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Piaget Vigotsky

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Piaget, Vigotsky y la dialéctica

José Antonio Castorina, autor Noveduc, repasa algunos de


los conceptos clave de las visiones de Piaget y Vigotsky
alrededor de la dialéctica, así como las discusiones que
sobre ella se han hecho en la tradición marxista en esta
entrevista realizada por La Izquierda Diario que
compartimos.

Fecha de publicación 15 de enero de 2015

Cuando planteás que en el pensamiento contemporáneo predomina el escepticismo


respecto de una orientación dialéctica, ya sea para abordar el proceso de conocimiento,
de la historia, de las luchas sociales. ¿A qué responde?
A mi modesto entender, el problema tiene que ver básicamente con la historia de la dialéctica
estalinista. Lo que se hizo de la dialéctica en los manuales de la URSS, lo que muchos
intelectuales consideraban como dialéctica, era una especie de caricatura, que fue aplicada
sin ningún tipo de relación específica con los procesos que se estudiaban; la dialéctica
aterrizaba sobre los campos disciplinarios y había que encontrar allí los procesos dialécticos.
Ese camino llevó a una especie de callejón sin salida porque la investigación psicológica tuvo
una serie de dificultades para pensar particularmente el desarrollo. También en las ciencias
sociales hubo algunos ecos de tal caricaturización. Lo que intentan Vigotsky y Piaget por su
lado, y mucha otra gente, es una recuperación de la dialéctica, pero –después habría que
discutirlo– de las dialécticas, porque es difícil hablar hoy de la dialéctica en el sentido clásico
del término. Es probable que haya que hacer una serie de consideraciones muy específicas
respecto de las modalidades que adopta el pensamiento dialéctico cuando se trabaja en
campos diferentes, habida cuenta de que inclusive en la historia del pensamiento la dialéctica
tiene muchas interpretaciones diferentes; es difícil encontrar un significado común a las
maneras en que se ha concebido al pensamiento dialéctico, desde el taoísmo chino hasta las
corrientes posmarxistas, la escuela francesa, la italiana, la Escuela de Frankfurt, etc.
En el caso particular de la psicología, creo que tiene que ver, además con otra razón, que es
que el pensamiento anglosajón, dominante en el campo de las disciplinas psicológicas que
van desde la psicología social hasta la psicología del desarrollo, ¡hay tantas variantes
disciplinarias! Las corrientes que predominaron en muchas de ellas han sido corrientes
asociadas a la perspectiva anglosajona, que está clásicamente muy asociada, primero, al
positivismo, que repudió a la dialéctica como un pensamiento puramente a priori y
especulativo; y después a una versión más naturalizada de lo psicológico, una reducción de la
vida psicológica al funcionamiento cerebral y la evolución biológica. Por lo dicho, la dialéctica
no formó parte de este marco de pensamiento, más bien todo lo contrario.
A lo largo del libro señalás que ni Marx, ni Vigotsky ni Piaget entendían la dialéctica
como un proceso teleológico, algo que ha sido una crítica habitual a los enfoques
dialécticos por su ascendente hegeliano.
Sobre el problema de la dialéctica, hay grandes filósofos contemporáneos que han hecho una
dura crítica –Deleuze, Foucault, el propio Negri– porque ven en la dialéctica una especie de a
priori hegeliano, un proceso unívoco que tiene una direccionalidad definida que es ineluctable;
tal enfoque no permite la creatividad de las acciones en la sociedad, no hay posibilidad de
cambio ninguno, etc. Pero creo que ahí está el problema de la dialéctica: cómo poder cambiar
el enfoque sobre esta categoría, desde dónde considerarla, pensando sobre todo en la
investigación, que es de lo que puedo hablar. Cosa que Trotsky mismo dijo en En defensa del
marxismo: la idea de que sin la investigación científica la dialéctica no se puede encontrar en
los libros de Hegel y de Lenin, hay que reelaborarla en función de lo que la investigación
científica nos va mostrando. En el campo que nosotros nos movemos, y también lo dirían
muchos marxistas actuales, las contradicciones se dan en contexto, entonces, bajo el cúmulo
de condiciones, de situaciones en las cuales se dan los conflictos, las contradicciones se
resolverán o no. La idea de que las contradicciones se resuelven inevitablemente y que esa
resolución es superadora, todo eso es una caricatura, en la obra de Marx no hay nada de
esto. La unidad de contrarios abre un abanico de soluciones posibles, solo en determinadas
condiciones se puede realizar un proceso determinado dentro de la totalidad social, bajo otras
condiciones históricas, no se realizarían. Otra cosa es el discurso de Marx metafórico, utópico,
que es inevitable porque es un teórico de la política y tenía que hacerlo, era un comprometido
en la lucha política. Pero si analizás la obra científica de Marx, lo que Marx plantea es un
proceso dialéctico, que es una especie de resumen reconstructivo de la realidad histórica y de
ninguna manera está determinada intrínsecamente en una dirección determinada. Una versión
teleológica creo que en la dialéctica es inaceptable, y uno podría muy bien enfrentarse con
estos críticos mostrando cómo en procesos contextualizados en la historia del pensamiento, e
inclusive de la historia política, no hay ese apriorismo de los manuales de dialéctica.
Pero yo creo que en Piaget a veces, en los estudios psicogenéticos, aunque él se opone al
teleologismo, al proceso de equilibración constructiva le da un aire un poco inmanentista,
porque es propio, individual, que va reformulando las diferencias y va articulando los
conceptos; pareciera que ese proceso es una tendencia al equilibrio más avanzado. En
cambio si lo ves desde el lado del último Piaget –sobre todo las perspectivas de García del
sistema complejo–, todo sistema cognoscitivo, por más que tenga una cierta interioridad, una
cierta especificidad como proceso de conocimiento, está bajo condiciones de contorno –diría
un físico–, bajo condiciones de otro sistema que es el sistema social, que interviene poniendo
límites y haciendo posibles la elaboración de los procesos cognitivos. En esas condiciones
sociales, sobre todo el marco ideológico, las contradicciones, los conflictos, no van
necesariamente para un lado, sino que quedan restringidos por el contexto en que se
plantean; no hay una interioridad teleológica.
Él dice –figurativamente– que la dialéctica mide en kilómetros pero después hay que
buscar los conceptos específicos de cada ciencia para medir en centímetros…
Hay que realizar la investigación empírica. La dialéctica dirige el proceso metodológico de la
construcción de una teoría psicológica en Vigotsky. Desde ese punto de vista, él hace una
epistemología: rechaza el empirismo de observación sin estructuración teórica, pero hay por
momentos una defensa de la teoría del reflejo –muy discutible hoy en filosofía, yo diría que no
se sostiene en la argumentación–. Hay una epistemología, pero su obra no está dirigida a
crear una teoría epistemológica empírica, en cambio en Piaget sí. Lo cual no hace a uno mejor
que el otro, simplemente son dos problemáticas. Cuando se compara a los dos, da la
impresión de que fracasa el intento de buscar las incompatibilidades entre los autores, que no
se ha podido precisar cuál es la problemática alrededor de la cual ellos trabajaron. Sin
embargo, aunque las problemáticas son diferentes, el marco epistémico que preside la
elaboración de las respectivas teorías es un enfoque dialéctico, de donde es posible hablar de
una compatibilidad entre los estudios, en su diferencia. No puedo extenderme sobre este
punto, pero es el marco epistémico compartido lo que permite articular las indagaciones de
ambos pensadores.
Yo creo que Piaget hacía una construcción interesante. Hay un déficit en la teoría piagetiana,
que es que la cultura interviene poco o casi nada en su teoría. Su gran contribución es mostrar
que la acción es constitutiva de conocimiento: conocimiento no es copiar el mundo, no es
representárselo, sino es transformarlo. Pero es una acción pensada desde el niño o individuo
que conoce, aunque siempre pensó en una correspondencia entre el avance individual de las
ideas y las modificaciones en las relaciones sociales. Su principal contribución es la
construcción individual de los sistemas de conocimiento, pero no avanzó sobre la intervención
de las condiciones sociales sobre la acción cognoscitiva. Solamente en el final de su obra, y
bajo la influencia de García, dicha intervención se vuelve interesante: toda actividad
cognoscitiva, aunque mantiene su propia dinámica, está fuertemente condicionada por las
concepciones del mundo y las representaciones sociales. Justamente, la obra de García –
particularmente El conocimiento en construcción– pone de manifiesto que los cambios en las
teorías científicas son simultáneamente transformaciones en el marco ideológico, que limitan y
posibilitan la producción del conocimiento. La ciencia no se limita a romper con la ideología,
como se pensaba en tiempos althuserianos, se transforma posibilitada y también
obstaculizada por las concepciones del mundo. Pero entonces la relación sujeto-objeto es una
relación que está unida por la acción, no hay objeto y sujeto como términos, como entidades
autosubsistentes, sino que dialécticamente existen porque son polos de la acción sobre el
mundo. Desde ese punto de vista en Piaget hay una visión original, que los psicólogos no han
seguido porque por lo general han tomado el lado evolutivo de la teoría de Piaget y no el lado
de los mecanismos explicativos del cambio de los conocimientos, tanto en la ciencia como en
la psicogénesis, de las preguntas epistemológicas de fondo que él se hizo.
En la entrevista que le hacen con Marcelo Claros a García, hace unos años, se
diferencian los marcos epistémicos que condicionan los desarrollos científicos, a modo
de cosmovisión que influye en la manera de encararlos, de la “ideología” entendida
como falsa conciencia que de ellos puede desprenderse. ¿Por qué la noción de marco
epistémico, si se toma como absoluta, lleva al relativismo?
Viene a cuento de lo que estábamos conversiando sobre la relación entre teoría, investigación
empírica y marco filosófico. En estos momentos mis trabajos son sobre epistemología de la
psicología, y mi objetivo es mostrar que el marco epistémico no determina la construcción de
una teoría científica, sino que la condiciona. No podés decir que la física de Newton es
verdadera porque se apoya en el concepto epistémico de ley natural. Ese concepto,
proveniente de una teología anglicana, se constituyó en el sentido común inglés gracias al
cual pudo Newton construir su teoría y, a la vez, su propia teoría fue leída en los púlpitos de
las iglesias anglicanas…. Que sea condición de posibilidad no determina la calidad de la
ciencia que se constituye a partir de ella. Si se quiere dar credibilidad a la teoría de Newton, y
otro tanto se diría de una teoría social o psicológica, hay que apelar a los métodos
consensuados por la comunidad; tenés que apelar, seguramente, al análisis de datos, a la
formulación de hipótesis, a la prueba de las hipótesis, etc. Hay un mundo social constituido en
las comunidades científicas, con sus propias reglas consensuadas de prueba y elaboración
metodológica, distinguibles de los debates ideológicos, que son los que hacen que una teoría
se pueda verificar. Inclusive, con un marco epistémico que vos podés rechazar, puede haber
ciencia: los psicólogos cognitivos tienen un marco epistémico naturalista, desde el cual el
mundo no es más que materia natural –con el que yo discrepo–, sin embargo, ese marco ha
permitido que hayan desarrollado algunos campos de la psicología que hoy son
imprescindibles. La teoría de la memoria de largo y de corto plazo, y la idea de estrategia de
resolución de problemas la inventaron los cognitivos, y yo no te diría que eso no es
científico… pero su marco epistémico no les permite plantear ciertos problemas, ahí está el
punto. Los marcos epistémicos condicionan tu cabeza de tal manera que hay problemas que
vos no te podés plantear, y con una serie de herramientas metodológicas podés llegar a armar
hipótesis aceptables, o no. Pero el marco epistémico no dice si tu teoría es aceptable o no,
sino que pone un contexto dentro del cual vos podés pensar. Vigotsky pensó dentro de un
contexto marxista y sobre todo, dentro de un contexto dialéctico, pero la veracidad de su
teoría no es porque usó la dialéctica, sino porque tomó las experiencias con los chicos en la
escuela, puso a prueba la tesis de la zona de desarrollo próximo, etc. Ahí tuvo que estudiar
empíricamente. Entonces, hay un grado de relativa autonomía de la práctica de la ciencia,
tanto en la ciencia “dura” como en la ciencia “blanda”, con sus diferencias, que no se deduce
del marco que aceptaste. Si no ahí viene la ideologización: “porque soy un marxista, hago tal
psicología”. Y al revés, al negar que haya marco epistémico, hacés una ciencia cientificista
que no puede mostrar sus condiciones sociales de producción, y los límites ideológicos que
hay. El relativismo sería decir que, como hay muchos marcos epistémicos, la ciencia que se
hace dentro de cada marco epistémico vale… ¿Cuál es mejor? No se puede saber, porque se
está encerrado dentro.
En El conocimiento en construcción trata de explicar cómo en Occidente se desarrolló
la mecánica y en Oriente el magnetismo, por ejemplo, por una visión organicista…
¡Exacto! Y no había mecánica porque en una visión donde todo era dialéctico, no podía haber
inercia. Y esa es la otra contribución interesante: que no todo es dialéctica. Que vos no estás
cometiendo un pecado si decís que no todo es dialéctica. Porque hay niveles del desarrollo de
cualquier proceso que son de relativa estabilidad, donde lo que funciona ahí es una lógica
formal. Yo en este momento estoy discutiendo con vos y estamos usando argumentos que no
son dialécticos; ahora, la dialéctica se usa para entender cómo mi cabeza cambia en una
cierta dirección: es la estructuración de las ideas lo que es dialéctico. Pero los niveles
relativamente estables del conocimiento están regidos por una lógica formal, discursiva, como
le llamaba Kant.
Trotsky dice que la dialéctica no quiere decir “todo cambia, todo fluye todo el tiempo”.
Dice “todo fluye, pero no por fuera de sus márgenes; la vida va creando sus propios
márgenes para después romperlos”, hay saltos de cantidad en calidad…
Ese es el aspecto de la dialéctica al cual Trotsky le dio más importancia. En Trosky esto es un
poco elemental, por momentos parece reduccionista, por momentos parece muy cercano a la
teoría de sistemas actuales… Nada se puede leer por fuera del contexto en el que está
pensado; hay que ver contra quién discutía Trotsky, así como contra quién discutía Engels…

En el caso de Engels, el texto sobre “El papel del trabajo de la transición del mono al
hombre” tiene la intuición de que el trabajo podía tener una relación como clave
evolutiva, que después reivindica por ejemplo, un paleontólogo como Stephen Jay
Gould…
Stephen Jay Gould es uno de los científicos que defienden la dialéctica en la biología, junto
con Lewontin, Levins y otros tipos más. Lo que pasa es que hay momentos en los que Engels
hace una metafísica: todo es dialéctico, la realidad es dialéctica, la naturaleza es dialéctica. Es
muy simplista y hay gruesos errores. Pero eso se entiende porque eran pensadores que vivían
en una época convulsionada. Yo no acuerdo con la “dialéctica de la naturaleza”, pero sí
entiendo por qué lo planteó, porque en el mundo alemán estaba la Naturphilosophie, la
filosofía romántica de la naturaleza, que era una visión irracionalista, y del otro lado el
materialismo vulgar y el mecanicismo que explicaba toda la realidad por las leyes de Newton.
En contra de todo eso es que él trata de meter la historicidad dentro de la naturaleza, hay que
mirarlo con ojos más contextualizados. Para García, el proceso de transformación del mundo
que implica la actividad cognoscitiva de cualquiera –tanto la ciencia como en el individuo–, en
esa actividad de interacción con el objeto, ahí están los procesos dialécticos, pero no en las
cosas en sí mismas, no hay una dialéctica ontológica, en ese sentido. Lo que está en
discusión es si es una dialéctica del mundo en sí mismo lo que estamos capturando o son
modelos de interpretación que podemos leer dialécticamente. En otras palabras, para Engels
la dialéctica del pensamiento reflejaba la dialéctica del mundo objetivo, donde se incluía la
naturaleza.
Pero Engels en Dialéctica de la naturaleza critica ese tipo de apriorismo, como Marx se
lo había criticado a Ricardo. El libro está en parte escrito contra visiones teológicas de
que la naturaleza estaría dada desde la creación, pero también critica a Hegel y
explícitamente dice que la dialéctica hay que verla en cada proceso. Después pone las
famosas tres leyes, pero dice que más bien son esbozos a revisar…
Pero son universales, ¿qué quiere decir que sean universales? Yo lo entiendo por el contexto
en que lo escribió, pero no me atrevería a decir que el mundo por todos lados puedo encontrar
saltos cualitativos, contradicciones. Si yo quiero recuperar eso, tengo que buscarlo en
procesos específicos donde los pueda formular de una manera creíble, precisa, que se pueda
entender de qué estoy hablando. Yo creo que ese es el problema, por eso el propio Engels lo
dice, y Trotsky también en algún momento lo dice, que no hay que ir tanto a los libros de
Hegel para pensar la dialéctica sino a la investigación de los científicos, y yo creo que sí, que
ese es el camino. Una investigación que esté dirigida, donde la dialéctica juegue el rol de
orientación metodológica y luego el de revisión, a partir de lo que se encuentra, sino es
positivismo puro.

Fuente: La Izquierda Diario


Entrevistadores: Ariane Díaz y Juan Duarte.
Autor: José Antonio Castorina

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