Ventajas de la globalización
En la cara amable de la globalización se pueden encontrar las señales que caracterizan a las
sociedades más modernas: integración y facilidad de las comunicaciones, libre movimiento de
mercancías o extensión de los derechos humanos. Son signos de modernidad que definen a los
países desarrollados y mejoran la vida de sus ciudadanos.
1. La extensión de la comunicación
Si hay un aspecto en el que se ha hecho visible la globalización es el de las tecnologías de la
comunicación. La irrupción y consolidación de las redes sociales y la posibilidad de contactar
en tiempo real con cualquier parte del planeta han sido dos de sus claves.
Esto también ha afectado a la percepción que el ciudadano tiene del mundo como un ente
único. Para las personas del siglo XXI la Tierra es la casa común, y mucho más pequeña de lo
que era para los humanos de los siglos pasados.
Los beneficios son también para las empresas, que pueden agilizar todos sus procesos y
aumentar sus ventas. O para los investigadores y estudiantes, que pueden conectarse entre sí
y acceder con inmediatez a nuevos conocimientos.
Por otra parte, la comunicación y el uso global de dispositivos electrónicos ha creado todo un
nuevo entramado social y económico. Gracias a él, han aparecido nuevas profesiones que se
pueden desarrollar en cualquier parte del globo.
2. Intercambio cultural
La comunicación permite el intercambio cultural. Este conocimiento compartido enriquece a
todos, tanto en el ámbito de las ideas como en el económico. En la historia de la humanidad
nunca ha habido mayor trasvase de valores culturales que en la actualidad.
Este hecho plantea retos y debates, pero la multiculturalidad es una realidad en los países
avanzados. Las grandes capitales del mundo tienen pequeños microcosmos identitarios en sus
barrios y reflejan una nueva forma de convivencia entre las distintas culturas.
3. Desaparición de las fronteras económicas
La libre circulación de mercancías y capitales ha generado algunos aspectos positivos para la
economía global, aunque no siempre se han visto reflejados en la población. Que los mismos
productos se puedan consumir en distintos países con las mismas características es uno de los
símbolos de la globalización comercial.
Como en todo proceso, hay avances y retrocesos, y tal vez el aspecto económico sea uno de
los más conflictivos. En la actualidad, hay dos tendencias opuestas: la de globalizar aún más la
economía y la vuelta al proteccionismo.
Hay que aclarar que los defensores de estas restricciones no son contrarios a la globalización,
en general, sino solo a los factores que ellos consideran que les perjudican. Por lo que, con el
aumento de aranceles a la importación de productos de algunos países y la reducción de las
exportaciones, hay quien opina que la desglobalización ha comenzado.
4. Intercambio lingüístico
La permeabilidad cultural que favorecen las redes sociales es uno de los factores que
favorecen el intercambio lingüístico en todo el planeta. Otro es la aparición de las plataformas
en línea que ofrecen series de televisión y que se han convertido en fenómenos culturales
globales.
Estas plataformas, que permiten el visionado en versión original con subtítulos, son un gran
avance para el conocimiento de otros idiomas en países que, como España, solo tenían esta
opción en casos aislados.
Los videojuegos, la música y el cine se han hecho todavía más globales y han servido, sobre
todo, para que el inglés se haya convertido en la lengua franca más utilizada en las últimas
décadas. En este espacio global, el español también ha ido ganando terreno.
5. Extensión de los derechos humanos
Tampoco ha dejado de crecer la difusión de los valores y derechos recogidos en la Declaración
Universal de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Firmada en 1948, esta declaración se ha ido completando con pactos y protocolos hasta
conformar la Carta Internacional de Derechos Humanos. La globalización funciona aquí de dos
maneras principales: como difusora de estos derechos y como instrumento de control frente a
sus violaciones.
Las organizaciones no gubernamentales (ONG) son una pieza clave para la extensión de estos
derechos, como también lo son los profesionales del periodismo, la medicina y otros que
alertan al resto del mundo cuando hay una vulneración en algún punto del globo. En este
sentido, la implicación de las opiniones públicas de los países desarrollados es un fenómeno
novedoso y muy importante.
Desventajas de la globalización
En la cara negativa del proceso de globalización están, principalmente, la uniformidad cultural
y la desigualdad económica. Resulta paradójico que se fomente un mismo estilo de vida global
cuando las diferencias en la calidad de vida son tan grandes, no solo entre países, sino dentro
de cada uno de ellos.
1. Intervencionismo extranjero
Entre los problemas que algunos ven al proceso globalizador está una cierta disminución de la
soberanía nacional. Como los países están tan interrelacionados en lo económico, social,
político y cultural, cualquier desvío de las pautas generales es visto con recelo.
Sin embargo, este intervencionismo no es malo ni bueno por sí mismo, simplemente es un
rasgo característico de los nuevos tiempos. La bondad o maldad dependerá de las
consecuencias. Por ejemplo, que la comunidad internacional obligue a un país a respetar los
derechos humanos es algo positivo para sus ciudadanos. Sin embargo, si un grupo de países
obliga a otro a adoptar determinadas políticas económicas que van contra la mayoría de su
población, será negativo para su sociedad.
2. Pérdida de la identidad nacional
También hay quien ve un peligro de pérdida de la identidad nacional, ya que las sociedades
cada vez se parecen más entre sí, con los mismos gustos culturales, modas, etc.
Tal vez haya que situar el debate en si esas identidades nacionales son estáticas o si siempre
han estado evolucionando. En este segundo caso, el problema estaría más en la uniformidad
que en la transformación. Más que el cambio, lo que preocupa es que este cambio lleve a
todos los países al mismo sitio, al mismo estilo de vida.
Pero este proceso no es nuevo. Por ejemplo, un habitante de Nueva York puede tener más en
común con uno de Londres que con alguien del rural de su propio país. Y eso ya sucedía hace
siglos. Así las cosas, el miedo a la pérdida de la identidad nacional no es solo creer que se
abandonan las propias raíces, sino que no se diferencie la forma de vida de un país a otro.
Sin embargo, en la arena política no faltan quienes han enarbolado sus banderas como
elemento de diferenciación, apelando a las emociones primarias del sentido de pertenencia. Es
el caso de los nacionalismos de extrema derecha en los países del este de Europa y de otros
más cercanos, como el caso italiano.
3. Declive de las lenguas minoritarias
Para las lenguas minoritarias sí que se ha detectado un riesgo real de desaparición o, al menos,
de pérdida de influencia en sus territorios. En la vida de una persona esto puede ser casi
imperceptible, pero en el transcurso de varias generaciones puede darse una paulatina
desaparición de muchas lenguas en todo el planeta.
El problema de que una lengua desaparezca no es algo menor. La lengua es el máximo
exponente de una cultura y su pérdida conlleva la desaparición de una identidad única e
irreemplazable. Por eso, un correcto proceso de globalización debe preocuparse de que esas
esencias que definen a los pueblos perduren, en la medida de lo posible.
4. Aumento del desempleo en los países desarrollados
Uno de los aspectos más criticados por los detractores de la globalización económica es la fuga
de empresas nacionales a países donde los costes de producción son más bajos. Esta
deslocalización ha tenido dos consecuencias perniciosas. Por un lado, al desaparecer los
puestos de trabajo se ha incrementado el paro en los países desarrollados y se abarata la
mano de obra. Por otro, se han precarizado los empleos y se han perdido derechos que
formaban parte del llamado estado del bienestar.
5. Concentración del capital en grandes multinacionales
Una de las consecuencias del punto anterior es que han crecido las desigualdades.
Aumentando sus beneficios y sus posibilidades de competir, las grandes multinacionales son
las grandes vencedoras de este modelo de globalización económica. Por el contrario, las
pequeñas empresas nacionales y los profesionales autónomos han visto mermar sus ingresos y
como consecuencia verse afectados por un desequilibrio económico. Por su parte, los
trabajadores han perdido capacidad adquisitiva.
Mientras el proceso avanza, en muchos países se han vuelto a levantar banderas nacionales
que hacen sospechar que, tal vez, la humanidad aún no está preparada para lograrlo
En una perspectiva global se puede ver cómo esa concentración del capital en unas pocas
manos empobrece también a los países. Muchas naciones tienen un producto interior bruto
más bajo que la cifra de negocio de las grandes compañías, lo que sitúa a sus estados en una
posición de inferioridad. Sobre todo a aquellos que se encuentran en vías de desarrollo. Es por
eso que son muchos quienes ven menos ventajas y más desventajas de la globalización.
En resumen, se podría decir que la globalización es un proceso irreversible, pero está por ver
de qué manera se desarrolla. Mientras el proceso avanza, en muchos países se han vuelto a
levantar banderas nacionales que hacen sospechar que, tal vez, la humanidad aún no está
preparada para lograrlo.