Independencia de Texas (1836)
El Álamo, San Antonio de Béjar, Texas.
Al lograr su independencia, México era un vasto territorio de poco más de 4 millones de kilómetros
cuadrados, con una escasa población de casi 6.5 millones de habitantes, la mayoría concentrados
en el centro y sur del territorio y en las principales ciudades como la Ciudad de México, Monterrey,
Zacatecas, Puebla, entre otras.
La lejanía, el difícil acceso a la región norte llamado el septentrión, las divisiones internas de los
grupos políticos y la falta de recursos del país impedían regular la situación del norte, al mismo
tiempo que frenar la ambición de colonos extranjeros y acaparadores de tierra, y la política
expansionista del gobierno de los Estados Unidos. Dando por resultado la guerra que culminó con
la separación de Texas (1836) de México y su posterior anexión a los Estados Unidos (1846).
Texas durante la época colonial
Misión de San Antonio de Valero.
El territorio que comprende el estado de Texas formó parte del imperio Español desde 1535
cuando fue descubierta por Alvar Núñez Cabeza de Vaca, explorador español.
Durante la época colonial, las autoridades fundaron cuatro presidios y diez misiones, de las
cuales solo una logro sobrevivir: San Antonio de Valero y su presidio adjunto llamado San
Antonio de Béjar fundados en 1718. La primera colonia civil en la provincia de Texas estuvo
formada por 16 familias y cuatro solteros provenientes de Santa Cruz de Tenerife (Islas
Canarias): 56 personas en total. Origen de lo que después fue la ciudad de San Antonio, capital
de Texas.
Para frenar la expansión de los Estados Unidos, España aceptó firmar el “ Tratado de amistad,
arreglo de diferencias y límites entre su Majestad Católica y los Estados Unidos de
América” y accedió la Florida Occidental. En el tratado se ofreció a los españoles que vivían en
los territorios perdidos, vivir en Texas. En 1820 se otorgó el permiso a Moisés Austin para
establecerse en Texas con 300 familias. El gobierno español autorizó a los colonos más de 400
hectáreas de tierra por familia y exención de impuestos, con las siguientes condiciones:
prohibición de vender las tierras, ser católicos, no introducir esclavos, hablar el idioma español y
acatar la constitución española. Estas condiciones atrajeron a muchos colonos sobre todo
estadounidenses y emigrantes europeos.
A cambio, Estados Unidos renunció a los reclamos sobre Texas y ganó la posibilidad de reclamar
territorio hasta el océano Pacífico (transcontinentalidad).
Independencia de Texas
A pesar de que el gobierno mexicano aceptó las exigencias de los colonos, los texanos
encabezados por Samuel Houston y un grupo de anexionistas, declararon su independencia en
1836, con el pretexto estar en contra del gobierno centralista impuesto en México, apoderándose
de San Antonio Béjar y de El Álamo.
Paralelamente el gobierno de Estados Unidos establece tropas militares en la frontera de Texas
con el pretexto de cuidar la integridad del territorio estadounidense y el gobierno mexicano,
liderado por Santa Anna organizó un ejército de aproximadamente 6 mil hombres para enfrentar
la rebelión.
En marzo de 1836 el ejército mexicano tomó El Álamo fusilando a los defensores del fuerte, así
como a los prisioneros capturados. Santa Anna dividió a su ejército en tres secciones, al mando
de una de ellas salió en persecución de Samuel Houston hasta el río San Jacinto donde decidió
descansar. Allí fue sorprendido y, después de una batalla donde perdieron la vida 500 soldados,
fue apresado por el general Houston.
Cuadro: Rendición de Santa Anna a Samuel Houston.
El presidente mexicano a cambio de su vida, firmó los Tratados de Velasco, donde se
comprometía a no tomar las armas contra Texas, a apoyar su independencia, a reconocer los
límites hasta el río Grande (río Bravo) y a suspender las operaciones bélicas. A pesar de que
Santa Anna era un prisionero, el general Vicente Filisola acató las órdenes de retirar las tropas
mexicanas. Apoyados por el gobierno estadounidense, quienes proporcionaron armas, dinero y
voluntarios, declararon en Washington la Independencia de la República de Texas el 2 de
marzo de 1836.
Guerra México-Estados Unidos 1846-1848
Desembarco estadounidense en Veracruz en 1846.
El gobierno estadounidense siempre tuvo el interés de apropiarse del territorio norte de México,
hacia 1840 los conflictos entre estos dos países se agudizaron porque el gobierno mexicano no
cedió ante las presiones políticas para vender los territorios del norte.
Tomando como pretexto las reclamaciones de ciudadanos estadounidenses, el presidente James
Polk autorizó al general Zacarías Taylor en enero de 1846 a avanzar sus tropas hacia el río
Grande, territorio mexicano, provocando al ejército nacional que se encontraba en esa zona, a los
cuales el gobierno estadounidense acusó de agresores declarando la guerra en marzo de 1846.
Desde ese momento, el país fue invadido por el ejército estadounidense por diferentes frentes:
El Coronel Stephen Kearney. Nuevo México y la Alta California
El General Zacarías Taylor. Coahuila, Nuevo México y Tamaulipas
John Wool. Chihuahua
Winfield Scott. Veracruz, emprendió la Ruta de Cortes para llegar a México
La marina de Estados Unidos bloqueó todos los puertos del Golfo de México y del Pacífico,
impidiendo el comercio exterior y el pago de impuestos en las aduanas La guerra fue una cadena
de derrotas para el ejército mexicano que se encontraba sin armas ni municiones, sin comida, mal
preparados.
Para retirar sus tropas, Estados Unidos envió a Nicholas P. Trist a negociar un tratado de paz con
la exigencia de obtener los estados de Nuevo México y Alta California, además de libre tránsito por
Tehuantepec. El gobierno mexicano no aceptó tales condiciones y la invasión continuó. Los
estadounidenses llegaron a la entrada de la Ciudad de México; en Tlalpan vencieron al General
Anaya y sus escasas tropas, vencieron en la batalla de Padierna, Churubusco, Casa Mata, Molino
de Rey y Chapultepec. El 14 de septiembre de 1848 el ejército invasor se instaló en Palacio
Nacional.
Mientras tanto el país “no contaba con la preparación ni con la unidad social que se requería y
mucho menos con los recursos económicos necesarios para afrontar una guerra… Fue necesario
recurrir a préstamos forzosos a particulares y al Iglesia y aumentar los impuestos” (López,
2000:135).
El presidente Antonio López de Santa Anna renunció, después de una triste derrota en Cerro
Gordo. El presidente de la Suprema Corte de Justicia, Manuel de la Peña, asumió el cargo y
negoció la paz, en contra de algunos federalistas que se opusieron.
El 2 de febrero de 1848 se firmó el Tratado de Guadalupe-Hidalgo, poniendo fin a la invasión a
cambio de Nuevo México y Alta California (poco más de dos millones de kilómetros cuadrados) y
una indemnización de 15 millones de pesos por daños al país.
La invasión de Estados Unidos (1846-1848) fue uno de los episodios más negros de nuestra
historia por muchos motivos: por la sangre derramada de miles de mexicanos, por la incapacidad
de los gobernantes para hacer a un lado las diferencias ideológicas y hacer una defensa efectiva,
por la ambición de militares como Santa Anna, por la mutilación al territorio.