religiosas diversas
la presencia universal de Dios, las “semillas del Verbo” (Ad Gentes 11), presentes
en cada religión y cultura. La Iglesia está encaminada a la misión hacia los
pueblo y el diálogo no sustituye el anuncio, más bien está orientado hacia

15
Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso. Diálogo y proclamación. Roma, 19 de mayo de 1991. https://
www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/interelg/documents/rc_pc_interelg_doc_19051991_
dialogue-and-proclamatio_en.html
16
Celam. Síntesis de la Fase Continental del sínodo de la sinodalidad en América Latina y el Caribe. Abril
2023. N. 41. 41
Carlos Arboleda Mora

él. Pero el anuncio no impide o cierra el diálogo y el encuentro. Fundamental


es la categoría del amor, manifestado en todas las culturas y religiones y
que se manifiesta en la famosa “regla áurea”: “Hagan a los demás lo que
quisieran que les hicieran a ustedes” (Lc 6, 31). Hay puntos fundamentales
que abren el diálogo con otras religiones: La oración y la contemplación, el
sentido de la vida, la construcción de paz, el cuidado integral de la creación, la
sostenibilidad ambiental, los derechos humanos y culturales, la solidaridad,
etc. Las metodologías incluyen: la escucha activa del otro, la suspensión del
prejuicio y de la condenación, y el aprender haciendo y reflexionando.

Nos es útil un decálogo sinodal, interreligioso y relacional como el que


propone Kureethadam siguiendo el método Ver-Juzgar-Actuar17:

Cuidar nuestra casa común en peligro


Escuchar el grito de los pobres
Redescubrir una visión teológica del mundo natural
Reconocer que el abuso de la creación es pecado ecológico
Reconocer las raíces humanas de la crisis de nuestra casa común
Desarrollar una Ecología Integral
Aprender una nueva forma de habitar nuestra casa común
Educar para la ciudadanía ecológica
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

Adoptar una espiritualidad ecológica


Cultivar las Virtudes Ecológicas18.

Bibliografía
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e interculturalidad. Medellín: UPB.

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en teología: donación, encuentro, comunión trinitaria” En Arboleda,
C. y Castrillón, L. A. Teología relacional, catolicismo e interculturalidad
(pp. 14-40). Medellín: UPB.

17
Kureethadam, Joshtrom Isaac. (2018). The Philosophical Roots of the Ecological Crisis: Descartes
and the Modern Worldview. Cambridge Scholars Publishing. Este texto indica los tres fundamentos
filosóficos de origen cartesiano de la crisis actual: exagerado antropocentrismo, concepción
mecanicista del mundo técnico y el dualismo metafísico entre humanidad y mundo.
42 18
Kureethadam, Joshtrom .(2022). Los diez mandamientos verdes de la Laudato si’. Madrid: CCS.
Ética ecológica integral y diálogo interreligioso: un camino sinodal

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(3767): 1203-1207. Eje Temático V.3. El rostro sinodal misionero de la
Iglesia universal.

44
José Santos Torres Munoz
La conversión sinodal: pastoral, ecológica y vital
Pontificia Universidad Javeriana, Colombia.
Doctor en Teología, PUJ, Bogotá 2014.
Maestría en exégesis documental bíblica, PIB Roma 2002.
Licenciado en teología, PUJ Bogotá 1996.
Doctor en educación, USTA Bogotá 2017.
Licenciado en Filosofía y Letras, USTA 1998.
Docente Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de
Teología.
Mesa Conversión sinodal

Isabel Corpas de Posadas


Obispo de la Diócesis de Copiapó, Chile

¿Nuevo espacio para las mujeres en la Iglesia sinodal?


Moderador: Ricardo Morales

Un aporte a la teología de los ministerios eclesiales


Investigadora independiente, Colombia.
Ha sido profesora de teología sacramental y de teología
del matrimonio en la Facultad de Teología de la Pontificia
Universidad Javeriana de Bogotá (Colombia).
Ha sido profesora de teología del sacramento del orden y
de teología de los ministerios eclesiales en la Facultad de
Teología de la Universidad de San Buenaventura también
de Bogotá (Colombia).
Publicación reciente: ¿Ordenación de mujeres? Un aporte al
debate desde la eclesiología de Vaticano II y la teología feminista
latinoamericana (e-book que se puede descargar, sin costo,
en Amazon y en Apple Books).

Agustín Podestá (Remoto)


La conversión sinodal de la pastoral universitaria
Universidad del Salvador, Argentina.
Magíster en Teología (UCA). Diplomado Superior en
Ecología Integral (UCSF).
Docente e investigador en Universidad del Salvador
(Argentina), responsable de la “Diplomatura Universitaria
en Introducción a la Teología y el pensamiento del Papa
Francisco” y otras cátedras y seminarios.
Director de la “Diplomatura Superior en Historia de las
Religiones y Espiritualidades” (USI, Argentina).
La conversión sinodal:
pastoral, ecológica y vital
Dr. JoSÉ SantoS TorreS-MUÑoz, cMF, PBro*

E
l Papa Francisco ha señalado reiteradamente la importancia de la
sinodalidad en la Iglesia, destacando la necesidad de una conversión
sinodal que abarque lo pastoral, lo ecológico y lo vital. Ha resaltado la
importancia de escuchar a todas las personas que conforman la comunidad
cristiana y que están en plena comunión con la Iglesia, permitiendo que cada
voz sea escuchada y tenida en cuenta en el proceso de reflexión y de toma de
decisiones. Además, ha enfatizado la urgencia de cuidar nuestra casa común, el
planeta Tierra, y de promover un estilo de vida más armónico y respetuoso con
el medio ambiente. La sinodalidad, vista como un camino de conversión y de
renovación eclesial, se convierte así en un llamado a una mayor participación,
diálogo y apertura en la vida de la Iglesia.

tres diMensiones entreLazadas


La conversión sinodal implica diversos aspectos de la vida y misión de la
CIRCUITO A – SÁBADO 10 – 11:00 a 12:30 hs

Iglesia, reflejando un proceso de transformación y renovación en diferentes


dimensiones, en especial la pastoral, la ecológica y la vital.

En la dimensión pastoral implica una transformación en la forma en que


la Iglesia entiende y realiza su misión evangelizadora ya que busca valorar y
renovar las prácticas tradicionales y fomentar el nuevo paradigma que resulta

* Docente Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Teología. Doctor en Teología, PUJ Bogotá
2014. Maestría en exégesis documental bíblica, PIB Roma 2002. Licenciado en Teología, PUJ Bogotá
1996. Doctor en educación, USTA Bogotá 2017. Licenciado en Filosofía y Letras, USTA 1998. Miembro
del grupo de investigación Academia, PUJ. orcid: http://orcid.org/0000-0003-4645-7180. Email:
j.torresm@javeriana.edu.co; jostomu@yahoo.com 47
Dr. José Santos Torres-Muñoz, cmf, Pbro

del Concilio Vaticano II en el que se promueve una cultura de diálogo, escucha


recíproca y discernimiento espiritual (La sinodalidad, 2018, n° 105). Por ello,
nuestra teología pastoral debe tener en cuenta que:

 Se trata de una renovación de la forma en que la Iglesia vive su misión


en el mundo.
 Implica una mayor apertura a la participación de todos los laicos y laicas
en todos los niveles de la vida eclesial.
 Se busca una Iglesia más cercana a la gente, especialmente a los pobres
y marginados.
 Se busca una Iglesia más misionera, que salga al encuentro de las
personas donde están y como están.

En la dimensión ecológica se refiere a un cambio profundo en la relación que


como cristianos tenemos con la creación (Torres-Muñoz, 2022b). En efecto, la
Iglesia promueve una ecología integral que articula el cuidado de la naturaleza
con la justicia por los más empobrecidos y desfavorecidos (Laudato si’, n° 13).
Por ello, nuestra ecoteología práctica debe tener en cuenta que:

 El cuidado de la integridad de la creación es una respuesta a la


Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

crisis ambiental que enfrenta nuestro planeta y amenaza a toda


la humanidad.
 Implica un cambio en nuestra forma de vivir, en relación con la
creación; en un desalineamiento del consumismo, el materialismo y
el hedonismo.
 Se busca una Iglesia más comprometida con el cuidado del medio
ambiente y con una visión integral de la ecología en la que se valore el
aporte de los pueblos originarios.
 Se busca una Iglesia que promueva un estilo de vida más sostenible,
una economía más circular que no sacrifique la casa común en nombre
del bienestar de unos pocos.

En la dimensión del estilo de vida, el papa Francisco ha recuperado


la sabiduría ancestral del buen vivir: “El buen vivir es esa mística que los
pueblos aborígenes nos enseñan a tener en relación con la tierra” (Francisco,
48 2022). Esta dimensión de la conversión sinodal enlaza con el cuidado de
La conversión sinodal: pastoral, ecológica y vital

la casa común y enfatiza la importancia de la vida en todas sus formas y la


necesidad de protegerla. Incluye el reconocimiento de la dignidad de cada
persona y la responsabilidad de cuidar tanto del medio ambiente como de las
comunidades vulnerables. Por ello, nuestra teología espiritual debe tener en
cuenta que el buen vivir:

 Es una llamada a una renovación personal y comunitaria en la fe.


 Implica un encuentro personal más profundo con Jesucristo, con su
praxis transformadora, con su estilo de vida, con su causa identificada
con el reinado de Dios.
 Busca una Iglesia más viva, más alegre y más esperanzadora que haya
aprendido a afrontar los desafíos de una cultura arribista, masificadora
y marginadora.
 Busca una Iglesia que sea un faro de luz y esperanza para el mundo, no
solo a nivel global, sino sobre todo a nivel local: la aldea global.
 Recupere la armonía entre la vida activa y la vida contemplativa.

En conjunto, la conversión sinodal busca una Iglesia más participativa,


inclusiva y comprometida con los desafíos actuales del mundo, siguiendo
el camino que Dios espera de ella en el tercer milenio. Como lo especifica
el Sínodo de los Obispos para la región Panamazónica (2019), la conversión
sinodal “indica la forma específica de vivir y actuar (modus vivendi et operandi)
de la Iglesia del Pueblo de Dios, que manifiesta y realiza de manera concreta
su ser “comunión”, en el caminar juntos, en el reunirse en asamblea y en la
participación activa de todos sus miembros en su acción evangelizadora” Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

(n° 87). La conversión sinodal es un proceso continuo que requiere el


compromiso de todos los miembros de la Iglesia. Es un camino que debemos
recorrer juntos, en comunión y diálogo, bajo la guía del Espíritu Santo.

Profundicemos ahora algunos aspectos fundamentales de la conversión


sinodal relacionados con la comprensión bíblica de la conversión.

El llamado bíblico a la conversión


En la Biblia hebrea, la palabra más comúnmente asociada con la idea
de conversión es shuv (‫)ׁשּוב‬, que significa “volver” o “regresar”. Esta palabra
se utiliza para describir la acción de regresar a Dios, abandonando un estilo 49
Dr. José Santos Torres-Muñoz, cmf, Pbro

de vida incompatible con la fe y cambiando de camino hacia una vida de


escucha obediencial y fidelidad a la orientación de Dios. Otra palabra
relacionada es teshuvah (‫) ְּתׁשּובָ ה‬, que se refiere al proceso de arrepentimiento
y conversión espiritual.

Estos términos enfatizan la acción de alejarse de estilos de vida


incompatibles con la enseñanza (torah) de la Palabra de Dios y con ideologías
ajenas al proyecto de la creación y volver a una relación correcta con Dios,
lo cual es un tema recurrente en la enseñanza, la profecía y la sabiduría de
evangelio manifiesta en el Antiguo y Nuevo Testamento.

En el Nuevo Testamento, la conversión, también conocida como metanoia


en griego, se refiere a un cambio radical en la vida de una persona que resulta
de su fe en Jesucristo. Este cambio implica un abandono de modos de vida
incompatibles con la opción fundamental de fe y una vuelta a Dios, buscando
vivir de acuerdo a sus mandamientos y cambiando de mentalidad.

En particular, el texto más emblemático para hablar de conversión es el


inicio de la predicación de Jesús en el evangelio de Marcos que nos da la clave
fundamental que acompañará toda su acción evangelizadora: “el tiempo se
ha cumplido, el reino de Dios está cerca: conviértanse y crean en el evangelio”
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

(Mc 1,15). En esta proclama programática del kerigma que hace Jesús se nos
dan las claves del camino de Jesús, de la Iglesia y de la evangelización con
el término Kairós, entendido como plenitud (pléroma) y signo (semeia),
relacionado con el imperativo ‘conviértanse’ (μετανοεῖτε) en función de la fe
en el evangelio.

Precisamente la reflexión sobre este sínodo ha comenzado por una


comprensión del Kairós, del momento propicio para volver a Dios, de los
signos singulares que acompañan este momento de la humanidad. Como
claramente lo señala la Comisión Teológica Internacional (2018): “Se trata de
determinar y recorrer como Iglesia, mediante la interpretación teologal de
los signos de los tiempos bajo la guía del Espíritu Santo, el camino a seguir en
el servicio del designio de Dios escatológicamente realizado en Cristo que se
debe actualizar en cada kairós de la historia” (n° 113).

En general, en el Nuevo Testamento, se utilizan principalmente dos


palabras griegas para hablar de conversión: metanoia y epistrofé. Metanoia
50 (μετάνοια) que significa “cambio de mentalidad”, “arrepentimiento” o volver
La conversión sinodal: pastoral, ecológica y vital

a pensar las cosas. Se utiliza para resaltar el cambio interno de actitud que
acompaña a la conversión, implicando un reconocimiento de del estilo de
vida actual y un proceso de cambio. Aparece en pasajes como Mateo 3,2 que
identifica la prédica de Juan Bautista; Hechos 2,38 que identifica la prédica de
Pedro; 2 Pedro 3,9 que indica las exigencias continuas de conversión el camino
de la Iglesia.

El segundo término epistrofé (ἐπιστροφή) que significa literalmente


“volver” o “regresar”, coincide más con la perspectiva veterotestamentaria
del volverse a Dios en algún momento del camino en el que se considera que
el pueblo se ha extraviado o errado en el camino. Se utiliza para enfatizar
el cambio de dirección que implica la conversión, pasando de la propia
autoenajenación al volverse de nuevo hacia Dios. Aparece en pasajes como
Hechos 3,19 que da testimonio del llamado del apóstol Pedro a sus hermanos
israelitas; Hechos 26:18 en el emblemático testimonio de Pablo sobre su
conversión y 1 Pedro 2, 25 que reconoce la vuelta de la comunidad cristiana
hacia el auténtico pastor.

Hay otros términos griegos relacionadas con la conversión como el


verbo stréfo (στρέφω) que significa “girar” o “volver y se utiliza en algunos
pasajes para referirse a la conversión, como por ejemplo en Hechos 15,19 que
denomina la conversión de los gentiles a la fe en Jesús. O el verbo proséρχomai
(προσερχομαι) que significa “acercarse” o “venir a” y se utiliza para referirse
al acto de acercarse a Dios en fe y arrepentimiento. O incluso el verbo pisteúo
(πιστεύω) que significa “creer”. La fe en Jesucristo es un elemento esencial de
la conversión como por ejemplo en Hechos 16:31 que narra la conversión del
carcelero de Pablo en la ciudad de Filipos.
Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

Es importante mencionar que estas palabras griegas no siempre se


traducen como “conversión” en las versiones en español del Nuevo Testamento.
En algunos casos, se pueden traducir como “arrepentimiento”, “cambio de
mente”, “volver” o “venir a”, dependiendo del contexto específico. Sin embargo,
todas estas palabras comparten la idea fundamental de un cambio radical en
la vida que resulta de la fe en el evangelio proclamado por Jesús en su kerigma
(Mc 1,15). Este cambio implica un reconocimiento del tiempo o momento por
el que el pueblo atraviesa, la irrupción de su reinado por medio de signos
particulares y las exigencias de cambio de mentalidad que esta irrupción
implica para la vida de fe. 51
Dr. José Santos Torres-Muñoz, cmf, Pbro

Algunos ejemplos de conversión en el Nuevo Testamento permiten


percibir la importancia de este proceso en el camino de seguimiento de Jesús
y en los procesos de evangelización. El ejemplo más conocido es la conversión
del apóstol Pablo. Pablo, quien inicialmente perseguía a los cristianos,
experimentó una dramática conversión en el camino a Damasco, como lo narra
el capítulo noveno de Hechos. Tras este encuentro con Jesús resucitado, Pablo
se convirtió en un ferviente seguidor de Cristo y un poderoso misionero del
evangelio. Otro ejemplo muy conocido y que está muy bien representado en
la iconografía de los templos es el de la conversión de la mujer samaritana. La
mujer samaritana, al encontrarse con Jesús junto al pozo de Jacob (Jn 4,1-42),
experimentó una profunda conversión que la llevó a abandonar su anterior
estilo de vida y abrazar la propuesta de Jesús.

Ya en el camino de la Iglesia tenemos narraciones de conversiones de


personas provenientes de otras naciones o gentiles. Una de ellas es la conversión
del carcelero de la ciudad de Filipos. Luego del injusto encarcelamiento de
Pablo y sus compañeros misioneros, el carcelero de Filipos, tras el terremoto
y la predicación del evangelio por parte de Pablo y Silas, experimentó una
conversión radical, junto con toda su familia, como se narra en al capítulo 16
de Hechos.

En otras palabras, La conversión en el Nuevo Testamento es un llamado


Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

universal para todas las personas para que se dejen transformar por el
evangelio, sigan a Jesús y se conviertan en misioneros de esa buena noticia que
acontece en su propia vida. Dios transforma nuestras vidas y nos lleva a una
relación personal con Él a través de la fe en Jesucristo (Torres-Muñoz, 2022a).

Puesto que la iluminación bíblica nos da un amplio, profundo y específico


impulso para considerar la conversión en todos los procesos con los que la
Iglesia busca fortalecer su vocación misionera, vamos a puntualizar estas
enseñanzas en los siguientes puntos clave:

 Cambio de mentalidad: La conversión inicia con un reconocimiento


de que nuestra manera de pensar conformada a ciertos valores y
costumbres de moda puede no ser acorde a los valores del evangelio.
El cambio de mentalidad o metanoia se vuelve, entonces, una exigencia
básica para que se capte la novedad del momento y los signos que
anticipan la irrupción del reino.
 Fe en el evangelio: la conversión apunta de manera clara a la escucha
52 obediencial de la palabra de Dios comunicada en el mensaje de la
La conversión sinodal: pastoral, ecológica y vital

buena noticia o evangelio. La fe nos permite abrirnos a unas realidades


que de otro modo ni siquiera son percibidas.
 Seguimiento de Jesús: después del llamado inicial y general de Jesús
a la conversión (Mc 1,15), aparecen los relatos vocacionales de los
primeros discípulos que luego de un camino de seguimiento son
llamados apóstoles.
 Apertura al Espíritu Santo: la Iglesia actúa bajo la fuerza del Espíritu
Santo y se deja guiar por él. Los relatos posteriores a la pascua que
leemos en el libro de Hechos, en las cartas paulinas o en las cartas
pastorales evidencian que la acción del espíritu empuja a la Iglesia a
evangelizar regiones distantes de Galilea, Judea, Grecia o Roma.
 Transformación integral: La conversión no solo se limita a un cambio
de ciertas ideas, sino que implica una transformación integral
de la persona, incluyendo su mente, emociones y voluntad. Esta
transformación se manifiesta en un deseo de seguir a de Jesús y vivir
sus enseñanzas.
 Proceso continuo: La conversión no es un evento único y definitivo, sino
que es un proceso continuo de crecimiento espiritual. A lo largo de la
vida, los creyentes debemos discernir nuestras opciones fundamentales
y fortalecer nuestra fe, básicamente a través del servicio a todos, pero
especialmente a los pobres, los necesitados y los excluidos.

Cómo podemos traducir estas enseñanzas bíblicas en nuestro caminar


sinodal. Propongo algunas claves muy sencillas a las que se les pueden añadir
las reflexiones de cada uno:
Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

 La conversión es esencial para iniciar el camino de seguimiento de


Jesús y el camino de evangelización de la Iglesia. El sínodo, ese camino
conjunto que asumimos como partícipes del pueblo de Dios, es en sí
mismo un camino de conversión, de aprendizaje, de análisis crítico del
mundo que nos ha tocado vivir, pero también de creatividad a la hora
de responder a él.
 La conversión nos permite experimentar una relación personal con
Dios, basada en el amor, la gracia y la escucha obediencial de su palabra
y no una relación basada en algún tipo de intercambio comercial.
 La conversión nos capacita para asumir el buen vivir como un camino
para aprender a ser y no solamente a tener. 53
Dr. José Santos Torres-Muñoz, cmf, Pbro

En otras palabras, la conversión evidencia las transformaciones que


experimentamos al seguir a Jesús y proseguir como comunidad misionera su
acción evangelizadora, en especial entre personas necesitadas, excluidas o
pobres. En términos bíblicos, la conversión es al mismo tiempo un llamado,
un proceso y una exigencia profética que nos permite sintonizarnos con la
fuerza del evangelio y alcanzar la eficacia misionera que cualquier propuesta
de pastoral pretende.

Conversión pastoral y misionera


En continuidad con el llamado a la conversión en la predicación de la
primitiva Iglesia cristiana, el Concilio Vaticano II ha retomado y resignificado
su valor para el mundo contemporáneo. Si bien en época preconciliar
predominaba una comprensión puramente penitencial de la conversión, bajo
el impulso de este Concilio la Iglesia se reconoce como urgida de conversión
y renovación (Sacrosanctum Concilium, 8c); encuentra en la conversión el
único camino para entrar en comunión con todos los cristianos (Unitatis
Redintegratio 4,7,8). Aunque se reconoce que la conversión es una exigencia
de cada día, a la que se accede poco a poco (Presbyterorum ordinis, 5c) y que
tiene su adecuada expresión sacramental en la reconciliación (Presbyterorum
ordinis, 18b). De hecho, se insiste en que la evangelización se oriente hacia la
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

conversión como un camino para la santidad y plena comunión con Jesucristo


(Ad Gentes, 13).

Este magisterio conciliar ha sido asumido en América Latina y el Caribe


por el Celam (1968) que ha hecho de la conversión un elemento con relevancia
sociocultural y cívica: “para nuestra verdadera liberación, todos los hombres
necesitamos una profunda conversión a fin de que llegue a nosotros el reino
de justicia, de amor y de paz” (n° I,3b). En esta perspectiva, la transformación
interior o ‘del corazón’ se corresponde con una transformación de las
estructuras socioculturales y públicas: “La comunidad humana se realiza en
el tiempo y está sujeta a un movimiento que implica constantemente cambio
de estructuras, transformación de actitudes, conversión de corazones” (Celam,
1968, n° II,14b). En línea con estas reflexiones se pide una conversión apostólica
que tenga en cuenta las exigencias particulares de una pastoral popular que
“promueva constantemente una reconversión y una educación de nuestro
pueblo en la fe a niveles más profundos y maduros, siguiendo el criterio de
una pastoral dinámica que (…) impulse al pueblo creyente hacia la doble
54 dimensión personalizante y comunitaria” (Celam, 1968, n.° VI,8b). De manera
La conversión sinodal: pastoral, ecológica y vital

que la promoción de una pastoral popular se convierta en un “llamado repetido


a una vivencia más plena del Evangelio, y a una conversión reiterada” (Celam,
1968, n.° VI,15). Y en el que la oración y la liturgia “implica un compromiso
de caridad, un esfuerzo siempre renovado por sentir como siente Cristo
Jesús (Fil 2, 5), y una continua conversión” (Celam, 1968, n.° IX,3). Además, se
insiste en ese aspecto neotestamentario de la conversión entendida como un
cambio de mentalidad: “una sincera conversión ha de cambiar la mentalidad
individualista en otra de sentido social y preocupación por el bien común”
(Celam, 1968, n.° XIV,17).

Por su parte, el Celam profundizó en esta temática destacando el


compromiso de todo el pueblo de Dios en los procesos de transformación
no solo a nivel parroquial y diocesano, sino también a nivel nacional y
continental: “queremos no solamente ayudar a los demás en su conversión,
sino también convertirnos juntamente con ellos” (Celam, 1979, Mensaje 2d),
pero se acentúa más en la libertad y en la gracia “el poder del Señor Jesús que
penetra la vida y nos impulsa a la conversión y a la solidaridad” (Celam, 1979,
Mensaje 9). En línea con el Documento de Medellín, el Documento de Puebla
reconoce por una parte que se requiere “una continua conversión individual
y social” (Celam, 1979, n.° 16) y, al mismo tiempo “exige conversión personal y
cambios profundos de las estructuras que respondan a legítimas aspiraciones
del pueblo hacia una verdadera justicia social” (Celam, 1979, n.° 30). En este
sentido, la conversión pastoral en el Documento de Puebla se entiende como
una “tarea evangelizadora que nos conducirá a la plena conversión y comunión
con Cristo en la Iglesia; impregnará nuestra cultura; nos llevará a la auténtica
promoción de nuestras comunidades y a una presencia crítica y orientadora
ante las ideologías y políticas que condicionan la suerte de nuestras naciones” Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

(Celam, 1979, n.° 160).

En esta misma línea el Papa Francisco ha hablado en varias ocasiones


sobre la conversión pastoral, enfatizando su importancia para la misión
evangelizadora de la Iglesia. La Congregación para el clero (2020), haciendo
eco a estos llamados ha hecho una reflexión sobre la conversión pastoral de la
que quisiera destacar algunos puntos clave:

 Creatividad en la evangelización: Ha recordado la importancia de


buscar caminos nuevos para que el Evangelio sea anunciado, utilizando
las posibilidades y libertades que la Iglesia y el Código de Derecho
Canónico ofrecen. 55
Dr. José Santos Torres-Muñoz, cmf, Pbro

 Conversión misionera: Ha instado a las comunidades parroquiales


a salir de sí mismas y ofrecer una reforma orientada a un estilo de
comunión y colaboración, de encuentro y cercanía, de misericordia y
de solicitud por el anuncio del Evangelio.
 Encuentro con la cultura: Ha destacado que el encuentro fecundo y
creativo del Evangelio y la cultura conduce a un verdadero progreso,
permitiendo que la Palabra de Dios se encarne en la historia de
la humanidad y que la Iglesia se enriquezca con la evolución de la
vida social.
 Transformación misionera: Ha subrayado que la conversión pastoral es
esencial para la transformación misionera de la Iglesia, lo que implica
una profunda renovación a nivel personal e institucional.
 Escucha y respeto: En el contexto de la protección de menores, ha
pedido comenzar el camino de la conversión reconociendo la verdad
de lo ocurrido y estableciendo canales transparentes de comunicación
y encuentro.
 Transformación de las estructuras y no solo de las individualidades: las
reformas nacen de un diálogo compasivo y de una escucha recíproca, de
un camino espiritual realizado en un ambiente fraterno de comunidad.
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

Recordando que las formas de organización se resisten naturalmente


a cambios repentinos, sin reflexión ni arraigo en las personas y en
sus valores.

Es decir, el Papa Francisco ve la conversión pastoral como un proceso


continuo de renovación y transformación que permite a la Iglesia responder
mejor a las necesidades del mundo actual y llevar a cabo su misión
evangelizadora de manera más efectiva.

Conclusión
La conversión sinodal es un proceso de transformación que integra aspectos
pastorales, ecológicos y vitales. En este sentido, implica una renovación en la
forma en que nos relacionamos con Dios, con los demás y con la creación. Es
un llamado a vivir de manera más consciente, solidaria y sostenible, buscando
siempre el bien común y el cuidado de la casa común. La sinodalidad nos invita
a trabajar juntos, en comunión y diálogo, para construir un mundo más justo,
56 equitativo y en armonía con la naturaleza.
La conversión sinodal: pastoral, ecológica y vital

El Papa Francisco ha hablado sobre la conversión sinodal en varias


ocasiones, enfatizando la importancia de que la Iglesia sea una comunidad
en la que todos los miembros participen activamente en el discernimiento y
toma de decisiones. Ha destacado que la conversión sinodal implica escuchar
a todos los miembros de la Iglesia, especialmente a los más marginados, y
trabajar juntos para construir una comunidad basada en el amor, la justicia y
la solidaridad. El Papa ha alentado a las iglesias locales a adoptar un enfoque
sinodal en su vida y ministerio, para que puedan responder de manera más
efectiva a los desafíos del mundo actual.

El Papa Francisco ha hablado sobre el concepto de “buen vivir” en


relación con la ecología integral y el cuidado de la creación. Ha enfatizado
la importancia de vivir en armonía con la naturaleza, respetando sus ciclos y
limitaciones, y promoviendo un estilo de vida sostenible que proteja el medio
ambiente para las generaciones futuras.

El Papa ha destacado que el buen vivir no se trata solo de tener una vida
cómoda y materialmente próspera, sino de vivir en equilibrio con la naturaleza,
valorando la interconexión entre todos los seres vivos y reconociendo
nuestra responsabilidad de cuidar y preservar esta casa común que es
nuestro planeta.

En sus encíclicas, como Laudato si’, el Papa Francisco aborda temas


relacionados con el buen vivir, instando a la humanidad a repensar su
relación con la naturaleza y a adoptar un enfoque más ético y sostenible hacia
el desarrollo.
Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

Recursos para profundizar


 El Sínodo de la Amazonía: dedica un capítulo completo a la ‘conversión
sinodal’.
 Laudato si’: encíclica del Papa Francisco sobre el cuidado de la creación.
 Evangelii Gaudium: la exhortación apostólica del Papa Francisco sobre
la alegría que implica para la comunidad cristiana, para quienes se
hacen cargo.
57
Dr. José Santos Torres-Muñoz, cmf, Pbro

Reflexión
¿Cómo podemos participar en la conversión sinodal en nuestras propias
comunidades? ¿Qué acciones concretas podemos tomar para vivir una
conversión pastoral, ecológica y vital?

Bibliografía
Celam (1968). Documento de Medellín. II Conferencia General del Episcopado
Latinoamericano y del Caribe. https://www.celam.org/documentos/
Documento_Conclusivo_Medellin.pdf

Celam (1979). Documento de Puebla. III Conferencia General del Episcopado


Latinoamericano y del Caribe. https://www.celam.org/documentos/
Documento_Conclusivo_Puebla.pdf

Comisión Teológica Internacional (2018). La sinodalidad en la vida y en la misión


de la Iglesia. https://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/
cti_documents/rc_cti_20180302_sinodalita_sp.html

Concilio Vaticano II (1965). Constitución sacrosanctum concilium sobre la


Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

sagradaliturgia. https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_
council/documents/vat-ii_const_19631204_sacrosanctum-concilium_
sp.html

Concilio Vaticano II (1965). Decreto ad gentes sobre la actividad misionera de la


Iglesia. https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/
documents/vat-ii_decree_19651207_ad-gentes_sp.html

Concilio Vaticano II (1965). Decreto presbyterorum ordinis sobre el ministerio y


la vida de los presbíteros. https://www.vatican.va/archive/hist_councils/
ii_vatican_council/documents/vat-ii_decree_19651207_presbyterorum-
ordinis_sp.html

Concilio Vaticano II (1965). Decreto unitatis redintegratio sobre el ecumenismo.


https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/
documents/vat-ii_decree_19641121_unitatis-redintegratio_sp.html

58
La conversión sinodal: pastoral, ecológica y vital

Congregación para el clero (2020). La conversión pastoral de la comunidad


parroquial al servicio de la misión evangelizadora de la Iglesia. Instrucción.
https://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/
2020/07/20/inst.html

Francisco (20122). Visita del Papa Francisco a Asís con motivo del encuentro
“economy of francesco”. Discurso del Santo Padre. Pala-Eventi de Santa
María de los Ángeles Sábado, 24 de septiembre de 2022. https://
www.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2022/september/
documents/20220924-visita-assisi.html

Francisco (2015). Laudato si’ carta encíclica sobre el cuidado de la casa común.
Roma: Tipografía Vaticana. https://www.vatican.va/content/dam/
francesco/pdf/encyclicals/documents/papa-francesco_20150524_
enciclica-laudato-si_sp.pdf

Sínodo de los Obispos para la región Panamazónica (2019). Amazonía: Nuevos


Caminos para la Iglesia y para una Ecología Integral. http://secretariat.
synod.va/content/sinodoamazonico/es/documentos/documento-final-
de-la-asamblea-especial-del-sinodo-de-los-obispo.html

Torres-Muñoz, J. S. (2022a). La conversión: pastoral y ecológica. A. F. Vergara


Abril et al. Teologías y Casa Común. Reflexiones teológicas en torno a la
cuestión ecológica. Bogotá: USTA.

Torres-Muñoz, J. S. (2022b). El buen vivir, una propuesta de esperanza para la


vida religiosa. Vículum. Revista trimestral de Vida Religiosa, 279, pp. 33-43. Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

59
¿Nuevo espacio para las mujeres
en la eclesiología sinodal?
Un aporte a la teología
de los ministerios eclesiales
ISaBel CorPaS De PoSaDa

Resumen
La invitación del papa Francisco exclusión que representa una inequi-
a “desmasculinizar” la Iglesia y la dad y cuya causa puede atribuirse a
propuesta de la hoja de ruta para la la estructura clerical que asumió la
CONGRESO TEOLOGÍA EN CLAVE SINODAL PARA UNA IGLESIA SINODAL

segunda etapa del Sínodo de la Sino- Iglesia en el transcurso de la historia.


dalidad a profundizar en “la inves- El actual kairós sinodal permite vis-
tigación teológica y pastoral sobre lumbrar expectativas de cambio para
el diaconado, más concretamente, que las mujeres puedan encontrar en
sobre el acceso de las mujeres al dia- la Iglesia el espacio que la historia les
conado”, me motivaron a seguir ade- ha negado.
lante en mi investigación sobre la
teología de los ministerios eclesiales Palabras clave: Teología de los
que he venido desarrollando desde ministerios eclesiales, ordenación de
la preocupación por la exclusión de mujeres, clericalismo, desmasculini-
las mujeres del sacramento del orden, zar la Iglesia, sinodalidad.

60
D
esde una doble motivación —la invitación del papa Francisco a
“desmasculinizar” la Iglesia1 y la oportunidad de profundizar en
“la investigación teológica y pastoral sobre el diaconado, más
concretamente, sobre el acceso de las mujeres al diaconado”, que es una de
las líneas trazadas en la hoja de ruta para la segunda etapa del Sínodo de la
Sinodalidad2— me propongo responder a algunos de los objetivos de este
Primer Congreso Latinoamericano y Caribeño de “Teología en clave sinodal
para una Iglesia sinodal” que encuentro particularmente atractivos como
metodología, y por su contenido y propósito. Me refiero, como metodología,
a la investigación en diálogo y en red, y al modo sinodal de hacer teología
como ejercicio de la escucha, el diálogo y el discernimiento comunitario
en el marco de la teología de la sinodalidad. Me refiero, como contenido, a
la posibilidad de investigar los grandes temas propuestos en el Informe de
Síntesis del Sínodo sobre la Sinodalidad, uno de los cuales destaca el acceso
de las mujeres al diaconado y el lugar para ellas en la Iglesia; asimismo, la
posibilidad de analizar mentalidades, vínculos y estructuras que ayuden a
delinear nuevos caminos para “una Iglesia sinodal en misión”. Como propósito,
me refiero a la oportunidad de aportar contenido teológico, pastoral, espiritual
y canónico para el discernimiento de los participantes latinoamericanos de la
asamblea sinodal.

También debo precisar que he preparado y presento esta contribución


desde mi compromiso de bautizada; desde mi profesión y ministerio de
teóloga; desde mi condición de mujer, es decir, desde las periferias existenciales
que es el lugar que ocupamos las mujeres en la Iglesia; desde el espacio y el
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tiempo en que me ha correspondido vivir —mi Sitz im leben— que es este


kairós sinodal como tiempo de gracia que permite vislumbrar expectativas de
cambio para que las mujeres puedan encontrar el espacio que perdieron en el
proceso de sacerdotalización.

Además, desde la investigación sobre la teología de los ministerios


eclesiales que desde años atrás he venido adelantando movida por la
preocupación acerca de la exclusión de las mujeres del sacramento del orden,

1
Véase, Vantini, Castiglioni; y Pocher, 2023, 5.
2
Secretaría General del Sínodo, 2023, 11 de diciembre. 61
Isabel Corpas de Posada

exclusión que representa una inequidad y cuya causa puede atribuirse a la


estructura clerical que asumió la Iglesia en el transcurso de la historia.

Y porque uno de los propósitos de este Congreso es aportar contenido


teológico para el discernimiento de los participantes latinoamericanos en
la asamblea sinodal, con todo respeto presento mi trabajo de investigación
como servicio a la Iglesia que soñamos y queremos reconstruir. Por eso
esta comunicación recoge muchos años de investigación y docencia de
teología del sacramento del orden y de teología de ministerios y orden en
la Facultad de Teología de la Universidad San Buenaventura en Bogotá y
como investigadora independiente, publicados en numerosos artículos y en
dos libros de mi autoría: ¿Ordenación de mujeres? Un aporte al debate desde la
eclesiología de Vaticano II y la teología feminista latinoamericana3 (2020), que se
descarga en forma gratuita en Amazon, y Conversión ministerial en el tiempo
de la conversión a la sinodalidad: Apuntes para una teología de los ministerios
eclesiales4 (2023) publicado por la Facultad de Teología de la Pontificia
Universidad Javeriana.

Voy a comenzar refiriéndome al kairós eclesial representado en el


ministerio del papa Francisco; continúo haciendo eco a la hoja de ruta trazada
para esta etapa del Sínodo de la Sinodalidad en que nos encontramos y que
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

da pie para soñar, en este kairós eclesial, con la posibilidad de acceder las
mujeres al sacramento del orden, no solamente al diaconado como premio de
consolación; por último, señalo el clericalismo como dificultad para encontrar
un espacio para las mujeres en la Iglesia, a pesar de los esfuerzos de Francisco
y de su invitación a desmasculinizarla, y propongo, en este kairós eclesial,
la conversión de mentalidades y de paradigmas, que permita a las mujeres
encontrar en la Iglesia el espacio que la historia les ha negado.

1. El actual kairós eclesial


Estamos viviendo un kairós eclesial, un especial tiempo de gracia por
la acción del Espíritu que renueva la faz de la tierra y, por supuesto, la
vida de la Iglesia en la dinámica sinodal que el papa Francisco ha dado a
su ministerio5.

3
Corpas de Posada, 2020.
4
Corpas de Posada, 2023.
62 5
Véase, Corpas de Posada, 2021.
¿Nuevo espacio para las mujeres en la eclesiología sinodal?

La puso en marcha el mismo día de su elección cuando desde el balcón


de San Pedro anunció: “ahora comenzamos este camino: obispo y pueblo”6.
La confirmó en la entrevista que en 2013 le hizo Antonio Spadaro y publicó
La Civiltà católica: “Debemos caminar juntos: la gente, los obispos y el Papa.
Hay que vivir la sinodalidad a varios niveles. Quizá es tiempo de cambiar la
metodología del Sínodo, porque la actual me parece estática”7. E introdujo
el primer cambio metodológico al Sínodo de los Obispos en el Sínodo de
la Familia 2014-2015 —su primer ejercicio formal de sinodalidad— que, a
diferencia de las anteriores reuniones, se llevó a cabo a lo largo de dos años y
en dos momentos8 con sus correspondientes consultas y asambleas.

Siguió perfilando la práctica de la sinodalidad en la siguiente reunión


del Sínodo de los Obispos, “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”
(2017), cuando amplió la consulta para escuchar las voces de los jóvenes.
Concretó la sinodalidad eclesial en su discurso en Puerto Maldonado (2016), al
anunciar la Asamblea Especial para la Región Panamazónica del Sínodo de los
Obispos e invitar a los pueblos originarios para que “dialogando entre todos,
puedan plasmar una Iglesia con rostro amazónico y una Iglesia con rostro
indígena”9, anuncio que, además del ir y venir de consultas y documentos,
desató la escucha sinodal que recogió las voces de 21.943 personas en 17 foros
organizados por la Red Eclesial Panamazónica, REPAM, y, además de la amplia
escucha sinodal, fue novedosa la amplia participación en la Asamblea del
Sínodo de los Obispos (2019) de líderes indígenas y agentes de pastoral, entre
quienes se contaban numerosas mujeres. Y especial novedad ofrece el actual
camino sinodal, la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos,
“Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”, desarrollado en
tres fases entre octubre de 2021 y octubre de 2023, y acerca del cual Francisco
subrayó en un encuentro con los fieles de la diócesis de Roma:
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Este itinerario ha sido pensado como dinamismo de escucha


reciproca que se llevará a cabo en todos los niveles de la Iglesia,
con la participación de todo el pueblo de Dios. El Cardenal vicario
y los obispos auxiliares deben escucharse, los sacerdotes deben
escucharse, los religiosos deben escucharse, los laicos deben

6
Francisco 2013, Bendición Apostólica “Urbi et Orbi”.
7
Spadaro, 2013.
8
El primero, la III Asamblea General Extraordinaria (2014), para identificar los desafíos; y el segundo, la
XIV Asamblea General Ordinaria (2015), para responder pastoralmente a los desafíos.
9
Francisco, 20181. 63
Isabel Corpas de Posada

escucharse. Y además, todos escucharse unos a otros. No se trata de


recoger opiniones, no. No es una encuesta; se trata de escuchar al
Espíritu Santo10.

La novedad en la praxis de la sinodalidad ha estado acompañada por la


novedad de su interpretación. De manera programática, el papa Francisco
señaló el porqué de la sinodalidad y alertó acerca de su complejidad en el
discurso de conmemoración del 50º aniversario de la creación del Sínodo de
los Obispos (2015):

El mundo en el que vivimos [...] exige de la Iglesia el fortalecimiento


de las sinergias en todos los ámbitos de su misión. Precisamente el
camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia
del tercer milenio. Lo que el Señor nos pide, en cierto sentido, ya
está todo contenido en la palabra ‘Sínodo’. Caminar juntos —laicos,
pastores, obispo de Roma— es un concepto fácil de expresar con
palabras, pero no es tan fácil ponerlo en práctica11.

Presentó, a continuación, las líneas fundamentales de una teología y


praxis de la sinodalidad enmarcándola en las líneas eclesiológicas trazadas
por Vaticano II al recordar “que el Pueblo de Dios está constituido por todos
los bautizados” y que “el sensus fidei impide separar rígidamente entre Ecclesia
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

docens y Ecclesia dicens”, vale decir, clero y laicado:

Después de haber reafirmado que el Pueblo de Dios está constituido


por todos los bautizados, “consagrados como casa espiritual y
sacerdocio santo” (LG 10), el concilio Vaticano II proclama que “la
totalidad de los fieles que tienen la unción del Santo (cf. 1Jn 2,20-27)
no puede equivocarse en la fe. Se manifiesta esta propiedad suya,
tan peculiar, en el sentido sobrenatural de la fe de todo el pueblo:
cuando desde los obispos hasta el último de los laicos cristianos
muestran estar totalmente de acuerdo en cuestiones de fe y de
moral” (LG 12). Aquel famoso infalibile “in credendo”. [...] El sensus fidei
impide separar rígidamente entre Ecclesia docens y Ecclesia dicens, ya
que también la grey tiene su “olfato” para encontrar nuevos caminos
que el Señor abre a la Iglesia12.

10
Francisco, 2021, 18 de septiembre.
11
Francisco, 2015.
64 12
Ibíd.
¿Nuevo espacio para las mujeres en la eclesiología sinodal?

Se refirió a la Asamblea del Sínodo de los Obispos que en ese momento


se estaba celebrando en Roma como una experiencia de “caminar juntos” e
insistió, entonces, en la escucha recíproca:

Una Iglesia sinodal es una Iglesia de la escucha, con la conciencia de


que escuchar “es más que oír” (EG 171). Es una escucha recíproca en la
cual cada uno tiene algo que aprender. Pueblo fiel, colegio episcopal,
obispo de Roma: uno en escucha de los otros; y todos en escucha del
Espíritu Santo13.

Propuso, a continuación, su interpretación de sinodalidad como


“dimensión constitutiva de la Iglesia” y esta, a su vez, como marco para
interpretar la ministerialidad como servicio:

La sinodalidad, como dimensión constitutiva de la Iglesia, nos


ofrece el marco interpretativo más adecuado para comprender el
mismo ministerio jerárquico. Si comprendemos que, como dice
san Juan Crisóstomo, “Iglesia y Sínodo son sinónimos” (Explicatio
in Ps. 149: PG 55, 493) —porque la Iglesia no es otra cosa que el
“caminar juntos” de la grey de Dios por los senderos de la historia
que sale al encuentro de Cristo el Señor— entendemos también que
en su interior nadie puede ser “elevado” por encima de los demás.
Al contrario, en la Iglesia es necesario que alguno “se abaje” para
ponerse al servicio de los hermanos a lo largo del camino. En esta
Iglesia, como en una pirámide invertida, la cima se encuentra por
debajo de la base. Por eso quienes ejercen la autoridad se llaman
“ministros: porque según el significado originario de la palabra, son
los más pequeños de todos. [...] No lo olvidemos. La única autoridad
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es la autoridad del servicio [...] “el que quiera ser grande, que se haga
servidor de ustedes” (Mt 20,25-27). “Entre ustedes no debe suceder
así”: en esta expresión alcanzamos el corazón mismo del misterio de
la Iglesia —“entre ustedes no debe suceder así”— y recibimos la luz
necesaria para comprender el servicio jerárquico14.

Por último, Francisco repasó los niveles de ejercicio de la sinodalidad


insistiendo en la escucha recíproca, que también resaltó en la constitución

13
Ibíd.
14
Ibíd. 65
Isabel Corpas de Posada

apostólica sobre el Sínodo de los Obispos, Episcopalis communio, que


“aunque en su composición se configure como un organismo esencialmente
episcopal, el Sínodo no vive separado del resto de los fieles. Al contrario, es
un instrumento apto para dar voz a todo el Pueblo de Dios precisamente por
medio de los obispos”15.

Y la Iglesia toda ha podido experimentar este kairós eclesial que estamos


viviendo porque la eclesiología de la sinodalidad que Francisco ha venido
esbozando como Iglesia en camino es experiencia de Iglesia en la que parece
haber espacio para todos y todas, y, por eso, hemos sentido —estamos
sintiendo— que el Sínodo de la Sinodalidad no es solamente asunto de la
jerarquía, que el laicado no es únicamente espectador y destinatario de las
decisiones de los obispos porque, como invitó Francisco en la misa inaugural,
“todos —el Papa, los obispos, los sacerdotes, las religiosas y los religiosos, las
hermanas y los hermanos laicos—”16 estamos invitadas e invitados a participar,
a diferencia de como podíamos sentirlo en anteriores ocasiones.

Ahora bien, si resulta novedoso este redescubrimiento de la sinodalidad


propuesto por Francisco es porque antes de Vaticano II teníamos la idea de
que la Iglesia eran los curas: ellos ocupaban todo el espacio de la Iglesia y
“administraban” los bienes de la salvación que el resto teníamos obligación
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

de “recibir”. No porque fuera así el proyecto de Jesús, sino porque el paso de


los siglos convirtió en sacerdotes a los responsables de las comunidades de
creyentes, absolutizó el oficio sacerdotal como potestas sacra y excluyó a las
mujeres del espacio que habían podido ocupar en las primeras comunidades
que se reunían para partir el pan y en las que no había sacerdotes sino
diversidad de ministerios17.

Además, el paso de los siglos trazó una línea divisoria entre el clero y la
plebs, que la reforma gregoriana del siglo XI confirmó para evitar la intromisión
de los señores feudales en los asuntos eclesiásticos y quedó plasmada en la
clásica definición de Graciano: “Hay dos géneros de cristianos, uno ligado al
servicio divino [...] está constituido por los clérigos. El otro es el género de los
cristianos al que pertenecen los laicos”18. Y la línea divisoria todavía estaba

15
Francisco, 20182, 6.
16
Francisco, 2021, 10 de octubre.
17
Véase, Corpas, 2023, 97-103.
66 18
Graciano, col. 884.
¿Nuevo espacio para las mujeres en la eclesiología sinodal?

presente en el magisterio eclesial de la primera mitad del siglo XX y pervive


en el imaginario clerical compartido por clero y laicado:

La Iglesia es una sociedad desigual que comprende dos categorías


de personas, los pastores y el rebaño; los que ocupan un puesto en
los distintos grados de la jerarquía y la muchedumbre de los fieles.
Y estas categorías son tan distintas entre sí que en el cuerpo pastoral
sólo residen el derecho y la autoridad necesaria para promover
y dirigir los miembros hacia el fin de la sociedad. En cuanto a la
muchedumbre, no tiene otro deber sino dejarse conducir y, rebaño
dócil, seguir a sus pastores19.

La eclesiología preconciliar explica que la sinodalidad se entendiera


únicamente como ejercicio del ministerio de los obispos reunidos en concilios
y sínodos. Lo que propiamente se entiende como colegialidad episcopal.
Que es una forma de sinodalidad, únicamente un aspecto, como lo precisara
Francisco en el tantas veces citado discurso en la conmemoración de su creación
por el papa Pablo VI al referirse al Sínodo de los Obispos, que “constituye una
de las herencias más preciosas de la última reunión conciliar” y es “expresión
de la colegialidad episcopal dentro de una Iglesia toda sinodal”20. Porque en la
eclesiología de Francisco la sinodalidad se refiere “a la corresponsabilidad y a
la participación de todo el Pueblo de Dios en la vida y la misión de la Iglesia”21.

Es decir, que la Iglesia toda es sinodal. O Iglesia en camino, como la que


iba de Jerusalén a Emaús y de regreso a Jerusalén después del encuentro con
el Resucitado (Lc 24,13-36). Era sinodal la comunidad de los seguidores del
camino (Hech 9,2; 19,9.23; 22,4; 24,14.22). Siguió siendo sinodal en las muchas
reuniones de obispos que jalonan la historia del cristianismo, casi siempre
Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

convocadas para unificar la fe de la Iglesia o, más bien, su aparato doctrinal.

Lo nuevo, lo absolutamente nuevo, es la manera de entenderse la Iglesia


a sí misma que el concilio Vaticano II, la más reciente de estas reuniones de
obispos, puso en marcha. Y nuevo es, también, que el papa Francisco ha hecho
suya la eclesiología de pueblo de Dios —la eclesiología del santo pueblo fiel
de Dios— que subyace al #modosinodal en el que el papa Francisco puso a

19
Pie X, 1906.
20
Francisco, 2015.
21
Comisión Teológica Internacional, 2018, 7. 67
Isabel Corpas de Posada

la Iglesia y cuyo protagonista es el Espíritu Santo, como lo reafirmara en en


el discurso inicial de este proceso sinodal: “el protagonista del Sínodo es el
Espíritu Santo. Si no está el Espíritu, no habrá Sínodo” y sus palabras se hicieron
oración en la tradicional plegaria inaugural Adsumus Sancte Spiritus:

Queridos hermanos y hermanas, que este Sínodo sea un tiempo


habitado por el Espíritu. Porque tenemos necesidad del Espíritu, del
aliento siempre nuevo de Dios, que libera de toda cerrazón, revive
lo que está muerto, desata las cadenas y difunde la alegría, nos guía
hacia donde Dios quiere, y no hacia donde nos llevarían nuestras
ideas y nuestros gustos personales.

2. ¿Es posible, en este kairós eclesial, el acceso


de las mujeres al sacramento del orden?
La Secretaría del Sínodo de los Obispos envió a las conferencias episcopales
la hoja de ruta para la segunda etapa del Sínodo de la Sinodalidad —la XVI
Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos (2021-2024)— que el
papa Francisco convocó en 2021 y cuyos trabajos continúan desarrollándose. El
documento plantea como uno de los “temas de gran importancia [que] deben
ser tratados a nivel de toda la Iglesia y en colaboración con los Dicasterios de
la Curia Romana […] la profundización de la investigación teológica y pastoral
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

sobre el diaconado y, más concretamente, sobre el acceso de las mujeres


al diaconado”22, invitación que resulta especialmente significativa desde
mi preocupación por la exclusión de las mujeres del sacramento del orden
originada en el proceso de sacerdotalización de los ministerios eclesiales en el
encuentro del cristianismo con el Imperio Romano.

La ordenación de mujeres para el diaconado había salido a relucir en la


consulta y la primera asamblea sinodal lo tuvo en cuenta:

Que siga adelante la investigación teológica y pastoral sobre el


acceso de las mujeres al diaconado, ayudándose de los resultados de
las comisiones instituidas a este propósito por el santo Padre, y de las
investigaciones teológicas, históricas y exegéticas ya efectuadas. Si
es posible, los resultados deberían presentarse en la próxima Sesión
de la Asamblea23.

22
Secretaría General del Sínodo, 2023, 11 de diciembre.
68 23
Secretaría General del Sínodo, 2023, capítulo 9, letra n.
¿Nuevo espacio para las mujeres en la eclesiología sinodal?

Ello indica que en este kairós eclesial hay en Roma voluntad de tomar en
serio el acceso de las mujeres al diaconado y, ojalá, desde un replanteamiento
de la teología de los ministerios eclesiales.

Por eso debería ser posible y deseable, en este kairós eclesial, el acceso de
las mujeres al sacramento del orden. Y, por eso, resuena, en este kairós eclesial,
la pregunta de la hermana Therezinha Razzero durante la audiencia en la
que Francisco recibió a las religiosas de la Unión Internacional de Superiores
Generales, UISG, que en 2016 participaban en su Asamblea Plenaria y me
apropio de ella: “¿Qué impide que la Iglesia incluya a mujeres entre los
diáconos permanentes, al igual que ocurrió en la Iglesia primitiva?”24.

Parece impedirlo la mentalidad clerical en que han sido formados los


hombres de Iglesia y que, por supuesto, el laicado comparte. Tiene origen en
la estructura clerical que asumió la Iglesia en el transcurso del primer milenio
como consecuencia de la sacerdotalización de sus dirigentes y responde a
prácticas, prejuicios e imaginarios provenientes de otros entornos culturales
que pasaron a documentos del magisterio eclesial y al derecho canónico.

Porque ni bíblica ni teológicamente hay argumentos para mantener la


exclusión de las mujeres de los ministerios ordenados. El Nuevo Testamento
no registra presencia de sacerdotes ni que Jesús hubiera “ordenado
sacramentalmente” a ningún hombre ni a ninguna mujer; evidencia, sí, la
presencia de mujeres ejerciendo funciones de liderazgo y servicio hombro
a hombro con los varones en las comunidades de creyentes. Y vale la pena
recordar el proceso de cristificación de la teología paulina: el bautismo
configura a hombres y mujeres en Cristo —in persona Christi— cristificándolos
Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

y cristificándolas (cf, Ro 6,3-5); y porque “al unirse a Cristo en el bautismo han


quedado revestidos o revestidas de Cristo, ya no importa el ser judío o griego,
esclavo o libre, hombre o mujer; porque unidos a Cristo Jesús todos ustedes
son uno solo” (Ga 3,26-28).

¿Por qué, entonces, solo los varones pueden actuar in persona Christi si
somos —sin distinción de género— cristificados y cristificadas por el bautismo,
es decir, revestidos y revestidas de Cristo? Porque según el llamado “argumento
icónico” del magisterio de la Iglesia, solo los hombres pueden representar a

24
Francisco, 2016. 69
Isabel Corpas de Posada

Cristo y actuar in persona Christi y este argumento se ha esgrimido para negar


el sacerdocio de las mujeres25. Pero se trata de una elaboración de la teología
medieval —desde la interpretación sacerdotalizante, desde “una comprensión
cristológica-ontológica”26, y cuando las mujeres estaban socialmente en estado
de sujeción— para responder que el sacerdote no actúa en su propia potestad
sino desde la que Cristo le concede para obrar en representación suya.

Además, la exclusión de las mujeres de las funciones de liderazgo y servicio


en la Iglesia ocurrió en el proceso de sacerdotalización cuando el cristianismo
se convirtió en la religión del Imperio Romano, conviene recordarlo, quedó
consagrada en la definición del sacramento del orden27 como el sacramento
del sacerdocio y la formulación del impedimentum sexus por santo Tomás en el
siglo XIII, estableciendo que ser mujer era —pero ya no es— impedimento
para recibir este sacramento: “como en el sexo femenino no se puede
significar una superioridad de grado puesto que el estado de la mujer es de
sujeción [in statu subiectionis], síguese que no puede recibir el sacramento
del orden”28; y tampoco podía representar a Cristo y actuar in persona Christi 29
porque, según santo Tomás, para que el sacramento sea signo se requiere que
tenga semejanza natural con lo que significa como sí tendría el hombre esa
semejanza natural que le permitía actuar in persona Christi.
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

Lo impide el canon 1024 del Código de Derecho Canónico, que establece: “Solo
el varón bautizado recibe válidamente la sagrada ordenación”. Pero un canon
se puede modificar30.

Como lo hizo el motu proprio Omnium in mentem de Benedicto XVI,


modificando el canon 1009 que cobijaba en la representación sacramental
de Cristo a obispos, presbíteros y diáconos, para excluir a los diáconos de
dicha representación, justificando dichas modificaciones en que “a veces la
autoridad suprema de la Iglesia, después de ponderar las razones, decide los
cambios oportunos de las normas canónicas”31.

25
Fue uno de los argumentos de la declaración Inter insigniores (1976) de la Congregación para la Doctrina
de la Fe que Juan Pablo II repitió en Ordinatio sacerdotalis (1994).
26
Eckholt, 2020, 520.
27
Véase, Corpas, 2023, 307-316.
28
Santo Tomás de Aquino, q. 39, a. 1.
29
Ibíd., q. 64, a. 8, ad. 2.
30
Véase, Corpas, 2023, 347-348; 353-354.
70 31
Benedicto XVI, 2009.
¿Nuevo espacio para las mujeres en la eclesiología sinodal?

Como lo hizo el motu proprio Spiritus Domini del papa Francisco que trata,
según reza el título, de “la modificación del canon 230 parágrafo 1 del Código
de Derecho Canónico acerca del acceso de las personas del sexo femenino
al ministerio instituido del lectorado y del acolitado”32, ministerio al que
solamente podían acceder “varones laicos”. Sencillamente se eliminó del
texto la palabra “varones”, autorizando a las mujeres para servir en el altar en
el ministerio eclesial de acólitas o lectoras, un servicio que desde hace mucho
tiempo venían prestando de facto haciendo las lecturas en la misa, anunciando
el evangelio como catequistas, repartiendo la comunión y llevándola a
los enfermos.

Como también lo está proponiendo el Informe de Síntesis: “parece llegado el


momento de una revisión del Código de Derecho Canónico”33. Y lo concreta la hoja
de ruta enviada en diciembre del año pasado a las conferencias episcopales
por la Secretaría del Sínodo de los Obispos34.

Y las “razones verdaderamente fundamentales”35 para negar el sacerdocio


de las mujeres que planteó Pablo VI en su carta al arzobispo de Canterbury
se refieren a “ordenar mujeres para el sacerdocio”36. Son las mismas que
Juan Pablo II repitió en la carta Mulieris dignitatem también refiriéndose a
“la admisión de las mujeres al sacerdocio ministerial”37; las mismas de la

32
Francisco, 20211.
33
Secretaría General del Sínodo, 2023, capítulo 1, letra r.
34
Secretaría General del Sínodo, 2023, 11 de diciembre. El resaltado es mío.
35
Véase, Corpas, 2023, 363-371. Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs
36
“No es admisible ordenar mujeres para el sacerdocio, por razones verdaderamente fundamentales.
Tales razones comprenden: el ejemplo, consignado en las Sagradas Escrituras, de Cristo que escogió
sus apóstoles sólo entre varones; la práctica constante de la Iglesia, que ha imitado a Cristo, escogiendo
sólo varones; y su viviente Magisterio, que coherentemente ha establecido que la exclusión de las
mujeres del sacerdocio está en armonía con el plan de Dios para su Iglesia”. Paolo VI, 1975.
37
“Cristo, llamando como apóstoles suyos sólo a hombres, lo hizo de un modo totalmente libre y
soberano. Y lo hizo con la misma libertad con que en todo su comportamiento puso en evidencia
la dignidad y la vocación de la mujer, sin amoldarse al uso dominante y a la tradición avalada por
la legislación de su tiempo. Por lo tanto, la hipótesis de que haya llamado como apóstoles a unos
hombres, siguiendo la mentalidad difundida en su tiempo, no refleja completamente el modo de
obrar de Cristo […]. En la eucaristía se expresa de modo sacramental el acto redentor de Cristo Esposo
en relación con la Iglesia Esposa. Esto se hace transparente y unívoco cuando el servicio sacramental
de la eucaristía –en la que el sacerdote actúa in persona Christi– es realizado por el hombre. Esta es una
explicación que confirma la enseñanza de la declaración Inter insigniores, publicada por disposición
de Pablo VI, para responder a la interpelación sobre la cuestión de la admisión de las mujeres al
sacerdocio ministerial”. Juan Pablo II, 19881, 26. 71
Isabel Corpas de Posada

exhortación apostólica Christifideles laici (1988), asociando el sacramento del


orden a “las funciones propias del sacerdocio ministerial”38; las mismas de la
carta Ordinatio sacerdotalis (1995) que puso punto final al debate39, precisando
que se trata de “ordenación sacerdotal”40.

La prohibición responde claramente a la perspectiva sacerdotal de la


eclesiología preconciliar y excluye claramente la ordenación sacerdotal de
mujeres, pero en este kairós eclesial es de esperar un replanteamiento de la
teología de los ministerios eclesiales en el marco de las líneas eclesiológicas
que trazara el concilio Vaticano II.

3. Conversión de mentalidades y de paradigmas


en este kairós eclesial
Novedosa, absolutamente novedosa y atrevida es la propuesta del papa
Francisco de “desmasculinizar” la Iglesia41. La planteó después de oír a las
teólogas Lucía Vantini y la hermana Linda Pocher a quienes invitó para que
hablaran en la reunión de diciembre de 2023 del Consejo de Cardenales
acerca del “principio mariano y petrino” de Von Balthasar que últimamente
ha servido de argumento para mantener a las mujeres en su “lugar propio”
pero cuyo propósito no era el deber ser de la relación de hombres y mujeres
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

en la Iglesia. Y después de haber oído a las teólogas, Francisco escribió para el


prólogo del libro en el que fueron publicadas sus intervenciones:

38
“En la participación en la vida y en la misión de la Iglesia, la mujer no puede recibir el sacramento
del orden; ni, por tanto, puede realizar las funciones propias del sacerdocio ministerial. Es esta
una disposición que la Iglesia ha comprobado siempre en la voluntad precisa —totalmente libre
y soberana— de Jesucristo, el cual ha llamado solamente a varones para ser sus apóstoles”. Juan
Pablo II, 19882, 51.
39
Como el debate no había quedado cerrado, un año después de la publicación de Ordinatio sacerdotalis
el entonces cardenal Ratzinger entregó la “Respuesta de la Congregación para la Doctrina de la Fe
a la duda acerca de la doctrina contenida en la carta apostólica Ordinatio sacerdotalis” (1994) para
aclarar que la declaración del papa era definitiva e infalible y que todos los fieles estaban obligados a
aceptarla por pertenecer al “depósito de la fe y no propiamente porque hubiera definido una doctrina
infalible sino porque las palabras del papa se referían a una doctrina de suyo infalible, precisando que
“un acto del magisterio ordinario pontificio, por sí solo y en sí mismo no infalible, atestigua el carácter
infalible de la enseñanza de una doctrina ya poseída por la Iglesia”. Congregación para la Doctrina de
la Fe, 1995.
40
“La ordenación sacerdotal, mediante la cual se transmite la función confiada por Cristo a sus
apóstoles, de enseñar, santificar y regir a los fieles, desde el principio ha sido reservada siempre en la
Iglesia Católica exclusivamente a los hombres”. Juan Pablo II, 1994, 1.
72 41
Corpas, 2024.
¿Nuevo espacio para las mujeres en la eclesiología sinodal?

Nos dimos cuenta, especialmente durante la preparación y


celebración del Sínodo, que no habíamos escuchado suficientemente
las voces de las mujeres en la Iglesia y que la Iglesia tenía mucho que
aprender de ellas. Es necesario escucharnos recíprocamente para
desmasculinizar la Iglesia42.

Desde mi preocupación por la exclusión de las mujeres del sacramento


del orden, esta propuesta de Francisco se hace pregunta: ¿“desmasculinizar” la
Iglesia puede ser una pequeña rendija hacia la posibilidad de su ordenación?
A mi juicio, podría y debería contribuir a un replanteamiento en la teología
y praxis de los ministerios eclesiales que no excluya a las mujeres del
sacramento del orden, porque “desmasculinizar” la Iglesia supone, sobre
todo y en primer lugar, dejar atrás el clericalismo y, consiguientemente, la
perspectiva sacerdotal en la interpretación de los ministerios eclesiales. Lo que
plantea el teólogo chileno Jorge Costadoat al proponer la sinodalidad “como
remedio del clericalismo”, anotando que “el clericalismo hunde sus raíces
en la organización sacerdotal del cristianismo”43, por lo cual “la sinodalidad,
de la que tanto se habla, es imposible de realizar mientras predomine en la
Iglesia la versión sacerdotal del cristianismo [que] centra la experiencia de
Dios, como lo hacen las religiones de muchos pueblos, en sacrificios, templos
y sacerdotes”. Y por eso concluye: “la posibilidad de una auténtica sinodalidad
exige una des-sacerdotalización del cristianismo”44.

Por otra parte, hay que reconocer la preocupación del papa Francisco
para abrir espacio a las mujeres en la estructura jerárquica de la Iglesia.
Los nombramientos que ha hecho en organismos vaticanos y su interés por
encontrarles espacio en la Iglesia. Lo que pasa es que el espacio para las Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs
mujeres en la mentalidad de los hombres de Iglesia —y Francisco es hombre
de Iglesia— es hablar de un espacio propio para ellas: el “lugar propio” del que
hablan los documentos del magisterio eclesial, que es el espacio que el mundo
patriarcal les asignó y que siempre han ocupado. Por eso, el espacio que los
hombres de Iglesia destinan para las mujeres es un espacio que prolonga el
espacio doméstico, distinto y separado del espacio que los hombres ocupan,
espacio de poder y, en la Iglesia, de poder sagrado recibido en el sacramento
del orden. Un espacio que a las mujeres no les está permitido transgredir.

42
Vantini, Castiglioni y Pocher, 2023, 5. El resaltado es mío.
43
Costadoat, 2022, 125.
44
Ibíd., 131. 73
Isabel Corpas de Posada

Pasa, también, que el temor a clericalizar a las mujeres persigue al


papa Francisco a la hora de “crear espacios donde las mujeres puedan
liderar”, considerando como reto “integrar la perspectiva de las mujeres
sin clericalizarlas”45. Es decir, permitirles transgredir el lugar propio de los
hombres de Iglesia, que es espacio clerical al que se accede por la ordenación,
y solamente los varones pueden ser ordenados. No porque fuera el proyecto
de Jesús sino debido a prácticas históricas en las que, con la sacerdotalización y
consiguiente clericalización de los ministerios, las mujeres fueron excluidas de
las funciones de liderazgo y servicio que habían ejercido en las comunidades
neotestamentarias. Y desde este temor, al mismo tiempo que admitiendo
la posibilidad de que las mujeres pudieran acceder a funciones y servicios
eclesiales con estabilidad, reconocimiento y encargo del obispo, que son las
características de un ministerio, estableció en Querida Amazonia su limitación:
ministerios que “no requieren” el sacramento del orden46.

Encontró una salida a este dilema dando reconocimiento como ministerios


instituidos a servicios que desde hace mucho tiempo las mujeres prestaban
de facto: haciendo las lecturas en la misa, anunciando el evangelio como
catequistas, repartiendo la comunión y llevándola a los enfermos. Lo hizo en
su carta apostólica en forma de motu proprio Spiritus Domini que modificó el
canon 230 del Código de Derecho Canónico para permitir a las mujeres acceder a
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

los ministerios de acolitado y lectorado que, en continuidad con la tradición,


Ministeria quaedam47 reservaba exclusivamente a los varones48. Lo hizo,
también, su carta apostólica Antiquum ministerium que instituyó el ministerio
de catequista al que son llamados hombres y mujeres49.

Pero, ¿qué impide que la Iglesia incluya a mujeres entre los diáconos
permanentes, al igual que ocurrió en la Iglesia primitiva?, me pregunto,
haciendo eco a la pregunta de la hermana Therezinha. Sencillamente lo impide
el contexto patriarcal, matriz cultural del cristianismo, en el que las mujeres
han sido pensadas por los hombres y en función de los hombres. En este
contexto se elaboraron los arquetipos femenino y masculino, identificando al
hombre de sexo masculino (andros) con el ser humano (homo), atribuyéndole

45
Francisco, 20201, 69.
46
Francisco, 20202, 103.
47
Pablo VI, 1972.
48
Francisco, 20211.
74 49
Francisco, 20212.
¿Nuevo espacio para las mujeres en la eclesiología sinodal?

la razón y considerando a la mujer, por contraposición, irracional. En el que


se concretó el tratado de límites que reduce a las mujeres al ámbito familiar
y las obliga a guardar silencio, mientras encarga a los hombres de la palabra
y de los asuntos públicos y que implica superioridad del varón e inferioridad
de la mujer. Que es el entorno androcéntrico y kiriarcal que condicionó las
prácticas y doctrinas del cristianismo a lo largo de su historia y fundamentó el
pensamiento de la Iglesia sobre el ser y quehacer de las mujeres.

Por eso creo que la posibilidad de ordenación de las mujeres y de encontrar


en la Iglesia el espacio que la historia les ha negado tiene que pasar por un
replanteamiento de la teología y praxis de los ministerios eclesiales que no
ha logrado desprenderse de la visión sacerdotal preconciliar y clerical de la
teología del sacramento del orden. Supone, dicho replanteamiento, “superar
la visión tridentina sacerdotal y sacral”50 o “comprensión sacerdotal cúltica”51
de la teología de los ministerios para proponer una ministerialidad incluyente
a la luz de la eclesiología de Vaticano II en una Iglesia toda ella ministerial. Y
enmarcándola en la desmasculinización de la Iglesia que propone Francisco
y en la superación del clericalismo eclesiástico que tan duramente él mismo
critica y que constituye el principal obstáculo para el acceso de las mujeres al
sacramento del orden: mentalidad clerical, imaginarios clericales, estructuras
y organización jerárquica clericales.

Lo cual exige un proceso de conversión, un cambio de mentalidad


—metanoia— y de corazón para poder desaprender paradigmas propios del
clericalismo y deconstruir imaginarios que sustentan modelos caducos de
relación entre hombres y mujeres, al mismo tiempo que proponer relaciones de
reciprocidad en el respeto, el servicio y la solidaridad. “Para ello, la eclesiología Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

feminista católica propone una deconstrucción de esa eclesiología basada en


la jerarquía del poder seguida de una construcción de una eclesiología de
comunión”52, que es eclesiología de pueblo de Dios y que en el kairós sinodal
que estamos viviendo, Francisco la completa como eclesiología sinodal.

Por eso, desde las periferias de una Iglesia sinodal, desde donde sopla
el Espíritu, las mujeres estamos llamadas a generar cambios necesarios de
mentalidad, de actitudes, de formas de relación, de imaginarios y paradigmas

50
Noceti, 2020, 186.
51
Eckholt, 2020, 517.
52
Martínez Cano, 2021, 158. 75
Isabel Corpas de Posada

desde donde superar el clericalismo y la tipología de Iglesia jerárquica,


piramidal, kiriarcal y sacerdotal para que la Ecclesia semper reformanda sea
Iglesia de comunión, incluyente y ministerial como la propuso Vaticano II
que enmarque una teología de los ministerios eclesiales que no excluya a las
mujeres de uno de los siete sacramentos de la Iglesia.

Como la mujer cananea, que desde las periferias, con sus gritos mostró
a Jesús que la salvación de Dios no era exclusiva del pueblo elegido y que
su misión incluía a todos los pueblos, lo que debió representar el cambio
de paradigma y de perspectiva que las primeras comunidades de creyentes
debieron experimentar. Y como las mujeres que hicieron cambiar de idea
a Jesús respecto a admitirlas en su compañía —lo que no era bien visto— y
aceptarlas como discípulas rompiendo el tratado de límites de la sociedad
patriarcal en la que él vivió, práctica que se prolongó en la vida de las
comunidades neotestamentarias en las que las mujeres fueron reconocidas y
ejercieron funciones de liderazgo y servicio.

Como ellas y con ellas, desde las periferias de una Iglesia sinodal y
como Ecclesia semper reformanda, las mujeres tenemos la responsabilidad de
contribuir al proceso de conversión eclesial. Que no es fácil, porque se trata de
paradigmas, es decir, de estructuras de pensamiento que modelan nuestros
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

imaginarios y sirven de marco de referencia para interpretar la realidad,


para fundamentar y justificar nuestra manera de pensar, nuestras actitudes
y formas de relación configuran la visión de la realidad y las relaciones que
establecemos con las personas, con el mundo y con Dios: lo que Bourdieu
denomina el habitus, como estructuras estructurantes de aprehensión de la
realidad y de la forma de actuar en ella y al que corresponden el clericalismo,
la mentalidad clerical, el imaginario clerical. Sin embargo, y a pesar de todo,
las mujeres podemos contribuir.

Bibliografía
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algunas normas del Código de Derecho Canónico53.

Comisión Teológica Internacional (2018), “La sinodalidad en la vida y misión


de la Iglesia”.

76 53
Los documentos del magisterio eclesial reciente han sido descargados del sitio web www.vatican.va
¿Nuevo espacio para las mujeres en la eclesiología sinodal?

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Eckholt, Margaret (2020), “¿Ministerios para mujeres en la Iglesia alemana?


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por la que se reforma en la Iglesia latina la disciplina relativa a la primera
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Secretaría General del Sínodo (2023, 11 de diciembre), XVI Asamblea General


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Vantini, Lucía; Luca Castiglioni; y Linda Pocher. “Smaschilizzare la Chiesa”?


Confronto critico sui “principi” di H. U. von Balthasar. Prefazione di papa
Francesco. Milano: Paoline, 2023.

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79
La conversión sinodal
de la pastoral universitaria
AGUStín PoDeStÁ*
Eje temático: V. ¿Cómo ser una Iglesia sinodal en misión?
V.1. El rostro sinodal misionero de la Iglesia local

Resumen
Durante el pontificado de Fran- miento, educación y administración
cisco ha crecido la conciencia de que desde la sinodalidad. En esta comu-
la reforma de la Iglesia consiste en nicación intentaremos brindar algu-
el paso de la conversión pastoral y nas intuiciones para que la pastoral
CONGRESO TEOLOGÍA EN CLAVE SINODAL PARA UNA IGLESIA SINODAL

misionera, a la conversión sinodal. universitaria pueda ya comenzar


Muchas estructuras eclesiales han a sinodalizar el quehacer cotidiano
comenzado caminos de reforma en universitario.
clave sinodal y las universidades con-
fesionales tendrán también que hacer Palabras clave: pastoral universi-
este proceso a su tiempo: repensar taria, sinodalidad, conversión pasto-
su misión, organización, funciona- ral, conversión sinodal, educación.

* Magíster en Teología (UCA). Diplomado Sup. en Ecología Integral (UCSF). Docente e investigador
en Universidad del Salvador (Arg), responsable de la “Diplomatura Universitaria en Introducción
a la Teología y el pensamiento del Papa Francisco” y otras cátedras y seminarios. Director de la
80 “Diplomatura Superior en Historia de las Religiones y Espiritualidades” (USI).
Introducción

L
a conversión pastoral y la conversión sinodal de las estructuras eclesiales
son procesos que han comenzado y que, a su tiempo, irán permeando a
todo el Pueblo de Dios. Las Universidades católicas, nacidas del corazón
de la Iglesia, deberían también asumir estos procesos de reforma guiados por
el Espíritu. En esta comunicación intentaremos acercar algunos elementos
que pueden acompañar este camino.

Primero reflexionaremos desde la conversión pastoral y sinodal de toda


la Iglesia para, en segundo momento, acercarnos a la concretización de esa
conversión en orden a la reforma de las estructuras eclesiales. Luego haremos
un apartado sobre la pastoral de las universidades católicas y confesionales,
tratando de arribar al concepto de “universidades en pastoral” para dar paso,
finalmente, a la escucha, la participación y la toma de decisiones para imaginar
como posible esa renovación de las instituciones de educación superior al
servicio de la evangelización.

1. Reformas en la Iglesia: conversión pastoral


y sinodal
El deseo de reforma permanente en la Iglesia se encuentra presente
a lo largo de su historia. Pero aún si quisiéramos hacer un recorrido más
reciente, también podríamos extendernos hasta casi un milenio atrás.
Desde la reforma gregoriana a comienzos del segundo milenio, pasando por
Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

los cismas de Occidente y Oriente, el Concilio de Vienne en el siglo XIV, los


sucesivos conflictos papales, las iglesias surgidas de las reformas protestantes
y la reforma católica, los Concilios de Trento, Vaticano I y Vaticano II, en todos
estos acontecimientos se percibe, más o menos expresamente, una constante:
la voluntad de reformar la Iglesia.

No resulta extraño entonces que Francisco, desde el comienzo de su


pontificado, haya querido recordar esta importante dimensión tan vivenciada
en la historia, sin olvidarnos del lugar que también el Documento de Aparecida
le da en términos de renovación de las estructuras eclesiales en orden a la
misión evangelizadora. 81
Agustín Podestá

En Evangelii Gaudium, este llamado de Francisco se concretiza en las


conversiones misionera y pastoral:

Espero que todas las comunidades procuren poner los medios


necesarios para avanzar en el camino de una conversión pastoral y
misionera, que no puede dejar las cosas como están. (EG 25)

Y en su interrelación, más adelante aclara:

Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo,


para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y
toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la
evangelización del mundo actual más que para la autopreservación.
La reforma de estructuras que exige la conversión pastoral sólo puede
entenderse en este sentido: procurar que todas ellas se vuelvan más
misioneras, que la pastoral ordinaria en todas sus instancias sea
más expansiva y abierta, que coloque a los agentes pastorales en
constante actitud de salida y favorezca así la respuesta positiva de
todos aquellos a quienes Jesús convoca a su amistad. (EG 27)

Entendemos aquí que los criterios de reforma de la Iglesia, y en particular


de sus estructuras, se deben establecer en orden a la misión y la pastoral. La
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

permanente evangelización, de y hacia “todos, todos, todos”, irá marcando el


horizonte de los procesos de renovación.

Ahora bien, la nueva irrupción de la sinodalidad en la vida y la misión de


la Iglesia en los últimos años ha ido marcando también algunos elementos
importantes para los procesos de reforma. De la historia de la Iglesia no sólo
podemos aprender de los errores para no repetirlos, sino también podemos
encontrar prácticas, conceptos, ideas, instituciones, que otrora fueron
positivos y que, por diferentes motivos, fueron perdiendo uso y que hoy
podríamos rescatar para repensar y reutilizar. En este sentido, la concepción de
la sinodalidad como elemento clave del ser y hacer la Iglesia está mostrándose
como uno de esos elementos posibles.

El Vademecum para el Sínodo sobre la Sinodalidad, sintetiza esa actitud de


esta forma:

La sinodalidad permite a todo el Pueblo de Dios caminar juntos, en


82 escucha del Espíritu Santo y de la Palabra de Dios, para participar
La conversión sinodal de la pastoral universitaria

en la misión de la Iglesia en la comunión que Cristo establece entre


nosotros. En definitiva, el caminar juntos es la forma más eficaz
de manifestar y poner en práctica la naturaleza de la Iglesia como
Pueblo de Dios peregrino y misionero. (Vademecum SS 1.2.)

Aquí se entrelazan las dimensiones misionera y pastoral de la Iglesia


en orden a la sinodalidad. La Iglesia es Pueblo de Dios que peregrina en la
historia y su ser existencial es la misión. La forma en la que realizamos ese
caminar juntos, casi como una permanente metodología de ser y hacer, es la
sinodalidad, de allí la necesidad de conversión sinodal.

El teólogo Rafael Luciani reflexiona sobre la interrelación que existe


entre la conversión pastoral y la conversión sinodal y explica que se trata de
un paso en la reflexión y comprensión del ser y del quehacer en la Iglesia,
impulsada especialmente desde el magisterio de Francisco con su raigambre
latinoamericana en la recepción del Concilio Vaticano II:

La novedad de la visión de Francisco no radica en la sinodalidad en


sí misma, sino en que ésta ha de ser posibilitada y accionada por
la conversión pastoral. No podemos, pues, separar la conversión
sinodal de la conversión pastoral.

La relación que existe entre estas dos nociones explica la


eclesiogénesis que estamos viviendo desde el inicio del pontificado
de Francisco. La conversión pastoral representa la raíz genuinamente
latinoamericana de la recepción, y la conversión sinodal la
continuidad y profundización del espíritu del Concilio. Y de ambas
Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

surge, entonces, lo que podemos llamar una conversión ministerial,


como ha acontecido en el Sínodo para la Amazonía. (Luciani, s.f.)

Comprendemos aquí entonces que conversión pastoral y sinodal son dos


momentos interrelacionados en orden al ser y quehacer de la vida y la misión
de la Iglesia en general que luego deberá concretizarse en cada una de sus
instancias particulares. “De la cabeza a sus miembros”, no sólo en sus diferentes
ministerios, también en sus diferentes instituciones. La sinodalidad está
llamada de suyo a repensar desde el papado, el episcopado, las parroquias, los
movimientos, los centros de formación, y, en particular lo que nos llama a la
reflexión aquí: las universidades católicas. 83
Agustín Podestá

2. Reformar las estructuras


La reforma en clave sinodal de la Iglesia incluye en su proceso la renovación
de las iglesias locales y las estructuras eclesiales en particular. Surge asimismo
una renovada conciencia de los sujetos que son y hacen la Iglesia, de mayor
participación, escucha y discernimiento que, guiados por el Espíritu, irán
concretizando, a su tiempo, esas reformas. Como veremos más adelante, la
escucha y el discernimiento serán elementos fundamentales del proceso.

Retomando la cita de Evangelii Gaudium del Papa Francisco antes


mencionada, en el número 27, observamos que todas las estructuras de
la Iglesia están llamadas a repensarse y reconvertirse en orden a la misión
evangelizadora que, como hemos mencionado, supone hoy también una
reconversión en clave sinodal ya que no se trata solamente de un hacer en
la Iglesia, sino también de un modo de ser Iglesia. En este sentido, señala el
teólogo Gilles Routhier (2016) que:

Se trata, en suma, de una revisión de vida evangélica, por parte de


una Iglesia local, que permita, por una parte, hacer una evaluación de
los desafíos que comporta el anuncio del Evangelio en una situación
determinada y, por otra, someter a una revisión las estructuras y las
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

prácticas eclesiales, a fin de que manifiesten de una manera más


transparente el corazón del Evangelio y estén realmente al servicio
de la felicidad de los hombres, de las mujeres y de los hijos de una
Iglesia local.

Consideramos entonces que también podemos comenzar un planteo de


conversión sinodal de las estructuras de misión en el ámbito de la educación
católica en general y, aquí por nuestro interés, de las universidades católicas
y confesionales.

En este sentido, nos parece llamativo también repensar las estructuras


generales de las universidades en orden a un proceso de sinodalización. El
documento “La sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia” presenta el
modelo de la pirámide invertida según la cual se comprende que el ministerio
jerárquico encuentra su ser y, a la vez, se encuentra al servicio de la mayoría del
Pueblo de Dios (cf. CTI, 2018, p 57). Además de la pirámide, podrían pensarse
otras metáforas, quizás más horizontales, por ejemplo. Cual fuere el caso, las
84 universidades, y aquí no solo las confesionales, sostienen en general esquemas
La conversión sinodal de la pastoral universitaria

de funcionamiento más o menos verticalistas. Sinodalizar las universidades,


al menos las confesionales, será también repensar modos, jerarquías, cargos,
ministerios y liderazgos en clave sinodal.

3. Las universidades católicas y confesionales


en pastoral
Etimológicamente, decir “universidad” y “católica” puede resultar
redundante. “Universidad” deviene del latín “universitas” formado del adjetivo
“universus-a-um” (“todo”, “entero”, “universal”), derivado a su vez de “unus-
a-um” (“uno”); mientras que “católico” deviene del adjetivo griego καθολικός
(“katholikos”), que significa “universal”, “de acuerdo con el todo” o “en general”.
Referir a la catolicidad de la Iglesia es referir a su universalidad.

La institución de educación superior universitaria ocupa un lugar


fundamental en la vida y la misión de la Iglesia:

Nacida del corazón de la Iglesia, la Universidad Católica se inserta


en el curso de la tradición que remonta al origen mismo de la
Universidad como institución, y se ha revelado siempre como un
centro incomparable de creatividad y de irradiación del saber para el
bien de la humanidad. (Ex Corde Ecclesiae, 1)

Con estas contundentes palabras, Juan Pablo II comienza la Constitución


Apostólica sobre las Universidades Católicas1 recordando que ellas han nacido
del corazón mismo de la Iglesia y son espacio fundamental para el diálogo con Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs
el saber y la humanidad.

Son centros de reflexión y de investigación académica que la Iglesia


guarda y promueve pero no sólo para el desarrollo ad intra de sí misma sino
que también las considera como espacios de misión y evangelización. El
todavía muy vigente documento “Presencia de la Iglesia en la universidad y en
la cultura universitaria” comienza en esa línea:

1
Por cuestión de interés y espacio, utilizaremos para esta comunicación las expresiones “universidad
católica” y/o “confesional” de manera alternada pero indistinta para referirnos no sólo a las
universidades pontificias sino también a las de inspiración cristiana católica. Decimos “católicas” en
sentido amplio, no sólo restrictivo a las pontificias. 85
Agustín Podestá

La Universidad y, de modo más amplio, la cultura universitaria


constituye una realidad de importancia decisiva. En su ámbito se
juegan cuestiones vitales, profundas transformaciones culturales,
de consecuencias desconcertantes, suscitan nuevos desafíos. La
Iglesia no puede dejar de considerarlos en su misión de anunciar el
Evangelio. (PIU 1)

Por su parte, Francisco lo recuerda también en Evangelii Gaudium cuando


sostiene que “las Universidades son un ámbito privilegiado para pensar
y desarrollar este empeño evangelizador de un modo interdisciplinario e
integrador” (EG 134).

Consideramos aquí que queda explicitado que la universidad nace del


corazón de la Iglesia y es querida por ella para crecer y desarrollarse en el
diálogo con el mundo y sus culturas y, a la vez, es un espacio particular de
misión y evangelización.

Ahora bien, reconocido el lugar de la Universidad dentro de la Iglesia y su


función de misión y evangelización, queda casi explicitado que su ser es en
permanente conversión y renovación en perspectiva pastoral. Es espacio de
anuncio del Evangelio en el contexto académico y científico propio de su ser
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

institución de educación superior. La universidad católica es una instancia


pastoral de la Iglesia aunque a menudo cueste verlo o que sea suficientemente
tomado en cuenta. El documento antes citado “Presencia de la Iglesia en la
universidad y en la cultura universitaria” también repara en ello: “la pastoral
universitaria queda frecuentemente en los márgenes de la pastoral ordinaria.
Por ello se hace necesario que toda la comunidad cristiana tome conciencia
de su responsabilidad pastoral en relación con el ámbito universitario” (PIU 1).

Caminando hacia una reflexión más pormenorizada de la pastoral


universitaria, el reciente documento “Pastoral Universitaria en América Latina
y el Caribe”, elaborado a principios del año 2023 por la Red de Pastoral ODUCAL,
que ofrece un amplio y detallado desarrollo de los conceptos principales para
reflexionar sobre la pastoral universitaria, propone definirla como:

El corazón de la Universidad Católica, en cuanto permea de identidad


la estructura universitaria como eje transversal de las funciones
sustantivas de la institución. Desde la propuesta del Evangelio y con
86 apertura al diálogo, acompaña los procesos de vida personales y
La conversión sinodal de la pastoral universitaria

comunitarios, promueve la integración de fe, razón y cultura para la


formación integral y el desarrollo profesional de quienes conforman
la comunidad, favorece la humanización del conocimiento, y
fomenta el ejercicio de la caridad cristiana al servicio de la sociedad.
(Red de pastoral ODUCAL, 2023)

Y desprende de allí que su objetivo principal es:

evangelizar el mundo universitario a través del fomento del diálogo


entre fe, razón y cultura, el fortalecimiento de la identidad católica
y la promoción de espacios de vida espiritual y misionera, para
aportar a la formación integral de los miembros de la comunidad
universitaria. (Red de pastoral ODUCAL, 2023)

Contando con estos presupuestos, proponemos distinguir dos aspectos de


la pastoral universitaria que se complementan mutuamente: por un lado, las
actividades pastorales que realizan las universidades confesionales y, por otro
lado, la concepción de la universidad confesional toda ella como una instancia
pastoral de la Iglesia.

3.1. Las actividades pastorales de la universidad


El documento recién citado detalla siete campos de acción de la pastoral
universitaria, reconociendo que se desprenden de las diferentes necesidades
y realidades que se viven en las comunidades universitarias. A saber:

1. Pastoral sacramental: celebración de los sacramentos, celebraciones Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs
litúrgicas, catequesis sacramental y promoción de la vida espiritual y el
discernimiento vocacional.

2. Pastoral formativa: promover instancias de formación doctrinal, en


lo posible dialogando con los contenidos específicos de las carreras y
disciplinas científicas de las diferentes unidades académicas

3. Pastoral misionera: la dimensión discípulos y misioneros propuesta por el


Documento de Aparecida es asumida aquí en clave kerygmática: anunciar
ese “primer anuncio” sobre todo a los mismos miembros de la comunidad
universitaria: creyentes y no creyentes, cristianos o no cristianos. Hay que
recordar aquí que Francisco insiste en la catequesis kerygmática para 87
Agustín Podestá

todos, porque el “primer anuncio” no es sólo primero en término


cronológico sino, sobre todo, en términos de fundamentos.

4. Pastoral dialogante: promover el diálogo con la/las cultura/s, propiciar


el diálogo fe-razón y procurar lograr la innovación en la evangelización
sabiendo adaptarse a los cambios sociales para anunciar más y mejor el
mensaje del Evangelio.

5. Pastoral solidaria: optando preferencialmente por los pobres, marginados


y descartados, la universidad debe buscar también implementar proyectos
pastorales de asistencia, caridad y promoción integral.

6. Pastoral comunitaria: promover el encuentro fraterno y el quehacer


comunitario de la vida y la cultura universitarias. Aquí será central la
vivencia sinodal de la fe.

7. Pastoral acompañante: acoger, acompañar y enseñar a acompañar. La


universidad recibe estudiantes, docentes y no docentes de ámbitos,
creencias y trayectos vitales muy diversos. La pastoral buscará también
saber recibirlos, acompañarlos en el camino y enseñar a que puedan
también acompañarse mutuamente.
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

3.2. La universidad confesional como pastoral de la Iglesia


Siguiendo los estudios históricos del teólogo jesuita John O’Malley (2018),
observamos que las universidades medievales, en el origen de la educación
universitaria, no podrían llamarse propiamente “católicas” en tanto que no
reflejaban una intencionalidad eclesial de propagar la fe, sino que, en todo
caso, eran católicas por el contexto cultural cristiano. Sin embargo, algunas
de esas universidades medievales comenzaron a reconocerse y construir su
identidad desde la vivencia católica, hasta convertirse en verdaderos polos de
avance doctrinal en materia de fe, incluso en algunas épocas más que la Sede
del Obispo de Roma.

Desde la modernidad es que la Iglesia católica fue tomando conciencia del


gran aporte que las universidades confesionales hacían a la propagación de la
fe, comprendiendo que ellas eran entonces una forma de pastoral específica.
Se diferencia de la pastoral juvenil, la pastoral vocacional, la pastoral
88 parroquial, etc., porque la universidad supone una instancia particular
La conversión sinodal de la pastoral universitaria

(contextual, intelectual, profesional, etaria, académica, temporal) de una


persona o comunidad, que integra, incluso, trayectos diversos: estudiantes,
docentes, directivos, investigadores, personal no docente, etc.

Como señala Juan Pablo II en la Constitución Apostólica Ex Corde Ecclesiae


(41), la pastoral universitaria colabora desde su realidad particular de
identidad, funcionamiento, misión, formación, investigación, etc., con la
misión evangelizadora de toda la Iglesia y de ella en camino y colaboración en
la construcción del Reino de Dios. Ya no se trata aquí de un “equipo de pastoral”
puntual que planifica actividades pastorales, sino de toda la universidad, y de
todas y todos quienes sean parte en ella, comprometidos en la evangelización
y la fraternidad social de la Iglesia en el mundo.

Esta dimensión evangelizadora de la Universidad confesional también


es una concretización de lo solicitado en las conclusiones del ya mencionado
documento “Presencia de la Iglesia en la Universidad y en la cultura
universitaria” cuando dice:

Al servicio de las personas comprometidas en la Universidad y, por


medio de ellas, al servicio de la sociedad, la presencia de la Iglesia en
el ambiente universitario se inscribe en el proceso de inculturación
de la fe como una exigencia de la evangelización. En el umbral de un
nuevo milenio en el que la cultura universitaria será un componente
mayor, el deber de anunciar el Evangelio se presenta cada vez más
urgente. Esto pide comunidades de fe capaces de trasmitir la Buena
Nueva de Cristo a todos los que se forman, enseñan y ejercen su
actividad en el ámbito de la cultura universitaria. La urgencia de este Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

compromiso apostólico es grande, ya que la Universidad es uno de


los más fecundos lugares creadores de cultura. (PIU, Conclusiones)

Consideramos aquí que esta visión de la Universidad católica es


fundamental para la conversión sinodal. A menudo, estas instituciones pueden
correr el riesgo de centrarse sobre sí mismas, más o menos conscientemente,
y puede ir separándose de la vida y misión de la Iglesia. Si la Universidad
confesional es pastoral de la Iglesia, tendrá que también reconvertirse en
clave sinodal.

El citado documento de la Red de Pastoral ODUCAL se refiere a la realidad


de las universidades confesionales todas ellas como instancia de pastoral 89
Agustín Podestá

de la Iglesia acuñando la expresión “universidades en pastoral”. Recuerda


que toda la comunidad universitaria católica está llamada a comprometerse
con la evangelización en su entorno, en el diálogo con las ciencias, en la
inculturación y el diálogo social. Se trata de un eje transversal que afecta a
todos en la Universidad:

la concepción pastoral debe estar presente en todo el quehacer


académico y administrativo de las Universidades Católicas porque
su misión formativa es en esencia una labor pastoral que permite
la evangelización y la búsqueda de la verdad para que quienes
integran la comunidad universitaria puedan adherirse al plan
salvífico de Dios. Por tanto, todos son agentes pastorales: directivos,
administrativos, profesionales, docentes y estudiantes. (Red de
pastoral ODUCAL, 2023)

4. Escuchar, participar y decidir para una renovación


sinodal de la Universidad
Como “Universidad en pastoral”, siendo también Pueblo de Dios que
camina y evangeliza, también ella está llamada a repensarse sinodalmente. Y
este proceso buscará asumir, al igual que otras estructuras de la Iglesia, mayor
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

coparticipación y corresponsabilidad de todos sus miembros (Cf. CTI, 2018,


p. 67). Recordando que es el Espíritu Santo el protagonista de la vivificación
permanente de la Iglesia, la universidad en pastoral puede buscar también
encaminar procesos sinodales.

Un paso inicial y fundamental serán los procesos de escucha:

En la Iglesia sinodal toda la comunidad, en la libre y rica diversidad


de sus miembros, es convocada para orar, escuchar, analizar, dialogar,
discernir y aconsejar para que se tomen las decisiones pastorales
más conformes con la voluntad de Dios. (CTI, 2018, p. 67)

No tendríamos el tiempo aquí para desarrollarlo, pero no podemos dejar


de mencionar que los procesos de escucha, en particular en instituciones tan
grandes y diversas como la universidad, no pueden reducirse solamente a
encuestas de satisfacción. Lamentablemente, muchas veces los miembros,
en especial los estudiantes, son vistos más como clientes que como sujetos
90 activos en la construcción del ser y hacer la comunidad universitaria.
La conversión sinodal de la pastoral universitaria

Por el contrario, aquí no solo los estudiantes, sino también todo el cuerpo
docente y no docente, y todos los que hacen a la universidad son valorados
según sus funciones y diversidades para discernir juntos y tomar decisiones
pastorales que se encaminen bajo la guía del Espíritu.

También se tratará de promover y fortalecer espacios de discernimiento


comunitario y de toma de decisión. Sinodalizar es también repensar modelos
decisionales donde no solo sea elaborar o presentar propuestas, sino también
generar vinculación entre ellas y quienes, por su mismo cargo jerárquico,
tienen que llevar a cabo esas acciones. Para lo cual será necesario, a su vez,
crear o recrear espacios de mediación, diálogo e intercambio. En este sentido,
y refiriéndose a todo el Pueblo de Dios, Luciani (2022, pag 107) sostiene que:

La reconfiguración del modelo institucional actual se presenta como


un gran desafío que requerirá de nuevos estilos, procedimientos y
estructuras que permitan la representatividad de todos los fieles en
los distintos niveles y procesos de la vida eclesial.

A simple vista, estos planteos pueden permanecer en abstracto si no


son concretizados en cuestiones y tareas particulares del ser y hacer la
universidad en su cotidianeidad. Sin embargo, se debe tener presente que la
sinodalidad afecta a todo el ser y hacer la Iglesia y que, por tanto, al momento
de pensar su aplicación en la universidad católica, esto podrá afectar múltiples
dimensiones: su organización y estructura, como hemos invitado a pensar más
arriba; el funcionamiento, la administración y los procedimientos cotidianos,
especialmente en la construcción de comunidades más fraternas al servicio
de la evangelización; y hasta podemos animarnos a pensar otras realidades Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

como los planes de estudio, la investigación, las metodologías de enseñanza-


aprendizaje, etc., todas ellas en orden a la conversión sinodal.

Conclusión
La pastoral universitaria, entendida aquí tanto desde sus actividades
concretas como desde su ser “universidad en pastoral”, posee de suyo la
posibilidad de renovarse permanentemente en clave misionera y sinodal.

Este proceso incluye también pensar, repensar y reformar las estructuras


que sean necesarias para ordenarse mejor a la evangelización. Estas
estructuras pueden incluir, a su vez, todos los órdenes y actividades que se 91
Agustín Podestá

desarrollan en las universidades confesionales, como por ejemplo unidades


académicas, departamentos, cátedras, personal jerárquico, docente y no
docente, estudiantes, etc.

Asumir la escucha y la participación para la toma de decisiones de forma


corresponsable será tarea central de estos procesos y el principal sujeto activo
de cambio puede ser la misma pastoral universitaria que se compromete en
la renovación sinodal de toda la universidad al servicio de la evangelización.

Consideramos que la tarea será animarse a iniciar esos procesos, con pasos
firmes, aunque sean lentos, pero con la convicción de que es el Espíritu Santo
quien acompañará y guiará a las comunidades en la permanente conversión.

Bibliografía
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de la Iglesia. Recuperado de https://www.vatican.va/roman_curia/
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sp.html

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Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

Laicos; Consejo Pontificio de la Cultura (1994). Presencia de la Iglesia


en la universidad y en la cultura universitaria. Recuperado de https://
www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/cultr/documents/
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conversi%C3%B3n%20pastoral%20representa%20la,el%20S%C3%
92 ADnodo%20para%20la%20Amazon%C3%ADa
La conversión sinodal de la pastoral universitaria

Luciani, R. (2022). Del Sínodo sobre sinodalidad a la sinodalización de toda


la Iglesia. La Sinodalidad y sus múltiples expresiones (81-118). Colombia:
Editorial CELAM.

O’Malley, J. W. SJ (2018). Historia, Iglesia y Teología. Cómo nuestro pasado ilumina


nuestro presente. Madrid, España. SalTerrae.

Red de Pastoral Universitaria Intercontinental ODUCAL (2023). Pastoral


Universitaria en América Latina y el Caribe (en proceso de publicación).

Routhier, G. (2016). La renovación de la vida sinodal en las iglesias locales.


La reforma y las reformas en la Iglesia (pp. 257-271). Cantabria, España:
SalTerrae.

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sobre la Sinodalidad. Recuperado de https://www.synod.va/es/news/
vademecum-para-el-sinodo-sobre-la-sinodalidad.html

Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

93
Mauricio Albornoz Olivares
¿A quién debe escuchar la teología?
El necesario ejercicio arquimédico del Sensus Fidei:
una propuesta sinodal
Universidad Católica del Maule, Chile.
Es Doctor en teología por la Pontificia Universidad de Salamanca.
Decano de la Facultad de Ciencias Religiosas de la Universidad
Católica del Maule, Chile. Presidente latinoamericano del Círculo
Newman. Entre sus últimas publicaciones: Hacia una verdadera
Religión, FEU, 2018; ¿Cómo creer en Dios?, UCM, 2021; La distinción
Mesa Teología en clave sinodal (I)

epistemológica como Praeambula fidei, EAE, 2024; La credibilidad de la


fe religiosa, Dialéctica, 2024.

Manuel David Gómez Erazo; Iván Darío Toro Jaramillo


Sinodalidad y quehacer teológico latinoamericano:
Situación actual en la investigación. Revisión
Universidad Iberoamericana, México

Sistemática de Literatura y Análisis Bibliométrico


Manuel David Gómez Erazo
Moderador: José Sols

Universidad Católica Luis Amigó.


Candidato a doctor en Teología por la Universidad Pontificia
Bolivariana. Magíster en Teología, Universidad Pontificia
Bolivariana. Especialista en Estudios Bíblicos, Universidad
Claretiana. Licenciado en Filosofía y Ciencias Religiosas,
Universidad Santo Tomás. Docente del programa de
Teología y coordinador de la Maestría en Estudios Teológicos
Contemporáneos, líder de la línea de investigación en Método y
Conocimiento Teológico del Grupo de Investigación en Filosofía
y Teología Crítica, Universidad Católica Luis Amigó en Medellín,
Colombia.
Iván Darío Toro Jaramillo
Universidad Pontificia Bolivariana, Colombia
Doctor en Filosofía y Doctor en Teología por la Universidad de
Navarra, España. Docente investigador de la Facultad de Teología
de la Universidad Pontificia Bolivariana. Coordinador de la línea
de investigación Humanismo y Organizaciones del Grupo de
investigación Teología, Religión y Cultura.Editor de la revista
Cuestiones Teológicas.

Vicente Valenzuela Osorio


Sinodalidad de todo viviente y dogma en evolución:
un diálogo para pensar el currículo de teología
Universidad Agustiniana, Colombia.
Artista y teólogo. Investigador en teología y visiones de mundo
(científica, estética, religiosa). Doctor en teología, magíster en
teología, magíster en creación artística, licenciado en ciencias
religiosas. Profesor de teología sistemática y moral (U. de San
Buenaventura; Uniagustiniana).
¿A quién debe escuchar
la Teología?
El necesario ejercicio arquimédico
del sensus fidei: una propuesta sinodal
LUiS MaUricio AlBornoz OliVareS*
Universidad Católica del Maule, Chile

introducción

E
l proceso de comprensión de la fe cristiana, su contenido y recepción en
medio de los diversos momentos de la historia, exigen una distinción
entre aquellos elementos constitutivos de la Revelación, como la Sagrada
Escritura y la Tradición viva, respecto de aquellos que, requieren una función
más hermenéutica, pero no por ello menos relevante como es la teología y el
sentido de la fe de los creyentes (Hünermann, 2003, pp. 1-21; Bóttigheimer,
1997, p. 603)1.

* Luis Mauricio Albornoz Olivares, Decano de la Facultad de Ciencias Religiosas de la Universidad CIRCUITO A – SÁBADO 10 – 11:00 a 12:30 hs
Católica del Maule, Chile. Es Doctor en Teología por la Pontificia Universidad de Salamanca, España
y presidente latinoamericano del Círculo Newman. Entre sus últimas publicaciones: Hacia una
verdadera Religión, FEU, 2018; ¿Cómo creer en Dios?, UCM, 2021; La distinción epistemológica como
Praeambula fidei, EAE, 2024; La credibilidad de la fe religiosa, Dialéctica, 2024. Además de una serie
de publicaciones en revistas científicas en el área disciplinar de la teología fundamental.
1
Melchor Cano (1509-1560), propone distinguir diversos criterios de discernimiento de la verdad
revelada. Entre los lugares teológicos propios menciona en primer lugar la Sagrada Escritura y la
Tradición, siendo ambos constitutivos para la revelación (“revelationem constituentes”); luego, en
segundo lugar, menciona los loci proprii que interpretan la revelación (“revelationis interpretationem
constituentes”), y que son tres: el Magisterio (la Iglesia Católica, los Concilios ecuménicos, y la Iglesia
romana), los Padres y los Teólogos escolásticos. Los “lugares impropios”, según Cano, son tres: la
razón, en especial la intuición; la opinión unánime de los filósofos; y la historia, avalada por testigos.
(Cf. Eberhard Haible. (1984).”Lugares teológicos”, en: Sacramentum Mundi, pp. 369-371. Esto abre la
comprensión de la fe y su contenido a posibilidades tradicionalmente no consideradas. En, Silva, J.
(2008). Teología, magisterio y sentido de la fe: Un desafío de diálogo y comunión, Teología y Vida,
Vol. XLIX, 551-573. 97
Luis Mauricio Albornoz Olivares

En efecto, el contexto cultural que por su naturaleza muta y se reinstala


de manera dinámica puede hacer titubear las formas y modos en que la fe
se transmite o anuncia, eclipsando la posibilidad de comprender de modo
pertinente el depositum fidei. Esto resulta más complejo si lo vinculamos a la
subjetividad de cada época, particularmente la nuestra, que se impone con
una autonomía absoluta de la razón individual y en donde las expresiones
institucionales de la verdad y de la libertad gozan de escasa credibilidad
(Silva, 2005). Este contexto epocal hace que la propia reflexión teológica
internamente practicada y escasamente comunicada, solicite de un lenguaje
que se entienda más universal, y que posibilite una vía menos condicionada y
menos prejuiciosa en el ejercicio creyente mismo. Este es el contexto remoto
en que situamos nuestra reflexión sobre el Sensus fidei, y su naturaleza sinodal
que puede robustecer y densificar el contenido de la fe y posicionarse como
lugar y ejercicio, eclesialmente vivido y existencialmente requerido.

Hemos pensado para estos efectos, y como una muestra del necesario
ejercicio dialogal-sinodal que posibilite una acogida libre de pre-juicios,
recoger un postulado que la ciencia física conoce como principio arquimédico,
considerado uno de los más grandes aportes de la antigüedad al desarrollo
de la ingeniería, la construcción, la mecánica de fluidos, y la matemática.
Nuestra propuesta intenta asimilar como este principio ilumina nuestra labor
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

eclesial, en la comprensión del Sensus fidei y su interacción con otros actores


del asentimiento creyente a la sobrenaturalidad de la fe. El principio físico al
que aludimos señala que: “todo cuerpo sumergido total o parcialmente en
un fluido recibe un empuje ascendente, igual al peso del fluido desalojado
por el objeto”. Si entendemos que la cantidad de esta fuerza de empuje es
igual al peso del líquido desplazado por el cuerpo sumergido, sin importar su
peso, o proporcional a ella, nos encontramos con una realidad balanceada de
contenidos que se interpelan mutuamente porque contribuyen con un mismo
valor a la totalidad del volumen en cuestión, generando naturalmente un
movimiento en el objeto mismo (Pérez &Gardey, 2023).

Ahora bien, entendiendo que al hablar de la vida de la Iglesia no hablamos


de un cuerpo neutro y unívoco, sino de una realidad determinada y diversa, que
por su naturaleza es compleja y carismática, debemos asumir que cualquiera
sea el lugar del bautizado en medio de un camino eclesial que busca ser sinodal,
este tiene la posibilidad de ejercer análogamente al principio arquimédico,
98 una fuerza de empuje, que debe ser directamente proporcional al Sensus
¿A quién debe escuchar la Teología?

que la sostiene. Del mismo modo, bien comprendido el principio y aplicado


sinodalmente, posibilitamos un resultado proporcionalmente pertinente al
auténtico sentido de la fe. Nuestra propuesta recoge este antiguo principio y lo
aplica al sentido de la fe de los creyentes, para que el ejercicio teológico tenga
una fuerza proporcional al contenido de la fe que ha recibido, en la medida en
que escucha a quien tiene que escuchar. Esto es lo que pretendemos exponer
en las líneas siguientes.

1. La teología y su valoración actual


Como bien ha señalado la Congregación para la Doctrina de la Fe, el
quehacer teológico se encuentra hoy tensionado, no necesariamente por
las preguntas que se la hacen a la fe, si no por la poca valoración que el
ejercicio teológico tiene o ha tenido en las últimas décadas, como también
de ciertos enunciados teológicos que muchas veces están motivados por
apegos personales legítimos por sobre la búsqueda común de la verdad de la
revelación (Donum in Veritatis, N° 9). Quizá por considerarse poco relevantes,
o hacer prevalecer la praxis por sobre la claridad conceptual de las ideas, o
simplemente porque las preocupaciones eclesiales han estado en otro lado,
el quehacer teológico se ha visto poco relevado en los distintos espacios
eclesiales, en las mismas iglesias locales, y a veces sacando una pálida voz que
solo parece interesar a cierta élite.

Sin ir más lejos esta especie de desapego teológico lo podemos reconocer


en la situación actual de nuestra querida América Latina en donde el
episcopado y la teología han perdido espacios de escucha de modo recíproco
y esto de manera progresiva. Por decir un par de cifras: en Medellín los obispos Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs
se pronunciaron en 11 ocasiones acerca de la teología, en Puebla lo hicieron en
14 ocasiones, y en Santo Domingo solo en 3 ocasiones. Aparecida por su parte
se refiere solo en 5 ocasiones al quehacer teológico. Más cualitativamente
hablando diríamos que en Medellín como en Puebla la teología es referenciada
a propósito de importantes reflexiones eclesiológicas y en atención a
variables teológicas como las del laicado, el matrimonio, la educación, las
comunicaciones, el trabajo científico, y otros tantos espacios que pueden ser
muy relevantes para la teología y viceversa2, en efecto, hubo planteamientos

2
(Puebla, nn. 916. 942; 940; 767; Medellín nn. 11; 13; 15; Puebla, n. 601; Medellín, n. 35; Medellín,
n. 6; Medellín, n. Puebla, n. 1240; Medellín, n. 13; Puebla, n. 479; Medellín, n. 21; Puebla,
n. 1061; Puebla, n. 517; Puebla, n. 687). 99
Luis Mauricio Albornoz Olivares

profundos en cuestiones relativas a la naturaleza teológica y a su método que


en otras conferencias prácticamente no existieron.

Este hecho por sí mismo no es definitivo, ni pretende absolutizar una


afirmación que no busca imponerse hegemónicamente sino reconocerla
como un elemento más de la situación teológica actual. Pareciera entonces
necesario generar cierto estímulo que incite al Magisterio y a los Teólogos a
cumplir sus respectivas funciones, practicando el dialogo bajo un necesario
ejercicio sinodal (Donum veritatis, n. 25). No obstante, el solo hecho que la
teología esté en términos generales, ausente de la preocupación eclesial no
significa necesariamente una indiferencia hacia ella, sino quizá al igual que
lo exige la actualización de la transmisión de la fe, esta deba reorientar su
escucha y preguntarse al menos a quien debe escuchar.

El sano oído que la teología debe prestar puede favorecer no solo su lugar
al servicio del Magisterio sino una valoración mucho más sentida de la Iglesia
docens. Como una excepción positiva a lo que antes mencionábamos están las
palabras de Juan Pablo II al iniciar la conferencia de Santo Domingo: Igualmente
pertenece al ministerio profético de la Iglesia el servicio que los teólogos prestan al
pueblo de Dios (cf. Juan Pablo II, Discurso inaugural, 7), desgraciadamente,
esta valoración de la vocación teológica no tuvo mucho eco en la misma
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

conferencia de Santo Domingo ni posteriormente a ella, quizá en parte porque


no hubo escucha recíproca o voluntad de tenerla o, simplemente, no se supo
a quién escuchar.

En este escenario es legítimo preguntarnos donde está el problema, o en


términos más positivos discernir cual es el desafío con el que se enfrenta hoy
la teología para hacer de ella un espacio eclesial más pertinente y relevante
para el camino vocacional de la Iglesia. Esto por supuesto no es nuevo en la
historia cristiana ni en la vida eclesial, pero la posibilidad de dar una respuesta
si lo puede ser en la medida en que esta sea pertinente a nuestro contexto,
entendiendo a su vez que la fe no puede ni debe perderle pisada a los
progresos de la razón, aún en espacios poco amigables, pues a fin de cuentas y
exagerando la nota, no se trata de cambiar el contenido de la fe, sino de buscar
las formas de expresarlos, explicarlos y hacerlos relevantes en medio de la
crisis del pensamiento moderno.

He aquí una primera interrogante que nos parece necesario considerar,


100 y que nos obliga a preguntarnos: ¿a quién estamos escuchando?, ¿a quién
¿A quién debe escuchar la Teología?

debemos escuchar?, ¿será que al modo de un algoritmo eclesial nos


escuchamos simplemente a nosotros mismos, y segmentamos las posibili-
dades de interactuar con otro, impidiendo la comprensión, al modo de una
nueva Babel? Son simplemente posibilidades e intuiciones que pudiesen ser
más o menos adecuadas, pero el hecho está ahí clamando con intuición de fe
al modo del Sensus fidei.

2. El punto arquimédico
Como hemos señalado más arriba nos hemos abierto a la posibilidad de
indagar en aquellas fórmulas o realidades provenientes de las ciencias duras o
más positivas que puedan iluminar la reflexión teológica o evidenciar la gracia
infusa que proviene del Espíritu santo, y que habita en el corazón de todo
bautizado por la naturaleza del Don recibido. En el itinerario de esta búsqueda
nos hemos encontrado con Arquímedes de Siracusa y su principio3, hablamos
de este antiguo hombre de ciencia que en el ámbito de la mecánica de fluidos
nos ofreció, hace ya bastante tiempo, una fórmula que nos parece relevante en
medio de la pregunta por la teología, su pertinencia y lugar en la dinámica de
la historia cristiana, y en particular en nuestro contexto de sinodalidad.

Dicho en términos simples el principio de Arquímedes es el principio


físico que afirma: Un cuerpo total o parcialmente sumergido en un fluido en reposo
experimenta un empuje vertical hacia arriba igual al peso del fluido desalojado. Esta
fuerza​ recibe el nombre de empuje hidrostático o de Arquímedes4, y se mide en
newtons. El principio de Arquímedes se formula de la siguiente manera:

E = Pe V= ρf gV
Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

3
Nos referimos a Arquímedes de Siracusa (Sicilia), ca. 287- 212 a. C. Fue un físico, ingeniero, inventor,
astrónomo, y matemático griego. Se conocen pocos detalles de su vida, pero es considerado uno
de los científicos más importantes de la Antigüedad. Entre sus avances en física se encuentran sus
fundamentos en hidrostática, estática y la explicación del principio de la palanca. Es reconocido por
haber diseñado innovadoras máquinas, incluyendo armas y el tornillo de Arquímedes. Calinger, R.
(1999). A Contextual History of Mathematics. Prentice-Hall. «Shortly after Euclid, compiler of the
definitive textbook, came Archimedes of Syracuse (ca. 287-212 B.C.), the most original and profound
mathematician of antiquity.
4
El empuje de abajo hacia arriba no siempre es suficiente para desplazar al cuerpo pues si este es más
denso que el fluido en el que está inmerso dicho cuerpo no se desplazará hacia arriba, es más se
hundirá a pesar del empuje arquimediano. Subirá o flotara solamente si su densidad es menor que la
del fluido. 101
Luis Mauricio Albornoz Olivares

En donde E es el empuje, Pe es el peso específico del fluido, V el volumen


de fluido desplazado por algún cuerpo sumergido parcial o totalmente en el
mismo, ρf es la densidad del fluido y g la aceleración de la gravedad. De este
modo, el empuje depende de la densidad del fluido, del volumen del cuerpo
y de la gravedad existente en ese lugar. El empuje en condiciones normales5 y
descrito de modo simplificado6 actúa verticalmente hacia arriba y está aplicado
en el centro de gravedad del cuerpo. Expresado en términos más simples
diríamos que:

E = ρ·g·v

En donde E nuevamente es el empuje medida en newtons, ro es la


densidad medida en Kg/m3; g es la gravedad (9.81m/s2) y la v es el volumen
medido en m3. Mas allá de los tecnicismos de la fórmula que solo expresamos
aquí para ofrecer una mayor claridad, lo que nos interesa es aproximar el valor
de dicha fórmula al quehacer teológico y particularmente al sentido de la fe
del pueblo de Dios. En efecto, la proporcionalidad existente entre ese sentir
común de los fieles puede en la lógica arquimédica, ofrecer un necesario
ejercicio sinodal, que no solo se hace recomendable sino exigible para lograr
un movimiento creyente que dinamice el peso específico de aquello que se
cree. Si lo aplicáramos a una fórmula:
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

Df = T·M·I

En donde la fuerza de lo que se cree (DF) es directamente proporcional


al valor de la Tradición (T, equivalente a la densidad), por la definición del
magisterio respecto de aquello que se cree (M, volumen), por el sentido de la
fe de los creyentes (I, equivalente a la fuerza de gravedad). De esta manera el
valor de la Tradición y el Magisterio solicita de la intuición creyente del pueblo
de Dios para orientar o reorientar el significado de la fe y su actualización en
los modos y formas, esto último es lo que hace gravitante el depositum fidei.

5
En condiciones de ingravidez y para cuerpos suficientemente pequeños que no puedan generar un
campo gravitacional propio apreciable, la presión hidrostática deja de existir. En consecuencia, bajo
estas condiciones no hay ninguna clase de empuje hacia ningún lado por ausencia de gradiente
de presiones.
6
Las fuerzas que actúan hidrostáticamente sobre otro cuerpo lo hacen distribuidas por toda la
superficie de contacto que tengan con el mismo; la integral de estas fuerzas de superficie (presiones)
nos dará una resultante de fuerzas ubicada en el centro de gravedad. Para una mejor comprensión:
102 Tipler, Paul A. (2000). Física para la ciencia y la tecnología (2 volúmenes). Barcelona, Ed. Reverté.
¿A quién debe escuchar la Teología?

Para los efectos de la analogía, las variables que están en juego no revisten
mayor novedad, pues son por sí mismas bastante conocidas, además de
pertinentes a cualquier ejercicio teológico, como bien lo expresa Dei Verbum
(DV 7-10), lo que interroga la fórmula es la proporcionalidad existente, pues
para que arquimédicamente se mueva el fluido debe haber un volumen
suficiente y proporcional a él, y es precisamente esa proporcionalidad la que no
ha estado presente, al menos de modo suficiente en la transmisión del sentido
de la fe del pueblo de Dios. Esto puede ocurrir porque se está demasiado atento
a las otras variables en desproporción al Sensus fidei, o porque este último
no ha sido suficientemente escuchado. Esto puede provocar un desbalance
tal que hace inviable el sentido de la fe, aunque los cuerpos estén presentes
con la debida presión, fuerza, gravedad, y volumen (ver notas 4-5-6). Cabe
entonces la pregunta teológica de a quien está escuchando la teología, si es
que está escuchando.

Sabemos bien que, en la preparación de una definición dogmática, los


fieles son consultados, como ocurrió, por dar un ejemplo clásico, a propósito
de la Inmaculada Concepción7, resulta entonces, por lo menos natural prever
un acto simpático en las grandes cuestiones eclesiales con la escucha atenta
de los fieles, siendo condescendientes con ellos y ellas, pues son simplemente
la mayoría del pueblo de Dios (Newman, 2006). Esta escucha no busca una
democratización de opiniones en medio de la Iglesia, sino reconocer aquella
realidad creyente que ya está en el interior de cada bautizado a modo intuitivo
y que solo necesita manifestarse (Donum veritatis, n. 35).

El sentido de la fe se encuentra potencialmente en todo bautizado, y en


este sentido tanto el laico, como el clérigo cualquiera sea su estadio, gozan
Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

de una misma condición arraigada en el sentido de la fe que les antecede, es


decir, el laicado habla de su clero, obispo, sacerdote, diáconos, no a un modo de
alter sino como aquel que es con el parte del pueblo de Dios. Pero cualquiera
sea el lugar que se ocupe, la densidad (I) está dada por la vivencia de la fe, no
por la formalidad de un servicio, esto es lo que hace que el volumen se mueva
proporcionalmente hacia aquello que se cree. Y en esto no hay distinción de
lugares eclesiales.

7
En el dogma de la Inmaculada el Papa Pío IX, conocía el sentir de los obispos sin embargo igual quiso
conocer el sentir del pueblo de Dios a través de la encíclica Ubi Primum del 2 de febrero de 1849. Y lo
mismo reafirma en 1854 en la definición de la bula papal Ineffabilis Deus (ID 6-16). 103
Luis Mauricio Albornoz Olivares

3. La Paradoja del siglo IV


Para citar un ejemplo de cómo la densificación del Sensus fidei radica en
cualquier bautizado, y como esta operacionaliza la fuerza de empuje hacia el
volumen del cuerpo, podemos mirar lo acontecido en el siglo IV, tiempo de
gran confusión teológica y doctrinal8. En este tiempo la divinidad de Jesucristo
fue proclamada, impuesta, mantenida y preservada, no por la Iglesia
Docens, sino por la Iglesia Docta, y hay que decirlo expresamente: el cuerpo
del episcopado de la época fue infiel a su misión doctrinal9, en parte por la
falta de escucha a la densidad del cuerpo eclesial, generando una reacción
inversamente proporcional al depositum fidei. A diferencia de ellos el cuerpo
de los laicos fue fiel al bautismo, siendo el principal apoyo que tuvo Atanasio,
junto a un par de teólogos, sin el cual muy probablemente la ortodoxia se
habría visto en riesgo, o a la deriva del vaivén de los intereses políticos de una
curia (Newman, 2006, p.19).

En otras palabras, la densificación religiosa estuvo en el sentido de la fe


del pueblo de Dios, particularmente del laicado, que, al ser más en volumen,
robustecieron el sensus que los sostenía en su fe a través de la enseñanza del
magisterio. En efecto la historia arriana nos muestra una fórmula directamente
proporcional al depósito de la fe que fue capaz de mover al volumen total del
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

cuerpo, con una fuerza de gravedad proporcional. Este hecho, por citar un
caso emblemático, valida la recurrente atención sobre la necesidad inviolable
de escuchar a los laicos y recurrir a ellos inexorablemente. Sin embargo,
también hay que decir para ser justos con el tiempo y el juicio que aquí
formulamos, que los fieles de la época nicena tenían dos características
esenciales e imponderables, la primera es que estaban bien catequizados, bien
formados y la segunda que eran vivamente fieles a sus promesas bautismales
(Newman, 1986, p. 76).

Con esto podemos destacar que en la pastorum et fidelium cosnpiratio hay


algo que no solo está en los pastores. En consecuencia, lo secular que siempre

8
Para una amplia discusión y argumentación respecto de la evidencia que como la Iglesia docens faltó
al sentido de la fe en el contexto del arrianismo, y en particular al proceso que se fue viviendo a nivel
de doctrina durante casi todo el siglo IV se puede recurrir a la detallada justificación que John Henry
Newman describe en su obra On consulting the Faithful in Matters of Doctrine (Rambler, julio 1859).
Newman Reader - Rambler - Consulting the Faithful, 213-220.
9
Sobre este complejo proceso puede verse S. Zañartu, «El Concilio de Constantinopla I y el proceso
104 previo. Algunas anotaciones», pp. 471-497.
¿A quién debe escuchar la Teología?

se ha identificado con la misión de los laicos y por supuesto lo es (LG 31) no


limita la acción del sentido de la fe que por la naturaleza del bautismo todo
bautizado tiene, y del cual goza en igual proporción a su párroco, o su obispo.
Es decir, existe una proporcionalidad entre las variables que fortalece el
volumen total del cuerpo. Al modo en que el principio arquimédico lo propone
(Finucane, 1996, p. 165).

En un artículo del año 1859 en la revista Atlantis, y el contexto de la entonces


reciente promulgación del dogma de la Inmaculada Concepción, el cardenal
Newman de reciente canonización, plasmaba un trabajo sobre las escuelas
benedictinas del siglo VIII y IX en concordancia con el creativo espíritu de la
escolástica del siglo XIII. En este artículo el Santo Inglés subraya lo relevante
que es para la fe el mantenerse substancialmente vinculada al depósito
recibido como parte de una naturaleza esencial a la profesión de fe. Pero junto
con ello, advierte que lo natural en la Iglesia es asumir las diversas realidades
epocales, por lo que su núcleo creyente debe siempre contrapesarse con un
pensamiento creador que responda a las nuevas cuestiones que se plantean
en cada época.

Así ocurrió en la patrística o en la escolástica, por recoger dos relevantes


momentos de gran renovación en la vida de la Iglesia, y que a su vez dieron
origen a dinámicas teológicas innovadoras. En consecuencia, cuando hablamos
de una proporcionalidad que el principio arquimédico de fluidos nos sugiere
de modo análogo, no nos referimos simplemente a recoger opiniones sobre
un tema u otro pues, sensu estricto, la opinión frente a una verdad revelada
no es de por sí necesaria, pues la verdad ya ha sido revelada, pero lo que si
se hace vital es el asentimiento al testimonio recibido en virtud del cual se
Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

hace posible definir una realidad de fe por la fuerza intrínseca que eso tiene,
y esto se da como cita Tertuliano: Solo en comunión con la comunidad eclesial
(Fernández, 2004, p. 117).

La articulación que se desprende del principio arquimédico, que


analogamos en nuestro caso a la retroalimentación común y proporcional
entre Tradición, magisterio y sentido de la fe, nos permite entender que no
estamos en el sensus fidei bajo una especie de reclamo, o derecho automático
por el solo acto de haber sido bautizado, sino que se vitaliza el vínculo eclesial
de la comunidad, robusteciendo el cuerpo, pues suponemos y asumimos que
el sensus actúa sobre aquel o aquella que participa de esta triple dimensión 105
Luis Mauricio Albornoz Olivares

eclesial de la fórmula, en un vínculo comunitario de servicio a la edificación


eclesial, tal como lo entiende Pablo en la Iglesia primitiva (Rm 16)10 o como lo
afirma Newman al hablar de la fidelidad al bautismo. Dicho consensus fruto del
sensus a través de la cristiandad es la voz de la Iglesia infalible. En consecuencia,
ninguno de estos factores puede ser relativizado, sino considerado en directa
proporcionalidad por la Iglesia Docens que tiene el carisma de discernir.

Conclusión
Por la presentación antes formulada podemos reconocer que el sensus
fidei convergente por su naturaleza hacia el sensus fidelium, no se vincula
directamente a la enseñanza de los pastores de la Iglesia, ni a la voz común
de una definición doctrinal que de esta emane, si no que estas realidades
confesionales son precedidas por él. En efecto, los fieles poseen un instinto
hacia la verdad del Evangelio, que les permite reconocer y refrendar la
auténtica doctrina cristiana y su práctica, así como rechazar aquello que
es falso. Ese instinto sobrenatural, ligado intrínsecamente al don de la fe
recibida en la comunión de la Iglesia, es denominado sensus fidei, y permite
a los cristianos llevar a cabo su vocación profética (Comisión Teológica
Internacional, 2014).
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

Tampoco hablamos de un principio de participación democrática, si bien


se puede considerar las diversas expresiones que bajo un ámbito particular
se presenten. De igual modo, el quehacer teológico por sí mismo tampoco se
erige como fuente directa de adhesión o asentimiento a aquello que se cree.
Hablamos de un don sobrenatural e intuitivo que recoge, en una cuestión
de fe, el común sentir del pueblo fiel entregando una garantía invaluable
de aquello que se cree. De hecho, el común sentir de los fieles tiene un peso
específico que pudiese ser equiparable y densificablemente proporcional al
de los más doctos teólogos (Newman, 1908, p. 446).

Esto ocurre porque hablamos del sentido de la fe que nos permite a todos los
bautizados desarrollar un juicio intuitivo y creyente. A este juicio no llegamos
por una deducción racional, sino más bien por una concurrencia existencial a

10
La comisión teológica internacional describe al menos 6 condiciones capaces de expresar el sensus
fidei, a saber: a) Participación en la vida de la Iglesia b) Escuchar la palabra de Dios c) Apertura a la
razón d) Adhesión al magisterio e) Santidad - humildad, libertad y alegría f) Buscar la edificación de
106 la Iglesia.
¿A quién debe escuchar la Teología?

través de la cual reconocemos y discernimos lo que pertenece propiamente a


la fe y lo que no (Kerm & Niemann, 1986, p.229).

Este “sentido de la fe” supone la condición antropológica del instinto


sobrenatural y actúa a modo de praeambula y no como acto deductivo de
segundo orden. Por eso no es un consenso, sino que antecede y direcciona
ese consenso de modo previo, y lo fundamentamos teológicamente (Kern &
Niemann, 1986, p.230).

De este modo el Sensus fidei, no es la prerrogativa de unos pocos iluminados,


todos compartimos la unción del Santo (LG 12; 1 Jn 2,20). De este modo la
teología, el magisterio y el mismo sensus fidei, vienen a fortalecer teológicamente
aquello que sostiene el acto de fe y la confianza en el depósito mismo de
ella. En esta proporción factorial entra por analogía a concursar el principio
arquimédico que hace mover el cuerpo.

La capacidad infusa del Espíritu Santo, que habilita para abrazar la realidad
de la fe, con la humildad del corazón y de la mente (Benedicto XVI, 2010), se
retroalimentan mutuamente y hacen del cuerpo una realidad vital que actúa
en la Iglesia. Por esta misma razón es que el sensus fidei no puede consistir
en una concurrencia de ideas a la que adhiere una mayoría circunstancial,
el sensus fidei no se establece estadísticamente, sino por la conformidad de
aquello que se cree y vive. El fluido fluye y se desplaza en la medida en que las
variables que concursan en el interactúan y se proporcionan, lo que exige de
un ejercicio sinodal, de lo contrario no hay interacción ni proporcionalidad, no
hay desplazamiento de fluidos, no hay principio arquimédico. Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

En la Iglesia, todos somos condiscípulos y todos necesitamos ser instruidos


por el Espíritu (Juan Pablo II, Pastores Gregis, n. 28). De este modo, y a modo
de ejemplo, si bien a las comunidades cristianas en Latinoamérica puede
faltarles organización y sistematización de conocimientos como muchas veces
hemos oído, también puede ocurrir que a la Iglesia docens, y a los teólogos nos
falte interactuar sinodalmente con el Sensus fidei de ese pueblo pobre, siendo
principalmente a ellos a quien debemos escuchar. Quizá nos haga falta algo
de ese necesario ejercicio sinodal y arquimédico del que hablamos.

107
Luis Mauricio Albornoz Olivares

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Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

109
Sinodalidad y quehacer teológico
latinoamericano.
Situación actual en la investigación.
Revisión sistemática de literatura
y análisis bibliométrico entre
los años 2018 a 2023*
ManUel DaViD GÓMez-Erazo, ThM**
PBro. IVÁn-Darío Toro-JaraMillo, PhD***

Resumen
Producto de una Revisión Siste- investigación teológica latinoameri-
CONGRESO TEOLOGÍA EN CLAVE SINODAL PARA UNA IGLESIA SINODAL

mática de Literatura y de un Análisis cana a partir del análisis de 494 artí-


Bibliométrico previo y publicado en culos publicados entre los años 2018
la revista Franciscanum, de la obser- a 2022. Entre las categorías emer-
vación de siete revistas teológicas de gentes se encontraba, como la gran
impacto internacional, emergieron categoría de análisis, el magisterio del
varias categorías empleadas en la Papa Francisco, de total interés para

*
Comunicación científica para postular e inscribir al eje temático n.° IV sobre Sinodalidad y teología en
América Latina y El Caribe en el marco del Congreso Latinoamericano y Caribeño Teología en clave
sinodal para una Iglesia sinodal en Bogotá, del 9 al 11 de agosto de 2024.
**
Candidato a doctor en Teología por la Universidad Pontificia Bolivariana; magíster en Teología,
Universidad Pontificia Bolivariana; especialista en Estudios Bíblicos, Universidad Claretiana;
licenciado en Filosofía y Ciencias Religiosas, Universidad Santo Tomás. Docente del programa de
Teología y coordinador de la Maestría en Estudios Teológicos Contemporáneos, líder de la línea de
investigación en Método y Conocimiento Teológico del Grupo de Investigación en Filosofía y Teología
Crítica, Universidad Católica Luis Amigó en Medellín, Colombia. Correo: manuel.gomezer@amigo.
edu.co; immanueldavidg@gmail.com. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-7879-8345
***
Doctor en Filosofía y Doctor en Teología por la Universidad de Navarra, España; docente investigador
de la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia Bolivariana; coordinador de la línea de
investigación Humanismo y Organizaciones del Grupo de investigación Teología, Religión y Cultura;
editor de la revista Cuestiones Teológicas. Correo: ivandario.toro@upb.edu.co. ORCID: https://orcid.
110 org/0000-0002-8639-3567
Sinodalidad y quehacer teológico latinoamericano. Situación actual en la investigación.

la investigación teológica actual en el las restantes en otras bases de datos


continente; y como una categoría adi- y sistemas de información en línea,
cional la sinodalidad, especialmente dando cuenta del número de publica-
en los artículos relacionados con la ciones, instituciones, nacionalidades,
eclesiología. Llama la atención que, si autorías, disciplinas teológicas inte-
bien interesa el magisterio de Fran- resadas en la sinodalidad y sus cate-
cisco, el quehacer teológico no centra gorías principales de investigación,
su interés totalmente en la reforma planteando líneas de reflexión her-
sinodal; incluso, dicha reforma se menéutica para potenciar caminos de
encuentra por debajo de otros tópi- investigación a partir de la situación
cos teológicos, no necesariamente de y los contextos, tanto eclesiales como
menor interés. Este hallazgo llama latinoamericanos. Por esa razón, se
profundamente la atención porque si recogerán los artículos publicados
el actual papado llama a una reforma entre los años 2018 (después del 50
eclesiológica con fundamento en los aniversario del sínodo de los obispos
resultados del Concilio Vaticano II, y de la promulgación de la Constitu-
esto debería reflejarse con decisión, ción Apostólica Veritatis Gaudium)
al menos, en la Teología latinoame- hasta el año 2023, abordando las
ricana. En el artículo se hace una publicaciones desde una metodología
mención a esta situación revelada del mixta cuantificando los resultados
análisis y se presenta la importancia y, posteriormente, interpretándolos
de motivar interés sobre este aspecto. para buscar los intereses y las líneas
Por lo tanto, queda justificada la con- de acción sobre la comprensión de
veniencia de ampliar la búsqueda la sinodalidad en la teología lati-
en otras revistas latinoamericanas noamericana. Con esta búsqueda se
y extenderla a las publicaciones del pretende revelar, tanto la situación
año 2023 identificando el lugar de la de la sinodalidad en la investiga-
sinodalidad en la investigación teoló- ción teológica del continente como
gica latinoamericana, los empleos, los también entregar puntos de partida
caminos de comprensión y los lími- para nuevas investigaciones e ins- Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

tes en la investigación con el ánimo piraciones que desentrañen nue-


de trazar nuevas posibilidades y de vas preguntas de investigación con
hacer un llamado al compromiso este objetivo enrutando la reflexión
para colaborar, desde la Teología, a hacia una teología sinodal, en salida
la comprensión y transformación en y forjadora de una cultura del
estos nuevos rumbos de reforma ecle- encuentro, tal como lo promueve el
sial impulsados por el papa Francisco. Papa Francisco.
Con esta intención, y a partir de un
paradigma hermenéutico, se plantea Palabras clave: Sinodalidad; Refor-
una nueva revisión y análisis en 9 ma sinodal; Investigación teológica;
revistas de impacto, cinco de ellas en Teología latinoamericana; Quehacer
las principales bases de datos inter- teológico; Revistas teológicas latinoa-
nacionales ranqueadas en Scopus, y mericanas; Papa Francisco. 111
Introducción

D
ecir sinodalidad nos encamina al reto de la reforma actual de la Iglesia.
Una reforma que implica aunar esfuerzos en una reflexión teórica
consistente y una práctica comprometida para ayudar a comprender
las intuiciones, documentos y gestos del papa Francisco, quien afirma en ella
no un capricho particular sino un querer que viene del Señor mismo (2015,
parr. 6) vinculando profundamente pneumatología y eclesiología, el fruto del
Espíritu que genera los vínculos vitales entre personas bautizadas para formar
el pueblo de Dios caminante, la comunión dinámica y peregrina avanzando
hacia el proyecto común de humanización hasta la consumación de la
historia. En un tiempo de extrema agitación mundial de toda índole, el actual
magisterio del Papa hace un llamado a caminar juntos que implica hablar de
una Iglesia en salida.

Y decir Iglesia en salida debe estar respaldado por una Teología en salida que,
revisando nuevamente la naturaleza de la Iglesia, también mire hacia afuera, a
las periferias y, de las periferias, vuelva a mirar comprensivamente a su centro.
La sinodalidad es la expresión práctica de una Iglesia en permanente reforma
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

exigiendo una reflexión teológica que le ayude a comprender nuevamente su


naturaleza, camino y misión, asumiendo la realidad del mundo, de la historia
y del ambiente. Francisco, con la misericordia como principio teológico y
desde su realidad como persona latinoamericana, da continuidad al Concilio
Vaticano II y empieza el histórico camino de reforma para una Iglesia inserta en
el mundo, comprometida con todas las formas de la vida, hospital de campaña
que asume las heridas de la humanidad para colaborar con un camino más
llevadero en medio de tantos conflictos que hoy azotan a las sociedades, los
pueblos y culturas.

Francisco, primer papa latinoamericano que no fue al Concilio Vaticano II,


como lo dijo Alberto Parra en el Congreso Internacional de Teología celebrado
en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá en 2017, presenta la
pendiente sinodalidad como fruto por madurar y asimilar. Pero pendiente no
significa inexistente. La Iglesia, en el transcurso del pensamiento teológico,
ha aprendido a asumir lo mejor de los resultados de las escuelas teológicas
emergentes, no sin problemas, obstáculos y conflictos. Durante el siglo XX,
112 cuando se da la explosión de escuelas, interdisciplinariedades y categorías
Sinodalidad y quehacer teológico latinoamericano. Situación actual en la investigación.

nuevas emergentes de los panoramas contextuales donde la Iglesia efectuó


su misión, se dieron varios procesos de reforma en poco tiempo de meditación
eclesial: 1) la asimilación de los nuevos enfoques filosóficos humanistas y
personalistas que llevaron a volver a pensar la teología desde un seguro marco
hermenéutico, antropológico y cultural para colaborar con la significación
de la fe en un mundo en proceso de secularización; 2) la renovación eclesial
con la reforma conciliar, del Vaticano II en la mitad del siglo XX, junto a otros
procesos de reforma mundial en medio de tantos contextos de libertades
cuestionantes y guerras decepcionantes en el que aparecen nuevos parámetros
de reflexión para la Iglesia, aunando los esfuerzos sociales, políticos y
económicos al nuevo contexto eclesial y 3) la irrupción del pensamiento
teológico latinoamericano que conllevo a formular, desde nuevos sujetos de
reflexión teológica, nuevos temas y, por consiguiente, nuevos métodos para
hacer teología, retando personas, contextos y culturas, llegando hasta las
fronteras de la reflexión teológico-eclesial a nuevos espacios creyentes, como
son los territorios asiáticos y africanos, o a nuevos espacios sociales donde la
Iglesia tuvo un papel especial, como las comunidades eclesiales de base, los
movimientos en defensa de los derechos de las mujeres y el reconocimiento
teológico-intelectual de sujetos autóctonos como fruto de un quehacer que,
trascendiendo la inculturación, se reta por la interculturalidad (Gibellini, 1998;
Tamayo, 2011, pp. 17-23).

Llegar a este punto permite reconocer la sinodalidad como el aporte epocal


más importante que el cristianismo puede hacer al resto de la humanidad en un
momento en que ser hermanos y hermanas, asumirse como sujetos políticos
comprometidos con todas las formas de la vida, parece un comportamiento
contracultural y revolucionario. La Iglesia, al estilo de Jesús de Nazaret, asume Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

un nuevo modo a partir de esta reforma, llevando su conversión profundamente


y atendiendo los signos de los tiempos que exigen respuestas comprometidas
y efectivas (Luciani, 2023). La Iglesia latinoamericana debe escuchar al Espíritu
a partir de la vida del pueblo de Dios recordando y reelaborando su memoria
evangelizadora y su pensamiento teológico desde la opción por los más
empobrecidos, diciendo ortopraxis al relacionar la revelación amorosa de Dios
en Jesucristo con el compromiso en la defensa de los Derechos Humanos, la
promoción de la justicia y la transformación de la sociedad. Y la sinodalidad,
vivida y prometida, se vuelve y asume como práctica propia que materializa
con vigor el camino ya transcurrido y lo continúa novedosamente. Pero aún
falta camino por andar. El Concilio abrió la creatividad eclesiológica, pero la
Iglesia aún está pendiente de una gran transformación. 113
Manuel David Gómez-Erazo, ThM** Pbro. Iván-Darío Toro-Jaramillo, PhD

Con estos trasfondos históricos y teológicos se presentan antecedentes


sobre esta consulta. En la revista Franciscanum fue publicado, como fruto de
la investigación doctoral, una Revisión Sistemática de Literatura y análisis
bibliométrico en 494 artículos dentro de las revistas de impacto teológico
latinoamericano, identificando en ellas grandes áreas del conocimiento,
especializaciones y aplicaciones de la investigación teológica para visibilizar y
abrir caminos al quehacer teológico latinoamericano. Los hallazgos revelados
permitieron identificar cuestiones de alta estima como, por ejemplo, la
presentación del actual magisterio del papa Francisco como el gran tema de
investigación teológica latinoamericana y la recuperación de las enseñanzas
del magisterio latinoamericano de Medellín, Puebla y Aparecida, entre otros
asuntos (Gómez, Toro-Jaramillo y Gonzaga, 2024). Y las dificultades abrieron
nuevas búsquedas que permitieron nuevas revisiones como, por ejemplo,
la situación actual de la investigación patrológica latinoamericana en la
actualidad publicado en la revista Cuestiones Teológicas (Gómez-Erazo, 2024)
y otras búsquedas en materia cristológica continental que están en proceso
de escritura en investigaciones que van avanzando en la Universidad Católica
Luis Amigó. Ahora, esta revisión abre el panorama para consultar la situación
de la sinodalidad en la investigación teológica latinoamericana.

Por lo tanto ¿cuáles son las tendencias de la investigación teológica actual


Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

sobre la sinodalidad en las instituciones universitarias de América Latina a


partir de una Revisión Sistemática de Literatura y un análisis bibliométrico
en revistas de impacto? Caminar juntos en la fe debe estar fundamentado
en un sólido quehacer teológico al representar una de las reformas más
significativas en la historia de la Iglesia Católica. Experiencia que puede ser
distinta entre continentes y por eso es necesario revisar la propia novedad
académica cimentada en su diversidad cultural y sus contextos socioeclesiales.
El camino en esta consulta se llevó a cabo abordando procesualmente los
siguientes puntos: 1) la revisión de una selección de revistas de impacto que
den cuenta de la sinodalidad en la investigación teológica latinoamericana,
2) una selección y clasificación de artículos que demuestren las búsquedas
sinodales dentro de la disciplina teológica, 3) la medición de los resultados
para el análisis de las categorías y 4) la identificación de líneas hermenéuticas
y tareas pendientes por resolver y fortalecer para colaborar con este camino de
reforma eclesial en perspectiva latinoamericana.

114
Sinodalidad y quehacer teológico latinoamericano. Situación actual en la investigación.

Metodología
Con esta intención, y a partir de un paradigma hermenéutico y una
metodología cualitativa, se plantea la continuación y profundización en la
interpretación de las tendencias y la medición, análisis y descripción de las
características de las investigaciones teológicas a partir de los resultados
hallados, en esta ocasión, a propósito de la sinodalidad en el quehacer
teológico latinoamericano, con una Revisión Sistemática de Literatura junto a
un análisis bibliométrico de los hallazgos en siete revistas de impacto, dando
continuidad a los estudios anteriores. Los criterios de selección de los materiales
académicos fueron los siguientes: 1) publicaciones en revistas de instituciones
universitarias dedicadas a la formación e investigación teológica; 2) calificación
de alta calidad de las revistas a partir de bases de datos indexadas; 3) revistas
provenientes de instituciones católicas, latinoamericanas que tengan
sus programas teológicos vigentes. Los artículos, para ser seleccionados,
deben cumplir también con unos criterios: 1) afiliaciones institucionales
latinoamericanas; 2) investigadores de América Latina, dentro o fuera del
continente; 3) dado el caso que se presenten investigadores de otras latitudes
fuera de América Latina, deben dar cuenta explícita del horizonte que nos
interesa, sobre la sinodalidad pensada teológicamente en este continente;
4) de preferencia, artículos de investigación, reflexión o revisión, y quizá alguna
producción monográfica dentro de la revista, sin tener en la cuenta editoriales,
recensiones u otros géneros publicados en estas revistas científicas.

Las producciones reconocidas siguen siendo escasas y los criterios


continúan siendo cumplidos por las cinco revistas ranqueadas en Scimago
a partir del resultado de las mediciones del año 2023 según la información
suministrada por Scopus; las dos revistas restantes se encuentran indexadas Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

en otras bases de datos y sistemas de información en línea, suministrando


más datos para verificar los hallazgos y aproximarnos a las tendencias de la
investigación teológica actual. Nos referimos específicamente a las revistas,
en orden de calificación según el ranking mencionado, Cuestiones Teológicas, de
la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, en Q1; Perspectiva Teologica,
de la FAJE de Belo Horizonte, Brasil, en Q1; Veritas del Pontificio Seminario
Mayor San Rafael de Valparaíso, Chile, en Q2; Teología y Vida de la Pontificia
Universidad Católica de Chile, en Q3 y Theologica Xaveriana de la Pontificia
Universidad Javeriana de Bogotá, en Q3. En el campo de estudio Religious Studies
del ranking de Scimago se encuentran más revistas, pero se descartaron para
este estudio al corresponder en su contenido con artículos relacionados con
otro tipo de campos como la filosofía o la historia. Para completar el listado se 115
Manuel David Gómez-Erazo, ThM** Pbro. Iván-Darío Toro-Jaramillo, PhD

suman las revistas Teología de la Pontificia Universidad Católica Argentina y la


Revista Iberoamericana de Teología, de la Universidad Iberoamericana de México,
halladas en otras bases de indexación y que corresponden a instituciones
católicas que tienen sus investigaciones en los amplios y especializados
campos del quehacer teológico.

El equipo científico del Congreso, al revisar esta propuesta, sugirió


la inclusión de dos revistas más, para completar la búsqueda: Revista
Latinoamericana de Teología de la Universidad Centroamericana José Simeón
Cañas y la Revista Medellín del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño,
CELAM. Se consideró la inclusión, pero no se vio posible su total asimilación
en el análisis porque falta correspondencia con los criterios de búsqueda y las
características fundamentales de las otras revistas anteriormente mencionadas
y consultadas: 1) en el caso de la Revista Latinoamericana de Teología se halló
dificultad en la estructura de cada artículo, de estilo monográfico, y la falta
de procedencia institucional de varios autores, en este caso, se pudo verificar
producción académica de autores europeos muy reconocidos en el ámbito
latinoamericano por su afinidad y compromiso teológico-pastoral pero, al
informar la institucionalidad, se encuentran en lugares europeos, dificultando
el lugar de enunciación como criterio de selección de los materiales. Adicional
a ello, su OJS reporta las tres últimas publicaciones en el año 2021, faltando
verificación de archivo para continuar la revisión de tendencias; 2) en el
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

caso de la Revista Medellín, debido a su apertura editorial, incluye autores


corporativos e institucionalidades diversas, muchas de ellas de origen eclesial
no correspondientes al contexto científico-universitario que nos preocupa
directamente, además de presentar solo dos revistas en el año 2023, cuando
por volumen se reportan tres publicaciones por año.

Es cierto que las organizaciones eclesiales enriquecerían el análisis


aportando más perspectivas científicas, pueden gozar de autoridad se
ampliaría el panorama, pero no tenemos cómo controlar los contextos del
estricto campo académico que se está analizando que son de por sí y debido
a la naturaleza institucional, garantes de la reflexión teórica tan necesaria en
este momento de una reforma que nos obliga a volver a mirar la naturaleza
de la Iglesia. Estas observaciones no deterioran la calidad de la RSL+AB, sino
su precisión que, de por sí, no es total, por eso el nombre tendencias en esta
consulta de archivos. El valor de las publicaciones se considera de alta estima
y fundamental, por esta razón, se incluyeron en un análisis descriptivo y
complementario dentro de este estudio sin gráficos de análisis, con el objetivo
116 de complementar la visión sintetizada en las otras revistas.
Sinodalidad y quehacer teológico latinoamericano. Situación actual en la investigación.

Por esa razón, se recogieron los artículos publicados desde el año 2018
hasta el año 2023, estableciendo el punto de partida el año posterior a la
comunicación de la Constitución Apostólica Veritatis Gaudium dando un tiempo
prudencial sobre la recepción de la categoría sinodalidad luego de haber sido
compartida por Francisco en el año 2015 y, entendiendo de antemano, la
ratificación del proemio de la Constitución sobre la necesidad de establecer
enfáticamente la relación entre fe-vida en la formación teológica de toda
índole y contexto, llevando a la teología a un quehacer inter y transdisciplinar
comprometido con las amplias y complejas realidades de la vida en todas
sus dimensiones desde los horizontes histórico-salvíficos provenientes de la
Revelación a favor de la promoción y la dignidad de los pueblos y las iglesias
locales donde acontece la Iglesia universal.

El análisis de la información empieza buscando, de manera explícita, los


artículos que especifican su total interés en la resolución del tema de estudio que
nos convoca. Se buscaron estudios que dan cuenta explícita de términos como
sinodal-sinodalidad y otros derivados de la etimología para, posteriormente,
dar cuenta de un proceso dividido en tres partes: 1) las generalidades sobre la
consulta de archivo informando el número de publicaciones encontradas,
instituciones, nacionalidades, el género de las autorías, ubicando donde se
presenta la mayor asimilación y preocupación teológico-investigativa sobre la
categoría; 2) identificación exposiciones teóricas de manera deductiva empezando,
en primer lugar, por las amplias áreas de investigación teológica interesadas
sobre la sinodalidad, en segundo lugar, enunciando las especializaciones o
subáreas del conocimiento teológico percibido en el desarrollo del artículo
científico y, en tercer lugar, enunciando las especificades o particularidades de
los estudios que relacionan la sinodalidad con diversos contextos, disciplinas, Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

áreas transversales del conocimiento, intereses particulares, entre otros


asuntos; 3) líneas de reflexión hermenéutica para visibilizar los caminos de
investigación teológica y abrir creativamente nuevas posibilidades a partir
de lo no encontrado, facilitando la utilidad de nuestro saber en el contexto
latinoamericano, como también la particularidad de sus búsquedas teóricas,
contextuales y eclesiales insertas en el medio sociocultural. Los hallazgos se
ingresaron en matrices de datos elaboradas en Microsoft Excel para generar
las respectivas gráficas que faciliten la descripción y el análisis de los datos.

Se entiende que, al ser tendencias de la investigación, se da cuenta de


entrada la imposibilidad de abordarlo toda la información existente y que,
muy seguramente, existirán producciones académicas significativas en otras 117
Manuel David Gómez-Erazo, ThM** Pbro. Iván-Darío Toro-Jaramillo, PhD

revistas y literaturas que puedan hacer aportes a esta búsqueda. Pero se confía
en esta aproximación a partir de publicaciones que cumplen con los estándares
internacionales de alta calidad académica, además de ser ampliamente
reconocidas en el medio, facilitando la verificación de dinámicas y movimientos
teóricos a propósito de esta reforma que nos convoca en la primera mitad del
siglo XXI. Por lo tanto, con esta búsqueda se pretende revelar, tanto la situación
de la sinodalidad en la investigación teológica del continente como también
entregar puntos de partida para nuevas investigaciones e inspiraciones que
desentrañen nuevas preguntas de investigación con este objetivo enrutando
la reflexión hacia una teología sinodal, en salida y forjadora de una cultura del
encuentro, tal como lo promueve el Papa Francisco.

Resultados y discusiones
Se presentan las siguientes gráficas obtenidas de la matriz de datos
elaborada como resultados de las mediciones siguiendo el proceso relatado
en la metodología. Empezamos, de esta manera, con las generalidades de los
artículos en las revistas consultadas, luego las áreas temáticas, observaciones
en torno a las revistas sugeridas para este análisis y, finalmente las líneas
hermenéuticas identificadas desde una perspectiva crítica.
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

Generalidades de los artículos


Son expuestos los resultados en cinco gráficos o figuras luego de haber
consultado las revistas científicas, detallando la cantidad de estudios
publicados, los idiomas, las instituciones universitarias, las nacionalidades de
las personas que investigan y el género en las autorías de estos artículos.

Se revisaron los OJS de las revistas entre los años 2018 a 2023 con los
criterios de búsqueda mencionados en la metodología, teniendo en la cuenta
las métricas de las publicaciones, las normas editoriales, asuntos que no se
relacionan con la calidad de las revistas ni de las investigaciones. Además,
al extender la búsqueda hasta el año 2023, se cuenta con la totalidad de las
publicaciones hasta ese año, sin incluir estudios en este transcurso del año
2024 para valernos de resultados anuales completos. En total, a propósito de
la Sinodalidad, se encontraron y fueron consultados 44 artículos, la mayor
cantidad publicados en la revista Teología de la Pontificia Universidad Católica
Argentina, Perspectiva Teológica de la FAJE-Brasil y en Cuestiones Teológicas de la
118 Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín.
Sinodalidad y quehacer teológico latinoamericano. Situación actual en la investigación.

Figura 1
Número de artículos por revista 2018-2023

Fuente: Elaboración propia.

Se encontraron artículos de dos tipos, específicamente: 1) artículos


científicos que abordan directamente la Sinodalidad como tema para
esclarecer y colaborar con la profundización y proyección práctica de la reforma
eclesial y 2) artículos científicos que no abordan directamente la Sinodalidad
como tema sino que, a partir de los propios intereses investigativos, hacen
mención explícita de la Sinodalidad como potencia de la reflexión, causa de
la investigación, dato emergente, entre otros asuntos que reflejan el empleo
CIRCUITO A – SÁBADO 10 – 11:00 a 12:30 hs

explícito del término.

Se consideró necesario visibilizar los resultados relacionados con los


idiomas de la investigación. Al ser una investigación realizada en el ámbito
latinoamericano, tener estudios en español y portugués dan cuenta de la
identidad cultural de la investigación científica. Si bien se sobreentiende que el
idioma de la investigación es el inglés, cada vez más importante para ingresar
a lo llamado como aldea global sobre todo como idioma científico exigido
(Gutiérrez y Landeros, 2010), cada vez va ganando más lugar la producción
académica de alta calidad en los idiomas latinoamericanos. Esto hace que
la producción académica sea más significativa, sobre todo en el ámbito de 119
Manuel David Gómez-Erazo, ThM** Pbro. Iván-Darío Toro-Jaramillo, PhD

la teología, que debe preocuparse por comunicar su saber defendiendo


cada lugar de producción, en consonancia con un caminar juntos que implica
identificar esta característica propia del pluralismo cultural que da forma a la
manera en que la gente ve el mundo y se ve a sí misma, ingresando a través
de ella a su mundo simbólico y, por lo tanto, la forma en que interpreta y
comunica su experiencia de Dios dentro y a partir de la comunidad eclesial
(Amaladoss, 1998, p. 124.). La fe, y específicamente la reflexión teológica que
emerge de ella, expresada en castellano y portugués, pertenece a la honda
tradición cultural latinoamericana, en palabras de Galli, fortalece la amistad,
la fraternidad, amplia y limpia la racionalidad de todo tipo, enriquece la ética,
es fuente de legislación y perfecciona la caridad, en consecuencia, conlleva a la
inculturación de la fe (en Aranguren y Palazzi, 2018, pp. 91-98).

Figura 2
Idiomas de los artículos
CONGRESO TEOLOGÍA EN CLAVE SINODAL PARA UNA IGLESIA SINODAL

Fuente: Elaboración propia.

Fueron identificadas 29 instituciones académicas en total, sin embargo,


el gráfico presenta los resultados principales por número de artículos
publicados. Las instituciones no mencionadas se encuentran de a una
mención por cada una, completando 21 instituciones en total, razón para no
incluirlas en el gráfico, presentando únicamente los resultados más relevantes
correspondientes a la Pontificia Universidad Católica Argentina, la Universidad
120 Católica Silva Henríquez y la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Sinodalidad y quehacer teológico latinoamericano. Situación actual en la investigación.

Figura 3
Universidades con mayor producción académica

Fuente: Elaboración propia.

La fuerza de la investigación se encuentra concentrada en el Cono Sur,


específicamente en Argentina. Aunque la fuerza de la investigación chilena
también es significativa, si sumamos el resultado de las universidades Católica
de Temuco, Alberto Hurtado, Católica del Maule, da como resultado más
artículos publicados por nación. Sin embargo, esta percepción correspondería
más a la fuerza académica e investigativa del país que de las instituciones
universitarias, asunto que sería abierto y abordado en el siguiente gráfico.

Figura 4
Procedencia de las autorías en los artículos

CIRCUITO A – SÁBADO 10 – 11:00 a 12:30 hs

Fuente: Elaboración propia.

Ocho países aparecen mencionados en las autorías de estas investigaciones.


La mayor cantidad de investigaciones están concentradas en Chile, Argentina,
Brasil y Colombia, encabezando de esta manera la investigación teológica
latinoamericana sobre la Sinodalidad. En los antecedentes investigativos que 121
Manuel David Gómez-Erazo, ThM** Pbro. Iván-Darío Toro-Jaramillo, PhD

impulsaron esta búsqueda, también figuran estos países con tal liderazgo,
reflejando las dinámicas nacionales e institucionales que han promovido
históricamente la investigación científica nacional, como también las apuestas
por las instituciones universitarias confesionales para acrecentar y fortalecer
la investigación teológica al servicio de la Iglesia.

La investigación teológica latinoamericana continúa siendo mayoritaria-


mente masculina. La diferencia entre el número de investigadores (h) al
número de investigadoras (m) es realmente notorio. Como también las
pequeñas muestras de las investigaciones grupales, donde los liderazgos
son masculinos en su totalidad. Esto debe cuestionar nuestro hacer teológico
latinoamericano, más aún, hablando de sinodalidad porque este resultado
es incoherente ante el deseo de caminar juntos cuando, al parecer, seguimos
siendo los mismos, a pesar de la solicitud explícita en el numeral 9, parte II,
contenido en el informe de síntesis Una Iglesia sinodal en misión producto de
la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos en octubre de
2023, en cuyo literal p menciona:

Es necesario ampliar el acceso de las mujeres a los programas de


formación y a los estudios teológicos. Que las mujeres accedan
a los programas de enseñanza y formación de los seminarios,
CONGRESO TEOLOGÍA EN CLAVE SINODAL PARA UNA IGLESIA SINODAL

para favorecer una mejor formación para el ministerio ordenado


(2023, p. 23).

Figura 5
Género en la investigación teológica latinoamericana sobre Sinodalidad

Fuente: Elaboración propia.

Mujer como categoría, aparece en el documento de la Comisión Teológica


122 Internacional sobre sinodalidad cinco veces, testimoniadas bíblicamente en
Sinodalidad y quehacer teológico latinoamericano. Situación actual en la investigación.

la creación de la humanidad, en la congregación de la asamblea celebrante1; el


necesario reconocimiento de su labor al tratar la eclesiología de la comunión
como resultado de la conversión pastoral y la renovación sinodal; la relación
con mujeres en otras confesiones religiosas; y su visibilidad en la asamblea
eucarística como expresión del affectus sinodalis propio de la comunión (nn.
12, 13, 105, 106, 109d). Y en esta búsqueda de archivo hay algunas, pocas,
emergencias desde la teología hecha por mujeres, como la necesidad de
liderazgos de mujeres en la Iglesia católica (Arenas, 2020), la mujer profeta
en el testamento judío (Caero, 2021) y los feminicidios leídos desde el lente
eclesial (Azcuy, 2023), pero continúa abierta la necesidad de conocer los
contextos de vida de las mujeres académicas y las apuestas de las instituciones,
no solo desde el hacer teológico, como también las perspectivas eclesiales
que, quizá, continúan promoviendo un quehacer teológico centralizado en
los varones quienes, y según estos datos, continúan detentando la fuerza
académica eclesial.

Esta también es la oportunidad de mencionar nuevamente al Papa


Francisco, en coherencia con el espíritu sinodal por él escuchado y promovido:
«creio que talvez seja importante aumentar o número de mulheres, não
porque elas estejam na moda, mas porque têm um pensamento diverso dos
homens e fazem da teología algo mais profundo e também máis “sabroso”»
(2022, párr 12). Es necesario escuchar y dialogar con las mujeres para conocer
más y mejor sus diversas situaciones personales, familiares, sociales, políticas,
no solo eclesiales, como también en el ámbito educativo y universitario sobre
las dificultades de acceso a la investigación teológica en particular y científica
en la generalidad para discernir salidas y soluciones sociales y pastorales más
efectivas y comprometidas (Estévez y Martínez-Gayol, 2022).
Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

Por lo tanto, nos preguntamos igualmente, con una de las teólogas


¿dónde están las mujeres en una Iglesia sinodal? (Corpas, 2022, pp. 20-22),
De esta manera y para este momento, intentando dar una mínima repuesta
necesaria, reconocemos y visibilizamos en la investigación latinoamericana
actual y presente en esta revisión sinodal a Sandra Arenas (2020; 2022),
Bernardeth Carmen Caero (2021), Olga Consuelo Vélez (2022), Isabel Corpas

1
El documento se refiere, en estas dos ocasiones, al testamento judío. Si bien se las supone incluidas
en las referencias a la humanidad a partir del testamento cristiano dentro del documento, llama
la atención que no están visibilizadas de forma explícita como en estos dos casos referentes a la
antigua tradición judía. 123
Manuel David Gómez-Erazo, ThM** Pbro. Iván-Darío Toro-Jaramillo, PhD

(2022), Terezinha de Jesús Pinto Fraxe (2022), Catalina Cerda (2022ab),


Carolina Bacher (2022; 2023abc), Carolina Montero Orphanopoulos (2023) y
Virginia Azcuy (2023). Quizá hay más mujeres, aunque nos llama la atención
que la primera mujer aparece dos años después del inicio elegido para esta
revisión, año 2018, hasta completar 14 publicaciones con 9 mujeres. El camino
debe continuar.

Tendencias disciplinares en las publicaciones de las revistas


a propósito de la Sinodalidad
Luego de abordar las generalidades de las revistas, se pasa a la identificación
de tendencias disciplinares, graficadas en tres figuras adicionales para
visibilizar los siguientes asuntos: 1) áreas destacadas en el objetivo teológico-
investigativo que nos convoca; 2) las especializaciones teológicas que se han
dedicado a la comprensión y profundización de la sinodalidad como categoría
y 3) las especificidades en las que ha entrado en diálogo la sinodalidad, o
los contextos teóricos y prácticos donde se ha fortalecido su comprensión.
Con estas áreas que van precisando teóricamente los desarrollos, son
presentados a continuación los siguientes resultados, sabiendo de antemano
la imposibilidad de citar la totalidad de artículos hallados.
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

Antes, vale la pena señalar dos asuntos emergentes dentro de las revisiones
de los artículos: 1) hay una concatenación de temas permanentes que puede
dar la impresión de repetición; 2) los temas emergentes no son exclusivos de
los artículos mencionados, de alguna manera, en la gran cantidad de artículos,
unas categorías están implicadas en otras con más o menos protagonismo,
como el caso de categorías como Papa Francisco y el Concilio Vaticano II. Pueden
verse en casi la totalidad de los artículos, pero en unos se enfatizan más unos
tópicos y preocupaciones que en otros; 3) la falta de potencia investigativa en
algunos tópicos que deberían ser de carácter urgente y obligatorio, señalados
al final de esta revisión, no significa necesariamente que haya una total
ausencia de ellos en la investigación como, por ejemplo, las referencias a
los Estudios Bíblicos, la persona de Jesús de Nazaret y el Espíritu Santo. Por ello,
se llaman tendencias o caminos que va transcurriendo y otros que están por
transcurrir en esta urgente investigación como apoyo a la reflexión sobre
reforma institucional dentro de la Iglesia universal.

Se identifican cinco grandes agrupaciones teóricas y generales


124 demostrando preponderancia por la teología pastoral con 21 artículos, la
Sinodalidad y quehacer teológico latinoamericano. Situación actual en la investigación.

teología sistemática con 12 artículos y los estudios sobre el magisterio de la Iglesia


con 7 artículos publicados. En este caso, se consideró necesario separar los
estudios sobre el magisterio como una gran área debido a la forma en que
aparecen explícitos por la naturaleza de la consulta, impidiendo agruparlos
dentro de la teología dogmática, lo epistemológico y eclesiológico (Müller,
2009, pp. 88-92), como también en la teología pastoral en lo moral y práctico.
Sobre este resultado se dirán algunas observaciones más adelante.

Figura 6
Áreas destacadas en la investigación teológica sobre la Sinodalidad

Fuente: Elaboración propia.

Si bien se esperaría que, ante la reflexión sobre la naturaleza, peculiaridad


y la constitución de la Iglesia (CTC nn. 42, 70ab; Francisco, 2021, párr. 5) sea
la teología sistemática la que lleve la delantera, en este caso se verifica en la
teología pastoral esta labor para la toma de conciencia. Es consecuente con
el magisterio del Papa Francisco, sobre todo en las alusiones del proemio de
la Veritatis Gaudium sobre el vínculo entre fe-vida / teología-pastoral a partir
del Concilio Vaticano II (VG no. 2; cfr. Delgado, 2021; Raschietti, 2022; Zolezzi CIRCUITO A – SÁBADO 10 – 11:00 a 12:30 hs

y Arenas, 2022; Machado y Martins, 2023), en el llamado en su motu proprio


Ad Theologiam Promovendam para pensar la teología en el contexto, además
de apostar por el Sensus Fidelium que apunta a la percepción creyente de la
experiencia de Dios a partir de los contextos particulares de las iglesias locales
de los pueblos, de las bases, valiéndose de las ciencias sociales (Brighenti,
2022a; Pulli, 2022; Sousa, Pinheiro y Pinto, 2022; Dejo y Villarroel, 2023) sobre
todo con el impulso creativo y retador del Sínodo de la Amazonía (Brighenti,
2020; Martins Filho, 2020), la misión socio-evangelizadora misionera de los
laicos y de los movimientos sociales (Delgado, 2021; Machado y Martins,
2023), como también la identificación de modelos pastorales en los consejos
diocesanos basados en la perspectiva sinodal (Bacher, 2023c), asunto en el que
Chile ha tenido experiencia histórica y dedicación investigativa, visibilizando 125
Manuel David Gómez-Erazo, ThM** Pbro. Iván-Darío Toro-Jaramillo, PhD

un segmento de la historia sobre sus sínodos diocesanos posconciliares


(Zolezzi y Arenas, 2022). Verificar la naturaleza de la Iglesia atravesando las
fronteras de la comprensión dogmática y partiendo de la realidad histórica
donde está inserta para, posteriormente, elaborar el concepto o discurso, es
coherente metodológicamente con lo prometido. Son eclesiologías pensadas
desde las bases, desde la pastoralidad, emergiendo una nueva toma de
conciencia sobre la naturaleza conciliar o sinodal de la Iglesia (Routhier, 2021,
p. 98) porque la formalización de la sinodalidad presupone una sinodalidad
informal que surge del caminar juntos de los bautizados (Borras, 2021, p. 86).

Llama la atención, también, dentro de la teología pastoral, las producciones


relacionadas con el método teológico. Reformar sinodalmente la Iglesia se
correlaciona con reflexionar críticamente el método de investigación teológica.
Este campo, de suma urgencia para la renovación del método y la investigación
teológica, es una tarea pendiente, debido a las dificultades evidenciadas
sobre ello al interior de las facultades de teología en general (Toro-Jaramillo,
2023, pp. 7-29) y, particularmente, en América Latina, a pesar de la renovación
teológica que conllevo el pensamiento teológico latinoamericano (Gutiérrez,
1971/2009) sumado a las posteriores críticas científicas sobre su reflexión
(Scannone, 1994). Renovación que continúa al preguntarse sobre la efectividad
del quehacer teológico incluyendo otras técnicas que colaboren atendiendo y
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

comprendiendo la realidad inmediata como punto de partida, por ejemplo,


en la necesidad de una teología práctica-empírica para atender los signos de
los tiempos (Cerda, 2022ab), la inclusión del enfoque IAP, del estudio de caso
y de la entrevista como enfoques y técnicas de investigación teológica para la
concreción a favor de elaboraciones interdisciplinares más coherentes con lo
sinodal (Ramos, 2022; Bacher, 2022; 2023a).

Otro asunto emergente dentro de esta amplia categoría que llama


también la atención es la visibilización del sufrimiento desde la reflexión
ética (Montero, 2023), a partir de los abusos en sus diferentes manifestaciones
(Schickendantz, 2019b; Duhau, 2022), incluso, en relación con la pandemia
del año 2020 por el coronavirus (Ramos, 2022; Dejo y Villarroel, 2023). El
sufrimiento, la herida, la injusticia y el abuso, del que la Iglesia tristemente no
escapa al estar constituida por humanidades frágiles, revela puntos de partida
para, con honestidad, caminar juntos. De esta manera se va trazando el camino
de la tendencia en esta reflexión, quizá la más valiosa y novedosa: partir de la
realidad sufriente y de abuso, pensar el método teológico que lleve a generar
126 procesos de evangelización y humanización pensando la comunidad de fe en
Sinodalidad y quehacer teológico latinoamericano. Situación actual en la investigación.

conexión con otras como Iglesia universal encaminando una reforma segura,
real, que no parta de la especulación sino de la realidad de los pueblos, las
culturas y las personas.

Pero la reflexión especulativa no puede dejarse de lado y es necesaria.


Necesitamos partir de la experiencia humana, cultural, histórica, pero
también necesitamos sistematizar y conceptualizar teológicamente nuestra
actividad. Por ello, llamamos teología sistemática a la reflexión especulativa y
necesaria sobre la identidad y significado de lo sinodal, a partir de las diversas
ramas de elaboración teológico-dogmática también evidenciadas en esta
revisión. A partir de una hermenéutica teológica de la historia (Galli, 2022a,
2023) comprender, incluso redescubrir eclesiológicamente la sinodalidad y
su arquitectónica (Corpas, 2022; Parra, 2023) se relaciona con elaboraciones
de orden cristológico (Galli, 2022c), pneumatológico (Martínez, 2023;
Schickendantz, 2023), escatológico, antropológico y eucarístico-sacramental
(Bertolini, 2023). Si bien son mencionadas estas amplias agrupaciones
teóricas, sin la intención de ubicar el tratado eclesiológico en algún proceso de
comprensión dogmática (Müller, 2009, p. 589) aún se carecen de desarrollos
posteriores en las investigaciones.

El Magisterio de la Iglesia, debido a la identificación sobre la necesidad de


conocer y profundizar, desde lo particular de la teología del Papa Francisco,
hasta lo más general del valor teológico de las conferencias del episcopado
latinoamericano y del Concilio Vaticano II, fundamentales hoy en día para
comprender e impulsar mejor la teología que respalda la actual reforma
eclesial. Si bien se relaciona con ellos, sí existen preocupaciones académicas por
abordar la relación entre sinodalidad y Concilio Vaticano II (Fernández, 2022;
Polanco, 2023), el magisterio latinoamericano (Galli, 2018a) y el pensamiento
Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

del papa Francisco (Martins Filho, 2022; De Aquino, 2023; Polanco, 2023),
incluso, todos ellos interrelacionados en el interior de sus planteamientos. Tal
como se dijo antes sobre la agrupación específica en un gran área, y en relación
con la teología pastoral identificada como área principal de reflexión sobre la
sinodalidad, según Patsch, es identitario de este marco teórico la forma en que
Francisco procede con un magisterio encarnado que revalora, inductivamente, el
contexto histórico desde lo moral, lo misionológico y lo ecuménico (en Tenace,
2018, pp. 29-52).

Finalmente, llama la atención la escasa investigación teológica en materia


bíblica. Si bien Francisco hace referencia explícita al padre Crisóstomo
sobre la relación sinonímica entre Iglesia y Sínodo, esto abre las puertas a la 127
Manuel David Gómez-Erazo, ThM** Pbro. Iván-Darío Toro-Jaramillo, PhD

necesidad de investigar en los textos de tradición rastreando filológicamente


el término o aproximándose a los signos y gestos dentro de la gran riqueza
literaria cristiana para una concreta teología que apoye esta búsqueda
eclesial. Esto, sumado a la ausencia del término en el Testamento Cristiano
(Rivas, 2019) debería impulsar con mayor fuerza la investigación documental.
También se da una corta mención sobre la teología de las religiones (Mauti,
2023) al considerar su propia identidad teológica que viene elaborándose más
institucionalmente después del Concilio Vaticano II (Vigil, 2005, pp. 21-29)
como un asunto relacionado con la sinodalidad, diálogo querido por Francisco,
impulsado por muchos teólogos y que aún, hoy en día, continúa siendo blanco
de críticas negativas, quizá por el temor de flexibilizar hasta perder lo propio y
no-negociable fundamento de la fe cristiana.

Quizá estos resultados tan específicos ya se encuentren detallados de


alguna manera, y de forma coherente, con lo hallado en la Figura 6. Sin embargo,
hay subtemas especializados que pueden cruzarse entre los diferentes y
grandes grupos temáticos ya mencionados. Tomando al menos los primeros
tres subtemas especializados, sobrepasa significativamente la eclesiología
con 17 artículos, luego la teología latinoamericana con 5 artículos y el método
teológico con 3 artículos. Los siguientes serían menos significativos con dos
artículos en cada categoría sobre teología feminista, moral, ecoteología,
CONGRESO TEOLOGÍA EN CLAVE SINODAL PARA UNA IGLESIA SINODAL

diálogo interreligioso, pastoral contextual, pneumatología, y solo un artículo


sobre cristología y escatología. Se pueden ver cómo se desempeñan estas
áreas de manera específica como especializaciones a partir de los resultados
presentados en esta Figura.

Figura 7
Subtemas especializados para desarrollar la comprensión de la Sinodalidad

128 Fuente: Elaboración propia.


Sinodalidad y quehacer teológico latinoamericano. Situación actual en la investigación.

Hay muchos tópicos relacionados con todos los artículos que explícita-
mente piensan la eclesiología, aunando los esfuerzos sobre el análisis anterior
que, en esta ocasión sintetizaría lo sistemático junto a lo pastoral. No puede
darse pensamiento sin práctica, como tampoco práctica sin pensamiento,
haciendo urgente la recuperación de la teología como una inteligencia
sentiente, asumiendo los aportes de Zubirí y Ellacuría, según Francisco de
Aquino (2010, pp. 478-480, 485). Al verificar los temas que más se abordan
en estos artículos explícitamente eclesiológicos, se identifican dos asuntos
de capital importancia por la mención explícita hecha sobre estas categorías,
indicando la necesidad de una aproximación cada vez más profunda para la
investigación teológica sobre la sinodalidad: 1) la hermenéutica del Concilio
Vaticano II; 2) la comprensión del magisterio del Papa Francisco.

Decir Concilio Vaticano II es reconocer el inicio de este movimiento de


reforma institucional. Si bien, pensar teológicamente la Iglesia lleva una
larga historia más preocupada por los aspectos visibles que por la naturaleza
invisible de la Iglesia, a partir de las encíclicas Satis cognitum y Divinum illud
munus de León XIII en 1896 y 1897 respectivamente; luego de Mystici Corporis
Christi de Pio XII de 1943, se consensó, fortaleció y llegó a definiciones más
definitivas al grado de poder hablar sobre una síntesis teológica necesaria,
pendiente y definitiva sobre la naturaleza y función de la Iglesia que llevó a
reformular el Derecho Canónico para facilitar procesos de gestión visible a
partir de los resultados teológicos del último concilio con la promulgación de
la Constitución Dogmática Lumen Gentium el 21 de noviembre de 1964, como
también la traducción de los magisterios universales dentro de los específicos
latinoamericanos de Medellín, Puebla y Santo Domingo en 1968, 1979 y 1992
(Müller, 2009, pp. 58-582; San José, 2022, pp. 22-30). Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

Tal continuidad está reflejada en lo dicho por Delgado Galindo a propósito


de la valoración de los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades
a partir del binomio institución/carisma como un asunto que constituye la
eclesiología latinoamericana (2021); la novedad y ejemplaridad de los sínodos
posconciliares organizados y celebrados por los obispos chilenos según dos
investigaciones documentales, revelando novedades pre-sinodales, sobre
todo, en la reflexión teológico-eclesiológica de tal episcopado nacional que
propendió por la descentralización de la curia romana (Fernández, 2022) y en
la promoción del nacimiento de nuevas comunidades, entre otros asuntos,
como gesto previo de la incipiente sinodalidad (Zolezzi y Arenas, 2022, p. 224).
Hasta conectar secuencialmente con el magisterio de Francisco y su intuición 129
Manuel David Gómez-Erazo, ThM** Pbro. Iván-Darío Toro-Jaramillo, PhD

sinodal como «reanudación» y «profundización» del proceso de renovación


eclesial ya mencionado. Es cauce y consecuencia, indiscutible recepción de
una Iglesia siempre en reforma, misionera, abierta a los signos de los tiempos
y a la historia de la humanidad porque «el concilio no ha terminado» (Polanco,
2023, p. 4; De Aquino, 2023, p. 3; cfr. CTI n. 9).

Este recorrido tan latinoamericano que nos lleva a la reflexión actual hasta
el magisterio del papa Francisco nos obligó a revisar nuevamente las fuentes
(Rivas, 2019) y el papel de un laicado activo, visible y significativo (Vélez, 2022;
Machado y Martins, 2023). Dos intuiciones que emergen de la mirada de
Francisco y dan continuidad (entre otros asuntos) a las exigencias del Concilio
Vaticano II para una Iglesia en salida más efectiva en los contextos donde está
presente el laicado:

Los laicos están especialmente llamados a hacer presente y operante


a la Iglesia en aquellos lugares y circunstancias en que sólo puede
llegar a ser sal de la tierra a través de ellos. (…) Así, pues, incumbe a
todos los laicos la preclara empresa de colaborar para que el divino
designio de salvación alcance más y más a todos los hombres de todos
los tiempos y en todas las partes de la tierra. (LG n. 33; cfr. Machado y
Martins, 2023, pp. 12-14)
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

El laicado, «el resto», los últimos en la escala eclesiológica de antaño,


rebaño dócil que sigue a los pastores (San José, 2022, p. 16; Corpas, 2022, p.
106), son cada vez tomados más en serio al ser realización inmediata de la
esencia apostólica de la Iglesia, siendo su participación originaria en la misión
universal de la Iglesia apostólica (Müller, 2009, pp. 585, 627). De esta manera,
se deben repensar sus estructuras de poder verticales y clericalistas que, al
mismo tiempo y en otros contextos, han sido transformadas por acciones
sinodales en diferentes latitudes, como en el CELAM y su historia que viene,
interesantemente, de tiempos preconciliares. La Iglesia de América Latina, de
esta manera, ha aceptado la invitación procesual de la dinámica que implica
la escucha del Espíritu dentro de la comunidad, la redistribución del poder
sin autorreferencialidades y la libertad del estudio teológico (Corpas, 2022,
pp. 109, 115; Ramos, 2022, p. 114). Y una manera especial de hacer la crítica,
volver a las fuentes y generar novedad ya se dio, y seguirá significando, la
fase consultiva, de escucha del pueblo de Dios, su Sensus fidei fidelium y sus
carismas suscitados por el Espíritu para la identificación de lugares teológicos
130 atendiendo el llamado de una Iglesia sinodal (Schickendantz, 2023).
Sinodalidad y quehacer teológico latinoamericano. Situación actual en la investigación.

Para nuestro interés, qué más lugar teológico que este continente
latinoamericano donde se han vivido tantas historias sociales, políticas y
eclesiales, en los 5 artículos que le mencionan. La actualidad de la Conferencia
de Medellín como vértice entre el Concilio Vaticano II y el magisterio del
papa Francisco (Galli, 2018a), la descolonización de la actividad misionera
de la Iglesia como expresión de su conversión por la cercanía a los pobres
(Raschietti, 2022), el valor de la historia de la Iglesia como hermenéutica
teológica al ejemplo de la historia argentina (Galli, 2022c), la realidad de
sufrimiento de las mujeres y los feminicidios (Azcuy, 2023) y la imagen como
lugar de teofanía y fuente de gracia para una teología que valora los rasgos
de la fe latinoamericana por su culto a las imágenes y su performance festiva
(Aguirre, 2023, pp. 66). Así, Medellín, descolonización misionera, historia de la
Iglesia latinoamericana, sufrimiento de las mujeres y la teología de la imagen
emergen, se recuerdan y actualizan como categorías dentro de la reflexión
académica sobre la sinodalidad en América Latina.

Consecuentemente, vuelve a aparecer el método teológico como


subespecialización. Todas estas realidades como las mencionadas, y otras
que no alcanzan a ser descritas aquí porque se encuentran en el interior de las
investigaciones, vuelven a poner en la mira el método inductivo en el quehacer
teológico. Hacer una teología empírica, menos especulativa, que tenga como
punto de partida la observación y la experiencia del mundo para verificar y
comprender a partir de ahí la experiencia de Dios escrutando los signos de
los tiempos en la historia y las culturas (Cerda, 2022a) y valerse de enfoques
sociológicos tan latinoamericanos como la IAP y de técnicas como la entrevista,
comprendida teológicamente (Bacher, 2022, 2023b) demuestran el valor Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs
de este llamado, solicitado institucionalmente por el papa Francisco. Esto,
ya mencionado en el análisis de la figura anterior, vale la pena confrontarlo
con el temor, aún no superado, de varios sectores eclesiales, incluso dentro
de la misma Latinoamérica, sobre el peligro de abandonar la teología
clásica de corte metafísico cuyo punto de partida está en la universalidad,
la eternidad, cambiada por una ideología, incluso dicho peyorativamente,
una «pseudoteología» del papa Francisco, singular, histórica, temporal,
contingente, extrañamente interdisciplinar2 sobrevalorando la voz de cada

2
Este asunto de la interdisciplinariedad, que hasta el momento de la consulta se creyó superado
en la historia de la teología porque es evidente su aplicación, sobre todo por los aportes de la
investigación teológica del siglo XX, sigue siendo vista con sospecha, a pesar de que el papa Francisco 131
Manuel David Gómez-Erazo, ThM** Pbro. Iván-Darío Toro-Jaramillo, PhD

pueblo como lugar teológico donde habitan muchas imágenes de Dios, podría
dañar la fe católica, llegando a cambiar el método de la teología (Lassa, 2023).

No es claro cómo debería comprenderse el verbo «cambiar», pero se


percibe como algo que no debería ocurrir cuando justamente en el método
ha estado una de las cuestiones más controvertidas en la historia de la
Iglesia latinoamericana y también una de las mayores dificultades que no le
ha permitido a la teología crecer y mejorar su estatuto científico porque los
métodos no se aplican ni están prefijados, son flexibles y deben construirse
en relación con los problemas de investigación, llevando a la investigación
teológica a una renovación permanente que, sin dejar el género ensayístico y la
preferencia por investigaciones documentales en las bibliotecas que siempre
ha existido en nuestras investigaciones (que no pueden abandonarse, pero
deben abrirse a las nuevas, complejas y reales situaciones socioeclesiales),
dando lugar al trabajo de campo de tipo pastoral-contextual-práxico (Toro-
Jaramillo, 2023, pp. 7-15), más acorde a una sinodalidad que empieza por
escuchar la voz del Espíritu en el pueblo. Las autoras aquí mencionadas se
suman para renovar también la investigación teológica en estos contextos
de reforma.

Las especificidades emergentes dan razón a los contenidos de las


Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

grandes áreas y de las especializaciones, pero llama la atención algo


percibido en las ubicaciones teóricas. Las aplicaciones directas de los saberes
teológicos apuntan a lo ya señalado con anterioridad, como preocupaciones
fundamentales, junto a dos temas adicionales: 1) la comprensión del Concilio
Vaticano II; 2) la inteligencia del magisterio del papa Francisco; 3) la renovación
del método teológico; 4) la novedad del Sínodo de la Amazonía; 5) la necesidad
de identificar modelos eclesiológicos y pastorales en los contextos eclesiales;
6) las realidades socioeclesiales y las realizaciones teológicas en América
Latina. El contenido de las anteriores gráficas despliega con claridad sus
aplicaciones, haciendo de las investigaciones consultadas ejercicios coherentes
y claros en su desarrollo. Pero pueden señalarse como novedad la manera
en que las categorías emergentes 1, 2, 3 y 6 ya explicitadas como contenidos
de las grandes áreas y especializaciones, rodean las categorías de aplicación
4 y 5, correspondientes a la Amazonía y a los modelos eclesiales y pastorales.

hace un llamado a trascenderla hasta llegar, en razón misma de la reflexión sobre la revelación, a la
transdisciplinariedad teológica, asunto que sí está por construirse, no porque no se desee abordar,
132 sino debido a la novedad de su doble enunciación en la Constitución Veritatis Gaudium del año 2017.
Sinodalidad y quehacer teológico latinoamericano. Situación actual en la investigación.

Es como si, para comentar la novedad del sínodo amazónico y la necesidad


de establecer modelos, se debiera presuponer necesariamente el Concilio
Vaticano II, el magisterio de Francisco, la renovación del método teológico y el
reconocimiento de la tradición eclesial y teológica latinoamericana.

Figura 8
Especificidades abordadas a partir de la re�lexión sobre la Sinodalidad

Fuente: Elaboración propia. CIRCUITO A – SÁBADO 10 – 11:00 a 12:30 hs

La Amazonía está en la periferia. Periferia es lugar idóneo para mirar desde


ahí, al centro para entenderlo mucho mejor, como ya se dijo en la introducción
de este estudio. Así lo menciona el papa Francisco presentando un criterio
hermenéutico de manera sencilla e innovadora (2013). De esta manera,
Francisco llamó para que el mundo y la Iglesia mirara hacia la Amazonía,
la escuchara y aprendiera de ella, gestando un momento hermenéutico
teológico-eclesial y un sínodo paradigmático (Valenzuela, 2023, pp. 4-6).
Este momento innovador para la tradición eclesial reunió las geografías que
componen la región para dialogar en torno a tres ejes: la sinodalidad como
método, la misión eclesial al mundo y la ecología integral para la vida (Suess,
2019), la generación de diálogos interreligiosos con las espiritualidades 133
Manuel David Gómez-Erazo, ThM** Pbro. Iván-Darío Toro-Jaramillo, PhD

afroamericanas e indígenas, acogiendo las diferencias pluriculturales y


plurirreligiosas, como una tarea pendiente para repensar la Iglesia y la
ecología, la creación de iglesias más autóctonas y las nuevas ministerialidades
que pueden estar a su servicio (Wolff, 2019; Brighenti, 2020; Martins Filho,
2020), sobre todo en términos proféticos, siendo fieles a la tradición eclesial y
teológica latinoamericana alineando el Concilio Vaticano II, los horizontes del
CELAM en los compromisos de las asambleas de los obispos de la Amazonía,
asumiendo el dolor, denunciando la injusticia y trabajando con esperanza en
los complejos contextos políticos y socioambientales de la zona (Marques,
Pinheiro y Pinto (2022). Nuevos sujetos amazónicos, nuevos temas emergentes
del contexto y nuevos métodos teológicos llevan a nuevos paradigmas donde
esta especial sinodalidad reta la unidad del quehacer teológico (Valenzuela,
2023; cfr. Tamayo, 2011, pp. 17-23).

Y si emergen nuevos paradigmas teológicos, se piensan nuevos modelos


pastorales y eclesiales y sobre esto emerge el último punto identificado,
pueden reunir las búsquedas enteras para nuevos inicios en este momento de
la historia de la Iglesia. Comprender la situación del abuso sexual a menores
reveló las deficiencias sistémicas de la institucionalidad eclesial requiriendo
una reflexión teológica (desde la memoria evangélica a la novedad escatológica
atendiendo estos signos de los tiempos) que propicie reformas a favor de las
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

buenas prácticas de gobierno que la sinodalidad estructural puede modificar


(Schickendantz, 2019b; Ramos, 2022). Francisco ha reaccionado atendiendo la
luz del Espíritu para la reforma, en continuidad con la tradición, pensando este
auténtico modo de identidad eclesial, auscultando la sinodalidad dentro del
magisterio (a partir de las palabras/documentos y dichos/gestos de Francisco)
hasta internalizarlo para una conversión misionera de la Iglesia que la lleve a
las periferias del pueblo de Dios (Martins Filho, 2022; De Aquino, 2023). Esto
lleva a la elaboración de una arquitectónica eclesial diseñando sus planos,
señalando sus orientaciones y eligiendo sus materiales para establecer
modelos de Iglesia y modos de eclesiología confrontados, desde la persona de
Jesús de Nazaret, con la situación social del mundo, el papel de las jerarquías y
las funciones orgánicas de la Iglesia hasta llegar a la sinodalidad (Parra, 2023).
Estas, como se ha señalado, son planos que emergen de realidades ya vividas
eclesialmente, partiendo de manera inversa de la práctica comunitaria de fe
a la teoría eclesiológica y científica que cada Iglesia local ya posee haciendo
de sus consejos diocesanos sacramentos de la sinodalidad para identificar
modelos como el tradicional, comunitario, evangelizador y liberador (Bacher,
134 2023c, pp. 190, 198-200).
Sinodalidad y quehacer teológico latinoamericano. Situación actual en la investigación.

El caso de dos revistas teológicas adicionales y sus experticias


a favor de la revisión de materiales sobre Sinodalidad en
América Latina
Atendiendo la petición del comité científico y ya mencionado en la
metodología de este estudio, se contemplan los contenidos y desarrollos de
las siguientes revistas: 1) Revista Latinoamericana de Teología de la Universidad
Centroamericana José Simeón Cañas de San Salvador y 2) la Revista Medellín,
del Centro de Formación del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño,
CELAM. Sus producciones son referenciales en la historia del pensamiento
teológico en América Latina, en el primer caso, por pertenecer a una facultad de
teología que condensa el martirio y la renovación teológica de la segunda mitad
del siglo XX y, en el segundo caso, se trata de una revista del órgano eclesial
latinoamericano fundado en 1955 con el objetivo de promover la colaboración
y unidad de las conferencias episcopales del contexto continental. Su valor es
significativo para emprender caminos teológicos y para comprender cada vez
más y mejor una eclesiología latinoamericana.

Sin embargo, no se asumieron directamente en la sistematización


de la información hallada en las otras revistas por las siguientes razones
relacionadas con los criterios de selección inicial, ya mencionados en la
metodología pero profundizados en estos resultados: 1) La revista salvadoreña
presenta en su OJS las publicaciones hasta el año 2021. Con tres revistas por año
y ausentes la publicación no. 111 de 2020 y las seis revistas correspondientes
a la suma de los años 2022 y 2023, presentaría una revisión irregular y no
permitiría consultar la totalidad de las revistas comprendidas entre los
años 2018-2023, siendo aproximadamente, unos 30 artículos pendientes de
Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

revisión, afectando el análisis de las tendencias por la temporalidad de sus


publicaciones; 2) la revista salvadoreña presenta artículos correspondientes
a un estilo más monográfico y su estructura no da cuenta total de tipologías
como resúmenes, palabras clave o enunciación explícita de metodologías
para la investigación teológica; 3) tanto la revista salvadoreña como la del
CELAM remiten a instituciones universitarias, pero mucho más a otro tipo
de organizaciones socioeclesiales, pastorales, de toda índole, saliendo del
espectro para el análisis de la documentación consultada remitiéndose
directamente al quehacer teológico que, preferentemente, es universitario.
Si bien la universidad católica tiene función pastoral y la Iglesia como
comunidad de fe es sujeto y lugar de la teología, sí consideramos necesario 135
Manuel David Gómez-Erazo, ThM** Pbro. Iván-Darío Toro-Jaramillo, PhD

que su identidad, como espacio privilegiado para pensar teológicamente, se


recapacite y autocritique independientemente en el seno de la Iglesia misma,
sobre todo en términos de sinodalidad que debe afectar toda estructura y lugar
eclesial (Cordovilla, 2007, pp. 92-98; 2014, pp. 55-75; González de Cardedal,
2008, pp. 240-241, 244). Con esos presupuestos, identificamos las cuestiones
mencionadas a continuación.

Sobre la Revista Latinoamericana de Teología


Se nota el criterio editorial de la revista por sus énfasis temáticos y teológicos
latinoamericanos. En ella escriben teólogos latinoamericanos (prácticamente
hay ausencia de teólogas en la revisión entre 2018-2021). En ella escriben
teólogos latinoamericanos de tradición y reconocimiento, incluso, son ellos
los que conforman la dirección de la revista y su comité científico y editorial.
Presenta bastante libertad en la métrica de publicaciones, presentando
tres revistas anuales (se encontraron revistas con 5 artículos y una con 9),
también en el género y tipología de publicaciones semejantes a discursos
o ensayos libres sin resúmenes y palabras clave y en algunos casos con
escasez de referentes bibliográficos, pero con el objetivo claro de garantizar
la memoria de los pensadores que continúan presentes en la historia de la
Iglesia latinoamericana. En ella se identifican como instituciones la Pontificia
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

Universidad Católica Argentina, Universidad Alberto Hurtado, el Dicasterio


para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano y la organización
Cristianisme i Justicia de España.

No puede afirmarse de manera tajante que la sinodalidad no es tema. Se


puede identificar, en razón de sus opciones editoriales, la experiencia sinodal
latinoamericana que proviene de la eclesiología de las comunidades eclesiales
de base y del horizonte puesto en la opción preferencial por los pobres e
injusticiados. Sin embargo, puntualmente, se identificaron 11 artículos
relacionados con el tema e interpretados en el Sínodo de la Amazonía (Czerny,
2019; Codina, 2019a, 2020), las víctimas y los pobres (Schikendantz, 2019a;
Mauti, 2021), la ordenación sacerdotal (Trigo, 2021b), los estudios bíblicos
(Acosta, 2021), pneumatológicos (Codina, 2018; 2021), eclesiológicos (Codina,
2019b; Schikendantz, 2019a; Mauti, 2021) y cristológicos (Trigo, 2021a). De
alguna manera estos hallazgos favorecerían la opción de aplicación contextual
en la Amazonía según los datos de la Figura 8 y haría aportes sobre otros temas
136 ausentes en la teología sistemática.
Sinodalidad y quehacer teológico latinoamericano. Situación actual en la investigación.

Revista Medellín
No es fácil identificar los artículos porque algunos son memorias, otros
recopilaciones de documentos históricos, otros participaciones en grupos de
estudio en congresos del CELAM. Es una revista de marcado, prácticamente
total, acento pastoral y en ese sentido, descriptivo de experiencias, de análisis
de la realidad y de la práctica teológica eclesial como ejercicio pastoral. Casi no
se reportan universidades participantes. Son en su mayoría miembros activos
de la Iglesia, sobre todo presbíteros y obispos con funciones y perspectivas
desde las diócesis donde ejercen su gobernanza y misión que están bajo
su orientación y cuidado. No son propiamente textos teológicos en su gran
mayoría, atendiendo la rigurosidad del término. La revista cuenta con dos
publicaciones en el año 2023 y con cuatro en el año 2020, lo que presenta un
desbalance según los criterios de la consulta.

La gran riqueza de la revista radica justamente en su talante pastoral


y su espíritu eclesial, al involucrarse el laicado directamente, los ministros
ordenados, los organismos y organizaciones, las comunidades de fe dando
cuenta de manera sistemática de sus experiencias y comprensiones eclesiales.
Se identificaron revistas cuyos abordajes en su totalidad son sinodales por la
narración de sus experiencias, como el caso de la revista no. 173 del año 2019
que contiene la memoria del Congreso Medellín 50 años celebrado en 2018, o las
revistas 181 y 182 del año 2021 que contienen los documentos de preparación
y los posteriores de reflexión que encaminan a la primera Asamblea Eclesial
de América Latina y el Caribe, cuyo contenido entero es también sinodal, pero
no corresponden a estudios científicos propiamente sino a reflexiones
preparatorias, discursos teológico-pastorales orientadores, entre otros.
También, la revista no. 183 del año 2022 trata sobre las múltiples expresiones Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

de la sinodalidad. Es una revista cuyos contenidos son totalmente coherentes


con la perspectiva de un papado proveniente de América Latina y un CELAM
encaminado a la búsqueda eclesial en materia sinodal que se piense
permanentemente en su gestión pastoral y eclesial.

Sin embargo, propiamente sobre sinodalidad y con los criterios


presentados en la metodología, se hallaron en total 22 artículos que tratan
académicamente el tema. En relación con los resultados ya presentados en
las anteriores revisiones se pueden mencionar algunas cuestiones como las
siguientes: 1) Continúa el interés por alinear la Conferencia de Medellín, el
Concilio Vaticano II y el magisterio del Papa Francisco en términos de ternura
y misericordia, incluso, con la mencionada conversión pastoral desde la 137
Manuel David Gómez-Erazo, ThM** Pbro. Iván-Darío Toro-Jaramillo, PhD

Conferencia de Santo Domingo, primera y única vez que es mencionada en


los estudios revisados al ser esta, junto a la primera Conferencia de Río de
Janeiro de 1955, ausentes en el quehacer teológico registrado por el momento
(Brighenti, 2018, 2022b; Galli, 2018b, 2022b; Luciani, 2018); 2) emergen
los jóvenes (aunque ya mencionado en un estudio de Cerda, 2022b) y los
catequistas como rostros específicos que participan en la misión sinodal de
la Iglesia (González de Zárate, 2018; Bacher, 2023a; Rozas, 2023); 3) las
propuestas para una planificación pastoral participativa que tiene en su base
teológica el Misterio de la Encarnación en una realidad de pluralismo religioso
y desde una perspectiva sinodal (Cerviño, 2020; Jaimes, 2022; Márquez, 2022);
4) asuntos varios como la recepción de la eclesiología del Pueblo de Dios y la
práctica del sensus fidei, la cultura digital en perspectiva sinodal y la semblanza
de los 50 años en el servicio formativo del CEBITEPAL (Luciani, 2022; Merino,
2023; Rey, 2023) 5) finalmente recoge con especial dedicación, en 8 artículos
que no fueron citados en esta revisión, las múltiples enseñanzas y desafíos
del Sínodo de la Amazonía en términos de inculturación, ecología integral,
configuración de la identidad eclesial y la posibilidad de una Conferencia
Eclesial para la Amazonía.

Líneas hermenéuticas y observaciones críticas


Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

Con todos los hallazgos en las revistas, entre la identificación de tópicos


junto a la mención y profundización de perspectivas hasta donde se alcanza a
llegar en el análisis, se presentan dos perspectivas hermenéuticas:

Una primera línea hermenéutica, casi que parafraseando el tratado


pneumatológico de Víctor Codina, El Espíritu del Señor actúa desde abajo (2015),
sería la comprensión de una eclesiología sinodal periférica latinoamericana desde
abajo, aproximación revelada en casi todas las publicaciones. El solo hecho
de que el principal grupo teórico no sea de orden dogmático/sistemático/
especulativo (a pesar de retomarse en la actualidad la teorización sobre
la naturaleza de la Iglesia), sino que corresponda al ámbito de la teología
pastoral, es muy significativo, coherente con el actual magisterio papal y con
las intuiciones desarrolladas por las escuelas teológicas latinoamericanas, en
ambos casos, clamando por quehaceres metodológicos en teología mucho
más inductivos que las clásicas visiones deductivas. No es la teoría heredada
y aplicada a la realidad, es la realidad produciendo nueva teoría producto
de un intellectus amoris et misericordiae que vincula el magisterio papal de
138 la actualidad con las comprometidas e históricas búsquedas eclesiales
Sinodalidad y quehacer teológico latinoamericano. Situación actual en la investigación.

latinoamericanas, todas sinodales antes de la sinodalidad como categoría


eclesiológica fundamental.

Una segunda línea sería de tipo hermenéutico-magisterial, propio


de una teología católica, que conlleva la revisión documental a partir
del binomio continuidad/novedad dentro de la propia tradición sobre la
recepción latinoamericana de las enseñanzas contenidas dentro de las
constituciones Lumen Gentium y Gaudium et Spes del Concilio Vaticano II,
alineadas con los magisterios latinoamericanos, en mayor medida con
Medellín, menos con Puebla y Aparecida y escasamente mencionada Santo
Domingo y totalmente ausente Río de Janeiro, por las razones que puedan
identificarse, hasta los creativos desarrollos documentales y expresados en
gestos y comportamientos concretos del papa Francisco. Se busca en ellas, se
ausculta dentro de la tradición, las huellas de la sinodalidad como concepto,
potencia y resultado de la misión eclesial, como exigencia de transformación,
fundamento teológico y como proyección pastoral, práctica y contextual. El
magisterio actual resignifica y descoloca lo que ya estábamos habituados a
pensar y vivir y mantiene en actitud de escucha ante las nuevas realidades,
asuntos que provienen de la reflexión teológica latinoamericana.

Sin embargo, estas dos líneas no alcanzan a abordarlo todo. Observamos


críticamente asuntos teóricos y prácticos por fortalecer a partir de la
investigación teológica como los siguientes:

1) Es evidente la debilidad en la investigación teológico-positiva, sobre


todo en lo bíblico que aparece manifiesto en esta revisión, y escaso en lo
patrístico al no encontrar investigaciones latinoamericanas relacionadas Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

(Gómez-Erazo, 2024). Existe conciencia sobre la necesidad de revisar los


textos de alta densidad teológica bíblica y patrística que puedan contener
asuntos, que quizá se puedan pasar por alto, para verificar la novedad de
la reforma eclesiológica como un marco teórico pendiente por desarrollar
(Rivas, 2019; Acosta, 2021; Caero, 2021) a pesar de la ausencia de la categoría
eclesiológica que nos convoca.

2) Los pocos desarrollos pneumatológicos en la investigación teológica


latinoamericana (Martínez, 2023; Sánchez, 2023; Schickendantz, 2023;
cfr. Codina, 2015, pp. 12-13) refleja la continuidad en el escaso desarrollo
del tratado en la tradición occidental, necesidad advertida por Pablo VI
posterior al Concilio Vaticano II (1973, parr. 2). El actual papado anima en 139
Manuel David Gómez-Erazo, ThM** Pbro. Iván-Darío Toro-Jaramillo, PhD

esta revisión porque la sinodalidad es querida por el Espíritu del Señor


(Codina, 2018; Francisco, 2015, párr. 6; Francisco, 2021; De Aquino, 2023;
Moons, 2023). El reconocimiento del Espíritu, verdadero fundador de
la comunidad de fe como expresión de la voluntad de Dios y dimensión
constitutiva de la Iglesia, debería sustentarse en un mayor desarrollo
debido al actual momento histórico de alto valor eclesial (Müller, 2009,
pp. 394, 410, 579-580, 597-598, 623-624).

3) Hay una ausencia significativa, casi explícita, sobre los estudios


cristológicos latinoamericanos. Es una sinodalidad pensada con ausencia
de referentes sobre la persona de Jesús. El silencio cristológico en la
investigación teológica latinoamericana, luego de tener su propio ímpetu
e identidad, pasa a ser poco significativo, advertencia ya evidenciada
y cuestionada en la revisión de literatura anterior de donde brota esta
búsqueda (Gómez-Erazo, Toro-Jaramillo y Gonzaga, 2024, pp. 26, 29,
35). Implícitamente, claro, está dada la cristología y está presente Jesús
de Nazaret, está en la base, no se pierde, motiva y mueve, pero ¿qué
implica pensar cristológicamente la sinodalidad y la sinodalmente la
cristología? Se trata de recomenzar nuestro camino en, desde y hacia Cristo
(Galli, 2022c), o sea, caminar junto a él, sinodalmente, como discípulos
(Trigo, 2021a).
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

4) A pesar de algunas menciones (Trigo, 2021b; Bacher, 2023ac), está


pendiente una elaboración en teología sacramental, sobre todo en el
bautismo y la confirmación en relación con el papel del laicado en la
Iglesia sinodal y la emergencia de nuevos carismas en nuevas realidades
como fruto de la acción amorosa del Espíritu.

5) Ya como finalización, pensando en los contextos, se identifica con


escasez, pero lo mencionamos porque forma parte de la herencia
teórica latinoamericana, si existe alguna relación entre sinodalidad y
decolonialidad, faltando también más estudios sobre la relación entre
teología e interculturalidad. Algunas investigaciones manifiestan lo
decolonial en este ámbito de reforma católica. Quizá, podría ser, la
sinodalidad la forma de salvaguardar lo propiamente teológico-identitario
en la reflexión eclesiológica, o demostrar el aporte eclesial hecho en esta
perspectiva, o asumir con humildad y autocrítica como lo decolonial
140 también lleva a una autoevaluación del ser y hacer eclesial y, al mismo
Sinodalidad y quehacer teológico latinoamericano. Situación actual en la investigación.

tiempo, el caminar juntos con tantos sujetos y rostros que retan una teología
que piense de dónde pueden emerger nuevos sujetos teológicos de las
más amplias realidades y contextos (Wolff, 2019; Brighenti, 2020; Corpas,
2022, pp. 109-110).

Conclusión
La investigación teológica latinoamericana sobre la sinodalidad va
tomando rumbos y hace sus aportes identitarios, tanto en la comprensión de
la categoría como en la problematización sobre la autocomprensión actual
de la Iglesia. Esta consulta, si bien está circunscrita exclusivamente al ámbito
universitario de la producción científica en teología, absorbe, sistematiza,
valora y proyecta la sabiduría que viene de las bases, de las personas, de las
comunidades de fe que, en seguimiento permanente a la persona de Jesús,
asumen su sacerdocio y profecía en la proclamación del Reinado de Dios en
las más complejas realidades locales, nacionales y continentales. Y el Espíritu
suscita posibilidades y motiva la navegación de esta barca eclesial desde
el magisterio de un papa latinoamericano que está dispuesto a escuchar,
escrutar y discernir la acción amorosa del Espíritu de Dios generando nuevas
posibilidades de vida.

El papel de la academia teológica y católica es decisivo en este momento


de la historia eclesial. Un papado, una tradición teológica y un contexto
latinoamericano que facilita sinodalidad en esta Iglesia es un momento
kairótico y, al mismo tiempo, respuesta ante los problemas del mundo.
Esta visibilización de tópicos encaminan y motivan nuevas investigaciones
teológicas significativas y acertadas que permitan continuar la renovación de Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs
una Iglesia en salida y, por lo tanto, de una teología en salida.

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150
Sinodalidad de todo viviente
y dogma en evolución:
un diálogo para pensar
el currículo de teología
Vicente ValenzUela OSorio*
Eje temático III. La teología en clave sinodal

Resumen
Pensar el currículo de teología, parte, desde América Latina, y gra-
buscando la unidad y sentido de la cias a la conciencia eclesial que propi-
fe (Optatam Totius), y deviniendo en ció el Sínodo de la Amazonia, no solo
paradigma para la cultura (Verita- son llamados a la comunión (Ekkle-
tis Gaudium), implica reflexionar la sía) y participación (sinodalidad), los
inmanencia de la acción de la Reve- seres humanos, sino todo viviente
lación en las diversas historicidades, (Kal Basar). Lo anterior se entiende en
fuerzas hermenéuticas de los pue- la relación intrínseca que hay entre
CIRCUITO A – SÁBADO 10 – 11:00 a 12:30 hs

blos, y diversos agentes humanos y Iglesia y Reino de Dios (todas las figu-
no humanos convocados en la comu- ras y agentes que son convocados en
nión de todo lo creado. En el núcleo de las parábolas del Reino: pobres, semi-
la Revelación, la Iglesia, como “ágora llas, caminos, ovejas, lirios, nubes…).
del cosmos” (Panikkar), se convierte Así pues, descubrir que esa sinodali-
en el cruce de caminos, en la mesa dad de lo viviente está intrínseca al
del diálogo del cosmos creado. Por su sentido de la Revelación, a su propia

* Artista y teólogo. Profesor de teología sistemática y moral (U. de San Buenaventura; Uniagustiniana).
Doctor en teología, magister en teología, magíster en creación artística, licenciado en ciencias
religiosas. Investigador en teología y visiones de mundo (científica, estética, religiosa) Mail:
dominevico21@gmail.com. Orcid: https://orcid.org/0000-0001-5022-1889 151
Vicente Valenzuela Osorio

inmanencia, implica que también el a todo viviente. La teología se hace


dogma (su sentido, interpretación y relacional y dialogal en su funda-
posibles nuevas apropiaciones de la mento mismo. Ya no instrumenta-
fe), evolucione hacia comprensiones liza las ciencias (se supera la idea de
de la relacionalidad de todo lo real, ciencias subalternadas); cimienta el
de todo lo creado, de lo viviente. Esto sueño de ser “Iglesia en Salida” (Papa
significa que el dogma, que es leído Francisco); escucha la Revelación
desde la centralidad de la vida (bios como acontecer de Dios en las demás
y zoé), adquiere su unidad y sentido ciencias, saberes y realidades autó-
desde la Vida-Pleroma como mys- nomas (Gaudium et Spes); se articula
terion de la fe. Esa unidad permite desde un diálogo auténtico que se ori-
concebir de otra manera la cristianía: gina en el misterio de la Trinidad y es
no solo unificando la praxis creyente capaz de incidir en los sistemas demo-
con el testimonio del cuidar la vida, cráticos y en las relaciones humanas
sino también la unidad de la praxis y de lo no humano (Laudato si’). Este
y del testimonio, con la formación en movimiento trasfigura la unidad y el
teología. La teología se abre no como sentido de la fe.
acto segundo, sino en su mismo cons-
titutivo: en cuanto que la teología Palabras clave: Sinodalidad, Currí-
tiene por única fuente la Revelación culo de teología, Epistemología teoló-
(Dei Verbum), y en su inmanencia, gica, Dogma, Revelación trinitaria.
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

152
Introducción

L
os estudios de teología en clave sinodal exigen un esfuerzo continuo de
fundamentación. Pensar el currículo desde la relacionalidad que implica
lo sinodal, no puede reducirse a la aplicación de algunas categorías
trasladadas desde los círculos pedagógicos y desde las políticas de educación.
Requiere un ejercicio de la comprensión inmanente al acontecimiento
original que dé razón de cómo es posible que lo sinodal competa a la teología
en su fundamento mismo y tenga la capacidad de devenir en posibilidad de
educabilidad. Dicho acontecimiento se especifica como la Revelación, y como
tal, se tratará de la Revelación a la que le es propia la sinodalidad en tanto
relacionalidad. Así se evitarán posturas extrinsecistas o agregados de retazos.

Pero la Revelación emerge con la fuerza del singular. Por eso mismo, para
la visión cristiana de mundo, es la carne del Verbo, carne de Jesús el Cristo,
Vida como Plenitud que abre el misterio de Dios y lo descubre vibrante en el
corazón de la vida misma. De esta manera, el misterio de Dios es presencia
radical en todo viviente. Presencia (Par-ousía, ser junto a) que, cuando es
asumida en clave sinodal (syn-odos, caminar juntos), supera el dominio de la
analogía puesto que se convierte en comunidad de vivientes (ser y caminar
juntos, comunión); en una relación en donde el “yo” como sujeto asociado a
una conciencia queda desplazado por la emergencia de nuevos agentes que
actúan en tanto impregnados del ser hipóstasis (relación concreta en donde es
posible el entretejido de lo no humano con lo humano). Estos agentes son los
mismos signos y realidades del Reino de Dios convocados por las parábolas Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs
del Reino (piedras, ríos, flores, nubes, lluvia, camino, aves, monedas, oveja,
padre, madre, anciana, joven, viñadores, constructores…); son, además, las
materialidades propias de los relatos de la creación (luz, tinieblas, día, noche,
aguas, tierra, plantas, animales, ser humano, ríos, jardín, polvo, barro, soplo…).

Por su parte, la anterior expansión de lo sinodal afecta al ser eclesial.


Si la Iglesia se pone como signo y servidora del Reino, asume la tarea de
descentrarse de sí misma y ponerse al servicio de toda realidad, de todo
sentido de vida y de todo viviente. La Iglesia deja de restringirse a los sujetos
humanos como sujetos eclesiales, y deviene en cruce de caminos de todo el
cosmos creado. No en vano esa ha sido la voz reverberante del sínodo de la
Amazonía: convocar a todo viviente. Esto no se puede pasar por alto de cara 153
Vicente Valenzuela Osorio

a la concepción de la formación teológica. Tampoco se puede pasar por alto


que, esa teología sinodal requiere comprender la fe como articulación y la
formulación del dogma en la perspectiva de una transitoriedad que avanza en
la comprensión. En ese esfuerzo por situar la fe, aparece de nuevo el misterio
de la vida como el misterio de la Plenitud de Dios, de su presencia (Par-ousía).
Ahora bien, ¿cómo fundamentar este camino propuesto aquí?

Procedimiento
El presente discurso se enmarca dentro del problema del fundamento
teológico. Esto pide un discurrir metodológico y hermenéutico que asuma el
acontecimiento propio de la Revelación, en su tangibilidad, como lo educable
en teología. En este caso, el trabajo consiste en: a) tratar la comprensión
de la carne como toda vida y ella como Revelación; b) el misterio trinitario
como relación paradigmática de toda relacionalidad exige descentrar la
analogización en el caso del acontecer de la divinidad; c) la analogización
como un símbolo que debe ser entendido (y superado) dentro del llamado
a un lenguaje provisional y kenótico; d) la sinodalidad de todo viviente en
el horizonte de la relacionalidad; e) el lugar del dogma y el papel mediador
del artículo de la fe; f) un ejemplo del currículo teológico. De esta manera, y
debido a la extensión del presente texto, se espera brindar solamente unas
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

claves provisionales del quehacer teológico cuando es puesto en clave sinodal.

Fundamentación
El acontecimiento fundante
Lonergan (2006), dice que, “los fundamentos de un proceso en desarrollo
evolutivo”, exigen “pasar al estilo metodológico” (p. 264), a los estados de
reflexión y de creación. Eso implica un trabajo articulador mediado por la
interioridad. El quehacer teológico no solamente busca ajustar sus lenguajes
a una pretensión científica; busca arrojarse al acontecer originario del vivir.
En lenguaje del cristianismo naciente, esta situación originaria y fundante
se llama mysterion. Pero, antes de bautizar dicha situación originaria, cabe
recordar con Gadamer (1988) que, tal manera de comprensión no ahorra el
esfuerzo del examen crítico y constante del lenguaje y de las convicciones. Se
abre a las voces que exceden el yo, a la historicidad dada como existencia y al
darse de la vida en la tradición misma. En consecuencia, si se habla aquí del
154 camino de la interioridad como historicidad.
Sinodalidad de todo viviente y dogma en evolución: un diálogo para pensar el currículo de teología

Para Valenzuela (2019), la visión cristiana de mundo no teme en llamarle


carne a ese dasein; la carne como la vida o una amistad con Dios, sensibilidad,
relación lograda en la mundanidad. La carne como vida adquiere las
connotaciones propias de la mediación entre la comprensión en sentido
filosófico y la comprensión en sentido teológico. Es fuente y lazo. Esa carne
(la sensibilidad del Verbo de Dios), que es Palabra de Dios, la Revelación de
Dios, es vida expandida que incluye a toda carne (Kal Basar), a todo viviente.
¿Cómo es eso posible? Para von Balthasar (1064), esa radicalidad y expansión
de la carne del Verbo es posible en un horizonte “escatológico”, “dialógico” y en
la relación “maestro-discípulo” (p. 49). Por esa fuerza escatológica deviene en
fuerza intrahistórica, que desborda el campo de la subjetividad y se abre a la
relación “humano-mundano” (p. 50). Tal carne es la materialidad de la posible
educación en teología.

De esta manera, acudir al acontecimiento fundante implica sumergirse


en la escatología. Ello exige, como quehacer metódico, una actitud de
racionalidad crítica, de interioridad como historicidad, la posibilidad de
reconocer la historicidad como carne expandida del Verbo, y de descubrir
que esa es la manera fundamental de la Revelación de Dios. En esa carne
expandida (todo viviente), se entrega radicalmente, sin dualidad, la mismidad
del misterio divino. Así, el fundamento de la teología es esa mismidad del
misterio (mysterion), dado como vida en la inmanencia del vivir. Esto significa
que la teología, en su fundamento, no acude a visiones dualistas de mundo ni
al doble piso entre natural-sobrenatural, pues el mysterion se revela como vida
en cualquier sentido de la palabra, en pluralidad, en relación (Bios y Zoé).

El problema del estatuto de la relacionalidad trinitaria


Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

Lo anterior implica que, la teología no debe dedicarse a hallar las huellas


o vestigios de la Trinidad (asunto tratado con profusión en S. Agustín), desde
una analogía psicologista; ni las relaciones subsistentes en Dios a partir de
una analogización de la realidad (como en S. Tomás de Aquino). Más bien,
atravesando “una hermenéutica trinitaria” y una “analogía trinitaria” (Greshake,
2001, p. 63), comprendidas como relación de “comunión” y “experiencia
cotidiana” en el vivir como misterio inagotable e irreductible (p. 266); avanzar
hacia una visión radical de la Trinidad como relación paradigmática de toda
relacionalidad (Panikkar, 2024); y, hacia una visión de la presencia del misterio
de Cristo en el corazón de la realidad y en la autonomía del cosmos creado
(Francisco, 2015). 155
Vicente Valenzuela Osorio

El problema de proponer la vida como horizonte del misterio divino, y de


presentarlo como relacionalidad, es la insistencia de la analogía (analogía
psicológica, analogía del ser, analogía trinitaria desde la economía salvífica).
La pregunta que insiste en el fondo es ¿cómo es posible que Dios sea relación
y paradigma de la relacionalidad, pero que, no toda relación sea Dios? Esto
introduce la diferencia celebrada en cualquier tipo de analogía que se refiera
a la relación entre la Trinidad y la creación: “porque no puede afirmarse tanta
semejanza entre el Creador y la criatura, sin que haya de afirmarse mayor
desemejanza” (Denzinger-Hünermann, 1999, p. 359. Concilio IV de Letrán,
n. 806). La analogía, de cualquier raigambre, incluida la de proporcionalidad,
conlleva la tensión entre semejanza y desemejanza. Es así que, el problema
que aparece es ¿cuál es el estatuto propio de la relacionalidad trinitaria?

Más que analogía: la relación provisional y kenótica


Ayres (2013) señala que el cristianismo está comprometido con la realidad,
pero mantiene una provisionalidad en el discurso ontológico. Desde antiguo,
la función específica de la analogía consistía en propiciar una constante
movilidad en los lenguajes acerca de Dios y de la creación. Función que suele
ser olvidada al convertir la analogía en una taxonomía normativista. Es decir,
el problema está en tratar la analogía como la llave de la realidad, y peor aún,
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

de la revelación, y así confundir el símbolo de provisionalidad que connota


la analogía con la dinamicidad de la realidad y la vitalidad de la Revelación.
En este sentido, el cristianismo está invitado a una “cierta y necesaria
provisionalidad en los compromisos ontológicos” (pp. 164-165).

Para Welker (2013), la relación no sería la unión entre dos o más puntos
(como ir del punto A al punto B; ni como un yo-tú; ni como un sujeto-objeto);
sino, “son intentos en mayor o menor medida exitosos de conectar dos o
más continua o segmentos de entorno, de manera que se hagan posibles
la claridad de influjo (o, a niveles más elevados, de intuición, revelación o
comunión) y una continuidad en el proceso de relación” (p. 197). Distingue
y une el orden epistemológico y el orden ontológico en el problema de la
relación: en el orden epistemológico se ubican los constructos que unen; y
en el ontológico, los continuos y procesos. Además, entiende que no se trata
de establecer puntos esencialistas y de trazar líneas para unirlos. Al respecto
Pérez (2008), siguiendo a Panikkar, afirma que la Trinidad es relación radical,
no tanto sustancia relacional puesto que no se trata de sustancializar la
156 realidad para luego introducir la noción de la relación, sino de hallar todo
Sinodalidad de todo viviente y dogma en evolución: un diálogo para pensar el currículo de teología

interrelacionado. La Trinidad es tan radical que “la Humanidad y el Cosmos


están inseparablemente relacionados” (p. 330).

De esta manera, la Trinidad radical es el paradigma de toda relación


humana y cósmica. En suma, como vida-misterio fontal (Zoé-Mysterion) y de
toda vida (Bios, kal Basar) (Valenzuela, 2023). Este giro que se propone desde
expresa que, la Trinidad es relación radical constitutiva de toda relacionalidad,
y a la vez, toda relación es acontecimiento y presencia (par-ousía) en el corazón
del misterio de Dios. Asunto que va más allá de la mera analogicidad que
indaga en la razón por la cual Dios es relación, pero no toda relación es Dios.
La visión de la Trinidad radical supera la anterior dicotomía sin caer en el
reduccionismo, ya que se abre a la provisionalidad y relatividad radical.

La tradición cristiana en torno a la relación invita a la provisionalidad. Si


toma la analogía, en cualquier variante, lo hace en tanto símbolo. En el caso de
Panikkar, esa provisionalidad es ofrecida como relatividad del lenguaje, como
humildad ante la revelación trinitaria, ante el cosmos y el ser humano. Propicia
un lenguaje no analógico, sino oximórico, loco, desconcertante, dinámico
(Pérez y Meza, 2016). No podría ser de otra manera si se concibe la ciencia
de Dios como kénosis. Más que un vaciamiento de sí, como asumir lo otro
(Emery, 2019). Más radical aún: el conceder vida y lugar para que lo diferente
sea (Polkinghorne, 2008); y, con mayor audacia, como creatividad, autonomía,
y poiesis de la vida (Polkinghorne, 2008). Es tomarse en serio la presencia-
parousía de la Trinidad en un horizonte escatológico capaz de subvertir
todos los lenguajes y conceptos esencialistas de la filosofía y conducirlos a
la transfiguración teológica de la comunión, Dios-comunidad-de-vivientes.
Relación radical que, retomando a Panikkar, supera toda fragmentación y Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

dualidad (Pérez y Meza, 2016).

La relación como sinodalidad: La sinodalidad


de todo viviente
La trinidad como paradigma de la relacionalidad implica hablar de muchos
niveles de relación, entre ellos, de sinodalidad. Ello pide fundamentar el cómo
de una eclesiología sinodal. El principio es el misterio mismo trinitario en el
que toma vida la Iglesia, razón por la cual, el Vaticano II (1964) llama a la Iglesia
“como signo e instrumento” (n. 1), “sacramento universal de salvación” (n 48),
y la reconoce como servidora del Reino de Dios (n. 5). Ella no es el Reino de
Dios, sino su servidora, su sacramento. Lo que exige de Ella la fidelidad y el 157
Vicente Valenzuela Osorio

seguimiento de Jesús. Así, la Iglesia no se preocupa por definirse en torno a los


sujetos bautizados y de su relación con los demás seres humanos; sino, por ser
nexo con toda realidad tanto divina como humana y no humana.

Este constitutivo central de la Iglesia de servir al Reino es ser inclusión


para todo viviente. Esta fue, además, la gran enseñanza del Sínodo de la
Amazonía: la participación y relacionalidad de todo viviente en la Iglesia. Por
ejemplo, para Querida Amazonia, “el cuidado de las personas y el cuidado de los
ecosistemas son inseparables” (n. 42). Pero también, esa relacionalidad implica
el diálogo entre lo antiguo y lo nuevo: “articular los saberes ancestrales con
los conocimientos técnicos contemporáneos” (n. 51). No es posible hablar de
sinodalidad ni de sujeto eclesial sin una comprensión expandida de misterio-
sacramento. ¿En qué consiste esa sinodalidad expandida? En la inclusión de
todo ser vivo como acontecer cotidiano del misterio (Zoé). Allí sí, todos los
signos y agentes del Reino, son convocados.

Con esto último, los signos y los agentes rebasan lo meramente humano
e incluyen, sobrepasando la idea de un yo-conciencia, toda otra posibilidad
de existir. Sin esta expansión propia de la Iglesia sinodal, no es posible la
comunión radical como hermenéutica trinitaria. No en vano, las parábolas
del Reino, en su lenguaje narrativo, son capaces de dotar de agencia (más
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

que analogicidad) a las rocas, los caminos, las aguas, las aves, las espigas, las
vides, los zorros, las nubes, las casas, el sol, muchísimas otras emergencias
que operan en la realidad del Reino. Aparecen con su propia voz originada
como Revelación. Así también en los relatos de creación. Esto indica que la
sinodalidad de la Iglesia se expande en nuevas formas de sensibilidad capaces
de realizar la comunión de toda realidad. La Iglesia deviene en el cruce de
muchos senderos, en el lugar de la diferencia y de la multitud de voces. Un
auténtico Pentecostés en donde no solo hay glosolalia humana, sino también
voces venidas de lo no humano: el estrado de los vivientes.

Dogma en evolución: la necesidad de articulación


implícita a la fe
Un punto crucial de la sinodalidad en la teología implica establecer los
medios por los cuales es posible el encuentro de polaridades de las relaciones
en medio de las diferencias. Frente a esto, S. Tomás de Aquino (1990) propone
que la fe debe ser articulada. Articulación debe ser entendida como “la
158 adaptación de partes distintas” (p. 51. S. Th. II-II, q. 1 Art. 6, Sol), según el símil
Sinodalidad de todo viviente y dogma en evolución: un diálogo para pensar el currículo de teología

de las articulaciones del cuerpo o de la gramática. De esa manera, artículo de


la fe se refiere a los lugares de la mediación que hacen posible el sentido y
unidad de la fe en medio del advenimiento de la multiplicidad. Los artículos
de fe cumplen una función mediadora en la relación. Ahora bien, se pueden
identificar articulaciones fundamentales (la Trinidad, la encarnación), y otras
derivadas. Lo que implica una progresión en la “explicitación” de los artículos
de la fe, sin negar la plenitud del objeto de la fe (De Aquino, 1990, 53. S. Th. II-II,
q. 1 Art. 7, Sol). La noción de artículo no se refiere en primera instancia a una
doctrina acabada, sino, a la necesidad de una progresión en la comprensión y
de la mediación que exige la fe.

Por esta razón, el primer punto a considerar en el dogma en evolución es


como esfuerzo eclesial constante e histórico por comprender mejor la fe. En el
dogma, el punto de partida es la fe en su inteligibilidad propia (local, histórica,
eclesial, sinodal), que es de suyo comunicabilidad y educabilidad en tanto su
raigambre singular y comunitaria. El segundo punto es el uso propiamente
de dogma. Para Seewald (2018), el dogma en el sentido contemporáneo es
de cuño moderno: designa, no solo materialmente, sino formalmente, la fe
“cuyo grado de certeza y obligatoriedad es máximo” (p. 24). Pío IX acentuó este
carácter de obligatoriedad y asoció el dogma con el depósito de la fe y con el
ejercicio magisterial en sentido extraordinario y ordinario. Pero, ni los Padres
de la Iglesia ni los medievales usaron el dogma en el sentido de doctrina
ortodoxa y obligatoria de fe.

Sin desconocer los cambios de sentido del concepto de dogma, merece


más atención el rol del artículo de la fe dentro de la unidad y diversidad en
la teología. Se trata de un rol mediador dentro del sentido de la fe. Con esta Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

acepción más cercana a S. Tomás de Aquino, la teología puede redescubrir su


compromiso con el sensus fidelium y hacerlo en el corazón mismo del sensus fidei.
Este corazón no es otro que la persona-carne de Jesús el Cristo como revelación
plena del misterio de Dios: la revelación trinitaria en la inmanencia de la
creación. En este horizonte, para Seewald (2018), adquiere sentido el dogma
en la vida de la fe: cuando consiste en una forma de servicio a la comprensión
de la fe, en el ejercicio articulador que la fe misma exige, y según la presencia
de la carne del Verbo.

Hay que retomar la tesis central: el diálogo o articulación que exige


la sinodalidad de todo viviente y el dogma en evolución, como un asunto
implícito a la unidad de la fe y de la teología. Esa mediación no ahorra el 159
Vicente Valenzuela Osorio

esfuerzo del fundamento. En dicho conocer y pensar es en donde es posible el


diálogo ya que remite a la relacionalidad primordial. Por esa razón, se le dedicó
bastante espacio a la relación trinitaria y su acontecer inmanente en el vivir o
en todo viviente (kal basar) como lo propio y específico de la Revelación. Se
trata de una opción fundamental por darse al horizonte del vivir, por descubrir
toda la realidad entretejida, sin dualidad ni fragmentación; toda la realidad
en el misterio de la Trinidad inmanente en todo viviente. Es el fundamento y
sentido de la carne.

Ese conocer y pensar dejan de ser meras acciones cognoscitivas y se


transforman en existencia-carne, existencia-relación. Pero como se trata
de la carne del Verbo expandida como Iglesia que sirve al Reino de Dios,
esa relacionalidad se hace sinodal. Aquí, la teología puede declararse como
sinodal. Este es el camino de apertura al problema del currículo puesto que
la sinodalidad de la teología no le llega de forma extrínseca (porque sea la
moda), sino que le compete al fundamento mismo del ejercicio articulador
que exige la fe. La teología sinodal es, en su constitutivo propio, encuentro
en la diferencia. Esa manera de concebir la teología tiene la posibilidad de
devenir en jalonamiento de la cultura y ayuda al sentido real de la fe puesto
que se declara en su noción propia de Revelación como dialógica y, por lo
tanto, articuladora (Más que articular los lenguajes: Ladrière, 2001).
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

Un ejemplo del currículo de teología en clave


de teología sinodal
El problema del currículo de teología es el de la unidad y sentido de la
teología concebido desde la emergencia de la diversidad de agentes en el
presente, y cómo desentrañar su materialidad comunicable, enseñable. La
sinodalidad de los vivientes articulada con el dogma en evolución le devuelve la
creatividad a la teología ya que la pone ante toda creación, toda materialidad,
toda vitalidad, toda sensibilidad y posibilidad de ser. Se hace inagotable en
su comprensión pues el Pleroma-Cristo lo es, y “es una persona” (Valenzuela,
2022, 519). En el Pleroma, “theótetos somatikós”, se plenifican todos los arjés,
poderes y elementos (Kurt et Al., 1998, Col. 2, 9). Una plenitud que queda
como tarea por ser comprendida en tanto artículo de la fe: la plenitud de todo
viviente como artículo fundamental de la fe.

Considerar el currículo de la teología en el contexto de un devenir


160 paradigma cultural (Francisco, 2017), exige conversiones profundas.
Sinodalidad de todo viviente y dogma en evolución: un diálogo para pensar el currículo de teología

Comprensión que es posible como inmanencia de la Revelación misma de la


Trinidad. La relación trinitaria expresa su escandaloso misterio en el devenir
Trinidad en la carne, en todo viviente, en la facticidad del vivir. La teología está
arrojada a ese escándalo de donde emergen continuamente paradigmas de
vida. Allí se expande, se hace sinodal de todo viviente. Pero exige de quien se
dedica a la teología una actitud de apertura, de creatividad continua, en el
corazón mismo de la articulación de la fe.

Un ejemplo de esto, y sin ánimo de exhaustividad (porque también puede


ser el caso de la línea bíblica, sistemática, moral, pastoral, acción…), es el
Derecho Canónico dentro del plan de estudios de teología: un derecho en
clave misionera y sinodal (Arroba y Riondino, 2020) es un derecho emergente
según las necesidades de la Iglesia, según la densidad de la creación, desde el
horizonte de la vida. No un derecho acabado en sus normas, sino, provisional
y relativo vibrando acorde a la provisionalidad y kénosis de la relacionalidad,
capaz de fundamentarse en la Revelación trinitaria inmanente al mundo. El
derecho canónico está llamado a dejarse constituir desde el estrado de todo
viviente: ¡vive y comprende de tal manera que todo viviente este presente
(parousía) en tu camino! El anterior es solo un ejemplo. Queda abierta la
pregunta por el lugar, rol y sentido de las demás líneas de la teología.

Conclusiones
El diálogo entre la sinodalidad de los vivientes y el dogma en evolución
permite comprender de otra manera la tarea contemporánea de la teología
y aquella tangibilidad que es posible en la formación en teología. Lo
comunicable es la Revelación misma en su acontecimiento originario como Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs
relacionalidad, misterio, sinodalidad; acontecimiento tangible como la carne
del Verbo expandida como carne de todo viviente, de toda posibilidad de la
vida. Por su parte, el currículo requiere superar la fragmentación disciplinar
y dejarse constituir por una visión no dualista afectada por la realidad de lo
sinodal dado en el corazón mismo del quehacer teológico. El problema se
decanta en el fundamento, en la manera en que se confiere unidad y sentido a
la teología en la emergencia de los agentes del presente.

En cuanto al tiempo, la teología es escatológica y su comprensibilidad,


comunicabilidad y enseñabilidad solo pueden ser concebidas en esa
transformación de la realidad y de sus conceptos propios de la escatología.
Por esa razón, la relacionalidad llega no para unir cosas ni esencias, sino, 161
Vicente Valenzuela Osorio

para mostrar la realidad en su presencia (par-ousía) como sinodalidad (syn-


odos), en su llamado a la Plenitud (Pleroma-Cristo). Se superan las taxonomías
analogicistas que se han petrificado en algunos sistemas teológicos, y se le da
lugar a la visión radical de la comunión de la Trinidad en el seno mismo de la
creación, de la materia misma, de toda vibración vital.

No se trata de un reduccionismo entre el Creador y su creación, sino de


una expansión del ser, del sentir, del habitar el misterio. Tarea preponderante
de la teología sinodal en el siglo XXI. Así, tomar en serio la presencia
trinitaria es subvertir todo concepto previo: la Tradición viva en la teología
ha experimentado que, cuando conduce los conceptos filosóficos al misterio
de Dios, éstos quedan transfigurados y en una situación de polivalencia y de
relatividad. Esta misma situación captada por la Tradición es la invitación a la
teología en su quehacer cuando se abre al acontecimiento original. Este es el
comienzo de la enseñabilidad teológica cuando es tocada por una sinodalidad-
participación real.

Por último, lo anterior ocurre en la inmanencia del vivir. Inmanencia no


significa fisicalismo, sino, encarnación profunda en una visión trinitaria
radical. Es el escándalo del cristianismo primitivo: hallar en la carne de Jesús
al Verbo de Dios en un dinamismo de revelación plena que abre la comunión
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

divina en la comunidad de todo viviente. El currículo de teología cuando se


descubre en esta clave, tiene la urgente tarea de volver a conocer el acontecer
originario del misterio y de pensar con creatividad y pertinencia lo educable
en teología.

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Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

164
Néstor Alberto Briceño Lugo
Rasgos de una Espiritualidad Sinodal para América
Latina y el Caribe a partir del magisterio de Francisco
Universidad Católica Andrés Bello, Venezuela.
Doctor en Teología, especialización en Espiritualidad
(Pontificia Universidad Gregoriana, Roma, 2012). Actualmente
es profesor asociado y director de Postgrado de la Facultad de
Teología de la Universidad Católica Andrés Bello y profesor
extraordinario del Instituto de Teología para Religiosos, donde
se desempeña como Coordinador de Estudios de Segundo
Ciclo. También forma parte del clero de la Arquidiócesis de
Caracas y es párroco de La Transfiguración del Señor.
Mesa Espiritualidad sinodal

Humberto José Sánchez Zariñana


Inspirados por el Espíritu, caminar juntos
Facultad de Teología, UCA, Argentina
Moderadora: Marcela Mazzini

en la diversidad
Universidad Iberoamericana, México.
Jesuita. Doctor en Teología (Eclesiología) por parte del Centre
Sèvres de París. Académico del Departamento de Ciencias
Religiosas, de la Universidad Iberoamericana en la Ciudad
de México, donde imparte clases de Eclesiología, Cristología,
Trinidad y Escatología.

Luis O. Jiménez Rodríguez y Carolina Vila Porras


La Trinidad Económica como fundamento del estilo
sinodal de la Iglesia
Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico, Puerto Rico.
Luis O. Jiménez Rodríguez
Pbro., S.J.
Doctorado Canónico en Teología. Profesor de teología
sistemática en la Escuela de Teología de la Pontificia
Universidad Católica de Puerto Rico y profesor asociado en
la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia. Enseña los
cursos de Teología Fundamental, Eclesiología y Dios Uno y
Trino.
Carolina Vila Porras
Doctorado Canónico en Teología por la Universidad Pontificia
Bolivariana de Medellín, Colombia. Catedrática Auxiliar de
Teología Sistemática en la Escuela de Teología de la Pontificia
Universidad Católica de Puerto Rico. Enseña los cursos de
Eclesiología, Cristología, Mariología, Escatología, Teología de
la Praxis Eclesial, Llamado Universal a la Santidad y Estados de
Vida en la Iglesia.
Rasgos de una Espiritualidad
Sinodal para América Latina
y el Caribe a partir del
Magisterio de Francisco
NÉStor AlBerto BriceÑo LUGo*
Eje Temático: Sinodalidad y teología en América Latina y el Caribe

Resumen
La base para que la sinodalidad cristiano se hace consciente de ellas y
repercuta adecuadamente en el que- las fundamenta desde la Escritura y
hacer eclesial, se encuentra en la el magisterio. El aporte de este trabajo
manera de vivir la Iglesia su ser histó- es brindar ese marco de fundamenta-
rico y trascendente. De esta manera, ción para explicar aquello que se debe
la teología espiritual ayuda en el
hacer vida, utilizando como base las
proceso de sinodalidad proponiendo
Escrituras y el magisterio del Papa
centrar la atención en la construc-
Francisco.
CIRCUITO A – SÁBADO 10 – 11:00 a 12:30 hs
ción de relaciones transformadoras
que impactan tanto la misión evan-
gelizadora ad gentes como su vida Palabras clave: espiritualidad
interna. Estas características se van sinodal, Francisco, teología espiritual,
interiorizando en la medida en que el magisterio, sinodalidad.

*
Néstor Alberto Briceño Lugo (Caracas, 1966) es Doctor en Teología, especialización en Espiritualidad
(Pontificia Universidad Gregoriana, Roma, 2012). Actualmente es profesor asociado y director de
Postgrado de la Facultad de Teología de la Universidad Católica Andrés Bello y profesor extraordinario
del Instituto de Teología para Religiosos, donde se desempeña como Coordinador de Estudios de
Segundo Ciclo. También forma parte del clero de la Arquidiócesis de Caracas y es párroco de La
Transfiguración del Señor. 167
Introducción

L
a teología espiritual busca fundamentar las razones profundas del
quehacer teológico pastoral, así como las consecuencias que las verdades
expresadas tanto en la teología dogmática como en la teología moral
traen a la vida de la persona. Las relaciones de la espiritualidad con las demás
disciplinas teológicas y con distintas ciencias del saber humano, como lo son
la psicología y la sociología entre otras, establecen hipótesis y teorías sobre
los vínculos existentes entre la gracia y la naturaleza humana en orden a los
procesos de conversión personal y comunitaria a los que está llamada hoy la
Iglesia, circunscribiendo el ámbito de la presente reflexión al pueblo de Dios
que camina en Latinoamericana y el Caribe.

Por su parte, el Magisterio en su función de interpretar, exponer y


transmitir la verdad revelada por el Espíritu Santo, de manera que la Iglesia
persevere en la fe recibida desde los apóstoles (Dei Verbum, 10), invita al
teólogo a profundizar en los planteamientos realizados, dando la oportunidad
de establecer un sano diálogo entre teología y magisterio que, en actitud de
búsqueda y fidelidad, arroje luces para descubrir nuevas perspectivas de la
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

revelación (Donum Veritatis, 21-31). En el caso del magisterio del Papa Francisco,
se encuentra el concepto sinodalidad, el cual se presenta como una actitud
pastoral pero que, en realidad, se encarna en una espiritualidad concreta y
permea toda la vida eclesial.

La sinodalidad como fruto de la experiencia eclesial


La propuesta Francisco de ser una Iglesia sinodal es resultado de la acción
que la comunidad eclesial ha implementado desde sus inicios. La experiencia
Latinoamericana y del Caribe existe desde los tiempos de la colonia,
contándose entre los siglos XVI y XVIII más de 20 concilios provinciales y 57
sínodos diocesanos, estos últimos entre 1539 y 1639 (Tavelli, 2022, p. 185). Esta
manera de ser de la Iglesia naciente del nuevo mundo se vio rápidamente
coartada por crisis políticas que afectaron a la Iglesia. No es sino hasta el
año 1955 cuando los obispos de este lado del mundo vieron nuevamente la
necesidad de reunirse en plenario para estudiar la realidad eclesial y, a la
escucha del Espíritu Santo, proponer nuevos caminos pastorales, permitiendo
168 el surgimiento de una eclesiología propia que se ha profundizado en las
Rasgos de una Espiritualidad Sinodal para América Latina y el Caribe

siguientes Asambleas Episcopales Latinoamericanas y del Caribe (1968, 1979,


1992, 2007), en la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe (2021) y en
los trabajos preparatorios para el Sínodo de la Sinodalidad (2023).

La primera Asamblea Episcopal Latinoamericana es una acción profética


de la Iglesia que estaba aconteciendo, precediendo de esta forma el llamado
que hace Pablo VI a instituir el Sínodo de los Obispos como un organismo de
consulta del Papa (Pablo VI, 1965). Sin embargo, Pablo VI no cuenta únicamente
con la ayuda de los obispos para llevar adelante las conclusiones del Concilio
Vaticano II, sino también con la colaboración y oración de los religiosos,
consultores, publicistas y fieles (Pablo VI, 1965, p. 642). De esta forma, se inicia
un camino para volver a ser Iglesia sinodal. Pero este es un proceso lento pues

no se trata solo de un cambio en la comprensión y el ejercicio de la


sinodalidad o de un cambio en la metodología sino propiamente de
conversión eclesial que es metanoia: cambio de mentalidad, cambio
de actitudes, cambio de paradigmas, cambio de imaginarios. (Corpas
de Posada, 2022, p. 123)

Precisando mejor la idea de Corpas de Posada, se trata de un cambio que


se da desde la base, un cambio en la manera como se viven las relaciones, lo
que se define como espiritualidad.

Una espiritualidad para todos


Si bien es cierto que la sinodalidad es una actitud planteada para la Iglesia
Católica, también es una invitación a la escucha y al diálogo entre todos. Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

En ese sentido, desde finales del siglo XX se va comprendiendo que la


espiritualidad no es únicamente un rasgo presente en quienes expresan una
adhesión religiosa, sino que es una cualidad característica del ser humano,
intrínseca a la propia naturaleza, que le relaciona con una deidad determinada
y con todos los aspectos de la realidad. El Papa Francisco en la Laudato si’ habla
de la presencia en los relatos del Génesis de tres dimensiones relacionales
—con Dios, con el otro y con la tierra—, añadiendo una cuarta —consigo
mismo— al explicar que el pecado consiste en las rupturas externas de las
primeras tres relaciones que causan una fragmentación en el interior de la
persona (LS, 66). Tomando en cuenta diversos elementos, se plantea una
definición de espiritualidad como “la capacidad de relación del individuo consigo 169
Néstor Alberto Briceño Lugo

mismo, con los demás, con la naturaleza y con el trascendente” (Briceño Lugo,
2022, p. 98). Desde esta perspectiva relacional la espiritualidad va a ser la
característica sustantiva que adquiere propiedades adjetivas a partir de la
experiencia religiosa vivida por el individuo.

Como el objetivo de este artículo es plantear rasgos de una espiritualidad


sinodal, es necesario definir el término espiritualidad adjetivado con la
palabra sinodal.

Puesto que la espiritualidad sinodal es al mismo tiempo católica, no debe


perderse de vista que la relación con el trascendente es con Dios Trinidad, la
relación con la naturaleza es una correspondencia de creatura a creatura, la
relación con los demás se fragua en el encuentro eclesial y la relación consigo
mismo llega al culmen en la búsqueda de la santificación.

De esta manera, se propone como definición de espiritualidad sinodal la


acción del Espíritu Santo sobre la persona que, en clave de conversación y discernimiento,
permea el ser personal para vivir la gracia santificante en sí y promoverla en el otro;
transformando las relaciones interpersonales en encuentros respetuosos y libres,
haciendo del mundo una gran “ecclesia”, una comunidad de peregrinos; viviendo en
comunión con la creación y orientando la existencia al encuentro con Dios Padre a
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

través de su Hijo, Jesucristo.

En la tarea de conjugar la definición anterior con los documentos tanto de


preparación del Sínodo de la Sinodalidad como los resultados de la primera
sesión, con el magisterio de Francisco y las reflexiones desde América Latina y
el Caribe, se encuentran rasgos específicos de esta espiritualidad que se invita
a valorar y tomar en cuenta en cualquier acción y reflexión teológica y pastoral.
Se explican a continuación.

Ser para Jesús siendo el ahora de Dios


El punto de partida de la vida espiritual es el propio ser. En lo más íntimo
del pensamiento y de la propia conciencia se gestan los sueños e ideales que
surgen en la juventud para guiar en la adultez y ser revisados en la ancianidad.
Es cada individuo quien se mueve a buscar un apoyo para comprender el
llamado de Dios, cual Samuel en los tiempos contemporáneos (1Sa 3,1‑10)
170 y acoge la inspiración del Espíritu Santo o la rechaza; hay una sed de
Rasgos de una Espiritualidad Sinodal para América Latina y el Caribe

trascendencia y solo Dios calma esa sed (Sal 42), pero llegar a esa conciencia
es difícil: hay momentos de engaño, de desilusión y tristeza que invitan a
paralizarse y dejar todo a un lado (CV 141). En contraste, se presenta una
espiritualidad que reafirma el ser y construye a la persona como base para las
relaciones que posteriormente se establecen.

La vida es para vivir


No se puede estar estático, contemplando la historia sin un compromiso
concreto con ella. La vida está llena de oportunidades para construirse a sí
mismo y ser felices. Por eso, base de la espiritualidad sinodal es la actitud de
agradecimiento por las cosas pequeñas, sumergirse en la vida con todo lo
que ella trae, integrando lo que realmente se es y se quiere ser (CV 136‑139).
Al contrario de la invitación hecha por una sociedad hedonista que exalta
el individualismo egocéntrico, entender la vida como un don para sí mismo
y para los demás, viviendo intensa y plenamente la unidad de cuerpo y
alma (DCE 5), permite descubrirse a sí mismo como un misterio inserto en
la historia.

Asumir la propia vida como una misión,


como un proyecto de santidad
“Cada santo es una misión; es un proyecto del Padre para reflejar y encarnar,
en un momento determinado de la historia, un aspecto del Evangelio” (GE, 19).
Con esta frase el Papa Francisco señala el reto de descubrir el tesoro portado
por cada uno.
Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

Para poder descubrir esa misión con ánimo alegre y generoso, en América
Latina y el Caribe se invita a ver la realidad con ojos creyentes, encontrando en
la propia historia, la clave para responder de forma concreta a la llamada de
Dios que resuena (Asamblea Eclesial 137).

Este proyecto de santidad, concretado en una realidad histórica, lleva a


vivir una vocación propia cuyo desarrollo en un estado de vida y una profesión
estén dispuestos a la transformación de la realidad (AL 9-22; CV 248-277;
LF 52). El sacramento del bautismo es la vocación fundamental compartida
por todo el pueblo de Dios, que une a cada uno de sus miembros para que, en
la conciencia de toda la realidad vocacional, participe plenamente del cuerpo
místico de Cristo según sus propias características. 171
Néstor Alberto Briceño Lugo

Una vida en continua conversión


La realidad de un continente golpeado por la injusticia, por esquemas
políticos y económicos —sean de derecha o de izquierda— que deshumanizan
y sumerge en sistemas que sirven a la muerte, llevan al verdadero creyente a
una conversión continua, a una lucha contra el pecado personal y social que
contrasta con el Reino de Dios. Esta conversión es una búsqueda continua de la
verdad, iluminada por la fe, la cual disipa el fantasma del relativismo y remite
a una realidad mucho mayor que el propio yo pequeño y limitado (LF 25).

Esta no es una conversión ingenua; es consciente de todos los peligros que


rodean hoy en día al individuo y desean someterlo a una nueva esclavitud
de desesperanza y dominio de la conciencia. No se trata únicamente de un
ataque a la sociedad, sino a cada individuo, rompiendo los sueños propios del
deseo de superación y atacando la autoestima hasta tal punto que la persona
crea no poder realizarse sino conformarse con una burda caricatura producida
por la sociedad de la desinformación que promueve derechos desiguales e
información sin sabiduría (FT 9-53). Esta conversión surge en el corazón y va
a permear posteriormente la sociedad, tejiendo estructuras de conversión en
cada individuo que la conforma. Hacer una historia de conversión es echar
raíces, es lograr que esas estructuras que se tejen y que se han tejido en el
pasado, pasen de generación en generación, recibiendo con respeto y cariño
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

el legado de los antepasados para convertir lo que en ello haya que convertir y
seguir embelleciendo la herencia para las próximas generaciones (CV 180-186).

Por otra parte, hay otro nivel de conversión personal: la propia participación
en el proceso sinodal eclesial. En el documento El Proceso Sinodal se recoge el
aporte de las iglesias de los distintos continentes, en el apartado de América
Latina y el Caribe se recoge la siguiente afirmación:

Encontramos personas y grupos que quieren separar el cambio de


mentalidad y la conversión personal de la reforma de las estructuras,
así como existen quienes no quieren la reforma de la Iglesia. Por ello,
estos cambios han de ser parte de un proceso de “conversión activa,
para una real transformación de mente y corazón, ya que todos fuimos
formados en distintos tiempos y tenemos muchas prácticas arraigadas”
(Cono Sur). (AA. VV., 2023, p. 118)

A pesar del esfuerzo que se hace por crear espacios eclesiales para
172 promover la sinodalidad, estos serán vanos si no existe una apertura personal
Rasgos de una Espiritualidad Sinodal para América Latina y el Caribe

al don del Espíritu que permita su acción transformadora en cada miembro de


la Iglesia.

La Asamblea Eclesial de Latinoamérica y el Caribe recuerda un criterio de


discernimiento aportado por las Conferencias de Santo Domingo y Aparecida
que puede ser aplicado al proceso de conversión: si la presente realidad
favorece una vida más humana y más digna o si la pone en peligro, la daña o la
destruye (Asamblea Eclesial… 40).

Pero no se puede olvidar la ayuda y protagonismo del Espíritu Santo en


este camino de conversión que, como se afirmó anteriormente, es capaz de
actuar si se le permite, transformando y dando sentido a los errores y malos
momentos (GE 24).

La apertura al Espíritu Santo permite que la conversión sea real y no sea


un mero aparentar, purificando las propias intenciones, afirmando la misión
personal. De esta manera, se será cada vez más uno mismo siendo para Jesús,
dejándose llevar para donde Dios padre lo desee (Jn 3,8).

Vivir el presente con esperanza escatológica


Todo lo presentado en este apartado remite a una vida que busca exaltar
en sí aquello que fue proyectado originalmente por Dios. Se sabe que cada
persona llegará a su plenitud en el momento en que ya se encuentre cara a
cara con él. No se sabe cuándo se llegará a la presencia del Señor (Mt 24,42),
por lo que Francisco recuerda vivir con intensidad cada momento, no de
manera irresponsable, sino colaborando con amor en la gestación del Reino
Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

de Dios; aún cuando duros, la opción no es esperar pasivamente sino viviendo


plenamente, llenando cada momento de amor (CV 145-149).

Una espiritualidad de escucha


En una espiritualidad descentrada de sí misma y en búsqueda de la
verdad, la escucha es una actitud fundamental. En la espiritualidad sinodal no
puede ser de otra forma. La escucha activa lleva a la comprensión del otro y a la
conversión hacia el otro; la escucha inserta en el espíritu de discernimiento de
la voluntad de Dios; la escucha de la predicación apostólica mueve el corazón
hacia el encuentro con la verdad. 173
Néstor Alberto Briceño Lugo

En la Evangelii Gaudium Francisco plantea no solamente escuchar al otro


como se desea ser escuchado, sino que invita a transitar el camino del amor al
proponer hablar al otro como se desea que le hablen a uno.

Esta escucha se hace no solamente con los oídos y el corazón, sino que
se transforma en contemplación de la realidad, siendo muchas veces la
imagen la que grita aquello que la palabra no puede expresar. Así lo recuerda
el Documento de Puebla al invitar a contemplar los diversos rostros de una
latinoamérica golpeada por una pobreza generalizada (DP 30-39).

Ser con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo


En la Gaudete et Exsultate Francisco señala claramente las vías de la relación
con Dios para vivir plena y fielmente el llamado a la santidad. A los jóvenes les
insiste en la Christus Vivit la necesidad de una amistad con Jesús para alcanzar
la plena felicidad. En su exhortación C’est la Confiance exalta la confianza
de Santa Teresa de Lisieux como el único camino para ser conducidos
al amor.

Una espiritualidad trinitaria


Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

La fe católica es trinitaria, es una fe que profesa a un solo Dios y tres


personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Sin embargo, al cristiano de a pie le
es muy difícil diferenciar y vivir esta fe trinitaria, tendiendo confundir las
características propias de las divinas personas. Esto es más patente en un
continente donde la fe cristiana está mezclada con rasgos de otras creencias.

Francisco presenta a cada una de las tres personas y da claves para una
relación personal con este único Dios trinitario:

 Dios Padre es amor y ama de una manera única, apasionada y personal


(CV 112-117).
 Cristo es un amigo que salva. Dios hecho hombre es el rostro misericordioso
del Padre. (CV 118-129). Y este Jesús resucitado, que está vivo, ofrece su
amistad que se alcanza mediante la oración (CV 150-157).
 El Espíritu da vida (CV 130-133). Ese dulce huésped del alma que desde el
174 bautismo no desampara al cristiano.
Rasgos de una Espiritualidad Sinodal para América Latina y el Caribe

Encarnar el Evangelio a contracorriente


Escuchar la palabra de Jesús con una actitud de amor permite encontrar
el tesoro de las bienaventuranzas (Mt 5,13-12; Lc 6,20-30) como una propuesta
de vida para aquel que desea seguir de cerca al Maestro (GE 65-94). Cada una
de las bienaventuranzas representan un reto al amor. Vivirlas es una opción
de seguimiento, una actitud de vida que permite estar más cerca de Jesús y de
los hermanos.

Para la Iglesia Latinoamericana y del Caribe, esta invitación es muy cercana.


Ya desde su encuentro en Medellín, los obispos señalaban la necesidad de
vivir las bienaventuranzas (1.3). Vivir la espiritualidad de las bienaventuranzas
es signo que expresa el reconocimiento del Hijo en el hermano (Mt 25,40).

Fidelidad al Maestro
Vivir en fidelidad a Jesús implica conocer su palabra, inscribirla en el
corazón y discernir cada acción para responder según la voluntad de Dios a
la realidad. En muchas ocasiones, y seguramente con buenas intenciones,
se confunde la Palabra de Dios con interpretaciones ideológicas que, lejos
de encarnar el Reino, llevan a errores que alejan las acciones del verdadero
cristianismo (GE 96-100). La fidelidad al Maestro es una actitud continua de
discernimiento que se vive en la oración constante, liberando el corazón y la
razón de cualquier afecto nocivo y acercándolo más al amor pleno de Dios.

La Asamblea Eclesial ha advertido acerca del problema de las ideologías,


concretándose en ideologías políticas y económicas, la disminución de la Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs
mujer, el clericalismo y la autorreferencialidad, (57,85,201,249,269). Al ser fieles
al Maestro se actuará como él que continuamente luchó contra las diversas
actitudes que disminuían a los demás a ser simples objetos, reconociéndoles
como sujetos y como hijos de Dios.

Vivir la amistad con Jesús crucificado y resucitado


La oración y la vida sacramental potencian la relación con Dios y fortalecen
al fiel (GE 110; CV 161,224), integran la vida llenando el presente de un sentido
escatológico y construyendo la esperanza futura con gestos de la propia
historia. De ahí, que la paciencia, el aguante y la mansedumbre sean actitudes
que fortalecen al espíritu, haciéndole humilde y suave a la voz del Señor 175
Néstor Alberto Briceño Lugo

(GE 112-121). Pero estas actitudes no deben alejar de una profunda alegría y
buen humor que son expresión del gozo que brota de quien se sabe sumergido
en un amor que trasciende este mundo (GE 122-128). La audacia y el fervor son
muestra de la fuerza del Espíritu que lleva a ir cada vez más allá en fidelidad a
la llamada siempre novedosa del Señor (GE 129-139).

Nada más la confianza


Vivir en la confianza y en el amor a Dios implica dejarse hacer por él. La
gracia termina en cada uno aquello que inició, superando cualquier limitación
que pueda hallarse. Y todo esto es por pura misericordia de Dios que, como
fuego en la noche, ilumina de un amor ardiente la existencia para que se llene
de esperanza. (C’est la Confiance, 1-45).

Así como Teresita, también el pueblo de Dios que camina en latinoamérica,


vive “con la confianza en el Espíritu y la certeza de que todo es obra de Dios” (AA. VV.,
2023, p. 108), descubriendo que esa confianza introduce en un dinamismo de
discernimiento que vence cualquier tentación ideológizante, encontrando
auténticos caminos para hacer Iglesia.
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

Ser Iglesia hacia adentro y hacia afuera


Vivir las relaciones con los demás en una espiritualidad sinodal implica
abrise al otro, sea o no miembro de la propia Iglesia. Es una apertura en
libertad para encontrar juntos la verdad. Así, reconociendo al otro como igual,
se puede entablar un verdadero diálogo transformador.

Vencer la tentación del extraño


En la parábola del buen samaritano (Lc 10,25-37), Jesús muestra el
problema de la fraternidad: el no reconocimiento del hermano. Es el mismo
problema que atañe a Caín: su envidia le hace desconocer la fraternidad
(Gen 4,8-10). Francisco presenta como una gran tentación hacer del hermano
un extraño (FT 56-86), rompiendo de esta manera la fraternidad natural
de la humanidad y creando muros que hacen a unos y otros extranjeros
mutuamente. Gran problema en la actualidad en América Latina y el Caribe
es la migración que invita a ensanchar el propio corazón para acoger al otro
176 (Asamblea Eclesial… 360-363).
Rasgos de una Espiritualidad Sinodal para América Latina y el Caribe

Abrir las fronteras del corazón


En términos del tema que aquí se propone, la espiritualidad sinodal,
corresponde plantear la necesidad de vivir una fraternidad amplia que acoja
al otro, sin diferencia de raza, credo o nación. Esto es posible si se tiene de
base una antropología en la cual se reconocen los valores fundametales del
hombre como verdaderamente universales y basados en un amor práctico que
no sea instrumentalizado ni aprovechado de forma política o económica. Es
una actitud de vida en la que se integra al mundo particular y social al otro
porque se le comprende en su razón de ser. (FT 87-153).

El diálogo de la fe con otras culturas


De todo lo anterior se puede deducir que la espiritualidad sinodal equivale
a la apertura al otro, especialmente, a quien tiene ideas y praxis diversas a
las propias.

Existe una conciencia clara del rol que tienen la Iglesia en la sociedad de
acompañar en la ruta de humanización de las ciencias, la política, la economía,
las artes y cualquier ámbito de presencia humana. Es una tarea que se asume
en igualdad de condiciones, con el deseo de descubrir las semillas del verbo.
Este diálogo se basa en el profundo respeto sin declinar la verdad revelada.

Para ello Francisco plantea el diálogo social que “supone la capacidad de


respetar el punto de vista del otro aceptando la posibilidad de que encierre
algunas convicciones o intereses legítimos” (FT 203). Este diálogo se abre
al debate público para profundizar cada vez más las distintas posiciones, Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs
buscando la comprensión de cada posición, aunque no se pueda asumir como
propia. En ese momento se comienza a reconocer al otro, en su derecho de ser
él mismo y ser diferente (FT 218).

La conversación en el Espíritu Santo


La primera sesión del Sínodo de la Sinodalidad ha utilizado la conversación
pues esta “entrelaza de modo armónico pensamiento y sentimiento y genera
un mundo vital compartido. Por lo que se puede decir que en la conversación
está en juego la conversión” (XVI Asamblea General..., 2023, p. 8). Esta
conversación en el Espíritu Santo incluye el discernimiento buscando el querer
de Dios ordenando el diálogo hacia la misión. 177
Néstor Alberto Briceño Lugo

Esta conversación llevada en el seno de la Iglesia recuerda la ministerialidad


de la misma, donde la igualdad y común dignidad se hacen valer en una
participación corresponsable que une en Cristo (AA. VV, 2023, pp. 109-110). En
este sentido, se resalta el rol de la mujer en la Iglesia sinodal (QA 103), para lo
que se debe ser consciente de un machismo existente, aunque puede que no
manifiesto, tanto en hombres como en mujeres, de manera tal que se pueda
ser vencido.

Por otra parte, Francisco insiste constantemente en el diálogo interreligioso


y en el ecumenismo. Una espiritualidad sinodal busca la fraternidad con
quienes profesan otra fe cuidando la propia identidad cristiana (FT 271-285;
EG 244-268; QA 106-110).

La espiritualidad sinodal es espiritualidad misionera


Dejarse permear por la fe produce un impulso de compartir aquella alegría
que se ha descubierto (Mt 13,44-46). Esta actitud misionera es la de la Iglesia en
salida (EG 20-24), en anuncio continuo de la buena noticia de Jesús. Es saber
salir primero para involucrarse con el otro en su realidad, acompañando en el
proceso que el Espíritu hace, para ver los frutos e invitar a celebrar. Es vivir la
espiritualidad del desacomodo, de dejarse llevar por el Espíritu a donde envíe
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

para ser sus testigos (EG 78-80).

En comunión con la creación


Por último, una espiritualidad sinodal vive intensamente la relación con la
creación, ubicándose como creatura y fiel cumplidor de la tarea de cuidador
asignada por el Creador (Gen 1,23-30; 2,15).

Asombro ante el misterio


El ser humano se encuentra en su pequeñez ante el gran misterio del
universo, planteándose cantidad de preguntas que aún no puede responder.
Sin embargo, allí descubre una comunión profunda con toda la creación
(LS 76-02). Pero este sentimiento de íntima unión con la naturaleza, advierte
Francisco, debe estar en consonanacia “al amor sincero hacia los seres humanos
y a un constante compromiso ante los problemas de la sociedad” (LS 91). En
178 otras palabras, la comunión con los hermanos nos lleva a estar en comunión
Rasgos de una Espiritualidad Sinodal para América Latina y el Caribe

con toda la naturaleza y viceversa, de lo contrario faltaría una parte para vivir
plenamente la comunión.

Una cultura ecológica responsable


La actitud ante la naturaleza y la humanidad debe ser solidaria en contraste
con una cultura del descarte y de la explotación. Los avances tecnológicos
deben servir para mejorar la calidad de vida de toda la humanidad, no solo
parte de ella, sin menoscabar la integridad de la naturaleza. Ante toda esta
realidad, surge la necesidad de crear conciencia en cuanto a la responsabilidad
en el cuidado del otro, abarcando al hermano, la naturaleza como un todo,
pero con especial énfasis los recursos naturales (QA 41-52; LS 101-162;
LD 5-43).

Conclusión
El magisterio de Francisco presenta una unidad articulada por el concepto
de sinodalidad, teniendo como fundamento una espiritualidad relacional.

Por otra parte, hay una estrecha relación entre el magisterio de Francisco
y la Iglesia latinoamericana, pues las problemáticas, métodos y propuestas
encuentran correspondencia. Esto facilita la acogida de la sinodalidad
en Latinoamérica.

Ahora, el reto es vivir personalmente la espiritualidad sinodal para


expresarse en la vida de la Iglesia, pues de lo contrario será un concepto bonito Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs
que pronto pasará de moda en lugar de ser asumida como nota constitutiva de
la Iglesia.

Para que esto pueda darse, la espiritualidad encuentra en la vida


sacramental el lugar donde fermenta la conversión. De esta manera,
encarnando cada una de las característica aquí expuestas en la celebración de
los sacramentos, el pueblo de Dios experimentará la espiritualidad sinodal
sin ninguna ruptura ni trauma, vivendo aquello que se cree para creer aquello que
se vive.

179
Néstor Alberto Briceño Lugo

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Inspirados por el Espíritu,
caminar juntos en la diversidad
HUMBerto JoSÉ SÁnchez ZariÑana*
Eje temático: V. ¿Cómo ser una Iglesia sinodal en misión?
V.1 El rostro sinodal misionero de la Iglesia local

Resumen

Aunque la Iglesia católica ha pri- comunidades “hermanas” hacia una


vilegiado históricamente la unidad, misión común? Capacitarse como
también ha desconfiado de la diver- creyentes en esta escucha mutua y
sidad, pues considera que la lleva a responder en la acción transforma-
su división interna. Las diferentes dora en discernimiento de la voz de
corrientes en la Iglesia católica van
Dios son dos requisitos indispensa-
creando una identidad propia y, en
CONGRESO TEOLOGÍA EN CLAVE SINODAL PARA UNA IGLESIA SINODAL

bles para que la Iglesia tenga un rostro


el desarrollo de su carisma, temen
ser restringidas por las autorida- sinodal en una misión compartida.
des eclesiásticas o conflictuarse con
otras comunidades con mentalidades Palabras clave: Sensus fidei,
y formas de proceder divergentes bautismo, igualdad, escucha,
de las suyas. ¿Cómo caminar como discernimiento.

* Jesuita desde hace 39 años. Doctor en Teología (Eclesiología) por parte del Centre Sèvres de París.
Académico del Departamento de Ciencias Religiosas, de la Universidad Iberoamericana en la Ciudad
182 de México, donde imparte clases de Eclesiología, Cristología, Trinidad y Escatología.
1. Introducción

E
n la Iglesia católica existen infinidad de movimientos, grupos,
corrientes, cuyos fines y formas de operar son muy diversos, y sus
miembros son de distintos orígenes, razas y culturas. La Iglesia es en su
interior plural y tolerante. A pesar de todas las divergencias, la gran mayoría
de estos movimientos, grupos, asociaciones se mueve dentro de la ortodoxia:
su fe está dentro de los límites doctrinales; siguen los ritos propuestos por la
Iglesia católica; no parece haber grandes diferencias en su actuar cotidiano.
Algunos son más piadosos y fervientes; otros están más activos en acciones
solidarias; otros asisten a su grupo de oración y procuran aplicar lo que reciben
con su familia, amigos, vecinos. Están también los “alejados”, que acuden
ocasionalmente a la eucaristía o que sólo asisten a algún sacramento porque
los protagonistas son parte de la familia o porque fueron llamados para
ser padrinos.

Los problemas surgen cuando saltan a la luz temas “candentes”: aborto,


diversidad de género, admitir a los divorciados a la comunión eucarística, o
que hombres casados o mujeres accedan al presbiterado. Encontraríamos
discusiones acaloradas, intercambios diplomáticos, o simplemente los
interlocutores se abstendrían de tocar el tema. ¿Estamos capacitados para
relacionarnos honestamente en medio de nuestras diferencias?

El papa Francisco ha propiciado el camino sinodal. Desde aquella misa de


apertura del 50º Aniversario de la institución del sínodo de obispos1, el papa
mostraba su convicción de que, en medio de nuestras muchas diferencias,
Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

¡podemos caminar juntos hacia una meta común!

Sabemos que los esfuerzos por la unidad no sólo se han desplegado en


la Iglesia católica. Antoni Matabosch2 retoma el recorrido que han hecho las
Iglesias cristianas de 1968 a 2009 en su intento de lograr la unidad a través del
diálogo y de iniciativas comunes. Conocemos también las propuestas surgidas
para el diálogo interreligioso. Aunque las diferencias entre las distintas

1
Francisco. (2015, 17 de octubre). Discurso del Santo Padre Francisco en el 50º Aniversario de la Institución del
Sínodo de los Obispos, Aula Pablo VI.
2
Matabosch, A. (2009). Cuarenta años de ecumenismo. Iglesia, sociedad y cultura. Ed. Milenio. 183
Humberto José Sánchez Zariñana

confesiones mencionadas son mucho mayores que las que existen en seno de
la Iglesia católica, han logrado avances significativos.

Mencionamos estos diálogos porque nos iluminan para caminar hacia una
meta común inspirados por el Espíritu Santo. Para comenzar, nos valdremos
de las palabras de Atenágoras, patriarca de Constantinopla, gran promotor
del diálogo con las más diversas denominaciones cristianas y protagonista en
1964, con Pablo VI, del primer encuentro entre primados de ambas Iglesias
desde 1439:

Lo que más falta a los hombres de Iglesia es el espíritu de Cristo,


la humildad, la entrega de sí mismo, la aceptación desinteresada,
la capacidad de ver lo mejor de los demás (…) La unión tiene que
progresar. Los laicos de todo el mundo la desean, y se unirán sin
nosotros, sin la jerarquía, si esta no hace nada. (…) Los jóvenes, con
su ardiente fervor, comparten el pan y el vino entre ellos, en secreto,
fuera de la Iglesia (…) Todo es posible: la unidad se realiza en una
atmósfera de quemante fervor. El Espíritu Santo no sólo es luz:
también es fuego3.

Si el Espíritu ha hecho avanzar el diálogo y la colaboración ecuménica a lo


Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

largo de más de 50 años, no hará menos para hacer progresar la sinodalidad


propuesta por el papa Francisco. El mismo pontífice es consciente del papel
fundamental del Espíritu en la marcha eclesial cuando pronunció su discurso
durante la Vigilia de oración en la preparación al Sínodo para la familia:

Pidamos ante todo al Espíritu Santo, para los padres sinodales, el


don de la escucha: escucha de Dios, hasta escuchar con él el clamor
del pueblo; escucha del pueblo, hasta respirar en él la voluntad a la
que Dios nos llama4.

Aquí comenzamos nuestra reflexión para caminar hacia la unidad en la


diversidad inspirados por el Espíritu. Para ello, nos ayudará tomar conciencia
de tres efectos del Espíritu cuando lo hemos recibido.

3
Meyer, H. (1975). El futuro del ecumenismo, La Aurora, pp. 83-34. Citado por J. Bosch. (2005). Para
comprender el ecumenismo (5ª ed.), Verbo Divino, p. 102.
4
Francisco. (2014, 4 de octubre). Discurso durante la Vigilia de oración en preparación al Sínodo para la
184 familia.
Inspirados por el Espíritu, caminar juntos en la diversidad

2. Las habilitaciones del bautizado. Tres efectos


necesarios para el camino sinodal
A nuestro modo de ver, la catequesis que reciben los padres de familia
antes del bautismo de sus hijos es demasiado breve para caer en la cuenta
de lo que los bautizandos reciben con este sacramento. La multiplicidad de
signos presentes en la ceremonia (recepción por la comunidad cristiana;
signación con la cruz; vestimenta blanca; unción con el Santo Crisma, entre
otros) hace que se diluyan elementos esenciales de este sacramento. Nosotros
recuperamos tres: reconocimiento como hijos/as de Dios; recepción del
Espíritu; incorporación a la Iglesia. Son los que vemos útiles para contribuir a
la Iglesia sinodal. Veamos de manera sintética lo que cada elemento ofrece y
su trascendencia.

2.1. El reconocimiento como hijos/as de Dios


Si de algo padece este mundo es de desigualdad: económica, social,
racial, cultural, intelectual, política, de género, etc. El mundo sigue luchando
por alcanzar esta igualdad, y no la ha logrado en ninguno de sus aspectos.
El bautizado, una vez que ha recibido el sacramento, goza como fiel recién
incorporado de los mismos derechos que todo miembro de la Iglesia. Es cierto
que todavía no los ejerce, máxime si es un crío de meses de nacido. Pero, “en el
papel”, ya los posee. Nadie se los puede negar.

No es un hecho menor que los laicos hayan tomado conciencia de


sus derechos plenos como “ciudadanos” de la Iglesia hasta el siglo XX. El
lento progreso de su participación como miembros eclesiales hace ver la
marginación práctica a la que estaban sometidos por una jerarquía que los
Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

consideró durante siglos “menores de edad”. El papa Pío XI, a principios del
siglo XX, deja ver claramente cómo la jerarquía consideraba a los laicos:

La Escritura nos enseña, y la tradición de los Padres nos lo confirma,


que la Iglesia es el cuerpo místico de Cristo, cuerpo regido por
pastores y doctores, sociedad de hombres, desde entonces, en el seno
de la cual se encuentran jefes que tienen plenos y perfectos poderes
para gobernar, para enseñar y para juzgar. Resulta entonces que esta
Iglesia es por esencia una sociedad desigual, es decir, una sociedad
que comprende dos categorías de personas: los pastores y el rebaño,
lo que ocupan un rango en los diferentes grados de la jerarquía y
la multitud de fieles; y estas categorías son tan distintas entre sí, 185
Humberto José Sánchez Zariñana

que sólo en el cuerpo pastoral residen el derecho y la autoridad


necesarias para promover y dirigir a todos los miembros hacia el fin
de la sociedad. En cuanto a la multitud, ella no tiene otro deber que
el de dejarse conducir y, rebaño dócil, de seguir a sus pastores5.

Aunque la participación del laico en la antigüedad y en la Edad Media


no fue nula, nunca fue de pleno derecho. La aparición de la Acción Católica
(AC) representó la posibilidad para los laicos de participar, subordinados
a la jerarquía, como actores eclesiales en la sociedad. El desarrollo de las
diferentes modalidades de la Acción Católica en el mundo (Juventud Obrera
Católica, Acción Católica de los Niños, Acción Católica Obrera, Acción Católica
Especializada, etc.) permitió un desempeño diverso a los católicos adheridos
a esta iniciativa eclesiástica. Sin embargo, la inserción de muchos de ellos
en los ámbitos sociales y políticos generó diferencias con los obispos, que
no veían con simpatía la incursión “de la Iglesia” en terrenos donde no debía
estar en principio involucrada. Ello provocó la salida de muchos creyentes de
la AC, pues reclamaron su derecho de seguir atendiendo como cristianos las
múltiples necesidades de sus contemporáneos. El compromiso progresivo de
este tipo de laicos en el terreno temporal, la celebración de congresos para
ahondar en su apostolado6, así como una reflexión teológica que buscaba la
raíz del compromiso de los cristianos en el mundo7, sirvieron de preparativos
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

para que el Concilio Vaticano II realzara el sacramento del bautismo como


medio para “configurarse con Cristo”8, como afirmación de su dignidad y
libertad de hijos de Dios “en cuyos corazones habita el Espíritu Santo como
en un templo”9, y como la base teológica para confesar “la fe que recibieron de
Dios por medio de la Iglesia”10. Como si estas habilitaciones que el bautismo
daba a los laicos no fueran suficientes, el Concilio fue más allá y les dedicó todo

5
Pío X. (1906, 11 de febrero). Encíclica «Vehementer Nos».
6
El Primer Congreso Mundial para el Apostolado de los Laicos tuvo lugar en 1951; el Segundo, en 1957;
el Tercero, en 1967. Todos ellos se celebraron en Roma.
7
La aparición de la Acción Católica hizo que se desarrollara la reflexión sobre el lugar de los laicos en
la Iglesia. Posteriormente, la reflexión se amplió a su apostolado y luego a su misión en el mundo [cf.
B. Minvielle. (2001), L’apostolat des laïcs à la veille du Concile (1949-1959). Histoire des Congrès mondiaux de
1951 et 1957, Ed. Universitaires, p. 51]. Con todo, no fue sino hasta 1953, con Jalones para una teología del
laicado, del dominico Yves Congar, cuando se tuvo una sólida teología del laicado para dar un soporte
teórico adecuado a su identidad y misión en el mundo.
8
Concilio Vaticano II. (1964, 21 de noviembre). Constitución Dogmática sobre la Iglesia «Lumen Gentium»,
n. 7 (de ahora en adelante LG).
9
LG 9.
186 10
LG 11.
Inspirados por el Espíritu, caminar juntos en la diversidad

el capítulo IV de la Lumen Gentium (LG) para acentuar aún más su papel como
apóstoles de pleno derecho. Partícipes “a su manera de la función sacerdotal,
profética y real de Jesucristo”, ejercen “la misión de todo el pueblo cristiano en
la Iglesia y en el mundo”11. Además de lo anterior, el Concilio elaboró el Decreto
Apostolicam Actuositatem sobre el apostolado de los laicos, con lo que se quiso
“intensificar más la actividad apostólica del Pueblo de Dios”12, en particular
pensando en los laicos como agentes esenciales en la misión de la Iglesia.

2.2. La recepción del Espíritu Santo y el «sensus fidei»


La recepción del Espíritu Santo no sólo da al creyente la igualdad negada
dentro de la Iglesia o la posibilidad de intervenir en la obra evangelizadora. Le
otorga algo esencial: el sensus fidei. Este sensus fidei es una base fundamental
para la participación de los creyentes en la marcha sinodal de la Iglesia.

La importancia de este sensus fidei es mencionada por el papa Francisco


en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium (EG), pues desea ofrecer
elementos iluminadores para que la Iglesia anuncie el Evangelio en el mundo
actual. Recuperamos una buena parte del nº 119 por su relevancia para la labor
de los cristianos:

En todos los bautizados (…) actúa la fuerza santificadora del Espíritu


que impulsa a evangelizar. El Pueblo de Dios es santo por esta unción
que lo hace infalible «in credendo». Esto significa que cuando cree
no se equivoca, aunque no encuentre palabras para explicar su fe. El
Espíritu lo guía en la verdad y lo conduce a la salvación. Como parte
de su misterio de amor hacia la humanidad, Dios dota a la totalidad
de los fieles de un instinto de la fe —el sensus fidei— que los ayuda a
Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

discernir lo que viene realmente de Dios. La presencia del Espíritu


otorga a los cristianos una cierta connaturalidad con las realidades
divinas y una sabiduría que les permite captarlas intuitivamente,
aunque no tengan el instrumental adecuado para expresarlas
con precisión13.

11
LG 31.
12
Concilio Vaticano II. (1965, 18 de noviembre). Decreto «Apostolicam Actuositatem» sobre el apostolado de
los laicos, n. 1.
13
Francisco. (2013, 24 de noviembre). Exhortación Apostólica «Evangelii Gaudium». A los obispos, a los
presbíteros y diáconos, a las personas consagradas y a los fieles laicos sobre el anuncio del Evangelio en el mundo
actual, n. 119. 187
Humberto José Sánchez Zariñana

Con la ayuda del documento de la Comisión Teológica Internacional,


titulado El «sensus fidei» en la vida de la Iglesia14, y con una profundización de las
palabras que el papa Francisco escribió en este número de la EG, procuraremos
sacar las consecuencias de lo que el sensus fidei trae para la vida sinodal de
la Iglesia.

Hay que resaltar que el nº 119 de la EG es recuperado por el papa Francisco


en su discurso para la conmemoración del 50º aniversario de la institución del
Sínodo de los Obispos (2015), justo en el contexto de la necesidad de construir
la Iglesia sinodal y de caminar juntos15. Y lo menciona después de afirmar,
retomando igualmente su exhortación Evangelii Gaudium, que cada uno de los
bautizados es un agente evangelizador, por lo que “sería inadecuado pensar
en un esquema de evangelización llevado adelante por actores calificados
donde el resto del pueblo fiel sea receptivo de sus acciones”. Dicho lo
anterior, continúa:

El sensus fidei impide separar rígidamente entre Ecclesia docens y


Ecclesia dicens, ya que también la grey tiene su “olfato” para encontrar
nuevos caminos que el Señor abre a la Iglesia16.

¿Por qué se requiere el sensus fidei, ese olfato espiritual, para participar
en un sínodo? Porque, en el sínodo, el principal reto es encontrar lo que Dios
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

quiere para la Iglesia. Ese reto es espiritual. Y la herramienta fundamental


para hallar esta voluntad es el discernimiento.

Si esto es así, es necesario hablar un poco más de este “instinto de fe”.

Retomemos ahora lo que nos ha iluminado la Comisión Teológica


Internacional sobre este “instinto de fe”. ¿Qué es el sensus fidei? Según el
documento, es una especie de instinto espiritual que permite al creyente
juzgar si una enseñanza particular o si una práctica concreta está conforme
al Evangelio y a la fe apostólica17. Surge de la connaturalidad entre el
sujeto de creyente y el objeto de fe (la verdad revelada en Jesucristo)18.

14
(2014), BAC.
15
Francisco. (2015, 17 de octubre). Discurso en la conmemoración del 50º aniversario de la institución del Sínodo
de Obispos.
16
Ibid.
17
Comisión Teológica Internacional. (2014). El «sensus fidei» en la vida de la Iglesia, BAC, n. 49.
188 18
Ibid., 50.
Inspirados por el Espíritu, caminar juntos en la diversidad

Esta connaturalidad lleva a un conocimiento particular, fruto de la interacción


entre el creyente y Jesucristo y/o sus enseñanzas. Además, esta connaturalidad
se extiende a las virtudes teologales19. Por tanto, lo que se presente al creyente
fortaleciendo su fe, su esperanza y su caridad funcionará como una “segunda
naturaleza”, que le hará percibir que lo visto, oído o actuado en las personas o
presente en la realidad va de acuerdo con su fe cristiana.

En esta empatía entre el creyente y Jesucristo (o su mensaje), se genera


una apropiación que llega al corazón. Dicha apropiación lleva al creyente a un
comportamiento ético (conforme al Evangelio) y a una acción en beneficio de
los demás.

Si profundizamos en lo anterior, descubriremos lo siguiente:

a) La base del sensus fidei es un encuentro espiritual. En él hay una relación


entre Jesucristo y el creyente. Sin experiencia espiritual, no puede
haber sensus fidei. Puede haber mayor o menor formación catequética,
práctica sacramental, contacto con la tradición eclesial vigente. Pero,
sin ese encuentro real con la persona de Jesucristo, no podemos hablar
propiamente de un sensus fidei significativo y de trascendencia para la
vida del fiel. Este sensus fidei ha sido transmitido a lo largo de los siglos a
nuestro pueblo de Dios por obra del Espíritu; aunque los fieles no tengan
una formación completa sobre la vida de Jesucristo ni hayan hecho
exégesis bíblica o ni siquiera hayan tenido un acercamiento cristológico o
teológico en un aula académica formal, tienen la capacidad de desarrollar
este “instinto de fe” por su práctica personal (testimonio y/o caridad) y por
la herencia de la práctica eclesial que corre de generación en generación.
Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

Por ello, a pesar de que la religiosidad popular tenga algunas expresiones


simbólicas o teológicas no tan acordes con la llamada “ortodoxia” católica,
nuestro pueblo sencillo es capaz de captar el corazón del mensaje
evangélico y de transmitirlo a las generaciones posteriores.

b) Además del encuentro con Jesucristo, la palabra de Dios da contenidos a


esa fe. Sin esos contenidos, podemos decir que amamos a Dios, pero en
realidad podemos estar adorando a un ídolo. El acceso a Dios para los
cristianos es Jesucristo. Otros accesos a Dios son complementarios para

19
Ibid., 53. 189
Humberto José Sánchez Zariñana

nosotros. Es cierto: podemos dialogar con otros creyentes y hemos de


aprender de sus aportes, pues las semillas —o incluso los frutos— del
Verbo se han sembrado y han germinado en otras tradiciones religiosas.
Pero los leemos siempre desde nuestra fe cristiana y desde los valores
que hemos adquirido a partir de esos contenidos y desde intuiciones que
hemos desarrollado para captar lo que Dios nos va pidiendo en el aquí
y ahora.

c) El encuentro con Jesús desencadena el seguimiento. Y como el seguimiento


es un camino detrás de Jesús sin un itinerario definido, sin tareas
específicas y con frecuencia por caminos “inéditos”, el discernimiento
es una herramienta esencial para andar en la fe. Este discernimiento
implica descubrir lo que Dios nos va pidiendo, instruidos por la Palabra y
guiados por el Espíritu. Las comunidades cristianas primitivas, sobre todo
las conformadas por los creyentes procedentes del paganismo, tendían a
comprender de manera equívoca la libertad cristiana; y, como nota san
Pablo, tenían el riesgo de “someterse de nuevo al yugo de la esclavitud”
(Ga 5, 1). Por ello, Pablo deja en sus cartas elementos orientadores para
hacer un recto discernimiento: será del Espíritu cuando se busque lo
bueno, lo agradable, lo perfecto (Rom 12, 2); cuando en las comunidades se
busque la justicia y la verdad, o se transparente la bondad (Ef 5, 9); cuando
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

se vivan los frutos del Espíritu —el servicio de unos a otros; el amor, la
alegría, la paz, la paciencia, la afabilidad, la fidelidad, la mansedumbre,
el dominio de sí (Gal 5, 13.22-23)—. Santiago da también indicaciones
similares en su carta y menciona la pureza, la paz, vivir en docilidad, la
apertura, la comprensión, la compasión, la imparcialidad y la sinceridad
(Sant 3, 17-18), así como el amor a los débiles y desamparados (Sant 1, 27).
Sin embargo, el criterio máximo que deja san Pablo es, como lo sabemos,
el amor, que tan bellamente desarrolla en su Primera Carta a los Corintios
(1 Cor 12, 31-13, 13). Por la misma línea exhorta san Juan, cuando advierte
que, si nos amamos mutuamente, Dios está en nosotros y su amor llega a
nosotros en plenitud (1 Jn 4, 12). Como vemos, en el ejercicio de la caridad,
en la experiencia de los frutos del Espíritu y en el despliegue de las virtudes
mencionadas, el Espíritu actúa en las personas y en las comunidades,
las anima, guía y conduce a la unión con Dios, con los hermanos y con
la creación.

d) Pero la realización de la unión con Dios, con nuestros hermanos y con


190 la creación requiere mediaciones concretas. Como bien nos muestra
Inspirados por el Espíritu, caminar juntos en la diversidad

el evangelio de Marcos, Jesús de Nazaret llama a sus discípulos con dos


intenciones precisas. En primer lugar, invita a los Doce a constituir un
pueblo nuevo que representará al nuevo Israel, regenerado por el Espíritu,
y que, con el liderazgo del Mesías (Jesús), será “luz para las naciones”. Por
ello, todo discípulo es llamado en primera instancia a estar con Jesús. En
su compañía, a la escucha de su Palabra y empapado por su ejemplo, el
seguidor del Resucitado aprenderá un nuevo modo de ser y de estar en
el mundo, viviendo en comunidad e invitado a ser un signo de una nueva
humanidad. Pero, en segundo lugar, el discípulo es invitado “a predicar
con poder para expulsar demonios” (Mc 3, 15). ¿Qué significa “expulsar
demonios” en nuestros días? Equivale a combatir el mal, el sufrimiento, la
pobreza, la enfermedad, la soledad, el sinsentido, la opresión, la injusticia,
etc. Todo discípulo es, como Jesús, llamado a “pasar la vida haciendo el
bien” (Hech 10, 38).

Si nosotros queremos promover una Iglesia sinodal, necesitamos


convertirnos —desde el fiel más “pequeño” hasta el papa— en discípulos
mejor capacitados para caminar hacia una meta común. Los fieles
tradicionales, los que han crecido en nuestros países latinoamericanos y
han heredado y transmitido la fe cristiana, han recibido en una mayoría una
evangelización incompleta y, por ello, aunque posean un sensus fidei “básico”,
no lo tienen suficientemente desarrollado. Por ello, se han mostrado pocas
veces proféticos, contraculturales o mediadores de un cambio de las relaciones
sociales, culturales, familiares y/o económicas. Esto se debe a que no se les ha
capacitado para ello y a que han tenido un papel poco activo en la misión de
la Iglesia. Por ello será importante ser cuidadosos en la selección de aquellas Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs
personas que representarán a nuestra comunidad en encuentros sinodales
más amplios. Habría que estar medianamente convencidos de que su vida
cristiana, aunque siempre imperfecta, está representada en su voz, acción,
formación, compromiso y/o talante espiritual.

2.3. La incorporación a la Iglesia. Tolerancia y escucha


El bautismo incorpora a la Iglesia. Con él, el nuevo creyente comienza
un largo caminar en el que conocerá a esta Comunidad en muchas de sus
facetas y realizaciones. Aquí es donde el Espíritu lo guiará para concretar los
dos mandamientos principales para todo cristiano: el amor a Dios y el amor al
prójimo como a uno mismo. 191
Humberto José Sánchez Zariñana

Cualquiera que sea la comunidad eclesial a la que el fiel se incorpore,


no podrá ignorar la invitación “católica” —universal—: está invitado a amar
a todos. Su apertura ha de ser a todo ser humano y a toda criatura. El papa
Francisco, en su introducción a Fratelli Tutti, hace referencia a Francisco de Asís,
quien declara feliz a quien ame «tanto a su hermano cuando está lejos de él
como cuando está junto a él»20. Con ello, afirma el pontífice, está expresado
lo esencial de una fraternidad abierta, «que permite reconocer, valorar y amar
a cada persona más allá de su cercanía física, más allá del lugar del universo
donde haya nacido o habite»21.

Ello sirve de base para dos elementos fundamentales que han de estas
presentes en la Iglesia sinodal: la tolerancia y la escucha. Veamos cada uno
de ellos.

a) La tolerancia
Mencionamos en nuestra introducción los innumerables grupos,
movimientos, corrientes ideológicas dentro de la Iglesia católica. Ella misma
ha renunciado a la excomunión o a la intolerancia. El obispo de una diócesis
difícilmente expulsa de su territorio a un movimiento, organización, grupo,
cuyo modo de proceder no es muy evangélico. Tolera, aunque estará al
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

pendiente del desempeño de dicho grupo u organización y vigilará sus ecos


en los ambientes donde se desempeña. Cuando el testimonio o la doctrina
de este grupo resulte dañino o escandaloso, o cuando provoque división,
el obispo intervendrá. Pero esto sólo sucede en casos extremos. Mientras,
dialogará y escuchará tanto los pareceres del grupo en cuestión como los de
aquellos que se sienten escandalizados, agredidos o incomodados. Si el daño,
el escándalo, la herejía o la división son probados, tendrá que tomar medidas.
De otro modo, el prelado negociará un entendimiento, aunque mantendrá en
observación al grupo incómodo.

Pero la gran mayoría de los grupos se encuentran dentro de los límites


permitidos. Con todo, las diferencias (personales, ideológicas, apostólicas,
pastorales) saltan a la vista. Aquí es donde se impone, como actitud necesaria,
la tolerancia. Aquí presentamos cuatro razones para ejercer la tolerancia

20
San Francisco de Asís (2011), Escritos. Biografías. Documentos de la época. BAC, p. 25. Citado por Francisco
(2020, 3 de octubre). Carta Encíclica «Fratelli tutti» sobre la fraternidad y la amistad social, n. 1.
192 21
Ibid.
Inspirados por el Espíritu, caminar juntos en la diversidad

como una virtud otorgada por el Espíritu para caminar juntos hacia una
meta común:

 La Iglesia, después de un largo camino histórico, ha renunciado a


imponer la fe a los neófitos. ¿Tenemos derecho de imponer nuestras
ideas a los demás?
 La Iglesia ha aceptado en el Concilio Vaticano II confesiones cristianas
no católicas y la posibilidad de salvarse permaneciendo en su seno,
después de que durante siglos las rechazó y les pedía volver a la
“verdadera Iglesia”. ¿Podemos nosotros aceptar que nuestra manera de
creer es la única y la verdadera?
 La Comisión Teológica Internacional, al abordar el tema del sensus
fidei, confiesa que «la fe no implica necesariamente un conocimiento
explícito de la totalidad de la verdad revelada»22. ¿Podemos decir que
nuestros creyentes tienen un conocimiento explícito completo de la
verdad revelada? ¿Acaso mi interlocutor no podrá tener algo de la verdad
revelada que yo no tengo? El beneficio de la duda evita que crea que sólo
yo poseo verdad. ¿No habrá espacio para la tolerancia?
 Pero hay una opción tolerante de acento más positivo que el simple
“soportar las diferencias”. Nos ayuda para esto la experiencia del
diálogo ecuménico. Sebastien Castellion (†1563), teólogo reformado
francés, en su tratado De arte dubitandi et credendi… concede la
posibilidad de discernir en la Escritura las verdades eternas de
aquellas que son proposiciones discutibles, y de alcanzar la unión de
los cristianos en la aceptación por parte de todos de las enseñanzas Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs
esenciales requeridas para la salvación23. De la parte católica, Jorge
Witzel (†1573), de formación humanista, en su Via regia, sive controversis
religionis capitibus conciliandis sententia, hace ver que cada uno de los
artículos de la Confesión de Augsburgo es susceptible de conciliación con
las creencias católicas24.

A reserva de que lo que propusieron Castellion y Witzel sea posible, la


actitud conciliadora es un viraje positivo que va allende la postura tolerante.

22
Comisión Teológica Internacional. (2014). El «sensus fidei» en la vida de la Iglesia, n. 56.
23
J. Bosch. (2005). Para comprender el ecumenismo (5ª edición). Verbo Divino, p. 104.
24
Ibid., 105. 193
Humberto José Sánchez Zariñana

Y esta actitud conciliadora nos introduce en la segunda virtud, muy del estilo
de los dones del Espíritu: la escucha.

b) La escucha
El tema de la escucha, en este contexto eclesial, está íntimamente ligado
a la obediencia a la voluntad de Dios por ser atención al Espíritu. Porque, si
estamos hablando de discernir en los signos de los tiempos la voluntad de
Dios para la Iglesia, el “oído espiritual” es el que más afinación necesita. Pues
la calidad de nuestra escucha ha de ser evangélica, llevada por la caridad, y ha
de querer descubrir, a través de la voz de los otros participantes del proceso
sinodal, qué nos dice Dios. Aquí retomo cuatro de las actitudes que deben estar
presentes en la escucha de nuestros hermanos y que el patriarca Atenágoras25
nos proponía desde su experiencia en el diálogo ecuménico.

 Humildad. El orgullo es el principal obstáculo para escuchar. La


humildad, por el contrario, nos sitúa en nuestra verdad de criaturas
pecadoras, necesitadas, interdependientes, limitadas. ¿Qué mejor
actitud para comenzar, la cual nos puede abrir realmente al otro, sin
competencias, deseos de imposición o defensa a ultranza de nuestra
pequeña verdad?
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

 Entrega de uno mismo. En la construcción de la Iglesia sinodal, esto


tiene un acento especial. ¿Cuál es? Que creamos en la sinodalidad,
en los otros, en lo que podemos hacer juntos. Si no hay una apuesta
por este proyecto eclesial, le daremos entrada a nuestras reservas o
desconfianzas. La entrega de uno mismo está concretizada en hacer
nuestro el proyecto sinodal.
 Aceptación desinteresada. Esto implica que tendremos que renunciar
al proyecto particular de nuestra “trinchera” eclesial y abrirnos a
posibilidades nuevas de hacer presente el Reino, que finalmente es la
causa común de nuestras asambleas. Implicará por esto la aceptación
desinteresada y sincera de las propuestas que tienen los otros grupos
eclesiales. La apertura a la aceptación a la que nos lleva el Espíritu es
siempre más amplia, más abierta y, por ello, más esperanzadora.
 Capacidad de ver lo mejor de los demás. El Espíritu ha de llevarnos a una
mirada fina, a una escucha interior profunda: a lo que Dios, en medio

194 25
Cf. Cita que hacemos de su discurso en la Introducción.
Inspirados por el Espíritu, caminar juntos en la diversidad

de grandes dificultades y obstáculos que ponemos los seres humanos,


ha hecho en el otro/a; a lo que susurra como don de Dios en medio de
nuestra limitación humana. Implica mirar más allá de las apariencias.
Es ese “ojo limpio” de las bienaventuranzas (Mt 5, 8), que es capaz
de trascender las palabras y encontrar, en ese corazón y espíritu del
hermano, la voz de Dios que resuena como un llamado, una advertencia,
una luz, un fuego.

3. Conclusión
A la igualdad alcanzada por los laicos no se le ha sacado suficiente provecho:
las consecuencias de tener los mismos derechos al recibir el bautismo son
enormes. Ni la jerarquía ni ellos mismos han caído en la cuenta del potencial
que el Espíritu puede generar en su dignidad como hijos de Dios, en la misión
que les compete desempeñar, en la escucha de la voz del Espíritu tanto en sus
hermanos y hermanas como en los acontecimientos históricos donde Dios se
revela. Si valoran las habilitaciones recibidas por el Espíritu Santo y se dejan
llevar por sus llamados, que los harán mirar lejos, hondo y con otros, pueden
ayudar grandemente a la marcha sinodal de la Iglesia.

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Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

196
La Trinidad Económica
como fundamento del estilo
sinodal de la Iglesia
LUiS O. JiMÉnez RoDríGUez, S.J., S.T.D.*
Carolina Vila PorraS, S.T.D.**
Eje temático: I. La Iglesia sinodal: comunión, participación y misión

Resumen
La Comisión Teológica Interna- sos eclesiales la dinámica trinitaria
cional afirma que la sinodalidad es el con la que Dios sale al encuentro de
“estilo peculiar” de la comunión, par- la humanidad. Para que esto suceda,
ticipación y misión de la Iglesia con- es preciso que todos los bautizados se
vocado por el Dios-Trinidad (Comi- empeñen en ejercitar en reciprocidad
sión Teológica Internacional, 2018, la propia vocación, el propio carisma,
70a). Dicho estilo sinodal tiene como el propio ministerio. Solo así podrá
fundamento constitutivo el propio la Iglesia hacerse verdadero “colo- CIRCUITO A – SÁBADO 10 – 11:00 a 12:30 hs

estilo de la Trinidad Económica en la quio” interiormente y con el mundo,


historia de la salvación. Esto lo reco- caminando codo a codo con todo ser
noce el Informe de síntesis cuando humano, al estilo de Jesús.” (Secre-
afirma que “la sinodalidad traduce tariado del sínodo de los obispos,
en actitudes espirituales y en proce- 2023, 2a).

* Pbro. Luis O. Jiménez, S.J. Doctorado Canónico en Teología, Catedrático de teología sistemática en
la Escuela de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico y profesor asociado en la
Pontificia Universidad Javeriana de Colombia.
** Carolina Vila Porras, Doctorado Canónico en Teología. Catedrática Auxiliar de Teología Sistemática
en la Escuela de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico. 197
Luis O. Jiménez Rodríguez, S.J., S.T.D.* Carolina Vila Porras, S.T.D

Este artículo presentará algunos goría de “estilo” tomando en cuenta


fundamentos trinitarios del estilo el axioma fundamental de la teolo-
sinodal como un modo de proceder gía trinitaria de Karl Rahner. De esta
evangélico de escucha recíproca y manera expondremos que el estilo
discernimiento eclesial para poder de la Trinidad Económica de salir de
vivir la misión en el encuentro Sí para escuchar y para desbordarse
con los demás. Nos inspira la pro- en absoluta libertad y amor es el
puesta del Papa Francisco de tomar modo radical-fundamental de habi-
en cuenta dos categorías teologa- tar en el mundo y de transformarlo
les en el camino sinodal: la escucha (santificarlo).
y el desborde (Francisco, 21-28 de
noviembre, 2021). A partir de estas Palabras claves: sinodalidad, estilo,
dos categorías enriquecemos la cate- Trinidad, escucha, desborde.
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

198
Introducción

U na de las descripciones sobre lo que es la sinodalidad aparece en el


documento de la Comisión Teológica Internacional:

La sinodalidad designa ante todo el estilo peculiar que califica la vida


y la misión de la Iglesia expresando su naturaleza como el caminar
juntos y el reunirse en asamblea del Pueblo de Dios convocado
por el Señor Jesús en la fuerza del Espíritu Santo para anunciar el
Evangelio. Debe expresarse en el modo ordinario de vivir y obrar
de la Iglesia. Este modus vivendi et operandi se realiza mediante la
escucha comunitaria de la Palabra y la celebración de la Eucaristía, la
fraternidad de la comunión y la corresponsabilidad y participación de
todo el Pueblo de Dios, en sus diferentes niveles y en la distinción de
los diversos ministerios y roles, en su vida y en su misión. (Comisión
Teológica Internacional, 2018, 70a).

Este estilo sinodal como modo de comunión, participación y misión eclesial


es caracterizado por procesos donde cada uno está en estado de escucha de
los otros y todos están en estado de escucha del Espíritu Santo (Francisco,
2015). El discernimiento es otro rasgo esencial pues “en un estilo sinodal se
decide por discernimiento, sobre la base de un consenso que nace de la común
obediencia al Espíritu.” (Secretariado del sínodo de los obispos, 2021, 30).

Ese estilo sinodal no es algo extrínseco a la Iglesia pues su fundamento


Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

es Trinitario.

El Padre, con el envío del Hijo y el don del Espíritu Santo, nos introduce
en un dinamismo de comunión y misión que nos hace pasar del
“yo” al “nosotros” y nos pone al servicio del mundo. La sinodalidad
traduce en actitudes espirituales y en procesos eclesiales la dinámica
trinitaria con la que Dios sale al encuentro de la humanidad.
(Secretariado del Sínodo de los Obispos, 2023, 2.a, p. 8)

Según la Comisión Teológica Internacional, la sinodalidad como “caminar


juntos” participa de la vida comunitaria trinitaria y se expresa en el estilo de
participación corresponsable en el discernimiento para la misión. 199
Luis O. Jiménez Rodríguez, S.J., S.T.D.* Carolina Vila Porras, S.T.D

La Iglesia, llamada de Trinitate plebs adunata, como Pueblo de Dios


está habilitada para orientar su camino en la misión «hacia el
Padre, por medio del Hijo en el Espíritu Santo». De esta manera la
Iglesia participa, en Cristo Jesús y mediante el Espíritu Santo, en la
vida de comunión de la Santísima Trinidad destinada a abrazar a
toda la humanidad. En el don y en el compromiso de la comunión
se encuentran la fuente, la forma y el objetivo de la sinodalidad en
cuanto que expresa el específico modus vivendi et operandi del Pueblo
de Dios en la participación responsable y ordenada de todos sus
miembros en el discernimiento y puesta en práctica de los caminos
de su misión. (Comisión Teológica Internacional, 2018, 43)

Como nos ha indicado el Papa Francisco, Dios tiene un estilo caracterizado


por la cercanía, misericordia y ternura, fundamento de una Iglesia que
establece lazos “de amistad con la sociedad y con el mundo”, “que se hace
cargo de las fragilidades y las pobrezas de nuestro tiempo, curando las heridas
y sanando los corazones quebrantados con el bálsamo de Dios” (Francisco,
2021, 9 de octubre). Por lo tanto, el estilo de Iglesia fundamentado en el
estilo de Dios es el de una salida para vivir la misión de hacerse cercana en la
misericordia y sanar los dolores de la humanidad.
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

El estilo de la Trinidad Económica:


el fundamento teologal del estilo sinodal
Para Christoph Theobald, S.J. el estilo, como modo de habitar y actuar en
el mundo, no es un añadido extrínseco al cristianismo. Según este teólogo, el
“estilo cristiano” es el modo evangélico de proceder en el mundo inspirado en
el modo de actuar de Cristo y de los apóstoles (Theobald, 2009, pp. 484, 898)
(Theobald, 2012, p. 268). Desde esta perspectiva, “el cristianismo se concibe
como modo de habitar el mundo para transformarlo desde un encuentro
personal con Jesús en el seno de la comunidad de sus seguidores” (Jiménez,
2020, p. 6).

En este trabajo discutimos el estilo sinodal desde su núcleo más central,


su fundamento teologal. Proponemos que el fundamento último del estilo
sinodal no es otro que el estilo de la Trinidad Económica. Sin embargo, podrá
surgir la duda de si Dios posee un estilo como modo de habitar y actuar en el
mundo. La respuesta a esta pregunta puede elaborarse tomando en cuenta
200 el axioma fundamental de la teología trinitaria formulado por Rahner:
La Trinidad Económica como fundamento del estilo sinodal de la Iglesia

“La Trinidad económica es la Trinidad inmanente y a la inversa” (Rahner, El Dios


Trino como principio y fundamento trascendente de la historia de la salvación, p. 278).
Dios en sí mismo, la Trinidad Inmanente, no tiene una relación de necesidad
con el mundo. Sin embargo, en un acto de infinita libertad, gratuidad y amor,
la Trinidad Económica es la salida de Dios de Sí mismo para hacerse presente
en la creación y en la historia en orden a la salvación. “Cuando hablamos de la
Trinidad Económica aludimos a esos dos modos de comunicación libre y no
debida de Dios a la criatura espiritual y mutuamente relacionados entre sí […]:
Jesucristo y el Espíritu” (Rahner, 1992, p. 313).

Desde este axioma podemos afirmar que el estilo primero, el más


fundamental, es el movimiento de salida del Dios Trino para habitar el mundo
y así caminar con cada hijo e hija de la humanidad. El Padre es el origen sin
origen de esta autocomunicación trinitaria al mundo con su intensión de
salvación y plenitud universal. El Padre no abandona a la humanidad en su
miseria, en su caída en la autoreferencialidad que no escucha y se desvía del
llamado a caminar hacia la plenitud. El Padre envía al Hijo y al Espíritu Santo en
misión para que participemos de la comunión de la vida trinitaria y así hacernos
participes de acompañar a los que sufren en el camino. La trascendencia
de Dios se hace inmanente como una manera de proceder salvífica, libre
y kenótica que habita y actúa en el mundo como autocomunicación en las
misiones del Hijo Encarnado y del Espíritu Señor y Dador de Vida. El estilo
de la Trinidad Económica como salida de Sí, absolutamente libre, en el modo
personal del Hijo Encarnado es el modo radical de habitar en el mundo para
encontrarse como Buen Samaritano con los caídos en el camino. El estilo de
la Trinidad Económica como salida de sí, absolutamente libre, en el modo
personal del Espíritu es el modo radical de transformación santificadora que Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

lleva a la plenitud de la comunión, participación y misión en el discernimiento.

El Papa Francisco propuso dos categorías teologales a la Asamblea Eclesial


de la Iglesia Latinoamericana y del Caribe que hay que tener en cuenta en el
camino sinodal: la escucha y el desborde. Ambas categorías son utilizadas
para enriquecer nuestra reflexión sobre el estilo de la Trinidad Económica y su
fundamentación del estilo sinodal.

En base a estas claves que vertebran y orientan la sinodalidad


—comunión, participación y misión— quisiera reflexionar
brevemente sobre dos palabras, para que las tengan en cuenta
de modo especial en este camino que están haciendo juntos. La 201
Luis O. Jiménez Rodríguez, S.J., S.T.D.* Carolina Vila Porras, S.T.D

primera palabra es «escucha». El dinamismo de las asambleas


eclesiales está en el proceso de escucha, diálogo y discernimiento.
En una Asamblea el intercambio facilita “escuchar” la voz de Dios
hasta escuchar con Él el clamor del pueblo, y escuchar al pueblo
hasta respirar en él la voluntad a la que Dios nos llama. Les pido
que procuren escucharse mutuamente y escuchar los clamores de
nuestros hermanos y hermanas más pobres y olvidados. La segunda
palabra es «desborde». El discernimiento comunitario requiere
mucha oración y diálogo para poder hallar juntos la voluntad de
Dios, y también requiere encontrar caminos superadores que eviten
que las diferencias se conviertan en divisiones y polarizaciones.
En este proceso, pido al Señor que vuestra Asamblea sea
expresión del “desborde” del amor creativo de su Espíritu, que nos
impulsa a salir sin miedo al encuentro de los demás, y que anima
a la Iglesia para que, por un proceso de conversión pastoral, sea
cada vez más evangelizadora y misionera. (Francisco, 2021, 21-28
de noviembre)

Las misiones de la persona del Hijo Encarnado y la del Espíritu como


modos personales de presencia y acción divinos en el mundo manifiestan el
estilo de la escucha y el desborde de Dios.
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

El estilo del Verbo Encarnado:


fundamento de la escucha sinodal
Ese estilo de Dios se manifiesta en la misión (salida) del Verbo que se
encarna como el “caminante evangelizador y liberador” que anuncia la buena
noticia del Reino de su Padre, el “camino de Dios” (Lc 20, 21) (Galli, 2022, p. 85).
El modo de proceder de Cristo como caminante manifiesta un estilo de escucha
muy distinto a un mero intercambio frío y neutral de información. Cristo
escucha contemplando con amor misericordioso aquellos que encontraba en
el camino.

Las páginas del Evangelio muestran a Jesús encontrando a las


personas en lo concreto de su historia y sus situaciones. Él no parte
de prejuicios ni etiquetas, sino de una auténtica relación en la que
se implica por entero, exponiéndose, incluso, a la incomprensión
y al rechazo. Jesús escucha siempre el grito de auxilio de quien
202 tiene necesidad, incluso aunque no lo exprese; hace gestos que
La Trinidad Económica como fundamento del estilo sinodal de la Iglesia

transmiten amor y generan confianza; hace posible con su presencia


una nueva vida; quien lo encuentra sale transformado. (Secretariado
del Sínodo, 2023, 15e p. 33)

Los evangelios poseen muchos relatos de la escucha contemplativa de


Jesús. En el relato de la mujer hemorroisa (Mc 5, 25-34) Jesús se sorprende por
la fuerza de vida que sale de él y comienza a buscar el origen de esta salida.
Su búsqueda no es la de un juez listo a enjuiciar a un culpable, ni la de una
fría indiferencia llena de prejuicios. Cuando la mujer se identifica, Jesús la
escucha contemplativamente y luego le dice: “Hija, tu fe te ha salvado; vete
en paz y queda curada de tu enfermedad” (Mc 5, 34). Jesús contempla la acción
de Dios que ya había comenzaba en esta mujer y se la confirma a partir de
la propia experiencia que está teniendo de su Padre. El Señor camina con los
otros, escuchándolos contemplativamente, contemplando los signos de Dios
en ellos y de esta manera los confirma en su fe.

En el relato de los discípulos de Emaús (Lc 24, 13-25), el Resucitado sale


al encuentro en el camino de dos discípulos que viajaban de Jerusalén a
Emaús en una experiencia de desolación por la pérdida de un amigo, Jesús,
en quien habían confiado. La creencia de que el Maestro era el Mesías se
había derrumbado en la crucifixión. Así, como en los relatos de llamada al
seguimiento, también ahora, en el momento de su desconcierto, el Señor
toma la iniciativa al hacerse presente, cercano a los suyos y camina con
ellos escuchándolos contemplativamente. La escucha contemplativa del
Resucitado a sus discípulos, quienes venían escuchándose el uno al otro, es
muestra de la búsqueda de Dios que se desborda en cercanía, despojada
de imposiciones, sin identificarse de manera autoreferrencial, pidiéndoles
Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

que sigan expresando su experiencia. La escucha contemplativa realizada


por el Resucitado provoca en los discípulos una escucha recíproca de este
desconocido, de su Palabra que consuela e ilumina lo ocurrido de manera
novedosa y sorprendente, hasta el punto de brotar en ellos una hospitalidad
evangélica, un deseo de seguir relacionándose con este caminante aún
desconocido. Esa escucha contemplativa y recíproca culmina en la fracción
del pan donde los discípulos contemplan sorprendentemente la identidad
del Mesías crucificado. La reconfiguración de la identidad de estos discípulos
a partir de esta experiencia donde se unen escucha y contemplación provoca
la vuelta a Jerusalén para un encuentro con aquellos que habían dejado atrás
para una escucha recíproca de la experiencia del Resucitado. 203
Luis O. Jiménez Rodríguez, S.J., S.T.D.* Carolina Vila Porras, S.T.D

En consecuencia, la escucha sinodal no es un favor, no es un deber, no


es una estrategia. Es una actitud cristológica fundamental, un llamado a
todos los bautizados, que nos ayuda a superar los prejuicios, los conflictos
y la fragmentación y se encarna en situaciones concretas de los ministerios,
apostolados, toma de desiciones, misiones, etc. En este espíritu, la Carta
de Santiago nos indica la actitud, como modo de proceder evangélico, que
deberíamos tener en nuestras relaciones: “que cada uno sea diligente para
escuchar y tardo para hablar, tardo para la ira” (Sant 1, 19).

El estilo desbordante del Espíritu Santo:


fundamento del discernimiento y de la comunión
en la diversidad
El estilo de Dios en el mundo se manifiesta en la misión (salida) del
Espíritu como el amor desbordante “derramado en nuestros corazones” (Rom
5,5) que nos transforma santificándonos más allá de nuestras expectativas y
nuestras limitaciones. La obra desbordante del Espíritu Santo se manifiesta
en el camino eclesial (sínodo) como principio y fundamento que crea y
reconstituye la comunión eclesial en la diversidad, haciéndonos hermanas y
hermanos en la Iglesia y en el mundo superando-desbordando los conflictos,
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

las parcialidades y la tentación a la autoreferrencialidad que nos desvía. Su


obra se manifiesta en la inspiración para responder a situaciones pastorales y
misioneras saliendo de sí como apertura al otro con fidelidad creativa.

Para acoger el estilo de amor desbordante del Espíritu debemos estar


atentos a lo que nos inspira y eso es precisamente el discernimiento. El
discernimiento no es un cálculo estratégico, una deducción lógica, ni la
constatación de un hecho objetivo. No es el fruto de una deliberación
puramente racional, la aplicación de una norma, ni el resultado automático
del voto de la mayoría.

Se trata de determinar y recorrer como Iglesia, mediante la


interpretación teologal de los signos de los tiempos bajo la guía
del Espíritu Santo, el camino a seguir en el servicio del designio de
Dios escatológicamente realizado en Cristo que se debe actualizar
en cada kairós de la historia. El discernimiento comunitario permite
descubrir una llamada que Dios hace oír en una situación histórica
204 determinada. (Comisión Teológica Internacional, 2018, 113)
La Trinidad Económica como fundamento del estilo sinodal de la Iglesia

La relación entre el desborde del Espíritu y el discernimiento en la


comunión, participación y misión eclesial se clarifica en el relato de Hc 10,1 –
11,18, donde no solo se convierte Cornelio, también Pedro tiene una metanoia
con una incidencia eclesial. El contexto de este texto es el conflicto interno de
una comunidad que está creciendo y que requiere discernir sobre la relación
entre el judaísmo y los paganos convertidos al cristianismo. En el relato se
percibe un conflicto entre dos visiones eclesiologías distintas sobre cómo
compartir la fe con los gentiles. Cornelio, un pagano, tiene una experiencia de
Dios que lo llama a la conversión en el seguimiento de Cristo. Mientras, Pedro
experimenta dudas sobre el cómo abrirles la puerta a los paganos. En medio
de esa incertidumbre tiene una experiencia del Espíritu, cae en “éxtasis”, un
acto que lo pone en salida de sí y de sus horizontes estrechos que limitan su
estilo de comunión y misión apostólica. Pedro contempla el “cielo abierto”,
fórmula parecida a la que encontramos en Lc 3, 21-22, cuyo significado apunta
a la iniciativa que Dios tiene de acercarse a nosotros en cercanía acogedora.
El contraste experimentado entre Dios en estado de cercanía y la actitud
inicial de Pedro, de acentuar la separación con aquellos diferentes, provoca
un cambio de actitud y mentalidad, una conversión de estilo como modo de
proceder apostólico.

Estando Pedro aún confundido, necesitado de completar su discernimiento


personal con otros (discernimiento comunitario), aparecen tres hombres
enviados por Cornelio. Pedro se pone en camino junto a estos tres hombres
y junto a creyentes de Jope que son testigos. Cuando se encuentran Pedro y
Cornelio ambos siguen un proceso donde aparecen las actitudes esenciales
del estilo sinodal. Cornelio afirma a Pedro “estamos todos en presencia de
Dios dispuestos a escuchar lo que el Señor te ha mandado decirnos” (Hc 10, 33). Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

“Estar en la presencia de Dios” es el acto del Espíritu Santo de preparar la


escucha y acoger la voluntad de Dios en las palabras del otro. Es importante
notar que Pedro primero se pone en actitud de escuchar antes de predicar.
Esa escucha contemplativa forma parte del proceso de discernimiento que
lleva a Pedro a comprender la visión que había tenido. El significado de esta
visión se descubre y se afirma en la expresión “Dios no hace acepción de
personas” (Hc 10, 34). Mientras Pedro habla el Espíritu desciende sobre los
oyentes gentiles produciendo un asombro en los testigos de Jope quienes
eran judíos conversos al cristianismo. Es el mismo Espíritu quien confirma
la escucha contemplativa que todos han tenido y culmina esa etapa del
discernimiento. Según este relato, el levantamiento de barreras de una Iglesia
cuyo estilo es de aduana (Francisco, 2013, 47), no es un acto meramente 205
Luis O. Jiménez Rodríguez, S.J., S.T.D.* Carolina Vila Porras, S.T.D

humano, es un desborde del Espíritu que permite superar ese estilo estrecho
para reconstituirse en la identidad de un estilo de hospitalidad, palabra muy
frecuente en esta narrativa. Luego Pedro, como los discípulos de Emaús,
hace partícipe a los demás en Jerusalén de esta experiencia del desborde del
Espíritu en la misión. Los hermanos de Jerusalén, no sin dificultades iniciales,
acogen la experiencia de Pedro y el testimonio de los creyentes de Jope luego
de una escucha sincera que pone en marcha su discernimiento. Es la práctica
de comunión en la diversidad de horizontes, participación pues Pedro camina
junto a otros en el proceso de discernimiento y misión como fidelidad creativa
al desborde del Espíritu.

Una característica de este desborde como estilo del Espíritu es que provoca
en quienes lo acogen una fidelidad creativa, como creativo es el amor, al
deseo y voluntad de Dios. Pedro, los testigos de Jope y luego la comunidad de
Jerusalén van más allá del cumplimiento de una visión restricta y minimalista
de la ley que podría llevar a un cumplimiento ciego motivado por un miedo
paralizante. Este cumplimiento restricto no toma en cuenta el contexto y los
desafíos de la misión. El desborde del Espíritu, por medio del discernimiento,
lleva a una fidelidad a la voluntad de Dios expresada en la llamada a transmitir
la Buena Nueva del mensaje de Cristo. En esta acción desbordante del amor
creativo del Espíritu podemos ver que la fidelidad creativa es una acogida-
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

respuesta a su impulso de caminar juntos hacia el futuro. En ese caminar juntos


profundizamos en el mensaje del Señor, superando los límites de nuestras
visiones equivocadas y estrechas de la comunión, participación y misión. Por
eso la fidelidad no es “tradicionalismo” entendido como una vuelta hacia atrás,
al “siempre se ha hecho así” (Francisco, 2022). Es caminar juntos (sínodos)
hacia al futuro, superando las crisis sin caer en rupturas (que atentan contra la
comunión), sin caer en un individualismo espiritual que excluye la posibilidad
de la acción del Espíritu en quien piensa distinto (contra la participación), sin
caer en reducir la llamada al seguimiento a una mera función de un grupo de
“privilegiados” en la comunidad creyente (contra la misión).

En consecuencia, el discernimiento comunitario que forma parte del estilo


sinodal no es una estrategia pastoral ni el mero cumplimiento de una norma
de tipo moral o canónica. Es una actitud fundamental, un llamado a todos
los bautizados para acoger el don de la comunión fraternal en la diversidad,
para buscar como comunidad creyente la voluntad de Dios en los signos de
los tiempos y en los desafíos de la misión dentro de un contexto determinado,
206 dejándonos sorprender por el desborde del Espíritu.
La Trinidad Económica como fundamento del estilo sinodal de la Iglesia

Conclusión
El estilo sinodal, particularmente en sus características de escucha y de
discernimiento, no es una moda eclesial pasajera ni una estrategia pastoral.
Tiene un fundamento en el estilo como modo de proceder de la Trinidad
Económica. La sinodalidad forma parte de la esencia de la Iglesia por el
designio del Padre de salir al encuentro de sus hijas e hijos en las misiones
respectivas del Hijo y del Espíritu Santo. El Hijo Encarnado, Palabra del Padre,
en su kénosis misericordiosa escucha contemplativamente caminando con
cada persona y con su Pueblo. El Espíritu Santo, como desborde creativo y
amoroso, recrea la comunión eclesial en la diversidad ayudándonos a superar
nuestros conflictos, haciéndonos participes de la vida de Cristo en la Iglesia,
convocándonos a salir de nosotros mismos y de nuestros horizontes limitados
para la misión. Es Dios el primero que saliendo libremente de Sí camina junto
a nosotros en la historia.

La Iglesia está llamada a caminar en comunión que acoge en hospitalidad,


participar de la vida resucitada del Hijo y a salir de sí para la misión de caminar
con todos. Es por esto por lo que la comunidad creyente se reconfigura en el
estilo sinodal al escuchar contemplativamente las aspiraciones y el clamor
de todos en un intercambio recíproco como hizo Jesús y Pedro. Es por esto
por lo que la Iglesia se reconstituye sinodalmente en el discernimiento, en la
búsqueda de la voluntad del Padre reconociendo que el Espíritu trabaja en
todos y nos llama en los signos de los tiempos en medio de retos pastorales.

Los relatos bíblicos discutidos muestran las dimensiones cristológicas


de la escucha contemplativa y las dimensiones pneumatológicas del
discernimiento eclesial, ambas características esenciales del estilo sinodal. Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

La propia identidad eclesial “se reconfigura”, las relaciones comunitarias y


la participación se refundan, las relaciones misioneras con la sociedad se
transforman con la escucha contemplativa recíproca de los miembros de la
comunidad y de aquellos con quienes caminamos en la misión, con la escucha
contemplativa de la Palabra de Dios, y con el discernimiento de aquellos
desbordes que provoca inesperadamente el Espíritu.

La conversión sinodal vendrá de la contemplación del Dios Trinitario, del


estilo de Jesús y del modo de proceder del Espíritu Santo. La contemplación
de Jesús como Palabra Encarnada que a su vez escucha contemplativamente
contrarresta y sana las divisiones ideológicas que experimentamos en
el momento actual. La fuerza del Espíritu del Resucitado que desborda 207
Luis O. Jiménez Rodríguez, S.J., S.T.D.* Carolina Vila Porras, S.T.D

amorosamente los límites nos sorprende y nos lleva a pasar de un estilo de


Iglesia aduana a un estilo de Iglesia hospitalaria en camino con cada hijo e hija
de la humanidad.

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209
José Ignacio Fernández Saldías
La creación del CELAM como praxis hacia la
sinodalidad. Desarrollo de la colegialidad episcopal
en el pensamiento del obispo Manuel Larraín
Universidad Católica del Maule, Chile.
Presbítero de la Diócesis de Talca, Chile. Párroco.
Mesa Experiencias de pastoral sinodal (I)

Doctor en Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana el


año 2022 con la tesis “Estudio teológico sobre la participación
del episcopado chileno en el Concilio Vaticano II”.
Académico de la Facultad de Ciencias Religiosas y Filosóficas
de la Universidad Católica del Maule.
Participa del proyecto “Edición crítica del epistolario inédito de
Mons. Manuel Larraín.
Moderadora: Claudia Montes De Oca
Universidad Católica San Pablo, Bolivia

Gwendolyn Araya Gómez


Experiencia autogestionada de discernimiento y
oración de catequistas en Melipilla, Chile: análisis
teológico de participación laical en clave sinodal
Universidad Católica de Temuco, Chile.
Doctora en Teología por la Pontificia Universidad Católica de
Chile.
Académica del Departamento de Teología de la Facultad
de Ciencias Religiosas y Filosofía, Universidad Católica de
Temuco, Chile.
Miembro del Centro UC Estudios Interdisciplinarios en Edith
Stein.

Pedro Cortés Xiqui


Escuchar y formar a los jóvenes para hacer realidad
el Pacto educativo global
Licenciado en filosofía, con maestrías en administración de
instituciones educativas, en educación social y animación
sociocultural, y doctorado en alta dirección. Actualmente
estudia un doctorado en educación.
Empresario en el área educativa.
Escritor de varios libros con temáticas educativas, asesora y
diseña procesos de formación para jóvenes.
Coordinador de la Pastoral de la Educación en la arquidiócesis
de León, Guanajuato, México.
Participa en el Movimiento Laudato si’, Programa
Latinoamericano de Tierras y Economía de Francisco.
La creación del CELAM
como praxis hacia la sinodalidad.
Desarrollo de la colegialidad
episcopal en el pensamiento
del obispo Manuel Larraín
PBro. JoSÉ IGnacio FernÁnDez S.*
Universidad Católica San Pablo, Bolivia
Eje temático: II. Iglesia, sinodalidad y misión en América Latina y el Caribe

Resumen
La creación del CELAM constituyó entre los obispos de una región, siem-
un valioso proceso de fortalecimiento pre junto al Papa y reconociendo su
de lazos de Iglesias a nivel continen- autoridad sobre toda la Iglesia. El
tal en función del reconocimiento Vaticano II, durante el cual Larraín
de aspectos comunes de la misión. El fue elegido Presidente del CELAM,
obispo Manuel Larraín cumplió un
abrió perspectivas a esta experiencia
rol fundamental en la articulación y
de la colegialidad, que hoy pueden
CIRCUITO A – SÁBADO 10 – 11:00 a 12:30 hs
concepción de este organismo. La pre-
sente investigación, basada en el epis- ser leídos en clave de contribución al
tolario inédito de este obispo, señala desarrollo de una Iglesia sinodal.
los hitos e intuiciones teológicas que
fueron forjando en él la conciencia Palabras claves: obispos, colegiali-
de una nueva etapa de colaboración dad, conferencias episcopales, misión.

* José Ignacio Fernández Saldías es presbítero de la Diócesis de Talca, Chile. Obtuvo el título de Doctor
en Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana el año 2022 con la tesis “Estudio teológico sobre la
participación del episcopado chileno en el Concilio Vaticano II”. Actualmente es párroco y académico
de la Facultad de Ciencias Religiosas y Filosóficas de la Universidad Católica del Maule y participa del
proyecto “Edición crítica del epistolario inédito de mons. Manuel Larraín.
https://orcid.org/0000-0002-2278-5051 213
L
a misión ha sido fuente de motivación creativa en la Iglesia desde su
origen. En diversos momentos de la historia eclesial la búsqueda de
estructuras adecuadas se ha hecho más perentoria en función de los
desafíos de su época. El caso del surgimiento de las conferencias episcopales
y, especialmente de la Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) no es
distinto. En cada tiempo el Espíritu Santo suscita personas que se convierten
en auténticos catalizadores de los procesos de renovación y reforma dentro
de la comunidad creyente. En el caso del CELAM, junto a hombres como dom
Helder Cámara, se menciona invariablemente al chileno Manuel Larraín,
obispo de Talca como uno de aquellos que percibieron y promovieron
el ejercicio colegiado de su ministerio episcopal con otros obispos
del continente.

Este estudio se enmarca en una investigación más amplia del epistolario


inédito de este obispo1. En efecto, nos acercaremos a su obra y pensamiento
a través de sus cartas, leídas en esta ocasión a través del prisma de la su
participación en el origen del CELAM, buscando brotes germinales de un nuevo
ejercicio sinodal del ministerio de los obispos en el contexto preconciliar. De
este modo, desde una praxis concreta y significativa, como fue la creación del
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

CELAM, pondremos de relieve algunos aspectos que favorecen el desarrollo


de la colegialidad episcopal.

Metodológicamente, suscribiremos este trabajo a las cartas escritas por


mons. Manuel Larraín hasta el año 1957 inclusive, es decir, hasta el momento
en que el CELAM recibe la aprobación de sus estatutos por parte de la Santa
Sede —la mayor parte de los textos seleccionados se sitúan del año 1955 en
adelante, año de la Conferencia Episcopal Latinoamericana de Río de Janeiro—.
A su vez, de la lectura del conjunto del epistolario se han escogido cinco hitos
que dan luz acerca de la comprensión que el obispo Larraín manifiesta tener
acerca del nuevo organismo y que se ordenan a la edificación de una Iglesia
cada día más sinodal, según las categorías de nuestro tiempo. Para cada caso
será propuesto el contexto del hito señalado, un fragmento de la o las cartas al

1
El cuerpo epistolar pertenece al Obispado de Talca. Dado que la principal fuente de esta investigación
son cartas aún no publicadas de mons. Manuel Larraín, ellas serán citadas señalando su destinatario
214 y fecha.
La creación del CELAM como praxis hacia la sinodalidad.

respecto y se ofrecerá una reflexión teológica permita reconocer la relevancia


y, a su vez, relacione aquel momento del desarrollo de la colegialidad en
Manuel Larraín con la sinodalidad eclesial.

1. La consulta de la Santa Sede,


urgencia de una respuesta unificada
El Concilio Plenario Latinoamericano de 1899 había indicado que los
obispos de una misma nación celebrasen reuniones periódicas, iniciativa que
fue luego fortalecida por las disposiciones en esa línea del Código de Derecho
Canónico promulgado en 1917. La puesta en marcha de esta directriz fue
un proceso de lenta activación durante la primera mitad del siglo XX en los
países de América Latina. A fines de 1945 los nuncios apostólicos presentes
en Latinoamérica reciben desde Roma la consulta acerca del mejor modo
de reunir nuevamente al episcopado del continente, si fuese a través de un
concilio plenario o por medio de una conferencia episcopal. Al enterarse de
esta consulta, mons. Larraín escribe directamente a la Santa Sede y expresa
lo siguiente:

El pasado año 1945 hube de asistir en representación del


Eminentísimo Cardenal Arzobispo de Santiago, mi Venerado
Metropolitano, al Congreso Interamericano de Educación Católica,
celebrado en Bogotá y en mi viaje hube de detenerme en varios
países de América Latina […]

La opinión general recibida, y que coincide plenamente con la que


yo me formé fue la de la gravedad de los problemas que afectan a
Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

la Iglesia en los países de América Latina en estos momentos y la


urgente necesidad de medidas enérgicas, prontas y radicales para
solucionarlos […]

Paso a responder directamente la consulta que Vuestra Excelencia


se sirve hacer:

¿Concilio Plenario o Conferencia Episcopal?

En mi modesta opinión es mucho más conveniente y necesaria una


Conferencia Episcopal que un Concilio Plenario por las siguientes
razones: 215
Pbro. José Ignacio Fernández S

a) La mayor parte de las jurisdicciones eclesiásticas de América


Latina, han celebrado, después de la promulgación del C. J.
C. Concilios plenarios, provinciales y Sínodos y otras están
preparándolos.

b) Los problemas que afectan a América Latina en este momento no


son tanto de índole canónica cuanto de unificación de actividades
y normas en los diferentes campos del apostolado.

c) Los problemas actuales de América Latina exigen una pronta


reunión del Episcopado, pues las campañas protestantes y
comunistas, la posición social de los católicos y tantas otras
materias, son de urgente resolución. Un Concilio plenario
exigiría una más larga preparación y estudio. (Carta a “Excelencia
reverendísima”, 1946)2

En primer lugar, cabe mencionar el interés despertado en don Manuel


Larraín por esta posibilidad, manifestado tanto en la iniciativa de ofrecer una
respuesta a Roma cuando no ha sido directamente consultado, así como en el
hecho de tener una idea formada acerca de la urgencia de los problemas que
afectan a América Latina. En esta línea, antes de plantear su propia posición
ve oportuno señalar que esta se ha formado a partir del nutrido diálogo con
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

otros obispos latinoamericanos. En aquel temprano momento, descarta la


necesidad de generación de nuevas disposiciones canónicas para hacer frente
a la situación y, por lo tanto, prefiere una reunión episcopal con la forma de una
conferencia que de un concilio. A su vez, comprende que le contexto exige una
respuesta unificada en lo que a la acción de la Iglesia se refiere, y comprende
que conferencia de obispos del continente no es solamente una conveniente
sino también necesaria ante las circunstancias. En efecto, emergen el valor de
un diagnóstico común, madurado en el diálogo con otros obispos de diversas
partes del continente, que se abre a una respuesta cuya eficacia pasa por la
unidad y de la cual cree capaz al episcopado latinoamericano. Al mismo
tiempo, no se debe pasar por alto que más allá de su reflexión y propuesta, es
a Roma a quien corresponde la decisión.

2
Esta carta no precisa el destinatario, solamente lo llama “Excelencia Reverendísima” e indica que
el nuncio Maurilio Silvani “se ha servido hacerme conocer la importante comunicación de Vuestra
Excelencia de fecha 29 de diciembre de 1945 en la cual solicita a los Excelentísimos Señores Nuncios
Apostólicos en las Naciones de América Latina inquieran ante los Excelentísimos Ordinarios su
216 parecer respecto a una reunión general de la jerarquía de la América Latina”.
La creación del CELAM como praxis hacia la sinodalidad.

2. Acciones para una aproximación eclesial


continental: insuficiencia del nivel diocesano
y nacional
En América Latina el trabajo mancomunado de los obispos a través de
diversos concilios y sínodos se remonta a los primeros pasos de la época
colonial. Baste aquí recordar los concilios limenses en el siglo XVI que abordan
el desafío de la aplicación de Trento en estas tierras. Todas estas instancias se
encontraron vinculadas a la misión evangelizadora y como servicio de esta en
una realidad nueva: “¡Son esencialmente misioneros! Los obispos debieron
crear, inventar, pensar nuevamente las soluciones cristianas para una realidad
original” (Dussel, 1979, p. 198).

En el caso particular del pensamiento eclesial latinoamericano de mons.


Larraín, no es posible adentrarnos en él sin antes reconocer su preocupación
por los problemas sociales, que llevan a identificarlo como integrante del
fenómeno religioso y social llamado catolicismo social chileno. Es ahí donde
él se nutre, del cual se constituye en exponente y desde el cual se explica su
modo de mantenerse siempre alerta y buscando dar una respuesta eclesial
a los desafíos de su tiempo. Como concluye Fernando Berríos, una actitud
fundamental de este chileno fue “auscultar los signos de los tiempos, en la
convicción inquebrantable de que el reinado de Dios anunciado por Jesús
está siempre presente e interpelando en el corazón del ‘mundo de hoy’, en
los claroscuros de la historia en que transitan los hombres y que la Iglesia
comparte” (Berríos, 2009, p. 38; cf. Larios, 2017). En efecto, poco antes de la
Conferencia de Río de Janeiro, el obispo de Talca escribe al de Salto (Uruguay):
Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

aprovecho la ocasión para decirte lo mucho que me preocupa la


Conferencia Episcopal de Río de Janeiro, a que hemos sido citados
para el presente año. Si de ella vamos a salir marcando el paso, o con
unas cuantas declaraciones de orden general, habremos perdido
lastimosamente el tiempo. Yo creo que esa Conferencia exige el
que se plantee, de frente, una gran revisión de métodos pastorales,
una decidida posición en lo social, y una efectiva incorporación del
laicado a nuestro trabajo pastoral. De otro modo, dejaremos pasar
una oportunidad preciosa y urgente. Es muy necesario que, los que
tenemos un mismo pensamiento en estas materias, nos pongamos
de acuerdo anteriormente, a fin de que se realice, una acción efectiva.
(Carta a mons. Alfredo Viola, 15 de enero de 1955) 217
Pbro. José Ignacio Fernández S

Si diez años antes mons. Larraín veía la urgencia de una reunión del
episcopado latinoamericano para una acción unificada de la Iglesia del
continente, ante la inminencia de su realización lo encontramos sumando
esfuerzos en diálogo con otros obispos más allá de las fronteras de su país,
asumiendo que la labor diocesana y nacional es insuficiente ante los desafíos.
A su vez, su propuesta es la de una praxis que permita una acción efectiva,
de supere lo declarativo, entre las diversas Iglesias del continente, cuestión
hoy altamente significativa en el debate acerca de la sinodalidad eclesial, al
modo del hacerse consciente del valor de una instancia entre lo particular y lo
universal. Con este fin, ve necesario un diálogo entre los obispos que incluso
no se circunscriba a la conferencia, sino que se anticipe en la búsqueda del
consenso en materias tanto de métodos pastorales como de posicionamiento
eclesial en lo social, considerando la incorporación de los laicos en la pastoral.
Esto último, sin duda, también se enmarca en los pasos que abren la senda
para el caminar juntos del Pueblo de Dios.

3. La gira en favor del Colegio Pío Latinoamericano:


prolongación de la experiencia colegial
También el año 1955, ante la necesidad de recursos para la construcción de
la nueva sede el Colegio Pío Latinoamericano en Roma, don Manuel Larraín
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

recibe la solicitud de colaboración por parte del General de la Compañía de


Jesús (Carta a J. B Hanssens S. J., 23 de mayo de 1955). Le solicita al obispo de
Talca la realización de una gira por diversos países del continente buscando
recaudar dinero para para esta obra. Don Manuel, junto con ser exalumno del
Pío Latinoamericano, en esta época ocupa el puesto de Asesor del Secretariado
Interamericano de Acción Católica. En efecto, ve en este viaje una oportunidad
tanto para ayudar al Colegio como para fomentar la integración de la Iglesia en
el continente. Así lo señala al aceptar esta misión cuando escribe a Vittorino
Veronese —miembro del Comité Ejecutivo de la UNESCO— previo a la
Conferencia Episcopal de Río:

Creo que es de absoluta necesidad que, de la Conferencia Episcopal


Latinoamericana, salga una resolución concreta respecto a la labor
interamericana, especialmente en Acción Católica y Acción Social.
Tal como está organizado el Secretariado Interamericano, es muy
poco lo que puede realizarse, y, de otra parte, la urgencia de esta
218 labor se ve cada vez más inminente […]
La creación del CELAM como praxis hacia la sinodalidad.

Creo que, esta gira, es lo único fructuoso que por ahora puede hacerse,
pero las dificultades de todo orden de hacerla con frecuencia, hacen
ver la necesidad de ir a la creación de un organismo permanente de
relaciones Interamericana. (Carta a Vittorino Veronese, 30 de mayo
de 1955)

El móvil que lo lleva a la aceptación de este encargo lo repite en una misiva


al Arzobispo de Santiago de Chile antes de partir hacia a Río de Janeiro, desde
donde al terminar la conferencia iniciará esta gira:

varias comunicaciones recibidas de la Acción Católica de diversos


países de América Latina, indicando la conveniencia de que el Asesor
del Secretariado Interamericano visitara esos países, estableciendo
una vinculación más concreta y efectiva entre todos ellos y con el
Secretariado Interamericano, me ha movido a aceptar la petición del
Reverendísimo Padre General, lo que me hará posible cumplir esa
doble comisión. (Carta a mons. José María Caro, 2 de julio de 1955).

Su posición, como Asesor del Secretariado Interamericano de Acción


Católica, le permite visualizar que la cooperación y coordinación entre
las Iglesias latinoamericanas requiere de un “organismo permanente de
relaciones”, como más tarde lo propondrá en la conferencia de Río de Janeiro3.
Es necesario aquí poner en relieve la creatividad de mons. Larraín al pensar
un organismo de este género, ya que hasta ese momento no existe alguno de
carácter episcopal que se constituya continentalmente. De hecho, las mismas
conferencias nacionales se encuentran en muchas partes en una etapa inicial
de su desarrollo. Evidentemente, este obispo chileno no percibe menoscabo ni
de la autoridad de cada obispo en su Iglesia particular, ni del Romano Pontífice Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

en la Iglesia universal, sino más bien modo de profundización de la comunión


en la acción eclesial como en una región geográfica determinada.

4. La sede del nuevo organismo: hacia un


organismo auténticamente latinoamericano
Durante la celebración de la Conferencia Episcopal de Río de Janeiro,
el obispo Larraín intervino promoviendo la colaboración entre las Iglesias

3
Durante su gira, realizó gestiones en Brasil, Venezuela, Cuba, México, Colombia, Ecuador y Perú
(Carta a Tomás Travi S. J., 4 de octubre de 1955), lo que sin duda le permitió tener una visión cada vez
más exhaustiva del conjunto de la Iglesia en América Latina. 219
Pbro. José Ignacio Fernández S

latinoamericanas. Sus palabras son consideradas la primera formulación de un


proyecto del CELAM (Methol, 1982, p. 24; Escalante, 2003, p. 71; Melguizo, 2021,
p. 289; Botero, 1982, p. 32). En ellas atribuye al aislamiento una las mayores
amenazas al apostolado y lo enmarca en una concepción determinada de
Iglesia. Respecto a este amenazante aislamiento dice:

Su causa hay que buscarla en un exceso de individualismo proveniente


de un sentido de Iglesia. En el campo del apostolado se caracteriza
por un interés excesivo en mirar su propia obra sin proyectarla en el
apostolado general de la Iglesia. Este problema comienza en el seno
cada Diócesis, se extiende a lo nacional y se proyecta en el campo de
la vida interamericana e internacional […]

Tanto el Excmo. Mons. Barbieri como el que suscribe, hemos


presentado en las otras ponencias que nos han sido encomendadas,
un proyecto de organización definitiva de un Organismo permanente,
encargado de promover la colaboración interamericana en los
diversos campos del apostolado especialmente en el intelectual, de
Acción Católica y Social (Larraín, 1955).

Luego de la pronta aprobación del organismo por parte de Pío XII,


quedaba pendiente la decisión acerca de su ubicación. Los obispos en Río de
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

Janeiro habían votado en su mayoría por Roma, que no se encontraba entre


las propuestas (Escalante, 2003, p. 71), siguiendo el sentido de “romanidad”
de la época. Al tener noticias de los avances mons. Larraín escribe al nuncio
en Chile:

Es muy grato para el que suscribe, y motivo de honda satisfacción,


el saber que Su Santidad se ha dignado acoger, con benevolencia,
la petición formulada por la Conferencia, en el sentido de ir a la
formación de un Consejo General del Episcopado Latinoamericano, y
que, igualmente, se dignó aprobar en las partes centrales, el proyecto
presentado por esa Conferencia.

Es, también, motivo de satisfacción para el que suscribe, el conocer


la opinión de Su Santidad, en orden a que el Secretariado funcione
dentro de la misma América Latina. Fui, siempre, un convencido
de que el proyecto, de crearlo en roma, adolecía de graves
inconvenientes. (Carta oficial a mons. Sebastián Baggio, 3 de octubre
220 de 1955)
La creación del CELAM como praxis hacia la sinodalidad.

En la misma carta, ante la consulta por el mejor lugar se inclina por Río
de Janeiro, considerando junto a su ubicación, a los avances de la Conferencia
Episcopal de Brasil y a la importancia de la Iglesia de este país, la talla de su
obispo auxiliar, mons. Helder Câmara, “cuya eficacia y experiencia es, sobre
todo, garantía de buen éxito”4. En cuanto a lo central, el hecho de que una
vez propuestas cuatro ciudades —Río de Janeiro, Bogotá, Lima y Santiago
de Chile— la mayoría de los obispos en la votación secreta votara por Roma
permite asomarnos a la comprensión que hasta ese momento podría tener
para ellos un organismo de este género: algo más cercano a un organismo del
Papa que a uno de cooperación colegial. Cabe así comprender mejor la forma
que piensa mons. Larraín para el organismo cuando celebra que el Papa haya
preferido que su sede se situase en América Latina, en otras palabras, que sea
auténticamente latinoamericano y de obispos del continente, manteniendo
su plena comunión con Roma.

5. La relación entre las conferencias nacionales


y la continental
Luego de la aprobación CELAM y la decisión de que su sede funcionase
en Bogotá, el obispo Manuel Larraín participa activamente en forma que este
tendrá, creciendo en la consciencia de que será de “de gran trascendencia y
efectividad” (Carta a Gonzalo Arroyo S. J., 7 de diciembre de 1956). Cuando
se celebra la primera asamblea ordinaria del CELAM, en noviembre de 1957,
mons. Larraín fue elegido segundo vice-presidente, junto a mons. Jaime
de Barros Cámara, arzobispo de Río de Janeiro, como presidente, y a mons.
Miguel Darío Miranda, Arzobispo de México, como primer vice-presidente
(Melguizo, 2021, p. 293). Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

Al regresar a su país, se encuentra con que el comité permanente de la


Conferencia Episcopal de Chile había tomado la decisión de restringir al
mínimo establecido en los estatutos las funciones y el presupuesto de su
Secretariado. Ante la noticia, en su doble función de miembro de la Conferencia
Episcopal de Chile y ya segundo vice-presidente del CELAM señaló en una
misiva al nuncio en Chile:

4
Además de la carta oficial, el obispo Manuel Larraín envía al nuncio una de “carácter íntimo” en la
cual expresa que Bogotá, aunque obtuvo un buen resultado en la votación gracias la campaña de
obispos colombianos, no es conveniente para constituirse en sede del organismo por sus dificultades
políticas, su clericalismo y el excesivo predominio jesuita. Carta “de carácter íntimo” a mons. Sebastián
Baggio, 3 de octubre de 1955. 221
Pbro. José Ignacio Fernández S

Ahora bien, la Santa Sede ha dado tal importancia a la constitución


y funcionamiento de dichos Secretariados, que tuvo a bien disponer
fuera uno de los 4 puntos a tratarse, en forma principal, en la reciente
reunión del CELAM. Este, a su vez, tomó las conclusiones que adjunto
envío a Vuestra Excelencia, y confeccionó un modelo de Estatutos
para que sirvan de base común a todas las Conferencias Episcopales.

Puede decirse que, el éxito del CELAM, está condicionado a la


buena marcha de las Conferencias Episcopales, y estas, a su vez, a la
organización y eficiencia del Secretariado Nacional.

Los acuerdos tomados por los Excelentísimos Prelados que se


reunieron el 30 de octubre pasado, no me parecen responder a esta
necesidad.

Mi modesta opinión, Excelencia, es que debe darse, al Secretariado y


al Secretario, toda la importancia, autoridad y medios que necesite.
De otro modo, pasará a ser un organismo ineficiente, y no realizará
el deseo fundamental de la Santa Sede, al constituir el CELAM y las
Conferencias Episcopales, cuál es, el de distribuir el trabajo, crear
organismos técnicos adecuados y coordinar la acción apostólica.
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

(Carta a mons. Sebastián Baggio, 29 de noviembre de 1957)

El texto es rico en la manifestación de intuiciones que Manuel Larraín se


ha formado después de años de promoción de los organismos de cooperación
e integración episcopal, primero en Chile y luego en América Latina. En
primer lugar, destaca la voluntad de la Santa Sede respecto a las conferencias
episcopales, al punto de reconocer la autoridad del Obispo de Roma tanto en
la creación de estas como en la orientación de su funcionamiento. En segundo
lugar, y al mismo tiempo, indica las funciones propias del CELAM y de las
conferencias episcopales nacionales: la distribución del trabajo, la creación de
los organismos técnicos necesarios y la coordinación de acción apostólica. En
ellas se percibe como rasgo común la realización de la actividad cuyos esfuerzos
superarían los de cada Iglesia particular o que, al menos, sería perfeccionada
por la unidad y coordinación de las Iglesias. En tercer lugar, y probablemente
como intuición teológica más significativa, delinea ciertas interacciones entre
las distintas conferencias episcopales. En efecto, señala una dependencia
222 del CELAM en el ámbito de la eficacia de su labor a aquella que realizan las
La creación del CELAM como praxis hacia la sinodalidad.

conferencias episcopales nacionales. De este modo, se comprende el nivel


episcopal continental como aquel constituido por el nacional, antes que por la
individualidad de los obispos.

La articulación de estos tres aspectos de las conferencias episcopales en el


pensamiento de Manuel Larraín —la perenne autoridad del obispo de Roma,
la función subsidiaria de la cooperación y la comprensión de la relación entre
los distintos niveles de estos organismos— se constituyen también hoy en
intuiciones válidas, y de algún modo básicas, para el desarrollo sinodal de la
Iglesia, ya que permiten articular a nivel regional la comunión y la participación
de las Iglesias como sujetos capaces de vinculación.

6. Algunas conclusiones y desafíos


Ya en las primeras reflexiones sistemáticas acerca de las conferencias
episcopales se redescubre que “en la Iglesia la vida siempre ha precedido
a la reflexión teológica y a las estructuras canónicas” (Franzen, 1963, p. 149;
cf. Antón, 1989, p. 203). De hecho, hay que tener en cuenta que mons. Larraín,
aunque cuenta con una sólida formación teológica, no disponía aún del
instrumental técnico en el ámbito del lenguaje teológico, de modo que en
este período pre-conciliar ni habla de colegialidad ni menos de sinodalidad.
Sin embargo, a través de su praxis pastoral es capaz de ofrecer orientaciones
creativas para una Iglesia cada día más sinodal.

La mirada sobre el conjunto de estos cinco hitos descritos en el proceso de


constitución del CELAM, desde la experiencia de don Manuel Larraín, permite
poner en relieve algunas dimensiones en la comprensión de la emergente
Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

colegialidad que tributaron y siguen dando pistas para la sinodalidad


eclesial. Entre las más significativas hemos señalado la necesidad de entregar
una respuesta misionera unificada a los problemas transversales de hoy,
generando solidaridad entre las Iglesias particulares.

En el desarrollo de la praxis de Manuel Larraín, encontramos el camino


realizado desde la agrupación episcopal como respuesta a las necesidades
contingentes hacia la idea de un organismo permanente de diálogo,
cooperación e integración de las Iglesias. En otras palabras, un organismo que
favorece la communio Ecclesiae como communio Ecclesiarum. A este respecto, cabe
señalar que mons. Larraín actúa considerando a las conferencias episcopales 223
Pbro. José Ignacio Fernández S

como sujetos colectivos, capaces de articular relaciones entre distintos niveles


regionales para en la misión de la Iglesia. En esta perspectiva, encontramos
que las conferencias episcopales fueron vistas por este obispo chileno como
capaces de articular válidamente el principio de subsidariedad entre las
Iglesias, de modo que al generar niveles nacionales y continentales, la Iglesia
obtuviera la posibilidad de salir de la dualidad o universal o particular en su
acción misionera a través de estos organismos.

Sin duda, esta aproximación al pensamiento de mons. Manuel Larraín,


siguiendo su praxis pastoral en el proceso de creación del CELAM y reflejada
en su epistolario aún inédito, no agota las luces que puede entregar a la
reflexión actual sobre la colegialidad episcopal como servicio a la sinodalidad
eclesial. Sin embargo, podemos afirmar que sus palabras manifiestan que las
posibilidades creativas y contingentes que él abre se encuentran ordenadas a
la realización de la misión de la Iglesia, antes que a una valoración abstracta
de la legitimidad de organismos o a la reivindicación de derechos, lo que
también ofrece un elemento basal para la discusión sinodal actual.

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Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

225
Experiencia de discernimiento
y oración de catequistas
en Melipilla, Chile:
Análisis teológico de participación
laical en clave sinodal
GWenDolYn AraYa GÓMez*
Eje temático V. ¿Cómo ser una Iglesia sinodal en misión?
V.5. El “lugar” o los “lugares” de la Iglesia sinodal en la misión
CONGRESO TEOLOGÍA EN CLAVE SINODAL PARA UNA IGLESIA SINODAL

Resumen
La comunicación explora cómo participación de los/as laicos/as y se
ser una Iglesia sinodal en misión, des- descubren criterios para promover
tacando claves que favorecen la parti- una cultura sinodal, enfatizando la
cipación laical de los/as catequistas. A corresponsabilidad como vía para
partir del análisis de caso de elabora- superar el clericalismo eclesial.
ción de un Plan Pastoral de actualiza-
ción de la catequesis en la diócesis de Palabras clave: Sinodalidad, Dis-
Melipilla, Chile, se identifican desa- cernimiento, Autonomía laical, Cate-
fíos y oportunidades de una mayor quistas, Pastoral chilena.

*
Doctora en Teología por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Académica del Departamento
de Teología de la Facultad de Ciencias Religiosas y Filosofía, Universidad Católica de Temuco, Chile.
226 Miembro del Centro UC Estudios Interdisciplinarios en Edith Stein. orcid.org/0002-0531-0775.
Introducción

E
sta investigación examina la participación laical en el proceso de la
elaboración de un plan diocesano de actualización de la catequesis,
en la Diócesis de San José de Melipilla, Chile. El análisis se basa en el
Informe Final de la fase de diagnóstico y en la vivencia de un retiro espiritual
de un grupo representativo de catequistas implicados.

Ubicada al suroeste de Santiago de Chile, Melipilla es una diócesis creada


en 1991 con 31 parroquias y 51 sacerdotes. Desde el 2014 su obispo es Cristián
Contreras Villarroel. Su geografía abarca comunidades urbanas y rurales, y
cuenta con 472 catequistas, de los cuales 425 participaron en el proceso de
consulta y 50 en el retiro espiritual. Según estudios estadísticos, un número
considerado suficientemente representativo para el estudio exploratorio y
descriptivo (Hernández, 2014, p. 382 ss).

La elección de este caso, radica en que la modalidad de consulta en la fase


de diagnóstico para actualizar la Catequesis, se realizó en una dinámica sinodal,
es decir, promovió la participación conjunta del laicado y el clero para discernir
las OOPP del último periodo y a la vez para elaborar un Plan de Actualización
de la Catequesis Diocesana. En tal sentido, se puede decir que este caso ilustra
la sinodalidad como recepción práctica del Concilio Vaticano II respecto de la
conciencia de corresponsabilidad eclesial.

La investigación busca responder en qué sentido la elaboración de un


plan pastoral de actualización de la catequesis surge y se lleva a cabo en
Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

clave sinodal. Para recopilar información se utilizaron métodos diversos, el


enfoque biográfico para recoger testimonios y el análisis textual tanto para
el Informe final de diagnóstico como para la literatura complementaria. Se
aplicó un método hermenéutico teológico-espiritual para interpretar las
experiencias de los creyentes, integrando aspectos vivenciales al análisis
teológico espiritual.

El texto se organiza en tres partes: un contexto panorámico de la situación


de la Iglesia chilena en las dos últimas décadas, un análisis de los elementos
sinodales descubiertos tanto en el Informe como en el relato experiencial de
los/as catequistas, y conclusiones con criterios generales para fomentar una
cultura sinodal. 227
Gwendolyn Araya Gómez

Contexto. Relevancia del caso de la actualización


de la catequesis en la diócesis de Melipilla, Chile
para el estudio de la sinodalidad
La participación laical en la Iglesia es un elemento central en la recepción
del Concilio Vaticano II, especialmente en términos de consentimiento y
adhesión (Azcuy, 2012). En coherencia con la eclesiología derivada de esa
experiencia conciliar, diversos estudios han demostrado que la sinodalidad
se ha convertido en el programa pastoral prioritario del Papa Francisco
(Marín, 2024). Es crucial, sin embargo, distinguir entre el evento del Sínodo
y la cualidad de gobernanza, o estilo de relaciones características de la
sinodalidad. Así, la Iglesia actual, convocada por el Papa, está inmersa en un
proceso sinodal que, al emerger nuevamente en su rol público, aborda temas
contemporáneos como las “reivindicaciones de igualdad y no discriminación”,
promoviendo así la participación (Elorza, 2022). Además, esta iniciativa del
Papa responde a la necesidad de descentralización del poder, implicando que
la sinodalidad se vive no solo desde el Papa y la Curia, sino a distintos niveles,
incluyendo las iglesias locales: diócesis, parroquias y comunidades (Cipollini,
p. 27). En este contexto global, se examina una experiencia local, referida a los
catequistas de la diócesis de Melipilla, Chile.
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

La Iglesia chilena, en general, cuenta con una rica experiencia de Sínodos,


la cual expresa una voluntad de comunión y participación, “anticipando un
nuevo estilo de ser Iglesia: una Iglesia sinodal y en sinodalidad permanente”
(Zolezzi & Arenas, 2022, p. 241). Aunque la diócesis de Melipilla es una de las
siete (entre diecinueve) en Chile que no ha celebrado sínodos, ha participado
en las tres convocatorias nacionales de la Conferencia Episcopal de Chile (en lo
sucesivo CECh), los años 2007, 2013 y 2023. Hay que recordar que la asamblea
eclesial es una expresión concreta del espíritu sinodal promovido por el Concilio
Vaticano II. Esto es, busca favorecer una mayor participación y compromiso del
laicado al discernir sobre la misión eclesial de cara a los nuevos desafíos en
diferentes contextos culturales.

Aunque en los últimos años ha habido un creciente énfasis en las


asambleas eclesiales a nivel continental y nacional en todo el mundo, en
Chile la participación laical se volvió crucial para transformar las estructuras
eclesiales y sociales. En la población chilena el estallido social evidenció una
mayor sensibilidad para identificar las estructuras y causas de distintos tipos
228 de injusticia, abuso, maltrato y violencia En parte, esta sensibilidad se movilizó
Experiencia de discernimiento y oración de catequistas en Melipilla, Chile:

con las graves denuncias de feligreses y de exsacerdotes hacia el sacerdote


católico chileno Fernando Karadima (Díaz, 2021, p. 321).

Desde la perspectiva teológica, la nueva actitud laical refleja una


eclesiología de la corresponsabilidad, la cual interesa resaltar. Esta necesidad
del laicado de tomar una postura activa surgió en parte debido al impacto por
aquellos que dejaron la Iglesia (25% en 17 años). Un punto crítico fue la “crisis
de los abusos” en 2018, que redujo la proporción de católicos del 54% al 45%
en 2019 (Centro de Políticas Públicas UC, 2023).

Sin embargo, algunos eligen quedarse, motivados por la esperanza de una


reorganización eclesial. Así, la participación litúrgica y pastoral se extiende
hacia una implicación más profunda, orientada a transformar las estructuras
existentes. En la diócesis de Melipilla, la conciencia de corresponsabilidad
impulsó la actualización de la catequesis, ya que en la experiencia de los/
as catequistas, la catequesis se descubrió como una oportunidad pastoral
para contribuir a la renovación de las estructuras eclesiales y culturales,
promoviendo una sociedad más humana desde dentro de la Iglesia.

Aunque hace años se venía identificando la necesidad de una actualización


y hubo apoyo de los catequistas, faltaban roles clave en la estructura
diocesana para abordar este asunto. Sin embargo, la posibilidad se abrió con
la convocatoria diocesana para elaborar las OOPP diocesanas, el cual se valoró
como “un trabajo conjunto de las comunidades eclesiales, basado en la escucha
atenta al Espíritu” (Diócesis, 2023). Dicho proceso permitió descubrir nuevas
necesidades pastorales y fortalecer áreas afectadas por la contingencia de
los últimos años. Paralelamente, se inició un proceso de consulta nacional en Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

respuesta a la Carta Apostólica “Antiquum Ministerium” (CECh, 2021), mediante


la cual el Papa Francisco instituyó el ministerio laical del Catequista, invitando
a las Conferencias Episcopales a implementarlo estableciendo un itinerario de
formación y criterios normativos para acceder a él (CECh, 2023). Esta petición
resaltó la urgencia de la diócesis para actualizar la catequesis.

Ambos acontecimientos eclesiales, uno local y otro universal, impulsaron


la elaboración de un Plan de actualización de la catequesis en la diócesis. Se
realizó mediante encuestas en línea y reuniones de grupo focal, permitiendo
una reflexión común y la inclusión de ajustes (Garrido, 2024; Fatigante, 2024).
De esta forma, la Catequesis en Melipilla se convierte en un ejemplo territorial
de acción pastoral sinodal, caracterizado por dos elementos: 229
Gwendolyn Araya Gómez

1. Una práctica sinodal basada en la corresponsabilidad, lo cual significa


que, en lugar de instalar valores democráticos, donde se vota y elige la
mayoría, se trata de un ejercicio de descentralización del poder basado en
la eclesiología de la colegialidad, donde las iglesias locales deben discernir
los problemas y desafíos de su propio territorio (Arenas, 2024).

2. La participación de todos los actores implicados, la identificación de


desafíos a través del diálogo y la interacción entre sacerdotes y laicado.
En tal sentido, la dinámica sinodal incluye la aplicación del principio de
subsidiariedad de la Enseñanza Social de la Iglesia (Schickendantz, 2001).

Análisis de los resultados: Intersección entre


sinodalidad y catequesis
La palabra actualización de la catequesis podría ser equívoca, porque el
horizonte es la transformación como resultado culminante de varios procesos
de discernimiento, acción, evaluación y ajustes. La transformación representa
un cambio profundo y fundamental en la autocomprensión eclesial y su lugar
en el mundo. En Melipilla, esa transformación que se espera se manifiesta
en el proceso de consulta, y consta en los informes. Sin embargo, se pueden
distinguir simultáneamente distintos niveles. En lo sucesivo se cita entre
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

comillas frases de los catequistas recogidas en entrevistas e interacción en el


retiro espiritual (Araya, notas, 2024).

El primero es una efectiva actualización, como primer paso en este


camino. La primera constatación es que la catequesis debe adaptarse a los
tiempos presentes, respondiendo a las necesidades y realidades actuales
de la comunidad, especialmente de niños/as y jóvenes. Este proceso no
necesariamente cambia la esencia de las prácticas, sino que las ajusta y
moderniza para que sigan siendo relevantes y efectivas. Un claro ejemplo es
la potencialización de la catequesis inclusiva, cuyo primer paso ha sido ofrecer
atención pastoral y formación para la iniciación cristiana a “personas en
situación de discapacidad”. Responde a la necesaria creatividad para abordar
las exigencias del mundo contemporáneo, “entre cuyos rasgos se destaca
el pluralismo y la valoración de la diferencia” (CECh, 2017, n° 10). En efecto,
para dicho propósito una primera tarea del Plan de actualización ha sido la
elaboración de fichas de catequesis, por parte de catequistas destacados por
sus conocimientos y prácticas pedagógicas. En las reuniones, la necesidad
230 más obvia era la de contar con un material común, relevante y coherente
Experiencia de discernimiento y oración de catequistas en Melipilla, Chile:

con las necesidades actuales, junto a la percepción de que el material que


está actualmente en uso, pese a que no es tan antiguo, requiere muchas
adaptaciones a la realidad de las comunidades (Fatigante, 2024). Otro aspecto
es el interés por la retroalimentación constante, el cual resalta la necesidad
de discernimiento, acompañamiento y corrección fraterna para mejorar los
procesos catequéticos. Sería también un cambio de primer nivel, ya que se
sitúa en la adaptación para la mejora del quehacer, aunque no se afecta aún el
ser, la identidad y la conciencia de la misión específica.

Un segundo nivel es la revisión de las prácticas. Los informes de la Diócesis


de San José de Melipilla destacan desafíos y oportunidades de la catequesis
sacramental, revelando claves sinodales que subrayan la comunión y
corresponsabilidad eclesial guiada por el Espíritu Santo. Los desafíos
identificados aunque diversos, convergen en una mejor organización para el
cumplimiento de la misión eclesial desde el servicio como catequista. En este
nivel, las condiciones que se consideran propicias para una adecuada renovación
de la catequesis, son dos: 1) la coordinación y el seguimiento efectivo de las
actividades catequéticas, 2) la unificación de criterios pastorales. La forma en
que se gestionan y monitorean las actividades existentes, requiere un ajuste
en los procedimientos y métodos para asegurar que sean más eficientes.

Sin embargo, la unificación de criterios pastorales es un cambio más


profundo que puede implicar tanto la renovación como una aspiración de
reforma. Este proceso busca establecer una visión y un enfoque común que
revitalice la pastoral sacramental en general. Puede requerir una revisión y
modificación de las normas y prácticas existentes para que todas las personas
involucradas estén alineadas y comprometidas con el mismo objetivo Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

pastoral. La renovación aquí implica situar la catequesis en el marco mayor de


la pastoral diocesana.

En el Informe constan dos condiciones más, las cuales se pueden identificar


más fácilmente como actitudes o compromisos sinodales, por lo tanto, se
pueden clasificar en cambios de tercer nivel, ya que no bastan los ajustes
superficiales de forma, tampoco basta infundir nueva motivación y orientación
común en las prácticas existentes. A diferencia de la renovación, el tercer nivel
implica una tendencia al cambio estructural. Por ejemplo, en términos de
participación comunitaria, la pregunta de cómo integrar a padres, padrinos y
familias en el proceso catequético responde a la inquietud por favorecer una
mayor participación en la vida parroquial a través de actividades comunitarias 231
Gwendolyn Araya Gómez

y celebraciones litúrgicas. Dado que se busca un impacto más significativo en la


vida comunitaria, se hace evidente la necesidad de otra estructura más inclusiva.
Se entiende que así se fortalecen los lazos comunitarios y se podría motivar
a la permanencia en la Iglesia después de la celebración de los sacramentos.

Por otra parte, en el Informe consta la insistencia en mayores “posibilidades


de desarrollo espiritual”, lo cual se enmarca en medios bien concretos:
acompañamiento, vivencia de retiros y jornadas de oración. Estos elementos
son comunes tanto en los informes como en los testimonios expresados
durante el retiro mencionado. Paradójicamente, son medios esenciales, ya
que son fundamentales e indispensables para fomentar el crecimiento y la
profundización de la vida espiritual. En la mayoría de los casos, se advierte un
auténtico anhelo de desarrollar la propia espiritualidad laical en consonancia
con la vocación de catequista.

Mención aparte merece la petición de la “presencia pastoral del párroco”,


ya que enuncia una comprensión eclesiológica de comunión en la cual la
autonomía laical no implica la autosuficiencia ni la exclusión del ministro
ordenado, sino su necesario compromiso desde su particular vocación al
servicio del Pueblo de Dios.

Por último, la relación entre catequesis y sinodalidad se resalta en una


Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

condición que puede pasar desapercibida en el Informe, ya que se fusiona con


la mención a la adecuación del material, a saber, la conciencia de la necesaria
integralidad de la formación del catequista. Sorpresivamente, este elemento
emergió con fuerza durante el retiro. Entre oraciones comunes, reflexiones
compartidas, preguntas y momentos de confidencialidad.

Los catequistas de Melipilla están conscientes del gran desafío que implica
una pastoral catequética de calidad, y, por lo tanto, desde sus experiencias
confirman la idea de que el catequista requiere formación específica y
especializada. Sin embargo, se quejan de una formación teológica poco
variada y centrada en la doctrina. Hay testimonios consistentes: ‘Llevo cinco
años haciendo el mismo curso en la escuela de verano” (Garrido, 2024), “los
teólogos no enseñan cosas útiles para la vida” (Araya, 2024).

Es sugerente la concepción de una formación integral cuyo objetivo sea


aumentar las capacidades y habilidades para “abordar los desafíos pastorales
en una sociedad tan cambiante”. Insisten que la misión evangelizadora actual
232 “debe ir más allá de la formación doctrinal”, y el nuevo plan de estudios “debe
Experiencia de discernimiento y oración de catequistas en Melipilla, Chile:

incluir no sólo contenido sino técnicas, didácticas y formación para la vida,


o como le llaman, habilidades blandas”. Los catequistas reconocen que “los
desafíos pastorales de ahora son muy distintos porque los jóvenes y los niños
aprenden de otra manera a través de internet”, y que “ya no se puede seguir
enseñando solamente cosas de la doctrina y el catecismo”. Las necesidades
de los catequizandos han ido cambiando y los agentes pastorales necesitan
“ser empáticos, saber comunicarse de distintas maneras, resolver conflictos” y
“comprender cómo cambia el mundo”.

Se observa un modo distinto de concebir la catequesis, “ya no es un espacio


para transmitir solamente los conocimientos de la fe”, sino que debe “facilitar
un ambiente de aprendizaje dinámico y acogedor, con saberes amplios”.
Este enfoque es común entre catequistas de niños y adolescentes (primera
comunión y confirmación), quienes observan que los jóvenes están expuestos
a diversas fuentes de información y consideran esencial contextualizar y
clarificar conceptos religiosos. Se ven a sí mismos como educadores de la
fe, acompañando a los jóvenes en su desarrollo integral y “enseñándoles
a conectar la fe con la vida diaria”. Así, el catequista debe cuidar no solo la
dimensión espiritual, sino también el desarrollo biológico, psicológico y social
de los catequizandos.

En este sentido, sinodalidad y actualización de la catequesis quedan


íntimamente vinculados, porque su horizonte es la misión eclesial. Ambas
instancias destacan la importancia de la participación, la comunión y el
acompañamiento. Al integrar la perspectiva de los/as catequistas con su
comprensión de la necesaria perspectiva integral, se comprende mejor
que la práctica de los principios sinodales, va generando un ambiente
donde cada persona se siente parte activa de la comunidad que camina
Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

junta en la fe, enriquecida por la diversidad y que la corresponsabilidad


de todos sus miembros, es un elemento insustituible de la fe. En efecto, la
corresponsabilidad es fundamental para una vivencia auténtica y completa
de la fe dentro de la comunidad. En la experiencia de los/as catequistas de
Melipilla, la participación activa y el compromiso de cada miembro de la
comunidad son esenciales para la vida y la práctica de la fe.

Recogiendo la pregunta de Elza Ferreira (2024), ¿cómo puede la


catequesis, partiendo de un nuevo paradigma, contribuir a la formación de
una mentalidad sinodal? Se puede plantear que, en cuanto es acción educativa
de la fe, el servicio del catequista debe realizarse desde la conciencia de
corresponsabilidad eclesial, la cual implica que todos los miembros, tanto el 233
Gwendolyn Araya Gómez

laicado como los ministros ordenados, comparten la responsabilidad de llevar


adelante la misión y las actividades de la catequesis, la cual comprenden
como núcleo de la actividad pastoral diocesana. Al menos esta es la pista que
ha abierto el análisis del caso de Melipilla.

Conclusiones
La sinodalidad implica una participación efectiva de todos los fieles,
superando el clericalismo e integrando la sabiduría y vivencia del laicado.
Para lograr esto, es necesario establecer estructuras y procesos participativos
que reflejen la comunión y colegialidad de manera activa. La sinodalidad
no debe ser vista simplemente como un experimento metodológico,
sino como un proceso que incorpora la sabiduría laical y evita perpetuar
estructuras clericalistas.

El anhelo de los catequistas de Melipilla por una catequesis laica basada


en una formación integral y una experiencia espiritual profunda puede
enriquecer significativamente la enseñanza religiosa. Al conectar la fe con las
experiencias diarias, los catequistas laicos/as tienen el potencial de ayudar a
los fieles a vivir su fe de manera más coherente y significativa, promoviendo
un ambiente inclusivo y abierto al diálogo que supere el clericalismo.
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

Desde la perspectiva de la teología espiritual, es crucial reconocer dos


riesgos asociados con la sinodalidad: la clericalización de los laicos y la
mundanización espiritual. Ambos fenómenos afectan tanto al laicado como
al clero, generando un intercambio desafortunado de roles y actitudes. Según
Evangelii Gaudium (93-97), estos riesgos reflejan una asimilación acrítica de
valores contemporáneos como el éxito, el poder y la exclusión de la diversidad.
La clericalización de los laicos diluye su papel distintivo en la Iglesia y en el
mundo, mientras que la mundanización espiritual lleva al clero a enfocarse
en valores mundanos, alejándose de su misión pastoral. Ambos problemas
distorsionan la dinámica eclesial, minando la auténtica vocación de servir y
colaborar en una comunidad inclusiva y sinodal.

Este contexto subraya la importancia de la sinodalidad para promover el


discernimiento de la voluntad de Dios y la atención a los más vulnerables,
contrarrestando la tendencia a conservar privilegios y despreciar la
diversidad. En la experiencia de los catequistas de Melipilla, se destaca el
234 deseo de una formación integral contenida en un Plan Pastoral elaborado
Experiencia de discernimiento y oración de catequistas en Melipilla, Chile:

con discernimiento y madurado en la oración. Estos elementos son esenciales


en una Iglesia sinodal, ya que aseguran que las decisiones y acciones de la
comunidad eclesial estén profundamente enraizadas en la voluntad de Dios,
guiadas por el Espíritu Santo, y vividas en un espíritu de comunión y unidad.
Fortalecer la autonomía laical y visibilizar el clericalismo para superarlo
son pasos clave. Además, al reconocer que la misión evangelizadora de la
Iglesia es tarea de todos los miembros del Pueblo de Dios, se profundiza en
la corresponsabilidad, que deriva de la recepción del Concilio Vaticano II y su
eclesiología de comunión basada en el sacerdocio común de los fieles.

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Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

237
Escuchar y formar a los jóvenes
para hacer realidad
el Pacto educativo global
JoSÉ PeDro CortÉS XiQUi*
Eje temático: La Iglesia sinodal: comunión, participación y misión.

Resumen
El Pacto Educativo Global (PEG) es la intencionalidad de una labor donde
un sueño que se puede hacer real si se se necesita de sus fuerzas, se compro-
prepara a los jóvenes en su ejecución. meten y además buscan a sus amigos
Ellos como generación pueden com- para juntarlos y sumarlos en una meta
prender los 7 compromisos del PEG común. La presencia en la Jornada
y hacer que sucedan. De hecho, su Mundial de la Juventud de Lisboa,
CONGRESO TEOLOGÍA EN CLAVE SINODAL PARA UNA IGLESIA SINODAL

característica generacional de tener Portugal es una muestra que los jóve-


esperanza y de comprometerse les nes buscan a Dios y buscan hacer algo
facilita que siendo creativos busquen que trascienda, y no de manera perso-
alternativas de implementación. nal o aislada sino en grupo, con amigos
Ya se ven algunos compromisos o conocidos que pronto se unen para
con el Movimiento Laudato si’ y con hacer el bien. Se debe aprovechar esa
Economía de Francisco, pero urge que fuerza y ayudar mediante procesos
el PEG llegue y sea real en las escuelas, educativos a que el Espíritu Santo haga
los grupos parroquiales y demás espa- su tarea en el corazón de la juventud.
cios juveniles para sumar y trabajar
de manera sinodal y poder alcanzar Palabras clave: Pacto educativo
los objetivos del mismo. Sin duda que global, juventud, esperanza, compro-
una vez que los jóvenes comprenden miso, procesos educativos.

*
Licenciado en Filosofía, con maestrías en administración de instituciones educativas, en educación
social y animación sociocultural, y doctorado en alta dirección. Actualmente estudia un doctorado
en educación. Empresario en el área educativa. Escritor de varios libros con temáticas educativas,
asesora y diseña procesos de formación para jóvenes. Coordinador de la Pastoral de la Educación
en la Arquidiócesis de León, Guanajuato, México. Participa en el Movimiento Laudato si’, Programa
238 Latinoamericano de Tierras y Economía de Francisco.
Introducción

C
on el fin de buscar una mejor comunión mediante la reflexión de
las acciones que realiza la Iglesia latinoamericana y caribeña con la
intención de vivir creativamente la sinodalidad, en esta comunicación
se busca enfocarse y relacionar 3 propuestas de trabajo evangelizador que
pueden vincularse y proponer una innovación educativa eclesial enfocada en
los jóvenes cuyo testimonio es una esperanza para la Iglesia y en quienes el
Papa Francisco ha puesto la mirada y ha estado cerca de lo que sueñan, viven
y hacen.

Las propuestas a relacionar y sobre las que se centra este trabajo de


reflexión-acción son:

1. Christus vivit (ChV)


2. El Pacto educativo global (PEG)
3. Las jornadas mundiales de la juventud (JMJ)

En los jóvenes está la esperanza de hacer realidad una Iglesia sinodal, por
eso se debe atender de cerca a ellos y estar atentos a lo que ya están haciendo
y a lo que todavía pueden generar creativamente para hacer realidad el PEG
en sus propios ambientes y con sus propias expresiones.

Desarrollo
Christus vivit
Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

Después del Sínodo de los jóvenes el Papa Francisco publicó el 25 de marzo


de 2019 la exhortación apostólica Christus vivit y ahí mencionaba que “los
mismos jóvenes son agentes de la pastoral juvenil, acompañados y guiados,
pero libres para encontrar caminos siempre nuevos con creatividad y audacia”
(ChV 203). Y señalaba como líneas de acción dos caminos: la búsqueda y
el crecimiento.

La búsqueda es la forma de convocar y/o atraer a los jóvenes a tener


una experiencia del Señor y reconoce que los mismos jóvenes encuentran
alternativas atractivas para acercar a otros jóvenes pues conocen sus ámbitos
y misionan en sus propios medios y espacios favoreciendo el encuentro de 239
José Pedro Cortés Xiqui

Dios en el corazón de otro joven. El lenguaje de la cercanía, proximidad


y amor desinteresado es el camino que les gusta a los jóvenes, no el del
proselitismo. El Papa plantea que el kerigma debe ser en el lenguaje de los
propios jóvenes.

El crecimiento también es el proceso que se da posterior a la búsqueda


o kerigma y comúnmente esta etapa se centra en una formación doctrinal
que hace a un lado el encuentro inicial con Cristo. Ante esto el Papa propone
que se profundice en el kerigma y se busque crecer en la fraternidad, la vida
comunitaria y el servicio, sin olvidar incluir formación doctrinal y moral pero
profundizando sobre todo en el encuentro con Dios que genera a su vez un
amor fraterno en la comunidad juvenil donde la amistad prevalece.

El encuentro con Jesús es el centro de la tarea evangelizadora y en ocasiones


se olvida o pasa a un lugar que deja de atenderse siendo que es lo que anima,
mantiene y motiva a los jóvenes en su compromiso con la Iglesia.

Pacto educativo global


Después, en septiembre de 2019, cuando el Papa Francisco describía que
el mundo estaba en una transformación y a la vez pasaba por varios desafíos,
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

decía que nos encontrábamos en un cambio de época caracterizado por una


crisis cultural y antropológica caracterizada por una cultura del descarte, ante
esta situación recordaba el proverbio de origen africano que dice que “para
educar a un niño se necesita una aldea entera” significando que se requería
sumar esfuerzos para educar convergiendo, a pesar de las diferencias que se
tengan, sin discriminar a nadie y viviendo una autentica fraternidad. Proponía
hacer una alianza, un pacto que uniera a todos, fomentando el vernos como
miembros de una casa común. Convocó a encontrarse en Roma para hacer un
pacto común y aunque la llegada de la pandemia por el COVID-19 pospuso
tal encuentro, en su videomensaje del 15 de octubre de 2020 planteó 7
compromisos clave que se expresan de acuerdo con el Vademécum del Pacto
Educativo Global (s.f.) así:

1. Poner a la persona en el centro


Contra la cultura del descarte, poner en el centro de todo proceso educativo
a la persona, para hacer emerger su especificidad y su capacidad de estar
240 en relación con los demás.
Escuchar y formar a los jóvenes para hacer realidad el Pacto educativo global

2. Escuchar a las jóvenes generaciones


Escuchar la voz de los niños, adolescentes y jóvenes para construir juntos
un futuro de justicia y de paz, una vida digna de toda persona.

3. Promover a la mujer
Favorecer la plena participación de las niñas y las jóvenes en la educación.

4. Responsabilizar a la familia
Ver en la familia al primer e indispensable sujeto educador.

5. Abrirse a la acogida
Educar y educarnos en la acogida, abriéndonos a los más vulnerables y
marginados.

6. Renovar la economía y la política


Estudiar nuevas formas de entender la economía, la política, el desarrollo
y el progreso, al servicio del hombre y de toda la familia humana en la
perspectiva de una ecología integral.

7. Cuidar la casa común


Custodiar y cultivar nuestra casa común, protegiendo sus recursos,
adoptando estilos de vida más sobrios y apostando por las energías
renovables y respetuosas del medio ambiente.

El llamado que hizo fue a preparar, participar y planificar con valentía y Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

esperanza para crear un proyecto educativo que creativamente transforme a


la sociedad a la luz de la doctrina social de la Iglesia. Poner semillas es parte
fundamental de este pacto y debería incluir a todos para mejorar la sociedad
con unidad y armonía.

La puesta en marcha del PEG en el mundo ha sido motivo para replantear


acciones sobre todo en el mundo educativo y aún falta mucho por hacer,
desde darlo a conocer pues a veces no es algo ya conocido hasta la aceptación
de focalizarse en estos 7 retos donde cada uno implica la involucración de
distintos actores tanto eclesiales como civiles con apertura a aprender de
otros y a sumar esfuerzos por el bien común. 241
José Pedro Cortés Xiqui

Jornadas mundiales de la juventud


Por otro lado, el sello personal del Papa Francisco, mostrado en las Jornadas
Mundiales de la Juventud ha sido cercano, lleno de gestos y buscando el
compromiso de los jóvenes. Particularmente en Lisboa, el año pasado el Papa
se centró en proponer de manera personal a cada participante en primera
persona lo que la Iglesia quiere para cada joven:

1. Que reconozcas lo valioso que eres. Dios te llama por tu nombre, aún en
medio de un mundo en crisis, no pierde la esperanza de que siempre hay
salidas y que tú sabes buscarlas, encontrarlas y abrirlas. La Iglesia está
abierta para todos siempre, está abierta para ti, tus amigos y todos los
jóvenes. Así como es cada uno, hay un lugar aquí en la Iglesia. Está abierta
porque te necesita y quiere que conozcas a Jesús aquí.

2. Que dejes de administrar tus miedos y te pongas a emprender tus sueños.


Nadie va a hacer lo que Dios quiere que hagas tú. Haz a un lado los miedos
y actúa ya.

3. Que ayudes a levantar a quien está rendido. Nunca veas a alguien por
encima del hombro a menos que vayas a ayudarle a levantarse.
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

4. Que pienses en los demás, que ayudes a otros y eso te dará alegría. Puedes
ser misionero de alegría, la cual no es para ti, es para los demás.

5. Si quieres brillar ante los demás, acepta a Jesús y aprende a amar como Él.
Así serás luminoso, brillarás.

6. Que seas un corredor de servicio, corre a servir a los demás. El que ama sirve.

7. Que vivas el momento presente. Con todas las ganas y profundidad posible,
y que descubras que sabrás mejor quién eres si te encuentras con Jesús.

8. Que camines con esperanza, nunca pierdas la fe en que amando se


es mejor.

9. Que sepas que, aunque en la vida todo cuesta, solo el amor de Jesús
es gratis.

242 10. Que no puedes quedarte callado ante lo que has visto y oído.
Escuchar y formar a los jóvenes para hacer realidad el Pacto educativo global

El ambiente juvenil en Lisboa fue una experiencia de JMJ especial, de


postpandemia y con toda la fuerza de la juventud que busca a Dios en la calle,
en los espacios apropiados para encontrarse con otros jóvenes, en el parque de
la misericordia, en los conciertos, en la vigilia, en las adoraciones eucarísticas,
en cada espacio donde se notaba la alegría desbordante y las ganas de estar
juntos con el Papa y otros amigos.

La convocatoria del Papa Francisco recibió la gran respuesta de más de un


millón y medio de jóvenes, quienes estando en un ambiente de fiesta cayeron
de rodillas ante el Santísimo durante la Vigilia y en un profundo silencio
“gritaban” al mundo que quieren a Dios, quieren estar y vivir con Él porque
comprendían que son llamados y son amados.

Reflexionando y preguntando
La realidad que viven los jóvenes en ocasiones los hace ver como carentes
de responsabilidad, de identidad y de visión de futuro, sin embargo, no es
así ya que, al contrario, están llenos de vida, talentos, esperanza, futuro y con
ganas de aportar algo al mundo. Y juntos son todavía más fuertes, se animan
y logran lo que pareciera imposible. La Iglesia no es la única entidad que
pone los ojos en los jóvenes para vislumbrar el futuro, sino que también los
mismos padres de familia, los maestros, los párrocos y todos quienes están
cerca de ellos buscan alternativas efectivas de acercamiento para lograr un
compromiso juvenil para distintas causas. Los jóvenes son la esperanza no
solo del futuro sino también del presente. Son una fuerza viviente que fuera y
dentro de la Iglesia en ocasiones ha sido tranquilizada, apagada, controlada o
ignorada, a veces dejando sólo a quienes están en la Pastoral Juvenil la tarea Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs
de integrar en las estructuras, a veces ya antiguas, que les desmotiva y donde
a veces no encuentran a Jesús sino a un grupo que administra la acción juvenil.

Christus Vivit, el Pacto Educativo Global y las Jornadas Mundiales de la


Juventud son una pequeña muestra de que el Espíritu Santo sopla y sopla
fuerte, y quiere una acción juvenil evangelizadora eclesial y extraeclesial para
transformar el mundo.

Surgen algunas preguntas que vale la pena plantearse:

 ¿Ya se vive un camino de Iglesia cercana y abierta a los jóvenes? ¿Qué


falta hacer? 243
José Pedro Cortés Xiqui

 ¿Qué se ha renovado para que los jóvenes tengan en la Iglesia ese


espacio de amistad, alegría, encuentro y pasión por anunciar a Cristo?
 ¿Qué se necesita para tener una Iglesia abierta y cercana donde los
jóvenes encuentren misericordia, ánimo, energía y caminos para
anunciar a Jesús?
 ¿Qué esperan los jóvenes de quien quiere acompañarles en la Iglesia
para que sean felices?

Desde el espacio eclesial donde cada uno se encuentra puede plantearse


estas y otras dudas y dar respuestas concretas que sean cauce de acciones que
vayan ayudando a ver un cambio.

Para una nueva generación de jóvenes es necesario que la Iglesia cuente


con nuevas formas de atenderles, escucharles, acogerles, abrazarles y aprender
junto con ellos, considerando que son una generación que ha experimentado
el aislamiento social provocado por la pandemia, que ha estado en contacto
por medio de las redes sociales, que vive incertidumbre ante el panorama
laboral que les espera, que les ha tocado vivir en un mundo hipersexualizado,
que mantuvo su proceso educativo formal desde lo virtual, que con ayuda de
la inteligencia artificial la vida educativa parece serles más fácil, que algunos
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

dejaron sus estudios y que siguen tenido junto con esto todo lo que un joven
vive: dudas vocacionales, falta de habilidades para gestionar sus emociones,
enamorarse, soñar y querer comerse el mundo sobre todo cuando hoy todo
está cerca e inmediato.

Los gestos externos, la moda, la música siguen siendo sus espacios


propios donde se identifican y cuando se acercan a la Iglesia muchas veces
no encuentran algo atractivo para ellos, aunque sabemos que en lo espiritual
buscan la verdad, la bondad y la belleza y sobre todo si encuentran a Jesús no
buscarán nada más pues sólo Él llena todo.

Respuestas concretas
Un camino concreto a la situación que se presenta con los jóvenes es
comprender que cuando cada uno conociéndose a sí mismo descubre su
talento, su pasión, su misión, etc. se enfoca en poner eso al servicio d ellos
demás. Más aún si lo hace con sus amigos, ya que la amistad es una fuerza que
244 les motiva a estar y servir juntos.
Escuchar y formar a los jóvenes para hacer realidad el Pacto educativo global

Presentarles los 7 compromisos del Pacto Educativo Global puede ser


un reto que les motive a comprometerse y a generar acciones creativas
para alcanzarlo.

 A todos y más a los jóvenes inquieta y daña la injusticia, la violencia,


la inseguridad, la mentira, la guerra, los ataques a la vida, la pobreza y
todo lo que atenta contra la dignidad de la persona. Su sensibilidad les
permite darse cuenta de que cuando a otros les hace falta lo elemental
para vivir vale la pena unirse y buscar soluciones para servir, ayudar y
defender lo que humanamente merece cada persona por su valor y
como derecho básico de vida.

 Ante las injusticias y la falta de paz será muy valioso que aprendan a
expresarse y que generen iniciativas de soluciones, les gustan los foros,
proponer, debatir, criticar y esto puede ayudar a que conociendo con
vivencias propias o cercanas las distintas situaciones que se viven,
ellos mismos propongan soluciones que sin ser tan elaboradas den en
el punto exacto para construir comunidades de sana convivencia, paz
y justicia.

 La reivindicación de las mujeres en la vida familiar y social ha estado


acompañada de una violencia que no cesa y que se debe impedir su
permanencia y/o avance mediante la educación. Hay experiencias de
formación afectiva, emocional y de autoestima que permiten valorar
a las mujeres desde niñas. Los jóvenes no quieren que alguien sea
lastimado, golpeado, infravalorado…menos las mujeres y esta causa les
puede unir para enfrentar lo que ellos han visto y vivido en su propia
casa o con amigas que les cuentan lo que les pasa. Educar a los varones
Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

a respetar y valorar a las niñas y educar a las niñas para no permitir que
les violenten también es algo que les puede poner en acción.

 Los jóvenes quieren a su familia y quieren que su familia esté bien. Aún
con las reglas que a veces aparentan no estar de acuerdo ellos piden
de manera no consciente que les pongan límites, no les gusta tener
“libertad absoluta” para todo pues reconocen que eso no les llena.
Saben que si alguien agrede a su familia les está dañando directamente
y si se les propone prepararse para el noviazgo, para comprometerse
en el matrimonio y pensar en su futuro de vida ellos responden y
ayudan a que nunca se desintegre su hogar, su familia. Culturalmente
hablando reconocen que en la familia está lo bueno que han vivido y 245
José Pedro Cortés Xiqui

que han recibido amor ahí mismo. Les duele saber que una familia se
desintegra, más si es de alguien cercano y sin duda cuando es la suya
propia. Reconocen que la familia de un papá, una mamá y sus hijos es
un modelo de vida estable y feliz, aún con las situaciones propias que
se viven ahí. Urge acercarse a ellos y no dejar que dejen de valorar la
bondad de la familia y su defensa cuando sea necesario.

 Aunque parecen cerrados, poco interesados en los demás y de


compromiso mínimo, en el fondo su sentido de solidaridad está
vigente. Los jóvenes son de manos abiertas y ayudan a quienes saben
que no pueden subsistir solos. Los programas de servicio social,
de voluntariado, de caridad les sensibilizan y los colocan en una
disyuntiva de cerrarse o de ayudar ante quienes necesitan ayuda.
Con los ancianitos, niños enfermos, migrantes, etc. buscan saber
cómo ayudarles y generan una sinergia con sus cercanos y se abren
puertas para llegar a más y generar ayudas. Debemos aprovechar esta
sensibilización y canalizar sus energías para aportar algo hacia quienes
viven situaciones de pobreza, vulnerabilidad y de carencia de lo básico
para vivir.

 Cuando los jóvenes comprenden la importancia de cambiar la forma


Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

de comprender y hacer política y economía se sienten verdaderos


protagonistas de un cambio que modifique la historia del mundo.
Sin comprender de manera total lo que significa esto, sí son capaces
de percibir que si todo sigue igual nada cambiará. Sobre todo los
universitarios se dan cuenta de que es importante involucrarse en lo
público (política) y en comprender la forma en la que se administran
los bienes y recursos del mundo (economía). Prueba de esto es lo que
ha logrado el Movimiento Economía de Francisco donde se antepone la
amistad social y la paz para que se vivan en las empresas y se comprenda
la pobreza comprometiéndose a no descartar a nadie sino más bien ver
por el bien de todos trabajando por una economía del evangelio que
promueve una forma de vida basada en:
a) “Una economía de paz y no de guerra”.

b) “Una economía que contrarreste la proliferación de armas,


especialmente las más destructivas”.
246 c) “Una economía que cuide la creación y no la robe”.
Escuchar y formar a los jóvenes para hacer realidad el Pacto educativo global

d) “Una economía al servicio de la persona, de la familia y de la


vida, respetuosa de toda mujer, hombre, niño, los ancianos y
especialmente los más frágiles y vulnerables”.
e) “Una economía donde el cuidado reemplace el descarte y la
indiferencia”.
f) “Una economía que no deje a nadie atrás, para construir una sociedad
en la que las piedras desechadas por la mentalidad dominante se
convierten en piedras angulares”.
g) “Una economía que reconozca y proteja el trabajo digno y seguro
para todos, especialmente para las mujeres”.
h) “Una economía donde las finanzas sean amigas y aliadas de la
economía real y del trabajo y no contra ellas”.
i) “Una economía que sepa potenciar y preservar las culturas y
tradiciones de los pueblos, todas las especies los recursos vivos y
naturales de la Tierra”.
j) “Una economía que combata la pobreza en todas sus formas,
reduzca las desigualdades y sepa decir, con Jesús y con Francisco,
‘bienaventurados los pobres’”.
k) “Una economía guiada por la ética de la persona y abierta a la
trascendencia”.
l) “Una economía que genere riqueza para todos, que genere alegría y
no solo bienestar porque la felicidad no compartida es poca”.
Estos son retos que han despertado la creatividad y capacidad de
Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

reflexión generando nuevas alternativas hechas por los propios jóvenes.


Ya ha ido creciendo este movimiento y con seguridad irá provocando a
universidades, académicos, empresarios y estudiantes para responder
y no dar la espalda. Se requiere dar a conocer esto a los jóvenes para
sumarse, como dice la Declaración final de EoF, a las 12 aldeas de este
movimiento que rompe con la dinámica de ver al mundo sin generar
cambios y sobre todo integra y compromete a todos.
 Reconociendo que todo está interconectado y que nada sucede sin
afectar a los demás, la idea de saberse parte de una misma casa común
es un tema que implica el cuidado del medio ambiente para evitar que
avance el cambio climático que afecta a todos, pero sobre todo a los más 247
José Pedro Cortés Xiqui

pobres. El clamor de la tierra y el clamor de los pobres es un llamado de


atención a adoptar nuevos estilos de vida cuidando el medio ambiente y
evitando una cultura del descarte no solo de lo material sino sobre todo
de los humanos que son nuestros hermanos. Este tema ha generado
que el Movimiento Laudato si’ se posicione entre los jóvenes invitando
a ser animadores, a generar círculos Laudato si’, a participar en la
plataforma de acción Laudato si’ https://plataformadeaccionlaudatosi.
org/, a promover y vivir la semana Laudato si’ (mayo de cada año) y el
Tiempo de la Creación (septiembre-octubre de cada año) y participar
en Encuentros internacionales. Es necesario conocer y presentar este
movimiento para que los jóvenes se sumen, se formen y provoquen
cambios siendo semillas de esperanza para cuidar nuestra casa común
y lograr la justicia climática.

Conclusión
Sin duda que nadie ama lo que no conoce, por eso es importante que a
los jóvenes se les presenten los retos que la Iglesia ve que pueden atender
considerando sus capacidades personales y lo que deben afrontar como
generación histórica. Pero se debe tener cuidado de que por un lado se les de
la oportunidad de aportar con la creatividad propia que les caracteriza para
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

que ellos sean agentes que sumen a más jóvenes, pero también deben tener
un acompañamiento que no sea absorbente, que no sea controlador, que
no sea limitante y que sea provocador, orientador, animador y retador. Este
acompañamiento debe considerar la gran capacidad que tienen y centrarse
en que siendo dóciles al Espíritu Santo tengan antes que nada un encuentro
personal con Jesús capaz de tocar su vida, abrazarlos y animarlos a evangelizar
desde distintos espacios y temáticas en sus propios ambientes, a renovar las
acciones de grupos y movimientos juveniles, a activar las estrategias que se
realizan en las escuelas y a ser peregrinos de esperanza en el mundo actual.

El acompañamiento también implica tener un enfoque basado en la


sinodalidad, en el aprender a caminar juntos entre diferentes personas,
parroquias, pastorales, grupos sociales, asociaciones civiles, gobiernos, etc.

La fuerza de la unión juvenil se enfoca en teorizar menos y resolver


situaciones concretas. Esto deberá comprenderse pues la inercia que a veces
se tiene dentro y fuera de la Iglesia, de controlar o seguir planeaciones que,
248 si bien tienen su propio valor, deberá ser flexible y estar abierta a las nuevas
Escuchar y formar a los jóvenes para hacer realidad el Pacto educativo global

formas que están presentándose en la Iglesia. Implica renovar los procesos


educativos que no se renuevan desde hace tiempo.

Caminar juntos es dejar de ver hacia dentro y salir a, como afirma Carrón
(2016), a tocar la miseria.

Caminar juntos es sumar los esfuerzos de toda una aldea para educar y
aprender educando.

Caminar juntos es crear procesos educativos inspirados por el Espíritu


Santo propios para la Iglesia joven de nuestra época.

Caminar juntos es compartir con otros el encuentro con Jesús que


transforma la propia vida y que con el testimonio de esta experiencia atrae a
otros a descubrir que es lo que hace ser tan feliz.

Caminar juntos es estar abiertos a la novedad, a la sorpresa y a la innovación


que quiere renovar las estructuras, las formas y las expresiones juveniles de
una Iglesia sinodal.

Caminar juntos es vivir con júbilo, siendo peregrinos de esperanza.

Caminar juntos es ser agradecidos por el don recibido de construir el bien


común.

Caminar juntos es ser Fratelli Tutti.


Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

Bibliografía
Carrón, J. (2016). La belleza desarmada. Editorial Encuentro.

Declaración Final EoF (2022) Página web en línea https://francescoeconomy.


org/es/final-statement-eof-assisi-2022/

Global compact on education (s.f.). Vademécum del Pacto Educativo Global.


Congregatio de institutione católica.

Papa Francisco (2019). Carta del santo padre Francisco para el encuentro “Economy
of Francesco”. Boletín de la Oficina de Prensa de la Santa Sede. 249
José Pedro Cortés Xiqui

Papa Francisco (2019). Exhortación apostólica postsinodal Christus vivit. Buena


Prensa.

Papa Francisco (2020). Carta encíclica Fratelli Tutti. Buena Prensa.

Papa Francisco (2023). Mensaje para la XXXVIII Jornada Mundial de la Juventud


https://www.vatican.va/content/francesco/es/messages/youth/
documents/papa-francesco_20231109_messaggio-giovani_2023.html

Youcat (2023). Dialogical catechesis. An innovative concept for practice. Youcat


foundation https://laudatosimovement.org/es/
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

250
Gabriel Zagal Zambrano
“La Educación Católica Virtual, un lugar de la Iglesia
Sinodal en Misión”
DUOC UC, Chile
Magíster en Teología Pastoral y en Educación.
Profesor de Educación Religiosa, Ética y Moral, Licenciado
en Educación.
Colaborador del Instituto Universitario Sophia para América
Mesa Iglesia y teología sinodal

Latina y el Caribe.
Docente de Ética y Formación Cristiana del Instituto
Profesional Duoc UC y la Universidad Santo Tomás en
Chile.
Instituto Mexicano de DSI, México
Moderadora: Karen Castillo

Jesús Enrique Colina Villa


Conversión eclesial desde el enfoque sinodal (Sin
envío de publicación).
Universidad Eclesiástica San Dámaso, Venezuela
Presbítero.
Lic. especializado en Teología Moral “El encuentro y el
seguimiento de Cristo como acto conversivo a partir de la
Veritatis Splendor”. El camino cristiano de la reconstrucción
del sujeto moral (16/10/2018).

María José Caram


La teología: un servicio a la escucha sinodal
del Espíritu Santo
Universidad Católica de Córdoba, Argentina
Doctora en Teología por la Facultad de Teología San
Vicente Ferrer de Valencia (España), 2008.
Es Profesora en Facultad de Teología de la UCC.
Fue Directora Investigadora del Proyecto: “La hospitalidad
como expresión de la justicia relacional en el fenómeno de
las migraciones” (2016-2019).
Fue Coordinadora del Grupo de Justicia y Teología de la
Red multidisciplinar de Investigación sobre perspectivas de
la Justicia del IIH. (2015-2019).
“La Educación Católica Virtual,
un lugar de la Iglesia Sinodal
en Misión”
ProF. MG. GaBriel ZaGal ZaMBrano*
Chile
Eje Temático: ¿Cómo ser una Iglesia Sinodal en Misión?

Resumen
Comprender la Educación Católica para ser ciudadanos comprometidos
Virtual como un lugar de la Iglesia y miembros activos de la Iglesia y el
Sinodal en Misión implica reconocer mundo digital actual. Callar sobre
cómo los principios de sinodalidad esto sería grave, pero para nosotros
se aplican en un contexto educativo como agentes educativos sería graví-
digital. La sinodalidad se basa en la simo, dado que somos constructores
participación, la escucha y la cola- de esa sociedad presente y futura con
boración de todos los miembros de nuestro ethos pedagógico, muy unido
la Iglesia, y estos principios pueden a la innovación en los contextos
CIRCUITO A – SÁBADO 10 – 11:00 a 12:30 hs

ser igualmente relevantes en la edu- actuales tan desafiantes, donde dicha


cación virtual. Esto no solo fortalece virtualidad tiene un lugar primordial.
la comunidad educativa, sino que
también promueve una educación Palabras claves: Educación, Digi-
integral que prepara a los estudiantes tal, Cultura, Mundo, Iglesia.

*
Profesor de Educación Religiosa, Ética y Moral, Licenciado en Educación, Magíster en Teología
Pastoral, Magíster en Educación; Colaborador del Instituto Universitario Sophia para América Latina
y el Caribe, Docente de Ética y Formación Cristiana del Instituto Profesional Duoc UC y la Universidad
Santo Tomás en Chile. 253
L
a educación se presenta en las últimas décadas como una tarea compleja,
vasta y urgente. La complejidad actual corre el riesgo de hacer perder lo
esencial, es decir, la formación de la persona humana en su integridad,
en particular por cuanto concierne las dimensiones fundamentales de lo
antropológico, ético y social.

Es así como toda labor pedagógica, debe tender a lo humanizador como


criterio basal, para que se impregne el sistema educativo en una toma de
conciencia de que el sentido del mundo no puede estar sólo en criterios de
utilidad que tienden a determinarlo en todas sus actividades, según los
cuales vale sólo el poder, el placer y la riqueza. Pues a partir de estos criterios
las propuestas de vida pueden ser viciadas en su razón de ser, olvidándose
de construir personas humanas, quedándose sólo en administrar diversas
técnicas y/o metodologías que aparentemente facilitan la vida, pero que
muchas veces sólo le restan sentido convirtiéndola en un peligroso escenario
de vacío para los más inalienables deseos del hombre.

Es por ello por lo que,


Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

la libertad religiosa es el principal fundamento y la real garantía


de la presencia de la enseñanza espiritual en el espacio educativo
(Congregación para la Educación Católica, 2009),

pues se debe apuntar al desarrollo de una profunda razonabilidad y afectividad


crítico-reflexiva que apunte a un real discernimiento libre de lo que significa
la vida y la trascendencia para el hombre, dado que allí radica un aspecto
universal que engloba la identidad humana de forma holística.

Es por ello por lo que, la formación educativa de carácter valórico con


inspiración cristiana, debe considerar siempre una concepción antropológica
abierta a la dimensión espiritual, pues allí radica un aspecto de identificación
humana muy profunda, que posee en sí una importante clave de humanización,
dado que al introducirse en la cultura se genera un diálogo con ella que permite
establecer consensos de razón que amplían el discernimiento y conducen a
una enseñanza que dejará relevantes huellas de identidad en la persona que
254 se educa.
“La Educación Católica Virtual, un lugar de la Iglesia Sinodal en Misión”

En la educación católica la enseñanza de la religiosidad es


característica irrenunciable del proyecto educativo humano e integral
que apunte a desarrollar la identidad del hombre. (Congregación
para la Educación Católica, 2014)

En honor a esta característica irrenunciable debemos hacer eco de nuestra


misión eclesial y evangelizadora, que hoy y siempre han tenido una clave
sinodal, porque Jesús invita a “caminar juntos” en participación y comunidad
fraterna, la cual es labor nuestra como educadores llevar al ambiente educativo,
para que éste se impregne de estos principios que son cristianos en esencia
y traen consigo prácticas como el aprendizaje colaborativo, la inclusión de
diversas voces en el proceso de aprendizaje y la toma de decisiones compartida
entre los agentes educativos. De esta forma, se promueve una humanización
basada en nuestra más profunda antropología que por naturaleza añora
y desea construirse en base a los aspectos espirituales que la componen
y que cada hombre libre y dotado de razón y afecto debe ir descubriendo y
discerniendo en su proceso de crecimiento humano; que como ya dijimos, sería
también cristiano pues valida el misterio más grande de nuestra fe como lo es
la encarnación del verbo que se hace uno con nosotros para glorificar consigo
nuestra condición humana, en un rostro de cercana y plena trascendencia.

En esta propuesta se rescata la formación ética y cristiana, como un


principio unificador de la pedagogía

a partir de la tradición ilustrada que concibe la educación y la


enseñanza como proceso de humanización que permiten al sujeto,
desde su interioridad, ir construyendo su propia racionalidad Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

autónoma y universal en contacto con la cultura, la filosofía,


las ciencias, el arte y el lenguaje. Este principio también ha sido
demostrado por antropólogos y naturalistas contemporáneos se
dan cuenta en sus investigaciones, sobre la evolución del universo
y de la vida hasta la apariencia del hombre, de cuatro dimensiones
reconocidas científicamente como ejes de evolución de la vida y de
la especie humana: la autonomía, la universalidad, la inteligencia y
la fraternidad. (Hurtado, 2005)

Estos ejes, además de dar contenido a la formación del hombre, permiten


unificar y señalar una cierta directriz educativa, dejando al centro la formación
integral, que educa la cabeza y el corazón, porque no podemos perder nunca 255
Prof. Mg. Gabriel Zagal Zambrano

de vista que educar es mucho más que instruir, condicionar o adoctrinar, pues
aquello constituye una concepción puramente funcional de la educación, como
si ella tuviera que legitimarse sólo si está al servicio de la economía de mercado
y del trabajo; todo esto reduce fuertemente el contenido pedagógico. Por lo
mismo, no debemos reducir la propuesta educativa a una lógica puramente
tecnocrática que se enmarca bajo la presión de poderes externos y está
expuesta a intentos de instrumentalización por parte del mercado. Esto debe
ser mucho más sensible para la escuela cristiana. Pues no se trata de minimizar
las solicitudes de la economía actual, sino de respetar a la persona en su
integridad, desarrollando una multiplicidad de competencias que enriquecen
su proyecto vital en creatividad, imaginación, responsabilidad, sociabilidad
en el mundo globalizado y virtual que vivimos actualmente, donde también
la alfabetización digital se vuelve una competencia transversal fundamental
para desenvolverse tanto en acciones educativas como cotidianas de la vida.

Es por lo mismo por lo que, la propuesta de la educación humana e integral


es clave en una sociedad que cambia tan rápidamente, producto de los avances
tecnológicos, puesto que exige una reflexión continua capaz de rumiar, para
innovar y renovar constantemente sus prácticas, haciéndola cada vez más
rica en calidad. Se trata entonces, de una toma de posición clara, la educación
que la escuela cristiana promueve no tiene por objetivo la meritocracia de
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

una élite, sino una continua búsqueda de eficiencia, calidad y excelencia


que trascienda en lo espiritual, para llegar a todos y todas en clave sinodal,
haciendo camino juntos y trabajando en la construcción de esa fraternidad
intergeneracional, intercultural e interdisciplinar que integra miradas
para ampliar la visión del mundo actual, respondiendo a este de una forma
inteligente, buscando actualizar el mensaje de fe, esperanza y amor que está
en el centro de la teología cristiana; por ello la educación católica tiene que
introducirse en el debate de las instancias actuales sobre la educación virtual
y aportar en este ámbito, sus fundamentos filosóficos, su visión formativa y
sus experiencias pedagógicas, buscando fortalecerlas para impactar en los
actuales y desafiantes escenarios educativos del mundo digital que nos rodea.

La cultura digital representa un cambio fundamental en el modo


con que concebimos la realidad y nos relacionamos con nosotros
mismos, entre nosotros, con el ambiente que nos rodea e, incluso, con
Dios. El ambiente digital modifica nuestros procesos de aprendizaje,
la percepción del tiempo, del espacio, del cuerpo, de las relaciones
256 interpersonales y nuestro entero modo de pensar. El dualismo entre
“La Educación Católica Virtual, un lugar de la Iglesia Sinodal en Misión”

real y virtual no describe adecuadamente la realidad y la experiencia


de todos nosotros, sobre todo de los más jóvenes, los así llamados
nativos digitales. Por ello, ha aparecido también la necesidad de
que la cultura sinodal se convierta en más intergeneracional, con
espacios que permitan a los jóvenes hablar libremente con sus
familias, con sus contemporáneos y con sus pastores, también a
través de los canales digitales. (Secretaría General Sínodo. 2023)

Es justamente en este contexto sinodal actual, en el cual el Papa Francisco


nos invita al Pacto Educativo Global, buscando renovar y revitalizar la
educación en todo el mundo mediante la colaboración para la construcción
de un futuro más inclusivo, humano y sostenible a través de la educación, para
la fraternidad, la paz y la justicia, que busque contrapesar la desigualdad,
la exclusión y la crisis ecológica que vivimos. En síntesis, es un llamado a
la acción, por la dignidad, los derechos humanos, la ecología integral, la
fraternidad, el civismo, entre otras; mediante la implementación de proyectos
que promuevan el intercambio cultural y la comprensión entre estudiantes
de diferentes partes del mundo. Según esto, la educación virtual, se vuelve
un lugar por excelencia de la Iglesia Sinodal en misión humanizadora; dado
que todos los fundamentos mencionados, se pueden y se deben trasladar al
escenario virtual para impactar hoy de forma efectiva.

La búsqueda de una renovación del compromiso educativo con la


interioridad y la identidad, siempre están provocadas por el mundo
globalizado y digital, exigiendo que no se rompa el vínculo con el más
amplio horizonte social, cultural y ambiental en el que se inserta.
Porque actualmente, una de las declinaciones fundamentales Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

de dicha globalización está representada por el desarrollo de las


tecnologías y, en particular, con un impacto tal vez más incisivo en el
campo pedagógico, como aquellas relacionadas con la vida online y
con las redes sociales. El uso y la gestión de estos mundos digitales
plantean enormes desafíos a la tarea educativa en el marco de la
Sinodalidad eclesial. (Congregación para la Educación Católica, 2019)

Asimismo, siendo la educación virtual un lugar fundamental para la Iglesia


sinodal, la educación cristiana católica, por tanto, debe asumirse como testigo
de las enseñanzas de Jesús en torno a la dignidad de las personas, integrando
y exponiendo por medio de ella claramente y sin vacilaciones los temas
asociados al fundamento antropológico y ético de nuestra dignidad y derechos 257
Prof. Mg. Gabriel Zagal Zambrano

humanos. Callar sobre esto sería grave, pero para nosotros como agentes
educativos sería gravísimo, dado que somos constructores de esa sociedad
presente y futura con nuestro ethos pedagógico, muy unido a la innovación en
los contextos actuales tan desafiantes, donde dicha virtualidad tiene un lugar
primordial. Por otro lado, no podemos olvidar que las personas, que forman
la estructura de la vida social, serán lo que somos nosotros hoy y nuestro
trabajo estará en gran parte condicionado por los escenarios de digitalización
y globalización actual, sin embargo, no podemos dejar de humanizar y
evangelizar en esos contextos; sino que debemos capacitarnos y utilizar esos
escenarios virtuales, como lugares claves de la acción educativa actual.

Se estimula a las Conferencias Episcopales a trabajar a nivel


regional para crear juntos una cultura de la formación permanente,
utilizando todos los recursos disponibles, incluido el desarrollo de
las opciones digitales. Porque, la cultura digital, no es contradictoria
con la misión, sino más bien es una dimensión crucial del testimonio
de la Iglesia en la cultura contemporánea. Por esto, tiene un
significado especial en una Iglesia sinodal, siendo siempre necesaria
la formación teológica, el ejercicio de la corresponsabilidad, la
escucha, el diálogo ecuménico e interreligioso y el cuidado de la
Casa común, empeñado como misioneros digitales y en contextos
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

virtuales, facilitando los procesos de discernimiento y conversación


en el Espíritu, construyendo fraternidad, consensos y resoluciones
de conflictos. (Secretaría General Sínodo. 2023)

Ello porque, hoy no podemos ser cristianos, como tal, dándonos por
contentos con una cierta fidelidad de prácticas tradicionales y un cierto orden
puramente interior, si nos desinteresásemos del bien común que abarca lo
educativo por esencia. Es por ello, por lo que un educador cristiano católico, si
quiere serlo en el pleno sentido de la palabra, es un perpetuo inconformista,
que alimenta su hambre y sed de justicia en la palabra de Cristo, y que busca
el camino transmitir las enseñanzas de la Iglesia Sinodal que no es más que
Cristo vivo y resucitado entre nosotros.

La misión es gracia que compromete a toda la Iglesia y los fieles laicos


contribuyen de manera vital a realizarla en todos los ambientes y en
las situaciones más ordinarias de cada día. Ellos son, sobre todo, los
que hacen presente a la Iglesia y anuncian el Evangelio en las culturas
258 del ambiente digital, que tiene un impacto tan fuerte en el mundo,
“La Educación Católica Virtual, un lugar de la Iglesia Sinodal en Misión”

en las culturas juveniles, en el mundo del trabajo, de la economía, de


la política, de las artes y de la cultura, en la investigación científica,
en la educación y en la formación, en el cuidado de la Casa común y,
de modo particular, en la participación en la vida pública. Ahí deben
estar presentes, porque están llamados a dar testimonio de Cristo en
la vida de cada día y a compartir explícitamente la fe con los otros.
En particular los jóvenes, con sus dones y sus fragilidades, al tiempo
que crecen en la amistad con Jesús, se hacen apóstoles del Evangelio
entre sus coetáneos. (Secretaría General Sínodo. 2023)

Sobre esto, la documentación magisterial de acción educativa es inmensa


y a la luz de estas enseñanzas podemos, pues, marchar tranquilos, sin olvidar
nunca que hay motivos suficientes que urgen, para que dicha acción educativa,
sea innovadora y actual de forma permanente y en coherencia con la era de la
digitalización. Pero, aquí convendría insinuar la primera conclusión práctica
para el educador católico, pues cada uno debe conocer las enseñanzas de la
Doctrina Social de la Iglesia, mostrando la realidad inspiradora de Cristo y
teniendo en cuenta que con ello podemos cultivar una preocupación especial
por el desarrollo de nuestro trabajo educativo en función de la indignidad
actual marcada por lo geopolítico. Dicha reflexión sobre nuestra moral social
ha de despertar en nosotros antes que nada una conciencia más honda, y un
inconformismo ante el mal, para trabajar incansablemente por el bien, bajo
el alero del mandamiento del amor en todo tiempo y con los recursos que
aquello amerita.

No podemos evangelizar la cultura digital sin haberla comprendido


antes. Los jóvenes, entre ellos los seminaristas, los sacerdotes jóvenes Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

y los jóvenes consagrados y consagradas, que con frecuencia tienen


de ella una experiencia profunda, son los más adecuados para llevar
adelante la misión de la Iglesia en el ambiente digital, además de
acompañar al resto de la comunidad, comprendidos los pastores, a
tener una mayor familiaridad con sus dinámicas. (Secretaría General
Sínodo. 2023)

En este sentido, el educador y cristiano debe ser hoy: un testigo del Evangelio
en el mundo de la cultura digital y la educación virtual, transformando su
realidad educativa, para ser un hombre que hace pasar el mensaje cristiano
por su inteligencia natural combinada con la inteligencia artificial, poniendo
su corazón y sus obras de cara a Cristo, como único Maestro de Vida, dando 259
Prof. Mg. Gabriel Zagal Zambrano

cuenta de un testimonio con un horizonte de sentido más amplio, fruto del


discernimiento en el mundo que le tocó vivir. En síntesis, debemos procurar
ser personas alegres, maduras, serenas, optimistas y solidarias, capaces
de hacer diálogo con la cultura digital actual, que amen la vida y crean en
los demás con esperanza, promoviendo la alfabetización digital como una
competencia transversal elemental del campo pedagógico actual y futuro,
trabajando concretamente en iniciativas y proyectos creativos y coherentes
que traduzcan su fe testimonial en actitudes, opciones y un estilo de vida
realmente evangélico. Sin educadores que tiendan a realizar en sí mismos
este ideal, es complejo desenvolverse en los tiempos digitales que hoy nos
circundan, corriendo el riesgo de reducir la propuesta educativa cristiana a
metodologías tradicionales que ya no tienen ningún impacto.

Por consiguiente, ser educador hoy y siempre posee matices apostólicos


importantes, dado que somos instrumentos y el discernimiento es y debe
ser nuestra guía para encontrar la voluntad divina en nuestras vidas. Por lo
mismo, adaptarse a Dios no es tan difícil, pues Él es una persona con quien
relacionarse, dejarse acompañar y hacer camino, puesto que nunca debemos
olvidar que un educador transmite con sus palabras conocimientos y valores,
pues en base a ello será incisivo en los estudiantes si acompaña, en otras
palabras, su testimonio creíble y coherente de vida es el que va inspirando a
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

otros. Sin coherencia no es posible educar. La mayoría aquí somos educadores


y que yo sepa todavía la inteligencia artificial no realiza funciones morales o
éticas, sino que eso aún sigue siendo labor humana, por lo mismo es allí donde
debemos apuntar, transmitiendo un mensaje de fe, amor y esperanza cercano,
pero en dialogo con la cultura actual. Promoviendo lo sustancial e innovando
en lo accidental con un real espíritu de sinodalidad, que se traduce en unidad
entre los diversos agentes eclesiales y educativos, dado que no podemos
perder nunca de vista que la formación de una persona se desarrolla en un
proceso realizado durante años, por muchos educadores a lo largo de su vida;
pues allí es donde finalmente forja su modo de ser y hacer.

Como Iglesia y como misioneros digitales tenemos el deber de


preguntarnos cómo garantizar que nuestra presencia online
constituya una experiencia de crecimiento para aquellos con quienes
nos comunicamos. Porque, para mantener vivo el dinamismo sinodal
es necesario promover iniciativas más adecuadas que impliquen a
todo el Pueblo de Dios y en esto el entorno digital, nos brinda un
260 escenario más que óptimo. (Secretaría General Sínodo. 2023)
“La Educación Católica Virtual, un lugar de la Iglesia Sinodal en Misión”

En conclusión, se trata, a mi juicio, para la Iglesia, no sólo de comprender


la educación virtual como un lugar clave para la teología pastoral actual, sino
de entender que la virtualidad educativa presta un servicio en la línea de la
sinodalidad, que ya se está realizando de diversas formas; porque yo he tenido
experiencias siendo primero que todo estudiante virtual, miembro de equipos
de coordinación de cursos virtuales, tutor de comunidades de aprendizaje,
mentor de proyectos comunitarios, facilitador de procesos formativos
híbridos, diseñador pedagógico de aulas virtuales, gestor de mejoras en
plataformas digitales, entre otros servicios que han marcado mi experiencia
de docencia universitaria de los últimos años en las tres instituciones de
educación superior donde me corresponde ejercer actualmente. Por lo que les
invito humildemente a sumarse y colaborar.

Bibliografía
Congregación para la Educación Católica. (2009). Carta Circular 590, Sobre la
Enseñanza de la Religión en la Escuela. Ciudad del Vaticano.

Congregación para la Educación Católica. (2019). Vademécum Pacto Educativo


Global. Ciudad del Vaticano.

Congregación para la Educación Católica. (2014). Educar hoy y mañana, una


pasión que se renueva. Ciudad del Vaticano.

Hurtado, Alberto. (2005). Una Verdadera Educación. Editorial Universidad


Católica de Chile. Santiago.
Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs
Secretaría General Sínodo. (2023). Informe Síntesis Asamblea General de
Obispos, Una Iglesia Sinodal en Misión. Ciudad del Vaticano.

261
La teología: un servicio
a la escucha sinodal
del Espíritu Santo
Dra. María JoSÉ CaraM*
Eje temático: Sinodalidad y teología en América Latina y el Caribe

Resumen
En su discurso con motivo del labor teológica. Lo haremos reco-
50 aniversario de la institución del giendo los aportes de la tradición
Sínodo de los obispos el 17 de octu- teológica latinoamericana como así
CONGRESO TEOLOGÍA EN CLAVE SINODAL PARA UNA IGLESIA SINODAL

bre de 2015, el Papa Francisco definió también los documentos pontifi-


a la Iglesia sinodal como una “Igle- cios en los que se alude al quehacer
sia de la escucha”, en la que todos se teológico.
escuchan recíprocamente y todos
están “en escucha del Espíritu Santo”. Palabras-clave: Espíritu Santo -
Esta afirmación invita a reflexionar Conversación en el Espíritu - Escu-
sobre el significado pneumatoló- cha sinodal - Teología - Teología de la
gico de las palabras del Papa para la liberación.

* Nacida en San Miguel de Tucumán, Argentina. Vivió y trabajó durante dieciocho años en el Sur
Andino peruano; actualmente reside en Córdoba (Argentina). Es doctora en Teología por la Facultad
de Teología San Vicente Ferrer de Valencia (España). Investigadora y profesora de la Facultad de
Teología de la Universidad Católica de Córdoba. Miembro de la Sociedad Argentina de Teología y de
262 la Red Amerindia.
Introducción

T
odos los bautizados han recibido del Espíritu Santo el don del sentido
de la fe, que los capacita para comprender y profundizar en lo que creen.
Gracias a esta unción los cristianos adquieren “cierta connaturalidad con
las realidades divinas y una sabiduría que les permite captarlas intuitivamente,
aunque no tengan el instrumental adecuado para expresarlas con precisión”
(EG 119). Así, todos en el Pueblo de Dios, sin excepción y ni distinción de
funciones ni de grados de formación, son evangelizadores (EG 120). El Espíritu
los asiste también en la misión y, para poder anunciar adecuadamente
el Evangelio, les otorga el poder de “auscultar, discernir e interpretar… las
múltiples voces de nuestro tiempo y valorarlas a la luz de la palabra divina”.
El concilio asignaba esta función “principalmente a los pastores y a los teólogos”
(GS 44). Pero esto está cambiando. Con instauración de la sinodalidad, aunque
a pasos muy lentos, hemos comenzado a avanzar hacia una justa valoración del
sensus fidei y hacia la conformación de un estilo de vida eclesial que no margine
a nadie en el discernimiento de lo que viene realmente de Dios (EG 119).

La antigua y estricta separación entre Ecclesia docens y Ecclesia dicens, tan


arraigada en la mentalidad eclesial, ha sido un obstáculo y ha retrasado
en casi toda la Iglesia la recepción del sensus fidei. Debido a los resabios de
la eclesiología preconciliar monárquica, jerárquica, clerical, triunfalista y
apologética los fieles no han sido informados ni formados para acoger este don.
De hecho, muchos ignoran que lo poseen. Los pastores, por su parte, suelen
no reconocerlo por temor a que su autoridad se vea cuestionada. Aunque la
teología sí se ha ocupado de reflexionar sobre él (Vitali, 2016, pp. 209-210), Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

han prevalecido las dudas, las suspicacias, e incluso la agresividad frente a


las prácticas participativas. Para que la Iglesia pueda desplegar su vocación
sinodal necesita del diálogo a todos los niveles, donde realmente todas las
voces sean escuchadas y toda autoridad sea reconocida, no solo la que proviene
del sacramento del Orden. Pero el diálogo es imposible sin la escucha activa y
respetuosa de los demás.

Toda la Iglesia y todos en la Iglesia necesitan reconfigurar la manera


de escuchar. Mi aporte en esta comunicación se limitará a pensar cómo el
quehacer teológico se ve concernido en la escucha del Espíritu que se practica
en la metodología sinodal, en el camino hacia la XVI Asamblea General
Ordinaria del Sínodo de los Obispos. 263
Dra. María José Caram

Con esta finalidad, estructuré este texto en dos grandes apartados. En el


primero, reflexionaré sobre la escucha sinodal y la teología. En el segundo,
indicaré los algunos puntos que considero confluentes entre la escucha
sinodal y la que hizo posible el nacimiento de la teología de la liberación (TdL).

1. Escuchar al Espíritu en una Iglesia sinodal:


implicancias para la teología
Nuestra cultura está marcada por el ruido, la fragmentación y el
aislamiento. Padece de un deterioro de las relaciones interpersonales, de una
incapacidad de estar presentes unos a otros, de escucharnos, de ayudarnos
mutuamente o de facilitarnos la palabra (Alemany, 1998, p. 63). Somos
propensos a la polarización, a la agresividad, a la intolerancia y a diferentes
formas de violencia. Los teólogos no estamos inmunizados frente a estos
peligros que pueden desviarnos de nuestra misión y debilitarnos. Por eso el
método de la conversación espiritual, adoptado por el camino hacia el Sínodo
sobre Sinodalidad, resulta oportuno y necesario.

Para nosotros, los teólogos/as, la palabra tiene una importancia de primer


orden. El mismo significado de la teología como discurso sobre Dios lo indica.
Nuestras prácticas están marcadas por el leguaje verbal o escrito: leemos,
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

estudiamos, enseñamos, investigamos, interpretamos textos, escribimos,


publicamos, debatimos, ofrecemos conferencias, participamos en debates,
revisamos y evaluamos artículos, libros, monografías, etc. Todas estas
actividades configuran la profesión teológica que, sin duda alguna, requiere
“preparación técnica, competencia, eficacia productiva, oficio, función social,
un cierto reconocimiento exterior” (Libanio J. B., 2007, p. 20). Pero ¿ingresa
en nuestro trabajo teológico la diversidad de las voces del Pueblo de Dios?
¿sabemos escuchar o solamente pretendemos que se escuche nuestra
palabra? Las exigencias de nuestra labor y el puesto relevante que se nos
asigna en muchos lugares pueden conllevar la tentación de distorsionar el
sentido de lo que hacemos y entrar en una especie de “mundanidad espiritual”
(EG 207) que nos cierre los oídos a lo que realmente sucede en la vida. Por eso,
nosotros también debemos ingresar a la escuela del Espíritu que nos enseña a
escuchar sinodalmente.

La conversación en el Espíritu es una escuela que nos capacita para


crecer en la escucha de Dios, de nosotros mismos y de los demás. Escucha
264 de tantos gemidos y dolores, entre los que cobra especial relevancia el
La teología: un servicio a la escucha sinodal del Espíritu Santo

clamor de los pobres, abandonados y maltratados entre los que esta “nuestra
oprimida y devastada tierra” (LS 2). Pero no sólo hay sufrimientos. También
hay “pequeños signos de esperanza a los que debemos prestar atención”
(Céspedes, 2023, p. 29).

El método sinodal tiene honda raigambre en la Biblia, en la Tradición y en


la historia de la espiritualidad. Al ponerlo en práctica hoy, la Iglesia se dispone
a vivir una verdadera experiencia espiritual personal, comunitaria y eclesial
que fortalece las “sinergias en todos los ámbitos de la misión” (Francisco, 2015)1.

La conversación en el Espíritu se orienta a la conversión de los modos


distorsionados y excluyentes de relacionarnos que tenemos en la Iglesia.
El valor de la escucha espiritual reside en que se trata de una actitud
profundamente humana y cristiana que brinda la posibilidad de alimentar
el encuentro, el compromiso en el mundo, la pasión evangelizadora (EG 77),
porque nos orienta a una relación personal y comprometida con Dios y con los
demás (EG 91).

Cada uno de los pasos del método sinodal conecta con la oración.
El silencio jalona los tiempos del hablar y del escuchar. La actitud que se
requiere es la de “una mente y un corazón abiertos, sin prejuicios” (Secretaría
general del Sínodo de los Obispos, 2021), llenos de respeto y de convicción de
que en el otro se escucha la voz del Espíritu.

Lo que en definitiva se busca es la valoración mutua de cada experiencia


compartida y escuchada y la posibilidad de co-crear un futuro diferente.
Es, por lo tanto, una “escucha generativa”, “una actitud humana vital” (Cerviño, Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

2020), suscitada por el Espíritu. La escucha sinodal no es una mera técnica. Es


un medio para un fin: el crecimiento en el amor a Dios y en la misión. Es un don
del Espíritu.

Escuchar es un proceso activo y complejo. Sin escucha es imposible la


comunicación entre nosotros y con Dios. “No es que el Espíritu haya dejado
de soplar; es que la mentalidad es menos idónea para captar sus ondas e

1
El concepto de sinergia tiene su origen en la antigua Grecia. Hoy se aplica a la energía del trabajo
colaborativo. En el ámbito eclesiológico y de la misión, cada bautizado, ungido por el Espíritu con el
don del sensus fidei, está capacitado para sumarse a las energías de Dios y contribuir a la producción
de frutos mayores de los que pueden conseguirse individualmente. 265
Dra. María José Caram

irradiaciones” (Fuster Perelló, 1969, p. 312). Pero necesitamos ser educados


en la escucha y practicarla de manera consciente y activa. El camino para la
transformación de nuestro mundo, atravesado por tantas crisis y violencias,
pasa por el cultivo del arte de escuchar, por la espiritualidad y por una valoración
del silencio como camino para sanar las fragmentaciones. En este ámbito
podemos aprender de las de las búsquedas y hallazgos contemporáneos
respecto al arte de la escucha. Lo necesitamos para crecer porque, como dice
Francisco (2022) “también en la Iglesia hay mucha necesidad de escuchar y de
escucharnos. Es el don más precioso y generativo que podemos ofrecernos los
unos a los otros” (2022).

La conversación espiritual se ha practicado en cada una de las fases


del proceso sinodal. El proceso sinodal está siendo una escuela del arte de
escuchar, como lo testimonian los documentos compartidos por la Secretaría
general del Sínodo de los Obispos. Es una escucha recíproca que nos permite
escuchar juntos, como Iglesia, a Dios que nos habla de diferentes maneras y
desde diferentes lugares. Sin Espíritu no hay escucha eclesial verdadera.

El conocimiento de Dios no reside tanto en buscarlo cuanto en acogerlo.


Es Él quien viene a nosotros y “es el Espíritu quien prepara el camino” (Fuster
Perelló, 1969, p. 311). Pero sólo podremos recibirlo si aprendemos a escuchar.
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

En esta actividad, tan humana, interviene la iniciativa gratuita del santo


espíritu, que nos educa (Sb 1,5). Ciertamente, necesitamos “oportunidades
de formación que difundan y alimenten una cultura del discernimiento,
especialmente entre quienes ocupan puestos de responsabilidad” (Secretaría
General del Sínodo, 2024, págs. 30,66). Pero junto a los medios humanos que
sepamos elegir, el protagonista de nuestra formación será nuestro Maestro
interior, el Espíritu de Jesús.

La escucha sucede de diferentes formas y se practica en diferentes


niveles, que van desde lo personal hasta lo comunitario, desde lo local hasta
lo universal, desde las pequeñas comunidades hasta el Obispo de Roma.
Pero siempre tiene una condición: el silencio. “Va el silencio precedido de la
conciencia de caos, de desorden” (Fernández Moratiel, 2001, p. 14). En el caos y
en la confusión inicial que, de alguna manera se reeditan en nuestros días, el
Espíritu se cernía sobre las aguas. La Palabra creadora, inseparable de la Ruaj
de Yahvé, hizo la luz y llamó a todas las creaturas a la existencia (Gn 1). Los
266 relatos bíblicos de los orígenes nos sugieren que
La teología: un servicio a la escucha sinodal del Espíritu Santo

el silencio es el triunfo de la vida, de la proximidad, de la cercanía.


Hacer silencio, hacer sitio a los otros, es ceder el espacio más soleado
del corazón a alguien que llega y llama: ‘Llamad y se os abrirá’. Hacer
silencio es abrir. Hacer silencio es bajar la guardia y dejar de estar
a la defensiva… En el silencio retorna la comunión, desde lo más
profundo. (Fernández Moratiel, 2001, pp. 83-84)

El arte de la escucha presupone el arte del silencio, no del que somete,


acallando a los demás y ocultando la injusticia. El santo espíritu “huye del
engaño, se aleja de los pensamientos necios y se ve rechazado al sobrevenir la
iniquidad” (Sb 1,5). El silencio que debemos cultivar es aquél que es generador
de vida, aquél en el que “nos da forma el Espíritu” (Desiderio desideravi 52),
aquel que abre un espacio para albergar el misterio de Dios, de los hermanos
y hermanas y el del universo. El silencio que nos permite entrar siempre más
adentro en la espesura de la sabiduría y ciencia de Dios. El silencio que nos
hace Iglesia, cuerpo de Cristo, pueblo de Dios, templo del Espíritu. El silencio
de la oración y de la liturgia, particularmente el silencio en la celebración del
misterio eucarístico.

La sinodalidad no es en primer lugar una doctrina, sino un estilo de vida y


una forma de ser, una espiritualidad. El Espíritu, autor de la Encarnación del
Verbo, es también el que hace posible que nuestro caminar sea encarnado,
con capacidad de acoger todas las interpelaciones que vienen de la realidad
en la conversación espiritual del Pueblo de Dios. En la Iglesia, la misión del
Espíritu es dar origen a la comunión y mantenerla integrando las diversidades.

Entre las etimologías de la palabra “conversar” hay una que me parece Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs
particularmente interesante para comprender la acción del Espíritu en el
método sinodal. “En este sentido ‘versare’ viene de ‘vertere’. Con-versar sugeriría,
por ende, verter en un cauce común. Conversar trataría, en definitiva, de
distintas perspectivas, distintas visiones, que vertidas configuran un cauce
común” (Guerrero Alves & Martín López, 2023, p. 26). Es una idea que Francisco
(2023) considera que comprender así la conversación permite aportar los
diferentes puntos de vista para enriquecer el cauce común” (p. 10).

Uno de los símbolos que la escritura utiliza para referirse al Espíritu es el


agua. En el Evangelio de Juan leemos el encuentro de Jesús con la samaritana.
Yves Congar (1983) dice a propósito de este texto: “Se trata del Espíritu. Lo
dará Jesús… Se trata de ‘agua viva’, de una corriente que va de Dios fuente a 267
Dra. María José Caram

Dios océano sin orillas” (p. 76). Lumen gentium utiliza la misma simbología
para referirse al Espíritu: “Él es el Espíritu de vida o la fuente de agua que
salta hasta la vida eterna (cf. Jn 4,14; 7,38-39), por quien el Padre vivifica a los
hombres, muertos por el pecado, hasta que resucite sus cuerpos mortales en
Cristo” (LG 4).

El agua como signo de la presencia del Espíritu ha estado muy presente


en el Sínodo para la Amazonía: “El agua, fuente de vida… En la región
Amazónica, el ciclo del agua es el eje conector. Conecta ecosistemas, culturas
y el desarrollo del territorio” (Asamblea especial del Sínodo de los obispos,
2019, p. 7). “Descubrimos que las aguas caudalosas del Espíritu, semejantes
a las del río Amazonas, que periódicamente se desbordan, nos conducen a
esa vida sobreabundante que Dios nos ofrece para compartirla en el anuncio”
(Asamblea especial del Sínodo de los obispos, 2019, p. 38). De los altos nevados
de los Andes nacen pequeños hilos de agua. A medida que descienden, se
unen entre sí y van formando cauces cada vez más amplios hasta llegar al gran
Amazonas. La contemplación de este espectáculo de la naturaleza nos ayuda
a comprender mejor la conversación espiritual como la acción de verter en un
cauce común.

Esta imagen ayuda a comprender el misterioso dinamismo de la escucha


Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

espiritual como un intercambio de dones. Cada persona, cada comunidad,


cada ministerio, va derramando las riquezas recibidas en el cauce común
abierto por la escucha humilde y generosa. De este modo la comunión católica
se ensancha y se desborda como fuente de vida abundante para todos, en
“un entramado de dialécticas que conjugan unidad y pluralidad, identidad y
diversidad, universalidad y particularidad. La universalidad contiene y dilata
la unidad de la fe; las particularidades concretan y actualizan las diversidades”
(Galli, 2021, p. 25).

El Papa nos dice que “una Iglesia que enseña debe ser, en primer lugar,
una Iglesia que escucha”, siguiendo los pasos de quien, anonadándose a sí
mismo, tomó la condición de servidor (Flp 2,6-11) y se hizo “un buen discípulo”
(Francisco, 2021, p. 87). Estas palabras se aplican de modo especial a los
pastores, a quienes tienen responsabilidades en la Iglesia, pero también a
los teólogos, cuyo ministerio es, precisamente, el servicio a la Palabra de
Dios, escuchada y discernida en la Iglesia, con la valiosa intervención de los
268 más pequeños, quienes tienen un olfato privilegiado para encontrar nuevos
La teología: un servicio a la escucha sinodal del Espíritu Santo

caminos (EG 31). Son ellos quienes mejor pueden enseñarnos cómo hacer una
teología más sinodal, cómo encontrar el lenguaje adecuado para comunicar
la verdad del Evangelio en el mundo contemporáneo. De este modo, se irá
dejando atrás el mero reconocimiento nominal en el que estuvo confinado
durante largos años el sensus fidei e irá ganando su lugar, tanto en la práctica
eclesial como en una síntesis teológica que profundice cada vez más en la
naturaleza dialogal y misionera de la Iglesia.

2. La escucha del Espíritu en el quehacer teológico


latinoamericano
Sin duda, la práctica de la escucha sinodal se alimenta de otras vertientes.
Creo que el camino realizado por la Iglesia de América Latina es una de ellas.
Nos preguntamos ¿qué características revistió este ejercicio de la escucha?
Nos interesa también anotar algunos puntos de confluencia.

En 1968 tuvo lugar la celebración de la II Conferencia General del Episcopado


latinoamericano en Medellín, Colombia. El CELAM motorizó el ejercicio colegial
para que el Vaticano II fuera recibido en la vida de las Iglesias particulares de
América Latina y preparó el terreno para que en la II Conferencia se pudiera
vivir una peculiar experiencia sinodal que permitió el involucramiento de
sacerdotes, religiosos y laicos en la escucha, el discernimiento e, incluso,
por primera vez, en las votaciones (Scatena, 2016, p. 277). Cada participante
llevaba consigo “las preocupaciones, los sufrimientos y las esperanzas de sus
respectivos pueblos y comunidades” (Gutiérrez, 2018, p. 65).

Pocas semanas antes de la celebración de dicha Conferencia, entre el 21 y Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

el 25 de julio de 1968, Gustavo Gutiérrez pronuncia una conferencia titulada


“Hacia una teología de la liberación” (Saranyana, 2002, p. 263), nombre que
daría nombre a una nueva corriente de pensamiento teológico en América
Latina, conocida como teología de la liberación (TdL). La “obra adquirió un valor
simbólico, por dar nombre y esbozar las líneas y orientaciones fundamentales
de una ‘manera nueva de hacer teología’ constituyéndose en su marco teórico
inicial” (De Aquino Júnior, 2023, p. 15). Dice Palacio (2001) que “Medellín no
habría existido sin el Concilio. Pero Medellín no habría sido Medellín sin
el valeroso esfuerzo de repensar el acontecimiento conciliar a partir de la
realidad de pobreza e injusticia que caracterizaba a América Latina (p. 49).
Muchos de los teólogos que participaron en la preparación y realización de
Medellín han sido reconocidos como los forjadores de la TdL. 269
Dra. María José Caram

En relación con el tema que nos ocupa, hay que decir que la TdL nace y
se forja estrechamente ligada al sensus fidei, él es el suelo donde arraiga y se
alimenta esta teología Gutiérrez (1971) lo expresa así:

En todo creyente, más aún, en toda comunidad cristiana, hay pues un


esbozo de teología, de esfuerzo de inteligencia de la fe. Algo así como
una pre-comprensión de una fe hecha vida, gesto, actitud concreta.
Es sobre esta base, y sólo gracias a ella, que puede levantarse el
edificio de la teología, en el sentido preciso y técnico del término. No
es únicamente un punto de partida. Es el suelo en el que la reflexión
teológica hunde tenaz y permanentemente sus raíces y extrae su
vigor. (Gutiérrez, Teología de la liberación. Perspectivas, 1971, p. 15)

El arraigo en la Iglesia local y en las comunidades cristianas, donde


interactúan laicos, religiosos, sacerdotes, teólogos y pastores da a la TdL una
sólida vinculación eclesial. El vigor de la vida cristiana brotan de Dios como
única fuente. Por eso desde una perspectiva metodológica, Gustavo Gutiérrez
(1990), afirmaba que, en “la teología de la liberación, se afirma que a Dios se
comienza por contemplarlo y acoger su voluntad” (p. 16).

El verbo contemplar parece sugerir más bien el sentido de la vista. Pero en


Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

la tradición cristiana es inseparable de la escucha atenta. De una actitud de


apertura incondicional: “Habla, Señor, porque tu servidor escucha” (1S 3,10).
Thomas Merton la describió así: “La contemplación es esencialmente una
escucha en el silencio, una expectación” (Merton, 1996, p. 118). Al escucharlo a
Dios que llama y al abrirle la puerta del corazón, nos sumergimos en la fuente
de su amor, nos hacemos, de alguna manera, parte suya, dejando que continúe
en nosotros el misterio de su Encarnación y que nuestros oídos se transformen
en los suyos para, así, escuchar con Él el clamor del pueblo. La escucha sinodal
suscita una experiencia contemplativa de este tipo.

La TdL parte de una experiencia mística de unión con Dios. Por eso dice
Gustavo Gutiérrez (1990) que el misterio de Dios, único tema de toda teología,
“se revela en la oración y en la solidaridad con los pobres” y que “contemplación
y compromiso constituyen juntos, de alguna manera, el momento del silencio
ante Dios”. “Callar es la condición del encuentro amoroso con Dios”. Solo
después “es posible elaborar un discurso auténtico y respetuoso de Dios”.
La teología es, en consecuencia “un hablar constantemente enriquecido
270 por un silencio” (p. 14). Un silencio en el que la interpelación llega desde los
La teología: un servicio a la escucha sinodal del Espíritu Santo

que sufren, de la autoridad que el Espíritu les ha conferido en virtud de su


experiencia y situación.

Hay dos espacios de escucha imprescindibles para la labor teológica: la


escucha del Magisterio de la Iglesia y la escucha de otros colegas, es decir, la
teología realizada de manera sinodal.

Respecto al primer punto: la TdL tuvo que enfrentar muchas dificultades y


oposiciones. Incluso el martirio de algunos de sus representantes. En aquellos
años hubo mucho diálogo y escucha mutua entre el Magisterio y los teólogos. El
asunto quedó zanjado positivamente cuando Benedicto XVI dijo en Aparecida:
“La opción preferencial por los pobres está implícita en la fe cristológica en
aquel Dios que se ha hecho pobre por nosotros, para enriquecernos con su
pobreza (cf. 2 Co 8, 9)” (Benedicto XVI, 2007). Gustavo Gutiérrez (1996) expresa
que fue un proceso difícil a nivel personal, con momentos dolorosos. Pero que
lo importante es que se ha tratado “de una rica experiencia espiritual”; de una
“ocasión e renovar, en profundidad, nuestra fidelidad a la Iglesia en la que
creemos y esperamos comunitariamente en el Señor, así como para reiterar
nuestra solidaridad con los pobres, privilegiados del Reino” (pp. 11-12).

Respecto al segundo punto enunciado, la Comisión teológica internacional


afirma que “La sinodalidad eclesial compromete también a los teólogos a
hacer teología en forma sinodal, promoviendo entre ellos la capacidad de
escuchar, dialogar, discernir e integrar la multiplicidad y la variedad de las
instancias y de los aportes” (CTI 2018 75). La teología latinoamericana ha
ido madurando a través de profundos diálogos entre teólogos de diferentes
continentes. Diálogo que se practica en asociaciones teológicas y sociedades de Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

teología nacionales y redes, que no solo convocan a teólogos/as sino también


a agentes de pastoral, científicos sociales y líderes populares. Congresos,
talleres y reuniones muy fecundas. A través de ellas se fortalece la sinergia en
el quehacer teológico.

Conclusiones provisorias
Me preguntaba al principio si entre la escucha sinodal y la practicada por
la teología latinoamericana podríamos encontrar algunas confluencias. La
conclusión que se impone es afirmativa. Habría mucho más que decir sobre
las implicaciones de la escucha sinodal para estos oyentes peculiares de la
Palabra que son los teólogos. Pero, a partir de lo dicho, queda por afirmar que 271
Dra. María José Caram

para toda la Iglesia y también para ellos, el camino es provisorio. A medida


que lo transitamos vamos teniendo nuevos encuentros con el Señor que viene
a nosotros en nuevos rostros, situaciones y sufrimientos. También con nuevas
perspectivas y con variadas voces, con maneras diferentes de buscar a Dios.
Ante ellos el teólogo tratará de desentrañar la profundidad teologal y, en esta
tarea “ninguna rama de las ciencias y ninguna forma de sabiduría puede ser
dejada de lado” (LS 63).

Al preguntarme si el método sinodal conecta con la tradición teológica


latinoamericana, encontré muchos puntos que confluyen en el cauce de la
sinodalidad, tal como la estamos entendiendo y practicando hasta ahora.
Seguramente habrá que seguir andando y descubrir nuevas profundidades.

Esta escucha de los pequeños debe entenderse en el sentido de obediencia


de la fe al Espíritu que habla a la Iglesia. Obediencia que es “respuesta del
hombre a Dios que revela (cf. Rm 1,5; 16,26)” (Catecismo 143). El Espíritu
Santo nos permite contemplar el misterio de Dios que nos habla a través de
innumerables testigos (Hb 12,1). En ellos se manifiesta la obra de Dios que se
hace historia y nos convoca por la autoridad de los pobres (Gutiérrez, 2016), de
los que sufren (Zechmeister, 2013) y de los mártires (Hernández Pico, 2016).
Estos últimos son los testigos privilegiados del amor de Dios y, por lo mismo, “el
mayor símbolo de la presencia misericordiosa de Dios con nosotros” (Elizalde
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

Prada, Óscar; Hermano, Rosario; Moreno García, Deysi (organizadores),


2016, p. 418).

En el caso de los mártires, “Es ese Espíritu de Dios, memoria de Jesús


de Nazaret en nuestras vidas y en la historia (cf. Jn 14, 26), el que otorga
suprema autoridad a la disponibilidad de dar la vida no solo ‘en la entrega
cotidiana incansable’, sino incluso ‘en el sacrificio hasta la muerte, padecida
violentamente’” (Hernández Pico 2016, 108; Ellacuría 1989, 167).

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assembly2024/il/ESP-INSTRUMENTUM-LABORIS-A4.pdf Circuito A – Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

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de teología, 30(89), 133-144. 275
Congreso
latinoamericano y caribeño
Teología en clave sinodal
para una Iglesia sinodal

Circuito B
Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

 MESA PUEBLO DE DIOS EN CLAVE SINODAL


 MESA TEOLOGÍA EN CLAVE SINODAL (II)
 MESA CULTURA ECLESIAL SINODAL
 MESA I. SINODALIDAD ECOLÓGICA INTEGRAL
 MESA EXPERIENCIAS DE PASTORAL SINODAL (II)
Emiliano Fallilone
El pueblo como topos poliédrico para estar-siendo
Iglesia sinodal
Universidad Católica de Santa Fe, Argentina.
Maestrando en Teología Latinoamericana (UCA, El Salvador).
Director de la EESO y FPPI Nº 8093 “San José”, San Jerónimo Norte,
Santa Fe, Argentina, dependiente de la Junta Arquidiocesana
de Educación de Santa Fe. Docente Universitario. Miembro del
Mesa Pueblo de Dios en clave sinodal

Equipo Arquidiocesano de Pastoral Social (Santa Fe, Argentina).


Autor de libros y diversos artículos sobre filosofía, teología
y pastoral.

Everton Gonçalves Costa


Formar presbíteros sinodais para uma Igreja sinodal:
Pontificia Universidad Católica de Perú

análise das menções de sinodalidade nas Diretrizes


Moderadora: Veronique Lecaros

para a formação dos presbíteros da Igreja no Brasil


(Doc 110 CNBB)
Pontifícia Universidade Católica de São Paulo, Brasil.
Mestrando em Teologia pela Pontifícia Universidade Católica de
São Paulo. Curso de especialização para Formadores de Seminário
pela Faculdade Dehoniana. Graduado em Filosofia pelo Centro
Universitário Assunção - UNIFAI e em Teologia pela Pontifícia
Universidade Católica de São Paulo. Presbítero diocesano
da Diocese de Santo André - SP; Atualmente Coordenador
Diocesano de Pastoral e Membro do Conselho de Formadores
da Diocese.

Yamil Samalot-Rivera
Nuevas Formas de Vida Consagrada: mensaje
eclesiológico a la Iglesia sinodal
Universidad del Sagrado Corazón, Puerto Rico.
Natural de Isabela, Puerto Rico (PR), es fraile de la Orden
de Predicadores (Dominicos). Doctorado en Estudios Luso-
brasileños por la Universidad de Brown en EE.UU., cuenta con
una STL en dogmática por la Pontificia Universidad Javeriana en
Colombia y un M.Div. por la Universidad Central de Bayamón
(PR) de cuya Escuela de Teología fue decano. Preside la seccional
de PR de la Asociación Latinoamericana de Teología y Literatura
(ALALITE) así como el Equipo Teológico de la Conferencia de
Religiosos de PR. Es miembro de la Junta de directores de la
Asociación de Teólogos Hispanos de los EE. UU. (ACHTUS).
Actualmente es catedrático asociado en Teología y Lenguas
de la Universidad del Sagrado Corazón (PR).
El pueblo como topos poliédrico
para estar-siendo Iglesia sinodal
EMiliano Fallilone*
Junta Arquidiocesana de Educación, Santa Fe, Argentina
Eje temático: V. Nº 5 El “lugar” o los “lugares” de la Iglesia sinodal en la misión.

Resumen
La sinodalidad configura la iden- de Francisco y la Teología del Pueblo.
tidad de la Iglesia, lo cual debe ser Para que la sinodalidad acontezca, es
asumido como el esfuerzo de estar- preciso experimentar y desarrollar
siendo Iglesia que camina desde el el “gusto espiritual de ser pueblo”. No
pueblo y con el pueblo en el aconte- se trata solo de una reflexión teoló-
cer del Reino. El pueblo, como cate- gica pastoral, sino de efectos nece-
goría simbólica mítica en la tradición sarios en la Iglesia como institución
latinoamericana, se erige como topos, (organización, roles, servicios, apos-
como lugar común que manifiesta la tolados, entre otras cuestiones que
diversidad en una “unidad reconci- le atañen).
liada”, abraza el conflicto y las particu- CIRCUITO B – SÁBADO 10 – 17:00 a 18:30 hs

laridades en la confluencia otorgada Palabras claves: sinodalidad -


por el poliedro, a la luz del magisterio poliedro - pueblo - pluralidad - unidad.

* Director de la EESO y FPPI N° 8093 “San José”, San Jerónimo Norte, Santa Fe, Argentina, dependiente
de la Junta Arquidiocesana de Educación de Santa Fe. Maestrando en Teología Latinoamericana (UCA,
El Salvador). Doctorando en Sentidos, Teorías y Prácticas de la Educación (UNL, Argentina). Lic. en
Gestión de la Educación (UCSF) y Prof. de Filosofía (ISFD “Pío X”). Docente Universitario. Miembro del
Equipo Arquidiocesano de Pastoral Social (Santa Fe, Argentina). Autor de libros y diversos artículos
sobre filosofía, teología y pastoral. 281
A modo de introducción

D
urante este tiempo que transitamos el “sínodo de la sinodalidad”,
descubrimos la necesidad de revisitar algunas categorías, no en una
tarea meramente lingüística o intelectualista, sino a los fines de
revisar los efectos que provocan en la realidad efectiva. La idea de sínodo, en
su raíz griega, como la conjunción entre asamblea, reunión, acción conjunta
y las nociones de viaje, ruta o camino, han sido motivo de una reflexión
permanente.

Si bien el Papa Pablo VI fija un hito a través de la Carta “Apostolica


Sollicitudo”, promulgada como Motu Proprio, al convocar al sínodo de los
obispos para la Iglesia universal, consideramos importante detenernos en
las palabras que introducen dicha acción: “...después de haber observado
atentamente los signos de los tiempos, nos esforzamos por adaptar los
métodos de apostolado a las múltiples necesidades de nuestro tiempo y a
las nuevas condiciones de la sociedad” (Pablo VI, 1965, s/n). La intuición de
Pablo VI apunta a revalorizar los signos de los tiempos, y en consecuencia con
ello, a promover nuevos esquemas de animación eclesial, inspirados en el
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

marco del aire fresco propuesto por el Concilio Vaticano II, aunque reducido al
Episcopado. Importante y no menor, es una pequeña disquisición lingüística
que altera los efectos de manera inmediata: no una Iglesia en sínodo, sino una
Iglesia sínodo, asumiendo el caminar juntos, el peregrinar, como expresión de
su profunda y verdadera identidad.

Ante lo expuesto, la lectura de los signos de los tiempos, la fidelidad al


Evangelio y la preocupación por ser consecuentes con el mismo, constituyen
una tríada que alienta el “caminar juntos”. En el Documento Preparatorio para
la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos en el 2021, llamado
“Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”, Francisco establece
algunas referencias sobre la idea del “caminar juntos”, en tanto signo profético
y sacramento universal de salvación para todos:

La perspectiva del “caminar juntos”, además, es todavía más amplia,


y abraza a toda la humanidad, con que compartimos «los gozos y
las esperanzas, las tristezas y las angustias» (GS, n. 1). Una Iglesia
282 sinodal es un signo profético sobre todo para una comunidad de las
El pueblo como topos poliédrico para estar-siendo Iglesia sinodal

naciones incapaz de proponer un proyecto compartido, a través del


cual conseguir el bien de todos: practicar la sinodalidad es hoy para
la Iglesia el modo más evidente de ser «sacramento universal de
salvación» (LG, n. 48), «signo e instrumento de la unión íntima con
Dios y de la unidad de todo el género humano» (LG, n. 1). (Francisco,
2021a, N° 15)

Sin embargo, lo distintivo en la propuesta de Francisco, radica en la


amplitud de la convocatoria, lo cual no solo aporta una novedad estructural,
sino también en el espíritu mismo de la sinodalidad. Al recuperar la voz de
San Juan Crisóstomo, plantea la identificación entre Iglesia y Sínodo como
sinónimos, y en consecuencia afirma inmediatamente que ello implica que “...
en su interior nadie puede ser «elevado» por encima de los demás. Al contrario,
en la Iglesia es necesario que alguno «se abaje» para ponerse al servicio de
los hermanos a lo largo del camino” (Francisco, 2015, s/n). Con su practicidad
característica para establecer imágenes y analogías, propone la figura de una
“pirámide invertida”, donde la cima, ocupada por los ministros, se encuentra
por debajo de la base.

El eje de la presente comunicación nos interpela con una pregunta: ¿Cómo


ser una Iglesia sinodal en misión? Ante ello, también se realiza dar un paso
más al intentar dar cuenta de el “lugar” o los “lugares” de la Iglesia sinodal
en misión. Consideramos, a modo de hipótesis, que dicho lugar radica en la
“base” mencionada anteriormente, la cual se constituye en misión, es decir
en movimiento. La lógica del espacio y del tiempo, en tanto desplazamiento,
quedan imbricadas en la noción de pueblo que peregrina, comprendido como
Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

topos poliédrico para tejer en la expresión más profunda de su identidad, un


modo de estar-siendo Iglesia sinodal.

A partir de ello, proponemos trazar una especie de mapa que pueda dar
cuenta de tres coordenadas para aproximarnos a la cuestión: revalorizar
y recuperar el sentido filosófico, político y teológico del pueblo, en tanto
categoría mítica; asumir la (i)lógica del poliedro como expresión de una
superadora “diversidad reconciliada”; y asumir el “gusto espiritual de ser
pueblo” como condición necesaria para abrazar la sinodalidad. Por último,
compartimos una tríada de efectos pastorales y estructurales que se deberían
desprender de una opción obstinada por dicho topos poliédrico. 283
Emiliano Fallilone

El pueblo como topos de la sinodalidad


en la teología del pueblo y en Francisco
La noción de topos, proveniente del campo de la literatura como “lugar
común”, dentro de la tradición griega adquiere también la importancia de
constituirse como un “punto de apoyo” para construir y sostener un argumento.
Quizás, la noción de “lugar común”, puede ser un elemento para designar
lo “repetitivo”, lo que vuelve sobre sí mismo. En el caso del pueblo, dicha
cotidianeidad y cierta “banalidad” en la comprensión del concepto refuerza
el argumento de asumirlo como lugar significativo para el acontecer de un
caminar juntos, para el acontecer de la sinodalidad. La misma no se gesta en
lo extraordinario, sino que debe hallar su fundamento en lo más cotidiano,
sencillo y existencial de la comunidad.

En nuestras búsquedas intentamos dar cuenta del topos en una categoría


que se constituye en camino: pueblo peregrino. A los fines del presente trabajo,
basta con poder resaltar que bíblicamente la categoría pueblo despliega un
abanico de connotaciones que revelan una elección de Dios, una preferencia,
una toma de posición. El pueblo constituye como topos de una alianza, y
“Enraizado en la historia, está en marcha hacia su consumación en la patria
celestial” (León-Dufour, 1977, p. 370).
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

Uno de los principales aportes del Concilio Vaticano II, que refiere al tema
en cuestión del presente trabajo, tiene que ver con la Constitución Dogmática
Lumen Gentium, que desarrolla en el capítulo II una serie de precisiones sobre
el “Pueblo de Dios”. En el punto N° 12 aparece la expresión “pueblo santo de
Dios”, mencionando la fidelidad que él mismo manifiesta comunitariamente.
Evidentemente, en la tradición latinoamericana, ha calado fuerte la centralidad
del pueblo, no sólo como categoría teórica, sino como sujeto comunitario del
estar siendo; no solo como el “ser parte de”, sino como sujeto que habita la
realidad efectiva, sujeto de la historia y la cultura.

Los intentos de acoger el Concilio Vaticano II en América Latina, encuentran


su primer eco en el Documento de Medellín, elaborado por el CELAM en el año
1968, donde se habla de un pueblo paciente, que soporta, que sufre injusticias
y violencias, que se organiza, que intenta liberarse de diversas opresiones. Allí
se desarrolla la idea de una pastoral popular que acompaña a la religiosidad
284 popular, que sostiene a un pueblo que necesita expresar su fe de modo
El pueblo como topos poliédrico para estar-siendo Iglesia sinodal

simple, emocional y comunitario. También se denuncia el acercamiento


de la jerarquía eclesial a los ricos y la identificación de muchos sectores con
los mismos, abogando por una Iglesia identificada con los pobres, lo cual
inmediatamente nos remonta a palabras de Francisco en Evangelii Gaudium:
“Para la Iglesia la opción por los pobres es una categoría teológica antes que
cultural, sociológica, política o filosófica (...) Por eso quiero una Iglesia pobre
para los pobres. Ellos tienen mucho que enseñarnos” (2013, EG 198). La opción
preferencial por los pobres es un elemento constitutivo y vertebral en el
quehacer teológico y pastoral latinoamericano.

El Cardenal Víctor Manuel Fernández, ahora prefecto del Dicasterio para


la Doctrina de la fe, en el marco de la visita “ad limina” al Papa Francisco
junto a un grupo de obispos argentinos el 2 de mayo del 2019, brindó algunos
detalles de las conversaciones que tuvieron durante dos horas. Al referirse a
la religiosidad popular, el pontífice les recomendó retomar los aportes del
Documento de Aparecida y leer al filósofo argentino Rodolfo Kusch. Esta
última idea, se puede reafirmar luego de la entrevista que el Papa le concedió
al sociólogo francés Dominique Wolton:

Hay un pensador que usted debería leer: Rodolfo Kusch, un alemán


que vivía en el noroeste de Argentina, un excelente filósofo y
antropólogo. Hizo comprender una cosa: que la palabra ‘pueblo’ no
es una palabra lógica. Es una palabra mítica. No se puede hablar
de pueblo de manera lógica, porque sería sólo una descripción.
Para comprender a un pueblo, comprender cuáles son sus valores,
es necesario entrar en el espíritu, el corazón, el trabajo, la historia
y el mito de su tradición. Este punto está realmente en la base de
Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

la teología denominada ‘del pueblo’. Significa ir con el pueblo, ver


cómo se expresa. Esta distinción es importante. El pueblo no es una
categoría lógica, es una categoría mítica. (Wolton, 2018, p. 38)

Es interesante destacar que, en las conversaciones con el sociólogo francés,


el Papa Francisco alude a una controversia suscitada a partir de un error de
traducción en el Observatorio Romano, donde emplearon el vocablo “místico”
en lugar de “mítico”. Rechaza de sobremanera una interpretación mística del
pueblo, a los fines de no caer en una reducción, en purismos o abstracciones. Lo
mítico no desconoce la raigambre bíblica y teológica del concepto, ya Francisco
expresa un uso extensivo del mismo, en tanto “pueblo santo de Dios”. 285
Emiliano Fallilone

Abordar la noción de pueblo es compleja por la polisemia de significados


que lo atraviesan. Dicha dificultad impide un acercamiento desde una
intuición estructurante y organizadora, más propia de la Modernidad, y exige
hacerlo de modo analógico y analítico. En sintonía con Kusch, pero también
con otro teólogo que sedimenta el pensamiento de Francisco, el P. Lucio Gera,
existe otro camino de conocimiento del pueblo: “...una captación más directa
e inmediata de una realidad personal y singular (...) sólo es posible a través de
una identificación afectiva con él (...) por vía de una connaturalidad afectiva.
Sólo si amamos a un pueblo podremos conocerlo y comprenderlo”. (Gera,
1982, p. 103)

En sintonía con ello, a modo de primer acercamiento, Iván Ariel Fresia


recoge un testimonio oral del sacerdote jesuita, filósofo y teólogo del pueblo,
Juan Carlos Scannone, donde queda de manifiesto que la categoría pueblo
puede asumirse en un doble sentido: “...insiste ante la incomprensión de
la categoría por parte de los colegas europeos en que «pueblo» tiene dos
sentidos: como sujeto cultural-nación y como los pobres y sin privilegios
(cercano al concepto de clase)” (Fresia, 2020a, p. 43). Este doble sentido es
recogido constantemente en el magisterio del Papa, aunque el primero
de ellos, es una insistencia permanente en su discurso. Scannone, que a
su vez fué compañero y docente de Francisco, afirma que el pueblo no es
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

objeto, sino que se constituye como sujeto comunitario de una historia


y una cultura:

Es sujeto de una historia porque lo es de experiencias históricas


comunes, de una conciencia colectiva de pertenencia mutua y de un
proyecto histórico de bien común (no necesariamente explicitado).
Cuando se dice: “sujeto de una cultura” se entiende a ésta como un
estilo común de vida, es decir, una forma de relacionarse entre los
hombres, de éstos con la naturaleza y con el sentido último de la
vida. (Scannone, 1990, p. 255).

Concebir de esta manera al pueblo, remite inmediatamente a un


discernimiento ético-histórico, más que una perspectiva sociológica de clase
o la condición de ciudadano por ejemplo, dejándonos deducir que el “anti
pueblo” se constituye entonces, como aquello que se opone al bien común,
que oprime y se auto excluye del nosotros ético-histórico. El sacerdote
jesuita relaciona intrínsecamente la noción de pueblo con la del “mestizaje
286 cultural”. Reconoce en América Latina un ethos cultural particular, que tiene
El pueblo como topos poliédrico para estar-siendo Iglesia sinodal

que ver con el entrecruce de dialécticas que se efectivizaron en su historia.


Ello resalta el carácter inherente del conflicto que encierra la fraternidad y la
unidad nacional:

La categoría “pueblo”, categoría clave para la interpretación política,


social, histórica y cultural de América Latina, deriva de la de
“mestizaje cultural”, como el pueblo se deriva en su ethos cultural de
un tal mestizaje, por el entrecruce de dialécticas. Por ello, sin negar
los antagonismos en el seno del pueblo, esta categoría sirve para
descubrir en la realidad la primacía ontológica de la fraternidad y
la unidad nacional sobre la conflictividad, así como para iluminar el
camino de la resolución de los conflictos en justicia, respetando así la
dignidad de quien sólo es “Juan Pueblo”, en el respeto de la dignidad
personal y colectiva de todos. La estructura ontológica de la realidad
histórica así lo exige. (Scannone, 1990, p. 179)

La presencia de “Juan Pueblo” y su consecuente dignidad irreductible pone


de manifiesto la estructura ontológica que sostiene al pueblo en tanto sujeto.
Los antagonismos que subyacen en dicha unidad, no solo son asumidos de
manera creativa, sino que son condición necesaria para destacar la primacía
ontológica de la fraternidad, o expresado en otros términos, son condición
necesaria para transparentar “el alma” de dicho pueblo. La presencia de
dichas diferencias, conduce a la necesidad de reflexionar sobre aquello
que Francisco plantea bajo la imagen de un poliedro como efecto de una
“diversidad reconciliada”.

La (i)lógica del poliedro como expresión Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

de una superadora “diversidad reconciliada”


Referir a la unidad que prevalece sobre el conflicto, nos remite
inmediatamente a uno de los principios constitutivos de un Pueblo que
plantea Francisco en Evangelli Gaudium: “No es apostar por un sincretismo ni
por la absorción de uno en el otro, sino por la resolución en un plano superior
que conserva en sí las virtualidades valiosas de las polaridades en pugna”
(2013, EG 228). Ese mestizaje cultural que constituye un novedoso sujeto
histórico-cultural implica la necesidad de un plano superior que conserve en
sí mismo todos los antagonismos, pero que en definitiva, deje acontecer otro
de los principios propuestos: “el todo es superior a la parte”. Inmediatamente,
el Papa aclara: 287
Emiliano Fallilone

El modelo no es la esfera, que no es superior a las partes, donde cada


punto es equidistante del centro y no hay diferencias entre unos y
otros. El modelo es el poliedro, que refleja la confluencia de todas las
parcialidades que en él conservan su originalidad. (Francisco, 2013,
EG 236)

La primera consideración que podemos hacer refiere a la distinción con


la noción de esfera. Frente a la objeción que se plantea a la noción de pueblo,
como cuestión alienante o masificación, irrumpe la figura del poliedro, que no
pretende homogeneizar la realidad, sino que asume las particularidades y el
conflicto como elemento constitutivo. Nadie se queda afuera del poliedro: “No
obstante, si se quiere afirmar que la sociedad es más que la mera suma de los
individuos, se necesita la palabra pueblo” (Francisco, 2020, 157). El “nosotros”
que desencadena el poliedro, no debe entenderse como totalidad compacta o
dialéctica, sino como interrelación ética:

...entre el “yo”, el “tú”, y el “él” (“ella”) en cuanto diferentes e


irreductibles entre sí, concebidos en unidad plural y comunión, que
no lo reduce a meros momentos de una totalidad, pero tampoco los
suma como mera adición de individuos de suyo no interrelacionados.
(Scannone, 2017, p. 249).
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

En una reconocida y publicada discusión filosófica que tuvieron en París


un grupo de europeos y argentinos, a partir de la irrupción de la Filosofía
de la Liberación, el filósofo judío Emmanuel Levinas objetó el “nosotros-
pueblo” por considerar que se trataba de unos con otros marchando juntos,
contraponiendo la idea del “cara a cara”, “el rostro del otro” o el “frente a”
(coram). Los filósofos argentinos respondieron con el acento puesto en las
interrelaciones éticas:

...que el nosotros no es ni un yo colectivo ni una suma de “yoes”


individuales, sino que está configurado por “yo, tú, él (ella)” en
sus interrelaciones éticas que los hacen formar comunidad, en la
cual las personas que la conforman son irreductibles. Por lo tanto,
para comprender el “nosotros” es necesario pensar las relaciones
interpersonales no solo según la proposición “con” —unos con
otros—, sino también según el coram (de frente a cada otro) y aun
el “entre” (de lo interpersonal y, en el caso de la Iglesia, de “Jesús en
288 medio”). (Scannone, 2017, pp. 249-250).
El pueblo como topos poliédrico para estar-siendo Iglesia sinodal

Es interesante destacar una apreciación más que presenta Juan Carlos


Scannone, respecto al rostro multiforme que expresa el pueblo:

El pueblo fiel de Dios puede así perfeccionar su “rostro multiforme”


no solo con las riquezas de naciones o etapas históricas diversas, sino
también con las de las distintas “ciudades invisibles” en un mismo
espacio sociocultural, como es el de la ciudad. El fecundo encuentro
entre ellas y sus respectivos imaginarios puede ser ilustrado con la
imagen del poliedro. Esta figura geométrica y la valoración de lo
mejor de cada individuo dentro de ella, se aplican, entonces, tanto al
pueblo de Dios pluricultural como a los pueblos en los que acontece
el entrecruzamiento de culturas y a la relación entre estos, ya que
siempre es posible buscar una genuina interculturalidad justa,
simétrica y solidaria (...) Es el pueblo fiel, cuyo rostro cultural es
multiforme en la comunión de los diferentes, porque está guiado
por el Espíritu, vínculo de amor en la distinción irreductible entre el
Padre y el Hijo. (Scannone, 2017, p. 251).

El Pueblo, con su rostro multiforme, atravesado por el mestizaje cultural,


se constituye en sujeto histórico-cultural, del cual brota una original forma
de re-ligar (religare) lo sagrada y lo humano, de volver popular lo religioso o
significar como religioso lo popular. Allí sabiduría y religiosidad se encuentran,
dando paso a una noción retomada y valorada en el pensamiento y el sentir
del Papa Francisco:

…cuando habla del Pueblo de Dios, se refiere a su «rostro pluriforme»


(EG 116) y a su «multiforme armonía» (EG 117) gracias a la diversidad
Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

de las culturas que lo enriquecen, como, cuando lo hace de los


pueblos, usa analógicamente la imagen del poliedro, para marcar la
unidad plural de las irreductibles diferencias en el seno del mismo.
(Scannone, 2014, p. 41).

En este sentido, el pueblo constituye un elemento transversal que forja un


“nosotros”, que no aliena ni masifica, pero que genera unidad. Sin embargo
cabe preguntarnos: ¿por qué el pueblo se constituye como “topos” para estar-
siendo una Iglesia sinodal?, ¿de qué manera se puede considerar la pluralidad
en la unidad como “lugar común” para el quehacer teológico y pastoral de
la Iglesia? 289
Emiliano Fallilone

Al concebir la posibilidad de la pluralidad que constituye a un pueblo


en la unidad del mismo, es preciso destacar una de las intuiciones centrales
presentes en el espíritu del Concilio Vaticano II, y expresada en Lumen Gentium:
“Todos los hombres están llamados a formar parte del nuevo Pueblo de
Dios. Por lo cual, este pueblo, sin dejar de ser uno y único, debe extenderse
a todo el mundo y en todos los tiempos” (LG 13). La Iglesia, en virtud de su
catolicidad, de su universalidad, congrega a “todos los pueblos de la tierra”, a
todos los ciudadanos del mundo. Este elemento, “...que distingue al Pueblo de
Dios es un don del mismo Señor con el que la Iglesia católica tiende, eficaz y
perpetuamente, a recapitular toda la humanidad, con todos sus bienes, bajo
Cristo Cabeza, en la unidad de su Espíritu” (LG 13).

El Papa Francisco, haciéndose eco del magisterio, y retomando la tradición


bíblica de la noción de pueblo, propone la analogía del poliedro como
ilustración de una unidad que conlleva en sí misma la conjunción de diferencias
aunadas en una “diversidad reconciliada”. El conflicto es asumido de manera
creativa, y a su vez, se promueve un doble movimiento que implica la amistad
social y la fraternidad universal. Desde allí se configura una comunidad, una
pluralidad “reducida” a unidad:

Un pueblo es un sujeto colectivo, esto es, una forma específica de


comunidad. Es entonces una pluralidad de individuos, una multitud
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

reducida a unidad: unificada y (relativamente) totalizada. Damos


así con dos dimensiones que definen el género a que pertenece
esta realidad que llamamos “pueblo”. Por una parte, la pluralidad
de individuos. La comunidad, no se realiza sino en individuos; no es
una entidad hipostaseada aparte de ellos. Esta primera dimensión,
constitutiva de un pueblo, pertenece al orden del número, de la
cantidad y de la materia. La otra dimensión constitutiva de un
pueblo –la decisiva–, es la unidad, nota esta que pertenece al plano
de la cualidad, de la forma, esto es, de aquello que determina
que una pluralidad de individuos resulte “un sujeto”, un pueblo.
(Gera, 1982, p. 104).

Nos interesa destacar el aporte del Padre Lucio Gera, porque refleja la
pluralidad de individuos en la cual confluyen también una pluralidad de
horizontes de sentidos y comprensión que se funden en una mirada común,
que no significa en una mirada misma. Lo común, como elemento distinto a
“lo mismo”, otorga la posibilidad de una praxis teológica pastoral que se nutre
290 y se enriquece de una unidad en tanto cualidad. Sin embargo, dicho proceso
El pueblo como topos poliédrico para estar-siendo Iglesia sinodal

de unidad implica un movimiento, un peregrinar. La idea de ir en camino, de


hacer camino juntos, de ir a la par, implica la necesidad de concebir al pueblo
desde un estar-siendo, en tanto no se constituye “de una vez y para siempre”,
sino que irrumpe desde una dinámica seminal:

En el “estar siendo” como dinámica seminal, el pueblo acontece. De


ahí que, pueblo está en estrecha relación con la “tierra”, arraigado
al suelo. Pero, esa tierra, ese suelo no es una physis griega ni la idea
de naturaleza moderna, ni aún el territorio de un estado-nación.
Inspirado en Kusch, la categoría-símbolo que propone Scannone
para pensar el pueblo está asociado a suelo, entendido como
realidad (situacionalidad, geocultura) y simbolicidad (sagrado,
pacha, numinoso), simultáneamente. (Fresia, 2020b, p. 36)

Asumir el pueblo como “totalidad” reducida a la unidad en tanto topos


propicio para el acontecer de la pluralidad, es una posibilidad para la irrupción
de la sinodalidad. El hacer juntos, el caminar juntos, no consiste de tal manera
en un mero accidente o una decisión, sino que se identifica como el elemento
que mejor transparenta la identidad misma de la Iglesia. La Iglesia no tiene
la característica de ser sinodal como efecto de una arbitrariedad, sino que la
Iglesia, en tanto pueblo, es sinodal.

Conclusión y nueva apertura:


desarrollar el “gusto espiritual de ser pueblo”
Ante lo expuesto, sostenemos la necesidad no solo de ser pueblo, sino
también de experimentar y alimentar el gusto espiritual de ser pueblo. El Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs
Papa Francisco, en Evangelii Gaudium, plantea que es esencial desarrollar el
gusto de “...estar cerca de la vida de la gente, hasta el punto de descubrir que
eso es fuente de un gozo superior. La misión es una pasión por Jesús pero, al
mismo tiempo, una pasión por su pueblo” (Francisco, 2013, EG 268). En Fratelli
Tutti, complementa dicha idea en torno a la gratuidad y el deseo, ya que para
recomenzar, “...sólo falta el deseo gratuito, puro y simple de querer ser pueblo,
de ser constantes e incansables en la labor de incluir, de integrar, de levantar al
caído” (Francisco, 2020, FT 77). Quizás, a partir de ello, es posible comprender
que la sinodalidad no irrumpe solamente como la consecuencia de una
pluralidad que deviene en unidad, sino también por el necesario gusto de
amasar esa unidad desde la particularidad. Allí sí hay un gesto y una decisión
mediada por la razón y la voluntad. 291
Emiliano Fallilone

La permanente llamada a una conversión pastoral pregonada por el Papa


Francisco implica no sólo un desafío, sino la revisión y resignificación de
algunas estructuras que lejos de acompañar y sostener la vida de la Iglesia,
se constituyen como un contrapeso que dificulta el peregrinar. El sínodo
promueve dicha conversión, pero no está exento, como fuera advertido
en el discurso de apertura del mismo, de sucumbir ante el formalismo,
el intelectualismo o el inmovilismo. “El riesgo es que al final se adopten
soluciones viejas para problemas nuevos; un pedazo de tela nueva, que como
resultado provoca una rotura más grande (cf. Mt 9,16)” (Francisco, 2021b, s/n).
La novedad, proviene de un Dios que hace nueva todas las cosas (cf. Ap. 5, 20)
y no de un esfuerzo voluntarista por adecuar “la fachada” de nuestra Iglesia. A
su vez, también es preciso renovar la convicción de atravesar un momento de
sinodalidad cuyo fin no se trata de un movimiento “políticamente correcto”,
sino una toma plena de conciencia del núcleo identitario más profundo de la
propia Iglesia.

En pos de recuperar y valorar dicha identidad el pueblo se constituye


como topos, como lugar común para el acontecer de la pluralidad, y desde
ella, trabajar en la artesanía de la unidad que prevalece sobre el conflicto y
asume la diversidad de manera creativa. A su vez, en dicho pueblo queda
excluida la ilustrada idea de aquellos quienes se arrogan la autoridad de “ser
voz de los que no tienen voz”, dado que todos asumen el protagonismo de
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

ser indispensables y necesarios en la construcción de lo común. Creemos que


no se trata de “dar voz a los sin voz”, sino en definitiva, de ir juntos, de dar la
palabra a todos, de devolver la palabra a todos, de hacer circular la misma y no
concentrarla sobre sectores o lugares que lejos de tener los pies embarrados
de la realidad efectiva, proyectan desde la fría e indiferente pulcritud de un
academicismo vacío de rostros, historias y vida. Quizás, en definitiva, el desafío
de la sinodalidad no tenga que ver con grandes gestos, sino simplemente
con volver a ser Iglesia a la luz del Evangelio, para desde allí, despojarnos de
los ropajes de antaño que se reproducen en el “siempre se hizo así” y no nos
permiten vislumbrar su verdadero rostro.

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Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

294
Formar presbíteros sinodais
para uma Igreja sinodal:
análise das menções de
sinodalidade nas Diretrizes para
a formação dos presbíteros da
Igreja no Brasil (Doc 110 CNBB)
EVerton GonÇalVeS CoSta*
Eixo temático VI.4. La revisión de la Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis
en perspectiva sinodal misionera (IdS 11)

Resumo
A proposta de comunicação visa e vigoroso, no pontificado do Papa
destacar a importância do tema da Francisco. Pensar uma Igreja sino-
sinodalidade na vida da Igreja, como dal é fundamental hoje, pois envolve
CIRCUITO B – SÁBADO 10 – 17:00 a 18:30 hs

elemento fundamental para sua ação toda a visão eclesiológica atual e a


evangelizadora no mundo de hoje. dinâmica pastoral. Por isso este tema
Este tema já esteve presente nas pri- se torna importante para a Formação
meiras comunidades cristãs, foi res- dos futuros presbíteros, sobretudo
gatado pelo Vaticano II, e voltou aos ligada à dimensão pastoral-missio-
círculos de reflexão de modo forte nária, proposta pelas Diretrizes para

*
Mestrando em Teologia pela Pontifícia Universidade Católica de São Paulo. Curso de especialização
para Formadores de Seminário pela Faculdade Dehoniana. Graduado em Filosofia pelo Centro
Universitário Assunção - UNIFAI e em Teologia pela Pontifícia Universidade Católica de São Paulo.
Presbítero diocesano da Diocese de Santo André - SP; atualmente Coordenador Diocesano de
Pastoral e Membro do Conselho de Formadores da Diocese. 295
Everton Gonçalves Costa

a formação dos presbíteros da Igreja e casas de formação. Os bispos do Bra-


no Brasil. Assim se buscará sinais de sil, já na apresentação das diretrizes
sinodalidade no texto das Diretrizes sobre a formação ressaltam a impor-
e no processo formativo como um tância de presbíteros em saída, aco-
todo, a fim de pensar pistas e meios lhedores e misericordiosos: “Trata-se
de aplicação concreta desta dinâ- de um modelo de presbítero, com a
mica sinodal na vida dos formandos coragem de alcançar todas as perife-
ao longo de todo o processo forma- rias geográficas e existenciais que pre-
tivo. Embora as Diretrizes Brasileiras cisam da luz do Evangelho, em uma
sejam bem recentes (2019), não é pos- atitude acolhedora e que seja miseri-
sível encontrar o termo sinodalidade cordiosa” (CNBB, Doc. 110, p. 13). Este
em todo texto. Todavia, há menções é um desejo do Papa Francisco desde
que podem levar a esta concepção o início de seu ministério petrino, e
sinodal na qual se está cada vez mais pode-se deduzir que deste modelo de
inserido. Pretende-se neste estudo presbítero vai surgindo a necessidade
levantar estas “menções sinodais” de uma Igreja cada vez mais sinodal.
nas Diretrizes, destacando sobretudo Deste modo esta comunicação bus-
a dimensão pastoral missionária da cará luzes sinodais nos processos for-
formação. As Diretrizes formam uma mativos da Igreja no Brasil, ainda que
Ratio Nacionalis, fundamentada na não estejam tão explícitas, e a partir
Ratio Fundamentalis (2016). A pri- da análise da realidade poder propor
meira sessão do Sínodo pede uma pistas para construir um processo
revisão desta Ratio Fundamentalis formativo mais participativo, capaz
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

tendo em vista uma chave sinodal de formar presbíteros convictos sobre


missionária, e por isso esta reflexão a importância da sinodalidade no seu
deseja colaborar com uma análise modo de ser e de agir no ministério
de elementos que já transparecem que lhe será confiado pela ordenação
nos documentos recentes acerca da presbiteral.
formação sacerdotal, que servirão
de guia para uma eficaz revisão. Se Palavras-chave: Sinodalidade;
o desejo é ter uma Igreja com pres- Dimensão Pastoral; Diretrizes para
bíteros sinodais, este sonho precisa formação; Desafios do presente; Papa
começar a ser gestado nos seminários Francisco

296
Introdução

A
presente pesquisa visa aprofundar o tema da sinodalidade em
chave pastoral na dimensão da formação dos futuros presbíteros.
A dimensão pastoral é como uma dimensão síntese no processo,
pois para ela convergem as outras, e nela se verificará a eficácia do processo
formativo inicial. Um sujeito bem formado será capaz de colocar-se a serviço
da comunidade cristã, sem perder-se em elementos supérfluos.

Daí a importância de um projeto de formação pastoral-missionária capaz


de traduzir a eclesiologia do Vaticano II para hoje, quando se vive um retrocesso
revestido de piedade, cheio de fundamentalismo, de fechamento ao diálogo,
num esteticismo vazio que esconde situações complexas e preocupantes
para o futuro da Igreja. De fato, o “fundamentalismo carece de fundamento
ao procurar absolutizar o relativo, eternizar o histórico, fixar o provisório, e
impedir novas configurações eclesiais; no fundo é pretender privar Deus de
sua liberdade” (Nobre, 2022, p. 17).

O teólogo Agenor Brighenti preocupado com esta questão tem feito várias
pesquisas sobre o perfil dos padres no Brasil, afirmando que ultimamente,
“tem irrompido no seio do catolicismo brasileiro um novo perfil de presbíteros,
comumente denominados ‘padres novos’. Por suas práticas pastorais e
comportamentos pessoais, eles têm promovido na esfera da experiência
religiosa o deslocamento do profético para o terapêutico e do ético para o
estético” (Brighenti, 2023, p.10).
Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

O Papa Francisco preocupa-se em tornar a Igreja ainda mais fiel aos


ensinamentos do Mestre Jesus, sempre à luz da eclesiologia do Vaticano
II. Neste contexto ressurge o tema da sinodalidade: “a sinodalidade
encontrou, no magistério do Papa Francisco, consagração, desenvolvimento
e via de concretização na Igreja; ela está colocada como elemento dos mais
importantes na reforma da Igreja; a base para o incremento da sinodalidade é
a Igreja particular e o horizonte é a missão” (Cipollini, 2022, p.27).

No contexto da formação dos futuros presbíteros, a sinodalidade implica


em reconhecer a importância da participação e do diálogo nas etapas 297
Everton Gonçalves Costa

formativas, para que o processo seja permeado pela cultura da escuta,


respeito mútuo e colaboração entre formadores, seminaristas e a comunidade
em geral.

A sinodalidade busca romper com uma mentalidade clericalista, na


qual o clero é visto como detentor exclusivo do conhecimento e do poder, e
promover uma formação que valorize a colegialidade, a corresponsabilidade
e a participação de todos os batizados na missão da Igreja:

A sinodalidade é a superação de uma dicotomia eclesial que


entendia a sobreposição do papa em relação aos demais bispos, dos
bispos em relação ao presbitério, dos presbíteros em relação aos
fiéis leigos e leigas na qual cabe aos primeiros mandar e decidir e
aos outros obedecer e serem governados, para uma mentalidade
segundo a qual cada membro da Igreja é chamado a ser nela e em
nome dela um sujeito ativo na evangelização. Na Igreja sinodal não
se anulam as funções ministeriais, aqueles que têm um ministério
que comporta o serviço de tomar certas decisões continuam a dele
gozar, o modo de tomar as decisões, no entanto, que muda (...)
Também não significa de forma alguma uma democracia eclesial
na qual a autoridade eclesiástica promulgue o que foi decidido pela
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

maioria da assembleia, mas significa um dever de escuta mútua


entre os membros da Igreja e de todos em relação a Deus na qual
cada membro tem a aprender (Machado, 2023, p. 80).

A sinodalidade na formação é um convite a repensar o modo da Igreja


formar seus ministros ordenados, promovendo maior humanização,
capacitando os futuros presbíteros a serem pastores atentos, acolhedores e
engajados com a realidade social, política e cultural das comunidades.

Embora se fale muito em sinodalidade, o processo formativo ainda está


distante de uma mentalidade sinodal. A tendência de volta ao passado tem
crescido entre os seminaristas e muitas vezes após a ordenação, ao invés de
pastores próximos e empenhados em ouvir, acolher e caminhar em comunhão
com os leigos, temos padres clericalistas, fechados em seu mundinho,
autorreferenciais, que decidem tudo sozinhos como se fossem senhores
feudais no período da cristandade. Faz-se necessário identificar e combater
298 estas posturas dentro do processo formativo.
Formar presbíteros sinodais para uma Igreja sinodal:

1. A importância da Sinodalidade na Igreja


O mundo vive hoje uma época de mudanças onde um exagerado
conservadorismo tem tomado conta de diversos setores da sociedade,
inclusive de grupos na Igreja. Vive-se um período de questionamentos
sobre o Concílio Vaticano II, porém, é impossível pensar a Igreja hoje sem
considerar a importância dos leigos, o desenvolvimento da sinodalidade, o
diálogo com a sociedade e com os demais grupos religiosos presentes nesta
sociedade plural.

A sinodalidade é um elemento constitutivo da Igreja já nas suas origens:


“nos primeiros anos do cristianismo, a evangelização era de todo informal e
realizada por qualquer cristão que comunicasse aos outros sua experiência
salvífica” (Miranda, 2018, p. 15). Muito disso se perdeu justamente por um
fechamento em estruturas burocráticas e até obsoletas, onde há pouco espaço
para a dimensão pneumatológica.

Um fator importantíssimo para podermos entender as


transformações em curso na Igreja é o Espírito Santo. Visto no
passado apenas como garantia da autenticidade do magistério
eclesiástico, era então patrimônio da hierarquia para a conservação
da Igreja (...) Certa compreensão de cunho jurídico (sociedade
perfeita) se impunha na eclesiologia, que tudo determinava através
de leis e normas, do poder e de jurisdição, o espaço deixado aos
carismas e à ação do Espírito Santo era bem reduzido (...) Boa parte
da resistência de alguns à atual reforma eclesial provém de uma
ideia tradicionalista de uma Igreja estática, imune ao tempo, sem
levar em conta que muitos componentes dessa imagem brotaram Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

ao longo dos anos, são históricos, contingentes, podendo mesmo ser


anacrônicos hoje (Miranda, 2019, pp. 93-94).

A sinodalidade requer um grande esforço de escuta e discernimento por


parte de todos os envolvidos, e é a grande oportunidade para uma renovação
autêntica da Igreja, tornando-a mais inclusiva, participativa e aberta à ação
do Espírito Santo. Por isso, é urgente refletir sobre a questão da sinodalidade
na formação dos futuros presbíteros, pois para haver uma igreja sinodal, é
preciso formar presbíteros que sejam sinodais.

Agenor Brighenti fez uma séria pesquisa de campo, junto a diversos


pesquisadores, sobre o novo rosto do clero em todo o Brasil. Entre alguns 299
Everton Gonçalves Costa

resultados, constata-se que os padres novos são considerados mais


autoritários e tendem a se considerar mais importantes do que os leigos.
Parece que são formados para fazer funcionar a paróquia tradicional de
manutenção (cf. Brighenti, 2022, p. 217-220). Estes dados vão na contramão
da Igreja sinodal proposta por Francisco.

Com as reformas que Francisco propõe, surge a exigência de uma nova


forma de ser presbítero, com novas configurações de ministérios eclesiais e
um renovado processo formativo: “para existir um clero não clerical, com
cheiro de ovelhas e amor profundo como o de Jesus, será preciso mudar as
estruturas, dar prioridade ao contato direto e diário com o povo, preparar os
novos padres para a ação terapêutica junto aos vulneráveis, e habituá-los na
leitura orante do Santo Evangelho” (Brighenti, 2021, p. 231).

Os sinais da sinodalidade estão já presentes nos documentos do Concílio


Vaticano II. É interessante notar como a Presbyterorum Ordinis via a relação
entre o clero e os leigos, naquele período conciliar, e o quanto ainda hoje se
está patinando nesta questão:

Regenerados com todos na fonte do Batismo, os presbíteros são


irmãos entre os irmãos, membros dum só e mesmo corpo de Cristo
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

cuja edificação a todos pertence.

Devem os presbíteros de tal modo estar à frente que, não procurando


os próprios interesses mas os de Jesus Cristo, trabalhem na obra
comum com os leigos e vivam no meio deles segundo o exemplo do
Mestre, que “veio” para o meio dos homens, “não para ser servido,
mas para servir e dar a vida pela redenção de muitos” (Mt 20,28).
Os presbíteros reconheçam e promovam sinceramente a dignidade
e participação própria dos leigos na missão da Igreja. Estejam
dispostos a ouvir os leigos, tendo fraternalmente em conta os seus
desejos, reconhecendo a experiência e competência deles nos
diversos campos da atividade humana, para que, juntamente com
eles, saibam reconhecer os sinais dos tempos (Presbyterorum Ordinis,
1965, n. 9).

A citação evidencia que nos textos conciliares já se percebe a indicação do


que hoje se nomeia Igreja sinodal, onde cada um tem seu carisma e ministério,
300 mas sem perder a consciência de unidade enquanto Povo de Deus. O batismo
Formar presbíteros sinodais para uma Igreja sinodal:

é fonte de unidade e igualdade na Igreja e somente a partir dele é que surgem


os múltiplos dons e carismas do Espírito Santo.

Hoje, mais do que nunca, as bases lançadas pelo Vaticano II precisam


ser resgatadas, pois a Igreja está vivendo um processo de sinodalidade em
construção, onde o papel do leigo e do clero precisam ser bem compreendido,
superando tantas ideologias de fechamento, como o clericalismo, o
conservadorismo entre outras.

2. Menções de sinodalidade nas Diretrizes para a


formação dos presbíteros da Igreja no Brasil (Doc 110)
Embora as Diretrizes sejam bem recentes (2019), não é possível encontrar
o termo sinodalidade em todo texto. Todavia, há menções que podem levar
a uma concepção de sinodalidade. Pretende-se levantar estas “menções
sinodais” nas Diretrizes, destacando-as sobretudo na dimensão pastoral
da formação.

As Diretrizes são uma Ratio Nacionalis, composta por 7 capítulos,


fundamentada na Ratio Fundamentalis (2016). Já na apresentação do
documento ressalta-se a importância de presbíteros em saída: “Trata-se de
um modelo de presbítero, com a coragem de alcançar todas as periferias
geográficas e existenciais que precisam da luz do Evangelho, em uma atitude
acolhedora e que seja misericordiosa” (CNBB, Doc. 110, p. 13).

No capítulo 1, são apresentadas as coordenadas da formação em três


tópicos: análise do contexto atual, os fundamentos teológicos e o processo Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

formativo. O seminário tem a missão de formar presbíteros capazes de dialogar


com a realidade plural e atuar pastoralmente no meio do Povo, valorizando
os leigos e leigas em seus diversos carismas, serviços e ministérios (cf. CNBB,
Doc. 110, n. 7). Eis a primeira menção sinodal: Diálogo.

Analisando a cultura contemporânea nota-se que a subjetividade


pós-moderna traz pontos positivos como o sentido de participação,
autonomia e liberdade, mas em contrapartida, enaltece o individualismo e
enfraquece a dimensão comunitária da vida. Há marcas de autossuficiência,
autorreferencialidade e um democratismo, sem referências ao serviço
e ao diálogo, onde muitas vezes se rechaça qualquer tipo de hierarquia.
A religiosidade atual se caracteriza por uma espiritualidade subjetivista 301
Everton Gonçalves Costa

de satisfações emotivas, proximidade e conforto interior, sem alteridade


e gratuidade (cf. CNBB, Doc. 110, n. 10). Há uma falta de equilíbrio: “o
mundanismo, o relaxamento na disciplina e os abusos na liturgia, e de outro
lado, as práticas fundamentalistas, marcadas pela rigidez e busca de segurança
em um estilo de vida próprio do passado, bem como atitudes individualistas,
marcadas pelo relativismo ético, pela indiferença religiosa e pela busca de
exterioridades, privilégios e status” (CNBB, Doc. 110, n. 12).

Diante dos desafios atuais, relembra-se um fundamento teológico


essencial: “o sacerdócio ministerial está a serviço do sacerdócio comum
dos fiéis”. O presbítero tem que ser um dom para a comunidade, pois ao
configurar-se ao Cristo-Cabeça não se posiciona acima dos demais fiéis, mas
a seu serviço. Para isso é urgente uma conversão pastoral que passe de uma
pastoral de conservação para uma pastoral decididamente missionária, capaz
de inspirar mudanças nas estruturas eclesiais (cf. CNBB, Doc. 110, n. 13-19). Sem
o espírito missionário não será possível responder às grandes transformações
do mundo moderno: os novos rostos dos pobres, a realidade urbana, os novos
areópagos e centros de decisão, a nova compreensão de paróquia como
comunidade de pequenas comunidades. Tudo isso implica um novo modelo
de presbítero, que seja servidor e anunciador da Palavra, exercendo o tríplice
múnus, por meio da mistagogia e da caridade pastoral, cujo ministério
esteja marcado por uma “forma comunitária”, em ação conjunta com o bispo,
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

os irmãos de presbitério, os diáconos e os fiéis leigos (cf. CNBB, Doc. 110,


n. 36. 38). Nesta forma comunitária das ações, vislumbra-se outra menção
à sinodalidade.

As Diretrizes ressaltam aspectos da identidade do presbítero construídas


ao longo da história: presbítero, pastor, profeta, servo, missionário, padre,
sacerdote, esposo, perito em humanidade, homem da proximidade, homem
da misericórdia, homem de oração, homem de sacrifício, irmão universal
(cf. CNBB, Doc. 110, n. 41). Estes aspectos são complementares, e quando se
enfatiza um em detrimento dos outros, a dimensão sinodal fica prejudicada.
A atualidade exige do presbítero capacidade de integrar todas essas dimensões
no seu ministério (cf. CNBB, Doc. 110, n. 43, item g).

O capítulo 2 trata o itinerário da formação presbiteral, e há apenas


uma menção indireta à sinodalidade: “corrijam a mundanidade espiritual:
obsessão pela aparência, uma segurança doutrinal ou disciplinar presunçosa,
o narcisismo e o autoritarismo, a pretensão de impor-se, o cuidado somente
302 exterior e ostentado com a ação litúrgica, a vanglória, o individualismo, a
Formar presbíteros sinodais para uma Igreja sinodal:

incapacidade para escutar o outro e todo gênero de carreirismo” (CNBB,


Doc. 110, n. 67). Somente combatendo tais características surgirá uma
consciência sinodal.

O período do primeiro discernimento, no capítulo 3, prevê que no Conselho


de Formadores esteja presente o coordenador diocesano de pastoral, algo
interessante quando se pensa numa dimensão pastoral séria e integrada, que
tenha planejamento e diocesaneidade (cf. CNBB, Doc. 110, n. 99).

O capítulo 4 trata do período de formação inicial, e são destacadas um


pouco mais de noções de sinodalidade e de pastoralidade, ainda que de forma
implícita e sutil.

Na fase do propedêutico, se destaca primeiramente o que se espera da


dimensão pastoral-missionária:

iniciação à compreensão da Igreja e do ministério presbiteral;


preparação para a vida eclesial em perspectiva missionária; inserção
na vida, na dor e com experiências em situações limite em que vive
o povo; visitas a presídios, asilos, orfanatos, casas de recuperação de
dependentes químicos; partilha de experiências; atenção especial
a temáticas que envolvem a humanidade, como direitos humanos,
migração, defesa e preservação do meio ambiente e aquecimento
global. (CNBB, Doc. 110, n. 130, item d).

Em seguida sugere-se, nesta fase, que se estude uma “introdução ao


Magistério da Igreja, antes de tudo aos documentos do Concílio Vaticano II e
aos ensinamentos dos últimos papas” (CNBB, Doc. 110, n. 134, item c). Pode-se
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afirmar que humanização e aprofundamento do Vaticano II são menções à


sinodalidade.

Na etapa discipular ou filosófica cita-se uma única vez a pastoral,


pedindo-se a integração entre o acompanhamento espiritual, o convívio entre
os colegas de seminário e a vida pastoral, mediante o auxílio dos formadores
específicos (cf. CNBB, Doc. 110, n. 145).

Na etapa de configuração ou teológica pede-se que o seminarista busque


se configurar a Cristo, Pastor e Servo, tendo como fundamento a dimensão
pastoral (cf. CNBB, Doc. 110, n. 147). 303
Everton Gonçalves Costa

Na sequência, entre os critérios para o ingresso no seminário se destaca:


“capacidade de situar-se com equilíbrio entre a afirmação das próprias
convicções e a abertura ao diálogo com o mundo plural” (CNBB, Doc. 110, n.
152, item h). Elenca-se entre as tarefas do seminário a busca por integrar as
dimensões formativas: “articular a formação intelectual com a prática pastoral
e a vivência espiritual, em vista de um discipulado autêntico” (CNBB, Doc. 110,
n. 159, item e).

Para uma Igreja sinodal é fundamental que além da presença dos


formadores, “favoreça-se a presença de cristãos leigos e leigas. É oportuno
incluir, de forma prudente e adaptada aos vários contextos culturais, a
colaboração de leigos, homens e mulheres, no trabalho formativo dos futuros
sacerdotes” (CNBB, Doc. 110, n. 162). Aqui há uma forte menção sinodal na
interação entre leigo e futuro clérigo.

Na vida comunitária está o germe da sinodalidade, explicitado da


seguinte forma:

Todo o processo formativo possui uma característica eminentemente


comunitária. De fato, a vocação ao ministério presbiteral é um
dom (...) que não se percorre de maneira individualista (...) A
vida comunitária coloca o formando diante de duas realidades
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fundamentais na vida do presbítero: a comunhão de fé com o bispo


e com todo o presbitério (...) Cada candidato que se prepara ao
ministério deve sentir cada vez mais profundamente o desejo pela
comunhão com todo o povo de Deus, a quem deve estimar, servir e
amar (CNBB, Doc. 110, n. 171-172).

A vida comunitária somada ao trabalho pastoral nas comunidades será


a garantia de que o formando fará uma experiência de Igreja enraizada
no Evangelho, desenvolvendo a solidariedade aos mais pobres e vivendo a
conversão pastoral, vislumbrando a riqueza da diversidade na comunidade
(cf. CNBB, Doc. 110, n. 175).

É importante favorecer sinais de sinodalidade dentro das casas de formação,


pois quem não fez uma experiência sinodal ao longo da sua formação, não
será capaz de exercê-la quando estiver junto ao povo como Pastor:

Procure-se manter no seminário um clima de confiança e respeito


304 mútuo, de expressão sincera de sentimentos, de participação
Formar presbíteros sinodais para uma Igreja sinodal:

progressiva no planejamento e na disciplina da vida comunitária.


Ajude-se a perceber a dimensão positiva dos conflitos e a procurar
a solução deles no diálogo franco e aberto. A vida da comunidade
deve preparar o formando para a vida presbiteral sustentada pelo
exercício de diálogo, pelo respeito às diferenças e pelo trabalho em
equipe (CNBB, Doc. 110, n. 176).

Entre os objetivos específicos da formação humana destaca-se: “colaborar


e trabalhar em equipe para que, quando presbítero, exerça uma liderança
que, sem autoritarismo, favoreça a missão da Igreja e o crescimento do
Reino de Deus” (CNBB, Doc. 110, n. 190, item h). Nos objetivos específicos da
formação espiritual destaca-se: “contemple a ação do Espírito de Deus agindo
no meio do povo e não se sinta ‘dono do povo’, mas seu servidor; assuma,
em seu trabalho pastoral, tarefas humildes e simples em espírito de serviço;
desenvolva uma espiritualidade encarnada de índole eclesial, superando
tendências intimistas” (CNBB, Doc. 110, n. 208, itens c, f, h).

A formação pastoral-missionária é vista como princípio unificador de todo


o processo formativo, capaz de integrar teoria e prática, levando o formando
a uma renovação missionária, que o faça abandonar estruturas ultrapassadas
e desfavoráveis à transmissão da fé (cf. CNBB, Doc. 110, n. 228). Entre seus
objetivos específicos há novamente uma menção sinodal relacionada ao
laicato: “exercitar-se na dinâmica evangelizadora da Igreja toda ministerial, de
modo a promover a efetiva participação do laicato na comunhão e na missão
da Igreja e na vida da sociedade, superando atitudes clericalizantes” (CNBB,
Doc. 110, n. 232, item k).
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Percebe-se aqui uma lacuna em propor explicitamente o engajamento
dos seminaristas nos organismos de sinodalidade, como os conselhos
pastorais das paróquias e das dioceses a fim de preparar para uma liderança
mais consultiva e participativa. Em contrapartida, cita-se como critério de
escolha para a experiência pastoral paróquias que possuam um planejamento
pastoral em sintonia com o Plano Diocesano. Nos estágios, o formando
deve ter experiências que favoreçam o convívio fraterno com os leigos,
capacidade de comunicação e relacionamentos, promovendo atividades que
levem ao contato direto com as pessoas, famílias e iniciativas missionárias,
mantendo sempre o espírito de acolhida e de aprendizagem junto aos
leigos e nunca uma postura arrogante e impositiva (cf. CNBB, Doc. 110,
n. 233-235). 305
Everton Gonçalves Costa

A noção sinodal de transparência aparece no que se refere à administração


dos bens da comunidade, pois é expressão de fidelidade e amor administrar de
modo eficaz, competente e transparente, com a devida participação dos leigos,
através do conselho competente. Pede-se que desde o início da formação, os
formandos sejam gradativamente introduzidos na gestão da casa (cf. CNBB,
Doc. 110, n. 238). Todavia, deveria se propor também um contato gradativo
com os Conselhos econômicos das paróquias ou da diocese.

Chama a atenção também o seguinte: “as avaliações e opiniões da


comunidade eclesial, ou de seus representantes qualificados, sejam ouvidas
e levadas em conta para o discernimento da Igreja sobre a admissão ao
diaconado e ao presbiterado. Portanto, ninguém seja ordenado se não tiver
feito uma experiência pastoral positiva” (CNBB, Doc. 110, n. 240). A questão que
se levanta é: como é feito este processo de escuta aos leigos da comunidade
eclesial? Eis uma questão a se pensar!

Sobre a formação intelectual, pede-se que tenha por base a teologia do


Concílio Vaticano II, fundamental para uma Igreja sinodal. Com relação à
filosofia, esta deve levar a uma compreensão mais profunda da pessoa e da
sociedade, pois as ciências humanas e sociais são fundamentais para o exercício
realista e encarnado do ministério pastoral (cf. CNBB, Doc. 110, n. 245).
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A Etapa Pastoral ou Síntese Vocacional está orientada para inserção na


vida pastoral e a preparação mais intensa às ordens sacras, visando uma
configuração prática a Jesus. Tal processo exige um acompanhamento atento,
planejado e personalizado, sendo importante que a diocese tenha uma
estrutura pastoral sólida, que permita assegurar que sejam alcançados os
objetivos propostos para esta etapa (cf. CNBB, Doc. 110, n. 299).

O capítulo 5 lança as linhas para elaboração do Projeto Formativo, que deve


ser regido pelo princípio, fortemente sinodal, da participação e comunhão.
Todavia, há um limite, pois só envolve o clero: o bispo e a comunidade
formativa do seminário. Não se prevê neste processo de elaboração teórica
algo mais pastoral com envolvimento de leigos preparados (cf. CNBB, Doc. 110,
n. 300-301).

O projeto formativo deve desenvolver a formação pastoral para todo o


processo, promovendo a diversidade de lugares idôneos para prática pastoral.
306 Para a escolha dos lugares deve-se contar com a coordenação diocesana de
Formar presbíteros sinodais para uma Igreja sinodal:

pastoral para ajudar no acompanhamento e preparação dos párocos que


acolhem, bem como das paróquias, a fim de que todos compreendam seu
papel neste processo. Os párocos de pastoral devem dar testemunho de
engajamento na vivência presbiteral e comunhão eclesial, aplicando em sua
paróquia, com a participação ativa dos leigos, o plano de pastoral diocesano,
para que o formando observe na prática o desenvolvimento de uma prática
pastoral sinodal (cf. CNBB, Doc. 110, n. 309-314). Além das experiências nas
paróquias é fundamental que se proponha estágios pastorais em áreas
e regiões missionárias, pois a missionariedade é o fio condutor de todo o
processo formativo (cf. CNBB, Doc. 110, n. 318).

Sobre as orientações para a casa de formação, há um princípio de


sinodalidade: “o seminário como ‘casa’ proporciona uma estrutura de
convivência mais pessoal e humana, em que os conflitos são superados
de maneira direta e construtiva (...) A equipe formadora ajuda a promover
relacionamentos autênticos em clima de liberdade, e confiança, fomentando
a familiaridade entre formadores e formandos” (CNBB, Doc. 110, n. 322 - 323).

O capítulo 6 orienta sobre ritos, ministérios e ordenações, e não há nada a


se destacar sobre o tema pastoral ou sinodal.

Por fim, o capítulo 7, sobre a formação permanente, destaca duas citações


relevantes à sinodalidade. A primeira sobre a importância da formação
permanente para uma prática pastoral mais condizente com o tempo em
que se cumpre a missão, levando em consideração os novos desafios que a
sociedade apresenta (cf. CNBB, Doc. 110, n. 359). A segunda menção é sobre
a escolha dos formadores destacando elementos de cunho sinodal: espírito Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

de fé e testemunho de vida, experiência pastoral, espírito de comunhão e


disposição para trabalho em equipe, maturidade humana e equilíbrio psíquico,
capacidade de amar e ser amado, disponibilidade para ouvir e dialogar,
atitude positiva e crítica diante da cultura atual (cf. CNBB, Doc. 110, n. 384).

3. Pistas para implantação de mecanismos sinodais


no processo formativo
A Igreja existe para levar adiante a missão de Jesus em prol do Reino, por
isso a evangelização é um tema que atinge todo o corpo eclesial. Hoje, há
necessidade de uma renovação tanto do ponto de vista teológico quanto na
perspectiva pastoral. Este é o sonho do Papa Francisco: 307
Everton Gonçalves Costa

Sonho com uma opção missionária capaz de transformar tudo (...)


A reforma das estruturas, que a conversão pastoral exige, só se pode
entender neste sentido: fazer com que todas elas se tornem mais
missionárias, que a pastoral ordinária em todas as suas instâncias
seja mais comunicativa e aberta, que coloque os agentes pastorais
em atitude constante de “saída” e, assim, favoreça a resposta positiva
de todos aqueles a quem Jesus oferece a sua amizade (Evangelii
Gaudium, 2013, n. 27).

Esta Igreja sonhada pelo papa precisa ser construída dentro dos seminários,
na formação inicial e desdobrada na formação permanente do clero, pois
de nada adianta uma proposta tão rica e profunda se não houver adesão
sincera por parte daqueles que pastoreiam o Povo de Deus. Nota-se pela
análise das Diretrizes que muitas mudanças são necessárias nas estruturas
de seminários.

O teólogo Mario de França Miranda faz um esboço de características


necessárias para uma Igreja no futuro, não falando especificamente da
formação. A partir de suas indicações, deseja-se levantar pistas de elementos
a serem considerados nos projetos formativos dos seminários:
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

a. A centralidade de Jesus Cristo na pregação da fé cristã, pois a vocação cristã


não é uma adesão a um pacote doutrinal ou a uma instituição, mas a uma
pessoa (cf. Miranda, 2022a, p. 22). Até que ponto a formação presbiteral
tem sido realmente cristocêntrica? Pode-se notar hoje entre os jovens
um cunho muito ideologizado em torno da Igreja/Instituição. Deve-se
cuidar para que o discurso não seja fechado numa pregação meramente
institucional, mas de Cristo Jesus que age na sua Igreja. A Igreja está a
serviço de Cristo e do seu Evangelho.

b. A imagem de um Deus misericordioso repercute na pastoral e na teologia


moral. O modelo é o Mestre de Nazaré em sua conduta que não condena,
mas incentiva a não mais pecar (cf. Miranda, 2022a, p. 23). A misericórdia
que repercute na prática moral, deve ser muito bem observada no
formando, pois atitudes rigoristas, discursos moralistas podem expressar
algo mais profundo e problemático. Na convivência observe-se a
abertura para acolher os colegas de processo ou o fechamento e rigor em
julgar os irmãos. O dia a dia no seminário pode expressar como será o
308 futuro presbítero.
Formar presbíteros sinodais para uma Igreja sinodal:

c. A formação do clero que não pode se limitar a repetir o que aprendeu


no Catecismo da Igreja Católica, por mais importante que este seja
(cf. Miranda, 2022a, p. 24). A formação inicial, bem como a formação
permanente do clero, devem promover a reflexão crítica dos todos,
capacitando-os a atualizar eficazmente a mensagem doutrinal. Após a
saída da casa de formação, muitos presbíteros ficam estagnados, não se
atualizam, nem reformam seu modo de pensar e viver a pastoral. Muitos se
fecham em suas paróquias, repetindo por anos a mesma prática pastoral
de manutenção, que talvez não corresponda às exigências atuais. Formar
padres sinodais é oferecer possibilidades para que os padres possam
constantemente manterem-se atualizados.

d. Levar a sério a questão dos ministérios na Igreja, ajudando a desenvolver


um laicato adulto e missionário, mais informal e mais despojado de poder
(cf. Miranda, 2022a, p. 25). Nos estágios pastorais observe-se a capacidade
de liderança e abertura nas relações com os leigos, corrigindo qualquer
tipo de clericalismo que seja identificado. Busque-se promover aos
seminaristas uma pastoral bem planejada, de comunhão e participação,
incentivando os ministérios laicais, sem autorreferencialidade por
parte do formando. Aqui, pode-se tentar concretizar o que as Diretrizes
orientam sobre envolver mais os leigos, sobretudo as mulheres, nos
espaços formativos. Há muitos leigos capacitados que poderiam colaborar
mais efetivamente nas casas de formação gerando maior abertura a temas
da sociedade e do mundo.

e. Uma Igreja sinodal exige instâncias deliberativas e não só consultivas


(cf. Miranda, 2022a, p.25). É necessário que os seminaristas tenham contato
com os conselhos pastorais e econômicos das paróquias, da diocese ou da
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vida religiosa. A formação permanente precisa tocar na importância dos


conselhos e do papel do leigo na condução da vida pastoral e econômica
das paróquias. Em muitas realidades os conselhos são meramente
figurativos e as decisões são tomadas autoritariamente pelo pároco
sozinho. Isto é algo triste e é um desafio! Na rotina das Casas de Formação,
incentivar tomadas de decisão mais colegiadas, fazendo com que as
reuniões tenham um formato semelhante ao dos conselhos e mecanismos
sinodais, servindo assim de treino e aprendizagem para o futuro.

f. Valorizar uma postura de diálogo ecumênico e inter-religioso em vista


da construção de uma humanidade justa e fraterna em prol da defesa
da pessoa humana (cf. Miranda, 2022a, p. 25-26). Este é outro grande 309
Everton Gonçalves Costa

desafio que ainda está muito no nível teórico, pois nas bases ainda reinam
intolerâncias, preconceitos, medos, sincretismos. Promover este tema nos
seminários é urgente e necessário.

g. Ter a pessoa humana como meta da pastoral, sendo uma Igreja pobre,
frágil, pequena, desprovida de poder, pois assim é a maioria dos membros
da Igreja (cf. MIRANDA, 2022, p.27). Destaca-se, aqui, o tema da caridade
social na Igreja, que embora cause polêmica nos tempos atuais, não pode
ser deixado de lado. Os projetos formativos da pastoral devem prever o
contato com as pastorais sociais e campos de atuação limites, presentes na
Igreja local onde se atua. Por vezes os estágios pastorais acabam reduzidos
ao campo litúrgico, quando tantas realidades de crescimento pessoal
ligados aos desafios sociais da fé ficam esquecidos.

h. O impacto dos meios de comunicação e a realidade virtual já constitui


uma verdadeira cultura. Muitas vezes esta realidade favorece o anonimato
e o individualismo, enfraquecendo a comunidade eclesial (cf. Miranda,
2022a, p.27). Primeiramente é preciso educar para um bom uso da
realidade virtual e dos meios de comunicação, enfrentando o problema
dos “formadores virtuais” da internet. Depois, o tema do enfraquecimento
da vida eclesial comunitária é algo preocupante. É preciso favorecer mais
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

a cultura do encontro, do cuidado, do compromisso com o semelhante.

Outra pista importante para potencializar a dimensão sinodal na


formação, é envolver os formandos nos processos de gestão da cúria e da
dinâmica pastoral diocesana, não somente no período da Síntese Vocacional,
como proposto nas Diretrizes, mas paulatinamente ao longo do período
de “Configuração”.

É necessário também escolher bem as paróquias e padres que irão


acompanhar os estágios pastorais, pois padres fechados ao processo sinodal,
às orientações diocesanas, que não possuam um planejamento pastoral
na paróquia, que não possuem boa convivência fraterna com o presbitério,
acabam não sendo um bom testemunho para o formando. Os seminaristas
não devem ser mão de obra para realizar os trabalhos que o padre não dá
conta na paróquia, mas ao contrário devem ser formados e orientados para
que tenham autonomia e protagonismo naquilo que for proposto, mas sempre
supervisionado pela equipe de formadores, de modo especial pelo pároco que
310 é o formador no momento da experiência pastoral.
Formar presbíteros sinodais para uma Igreja sinodal:

Considerações finais
Muita riqueza já foi colhida no que diz respeito à sinodalidade na vida da
Igreja desde o Vaticano II. Ainda assim, muitos passos ainda precisam ser dados
para a superação dessa tendência de volta ao passado, de um tradicionalismo
descontextualizado, de um fechamento e clericalismo que se fazem presentes
na dinâmica eclesial.

Uma chave para que a sinodalidade floresça ainda mais, está no processo
formativo dos futuros presbíteros e na formação permanente do clero. Esta
Igreja de comunhão e participação, onde todos caminham juntos, depende
de pastores bem preparados que abracem a proposta do Papa Francisco e se
lancem em fortalecer os ministérios laicais e os mecanismos de participação e
protagonismo dos leigos e leigas.

Infelizmente, nota-se que os processos formativos ainda estão


muito aquém do que se necessita. Ainda muito fechados em estruturas
predominantemente clericalistas, onde a comunhão com os leigos, muitas
vezes, fica reservada para após a ordenação, quando já é muito tarde para se
pensar o exercício do ministério mais integrado com a perspectiva sinodal.

Apesar de não haver o termo sinodalidade nas Diretrizes para a formação,


o texto tem sua riqueza e abre margem para muitas iniciativas, que favorecem
a formação de autênticos pastores para o Povo de Deus. É preciso, todavia,
que realmente se faça uma reforma profunda na Ration fundamentalis como
se sugere na síntese da 1ª Sessão do XVI Sínodo dos bispos. A estrutura
de seminários nem sempre favorece a formação sinodal, sendo por vezes Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs
expressão de um tempo que já passou, e que precisa ser revista com coragem
e eficiência.

O desejo desta pesquisa é que o tema seja colocado em evidência dentro


dos espaços formativos e que a dimensão pastoral-missionária seja cada
vez mais bem pensada, planejada e executada para ajudar os formandos a
compreenderem sua missão, e uma vez presbíteros, coloquem o seu sacerdócio
ministerial realmente a serviço e na promoção do sacerdócio comum dos fiéis,
incentivando os ministérios laicais e o cuidado para com as pessoas, sobretudo
as mais sofredoras e fragilizadas da sociedade, fazendo resplandecer cada
vez mais o rosto misericordioso de Deus, numa Igreja sinodal, samaritana,
acolhedora e missionária. 311
Everton Gonçalves Costa

Bibliografía
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reflexões teológico-pastorais. São Paulo: Paulinas, 2022.

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economia, ecumenismo e educação. São Paulo: Editora Recriar, 2022.

Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

313
Nuevas Formas
de Vida Consagrada: mensaje
eclesiológico a la Iglesia Sinodal*
YaMil SaMalot RiVera, OP**
Eje temático: VI.6. La revisión, en perspectiva sinodal y misionera, de los
documentos sobre las relaciones entre Obispos, Vida Consagrada, Agregaciones
eclesiales (IdS 10).

Resumen
Enfocándose específicamente en turas de vida consagrada a tono con
la convergencia del Informe de Síntesis la vida experimentada por las comu-
que plantea que “Asociaciones laica- nidades con nuevas formas (VC 12),
les, movimientos eclesiales y nuevas así como asumir el aporte de las nue-
comunidades son un signo precioso vas formas de vida consagrada para
CONGRESO TEOLOGÍA EN CLAVE SINODAL PARA UNA IGLESIA SINODAL

de la maduración de la corresponsabi- vislumbrar la participación sinodal


lidad de todos los bautizados. Su valor del laicado en la vida de la Iglesia y, en
consiste en la promoción de la comu- específico, de la mujer, en comunión
nión entre las diferentes vocaciones”, colaborativa con la jerarquía.
esta comunicación plantea que tam-
bién se hace necesario afrontar una Palabras clave: nuevas formas,
revisión canónica más amplia del can. canon 605, asociaciones de fieles,
605 para acoger eclesialmente estruc- sinodalidad, comunión.

*
Este trabajo es fruto de la continua investigación sobre la eclesiología de las NFVC que inició con mi
tesis de licenciatura canónica en Teología realizada en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá
bajo la dirección del p. Alberto Parra, SJ, a quien estaré siempre agradecido.
**
Natural de Isabela, Puerto Rico (PR), es fraile de la Orden de Predicadores (Dominicos). Doctorado en
Estudios Luso-brasileños por la Universidad de Brown en EE. UU., cuenta con una STL en dogmática
por la Pontificia Universidad Javeriana en Colombia y un M.Div. por la Universidad Central de
Bayamón (PR) de cuya Escuela de Teología fue decano. Preside la seccional de PR de la Asociación
Latinoamericana de Teología y Literatura (ALALITE) así como el Equipo Teológico de la Conferencia
de Religiosos de PR. Es miembro de la Junta de Directores de la Asociación de Teólogos Hispanos de
los EE. UU. (ACHTUS). Actualmente es catedrático asociado en Teología y Lenguas de la Universidad
314 del Sagrado Corazón (PR).
P
ublicado el 28 de octubre de 2023, el Informe de Síntesis de la primera
sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos
ha resaltado en el décimo tema de profundización que las “[a]sociaciones
laicales, movimientos eclesiales y nuevas comunidades son un signo precioso
de la maduración de la corresponsabilidad de todos los bautizados” (p. 24).
De hecho, tan reciente como el jueves, 13 de junio del 2024, el Dicasterio para
los Laicos, la Familia y la Vida ha reunido en Roma a las y los moderadores
las asociaciones internacionales de fieles, de los movimientos eclesiales y de
las nuevas comunidades. Tal cual anunciado por el sitio web del Dicasterio,
este encuentro buscaba “poner de relieve algunos ejemplos de estructuras y
prácticas sinodales ya experimentadas en asociaciones y movimientos que
pueden ser un ejemplo y un estímulo para toda la Iglesia.” Entre los ejemplos
invocados se cuentan “la corresponsabilidad de laicos y ministros ordenados
a la hora de asumir funciones de gobierno” y “la implicación de matrimonios y
jóvenes en la evangelización […]”1. El magisterio pontificio del papa Francisco
(2015) ha interpretado tales estructuras y prácticas como derivadas de la
sinodalidad en cuanto dimensión constitutiva de la Iglesia. Esta comprensión
eclesiológica nos ha llevado como Iglesia a expresar “el deseo de una Iglesia
cada vez más sinodal, en sus instituciones, estructuras y procedimientos,
para constituir un espacio en el que la común dignidad bautismal y la
corresponsabilidad en la misión no sólo se afirmen, sino que se ejerzan y
practiquen” (Instrumentum laboris, 2023, n. 21).

Ahora bien, al referirse a estos grupos asociativos en la realidad eclesial


contemporánea, tanto los padres y madres sinodales como el Dicasterio están
Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

refiriéndose también a lo que tanto en el Código de Derecho Canónico de 1983


(can. 605) como en la exhortación apostólica postsinodal Vita consecrata de 1996
(n. 12) se ha nombrado como “nuevas formas de vida consagrada” (NFVC). Entre
esas asociaciones laicales, movimientos eclesiales y nuevas comunidades,
las consideradas comunidades con nuevas formas de consagración a Dios
son contadas por el magisterio pontificio entre todas las formas de la vida
consagrada. Por esta razón habría que concluir que el Informe de síntesis (2023)
se estaría asimismo refiriendo a ellas al afirmar que “[l]a vida consagrada, más

1
El desafío de la sinodalidad para la misión. (2024). Recuperado de https://www.laityfamilylife.va/content/
laityfamilylife/es/news/2024/la-sfida-della-sinodalita-per-la-missione.html 315
Yamil Samalot Rivera, OP

de una vez, ha sido la primera en intuir los cambios de la historia y de acoger las
llamadas del Espíritu” por lo que “también hoy la Iglesia necesita su profecía”
(p. 24). En el presente artículo se quiere analizar precisamente la propuesta
eclesiológica para la Iglesia sinodal que proféticamente realiza la novedad
formal de estas comunidades. Al llevar a cabo este análisis, y hasta como parte
del mensaje profético que se intuye del mismo, se pone en evidencia cómo
la legislación canónica vigente aún no ofrece una solución definitiva a las
comunidades con estructuras novedosas en la vivencia de consagración. Aquí
sugiero que, más allá de una revisión del documento Mutuae Relationes de
1978, tal cual propone el Informe de Síntesis, la asunción plena de la experiencia
de comunión en las estructuras de las NFVC representaría para la Iglesia una
patente sacramentalización de lo que se ha venido comprendiendo como su
ser y su hacer sinodal.

Fundamentado en la doctrina sobre la vida consagrada elaborada en el


numeral 44 de la constitución dogmática Lumen gentium, el actual derecho de
la Iglesia estableció en el canon 576 que:

La vida consagrada por la profesión de los consejos evangélicos


es una forma estable de vivir en la cual los fieles, siguiendo más
de cerca de Cristo bajo la acción del Espíritu Santo, se dedican
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

totalmente a Dios como a su amor supremo, para que, entregados


por un nuevo y peculiar título a su gloria, a la edificación de la Iglesia
y a la salvación del mundo, consigan la perfección de la caridad en
el servicio del Reino de Dios y, convertidos en signo preclaro en la
Iglesia, preanuncien la gloria celestial.

Las formas estables para la vivencia de la consagración por los consejos


evangélicos que hasta ahora han sido reconocidas por el magisterio pontificio
y que han recibido estatuto canónico fueron unificadas bajo la categoría
“institutos de vida consagrada” (IVC). Sin embargo, al parecer de Delfina
Moral Carvajal (2017), el mismo Código no agota en los IVC la experiencia de la
consagración estable por la profesión de los votos (p. 74). En los cánones 603 y
604 se describen dos formas individuales de vida consagrada, respectivamente
la de los eremitas y, por semejanza a esa vida, la de las vírgenes consagradas2.

2
Hay que reconocer como una ulterior evolución de comprensión sobre la vida consagrada que, de
hecho, el art. 126 de la constitución apostólica Praedicate evangelium (2022) describe al orden de las
vírgenes sin más como una forma de vida consagrada por lo que está sujeta al Dicasterio para los IVC
316 y las SVA.
Nuevas Formas de Vida Consagrada: mensaje eclesiológico a la Iglesia Sinodal*

Los institutos religiosos y los seculares, por otra parte, representan las dos
formas comunitarias reconocidas canónicamente como estables. Asimismo,
la canonista reconoce que no todas las formas de vida consagrada existentes
han sido institucionalizadas por la Iglesia dado que aún el derecho canónico
no tiene una sección sobre la laicidad consagrada privadamente (p. 74).
El magisterio pontificio en Vita consecrata reafirmó estas formas (nn. 6-10) e
incluyó como forma de vida consagrada a las sociedades de vida apostólica
(VC 11) que, canónicamente, no se definen como un IVC (can. 731-732). Asimismo,
la exhortación apostólica trató la realidad de las “nuevas o renovadas formas
de vida consagrada” refiriéndose a dos experiencias. En primer lugar, se trata
de aquellos “Institutos semejantes a los ya existentes, pero nacidos de nuevos
impulsos espirituales y apostólicos” (VC 12.1). En segundo lugar, se refiere a
las comunidades que presentan “experiencias originales, que están buscando
una identidad propia en la Iglesia y esperan ser reconocidas oficialmente por
la Sede Apostólica” (VC 12.1). Especialmente de estas comunidades originales
se afirma que no están en contraposición o contradicción con las formas
“antiguas” de la vida consagrada. Así, como concluye Moral Carvajal (2017)
sobre Vita consecrata, “tales nuevas formas no pueden modificar el contenido
teológico de la vida consagrada como viene expresado en el can. 573, §1; pero
pueden presentar componentes estructurales nuevos que no forman parte de
los elementos jurídicos previstos en el can. 573, §2” (p. 77)3.

La reciente teología de la vida consagrada, por otra parte, ha buscado


tipificar el fenómeno de las comunidades con NFVC. Giancarlo Rocca (2003),
en la “catalogación” que propone de estas comunidades, hace figurar las
que llama “propiamente monásticas,” las “comunidades de servicio” y las
“comunidades carismáticas”. Agostino Favale (2003) distingue seis tipos de
Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

“comunidades nuevas” en la Iglesia que va de los “microorganismos eclesiales”


como las comunidades de base o el Camino Neocatecumenal, pasando por
las comunidades neomonásticas y las nacidas de la Renovación Carismática,
hasta las comunidades misioneras ad-gentes y las comprometidas con alguna
obra social. Para Noëlle Hausman (2005) se trata de grupos que congregan en
la vida comunitaria a miembros de ambos sexos y los diversos estados en la

3
El parágrafo 2 del canon 573 reza: “Adoptan con libertad esta forma de vida en institutos de vida
consagrada canónicamente erigidos por la autoridad competente de la Iglesia aquellos fieles que,
mediante votos u otros vínculos sagrados, según las leyes propias de los institutos, profesan los
consejos evangélicos de castidad, pobreza y obediencia, y, por la caridad a la que éstos conducen, se
unen de modo especial a la Iglesia y a su misterio”. 317
Yamil Samalot Rivera, OP

Iglesia para la vivencia de los consejos evangélicos. El magisterio pontificio,


por su parte, señaló que las NFVC se distinguen por la vivencia de grupos
compuestos por los diversos estados de vida en la Iglesia, de miembros de
ambos sexos, comunidades en las que existe una autoridad compartida entre
clérigos, laicas y laicos, y se distinguen por la vivencia de una intensa vida
comunitaria, pobreza y oración, además de por la opción de obras apostólicas
a tono con la nueva evangelización (VC 62.2).

Algunos ejemplos paradigmáticos de tres asociaciones internacionales


de fieles pueden esclarecer la novedad estructural en clave sinodal a través
de la cual viven su consagración a Dios: los Foyer de Charité iniciados en
1936 por inspiración de Marta Robin, la sección de las y los Focolarinos en
el movimiento de la Obra de María fundado por Chiara Lubich en 1943, y
comenzada por un grupo de jóvenes italianos en 1981, la Comunidad Misionera
de Villaregia4. Estas comunidades corresponden a tres tipologías típicas en
las NFVC, respectivamente, las asociaciones nacidas de un apostolado laical,
las comunidades dentro de un movimiento eclesial y aquellas mucho más
cercanas a la realidad de un IVC.

Comunidad entre clérigos y laicos. Entre los consagrados Focolarinos, lo


primero que se especifica sobre los presbíteros es que son elegidos de entre
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

los miembros célibes y continúan viviendo en un focolar mientras gozan de


los mismos derechos y deberes de los focolarinos laicos, salvo aquello que
corresponde a su ministerio sacramental5. Incluso está estipulado que puedan
vestir de civil dados los objetivos específicos de la Obra de María6. En el caso
de los Foyer de Charité, si bien se define a la obra como “comunidades de
bautizados […] bajo la dirección de un sacerdote, el padre”7 el espíritu que los
acomuna es “realizar juntos, sacerdotes y laicos, lo que nosotros llamamos “la
familia del Foyer”8. Sus estatutos fundamentan la configuración familiar de

4
Puede consultarse el Repertorio Asociaciones Internacionales de Fieles publicado por el Dicasterio
para los laicos, la familia y la vida; https://www.laityfamilylife.va/content/laityfamilylife/es/
associazioni-e-movimenti/repertorio.
html. Para referir las constituciones o libros de vida de cada comunidad se utilizarán las abreviaturas
provistas en la lista de referencias bibliográficas junto al artículo, número o paginación del documento
consultado.
5
OM.RFo, art. 88
6
OM.RFo, art. 95
7
E.FCh, 2.a parte: n. 1; 3.a parte: art. 21.
318 8
E.FCh, 2.a parte: n. 2.
Nuevas Formas de Vida Consagrada: mensaje eclesiológico a la Iglesia Sinodal*

su asociación exponiendo la doctrina teológica sobre la unidad del sacerdocio


laical y clerical en el único sacerdocio de Cristo, si bien cada uno ejerciendo
sus ministerios propios9. Para la Comunidad Misionera de Villaregia, los
presbíteros son un don dentro del primer núcleo, los misioneros consagrados10.
Ellos están en la Comunidad para ayudar a todos los miembros a asumir su
sacerdocio bautismal con mayor conciencia viviendo la propia donación bajo
esa luz11. Han de vivir su sacerdocio en la Comunidad, en espíritu de fraternidad
con todos los otros miembros12. En la Evangelii gaudium el papa Francisco
radicaba también en el clericalismo el desafío de la falta de conciencia del
laicado al asumir sus responsabilidades bautismales en la Iglesia (n. 102).
Estoy de acuerdo con Rocca (1987) en que la manera de entender las relaciones
entre clérigos y laicos por parte de las NFVC representa una nueva estructura
eclesial en la que no se promueve la clericalización, antes se procura la paridad
de vocaciones en la diversidad de ministerios.

Asociaciones únicas para varones y mujeres. Aunque para la historia de la


vida consagrada no representan una radical novedad13, para la legislación
actual de la vida consagrada los institutos mixtos únicos para varones y
mujeres sí constituyen una forma original. En las nuevas comunidades,
consagrados y consagradas no sólo participan juntos de las mismas obras
asistenciales y/o pastorales, sino que muchas veces comparten la misma
vida comunitaria y hasta los mismos edificios conventuales14. Sirva de
ejemplo cómo en la Comunidad Misionera de Villaregia los misioneros/as
consagrados/as, aunque vivan como núcleos distintos en casas separadas15, se
reúnen para compartir cada actividad de la comunidad, a saber: la Eucaristía
Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs
9
E.FCh, 2.a parte: n. 2a y b (p. 14).
10
S.CMV, n. 114.
11
S.CMV, n. 115.
12
S.CMV, n. 27.
13
Como lo explica Álvarez Gómez (1990), ya desde la comunidad monacal siria de los Hijos e Hijas de la
Alianza, la vida consagrada ostentaba una espiritualidad y apostolado común para mujeres y varones
(vol. I, p. 270). Asimismo, durante el siglo VIII, partieron de los así llamados “monasterios dúplices”
de Inglaterra cantidades sorprendentes de misioneros y misioneras para la evangelización de toda
Europa. Monjas como santa Hilda y Santa Lioba, entre muchísimas otras, salían acompañando a los
misioneros para propulsar la catequesis y formación de los jóvenes (vol. III, pp. 435-436).
14
Ghirlanda (2010) ha recomendado a las comunidades con nuevas formas de consagración que en
sus estatutos sea prevista la distinción de residencias para varones y mujeres para cuidar la necesaria
privacidad e intimidad personal especialmente en las ramas que asumen el consejo de la castidad
celibataria (p. 68).
15
S.CMV, 27 y 28. 319
Yamil Samalot Rivera, OP

diaria, los encuentros comunes de espiritualidad, oración, formación,


comunicación de experiencias, así como la programación y desarrollo del
trabajo apostólico16. Una consecuencia directa de la comunión de vida y de
toda la vida por varones y mujeres consagrados en una sola entidad es el
gobierno único y compartido dentro de estas comunidades17. La Obra de
María, en cuanto movimiento, estipula que su presidente sea siempre una
mujer electa de entre las Focolarinas de votos perpetuos18: ella habrá de
recordar el perfil mariano de la Iglesia, siempre que debe hacer “las veces
de María Santísima”19. Todos los miembros de la Obra y los/as Focolarinos/as
célibes y casados, laicos y sacerdotes, dependen de la presidenta de la Obra20.
Sólo el Copresidente y Vicario de la Obra es un sacerdote de votos perpetuos
en la sección de los Focolarinos21. Y en el caso de la Comunidad Misionera
de Villaregia, el presidente de la asociación puede ser electo de entre los
misioneros de los primeros dos núcleos, es decir, los/as consagradas célibes
con vínculos perpetuos22. El vicepresidente y primer consejero del Consejo de
Presidencia, para expresar incluso en la autoridad la riqueza de la vida mixta
ha de ser elegido de entre los miembros con vínculos perpetuos del núcleo II
si el presidente es del primer núcleo o viceversa23. El ejercicio de la autoridad
eclesial por parte de una mujer, por tanto, hace décadas que representa en
estas comunidades mixtas una profecía para la Iglesia sinodal. La atención a
este fenómeno estructural de las comunidades con NFVC podría responder
a los desafíos que planteaba el papa Francisco en la Evangelii gaudium al
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

respecto de “ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en
la Iglesia” así como de “garantizar la presencia de las mujeres en los diversos
lugares donde se toman las decisiones importantes, tanto en la Iglesia como
en las estructuras sociales” (n. 103). Por eso resulta significativo que la primera
sesión de nuestro actual Sínodo de los Obispos haya retomado la urgencia
de esa garantía solicitando la adaptación del derecho canónico vigente al

16
S.CMV, n. 26; cf. nn. 136 y 137.
17
Rocca (2004) apuntó cómo la historia de la vida religiosa ha conocido la sola autoridad de una
Orden masculina y femenina, e incluso el caso de las abadesas con poderes cuasi episcopales, que
estaban por encima del clero local. Hasta 1901, cuando se decidió la total autonomía de los institutos
femeninos, éstos podían depender en todo y para todo del superior general de un instituto masculino.
Consúltese también a Alvarez, 1990, pp. 437-438.
18
OM.SG, art. 73.
19
OM.SG, art. 88.
20
OM.RFo, art. 1.
21
OM.SG, art. 73.
22
S.CMV, n. 191.
320 23
S.CMV, n. 197.
Nuevas Formas de Vida Consagrada: mensaje eclesiológico a la Iglesia Sinodal*

seguir el ejemplo del papa Francisco que ha aumentado en la Curia Romana


el número de mujeres en posiciones de responsabilidad (Informe, 2023, 9no
tema letra m).

La comunión en la consagración entre matrimonios y célibes. Tampoco


de esta dimensión comunional de las nuevas comunidades se ve exenta la
historia de la Iglesia24 Vita consecrata n. 62.4, no obstante, negó identificar
como vida consagrada la experiencia de las parejas de casados, aunque el
Instrumentum Laboris para ese sínodo había planteado en el número 38 que
pudiese reconocerse específicamente una “forma de vida estable según los
consejos evangélicos, cuando se trata de parejas” (Hausmann, 2005, p. 208).
Y es que, como Domingo Andrés (1983) comentó inmediatamente publicado
el Código vigente, el voto de la castidad es el único entre la tríada clásica que
no permite grados o particularidades de derecho propio en su legislación
canónica25. Según lo notó el fenecido canonista y cardenal Velasio De Paolis
(2011), esto es una consecuencia de la teología conciliar sobre el llamado
universal a la santidad que destacó entre todos, el consejo evangélico de la
virginidad y el celibato (LG 42). Por tanto, para que una nueva comunidad
pueda ser aprobada como vida consagrada sigue requiriéndose que todos sus
miembros asuman los tres consejos evangélicos, pero, el de castidad, sólo en
celibato (Ghirlanda, 2010).

El impasse sobre la consagración de los casados es tal para el magisterio


pontificio que ni siquiera a las comunidades aprobadas bajo el can. 605 como
NFVC les han permitido la total paridad de estatus a los miembros casados con
respecto a los célibes26 de acuerdo con los criterios elaborados por la entonces
Congregación para los IVC y las SVA (Michowicz, 2014). En contraste, las nuevas
Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

24
Giancarlo Rocca (1994) ha señalado que durante la era medieval sucedieron las profesiones de
matrimonios como oblatos de un monasterio u Orden religiosa, hasta el punto de llegar a ser
reconocidos como verdaderos “religiosos” en las Órdenes militares. El teólogo reproduce la fórmula
de profesión de los esposos Gualtiero y Ghisola, donados a los Siervos de María: “Nos Gualterius et
domina Ghixola facimus professionem et promictimus Deo omnipotente… obedientiam, vivere sine
proprio et in chastitate et vivere secundum regullam santi Augustini toto tempore vite nostre” (1994,
p. 379, nota 9). Véase Álvarez, 1990, v. 2, pp. 204-205.
25
Por el contrario, la práctica concreta de los votos de pobreza (can. 600) y obediencia (can. 601) se rige
por según el derecho propio en cuanto a sus formas, grados y diferencias entre institutos.
26
Por ejemplo, la familia espiritual “La Obra,” comenzada en 1938 por Julia Verhaeghe en Bélgica, recibió la
aprobación pontificia sólo en 2001 como una “familia de vida consagrada”. Esta aprobación se dio, pero
con dos clases de miembros: los célibes varones y mujeres, fuesen laicos o sacerdotes, como miembros
en sentido estricto, dejando a los casados como miembros en sentido lato (https://www.obra-fso.org/). 321
Yamil Samalot Rivera, OP

comunidades no reconocidas oficialmente por Roma como vida consagrada


sí exhiben una conformación en la que los casados son miembros plenos de
la obra. En la sección de los/as Focolarinos/as, por ejemplo, los cónyuges, por
separado, pueden ser miembros plenos de la sección, formando una sola
realidad con los célibes27. Con excepción del copresidente de la Obra, tanto la
presidenta como los consejeros generales pueden ser miembros casados de
las secciones de los/as Focolarinos/as28. Los Foyer de Charité están compuestos
también por consagrados casados, pero, en este caso, deben entrar a la
comunidad como pareja con o sin hijos29. Cualquier laico/a indistintamente
si célibe o casado puede llegar a ser responsable del Foyer junto al Padre30, así
como miembro del Consejo31. Esta estructura se repite en el Consejo central
que gobierna el conjunto de los Foyer de Charité a nivel mundial junto al
padre del Foyer de Châteauneuf 32. Las parejas de esposos en la Comunidad
Misionera de Villaregia forman parte del cuarto núcleo y emiten, en paridad
con los demás miembros, los “vínculos de pertenencia” de obediencia, pobreza
y castidad conyugal33. El magisterio pontificio sí ha señalado que la falta de
reconocimiento par en la consagración de célibes y parejas de matrimonios,
“no pretende infravalorar dicho camino de santificación, al cual no es ajena
ciertamente la acción del Espíritu Santo, infinitamente rico en sus dones e
inspiraciones” (VC 64.4). El desafío teológico-jurídico del reconocimiento de
la “castidad conyugal” como un consejo evangélico asumido en las nuevas
comunidades las ha llevado históricamente a procurar un reconocimiento
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

canónico como asociación de fieles34.

La Sociedad de Cristo Señor fundada por el padre jesuita Ludger Brien en 1951, fue aprobada en 1958,
pero confirmada en 1993 bajo la forma jurídica de NFVC, en la que los miembros casados son parte
de una cuarta categoría llamada “afiliados” (https://www.leunis.org/nswp/2019/01/la-societe-du-
christ-seigneur/). La única comunidad aprobada bajo el can. 605 en la que se ha llamado a la rama
matrimonial como “consagrados” es la Fraternidad Misionera “Verbum Dei,” fundada en 1963 por el
p. Jaime Bonet. Si bien en su aprobación diocesana en 1993, se instituyeron dos institutos religiosos
separados (femenino y masculino), y una asociación de fieles constituida por los matrimonios, en el
año 2000 la Santa Sede ratificó la comunidad como una única “fraternidad de vida consagrada” con
tres ramas distintas: misioneros, misioneras y matrimonios-misioneros (https://verbumdei.org/).
27
OM.RFo, art. 7.
28
OM.SG, art. 73.
29
E. FCh, parte 3.a: art. 25 y 26.
30
E.FCh, parte 3.a: art. 51.
31
E.FCh, parte 3.aa: art. 55 §1.
32
E.FCh, parte 3.a: art. 60 §1 y 62.
33
S.CMV, nn. 36 y 65. Véase también S.CMV, nn. 46 y 47; 108 y 109.
34
Por eso aún recientemente canonista como Moral Carvajal (2017) continúan concluyendo que “si un
grupo quisiera la plena integración de los casados, la única figura jurídica posible en la que entraría
322 seria la asociación de fieles y no de una posible NFVC” (p. 91).
Nuevas Formas de Vida Consagrada: mensaje eclesiológico a la Iglesia Sinodal*

La figura canónica de la asociación de files ha representado para las nuevas


comunidades la estructura eclesial con mayor amplitud para que quepa
en el derecho eclesiástico vigente la novedad de vida en la consagración
de sus miembros. El canon 298§1 del Código de 1983 describe esta figura
jurídica como:

asociaciones distintas de los institutos de vida consagrada y de las


sociedades de vida apostólica, en las que los fieles, clérigos o laicos, o
clérigos junto con los laicos, trabajando unidos, buscan fomentar una
vida más perfecta, promover el culto público, o la doctrina cristiana,
o realizar otras actividades de apostolado, a saber, iniciativas para
la evangelización, el ejercicio de obras de piedad o de caridad y la
animación con espíritu cristiano del orden temporal.

Muchas veces, sin embargo, el camino hacia la aprobación como


asociaciones de fieles ha constituido un crisol para las nuevas comunidades
pues ha implicado renunciar a dimensiones esenciales del proyecto original
(Rocca 1987)35. Y es que, como lo ha reconocido Rocca (2004), la figura jurídica
de la asociación de fieles, puesto que no fue pensada para estas comunidades,
no es la más adaptada para definir estructuralmente su experiencia de vida.
La legislación sobre las asociaciones de fieles, por ejemplo, no contempla que
los miembros de las tales asociaciones procuren la vivencia de los consejos
evangélicos como su objetivo principal y aglutinador. Las y los miembros de
muchas de estas asociaciones, no obstante, están viviendo de facto un modo
de consagración propio y verdadero como lo ha notado Michowicz (2014). Por
esta razón, Delfina Moral Carvajal (2017) ha afirmado que las comunidades con
NFVC exigen “la elaboración de un cuadro conceptual nuevo” tal cual sucedió
con la aprobación de los Institutos seculares por el papa Pío XII en 1947 cuando
Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

definió la vida consagrada más allá de la identificación con la vida religiosa


(p. 88, nota 27). Hace ya más de una década, de hecho, que el actual cardenal
Ghirlanda (2010) urgía a que el Legislador supremo, “sulla base dell’esperienza
già abastanza prolungata del fenómeno ecclesiale delle nuove comunità,
emani una Costituzione apostólica che configuri canonicamente […] una
nuova forma de vita consacrata, che si aggiunga a quelle già esistenti” (p. 71).

35
Rocca (1987) narra los casos paradigmáticos de las comunidades Redemptor hominis, Memores Domini
y el grupo Sígueme, entre otros. Van Tente (1980) ha comparado la experiencia de los fundadores de
nuevas comunidades y la de aquellos clásicos, por las intuiciones y dificultades que han afrontado
al hacer aceptar su concepción aún antes de cualquier aprobación canónica. A este respecto véase
también Midali, 1989, p. 1710. 323
Yamil Samalot Rivera, OP

Se trata, a mi parecer, de la evolución lógica del canon 605, aquel que aceptó
que en el futuro la vida consagrada pudiese manifestarse en nuevas formas36.
De acuerdo con Velasio De Paolis (2011), en efecto, el canon 605 implica que
sean aceptadas por la Iglesia formas de vida consagrada que no contengan
todos los elementos esenciales previstos por el canon 573§2 renovando así
sustancialmente la noción misma de IVC tal cual sucedió, precisamente, con
la aprobación de los institutos seculares.

La primera sesión de nuestro actual Sínodo de los Obispos ha propuesto de


manera directa una actualización y desarrollo del actual Código de Derecho
Canónico al menos en cinco aspectos de la vida eclesial: la profundización
terminológica y conceptual de la noción y de la práctica de la sinodalidad
(tema 1.p & r), la participación de la mujer en los procesos de decisión con roles
de responsabilidad en la pastoral y el ministerio (tema 9.m), la obligatoriedad
del Consejo episcopal y el Consejo pastoral diocesano eparquial (tema 12.k), el
ejercicio colegial del ministerio papal (tema 13.d), así como el reagrupamiento
de Iglesias en la comunión de toda la Iglesia (tema 19.e & f). Ahora bien, más
allá de la revisión los “criterios sobre las relaciones entre los Obispos y los
Religiosos en la Iglesia” que también propone el Informe de Síntesis (p. 25),
un desarrollo del canon 605 sobre las NFVC ofrecería a la Iglesia sinodal la
validación eclesiológica de estructuras que posibiliten el sueño del papa
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

Francisco para que “toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado


para la evangelización del mundo actual” (EG 27). Con la acogida estructural
plena de la profecía que representan las NFVC a toda la Iglesia, la reforma
de nuestra Iglesia daría un paso más para ser cada vez más fiel a su propia
vocación sinodal, una encarnación de la comunión trinitaria, como basada en
la doctrina del papa san Pablo VI37 lo afirmaba la Evangelii gaudium (n. 26). Ya lo
explicaba la Comisión Teológica Internacional (2018) cuando, fundamentada
en la doctrina de Lumen gentium (n. 1), afirmaba que el concepto de comunión
“designa la res del Sacramentum Ecclesiae: la unión con Dios Trinidad y la unidad
entre las personas humanas que se realiza mediante el Espíritu Santo en
Cristo Jesús” (n. 6)38. Estoy totalmente de acuerdo con Moral Carvajal (2017)

36
De acuerdo con el canonista Jean-Paul Durand (2003), esta fue la primera vez en la historia de la
legislación eclesiástica que se hacía una previsión a futuro. Canonistas como Delfina Moral Carvajal
(2017), sin embargo, han opinado que es debido a la confusión que reina en torno al canon 605 que
desde el año 2004 no se han añadido otros institutos a los seis aprobados bajo esa legislación.
37
El papa Francisco se basa en la carta encíclica Ecclesiam Suam de 1964.
38
Cabe mencionar que el papa Francisco (2022) ha citado esta afirmación de la Comisión Teológica
324 Internacional al dirigirse a los obispos italianos el 20 de mayo de 2019 (p. 129).
Nuevas Formas de Vida Consagrada: mensaje eclesiológico a la Iglesia Sinodal*

cuando ha concluido que “[l]as NFVC son también dones del Espíritu para que
la Iglesia vaya conformándose cada vez más como comunión” (p. 91).

Aún esa realidad sacramental de la Iglesia, locus histórico del encuentro


entre Dios y la humanidad, está esperando que su estructura manifieste a
cabalidad la realidad de unidad en la diversidad propia de su fuente primera:
Dios Trinidad. Es imperioso para la comunidad eclesial, atendiendo a los signos
de los tiempos que le vienen por las NFVC, que se ponga al día en la manera
de concebir la vida y práxis de los ministerios así como lo han hecho las nuevas
comunidades incluso antes del Concilio Vaticano II. Es esperanzador que,
seguramente fundamentado en el reconocimiento que hace la exhortación
apostólica Amoris laetitia sobre el bien contagioso que puede causar a la prole la
“familia misionera” (n. 289), el actual Sínodo haya propuesto que se explore “la
posibilidad de instituir un ministerio que pudiera conferirse a parejas casadas
para apoyar la vida familiar y para acompañar a las personas que se preparan
para el sacramento del matrimonio” (Informe, 2023, 8vo tema letra n).

La novedad formal que hemos identificado como característica del don


recibido por el Espíritu en estas comunidades manifiesta una Iglesia ante
todo comunión y comunidad, ante todo Pueblo de Dios. Estamos antes
comunidades compuestas por una variedad de miembros que pertenecen
a todos los diversos estados y condiciones de vida cristiana en las que se
procura con radicalidad el llamado universal a la santidad que proclamó la
Lumen gentium como característica fundamental de la Iglesia39. Talvez los
desafíos para ser aceptadas como vida consagrada canónica y la solución aún
imperfecta de aprobarlas como asociaciones de fieles, constituyen un aspecto Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

más del signo profético que representan las nuevas comunidades para la
Iglesia. En este sentido, podría entenderse a la Iglesia Pueblo de Dios como
una universal “asociación de fieles” de la que, por su conformación novedosa,
las nuevas comunidades son un signo contundente.

39
Nuevamente, es de notar que el capítulo de la Constitución Dogmática sobre la Iglesia que versa
sobre la universal vocación a la santidad está antes que el de los religiosos per sé, quienes parecían
ser los únicos en vivir la perfección del amor. Desde esta nueva eclesiología, se afirma en LG 39 que
“en la Iglesia, todos, lo mismo quienes pertenecen a la Jerarquía que los apacentados por ella, están
llamados a la santidad. […] Se expresa multiformemente en cada uno de los que, con edificación de
los demás, se acerca a la perfección de la caridad en su propio género de vida”. Así, la procura de la
perfección de la caridad no queda circunscrita a la práctica de los consejos evangélicos de los que han
sido hasta ahora reconocidos como vida consagrada. 325
Yamil Samalot Rivera, OP

Bibliografía
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Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

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326 . (2016). Amoris laetitia. Exhortación apostólica postsinodal.


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Vida Religiosa. 63 (10), pp. 293-302.

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missione della Chiesa e il loro rapporto con il mondo. [A cura dell’Istituto
Claretianum.] Libreria Editrice Vaticana, pp. 375-418.

. (2003). Nuove Comunità. Supplemento al Dizionario Teologico della Vita


Consacrata. Ancora, pp. 246-256. Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

. (2004). Nuove forme di vita consacrata: Le nuove comunità.


Informationes SCRIS. 30 (2), pp. 87-126.

Van Tente, M. (1980). Nuove comunità. Dizionario degl’Istituti di Perfezione. v.6.


Paoline, p. 479.

Siglas para estatutos de las comunidades:

E.FCh Estatutos de los Foyers de Charité. Aprobados por decreto del


Pontificium Consilium Pro Laicis (1 noviembre 1986, renovado el 29
de marzo 1996). 327
Yamil Samalot Rivera, OP

OM.RFo Opera di Maria. Regolamento della sezione dei Focolarini. Aprobados por
la Asamblea General de la Obra (1990). Roma: Città Nuova, 1991.

OM.SG Opera di Maria. Statuti Generali. Aprobados por decreto del Pontificium
Consilium Pro Laicis (29 junio 1990). Roma: Città Nuova, 1999.

S.CMV Statuti Della Comunità Missionaria di Villaregia. Aprobados por


el Pontificium Consilium Pro Laicis (26 de mayo 2002). Padua:
CMV, 2003.
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

328
Benoit Mathot y Francisco Correa
Posibilidad y fecundidad de una teología débil
Mathot Benoit
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile.
Doctor en Teología (Universidad de Laval). Master en Ciencias
de las Religiones y Master en Filosofía (Universidad de Lovaina).
Bachillerato en Derecho (Universidad de Namur, Bélgica)
Francisco Correa
Instituto de Ciencias Religiosas y Filosofía. Universidad
Católica del Norte, Chile.
Mesa Teología en clave sinodal (II)

Francisco Correa Schnake es doctor en teología por la Pontificia


Universidad Católica de Chile. Fue nombrado director del
Instituto de Ciencias Religiosas y Filosofía en marzo de 2022 por
un periodo de tres años.
Moderador: Ricardo González Sánchez
Pontificia Universidad Católica, México

Nelson García
Repensar la teología sobre la Iglesia desde la perspectiva
sinodal, contextual e intercultural en América Latina
Universidad Rafael Landívar, Guatemala.
Magíster en Filosofía y licenciado en Ciencias Religiosas
por la Universidad Rafael Landívar. Académico docente
universitario en la Universidad Rafael Landívar. Especialista
en hermenéuticas, eclesiología fundamental y teología
sistemática.

Manuel Antonio Teixeira Sequeira


La sinodalidad como clave de interpretación
de los dogmas
Universidad Católica Andrés Bello, Venezuela.
El P. Manuel A. Teixeira Es dehoniano venezolano.
Dr. y Lic. en Teología por la Universidad Pontificia Gregoriana.
Desde el 2009 es profesor del ITER, la cual es la Facultad de
Teología de la UCAB. Asumió el cargo de vicerrector en el año
2012. En el 2019 asumió de modo interino la dirección del
ITER y decano encargado de la Facultad de Teología. Director
del ITER (diciembre del 2021). Ha participado como profesor
invitado del doctorado en Teología de la Universidad Javeriana
y de la maestría de Teología del Pontificia Universidad Católica
de Ecuador. Junto con AKME ha impulsado el estudio de la
Teología en el Caribe, porque cree que la teología es importante
para el enriquecimiento personal. Ha participado en congresos
internacionales como ponente en Brasil, Portugal, Indonesia,
Mozambique, Camerún y España. Es autor de diversos artículos
en revistas de teología y coautor en 5 libros.
Posibilidad y fecundidad
de una teología débil
Benoit Mathot FlaManD*
FranciSco Correa SchnaKe**

A
gradecemos mucho la posibilidad de presentar esta comunicación en
esta instancia del CELAM, tan importante para la teología y la Iglesia
latinoamericana y caribeña, y de poder aportar nuestra contribución
a la temática general de este congreso: “Teología en clave sinodal para una
Iglesia sinodal”.

Nuestra contribución presenta dos grandes momentos: primero, un


recorrido más histórico y factual sobre la serie de coloquios de teología que
han sido organizados en conjunto por la Pontificia Universidad Católica de
Valparaíso y la Universidad Católica del Norte estos cinco últimos años (¿cómo
nacieron? ¿qué temáticas fueron trabajadas? ¿qué resultados tuvieron?).
Segundo, proponemos una toma de distancia con respecto a los hechos para
aportar una mirada más reflexiva sobre el tipo de gesto teológico que hemos
CIRCUITO B – SÁBADO 10 – 17:00 a 18:30 hs

querido proponer y desarrollar (tocando así el tema de la teología débil que


anunciamos en nuestro título). A través de esta comunicación, esperamos
poder presentar la fecundidad de lo que llamamos, en concordancia con
el teólogo norteamericano John Caputo, una “teología débil”, y su vínculo
esencial con la idea de “sinodalidad”.

*
Facultad Eclesiástica de Teología. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Chile.
**
Instituto de Ciencias Religiosas y Filosofía. Universidad Católica del Norte. Chile. 331
Benoit Mathot Flamand* Francisco Correa Schnake

1. Una iniciativa que nace desde la experiencia


de la vulnerabilidad
Nuestros coloquios PUCV/UCN no nacieron desde una estrategia
planificada. En efecto, lo que hubo al inicio de nuestros coloquios, en mayo de
2020, fue más bien un encuentro gratuito y humano entre dos colegas que no se
conocían, pero que circunstancias trágicas en la vida familiar de uno reunieron
en una llamada Zoom. El objetivo de esta llamada no era hablar de teología,
sino un preocuparse por el otro, un ejercicio de escucha y de acompañamiento
ante el sufrimiento y el duelo, el testimonio de una presencia amistosa en un
momento de gran turbulencia existencial. Las cosas comenzaron desde un
encuentro que nace de la experiencia de la vulnerabilidad existencial, además
en plena pandemia de Covid-19, y sobre todo sin hablar tanto de teología.

Fue solamente después que, poco a poco, algo más explícitamente


eológico apareció en nuestros encuentros. Algo como un vínculo discreto
(pero que se iba afirmando) entre nuestras vivencias personales y
colectivas del momento presente y el camino de vida radicalmente libre
y abierto propuesto por Jesucristo. Hoy podemos decir que este “algo más
explícitamente teológico”, finalmente, dio luz cinco coloquios internacionales
virtuales de teología (cuatro ya realizados y un quinto que está programado
para noviembre de este año). Cinco coloquios que queremos dar a conocer
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

porque pensamos que ponen en juego, más allá de una coherencia temática
abordada a partir de múltiples facetas, una cierta manera de pensar y de hacer
teología en el espacio universitario. Una cierta manera de hacer teología que
queremos promover, y que hemos llamado, después de John Caputo, una
“teología débil”.

Para entrar directamente en materia, les compartimos los títulos de estos


cinco coloquios:

 La irrupción de la vulnerabilidad. Desafíos espirituales para una


sociedad más humana (2020).
 Hacia una intranquilidad creadora. Perspectivas interdisciplinares al
servicio de una teología del Espíritu (2021).
 El Dios de la vida: irrupciones, fisuras, procesos (2022).
 Lo inaudito de la vida: escuchar, discernir, acompañar (2023).
332  Acontecer en las grietas del mundo (2024).
Posibilidad y fecundidad de una teología débil

Preparar esta conferencia, nos obligó a revisitar los diferentes argumentos


de los coloquios, como también las diversas ponencias de cada uno, nos pareció
que estos cinco coloquios contienen diversas palabras clave que esbozan
una coherencia temática: “irrupciones”, “vulnerabilidad”, “intranquilidad
creadora”, “Espíritu”, “Dios de la vida”, “fisuras”, “procesos”, “inaudito”,
“escuchar”, “discernir”, “acompañar”, “acontecer”, “grietas”. Si intentamos
articular y unir, en una sola frase, estas diferentes palabras, podemos llegar a
una cierta unidad temática. Intentemos:

Primera tentativa:

En las irrupciones del Espíritu y las fisuras de nuestra vulnerabilidad,


encontramos una intranquilidad creadora que nos llama a escuchar
y discernir el inaudito acontecer del Dios de la vida, acompañando
los procesos y descubriendo las grietas por donde se manifiesta su
amor transformador.

Otro ejemplo:

En las grietas de nuestra realidad y las fisuras de nuestras certezas,


el Dios de la vida se deja sentir a través del Espíritu, irrumpiendo en
nuestra vulnerabilidad con una inquietud creativa que nos llama
a acompañar y discernir los procesos, a escuchar lo inaudito, y a
ser testigos de lo que acontece cuando lo divino se despliega en lo
imprevisible.

Por último, tercer ejemplo: Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

El Espíritu del Dios de la vida irrumpe en nuestra vulnerabilidad,


llenándonos de una intranquilidad creadora que nos empuja a
escuchar y discernir los inauditos aconteceres divinos, mientras
acompañamos los procesos y descubrimos las fisuras y grietas donde
su amor se hace presente.

Y al final, este camino que hemos querido trazar y profundizar en nuestros


coloquios, cada año y durante al menos 4 días (a veces 5), ha movilizado un
grupo de colegas teólogos y teólogas, pero no solamente. En efecto, hemos
solicitado también la colaboración de colegas de otros campos disciplinares,
como por ejemplo el psicoanálisis, la filosofía, la psicología, la antropología, 333
Benoit Mathot Flamand* Francisco Correa Schnake

los estudios religiosos, la medicina, la poesía, los estudios interculturales, etc.


(al final, un total de 55 colegas de 12 países, que participaron al menos una vez
en nuestros encuentros). Colegas que no son teólogos o teólogas, pero que, por
asumir la diferencia y la especificidad de su mirada disciplinar, como también
su aptitud y deseo a dialogar, abren un espacio de preguntas nuevas, plantean
criterios distintos, desplazan nuestras maneras tradicionales de abordar los
temas, pero que tocan a lo que podríamos llamar lo “teologal”.

Si pensamos ahora la manera de armar un coloquio anual, lo hacemos


siempre a partir de conversaciones muy informales, cruzando miradas
e impresiones sobre la realidad de nuestros diferentes ámbitos de vida:
ámbito universitario, ámbito familiar, ámbito eclesial, ámbito político. Estas
conversaciones eran al inicio entre nosotros dos, pero poco a poco, con el
tiempo, se ampliaron a otros colegas, primero, de nuestras instituciones
respectivas, pero también, que vienen de otras universidades. Lo interesante
es que si, a veces, al final de una reunión, podemos tener la impresión de
no haber avanzado en la reflexión de una problemática o de un argumento
para el coloquio, en el fondo no importa. No importa porque, más allá de
pasar un buen momento de conversación con colegas (¡a veces en la tarde-
noche!), algo, sí, invisiblemente, se está esbozando, escribiendo, incluso si
no hemos formulado o escrito nada todavía. En realidad, en nuestro caso,
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

el momento de escribir viene después, cuando mirando el calendario del


año académico, pensamos que deberíamos escribir algo prontamente.
Entonces sí, en este momento, escribimos. Y generalmente uno de nosotros
dos escribe el argumento en una tarde, y este documento es discutido,
modificado y aprobado en los días siguientes, para después ser compartido
con las personas que vamos a contactar personalmente para que participen en
los coloquios.

En estos contactos, por supuesto tenemos colegas más cercanos, que nos
acompañan desde el inicio en la dinámica de los coloquios. Pero buscamos
también personas que conocemos poco (o en todo caso que no conocemos
personalmente) pero que sabemos que tienen un vínculo fuerte con la
temática del coloquio. Estas personas pueden ser teólogos o teólogas (de
diversas especialidades de la teología), pero también psicoanalistas, filósofos,
médicos, psicólogos, antropólogos y, por supuesto, estos colegas pueden ser
creyentes (católicos o de otra confesión) o no-creyentes. En efecto, lo que
importa aquí no es seleccionarlos en función de su creencia, sino que, primero,
334 desde su lugar propio, estos participantes se enfrenten plenamente con los
Posibilidad y fecundidad de una teología débil

desafíos que queremos destacar, y segundo, que sean capaces y dispuestos a


dialogar. Y en general, las consignas que damos a estas personas que se sitúan
fuera del círculo teológico son las mismas que las que damos a los teólogos y
teólogas de profesión:

Dense la total libertad para pensar, para hablar, para compartir, para
levantar preguntas, para expresar dudas, para interpelar, para abrir
diálogos, y háganlo, primero, desde la experiencia (que puede ser
experiencia de vida, de fe, de compromiso profesional); segundo,
arriesgando lo más posible una palabra personal, sin pretender
acabar un tema; y tercero, buscando siempre hacer pensar a los otros
participantes en el respeto de cada uno.

2. Elementos para una teología débil


A partir de lo expuesto en la primera parte, dando cuenta del por qué, del
qué y del cómo del trabajo realizado, compartiremos ahora algunos elementos
o criterios teológicos que podemos reconocer en el camino recorrido durante
estos cinco años de búsqueda compartida y de preguntas que fueron surgiendo
en los entornos personales y sociales, indicando un camino teológico marcado
por la fuerza de la debilidad que surge de lo cotidianamente humano. Estos
criterios son: una teología que se práctica desde la vida cotidiana, una teología
que se basa en un lenguaje humano y, por último, una teología dialogante.

 Primer criterio: una teología desde la vida cotidiana


Para que la relación con Dios pueda tener sentido y ser acogida en nuestro
tiempo, estamos convencidos que esta relación no debe fundamentarse
Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

primero en teorías o doctrinas, sino en una praxis que se da en la historia


de un “acontecer”. La propia Escritura contiene relatos que nos hablan de un
“acontecer” que se manifiesta y despliega a lo largo de una larga historia,
dando cuenta de una relación mutua entre Dios y los seres humanos (AT - NT).
Una relación en la cual lo significativo no consiste en descubrir lo que es
Dios, sino en discernir “lo que sucede” cuándo Dios actúa (Enders, 2023), y
la repercusión de este actuar en nuestros comportamientos y conductas. En
este contexto, resulta importante entender que la relación con Dios no pasa
fundamentalmente por la exactitud y corrección de nuestras ideas religiosas
(conceptos), sino por la exactitud y corrección de nuestra conducta y forma de
vivir. Este vínculo entre la teología y la vida es para nosotros algo fundamental. 335
Benoit Mathot Flamand* Francisco Correa Schnake

Surge entonces la necesidad de “atender” a la vida misma: la vida en su


cotidianidad, la vida propia (subjetiva), la vida del otro (sin limitarse a los seres
humanos), y por supuesto la vida social (la que busca un “nosotros” compartido).
Una vida, en la que estamos arrojados y sostenidos, que va aconteciendo en lo
que pasa, en lo que nos pasa y hacemos que pase, en cuanto personas libres
y responsables llamadas a decidir consciente e intencionadamente como
protagonistas de la propia y común existencia (Lonergan, 2006). Lo que está
aquí en juego, a través de este atender a la vida, es una invitación a aceptar
el riesgo de la vida misma como lugar de encuentro y gratuidad, con una
actitud de silencio y escucha que nos abre al encuentro de lo y los otros, en
los distintos momentos del camino. Otros que nos convocan e interpelan a
tomar consciencia de su presencia y valor y a decidir si nos comportamos con
ellos como prójimos, asumiendo los costos que ello implique, o si seguiremos
ocupados en nuestras tareas, discursos y planificaciones (Lc 25, 10-37).

Ahora bien, si articulamos la teología magisterial con este punto relativo


al atender a la vida, nos parece que la noción de “teología de acogida” (como
la nombra el Papa Francisco en Nápoles en 2019) puede ser interesante.
Entendemos por “teología de la acogida” una teología “abierta” y “dispuesta” a
salir de su comodidad conceptual y de referencia cercana, para aventurarse en
lo que acontece, que no está planificado y no puede planificarse, atreviéndose
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

a vivir este espacio de gratuidad como un “hospital de campaña” (según lo que


dijo el mismo Francisco en Río), una teología de la acogida que se sitúa en
los conflictos y nudos existenciales de la humanidad, dispuesta a atender lo
que emerge, lo imprevisible. Lo central aquí sería el “atender” (en este caso un
atender a la vida) como apertura a reconocer, valorar, escuchar y acompañar,
pero siempre a través de una permanente praxis dialogal (Pablo VI, 1964).

 Segundo criterio: una teología desde un lenguaje humano


Ahora bien, entendemos que esta opción a favor de un vínculo estrecho
entre la teología y la vida implica una necesidad de pensar (repensar) a Dios de
otra manera, implica estar dispuestos a cuestionarnos y a dejarnos cuestionar,
tomando consciencia de nuestros propios límites, sesgos y presupuestos
teológicos (e ideológicos). Eso implica mantenernos en un proceso de
conversión que nos permita modificar nuestra idea de Dios y nuestra
representación de Él, asumiendo el límite de un lenguaje que, por naturaleza,
siempre se mantiene en el ámbito de lo inmanente, incluso cuando trata de
336 acercarse y de dar cuenta de lo trascendente. Nunca podemos olvidar que la
Posibilidad y fecundidad de una teología débil

inmanencia no tiene un acceso directo (o transparente) a la trascendencia,


lo que implica que nuestras representaciones del Trascendente no son sino
representaciones inmanentes que nunca rompen o salen de lo inmanente y,
por lo tanto, de nuestra propia humanidad.

Si ahora volvemos a nuestra preocupación para pensar a Dios de otra


manera, debemos primero reconocer y partir de su trascendencia (tomándola
en serio). Dios es Dios precisamente porque no es ni cognoscible, ni
demostrable desde nuestras propias categorías inmanentes. En este sentido,
no es un objeto, una cosa más a nuestro alcance (en el sentido de una cosa
más que dependería de nosotros). Sin embargo, y al mismo tiempo, Dios se
nos revela y da a conocer “desde el interior mismo del mundo, de la historia y de
las libertades humanas”, es decir, en el corazón de la inmanencia. Eso implica
que Dios no es un ser supremo, que está más allá y por encima del mundo,
viniendo del exterior a hablar y actuar en el mundo, sino que es, al mismo
tiempo, “totalmente otro” e igualmente “no otro”. Claramente, estamos aquí
en una reflexión teológica que busca asumir el desafío de la relación que se
da entre la trascendencia (el Trascendente) y la inmanencia, y eso desde la
perspectiva del Dios de Jesús que se expresa en un movimiento de kenosis y
encarnación que no deja de desafiar nuestro pensar teológico en su tentación
de una comprensión de Dios que, en mayor o menor medida, finalmente
termine separando u oponiendo lo humano de lo divino.

Pensamos que esta teología, que intenta decir a un Dios que se humaniza
en Jesús, nos ayuda a asumir lo más común de lo humano: nuestra carnalidad
(todos somos carne) y nuestra alteridad (nos necesitamos unos a otros)
y, en el fondo, nos ayuda a evitar el peligro que supone desconocer lo que Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

somos: seres vulnerables que nos vamos haciendo en lo concreto de cada


día, evitando caer en la tentación de un discurso con pretensiones de claridad
absoluta y seguridades. No se puede olvidar que el proyecto de Jesús es estar
con los demás, especialmente con los que no cuentan, un estar cuyo criterio
salvífico final pasa por una praxis concreta de proximidad y relación con otros,
especialmente con los más necesitados y postergados (Mt 25, 31-46).

 Tercer criterio: una teología dialogante


El tercer criterio teológico, que apareció en el camino, fue un modelo de
teología dialogante. En efecto, al revisitar el proceso de elaboración de nuestros
coloquios, hemos visto que, poco a poco, cada año, cada vez que aparecía 337
Benoit Mathot Flamand* Francisco Correa Schnake

un momento “más explícitamente teológico” en nuestras conversaciones,


este momento siempre era el fruto de un “camino compartido”, siempre era
solidario de un ambiente de comunidad que “se hace coloquio” y que, por tanto,
tomaba conciencia de la centralidad del diálogo como expresión de caridad y
apostolado, al modo como la Escritura nos relata la historia de la salvación.
Esta praxis dialogal que construye relaciones supone necesariamente
“inteligibilidad del lenguaje” (la necesidad de revisión del propio lenguaje
y presupuestos), “afabilidad” (resistir a la tentación de la imposición, de la
defensa, optando por lo pacífico, paciente y generoso), “confianza” (recuperar
el valor de la palabra) y “prudencia pedagógica” (siempre tener en cuenta
las condiciones de posibilidad de los otros y del contexto). Todas estas
características nos parecen fundamentales para desarrollar una reflexión
teológica abierta, acogedora e incluyente, que permita superar la tentación
del “síndrome de la Torre de Babel”, que nos hace caer en la tentación de una
elaboración teológica que se realiza sólo con aquellos que piensan y viven
como nosotros. Una tentación que, a juicio de James Keenan, se expresaría
bajo la tentación de la casta que termina siendo incapaz de relacionarse
horizontalmente con los otros y lo distinto.

Nos parece importante insistir sobre este punto: el diálogo permite


reconocer la existencia de caminos distintos y complementarios, descubrir
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

siempre elementos de verdad en los otros y en lo diferente, y no temer a lo


que no conocemos o controlamos. Este camino del diálogo exige creatividad
(personal y colectiva), da vida al movimiento de la kenosis (hacerse uno con
los otros) y asume que la horizontalidad del encuentro implica renunciar
efectivamente a cualquier pretensión de superioridad, jerarquía o privilegio.
Este camino de diálogo es también un camino de proximidad y amistad, que
no parte desde el cálculo o el proselitismo, sino que parte desde lo que somos,
reconociéndonos en nuestra propia condición de vulnerabilidad y abriéndonos
a una permanente búsqueda que dificulta la tentación de la autoreferencia
y autocomplacencia.

Hacer teología en diálogo, partiendo por la escucha, nos permite


desde, en y con la realidad que somos, reconocernos como preguntas
irremediablemente abiertas que deben buscar respuestas posibles desde
una mirada interdisciplinar no pauteada o tutelada, sino en un contexto
de apertura y libertad, sin escandalizarse o negarse a algunos temas por
principio. Es decir, en la creación de espacios adecuados para la formulación
338 de preguntas que surgen desde lo teologal y, por tanto, desde la experiencia
Posibilidad y fecundidad de una teología débil

preconceptual de una vida que nos da señales del camino para el encuentro
con el Dios de Jesucristo en la medida en que la vamos viviendo y, por tanto,
preguntas en construcción, con la falta de precisión que caracteriza cualquier
búsqueda auténtica que no se soluciona en respuestas definitivas. En este
sentido, como ya lo hemos mencionado, nuestro esfuerzo y trabajo conjunto
no busca asumir un tema acabándolo definitivamente, sino abrir caminos
posibles para la reflexión, buscando aportar preguntas adecuadas, o criterios
ajustados, para un discernimiento radical.

3. Conclusión: Debilidad y sinodalidad


Hablar de teología débil es hacer referencia a un teólogo norteamericano
muy importante en la tradición teológica católica de estas últimas décadas:
John Caputo (profesor emérito en la Universidad Villanova, en Estados
Unidos). John Caputo, en efecto, que es autor de libros de referencia como La
debilidad de Dios, La locura de Dios, y La insistencia de Dios, ha desarrollado gran
parte de su trabajo arriesgando la idea de un Dios cristiano que sólo sería
comprensible a través del horizonte de la debilidad. “Teología débil” es la
expresión que él mismo usó para designar una teología que se construye fuera
de la certeza, de la grandeza y de la sistematicidad del Magisterio eclesial,
de cara a la vida concreta y plural de las personas. Por supuesto, no debemos
entender “debilidad” como el sinónimo de una teología menor o disminuida,
sino que debemos entender este concepto a partir del horizonte paulino de
la kenosis, articulado con el paradigma de la deconstrucción planteado por el
filósofo francés Jacques Derrida.

La debilidad, como clave hermenéutica para una reflexión teológica, Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs
implica o supone no temer a la vida, sino más bien acogerla, considerándola
como el lugar privilegiado de la reflexión teológica. Dicho de otra manera, la
debilidad de la teología implica entender que una teología con pretensiones
de pertinencia y significatividad requiere asumir plenamente la vida con todas
sus potencialidades y dificultades, sus preguntas y sus desafíos. En este sentido,
plantea Caputo, la debilidad debe ser entendida en una triple coordenada:
primero, en un sentido epistemológico, como un proceso de debilitamiento
del logos teológico en su pretensión de absolutez, comprendiendo que toda
palabra humana se mantiene en el ámbito de lo humano y, por tanto, no
puede pretender decir plenamente al Dios indecible (al estilo de los grandes
místicos, etc.); segundo, en un sentido teológico que nos hace entender la
relación con la divinidad como una realidad previa a nosotros (teologal), 339
Benoit Mathot Flamand* Francisco Correa Schnake

es decir, como algo que nos preexiste, y que es anterior a que nosotros la
tengamos, como una llamada previa a la que podemos y debemos responder
a través de nuestra vida; y finalmente, tercero, en un sentido axiológico que
da cuenta de la debilidad de Dios, una debilidad que es mayor al poder del
mundo, en cuanto es misericordia, perdón y paz. Una divinidad que, partiendo
de este fundamento, solidariza con los oprimidos y los excluidos y, por tanto,
que es locura y necedad, forzosamente se piensa en término de debilidad
porque no se impone, ni obliga, sino que invita, espera y acompaña.

En este sentido, se trata de una teología que busca radicalizar algo previo,
ya dado. Algo en que se da la tensión entre el recuerdo (pasado que ya fue) y la
promesa (futuro que no conocemos, ni vemos venir necesariamente), que nos
abre a lo posible (la posibilidad de lo imposible de Dios) que rompe nuestro
horizonte de expectativas.

En este sentido, se trata de una teología que busca relativizar el discurso


teológico canónico. Sin embargo, si lo relativiza, no busca eliminarlo, sino que
lo relativiza para retomar (y volver a la fuente de) las intuiciones iniciales, para
radicalizarlas en sintonía con la mística y el entendimiento del Dios escondido.
Se trata de una reflexión teológica que se arriesga e invita a arriesgarse a
pensar para recuperar algo previo, algo que tiene sentido y valor, algo que
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

impulsa nuestra vida, y que muchas veces el proceso de institucionalización ha


llevado a sedimentarse, rigidizarse y endurecerse. La invitación consiste pues
en volver a la fuente, volver al fermento inicial de subversión evangélica que
ha deconstruido (y sigue deconstruyendo) todos los discursos que pretendían
(y pretenden) abarcar el todo de realidades (como Dios y el ser humano) que,
por naturaleza, exceden, resisten, no se dejan resumir.

A nuestro juicio, tener en consideración estos elementos relativos a una


teología débil es clave al momento de pensar un proceso de sinodalidad con
pretensiones de incidencia real en la vida de la Iglesia. Si pretendemos iniciar
un proceso sinodal, pensamos que tenemos que pasar por el filtro estrecho de
una teología débil, que pone en el centro de su misión y vocación una actitud
de diálogo y de escucha, de respeto y acogida, que parte de la vida cotidiana,
en un lenguaje cotidiano y sin excluir nada o nadie. Como lo resumió el Papa
Francisco durante las últimas Jornadas Mundiales de la Juventud en Lisboa:
“Todos, todos, todos” son bienvenidos e indispensables para pensar juntos la
340 Iglesia de hoy.
Posibilidad y fecundidad de una teología débil

Por último, y para cerrar esta conclusión, un último punto que nos parece
importante mencionar: si profundizamos esta propuesta de una teología
débil, aparece inevitablemente una preocupación por la formación teológica
de nuestros estudiantes. Mirando esta preocupación, pensamos que nuestras
universidades, especialmente las unidades académicas de Teología o Ciencias
Religiosas, son invitadas, siempre más, a abrir instancias y espacios de reflexión
teológica que, partiendo del reconocimiento y valoración de los otros (distintos
internos y externos), busquen iniciar procesos comunitarios (de reflexión con
y junto con), no tanto para llegar a definiciones y certezas teológicas absolutas
que nos tranquilicen, sino más bien, para asumir el trabajo teológico como
un “proceso permanente” y comunitario que busca dar cuenta de la relación
humana con Dios, en y desde la vida, en la riqueza de su diversidad. En este
sentido, nos parece muy acertada (y no deja de inspirarnos) la intuición del
Padre Arrupe, en 1969, en que celebrando una Eucaristía en una barriada de
América Latina afirmó: “Tan cerca de nosotros no había estado el Señor, acaso nunca,
ya que nunca habíamos estado tan inseguros” (Sobrino, 2019).

Bibliografía
Enders, M., 2023, “La pregunta sobre Dios en el pensamiento de Bernhard
Welte”, Erasmus, vol. 25.

Lonergan, B., 2006, Método en Teología, Salamanca, Sígueme.

Pablo VI, 1964, Ecclesiam Suam, nº 31-54.

Sobrino, J., 2019, “Mi recuerdo del Padre Arrupe” (https://fundacionellacuria. Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs
org/centenario-arrupe/)

341
Repensar la teología sobre
la Iglesia desde una perspectiva
sinodal, contextual e intercultural
en América Latina
NelSon García*
Ejes en los que se inscribe la comunicación:
III. La teología en clave sinodal
V.1. El rostro sinodal misionero de la Iglesia local

Resumen
CONGRESO TEOLOGÍA EN CLAVE SINODAL PARA UNA IGLESIA SINODAL

La teología sobre la Iglesia desde tual e intercultural. Sobre todo, si se


sus inicios hasta el reciente período desea responder a los reclamos que
postconciliar lleva las cicatrices de surgen en las poliédricas realidades
la historicidad humana. La recep- de los pueblos, en aquellos contextos
ción de la eclesiología del Vaticano II culturales, como el Maya, donde no
realizada por el Papa Francisco, en es posible pensar la sinodalidad sino
clave sinodal, pertenece a este desa- desde el kojb’il, la koinonía cósmica de
rrollo histórico. Sin embargo, tam- todo el tejido de la vida, desde la ecle-
bién es necesario que su magisterio sialidad de toda la creación.
en materia ecoteológica influya en
la eclesiología latinoamericana para Palabras clave: Antropocen-
repensarla ya no solamente en pers- trismo, cosmos, interculturalidad,
pectiva sinodal, sino también contex- kojb’il, sinodalidad.

1
Magíster en Filosofía y licenciado en Ciencias Religiosas por la Universidad Rafael Landívar; académico
docente universitario en la Universidad Rafael Landívar. Especialista en hermenéuticas, eclesiología
342 fundamental y teología sistemática.
Introducción

L
a teología sobre la Iglesia ha experimentado cambios en el devenir
histórico de su desarrollo. En efecto, como sostiene Salvador Pié-Ninot
(2016), si partimos de los primeros intentos de elaborar un tratado
sobre la Iglesia, a inicios del siglo XIV, hasta las eclesiologías desarrolladas
en el actual período postconciliar, es fácil constatar las evoluciones que ha
sufrido. Tal progreso revela la existencia de una tensa relación dialéctica
entre realizaciones concretas de la comunidad eclesial (eclesiologías en acto,
implícitas), por un lado, y las maneras (simbólico-poética, tratados jurídicos,
apologéticos, encíclicas, Constituciones dogmáticas, libros, etc.) como se ha
venido reflexionando teológicamente a lo largo de la historia, por otro.

A la luz de lo dicho, resulta evidente la ineludible contextualidad que


afecta a este “logos” sobre la “Iglesia”, pues muestra las huellas, las cicatrices
de la temporalidad y la historicidad que marcan, de forma indeleble, a todas
las realidades humanas. La presente comunicación, que se ubica en el eje
temático III: La teología en clave sinodal y V.1: El rostro sinodal misionero de la Iglesia
local, busca ahondar en los desafíos contextuales y horizontes interculturales
que la sinodalidad, como modo de ser del ser eclesial, plantea y abre a la
reflexión teológica latinoamericana sobre la Iglesia; concretamente, al campo
disciplinar e interdisciplinar de la eclesiología fundamental. Y tiene por
cimiento, tanto a nivel epistemológico como metodológico, aquella tensión
polar que, de modo insuperable, ha enunciado el papa Francisco en Evangelii
gaudium con estas palabras: la realidad es superior a la idea (nn. 231-233)1. Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

El texto se estructura de la siguiente manera. La primera parte, que se


distingue por su carácter eclesiológico fundamental y por su clara sensibilidad
a los problemas ecológicos que nos aquejan, aborda la sinodalidad no como
un tema más, o una nota de la Iglesia que se añade a las ya existentes (una,
santa, católica, apostólica) en la profesión de fe. Al contrario, se analiza desde
un enfoque que, inspirado en el magisterio ecoteológico del papa Francisco,

1
El carácter ontológico de estas tensiones lo ha puesto recientemente de relieve Eloy Bueno de la
fuente (2018): Estos principios tienen un gran relieve, alcanzan un rango ontológico y antropológico,
pues recogen el carácter dramático de la historia y de la experiencia humana (…) Esta filosofía
de la polaridad se manifiesta en niveles diversos, acordes con la concepción antinómica de la
realidad (p. 28). 343
Nelson García

bien se podría llamar ontológico-trinitario-eclesial; es decir, se enfoca la


sinodalidad como algo que pertenece intrínseca y estructuralmente al modo
de ser del tejido complejo de la vida que, en su poliédrica biodiversidad, hunde
sus raíces en aquella fuente perijorética trinitaria que le da sentido, la sostiene
y habita. La misión histórico-sacramental de una Iglesia toda ella sinodal
consiste en explicitar, testimoniar y servir proféticamente para que todo el
cosmos alcance su plena realización en Dios trino y uno, cuyo plan consiste en
hacer que todo llegue a tener a Cristo por cabeza (Ef 1, 10). En esto consiste la
credibilidad eclesial en América Latina.

La segunda parte posee la siguiente estructura: en un primer momento,


se profundiza en las exigencias contextuales de la sinodalidad tal y como fue
analizada en la primera parte. Las investigaciones sobre la configuración y
desarrollo de los sínodos eclesiales a lo largo de la historia (de Almeida, 2020)
han develado el carácter contextual y regional de la práctica sinodal. Si la
sinodalidad aspira a no ser solamente un nombre, una categoría descarnada,
al margen de las demandas provenientes de las complejas realidades
eclesiales, debe vivirse según las solicitudes que plantean los más diversos
contextos latinoamericanos que se caracterizan por ser no solo multilingües
sino también pluriculturales.
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

Luego, en un segundo momento, se introduce al lector en cuestiones


de hermenéutica eclesiológica. Se realiza una inédita intersección entre
Lumen gentium art.12 y Laudate Deum n.15 que planteará la posibilidad de
ampliar hacia la biodiversidad de un contexto, los horizontes comunitarios
e interculturales de la sinodalidad. La categoría Maya “kojb’il”, comprendida
desde su nivel ontológico-relacional como “comunidad nosótrica”, y que abraza
a toda la “comunidad cósmica”, revelará su carácter crítico al cuestionar los
reduccionismos antropocéntricos que pueden esconderse en la sinodalidad
eclesial. Termina la comunicación planteando la siguiente interrogante: si la
sinodalidad es caminar juntos ¿a quiénes estamos dejando de lado?, ¿quiénes
han dejado de ser compañeros de camino en esta época del Antropoceno,
para convertirse en nuestras víctimas?

1. Historicidad de las teologías sobre la Iglesia


La pandemia del nuevo coronavirus significó una interrupción a nuestra
habitual forma de vivir. Pero también fue un llamado a tomar mayor
344 conciencia que, si “desde el siglo XVI hasta la actualidad vivimos una era
Repensar la teología sobre la Iglesia desde una perspectiva sinodal, contextual e intercultural

en la que la naturaleza nos pertenecía; a partir de ahora, hemos entrado


en una era en la que pertenecemos a la naturaleza” (de Sousa, 2021, p. 7).
Mientras la COVID-19 expandía sus efectos a escala mundial, desde distintos
sectores sociales se alzaron voces que intentaban brindar orientación. A
éstas, se sumó también la voz profética y llena de discernimiento del papa
Francisco (2020, 27 de marzo) quien, al comentar el pasaje de la tempestad
calmada, nos llamaba a ser conscientes de los vínculos universales que
nos unen como humanidad: “Nos dimos cuenta de que estábamos en
la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo,
importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados
de confortarnos mutuamente. En esta barca, estamos todos”. Nuestros lazos
de hermandad y pertenencia al tejido complejo de la vida en su diversidad
salían a relucir en estos discursos y en otros (de carácter sociológico, teológico,
antropológico, filosófico, etc.), desenmascarando la falsa pretensión de creernos
totalmente autónomos.

Lo cierto es que el virus, de algún modo, hizo y se hizo escuchar. Es más,


sigue siendo una voz interpelante, un pedagogo que desea enseñarnos
algo importante sobre nuestra interrelación, interconexión y dependencia
respecto a la naturaleza. Sostener que la COVID-19 es un simple fenómeno
natural, desconectado de toda responsabilidad humana, es a todas luces
inexacto. Desde esta perspectiva, cobra relevancia y actualidad la penetrante
interrogante planteada por Boaventura de Sousa:

¿Y si [el virus] es más humano de lo que pensamos? No estoy


pensando en las teorías de la conspiración que atribuyen el virus a
una creación salida de un laboratorio. Me estoy refiriendo al hecho Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

de que el virus sea una cocreación entre los humanos y la naturaleza,


una cocreación derivada del modo en que los seres humanos han
interferido a lo largo del tiempo en los procesos naturales, sobre
todo desde el siglo XVI. Esta larga duración es la misma que la del
capitalismo, el colonialismo y el patriarcado modernos. (2021, p. 33)

Pero, la pregunta que más preponderancia cobraba no era solo saber


si se iba a poder salir, como humanidad, airosos de la pandemia (cuestión
que preocupaba, sobre todo, al sistema neoliberal disgustado de parar su
desarrollo en apariencia ilimitado); la cuestión era también cómo vivir en la
“postpandemia”, si era ineludible repensar nuestros estilos de producción,
apostando por formas de ser, pensar y actuar que estuviesen marcadas por una 345
Nelson García

sostenibilidad integralmente considerada y, por tanto, no ideologizada. Tales


consideraciones, no dejaron indiferentes a los diversos ámbitos de reflexión
académica, entre éstos al teológico.

1.1. Nuevos rumbos epistémicos para las teologías


sobre la Iglesia
Son muchas las áreas del saber humano que han sentido, a raíz de los
fenómenos climáticos vividos, la necesidad de repensar sus bases, sus
fundamentos. Y, precisamente, en este contexto de replanteamiento episte-
mológico valdría la pena preguntar si la teología, concretamente la teología
sobre la Iglesia precisa también repensar su discurso de cara a las actuales
exigencias ecológicas provenientes de los más variados rincones del sur global.

Quienes han optado desde su marginalidad por otra forma de pensar, por
redescubrir una lógica distinta a la del positivismo responsable de colonizar
los distintos saberes-sentires presentes en nuestros pueblos latinoamericanos
y en otros pueblos, plantean justas demandas que han sido asumidas y
propuestas proféticamente en el magisterio del papa Francisco, prácticamente
desde Laudato si’ hasta Laudate Deum. Si las reflexiones teológicas sobre la
Iglesia llevan las cicatrices de los distintos contextos desde los que se ha
elaborado, atestiguando de este modo su inevitable historicidad, urge analizar
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

lo que puede implicar, para el discurso eclesiológico, asumir el evangelio eco-


teológico del actual papa. Es lo que intentaremos si quiera divisar un poco en
cuanto sigue.

1.1.1. Una teología sinodal sobre la Iglesia desmarcada


del antropocentrismo
A mi modo de ver, el discurso eco-teológico del papa argentino responde a
un tiempo, como el nuestro, en el que estamos tratando de realizar “la transición
del ideal de simplificación propio de la racionalidad clásica [paradigma sujeto
y objeto] hacia uno de complejidad [interpenetración entre sujeto-objeto]”
(Díaz, 2011, p. 77). Esto explica su insistencia en decir que todo está conectado
y, que, por tanto, esa interdependencia “nos impide entender la naturaleza
como algo separado de nosotros o como un mero marco de nuestra vida (…)
somos parte de ella y estamos interpenetrados” (LS, nn.138-139).

En el fondo, lo que trata de hacer el actual papa es denunciar el antropo-


346 centrismo moderno (incluso posmoderno) que mina los saberes; responsable,
Repensar la teología sobre la Iglesia desde una perspectiva sinodal, contextual e intercultural

a la vez, de adelgazar la realidad en su riqueza, simplificándola y reduciéndola


de forma unidimensional. A su juicio,

En la modernidad hubo una gran desmesura antropocéntrica que,


con otro ropaje, hoy sigue dañando toda referencia común y todo
intento de fortalecer los lazos sociales (…) Cuando no se reconoce en
la realidad misma el valor de un pobre (…) difícilmente se escucharán
los gritos de la misma naturaleza. (LS, nn.116-117)

Lo más interpelante y desafiante de estas enseñanzas magisteriales se


muestra al plantearnos la siguiente pregunta: ¿Hasta qué punto puede decirse
que nuestras reflexiones teológicas sobre la Iglesia están impregnadas, de
manera consciente o inconsciente, de antropocentrismo? En tal interrogante
reside, a mi entender, lo más grave para el discurso eclesiológico en la etapa
sinodal que está viviendo la Iglesia católica.

Plantear la cuestión de ese modo, invita a repensar, en el ámbito disciplinar


de la eclesiología fundamental, sus bases epistemológicas en dos direcciones:
a) En una dirección metodológica de carácter interdisciplinar (es decir, a nivel
de método teológico) y, b) en una dirección teológica, que bien se podría
denominar ontológico-trinitaria.

a) Con relación a la primera dirección se torna imprescindible un diálogo,


interdisciplinar o transdisciplinar (siguiendo las indicaciones dadas por
la Constitución Veritatis Gaudium)2, entre la eclesiología fundamental
latinoamericana y lo que hoy se suele denominar epistemologías del sur
global (de Sousa, 2019). Estos saberes, que emergen actualmente desde Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

las periferias del sistema-mundo-colonial, aportan perspectivas holísticas


que, por desmarcarse conscientemente de las viejas dicotomías modernas
de tipo sujeto-objeto y naturaleza-cultura, pueden inspirar nuevos enfoques,
ayudar a redescubrir en los lugares teológicos clásicos (por ejemplo, en la
Tradición Apostólica y Sagrada Escritura) aspectos olvidados o quizá hasta

2
Sobre el diálogo que debe mantener la teología con las demás disciplinas, la Constitución Apostólica
Veritatis Gaudium afirma: “En este sentido, es sin duda positivo y prometedor el redescubrimiento actual
del principio de la interdisciplinariedad: No sólo en su forma débil, de simple multidisciplinariedad,
como planteamiento que favorece una mejor comprensión de un objeto de estudio, contemplándolo
desde varios puntos de vista; sino también en su forma fuerte, de transdisciplinariedad, como
ubicación y maduración de todo el saber en el espacio de Luz y de Vida ofrecido por la Sabiduría que
brota de la Revelación de Dios” (n. 4). 347
Nelson García

sepultados por la imposición de una exégesis y hermenéutica modernas


de tinte monocultural. Veamos algunos ejemplos.

Los enfoques contextuales de la biblia, concretamente lo que hoy se


suele llamar en ámbitos exegéticos “eco-hermenéutica” (Horrel, 2024),
constituyen un claro ejemplo de interpretación intercultural, que toma
distancia ya no solo de perspectivas etnocéntricas sino también de
lecturas antropocéntricas. Dichos enfoques no dejan de recordarnos que,
por ejemplo, al leer el Génesis o cualquier otro libro bíblico el centro no
lo ocupa de forma exclusiva el ser humano; es decir, en las tradiciones
bíblicas el “espacio y la creación afirman la relación entre todos los seres
y todo lo creado. Crea una familia universal en la que todos participan en
igualdad de condiciones” (Kapani, 2022, p. 56).

Hay autores que han ampliado los enfoques eco-hermenéuticos a los


ámbitos neotestamentarios, concretamente a los paulinos. El comentario
de Horrel es elocuente:

Intentamos mostrar, por tanto, que estos eco-textos paulinos


clave proporcionan la base para una relectura más amplia de la
teología y la ética paulina en torno al tema de la reconciliación
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

de Dios de todo el cosmos/creación en Cristo. A pesar del enfoque


antropocéntrico de gran parte de la historia de la interpretación,
es plausible considerar que la teología de Pablo se centra en
esta escala cósmica o, en el lenguaje distintivo de Rm 8, en la
liberación de toda la creación (…) el acto reconciliador de Dios
en Cristo abarca «todas las cosas», el imperativo ético paulino de
mostrar «respeto por el otro» puede y debe extenderse más allá
de la comunidad eclesial, y más allá de la comunidad humana
para incluir todas las cosas, toda la creación, dentro de su ámbito.
(2024, p. 43)

Ante los resultados de tan novedoso enfoque, el eclesiólogo fundamental,


que vela por la credibilidad de la Iglesia en nuestro suelo latinoamericano,
no puede hacer otra cosa que preguntar: ¿Somos conscientes de la carga
antropocéntrica que arrastran nuestros métodos y modelos eclesiológicos
en el tiempo que vivimos, marcado por la preocupación ecológica a
nivel integral? ¿De qué manera deben repercutir los enfoques eco-
348 hermenéuticos en el período sinodal eclesial que estamos viviendo?
Repensar la teología sobre la Iglesia desde una perspectiva sinodal, contextual e intercultural

b) Pasemos ahora a la dirección ontológico-trinitaria. Como se sabe, en el


Concilio Vaticano II la teología trinitaria jugó un papel determinante
en el proceso redaccional de la Constitución Lumen Gentium. El título de
su primer capítulo (el misterio de la Iglesia) revela la importancia de la
trinidad a la hora de elaborar un discurso sobre el origen de la Iglesia en el
contexto amplio de la historia salvífica (LG nn. 1-4).

La teología trinitaria desarrollada tanto en oriente como en occidente


constituye un cimiento epistémico irrenunciable para el desarrollo
posconciliar de la eclesiología de comunión y de pueblo de Dios. Cuando
el Concilio afirma que “La Iglesia es en Cristo como un sacramento o
signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo
el género humano” (LG n. 1), describe cuál es la misión de la Iglesia en el
mundo. También deja claro que la unidad de la que la Iglesia debe ser
constantemente sacramento no es otra que la unidad de la santísima
trinidad.

A pesar de que la sacramentalidad eclesial desarrollada en las eclesiologías


latinoamericanas ha sido resignificada de cara a nuestros contextos como
“Iglesia sacramento de liberación integral”, indicando y especificando cuál
es la misión histórica del pueblo de Dios en nuestros pueblos, considero
que aún hace falta una fundamentación ontológica en la relación trinidad-
Iglesia-mundo. Tal fundamentación tendría definitivamente repercusiones
en la forma como entendemos la sinodalidad. Hay en Laudato si’ una
teología trinitaria, de ricos matices ecológicos, que hunde sus raíces en
la tradición franciscana de San Buenaventura, que puede brindarnos un
fulgor de la ontología trinitaria que se precisa desarrollar:
Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

Para los cristianos, creer en un solo Dios que es comunión trinitaria


lleva a pensar que toda la realidad contiene en su seno una marca
trinitaria (…) El santo franciscano [San Buenaventura] nos enseña
que toda criatura lleva en sí una estructura propiamente trinitaria,
tan real que podría ser espontáneamente contemplada si la
mirada del ser humano no fuera limitada, oscura y frágil. Así nos
indica el desafío de tratar de leer la realidad en clave trinitaria.

Las personas divinas son relaciones subsistentes, y el mundo,


creado según el modelo divino, es una trama de relaciones (…)
Esto no sólo nos invita a admirar las múltiples conexiones que 349
Nelson García

existen entre las criaturas, sino que nos lleva a descubrir una clave
de nuestra propia realización (…) cuando [la persona humana]
sale de sí misma para vivir en comunión con Dios, con los demás
y con todas las criaturas. (nn. 239-240)

¿Somos conscientes de lo que implica asumir esta ontología eco-trinitaria


para pensar la sinodalidad eclesial sin reducirla exclusivamente al ámbito
antropológico? Desde mi perspectiva, implicaría una mejor comprensión
de la misión eclesial en su dimensión histórico-sacramental. Su misión
desde esta óptica consistiría en ser ámbito de interpretación, explicitación
profética, espacio que busca significar y testimoniar en sus instituciones,
en su forma de ser, en su modo comunal de vivir y morir, esa unidad
biodiversa y compleja del tejido de la vida que en sus poliédricas tramas
de relaciones es habitada, sostenida por la inefable perijóresis trinitaria
del Dios revelado en Jesús que, en su realidad más íntima, es comunidad
de personas divinas en eternas relaciones subsistentes. La Iglesia, pues,
en su misión sinodal está llamada a explicitar y defender proféticamente
la comunidad cósmica de toda la realidad creada a la que ella misma
pertenece. ¿Puede decirse entonces que la Iglesia debe hacer cada día
más evidente la eclesialidad de toda la creación que, en su integralidad,
está llamada a tener a Cristo resucitado por cabeza? Brindar respuesta a
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

estos planteamientos conlleva afrontar las dimensiones contextuales e


interculturales de la sinodalidad.

2. Exigencias contextuales e interculturales


para la sinodalidad eclesial en América Latina
La historia de la experiencia sinodal que ha vivido la Iglesia en su devenir
histórico pone en evidencia su carácter contextual. En efecto, hay estudios
que ponen de relieve el sabor local y no solo regional de muchos sínodos en el
período pre-niceno:

En vista del «agujero negro» historiográfico relativo al siglo II,


muchos concluyen (erróneamente) que los primeros sínodos fueron
provinciales, suponiendo que los sínodos sean solamente aquellos
que reúnen varias Iglesias. Sin embargo, desde la última década
del siglo pasado, se argumenta que los primeros sínodos —contra
el montanismo— no fueron entre Iglesias, sino de Iglesias locales
350 individuales, aunque con la posible participación de peritos externos
Repensar la teología sobre la Iglesia desde una perspectiva sinodal, contextual e intercultural

(…) Si fuera así, los primeros sínodos habrían reunido a toda la Iglesia
local. (de Almeida, 2020, pp. 266-267)

La memoria de las experiencias sinodales vividas por la Iglesia debe


tenerse siempre en cuenta para no olvidar que las demandas surgidas desde
los diferentes contextos geográficos, en los que peregrinan las iglesias
locales, juegan un papel importante. Recientemente, el sínodo realizado
desde la Amazonía puso en primera plana aspectos contextuales de enormes
repercusiones a nivel de la Iglesia universal.

2.1. Iglesia sinodal: un significante en busca


de la plenitud histórica de su significado
Si nos planteamos la pregunta ¿qué es Iglesia sinodal? de inmediato
nos percatamos de que nos encontramos frente a un significante cuya
significatividad requiere de un proceso histórico para dar con la plenitud de su
significado. Si aplicásemos términos provenientes de la pragmática peirceana
se podría decir, siguiendo en esto a Sara Barrena y Jaime Nubiola (2007),
que la expresión “Iglesia sinodal” hace referencia a un signo en constante
crecimiento. La sinodalidad eclesial es, por tanto, una realidad compleja,
poliédrica, que reclama aspectos contextuales e interculturales.

El papa Francisco ha divisado esos amplios horizontes contextuales e


interculturales para la sinodalidad al decir que la Iglesia “siempre reconfigura
su propia identidad en escucha y diálogo con las personas, realidades e historias
de su territorio (…) la Iglesia tiene un rostro pluriforme” (QA n. 66). La pregunta
que se desprende de esas afirmaciones es desafiante: ¿Qué significa para una Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs
Iglesia sinodal configurar su rostro en contextos culturales donde la identidad,
la corporalidad jamás está divorciada de su entorno medioambiental?

Para brindar respuestas creíbles en contextos habitados por los pueblos


originarios, es imprescindible repensar la teología sinodal sobre la Iglesia
en sus fundamentos ontológico-trinitario-eclesiales, según las direcciones
analizadas en la primera parte. Si la realidad es superior a la idea, entonces
hay que comprender primero las realidades complejas de las culturas
latinoamericanas para luego hacerse una idea de lo que pueda significar la
sinodalidad eclesial en esos contextos. Dado el limitado espacio de nuestro
texto académico, me limitaré a citar solamente uno de esos contextos
complejos: el Maya. 351
Nelson García

2.2. La sinodalidad eclesial desde una perspectiva maya:


la dimensión ontológica de la comunidad, del nosotros
En el idioma tojolabal, de raíz lingüística maya, existe dentro de su riqueza
semántica un término muy importante para nuestro tema: se trata del kojb’il.
Según refiere Juan Blanco, pensador decolonial salvadoreño,

Una característica fundamental de la ontología maya —pero


también del pensar que la (re)afirma— (…) consiste en que el punto
de partida de la experiencia (…) no es el sujeto individual y aislado,
sino el kojb’il, la comunidad: la experiencia de ser y estar con otros
(…) El sujeto del pensar —pensamos aquí en el intelectual maya
decolonial— sólo tiene sentido en y desde la comunidad, pues es la
experiencia comunitaria, la experiencia «nosótrica», la que permite
[a la subjetividad maya] emerger y producir conocimientos con
pertinencia comunitaria. (2019, p. 405)

Es interesante destacar que conceptos mayenses como este, en sus


aspectos epistemológicos, por ser holísticos, jamás están divorciados de la
totalidad del tejido complejo de la vida y, en este sentido, son estrictamente
ontológico-relacionales. No hay cabida en este sistema lingüístico para los
individualismos desmesurados derivados del antropocentrismo tanto en su
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

versión moderna como posmoderna.

El lector atento podrá interrogarse: pero ¿qué relación puede guardar


este concepto, el kojb’il, con la sinodalidad eclesial? Para atisbar, balbucir
una posible respuesta, deseo citar a Carlos Lenkersdorf (2005) quien en su
reconocido libro “Filosofar en clave tojolabal” desentraña la rica significación
de otro concepto muy relacionado con el kojb’il:

(…) el nosotros [comunidad nosótrica] no sólo se refiere a los


humanos, no es exclusivamente un círculo social, sino que incluye a
plantas y animales, cerros y valles, cuevas y manantiales. Dicho de
otro modo, todo vive, todo tiene corazón o alma, el principio de vida.
Vivimos, pues, en un círculo de extensión cósmica y no solamente
social. (p. 141)

Partiendo de esta hermosa descripción, ya puede el lector comprender


352 las exigencias contextuales —provenientes de las realidades mayas
Repensar la teología sobre la Iglesia desde una perspectiva sinodal, contextual e intercultural

tojolabales— que conlleva el intentar elaborar una eclesiología sinodal ya


no solo inculturada, sino también y sobre todo intercultural. ¿Cómo proceder
en tan ardua tarea teológica? Pienso que tendremos que encontrar formas,
procedimientos hermenéuticos para hacer una recepción creativa del
Concilio Vaticano II; es decir, se podría interpretar Lumen Gentium a la luz de
Laudate Deum.

2.3. Destellos hermenéuticos que anuncian la eclesialidad


y sinodalidad de la creación
Para hacer posible lo dicho anteriormente habrá que hacer una relectura,
practicando lo que en su tiempo Paul Ricoeur (2001) llamaba “intersección
hermenéutica”, de la eclesiología de comunión y del pueblo de Dios
configurada en la Constitución dogmática sobre la Iglesia (capítulos 1-2),
desde la perspectiva eco-teológica desarrollada por papa Francisco. Para que
el lector pueda siquiera divisar el alcance de la intersección entre estos dos
documentos magisteriales, que tienen además géneros literarios distintos,
podría preguntarse qué significa la palabra eclesiológica “comunión” a la luz
de la siguiente denuncia profética contenida en Laudate Deum:

Algunas manifestaciones de esta crisis climática ya son irreversibles


al menos por cientos de años (…) Las aguas oceánicas tienen una
inercia térmica y se requieren siglos para normalizar la temperatura
y la salinidad, lo cual afecta la supervivencia de muchas especies.
Este es un signo entre tantos otros de que las demás criaturas de este
mundo han dejado de ser compañeros de camino para convertirse
en nuestras víctimas. (n. 15)
Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

Ante estas palabras de Francisco, el eclesiólogo siente cómo sus horizontes


son ampliados, cómo se despierta su intuición teológica; no puede dejar de
rumiar con sabiduría la última oración del parágrafo recién citado de Laudate
Deum; ¿Dice el papa que las criaturas han dejado de ser nuestros compañeros
de camino? ¡Compañeros de camino! ¿No huele esto a sinodalidad ampliada
a la totalidad del cosmos? Sostener que deberíamos caminar junto con todas
las criaturas, en una especie inédita de sinodalidad cósmica, sólo puede
significar que San Buenaventura (a quien el papa Francisco tenía en mente
cuando elaboraba el apartado trinitario de Laudato si’) tenía razón. Toda la
realidad tiene en su estructura interna huellas de la comunidad trinitaria 353
Nelson García

que la sostiene y habita. Y es esa marca la que nos une a humanos y a los
seres de la naturaleza en un destino comunitario común. Tienen también
toda razón los abuelos y abuelas mayas cuando toman consciencia de que
están inmersos en el kojb’il, en la gran comunidad cósmica que abarca toda
la creación.

Para no concluir
Más que concluir deseo dejar en la mente de cuantos lean esta
comunicación, las reflexiones hechas por Alexei Nesteruk (2021), notable
físico que, sin ser teólogo de profesión, logró discernir de forma admirable la
“eclesialidad de la creación”:

La encarnación del Logos de Dios, que comporta el anuncio del


reino de Dios, lleva al conjunto de la humanidad al cumplimiento
no solo de su función microcósmica, sino también de su función
eclesial de construir la Iglesia universal como cuerpo de Cristo y de
ser «sacerdote de la creación». Así, el universo entero, habiendo
participado de la persona del Logos a través de la creación y la
encarnación, se refleja para los seres humanos en la santa Iglesia (…)
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

la Iglesia entera representa al mundo, y es Cristo quien constituye


la cabeza y fundamento de la Iglesia; el universo, reflejándose en la
Iglesia, es sostenido hipostáticamente por el Logos de Dios, quien es
cabeza del universo entendido como Iglesia.

Así pues, la encarnación nos revela a los cristianos —y afirma para la


ciencia moderna— la naturaleza eclesial del universo y de los seres
humanos (…) [se] reemplaza la escisión existente entre la Iglesia
y el universo por su unidad en la comunión con Dios, revelando
así la obra de los científicos como una obra paraeucarística.
(pp. 182-183).

Si estas breves reflexiones provocan al lector para seguir pensando


maneras de inculturar la sinodalidad eclesial en su propio contexto, el autor
de estas líneas se dará por satisfecho.

354
Repensar la teología sobre la Iglesia desde una perspectiva sinodal, contextual e intercultural

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Nelson García

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356
La sinodalidad como clave
de interpretación de los dogmas
ManUel Antonio TeiXeira SeQUeira*

Resumen
Los dogmas han sido siempre del contexto sinodal el dogma puede
leídos como un punto de llegada a convertirse en una camisa de fuerza,
los que todos tienen que asentir sin en la que la fe termina siendo asen-
ninguna posibilidad de discusión. El timiento de doctrinas y la teología
dogma no es una conclusión doctri- corre el riesgo de convertirse en un
nal, sino una expresión de fe comuni- repensamiento continuo de la doc-
taria en un contexto y espacio deter- trina sin raíces en la vida concreta.
minado. El dogma es un reflejo de la
fe de la comunidad y no un conven- Palabras clave: Sinodalidad,
cimiento intelectivo. Si se entiende palabra encadenada, palabra origi-
en contexto sinodal el dogma tiene naria, dogma, metáfora, concilio de
sentido, si, en cambio, se lee fuera Calcedonia.
CIRCUITO B – SÁBADO 10 – 17:00 a 18:30 hs

1
El P. Manuel A. Teixeira Es dehoniano venezolano. Realizó sus estudios de bachillerato teológico en
el ITER y su licencia y doctorado en la Universidad Pontificia Gregoriana. Desde el 2009 es profesor
del ITER, la cual es la Facultad de Teología de la UCAB. Asumió el cargo de vice-rector en el año 2012.
En el 2019 asumió de modo interino la dirección del ITER y decano encargado de la Facultad de
Teología. En diciembre del 2021 la Congregación de la Educación Católica lo nombra Director del ITER
Ha participado como profesor invitado del doctorado en Teología de la Universidad Javeriana y de la
maestría de Teología del Pontificia Universidad Católica de Ecuador. Junto con AKME ha impulsado el
estudio de la Teología en el Caribe, porque cree que la teología es importante para el enriquecimiento
personal. Ha participado en congresos internacionales como ponente en Brasil, Portugal, Indonesia,
Mozambique, Camerún y España. Es autor de diversos artículos en revistas de teología y coautor
en 5 libros. 357
1. Introducción

D
iviso un peligro en el término sinodalidad. El peligro no está en
el término como tal, que actualmente goza de plasticidad, de
frescura y promueve la creatividad. El peligro viene después si la
creatividad transmuta en estructura anquilosada y permanente, la frescura
en aire enrarecido por la ausencia de aires nuevos y la plasticidad en frígida
rigidez. El peligro se relaciona con un quehacer teológico limitado a discursos
moralizantes y doctrinales, carentes de poesía, fervor y acción de gracias; una
reflexión fuera de novedad, que promueve estructuras eclesiales abstractas,
sin metáforas y sin los necesarios vacíos que permitan nuevas ideas. En este
artículo quiero revisitar el dogma, en concreto me restrinjo, por cuestión de
espacio, al dogma de Calcedonia. Lo hago teniendo como premisa el límite
del lenguaje humano, que no es solo un límite en el decir, sino un límite en
la acogida y la interpretación. Para la cuestión del límite veremos la suerte
de la palabra que terminó encadenada en el relato del tercer capítulo del
Génesis. Pero esta misma palabra ha sido redimida por la Palabra, de allí que
no podemos encadenar la Palabra al límite de lo unívoco. Por eso, visito el
dogma de Calcedonia no como una fórmula que detiene el tiempo y coacciona
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

a sus futuros lectores sin tener en cuenta la historia, sino como el don de una
fórmula que hace entender que a Jesús no se le entiende en fórmulas. Se trata
de deambular por el dogma merodeando en sus contrariedades, transitando
por su exceso de sentido y disfrutando de la libertad que comparte. Así es la
sinodalidad: libre, inarmónica armonía de contrarios y exceso de novedad
de sentido.

2. La palabra encadenada
Minutos antes de comenzar a escribir estas líneas, leía en el periódico
que el Presidente de China había declinado asistir a las conferencias de paz
propuestas por el Presidente de Ucrania a realizarse en Suiza. Por su parte,
el mandatario norteamericano, todavía no había confirmado su asistencia,
pues la compleja situación electoral de Estados Unidos no le da mucho juego
político; en efecto, si quiere ganar las elecciones debe medir muy bien lo que
hace, pues un paso en falso puede significar su derrota electoral. Además
358 del conflicto de Ucrania, varias páginas del periódico informaban de la grave
La sinodalidad como clave de interpretación de los dogmas

situación en Gaza. Mientras más leía los argumentos de las partes en conflicto,
más lejana me parecía la posibilidad de la paz.

Los conflictos tienen profundas raíces históricas. Los malentendidos


entre pueblos no son meros caprichos de gobernantes. A ellos se llega
cuando dos Estados son incapaces de ponerse de acuerdo en el rumbo a
tomar, empeñándose cada uno de ellos en ejercer un control o un dominio
sobre el otro. El conflicto indica la imposibilidad de que dos puedan caminar
juntos respetándose mutuamente. Una guerra es un indicador del grado de
dificultad que existe en respetar las diferencias y las palabras existentes entre
los pueblos.

Sería interesante hacer un estudio de una serie de relatos emblemáticos


de conflictos para buscar en ellos los elementos comunes con los que trazar el
filo rosso causante de los desentendimientos. En la historia de la literatura, los
conflictos no son solo affaires humanos, pues ya en los mitos y las tragedias
se relatan una serie de desentendimientos en los que están involucradas las
propias divinidades.

Pero no solo en los mitos se narran conflictos, la propia Sagrada Escritura


es testigo de graves desentendimientos que llevaron, incluso, al fratricidio. En
este sentido, cabe mencionar el relato bíblico de Caín y Abel. Sin embargo, el
fratricidio no es el crimen más grave: Que el Hijo de Dios fuera enjuiciado y
llevado a la muerte es el ápice de cualquier conflicto que pueda ser pensado
en la historia. Las beligerancias se generan en la desconfianza, en las
murmuraciones que agravan el reconcomio, en el silencio que trama la caída
del otro, en la mentira disfrazada de verdad. Las hostilidades son auténticos Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

laboratorios de mentiras con apariencia de verdad, donde se crean narrativas


que justifiquen la zancadilla e incluso la muerte del enemigo.

En los capítulos segundo y tercero del Génesis hallamos un relato que


representa una auténtica joya en la que podemos encontrar trazas de los
orígenes del conflicto. Se trata del segundo relato de la creación, contexto en
el que acontece la primera desobediencia a Dios. En la primera parte de la
narración, Dios, luego de modelar con barro al hombre, le da aliento de vida,
lo coloca en el jardín y hace al hombre socio de su nueva empresa, delegándole
la función de cuidar y cultivar lo que de ahora en adelante sería común. No
hubo condiciones previas para el nuevo socio, quien podría usufructuar todos
los árboles del jardín. Bastaba con que respetara el no lugar del árbol del 359
Manuel Antonio Teixeira Sequeira

conocimiento del bien y del mal1, pues de lo contrario incurriría en la muerte2.


No le bastó a Dios hacerle su socio, todo lo dado le parecía insuficiente3, era
necesario alguien más, alguien distinto que le hiciera compañía y con quien
pudiera realmente relacionarse4. Los animales eran ayuda, también compañía,
pero no colaboradores de vida. Dios puso a la mujer frente al hombre, y en su
presencia resonó por primera vez el sonido de la palabra humana que irrumpió
como una exclamación de júbilo: “¡Ésta, sí que es hueso de mis huesos y carne
de mi carne!” (Gn 2,23). El autor detalla que ambos estaban desnudos y no
sentían vergüenza.

Si la presencia de la mujer hizo brotar la palabra humana, la serpiente se


encargó de deformar la palabra de Dios. Ella introdujo la duda y sembró la
desconfianza hacia la palabra primera dada por Dios. La serpiente hizo uso

1
El teólogo austríaco Kurt Appel hace una interpretación original del pasaje en el que Dios pide al
hombre no comer del árbol del bien y del mal y lo relaciona con su interpretación del tiempo y del
séptimo día en el primer relato de la creación. Para Kurt el árbol de la ciencia del bien y del mal, a
diferencia del árbol de la vida que se encuentra en el centro del jardín no se encuentra en un lugar
determinado. Según Appel el no espacio del árbol halla un paralelismo con el séptimo día del relato
de la primera creación, el cual no forma parte de la cronología del cosmos, sino que hace referencia
al tiempo (no cronológico) del descanso de Dios. El hecho es que la trasgresión de la mujer consistió
en colocar el árbol del bien y del mal al centro del deseo humano. Este desplazamiento del no lugar
a un lugar, transforma el no espacio (posibilidad de la imaginación humana) en vacío y ausencia
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

inescrutable. El caer en cuenta de la desnudez es la primera consecuencia con la que choca una
mirada que ya no es capaz de ver más allá del cronos e imaginar más allá del espacio. Desde ese
momento la muerte se transformó en una tragedia humanamente insuperable. Cf. el primer capítulo
de la primera parte de Kurt Appel, Apprezzare la norte. Cristianesimo e nuovo umanesimo, EDB Bologna,
2015. (Formato ebook).
2
La muerte guarda estrecha relación con la desobediencia. Morir es romper el diálogo e irrespetar
la relación con Dios. Cuando la serpiente cuestiona la muerte, pone en entredicho el bien que Dios
quiere. Por la desobediencia acontece la muerte porque la vida, en el sentido que nos lo transmite
el Génesis, es vivir según del soplo de Dios, de la palabra (soplo) que sale de su boca. “Él te afligió,
haciéndote pasar hambre, y después te alimentó con el maná —que tú no conocías ni conocieron tus
padres— para enseñarte que el hombre no vive solo de pan, sino de todo lo que sale de la boca de
Dios” Deut 8,3. Lo que alimenta no es el maná como tal, sino la palabra que hace posible el maná. Lo
mismo dirá Jesús cuando es tentado en el desierto: “No solo de pan vive el hombre, sino de todo lo
que diga Dios por su boca” Mt 4,4.
3
Quienes se quedan en la prohibición no caen en cuenta del exceso del don de Dios que no se conforma
con haberle dado todo, sino que sigue creando más para dar al hombre lo mejor.
4
“Según Gn 2,19-20, Dios modela todos los animales terrestres y aéreos (pero no los peces) a partir del
humus, es decir, exactamente como lo hace en el caso de Adam (Gn 2,7), y los presenta al ser humano.
Pero si éste último llega a nombrar a los animales que desfilan ante él —lo que supone una cierta
forma de conocimiento y de autoridad—, ninguno de ellos responde a la necesidad del ser humano
expresada como ‘socorro’ (‘ezer) y ‘cara a cara’ (Kenegdo) (véase Gn 2,20), ni satisface su capacidad de
relación”. Didier Luciani, Los animales en la Biblia, Cuadernos Bíblicos 183, Verbo Divino 2018, Capítulo
360 1, 33/118.
La sinodalidad como clave de interpretación de los dogmas

de su lenguaje para, a través de un diálogo envolvente, poner en cuestión el


diálogo primero de Dios con el hombre, distorsionando lo dicho por el Creador:
“¿Con que Dios les ha dicho que no coman de ningún árbol del jardín?” (Gn 3,1).
Dios invitó a su socio a no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal,
porque le conduciría a la muerte; más que de una prohibición, se trataba
de una advertencia, esto es, de la posibilidad de poner en peligro su propia
libertad. La desnudez y la muerte son el haz y el envés de la consecuencia de un
acto en el que el hombre prefirió la palabra encadenada a la libertad donada.
El razonamiento de la serpiente silenció lo dicho por Dios. He aquí el origen
de la muerte y el brote del conflicto: el irrumpir de la palabra de la serpiente
negó la presencia de la Palabra Creadora, encadenando la palabra del hombre
al límite de un lenguaje que somete5, pero que no crea6. Con su gesto de
desconfianza ante la Palabra Originaria, lo humano se destierra y pierde el
horizonte del lenguaje que acoge la diferencia y termina absolutizando su
palabra pensada o pronunciada como el único modo de lenguaje.

Estemarconossirvenosoloparaentenderunposiblemododedecirelpecado,
sino una propuesta de comprensión de los dogmas. Los dogmas deben ser leídos
no desde la palabra encadenada, sino desde la libertad dada por la Palabra
que nos ha redimido y que sitúa el lenguaje humano limitado en el horizonte
de la Palabra Original de Dios. Más allá de las desavenencias y sospechas7

5
No debe sorprender que entre los relatos de los orígenes se encuentre el de la torre de Babel. Quiero
llamar la atención a un aspecto que puede pasar desapercibido y que tiene que ver con el lenguaje. En
un momento se dice que “son un pueblo con una sola lengua” Gn 11,6. La expresión muestra falta de
creatividad, ausencia de libertad, pero también de un poder que somete y obliga a todos a la misma
lengua. La confusión de las lenguas, más que de un castigo por parte del Señor, fue la liberación de los
pueblos sometidos un único modo de pensar y de decir. Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs
6
No es un acaso que la contraparte de este texto sea el de la anunciación del ángel a María. La novedad
de este acontecimiento está en que ella acoge de nuevo la Palabra Originaria, aquella que es origen
de toda posibilidad de lenguaje: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu Palabra” Lc 1, 38.
No es casual que la tradición de la Iglesia vea en María como la Inmaculada. Esta intuición espiritual
no tiene nada de apologético o de puritano, antes bien es el reconocimiento de la acogida de la
Palabra por parte de María. Tampoco es fortuita la intuición de la dormición de María o su asunción
a los Cielos. Si el pecado es la acción que absolutiza la propia palabra, desterrándose de la palabra
originaria, hecho que introduce la muerte, la acogida de la Palabra reintroduce en el paraíso y conjura
a la muerte. Ambos dogmas destacan la vida de la Palabra Originaria que es el propio Hijo, por encima
del pecado y de la muerte.
7
Sobre estos temas hay ya abundante bibliografía, en la que se pone bajo sospecha los ejercicios
magisteriales como imposiciones por parte de una jerarquía. Cf. Hans Küng, ¿Infalible? Una pregunta,
Herder Buenos Aires, 1971; Juan Luis Segundo, El Dogma que Libera. Fe Revelación y Magisterio Dogmático,
Sal Terrae Santander, 1989. Si el dogma es visto como un cierre y no como la oportunidad de ir más
allá en las posibilidades de comprensión teológica, los dogmas más que una amenaza, representan
la imposibilidad de la teología. 361
Manuel Antonio Teixeira Sequeira

que se levantan en torno a los dogmas, de lo que se trata es de mostrar el modo


como el dogma resitúa el lenguaje limitado en el horizonte del decir creador
y salvador de Dios8.

3. Calcedonia en el horizonte
de la Palabra Redimida
Cuanto más leo la declaración del Concilio de Calcedonia, más libertad
encuentro en su propuesta. Esa declaración no es una fórmula que encierra a
Jesús en tecnicismos lingüísticos, es más bien el reconocimiento de que no es
posible ninguna fórmula para comprender a Jesús. No podemos olvidar que
estamos en un contexto evangelizador, de nacimiento de comunidades, de
fortalecimiento de iglesias, de aparición de escuelas teológicas, de conjunción
de dos mentalidades y lenguajes distintos (griego y hebreo).

Las circunstancias en las que me ha tocado leer la fórmula calcedónica


son distintas a las circunstancias en las que los teólogos del siglo XX
tuvieron que hacerlo. Sin ir muy atrás, cuando Karl Rahner, en ocasión de
los 1500 años de la celebración del Concilio de Calcedonia, escribe sobre la
fórmula que allí se propuso, pone de manifiesto que el contexto eclesial en
el que la fórmula fue elaborada, era muy distinto al suyo. El hecho de tener
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

que clarificar que el dogma no pretende anular la teología bíblica, describe


una atmósfera teológica rígida y ensimismada que se imponía de modo
totalitario. “Queremos -escribe Rahner- tan solo mostrar en una hermenéutica
trascendental desde el dogma, que el dogma cristológico de la Iglesia no
pretende ser en absoluto la condensación exhaustiva de la doctrina bíblica”9.
La percepción de que Calcedonia había puesto un punto final a la reflexión
cristológica (según lo que Rahner parece insinuar), contaminaba el ambiente
teológico de su época: “¿Es el dogma calcedónico y lo poco más que sobre
él ha conseguido la cristología escolástica en la historia del dogma una
condensación y síntesis de todo lo que oímos en la Escritura acerca de Jesús,

8
Resituar el lenguaje limitado en el horizonte de la Palabra creadora y salvadora, no significa que
nuestro lenguaje sea suficiente para expresar la verdad, significa sí que el lenguaje permanece
receptivo al misterio. Sabemos que nuestro lenguaje es limitado, ya que es el reflejo de nuestras
posibilidades al interno de las posibilidades apriorísitcas de nuestro entendimiento. Como bien dice
Karl Rahner “todas las proposiciones humanas —aun aquellas en que la fe es expresión de la verdad
divina salvadora— son limitadas: nunca son expresión total de la realidad” Karl Rahner, Escritos de
Teología I, Taurus Madrid, 1961, 55.
362 9
Karl Rahner, Escritos de Teología I, Taurus Madris, 1961, 172.
La sinodalidad como clave de interpretación de los dogmas

Cristo e Hijo de Dios, o lo que podríamos oír si, tomando la Escritura, nos
dijéramos en forma nueva, con nuestra palabra, lo que ha entrado a formar
parte de la teología escolástica?”10. La constatación de que en el ámbito de la
Cristología heredada todo lo dicho se reducía a una fórmula, llevó a Rahner a
concebir la fórmula no como un punto final, sino como la posibilidad de un
inicio. Este hecho permitía a los teólogos pensar la Cristología más allá de la
fórmula, reflexionar desde ella e, incluso, algunas veces, al margen de ella. A
pesar de este esfuerzo, la Cristología siguió atada a la fórmula de Calcedonia,
bien a modo de repetirla o bien a modo de querer superarla. El límite de la
lectura de Rahner, que él pudo haber superado si hubiese desarrollado una
intuición presente en su escrito11, fue no entender que Calcedonia, más
que una fórmula, fue el punto de condensación de un largo proceso de fe
eclesial en el que la comunidad buscaba relacionarse con y entender lo de
Jesús. ¿Qué fue, entonces, el Concilio de Calcedonia? La fundamentación de
una hermenéutica teológica acontecida en el caminar de los creyentes en su
relación con Jesús de Nazaret, permaneciendo la misma fundamentación en
el Misterio. Calcedonia permite entender lo propuesto por el Concilio de Nicea
y éste elaboró una lectura no interesada o reductiva de los Evangelios según
el acontecer del Espíritu. En efecto, la profesión de fe propuesta en Nicea es
un acontecimiento que posibilita la lectura de los Evangelios sin menoscabo
del Espíritu al interior de la mentalidad de la metafísica griega. Así pues,
Calcedonia, Nicea o Constantinopla no fueron eventos aislados, siguen siendo
el resultado de una reflexión expresada a modo casi poético del caminar de la
comunidad. Fue el andar de la comunidad lo que hizo posible estos concilios.
Leído de esta manera, el Concilio de Calcedonia puede darnos herramientas
para valorarlo más positivamente.
Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

En el dogma de Calcedonia acontece la conjunción de lo diverso, pues


se acogen los contrarios sin que ninguno se superponga. El Concilio de
Calcedonia acoge las diversas lecturas cristológicas sin absolutizar ninguna de

10
Ibid., 173.
11
“O habría que pensar que los concilios tuvieron su razón de ser únicamente en la existencia de perversos
herejes que oscurecían con mala voluntad lo que en sí ya estaba dicho de manera suficientemente
clara, y lo que sí hubiese bastado completamente” Idid., 171. Con esta expresión Rahner entiende que
los concilios no tienen por finalidad atacar unos herejes, sino ayudar a la comunidad en los procesos
de fe. Esto no niega que detrás de los concilios haya intereses políticos o eclesiásticos, pero tampoco
podemos dejar de reconocer el largo proceso de discernimiento del que las fórmulas son una ayuda a
la hora de acercarse a la misma Escritura. Queda claro que el concilio no aleja de la Escritura, da más
bien herramientas para leer y discernir la Escritura. 363
Manuel Antonio Teixeira Sequeira

ellas. La no absolutización de posturas es la posibilidad de la existencia de los


contrarios. La apariencia de rigidez conceptual es más propuesta metafórica
que univocidad semántica. Los conceptos griegos pierden su sentido original
y se cargan de un sentido nuevo gracias a la presencia de su contrario.

El Concilio comienza con una constatación: los símbolos de Nicea y


Constantinopla “serían suficientes al pleno conocimiento y confirmación de la
fe”12. A modo de regla de fe, el símbolo acoge el misterio en el lenguaje, sin que
por ello el misterio pierda su novedad debido a su trascendencia. El símbolo es
el anonadamiento de la palabra que comprende, para habitar en la eternidad
de la no comprensión, que es la plenitud del conocimiento. El “creemos”13 de
Nicea y Constantinopla es el testimonio del abandono de la comunidad a la
novedad proferida como tropo y no como concepto. El pleno conocimiento no
es entonces un objeto, es la imposibilidad de la objetivación y la invitación a
habitar la eternidad inaprehensible siempre nueva. He aquí la confirmación
de la fe. El símbolo no niega el misterio y la novedad en la economía, como sí
lo hacen las “nuevas expresiones”14. El término se contrapone al símbolo en
cuanto lo niega. Con los vocablos “nuevas expresiones”, el Concilio denuncia
todo intento de sustituir el misterio por el concepto15, cerrando toda apertura
a la eternidad. La trascendencia no se consigue por el uso de vocablos
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

formalmente informativos, la trascendencia invita al creyente (creemos) a


abandonarse en manos de lo no sabido para conocer plenamente lo que no se
puede objetivar. No es cuestión de in-formación, sino de trans-formación, de
ir más allá de lo convencionalmente posible. Cualquier exposición dogmática
posterior al símbolo no tiene como fin corregirlo o añadirle nuevas ideas,
recordemos que el símbolo como regla de fe no es un contenido, es despojo
de lo sabido para habitar lo plenamente no sabido. El Concilio de Calcedonia
no tiene valor de por sí, su riqueza se sitúa en el horizonte del símbolo, ya
que su cometido es “explicar el verdadero sentido del símbolo”16. Visto así, el
símbolo vale en la medida en que recoge la experiencia de una comunidad
que se abandona en manos del Señor, no para dominar un conocimiento (el

12
DH 300.
13
DH 150.
14
DH 300.
15
Por dos veces el concilio advertirá del peligro de quienes “intentan alterar el misterio de la economía
de la encarnación” DH 300.
364 16
DH 300.
La sinodalidad como clave de interpretación de los dogmas

símbolo es la negación de todo gnosticismo), sino para contemplar la plenitud


de lo que se conoce como plenamente no conocido.

El dogma del Concilio de Calcedonia no trajo consigo un contenido nuevo,


su fórmula es la prueba fehaciente de que la fe se sitúa fuera de toda fórmula,
o dicho de otro modo, por querer ser una fórmula (y lo fue y lo es) hay que
‘agradecerle’ semejante pretensión: formula la imposibilidad de que lo
informulable se exprese en una fórmula. Esta es la razón por la que Calcedonia
es la posibilidad de un quehacer teológico.

“Hay que confesar un solo y mismo Hijo y Señor nuestro Jesucristo”: La


afirmación sintoniza con el credo niceno-contantinopolitano, pero a la vez
toma distancia de él. Pasamos de un “creemos a un “hay que confesar”, en
el que el creyente se ve invitado, pero no sumergido, al abismo de lo sabido
como plenamente no conocido. Este matiz no es poco significativo. “Creemos”
involucra al creyente en una comunidad que discierne el misterio, es expresión
de una comunidad que hace camino y es acogida del y compromiso con el otro.
El creemos se hace comunidad en torno al misterio. Más que un contenido,
“creemos” es un testimonio de comunidad. El paso del “creemos” al “hay
que confesar” es un giro en la vida cristiana, en la que lo decisivo pasó de la
vivencia de la fe a la defensa de doctrinas. Sin embargo, Calcedonia no truncó
la vida cristiana, ya que la confesión más que una coacción confesional puso
de manifiesto la imposibilidad de un discurso definitivo en la Cristología. En
Calcedonia la doctrina no es un contenido, es la presencia de la copulativa
que conjunta los contrarios. La cópula indica que ninguno de los polos es
verdadero por sí solo, que la tensión de los contrarios debe mantenerse. El
“y” incluye, y es la condición de posibilidad de la inmersión en el misterio. En Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

efecto, el misterio de la economía no queda anulado gracias a él, mientras


que el misterio se pierde (de allí la herejía y la disgregación de la comunidad)
en el empeño de la absolutización de uno de los frentes, o en la fusión de
ambos. La tensión y conjunción de los contrarios no se resuelven en un tercer
elemento, sino en la afirmación de los contrarios. La afirmación de un aspecto
viene tensionada mediante la absurda afirmación de su contrario. Que la
afirmación de los contrarios sea la condición de posibilidad de la confesión de
un único Señor Jesucristo es un absurdo lingüístico y metafísico. En efecto, no
es pensable lo perfectamente divino sin lo perfectamente humano en el solo
y mismo Hijo único. He aquí el meollo de Calcedonia, que nos sitúa ante la
incomprensibilidad del misterio y no frente al desvelamiento de una vez para
siempre de la Cristología. 365
Manuel Antonio Teixeira Sequeira

Si ya la y copulativa mantiene en el dogma cristológico los polos en su


integridad a pesar de ser contrarios, pues se afirma a la vez y de modo diverso
a Jesús “perfecto en la divinidad y perfecto en la humanidad”17, la expresión
que le sigue recuerda que la cópula es conjunción de diferentes, sin dejar la
diferencia, en “un solo y mismo Cristo Señor, Hijo unigénito en dos naturalezas”.
Una sola hypóstasis, lo que no significa una fusión de los contrarios, ni una
negación de la tensión, ni la construcción de un artificio armónico. La tensión
no se resuelve en el reconocimiento de un solo Señor, afirmación que no
es síntesis, ni superposición de contrarios, sino confesión de contrarios en
una única persona. Se afirma el uno sin negar la insuperable oposición (dos
naturalezas) en la que uno de los polos fungirá siempre como contrapeso en
cualquier discurso cristológico. El misterio aparece y permanece en toda la
fórmula de Calcedonia en un lenguaje que trasforma conceptos (metáforas
lexicalizadas) en metáforas sin dejar de usar el instrumento semántico de la
metafísica “sin confusión, sin cambio, sin división, sin separación”18.

Es difícil saber si los padres conciliares realmente pretendieron decir


que lo que proponían era precisamente la imposibilidad de la comprensión
del misterio y la irreductibilidad de la Cristología a una fórmula. La fórmula
más que una camisa de fuerza es la afirmación de la no sujeción de la
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

comprensión del único Señor a conceptos. Calcedonia tiene una particularidad


incomprendida o al menos no explotada por la teología posterior, la cual trató
la fórmula como lo único que se pudiera decir acerca de Cristo.

La fórmula no solo impide propuestas absolutas, sino que muestra la


necesidad de los contrarios para decir el misterio. La irreductibilidad de la
teología a conceptos -recordemos que el juego de los vocablos utilizados
en la propuesta de fórmula de Calcedonia son conceptos que según Ricoeur
son metáforas lexicalizadas- adquiere, por el juego mismo de las tensiones,
negaciones y contrariedades, sentidos trasladados, motivo por el cual la
fórmula deja de ser una coacción para invitar a un discernimiento abierto
que siempre se repropone en el tiempo. La fórmula se transforma en hábitat
de comunión, que no de uniformidad. Es precisamente la conjunción de
contrarios en los conceptos lexicalizados remetaforizados gracias al exceso de

17
DH 301.
366 18
DH 302.
La sinodalidad como clave de interpretación de los dogmas

sentido que adquieren en el contexto conciliar, lo que hace que el pensar la


Cristología no presuponga llegar a una propuesta única, sino a la aparición de
un universo de propuestas en la que es posible hallar reflexiones contrarias,
sin que ello suponga una ruptura, sino una invitación a recorrer juntos, con
visiones distintas, el mismo camino.

La consecuencia de lo reflexionado hasta ahora, dicho de modo basto y


quizá con la necesidad de una mayor explicación, es que la sinodalidad se
juega también en el quehacer teológico. La sinodalidad va más allá del evento
sociológico, es también un acontecimiento teológico. No quiero escalar
la explicación al fundamento trinitario, pues tal explicación excedería el
número de caracteres al que debe atenerse este artículo. Debo, sin embargo,
explicar la razón del porqué la sinodalidad es evento teológico. Lo diré
brevemente, aunque lo dicho puede ser alargado con aclaraciones ulteriores:
la sistematización de la Teología no tiene por finalidad la racionalización del
misterio, apenas es un esfuerzo de comprensión de la fe (intellectus fidei), que
acontece contemporáneamente con manifestaciones de fe que están más allá
de lo reflexionado y, por lo tanto, escapan a la propuesta teológico sistemática.
Toda propuesta sistemática será siempre una propuesta incompleta —no por
deficiente, sino por necesitada de otros pensamientos sistemáticos— del
Misterio. Esta apertura no resta valor a ninguna de las propuestas, al contrario,
reconoce el valor de cada una y, al mismo tiempo, suscita nuevas reflexiones y
nuevos modos de comprensión.

4. Conclusión Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs


El dogma, en este caso el de Calcedonia, debe ser interpretado en el
horizonte de la palabra redimida. Sus conclusiones fueron fruto de un
discernimiento de padres sinodales que por su modo de presentarse abrió
las puertas a nuevos discernimientos. La tarea de la Teología en una lectura
resignificada del dogma permitirá una comprensión de la sinodalidad en el
ámbito teológico al margen de los acuerdos socio-eclesiales. Estar al margen
no resta importancia al papel que juegan las cuestiones teológicas en el
ámbito de la Teología. Las cuestiones teológicas que están al margen son el
marco que ayuda a comprender que la sinodalidad no acontece en ausencia
del misterio.

367
Manuel Antonio Teixeira Sequeira

Bibliografía
Amalric, Jean-luc, Ricoeur, Derrida. El desafío de la metáfora, Universidad el
Bosque Bogotá, 2012.

Appel, Kurt, Apprezzare la norte. Cristianesimo e nuovo umanesimo, EDB Bologna,


2015.

Derrida, Jacques, “La retirada de la Metáfora” Repositorio Universidad


Autónoma de Madrid https://repositorio.uam.es/bitstream/handle/
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Küng, Hans, ¿Infalible? Una pregunta, Herder Buenos Aires, 1971.

Luciani, Didier, Los animales en la Biblia, Cuadernos Bíblicos 183, Verbo Divino
2018.

Rahner, Karl, Escritos de Teología I. Dios-Cristo-María.Gracia, Taurus Madris, 196.

Ricoeur, Paul, La metáfora viva, Cristiandad-Trotta Madrid, 20012.


Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

Riviera Zambrano, Jennifer, “La borradura de la metáfora en el pensamiento


filosófico”, en Universitas Philosophica 61, año 30, Bogotá, 205-216.

Segundo, Juan Luis, El Dogma que Libera. Fe Revelación y Magisterio Dogmático, Sal
Terrae Santander, 1989.

368
Heriberto L. Cabrera Reyes
Elementos de una buena práctica sinodal y sombras
eclesiológicas
Pontificia Universidad Católica de Chile, Chile.
Sacerdote salesiano. Especializado en pastoral y catequesis
(Lumen Vitae y Universidad de Lovainas - Bélgica). Doctor en
teología práctica (Universidad Laval - Canadá). Profesor de
teología práctica en la facultad de teología de la Pontificia
Universidad Católica de Chile. Secretario adjunto para la
pastoral de la Conferencia Episcopal de Chile. Miembro de la
Mesa Cultura eclesial sinodal

Société Internationale de Théologie Pratique, del Grupo de Santiago


y de la Sociedad Chilena de Teología.
Universidad Católica Boliviana San Pablo

Wilmar E. Roldán Solano


Moderadora: Ericka Aldunate Loza

La sinodalidad y la cultura del encuentro


Pontificia Universidad Javeriana, Colombia.
Doctor en teología de la Pontificia Universidad Javeriana y
Magister en misionología y comunicación social de la Pontificia
Universidad Gregoriana de Roma. Profesor de planta de la
Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana.
Investigador del grupo de Pensamiento Social de la Iglesia de la
Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana.

Carolina Vila Porras y Luis O. Jiménez Rodríguez


La sinodalidad como categoría teológica de estilo.
Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico, Puerto Rico.
Carolina Vila Porras
Doctorado Canónico en Teología por la Universidad Pontificia
Bolivariana de Medellín, Colombia. Catedrática Auxiliar de
Teología Sistemática en la Escuela de Teología de la Pontificia
Universidad Católica de Puerto Rico. Enseña los cursos de
Eclesiología, Cristología, Mariología, Escatología, Teología de
la Praxis Eclesial, Llamado Universal a la Santidad y Estados de
Vida en la Iglesia.
Luis O. Jiménez Rodríguez
Pbro., S.J.
Doctorado Canónico en Teología. Profesor de teología
sistemática en la Escuela de Teología de la Pontificia
Universidad Católica de Puerto Rico y profesor asociado en la
Pontificia Universidad Javeriana de Colombia. Enseña los cursos
de Teología Fundamental, Eclesiología y Dios Uno y Trino.
“Elementos de una
buena práctica sinodal
y sombras eclesiológicas”
HeriBerto CaBrera ReYeS*
Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago
Eje temático: IV. Sinodalidad y teología en América Latina y el Caribe
V.4. El método sinodal

Resumen
Se analizan temas y prácticas para una buena práctica sinodal. La
sinodales de la Iglesia de Santiago sis- segunda, concierne el desvelamiento
tematizadas en cuatro documentos de algunas sombras eclesiológicas
Arquidiocesanos producidos entre expresadas en el olvido del contexto,
los años 2020-2022, siguiendo dos algunas cuestiones de vocabulario, la
pistas interpretativas. La primera
poca presencia de la biblia y la ausen-
implica el proceso mismo en cuanto
cia de los teólogos académicos.
buena práctica eclesiológica sinodal, CIRCUITO B – SÁBADO 10 – 17:00 a 18:30 hs
compuesto de continuidades y dis-
continuidades, enriquecimientos y Palabras claves: Sinodalidad,
novedades. Se esquematiza el proceso Iglesia, Evangelización, Procesos y
hasta llegar a proponer algunas pistas Eclesiología.

* Heriberto Cabrera Reyes es un sacerdote salesiano, especializado en Pastoral y Catequesis (Lumen


Vitae y Universidad de Lovainas - Bélgica), doctor en Teología Práctica (Universidad Laval - Canadá).
Profesor de Teología Práctica en la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Chile
y Secretario adjunto para la pastoral de la Conferencia Episcopal de Chile. Miembro de la Société
Internationale de Théologie Pratique, del Grupo de Santiago y de la Sociedad Chilena de Teología. 371
Introducción

E
l análisis de una práctica sinodal específica en la Arquidiócesis de
Santiago de Chile, en un momento particular de su historia, representa
nuestra contribución a la reflexión y teorización sobre la sinodalidad, a
la cual la Secretaría General del Sínodo invitaba (2022, no 80).

Este trabajo es uno de los resultados de un proyecto de investigación


titulado: “Eclesiología, modelos y paradigmas pastorales que emergen de
los procesos sinodales de la Arquidiócesis de Santiago”1. El análisis de cuatro
documentos Arquidiocesanos, resultado de dinámicas sinodales llevados
a cabo entre los años 2020 y 2022, constituye las “prácticas a analizar”. Estos
textos representan la segunda fase de los encuentros sinodales y reflejan
dichas prácticas. La aproximación a los documentos nos permite entender y
estudiar esas experiencias sinodales a lo largo del tiempo.

Consideramos que el estudio de prácticas concretas de sinodalidad puede


contribuir significativamente a la reflexión más teórica sobre el tema. Este
enfoque teórico-práctico aporta elementos que confirman la pertinencia de
la sinodalidad y, además, ayuda a identificar algunas de las dificultades que
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

enfrenta este modo de ser Iglesia.

A lo largo del texto se utiliza el “nosotros”, porque la investigación es el


fruto del trabajo de un equipo y de la participación de varios estudiantes. Es
un reconocimiento a ellos por un trabajo que de alguna manera quiso ser
realizado colaborativamente.

1. Una Iglesia Local en comunión


con la Iglesia Universal
Desde la nominación de Jorge Bergoglio como sucesor de San Pedro, la
Iglesia ha experimentado una serie de cambios importantes, como la reforma
de la estructura económica y administrativa de la Santa Sede (Francisco, 2014)

1
Este proyecto fue financiado por el XX Concurso de Investigación y Creación para Académicos,
organizado por la Dirección de Pastoral y Cultura Cristiana en conjunto con la Vicerrectoría de
Investigación y la Vicerrectoría de Asuntos Internacionales de la Pontificia Universidad Católica
372 de Chile.
“Elementos de una buena práctica sinodal y sombras eclesiológicas”

y la de la Curia Romana en 2022. Estos cambios, mirados hoy a la distancia, nos


muestran una real voluntad para resolver algunos problemas y responder de
mejor manera a los desafíos actuales a los cuales la Iglesia se ve confrontada,
como por ejemplo una mayor participación de los laicos, especialmente de
las mujeres2.

En este mismo espíritu de reforma3, el Papa impulsó, particularmente


desde 2021 con la convocación al Sínodo, el camino Sinodal. Revisitando un
concepto que tiene una antigüedad de dos mil años. Con este, paradigma
eclesiológico, o como el mismo lo define, esta “manera de ser Iglesia”, el Santo
Padre ha querido colocar a todo el pueblo de Dios en un proceso de escucha
y discernimiento de lo que Dios quiere para él. Para llevar adelante este
basto proyecto, se ha buscado favorecer la participación e inclusión de todos
en una dinámica de discernimiento de “todos”, y no de algunos para “otros”.
Rápidamente nos hemos dado cuenta de que esto implica una conversión
personal, comunitaria y estructural/institucional de la Iglesia. El “caminar
juntos” se ha organizado en torno a los dos momentos del Sínodo de Obispos
sobre la sinodalidad, el primero en octubre de 2023 y el segundo el próximo
octubre 2024, por medio de numerosos procesos de escucha y discernimiento
a nivel de Iglesias locales.

En Chile, los procesos de escucha habían comenzado antes de la


convocatoria del Santo Padre, motivados en gran parte por la denominada
“crisis de los abusos” en 2011. Desde ese momento, se llevaron a cabo
numerosas asambleas y encuentros locales de todo tipo, lo que culminó en
el Documento de Síntesis (Conferencia Episcopal de Chile, 2019). Por esta razón,
algunos sintieron el proceso sinodal de escucha propuesto por el Sínodo como
una repetición de esfuerzos previos.
Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

Nos parece, sin embargo, que el caminar sinodal abarcó a más personas y
quizás fue más esperanzador, abriendo la reforma a otros temas. Las diversas
iniciativas y espacios de discernimiento, junto con una cantidad impresionante
de asambleas, sínodos locales, juegos y actividades de diferentes tipos, fueron

2
A las cuales se les han confiado, además de las tareas pastorales, funciones de gestión importantes,
pensemos por ejemplo a la hermana Raffaella Petrini vicegobernadora de la Ciudad del Vaticano;
la hermana Alessandra Smerilli, secretaria del dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano
Integral; Barbara Jatta, primera mujer directora de los Museos Vaticanos e incluso las nombrada en
2022 Dicasterio de los Obispos y el Sínodo de Obispos sobre la sinodalidad.
3
El Documento de trabajo para la etapa Continental (2022), habla 18 veces de reforma. 373
Heriberto Cabrera Reyes

impulsados para socializar el camino sinodal y permitir la participación


del mayor número posible de personas. No solo se buscaba involucrar a
los creyentes, sino también a aquellos alejados de la Iglesia y a los que no
son católicos, pero que con buena voluntad deseaban participar en estas
iniciativas. La Iglesia de Chile, a través de la Conferencia Episcopal, afirmó
que todo esto debía entenderse como un único y gran proceso eclesial. Esta
frase puede sintetizar lo dicho anteriormente: “la articulación de los diversos
procesos eclesiales en un mismo y único camino sinodal, se ha realizado
fundamentalmente en las Iglesias locales, lo que ha permitido respetar la
diversidad de cada una de ellas” (Conferencia Episcopal de Chile, 2022, p. 2).

Santiago tuvo un lugar importante en este doble movimiento de escucha


y discernimiento, que podríamos llamar “fruto de la crisis de los abusos”
y “sinodal”. Pero hay que admitir que no fue fácil, por el desencanto, la
desconfianza, la sensación de cansancio y el sentimiento de que se hablaba
mucho pero que hacía muy poco.

Nos llamaron particularmente la atención cuatro documentos de este


período, que, por su origen, parecieron ser el fruto de un trabajo sinodal:

 Documento 1 -“Presentación del informe de síntesis de las jornadas de escucha


Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

y reflexión pastoral, 2020” o Documento de Síntesis 2020.


 Documento 2 -“Compendio de reflexiones con delegados de movimientos y
asociaciones laicales del Arzobispado de Santiago” 9 marzo, abril y junio 2021.
 Documento 3 -“Compendio de las reflexiones en grupo ‘prioridades pastorales
Iglesia de Santiago’ 5º reunión delegados del área de movimientos y asociaciones
laicales” octubre 2021.
 Documento 4 - Carta Pastoral: “Tiempo de Sinodalidad, tiempo de Alegría” o
Carta Pastoral 2022.

Los tres primeros documentos recogen las conclusiones de diversos


grupos de trabajo. Lamentablemente no contamos con las grabaciones de
esos encuentros: Sin embargo, los documentos dan forma y preservan las
reflexiones sinodales que habían tenido lugar, evitando que esta valiosa
contribución se perdiera para siempre.

En agosto de 2021, la Arquidiócesis convocó a unos 700 representantes


374 de las comunidades, movimientos y asociaciones laicales, además de otras
“Elementos de una buena práctica sinodal y sombras eclesiológicas”

agrupaciones vinculadas a la Iglesia. Debido a la pandemia, todo esto se


llevó a cabo de manera virtual. Nos reunimos durante tres días, siguiendo un
método basado en tres etapas: oración, reflexión y elección. De esta manera,
se trabajó con miras al discernimiento de tres prioridades pastorales para
la acción pastoral de los próximos años. Dado que el tiempo era limitado, el
discernimiento se basó en los diez temas que ya habían sido presentados en
las jornadas de 2020.

Al final de este proceso, el Arzobispo de Santiago de ese momento,


don Celestino Aós, decidió retomarlas y confirmarlas en una Carta Pastoral
titulada: Tiempo de Sinodalidad, tiempo de Alegría. Fue con este documento
y estas prioridades que se dio inicio al año pastoral 2022. A la distancia,
podemos afirmar que en esos cuatro documentos se observa una maduración
y un consenso en cuanto a las urgencias y prioridades pastorales.

2. Una hipótesis de investigación


La hipótesis de este trabajo investigativo era que los documentos
representaban el testimonio de un proceso fecundo de lo que podría llamarse
una buena práctica sinodal. Pensábamos que, al analizar y comparar los
documentos a lo largo del tiempo y en cuanto a su dinámica lineal, podríamos
determinar continuidades, discontinuidades, enriquecimientos y pérdidas,
así como identificar novedades. Creíamos que, al llevar a cabo este análisis,
sería posible determinar los elementos y etapas de un proceso exitoso,
proporcionando un respaldo práctico a las teorías sobre sinodalidad. Esta
perspectiva más optimista y esperanzadora nos parecía particularmente
inspiradora para matizar discursos negativos y de desconfianza hacia la Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

dinámica sinodal y su real eficacia pastoral4.

Esperábamos además que el análisis anterior nos permitiría determinar


algunos elementos eclesiológicos subyacentes, que al inicio llamamos
“rasgos” de modelos eclesiológicos tradicionales o conservadores en nuestra
comunidad. Lo que podría entenderse como elementos contradictorios
correspondientes a eclesiologías incompatibles que aún estaban presentes

4
Según la encuesta Bicentenario: “Se redujo la confianza en la Iglesia católica: solo un 19% de los
católicos de la muestra asegura confiar en esta” y hoy se habla de 14% de confianza en la Iglesia
institución y de un 36% de católicos. https://encuestabicentenario.uc.cl/resultados/?slug=religion ;
https://www.youtube.com/watch?v=t98CF8gqBxA 375
Heriberto Cabrera Reyes

en la comunidad y que se evidenciaban en las narrativas a las cuales


teníamos acceso.

3. El análisis de textos con ayuda de IA


Según Maldonado investigar implica buscar “medir, explorar, describir,
comparar, verificar, analizar, explicar, interpretar, comprender o transformar
el objeto de estudio” (2018, p. 19). Inspirándonos en el trabajo de este autor,
estructuramos el análisis de documentos de la siguiente manera:

1. Seleccionamos palabras o temas, codificándolos, teniendo como criterio


que pudieran ser luego comparados con otros.

2. Hicimos una comparación de “incidentes”, es decir determinar cuántas


veces aparecían las palabras y temas en los documentos, pero colocándolos
en su contexto por medio de fragmentos de texto.

3. Agrupamos los fragmentos de textos en categorías dándoles un “título”,


utilizando como criterio las temáticas que queríamos profundizar.

4. Delimitamos la información a los objetivos de la investigación, lo que


Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

significó realizar un ordenamiento conceptual.

5. Sacamos algunas conclusiones, es decir un análisis de contenido nos


permitió identificar el proceso.

6. A esto agregamos una etapa suplementaria, la búsqueda de un substrato,


es decir un análisis de la información a partir de un criterio eclesiológico
(sinodal).

La primera codificación y análisis de incidentes la hicimos “artesanalmente”,


nosotros mismos y en un segundo momento con la ayuda del software Atlas.ti5,
lo que permitió ampliar y mejorar la codificación, completando la información
con elementos que en un primer momento no habíamos observado.

Como punto de partida para la codificación de palabras, temas y frases,


utilizamos lo que el mismo proceso proponía en el Documento 1, en donde se

376 5
Versión del Atlas.Ti 8.4.2 (2019).
“Elementos de una buena práctica sinodal y sombras eclesiológicas”

indicaban diez temas, lo que nos pareció pertinente, pues era una manera de
tomar en serio lo que el caminar sinodal en sí mismo iba diciendo:

1. Centralidad de Jesucristo y urgencia de cambios


2. Evangelio inclusivo y social
3. Pueblo de Dios creyente, fiel y esperanzado
4. Estructuras, abusos y sinodalidad
5. Laicos, corresponsabilidad y rol de la mujer
6. Jóvenes
7. Clero
8. Conversión de toda la Iglesia
9. Palabra de Dios, formación y catequesis
10. Gratitud por los aciertos

En un segundo momento trabajamos estos temas y elaboramos una lista


de conceptos y temas que fuimos comparando en los documentos (2, 3 y 4). Con
la ayuda de la Inteligencia Artificial, inferimos más de 40 conceptos y temas.

Este trabajo de análisis fue enriquecido por un método teológico-pastoral,


según la perspectiva de la teología práctica que busca “hacer de manera
que la teoría emerja de la práctica concreta, o al menos dialogue con ella”
(Viau, 1987, p. 70).

4. Interpretación de resultados
Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

Para poder responder a los objetivos de esta investigación, es decir


describir un proceso virtuoso y determinar algunos elementos eclesiológicos
subyacentes a las prácticas sinodales, tuvimos que hacer en un primer
momento una interpretación del contenido.

4.1. Lo que nos dice el contenido


La codificación nos permitió identificar continuidades y discontinuidades.
Por ejemplo: la “centralidad de Jesucristo y urgencia de cambios”, estaba
presente en todos los documentos, aunque desarrollada mejor en el
Documento 4, entre otras cosas porque el Arzobispo señalaba que los cambios 377
Heriberto Cabrera Reyes

debían ser abordados desde la perspectiva de la conversión. En cuanto al


tema “evangelio inclusivo y social”, era un tema recurrente, abordado según
las categorías de anuncio, transmisión, escucha y discernimiento. Nos llamó
la atención que se mencionara poco la contribución del discernimiento
de cuestiones sociales y la escasa relación entre evangelio e inclusividad.
Esto lo veremos después, porque es signo de un tipo de eclesiología que
tiene dificultad para releer la pastoral a partir del evangelio. La comunidad
también reconoce su dificultad para ser más profética, lo que no es extraño
cuando uno piensa en las consecuencias de la crisis de los abusos6. A propósito
de esto, nos parece que la temática va apareciendo cada vez con menos
frecuencia. Se observa así, como la comunidad va pasando a otros temas
pastorales. Lo que se podría interpretar negativamente como un olvido, o
positivamente como algo ya asumido en la cultura del cuidado y buen trato
permitiendo a la comunidad concentrase en aspectos que ella considera más
típicamente pastorales.

A propósito de los “laicos, corresponsabilidad y rol de la mujer”, el concepto


“corresponsabilidad aparece en los títulos, pero no se desarrolla realmente,
más comunes son las palabras participación y responsabilidad, lo que es
característico de una eclesiología clerical. En cuanto a la mujer, se habla en
todos los documentos y el Cardenal Aós incluso les agradece, sin duda hay un
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

reconocimiento al rol del laico y de la mujer en la vida eclesial, pero hay que
seguir buscando nuevas maneras de protagonismo y responsabilidad.

El clero es también un tema en los documentos. El lenguaje no es


unívoco y seis palabras diferentes parecen querer describir esta categoría:
obispos, pastores, clero, jerarquía, sacerdotes y religiosos. El Documento 1
es especialmente contundente al abordar cuestiones relacionadas con el
clero, destacando de manera crítica los abusos, la utilización del poder y el
clericalismo. El texto también menciona la lejanía del clero con respecto a
la gente y expresa una nostalgia por una voz profética que guíe e inspire a la
comunidad, tema que ya habíamos señalado anteriormente como ausente.
Del Documento 1 al Documento 4 la manera de tratar al clero evoluciona hace un
estilo más cordial y amable.

6
Ver a propósito de los abusos la abundante literatura que se ha desarrollado en Chile: Francisco.
(2018). Carta del Santo Padre Francisco al pueblo de Dios que peregrina en Chile, y los documentos
elaborados por la Conferencia Episcopal de Chile. (2018). Declaración, Decisiones y Compromisos de los
Obispos de la Conferencia Episcopal de Chile. Conclusiones de la 116ª Asamblea Plenaria Extraordinaria de la
378 CECH; Conferencia Episcopal de Chile. (2020). Integridad en el Servicio Eclesial.
“Elementos de una buena práctica sinodal y sombras eclesiológicas”

Llama la atención que la categoría “conversión de toda la Iglesia”, presente


en el Documento 1, desaparezca en los 2 y 3 para reaparecer en el Documento 4,
agregando la dimensión personal y comunitaria de la misma.

La codificación permitió que los conceptos “palabra de Dios, formación


y catequesis” fueran también analizados. Es así como la preocupación por
la renovación de la catequesis en 2020 se transforma en una preocupación
por la formación continua de los laicos. En cambio, la palabra de Dios y el
evangelio se consideran en relación con lo social e inclusivo, con el anuncio y el
discernimiento, además de su relación con la alegría.

Esta breve presentación de algunos conceptos tenía como objetivo mostrar


los fundamentos sobre los cuales se sustentan algunas de las afirmaciones
que se expondrán a continuación. Hay que destacar la profundidad que
adquieren ciertos temas y el método utilizado, porque la repetición de
palabras y expresiones muestra cómo la comunidad confirma aspectos que
son importantes para ella y valida un proceso que parece lineal o progresivo,
pero que en realidad también integra aspectos más correlativos.

El Documento 4, del cardenal Aós, representa el final de un itinerario de


discernimiento. Nos podemos cuestionar si vale la pena un trabajo de escucha
y discernimiento tan largo, para que después de tres años se confirmen los
mismos temas o preocupaciones. El proceso es bueno porque “los resultados
son convergentes, las cosas se repiten con matices y acentos diferentes”
(Cabrera, 2022, p. 62) y también porque ha permitido socializar las temáticas,
asegurando la naturaleza eclesial del trabajo.
Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

4.2. Una buena práctica sinodal


El discernimiento de la comunidad en el Documento 1 presenta diez
temas principales. Durante dos años (2020-2021) se continúa trabajando,
profundizando y discerniendo esos temas, lo que da lugar a otros dos
documentos, agregando temáticas, repitiendo o fusionando otras. Luego de
una gran asamblea diocesana, el Arzobispo de Santiago confirma tres temas
principales en el Documento 4.

Podemos afirmar que de alguna manera todos los participantes pudieron ser
parte del discernimiento. En cambio, la confirmación de las tres orientaciones
pastorales son un acto carismático y jerárquico, propio del Obispo, el Papa 379
Heriberto Cabrera Reyes

Francisco dice que: “la consulta de los fieles deja paso al discernimiento de los
pastores designados” (B.2018, 7). Esto no hay que entenderlo como un punto
de llegada, sino como el fruto de un trabajo de discernimiento en conjunto,
del cual el obispo ha sido parte integrante y cuyo punto final está en sintonía
con el sensus fidei del pueblo de Dios. Las etapas del proceso explican el éxito
de este: discernimiento-profundización-confirmación.

El camino sinodal estudiado nos permite identificar, además, algunos


elementos fundamentales que explican su fecundidad. En primer lugar, la
importancia del tiempo, el discernimiento no se puede improvisar ni hacer de
manera apresurada. Por otro lado, tampoco debe extenderse demasiado en el
tiempo, ya que puede volverse repetitivo y provocar que las personas sientan
que no se llega a resultados concretos.

Los documentos juegan un rol fundamental en este sentido, ya que


representan la memoria del camino recorrido y proporcionan continuidad a
la reflexión, evitando que se tenga que comenzar desde cero en cada ocasión.
Por último. es importante que haya algún hito que señale la conclusión
del proceso.

La participación, de gran cantidad de gente durante todos los momentos


Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

del caminar sinodal fue otro elemento fundamental. Aunque los documentos
no lo expresen explícitamente, sabemos que siempre hubo gente rezando y
que cada encuentro sinodal fue precedido, sostenido y acompañado por la
oración. Esto recuerda que es el Espíritu Santo que actúa y que escuchamos a
Dios a través de nuestros hermanos.

Hay una actitud fundamental que debe acompañar el proceso: la confianza.


Esta se manifiesta como: confianza en los documentos, en las personas
con las cuales caminamos y en la dinámica misma del caminar sinodal. Sin
esta confianza, no es posible aceptar que algunas de nuestras ideas no sean
acogidas (perdidas) y que, en otras ocasiones, un punto menos valorado sea
profundizado. Recordemos que no se trata de lo que la mayoría piensa, sino
de lo que la comunidad discierne.

Por último, la presencia constante del Obispo es una garantía de éxito,


siempre y cuando escuche y se deje interpelar. Solo de esta manera podrá
380 contribuir con lo que es propio de su carisma en este discernimiento eclesial.
“Elementos de una buena práctica sinodal y sombras eclesiológicas”

4.3. Elementos eclesiológicos subyacentes


a las prácticas sinodales
El análisis de conceptos y contenidos nos permitió desvelar rasgos o
elementos eclesiológicos subyacentes. Para conceptualizarlos, utilizamos una
imagen: la metáfora de la sombra. El concepto de la sombra lo tomamos de
las imágenes obtenidas en radiografías, escáneres o fotografías. Se refiere
a aquello que a veces no es visible a simple vista, pero que un análisis más
detallado, con un lente de aumento, permite revelar. Lo podemos asociar
con lo oculto o subyacente, que requiere una interpretación y exploración
más cuidadosa.

La primera sombra, la llamaremos: “un contexto que poco a poco se diluye”


en los textos. Por ejemplo, los temas de desconfianza y desesperanza, que
al inicio estaban más presente, en los últimos documentos no aparecen. Lo
mismo sucede con la pandemia, la renovación de la catequesis, los migrantes,
la discapacidad, la solidaridad y las necesidades humanas más básicas de las
personas. Además de la pérdida del contexto, la Iglesia parece a veces centrada
en sus problemas internos. Esto evoca una manera de concebir la pastoral de
tipo tradicional, deductiva, autorreferente y poco autocrítica.

La segunda sombra está ligada a cuestiones de vocabulario, ella también


muestra rasgos de una eclesiología más clerical que sinodal, sobre todo
en el ámbito de las relaciones con las autoridades o jerarquía, por ejemplo,
expresiones como: “las reflexiones y propuestas amplias y diversas suelen
darse entre grupos cada vez más pequeños, de menor representación
eclesial, compuestos, si no en su totalidad, mayoritariamente por clérigos” Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs
(Documento 1, p. 3). Otros ejemplos están ligados a cuestiones de vocabulario,
por ejemplo: lo poco utilizada que es la palabra corresponsabilidad,
privilegiando las frases con carácter más clerical: “ayudar como laico”
(Documento 2) y “trabajo colaborativo sinodal” (Documento 3). Podemos
señalar algo similar en el uso abundante de imperativos, por ejemplo: volver,
participar, reconocer, crear, acoger (Documento 3). Es paradójico que por un
lado se critique fuertemente el paradigma clerical y la falta de participación, y
que la manera de emplear el lenguaje justamente tenga estos sesgos.

Otro aspecto de esta sombra más tradicional se observa en la ausencia


total de la biblia en los Documentos 2 y 3, con una sola referencia a Romanos 8,
26 en el Documento 1. Es preciso señalar que esto no ocurre en el Documento 4, 381
Heriberto Cabrera Reyes

el cual es rico en citas del Nuevo Testamento: Mt 28, 19, Jn 15, 4-16, Hch 15,
22-31, Heb 13, 9 3, Heb 13, 7, etc, pero sin ninguna del Antiguo Testamento.
La ausencia del referente bíblico en la mayoría de los documentos es muy
preocupante, porque pareciera ser que la pastoral se auto comprende sin
la Palabra, o que es incapaz de integrarla en su reflexión. Esto es propio de
modelos pastorales que colocan la biblia en un momento determinado del
proceso pastoral, siendo incapaces de integrarlo a lo largo de toda la dinámica
pastoral. Esto confirma la ausencia de pastorales que engendren7 o en “salida”.

Por último, considerado también como una sombra, es la ausencia del


aporte de teólogos académicos, lo que limita la “competencia” teológica a
los ministros ordenados. Esto se observa en la total ausencia de teólogos
profesionales en los momentos trabajos sinodales (redacción, proposición
de metodología, relecturas, evaluación, etc.), o en caso de estar presentes, su
contribución se realiza únicamente en calidad de agente pastoral o creyente.
Por eso creemos que se puede afirmar que los teólogos están invisibilizados.
Ciertamente su aporte habría mejorado estos procesos y los textos mismos.

Conclusión
Los cuatro documentos estudiados, considerados prácticas sinodales, son
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

la evidencia de un itinerario sinodal que duró tres años. Ellos tienen como
preocupación abordar la situación pastoral de la Arquidiócesis de manera
sinodal. Se observa un progreso, maduración y profundización de la práctica
sinodal mediante el discernimiento comunitario, expresado en los textos, a
través de continuidades, discontinuidades, profundización y enriquecimiento.

Aparecen claramente los elementos que hacen posible el éxito de una


práctica pastoral: tomarse su tiempo, favorecer la mayor participación posible,
acompañar el proceso con la oración, confiar en la dinámica y en las personas
con las que se camina, aceptar lo que significa avanzar con otros y por último
la presencia a lo largo del tiempo del Obispo. Creemos que, en esta manera
de ser Iglesia, el Espíritu Santo está actuando y acompañando a la comunidad
para que pueda responder de manera más evangélica a los desafíos del tiempo
presente en Chile.

7
Véase Bacq, Ph. y Théobald, Ch. (dir.). (2004). Une nouvelle chance pour l´évangile : vers une pastorale
382 d´engendrement. Lumen Vitae&Novalis.
“Elementos de una buena práctica sinodal y sombras eclesiológicas”

El análisis de los textos, en lo que podríamos llamar una segunda lectura,


revela que la Iglesia de Santiago, si bien tiene una voluntad real y sincera de
avanzar en sinodalidad, presenta sesgos de una eclesiología más clerical,
tradicional y conservadora. Como esto no es muy evidente, porque se trata de
un substrato o sombra, pensamos que no debería preocuparnos demasiado,
en la medida que aceptemos la conversión como una oportunidad.

Hacer teología pastoral y evidenciar estos elementos fue, para nosotros,


una manera de alimentar la confianza y esperanza en estas dinámicas,
porque el reconocer las luces y sombras, nuestra comunidad va humanizando
el camino. La sinodalidad no impone un modelo pastoral, sino que establece
mínimos que deberían ser comunes a toda la Iglesia que buscar hacer
presente el Reino de los cielos cultivando preciosamente la comunión
en la diversidad.

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385
La sinodalidad
y la cultura del encuentro
WilMar ESteVe RolDÁn Solano*
Eje temático: ¿Cómo ser una Iglesia sinodal en misión?

Resumen
En el vértice de la promoción de Iglesia. Para tal fin, se proponen tres
las culturas (encuentro, cuidado, paz, momentos de reflexión, basados en
reconciliación, perdón, entre otras) los resultados emanados de la inves-
promovidas por el papa Francisco tigación, «10 años del pensamiento
se entrecruzan la sinodalidad y la social del papa Francisco, aportes a
CONGRESO TEOLOGÍA EN CLAVE SINODAL PARA UNA IGLESIA SINODAL

cultura del encuentro. ¿Cuál con- la Doctrina Social de la Iglesia», reali-


tribuye a cuál, la sinodalidad a la zada por el grupo de investigación de
cultura del encuentro o viceversa? Pensamiento Social de la Iglesia de la
Este texto tiene como objetivo dilu- Facultad de Teología de la Pontificia
cidar en qué medida, en medio del Universidad Javeriana.
espíritu de sinodalidad de la Iglesia,
la cultura del encuentro ha sido un Palabras clave: Sínodo, sinodali-
pretexto para llegar a vivir el sínodo dad, cultura del encuentro, encuen-
de una forma más natural al ser de la tros y papa Francisco.

* Wilmar Esteve Roldán Solano, Profesor de planta de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad
Javeriana, doctor en Teología de la Pontificia Universidad Javeriana y Magíster en Misionología y
Comunicación Social de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Investigador del grupo de
386 Pensamiento Social de la Iglesia de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana.
La sinodalidad y la cultura del encuentro

T
res imágenes para hablar de sinodalidad: sinodalidad como el ADN
de la Iglesia, una peregrinación de personas camino a un mismo lugar
y, la figura del poliedro. ¿Qué tienen en común estas tres imágenes?,
todas tienen a la base el encuentro o la relación entre elementos, personas
o imágenes. De modo que una cadena de ADN es un conjunto de moléculas
que se entrelazan en dos hélices que forman un solo componente para crear
el material que contiene la información hereditaria de un ser humano y otros
organismos; una peregrinación es un encuentro y caminar de personas que se
juntan para ir a un determinado lugar, con un propósito conjunto y el algunos
casos una penitencia o promesa; y las líneas juntas que forman el poliedro
son un encuentro de dimensiones geométricas que en relación entre ellas
llegan a formar una figura geométrica con mirada a todos los lados. Estas
tres imágenes se articulan con narrativas para entender, en sentido figurado
lo que se denomina en este texto, el vértice en el que se cruzan la cultura del
encuentro y la sinodalidad, tal y como se juntan las cadenas de moléculas en
el ADN, las personas en una peregrinación y las líneas en un poliedro.

En la primera parte, de este texto, se presentarán los antecedentes propios


de la generación de la cultura del encuentro promovida por el papa Francisco.
De modo que se buscará develar la importancia de sostener, por medio de la
cultura del encuentro, el espíritu de sinodalidad querido por Francisco para la
Iglesia. En esta parte se pondrá como punto de referencia la capacidad que el
obispo de Roma tiene de darle a estas un sustento en la manera de ser que la
Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

vive, promueve y expresa (cf. Roldán, 2023).

En una segunda parte se destacarán los aportes propios del magisterio del
papa Francisco a la sinodalidad. Resaltando cinco claves para la comprensión
que tiene Francisco del aporte de la sinodalidad al ser y quehacer de la Iglesia
(cf. Sierra y Roldán 2023). La primera clave se centra en la reforma sinodal de
la Iglesia y cómo esta, está centrada en la dinámica de una Iglesia en salida;
la segunda clave es la sinodalidad y las tentaciones del activismo pastoral;
la tercera, entender la Iglesia sinodal en su autocomprensión de pueblo de
Dios; la cuarta es la inclusión social del pobre y, la quinta comprensión está
enmarcada en la construcción de la paz y el diálogo social. De esta forma se 387
Wilmar Esteve Roldán Solano

resaltará la importancia que contiene el espíritu sinodal como un modo de ser


Iglesia, más que una manera de hacer Iglesia.

La tercera parte de este capítulo buscará presentar cómo la cultura del


encuentro es una contribución y, al tiempo, ha sido una plataforma para
sostener el espíritu de la sinodalidad propio de la Iglesia en la actualidad.
El valor de esta parte estará en haber leído en clave hermenéutica los
fundamentos de la cultura del encuentro y las claves de la sinodalidad para
una Iglesia en salida, presentes en las dos partes anteriores a esta. De forma
que quede en la discusión, cómo se fortalecen la sinodalidad y, la cultura
del encuentro en una manera de percibir el caminar actual de una Iglesia
que pone, o más bien, busca visibilizar la importancia de crear vínculos que
transformen la vida desde la construcción de relaciones humanas que sean
el lugar privilegiado de la transformación (Lederach, 2005); para ello se
propondrán cuatro encuentros que fortalecerán la sinodalidad por medio de
la cultura del encuentro.

La generación de la cultura del encuentro promovida


por el papa Francisco
En su segunda encíclica social sobre la fraternidad y la amistad social,
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

Fratelli tutti, Francisco de Roma abre, a ejemplo de Francisco de Asís, su


carta con el encuentro en Abu Dabi con el Gran Imán Ahmad Al-Tayyeb, para
recordar, literalmente, “[…] que Dios ha creado todos los seres humanos
iguales en los derechos, en los deberes y en la dignidad, y los ha llamado a
convivir como hermanos entre ellos” (FT, 5). Enseñar con el ejemplo es un
referente que Francisco ha tenido en cuenta en su magisterio, tomando como
punto de partida las narraciones propias del evangelio. El encuentro de estos
dos líderes religiosos mundiales, del cual ya se reseñan cinco años, es un signo
de fraternidad para que se siga pensando en la importancia de crear en un
mundo destruido, por guerras y discordias, espacios de paz y reconciliación.

El signo de la fraternidad universal de Francisco y el Gran Imán Ahmad


Al-Tayyeb es una muestra del contrasentido de las guerras que nos rodean
entre Rusia y Ucrania, Israel y Hamás (la organización política y militar
palestina denominada como terrorista); o las desconocidas guerras en África
como: Burkina Faso, Mali y Níger que no logran la derrota al levantamiento
islamista en la zona del Sahel; República Democrática del Congo y Grandes
388 Lagos; o la guerra en Etiopía del gobierno del primer ministro Abiy Ahmed y
La sinodalidad y la cultura del encuentro

el Frente de Liberación del Pueblo Tigray; todas estas violaciones a la dignidad


humana necesitan de un florecimiento de la fraternidad humana, fruto y reto
para la humanidad promovido por el encuentro de Francisco y el Gran Imán
Ahmad Al-Tayyeb.

En medio del panorama complejo de la sociedad en la actualidad, aparece


la voz profética de Francisco animando al mundo a vivir una transformación
que se alimenta de la promoción de varias culturas, entre ellas la del encuentro.
Esta ha sido animada por Francisco desde antaño, pues como arzobispo de
Buenos Aires, el cardenal Bergoglio, impulso a sus fieles a contrarrestar la
indiferencia y la exclusión desde un espíritu permanente de acogida como
fruto de la cultura del encuentro.

Francisco no ha convertido la cultura del encuentro en un lema, es


una manera de ser que la vive, la promueve y la expresa. Para muchos
pensar en un obispo cercano al pueblo es, aun con los esfuerzos y
ejemplo de Francisco, una utopía que pasa por el clericalismo al que
sigue sujeta la Iglesia. (Roldán, 2023)

Siendo arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio fue un gran


impulsor de la cultura del encuentro, sus biógrafos no solo lo reseñan, sino
que lo resaltan los estudiosos de sus aportes pastorales a la Iglesia. El texto
bíblico que inspira esta cultura del encuentro es aquel que refiere el encuentro
de José y sus hermanos en Egipto (cf. Gn 42); la lectura de este texto animó a
Bergoglio, a finales del siglo pasado, a buscar cómo impulsar este encuentro
fraterno, bíblico veterotestamentario, en diversos niveles de su arquidiócesis,
de allí, que lo predicaba, enseñaba y reseñaba con empresarios, educadores, Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

agentes de pastoral y otros niveles sociales.

El logro de una cultura del encuentro que privilegie el diálogo como


método, la búsqueda compartida de consensos, de acuerdos, de
aquello que une en lugar de lo que divide y enfrenta, es un camino
que tenemos que transitar. Para ello debemos privilegiar el tiempo
al espacio, el todo a la parte, la realidad a la idea abstracta y la
unidad al conflicto. (XIII Jordana Arquidiocesana de Pastoral Social
16-X-2010)

La reflexión pastoral de la categoría «cultura del encuentro», para


Bergoglio se funda en las peregrinaciones al santuario de Nuestra Señora de 389
Wilmar Esteve Roldán Solano

Lujan (Fares, 2014), allí se reflexiona como María es lugar de encuentro entre
Dios y el ser humano, por medio de la encarnación. En diversas predicaciones
el arzobispo de Buenos Aires enseñaba: “[…] encontrémonos como hermanos
para trabajar la fraternidad por medio de la cultura del encuentro” (Bergoglio,
1999). Así mismo en X Jornada de Pastoral Social, del 15 de septiembre de 2007, el
cardenal animaba a vivir una cultura del encuentro en la que la política, fuera
mediadora del bien común, y la democracia junto al desarrollo promovieran
la justicia social.

Me permito abrir una propuesta: necesitamos generar una cultura


del encuentro. Ante la cultura del fragmento, como algunos la han
querido llamar, o la de la no integración, se nos exige aún más en
los tiempos difíciles, no favorecer a quienes pretenden capitalizar el
resentimiento, el olvido nuestra historia compartida, o se regodean
en debilitar vínculos. (Fares, 2014)

En uno de sus primeros discursos como papa, Francisco en la vigila de


pentecostés con movimientos eclesiales de 2013 acotó:

Vivimos una cultura del desencuentro, una cultura de la


fragmentación, una cultura en la que lo que no me sirve lo tiro, la
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

cultura del descarte. Pero sobre este punto les invito a pensar —y es
parte de la crisis— en los ancianos, que son la sabiduría de un pueblo,
en los niños... ¡la cultura del descarte! Pero nosotros debemos
ir al encuentro y debemos crear con nuestra fe una “cultura del
encuentro”, una cultura de la amistad, una cultura donde hallamos
hermanos, donde podemos hablar también con quienes no piensan
como nosotros, también con quienes tienen otra fe, que no tienen la
misma fe. Todos tienen algo en común con nosotros: son imágenes
de Dios, son hijos de Dios. Ir al encuentro con todos, sin negociar
nuestra pertenencia.

Bergoglio convierte la cultura del encuentro en un estilo de vida y una


categoría pastoral importante para Francisco en su ministerio como obispo
de Roma. “La cultura del encuentro, [promovida por Francisco] pondrá como
condición fundamental la capacidad de amar y reconocer a la otredad como
un conjunto de hermanos” (Roldán, 2013). Guardini en libertad gracia y
destino acotaba que “El hombre está hecho no solo para la acción recíproca
390 con los otros seres, sino para el encuentro, y en su consumación se realiza.
La sinodalidad y la cultura del encuentro

Existe referido a lo otro y al otro, y mientras esté «referido» se realiza, se edifica


y se hace más él mismo” (Guardini, 1987).

En sus visitas apostólicas Francisco no solo habla de la cultura del


encuentro sino que la promueve, la práctica y hace de esta una manera de ser
en sus relaciones pastorales. El 7 de septiembre en su bendición a los fieles
como saludo al pueblo colombiano decía refiriéndose a los jóvenes: “[…] la
cultura del encuentro es saber que, más allá́ de nuestras diferencias, somos
todos parte de algo grande que nos une y nos trasciende, somos parte de
este maravilloso País. Ayúdennos a entrar, a los grandes, en esta cultura del
encuentro que ustedes practican tan bien”. Y posteriormente en la misma visita
apostólica recalcó ante las autoridades y el cuerpo diplomático en la Plaza de
Armas de la Casa de Nariño: “[…] la cultura del encuentro exige colocar en el
centro de toda acción política, social y económica, a la persona humana, su
altísima dignidad, y el respeto por el bien común”.

Los aportes propios del magisterio del papa Francisco


a la sinodalidad
«Llegaron a Cafarnaúm y, una vez en casa, les preguntó: -¿De qué discutían
por el camino? Ellos callaban, pues por el camino habían discutido sobre quién
era el más importante» (Mc 9, 33-34). La invitación de Francisco a rescatar,
el espíritu de la sinodalidad, en el ser de la Iglesia, ha sido una respuesta a
la pregunta de Jesús en Cafarnaúm a sus discípulos hoy. Sin embargo, en
diversos escenarios de la Iglesia en su vivencia sinodal, existe la tentación, en
medio del discernimiento, de volver a la discusión sobre quién en la Iglesia
es el más importante, verbigracia las resistencias que desde el clericalismo se Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

han interpuesto al camino sinodal. Acota el P. Alberto Camargo hablando del


camino sinodal en su diócesis de Engativá: “[…] Lo que venimos discerniendo
en estos tiempos en la diócesis y en toda la Iglesia, es un ejercicio espiritual
hecho con alegría. La alegría del discipulado que se ha hecho disponible al
movimiento del Espíritu”, y continúa el Camargo sobre el camino sinodal en
su diócesis, “Es el Espíritu que nos hace aprendices humildes de su gracia, que
nos mueve interiormente a todos y nos hace capaces de apertura de mente y
corazón, a los que nuestros hermanos y hermanas nos comunican inspirados
por este Espíritu”.

Efectivamente en los espacios de Iglesia que no se ha hablado del sínodo y


la sinodalidad, posiblemente los diálogos siguen siendo espacios en los que se 391
Wilmar Esteve Roldán Solano

ha cerrado la puerta al Espíritu. “En tiempos en que la incidencia de la Iglesia


en los asuntos propios de la conformación de los Estados y la organización
social era muy notoria, la experiencia sinodal perdió su espacio en la toma
de decisiones de quienes dirigían los destinos evangelizadores del mundo”
(Sierra y Roldán 2023). De allí que:

La sinodalidad puede entenderse como el caminar de los cristianos


con Cristo y hacia el Reino, junto con toda la humanidad; orientada
a la misión, la sinodalidad comporta reunirse en asamblea en los
diversos niveles de la vida eclesial, la escucha recíproca, el diálogo,
el discernimiento comunitario, la creación del consenso como
expresión del hacerse presente el Cristo vivo en el Espíritu y el
asumir una corresponsabilidad diferenciada (Una Iglesia sinodal en
misión, 7, h).

El espíritu que quiere avivar Francisco en la sinodalidad, se comprende


desde cinco claves que se abordarán someramente en este apartado.

 Para promover diversas reformas emprendidas por el sínodo, lo primero que


se debe tener en cuenta es la estructura misma del sínodo de los obispos,
esta estructura le abrió las puertas a nuevos integrantes en el sínodo
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

que responde a la insistencia de Francisco de concebir hoy a la Iglesia


en salida, con altos niveles de participación y en las lógicas de una
cultura de la inclusión (Francisco, 2013). Una Iglesia en salida tiene
como principio de acción la dimensión misionera y al tiempo vive la
encarnación como una forma de dejar que el Reino de Dios se haga
presente en el día a día de un Dios presente en la historia.
 Las tentaciones al activismo pastoral no solo son parte del caminar de una
Iglesia sinodal, al contrario está presente en la historia del caminar de la
Iglesia desde su salida del cenáculo en pentecostés. “Debemos caminar
juntos: el pueblo, los obispos y el Papa. La sinodalidad debe ser vivida
en varios niveles. Quizás es hora de cambiar la metodología del Sínodo,
porque la actual me parece estática” (Spadaro, 2013). Sin embargo, la
vivencia del sínodo prepondera la escucha y el diálogo mediado por
los momentos de quietud, soledad y silencio ante Dios como afirma
Francisco en Gaudate et exultate. El espíritu sinodal pretende sacar a la
Iglesia del «[…] cómodo criterio del siempre se ha hecho así» (Francisco
2013), y del activismo pastoral que en ocasiones nubla la acción del
392 Espíritu Santo, quien es el protagonista de la sinodalidad.
La sinodalidad y la cultura del encuentro

 La autocomprensión de la Iglesia como pueblo de Dios es una de las


tareas más apremiantes del sínodo legadas del Concilio Vaticano II.
“Ser Iglesia es ser Pueblo de Dios, de acuerdo con el gran proyecto de
amor del Padre. […] Quiere decir anunciar y llevar la salvación de Dios
en este mundo nuestro, que a menudo se pierde, necesitado de tener
respuestas que alienten, que den esperanza, que den nuevo vigor en
el camino” (Francisco 2023). La misma conformación del sínodo de la
sinodalidad, en la actualidad, responde a la mirada y comprensión
de una Iglesia Pueblo de Dios, con las limitantes de participación que
aún pueden divisarse, sin embargo, dar los primeros pasos en ampliar
la participación permite que la mirada se vaya enfocando y que los
espacios eclesiales sean más incluyentes.
 No cabe duda que la inclusión social del pobre es una categoría teológica
en el magisterio de Francisco, de modo que en el sínodo, la inclusión
del pobre, es una clave de comprensión de la Iglesia en salida. La
sinodalidad estimulada por el mensaje del magisterio social de
Francisco propone generar una cultura de inclusión de los pobres en
medio de las pobrezas de este mundo. Así la inclusión social del pobre
es una manera de volver la mirada sobre “La opción preferencial por los
pobres [la cual] debe ser dinamizada por la solidaridad, buscando la
reconciliación entre los seres humanos” (Sierra 2022).
 La clave de la construcción de la paz y el diálogo social, se articula en “La
lógica del diálogo, del recíproco aprender y de la mutua comunicación
que debe caracterizar el anuncio evangélico y el servicio a los pobres, el
cuidado de la Casa común y la investigación teológica, convirtiéndose
en el estilo pastoral de la Iglesia” (Una Iglesia sinodal en misión, 8).
En un mundo que reclama y exige gestos concretos de paz, el diálogo
Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

social se convierte en un método que busca abajar los espíritus


egoístas, violentos y guerreristas, promoviendo espacios de dialogo
para construir nuevos escenarios de paz.

Francisco por tanto, anima, dirige, acompaña y propone a la Iglesia un


camino en el cual el método o caminar se hace de manera conjunta. Así la
conversación en el espíritu se convierte en esa manera de dejar hacer al Espíritu
lo que él sabe hacer en su Iglesia, caminar fijando la mirada en la luz del
resucitado y disponiendo a los discípulos a salir. Esto hace que se dé, de parte
de la Iglesia, una actitud de servicio en una constante conversión que tiene
como resultado una generosa incondicionalidad, esta solo se logra en la
medida en que se viva una espiritualidad sinodal. 393
Wilmar Esteve Roldán Solano

La cultura del encuentro como plataforma para sostener


el espíritu de la sinodalidad
Dentro de las tres palabras: encontrar, escuchar y discernir, para entender
el camino de la sinodalida de la Iglesia, Francisco propone la primea como
propia del modo de proceder sinodalmente hoy, encontrar. “Las tres actitudes
propias del camino sinodal hacen alusión a la acción del Espíritu en la Iglesia,
pues menciona Francisco que estás ponen en marcha el que-hacer y saber-
hacer de una Iglesia que se deja guiar por el Espíritu” (Sierra y Roldán 2023).

La cultura del encuentro por tanto, tiene una gran oportunidad de


expandirse en Iglesia por medio de la sinodalidad. La Iglesia en sinodalidad
no solo esta llamada al encuentro sino que se dispone a situaciones de cambio
gracias al impulso de las transformaciones culturales. La sinodalidad, no
como novedad, sino como una acción propia de la Iglesia, desde sus orígenes,
tiene hoy en la cultura del encuentro, promovida por el Papa Francisco, una
manera de ser llevada a cabo en diversos niveles eclesiales, de allí que se
puede afirmar que como punto de desarrollo de esta sinodalidad y cultura
del encuentro haya cuatro encuentros, que fortalecen la realización de esta
cultura en la sinodalidad.
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

1. Encuentro para agradecer: en tiempos en los que agradecer es considerado


como un signo de debilidad o de abajamiento, la actitud de agradecimiento
se considera como una manera de reconocer aquello que se ha recibido
y se ha constituido en fortaleza en el camino. “Sean agradecidos en
toda circunstancia, pues esta es la voluntad de Dios para ustedes, los
que pertenecen a Cristo Jesús” (1 Tes. 5,18.), agradecer como parte del
dinamismo sinodal es mantenerse abierto en medio de las cerradas
puertas del acomodamiento de una Iglesia que se quiere renovar con el
espíritu de salida, dinamismo que quiere renovar la Iglesia de los estados
de anquilosamiento en los que entró post Concilio Vaticano II. Francisco,
fiel al espíritu renovador vaticanista, orienta a la Iglesia a tener el ánimo
eclesial de la década de los 60 e invita a mantener agradecidos abriéndose
completamente a la acción del Espíritu Santo; de allí que se dispone a
encontrar el reconociendo que, en la diversidad, está la acción de Dios que
renueva y se dispone a la gracia de la misericordia.

2. Encuentro para evaluar: Los evangelios narran diversos momentos en los


394 que los discípulos luego de la misión y el envío que Jesús les hacía, y como
La sinodalidad y la cultura del encuentro

una especie de evaluación, contaban aquello que habían realizado. Hoy


la Iglesia esta invitada a realizar, desde la cultura del encuentro a tener
«encuentros para evaluar», en los cuáles, se revisan los senderos que ha
atravesado descubriendo que, en el camino, es donde se han reconocido
necesitados de acción del Espíritu Santo; que uno de los signos del
Espíritu se discierne en una Iglesia que camina con su pueblo y evalúa
cómo ha descubierto en el camino sinodal la acción de Dios. De allí que,
las siguientes son preguntas que pueden apoyar el encuentro para evaluar:
¿Qué discusiones se han dado por el camino?, ¿qué profundidad se ha
tenido en el discernir los caminos que se han emprendido?, ¿cómo se ha
dejado al Espíritu Santo ser y hacer en el camino?, ¿qué signos de cambio se
han dado en el caminar sinodal en las comunidades eclesiales?, ¿la Iglesia
sigue abierta al Espíritu Santo o le cuesta caminar junto a las diferencias?

3. Encuentro para discernir: Un tercer encuentro que se propone desde la


cultura del «encuentro es para discernir juntos». Un discernimiento que pasa
la frontera de lo personal y se adentra en el terreno de lo comunitario;
discernir para descubrir aquello que Dios quiere, pero también, para
saber cómo permitirle a él ser Dios en medio de los avatares del mundo
y de la historia; «Padre no te pido que los saques del mundo, pero sí,
que los preserves del maligno» (Jn 17,15.) esta sigue siendo la oración
sacerdotal predilecta de Jesús por su Iglesia peregrina y camínate. En el
discernimiento la comunidad debe buscar las herramientas adecuadas
para poder entender qué y cómo Dios quiere obrar en su caminar, discernir
en comunidad es buscar el camino hacia dónde Dios quiere dirigir la
voluntad de su pueblo.
Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

Teniendo en la caridad una clave del discernimiento comunitario, la


teología pastoral, se concreta en una praxis sencilla, abierta a participar
incluyente que privilegie y valore la confianza en y con y el compromiso
de cada uno de los que la asumen una praxis que esté mediada por una
clara encarnación de los valores propios del Evangelio. En las opciones que
son asumidas para avanzar sobre los límites impuestos por las culturas
como del descarte, la inequidad, la injusticia social y todo aquello que esté
en contra del cuidado de la dignidad humana, la cultura del encuentro
es un camino de discernimiento para superar culturas adversas a esta.
La Iglesia en camino sinodal discierne sobre una praxis orientada por el
discernimiento que conecte con los sueños, que inspire en tener a Dios
como centro del camino y de la historia, donde él mueva las voluntades 395
Wilmar Esteve Roldán Solano

en el campo del compromiso con el cuidado de la casa común como una


opción ética inspirada por el discernimiento comunitario, como ejemplo
de otras opciones discernidas en comunidad.

4. Encuentro para seguir el camino: El cuarto encuentro para establecer un


contacto entre la sinodalidad y la cultura del encuentro es un «encuentro
para seguir el camino». Este cuarto encuentro se realiza luego de agradecer
lo recorrido en el tiempo del sínodo de la sinodalidad; y luego de revisar
lo hecho sinodalmente en un espíritu de discernimiento, en el cual, se
ha escuchado aquello que Dios quiere. Así, se llega al momento de seguir
caminando, este encuentro está en el marco del espíritu sinodal luego de
entender hacia dónde se quiere seguir conducidos por el Espíritu; con
la certeza que él mismo da los medios para seguir el camino. Por ende,
este es un espacio para impulsar el caminar sinodal, de las comunidades
eclesiales, en las que las decisiones asumidas en comunidad sean la hoja
de ruta para seguir el camino de fe sinodal.

La tarea que sigue es ver cómo poner en marcha todo aquello que se ha
discernido en los distintos encuentros. La cultura del encuentro trasciende
las sendas de lo estático, así que los encuentros en clave sinodal, dinamizan
y ponen en marcha aquello que puede resultar eficaz en el camino, pues no
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

hay que perder de vista que la sinodalidad es un don que proviene del Espíritu
Santo. Nadie quiere ser obligado a caminar solo se hace camino previo tener
una convicción, es decir, se camina cuando se sabe a dónde se quiere ir y se
reconoce quién orienta el camino, de lo contrario, sin convicción se sigue
cayendo en lo autorreferencial y en acciones que limitan la acción del Espíritu
Santo, acción que ya hace parte del pasado en la Iglesia.

Conclusiones
La relación entre la cultura del encuentro y la sinodalidad tiene sus orígenes
que pasan de lo personal se mueven a lo comunitario, llegan a lo institucional y
mueven voluntades estructurales. Un claro ejemplo de esto puede entenderse
en la lógica de los encuentros que Francisco ha promovido con los movimientos
populares, allí hay voluntad personal, comunitaria, institucional y estructural,
niveles propios que se articulan en la cultura del encuentro.

Al inicio de este texto se planteó la pregunta de Jesús sobre qué discutían


396 en el camino y en tres partes se ha resuelto la pregunta, no a la forma de los
La sinodalidad y la cultura del encuentro

apóstoles, quienes hablaban en el camino sobre quién era más importante;


en este capítulo se habló de cómo la sinodalidad se alimenta de la cultura
del encuentro y de allí, que se haya visto de manera somera los diálogos
que se dieron de forma pastoral, bíblica, de un Bergoglio que impulsó el
promover una cultura del encuentro de una manera personal, comunitaria e
institucional. Es de esta forma como el espíritu actúa para llegar en un último
apartado a plantear cómo actividades que se articulan entre la sinodalidad y la
cultura del encuentro, a saberse, un encuentro para dar gracias, un encuentro
para evaluar, un encuentro para discernir en una comunidad y, un encuentro
para ver con claridad hacia dónde seguir el camino, son formas de activar la
sinodaliad en la Iglesia.

Así, hablar, dialogar, conversar son todas palabras sinónimas que


aquello a lo que está llamada la Iglesia en el camino sinodal, pero, para que
se pueda dar esta experiencia se hace necesaria una condición, en palabras
de Francisco, crear una cultura del encuentro en la que no existan límites ni
barreras para escuchar. Por ello, no se debe perder el espíritu de la discusión
porque al igual que los discípulos que llegan con Jesús a Cafarnaúm, y se
enfrentan a la pregunta de Jesús: sobre aquello que discutían en el camino,
hoy la Iglesia reaviva su vocación a conversar en el camino, a crear espacios
para la conversación espiritual, que más que un método estas conversaciones
deberían ser la forma más apropiada de entrar en encuentro con los otros.
Aprovechar este tiempo de gracia para la Iglesia impulsa la promoción de la
cultura del encuentro, el ser sinodales reaviva la fuerza del Espíritu Santo en
diálogos abiertos para promover, en palabras de Francisco a la CAL, “un estilo
sinodal de pensar, de sentir y de hacer”. Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

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Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

399
La sinodalidad desde
la categoría teológica de estilo
Carolina Vila PorraS, S.T.D.*
LUiS O. JiMÉnez RoDríGUez, S.J., S.T.D.**
Eje temático: I. La Iglesia sinodal: comunión, participación y misión

Resumen
Este estudio desarrolla la cate- de Aparecida y, del trabajo realizado
goría teológica de estilo en distintos por el teólogo jesuita Christoph Theo-
niveles como clave hermenéutica bald, quien relaciona el cristianismo
eclesial para una mayor precisión, con un estilo particular de habitar y
comprensión, profundización, arti- actuar en el mundo. Los principales
culación e integración de la riqueza resultados de la investigación se con-
polisémica de la sinodalidad que ha centran en responder al desafío pas-
CONGRESO TEOLOGÍA EN CLAVE SINODAL PARA UNA IGLESIA SINODAL

emergido de la escucha, en la primera toral de falta de formación teológica


fase del sínodo y de la investigación en el tema de la sinodalidad, reflejado
de teólogas y teólogos. Esta reflexión en el Informe de Síntesis en una de
teológica se enmarca en un enfoque las cuestiones que afrontar por parte
cualitativo y se realiza a partir de una de los fieles1.
revisión documental del Magisterio
del Papa Francisco, documentos del Palabras claves: sinodalidad, es-
CELAM, en especial del documento tilo, comunión, participación, misión.

* Carolina Vila Porras, Doctorado Canónico en Teología por la Universidad Pontificia Bolivariana
de Medellín, Colombia. Catedrática Auxiliar de Teología Sistemática en la Escuela de Teología de
la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico. Enseña los cursos de Eclesiología, Cristología,
Mariología, Escatología, Teología de la Praxis Eclesial, Llamado Universal a la Santidad y Estados de
Vida en la Iglesia.
** Luis O. Jiménez Rodríguez, Pbro., S.J. Doctorado Canónico en Teología, profesor de Teología
Sistemática en la Escuela de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico y profesor
asociado en la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia. Enseña los cursos de Teología
Fundamental, Eclesiología y Dios Uno y Trino.
1
Una Iglesia sinodal en misión. 1. La sinodalidad: experiencia y comprensión. Informe de síntesis,
400 cuestión que afrontar j.), p. 7.
Introducción

D
esde el discurso del Papa Francisco sobre la Conmemoración del 50
aniversario de la institución del sínodo de los obispos, en octubre del
2015, las reflexiones sobre el concepto de sinodalidad han llevado
a múltiples definiciones mostrando la riqueza del mismo. Entre algunas de
las descripciones que han surgido tenemos, la vinculada al Pueblo de Dios
peregrino y a la Iglesia comunión y está fundamentada en la raíz etimológica
de “sínodo” como “caminar juntos”. Esta tiene su raíz en la expresión de San
Juan Crisóstomo de la Iglesia como compañía de los que caminan juntos (Galli,
2022, pp. 83-84). También hunde sus raíces en los Hechos de los Apóstoles
donde se afirma que los bautizados son los discípulos del camino (Hch 19,9.23;
22,4; 24,14.22).

Otra comprensión está relacionada con la participación activa y la


corresponsabilidad de todo el Pueblo de Dios en el proceso de toma de
decisiones de la Iglesia (Francisco, 2018) (Hünermann, 2022, p. xi). El
fundamento de la sinodalidad es el sensus fidei concretizada en la escucha
recíproca y el discernimiento de la voluntad de Dios. Aquí se entiende que “en
un estilo sinodal se decide por discernimiento, sobre la base de un consenso
que nace de la común obediencia al Espíritu” (Secretariado del Sínodo,
2021, 30).

Otros documentos explican la sinodalidad relacionada a la reforma de


la Iglesia, a la conversión personal y eclesial. Es la revisión constante, una
metanoia de los estilos de vida, de las mentalidades, del modo de gobierno
Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

eclesial según la inspiración del Evangelio (Routhier, 2021, pp. 258, 264).

Además, es considerada como una nueva hermenéutica eclesial que


reconfigura identidades, las relaciones y las dinámicas comunicativas entre
los sujetos eclesiales (Luciani, 2022, pp. 27-28, 74) dentro de un ejercicio
de autoridad que “escucha, dialoga, pide consejo, consulta, da testimonio”
(Routhier, 2021, p. 264). Por medio de esta reconfiguración, se considera que la
sinodalidad ayudará a superar los conflictos y desacuerdos que podrían llevar
a una fragmentación y ruptura y así poder caminar juntos (Galli, 2022, p. 108).

Se entiende también, como una fase de recepción del Concilio Vaticano II


y una relectura en continuidad y desarrollo de la Tradición de la Iglesia, una 401
Carolina Vila Porras, S.T.D.* Luis O. Jiménez Rodríguez, S.J., S.T.D

articulación entre historia y novedad, entre fidelidad a lo ya afirmado y una


creatividad cuyo origen es el Espíritu Santo. “Estamos convencidos de que la
sinodalidad es una expresión del dinamismo de la Tradición viva” (Secretariado
del Sínodo, 2023, 1f, p. 6).

Es una vivencia de la misión de la Iglesia mediante el modo de proceder del


diálogo amistoso que se concretiza en los diálogos ecuménicos, interreligiosos
y sociales (Secretariado del Sínodo, 2021, 3, 29). Es un modo de relación de la
Iglesia y el mundo haciendo camino con toda la familia humana mediante
iniciativas conjuntas con creyentes de otras religiones, los alejados de la fe y
múltiples actores socioculturales.

Asimismo, se ha descrito como una dimensión constitutiva de la Iglesia


(Comisión Teológica Internacional, 2018, 1, 5, 42, 57, 94, 116, 120). Esta se
concretiza en el modo de relacionarse la Iglesia Universal y las Iglesias locales,
el obispo de Roma y los obispos dispersos por el mundo y entre estos últimos
y los fieles de la Iglesia local.

Un esfuerzo de unir estas descripciones complementarias es el de


Borras, quien distingue y busca conectar los aspectos formales e informales
de la sinodalidad. Así la sinodalidad informal es el “caminar juntos” de los
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

bautizados y como un discernir juntos los signos de los tiempos y la acción del
Espíritu (Borras, 2021, p. 246). La sinodalidad formal es acerca de los lugares
institucionales, procesos participativos (Borras, 2021, pp. 245-246).

“Estilo” en la Gaudium et Spes, documentos


del CELAM y Magisterio del Papa Francisco
Según la Gaudium et Spes, el estilo de vida se relaciona con la “manera
de servirse de las cosas, de trabajar, de expresarse, de practicar la religión,
de comportarse, de establecer leyes e instituciones jurídicas, de desarrollar
las ciencias, las artes y de cultivar la belleza” (GS, 53). Por medio de ese
estilo el ser humano se inserta en un medio sociohistórico y cultural
específico (GS, 53).

Los documentos del CELAM también contribuyen con aspectos de lo que


es un estilo cristiano. El tema del “estilo de vida” aparece en primer lugar,
cuando se hace referencia al estilo de Jesús. El documento de Santo Domingo
402 propone como modelo a seguir, el estilo de Jesús marcado por la coherencia
La sinodalidad desde la categoría teológica de estilo

fe-vida, que incluye la transformación de la sociedad y el compromiso con los


más necesitados (SD, 160).

El Documento de Aparecida se refiere al estilo de vida de Jesús como


modelo de amor y obediencia al Padre, compasión y cercanía a los pobres a
quienes les dedica tiempo y atención, escucha, diálogo, compromiso con la
justicia social, capacidad de compartir, fidelidad a la misión, amor servicial y
la búsqueda desde los pobres de la transformación de su situación (DA, 139,
363, 397, 398).

En segundo lugar, aparece el estilo de vida como actitudes básicas,


opciones éticas fundamentales y valores intrínsecos de los cristianos. Santo
Domingo propone un estilo de encuentro con otras religiones para cooperar
en la defensa de la creación y el equilibrio ecológico (SD, 138). El documento
de Aparecida define el estilo de vida como manera de pensar, de sentir, de
percibir y como forma de relacionarse, vinculándolo con la cultura (DA, 51).
Aparecida relaciona el estilo con el modo de relacionarse consigo mismo, con
los prójimos, con la naturaleza y con Dios (DA, 476). Este documento denuncia
los estilos de vida contrarios al medioambiente y a la dignidad, donde priman
los valores del poder, la riqueza y el placer por encima del valor de la persona
humana en la organización social (DA, 387).

En el Magisterio del Papa Francisco el término “estilo” tiene una gran


relevancia pues aparece en muchas ocasiones2.

Sinodalidad como un estilo de Iglesia Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs


El Papa Francisco ha vinculado en varias ocasiones el tema de la sinodalidad
con un “estilo” de ser Iglesia. En el discurso de apertura al sínodo, el Papa
afirmó que el camino sinodal debe ser un “proceso continuo (…) que imprima
un estilo de comunión y participación marcado por la misión.” La sinodalidad
debe ser un estilo de Iglesia como es el estilo de Dios, de cercanía, compasión
y ternura (Francisco, 2021).

La sinodalidad debe ser adoptada como un nuevo estilo en la forma en que


la Iglesia funciona y se comunica. Es necesario ser pioneros en este cambio,

2
Para ver estudios de la relevancia del término “estilo” en el Papa Francisco vea las referencias (Jiménez,
2017, p. 227) (Jiménez, 2020, p. 3). 403
Carolina Vila Porras, S.T.D.* Luis O. Jiménez Rodríguez, S.J., S.T.D

a través de la humildad en nuestra forma de trabajar juntos para lograr una


Iglesia más colaborativa y participativa (Discurso a la Curia Romana, 2021).

El documento de la Comisión Teológica Internacional sobre la sinodalidad


afirma que “la sinodalidad es el estilo de vida y misión de la Iglesia que refleja
su naturaleza de caminar juntos y reunirse como Pueblo de Dios (…) para
anunciar el Evangelio” (Comisión Teológica Internacional, 2018, 70).

Además, esta Comisión indica que

(…) la específica forma de vivir y obrar (…) de la Iglesia Pueblo de Dios


que manifiesta y realiza en concreto su ser comunión en el caminar
juntos, en el reunirse en asamblea y en el participar activamente de
todos sus miembros en su misión evangelizadora (CTI, 6).

Este modus vivendi et operandi se realiza mediante la escucha


comunitaria de la Palabra y la celebración de la Eucaristía, la
fraternidad de la comunión y la corresponsabilidad y participación
de todo el Pueblo de Dios, (…) (Comisión Teológica Internacional,
2018, 70).

En el Documento Preparatorio se afirma que el estilo sinodal es la manera


Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

en que la Iglesia “expresa su naturaleza de Pueblo de Dios que camina unido


y se reúne en asamblea convocado por el Señor Jesús con la fuerza del Espíritu
Santo para anunciar el Evangelio” (Secretariado del Sínodo, 2021, 27).

Este estilo está vinculado con las estructuras institucionales y con los
procesos sinodales. A tal punto que

La sinodalidad es la forma en que la Iglesia Pueblo de Dios vive


y actúa como una comunidad en comunión, caminando juntos,
reuniéndose en asambleas y participando activamente en su misión
evangelizadora. (Secretariado del Sínodo, 2021, 27).

“En un estilo sinodal se decide por discernimiento, sobre la base de un


consenso que nace de la común obediencia al Espíritu” (Secretariado del
Sínodo, 2021, 30).

Finalmente, en el Informe de síntesis se afirma que “el estilo de la


404 sinodalidad aparece como un modo de hacer y de obrar en la fe que nace de
La sinodalidad desde la categoría teológica de estilo

la contemplación de la Trinidad y valora la unidad y la variedad como riqueza


eclesial” (Secretariado del Sínodo, 2023, Introducción). El informe invita a
la Iglesia a seguir el estilo de Jesús en su caminar “codo a codo con todo ser
humano” (Secretariado del Sínodo, 2023, 2a).

Vivir la misión de la Iglesia en estos contextos requiere un estilo de


presencia, servicio y anuncio que busca construir puentes, cultivar
la comprensión recíproca y empeñarse en una evangelización que
acompaña, escucha y aprende. (Secretariado del Sínodo, 2023, 5c)

Se menciona una crítica al clericalismo vinculado a un estilo de poder


mundano y propone un estilo de corresponsabilidad para el ministerio
ordenado (Secretariado del Sínodo, 2023, 11c-d, 14o). Menciona el estilo sinodal
con el que el obispo debe ejercer la autoridad para abrir a la participación
de todos (Secretariado del Sínodo, 2023, 12 c, 12j). Un estilo sinodal de
conversación intraeclesial que favorezca el discernimiento (Secretariado del
Sínodo, 2023, 15a).

El concepto teológico de estilo


Recientemente, el teólogo jesuita Christoph Theobald ha desarrollado un
nuevo enfoque para vincular el cristianismo con un estilo específico de habitar
y actuar en el mundo. Theobald afirmará que el “estilo” es el modo evangélico
de proceder en el mundo inspirado en el modo de actuar de Cristo y de los
apóstoles (Theobald, 2009, pp. 484, 898) (Theobald, 2012, p. 268). Cristo posee
un estilo que Theobald llama “santidad hospitalaria” (Theobald, 2008, pp.
237-238, 242), caracterizada por un don de sí misericordioso e incondicional Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs
(Theobald, 2017, pp. 85-86, 90).

Desde este enfoque, “el cristianismo se concibe como modo de habitar el


mundo para transformarlo desde un encuentro personal con Jesús en el seno
de la comunidad de sus seguidores” (Jiménez, 2020, p. 6).

Tomando como punto de partida esta reflexión de Theobald, Jiménez


basándose en Pedro Arrupe3 ha elaborado tres niveles o campos semánticos

3
Pedro Arrupe, S.J.—en una conferencia titulada “El modo nuestro de proceder” (1979)—, reflexiona
sobre los rasgos del carisma ignaciano encarnado en la Compañía de Jesús. Arrupe, “El modo nuestro
de proceder”, 190 y 201. 405
Carolina Vila Porras, S.T.D.* Luis O. Jiménez Rodríguez, S.J., S.T.D

del estilo cristiano (Jiménez, 2020, pp. 7-9). El primer nivel trata del estilo
propio de Jesús como referencia fundamental del estilo del cristianismo.
El segundo nivel trata de las “actitudes básicas, opciones éticas fundamentales
y valores intrínsecos” (Jiménez, 2020, p. 20) que orientan el modo de actuar y
de relacionarse consigo mismo, con aquellos que encontramos en el camino
de la vida, con la creación y con Dios. El tercer nivel trata del estilo como
manifestación y modo de actuar en lo concreto del mundo sociocultural,
influenciado por modos y costumbres cambiantes de cada periodo histórico
(Jiménez, 2020, p. 25).

La sinodalidad como estilo eclesial


Luego de reflexionar sobre la categoría teológica del estilo cristiano,
pasemos ahora a su concreción como estilo sinodal. Theobald propone
entender la sinodalidad como una manera eclesial de hablarnos mutuamente
y de tomar decisiones en el interior de la Iglesia caracterizado por la
fraternidad y la sororidad (Theobald, 2023, pp. 14, 61-63, 66). Esa manera
sinodal de proceder expande el estilo pastoral del Concilio Vaticano II donde
no se formularon anatemas o condenaciones, sino que se llegó a acuerdos por
consensos (Theobald, 2023, pp. 10, 11, 169, 178). El estilo sinodal es el modo
de proceder que pasa de la disputatio a la conversación espiritual buscando el
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

consenso fraternal que integra la diversidad y supera los conflictos (Theobald,


2023, pp. 81, 117).

Proponemos en este artículo concebir el estilo sinodal en diversos niveles


que integren la “variedad de formas” como se ha experimentado o pensado
la sinodalidad (Comisión Teológica Internacional, 2018, 70) (Secretariado del
Sínodo, 2021, 31). Se trata de una articulación que muestra la complejidad y la
riqueza del concepto de sinodalidad. Cuando se habla del “estilo sinodal” o de
la “sinodalidad como estilo” se hace referencia a uno de tres niveles, campos
semánticos o círculos concéntricos interdependientes entre si ́.

El primer nivel o círculo central es el modo de vivir y actuar de Cristo y


de los apóstoles como está testimoniado en los evangelios y en Hechos de
los Apóstoles. El estilo de Cristo es el de una escucha atenta de aquellos que
encuentra en su camino y el del discernimiento de la voluntad de su Padre
según era guiado por el Espíritu. El libro de los Hechos de los Apóstoles nos
406 muestra una comunidad donde se superan las diversidades y los conflictos en la
La sinodalidad desde la categoría teológica de estilo

escucha mutua y en la escucha del Espíritu manifestado en un discernimiento


personal y comunitario que lleva al consenso.

Como indica el Documento de Aparecida, “Hoy contemplamos a Jesucristo


tal como nos lo transmiten los Evangelios para conocer lo que Él hizo y para
discernir lo que nosotros debemos hacer en las actuales circunstancias”
(DA, 139). El Informe de síntesis invita a la Iglesia a seguir el estilo de Jesús
en su caminar “codo a codo con todo ser humano” y a “asumir la actitud de
Jesús respecto a las personas que encontraba (cfr. Fil 2, 6.11)” (Secretariado del
Sínodo, 2023, 2a, 16d). Este nivel se realiza particularmente en el encuentro
con la Palabra y en la celebración eucarística (Secretariado del Sínodo, 1a, 1c,
3a, 3k, 18e).

El segundo círculo concéntrico contiene y depende del primero, pero está


más al exterior que el mismo. Es el estilo sinodal como actitudes, mentalidades
y cultura eclesial que encarnan la comunión, la participación activa y la
misión de una Iglesia en salida donde todos son discípulos-misioneros
corresponsables por su común dignidad bautismal.

Es lo que Borras llama la “sinodalidad informal” (Borras, 2021, p. 246).


Incluye las dinámicas relacionales y comunicativas entre los todos los fieles
mediante la escucha recíproca y el discernimiento personal-comunitario de
la voluntad del Espíritu para buscar un consenso en medio de una situación
concreta de la vivencia eclesial y de la misión.

Es la sinodalidad como mentalidad y cultura eclesial de conversación


espiritual, cuya raíz es el desarrollo de la gracia bautismal que conlleva a la Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

maduración del sensus fidei, en una vida de auténtico discipulado (Secretariado


del Sínodo, 2023, 3h), y que posibilita la superación de los conflictos, los
desacuerdos y la fragmentación que nos impide caminar juntos. A nivel extra-
eclesial, el estilo sinodal es el modo de proceder del diálogo amistoso que se
concretiza en los encuentros ecuménicos, interreligiosos, y socioculturales
(EG, 238, 244, 246, 250, 251, 257) (FT, 198, 282).

Este campo semántico es un proceso de reforma permanente del modo


de relacionarse, de la pastoral, de la cultura eclesial y del modo de realizar
la misión. Según el Documento de Santo Domingo la Nueva Evangelización
requiere que la Iglesia se convierta pastoralmente siguiendo las enseñanzas
del Concilio, lo que implica cambios en todos los aspectos de la vida eclesial 407
Carolina Vila Porras, S.T.D.* Luis O. Jiménez Rodríguez, S.J., S.T.D

que reflejen con claridad a la Iglesia como signo eficaz de salvación universal
(SD, 30).

Según el Documento de Aparecida, “Obispos, presbíteros, diáconos


permanentes, consagrados y consagradas, laicos y laicas, estamos llamados a
asumir una actitud de permanente conversión pastoral, que implica escuchar
con atención y discernir “lo que el Espíritu está diciendo a las Iglesias” (Ap 2, 29)
a través de los signos de los tiempos en los que Dios se manifiesta” (DA, 366).

Este segundo nivel conlleva un estilo de hacer teología en permanente


escucha del “sensus fidei”, de la piedad popular y de los signos de los tiempos en
diálogo con otras disciplinas para así responder a las inquietudes de hombres
y mujeres de cada periodo (Comisión Teológica Internacional, 2011, 35-36,
51-58), (Francisco, 2013, 126).

El tercer nivel del estilo sinodal contiene y pende de los dos anteriores, pero
está más al exterior que ellos. Se trata del estilo sinodal en su manifestación
institucional y estructural-eclesial. Es la dimensión más fenoménica (más
visible) del estilo sinodal. Se trata del modo de proceder evangélico que se
concretiza en los lugares institucionales, procesos participativos en la Iglesia
universal, en las diócesis, ministerios, comunidades, laicos y vida consagrada.
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

Es lo que Borras llama la “sinodalidad formal” (Borras, pp. 245-246).

Se trata de un estilo pastoral de la Iglesia como modo de habitar el


mundo que se encarna en las instituciones y sus reformas permanentes.
Es la manera en cómo la Iglesia universal y local se sirve de las instituciones,
procesos y estructuras para habitar el mundo y facilitar el nivel de escucha,
discernimiento y consenso para insertarse por y para su misión en una
realidad sociocultural. Es el modo de proceder institucional y procedimental
que facilita la corresponsabilidad y la integración de todo el Pueblo de Dios en
el proceso de toma de decisiones de la Iglesia, cada uno en su vocación y sus
carismas: primado petrino, la colegialidad y todo el Pueblo de Dios.

La conversión pastoral en este nivel conlleva la reforma institucional del


modo de gobierno en la Iglesia para facilitar y promover el segundo nivel de
comunión, participación y misión. “Hay una necesidad, en fidelidad al Espíritu
Santo que la conduce, de una renovación eclesial, que implica reformas
espirituales, pastorales y también institucionales” (DA, 367). “Ninguna
408 comunidad debe excusarse de entrar decididamente, con todas sus fuerzas,
La sinodalidad desde la categoría teológica de estilo

en los procesos constantes de renovación misionera, y de abandonar las


estructuras caducas que ya no favorezcan la transmisión de la fe” (DA, 365).

La reforma de estructuras que exige la conversión pastoral sólo puede


entenderse en este sentido: procurar que todas ellas se vuelvan más
misioneras, que la pastoral ordinaria en todas sus instancias sea
más expansiva y abierta, que coloque a los agentes pastorales en
constante actitud de salida (… ) (Francisco, 2013, 27).

“También el papado y las estructuras centrales de la Iglesia universal


necesitan escuchar el llamado a una conversión pastoral” (Francisco, 2013, 32).
Finalmente, es un estilo sinodal que promueve a nivel institucional los
diálogos ecuménicos, interreligiosos, y socioculturales.

Conclusiones
En este estudio se exploró la importancia de la teología del estilo como
un elemento esencial para comprender y vivir la sinodalidad en la Iglesia,
basándonos en el Magisterio del Papa Francisco, los documentos del CELAM,
especialmente el de Aparecida y en el trabajo realizado por el teólogo
Theobald, respondiendo a la necesidad de formación recibida y sistematizada
en el Informe de Síntesis.

Pudimos notar que la sinodalidad es entendida como un enfoque rico


y variado que implica un modo de proceder eclesial y un proceso continuo
de crecimiento, originado en el encuentro personal con Jesucristo en la
comunidad de creyentes, por medio de la acción de su Espíritu. Esto conduce
a una apertura personal y eclesial para habitar de una manera diferente al
Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

mundo, compartiendo con los demás la experiencia de Dios.

Luego comprendimos que el estilo cristiano se refiere a la forma en


que una persona vive, habita y actúa en el mundo conforme a los principios
fundamentales de Cristo y su enseñanza, que se manifiestan en actitudes,
opciones y valores inspirados en el encuentro con él y, se reflejan en acciones
concretas que buscan transformar la persona y el entorno.

Asimismo, se desarrolló la idea de pensar el estilo sinodal en tres niveles


que comprenden la diversidad de formas en las que se ha experimentado
o reflexionado sobre la sinodalidad, mostrando la complejidad y riqueza
del concepto. 409
Carolina Vila Porras, S.T.D.* Luis O. Jiménez Rodríguez, S.J., S.T.D

El primer nivel se basa en el estilo de vida y actuar de Jesucristo y los


apóstoles, caracterizado por la escucha atenta y discernimiento de la voluntad
de Dios. La Iglesia es llamada a seguir este estilo de Jesús en su caminar junto
a todas las personas, especialmente en el encuentro con la Palabra y en la
celebración eucarística.

El segundo campo de significado, es el estilo sinodal como actitudes,


mentalidades y cultura eclesial que encarnan la comunión, la participación
activa y la misión de una Iglesia en salida donde todos son discípulos-
misioneros corresponsables por su común dignidad bautismal. Implica una
reforma permanente del modo de relacionarse, de la pastoral, de la cultura
eclesial y de la forma de realizar la misión. El enfoque de hacer teología es el de
una escucha constante al “sensus fidei”, a la piedad popular y a los signos de los
tiempos en diálogo con otras disciplinas para responder a las preocupaciones
de hombres y mujeres de cada época.

El tercer círculo concéntrico trata del estilo sinodal en su manifestación


institucional y estructural-eclesial. Es la dimensión más visible del estilo
sinodal. Se trata del modo de proceder evangélico que se concretiza en los
lugares institucionales, procesos participativos en la Iglesia universal, en las
diócesis, ministerios, comunidades, laicos y vida consagrada. La conversión
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

pastoral en este nivel conlleva la reforma institucional del modo de gobierno


en la Iglesia para facilitar y promover el segundo nivel de comunión,
participación y misión. Finalmente, es un estilo sinodal que promueve a nivel
institucional los diálogos ecuménicos, interreligiosos, y socioculturales.

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413
José Sols Lucia
Cómo elaborar una ética cristiana en clave sinodal
y latinoamericana
Universidad Iberoamericana, México.
Es Doctor en Teología (Centre Sèvres, París, 1999),
Licenciado en Teología (Centre Sèvres, París, 1994) y
Licenciado en Historia Contemporánea (Universidad de
Barcelona, 1987).
Mesa I. Sinodalidad ecológica integral

Es el director del Departamento de Ciencias Religiosas de


la Universidad Iberoamericana Ciudad de México desde
2019.
Coordina la línea de investigación “Teologías y Realidades
Históricas” y el proyecto internacional “Historia del
pensamiento social cristiano”.
Obispo de la Diócesis de La Rioja, Argentina
Moderador: Dante Gustavo Braida

Olga Consuelo Vélez Caro


Sinodalidad y opción preferencial por los pobres
Fundación Universitaria San Alfonso, Colombia.
Doctora en Teología por la Pontificia Universidad Católica
de Río de Janeiro.
Profesora titular e investigadora de la Licenciatura en
Teología de la Fundación Universitaria San Alfonso.
Miembro fundador de la Asociación Colombiana de
Teólogas.
Miembro del comité teológico de la Conferencia Episcopal
Colombiana.
Autora de libros y números artículos.

Roberto Tomichá Charupá


Sinodalidad y creaturalidad.
Aportes teológicos desde los saberes amazónicos
Universidad Católica Boliviana San Pablo, Bolivia.
Director del Instituto de Misionología y docente en la
Facultad de Teología, Universidad Católica Boliviana, sede
Cochabamba.
Docente invitado en universidades de diversas
universidades de América Latina.
Junto a Isabelle Combès, fundador y director de la
colección Scripta autochtona – Historia Indígena de las
Tierras Bajas, con 29 títulos publicados entre 2009 y 2023.
Cómo elaborar una ética
cristiana en clave sinodal
y latinoamericana
En la escuela del P. Gaston Fessard, S.J.
Dr. JoSÉ SolS LUcia*
VI.9. Criterios teológicos y metodologías sinodales para un discernimiento
compartido de cuestiones doctrinales, pastorales y éticas controvertidas (IdS 15).

L
as sociedades latinoamericanas contienen hoy una enorme diversidad
cultural, ideológica y moral, algo patente en la Iglesia tanto ad intra como
ad extra. No queda muy claro hasta qué punto esa gran diversidad es algo
positivo o negativo. Podría parecer positiva por el hecho de que la diversidad,
bien gestionada, enriquece a una sociedad humana, y la Iglesia no debería
ser una excepción a esta regla. Recordemos que el P. Karl Rahner, S.J., en su
último escrito, una carta en defensa del P. Gustavo Gutiérrez y de la Teología de
la Liberación, afirmó que la pluralidad siempre había sido un rasgo distintivo CIRCUITO B – SÁBADO 10 – 17:00 a 18:30 hs
de la teología cristiana (Rahner, 1984)1. Pero también podría parecer negativa,
porque da argumentos al relativismo moral, al individualismo antropológico,
a la idea de que “cada cual tiene su ética”, que es lo mismo que hablar de la
muerte de la comunidad y de la sociedad, que necesitan, para existir, de
valores compartidos por todos sus miembros.

* Universidad Iberoamericana Ciudad de México. jose.sols@ibero.mx


1 La carta de Rahner es del 16 de marzo de 1984, y él fallecería el 30 de marzo, solo dos semanas
después. En esa breve nota, Rahner afirma que “existen hoy diversas escuelas y eso siempre ha sido
así: también en la Edad Media y en la Teología Barroca hubo un legítimo pluralismo en la teología
católica. Sería deplorable si se restringiera excesivamente, a través de medidas administrativas, este
pluralismo legítimo”. 417
Dr. José Sols Lucia

La Iglesia Católica de América Latina y el Caribe, en su Magisterio


ético, tiene varias opciones, entre las cuales estas son las más conocidas:
1) Imponer un criterio único haciendo uso de su misión de enseñar. Tanto en nuestro
subcontinente como en otras regiones, esta opción era más popular antes
del Concilio Vaticano II (y, por tanto, antes de la Conferencia de Obispos del
CELAM que tuvo lugar en Medellín en 1968) que hoy. En la actualidad encajaría
difícilmente con el espíritu sinodal que el papa Francisco quiere inyectar en la
Iglesia. Y 2/ no entrar en demasiadas concreciones morales y dejar que cada cristiano
o cada comunidad se las arregle como buenamente pueda. Lamentablemente, en
este caso la Iglesia dimitiría de su misión de enseñar, con lo que fomentaría,
sin pretenderlo, el mencionado relativismo moral, que, como ya hemos dicho,
es letal para la comunidad.

Aquí vamos a proponer una tercera vía, la del discernimiento comunitario,


recuperando el sensus Ecclesiae y des-divinizando las ideologías en la estela del
jesuita francés, el P. Gaston Fessard.

Las ideologías como falsas divinidades.


El pensamiento de Gaston Fessard
El término ideología (y su derivado ideólogos, en plural) procede de la
Ilustración francesa, a finales del siglo XVIII; Napoleón Bonaparte contribuyó
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

a popularizarlo. Pocos neologismos han tenido tanto éxito. Este término


recorrió todo el siglo XIX, todo el XX y sigue en forma en este siglo XXI, aunque
ya con una connotación relativamente peyorativa. La ideología corresponde
a un modo de pensar típico del hombre moderno: al hacerse tan vasto el
saber y tan variadas las disciplinas del conocimiento humano, la mente se ve
incapaz de pensarlo todo al mismo tiempo, y por ello jerarquiza las ideas, las
ordena por orden de importancia. Suele haber una que es la idea reina, la más
importante, de tal modo que otras, aun pudiendo ser importantes, quedan
subordinadas a ella. En general, las ideologías suelen tomar el nombre de su
utopía, no de la realidad: se autodenominan en función del horizonte hacia
el que pretenden dirigirse. De este modo, el pacifista no es el que afirma que
haya paz en el mundo, sino quien desea que algún día llegue a haberla, para
lo cual está dispuesto a contribuir con toda su persona y todas sus energías.
Lo mismo le pasa al liberal con la libertad; al socialista con lo social; al comunista
con lo común; al nacionalista con su nación (Sols, 2025b)2; al ecologista con la

2
Los nacionalismos son tanto más radicales cuanto más inexistente es su supuesta nación como
Estado soberano reconocido por la comunidad internacional: Cataluña, País Vasco (o Euskadi),
418 Escocia, Padania, etc. Cfr. Sols, 2025b.
Cómo elaborar una ética cristiana en clave sinodal y latinoamericana

ecología; a la feminista con los derechos de la mujer (fémina); y últimamente a


los posthumanistas con los posthumanos. Todos toman el nombre de la utopía
que persiguen.

Ignacio Ellacuría, jesuita asesinado en la UCA (Universidad Centroame-


ricana) de El Salvador en 1989, solía distinguir entre ideología e ideologización
(Ellacuría, 1991, 99). Él consideraba aceptables las ideologías (obviamente, no
todas) como modo de estructurar el pensamiento ante la complejidad de lo
social, lo económico y lo político, pero denunciaba las ideologizaciones como
engaños por constituir falsos discursos que hablan de “A” (algo que queda
bien, que está de moda) cuando en realidad promueven “B” (intereses ocultos,
deshonestos, difíciles de confesar) (Sols, 2010). Es el caso de los populismos
(de “populus, populi”, pueblo), cuyos líderes solo dicen lo que la gente quiere
escuchar, aun cuando no tengan ni el más mínimo interés en cumplir con
lo dicho; es el caso también de los liberales que no defienden la libertad de
todos; de los socialistas no preocupados por lo social; de los ecologistas que
solo buscan votos para su partido verde y, con ello, poder; de los nacionalistas
a los que les da igual ver cómo se hunde su patria por las políticas absurdas
que llevan a cabo; de las feministas que promueven el exterminio masivo de
criaturas humanas no nacidas.

Haciendo ahora abstracción del hecho de que una ideología pueda ser
más o menos acertada para el bien común, todas las ideologías conllevan
un peligro: absolutizar su posición y ridiculizar las otras (algunas de las
cuales son eventuales “compañeros de ruta”3 durante un tiempo); más aún,
pueden incluso autodivinizarse. Tomamos del P. Gaston Fessard la expresión
divinidad aplicada a las ideologías. Estas a menudo tienen la pretensión de
totalidad, de abarcar todas las dimensiones de lo humano. De ahí que a las
Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

feministas (como a los LGBT) no les guste que se hable de su movimiento


como de “una ideología”, pues lo que defienden es “la perspectiva de género”.
Obviamente, una perspectiva lo abarca todo, dado que no es una parte (de
ahí viene el concepto de partido político, la estructura que representa a una
parte de la sociedad), sino un modo nuevo de entenderlo todo. Y los cientifistas
se meten hasta en la religión porque afirman que la ciencia lo explica todo;
sin despeinarse, afirman que “Dios no existe”, como si desde la ciencia fuera
posible hacer tal afirmación (para una presentación crítica de este debate,
cfr. Bolloré y Bonnassies, 2023).

3
Expresión acuñada por Leon Trotski. 419
Dr. José Sols Lucia

Hay cristianos que, como ciudadanos que son, deciden apuntarse a una
ideología, algo que a priori parece normal, pues los cristianos no podemos
ser extraterrestres. Sin embargo, hay algo que muchos no calculan bien: la
pretensión totalitaria de las ideologías. En lugar de guardar una distancia crítica
con la ideología en la que se adentran, se lanzan de lleno a la piscina y la toman
prácticamente como si fuera su religión. De hecho, hacen intentos por casar la
ideología con su fe cristiana, algo que a menudo resulta grotesco. Eso explica
que hubiera católicos que defendieran las dictaduras latinoamericanas
anticomunistas; que hubiera en Occidente cristianos comunistas que
defendieran la Unión Soviética; que en Estados Unidos aún los haya que
defiendan la pena de muerte; que haya cristianas feministas que promuevan
el aborto como “un derecho reproductivo”; y que haya católicos capitalistas
que justifiquen la desigualdad brutal que hay hoy en el mundo. La lista de
ejemplos es tan larga como triste.

Lejos de esto, los católicos deben mantener siempre una distancia crítica con
cualquier ideología y recordar que son cristianos antes que miembros de cualquier
otro “ismo”. Tal vez una anécdota ayude a entender esto. Había en Cataluña
(España), en los años sesenta a ochenta, un sacerdote famoso por su calidad
intelectual, humana, espiritual, literaria, el P. Josep Maria Ballarín, conocido
como “Mosén Ballarín”4. Sus pequeños libros son perlas todavía hoy. Tuve el
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

placer de conocerlo personalmente en su casa de Santa María de Queralt, cerca


de Berga (Barcelona). En una ocasión, Mosén Ballarín asistió a un congreso del
PSUC (el partido comunista catalán). Tomó una silla y se sentó en el umbral del
salón de eventos, pero del lado de fuera, no de dentro. Desde ahí podía seguir
los discursos sin estar en el auditorio. Como era un personaje conocido, los
militantes del PSUC se acercaban a saludarle: “Pero Mosén, ¿qué hace usted
aquí? Entre, por favor, tome asiento en una butaca; póngase cómodo”. Y él a
todos respondía: “Estoy aquí porque esta es mi postura ante los comunistas
del PSUC; me interesa saber qué dicen, pero desde fuera”. Ejemplar. Esa es la
distancia crítica que debería tener todo cristiano ante cualquier ideología, aun
cuando fuera un militante, un cuadro, un dirigente: incluso militando en una
ideología, debe saber guardar siempre una distancia crítica. Ahora bien, quien
practique esa distancia deberá estar dispuesto a recibir golpes que vendrán de
muchos lados, porque esa actitud no se entiende ni se acepta en el simplón
mundo de las ideologías.

420 4
En catalán, Mossèn Ballarín.
Cómo elaborar una ética cristiana en clave sinodal y latinoamericana

Vayamos ahora a Gaston Fessard (1897-1978). Fue un jesuita francés,


filósofo con buena formación teológica. Callejeando de joven por Múnich,
adonde había ido a estudiar alemán, descubrió por casualidad el pensamiento
de Hegel al hojear en un pequeño puesto de libros viejos. Le llamó la atención
el título y el índice de Phänomenologie des Geistes [Fenomenología del Espíritu].
Compró el libro y se puso a practicar el alemán con él. Hace cien años, Hegel
apenas era conocido en Francia, por lo que Fessard, junto con Alexandre Kojeve
y Jean Hyppolite, lo introdujo en su país. Fueron ellos los primeros tres grandes
hegelianos de Francia. La voluminosa obra de este jesuita francés sobre los
Ejercicios Espirituales de san Ignacio, La dialectique spirituelle des Exercices
de Saint Ignace [La dialéctica espiritual de los Ejercicios de san Ignacio], está
considerada como uno de los mejores estudios de la espiritualidad ignaciana,
a la par que una de las mejores obras de la filosofía posthegeliana.

Entre 1936 y 1946 publicó varios textos contra el Nazismo (el último
apareció publicado en forma de libro una vez terminada la Segunda Guerra
Mundial). Destacamos cuatro: Pax Nostra. Examen de conscience international
[Pax Nostra. Examen de conciencia internacional] (1936), Du sens de l’histoire
[Sobre el sentido de la historia] (diciembre de 1940), France, prends garde de
perdre ton âme [Francia, cuidado con perder tu alma] (noviembre de 1941) y
Esquisse du mystère de la société et de l‘histoire [Esbozo del misterio de la sociedad
y de la historia] (1946) (Sols, 1997; 2025a; Sols y Pardo, 2025a; 2025b). En
ellos, el jesuita francés se opone frontalmente al Nazismo, al que califica
de falsa divinidad, y junto a él analiza el Liberalismo y el Comunismo, a los
que dedicará más atención en años venideros con otras obras5. Para Fessard,
en el siglo XX hay tres falsas divinidades: el Liberalismo (la diosa Razón), el
Nacionalismo (la diosa Nación) y el Comunismo (la diosa Clase). Cada una de Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

ellas tiene la pretensión de constituirse en Weltanschauung, en cosmovisión.


Fessard las analiza exhaustivamente mediante la dialéctica Varón/Mujer (en
el orden histórico de lo natural), la dialéctica Señor/Siervo (orden histórico de
lo humano) y la dialéctica Pagano/Judío (orden histórico de lo sobrenatural)6.
Siguiendo a san Pablo, Fessard afirma que Cristo es la síntesis de todas y cada
una de estas dialécticas: “No hay judío ni griego; no hay siervo ni libre; no hay
hombre ni mujer; porque todos sois uno en Cristo Jesús” (Gal 3,28).

5
Ver Referencias bibliográficas.
6
El concepto de lo sobrenatural está en progresivo desuso en la teología católica; hoy tenemos más
tendencia a hablar de lo trascendente o del Misterio. Por ejemplo, Eberhard Jüngel (1984), Dios como
Misterio del mundo. 421
Dr. José Sols Lucia

Aun cuando aquí no expondremos estas dialécticas, porque tal cosa


superaría el horizonte de nuestro estudio, sí querríamos, sin embargo, retener
esta idea de las ideologías como falsas divinidades, ante las cuales muchos
cristianos se postran como antaño los hebreos ante el Becerro de Oro (Ex 32).
Esta entrada acrítica de católicos en ideologías conduce a una pluralidad no
solo política, sino también ética, no siempre fácil de gestionar. Obviamente,
el ideal no es la uniformidad, que sería letal para la vida de la Iglesia, sino la
comunión a partir de la diversidad (1Co). Los miembros son, y deben ser, varios
y diversos, pero el cuerpo solo puede ser uno. De lo contrario, ya no hay
comunidad, ya no hay Iglesia.

Recuperar el sentido de comunidad:


el sensus Ecclesiae
De ahí que sea tan importante recuperar hoy en América Latina y el
Caribe el sentido de comunidad, el sentido de Iglesia, el sensus Ecclesiae, no
entendido este, como en alguna época pasada, como subordinación de los
fieles a la jerarquía ni como aceptación acrítica de unos principios morales,
sino como construcción fraterna de la com-unión, de la unidad a partir de
la diversidad.
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

Con las tensiones sociales y políticas de los años sesenta a ochenta


del siglo pasado (dictaduras, desigualdad, poscolonialismo, movimientos
revolucionarios, Teología de la Liberación, etc.) se rompió la comunión.
A menudo, un católico no se sentía miembro de “la Iglesia Católica”, sino de “la
Iglesia de los pobres” o de “la Iglesia anticomunista” u otras denominaciones
semejantes. Huelga decir que las sectas evangélicas, con abundante capital
americano, aprovecharon el desconcierto católico para extenderse por toda la
región con enorme éxito: Brasil, Haití, el Salvador, etc. La herida en el alma
social del Cristianismo ha sido profunda.

Nosotros, los católicos ―sin duda abiertos al diálogo ecuménico,


interreligioso y humano en general―, debemos volver a sentirnos comunidad,
volver a darnos el signo de la paz viéndonos unos a otros como hermanos,
algo nada fácil (Opus Dei vs jesuitas; Legionarios vs Teología de la Liberación;
etc.). En este punto el CELAM tiene una misión muy importante a realizar, una
misión que lleva intentando desplegar desde Santo Domingo 1992, pasando
422 por Aparecida 2007 (Sols, 2016).
Cómo elaborar una ética cristiana en clave sinodal y latinoamericana

Ahí tenemos el punto de partida para hacer frente a la diversidad moral en


la Iglesia: la recuperación del sujeto unitario. Somos comunidad, somos Iglesia,
antes que defensores de una u otra ideología.

Fuentes y elementos
Es sabido que la comunidad cristiana sigue varias fuentes y diversos
elementos a la hora de realizar un juicio ético7 en cualquier orden de lo moral
(bioética, moral sexual, ética social, económica, política, medioambiental,
ética de la ciencia, de la técnica, etc.): la Revelación (testificada en la Biblia), la
Tradición, el Magisterio, el sentir del Pueblo de Dios, los Signos de los Tiempos,
la propia experiencia espiritual. ¿Cómo combinar todo esto, y cómo articularlo
con la considerable pluralidad ética que se da en el seno de la Iglesia, reflejo
de la diversidad moral que a su vez se da en la sociedad? La respuesta tiene dos
momentos:

1) Hay que recuperar el sujeto eclesial, como ya hemos dicho. Sin él,
los cristianos de diversas ideologías estaremos discutiendo o, peor,
ignorándonos durante décadas.

2) Hay que trabajar en el discernimiento, lo que significa que existe un sujeto


(en este caso colectivo, más aún, macrocolectivo: la Iglesia Católica de
América Latina y el Caribe, relacionada con la Iglesia universal) que
busca la voluntad de Dios. Este sujeto está compuesto por personas,
comunidades y grupos muy diversos, pero si es eso, un sujeto, entonces
esa diversidad constituye una riqueza porque aportará buen número de
matices a cualquier debate ético; pero si no hay sujeto, esa diversidad será
una plaga.
Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

Sin lo primero, lo segundo es imposible; y sin lo segundo, lo primero es


irrelevante.

Por ello, en primer lugar, hay que reconstruir la comunidad eclesial, siguiendo
estos pasos:

1) Fomentar los encuentros de todos con todos, sin discriminación alguna, ni


“positiva” ni “negativa”. Hay que ir más allá de los congresos, simposios,

7
La expresión juicio ético está consagrada en la moral cristiana, aunque no esté muy de moda en la
actualidad. Hoy preferimos hablar de una valoración ética. 423
Dr. José Sols Lucia

jornadas, solo de Teología de la Liberación, o solo de la Familia, o solo de


feministas. Hay que convocar congresos, simposios, jornadas, de católicos,
estando estos, como ya hemos dicho, abiertos al diálogo ecuménico,
interreligioso y humano en general.

2) Invitar a guardar una distancia crítica con cualquier ideología.

Una vez reconstruida la comunidad eclesial, este sujeto debe


acostumbrarse a practicar el discernimiento ético, algo que 1) hará a partir
de los elementos enumerados más arriba (la Revelación, la Tradición, el
Magisterio, el sentir del Pueblo de Dios, los Signos de los Tiempos, la propia
experiencia espiritual); y 2) a partir de la diversidad cultural e ideológica
interna a la propia comunidad cristiana.

¿Cuál será el resultado? No lo sabemos, pero ciertamente ese resultado


tendrá un carácter eclesial, algo que no se puede decir de muchos debates que
han estado haciendo sangrar la comunidad en las últimas décadas, aún hoy.

Hacia una pedagogía del discernimiento sinodal


Aun siendo el discernimiento algo antiguo y practicado en muchas
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

ocasiones, nunca llegamos a dominarlo del todo, y por ello hay que estar
siempre aprendiendo a ejercitarlo. El ejercicio del discernimiento suele ser
personal, individual; sin embargo, como ya hemos dicho, el sujeto puede ser
también colectivo, incluso macrocolectivo. Los jesuitas Miguel Elizondo e
Ignacio Ellacuría pusieron esto en práctica cuando organizaron unos Ejercicios
Espirituales para toda la Provincia Jesuita de Centroamérica en 1969, en los
que el sujeto era precisamente la Provincia. Ese ha sido también el espíritu de
las diferentes Asambleas generales del CELAM (Río de Janeiro 1955, Medellín
1968, Puebla 1979, Santo Domingo 1992, Aparecida 2007). Ese es el espíritu del
actual proceso sinodal en la Iglesia.

El Sínodo sobre la Sinodalidad, en cuyo dinamismo histórico estamos


sumergidos, prepara de algún modo el continente en el que se abordarán en el
futuro todo tipo de contenidos, entre ellos, los morales, del mismo modo que el
cocinero que quiere especializarse en paellas lo primero que hace es comprarse
una; o el joven que quiere estudiar piano lo primero que tiene que hace es
comprarse uno. No hay contenidos sin continente. No hay discernimiento
424 sinodal ético sin una estructura sinodal en la Iglesia. El CELAM tiene hoy como
Cómo elaborar una ética cristiana en clave sinodal y latinoamericana

misión, entre otras cosas, crear ese continente sinodal para hacer posible el
discernimiento sinodal acerca de contenidos muy variados, en concreto la moral,
que es la que aquí nos ocupa.

El P. Gaston Fessard se preguntaba en los años treinta y cuarenta


del siglo pasado qué podía hacer Francia en aquella situación presente.
Concretamente, inicia su obra Pax Nostra. Examen de conscience internationale,
de 1936, clamando “La guerre vient!” [“¡Llega la guerra!”]. Hitler demuestra
cada vez más claramente su voluntad expansionista en Europa y su nula
fidelidad a lo firmado por Alemania y otros países en el Tratado de Versalles
(1919) tras la I Guerra Mundial. Y Mussolini sigue un camino semejante. Por
todo ello, la sociedad francesa, desorientada y temerosa, se halla dividida
entre la postura de los pacifistas (partidarios de que Francia no se prepare
para la guerra, y en consecuencia de que no se rearme) y los nacionalistas (que
acentúan al máximo la enemistad con Alemania y la necesidad de defender
a Francia de nuevo con las armas). Gaston Fessard se sabe cristiano, católico,
sacerdote, impelido a aportar luz a las conciencias individuales y a la conciencia
nacional. Su objetivo es aportar criterios de discernimiento para que los franceses
puedan obrar rectamente según su conciencia. Por su parte, Du sens de l’histoire
(diciembre de 1940), seis meses después de la humillante derrota de Francia
ante Alemania, y cuando el país ya ha sido ocupado y el mariscal Pétain
―un héroe de la I Guerra Mundial― pacta con los nazis el nuevo gobierno
de Vichy, algo que le ganará el desprecio de los franceses hasta el día de hoy,
recoge el texto de una homilía (de hecho, una conferencia) pronunciada por
el P. Fessard el 15 de diciembre precisamente en Vichy, en la Iglesia de Saint-
Louis. El objetivo de la conferencia es dar respuesta a las preguntas urgentes que
se planteaba el francés medio de su tiempo acerca del curso de los acontecimientos Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

políticos. A lo largo de la conferencia, Fessard muestra cómo el racionalismo


moderno ha gestado dos místicas que dan fáciles y falsas respuestas a la
pregunta acerca del sentido de la historia: la mística de la Raza y el Pueblo y la
mística del Trabajo y la Sociedad sin Clases. Fessard acusa a ambas de falaces y
de ser incapaces de dirigir el destino de la sociedad de su tiempo. En un tercer
momento, en “France, prends garde de perdre ton âme”, en noviembre de 1941,
cuando el gobierno de Vichy está ya consolidado y cuando el dilema de los
franceses es el de “colaborar o no” con ese gobierno sometido al Tercer Reich,
parece, por un lado, que la colaboración va a evitar la violencia y la guerra en
Francia, pero, por otro, resulta obvio que esa colaboración con Vichy supone de
hecho un apoyo al sistema nazi, que está destruyendo Europa. En este artículo
clandestino y anónimo, Fessard muestra el carácter claramente anticristiano 425
Dr. José Sols Lucia

de la mística nacionalsocialista y analiza el método de persuasión del aparato


nazi. Sabe que los franceses están a punto de caer en la tentación de aceptar
ese sistema, de colaborar con Vichy. Muchos ya lo están haciendo; otros aún
dudan. Gaston Fessard, una vez más, se erige en voz de la conciencia de su
país y da elementos de análisis y de comprensión para iluminar la decisión
que los franceses podrán tomar. Y en un cuarto momento, en “Esquisse du
mystère de la société et de l’histoire” (1946), cuando la guerra ya ha terminado
y el Nazismo ha desaparecido, Fessard no abandona su reflexión acerca del
significado de todo lo acontecido, especialmente del fenómeno nazi, no
solo por una inquietud intelectual de comprensión de la realidad histórica
acontecida, sino sobre todo por una razón práctica: el Comunismo empieza a
tomar fuerza en Europa, incluso en Francia, y Fessard quiere demostrar que la
lógica comunista es idéntica a la nacionalsocialista, la misma tesis que defendería
años después Hannah Arendt en Los orígenes del totalitarismo.

Fessard persigue en cada uno de esos cuatro momentos estas dos


preguntas:

1) ¿Qué hacer en el actual momento histórico? O lo que es lo mismo para un


cristiano: ¿Qué nos pide Cristo en el actual momento histórico? (En esta
primera pregunta, sigue el hic et nunc [aquí y ahora] de Søren Kierkegaard).
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

2) ¿Qué sentido tiene la historia? (En esta segunda pregunta dialoga con el
pensamiento de Hegel y de Marx).

Preguntas semejantes deberíamos hacernos hoy en la Iglesia


Latinoamericana y del Caribe:

1) ¿Cómo debe posicionarse la Iglesia (toda ella, no solo la jerarquía


eclesiástica) ante el actual pluralismo moral en la Iglesia y en la sociedad?

2) ¿Qué sentido tiene ese pluralismo?

No cabe duda de que hay otras preguntas importantes acerca de los


populismos, la crisis del Estado democrático, la pobreza, la violencia, la
corrupción, el medio ambiente, la secularización, pero están más allá del
horizonte de esta comunicación.

Como hemos dicho más arriba, las respuestas simplonas y acríticas carecen
426 de sentido: “el pluralismo es una plaga”, “el pluralismo es una bendición”,
Cómo elaborar una ética cristiana en clave sinodal y latinoamericana

etc. Al contrario, hay que reforzar el vigor espiritual; hay que construir la
comunidad; hay que crear estructuras sinodales en la Iglesia; y con todo ello hay
que acostumbrarse a practicar el discernimiento en los problemas morales que
tenemos planteados en lo social, lo económico, lo político, lo medioambiental,
lo sexual, lo bioético o lo tecnológico, entre otras dimensiones.

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Fessard S.J. y su recepción en el México actual (II): su lectura desde la
actualidad histórica mexicana. Revista Iberoamericana de Teología (en
proceso de edición).
428
Sinodalidad y opción prefencial
por los pobres
OlGa ConSUelo VÉlez Caro*
Eje temático en el que se inscribe la comunicación:
VI.2 La escucha del grito de los pobres

Resumen
El papa Francisco en la Exhor- —incluido también el grito de la tie-
tación Evangelii Gaudium afirmó rra— y señalando las consecuencias
que “para la Iglesia la opción por que se derivan de la opción preferen-
los pobres es una categoría teoló- cial por los pobres para la vivencia de
gica antes que cultural, sociológica, una Iglesia sinodal en misión. Se ten-
política o filosófica (…) Inspirada en drá en cuenta el Informe de Síntesis
ella, la Iglesia hizo una opción por en el que se plantea la realidad de los
los pobres” (n. 198). De ahí que esta pobres (n. 4).
opción no puede ser ajena al camino
sinodal. La ponencia quiere reflexio- Palabras clave: Opción por los
nar en este aspecto, profundizando pobres, grito de la tierra, bienaventu-
CIRCUITO B – SÁBADO 10 – 17:00 a 18:30 hs

en la escucha del grito de los pobres ranzas, compromiso, sinodalidad.

* Doctora en Teología por la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro. Profesora titular e
investigadora de la Licenciatura en Teología de la Fundación Universitaria San Alfonso. Miembro
fundador de la Asociación Colombiana de Teólogas. Miembro del Comité Teológico de la Conferencia
Episcopal Colombiana. Autora de libros y números artículos. 429
Introducción

L
a reforma de la Iglesia en estos tiempos que vivimos, comenzó con
Vaticano II. Este concilio buscó ser un aggiornamento eclesial para
responder a los signos de los tiempos. Diversas causas hicieron que
el impulso de este concilio se fuera opacando y será con el papa Francisco
que se vuelva a encender la esperanza de una “primavera eclesial”1. Entre
diversos aspectos que podríamos señalar de esta primavera, destacamos dos
fundamentales: el modelo eclesial de Pueblo de Dios que el papa Francisco ha
llamado “una Iglesia sinodal” y la opción por los pobres como marca y sello de
este modelo eclesial: “quiero una Iglesia pobre y para los pobres” (Francisco,
2013, n. 198).

Este deseo de una Iglesia que visibiliza a los pobres conecta con el deseo
de Juan XXIII cuando convocó el concilio vaticano II y también con la tradición
latinoamericana y caribeña en las conferencias de Medellín y Puebla con su
“opción preferencial por los pobres” (Documento de Puebla n. 1134).

Hemos de recordar que la opción por los pobres ha sido una categoría
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

problemática. Fue una de las causas de los recelos frente a la teología de la


liberación y ha constituido una de las visiones teológicas que más esfuerzos
ha tenido que hacer para validar su pertinencia y validez. La conferencia de
Aparecida que, algunos han considerado antesala del presente pontificado
-por el papel que jugó el cardenal Bergoglio en la redacción del documento
final- y porque en su pontificado se ven las líneas de aquella conferencia, fue un
momento de ratificación del caminar teológico latinoamericano al reconocer
la pertinencia del método ver-juzgar-actuar (Documento de Aparecida n. 19)
y, especialmente, por las palabras de Benedicto XVI en su discurso inaugural
(n. 3) sobre la opción por los pobres.

No es de extrañar, entonces, que la realidad de los pobres siga vigente,


este presente en el proceso sinodal y valga la pena detenernos en ella para

1
Se comenzó a hablar de primavera eclesial porque varios teólogos como, por ejemplo, Karl Rahner,
habían hablado del “invierno” eclesial, al referirse a los papados anteriores, percibiéndolos con una
tendencia más de involución que de cambio. Francisco con sus gestos y palabras desde el inicio de
su pontificado mostró un cambio de tendencia eclesial que rápidamente se percibió en conexión
430 con Vaticano II.
Sinodalidad y opción prefencial por los pobres

seguir impulsándola y, al mismo tiempo, señalando los desafíos que es


necesario afrontar.

En esta ponencia presentaremos los aportes del Informe de síntesis


sobre el tema que nos ocupa, haciendo algunos comentarios. Seguidamente
haremos una lectura de las bienaventuranzas para ofrecer elementos que
permitan entender esta relación Iglesia-pobres. Finalmente anotaremos los
desafíos pendientes de cara al camino sinodal que estamos realizando.

1. Informe de síntesis2 y opción preferencial


por los pobres
El informe de síntesis, fruto de la Asamblea sinodal de 2023, se dividió en
16 puntos, cada uno de ellos subdividido en tres apartados: (1) Convergencias
(2) Cuestiones que afrontar (3) Propuestas. El tema que queremos abordar
corresponde al punto 4, titulado “Los pobres, protagonistas del camino de
la Iglesia”. El hecho de que se haya señalado en estas conclusiones finales,
muestra su relevancia y pertinencia para la vivencia de la sinodalidad.

1.1. Convergencias de la Asamblea sinodal


frente a la realidad de los pobres
Las convergencias revelan aquellos aspectos en que los asambleístas
estuvieron de acuerdo. En total señalaron ocho convergencias.

Comienzan señalando la diferencia entre amar a los pobres y el


asistencialismo. Lo primero es lo que piden los pobres a la Iglesia porque
Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

esto es lo que les da dignidad y respeto. El darles bienes materiales -siendo


imprescindible-, los puede convertir en objetos de asistencia y no en sujetos
interlocutores con otros. Esta tensión dialéctica fue una de las superaciones
que intentaron hacer las conferencias episcopales de Medellín y Puebla
(DP n. 1134: “Volvemos a tomar, con renovada esperanza en la fuerza vivificante
del Espíritu la posición de la II Conferencia General que hizo una clara y
profética opción preferencial y solidaria por los pobres”) y la teología de la
liberación. En esta última, lo importante era preguntarse por las causas de la

2
Disponible en: https://www.synod.va/content/dam/synod/assembly/synthesis/spanish/2023.10.28-
ESP-Synthesis-Report_IMP.pdf 431
Olga Consuelo Vélez Caro

pobreza para buscar remediarla. Por eso el uso de las mediaciones sociológicas
para una lectura crítica de la realidad que evidenciara las causas de la opresión
que sufren inmensas mayorías. Esperemos que esta tensión sea superada en
la experiencia sinodal y en la praxis pastoral de la Iglesia se incorpore a los
pobres como sujetos de decisión, no como objetos de asistencialismo.

El informe hace referencia (aunque sin nombrar a los pontífices), a la


afirmación de Benedicto XVI en la inauguración de la Conferencia de Aparecida
(n. 3): “la opción por los pobres está implícita en la fe cristológica”, y la de
Francisco en su primera exhortación Evangelii Gaudium (n. 198): “la opción por
los pobres es una categoría teológica”. También retoma a Juan Pablo II: “Dios
les concede a ellos, los primeros, su misericordia. De ahí que esta preferencia
que hace el mismo Dios por ellos, tenga como consecuencia una vida cristiana
teniendo los mismos sentimientos que tuvo Cristo (Flp 2, 5).

Al igual que en las conferencias latinoamericanas, se explicitan los rostros


de los pobres. En primer lugar, los que no tienen lo necesario para vivir una
vida digna. Continúa refiriéndose a los migrantes y refugiados, a los pueblos
indígenas, originarios y afrodescendientes, las mujeres, personas con
dependencias, ancianos abandonados, víctimas de racismo, explotación y
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

trata, trabajadores explotados y que viven en las periferias, y los que podemos
decir nuevos pobres que son las víctimas de las guerras y del terrorismo
y de los sistemas políticos y corruptos. Ahora bien, anota como a los más
“vulnerables entre los vulnerables” a los niños no nacidos en el seno materno.
Es decir, hace alusión al aborto que está siendo despenalizado en muchos
países. Sobre este aspecto queremos anotar que es un aspecto difícil de
abordar. Por una parte, hay que defender “toda vida”, cosa que muchas veces
no hacen los llamados “provida” y, por otra, el aborto es una cuestión que exige
un horizonte de reflexión más allá de la polaridad “si o no” porque implica
sujetos, circunstancias y muchas otras condiciones fisiológicas, psíquicas,
legales, etc. Esta urgente reflexión no se presenta aquí, pero conviene dejarla
como pregunta porque en esa realidad se juega mucho de la autoridad moral
de la Iglesia en estos tiempos3.

3
Existe bibliografía sobre el Aborto que convendría estudiar más y divulgarla. La tesis doctoral
del presbítero Yesid Augusto Durán Castillo, titulada, El fundamento antropológico-teológico de las
disposiciones canónicas sobre el aborto provocado, puede brindar elementos valiosos para una reflexión
432 más integral sobre este delicado aspecto moral.
Sinodalidad y opción prefencial por los pobres

También se habla de la pobreza espiritual entendida como falta de


sentido de vida o recluirse en el individualismo. Y se hace referencia a la
bienaventuranza evangélica: “dichosos los pobres en el espíritu” (Mt 5,3). Aquí
conviene hacer una breve referencia a este texto de las bienaventuranzas que
ha servido para “espiritualizar” la pobreza e invisibilizar la pobreza material.
De esto nos ocuparemos en el segundo apartado.

Como ya lo hizo Francisco en la encíclica Laudato si’ (2015) se señala la


relación pobres y cuidado de la casa común porque “el grito de la tierra y el
grito de los pobres son el mismo grito”. Francisco profundiza esta relación
en la Exhortación Laudato Deum (2023), donde retomando lo que han dicho
varias conferencias episcopales muestra cómo el cambio climático no es solo
un problema ecológico sino humano que pone de manifiesto “un impactante
pecado estructural” (n. 3). Profundizando un poco más este tópico, Francisco
ha hecho afirmaciones muy importantes en sus documentos. Los pobres son
los que sufren las consecuencias del cambio climático, no los que la producen:

la realidad es que un bajo porcentaje más rico del planeta contamina


más que el 50% más pobre de toda la población mundial y que la
emisión per cápita de los países más ricos es muchas veces mayor
que la de los más pobres. ¿Cómo olvidar que África, que alberga más
de la mitad de los más pobres del planeta, es responsable de una
mínima parte de las emisiones históricas? (2023 n. 9).

El Papa muestra su preocupación por que aún dentro de la Iglesia


católica algunos toman posturas despectivas y poco racionales frente a esta
problemática (2023, n. 14). Por esta razón hace un llamado muy fuerte a los Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs
fieles católicos y a los creyentes de otras religiones para que a la luz de la fe
se transforme esta realidad (2023, n. 61). En este punto conviene recordar la
llamada a la ecología integral que Francisco propuso en la encíclica Laudato si’
(2015): “Una ecología integral que incorpore claramente las dimensiones
humanas y sociales” (n. 137); “una ecología integral implica dedicar algo de
tiempo a recuperar la serena armonía con la creación, para reflexionar acerca
de nuestro estilo de vida y nuestros ideales, para contemplar al Creador, que
vive entre nosotros y en lo que nos rodea, cuya presencia no debe ser fabricada,
sino descubierta, develada” (n. 225).

También son importantes todas las afirmaciones de esta relación cuidado


de la casa común y pobres en su encíclica Laudato si’ y que brevemente 433
Olga Consuelo Vélez Caro

señalamos aquí: es inseparable la preocupación por la naturaleza, la justicia


con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior (n. 10), hay una
íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta (n. 16), los pobres son
los que más sufren las consecuencias dramáticas de la degradación ambiental
(n. 13.48), especialmente, en su salud (n. 20), son los que viven en los lugares
más afectados con el calentamiento y padeciendo las consecuencias de la
alteración de sus recursos productivos, teniendo muchas veces que migrar,
con graves consecuencias para sus vidas y las de sus hijos (n. 25). Los pobres
son los que menos acceden al agua potable (n. 28) y por tanto los que más
sufren con enfermedades relacionadas con su falta (n. 29). Negar el derecho al
agua es negar a los pobres el derecho a la vida y por tanto a su dignidad (n. 30).
La cultura del descarte afecta, especialmente, a los seres humanos excluidos
(n. 22), ellos viven en zonas escondidas muy lejos de esas zonas con espacios
verdes de las grandes ciudades a las que no tienen acceso (n. 45). No suele
haber conciencia clara de los problemas que afectan particularmente a los
excluidos, aunque ellos son la mayor parte del planeta (n. 49). Por eso es tan
urgente escuchar el clamor de la tierra como el clamor de los pobres (n. 49). Se
desperdicia aproximadamente un tercio de los alimentos que se producen y
el alimento que se desecha es como si se robara de la mesa del pobre (n. 50).
Hay que compartir los frutos de la tierra, especialmente, con los pobres, las
viudas, los huérfanos y los extranjeros (n. 71). Como aspecto muy positivo e
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

iluminador es el llamado de atención de la ecología humana que viven los


pobres muy por encima de sus precariedades. Ellos son capaces de vivir una
ecología que surge de la relación entre ellos, la solidaridad y la capacidad de
cuidar su propio entorno desde su pobreza (n. 148.232).

Otra de las convergencias que señala el Informe de síntesis, es el


compromiso de la Iglesia con las causas de la pobreza y la exclusión, tutelando
los derechos de los pobres y excluidos y denunciando públicamente las
injusticias que vengan de individuos, gobiernos, empresas o estructuras
sociales. Es necesario escuchar a los pobres y prestarles la voz, usando
sus palabras.

También los cristianos tienen que comprometerse en la participación


activa de la construcción del bien común y defensa de la dignidad de la vida,
inspirados en la Doctrina social de la Iglesia (DSI), y comprometiéndose con
las organizaciones de la sociedad civil. La Iglesia apoya y agradece a todos los
434 que participan de estas instancias.
Sinodalidad y opción prefencial por los pobres

Finalmente, entre estas convergencias, el informe dice que una Iglesia


sinodal ha de poner a los pobres en el centro de su propia vida porque
encuentra en su rostro la carne de Cristo, el Cristo sufriente (EG n. 198). Los
pobres, por su semejanza de vida con la del Señor, son anunciadores de una
salvación recibida como don y testimonios de la alegría del Evangelio.

1.2. Cuestiones que afrontar


El segundo momento del informe de síntesis son las cuestiones que
afrontar. El informe presenta cinco cuestiones, verdaderamente importantes.
La primera, muy en relación con la primera convergencia, en el que alerta para
no caer en el asistencialismo. La opción que la Iglesia ha de tomar, ha de ser la
de poner a los pobres en el centro y aprender de ellos.

El segundo aspecto sobre la denuncia profética, también es muy


importante. Alerta del peligro de perder la lucidez y fecundidad por dos
motivos: la diplomacia que exige el tratar con los actores políticos, pero
sobre todo por la procedencia de los fondos públicos o privados que pueden
condicionar la palabra profética de la Iglesia.

Propone, en tercer lugar, hacer de los campos de la educación, de la


salud y de la asistencia social un signo claro de inclusión de todos. Se invita
a que se consideren expresión de la comunidad cristiana, creando redes
y coordinándose.

En cuarto lugar, La Iglesia ha de ser coherente con su propia gestión


económica, en concreto, con quienes trabajan en sus instituciones. Y,
finalmente, se pide una solidaridad entre las iglesias que no sean un remedio
Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

funcional, sino que suponga un verdadero crecimiento para la Iglesia que


envía y la que recibe y un manejo de recursos que no caiga en asistencialismo
y se gestionen de manera transparente y confiable.

1.3. Propuestas
Las propuestas del documento se centran en dar a conocer más la DSI,
integrar a los pobres y marginados en los recorridos formativos de todas las
comunidades cristianas, como exigencia de fe y no como algo opcional, una
orientación del diaconado al servicio de los pobres e integrar en la enseñanza,
en la liturgia y en las prácticas de la Iglesia los fundamentos bíblicos y
teológicos de una ecología integral. 435
Olga Consuelo Vélez Caro

2. Los pobres como protagonistas


Hemos señalado hasta aquí, las afirmaciones que recogió el Informe de
síntesis sobre el eje referido a los pobres como protagonistas del camino de la
Iglesia. Pero conviene hacer dos reflexiones. La primera, han sido muy pocos
los pobres “geográficos y existenciales” —como diría el papa Francisco que
fueron consultados en la primera etapa del sínodo. ¿Cómo puede entenderse
que estén en el centro o que sean protagonistas del caminar eclesial si no
participan en él? La asamblea sinodal prácticamente no cuenta con pobres de
ninguna de las dos categorías. Queda esta constatación para pensar.

La segunda reflexión que podemos hacer es sobre la categoría “pobre”


porque, como lo anotamos al inicio, nadie negaría la praxis de Jesús con los
pobres de este mundo, ni su mismo hacerse pobre “para enriquecernos con
su pobreza” (2 Cor 8, 9). Pero sigue existiendo la dicotomía entre los pobres
materiales y espirituales y las diferentes posturas entre evangelio y política
que acusan a algunos miembros de la Iglesia de dejar el evangelio si se ocupan
de las causas materiales de la pobreza y a otros miembros de la Iglesia a verlos
alejados de la realidad por su ausencia casi total de las dimensiones sociales,
económicas, políticas y culturales de los pueblos. Para iluminar este aspecto
queremos hacer una breve profundización sobre las Bienaventuranzas,
especialmente la que cita el mismo informe: “dichosos los pobres en el
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

espíritu” (Mt 5, 3).

Para entender mejor las bienaventuranzas, conviene profundizar en el


Salmo 82, el cual nos permite ver que Dios no tolera la impunidad de quienes
actúan contra los pobres y oprimidos4. Dios derroca a ese consejo divino
que no imparte justicia y se compromete él mismo a favor de los pobres. Esa
defensa de los pobres constituirá el núcleo más íntimo de la proclamación y
práctica del reino de Dios por parte de Jesús. Este contexto sirve para entender
las bienaventuranzas. Dios no llama bienaventurados a los pobres porque su
hambre y su dolor tengan valor en sí mismos, sino porque él va a intervenir
para cambiar esa situación. En otras palabras, comienza la salvación con la
llegada del reino y las situaciones van a transformarse. Así lo expresa Lucas:
“Bienaventurados los pobres porque suyo es el reino de Dios” (6, 20). En este
evangelio las dos siguientes bienaventuranzas interpretan esta primera:

4
Seguimos fundamentalmente los aportes de Lohfink, Gerhard. (2024). Las palabras más importantes de
436 Jesús, pp. 43-47.
Sinodalidad y opción prefencial por los pobres

“Bienaventurados los que ahora tienen hambre porque serán saciados;


Bienaventurados los que lloran porque reirán” (6, 21).

Hemos de recordar que Lucas aplica estas bienaventuranzas a los discípulos


de Jesús como se explicita al inicio del texto. “Y él, alzando los ojos hacia sus
discípulos, decía”. También en la siguiente bienaventuranza, muestra que se
dirige a los discípulos: “Bienaventurados serán cuando los odien, cuando los
expulsen …” (6, 20-22).

El texto lucano no tiene nada que ver con la perspectiva apocalíptica que
considera que la salvación llegará a los pobres, pero no en este mundo. Para
esta perspectiva, es necesario que termine este viejo mundo para que llegue
la salvación. Lamentablemente, la visión apocalíptica, prima en muchos
cristianos. Piensan que será en el más allá donde conseguirán la verdadera
libertad, el verdadero consuelo celestial.

Jesús se fundamenta en la Torá la cual propone eliminar la miseria actual de


los pobres con la figura del año sabático: se cancelan las deudas cada siete años
(Dt 15, 1-4); se libera a los esclavos (Dt 15, 12-18). Incluso el enemigo personal
debe ser ayudado cuando lo necesite (Dt 22, 1-4). Más aún, la Torá afirma que
“en realidad, no debería haber ningún pobre entre ustedes” (Dt 15, 4). Este
proyecto de nueva sociedad es el que alimenta el reino de Dios anunciado
por Jesús: “ahora se ayuda a los pobres, ahora se alimenta a los hambrientos,
ahora se consuela a los afligidos”. Por supuesto, las parábolas con las que Jesús
explica en qué consiste el reino de Dios, muestran la transformación presente
que ya se está realizando, pero también, todo lo que falta. Jesús “ya” cura a los
enfermos, limpia a los leprosos, busca a los pecadores, come con ellos, pero
sabe que la tarea continua a través de sus discípulos. Como bien dice Lohfink: Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

“Una cosa es cierta: allí donde se vive el ethos del Sermón de la montaña
—que revela el sentido central del orden social del Sinaí (Mt 5, 17)— ya no hay
pobres. Ya no deben existir. Por supuesto, este ethos no puede ser el programa
de un Estado. Pero puede ser el programa de un discipulado que se convierte
en la levadura para el mundo” (2024, p. 47).

Hasta aquí nos hemos detenido en el sentido del pobre para Dios, para la
Torá, para el anuncio del Reino. Pero profundicemos en la versión de Mateo5
que es la que introduce una novedad que puede ser mal entendida.

5
Seguimos fundamentalmente a Lohfink, Gerard. (2023). Entre el cielo y la tierra. Una nueva interpretación
de los textos bíblicos fundamentales, pp. 64-68. 437
Olga Consuelo Vélez Caro

Podemos preguntarnos, si Mateo se refiere realmente a los desheredados


y oprimidos, a los hambrientos y a los miserables de la tierra o a otro tipo de
pobres, como podría entenderse por la expresión “en el espíritu” o como dice
una traducción alemana: “los que son pobres ante Dios” y porque la siguiente
bienaventuranza habla no de carentes de alimento sino de quienes tienen
hambre y sed de justicia (Mt 5, 6). No se pone en duda que Jesús tiene en
mente a los pobres de este mundo, pero esta bienaventuranza nos obliga a
enriquecer esta comprensión.

Para entender que quiere decir “pobre en el espíritu” hemos de remitirnos


al libro de Sofonías. Este libro describe la situación de Jerusalén gobernada
por una clase alta ávida de poder:

Sus príncipes, en medio de ella, son leones rugientes, sus jueces,


lobos de la tarde, que no dejan un hueso para la mañana. Sus profetas,
fanfarrones, hombres traicioneros, sus sacerdotes profanan lo que es
santo y violan la Ley (3, 3-4).

Por lo tanto, el pueblo de Dios, desde el punto de vista humano, no tiene


futuro, él mismo está cavando su destrucción. Pero Dios no se resigna a esa
suerte y será Él mismo quien salve a su pueblo:
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

Aquel día no tendrás ya que avergonzarte de todos los delitos que


cometiste contra mí, porque entonces quitaré yo de tu seno a tus
alegres orgullosos y no volverás a engreírte en mi santo monte. Yo
dejaré en medio de ti un pueblo humilde y pobre y en el nombre de
Yahvé se cobijará el resto de Israel. No cometerán más injusticias, ni
dirán mentiras, y no más se encontrará en su boca lengua embustera.
Se apacentarán y reposarán sin que nadie los turbe (3, 11-13).

Este texto de Sofonías será el que aporte el trasfondo bíblico de los pobres
de Mt 5,13. Se refiere al “resto” fiel del pueblo de Dios, que es perseguido
y humillado, pero que trata de vivir según el querer de Dios, poniendo su
esperanza, solo en Él. Es a estos pobres físicamente -aunque no todos de la
misma manera- que mantienen su fidelidad a Yahvé y lo esperan todo de Él, a
los que se le promete la Bienaventuranza. Por tanto, para Mateo, los “pobres”
no son todos los que sufren en este mundo, sino los que están afligidos por
la causa de Dios y que tienen hambre y sed de justicia del orden social del
438 Sinaí, con el que Dios quiere crear una sociedad justa y en paz. El sermón de
Sinodalidad y opción prefencial por los pobres

la montaña de Mateo, apunta a una sociedad justa en la que no haya pobres,


pero en la que también, todos pongan su confianza absoluta en Dios.

Con esto llegamos a afirmar que Mateo también habla para la comunidad
de discípulos, pero mostrando lo que supone ese discipulado: han renunciado
a todo para servir al pueblo -en ese sentido son pobres- e intentan vivir el orden
social del reino que consiste en ser misericordiosos unos con otros, perdonarse
hasta setenta veces siete (Mt 18, 21-22), tener un corazón puro, es decir viviendo
la justicia (Mt 5,8). Al igual que los discípulos de Lucas, serán calumniados y
perseguidos porque esa forma de vida desafía el orden establecido (Mt 5, 10).

Esta comunidad discipular en torno a Jesús, será enviada a evangelizar


hasta los confines de la tierra (Mt 28, 19-20), y este sermón del monte seguirá
siendo programático para todas las comunidades discipulares que surjan a lo
largo del tiempo.

Todo lo anterior nos permite enriquecer la categoría “pobres” a la luz


de los textos de las bienaventuranzas de Mateo y Lucas. Los pobres son los
privilegiados de Dios. A ellos, Jesús dirige la buena noticia de la felicidad
porque las cosas han de transformarse. Son los primeros destinatarios. Pero
la comunidad discipular no solo tiene que dirigirse a los pobres y trabajar por
garantizarles la justicia, sino que ha de asumir el camino de la pobreza, es decir,
el camino de la confianza absoluta en Dios, lo cual supone que el reino se va
haciendo presente con las transformaciones históricas, pero todo lo que falta
sigue estando en las manos de Dios en quien vive el discípulo anunciador del
reino. Pobres en el espíritu ha de ser, por tanto, la actitud de quienes anuncian
el reinado de Dios sabiendo que, como decía San Ignacio de Loyola: “Actuar Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

como si todo dependiera de nosotros, sabiendo que todo depende de Dios”.

3. Algunos desafíos para el camino sinodal


La Iglesia tiene conciencia del papel central que juegan los pobres, pero
más aún, que ella misma tiene que “ser pobre y para los pobres” como dice el
papa Francisco.

En ese horizonte, conviene reforzar algunas afirmaciones. Dios no opta


por los pobres, en cuanto pobres (materiales) sino en cuanto “injusticiados”.
La pobreza económica no es por sí misma una categoría teológica, sino la
injusticia que puede darse en esa pobreza económica. La opción por los pobres, 439
Olga Consuelo Vélez Caro

teológicamente considerada, es en realidad una “opción por los injusticiados”


(Vigil, 2004, p. 156). En palabras de Francisco, la Iglesia hizo una opción por
los pobres entendida como “una forma especial de primacía en el ejercicio
de la caridad cristiana, de la cual da testimonio toda la tradición de la Iglesia”
(EG n. 198). Por lo tanto, no hay una opción por la pobreza, por ella misma, lo
cual es contraria al deseo de Dios, sino una opción por incluir a todos y luchar
contra lo que impida hacer presente al reino de Dios.

Según Vélez (2021) “es imprescindible tener en cuenta la necesidad de


comenzar por los últimos para que el mensaje del reino de Dios sea universal”
(p. 248). La misma afirmación la hace de la Serna (2012):

Un elemento muy importante a tener en cuenta en este punto


es que la predicación de Jesús quiere ser universal: que todos/
todas se sientan hermanos y hermanas. Peo precisamente para ser
verdaderamente universal debe comenzar por los siempre excluidos:
los despreciados, rechazados, desvalorados. Solo si comienza por los
pobres la predicación será universal —el reino pertenece únicamente
a los pobres, afirma J. Jeremías—. Es verdad que esto implica que
muchos se nieguen a entrar: ‘yo no puedo comer con esa gente’ ‘yo
con publicanos no me junto’ o cosas semejantes, pero en ese caso,
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

éstos se autoexcluyen del reino, con los que se niegan a participar


del banquete de la parábola poniendo excusas insólitas. La opción
de Jesús por los pobres y la crítica a los ricos no se trata de clasismo,
sino de que éstos se niegan a reconocer y tratar a los pobres como
verdaderos hermanos. Prefieren sus bienes a la fraternidad y así el
dinero termina siendo un auténtico dios para ellos al que adoran
excluyendo al hermano. “No se puede servir a Dios y a al dinero” dice
el texto “Q” (Mt 6, 24/Lc 16,13) (p. 52).

Hemos hablado muy poco de la Iglesia sinodal, objetivo y meta del


sínodo que se está realizando. Como es bien conocido, la apuesta que ha
hecho Francisco es reconocer la sinodalidad como “constitutiva de la Iglesia”
(Comisión teológica Internacional, 2018, n. 42), es decir, el “caminar juntos”
que significa este término no puede hacerse sin caminar con todos. Pero, como
hemos fundamentado en este escrito, hay que empezar por los últimos para
asegurar que todos queden incluidos. De ahí que la formulación del Informe
de Síntesis, en lo que respecta a este tópico de los pobres, es muy significativo:
440 los pobres han de ser protagonistas del camino de la Iglesia. Pobres materiales
Sinodalidad y opción prefencial por los pobres

para garantizar la inclusión de todo el pueblo de Dios en el caminar eclesial


pero también la actitud de pobreza en el espíritu que supone poner toda
la confianza en Dios, sabiendo que “se duerma o se trabaje” el dueño de la
siembra sigue trabajando (Mc 4, 26-29) y, contando con la pequeñez de
la “semilla de la mostaza” (Mt 13, 31-32) la cual puede llegar a ser un árbol
frondoso, lleno de frutos de vida, paz, felicidad.

Finalmente, una Iglesia sinodal que pone en el centro de su caminar a los


pobres, no puede dejar de poner también en el centro el cuidado de la casa
común porque, como lo mostramos antes, son dos realidades íntimamente
relacionadas que se han de trabajar integralmente para realizar las
transformaciones que promete el Jesús del reino, confiando siempre en que la
consumación definitiva excede lo histórico -pero no lo invisibiliza- y es pura y
total gratuidad divina.

Bibliografía
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Bogotá, CELAM, San Pablo, Paulinas.

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Buenos Aires: Ágape.

Durán Castillo, Yesid Augusto. (2022). El fundamento antropológico-teológico de


las disposiciones canónicas sobre el aborto provocado. Bogotá, Facultad de
Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

Teología, Pontificia Universidad Javeriana.

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mundo desde los pobres” (pp. 245-267), en: R. Luciani y D. Portillo
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Olga Consuelo Vélez Caro

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Lohfink, Gerard. (2024). Las palabras más importantes de Jesús. Estella (Navarra),
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es preferencial”, en: Theologica Xaveriana 149, pp. 151-166.

442
Sinodalidad y creaturalidad.
Aportes teológicos desde
los saberes amazónicos
RoBerto ToMichÁ CharUPÁ*

Resumen
La Amazonia no es sólo un lugar partir de la herencia de algunos san-
geográfico, sino ante todo “un lugar tos y maestros (como San Francisco
teológico, un espacio donde Dios de Asís y San Buenaventura de Bag-
mismo se muestra y convoca a sus noregio) y en diálogo con los sabe-
hijos” (QA 57), a cada una de sus res y espiritualidades de los pueblos
creaturas, a escuchar y reconocer
amazónicos, busca hilvanar y entre-
su Misterio, presente en “los gritos
tejer algunas intuiciones teológicas
de la misma naturaleza” (LS 117) que
clama por la vida. Por tanto, la Igle- para una Iglesia más creíble, solidaria
sia, en el actual proceso sinodal, está y comprometida con el cuidado de la
llamada a volver a su condición origi- casa común. CIRCUITO B – SÁBADO 10 – 17:00 a 18:30 hs
naria de ser y vivir realmente como
creatura dependiente de su Crea- Palabras clave: América Latina,
dor y Formador. El presente ensayo, Iglesia, pueblos originarios, Amazo-
en respuesta al proceso sinodal y a nia, Espiritualidad.

* Director del Instituto de Misionología y docente en la Facultad de Teología, Universidad Católica


Boliviana, sede Cochabamba. Docente invitado en universidades de diversas universidad de América
Latina. Junto a Isabelle Combès, fundador y director de la colección Scripta autochtona – Historia
Indígena de las Tierras Bajas, con 29 títulos publicados entre 2009 y 2023. 443
1. Sinodalidad: un caminar permanente,
integrador y autocrítico

E
l sínodo sobre la sinodalidad en su primera sesión (04-29.10.2023)
coincide en señalar el “deseo de una Iglesia que sea la casa y la familia
de Dios”, es decir, “más cercana a la gente, menos burocrática y más
relacional” (2023, parte I, cap. 1, inc. b; I,12,d), como una primera expresión
vivencial de lo que significa en la práctica la “sinodalidad” y lo “sinodal”. Al
mismo tiempo, expresa el “dinamismo de la Tradición Viva” (I,1,f), que busca
articular en modo creativo la “comunión, misión y participación” (I,1,g), para
expresar ad intra y ad extra una Iglesia más auténtica y creíble, como intenta
serlo, por ejemplo, la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA).

1.1. Sinodalidad como proceso eclesial:


una Iglesia “casa y familia de Dios”
La imagen de Iglesia como “casa”, y “familia de Dios”, ya fue mencionada
por la Conferencia de obispos latinoamericanos reunida en Medellín (1968),
cuando señalaba que las comunidades cristianas de base debían poco a
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

poco transformarse en “familia de Dios” (DM XV, Pastoral de conjunto, 2 y 3),


indicando así un modelo de Iglesia doméstica, basado en la cercanía, respeto y
conocimiento mutuo, con todas sus implicancias relacionales. Este modelo de
casa familiar, no limitado a lo nuclear y menos aún a la estructura tradicional y
patriarcal, sino más bien concebido de manera amplia o extensa, organizada,
pero desde relaciones libres, respetuosas, compartidas y autocríticas, tiene
mucha sintonía con la cosmo-experiencia de los pueblos originarios.

A propósito de casa, familia, cosmovivencia, desde lo bíblico, conviene


recuperar el modelo de casa o familia nomádica muy vinculada a la figura-
símbolo de Abraham, a quien YHWH le dice: “Vete de tu tierra, y de tu patria,
y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré” (Gn 12,1). Abraham,
como dirá después la Epístola a los hebreos, “obedeció y salió para el lugar que
había de recibir en herencia, y salió sin saber a dónde iba” (Hb 11,8). Este pasaje
puede servir de paradigma para la vida y misión sinodal de las comunidades
cristianas en contextos de cambios de época. Brevemente se pueden resaltar
algunas actitudes:
444
Sinodalidad y creaturalidad. Aportes teológicos desde los saberes amazónicos

a) Salida con bendición: Abraham, junto a Sara su mujer, fue extranjero en


Canaán (Gn 12,6-7), en Egipto (Gn 12,10-20); como “peregrinos y forasteros
sobre la tierra” (Hb 11,13) creyeron en la promesa divina; recibieron la
bendición para toda su familia y descendencia (Gn 12,3), una bendición
que incluye a personas extranjeras muy diversas en lo social, cultural,
simbólico-religioso y epistémico.

b) Salida integral: abandonar las seguridades personales e institucionales,


especialmente vinculadas a tradiciones simbólico-culturales heredadas
o esquemas teórico-prácticos aprendidos; lo que implica relecturas o
recreaciones de las propias memorias, saberes y esquemas construidos,
que necesitan ser revisitados en escucha atenta al omnipresente
Misterio divino.

c) Salida hacia un territorio: la tierra, o “el lugar que había de recibir en


herencia”; “salió sin saber a dónde iba”, pues en el caminar eclesial no
siempre se tiene todo racionalmente “claro y distinto”, “objetivos” o
“lugares” predefinidos. Lo fundamental es asumir con confianza el riesgo
de caminar en obediencia (escucha interior) al Dios de la Promesa, a
la Rúaj-Pneuma, al Kyrios, al Misterio…; en el camino se disciernen las vías
concretas a seguir.

d) Salida y hospitalidad nomádica: Abraham vivió en tiendas con Sara,


su esposa, y en la encina de Mambré practicó la hospitalidad con tres
inesperados y desconocidos extranjeros (Gn 18,1-16), reconocidos luego
como su Señor Altísimo (Gn 18,3) y portadores de bendición: “tu mujer
Sara tendrá un hijo” (Gn 18,10). Abraham, al ver en el extranjero no un
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hostis (enemigo) sino un hospes (huésped), se pone a su servicio, reconoce


su dignidad y necesidad material.

La evocación de Abraham es una interpelación para profundizar el sentido


de la familia como “Iglesia doméstica” (Lumen gentium 11) recuperando
la forma de vida de las primeras comunidades cristianas, donde el oíkos,
casa, era el espacio de comunión, el lugar de encuentro eclesial, que
permitía a los “seguidores del Camino, hombres o mujeres” (Hch 9,2; cf.
18,25-26; 19,9) compartir juntos la Vida, la Palabra y la “fracción del pan”
(Hch 2,42-47; 20,7).
445
Roberto Tomichá Charupá

1.2. Sinodalidad relacional amerindia:


“la existencia cotidiana es siempre cósmica”
Según muchos pueblos amerindios, la casa es el territorio y la familia se
inserta obviamente en dicho territorio. Por tanto, deforestar, quemar, avasallar,
contaminar… los territorios es aniquilar la vida y las familias indígenas. En
este contexto, la sinodalidad es ante todo cuidar, proteger y defender la vida
territorial, cuidar la casa común, el cosmos. El Papa Francisco, al referirse a
la “realidad cultural” amazónica señala que “existe una relación tan estrecha
del ser humano con la naturaleza, la existencia cotidiana es siempre cósmica”
(QA 41), de modo que la sinodalidad indígena tiene como espacio y horizonte
todo el cosmos y se sustenta en el Misterio divino creador/criador siempre vivo.

Esta sinodalidad cósmica, desde lo bíblico-teológico y siguiendo a Ireneo


de Lyon (Adversus Haereses, lib. III, cap. 11, n. 8; Tomichá, 2023, pp. 164-165),
se puede fundamentar en las cuatro alianzas establecidas por Dios con la
humanidad (con Adán, Noé, Moisés, Cristo), las cuales son inclusivas en dos
sentidos: para todos los seres humanos antes de la venida de Cristo y para todas
las creaturas, todo el cosmos. En todo caso, el símbolo del cuatro está muy
relacionado con la creación (animales) y el Evangelio, que expresa la Economía
del Hijo de Dios en el tiempo. La revelación del Verbo en el tiempo estuvo
estrechamente articulada, a nivel diacrónico y sincrónico, con toda la creación,
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

pues nada queda fuera de la revelación del Verbo, por su carácter integral y
convergente. La alianza con Noé (Gn 9,1-17) no es una “simple manifestación
cósmica”, sino “una intervención personal y universal de Dios en la historia
de las naciones con anterioridad a la alianza con el pueblo elegido” (Dupuis,
1991, p. 162). Por tanto, en esta alianza las tradiciones culturales y religiosas
de todos los pueblos son “testigos escogidos” de salvación y revelación. Por
consiguiente, la sinodalidad cósmica vivida por los pueblos originarios no sólo
converge, sino que está permeada crísticamente por la revelación divina.

Si se retoma la imagen de la casa-familia, es preciso señalar que la


Congregación para la Doctrina de fe, a tiempo de valorar las “semillas del
Verbo” y “riquísimas cosechas” presentes en los pueblos indígenas, reconoció
también aquella “familiaridad con Dios”, expresada en sus “valores y principios
de vida”, como la espiritualidad, solidaridad social, institución familiar, amor
y respeto a la creación (Ratzinger, 2002, pp. 11-13). También los simposios de
teología india del CELAM señalan que el Misterio divino es experimentado
por la gente como “Dios-familia-comunidad” (Tomichá, 2023, p. 247). Es más,
446 el ser humano es concebido de manera dual (chacha-warmi en el mundo
Sinodalidad y creaturalidad. Aportes teológicos desde los saberes amazónicos

aymara), vive en relación con la familia-comunidad, una familia más que


extensa, pues siempre incluye a todo cuanto existe en la naturaleza: animales,
plantas, piedras, ríos, espíritus protectores…

1.3. Sinodalidad cosmoexistencial amazónica:


soro-fraternidad creatural
La sinodalidad relacional amerindia adquiere matices particulares en el
mundo amazónico: vivencia comunitaria cósmica; familia que comprende
todo cuanto existe, incluyendo los espíritus y las/os ancestras/os. En efecto,
“todo se comparte, los espacios privados […] son mínimos” y “las tareas y las
responsabilidades se dividen y se comparten en función del bien común”, sin
dar lugar a concebir al “individuo desligado de la comunidad o de su territorio”
(ILSPA 24). La vida cotidiana está permeada de sentido último, de Misterio, de
“sacralidad”. En el territorio viven y permanecen “los espíritus de la divinidad,
llamados de innumerables maneras, con y en el territorio, con y en relación
con la naturaleza (LS 16, 91, 117, 138, 240)” (DFSPA 14), pues forman parte de la
comunidad; viven y están presentes en los bosques, ríos, lagunas, cerros; y son
los verdaderos cuidantes; a ellos el ser humano debe respetar y pedir permiso
para entrar en sus espacios propios, ocupar sus territorios y extraer los bienes
y riquezas que sólo a ellos les pertenece en cuanto “mediadores” y “presencia”
viva de lo Divino en el cosmos.

Muchas veces tales espíritus protectores son las/os ancestras/os


divinizadas/os, es decir, aquellas personas de vida ejemplar y sacrificada, que
llegaron a ser “referentes” en el caminar de los pueblos y continúan viviendo,
a veces como “puentes”, “acompañantes” y “guardianes”. Por cierto, a la hora
de valorar el camino espiritual y místico de los pueblos originarios, aunque se
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requiere “un adecuado discernimiento teológico-espiritual comunitario”, a la


luz de la Palabra y de la Tradición eclesial, no queda duda de la relación entre
“espíritus”, Gran Espíritu y Espíritu Santo (Tomichá, 2023, p. 359).

Se podría decir que las características del mundo amazónico, entre otras,
tradicionalmente marcadas todavía por la exuberancia de lo territorial, la
escasa población humana, el contacto cotidiano directo con las múltiples
creaturas, la importancia de los saberes ancestrales, la dependencia de los
ritmos cósmicos y la profunda espiritualidad cotidiana a flor de piel, permiten
mostrar una vía sinodal para la Iglesia hoy, que coloca al centro de su proyecto
el cuidado de la creación en todas sus expresiones y muestra una actitud
metodológica marcada por el continuo nomadismo integral crístico-trinitario. 447
Roberto Tomichá Charupá

Este programa teológicamente consistente será posible si, al mismo tiempo,


las creaturas se reconocen no sólo en camino, sino conviviendo juntas en el
respeto de sus biodiversidades, pero siempre hacia la promoción de la Vida en
plenitud. Se trata de vincular los fundamentos (consistencia) con los proyectos
comunes de vida (convergencia).

2. Creaturalidad: todo vive bajo la mirada


y fundamento del Misterio creador
Al buscar el sentido del término creación o sus derivados en relación con los
demás seres vivos y en sintonía con la encíclica Laudato si’ llama la atención su
inexistencia en el Instrumentum laboris y en el Informe de Síntesis del Sínodo de
2023, así como tampoco aparece en la Síntesis de las Conferencias Episcopales de
América Latina y el Caribe sobre el aporte de las diócesis a la segunda sesión de la XVI
Asamblea Ordinaria del Sínodo de Obispos (mayo de 2024).

2.1. Creaturalidad: “Toda criatura es Palabra de Dios,


en cuanto que proclama a Dios”
En términos bíblico-teológicos, el Misterio último y definitivo es
denominado Logos, Palabra, Verbo: “En el principio existía la Palabra [λόγος],
y la Palabra estaba junto a Dios [θεóς], y la Palabra era Dios […] Y la Palabra
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

se hizo carne” (Jn 1,1.14). Como bien expresa Benedicto XVI, hay que subrayar
la estrecha e intrínseca relación entre λόγος y θεóς, pues “realmente” el λόγος
“existía antes de la creación”, “desde siempre”; “él mismo es Dios”, pues “no ha
habido nunca en Dios un tiempo en el que no existiera el Logos”; es más, “nos
revela al mismo Dios en el diálogo de amor de las Personas divinas y nos invita a
participar en él” (Verbum Domini 6). Tal Logos, Palabra o Misterio Divino “se hizo
carne” y, por tanto, se expresa en una sinfonía o “canto a varias voces”, siendo
“la misma creación, el liber naturae”, un momento de la revelación del único
Logos siempre vivo, pues “el cristianismo es la «religión de la Palabra de Dios»,
no de «una palabra escrita y muda, sino del Verbo encarnado y vivo»” (VD 7).
De suerte que el Logos siempre vivo permea y se revela en la creación divina.

La creación, por tanto, es un “elemento clave de la sinfonía de la Palabra”,


pues según San Buenaventura “toda criatura es Palabra de Dios, en cuanto que
proclama a Dios” (VD 8). Existe un “diálogo de amor” intradivino, una sinfonía,
que se manifiesta ad extra en la creación, también “historia de amor entre Dios y
su criatura” (VD 9). Esta “Palabra divina se expresa verdaderamente” no sólo “con
448 palabras humanas” (VD 11), sino también en las palabras creaturales cósmicas,
Sinodalidad y creaturalidad. Aportes teológicos desde los saberes amazónicos

dado que todo cuanto existe refleja, evidencia y manifiesta a la Divinidad,


que es “anterior a todo” (Col 1,17), como añade el mismo Buenaventura: “Mas,
como, en relación al espejo de las cosas sensibles, nos sea dado contemplar
no sólo por ellas como por vestigios, sino también en ellas [verum etiam in
ipsis], por cuanto en ellas está por esencia, potencia y presencia” (Itinerarium
II,1 [1994], 103; Tomichá, 2023, p. 362 subrayado nuestro).

Si se vuelve a la expresión inicial, de algún modo en la misma creatura


el mismo Logos es proclamado y a su vez proclama o canta en las creaturas
la belleza del Creador. En este sentido habrá que entender al Papa Francisco
cuando expresa la necesidad de “descubrir la acción de Dios [no sólo] en el
alma, sino también llegar a encontrarlo en todas las cosas, como enseñaba
san Buenaventura: «La contemplación es tanto más eminente cuanto más
siente en sí el hombre el efecto de la divina gracia o también cuanto mejor
sabe encontrar a Dios en las criaturas exteriores»” (LS 233; cf. LD 65; Tomichá,
2023, p. 144, subrayado nuestro). Se trata de contemplar cantando o alabando
al Creador.

En todo caso, una primera aproximación a la creaturalidad desde el


magisterio pontificio, sobre la base teológica bonaventuriana, permite
señalar, por una parte, aquella profunda e intrínseca dependencia ontológica
de todo ser viviente (creatura) en relación al Misterio Creador, pero que
adquiere consistencia para permanecer en el sinuoso camino de la vida; y
así, por consiguiente, los demás seres vivos (creaturas) están llamados a la
convergencia, es decir, a vivir aquella connaturalidad soro-fraterna, gracias a la
divina presencia vivificante. En otras palabras, las creaturas devienen criaturas,
y por tanto hermanas y hermanos dotados, como se verá luego, de cierta
racionalidad específica, es decir, sujetos plenos de relación y comunicación.
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2.2. Creaturalidad relacional amerindia:


conexiones desde las espiritualidades propias
La creaturalidad abarca sin duda una comprensión profunda de la
interconexión e interrelación entre los seres humanos, los animales, los
espíritus y todo cuanto existe en su totalidad. Se reconoce que todos los seres
viven y, por tanto, poseen subjetividad y capacidad de encuentro, interacción,
comunicación y diálogo, obviamente según sus propios saberes, estilos y
lógicas. De allí la profunda intercomunicación entre los seres humanos y el
entorno viviente, en el marco de la reciprocidad, la armonía y el respeto mutuo
entre todas las creaturas. 449
Roberto Tomichá Charupá

Dada la importancia de su santidad y la recepción que tuvo ya en el siglo


XIII europeo, y al ser una figura de relieve universal, Francisco de Asís puede
realmente inspirar y fundamentar una auténtica relación soro-fraterna
creatural entre los pueblos amerindios. En efecto, según sus biógrafos,
Francisco de Asís admite el principio racional de todo lo existente, pues “les
predicaba [a las flores], invitándolas a loar al Señor, como si gozaran del don
de la razón [invitabat ac si ratione vigerent]” (Fontes Francescani, 1995, pp. 356-
357). O, según una reciente fuente descubierta, “las saludó [a las creaturas]
como si fueran partícipes de razón [velud rationis participes, more solito
salutavit…] Predicaba a las flores, a los bosques, a los árboles y a las piedras,
como si estuvieran dotados de razón [ac si ratione vigerent, predicabat]”
(en Tomichá, 2023, pp. 184-185). Según el Espejo de perfección (115), Francisco
“conversaba con ellas [el fuego y otras creaturas] con gozo interior y exterior
como si fuesen seres racionales [sicut si essent rationales]” (Fontes Francescani,
1995, p. 2040).

Los textos señalados muestran el esfuerzo de comprensión de Francisco de


Asís por parte de sus biógrafos y teólogos, quienes coinciden en fundamentar
su diálogo con las demás creaturas en la racionalidad que hace posible tal
comunicación: “como si gozaran de la razón”; “como si fueran partícipes de
la razón”; “como si fuesen racionales”. Para una cierta mentalidad occidental
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

no se puede dialogar sin racionalidad. De allí que las creaturas eran, de algún
modo, seres racionales. Este principio racional les permitió a los biógrafos
franciscanos justificar, de algún modo, aquel diálogo fraterno, de sujeto a
sujeto, entre Francisco de Asís y las demás creaturas.

Sobre la base de este planteamiento teológico medieval es posible señalar


hoy precisamente que las demás creaturas poseen otras racionalidades,
es decir, formas de vida y sabidurías, que sostienen y fundamentan la
creaturalidad amerindia y hacen posible la convergencia intercomunicativa.
Tales saberes han comenzado a ser compartidos y profundizados en particular
en los diversos encuentros y simposios de teología india, organizados por
agrupaciones ecuménicas (AELAPI) y por el CELAM (Tomichá, 2023, p. 301).

2.3. Creaturalidad cosmovivencial amazónica:


“somos agua, aire, tierra y vida”
La racionalidad creatural, expresada antes en los términos teológicos
450 medievales, adquiere su contraparte, también teológica, en la cosmovivencia
Sinodalidad y creaturalidad. Aportes teológicos desde los saberes amazónicos

de los pueblos concretos. En el caso amazónico, hay que valorar, reconocer e


incluir los saberes invisibilizados e incluso clandestinos, que han sostenido a
lo largo del tiempo-espacio la vida de dichos pueblos. Conviene mencionar,
por ejemplo, el profundo sentido gratuito de la vida; las permanentes
celebraciones cotidianas; la estrecha comunicación con “la hermana nuestra
madre tierra” (QA 1); el tiempo-espacio festivo de reciprocidad comunitaria
cósmica; el contacto afectivo, sensible, directo y simbólico en el encuentro
con el Misterio en sus diversos nombres; la capacidad re-creativa espiritual de
escrutar los acontecimientos cotidianos; la lucha por la defensa del territorio
amenazado. En este contexto, hay que recordar siempre que, en medio de los
gritos y clamores desgarradores de diversos pueblos, “podrá manifestarse
que las creaturas de la Amazonia no han sido olvidadas por el Padre del cielo”
(QA 57). En medio de las duras contradicciones, el Misterio creador y criador
acompaña a sus hijas e hijos, nietas y nietos.

Supuesto ello, se recuerdan algunas voces indígenas compartidas en


2019: “somos-hacemos parte de la naturaleza porque somos agua, aire, tierra
y vida del medio ambiente creado por Dios. Por lo tanto, pedimos que cesen
los maltratos y exterminio de la ‘Madre Tierra’. La tierra tiene sangre y se está
desangrando” (ILSPA 17). El ser humano sufre con el entorno sufriente, con los
gemidos y “dolores de parto” (Rm 8,22) de la creación, un dolor que penetra
en su misma interioridad relacional, en su misma creaturalidad. De allí que
las acciones, actitudes, sentipensares y demás expresiones del ser humano
afectan a todo lo creado y, por tanto, la urgencia de retomar su misma vocación
ancestral: somos barro, tierra, pues “nosotros mismos somos tierra”: “Dios
formó al ser humano con polvo del suelo” (Gn 2,7; LS 2).
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A partir de esta profunda interconexión con el Misterio Divino, que


caracteriza la memoria ancestral colectiva, corporal, profética y martirial de
los pueblos originarios que viven en sus territorios de origen, es posible señalar
algunos rasgos espirituales. Es una vida cotidiana marcada por la presencia
de las ancestras y los ancestros que continúan enseñando “riquezas vivas” a
los pueblos: “no hablamos de una memoria muerta, ¡sino viva!”, una memoria
estrechamente vinculada “a la escucha de la sabiduría de los ancestros”
(Síntesis Narrativa, 2019, p. 33). La creaturalidad insiste en estos aspectos, tan
corpóreos y materiales, que permiten y posibilitan el acceso al Misterio divino,
la apertura a la trascendencia y a la gracia. 451
Roberto Tomichá Charupá

3. Sinodalidad creatural y creaturalidad sinodal:


“forjar identidades cristianas más allá
del colonialismo”
La estrecha y recíproca interrelación entre sinodalidad y creaturalidad, en
particular desde los sentipensares indígenas, tiene como propósito, al igual
que el caminar de la Iglesia, “realizar de la mejor manera posible, incluso en su
incompletud constitutiva el servicio de la venida del Reino” (Sínodo, 2023, I,2,b),
el servicio a la Vida amenazada y al cuidado de la casa común, cuyos gritos han
de ser respondidos desde una Iglesia soro-fraterna creatural creíble, porque
proféticamente comprometida con la Vida. Este proceso requiere “forjar
identidades cristianas más allá del colonialismo” (Sínodo, 2023, I,5,e), avanzar
hacia un cristianismo plural, que recupera rasgos peculiares identitarios que
surgen de tradiciones ancestrales escondidas, invisibilizadas o relegadas,
pero que recreadas o resignificadas sirven como propuestas “logradas” para
un cristianismo auténtico.

3.1. Poscolonialidad: “desenmascarar las nuevas formas


de colonialismo”
En sintonía con las orientaciones delineadas por el Papa Francisco,
urge “desenmascarar las nuevas formas de colonialismo” (ILSPA 104a)”, “de
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

colonización cultural” (VG 14), en sus variados estilos —generalmente ínsitos


en actitudes cotidianas, que suelen derivar en complicidades institucionales—
para “evidenciar” inter-relaciones humano-cósmicas, es decir, creaturales,
más soro-fraternas y autocríticas, que puedan incidir también en los diversos
planos institucionales.

Desde las espiritualidades de los pueblos amazónicos, la interrelación


sinodalidad-creaturalidad, creaturalidad-sinodalidad, adquiere un funda-
mento místico-espiritual en sentido específico, es decir, como “mística
indígena de la interconexión e interdependencia de todo lo creado, mística de
gratuidad que ama la vida como don, mística de admiración sagrada ante la
naturaleza que nos desborda con tanta vida” (QA 73). Tal “mística” es concreta
y evidente en aquel entrelazado o entretejido particular, visible y percibido
en la interacción entre los diversos mundos vivientes en cuanto partes del
gran mundo cósmico-creacional. Esta recepción es posible mediante la
sintonía corazonante o sentipensante de los seres vivos, especialmente
humanos, que no limitan sus búsquedas a ciertos esquemas o paradigmas
452 hegemónicos. O, en palabras expresadas por el Sínodo de 2023, sería algo así
Sinodalidad y creaturalidad. Aportes teológicos desde los saberes amazónicos

como la “conversación” en el Espíritu, es decir el entrelazado armonioso entre


“el pensamiento y el sentimiento” que “genera un mundo vivo compartido”,
siempre en recreación o resignificación, precisamente porque se trata de “vivir
la experiencia de compartir a la luz de la fe y en la búsqueda [permanente y
autocrítica] de la voluntad de Dios” (Sínodo, 2003, I,2,d).

3.2. Ancestralidad: conectividad para “forjar un proyecto


de vida plena”
Lo ancestral indígena se podría resumir en el “buen vivir”, que significa
“vivir en armonía consigo mismo, con la naturaleza, con los seres humanos y
con el ser supremo”, en permanente “intercomunicación entre todo el cosmos,
donde no hay excluyentes ni excluidos, y donde podamos forjar un proyecto
de vida plena para todos”; el “buen vivir” supone “la conectividad y armonía
de relaciones entre el agua, el territorio y la naturaleza, la vida comunitaria y
la cultura, Dios y las diversas fuerzas espirituales” (DFSPA 9). Para Francisco,
“implica una armonía personal, familiar, comunitaria y cósmica”, y “se
expresa en su modo comunitario de pensar la existencia, en la capacidad de
encontrar gozo y plenitud en medio de una vida austera y sencilla, así como
en el cuidado responsable de la naturaleza” (QA 71). De modo que, si se vive
en modo originario, auténtico y autocrítico el “buen vivir”, a partir de las
raíces espirituales indígenas, se está en camino hacia una verdadera mística
amerindia cristiana.

En el contexto actual de antiguos intereses y nuevos colonialismos, la


lucha por defender la ancestralidad indígena a favor de la vida convierte a
la espiritualidad y mística de los pueblos amazónicos en espiritualidad de
la cruz, en “mística martirial”. En efecto, las/os mártires gritan por la “justicia
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ecológica” en nuestra Hermana Madre Tierra: “el gemido de la hermana tierra,


que se une al gemido de los abandonados del mundo” (LS 53).

3.3. Cotidianidad: hacia un consensus fidelium


En el “estar” o “permanecer” cotidiano nomádico se experimenta el
Misterio ancestral, comunal, comunional y sinodal, que nunca deja de ser
percibido como ausente. El hecho de estar presente supone el estar ausente
como sentido último y definitivo a toda presencia. El Misterio experimentado
es por cierto concreto, totalmente presente, pero al mismo tiempo también
completamente ausente: es cosmo-presencia y cosmo-ausencia a la vez.
A partir de esta presencia dinámica, en constante recreación y resignificación, 453
Roberto Tomichá Charupá

se comprende la distancia abisal entre la creatura y el Creador, que es previa


al logos y al amor, porque el Símbolo siempre está en el más allá sin dejar de
permanecer en lo cotidiano del más acá. Ante tal ausencia, el saber humano
es siempre creatural, pobre, frágil… Incluso el Misterio Divino es vivenciado
no sólo en lo grande o inmenso, sino también en lo pequeño, pobre, sencillo…

En el plano estrictamente teológico, la cotidianidad le interpela al creyente


a discernir los “signos de los tiempos” (GS 4.11) a partir de la escucha profunda
del Espíritu “que todo lo enseña” (1Jn 2,27) y que está presente en el sensus fidei
de los creyentes, quienes “poseen un instinto para la verdad del Evangelio”, es
decir, “una cierta connaturalidad con las realidades divinas” de tal modo que
pueden “captar intuitivamente lo que está en conformidad con la verdad de
la fe” y cuyo consensus fidelium “constituye un criterio seguro para determinar
si una determinada doctrina o práctica pertenece a la fe apostólica (Sínodo,
2023, I,3c).

En el caso indígena amazónico, la sinodalidad vivida en su horizonte


cotidiano cósmico-creacional y cuyo fundamento es la consideración de
toda creatura como hija o nieta de la Divinidad en el Hijo Eterno divino, y
expresado en sus diversos nombres, podría ser una aproximación a aquel
consensus fidelium.
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

3.4. Creatividad: “una mirada crítica y autocrítica”


La sinodalidad creatural o creaturalidad sinodal supone un continuo
proceso re-creativo, re-inventivo o innovativo, tanto de los saberes ancestrales
como contemporáneos, de los diversos pueblos, de las experiencias de
des-encuentro entre la cristiandad colonial y los pueblos amerindios o
afrodescendientes. Existen modelos, esquemas, estilos de vida, poco acordes
tanto a las sabias tradiciones indígenas como a la espiritualidad fundante de
Jesús de Nazaret y del cristianismo primitivo. En fin, es preciso saber releer las
memorias no siempre debidamente sanadas.

Según las orientaciones eclesiales, el nuevo rostro sinodal y creativo


exige un camino de “desaprender, aprender y reaprender” para “superar así
cualquier tendencia hacia modelos colonizadores que han causado daño en el
pasado”; evitar “la fuerza del neo-colonialismo que está presente en nuestras
decisiones cotidianas” (DFSPA 81; Tomichá, 2023, pp. 291-292). En concreto, las/
454 os creyentes han de asumir conscientemente “una mirada crítica y autocrítica”
Sinodalidad y creaturalidad. Aportes teológicos desde los saberes amazónicos

que permita a cada una/o “identificar aquello que necesitamos desaprender”,


por ejemplo, “aquello que daña a la Casa Común y a sus pueblos” (ILSPA 102;
Tomichá, 2023, p. 223); desaprender paradigmas pastorales indigenistas de
dominación, que siempre consideraron a dichos pueblos menores de edad,
niños grandes, en modo tal de asumir “un camino conjunto” (Sínodo, 2023,
I,5,n), es decir, con y en diálogo protagónico y decisivo con los mismos pueblos.

Al mismo tiempo, la Iglesia en su caminar escucha, aprende y anuncia;


aprende de los más “pobres” (Sínodo, 2023, I,4,h-i); aprende del “genio de las
culturas locales” (I,4,m) y de los pueblos, por ejemplo, sus diversas expresiones
celebrativas de oración, piedad popular, devoción mariana. Se trata de
establecer junto a ellos una soro-fraternidad atractiva al servicio del cuidado
de la casa común.

De igual modo, busca reaprender aquellas hermosas y creativas


experiencias misioneras del pasado, como sucedió, por ejemplo, entre los
pueblos indígenas de Moxos, Chiquitos y Guarayos, en la actual Bolivia, donde
por medio del arte y la música, los jesuitas y franciscanos compartieron el
mensaje evangélico y los originarios supieron hacer la recepción creativa
desde sus propios símbolos culturales.

Para continuar sentipensando: “una espiritualidad centrada


en el único Dios y Señor”

Tú eres trino y uno […] humildad […] quietud […] mansedumbre.


(San Francisco, “Alabanzas al Dios Altísimo”, 1985, p. 25)
Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

Muéstrate como madre de todas las creaturas,


en la belleza de las flores, de los ríos,
del gran río que la atraviesa
y de todo lo que vibra en sus selvas.
Cuida con tu cariño esa explosión de hermosura.
(LS 111)

Al final de este recorrido, es preciso insistir, desde la experiencia de los


pueblos originarios, que la sinodalidad creatural no será posible sin una
profunda cosmoexperiencia de encuentro con el Misterio, “una espiritualidad
centrada en el único Dios y Señor, pero al mismo tiempo capaz de entrar en
contacto con las necesidades cotidianas de las personas que procuran una 455
Roberto Tomichá Charupá

vida digna, que quieren disfrutar de las cosas bellas de la existencia, encontrar
la paz y la armonía, resolver las crisis familiares, curar sus enfermedades, ver a
sus hijos crecer felices” (QA 80).

Bibliografía
Benedicto XVI (2010). Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini
sobre la Palabra de Dios en vida y en la misión de la Iglesia [VD].

Bonaventura da Bagnoreggio (1994). Itinerario della mente verso Dio. Edición


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Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

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para la Doctrina de la Fe a los participantes del Simposio sobre Teología
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para la Región Panamazónica del Sínodo de los Obispos (06-27.10.2019)
[ILSPA].

Tomichá Charupá Roberto (2023). Anotaciones teológicas amerindias,


456 Cochabamba: Itinerarios.
Sandro Munevar Vargas
Retos y desafíos comunicativos de la Educación
Religiosa Escolar en contextos digitales
(sin envío de publicación)
Universidad De La Salle, Colombia.
Investigador en el las áreas de la comunicación de la ciencia,
Mesa Experiencias de pastoral sinodal (II)
ciencias de la educación, filosofía.
Publicaciones en las áreas de comunicación de la ciencia,
pedagogía, medio ambiente, políticas públicas.
Experiencia en docencia: Docente de filosofía, de pedagogía,
de currículo, evaluación, investigación cualitativa en niveles de
pregrado y posgrado.
Experiencia en cargos directivos: Director Licenciatura en
Educación Religiosa en Universidad de La salle. Coordinador
de la Licenciatura en Psicología y Pedagogía en la Universidad
Pedagógica Nacional. Coordinador de Investigación de
Sociología, Arzobipado de Santiago

Posgrados en la Fundación Universitaria Monserrate.


Subcoordinador de la Educación Contratada en la Secretaría de
Moderador: Felipe Guala

Educación Departamental de Casanare.

Cecilia S. Pérez Mora (Remoto)


La corresponsabilidad en el caminar de la Iglesia de
Concepción de Chile: evidencias, aportes y desafíos
(sin envío de publicación)
Pontificia Universidad Santísima Concepción, Chile.
Licenciada (c) Canónica en Teología por la Universidad
Pontificia Bolivariana, Colombia. Licenciada en Ciencias
Religiosas y Estudios Eclesiásticos. Bachiller en Ciencias
Religiosas.
Coordinadora Diplomado en Estudios Teológicos Onlin.

José Antonio Jacinto Fiestas


La sinodalidad en la Iglesia Local de Chiclayo-Perú
Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo, Perú.
Sacerdote incardinado en la diócesis de Chiclayo-Perú desde el
8-XII-1990; siempre ha trabajado en parroquia.
Profesor del Instituto Pedagógico Santa Cruz (1991-1992).
Doctor en Teología por la Universidad de Navarra (1999) y
Magíster en Educación (2004);
Profesor de Historia de la Iglesia en el Instituto Eclesiástico
de Teología Santo Toribio de Mogrovejo y en la Universidad
Católica del mismo nombre (USAT); capellán universitario,
asesor espiritual en el seminario y párroco.
La Sinodalidad en la Iglesia Local
de Chiclayo - Perú
Dr. P. JoSÉ Antonio Jacinto FieStaS*
Eje Temático: V. ¿Cómo ser una Iglesia sinodal en misión? •
V.1. El rostro sinodal misionero de la Iglesia local

Resumen
La diócesis de Chiclayo es una Eclesiástico de Teología Santo Toribio
Iglesia Particular en Perú creada el de Mogrovejo (ITESAT) el 17-XII-2021
17 de diciembre de 1956; cuenta con y el 4-I-2023 el Dicasterio par la Cul-
un millón de católicos, está dividida tura y la Educación le concedió la afi-
en 50 parroquias y trabajan en ella liación a la Facultad de Teología de la
120 sacerdotes (100 diocesanos y 20 Universidad de Navarra.
religiosos).
Desde los inicios se ha procurado
Desde que llegó su primer obispo dar formación teológica a los profeso-
se trabajó para suscitar sacerdotes res de educación religiosa con un Ins-
nativos, de tal forma que el siguiente tituto Particular Pedagógico (1983).
CIRCUITO B – SÁBADO 10 – 17:00 a 18:30 hs

consolidó la creación del Seminario, En 1998 fue creada la Universidad


que obtuvo la filiación teológica con Católica Santo Toribio de Mogrovejo
la Facultad de Teología de la Universi- (USAT) donde se procura la forma-
dad de Navarra (2000) en tiempos del ción de personas y mejores profesio-
tercer obispo. El cuarto obispo, Mons. nales con valores cristianos en conso-
Robert Prevost erigió el Instituto nancia con el Magisterio.

* Sacerdote incardinado en la diócesis de Chiclayo-Perú desde el 8-XII-1990; siempre ha trabajado


en parroquia; profesor del Instituto Pedagógico Santa Cruz (1991-1992); doctor en Teología por la
Universidad de Navarra (1999) y Magíster en Educación (2004); profesor de Historia de la Iglesia en el
Instituto Eclesiástico de Teología Santo Toribio de Mogrovejo y en la Universidad Católica del mismo
nombre (USAT); capellán universitario, asesor espiritual en el seminario y párroco. 459
Dr. P. José Antonio Jacinto Fiestas

Aunque no tenemos experiencia obispo no se continuó con la sociali-


de sínodos diocesanos, los obispos zación de la “Síntesis Sinodal Nacio-
han intentado trabajar en las diver- nal del Perú” (Agosto 2022); con la
sas áreas pastorales con la ayuda llegada de Mons. Edinson Farfán el
de presbíteros especialistas y laicos 16-III-2024 se está retomando con
(pocos). De los sacerdotes de la zona, fuerza el proceso de escucha de la
unos 20 han salido a hacer estudios temática propuesta del Informe de
de postgrado en facultades de teolo- Síntesis de la Primera Reunión del
gía europeas. Los fieles suelen confe- Sinodo de la Sinodalidad de octubre
sarse en las parroquias; y se requiere de 2023.
más la formación de los laicos en la
Doctrina Social de la Iglesia. Precisamente, describir esta expe-
riencia y reflexionar a partir de ahí
En el año 2014 se inició un Pro- sobre la Sinodalidad en la Iglesia
yecto de Renovación Misionera en Local en Chiclayo nos proponemos
consonancia con la misión perma- investigar, para ver los frutos de ese
nente de Aparecida. Era una conti- gobierno episcopal y en qué medida
nuación con la misión continental de fue base para integrar el trabajo sino-
Aparecida que se venía practicando. dal propuesto por la Asamblea Ecle-
El propósito era iniciar un proceso sial de Latinoamérica y el Caribe y
para lograr una articulación entre las luego y el Sínodo de la Sinodalidad.
diversas pastorales en una pastoral
de conjunto donde se viva mejor las No cabe duda que de los resultados
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

diversas declinaciones de sinodali- obtenidos tendremos ocasión de ver


dad, sobre todo con la formación de las luces y sombras de este quehacer
laicos. Gracias a ello se pudo desa- pastoral para integrarnos mejor en lo
rrollar alguna temática de la Asam- que el Espíritu nos está pidiendo: ver
blea Eclesial de América Latina y el el rostro sinodal misionero en la Igle-
Caribe y se procuró desarrollar el sia local en Chiclayo-Perú (V.1) para
proceso de escucha de la fase dio- aportar en el Eje Temático V: ¿Cómo
cesana del Sínodo de la Sinodalidad ser una Iglesia sinodal en misión?
que tuvo como fruto “La Síntesis
Sinodal (Julio, 2022), enviado a la Palabras clave: diócesis, forma-
CEP. Por la coyuntura de cambio de ción, asamblea, sinodal, eclesial.

460
1. Introducción

E
sta comunicación se elaboró en el contexto del Congreso Latinoame-
ricano y Caribeño dedicado a la “Teología en clave sinodal para una
Iglesia sinodal”, a realizarse en el CELAM del 9 al 11 de agosto de 2024.

El eje temático es el V. ¿Cómo ser una Iglesia sinodal en misión? Centrado


en “El rostro sinodal misionero de la Iglesia local” (V.1)

Jesucristo fundo la Iglesia como el nuevo Pueblo de Dios para ser


el instrumento universal de salvación, que a lo largo de la historia va
evangelizando todas las culturas. La sinodalidad se vivió más intensamente en
el primer milenio, y en el segundo milenio menos debido al cisma de Oriente
(1054), las controversias conciliaristas y la aplicación del concilio de Trento
a partir de fines del siglo XVI. Con el Concilio Vaticano, en la segunda mitad
del siglo XX, se trató de renovar la evangelización ante el cambio de época
que se estaba produciendo, y se retomó la praxis sinodal con el Sínodo de los
Obispos, creado por Pablo VI en 1965, ya en el tercer milenio, el papa Francisco
expresa el querer del Espíritu apuesta por una Iglesia sinodal, teniendo en
cuenta la comunión, participación y misión, en continuidad de su experiencia
latinoamericana originada desde el Concilio Plenario Latinoamericano (1899)
y las Conferencias Episcopales de Río de Janeiro, Medellín, Puebla, Santo
Domingo y Aparecida.

La Iglesia en Chiclayo ha procurado secundar este querer de Dios, y con Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs
sus obispos, desde el año 2014 inició un proceso de renovación diocesana
misionera, que con altibajos ahora recoge sus frutos con gran esperanza sobre
todo a partir de la llegada de su quinto obispo, Mons. Edinson Farfán, quien
tiene la sabiduría de estar viviendo la sinodalidad como presidente para el
Sínodo por la Conferencia Episcopal Peruana y es Padre Sinodal.

2. Antecedentes remotos (1956-2013): Las vocaciones


sacerdotales y el cuidado de la formación
Chiclayo es una diócesis norteña del Perú, donde se encuentra el lugar
donde murió Santo Toribio de Mogrovejo el 23-III-1606 (Zaña) y donde se
produjo un milagro eucarístico en 1649 (Eten). Fue creada por Pío XII el 17 de 461
Dr. P. José Antonio Jacinto Fiestas

diciembre de 1956. Está dotada de una intensa religiosidad popular en torno


a la Cruz de Motupe, el Niño del Milagro Eucarístico de Eten (de 1649) y en ella
está localizada Zaña, ciudad donde murió Santo Toribio de Mogrovejo.

2.1. Vocaciones sacerdotales


El primer obispo trabajó desde el primer momento en la promoción de
vocaciones sacerdotales, priorizando la oración para que se haga realidad el
seminario, gestionó el terreno para el seminario y trajo sacerdotes diocesanos
españoles asociados a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz como
formadores. El administrador apostólico, Mons. Luis Sánchez-Moreno Lira
erigió el “Seminario Mayor” para la formación filosófica1.

El segundo obispo2, Mons. Ignacio María de Orbegozo y Goicoechea,


llegó con la intención de servir: «Os pediría que me ayudéis a servir, a que me
exijáis a servir, que me violentéis en el servicio de cada día, para que nunca
pueda distraerme en esta vocación divina de santo servicio a los otros». ¡Qué
lejos estaba del clericalismo! El seminario era “la niña de sus ojos”, se desveló
para que los futuros sacerdotes aprendieran a vivir en familia, con espíritu de
pobreza, alegres y generosos, de tal manera que serían como “el agua en el
desierto”. Fundó el seminario menor en la sierra de Santa Cruz y dio oportunidad
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

para que los seminaristas de la Prelatura de Chota estudiaran allí. Asimismo,


envío a seis sacerdotes, del clero de Chiclayo, a hacer doctorados en facultades
de teología de Roma y España (pp. 161-222).

El tercer obispo, Mons. Jesús Moliné Labarta fue la “continuidad” de


toda la labor de treinta años que había realizado Don Ignacio: cuidó muy de
cerca el seminario, trataba a jóvenes, a quienes guiaba espiritualmente, y
luego ingresaban al seminario; siguió enviando a sacerdotes para obtener la
Licenciatura eclesiástica en Filosofía, Derecho Canónico y Teología, y algunos
de ellos años más tarde fueron a hacer sus doctorados y logró la Filiación
Teológica con la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra en el
año 20003.

1
Cfr. Moliné, J. (2018). Daniel Figueroa Villón Una vida para Dios y para la Iglesia. USAT. Chiclayo - Perú.
2
Cfr. Ibídem (2023). Ignacio M.a De Orbegozo y Goicoechea, II Obispo de Chiclayo 1968-1998. USAT
Chiclayo - Perú.
462 3
Ibidem (2021). Recuerdos de mi Episcopado. Chiclayo - Perú.
La Sinodalidad en la Iglesia Local de Chiclayo - Perú

El 3 de noviembre de 2014, el Papa Francisco nombró como cuarto obispo


de la diócesis a Mons. Robert Francis Prevost Martínez, de la Orden de San
Agustín. Para secundar lo que el papa Francisco solicitó a la Facultad de
Teología de la Universidad de Navarra, que hiciera las gestiones para que la
parte académica fuera convertida en Instituto Eclesiástico de Teología. La
implementación del ITESAT le toca hacerlo al cuarto y actual obispo, Mons.
Edinson Edgardo Farfán Córdova, O.S.A.

2.2. La formación
El Sínodo de la Sinodalidad es un proceso para identificar qué es lo que el
Espíritu Santo está pidiendo a la Iglesia —qué nos está pidiendo— en este tercer
milenio, especialmente a partir de la llegada de Francisco. Uno de los temas
más recurrentes que se solicita es la formación. El segundo obispo se dedicó a
formar personas. Solía repetir “que el peor enemigo de Dios es la ignorancia y
que se ofende a Dios mucho más por ignorancia que por malicia”; sabía que para
crecer en virtudes cristianas, primero había que formar en virtudes humanas:
“Primero hombres y después cristianos”, como solían repetir los primeros
misioneros de la evangelización fundante hispanoamericana. Como padre
conciliar participó en la elaboración de la Declaración Gravissimum Educationis,
sobre la Educación cristiana de la juventud, promulgada el 28-X-1965. Y para
hacer realidad lo que pedía el Concilio Vaticano II, fomentó la formación de
los profesores de Religión de los colegios, erigió el Instituto Pedagógico para
“restituir a nuestros niños y jóvenes el derecho de ser educados cristianamente
en un país mayoritariamente católico”. No se olvidaba que toda esta mejora
en la formación contribuiría a la promoción de vocaciones sacerdotales. La
Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

última piedra de su obra episcopal en orden a la formación fue el proyecto


de la Universidad Santo Toribio de Mogrovejo, que dejó listo para presentar
antes de morir el 4 de mayo de 1998. La autoridad civil competente creó el 14
de octubre de 1998, a solicitud del tercer obispo, Mons. Jesús Moliné; quien
acudía cada semana al campus universitario para dedicarse personalmente en
asentar las bases de una universidad que quería llevar a la excelencia por la
exigencia. Mons. Jesús dejó bien asentada la USAT cuando llegó el día de su
retiro, y su sucesor, Mons. Robert Prevost continuó con esta labor de formación,
velando por el buen hacer en la administración, la formación académica y la
responsabilidad social. En esta línea está continuando Mons. Edinson Farfán
desde este año 2024. 463
Dr. P. José Antonio Jacinto Fiestas

3. La sinodalidad en la diócesis de Chiclayo:


2014-2024
3.1. La misión permanente de Aparecida en Chiclayo
La Quinta Conferencia General del Episcopado de Latinoamérica y del
Caribe (2007), celebrada en Aparecida convocó a la misión continental
permanente. Es así como Mons. Jesús Moliné la va implementando poco a poco
con la ayuda de su vicario con su consejo presbiteral y el vicario de pastoral,
comenzando con unas visitas a un sector determinado de cada parroquia,
iniciando el proceso de misión permanente y enseñando a hacer Lectio Divina,
convocó a laicos para visitar esos lugares y repartir las cartas mensuales del
párroco, que iría preparando la semana de misión en aquel año. Y así cada año
sería evangelizado otro sector hasta el año 2014, cuando llega el cuarto obispo
de la diócesis en el mes de noviembre.

3.2. Llega el cuarto obispo en el 2014


Mons. Robert Prevost, cuarto obispo de la diócesis, planteará nuevas
estrategias para la misión permanente. Recuerdo que a inicios del año 2014,
en una reunión de arciprestes con el nuevo obispo se vio la necesidad de hacer
un plan estratégico, con la ayuda de los que saben. Lo tenía vivenciado en la
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo (1998), con mi experiencia


de 15 años de gestión como director del Departamento de Filosofía y Teología
(2000-2009) y Decano de la Facultad de Humanidades (200-2012).

En los Cursos de Formación Permanente con sacerdotes, se hizo extensiva


la formación a laicos, y los temas eran impartidos por sacerdotes que venían
trabajando los proyectos de renovación misionera, como era el caso de la
diócesis de Chulucanas y de la Prelatura de Chota. En algún año anterior,
después de Aparecida llegó el arzobispo de Huancayo para hablarnos de
su experiencia.

Se procuró continuar con lo que se estaba haciendo, pero ya hubo un cambio


de responsable en la vicaría de pastoral. Asumió esa carga un sacerdote párroco
con experiencia en la pastoral carcelaria, quien iba a coordinar su trabajo de
vicario de pastoral con un laico, formado en teología, con experiencia del
Proyecto Diocesano de Renovación Misionera (PDRM) en tierras bolivianas y
oriundo de Chiclayo. Llegaba la persona indicada con experiencia en lo que se
464 deseaba el nuevo obispo: elaborar un PDRM.
La Sinodalidad en la Iglesia Local de Chiclayo - Perú

El co-responsable de la pastoral diocesana —junto con el vicario de pastoral,


que no tenía experiencia en estas lides— ahora era un laico. Se empoderó al
laico en el trabajo pastoral de toda la diócesis, de todas las parroquias.

Es así como la Vicaría de Pastoral asumió la figura de un Equipo Diocesano


de Animación Pastoral (EDAP), con la responsabilidad de formar a sacerdotes,
religiosas y sobre todo laicos. Principalmente se trataba de formar nuevos
laicos, que no tuvieran experiencia de grupos parroquiales, con el fin de que
asimilen mejor las nuevas estrategias misioneras. Por supuesto, que no se
trataba de ir en contra de los párrocos, pues la intención era de formarlos para
que apoyen en cada parroquia lo que se iba a plantear.

Como párroco traté de secundar este plan diocesano, de tal manera que
mi parroquia tuvo uno de los primeros Equipos Parroquiales de Animación
Pastoral (EPAP), integrados por laicos y dos religiosas, más el párroco. Más
aún, varios de ellos fueron agentes directos para las actividades del EDAP.
Como profesor de Teología también traté de apoyar con temas de formación.

La primera parte del Proyecto trataba de hacer un diagnóstico de la


parroquia así como conocer toda clase de instituciones y hasta grupos
evangélicos, situación de los migrantes, se procuró hacerse del plano de la
jurisdicción para sectorizar la parroquia, y conocer a los miembros de cada
familia. En realidad, se intentó hacer un censo parroquial, incluso para saber
la situación socio económica de las familias. El resultado fue que pocas
parroquias lo hicimos. La causa era porque no hubo una respuesta positiva de
los párrocos.
Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

¿Por qué hubo esa resistencia de la mayoría de los párrocos para


implementar el PDRM, a pesar de que el obispo recomendaba secundar.
Considero que sucedió porque la parte formativa la daba prácticamente
el laico, que si bien sabía a dónde se quería llegar, el vicario de pastoral no
dominaba el tema ni tenía experiencia (como sí la tenía el laico). Incluso los
talleres bíblicos y temas eclesiales o dogmáticos eran impartidos por ponentes
de otros sitios, dejando de lado a los sacerdotes preparados de la diócesis, o de
laicos de la diócesis que también cuentan con preparación suficiente.

He de destacar el ambiente enrarecido que se produjo entre el laico que


vino de fuera (con toda la especialización referida) frente al presbiterio, en
general, ya que —incluso—participaba en las reuniones de consejo presbiteral 465
Dr. P. José Antonio Jacinto Fiestas

(no era el consejo pastoral). Por supuesto, que los demás integrantes de
consejo presbiteral se preguntaba por qué la presencia de un laico en reunión
de presbíteros: ¿eso no era clericalismo

A pesar de todo, se trataba de secundar lo que el obispo había dispuesto. Así


se fue trabajando entre el 2015 y 2020: con las visitas del laico a las parroquias,
junto con el vicario parroquial para realizar jornadas parroquiales con el
trabajo de los EPAPs. Pero los resultados fueron exiguos. Cuando llegaban las
fechas de las Asambleas Diocesanas, donde se pretendía hacer un proceso
de diálogo, escucha y discernimiento, para terminar con el plan diocesano
del año siguiente, participaban los laicos pertenecientes a movimientos,
hermandades, de los consejos pastorales (mayormente delegados de los grupos
y sectores parroquiales), algunas religiosas, seminaristas y cerca de la mitad
del presbiterio. En realidad, la Asamblea adolecía de una buena organización
para recoger lo que la gente decía, las síntesis al final no reflejaban lo que se
había dicho y, por consiguiente, se presentaban planificaciones pastorales
incoherentes a lo expresado, y más eran reflejo de otras planificaciones de
otros lugares o de documentos que poco se habían analizado.

3.3. La participación en la Primera Asamblea Eclesial


de América Latina y el Caribe
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

Con lo que se estaba viviendo se trató de secundar la preparación de la


Primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, realizada en México,
en tiempos de pandemia (noviembre, 2021). Como se sabe, en enero de ese
año fue convocada por el papa Francisco, y en mayo la Conferencia Episcopal
Peruana la presentó oficialmente. Y el EDAP fue organizando reuniones
virtuales, donde participaban pocos, para socializar el documento de trabajo
del CELAM. Fueron pocos encuentros, y con poca participación (espero que se
pueda hacer estadísticas al respecto).

El laico especializado hacía su mejor esfuerzo, tenía comunicación directa


con el organismo de la CEP que trabajaba todo esto, y logró presentar las
“conclusiones” de lo recogido. Tuve la oportunidad de analizar el documento
del CELAM, y entendiendo que las líneas de estudio se orientaban más a
los aspectos sociales, como era los problemas ecológicos y la valoración
de las comunidades aborígenes, eché de menos la reflexión en torno a la
vida de comunión con el Espíritu, con el Señor, a través de la oración, la vida
sacramental necesaria para una vida en el Espíritu, y así proyectarse a hacer
466 una auténtica caridad con el prójimo.
La Sinodalidad en la Iglesia Local de Chiclayo - Perú

3.4. El Sínodo de la Sinodalidad


De todas formas, la experiencia vivida desde 2014 ayudó para entrar mejor
en la preparación del Sínodo de la Sinodalidad, inaugurada en la diócesis en
el mes de octubre de 2021, con una misa solemne en el atrio de la catedral,
presidida por el obispo y todos los sacerdotes, religiosas y laicos.

Aproveché para estudiar y compartir en mi parroquia el documento de la


Comisión Teológica Internacional sobre “La Sinodalidad en la vida y la misión
de la Iglesia” (2018). Pero que se sepa, no fue materia de estudio desde el EDAP.

Se realizaron las reuniones habituales para intentar hacer lo que se nos


pedía: suscitar el diálogo, entrar en el proceso de escucha y discernir en la
Iglesia local, comenzando por las parroquias, y procurando abrirse a los
alejados; sin embargo, no era la metodología del Conversatorio en el Espíritu
como se ha vivido en la Primera Sesión del Sínodo.

Se creó una Comisión Diocesana Sinodal, donde no se encontraban


profesores de Teología de la diócesis (que se sepa, reitero), si bien el laico era
profesor de Doctrina Social de la Iglesia en la USAT; pero sí participaron diversos
miembros de comisiones diocesanas, Cáritas, movimientos y hermandades.
En el mes de julio de 2022 se presentó de manera oficial la síntesis sinodal de
la fase diocesana.

El documento se denominaba “Odres nuevos, vino nuevo”. Era un


texto que traía al final quince conclusiones que versaban sobre: (1) Dar a
conocer no solo por redes, sino por radio, prensa y televisión toda actividad
pastoral; (2) Celebrar los actos litúrgicos en distintos roles sociales (?); (3)
Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

Orientar la pastoral de los colegios católicos hacia las periferias; (4) Seguir
formando cristianamente en la universidad (se entiende la USAT) teniendo
en cuenta el cambio de época, con creatividad para entrar en diálogo con las
nuevas generaciones; (5) Formar a los laicos en Doctrina Social de la Iglesia,
Liturgia y Eclesiología, con el impulso de los sacerdotes y desarrollado por la
comunidad eclesial; (6) Formar y capacitar a laicos para que puedan atender a
comunidades alejadas donde el sacerdote poco puede llegar; (7) Crear puentes
de diálogo entre los sacerdotes religiosos y con los sacerdotes diocesano, cuyo
fruto será un mejor acompañamiento al Pueblo de Dios; (8) Acompañar más
a los laicos con un trato asertivo, fraterno y abierto por parte de los párrocos
y vicarios parroquiales; (9) Bajar al llano de los problemas sociales en las 467
Dr. P. José Antonio Jacinto Fiestas

parroquias, frente a estos tiempos de incertidumbre, ideologías, cultura del


descarte y de poco diálogo; (10) Reflexionar en el ámbito laical el clericalismo
(?); (11) Continuar acompañando y promoviendo acciones en las diversas
periferias existenciales (divorciados, homosexuales, discapacitados, mujeres,
delincuentes); (12) Involucrar a las parroquias con el trabajo que hace Cáritas
diocesana con los migrantes y con las personas que sufre la trata; (13) Pasar de
la pasividad al dinamismo por parte de los jóvenes en la toma de decisiones
y solución de los problemas de la sociedad y de la Iglesia; (14) Hacer procesos
de escucha para incorporar los problemas de la familia en la pastoral familiar;
y (15) Asumir el gran reto de coordinar y planificar juntos entre las comisiones
diocesanas, movimientos y hermandades.

No cabe duda que el intento nos ayudó a reflexionar sobre nuestra vida
diocesana. Al final, varios sacerdotes extrañaban que ninguna conclusión
hiciera referencia a promover las vocaciones sacerdotales, en un año en que
habían disminuido notablemente el número de ingresos al Seminario, pues
de 60 que habían en el 2014, en el 2022 habían 16 y ahora en el 2024 son 12,
para la diócesis de Chiclayo.

Además, nada se dijo de la fraternidad sacerdotal entre los diocesanos,


pues es un sentir entre el clero que varios párrocos están solos, cuando en los
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

inicios se procuraba que siempre vivan en familia, al menos dos. A fines del
2023, se contaban veinte párrocos que vivían solos en sus parroquias, de las
cincuenta que tiene la diócesis.

Tampoco ninguna referencia a la religiosidad popular, que como se sabe,


está muy arraigada en tierras chiclayanas especialmente con la devoción a la
Santísima Cruz de Motupe y al Señor de los Milagros

En el mes de agosto de 2022, la Comisión del Sínodo en la CEP, presidida


por Mons. Edinson Farfán, publicó la Síntesis Sinodal Nacional de Perú. Para
entonces el laico dedicado a la sinodalidad dejó de trabajar en la diócesis, el
EDAP también redujo su participación proactiva en la diócesis, y la Síntesis
Nacional ya no se socializó.

Habría que decir que con el nombramiento del obispo titular a un


dicasterio de la Santa Sede, sucedido el 30 de enero de 2023, y con la presencia
468 del Administrador Apostólico a la diócesis en el mes de abril, que permaneció
La Sinodalidad en la Iglesia Local de Chiclayo - Perú

hasta el mes de marzo del presente año, el proceso sinodal en la diócesis ya no


continuó. Lo que el EDAP procuraba ejecutar eran las actividades propuestas
por el Plan anual diocesano. Tras la celebración de la primera sesión del Sínodo
de la Sinodalidad en octubre de 2023, llegó el Informe Síntesis “Una Iglesia
Sinodal en Misión”, y tampoco se reflexionó en la Iglesia local.

3.5. El quinto obispo de la diócesis: fuerte impulso


para retomar la sinodalidad
El 16 de marzo de 2024 tomó posesión como obispo de la diócesis de
Chiclayo Mons. Edinson Farfán, O.S.A. Como se sabe, es el presidente de
la Comisión para el Sínodo de la Sinodalidad en la Conferencia Episcopal
Peruana. Con su experiencia en el proceso sinodal desde su convocatoria y
como padre sinodal, se ha enriquecido la diócesis para retomar de la mejor
manera, como el papa lo está pidiendo, la reflexión de las convergencias para
concentrarse en las propuestas más relevantes y urgentes.

En las reuniones de arciprestazgo de abril, mayo y junio, que solemos


hacer los segundos martes de mes, se ha reflexionado sobre las tres partes
de la Síntesis de la Primera Sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del
Sínodo.

Recuerdo que desde el inicio, Mons. Edinson invocó a los presbíteros la


necesidad de la Formación, pues fue un clamor de todo el Aula Sinodal en
la Primera Sesión, y nos pidió a los dos sacerdotes que dirigimos el ITESAT
integrar la Comisión de Formación, como parte de la Comisión Permanente
que prepararía la Asamblea Sinodal Eclesial Diocesana a celebrarse el 22 de
Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

junio; además, nos ilustró con nitidez la metodología del Conversatorio en


el Espíritu que él se hizo en Roma. Puedo asegurar que en esos momentos
entendí recién de que se trata el proceso sinodal, en qué consiste el diálogo,
el proceso de escucha y el discernimiento. Considero que es algo que no se
entiende hasta que no lo vives. Y él lo había vivido. Entendí recién lo que
un obispo me dijo: “José Antonio, la verdad que yo no entiendo aún que es
eso de la Sinodalidad; pero tu obispo sí que lo entiende”; y entiendo que
otros obispos, como el que me comentó en esta semana que la Sinodalidad
era la continuidad del trabajo que se viene haciendo, en continuidad con la
Tradición, con la cercanía a todos, y velando por la misión, ahora el cómo ser
una Iglesia sinodal en misión, se hará poco a poco. 469
Dr. P. José Antonio Jacinto Fiestas

Nunca es tarde para retomar algo bueno y querido por Dios: el proceso de
renovación misionera iniciada por el tercer obispo, con la ayuda de aquel laico,
que pasado el tiempo, a pesar de las situaciones vividas (señaladas líneas
arriba), se retoma; sobre todo valoro la experiencia del intento de convocar
a nuevos laicos que se formen con esta mentalidad. Hace falta mucho por
hacer —por aprender— para secundar lo que el Señor nos pide hoy y ahora;
pues, eso de vivir la sinodalidad, en vida sinodal, en sínodo, caminar juntos, tal
como nos pide el Espíritu Santo en el tercer milenio, con la expresión del sello
del vicario de Cristo, se está haciendo. Y es comprensible que incluso laicos con
formación recta y con buena intención, así como presbíteros y obispos, todavía
no “vean” lo que hay que hacer, trabajando —eso sí— con mucho sacrificio en
la misión en la parcela que Dios los ha puesto.

Nihil sine epíscopo, decía San Cipriano: Nada sin el obispo que está en
comunón con el sucesor de Pedro, sabemos que es la garantía de estar con la
Católica, la Iglesia fundada por Jesucristo, el Señor.

3.6. Asamblea Sinodal Eclesial Diocesana (ASED)


y Parroquial (ASEP)
La reciente experiencia de la sinodalidad en la diócesis de Chiclayo promete
mucho. En efecto, es clave que el mismo obispo direccione el trabajo sinodal
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

con la ayuda de un delegado suyo; además, también ahora sí se diferencian y


se conocen las funciones de la Comisión de Formación Diocesana (CFD) y del
Equipo Diocesano de Animación Pastoral.

La CFD elaboró la temática —no sin gran esfuerzo— a partir de la


Síntesis de la Primera Sesión del Sínodo, con un lenguaje sencillo para que
lo entiendan todos. Este documento fue el instrumento de trabajo para las
tres rondas de la ASED. La comisión está dirigida por un sacerdote doctor en
Teología, otro sacerdote joven, dos seminaristas, una religiosa un laico y una
laica con formación.

Los del EDAP se encargaron de la organización y ejecución de las


Asambleas Sinodales Eclesiales: las inscripciones, la logística, el protocolo,
etc. En estas lides tienen ya mucha experiencia, aunque les falta afinar con un
mayor seguimiento y acompañamiento.

Se designaron 50 moderadores para que dirijan los grupos de diálogo, y 50


470 secretarios para que recojan las ideas referidas en las rondas, hagan la síntesis
La Sinodalidad en la Iglesia Local de Chiclayo - Perú

y lo lean al grupo, pues luego serían presentadas en el plenario. La preparación


de moderadores y secretarios lo hizo el mismo obispo en dos reuniones; hubo
una tercera preparación dirigida por la CFD.

Aquí todavía existe un gran desafío porque el día de la ASED se vio que
varios moderadores no sabían exactamente lo que tenían que hacer, ellos
opinaban sobre la temática, y permitían que hablen de temas que no estaban
siendo tratados en el grupo. Por otro lado, se supo que algunos secretarios no
reflejaron lo dicho en las rondas, y no socializaron su síntesis con su grupo.

¡Qué necesario es la presencia del lider que sabe lo que debe direccionar,
o lo que debe componer! Esa es la figura que emplearía para el obispo
en una ASED, él es el que dirige y monitorea toda la Asamblea, desde su
preparación, mostrando el plan determinado, y contando con un delegado
que secunde su plan, como si fuera el director de orquesta, quien debe hacer
el seguimiento y acompañamiento para cumplir con las funciones de cada
equipo responsable.

En la experiencia de la ASED, vivida con la novedad del Conversatorio en


el Espíritu, participaron 800 asambleístas de 49 parroquias (solo faltó una),
50 moderadores, 50 secretarios y 100 del EDAP. Fueron 1000 personas que
trabajaron en un buen ambiente las temáticas: primero fue la oración con el
canto de Laudes, después las tres ponencias que versaban sobre “El Pueblo de
Dios según el Concilio Vaticano II”, “La Sinodalidad en la historia de la Iglesia” y
“La Pneumatología de la Sinodalidad, y que expusieron a lo largo de 25 minutos
cada uno: el obispo y dos sacerdotes de la diócesis, doctores en Teología.
Enseguida se explicó la metodología y con el tiempo previsto comenzaron Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

las tres rondas en cada uno de los 50 grupos. Después de almuerzo, y tras una
dinámica, se expuso el Santísimo y se leyeron las 50 síntesis, terminando con
las palabras del obispo acerca de las convergencias señaladas.

Antes de terminar el evento, el obispo anunció la realización de las ASEPs


para la segunda mitad de agosto o en el mes de setiembre. Se pidió dar las
fechas hasta el 15 de julio, pues se iban a entregar a las dos comunidades
de carmelitas descalzas que hay en la diócesis para que recen por estos
eventos sinodales.

El reto que tenemos ahora es seguir formando y capacitando a los


sacerdotes, religiosas y laicos, con sendos tallares, para preparar su ASEP; 471
Dr. P. José Antonio Jacinto Fiestas

además, se vienen formando con el estudio a laicos para que puedan dar las
ponencias en las parroquias que lo requieran, en el caso de que no el párroco
lo necesite.

También para el Curso de Formación Permanente de este fin de julio


e inicios de agosto contaremos con un Facilitador que trabajó en Roma en
la primera sesión del Sínodo. Este curso se impartirá tanto para sacerdotes,
como religiosas y laicos.

Lo interesante de las síntesis de las ASEPs es que cuentan como


instrumento de trabajo con la síntesis de las temáticas de la ASED; además,
las Comisiones de Formación Parroquiales (CFP) trabajarán sus síntesis a fin
de entregar a la CFD para confeccionar la síntesis de todas las ASEPs y así
presentar el instrumento de trabajo a una comisión central que conformará el
obispo para elaborar el Plan Pastoral Diocesano 2025 que realmente refleje la
convergencias y las propuestas más relevantes y más urgentes.

Conclusión
Desde que se crea la diócesis de Chiclayo en 1956 hasta el 2013, la labor
episcopal se centró principalmente en buscar las vocaciones sacerdotales y
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

formarlos con la creación del seminario, y para ello se enviaron a sacerdotes a


especializarse en ciencias eclesiásticas; además, se cuidó la formación de los
laicos, a través de la formación de profesores y otros profesionales, primero
con un Instituto Pedagógico y después con la universidad católica.

Con la llegada del cuarto obispo en el 2014, se inició un proyecto de


renovación misionera (PDRM) con la ayuda de un laico especializado en
planificación pastoral, que trabajó prácticamente presidiendo el Equipo
Diocesano de Animación Pastoral (EDAP) y se dedicó a la formación de laicos
visitando las parroquiaas, con la presencia del vicario de pastoral, más aún,
llegó a participar en los consejos presbiterales. Todo ello hizo que la mayoría de
sacerdotes no secunde su labor. Aún así, se llegó a cumplir con la presentación
de conclusiones a la Primera Asamblea Eclesial de Latinoamérica y el Caribe
(2021) y la Síntesis Sinodal de la Fase Diocesana (julio, 2022).

Hubo un receso c el cambio de obispo y la ausencia del laico especializado


desde el segundo semestre de 2022 hasta abril de 2024, fecha en que asume
472 el quinto obispo y viene con una experiencia sinodal de la Iglesia en Perú, pues
La Sinodalidad en la Iglesia Local de Chiclayo - Perú

es el Presidente de la Comisón Episcopal para el Sínodo de la CEP, y es padre


sinodal. Gracias a ello, en solo tres meses ya ha logrado celebrar su Primera
Asamblea Sinodal Eclesial Diocesana (ASED24), aplicando la metodología del
Conversatorio en el Espíritu, para continuar con el desafío de que se realicen
las 50 Asambleas Sinodales Eclesiales Parroquiales (ASEPs), para concluir con
la elaboración del Plan Pastoral Anual Diocesano 2025. Esto no deja de ser un
gran desafío.

Bibliografía
Moliné, J. (2018). Daniel Figueroa Villón Una vida para Dios y para la Iglesia. USAT.
Chiclayo - Perú.

Ibidem (2021). Recuerdos de mi Episcopado. Chiclayo - Perú.

Ibidem (2023). Ignacio M.a De Orbegozo y Goicoechea, II Obispo de Chiclayo


1968‑1998. USAT. Chiclayo - Perú.

Pío XII (1956). Bula Sicut Mater Familias. En Vida en Familia Nº 69-70. (2006).
Chiclayo - Perú.

Concilio Vaticano II. Documentos.

Archivo Diocesano de Chiclayo-ADCH, cj. 50 (1957-1968).

Archivo Diocesano de Chiclayo-ADCH, cj. 51 (1956-1968).


Circuito B – Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs
Archivo Diocesano de Chiclayo-ADCH, cj. 593.

Diócesis de Chiclayo (2022). Síntesis Sinodal de la Fase Diocesana Odres Nuevos


Vino Nuevo.

473
Índice

Introducción......................................................................................... 5
Una comunidad teológica en camino .......................................................... 5
Carlos María Galli
Comunicar(nos) la teología en clave sinodal............................................... 11
Carolina Bacher Martínez

CIRCUITO A
Sábado 10 – 11:00 a 12:30 hs

Mesa Sinodalidad, ecumenismo y diálogo interreligioso.......... 15


Moderador: Alejandro Cerda
Universidad Católica del Norte, Coquimbo, Chile

Ecumenismo e sinodalidade: implicações mútuas na Igreja de


comunhão, participação e missão ................................................................ 17
Elias Wolff

Ética ecológica integral y diálogo interreligioso: un camino sinodal......... 31


Carlos Arboleda Mora

Mesa Conversión sinodal .................................................................. 45


Moderador: Ricardo Morales
Obispo de la Diócesis de Copiapó, Chile

La conversión sinodal: pastoral, ecológica y vital........................................ 47


Dr. José Santos Torres-Muñoz, cmf, Pbro

Nuevo espacio para las mujeres en la eclesiología sinodal?


Un aporte a la teología de los ministerios eclesiales................................... 60
Isabel Corpas de Posada

La conversión sinodal de la pastoral universitaria....................................... 80


Agustín Podestá
Mesa Teología en clave sinodal (I).................................................... 95
Moderador: José Sols
Universidad Iberoamericana, México

¿A quién debe escuchar la Teología? El necesario ejercicio


arquimédico del sensus fidei: una propuesta sinodal................................... 97
Luis Mauricio Albornoz Olivares

Sinodalidad y quehacer teológico latinoamericano. Situación


actual en la investigación. Revisión sistemática de la literatura
y análisis bibliométrico entre los años 2018 a 2023..................................... 110
Manuel David Gómez-Erazo, ThM
Pbro. Iván-Darío Toro-Jaramillo, PhD...............................................................

Sinodalidad de todo viviente y dogma en evolución: un diálogo


para pensar el currículo de teología............................................................. 151
Vicente Valenzuela Osorio

Mesa Espiritualidad sinodal............................................................. 165


Moderadora: Marcela Mazzini
Facultad de Teología, UCA, Argentina
Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

Rasgos de una Espiritualidad Sinodal para América Latina


y el Caribe a partir del Magisterio de Francisco............................................ 167
Néstor Alberto Briceño Lugo

Inspirados por el Espíritu, caminar juntos en la diversidad........................ 182


Humberto José Sánchez Zariñana

La Trinidad Económica como fundamento del estilo sinodal


de la Iglesia.................................................................................................... 197
Luis O. Jiménez Rodríguez, S.J., S.T.D. / Carolina Vila Porras, S.T.D.

Mesa Experiencias de pastoral sinodal (I)...................................... 211


Moderadora: Claudia Montes de Oca
Universidad Católica San Pablo, Bolivia

La creación del CELAM como praxis hacia la sinodalidad.


Desarrollo de la colegialidad episcopal en el pensamiento
del obispo Manuel Larraín............................................................................ 213
476 Pbro. José Ignacio Fernández S.
Experiencia de discernimiento y oración de catequistas
en Melipilla, Chile: Análsis teológico de participación laical
en clave sinodal............................................................................................. 226
Gwendolyn Araya Gómez

Escuchar y formar a los jóvenes para hacer realidad el Pacto


educativo global............................................................................................ 238
José Pedro Cortés Xiqui

Mesa Iglesia y teología sinodal......................................................... 251


Moderadora: Karen Castillo
Instituto Mexicano de DSI, México

“La Educación Católica Virtual, un lugar de la Iglesia Sinodal


en Misión”....................................................................................................... 253
Prof. Mg. Gabriel Zagal Zambrano

La teología: un servicio a la escucha sinodal del Espíritu Santo.................. 262


Dra. María José Caram

CIRCUITO B
Sábado 10 – 17:00 a 18:30 hs

Mesa Pueblo de Dios en clave sinodal.............................................. 279

Bogotá (Colombia), del 9 al 11 de agosto de 2024


Moderadora: Veronique Lecaros
Pontificia Universidad Católica de Perú

El pueblo como topos poliédrico para estar-siendo Iglesia sinodal........... 281


Emiliano Fallilone1

Formar presbíteros sinodais para uma Igreja sinodal: análise das


menções de sinodalidade nas Diretrizes para a formação dos
presbíteros da Igreja no Brasil (Doc 110 CNBB)............................................ 295
Everton Gonçalves Costa

Nuevas Formas de Vida Consagrada: mensaje eclesiológico


a la Iglesia Sinodal......................................................................................... 314
Yamil Samalot Rivera, OP 477
Mesa Teología en clave sinodal (II)................................................... 329
Moderador: Ricardo González Sánchez
Pontificia Universidad Católica, México

Posibilidad y fecundidad de una teología débil .......................................... 331


Benoit Mathot Flamand / Francisco Correa Schnake

Repensar la teología sobre la Iglesia desde una perspectiva sinodal,


contextual e intercultural en América Latina............................................... 342
Nelson García

La sinodalidad como clave de interpretación de los dogmas..................... 357


Manuel Antonio Teixeira Sequeira

Mesa Cultura eclesial sinodal.......................................................... 369


Moderadora: Ericka Aldunate Loza
Universidad Católica Boliviana San Pablo

“Elementos de una buena práctica sinodal y sombras eclesiológicas” ...... 371


Heriberto Cabrera Reyes

La sinodalidad y la cultura del encuentro .................................................... 386


Congreso Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal

Wilmar Esteve Roldán Solano

La sinodalidad desde la categoría teológica de estilo................................. 400


Carolina Vila Porras, S.T.D. / Luis O. Jiménez Rodríguez, S.J., S.T.D.

Mesa I. Sinodalidad ecológica integral.......................................... 415


Moderador: Dante Gustavo Braida
Obispo de la Diócesis de La Rioja, Argentina

Cómo elaborar una ética cristiana en clave sinodal y latinoamericana


En la escuela del P. Gaston Fessard, S.J.......................................................... 417
Dr. José Sols Lucia

Sinodalidad y opción prefencial por los pobres........................................... 429


Olga Consuelo Vélez Caro

Sinodalidad y creaturalidad. Aportes teológicos desde los saberes


amazónicos.................................................................................................... 443
478 Roberto Tomichá Charupá
Mesa Experiencias de pastoral sinodal (II).................................... 457
Moderador: Felipe Guala
Sociología, Arzobipado de Santiago

La Sinodalidad en la Iglesia Local de Chiclayo - Perú................................... 459


Dr. P. José Antonio Jacinto Fiestas

Bogotá (Colombia), del 9 al 11 de agosto de 2024

479
Congreso Latinoamericano y Caribeño Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal
Del 9 al 11 de agosto de 2024 celebramos el Congreso
Congreso
Latinoamericano y Caribeño

Comunicaciones científicas
"Una teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal"
en la sede del Consejo Episcopal Latinoamericano – CELAM
en Bogotá, Colombia. Esta publicación virtual reúne las
comunicaciones presentadas en los ámbitos temáticos.
Teología en clave sinodal
Este suceso manifiesta que caminamos juntos en la
para una Iglesia sinodal
comunidad teológica latinoamericana y caribeña, y que
deseamos, desde nuestra misión, servir a la sinodalidad
Comunicaciones científicas
misionera del Pueblo de Dios.
Bogotá (Colombia), del 9 al 11 de agosto de 2024

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