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¡Madre del Carmelo,
danos tu consuelo!
Las cosas importantes hay que prepararlas, por
ello vamos a prepararnos para celebrar la fiesta
de nuestra Madre, la Virgen del Carmen, patro-
na de nuestra comunidad parroquial. Y lo hare-
mos siguiendo la tradición de la Iglesia, con una
novena, nueve días a través de los cuales nos
acercaremos a María, Reina y hermosura del
Carmelo, pidiendo nos haga experimentar el
consuelo que viene de parte de Dios.
Quizá haya en nuestra vida penas tan profundas
y amargas para las que difícilmente hay consue-
lo en esta vida (Mt 2,18), pero también hay lágrimas
que serán consoladas y se convertirán en ale-
gría (Mt 5,4). Por ello tomamos consciencia de que
en esta andadura del camino no vamos solos,
solos no podemos, nos consuela la presencia de
Dios que se hace fuerza y esperanza en nuestra
debilidad. Y aquí, la Virgen Santísima, nuestra
madre y hermana, se nos presenta como testigo
que nos invita a estar abiertos a la acción salva-
dora de Dios, siendo disponibles para colaborar
con él, para que su Reino continúe creciendo en
nuestro mundo.
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El consuelo de Dios es la fuerza que viene
de él, ya sea en la situación de la enferme-
dad, del luto, de la tribulación, del pecado;
nos levanta y nos permite reemprender la
vida llenos de esperanza. Estos son tiempos
en los que, como Iglesia, nos urge el ser-
vicio de la consolación para mostrar que
Dios consuela para siempre a los pobres y
a los afligidos (1Cor 14,3; Rom 15,5).
Que en esta misión nos acompañe santa
María del Monte Carmelo, mujer orante
y misionera, quien en su escapulario nos
ha dejado un signo de su cuidado y protec-
ción, de su ternura que se muestra como
cubriendo nuestra pequeñez. Vivamos
estos días en estado, en actitud de novena,
dejando que la Virgen Santísima nos ayu-
de a experimentar el consuelo de Dios.
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DÍA 1
Confiar en las
promesas de Dios
Antífona
Dulce madre del Carmelo, sé nuestro
amparo y consuelo.
Lectura
“Consuelen, consuelen a mi Pueblo, dice su
Dios. Hablen al corazón de Jerusalén” (Is 40,1-2).
Dios es fuente de consolación, y la realiza cum-
pliendo sus promesas. Los grandes creyentes
en la Sagrada Escritura como Abraham y los
profetas, supieron fiarse de estas promesas de
Dios y ponerse siempre en camino colaboran-
do con su realización. En el Nuevo Testamento,
María aparece como modelo del creyente que
acoge la Palabra a tal punto que se hace carne
en ella, por eso es bienaventurada: “dichosa tú
porque has creído” (Lc 1,45). Confiando en Dios y su
Palabra, la Virgen dice sí al proyecto salvador
de Dios, y experimenta el consuelo que viene
de él, así lo canta en el magníficat: “se alegra
mi espíritu en Dios mi salvador…” (Lc 1,46).
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¿Te fías de las promesas de Dios? ¿hacia dón-
de te están invitando a avanzar esas promesas?
Pídele a María, madre de los creyentes, que te
enseñe a poner toda tu confianza en Dios y en
la salvación que él quiere para nuestro mundo.
Responsorio
Carmelita del consuelo, Madre de misericordia,
muéstranos el rostro dulce y tierno de Dios.
Presentar la gracia o necesidad personal por la cual
se está ofreciendo la novena.
Padrenuestro…, Ave María…, Gloria…
Oremos
Te pedimos, Señor, que nos asista con la
intercesión poderosa la Santísima Virgen
María, Reina y Madre del Carmelo, para que,
guiados por su ejemplo y protección, llegue-
mos hasta la cima del monte de la perfección
que es Cristo, que vive y reina por los siglos
de los siglos. Amén.
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DÍA 2
La presencia de Dios
que nos consuela
Antífona
Dulce madre del Carmelo, sé nuestro
amparo y consuelo.
Lectura
“No temas, porque yo estoy contigo,
no te inquietes, porque yo soy tu Dios; yo te
fortalezco y te ayudo, yo te sostengo con mi
mano victoriosa” (Is 41,10).
El consuelo de Dios también nos viene de expe-
rimentar su presencia continua en la vida, por-
que Él mismo es nuestro consuelo, por eso es
llamado “consolación de Israel” (Is 2,25). La vida
de María ha sido una existencia vivida en la
presencia de Dios: «¡Alégrate!, llena de gracia,
el Señor está contigo» (Lc 1,28). De esta presencia
nace el consuelo de sabernos sostenidos y acom-
pañados por Dios que siempre está atento de
nosotros y cuenta con nuestra colaboración; por
ello, esta certeza merece una bienaventuranza:
«¡Dichoso el que tú eliges y acercas!» (Sal 65,5).
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¿Cómo experimentás la presencia consoladora
de Dios en tu vida? Vive este día abierto a esta
presencia de Dios que te acompaña siempre
y transforma tu vida. Que nuestra madre, la
Virgen del Carmen, nos haga experimentar la
alegría de saber que Dios está con nosotros y
nos fortalece en nuestras luchas.
Responsorio
Carmelita del consuelo, Madre de misericordia,
muéstranos el rostro dulce y tierno de Dios.
Presentar la gracia o necesidad personal por la cual
se está ofreciendo la novena.
Padrenuestro…, Ave María…, Gloria…
Oremos
Te pedimos, Señor, que nos asista con la
intercesión poderosa la Santísima Virgen
María, Reina y Madre del Carmelo, para que,
guiados por su ejemplo y protección, llegue-
mos hasta la cima del monte de la perfección
que es Cristo, que vive y reina por los siglos
de los siglos. Amén.
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DÍA 3
Jesús, Dios que consuela
Antífona
Dulce madre del Carmelo, sé nuestro
amparo y consuelo.
Lectura
“El Espíritu del Señor está sobre mí…
Él me envió a llevar la Buena Noticia a los
pobres, a anunciar la liberación a los cauti-
vos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a
los oprimidos y proclamar un año de gracia
del Señor. Jesús cerró el Libro, lo devolvió
al ayudante y se sentó. Todos en la sinagoga
tenían los ojos fijos en él. Entonces comenzó
a decirles: «Hoy se ha cumplido este pasaje
de la Escritura que acaban de oír»” (Lc 4,18-21).
En Jesús podemos palpar el consuelo de Dios,
por su encarnación se constituye en nuestro
Consolador al haber compartido nuestros
dolores y tentaciones, lleno de compasión se
acerca a todo aquel que sufre para liberarle del
mal, por ello Jesús es también el “vino nuevo”
capaz de saciar nuestra ansia de felicidad
(Jn 2,1-12). María también ha experimentado este
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consuelo que viene de Jesús, por ello siempre
nos dice: «Hagan todo lo que él les diga» (Jn 2,15).
¿Has experimentado la alegría del Evangelio?
¿la alegría de la salvación? Vive este día con
el gozo de ser discípulo misionero de Jesús.
Que María, Reina y hermosura del Carmelo,
ponga en tu corazón el deseo de compartir la
alegría de ser creyente con los demás.
Responsorio
Carmelita del consuelo, Madre de misericordia,
muéstranos el rostro dulce y tierno de Dios.
Presentar la gracia o necesidad personal por la cual
se está ofreciendo la novena.
Padrenuestro…, Ave María…, Gloria…
Oremos
Te pedimos, Señor, que nos asista con la
intercesión poderosa la Santísima Virgen
María, Reina y Madre del Carmelo, para que,
guiados por su ejemplo y protección, llegue-
mos hasta la cima del monte de la perfección
que es Cristo, que vive y reina por los siglos
de los siglos. Amén.
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DÍA 4
Espíritu Santo consolador
Antífona
Dulce madre del Carmelo, sé nuestro
amparo y consuelo.
Lectura
“yo rogaré al Padre, y él les dará otro Paráclito
para que esté siempre con ustedes: el Espíritu
de la Verdad, a quien el mundo no puede re-
cibir, porque no lo ve ni lo conoce. Ustedes, en
cambio, lo conocen, porque él permanece con
ustedes y estará en ustedes” (Jn 14,16-17).
Con la palabra Paráclito se designa a
aquel que está llamado a ayudar, el con-
solador, por ello mismo es el nombre del
Espíritu Santo. El Espíritu de consolación
es quien asiste a los discípulos recordándo-
les las palabras de Jesús y santificándolos
en la verdad. Todo en María es fruto de la
acción del Espíritu, ella se dejó guiar en todo
momento por él: «El Espíritu Santo descen-
derá sobre ti y el poder del Altísimo te cubri-
rá con su sombra» (Lc 1,35), y al final, la vemos
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perseverando en oración con los discípulos
en espera de Pentecostés (Hch 1,14).
¿Cómo es tu relación con el Espíritu Santo?
¿te dejas mover por sus inspiraciones? Vive este
día atento a las insinuaciones del Espíritu. Que
María, viña florida, te enseñe a dar frutos
de santidad, dejando que el Espíritu de Jesús
actúe en tu vida.
Responsorio
Carmelita del consuelo, Madre de misericordia,
muéstranos el rostro dulce y tierno de Dios.
Presentar la gracia o necesidad personal por la cual
se está ofreciendo la novena.
Padrenuestro…, Ave María…, Gloria…
Oremos
Te pedimos, Señor, que nos asista con la
intercesión poderosa la Santísima Virgen
María, Reina y Madre del Carmelo, para que,
guiados por su ejemplo y protección, llegue-
mos hasta la cima del monte de la perfección
que es Cristo, que vive y reina por los siglos
de los siglos. Amén.
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DÍA 5
La Palabra que consuela
Antífona
Dulce madre del Carmelo, sé nuestro
amparo y consuelo.
Lectura
“Este mandamiento que yo te ordeno hoy no
es muy difícil para ti, ni fuera de tu alcance.
No está en el cielo, para que digas: “¿Quién
subirá por nosotros al cielo para traérnoslo y
hacérnoslo oír, a fin de que lo guardemos?”
Ni está más allá del mar, para que digas:
“¿Quién cruzará el mar por nosotros para
traérnoslo y para hacérnoslo oír, a fin de que
lo guardemos?” Pues la palabra está muy
cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, para
que la guardes»” (Dt 30,11-14).
Dios siempre tiene para nosotros una
palabra que nos consuela, que nos ilumi-
na y nos compromete; esta palabra se oye
mejor cuando se hace silencio y se escu-
cha en lo secreto del corazón. María es
modelo del discípulo que sabe meditar
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todas las cosas en su interior para hacer vida
la Palabra de Dios (Lc 2,19).
Recuerda alguna palaba que has recibido de
parte de Dios y que haya marcado tu vida, ¿a
quién o qué le has dado poder para dejarte
robar esa palabra y la paz en tu interior? Que
María, virgen singular, te ayude a vivir todo
desde tu interior, amando a Dios con un amor
completamente desinteresado, acogiendo su
palabra en todo momento.
Responsorio
Carmelita del consuelo, Madre de misericordia,
muéstranos el rostro dulce y tierno de Dios.
Presentar la gracia o necesidad personal por la cual
se está ofreciendo la novena.
Padrenuestro…, Ave María…, Gloria…
Oremos
Te pedimos, Señor, que nos asista con la
intercesión poderosa la Santísima Virgen
María, Reina y Madre del Carmelo, para que,
guiados por su ejemplo y protección, llegue-
mos hasta la cima del monte de la perfección
que es Cristo, que vive y reina por los siglos
de los siglos. Amén.
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DÍA 6
Consuelo en la tribulación
Antífona
Dulce madre del Carmelo, sé nuestro
amparo y consuelo.
Lectura
“Bendito sea Dios, el Padre de nuestro
Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y
Dios de todo consuelo, que nos reconforta en
todas nuestras tribulaciones, para que noso-
tros podamos dar a los que sufren el mismo
consuelo que recibimos de Dios. Porque, así
como participamos abundantemente de los
sufrimientos de Cristo, también por medio
de Cristo abunda nuestro consuelo” (2Cor 1,3-7).
Según el apóstol Pablo, la consolación de
Dios brota en medio de la misma tribula-
ción, cuando conscientes de nuestra pe-
queñez nos dejamos en las manos de Dios,
experimentando la fuerza que viene de su
compañía, la fuerza del Señor crucificado y
resucitado que nos sostiene. Sabemos de la
gran tribulación de María al pie de la cruz,
allí experimentó el consuelo de su hijo que le
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encomendaba consolar a sus discípulos:
“Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo».
Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a
tu madre» (Jn 19, 26-27).
¿Cómo has experimentado la presencia ma-
ternal de María en tu vida? Vive este día de
manos de la Virgen, agradece su presencia
de madre y hermana mayor que te guía en tu
caminar. Que María, madre amable, te haga
experimentar su constante protección.
Responsorio
Carmelita del consuelo, Madre de misericordia,
muéstranos el rostro dulce y tierno de Dios.
Presentar la gracia o necesidad personal por la cual
se está ofreciendo la novena.
Padrenuestro…, Ave María…, Gloria…
Oremos
Te pedimos, Señor, que nos asista con la
intercesión poderosa la Santísima Virgen
María, Reina y Madre del Carmelo, para que,
guiados por su ejemplo y protección, llegue-
mos hasta la cima del monte de la perfección
que es Cristo, que vive y reina por los siglos
de los siglos. Amén.
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DÍA 7
Consuelo de la vida futura
Antífona
Dulce madre del Carmelo, sé nuestro
amparo y consuelo.
Lectura
“No queremos, hermanos, que vivan en la
ignorancia acerca de los que ya han muerto,
para que no estén tristes como los otros, que
no tienen esperanza. Porque nosotros creemos
que Jesús murió y resucitó: de la misma mane-
ra, Dios llevará con Jesús a los que murieron
con él…y así permaneceremos con el Señor
para siempre. Consuélense mutuamente con
estos pensamientos” (1Te 4,13-18).
Cristo es, en efecto, fuente de toda consola-
ción, en particular para los que por la muerte
se hallan separados de sus seres queridos, pues
Él ha vencido la muerte y quien creen Él ten-
drá vida eterna. Así, la certeza de compartir
la vida futura con Dios nos llena de esperanza
y nos alienta a vivir a profundidad cada ins-
tante de la vida. María asunta al cielo, en su
advocación del Carmelo y con la prenda que
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nos ha dado en el escapulario, es un signo que
alimenta la esperanza del encuentro con Dios
en la vida eterna bajo su cuidado y protección.
¿Qué significa para ti portar el escapulario?
¿qué significa para ti la vida eterna que Dios nos
ofrece? Vive este día agradeciendo que la últi-
ma palabra en nuestra vida no lo tiene la muerte
sino Dios, Señor de la vida. Que María, esplen-
dor del cielo, aliente siempre nuestra esperanza.
Responsorio
Carmelita del consuelo, Madre de misericordia,
muéstranos el rostro dulce y tierno de Dios.
Presentar la gracia o necesidad personal por la cual
se está ofreciendo la novena.
Padrenuestro…, Ave María…, Gloria…
Oremos
Te pedimos, Señor, que nos asista con la
intercesión poderosa la Santísima Virgen
María, Reina y Madre del Carmelo, para que,
guiados por su ejemplo y protección, llegue-
mos hasta la cima del monte de la perfección
que es Cristo, que vive y reina por los siglos
de los siglos. Amén.
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DÍA 8
Consuelo en las
cosas pequeñas
Antífona
Dulce madre del Carmelo, sé nuestro
amparo y consuelo.
Lectura
“En aquel tiempo, Jesús dijo: «Te alabo,
Padre, Señor del cielo y de la tierra, por ha-
ber ocultado estas cosas a los sabios y a los
prudentes y haberlas revelado a los pequeños.
Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me
ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al
Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al
Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se
lo quiera revelar” (Mt 11,25-27).
Dios suele consolarnos, más que en los gran-
des acontecimientos, a través de las cosas
sencillas, como una brisa tenue o el silencio,
como lo hizo con el profeta Elías. Dios tam-
bién, gusta llamar a los pequeños y sencillos
para que colaboren con su misión, por ello
puso sus ojos en la humidad María: “él miró
con bondad la pequeñez de su servidora. En
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adelante todas las generaciones me llamarán
feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí
grandes cosas: ¡su Nombre es santo!” (Lc 1,48-49).
¿Cuáles secretos del reino te ha revelado Dios
cuando has tomado consciencia de tu pequeñez
y fragilidad? Disfruta hoy de las cosas pequeñas a
través de la cuales Dios te muestra su amor. Que
María, la pequeña nubecilla, signo de la bendi-
ción de Dios, te ayude a acoger con amor tu pe-
queñez, y a estar siempre disponible al proyecto
de Dios, más allá de tus temores y limitaciones.
Responsorio
Carmelita del consuelo, Madre de misericordia,
muéstranos el rostro dulce y tierno de Dios.
Presentar la gracia o necesidad personal por la cual
se está ofreciendo la novena.
Padrenuestro…, Ave María…, Gloria…
Oremos
Te pedimos, Señor, que nos asista con la
intercesión poderosa la Santísima Virgen
María, Reina y Madre del Carmelo, para que,
guiados por su ejemplo y protección, llegue-
mos hasta la cima del monte de la perfección
que es Cristo, que vive y reina por los siglos
de los siglos. Amén.
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DÍA 9
Consolar al triste
y afligido (Jn 11,19-31)
Antífona
Dulce madre del Carmelo, sé nuestro
amparo y consuelo.
Lectura
“Los justos le responderán: “Señor, ¿cuándo
te vimos hambriento, y te dimos de comer;
sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te
vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y
te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o
preso, y fuimos a verte?”. Y el Rey les res-
ponderá: “Les aseguro que cada vez que lo
hicieron con el más pequeño de mis her-
manos, lo hicieron conmigo” (Mt 25,37-40).
El consuelo y la misericordia que experi-
mentamos de parte de Dios nos compro-
mete a que seamos mediación de su amor
para con nuestros hermanos más desvali-
dos. Dios suele dar a quien busca su volun-
tad un corazón grande para amar y manos
para servir, así lo vemos en María, quien
con prontitud se pone en camino, en au-
xilio de su prima santa Isabel (Lc 1,39-45).
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Ve a tu alrededor, mira este mundo tan
necesitado del consuelo y la misericordia de
Dios ¿a qué te mueve, a qué te comprome-
te? Pídele a María, flor del Carmelo, que
te ayude a dar frutos de auténtica caridad
y solidaridad para con tus hermanos, por-
que cuando consolamos a los que sufren,
nuestra vida es más saludable.
Responsorio
Carmelita del consuelo, Madre de misericordia,
muéstranos el rostro dulce y tierno de Dios.
Presentar la gracia o necesidad personal por la cual
se está ofreciendo la novena.
Padrenuestro…, Ave María…, Gloria…
Oremos
Te pedimos, Señor, que nos asista con la
intercesión poderosa la Santísima Virgen
María, Reina y Madre del Carmelo, para que,
guiados por su ejemplo y protección, llegue-
mos hasta la cima del monte de la perfección
que es Cristo, que vive y reina por los siglos
de los siglos. Amén.
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