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Cómo Iniciar La Practica

Espiritualidad
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¡Cómo iniciar la práctica!.

La primera etapa consiste en volcar la atención hacia


dentro y donde mirar, prestar atención. No hacen falta ejercicios adicionales para el
desarrollo de la atención, pues la misma percepción de la propia existencia se
tomará como objeto de atención.
De entre todo lo que compone a una individualidad, no cabe duda que la vida está
presente en cada uno de nosotros, por lo tanto, esa percepción va a ser desde el
principio el objeto de atención, y por favor, no cometáis el error de aplicar lo que
creéis conocer en este tema. Los pensamientos dejarán de aparecer en cuanto la
atención vuelta hacia el interior alcance el grado necesario de intensidad,
entonces se darán cuenta de que YO, el observador se mira a sí mismo para
sentirse presente y que esa mirada desaparece en cuanto la atención se afloja.
Consciencia mirando a la consciencia en el espejo, es solo el principio,
naturalmente, esta práctica la deberán llevar a todos los ámbitos de su vida. A esta
etapa inicial se la denomina: “Presencia de Yo” y requiere de mucho esfuerzo por su
parte.
No se esfuerce por lo que ocurra, uno u otro hecho. Simplemente, aprenda a
situarse en actitud de estar Presente, en la expectativa de lo que acontece “dentro”
de sí mismo.
El Presente no se hace a voluntad; simplemente, fluye en forma de “aquí y ahora” y
es atrapado sin esfuerzo en el acto de la cognición en forma de atención en sí
misma.
Gozo supremo le es dado al meditador que, logrando el silencio mental, rasga los
velos de la ilusión y se lanza al encuentro del abismo “sin forma” cuyo sustento es
la Conciencia Pura No-dual, cuyo sostén es el Presente y su esencia es la Existencia
sin límites y la Bienaventuranza Absoluta.
Los poderes psíquicos suelen emerger de manera espontánea con el transcurrir de
meses o años de prácticas. Sin embargo, no existe una condición de relación entre
ellos y una vivencia clara, real y coherente de la realidad No-dual.
Usted ya existe y, además sabe que existe; eso es suficiente. Tiene lo necesario
para el encuentro con la No-dualidad: posee el don de Ser y Saber; nada más se
requiere. Simplemente, fluya siendo Aquello que siempre ha Sido; no lo tiña de
género, profesión, anhelo o caracterización alguna de cognición. Tan sólo fluya
Siendo y Sabiendo que Existe, sin tener que interpretarlo, relacionarlo, inferirlo o
compararlo con cualquier otro contenido evocado.
En la soledad, la dificultad consiste en comprender que lo esencial no es
actuar, sino ser. En la soledad se va a escuchar, a percibir el susurro del
silencio. El silencio tiene una voz. El silencio habla. El silencio enseña. Nos
dice algo.
El último escollo de la soledad y del desierto interiorizado, puede parecer cruel.
Estamos atados a las formas: podemos estar estrechamente ligados a nuestra raza,
nuestra patria, nuestra familia, a una tradición, una religión precisa. En la soledad,
es posible que seamos abandonados por las formas. Nunca tenemos que
abandonar las formas, sino que tenemos que aceptar que ellas nos
abandonen.
Una vez más, en la soledad, no hay nada que adquirir, solamente
despojarse.
No digo que usted deba seguir rechazando pensamientos. Si se apega a usted
mismo, al pensamiento del “yo”, y su interés le mantiene en ese solo pensamiento,
otros pensamientos serán rechazados y desaparecerán automáticamente.

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