La política exterior norteamericana en
América Latina
Los casos de Chile y Bolivia: 1960-1980
Salvador Angulo et Loreto Correa
p. 407-445
PLAN DÉTAILLÉ
Texte intégralIntroducciónLas relaciones entre América Latina y Estados
Unidos durante el siglo XXDesde principios de siglo hasta la Segunda
Guerra MundialAmérica Latina en el contexto de la Guerra FríaLas
relaciones internacionales entre Bolivia y Estados UnidosDe la revolución
del 1952 al golpe de 1964Bolivia-EE.UU.: los nuevos problemasLas
relaciones entre Chile y Estados Unidos en el siglo XXLas relaciones
bilaterales desde principios del siglo XX hasta la segunda guerra
mundialLas relaciones bilaterales desde la posguerra hasta 1980Las
relaciones bilaterales durante el gobierno de Eduardo FreiLa chilenización
del cobreLas relaciones bilaterales durante el gobierno de Salvador
AllendeLa intensificación del conflicto: la nacionalización del cobreEl fin del
gobierno de Allende: La CIA y las fuerzas armadas chilenasLas relaciones
bilaterales durante la dictadura militarChile y Estados Unidos. La “solución”
del tema cuprífero bajo la dictadura militarNotes de bas de pageAuteurs
TEXTO INTÉGRAL
1¿A quién le importa el destino de Fidel Castro o del embargo económico a
Cuba? ¿Quién se acuerda de la unidad latinoamericana, del imperialismo
yanqui, de la CIA, de Salvador Allende o de la United Fruit Company? Eso es
el pasado. Hoy, las transnacionales son bienvenidas, los gobernantes del
continente se pelean por ser los primeros en firmar un tratado comercial con
Estados Unidos y la única revolución es la del libre mercado. Hoy las
relaciones de América Latina con Estados Unidos se resumen en tres
palabras: negocio, negocio y negocio1.
Introducción
2El trabajo que presentamos a continuación constituye un avance de
investigación respecto de las relaciones históricas y de las relaciones
internacionales entre los Estados Unidos y Latinoamérica.
3Para ello, se han considerado dos casos, Chile y Bolivia, y en un espacio
de tiempo delimitado, esto es durante las décadas de 1960-1970 en las que
se han intentado identificar las diferencias y similitudes, rupturas y
continuidades en los procesos.
Las relaciones entre América Latina y
Estados Unidos durante el siglo XX
Desde principios de siglo hasta la Segunda Guerra
Mundial
4A fines del siglo XIX, emergen en el contexto internacional dos nuevas
potencias: Japón y Estados Unidos, ambas desafían, la hasta ese momento,
indiscutida hegemonía europea. En el ámbito internacional, para Estados
Unidos, el año 1898 marca su triunfo en la guerra contra España,
arrebatándole Cuba, Puerto Rico y las Filipinas, naciones que mantiene en
calidad de semi protectorado. En este sentido, Estados Unidos se
transforma en un poder colonial en Asia, siendo el propio presidente T.
Roosevelt quien explicita en 1904, el derecho que atribuía a su país de
implementar una política internacional en el área.
5Desde una perspectiva económica, Estados Unidos se consolidó como
potencia industrial. Paralelamente, a nivel interno fue capaz de impulsar la
colonización hacia el Oeste norteamericano, demostrando el dinamismo y
pujanza de su población.
6Producto de la Primera Guerra Mundial, Europa intensifica su proceso de
decadencia a nivel internacional, reafirmándose la hegemonía mundial de
Estados Unidos. Su estable economía y situación política interna, lo
constituyen en un exportador de capitales netos. En relación con América
Latina, el conflicto provoca un cambio sustancial de sus relaciones con el
resto del mundo occidental.
7Tras el término de la Guerra, el poder y la influencia norteamericana
aumentan a nivel mundial. A su actuación en Cuba, le siguen las
ocupaciones de Nicaragua entre 1912-1925 y 1926-1933, Haití 1915-1934;
República Dominicana 1916-1924 y Cuba, por segunda vez entre 1917-
1922. En estas circunstancias, se deja claramente establecido las
pretensiones de control político interno, presupuesto básico para garantizar
una hegemonía económica en la región. A partir de la década de los años
20', ningún país pudo ya soslayar las presiones norteamericanas; ni siquiera
México, recién salido de una revolución política fue capaz de hacerlo.
8El influjo de la Gran Depresión, afecta tanto a la economía norteamericana,
como a las febles economías monoexportadoras latinoamericanas. Tras la
baja en los precios de las materias primas, América Latina deja de ser
receptor de capitales americanos, sólo México, Brasil y Argentina,
conservan alguna clase de financiamiento externo. El resto de los estados
latinoamericanos, se ven a partir de entonces, pagando enormes deudas y
viendo la forma de cómo nacionalizar sus sectores económicos
estratégicos, única alternativa viable de crecimiento hacia adentro y
autonomía.
9La década de los 30' constituye la época del desarrollo del fascismo en
Europa. Ello ocasiona en América Latina un giro hacia la derecha, dando
origen a movimientos antidemocráticos y antiliberales que generan
gobiernos autoritarios, mientras que los sectores de izquierda intentan
repeler a toda costa, sus sucesivos y violentos ataques. Con el correr de la
década, América Latina, se convierte entonces, en el escenario de una
competencia geopolítica incontrolable. Tanto italianos como alemanes,
buscan establecer una influencia predominante en Brasil y Argentina, lo cual
implica estimular un rechazo hacia Inglaterra y por extensión hacia Estados
Unidos. La Alemania de Hitler, el principal país del Eje, acaba por elaborar
un ejemplar modo de operar en la región, creando toda una red de
contactos y agentes con el convencimiento que los latinoamericanos de
ascendencia germana iban a estar felices de ver “unida la patria aria”,
incentivando de paso el separatismo político bajo el alero del
nacionalsocialismo2.
10Desde una perspectiva geopolítica, la competencia por el predominio
mundial había comenzado y Estados Unidos podría resultar vulnerable en
su flanco latinoamericano. Ello propicia su expansión en el Caribe,
colocando una consistente guardia militar a través de los pasos marítimos
vitales. En estas circunstancias, el Canal de Panamá constituye un punto
estratégico a cautelar y cuando los japoneses se alinearon junto a italianos
y alemanes, el peligro de una confrontación en dos océanos se hizo tan
inminente, que Estados Unidos se vio en la obligación de replantear los
lazos hemisféricos desde una nueva óptica que implicara la obtención de un
apoyo mayoritario e incondicional por parte de los países de la región en
caso de un conflicto bélico generalizado. Una vez más, el tema de
la seguridad nacional se constituirá en otro de los intereses
norteamericanos a salvaguardar en el área3.
11Establecida una significativa influencia cultural norteamericana en
sustitución de la europea y una vez declarada la Segunda Guerra Mundial,
el gobierno de los Estados Unidos encabezado por F.D. Roosevelt, busca
inmediatamente fortalecer los vínculos con los Estados de la región,
solicitándoles abiertamente, su apoyo político y militar. En síntesis, a partir
de entonces, Estados Unidos requiere de Latinoamérica:
1. Bases militares en especial en la zona del Caribe y las costas
atlánticas de Sudamérica;
2. Acceso garantizado a materias primas claves, como el caucho y el
cuarzo.
3. En caso de incorporarse al conflicto, disposición a integrar una
alianza con los Estados Unidos frente a las potencias del Eje.
4. Garantía de neutralidad de las naciones latinoamericanas, lo cual
impediría cualquier peligro de penetración enemiga a su territorio. La
planificación del gobierno norteamericano da los resultados
esperados durante la Guerra, lo cual le permite incrementar su
influencia en América Latina, estructurándose, desde una perspectiva
económica, unflujo de materias primas para su industria bélica; y
desde una perspectiva estratégica, una adecuada cooperación
política y militar. Se podría afirmar que la Segunda Guerra Mundial
afianza, de manera considerable, los vínculos hemisféricos.
12Estos aspectos quedaron perfectamente claros, una vez finalizada la
guerra. “El fin de la Segunda Guerra Mundial puso a los Estados Unidos en
un papel enteramente nuevo en el escenario mundial. Aunque habían
llegado a transformarse en una poderosa nación ya antes de la Segunda
Guerra Mundial, es sólo después de ella que llegaron a desarrollar una
política exterior global, una política que sostiene que los intereses vitales
norteamericanos se encuentran afectados incluso en las más remotas áreas
del mundo”. Por ello, aunque Francia e Inglaterra fueran también potencias
vencedoras ciertamente ambos países quedan con tales niveles de
endeudamiento y desastre interno, que no consiguen sino liquidar sus
compromisos a costa de sus posesiones ultramarinas. Así, desde 1945, se
contempla sin contrapeso, el auge de la influencia norteamericana en la
región.
13En lo económico la expresión más evidente de dicha influencia se
observa desde el mismo término de la Segunda Guerra Mundial con la
creciente demanda de insumos para una industria que estaba intacta y en
proceso de expansión. En 1945, los Estados Unidos poseen el 50% de la
producción manufacturera mundial y casi dos tercios de las exportaciones
globales. Estratégicamente además, los Estados Unidos tienen la bomba
atómica y su política panamericanista4, puesta en práctica desde 1880, le
permiten una red de apoyos integrada en los diferentes Estados
latinoamericanos, quienes interpretan que Washington les tiene las puertas
abiertas, y que son capaces de enfrentar en conjunto el problema del
subdesarrollo. No obstante, los Estados Unidos, prefieren bajar el perfil de
sus relaciones con los países latinoamericanos y optan por apoyar la
reconstrucción de Europa y Japón5. El Plan Marshall de 1947, abre la
puerta de la reconstrucción y posterga las aspiraciones latinoamericanas.
Era evidente que a mayor fortaleza de la economía del Viejo Mundo6, mayor
prosperidad de los Estados Unidos. Por su parte, a Japón había que
aleccionarlo, para que no hiciera lo que Alemania entre ambas guerras.
14En el intertanto, América Latina, se pierde en una ingente línea de
gobiernos autoritarios. Y aquello no era lo peor. Lo más grave era que en
adelante, la administración Truman, confiaría en que por tradición y de
cajón, los países latinoamericanos seguirían siendo globalmente fieles a
una lealtad basada en una “comunidad de intereses regionales”. A ello
nuevamente apela la administración norteamericana cuando las relaciones
con la Unión Soviética entran en una fase confrontacional. La Guerra Fría
llega a América Latina y Estados Unidos presiona a los gobiernos para que
rompan relaciones diplomáticas con la Unión Soviética y proscriban del
sistema político a los partidos comunistas. La gran acogida que tuvieron
estos planteamientos demuestran la receptividad de las élites
latinoamericanas a las directrices norteamericanas.
América Latina en el contexto de la Guerra Fría
15El replanteamiento de la situación hemisférica será una cuestión urgente
para los Estados Unidos. Desde la reunión de ministros de relaciones
exteriores celebrada en México (1945), pasando por el denominado Pacto
de Río (1947), pero especialmente, a partir de la Conferencia de Bogotá
(1948), la Organización de Estados Americanos (OEA)7, va creando el
ambiente propicio para relanzar el espíritu panamericanista, bajo una
postura de solidaridad continental, expresada esta vez, por medio de una
asociación regional. Sin embargo, la OEA, pese a que su orgánica le asigna
roles específicos en el ámbito regional, prontamente se ve sumergida en
temas de carácter extrarregional. Es así como durante la guerra de Corea,
Estados Unidos consigue que la Organización declare a Corea del Norte
como agresora, -postura norteamericana en la ONU-, con lo cual, involucra a
los Estados latinoamericanos en la primera “guerra caliente” de la
denominada Guerra Fría. Podríamos considerar este hecho como el primer
intento norteamericano por instrumentalizar políticamente una serie de
instituciones intergubernamentales que a futuro surgirían en el ámbito
regional.
16Sin embargo, los avatares de la lucha Este-Oeste, señalan la necesidad
de afiatar los mecanismos de dominación que hasta ahora había aplicado la
nueva superpotencia mundial. Así, desde 1951, la administración Truman, y
el propio Congreso norteamericano, deciden al unísono extender a América
Latina su Programa de Seguridad Militar de 1949. Según los acuerdos
suscritos, a partir de entonces, Estados Unidos iba a intercambiar equipo y
servicios militares por el envío de materias estratégicas y la restricción del
comercio con el bloque soviético. El programa que originalmente se había
pensado para Europa Occidental, logra incorporar a la alianza a diez países
latinoamericanos entre los que no se cuentan ni Argentina ni México.
17Es así como, ante la rivalidad ideológica que se plasma en la década de
los cincuenta y que enfrenta, por una parte, al nacionalismo radical liberal, y
por otra, al marxismo, surge una tercera posición, una postura intermedia: el
desarrollismo reformista. Liderado por la CEPAL8, el desarrollismo se
convierte en un elemento articulador dinámico de la relación de América
Latina con la economía mundial, con dos lecturas: la primera, sobre el tema
de las exportaciones de materias primas frente a las manufacturadas; la
segunda, en relación con el rol que debía cumplir el Estado en los países
latinoamericanos. Pero todas estas visiones de mundo político y productivo,
se contraponen a la realidad de la órbita socialista, que cada vez, en forma
más agresiva se interna y es acogida en los sectores populares del
continente. Admirada por muchos latinoamericanos, la fortaleza soviética,
representa un ejemplo alternativo a seguir. Sin embargo, el empeño de
Truman por fortalecer la esfera de influencia norteamericana y evitar la
“penetración comunista” en el continente, da por resultado un programa de
asistencia técnica, el denominado “Punto Cuatro” (1949). Su objetivo es
servir de recurso para absorber las quejas políticas y económicas
provenientes de América Latina, demostrando que Estados Unidos no sólo
concentra sus esfuerzos en Europa Occidental.
18En 1952, los Republicanos regresan a la Casa Blanca debido a la victoria
política del General Dwight Eisenhower. Su administración realiza nuevos
aportes en materia económica internacional, asumiendo el laissez-
faire como principio esencial. Asimismo, puntualiza que la labor del gobierno
debe consistir en velar por la óptima operación del libre mercado. Desde
esta perspectiva, el Ministerio de Hacienda elimina las ventajas crediticias
que hasta ese momento se estaban concediendo a nivel internacional. De la
misma manera, se niega a negociar acuerdos con los gobiernos
latinoamericanos, en cuanto a la estabilización de precios a nivel mundial de
sus producciones estratégicas (café, cacao, etc.). Los Republicanos
consideran además, que los gobiernos de la región deben fomentar la
inversión privada extranjera, lo que para estos años se traduce,
mayoritariamente, en inversión privada norteamericana.
19Los objetivos se cumplen con creces si comprobamos que, ya desde
1950, América Latina atrae la cuota de inversión regional más alta por
encima de Canadá y Europa Occidental.
20Sin embargo, no todos los Estados latinoamericanos admiten una fórmula
de influencia directa o indirecta por parte de los Estados Unidos. Desde la
década de los 20 y 30, el mensaje marxista se había extendido a través de
diferentes círculos políticos e intelectuales. Un cierto determinismo
económico apunta la existencia de un marco global contrario a las
intervenciones y presiones por parte de Estados Unidos en América Latina9.
Ello se canaliza mediante una red de partidos comunistas inspirados y
disciplinados bajo una idea y estructura soviética. En 1956, en el oriente de
Cuba se inicia un proceso revolucionario encabezado por Fidel Castro y dos
años más tarde, el dictador Fulgencio Batista huye a Miami. La ocupación
de la Habana por “los barbudos” el 8 de enero de 1959, trae como
consecuencia un drástico cambio de la vida política y económica de la isla.
La legislación promulgada por el gobierno revolucionario interrumpe las
disposiciones legales de la Constitución de 1940. La suspensión del
derecho a voto, la intervención del nuevo gobierno en los órganos de
opinión y la radical nacionalización de la propiedad privada en el país,
originan paulatinamente un movimiento que pasa, desde la pseudo
neutralidad en occidente, a un acercamiento con la URRS y los países
comunistas. Es más, Cuba aparece ante el mundo como un bastión de la
guerra revolucionaria que estaba en condiciones de exportar el movimiento
insurreccional a toda América Latina. El caldo de cultivo económico y social
era el adecuado y el financia-miento estaba resuelto desde la URRS. Los
efectos no se harían esperar: el establecimiento del bloqueo norteamericano
a la isla, la salida de Cuba del Sistema Interamericano en 1961 y la ruptura
de relaciones diplomáticas por parte de Estados Unidos. En un error
político, Kennedy decide apoyar la fracasada invasión de Bahía Cochinos,
hecho que alarma a toda la franja de seguridad del Pentágono, al mismo
Congreso y las máximas autoridades del gobierno norteamericano.
21En adelante, durante la década de los sesenta, la política norteamericana
hacia América Latina seguirá por dos caminos:
1. El económico, que cristalizará en la Alianza para el Progreso liderada
por J.F. Kennedy (1961-1963).
2. El político, que optimiza la etapa anterior y que consagra nuevamente
la intervención directa en los asuntos latinoamericanos mediante el
rebrote del principio del “big-stick”. Esta iniciativa fue conducida por
Lyndon B. Johnson (1963-1969) y continuó en las sucesivas
administraciones.
22Con la Alianza para el Progreso (1961), Estados Unidos decide tomar la
firme determinación de planificar el desarrollo de las economías de la
región, de modo que, a través de un incremento general de los niveles de
renta se contrarrestase la propaganda revolucionaria10. Por otra parte, el
respaldo a gobiernos reformistas de corte anticomunista, limita las
posibilidades de que las sociedades latinoamericanas sean capaces de
optar, política o revolucionariamente, por alternativas de gobierno
provenientes de la Izquierda y apoyadas por la Unión Soviética.
23A pesar del intento de planificación económica, de los montos asignados
a la inversión y promoción financiera cuyos recursos son destinados
fundamentalmente al Cono Sur del continente, lo cierto es que los únicos
sectores beneficiados son las élites nacionales dirigentes y las
transnacionales norteamericanas que operan en la región.
24En 1965, el famoso financista David Rockefeller, se encargaría de exigirle
a su propio gobierno que modelara una política para salvaguardar los
capitales privados del programa. Una numerosa cantidad de recursos fueron
destinados a la cancelación de los intereses de las deudas nacionales y a
su rescate. En años sucesivos, esto último opera en sentido creciente, y en
términos insostenibles. Lo lamentable es que alrededor del 50% de los
dineros se emplearon en bases productivas inadecuadas y obsoletas,
compradas a las transnacionales norteamericanas, que junto con las élites
locales son las más beneficiadas con la iniciativa de Kennedy11.
25La Alianza para el Progreso representa en los sesenta, la vía de
consolidación de la influencia norteamericana en las órbitas
gubernamentales regionales, pero desde la perspectiva soviética, también
resulta ser un estímulo para el respaldo a la revolución cubana y su
exportación del modelo insurreccional al resto del continente. La Crisis de
los Misiles (1962), la muerte de Kennedy y la Guerra de Vietnam, terminan
por consagrar una vía de intervención directa a partir de la administración
de L. B. Johnson.
26“Entre 1963 y 1969, la evolución interna de varios de los regímenes
latinoamericanos, la lentitud del reformismo, la ruptura entre Cuba y
Occidente y la extensión o exportación del modelo guerrillero o vía
insurreccional a otras áreas del continente, parecían indicar la cercanía de
la revolución. Daba la impresión de que América Latina caminaba hacia el
comunismo o hacia un progresismo que cambiaría su posición dentro de la
estrategia mundial12”.
27Hacia 1970, la administración norteamericana casi no introduce cambios
en sus relaciones con América Latina, en la que como contrapartida, crece
un profundo sentimiento antinorteamericano. El afianzamiento de una
estructura de dominación en la región, vía el mantenimiento del
subdesarrollo, el fortalecimiento del poder de las transnacionales y la
comunidad de intereses económicos entre el empresariado norteamericano
y las élites locales, primero, no amerita mayores modificaciones en su
política exterior y, segundo, ratifica una creciente hostilidad de las
sociedades latinoamericanas hacia Estados Unidos.
28Sin embargo, durante la administración Nixon asistimos a una
optimización de dichas estructuras. Se introduce una variante en lo
referente a la economía: existe un énfasis en el rol del sector privado en pos
del desarrollo económico y paralelamente, se aumenta la ayuda militar a los
gobiernos por consejo del gobernador Nelson Rockefeller, para el cual: “(...)
un nuevo tipo de militar está destacando y convirtiéndose con frecuencia en
una fuerza importante para la acción social constructiva13 en las repúblicas
latinoamericanas...”14.
29N. Rockefeller, había viajado por la región como enviado especial de
Nixon en 1969 y constata en terreno, los peligros que enfrenta la política
exterior de su país, razón por la cual, decide privilegiar la alternativa militar
como mecanismo de disminución de riesgos, sobre todo mientras el debate
sobre Vietnam sigue acaparando los titulares de la prensa mundial. Contra
él se realizaron un sinnúmero de manifestaciones en la región, ya que, no
sólo representaba el poder político de la administración norteamericana,
sino también, el poder económico de las ETN que operaban en
Latinoamérica.
30La llegada al poder de una serie de regímenes progresistas en el
continente (Torrijos en Panamá, Juan José Torres en Bolivia y Salvador
Allende en Chile), pone en marcha todos los mecanismos de control político
y económico de Estados Unidos en la región, activando además, la vía
militar como una alternativa real de defensa de los intereses primarios
norteamericanos. Esta ola progresista es barrida con apoyo de las
burguesías locales, los servicios de seguridad norteamericanos (CIA) y en
algunos casos, de las empresas transnacionales, lo cual trae como
consecuencia, la instauración en Latinoamérica de una serie de regímenes
dictatoriales que se van consolidando en el poder, so pretexto de combatir
la subversión en nombre de la Doctrina de Seguridad Nacional15,
ejemplificando una relación “política y económicamente correcta” con
Estados Unidos.
31Los primeros inconvenientes en las relaciones entre Estados Unidos y
América Latina en esta nueva fase, surgen en el contexto interamericano.
En 1976, una nueva legislación norteamericana sobre el comercio exterior
se muestra inconsistente en su trato a la región, asunto que es reprochado
en la OEA al Secretario de Estado Henry Kissinger. La llegada de James
Carter a la presidencia (1977) acentúa, aún más, el malestar que reina en el
seno de la organización por la supuesta “ambigüedad” de su política de
derechos humanos. Cuando Estados Unidos condiciona la ayuda militar al
respeto de los derechos humanos por parte de los gobiernos de la región,
muchos de ellos -dictatoriales-, reaccionan acusando a Washington de
injerencia en sus asuntos internos. Asistimos entonces, a una redefinición
del concepto de intervencionismo.
32En el mes de mayo de 1976, se reúnen en Montevideo representantes de
los gobiernos de facto de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Paraguay, Perú y
Uruguay, para organizar un frente común respecto a la nueva política de
Carter sobre derechos humanos. Más allá del tema estrictamente militar,
hay sumo interés porque no se consideren cuestiones de orden político para
la concesión de créditos. Sin embargo, hacia septiembre de 1977 varios
gobiernos son obligados a acatar las “nuevas directrices” establecidas por la
política norteamericana hacia Latinoamérica. Veamos dos ejemplos de esta
dinámica, los casos de Bolivia y Chile entre 1960 y 1980.
Las relaciones internacionales entre
Bolivia y Estados Unidos
33Desde la formación del Estado boliviano, las relaciones con los países
vecinos han determinado casi toda su realidad política final. En una
aproximación inicial del caso boliviano y sus relaciones con los Estados
Unidos, la primera sensación de conjunto que se percibe es la de una
historia errática. A poco mirar su devenir político, nos damos cuenta, que
más bien se trata de una mala composición del Estado, sumada a los
intereses de unos cuantos grupos regionales que han visto en el acontecer
político del país una fuente inagotable de riqueza.
34La historia de Bolivia, se nos aparece entonces como una suerte de
síntesis de la de otros estados de la región, con matices diferentes
probablemente, por su altísima composición indígena (alrededor del 70% de
la población) y su bajo nivel de integración nacional. La necesidad de
estudiar Bolivia y sus relaciones con los Estados Unidos fundamentalmente
en las décadas de 1960-70, surge de verificar cómo en uno de los países
más atrasados económicamente del continente, ocurre aproximadamente la
misma intervención norteamericana que en otros, sólo que atravesada por
intereses locales distintos, por cuanto desde el punto de vista estratégico
para los Estados Unidos, “todos los países pesan” en un contexto de Guerra
Fría.
35Menos conocida que la historia chilena a nivel latinoamericano, Bolivia es
a inicios de la década de los veinte un país monoproductor de estaño, que
ha reemplazado la extracción argentífera de centurias16.
36Numerosos gobiernos liberales, desde los años 1910-1920, realizan
esfuerzos por incorporar los réditos de esta producción a la vida nacional, a
un proceso de modernización del sistema educativo y de las redes de
comunicaciones integraban relativamente al 1.800.000 personas que
componían el país a principios de siglo17. Sin embargo, Bolivia durante las
primeras décadas del siglo XX, presenta un creciente endeudamiento con
Inglaterra, debido a la necesarias inversiones extranjeras y a las obras de
inversión pública que venían realizándose. Estas deudas se contraen
gracias al aumento vertiginoso de la exportación de estaño del país.
37A pesar de que la minería del estaño tuvo un gran auge en la primera
parte de este siglo, lo cierto es que no logra convertirse, como pudo haber
ocurrido, en el elemento articulador del desarrollo económico país18. Estas
razones son fundamentales para entender por qué Bolivia aborda en 1952
siendo un país dependiente de los créditos del exterior.
38En primer lugar, los distintos gobiernos fueron incapaces de recaudar los
impuestos correspondientes a la producción del estaño19. Ni la organización
del país, ni los mecanismos de control del recaudo fiscal, dan abasto en un
Estado pequeño y deficientemente organizado. En segundo término, los
ingresos que se obtienen por concepto de impuestos, no eran invertidos en
lo que necesitaba el país20. Es más, gran parte de lo que debía invertirse en
infraestructura productiva va a parar a gastos militares y de consumo.
Finalmente, las utilidades de las empresas mineras no se invierten en el
país, con lo que Bolivia, al igual que muchos otros países minero
productores de América Latina en aquellos años, padece serias dificultades
en el desarrollo del sistema político imperante21.
39La formación de un multipartidismo y la acogida por las élites de un
liberalismo exacerbado, que incluye una fuerte dosis de racismo, conducen
las décadas del veinte y el treinta a través de un tortuoso terreno manejado
por los magnates del estaño. La crisis de 1929, al igual que en muchos
países del continente, desencadena una efervescencia social nunca vista.
Problemas en las haciendas y la formación de los primeros sindicatos en el
país, llevan a una escalada de conflictos de difícil solución, más aún si se
considera que el marxismo empieza a contestar al liberalismo político y a
ser una alternativa real para los sectores más desposeídos.
40En el caso boliviano, el divorcio de la producción minera con el desarrollo
de tres cuartas partes del país, deforma la economía, haciéndola vulnerable
y dependiente del comercio internacional. En ese contexto, sólo una
pequeña minoría detentó el poder y se enriqueció a costa de la
instrumentalización del Estado. No obstante, si sólo una actitud interna de
Bolivia hubiera sido la responsable de esta situación, no cabe duda que
estaríamos frente a un problema político interno. Esto sería simplificar
demasiado las cosas.
41Como sabemos, el sistema político de un estado se destaca por incluir
factores internos e externos. En este sentido, los especialistas de la política
internacional, remarcan el juego constante entre la política interna y la
externa, en el sentido de que esta última tiende a ser una prolongación de la
primera. En el caso de América Latina y concretamente en Bolivia, Pope
Atkins afirma que:
“Además la política externa puede ser una forma importante de favorecer
las metas políticas internas, especialmente cuando se trata de políticos
oportunistas, que carecen de apoyo popular, o desean distraer la atención
de las crisis internas, enfocándose a causas de política externa
nacionalistas. Tanto el Gobierno, como los líderes de la oposición han
buscado ventajas políticas y a menudo han logrado, lo que ha originado
disputas territoriales con los estados vecinos, intervención de otras
potencias, imperialismo por parte de empresarios extranjeros, etc. Desde
fines de los treinta la nacionalización de empresas extranjeras,
notablemente en México, Bolivia, Argentina, Chile, Cuba, Nicaragua, Perú y
Venezuela, ha estado destinada no sólo a mejorar el desarrollo interno, sino
en gran medida, a lograr apoyo político popular”22.
42En el caso de Bolivia, Gustavo Medeiros Querejazu (1997), agrega algo
más:
“(...)la falta de estabilidad en la política interna ha determinado fluctuaciones
y contradicciones en la ejecución de la política internacional, unas veces al
calor de la improvisación y otras por motivaciones ideológicas o
circunstanciales”23.
De la revolución del 1952 al golpe de 1964
43Entre el 9 y el 11 de abril de 1952, Víctor Paz Estenssoro y el Movimiento
Nacionalista Revolucionario (MNR) lideran a trabajadores, campesinos y
sectores intermedios del país en una de las catalogadas más profundas
revoluciones sociales efectuadas en América Latina. Inspirado en la
Revolución Mexicana, con estrategias de tipo corporativista del control
social, similares a las del PRI, el país genera un movimiento propio a lo largo
de varios años de lucha política24.
44El MNR, conjuntamente con su alianza de clases, persuade a sus
adherentes a adoptar cambios estructurales fundamentales que permiten
eliminar el poder de La Rosca, la vieja y retrograda oligarquía que
representa a los barones del estaño y a los latifundistas de Bolivia.
45En un corto período de tiempo el nuevo régimen revolucionario, entre sus
principales medidas implementa la:
Nacionalización del 80% de la industria minera del país, creando la
Corporación Minera de Bolivia -COMIBOL-;
Declaración el sufragio universal;
Reestructuración de las Fuerzas Armadas, reduciéndolas en número,
purgando la oficialía;
Una Reforma Educativa, creando la educación obligatoria básica en
forma gratuita, y
La Reforma Agraria (1953)25, programa que termina con el sistema
de la servidumbre en el sector indígena y el pongueaje.
46Sin embargo, pese a las intenciones del MNR, de destruir el viejo sistema
de tenencia de la tierra, la revolución no logra efectuarse a cabalidad. Los
problemas políticos que experimenta Bolivia en los años posteriores están
íntimamente relacionados con el crecimiento y el desarrollo económico del
país. Así, la contienda de facciones al interior del proceso es reflejo de un
vivo debate sobre el entorno macro político y económico estratégico en el
cual, deben adoptarse las nuevas medidas del Estado. Los trabajadores y la
izquierda del partido, favorecen aquellas iniciativas de redistribución
populistas, mientras que los sectores intermedios apuntan hacia soluciones
más pragmáticas. Con el tiempo, este es el rumbo de la revolución: el de las
soluciones más prácticas no sin cierto éxito inmediato. Bolivia vuelve a los
mercados internacionales y el FMI patrocina el Programa de Estabilización
Monetaria adoptado en 1956, e implementado al año siguiente. Esto podría
considerarse como el inicio de una estrategia estatal de desarrollo del
estado capitalista. Asimismo, “[...] se impuso el ingreso de asesores
norteamericanos en los mecanismos más importantes de Estado. Se votó el
Código del Petróleo. Una cosa disponía a la otra. En este complejísimo
juego, la entrega alternaba con la defensa. La lucidez no estaba ausente:
nos mantendremos firmes aquí para ceder allá: esto es más importante que
aquello. Estas valoraciones, producto de circunstancias dadas, tenían el
inconveniente de escapar al propio control. En 1953 el gobierno estaba
dispuesto a realizar ciertas concesiones a cambio de la ayuda
norteamericana, pero le habría parecido una locura aceptar un plan como el
que impuso el Fondo Monetario Internacional cuatro años más tarde. En
1957, jamás se había pensado que para operar un crédito destinado a la
minería nacionalizada se impondría como condición el empleo de la fuerza
contra los trabajadores. En 1960, se habría considerado estúpido aceptar el
rescate libre de minerales a cambio de un crédito para el Banco Minero.
Seis años más tarde, antes de recibir un dólar, ya estaba decretado el
rescate libre. Cuando se entregó el petróleo, se creyó que los americanos
dejarían tranquila a la minería nacionalizada; antes, para salvarla, se había
aceptado indemnizar a los ex-barones. Entonces se pensó “se llevan el
petróleo y nos dejan el estaño”. Con el tiempo, no solamente se pierde el
petróleo, 22 millones de dólares por concepto de indemnización a los ex
propietarios de las minas, se arruinó la economía y la organización de
la COMIBOL, se debilitó a YPFB con el enfrentamiento de GULF26, sino que se
predispuso la pérdida del estaño (42)27.
47Sin embargo, la estrategia del nuevo Estado boliviano, motor de la
economía nacional, implica dramáticos costos en el plano político. A
principios de la década de los sesenta, Paz Estenssoro apuesta por la
administración Kennedy y su Alianza para el Progreso, profundizándose el
carácter capitalista del Estado, racionalizando la producción del estaño, a la
vez que, promoviendo la agroindustria en el Oriente boliviano. Las cifras que
se encuentran tras las inversiones nacionales reflejan un constante apoyo
del FMI y del BID a las medidas de los diversos gobiernos, en esos años de
1960 y 197028.
48Bolivia es a la sazón, un país políticamente complejo. Las medidas
prontamente despiertan la indignación de numerosos sectores que no están
de acuerdo con las políticas adoptadas desde la cúpula nacional. El
conflicto con los trabajadores, pronto consigue que el Estado intervenga la
industria del estaño, a través de medidas tales como el despido y los ajustes
salariales. Hacia 1962, estas iniciativas se ven reforzadas mediante la
movilización de tropas a las zonas más conflictivas. A mediados de 1963,
por ejemplo, las Fuerzas Armadas rodean e invaden los campos mineros
cuyos trabajadores se rehusan a permanecer bajo las órdenes del gobierno.
El resultado es una completa desavenencia entre el MNR y la COB29, que
como consecuencia provoca que, en lo sucesivo cada gobierno tenga que
pactar con la COB si desea “gobernar”, pero no sólo con ella, sino también
con los intereses de los Estados Unidos. Para entonces, el petróleo
comienza a tener más peso que el estaño.
49En 1964, Paz Estenssoro, se presenta a la reelección en un confuso
panorama, pero los trabajadores y otros sectores del MNR, opuestos a su
persona, le ofrecen su apoyo por sobre las decisiones del partido. Decidido
a enfrentar la situación, el presidente convoca a una Convención y en ella,
presenta al candidato a la vicepresidencia, René Barrientos Ortuño, como
una política para asegurar el apoyo de las Fuerzas Armadas. El hecho le da
la victoria en las elecciones y le otorga el gobierno durante tres meses. Pero
en noviembre de 1964, los trabajadores y las propias facciones opositoras al
interior del MNR, consiguen que el Vice Presidente Barrientos lidere un
exitoso golpe de Estado.
50Creemos fundamental rescatar la visión que sobre este punto posee el
destacado sociólogo y hombre de letras boliviano, René Zabaleta30:
“En todo caso, hemos de ver que se trató de un golpe de Estado proyectado
por la política norteamericana, ejecutado en parte por agentes de ese país y
con su dinero, con la creación fulgurante de una figura política, eliminando
del campo de juego a una Revolución desprevenida y sometida, que no
atinó a su defensa porque hacía años que había perdido su convicción en si
misma. Se sabe, en efecto, que la caída del MNR tuvo sus raíces
inmediatas en la división anti-izquierdista que excluyó a Lechín y en el
crecimiento anormal (porque era exógeno) del nombre de Barrientos que
entonces estaba, como quería Valery, “entre el suceso y el vacío puro”.
Pero son hechos que tienen la red de sus orígenes clavada en la fase
anterior como un tentáculo solapadamente omiso. No podemos escapar a la
necesidad lógica de advertir que los orígenes del derrumbe del MNR ya en
el temprano día mismo en que se toma el poder, en 1952”.
51Y la nota a pie de página que el propio autor realiza en este sentido,
resulta por demás elocuente al aclarar que:
“Según se desprende de la filiación personal de casi todos los participantes
en el golpe y de sus dos hechos previos principales. Es fácil, empero, argüir
en sentido de que no hay documentación que denuncie la responsabilidad
oficial de E.U.. Dentro de las contradicciones del aparato de poder de ese
país, el golpe boliviano parece haberse movidodentro de la órbita de la CIA y
del Pentágono, con conocimiento del Depto. de Estado. Quizá el futuro nos
proporcione una documentación más viva que la actual pero, por ahora,
hemos de conformarnos con que esté probada la participación
norteamericana al través de los dos golpes de mano, las declaraciones de
Arguedas y otras inferencias incontrovertidas, como las declaraciones de
Ovando. En todo caso, aunque la CIA hubiera ido más lejos de lo pedido por
la Casablanca ¿qué importancia podría tener para Bolivia, que recibió lo
mismo la consecuencia?”31.
52Desde 1964, y durante las siguientes dos décadas la vida política de
Bolivia está entrecortada por las dinámicas desencadenadas por la
revolución, los golpes de Estado y por las reacciones de los grupos
nacionales e internacionales que observan y viven el proceso. Aún más, los
regímenes militares que gobiernan Bolivia hasta 1982, son herederos del
Estado diseñado a partir del proceso revolucionario encabezado por el MNR,
con la excepción del gobierno de García Meza. Es así, como debemos
prestar atención a los acontecimientos acaecidos en este período. Desde
esta óptica, es interesante analizar la participación de los militares en la vida
política del citado período.
Bolivia-EE.UU.: los nuevos problemas
53El golpe del General René Barrientos Ortuño de 1964 constituye el inicio
de la política más errática que Bolivia presentase al mundo hasta la caída
de Bánzer en 1978. Su gobierno de facto, con apoyo de los sectores
disidentes del MNR y de la COB, logra institucionalizarse a través de una
elección “democrática” que lo convierte en presidente constitucional en
1966. Su nuevo mandato tiene que enfrentar fuertes presiones políticas
ocasionadas por el nacimiento de movimientos guerrilleros en 1967. Su
represión, promovida desde los Estados Unidos, termina con la frustración
del proyecto revolucionario del Che Guevara en Bolivia. Barrientos gobierna
hasta 1969, cuando en circunstancias muy poco claras, fallece. En su
reemplazo su Vice Presidente, Luis Adolfo Siles Salinas, hereda las
consecuencias de la Matanza de San Juan en las minas de Siglo XX, a fines
de junio de 1967. Si a esto se suma a la interpelación del Parlamento por
causa de la concesión del gas natural a la GULF y la persecución política a
dirigentes del Oriente boliviano -que defendían la posesión boliviana del gas
natural-, así como de varios diputados32 y dirigentes sindicales, se
comprende que el gobierno de Siles Salinas carezca de respaldo, tanto
político como militar. Ello vio limitada su posterior capacidad de acción y
precipita el quiebre constitucional del país.
54El nuevo golpe de Estado no se haría esperar. En efecto, cuando en
septiembre de 1969 se produce la irrupción de Ovando, ocurre un cambio
radical en el rumbo de la política boliviana iniciada por Barrientos. Se busca
retornar a las metas del nacionalismo y la liberación económica de la
Revolución Nacional. Y al parecer las Fuerzas Armadas, dieron el visto
bueno a esta manera de llevar las cosas para resguardar la institucionalidad
militar que por entonces estaba profundamente desacreditada por el
gobierno de la Revolución Restauradora de Barrientos y su sucesor Siles,
pero también para seguir contando con dineros del exterior33. Lo cierto, es
que en este minuto de la historia boliviana presenciamos un hecho que no
vamos a ver en el caso chileno: la polarización de las Fuerzas Armadas en
dos alas que denominaremos, la “nacionalista”34 y “tradicional”35. Las
fuerzas nacionalistas del Ejército se agrupan en torno a un caudillo, Juan
José Torres. El gobierno de Ovando tenía los días contados.
55La conjura de las Fuerzas Armadas del sector tradicional acelera la caída
de Alfredo Ovando. Sin embargo, el sector nacionalista liderado por Torres,
con el apoyo de los partidos de Izquierda, y un amplio sector de la COB,
logran dar un contragolpe militar histórico que sienta las bases del proyecto
de la dictadura popular en Bolivia36.
56Tal como menciona Augusto Céspedes, en su obra Bolivia un Vietnam
simbólico y barato, (1971), ni las Fuerzas Armadas, ni los sectores
empresariales, así como tampoco el MNR permiten la consolidación del
proyecto socialista ortodoxo de Torres.
57Un aspecto digno de destacar es que entre 1970-1971, Bolivia se ve
estrangulada desde el exterior. A la luz de las cifras del financiamiento
externo, hasta que asume la dictadura banzerista el poder en agosto de
1970, Bolivia no recibe ayuda del BID, ni de las Agencias de Cooperación
Internacional37. En efecto, durante 1970 no hubo préstamos del gobierno
norteamericano en base a la venta de excedentes agrícolas; tampoco
aprobaciones de créditos oficiales bilaterales por parte de los países de
Europa Occidental, Japón o Canadá, o desembolsos brutos de créditos y
por último, tanto el FMI, como la banca privada internacional, restringen a
cero, la concesión de préstamos o créditos ese año38. La figura cambia por
completo después del golpe de Estado de Hugo Bánzer. He aquí una
prueba clara del intervencionismo norteamericano, quien jamás concedió un
centavo a un gobierno como el de J.J. Torres. Cabe preguntarse entonces,
¿por qué facilitan dineros a Bolivia y a qué se destinan los dólares que
ingresan al país a partir de 1971?
58En opinión de Osbar39, hasta 1971, la derecha no se había estructurado
políticamente. Por otra parte, las demandas de la COB y de la CUB40 son
elocuentes en señalar grandes discrepancias con la conducción del país,
sobre todo en lo que a materia de protección de los intereses nacionales se
refiere. Sin embargo, de los 20 puntos que argumenta el Mandato Popular
interpuesto al gobierno de Torres, creemos que merece la pena destacar
cuatro de ellos:
1. (2) Expulsión del país de los grupos militares y civiles fascistas, así
como de las misiones y agencias imperialistas.
2. (6) Derogación del decreto de indemnización a la GULF41.
3. (16) Control fiscal de las divisas extranjeras y monopolio estatal del
comercio exterior dominado por empresas imperialistas.
4. (18) Política internacional independiente de Bolivia y concertación de
relaciones con los países socialistas que aún faltan42.
59El hecho que fuera el propio MNR quien apoyara al Coronel Banzer en el
Golpe de Estado, tampoco era una garantía para el mantenimiento de las
posiciones más directamente relacionadas con la derecha económica. (De
hecho el golpe se había producido con el apoyo del propio Víctor Paz
Estenssoro). Banzer se apoya justamente en estos sectores, que en Bolivia
se conforman a partir de la pequeña burguesía empresarial cruceña, la
clase media-alta, parte de los estratos inferiores de la clase media y el
campesinado, sustento que desde Estados Unidos se fortalece a propósito
del su alineamiento anticomunista.
60El milagro económico de Banzer se produce a partir de este beneplácito,
pero también es sustentado por la abundancia de divisas emanadas desde
exterior y los préstamos internacionales que hacen crecer verticalmente la
deuda externa del país durante los años 1972-1978 y que se vinculan con el
abastecimiento material de la institucionalidad castrense y a grandes obras
públicas43. Asimismo, al crecimiento de los precios internacionales de la
minería y del petróleo, se suman los del azúcar y el algodón, que logran
compensar la paralela inercia del área productiva.
61Sin embargo, desde 1974 la dictadura se endurece. Tras la devaluación
de la moneda en octubre 1972 y sus consecuentes reclamos populares, el
gobierno del General Banzer se ve obligado a tomar medidas de
represión44. Estas medidas, inicialmente adoptadas en La Paz son luego
extendidas al resto del país debido a las movilizaciones populares que
reclaman una restitución de su poder adquisitivo. La movilización de tropas
a los centros mineros y la intervención a los sindicatos era un hecho
consumado. Empero, la matanza de Tolata en Cochabamba provoca varias
decenas de muertos, la ruptura con el MNR45, y pone de manifiesto la forma
de controlar, en lo sucesivo, a los grupos disidentes.
62En junio de 1974, se produce un nuevo intento golpista liderado por un
grupo de altos oficiales del propio Ejército, que planteaba entre otras
exigencias, la renuncia de Banzer y la convocatoria a elecciones generales
en un plazo fijo. Pero esta no sería la única. Carlos Valverde Barbery,
autodesignado Jefe de FSB y apoyado por algunos sectores políticos46,
junto al regimiento Manchego de Santa Cruz, toman el aeropuerto del El
Trompillo. La suma de todas estas situaciones llevan a que el General
Banzer opte por la declaración del Estado de Sitio, lo que le permite
gobernar sin interferencias civiles47. Influenciado por el modelo brasilero,
Banzer anuncia la reorganización del sistema político y la formación de una
“Nueva Bolivia” bajo la tutela militar. En adelante, su gobierno esperaría la
cooperación del sector empresarial, los dueños de minas, los hacendados
de Santa Cruz y un creciente número de leales burócratas.
63Sin embargo, el gobierno sigue con problemas. El modelo económico del
General Banzer48, se basaba en la necesidad de un crecimiento económico
a cualquier costo social49. Por ello, se fomenta una política de
concentración de los ahorros en manos de un sector social concreto que ha
de invertirlos: el empresarial. Esta política económica es apoyada con
créditos desde el exterior que van a parar a grandes obras de
infraestructura, tales como la del camino del Norte que busca unir a La Paz
y el Beni, el asfaltado del tramo Oruro-Tambo Quemado, la autopista que
unió a La Paz con El Alto y que costó 3,5 millones de dólares el kilómetro.
De la misma manera, se renovaron las vías férreas y se impulsó a la línea
aérea nacional a través de la compra de varios aviones y de la ampliación
de su cobertura a servicios internacionales.
64En opinión Carlos D. Mesa Gisbert: “La sobredimensión de algunos
proyectos -licitados por el Estado- dejó grandes instalaciones funcionando a
menos del 50% de su capacidad. Los casos de la Fábrica de Aceites de
Villamontes y la Refinería de Cocha-bamba, son ilustrativos”50. El milagro
económico se convierte en un mito, pero sobre todo en una acelerada
acumulación de capitales en manos privadas, endeudamiento externo y
emisión de dinero por el Banco Central51. La modificación de la Ley de
Inversiones deja la puerta abierta a la salida de capitales al exterior en la
considerable suma de 261,2 millones de dólares y la entrada de divisas del
extranjero en un montó que apenas alcanza a los 96,3 millones de dólares.
La nueva Ley de Hidrocarburos que vino a reemplazar al
Código Davenport, el cual garantizaba la explotación de la Bolivian Gulf
Oil durante el gobierno del MNR, permite el ingreso a más de 13 empresas
extranjeras, que comienzan a operar en zonas que hasta entonces habían
sido declaradas patrimonio fiscal y que se destinaban a YPFB52.
65No obstante, la producción del petróleo y los precios de los productos
mineros declinan abruptamente; el algodón experimenta pérdidas por su
descenso en los precios y el gobierno se ve en una encrucijada económica
que le es difícil de afrontar. De hecho, es evidente que la estabilidad del
régimen es aparente y que las rivalidades incluso al interior de las filas del
Ejército existen. En adelante, pese a la ilegalidad de los movimientos
obreros y de los exiliados políticos, la oposición se hace cada vez más
insostenible. Es entonces, cuando una reunión en Brasil propicia el posterior
encuentro de Charaña con el General Pinochet y los medios de
comunicación y la opinión pública se abocan al tema marítimo, postergando
las demandas internas.
66La reunión en Charaña (1975), el tema de la salida soberana al mar, -que
estuvo durante meses en las primeras planas de los periódicos- y las
negociaciones de canje territorial de ambos regímenes fueron un fracaso
por la falta de consentimiento peruano y la permanente dilación chilena. La
demanda marítima, deja a Banzer sin el apoyo del sector conservador y de
una buena parte del castrense53. En tanto que el asesinato de dos
importantes generales, el embajador de Bolivia en París, el militar Joaquín
Zenteno y el de J.J. Torres en Buenos Aires, terminan por desprestigiar aún
más a la oficialidad del Ejército de aquellos momentos.
67En 1976, casi al final la administración Nixon, Henry Kissinger visita -
como parte de una escala diplomática hacia Santiago de Chile- Bolivia para
negociar la implementación de dos políticas fundamentales para el gobierno
estadounidense, una relativa al tema del tráfico de drogas y otra, a propósito
de las condiciones de vida y trato que recibían los reos norteamericanos en
las cárceles bolivianas.
68Entonces, un hecho viene a cambiar las cosas para Bolivia. El ascenso de
James Cárter a la presidencia en enero de 1977. El cambio de republicanos
a demócratas restaura una preocupación por América Latina que no se veía
desde la administración Kennedy. Si bien es cierto que la defensa de los
derechos humanos emana de una política del Congreso norteamericano de
1973 y se asocia con el Acta de Asistencia Exterior de 1975, en el sentido
de que la ayuda no sea proporcionada a los regímenes que violan los
derechos humanos, ésta sólo se hace efectiva a partir de la administración
Carter54.
69El Tratado Torrijos-Carter, la presión por la defensa de los derechos
humanos sobre los gobiernos de Argentina, Brasil, Perú, Uruguay y Chile,
son la punta de lanza de una política dirigida a la restauración de gobiernos
democráticos en la región, especialmente, hacia los del Cono Sur, “bastión
de gobiernos militares de línea dura”55. Sin embargo, para el caso boliviano
también aparece en la tabla de discusión la necesidad de controlar el
comercio de drogas: “Clifton Naugthon, Director del Servicio Informativo en
La Paz, decía que “Una de las mayores preocupaciones de Estados Unidos
es la fabricación de cocaína en Bolivia”, tal como lo expresara claramente el
señor Secretario para Asuntos Interamericanos, Terence Todman, cuando
visitó La Paz (...); la nueva política de cooperación de Estados Unidos a
gobiernos amigos hace énfasis en la supresión del narcotráfico”56.
70En Bolivia, las presiones de la política de Carter desestabilizan la
dictadura del General Hugo Banzer. A una presión sin sanción, como la
denomina Barrios Morón, se articula una política de Estado “positiva y
funcional” para allanar el camino hacia el constitucionalismo, como puede
apreciarse con la venta de las reservas norteamericanas de estaño a fines
de 1977 para hacer descender los precios del metal a nivel internacional,
que en esos momentos constituye ni más ni menos que el 40% del valor
total de las exportaciones57. Con ello y la presión interna de numerosos
sectores, se llama en 1978 a elecciones libres, momento en que gana el
candidato oficialista Juan Pereda Asbún en un proceso denunciado
posteriormente como del todo fraudulento. Al anunciar el engaño electoral la
propia Corte, el General Pereda reacciona encabezando un golpe de Estado
el 21 de julio de 1978.
71Entre 1978 y 1980, se realizan tres elecciones en Bolivia que reinstauran
la democracia por períodos esporádicos. Si bien es cierto que los esfuerzos
de Carter no surten mayores efectos, resultan ser una plataforma de
denuncia para destacar la irregular situación por la que atravesaba el país,
tanto en relación con el tráfico ilícito de drogas y el respeto a los derechos
humanos como en el propio proceso de democratización, temas básicos de
la agenda bilateral de principios de la década de los ochenta58.
Las relaciones entre Chile y Estados
Unidos en el siglo XX
72Si sometemos las relaciones entre Chile y Estados Unidos a un análisis,
es posible concluir, que desde una perspectiva histórica, existen elementos
que contribuyen a su comprensión en el largo tiempo.
73En primer lugar, ambos países constituyen potencias ascendentes y
adversarias en el contexto territorial de América del Sur durante el
siglo XIX y principios del XX. En segundo término, la existencia de
importantes intereses económicos norteamericanos en Chile, a partir de
1910-1920, fundamentalmente relacionados con la gran minería del cobre,
cuyo desarrollo se contrapone a los modelos de desarrollo chilenos, dan
cuenta de este hecho. Ejemplos de ello son empresas transnacionales
como Anaconda y Kennecott.
74Desde esta perspectiva, podemos afirmar que las relaciones entre
Estados Unidos y Chile han estado marcadas históricamente por las
divergencias más que por las convergencias. Antes de 1945, el conflicto
entre los dos países se focaliza en las relaciones interestatales, sin
embargo, a partir de la Segunda Guerra Mundial, las tensiones tienen como
eje central, los intereses primarios norteamericanos, lo que a su vez ejerce
una poderosa influencia sobre el sistema político chileno.
75Uno de los principales rasgos de esta relación, se da por la presencia de
intereses transnacionales norteamericanos en la economía chilena,
específicamente en la industria del cobre. Los sucesivos gobiernos chilenos,
sean de la orientación política que sean, rápidamente van tomando
conciencia de la relevancia que significa el control soberano de su industria
estratégica, ya que en ella se sustentan las posibilidades de desarrollo
socioeconómico y estabilidad política.
76A continuación, intentaremos una descripción de las relaciones entre
Chile y Estados Unidos durante el siglo XX, poniendo énfasis en las décadas
de 1960-1970, donde se observan un conjunto de interrelaciones entre
ambos Estados, las cuales, podemos dividir en dos grandes etapas:
1. Las relaciones bilaterales hasta la Segunda Guerra Mundial.
2. Las relaciones bilaterales desde la Posguerra hasta 1980.
Las relaciones bilaterales desde principios del siglo XX
hasta la segunda guerra mundial
77Un factor esencial en las relaciones bilaterales está constituido por la
creciente inversión norteamericana en Chile. En este sentido, la producción
de cobre es privilegiada, en cuanto se transforma en un nexo primordial con
el país del norte y que se ve fortalecida, por una revolución tecnológica
después de 1900, debido básicamente, a la invención de un nuevo proceso
de fundido, el cual, hacía rentable la explotación de minerales de bajo
contenido de cobre (l%-2%), a gran escala. Esta nueva tecnología de origen
norteamericano, era altamente rentable en capital. Ello coincide, con un
aumento sustancial de la demanda del mineral a nivel mundial, debido a la
aparición de la industria eléctrica y la expansión del sector de la
construcción59. Este nuevo escenario de oportunidades, atrae a los
inversionistas norteamericanos, que prontamente, comienzan a competir
con el capital británico por el control de esta “nueva industria estratégica
chilena”.
78Si observamos concretamente el inicio del siglo, se aprecia que, por
ejemplo, en 1904, la Braden Copper Company comienza la explotación de
la mina subterránea más grande del mundo: “El Teniente”, ubicada en la
ciudad de Rancagua. Hacia 1911 se inician las labores extractivas en
Chuquicamata, que enclavada en el norte del país, constituye una
monumental mina a tajo abierto. En los años de 1920, la industria cuprífera
era ya controlada por la denominada “ABC”: Andes Copper-
Chile, la Exploration Company-Chuquicamata y la Braden Copper. Las dos
primeras eran propiedad de Anaconda Copper Mining Co., mientras la
tercera era filial de Kennecott Copper Co60.. La inversión inicial en
Chuquicamata fue de 125 millones de dólares y la producción de ambos
centros mineros se incrementa notablemente hacia 1924; El Teniente
produce 78.000 toneladas al año y Chuqui 107.000. Ello significa que un
lapso de 10 a 15 años, ambas aportaban aproximadamente el 80% de la
producción total de cobre en Chile. Desde entonces y hasta la década del
ochenta la producción de la Gran Minería del Cobre ha representado entre
el 80 y el 90% de las exportaciones chilenas del metal61.
79Motivado por las actuaciones norteamericanas en la región, a partir de
1913, Chile lidera toda acción política de condena al expansionismo de
Estados Unidos en Latinoamérica. La crítica se centra en un
cuestionamiento del panamericanismo, expresión de una voluntad de
dominación de Estados Unidos en la región. Al mismo tiempo, la
cooperación entre Argentina, Brasil y Chile se articula como una suerte de
mecanismo de contrapeso e independencia de la influencia norteamericana.
80La necesidad de contar con precios estables en ambas guerras,
determina que Estados Unidos busque romper relaciones diplomáticas con
las potencias centrales, evite comerciar con ellas y asegure el
abastecimiento de materias primas para su industria a bajos precios. Chile,
que había declarado su neutralidad, reafirma su política de no alineamiento
durante los conflictos, lo cual es visto por la élite política chilena como un
factor de equilibrio de la influencia norteamericana en la región. Por ello,
durante el período, las relaciones bilaterales se desarrollan en un plano de
normalidad.
81Todo lo anterior, modifica el carácter de las relaciones entre Chile y
Estados Unidos, ya no sólo se darían en términos de vinculaciones
internacionales, sino también en términos transnacionales, básicamente
porque los actores y políticas norteamericanas penetran fundamentalmente,
como en el caso boliviano a través de la economía, pero en Chile mucho
más también, en la política y sociedad chilena. En opinión de Muñoz y
Portales, “las relaciones entre los dos países irían quedando ligadas a la
evolución de los procesos políticos internos de Chile”62.
82Asumiendo la influencia norteamericana en la región, el presidente Arturo
Alessandri Palma, recurre a Washington para negociar un acuerdo con Perú
sobre Tacna y Arica. Una vez aceptado por Chile y Perú someter el tema de
un posible plebiscito al arbitraje de Estados Unidos, el presidente Calvin
Coolidge lo ratifica como mecanismo para resolver el futuro de ambos
territorios bajo la tutela estadounidense. Para ello, nombra una comisión a
cargo del general J. Pershing, el cual mantiene unas difíciles relaciones con
el gobierno chileno. En 1926, Pershing es reemplazado por el General W.
Lassiter, quien expresa que no existen garantías en Chile para realizar el
plebiscito sobre el tema limítrofe y que el problema debía ser resuelto a
través de los buenos oficios de los Estados Unidos. El gobierno chileno
acepta la propuesta, pero interpreta las acciones de Lassiter como otro
intento de imponer su voluntad y hegemonía en América del Sur.
Finalmente, el problema de Tacna y Arica se resuelve, Arica permanece en
Chile y Tacna en Perú. Pero el Estado chileno, hubo de indemnizar en 6
millones de dólares al Perú con una fuerte crítica de diversos sectores
políticos del país. Sin embargo, desde entonces, A. Alessandri deja de
apoyar el panamericanismo, y comprende la necesidad de impulsar una
política latinoamericana independiente.
83Durante la dictadura del General Carlos Ibáñez las relaciones retoman un
carácter cooperativo. Ibáñez -pragmáticamente-, acepta la hegemonía
norteamericana en el sistema interamericano como algo inevitable, aunque
desconfía y se opone a sus políticas imperialistas. Su gobierno retoma el
tema de la unidad latinoamericana condenando con fuerza la intervención
norteamericana de 1926 en Nicaragua.
84La crisis de 1929 afecta profundamente a Chile. A la caída del gobierno
de Ibáñez en 19 Chile tiene una de las deudas externas per capita más altas
del mundo, contraída principalmente con instituciones bancarias
norteamericanas. En agosto de ese año, se hace efectiva la moratoria
completa de los pagos. Todo se ve agravado cuando en Estados Unidos se
promulga la ley de tarifas de 1930 y la ley de rentas de 19, que establecen
nuevas barreras arancelarias a los productos latinoamericanos. Esta última,
decreta una tasa de cuatro centavos por libra de cobre importado, lo cual,
incide directamente sobre Chile. En adelante, el Estado chileno buscará
aumentar el nivel de control de las empresas transnacionales, ya que
visualiza la futura importancia de las mismas en el desarrollo económico del
país.
85Uno de los momentos de mayor tensión en las relaciones entre los dos
países se produce durante la instauración en Chile de la República
Socialista de Marmaduque Grove. Estados Unidos coordina la acción en
Santiago con su embajador y los representantes de las empresas
transnacionales norteamericanas. En la década de 1930 se teme un intento
de nacionalización de las mismas y por lo tanto se advierte al gobierno
chileno que cualquier interferencia en sus inversiones en la minería del
cobre o del salitre sería considerada causal para congelar los depósitos
chilenos en la banca norteamericana, bloqueando de paso, los créditos en
trámite. A nivel interno, en Chile se refuerza el carácter imperialista de los
Estados Unidos, fundamentalmente en la Izquierda y en algunos sectores
del centro político.
86El año 1933 marca un giro en las relaciones chileno-norteamericanas, ello
se debe a la aceptación por parte del gobierno chileno del principio de no-
intervención durante la Séptima Conferencia Panamericana en el contexto
de la política del New Deal del presidente F.D.Roosevelt. Sin embargo, el
estallido de la Segunda Guerra Mundial, provoca divergencias entre ambos
países, en especial después de 19. Entonces, nuevamente aparecen las
presiones para romper relaciones diplomáticas con las potencias del Eje.
Chile junto a Argentina fueron los únicos países que no lo hicieron hasta
casi el final del conflicto. Como en toda situación de crisis, Estados Unidos
cautela férreamente sus intereses primarios, ello se manifiesta en la fijación
de nuevos precios para el cobre, 11,7 centavos de dólar la libra, descenso
que ocasiona ingentes pérdidas al fisco chileno: aproximadamente 100
millones de dólares por concepto de menor precio de venta y alrededor de
900 millones de dólares por impuestos no recaudados.
87Finalmente, Chile sucumbe a las presiones de Washington. Por una parte,
rompe relaciones con el Eje y le declara la guerra a Japón y por otra, no
puede enfrentar las alzas de los productos manufacturados que importaba
por las pérdidas que le había causado la baja en los precios del cobre. En
suma, durante esos años se produce una oscilación de los diferentes
gobiernos chilenos en relación a los Estados Unidos, existiendo
convergencias y divergencias. No obstante, los puntos en cuestión, siempre
irán de la mano con el tema cuprífero y la dinámica de la política interna
chilena.
Las relaciones bilaterales desde la posguerra hasta
1980
88Desde 1945 y hasta 1980, las relaciones entre ambos países se plantean
en un contexto de Guerra Fría. La adecuación estratégica a dicho supuesto
se realiza en Chile durante el mandato de Gabriel González Videla, quien
establece y modifica la propia coalición de gobierno, al proscribir el Partido
Comunista de Chile. A finales de su administración, y como contrapartida de
la aplicación de la famosa Ley Maldita, se aprueba el Pacto de Ayuda Militar
de Estados Unidos al país. A partir de entonces, ocurre un cambio interno:
desde mediados de la década del cincuenta, los gobiernos no siguen en
forma automática los designios de Washington, buscando incluso, caminos
más bien autónomos. Las presidencias de Alessandri, Frei y Allende
constituyen un ejemplo de esta progresiva autonomía que tiende a chocar
con Estados Unidos en el plano regional. ¿Por qué ocurre esta
transformación?
89El dominio económico global norteamericano de Posguerra, unido a una
consolidación de sus inversiones en el país, le otorga de hecho un rol
fundamental en el proceso económico y sociopolítico interno de Chile. Las
políticas de Estados Unidos destinadas a intervenir a través del reformismo
y a prevenir el comunismo, marcan las relaciones hasta 1973. El ejemplo
paradigmático es la Alianza para el Progreso, que en el ámbito político
interno, alinea a la derecha política y establece un abismo en sus lazos con
la Izquierda.
90A continuación analizaremos las relaciones chileno norteamericanas en
los gobiernos de Eduardo Frei (1964-1970), Salvador Allende (1970-1973) y
Augusto Pinochet (1973 hasta 1980). A nuestro juicio, ello nos permitirá
visualizar cómo Estados Unidos privilegia la defensa de sus intereses
primarios, y los mecanismos de presión más frecuentemente aplicados en
las décadas del sesenta y setenta. Nuestra hipótesis de trabajo plantea que
el tema del cobre es uno de los elementos articuladores de dichas
relaciones, o dicho de otro modo, que por el devenir de los precios y
producción del metal rojo, atraviesan el conjunto de las relaciones entre
ambos países.
Las relaciones bilaterales durante el gobierno de Eduardo Frei
91El tema cubano es en el centro de las relaciones bilaterales durante toda
la década del sesenta. Washington considera que un régimen chileno de
corte reformista constituiría una alternativa viable al régimen cubano en
América Latina. Por esta razón, no escatima en medios para procurar que el
nuevo presidente sea el candidato demócrata cristiano E. Frei y no el
socialista S. Allende.
92Según el informe Covert Action in Chile, surgido desde el propio seno del
Senado norteamericano, la CIA destinó más de 2,6 millones de dólares para
financiar la candidatura de Frei63. Según Seymour Hersh, un grupo de
corporaciones conformado por David Rockefeller -el Business Group for
Latin America-, también otorgó fondos para financiar dicha campaña64. Frei
sale elegido, iniciando así un período de excelentes relaciones bilaterales
que comienzan a deteriorarse con la administración de L.B. Johnson y que
entran en fase de crisis durante el gobierno de Nixon.
93Es curioso en el caso chileno, que la dinámica de Guerra Fría, no
subordine al gobierno a todos los dictados de la política exterior
norteamericana. Un ejemplo de esta aparente autonomía es el
establecimiento de lazos diplomáticos con los países de la órbita socialista.
Sin embargo, existe una excepción: el caso cubano, con quien después de
la revolución Chile corta relaciones y no se reanudan sino hasta fines del
gobierno de Frei.
94Resulta importante destacar que durante la administración del Presidente
Frei, las tensiones no estuvieron ausentes, siendo el denominado Plan
Camelot, una de las razones que las motivaron. Dicho plan es desarrollado
en Chile por la American University bajo el amparo del Departamento de
Defensa norteamericano y tuvo como objetivo “aislar los factores capaces
de provocar cambios revolucionarios en los países en desarrollo”. El
gobierno de Frei no conoce esta acción, pero advierte ciertas
irregularidades que determinan la formación de una comisión en la Cámara
de Diputados. Los resultados de estas investigaciones llevan a una protesta
formal de Chile ante el gobierno de Estados Unidos, con lo que el plan es
suspendido.
95La administración Frei critica la intervención norteamericana de 1965 en
República Dominicana, rechazando de plano los argumentos jurídicos con
que Estados Unidos justifica su acción en la OEA. El mismo año, Chile se
opone a la propuesta norteamericana de formar una “fuerza interamericana
de paz”, hecho que se reitera en 1967 en la Conferencia de Buenos Aires.
Por todos los medios, Estados Unidos busca fundamentos jurídicos que le
permitan intervenir militarmente cuando considere que sus intereses
económicos y políticos en la región están amenazados. Un nuevo punto de
fricción entre ambos Estados, lo constituye la iniciativa de Frei de reformar
la OEA, priorizando los asuntos económicos por sobre los problemas
estratégico-militares.
96El período de E. Frei fue el de mayor asistencia económica de
norteamérica a Chile. Sin embargo, paralelamente, la política exterior
chilena fue replanteada, especialmente en sus relaciones con Washington.
A nivel latinoamericano, Chile busca firmar acuerdos tendientes a conformar
una coalición regional que sea capaz de negociar con éxito, diversos
cambios en las relaciones económicas y políticas entre Estados Unidos y
Latinoamérica. Un ejemplo en este sentido, es el denominado “Consenso de
Viña”, elaborado por la Comisión Especial de Coordinación Latinoamericana
(CECLA) y entregado por el Canciller chileno Gabriel Valdés al presidente
norteamericano Richard Nixon en 1969. En el se plantea la “crisis en los
hechos y en las instituciones del sistema interamericano”, que los intereses
de América Latina y Estados Unidos no son idénticos y que incluso tienden
a ser progresivamente contradictorios.
97Como era de esperar, Washington no recibe bien estas críticas y si a ello
le sumamos el proceso de normalización en que entran las relaciones entre
Chile y Cuba, comprobaremos que la actitud norteamericana hacia el
gobierno de Frei llegó a ser de gran hostilidad. Durante la administración
Nixon, todo empeora aún más, cuando el mismo año, el gobierno chileno
canceló la visita del enviado personal del presidente norteamericano,
Nelson Rockefeller. Informes de CIA, señalan que hacia 1970 el partido
Demócrata Cristiano se había izquierdizado y que el apoyo norteamericano
para las nuevas elecciones debía recaer sobre el candidato de la derecha
J.Alessandri. El viraje conservador de la administración norteamericana,
impulsa a los Estados Unidos a realizar todos los esfuerzos tendientes a
evitar la llegada al poder del candidato de la Unidad Popular Salvador
Allende.
98En el ámbito militar, Estados Unidos mantiene un alto nivel de apoyo a las
Fuerzas Armadas chilenas durante el período, salvo el año 1970. Su
respaldo privilegia el desarrollo de la capacidad de contrainsurgencia,
fundamentalmente en la institución de Carabineros de Chile.
99Sin embargo, uno de los momentos claves en las relaciones bilaterales
durante este período, tiene como protagonista al cobre y su relación con las
empresas transnacionales norteamericanas. Este había sido uno de los
temas principales de la campaña presidencial de 1964 y constituye en
adelante, uno de los factores de conflicto más agudos entre ambos Estados.
La chilenización del cobre
100Si estudiamos las décadas de 1930-1950, observamos que
progresivamente, el Estado chileno utiliza una serie de herramientas para
captar recursos de la industria cuprífera: impuestos especiales, un tipo de
cambio específico para parte de las adquisiciones que las compañías
realizaban en moneda nacional y hasta esfuerzos para entregar al Banco
Central la comercialización y la fijación de precios del cobre65. Estas
medidas, que consiguen elevar el aporte de la actividad a la economía del
país, tanto en impuestos como en divisas, bajan en la reinversión de las
compañías para ampliar la capacidad instalada en el sector. Esta situación
obviamente, provoca dificultades en el aumento de la producción. Ante ello,
las empresas transnacionales del cobre que operan en Chile, presionan
para negociar un nuevo esquema jurídico que regule la participación estatal
en la industria.
101Como resultado de dichas negociaciones, el Estado de Chile aprueba en
19 la “Ley del Nuevo Trato” (N° 11.8), la cual, otorga una serie de ventajas
tributarias y períodos más breves de amortización a las compañías
norteamericanas, quienes se habían comprometido a elevar su niveles de
inversión en la capacidad instalada, como una forma de aumentar la
producción y con ello los ingresos del Estado chileno, mediante el pago de
los impuestos correspondientes. Sin embargo, el resultado de la aplicación
de este nuevo plan de regulación es considerado un fracaso. Si bien es
cierto que la producción aumenta, gracias a una optimización de la
capacidad instalada, las inversiones destinadas a ampliar dicha capacidad
fueron mínimas. Hacia 1960, el valor retornado anual fue casi el mismo del
período 1950-19, debido a que las nuevas franquicias tributarias otorgadas
a las empresas transnacionales del sector, hacen que la rentabilidad
retornada por tonelada sea inferior.
102En síntesis, el nuevo marco legal termina por perjudicar sensiblemente
la economía chilena, manteniéndose como un excelente negocio para las
empresas transnacionales norteamericanas. Pero en 1964, nadie discute
que la industria del cobre representa la “viga maestra” de la economía y que
por lo tanto, debe ser parte de cualquier debate político en Chile.
103Para los comicios de 1964, tanto la Democracia Cristiana, como
el FRAP66, coinciden en sus planteamientos acerca de la necesidad de
establecer alguna forma de propiedad estatal en la industria cuprífera,
difiriendo tan sólo en el carácter que debía tener dicha propiedad: los
primeros hablaban de “participación” y los segundos de “expropiación total”.
El camino hacia la nacionalización había comenzado.
104A Eduardo Frei le corresponde enfrentar el tema de la participación del
Estado en la industria del cobre, recurso esencial para emprender la
transformación económica y social de Chile, ya que era la única actividad
que por su naturaleza podía acrecentar sustancial-mente los ingresos de
divisas del país67.
105En 1965, la administración inicia un amplio plan de inversiones a través
de la denominada “chilenización del cobre”, un programa que tenía como
objetivos:
1. Aumentar la producción con el fin de duplicarla hacia 1972.
2. Incorporar al Estado chileno en la propiedad de las empresas
productoras.
3. Refinar la mayor parte del cobre en Chile.
4. Lograr la participación activa del Estado chileno en la
comercialización del cobre
5. en los mercados mundiales.
6. Mejorar la situación de los trabajadores del cobre68.
106En este sentido, se constituyen Sociedades Mineras Mixtas entre las
compañías norteamericanas y el Estado de Chile. Así, el país logra adquirir
en 1967, el 51% de las acciones de El Teniente, el 30% de Andina y el 25%
de Exótica. El gobierno se afirma con el apoyo irrestricto de la Izquierda
chilena.
107El alza del precio del cobre en el mercado internacional permite que el
mayor aporte que deben realizar las compañías norteamericanas se financie
con las utilidades provenientes de la explotación de las minas. Ellas superan
ampliamente las previsiones establecidas por los negociadores estatales
chilenos en 1965. Estas circunstancias llevan al gobierno a realizar una
nueva negociación. En 1969, se da el paso final de un proceso de creciente
participación del Estado chileno en la industria del cobre. Se inicia una
segunda fase de negociación denominada: “Nacionalización Pactada” de los
minerales de Chuquicamata, El Salvador y Potrerillos, que consiste en la
compra, por parte del Estado chileno de participaciones mayoritarias en el
capital accionario de las compañías extranjeras. Para este efecto se llega a
firmar un acuerdo con la Anaconda Copper Mining Co., el 25 de junio de
1969, mediante el cual, el Estado chileno adquiere el 51% de las acciones
de Chile Exploration Co., subsidiaria de la transnacional en Chuquicamata y
el 51% de la Andes Copper Co., de Anaconda, pero con operaciones en El
Salvador. Desde entonces, el Estado chileno tiene su propia “agencia” o
empresa del cobre, CODELCOCHILE. (El equivalente a la COMIBOL en Bolivia)
108El principal logro de los acuerdos es el significativo aumento de la
capacidad productiva. Aunque el proceso no fue tan rápido como se
pensaba, a fines de la década del setenta la producción de cobre se había
duplicado. Por otra parte el gobierno de Chile obtiene una vasta experiencia
en la comercialización, fijación de precios y control del producto. Para el
historiador Alan Engell la economía chilena,“... se benefició, ya que el
importe que se retenía en Chile creció a un promedio anual (en precios
constantes de 1979) de 513 millones de dólares entre 1960 y 1964 a 953
millones de dólares entre 1965 y 1969, y debido también a que las
compañías comenzaron a hacer más adquisiciones en Chile. El ingreso
fiscal se elevó, de un promedio anual de 225 millones de dólares en el
período anterior, a 511 millones”69.
109Pese a lo anterior, el conflicto de intereses entre Chile y Estados Unidos
por la industria del cobre no acaba con el proceso de chilenización. El
objetivo de nacionalizar la principal riqueza del país, está incorporado en el
programa de gobierno del socialista, Salvador Allende. Allende habla de
nacionalizar todo el cobre y no sólo una parte.
Las relaciones bilaterales durante el gobierno de
Salvador Allende
110Como lo demuestran las investigaciones del propio Congreso
norteamericano70, antes de la elección del 4 de septiembre de 1970,
la CIA, en colaboración con empresas transnacionales como la International
Telegraph and Telephone (ITT)71, participaron activamente en las
operaciones destinadas a malograr las posibilidades del candidato de la
Unidad Popular Salvador Allende. La CIA gastó entre 800 mil y un millón de
dólares en actividades orientadas a socavar los esfuerzos para formar la
coalición de izquierda y en fortalecer líderes y alternativas políticas no
marxistas que pudiesen amagar su triunfo. Allende gana las elecciones
obteniendo una mayoría relativa y debe esperar hasta el 24 de Octubre para
que el Senado lo ratifique como el nuevo presidente de Chile. El 15 de
septiembre de 1970, Richard Nixon instruye al director de la CÍA, Richard
Helms para organizar un golpe de Estado militar en Chile, para “prevenir” la
ascensión de Allende al poder. La muerte del Comandante en Jefe del
Ejército, General René Schneider a manos de un grupo que estuvo
involucrado con el aparato de seguridad norteamericano, finalmente permite
consolidar el proceso constitucional y Allende asciende al poder.
111La victoria de Salvador Allende, altera sustancialmente las relaciones
entre Estados Unidos y Chile. Washington no permite la concreción de un
proyecto de transición al Socialismo en una zona de indiscutida hegemonía
como eran, a la sazón, Latinoamérica y Europa Occidental. Nuevamente
entran en peligro sus intereses primarios que se ven particularmente
amenazados. El panorama respecto del cobre se vislumbra incierto, las
empresas transnacionales ya habían sido aludidas en la campaña de
Allende quien, en su programa de gobierno había afirmado que:
“El proceso de transformación de nuestra economía se inicia con una
política destinada a constituir un área estatal dominante, formada por las
empresas que se expropien. Como primera medida se nacionalizarán
aquellas riquezas básicas, como la Gran Minería del cobre, hierro, salitre y
otros, que están en poder de capitales extranjeros y de capitales extranjeros
y de los monopoliticos internos72.
112Es así como, el tema de la nacionalización del cobre se transforma en
una de las principales fuentes de conflicto durante el período. Por ello, las
empresas transnacionales norteamericanas adoptan una postura activa en
la desestabilización del gobierno de la Unidad Popular, expresión concreta
de la intervención norteamericana en Chile.
113Desde una perspectiva diplomática, el gobierno chileno pretende evitar
una confrontación total con Estados Unidos. La idea básica que inspira la
política exterior es la de intentar minimizar los conflictos que
necesariamente se producirían, en virtud del cumplimiento del programa de
gobierno. Sin embargo, las percepciones de la administración Nixon -
específicamente del asesor para asuntos de seguridad nacional, Kissinger-,
fijan el rumbo de las relaciones bilaterales. A partir de ese momento, Chile
asume una política exterior independiente y de vinculación activa con todos
los países del mundo e intensifica sus relaciones con los países de la órbita
socialista, especialmente en el ámbito comercial y financiero, reanudando
de paso relaciones con Cuba.
114A diferencia de otros países de la región, Chile no establece relaciones
militares activas con la Unión Soviética. Sin embargo, y a pesar de todo,
esta política provoca un enfrentamiento formal con Washington
La intensificación del conflicto: la nacionalización del cobre
115Hacia 1970, el cobre representaba el 60% de los ingresos totales del
país y su producción se localizaba en cinco minas: Chuquicamata, El
Salvador, Exótica, Andina y El Teniente, siendo la primera y la última las de
mayor volumen productivo.
116Como es sabido, tanto el programa de gobierno de la Unidad Popular,
como el de la Democracia Cristiana habían contemplado la nacionalización
del cobre, por lo tanto, las condiciones políticas internas para llevarlo a cabo
eran propicias. En el Informe entregado al Congreso de la nación, Allende
explica que la inversión norteamericana en el sector, apenas había
alcanzado a los 3,5 millones de dólares, mientras que en sesenta años de
explotación sus ganancias superaban los 10.800 millones de dólares. Esto
equivale a la totalidad del patrimonio nacional generado en 400 años de
historia. Tamaña exageración, en palabras de Allende, debía terminar. Es
así como, el tema del cobre se convierte rápidamente en: “la expresión
cabal del carácter antiimperialista del Gobierno Popular”, en una
manifestación nacionalista de izquierda y en punto de fricción con el
gobierno norteamericano73.
117La nacionalización de la gran minería del cobre es aprobada en el
Congreso por todos los sectores políticos de la nación. Sin embargo,
permanecen pendientes los criterios a adoptar respecto del pago de la
indemnización a las empresas transnacionales norteamericanas. Para
Allende, era fundamental aclararle al país y a las transnacionales la
excesiva rentabilidad que las empresas obtenían desde 19, en el conjunto
de las operaciones internacionales. Su gobierno, dispone realizar los
estudios pertinentes con asesores europeos. Es entonces cuando los
Estados Unidos toman el asunto como un ataque frontal y no ponderan la
actitud del ejecutivo chileno. Coincidimos plenamente con Morales Padrón
cuando afirma que:
“...el gobierno norteamericano se mostraba incapaz de diferenciar entre la
política ex terior sensata y digna, y los intereses privados de sus ciudadanos
en el extranjero. Esta incapacidad se haría aún más ostensible cuando se
presentaba el asunto de la nacionalización del cobre chileno. El Presidente
Nixon había advertido (más bien amenazado) al embajador chileno en
Washington, antes de su vuelta a Chile, que los Estados Unidos
defenderían dichos intereses, refiriéndose a la posible nacionalización de
las compañías norteamericanas que operaban en Chile sin una
compensación adecuada”74.
118Se advierte así, que por enésima vez, Estados Unidos yuxtapone los
intereses de privados y del Estado. Nuevamente se activan los mecanismos
económicos, políticos y militares para superar la situación y eliminar el
riesgo en que estaban sus intereses primarios. Las acciones a desarrollar
son variadas y pueden ir desde las diplomáticas hasta las encubiertas.
119Y es que, para Anaconda y Kennecott, empresas que en el exterior
obtenían réditos de 3,67% y 9,95% respectivamente, era un excelente
negocio. Pero en el caso chileno se trata de rentabilidades que alcanzaban
a 19,25% y ,87% para cada una en el período 19-1970. Thomas R. Navin,
en su obra Copper Mining and Management, declara:
“Al año siguiente (1970), una elección llevó al poder al primer gobierno
comunista elegido por procedimientos democráticos en América Latina. Bajo
su nuevo Presidente, Salvador Allende, el gobierno chileno procedió a
repudiar los bonos CODELCO y a expropiar, sin compensación ninguna, el
restante 49% de las acciones de las compañías extranjeras... La
expropiación afectó mucho más a la Anaconda Copper Corp., que a la
Kennecott Corp.. El capital comprometido de Anaconda era del orden de los
U$ 450 millones, en tanto que el de Kennecott era sólo de U$ 150
millones”75.
120En 1970, queda de manifiesto, que los intereses en juego son
demasiado importantes para Anaconda y Kennecott. Pero hay más. Chile
dependía de los Estados Unidos, ya que el precio del cobre era impuesto
por el país del Norte. Las pérdidas de Chile en este sentido, ya durante la
guerra de Corea habían sido enormes y la importancia de la transferencia
tecnológica en la industria cuprífera, incrementaba año tras año una deuda
gigantesca para el país. Para el Estado de Chile, sostendría Allende, era
prioritario acabar con la dependencia hacia los Estados Unidos. Por ello,
tras el cambio radical de política económica chilena, Estados Unidos declara
el boicot total contra Chile.
121En Chile se buscan otras alternativas. El gobierno de Allende se ve en la
obligación de encontrar nuevos proveedores de materiales para el cobre,
que es una tarea compleja y demorosa. La maquinaria es adquirida en lo
sucesivo en Australia, los pagos por repuestos tienen que realizarse al
contado y anticipadamente, embarques completos son retenidos en Estados
Unidos con las consiguientes complicaciones para el funcionamiento de los
yacimientos. En lo social, esto conduce a que las minas fueran un foco de
inestabilidad laboral casi permanente. Las huelgas hacen aún más difícil la
producción del metal rojo en el país. Únicamente en Chuquicamata, se dan
más de trescientas huelgas parciales hasta el mes de septiembre de
197376. La necesidad de divisas o “dinero fresco”, influye en que el Estado
chileno se vea obligado a buscar créditos en los países socialistas y
comunistas77.
122A pesar de todos estos inconvenientes, la nacionalización del cobre se
efectúa 11 de julio de 1971, fecha en que también se crearon las llamadas
Sociedades Colectivas del Estado. Queda entonces, pendiente el tema de la
indemnización. El proyecto presidencial original presentado al Parlamento,
propone que el Contralor General de la República78 estableciese su monto
final,
“Pero, durante la discusión del proyecto en el Congreso este propósito fue
alterado. Se acordó que el Contralor efectuaría los descuentos por derechos
mineros (el Estado no reconocía tal valor), por bienes en mal estado y por
revalorizaciones de activo realizada después de 1964. Estos montos se
restarían del valor de libros a 1970, pero el ítem más importante a descontar
-las utilidades excesivas- se dejó en manos del Presidente de la
República”79.
123Desde una perspectiva interna, el Congreso deja el asunto de las
compensaciones en manos del Presidente Allende, exponiéndolo a las
consecuencias que se derivasen de su decisión. Si los montos resultaban
elevados, sectores de la oposición, de la extrema izquierda y sus propios
correligionarios de la Unidad Popular lo censurarían abiertamente. Si los
montos eran reducidos, la reacción norteamericana no se haría esperar. En
aras de resolver pronto este problema y por las medidas adoptadas por el
Estado chileno, Estados Unidos acrecentó sus presiones económicas. En
este contexto, el presidente Allende decide tomar la iniciativa80, llegando a
la conclusión de que eran las empresas y no el gobierno chileno, quienes
tenían que cancelar las indemnizaciones.
“Había llegado la hora de colocarse los pantalones largos, como decía en
sus discursos. El presidente chileno, valoró las ganancias habidas en Chile
por las compañías extranjeras con la ayuda de varios expertos europeos. El
resultado era, que por los excesivos beneficios de las compañías
norteamericanas, Kennecott, debía al Estado de Chile, 0 millones de
dólares, mientras que Anaconda adeudaba, millones; Cerro, una pequeña y
nueva compañía que operaba en Chile, debía pagar otros 16 millones de
dólares”81.
124Dos días después, Estados Unidos activa sus mecanismos económicos
de presión.
125En primer lugar, corta todos los créditos pendientes con Chile, dando
orden de retrasar uno por valor 21 millones del Export-Import
Bank destinado a la aerolínea chilena Lan Chile. Tras el anuncio del banco
norteamericano que operaba en Chile desde 1934, el Embajador chileno en
Washington, Orlando Letelier convoca a una conferencia de prensa
denunciando el movimiento financiero. En Chile todas las fuerzas políticas
condenan, incluidos los demócrata cristianos, el anuncio del Export-Import
Bank. Pero la decisión venía desde muy arriba, el Secretario del Tesoro,
John Conally había dado la orden para get tough con aquellas naciones
latinoamericanas que expropiaran compañías norteamericanas.
126A la acción de Export-Import Bank, le siguió en segundo lugar, la
de ITT El 23 de septiebre, la Compañía telefónica de Chile, una subsidiaria
de ITT, fue intervenida por no fulfilled the obligations which the concessions
had imposed on it of furnishing efficient and modern service and that on the
contrary, it was highly deficient82. En el fondo, las cosas iban mucho más
allá. Allende solicitaba la aprobación de la medida porque en juego estaban
“su honor y dignidad”. En mayo de 1972, ITT sería expropiada.
“The President made it clear that his decision was influenced by the alleged
interference of ITT in Chilean affairs, as reported in the United States. A U.S.
columnist, Jack Anderson, had first alleged on March 20, 1972, that ITT had
in October 1970 attempted to induce the Central Intelligence Agency (CIA)
to prevent Dr. Allende from assuming office President bycreating chaos and
engineering a military coup in Chile...and that President Nixon had he
alleged, sent a confidencial directive to Mr. Edward Korry, then U.S.
Ambassador in Chile, to use whatever means were in his power to carry
outsuch an operation”83.
127Desde la Casablanca se niegan estas informaciones y Nixon declara que
su gobierno firmly rejected las afirmaciones del periodista Anderson. Pero el
fondo del asunto es que Washington considera inaceptables estas cifras: se
expropiaba un 70% de las acciones de la ITT. En adelante, el gobierno
norteamericano aumenta su presión en Chile, puesto que a las medidas en
torno al cobre se sumaba otra de las grandes inversoras, la ITT84.
128En los casos de Anaconda y Kenneccott, las empresas podían pedir la
revisión de la decisión chilena ante el Tribunal del Cobre, pero el gobierno
no espera. La intervención de la ITT, determina la supresión de las ayudas
del BID y el inicio de otras a favor de la oposición chilena para derrocar a
Allende. En septiembre de 1971, el Comité de los Cuarenta aprueba un
desembolso de 700 mil dólares a través de la CIA para la empresa El
Mercurio, propiedad de la familia Edwards. El periódico, aceptaba estos
dineros para aumentar su circulación y su oposición al gobierno. Seis meses
después, recibía otra donación, esta vez de 815 mil dólares a los cuales se
añaden 160 mil dólares más, para desarrollar la campaña electoral
parlamentaria de 1972.
“La contrarrevolución civil -asesorada y económicamente financiada desde
el exterior- provocó el caos económico, el desabastecimiento, el mercado
negro, el tráfico de mercaderías hacia los países vecinos, los paros o
huelgas “patronales” de camioneros, transportistas y profesionales. Y
desataron la “guerra sicológica”, principal arma con la cual nos vencieron
anímicamente y “desestabilizaron” al gobierno de Allende”85.
129Luis Vega, nos muestra cómo, la política del gobierno norteamericano no
se limita a los canales diplomáticos, utilizándose diversas formas de acción
encubierta de apoyo a los partidos políticos de oposición, a campañas de
propaganda y a medios de comunicación de masas no gubernamentales, a
organizaciones del sector privado, todo lo cual tiene por objetivo
desestabilizar al gobierno, creando las condiciones para un golpe de
Estado.
130En este contexto, la intervención de Estados Unidos es uno de los
puntos esenciales a discutir, ya que constituye uno de los elementos
fundamentales -ciertamente no el único- del desmoronamiento del sistema
político chileno en 1973.
El fin del gobierno de Allende: La CIA y las fuerzas armadas chilenas
131Al mismo tiempo que el gobierno norteamericano, prácticamente,
suprime la ayuda económica al gobierno de Chile, incrementa los montos de
la asistencia militar, en relación a la administración Frei. Se llega así, a un
13% del total de la ayuda militar destinada a América Latina. La política
exterior chilena había procurado no alterar los vínculos militares: por
ejemplo, se continúan realizando las operaciones navales UNITAS y no se
efectúan operaciones de abastecimiento militar en la órbita soviética. Sin
embargo, tampoco las relaciones militares pueden analizarse sólo desde
una óptica pública. Las operaciones encubiertas norteamericanas involucran
también a los militares chilenos. Así se desprende de un informe del Comité
Especial del Senado norteamericano, según el cual, la CIA había,
“... reconstruido su red de contactos y permaneció cerca de los oficiales
militares chilenos para supervigilar los desarrollos dentro de las fuerzas
armadas. Por su parte, los oficiales chilenos que estaban conscientes de
que Estados Unidos una vez había buscado un golpe para prevenir que
Allende llegara a ser presidente, deben haber sido sensibles a las
indicaciones del continuo apoyo norteamericano a un golpe”86.
132Los informes de la inteligencia norteamericana señalan acerca de las
posibilidades de organización de un golpe de Estado, dos períodos
específicos; uno para la última semana de junio de 1973 y otro, para fines
de agosto y primera quincena de septiembre del mismo año. Ha quedado
establecido que la CIA recibe informes durante los meses de julio, agosto y
septiembre sobre la planificación del golpe, por parte de quienes lo ejecutan
la mañana del 11 de septiembre de 1973. Asimismo, la inteligencia
norteamericana realiza algo más que “esfuerzos de recopilación de
información... en relación con los militares chilenos”. Se va mucho más allá.
En un acto de intervencionismo directo, ponen en contacto en Estados
Unidos a “aquellos chilenos que buscaban una alternativa militar a la
presidencia de Allende”87. El final de esta historia, desgraciadamente, todos
lo conocemos...
Las relaciones bilaterales durante la dictadura militar
133El golpe de Estado llevado a cabo el 11 de septiembre de 1973 por las
Fuerzas Armadas chilenas, derroca al presidente Salvador Allende,
cumpliéndose los objetivos de las fuerzas políticas de oposición y de la
administración Nixon, para el cual, el cambio era favorable, ya que
nuevamente estaban a salvo los “intereses primarios norteamericanos”. En
un contexto global, la intervención representa un triunfo del bloque
occidental: el “proyecto de transición democrática al socialismo”, había
fracasado.
134El apoyo político norteamericano se materializa a través de acciones
encubiertas cuyo objetivo es crear una mejor imagen interna y externa del
régimen militar y ayudar a implementar las nuevas políticas de la Junta
Militar de Gobierno88. En este sentido, la CÍA colabora en la preparación del
plan que sirve de base para las decisiones económicas más
trascendentales del gobierno militar.
135En el ámbito financiero, las administraciones Nixon y Ford, cambian la
actitud que habían tenido durante el gobierno de Allende, respaldando la
renegociación de la deuda externa chilena en el Club de París. Dichas
negociaciones se llevan a cabo entre el 22 y 24 de febrero de 1974, siendo
los principales países acreedores: Estados Unidos, Alemania, Francia y
Gran Bretaña.
136En cifras, el total de la asistencia económica entre 1974-1976 llega a los
1 millones de dólares frente a los 19,8 recibidos por Allende. En cuanto a los
créditos otorgados por el Eximbank y otras instituciones, estos ascienden a
los 1,8 millones de dólares, contra los 4,8 recibidos por el gobierno de la
Unidad Popular. Incluso, el Banco Mundial que no había otorgado créditos a
Allende, concede préstamos a la dictadura por un valor de 66,5 millones de
dólares. Por último, el BID otorga créditos por 2,8 millones de dólares,
mientras durante el período anterior, sólo había concedido créditos por un
valor de 11,6 millones de dólares. En este sentido, queda de manifiesto, la
voluntad norteamericana para fortalecer al régimen militar y su apoyo para
“reflotar” la economía chilena, (incluso en plena crisis norteamericana y en
malas condiciones políticas internas), con el fin de buscar fuentes de
financiamiento privadas en el exterior.
137Otro tema clave en materia económica es el cobre, las compensaciones
y las transnacionales norteamericanas. Nos referiremos a él, más adelante y
en un apartado específico.
138En el ámbito militar, la ayuda disminuye de 33 a 16,7 millones de dólares
en comparación con el gobierno de Allende. Sin embargo, los mecanismos
de comunicación y coordinación se hacen más expeditos.
139En lo referente a la política exterior, el declarado anticomunismo del
gobierno militar chileno lo alineó casi automáticamente a Estados Unidos.
Sin embargo, este acercamiento comenzó a deteriorarse producto de los
cuestionamientos que el Congreso de los Estados Unidos hizo respecto a la
participación norteamericana en el quiebre del régimen constitucional
chileno. Los resultados de las investigaciones del comité presidido por el
Senador Frank Church, causaron impacto en importantes sectores políticos,
prensa y opinión pública estadounidense. Las violaciones a los derechos
humanos en Chile se transforman en un tema recurrente en la política
norteamericana, internamente significan acidas críticas del partido
Demócrata al gobierno y externamente, comienzan a dificultar las relaciones
bilaterales. En este sentido hacia 1976, el mismo Henry Kissinger, quien
había propiciado de diversas formas la caída del gobierno de S. Allende,
expresa que,
“... la condición de los derechos humanos en Chile, de acuerdo al informe
emitido por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, había
“dañado las relaciones entre Estados Unidos y Chile, y podría continuar
haciéndolo”. Efectivamente, el tema dominó las relaciones chileno-
norteamericanas en la administración siguiente”89.
140En efecto, con la administración demócrata de Carter, las relaciones
entran en una fase de evidente tensión. Carter sostiene que la política
exterior del país debe basarse en el impulso de los valores norteamericanos
de defensa y promoción de la democracia y los derechos humanos, y así lo
había manifestado en su campaña al aludir al tema de Chile. Se debe dejar
en claro que ambos elementos forman parte de los denominados “intereses
secundarios” norteamericanos, que se activan cuando los primarios ya
están salvaguardados y las épocas de crisis superadas. Consecuente con
estos planteamientos, su gobierno vota en los organismos internacionales a
favor de resoluciones de condena al régimen militar chileno en materia de
derechos humanos. El gobierno militar, por su parte asume una postura
defensiva y en algunos casos responde a las presiones norteamericanas.
141En 1976, el gobierno del General Pinochet, libera 304 presos políticos y
en 1977 disuelve la Dirección Nacional de Inteligencia (DINA), que es
reemplazada por la Central Nacional de Informaciones (CNI). Sin embargo,
uno de los episodios más discutidos en este período de relaciones es la
“Consulta Nacional de 1978”, plebiscito en que se preguntaba al
“electorado” si apoyaba al gobierno militar o respaldaba una resolución de
la ONU que condenaba las violaciones a los derechos humanos en Chile. El
plebiscito, por supuesto, careció de las mínimas garantías pero, “triunfó
abrumadoramente” la alternativa que favorecía al gobierno del General
Pinochet, quien interpreta los resultados como “un repudio a Naciones
Unidas”, impidiendo en adelante, la entrada de ningún comité investigador
de esa organización al país. Ante la presiones del gobierno de Carter,
Pinochet autoriza al Grupo de trabajo ad-hoc de las Naciones Unidas para
investigar acusaciones sobre violación de los derechos humanos en el país.
142El momento más crítico de las relaciones entre la dictadura militar y la
administración Carter está marcado por el asesinato del ex Canciller del
Gobierno de la Unidad Popular, Orlando Letelier y de su secretaria Ronnie
Moffit, asesinados en Washington D.C. en septiembre de 1976. Las
investigaciones implicaron a tres oficiales del ejército chileno y al ex agente
de la DIANA, el norteamericano Michael Townley, quien confiesa su
participación bajo las órdenes del General Manuel Contreras. En 1979, el
Departamento de Justicia de Estados Unidos, solicita la extradición de los
tres oficiales, sin embargo, la Corte Suprema de Chile la rechaza y los deja
en libertad.
143Ante esta situación, Estados Unidos activa sus mecanismos de presión
económicos, políticos y militares. Retira temporalmente a su embajador y
reduce al personal militar y diplomático; suspende todos sus créditos y
abastecimientos militares, y en 1980, excluye a Chile de los Ejercicios
Navales Interamericanos, UNITAS XXI. Esto último, cala hondamente en el
gobierno militar chileno, el cual, presenta una protesta formal ante Estados
Unidos.
144Hacia 1980, se hace cada vez más evidente, que el gobierno
norteamericano al poner énfasis en sus intereses secundarios -derechos
humanos y democracia-, entra en una confrontación directa con el modelo
dictatorial del régimen militar chileno. Se produce así, un cambio en la
política exterior norteamericana, que pasa de un apoyo irrestricto a una
actitud más que crítica al gobierno de
145Pinochet90. Sin embargo, el régimen chileno, nos guste o no, fue capaz
de navegar en estas turbulentas aguas. La suspensión o disminución de los
créditos o de la asistencia económica o militar por parte de Estados Unidos,
posee un menor efecto sobre la economía chilena, ya que el país ya no
depende tanto del financiamiento multilateral. A partir de 1975 y sobre todo
desde 1978, las fuentes de financiamiento son principalmente de carácter
privado externo. Desde esta perspectiva, los mecanismos de presión
económica aplicados por Estados Unidos no surten el efecto político
esperado.
Chile y Estados Unidos. La “solución” del tema cuprífero bajo la dictadura
militar
146Volvamos al tema del cobre. Tras asumir la Junta General de Gobierno,
el 11 de septiembre de 1973, prácticamente, todos los ministerios, salvo el
de Justicia y Educación, pasan a ser presididos por militares. La cartera de
Asuntos Exteriores es asumida por el Almirante Ismael Huerta Díaz, quien al
ser interrogado el de septiembre de 1973, todavía en un ambiente muy
confuso y tenso, anuncia que: ...“el Gobierno Militar había decidido que la
nacionalización de las minas de cobre no debería ser revertida, pero que se
prepararía un nuevo proceso de negociaciones acerca de la cuestión de las
compensaciones”91
147La Junta anuncia el 19 de octubre de 1973, la devolución en manos
privadas de la “inmensa mayoría” de las aproximadamente 300 compañías,
chilenas y extranjeras que habían sido expropiadas durante el gobierno de
la Unidad Popular. A ello, le sigue la devolución de los bancos. Las medidas
se aplicaron con especial celeridad. Más de 100 empresas controladas por
el Estado vuelven a sus antiguos dueños antes de febrero del 1974. Esta
medida fue especialmente bien recibida por los Estados Unidos y
constituye, en este aspecto, un factor de fortalecimiento de las relaciones
bilaterales. Se requería apoyo norteamericano y había que “hacer méritos”
para obtenerlo.
148Un portavoz del Tesoro norteamericano, declaró el 22 de diciembre de
1973, que los Estados Unidos y Chile habían alcanzado un acuerdo para
cancelar su deuda externa, que para entonces era de 124 millones de
dólares. Los términos del acuerdo especificaban que: en los siguientes
cuatro años, Chile habría de pagar a los Estados Unidos 60 millones de
dólares y que, a contar de seis años después, a partir del 1 de enero de
1975, tendría que cancelar un pago adicional de 64 millones más, con un
interés del 6% anual. Como hemos visto, este acuerdo posibilitaba otro: la
reprogramación de la deuda con el Club de París.
149La dictadura militar cumplía lo prometido. El asunto de las
compensaciones se trata con Kennecott, Anaconda y Cerro Co. entre
febrero y marzo de 1974. El primer arreglo se realiza justamente con Cerro
Co. el 12 de marzo de 1974. El acuerdo con Cerro Co., concluye en que
Chile indemnizaría a la compañía con U$ .6.794. El Ministro de Minas,
Arturo Zúñiga, declara con ello, que “esta era una demostración de la buena
voluntad de Chile para cumplir sus obligaciones internacionales”92. Por su
parte, Kennecott y Anaconda reciben tratos similares. Así, durante la
segunda mitad de 1974, un numeroso contingente de acuerdos son
alcanzados con las compañías norteamericanas que habían sido afectadas
por la política económica de Allende.
150En julio de 1974, Anaconda anuncia que había acordado con el gobierno
militar compensaciones para las dos subsidiarias suyas, Chile
Exploration y Andes Copper Mining. El arreglo determina el pago de 65
millones de dólares al contado y otros 188 millones en letras expedidas por
la Corporación del Cobre y garantizadas por el Banco Central de Chile. Las
letras serían pagaderas de a dos por año, durante una década, a contar del
1 de febrero de 1975. Un buen negocio después de todo.
151A su vez, la Kennecott Copper Co., es recompensada con millones de
dólares por su expropiación de la mina El Teniente. Los pagos se efectúan
en 19 cuotas semestrales, desde el mes de abril de 1975. Pero además, el
acuerdo con Kennecott otorga a la empresa norteamericana otros 14
millones de dólares, por concepto de dividendos e intereses retroactivos
(desde finales de 1970). Un tercer acuerdo compensatorio se lleva a cabo
en diciembre de 1974. Esta vez con la ITT, Chile acepta cancelar durante 13
años, y hasta 1987, un total de 125 millones de dólares por la expropiación
del 70% de la compañía en 197293.
152El gobierno militar estimó que se debía pagar, pero no devolver las
minas expropiadas y no obstante, los intereses privados en juego, la
administración Ford aceptó el nuevo arreglo. Las cartas políticas eran
definitivamente otras. A Chile no le quedaba más que pagar y con creces.
153En febrero de 1976, el Banco Mundial aprueba un préstamo de 33
millones de dólares destinados a la industria cuprífera chilena. A estas
alturas, era el tercer préstamo entregado por el organismo financiero
internacional. Sin embargo, el préstamo es concedido a pesar de: “Despite a
request to the Bank from organizations such as Amnisty International to
refuse the loan because of the political conditions in Chile, the President of
the Bank, Mr Robert MacNamara, said that the loans were based largely on
economic not political considerations ”, y esto a pesar de la abstención de la
mayor parte de los países europeos, tales como Gran Bretaña y de la
negativa, incluso, de los países escandinavos. El voto era de los Estados
Unidos94.
154En definitiva, el gobierno militar ratifica la nacionalización del cobre y las
empresas transnacionales norteamericanas son “más que
convenientemente compensadas”, con lo cual, quedan cautelados los
intereses económicos norteamericanos en Chile. Por otra parte, las
compensaciones le permiten a la dictadura militar consolidarse en su etapa
de instalación, contando con el apoyo irrestricto de Estados Unidos, hasta
1977, año en que como hemos visto, se inicia una nueva fase de
divergencia en las relaciones bilaterales.
155Para nosotros queda demostrado que no es coincidencia que a partir de
1977,la administración Carter enfoque desde otra perspectiva sus
relaciones bilaterales con Chile.
Notes de bas de page
1Caño, Antonio. Latinoamérica llama a la puerta del dólar. En: El País,
Madrid, 2/12/94/, p. 12.
2Skidmore, Thomas E. y Smith, Peter H. Historia Contemporánea de
América Latina. América Latina en el siglo XX. Editorial Crítica, Barcelona,
1996, pp. 380 y siguientes.
3Véase, Wiarda, Howard, Estados Unidos y América Latina: continuidad y
cambio op. cit., p. 165, Santiago, 1983.
Coincidimos plenamente con el cientista político, Howard Wairada, cuando
señala que los pilares fundamentales de la política norteamericana hacia
América Latina son:
1. Intereses Primarios (fundamentos de la política exterior: estabilidad,
seguridad y hegemonía):
a) Mantenimiento y optimización del acceso a materias primas de la región
(producción de carácter estratégico, en forma preferencial y al menor
precio), mercados y vías de comunicación. Protección de fronteras.
b) Mantener estabilidad en las vías que son compatibles con los intereses
norteamericanos (económicos, estratégicos y políticos). Puede implicar
defensa del status quo o cambio, según las circunstancias internacionales.
c) Impedir el acceso a potencias foráneas hostiles (dependiendo de la
época y de las relaciones internacionales: Alemania, Italia, Unión Soviética,
Japón, etc.)
2. Intereses secundarios (sólo se hacen efectivos en períodos en que no
hay crisis, es decir: situaciones que pongan en peligro los intereses
primarios):
a) La defensa de los derechos humanos
b) La defensa de la democracia
La política norteamericana hacia América Latina está orientada por la crisis,
es decir, la región como un todo, tiene una prioridad de bajo rango. El caso
de Guatemala en 1954, de Cuba en la década del cincuenta, de Chile en la
del setenta y de Nicaragua en la de los ochenta -sólo por citar algunos-, nos
sirven de ejemplo. El resto del tiempo, Latinoamérica tiende a ser ignorada
(nótese que en todos los casos están en riesgo los capitales
norteamericanos a través de las empresas transnacionales).
4El vocablo “panamericanismo”, empieza a utilizarse con motivo de la
Primera Conferencia Panamericana el 7 de diciembre de 1915 cuando el
Presidente Wodrow Wilson lo define como la encarnación efectiva del
espíritu de derecho e independencia. Libertad y asistencia mutua de las
repúblicas americanas.
5No por nada, el Secretario de Estado George Marschall afirmaba en su
discurso en Harvard, en 1947, que el propósito del Plan de Reconstrucción
Europea buscaba “la resurrección de una economía activa en el mundo de
modo de permitir el surgimiento de condiciones políticas y sociales en las
que puedan existir las instituciones libres, agregando que “cualquier
gobierno que maniobre en el sentido de bloquear la recuperación de otros
países no podrá esperar ayuda de nuestra parte”. En Valenzuela, op. cit. p.
45.
6Los acuerdos de Bretton Woods, y la creación del Banco Internacional
para la Reconstrucción y Desarrollo y el Fondo Monetario Internacional,
nacen de esta nueva perspectiva.
7La idea de cambiar la colonial visión de “América desde afuera” por
“América desde dentro”, se manifiesta a través de la aplicación de las
nociones del uti possidetis iuris, el principio del arbitraje y de la no
intervención. En este sentido los valores de la “independencia, igualdad y
derecho”, del “respeto de la soberanía de cada uno”, para defender su
soberanía, integridad territorial y su independencia, en una especie de
asociación de estados, una suerte de reunión de potestades, con fines
pacíficos en pos de los grandes intereses de promover, por medio de la
acción operativa, su desarrollo económico, social y cultural” y no meramente
de alianza continental. Fernández-Shaw, Félix La Organización de los
Estados Americanos Ediciones de Cultura Hispánica, Madrid, 1963, p. 227-
308.
8A partir de los años cincuenta, pero fundamentalmente en los sesenta, se
produce toda una corriente de pensamiento en las Universidades e
instituciones de investigación en torno a realizar un diagnóstico científico de
las causas del subdesarrollo latinoamericano. De ese modo surge la
llamada “Teoría del Centro y la Periferia”, entendiendo el centro como
Estados Unidos y las ETN, y la periferia como América Latina. Dicha teoría
fue postulada por los investigadores de la CEPAL, quienes analizaron la
situación de dependencia económica latinoamericana y las consecuencias
políticas y sociales que acarreaba para la región.
9Los casos de Arbenz en Guatemala en 1954, con la expropiación de tierras
de la United Fruit Company y de Mossedegh de Irán en 1953 reafirman la
postura de control de los Estados Unidos hacia afuera. Pero desde la misma
América Latina, Figueres (Costa Rica), Betancourt (Venezuela) y Frei
(Chile), instaron a los Estados Unidos a promover la democracia y un mayor
acceso a la tecnología.
10En 1961, en la ciudad de Punta del Este se firmó una carta, entre los
países latinoamericanos y los Estados Unidos. La ausencia de Cuba
determina desde ya el futuro aislacionanismo en que se ubicará durante el
futuro. En Uruguay se dispuso un Plan de ayuda financiero general al
continente. “La Alianza para el Progreso sobrevivirá la crisis de los setenta,
pero puede considerarse fracasada hacia 1974. De hecho significó un
aumento descomunal de las inversiones USA en el sur del continente,
puesto que los 13.500 millones de dólares registrados a nombre de
entidades USA en 1960 se habían convertido a finales de los ochenta en
130.000 millones. Pero las condiciones políticas exigidas y la imposición de
un modelo económico obligado terminaron por asfixiar las posibilidades de
un auténtico desarrollo autónomo que los más acérrimos defensores de la
Alianza prometían”. García de Cortázar, Fernando y Lorenzo Espinoza,
José María. Historia del Mundo Actual. 1945-1995. (1). Memoria de medio
siglo. Alianza Editorial, Madrid, 1996, pp. 184 y siguientes.
11Ibid.,p. 185.
12Ángulo Salvador y Crouchet, Juana. Historia del Siglo XX. Ediciones
Diego Portales, Santiago, 1997, p. 111.
13El subrayado es nuestro.
14Skidmore, T.E. y Smith, P.H. op. cit., p. 406.
15Recordemos que la Doctrina de Seguridad Nacional tiene su origen en la
Doctrina de Truman aplicada por primera vez en Grecia en 1947.
16Entre 1918-1928, Bolivia fue el cuarto productor mundial de este metal.
17El Censo de 1952 arroja una población total de 2.704,165 habitantes,
mientras que el de 1970 apunta, 4.613.486 habitantes en Bolivia.
Fuente: INE. Censo Nacional de Población y Vivienda 1992.
18Ruiz González, René.El drama de Bolivia. Una economía
deformada. Librería Editorial “Juventud”, La Paz, 1986.
19Mientras en 1910 el porcentaje de la producción de estaño constituye un
49% del total de las exportaciones, en la decáda de 1920-30, lo hacía en un
72% promedio y entre 1930-40, aumenta el 78.5%. En los años 1940-50,
alcanza el 70,6%, para bajar en la decáda de 1968-78 al 58.4%. No se
presentan datos para la epóca de la revolución nacional en forma
correlativa, sin embargo, el proceso de la nacionalización de las minas y el
repunte de la minera del tungsteno y el plomo, disminuyen su participación
en el porcentaje de sus exportaciones. Sólo en la década del ochenta, la
producción del estaño baja a un tercio del proyecto exportable como
consecuencia del agotamiento de las reservas de mineral y los altos costos
productivos. Fuente; Ruiz González, op. cit., pp. 110-111.
20El primer impuesto establecido a la exportación del estaño en Bolivia,
data de 1920, mientras que el control de divisas recién se implanta en la
década de los treinta.
21La forma clásica de calcular la contribución de la minería es el porcentaje
del valor total de las exportaciones mineras que representa el monto global
que pagan las empresas mineras por concepto de impuestos de
exportación.
22Atkins, Pope, América Latina en el sistema político internacional. Editorial
Guernika, México, 1985, pp. 104 y siguientes.
23Medeiros Querejazu, Gustavo. Ensayos Diplomáticos. Ministerio de
Relaciones Exteriores y Culto. Academia Diplomática “Rafael Bustillo”, La
Paz, 1997, p. 83.
24Gamarra, Eduardo y Malloy, James M. Bolivia: Revolution and
reaction. En: Latin American Politics and Development. Westwiew Press,
Colorado, 1990, pp. 359-378.
25Ese año también llegó la primera ayuda norteamericana directa al país:
un programa de alimentos.
26Bolivian Gulf Oil.
27Extraído de la obra de René Zabaleta. Texto perteneciente a Vide S.
Almaraz. Requiem para una República, La Paz, 1969, pp. 94-95.
28El FMI, mediante créditos contingentes y financiamiento compensatorio
otorga una ayuda de $us 3.103,9 millones a América Latina en el período
1961-1971. De ellos $us 116 millones, son destinados a Bolivia. (Alrededor
del 3.73% del total asignado a la región). El financiamiento oficial multilateral
autorizado para América Latina por la agencias internacionales DEL BM, CFI,
AIF y BID entre 1961-1971, alcanza a los Sus 9.166,2 millones, de los cuales
Sus 231.5 benefician a Bolivia, alrededor del 2.5% del total de los aportes.
Véase el interesante aporte de las cifras de estos préstamos, publicados por
Guido Valle Antelo y Antonio Céspedes Toro. Financiamiento externo del
desarrollo de Bolivia BID, Washington D.C. 1973.
29Central Obrera Boliviana.
301 (=).
31Zabaleta Mercado, René. La caída del MNR y la Conjuración de Octubre.
Historia del golpe militar del 4 de noviembre de 1964 en Bolivia. Editorial
“Los Amigos del Libro”, Cbba.-La Paz, 1995, pp.60-61. La cursiva es
nuestra y busca destacar, cómo el propio autor matiza la importancia de la
intervención norteamericana a la luz de los resultados que conlleva el golpe.
Es curioso observar, cómo desde su perspectiva en la obra, lo destacable
es precisamente la relación de los hechos bolivianos y la falta de peso que
le otorga a la presencia norteamericana. En ese sentido, volvemos al punto
que mencionábamos anteriormente de la omisión de este factor en la
conformación concreta de los hechos. No cabe hacer en este estudio una
hilación de los hechos de 1964 en detalle, sin embargo, baste decir que el
discurso de Lechín y de la COB constituyen un poderoso argumento para
entender el temor de los Estados Unidos dentro del contexto de la Guerra
Fría.
32Entre ellos Marcelo Quiroga Santa Cruz.
33El pacto militar campesino no había dado resultados. “El gobierno neo-
liberal de Noviembre, para su operacionalidad se dota de los instrumentos
legales. Dicta una nueva ley de inversiones por la que se otorgan
seguridades y ventajas al capital privado internacional, a fin de que las
empresas transnacionales realicen inversiones en el país, declara la libre
comercialización de minerales, así como el levantamiento de las reservas
fiscales minerales, de hidrocarburos, forestales, etc., atendiendo a la
necesidad de una explotación intensiva de los recursos naturales que
genere ingresos al Tesoro Nacional. Envía misiones gubernamentales al
exterior, para llamar la atención de los gobiernos y empresarios de los
centros imperiales sobre la rentabilidad del capital en el clima de orden y
estabilidad que vive Bolivia (...) Pero además del levantamiento de las
reservas señaladas, se priva a la COMIBOL de la explotación de los
yacimientos de zinc de mina “Matilde” arrendándose a las empresas
“Minerales and Chemical Philip Co. y United Steel”. También se priva a esta
empresa estatal de las colas y desmontes, que pasan a ser explotadas por
la empresa “International Metal Processing Corporation”. Véase la obra de
Sandóval Rodríguez, Isaac. El proyecto militar 1971-1982. El estado de la
seguridad nacional en Bolivia Imprenta Universitaria. UAGRM. Santa Cruz
de la Sierra, 1988, pp. 14-15.
34Entendida en este caso como de apoyo a los sectores de la izquierda, a
diferencia de otros casos.
35Seguidores de las políticas anticomunistas del gobierno de Barrientos,
promovidas por el gobierno norteamericano.
36El 1° de julio de 1971 se establece la Asamblea Popular de fuerte
influencia trotskista en reemplazo del Parlamento Nacional (!¡)... y todo esto
en el marco de la Guerra Fría. ¿Cuánto podía durar? Nada.
37Resulta interesante después de tantos años, encontrar que la excepción
de esta regla la marca USAID.
38Véanse las elocuentes cifras del anexo estadístico de Valle y
Céspedes. Financiamiento externo del desarrollo externo de Bolivia. op. cit.
39Seudónimo de Oscar Barbery. En Hablando de Política, de El Dia, Santa
Cruz de la Sierra, enero de 1989, pp. 63 y siguientes.
40Central Universitaria Boliviana.
41La Bolivian Gulf Oil Company había controlado las reservas probadas de
petróleo y gas del país.
42Prado Salmón, Gary (Gral.) Poder y Fuerzas Armadas. 1949-
1982 Editorial Los Amigos del libro. Cochabamba, 1984 pp. 298.299.
43Ver Klein, Herbert. Historia de Bolivia. Libreria Editorial “Juventud”, La
Paz, 1996, pp. 261-270. VVAA. Manual de Historia de Bolivia Editorial
Gisbert, La Paz, 1988, pp. 519-525. La deuda boliviana sube de los 450
millones a los 3000 millones en el período 1970-1978, comprometiendo el
35% del total de las export. Ver, de Carlos Toranzo Roca, Bolivia:
Reproducción de capital y política, Editorial Universitaria Santa Cruz, 1989,
p. 170 y siguientes. Las cifras de gasto militar de Bánzer son que en 1973,
el gobierno adquiere doce aviones a reacción T-33-Mark III, con los cuales
equipa a la Fuerza Aérea del Alto, concretamente al Grupo Aéreo de
Combate. El General en retiro Gary Prado al respecto apunta en su obra
(op.cit.): “La dotación de estos medios, que sin ser nuevos venían
adecuadamente recondicionados, elevan la moral de los cuadros y
reafirman un grado de unidad en torno a los mandos”, p. 350. Pero para un
estudio pormenorizado remitirse al exhaustivo trabajo de Raúl Barrios
Morón, Bolivia-Estados Unidos. Democracia, derechos humanos y
narcotráfico (1980-1982). FLACSO-HISBOL, La Paz 1989, pp. 30 y siguientes.
44En Bolivia no se había producido una devaluación desde 1956. Esta
devaluación fue del 66%.
45Información proporcionada por el Ex Ministro de Planeamiento del
gobierno de Bánzer, Julio Prado Salmón.
46Falange Socialista Boliviana.
47En este sentido, cabe señalar que si bien durante la administración de
Bánzer hubo numerosos ministerios a cargo de militares, también hubo
autoridades civiles que lo apoyaron en su gestión.
48Modelo que persiste en el patrón de acumulación.
49Ramos Sánches, Pablo. Las políticas económicas aplicadas en Bolivia.
1952-1987. En: Bolivia hacia el 2000, Desafíos y opciones Editorial Nueva
Sociedad. Los Amigos del Libro, Caracas, 1989, pp. 265-271.
50VVAA. Manual de Historia de Bolivia. Op. Cit. p. 522.
51Ramos Sánchez, op. cit., p. 267.
52Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos.
53Klein, op. cit, p. 266.
54Enmienda Harkin de 1975.
55Prado Salmón, Gary, op. cit., p. 420.
56Barrios Morón, op. cit., p. 44-45. La negrilla es del autor.
57Esta es una presión abierta, porque durante la visita de Kissinger, el
Secretario de Estado norteamericano se había comprometido a realizar
consultas al gobierno boliviano en relación con el tema de los derechos
humanos. Esto es considerado en Bolivia como una abierta agresión
económica del gobierno norteamericano que impide realizar un tránsito
hacia la democracia en Bolivia.
58Peña Hasbún, Paula Carter y América Latina: una política
diferente. (Inédito). North Caroline State University, 1992, pp. 5-8. Véase
también, de José Luis Ramírez, La OEA, los países latinoamericanos y la
democracia en el hemisferio. Aquí el autor menciona que: “(...) la llegada de
la administración Carter, a finales del los setenta, dio énfasis a la promoción
de los derechos humanos. Fue así como se articuló su política bilateral y
multilateral, al impulsar a la CIDH para que incluyera la consideración de los
derechos políticos como parte esencial de los derechos humanos”. En:
“Síntesis, Revista de Ciencias Sociales Iberoamericanas, No. 21, Madrid,
1993, p. 197.
59Meller, Patricio. Un siglo de economía política chilena (1890-
1990). Editorial Andrés Bello, Santiago de Chile 1996, p. 31.
60Un completo y acucioso estudio sobre las Empresas Transnacionales del
Cobre en Chile encontramos en el artículo de Girvan, Norman: Las
corporaciones multinacionales del cobre en Chile. En: El Cobre en el
desarrollo nacional. Edición preparada por Ricardo French-Davis y Ernesto
Tirono. Ediciones Nueva Universidad, Universidad Católica de Chile,
Santiago, 1974.
61Meller, Patricio, op. cit. p. 32.
62Ibid. p. 38.
63U.S. Senate. Covert Action in Chile 1963-1973 Government Printing
Office. Washington 1975.
64Hersh, Seymour M. The price of power: Kissinger, Nixon and Chile. En:
Atlantic Monthly December, 1982, p. 32.
65Ibid. p. 112.
66El FRAP era el Frente de acción popular que agrupaba al Partido
Socialista, Comunista y Radical.
67VVAA- Chile en el Siglo XX. Editorial Planeta, Santiago, 1994, p. 218.
68Angelí, Alan. Chile de Alessandri a Pinochet: en busca de la
utopía. Editorial Andrés Bello,Santiago, 1993, pp. 52-53.
69Ibid.
70U.S. Senate, op. cit. pp. 12-20.
71Para conocer los documentos específicos véase: Secretaría General de
Gobierno. Documentos secretos de la ITT. Editorial Quimantú, Santiago
1972.
72VV.AA. Chile bajo la Junta Economía y Sociedad en la dictadura chilena
Madrid, 1976, p. 298.
73Ibid. p. 300.
74Morales Padrón, Francisco. Historia de unas relaciones difíciles. (Estados
Unidos-América Española). Publicaciones de la Universidad de Sevilla,
Sevilla, 1987, p. 270.
75Véase, Barros Garcés, Raúl. Amarás al cobre como a tí mismo, Santiago,
1990, pp. 65-69.
76El número de huelgas del cobre fueron similares durante 1971 -1972,
pero el fenómeno venía dándose, por diferentes causas, desde fines del
gobierno de Frei.
77China, prestaría a Chile US$ 70 millones en enero de 1972 y tras la visita
del Ministro de Planificación chileno, -Gonzalo Martner, se añadirían otros
65 millones en bienes de capital, 34 en cooperación técnica y 12 millones
más en alimentos y medicamentos. A ello, se sumó la compra de 65,000
toneladas de cobre para paliar el descalabro de los embargos
norteamericanos, convirtiéndose en uno de sus principales compradores
después de Japón y la RFA. En el caso de la Unión Soviética, los créditos
llegaron a 310 millones en el año 1972; Bulgaria otros 23, y Hungría, otros
20 millones a través del Gobierno y el Hungarian National Bank. Fuente
Keesing's Contemporary Archives. August 12-19, 1972, p. 25417.
78La Contraloría General de la República es un organismo autónomo que
tiene como función, velar por la constitucionalidad y legalidad de los actos
del Poder Ejecutivo, ejerciendo un control contable y financiero del Fisco.
79Bitar, Sergio. Chile 1970-1973. Asumir la historia para construir el
futuro. Editorial Pehuen, Santiago, 1995, p. 117.
80Morales Padrón, op. cit. p. 271.
81Paul Sigmund explica el procedimiento realizado por Chile:
“Chileanization, and the addition of a provision that compensation would be
based on book valuae (rather than original costo) minus deductions. While
the amendment specifically disallowed a revaluation made by Kennecot in
connection with 1967 Chileanization, the book value provision made since
1908 by Kennecot and since 1922 by Anaconda. In addition the final text left
it up to the president not the controller-general, to determine the amounts of
excess profits, and provides that the president's decision was not subject to
review by the tribunal. The president was authorized to deduct “all of part” of
the excess profits, “considering” the average profitability of the foreing
enterprises” worlwide operations, the agreements on maximun profits that
Chile had made (for example,, Decisión 24 of the Andean Pact which set 24
percent as the maximun profit for foreign firms), and the 1969 tax regime on
profits derived from usually high world market prices”. Sigmund, Paul. The
overthrow of Allende and the politics of Chile, 1964-1976 University of
Pittsburgh Press, 1977, p. 1941.
82Ibid. p. 155.
83Keesing's Contemporary Archives op. cit., August 12-19, 1972, p. 25416.
84Sigmund, afirma que después del golpe de 1973, se reveló que en 1971,
con la aprobación del Departamento de Estado, el embajador Korry, había
ofrecido a Allende un arreglo compensatorio en relación al cobre, de
acuerdo al cual las compañías norteamericanas pagarían de 20 en 25 años
bonos garantizados por el Tesoro norteamericano. El arreglo fue
inicialmente visto con interés por Allende, pero el Senador Altamirano y el
Partido Socialista lo rechazaron, op. cit. p. 142.
85Vega Luis, op. cit., pp. 13-14.
86U.S.Senate. op.cit. p. 37.
87Ibid. p. 39.
88Ibid. p. 40.
89Muñoz y Portales, op. cit., p. 95.
90En El País Madrid, jueves 10/12/1998-No. 951. “El senador Kennedy pide
a Clinton el respaldo de EE.UU. a la extradición”. No deja de llamar la
atención hoy, con el arresto del General Pinochet en Londres, que los
Estados Unidos vuelvan a ocupar la misma nomenclatura al respecto. En
ese sentido, “el senador demócrata Edward Kennedy ha enviado una carta
al presidente Bill Clinton en la que le pide que colabore con la justicia
española en la investigación del caso Pinochet. Los principales argumentos
expuestos en la carta del influyente senador son los siguientes: “Creemos
que los derechos humanos son el punto clave de los principios
democráticos y que EE.UU. debe desempeñar un papel de liderazgo en la
promoción de los derechos humanos y el imperio de la ley”. “Desde 1990,
Chile ha logrado mantener sus jóvenes instituciones democráticas. Hoy, los
chilenos se enfrentan con un nuevo dilema: el juicio, por graves crímenes
contra los derechos humanos, de su ex presidente. Creemos firmemente
que Pinochet debe ser enjuiciado por estos delitos imputados.
91Keesing, op. cit. october, 22-28, 1973, p. 26443.
92Keesing, April, 1-7,1974, p. 26943.
93Ibid., Jul-dec, 1975, p. 26943.
94Ibidem, 1976, p. 27646. Recordemos que los otros dos préstamos fueron
concedidos en febrero de 1974, por 1.6 millones de dólares y el segundo,
alcanzó a 20 millones para el desarrollo agrícola y cuya decisión fue
postergada hasta mayo de 1975. Además el 5 de febrero de 1974, el BM
agregó dos préstamos de US$ 11,950,000, para el cual Chile actuó como
garante. El dinero se concedía para “electric power y technical assistance”.
Le Monde, denunciaba el 11 de septiembre de 1975, fecha del segundo
aniversario del golpe militar, que entre septiembre de 1973 y 1974, los
Estados Unidos habían vendido más armas a Chile (por un valor de US$ 68
millones), en comparación con el periodo 1950-1992 (US$ 65 millones).
Auteurs
Salvador Angulo
Loreto Correa