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Análisis Exegético de Mt 16,13-20

Trabajo académico de Nuevo testamento Sobre el evangelio de San Mateo

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Isaac Barrantes
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Universidad Católica de Costa Rica Anselmo Llorente Y Lafuente.

Facultad de teología

Análisis exegético de Mt 16,13-20

“Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”

Profesor: Pbro. William Segura


Alumno: Roger Isaac Barrantes Vargas
Tutoría de Nuevo Testamento

Seminario Redemptoris Mater


20 de Junio de 2024
Contenido
Introducción .................................................................................................................................. 2
1. Contexto Histórico ................................................................................................................. 3
1.1. Autor ............................................................................................................................ 3
1.2. Destinatarios ................................................................................................................. 4
1.3. Fecha, lugar de composición y características de la comunidad ...................................... 6
1.3.1. Fecha ........................................................................................................................ 6
1.3.2. Lugar de composición. .............................................................................................. 7
1.3.3. Características de la comunidad. ............................................................................... 8
2. Estudio Preliminar del Texto. ................................................................................................... 10
2.1. Estructura del Libro ........................................................................................................... 10
2.2. Contexto literario ........................................................................................................ 12
2.3. Presentación del texto Mt 16, 13-20............................................................................. 13
2.3.1. Versión en griego. ................................................................................................... 13
2.3.2. Versión en español .................................................................................................. 14
3. Estudio Exegético del texto .................................................................................................. 15
3.1. Composición del texto Mt 16, 13-20 .................................................................................. 15
3.2. Estudio del texto por versículos Mt 16, 13-20 .............................................................. 17
3.2.1. Versículo 13............................................................................................................ 17
3.2.2. Versículo 14............................................................................................................ 18
3.2.3. Versículos 15 y 16 .................................................................................................. 19
3.2.4. Versículo 17............................................................................................................ 20
3.2.5. Versículo 18............................................................................................................ 21
3.2.6. Versículo 19............................................................................................................ 23
3.2.7. Versiculo 20............................................................................................................ 26
4. Teología del texto................................................................................................................. 26
4.1. Interpretación Teológica .................................................................................................... 26
4.1.1. Hijo de Dios ............................................................................................................... 26
4.1.2. La Iglesia.................................................................................................................... 28
4.1.3. La figura de Pedro ...................................................................................................... 30
5. Conclusión ........................................................................................................................... 33
6. Bibliografía .......................................................................................................................... 34

1
Introducción1

El evangelio de Mateo ha sido el más estimado en la tradición cristiana y también el


más comentado y estudiado. La preferencia de la Iglesia antigua por este evangelio se
evidenció cuando, a finales del siglo II, los cristianos agruparon diversos evangelios para que
fueran leídos juntos y pusieron el de Mateo en primer lugar.

Dentro de la misión de la Iglesia, siempre encontramos a la Sagrada Escritura como


fuente de toda la teología, en conjunto con el Magisterio y la Tradición. El detalle es que para
poder hablar al pueblo de Dios de lo que está contenido en la Escritura Santa, primero
tenemos que conocer con certeza que hay en ella, de lo contrario estaríamos construyendo un
edificio sobre arena.

En la Dei Verbum se nos recuerda que es necesario… que toda la predicación


eclesiástica, como la misma religión cristiana, se nutra de la Sagrada Escritura, y se rija
por ella1. Nos estamos formando para ser pastores del Pueblo de Dios, y este Pueblo no
necesita que se le hable de cosas vanas en donde no se encuentra la vida, lo que necesita es
escuchar la voz que les trasmite la vida. La fe viene por la predicación, y la predicación es
sobre Jesucristo, que ha sido enviado por el Padre para que el mundo lo conozca.

La tarea de predicar sobre Jesús no es sencilla, pues se está anunciando una buena
noticia, la cual tiene que incidir en las personas, y ésta es la que puede trasformar los
corazones. Por eso en este trabajo, se va a analizar una parte del Evangelio de San Mateo,
que será la profesión de Fe de Pedro (Mt 16, 3-20), ya que, el motivo principal de esta
elección ha sido la convicción de que este texto contiene un mensaje de gran actualidad para
los cristianos hoy.

1
CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II, Constitución Dogmática Dei Verbum (18 de noviembre de 1965), 21:
AAS 58 (1966) 827.
2
1. Contexto Histórico

1.1. Autor2

Hay que decir, ante todo, que no se sabe quién escribió este evangelio. El evangelio
de mateo adquirió un gran prestigio, no por sus méritos intrínsecos, sino por llevar el nombre
de un apóstol. La tradición cristiana sostiene que el autor evangelio canónico es el apóstol
San Mateo. Ciertamente el autor del texto final griego parece haber copiado usado como
fuente el evangelio de Marcos, pero con ciertas modificaciones, la opinión más común hoy
día es que es improbable que, en su forma actual, sea la obra de un apóstol testigo ocular.
¿Por qué necesitaría copiar un testigo ocular la obra de otro autor que no lo era?

El evangelio tal y como ha llegado hasta nosotros se comprende mejor como una
síntesis madura que combina el evangelio más antiguo, Marcos, con una primitiva colección
de dichos de Jesús (la llamada Logien-Quelle o Q), que comparte con el evangelio de Lucas.
Sin embargo, el apóstol Mateo puede haber estado en el origen de la tradición evangélica
como autor de una colección de dichos de Jesús al estilo de Q. El primer testimonio que
atribuye explícitamente este evangelio a San Mateo es el de Papías, obispo de Hierápolis, en
Frigia. Eusebio, en su Historia eclesiástica, cita un pasaje de Papías, de su obra perdida, en
cinco libros, explicación de las enseñanzas (λογίων) del Señor. El texto de Papías citado por
Eusebio dice: Mateo ordenó (o escribió) en lengua hebrea los sermones (τα λόγια
συνετάξατο), que cada uno interpretó (ήρμήνευσε) como pudo.

En el relato de la vocación (Mt 9, 9) se presenta el mismo como Mateo, pero Mc-Lc,


en el lugar paralelo, lo llaman Leví. En esto último se ha querido ver un modo de disimular
el nombre con el que el “publicano” Mateo era conocido. En este mismo pasaje no se dice
que él dio un banquete a Cristo en su casa, lo que dicen Mc-Lc. Por otra parte, todos los
Padres primeros que tuvieron en sus manos la obra de Papías (San Ireneo, Eusebio), lo mismo
que los que no la tuvieron (Clemente A., Orígenes, Tertuliano, Prólogo Monarquiano), todos
afirman que Mateo es autor de todo el evangelio, no sólo de los “discursos.”

2
Cf. M. DE TUYA, Biblia Comentada. Texto de la Nácar-Colunga. Va Evangelios, 3611

3
Además, la palabra lógion, aunque significa de suyo un dicho o palabra, se usa en los
LXX, en el N.T. (Hch 7,38; Rom 3,2), en Filón y Josefo en un sentido más amplio: por la
divina revelación, y para designar los libros de la Sagrada Escritura. En el mismo San Ireneo,
τα λόγια του Κυρίου significa todo el evangelio. Más aún, en el mismo Papías, esta expresión
significa toda la vida de Cristo. Precisamente unas lineas antes en que Eusebio cita estos
datos de Mateo, da otros de Marcos, y dice que éste escribió lo que recordaba de las palabras
o hechos del Señor. Y añade luego que daba su enseñanza según las necesidades, pero sin
cuidarse de establecer una unión “entre las sentencias (λογίων) del Señor.” Por lo que se ve
que, para Papías, los “dichos y hechos” de Cristo son equivalentes a la predicación que
Marcos hacía de ellos, y que Papías expresa luego con la sola palabra logion. La traducción
siriaca de Eusebio lo traduce por evangelio.

Algunos autores (Schmidtke, Grandmaison, Lagrange, Huby) quieren conservar el


sentido primitivo de la palabra de Papías. Y así Mateo sólo “ordenó” los “discursos,” por ser
la parte que a él le interesaba para componer sus cinco libros de Explicación de los discursos
del Señor.

1.2. Destinatarios

Tanto por la lengua en que primitivamente fue escrito — arameo — como por la
estructura del mismo, el evangelio de Mateo fue escrito para cristianos convertidos del
judaísmo. La tradición con Orígenes sostiene que fue dirigido a los creyentes venidos del
judaísmo. A ello llevan las citas frecuentes del A.T. con que quiere probar su tesis; lo mismo
que el no explicar numerosos usos judíos conocidos de sus lectores (Mt 1:21; 15:1-3; 27:62;
24:15; 10:6; 15:24; 4:5; 27:53; 5:47), términos o costumbres inusitados para no judíos, y que,
por lo mismo, los otros sinópticos explican. Más precisiones no son fáciles. Se alega a veces
que el uso que hace de los LXX podría sugerir una comunidad judía, pero no palestinense.
Dónde haya sido compuesto no se sabe. La falta de contactos paulinos posiblemente
postularía una localidad fuera de los círculos de San Pablo, y hasta se pensó en Fenicia, donde
había una floreciente comunidad judía (Hch 11:19; 21:3-6), o Siria. Esto mismo lo testifican
San Ireneo, Eusebio, Orígenes y San Jerónimo3.

3
Cf. M. DE TUYA, Biblia Comentada. Texto de la Nácar-Colunga. Va Evangelios, 3614

4
Es difícil determinar el carácter propio del evangelio. Tradicionalmente, se ha
considerado que, por su perspectiva, se trataba de un evangelio judeocristiano. Sin embargo,
en la actualidad se afirma que el estadio final del evangelio es cristiano-gentil y que ya se
había roto la relación con el judaísmo. Aunque este punto de vista no es completamente
correcto en todos sus términos, ha ayudado a clarificar ciertos asuntos. ¿Está Mateo fuera o
dentro del judaísmo? La cuestión parece clara, pero conlleva una cierta ambigüedad.
Suponiendo, como ahora parece probable, que la comunidad de Mateo hubiera sido
expulsada del judaísmo por los rabinos de Yamnia mediante una proscripción llamada bivkat
hamminim (ca. 80 d.c.), es perfectamente posible que muchos miembros dirigentes de la
comunidad se sintiesen todavía judíos. Este sentimiento de pertenencia, y por supuesto de ser
el verdadero Israel, explicaría las duras polémicas contra los rabinos de Yamnia, del cap. 23.
Se trata de una amarga pelea familiar. Así pues, el evangelio tiene un enfoque
predominantemente judeocristiano, aunque está abierto a la misión gentil, fuera de los
confines del judaísmo de Yamnia, que aún estaba definiéndose contra toda otra forma rival
de judaísmo4

El evangelio de Mateo surgió en el seno de una comunidad eclesial viva, de la que es


portavoz, crítico y animador. Esa comunidad tenía una sólida constitución interna, fundada
en el modelo de las comunidades judías de las que procedía. Sin embargo, en un momento
dado, sus miembros se vieron obligados a tomar posición frente al judaísmo oficial. Un sector
importante del pueblo judío había rechazado a Jesús, y el problema consistía en saber si los
cristianos tenían que seguir entroncados con el judaísmo, o si debían separarse de él en forma
definitiva. La cuestión no era nada fácil, y Mt no la zanja de manera categórica. El tono
general del evangelio sugiere la existencia de una situación tensa, pero esa tensión no impide
afirmar la continuidad con el Primer Testamento. Por un lado, Mt marca la continuidad,
puesto que Jesús había llevado a su cumplimiento la historia de Israel; por la otra, provoca
una ruptura, porque el cumplimiento había superado las expectativas. Además, no todo era
perfecto en la comunidad de Mateo. El evangelio refleja una serie de problemas internos. No
solo deja entrever el conflicto con el judaísmo, sino que también hay situaciones conflictivas

4
Cf. R. BROWN, Comentario bíblico San Jerónimo, 67

5
en el seno de la comunidad. Las repetidas alusiones a la «poca fe» ponen de manifiesto la
situación de algunos cristianos que apelaban a Cristo exteriormente, pero que no vivían de
acuerdo con lo que expresaban de labios para afuera. De ahí la declaración que figura al final
del Sermón de la montaña: No son los que me dicen «¡Señor, Señor!» los que entrarán en el
reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo (Mt
7,21)5.

1.3. Fecha, lugar de composición y características de la comunidad

1.3.1. Fecha6

Se dan varias fechas sobre la composición del evangelio aramaico de Mateo. La tradición
eclesiástica (San Ireneo, Orígenes, San Epifanio, San Jerónimo, etc.) unánimemente sostiene
que el evangelio de Mateo es el primer escrito de los evangelios canónicos. Tratando de
precisar más, se han propuesto diversas hipótesis:

a) Según Eusebio de Cesárea, Mateo escribió el evangelio después de predicar en


Palestina a los judíos, antes de marcharse a predicar fuera. Los apóstoles habrían
marchado de Palestina sobre el año 42, bajo la persecución de Agripa I (Hch 12:17)
contra los cristianos. Vendría a confirmar esto lo que dice el antimontanista Apolonio
(c. 190), que Cristo había ordenado a los apóstoles no salir de Jerusalén hasta después
de doce años. Se llegaría así sobre el año 42. El testimonio de Eusebio no indica
cuándo hayan marchado de Palestina los apóstoles. El 58 ya no estaban allí (Hch
21:18). Tampoco estaban sobre el 40, según cuenta San Pablo en Gal 1:18-19.

b) Otra hipótesis está basada en un texto, muy discutido, de San Ireneo: “Mateo dio su
evangelio en la lengua hebrea cuando Pedro y Pablo evangelizaron y fundaron la
iglesia de Roma.” Habría que suponer que Pedro vino a coincidir con Pablo en la
primera cautividad (61- 63), y predicar entonces ambos el Evangelio en Roma. Esto
llevaría la composición del evangelio de Mateo sobre el 61-67. El texto de San Ireneo
es muy oscuro y se presta a varias interpretaciones. Algunos no lo refieren a la

5
Cf. J. LEVORATTI, Comentario Bíblico Latinoamericano, 277- 278
6
Cf. M. DE TUYA, Biblia Comentada. Texto de la Nácar-Colunga. Va Evangelios, 3612-3613

6
composición del evangelio, sino a su “divulgación.” Pero el verbo usado no tiene este
sentido. Probablemente signifique este texto de San Ireneo que, sobre el tiempo que
se fundaba la iglesia de Roma, sin matizar más, Mateo escribió su evangelio. No sería,
pues, compuesto antes del 60, primera cautividad romana de San Pablo. Podría
también significar que Mateo escribió el evangelio cuando Pedro y Pablo, pero en
épocas muy distintas, fundaban la iglesia de Roma. Si se acepta la época del primer
viaje de San Pedro a Roma, se podría llegar al año 42-44.

No será improbable suponer una fecha relativamente pronta para la composición del
mismo. El cristianismo naciente, con sus primeros afiliados judíos, había de tener interés en
conocer más detenidamente la misma enseñanza catequética recibida. Tal es el motivo que
Lucas alega a Teófilo para justificar la composición de su evangelio (Lc 1:4). Y el evangelio
avanzaba cada vez más. Interesaba divulgarlo por escrito: No tenemos ningún indicio que nos
permita decir en qué momento se compuso. Sin embargo, los datos probables de los
evangelios canónicos y el espacio necesario para la génesis literaria que hemos bosquejado
invitan a colocar pronto la redacción del evangelio arameo. Poco se errará si se lo supone
escrito entre los años 40 al 50.

1.3.2. Lugar de composición7.

Tampoco se sabe con certeza dónde fue escrito. Entre los lugares propuestos figuran
Jerusalén o Palestina; Cesárea Marítima; Séforis o Tiberíades, en Galilea; Pela, en
TransJordania, y Siria. Hay algunas razones para pensar que Mateo fue escrito en la ciudad
de Antioquía del Orontes, en la provincia romana de Siria, durante la penúltima o última
década del siglo I. Las citas más antiguas de este evangelio se encuentran en escritos
conectados con Siria y, particularmente, con Antioquía. Ignacio, el obispo antioqueno en el
primer decenio del siglo II, utiliza material exclusivo de Mateo en sus cartas a varias iglesias.
Y la Didajé, escrita hacia esa época, cita el padrenuestro en su versión mateana, no en la
lucana (compárese Did 8,1-3 con Mt 6,9-13 y Le 11,1-4).

7
Cf. W.CARTER, Mateo y los Márgenes. Una lectura sociopolítica y religiosa, 47-49.

7
Estos aparentes usos de Mateo en material creado en Antioquía y ampliamente
utilizado en Siria sugieren un similar lugar de origen para este evangelio. Mateo 4,24 dice
que la fama de Jesús se extendió por toda Siria. Tal referencia no figura en el correspondiente
pasaje de la probable fuente (Me 1,28.39) y resulta llamativa, dado el énfasis en Galilea que
se pon e en Mt 4,12-15.23.25. Hace pensar en un toque de color local, introducido para
«acercar» la narración al público del lugar donde fue escrita. También se ha señalado que
Pedro tiene en este evangelio un papel más destacado que en Marcos. Pedro es, entre los
discípulos, el primero en ser llamado (Mt 4,18-20); el primero en la lista de ellos (Mt 10,2);
el que imita a su maestro en caminar sobre las aguas (Mt14,28-32); el que lo reconoce
públicamente como «Cristo, el Hijo de Dios»; aquél sobre el que Jesús construirá su Iglesia
(Mt 16,16-18). Además, es uno de los tres discípulos que presencian la transfiguración (Mt
17,1-8), acompaña a Jesús en Getsemaní (Mt 26,36-46) y tiene una actuación destacada,
aunque no gloriosa, en la crucifixión (Mt 26,33- 35.58.69-75).

Este relieve otorgado a su figura podría reflejar la importancia que se dio a Pedro en
la iglesia de Antioquía (cf. Gal 2,11-14). Aunque se han propuesto otros lugares, ninguno
parece más probable que esa ciudad. Es imposible, en cualquier caso, dar por cierta tal
localización, y al abogar por Antioquía no se descarta que el evangelio pudiera haber sido
escrito para varias comunidades de sus proximidades o de Siria; aparte de que, en esta lectura
de Mateo, los argumentos no dependen de un origen antioqueno. Pero, en ausencia de mejor
candidato, hay que centrarse en Antioquía.

1.3.3. Características de la comunidad8.

El evangelista presenta una comunidad viva, de la que es animador y portavoz. Su


libro aparece como una catequesis dirigida a Iglesias judeocristianas, tal vez de origen
galileo, si es que no emigraron de Jerusalén con ocasión de la primera persecución, para
establecerse al norte de Palestina o en el sur de Siria, ya que esas dos regiones aparecen
precisamente mencionadas en el primer evangelio. Algunos exegetas piensan incluso en
Fenicia o en Antioquía. Leyendo el evangelio tenemos la impresión de que se trata de una

8
Cf. J. RADERMAKERS. Evangelio de Mateo en: AA.VV. Evangelios sinópticos y Hechos de los apóstoles, 181

8
Iglesia bien organizada, que revisa su trayectoria a la luz de la vida y las enseñanzas de Jesús,
algo así como los católicos lo han hecho en el Vaticano II. Esta revisión se encuentra
motivada, sin duda, por la necesidad que experimentaron los cristianos de entonces de tomar
posición frente al judaísmo oficial del que procedían. Su problema era si tenían que seguir
entroncados en el judaísmo, o debían cortar y separarse irremediablemente. La cuestión no
era fácil, y Mateo no lo zanja categóricamente: marca la continuidad, puesto que Jesús da
cumplimiento a la historia de Israel; pero el mismo cumplimiento provoca una ruptura.

Numerosos indicios atestiguan que la comunidad de Mateo estaba integrada,


mayoritariamente, por cristianos de origen judío, y el mismo autor del primer evangelio era
un judío convertido al cristianismo. Sin embargo, la experiencia de varios decenios de
cristianismo había convencido a Mt del fracaso del mensaje evangélico entre los judíos. Estos
eran, en bloque compacto, los irreductibles adversarios de la Iglesia, y la fuerte tensión
provocada por aquel conflicto se refleja en casi todas las páginas del evangelio. Sin embargo,
la polémica de Mateo no apunta al judaísmo en general. Es más bien una polémica entre dos
grupos que tienen una misma raíz y que aún no se han separado definitivamente. Por otra
parte, solo se ataca a los dirigentes, y las invectivas y acusaciones contra los escribas y
fariseos son análogas a las que se encuentran en los escritos proféticos. Como en los profetas,
ellas son al mismo tiempo un llamado a la conversión. Leídas en la comunidad cristiana,
ponen en guardia contra ciertas actitudes incompatibles con el evangelio. Lo tenso de la
situación no impidió a Mt afirmar la continuidad con el AT. Pero él se pregunta si los
cristianos tenían que seguir el camino del particularismo, predicando el evangelio solo a los
judíos y viviendo al estilo judío, o si debían abrirse a la misión universal. La misma
experiencia del éxito extraordinario del evangelio entre las poblaciones paganas. Mientras
que los judíos no aceptaban a Jesús, los gentiles ofrecían un campo de evangelización muy
prometedor (Mt 28,19). Frente a esta alternativa, Mt escogió sin reservas la tendencia
universalista (cf. Mt 28,16-20). Esta es la causa que defiende con pasión en su evangelio y
para ella intenta ganar a la comunidad dividida9

9
Cf. J. LEVORATTI, Comentario Bíblico Latinoamericano, 278.

9
2. Estudio Preliminar del Texto.
2.1. Estructura del Libro10

PRIMERA SECCIÓN 3. Respeto a la palabra dada (5,33-37).


El Hijo amado es revelado 4. Para con los malos (5,38-42)
por la Palabra de Dios 5. Amor a los enemigos (5,43-47).

Preludio: Genealogía de Jesús, que da plenitud a la historia de su Origen: El Padre (5,48).


pueblo (1,1-17). B. Carácter interior de esta justicia (6,1-18).
 Jesús, Mesías, hijo de David, hijo de Abrahán (1,1) (= cómo cumplir, como «hijo de Dios», el triple deber: con el
 De Abrahán al rey David (1,2-6). prójimo, con Dios y consigo mismo).
 De David a la deportación de Babilonia (1,7-11). Principio: obrar ante el Padre y no ante los hombres (6,1).
 De la deportación a José y Jesús (1,12-16). Las buenas obras tradicionales (6,2-18):
 Suma de las generaciones: 3 x 14 (1,17). 1. Limosna (6,2-4).
Primera etapa: ¿Quién es Jesús? (1,18-2,23). 2. Oración (6,3-6): el padrenuestro (6,7-15).
 El Emanuel: Dios con nosotros (1,18-25). 3. Ayuno (6,16-18).
 El guía, pastor de su pueblo (2,1-12). C. Exigencias de la justicia del reino (6,19-7,12).
(= cómo vivir la doble actitud exigida al discípulo, ante Dios y
 El Hijo de Dios (2,13-15).
ante los hermanos).
 El salvador de los hijos de Raquel (2,16-18).
Compromiso exclusivo al servicio de Dios (6,19-34):
 El Nazareno (2,19-23). 1. La decisión necesaria: el tesoro, el ojo (6,19-24).
Segunda etapa: Proximidad del reino de los cielos (3,1-4,17). 2. La búsqueda sosegada de lo esencial: confianza en el Padre
 Proclamación de Juan Baustista (3,1-4). (6,25-34).
 Juan y Jesús: mesianismo vengador,o humilde (3,5-15). Conducta para con los hermanos (7,1-12):
 Investidura mesiánica del Hijo amado (3,16-17). 3. No juzgar: la paja y la viga (7,1-5).
 Jesús y el diablo: mesianismo temporal o divino (4,1- 4. Respetar los procedimientos (7,6).
11). 5. Pedir con confianza (7,7-11).
 Proclamación de Jesús (4,12-17). Conclusión: la regla de oro, resumen de la Ley y los Profestas
(7,12).
SEGUNDA SECCIÓN Final: La palabra se concreta en hechos (7,13-27):
El hijo predilecto nos enseña 1. La opción necesaria: dos tipos de caminos (7,13-14);
la filiación v la fraternidad dos géneros de profetas (7,15-20); dos clases de discípulos
(7,21);
Transición: y las insuficiencias (7,22-23).
 Los hermanos, en seguimiento de Jesús (4,18-22) 2. Consecuencia de la opción; las dos casas. (7,24-27).
 Actividad de Jesús, seguido por la multitud (4,23-25). Conclusión: enseñanza con autoridad (7,28-29) y descenso de la
montaña (8,1).
Tercera etapa: La comunidad de los hijos (5,1-7,29). Cuarta etapa: El Siervo que asume nuestras miserias (8,2-9,34).
Introducción: Tres sentencias de curación:
 Enseñanza en la montaña (5,1-2).  un leproso purificado (8,2-4);
Exordio:  un centurión atendido (8,5-13);
 Felicidad de los cristianos (5,3-12).  la suegra de Pedro, curada (8,14-15).
 Su papel en el mundo (5.13-16)5. El Siervo: Exigencias del seguimiento de Jesús (8,16-22).
La justicia del reino (5,17-7,12). Tres sentencias de autoridad:
A. Cumplimiento superabundante de la ley (5,17-48).  una tempestad apaciguada (8,23-27);
(= qué significa «ser hijo del Padre» en lo cotidiano).  expulsiones de demonios (8,28-34);
El principio: Cumplimiento por Jesús de la Ley y los Profetas
(5,17.20) v sus exigencias (5,18-19).  curación de un paralítico pecador (9,1-8).
Cambio de las relaciones humanas (5,21-47): El seguimiento de Jesús: el médico y el esposo (9,9-17).
1. Entre hermanos (5,21-24) hasta la reconciliación (5,25- Cuatro sentencias de vida:
26).  curación de una hemorroísa (9,18-22);
2. Entre hombre y mujer (5,27-28) con lo que hace tropezar  resurrección de la hija de un jefe (9,23-26);
(5,29-30) v el divorcio (5,31-32).

10

10
 dos ciegos ven (9,27-31);  el sembrador: explicación (13,18-23).
 un sordomudo poseso habla (9,32-34). Dejar crecer el reino:
Transición  grano bueno y cizaña (13,24-30).
Actividad universal de Jesús (9,35).  grano de mostaza (13,31-32).
 fermento en la masa (13,33).
El pastor y la siega (9,36-38).
Conclusión: parábolas para la multitud (13,34-35).
B. El reino revelado al mundo: discípulos y hombres (13,36-
TERCERA SECCIÓN
El Maestro instituye los Doce discípulos 50).
Los hijos del reino y los hijos del maligno: explicación de la
Quinta etapa: La comunidad misionera (10,1-11,1). cizaña (13,36-43)
 Elección de los Doce (10,1-5a). Vender y recoger:
 Proclama de paz y juicio de las ciudades (10,5b-15).  tesoro escondido (13,44).
 Persecuciones y advenimiento del Hijo del hombre  perla preciosa (13,45-46).
(10,16-23).  red llena (13,47-48).
 Conformación del discípulo con el Maestro (10,24-25). Conclusión: selección final, explicación de la red (13,49-50)
 Persecuciones del discípulo y seguridad ante el Padre
C. La comprensión de los discípulos (13,51-53a).
(10,26-33).
Octava etapa: Formación y crecimiento de la comunidad del
 La paz o la espada y la recompensa de la acogida
reino(13,53b-17,27).
(10,34-42).
A. Hacia el reconocimiento del Hijo de Dios (13,53b-14,36).
 Partida de Jesús (11,1).
 Falta de fe de la patria de Jesús (13,53b-58)
Sexta etapa: El Maestro controvertido (11,2-12,50).
 Muerte de Juan el profeta (14,1-12).
A. Las obras de Cristo: escándalo y discernimiento (11,2-
30).  Bendición y don del pan en el desierto (14,13-23)
Pregunta de Juan Bautista sobre las obras de Cristo  Poca fe de Pedro y adoración de los discípulos (14,24-
(11,2-6). 33).
Juan Bautista, profeta y mensajero del reino (11,7-15).  Reconocimiento de Jesús como salvador de los
Discernimiento operado por la Sabiduría (Jl,16-19). afligidos (14,34-36).
Juicio de las ciudades indiferentes a sus obras de poder B. Hacia la eucaristía para todos (15,1-39).
(11,20-24).  Tradición de los antiguos y palabra de Dios (15,1-9).
El Hijo revelador del Padre a los pequeñuelos (11,25-  Escándalo de la palabra e incomprensión de Pedro y de
30). los discípulos (15,10-20).
B. El Siervo, esperanza denlas naciones y juez del pueblo  El pan de los hijos y l a /e de la cananea (15,21-28).
(12,1-50).  Las multitudes glorifican al Dios de Israel (15,29-31).
Preguntas de los fariseos sobre el sábado (12,1-14).  Las multitudes saciadas por la eucaristía (15,32-39).
Jesús realiza curaciones: el Siervo y el Juez (12,15- C. Hacia la venida del Hijo del hombre (16,1-28).
23).  Signo del cielo y signo de Jonás (16,1-4).
Discernimiento realizado con la llegada del reino  El pan y la levadura: comprensión de los discípulos
(12,24-37). (16,5-12).
Juicio de «esta generación» por las naciones (12,38-  Revelación del Padre a Pedro, la roca (16,13-20).
45).  Óptica de hombres o de Dios: discernimiento de Pedro,
La verdadera familia de Jesús: ser discípulo (12,46- el satanás (16,21-23).
50).  Salvar o encontrar su vida: la venida del Hijo del
hombre (16,24- 28).
CUARTA SECCIÓN D. Hacia la libertad filial (17,1-27).
Jesús, principio de crecimiento  El Hijo transfigurado se revela a Pedro y a los
de la comunidad del reino discípulos (17,1- 8).
Séptima etapa: El misterio de la comunidad en crecimiento
 El Hijo del hombre doliente: comprensión de los
(13,l-53a).
discípulos (17 9- 13).
Introducción: Jesús habla en parábolas (13,l-3a).
 Imposibilidad de curar por falta de fe (17,14-21).
A. Escucha y comprensión de la palabra: multitudes y
discípulos (13,  El Hijo del hombre entregado a los hombres (17,22-
3b-35). 23).
Oír y comprender la palabra:  Pedro y el impuesto del templo: la libertad de los hijos
 el sembrador (13,3b-9). (17 24-27)
 el porqué de las parábolas (13,10-17).

10
QUINTA SECCIÓN SEXTA SECCIÓN
Jesús en medio de la comunidad de los pequeños Jesús viene como Señor de su comunidad

Novena etapa: La comunidad de los pequeños, acogidos y Undécima etapa: La venida del Hijo del hombre a la Iglesia y al
perdonados (18,1-19,2). mundo (24,l-26,la).
A. El pequeño, signo de la presencia del Hijo en la Introducción: Palabras sobre el templo y pregunta de los discípulos
comunidad (24,1-3).
(18,1-20). A. Parusía del Hijo del hombre y consumación del mundo
 La pregunta de los discípulos (18,1). (24,4-36).
 Hacerse como un niño pequeño (18,2-5).  Extravío de la multitud y llegada del fin (24,4-14).
 Preocuparse de los pequeños: parábola de la oveja  Grandes tribulaciones y discernimiento de la parusía
que no hay (24,15-23).
 que dejar perder (18,6-14).  Señales celestes de la venida del Hijo del hombre
 Acoger y orar (18,15-20). (24,29-31).
B. La gracia del perdón compartido entre hermanos (18,21-  Conocimiento de la proximidad de la llegada (24,32-
35). 35).
 Pregunta de Pedro (18,21).  Transición (24,36).
 Perdonar siempre (18,22). B. Actualidad de la llegada y discernimiento de la vigilancia
 Parábola sobre el perdón (18,23-34). (24,37 25,30).
 Conclusión (18,35).  Parusía imprevisible y necesidad de velar (24,37-44).
C. Jesús seguido por la multitud (19,1-2).  El siervo a la llegada de su Señor (24,45-51).
Décima etapa: El proceso de alianza de la comunidad del reino  La comunidad al encuentro del Esposo (25,1-13).
(19,2-23,39).  Compromiso de los siervos al regreso de su Señor (35,14
A. El giro evangélico (19,2-20,34). 30).
 El amor imposible (19,2-15). C. Venida gloriosa del Hijo del hombre y discernimiento de
 El desapego imposible (19,16-29). las naciones(25,31-46).
 Una gracia por recibir (19,30-20,16).  Las naciones ante el Hijo del hombre (25,31-33).
 Los puestos en el reino (20,17-28).  La revelación del rey a los de la derecha (25,34-40).
 Se abren" los ojos de los ciegos (20,29-34).  La revelación del rey a los de la izquierda (25,41-46).
B. La fe en el Hijo de David (21,1-27).  Conclusión: transición (26,1a).
 Acogida al Hijo de David por la Hija de Sión (21,1- Duodécima etapa: El Señor viene hacia sus discípulos a través de
9). la muerte (26,1-28,15).
 Entrada del Hijo de David en el templo (21,10-17). Introducción: Sentido de la pasión: la Pascua (26,lb-5).
 La higuera seca y la fe de los discípulos (21,18-22). A. La Pascua llega y el Hijo del hombre es entregado (26,6-
 Autoridad de Jesús y fe del pueblo (21,23-27). 56).
C. La respuesta decisiva al reino (21,28-22,14).  La unción en Betania y el contrato de Judas (26,6-16).
 La voluntad del padre y los dos hijos (21,28-32).  La comunidad pascual y la traición descubierta (26,17-
 Los viñadores y el Hijo: el reino transferido (21,33- 30).
46).  La comunidad dispersa y la comunión con el Padre
 Negativa de los llamados a las bodas y llamamiento (26,31-56).
universal (22,1-10). B. El Hijo del hombre es entregado para ser crucificado
 El hombre sin traje de boda (22,11-14). (26,57- 27,44).
D. El judaismo en discusión (22,15-46)  Interrogatorio ante el sumo sacerdote y negación de
 El tributo al César (22,15-22). Pedro (26,57-75).
 La resurrección de los muertos (22,23-33).  Arrepentimiento de Judas y comparecencia ante Pilato
(27,1-26).
 El mandamiento mayor (22,34-40)
 Crucifixión del Rey de los Judíos, Hijo de Dios (27,27-
 El Mesías, Hijo y Señor de David (22,41-46).
44).
E. El desvelamiento de la hipocresía y el juicio de Jerusalén
(23 1- 39). C. La Pascua del Hijo de Dios llega (27,45-28,15).
 Muerte del Hijo de Dios y vida de los hombres (27,45
 El discernimiento de las obras por el servicio humilde
46).
(23,1 12).
 Sepultura de Jesús y custodia de la tumba (27,57-66).
 Jesús se opone a la hipocresía (23,13-32).
 Resurrección de Jesús y soborno de la guardia (28,1-
 El juicio por la sangre de los profetas (23,33-36).
15). Conclusión: Misión universal de los discípulos; el
Rechazo y esperanza de Jerusalén (23,37-39).
Señor resucitado viene al mundo (28,16-20)

11
2.2. Contexto literario11

Este episodio tiene como escenario la parte más septentrional de Palestina, cerca de las
fuentes del río Jordán y del pequeño lago Hulé, desecado hoy artificialmente y convertido en
tierra de cultivo. Allí se encontraba una antigua localidad, que el tetrarca Herodes Filipo había
transformado en una ciudad de notable importancia y le había dado el nombre de Cesarea en
honor del emperador César Augusto. A este nombre se le añadía la denominación de Filipo,
para distinguirla de la otra Cesarea, situada a orillas del Mediterráneo, donde el prefecto
romano había establecido su sede. En las cercanías de aquella ciudad, a solas con sus
discípulos, Jesús les dirige una doble pregunta. La primera se refiere a lo que dice la gente
acerca de él. Tal pregunta puede llamar la atención, porque ciertamente Jesús no ignoraba
qué decía de él la multitud que lo seguía y escuchaba sus palabras. Pero la finalidad de esta
primera pregunta era preparar el camino a la que vendría después. Los discípulos no tienen
dificultad en recordar las opiniones más corrientes.

La mayoría de la gente tenía a Jesús por un profeta (Mt 21,11): incluso Herodes Antipas
lo había identificado con Juan el Bautista resucitado de entre los muertos (Mt 14,1-2) y el
pueblo esperaba el retorno de Elías como señal del fin de los tiempos (Mt 17,10-13). En lo
que respecta al profeta Jeremías, Mt es el único evangelista que lo menciona. Esa mención
es significativa, porque el judaísmo contemporáneo de Jesús no esperaba a Jeremías como
precursor del Mesías. Sin embargo, la historia de sus padecimientos, detalladamente relatada
en la Biblia, hacía de él una prefiguración de Jesús, el Servidor sufriente. Una vez que
escucha esta respuesta, Jesús separa a los discípulos de la gente: pasando de la tercera a la
segunda persona, los interpela directamente y les plantea la pregunta decisiva: Y ustedes,
¿quién dicen que soy? Con esta simple pregunta, Jesús hace ver a sus discípulos que ha
llegado para ellos el momento crucial. Con el paso a la segunda persona, Jesús reclama de
sus discípulos una toma de posición respecto de su persona. Ellos tienen que definir su
posición, no en función de lo que dice la gente sino a partir de una convicción personal. Ya
no se trata de transmitir una opinión más o menos descomprometida, sino de dar una
respuesta en la que ellos asumen la responsabilidad de lo que dicen. La relación única que
han establecido con el Maestro no les permite refugiarse en categorías ajenas. La pregunta

11
Cf. J. LEVORATTI, Comentario Bíblico Latinoamericano, 356-357

12
sobre la identidad de Jesús ha estado presente desde el comienzo del evangelio, y se ha ido
revelando gradualmente. Una primera respuesta la dan las citas de la Escritura que iluminan
el sentido de los acontecimientos protagonizados por Jesús (Mt 1,23; 2,6.15.18; 4,15-16;
12,17-21). Luego la cuestión se plantea expresamente, y recibe una respuesta directa en
conexión con Juan el Bautista: primero en el bautismo de Jesús (Mt 3,14.17) y después en la
pregunta que Juan hace a Jesús desde la prisión, por medio de sus enviados: ¿Eres tú el que
ha de venir o debemos esperar a otro? (Mt 11,3). En otros momentos decisivos, el
comportamiento de Jesús provoca estupor o admiración, y la pregunta surge
espontáneamente: ¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen? (Mt 8,27). Ahora
es el mismo Jesús quien la plantea en forma expresa, y sus destinatarios son los discípulos
que lo han acompañado desde el comienzo de su vida pública. A la confesión de la mesianidad
de Jesús, referida por Mc y Lc, Mt añade la de la filiación divina. Al decir Tú eres el Mesías,
el Hijo de Dios, Pedro hace avanzar a los lectores del evangelio en el conocimiento de Jesús.
Sin embargo, la respuesta no puede proceder únicamente de esta confesión de fe, por
importante que sea. La respuesta plena y definitiva tendrá que darla el relato evangélico en
su totalidad. Solo al final del evangelio, después de la muerte y resurrección, la persona de
Jesús revelará todo su sentido.

2.3.Presentación del texto Mt 16, 13-20

2.3.1. Versión en griego.

13Ἐλθὼν δὲ ὁ Ἰησοῦς εἰς τὰ μέρη Καισαρείας τῆς Φιλίππου ἠρώτα τοὺς μαθητὰς
αὐτοῦ λέγων· τίνα λέγουσιν οἱ ἄνθρωποι εἶναι τὸν υἱὸν τοῦ ἀνθρώπου; 14οἱ δὲ εἶπαν· οἱ μὲν
Ἰωάννην τὸν βαπτιστήν, ἄλλοι δὲ Ἠλίαν, ἕτεροι δὲ Ἰερεμίαν ἢ ἕνα τῶν προφητῶν. 15λέγει
αὐτοῖς· ὑμεῖς δὲ τίνα με λέγετε εἶναι; 16ἀποκριθεὶς δὲ Σίμων Πέτρος εἶπεν· σὺ εἶ ὁ χριστὸς ὁ
υἱὸς τοῦ θεοῦ τοῦ ζῶντος. 17Ἀποκριθεὶς δὲ ὁ Ἰησοῦς εἶπεν αὐτῷ· μακάριος εἶ, Σίμων
Βαριωνᾶ, ὅτι σὰρξ καὶ αἷμα οὐκ ἀπεκάλυψέν σοι ἀλλ’ ὁ πατήρ μου ὁ ἐν τοῖς οὐρανοῖς. 18κἀγὼ
δέ σοι λέγω ὅτι σὺ εἶ Πέτρος, καὶ ἐπὶ ταύτῃ τῇ πέτρᾳ οἰκοδομήσω μου τὴν ἐκκλησίαν καὶ
πύλαι ᾅδου οὐ κατισχύσουσιν αὐτῆς. 19δώσω σοι τὰς κλεῖδας τῆς βασιλείας τῶν οὐρανῶν,
καὶ ὃ ἐὰν δήσῃς ἐπὶ τῆς γῆς ἔσται δεδεμένον ἐν τοῖς οὐρανοῖς, καὶ ὃ ἐὰν λύσῃς ἐπὶ τῆς γῆς

13
ἔσται λελυμένον ἐν τοῖς οὐρανοῖς. 20Τότε διεστείλατο τοῖς μαθηταῖς ἵνα μηδενὶ εἴπωσιν ὅτι
αὐτός ἐστιν ὁ χριστός.

2.3.2. Versión en español

Biblia de Jerusalén

13.Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos:
«¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» 14. Ellos dijeron: «Unos, que Juan el
Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas.»15.Díceles él: «Y
vosotros ¿quién decís que soy yo?»16.Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de
Dios vivo.» 17.Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque
no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. 18.Y yo a mi
vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades
no prevalecerán contra ella. 19.A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en
la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los
cielos.» 20.Entonces mandó a sus discípulos que no dijesen a nadie que él era el Cristo.

14
3. Estudio Exegético del texto

3.1. Composición del texto Mt 16, 13-20

Esta sección de Mt 16, 13-20 corresponde a Mc 8, 27-10,52, siendo también la misma


forma en que se nos ofrece (instrucción de los discípulos). En ella faltan sólo Mc 9, 38-
41.49s; nuevos son, en cambio, los pasajes de Mt 16,17-19; 17, 24-27; 18,10-35 y 20, 1-16.
En Mateo no queda destacada de manera tan clara la gran significación que el pasaje inicial
de la sección, la confesión mesiánica de Pedro, tiene en Marcos, ni el momento decisivo que,
en éste, el acontecimiento supone en el curso histórico de la actividad pública de Jesús; en
Mateo es saludado Jesús como hijo de David ya en Mt 9, 27 y 15,22, y como hijo de Dios en
14,33 y también en el sermón de la montaña y en el discurso de la misión de los discípulos
habla ya en su categoría de Mesías y con la autoridad que como tal le corresponde12.

Por lo anterior sabemos que Jesús puede anunciar la salvación. Es juez universal, es
el mesías. Ahora se muestra el sentido de su anuncio. Jesús proclama el reino en la palabra
(Mt 5-7) y en las obras (Mt 8-9). Todo su misterio se resume en estos rasgos: la verdad de
Dios, la vida ha irrumpido ya por siempre en nuestra tierra. Pero Jesús no ha sido un solitario;
han recibido unos discípulos; por la misión les une a su destino y su mensaje (Mt 9, 36 - 10,
42). La palabra y suerte de Jesús y de su iglesia son las mismas13.

El mensaje de Jesús ha suscitado una pregunta: ¿quién es ese? Esta pregunta es la


constante en que se anudan los capítulos siguientes (Mt 11, 2 - 16, 20). La revelación de Jesús
ha suscitado división entre los hombres (Mt 11, 2 - 12, 45). Así lo muestran las parábolas (Mt
13): unos entienden, otros quedan solamente en la expresión externa. Los fariseos no le
aceptan porque viene a perturbar el orden santo de la ley antigua; piden un signo de Dios, no
comprometen su persona. Los discípulos, en cambio, aceptan a Jesús como la auténtica señal
de Dios, el Padre, y le confiesan «Cristo». Jesús les hace ser origen de la iglesia (Mt 14, 1 -
16, 20)14.

12
Cf. J. SCHMIT, El evangelio según san Mateo 353.
13
Ibid. 353
14
Ibid. 353
15
La línea directriz de este apartado es, de verdad, el reino. Se trata de ese reino de los
cielos que Jesús comienza proclamando (Mt 4, 17) y que al final termina siendo patrimonio
de la iglesia (Pedro) (Mt 16, 19)15.

Con esta perícopa llegamos a lo que durante mucho tiempo se ha considerado como
el centro o la médula de la narración evangélica. Este punto de vista se apoya, sin duda, en
el texto: por primera vez interroga Jesús a sus discípulos sobre su persona, y Pedro confiesa
explícitamente la dignidad mesiánica del Maestro. Por otra parte, Jesús anuncia por primera
vez sus sufrimientos y su resurrección. En fin, inmediatamente después de esta perícopa el
relato se concentra sobre el tema de la pasión; Jesús anuncia de nuevo sus sufrimientos (Mt
17,22-23; 20,17-19) y «sube a Jerusalén» (Mt 20,17). Indiscutiblemente, llegamos aquí a un
momento crucial del relato de Mateo, que sigue aquí, lo mismo que Lucas, el plan de Marcos.

Desde el punto de vista del pensamiento, el hecho más inesperado e importante es sin
duda la coincidencia, en una misma perícopa central, de los relatos de la confesión mesiánica
de Pedro y del anuncio de la pasión por Jesús. Hay incluso motivos para preguntarse si el
relato de la confesión de Pedro y las subsiguientes palabras de Jesús (vv. 13-23) no
constituyen la introducción de algo que el evangelista juzga todavía más importante: el
primer anuncio de la pasión y el enunciado de sus consecuencias para los discípulos (vv. 21-
23 y 24-28). Sin embargo, en la concepción que hemos adoptado de la estructura del primer
Evangelio, esta perícopa que sigue siendo central, debe ser apreciada de manera un poco
diferente: forma parte de la introducción narrativa a la gran instrucción de Jesús a sus
discípulos (cap. 18); dicha introducción se extiende de Mt 13,53 a 17,27; nuestra perícopa no
es más que uno de sus elementos16.

15
Cf. J. PIKAZA, Teología de los Evangelios de Jesús, 124
16
Cf. P. BONNARD, Evangelio según San Mateo, 360 - 661

16
3.2.Estudio del texto por versículos Mt 16, 13-20

3.2.1. Versículo 13

13Ἐλθὼν δὲ ὁ Ἰησοῦς εἰς τὰ μέρη Καισαρείας τῆς Φιλίππου ἠρώτα τοὺς μαθητὰς
αὐτοῦ λέγων· τίνα λέγουσιν οἱ ἄνθρωποι εἶναι τὸν υἱὸν τοῦ ἀνθρώπου.

13Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos:
«¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?»

La localización no es exactamente la misma en los tres sinópticos; no existe en Lucas,


quien, sin embargo, nota que este diálogo se desarrolló en una ocasión en que Jesús oraba a
solas, forma muy lucana, de subrayar la importancia de lo que va a seguir. Cesárea de Filipo
(hoy Banias) fue construida el año 3 o 2 a. C. por el tetrarca Herodes-Filipo, cerca de las
fuentes del Jordán, en honor de Augusto; no hay razones serias para dudar que Jesús se
trasladara con sus discípulos a estas regiones, pobladas en su mayoría por paganos. Jesús
podía, pues, plantear aquí la cuestión mesiánica con menos riesgos de agitación nacionalista
que en Galilea. Según Marcos y Mateo, Jesús comenzó a preguntar a sus discípulos estando
en camino hacia dicha región. El verbo ἠρώτα puede tener los dos significados de pedir
(alguna cosa a alguien) y de preguntar. Mateo sólo lo emplea en el segundo sentido (Mt
19,17; 21,24), y siempre en diálogos que tratan de la persona de Jesús17.

El sentido del texto no es que Jesús pida conocimientos objetivos a sus discípulos
sobre lo que se dice respecto a él. Mateo sugiere que la primera pregunta de Jesús, por la
opinión pública, se formula únicamente como introducción a la que va a ser dirigida a los
discípulos. Mientras en Marcos y Lucas Jesús habla en primera persona (¿quién soy yo al
decir de las gentes?), en Mateo dice: ¿qué dicen los hombres a propósito del Hijo de hombre?
Se ha visto con frecuencia en este dato una prueba del carácter tardío de la redacción mateana
y una intención de oponer este Hijo de hombre al Hijo de Dios del v. 17. Pero, de una parte,
en los tres sinópticos, Jesús se designa constantemente a sí mismo con la expresión Hijo de
hombre; por otra, Mateo no opone aquí el Hijo de hombre, en el sentido de un hombre
cualquiera, al Hijo de Dios del v. 17; el Hijo de hombre designa al juez celeste de los últimos

17
Cf. P. BONNARD, Evangelio según San Mateo, 363

17
días, según la apocalíptica judía (Dn 7,13s; 4 Esd) aunque de una manera velada. Nuestra
perícopa tiene por fin demostrar que Jesús es a un tiempo el Revelador de los últimos días
(Hijo de hombre, Cristo, Hijo de Dios) y un hombre que se acerca a la soledad y a la muerte18.

3.2.2. Versículo 14

14οἱ δὲ εἶπαν· οἱ μὲν Ἰωάννην τὸν βαπτιστήν, ἄλλοι δὲ Ἠλίαν, ἕτεροι δὲ Ἰερεμίαν ἢ
ἕνα τῶν προφητῶν.

14.Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o
uno de los profetas.»

En la respuesta de los discípulos sorprende ante todo la variedad de opiniones que


circulan a propósito de Jesús; pero esta multiplicidad reviste una unidad típicamente judía y
bíblica: nadie cree que Jesús es una personalidad excepcional desvinculada de la historia del
pueblo de Israel. Todos piensan que Jesús podría ser un enviado de Dios, un recuerdo y un
cumplimiento de sus intervenciones históricas en el pasado. En esta variedad y en esta unidad
se traslucen la variedad y la unidad fundamental de las doctrinas apocalípticas judías del
tiempo. Lo que se esperaba era simple: una intervención decisiva de Dios para el juicio y la
salvación de los hombres. Pero se la esperaba mirando tanto al pasado como al futuro; las
grandes figuras del pasado parecían ser la garantía de la liberación esperada. El texto de
Mateo, a la luz del de Marcos, sugiere tres categorías en estas respuestas: algunos se
preguntan si quizá ha resucitado el Bautista (cf. ad 4,2); otros tienen a Jesús por Elias, es
decir, por una figura clásica de la apocalíptica judía (cf. ad 3,4; 17,3; 17,9-13); otros, en fin,
por uno de los grandes profetas del pasado. Aquí Mateo sólo nombra a Jeremías, que, lo
mismo que los profetas en general, no pasaba por un precursor del Mesías; Mateo había dado
ya una referencia de Jeremías en Mt 2,1719.

El profeta Jeremías también gozó de gran reputación; se formó una corona de


leyendas alrededor de su figura y de su vida. O uno de los profetas. Esta enumeración muestra

18
Cf. P. BONNARD, Evangelio según San Mateo, 363
19
Ibid. 363- 364

18
en qué categoría se incluía a Jesús. Casi es la categoría más excelsa que se podía tener según
la manera de pensar de Israel. Sólo era posible una elevación, a saber, la persona y la llegada
del mismo Mesías de Dios. Todas las personas nombradas son premesiánicas y
submesiánicas. Incluso Juan el Bautista, que pertenece al tiempo presente, fue considerado
como profeta (Mt 14,5; 21,26). Los tres primeros evangelios no dejan reconocer que se haya
tenido a Juan por el Mesías. Los discípulos sólo deben decir la opinión de la gente, no lo que
piensan los enemigos declarados de Jesús. Ya hemos oído lo que éstos pensaban: Éste no
arroja los demonios sino por arte de Beelzebul, príncipe de los demonios (Mt 12,24s). En la
pregunta ya no se trata de comprender una señal, una frase o parábola. En esta pregunta sobre
quién es él, recae la decisión en favor o en contra del reino de Dios. Es una pregunta decisiva
de extrema gravedad20.

3.2.3. Versículos 15 y 16

15
λέγει αὐτοῖς· ὑμεῖς δὲ τίνα με λέγετε εἶναι; 16ἀποκριθεὶς δὲ Σίμων Πέτρος εἶπεν· σὺ
εἶ ὁ χριστὸς ὁ υἱὸς τοῦ θεοῦ τοῦ ζῶντος.

15
.Díceles él: Y vosotros ¿quién decís que soy yo? 16.Simón Pedro contestó: «Tú eres
el Cristo, el Hijo de Dios vivo.»

Jesús pregunta ahora a los discípulos por su opinión personal. Como en Mt15, 15,
Pedro formula la respuesta de los discípulos. ¿Es Pedro aquí un mero portavoz de los
discípulos? Que es portavoz lo indica el hecho de que reitere la confesión de la comunidad,
confesión que todos los discípulos hicieron ya en la barca después del milagro de Jesús
Caminando sobre el agua (Mt 14,33). No es ningún error literario de Mateo que Pedro no sea
el primero en confesar la filiación divina de Jesús. Su formulación es, también aquí,
deliberada y hace decir a Pedro justamente lo que los discípulos confesaron y la comunidad
confiesa. El v 16 se limita a expresarlo más plenamente ὁ χριστὸς; es como en Mt 1, 17,2,4,
11,2,22,42,26, 63, el mesías de Israel. Este mesías es verdadero HIJO de DIOS, en el que el
DIOS VIVO actúa con nosotros. θεοῦ τοῦ es una expresión bíblica que cobró importancia en

20
Cf. W. TRILLING, El Nuevo Testamento y su mensaje: El Evangelio según San Mateo, 94

19
el judaísmo greco hablante y en el Nuevo Testamento, especialmente en el anuncio misional
y como fórmula breve de fe, expresión que hace referencia al Dios real que actúa en la
historia, a diferencia de los ídolos paganos sin vida. Encontramos además el nombre
completo de Simón- Pedro, es la única vez que aparece de este modo, en Mt 4,18 y 10,2
figura “Pedro” sólo como sobrenombre después de “Simón”. Tenemos así un hecho singular
el evangelista quiere atraer la atención de sus lectores hacia Pedro y su confesión, aunque él
da contestación a una pregunta dirigida a todos los discípulos, como su portavoz, y no expresa
ninguna otra confesión que la que todos habían expresado ya un día.21

3.2.4. Versículo 17

17Ἀποκριθεὶς δὲ ὁ Ἰησοῦς εἶπεν αὐτῷ· μακάριος εἶ, Σίμων Βαριωνᾶ, ὅτι σὰρξ καὶ
αἷμα οὐκ ἀπεκάλυψέν σοι ἀλλ’ ὁ πατήρ μου ὁ ἐν τοῖς οὐρανοῖς.

17.Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te


ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.

Jesús acoge la respuesta de Pedro con una bienaventuranza (cf. 5,3-12; 11,6; 13,16,
ésta también relacionada con revelación). Dichoso tú, Simón Bar-Joná. ¿Vincula Bar-Joná a
Pedro con la tradición profética (12,39; 16,4) como portavoz de la palabra de Dios revelada?
¿O estamos ante una forma de Juan (cf. Jn 1,42)? Jesús declara: Esto no te lo ha revelado la
carne y la sangre. La expresión la carne y la sangre denota la situación humana ante Dios, no
como de mortalidad sino de incapacidad para conocer a Dios y sus caminos. Subraya las
limitaciones de las facultades intelectuales, religiosas y místicas de los hombres ante Dios.
Esa confesión -sigue diciendo Jesús a Pedro- proviene de mi Padre celestial (Mt 5,45; 7,21;
10,32-33; 11,27; 12,50). Es coherente con las declaraciones de Dios acerca de Jesús (Mt 3,17;
17,5). Dios da a conocer cosas a los discípulos (Mt 13,10-17; 15,15-20; 16,5-12). El verbo
revelar denota poner de manifiesto los planes escatológicos de Dios (Mt 10,26b-27;

21
Cf. L. ULRICH, El Evangelio según San Mateo, 603-604

20
11,25.27). Aquí, la revelación concierne al papel de Jesús en esos planes. Su función como
revelador proviene de la relación filial que tiene con Dios (Mt 11,25-27)22.

3.2.5. Versículo 18

18κἀγὼ δέ σοι λέγω ὅτι σὺ εἶ Πέτρος, καὶ ἐπὶ ταύτῃ τῇ πέτρᾳ οἰκοδομήσω μου τὴν
ἐκκλησίαν καὶ πύλαι ᾅδου οὐ κατισχύσουσιν αὐτῆς.

18Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y
las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.

Jesús llama Pedro a Simón. Petras es la traducción griega de la voz aramea Cefas y
significa “piedra”, “roca”. En otros pasajes del Nuevo Testamento también se encuentra este
nombre arameo Cefas, que hace referencia al cargo que desempeñó Pedro. San Mateo
prefiere usar el vocablo Pedro, a menudo también se encuentra la doble forma Simón Pedro,
un enlace del nombre personal con la designación de su función, como el nombre
“Jesucristo”. “Tú eres Pedro” no significa en primer término que Pedro adquiera este nombre,
sino que él es o debe ser piedra; esta frase significa que la función de Pedro, el encargo que
se le confió es ser piedra. Al Antiguo Testamento, especialmente al libro de los salmos, le
gusta llamar roca al mismo Dios. Dios es la roca de Israel, su castillo roquero, el apoyo
seguro, el fundamento permanente, garantía de fidelidad y firmeza. Nos podemos refugiar en
la roca, cuando irrumpe súbitamente la tormenta y el agua se precipita en el valle, o cuando
el enemigo ha ocupado los valles y sólo queda la posibilidad de huir al castillo roquero
situado en la cumbre. Roca es una expresión corriente, como “pastor y rebaño”, “cosecha” y
“alianza”. La seguridad y consistencia de un fundamento rocoso deben ser representadas por
este hombre Simón. La próxima frase dice para qué Simón debe ser una roca. Jesús quiere
edificar su Iglesia sobre esta roca o sobre esta piedra23.

También está transmitida la metáfora de construir y edificar. En efecto, Dios promete


por medio del profeta que restaurará la cabaña de David que está por tierra (Am 9,11); el

22
Cf. W.CARTER, Mateo y los Márgenes. Una lectura sociopolítica y religiosa, 487-488.
23
Cf. W. TRILLING, El Nuevo Testamento y su mensaje: El Evangelio según San Mateo,96-97

21
salmista confiesa que los albañiles trabajarán en vano, si el Señor no edifica la casa (Sal
126,1). Ante todo, había elegido Dios una roca y un edificio para residir allí y estar cerca del
pueblo: el monte de Sión y sobre éste el santo templo. Así como Dios se hizo construir en
este monte una santa casa, así también Jesús quiere edificar en el tiempo futuro sobre la roca
de Simón la casa de su Iglesia. No será una casa de piedras y vigas, sino de hombres vivos24.

La voz Ekklesia (Iglesia) dice que se trata de hombres vivos. Ekklesia es traducción
del vocablo hebreo kahal, que en primer lugar significa «asamblea», luego en particular la
comunidad reunida para el culto divino y, en general, la comunidad de Dios. Jesús quiere
construir esta comunidad. Las imágenes no coinciden, ya que con el verbo «edificar» hace
juego otro complemento, como “casa” o “torre” o “templo”. Y viceversa: con el sustantivo
ekklesia (= asamblea) enlaza mejor un verbo como “juntar”, “reunir” u otros semejantes. La
palabra ekklesia quiere decir que se trata de una comunidad, se trata de seres humanos, quiere
decir que se debe edificar la comunidad de Dios en Israel, aunque de una forma
completamente nueva25.

Este nuevo modo de edificar se expresa con el posesivo mí. No será la antigua
comunidad de Yahveh, sino la nueva comunidad del Mesías. La diferencia entre la nueva y
la antigua ha de consistir en que la comunidad nueva hace profesión de fe en Jesús el Mesías
y mediante esta confesión está unida. En él y en su persona, en su dignidad como Hijo de
Dios recaerá la decisión de quién pertenece y quién no pertenece a esta comunidad. Jesús
también es y sigue siendo el Mesías de Israel y no revoca la antigua ley, sin embargo, su obra
mesiánica será la fundación de algo nuevo, que se diferencia claramente de la antigua
comunidad. No obstante, no se coloca lo nuevo al lado de lo antiguo dejando entre los dos
una separación radical, sino que en la nueva fundación se perfecciona la antigua alianza de
Dios. Porque en la Iglesia vive y gobierna el Dios de Israel y de todos los pueblos, que es
“Dios con nosotros” (cf. Mt 1,23). Jesús es la verdadera habitación de Dios en su pueblo,
mucho más próxima y real que la que antes había tenido Dios incluso en los momentos más
propicios. A esta fundación Jesús le promete una duración estable.

24
Cf. W. TRILLING, El Nuevo Testamento y su mensaje: El Evangelio según San Mateo, 97-98
25
Ibid. 99.

22
Las puertas del reino de la muerte están abiertas de par en par para los que son
devorados por la muerte, están cerradas con cerrojo y definitivamente para los que ya están
en el reino de la muerte y no pueden salir. Por tanto, las puertas son la imagen más vigorosa
del poder invencible de la muerte, del que todos son víctimas. Pero el poder de la muerte no
tendrá ningún dominio sobre la institución de Jesús. Así como la “muerte ya no tiene dominio
sobre él” (Rom 6,9), tampoco lo tiene sobre la comunidad. La muerte es una consecuencia
del pecado (Rom 5,12), pero Jesús vencerá el pecado, dará su sangre como rescate del género
humano para perdón de los pecados (cf. Mt 20,28; 26,28). El fundamento rocoso sobrevivirá
a la muerte, las energías vitales del resucitado ya no pueden ser superadas por la muerte. Son
unas palabras victoriosas de Jesús. No son las únicas palabras de Jesús en el Evangelio, pero
también están en él. En esta promesa la Iglesia no tienen ningún motivo para hacer
ostentación de una supremacía triunfalista, pero en cambio tiene motivo para sentir una
confianza ilimitada en Dios, la roca fiel y acreditada de Israel, y en su Cristo primicias de los
que están muertos (1Cor 15,20)26

3.2.6. Versículo 1927

19 δώσω σοι τὰς κλεῖδας τῆς βασιλείας τῶν οὐρανῶν, καὶ ὃ ἐὰν δήσῃς ἐπὶ τῆς γῆς
ἔσται δεδεμένον ἐν τοῖς οὐρανοῖς, καὶ ὃ ἐὰν λύσῃς ἐπὶ τῆς γῆς ἔσται λελυμένον ἐν τοῖς
οὐρανοῖς.

19.A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará
atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos.»

Jesús asigna a Pedro un papel clave en esa comunidad. Te daré las llaves del imperio
de los cielos; y lo que ates en la tierra habrá sido atado en los cielos, y lo que desates en la
tierra habrá sido desatado en los cielos. Las llaves suelen indicar acceso (Jue 3,25; 1 Cr 9,27)
y autoridad o poder: sobre la casa de David (Eliaquín en Is 22,20-22), el templo (1 Cr 9,27),

26
Cf. W. TRILLING, El Nuevo Testamento y su mensaje: El Evangelio según San Mateo, 99-100.
27
Cf. W.CARTER, Mateo y los Márgenes. Una lectura sociopolítica y religiosa, 490-492.

23
el conocimiento (Lc 11,52), la muerte (Ap 1,18) y la «administración de los asuntos de Dios
en la tierra» " (2 Bar 10,18; 1 Cr 9,27).

¿Sobre qué recibe autoridad Pedro? Y ¿cómo se articula esa autoridad con el imperio
de los cielos? El reinado divino tiene su origen en el cielo (Mt 3,2; 4,17), la morada de Dios
(Mt 5,34). Se manifiesta parcialmente ahora en el ministerio de Jesús con su extensión del
reinado de Dios sobre el pecado, la enfermedad, los demonios y la vida de las personas (Mt
4,17-25; 12, 28).

La función de Pedro parece ser la de continuar la tarea (Mt 10,7-8). Por emplear la
metáfora de la “llave” y las “puertas”: así como las puertas del Hades se abren para dejar
salir a los demonios, la llave de Pedro mantiene abiertas las puertas del cielo mientras el
reinado de Dios se manifiesta entre los hombres y en combates contra los poderes
demoníacos. ¿Cómo desempeña Pedro ese papel? La revelación es, después de todo,
prerrogativa divina (cf. Mt 3,16-17; 16,4). Sin embargo, ya ha sido confiada a los discípulos,
en parte mediante textos escriturísticos, en parte a través de su asociación con Jesús y en
parte con la encomienda de la misión (10,7-8). La función de Pedro es la de los discípulos:
realizar el reinado de Dios por medio de la predicación, las curaciones, los exorcismos y otras
actividades similares.

Este papel aclara la enigmática metáfora sobre atar y desatar. Los especialistas
debaten sobre si estos términos hacen referencia a admitir personas en la comunidad o
excluirlas de ella (Mt 18,18), o, más frecuentemente, a interpretar y enseñar lo que la voluntad
de Dios y la Ley (las Escrituras) prohíben o permiten como expresión del reinado divino (Mt
5,19). Ambos enfoques cuentan con cierto apoyo en el judaísmo rabínico. Y ambas funciones
están relacionadas en cuanto que tienen que ver con el discernimiento de un adecuado mod
o de vida configurado por el imperio de Dios. Por su parte, D. Balch ha demostrado que el
verbo atar aparece en “discusiones políticas griegas sobre la constitución y leyes de un Estado
o pueblo”. Se encuentra en contextos que hacen la paradójica afirmación de que las leyes del
fundador (Rómulo, Moisés) no pueden ser abolidas (cf. Mt 5,17), pero sí modificadas a fin
de adaptarlas o invalidarlas para nuevas circunstancias. Jesús encomienda a Pedro y a la
comunidad de discípulos (Mt 18,18) “un modo legítimo de atar/anular incluso un gran
mandamiento ... particularmente leyes mosaicas y hasta sus propias prescripciones”.

24
El papel de Pedro y el de la comunidad (anticipando Mt 18,18) concierne a entender
y hacer las exigencias del reinado de Dios tal como son declaradas por las Escrituras e
interpretadas no por los dirigentes religiosos (Mt 15,1- 20; 16,1-12; 23,2-7) sino por Jesús y
por Pedro y los discípulos. Estos deben entender el imperio de Dios (Mt 13,10-17.52) y
conocer las enseñanzas de Jesús sobre la pureza y las normas relativas a los alimentos (Mt
15,15), la falta de legitimidad de las enseñanzas de los fariseos (Mt 15,12-14; 16,1-12), el
tributo del templo (Mt 17,24-27), el perdón (Mt 18,21) y el destino escatológico (Mt 19,27),
con objeto de que puedan interpretar todo ello para nuevas situaciones. ¿Consiste el papel de
Pedro en ser piedra angular y único maestro/intérprete? ¿Se confiere esa capacidad sólo a
Pedro como portador de la revelación, para garantizar y autorizar la tradición, como alguien
ha argumentado? ¿Es Pedro el discípulo representativo o cristiano, el “tipo” de todos los
discípulos? ¿O se basa la primacía de Pedro únicamente en la circunstancia histórico-salvífica
de haber sido el primero en ser llamado (Mt 4,18-20; 10,2), mientras que por lo demás es un
discípulo como los otros?

Este último punto de vista parece el más defendible.

1) La confesión de Pedro en Mt 16,16 no es única: repite lo que han confesado los


discípulos en Mt 14,33. Es portavoz de un grupo.

2) Por tanto, la bienaventuranza de Mt 17,17, aunque dirigida a Pedro como portavoz,


concierne a todos los que hacen esa confesión. La identidad de Jesús y su papel en los planes
divinos no se los ha revelado Dios tan sólo a Pedro. En 17,1-8, tres discípulos presencian la
transfiguración, y el grupo es encargado de darla a conocer a su debido tiempo (Mt 17,9).

3) Del mismo modo, en 16,18 no es Pedro la base única de la comunidad que Jesús
está construyendo. Es el primero en incorporarse a ella (Mt 4,18-20) y por eso tiene prioridad
histórico-salvífica; pero a todos los discípulos se les ha confiado la tarea de proclamar y
manifestar el imperio de Dios (Mt 10,7-8). Su papel de enseñar, interpretar y trasmitir es
compartido con otros discípulos.

25
3.2.7. Versiculo 20

20Τότε διεστείλατο τοῖς μαθηταῖς ἵνα μηδενὶ εἴπωσιν ὅτι αὐτός ἐστιν ὁ χριστός.

20.Entonces mandó a sus discípulos que no dijesen a nadie que él era el Cristo.

Los discípulos deben mantener oculto el misterio de la mesianidad de Jesús. Este


misterio les fue revelado sólo como creyentes; así también tiene que suceder en todos los
demás. Es el objetivo y el fin del camino de la fe, no es su principio. Primero es preciso
entender las señales del tiempo, oír con prontitud la palabra, luego se da como fruto el
misterio de Jesús. Eso también tiene validez hoy día.28

4. Teología del texto

4.1. Interpretación Teológica

4.1.1. Hijo de Dios29

16.Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.» Es el título más
importante de Jesús, pero, sobre todo, es el misterio íntimo de su persona. En la introducción
(Mt 1,1-4,22) está muy elaborada la presentación programática y progresiva de Jesús. Es el
Hijo de David y el Hijo de Abraham, en quien se verifican las promesas mesiánicas y de
bendición universal, pero sobre todo es el Hijo de Dios (Mt 2,15), que cumple el destino de
Israel y que será proclamado por el Padre su Hijo (Mt 3,17). Probablemente esto está para
Mt relacionado con su concepción de una virgen por la fuerza del Espíritu (Mt 1,20-22).

La voz del cielo volverá a proclamarle Hijo de Dios cuando comience la parte más
dura de su misión (Mt 17,5). A diferencia de Me, la confesión de su filiación divina no se
reserva para el final del evangelio (Mc 15,39). En un texto que trasluce la confesión de la
Iglesia, los discípulos le reconocen como Hijo de Dios (Mt 14,33). Es también la confesión

28
Cf. W. TRILLING, El Nuevo Testamento y su mensaje: El Evangelio según San Mateo,103.
29
Cf. R. AGUIRRE, Evangelios Sinópticos y Hechos de los apóstoles,236-237

26
de Pedro (Mt 16,16), que no puede hacerse sino es por revelación divina (Mt 16,17). En la
pasión hay un texto muy importante (Mt 27,39-43; es sumamente instructiva la comparación
con Mc 15,29-32). Jesús es tentado en la cruz tres veces y siempre en su calidad de hijo de
Dios:

“...sálvate a ti mismo si eres hijo de Dios, y baja de la cruz... Ha puesto su confianza en


Dios, que le salve ahora, si es que de verdad le quiere; ya que dijo soy hijo de Dios. De la
misma manera le injuriaban los bandidos crucificados con él”.

Jesús no es hijo de Dios con una demostración de poder que le baje de la cruz; al
contrario, es en la aceptación de la cruz como consecuencia de su fidelidad al proyecto del
Padre donde se manifiesta su filiación divina. Aquí está en juego cómo es Jesús Hijo de Dios.
Estas tres tentaciones del final dicen una clara relación a las tres del inicio (Mt 4,1-11). Allí
también Jesús, recién proclamado Hijo de Dios en el bautismo, es tentado por el diablo para
que use esta filiación en una demostración de poder en beneficio propio (Si eres Hijo de Dios,
di que estas piedras ...si eres Hijo de Dios, tírate abajo...). Pero Jesús es Hijo de Dios en la
aceptación de la condición humana y en la plena fidelidad a la voluntad de Dios, su Padre.

La actitud de Jesús en la cruz encuentra la respuesta del Padre: las tinieblas sobre toda
la tierra, la ruptura del velo del templo, unos fenómenos cósmicos y la resurrección de
muchos muertos (Mt 27,45. 51-53). Es una forma plástica de afirmar el valor y el sentido
escatológico de la muerte-resurrección de Jesús. Un grupo de paganos ven todo esto y lo
interpretan correctamente: “Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” (Mt 27,54). Es
decir, sus detractores no se imponen (27,40-43), porque al final, por la fuerza de Dios, se
confiesa la filiación divina de Jesús.

En el gran texto final (Mt 28,16-20), en el que convergen las líneas teológicas del
evangelio, se proclama a Jesús como Hijo de Dios. Ya en Mt 11,27 Jesús afirmaba que “todo
le ha sido entregado” por el Padre y que había un conocimiento recíproco e íntimo entre él
como Hijo y el Padre. Otro dato literario corrobora la importancia de la presentación mateana
de Jesús como Hijo de Dios: es el sinóptico que con más frecuencia habla de Dios como
Padre y, sobre todo, en el que más veces Jesús habla de mi Padre, como dando a entender su
relación única con Dios (en Mc 0 veces; en Lc 4=2,49;10,22; 22,29; 24,49; en Mt 18
veces=7,21; 10,32.33; 11,27; 12,50; 15,13; 16,17; 18,10.14.19.35; 20,23; 25,34.41;

27
26,29.39.42.53). Consecuentemente los discípulos, que se definen por su relación con Jesús,
son también hijos de Dios (Mt 5,9), hijos del Padre (Mt 5,45) y Dios es su Padre (Mt
6,1.4.6.8.9.14.15.18.26.32; 10,20.29). No sólo cuando aparece el título Hijo de Dios, sino en
otros lugares Mt subraya la obediencia de Jesús a la voluntad del Padre. En el Padre Nuestro
tiene una petición que no está en Lc: “hágase tu voluntad” (Mt 6,10; dif. Lc 11,2). En
Getsemaní insiste en esta misma oración dos veces: “pase de mí este cáliz, pero no se haga
mi voluntad, sino la tuya” (Mt 26,39.42. En el v. 42 Mt reproduce la petición de 6,10. No
tiene paralelo en Mc 14,36). En la narración de la pasión, Mt subraya especialmente que el
destino de Jesús es la entrega libre al Padre (Mt 26,1-2. 50-54).

4.1.2. La Iglesia30

Siempre se ha considerado a Mt el evangelio eclesial por antonomasia, por dos


razones fundamentales:

1) Es el único evangelio en que aparece la palabra ekklesia, dos veces referida a la


comunidad o Iglesia local (Mt 18,17) y una referida a todo el pueblo nuevo del Mesías
Jesús (Mt 16,18). En el relato se explica el surgimiento de la Iglesia y su vida más que en
los otros evangelios.
2) 2) La obra entera, sobre todo las partes discursivas, transparentan la vida de la Iglesia.
Podemos descubrir los conflictos de la comunidad y, hasta cierto punto, sus ministerios.
Siempre está presente el interés por la actualización eclesial de lo que Jesús dijo e hizo.

En Mt 16,18, Jesús promete la construcción de su Iglesia. Sabemos que, para Mateo,


la Iglesia surge tras el rechazo que Israel ha realizado de Jesús y de todos los enviados divinos
(Mt 21,43). La aceptación de Jesús es la primera característica del nuevo pueblo de Dios. La
Iglesia de Mt está, ante todo, cualificada cristológicamente. La comunidad de Jesús en Mt es
su Iglesia (Mt 16,18), en la que él permanece para siempre y que debe continuar su misión
para todas las gentes. Aquí tenemos que recuperar dos características esenciales de Mt, que
ya conocemos.

30
Cf. R. AGUIRRE, Evangelios Sinópticos y Hechos de los apóstoles,241-242

28
Para Mt, Jesús está siempre presente en medio de su comunidad. En él se verifica la
presencia de Dios que, como decía la fórmula de la alianza, caracterizaba al pueblo de Dios.
Conocemos la función clave de 1,23; 18,20 y 28,20. Esta reinterpretación cristológica de la
fórmula de la alianza se observa no sólo en los textos mencionados (exclusivos de Mt y de
importancia singular), sino también en modificaciones que Mt introduce en la triple tradición.
Véanse los siguientes lugares de Mt comparándolos con los paralelos de Mc: 26,29 y Mc
14,25; 26,36 y Mc 14,32; 26,38 y Mc 14,34; 26,40 y Mc 14,37; 26,51 y Mc 14,47; 26,71 y
Mc 14,69. En todos Mt introduce la explicitación de la relación entre Jesús y los discípulos
mediante la expresión “con vosotros” / “con ellos” (meth’hymón/ met’autón), “conmigo” /
(met’emou), “con Jesús” / (meta Iésou). Es la misma expresión griega usada en Mt 1,23
(“Dios con nosotros”) y en Mt 28,20 (“estoy con vosotros”). Tal coincidencia y tantas
introducciones mateanas no pueden ser casuales. Se trata, además, del giro con que los LXX
expresan la pertenencia mutua de Dios y el pueblo en la fórmula de la alianza. Es claro que
Mt quiere subrayar la presencia permanente de Jesús con los suyos, la relación Jesús-
comunidad. Es la fundamentación cristológica de la vida y del ser de la Iglesia.

Mt establece una continuidad muy estricta entre Jesús y la comunidad. Al describir el


envío de los discípulos en el capítulo 10, subraya con mucho detalle la continuidad de los
discípulos con el mensaje, las obras, los comportamientos y hasta con los conflictos de Jesús,
tal como todo esto había sido presentado en la sección de los capítulos 4 al 7. A continuación,
en Mt 11,2-6, las obras de Jesús y las de sus discípulos son presentadas formando una unidad.

La Iglesia es una fraternidad que cuenta siempre con la presencia del Señor. El mismo
Jesús llama mis hermanos a sus discípulos (Mt 28,10). Los que cumplen la voluntad de su
Padre celestial forman la nueva familia de Jesús (Mt 12,46-50). Entre los discípulos deben
abolirse todas las desigualdades, así como los signos exteriores de rango y de poder, porque
en torno a Dios como único Padre y a Jesús como el solo maestro se establece una fraternidad
radical (Mt 23,8-10). Los miembros de la Iglesia son hermanos, y esta terminología se repite
cuando se trata de conflictos, porque en esas situaciones es la fraternidad el valor que peligra
y hay que salvaguardar (Mt 18,15.15.21.35).

29
4.1.3. La figura de Pedro31

Es reconocida por toda la importancia de Pedro en el primer evangelio. Sobre todo,


el texto de 16,16-20 ha hecho correr ríos de tinta y ha dado pie a grandes controversias
teológicas y confesionales. No vamos a entrar en ello, como tampoco en el complicado
problema de la tradición e historicidad del texto mencionado. Nos fijamos en el significado
de Pedro para la eclesiología de Mt. Además de los textos de la triple tradición, Mt tiene
importantes tradiciones petrinas exclusivas (Mt 14,28-33; 16,17-19; 17,24-27; 18,21).

De Pedro se hacen afirmaciones positivas: será el fundamento de la Iglesia de Jesús


(16,20), es el primero que reconoce al Señor y va a él (Mt 14,28), es el primer llamado (Mt
4,18-19; 10,2). Pero Mt no sólo no disimula sus rasgos negativos, sino que, a veces, los
acentúa: tanto su incomprensión del camino de la cruz como el reproche subsiguiente de
Jesús han sido notablemente endurecidos (Mt 16,22- 23; Mc 8,32-33); en las negaciones de
la pasión, Mt dice que Pedro «negó delante de todos» y que negó con juramento. Más aún, la
«poca fe» (Mt 14,31), el servir de «escándalo» (Mt 16,23) y «negar a Jesús», los pecados de
Pedro, son pecados típicos que acechan a los cristianos según Mateo. A veces Pedro es el
portavoz de los discípulos: la confesión de Cesárea es respuesta a «¿quién decís vosotros que
soy yo?» (Mt 16,15-16); la pregunta de Pedro en 19,27 se realiza claramente en nombre de
todos.

En ocasiones, las intervenciones de Pedro cerca de Jesús y en nombre de los


discípulos se refieren a cuestiones de la halaká (normas prácticas de comportamiento); y es
él quien recibe la respuesta de Jesús. Se suele tratar de problemas importantes en la vida de
la comunidad, sobre todo judeocristiana: sobre los alimentos puros e impuros (Mt 15,15),
sobre el perdón (Mt 18,21), sobre la relación con las instituciones judías (Mt 17,24-27).

Prácticamente todos los autores aceptan que en Mt Pedro es el prototipo de los


discípulos. Este papel es muy claro en 14,28-33. De él se dicen muchas cosas que son
características de todos: llama «Señor» a Jesús (invocación que Mt siempre pone en boca de
los discípulos; cf. Mt 8,25); en medio del peligro clama: «Señor, sálvame» (v. 30; lo mismo
los discípulos ante idéntico peligro en 8,25); Pedro tiene miedo (v. 30; los discípulos en Mt

31
Cf. R. AGUIRRE, Evangelios Sinópticos y Hechos de los apóstoles,244-247

30
14,25 s. y 8,26) y duda (v. 31; los discípulos en 28,17); Jesús reprueba a Pedro su poca fe (v.
31; el mismo reproche a los discípulos en 8,26); todos los discípulos confiesan a Jesús Hijo
de Dios (v. 33; Pedro en 16,16).

En los textos en que hace de portavoz suele ser clave su función de prototipo de los
discípulos, porque o la pregunta de Jesús o la respuesta afecta a todos ellos. Es obvio que en
los tres sinópticos hay un contraste entre la confesión de Jesús ante el sanedrín y la simultánea
negación de Pedro ante los sirvientes (Mt 26,57-75 y par). Los tres presentan magistralmente,
con el juego de esta doble escena un aspecto del discípulo y de su relación con el Maestro
proyectado en la figura de Pedro.

Para algunos autores, con lo dicho se acaba la función de Pedro en Mt. Pero
probablemente tienen razón otros muchos estudiosos que piensan que debe decirse más.
Pedro es también una figura del pasado con un papel eclesial irrepetible y decisivo. Vamos a
fijarnos brevemente en 16,17-19. Jesús declara a Pedro como la piedra sobre la que va a
edificar su Iglesia, piedra de tales características que garantizará su pervivencia en las peores
dificultades (v.18). Esto se traduce en el poder decisivo que se le confiere, con la metáfora
de las llaves, en orden al reino de los Cielos, pero que debe ejercerse en la tierra (v. 19). En
el texto posterior de 18,18, a toda la comunidad se le dirige una frase similar.

¿Cómo ejerce Pedro esta función de piedra, este poder de las llaves? Un método
correcto aconseja buscar la respuesta a la luz de lo que de Pedro se dice en el conjunto de la
obra. Lo que caracteriza a Pedro es ser quien pregunta a Jesús sobre cuestiones halákicas y
quien recibe sus enseñanzas; es investido como transmisor legítimo de la revelación divina.
Es una función doctrinal lo que le constituye en fundamento (roca) y clave (llaves) de la
Iglesia de Jesús. Se ha dicho acertadamente que, para Mt, Pedro es el supremo rabí de la
Iglesia.

En medio de la diversidad de tradiciones, a veces enfrentadas, que existían en el


cristianismo primitivo, en la comunidad de Mt acabó imponiéndose la tradición que
reivindicaba la autoridad de Pedro y que se caracterizaba por su capacidad de síntesis y
mediación entre posturas más extremas, como podían ser las versiones más radicales del
paulinismo y del judeocristianismo. Lo que hace el evangelio de Mt es proponer la tradición

31
petrina como la que debe fundamentar a toda la Iglesia, dando cohesión y permitiendo superar
todas las dificultades.

Sabemos que la vinculación con el Jesús terrestre es una preocupación fundamental


de los tres sinópticos. A Mt le interesa particularmente garantizar la vinculación con la
enseñanza moral de Jesús, y en esta tarea le corresponde un papel único e irrepetible a Pedro
como intérprete autorizado de las enseñanzas de Jesús. A diferencia de otras tradiciones
cristianas, para Mt el puesto especial de Pedro no reside en una manifestación privilegiada
del resucitado (suprime Mc 16,7; cf. 28,7; tampoco tiene nada parecido a Lc 24,34), sino en
el hecho de que Pedro fue testigo de la obra terrena de Jesús, especialmente de sus
instrucciones éticas. La función eclesial de Pedro es irrepetible y decisiva, lo cual quiere decir
que al hablar de él Mt no está presentando un ministerio de su propia comunidad ni pretende
decir nada sobre su organización.

En la Iglesia de Mt existe un ministerio de «atar y desatar» (Mt 18,18), que se formula


de forma semejante a los poderes concedidos a Pedro (Mt 16,19). ¿Qué relación existe entre
ambos textos? No tiene sentido ver en Mt 18,18 una tradición rival de Mt 16,19. Tampoco se
trata de que la comunidad o sus jefes sucedan a Pedro, una vez desaparecido éste. Por
definición, el fundamento se pone una vez y vale para siempre. Ahora bien, la comunidad de
Mt crea después sus propios ministerios y sus formas organizativas, que se consideran
apropiadas para conservar la tradición petrina. Lo que vemos en 18,18 es que en esta
comunidad hay ya un ministerio con autoridad disciplinar y que se considera ratificado por
el Señor (Mt 18,20), que llega incluso a poder separar a un miembro de la comunidad, tras
un procedimiento que se indica en los vv. 15-17. El poder de Pedro es de carácter doctrinal,
aunque dirigido a la práctica y a la disciplina. En cambio, es claro por su contexto que en
18,18 el poder de la comunidad es directamente disciplinar (aunque debe tenerse en cuenta
que en la mentalidad judía no se puede separar de forma tajante el poder disciplinar del
doctrinal).

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5. Conclusión

Podríamos imaginarnos hoy que Jesús nos hace la misma pregunta que hizo a Pedro y a
los demás apóstoles: ¿quién dice la gente que soy yo? Y, ante esta pregunta, nosotros podríamos
responder cosas semejantes a las que respondieron aquellos discípulos: mucha gente piensa
que Jesús era un gran hombre, alguien que supo andar por el mundo haciendo el bien y
predicando la justicia y la fraternidad, un profeta importante, que llegó incluso hasta dar la
vida por sus ideales.

Y entonces, después de esta pregunta, Jesús nos podría hacer la misma que les hizo a
ellos, a los discípulos: "y vosotros, ¿quién decís que soy yo?". Y nosotros, cristianos, ¿quién
decimos que es Jesús? ¿Quién es Jesús para nosotros, para nuestra vida personal, para nuestra
vida colectiva? ¿Qué responderíamos si alguien que quisiera conocer nuestra fe y se
interesara por ella nos lo preguntase? Deberíamos buscar algún rato para pensar en ello, para
volver a decirnos cuál es nuestro testimonio sobre Jesucristo.

Hemos analizado la respuesta de Pedro ante la pregunta del Señor y el contexto en el cual
dijo: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.» Esta fe de Pedro quiere ser también la nuestra.
en su fe, en la fe que pedro manifiesta, se fundamenta nuestra fe. Por lo que el propio Jesús
le dijo: porque aquella profesión de fe, aquella afirmación de confianza en Jesús, no le salió
sólo como fruto de su experiencia, no fue sólo el resultado de su capacidad de observación o
de su inteligencia, sino que fue bastante más que esto. fue una semilla que el padre había
plantado en él, una semilla que debía crecer, que se debía extender a todas partes, que debía
llegar también hasta nosotros.

La fe de Pedro, la fe que el Padre plantó en su corazón, es el modelo de la fe de todo


cristiano. Todos nosotros hemos recibido la fe de aquellos hombres que seguían a Jesús y que
se ilusionaban con sus palabras y sentían que en él había una fuerza y una esperanza que les
ensanchaba el alma. Sobre esta piedra, sobre la roca firme de la fe de Pedro, ha llegado hasta
nosotros este anuncio gozoso: Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Jesús es para nosotros
aquel que puede llenar de esperanza y de vida nuestro camino cotidiano. Jesús es aquel que
hace presente, a cada paso de nuestra existencia, todo ese inmenso don de gozo y de amor y
de paz que es Dios.

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6. Bibliografía

AGUIRRE, R., Evangelios Sinópticos y Hechos de los apóstoles, Navarra 1992.


BONNARD, P., Evangelio según San Mateo, Madrid 1976
BROWN, R., Comentario bíblico San Jerónimo, Madrid 1972.
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2007.
CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II, Constitución Dogmática Dei Verbum (18 de
noviembre de 1965), 21: AAS 58 (1966).
DE TUYA, M., Biblia Comentada. Texto de la Nácar-Colunga. Va Evangelios.
LEVORATTI, J., Comentario Bíblico Latinoamericano, Navarra 2007.
PIKAZA, J., Teología de los Evangelios de Jesús, Salamanca 1977.
RADERMAKERS. J., Evangelio de Mateo en: AA.VV. Evangelios sinópticos y Hechos de
los apóstoles, Madrid 1981.
SCHMIT, J., El evangelio según san Mateo, Barcelona 1967.
TRILLING, W., El Nuevo Testamento y su mensaje: El Evangelio según San Mateo,
Barcelona 1980.
ULRICH, L., El Evangelio según San Mateo, Salamanca 2001.

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