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31 - Sistemas Integrados de Produccion - Arg. Productiva

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31

Documento N°

Economías regionales en
Argentina: sistemas integrados
de producción acuícola-vegetal
y cultivos arroceros
Aportes de políticas públicas para el impulso
local en cadenas productivas ligadas a la
agroindustria

Ignacio Carciofi, Nicole Maspi, Franco Mendoza y Juan Pablo


Guevara Lynch

Julio 2022
Autoridades

Presidente de la Nación

Dr. Alberto Fernández

Vicepresidenta de la Nación

Dra. Cristina Fernández de Kirchner

Jefe de Gabinete de Ministros

Dr. Juan Luis Manzur

Ministro de Desarrollo Productivo

Lic. Daniel O. Scioli

Coordinador del Plan Argentina Productiva 2030

Dr. Daniel Schteingart

ECONOMÍAS REGIONALES EN ARGENTINA: SISTEMAS INTEGRADOS


DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 2
Índice
1. Introducción ...........................................................................................................................................4

Algunos aspectos básicos sobre los sectores abordados ...........................................................6

2. Sistemas de agro-acuicultura integrada ........................................................................................ 11

2.1. Definición y clasificación de la agro-acuicultura integrada ............................................... 11

2.2. Acuicultura y sistemas de agro-acuicultura integrados en Argentina: la rotación de


arroz-pacú ................................................................................................................................... 13

2.3. Acuicultura y sistemas integrados como medidas de adaptación al cambio climático:


el caso de Egipto y las “granjas del desierto” ....................................................................... 19

3. Modelos complementarios en la producción sostenible: la hidroponía y la acuaponía ....... 25

3.1. Hidroponía .................................................................................................................................. 25

3.2. Acuaponía ................................................................................................................................... 30

3.3. Mejoras socioambientales de los cultivos hidropónicos y acuapónicos ....................... 34

4. Arroz...................................................................................................................................................... 37

4.1. Radiografía de la producción y el comercio mundial de arroz ......................................... 37

4.2. Radiografía de la producción y el comercio de arroz en Argentina ................................. 41

4.3. Evolución del saldo comercial y las exportaciones ............................................................ 49

4.4. Agentes que intervienen en la producción ............................................................................ 53

4.5. Sostenibilidad ambiental en la producción de arroz: propuestas para la elaboración de


políticas públicas ....................................................................................................................... 55

4.6. El desafío de aumentar la producción de arroz de forma sostenible: los casos de


China y Brasil .............................................................................................................................. 66

5. Lineamientos de política pública ..................................................................................................... 77

5.1. Acuicultura y acuicultura integrada ....................................................................................... 77

5.2. Arroz ............................................................................................................................................. 84

6. Conclusiones ....................................................................................................................................... 87

Anexo 1. Caracterización del proceso productivo del arroz ............................................................. 89

Anexo 2. Caracterización del ciclo de rotación de arroz-pacú ........................................................ 91

Referencias ................................................................................................................................................ 93

ECONOMÍAS REGIONALES EN ARGENTINA: SISTEMAS INTEGRADOS


DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 3
1. Introducción

La irrupción de la pandemia de COVID-19 desencadenó una nueva crisis en la seguridad


alimentaria: se estima que casi una décima parte de la población mundial (entre 720 y 811
millones de personas) sufrió hambre crónica durante 2020. Esta crisis sanitaria dejó en
evidencia problemáticas estructurales relacionados a la provisión de alimentos, tal como lo
señalan los textos del 2021 de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación
(FAO), el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA), el Programa Mundial de
Alimentos (PMA), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas
para la Infancia (UNICEF).

Tras una contracción del 3,4% en 2020, en 2021, la economía mundial se expandió 5,5%, la
mayor tasa de crecimiento en más de cuatro décadas. En este año, el producto bruto mundial
fue 1,9% mayor que en 2019, pero todavía 3,3% por debajo del nivel de producción previsto antes
de la pandemia. Cabe aclarar, también, que estas cifras de recuperación ocultan marcadas
divergencias entre los países y regiones: en América Latina y el Caribe, el alza del PIB real fue
del 6,5% en 2021, recuperación que no logró saldar la caída del 7,4% de 2020 (ONU, 2022). En
Argentina, luego de una contracción del 9,9% en 2020, se registró un incremento del 10,4% en
2021 (INDEC, 2022).

Los datos alentadores de la recuperación de 2021 muestran que la economía mundial y el


comercio de bienes se reactivaron y los precios de los productos básicos alimenticios
comenzaron a estabilizarse. Sin embargo, no debe desviarse la atención del camino de
soluciones a la problemática mundial de disponibilidad de alimentos.

El conflicto bélico entre Rusia y Ucrania supone una nueva dificultad para el comercio global
ante una contracción en la oferta de alimentos por parte de ambos países, que se posicionan
entre los principales exportadores de trigo, maíz y girasol y derivados. Asimismo, los posibles
inconvenientes en la provisión de insumos energéticos y fertilizantes provenientes de Rusia
implican un aumento de costos para los productores que se traducen en un incremento de
precios de los bienes alimenticios. Los precios mundiales de los alimentos han superado los
máximos de la crisis de 2008-2011, debido a que han aumentado de manera sostenida desde
mediados de 2020, y la guerra constituye un factor adicional que han impulsado el alza. La
inflación en el precio de los alimentos es alta en muchos lugares, alcanzando el 15% o más en
40 países. Esto repercute principalmente en las familias pobres, quienes destinan la mayor parte
de sus ingresos a la compra de alimentos (AMIS, 2022).

Por otra parte, y volviendo al análisis estructural, tampoco se han modificado positivamente las
críticas teorizadas por Thomas Malthus. El crecimiento de la población (y de la urbanización),
provoca una competencia progresiva por los recursos naturales. Sin dudas esto supone un gran
desafío para la agricultura. Se espera que la población aumente a más de 10.000 millones de

ECONOMÍAS REGIONALES EN ARGENTINA: SISTEMAS INTEGRADOS


DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 4
personas en 2050, por lo que la producción agrícola debería expandirse aproximadamente 70%
para abastecer de nutrientes necesarios a los habitantes del planeta (Banco Mundial, 8 de mayo
de 2020). Este contexto de menor ciclo regenerativo de la naturaleza y modificación antrópica
del ambiente provoca un sendero peligroso. El cambio climático impone un desafío que requiere
no solo medidas de mitigación orientadas al mediano-largo plazo, sino de adaptación a
problemáticas urgentes que son concretas y perceptibles. El informe de 2021 del Panel
Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC, 2021) puso nuevamente en manifiesto los
cambios observados en el clima global: la temperatura es actualmente 1,1°C mayor a los niveles
preindustriales, lo que trae aparejado una multiplicidad de impactos negativos a lo largo de toda
la región y entramados productivos. Esto se reafirma en los últimos informes publicados por el
IPCC (2022a y 2022b), que estiman que en las próximas dos décadas el planeta afrontará
diversos peligros climáticos inevitables con un calentamiento global de 1,5°C.

En este contexto de expansión demográfica y crisis ambiental, el principal desafío de las


cadenas de valor es atender la creciente demanda de alimentos. A tal fin, se deben desarrollar
capacidades para mitigar y adaptarse a las presiones sobre los recursos naturales mediante la
implementación de estrategias que permitan maximizar la producción presente y asegurar la
producción futura. Es por eso que es necesario tener una mirada intertemporal a la hora de
gestionar la riqueza de la naturaleza. La única alternativa posible es un manejo sostenible de la
misma, que mida aspectos económicos, sociales y ambientales. El mundo se está dando
cuenta de ello y Argentina no puede quedar al margen.

En este sentido, la Asamblea General de las Naciones Unidas ha declarado el año 2022 como el
Año Internacional de la Pesca y la Acuicultura Artesanales con el fin de reconocer el potencial
de las actividades de pequeña escala para promover cambios en los procesos de obtención,
elaboración y distribución de alimentos y productos acuáticos, así como en los actores y los
destinatarios de dichos procesos y dar cuenta de los peligros que genera la pesca ilegal y la
sobrepesca (FAO, 2 de marzo de 2022).

Este documento analiza, por un lado, la acuicultura integrada que consiste en una práctica
particular de gestión de recursos naturales que vincula dos o más actividades productivas, de
las cuales al menos una es la acuicultura, en la que los productos y los insumos de un
subsistema se convierten en insumos de otro subsistema, lo que da lugar a una mayor
eficiencia (Edwards, 1987, como se citó en Islam, 2021). Este enfoque de circularidad junto con
el aumento de la productividad proveniente del manejo conjunto de cultivos dan cuenta de la
sostenibilidad como premisa básica de la actividad.

Por el otro, se presenta el caso del cultivo de arroz. Bien es sabido de los impactos ambientales
significativos de esta industria. Lo que se procura hacer en este texto es investigar acerca de
las posibles mejoras del desempeño productivo de este sector, a partir de la incorporación de
técnicas ambientalmente amigables. Por lo tanto, este documento tiene como objetivo
proponer lineamientos de política pública, que impulsen incrementos en la productividad y
brinden valor agregado a las exportaciones. Asimismo, pretende exponer las principales
preocupaciones en materia ambiental y sugerir prácticas alternativas que actúen como

ECONOMÍAS REGIONALES EN ARGENTINA: SISTEMAS INTEGRADOS


DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 5
herramientas de mitigación a la crisis climática y formas de producción que faciliten la
adaptación a las nuevas exigencias agrícolas internacionales para el cultivo de arroz.

El presente texto representa el trabajo de los equipos de Economías Regionales y de Pesca y


Acuicultura del Consejo para el Cambio Estructural (CCE) y Centro de Estudios de la Producción
(CEP-XXI). Esta serie de documentos tiene como propósito delinear acciones de política para el
impulso del potencial productivo y exportador de diversas actividades económicas que se
practican a lo largo del territorio argentino. Además, ofrece una visión federal del desarrollo
económico bajo la premisa de que todos los sectores son relevantes, y a su vez, incorpora las
diferentes dimensiones de sostenibilidad en el diseño de políticas públicas del Ministerio de
Desarrollo Productivo de la Nación. Algunos de los documentos publicados son: (Carciofi,
Merino, et al., 2021; Carciofi, Guevara Lynch et al., 2021a; Carciofi y Rossi, 2021; Carciofi,
Guevara Lynch et al., 2021b; Carciofi y Rotta, 2021; Carciofi et al., 2022a y 2022b).

El documento se organiza del siguiente modo: en primer lugar, se retoman las ideas
establecidas en Carciofi y Rossi (2021) sobre las ventajas de la acuicultura para garantizar el
recurso íctico sin poner presión sobre los ecosistemas marinos y continentales. Luego, se
detallan nociones básicas sobre la acuicultura integrada y se resume el estado de la producción
de arroz local y mundial con el fin de introducir al lector sobre las características distintivas de
ambos complejos. La segunda sección se dedica al estudio de la agro-acuicultura integrados,
con énfasis en los beneficios económicos con respecto a los monocultivos. Dentro de las
posibles integraciones, se focaliza en el caso de la cría de peces en conjunto con el cultivo de
arroz. Para ello, se analiza el estado de situación en Argentina y se pone en perspectiva con la
experiencia de Egipto. El fin es detectar los cuellos de botella que limitan la expansión de los
sistemas integrados a nivel local. En tercer lugar, se presentan otras técnicas de agro-
acuicultura sostenible como es el caso de la acuaponía. La particularidad de esta actividad
radica en la incorporación de la hidroponía en las formas del cultivo vegetal en conjunto con la
producción de peces por acuicultura. Es por ello que fue pertinente hacer una primera
introducción a los sistemas hidropónicos, entendidos como la producción de alimentos sin el
uso de tierras, para luego adentrarse a la caracterización de la acuaponía. En la cuarta sección
se brinda un análisis descriptivo de la situación local y mundial de la cadena arrocera, para luego
establecer ejes para abordar el desafío de aumentar la producción de manera sostenible, y se
estudian los casos de China y Brasil que lograron este objetivo sin aumentar sus emisiones de
metano. Finalmente, se exponen recomendaciones de política pública y las conclusiones del
trabajo.

Algunos aspectos básicos sobre los sectores abordados


Acuicultura

Según FAO (2008), la acuicultura consiste en el cultivo de organismos acuáticos tanto en zonas
costeras como en el interior, lo cual implica intervenciones antrópicas directas en el proceso de
cría para mejorar la producción.

ECONOMÍAS REGIONALES EN ARGENTINA: SISTEMAS INTEGRADOS


DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 6
En Argentina la actividad se lleva a cabo en diferentes regiones del país, de las cuales se
destacan dos polos; uno es en la Patagonia norte donde se produce la trucha y el otro es en la
región NEA, especializada en el cultivo de pacú. La diversidad climática del país y la abundancia
de territorios disponibles para la práctica de la acuicultura posibilitan el cultivo de una amplia
gama de especies, como carpas, tilapias, surubíes, e incluso especies marinas como moluscos
bivalvos en zonas muy diversas desde la cordillera del NOA hasta el canal de Beagle en el
extremo sur del país (Carciofi y Rossi, 2021).

Entre 2014 y 2015, Argentina registró su máximo nivel de producción de peces cultivados,
superando las 4000 toneladas en todo el país. Posteriormente, la producción entró en declive
durante los años posteriores hasta llegar a 2.592 toneladas en 2019, y tocó las 2.100 toneladas
en 2020, nivel comparable con el de hace 15 años atrás.1 Esta información es producto del
cruzamiento de datos entre los establecimientos productivos y las provincias en las que se
desarrolla la actividad, que luego fueron comparados con el Registro Nacional de Acuicultura
(RENACUA).2

El cultivo de peces en ámbitos controlados permite la diversificación productiva 3 en lugares


donde hay monocultivos, dando lugar a la acuicultura integrada. En línea con el abordaje de
Carciofi y Rossi (2021) y FAO (2020), otras de las ventajas de esta práctica son la compatibilidad
con la escala familiar y el autoempleo; el aprovechamiento de capacidades de otros sectores
que pueden motivar la reconversión productiva; la generación de nuevas actividades
económicas en zonas relegadas; y, la posibilidad de agregado de valor en origen.

La acuicultura en Argentina, a pesar de su alto potencial productivo y exportador, se encuentra


en una fase de desarrollo inicial. Entre los factores que dilatan su expansión se destacan el bajo
consumo doméstico de pescado: el promedio nacional4 es de 7,9 kg/hab./año de los cuales se
estima que sólo el 3,2% es producido por piscicultura continental de agua dulce en el NEA, y no
se dispone de información para otras regiones del centro/norte del país. Esta baja participación
no refleja las potencialidades productivas de la región, que dispone de agua, suelos adecuados,
capacidades técnicas para la elaboración de alimentos y subproductos transformables en
condiciones de alta eficiencia y económicamente viables que generarían agregado de valor,

1Para mayor detalle sobre la evolución de la producción de la producción acuícola se sugiere consultar Carciofi y
Rossi (2021).
2El RENACUA constituye un elemento novedoso, dado que la existencia de un sistema de registro activo que sirva
para identificar a los actores y verificar la información recabada es poco frecuente en las actividades primarias.
Generalmente, los datos con fines estadísticos suelen recopilarse mediante relevamientos de las cámaras del sector
y/o de las autoridades provinciales.
3La producción acuícola se integra fácilmente con otros complejos; por ejemplo, dos de las tres firmas con mayor
producción acuícola en el NEA son yerbateras, y la restante es arrocera.
4 El consumo de pescado total en el país, incluyendo todas las especies y las de captura, está en alrededor de
7,9 kg/hab./año, aunque existen ciertas disparidades dependiendo de la jurisdicción: se han registrados regiones con
un consumo inferior a 5 kg/hab./año, mientras que en CABA la cifra fue de 13,5 kg/hab./año. De todos modos, se
consideran registros bajos, teniendo en cuenta que el consumo mundial ronda los 20 kg/hab./año (Curto, 2021).

ECONOMÍAS REGIONALES EN ARGENTINA: SISTEMAS INTEGRADOS


DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 7
ocupación de mano de obra y uso eficiente de los recursos dentro de los sistemas productivos
(Hennig et al., 2021).

Otros limitantes son la falta de una regulación sectorial específica que complemente y
acompañe a la Ley Nacional 27.231 (Ley de Desarrollo Sustentable del Sector Acuícola), el
escaso conocimiento acerca de la actividad acuícola por parte de potenciales emprendedores,
que redunda en un bajo nivel de inversión productiva, y que históricamente ha habido pocos
instrumentos de fomento (Carciofi y Rossi, 2021). Asimismo, si bien existe una vasta diversidad
de actores, sus acciones no suelen estar coordinadas, lo que debilita la formalización de
cadenas bien definidas que sean motores del desarrollo (Hennig et al., 2021). Por último, y para
lograr una expansión productiva del cultivo de peces podrían aprovecharse factores tales como
el conocimiento técnico de productores e instituciones existentes en las distintas regiones
(Carciofi y Rossi, 2021).

Acuicultura integrada

La acuicultura integrada se describe en el Glosario de Acuicultura (FAO, 2008) como un sistema


que comparte recursos como agua, alimentos, administración, etcétera, con otras actividades
generalmente agrícolas o agroindustriales, o bien su infraestructura (aguas residuales,
centrales de energía, etcétera). Esto se debe a que la acuicultura es considerada como un
sistema de elaboración de alimentos eficiente desde el punto de vista hídrico, ya que no agota
ni realiza uso consuntivo del agua, por lo que se puede integrar con la producción de otros
cultivos, aumentando así potencialmente la productividad del agua5 (Dugan et al., 2006; Abdul-
Rahman et al., 2011; y Molden, 1997; como se citó en Ahmed et al., 2014).

La integración más popular es la de arroz-peces,6 en la que cada país ha perfeccionado sus


propias técnicas y procedimientos para el desarrollo de dicha producción (Halwart y Gupta,
2004). Los campos arroceros proporcionan el entorno y el hábitat para las especies acuáticas,
mientras que el recurso íctico contribuye al ciclo de nutrientes en el proceso de alimentación de
invertebrados y otras partículas orgánicas que se producen en estos campos inundados. La cría
de arroz-peces facilita el uso de los ejemplares autóctonos existentes y suele reducir la
necesidad de utilizar productos químicos para el control de plagas, lo que ayuda a preservar la
biodiversidad y a mejorar aún más las prácticas sostenibles (Soto y FAO, 2009).

5
La productividad del agua se define generalmente como el rendimiento de los cultivos por metro cúbico de consumo
de agua, incluyendo el agua "verde" (lluvia efectiva) para las zonas de secano y tanto el agua "verde" como el agua
"azul" (agua desviada de los sistemas de agua) para las zonas de regadío (Cai y Rosegrant, 2003). En la acuicultura,
la productividad económica del agua puede aumentarse mediante el uso de fertilizantes y alimentos formulados , y
también mediante la selección de peces de alto valor (Verdegem et al., 2006; Verdegem y Bosma, 2009; Ali y Talukder,
2008, como se citó en Ahmed et al., 2014).
6
Los registros arqueológicos y escritos indican que el cultivo de peces junto con arroz se remonta a hace más de
1.700 años en China y que la práctica puede haber comenzado cuando los piscicultores soltaban los excedentes de
alevines en sus campos de arroz (Li, 1992; y Cai y Wang, 1995, como se citó en Halwart y Gupta, 2004).

ECONOMÍAS REGIONALES EN ARGENTINA: SISTEMAS INTEGRADOS


DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 8
El reconocimiento del potencial del cultivo de arroz en conjunto con la cría de pescado para
combatir la malnutrición y la pobreza tiene su hito en 1948. En ese año el Comité del Arroz de
la FAO reconoció la importancia de la cría de peces en los arrozales. Sin embargo, el interés
internacional fue decayendo con el paso de los años debido al uso de pesticidas y herbicidas
químicos en los primeros intentos de aumentar la productividad del arroz. No fue sino hasta
finales de la década de 1980 cuando se recobró el interés mundial por el cultivo de arroz y peces
de manera conjunta. Shang y Costa-Pierce (1983) argumentaron que ese sistema de cría podía
ser una solución frente al rápido aumento del precio de los alimentos para peces de alto
contenido proteico y de los fertilizantes inorgánicos, y por la preocupación general por el
consumo energético de la acuicultura tradicional.

Cabe destacar que la efectiva implementación de este tipo de sistemas depende, en cierta
medida, del nivel de desarrollo previo con el que cuentan las actividades involucradas en el
territorio y fundamentalmente del resultado económico neto que se obtenga. Es decir, si la
integración genera pérdida de productividad en uno de los complejos pero a nivel agregado las
sinergias desembocan en resultados positivos, es más factible que se logre una consolidación
de los sistemas integrados. En el caso de la combinación arroz-peces es importante contar con
experiencias y conocimientos tanto de acuicultura como de la cadena arrocera y que el
producto resultante del proceso sea superior al que se obtendría de forma aislada por ambas
actividades.

Arroz

El arroz, junto con el maíz, es uno de los principales cereales en la alimentación humana debido
a su gran aporte calórico y los costos accesibles en la mayor parte del planeta. El consumo
mundial de arroz se estima en 515,8 millones de toneladas en 2021 según datos de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y FAO, concentrado
fundamentalmente en el continente asiático (85,7% del total anual).

El arroz es el tercer cultivo más producido en el mundo (525,1 millones de toneladas de arroz
elaborado7), detrás de la caña de azúcar (1.774,3 millones de toneladas) y del maíz (1.183,4
millones de toneladas) de acuerdo con la información estimada para el año 2021 por el portal
de estadísticas de OCDE y FAO.8

El sector arrocero se caracteriza por una alta concentración en regiones específicas: el 89% de
la producción se encuentra en el continente asiático con participaciones destacadas en China
(28,2% del total global en 2019), India (23,6%) e Indonesia (7,2%). Asimismo, Asia es la región de
mayor consumo de arroz en el mundo y también presenta la mayor concentración de las
exportaciones. Dentro de este último sobresale India (31,3% del total exportado en el mundo en

7 Arroz elaborado es el arroz blanco, elaborado a partir del arroz cáscara cultivado localmente. Incluye el arroz
semielaborado, totalmente elaborado y parbolizado (FAO, s/f).
8 Estimaciones de julio de 2021.

ECONOMÍAS REGIONALES EN ARGENTINA: SISTEMAS INTEGRADOS


DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 9
2020), Tailandia (14,5%) y Vietnam (10,9%). Por su parte, los principales importadores fueron
Indonesia (14%), Bangladesh (4%) y Brasil (3%). Un aspecto para resaltar es que los actores en
el mercado mundial son diferentes respecto a los países productores ya que solo el 6% del arroz
se comercializa internacionalmente (INASE, 2021).

El consumo per cápita de arroz en Argentina es relativamente bajo, 10 kilogramos de arroz


blanco por persona por año para 2019 (De Bernardi, 2020) comparado contra el promedio
mundial proyectado para 2021-2022 de 54,2 kg/hab/año, según FAO. Alrededor del 35% de la
producción nacional es suficiente para cubrir el mercado interno, mientras que el resto se
destina al mercado internacional; por este motivo, los incrementos en las cantidades
producidas permiten ampliar el saldo exportable.

En Argentina, el rendimiento promedio de la producción desde 2011, se ha ubicado entre las 6,5
y 7 toneladas por hectárea, lo que posiciona al país en el puesto 20º entre las zonas de mayores
rindes a nivel internacional. Los cultivos se concentran en el Litoral. Según datos del Sistema de
Información Simplificado Agrícola (SISA) para la campaña 2020-2021, existen 349
explotaciones agropecuarias pertenecientes a 333 productores que cultivaron arroz en 189.275
hectáreas. El 47,7% de estas explotaciones se localizaron en la provincia de Corrientes, el 31,5%
en Entre Ríos, en menor medida en Santa Fe (12%) y Formosa (5,8%), mientras que el 3%
restante, en Chaco (INASE, 2022).

Los rindes del cultivo de arroz, teniendo en cuenta la tecnología predominante actual, dependen
casi exclusivamente de la disponibilidad de fuentes de agua, por lo que la crisis climática actual
supone también una limitante para el normal desarrollo de la actividad. En un escenario
recurrente de sequías y falta de precipitaciones por el aumento generalizado de la temperatura
global, los productores impulsan nuevas técnicas que maximizan la productividad en un
contexto de creciente necesidad de adaptación a los desafíos que impone el cambio climático.

ECONOMÍAS REGIONALES EN ARGENTINA: SISTEMAS INTEGRADOS


DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 10
2. Sistemas de agro-acuicultura integrada

Esta sección surge como complemento del lineamiento para el impulso exportador de la
acuicultura propuesto en Carciofi y Rossi (2021), que sugiere el aprovechamiento de sinergias
con otros cultivos y menciona la experiencia de la integración arroz-pacú que practica una
empresa arrocera localizada en la provincia de Chaco desde 2010. En este sentido, se analizará
este caso de éxito mediante la identificación de limitaciones y el establecimiento de un marco
orientativo sobre los beneficios económicos de la acuicultura integrada. Para ello, primero se
explica el concepto de agro-acuicultura integrada, luego se analiza la experiencia argentina,
estableciendo puntos de comparación con lo ocurrido en Egipto (uno de los principales
productores acuícolas globales), en donde se llevaron a cabo diferentes sistemas de integración
de agro-acuicultura. Finalmente, se desarrollan las limitaciones detectadas y las oportunidades
latentes para el desarrollo de la acuicultura integrada.

2.1. Definición y clasificación de la agro-acuicultura integrada

Los sistemas de agro-acuicultura integrada (AAI) surgen de la unión de los sistemas de


acuicultura con los de agricultura (incluyendo la crianza de animales) (FAO, 2008). Se considera
que hay integración cuando los productos de un subsistema, que en otras circunstancias serían
desechados, ingresan a otro subsistema aumentando, de esa manera, la producción de la tierra
y de los cuerpos de agua. Sin embargo, la noción de integración no solo se refiere a la
circularidad, sino también a los beneficios en cuanto a productividad que surgen de cultivar dos
especies de manera conjunta dentro de un mismo ecosistema. Esta definición es más estricta
que la de acuicultura integrada en el sentido a que esta última solo refiere al uso compartido de
recursos con otra actividad, pudiendo ser acuicultura y agricultura ejecutadas de manera
convencional pero dentro de un mismo establecimiento productivo, mientras que la AAI implica
un vínculo estrecho entre ambas actividades.

La AAI promueve el uso completo de todos los materiales disponibles dentro del sistema
productivo para la elaboración de alimentos para el consumo humano. De este modo, puede
responder a los desafíos para alcanzar la seguridad alimentaria y aprovechar, al máximo, un
recurso escaso como es el hídrico. Existen dos tipos principales de sistemas en función de las
condiciones biofísicas: la AAI en estanques, y el cultivo de arroz y peces. En el primer caso, los
peces representan el cultivo principal (en términos de producción e ingresos), y por el contrario,
el arroz es el cultivo principal en la cría de arroz-peces. En los sistemas integrados con arroz,
los peces pueden ser provistos por criaderos, originando sistemas de cultura, mientras que en
los países tropicales del sudeste asiático existe la posibilidad de sistemas de captura, con peces
salvajes que ingresan a los arrozales durante los monzones. Las especies suelen ser de
crecimiento rápido (carpa, bagre, langostino y tilapia) (Ahmed et al., 2014).

ECONOMÍAS REGIONALES EN ARGENTINA: SISTEMAS INTEGRADOS


DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 11
En este punto cabe hacer mención a un tercer modelo dentro de la AAI, que es la acuaponía,
que consiste en la producción conjunta de peces y vegetales en medios acuáticos, es decir, sin
hacer uso de la tierra, característica distintiva de los cultivos hidropónicos. Estas explicaciones
son necesarias para poder analizar los abordajes provistos a lo largo del documento y en
particular en la sección siguiente.

El modelo de producción de peces en los arrozales no cuenta con una técnica homogénea, sino
que surge de distintas adaptaciones sobre una base común, por ejemplo, la producción puede
realizarse de manera rotativa o simultánea. La piscicultura en los arrozales es un sistema de
cultivo extensivo que depende principalmente de los alimentos naturales (como el plancton).
Los aspectos positivos de esta práctica vienen aparejados por la utilización de alimentos no
artificiales, permitiendo así generar un valor agregado vía precio explotando esta característica.
Por otra parte, los puntos negativos radican en que, por lo general, no se logra tener una alta
productividad, justamente por la imposibilidad de utilizar alimentos que no sean naturales
(Ahmed et al., 2014). Existen, también, sistemas semiintensivos que incorporan el alimento
balanceado ante la presencia de peces en altas densidades o cuando los restos de las vainas
de arroz son insuficientes para la alimentación de los peces, como puede ocurrir en los sistemas
alternativos. Un ejemplo de esto ocurre en el único sistema de escala comercial de arroz-peces
en Argentina, que consiste de un sistema semiintensivo rotativo, y en la que la firma optó por
formular alimentos balanceados diferenciados para alevines y juveniles. En el anexo 2 se detalla
el funcionamiento de este sistema.

Ahmed y Turchini (2021) estimaron el potencial de incremento de la producción mundial de


alimentos mediante la conversión de los arrozales al cultivo de arroz-pescado, y de este análisis
obtuvieron que la adición de peces en los campos de arroz aumentaría hasta un 27% la
producción de alimentos (arroz y pescado), con respecto al monocultivo de arroz. Sin embargo,
este resultado debe interpretarse cuidadosamente dada la falta de datos actualizados, ya que
el cálculo se realizó con base en la superficie potencial de cultivo de arroz y pescado provista
por Halwart y Gupta (2004), y el aumento del rendimiento del arroz y el rendimiento medio del
pescado estimados por Tsuruta et al. (2011). Asimismo, se debe considerar que la
productividad varía en función de las técnicas utilizadas y las condiciones de cada región, que
como se mencionó previamente, son heterogéneas.

Los beneficios económicos de la AAI fueron muy bien descritos por un texto pionero en la
materia, Shang y Costa-Pierce (1983). Resulta sumamente interesante que la sistematización
planteada por los autores sigue más vigente que nunca a casi 40 años de la publicación del
artículo. Aquí se detalla un breve resumen de algunos de sus hallazgos:

• Reducción de los costos de producción: Los costos de la tierra y de la construcción del


estanque son la principal inversión de capital en la piscicultura en estanque. La cría integrada
de peces, animales terrestres y/o cultivos en el estanque suele reducir los costos por unidad
de producción debido a que se comparten las instalaciones y el equipamiento de explotación
y se aumenta la productividad por unidad de superficie. Por otra parte, los costos de los
alimentos y/o los fertilizantes suelen ser los gastos operativos más importantes de la

ECONOMÍAS REGIONALES EN ARGENTINA: SISTEMAS INTEGRADOS


DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 12
acuicultura intensiva, y que se pueden reducir a través de la integración de la agricultura
acuícola. Por ejemplo, en la integración arroz-pacú, el pacú se alimenta del rastrojo de arroz
y caracoles que se encuentran en el estanque, por lo que limpian el terreno liberándolo de
plagas como los caracoles y, además, las heces del pez sirven de fertilizante.

• Aumentos en la productividad de los recursos: La AAI aumenta la productividad de la tierra,


es decir, aumenta el valor de la producción por hectárea, y también la productividad del
trabajo dado que los recursos humanos pueden desempeñarse en ambas actividades
conjuntamente. La productividad del capital es relativamente alta comparada al monocultivo:
si bien la AAI requiere un mayor capital que el monocultivo, el aumento de los ingresos totales
suele ser mayor que el de los costos. Consecuentemente, se incrementan los beneficios
operativos gracias a la mejora en la productividad de los recursos y la reducción de los
costos de producción de la agricultura integrada.

Sobre este último punto, Ahmed et al. (2014) sostiene que la AAI permite aumentar la
productividad del agua. En comparación con dos monocultivos, la AAI permite obtener “más
cultivo por gota”, y esto se debe a que la cría de peces es una actividad que, a diferencia del
riego, no agota el agua, por lo que permite la reutilización del recurso hídrico. Desde el punto de
vista ambiental, los autores argumentan que la agricultura integrada es una forma de
“intensificación sostenible”. Esto significa que los desechos de los peces aumentan la cantidad
de abono orgánico y reponen el nitrógeno y el fósforo, mejorando así la fertilidad del suelo.
Además, los peces desempeñan un papel importante en el control de las malezas acuáticas que
reducen la productividad y de las algas portadoras de enfermedades. Por último, la cría de arroz
y pescado también puede reducir la emisión del gas metano en un 30% en comparación con el
cultivo tradicional de arroz (Lu y Li, 2006, como se citó en Ahmed et al., 2014).

Por último, cabe alertar al lector de la dificultad para estudiar la viabilidad económica de los
sistemas agrícolas integrados en comparación con los monocultivos, o, incluso, el mismo tipo
de sistema integrado entre diferentes zonas. El análisis debe combinar variables ecosistémicas,
agroecológicas con otras de tipo económico y social. En este sentido, se requiere de
experimentos controlados y pruebas piloto para comprobar la viabilidad de los distintos
sistemas integrados en una localidad y escala de explotación determinadas. Es de suponer, por
tanto, que estos sean algunos de los motivos que hagan de la AAI una producción poco
frecuente y extendida a nivel mundial y mucho más en determinados países en vías de
desarrollo.

2.2. Acuicultura y sistemas de agro-acuicultura integrados en Argentina: la


rotación de arroz-pacú

En Argentina, las experiencias de AAI son escasas. Con respecto al cultivo de arroz y peces,
existen al menos dos casos llevados a cabo por organismos vinculados a la investigación, uno
por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el otro por el Instituto Universitario
de Formosa. En la Estación Experimental Agropecuaria INTA Corrientes, durante las campañas

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 13
2013-2016, se realizaron pruebas para validar la tecnología de producción de arroz en rotación
con piscicultura. Específicamente, se probó el cultivo de arroz seguido de la cría de dos especies
nativas, pacú y sábalo. Luego de un primer cultivo convencional de arroz se procedió a la
siembra de los peces por un período de 13 meses, para finalizar la rotación con el cultivo de
arroz pregerminado. Al analizar los resultados de la experiencia se observó, de forma orientativa
según la valorización de la producción y los costos a valores corrientes (marzo-abril 2016), un
considerable aumento del margen neto por hectárea del sistema de rotación respecto al cultivo
tradicional de arroz (Collantes et al., 2017; Zambón, 2015). Esto es un indicio de que la actividad
es económicamente viable, aunque es necesario realizar pruebas piloto de mayor escala, dado
que esta prueba consistió en 6 hectáreas de cultivo rotativo.

Por su parte, el Instituto Universitario de Formosa realizó la primera siembra de arroz en rotación
con pacú dentro del ámbito académico, con la intención de poder convertirlo en una escuela
donde se capacite a los productores en la piscicultura y se provean alevines para iniciar sus
emprendimientos. En febrero de 2020 realizaron la primera cosecha de arroz, en la que se
estimaron rindes de entre 9 y 10 toneladas por hectárea en un predio de 2.500 metros
cuadrados. La producción tuvo como destino el comedor universitario, gratuito para los
estudiantes (Instituto Universitario de Formosa, 19 de febrero de 2020). Esta experiencia no
solamente mostró muy buenos resultados sino que, a nivel piloto, significó un aporte social para
la comunidad local. De esta manera, se puede pensar como una buena política pública si se
logra llevar a mediana-gran escala.

Una experiencia que vale la pena destacar fue la rotación arroz-pacú que se lleva a cabo por
primera vez en 2011 en la provincia de Chaco por parte de una de las principales empresas
arroceras del país, Grupo Puerto Las Palmas (PLP). La inserción de esta empresa en la actividad,
junto con la creación del Clúster Acuícola del NEA, generaron que la producción de pacú supere
a la de trucha arcoíris por primera vez en 2012, aunque esta participación relativa volvió a
invertirse en 2019 a raíz de una caída en la producción de pacú del 42% interanual (de 1.821 a
1.063 toneladas) (Carciofi y Rossi, 2021).

Limitaciones en la expansión de la actividad y oportunidades latentes

Pese a los beneficios socioeconómicos y ambientales que presenta la actividad de cría de peces
en arrozales, su desarrollo comercial es bajo a nivel mundial y también a nivel doméstico. Esto
se debe a que la producción de peces en ambientes controlados es novedosa, aunque en
Argentina viene cobrando un fuerte impulso en los últimos años desde la Dirección Nacional de
Acuicultura, mientras que la producción de arroz es ya de arraigo tradicional con tecnologías
modernas. En este sentido, la descripción de los escenarios presentados a continuación son
posibles cuellos de botella del sector que, de irse solucionando, permitirían dinamizar la
actividad piscícola y, por ende, de la rotación de arroz-pacú. Los puntos aquí señalados
pretenden ser un complemento a las limitaciones detectadas en Carciofi y Rossi (2021). Al
tratarse de un sector con potencialidad, es importante que aquellas dificultades que aún existen
puedan solucionarse para tener una actividad exportadora económicamente viable y social y
ambientalmente sostenible.

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 14
El caso del Grupo Puerto Las Palmas: la actividad en números

El Grupo PLP exporta el 80% de su producción arrocera con Brasil como único destino. En cambio, la totalidad
de su producción de pacú arrocero se distribuye en el mercado interno. Sin embargo, el pacú no llega a la
mayor parte de Patagonia y el Noroeste Argentino. Se comercializa como pieza entera eviscerada (siendo el
tamaño ideal de al menos 1,2 kg), de a mitades con piel y sin espinas, y en varias otras presentaciones como
hamburguesas, lonjitas, filetes, nuggets, etcétera.

El ciclo de rotación completo consiste en 6 meses de cultivo de arroz y 15 meses de cultivo de peces (este
proceso se explica con mayor detalle en el anexo “Caracterización del ciclo de rotación arroz-pacú”). Si se lo
compara con un esquema de rotación soja-trigo-maíz, los márgenes de arroz-pacú son superiores ya que se
producen 3 toneladas de proteína animal por hectárea y entre 7 y 8 mil kilos de arroz. En 2018, la tonelada de
arroz rondaba en los USD 200 y la tonelada de peces entre USD 3.500 y 4.000. Asimismo, en la comparación
de la piscicultura continua y rotada, el margen bruto por hectárea de la primera es de USD 1.597, mientras que
para la segunda es de USD 2.989. Es decir, en el caso del cultivo de peces en rotación con el cultivo de arroz,
el margen bruto asciende un 87% (Meichtry, 2019).

Al comparar la rentabilidad del cultivo de arroz entre provincias se observa que en Chaco el margen bruto por
hectárea es de USD 199,9, mientras que en Corrientes y Entre Ríos es de USD 222,7 y USD 215,2,
respectivamente (dado los menores rendimientos en territorio chaqueño). Ahora bien, si se considera el cultivo
de arroz bajo el sistema de rotación llevado a cabo en Chaco, el margen bruto asciende a USD 665,4 por
hectárea, lo que quiere decir que el cultivo de arroz rotado permite obtener un margen bruto tres veces mayor
que el cultivo continuo. De todos modos, es importante destacar que este sistema permite lograr una
considerable reducción de los costos a escala, pero requiere una inversión adicional del orden del 57% respecto
del sistema continuo (Miranda et al., 2019). Tal como se describe en la subsección “Limitaciones en la
expansión de la actividad y oportunidades latentes”, este es uno de los principales obstáculos para la aparición
de nuevos productores.

La firma tiene como objetivo alcanzar las 25.000 hectáreas de producción rotativa arroz-pacú, y sostiene que es
posible alcanzar una superficie sembrada de arroz de 100.000 hectáreas. en los próximos diez años a través del
proyecto Cuenca Arroz-Pacú. Si se decidiera llevar a cabo dicha expansión productiva, de 25.000 hectáreas en
rotación junto con 105.000 hectáreas de arroz, se crearían unos 9.300 puestos de trabajo en toda la cadena. En
2017 el conglomerado totalizó unos 126 trabajadores en todas las actividades que realizan. En el eslabón
primario, poseen 44 empleados en el cultivo de arroz, 8 dedicados a la piscicultura y 3 que se dedican a ambos
cultivos, mientras que la superficie de arroz cultivada en ese año fueron unas 4.500 hectáreas, y 850 hectáreas
adicionales se destinan al cultivo rotatorio (Velardez, 19 de junio de 2017).

El arroz es un cultivo intensivo en mano de obra, al demandar siete trabajadores cada cien hectáreas, cifra
muy superior a los requerimientos de otros cultivos, como ser la soja, que demanda un trabajador. Si se
consideran los requerimientos de mano de obra para el arroz en rotación, la demanda cae a dos trabajadores
cada cien hectáreas, aunque esa reducción en el cultivo se compensa con mayores requerimientos de mano
de obra calificada en el procesamiento del pacú (Miranda et al., 2019).

Por último, se han identificado al menos un millón de hectáreas en la región este de las provincias de Chaco y
Formosa que presentan características productivas aptas para el desarrollo de la rotación: bajos extendidos
sin bosques y una total disponibilidad de agua para el cultivo de arroz. Meichtry (2019) menciona que la
explotación de solo 10% de esa área agreste no produciría daño ambiental alguno, pues no afecta el
ecosistema natural ni compite con otras actividades agrícolas, ya que se trata de dos producciones que se
ajustan perfectamente a las potencialidades socioeconómicas del lugar. De este modo, se podría dar el
despegue de un núcleo productivo con agregado de valor en origen, alta demanda de mano de obra y
generación de oportunidades para proveedores emprendedores.

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 15
Inversión inicial

Varios productores han planteado que la alta inversión inicial que supone la piscicultura es uno
de las principales limitantes para iniciar este tipo de proyectos. Particularmente la preparación
de los estanques y la adaptación de la infraestructura (abastecimiento de agua, filtros,
desagües, accesos y alambrados, por ejemplo) suelen ser los desembolsos iniciales más
elevados.

Entre los costos directos que un acuicultor debe enfrentar en cada ciclo productivo se
encuentran: labores de preparación y mantenimiento de estanques; compra de alevines y/o
juveniles, tratamiento del estanque (cal viva, calcáreo domilítico, etcétera); abonos (orgánicos,
químicos y similares); alimentación del cultivo; cosecha y seguros, comercialización y fletes, y
las amortizaciones directas.

En septiembre de 2020, el equipo técnico de la Estación Experimental INTA Cerro Azul en


Misiones estimó los costos para iniciar un emprendimiento piscícola en un estanque de 1.000
metros cuadrados con 400 ejemplares de pacú. El relevamiento indicó que los costos directos
ascienden a $152.475 (equivalentes a USD 2.028 tomando el Tipo de Cambio Nominal
Promedio Mensual de aquel mes), e incluyen las amortizaciones que comprenden el costo de
construcción del estanque, el sistema de desagüe y la red cuya duración estimada es de 12
años (8 cosechas). Por otra parte, el ingreso bruto estipulado fue de $156.400 (USD 2.080), lo
que brinda un margen bruto del 3%. En caso de no contratar mano de obra (270 horas de
trabajo), el margen asciende a 59%.

En el caso de que una empresa arrocera opte por dedicarse a los cultivos rotativos con peces,
se requiere ciertas adaptaciones adicionales. El Grupo PLP reporta que les ha costado
USD 2.068 por hectárea, por lo que la inversión por hectárea es un 57% mayor en el cultivo
rotativo en comparación con el monocultivo de arroz (valor de la tierra de USD 1.500 por
hectárea y la sistematización para arroz USD 1.989 por hectárea).

Alimento balanceado

Uno de los principales inconvenientes que todavía persiste en la cadena piscícola es la ausencia
de proveedores que ofrezcan alimento balanceado para el engorde de peces de forma regular
y que sea de calidad. Si bien otros insumos (como redes y medicamentos) también presentan
el problema de falta de productores, no llegan a consolidarse como una traba para el normal
desarrollo de la actividad como sí se genera con el alimento balanceado por el rol clave que
presenta este último para el normal crecimiento de los peces durante el período de cultivo y la
baja regularidad de su provisión.

El poco desarrollo de proveedores locales especializados se traduce en mayores costos para


los productores de peces de la región ya que la adquisición del insumo se realiza en regiones
puntuales del país. En base a la Red de Fortalecimiento de Acuicultura (ReFACUA) y Servicio
Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) pudieron identificarse 11 empresas
fabricantes de alimentos balanceados para peces en Argentina, aunque ninguna se encuentra

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 16
exclusivamente especializada en piscicultura (la gran mayoría de los productores se
especializan en el ganado bovino y aviar por contar con mayor demanda relativa). De esas
fábricas, al menos dos son resultado de un proceso de integración vertical llevado a cabo por
empresas productoras de peces para contar con abastecimiento de insumos de forma regular
(estas son Puerto Las Palmas y la yerbatera Rosamonte). La mayoría de ellas se encuentran
localizadas en Buenos Aires, seguida por Santa Fe, Chaco y en menor medida Misiones y
Córdoba.

En la región patagónica el problema de ausencia de proveedores se agrava ya que allí se cultivan


peces con exigencias alimenticias más elevadas, como las truchas ya que, para obtener un
producto de calidad, la proporción de harina y aceites de pescado (insumo de difícil provisión y
alto costo) dentro del alimento balanceado debe ser mayor en comparación a otras especies.
Asimismo, los únicos dos fabricantes especializados en ese tipo de alimento se encuentran en
Santa Fe y Buenos Aires, lo que genera un costo de transporte mayor por la distancia entre los
proveedores y los centros de producción.

En conclusión, el problema de la provisión de alimento balanceado radica en la ausencia de


proveedores. La falta de estos encadenamientos a nivel nacional responde a su vez a la baja
producción piscícola, lo que genera desincentivos para la elaboración de piensos para peces de
cultivo y, posiblemente, al elevado costo de producción que supone la adición de harina y aceite
de pescado. Respecto de esta última traba, existen materias primas alternativas que permitirían
disminuir o reemplazar los porcentajes requeridos de harina y aceite de pescado, manteniendo
los niveles de eficiencia nutricional. La soja es una de ellas ya que, si bien los requerimientos
varían entre especies, aceites, expellers de soja e incluso concentrados proteicos, pueden ser
incluidos en la alimentación. Esta alternativa permite reducir costos y realizar un
aprovechamiento de los subproductos que están disponibles en el país.

Los alimentos derivados de la soja han sido utilizados durante muchos años en las fórmulas de
las dietas para la producción acuícola de numerosas especies de peces. Diversas especies de
peces de aguas dulces que presentan un comportamiento de alimentación omnívora,
históricamente han sido alimentadas con dietas preparadas a base de niveles relativamente
altos de harina de soja (hasta un 60% por peso). Sin embargo, la principal limitación tiene que
ver con la presencia de antinutrientes para ciertas especies, aunque hay desarrollos científicos
que permiten inactivar estos antinutrientes, o aditivarlos con enzimas. Hoy en día el alimento
para salmónidos posee alrededor de 18% de contenido de soja, pero podría elevarse al 30% a
partir de estos desarrollos (Fasce Pollicellli, 2016).

Provisión de servicios específicos

La cría de ovas (hatchery) y el transporte de peces vivos para la etapa de engorde o faena son
de los servicios dentro de la cadena productiva acuícola que más cuidados y atención requiere
y de los más importantes para alcanzar resultados satisfactorios. Con respecto al caso del
hatchery, actualmente cinco productores distribuidos entre las provincias de Río Negro y
Neuquén (Sarmiento et al., 2019, como se citó en Carciofi y Rossi, 2021). Asimismo, hay un

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 17
proyecto de hatchery en la cuenca de Santo Tomás, que albergará truchas danesas que se
articulará con la planta de Piedra del Águila inaugurada en marzo de 2022.

En el polo productivo del norte argentino, solo el pacú se encuentra naturalmente en aguas
continentales. Los alevines se compran en establecimientos especializados que se dedican a la
reproducción y se comercializan por unidad. Existen proveedores de especies subtropicales
(pacú, boga, sábalo, etc.) en las provincias de Misiones, Formosa y Entre Ríos que entregan la
mercadería durante diciembre y enero, dado que las compras se realizan con antelación
(Hegglin, 19 de enero de 2021).

El manejo inadecuado en el transporte de peces vivos puede desembocar en menores niveles


de productividad por estanque debido a un aumento del índice de mortalidad o pérdida de
calidad del producto final por estrés del pez transportado. Al tratarse de un servicio específico
de la actividad, su provisión es limitada y no se posee un listado que sistematice los proveedores
de este servicio.9 Esta ausencia responde al bajo desarrollo de la actividad acuícola en el país y
su fuerte dispersión geográfica. La falta de transporte supone asimismo una traba para el
despegue de la actividad, ya que las complicaciones derivadas de la provisión de alevines de
calidad se acentúan generando desincentivos por parte de los productores agrícolas a invertir
en la piscicultura.

La construcción de estanques es otro de los servicios necesarios y con escaso desarrollo dentro
de la cadena pese al rol clave que presenta para un buen desenvolvimiento de la producción de
peces. La viabilidad comercial de un proyecto piscícola y su escala quedarán sujetas en gran
medida a las prácticas e insumos utilizados por el productor. Esto se debe a que los procesos
productivos no son homogéneos a lo largo del sector y van a depender tanto de la especie
cultivada como de la disponibilidad de recursos como la tierra. En este contexto, la provisión de
servicios de construcción de estanques debe ser lo más calificada posible atendiendo a los
factores particulares de cada emprendimiento acuícola.

En resumen, la expansión de los sistemas integrados de agro-acuicultura en Argentina


dependerá fundamentalmente del nivel de desarrollo de la acuicultura. Atender los cuellos de
botella que presenta la actividad es un requisito fundamental para lograr aumentar la
producción e incentivar la introducción de nuevas empresas. Entre los puntos más relevantes a
resolver aparecen los altos costos iniciales y el difícil acceso a insumos claves como el alimento
balanceado y los servicios de transporte de peces y alevines y construcción de estanques.
Asimismo, y en miras a fomentar los sistemas integrados de arroz-peces, tampoco debe dejar
de atenderse las limitaciones de la producción de arroz que hoy se centran fundamentalmente
en la crisis hídrica, los elevados precios de los insumos energéticos y la caída escalonada en el
precio internacional del arroz desde 2008. La tarea de integrar ambas actividades requerirá a su
vez de análisis profundos de variables agroecológicas (con miras a estudiar de qué forma puede
potenciarse la simbiosis entre actividad), ingenieriles (relativas a la infraestructura necesaria

9 El INTA mantiene un listado de proveedores de alevines y juveniles para la piscicultura. Asimismo, el listado
elaborado por ReFACUA incluye otros bienes y servicios de la cadena, como alimento balanceado.

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 18
para crear el ecosistema adecuado para los diferentes cultivos) y económicas (que tengan por
fin analizar la rentabilidad resultante de la integración).

En el caso de la acuicultura, si bien el desafío que supone levantar las trabas al desarrollo del
sector es ambicioso, a nivel internacional existen ejemplos de países que han logrado
desarrollar redes de proveeduría para mejorar la rentabilidad. Uno de ellos es Egipto, el cual
caracterizamos a continuación.

2.3. Acuicultura y sistemas integrados como medidas de adaptación al


cambio climático: el caso de Egipto y las “granjas del desierto”

La crisis ambiental es un fenómeno que atraviesa a todo mundo, aunque su impacto por región
es heterogéneo y ciertamente dependiente del perfil de especialización productiva y de la
disponibilidad de recursos naturales, ambientales y económicos para hacer frente a sus
consecuencias adversas. Basándose en esto, los países productores de alimentos aparecen
como los más vulnerables a los cambios en el ambiente asociado en gran medida a la alta
dependencia de los recursos hídricos, cada vez más escasos.

En este contexto, los sistemas integrados de agro-acuicultura surgen como alternativas viables
para hacer frente a los desafíos de adaptación a varias de las problemáticas ambientales. Una
de ellas es la del cambio climático. Este fenómeno está provocando zonas de inundaciones que
contrastan con intensas y prolongadas sequías. Ambas afectan fuertemente a la producción de
alimentos y a quienes de ellos dependen, tanto del lado de la oferta, como de la demanda.
Asimismo, en el caso concreto de las sequías, el mejor aprovechamiento de los insumos
hídricos y las sinergias generadas por dos o más actividades integradas hacen que la AAI sea
la alternativa casi ideal.

En lo que a esto respecta, el caso de Egipto es de destacar, ya que supo atender el desafío de
mantener el suministro de alimentos a la población, producir de forma sostenible y adaptarse a
los nuevos escenarios generados por el calentamiento global mediante el fomento de la
acuicultura. Este país africano lo pudo lograr sobre la base de una fuerte presencia del sector
público en la actividad. El Gobierno asumió gran parte de los costos de la curva de aprendizaje
minimizando la incertidumbre de la implementación de emprendimientos acuícolas en la región
y con esto fomentó las inversiones privadas.

Asimismo, el desarrollo de la acuicultura permitió sentar las bases para una diversificación de
sectores y subsectores como los sistemas integrados de arroz y peces, la acuaponía y la
acuicultura en zonas tradicionalmente inapropiadas para la producción agropecuaria como son
los desiertos. Particularmente, realizar acuicultura en desiertos evita los problemas de
competencia de tierra fértiles con la agricultura y aprovecha el agua con niveles altos de
salinidad. De hecho, el avance de la acuicultura en zonas áridas se dio en un contexto en el que
el Gobierno no permitía el cultivo de peces en zonas económicamente viables para la
producción de granos (Zwirn, 2002).

ECONOMÍAS REGIONALES EN ARGENTINA: SISTEMAS INTEGRADOS


DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 19
La producción acuícola de Egipto sobresale a nivel global: es el principal productor de África, el
sexto más importante en el mundo y uno de los que más creció entre 2009 y 2018 (FAO, 2020).
Según datos de FAO, la producción fue de 1,6 millones de toneladas en 2018, lo que resultó en
un nivel récord con una participación del 1,9% de la producción global (la más alta para el país
desde que se tiene registro).

GRÁFICO 1. EVOLUCIÓN DE LA PRODUCCIÓN ACUÍCOLA DE EGIPTO Y SU PARTICIPACIÓN


DENTRO DEL TOTAL GLOBAL (1980-2018)
1800000 2,5%
Toneladas producidas
Participación dentro de la producción global (eje derecho)
1600000

2,0%
1400000

1200000
1,5%
1000000

800000
1,0%
600000

400000
0,5%

200000

0 0,0%
2008

2012

2016
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007

2009
2010
2011

2013
2014
2015

2017
2018

Fuente: elaboración propia con base en datos de FAO.

Entre 1970 y 2018 la producción de acuicultura del país africano aumentó a una tasa media
anual acumulada del 12,2%. Particularmente se observan tres períodos de crecimiento
acentuado: una primera etapa (1998-2001) en la que la producción creció 58,3%; una segunda
etapa que abarcó entre 2010 y 2011 en donde la tasa fue de un 30,3% y una tercera fase
(2016-2018) con un incremento en torno al 11,2%.

Este impulso de la acuicultura en Egipto permitió sentar las bases para una efectiva aplicación
de otros sistemas de producción como los cultivos acuapónicos y sistemas integrados de pez
y arroz. El área de campos de arroz utilizados para el cultivo de arroz-peces alcanzó un máximo
de 224.917 hectáreas en 1989 y luego disminuyó, fluctuando entre 173.000 y 183.000 hectáreas
desde 1991. En 1995, el área de arroz-peces (172.763 ha) estaba por debajo de lo informado
para 1987 y contribuyó alrededor del 32% de la producción acuícola nacional. Desde entonces
y hasta 1997 se sumaron 58.000 ha de tierras de cultivo. En términos de producción, los
sistemas de cría de peces en arrozales en Egipto registraron un salto a partir de 2010 con una

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 20
producción anual de 34.537 toneladas (Shaalan et al., 2017). Actualmente, la producción de
peces mediante arrozales es el tercer sistema productivo de mayor aporte en la acuicultura
nacional con una participación del 5,3%, solo por detrás de los sistemas de jaulas en el Nilo
(9,7% del total de la producción acuícola) y los estanques de tierras (85%).

Distintos eventos dan cuenta de este fuerte dinamismos en el sector dentro de los que se
pueden mencionar los siguientes:

Formación de encadenamientos productivos

Como se dijo, el gobierno egipcio jugó un rol fundamental a la hora de crear redes de proveeduría
para el normal funcionamiento de la actividad acuícola como lo son la provisión de alimentos
balanceados y alevines. Una de las primeras medidas del Gobierno fue la creación de la primera
granja comercial semiintensiva moderna en 1961, con un área de 120 hectáreas de estanques
de tierra donde se cultivaban tilapias del Nilo, carpa común y lisa gris (FAO, 1996).

Para fines de 1970 se lanzó el Plan de Desarrollo Acuícola mediante el cual se crearon cuatro
granjas de criaderos, seis piscifactorías y cinco estaciones de recolección de alevines. A la vez
se iniciaron otras técnicas de cultivo de peces con resultados alentadores para empezar su
proceso de expansión, entre las que aparecen los sistemas integrados de arroz y peces (FAO,
1996).

Las primeras actividades productivas de la acuicultura bajo el mando del Estado sirvieron como
medio para mostrar al sector empresarial la viabilidad de la producción acuícola. Esto último,
sumado a la amplia promoción de la actividad y el fácil acceso a la tierra, generaron las
condiciones ideales para aumentar la participación del sector privado en la acuicultura nacional.

Creación de la Autoridad General para el Desarrollo de los Recursos Pesqueros

En 1983 se creó la Autoridad General para el Desarrollo de los Recursos Pesqueros (GAFRD por
sus siglas en inglés) con sede principal en El Cairo y, que posteriormente, inauguró tres
sucursales en las principales regiones pesqueras y siete direcciones generales. El objetivo
explícito de la GAFRD se centró en la aplicación de las legislaciones reguladoras de la pesca y
la acuicultura del país y la realización de actividades de extensión y apoyo al sector.

En la actualidad, cada una de las sucursales principales cuenta con un centro de extensión que
incluye una granja piloto, un criadero y varios laboratorios para análisis de suelos y agua con
servicios que se brindan a pedido de forma gratuita. Los temas de investigación específicos
generalmente se seleccionan a través de un diálogo cercano entre las instituciones de
investigación, la Sociedad Egipcia de Acuicultura y los productores, dando cuenta de la fuerte
mancomunión entre el sector público y el privado. Tal es así que, con frecuencia, se llevan a
cabo conferencias, talleres y reuniones en las que se invita a los productores a discutir los
problemas productivos con los científicos y las direcciones de extensión y capacitación están a
cargo de transferir información a los agricultores con un menor grado de educación mediante
la publicación de documentos simples de extensión.

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 21
La GAFRD se destacó por su trayectoria como asesor técnico y proveedor de insumos para la
cadena acuícola en Egipto. En 1994, el 88% del suministro de semillas de peces de agua dulce
y la totalidad de semillas de peces marinos habían sido proporcionadas por la GAFRD a precios
muy por debajo a los ofrecidos por el mercado (FAO, s.f.). Asimismo, la institución instaló dos
fábricas de piensos para la producción de pescado suplementario con una producción de
alrededor de 3.500 toneladas anuales. La GAFRD se encontraba habilitada a realizar planes de
fomento y seguimientos de resultados. Dos de los más importantes para la actividad fueron el
Plan Quinquenal de 1993 y el Plan de Desarrollo acuícola de 2005.

● Plan quinquenal 1993-1997: en dicho plan se preveía el desarrollo de piscifactorías en varias


gobernaciones, el fomento de la acuicultura marina, el proyecto nacional para el desarrollo
del cultivo de tilapia y la expansión de la producción pesquera en los campos de arroz (FAO,
1996). Todos estos objetivos se sustentaron en la introducción y el aumento de la aplicación
de tecnologías de acuicultura intensiva. Una de las medidas puntuales del GAFRD fue la
provisión de préstamos blandos a los productores para el desarrollo de la acuicultura
particularmente en jaulas. De esta manera también se buscaba proporcionar empleo a los
recién graduados especializados en el sector (FAO, 1996).

● Plan de desarrollo acuícola 2005-2017: el Plan puso énfasis en el aumento de los


rendimientos de los recursos pesqueros mediante la utilización de técnicas ambientalmente
amigables. De esa manera se fijó alcanzar una producción anual de 1,5 millones de toneladas
para 2017 (lo que virtualmente logró hacerse), mejorar la calidad de los productos pesqueros
en sintonía con los estándares internacionales y fomentar aún más la acuicultura marina.
Para ello se plantearon tres objetivos: (i) expandir las áreas de producción en zonas no
explotadas; (ii) maximizar los ingresos de los proyectos acuícolas mediante la ampliación de
los incentivos de promoción e implementación de proyectos de investigación; y (iii)
modernizar el aparato institucional.

Medidas específicas de fomento de la agroacuicultura y las “granjas del desierto”

Tratar de expandir la producción de alimentos y mejorar su productividad mediante un buen


aprovechamiento de los recursos naturales es una alternativa necesaria en un contexto de
crecimiento poblacional y crisis ambiental en Egipto y el mundo. En este sentido, la expansión
de la agro-acuicultura permitiría incrementar las proteínas y nutrientes ofrecidos por el sector
de alimentos del país sin hacer un uso intensivo de los recursos hídricos. Es así como el cultivo
de arroz y peces comenzó a ganar protagonismo.

Los éxitos obtenidos, junto con el apoyo estatal, alentaron a algunos propietarios de granjas a
buscar asesoramiento técnico para integrar la piscicultura en sus negocios agrícolas. A su vez,
la acuicultura integrada con la producción de arroz es considerada por el Gobierno como un
subsidio indirecto en el consumo de proteína animal entre la población rural más pobre. Bajo
este esquema se idearon un conjunto de políticas orientadas a fomentar la actividad como
subsidios a los precios de los alevines o distribución directa a los cultivadores de arroz. El

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 22
objetivo era suministrar proteína animal a los piscicultores ya que los peces cosechados
generalmente no se comercializan, sino que los piscicultores los consumen directamente.

Los sistemas de agro-acuicultura también se expandieron en zonas áridas donde


tradicionalmente la producción agropecuaria no habría sido viable. En Egipto gran parte de la
superficie terrestre es desierto, por lo que la competencia de los cultivos por el uso de la tierra
es elevada. A su vez, en las tierras áridas existen reservas subterráneas de agua que contribuyen
al 20% de las fuentes de agua dulce de todo el país. En este sentido, para diversificar la
producción primaria y aprovechar al máximo posible los recursos del país africano la aplicación
de la acuicultura en el desierto es un modelo viable. Actualmente existen gran variedad de
especies de peces en las granjas del desierto entre las que predomina la tilapia, debido a su alta
tolerancia a la salinidad. También se cultivan peces gato, carpas, salmonetes, dorados y peces
ornamentales como carpa koi y molly (Bakeer, 2006 y Sadek, 2011, como se citó en Shaalan
et al., 2018).

Una de las granjas del desierto más citada como caso de éxito en Egipto es la granja El-Keram,
la cual destaca por la utilización de sistemas integrados, fuerte aprovechamiento de sinergias
y alta diversificación productiva. La finca utiliza el agua subterránea para el policultivo de tilapia
con bagre y luego el agua residual se reutiliza para regar los campos de trébol. En esta primera
etapa se logran producir 200 toneladas de peces al año y 7.800 toneladas de trébol. Con la
cosecha de trébol se alimentan ovejas para alcanzar una cantidad de faena de 1.300 cabezas
al año. Sin embargo, las sinergias no finalizan allí, con el estiércol del ganado se abonan las
granjas de tréboles y también se utiliza como insumo para la producción de biogás para
mantener la temperatura del agua en los criaderos de tilapia (Shaalan et al., 2018).

¿Qué puede aprender Argentina de la experiencia de Egipto?

Resulta relevante intentar trazar una comparación entre la experiencia acuícola de Egipto y la
de Argentina para lograr identificar medidas concretas que se puedan replicar a nivel local. En
principio, si bien no tienen exactamente las mismas funciones específicas, en ambos países
existe una institución de carácter nacional que tiene como fin regular y promover la actividad:
en el caso del país africano se trata de la GARFD y en Argentina, la Dirección Nacional de
Acuicultura, que al igual que ocurre en Egipto, posee un organismo de extensión, el Centro
Nacional de Desarrollo Acuícola (CENADAC). En segundo lugar, y teniendo en cuenta las
medidas llevadas adelante por las instituciones, para ambas experiencias se han identificado el
ofrecimiento de líneas de financiamiento y asesoramiento técnico a productores acuícolas. La
GARFD profundizó aún más su intervención y asumió un rol de productor y proveedor de
insumos (como alevines y alimento balanceado) considerados claves para impulsar la cría de
peces a escala comercial. De esta forma, actuó como especie de unidad demostrativa con el
fin de volver atractiva a la acuicultura para la radicación de mayores inversiones privadas. En
tercer término, el establecimiento de metas y objetivos concretos sobre producción y
rendimientos en los planes de fomento parece haber sido un rasgo distintivo de Egipto en
comparación al recorrido hecho en Argentina. Esto le permitió al gobierno africano marcar una

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direccionalidad en la toma de decisiones, mejorar la planificación de los proyectos y reducir la
incertidumbre.

En conclusión, la experiencia de Egipto muestra la importancia del desarrollo acuícola para el


posterior impulso de los sistemas integrados. Las principales medidas del gobierno se
centraron en visibilizar el potencial de la acuicultura y generar márgenes de rentabilidad
propicios para los productores mediante la formación de redes de proveeduría local y el
constante soporte técnico. De esta forma, se pretendía sentar las bases para generar incentivos
a la inversión privada a través de un fuerte enraizamiento con el sector empresarial. Por otra
parte, el caso del país africano con las granjas del desierto muestra las ventajas que presenta
la agro-acuicultura integrada como sistema de producción de alimentos que contribuye a la
mitigación de la crisis ambiental y como herramienta para la adaptación de los productores a
sus efectos. Esto se asocia al aprovechamiento eficiente de recursos y a la menor dependencia
de tierras fértiles e insumos hídricos. Del mismo modo, existen otras alternativas de producción
que cumplen las mismas características de sostenibilidad de los sistemas integrados de
rotación arroz-peces y son los que se expondrán en la siguiente sección.

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3. Modelos complementarios en la producción sostenible:
la hidroponía y la acuaponía

Además de los sistemas de rotación arroz-peces, existen otras formas de cultivo dentro de la
actividad agropecuaria que presenta aristas de sistema integrado y que tiene en cuenta
aspectos vinculados a la sostenibilidad, en especial a la ambiental. Una de ellas es la hidroponía,
cuya característica distintiva de la agricultura tradicional es la ausencia de suelos en el
desarrollo del cultivo. Esto es posible gracias a la utilización de disoluciones minerales en agua
en constante contacto con las raíces de la planta. La segunda actividad agrícola es la acuaponía
en donde se combinan técnicas hidropónicas con acuicultura. La principal diferencia con el
cultivo de hidroponía es la utilización de peces para la generación de fertilizantes naturales por
desechos orgánicos. De esta forma, se logran enlazar dos actividades productivas mediante el
uso común de algunos recursos y/o la utilización como insumo de algún componente del
producto o de un residuo.

3.1. Hidroponía

La hidroponía es una técnica de cultivo que ha cobrado gran relevancia en los últimos años en
los países desarrollados, la cual permite una expansión de la frontera agrícola compatible con
un menor requerimiento de suelos y recursos naturales en un contexto de crisis ambiental.
Asimismo, puede generar aumentos en los rendimientos y mayor grado de cultivos, así como
una mejora en la calidad del empleo agrícola y rentabilidad económica.

3.1.1.Definición y clasificación del cultivo por hidroponía

Esta tecnología de desarrollo de plantas consiste en la implementación directa de soluciones


nutritivas con algunos elementos químicos esenciales disueltos en agua, prescindiendo así de
la utilización de los nutrientes que otorga la tierra (Gilsanz, 2007). De esta forma, se logra
aprovechar sitios o áreas de cultivos no convencionales, sin dejar de prestar atención a las
necesidades biológicas de la planta como la luz, temperatura, agua y nutrientes.

Los sistemas hidropónicos pueden dividirse en cuatro tipos según Gilsanz (2007). En primer
término están los denominados sistemas flotantes, que suelen ser los de menores
requerimientos técnicos, costos y demanda energética y muy utilizados para el cultivo de hojas
como lechuga, espinaca y plantas aromáticas. Consiste en un recipiente en donde se vierte la
solución nutritiva y sobre ella queda flotando una plancha de espuma que funciona como
soporte de las plantas. En este primer sistema el cambio de la solución debe realizarse
semanalmente, por lo que el consumo de agua es muy elevado, y requiere de una aireación por
medio del agite de la solución diariamente.

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Un segundo tipo de sistema hidropónico es el sistema por técnica de solución nutritiva
circulante (o NFT por sus siglas en inglés), en el que los nutrientes están disueltos en agua y
son llevados en contacto directo con las raíces de forma permanente y a través de caños de
distribución. Este tipo de tecnología es utilizado para cultivar productos con un ciclo de
desarrollo largo o con un alto consumo de solución como es el caso del tomate, morrón y melón,
por ejemplo.

El tercer tipo de sistema es por técnica de flujo profundo (DFT) que suele denominarse como
un híbrido entre los dos tipos descriptos anteriormente, ya que presenta una recirculación de la
solución nutritiva igual que el NFT impulsada por medio de una bomba y a su vez dispone de
una plancha sobre la superficie de la solución como en el sistema flotante. Finalmente existe el
sistema estático de hidroponía en donde se prevé una sola carga de solución nutritiva y al
comienzo de ciclo de crecimiento, de esta forma se elimina el bombeo y la aireación y por ende
se utiliza mucho menos energía que en otros sistemas.

Existen diversas formas de clasificar los sistemas hidropónicos en base a distintos criterios
entre los que se puede mencionar, por ejemplo, la disposición de las raíces. De esta forma
aparecen técnicas como el cultivo en sustrato, en la que se utilizan diferentes tipos como arena,
perlita, turba, etcétera, para suministrar la solución nutritiva mediante el fertirriego a las raíces;
y la aeroponía, en la cual las raíces de las plantas quedan suspendidas en el aire y los nutrientes
son asperjados sobre estas mediante una bomba.

3.1.2. Oportunidades y desafíos económicos de la actividad hidropónica

El uso de la hidroponía aparece como una posible alternativa viable en términos de


productividad dentro del sector agropecuario (INTA, 4 de junio de 2019). Esto se asocia a la
mayor concentración los productos agrícolas por metros cuadrados (como es el caso de las
lechugas y frutillas), a la capacidad de cosecha durante todo el año, al bajo ciclo de desarrollo
de la planta10 y al pleno control sobre la nutrición vegetal. A su vez, se logra obtener un producto
estandarizado, de mejor tamaño y calidad y, por lo tanto, márgenes de rentabilidad mayores.

Una de las características del cultivo por hidroponía es su bajo uso de agua en relación al cultivo
de tierra ya que se evitan en gran medida los problemas de infiltración y evapotranspiración
característicos de este último tipo de sistema (Beltrano y Giménez, 2015). Al mismo tiempo, la
producción hidropónica puede funcionar bajo sistemas de flujo cerrado constante, generando
un mejor aprovechamiento de los recursos hídricos por la mayor reutilización del agua.

El hecho de no utilizar el suelo como medio de cultivo, permite evitar en gran medida los
problemas de maleza y con ella se reduce también la aplicación de agroquímicos.

10
Un ejemplo de ello pueden ser las lechugas, las cuales su ciclo en tierra antes del consumo es de aproximadamente 3,5 meses,
mientras que en un sistema hidropónico de raíz flotante se puede cultivar en 1,5 meses a partir de su germinación.

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Desde la perspectiva de las ventajas laborales, por lo general se requiere un menor número de
horas de trabajo que los sistemas convencionales de producción debido a que la naturaleza de
las tareas es diferente (estas suelen ser mucho más livianas que la de los sistemas
convencionales en la etapa de cosecha, por ejemplo, debido a que mejora la ergonomía de las
operaciones) y hay mayor margen para su automatización. A su vez, al tratarse de actividades
de menor esfuerzo físico, tiene la peculiaridad de permitir una mayor inclusión social laboral
frente a los sistemas tradicionales de agricultura.

Entre las limitaciones que presenta aplicar una tecnología de hidroponía en comparación con el
cultivo con tierra están los altos costos iniciales, los cuales van a variar dependiendo del tipo de
sistema de producción hidropónico que se desee realizar.11 Mientras más se necesite controlar
las variables que determinan el desarrollo del cultivo (como clima, humedad y luz), se requerirán
mayores grados de inversión en equipos de medición y control. Asimismo, se necesita de un
mayor conocimiento y especialización y hay una dependencia de la energía mucho más elevada.
Dado esto último, si los requerimientos energéticos son mayores (como en el caso de los
sistemas circulantes), más altos serán los costos de aquellos de menor dependencia (tal es el
caso de los sistemas flotantes o estáticos).

3.1.3. Sistemas hidropónicos en Argentina y el mundo

El desarrollo de la hidroponía se extendió en distintos países y en diferentes niveles productivos.


Abarca desde la agricultura familiar en escalas bajas y para autoconsumo, hasta las pequeñas,
medianas y grandes empresas con fines más comerciales y de manera mucho más intensiva.
Del mismo modo, puede ser una técnica replicable con tecnologías sencillas en zonas urbanas
y suburbanas en forma de huertos familiares, lo que permite una mejora en las condiciones de
vida, el ingreso y la alimentación de la población sin que el espacio se torne una limitante (López
Elías, 2018).

Las técnicas hidropónicas junto con el cultivo en sustrato ocuparon 40.000 hectáreas de la
superficie mundial de cultivos en 2015. Países Bajos es el país con mayor superficie cubierta
con aproximadamente 5.000 hectáreas, le siguen España con 2.500 y Bélgica y el Reino Unido
con 2.000. China y Japón ocuparon 1.500 hectáreas cada uno, mientras que en Francia el cultivo
sin suelo demandó 1.000 hectáreas. En menor medida aparecen Israel (750), Canadá (500) y
Estados Unidos (250) (Beltrano y Giménez, 2015).

Especialistas del sector mencionan que en Argentina hay bajo cubierta 10.000 hectáreas de las
cuales 10 hectáreas son de hidroponía bajo agua y 30 hectáreas en sustrato, mientras que en
Brasil hay 26.000 hectáreas de cultivos bajo cubierta y 6.000 son de hidroponía (Winograd, 24
de julio de 2021). Localmente, los sistemas hidropónicos empezaron a tomar impulso hace más

11Según un estudio del INTA, la inversión inicial para un sistema hidropónico de verduras de hoja bajo cubierta y con
una capacidad productiva de 17,8 mil unidades se encuentra en torno a USD 20.229,16 tomando como base el dólar
mayorista del BCRA (Birgi et al., 2018).

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de 20 años atrás en el sector ornamental y en los últimos 5 años creció de forma acelerada
diversificándose a otros sectores como el hortícola, citrícola y para la producción de forraje
verde. La producción hidropónica argentina se concentra fundamentalmente en los cultivos de
hortalizas de hoja, como la lechuga, rúcula y acelga, mientras que en el sistema en sustrato
gana mayor participación el cultivo de tomate, frutilla y en menor medida el pimiento (Puerta,
15 de diciembre de 2020).

Los primeros desarrollos hidropónicos ocurrieron en las provincias de Córdoba, Jujuy y


Mendoza y fueron expandiéndose en todo el país,12 principalmente en aquellos lugares donde
los suelos son poco fértiles (ya sea por un uso no sustentable de los mismos y manejo
desmedido del riego) y en donde los productores deben cambiar de sitio los invernaderos para
seguir produciendo. Además, representa una oportunidad de diversificación de la producción;
tal es el caso de una firma arandanera tucumana que optó por incorporar la hidroponía en 2019.

Sin embargo, la actividad empezó a ganar terreno en áreas urbanas y periurbanas de los
cinturones verdes donde los requerimientos de alta productividad por superficie son más
elevados, debido al elevado costo que supone el alquiler de la tierra y la necesidad de atender
una alta demanda por la cercanía a los centros de consumo (Valenzuela, 2019). La extensión
en áreas urbanas responde a la menor dependencia del uso y calidad del suelo que trae
aparejado la hidroponía, así como de las condiciones climáticas, si es que se decide realizar el
cultivo bajo cubierta.

Entre las limitaciones de la actividad se destacan la necesidad de capacitación específica antes


de iniciar el emprendimiento (de nutrición mineral, preparación y mantenimiento de soluciones
nutritivas) y la elevada inversión inicial, que ronda entre los USD 5 y USD 100 por metro cuadrado
(Winograd, 24 de julio de 2021). Según un estudio del INTA sobre los resultados económicos y
financieros de un proyecto hidropónico de hortalizas de escala familiar, dentro de los costos
iniciales los insumos de mayor peso son la mano de obra (45,4%) y la infraestructura (37,1%),
seguido en menor medida por el sistema de riego (6,3%). Siguiendo la estimación de costos
directos, para el primer año de iniciado el proyecto, los costos laborales y las soluciones
nutritivas son las que mayor participación ocupan (83,5% en el primero con cargas sociales y
6,3% en el segundo) (Birgi et al., 2018).

De esta forma, el potencial resultado económico del primer año mostraría un margen bruto
positivo y con capacidad de hacer frente también a los costos indirectos, mientras que el
resultado neto se torna negativo si se incluye las amortizaciones. En términos financieros, el
período de retorno de la inversión es de siete años y medio aproximadamente, y se mantiene
así dentro de los parámetros esperados para una actividad intensiva en mano de obra como la
del proyecto propuesto.

12Curiosamente, la hidroponía se practica en la Antártida Argentina por una iniciativa de la Estación Experimental del
INTA Santa Cruz y la Universidad de la Patagonia Austral con el fin de probar el funcionamiento de los sistemas
hidropónicos en condiciones externas extremas y satisfacer la demanda de hortalizas de los trabajadores de la Base
Marambio (Birgi, 18 de julio de 2019).

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3.1.4. La hidroponía como una actividad en expansión: el caso del mercado norteamericano

El atractivo por los productos agroecológicos cobró fuerte impulso en los últimos años en los
mercados de los países desarrollados a la par de una mayor exigencia por parte de los
consumidores por adquirir alimentos saludables, frescos y ambientalmente amigables. Un
reflejo de ello es el fuerte dinamismo que evidenció la producción hortícola en invernaderos
(dentro de la cual se incluye la hidroponía) en el mercado norteamericano y europeo (Resh,
2022). En este apartado se pondrá el foco de análisis en el primer caso.

En América, Canadá emergió como el principal productor de bienes agrícolas bajo invernadero
a partir de la década del 90 y consolidó su posición hasta la actualidad. En 2019 se registraron
838 operadores especializados en la producción de hortalizas y frutas de invernadero, los cuales
en su conjunto alcanzaron un nivel de superficie cosechada de 17,6 millones de metros
cuadrados. Esta cifra representó un aumento del 21% en base a los últimos cinco años y del
48% en la última década (División de Cultivos y Horticultura, Agricultura y Agroalimentación
Canadá, 2020). De igual modo, las exportaciones se mantuvieron en alza desde 2015 y
alcanzaron en 2019 un valor de USD 1.100 millones (segundo año consecutivo que se supera el
umbral de los 1.000 millones de USD) explicado en su gran mayoría por los envíos al mercado
estadounidense (99% del valor exportado) y en menor medida por Japón y Taiwán.

No es de extrañar que Estados Unidos sea el principal demandante de productos hidropónicos


de Norteamérica dado su elevado nivel de ingreso y calidad de vida de los consumidores. Según
datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA por sus siglas en inglés) pese
haber registrado un incremento en la producción nacional de alimentos bajo invernadero, las
importaciones (en gran medida provenientes de México y Canadá) siguieron liderando en 2020
el origen de estos productos en el consumo de los hogares estadounidenses. Las compras de
Estados Unidos provenientes del exterior crecieron a un ritmo inclusive superior a los productos
agrícolas frescos cultivados en campos (+109% en los primeros entre el período 2008-2010 y
2018-20 frente un 58% para el mismo período en los productos frescos elaborados en campos,
según USDA).

Sobre la base de lo descripto anteriormente, no cabe duda de la existencia de un mercado


interesado en productos hidropónicos dado los beneficios que traen aparejado estos tipos de
productos tanto en la salud de los consumidores como en los ecosistemas en donde se
desarrollan. Las buenas cifras no solo se limitarían al mercado norteamericano (que ya de por
sí es uno de los más importantes a nivel global), sino más bien al resto del mundo: según
agencias analíticas líderes en el mundo, el mercado hidropónico global se estima en USD 9.500
millones a partir de 2020 y se espera alcance los USD 16.200 millones para 2025, con una tasa
de alza anual promedio de 11,3% (Tikhomirova, 2021).

En síntesis, este nuevo escenario abre un abanico de posibilidades en los países


agroalimentarios para atender una demanda creciente y dispuesta a adquirir productos
premium a un precio mayor. En este sentido, la hidroponía aparece como una herramienta clave
para alcanzar esos nichos de mercados dada su potencialidad para ampliar la producción de

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alimentos saludables y frescos en diferentes ecosistemas, sin tener que seguir ejerciendo
presión en los recursos naturales. Esto último se asocia a la flexibilidad que presenta esta
innovación de cultivar con éxito en regiones con escasez de tierras agrícolas (se evita un cambio
en el uso del suelo por actividades agrícolas) y agua dulce (hay un mejor aprovechamiento del
recurso hídrico). En otras palabras, la hidroponía cumpliría con los requisitos cada vez más
exigidos por los consumidores globales de adquirir alimentos de buena calidad, saludables y
ambientalmente amigables, lo que le confiere un atractivo para su incentivo.

3.2. Acuaponía

La acuaponía ha tomado auge a partir de la década del 80, cuando se empezaron a cuidar
ciertas pautas de manejo, y ha crecido a través de estos años con un particular interés por parte
de algunos organismos internacionales, como FAO, para fomentar su producción a escalas
mayores. El atractivo de la actividad radica en su capacidad de contribuir a la seguridad
alimentaria, así como por los beneficios que presenta tanto desde el punto de vista de la
producción y distribución, como el de la autoproducción de alimentos.

Otra de las ventajas productivas de la acuaponía es su enraizamiento con los pilares de la


economía circular, dado que reduce el impacto de la huella de carbono (menor necesidad de
desmontes de tierras forestales y utilización de transportes desde los polos de producción a los
centros de consumo) y se caracteriza por aportar valor económico a los residuos: los desechos
de un sistema son insumos del otro, por lo que el aprovechamiento de recursos es sumamente
eficiente ya que una sola fuente de energía abastece a tres sistemas, si también se considera
el de organismos. También es eficiente en cuanto al recurso hídrico por la utilización de un
sistema cerrado de agua con recirculación.

3.2.1. Definición y clasificación de los cultivos por acuaponía

La acuaponía es una forma de agricultura que combina dos técnicas sumamente intensivas por
separado: la piscicultura con la circulación y la hidroponía. La piscicultura implica una alta
densidad de peces y de oxigenación y el tratamiento de fuentes, mientras que la hidroponía es
una producción intensiva de hortalizas que requiere de fertilización. Estos dos cultivos se
articulan a través de un tercer sistema fundamental, el de los microorganismos. Estos se
encargan de transformar los desperdicios del sistema de peces en nutrientes para las plantas.

Palm et al. (2018) realizó una clasificación de los sistemas de acuaponía:

● Minisistemas: extensión máxima de 2 metros cuadrados como sumatoria del sistema de


peces y el de plantas. Tienen fines ornamentales.

● Sistemas domésticos: extensión máxima de 50 metros cuadrados como sumatoria del


sistema de peces y el de plantas. Tienen fines de autoconsumo. Los sistemas acuáticos más
difundidos son los de película nutritiva y placa flotante.

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● Sistemas comerciales: son aquellos superiores a los 50 metros cuadrados y cuya
producción se destina principalmente al comercio.

El único ingreso del sistema es el alimento balanceado de los peces, y representa la fuente de
nutrientes tanto del sistema de peces como el de plantas y bacterias. Los desechos que generan
los peces suelen estar compuestos de amoníaco y otros residuos sólidos, y las bacterias
durante el proceso de nitrificación transforman el amoníaco en nitratos, que son absorbidos por
las plantas. Las altas concentraciones de amoníaco en el agua son letales para los peces. Los
desechos sólidos son transformados por otro tipo de bacterias en el proceso de mineralización
para convertirse en nutrientes que pueden ser absorbidos por las plantas, y así permitir la
recirculación de agua sin toxinas en el sistema.

FIGURA 1. DIAGRAMA SOBRE EL PROCESO PRODUCTIVO SIMPLIFICADO DE LOS


SISTEMAS ACUÍCOLAS, HIDROPÓNICOS Y ACUAPÓNICOS
cti idades Outputs proceso
Actividades acuícolas nsumos
idrop nicas productivo

SISTEMAS PRODUCTIVOS DE ACUICULTURA E HIDROPONÍA

Cosecha de
cultivos
Cultivo de Cultivos
Alimento peces hidropónicos
balanceado Desechos

SISTEMAS ACUAPÓNICOS
Agua
Cría de peces

Productos
hidropónicos
y acuícolas

Además del estanque de peces que debe cubrirse a media sombra para protegerlo de la
radiación solar, el sistema acuapónico contiene un separador de sólidos donde ocurre el
proceso de mineralización en el que los desechos sólidos sedimentables son transformados en
nutrientes para las plantas gracias a la acción de las bacterias heterótrofas. En el biofiltro se
alojan las bacterias nitrificantes que mediante la nitrificación convierten los residuos de
amoníaco en nitratos que son absorbidos por las plantas, y así permitir la recirculación de agua
sin toxinas en el sistema ya que las altas concentraciones de amoníaco en el agua son letales
para los peces. Por último, las plantas se ubican en las llamadas camas de cultivo del sistema
acuapónico que también contiene el tanque de reserva donde se encuentra la bomba que
impulsa la circulación del agua.

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 31
3.2.2. Oportunidades y desafíos económicos de los sistemas acuapónicos

Las ventajas de la acuaponía, además de la combinación de sistemas que permite obtener


proteína animal y vegetal y la minimización de residuos, también consisten en la reducción del
uso del agua (se renueva solamente entre el 1% y el 3%) junto con las facilidades de
mantenimiento de los cultivos, que no requieren capacidades técnicas específicas. Asimismo,
se destaca la no necesidad del uso de agroquímicos, ni de recursos de la tierra, por lo que
incluso se pueden llevar a cabo explotaciones en espacios periurbanos y/o reducidos.

Entre las limitaciones, cabe mencionar los altos costos iniciales,13 que dependen de las
dimensiones del sistema, como así también la necesidad de capacitaciones para conocer a los
organismos del sistema, ya que cualquier error puede generar el colapso del sistema a pesar de
sus sencillas tareas de mantenimiento. Asimismo, se requiere seguridad y estabilidad en la
provisión de recursos eléctricos e hídricos, y también en la provisión de peces y plantines que
permiten la perpetuación del sistema.

Una de las principales dificultades es encontrar un equilibrio en cuanto a las necesidades y las
características del agua de los tres sistemas, pero en términos generales, lo que se busca es un
pH de 6 a 7 y una temperatura de entre 18ºC a 30ºC según la especie de los peces, entre otros
parámetros (dureza, salinidad, etcétera).

En resumen, los desafíos que conlleva incursionar en un proyecto basado en la acuaponía implican
evaluar la inversión inicial, las complejidades del cultivo integrado, los requerimientos de las
especies cultivadas, la dependencia de energía eléctrica, la disponibilidad de insumos, la formación
técnica específica y la necesidad de realizar estudios de mercado (Carvalho, 13 de julio de 2021).

3.2.3. Sistemas acuapónicos en Argentina y el mundo

La actividad acuapónica cobró impulso a partir de la década del 80 en parte por la necesidad de
atender los problemas ambientales, cada vez más presente en la agenda política internacional,
sin dejar de lado las cuestiones de seguridad alimentaria y prosperidad social. Sin embargo, la
acuaponía como industria sigue siendo joven y los proyectos existentes son en su gran mayoría
de baja escala orientados al autoconsumo familiar y a la enseñanza.

En Estados Unidos surge la acuaponía moderna y su proliferación como sistema de producción


de alimentos fue a la par de una mayor preocupación por la preservación de los recursos
naturales y el abastecimiento de alimentos (Love et al., 2014). Desde la introducción de la
primera granja comercial a mediados de 1980 y hasta 2014, el número de establecimiento
acuapónicos aumentó: según una encuesta internacional de practicantes de acuaponía
elaborada en 2014 con supervisión de la Universidad Johns Hopkins (Estados Unidos), gran

13Aún no se ha publicado ningún relevamiento que incluya el detalle de los costos e ingresos estimados de operar
un emprendimiento acuapónico.

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parte de los encuestados realizaba acuaponía como una actividad de pasatiempo y solo el 32%
realizaba la actividad con fines exclusivamente comerciales. Cabe destacar que una cuarta
parte de los aficionados (los cuales representaron cerca del 84% de la muestra) también
realizaba ventas de productos o servicios de acuaponía (Love et al., 2014).

En Argentina, la producción de alimentos por acuaponía con destino comercial es todavía


incipiente y su participación dentro del sector agropecuario es ínfima. Solo existe una
experiencia de acuaponía como industria en nuestro país en la localidad Marcos Paz de la
Provincia de Buenos Aires. Se trata del emprendimiento Aqüidar, que cuenta con una capacidad
productiva de 5.000 unidades mensuales de verduras de hojas verdes (como lechuga o
albahaca) en un espacio de 500 metros cuadrados, lo que resulta en una densidad de siembra
60% mayor al cultivo tradicional en suelo. Respecto a los productos piscícolas, se cultivan entre
600 a 1.400 tilapias del Nilo con un nivel de producción resultante cercano a 12 toneladas
anuales (Friedlaender, 25 de julio de 2018). Toda la producción del emprendimiento Aqüidar se
destina al consumo de la localidad en la que se encuentra radicado. Esto responde a una
decisión empresarial de la firma de evitar comercializar sus productos en otras partes del país
por el impacto ambiental que genera el eslabón de distribución en la cadena por la utilización
de combustibles fósiles.

Sin embargo, hay otras firmas que ya están incorporando a la acuaponía dentro de sus
actividades. Finca El Sauce, en el departamento de Guaymallén (Mendoza), es un
emprendimiento que inició realizando agricultura tradicional, pero el desgaste de los suelos
obligó a implementar nuevos métodos para no resignar la productividad. Es así, que se optó por
la hidroponía (NFT y balsas flotantes), y desde 2019, la acuaponía con un estanque de alrededor
de 1.000 truchas arcoíris cuya agua que contiene el residuo de los peces es filtrada y se
convierte en fertilizante nitrogenado para las lechugas hidropónicas (David, 2021).

Otros proyectos acuapónicos son llevados adelante por investigadores, vinculados a


universidades e instituciones científicas que tienen como objetivo poner en marcha un sistema
de producción de escala familiar con un enfoque de economía popular destinado a
organizaciones sociales o comedores. Uno de los establecimientos está radicado en
Chascomús y fue seleccionado en la convocatoria Ciencia y Tecnología contra el Hambre. El
proyecto involucra la cría de tilapia junto con la producción hidropónica de lechugas, frutillas o
acelga en un sistema modular, que es escalable, y se espera que los niveles de producción sean
de 20 kilogramos de pescado cada seis meses y 25 plantas de lechuga por semana (Canosa,
1° de octubre de 2021).

En Ángel Gallardo (Santa Fe) también se realiza una experiencia de acuaponía y resulta de una
colaboración entre el INTA y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas (CONICET) en el
marco de la “Convocatoria Piloto 2019. Proyectos de vinculación tecnológica para atender
problemas de vulnerabilidad social", del Científicas (CONICET). Este proyecto busca capacitar a
10 familias en la producción de pacú y hortalizas. El objetivo es brindar capacitación a la población
en la generación de alimentos a través del sistema acuapónico, con el fin de promover la
seguridad y soberanía alimentaria de la comunidad beneficiaria (Carvalho, 13 de julio de 2021).

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Por otra parte, investigadores de la Estación Experimental INTA Valle Inferior en conjunto con
investigadores del CONICET y de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN) están
experimentando en la producción de trucha arcoíris con hortalizas y planean incorporar otras
especies de peces como la carpa. Esta propuesta inició en 2017 en la Escuela Agrotécnica de
Viedma, y en 2018, se desarrolló un proyecto de transferencia de Tecnología en el Centro de
Atención Municipal N°1, ubicado en una zona vulnerable de Viedma que presenta diversas
problemáticas sociales (Tombari et al., 2020). Luego, se dio lugar a un proyecto de extensión
entre el INTA y la escuela agropecuaria Carlos Spegazzini, de Carmen de Patagones (Buenos
Aires), que actualmente brinda capacitaciones en acuaponía.

En síntesis, en el caso de Argentina, la cantidad de peces resultantes por acuaponía es inferior


a la que se obtiene, por ejemplo, en los cultivos integrados de arroz-pacú en el Grupo PLP (700
toneladas anuales). Sin embargo, se evidencia un interés cada vez mayor en su difusión dada
la potencialidad que presentan para incrementar la productividad del sector primario y las
mejoras en el ambiente y calidad laboral.

3.3. Mejoras socioambientales de los cultivos hidropónicos y acuapónicos


Según FAO et al. (2021) no se han logrado avances significativos en pos de alcanzar el objetivo
de erradicar el hambre para el año 2030 y cada vez son más las personas que han tenido que
reducir la cantidad y calidad de los alimentos que consumen.14 Al mismo tiempo, la creciente
preocupación por el cambio climático inevitablemente lleva a repensar la forma en que se
producen alimentos. De este modo, la acuicultura y ciertos sistemas complementarios como
los planteados en este texto pueden considerarse alternativas viables para la producción
masiva de alimentos ricos en nutrientes, como son los casos de algunos productos acuáticos.
Esto otorga una doble ventaja: su contribución a la seguridad alimentaria mundial y un gran
potencial para el cuidado ambiental, si es que su práctica se realiza de una manera adecuada.

La acuicultura, y ciertos sistemas integrados, presentan ventajas y desventajas. En primer lugar,


pueden garantizar la recomposición de los stocks de peces, crustáceos y moluscos de los mares.
También, son un sustituto para la pesca de captura continental, de modo que permite reestablecer
equilibrios ecosistémicos dañados por años de técnicas depredatorias en los ríos, lagos y
lagunas. A su vez, si se desea reducir las emisiones de gases efecto invernadero, la acuicultura
puede suplir parte de las proteínas provistas por el ganado terrestre (en particular bovinos, ovinos
y caprinos). Esto responde a tres factores fundamentales: a) en el cultivo de peces se evita por
completo la emisión de metano por fermentación entérica, b) existe una fertilidad mucho más alta
y por lo tanto la “sobrecarga de reproducción” es mucho menor y c) los menores índices de

14La ralentización del crecimiento económico global, la alta inequidad social y la mayor degradación ambiental son
los principales desafíos que debe abordar la comunidad internacional. En este contexto, la Organización de las
Naciones Unidas (ONU) ha elaborado lo que se conoce como Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) para lograr
reorientar los esfuerzos a la resolución de los problemas establecidos anteriormente agrupados en la Agenda 2030.
Particularmente, el segundo de estos ODS busca erradicar el hambre a nivel global y mejorar la calidad de la nutrición
mediante el cuestionamiento a las formas en que actualmente producimos y distribuimos nuestros alimentos.

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conversión alimenticia en peces, permite una reducción de la intensidad de emisiones indirectas
relacionadas con la fabricación de alimentos balanceados (MacLeod et al., 2020). Sin embargo,
los aspectos positivos que presenta la acuicultura no ocultan otras problemáticas ambientales
propias de la actividad a tener en cuenta. Autores como Rabassó Krohnert (2006) y Buschmann
(2001) resaltan como principales problemáticas los desechos de materiales orgánicos, el uso de
químicos y antibióticos y la potencial fuga de las especies cultivadas:

a) Desechos de materiales orgánicos: los centros de cultivo de invertebrados o peces producen


una acumulación de materia orgánica proveniente fundamentalmente del resto de alimento
no consumido y por las mismas materias fecales de los organismos acuáticos. Esta
sobrecarga de nutrientes en aguas puede causar una floración excesiva de algas y una
consecuente disminución del oxígeno, cambios en las comunidades, disminución de la
diversidad de bentos y alteraciones en la biodiversidad. Cabe resaltar que estos efectos
negativos son más notorios en cuerpos de aguas continentales donde las menores
corrientes de agua generan una menor velocidad de dilución de los desechos.

b) Uso de químicos y antibióticos: la utilización de productos químicos utilizados a lo largo de


la cadena productiva acuícola (desde las actividades de cultivo hasta la elaboración de
insumos como alimentos balanceados, desinfectantes y productos para el control de
enfermedades) pueden generar efectos nocivos en el medioambiente. Un ejemplo
representativo de esto es el uso de fármacos, los cuales cuando son suministrados vía oral
pueden terminar en el ambiente, a través del alimento no ingerido y en las heces, y ser luego
consumido por otras especies salvajes.

c) Escape de las especies cultivadas: otro efecto ambiental que puede llegar a tener la
acuicultura es por la fuga de las especies en cultivo, la cual puede amenazar a las especies
nativas por contagio de enfermedades, competencia por alimentos y lugares para vivir y la
atracción de depredadores. Del mismo modo, pueden significar un daño a la solidez genética
ya que los genes aceptables para adaptarse a las granjas pueden diluir aquellos que fueron
desarrollados para vivir en ambientes naturales.

Pese a las problemáticas mencionadas anteriormente, existen técnicas complementarias a la


producción acuícola como lo son los sistemas integrados de agro-acuicultura y la acuaponía,
los cuales contribuirían a aminorar el impacto ambiental y fomentar el desarrollo de una
actividad más sustentable y enmarcada en los principios de la economía circular.

En la actividad acuapónica, por ejemplo, los desechos generados por los organismos acuáticos
pueden ser aprovechados por las plantas y transformarse en materia orgánica vegetal; de esta
forma, se les da un tratamiento más rentable a los materiales orgánicos y amigable con el
ambiente, mediante la optimización de los usos de los recursos. Del mismo modo, al
combinarse con técnicas productivas propias de la hidroponía, se prescinde de la utilización de
tierras permitiendo diseñar sistemas productivos en regiones no fértiles e inclusive cercanos a
los centros comerciales. De este modo se reduce la huella de carbono por el acortamiento de
las distancias entre el eslabón productivo y de consumo. En tanto, la utilización tanto de

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fertilizantes como de los antibióticos es menor, ya que podría alterar la calidad del cultivo o el
organismo de los peces volviendo poco rentable su utilización por parte de los productores.

Como se ha mencionado en apartados anteriores, los sistemas integrados de agro-acuicultura, al


mismo tiempo que permiten una diversificación productiva, generan rendimientos usualmente
mayores a los de los sistemas de monocultivos y compatible con el óptimo uso de recursos y el
desarrollo de una actividad sustentable. Esto se asocia a la mejora en la reutilización del agua y
la calidad del suelo en las granjas (Corner et al., 2020). Un claro ejemplo de ello es el ya
mencionado caso de la integración del cultivo arroz-peces, mediante la cual se logra un eficiente
aprovechamiento de la tierra y recursos hídricos y al mismo tiempo reduce los desechos de
nutrientes. En este tipo de sistema integrado los peces juegan un rol clave en el control de malezas
minimizando los requerimientos de químicos para su control y contribuyendo así en la
conservación de la flora y fauna en los campos de arroz (Ahmed et al., 2014).

Además de las ventajas ambientales que presentan las formas alternativas de cultivo
hidropónicas y acuapónicas, aparecen otros beneficios basados en una mayor inclusión social
y participación de la agricultura familiar. Estas actividades se caracterizan por realizarse en
ambientes controlados y por una baja dependencia de factores ambientales como el clima y la
disponibilidad de suelos fértiles. Esto permite acoplar los cultivos en regiones cuyas
características ecológicas no harían posible la producción de alimentos bajo la forma
tradicional. Así se lograría una integración productiva de familias y comunidades radicadas en
zonas geográficas con poco margen para la explotación agrícola y una mayor diversificación
productiva y acceso a alimentos de buena calidad.

El concepto de hidroponía popular se enmarca justamente bajo los preceptos expuestos en el


párrafo anterior, mediante el cual se busca producir alimentos sanos y frescos en casas
familiares y pequeños espacios aprovechando en muchas ocasiones desechos orgánicos (FAO,
2003). Asimismo, al tratarse de formas de producción agrícolas de menor esfuerzo físico que
la forma de producción tradicional permite una inclusión laboral de personas con diferentes
capacidades y movilidad reducida. Esto se asocia a que, en ambos sistemas, no hay necesidad
de arar suelos, remover malezas y cosechar y sembrar desde tierra directa, lo que contribuye a
la incorporación laboral de personas de edades avanzadas y problemas motrices.

En síntesis, los sistemas de hidroponía y acuaponía, junto con los sistemas integrados de
rotación cultivo-peces, presentan un elevado potencial tanto desde el punto de vista económico
y social como desde el lado ambiental. Sin embargo, su desarrollo sigue siendo incipiente no
solo a nivel nacional sino a nivel mundial. Este último punto abre un abanico de posibilidades
para la Argentina de adentrarse a estas prácticas alternativas de producción primaria más
sostenibles y ganar mercados globales cada vez más exigentes en términos ambientales. Al
mismo tiempo, dada la flexibilidad de estas técnicas, se lograría fomentar la agricultura familiar
y urbana e incluirlos dentro del sistema económico mediante la creación de autoempleo y el
ofrecimiento de sus productos frescos y de calidad a los centros de consumo locales. En este
sentido, entre los aspectos para tener en cuenta a la hora de realizar políticas públicas que
permitan el crecimiento de estas actividades están los elevados costos iniciales, la falta de
conocimiento y capacitación y los casi inexistentes eslabones de suministros.

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4. Arroz

La presente sección estudia la cadena arrocera, mediante un análisis de la situación productiva


y comercial a nivel mundial y local, con el objetivo de comprender la repercusión de factores
como la evolución de los precios internacionales y las condiciones climáticas en el desempeño
de la industria arrocera argentina. Luego, se realiza un abordaje de las problemáticas
ambientales que afectan al sector, por lo que se detalla el estado actual, las métricas
disponibles en el país y propuestas para afrontarlas. Finalmente, se presentan los casos de
China y Brasil que han implementado estrategias exitosas para incrementar la producción sin
aumentar sus emisiones de metano.

4.1. Radiografía de la producción y el comercio mundial de arroz

4.1.1. Producción mundial

El arroz es un cultivo que se desarrolla en los seis continentes y forma parte de la base de la
alimentación de aproximadamente la mitad de la población mundial. La producción mundial de
arroz cáscara pasó de 215,6 millones de toneladas en 1961 a 598,6 millones en 2000 y 756,7
millones en 2020. Aunque más de 100 países de América Latina, África y Europa cultivan arroz,
la mayor parte se produce en Asia (89% del arroz mundial).

Las tendencias de la producción de arroz en el mundo y en Asia se dividen en tres períodos:


desde 1960 hasta mediados de la década de 1980, cuando la producción de arroz aumentó de
forma constante; desde finales de la década de 1980 hasta los años 2000, cuando el aumento
de la producción de arroz se ralentizó; y del 2000 hasta la actualidad caracterizado por una
etapa de relativo estancamiento en la producción.

GRÁFICO 2. PRODUCCIÓN MUNDIAL DE ARROZ CON CÁSCARA, 1961 A 2020


Primera fase (1961-1980) Segunda fase (1981-2000) Tercera fase (2001-2020)
Tasa de crecimiento acumulada: +3,3% Tasa de crecimiento acumulada: +2,1% Tasa de crecimiento acumulada: +1,2%
800
700
600
500
400
300
200
100
0
1971

1978

2002

2009
1961
1962
1963
1964
1965
1966
1967
1968
1969
1970
1972
1973
1974
1975
1976
1977
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
2017
2018
2019
2020

Fuente: elaboración propia con base en datos de FAO.

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• Etapa de expansión productiva (1960-1980): la producción global de arroz aumentó de
1961 a 1980 a una tasa media anual acumulada del 3,3%, siendo este período de crecimiento
el de mayor acentuación respecto a los decenios posteriores. Puntualmente, se conoce
como la Revolución Verde15 a esta etapa en la que se difundieron nuevas variedades de arroz
que producían un alto rendimiento por hectárea (Yamada, 1997 como se cita en Kubo y
Purevdorj, 2004). Durante este período, los rendimientos en Asia pasaron de 1.858 kg/ha en
1961 a 2.791 kg/ha en 1980, según FAOSTAT. Como contrapartida, el éxito de las nuevas
variedades de arroz en zonas de regadío de alto potencial conllevó ciertas penalidades
económicas y ambientales, como la dependencia de un suministro constante de fertilizantes,
combustibles y pesticidas caros. Además, muchos de los proyectos no han sido respetuosos
con el ambiente, lo que ha provocado el anegamiento y la salinización, así como deficiencias
de micronutrientes y el agotamiento de la materia orgánica (FAO, 1996).

• Fase de crecimiento moderado (1980-2000): Tras la intensa suba en la producción de la


fase anterior, las toneladas producidas de arroz aumentaron un 2,1% de 1980 al 2000, una
tasa de crecimiento notablemente menor a la de 1960-1980. La pérdida de impulso en la
producción quedó reflejada en el desempeño de los rendimientos los cuales aumentaron
apenas un 1,7% en dicho período. Distintos factores darían cuenta de estas cifras tales como
los menores precios internacionales del arroz, menor uso de materia orgánica y utilización
de variedades menos eficientes, tal como sucedió en China (FAO, 1996).

• Fase de estancamiento en la producción global (2000-2020): Este período se caracterizó


por la aparición de grandes desafíos en el sector arrocero lo que generó un relativo
estancamiento en la producción y los rendimientos particularmente en la última década.
Mientras la cantidad de arroz producido creció apenas 0,8% en la última década, los
rendimientos aumentaron un 1%. Según proyecciones de FAO, la tarea de aumentar los
niveles de rendimiento será mucho más difícil que en el pasado. Con el aumento del coste
de inversión de los nuevos sistemas de riego, debe prestarse atención a las zonas arroceras
menos favorables, zonas que se han beneficiado menos de la investigación y el desarrollo
tecnológico y en las que la productividad sigue siendo baja e inestable, lo que agrava los
problemas de pobreza e inequidad. Cabe destacar que en el 2020 el mundo sufrió una de las
peores crisis económicas de la historia asociadas a la pandemia del COVID-19. Pese a esto,
la producción aumentó en un 1% en términos interanuales aunque los rendimientos
decayeron 0,9%.

De cara a 2022 se espera que Asia siga dominando la economía mundial del arroz con un
aumento del consumo mundial de arroz del 1% anual; aunque este ritmo de expansión puede ser

15 Período comprendido entre la década del 60 y la del 80 en el que gracias a los avances de la biotecnología, se
produjeron importantes incrementos en la productividad agrícola. En Asia, La Revolución Verde del arroz supuso un
proceso evolutivo a largo plazo que abarcó más de cuatro décadas desde mediados de los años 60. Estudillo y Otsuka
(2013) identifican las consecuencias y lecciones aprendidas de aquella fase. Por otra parte, Kubo y Purevdorj (2004)
analizan las tendencias en la producción arrocera y en el consumo a nivel mundial desde la Revolución Verde hasta
fines del siglo XX.

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mayor en Oriente Medio y el África subsahariana (USDA, 2013; Wailes y Chávez, 2012; y OECD-
FAO, 2013; como se citó en Chauhan et al., 2017). Sin embargo, en el corto plazo se espera una
desaceleración del ritmo de crecimiento de la producción mundial, debido a la competencia con
otros cultivos; los aumentos de los precios de los insumos básicos; los nuevos desafíos de la
pospandemia de COVID-19 y el todavía impacto incierto del conflicto bélico en Europa Oriental
que va a provocar un aumento en los precios de los alimentos, los fertilizantes y de la energía.

En este contexto, las estrategias para impulsar la aceleración en el ritmo de crecimiento de la


producción y los rendimientos deberán tener una fuerte base en la investigación y el desarrollo
tecnológico. Entre ellas se mencionan el aumento del potencial de rendimiento del arroz de
regadío y de secano favorable; el aumento de la productividad en las zonas arroceras menos
favorables; la investigación para la resolución de problemas en los programas nacionales y el
desarrollo de prácticas de gestión específicas para cada lugar; y el uso de la biotecnología
moderna para incorporar la resistencia a las tensiones bióticas y abióticas en los enfoques
convencionales, aumentar la fijación biológica del nitrógeno, mejorar la eficiencia fisiológica
general, adaptar el nuevo tipo de planta y reforzar los enfoques del arroz híbrido.

4.1.2. Demanda mundial

En 2021 las importaciones mundiales de arroz alcanzaron un valor total de USD 26.492
millones. En este sentido, se incrementaron 1,4% en relación con 2020, monto cercano al
máximo de 2018. Según el reporte de Perspectivas Alimentarias de FAO, se prevé que el
comercio mundial de arroz en 2022 (enero-diciembre) alcance los 51,4 millones de toneladas,
un 4,9% más respecto al nivel previsto para 2021.

La demanda mundial tuvo un importante proceso de crecimiento a partir de 2002 hasta 2012
(ver gráfico 3) motorizado por el arroz semiblanqueado que, mientras en 2001 había registrado
importaciones por USD 4.239,5 millones (59,3% del total), en 2012 la demanda mundial por este
tipo de arroz fue de USD 19.199,1 millones (+352,9% de crecimiento acumulado), representando
el 77,8% del total. En este período, las importaciones de arroz semiblanqueado solo presentaron
una contracción interanual en 2009 (-13,2%).

Entre 2012 y 2021 se puede señalar una segunda etapa, en la cual la demanda mundial se
estancó, presentando cinco años de crecimiento (2014, 2017, 2018, 2020 y 2021) y cuatro de
contracciones (2013, 2015, 2016 y 2019) interanuales. Aun así, la tasa de variación acumulada
del período es del 0,7% gracias a la recuperación de la demanda en el últimos dos años. Tres de
los cuatro tipos de arroz también presentaron subas acumuladas en los últimos nueve años: la
demanda mundial del arroz semiblanqueado en 2021 fue 6,9% superior a la de 2012; la del arroz
partido, 21% y la del arroz descascarillado, 5,2%. La única contracción fue en el arroz con
cáscara cuya demanda en 2012 era de USD 1.181,6 millones y en 2021, de USD 1.138,8 millones,
lo que equivale a una caída del 4,8%.

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Específicamente, la demanda de arroz con cáscara acumuló una suba de 269,1% en el período
2001-2021. En el caso del arroz partido, la demanda tuvo un incremento acumulado de 342%, ya
que pasó de USD 668,4 millones en 2001 a USD 2.954,7 millones en 2021 (incrementando su
participación sobre el total de importaciones, de 9,3% en 2001 a 11,2% en 2021).

Finalmente, la demanda mundial del arroz descascarillado fue la única que se contrajo entre 2001
y 2021, (-4,8% acumulado), dado que sus importaciones en valor pasaron de USD 1.935,2 millones
a USD 1842,3 millones. Así, perdieron peso en la participación total: en 2001 representaban el
27,1% de la demanda total de arroz, mientras que en 2021 su participación fue del 7%.

GRÁFICO 3. DEMANDA MUNDIAL DE ARROZ, EN MILLONES DE DÓLARES, 2001 A 2021

30.000 Arroz (total) | Arroz con cáscara | Arroz descacarillado


Arroz semiblanqueado | Arroz partido

25.000

20.000

15.000

10.000

5.000

Fuente: elaboración propia con base en UNCOMTRADE.

En relación con los principales importadores de arroz (ver gráfico 4), en 2021 representaron el
22,3% de la demanda total y el principal fue China (7,3% del total), que totalizó importaciones
por USD 1.927,9 millones, fundamentalmente de arroz semiblanqueado (55,7%) y de arroz
partido (44,2%). Desde 2016 el gigante asiático es el mayor demandante arrocero, salvo en 2019
cuando fue superado por Irán y Arabia Saudita. Durante la primera década del siglo XXI Arabia
Saudita fue el país de mayor participación, pero en 2016 fue desplazado por China y en 2021,
por Filipinas. Este último en 2021 registró compras externas por USD 1196,9 millones (90,3% de
arroz semiblanqueado y 7,1% de arroz con cáscara).

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 40
En 2021, Arabia Saudita importó arroz por USD 1.087,3 millones (4,1% del total), de los cuales
el 94,8% fue en arroz semiblanqueado y el 3% en arroz descascarillado. En cuarto lugar, se ubica
Estados Unidos, que registró compras externas por USD 1017,8 millones (3,8%), siendo el 93,6%
arroz semiblanqueado y el 4,4% arroz descascarillado. Finalmente, se encuentra Irán que, si bien
en 2021 se posicionó en el octavo puesto, fue uno de los principales importadores del siglo XXI,
aunque su demanda se encuentra en declive. En 2021, representó el 2,5% de las importaciones
totales de arroz (USD 667,5 millones) y la totalidad de sus compras fueron de arroz
semiblanqueado.

GRÁFICO 4. PARTICIPACIÓN DE LOS PRINCIPALES IMPORTADORES DE ARROZ, 2001 A 2021

25% Irán | Estados Unidos | Arabia Saudita | Filipinas | China

20%

15%

10%

5%

0%

Fuente: elaboración propia con base en UNCOMTRADE.

4.2. Radiografía de la producción y el comercio de arroz en Argentina


4.2.1. Evolución de la producción primaria en Argentina

A nivel local, la producción primaria arrocera se dinamizó en la década del 90, lo que significó
una etapa de crecimiento casi sostenido desde que se posee registro, a partir de 1970. En la
campaña 2010/2011, tanto la producción, como la superficie cosechada alcanzaron un valor
récord: se cosecharon 289.200 hectáreas, obteniéndose 1,7 millones de toneladas de arroz.

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 41
En el gráfico 5 puede verse que entre 2000 y 2002 las cantidades cosechadas cayeron
abruptamente, pero mostraron signos de recuperación a partir de 2003. A partir de entonces,
ocurrió una fase de crecimiento hasta 2011 tanto de la superficie sembrada como de la
producción, que en algunas campañas se ve afectada por los propios vaivenes vinculados a las
condiciones climáticas. Entre 2003 y 2011, la producción tuvo un incremento de 143,6%,
acompañado por un alza en los rendimientos del 25%.

Luego del máximo de la serie en el año 2011, el sector arrocero ingresó en una etapa de
estancamiento y contracción de la producción. Entre 2012 y 2015, la producción se mantuvo
estable entre 1,56 y 1,58 millones de toneladas. En 2016 el cultivo de arroz cáscara retrocedió
19,6% con respecto al récord hasta 1,4 millones de toneladas.

GRÁFICO 5. PRODUCCIÓN DE ARROZ EN MILES DE TONELADAS, EN ARGENTINA Y


PARTICIPACIÓN DE LAS PROVINCIAS, 2000 A 2021

1.800
Corrientes | Entre Ríos | Santa Fe
Formosa | Chaco
1.600

1.400 15,0%
16,0%
12,7%
14,4%
1.200 14,6%
10,8%
9,6% 14,5% 12,2%
1.000 5,1% 7,4% 35,9% 32,6%
36,4%
35,6%
36,1%
800 3,4% 40,4% 41,0% 32,7%
42,6% 46,7%

600 45,3%
39,6%
48,7%
400
41,2% 42,9% 45,3% 44,5% 49,3%
46,2% 43,3%
46,1%
200 42,7% 51,6% 32,8%

Fuente: elaboración propia con base en MAGyP y CPC-IR.I.

Son varios los factores que explican la evolución del desempeño de la producción primaria en
Argentina. Entre ellos se destacan, por un lado, las condiciones climáticas y la disponibilidad de
recursos hídricos, y por otro, la evolución de los precios internacionales; ambos factores se
analizan a continuación.

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 42
Condiciones climáticas y ambientales, y su incidencia en el cultivo del arroz

La radiación solar y las precipitaciones son elementos clave en el desempeño de este cultivo,
principalmente en el momento de su floración. Por este motivo, los pronósticos del fenómeno
Niño-Oscilación del Sur (ENOS), que comprende la oscilación de parámetros meteorológicos
del Océano Pacífico ecuatorial, son útiles para tener previsiones sobre la campaña estival y
diseñar un planteo agronómico en función de esa información. Generalmente, el evento Niña es
el que se asocia a mejores campañas de arroz, por la mayor luminosidad y menores
precipitaciones.

Según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN, s/f), los efectos de esta oscilación sobre
nuestro país son diversos y varían dependiendo de la fase, la región y la época del año. En
particular, durante la primavera y el verano, el noreste argentino registra precipitaciones
superiores a las normales durante una fase de El Niño. Contrariamente, durante la fase de La
Niña, la misma zona acumula precipitaciones por debajo de lo normal. El fenómeno tiene una
periodicidad irregular, usualmente ocurre cada dos a siete años, y se declara una fase El Niño/La
Niña cuando las temperaturas del mar en el Pacífico oriental tropical aumentan/disminuyen
0,5°C por encima/por debajo del promedio durante varios meses consecutivos (5 trimestres).

Como se observa en el gráfico 6, la principal contracción en la producción arrocera argentina


ocurrió durante la campaña 2009-2010 y se explica por las reiteradas precipitaciones ocurridas
en aquel verano, junto con un aumento de la nubosidad, que provocaron la reducción de la
radiación solar, lo que causó un fuerte impacto negativo en la producción del arroz. Analizado
desde otra perspectiva, las campañas donde hubo mayor nivel de producción coincidieron en
su gran mayoría con el fenómeno de La Niña. De hecho, a lo largo del período analizado
(2000-2021), en 6 de las 7 campañas en las que ocurrió el fenómeno de La Niña se registraron
niveles de producción por encima de la media.

Cabe destacar que la incidencia de estos fenómenos climáticos en los rendimientos es


heterogéneo según la región. En aquellas zonas donde existe la suficiente disponibilidad de
agua como para respaldar la falta de precipitaciones y sequías en el período atravesado por La
Niña el impacto de dicho evento es beneficioso. Este es el caso de aquellos productores que
cuentan con riego por bombeo, por ejemplo. Sin embargo, en los arrozales donde el recurso
hídrico es menor, se acentúa aún más la problemática de escasez de agua.

La dependencia del cultivo a las condiciones climáticas es clara. En período de menor


luminosidad los rendimientos suelen ser mayores y en caso contrario los períodos de mayor
nubosidad tienden a reducirse. Es por ello que usualmente la aparición del fenómeno de La Niña
termina contribuyendo en la producción de arroz en el país. Sin embargo, el impacto de las
condiciones climáticas es dual como resultado de otras variables que explican el rendimiento
como la disponibilidad de agua.

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 43
GRÁFICO 6. PRODUCCIÓN DE ARROZ EN ARGENTINA (EN MILLONES DE TONELADAS) Y SU
RELACIÓN CON LA SITUACIÓN DEL PACÍFICO ECUATORIAL (FENÓMENOS EL NIÑO Y LA
NIÑA), CAMPAÑAS 1999/2000 A 2020/2021
2,0 La Niña | Neutro | El Niño
1,8 1,7
1,6 1,4
1,6 1,5
1,4 1,3
1,2 1,2
1,2 1,1
1,0 0,9

0,8 0,7
0,6
0,4
0,2
0,0

Fuente: elaboración propia con base en MAGyP y CPC-IR.I.

De esta forma, la otra problemática de suma importancia para todos los cultivos de la Cuenca
del Plata es la bajante del Río Paraná. La bajante pronunciada afectó y continúa afectando la
captación de agua para regar las arroceras. En julio de 2021, la ocupación del río era de 253.000
hectáreas, 150.000 hectáreas menos de lo normal. Frente a este escenario, los especialistas del
INTA advirtieron la posible necesidad de reducir áreas de siembra dado que hay zonas que no
pueden ser regadas correctamente, sumado al incremento de los costos debido a las
inversiones necesarias para adecuar el sistema de bombeo o por ineficiencia en el uso de
productos, como fertilizantes o herbicidas (INTA, 5 de agosto de 2021).

En todos los meses transcurridos desde entonces se observó con frecuencia una sequía que
predominaba en casi toda la Cuenca del Plata. Como resultado, el déficit hídrico se fue
agudizando, reduciendo la disponibilidad del recurso en todos los países de la región (Borús, 3
de enero de 2022). En Argentina, esta situación afecta prácticamente a la totalidad de las
economías regionales y se estiman pérdidas del 40% de la cosecha para los productores
arroceros correntinos (Diario El Libertador, 21 de marzo de 2022), mientras que en Entre Ríos
aumentó el costo del riego y se registraron retrasos en la zafra debido a la heterogeneidad en
la maduración de las panojas (Agencia Télam, 22 de marzo de 2022).

Esta problemática evidencia que las acciones de mitigación aún no han podido contrarrestar
los efectos de los fenómenos climáticos, y de no ser así la dependencia de los recursos hídricos
continuará en incremento año tras año, ya que la producción primaria tiene que responder al
crecimiento poblacional. Este hecho pone de manifiesto la urgencia de una gestión eficiente del
agua, elemento indispensable para el desarrollo sostenible.

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 44
Evolución de los precios internacionales

El mercado de arroz se caracteriza por ser estructuralmente inestable. A lo largo de los años la
producción y el comercio de arroz han sido vulnerables a la volatilidad en los precios
internacionales de otros productos agrícolas, a la incertidumbre y especulaciones en los
mercados y, particularmente, a las condiciones climatológicas (Blengino, 2014).

El gráfico 7 muestra la evolución de los precios internacionales del arroz. Se puede observar
tres períodos clave, entre 2007-2012, con incrementos en los precios debido a la crisis
económica internacional y sus efectos de mediano plazo, la etapa 2013-2019 en la que ocurre
un declive casi sostenido de las cotizaciones del arroz, con repuntes caudados por cuestiones
climáticas, y una última etapa que se inicia en 2020, con la irrupción de la pandemia de COVID-
19 que causó una parálisis en los flujos comerciales.

GRÁFICO 7. EVOLUCIÓN ANUAL DEL ÍNDICE DE PRECIOS PARA TODOS LOS TIPOS DE
ARROZ DE LA FAO, 2006 A 2021
153,9 2014-2016 = 100
Todos los tipos de arroz | Variedad Índica

139,4
127,9

118,3 113,1
117,8 107,7
107,7 112,3
108,4 106,5
99,0 101,5
84,3
91,4
79,3
71,2
65,4

2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018 2019 2020 2021

Nota: los precios internacionales del arroz están medidos por el Índice de precios para todos los tipos de arroz. Este
índice se basa en 21 cotizaciones de exportación de arroz, organizadas en cuatro grupos que comprenden las
variedades Índica, Japónica, Aromática y Glutinosa. Dentro de cada grupo varietal, se calcula un promedio simple de
los precios relativos de las cotizaciones correspondientes. Para el cálculo del índice general, se ponderan las cuatro
variedades de acuerdo con las cuotas comerciales para el período 2014-2016 (FAO, 2 de marzo de 2022). En el caso
de Argentina, el país se encuentra en los primeros 5 exportadores de mejor calidad de la variedad Índica, y el precio
por tonelada para el arroz de calidad superior promedió los USD 546,1 en 2020. El arroz de calidad superior es aquel
que presenta menos de 15% de arroz quebrado.
Fuente: elaboración propia con base en FAO.

En Argentina los acontecimientos ocurridos durante la primera etapa mejoraron los márgenes
de los productores. Este hito se plasmó en los excelentes resultados de la campaña 2011/2012,
en la que se sembraron más de 250.000 hectáreas y se obtuvieron 1.748.100 toneladas de arroz,
la mejor cosecha desde que se tiene registro. Luego de esta fase, los precios mostraron una
tendencia bajista que sostuvo hasta 2019 y cuyo mínimo ocurrió en 2016 dadas las excelentes

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 45
cosechas que deprimieron la demanda mundial de importaciones. Este período puso en jaque
a la industria arrocera argentina, que perdió competitividad y conllevó a que los productores
opten por dedicarse a otros cultivos, como la soja, e incrementó la capacidad ociosa de los
molinos.

En la campaña de 2020/2021, la imposición temporal de restricciones a las exportaciones y las


limitaciones logísticas derivadas de la pandemia de la COVID-19 causaron repuntes en los
precios internacionales del arroz (FAO, 2021). Esta coyuntura favoreció a los productores
argentinos, debido al incremento en la rentabilidad, lo que explica la expansión en las hectáreas
implantadas durante la última campaña.

4.2.2. Evolución de la producción secundaria: arroz con cáscara

Luego de ser cosechado y/o almacenado, el arroz con cáscara es llevado a las plantas de
industrialización. La producción argentina de arroz elaborado ha mostrado una tendencia
creciente desde la década del 90 aunque con ciertos vaivenes tal como se muestra en el gráfico
8. En 1997, el procesamiento fue de 912.000 toneladas, valor que no fue superado hasta 2011.
Luego del máximo de 1997, la producción entró a una fase recesiva y el desplome en las
cantidades producidas se sostuvo hasta 2003. En este año, las toneladas producidas fueron un
60,4% menos que en 1997.

La etapa industrial mostró una importante recuperación tras la devaluación de la moneda en


2002 (MECON, 2017). A partir de 2004, se retomó la expansión a una tasa de crecimiento anual
acumulada del 12,8%. En 2012, se alcanzó un récord en el ingreso industrial de arroz con
cáscara: 1,1 millones de toneladas (un 211,6% más que en 2003). Esta recuperación se produjo,
inicialmente, sobre la base de la capacidad instalada disponible, y luego, a partir de las nuevas
inversiones realizadas en el sector molinero (MECON, 2017).

Desde 2013, la producción de arroz con cáscara entró en una fase de inestabilidad que persiste
hasta la actualidad, con alternancias entre los años de caída y recuperación. Con niveles
comparables a la molienda de 2008, la molienda de 2015 fue de 777,9 mil toneladas, cifra 18%
menor a la registrada el 2014, año en que alcanzó 947 mil toneladas. Si bien esta situación
afectó a las economías regionales en su conjunto, esta merma se explica por la desmotivación
de algunos productores dado el aumento generalizado de los principales costos en dólares de
la actividad. En el caso particular del arroz, luego de la crisis de precios de 2007/2008, muchos
países optaron por brindar ayudas a sus productores arroceros, tal es el caso de Tailandia, que
implementó un sistema de precios sostén, que terminó motivando aumentos en la oferta de
arroz, lo que condujo a una caída en los precios internacionales, que incidió negativamente en
la competitividad de los productores argentinos (Zorraquín, 2015).

Después de una importante caída durante los tres años previos, el arroz industrializado alcanzó
un nivel muy alto en 2016, año en el que la producción se ubicó en 1.053 mil toneladas, lo que
representó un crecimiento del 39,9% comparado con el año anterior. En 2017, el volumen

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 46
procesado mostró un retroceso con respecto al 2016, y si bien en 2018 hubo una leve
recuperación, recién en 2021 se logró franquear la barrera del millón de toneladas producidas.

La mayor capacidad industrial arrocera del país está instalada en San Salvador, Entre Ríos. Allí
se procesa el arroz de todas las provincias productoras (Olivera Taleb, 25 de febrero de 2021).
En 2021, Entre Ríos industrializó 75,7% del arroz con cáscara, seguida por Santa Fe con el 16,5%
y Chaco que una participación del casi 5% de la molienda.

GRÁFICO 8. EVOLUCIÓN ANUAL DE LA MOLIENDA DE ARROZ EN ARGENTINA EN MILES DE


TONELADAS, 2000 A 2021
2000-2003 2004-2012 2013 - 2021
Tasa acumulativa T : 12,8% T : 0,7%
anual: -16,7% V : 157,6% V : 5,4%
Variación acumulada:
-42,2% 1126,7
1087,6 1074,4
1052,8
1007,0 998,9
947,0
855,8
804,8
777,2
734,9

625,1 633,7

437,4
361,5

Fuente: elaboración propia con base en MAGyP.

4.2.3. Coyuntura de la industria arrocera local: la situación en las principales provincias


productoras

Los resultados de la campaña 2020/2021 fueron muy buenos ya que se obtuvieron


rendimientos de hasta 12.000 toneladas por hectárea (BCSF et al., 2021). Esto se debe a que
las condiciones climáticas fueron favorables: elevadas temperaturas y abundante radiación
solar, consecuentes de la presencia del fenómeno climático “La Niña”. Sin embargo, las
primeras previsiones no habían sido alentadoras, dado que la primavera presentó un clima seco
y las limitaciones de los recursos hídricos como ríos, arroyos y represas, pusieron un límite a la
siembra, que inicialmente se esperaba que supere las 200.000 hectáreas (Fundación Proarroz,
8 de marzo de 2021).

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 47
Con respecto a la superficie implantada, desde la campaña 2011/2012 se observa una
tendencia a la baja, con una leve recuperación en 2013/2014. De este modo, el área sembrada
pasó de 257.847 hectáreas en 2011 a 199.993 hectáreas en la campaña 2020/2021, lo que
representa una caída del 22,4%. Sin embargo, la última campaña muestra un signo de
recuperación en la actividad arrocera con una mejora del 7,9% respecto a la campaña
precedente, que fue de 185.300 hectáreas.

En este sentido, referentes del sector mencionan que con motivo de la pandemia de COVID-19,
se produjo un aumento de los precios internacionales de los cereales estratégicos para la
alimentación humana. Este hecho, junto con la sanción del Decreto 410/2021 de fines de junio
de 2021 que establece la reducción de los derechos de exportación de los productos de arroz
envasados, mejoraron los márgenes de rentabilidad de los productores, lo que genera
incentivos para continuar en la actividad (Fundación Proarroz, 8 de marzo de 2021).

GRÁFICO 9. EVOLUCIÓN DE LA SUPERFICIE IMPLANTADA EN HECTÁREAS, 2000 A 2021

300.000 Corrientes | Entre Ríos | Santa Fe |


Formosa C aco | Total 257.847
243.200
250.000
220.463
206.500
200.700 199.993
194.835
200.000
172.470 171.325

150.000 126.435

100.000

50.000

Fuente: elaboración propia con base en MAGyP.

Corrientes y Entre Ríos son las principales provincias productoras y están orientadas a los
mercados de exportación, sin embargo, presentan heterogeneidades en cuanto a las
condiciones en las que se desempeña la actividad. Por su parte, Santa Fe se caracteriza por
haber atravesado un proceso de concentración, lo que resulta en la desaparición de pequeños
productores y la emergencia de pools de siembra (Pujadas, 2014). La situación en Chaco y
Formosa es similar, con pocos productores que concentran grandes explotaciones.

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 48
Históricamente la provincia líder era Entre Ríos, hasta que Corrientes se posicionó como la de
mayor superficie dedicada a la siembra de arroz a partir del ciclo 2010/2011 y en la campaña
siguiente, pasó a ser la mayor productora. Entre los motivos que explican los productores para
este desplazamiento, se encuentra la pérdida de competitividad por parte de los productores
entrerrianos, que optaron por dedicarse a otros cultivos o trasladar su producción a Corrientes.
Esto se debe a que las tarifas eléctricas son más económicas en Corrientes que en Entre Ríos,
y además, el consumo eléctrico en esta provincia es mayor debido al sistema de riego a partir
de la extracción del agua de napas a 80 metros de profundidad mediante bombas eléctricas.

En la actualidad, productores arroceros mencionan haber recuperado el interés en sembrar en


Entre Ríos, ya que el aumento de los precios internacionales, junto con subsidios energéticos
brindados por la gobernación provincial, han mejorado los márgenes de los productores (Olivera
Taleb, 25 de febrero de 2021). Asimismo, hubo avances en una problemática vinculada a la
infraestructura de puertos: en abril de 2019, el Puerto Ibicuy retomó sus operaciones como
puerto de ultramar de Entre Ríos. De este modo, el arroz es trasladado en camiones desde el
norte de la provincia hasta Ibicuy o Concepción del Uruguay y no hasta Buenos Aires, lo que
reduce significativamente los costos logísticos (Trade News, 3 de abril de 2019).

4.3. Evolución del saldo comercial y las exportaciones

En 2021, la balanza comercial del complejo arrocero registró un superávit de USD 215,1
millones, lo que implicó un aumento de USD 51,3 millones en relación con un año atrás (+31,3%).
Si bien el sector es históricamente superavitario, desde 2011 se aprecia una fase contractiva de
la balanza comercial, explicado por una contracción en el saldo exportable mientras que el
monto anual de importaciones se mantuvo constante entre USD 6 y USD 7 millones. El promedio
anual de importaciones de arroz y sus productos derivados entre 1994 y 2021 es de USD 4,4
millones, mientras que el promedio anual de exportaciones durante este período es de USD
178,7 millones.

A lo largo de los 28 años de registro, se observan diferentes etapas en la evolución del saldo
comercial del complejo. Entre 1994 y 1998, el superávit se incrementó de USD 76 millones a
USD 228,5 millones, por el gran dinamismo que presentaron el arroz semiblanqueado y el arroz
con cáscara. Luego hay un segundo momento, hasta el 2002, en donde el saldo comercial se
redujo fuertemente hasta los USD 46,3 millones. El período 2002-2011 es el de mayor
incremento del saldo a partir de un nuevo despegue de las exportaciones de los cuatro
productos de arroz, llegando a un superávit máximo de USD 359,4 millones en 2011. Finalmente,
entre 2012-2015 el saldo cayó sostenidamente hasta USD 152,1 millones y a partir de allí se
mantuvo relativamente estable, con oscilaciones. En 2021, las exportaciones del complejo
arrocero alcanzaron los USD 217 millones y, si bien permanecieron por debajo del registro
histórico de una década atrás, lograron registrar el mayor valor de los últimos siete años.

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 49
GRÁFICO 10. EVOLUCIÓN DEL SALDO COMERCIAL EN MILLONES DE DÓLARES, 1994 A 2021

400 Millones de dólares | Variación interanual 359,37 190%

300 269,15 271,33


228,53 215,10 140%
208,73
200 230,02
168,70 168,76 163,84
77,7% 135,31
90%
100,14 152,12
100 71,44 61,7%
56,2%
46,33 53,2%
75,99 37,2%
31,4% 40%
0 13,3% 15,0% 14,6%
7,4% 8,7%
1,2%

-10%
-100 -3,5% -4,0%
-14,5% -16,8% -15,8% -10,7%
-26,2% -26,5%
-40,6% -37,1% -43,9%
-200 -60%
2011
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010

2012
2013
2014
2015
2016
2017
2018
2019
2020
2021
Fuente: elaboración propia con base en Aduana.

Desagregando por producto la dinámica ha sido la siguiente:

Blanqueado o semiblanqueado

Comparando las exportaciones del año 1994 con las de 2021 de este tipo de arroz, se observa
un crecimiento anual promedio acumulado del 2,8%, al pasar de USD 70,7 millones a USD 147,2
millones (+16,4% respecto de 2020). Dado que las exportaciones de este producto
representaron el 68,4% de la suma del valor exportado entre 1994 y 2021, y a su vez representa
el producto de mayor valor por tonelada del complejo, su comportamiento es determinante para
el sector.

Así, la evolución de las exportaciones de la totalidad del sector arrocero replican lo que sucede
con este producto en particular, cuya evolución se compone de una breve caída entre el 2000 y
el 2002, seguido por un marcado crecimiento hasta 2013 cuando se alcanza el máximo
exportado con US$ 220,0 millones -en parte gracias a un aumento de los precios en ese año, las
cantidades exportadas en 2013 fueron apenas menores que las exportadas en 2011 (-0,3%),
máximo para el período; y caída pronunciada desde entonces, un -42,5% acumulado.

Un rasgo interesante de la evolución conjunta de las exportaciones totales y de las de este


producto es que en la última década su participación dentro del total ha aumentado. Durante el
proceso de crecimiento (2003-2011) la participación anual promedio fue del 61,3%, mientras
que desde 2012 en adelante ha aumentado a 71,1%, con un máximo de 77,2% en 2015. En 2021
representó el 67,8% del total del valor exportado.

ECONOMÍAS REGIONALES EN ARGENTINA: SISTEMAS INTEGRADOS


DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 50
El precio promedio de exportación por tonelada del arroz blanqueado o semiblanqueado fue de
USD 525 en 2021 y fue el valor más alto que se registra desde 2015, ya que entre 2010 y 2014
el precio promedio de exportación superó los USD 540 por tonelada. Los principales destinos
de exportación durante 2021 fueron: Brasil con el 32,5% del valor exportado, seguido por Chile
con el 27,3%, Turquía (9%) y México (8,9%).

Descascarillado

Las exportaciones de arroz sin cáscara alcanzaron los USD 56,3 millones en 2021 y anotaron el
mayor valor desde 2013 (+84% con respecto a 2020).

La evolución también es similar a la del arroz blanqueado y el total de la cadena, aunque alcanzó
su máximo valor exportado en 2012 con USD 72,5 millones. Luego de dicho récord, las
exportaciones muestran una fase descendente, con un mínimo en 2015 (USD 12,7 millones).
Sin embargo, hasta 2019 ocurre un proceso de recuperación sostenida, de modo que las
exportaciones alcanzaron el monto de USD 34,7 millones en 2019, un -12,0% más bajas que en
2013, pero 172,3% más altas que en 2015. Este breve proceso de crecimiento fue impulsado
por un aumento del 259,2% de las cantidades exportadas entre 2015 y 2019.

En 2021 las exportaciones tuvieron como principales destinos a España con el 37,4% del total
exportado, seguido por Países Bajos con el 23,6%, Brasil con el 12,5% y Estados Unidos con el 10,2%.

Con cáscara

En los últimos años se ha dado un aumento en las exportaciones de arroz blanco en detrimento
del arroz cáscara, con el consiguiente impacto favorable en el procesamiento interno y la
demanda de mano de obra, y el mayor valor agregado en las exportaciones (Blengino, 2014).

Los años 2020 y 2021 fueron totalmente atípicos para las exportaciones de este producto, que
cayeron casi 100% con respecto a 2019, es decir pasaron de USD 27,6 millones a USD 135,2 mil
en 2021. La evolución de las exportaciones de este tipo de arroz presenta una gran volatilidad.
A partir del 2000, las exportaciones sufren una caída casi sostenida hasta 2006 cuando se toca
un mínimo de US$ 361,2 mil; luego un gran aumento hasta 2011 cuando se llega a un máximo
de US$ 55,6 millones; y desde entonces oscila con importantes fluctuaciones tanto en precio
como en cantidades exportadas.

En 2021 hubo solo tres compradores de este producto: Uruguay (86,4%), España (11,3%) y
Bélgica (2,3%).

Partido

Las exportaciones de arroz partido también siguen la misma dinámica que el resto de los
productos. En 1994, el total exportado de este producto fue de USD 3,5 millones, pero en 2003
tocó un mínimo de USD 158,2 mil, lo que representa una contracción del -95,5% con respecto al
año 1994. A partir de 2004, ocurre una fase expansiva de las exportaciones, que alcanzan un
máximo de USD 38,6 millones en 2011. Desde aquel momento, los montos y cantidades

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 51
exportadas decrecieron, con algunas recuperaciones, y en 2017 llegaron al valor más bajo
desde 2004 (USD 5,2 millones). En 2021, se exportaron USD 9,5 millones, un crecimiento del
28,2% en comparación con 2020.

Los principales destinos de exportación en 2022 fueron: Chile (55,7%), Países Bajos (12,2%),
Reino Unido (10,7%) y Bélgica (7,2%).

Productos elaborados a base de arroz y subproductos de la industria arrocera

El agregado de valor dentro de la cadena arrocera es posible mediante una segunda etapa de
industrialización. De este modo, es posible obtener una diversa gama de productos elaborados
a base de arroz que tienen potencial de ser novedosos a nivel internacional. Una de las grandes
ventajas de los alimentos a base de arroz es que no contienen gluten, por lo que son aptos para
personas con celiaquía o sensibilidad al gluten.

Además, el surgimiento de nichos de consumo, como la alimentación basada en plantas, dan


lugar a nuevas demandas que pueden satisfacerse con este tipo de productos. Es por ello que en
los últimos años surgieron nuevos productos, como harina de arroz, galletas, tostadas, bizcochos,
alfajores, barras recubiertas en baño de repostería, fideos, y bebidas como jugos y “leches”. Tanto
los fideos como las bebidas pueden ser considerados para una primera fase de una estrategia
comercial de exportación, ya que son los más similares a productos ya instalados en el consumo
de las personas a nivel global, mientras que existen mayores divergencias en las preferencias por
los dulces y las golosinas a través de las diferentes culturas.

En esta categorización se encuentran los productos a base de arroz obtenidos por inflado o
tostado, el arroz precocido en envases de hasta 1 kilogramo, la harina y el almidón de arroz y
los residuos de la industria arrocera, como el salvado y el moyuelo. En 2000, las ventas externas
fueron de USD 516,6 mil, y en 2021, alcanzaron los USD 3,8 millones. El período de despegue
ocurrió a partir del 2006 y hasta 2013, en el que las exportaciones crecieron a una tasa
acumulativa anual del 45,2% y se alcanzó el récord en el total exportado de USD 3,8 millones
durante 2013. Entre 2014 y 2019, se denota cierto estancamiento en la dinámica exportadora
ya que el valor total de las ventas se sostuvo en torno a los USD 2,6 millones promedio. Sin
embargo, en 2020 las exportaciones dieron un gran salto (+52,9% respecto de 2019) y
alcanzaron los USD 3,7 millones. En 2021, estos resultados se mantuvieron y se realizaron
ventas por USD 3,8 millones, apenas por debajo del máximo de 2013 (-0,6%).

Entre 2010 y 2021, las exportaciones en valor del salvado de arroz crecieron 248,6%, pasando
de USD 536.400 a USD 1,8 millones en el último año. Entre 2009 y 2013 se incrementaron de
manera casi persistente (acumulando una suba de 292%) mientras que entre ese mismo año y
2019 se contrajeron 62,8%. Finalmente, en 2020 se incrementaron 105,9% para el año siguiente
retroceder en un 7,2% interanual.

Con respecto a los productos a base de arroz obtenidos por inflado o tostado, se multiplicaron
por 40 entre el año 2000 y el 2021, al pasar de ventas por USD 39,1 mil a USD 1,6 millones. El
gran boom se inicia en el 2002, cuando las exportaciones dan un salto interanual de 1.693,4%.

ECONOMÍAS REGIONALES EN ARGENTINA: SISTEMAS INTEGRADOS


DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 52
Luego de un período de fluctuaciones y relativo estancamiento entre 2002 y 2010, desde 2011
las ventas externas se vienen incrementando de manera considerable en valor, con las
excepciones de 2014 (-16,2% interanual) y 2018 (-15,7% interanual). En la última década, el
crecimiento promedio anual acumulado fue de 10,3%.

En 2021, el salvado representó el 49,2% del total exportado dentro los subproductos, seguido
de los productos a base de arroz obtenidos por inflado o tostado (43,2%) y de las harinas de
arroz (7,5%). Los principales destinos de exportación del conjunto de los subproductos fueron:
Uruguay (72,3%), Paraguay (8,8%), Chile (8,4%) y Nueva Zelanda (5,6%).

GRÁFICO 11. EVOLUCIÓN DE LAS EXPORTACIONES EN MILLONES DE DÓLARES, 1994 A 2021


Arroz semiblanqueado | Arroz descacarillado
Arroz con cáscara | Arroz partido | Otros 365,7

305,0
294,7
273,3 278,2
240,1 235,0
235,4 214,7 217,0
204,9 181,5 187,8
173,5 168,9
173,4 158,5
148,9
139,4 136,4

104,4 90,4
79,8 77,4 74,6
57,7
48,6
2000

2021
1994
1995
1996
1997
1998
1999

2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
2017
2018
2019
2020

Fuente: elaboración propia con base en Aduana.

4.4. Agentes que intervienen en la producción

Según el INASE (2022) la cadena del arroz se conforma de:

● 349 explotaciones agropecuarias de 333 productores que poseen 189.275 hectáreas


implantadas con arroz. La provincia con mayor superficie cultivada es Corrientes con el
47,7%, seguida luego por Entre Ríos con un 31,5% y luego con menor relevancia, pero igual
con participación significativa, Santa Fe con el 12% del total cultivado. La superficie restante
se concentra principalmente en Formosa (5,8%) y Chaco (3%).

● De las 349 explotaciones arroceras, 236 se encuentran en Entre Ríos, 87 en Corrientes, 18


en Santa Fe, 5 en Formosa y 3 en Chaco. Esta información está en línea con aquella relevada
por el Censo Nacional Agropecuario (INDEC, 2021), que también menciona el caso de

ECONOMÍAS REGIONALES EN ARGENTINA: SISTEMAS INTEGRADOS


DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 53
Misiones, que dada la gran cantidad de arrozales y la poca superficie que ocupan (44,2
hectáreas, 1 hectárea promedio por campo), es posible pensar que este es un cultivo de
subsistencia y no para fines comerciales. En ese sentido el censo identifica 33 explotaciones
arroceras que no comercializan y una que vendió su producción a otro productor.

El tamaño de las explotaciones es diverso según las provincias. En el caso de Entre Ríos es la
región con mayor presencia de pequeñas y medianas explotaciones con una superficie media
de 248 hectáreas. Las dimensiones de las explotaciones son mayores en Corrientes cuya
superficie media es de 1.038 hectáreas y aún más en Santa Fe que tiene una media de 1.265
hectáreas por explotación. Por último, Chaco y Formosa registran promedios de 1.898
hectáreas y 2.180 hectáreas, respectivamente (INASE, 2022).

Con respecto a la mano de obra primaria, se estima que la producción de arroz emplea, en
promedio, a unas 7 personas cada 100 hectáreas (De Bernardi, 2017), que, por las condiciones
particulares del cultivo, requieren capacitación específica.

Una porción relevante de los productores tiene vinculación directa con la industria. Según datos
del Censo del 2018, el 38,8% de las explotaciones agropecuarias realiza la primera venta en
forma directa a la industria, mientras que el 35% comercializa el arroz cosechado con
acopiadores, cooperativas, y/o consorcios.

En el Plan Estratégico de la Cadena Arrocera (2016) se estimó que el 86% de los productores
cuentan con menos de 1.000 hectáreas. Esto implica unos 1.000 campos en producción. Cabe
señalar que, en muchos casos, los productores primarios grandes integran en una misma
empresa la etapa de secado, almacenaje y elaboración.

En cuanto a la etapa industrial, los principales molinos arroceros también se ubican en el litoral
argentino. Según datos del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, entre enero y junio de
2021, Entre Ríos procesó el 75,3% de la producción, Santa Fe el 17,1%, Chaco el 5,2%, Corrientes
el 2% y Misiones el 0,4%.

En la producción secundaria participan tres tipos de agentes: las cooperativas, que a cambio de
la materia recibida de los productores primarios proveen herbicidas, fertilizantes y asistencia
técnica en la producción primaria y cuentan además con elevados grados de tecnificación y
calidad de producción. Luego, existen productores pequeños y medianos, con algún grado de
integración vertical con la producción agrícola. Y por último están los grandes molinos
integrados verticalmente a la producción primaria, sea en control, es decir, dueños de los
campos productores y de toda la producción que se obtenga, o en contrato, procurando cierta
producción y a cambio adelantando servicios para la producción primaria como semillas y
fertilizantes (Arguissain, 2010, como se citó en Pujadas, 2014). Este último caso es el más
común en la actualidad, debido a que el productor debe asumir costos muy altos como
arrendamiento de las tierras, riego y fertilización, y la energía. Entonces, para las firmas
completamente integradas, les resulta más sencillo absorber estos costos, ya que se
compensan con el valor creado en la etapa de industrialización y comercialización.

ECONOMÍAS REGIONALES EN ARGENTINA: SISTEMAS INTEGRADOS


DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 54
4.5. Sostenibilidad ambiental en la producción de arroz: propuestas para la
elaboración de políticas públicas
Una de las preocupaciones actuales de la agenda internacional es garantizar la producción
agropecuaria con la sostenibilidad ambiental. El objetivo es lograr producir de manera
sostenible a partir del uso racional de los recursos naturales, combinando eficientemente los
insumos y cuidando la salud de los trabajadores y consumidores.

El sector arrocero presenta un rol relevante para preservar la seguridad alimentaria pero aparece
también como una de las actividades que mayor presión genera en los ecosistemas. Dentro de
la cadena de valor, el cultivo es el eslabón de mayor impacto ambiental negativo. Esto se asocia
básicamente a la particularidad que presenta frente a otros cultivos de crecer en campos
inundados, lo que provoca tres problemáticas a tener en cuenta: en primer lugar las emisiones
de gases de efecto invernadero (GEI), sobre todo metano (CH4); en segundo lugar el aumento
de la huella hídrica; y en tercer término el mayor contenido de arsénico en el alimento. Asimismo,
aparece un cuarto problema muy relevante como es la generación de residuos.

En resumen, se identificaron cuatro grandes problemas ambientales en la producción de arroz16


(ver cuadro 1): la emisión de metano, la elevada huella hídrica, el contenido de arsénico en el
cultivo del arroz y la generación de residuos. El denominador común en las primeras tres
problemáticas responde en parte a la técnica de riego por inundación utilizada tradicionalmente
en los arrozales. En tanto, la generación de residuos aparece como una dificultad cuando no se
hace un tratamiento adecuado de la misma: si se dispone de forma inapropiada en vertederos
puede desembocar en mayores emisiones de metano, mientras que si se realiza la quema se
corren ciertos riesgos en el ambiente y en la salud de los trabajadores y personas próximas al
área de quema. Esta situación se agrava aún más cuando existe un potencial para revalorizar los
residuos y no se aprovechan de forma efectiva (un ejemplo de ello es el del arroz con cáscara).

Estas problemáticas deben tratarse como limitaciones del sector y sus posibles soluciones
(técnicas y formas de producción más eficientes) deben interpretarse como inversiones con
futuros rendimientos positivos y no como costos adicionales. En otras palabras, muchas de las
técnicas alternativas que presentan evidentes mejoras ambientales en el complejo arrocero
pueden desembocar en beneficios económicos para el productor. Un ejemplo de ello es la
valorización de residuos, la cual facultaría a una menor dependencia de insumos provistos por
agentes externos e inclusive podría posicionar a la firma como proveedora industrial de otras
cadenas de valor. Del mismo modo, la utilización de técnicas de riego más eficientes como el
intermitente, permitiría un ahorro en el uso del agua (así como de los costos energéticos
asociados a su extracción) y una reducción en el contenido de arsénico del arroz. Así, se lograría
elaborar alimentos más saludables y ambientalmente amigables permitiendo ganar mercados
cada vez más exigentes.

16 Cabe mencionar, que las problemáticas abordadas no son las únicas y existen otras igual de importantes como la
deforestación de bosques nativos. La problemática se asocia en parte a la instalación de represas para riego
(fundamentalmente en algunas regiones de Entre Ríos) las cuales, además de provocar mayores emisiones de GEI
por la menor presencia de sumideros de carbono, coadyuvan a la extinción de distintas especies nativas y a la
contaminación visual.

ECONOMÍAS REGIONALES EN ARGENTINA: SISTEMAS INTEGRADOS


DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 55
CUADRO 1. INDICADORES AMBIENTALES EN EL SECTOR ARROCERO
Problemática
Descripción del problema Situación para Argentina Métricas para Argentina
ambiental
La falta de oxígeno por la Gran parte de los arrozales ● Con base en la información provista por el Inventario de Gases
técnica de inundación en del país utilizan la técnica de Efecto Invernadero de la República Argentina del año 2012,
los arrozales genera una de inundación para el riego el sector arrocero se posicionó como la segunda actividad
descomposición de la de los cultivos, lo que se agropecuaria con mayores emisiones del país (977,3 gg CO2
materia orgánica y con ello traduce en mayores equivalentes en 2012), solo por detrás de la actividad ganadera
el escape de metano. En emisiones de metano. Si (Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable, 2015).
este sentido, la intensidad bien se han estudiado ● Según datos de FAO y OCDE para 2017 en Argentina, por cada
de metano en el cultivo de formas alternativas de kilogramo producido de arroz se emiten 1 kg de GEI, muy por
arroz va a depender del riego más eficiente en debajo de los 29,4 kg de CO2 eq/kg producido por la carne
Emisiones de tipo de suelo, de la términos ambientales bovina y del 89,7 kg de CO2 eq/kg de carne caprina, aunque por
gases de correcta aplicación de (como el riego encima de los registros para otros tipos de cereales, los cuales
efecto materia orgánica y de intermitente), su difusión en promedio fueron de 0,11 kg de CO2 eq./kg producido.
invernadero fertilizantes minerales, y es más bien escasa
(GEI) fundamentalmente de las posiblemente asociado al ● El arroz argentino emite más GEI por cada kilogramo producido
prácticas de cultivo como riesgo que presentan por la (1,0 kg de CO2 equivalentes por kilogramo producido) que el de
las formas de riego. eventual pérdida de los principales productores a nivel global como China, India y
rendimientos. Vietnam. Del mismo modo, en comparación con la región, el
cultivo de arroz de Argentina es más intensivo en emisión de
GEI que el de Brasil y Perú (principales productores de la
región). El cultivo de arroz brasileño emite 0,49 kg de CO2
equivalentes por cada kilogramo de arroz producido, mientras
que el cultivo peruano la emisión es de 0,81 kg.

Continúa en la página siguiente.

ECONOMÍAS REGIONALES EN ARGENTINA: SISTEMAS INTEGRADOS


DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 56
CUADRO 1. INDICADORES AMBIENTALES EN EL SECTOR ARROCERO (continuación)
Problemática Descripción del
Situación para Argentina Métricas para Argentina
ambiental problema
Se estima que el arroz De modo similar a las emisiones de metano, el ● Según datos de FAO y de Chapagain y
es el alimento dentro de elevado consumo de agua de los arrozales Hoekstra (2011), la huella hídrica argentina
los cereales y responde en gran medida a las técnicas de (litros de agua) por kilogramo de arroz
leguminosas que mayor riego bajo inundación permanente. Esto producido fue de 1.290 en 2004. Esta cifra se
consumo de agua genera a su vez un problema adicional en mantuvo por encima de la huella hídrica de
requiere y la eficiencia términos económicos asociado al mayor China (971 litros/kg) y Vietnam (630 litros/kg),
en su uso suele ser requerimiento de energía para la extracción de aunque por debajo de la de India (2020
Consumo de menor al de otros agua por bombeo, por ejemplo. litros/kg) y Brasil (1.517 litros/kg).
agua y estrés cultivos (Bouman, Visto desde una perspectiva de adaptación a la ● Asimismo, Argentina es un exportador neto
hídrico 2009). Asimismo, el crisis climática, una de las principales virtual de agua. Esto quiere decir que, gran
arroz se consolida preocupaciones de los arrozales argentinos es parte de los recursos hídricos utilizados en la
como uno de los el estrés hídrico y particularmente la bajante producción de arroz se “exportan”
cultivos más expuestos histórica del río Paraná. Estos fenómenos indirectamente. De esta forma, mantuvo un
a la crisis climática hacen peligrar la producción de arroz debido a desempeño similar al observado en India y
justamente por su alta su alta dependencia hídrica. China y contrario al evidenciado en los
dependencia de fuentes principales productores de la región (Perú y
de agua. Brasil) y gran parte de los países europeos.

Continúa en la página siguiente.

ECONOMÍAS REGIONALES EN ARGENTINA: SISTEMAS INTEGRADOS


DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 57
CUADRO 1. INDICADORES AMBIENTALES EN EL SECTOR ARROCERO (continuación)
Problemática
Descripción del problema Situación para Argentina Métricas para Argentina
ambiental
Contenido de Las condiciones anaeróbicas Debido a las fuertes consecuencias en El arroz en Argentina aparece como el segundo
arsénico en el en la que se desarrolla el la salud humana que tiene el contenido cultivo con mayor participación dentro del
cultivo de cultivo de arroz a través de la de arsénico en el arroz, cada vez más consumo de arsénico inorgánico, solo superado
arroz técnica de inundación permiten países han aumentado sus exigencias por la harina de trigo (Sigrist et al., 2016, como se
una absorción más fácil y sanitarias en la producción de este citó en Quintero, s/f). Cabe destacar, que el
rápida del arsénico que en cultivo. En este sentido, desde Argentina contenido de arsénico va a depender
otros cultivos. Por lo tanto, el el Instituto Nacional de Tecnología fundamentalmente de la región y de la variedad de
contenido de arsénico en la Industrial (INTI) en conjunto con el arroz utilizada.
producción de arroz va a Instituto Nacional de Tecnología
depender de los tratamientos Agropecuaria (INTA) comenzarán a
de riego y las variedades de cuantificar el contenido de arsénico en
cultivo. En condiciones de años el grano de arroz en Corrientes, con el
más secos se produce menor objetivo de aumentar la competitividad
anaerobiosis en el suelo y por del sector en el mercado internacional y
ende menor liberación de amoldarse a las nuevas medidas
arsénico, mientras que sanitarias de los principales países
períodos de abundantes importadores (INTI, 28 de julio de 2021).
precipitaciones favorece el
incremento de este elemento
tóxico en el suelo y mayor
absorción por parte del cultivo.

Continúa en la página siguiente.

ECONOMÍAS REGIONALES EN ARGENTINA: SISTEMAS INTEGRADOS


DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 58
CUADRO 1. INDICADORES AMBIENTALES EN EL SECTOR ARROCERO (continuación)
Problemática
Descripción del problema Situación para Argentina Métricas para Argentina
ambiental
Generación A lo largo de toda la cadena productiva En Argentina, se suele utilizar la En términos generales, por cada kilo de
de residuos de arroz se produce una gran variedad quema como técnica para eliminar arroz ya procesado quedan 0,28 kg de
sólidos de residuos sólidos con gran potencial algunos subproductos como la cáscara aproximadamente (Alexandri et
reutilizables para ser valorizados. Sin embargo, cáscara de arroz (uno de los derivados al., 2020). En Entre Ríos, por ejemplo,
muchas veces son descartados obtenidos en el eslabón industrial de se estima que en base a la
mediante técnicas poco amigables con secado). Este subproducto puede ser disponibilidad y logística de los
el ambiente. Una de ellas es la quema, la reutilizado como insumo para la recursos estudiados podrían llegarse a
cual contamina los aires por emisión de producción de energía con un gran obtener cerca de 100 mil tn/año de
partículas poniendo en riesgo la salud de potencial para alcanzar la cáscara de arroz. Esta cifra sería más
los trabajadores y habitantes próximos a autosuficiencia energética en algunos que suficiente para autoabastecer a los
la zona de cultivo. Otra forma es la eslabones como la molienda. Sin molinos arroceros de la energía
disposición en vertederos a cielo abierto, embargo, no se ha logrado identificar eléctrica necesaria para el secado del
en donde los residuos, si no se ejemplos a nivel nacional que hayan arroz.
gestionan adecuadamente, pueden aplicado esta alternativa sostenible.
traducirse en mayores emisiones por
descomposición de materia orgánica.

ECONOMÍAS REGIONALES EN ARGENTINA: SISTEMAS INTEGRADOS


DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 59
Pese a estos desafíos aún vigentes, se ha logrado avanzar de forma destacable en la
incorporación de un enfoque sostenible en la producción de arroz en Argentina. Esto se ve
reflejado, por ejemplo, en la menor intensidad de GEI por cada kilogramo producido.17 Aun así,
todavía hay un camino por recorrer en pos de profundizar formas de producción 18 y consumos
sostenibles. Esto va a permitir la apertura de nuevos y mejores nichos de mercado,
traduciéndose en precios más altos y más rentabilidad para toda la cadena de producción. Para
poder conseguir dicho objetivo, se detallan a continuación algunas líneas para una mejora
ambiental que lleve a aumentar los beneficios económicos del sector arrocero.

4.5.1. Mejoras en las técnicas de riego y siembra

En Argentina, el arroz es un cultivo de regadío y la técnica de riego predominante es bajo


inundación permanente. Son varios los motivos por los cuales se elige utilizar esta forma de
irrigación (por ejemplo, mayor disponibilidad de nutrientes en el suelo, mejor control de las
malezas y de la regulación de la temperatura) pero presenta como principal limitación las
elevadas emisiones de GEI y el alto consumo de agua.19 Este último punto es particularmente
relevante dado que el actual escenario de sequía obliga a priorizar el uso eficiente del agua y
mejorar su productividad.

Una de las alternativas al riego por inundación en los arrozales que permitiría la menor
utilización del agua es el riego intermitente el cual, a diferencia de la técnica tradicional, consiste
en la alternancia de períodos de inundación del cultivo con períodos de reducción del nivel de
agua. En otras palabras, se busca mantener la tierra cultivable húmeda sin tener que acudir a la
inundación de forma constante. Al mismo tiempo, el cultivo se encuentra menor tiempo en
situación de anaerobiosis, por lo que las emisiones de metano también se reducirían.

Las mejoras ambientales son claras: aumenta la productividad del agua debido a que existe un
mayor control y medición en su uso, se minimizan las pérdidas hídricas en chacras por
escurrimiento, infiltración o evaporación y hay un mejor aprovechamiento del recurso por la
mejor distribución de la lámina de agua a lo largo de toda la tierra cultivable (esto se asocia a
que la aplicación de riego intermitente requiere de una laminación previa de la tierra que tiene
como consecuencia la uniformidad de la capa de agua).

Sin embargo, las ventajas del riego intermitente no solo se reducen al cuidado ambiental, sino
también en una mejora económica por parte del productor ante el menor costo que
representaría el ahorro en el consumo del agua. El prescindir en menor magnitud del agua para

17Desde 1961 hasta 2017 se redujeron las emisiones por kilogramo de arroz de 1,9 a 1, junto con una reducción
absoluta de las emisiones de metano (-30% comparado con el pico alcanzado en 1999).
18 Como por ejemplo nuevas técnicas de cultivo y riego y también la incorporación de avances biotecnológicos.
19Esta técnica logra reducir hasta un 90% la emisión de metano durante la temporada de crecimiento (IRTA, 2017) y
un 30 y 40% el consumo de agua con posibilidad de alcanzar rendimiento equivalente al sistema de riego
convencional (IRTA, 21 de septiembre de 2017).

ECONOMÍAS REGIONALES EN ARGENTINA: SISTEMAS INTEGRADOS


DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 60
riego provoca que la frecuencia de extracción por bombeo sea baja. Esta actividad requiere gran
cantidad de potencia energética, ya sea mediante el uso de combustibles fósiles o electricidad,
lo que la vuelve sumamente costosa. Según datos de Proarroz para el 2021, los requerimientos
energéticos fueron la mayor fuente de costos para aquellos productores que utilizaron el
bombeo por gasoil (19,9% del total de costos), mientras que en los casos donde se realizó con
energía eléctrica la participación fue del 11%, solo por detrás del costo de mano de obra (14,7%)
y el arrendamiento (18,4%). En este sentido, el menor uso de agua se trasladaría a menores
costos productivos por la menor utilización de insumos energéticos que supondría la extracción
por pozos profundos.

Cabe destacar que las posibilidades de reducir los rendimientos son mayores bajo el riego
intermitente por lo que, para evitar una caída significativa de los mismos, se requerirá al mismo
tiempo de tareas controladas de nivelación de la chacra y buena fertilización. Esta parte es
fundamental a la hora de incentivar la adopción de esta técnica ya que puede ocurrir que el
ahorro de costos derivados del menor bombeo de agua no sea suficiente como para compensar
la caída de los ingresos ante los menores rendimientos.

La electrificación del bombeo para riego en base a energías limpias

Recientemente, en Entre Ríos se avanzó en la implementación de formas de producción de


arroz que actúen como medidas de mitigación de la crisis ambiental. A diferencia de lo que
sucede en Corrientes, en Entre Ríos no hay represas disponibles y es necesario extraer agua
para el riego hasta casi 100 metros de profundidad. El costo de ese bombeo eléctrico llega a
ser entre 5 y 6 veces más que en otras provincias y requiere de una potencia eléctrica muy
alta. Estos sistemas de bombeo utilizan como insumo fundamental el gasoil, lo que implica
a su vez mayores emisiones de CO2 mediante combustión. En 2020, el Gobierno de Entre
Ríos dio marcha a un proyecto ejecutado por la empresa estatal de energía, ENERSA, para la
puesta en marcha de una bomba de extracción dual, alimentada tanto por convencionales
como por energía renovable, con paneles solares. Se realizó un ensayo en 4 hectáreas de un
campo pertenecientes a un productor de Villa Elisa, y los rendimientos que arrojaron dicho
ensayo fueron entre un 30% y un 40% superior al promedio resultante del riego con energía
eléctrica convencional. Por lo tanto, se avanzó en una segunda etapa en la cual se amplió
este sistema a 10 hectáreas y se colocó una segunda bomba solar dual, obteniendo así entre
6.000 y 7.000 kilos de arroz por hectárea (Gobierno de Entre Ríos, 23 de mayo de 2020). Estos
rendimientos se encuentran en línea con los rendimientos promedio de la producción
arrocera de dicha provincia.

4.5.2. Hacia el avance de una economía circular

La valorización de los residuos generados en la cadena arrocera puede ser una actividad
empresarial con gran potencial para maximizar la productividad y, al mismo tiempo, reducir el

ECONOMÍAS REGIONALES EN ARGENTINA: SISTEMAS INTEGRADOS


DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 61
impacto ambiental negativo de los procesos productivos. Uno de los desechos a ser reutilizados
y revalorizados es la cáscara de arroz. Este subproducto surge de las molineras de arroz y puede
actuar como insumo energético dentro de la misma firma, particularmente en el eslabón de
secado.

En las molineras de arroz del país, el proceso de secado (donde se separa la cáscara de arroz del
grano) representó cerca del 6% de la estructura de costos del productor, lo que en montos se
tradujo entre 102 y 114 USD/hectáreas (ASPA, 2012). Dentro de esta actividad uno de los insumos
utilizados como principal fuente energética es la leña, la cual es provista por agentes externos a
la cadena productiva. En este sentido, el uso de la cáscara de arroz en reemplazo de la leña podría
actuar como una alternativa viable para la reducción de costos ya que la biomasa no requeriría
ser adquirida por terceros ni transportada hasta el centro de producción. La lógica detrás de esto
es que la cáscara de arroz ya se encuentra disponible en la misma molinera y los costos
operativos ya serían tomados por la normal actividad en el proceso productivo intrafirma.

Sin embargo, los beneficios de la utilización de la cáscara de arroz como biomasa no se


limitarían solo al eslabón de secado, sino más bien podría utilizarse como fuente de energía
eléctrica para toda la planta de molienda.20 Según un estudio para Entre Ríos en base a la
disponibilidad y logística de los recursos analizados podrían llegar a obtenerse cerca de 100 mil
toneladas anuales de cáscara de arroz. Esta cifra sería más que suficiente para abastecer la
demanda de energía eléctrica anual de los molinos de arroz en dicha provincia (Ministerio de
Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, s/f). De esta forma, se lograría reducir la
presión de los costos energéticos en las empresas y asimismo se aumentaría la productividad
de las materias primas (se hace un uso casi completo del cultivo del arroz).

La valorización energética de los residuos sólidos en la cadena arrocera no es algo nuevo y se


viene realizando en algunos países vecinos, dando cuenta de su viabilidad económica:

Colombia: en 2018 el Molino de Federal instaló la primera planta cogeneradora de energía con
cascarilla de arroz obtenida por su propia actividad de molienda. Con una inversión inicial de 1,2
millones de USD, la planta colombiana logró ahorrar un 80% el consumo anual de energía
eléctrica. De esta forma, no solo logró mejorar su estructura de costos sino también mejorar su
imagen comercial como empresa sostenible gracias a la menor emisión de GEI alcanzada.

Uruguay: algunos molinos de arroz uruguayos (agrupados en el emprendimiento Arrozur) junto


con una inversión inicial de 28 millones de USD y con un aprovechamiento de cáscara de arroz
cercano a las 125 mil toneladas anuales, se logró producir energía eléctrica suficiente para
satisfacer la demanda de 12 molinos de arroz (ACPA, 2018).

20
El proceso se basa en la quema de la cascarilla de forma parcial, de manera que los gases resultantes sean
utilizados para alimentar un motor de combustión interna acoplado a un generador y así obtener energía.

ECONOMÍAS REGIONALES EN ARGENTINA: SISTEMAS INTEGRADOS


DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 62
Otras aplicaciones de los residuos arroceros

En la cadena de arroz existen multiplicidad de alternativas para aprovechar los residuos


generados a lo largo del proceso productivo que, de otra manera, quedarían dispuestos en el
ambiente con fuertes implicancias negativas en los ecosistemas. Esta utilización de
subproductos del arroz podría posicionar a los arrozales como proveedores industriales de
otras cadenas productivas, logrando así diversificar su matriz de producción tal como sucede
en otras economías regionales como la azucarera.

Uno de los subproductos que se puede mencionar es el salvado (derivado del arroz que surge
del pulido o blanqueado), el cual puede tener aplicaciones como alimento para animales y en
las industrias alimenticias y farmacéuticas en su forma de aceite de arroz (Alexandri et al.,
2020). Asimismo, la producción de aceite de arroz a partir del salvado lleva a la existencia de
otro subproducto como es el salvado desgrasado (defatted rice bran) con usos interesantes
para ser valorado, desde suplemento de fibra para dietas hasta la producción de
biocombustibles (dentro de estos el biobutanol se presentaría como una alternativa más
lógica debido a que tiene mayor contenido energético que otros biocombustibles como el
bioetanol). Otra aplicación del salvado desgrasado es la producción de ácido láctico, un
componente muy utilizado en la industria alimenticia, cosmética, farmacéutica y química.
Además, a partir de este ácido se puede obtener ácido poliláctico, una alternativa
prometedora para la fabricación de plásticos sin petróleo (Alexandri et al., 2020).

Como se mencionó, existe un fuerte potencial para la valorización económica de la cáscara


de arroz mediante la generación de energía eléctrica. Sin embargo, este proceso no está libre
de limitaciones ya que genera cenizas que si no se las maneja correctamente y se la libera al
aire directamente tiene importantes efectos negativos en el ambiente (Moraes et al., 2014).
Afortunadamente, estas cenizas pueden ser reutilizada de varias formas: para la fabricación
de cemento y concreto para la construcción, mejorando a la vez la calidad de los mismos;
como adsorbente en afluentes para remover metales pesados, tintes y filtrar arsénico, siendo
una alternativa interesante dado que es más barato que el carbón activado, otro adsorbente;
como agente reforzante en la producción de polímeros; y como material crudo de bajo costo
para la producción de diversos compuestos de sílice utilizados por ejemplo en la fabricación
de semiconductores a ser utilizados en celdas fotovoltaicas necesarias para la producción
de energía solar (Moraes et al., 2014).

En base a lo expuesto, puede concluirse que los arrozales presentan un abanico de


posibilidades para consolidarse como proveedores industriales de otros sectores
económicos mediante el aprovechamiento de sus desechos. Ciertamente esto va a depender
de la capacidad económica imperante, ya que requerirá de una adecuación de la
infraestructura y de la disponibilidad de los recursos para hacer frente a la inversión inicial
requerida.

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 63
Chile: recientemente se inició el proyecto Minicentral Biomasa La Gloria bajo el cargo de la
empresa chilena Consulting & Energy (C&E) con el objetivo de valorizar la cáscara de arroz de
cuatro molinos de la región como biomasa. Si bien no se trataría de una integración vertical por
parte de las empresas arroceras como los casos mencionados en Uruguay y Colombia, la
menor presión de los costos productivos sería igual de evidente. Según una entrevista hecha al
director de C&E en 2020, la disposición de la cáscara de arroz en vertederos supone un costo
extra para los productores debido al requerimiento de servicios de transporte. De esta forma,
La Gloria, al darle un valor económico a los residuos, podrían comprar la cáscara de arroz a los
molinos, los cuales se ahorrarían en costos por disposición y traslado del residuo a vertederos.
El proyecto La Gloria, cuyo valor de inversión inicial se estimó en USD 8,5 millones en 2016
(Resolución N°16/2016), tendría una capacidad de generación de energía de 27 GWH/año,
mientras que su rentabilidad estaría sobre el 15%.

En resumidas palabras, los residuos de la producción de arroz como la cáscara pueden ser
utilizados por los productores como alternativas para aminorar la dependencia de insumos
energéticos en los eslabones industriales y con ello reducir su peso dentro de la estructura de
costo. Esto sucede por el potencial que presenta la cáscara de arroz para la generación de
energía eléctrica y su alta disposición dentro de los mismos molinos arroceros. En simultáneo
se lograrían mejoras ambientales en el proceso productivo dado que se evita la quema del
subproducto (lo que generaría mayor contaminación por partículas) o su disposición en campos
abiertos para su posterior descomposición (lo que se traduciría en mayores emisiones de
metano) y una mayor presión de los recursos materiales de los ecosistemas. De esta forma, se
transforma en un activo energético a un subproducto que supondría un costo por su
tratamiento, mitigando al mismo tiempo los efectos de la crisis ambiental.

4.5.3. Rotación de cultivos en arrozales

Las técnicas de monocultivo generan pérdidas de nutrientes y materia orgánica en los suelos,
lo que termina por impactar de forma directa en su productividad y en los rendimientos del
productor. Esto último, sumado al potencial aumento de costo que supondría la aparición de
plagas y malezas por la especialización productiva en un solo tipo de cultivo, condiciona la
rentabilidad del sector arrocero. En este sentido, la rotación de cultivos es una de las prácticas
sostenibles de fácil aplicación que puede contribuir al cuidado ambiental e incrementar el
ingreso de los productores.

Desde una mirada ambiental y conservación de los recursos naturales la alternancia de la


siembra contribuye con la preservación de los nutrientes de los suelos. Este beneficio se traduce
en mejoras económicas ya que los lotes descansados permitirían un incremento de los
rendimientos ante la menor probabilidad de aparición de enfermedades y malezas que puedan
afectar el normal crecimiento del cultivo. Asimismo, cuando se aplica rotación de cultivo en los
arrozales se obtienen una variedad de alimentos producidos por hectárea mayor.

Existen distintas experiencias a nivel internacional que dan cuenta de la efectividad de la


rotación de cultivos: por ejemplo, en Filipinas se avanzó en la rotación de maíz-arroz y en México

ECONOMÍAS REGIONALES EN ARGENTINA: SISTEMAS INTEGRADOS


DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 64
de soja-arroz y con rendimientos satisfactorios (Díaz et al, 2004); en Argentina se experimentó
en la provincia de Entre Ríos la implementación de cultivo integrado con trébol el cual permitió
aumentar el rendimiento del arroz fertilizado con nitrógeno en un 20% y una disminución de la
presión de malezas (Rodríguez et al., 2021).

No se debe dejar de mencionar a la rotación de arroz-piscicultura dentro de los AAI, los cuales
combinan la producción de administración de actividades agrícolas y acuícolas. A partir de esta
integración se producen sinergias estimuladas por un mejor aprovechamiento de los recursos
y la introducción de dinámicas circulares, lo que permite una menor dependencia de insumos
externos. Con la rotación arroz-peces se logra obtener carbohidratos (el grano de arroz) y
proteína animal sin perjudicar la calidad y la cantidad de cereal producido. Este esquema de
producción brinda al productor una fuente de ingresos adicional, en comparación al
monocultivo (Reddy y Kishori, 2019), al mismo tiempo que genera externalidades positivas en
términos sociales (por ejemplo, en producciones familiares mejora la nutrición del hogar y sus
posibilidades de desarrollo, mientras que en esquemas más avanzados impulsa la creación de
puestos de trabajo y el arraigo territorial).

4.5.4. Mejoramiento de variedades de arroz

El aumento de la productividad, es decir producir más con la misma utilización de insumos, trae
aparejados beneficios evidentes desde el lado económico, pero también desde una perspectiva
ambiental. El hecho de elaborar más alimentos demandando menos cantidad de agua, por
ejemplo, contribuye a la adaptación de la escasez hídrica sin necesariamente dejar de atender
la seguridad alimentaria. La incorporación de variedades de arroz más productivas irían en este
sentido ya que permiten un aumento del rendimiento, intensificando la producción de alimentos
sin seguir presionando en los recursos naturales del planeta.

La experiencia evidenciada en Asia ante la introducción del arroz híbrido da cuenta de esto: el
rendimiento del arroz chino ha aumentado de 1,89 toneladas por hectáreas en 1.949 a 6,71 t/h
en 2012, lo que implicó un nuevo récord histórico de los rendimientos en China. El hecho de no
requerir de mayor superficie cultivada pudo haber tenido como segundo efecto un menor
requerimiento de agua y una reducción de la intensidad de emisiones en la producción de arroz
(este punto se abordará de forma detallada en la siguiente sección).

La intensificación de la biotecnología en los procesos productivos agrícolas también sería un


factor clave para la adaptación de la crisis ambiental. Un ejemplo de ello es el reciente logro
biotecnológico de China con la elaboración de un arroz tolerante al agua salada y a suelos poco
fértiles. Este avance biotecnológico lograría aminorar el problema de la escasez de agua dulce
y la competencia de hectáreas cultivables y, en simultáneo, se aseguraría el abastecimiento de
alimentos y el bienestar de la población.

A nivel regional, Argentina ha hecho un largo recorrido en el mejoramiento genético del arroz, lo
que permitió aumentar la rentabilidad de los productores locales. Recientemente el INTA
elaboró el arroz Memby Porá INTA CL caracterizado por su tolerancia a bajas temperaturas.

ECONOMÍAS REGIONALES EN ARGENTINA: SISTEMAS INTEGRADOS


DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 65
Esto permitió ampliar los períodos para realizar la siembra y una sincronización más acorde de
las etapas de floración del cultivo y los momentos de mayor radiación solar que acontecen a
finales de diciembre. Esto último es relevante ya que la planificación de la siembra para el mejor
aprovechamiento de las condiciones ambientales son la garantía de un cultivo de alta
productividad y, por ende, de una menor necesidad de seguir ejerciendo presión en los recursos
materiales del planeta.

Sin embargo, hay que tener presente que el traslado a mejoras ambientales no es automático.
Aumentar los rendimientos a la par de una mayor ampliación del área sembrada redundaría en
mayores emisiones y consumo de recursos. Es por ello que se enfatiza aumentar la
productividad de los arrozales en el sentido de lograr congeniar un aumento de la producción
con un menor requerimiento de insumos y en donde las semillas comerciales jugarían un rol
clave.

En conclusión, la sección resumió las principales problemáticas generadas en los ecosistemas


por el sector arrocero y algunas potenciales soluciones. Estas alternativas expuestas podrían
conjugar tanto mejoras ambientales como maximización de beneficios económicos para el
productor. Esta última ventaja se asociaría fundamentalmente a la reducción de costos (por
valorización de residuos y ahorro de agua, por ejemplo) y a la obtención de mayores ingresos
por captación de nichos de mercados (se logra producir un arroz de mejora calidad, de origen
orgánico y con menor contenido de arsénico). Si bien se trata de un desafío complejo, a nivel
global se encontraron experiencias de países que lograron congeniar en mayor o menor medida
un aumento de la producción con cierta mejora ambiental. A continuación se detallan estas
experiencias poniendo el foco principalmente en la problemática de las emisiones de metano
debido a su estrecha relación con el cambio climático (fenómeno ambiental que más captó la
atención de la agenda internacional) y la relativa mayor disponibilidad de datos.

4.6. El desafío de aumentar la producción de arroz de forma sostenible: los


casos de China y Brasil

Garantizar la provisión de los alimentos y reducir la hambruna en el mundo son algunos de los
objetivos centrales de los sistemas agroalimentarios. Sin embargo, el cumplimiento de estas
metas no debe dejar de lado la búsqueda por la preservación de los ecosistemas dado que
existen formas de producción que permiten la intensificación de alimentos, pero a costa de una
degradación ambiental. Es por ello que el objetivo de este apartado es tratar de encontrar una
relación entre el aumento de la producción de arroz y las emisiones de metano asociados al
mismo en distintos países, identificando las posibles variables detrás de sus comportamientos.
A su vez, y en base a los resultados obtenidos, se pretende elaborar un marco de explicación
para aquellos casos en los que se logró alcanzar el ideal de mayor producción y relativa mejora
ambiental.

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 66
4.6.1. El dilema de la expansión en la producción de arroz y la reducción de las emisiones de
metano

Tradicionalmente los aumentos de la producción de arroz fueron acompañados por un


incremento de metano liberado a la atmósfera contribuyendo en gran medida a la crisis
climática actual. Esto se asocia a las prácticas de inundación que suelen aplicar la mayor parte
de los arrozales para mantener los rendimientos del cultivo.21 En este sentido, uno de los
desafíos ambientales del sector arrocero es consolidar la seguridad alimentaria en conjunto con
una reducción de estos gases.

El gráfico 12 muestra la relación entre producción y emisiones de metano para el período que
comprende de 1970 a 2017. A simple vista se observa una relación positiva entre ambas
variables, es decir, cuanto más aumenta la producción más se incrementan las emisiones. Esto
es lógico debido a que en su gran mayoría los aumentos de las cantidades producidas fueron
acompañadas por un incremento del área sembrada (y por ende mayor cobertura de tierra
inundadas y uso de agua).

En este sentido, pueden observarse cuatro grupos de países. Un primer grupo ubicado en el
cuadrante uno, en el cual se concentran gran parte de los países de la muestra. Este conjunto se
caracteriza por un aumento de la producción y de las emisiones de metano. No es de extrañar
que entre los casos más sobresalientes aparecen gran parte de los países africanos, en donde el
incremento en la cantidad de alimento producido fue resultado de una expansión de la frontera
agrícola y no de mejoras en la productividad (Wise, 3 de diciembre de 2021). En este cuadrante
también aparecen los principales países productores de arroz como Indonesia, Vietnam e India.

Por su parte, el cuadrante 3 muestra la relación opuesta, en donde hubo una evolución negativa
en la producción acompañado con menores emisiones de metano liberadas a la atmósfera. Son
ejemplo de ello Jamaica, Puerto Rico, Argelia y Japón. Cabe destacar el caso de Zimbabwe ya
que aparece como el único país con aumentos en las emisiones, pero caídas en la producción.
Esto podría asociarse a malas prácticas de cultivo lo que se evidenció en malos rendimientos.
De hecho, la cantidad de arroz producido por hectárea cultivada tocó su punto máximo en 1986
con una cifra de 3 toneladas por hectárea y a partir de allí cayó de forma sistemática hasta
anotar en 2020 un rendimiento de 0,3 toneladas por hectárea.

Sin embargo, existe otro pequeño grupo de países que ha logrado un aumento de la producción
de arroz en sintonía con una caída de las emisiones de metano. Distintos factores darían cuenta
de esto y muchos de ellos estarían asociados a la introducción de paquetes tecnológicos que
conjugan, por ejemplo, el uso de otras técnicas de riegos más productivas en términos de
utilización del agua, con la utilización de nuevas variedades de semillas de alto rendimiento y
técnicas de labranza y cultivo más productivos. Destaca el caso de China y Brasil que
expondremos a continuación.

21
Como se ha mencionado en apartados anteriores, cuando el arroz crece bajo riego constante sin drenaje,
aumentan las emisiones de metano por la descomposición de materia orgánica debajo del agua.

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 67
GRÁFICO 12. EVOLUCIÓN DE LA PRODUCCIÓN DE ARROZ Y LAS EMISIONES DE METANO
(1970-2017)

15%
H4 1970-2017

10%
Argentina

5%

0%

-5%

-10%
V .

-15%
-15% -10% -5% 0% 5% 10% 15%
Variación anual acumulada producción (1970-2017)

Fuente: elaboración propia con base en FAO.

4.6.2. El caso de China

China es el principal productor de arroz del mundo. Según datos de FAO, en 2020 alcanzó una
producción de 213,6 millones de toneladas de arroz con cáscara, el cuarto nivel más alto de su
historia solo superado por 2017 (-0,4%), 2018 (-0,2%) y 2015 (-0,1%). Desde 1961 hasta 2020 las
cantidades producidas aumentaron a una tasa acumulada anual del 2,3% explicado en su gran
mayoría por mejoras de la productividad.

La producción de arroz en China no solo se caracterizó por un constante aumento de la


productividad, sino también, y de manera llamativa, por cierta mejora en el cuidado ambiental
desde 2003 a la actualidad. El gráfico 13 muestra la evolución de los rendimientos medidos en
toneladas por hectáreas y las emisiones de metano en miles de toneladas de CO2 equivalentes.
A simple vista pueden observarse tres períodos bien definidos delimitados por la existencia o
no de una relación positiva entre aumento de los rendimientos y emisiones de metano. El hecho
de que haya una correlación positiva entre ambas variables depende fundamentalmente de dos
aspectos:

● Utilización de área de cultivo: cuanto más aumenta el uso de tierras cultivadas para arrozales,
mayor es la intensidad en el uso de riego y mayores son las emisiones;

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 68
● Avances tecnológicos: la generación de innovaciones que permitan reducir el uso de las
técnicas de riego por inundación, como la introducción de nuevas variedades de arroz o el
uso de riego y drenaje o fertilizantes, derivarían en menores emisiones. Esto se asocia al
menor tiempo que permanece el cultivo en proceso de anaerobiosis.

Teniendo en mente las variables mencionadas se prosigue a explicar cada período identificado
empezando por el más actual hasta aquel posicionado más atrás en el tiempo.

Una de las etapas identificadas va desde 2004 hasta 2019; aquí se observó un aumento de la
producción de arroz en sintonía con un incremento de las emisiones de metano liberadas a la
atmósfera por el eslabón de cultivo. Esto último se asoció en parte a una leve recuperación en
la utilización del área cosechada (como se mencionó, el aumento del área sembrada suele estar
relacionada con un incremento en las emisiones de metano), tras el punto mínimo alcanzado
en 2003, ante la creciente necesidad de alimentar a una población cada vez mayor, con mejores
niveles de ingreso y estándares de vida.

El segundo período abarca los años comprendidos entre 1977 a 2003 y se caracterizó por un
incremento sostenido de los rendimientos a la par de una reducción escalonada en las
emisiones de metano: mientras los primeros crecieron en un 2% (de 3,6 toneladas a 6), la
cantidad de metano liberado a la atmósfera retrocedió en un 9,5%. En esta etapa aconteció la
llamada Revolución Verde en China cuya principal consecuencia fue un alza considerable en la
productividad agrícola por la mayor difusión de la biotecnología y técnicas de riego más
eficientes (puntos que se abordarán más adelante en la sección). La mayor cantidad de
toneladas producidas por tierra cultivable que significó la tecnificación del agro, sumado al
cambio en las técnicas de inundación en los arrozales, tuvo como resultado adicional la menor
necesidad de aumentar el consumo del agua y con ello una reducción de las emisiones de
metano. Un factor adicional que motivó a la búsqueda de aumentos en la producción de arroz
por hectárea fue la intensificación de la competencia por la tierra entre los cultivos y la creciente
proliferación de las urbes en dicho período (Mishra et al., 2022). Esto generó que los suelos
destinados al cultivo sean menores, presionando a los productores a que incrementen su
productividad.

Cabe mencionar que estos escenarios descritos de menores emisiones de metano no fueron
consecuencia de acciones deliberadas del Estado para reducir el impacto ambiental de la
producción de arroz, sino más bien un “efecto secundario” de la Revolución Verde y la
tecnificación del sector agrícola que aconteció en aquellos años. Asimismo, la mejora de la
calidad de vida en China implicó mayores niveles de exigencia en la calidad del arroz ofrecido
por parte de los consumidores locales. Para el año 2000 cerca del 40% del área sembrada de
arroz la ocupaban variedades de granos de alta calidad (Zhang et al., 2005, como se cita en
Peng et al. 2009). Estos estándares de producción más exigentes pudieron haber desembocado
en un incentivo para la producción de arroz agroecológico y a nuevas inversiones en
tecnologías.

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 69
Finalmente, en el tercer período (que abarca los años 1961 al 1976) tanto los rendimientos
como las emisiones aumentaron. El área cosechada en esos años (y por consecuencia las
emisiones de metano) también se incrementó y mantuvo una tendencia ascendente hasta
alcanzar un pico en 1976.

GRÁFICO 13. EVOLUCIÓN DE LOS RENDIMIENTOS Y EMISIONES DE METANO DEL CULTIVO


DE ARROZ EN CHINA (1961-2019)

8 190.000

7 180.000

170.000
6

160.000
5
150.000
4
140.000
3
130.000

2
120.000

1 Emisiones (CO2eq.) provenientes de metano (eje derecho) 110.000


Rendimientos medido en toneladas por hectáreas (eje izquierdo)
0 100.000
1979

1985
1961
1963
1965
1967
1969
1971
1973
1975
1977

1981
1983

1987
1989
1991
1993
1995
1997
1999
2001
2003
2005
2007
2009
2011
2013
2015
2017
2019

Fuente: elaboración propia con base en FAO.

Con base en lo descripto en el párrafo anterior, el período que va de 1976 hasta 2003 fue el
único con un incremento de los rendimientos debido a un aumento de la producción en sintonía
con una fuerte reducción en el área cosechada. Asimismo, las emisiones de metano cayeron de
forma escalonada y llegaron a anotar en 2003 el menor valor desde al menos 1961. Distintos
factores y eventos darían cuenta de este escenario entre los que se pueden mencionar la
introducción de nuevas tecnologías como el arroz híbrido y nuevas técnicas de riego y drenaje
y la aparición de políticas de fomento a la producción.

Introducción de nuevas tecnologías

A fines de los 70 e inicios de los 80 China desarrolló una nueva variedad de arroz denominado
arroz híbrido (debido a que surgen del entrelazamiento de dos o más progenitores con
desarrollo genético diferentes), el cual contribuyó de forma significativa en los rendimientos
productivos del sector y se proliferó en gran parte de los campos arrozales chinos. El arroz
híbrido surgió de la cruza entre un cultivo de arroz silvestre y otro doméstico y presenta ciertas

ECONOMÍAS REGIONALES EN ARGENTINA: SISTEMAS INTEGRADOS


DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 70
peculiaridades respecto al cultivo de arroz tradicional como mayor resistencia a enfermedades,
uso más eficiente de los nutrientes del suelo y mejor control de malezas, dando como
resultados mejoras considerables en la productividad. Los buenos resultados del arroz híbrido
en China produjeron un fuerte salto en su participación dentro del área cosechada. Se estima
que el área cosechada de arroz híbrido llegó a superar más de la mitad del total (Li et al., 2009).

El cultivo de arroz con la variedad de híbridos no solo permitió un aumento de los rendimientos
por misma área cosechada (lo que contribuyó a la menor utilización de recursos materiales y
menor presión al ambiente) sino que también generó menores emisiones de metano ya que su
ciclo de cultivo y su permanencia bajo inundación suele ser menor al de los cultivos
tradicionales (Myrteza, 2012). En ese sentido, la generalización del arroz híbrido en los arrozales
de China en el período analizado pudo haber contribuido a las menores emisiones de metano
en dichos años.

Otra de las novedades dentro de la introducción de nuevas técnicas de producción es el fuerte


desarrollo de la infraestructura para riego y drenaje. Esto fue particularmente notorio entre 1960
a 1970, cuando el gobierno aceleró su inversión en infraestructura de irrigación permitiendo
mejorar los rendimientos del cultivo de arroz (Huang et al., 2006 como se cita en Xie et al., 2014).
En concreto, otras normas y políticas como el uso de licencias para la extracción de agua, la
implementación de proyectos de irrigación eficientes y la gestión de cuotas de consumo de
recursos hídricos impulsaron la construcción de una agricultura ahorradora de agua (Ministerio
de Recursos Hídricos de China, 2005). Este interés por parte de China permitió mejorar los
índices de ahorro de agua. Por ejemplo, el consumo total disminuyó de 61,4% en 2002 a 55% en
2013, mientras que el coeficiente de utilización efectiva aumentó de 0,44 a 0,52 con un
sostenido incremento de los rendimientos como se observa en el gráfico 13.

Políticas de fomento para la producción de arroz

La introducción de nuevas tecnologías no fue el único evento que pudo haber marcado el
incremento de los rendimientos de arroz. Hubo también una política deliberada por parte del
Estado para incrementar la producción de arroz e incentivar la inversión por parte de los
productores agrícolas.

Un hecho importante fue la introducción del sistema de responsabilidad familiar (o HRS por sus
siglas en inglés) mediante el cual se entregó la administración de las tierras agrícolas a los
productores. El modelo consistió en la venta de una cantidad fija de arroz y a un precio cuota
por parte de los arrozales al gobierno y a cambio obtenían combustibles subsidiados,
fertilizantes y prepago en efectivo por sus ventas (Yap, 1994 tal como se cita en Xie et al., 2014).
Este sistema de producción posiblemente generó incentivos adicionales para mejorar los
niveles de producción de los arrozales, lo que se tradujo en incrementos de la rentabilidad.

A partir de 2014 el gobierno profundizó su intervención e incorporó una serie de medidas de


fomento para la producción de arroz. Entre ellas pueden mencionarse las políticas de subsidio
directo y para la adquisición de materiales agrícolas a los productores especializados en granos,
y de precios mínimos de compra para el arroz con el fin de incentivar su cultivo y producción.

ECONOMÍAS REGIONALES EN ARGENTINA: SISTEMAS INTEGRADOS


DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 71
También se implementaron políticas de subsidios a tecnologías claves para la prevención y
reducción de desastres agropecuarios como fertilizantes para promover la madurez temprana
con arroz del sur.

De esta forma, el arroz híbrido y las políticas de fomento al aumento de la producción


permitieron incrementar de forma constante las toneladas producidas de alimento del sector
arrocero derivado en gran medida de mejoras en la productividad y no de un mayor uso de
tierras cultivables. Esto permitió evitar la intensificación de la conversión agrícola de suelos y
reducir el área de cultivo bajo irrigación constante. De esta forma, se logró aminorar las
emisiones de gases de efecto invernadero. Cabe resaltar que, la intención política de transitar a
técnicas de riego más eficientes en cuanto al uso de recursos hídricos también jugó un rol
relevante para reducir la inundación de cultivos en arrozales y orientar la producción hacia
prácticas más sustentables.

4.6.3. El caso de Brasil

Brasil se consolida como el mayor productor de arroz del mundo fuera de Asia. Según datos de
FAO, entre 1961 y 2020 las toneladas producidas de arroz aumentaron a una tasa media
acumulada del 1,2% y respondieron en gran medida a mejoras de la productividad de la tierra
(los rendimientos se incrementaron un 2,3% en el mismo período). Este desempeño tiene por
detrás varios fundamentos entre los que destaca una creciente tecnificación de la producción
primaria e introducción de técnicas productivas más eficientes (lo que permitió aumentar la
productividad agrícola); un avance de la biotecnología en los cultivos del arroz (que implicó
incrementar la calidad del producto ante las mayores exigencias del mercado); y un apoyo
estatal a los productores para acrecentar la inversión en los arrozales.

Desde una perspectiva ambiental relacionada al cambio climático, el sector arrocero del país
sudamericano logró reducir sus emisiones de metano en un 1,1% desde mediados de la década
del 90 hasta por lo menos el año 2019. Si bien se trata de una baja modesta, no deja de ser un
caso interesante para analizar dado que fueron pocos los países que lograron registrar una
expansión de la producción menos intensiva en emisiones de GEI. Similar al caso de China, las
relativas mejoras ambientales no fueron resultado de un actuar consciente por parte de los
agentes involucrados en la cadena arrocera para transitar a técnicas productivas menos
contaminantes, sino más bien una consecuencia adicional, no buscada, producto de las
mejoras en la productividad del sector.

A continuación, se resumen una serie de factores que darían cuenta del incremento en los rindes
del cultivo del arroz para luego exponer su relación con la reducción de las emisiones de metano.

Introducción de mejoras en infraestructura y nuevas tecnologías agropecuarias

El período que abarca de 1960 e inicios de 1980 se caracterizó por el primer gran impulso de la
producción en el sector arrocero de Brasil. Los productores llevaron adelante una fuerte
expansión de la frontera agrícola (el área sembrada aumentó 3,6% acumulado en dicho período,

ECONOMÍAS REGIONALES EN ARGENTINA: SISTEMAS INTEGRADOS


DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 72
según datos de FAO) motivados por la disponibilidad de créditos blandos, precios mínimos de
garantía y otras extensiones de servicios. A esto se le sumó las grandes inversiones públicas
en infraestructura como la electrificación, instalación de almacenamiento rural, carreteras y
provisión de incentivos fiscales.

A inicios de 2000 las toneladas producidas del sector se mantuvieron relativamente estables y
la productividad continuó acentuando su crecimiento (fenómeno generalizado en la agricultura
del país). Esto último se asoció a un aumento de la relación capital-trabajo, lo que quedó
evidenciado en un alza del stock de maquinaria y equipo en detrimento de la participación del
empleo agrícola (OCDE, 2015). En este mismo período se llevaron adelante una serie de
proyectos estatales que tuvieron por objetivo explícito mejorar los rendimientos del cultivo de
arroz. Entre ellos aparece, por ejemplo, el famoso Projeto +10, cuyas acciones más relevantes
fueron la búsqueda de una planificación de cultivos mediante el laboreo anticipado y la correcta
elección de la época de siembra para un mejor aprovechamiento de las condiciones
ambientales. Asimismo, se pretendió fomentar el uso de semillas certificadas y la fertilización
y riego eficiente de cultivos para garantizar la productividad de los arrozales. Del mismo modo,
las técnicas de rotación de cultivos aparecieron como una de las herramientas a enfatizar para
el control de malezas (IRGA, 2018).

Cambios en los patrones de consumo y formas de producción

En Brasil ocurrieron sucesos relativos tanto en la oferta como en la demanda de arroz que
parecieran haber tenido incidencia en el buen desempeño de sus rendimientos.

Desde el lado de la oferta, la producción de arroz brasileño pasó de realizarse bajo un sistema
de secano a un sistema de regadío. La principal diferencia entre ambas formas de producción
radica en que el arroz secano se realiza en zonas con mayor presencia de precipitaciones y no
depende en gran medida del riego artificial, contrario a lo que sucede con el arroz de regadío
(sistema utilizado mayoritariamente en el mundo y Argentina) donde el riego es factor
fundamental y la calidad del arroz suele ser mucho mayor. El hecho de que las precipitaciones
sean un factor no controlable por los productores vuelve al arroz de secano menos productivo
que el arroz de regadío.

En este sentido, gran parte del área sembrada de arroz en Brasil entre 1960 y 1980 la ocupaban
los arrozales con técnica de secano. No fue hasta pasados la década del 80 que empezó a
ganar predominancia el arroz irrigado asociado a los mayores rendimientos que traía aparejado
y al fuerte incentivo que iniciaron algunas instituciones estatales del país sudamericano para su
aplicación. De esta forma, entre 2010 y 2012 la producción de arroz irrigado promedió una
participación del 81,9% dentro del total producido, mientras que el resto lo concentró el secano.
En términos de rendimiento la brecha es aún más notoria: el rendimiento del primero fue cuatro
veces superior al del segundo (Fageria et al., 2014). Este cambio en las formas de producción
trajo aparejado un fuerte incremento de la productividad brasileña, lo que quedó reflejado en
una menor utilización de hectáreas cultivables (fundamentalmente aquellas que se destinaban
a los cultivos de secano).

ECONOMÍAS REGIONALES EN ARGENTINA: SISTEMAS INTEGRADOS


DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 73
Desde el lado de la demanda, a partir de la década del 80 hubo un cambio en las preferencias
de los consumidores de Brasil, lo que implicó la búsqueda e implementación de nuevas
variedades de arroz de mejor calidad por parte de los productores. Para aquel entonces las
variedades más utilizadas eran las americanas y japonesas, pero tanto los consumidores
brasileños como los molinos de arroz locales no resultaban satisfechos con los atributos que
presentaban estos cultivos (USDA, 30 de marzo de 2007). De esta forma, aparecieron nuevas
variedades (en su gran mayoría elaboradas por instituciones locales) con estándares más
elevados y mayor aceptación por parte del mercado interno.

El rol de las instituciones públicas

Las mejoras productivas del cultivo de arroz en Brasil fueron también consecuencia de un apoyo
mutuo entre el sector público y privado. En la cadena arrocera fueron dos las instituciones
públicas que destacaron por su rol activo como proveedoras de nuevas tecnologías y
variedades de arroz, así como de asesoramiento técnico: una de ella es la Corporación Brasileña
de Investigación Agropecuaria (EMBRAPA, por sus siglas en portugués) y la otra es el Instituto
de Río Grande de Arroz (IRGA).

IRGA es la principal proveedora de variedades de arroz en Río Grande do Sul (principal región
productora de arroz en Brasil) y es la responsable del 60% de las variedades utilizadas en los
arrozales brasileños (USDA, 30 de marzo de 2007). Uno de los cultivos con modificaciones
genéticas más usado es el IRGA 4220, el cual representó un hito del organismo por presentar
rendimientos muchos mayores a otros tipos de variedades de arroz y con la ventaja adicional
de adaptarse satisfactoriamente a las especificidades climáticas de Brasil.

Otra de las actividades más destacables del IRGA es la de transferencia tecnológica y creación
de redes de apoyo. En este sentido, uno de sus planes más ambiciosos fue el ya mencionado
Projeto +10 (ideado a inicios de 2000) cuyo objetivo era lograr alcanzar rendimientos en el arroz
de Río Grande do Sul igual o superiores a las 10 toneladas por hectárea para el año 2010. Si
bien el objetivo inicial no logró alcanzarse (en 2010 se registró un rendimiento de 6,5 toneladas
por hectárea en dicha región, según datos de IBGE), las toneladas de arroz por hectárea
producida se mantuvieron en franco crecimiento en dicho período, lo que da cuenta de la
efectividad del programa.

En el caso de EMBRAPA (empresa estatal dedicada a las investigaciones agrícolas de diferentes


complejos entre los que se encuentra el arroz), tuvo un rol preponderante en el desarrollo de
nuevas variedades de arroz a lo largo de todo Brasil22 y en el lanzamiento de proyectos con
miras a incrementar la productividad del arroz. Uno de estos planes fue el Sistema Integrado de
Producción de Arroz (IAP) ideado en 2005.

22Según la página oficial del organismo se han lanzado al mercado 42 cultivares de arroz de secano y 43 cultivares
de arroz de riego.

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 74
La premisa básica del IAP era aumentar la rentabilidad del productor a partir de la reducción de
los costos de producción, el aumento de la productividad y la calidad del producto, así como la
minimización del impacto ambiental negativo. De esta forma, se pretendió mejorar la calidad de
servicio al consumidor brasileño y la inserción internacional a nuevos mercados.

Desde el inicio del proyecto hubo un respaldo por gran parte de los agentes intervinientes en la
cadena productiva del arroz tanto desde el sector privado empresarial (agrupadas en las
principales cámaras privadas arroceras de Brasil) hasta la comunidad científica y el sector
gubernamental. Una de las primeras medidas fue la realización de diagnósticos ambientales y
ecológicos (monitoreo de plagas y residuos de agroquímicos) para la posterior aplicación de
capacitaciones y transmisión de conocimientos productivos mediante Buenas Prácticas
Agrícolas. Otro paso importante fue la constitución de Comités Técnicos Regionales cuyos
objetivos consistían en la elaboración de normas técnicas específicas y de otros documentos
para auditoría. Con este conjunto de metas se esperaba reducir la cantidad de insumos en un
30% y aumentar los beneficios de forma considerable producto de una mejora en la
competitividad en la cadena arrocera (Mattos et al., 2009).

En resumidas palabras, las mejoras en infraestructuras y la introducción de nuevas tecnologías


y cultivares con mejores rendimientos permitieron mejorar de forma significativa la
productividad de los arrozales en Brasil. Esto se sustentó en gran medida por la mayor
necesidad de mejorar la calidad de los cultivos agrícolas (lo que se tradujo en mejores precios
pagados y mayor incentivo para introducir nuevas variedades de arroz y tecnologías) en un
contexto de caída en la demanda brasileña y fuerte apoyo de instituciones estatales a los
productores locales.

El incremento de la productividad pudo haber tenido como un segundo efecto la reducción de


las emisiones de metano. Como se ha mencionado para el caso de China, la reducción del área
cosechada representó en gran medida una menor intensidad en el uso de riego por inundación
y, por ende, una menor contribución al cambio climático por reducción de emisiones. Asimismo,
la implementación de técnicas productivas que tuvieran como objetivo el ahorro de costos y
mejoras en la producción (las cuales se englobaron en el Projeto +10 o el IAP, por ejemplo)
presentaron, en su gran mayoría, un impacto adicional deseable como es la sostenibilidad
ambiental. Este fue el caso de la rotación de cultivos y el uso eficiente del agua mediante una
buena gestión de los tiempos de siembra y cosecha.

4.6.4. La actual posición de China y Brasil respecto a la producción agrícola sostenible

En ambos casos analizados se logró congeniar la mejora de la producción con una reducción
de las emisiones de GEI. El factor detrás de este comportamiento fue en gran medida las
mejoras productivas asociadas a la tecnificación del campo. Si bien no hubo una intención
explícita por enfatizar en formas de producción más amigables con el ambiente, actualmente
se han esquematizado planes productivos para la búsqueda de una producción sostenible del
arroz.

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 75
Tal fue el caso de Brasil en 2011 con el Plan de Agricultura Baja en Carbono (o ABC, por sus
siglas) cuyos objetivos se centraron en la recuperación de suelos degradados, en la mayor
implementación de sistemas de integración cultivo-ganadería-bosque y agroforestales, de
técnicas de labranza cero en paja y de tecnologías para la reutilización de desechos y en la
reducción del uso de fertilizantes sintéticos nitrogenados. Según el Ministerio de Agricultura de
Brasil, el plan ABC terminó con resultados superadores a los previstos tanto en términos de
emisiones evitadas (179 millones de toneladas de CO2, cerca del 3% de las emisiones anuales
de Brasil de 2020) como de incorporación de tecnologías de producción moderna por hectárea
(52 millones, un 50% más que la meta original).

En el caso de China, existe un creciente interés por la sostenibilidad. Esto quedó plasmado en
el lanzamiento del “Plan Nacional de Desarrollo Sustentable Agropecuario (2015-2030)” cuyo
objetivo se centró en garantizar la sostenibilidad de la capacidad de seguridad alimentaria y la
utilización sostenible de los recursos agrícolas del país. Para el caso específico del cultivo del
arroz se dejó en evidencia la intención de promover el desarrollo de modelos agrícolas circulares
mediante la simbiosis de “arroz-pez”; estabilizar el área de siembra de los arrozales y fomentar
el uso de técnicas de riego ahorradoras de agua (y, en simultáneo, reducir la extracción de agua
subterránea). Finalmente, para la problemática del contenido de arsénico se propuso renovar
las zanjas de riego existentes y reducir el contenido de metales pesados en las fuentes de agua
de riego (Ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales, 2015).

La intención de virar hacia técnicas productivas agrícolas más amigables con el ambiente es un
hecho evidente en los países productores de alimentos como Brasil y China. Esto responde en
parte a la necesidad de satisfacer las exigencias de los consumidores por conseguir productos
más saludables y agroecológicos. En este contexto, es imperante acentuar la posición de
Argentina como proveedor de alimentos sustentables y poder insertarse en esos nichos de
mercados con mayores precios ofrecidos y cuyos estándares de calidad obligan a los
productores a implementar nuevas tecnologías más eficientes. Este aspecto es de gran
importancia, especialmente cuando se enfoca al mercado internacional, que establece estrictos
requisitos sanitarios para la importación de alimentos, exigiendo una visión diferenciada de la
producción, priorizando la calidad del grano y el cuidado ambiental.

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5. Lineamientos de política pública

A lo largo del documento se realizó un recorrido por los complejos acuícola y arrocero, y con
mención a nuevas técnicas que promueven la integración entre las actividades económicas ya
conocidas, que llevan a un mejor aprovechamiento de los recursos naturales. A continuación se
presenta una serie de estrategias de política pública en pos de impulsar el desarrollo de los
sectores abordados a lo largo del documento: Estas se ordenan por sector y en ejes temáticos
según el área en la que tendrán principal impacto.

5.1. Acuicultura y acuicultura integrada

Eje legislativo

Reconocimiento de la acuicultura integrada y del cambio climático como problemática que


atañe a la pesca y acuicultura dentro del marco normativo. El Capítulo II de la Ley Nacional
27.731 contiene una serie de definiciones relacionadas a la acuicultura en las que se podría
incluir los conceptos de acuaponía, acuicultura integrada y agricultura-acuicultura integrada. El
objetivo de esta posible incorporación mediante un corpus normativo es el de delimitar y
esclarecer cada una de las nociones, para facilitar el acceso a herramientas de financiamiento
y asistencia, lo que requiere la correcta articulación con las provincias, que a su vez deberán
mancomunar la labor con el entramado municipal. Asimismo, el manejo de estos tipos de
cultivos deben estar contemplados por las Guías de Buenas Prácticas Acuícolas con el fin de
proporcionar una herramienta técnica de divulgación de estas prácticas. Las definiciones que
brinda FAO en su portal terminológico son las siguientes:

• Acuaponía: Sistema biointegrado que vincula una acuicultura en recirculación con el cultivo
hidropónico de hortalizas, flores o hierbas.

• Acuicultura integrada: sistema que comparte recursos como agua, alimentos,


administración, etcétera, con otras actividades generalmente agrícolas o agroindustriales, o
bien su infraestructura.

• Agricultura-acuicultura integrada: Sistema de acuicultura semiintensivo en sinergia con


agricultura (incluyendo la crianza de animales).

Por otra parte, si bien la Ley actual reconoce que las actividades de acuicultura deben
enmarcarse en los criterios de sustentabilidad de los recursos naturales, no se hace alusión
directa al cambio climático como problemática y a las medidas de adaptación que se deberán
seguir en pos de la mitigación de los efectos que causan la degradación ambiental.

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 77
Reconocimiento de la equidad de género dentro del marco normativo. Por otra parte, otra
normativa factible de incorporación que complemente a la Ley tiene que ver con el
reconocimiento de la equidad de género dentro de la actividad. Chile ya hizo esta adición en su
Ley General de Pesca y Acuicultura, y luego de la entrada en vigor de la Ley 21.370 de agosto
de 2021, se creó el Programa Mujer Empoderada en la Pesca Artesanal que incluye cinco ejes:
mesas de diálogo, reconocimiento de actividades conexas, fomento de la producción, dignidad
laboral y capacitación en temáticas como turismo, asociatividad, inocuidad alimentaria y
buenas prácticas en la cadena de valor (manipulación y procesamiento de alimentos; métodos
de control de los productos pesqueros; y asuntos relativos a las cadenas de comercialización;
así como valor agregado y venta directa) (SUBPESCA, 13 de septiembre de 2021).

Asimismo, las mujeres de una caleta de Antofagasta recibieron un dispositivo de Internet Móvil
con banda ancha (BAM) para que posean conectividad para participar virtualmente de las
mesas regionales, y también brindar un servicio a la comunidad, ya que el módem se encuentra
en una escuela a la que asisten 38 niños de familias en situación de vulnerabilidad (SUBPESCA,
30 de septiembre de 2021c).

Por otra parte, este Programa realizó un relevamiento a las mujeres en la pesca y acuicultura
para conocer sus condiciones laborales, su nivel educativo y su bienestar. Obtuvieron que el
48,5% de las mujeres tienen escolaridad incompleta, el 32,1% de las personas encuestadas
consideran que las mujeres reciben malos tratos por parte de los hombres en las caletas y el
56,2% indica que no hay igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en la pesca
artesanal, en cuanto al acceso a capacitaciones, proyectos, acceso a financiamientos y cargos
dirigenciales (SUBPESCA, 7 de marzo de 2022a).

Por este motivo, es de sumo interés realizar esta modificación en la normativa, y luego, un
estudio similar a nivel nacional, con el fin de generar espacios de trabajo basados en el respeto
y que representen oportunidades de empleo de calidad en las mujeres, para así contribuir al
cierre de brechas.

Eje productivo

Línea de crédito para emprendimientos en acuicultura. Durante 2021, se puso en marcha el


Régimen de Fomento y Desarrollo de la Acuicultura y el Fondo Nacional de Acuicultura (FONAC)
al que pueden acceder las provincias adheridas a la Ley. Mediante aportes no reembolsables
(ANR), se financiaron 7 proyectos localizados en 5 provincias (Misiones, Neuquén, Santa Cruz,
Río Negro y Santa Fe), por un monto total de 72 millones de pesos, a los que se suman USD 23
millones de financiamiento privado para la cría de truchas. Estos proyectos fueron evaluados
por la Comisión Asesora Técnica para la Acuicultura (CATA) que está integrada por
representantes del INTA, INTI, SENASA, el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo
Pesquero (INIDEP) y el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MAyDS).

Los proyectos seleccionados corresponden a proyectos de Investigación y Desarrollo con el


objetivo de transferir los conocimientos al sector privado. Sin embargo, el próximo paso
consiste en también incluir instrumentos de apoyo a emprendedores acuícolas. A tal fin, resulta

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 78
pertinente distinguir entre los emprendimientos en etapa de incubación, los emprendimientos
de acuicultura de pequeña escala, y las firmas ya consolidadas, para brindar herramientas
acordes a las necesidades.

Para los emprendimientos de pequeña escala, la propuesta debe apuntar a la disposición de un


capital semilla que permita a las personas emprendedoras diseñar, evaluar e implementar ideas
de negocio, junto con asistencia técnica y capacitaciones. Para lo cual, el programa debe ofrecer
una mentoría inicial para ajustar y perfeccionar el plan de negocios, cuya viabilidad deberá ser
evaluada por un grupo de expertos. Es fundamental que en el caso de las/los seleccionados
que deseen emprender y aún no trabajan dado que se dedican exclusivamente a las tareas de
cuidado infantil y personas mayores, reciban una remuneración económica en concepto de las
horas afectadas a la participación en el programa.

En cambio, para las grandes iniciativas acuícolas que ya están en ejecución, el siguiente paso
es incrementar su capacidad de producción, ampliar sus redes de comercialización, acceder a
sellos y certificaciones, y entablar vínculos que generen oportunidades de exportación. Por este
motivo, el financiamiento, ya sea por préstamos a tasas preferenciales o ANR, deben ser para
proyectos que incluyan la adquisición de insumos y maquinarias, desarrollo de tecnologías de
cultivo. Asimismo, la asistencia técnica resulta imprescindible para la implementación de los
proyectos, junto con el fomento de emprendimientos asociativos que promuevan la
transferencia de conocimientos y tecnologías entre privados y la generación de capacidades
productivas.

Por último, cabe mencionar que el desarrollo de proyectos de acuicultura integrada –tal es el
caso del sistema de producción de arroz y pacú– requieren del diseño de una línea de
financiamiento específica, cuya evaluación y apoyo técnico se trabajará de manera específica
en la Comisión Asesora Técnica para la Acuicultura (CATA).

Desarrollar una cadena de proveedores para fortalecer la acuicultura nacional. Una de las
limitantes para la expansión de la acuicultura y los modelos productivos que se derivan de ella
(sistemas de agro-acuicultura, acuicultura familiar y multitrófica) es la carencia de actores que
actúen como proveedores para la cría y cultivo de peces. El alimento balanceado, los alevines y
los servicios de transporte de peces vivos y construcción de jaulas son algunos de los eslabones
productivos determinantes para la competitividad del sector y cuyo desarrollo nacional es más
bien escaso. En este sentido, es determinante trazar incentivos para aumentar las inversiones
en el sector y ampliar la disponibilidad de insumos tal como se realizó en Egipto.

En Argentina se implementaron acciones orientadas al desarrollo de proveedores a nivel local.


El gobierno de Santa Fe, por ejemplo, cuenta con un programa para la piscicultura provincial
cuyo objetivo es llegar a proveer alevines a productores que hagan recría y engorde final. En
este contexto, el Ministerio de Producción y la Asociación Civil de Pescadores de la Provincia de
Santa Fe iniciaron un proyecto en 2018 para que a los productores se les brinde asesoría y se
les facilite a manera de comodato 2 jaulas de 600 alevines de pacú para sembrar en el río

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 79
Colastiné, que se incluyó la participación de pescadores artesanales (Ministerio de Producción
de Santa Fe, 27 de noviembre de 2018).

Dentro del plan de acción del programa piscícola santafesino se encuentran, entre otras
actividades, capacitaciones y acompañamiento en los primeros pasos a productores
seleccionados. A su vez, el programa propone la conformación de las unidades demostrativas
agroecológicas de San Javier y Monte Vera como un “semillero provincial” para ampliar la
variación genética, la realización de demostraciones productivas, impulsar a la actividad y
desarrollar experimentación científica-tecnológica (MAGyP, 16 de noviembre de 2021).

De esta forma, se propone profundizar los casos de asistencia como los de Santa Fe con una
herramienta que promueva la radicación de inversiones en empresas proveedoras de bienes y
servicios. Esto se justificaría por la potencialidad que presenta la acuicultura para generar
divisas, sustituir importaciones y alcanzar mercados externos en bienes y servicios de alto valor
agregado. Una posible solución podría ser un programa similar al implementado por el
Ministerio de Desarrollo Productivo (“Programa Nacional de Desarrollo de Proveedores”,
mediante el cual se destinan inversiones en empresas elaboradoras de insumos industriales
estratégicos), con el fin de identificar nuevos agentes dentro de la cadena y potenciar su
capacidad productiva y rol como proveedor de los productores acuícolas.

Por otra parte, una oportunidad en la que pueden participar las mipymes acuícolas es la
convocatoria “Financiamiento para Saneamiento y/o adecuación ambiental”, enmarcada en el
Plan Desarrollo Productivo Verde del Ministerio de Desarrollo Productivo. Este Plan busca
promover la incorporación activa de la dimensión ambiental, especialmente en la ampliación de
la matriz productiva, la creación de empleos, la integración territorial, la mejora de la
productividad y el desarrollo exportador.

Esta línea de crédito brinda un monto de hasta $50 millones con un plazo de devolución a 60
meses con tasa de interés nominal anual del 20% bonificada por el FONDEP y financia proyectos
de inversión destinados al mejoramiento o implementación de buenas prácticas para la
prevención y el control de la contaminación, mediante la adquisición de equipos, construcción
de instalaciones y/o implementación de sistemas de gestión ambiental, con el objetivo de
abordar el saneamiento de efluentes líquidos y/o gaseosos, la optimización en el uso del agua
y la gestión de los residuos. Tienen prioridad los proyectos localizados sobre cuencas hídricas.

Eje social

Desarrollo y extensión de una red de comedores comunitarios vinculados a la horticultura y


acuicultura. Las huertas agroecológicas y las estaciones de piscicultura son espacios con
potencial de generar interacciones sociales que mejoran el bienestar de las comunidades
locales y fomentan la agricultura familiar, ya que se articulan con los distintos niveles educativos
y de este modo instruyen a la sociedad acerca de la producción sostenible, el cuidado del
ambiente y la alimentación saludable.

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 80
Además, la producción obtenida puede servirse en los comedores comunitarios. Por este
motivo, la incorporación de la acuicultura e incluso otras técnicas como la acuaponía y la
acuicultura integrada tienen potencialidad de mejorar el menú de estos comedores, dados los
reconocidos beneficios del pescado como alimento. En este sentido, se requiere la vinculación
con las propuestas ya existentes, como el comedor popular de pescados de río inaugurado en
marzo de 2022 por la Asociación de Pescadores Concordia, Entre Ríos. Este proyecto contó con
el trabajo articulado con la gobernación provincial: por medio de la Secretaría de Agricultura y
Ganadería del Ministerio de Producción de la provincia, los pescadores presentaron un proyecto
en el Programa Proyecto de Inclusión Socio-económica en Áreas Rurales (PISEAR) del
Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación que permitió financiar la creación del
comedor. Además, el grupo cuenta con una sala de procesamiento comunitaria en la que
realizan los procesos de agregado de valor, como ser el fileteado, despinado y la producción de
milanesas, hamburguesas y empanadas, que luego comercializan en ferias de la economía
social (Municipalidad de Concordia, 11 de enero de 2022).

Entonces, resulta interesante aprovechar el conocimiento que han generado estas experiencias,
y llevarlas a escala nacional, para que alcancen la envergadura que tiene, por ejemplo, el
Programa ProHuerta que posee sedes en todas las provincias argentinas y está dirigida a
familias y organizaciones de productores y productoras en situación de vulnerabilidad social.
Dicho programa data de hace más de 30 años y es ejecutado por el Ministerio de Desarrollo
Social, en conjunto con el INTA.

También existen programas provinciales, como la experiencia que se está llevando a cabo
actualmente en San Luis con la Granja Integral Agroecológica de Cruz de Piedra, que representa
un modelo que puede replicarse a lo largo del territorio. Este predio ofrece visitas a instituciones
educativas y próximamente dictará un ciclo de capacitaciones al público en general con fin de
fomentar la producción familiar y el autoconsumo. El elemento novedoso de esta granja es la
estación de acuaponía, lo que la distingue de las 70 huertas agroecológicas que se crearon en
dicha provincia durante 2021 (Ministerio de Producción de San Luis, 24 de marzo de 2022).

Para lograr un trabajo mancomunado y evitar la superposición de esfuerzos, es necesario


integrar a las organizaciones de la sociedad civil y a la academia, quienes pueden aportar
información relevante a partir de sus experiencias, tales podrían ser los casos ya mencionados
en este Documento, como el cultivo rotativo de arroz-pacú que lleva a cabo el Instituto
Universitario de Formosa y los ya mencionados proyectos acuapónicos de Ángel Gallardo,
Chascomús e INTA Valle Inferior (Río Negro).

Capacitación en agregado de valor para los emprendedores de acuicultura de pequeña


escala. En concordancia con el lineamiento anterior, el próximo paso para quienes se hayan
instruido en las huertas sería la capacitación en la industrialización de alimentos, teniendo en
cuenta las buenas prácticas manufactureras y las cuestiones sanitarias y bromatológicas. De
este modo, se puede agregar valor a la producción y a su vez, surge un espacio para el desarrollo
de nuevos productos. Finalmente, esta iniciativa debería articularse con las incubadoras de
emprendimientos, y que los pequeños productores puedan participar de las ferias y

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 81
exposiciones, de modo que puedan abastecer los mercados locales y los consumidores
accedan a mejores precios, al no haber intermediarios en la cadena de comercialización.
Incluso, se podría crear un programa que financie la compra de puestos de comida móviles para
que los productores puedan trasladarse a los distintos eventos y mantener la mercadería
debidamente refrigerada.

Un caso interesante es una iniciativa para las mujeres de la pesca artesanal en Chile que
consiste en el acceso a salas móviles montadas en estructuras similares a contenedores, y que
permiten que las beneficiarias agreguen valor a pescados, mariscos y algas, diversificar sus
actividades, y obtener así una mayor retribución económica por su trabajo. Las plantas están
adaptadas para cuatro tipos de procesos: ahumado, conserva, deshidratado y fresco
congelado. Junto con los módulos, también se ofrece la debida capacitación para que las
pescadoras puedan sacarle el máximo rendimiento a las salas. En Argentina, existió un proyecto
impulsado por SENASA, que entre diciembre de 2013 y mayo de 2014 faenó más de 1.400
animales entre porcinos, ovinos y lechones de pequeños productores en una sala de faena móvil
instalada en Villaguay, Entre Ríos (SENASA, 30 de julio de 2014). Por lo que esta estrategia
también convoca al desarrollo técnico local de instituciones como INTA, INTI, SENASA y las
Universidades.

Otro ejemplo es el Programa Tejiendo Redes, también de Chile, cuyo objetivo es integrar a las
mujeres en la pesca artesanal. En 2021, se entregaron 151 kits de equipos de cocina que
incluyen diversos elementos de trabajo: el kit "Producto Horneado" contiene un horno a gas,
estiradora de masa y procesadora de alimentos y "Producto Frito" se compone de una freidora
eléctrica, una estiradora de masa, un mesón de acero inoxidable y una procesadora. Los dos
restantes corresponden al kit "Ferias Gastronómicas" (toldo con pared, mesa y sillas plegables,
fogón y cooler con ruedas); y "Mantención" (conservador de 120 litros, un lavafondo y una
selladora al vacío) (SUBPESCA, 4 de febrero de 2021).

Programa educativo de preservación de los ríos y de desarrollo de actividades acuícolas. El


Artículo N°20 de la Ley contempla la coordinación con las instituciones educativas y de ciencia
y técnica para la promoción de los estudios biológicos y técnicos para el desarrollo de aquellas
especies nativas potencialmente aptas para su cultivo y producción en el territorio nacional.

Asimismo, menciona que estas actividades pueden desarrollarse en aquellas escuelas de


carácter agrotécnico o de nivel secundario especializado que materialicen el tema acuícola en
su currícula y deseen capacitar a sus alumnos en ello. A tal fin, se propone la creación de un
programa educativo que comprenda la cría de peces y la cadena de valor, el cuidado y
preservación de los ríos y cuerpos acuáticos que tenga posibilidad de articulación con las
huertas y granjas mencionadas previamente.

Una etapa posterior es una propuesta formativa para jóvenes acerca de la administración de
los espacios acuícolas. Una referencia de ello es el programa dirigencial lanzado en Santa Fe
que tiene por objetivo contribuir a la formación de jóvenes rurales con vocación de ocupar
espacios de liderazgo, y con la capacidad de implementar estrategias de desarrollo regional,

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 82
socialmente inclusivas y ambientalmente sostenibles relacionadas con sectores
agroalimentarios de la provincia (Ministerio de Producción de Santa Fe, 10 de marzo de 2022).

Eje de información y capacitación

Sistema Nacional de Estadística en Acuicultura (SINEA). La Ley Nacional 27.731 de Desarrollo


Sustentable del Sector Acuícola fue sancionada en 2015 y reglamentada en 2017. La Dirección
Nacional de Acuicultura, se dedica al desarrollo de las bases procedimentales y normativas que
permiten la puesta en marcha de las herramientas previstas en la Ley. Uno de dichos elementos
es el SINEA, cuya existencia es esencial para la elaboración de reportes que sirven de insumo
para la toma de decisiones de los distintos agentes y para la formulación e implementación de
estrategias de política pública.

En este sentido, el primer recurso que se requiere es la información recabada por el Registro
Nacional de Acuicultura (RENACUA) en el que deben inscribirse obligatoriamente todos los
productores involucrados en el cultivo de organismos acuáticos conforme a la Resolución
N°1314/2004 (excepto los dedicados a la acuicultura familiar sin fines comerciales), por lo que
su continuidad resulta esencial para la generación de estadísticas periódicas, y así dar
cumplimiento con el inciso h del Artículo 2 que establece que el Ministerio de Agricultura
Ganadería y Pesca (MAGyP) deberá responder en materia de estadística de la acuicultura del
país frente al Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), así como frente a la FAO y
otras organizaciones.

Los informes periódicos sobre la evolución del sector deberían incluir la identificación de
actores en todo el país, la producción de biomasa por especie y provincia, mapeo de
establecimientos de elaboración industrial y capacidad instalada de los mismos, y un
seguimiento de los canales de comercialización. En esta tarea de generación de estadísticas es
de gran relevancia, por un lado, la coordinación con las administraciones provinciales, y por otro,
la conformación de alianzas con organismos que puedan aportar información primaria. Por
ejemplo, la participación de la Red de Fortalecimiento de la Acuicultura (ReFACUA), que depende
del CONICET, permitiría establecer contacto indirecto con otros entes, ya que el Consejo Asesor
del ReFACUA nuclea a las principales instituciones científicas y técnicas de la pesca y
acuicultura, entre las que se encuentra el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI)
dependiente del Ministerio de Desarrollo Productivo.

Asimismo, la participación científica resulta imprescindible para el diseño e implementación de


sistemas de monitoreo de la capacidad de carga de los cuerpos de agua. El Artículo N°7 de la
Ley prevé la determinación de la capacidad de carga por parte de las autoridades provinciales.
Sin embargo, es necesario realizar un seguimiento posterior de modo que los sistemas
acuícolas produzcan conforme a sus características biológicas y sean sostenibles en el tiempo.
Una vía posible es capacitar al personal de los establecimientos acuícolas para que reporten
esta información ante los entes provinciales, que tendrán potestad de verificar y auditar las
declaraciones presentadas.

ECONOMÍAS REGIONALES EN ARGENTINA: SISTEMAS INTEGRADOS


DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 83
Esta mecánica puede extrapolarse para otro tipo de mediciones, en particular de impacto
ambiental, dirigidas fundamentalmente hacia aquellos establecimientos de gran escala con
mayor potencial de generar alguna degradación ecosistémica. Estas métricas podrían
relacionarse con la generación de desechos orgánicos, usos de químicos y antibióticos, riesgo
de que se produzca una fuga de especie no nativa y huella de carbono generada a lo largo de
todo el ciclo productivo.

Poseer este tipo de información le permitiría al país establecer un diagnóstico y elaborar una
agenda para exponer y convalidar ante instituciones internacionales, tal como ocurrió en la
reunión bilateral entre Chile y Noruega, celebrada en el marco de la feria AquaSur de marzo de
2022. En dicho encuentro, se debatió acerca de los avances en el monitoreo y mitigación del
cambio climático, el balance sobre licencias especiales en acuicultura (investigación y
desarrollo) y se compartieron experiencias en diversificación productiva y acuicultura en
pequeña escala (SUBPESCA, 7 de marzo de 2022b). De este modo, Argentina podrá adaptar y
mancomunar su estrategia productiva y ambiental con los esfuerzos de otros territorios.

5.2. Arroz

Eje productivo

Mejora de la infraestructura productiva y optimización de la logística de la cadena. Los


productores de arroz han alertado sobre los problemas que enfrentan en la cadena logística a
la hora de comercializar sus productos tanto a nivel local como internacional. En principio la
baja disponibilidad de vagones en los ferrocarriles y el desuso de las hidrovías (particularmente
en Corrientes) obliga a los productores a distribuir sus productos a los principales centros de
consumo en camión, lo que encarece sus costos. Asimismo, el difícil acceso a containers,
agravado aún más por la situación coyuntural a nivel global de los problemas a lo largo de la
cadena de suministro, supone otra dificultad para el sector.

En el país se han ejecutado políticas destinadas a la construcción de infraestructura básica para


el desarrollo agroindustrial, que fueron financiadas por programas con fondos nacionales y
provinciales, como así también con financiamiento externo. Entre las obras más importantes
se pueden mencionar la de electrificación rural, la construcción de caminos-rutas, y en un futuro
la construcción del muelle en Puerto de Las Palmas. La construcción del puerto inició en 2016
y en 2018 se inauguró su muelle, pero aún no se han finalizado una serie de obras vinculadas
con el acceso y habilitaciones que permitan el funcionamiento del puerto. La finalización de la
obra está prevista para 2023.

Respecto a las alternativas de transporte, se sugiere fomentar el uso multimodal (ferroviario-


marítimo) integrado a la hidrovía Paraná-Paraguay. Pese a las ventajas de este medio (como la
reducción de los tiempos logísticos desde la zona de producción a los centros de consumo
para la posterior exportación), la falta de infraestructura vial y ferroviaria genera una
subutilización de la hidrovía. Cabe destacar, que a nivel provincial se anunciaron planes de
acción para atender dichas problemáticas, por lo que sostener las líneas de impulso se torna

ECONOMÍAS REGIONALES EN ARGENTINA: SISTEMAS INTEGRADOS


DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 84
relevante para mejorar las condiciones de infraestructura de la región y con ello mejorar la
competitividad de las economías regionales.

Por otro lado, la cuestión ambiental debe ser un eje transversal a toda política pública, es por
ello que se deben proponer soluciones que contribuyan al problema de la infraestructura y los
caminos rurales pero bajo un enfoque de sostenibilidad. En este sentido, una alternativa
innovadora la cual podría indagarse es la del “asfalto verde”. Generalmente la forma de
mantener los caminos rurales se basó en la remoción de tierra y la pérdida de cobertura vegetal,
lo que generó mayor erosión de los suelos. En este sentido, el empastado de banquinas y
cunetas, la creación de biorrefugios y la no remoción del suelo en la zona central del camino
(pilares del concepto de asfalto verde) permitirían que haya menos polvareda y
fundamentalmente que se hundan menos las rutas. Esto a su vez no requiere de arreglos
adicionales por lo que habría un ahorro de costos.

Promoción de variedades y productos a base de arroz de valor agregado. La evolución


favorable de los precios internacionales junto con la necesidad de responder a las demandas
del mercado internacional de productos económicos y saludables representan la oportunidad
para la promoción y el desarrollo de una estrategia comercial que permita la inserción de
productos como el arroz orgánico y derivados como snacks, galletas, obleas y bebidas a base
de arroz. Estos productos pueden ser ofrecidos a clientes que ya adquieran productos
agroindustriales de las economías regionales.

Eje ambiental

Fomento del uso de bombas solares para riego en arrozales. Las fuentes de agua para regadío
varían según la región de nuestro país, por lo que el diseño de políticas para mejorar las técnicas
productivas de riego dependerá de la especificación de cada provincia. En el caso de Entre Ríos
predomina la extracción de recursos hídricos mediante pozos profundos cuya fuente energética
principal son los combustibles. Esto representa un problema para los productores ante los
elevados precios y su alta volatilidad, tal como ocurre con el conflicto bélico entre Rusia y
Ucrania. Del mismo modo, el uso de combustibles fósiles genera un aumento de la huella de
carbono en la producción por lo que no se alinea con una transición a la producción sostenible.

En este sentido, podría avanzarse hacia la electrificación de las bombas para extracción de agua
acompañado de la utilización de paneles solares como suministro de energía. En principio, las
bombas eléctricas requieren un menor mantenimiento y presentan una mayor vida útil. En
segundo lugar, los paneles solares motivarían la transición hacia el uso de bombas eléctricas.
Si bien la electrificación de los procesos productivos supone un avance inicial hacia la
sostenibilidad de la producción de arroz, los elevados costos energéticos no generan incentivos
a los productores para realizar la transición hacia este tipo de equipamiento. El uso de energía
fotovoltaica para bombeo supondría una potencial solución a esta limitación ya que generan
una menor dependencia del suministro eléctrico de la red nacional y contribuiría aún más en la
descarbonización de la producción arrocera.

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 85
La experiencia en el norte de Sudán es reveladora en este aspecto. En 2016, el gobierno nacional,
junto con el apoyo de las Naciones Unidas, ejecutó un programa de riego solar para reemplazar
las bombas de agua diésel por bombas fotovoltaicas. Para ello, el plan se basó en dos acciones
fundamentales: en primer término la provisión directa e instalación de bombas eléctricas
solares para demostrar la factibilidad del nuevo equipo a los productores y en segundo lugar la
creación del Fondo Fotovoltaico Estatal con el objetivo de financiar la adquisición de las bombas
subsidiando su costo inicial.

En Argentina el INTA dio apoyo a un productor de arroz en Entre Ríos para la implementación
del riego con energía solar con resultados satisfactorios (Gobierno de Entre Ríos, 31 de marzo
de 2019). Sobre la base de esta experiencia, se propone realizar charlas y asesoramiento en
donde se expongan los beneficios de la utilización de bombeo fotovoltaico y crear líneas de
financiamiento que permitan al productor afrontar los altos costos de capital y aumentar su
capacidad de adquisición de las bombas. De esta forma, la transición hacia bombas eléctricas
solares contribuiría a ampliar el sector de energías renovables en el país.

Implementación de medidas de adaptación a la crisis hídrica en arrozales. Los productores


arroceros presentan el desafío actual de adaptarse a un mundo cada vez más caliente:
fenómenos como la bajante del Río Paraná provocan una menor disponibilidad de agua de las
napas subterráneas. En este sentido, el implemento de técnicas de riego más productivas en el
uso de los recursos hídricos es una medida que da respuesta a la escasez de agua logrando
mantener los niveles de rendimiento de los cultivos. Del mismo modo, el ahorro de agua en
arroz reduce los costos de producción y permite disponer de agua para el riego de otros cultivos.
Dada la inversión inicial que requieren estos sistemas, se puede iniciar con otras prácticas
menos costosas y de fácil aplicación como lo son la nivelación de suelos y la adecuación de los
tiempos de siembra y cultivo para aprovechar mejorar las condiciones climáticas.

Sin embargo, muchas de estas prácticas no se encuentran difundidas, es por ello que se
propone realizar mesas de discusión entre distintos organismos para exponer las
preocupaciones y potenciales efectos de la crisis hídrica y en base a ello proponer un manual
de buenas prácticas en donde se detallen los costos, beneficios económicos y los potenciales
proveedores de esos equipos. Asimismo, pueden incorporarse nuevas líneas de financiamiento
para la transición hacia técnicas de riego más eficientes (intermitentes, por manga o
aspersores) mediante el Programa de Servicios Agrícolas Provinciales (PROSAP) e incentivar el
uso de instrumentos financieros ya existentes para los proyectos de adecuación ambiental
dirigido a pequeños productores.

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DE PRODUCCIÓN ACUÍCOLA-VEGETAL Y CULTIVOS ARROCEROS 86
6. Conclusiones

El presente documento analizó el complejo arrocero, el acuícola y los sistemas integrados de


producción animal vegetal bajo una óptica del desarrollo productivo sostenible. Los aspectos
económicos, sociales y ambientales son clave para fomentar el valor agregado de nuestros
productos de exportación, la apertura de nuevos nichos de mercado y la productividad de las
firmas para abaratar los costos domésticos de las manufacturas agroindustriales.

La mejora productiva, que se traduce en mayores beneficios para productores y consumidores,


no debe ser un impedimento para ser armónicos y preservar el ambiente para las generaciones
futuras. Por el contrario, una gestión inteligente de los recursos naturales, con bajos impactos
negativos sobre el ambiente provocará un efecto derrame en la productividad de las empresas
agroindustriales, abrirá nuevos mercados y afianzará aquellos que Argentina logró ingresar. Por
otra parte, proveerá de alimentos de mejor calidad a los consumidores del mercado interno y
brindará empleos de calidad a quienes trabajan en los distintos sectores del campo argentino.

Sin embargo, aún se deben superar algunas circunstancias que obstaculizan el desarrollo de
las actividades. En la acuicultura, se detectaron barreras a la entrada vinculadas a la inversión
inicial. Asimismo, la red de proveedores es pequeña, lo que dificulta el acceso a los insumos
necesarios, debido a que los costos de traslado encarecen la mercadería. También ocurre que
aún no se han desarrollado soluciones a necesidades específicas, tal como ocurre en el caso
de los alimentos balanceados para diferentes especies. Por otra parte, el proceso de
comercialización de los productos de acuicultura se circunscribe a las cercanías a las zonas
productoras.

Por otra parte, el sector arrocero representa una actividad productiva de arraigo, y es un
complejo exportador relevante. El próximo paso es responder a los desafíos que supone la
adaptación al cambio climático. Dada su alta dependencia hídrica, es particularmente
preocupante para la actividad la mayor frecuencia de escenarios de sequías. Es por ello que la
readaptación del sector mediante la adopción de prácticas que permitan ahorrar agua es
fundamental para hacer frente a este nuevo contexto. En tanto, en la acuicultura, uno de los
desafíos ambientales a los que se enfrenta se relaciona con la generación de residuos
proveniente del resto de alimentos no consumidos y la materia fecal de los organismos
acuáticos puede generar una sobrecarga de nutrientes en los cuerpos acuáticos (sobre todo en
aguas continentales) con fuertes impactos negativos en dichos ecosistemas.

En este sentido, es claro que el complejo arrocero y acuícola cumplen un rol fundamental en el
abastecimiento de alimentos, pero presentan ciertas características que las vuelven poco
sostenibles y resilientes al cambio climático. Sin embargo, algunos de estos condicionamientos
pueden resolverse mediante la integración de ambas cadenas bajo sistemas de agro-

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acuicultura integrada (AAI), dentro de los cuales destacan la rotación de arroz-pacú, la
hidroponía y la acuaponía.

La práctica de la AAI está reconocida como de uso eficiente del agua: aumenta su productividad
y reduce los riesgos asociados a su escasez. Por lo tanto, se considera que la AAI produce "más
cosecha por gota". El aumento de la productividad mediante la AAI es una estrategia clave para
lograr la seguridad alimentaria y podría desempeñar un papel importante en la alimentación del
mundo.

En resumen, Argentina presenta un potencial para la implementación de la AAI dado su


posicionamiento como proveedor global de alimentos. Sin embargo, su expansión dependerá
fundamentalmente del nivel de desarrollo de la acuicultura. Atender los cuellos de botellas que
presenta la actividad es un requisito fundamental para lograr aumentar la producción e
incentivar la introducción de nuevas empresas. Entre los puntos más relevantes a resolver
aparecen los altos costos iniciales y el difícil acceso a insumos claves como el alimento
balanceado y los servicios de transporte de peces y alevines y construcción de estanques.
Asimismo, y en miras a fomentar los sistemas integrados de arroz-peces, tampoco debe dejar
de atenderse las limitaciones de la producción de arroz que hoy se centran fundamentalmente
en la crisis hídrica, los elevados precios de los insumos energéticos y la caída escalonada en el
precio internacional del arroz desde 2008.

La tarea de integrar ambas actividades requerirá a su vez de análisis profundos de variables


agroecológicas (con miras a estudiar de qué forma puede potenciarse la simbiosis entre
actividad), ingenieriles (relativas a la infraestructura necesaria para crear el ecosistema
adecuado para los diferentes cultivos) y económicas (que tengan por fin analizar la rentabilidad
resultante de la integración).

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Anexo 1. Caracterización del proceso productivo del arroz

Cultivo: septiembre es el período ideal para iniciar la siembra de arroz, debido a que en dicho
período las ocurrencias de precipitaciones son menores y eso permite una eficaz aplicación de
las tareas de labranza y siembra. Asimismo, si se inicia la siembra en septiembre se logra hacer
coincidir la etapa de prefloración y floración (etapas donde el cultivo requiere mayor captación
lumínica) con diciembre y enero, meses en los cuales la disponibilidad solar es mucho mayor.
La cosecha se realiza entre febrero y abril y puede ser de forma manual o mecanizada (De
Bernardi, 2017).

Cosecha: el cultivo de arroz presenta ciertas especificidades a tener en cuenta, previo a la


realización de su cosecha. Un arroz muy húmedo implica mayores costos de secado y riesgo
de incrementar pérdidas y atorar la maquinaria, mientras que si está muy seco aumenta la
presencia de granos quebrados por lo que repercute negativamente en la calidad industrial de
la producción. En la misma línea, para un buen tránsito de las cosechadoras se requiere el cese
de la inundación de los campos y un año de descanso y laboreo anticipado para eliminar las
marcas de las ruedas en los campos arrozales.

Secado: el grano recién cosechado se conoce como arroz paddy o arroz con cáscara, y aún no
es apto para consumo. Para lo cual se traslada la cosecha al molino donde ocurre el proceso
de secado, en el que se reduce la humedad del grano y se remueven impurezas. Luego, el
producto puede ser industrializado o almacenado hasta el momento de la primera
transformación que es el descascarillado.

Descascarillado, pulido y envasado: en este eslabón el tratamiento del grano debe ser lo más
cuidado posible ya que puede quebrarse y esto afecta de forma notable la calidad del producto
final y el rendimiento en grano entero. Referentes del sector indican que la cosecha es aceptable
si al menos el 54% de la producción es de grano entero. Una vez que se le quita la cáscara se
obtiene el arroz integral el cual conserva todavía el pericarpio y el germen. Tras un proceso de
pulido se llega al arroz blanco tradicional. Los subproductos y derivados del proceso industrial
son el afrecho y el arroz partido que se destinan a alimento de animales. Antes del envasado,
se realiza una selección manual de los granos de arroz, ya que en la etapa de pulido pueden
partirse. Localmente, el arroz 0000 contiene hasta un 25% de quebrado, mientras que el arroz
00000, hasta un 15%.

Finalmente, el producto se envasa y se distribuye en el mercado local, o se exporta. En la


Argentina se produce básicamente arroz tipo largo fino, que ha sustituido la variedad largo
ancho, que tenía mayor peso en el consumo interno (MECON, 2017). Tanto el proceso de
producción como la elaboración no es idéntico en todos los lugares del mundo, ya que se
adaptan a las distintas características de los países productores, pero las variedades y las
formas de su desarrollo responden a las exigencias del mercado, traccionado especialmente
por los países importadores.

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FIGURA 2. DIAGRAMA DE LA CADENA DEL ARROZ

Referencias Fase Actores Eslabón del proceso productivo

PRODUCCIÓN PRIMARIA ET STR COMERCIALIZACIÓN

roductores primarios Molienda

Cultivo Envasado
Secado y
almacenamiento
Cosecha Descascarado Pulido Mercado
interno o
Arroz con Arroz blanco externo
cáscara Parbolizado
(arroz paddy)
Afrecho de
arroz y arroz
partido

PRINCIPALES INSTITUCIONES DE APOYO (públicas y privadas)

Secretaría de
Fundación Agricultura,
Proarroz
T INASE ANMAT
Ganadería y
Pesca

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Anexo 2. Caracterización del ciclo de rotación de arroz-pacú

El esquema para la producción de arroz-pacú es el siguiente: el cultivo de arroz ocupa el terreno


por unos seis meses. Luego de la cosecha, durante los meses de marzo y abril, se procede con
la preparación de los estanques, para lo cual el terreno se inunda nuevamente con 1 metro de
agua (que elimina las malezas restantes) y el poblamiento con ejemplares de juveniles de pacú.
Durante este proceso, que ocupa el terreno por unos 15 meses, los animales se alimentan de
forma natural, aprovechando el rastrojo del arroz, así como también reciben en determinadas
épocas aportes de alimento balanceado a base de cereales y oleaginosas. Una vez cosechado
el producto y vaciado el estanque, queda un suelo totalmente libre de vegetales y caracoles con
el aspecto de “barro saturado”. Ese barro se seca y permanece entre 15 y 20 días sin
germinación por la falta de oxígeno.

Transcurrido dicho lapso comienza a aparecer vegetación en gran cantidad y variedad de


especies, desarrollándose con extrema rapidez y abundante producción de biomasa, debido
principalmente al aporte importante de nutrientes provenientes de la alimentación/excreción de
los peces, que se transforman en abonos orgánicos y por una importante cantidad de
organismos y microorganismos que viven en toda la columna de agua durante el ciclo de cultivo
de peces. Para aprovechar el período de ausencia de germinación, se usa la técnica de
implantación de un arroz pregerminado, para lo cual el suelo debe estar saturado con agua y
con aspecto de barro blando para que la semilla tenga la oportunidad de anclarse parcialmente
en ese barro y logre su enraizamiento, para que, en unos 3 días, las parcelas se puedan inundar
nuevamente con la planta de arroz en proceso de crecimiento. De esa manera, se cierra el
círculo productivo entre las dos actividades, combinando necesidades de ambas producciones
y permitiendo el ahorro en insumos.

Las sinergias son claras. El cultivo de pacú se beneficia por la disponibilidad de alimento natural
y por la infraestructura de riego de los campos de arroz, mientras que los desechos de la
producción piscícola contribuyen al normal desarrollo del cultivo de arroz por actuar como
fertilizantes naturales. A su vez se evita una pérdida de la materia orgánica en los arrozales por
recurrir a técnicas de cultivo de arroz pregerminado que no requiere de técnicas de laboreo de
suelos. De esta forma se logra una producción de arroz agroecológica en conjunto de una cría
de peces libre de uso de antibióticos. Esto último se asocia a que el uso de estos químicos en
la piscicultura integrada podría poner en riesgo el desarrollo del cultivo del arroz, por lo que los
productores evitan recurrir a su utilización.

El proceso productivo que lleva a cabo este conjunto de firmas se caracteriza por una fuerte
integración vertical. Tanto la cría, como el engorde y la provisión de alimentos balanceados se
generan dentro del mismo grupo empresarial. Según detalla Miranda et al. (2019), la planta de
alimento balanceado cuenta con una capacidad instalada de 24 toneladas por día en un turno
de 8 horas diarias, y además de posibilitar la producción para su propio abastecimiento, se
elaboran líneas de alimento balanceado para piscicultura y mascotas.

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FIGURA 3. DIAGRAMA DEL CICLO DE ROTACIÓN ARROZ-PACÚ
Eslabones de la actividad piscícola Eslabones de la actividad agrícola

Siembra de
juveniles de pacú
Etapa de
engorde natural

nicio del Preparación de


ciclo de los estanques
rotaci n (reinundación)

Etapa de engorde
con alimento
alanceado

Cosecha de
arroz

Inicio de la
cría de Cosecha del pacú
alevines de Siembra de arroz Industrialización
pacú para la pregerminado | Faena
próxima
siembra reparaci n de los
suelos arro ales

Fuente: Fernández (2020).

La firma también se dedica al procesamiento, secado y acondicionamiento de arroz


provenientes de chacras propias y de terceros. La planta de secado y acopio de arroz
inaugurada durante el 2016 posee capacidad instalada para secado de 72.900 toneladas por
año y almacenaje de 33.000 toneladas de arroz seco. Además, cuenta con un molino de
elaboración de arroz con tecnología de punta y capacidad de molienda de arroz seco de 69.120
toneladas por año. Las instalaciones tienen capacidad ociosa del 20% para secado, y del 18%
para procesar arroz.

Por otro lado, durante 2018, han instalado una planta de biocombustible, a partir del extrusado
de soja, que también se utiliza como insumo para la producción de alimento balanceado. El
biodiesel se utiliza en la producción de arroz, pacú y otros procesos industriales conexos. Por
último, el frigorífico de la empresa tiene capacidad instalada de 1.500 toneladas al año. La
capacidad ociosa del frigorífico para procesamiento (aunque con una capacidad de frío
limitada) ronda el 50%.

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