I.S.S.N.
0001-01 Comentarios Jurisprudenciales Nº 1 (01-10), 2024, Universidad Católica de la Santísima Concepción (Chile)
Divorcio Culposo en Chile. Sentencia de la Excma. Corte... / Javiera Quijada González
Divorcio Culposo en Chile.
SENTENCIA DE LA EXCMA. CORTE SUPREMA
DE 30 DE JULIO DE 2020
JAVIERA QUIJADA GONZÁLEZ.
Universidad Católica de la Santísima Concepción
Chile
DOCTRINA
A justamente dos décadas de la inclusión del divorcio en nuestro ordenamiento
jurídico como una de las causales de término del vínculo matrimonial, la doctrina ha
trabajado en él de forma académica, señalando una clasificación entre “divorcio
remedio” y “divorcio sanción”, siendo este último también llamado divorcio culposo,
estableciéndose una causal genérica en su aplicación y un catálogo ejemplar de
conductas reprochables y conducentes a la disolución de aquel vínculo. Hoy en día, y
gracias a los avances a gran escala del Derecho de Familia, la evolución de la misma,
y un ordenamiento cada vez más enjambrado entre normas y disposiciones, hacen
imperante hoy en día despejar de toda duda una correcta utilización de las normas, a
veces fácticas, pero normas que, al fin y al cabo, se deben respetar y aplicar.
Palabras clave: divorcio; divorcio por culpa; artículo 54 N°1; Ley 19.947; violación grave;
matrimonio; deberes y obligaciones; torne intolerable la vida en común.
Comentarios Jurisprudenciales Nº 1 (01-10), 2024, Universidad Católica de la Santísima Concepción (Chile) I.S.S.N. 0001-01
Divorcio Culposo en Chile. Sentencia de la Excma. Corte... / Javiera Quijada González
I. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
La sentencia que comentamos se pronuncia sobre la corrección del fondo de un
divorcio culposo interpuesto a través de una demanda reconvencional, la cual fue
rechazada tanto en primera como en segunda instancia, a pesar de contar con un
gran repertorio probatorio sobre los hechos constitutivos de violación grave a los
deberes y obligaciones que impone el matrimonio a los contrayentes, y que bajo la
lógica del tribunal de fondo, no se daba por acreditada dicha violación,
rechazándose la pretensión de la actora reconvencional, siendo esto corregido en
ultima ratio por la Excelentísima Corte Suprema.
II. SENTENCIA
“Santiago, treinta de julio de dos mil veinte.
En cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 785 del Código de Procedimiento
Ci- vil, se dicta la siguiente sentencia de reemplazo:
VISTO:
Se reproduce la sentencia en alzada con excepción de los considerando sexto, séptimo,
octavo desde la expresión no seguida de la coma, hasta resolverá que se eliminan;
De la sentencia de casación se reproduce los fundamentos tercero y cuarto
Y SE TIENE, ADEMÁS, PRESENTE
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Primero: Que en el presente proceso, el demandante ha solicitado se declare la
separación judicial de su cónyuge, invocando lo que dispone el artículo 27 de la Ley N
19.947 pues se encuentra separado de hecho desde el mes de junio de 2016, residiendo,
ambos, en distintos domicilios, sin que se haya reanudado la vida en común, por lo que
pide se acoja su pretensión y además se declare el término de la sociedad conyugal. A
su turno, la demandada ha deducido demanda reconvencional de divorcio por culpa.
Atendidos los efectos que conllevan ambas instituciones, resulta manifiesto que ambas
son incompatibles, desde que mientras la primera declara el derecho de los cónyuges a
suspender la convivencia, sin disolver el vínculo conyugal, lo distintivo del divorcio, es
que pone término al matrimonio. En razón de lo anterior, es menester determinar,
conforme al mérito de la prueba rendida, la procedencia de una u otra acción. En
relación a la demanda principal, el artículo 27 de la Ley N 19.947, señala que “(…),
cualquiera de los cónyuges podrá solicitar al tribunal que declare la separación cuando
hubiere cesado la convivencia”, situación fáctica que, en la especie, la sentencia en
alzada ha dado por establecida, por lo que, en principio, concurren los supuestos para la
antedicha declaración. Sin embargo, atendido lo antes expuesto, para emitir un
pronunciamiento en torno a su procedencia, corresponde analizar previamente la acción
de divorcio por culpa demandada reconvencionalmente.
Segundo: Que para efectos de una adecuada decisión es menester tener presente, en
primer término, que el libelo reconvencional señala, al demandar el divorcio culposo
que, en lo que interesa, la cónyuge desde que el hijo común tenía cinco años de edad,
comenzó a tener problemas por distanciamiento afectivo con su pareja, quien, además,
constante y reiteradamente, la descalificaba como mujer y madre, ejerciendo control
económico completo en el hogar pues ella se dedicaba, exclusivamente, a los cuidados
del niño que padece de alergia alimentaria, asma y dificultades dermatológicas. Añade
que debido a los problemas que tenía, inició intervención psiquiátrica, con la doctora
doña Soledad Ferrada, quien la diagnosticó con angustia, labilidad emocional,
alteración del sueño, cansancio físico y trastorno adaptativo mixto, medicándola con
antidepresivos, ansiolíticos e hipnóticos, tratamiento que no mejoró su estado; mientras
el demandado continuaba con sus malos tratos de carácter psicológico, agudizando los
problemas de convivencia familiar al descubrir que le fue infiel. En razón de lo anterior
presentó una denuncia por violencia intrafamiliar que se tramitó bajo el Rol F-180-
2016, donde se arribó a una suspensión condicional de la dictación de la sentencia, en
la audiencia de 17 de agosto de 2016, reconociendo el demandado los hechos
denunciados y se decretó su ingreso al Centro de Hombres por una Vida Sin Violencia,
tratamiento que no cumplió; en tanto, a ella se la derivó al Centro de la Mujer,
dependiente del SERNAM. Manifiesta que a propósito de la acusación interpuesta en la
causa de violencia intrafamiliar, la vida en común se tornó intolerable, terminando la
relación matrimonial. Alega que los hechos descritos constituyen una violación grave
de los deberes y obligaciones que impone el matrimonio, ya que son atentatorios contra
su integridad psíquica, lo que constituye la causal de divorcio prevista en el artículo 54
N° 1 de la Ley de Matrimonio Civil.
De otra parte, el demandado reconvencional, al contestar la demanda durante la
audiencia pertinente, señaló que, en relación con la causal invocada para poner fin al
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contrato de matrimonio, es necesario acreditar la gravedad de los hechos en los que se
fundamenta. Según su criterio, esto implica que el legislador reconoce la existencia de
distintos grados de violencia, y que solo en caso de malos tratos graves procedería la
aplicación del divorcio por culpa. Sin embargo, argumenta que los hechos alegados no
alcanzan dicho nivel de gravedad, ya que se trató de un incidente aislado provocado por
celos. Al descubrir cartas sentimentales atribuidas a otra mujer, el demandado actuó de
manera descontrolada al confrontar la situación, pero luego se retiró voluntariamente
del lugar hasta ese momento, el lugar era su hogar, y accedió a la suspensión
condicional, principalmente debido a su condición de funcionario público y a lo
expresado por el Juez durante la misma audiencia. Además, argumenta que no se
cumple el requisito mencionado anteriormente porque no hay una sentencia
condenatoria por actos de violencia intrafamiliar ni una declaración que establezca el
ejercicio continuado y permanente de malos tratos graves o reiterados. Simplemente,
sostiene que la parte demandante utiliza un incidente aislado para exigir compensación
económica, tras haber sido inicialmente demandado por separación judicial. Agrega
que existe una nueva causa por violencia intrafamiliar, lo que demuestra que, con el fin
de respaldar su acción de divorcio por culpa, la parte demandante ha iniciado otra
demanda en su contra, que se sigue bajo el RIT F-7-2018.
Tercero: Que del análisis de los escritos principales de las partes, no se aprecia, como
lo concluye la sentencia que se revisa, la indeterminación fáctica que se le atribuye
desde que ha quedado debidamente establecida la controversia que se circunscribió a la
existencia de malos tratos, consistentes en descalificaciones y control económico los
que tuvieron como corolario el diagnóstico de angustia, labilidad emocional, alteración
del sueño, cansancio físico y trastorno adaptativo mixto. Ahora, según se enuncia,
dichos actos tuvieron la consecuencia descrita también en la demanda que fue el efecto
al que alude el artículo 54 N° 1 de la Ley de Matrimonio Civil, esto es, las conductas
descritas hicieron intolerable la vida en común, pues se señaló que con ocasión de la
denuncia presentada el demandado reconvencional abandonó el hogar común, instante
que la sentencia del grado fija como término de la vida conyugal.
Dichos supuestos son reconocidos por el cónyuge al contestar la demanda, ya que por
un lado señala que el día en que se produjo el cese de la convivencia, le fueron
encontradas cartas de una mujer y al ser compelido sobre el origen de las misivas, actuó
con descontrol, para luego hacer abandono del hogar, cuestionando el requisito de
gravedad que contempla la norma, desde que, en su concepto, se trató de un acto único
y aislado que no importa amenaza, más aún, cuando se decretó en la causa de violencia
intrafamiliar deducida con ocasión de este episodio, una suspensión condicional y no
ha existido a su respecto condena penal, de lo sigue que, existió una determinación
completa y suficiente que, permitió al demandado reconvencional ejercer sus defensas
oportunamente, cuestionando los requisitos de procedencia de la causal que se invocó.
Cuarto: Que, fijada la controversia en esos términos, es preciso ahora detenerse en los
supuestos fácticos que es posible establecer a partir de la prueba rendida por las partes,
conforme la sana crítica, esto es, sin contradecir los principios de la lógica, las
máximas de la experiencia y los conocimientos científicamente afianzados, estos son, a
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saber:
a).- El 11 de junio de 2016, doña Alejandra Venegoni Bastías encontró al interior de un
bolso de su cónyuge unas cartas de otra mujer, lo que motivó una discusión con don
Jorge Ponce Gaete, quien al ser compelido respecto de aquel hallazgo actúo
descontroladamente, expresándole que le bloquearía la tarjeta, para que no pudiera
sacar dinero.
b).- Don Jorge Ponce Gaete el 11 de junio de 2016 hizo abandono del hogar común,
luego del arribo, a su domicilio de funcionarios de Carabineros, sin que se haya
reanudado la convivencia entre los cónyuges con posterioridad.
c).- La cónyuge durante la convivencia matrimonial, no desarrolló actividad
profesional, dedicándose al cuidado del hijo común y del hogar;
d).- Doña Alejandra Venegoni Bastías fue víctima de maltrato psicológico y económico
durante el matrimonio; presentó como consecuencia de esos actos angustia, labilidad
emocional, alteración del sueño, cansancio físico y trastorno adaptativo mixto, con una
merma en su autoestima y seguridad, además de sintomatología de tipo ansiosa y
depresiva.
Las proposiciones fácticas tenidas por ciertas se han logrado establecer en virtud de la
prueba aportada, en particular de los dichos de la demandante doña Alejandra
Venegoni Bastías, quien en la confesional rendida junto con describir que la discusión
se originó por la existencia de la relación paralela de su marido, también explicó que
Carabineros llegó hasta su domicilio, pues fueron requeridos por su hermana desde
Santiago, los que al concurrir a su domicilio le preguntaron por lo que había sucedido,
si había sido violentada físicamente ante lo que respondió que no, pero que sí lo era
sicológicamente. Esas afirmaciones fueron las que estamparon los funcionarios
públicos al momento de elaborar el parte denuncia, extendida por la Primera Comisaria
de 11 de junio de 2016, contenido en la causa Rol F-180-2016 del Juzgado de Familia
de Punta Arenas, tenida a la vista donde se explica cada uno de los sucesos que
acontecieron, dentro de ellos, que el denunciado se descontroló y que le dijo que le iba
a bloquear la tarjeta para que no pudiera sacar dinero. De la ocurrencia de esos sucesos
también se explayó doña Karla Kigma Lisboa quien aseveró en estrados que ese día se
produjo la discusión y que el marido de su amiga hizo abandono de la propiedad, por
infidelidad, adicionando que al ser vecina de la pareja escuchaba como en las noches se
producían discusiones y que su amiga era tratada con desprecio por su marido.
A ella debe sumarse la audiencia de 17 de agosto del 2016, la que fue incorporada tanto
en documental como grabación, donde consta que, con ocasión de la denuncia y los
datos aportados por el diálogo sostenido en aquella ocasión, por el magistrado que la
dirigía y lo señalado por la víctima, se advierte que ratificó la denuncia y adicionó, ante
el requerimiento jurisdiccional, que durante el matrimonio fue víctima de violencia
sicológica por parte de su cónyuge quien le impedía salir, que llevaba dos años con
sicóloga por los maltratos que recibía y que el marido no se fue por la infidelidad, sino
que se trató de un suceso gatillado por otros anteriores. Con motivo de la intervención
aludida, unido al reconocimiento que de los hechos efectúo en ese entonces el
denunciado, quien se encontraba debidamente representado, se decretó la suspensión
condicional de la imposición de la sentencia, obligándose el denunciado a su ingreso al
Centro de Hombres por una Vida sin Violencia, institución que el 27 de diciembre de
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2017 informa que a lo largo del proceso de intervención a la que sujetó el cónyuge
consiguió un nivel de reconocimiento y problematización de sus conductas, siendo
capaz de darse cuenta de aquellos errores cometidos en su relación familiar y de pareja,
lo que lo llevó a esa instancia.
En relación a las consecuencias que el actuar del denunciado produjo en la víctima, se
desprenden claramente de los informes aparejados suscrito el primero por doña María
Soledad Ferrada T., quien describió los años en que la cónyuge se encuentra en terapia,
a contar del año 2014, señalando cada uno de los sucesos y tratamientos que desarrolló
durante ese tiempo Concluyendo que la paciente presenta una merma en su autoestima
y seguridad por el constante maltrato vivido dentro de la relación. Dicho documento se
corrobora con el instrumento elaborado por el Servicio Médico Legal, donde se
concluye que la demandante reconvencional presenta sintomatología de tipo ansiosa y
depresiva, la cual resulta consistente con las vivencias de violencia de larga data
descritas, la que se ve cronificada al estar expuesta a situaciones de elevado estrés y
destaca como principales factores de riesgo en la denunciante rasgos de personalidad y
escasa red de apoyo. De esta forma, la mencionada prueba encuentra ratificación por
coherencia externa, al corroborarse entre ellos, de forma tal que es posible establecer
cómo los sucesos acontecieron, permitiendo describir de una manera gradual los
eventos que se han desarrollado. También se determinó que las declaraciones y medios
de prueba antes ponderados se hallan dotados de verosimilitud subjetiva, desde que
ningún elemento fue introducido a juicio que permitiera suponer que en el modo que
cada hecho fue consignado se pretendiera mentir o añadir circunstancias que restaran
de credibilidad pues fundamentalmente se trata de funcionarios públicos que, en el
ejercicio de sus labores, plasmaron lo que lograron oír de la víctima y también de una
decisión jurisdiccional adoptada conforme al procedimiento que por ley se encuentra
establecido. Por otro lado, no se tomará en cuenta el relato de don Cristian Sandoval
Benavides pues si bien participó de los eventos ocurridos el día en que el cónyuge hizo
abandono del hogar, solo fue requerido para posibilitar su traslado, considerando
además que pudo ver la presencia policial en el domicilio, señaló que permaneció al
interior del móvil y que solo por lo que le dijo su compañero se enteró que abandonaba
la casa por infidelidad, y requerido de información relevante respecto del desarrollo de
estos y otros acontecimientos, manifestó desconocerlos. Se restará valor, asimismo, al
informe médico legal psiquiátrico de don Jorge Ponce Gaete puesto que en la
aplicación de las pruebas mostró un comportamiento altamente defensivo, entregando
respuesta matizadas de deseabilidad social, con lo cual evita mostrarse tal cual es, por
lo que obtuvo un perfil inválido, lo que limita la interpretación de los demás datos. No
son relevantes para esta decisión los antecedentes de la causa Rol N° F-7-2018, pues
aun cuando se refieren a episodios de violencia intrafamiliar, cuya tramitación está
pendiente, hasta ese momento, dicen relación con sucesos acontecidos una vez que el
matrimonio ya se encontraba separado, por lo que no tiene incidencia en lo que ahora
se resuelve.
Quinto: Que el inciso primero del artículo 54 de la Ley N° 19.947, contiene una causal
de divorcio subjetiva y genérica al disponer que “el divorcio podrá ser demandado por
uno de los cónyuges, por falta imputable al otro, siempre que constituya una violación
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grave de los deberes y obligaciones que les impone el matrimonio, o de los deberes y
obligaciones para con los hijos, que torne intolerable la vida en común”. A su vez, en
su inciso segundo, el legislador presume casos que la configuran, enumerando una serie
de transgresiones en modo de conductas y omisiones constitutivas de faltas al vínculo
conyugal, las que, sin ser taxativas o excluyentes, se encuadran en la causal general. Lo
que se aviene a lo demandado por la actora reconvencional, puesto que al sustentar su
pretensión lo hace reproduciendo el inciso primero del artículo 54 de la ley ya citada; y
si bien luego menciona al inciso segundo en su número 1, al momento de desarrollarla
explica cada uno de los requisitos exigidos por la jurisprudencia para la concurrencia
de la causal contenida en el primero de los párrafos de la norma citada, por lo que,
resulta pertinente referirse a su concurrencia.
Sexto: Que ahora bien, en la forma descrita es preciso ahora resolver si los supuestos
fácticos antes descritos revisten el carácter de violación grave de los deberes y
obligaciones que impone el matrimonio, que torne intolerable la vida en común,
exigido por el legislador para configurar la referida causal invocada, pues el divorcio
que la doctrina denomina como “sanción” o “por falta imputable”, exige como
presupuestos para su declaración, en primer lugar, la existencia de una falta imputable a
un cónyuge. Por otro lado, se exige que el cónyuge que demanda sea inocente en la
falta que se invoca como motivo del divorcio. Finalmente, la infracción grave que se
acusa a los deberes y obligaciones del matrimonio, debe ser de tal entidad, que torne
intolerable la vida en común de las partes.
Séptimo: Que sobre el particular es evidente que al demostrarse que la demandante
reconvencional sufrió durante la convivencia conyugal actos que constituyeron
maltrato psicológico, que no se circunscriben únicamente al episodio que aconteció el
día 11 de junio de 2016, desde que se demostró que a lo menos desde el año 2014 fue
menoscabada por su cónyuge, afirmación que encuentra respaldo no solo en sus dichos
sino que en los asertos que su vecina efectuó en estrados, al sostener que escuchaba
como en las noches su amiga era denostada, lo que también fue explicado en el
documento suscrito por su terapeuta y que tienen su correspondencia en el informe del
Servicio Médico Legal que da cuenta del maltrato de larga data del que era víctima.
También se concluye que la violencia fue ejercida en materia económica, porque tal
como se demostró la cónyuge no desempeñó actividades remuneradas por lo que es
posible deducir que quien tenía el control financiero familiar era el demandado, quien
precisamente, al enfrentarse al hallazgo de las cartas ocultas, la amenazó con
bloquearle la tarjeta, lo que trajo como consecuencia la imposibilidad de disponer de un
instrumento que le permitiera manejarse en forma independiente en la realización de
transacciones comerciales. Tampoco es baladí la presencia policial del día de
ocurrencia de tal episodio desde que, el cónyuge accedió al abandono, solo ante el
arribo de los funcionarios públicos quienes además tomaron la denuncia, sin considerar
el descubrimiento epistolar, sino que también los dichos de quien era la denunciante
quien requerida de información señaló que era víctima de violencia psicológica, motivo
por el cual aquella se estampó. A su turno, los antecedentes del proceso que culminó en
la suspensión condicional de la imposición de la sentencia, también fueron relevantes,
porque por un lado se consignó que el denunciado reconoció las imputaciones, en
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presencia de un juez y de su defensa, y que como consecuencia de su remisión al
Centro de Intervención, éste informó que el sujeto pudo problematizar la violencia que
ejercía, por lo que es posible dar por acreditado fehacientemente el primero de los
supuestos enumerados supra. Ahora, la causal de divorcio referida, exige, además de la
violación grave de los deberes y obligaciones matrimoniales, que tal infracción genere
una imposibilidad de reanudar la vida en común, en los términos exigidos por la ley, de
tornarla intolerable. Aquello significa que los actos realizados por el cónyuge culpable
provoquen un estado tal de conmoción en la víctima de tal conducta, que le impida
soportar de manera razonable la convivencia con el cónyuge infractor.
Tal exigencia, si bien es de carácter subjetivo, pues se refiere a un estado sicológico, y
que, por lo mismo, se aloja en el fuero interno, se revela por medio de actos externos.
De este modo, el presupuesto en comento se configura en la medida que se justifique
una relación de causalidad entre la falta imputada al cónyuge culpable, y la turbación
interna que les impide mantener o retomar la comunidad de vida, haciéndola
insoportable, imposible de aguantar, en concordancia con lo dispuesto en el artículo 3
de la Ley de Matrimonio Civil (Barrientos Javier, Novales Aránzazu, Nuevo Derecho
Matrimonial Chileno, Editorial Thomson Reuters, p. 381). Pues bien, tal vínculo
consecuencial fluye de los hechos asentados. En efecto, quedó acreditado que la
cónyuge durante la vigencia del matrimonio sufrió violencia intrafamiliar que le gatilló
angustia, labilidad emocional, alteración del sueño, cansancio físico, trastorno
adaptativo mixto y una merma en su autoestima y seguridad, además de sintomatología
de tipo ansiosa y depresiva; que luego el 11 de junio de 2016, cesó en su convivencia
matrimonial, pues luego de años de maltrato, encontró cartas de otra mujer y fue
amenazada de suspender el socorro financiero, todos los que fueron suficientes para
que en el fuero interno de la demandante, hiciera insoportable la vida en común, con la
trascendencia y gravedad necesaria que exige la causal de divorcio impetrada, la cual,
por tanto, se configura.
Octavo: Que resulta errado concluir, como lo hace el demandado reconvencional que,
por tratarse solo de un hecho aislado, no es posible colegir la existencia de una
violación grave de los deberes y obligaciones que el matrimonio impone a los
cónyuges. En efecto, la causal primera del artículo 54 en referencia, en plena
coherencia con la tipificación genérica de la causal de divorcio del inciso primero, no
exige la reiteración de los malos tratamientos para su configuración, lo que no sucede
pues se demostró que a lo menos desde el año 2014 la demandante reconvencional era
maltratada, lo que se desprende de la historia de la Ley N° 19.947 al constatarse que
“La mayoría de la Comisión de Constitución del Senado, al proponer este número 1 en
segundo trámite constitucional, justificó la eliminación del requisito de la reiteración,
por estimarse que la gravedad de los mismos ya configura la causal” (Boletín del
Senado de la República, N° 1.759-18 (n. 7), p. 172).
Noveno: Que los presupuestos fácticos que se tuvieron por acreditados se encuadran en
la causal contemplada en el numeral primero del artículo 54 N° 1 de la Ley N° 19.947,
por tratarse de malos tratamientos graves contra la integridad psíquica, que provocó un
estado de conmoción en la víctima, que le impidió soportar de manera razonable la
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convivencia con el cónyuge infractor, razón por la cual la demanda reconvencional
intentada será acogida.
Décimo: Que, en consecuencia, se encuentran acreditados los presupuestos tanto de la
acción principal como de la reconvencional, las que, como se dijo, son incompatibles.
Nuestra legislación no posee una regla que entregue una solución al caso en estudio ni
contiene criterios sobre la base de los cuales se deba preferir una acción en desmedro
de la otra, sin embargo, si se atiende a la finalidad misma de la institución del
matrimonio, a través del cual dos personas se unen para vivir juntas, procrear y
auxiliarse mutuamente, cesada la comunidad de afectos necesaria para el cumplimiento
de tales fines, no parece razonable mantener de alguna manera “latente” un matrimonio
que sólo subsiste formalmente y que no cumple con los fines para los cuales se
contrajo, de donde resulta que el divorcio se aviene más con el contenido y fines para el
cual está consagrado el matrimonio, por lo que debe preferirse éste antes que la
separación judicial demandada.
Undécimo: Que en relación a la compensación económica demandada dispone el
artículo 61 de la Ley N° 19.947 lo siguiente: “Si, como consecuencia de haberse
dedicado al cuidado de los hijos o a las labores propias del hogar común, uno de los
cónyuges no pudo desarrollar una actividad remunerada o lucrativa durante el
matrimonio, o lo hizo en menor medida de lo que podía y quería, tendrá derecho a que,
cuando se produzca el divorcio o se declare la nulidad del matrimonio, se le compense
el menoscabo económico sufrido por esta causa”. Por lo tanto, la compensación
económica fue erigida de manera tal que el que la demanda debe acreditar que durante
el matrimonio, o parte de él, se dedicó al cuidado de los hijos y, si no los hubo, a las
labores propias para mantener el hogar y a la vida familiar, sea por decisión personal o
porque las circunstancias del matrimonio se lo requirieron; que en razón de lo anterior
no pudo desarrollar una actividad económica ya que el quehacer propio del hogar o el
cuidado de los hijos exigió una dedicación total, o lo hizo en menor medida de lo que
podía y quería, pues solo le provocó un impedimento parcial para llevarla a cabo
plenamente; y, por último, que de lo anterior resulte o se provoque un detrimento de
carácter patrimonial;
Por consiguiente, lo que justifica el resarcimiento de tipo económico es la actitud que
uno de los cónyuges asumió en pro de la familia y la consiguiente postergación
personal, por eso su naturaleza jurídica es la de ser reparadora o una forma de remediar
el detrimento que experimentó porque no pudo desplegar una actividad remunerada o
lucrativa durante el matrimonio, o lo hizo en menor medida de lo que quería o podía,
precisamente por las razones señaladas. En la doctrina también se señala que “…es una
suerte de indemnización por el lucro cesante experimentado por este cónyuge durante
el matrimonio, o más precisamente una indemnización semejante a la pérdida de una
chance o de una oportunidad, en este caso, la pérdida de la posibilidad de un cónyuge
de haber generado ingresos mediante una actividad lucrativa” (Court Murasso,
Eduardo, Curso de derecho de familia: matrimonio, regímenes matrimoniales, uniones
de hecho”, Santiago de Chile, Legal Publishing, 2009, p 71-72). También que se trata
de “…forma de resarcimiento de un cierto daño, es decir, de una cierta pérdida
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producida por el hecho de haber dedicado el esfuerzo de la vida al cuidado de los hijos
o a las tareas del hogar y que ha impedido, por lo mismo, una vida de trabajo con
resultado económico y que permita así enfrentar la vida futura una vez producida la
extinción del matrimonio.”
(Domínguez A., Ramón, La compensación económica en la nueva legislación de
matrimonio civil, en Actualidad Jurídica N° 15 enero 2007, Universidad del Desarrollo,
p.89);
Duodécimo: Que conforme la prueba producida, se logró establecer que la convivencia
matrimonial duró nueve años; que la demandante reconvencional registra cotizaciones
previsionales solo por diecinueve meses dentro de la vigencia del matrimonio y luego
de la separación, desde el mes de octubre de 2016 en adelante; que acumula al 22 de
diciembre de 2017 la suma de $ 2.638.201 en su cuenta de capitalización individual, lo
que demuestra un claro perjuicio previsional; se encuentra afiliada al Fondo Nacional
de Salud grupo D; es ingeniera de ejecución en alimentos; tiene 39 años de edad; se
desempeña en la empresa Abugosch y Compañía Limitada desde el 15 de marzo de
2017, como encargada de aseguramiento de calidad, con una remuneración promedio
mensual de $696.551; vive junto al hijo común; y, se encuentra en tratamiento
psicológico.
Por su parte, el demandado tiene cuarenta y un años de edad; es Sargento 1° de la
Fuerza Aérea; percibe una remuneración mensual promedio de $823.000, de los cuales
se hace deducción por retención judicial de la suma de $250.000 por concepto de
pensión de alimentos del hijo común; paga por concepto de dividendo la suma de
$241.000 por la vivienda que adquirió durante la vigencia del matrimonio, ubicado en
Punta Arenas en pasaje Uno Proyectado S/Nro sitio N° 07, manzana C, del Loteo
Portal del Sur III, inscrito en el Conservador de Bienes Raíces de Punta Arenas a fojas
944 N° 1.612 del Registro de Propiedad del año 2007 que se encuentra afecta a dos
hipotecas; es propietario de un automóvil, marca Suzuki, modelo SX4, año 2012, PPU
DLFB76, adquirido el 2 de enero de 2014; mantiene deudas por línea de crédito, un
crédito de consumo y tarjeta de crédito.
Supuestos que han logrado establecerse a partir de los elementos de convicción
descritos en la sentencia del grado, medios de prueba que tienen suficiente valor de
convicción para acreditar cada uno de los presupuestos descritos precedentemente, pues
emanan de instituciones que informan referente a su objetivo, como son la
Administradora de Fondos de Pensiones que dan cuenta de los ahorros previsionales de
las partes, también de los empleadores de aquellas y de instituciones bancarias, lo que
sucede con las que detallan la propiedad de muebles e inmuebles. A su turno se
reconoce igual mérito al informe suscrito por la terapeuta de la demandante
reconvencional, quien al ser profesional de la salud, pudo precisamente emitir uno de
esa naturaleza. A ello ha de sumarse que junto con asentar contenido específico, se
encuentran íntegros y no fueron cuestionados.
Décimo tercero: Que, por lo tanto, como concurren los requisitos previstos en el
artículo 61 de la Ley de Matrimonio Civil, al demostrarse que la demandante
reconvencional durante la convivencia matrimonial se dedicó al cuidado de su hijo y a
las labores del hogar común, por lo que pudo desarrollar una actividad económica,
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sufrió un menoscabo económico, procede acoger la demanda por compensación
económica.
Décimo cuarto: Que, para establecer el monto, corresponde tener presente los
parámetros indicados en el artículo 62 de la Ley N° 19.947, esto es, la duración del
matrimonio, la vida en común, la situación patrimonial de ambos, la edad, estado de
salud de la solicitante, su estado en materia de beneficios previsionales y de salud, su
cualificación profesional y posibilidades de acceso al mercado laboral, y la
colaboración que hubiere prestado a las actividades lucrativas del otro cónyuge.
Así se tendrá presente que la demandante, tiene la profesión de ingeniera de ejecución
en alimentos, por lo que a juicio de esta Corte podría haber obtenido como mínimo
rentas equivalentes a un ingreso mínimo mensual remuneracional, esto es, $ 301.000,
en atención al salario promedio que registraba al momento de contraer matrimonio,
obtenido a partir del certificado de cotizaciones previsionales, que multiplicado por los
meses que duró la convivencia matrimonial, equivale a ochenta y cuatro de esos
ingresos, es decir $ $25.284.000; luego, es razonable descontar un diez por ciento por
concepto de cotizaciones previsionales, de su resultado se deben restar sus gastos
personales y del hogar, y con ello se obtiene un porcentaje levemente inferior de
ahorro; razones que permiten arribar a la suma de $ 8.500.000, equivalente a 28.23
ingresos mínimos mensuales remuneracionales, monto que deberá ser pagado mediante
veinticuatro (23) cuotas mensuales, iguales y sucesivas de $ 360.000 equivalentes a
1,16 ingresos mínimos mensuales remuneracionales y una última cuota (24) de $
220.000, esto es, 0.73 de esos ingresos, dentro de los cinco primeros días de cada mes;
para cuyo efecto la demandante reconvencional deberá abrir una cuenta de ahorro en el
Banco Estado.
De acuerdo a lo que prescribe el inciso 2° del artículo 66 de la Ley N° 19.947, y por no
haberse ofrecido garantías para su efectivo y oportuno pago, cada cuota se considerará
alimentos para los efectos de su cumplimiento.
Por estas consideraciones y lo dispuesto, además, en los artículos 64, 65 y 66 de la Ley
de Matrimonio Civil y 67 de la Ley N° 19.968, se revoca, la sentencia de cinco de
diciembre de dos mil dieciocho, dictada por el Juzgado de Familia de Punta Arenas, por
lo que se declara que se acoge la demanda reconvencional presentada por doña
Alejandra Venegoni Bastías contra don Jorge Alejandro Ponce Gaete, y en
consecuencia, se declara terminado el matrimonio celebrado entre ellos el 14 de febrero
de 2007, ante el Oficial del Registro Civil de la circunscripción de La Florida, e inscrito
en el Registro de Matrimonios del año 2007, bajo el número 211, de ese mismo año,
por la causal del artículo 54 número 1 de la Ley número 19.947; y se condena al
demandado reconvencional a pagar a título de compensación económica la suma de
$8.500.000, equivalente a 28.23 ingresos mínimos mensuales remuneracionales, en los
términos indicados en el motivo duodécimo.
Se rechaza la demanda de separación judicial interpuesta.
Subinscríbase al margen de la inscripción matrimonial correspondiente.-
Regístrese y devuélvase.
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Rol número 17.507-2019.-
Pronunciado por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señor
Ricardo Blanco H., señora Andrea Muñoz S., ministro suplente señor Jorge Zepeda A.,
y los abogados integrantes señora Leonor Etcheberry C., y señor Antonio Barra R. No
firman los Abogados Integrantes señora Etcheberry y señor Barra, no obstante haber
concurrido a la vista y al acuerdo de la causa, por estar ambos ausentes. Santiago,
treinta de julio de dos mil veinte.
III. COMENTARIO
La Ley N° 19.9471 introdujo una innovación en el presente siglo en lo que respecta a
materia de Familia, por el hecho de que antes del 17 de mayo de 2004 existía el
divorcio, pero éste no producía el término del matrimonio como tal, debido a que no
disolvía el vínculo existente entre los contrayentes 2, impidiendo de esta forma que
aquellos pudiesen volver a casarse. No sólo trajo avances en materia de término o
disolución del matrimonio, sino que también trajo aparejado consigo la compensación
económica, figura la cual busca “equiparar la cancha” respecto del cónyuge que durante
el matrimonio se dedicó netamente a las labores del hogar común, de los hijos en
común, y que debido a aquello no pudo realizar actividades económicas, o las realizó
en menor medida de lo que esperaba, y que, gracias a esta figura, y al Principio del
Cónyuge más Débil, permiten un plano de igualdad para enfrentar, posterior al divorcio
o nulidad del matrimonio, una vida autónoma y separada, de forma tal que ninguno de
los cónyuges se vea en la obligación de no tener los bienes básicos, ni el lugar para
vivir. Es importante precisar al respecto que, si bien el “hogar y la familia no son
conceptos ni realidades equivalentes, estos se entrelazaron íntimamente a lo largo del
siglo XIX”3, lo que demuestra una gran vinculación, por no decir sinonimia entre hogar
y familia, que es labor del juez, en los casos de ruptura del matrimonio, distinguir bien
lo que es el hogar, y lo que es la familia.
La sentencia en estudio tiene importancia por las siguientes materias que trataremos de
forma separada pero inevitablemente vinculada: 1) Fundamento normativo de la
institución y sus requisitos; 2) La dificultad de acreditación de ésta.
1. Fundamento normativo de la institución y sus requisitos.
El pleito si bien comienza por la acción de separación judicial iniciada por el cónyuge,
es el rechazo de la demanda reconvencional de “Divorcio por culpa” entablada por la
cónyuge demandada lo que nos trae a comentar la sentencia de la Corte Suprema rol
1
Ley N° 19.947. de 2004
2
BIBLIOTECA DEL CONGRESO NACIONAL DE CHILE. (2022) Disponible en:
https://www.bcn.cl/portal/leyfacil/recurso/divorcio
3
RENGIFO, Francisca. “El hogar conyugal. Derecho, divorcio y violencia marital en el siglo XIX en
Chile".2022, en: Lat. am. leg. stud., (vol.10, núm.2)
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N°17.507-2019, que vino a sustituir la sentencia de segunda instancia acogiendo la
demanda reconvencional, declarando terminado el matrimonio celebrando entre las
partes.
Es la doctrina y la legislación comparada quien clasifica el divorcio en dos tipos:
“Divorcio remedio” y “Divorcio sanción”4 y no la ley misma. Referente a este último lo
encontramos en el artículo 54 inc. 1° de la Ley de Matrimonio Civil (19.947), en la cual
se desprende una causal genérica de divorcio: “podrá ser demandado por uno de los
cónyuges, por falta imputable al otro, siempre que constituya una violación grave de
los deberes y obligaciones que les impone el matrimonio, o de los deberes y
obligaciones para con los hijos, que torne intolerable la vida en común”.
Es decir que los requisitos se encuentran estipulados en esta causal genérica,
exigiéndose: 1) Falta imputable al otro cónyuge, es decir que sea culpable; 2) Que la
falta constituya una violación grave de los deberes y obligaciones que les impone el
matrimonio, o de los deberes y obligaciones para con los hijos; 3) Que el
incumplimiento de estos deberes torne intolerable la vida en común.
Además, la ley agrega a modo ejemplificador, cuando es que se incurre en dicha causal,
siendo la discutida en el caso en concreto la señalada en el 54 N°1: “Atentado contra la
vida o malos tratamientos graves contra la integridad física o psíquica del cónyuge o
de alguno de los hijos”
Si bien los hechos señalados en el artículo 54 no son taxativos, puesto que pudiesen
existir “entre otros casos”, nos dejan parámetros bastante claros a considerar para
establecer cuando existe la violación grave a los deberes y obligaciones del matrimonio
y si estas tornan intolerable la vida en común. Es claro que en el numeral 1) de dicha
disposición, la violencia intrafamiliar5 es un suceso no tolerable dentro del matrimonio
y menos en el núcleo familiar, afectando a todos los integrantes de esta última y, por
ende, cumpliéndose con los requisitos del divorcio por culpa.
Ahora, adentrándonos en el caso en particular, la demandante reconvencional, doña
A.V.B, no solo busca poner término al vínculo matrimonial por la causal ya señalada,
sino que además solicita compensación económica en conjunto, razón por la cual una
separación judicial, iniciada por el demandado reconvencional J.P.G. no le era una vía
a seguir para su pretensión, puesto que esta institución no es compatible con la
compensación económica, no encontrando asi la actora una compensación por el
menoscabo económico sufrido durante su matrimonio, lo cual fue debidamente probado
según lo requerido por el artículo 62 de la ley antes mencionada.
Teniendo claro los requisitos de ambas pretensiones de la recurrente, corresponde
4
RAMOS, (2009) p.105.
5
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. Diccionario de la lengua española. 23ª ed. Disponible
En: https://dpej.rae.es/lema/violencia-intrafamiliar : Violencia intrafamiliar: Todo maltrato que afecte la
vida o la integridad física o psíquica de quien tenga o haya tenido la calidad de cónyuge del ofensor o
una relación de convivencia con él; o sea pariente por consanguinidad o por afinidad en toda la línea
recta o en la colateral hasta el tercer grado inclusive, del ofensor o de su cónyuge o de su actual
conviviente.
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acreditar la existencia de la causal la cual requerirá de un conjunto de medios
probatorios que permitan al juez formarse convicción de la veracidad de los hechos que
la configuran, pudiendo recurrir a cualquier medio de prueba6.
Podemos notar en la comentada sentencia, cuales fueron este conjunto de pruebas que
se destinaron a probar la causal, siendo a mi parecer, significativas y suficientes para
que se concediera desde un principio el divorcio y su respectiva compensación
económica. Dentro de las pruebas que se mencionan en la sentencia podemos advertir
las siguientes:
a. Diagnostico psiquiátrico del demandante reconvencional emitido por la
Doctora Soledad Ferrada, quien la diagnosticó con angustia, labilidad
emocional, alteración del sueño, cansancio físico y trastorno adaptativo
mixto, medicándola con antidepresivos, ansiolíticos e hipnóticos.
b. Denuncia por Violencia Intrafamiliar bajo el ROL F-180-2016, en la
cual se arribó una suspensión condicional de la dictación de la
sentencia, reconociendo el demandado reconvencional, los hechos
denunciados, decretándose su ingreso al Centro de Hombres por una
vida Sin Violencia, tratamiento que no cumplió.
c. Parte denuncia, extendido por la primera comisaria de Punta Arenas con
fecha de 11 de junio del 2016, en el cual se explica los sucesos que
acontecieron, dentro de ellos que el denunciado se descontroló y le dijo
que bloquearía la tarjeta para que su cónyuge no pudiera sacar dinero.
d. Testimonio de vecina de la pareja, aseverando el cómo su amiga era
tratada con desprecio por su marido.
e. Grabación de la misma audiencia del 17 de agosto del 2016 en donde
demandante ratifica denuncia y demandado, quien se encontraba
debidamente representado, reconoció los hechos.
f. Instrumento elaborado por el Servicio Médico Legal, donde se concluye
que la demandante reconvencional presenta sintomatología de tipo
ansiosa y depresiva, la cual resulta consistente con las vivencias de
violencia de larga data descritas.
Del análisis pormenorizado de los hechos y de la prueba rendida en el caso en comento,
a nuestro parecer resulta, al menos en el plano probatorio, que se logra cumplir con la
carga de la prueba por parte de la demandante, esfuerzo no menor debido a la
importancia que tiene acreditar una causal genérica y fáctica en cuestión, razón de la
cual es nuestro máximo tribunal nacional quien viene a salvaguardar el derecho de la
recurrente y actora reconvencional, toda vez que su pretensión había sido desestimada,
no tan sólo en una instancia, sino en una doble instancia.
Esto último nos permite plantear una pregunta retórica para abordar el siguiente punto
del presente trabajo, ¿Qué razonamiento lógico tuvo la Corte Suprema, que no tuvieron
los otros órganos jurisdiccionales?
6
Lepin. (2023), p.200
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2. Dificultad de acreditación
El matrimonio es un vínculo afectivo sólido, que busca no sólo regular la situación
personal de cada cónyuge, sino también sus relaciones patrimoniales, lo cual hace del
matrimonio un “contrato” complejo y colmado de derechos, deberes y obligaciones a
respetar por ambas partes. Estos deberes no tan sólo responden a imperativos morales,
religiosos o afectivos, sino a imperativos legales, como así regula nuestro Código Civil 7
en los artículos 131 y siguientes, imponiendo, por ende, un respeto recíproco y
continuo de dichas personas. Los problemas en esta materia se suscitan justamente
cuando uno de los contrayentes infringe o viola de manera intempestiva dichos deberes
y obligaciones, lo cual no debe analizarse de un punto de vista patrimonial-contractual,
piénsese en una condición resolutoria táctica –artículo 1.489 del Código Civil- sino
más bien en una serie de consecuencias de carácter familiar entre los cónyuges y entre
éstos y los hijos, lo cual, y como hemos repetido en diversas ocasiones, torna
intolerable la vida en común.
Ahora bien, el problema en comento es la dificultad de probanza en los casos de
violación o atentado grave de los deberes y obligaciones antes mencionado, cómo así
expone el perito psicólogo de la Corte de Apelaciones de Santiago, don Mauricio
Pavez, quien señala: “En la práctica, para una gran parte de abogados esta materia
ha sido una de las más difíciles de acreditar. Ello se debe, en parte, porque una
cantidad importante de abogados de familia desconoce cuáles son las técnicas y
procedimientos psicológicos periciales adecuados que contribuyen para probar la
figura de malos tratos graves como causal de divorcio”8. Como puede analizarse de la
prueba rendida en el caso en comento, y teniendo en cuenta las palabras del perito
recién señalado, la recurrente pudo probar los hechos constitutivos de violencia y malos
tratos a través de un diagnóstico psiquiátrico y de un informe elaborado por el mismo
Servicio Médico Legal, los cuales dan cuenta de la situación psicológica en la cual se
encontraba la mujer, y que dicho daño provenía (nexo causal) de los malos tratos,
supuestos los cuales se tuvieron por acreditados en el considerando noveno de la
Excelentísima Corte Suprema al señalar: “Que los presupuestos fácticos que se
tuvieron por acreditados se encuadran en la causal contemplada en el numeral
primero del artículo 54 N° 1 de la Ley N° 19.947, por tratarse de malos tratamientos
graves contra la integridad psíquica, que provocó un estado de conmoción en la
víctima, que le impidió soportar de manera razonable la convivencia con el cónyuge
infractor, razón por la cual la demanda reconvencional intentada será acogida”.
La prueba pericial psicológica de gran importancia en esta materia tiene su fundamento
en una base comparativa en la práctica, ya que “el daño psicológico se puede apreciar
porque la persona, antes de contraer matrimonio tenía un funcionamiento psicológico
normal y satisfactorio y, como resultado de la convivencia matrimonial anormal
(malos tratos) ésta experimentó un cambio radical y patológico en su forma de ser”9.
7
DFL N° 1. (2000)
8
Pavez, (2015), p.1
9
Pavez, (2015), p.1
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Estos exámenes periciales son de gran importancia para indagar la presencia de daño
psicológico o la carencia de aquél, pero son insuficientes como único medio de prueba
para acreditar el divorcio culposo a consecuencia de malos tratos 10. Sin embargo, la
recurrente no sólo utilizó dicho medio de prueba, sino que además logró acreditar,
como señala la Corte al respecto, los malos tratos de su cónyuge a través de
testimonios, y más consistentemente a través de una denuncia por Violencia
Intrafamiliar bajo el ROL F-180-2016, en la cual se arribó una suspensión condicional
de la dictación de la sentencia, reconociendo el demandado reconvencional, los hechos
denunciados, como así también da por acreditado el presente fallo de la Corte Suprema.
Otro tanto se reproduce en el fallo del Juzgado de Familia de Parral, tribunal que
acogió la suspensión condicional de la dictación de la sentencia como una prueba
contundente para acreditar los hechos fácticos constitutivos de la causal del artículo 54
N°1, lo cual fue ratificado (debido al rechazo del recurso de apelación) por la Corte de
Apelaciones de Talca11.
Por su parte la Corte de Apelaciones de Talca, en causa ROL-N° 399-2021, de fecha de
08 de febrero de 2022, en su considerando segundo confirma la sentencia recurrida que
acoge la demanda de divorcio culposo por estimar acreditada la concurrencia de la
causal prevista en el artículo 54 N°1 del cuerpo legal ya citado, y que tiene como
prueba de dicha causal el hecho de que el recurrente (autor de maltrato) fue condenado
por el Juzgado de Familia de Puente Alto, como autor de actos constitutivos de
violencia intrafamiliar, junto con diversas medidas dentro de las cuales destacamos el
sometimiento obligatorio del denunciado a una terapia de control de impulsos en el
Centro de Apoyo Familiar de Puente Alto12.
Como indicamos en el título de este apartado, la dificultad de acreditación no sólo se
basa en el hecho de rendir prueba y que aquella no sea acogida, tomada en cuenta ni
observada en algunos casos -como el presente- sino que además esta dificultad radica
en la circunstancia de que la prueba a rendir trata sobre hechos íntimos de los
cónyuges13, de la vida privada de los mismos, y que conlleva a mostrar ante este tercero
imparcial, el flagelo de un hogar y familia quebrantada que busca poner término a una
relación que se ha tornado intolerable para la vida en común de ellos mismos y de
quienes más aman.
10
Pavez, (2015), p.1
11
Villanueva Tilleria Geovanna Del Rosario Con Ferrada Aravena Pedro Alejandro. (2019)
Considerandos Segundo 5.- “(…) Juzgado de Garantía de Parral, se formalizó a P.A.F.A por el delito de
maltrato habitual cometido contra doña G.V.T. y doña C.F.V. La causa concluyó en una suspensión
condicional del procedimiento, siendo las condiciones aceptadas por el imputado…”. Cuarto: Que, de
este modo, el marco fáctico establecido de manera inamovible en el fallo permite concluir que la
decisión es producto de una correcta aplicación de la norma sustantiva cuya vulneración se acusa, pues
se acogió la demanda de divorcio por culpa tras dar por acreditado que el demandado incurrió en hechos
que importan un “atentado contra la vida o malos tratamientos graves…”.
12
Ferrada con Espinoza (2022)
13
Lepin. (2023),p.213
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IV. Bibliografía:
1. BIBLIOTECA DEL CONGRESO NACIONAL DE CHILE. (2022) Disponible en:
https://www.bcn.cl/portal/leyfacil/recurso/divorcio
2. LEPIN MOLINA, Cristian. (2023)” La recepción jurisprudencial del divorcio por
culpa y sobre la necesidad de revisión del sistema causado y judicial”. En:
Revista De Derecho Y Ciencias Sociales (núm.29)
3. RAMOS PAZOS, René. (2009) Derecho de familia, 7° edición (Santiago,
Editorial Jurídica de Chile)
4. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. Diccionario de la lengua española. 23ª ed.
Disponible en: https://dpej.rae.es/lema/violencia-intrafamiliar
5. RENGIFO, Francisca. “El hogar conyugal. Derecho, divorcio y violencia
marital en el siglo XIX en Chile".2022, en: Lat. am. leg. stud., (vol.10, núm.2)
6. PAVEZ, Mauricio. (2015) Acreditación de divorcio culposo a consecuencia de
malos tratos graves. En: Mercurio legal. Disponible en:
https://www.elmercurio.com/legal/movil/detalle.aspx?Id=904082&Path=/0D/
CB/v [visitado el 06/06/2024]
Referencias normativas:
7. DFL N° 1. Fija texto refundido, coordinado y sistematizado del Código Civil.
30 de mayo 2000
8. Ley N° 19.947, establece nueva Ley de matrimonio civil, 17 de mayo de 2004.
Referencias jurisprudenciales:
9. Villanueva Tilleria Geovanna Del Rosario Con Ferrada Aravena Pedro
Alejandro. (2019) Corte Suprema, de 12 de diciembre de 2019(recurso casación
fondo y forma). Rol 23356-2018.
10. Ferrada con Espinoza (2022) Corte de Apelaciones de Talca, de 8 de febrero de
2022(recurso de apelación), Rol 399-2021.
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