Semanario Judicial de la Federación
Tesis
Registro digital: 2026040
Instancia: Tribunales Colegiados Undécima Época Materia(s): Constitucional,
de Circuito Civil
Tesis: I.3o.C.26 C (11a.) Fuente: Gaceta del Semanario Judicial Tipo: Aislada
de la Federación.
Libro 23, Marzo de 2023, Tomo IV,
página 3769
ADULTOS MAYORES. EN EL CRITERIO DIFERENCIADOR LO QUE IMPORTA ES NO
COLOCARLOS EN LA CATEGORÍA DE VULNERABLES A TODOS, SINO DETERMINAR BAJO
QUÉ CONDICIONES Y ANTE QUÉ CIRCUNSTANCIAS LO SON CADA UNO, PARA QUE EL
ÓRGANO JURISDICCIONAL LO TOME EN CUENTA AL MOMENTO DE RESOLVER.
Hechos: En un procedimiento de liquidación judicial de un banco, se dictó la sentencia de
reconocimiento, graduación y prelación de créditos. Un acreedor, adulto mayor (ochenta años)
cuyos ahorros superan el pago de las obligaciones garantizadas a que se refiere el artículo 6o. de la
Ley de Protección al Ahorro Bancario, inconforme con la graduación de su crédito y bajo la
afirmación de que su edad avanzada obligaba al juzgador a darle una mayor preferencia en el cobro
por encima de los otros ahorradores, interpuso el recurso de revocación regulado en el artículo 268
de la Ley de Instituciones de Crédito, pero lo hizo fuera del plazo de tres días que dicho precepto
establece.
Lo inoportuno del recurso condujo a la juzgadora federal a desecharlo y tal determinación se
reclamó en el juicio de amparo directo, argumentando que su edad avanzada lo convertía en una
persona en situación de vulnerabilidad y el dato eficiente para determinar la oportunidad en la
interposición de aquél era el conocimiento completo del dictado de la sentencia, lo cual ocurrió más
de un mes después de que la misma fuera publicada en el Diario Oficial de la Federación, como lo
establece el diverso precepto 239 de la Ley de Instituciones de Crédito.
Criterio jurídico: Este Tribunal Colegiado de Circuito determina que la resolución de en qué casos el
envejecimiento supone una vulneración que debe ser tomada en cuenta por el órgano jurisdiccional,
de ninguna manera depende automáticamente de la edad, por avanzada que ésta sea. Lo
importante es el contexto de cada persona y, justamente, ésa es la finalidad de la adopción de una
perspectiva constitucional del envejecimiento. Ahí está el criterio diferenciador en el que lo que
importa es no colocar en la categoría de vulnerable a toda la población adulta mayor, sino
determinar bajo qué condiciones y ante qué circunstancias lo son cada uno de sus integrantes.
Justificación: Lo anterior, porque la edad, como lo determinó la Primera Sala de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación (al resolver el amparo directo en revisión 1399/2013), por sí sola no es
suficiente para estimar que los adultos mayores no pueden tomar decisiones propias, porque debe
respetarse en todo momento la posibilidad de su autonomía.
Lo anterior no debe confundirse con una falta de empatía o sensibilidad por parte de los juzgadores,
pues si bien la vejez trae aparejado un deterioro físico y sus sentidos paulatinamente disminuyen, el
adulto mayor puede conservar intactas y aun enriquecidas por la experiencia sus facultades
mentales y toma de decisiones por voluntad propia; sostener lo contrario, es decir, afirmar que por
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el mero hecho de contar con una edad avanzada ya no tiene posibilidad de tomar decisiones por
propia voluntad, da lugar a un criterio estigmatizante, desdignificante y totalizador que, en realidad,
por no reparar en la circunstancia particular, afecta la autonomía regresiva, comprendida como
aquel espacio individual dentro del cual cada persona ejerce por sí misma el poder sobre su vida y
su patrimonio, establece reglas, disposiciones o planes que sólo a esa persona se refieren y le
permiten proyectarse y desarrollarse en igualdad de condiciones, aunque sin dañar a la de los
demás; igualmente, lesiona la independencia, la autodeterminación y la dignidad de ese sector de la
sociedad, que quiere vivir su vida a voluntad, sin injerencia de nadie.
Un criterio así de totalizador, por perpetuar la asociación de la vejez (senectud) con enfermedad
(senilidad), de manera acrítica y por estar en contra de la presunción de capacidad, debe ser
proscrito. Hay que distinguir entre la vejez que llega con el paso del tiempo, en la que no se
sustituye la voluntad de la persona adulta mayor y la de una persona senil con alguna enfermedad
–en la que esa protección sí es una impronta–.
TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.
Amparo directo 131/2022. Crisanto Valencia Ramírez. 20 de abril de 2022. Unanimidad de votos.
Ponente: Víctor Francisco Mota Cienfuegos. Secretarios: Luz María García Bautista, Leticia Yatsuko
Hosaka Martínez y Karlo Iván González Camacho.
Esta tesis se publicó el viernes 03 de marzo de 2023 a las 10:06 horas en el Semanario Judicial de
la Federación.
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