Objetivo
Comprenderá los factores generadores de la violencia familiar y cómo afecta el ejercicio pleno
de los Derechos Humanos.
Introducción
Martha Torres Falcón asegura: “Para muchas personas el lugar más inseguro es su propia casa.
No se trata de un hecho aislado. La violencia familiar es cíclica, progresiva y en muchos casos
es mortal”.
Hasta hace muy poco tiempo a la violencia familiar se le nombró y reconoció como tal. Los
hechos de maltrato hacia las mujeres por parte de su pareja, del maltrato a las y los niños por
parte de su papá o mamá, el maltrato que sufre un miembro de la tercera edad por parte de
algún familiar, eran considerados hechos de la “vida privada”. La estructura patriarcal que
impera en nuestra sociedad, legitimaba, y aun lo sigue haciendo, este tipo de conductas en las
interacciones familiares cotidianas.
Comprender la problemática de la violencia familiar, implica considerar a la familia como un
espacio en el que se reproducen esquemas y estructuras jerárquicas, las cuales generan
condiciones que desembocan en violencia. Desde este modelo, la violencia se dirige
principalmente hacia aquéllos que son considerados como débiles o subordinados.
Seguir argumentando que estas prácticas abusivas son un “asunto de familia”, es seguir
justificándolas, tolerándolas, naturalizándolas y reproduciéndolas.
El esquema que se presenta a continuación, es una aproximación a los conceptos que
abordaremos en este módulo.
PANORAMA GENERAL DE LA VIOLENCIA FAMILIAR
La familia es uno de los escenarios educativos en el que en primera instancia se desarrollan los
seres humanos. A lo largo del tiempo ha sido conceptualizada y analizada de distintas maneras
de acuerdo a las necesidades que la sociedad demanda.
Lamentablemente, estamos siendo testigos de cómo el ambiente familiar se ve enrarecido por
una serie de problemas, que afectan a todos los miembros; nos referimos a la violencia
familiar, la misma que usualmente se da entre los padres, y de allí su traslado, como efecto
multiplicador hacia los hijos; provocando una serie de graves consecuencias en ellos, que van
desde traumas psicológicos, los efectos físicos y un bajo nivel de desarrollo cognoscitivo.[1].
La violencia familiar en cualquiera de sus formas es un fenómeno que se da con frecuencia en
las relaciones de pareja y entre padres e hijos, sea cual sea su condición social o nivel
educativo, pero esto no significa que sea normal.
La violencia en casa es algo real y se da en muchos de los escenarios familiares, en algunos
casos la violencia física es algo que sigue estando oculto y no se ve como algo grave sino como
algo normal o necesario, como método de disciplina para resolver conflictos, o para expresar
sentimiento de malestar o de coraje.
El autor Corsi (2002) menciona que el fenómeno de la violencia y el maltrato dentro del
ámbito familiar no es un problema reciente. La violencia era considerada como un fenómeno
poco frecuente, catalogado como anormal y atribuido a personas con trastornos
psicopatológicos[2].
Sánchez (2004) nos explica que la existencia de la violencia intrafamiliar es tan antigua como
la humanidad, y que el grave maltrato ejercido hacia miembros de la familia había sido hasta
mediados del siglo XX una conducta social aceptable, pero que en los años 50 del siglo pasado
estas creencias fueron cuestionadas y retomadas en movimientos sociales y de mujeres[3].
Para muchas mujeres, el hogar es un lugar de dolor y humillación. La violencia contra ellas
infligida por su pareja es común, generalizada y adquiere especial dramatismo, pues sus
repercusiones son de gran alcance. Sus manifestaciones en el ámbito de la pareja no se
reducen únicamente a los golpes. Comprende toda una gama de actos psicológicos, físicos y
sexualmente coercitivos, en unas ocasiones exclusivos y en otras combinados e intencionales,
así como el control, explotación y abuso económico practicados por su pareja actual o la de
una relación previa.
Las mujeres que sufren violencia familiar tienen muy baja autoestima, la mayoría de ellas no
sabe qué es lo que se debe hacer legalmente y en todos los casos el hombre se niega a
reconocer que está violentando a su pareja y que esto es un delito y un problema que le está
generando daños a la familia[4].
En el 2021, el INEGI realizó una encuesta con respecto a las experiencias de violencia que han
enfrentado mujeres de 15 años y más, con la finalidad apoyar en el diseño y seguimiento de
políticas públicas orientadas a atender y erradicar la violencia contra las mujeres por razones
de género, y reportó que:
El 10.8% ha tenido menos oportunidad que un hombre para ascender.
El 18.3% a lo largo de la vida de estudiante sufrió violencia física.
El 9.2% sufrió violencia psicológica en el ámbito familiar.
El 19.1% a lo largo de la relación sufrió violencia económica o patrimonial.
El 12. 6% vivió alguna situación de abuso sexual durante su infancia.
El 23.7% percibió que los conflictos familiares iniciaron o aumentaron durante la
emergencia sanitaria por COVID-19[5].
La violencia de género es grave debido a que los hijos son el espejo de los padres y si ellos
crecen en un ambiente familiar de violencia, es probable que reproduzcan esquemas con sus
hijos y por ende la cadena de violencia continúa.
Como se puede ver existe relación entre la Violencia de Género y la Violencia Familiar, y en
ciertos casos podría ser difícil su diferenciación, por lo que a continuación se brindarán
distintas definiciones acerca de lo que diversos autores consideran que es la violencia familiar.
DEFINICIONES DE VIOLENCIA FAMILIAR
La violencia familiar se define como un comportamiento consciente e intencional que, por
acción o inhibición, causa a otro miembro de la familia un daño físico, psíquico, jurídico,
económico, social, moral, sexual o personal en general[6].
La violencia familiar es un acto de poder u omisión intencional, dirigido a dominar, someter,
controlar o agredir física, verbal, psicoemocional o sexualmente a cualquier integrante de la
familia, dentro o fuera del domicilio familiar, por quien tenga o haya tenido algún parentesco
por afinidad, civil, matrimonio, concubinato o a partir de una relación de hecho y que tenga
por efecto causar un daño.[7]
Otra definición es que, “La violencia familiar son todos los actos u omisiones, de manera física
o psico-emocional, cometidos dentro y fuera del domicilio familiar, por la pareja o cualquier
persona con la que se mantenga o se haya mantenido alguna relación de convivencia. Los
actos van dirigidos a dominar, someter, controlar o agredir a cualquier miembro de la familia".
[8]
Se entiende entonces como violencia familiar a todo acto u omisión que siendo consciente e
intencional, de manera física, psicoemocional o sexual, busca dominar, someter, controlar o
agredir a otro miembro de la familia, sea dentro o fuera del domicilio familiar.
TIPOS DE VIOLENCIA EN EL ÁMBITO FAMILIAR
El derecho de las personas a vivir libres de violencia se vulnera al ejercer diferentes tipos de
ésta:
Maltrato físico Actos intencionales en que se utilice alguna parte del
cuerpo, objeto, arma o sustancia para sujetar,
inmovilizar o causar daño a la integridad física de otra
persona.
Maltrato psicoemocional Actos u omisiones consistentes en prohibiciones,
coacciones, condicionamientos, insultos, amenazas,
celotipia, indiferencia, descuido reiterado, chantaje,
humillaciones, comparaciones destructivas, abandono
o actividades devaluatorias, que provoquen en quien
las recibe alteración autocognitiva y autovalorativa
que integran su autoestima.
Daño patrimonial Actos u omisiones que ocasionen daño directo o
indirecto, a bienes muebles o inmuebles, tales como
perturbación en la propiedad o posesión, sustracción,
destrucción, menoscabo, desaparición, ocultamiento o
retención de objetos, documentos personales, bienes o
valores, derechos patrimoniales o recursos
económicos.
Maltrato sexual Acciones u omisiones que amenazan, ponen en riesgo o
lesionan la libertad, seguridad, integridad y desarrollo
psicosexual de la persona.
Daño económico Acciones u omisiones que afectan la economía del
sujeto pasivo, a través de limitaciones encaminadas a
controlar el ingreso de sus percepciones económicas y
puede consistir en la restricción o limitación de los
recursos económicos.
Daño en contra los Actos u omisiones que limitan o vulneran el derecho de
derechos reproductivos las mujeres a decidir libre y voluntariamente sobre su
función reproductiva, en relación con el número y
espaciamiento de hijas e hijos, acceso a métodos
anticonceptivos, a una maternidad elegida y segura, a
servicios de interrupción legal del embarazo, servicios
de atención prenatal y obstétricos de emergencia.
También se considera la violencia familiar, que es la realización de cualquiera de las conductas
descritas contra una persona que esté sujeta a la custodia, guarda, protección, educación,
instrucción o cuidado de otra, o con quien ésta tenga una relación de hecho o la haya tenido
durante dos años anteriores al acto u omisión.
Algunas de las manifestaciones más frecuentes de la violencia familiar en nuestro medio se
dan cuando:
En el caso de las mujeres son golpeadas, violadas, insultadas, amenazadas, ignoradas
o menospreciadas por su compañero. Puede ser que en una pareja se golpeen,
insulten, amenacen, ignoren o menosprecien el uno al otro.
Niñas, niños, adolescentes, personas adultas mayores o personas con alguna
discapacidad son golpeados(as), insultados(as), amenazados(as) o humillados(as).
Algunos(as) de los integrantes de la familia obligan a otro(a) u otros(as) a tener
prácticas sexuales que no desean[9].
SÍNDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL
Existe una problemática de especial interés, debido a su repetida aparición en conflictos
familiares llamada Síndrome de Alienación Parental (SAP), el cual fue descrito y catalogado
por el doctor Richard Gardner, quien lo definió así:
“El síndrome de alienación parental es un desorden que se da
principalmente en el contexto de conflictos de custodia física o
moral entre los padres. Su manifestación primaria es la campaña
de denigración de un hijo contra uno de los padres, campaña que
no tiene justificación alguna o de exagerada denigración hacia el
padre objetivo (“lavado de cerebro”) y adoctrinamiento de uno
de los padres de las propias contribuciones de los hijos en la
creación de un villano en el padre objetivo."
Este síndrome es caracterizado por el conjunto de síntomas que resultan del proceso por el
cual un progenitor transforma la conciencia de sus hijos mediante distintas estrategias, con
objeto de impedir, obstaculizar o destruir sus vínculos con el otro progenitor[10].
La contraparte es: “Ningún hijo debe de ser tratado como traidor simplemente por amar a
ambos padres”.
Dependiendo de la severidad del síndrome, un hijo afectado puede presentar todas o algunas
de las características y comportamientos del SAP.
1. El hijo se alía al padre alienador en una campaña de denigración contra del padre
alienado, donde el hijo contribuye de forma activa.
2. Las razones y justificaciones para despreciar y atacar al padre alienado son
normalmente pobres, absurdas y hasta frívolas.
3. El desprecio y enojo del hijo hacia el progenitor rechazado no presenta la
ambivalencia normal de las relaciones humanas.
4. El hijo asegura que la decisión de rechazar y denigrar al padre es propia, sin
influencias de ningún tipo. El doctor Gardner lo identifica como el fenómeno del
“pensador independiente”.
5. El hijo apoya, sin pensarlo dos veces, al padre alienador.
6. No existe expresión o sentimiento de culpa por parte del hijo acerca de las acciones
de denigración y alejamiento hacia el padre. Tampoco le preocupan los sentimientos
del padre “odiado”.
7. En los diálogos y sentimientos de los hijos, existen escenarios prestados, las
expresiones de los hijos reflejan los sentimientos y vocabulario del padre
“alienador”.
8. La animosidad negativa dirigida hacia el padre alienado se extiende hacia su familia
y cualquier persona cercana[11].
RECOMENDACIONES EMITIDAS POR LA COMISIÓN NACIONAL DE
LOS DERECHOS HUMANOS
Al concluir la investigación de una queja presentada contra la entonces Secretaría Ejecutiva
del Consejo Estatal de Familia y personal que resultara responsable, la Comisión emitió la
Recomendación 7/13 al presidente de la Junta de Gobierno del Sistema DIF Jalisco y al pleno
del mismo Consejo, por impedir la convivencia de un padre con su hijo, que había sido
asegurado por la entonces Procuraduría General de Justicia y enviado a la casa hogar Paipid en
septiembre de 2006[12].