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Martín Smud (Homo Selfie) 2019 (08!10!2019)

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Martín Smud

con la participación de
Marcelo Rudaeff (Rudy)

HOMO SELFIE
Indice

Capítulo I
EL TIEMPO DEL HOMO SELFIE

Presenciales I
¿Qué decir de nosotros en estas épocas?

 Del Homo Fotográfico al Homo selfie (Martín Smud)


 Latido (Rudy)
 Los bebés ya exigen celulares (MS)
 Infancia (R)
 Selfiar: el tráfico en tus manos (MS)
 Bolero desbolado (R)
 Las radiaciones del tiempo continuo (MS)
 Rap-pidito (R)
 Me clavaste el visto: la sociedad punteocrática (MS)
 A seguro se lo llevaron preso (R)

Capítulo II
NUESTRA VIDA COTIDIANA

Presenciales II
El turno de descartarse

 Acerca del tiempo real (MS)


 Yo soy del siglo pasado (R)
 La calumnia de las fakes news (MS)
 No me toques (R)
 Las aplicaciones de los celosos (MS)
 La pareja (R)
 El delivery de las empresas de aplicaciones (MS)
 Yo solito (R)

Capítulo III
IDENTIDAD VIRTUAL

Presenciales III
¿Quién sos? ¿Un perfil, un affaire o una taza de café?

 La identidad virtual: paradoja de este tiempo (MS)


 Blues del viejo adicto (R)
 El salvoconducto de un futuro perfecto (MS)
 Canción generosa (ranchera) (R)
 La aplicación de conocerte (MS)
 Amor virtual (R)
 Estoqueándote antes de conocerte (MS)
 Amor líquido (R)
 La tragedia en nuestras pantallas (MS)
 Murga binaria (R)

Bibliografía

Material audiovisual
Agradecimientos

H
ace tres años escribí un libro llamado Generación Play,
al poco tiempo de publicado me di cuenta que ya era
un libro con un nombre viejo, que podría haberse
llamado Generación App, (Generación Aplicaciones) Y que
dentro de poco debería buscarle un nuevo nombre y así sucesi-
vamente. Entonces antes de que cataloguen a este nuevo libro
como vetusto, fuera de tiempo, decidí acometer el desafío de
pensar un nombre para esta época y no fue difícil encontrarlo,
estaba tan cerca como mi celular estampado en sus pulidas,
filosas superficies, una imagen de sí mismo: la era del Homo selfie.
Estudiando biología con mi hijo Manuel aprendí que todo
nombre científico se conformaba con dos palabras en latín, la
primera con mayúscula tenía que ver con el género, y la segunda
con minúscula con la especie. Nuestra “especie” que no sólo
se saca safies sino “crea” perfiles, avatars, identidades, que nos
tienen a la mayoría preguntándonos que consecuencia tiene en
nuestro presente y qué será de nuestro futuro. Estoy partido al
medio por esta época, la mitad de mi vida vivió en el otro siglo,
y esta mitad me tiene atareado mirando lo que nos rodea.
Este libro tiene muchas novedades, en principio esta página
de agradecimientos, no recuerdo haber escrito algo así en más
de treinta años de escritura. Siempre he reconocido como mis
maestros a Juan Samaja y a Vicente Zito Lema pero este libro
necesita un enorme agradecimiento a Marcelo Rudaeff cono-
cido desde hace 40 años por mí y por muchos de los lectores de
Página/12 como Rudy. El encuentro que se fue convirtiendo en

7
Homo Selfie

amistad junto a nuestro amigo en común Carlos Fraiman cambió


el curso del libro. Su talentoso ingenio e generosa inteligencia
me puso en aprietos y me llevó a escribir de otra manera, nos
encontramos en muchas ocasiones para pensar en estos temas y
lo íbamos charlando tenía efecto en lo que escribíamos. Y a mí
me llevaban a mejorar las ideas que tenía previamente. El libro
está atravesado por este encuentro y por algo del azar. Algunos
de los textos que escribía los envíaba a un diario simplemente
como estímulo para mejorarlos y fueron muchos de estos publi-
cados y finalmente esta sorpresa me llevó a escribir este libro
con la urgencia y la actualidad, inédita para mí, de un perio-
dista que observa la noticia que surge en el presente. Quisiera
agradecer a un editor de Página/12 que quisiera reconocer por
sus efectos aún sin conocerlo: Andrés Osojnik.
Quiero agradecer finalmente a un amigo y una amiga,
Antonio Fernández y Vanina Muraro que han aportado su obra
artística para volver más bello este libro, a Leandro Salgado que
es el editor y amigo que se necesita para ir y volver en el difícil
trance de la escritura, al profesor Juan Jorge Michel Fariña que,
con su enorme trabajo como titular de la cátedra de Ética, psico-
logía y derechos humanos de la facultad de psicología (UBA)
me abrió caminos que atraviesan el libro.

8
Capítulo I
EL TIEMPO
DEL HOMO SELFIE
Presenciales I

¿Qué decir de nosotros en estas épocas?

Martín: Me impresiona lo que estamos viviendo, la velocidad


del tiempo actual. Es un tiempo que, por momentos, resulta
tremendo. ¡Hay tanto para decir y tan poca gente que te escuche!
A mí personalmente, las múltiples pantallas me separaron la vida
en dos, mi primera computadora la tuve a los veinticinco años,
justo en el tiempo que estaba atravesando mis primeros años de
recién recibido en psicología, y el amor por las computadoras fue
inmediato. El celular me trajo más problemas, ya tenía treinta y
cinco años y los cambios fueron tan vertiginosos que me mandé
miles de cagadas por no saber utilizarlo bien. Aún me las mando.
El tiempo real de los celulares inteligentes todavía me sorprende.
Es la magia tramposa de la tecnología, saben dónde va tu coche
y cuánto tiempo te demandará llegar hasta ese lugar teniendo
en cuenta el tráfico pero lo que no pueden saber es lo que están
causando en la sociedad de nuestro tiempo.

Rudy: Yo creo que soy alguien más del siglo XX, en ciertos
tipos de valores, creo que la comunicación es entre personas.
Los aparatos pueden servir para que dos personas se comu-
niquen pero si la comunicación es entre una persona y el
aparato, yo creo que no hay comunicación. Si hablo con el
celular que me contesta y el otro no está, para mí no hay
comunicación. En este siglo XXI hay una tendencia a la inco-
municación, pareciera que estamos más comunicado pero
no es así. Es como el amor, estás enamorado de alguien, de

11
Homo Selfie

algo. Siempre la pregunta es para el otro, y son los otros


quienes te marcan dónde estás.

Martín: El llamado tiempo real es una ilustrativa metáfora, la


comunicación en continuado, el mensaje que mandado ya llegó
no es sino una faceta de la incomunicación porque para comu-
nicarse es necesario el espacio y el tiempo, las alternancias y las
alternativas. Esos mensajes que ya llegaron y que no suponen un
interlocutor sino una recepción, no tienen esa distancia nece-
saria para que dos personas se acerquen. Sin miradas que aman y
celan, sin voces que hablan y gimen, esa comunicación se vuelve
un gesto, una pantomima más que una diálogo.

Rudy: Hay una tendencia a pensar en las estadísticas, en


el porcentaje del número, la viralización no se refiere a lo
que se viraliza sino a la cantidad de veces que se multiplica
algo en una mirada de pantalla. Así estamos muy lejos de lo
singular. Que la persona sea un número es lo más parecido
al filonazismo pues la numeración es una tortura. El paso
previo a los regímenes totalitarios es la despersonalización.

Martín: Una de las preguntas sería si las tiranías de las apli-


caciones (de las apps) en el tiempo del Homo selfie conllevan
una ideología totalitaria. Las nuevas generaciones ya no tienen
punto de comparación para notar estas diferencias. Muchos
padres, que comienzan a tener hijos, ya tuvieron celulares desde
chicos y los hijos/as no tienen esta posibilidad que quizás noso-
tros tuvimos por no haber sido colonizados toda la vida por las
múltiples pantallas y sobre todo por los celulares inteligentes.
Si bien se trata de otro adelanto tecnológico como podría haber
sido la televisión en su momento, tiene particularidades bien
distintas que debemos plantear: la identidad virtual, la comu-
nicación en tiempo real, el centro de diversión con portabilidad
(que llevamos a todos lados, que no descansa ni de noche ni de

12
¿Qué decir de nosotros en estas épocas?

día), las redes sociales. Las múltiples pantallas y ahora las múlti-
ples aplicaciones son temas de tanta trascendencia que muchos
autores y sobre todo, para muchs personas constituyen temas
urgentes para hablar.

Rudy: Son cambios además de subjetivos, políticos. En cómo


nos relacionamos. Me preguntó cómo es la ideología que se
vislumbrará en nuestro “presente futuro” en el campo político,
todo gran adelanto ha cambiado las configuraciones políticas
de una época y si nos atenemos a estas épocas, la derecha está
ganando en muchas partes del mundo. Si bien el tema es el
neoliberalismo, tendríamos que estudiar esta relación entre la
política, la derecha, el neoliberalismo y los celulares llamados
inteligentes que en realidad no son inteligentes sino que están
manejadas por corporaciones ingeniosas para producir nece-
sidades allí donde antes no había nada.

Martín: El mundo político y el mundo subjetivo. Y sus


consecuencias. Muchas personas se preguntan si no causan
adicciones. Y no es dificil la respuesta, ayer leí una investiga-
ción donde sostenían que una gran cantidad de adolescentes
tienen más de doce horas por día los celulares en sus manos y
que, las otras doce suelen dormir con el celular prendido. Nos
debemos preguntar acerca de las consecuencias en la subjeti-
vidad, en cada uno de nosotros. Lo estamos viendo, el aumento
evidente de problemáticas llamadas para no asustar trastornos
del desarrollo que antes se llamaban debilidad mental. O el
aumento de patologías que se vienen estudiando, las llamadas
tendencias a la impulsividad, se trata de personas que se
mandan sin meditar los resultados y así van penando por la
vida pagando algo de estas hipotecas. O vemos tantas personas
con problemas de salud, el aumento (que pocos pueden negar
y pocos pueden explicar) de las enfermedades psicosomáticas,
con el cáncer como primer abanderado.

13
Homo Selfie

Rudy: La política y el sujeto se tocan en la desperso-


nalización. Te venden que sos más libre pero es mentira.
Entonces si sos más libre podés hacer lo que quieras, podés
cagarte en el otro, estimulan esa sensación de que somos
los grandes emprendedores de nuestra vida. Es la película
Matrix, podes aprender cualquier cosa pero no sos vos, tu
cuerpo se digitalizó, perdió materialidad, entonces es más
fácil hacer cualquier cosa. El blackberry era una cadena de
se le ponía a los esclavos ante de ser la primera marca furor
de celulares, era la marca directa de la esclavitud. Entonces
¿de qué libertad hablamos?

Martín: En la historia de las adicciones siempre se tardó un


tiempo largo en percibir sus consecuencias. Ejemplos hay por
doquier: la cocaína, Freud antes de conocer su poder destruc-
tivo, escribió loas acerca de esa sustancia. Con los barbitúricos
pasó algo similar. Causan adicción, se tarda un tiempo largo en
poder decirlo con todas las letras. Con los celulares, recién hace
poco tiempo se está alertando a la población que el uso exage-
rado, no responsable causa diferentes trastornos. La gente no
soporta escuchar el sonido del celular y no contestar en el menor
el tiempo posible, siente estar perdiéndose algo importante y
en general lo que no se pierden es la tremenda ansiedad que
despiertan. Nos sacan fotos todo el tiempo recordándonos lo que
estamos haciendo y cada unos años nos las mandan para que no
nos olvidemos de nosotros y de ellos, de nuestros amigos y de
sus aniversarios, ¿qué haría si no me avisaran cuando mis amigos
cumplen años? Una amiga me contó que diez años después del
fallecimiento del padre, todavía le aparece el recordatorio de su
fecha de cumpleaños. Y que ella año a año escribe en su perfil
de facebook un poema recordándolo.

Rudy: No creo que el tema pase solamente por la adic-


ción sino por el control. Al poder no le importa la adicción,
todo lo contrario, una sociedad adicta es una sociedad muy

14
¿Qué decir de nosotros en estas épocas?

fácil de controlar y si encima tienen la manera de saber qué


estás haciendo, qué te gusta, entonces además de meterse
en tu intimidad se meten en lo que pueden venderte. Y es un
control que comienza culpabilizando al sujeto de no haber
estado atento para responder, de haberse dormido. Y por
otro lado, los celulares nos mecen, nos arrullan, nos encie-
rran en nuestra alucinación autista, y ahí está la felicidad.
Si pensamos que la felicidad está más en lo cooperativo,
te ayudo donde no podés y me ayudás dónde yo no puedo
entonces, pienso, que no estamos yendo para ese lado.

Dibujo: Vanina Muraro

15
Homo Selfie


Del Homo fotográfico al Homo selfie

Una muchacha dulce entró en mi alcoba


Con su meme y sus arrobas
Con su wasap y su blog
Y mientras el deseo me derrite
Ella manda quince twiters
Y me postea un “me voy”
Yo que quería ser su enamorado
Soy correo no deseado,
De su corazón
Y ahora que del dolor me desvelo
Con la selfie me consuelo
   Rudy, “Latido”

La foto del siglo XX marcó a quienes estuvieron allí, algo


desearon apretando el botón y lo dejaron estampado. Mostraban
quienes estaban tanto como los que ya no. Ése era el rollo. Lo
más lindo que te había pasado pero... ya no está el abuelo, un tío
fallecido por una enfermedad, un primo que tuvo una muerte
trágica, un marido separado, vuelto a casar y a participar en el
álbum de otra familia. Esas fotos diferenciaban las presencias de
las ausencias. Eran los acontecimientos que marcaban la vida en
un antes y un después, alguien sacaba esas fotos que eran parte
de una historia revelada en papel de un sujeto en un contexto
dentro del álbum de una genealogía.

T
Hoy la foto es celular, viral, una infección que hizo perecer
al viejo Homo fotográfico, ¿alguien pensó que con una cámara
pegada a la mano y las posibilidades de subirlas a miles de

16
Del Homo fotográfico al Homo selfie

redes en tiempo real podría alterarse tanto las coordenadas


conocidas? El acontecimiento actual está entramado con la
instantánea que le sigue, hoy el instante es fotogénico. ¡Mirá
para donde está la cámara! Lo único que desconcierta es hacia
cuál de todas tenemos que mirar. Siempre habrá una foto
hurgando el instante. Lleguemos a la meta o no, estemos a la
altura o no, alguien congelará ese momento en una imagen y
ya está en la red. Algunos alegarán que no la vieron venir, que
fueron sorprendidos pero la mayoría se quejará de no haber
salido bien en esa foto.

T
El arquitecto de armas de Hitler, Albert Speer sostuvo que
la segunda guerra mundial era inevitable porque se contaba con
las posibilidades técnicas de llevarla a cabo: si está la tecnología
entonces está el botón, la guerra. ¿Quién no inmortalizaría el
momento cuando la bomba cae y destroza miles de cuerpos en
un instante único? La pasión por la foto nos acompaña desde
hace muchas décadas. Con lo digital ocurrió algo semejante que
con la foto analógica pero la cámara del celular y el tiempo real
fueron la bomba atómica. La ametralladora semi-automática que
sacaba miles de fotos por minuto, económicas, que circulaban
por todas las clases sociales, por todas las redes. Y lo más diver-
tido: el botón de la bomba lo tenemos nosotros, tan a mano. Si
antes se necesitaba un fotógrafo para sacarse una foto, ahora la
foto la sacás vos mismo. El Homo selfie*: la gran culminación
del Homo sapiens.

T
* N. de A.: El concepto Homo selfie discute con la expresión cultura Kodak
(2010) sostenida por Richard Charlfen y con cultura Flickr (2012) soste-
nida por Edgar Gomez Cruz.

17
Homo Selfie

¿Quién me sacó esa foto? ¡Qué poder tenía el fotógrafo! Podía


volverte lindo o feo, tenía tu aspecto en sus manos pero no...
¡esta foto me la saqué yo! Nos hemos convertido en personas sin
escrúpulos entrometidos en nuestra propia vida. Ya no podemos
vivir sin estar en la red. Somos fisgones de lo propio y de lo ajeno
y encima, cuando sacamos una foto y la subimos, el algoritmo
reconoce los rostros a tu alrededor y los etiqueta. El Homo selfie
es el homo entrometido, cuenta una historia sin que lo quieras
ni tengas posibilidad de tomar control sobre tu imagen ni tu
identidad. Cuenta una historia que tiene tu nombre pero difí-
cilmente sea tuya.

T
La masificación de la selfie ha producido un increíble
cambio en la fotografía y en el mundo. Esta nueva palabra
que no merece explicación, nació hace muy poco, en el
2014, y ya alumbró miles de millones de autorretratos por el
mundo. Tiene sus particularidades que no muchos han estu-
diado hasta la fecha pero que, la mayoría, conocemos. De la
psicología se debería esperar un intento de conceptualización
pues ha cambiado la vigencia de muchas de sus teorías que la
sostuvieron a lo largo del siglo XX. Por ejemplo, la teoría de
la percepción. La Gestalt sostenía la diferencia entre figura y
fondo como un organizador de la subjetividad pero en la selfie
se confunden, se desenfocan. ¿Qué es figura y qué es fondo?
La Gestald discernía entre subjetividad y contexto, sostenía
que si vemos el árbol perdemos de vista al bosque y al revés.
Hoy debe replantearse. ¿Quién es uno en la selfie?: ¿el árbol
o el bosque? La figura y el fondo son indiscernibles, pierden
y ganan sentido en un “simplemente estuve ahí”! ¡Quién está
dentro de la foto y quién la saca son la misma persona! Esta
nueva topología replantea la relación entre figura y fondo,
realzando la importancia del testimonio. El Homo selfie testi-

18
Del Homo fotográfico al Homo selfie

monia, no organiza la subjetividad, reconfigura, aún sin


saberlo, las disciplinas psicológicas del siglo XXI.

T
Quién saca la selfie, está en primer plano, casi en el límite
mismo del encuadre de la cámara. No sabemos si es el personaje
principal aunque su cara desfigurada por la cercanía demuestra
la vigencia del surrealismo. Su figura es encuadre, muestra por
sus costados, por los intersticio que perforan su imagen. Como
sostuvo Mitchell (1998) y Lister (1995) no producen sólo lo
que solíamos llamar fotografías sino que producen imágenes.
Los que ven esa foto la pueden maximizar, buscar detalles en la
cara, lo qué está a su alrededor, quiénes son sus participantes, el
lugar dónde se sacó, dónde se subió; tanta información agranda
los pixeles de nuevas posibilidades y dificultades.

T
Ya están los que saben cómo se saca una buena selfie. Si lo
intentás alguno te amonesta diciéndote que hay que sacarla
de arriba para que no salga mal, con aquel fondo o de una
manera donde la luz venga del lado derecho del encuadre que
quremos enfocar. Pronto comenzarán cursos de selfies de dos
meses de duración y quizás, dentro de poco, la carrera de foto-
grafía con orientación en selfie, que es lo mismo que estudiar
cómo ser el paparazzi de tu propia vida, ¡tenga el recuerdo de
todo lo que ha vivido subido a la nube para verlo cuando ya no
esté en la tierra! Diferentes selfies para diferentes aplicaciones.
Te reconozco aún antes de conocerte, comentan la selfie antes
de saber cómo es el sonido de tu voz, el color de tu piel, la luz
que irradia tu persona.

T
19
Homo Selfie

El palo de selfie es una muestra de cortesía para que nuestra


cara no tenga la exorbitante dimensión de la intimidad cuando
lo que importa es el lugar, el momento en que estamos y el
lugar donde la mostraremos. No hay que olvidarse para dónde
la estamos realizando, no es lo mismo una red que otra, la foto
ya tiene destinatario aún antes de haberse llevado a cabo. Sola-
mente necesitamos la presencia de un evento, la gente reunida
y una red donde darla a ver.

T
La teoría del narcisismo y del autoerotismo del Homo selfie
merece ser estudiadas por distintas disciplinas del siglo XXI. El
palo del selfie es un instrumento de alargamiento peneano unisex
que demuestra que el narcisismo puede alejarse y acercarse a
la masturbación. Ya no hay que tomar el aparato con nuestras
propias manos ni mostrar nuestra cara un poco grotesca más
cerca de la cámara encuadrando la foto pero sí debemos mostrar
nuestro deseo no sólo de pertenecer a ese rebaño sino de ser el
que reúna a las ovejas para la foto de nuestro álbum narcisístico.

T
Ahora podemos sacar cuántas fotos querramos, basta de
tantos problemas que nos hacíamos acerca de cuántas saldrían
bien de las treinta y seis que, por lo general, tenía un rollo.
Ya podemos sacar varias del mismo asunto para ver cuál sale
mejor. Ya no más rollo con el tema. Es un arma que dispara,
semi automática y después elegimos la que más nos gusta para
pasarla por los filtros. Una sociedad que ya no debería hacerse
tantos problemas acerca de cómo salió, está compungida por
no aparecer cómo es.

T
20
Del Homo fotográfico al Homo selfie

Pareciera que es barato pero debemos cambiar el celular cada


tantos años. Las cámaras se vuelven cada vez más potentes y cada
vez traen más aplicaciones de filtros que pueden cambiar no
solamente el paso del tiempo en tu cara sino el curso de lo que
pasó. El Homo selfie es un homo performático, no le importa
retratar la realidad sino crearla. Hoy lo podemos hacer, y punto.
Con un filtro nos sacan las arrugas, con otro nos convierten en
zombis, nos ponen textos como si fuéramos personajes de histo-
rietas, nos cambian hasta la edad, hacen de nosotros maniquíes
de la realidad.

T
Al mismo tiempo que damos testimonio, mostramos nuestra
ansiedad, ese momento ya se ha ido. El ser testigo de la cosa es
la angustia de que ese instante ya pasó. Por eso el torrente de
imágenes nunca cesa pues si no, nos caería la inmanejable melan-
colía, una leve y panicosa depresión ya medicada desde hace
años. No hay que preguntarse por el sentido. Cuando veamos
esa foto, la otra y la otra, ya no estaremos ahí, ya no se puede
repetir los que estuvieran, no se pueden reunir nuevamente, esas
imágenes son el testimonio de lo que fue y punto. Ese instante
que no volverá, en última instancia y sin ser dramáticos, esa
mirada que marca nuestra mortalidad.

21
Homo Selfie


Latido

Quisiera confesar que estoy viviendo


En un tiempo tan tremendo
Que no sé ni donde estoy
La gente no se mueve por las calles
No hay corso en los carnavales
Todo es un clik, todo es hoy
Recuerdo que existía en las esquinas
El café donde una mina
que pasaba, me miró
La gente tenía carne, tenía huesos
Daba abrazos, daba besos
Y hasta hacían el amor

Ahora no salís más de levante


La encontrás en un instante
Si mirás tu ordenador
Podés en el transcurso de un minuto
Tener sexo, estar de luto
Y hasta ser progenitor
Tu cita puede ser un ser humano
El perfil de algún marciano
O un leopardo de Plutón
Si ves algún detalle que te asusta
Haces clik en “no me gusta”
Y ¡puf, desapareció!

22
Latido

Dónde se ha metido la pareja


La que el tango en una queja
Llora cuando se perdió
Dónde está el amor, dónde se ha ido
Lo que antes era un latido
Ahora es un emoticón

Una muchacha dulce entró en mi alcoba


Con su meme y sus arrobas
Con su wasap y su blog
Y mientras el deseo me derrite
Ella manda quince twiters
Y me postea un “me voy”
Yo que quería ser su enamorado
Soy correo no deseado,
De su corazón
Y ahora que del dolor me desvelo
Con la selfie me consuelo
Que solo estoy

23
Homo Selfie


Los bebés ya exigen celulares

El nene va a terapia,
pues tiene problemas
Confunde los perfiles
y no entiende algunos temas
Si alguien le pregunta
que se va a ser cuando sea grande
Te mira con asombro
y la memoria se le expande
Y el terapeuta dijo, a ver si te lo explico:
¡lo que hay que preguntarle es
que va a ser cuando sea chico!
  Rudy, “Infancia”

Los especialistas tienen que informar a la población que un


bebé hasta los dos años no tiene que tener celular. Es muy impor-
tante la explicación que dan: si tienen celular se dan cuenta muy
pronto de que no hay mejor juguete que ése, lo pueden usar
para tantas cosas que asusta: se escuchan voces todo el tiempo,
tiene luz y color, hasta una madre o padre aprovechan para
estar conectados, saber si su hijo/a respira o ¿qué está haciendo
ahora? Hoy para sostener que no deben usar celulares los niños
menores a dos años se utilizan, para amedrentar, razones cientí-
ficas: trae problemas en la vista, problemas de adicciones futuras,
problemas atencionales y psicológicos ya comprobados pero
sobre todo trae un primer y gran problema: estamos criando
individuos acostumbrados a la gratificación inmediata de sus
deseos con sólo deslizar sus dedos por una pantalla.

T
24
Los bebés ya exigen celulares

La explicación de los psicólogos es todavía peor, dicen que al


estar tan en contacto con las imágenes de sus celulares dejan de
entrenar las condiciones necesarias para comprender de qué se
trata las caras de los padres; cuándo están contentos, enojados,
rabiosos, preocupados, enamorados y de ahí, el comienzo de un
gran problema: se dejan de ejercitar las condiciones pragmáticas
para reconocer las caras de los que están cerca. Ésos que solemos
llamar seres queridos pasan a ser seres extraños.

T
Pero aunque las razones son tan concluyentes, nos pregun-
tamos porque la edad de “inimputabilidad” sería los dos años,
¿no debería ser doce años?, ¿no debería tener límites diarios su
utilización?, ¿cómo se puede dejar un arma tan poderosa en
manos de niños y adolescentes indefensos? Todos sabemos que
los adolescentes ya se ponen de novio por celular y charlan las
condiciones de sus primeras relaciones sexuales por video confe-
rencia. Reconocen más las caras y los gestos de sus amantes a
través de un emoticón que viéndolos frente a frente. El cara a
cara es mentiroso, en cambio, la cantidad de mensajes que van
y vienen son creíbles y, sobre todo, quitan las expresiones y la
gestualidad que ya no reconocemos de ese otro peligrosamente
cerca.

T
El celular como juguete es descubierto por los bebés aproxi-
madamente a los tres meses, miran esos objetos chatos, pulidos
que se les acercan, que les sacan fotos, los filman y, después ven
a los grandes (apenas los ven porque todavía no han desarrollado
del todo la visión), los enfocan con esos mismos bichos, mirando
o hablándoles de una manera tan ensimismada que descubren
que ahí hay una relación de amor entre ese ser humano y un

25
Homo Selfie

objeto tan chiquito y maniobrable. Luego cuando los dejan


cerca con uno de ellos, descubren que sale música y que hasta
aparecen sus películas preferidas llenas de colores y personajes
mágicos; y entonces el enamoramiento es inmediato. Ya no hay
duda: ese objeto es irremplazable, tan único como el padre, la
madre y quizás algún hermano/a y, quizás, algún abuelo/a. Pero
no muchos más, el celular es parte de la familia. El bebé se da
cuenta demasiado rápido que los llamados adultos tampoco se
despegan mucho de su juguete y demasiado rápidamente descu-
bren que no hay mucha diferencia entre bebés y adultos.

T
Si buscás en internet aparecen páginas comparando cuáles son
los mejores celulares para niños de doce años. Si los chicos de
dos años ya tienen chupete digital, una década después estamos
en medio de una enorme pelea ya perdida. Los chicos tienen
mejores celulares que sus padres y los saben usar mejor, es ahí
donde aparece la diferencia generacional que en otros momentos
de la historia aparecía en otros lados. A los doce años, los padres
saben que han perdido la batalla que nunca han planteado
porque ellos mismos ya son hijos de sus celulares.

T
Necesitan que les compres celulares, y ahí percibís que algo
está mal, que estás complicándoles las vidas a tus hijos pero que
ellos no resisten un minuto sin tener un celular porque ya no
saben qué hacer con sus manos, con sus ojos, con su curiosidad,
con sus amigos/as ni con sus padres.

T
Cada padre encontrará sus razones para darle un celular a
su hijo/a lo antes posible, ya los chicos no juegan salvo con el

26
Los bebés ya exigen celulares

celular, se acabó la necesidad de comprar costosos juguetes,


juegos de mesa y de perder tiempo con los hijos alrededor de
una mesa hablando y riendo. El niño ya tiene el celular antes
que te pongas a pensar el problema que le estás generando. Esta
nueva generación ha completado el círculo que empezó hace más
de veinte años: sus padres jóvenes también habían nacido con
muchas pantallas alrededor, es cierto que tuvieron que hacer un
poco de bulla para que sus padres le dieran el primer celular y no
quieren que sus hijos tengan sus mismos problemas, no tienen
demasiadas dificultades para encontrar razones para dárselos.

T
El celular no es más que una pantalla dentro de otras muchas
a las que la mayoría tenemos acceso. Si bien es único también
se incluye dentro de un campo más amplio como es la multi-
plicidad de pantallas. Pero ¡nada comparable con el celular! Ya
no se trata de tener puertas con cerraduras sino celulares con
claves y patrones. Ahora el celular mira adentro de tu ojo para
reconocer si sos vos su dueño. Antes el secreto aparecía mirando
por la cerradura ahora se trata de mirar por el ojo del celular.

T
Lo bueno es que ahora ya no se habla tanto de relaciones
tóxicas entre personas sino de relaciones tóxicas entre personas y
máquinas, es un alivio saber que no nos hacemos tan mal entre
nosotros sino que ahora nos hacemos mal nosotros mismos.

27
Homo Selfie


Infancia

El nene ya controla, altera y bloquea


El nene ya laikea, guglea y chatea
El nene todavía está usando pañales
Pero ya se conoce las redes sociales
El nene se alimenta tomando la teta
Y cuando duerme sueña con el celu y la tableta

El nene es un milenial, centenial, decenial


Querés hablar de sexo, el nene te enseña
Nació con modem puesto, cargador y antena
Y dentro de unos años, verá si es nene o nena
Se baja los pañales, después se los sube
Los siguen cien mil nenes, es todo un iutuber

El nene se prepara, para vivir su vida


Si pierde tiene otra, la tercera es la vencida
Algunos nenes progres, a este ritmo dicen basta
Si logran ser millones, algún día serán hashtag
Su padre es una compu, su madre una heladera
Tiene una hermana plancha y otra hermana cafetera

El nene va a terapia, pues tiene problemas


Confunde los perfiles y no entiende algunos temas
Si alguien le pregunta qué se va a ser
cuando sea grande
Te mira con asombro y la memoria se le expande
Y el terapeuta dijo, a ver si te lo explico:
¡lo que hay que preguntarle es que va a ser
cuando sea chico!

28
Selfiar: el tráfico
en tus manos Selfiar: el tráfico en tus manos


Selfiar: el tráfico en tus manos

Amor, escúchame, estoy aquí, muy a tu lado


Y tu, parece que, ni te das cuenta, de que he llegado
Mi voz, ya no da más, de repetir “te estoy amando”
Y tu, aunque aquí estes, no estás aquí, tas wasapeando
   Rudy, “Bolero desbolado”

Lo importante es selfiar. Como lo mostraron ayer dos camio-


neros que detuvieron sus vehículos en el Paseo del Bajo (unos
siete kilómetros de corredor vial que unen las zonas norte y sur
de la ciudad) para selfiar. No les importaban las consecuencias de
cortar el tránsito en la noche del lunes. Sus selfies se viralizaron,
demostrando que se trata de un cada vez más multitudinario
tráfico comunicacional. Recibieron una condena express al ser
reconocidos sus caras por un rastreador de identidades del
tribunal de faltas que tomó como pruebas esas autoincrimina-
ciones viralizadas. Durante cinco días deberán realizar trabajos
comunitarios: evitar que, otros como ellos, detengan el tráfico
para sacarse alguna selfie dónde sea y cómo sea.

T
Les pidieron explicaciones pero ninguno dijo nada, estaban
satisfechos de lo que habían hecho, muy contentos, por cierto
como se ve en esa selfie. Existen cada vez más aplicaciones y
redes sociales donde la comunicación es a través de selfies cons-
tantes y sonantes. Merecen pocas palabras, la menor cantidad
posible de ellas. Esto conlleva que sepamos muy bien cómo salir
bien en una foto pero que no sepamos hablar casi en ninguna

29
Homo Selfie

circunstancia. Nos vemos frente a una época donde todos te


miran y no hablan, individuos que les encanta su aspecto pero
no soportan su voz.

T
La selfie es un comunicado, fugaz y autosuficiente, la tenés
que ver ahora porque después ya es historia, desaparece. No es
para verla dos veces, ese instante no es memoria, no quedará
en ningún lado salvo en una mirada donde somos vouyeristas
de la vida, los paparazzis de nuestra historia. El selfiador/a es
compulsivo, los camioneros no explicarán por qué lo hicieron,
son seriales como los asesinos, sacan y suben fotos en todas las
ocasiones imaginables. Lo importante es “selfiar”, demostrarle a
la vida, en cualquier ocasión, que uno ha vivido. Ellos seguirán
contentos, a pesar de la condena y de la breve fama, cuando se les
pida la retrospectiva de sus vidas, mostrarán que estuvieron ahí.

T
Muchos nos preguntamos si la selfie es la estética del primer
plano. Debatimos con el filósofo Chul Han* cuando sostiene
que: “El rostro da la impresión de haber quedado atrapado en sí
mismo, volviéndose autorreferencial”. Los camioneros, muestran
sus caras, cerca de sus camiones, deteniendo el tránsito, inmor-
talizando ese instante. No se trata de algo autorreferencial, la
selfie no va tan lejos, sólo testimonia que alguien ha estado ahí,
en el límite de lo decible. Deberían ser utilizadas las mínimas
palabras: solamente un “yo ahí”. El colmo de lo inexpresivo, se
nota alegría en esas caras pero no pueden expresar menos. El
yo pobre en expresiones. La selfie es un testimonio, un estuve
ahí, un haber patinado en ese suelo pulido, no le da hondura
sino muestra la fachada de un cuerpo convertido en dato. Ellos

* Chul Han, Byung: La salvación de lo bello (2015), Editorial Herder, Barcelona.

30
Selfiar: el tráfico en tus manos

mostrando sus camiones deteniendo el tránsito en una auto-


pista. No están protestando por el empobrecimiento de nuestra
ciudad de Buenos Aires en la que todavía ellos tienen laburo
aunque muchos de sus compañeros no. Ellos estuvieron allí, en
el límite de lo decible, “yo ahí camión”. Sacan la selfie y mues-
tran que sobran las palabras, esa imagen marca por un lado lo
inexpresivo y lo transgresivo, y se viraliza. Deteniendo el trán-
sito vehicular demuestran que el tránsito que no se detiene está
en la nube, no en la tierra.

T
Son gestos dirigidos a un corredor que tiene un enorme
tráfico, aceleración de impulsos, de acá para allá, que aparecen
y desaparecen, que año a año se va ensanchando, cada vez
más masivo. Quién recibe también manda, no hay ni emisor
ni receptor, lo que importa es el medio, la presencia misma
en el cyber-corredor, donde nos miran al mismo tiempo que
miramos. Quien es más mirado levanta el vuelo del erotismo
y otro responde con un “ahhhhhhhhh” y se viraliza. Las selfies
tienen la pretensión de querer ser miradas, le mandan a otro/a
identificable u anónimo una imagen para despertar su interés.
Amar a puro selfie es ya más que una moda, es una manera de
gozar. Un amor a resguardo de las experiencias desagradables
que cada uno podría tener con el cuerpo del otro, sus células
adiposas, sus glándulas salivales sin enjuague bucal, la sonoridad
de sus flatulencias llenas de metano y ácidos de su última ensalada
con aceto balsámico. Pero no se trata solamente de una opera-
ción de supresión del cuerpo sino de una época marcada por
un erotismo que te lleva a convertir a tu cuerpo y a tu imagen
en un avatar que descubre su propia intimidad.

31
Homo Selfie

El Homo selfie tiene porte adolescente, no importa su edad


en el documento de identidad, es protagonizado por avatars
ubicados en la etapa que va de los 13 a los 30, siempre con
problemáticas adolescentes. Hasta comienzos del siglo XX,
del tiempo de la niñez se pasaba directamente a la adultez, a
comienzos del siglo XXI, el tiempo adolescente se extiende cada
vez más hasta llegar el momento que se retira (nadie hipotetiza
con exactitud cuándo ocurre). Muchos autores han marcado la
elasticidad del tiempo adolescente actual pero no la manera en
que llega a su término.

T
A nuestro avatar lo elegimos de una carpeta de selfies, tiene
actitudes adolescentes, no es tanto la edad que representa sino
las controversias con las pérdidas propias del paso del tiempo.
Lenta e inexorable, el avatar comienza a tomar recaudos para
que no se note algo importante que debería reflejar. Se comienza
a notar el desacople entre esa avatar (en general una selfie que
nos identifica) y nuestro self (sí mismo). El avatar comienza
a funcionar por su cuenta, condescendiente, preocupado por
nuestro problema con el tiempo, compensa esa diferencia,
maquilla el tiempo, lo niega arrojándose a una postura adoles-
cente. Mientras en la vida todo ocurre todo cada vez más veloz,
nuestro avatar se obstina, queda detenido muchos años en el
mismo corredor de la autopista del tiempo.

T
La selfie necesita, como todo en esta vida, del amor de
otro, aspira a pensar que existe Otro, al estar condenados a ser
humanos, esa poesía exigua necesita alguna interjección pare-
cida a palabras y el otro responde con emoticones, la intromisión
de un nuevo lenguaje también en el límite mismo de su defi-

32
Selfiar: el tráfico en tus manos

nición. Esos emoticones funcionan como si fueran carteles de


autopista. Tienen ese nivel de acuerdo rápido, a pleno vistazo,
con un código totalitario. Pero si el acuerdo es manifiesto, lo que
oculta es un tipo de violencia que genera. Pocos han hablado
de este tema pero muchos lo hemos sentido. Desde ese mons-
truo selfiador serial que siempre está queriendo sacar una selfie
sea el momento que sea y tiraniza el momento obligándote a
desandar el camino para agruparte y sonreír para el flash foto-
gráfico que, como látigo, siempre tiene preparado en su mano.
Esos camioneros que detienen todo el tráfico por su capricho y
su ocurrencia de que ése era un buen momento para una selfie.
Y ¿qué importancia tiene el deseo de los que vienen detrás?

T
La selfie puede ser una foto pero también un video, la selfie
audiovisual. Puede subirse en vivo y en directo y entonces se
puede mostrar como un ventiañero entra a una mezquita en
Nueva Zelanda vestido de militar filmando en vivo la masacre
que realiza en directo. Y los que miran “inocentes” no pueden
distinguir si es un juego de Play o la cruda realidad de asesinatos
reales. Es tan evidente la similitud entre la realidad y la ficción
que resulta escandalosa para las cyber-corporaciones que corren
a suprimirlas. No quieren que se sepa que sus jueguitos de la
Play son indistinguibles de la realidad. ¡Lo han logrado! Pero
es inmoral, al viralizarse debe ser suprimida por atentar contra
los derechos humanos de cuarta generación, los que sostienen
el derecho de acceso a la sociedad de la información en condi-
ciones de igualdad y no discriminación.

T
Las selfies han sobrepasado a la realidad, no la retratan sino
que la “recreen”, son performáticas. Es tanto su poder de fuego

33
Homo Selfie

y tanto ha producido en la realidad que hoy en día es difícil


imaginar cómo se llevaban a cabo las guerras tipo siglo XXI.
Es difícil imaginar a jóvenes de veinteaños yendo a una guerra
abierta, ¿se los imaginan filmando mientras disparan o con
chat en vivo mientras agonizan, o selfiando mientras que en sus
cráneos se derriten sus sesos por una bala con video incluida?
Ahora se trata de la violencia en la sociedad tecno(teen)lógica.
De un tipo de violencia eléctrica, positiva (Chul Han, 2011)*,
superficial, caprichosa, performática y, como veremos, ruin.

T
Para selfiar es necesario tener algo entre manos. Y lo que se
tiene entre manos es nada más y nada menos que al celular. El
otro día apareció los resultados de una investigación que sostenía
que los adolescentes tienen un promedio de doce horas por día
al celular en sus manos. Si sumamos las otras doce horas que
duermen, la conclusión es sencilla: duermen y tienen el celular
en sus manos, eso es todo lo que hacen. (Algunos agregarían que
duermen con el celular encendido pero pocos logran mantenerlos
en sus manos mientras duermen). Nadie dudaría que es mucho
mejor, más “positivo” que estar en la guerra y para los padres, al
menos una seguridad, la de no preguntarse: ¿dónde estás o qué
hacés todo el día? Ya lo sabemos, un reproche menos para la
humanidad gracias a los adelantos tecno(teen)lógicos tan adic-
tivos, atractivos, homogeneizadores y, sobre todo, manipulables.

T
Un adolescente mira su celular más de seiscientas veces por
día. Hagan el intento de mirar el celular seiscientas veces y ¿qué
pasa si lo hacen durante una semana? ¿Y si lo hacen por un año?

* Chul Han, Byung: La topología de la violencia (2011), Editorial Herder (2016)


Barcelona.

34
Selfiar: el tráfico en tus manos

Conclusión: estamos preocupados por el futuro: ¿qué será de


sus cuellos?, ¿de sus ojos?, ¿de las lumbares? Ya está la respuesta:
además de perder vista rápidamente, la teoría de la evolución
sigue vigente, se trata del nacimiento de un extraño cuerno, una
especie de sobrehueso (descubierto por David Shahar, Universiad
de Costa del Sol, Australia) justo encima del cuello necesario para
mantener la cabeza inclinada hacia abajo donde descansa el celular.

T
Se escucha decir que por muchas razones los adolescentes
hacen menos el amor que en otras épocas. Ianire Estebanez*
sostiene que “la prueba de amor de los adolescentes ya no es el
sexo sino la clave de facebook”. Se trata de una época bastante
menos preocupada por “ponerla”, este término traerá aparejado
debates de género, algunos dirán que es machista, patriarcal,
heteronormativa pero hoy en día es transgénero, hoy la ponen
hombres, mujeres, trans, lesbianas, homosexuales pero sobre
todo la ponen poco porque es difícil ponerla teniendo el celular
en una de las manos, difícil bajarse los pantalones, desabrochar
un corpiño, meter una mano. Hoy el término que se usa es:
¿Le das? y no hay diferencia entre géneros, ¿te da para dejar un
ratito el celular y abalanzarte encima o atrás o adelante o dónde
sea pero sin el celular?

T
Estos resultados científicos: “Dónde tienen sus manos los
adolescentes” ya no sorprenden sino por la magnitud. Pero no
tiene nada de malo ni de raro, lo que tienen en sus manos es algo
importante: los levanta a la mañana, les pone música durante

* Estebañez, Ianire, Nota publicada en el Diario Vasco, el día 22 de junio del


2017 https://www.diariovasco.com/gipuzkoa/201606/22/ianire-estebanez-
psicologa-prueba-20160622003705-v.html.

35
Homo Selfie

todo el día, los mantiene en contacto con su amigos, les dice


qué camino es el mejor para llegar a tal lado, les saca fotos, les
da diversión y series para ver, ¿quién podría hacer otra cosa que
tener en sus manos semejante “interfaz”* (Gomez Cruz, Edgar,
2012) de vida? Y para liberar sus manos los científicos ya tienen
la solución: un implante en la oreja que nos dará íntimas instruc-
ciones y respuestas diligentes a nuestros pedidos.

T
Algunos llaman a estas épocas: era Virtual, era Instagram, era
Tinder. Ya tiene fecha de nacimiento: 2001, cuando la primera
red permitió que un celular tuviera acceso a internet a través de
datos, localizaciones en presente que, por supuesto, significaba
en presencia del celular. Una época que sabe poco acerca de qué
esperan los adolescentes del mundo (y de sus destinos) pero lo
que sí sabemos es dónde están sus celulares. Estos comienzos
míticos, se fueron preparando ya con las redes sociales y la cons-
trucción de la identidad virtual que no descansa aun cuando
nosotros no estemos presentes en la red. Un tercer hito insos-
layable fue la entronización a nivel planetario del buscador de
los buscadores, el dios omnipresente y directriz de toda visibi-
lización en la red. La verdad está en gugl, la nueva manera de
deletrear Dios. Millones de libros y de sabiduría “en presencia”
tirados a lo anticuado en reverencia a este dios on line, sabe-
lotodo, metido e íntimo, sumamente dúctil para el marketing
religioso de la sociedad capitalista.

* Gomez Cruz, Edgar: De la cultura Kodak a la imagen en red. Una etnografía


sobre fotografía digital, Editorial. UOC, primera edición junio 2012, Barce-
lona.

36
Selfiar: el tráfico en tus manos

Hablando de amor, muchos autores se preguntan si lo


virtual no dificultaría el encuentro con el otro sexo, “los posi-
bles sufrimientos que la experiencia amorosa pudiera ocasionar”
(Florencia Fernández, 2019)*. Pero antes de incursionar en la
posibilidad del amor que implica alguna mínima porción de
entrega de una parte erotizada de uno al abismal campo del otro,
debemos hablar de autoerotismo y narcisismo. Podríamos irles a
preguntar pero ¿no deberíamos interpelar primero a sus celulares?
Ellos son el panóptico de Bentham siglo XXI, al tener dos ojos,
uno adelante y otro atrás, eso les da un ángulo de visión privi-
legiado, podrían darnos la información que necesitamos: dónde
están, qué hacen de sus sexos, todas las infidencias del amor.
La doble visión, el pescuezo quebrado de un búho que todo lo
observa, confieren a los celulares esa doble visión: miran para
afuera y, al mismo tiempo, miran tu cara y la llenan de “besos
selfies”. El erotismo del instante que, de tan fugaz, se vuelve
eterno, la prevalencia de la imagen que se toca y desaparece
como si fuera un olor. Es para verla en este presente continuo,
no hay palabras que puedan rozar lo que ya no está.

* Fernandez Florencia; “ El amor de antes, el amor de ahora” publicado en


Página/12 el día 17 de enero del 2019, ver en: https://www.pagina12.com.
ar/168916-el-amor-de-antes-el-amor-de-ahora.

37
Homo Selfie


Bolero desbolado

Amor, escúchame, estoy aquí, muy a tu lado


Y tu, parece que, ni te das cuenta, de que he llegado
Mi voz, ya no da más, de repetir “te estoy amando”
Y tu, aunque aquí estés, no estás aquí, tas wasapeando

No sé como lograr que se unan nuestros corazones


Quizás, fuera mejor, si te enviase, emoticones
Yo quiero declararte, mi pasión, en este acto
Y tu, me registrás, como si fuese… solo un contacto

Mi vida, corazón, amada mía, tu me angustias


Yo grito que te amo, y tu digitas un “me gusta”
Te invito a que en mi vida, seas la protagonista
Y vos, me respondés, “tal vez asista”

Estoy, sentado acá, pero tu Estoy, sentada acá, con mi


estás, hablando sola esperanza, toda rota
Ya no, me percibis, Ya no me percibís,
no me mirás, no me das bola mi corazón ¡dame pelota!

Te pido por favor, que pongas fin, a mis desvelos


Amor, mi dulce amor ¡apagá el celu!

Amor, de mis amores, Amor, mi corazón, por vos


corazón, mi dulce niña mi alma, se derrite
No puedo continuar, porque No puedo continuar, nuestra
con vos, no tengo línea pasión solo por twitter

Me iré, a consolar mi desazón en sitios viles


O bien, conoceré, otros perfiles

38
Las radiaciones del tiempo
continuo Las radiaciones del tiempo continuo


Las radiaciones del tiempo continuo

No hubo hola, no hubo adiós


¿hubo sexo? No hubo amor
Ni siquiera me miró
Todo es tan rápido hoy
Creo que era una mujer
Pero vaya uno a saber
Pudo ser un alfiler
O una taza de café
  Rudy, "Rap-pidito"

¿Qué me está pasando? Pongo los dedos en el enchufe y no


siento la instantánea expulsión o el pegoteo mortal de la piel
chamuscándose. No tengo luz y, en poco tiempo, me quedaré
sin batería en el celular. Es peor un corte de luz prolongado que
quedarse sin agua potable en una balsa en el medio del océano.
Que el agua sea un bien esencial y necesario no es una novedad
pero que la electricidad lo sea sí lo es. Existe hace más de dos
siglos pero su dependencia no cesa de aumentar, pocos pueden
imaginarse la vida sin ella. Los seres humanos unidos en una
dependencia extrema, la electricidad es la manera cómo perci-
bimos el tiempo y el espacio en nuestra “modernidad eléctrica”
que comenzó con Franklin en 1752.

T
Franklin fue el primero que percibió que la electricidad recon-
figuraría la percepción del tiempo y del espacio y que, semejante
choque, sólo podría analogarse con el manejo del fuego en la
Antigüedad. Marshal McLuhan, uno de los visionarios en la

39
Homo Selfie

década del 60, de la distopia de la “aldea global” producto de


los medios cyber-electrónicos, ya sostenía que “la velocidad de la
electricidad tiende a abolir el tiempo y el espacio en la conciencia
humana”*. Primero la abolición del espacio y por consiguiente
el tiempo queda suspendido en un instante que no sabemos si
llamarlo presente aunque su presencia es continua.

T
No es como sostuvo Bauman cuando hablaba de la moder-
nidad, no se trata de la liquidez, de la consistencia del agua que
se escurre entre los dedos, de amor líquido, se trata de que mis
dedos y mi subjetividad estén pegados a la red eléctrica, se trata
de la “modernidad eléctrica-cyber-virtual dependiente”.

T
¿Qué pasaría si se demostrara que las radiaciones de los celulares
y las antenas que se despliegan por toda la ciudad son perjudiciales
para la salud? Se vendría abajo la mayor dependencia que el ser
humano ha creado. Y si tuviéramos que apagarlos para siempre,
sería el mayor trastorno de abstinencia mundial jamás visto. Apoca-
líptico. Cualquier cosa podría pasar menos enterarnos que nuestro
gadget tecnológico, nuestro centro de operaciones, la hegemonía de
nuestra identidad virtual, donde se encierran todos nuestros secretos,
todos nuestros amigos, todas nuestras fotos nos perjudica la salud.

T
Se aducirá que todo gran invento del ser humano ha tenido
consecuencias positivas y negativas, como todo remedio que salva
vidas también tiene contraindicaciones, las vacunas inoculan la
inmunidad con pequeñas dosis de veneno. Lo que no podemos

* Marshal McLuhan: La aldea global, Editorial Gedisa, Barcelona, 1990.

40
Las radiaciones del tiempo continuo

dudar por lo evidente es el aumento de enfermedades psicosomá-


ticas como las oncológicas, el aumento de los llamados trastornos
generalizados del desarrollo y de las compulsiones ligadas a dife-
rentes tipos de adicciones. Estas aparentes diferentes patologías
están produciendo un tsunami en los sistemas de salud arrojando
a muchos enfermos a tratamiento paliativos, quirúrgicos, terapéu-
ticos, a la desesperación misma.

T
El debate causa escalofrío porque sostener que las radiaciones
de nuestros queridos celulares pueden ser perjudiciales para nuestra
salud nos produce un sentimiento de enorme fragilidad. Eso fue
lo que sentimos con la investigación que está llevando adelante la
Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos (FCC)
a partir de una demanda colectiva contra empresas colosoles de
celulares como Samsung y Apple, luego de que un estudio revelara
que algunos modelos de sus teléfonos presentan niveles de radia-
ciones, de radiofrecuencia superiores a lo permitido que pueden
resultar perjudiciales para la salud. Citando numerosas publica-
ciones científicas recientes, un grupo de abogados advirtió a la
Justicia estadounidense que los usuarios de estos celulares “se están
exponiendo a sufrir aumento del riesgo de cáncer, daño genético,
cambios estructurales y funcionales del sistema reproductivo, déficit
de aprendizaje y memoria, trastornos neurológicos e impactos nega-
tivos en el bienestar general en humanos”*.

T
La sociedad occidental ha contado, cada vez en mayor grado,
de medios tecnológicos más sofisticados para lo cual necesita más
energía por habitante. Siempre cada vez más. Levis Strauss en su

* Nota aparecida en el diario Página/12, el día 26 de agosto del 2019 y en internet


en https://www.pagina12.com.ar/214562-cuales-son-los-iphones-y-celulares-
samsung-denunciados-por-r.

41
Homo Selfie

libro “Antropología estructural”* (1971) ya resaltaba este hecho.


“Unas a otras las culturas reconocen la superioridad de la civiliza-
ción occidental. ¿No vemos al mundo entero tomar su forma de
vida? En los centros internacionales no se critica que se occiden-
talicen sino que no les den suficientemente aprisa los medios de
occidentalizarse. Esta adhesión está lejos de ser espontánea sino por
una ausencia de opciones. La base de esta sociedad es su expan-
sión colonialista basada en la mayor energía de la que dispone la
que le permite imponer el consentimiento”. La sociedad occidental
ha acrecentado la energía por habitante en forma exponencial,
progresiva y constante desde hace más de dos siglos sostenida en
una utilización desigual e injusta de esa distribución de la energía.

T
Energía y materia: dos puntos cardinales de la vida. La energía
es la cultura. La electricidad implica un saber hacer, una tecno-
logía de poder, un choque (cultural) siempre como horizonte.
Se trata de cómo manejar los hilos, los conductores de la elec-
tricidad, siempre los dos polos, uno positivo y uno negativo, así
funcionan hasta los átomos. Y como medida de seguridad para
no terminar pegado a la red eléctrica, un tercer elemento, el cable
a tierra. Protón, electrón, neutrón. El filósofo Chul Han sostiene
que estamos viviendo las consecuencias de un tiempo donde el
polo negativo se ha neutralizado, por tanto se trata de una electri-
cidad positiva y continua. Nada más peligroso que la electricidad
continua, eso lo sabe cualquier electricista. Cuando te pegás no
hay quien te suelte. Por esto hoy se cuestiona los niveles excesivos
de dependencia que causan los celulares que nos dejan pegados.

T
* Lévi-Strauss, C.: Antropología estructural, capítulo XVII: "Raza e historia",
Ediciones Siglo Veintiuno, Barcelona.

42
Las radiaciones del tiempo continuo

Chul Han* destaca el lugar de las pantallas y de los celulares


inteligentes en esta transformación, ubicando una caracte-
rística fundamental de la cyber-electriciddad: lo pulido que
tiene como resultado la neutralización del polo negativo del
Homo selfie. Y extrae interesantes conclusiones: 1- La continua,
exhaustiva visibilidad del objeto destruye la mirada. Lo único
que mantiene despierta la mirada es la alternancia rítmica de
presencia y ausencia, de encubrimiento y develamiento, de nega-
tivo y positivo. La energía debería ser alterna y no continua. 2- Al
no tener negatividad, anestesia tanto lo bello como lo repul-
sivo. “Lo pulido se amolda al observador, le sonsaca un «me
gusta». Lo único que quiere es agradar, y no derrumbar”. Hoy,
lo bello mismo resulta satinado cuando se le quita toda forma
de conmoción y vulneración. La estetización demuestra ser una
«anestetización». Seda la percepción.

T
3- Pule el erotismo hasta volverlo higiénico. La esencia de la
sexualidad es exceso y transgresión. La depilación, por ejemplo,
deja el cuerpo pulido. Encarna el actual imperativo de higiene
erótica. Según Bataille, la esencia del erotismo es el ensucia-
miento. En consecuencia, el imperativo higiénico de lo pulido
sería el final del erotismo. Se plantea una “evolución” en el Homo
sefie: Los datos y las informaciones se entregan a una visibilidad
total, lo hacen todo visible. Los datos no tienen intimidad, ni
reversos, ni doble fondo. El tiempo del dataísmo está introdu-
ciendo una segunda ilustración, las múltiples transacciones en el
flujo continuo, pulido, “positivo” de informaciones y datos, que se
realiza sin autonomía, decisión ni dramaturgia del sujeto humano.

T
* Chul Han, Byung: La topología de la violencia (2011), Editorial Herder (2016)
Barcelona.

43
Homo Selfie

Cuando el celular se conectó a la red en tiempo real dejó de ser


un celular para ser otra cosa. Produjo un choque tal que algunos
todavía no se recuperan. Cambió el mundo. No es difícil demos-
trarlo. Ya se han confeccionado listas de trabajos que tienden
a desaparecer y los que, por ahora, se salvan del desastre pero
los cambios no solamente competen al campo del trabajo sino
sentimos sus consecuencias en el erotismo, en la mirada que nos
sostiene, en la presencia del otro.

T
El Homo selfie es un dataísta, un flujo continuo de energía
y datos donde el sujeto no tiene alternancia ni alternativas.
No produce, como sostuvo Jacques Lacan, la necesaria alter-
nancia de significantes y en los huecos entre unos y otros,
el entramado de los procesos de subjetivación. Este pegoteo
ininterrumpido, continuo que excluye la mirada nos convierte
en posibles débiles mentales, psicóticos no desencadenados,
en enfermos psicosomáticos donde el cáncer lleva la delan-
tera. Muchos psicólogos/as se preguntan acerca de cómo se
comenzó a ver tantos casos de trastornos generalizados del
desarrollo (diferentes tipos de autismos, asperger), de cómo
es posible que exista tanta gente enloquecida por diferentes
clases de adicciones, o de las causas de tanta cantidad de casos
oncológicos. Sin ser apocalípticos pues cada época tiene sus
enfermedades endémicas. Diferentes epidemias mataron, en
diferentes siglos, a una proporción enorme de la población
y esto ya no ocurre en la actualidad como demuestra Yubal
Noah Harari en su libro “Homo Deus”*.

T
* Harari Yubal, Noah: Homo Deus. Breve historia del mañana (2015). Edito-
rial Debate, España (2016).

44
Las radiaciones del tiempo continuo

Pareciera que todo el tiempo nos piden opinión pero solo


nos exigen un ratito de nuestra “inestimable” atención y tiempo.
Nos dicen que no será necesario ningún esfuerzo, ninguna inter-
pretación, ninguna hermenéutica, ninguna reflexión, sólamente
nuestra puntuación, de uno a diez, sólo marcar el casillero de
nuestra satisfacción. Nuestro tiempo, sin alternancias; nuestra
atención, vaciada de profundidad es puesta frente a la puntua-
ción que viene al lugar de la responsabilidad y la autonomía.
No nos piden un juicio estético o ético de esta época. Sólo nos
piden que pasemos los dedos por lo pulido de un pantalla en
tiempo continuo para puntuar en una escala prefijada.

T
La presencia del tiempo continuo, esconde la perdida de
lugar, sin la alternancia propia de la subjetivación, la huma-
nidad se vuelve difícil de soportar para los seres humanos, sus
creadores. Son graciosas las series tan exitosas de zombies. Está
repleto el mundo de zombies locos, atacados por hordas de
débiles mentales, de paranoicos hipocondríacos oncológicos
que atacan los establecimientos médicos. Nunca tantos locos
ni tantos débiles mentales ni tantos enfermos oncológicos han
surcado nuestro planeta. Pero no dudamos de que vivimos más
confortables siempre que tengamos electricidad y a nuestros
queridos celulares.

T
El personaje del siglo XX podía ser un monstruo o un gran
hombre, podía matar o ser el héroe de una novela aún no escrita
pero los débiles mentales, los enloquecidos, los enfermos psico-
somáticos, son los zombies del siglo XXI. El pago por nuestra
“humanidad”, no piden cerebros ni sangre humana, simple-
mente quieren corriente sin alternancia, continua, permanente.

45
Homo Selfie

No les importa quién es diferente, qué es la masa, ni la compren-


sión de su situación. Les interesa no quedarse sin electricidad,
desean no quedar desconectados, desean la mirada pulida en la
superficie espejada del celular inteligente.

T
El advenimiento de los celulares en red continua funciona
como fin de la dependencia del espacio, ya no importa dónde
pueda estar el que habla, la distinción entre “cerca” y “lejos”
queda prácticamente cancelada. El tiempo pierde su capa-
cidad de contención: la diacronía es convertida en dictadura de
la sincronía. Cuando la velocidad de movimiento a través del
espacio se convierte en cuestión inmediata, el tiempo pierde
también el hilo de la historia. Vivir en tiempo presente, en el
tiempo evanescente, en el tiempo más dificultoso y cómodo:
la espera es reducida a la instantaneidad, ya no está “detenido”
por la resistencia del espacio. “Cuando la distancia recorrida en
una unidad de tiempo pasó a depender de la tecnología, (T)
los límites heredados de la velocidad de movimiento pudieron
transgredirse” (Bauman 2005). La inmersión tecnológica, la
temporalidad del mundo, la corriente continua es la produc-
ción de un sujeto pegado y dependiente de las gargantas de los
artefactos con pantallas conectadas a la debilidad mental, a los
trastorno del desarrollo, a las enfermedades psicosomáticas.

46
Rap-pidito Rap-pidito


Rap-pidito
No hubo hola, no hubo adiós
¿Hubo sexo? No hubo amor
Ni siquiera me miró
Todo es tan rápido hoy
Creo que era una mujer
Pero vaya uno a saber
Pudo ser un alfiler
O una taza de café

Yo le pregunté “qué tal”


Y ella “por quién me tomás”
Ahí ya no hubo vuelta atrás
Eso fue atracción bestial
Pero un minuto después
O una hora, tal vez tres
Todo se puso al revés
Si te he visto, no me ves

Despues alguien me contó


Que otro alguién lo subió
A una página de amor
Y creció fuerte el rumor
Pero no la volví a ver,
No fue romance, ni affaire
Yo nunca la olvidaré
¡No puedo… no se quién es!

Estribillo´
Amor, amor irreal, amor de red social,
deseo estrafalario
Tal vez, en algún sitio estés,
viviendo sin stress,
amor imaginario

47
Homo Selfie


Me clavaste el visto:
la sociedad punteocrática

No está más el cambalache


Con el clavo sin remache
Que cantó Discepolín
Si la angustia te martilla
te enchufan una pastilla
Para que puedas dormir
Aunque te chifle la mente
Sos estadísticamente
Un sujeto re feliz
Tenés varios aparatos
Y te sobran los contactos
¡Qué más podrías pedir!

Rudy, “A seguro se lo llevaron preso”

En nuestra sociedad dependiente de múltiples pantallas, la


demanda del otro aparece de una manera novedosa, cotidiana,
rutinaria y ruinosa. Demanda ruin, una vez mandada la señal
de humo no espera la respuesta, la exige, si no “le clavaste el
visto”. ¿Alguien ha pensado en esta frase? Este “clavar” y en lo
“visto” es la demanda actual, una época de “enfermedad de la
demanda”. Si está enferma, si lo que nos piden está enfermo
¿qué respuesta sería la mejor para darle a esta escópica, marti-
llera, cruel demanda? ¿Se imaginan si, esta demanda que siempre
es de reconocimiento, no fuera satisfecha? Te clavan la vista; aún
más crueles que Edipo y más torturantes que con Jesús.

T
48
Me clavaste el visto: la sociedad punteocrática

La demanda siempre es impresionante. Los neuróticos obse-


sivos lo saben. Si agregamos a esa demanda, el desarrollo del
neoliberalismo que ha “evolucionado” hacia una desigualdad
que no tiene comparación con ningún otro momento de la
historia, dejaremos las bases asentadas para una demanda injusta.
Y si ahora la corriente es continua, en tiempo presente, el otro
ya no te mira a la cara sino a la puntuación que pusiste en la
pantalla pulida y te suplican para que les subas la nota pues de
esa puntuación depende su vida afectiva y su destino laboral. Es
la demanda actual, impresionante, injusta y ruin.

T
Vas a comprar un alfajor y puntuás cómo te atendió el kios-
kero, tomás un uber y decís algo del conductor que a su vez dice
algo de vos y así hasta lo menos pensado, tenés una relación
sexual y puntúan tu desempeño sexual y ni que hablar de cuando
das clase, los estudiantes minuto a minuto van puntuándote y
si lo que dijiste es incorrecto desde el punto de vista político,
ético, de género, de ortografía, de entonación, de grupo étnico,
de religión, de dirección postal, esperate lo peor. Se trata de
un “juego” llevado adelante con los celulares en tiempo real,
las reglas son sencillas pero despiadadas: puntuar al otro de 1 a
5, como nos parezca. Y hablando de caída, de esto se trata, de
no caer. En cualquier momento nos rajan del laburo por una
mala puntuación. La perfección es el cinco estrellas pero a eso
a nadie le importa, es lo que todos esperamos, todos nos rega-
lamos la máxima puntuación: ”hoy por mí, mañana por vos”
pero el problema es que cuando te alejás del plano “superior”
caés irremediablemente al tacho de la basura, no hay puntua-
ción de 1 a 5: es 5 o es 1.

49
Homo Selfie

El movimiento de lo preciado a lo nauseabundo, de la perfec-


ción supuesta del 5 estrellas, a la numeración que nadie quisiera
tener pues representa mucho más que ser rechazado. En la serie
Black Mirror, en el capítulo “Caída en picada”*, una protagonista
que había tenido cinco estrellas pero que ahora tenía uno, lo dice
con todas las letras: “Cuando caes, te tratan como si les hubieras
cagado su desayuno”. Tu caída la toman como algo personal, te
convertís en un ser humano que ha hecho lo peor y que merece
lo peor. El recorrido de la caída, de lo ideal a lo nauseabundo,
es de bruces, de nariz y sin manos. Ya nadie quiere saber nada
de vos, nadie te ayuda, la caída es tuya, ¡esto es el neolibera-
lismo, carajo! Las personas sólo se corren y dejan de mirar. Les
estás defecando el desayuno, lo descomunal nauseabundo, una
defecación sobre esos ricos corn flakes de todos colores y con las
mayores propiedades nutritivas.

T
La demanda de nuestra sociedad “punteocrática” o como
lo sostiene Natalia Arruguete y Natalia Zuazo** en Página/12
hablando de nuestra sociedad “uberizada”, no se trata de un
futuro próximo sino del presente. Evaluamos la atención en
trámites telefónicos y esto no sólo tiene consecuencias en la
estabilidad laboral del trabajador sino en nosotros mismos.
Nos convertimos sin saberlo en integrantes del área de recursos
humanos de una empresa, en gerentes de un tipo de produc-
tividad que invierte los términos: de necesitados de respuestas
frente a algo que no sabemos a juzgadores de la atención del

* Black Mirror; "Caída en picada" Temporada 3, episodio 1, con Joe Weight,


escrito por Schur, Jones y Brooker, dirigido por Wright, estrenada el 21 de
octubre de 2016.
** Arruguete N; Zuazo, N: La uberización del trabajo, nota aparecida en Página/12
el día 13 de abril de 2019. Ver en https://www.pagina12.com.ar/187232-uberi-
zacion-del-trabajo.

50
Me clavaste el visto: la sociedad punteocrática

otro. Tratamos de encontrar soluciones y juzgamos a quienes


les toca ayudarnos. Se nota la inversión, en esta ida y vuelta,
en algún punto no se sabe quién va y quién viene y, a su vez,
nosotros somos evaluados como buenos o malos clientes. La
demanda ruin.

T
El celular inteligente: centro de operaciones de la consti-
tución de una nueva identidad: la virtual. Así como tenemos
identidad DNI (Documento Nacional de Identidad) ligado al
número con que el estado me reconoce y a partir del cual soy
sujeto del derecho positivo, la identidad virtual está entrete-
jida de las demandas y las miradas del otro, una sociedad del
“like”, la que clava el visto bueno, somos creyentes de la apro-
bación del otro. Dios: “libérame del visto malo”. No quiero ser
un poeta maldito. Hasta Rimbaud, en su tumba, se caga los
pantalones. Hoy es más fácil cambiar nuestro nombre en el DNI
que cambiar el perfil que te convierte en un “muerto social”.
Si percibís que no concordás con tu sexo biológico, hoy podés
cambiar de género pero ¿intentaste dar de baja o cambiar alguna
noticia calumniosa en las redes que hable mal de ti? Imposible.
No hay estado para quejarse, clavado en el mundo por mucho
más días que le llevó a Jesús morir y resucitar. La identidad del
ser humano cambiará pero esa noticia quedará ahí.

T
Esta sociedad de la demanda ruin se construye a partir del
miedo a la caída, lo que nadie quiere vivir, la resaca de la no
aprobación del otro. Hay que comportarse de una manera que
al otro le resulte no solamente comprensible sino evaluable
positivamente. Tu conducta debe estar modelada por lo que se
considera cae bien (o no cae mal o que no caigas tan mal del

51
Homo Selfie

otro). Esta forma de “caer-ser”, le viene bien al neoliberalismo, a


la moda y al conservadurismo de la “distribución” de la pobreza.
En esta sociedad punteocrática se vislumbra con mayor claridad
las diferencias sociales pero ya nadie habla de las clases sociales.
Da la casualidad que los pudientes logran los mejores puntajes.
Tener más puntaje concede más privilegios económicos, labo-
rales, de popularidad, amorosos. Los pobres no van a llegar a
tener las mismas puntuaciones. Tendrán que ser emprendedores
en la dura batalla donde pocos resisten y la mayoría lucha por
no caer del todo.

T
La demanda ruin nos inhibe, enferma, nos transforma en
última instancia, en una sociedad celosa e iracunda. Es la de los
dramas pasionales, la mezquindad de que “si no sos mío no sos
de nadie”. Nunca ha sido más fácil la apertura del cerrojo mono-
gámico pero sin embargo no dejamos al otro que pueda ser feliz
y le revisamos el celular cada vez que va al baño (y hasta escu-
chamos a algunos que no lo consideran mal). A cada momento,
todos mirando el celular, el propio y no tanto pues, desde otra
perspectiva, no hay celular propio, estamos conectados a todos
los otros celulares. Y cada celular, a su vez, está conectado con
el ojo que permite mirar a los demás y a nosotros mismos. Y
miramos todo el tiempo nuestras puntuaciones. El celular nos
vuelve paranoicos, es lo íntimo y lo social al mismo tiempo,
gran aporte de la sociedad Homo selfie. Este es el juego social,
un encuentro fugaz, una sonrisa bien construida, un comen-
tario frugal y a puntuar, y ver qué puntuación te ha dado el otro.

T
Por supuesto, cada grupo se reúne alrededor de su puntua-
ción, los de cuatro están tomando algo entre ellos, los de cinco

52
Me clavaste el visto: la sociedad punteocrática

mandan videos de lo que bien que la están pasando, los de tres


están muy preocupados por cómo subir la puntuación. Preo-
cupadísimos. Pueden ser echados del trabajo, no conseguir
descuentos en negocios, no se les permitirá alquilar autos ni viajar
en primera, si siguieran bajando. Es el filonazismo más desco-
munal, bien maquillado, sin Hitler a quién maldecir. ¿Cómo
subir nuestra puntuación? Habrá asesores de puntaje, docentes
de marketing virtual que nos enseñarán cómo comportarnos
frente al otro. El asesor de puntos lo dirá claramente: “Debes
salir de tu núcleo endogámico de puntuación y debes tratar de
conseguir la puntuación de los cinco estrellas, esto te permitirá
subir”. Otra vez la sociedad nos deja encadenados a los que están
arriba ¡Pobre Fanon y la oleada decolonizadora iniciada por las
grandes luchas emancipatorias del ser humano!

T
Como en la historia de Ícaro, que intentando escapar de
su realidad, subió más de lo que tenía permitido y cayó. Una
sociedad punteocrática lleva aparejado esa caída pero, mientras
tanto, tendremos cuidado que no se manche nuestra dentadura
de dientes blancos en fila. Sacaremos foto a nuestro desayuno,
estamos contentos, no hay muchos que nos clavan el visto.
Nadie defeca en tu desayuno, aún. Ni lo hacés vos aunque te
falte comida. Es el momento más alto. Sólo Edipo ha ido tan
alto y pudo decir lo que siente cuando se baja tan rápido y tanto.
¡Oh, tragedia!

T
No seamos apocalípticos, aunque serán los trabajadores
quienes echen a los mismos trabajadores. Esta sociedad del futuro
próximo absolutamente dependiente de la puntuación del otro,
es profundamente discriminadora y te amenaza con mandarte al

53
Homo Selfie

lugar donde nadie quisiera estar. Cuando le tengamos bronca a


alguien lo hacemos bajar de puntuación (o por competencia desleal
económica). Y hasta nunca. Ser expulsado, ese temor. En inglés
existe una frase para quienes temen caer aún más: “Está tratando
de besar culos”. Para no ser expulsado hay que besar culos. En
nuestra tierra, somos más delicados, decimos: “Chupar medias”.

T
La demanda ruin no pide solamente objetos sino sueños
que, por cierto, son más difíciles de conseguir y mantener y más
fáciles de “caer”. Los sueños del “sólo hazlo”, el horizonte ideal
del programa de emprendedores. Esos ”triunfadores” llenan las
páginas de los diarios saturados de malas noticias que ya nadie
quiere leer. Importa que a uno, al menos, le haya ido bien.
Tendremos esperanzas, promociones de felicidad en un boleto de
lotería, con 0, 000009 de posibilidades pero lo que tememos real-
mente es la caída. En el programa eugenésico de la felicidad, pocos
lo consiguen y lo muestran pero la caída se teme en concreto. La
esperanza se acomodó en el fondo de la caja de Pandora y teme
que la terminen destrozando todos los caídos de este mundo.

T
La publicidad y el marketing sostienen Francois Ansermet y
Pierre Magistretti en “Los enigmas del placer”* (2011) proponen
“una infinidad de objetos que pasan casi sin transición del estatus
de objetos de codicia al de desechos. Es el caso del teléfono
portátil, inmediatamente pasado de moda y que hay que cambiar
a como dé lugar. Uno se encuentra en lista de espera para algo
que poco después habrá de desechar. La promesa de felicidad a
través del objeto sin embargo triunfa: sin esta prótesis uno sufre,

* Francois Ansermet y Pierre Magistretti: Los enigmas del placer”(2011), Edito-


rial Discusiones, España.

54
Me clavaste el visto: la sociedad punteocrática

está en falta. Una vez obtenido el objeto tan querido, éste pierde
su valor ilusorio y se impone un nuevo objeto de recambio. El
mercado sigue a las mil maravillas la lógica de esta compulsión:
siempre hay algo faltante que nos atormenta. Nunca se accede
a ese placer supuesto que se sustrae no bien se obtiene el objeto.
Encontramos ese mecanismo de búsqueda compulsiva de un
placer evanescente entre los toxicómanos. Por otra parte, existen
toxicomanías sin sustancia, cuando se instala una dependencia a
una conducta, como en la pasión del juego, el sexo compulsivo
o cuando el uso de la red se transforma en adicción”.

T
La demanda ruin nos convierten en sociópatas, psicópatas
sociales, alguien que hace de todo y como sea para conseguir
un resultado. El final es un thriller, todo lo construido se cae en
picada, de nariz, sin poder poner las manos para detener la tragi-
comedia de la caída. Y detrás (si se pudiera ubicar un lugar) de
esa sonrisa perfecta se encuentra la ira. Cuando las cosas no salen
como esperamos. (Cada vez vienen más pacientes adolescentes, a
tratamiento psicológico, que cuando pierden en algún juego de la
Play Station rompen un celular, quiebran un vidrio tirando una
pantufla, o tiran un cuchillo a la cabeza de algún familiar). La
ira es operación de esta demanda. Si ya no se puede mantener la
sonrisa bien estudiada frente al espejo, si las cosas no salen como
estaban pensadas, si el libreto no es el esperado, el quiebre… la
ira aparecerá. Las coordenadas de nuestra sociedad punteocrá-
tica, eugenésica, ligada a un objeto tan aparentemente inocente
como nuestro celular de bolsillo nos permite comprender cómo
son los mecanismos de esa demanda, modelada sobre el temor a
la caída. Si logramos pensar, no quedarnos aislados, podremos
desacoplarnos de esas demandas. Luego de la ira y la decepción,
quizás sea el tiempo de reflexionar acerca de nuestra relación
con la demanda y el deseo en nuestra sociedad punteocrática.

55
Homo Selfie


A seguro se lo llevaron preso
Este mundo cotidiano
Cada vez menos humano
Que nos toca soportar
Por no ser estrafalario
Y no pasar por otario
Te tenés que acomodar
En la vida me parece
Que hay que tener gepeese
Pa saber donde llegar
Y si vas con otro viento
Te etiquetan como lento
Y te la mandan a guardar

Yo que vengo de otro siglo


No me adapto a los peligros
De la nueva sociedad
Te amenazan los carteles
Las revistas y la tele
¡Protegé tu propiedad!
Si compras ese discurso
No te queda otro recurso
Que blindarte hasta el pulgar
Cerrá bien todas tus puertas
Que no quede ni una abierta
Al amor o a la amistad

ESTRIBILLO
¡Tiempos duros!
Es difícil ser humano
Siempre vas a contramano
Nunca estás donde hay que estar
No hay criterio

56
A seguro se lo llevaron preso

Nada es joda nada es serio


Podés fundar un imperio
Lleno de gente virtual
Todo pasa,
Todo corre todo arrasa
Hay helado de mostaza
Y churrasco vegetal
Mire amigo:
La vida es un gran enigma
¡Cambia tanto el paradigma
Que dan ganas de llorar!

Encerrate en tu castillo
Y metete en el bolsillo
Diez granadas y un misil
Y en la paz de tu retrete
Prendé la tele y ponete
A escuchar y repetir
Si te suena un poco absurdo
Te señalan como zurdo,
Peronista, o perejil
Entendé que es el destino
Sospechar de los vecinos
Del canario y del delfín

No está más el cambalache


Con el clavo sin remache
Que cantó Discepolín
Si la angustia te martilla
Te enchufan una pastilla
Para que puedas dormir
Aunque te chifle la mente
Sos estadísticamente
Un sujeto re feliz
Tenés varios aparatos
Y te sobran los contactos
¡qué más podrías pedir!

57
Fotografía: Antonio Fernández
Capítulo II
NUESTRA
VIDA COTIDIANA
Presenciales II

El turno de descartarse

Martín: Las fakes news que aparecen todos los días, no son
noticias falsas sino noticias falseadas. No tienen nada que ver
con el par verdad-falsedad propio del sujeto del discurso y del
habla sino son calumnias para destrozar al otro. Las nuevas
tecnologías con el llamado tiempo real se han convertido además
de un formidable instrumento de comunicación en un arma
devastadora de destrucción masiva de personas que no pueden
defenderse de esos agravios. Esta forma de comunicación ya tiene
sus propios trabajadores: los trolls. ¿De qué trabajás? De troll.
Estamos creando trabajos nuevos, nadie hubiera contestado así
hace diez años y no porque no existieran las noticias falseadas
sino porque no existían los canales para hacerlas tan agresivas,
masivas y a bajo costo.

Rudy: El debate podría ser si esos cambios son cuan-


titativos o cualitativos. Nos preguntamos hablando con
Carlos Bruck si esto constituye un cambio radical, cuali-
tativo, no lo creo. En el fondo se trata de la misma lucha
entre poder opresor y oprimidos que hacen lo que pueden
con eso. Alguna gente juega para un bando, otros sufren
los ataques y otros juegan para los dos bandos. Siguiendo
a Foucault esta sociedad nos termina convirtiendo en opre-
sores de nosotros mismos, cuestión que complica la teoría
marxista de clases sociales en pugna. Esto se nota hoy más
que nunca, algunas personas son oprimidas y oprimen al

61
Homo Selfie

mismo tiempo. Se conoce la historia del jefe tiránico con los


de abajo y chupamedias con los de arriba. Esto es tan viejo
como la humanidad pero lo que sí cambió notoriamente es
la forma de ver la realidad.

Martín: La realidad (y lo real) constituye nuestra subjeti-


vidad. Yo creo que el siglo XXI constituye además de un nuevo
siglo, una nueva era: la del Homo selfie como debería ser el nuevo
nombre "científico" de una “nueva especie”. Existe desde hace
muchos años un deseo de nombrar esta nueva época, muchos
nombres han surgido: pos modernidad, era virtual, creo que este
manera de nombrarla se ajusta mejor. Imaginate que venga un
ser de otro planeta y nos describa en un viaje en subterráneo,
mirando nuestro celular a cada momento y pudiera mirarnos
desde las pantallas del que nosotros pensamos es nuestro celular.
Ojalá logremos llamarla así pero, como estamos en el sur del
mundo, es probable que la llamen la era de la virtualidad. Y
tienen razones: no es lo mismo una guerra de trincheras donde
se enfrentan dos batallones con balas y cañones en la primera
guerra mundial que el campeonato mundial de Fornite en el
que tenemos un chico argentino de trece años entre los gana-
dores. Y nos ponemos orgullosos, ¡vamos Argentina! Detrás de
ese chico hay miles de otros chicos y chicas que se pasan horas
y horas matando, en forma virtual, a miles de personas. Y se
producen los entrecruzamientos entre dimensiones; por culpa
de una cada mayor mayor definición de las pantallas, cada vez
más reales, no se logra diferenciar la grabación de un asesino “de
verdad” en la matanza en vivo y en directo en Nueva Zelandia
donde exterminó a más de veinticinco personas a sangre fría.
Lo más espeluznante fue que no se podía distinguir si eso había
pasado o era una captura de pantalla de un jueguito de Play.
¿Qué es realidad, qué es ficción y qué es virtual en nuestra vida
cotidiana?

62
El turno de descartarse

Rudy: No hay duda de que ha cambiado el mundo pero


la pregunta es hacia dónde vamos. Hay cosas que hoy ya
no ocurren más, a nadie se le ocurriría formar en la guerra
como centuriones romanos y si algún enloquecido general
se le ocurre, viene un solo dron de otro enloquecido general
sentado en su casa y los mata con un solo botón, que ni
siquiera debe ser botón hoy en día sino del reconocimiento
ocular identificatorio.

Martín: No habría tampoco combatientes, ¿te imaginas


chicos de dieciocho años yendo a la guerra y no teniendo sus
celulares en la mano?

Rudy: La guerra cuerpo a cuerpo ya no existe más por la


adicción a los celulares, jajaja.

Martín: Les podés gritar doscientos “cuerpo a tierra”,


mandarlos a la guerra, y hasta que obedezcan matar a miles de
“cucarachas” enemigas en una pantalla pero ¿intentá sacarle el
celular por dos días? Nos daremos cuenta del temible poder de
la furia y la abstinencia. Ahí, ¡son capaces de matar!

Rudy: Deberían ir a la guerra con el celular, y alcanzaría


con que el enemigo tenga su whastapp y conseguir un
imitador de la novia que le mande un mensaje justo en ese
momento diciéndole que los dejan y ahí el chico se siente
morir y sale a campo traviesa cuando una bala le destroza
el cerebro, ahhh... porque también son inteligentes, las balas
digo y localizan a los dejados, Que ahora, como dicen los
chicos, pierden vida. En este caso, toda.

Martín: Dónde está el celular está el combatiente. El tema


que hablamos es del poder adictivo de los celulares que demustra
la problemática adictiva del ser humano. El Homo selfie sale con
cara de sorpresa y de satisfacción. Se están cumpliendo algunos

63
Homo Selfie

de los “sueños” imaginados por la ciencia ficción a mediados


del siglo XIX. Ahora esa bala se mete por los ojos a través de
las múltiples pantallas y no lo mata sino que lo convierte al
bando contrario y se convierte en camaleón, depende quién
lo mira el color de su piel. Dependemos de la aprobación del
otro. Algunos dicen algo que es gracioso ¡ya no hay amor por la
camiseta!, todavía llama la atención la facilidad de cambiar de
bando en un abrir y cerrar de ojos. Lo que ocurre que ahí está
la bala injertada por estas nuevas épocas. Los grandes relatos de
heroísmo en defensa de los ideales, esos “viejos” tiempos se han
vuelto sólo una serie histórica de varias temporadas.

Rudy: Esa bala no es un cambio en la realidad sino


una forma de ver la realidad. Esa bala como el uber que
llamamos para venirnos a buscar, viene en tiempo real, ¿qué
es eso del tiempo real? Es una fake news también. Pareciera
que yo me entero, que sé por la calle que está llegando el
chico del delivery o mi amigo pero lo único que sé es dónde
está su celular, entonces se trata del tiempo real de los celu-
lares no de nosotros.

Martín: Pero un celular te sigue el rastro, debe tener algún


imán para reconocer la mano que le tiene que dar de comer,
yo llamo a mi mamá para contarle que estoy bien pero no es
a ella solamente a la que intento tranquilizar sino tranqui-
lizo a mi celular. Por algo los llaman smart que es no es sólo
inteligente sino astuto. Se esconde y te mira mientras pensás
que está apagado... y no es que me estoy volviendo paranoico
(o quizás sí). Esa es otra de las cuestiones además de la adic-
tiva, la generación de enfermedades llamadas "antiguamente"
psiquiátricas.

Rudy: No puedo ir en tu ayuda en esa patología porque


estoy entretenido con las mías. Yo lo trato de despistar al

64
El turno de descartarse

tiempo real de mi celular para que no me encuentre. De vez


en cuando para despistar, le pongo el celular en el cuello a
mi perro y con eso nadie me encontrará. Una de las primeras
fake news, un primer falseamiento es que uno no es el
celular, un sujeto no es su celular pero, si decimos, esto será
una noticia que se viralizará.

Martín: Gracias por darme la idea del perro, te aseguro que


no estoy loco, ellos me están siguiendo jaja. Estamos en tempo-
rada alta de fakes news. ¿Qué calumnias dirán de nosotros?

Rudy: Una que apareció ayer. Un candidato dijo que se


iban a bajar los intereses de los Leliq, las fake news repli-
caron: va a defaultear. No había dicho eso sino que bajar
los intereses va a permitir poner a producir al país. Las
fake news apelan al miedo pero además crean ese miedo
porque quienes tienen Leliq seguramente ni vos ni yo, ni el
kioskero ni el carnicero de la esquina, se aterrarán. Esas
noticias falseadas además producen un efecto tremendo y
es que quienes no tenemos leliq nos identifiquemos con la
clase pudiente, con esa clase financiera que puede hacer
negocios con las Leliq. Y también nos aterremos.

Martín: Es un temazo el que marcás, ya me agarra miedo.


¿Qué va a pasar con las Leliq que no tengo? ¿Cuál es la ideo-
logía de las fakes news? Evidentemente quienes están detrás han
hecho masters en psicología o tienen cómo para pagar y organizar
a combatientes trolls que, por su puesto, cambian su camiseta
todos los días. ¡Solamente de limpios!

Rudy: Muchos piensan que eso no está planificado, que el


poder en definitiva está ocupado por nadie, que es un lugar
vacío. Eso es una mentira, otra fake news, el poder tiene
rostro, olor, color, come y va al baño.

65
Homo Selfie

Martín: Ya tenemos la primera noticia, el sujeto no es su


celular, y la segunda, el poder es humano aunque no tenga rostro.

Rudy: Las fake news son de derecha. Alguno que está


leyendo esto, puede preguntar pero ¿los troscos no pueden
hacer fakes news? Si claro que pueden, la izquierda también
pueden hacerlas pero las fakes news son de derecha. El
sentido común es la derecha. Es lo que unifica la idea de
pensamiento aunque sea falseable y falsada. La radicalidad
de la unificación del pensamiento es el nazismo. Erward
Bernays, un sobrino de Freud, hijo de la hermana de Freud,
y Bernays el hermano de Marta la mujer de Freud, en una
pareja bastante incestuosa por cierto, jaja, y a quién odio
desde ayer después de ver un capítulo de “Manipulación de
las masas”, fue el que creó la propaganda para convencer
a las masas para convertirlos en consumidores. (Utilizó
concepciones sobre el insconciente en Norteamérica para la
persuasión del self en el ámbito publicitario masivo. Propa-
ganda, su libro más célebre, fue publicado en 1928). Esas
fueron las primeras fakes news: A mi no me importa lo que
piensan como ciudadanos, yo les voy a crear la necesidad
de algo que podría no serlo si no estuviera la publicidad y el
mercado para sostenerlo.

Martín: Ese objeto celular no es sólo objeto de necesidad


sino se convierte en todopoderoso, te mira, omnisciente. Si no
tenemos ese objeto caemos en síndrome de abstinencia. El celular
es una nueva etapa de esta campaña propagandística universal,
por eso las fake news, las noticias falseadas, están haciendo tan
mal al mundo, porque se meten en lo íntimo y utilizan tu algo-
ritmo para saber qué miedos tenés, qué necesitás, dónde querés
ir de viaje, qué colectivos te llevan a casa, qué tipo de hombres
y mujeres te gustan. Ya no es propaganda de masa que pudo
generar hasta el nazismo sino propaganda íntima, un filonazismo
en la punta de nuestros dedos … y de nuestros órganos geni-

66
El turno de descartarse

tales. Hace unos días salió que las corporaciones que manejan la
red Google y Facebook que han comprado Instagram y Youtube te
espían en el momento en que mirás pornografía. El orgasmo lo
utilizan para saber el sonido de tu voz y las páginas de tus deseos.

Rudy: La propaganda es de derecha, trabaja creando


necesidades utilizando el sentido común y rudimentos de lo
que este sobrino le robó al tío Freud sobre el inconsciente.
La izquierda en cambio trabaja con el absurdo. Va hacia el
lado de la diversificación y no de la unificación del sentido.
Unámonos no en la unidad sino en la unión. Podemos no
ponernos de acuerdo pero aun así podemos crecer y justa-
mente por eso crecemos, hay puntos de encuentros y otros
de desencuentros. En esa cooperación debe edificarse la
idea de izquierda.

Dibujo: Vanina Muraro

67
Homo Selfie


Acerca del tiempo real

Y en este mundo tan raudo


Nos hacen sentir culpables
Si no tomás los recaudos
Pasás a ser descartable
¿De qué planeta venís?
Pregunta un pibe asombrado
Le contesté: Soy de aquí
Pero del siglo pasado

Rudy, "Yo soy del siglo pasado"

¿Qué es eso del tiempo real que abrieron las nuevas genera-
ciones de celulares a partir del siglo XXI? ¿Hasta ese momento
habíamos vivido en un tiempo irreal? Me encuentro en el aquí
y ahora me asegura el celular y, a pesar de esto, necesito saber
¿dónde estoy? Y a pesar de que pongo mi ubicación, necesito
saber ¿qué pasó? Le pregunto a ella, le mando un mensaje que
ya le llegó y ya me llegó la respuesta, no responde. Entonces
¿por qué no me responde? El tiempo real me lleva a un tiempo
gramatical: ¿qué habrá pasado? Es el futuro perfecto del modo
indicativo que más que perfecto es la incertidumbre tocando el
diapasón de mi angustia.

T
Como escribe Rudy en la contratapa de Página/12 del día 22
de julio del 2019 : “Me acabo de enterar de que los griegos tienen
por lo menos tres palabras diferentes para acercarse al concepto
de tiempo: Kairos (se pronuncia “kero”) que es el tiempo, la era,

68
Acerca del tiempo real

la época. Etos, que es el año calendario (2019, si lee esto antes del
31/12) Jronia (de ahí, “Cronos”), que son “los años que uno tiene”,
y también “el tiempo”. En cambio, los ingleses, siempre pragmá-
ticos, usan “time” incluso para saber la hora y para referirse a la
época (the times of...) pero también piensan que es “lo más valioso”
-ya que “time is money”- o, al menos, que “su” tiempo vale. Los
hispanoparlantes, en cambio, tenemos tiempo, mucho tiempo, y
no lo valoramos. Parafraseando un chiste de Miguel Gila, hoy en
día la relación “castellano/inglés”, es parecida a la “peso/dólar”: “Por
cada cuarenta y tres palabras en castellano, a la cotización de hoy,
nos dan una en inglés”, diría Gila, y seguiría: “Entrás en la Casa
de Cambio con una novela y salís con un refrán”.”

T
¿El tiempo real hispanoparlante no es igual al tiempo real
angloparlante? Entonces no solamente hay distintos tipos de
angustias sino que hay distintos tipos de angustias parlantes,
un inglés no se angustia igual que un argentino o un tahi-
tiano. Y encima la angustia es en tiempo real, son miles de
angustias reales en tiempos reales. Antes del celular, el tiempo
se refería a una duración, a un estado, a una posibilidad, a
un cambio y ahora que el tiempo es real, el tiempo como lo
conocíamos no existe más. Nos enseñaron que el tiempo era
la diacronía, como una ruta que se atravesaba, sin embargo,
el tiempo real es sincrónico, es ahora y ya pasó y nos queda la
angustiante pregunta del futuro perfecto: ¿qué habrá pasado?
Cortázar sostenía que el presente era un tiempo problemá-
tico: “Decí ahora… lo siento… ya pasó”. Pero el tiempo real
lo complejizó aún más. El presente no tiene la resistencia del
espacio, queda liberado del peso de la “realidad”, se comprende
porqué estamos en los tiempos de las “patologías de la impul-
sividad”. Mucha gente para no mandar mensajes, bloquean y
borran hasta a su ex para no tentarse. Ya no tienen esa resis-

69
Homo Selfie

tencia del espacio que era parte del tiempo que detenía a los
logorreicos de la acción.

T
Hoy cuando hablamos del tiempo parece que nos referimos
al clima: tiempo lluvioso, tiempo frío, tiempo caluroso. Y el
clima de estas épocas aparece primero en las pantallas. Antes
sacábamos la mano para notar si llovía y qué temperatura hacía,
ahora miramos el pronóstico del tiempo para los próximos tres
meses. Y creemos en ellos y hablamos de ellos. Éstos no son
tiempos griegos ni ingleses ni castellanos sino tiempos de las
múltiples pantallas inteligentes y pronosticadoras.

T
Las pantallas nos abrieron un nuevo tiempo, el futuro
perfecto, la nueva época del Homo selfie. Las pantallas tienen
superficie, reflejan la cara de quienes las miran pero reflejada en
un fondo "pulido", como sostiene el filósofo coreano Chul Han.
Todes nos presentamos con nuestro mejor (o peor) perfil. Y esas
pantallas miran adelante y atrás y, en esto, nos superan porque
miran para ambos lados, alumbran el camino y miran, al mismo
tiempo, tu cara a puro selfie. Pero las pantallas esconden, velan
algo que está detrás. Es pantalla de algo, en filosofía ese algo es
la cosa (Kant, Heidegger), en psicoanálisis: "lo Real". Entonces
¿las pantallas en tiempo real esconden lo Real? La dificultad de
comprensión sube nuestro mareo cognoscitivo. Muchas veces
creemos que para saber que hay detrás de una pantalla hay que
quebrarla y que, entre las esquirlas, los quiebres, los fragmentos
despedazados nos veremos enfrentados a las consecuencias del
tiempo real.

T
70
Acerca del tiempo real

¿Por qué tanto discurrir del tiempo? Siempre el tiempo nos


deja en falta. Siempre nos faltará tiempo para hacer todo lo
que quisiéramos. El tiempo es la gran impotencia del deseo. En
definitiva si te ofrecen tres deseos, podés solucionar todo sola-
mente con uno: tener tiempo. El tiempo nos tiene agarrados
de las pelotas y los ovarios (sea el género que sea), confundidos,
extraviados, perdidos. ¿El tiempo real nos soluciona algo o nos
abre la dimensión cada vez más nítida de la catástrofe? Atrás de
esas pantallas pulidas, de esa pantomima que hacen los celulares
para hacernos creer que somos cada vez más libres, que podemos
vivir en el tiempo real, que podemos ver cómo viene el chico
del delivery en tiempo real con nuestra cerveza artesanal, reapa-
rece un olor raro del aura de la catástrofe.

T
En los quiebres de las pantallas, lo siniestro reaparece. Se acaba
de viralizar una aplicación, ¿quién no ha jugado con el faceapp?,
que muestra nuestro rostro con un realismo escalofriante, atra-
vesamos el tiempo para adelante y para atrás y, si vamos para
adelante, miramos de frente la cercanía de la muerte. Esta apli-
cación es virulenta, muchos no se quieren ver, otros se divierten
mandándose sus rostros envejecidos a sus seres amados a ver si los
espantan. Me miro e intento reconocerme, ¿así seré yo en el futuro?
Una risa incómoda demuestra la presencia de lo inquietante, un
escalofrío recorre nuestra espalda. Lo que no se puede esconder
es el desconcierto que tenemos con el tiempo. Estas aplicaciones
permiten cambiar la dirección de la máquina del tiempo, vuelven
el tiempo a nada, no hay paso del tiempo, no hay experiencia,
existe el presente continuo y el futuro perfecto, que es el tiempo
de nuestro desconcierto. Somos astronautas que vamos y venimos,
y alunizamos en nuestras caras. Así soy yo, así era yo, así seré yo.

T
71
Homo Selfie

Y encima saben que nos inquieta el futuro, nos inventan apli-


caciones para vernos en el futuro. Ojalá pudiera estar tan seguro
de llegar allí. Denme esa cara de vejez verosímil, ese viejo que
soy yo en el futuro de mi incertidumbre, porque en este tiempo
de tantas revueltas, ¿llegaré? Como sostiene Rudy: “Es como si a
uno le dijeran que se va a morir dentro de cien años. Uno paga
con gusto por la predilección y, si se muere antes, no regresa
para protestar ni para reclamar su dinero pues para eso necesi-
taría estar vivo”. El llamado tiempo real es una noticia falsada,
una fake news, están falseando mi futuro, para viralizarlo hacién-
dome creer que yo estaré allí cuando nada me asegura que el
mundo esté para verme y yo para verlo. Aunque no soy apoca-
líptico, lo digo por el mundo y por mí.

Dibujo: Vanina Muraro

72
Yo soy del siglo pasado
Yo soy del siglo pasado


Yo soy del siglo pasado

Yo soy del siglo pasado


de Discépolo y Piazzolla
Del tiempo descamisado
Del flan y la pasta frola
Del amor en los zaguanes
Del cine de Woddy Allen
De los malos alemanes
Del picado en plena calle

Yo soy del siglo pasado


Del amor en rock y tango
Del que nunca ha visto un dólar
De la pizza a cinco mangos
De Perón, del Che de Mao
De la compu de escritorio
Soy de Control versus kaos
Del diván y el consultorio

Yo soy del siglo pasado


No me hablen con iniciales
Si no voy, es que no estoy
Yo no soy “mis avatares”
Yo soy del siglo pasado
Con diecinueve en la fecha
No estaba todo mezclado
Había izquierda y derecha

73
Homo Selfie

Yo soy del siglo pasado


Había códigos reales
Antes tenias amores
Ahora vínculos virtuales
Yo soy del siglo pasado
Las cosas tecno me asustan
Antes decías “te quiero”
Y ahora clikeás me gusta

Y en este mundo tan raudo


Nos hacen sentir culpables
Si no tomás los recaudos
Pasás a ser descartable
¿De qué planeta venís?
Pregunta un pibe asombrado
Le contesté: Soy de aquí
Pero del siglo pasado

74
La calumnia de las fakes news
La calumnia de las fakes news


La calumnia de las fakes news

La violencia
Se estudió con mucha ciencia
Y ya no es más la indigencia
Ahora es la sexualidad
La indecencia
Ya no es más la indiferencia
Ahora es ver la diferencia
Resistirse a la “igualdad”
Rudy, “No me toques”

Las fakes news. Estas palabras en inglés que suelen ser mal
traducida como “noticias falsas”, deberían ser traducidas como
noticias falseadas, tuvieron tal desarrollo que fueron elegidas en
el 2017 como la expresión del año a nivel mundial. Se trata de
una infección virtual del cuerpo social difícil de controlar que
tuvo y tiene consecuencias en la gobernabilidad tanto política
como humana del mundo.

T
El desarrollo de las tecnologías de la información llevó a la
dispersión de las noticias y esto tuvo consecuencias positivas
como negativas, por un lado, que la información no fuera sola-
mente de una dirección de arriba hacia abajo sino se moviera
también en forma horizontal cambiando el acceso a la informa-
ción. Su utilización para fines políticos dejó entrever una faceta
endeble y peligrosa, el enorme poder de fuego aparentemente
horizontal pero pagado por alguna corporación o partido polí-
tico. Las fake news se han transformado en una amenaza hasta
ser consideradas un cáncer del tejido social. Horacio González

75
Homo Selfie

sostuvo en un diario* que “la ética de la responsabilidad y la ética


de la convicción ya no tiene ningún empleo real para definir la
acción política. El neoliberalismo las malgastó y aniquiló. Hizo
trizas la idea de Habermas de que en el espacio público triunfa
siempre “el mejor argumento”.”

T
Esta “horizontalidad” se lleva adelante dentro de corpora-
ciones que han sido acusadas (y condenadas con pruebas) de
manipulación de la información a la que acceden. Estas unidades
de negocios manejadas fundamentalmente en la actualidad por
Google (dueña de You Tube) y Facebook (dueña de Instagram)
brindan un servicio aparentemente gratuito que tienen entre
sus funciones primordiales la de compartir informaciones y
emociones. El poder de estas corporaciones tiene su centro en
el imperio norteamericano que sostiene una visión del mundo
neoliberal conservador. Aceptan y estimulan la función de los
trolls que llevan adelante gran parte de las fakes news pues benefi-
cian sus intereses: la de producir escándalos variados que llamen
la atención y que produzcan millones de “compartir” en masa
llamado viralización. Ese compartir atenta contra la verdad,
sus mensajes no tienen autoría, simplemente un dedo que pasa
por el botón de share y se dispara al infinito sus consecuencias.

T
Se creyó en algún momento que la llegada de las redes sociales
podrían multiplicar, al crecer los internautas interesados, la
exposición de diferentes puntos de vista y ponerle límites a la
primacía de los medios hegemónicos pero no fue así, siguen

* González, Horacio; “Crisis de la política occidental” en Página/12 del día 7


de marzo 2019 en https://www.pagina12.com.ar/179182-crisis-de-la-politica-
occidental.

76
La calumnia de las fakes news

estando y peor, se creó una nueva modalidad de información


que dinamita el control de la información diversificándola de
manera exponencial y tras el velo del anonimato, implosionando
los necesarios reaseguros de las fuentes de noticias. La idea de
compartir, loable, finalmente se volvió un negocio, la práctica
de la viralización donde lo que importa es primero la cantidad
de millones de veces que se comparte y luego, muy luego el
contenido de la información. Se entró en una nueva era donde
la fuente de la información no es importante, donde lo que se
enfatiza es la reproducción del “compartir”.

T
Noticias falseadas (y no falsas): no se trata de la relación entre
lo verdadero y lo falso sino del hundimiento del otro mediante
la calumnia. Se trata de una denostación fraudulenta con poder
persuasivo con potencia de viralización que se esconde tras el
anonimato, sin chequear ninguna fuente confiable ni conocida.
Las redes, como se esperaba, no tuvieron esa condición aleatoria,
expresiva y singular, dejando ver la temible aparición del trabajo
de los trolls, del calumniador profesional.

T
Si Enrique Pichon-Rivière viviera seguramente hubiera anali-
zado la función en los grupos del llamado troll, es alguien que se
las pasa de listo y que no le importa tanto obstaculizar la tarea
sino hacer saltar por los aires la misma condición de interlocu-
ción y de vínculo grupal. Su intención es confundir, provocar
e irritar a los participantes de la discusión con el fin de que
terminen enfrentándose entre sí. Es el verdadero aspecto del
cínico en la era del Homo selfie.

T
77
Homo Selfie

Las fake news no son noticias falsas sino falseadas. La dife-


rencia es notable. Por ejemplo en la vida cotidiana, si uno se
equivoca, puede decir es “mala mía”, podría haber dicho otra
cosa pero me equivoqué y dije algo que no es verdad y me
puedo retractar. Lo falso implica la verdad, la verdad implica la
posibilidad de equivocarse, en cambio lo falseado es lo inescru-
puloso, lo que no se puede dialectizar, la obscenidad de saber
que estamos construyendo no solamente una mentira sino una
calumnia. En filosofía y el campo jurídico se diferencia lo culposo
de lo doloso, la culpa es inherente al que habla y la posibilidad
de no decir toda la verdad en el discurso pero contando con el
deseo de ceñirla; en cambio, lo doloso quiere destruir al otro
por sobre toda verdad posible, no le interesa la perspectiva de
la verdad/falsedad, lo que interesa son las consecuencias, y la
consecuencia es la calumnia.

T
No hay defensa fácil frente a la calumnia. Es lo peor que un
ser humano, además de la tortura, puede resistir. Sólo le quedará
la fortaleza ética y anímica. No se puede huir. Los victimarios
hacen “lo peor” detrás del anonimato. Primero noticias falseadas
y luego el trabajo se simplifica, el buscador de los buscadores
replica la calumnia y no se la puede bajar de los primeros lugares
en internet. El calumniado sufre, se podrá esmerar en “hacer”
buenas noticias para que baje la calumnia de los primeros lugares
pero si alguien pone dinero en las redes vuelve a subir al pole
position. ¿Qué puedo hacer para que la calumnia no esté más?
Los buscadores no tienen comité de ética ni de legales salvo en
contados casos como los de pedofilia y, desde hace poco tiempo,
para los asesinatos que aparecen en vivo y en directo, entonces,
¿quién nos resguarda?

T
78
La calumnia de las fakes news

Las noticias falseadas son una práctica más antigua de lo


que pensamos pero el uso sistemático como un arma poderosa
por su velocidad, cobertura y bajo costo tuvo que esperar hasta
comienzos del siglo XXI. En la antigüedad se llamaba lapida-
ción y llevó a Cristo a enfrentarlo y espetar a la masa con el
famoso: “quién estuviera libre de pecados que tire la primera
piedra”. Cristo llevó adelante una apelación a la gente pero hoy
frente al anonimato de la red, las noticias falseadas te lapidan y
no hay Cristo que detenga el compartir. La palabra más amorosa
se convierte en la profusión del veneno, pasa a sangre y ya no
hay nada que hacer sino esperar la “muerte social”. Se alimenta
de la gente que quiere decir algo, compartir por las posibili-
dades que les da las redes “horizontalizadas” pero muchas veces
y, sin saberlo, nos volvemos engranajes de un sistema conser-
vador y canibal.

79
Homo Selfie


No me toques

No me toques
No me mires no me enfoques
No me huelas no me evoques
Un recuerdo fantasmal
No me toques
No me raspes no me choques
No me añores no provoques
Violencia subliminal
No me toques
No lo hagás, no te equivoques
No te hagas el alcornoque
Porque eso termina mal
No me toques
No seas gil, no descoloques
Si no querés que te emboque
Por toda la red social

¡Cuidadito!
Con usar esos ojitos
Para ver algo exquisito
Lindo, feo o regular
Bien quietito
Reprimido y calladito
Sin moverte ni un poquito
Te tendrías que quedar
No es un mito
Sos culpable, y sos maldito
Te acercás y te debito
Si miras o si escuchás

80
No me toques

El delito
Te lo cuento y lo repito
Es el deseo, amiguito
Es fashion ser asexual

La violencia
Se estudió con mucha ciencia
Y ya no es más la indigencia
Ahora es la sexualidad
La indecencia
Ya no es más la indiferencia
Ahora es ver la diferencia
Resistirse a la “igualdad”
La impaciencia
Es la nueva pertenencia
Paga más la efervescencia
Que escuchar para sumar
No hay clemencia
Se acabó la independencia
Hoy es pura impertinencia
La mirada singular

El deseo
Va camino al desempleo
“No te escucho, no te veo”
Es el lema más actual
No hay recreo
Van directo al ninguneo
Mentime que no te creo
Nos ganó la posverdad
Hoy Romeo
Sería un tipo europeo
Acusado de algo feo
En Twiter o en Instagram
El prepeo
Es el triunfo de los CEOS
Los gerentes fariseos
Del mundo neoliberal

81
Fotografía: Antonio Fernández
Las aplicaciones de los celosos
Las aplicaciones de los celosos


Las aplicaciones de los celosos

Un día se conocieron
En el tinder se pidieron
En los gustos coincidieron
Y encontrarse decidieron
Pero al fin no resultó
Porque el celu se colgó

Rudy, La pareja

Ya vienen en nuestro celular, son aplicaciones gratuitas,


sirven para muchas funciones pero una se ha puesto en primer
plano: espiar al otro. Si la red social nació para hacer visible
los momentos más felices que uno quisiera compartir con los
conocidos: el nacimiento del primer hijo, unas vacaciones inol-
vidables, las fotos que serán recuerdos. ¿Por qué pensar que sería
descabellado utilizarlas también para dejar marcas de los peores
momentos, por ejemplo las infidelidades? En una época donde se
discute el paradigma del matrimonio monógamo heterosexual,
los celulares nos presentan las aplicaciones más retrógradas que
alma humana podría pergeñar.

T
A la altura de Víctor Frankenstein, ¿quién no utilizaría a
esa extraña criatura para espiar a el/la esposo/a para demostrar
científicamente que nos es infiel? ¡Está gozando como una loca
en los brazos de otro hombre! Como siempre para los celosos,
heterosexuales, casados los dilemas son crudos: si tienen la posi-
bilidad de saber ¿no lo van a utilizar? pero si luego lo saben, se

83
Homo Selfie

les abre el abismo donde algunos caen, ellos mismos o como


vienen anoticiando los policiales, sus "infieles exposas”.

T
Se trata de una aplicación gratuita, ¡cómo negarnos a que
pongan eso en nuestros celulares si tienen las mejores intenciones!
Saber dónde está nuestro celular si nos lo roban, conocer el para-
dero de nuestros hijos cuando son secuestrados por una banda
delictiva pero lo que nace para un fin tan altruista suele ser usado
para otros menesteres, por ahora las principales víctimas son: las
esposas o futuras esposas creyentes de la institución matrimonial,
los hombres financieramente ricos y expuestos a la mirada de los
otros que quisieran conocer dónde han enterrado sus tesoros.

T
Y no es que los celulares sirvan para todos los usos como suele
escucharse, los celulares inteligentes tienen una ideología que los
apaña, nacieron para sostener una sociedad donde la lucha de
clases siga siendo un capítulo del libro de historia que descansa
muerto en la biblioteca del living y para construir el perfil de los
consumidores con un algoritmo científico mejor calibrado a los
usos y costumbres de los consumidores y, dentro de los consu-
midores, están los/las celosos/as, los desconfiados, los inseguros
que también tienen derecho a consumir aplicaciones que los
hagan gozar en este mundo tan crudo.

T
También otro uso “permitido”: espiar a los empleados para
que no roben secretos de la propia empresa o utilizarlas para
robar los secretos de la empresa competidora, salir al mercado
primero es cómo dar la primera trompada y sabemos que nadie
recuerda si ese primer golpe fue dado bajo la línea permitida; y

84
Las aplicaciones de los celosos

si fue un robo el triunfador, luego, pasará a la historia como un


emprendedor que se animó a todo.

T
Pero volvamos a los celosos que en mayor a menor medida
somos todes, algunos se preguntarán qué ha quedado de la vieja
costumbre de oler el cuello del otro para buscar las marcas de una
noche lujuriosa o preguntarle con esa insistencia que sólo la deses-
peración de quién piensa de que todo se le viene abajo es capaz,
hasta que el otro acepta que fue infiel y suplica por el perdón
divino. Pero los celulares no son costumbristas, tiran todo lo que
viene detrás abajo, deconstruyen costosas representaciones sociales
para volver a reconstruir encima, con un sincretismo que los espa-
ñoles del siglo XV hubieran querido realizar con las marcas de la
presencia de la bella cultura musulmán, judía y/o gitana.

T
Esas aplicaciones son buenísimas, permiten escuchar conver-
saciones en vivo y en directo, localizar la ubicación del celular
que tiene una diferencia de centímetros de la localización del
dueño, acceder a los whatsapp y a las claves personales de los
home bankings y cuentas varias, pero lo más genial es que te
sacan fotos en forma remota. Confirman, de manera ejemplar,
que estamos en la época del Homo selfie. Nos sacan fotos sin que
nosotros lo sepamos, la guardan en una memoria que nosotros
no conocemos. El gran problema es lo que trae aparejado: empe-
zamos a mirar con desconfianza a nuestro celular. Lo miramos
de arriba a abajo y llegamos a la comprensión que no enten-
demos a nuestra amigue, que parece no tener sexo pero “es una
conchuda, es un hijo de puta”, cuando le dimos acceso a todo
nos devuelve nuestra confianza destrozada por su infidelidad.

T
85
Homo Selfie

Son programas que ahora son ofrecidos directamente para


espiar si nos son infieles, ya se han sacado la careta pero antes
“cuando había códigos” se vendían de otra manera, para el
control parental. Claro, siempre hay un costo extra para los altos
fines de saber dónde meten sus narices nuestros hijos en el bajo
fondo de internet, en el profundo, ése que quiere abusar de ellos.
Estas aplicaciones muestran lo que nos han convertido. Si podían
ubicar los celulares de sus hijos ¿por qué no ubicar el celular de
sus esposas y esposos? Sigue adelante la vieja ley no escrita pero
utilizada que la infidelidad es causal de divorcio. El casamiento
estatal o el religioso tiene deberes y obligaciones, el deber es la
felicidad pero las obligaciones son varias: dormir en la misma
cama matrimonial o bajo el mismo techo, cuidarse mutuamente
en las buenas y sobre todo en las malas y la suprema: ser fieles,
pensándolo como no dejar entrar otras personas en nuestras
zonas erógenas y bancarias.

T
Ahora hay quienes vociferan sosteniendo que esto no está bien.
Que meterse en el celular del otro es meterse en su intimidad. ¡Qué
se les puede decir! Que tienen razón pero que el concepto de priva-
cidad ha tenido un pequeño giro de 180 grados y que lo privado
sólo existe en la evanescencia de la nube y no nos pertenece. Es
privado hasta que es puesto a consideración de nuestros celulares,
porque un celular por haberlo comprado nosotros ¿es nuestro? Los
celulares están todos intercomunicados en tiempo real, cualquier
mínima pulsación es anotada en el sismógrafo de nuestra actividad
que ya no es considerada privada sino pasible de ser utilizada por
algún programa siempre activo. Hoy en día se puede mandar un
bomba dirigida al celular y con eso matar al adversario político
que se nos antoje, imagínense la bomba de enterarnos que nues-
tros celulares no duermen, no comen, no descansan ni cuando
se apagan y que, además de infieles son los grandes maníacos del
siglo XXI. Y sobre todo que nos llevan puestos.

86
La pareja
La pareja


La pareja

Él quería tener pareja


Se enganchó con una almeja
Que aunque estaba un poco vieja
Por lo menos no se queja
Pero al fin no resultó
Distraído, la pisó
Ella quería un marido
Conoció a un huevo podrido
Que estaba un poco vencido
Fue un milagro de Cupido
Pero al fin no resultó
La yema se le cayó
El quería tener novia
Y ella era una microbia
No tenían xenofobia
Pero la falla era obvia
Y al final no resultó
Porque un virus la flechó
Ella amaba no estar sola
Se compró una coca cola
Y aunque no le da gran bola
Por lo menos la controla
Pero al fin no resultó
Porque el gas se le escapó
Un día se conocieron
En el tinder se pidieron
En los gustos coincidieron
Y encontrarse decidieron
Pero al fin no resultó
Porque el celu se colgó

87
Homo Selfie


El delivery de las empresas
de aplicaciones
Yo solito llegaré hasta el infinito
Yo solito lo demás me importa un pito
No interesa si escuchas lo que te digo
En lo único que pienso es en mi ombligo
Este mundo siempre ha sido del más vivo
Más allá de los proyectos colectivos
Y si esto que te explico suena mal
A mi me da igual
Soy neoliberal
Rudy, yo solito

Ernesto F. de 63 años, el sábado 27 de julio de 2019 realizaba


un reparto con su moto cuando un auto lo embistió. Cuando
avisó a la empresa Glovo (una aplicación de celular para delivery
de comidas, remedios, trámites) le preguntaron por el estado del
pedido que, en este caso, era una pizza. Nadie se interesó por si
estaba bien o estaba mal, ni tampoco si era necesario llamar a la
ambulancia o la aseguradora de accidentes de trabajo pues no era
un trabajador en relación de dependencia. Como él respondió
que no se podía levantar por un fuerte golpe en la cabeza, el
personal de Glovo (que tampoco seguramente estaba en relación
de dependencia) le pidió si podía sacar una foto. Esto alarmó a
mucha gente y comenzaron acalorados debates acerca de cuánta
importancia le dan estas empresas a sus trabajadores monotribu-
tistas que prestan un servicio. Lo que no comprendió Ernesto ni
muchos de nosotros es que no le pedían que sacara una foto del
producto sino que le pedían que se sacara una foto a sí mismo, le
pedían una selfie para corroborar su estado. La aplicación nece-

88
El delivery de las empresas de aplicaciones

sitaba constatar el estado del producto, y el producto no era la


pizza sino Ernesto, la pizza era simplemente el objeto a llevar a
destino. Debía constatar no tanto el estado de su encargo sino la
imposibilidad de llevarlo por fallas en el producto. El producto
humano que es justamente el servicio que presta esta aplicación-
empresa, estaba malherido.

T
Ernesto había quedado en una incómoda situación, la noticia
había despertado la ira de todo el mundo, de la gente de Glovo
que se tenía que disculpar porque el personal que recibió la
llamada no entendió cuál era el procedimiento y se confundió
a qué producto tenía que sacarle una foto, de los periodistas
ante la escandalosa actitud de la empresa que ni siquiera tiene
un lugar de radicación salvo en la nube. La nube es una loca-
lización no estática, sin domicilio legal y código postal, difícil
de encontrar para los recaudadores de impuestos nacionales y
para la comprensión general. La nube no tiene país, se mueve
por el mundo. El nombre Glovo es muy pertinente, son evanes-
centes, trasnacionales, lábiles, empresas con grandes ganancias
sin grandes estipendios de capitales. Defensores de la nube
sostienen el ciclo fecundo que abren para el mundo, todos inde-
pendizados de la relación de dependencia, alaban que no sólo
ellos sino las personas podrán moverse de un lado a otro pero
no es lo que le ocurre a Ernesto que ni siquiera puede moverse
del piso para sacarse una selfie.

T
Ernesto ahora está siendo entrevistado en el programa “Detrás
de lo que vemos” (AM 750), los locutores Bernarda Llorente y
Emanuel Respighi explican que uno de los temas centrales en
el mundo es la creación de empleo y que, en estos años, se ha

89
Homo Selfie

destruido mucho empleo en empresas e industrias en países en


vías de desarrollo con gobiernos conservadores de derecha y que
también se constata a nivel mundial, el aumento de un tipo de
empleo llamado deslocalizado, en este caso a través de aplica-
ciones de celulares. Cuestionaban las características de este tipo
de empleo, precarizado pero novedoso en el tiempo del Homo
selfie donde el trabajador se constituye en su propia empresa.

T
Para los gobiernos (no entreguistas) resulta fundamental darle
suna radicación tanto a la volatilidad de estas empresas como
a las vicisitudes posibles en la vida de los trabajadores. La crisis
permanente de legitimación de los gobiernos, estudiado entre
otros por Habermas (Problemas de legitimación en el capitalismo
tardío, 1973) ve reducida el campo de acción: “Los márgenes
de lealtad de masas se estrechan por un régimen de distribu-
ción asimétrica de la riqueza social, y el estado debe compensar
esa carencia de sentido con valores por la vía de los servicios
de bienestar social”*. Los cambios acontecidos en la época de
las aplicaciones ha debilitado aún más el margen de respuesta,
ante la crisis permanente, de los gobiernos para llevar adelante
estrategias para resolver problemas generados por las nuevas
condiciones del trabajo.

T
El discurso de Ernesto es un emergente social, sostiene que
el trabajo que genera hoy el mundo es insuficiente y da una
explicación que concuerda con los accionistas de las corpora-
ciones y con el discurso de muchos gobiernos de derecha como
Argentina presidido por Macri y Brasil presidido por Bolsonaro

* Habermas Jürgen; Problemas de legitimación en el capitalismo tardío, 1973,


Editorial Teorema, Madrid, 1999.

90
El delivery de las empresas de aplicaciones

regenteados justamente por esos accionistas de las corporaciones


que como cotorras siempre dicen lo mismo: no hay trabajo por
el alto costo de los trabajadores y agregan, como estocada final,
los sindicalistas son todos unos corruptos. Ernesto cree lo mismo.
Los sindicalistas que podrían luchar por sus derechos “hay que
tenerlos lejos”. Esta aseveración enfática lo deja aún más soli-
tario, sólo podrá ser su propia empresa, su único trabajador, su
único cadete en el único trabajo posible en este mundo lleno
de nubes y nubarrones.

T
Un montón de trabajadores defienden el trabajo que
producen las aplicaciones, Ernesto, de manera pedagógica
sostiene: “Si hacemos un análisis, desde la ideología podés decir
un montón de cosas pero si hacés un análisis describiendo la
situación, viene una empresa que quiere ganar dinero, tiene sus
reglas de juego, si querés las aceptas si no te vas pero ¿adónde
te vas?” La falta de trabajo en el mundo y en Argentina vuelve
a estas empresas una herramienta para mover recursos produc-
tivos de servicios. Pero, a cambio, generan una ideología a la
que los trabajadores pueden identificarse: “Cada cual su propia
empresa, cada individuo como unidad de producción indivi-
dualizada, emprendedores de su futuro, gerentes de su empresa”.
Ernesto comparte la ideología del accionista de la empresa trans-
nacional en la que trabaja como monotributista.

T
Ernesto al sostener que todos los sindicalistas son corruptos,
nos lleva a reflexionar sobre la identificación de la clase traba-
jadora con la clase empresarial en este ciclo de la historia del
trabajo. Esta “identificación” es tendencia en el mundo donde el
trabajo se encuentra en retroceso de coberturas sociales, de salud,

91
Homo Selfie

jubilatoria, de salarios complementarios y, en vez de producir


luchas contra este sistema que los “explota”, se identifican a
quienes no tienen sus mismos problemas ni intereses. Estos
trabajadores replican cuestiones que los perjudican, volviendo
cualquier explicación psicológica insuficiente aunque también
necesaria.

T
Bernarda Llorente resalta que hace pocas semanas, luego de
una larga discusión, acerca de los repartidores donde el contra-
tante era una aplicación se produjo un fallo en contra de esas
empresas, la justicia dijo que no eran autónomos sino trabaja-
dores en relación de dependencia. “Esto puede cambiar la idea
de los trabajadores autónomos para aplicaciones en todo el
mundo”. Durante el fin de semana de finales de agosto, un fallo
en Argentina prohibió el trabajo de los repartidores durante un
fin de semana pero no tuvo mucha repercusión entre los miles
de trabajadores que dan vuelta las ciudades y en las aplicaciones
que no tienen juridicción localizable.

T
Ernesto tuvo su accidente cuando iba con su moto y la apli-
cación, quizás por primera vez hubiera preferido tenerlo bajo
relación dependencia. Hubiera sido fácil, con 63 años, la legisla-
ción argentina los hubiera ayudado pues no le quedaría mucho
tiempo para su jubilación pero estas aplicaciones no trabajan
así. Glovo sabe que sus problemas comienzan cuando hay un
accidente laboral, que ahí se plantean los verdaderos cuestio-
namientos acerca de los límites cómo empresas de aplicación
dispersas por el mundo. La entrevista radial es muy recomen-
dable para escucharla, te deja anonadado. Lo primero que le
preguntan es: “¿cómo estás de salud?”, Ernesto responde enfa-

92
El delivery de las empresas de aplicaciones

tizando que está muy bien y explica qué tipo de accidente tuvo:
un choque “aplauso”. Él venía circulando, un coche salía del
estacionamiento y plash… el aplauso le pegó en la cabeza. El
repartidor es un hombre con “expertise” (palabra que repite en
varias ocasiones), pide a los locutores que bajen el retorno porque
no escucha bien. El hombre está hablando en serio, quiere hablar
de verdad. El repartidor enfatiza que las reglas de juego son éstas,
que “nosotros no somos trabajadores de dependencia, pagamos
monotributo, pago la moto y la nafta de la moto” y agrega que
tuvo que sacar el certificado de antecedentes penales y hasta pagar
la primera vez el bolso con la que hace la repartición.

T
Y sigue sosteniendo que la empresa no debe hacerse cargo
del accidente ocurrido porque él es su propia empresa. “Estoy
prestando un servicio a un tercero”. Está convencido que son
microempresas, el locutor agrega: “emprendedurismo”. Es inte-
resante este neologismo de Respighi que mezcla el emprender
con lo duro, el repartidor es condescendiente: “Algo así”. Pero
después acepta que antes trabajaba en un negocio de arreglos
de televisores y ahora como repartidor de una aplicación en
moto: “La diferencia es que éste es un trabajo más duro”. El filó-
sofo Chul Han (en La topología de la violencia, Herder, 2016)
hablaba de que las aplicaciones se desarrollaron en lo pulido de
una pantalla celular en tiempo real pero el mundo que producen
es más duro. El repartidor se golpeó la cabeza pero ahora está
fenómeno dice, quiere seguir trabajando, su cabeza recibió un
golpe que no le permitió levantarse pero no solamente el golpe
fue duro, todo es duro, un trabajo duro, una cabeza dura como
Ernesto.

93
Homo Selfie

Quiere hablar y confiarnos que el problema no son las apli-


caciones ni la forma de contratación pues si no trabajara en
ellas, ¿dónde trabajaría? ¿Qué trabajos existen para él? Y apren-
demos un montón: ¿Cuál es el negocio de estas aplicaciones?
Cobran un porcentaje y también tienen sus porcentajes con
otras empresas con las cuales hacen acuerdos. Eso es otra carac-
terística de nuestra sociedad neoliberal, las empresas se asocian
para el mutuo beneficio, y así consiguen más ventas. Si el repar-
tidor pone su persona, la moto, el traje de lluvia, el celular,
¿la empresa que aporta además de derivarle algunos pedidos?
pregunta Llorente. Ernesto insiste de manera cada vez más enfer-
vorizado hasta terminar en una declaración totalitaria, todos los
sindicalistas, todos los políticos, todos los gobiernos durante la
democracia fueron lo mismo.

T
¿No hay diferencias entre un gobierno y otro? ¿Entre un
sindicalismo y otro, entre un sindicalista y otro? Ernesto se
siente impotente para contestar estas preguntas, acepta que este
gobierno facilita las reglas de juego de estas empresas de aplica-
ciones y que ha sido la única generación de empleo en una época
de destrucción de trabajo pero, a pesar de los elementos que tiene
ante sus narices, se desentiende: “este tema no me compete, no
tengo la expertise ni el conocimiento para resolverlo”. Es como
si no tuviera cercanía la política con la realidad laboral, la polí-
tica desacoplada del sujeto.

T
Ernesto descree de los políticos y acusa a todos los sindica-
listas, luego podría seguir descreyendo de todos los abogados, de
todos los psicólogos, de todos los taxistas, de todos los argentinos.
Llegamos a la premisa que anticipa el nazismo: la generaliza-

94
El delivery de las empresas de aplicaciones

ción superlativa del todos. Su posición que representa a muchos


argentinos/as termina en el totalitarismo, Ernesto lo termina
diciendo: “En el setenta había 5 por ciento de pobres, durante
la democracia estamos en el 32 por ciento”. Debate argentino
acerca de la dictadura y de la perfectible democracia. Y luego
termina hablando del ser: “en mi barrio hay códigos”. Y ¿cuáles
son los códigos? Si hoy sos un delincuente, vas a ser un delin-
cuente dentro de cinco minutos”.

T
El tema es la generalización y la sustantivización del ser. El
“ser” corrupto es para toda la vida, no se puede pensar en que
alguien haya participado en un hecho de corrupción sino que
su naturaleza es corrupta, de ahí que la naturaleza de todos los
sindicalistas pueda pensarla como “ser corruptos”. Llorente
intenta abrir un espacio de duda en lo terminante de Ernesto y
dice: “En la vida te podés equivocar”. Y el repartidor vuelve a
la tesitura individualista, “siempre estuve igual, cuando tuve un
mejor laburo gané más plata, no fue nunca el gobierno el que
me hizo estar mejor, mejoré por mi esfuerzo”.

T
Una entrevista que desarrolla temas de actualidad porque
no se queda en el episodio de la pizza desparramada por el
piso sino que se refiere a las condiciones que plantea esta
actualidad a los sujetos y con particular virulencia en esta
Argentina que no defiende a las personas que suelen llamarse
argentinos sino a las corporaciones que pueden entrar y salir
con toda “libertad de empresa”, sin obligaciones de contrata-
ción de trabajadores pero Ernesto, a pesar de esto, al menos
trabaja. Y en el piso, aún entumecido por el golpe en la cabeza,
agrega que no le va mal.

95
Homo Selfie


Yo solito

Yo solito llegaré hasta el infinito


Yo solito lo demás me importa un pito
No interesa si escuchás lo que te digo
En lo único que pienso es en mi ombligo
Este mundo siempre ha sido del más vivo
Más allá de los proyectos colectivos
Y si esto que te explico suena mal
A mi me da igual
Soy neoliberal

Yo solito voy haciendo mi camino


Y si alguien se interpone lo elimino
No me hablen de políticas sociales
Porque yo y yo somos individuales
Soy creyente si conviene a mis negocios
El poder es un perfecto sacerdocio
Y si esto te parece garrafal
A mi me da igual
Soy neoliberal

ESTRIBILLO
En el mundo hay tres especies de personas
Los que tienen, los que son, los que abandonan
Para mí no existe el bien ni existe el mal
Existe el capital
Soy neoliberal

96
Yo solito
Yo solito

Yo solito puedo hacer real un mito


Tengo dioses, tengo templos, tengo ritos
Los que creen que influyeron en mi vida
No se gasten, es una causa perdida
Tengo todo lo que ansío y lo que sueño
Soy el dueño de tu mente y de tu empeño
Y si esto te parece muy brutal
A mi me da igual
Soy neoliberal

Mi sistema favorito: democracia


Yo manejo y los demás me dan las gracias
Los que crean que es el pueblo el que gobierna
Me trasmiten una imagen “super tierna” (cara “cool”)
No me importan los fenómenos de masas
Mientras suban las acciones
Y las tasas
Y si te parece que esto
Es infernal, a mi me da igual
Soy neoliberal

97
Fotografía: Antonio Fernández
Capítulo III
IDENTIDAD VIRTUAL
Presenciales III

¿Quién sos?
¿Un perfil, un affaire o una taza de café?

Martín: El tema de la realidad ya nos traía muchos problemas


y ahora esto de identidad virtual nos complicó más. Con la
realidad tenemos al menos tres problemas: ¿cómo pensar que
hay una sola realidad? ¿No hay tantas realidades como personas?
En segundo lugar: la realidad puede desintegrarse como se ve
en los desencadenamientos psicóticos hasta perder el contacto
con lo témporo-espacial. Y en tercer lugar: la realidad tiene rela-
ción con la identidad, con el ser y el ser es una de las "cosas" más
complicadas que existen para definir. Lo único que no podíamos
dudar era que la realidad tenía un cuerpo de un individuo que
la encarnaba, un cuerpo que come, hace el amor, sale a la calle,
muere. Desde comienzos del siglo XXI, se comenzó a construir
un concepto: la realidad virtual que, si se pudiera definir rápi-
damente, se trata de un ser sin corporeidad, constituyendo una
paradoja. Así cómo existen más celulares que personas que los
posean, existen más perfiles que personas para salir a la calle,
hacer el amor, invitarte un café.

Rudy: La palabra realidad virtual para mí es complicada,


si es virtual no es realidad. Puede parecer simple, a los largo
del tiempo se han inventado muchas expresiones. Sería lo
mismo como llamar a las ficciones: realidades ficcionales.
Tenemos la ficción, lo virtual y la realidad. Creo que debemos
diferenciar esos conceptos. Si quieren llamarlo a las tres

101
Homo Selfie

como identidades, porque a los que venden eso les conviene


llamarlo realidad virtual, lo harán. Yo considero que antes
de seguir profundizando debemos decir que desde lo ideoló-
gico hay una trampa de llamarlo realidad virtual, lo correcto
sería llamarlo lo virtual. Lo virtual es otra dimensión que la
identidad. Tratan de convencer a un montón de gente que
es igual a la realidad pero no es lo mismo.

Martín: Es muy interesante lo que planteás. El concepto


identidad virtual merece un debate, es controversial. Cuando
se sostiene, a partir del siglo XXI, el nacimiento de una nueva
época, no se trata de la supresión del ser humano el siglo XX, ni
del XIX, ni del X. Las etapas coexisten, al igual que la separación
tajante entre realidad, virtualidad y ficción. Son tres elementos
diferentes pero creo que es pertinente llamarlo identidad virtual
por dos razones: el concepto de identidad siempre fue el resultado
de una posición ideológica, direccionado por la cruenta batalla
entre los poderosos y los oprimidos. Surge en el siglo XVII de la
mano del nacimiento de la Modernidad y de la idea del sujeto
liberado de sus ataduras para vender su fuerza de trabajo a precio
de subsistencia (o de hambre) en el mercado. Por otro lado, si
se habla de identidad virtual no es para asemejar lo virtual con
la realidad sino para acentuar el concepto de identidad. Existen
diferentes tipos de identidades. El acento estaría puesto en la
identidad y no en la virtualidad. La identidad DNI (la del docu-
mento) es por la cual soy numerado por el estado, soy individuo
jurídicamente enjuiciable, me dan tarjetas bancarias. Diferente
a la identidad virtual, por la cual me reconocen corporaciones y
puedo navegar por el ciberespacio, no tengo cuerpo pero puedo
calumniar al otro, llegar a escuchar su respiración a miles de kiló-
metros, matar a miles de otros avatars, hacer el amor virtual.
Cuando sacamos el DNI nos dicen que esa es la entrada a nues-
tros derechos, cuando sacamos la identidad virtual es la entrada
a un mundo todavía poco explicado pero, por momentos, difícil

102
¿Quién sos? ¿Un perfil, un affaire o una taza de café?

de comprender. Podemos cambiar hasta el apellido en nuestro


documento, podemos cambiar nuestro género pero es mucho
más difícil cambiar el perfil de la identidad virtual.

Rudy: Si alejamos el concepto de identidad del cuerpo,


todo se desmaterializa. Podríamos hablar de sexo en la
virtualidad y creo que el sexo tal como lo conocemos es
sexo presencial. Tendremos que aclarar si queremos o no
sexo presencial, explicarle al otro que queremos protago-
nistas humanos presentes en el mismo lugar de los hechos
haciendo un acto sexual entre ellos. Al otro, no debe-
ríamos llamarlo sexo, no estoy diciendo con qué te tenés
que satisfacer, ni manteniendo una posición conservadora,
simplemente digo que eso no lo llamaría sexo. Podríamos
llamarlo encuentro avatar pero sería otra cosa. Te podes
considerar satisfecho sexualmente sin haber tenido sexo
en presencia. Debemos tener claro que no conocés a la
mujer de tu vida, conoces al perfil de tu vida. O un sapo o un
elefante. Esa ironía me trae las aplicaciones que dicen tener
el objetivo de conocer gente pero no conocés gente en esas
aplicaciones, luego podes conocerlos, en principio conocés
perfiles. ¡Cuántas palabras que hay para hablar de espec-
tros! Está muy facilitado poner cualquier cosa. Podés vivir
una luna de miel con alguien que no conociste en tu vida. El
riesgo es que te convenzan que aunque cruja tu panza por no
haber comido, te aseguren que eso no es hambre. Hambre
es hambre, sexo es sexo, la corporeidad limita la posibilidad
de decir cualquier cosa.

Martín: Remarcás la cuestión ideológica y la cuestión bioló-


gica. Sin duda son dos polos del debate. Pero las personas se
preguntan acerca de lo que acontece en lo virtual y algo de esas
preguntas les pegan en el alma. Sin comparar con el hambre,
todos los días vemos adolescentes hablando con otros jugadores
en otros lugares del planeta y calentándose, totalmente enfras-
cados en ese juego sin importarles lo que acontece a su alrededor.

103
Homo Selfie

Cuando un adulto busca en una aplicación donde se le abren


diferentes selfies de otras personas que si se dan concordancias
de perfiles dan paso a una posibilidad de conocimiento, cons-
tituye la manera más frecuente en cómo hoy se forman parejas.
Conocemos gente que sostienen parejas a distancia, que duermen
con la cámara encendida escuchando los ronquidos del otro, se
despiertan y cuentan lo que soñaron a pesar de estar a miles de
kilómetros. Otros son calumniados y esto conlleva a un desen-
cadenamiento paranoico o a pegarse un tiro. No son el cuerpo
pero tienen consecuencias en el cuerpo. Existe una ideología de
las corporaciones que sostienen esa virtualidad, que es imperia-
lista, pero conviene no asustarse de los conceptos para poder
investigar lo qué están convirtiendo al ser humano. La resis-
tencia crítica se puede lograr a partir del conocimiento y de la
utilización de esas mismas armas que ya tenemos en nuestras
manos para fines humanísticos, para propiciar una utilización
responsable, para saber con aticipación qué es lo que nos tienen
preparado y decir si lo queremos, si la humanidad quiere eso o
no lo quiere.

Rudy: El límite es la corporeidad y la ideología, recordémo-


selo a nuestro avatar, a nuestro perfil y a las corporaciones
que no pueden hacer lo que les venga en gana simplmente
para ganar plata. Hay una tendencia a salir menos a la
calle, tendencia que lamento, pero que existe. Recuerdo a
Ignacio Lewkowicz cuando, en los inicio de los '80, sostuvo
que ocurrío ésto porque la dictadura se apropió del espacio
público y en Europa porque lo privado "expropió" el espacio
público. Entonces, en vez de ir al cine empezamos a ver pelis
en casa, en vez de ir al restaurante te lo empezaban a traer
a tu casa. O sea, el encuentro con otras personas en ese
espacio público se redujo. Existe, todavía existe pero cada
vez menos. Hasta la participación política se redujo pero no
desapareció. La virtualidad conlleva muchos peligros como
son las fakes news, el enfrascamiento autista, el decir cual-

104
¿Quién sos? ¿Un perfil, un affaire o una taza de café?

quier cosa sin atarlo a las necesidades del cuerpo. Nunca ha


pasado en la historia del mundo. Hace poco se realizaron
las Paso que funcionan como una elección anticipada. Si
no hubiera relación con los cuerpos que van a votar, todo
se volvería virtual. Todos esos que creían que iban a ganar
y perdieron por paliza, ¿en qué mundo estaban viviendo?
Habría que hacer prevalecer el valor de los cuerpos y las
palabras e intentar separar lo virtual de la realidad.

Martín: Debemos diferenciar las palabras pero en cuanto a


las consecuencias, se entrecruzan de una manera que ya no es
tan fácil diferenciarlas. Lo virtual intenta ganar cada vez más
corporeidad. Los juegos en 4D vienen ganando presencia y
será lo próximo dónde estaremos dentro de la escena. Vamos
al cine y ya es 4D, no sólo lo mirás sino que lo oles, lo sentís...
todavía no podés tocarlo. Es el gran límite de lo virtual. Nos
convertimos en vouyeristas de la escena, la preeminencia de la
visión sobre los otros sentidos, eso ya es realidad, con esa corpo-
reidad que no es igual al cuerpo biológico. Aunque el cuerpo es
el límite de nuestra materialidad, la ideología capitalista nunca
tuvo miedo de meterse con ese límite. No nos vamos a meter
en ciencia ficción si sostenemos que la realidad depende cada
vez más de nuestro centro identitario que se haa descentrado
de nuestro cuerpo. ¿Qué son estos textos sino la necesidad de
conocer a ese objeto que, por momentos, sabe más de nosotros
que nosotros mismos?

Rudy: La realidad, la virtualidad, la ficción son tres dimen-


siones que se entretejen en la vida y finalmente padecemos
el tener un cuerpo que sufre su corporeidad en un tiempo
donde la corporeidad quiere ser eludida. Una nueva forma
de negación de la castración como remarcás ligado a la
preeminencia de la mirada que pareciera que constituye el
sentido más fácil de engañar junto a la opinión pública, jaja.

105
Homo Selfie


Identidad virtual:
paradoja de este tiempo
Tengo un celular de última generación
Sabe lo que quiero, antes que yo
Llama a mis amigos cuando cree que estoy mal
Y es una aceptable compañera sexual
Rudy, Blues del viejo adicto

La identidad virtual asusta tanto como llena de curiosidad.


Es atrapante tanto como peligrosa. Escurridiza, sigilosa, seduc-
tora. Difícil de explicar pero su presencia cotidiana constituye
una nueva paradoja para el ser humano. Y no hay muchas para-
dojas. Cuando encontramos una clavamos bandera, se constituye
una fecha que marca un antes y un después. Cristo fue una de
las primeras paradojas, no sólo plantó bandera sino clavó la cruz
donde se lo torturó hasta la muerte. Las torturantes paradojas
que nos vuelven humanos. Hemos encontrado una nueva.

T
La modernidad nació de otra paradoja: la duda que duda
cartesiana, la paradoja dubitativa que saltó al infinito cambiando
el tiempo del siglo XVII. Ahora el Homo selfie clava bandera
de un nuevo tiempo histórico con la paradoja de la identidad
virtual. Las ciencias humanas ya reconocieron que la identidad
te congela: “yo soy esto” petrifica la posibilidad de cambiar. Si
yo soy “esto”, luego no puedo ser sino “ex esto”. La identidad
es contradictoria pero si le agregamos el concepto de virtual el
resultado es una paradoja. Un ser sin corporeidad. Un ser tras-

106
Identidad virtual: paradoja de este tiempo

cendental (y no un sujeto trascendental como lo pensaba Kant)


puede renegar de la castración que ocurre en lo real del cuerpo,
se maneja libre sin el peso de la corporeidad. Una identidad
sin ser corpóreo. Como ocurre con cada paradoja, quién cree
comprender, no entiende nada.

T
La identidad virtual es diferente a la identidad del docu-
mento de identidad, a la identidad autopercibida, a la identidad
de género, se trata de una presentación cada vez más expuesta,
desarrollada, ajustada para las redes sociales, laborales, de mensa-
jería, de juegos y aplicaciones. Muchos trabajos se relacionan con
la “evolución” de esa identidad virtual, implican consecuencias
en el plano laboral, comercial, político, económico, subjetivo.
Dentro de este complejo campo, están las aplicaciones del amor
y del sexo. Te facilitan conocer a otro pero antes de conocerlo te
deberás relacionar con su avatar quién sólo, en algunas ocasiones,
te conducirá a un cuerpo. La identidad virtual no es corporeidad.
¿Puede haber identidad sin cuerpo? El documento presupone
un cuerpo, al igual que la identidad autopercibida y de género,
la virtual también lo presupone pero desprendido del sujeto.

T
Se dedican a relacionarnos con otras personas mediante
esa identidad virtual. Eso ya es presente. Se ocupan del (des)
encuentro de una porción cada vez más grande de la gestión del
goce. La idea que tienen del otro es que está ahí para gestionar
buenos momentos para nosotros, el otro es instrumento de
nuestro goce, con lo que nosotros gozaremos (y no con lo que
deseamos darle al otro). El problema de la identidad virutal es
ese desprendimiento del cuerpo y el tema del reconocimiento
del Otro. Sin dialéctica, simplemente buscando reciprocidad,

107
Homo Selfie

pues ese otro también tiene un avatar que intenta descubrir


en nosotros algo que gestione su goce. ¿Algún encuentro será
posible? Si la concordancia se da, será un encuentro venturoso,
un encuentro con futuro simple: algo pasará. Pero si se trata de
una relación con futuro compuesto, perfecto, no tendré la menor
idea salvo la incertidumbre. El campo del deseo, sin dialéctica,
queda desértico: ¿qué habrá pasado? Nada de aventurado, sólo
es perfecta la conjetura de mi angustia.

T
El futuro perfecto: ¿qué habrá pasado? Reúne el pasado y
el futuro en una misma frase junto con la incertidumbre y la
angustia. ¿Qué intento de explicación aclara sólo la incertidumbre
que genera? Una explicación no dialectizable. Hasta Hegel dudó
dónde ubicarla. La explicación, por un lado, más sencilla sostuvo
pero, por otro, el colmo de lo posible. Hegel ubicó ahí al testi-
monio como la primera dimensión de sus nueve posiciones
epistemológicas, como el límite entre el cuerpo, lo Real y el
lenguaje. Ya percibió el riesgo que implicaba en cuanto a lo dialec-
tizable, la posibilidad de ser minimizada a un lenguaje icónico,
minimalista, de emoticones. Cuando preguntás a alguien ¿qué
sentís en este momento? y contesta: no es posible transmitirlo…
pero sigue intentándolo con palabras, al final se rinde y dice: yo
ahí y manda un emoticón. El testimonio en el límite mismo
del lenguaje y el cuerpo. En vez de esforzarse de dejar “despelle-
jado” al lenguaje, las aplicaciones nos permiten sacar una selfie y
enviarla. La autofoto en tiempo y lugar, el colmo paradojal de la
explicación que nos deja detenidos frente a una incertidumbre.

T
El tiempo del Homo selfie, en el límite de lo decible, trata de
testimoniar y, estos vínculos, generan dificultades en la dialéc-

108
Identidad virtual: paradoja de este tiempo

tica del reconocimiento del Otro. Aparecen y desaparecen los


avatars, sin palabras, sólo selfies. Las aplicaciones son ventanas
que se abren y cierran. La manera es simple y eficaz. Se van
perfeccionando. Por algo se llaman smart, no son inteligentes
sino ingeniosas, listas, astutas. El algoritmo conoce tus repeti-
ciones, sabe lo que frecuentás, por tanto podríamos decir que
te conoce. Todo pareciera ocurrir sin palabras, se pasan seres
humanos como books de modelos pero lo inesperado se sale con
la suya, ella encuentra una selfie con un detalle de familiaridad; ya
decidió que esa apertura de ventana podría ser una posibilidad.
La red da desconfianza, no por la red sino por el mundo y por
lo descarnado de las identidades virtuales, cualquiera se puede
esconder tras el anonimato, cualquier puede estar muerto, cual-
quiera puede no ser cualquiera. Alguna mínima señal alcanza
para depositar toda la confianza allí, es éste. Una breve, deli-
rante señal de partida para que ella decida seguir adelante con
una elección difícil pero fundamental para abrir las puertas de
un futuro encuentro.

T
Ya podemos ir de un lado a otro conociendo los avatars de
gente que nunca vimos, las aplicaciones trabajan para nosotros,
¿para qué queremos la tecnología sino para hacernos la vida más
fácil? Si nos buscan pareja, con quienes pasar un rato o toda la
vida, ¿tendremos que ajustar la búsqueda a lo verdadero? Soy yo
el que pone las coordenadas, ¿quién puede describirse a sí mismo
sin caer en deformaciones propias del narcisismo ya sea para el
lado de la exageración o de la depreciación? Pero, a pesar de todo,
intentamos dar algunas correspondencias entre ese avatar y noso-
tros, intentamos dar las coordenadas de nuestra corporeidad.

109
Homo Selfie

Se producen cambios en cómo pensar al otro. La búsqueda


se va sesgando por pocas variables: apariencia, última direc-
ción reconocida, edad informada, unas palabras sobre sí donde
buscamos familiaridad, inclinación erótica manifiesta. Los
anhelos latentes sólo los conoce el avatar. Lo manifiesto y lo
latente entremezclados con variables fácilmente comprensi-
bles. Las apps conocen la desesperación humana, la necesidad
de cuerpos para gozar, el anhelo de estabilidad para el mañana,
la acechanza de la naturaleza mortal. Veremos qué pasará, si
todo será olvido, si sólo quedará la presencia de una noche o un
tiempo que valió la pena, si la descarga fue posible en ese avatar
o en ese cuerpo (o en ambos).

T
Nos encontramos en el aquí y ahora, que se obstina en caerse
de nuestras manos. Digo presente y ya pasó, necesito saber qué
pasó, ese pasado no me alcanza para imaginarme el futuro. Lo
que pasó es nebuloso, no conozco tanto a ése/ésa. El ser humano
nacido de la necesidad de explicarse su destino nos lleva a esbozar
alguna hipótesis: “habrá pasado esto”. No habrá chequeo de la
información ni una interlocución para ponernos de acuerdo en
que fue lo que pasó entre nosotros aquella noche. Sólo la selfie
de haber estado ahí.

110
Blues del viejo adicto
Blues del viejo adicto


Blues del viejo adicto

Tengo una tele, que es very smart


Muy inteligente es mi celular
Se autorregula, mi caloventor
En mi casa el único tonto soy yo

Tengo una máquina que sabe bordar


Coser y abrir la puerta para ir a jugar
Es importada, made in Taiwán
Con esa maquinita, me quiero casar

Tengo un lavarropas que sabe elegir


Él es quién decide, mi forma de vestir
Lava y centrifuga, habla inglés y guaraní
Y mi heladera lo invitó a salir

Tengo un aparato de diseño funcional


No se para qué sirve, ni si anda bien o mal
Tiene garantía multinacional
Puedo enchufarlo, o agregarle sal

Tengo un celular de última generación


Sabe lo que quiero, antes que lo sepa yo
Llama a mis amigos cuando cree que estoy mal
Y es una aceptable compañera sexual

Vivo acompañado, no me puedo quejar


Voy a todos lados, sin salir de acá
Algo me preocupa, les voy a decir
¡Ningún aparato se puede reír!

111
Homo Selfie


El salvoconducto de un futuro perfecto

Quise componer una canción


De amor para Mariana que ahora es un señor
Puse en ella toda
Mi imaginación para verla como varón
Pero resultó, que me salió mal
Y lo más terrible fue, que a ella le encantó…
Pero a mí no
Rudy, canción generosa

La identidad virtual es atrapante, como una serpiente sigi-


losa, seductora, mortal. Nos congela, nos deja estupefactos: si la
identidad virtual se vuelve mortal, ¿qué pasará con los mortales?
De estas cuestiones trata un capítulo de la quinta temporada
de Black Mirror llamado “Striking Vipers”* (Encantadoras
serpientes). El mito de la cabeza de medusa, uno de los mitos
griegos más reconocidos, está presente desde el mismo título.
Danny se pregunta (en un tiempo muy cercano al presente pero
con adelantos tecnológicos no alzanzados aún) qué habrá pasado
con él. Junto a un amigo crearon dos avatars para divertirse en
un juego de peleas en una pantalla pero sus identidades virtuales
se les fueron de las manos.

T
No solamente tienen un implante para meterse dentro
del juego sino que se meten uno adentro del otro. Las identi-

* Black Mirror, episodio “Strikking Vipers”, es el primer episodio de la quinta


temporada. Fue escrito por Charlie Brooker y dirigido por Owen Harris. El
episodio se emitió por primera vez en Netflix, el 5 de junio de 2019.

112
El salvoconducto de un futuro perfecto

dades virtuales se enamoran entre ellas, las identidades reales se


preguntan qué habrá pasado. Uno de ellos es ahora una mujer
valiente y sexópata, Danny un aguerrido combatiente con
pito grande. Nuestra identidad virtual ha cobrado vida y nos
permite entrar en otra etapa erótica de la civilización. La iden-
tidad virtual se despega del sujeto en las múltiples pantallas on
line y planta bandera de un tiempo histórico novedoso: el Homo
selfie. Jugando y jugando, pateándose una y otra vez, los avatars
de los dos amigos tienen sexo y no pueden dejar de pensar en
sí mismos, en sus avatars y en el otro. Lo que era un juego se
transformó en algo diferente. ¿Qué relación existe entre esos
avatars y ellos mismos? Se constituye un pensamiento que no
existía: ¿Quién es el avatar para mí? Danny no le puede decir a
su esposa embarazada que le fue infiel con una mujer avatar y
peor, que era su amigo y que nunca había sentido tan fuerte la
sexualidad y el amor.

T
Danny está anonadado. No puede todavía hablar con nadie.
A lo que tiene acceso es al tiempo verbal del futuro perfecto: ¿qué
habrá pasado?, un tiempo entre las posibilidades de la lengua con
la angustiante incertidumbre. ¿Qué siente Danny con su avatar
frente al avatar de su amigo bella mujer? Estas cuestiones son difí-
ciles de comprender. ¿Nuestra identidad virtual puede ser trans?
¿Cómo es la cuestión de género de nuestro avatar? Y ¿qué ocurre
entre ese avatar y nosotros? ¡Las sospechas no se pueden decir en
voz alta! ¿No se estarán utilizando cambios producto de la lucha
de género (encomiables nuevos derechos para las minorías) para
facilitar trans-formaciones de género en nuestra identidad virtual?
Danny le propone al amigo que se caguen a trompadas y luego
que se den un beso (o al revés) para saber lo que realmente sienten
en la vida real. Es graciosa la escena, el infantilismo, mezcla entre
debilidad mental e impulsividad retorna en los seres humanos

113
Homo Selfie

como resultado de esa realidad virtual. ¿Puede ser que el avatar


sienta emociones que su cuerpo no? ¿Podría el avatar permitirnos
mayores posibilidades de libertad?

T
El otro no se dio cuenta con quién estaba. Parece gracioso
este pensamiento si no fuera que se está replicando en todas las
redes del mundo. Pocos se sienten comprendidos en la natura-
leza de sus necesidades. En el momento donde tenías un cuerpo
en tus manos no hubieron palabras para el reconocimiento del
Otro, condición de posibilidad para hacer circular un deseo.
Estas apps determinan una nueva manera de gozar pero dificultan
el reconocimiento del Otro. En la época del Homo selfie nadie
sabe bien lo que gana y pierde del otro. De ahí la dificultad del
duelo y, sin el duelo, aparecen las problemáticas de la impulsi-
vidad, la debilidad mental (hoy se la llama espectro autista) y
las enfermedades psicosomáticas que están arrasando el mundo.

T
Ese fututo “perfecto” dificulta la relación con uno mismo y
con el otro, complica al acto libre y responsable pues ese acto
"debe ser" realizado en el campo del reconocimiento del Otro.
Y lo que queda de esa operación, ese resto, es incertidumbre. Yo
podría haber actuado distinto, si el otro se hubiera dado cuenta
de quién soy, si hubiera actuado distinto, si hubiera dicho esas
palabras que jamás dijo. Las hipótesis serán imprecisas pero la
conclusión será clara. Cuánto más imprecisas sean las hipótesis
de lo que pasó, la conclusión será más determinante. El otro no
era para mí porque no se ha dado cuenta con quién estaba, y
con quién estaba podría haber sido importante pero ya no está.

T
114
El salvoconducto de un futuro perfecto

La esposa de Danny no sabe qué pensar, ¿quién es su marido?


Y como todo está como está, decide tomar una sabía decisión, y
no estoy espoliando el final pues esta resolución ya lo tomaron
antiguamente los griegos: dejar días libres. Un tiempo estipu-
lado donde nuestra identidad virtual “sea libre” y liberarnos
de este mundo tan lleno de agujeros prohibidos, agujeros con
libreta de matrimonio y derechos civiles, agujeros colonizadores
y dominados, agujeros dulces y salados, con géneros y números.
Ella, a su vez, se sacará el anillo de casada e irá a “levantar” al
pub de la esquina y él se meterá en el jueguito para tirarse de
las mechas y hacer el amor en el rascacielo de la felicidad con el
salvoconducto de que la identidad virtual se prende y se apaga
en la paradoja del tiempo del Homo selfie.

Dibujo: Vanina Muraro

115
Homo Selfie


Canción generosa
Quise componer una canción
De amor para Mariana que era una mujer
Puse en ella todo lo que yo
Creía qué había que poner
Pero resultó, que no le gustó
Por que me contó que ella no es una mujer,
Ahora es un reloj

Quise componer una canción


De amor para Mariana que ahora es un reloj
Puse en ella varias horas
Y muchos minutos llenos de pasión
Pero ella no, hizo ni tic tac
Porque ella dijo que, ya no más es un reloj,
Ahora es un diván

Quise componer una canción


De amor para Mariana que ahora es un diván
Puse en ella sueños, sexo
Muchas ilusiones, a Freud y a Lacan
Pero resultó, que ella se aburrió
Porque confesó que ella ya no es un diván,
Que ahora es un señor

Quise componer una canción


De amor para Mariana que ahora es un señor
Puse en ella toda
Mi imaginación para verla como varón
Pero resultó, que me salió mal
Y lo más terrible fue, que a ella le encantó…
Pero a mí no.

116
La aplicación de conocerte
La aplicación de conocerte


La aplicación de conocerte
Te amo pero nunca te vi
Y ni siquiera se si existís
Podrías ser un falso perfil
Que usa una foto juvenil
Podrías ser tu tía, o una ilusión mía
Rudy, Amor virtual

Cuanto más sencillo resulte la posibilidad de apertura de


encuentros, mayor será la incertidumbre acerca de qué tipo de
relación saldrá de esas posibilidades Sólo existsen tres formas
para conocerse.

1. El encuentro: ir a algún lugar y descubrir entre el fango


de las miles de personas, una gema de oro: alguien que
nos llamó la atención por lo bello, por lo estúpido, por lo
gracioso, por lo pesado, por lo caradura, por la cantidad
infinita de problemas, por lo amoroso, por lo inescru-
table; alguna característica que vaya bien con nuestra
neurosis o con nuestra desesperación de conocer a alguien
que nos quiera.
2. La presentación: el famoso “tengo alguien para presentarte
ideal para vos”, esas palabras nos llenan de curiosidad,
no sólo para conocer al agraciado/a que nos tiene desti-
nado nuestro amigo/a sino para ver cómo nuestro amigo
nos ve a nosotros. Suele ser el método más eficaz porque
nos saca de encima la penosa decisión de elegir. Si, tantas
veces nos hemos equivocado con relaciones anteriores,
mejor sería que eligiera alguien por nosotros y, si a ése
lo consideramos una persona valiosa, seguramente no
querrá el mal para nosotros.

117
Homo Selfie

3. La aplicación: conocer a alguien por medio de apps, a


pesar de la variedad que encontramos en el mercado,
todas tratan de sectorizar gente por perfiles. En muy poco
tiempo, como en otras cuestiones, estamos frente a la
tiranía de las aplicaciones, actualmente las más audaces y
las más usadas a la hora de relacionarnos con gente nueva.

T
Cada tipo de encuentro tiene ventajas y desventajas. Ir a un
lugar significa mover el culo. Y eso sale plata. Un culo para mover
tiene que estar vestido, presentable. Tampoco el dinero es un
problema menor hoy en la Argentina de las Pymes al borde de
la extinción por las políticas de Macri (2015-2019). Es difícil
tener el ánimo para salir, además afuera están… los chorros,
los violadores, los indigentes, los problemas de tránsito. Esta
manera de conocer gente es épica, cuando se da la oportunidad
de que salgamos, y lo hacemos, y vemos a alguien que nos llama
la atención, el efecto es mágico. No hay nada comparable con
ese momento donde alguien nos sostiene la atención como un
alfiler de gancho.

T
Las presentaciones siempre implican una demanda agregada,
no solamente debemos comportarnos de una manera determi-
nada sino actuar para que la persona que nos presentó también
quede conforme. Pero, por lo general, siempre hay uno discon-
forme, alguno queda excluido. No es el mejor método para los
tímidos ni para los ansiosos pero la enorme ventaja es que no
tenemos que elegir y eso es una salida posible a nuestra historia
amorosa pasada.

T
118
La aplicación de conocerte

Las aplicaciones son una frecuente y, para muchos, novedosa


forma de conocerse. Tiene límites en cuanto al romanticismo
pero, hoy en día, a quién le importa. El otro día en un casa-
miento, la jueza de paz les preguntó a los futuros consortes cómo
se habían conocido, ellos delante de todos y todas, dijeron: “Por
tinder”. Fue genial el desconcierto de la jueza. Son ventanas
que se abren y cierran; y cada cual con un simple parpadeo roza
la pantalla del celular con un like y si el otro hace lo mismo,
se abren dos ventanas al mismo tiempo y te encontrás frente a
un posible otro.

T
Los métodos de las aplicaciones, más allá de las diferencias
entre una y otra, son muy ingeniosas, sumamente eficaces y
directas. Utilizan seis variables diferentes produciendo inte-
resantes entrecruzamientos: cercanía, franja etaria, aspecto
físico (género), inclinación sexual, breves palabras sobre sí
mismo, presencia on line. Podríamos sacar muchas hipó-
tesis acerca de cada una de estas variables pero solamente
remarcaremos que, en las teorías del género, se discrimina
sexo, género e inclinación sexual. Las aplicaciones tienen
otra forma de pensar: sexo y género lo amalgaman a aspecto
físico y ubican un segundo elemento que es inclinación
sexual manifiesta.

T
Ninguna variable es eficaz sino para un sujeto, cada cual debe
enfatizar a cuál de ellas dará prioridad. Escuchamos un montón
de relatos que resaltan una sobre otra: “me encantó lo que escribió
hablando de sí mismo”, “vivía re cerca de casa ¡cómo no lo había
visto antes!”, “era una foto increíble, me preguntaba si ella sería
realmente así”, “cada vez que le hablaba, contestaba rápido,

119
Homo Selfie

siempre picante en sus comentarios”, “quería lo mismo que yo en


lo sexual”, “tenía esa edad en la franja que me interesaba”.

T
Cada cual ordena las variables según sus posibilidades, a
veces no se piensa mucho y finalmente es la/el que da bola.
Todo parece muy controlado pero lo inesperado se sale con la
suya. Los seres humanos hacemos trampa. Hasta el más honesto
tendría cosas para cuestionarse, la verdad humana se desarrolla
en el campo del discurso donde lo dicho, la intención y el habla
no están alineados para el mismo lado. Las aplicaciones conocen
esa característica humana, están hechas para no decir la verdad
sino en el horizonte de la exageración, de los filtros, del maqui-
llaje, del tuneo.

T
No podemos aseverar que sean vínculos que nazcan de la
falsedad sino de aquello que nació de un instante que hemos
vivido, aquella selfie disparada uno de los mejores días de nuestra
vida, en ese lugar al que nunca volveremos. No se puede pedir
autenticidad porque todo habla de nosotros pero nadie habla
de sí mismo, somos perfiles de nosotros mismos, somos emoti-
cones de nuestras emociones, somos frases de nuestros discursos,
avatars de nuestras miradas.

T
La intimidad no es bien recibida. Nadie que cuente algo de
sí mismo será tomado en serio. Se trata de construir una iden-
tidad diferente a la de todos los días, se trata de la “identidad
virtual”, una construcción “virtual pero real” que se construye
sobre nosotros. No se trata de que alguien mienta escondido tras
el anonimato, se trata de cómo el otro encuentra en esa iden-

120
La aplicación de conocerte

tidad virtual señales de familiaridad: ¡le gusta el mismo grupo


que a mí!, ¡le gusta leer!, ¡hace gimnasia!, ¡tiene auto!, ¡puede
pagar una salida!, ¡quiere casarse y tener hijos! Alguna mínima
señal alcanza para depositar toda la confianza allí, en éste. Una
delirante señal de partida que nos permita volver a confiar que
el amor es posible en nuestro mundo virtual.

T
Una mujer o un hombre, como siempre, tienen que llevar
adelante una elección difícil, abrir la puerta a un extraño, ¡aquí
la paradoja, el gran salto! Si no estamos en una época de ir de
un lugar a otro, si el esfuerzo cansa, si tenemos una aplicación
gratuita que trabaja para nosotros, ¡para qué abrirle la puerta
a un extraño! La tecnología ha nacido para hacer más confor-
table nuestras vidas, y lo ha conseguido. Pero lo que no estamos
seguros es si esa aplicación quiere que le abramos la puerta a ese
desconocido. Suponemos que la aplicación se pone rabiosa, no
quiere que le abramos la puerta del todo o que, simplemente
la dejemos abierta para echarlo después de habernos satisfecho.

T
Una mujer abre una aplicación, busca a alguien, no es tan
difícil, busca por edad, cercanía a su ciudad y aspecto. No le gustan
los chicos perfectos, tienen que tener algo en la cara, un gesto, la
mirada, ¿qué verá el otro en mí? Ya se lo preguntará aunque eso
no se pregunta. Pero siempre tendrá que decir lo mismo: “sos una
de las primeras persona que conozco en serio” y que, ahora que
lo conociste, ya no tiene sentido estar en esta aplicación y que ya
la borraste. La aplicación se pueden enojar de entrar y salir de tu
vida, prefiere que sean ellos y ellas que entren y salgan.

T
121
Homo Selfie

Las aplicaciones no son (auto) destructivas como los seres


humanos. Lo que desean es que la pases bien y que cuando
termines lo vuelvas a pasar bien. Quizás al final del camino puedas
abandonar la aplicación pero siempre podes volver a ella. El ser
humano ya no tiene la difícil tarea de elegir con quién estar, deja a
la aplicación que busque por las identidades virtuales los mejores
y peores encuentros, siendo una aplicación inteligente, no te da
todas las respuestas servidas porque sabe que los seres humanos
somos “contreras” al deseo del otro, entonces nos hacen sufrir
múltiples incertidumbres hasta querer huir de este mundo, y
¿con quién huis sino con el amor de tu vida?

T
Todavía no se puede decir tan claramente sino a través de
las aplicaciones que deseas pasar un buen rato y nada más. El
ser humano siempre peleará contra esas aplicaciones porque a
diferencia de su lógica, el ser humano quiere trascender la inme-
diatez o, mejor dicho, no soporta solamente pasar un buen rato
porque ¿no te dan ganas de volver a tenerlo? Las contrariedades
de los lazos afectivos, cuánto duran, cómo duran, ésa es la cues-
tión. El ser humano no solamente desea un cuerpo vivo para
gozar sino otro ser humano que hable, se mueva, que tenga sus
vericuetos y sus hazañas, un cuerpo lleno de marcas de la vida.

T
La presencia de una noche que valió la pena no es poco pero
cuando bailamos en la cubierta de un barco que naufraga, algo
nos lleva a querer un abrazo, ese beso pegajoso, unas palabras
qué hablen de nosotros.

122
Amor virtual
Amor virtual


Amor virtual

Te amo pero nunca te vi


Y ni siquiera sé si existis
Podrías ser un falso perfil
Que usa una foto juvenil
Podrías ser tu tía, o una ilusión mía

Respiro lo que vos me decís


Y miro lo que me sugerís
Me excito si me das algún “like”
Tendremos cinco hijos “on line”
Podrías ser un loro, café o un inodoro

Sé que nunca te veré, esa es nuestra condición


Pero todo está muy bien, porque Bill Gates/
Dice que hay amor

Tal vez un día si no doy más


Intente conectarte a mi wasap
Algunos dicen que esto no es amor
No importa, porque al menos no hay dolor
Podrías ser atleta, o algún salame en fetas

Vos sos mi nena, nena virtual


Esposa amante, novia mental
Te amo y no podría estar sin ti
Salvo que conozca otro perfil
Podrías ser un gato, un lápiz o un zapato

123
Homo Selfie


Estoqueándote antes de conocerte

Tu amor es tan líquido


Que quita la sed
Tu amor es tan líquido
Es tan de ocasión
Que si me caliento
Se vuelve vapor
Rudy, Amor líquido

Cada vez que ocurre la posibilidad de un encuentro, primero lo


estoqueás. Antes de conocerlo te preguntas si será la tipología de
lo que buscás. La multiplicación de resortes, líneas de fuga, poli-
cromías de pantallas te propulsan al espacio anónimo de la red
para conocer a alguien sin hacer el esfuerzo de vestirte para la
ocasión. Y lo que conocés primero: al perfil subido por su narci-
sismo, a su avatar que vive en el abrir y cerrar de pestañas, a las
fake news que lo/la calumnian alejándolo de tu consideración.

T
La acción de estoquear. Existimos en la red, fragmentos de
múltiples existencias viven contemporáneas a nosotros, en el
tiempo del dataísmo, del Homo selfie. Estoqueamos al otro y
nos estoquean a nosotros. El perfil, el avatar, la identidad virtual
resuenan y se despegan al infinito. Inquietante, dirán algunos.
Eso que testimonian las redes sobre ti, ¿será algo de tu vida?
¡No serás tú quién lo diga, está ahí! Estoquear antes de conocer.

124
Estoqueándote antes de conocerte

Del verbo inglés to stalk que se pronuncia stôk, se puede


traducir como estar al acecho, espiar, vigilar, estar atento,
interesado. Ya no hay duda de que, a esta altura de la civili-
zación, el idioma es una forma de colonización cultural y la
tecnología su vehículo, entronizada como lengua universal.
Una palabra anglófona que castellanizamos: estoquear. Para
nuestra cultura tiene muchas otras acepciones. La antedicha:
la graduación que va desde “estar atento” hasta el abuso, el
chantaje, el acoso. Pero también en esgrima italiana se estudia
y práctica la técnica del estoque que se popularizó en Europa
desde el siglo XV hasta nuestros días. Otros significados nos
remiten a la acción del matador que con sus estoques hiere y
mata al toro en las corridas públicas. Y otro significado más,
ligado a la práctica del comercio: el stock. Cuando nos falta
un producto vamos al mercado y nos estoqueamos. Se trata
del inventario de lo que falta, la existencia de un producto que
se comercializa y una acción para ir a comprarlo con alguna
forma de pago.

T
Aun así, estoquear es una palabra que no resulta sencilla
explicar pero algo la identifica: lo filoso, tanto el estoque del
matador, como la espada del esgrimista, como la falta de un
producto, como el aviso para que el otro sepa que es observado
resultan acciones filosas, cuyos resultados tienen consecuencias,
marcan indefectiblemente a las pulidas pantallas con nuestra
presencia. Se trata de tirar estoques en la red para que el otro/
otra le pase algo, quede anoticiado, prendido, clavado, enfilado,
reencontrado, avisado de qué estamos ahí observándolo y que
responda; debe responder, en lo posible, rápido.

125
Homo Selfie

Estoquear es una palabra muy utilizada en la comunidad


(se la suele pronunciar “estalquear”). Puede significar: acosador
pero también todo lo contrario: aquel que intenta (re)conocer a
alguien, simplemente “estar interesado”. Estoquear es seguir las
publicaciones, compartirlas, puntuar con un like, observar las
fotos y descripciones (edad, estado civil, profesión, inclinaciones).
Se reconoce al otro antes de conocerlo o como medida preven-
tiva para saber quién nos pide amistad y/o porque nos interesa
saber más de esa persona. Estoquearlo, seguirlo en la red, en un
espacio público, no es espiarlo. Estoquear y ser estoqueados, la
voz activa y voz pasiva no se diferencian en la paradoja de la iden-
tidad virtual. Te miro y me mirás, no significa nos miramos, una
acción sigue a la otra, nunca se producen en forma simultánea.

T
La mirada no es simultánea, no hay reciprocidad, reconoce
el anhelo del otro en la red, sus intenciones, siempre que sean
claras. Pueden ser para vender, para presentar sus trabajos, para
conocer gente, para tener sexo. Pero exige claridad. Pulido,
filoso y claro. Los atributos necesarios de la identidad virtual, y
es preferible que sea corto. Nadie hace cola ni espera su turno
en el espacio ansioso de la red.

T
La primera acción de estoquear siempre es del otro. Y quien
responda, también habrá previamente estoqueado, sabrá muchas
cosas de nosotros aún antes de conocernos. Y así al infinito.
Tú estoqueas, yo estoqueo, nosotros estoqueamos. El primer
estoqueo siempre viene del otro. Ese estoqueo ha “abusado” de
nosotros, ha observado una mirada, un gesto que reconoció aún
antes que desapareciera de nuestra cara.

T
126
Estoqueándote antes de conocerte

Nosotros estoqueamos. ¿Es esta persona el tipo, la tipología


(de falta) que busco? Un simple ejemplo: la edad. Aquel que entra
a la red tiene que tomar una decisión: edad manifestada y avatar
representante. Después podrás evidenciar intenciones y luego,
soportar el estoqueo: ¿tu edad manifestada es concordante con
tu edad virtual y con tu edad de nacimiento? La desconfianza
en tiempo real. En definitiva nada nos asegura la verdad sino la
coordinación entre el perfil, el avatar, la identidad virtual y las
palabras que hablan de nosotros.

T
Existe una caricia de estocada, sutil como un like, que intenta
causar una pequeña herida que abra un soplo de oportuni-
dades de conocerte. Tu intimidad ya la reconozco: postales de
tu vida sentimental, el color de los ojos de tus hijos, los lugares
que conociste en tus viajes, tus posiciones políticas pero ahora
quiero conocerte, quiero que escribas unas palabras para mí, y
si fuera posible llegar a tu cuerpo, a tu olor, al sonido de tu voz
que sólo aparece conmigo. Pero sé que para llegar a eso es nece-
sario atravesar galaxias.

T
También suele ser frecuente estoquear las fotos de la/el ex
novia/o que todavía no se aleja de mi melancolía, de mi sufri-
miento y mediante algún perfil ajeno saber qué está haciendo,
las últimas fotos o, mejor dicho, las primeras fotos sin que
estemos nosotros. Hay tantas cosas que se puede hacer esto-
queando. Algunos más tramposos se meten directamente en la
red del otro, hay aplicaciones que copian las claves y entonces
todo está abierto para la trampa, la que apenas tiene consecuen-
cias jurídicas pero causan los mayores descalabros subjetivos,
sociales y económicos. Un registro de pantalla, un mensaje, un

127
Homo Selfie

video, un audio desencadena a muchos sujetos a una paranoia


agazapada detrás de los agujeros del narcisismo. El veredicto
público calumniará sin importar si se ha corroborado la verdad
o falsedad pero será inapelable.

T
El estoqueo hace el bien y el mal, nadie lo controla, se habla
de que internet es el colmo de la libertad individual y que
propugna la ideología capitalista neoliberal. ¿Cómo podrían
ser ambas cuestiones al mismo tiempo? Los resultados están a
la vista; sin cabeza ni coordinación se producen y reproducen
miles de miradas que llevarán a conocernos pero, como virus
o bacterias, ante nuestra estupefacción también la viralización
del mal. El sujeto necesita remedios para no desfallecer: anti-
depresivos, antibióticos, antipanicosos, antibacterianos y ahora
"antivirus" para luchar contra esa viralización.

T
También hay lugar para lo grotesco, la burla, el chiste. Ya hay
miles de ingeniosos creativos, que producen miles de memes,
causando sonrisas y catarsis social. Son sorprendentes, recorda-
bles, talentosos, se deslizan en la red de manera viral, dejan un
gesto, una imagen, un chiste en el recuerdo indeleble de una
época. Es cultura anónima basada en la acción de estoquear.

T
Pero también están los profesionales pagos, sicarios que
lanzan sus memes. Como virus hay que dejar que se vayan solos
pero muchas veces queda la marca, la huella por dónde horadan
la piedra. Y volverán hasta hacer la vida insoportable. El valor
de una imagen creativa, grotesca, eficaz está siendo muy utili-
zada en la acción política. Ya tiene muchas historias para contar,

128
Estoqueándote antes de conocerte

es estudiada en ciencias políticas. Lo que todos concuerdan: las


enormes consecuencias en la opinión pública en diferentes elec-
ciones de países llamados democráticos.

T
Lo peor está ahí también: los perfiles dispuestos a engañar,
falsificar, matar. Las siniestras viudas/os negras se sienten
cómodas en las redes, atacan a los vulnerables, a los desespe-
rados, a los crédulos, a los viejos. Nuestra sociedad "adolescente"
siente el olor a orín en nuestros pantalones, el sonido del cáncer
herrumbrando nuestros deseos. En el tiempo del dataísmo,
lo encriptado no suele ser difícil de conocer para los especia-
listas en hurgar: infiltrados, espías, ladrones y calañas de todo
tipo y factor. La red, lugar para pescadores atrevidos y pescados
desprevenidos, dan a conocer sin saber, vulneran las claves de
la intimidad, la administración fraudulenta, el curro virtual. El
robo de identidad virtual a la orden del día.

T
Se estoquea una identidad virtual sin corporeidad entonces
ese alguien puede vivir o haber dejado de sufrir. Los epitafios
en la red merecen por un segundo nuestra atención. Las redes
sociales son muy difíciles de bajar sin contar con las claves y si
uno ya no está, se convierte esa identidad en un “nicho virtual”.
Para los que saben, es un “topos” de vida que sigue dando vueltas
alrededor de la tierra, para otros constituye una gran sorpresa.
(Se cuenta que algunos, sin saberlo, le han pedido amistad a
algún muerto y lo peor: se cuenta que algunos de ellos fueron
aceptados como amigos). La descomposición de la carne no
ocurre igual en la red que en la vida. El estoqueo puede encon-
trar sorpresas, nadie avisa que ha muerto, el avatar tiene otra
creencia religiosa que nosotros, no hace duelo, no cree necesario

129
Homo Selfie

avisar que la persona (que alguna vez estuvo ahí) sólo ha dejado
a su avatar sobre la tierra. Y siguen existiendo por mucho tiempo
en la red y entonces recibís el aviso de que tu papá muerto hace
diez años está cumpliendo años y le escribís en su perfil: ¡feliz
cumpleaños, papá! Entonces el estoqueo se convierte en una
necesidad, conocer los últimos posteos se convierte en pruebas
necesarias para reconocer si no intentamos mandar señales de
vida a un planeta muerto donde no crece ninguna planta.

T
Bienvenidos al tiempo del Homo selfie. Lo viral y lo bacterial
pueden ser calumniosos pero no nos olvidemos que la mayoría
de las veces su objetivo es simplemente perder el tiempo. Las
series que tan famosas se han vuelto estos últimos años están
muchas de ellas pensadas para perder el tiempo, las escenas se
alargan, los conflictos se alargan, el final se vuelve siempre un
recomienzo. Y si son exitosas, no dudés de que harán una nueva
temporada. Hasta que la cosa de vergüenza. No hay final. Igual
que los perfiles que dan vueltas por el mundo sin que haya
tantos seres humanos respirando para mantenerlos vivos. La
calumnia como espectáculo viral sólo se detiene ante el límite
de nuestra vergüenza y como ésta tiene incontinencia visual, el
límite termina siendo la enfermedad psicosomática, algún tras-
torno del enorme espectro autista y/o la impulsividad loca.

130
Amor líquido
Amor líquido


Amor líquido

Tu amor es tan líquido


Que quita la sed
Vos sos la cerveza
Yo soy el fernet
Tu amor es tan líquido
Es tan de ocasión
Que si me caliento
Se vuelve vapor

Tu amor es tan líquido,


Tan superficial
Que nunca se sabe
Si es real, o virtual
En cada momento
Que estoy junto a ti
No sé si estás vos
O está tu perfil

Tu amor es tan líquido


Tan fashion, tan cool
Es tan perfumado
Enjuague y shampú
Vino de alta gama
Café de Ecuador
Y luego a la cama
A actuar el amor

Tu amor es tan líquido


Es tan temporal
Te digo “me quiero”
Me decís “yo igual”

131
Homo Selfie

Tu amor es tan líquido


Tan individual
Que me siento solo
Si no me dejás

Tu amor es tan líquido


Tan polimodal
Que no tiene historia
Ni tiene pilar
Un día me quieres
Al otro me odiás
Un día sos mía
Y al otro te vas

Tu amor es tan líquido


Que puede durar
Un día o un siglo
Y luego estallar
Romperse en pedazos
Perderse en el mar
Y recomponerse
Sin que quede igual

Tu amor es tan líquido


Que va a figurar
En textos virtuales
Que nadie leerá
Tu amor es el fruto
Que se va a licuar
Y mientras yo escribo
Vos me reemplazás

132
La tragedia en nuestras pantallas
La tragedia en nuestras pantallas


La tragedia en nuestras pantallas

No interesan tus ideas


Solo importa lo que creas,
Seas real, o seas virtual
Y que estés “re definido”
Siempre tomando partido….
partido… ¡¡¡por la mitad!!!
Rudy, Murga Binaria

Nos llegan noticas por fotos satelitales y videos realizados por


personas que tiran tierra para apagar el incendio que se acerca a sus
casas intentando respirar a pesar del humo. Se quema el pulmón del
mundo. Arden los bosques del Amazonia (septiembre 2019). Esas
noticias nos llegan en vivo y en directo, están pasando ahora, es la
realidad pero ese cross a la mandíbula nos llega a través de pantallas
y tardamos en reaccionar. ¿Será que recibimos tantas trompadas
que una nueva no es tan dolorosa?, ¿será que nuestra capacidad
de sufrimiento está saturada?, ¿será que nos llega por las mismas
pantallas que recibimos muchas otras noticias diariamente?

T
Desde la Antigüedad, las tragedias nos muestran las cues-
tiones más urticantes de la naturaleza humana. Antígona de
apenas catorce años se enfrenta al edicto de Creonte: dejar inse-
pulto a uno de sus hermanos para que se lo coman las aves de
rapiña y los gusanos a plena luz del día. Con sus manos echa
una fina capa de tierra en ese cuerpo y esto la lleva a ser ente-
rrada viva en una caverna mortal. Tremendo. Las tragedias nos
tocan las fibras más íntimas, el incendio de los bosques de la

133
Homo Selfie

Amazonia no sólo es una tragedia ambiental que afecta a más de


40 000 especies de animales y plantas, 350 comunidades indí-
genas, 2500 variedades de peces sino quiebra el ciclo natural
de las precipitaciones, altera el ciclo de dependencia que tienen
todas las especies con el agua y el oxígeno. Pero algo pasa con
estas noticias en el tiempo del Homo selfie. Es una tragedia de
diferente índole, aparecen en múltiples pantallas y no está Antí-
gona tirando tierra sobre el cuerpo moribundo de nuestra tierra
y tampoco Creonte para acusarlo por sus edictos.

T
Nos llegan imágenes de cómo se queman los bosques tropi-
cales, millones de hectáreas vueltos desérticos, conocemos
además la tala indiscrimininada de árboles para explotar la
madera y reutilizar el lugar para agricultura y ganadería. El ser
humano, con su voraz carrera de productividad capitalista neoli-
beral, arrasa las bases naturales que sostienen la vida. ¿Quién
puede detener esta marcha que exige recursos naturales más allá
de las posibilidades de la tierra? Muchas veces, no se “evitan” esos
incendios que facilitan la tarea de arrasar esos bosques inmemo-
riales para dejar la tierra para “productividad” pero sin bosques
no habrá oxígeno ni ciclo de precipitaciones y de vida.

T
Estas tragedias nos llegan a través de imágenes en nuestras
múltiples pantallas, en las mismas que jugamos, vemos pelí-
culas, creamos nuestro perfil y nuestro avatar para socializarnos,
donde se construye nuestra identidad virtual. Las tragedias en el
tiempo del cambalache visual deben ser alertadas con un letrero
de que es un hecho real. No es una obra teatral ni una serie, las
tragedias deben ser advertidas.

T
134
La tragedia en nuestras pantallas

¿Qué relación existe entre las pantallas y la realidad? ¿Se puede


separar virtualidad y realidad? Algunos sostienen que la realidad
es inapelable, en cambio, ¿la virtualidad sería un juego en el que
hay reglas, jugadores, final de partida? El ser humano vive en el
mundo de las pantallas. Realidad y pantallas son difícilmente
separables. La paradoja de la identidad virtual, la pérdida de la
corporeidad en las redes, la preeminencia de la mirada. Estamos
tan acostumbrados a las tragedias en las pantallas que las trage-
dias reales parecen una copia y no al revés. Lo que pasa en la
vida real rememora, recuerda lo que hemos observado muchas
veces en las pantallas. Hemos visto tantos apocalipsis, tsunamis,
bombas nucleares, virus mutantes que la cruda realidad no es
sino un reflejo de todo eso ya mirado.

T
Las tragedias en estos tiempos tienen que ver con el camino
que está tomando la especie humana, más de siete mil millones de
personas, productividad en serie para darles de comer, vestirlos,
divertirlos en un régimen económico donde se producen
evidentes y cada vez más inhumanas concentraciones de riqueza
en pocas manos. Resultado: gran parte de la humanidad desti-
nada a la pobreza, vulnerabilidades de todo tipo, enfermedades
y la muerte que siempre es una a una, siempre singular.

T
Las múltiples pantallas nos entretienen, con series y pelí-
culas, con comedias y tragedias, nos han mostrado miles de
veces enormes espacios y tiempos calcinados por múltiples catás-
trofes. A las superficies pulidas de las pantallas no les interesa qué
historia se cuenta, solamente esperan reconocer que a tu cara le
sigue interesando. Importa la cantidad de veces que se comparte
y se cuantifica las veces que se mira. El interés cuantificado, todos

135
Homo Selfie

te piden que los califiques. El tiempo es periodístico, siempre se


está buscando la noticia fresca. Las redes y las noticias viven en el
presente, siempre evanescente. Les interesa la filosofía práctica y la
parte de la psicología que no se ocupa de la genealogía de la historia
sino de las posibilidades de cambio y sobre todo la que permite
conocer cómo piensa el ser humano para que consuma más.

T
Pocos dudan de que la sociedad de consumo significa la
sociedad que nos consume. Pero a pesar de esto casi todas las
sociedades quieren mejorar los indicadores de consumo porque
esto es un indicador de sociedad desarrollada. Las contradic-
ciones nos tienen atrapados. Una sociedad desarrollada lo es en
tanto produce y consume cada vez mayor cantidad de bienes
naturales renovables y no renovables. Las resonancias económicas
finalmente son las que permiten la cuantificación, los indica-
dores y porcentajes que disciernen entre ricos y pobres, norte
y sur, países desarrollados y en vías de… morirse de hambre.

T
El mundo se concentra, cada vez más, entre monopolios y
oligopolios que nos consumen, el otro es más poderoso, socie-
dades anónimas, invisibles, quieren siempre vender más. Nos
muestran que el capitalismo como sostiene Vicente Zito Lema*
es consumista de carne humana, antropófogo. Y demuestran con
todas las letras que la supuesta base del capitalismo, la compe-
tencia de libre oferta y demanda, sólo ha quedado en los estantes
de los libros escolares.

T
* Zito Lema, Vicente: “Noche de locos” Editorial Letra Viva/Episteme, Buenos
Aires, 2015.

136
La tragedia en nuestras pantallas

Los llamados agentes de ventas de los beneficios de la


sociedad de consumo tienen muchos argumentos, sobre todo
uno, nunca se vivió más confortable. Les falta decir: si tenés
dinero para comprarla. Nunca se vivió tan confortable y nunca
se vivió guerreando tanto para intentar llegar a tener la posi-
bilidad de subsistencia. Un hombre que tiene hambre intenta
salir sin pagar de un supermercado, es interceptado por un
guardia que le tira una trompada que lo mata. Volvemos a ver
imágenes que nos llegan en tiempo real. Estamos ocupados en
vivir, nos llegan esas imágenes, las miramos, nos desconcer-
tamos y angustiamos.

T
El capitalismo salvaje tiene como base según Levis Strauss el
aumento progresivo de la cantidad de energía consumida por
habitante. Pero es una energía consumida en forma desequili-
brada. En los países en vías de desarrollo, apagamos las luces,
cambiamos todas las lámparas por otras de bajo consumo. El
capitalismo salvaje reclama más energía para pocos, la mayoría
nos cambiamos por personas de bajo consumo. El capitalismo
es concentración, más temprano que tarde. Y es tecnología. Para
la vertiginosidad del mundo neoliberal la tecnología es Dios.
Consumir como sea y de todo, no importa si hacia dónde vamos
sea la destrucción del ecosistema que nos permite vivir.

T
Importa el consumo como el gran afán colonizador, para
lo cual necesitan el cambio del ecosistema representacional,
energético, tecnológico y subjetivo. La sociedad de consumo
consuma un nuevo estilo de vida sin otro fin que más ventas
para las corporaciones. Estos vendedores que, cómo hábiles
visitadores médicos, te regalan el primer sorbo porque saben

137
Homo Selfie

que una vez probada la porción mágica jamás volverás a ser


quién fuiste.

T
Las múltiples pantallas inteligentes son performáticas no sólo
de nuestra realidad sino de la subjetividad de la época. El celular
donde nos llegan las imágenes del incendio en la Amazonia y la
muerte del indigente es personal, desde pequeños ya nos ense-
ñaron que esas noticias “dependen” de nosotros, las podemos
ver o las podemos dejar de ver. Y si esas tragedias las podemos
“evitar”, van marcando la indiferencia para con la suerte del otro
y de la especie humana. Si no está en nuestras manos cambiar
el eje de los temas a reflexionar ¿para qué preocuparnos de lo
que ya viene perfilándose hace muchos años: la sobreexplota-
ción del pulmón del planeta, el debilitamiento de la capa de
ozono, el calentamiento global, la extinción de una buena parte
de la población?

T
Los celulares saben que somos intercambiables, nos miran
risueños cuando les devolvemos la sonrisa pues anhelamos tener
en nuestras manos el prendido o apagado de nuestra indife-
rencia. Ellos saben que nunca duermen, que nunca se apagan.
Saben cómo nosotros que no duraremos mucho porque hoy
los objetos y los sujetos duran cada vez menos aunque vivan
cada vez más años. Una nueva versión nacerá en pocos años y
nosotros tampoco duraremos para siempre, una nueva versión
“mejorada” se instalará pronto.

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Murga binaria
Murga binaria


Murga binaria

Soy de Boca o soy de River


Soy un viejo o soy un pibe
Soy grasita o soy bacán
Soy del centro o soy del barrio
Soy burgués o proletario
Soy de Ñuls o de Central
Soy patriarca o feminista
soy nacional o entreguista
soy kleiniano, o de Lacan
Soy de derecha o troskista
Soy gorila o populista
Soy de Nietzsche o soy de Kant

Soy del uno, o soy del cero


Racional o quilombero
De la villa o del penthouse
Soy del género o del sexo
Soy cóncavo o soy convexo
Integrado o marginal
Soy del Frente o soy del Fondo
De Miami o de Macondo
De reír o de llorar
Soy hereje o religioso
Mar del Plata o mantecoso
Binario profesional

Soy del vino o la cerveza


Siempre elijo con certeza
No hay tiempo para dudar
Es urgente la carrera

139
Homo Selfie

Y quien duda queda afuera


Para qué vas a pensar
Sos de un lado o sos del otro
Sos de ellos o de nosotros
Pa matices no hay lugar
Sos fálico o sos castrado
Sos público o sos privado
Importado o nacional

Sos machista empedernido


Feminista reprimido
Ya te van a encasillar
Acusador o acusado
Sos hippie o uniformado
Controvertido o normal
No interesan tus ideas
Solo importa lo que creas
Seas real o seas virtual
Y que estés “re definido”
Siempre tomando partido….
Partido… ¡¡¡por la mitad!!!

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Bibliografía

Bibliografía

Arruguete N; Zuazo, N: “La uberización del trabajo”, nota aparecida


en Página/12 el día 13 de abril de 2019. Ver en https://www.
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Editorial Discusiones, España.
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Barcelona.
Chul Han, Byung: La topología de la violencia (2011), Editorial Herder,
Barcelona, 2016.
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tion through online image sharing”. Discourse: Studies in
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gipuzkoa/201606/22/ianire-estebanez-psicologa-prueba-
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publicada en Página/12 el día 17 de enero del 2019, ver
en https://www.pagina12.com.ar/168916-el-amor-de-antes-
el-amor-de-ahora
Gómez Cruz, Edgar: De la cultura Kodak a la imagen en red. Una
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Homo Selfie

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Material audiovisual
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Weight, escrito por Schur, Jones y Brooker, dirigido por
Wright, estrenada el 21 de octubre de 2016.
Black Mirror, episodio “Strikking Vipers”, es el primer episodio de la
quinta temporada. Fue escrito por Charlie Brooker y diri-
gido por Owen Harris. El episodio se emitió por primera vez
en Netflix, el 5 de junio de 2019.
“Detrás de lo que vemos” en la radio AM 750, con Claudio Villa-
rruel y Bernarda Llorente. En https://750.am/2019/07/30/
la-insolita-defensa-del-repartidor-de-glovo-atropellado-a-la-
aplicacion/amp/

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